Imperio Caroligio
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Imperio carolingio
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768-843
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Capital Aquisgrán
Religión Cristianismo
Emperador
• 768-814 Carlomagno
• 814-840 Luis I
• 840-843 Lotario I
Población
• est. 15 000 000
Densidad 12,5 hab./km²
Moneda Denario
El Imperio carolingio es un término historiográfico utilizado para referirse al reino franco que
dominó la dinastía carolingia del siglo VIII al siglo IX en Europa occidental. Este período de la
historia europea deriva de la política de los reyes francos, Pipino el Breve y Carlomagno, que
supuso un intento de recuperación de la cultura clásica en los ámbitos políticos, culturales y
religiosos de la época medieval. La coronación de Carlomagno como emperador en Roma fue
un hecho relevante e importante como símbolo de restauración de facto del Imperio romano
de Occidente, que en realidad sirvió para legitimar el poder de la etnia germánica que había
invadido el territorio que antiguamente correspondía a los romanos. Tras su partición por
el Tratado de Verdún en 843, sería sustituido un siglo después por el Reino de Francia en su
parte oeste, y por el Sacro Imperio Romano Germánico en el este.
En su apogeo, el imperio tenía una población de diez a veinte millones de personas y una
extensión de 1 112 000 km².1
Índice
1Historia
o 1.1Los carolingios
o 1.2Carlomagno
o 1.3Carolingios posteriores
o 1.4Causas de la disgregación del Imperio carolingio
o 1.5El legado carolingio
2Política interior
3Economía
4Cultura y arte
5Véase también
6Referencias
7Bibliografía
Historia[editar]
Los carolingios[editar]
Véase también: Carolingios
La dinastía deriva del matrimonio de los hijos de Arnulfo de Metz y Pipino el Viejo, ambos
descritos por Fredegario como los señores más importantes de Austrasia. La familia consolidó
su poder desde el segundo tercio del siglo VII consiguiendo que el oficio de mayordomo de
palacio fuese hereditario, y convirtiéndose así en los verdaderos gobernantes de los francos;
mientras que los reyes merovingios quedaban reducidos a un papel nominal, es por ello que
se les denomina «reyes holgazanes».
El mayordomo de palacio de todos los reinos merovingios, Pipino el Breve (hijo del
mayordomo Carlos Martel y descendiente de Pipino el Viejo), logró destronar a su
rey merovingio Childerico III en 751, y fue reconocido rey de los francos con apoyo del
papa Zacarías, y posteriormente ungido como rey por el papa Esteban II en 754. Así, aunque
Pipino fue rey electo, aseguró su legitimidad divina a través del papa.
En efecto, Pipino consolidó su posición en 754 al fraguar una alianza con el papa Esteban II,
quien obsequió al rey de los francos una copia de la Donación de Constantino en París, y le
ungió a él y a su familia en una majestuosa ceremonia en Saint-Denis, declarándolo patricius
Romanorum («protector de los romanos»). El año siguiente, Pipino cumplió la promesa hecha
al papa y recuperó el exarcado de Rávena, recientemente perdido ante los lombardos,
entregándoselo al papa en lugar de devolvérselo al emperador bizantino. Pipino entregó
también los territorios reconquistados en los alrededores de Roma, dando pie a la creación de
los Estados Pontificios en la Donación de Pipino, que dejó en la tumba de San Pedro. La
reconstruida monarquía franca proporcionaría una base de poder leal (potestas) en la creación
de un nuevo orden mundial, en que el liderazgo religioso-espiritual del papa acrecentó su
dosis de poder político-terrenal.
Carlomagno[editar]
Pipino repartió el reino a su muerte en el año 768, entre sus hijos Carlos y Carlomán. De todas
formas, Carlomán se retiró a un monasterio y murió poco tiempo después, dejando a su
hermano como único rey. Este pasaría más tarde a ser conocido como Carlomagno, en
francés Charlemagne y en alemán Karl der Große. Era un personaje poderoso, inteligente y
relativamente culto, que se convertiría en una leyenda para la historia posterior tanto de
Francia como de Alemania. Carlomagno restableció un equilibrio de poder entre el emperador
y el papa.
