UU2 - Neve y Hasson
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MOMENTOS DE ESTRUCTURACIÓN
El APARATO PSIQUICO es una ESTRUCTURA diferenciada que actúa como mediador entre la
excitación y la respuesta a esa excitación.
El recién nacido debe realizar un aprendizaje de las “reglas biológicas” que hacen a la satisfacción de
las necesidades mediante acciones específicas. Para ello es necesario que previamente se haya establecido
este equilibrio basado en un ritmo somático de tensión de alivio que depende tanto de la armonización
interna como de la asistencia contextual.
En el pasaje del mecanismo de la alteración interna al de acción específica tienen relevancia factores
de origen endógeno, de procesamiento pulsional, y otros de origen contextual, correspondiente a la
disponibilidad de respuesta empática o tierna del contexto.
Proyección Y Empatía
En el establecimiento de un vínculoempático con el medio tiene especial relevancia la
PROYECCION: mecanismo de origen filogenético, que permitirá construir diferentes espacios. Freud
describe tres formas de proyección:
Proyección no defensiva: interrogación al contexto
Proyección defensiva normal: retorna al exterior lo que de allí proviene
Proyección defensiva patológica: pretende retornar al exterior algo de lo propio.
Se inaugura así un movimiento fundante: a cada movimiento proyectivo le sigue uno introyectivo o
identifica torio por el cual el yo se re apodera de lo proyectado.El contexto adquiere así una función
primordial: una labor deFILTRO, Dirigida a evitar que los excesos pulsionalesinunden un aparato incapaz de
tramitarlos(la función del contexto consiste básicamente en una madre desintoxicante de los
desbordesintrasomáticos), la madre tiene una función placentaria externa.
La proyección del recién nacido constituye una suerte de interrogación al contexto, del cual debe
obtener una respuesta empática, que permite formar una coraza de protección anti estímulo, esta deriva de
la introyección de la empatía materna y permite separarse de la madre como función placentaria externa.
Winnicott señala que el grado de regresión yoica que debe alcanzar una madre al establecer un
vínculo con su hijo recién nacido parece ser un requisito para lograr este tipo de comunicación y tiende a
declinar a partir de la sexta semana de vida, por ello es necesario que la madre cuente con recursos yoicos
suficientes como para que la regresión sea funcional y no de lugar a una identificación masiva con el estado
de inermidad del niño, a la que seguiría la angustia automática.
La creación de la coraza depende de la articulación de pulsiones sexuales y pulsiones de
autoconservacion en esa armonía llamada homeorrhesis, su función principal es la de protección ante
estímulos mecánicos y deriva de la introyeccion de la empatia materna.
Freud caracteriza a la pulsión anal primaria según sus metas: perder y aniquilar. Una tercera meta de
esta fase se expresa en el placer por extraer. Las características de este erotismo se vinculan con las de las
fuentes pulsionales correspondientes: la de la ampolla rectal y la musculatura voluntaria. El surgimiento de
la pulsión anal implica una nueva exigencia de trabajo para la mente vinculada con la imbricación de dos
placeres diferentes: uno, activo, sádico, asociado al uso de una musculatura, sobre todo de brazos y piernas y
un placer pasivo en relación con la erogeneidad de la mucosa anal. Las relaciones entre ambos erotismos
suponen una nueva manera de transformar cantidad en cualidad, en el esfuerzo por trasponer magnitudes
erógenas en sensoriales. Este esfuerzo encuentra un yo con mayores posibilidades derivadas de la eficacia de
la motricidad.
Freud describe el modo en que el uso de la musculatura permite procesar el trauma transponiéndolo
en agresividad. El trauma que se intenta elaborar en este momento tiene dos orígenes, el primero
corresponde a los desarrollos de afecto padecidos en la fase anterior, cuando el niño que anhelaba la
presencia materna sufrirá su ausencia. La frustración pulsional, fuete desesperación, es traspuesta en
actividad vindicatoria por una transformación pasivo – activa del trauma, ilustra este tipo de transformación
a través del juego del carretel. El otro trauma al que se refiere Freud, no deriva de una vivencia dolorosa sino
de una voluptuosidad en mucosa imposible de tramitar.
En el goce anal, es el excremento el que tiene un papel activo. Las heces provocan un orgasmo.
Cuando ocurre el orgasmo, éste es independiente de una decisión del yo, quien sufre una extracción por
acción de las heces, que son las que resuelven cuando emergen. El yo queda en posición pasiva frente al
avasallamiento esfinteriano producido por el excremento. El estado de humillación resultante es respondido
por un estallido de furia que se expresa en el placer por agredir.
La motricidad permite, entonces, que le erotismo anal primario se expresa como patrimonio yoico a
través dela coordinación de los diferentes segmentos motores.