A partir del año 772, Carlomagno emprendió una larga guerra en la que conquistó y derrotó a
los sajones para incorporar sus territorios al Imperio franco (las últimas incursiones de
Carlomagno sobre los territorios sajones está datada en 804 por los Annales regni
Francorum). Esta campaña se sumó a la práctica de líderes cristianos no romanos que
provocaban la conversión de sus vecinos por la fuerza. Los misionarios católicos francos, junto
a otros de Irlanda y de la Inglaterra anglosajona, habían penetrado en territorio sajón desde
mediados del siglo VIII, resultando en un aumento de los enfrentamientos con los sajones, que
se resistían a los empeños misionarios acompañados de incursiones militares. El principal
oponente sajón de Carlomagno, Widukind, aceptó ser bautizado en el 785, como parte de
unos acuerdos de paz, pero otros líderes sajones continuaron con la lucha. Tras su victoria en
el 782 en Verden, Carlomagno ordenó la matanza masiva de miles de prisioneros
sajones paganos. Tras varios levantamientos más, los sajones sufrieron la derrota definitiva en
el 804. Esto expandió el Imperio franco hacia el este, hasta el río Elba, algo que el Imperio
romano solo intentó una vez, y en lo que falló en la batalla del Bosque de Teutoburgo (año
9 d. C.). Para poder cristianizar con más efectividad a los sajones, Carlomagno fundó
varias diócesis, entre las que se cuentan las de Bremen, Münster, Paderborn y Osnabrück.
Al mismo tiempo (773-774), Carlomagno conquistó a los lombardos, incluyendo de esta
manera el norte de Italia en su esfera de influencia. Renovó el donativo al Vaticano y la
promesa al papado de continuar la protección por parte de los francos.
En el 788, Tasilón III, duque de Baviera, se rebeló contra Carlomagno. Tras aplastar la
revuelta, este incorporó Baviera a su reino. Además de expandir los horizontes de sus
dominios, redujo de manera drástica el poder y la influencia de los agilolfingos (la familia de
Tasilón), otra de las familias influyentes de entre los francos y sus potenciales rivales. Hasta
el 796, Carlomagno continuó expandiendo su reino todavía más hacia el sureste, hasta la
actual Austria y a partes de Croacia.
Mapas estático y animado de la expansión de los francos.
Entre 481 y 814
El día de Navidad de 800, el papa León III coronó a Carlomagno como «Emperador que
gobierna el Imperio romano», en Roma, en una ceremonia presentada como inesperada,
puesto que Carlomagno no deseaba encontrarse en deuda con el obispo de Roma, y a su
hijo Carlos el Joven como rey de los francos. Se trataba de uno más de los gestos llevados a
cabo por el papado para definir los papeles de auctoritaspapal y potestas imperial; así como
para considerarle como sucesor de los emperadores romanos. Esto originó una serie de
disputas con los bizantinos por el nombre de Imperio romano. Tras una primera protesta por la
usurpación, en 812, el emperador bizantino Miguel I Rangabéreconoció a Carlomagno como
emperador (basileus), pero no como emperador de los romanos (Βασιλεύς των Ρωμαίων),
título que se reservó el bizantino como el verdadero sucesor de los emperadores romanos. La
coronación sirvió para dar una legitimidad permanente a la primacía carolingia entre los
francos.
Tras la muerte de Carlomagno el 28 de enero de 814 en Aquisgrán, fue enterrado en
su Capilla Palatina.
Carolingios posteriores[editar]
Carlomagno tuvo varios hijos, pero solo uno le sobrevivió. Fue Luis el Piadoso, quien sustituyó
a su padre al frente del imperio unificado. Pero el hecho de que heredase el puesto fue más
un asunto de azar que intencionado. Tras tres guerras civiles, Luis murió en 840, y sus tres
hijos supervivientes decidieron repartirse el territorio en el tratado de Verdún, en 843:
1. Al hijo mayor de Luis, Lotario I, emperador desde el año 817, le correspondió los francos
centrales con las capitales imperiales Aquisgrán y Roma. A su vez, sus hijos se dividieron este
imperio en Lotaringia, Burgundia e Italia (septentrional). Estas zonas desaparecerían más
tarde, integrándose en el Imperio germánico.
2. El segundo hijo de Luis, Luis el Germánico, pasó a ser rey de los francos del este. Esta
zona sería el origen de lo que más tarde fue el Sacro Imperio Romano Germánico, que con el
tiempo llegó a ser, aproximadamente, la actual Alemania.
3. Su tercer hijo, Carlos el Calvo, pasó a ser rey de los francos del oeste, en disputa con su
sobrino Pipino II de Aquitania. La zona que ocupó llegaría a ser la actual Francia.
El reino de Carlomagno sobrevivió a su fundador y se extendió por gran parte de la Europa occidental,
sin embargo, sus sucesores se mostraron incapaces de mantenerlo. El mapa muestra los territorios del
emperador Carlos III el Gordo en el año 887.
Más tarde, mediante el tratado de Mersen (870) y Ribemont (880) se realizó una nueva
división de los territorios, en detrimento de Lotaringia.
El 12 de diciembre de 884, tras una serie de fallecimientos, el emperador Carlos III el
Gordo reunió la mayor parte del Imperio carolingio, solo Bosón de Provenza resistía como rey
en Vienne.
A finales de 887, su sobrino Arnulfo de Carintia se sublevó y se hizo con el título de rey de los
francos del este (actual Alemania). Carlos se retiró y murió poco después, el 13 de enero
de 888. Italia, y las dos Borgoñas tuvieron reyes propios. En la Francia
occidental, Eudes, conde de París fue elegido rey y fue coronado al mes siguiente, pero en
Aquitania Ranulfo, conde de Poitiers, se autoproclamó rey de Aquitania (el título fue
abandonado tras su muerte) y tomó bajo su protección al joven Carlos el Simple, tercer hijo de
Luis el Tartamudo, de siete años. Diez años más tarde, los carolingios recuperaron el poder en
Francia, donde gobernaron hasta 987, año de la muerte del último rey de la dinastía
carolingia Luis V.
Causas de la disgregación del Imperio carolingio [editar]
Carlomagno no logró dotar a su Imperio de una organización política que pudiera subsistir por
sí misma a las amenazas que se cernían sobre él. Toda la organización del Imperio
descansaba sobre una condición necesaria: la fidelidad de los nobles al Emperador y Rey de
los Francos y de los Lombardos. Todo ello en un contexto económico y social en el cual los
condados se volvían cada vez más autónomos: en principio, como resultaba muy costoso
mantener a un guerrero a caballo con todo su equipamiento, solo los grandes propietarios
podían permitírselo y los restantes hombres libres no tenían otra alternativa que
encomendarse a un señor como vasallos. Hay que destacar que no existía un ejército
permanente en el Reino de los Francos sino que se realizaban levas de armas y cada
guerrero debía equiparse por su cuenta. Se vivía en una sociedad rural cuya economía era la
agricultura de subsistencia, las ciudades estaban despobladas y reducidas a su mínima
expresión y el comercio había prácticamente desaparecido. La burguesía aún no había
surgido como clase social y las provincias tenían que subsistir con sus propios recursos.
Así, entre el Emperador y los hombres libres cada vez cobró más fuerza la casta intermediaria
de los nobles ante quienes sus vasallos debían responder. Era solo cuestión de tiempo que en
un Imperio tan extenso en el cual las comunicaciones eran tan escasas y deficientes, los
vasallos respondieran más ante sus señores locales que ante el Emperador.
Mientras Carlomagno vivió, su extraordinario prestigio, su mano firme y su férrea voluntad, y
los beneficios que reportaban a la nobleza las conquistas territoriales, hicieron que se le
obedeciera por encima de la desintegración que estaba en ciernes. Únicamente si su sucesor
hubiera sido un rey con los talentos de Carlomagno hubiera tenido el Imperio posibilidades de
sobrevivir. Pero su hijo Carlos, quien tenía un gran talento militar y a quien Carlomagno había
confiado algunas de sus misiones más difíciles, no le sobrevivió.