A modo de ilustración podemos establecer la siguiente secuencia; 1) escupir, 2) cerrar la boca, 3) dar
vuelta la cara, 4) arrojar el objeto. En este proceso adquiere eficacia la visión, como ocurre en el juego del
carretel cuando el niño intenta arrojar el mismo fuera de su mirada. En este momento, ver o no ver un objeto
es concebido como consecuencia de un acto. En el enlace de vista y motricidad, la acción de la mano guiada
por los ojos, proporciona una ilusión de dominio del mundo.
De este modo, podemos concluir que le intento por ligar la erogenidad en mucosa con la vista produce
un efecto desorganizante, de fragmentación del estado representacional, el placer muscular por moverse se
liga al esfuerzo por producir la imagen de un cuerpo unificado. La importancia de este proceso articulador
entre motricidad y la mirada fue destacada por Lacan al referirse a la fase del espejo. El fracaso en dicha
articulación deviene en una pérdida de la identificación con la imagen especular, derrumbe del sentimiento
de sí y crisis de vergüenza.
Además de la musculatura y la visión, existen otras formas de trasmudar, de cualificar las magnitudes
erógenas anales en estímulos sensoriales, tales como apelar a lo táctil. Todas estas formas implican una
identificación con excremento y una proyección de la mucosa excitada en el estímulo perceptivo.
El estimo acústico tiene características especiales, ya que ciertas preferencias sonoras tienen casi el
valor de palabras, aunque corresponden en realidad a eso que llamamos Holofrases. Hay ciertas palabras-
frase, como el-o-o-o del niño que juega con el carretel, que aparecen como refuerzo de un acto, la palabra
acto no tiene como fin la nominación sino el servir a la omnipotencia yoica en la ilusión de doblegar una
voluntad.
En esta fase el cambio libidinal no consiste en la aparición de una nueva zona erógena, sino en el
surgimiento de nuevas metas pulsionales: guardar, retener, cuidar, por un lado y por otro: poseer, dominar,
controlar. Estas metas se logran a través del uso de la musculatura, tanto la del esfínter anal como la del
resto del cuerpo, con un fin diferente al del momento anterior. -
El cambio pulsional obedece a un proceso de complejizaciónyoica, que determina la creciente eficacia
del preconsciente verbal. El niño puede proferir ahora los sonidos que nominan las distintas partes del
cuerpo; esta nueva posibilidad produce un cambio importante con respecto a lo acontecía en la sub fase
previa.
Este corte es introducido fundamentalmente por un nombre que el niño recibe y prefiere y que hace
posible constituir la representación cuerpo propio y ajeno como totalidades cerradas. La nueva capacidad
está dada por el control de la musculatura del esfínter anal que permite la representación de un cuerpo
cerrado, en el que ya no hay agujero por donde algo sale sin poder evitarlo. El dominio de la musculatura se
articula con la inscripción de la capacidad de regulación del esfínter y con la posibilidad de nominar
La unificación mediante la palabra se enlaza con la unificación visual y motriz. El niño sustituye el
anhelo de ver el acto defecatorio que lo conducía a una permanente frustración, por la nominación del
mismo. Solo de esta manera supera la humillación producida por su fracaso de control de las heces; el nuevo
logro le permite crear una ilusión de omnipotencia nominativa.
Dado que la organización visual de la representación cuerpo es incompleta, el tacto cobra relevancia
informando acerca de aquello que no tiene otro registro perceptual. Vista y tacto cobran un carácter
complementario y contradictorio a la vez. En las fases anteriores, una de las dos sensaciones era atribuida al
otro y en el vínculo táctil estaba asociado con el goce, en este momento, en cambio, el “tocarse” está
conectado con el placer y el dominio. Esto implica una representación cuerpo diferente, en la que el cuerpo
propio pasa a ser objeto de percepción y no solo de sensaciones internar. El “tocarse” adquiere el valor de
una actividad auto erótica, en la cual sujeto y objeto coinciden en el plano de las representaciones, como
patrimonio yoico. La unificación del cuerpo implica que la actividad y la pasividad se articulan también, de
modo tal que el niño puede reconocer una relación causa efecto respecto de sus propias conductas: las
consecuencias de sus actos recaen sobre sí. Se deriva un rudimento del sentimiento de culpa, la mala
conciencia, precursora del superyó.
El Complejo Del Semejante
Con la representación del cuerpo como cerrado y la doble sensación táctil surge un rudimento de
geometría topológica que permite organizar la especialidad en términos visuales. La articulación entre el
tacto y la motricidad con un ordenamiento visual.
Aquello surgido del propio cuerpo (las heces) que doto de significación al espacio exterior, puede ser
transcripto en parámetros visuales cuando se articula con palabras.
La producción del propio cuerpo como objeto visible, gracias a la palabra adquiere un núcleo, dado
por el nombre propio, con el cual el yo identifica la posición de sujeto. Ese núcleo irreductible al yo en el
complejo del prójimo o semejante es producido por un pensar, el judicativo, y el llamado por Freud “cosa” a
partir de la cual se diferenciarán dos tipos de representaciones constitutivas del inconsciente: la del yo y la
del objeto.