Ya en vida de Carlomagno se había producido un hecho que permite deducir que algo malo
estaba pasando con la fidelidad sobre la base de la cual estaba erigido el esqueleto del
Imperio. En el verano del año 807, muy pocos de los señores y guerreros convocados a la
asamblea anual se presentaron y, por primera vez, la asamblea no pudo realizarse. Fue un
hecho sin precedentes. Carlomagno lo interpretó como una rebelión a su autoridad, envió a
los missidominicci a investigar cada condado y castigó con edictos esa creciente deserción.
Muerto Carlomagno y dado el poco talento político de su hijo y sucesor Luis el Piadoso, los
hechos se precipitaron. Las guerras civiles entre el monarca y sus hijos acabaron con el
prestigio del Emperador. La fidelidad que solo se mantenía por la extraordinaria figura de
Carlomagno desapareció y el Imperio, ya herido de muerte, terminó de naufragar merced a la
exacerbación de los ataques de los nórdicos, dando paso al pleno auge del Feudalismo.
El Imperio era inviable dadas las condiciones económicas, políticas y sociales de la época y
solo la fortísima personalidad y el talento de Carlomagno habían podido sostenerlo.
El legado carolingio[editar]
La unificación de la mayor parte de lo que hoy conocemos como Europa central bajo el mando
de un solo líder sirvió de sustrato para la continuación de lo que se conoce como
«Renacimiento carolingio». A pesar de las guerras internas casi constantes que tuvo que
soportar el Imperio carolingio, la extensión del gobierno franco y la cristiandad romana en un
territorio tan vasto aseguró una unidad fundamental los francos dependían en gran medida de
cada uno de los líderes y de sus objetivos. Objetivos que cambiaban tan fácilmente como las
alianzas políticas entre las distintas familias francas. De todos modos, esas familias, incluidos
los carolingios, compartían todas las mismas creencias básicas e ideas de gobierno. Ideas y
creencias que tenían sus raíces en un pasado proveniente tanto de la tradición germánica
como romana. Una tradición que se remonta a mucho antes del ascenso de los carolingios y
que se prolongó en cierta medida de las muertes de Luis el Pío y sus hijos.
Política interior[editar]
Carlomagno dividió el territorio en condados, marcas y ducados:
Economía[editar]
Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación
acreditada.
Este aviso fue puesto el 21 de marzo de 2014.
Cultura y arte[editar]
Se suele conocer a este periodo del entorno del año 800 con el nombre de "Renacimiento
carolingio", no tanto porque diera origen a algo similar al Renacimiento del siglo XV, sino por
comparación con la decadencia cultural del periodo anterior.
Carlomagno (como la mayoría de los hombres de su tiempo, incluidos los nobles y muchos
clérigos) no sabía leer, ni escribir, ni siquiera aritmética. No obstante, intentó elevar el nivel
cultural del Imperio fundando la Escuela Palatina de Aquisgrán, y puso en su dirección al
célebre Alcuino de York. En ella se formaron él, sus hijos y todos los funcionarios de la corte.
Esta Escuela se convirtió en modelo para la fundación de otras en toda Europa. Divulgó las
artes, las ciencias, las letras y todo el conocimiento de la Antigüedad con sus materias:
Escultura: Los ejemplos conservados son muy escasos, si bien las esculturas de marfil
han sobrevivido y son de una gran belleza.
Mosaicos y miniaturas: Entre las obras de arte más notables de esta época, sobresalen
los mosaicos y las miniaturas que ilustran los Evangelios, además de la orfebrería que
decoraba todos sus templos.
Véase también[editar]
Anexo:Cronología de Francia
Lista de emperadores carolingios
Reyes de la época carolingia
Lista de monarcas de Francia
Referencias[editar]
1. ↑ Henning, Joachim (2007). Post-Roman Towns, Trade and Settlement in Europe and
Byzantium: The heirs of the Roman West. Walter de Gruyter, pp. 50, nota 24. En inglés. ISBN
9783110183566.