El nombre, como parte esencial de la cosa y del cuerpo crea un núcleo en el yo. Que permite hacer
consientes los estados del ello sin apelar a la proyección, gracias a esto, el cuerpo queda totalizado como
derivado de una lógica y no de una percepción.
En este momento la palabra como parte de la cosa, permite el acceso a la conciencia de las vivencias
derivadas de impresiones sensoriales. La palabra es parte de la cosa, pero permite diferenciar la cosa de su
contexto y establecer diferencias en un rudimento de organización discreta.
Desarrollos De Afecto
La lógica analógica que permite el discernimiento del complejo del prójimo implica la aparición de un
nuevo lugar psíquico, el de un rival fraterno hacia el cual se dirige una investidura hostil cuya meta es el
dominio. Las investiduras del objeto, al principio hostiles y luego amorosas, con correlativas del deseo, lo
cual permite que ciertos afectos con ellos asociados se mantengan.
Existen otros desarrollos de afecto complejos, como los celos y la envidia, que no pueden ser aun
mantenidos en amago.
Veamos cuales son los del primer tipo, los más simples: ciertos afectos placenteros se relación con las
metas pulsionales directas, como el esfuerzo por dominar la motricidad voluntaria o el placer por
ensuciarse, así como también la autoestimulación anal a través de la expulsión o retención de las heces.
Las heces adquieren el valor de un regalo, de una entrega amorosa a la madre, a cambio del cual el
niño espera obtener palabras que contengan un conocimiento con el cual se establezca el mismo vinculo que
el infante tenía con su musculatura, y de el derive un placer por aferrar un saber, puede derivar en otro
desarrollo de afecto, también vinculado con la producción de teoría sexuales de teorías sexuales infantiles; la
desconfianza.
Cuando existe coincidencia con las vivencias, se produce otro desarrollo de afecto que es el
sentimiento de convicción frente a la palabra de adulto, este “dar crédito” se produce por un enlace entre
percepción y actividad psíquica.
Otro desarrollo de afecto simple es el relacionado con el temor a la pérdida del amor y la protección de
los padres debido al sadismo del yo.
Los celos y la envidia se encuadran dentro de los desarrollos de afecto complejos que, como
anticipamos, no se pueden mantener en amago dado que el yo es incapaz de inhibirlos, dado que se entran
dentro de la gama de la cólera, caracterizada por una posición del yo como “fuera de sí”, Su base está dado
por un deseo de sr, articulado con un deseo hostil.
Los celos en el contexto del complejo fraterno están caracterizados por una articulación de dolor,
humillación, culpa y sentimiento de inferioridad.
La envida incluye el deseo de tener algo. A este deseo se le agrega un afecto, el dolor psíquico y un
deseo hostil hacia el rival, suelen aparecer otros afectos asociados desvalorización y critica.
FASE FALICA
DISCERNIMIENTO DE LA DIFERENCIA DE SEXOS
YO REAL DEFINTIVO
La pulsión fálica tiene una fuente erógena compuesta: el centro de la excitación se ubica en la mucosa,
aunque también recibo aportes, desde la fantasía o del estímulo sensorial y no solo de la economía pulsional.
El acto estimulante placentero tiende a separarse de la expulsión de alguna sustancia del interior del
cuerpo. Sin embargo, en el proceso exterior, de allí el nombre recibe el primer momento de esa fase: fálico
uretral.
Dicha fuente pulsionales pasivas están ubicadas en la mucosa vesical, por un lado, y el clítoris y la
mucosa del pene, por el otro.
Este erotismo en la búsqueda de cualificación difiere en uno y otro sexo. La construcción de la
premisa fálica y el complejo de castración varían el niño y en la niña.
El varón, encuentra en la fase fálica una forma de plasmación. Este logro se da a través del registro
visual, articulado con sensaciones cinéticas y tácticas, vinculadas con la actividad mastubatoria y el control
de la orina.
El erotismo uretral genera la posibilidad de ocupar diferentes lugares: uno activo, el de aquel que
decide orinar; otro pasivo, el de quien es orinado o se orina, y el de la orina misma. Cuando no ocurre un
cambio en la meta, sino una sofocación del deseo ya se por angustia, sentimiento de culpa o de aniquilación,
el yo queda sometido a un estado de pasividad. En este estado cede a otro la realización del deseo
ambicioso, en cuyo caso el yo queda en el lugar de ser orinado por el rival ante el cual se experimenta una
crisis de humillación.
A la otra fuente pulsional pasiva, la mucosa del pene, excitable por estimulación táctil, el yo logra una
respuesta activa en la erección. La metra específica, el orgasmo fálico, se articula generalmente con la
micción. En los casos en que predomina la pasividad, el esfuerzo por retener la orina como sustancia
estimulante en la mucosa desemboca definitivamente en una descarga enuretica.