Bibliografía[editar]
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Fichtenau, Heinrich, von, L'impero carolingio, Gius, Laterza & Figli, Bari, 2000.
Hägermann Dieter, 'Carlo Magno, Il signore dell'Occidente, Einaudi, Milano, 2004.
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Delle Donne Giovanni, Carlo Magno e il suo tempo, Tutto il racconto della vita del più
famoso sovrano medievale e della realtà quotidiana del suo impero, Simonelli Editore,
Milano, 2001.
Musca Giosuè, Carlo Magno e Harun al-Rashid, Dedalo Edizioni, Roma, 1996.
Wies Ernst W, Carlo Magno, Un imperatore per l'Europa, ECIG, Genova, 1998.
Anonimo sassone, Le gesta dell'imperatore Carlo Magno, Jaca Book, Milano, 1988.
Federico Chabod, Lezioni di metodo storico, Roma-Bari, Laterza, 1978.
Franco Cardini e Marina Montesano, Storia medievale, Firenze, Le Monnier Università,
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Halphen, Louis (1992) [1937]. Carlomagno y el Imperio carolingio. Madrid:
AKAL. ISBN 9788476006788.
Imperio Carolingio
Inicio » Edad Media » Imperio Carolingio
El renacimiento Carolingio
Otros elementos de la dominación política de Carlomagno fue la cultura. En
esos tiempos era difícil encontrar a alguien que supiera leer y escribir: el
propio Carlomagno era analfabeto.
Por esta razón, el emperador impulsó la apertura de escuelas para la
formación de funcionarios públicos y religiosos. Una de ellas fue la famosa
Escuela Palatina, que funcionaba en Aquisgrán y que se destinó a la
instrucción de los futuros funcionarios del estado.
También se fundaron escuelas en las iglesias y en los monasterios, que
llegaron a conformar importantes bibliotecas, en las cuales el mundo
occidental conservó una gran parte de la tradición cultural latina.
A fin de impulsar este movimiento de renacimiento cultural, Carlomagno se
rodeó de figuras de relieve, como el inglés Alcuino de York y el
francés Eginardo, que escribió su biografía. También se preocupó por las
artes: mando construir numerosas iglesias que imitaron el
estilo romano y bizantino como, por ejemplo, la capilla del palacio de
Aquisgrán.
El denominado renacimiento carolingio produjo una serie de obras que
forjaron el fundamento cultural de la Edad Media. Sin embargo, a pesar de
su importancia, este renacimiento solo afectó a un número muy limitado de
personas: a los nobles y al clero.
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HISTORIA ANTIGUA
06 FEB 2019
EL IMPERIO CAROLINGIO Y LA
HISTORIA DE CARLOMAGNO
¿Has oído hablar de El Imperio Carolingio y la historia de
Carlomagno? Carlomagno es uno de los personajes más importantes de la
Historia de Europa. Sigue siendo tan destacado que, más de mil años después de
su coronación en Roma, su nombre sigue sonando con enorme fuerza. Pero, ¿qué
fue de este Imperio, cuánto duró? Estas y otras preguntas las resolveremos en
este artículo.
El Imperio Romano había alcanzado tales dimensiones que se hacía muy difícil
tanto su control como su defensa. Fue el Emperador Teodosio I, en el año 395
d.C., quien decidió dividir el Imperio en dos partes, repartiendo cada parte entre
sus dos hijos. La parteOccidental fue entregada a su hijo Honorio y la parte
Oriental a su hijo Arcadio.
Este reparto consiguió dividir al Imperio Romano que hasta ahora estaba
unificado, en el Imperio Romano de Oriente y el Imperio Romano de
Occidente. A partir de aquí ambos imperios seguirán derroteros diferentes, con
distintos finales. El Imperio Romano de Occidente comenzó en el año 395 d.C.,
finalizando en el 476 d.C., mientras que el Imperio Romano de Oriente comenzó
en el año 395 d.C. y finalizó en el año 1435 d.C. conocido también como Imperio
Bizantino.
En el siglo V, entre los reinos germánicos el reino franco fue uno de los más
importantes, pero dentro del reino franco, los Salios localizados al norte de lo que
hoy es Francia, concretamente en la provincia de Tournai, serían los que dieran
lugar al la dinastía Merovingia, en honor al abuelo Meroveo, antiguo rey franco
Salio.
Monedas Merovingias
Ante las constantes pérdidas de prestigio fueron los nobles los que ostentarían
realmente el poder. Estos nobles recibieron como título “Mayordomos de
Palacio”, concentrando un gran poder ya que tenían la capacidad de dirigir los
gobiernos en la sombra. Pero recién entrado el siglo VII, los mayordomos de
Austrasia, pertenecientes a la familia Heristal, fueron los que se hicieron con la
primacía.
Con gran ascendencia entre la nobleza, Pipino destronó al último rey merovingio,
Childerico III, en el 751. Fue reconocido como rey dos años después y consolidó
su posición con una alianza con el Papado, que reconocería a su estirpe como
los legítimos sucesores de los emperadores romanos, dignidad que
posteriormente se transmitiría a los gobernantes del Sacro Imperio Romano
Germánico durante la edad Media y Moderna. Pipino, con su influencia y poder,
sentó las bases para que su hijo, Carlomagno, llegara a gobernar el inmenso
imperio que le hizo célebre.
Consciente de los problemas que habían tenido los monarcas anteriores para
controlar sus territorios y protegerse de sus enemigos, tanto interiores como
exteriores, Carlomagno gobernó con una voluntad férrea y creó divisiones
territoriales fronterizas, llamadas marcas, gobernados por los marqueses y
vigilados por los missi dominici, que estaban a las órdenes del emperador.
Forjó una fuerte alianza con el Papado, siendo coronado como emperador en
Roma en el año 800, pese a las protestas del emperador bizantino, que veía su
nombramiento como una usurpación. Con esta alianza, Carlomagno se convirtió
en lo que muchos han definido comoel brazo armado de la Iglesia, defendiendo
a un Papado amenazado y buscando en buena medida la expansión del
cristianismo, mostrándose como un destacado enemigo de los musulmanes y los
paganos.
Coronación de Carlomagno por el papa León III
Tras un inestable gobierno, Luis murió en el año 840 y repartió sus territorios,
siguiendo su costumbre, entre sus hijos, Lotario, Luis y Carlos. Tras distintas
uniones, divisiones y enfrentamientos, la dinastía carolingia acabó
extinguiéndose a finales del siglo IX, menos de un siglo después de la muerte del
gran Carlomagno.
El Imperio Carolingio | Causas de la
Disgregación del Imperio
La organización política que instauró Carlomagno, basada en la fidelidad de los
nobles al Emperador, Rey de los Francos y Rey de los Lombardos, no
sobrevivirían mucho tiempo. Las ciudades o condados se habían vuelto más
autónomos, tanto económicamente como socialmente. El mantenimiento de los
soldados resultaba muy costoso, por parte del imperio, lo que provocó que las
clases mas ricas o grandes propietarios pudieran hacerse con un pequeño ejército,
los hombres libres se vieron abocados a someterse a un sistema de vasallaje para
con su señor, para poder subsistir.
Los Condes se mantenían cerca del Monarca, pues eran ellos los encargados de
que dentro de su territorio se cumpliesen las disposiciones del reino. Gozaban de
los tres poderes: administrativo, militar y judicial.
Por otro lado estaban los duques, designados de entre la más alta nobleza y que
se encargaban de gobernar política y militarmente una provincia o dirigir el
ejército.
Tampoco podemos olvidar la larga vida que tuvo el Imperio Romano llegando a
alcanzar casi un milenio. Cualquier gobernante desearía eso y así lo intento
Hitler, pero fue un sueño que nunca logró por más esmero que pusiera en que su
Tercer Reich heredase un ápice del poderío del Imperio Carolingio. Nadie ha
logrado igualar el poder de Carlomagno, quien dejó un legado que aún perdura en
nuestros días.