Clase Sobre La Báscula Del Deseo
Clase Sobre La Báscula Del Deseo
Clase Sobre La Báscula Del Deseo
Cmo aprende el hombre a decir yo (je)? Yo (je) es un trmino verbal cuyo empleo es
aprendido en una cierta referencia al otro, referencia que es una referencia hablada. El yo
(je) nace en referencia al t.
Ejemplo: El nio repite la frase que se le ha dicho con el t, en lugar de hacer la inversin y
emplear yo (je).
Lacan seala la funcin simblica del lenguaje en el contexto del yo (je). Es lo que est
ms all del espejo, donde el Otro comienza a cobrar relevancia.
1
creamos esta situacin y, por consiguiente, dicha ignorancia. Cuando decimos que el yo no
sabe nada acerca de los deseos del sujeto es porque la elaboracin de la experiencia, en el
pensamiento de Freud, nos lo ensea. Esta ignorancia no es pues una pura y simple
ignorancia. Es lo que est expresado concretamente en el proceso de la Verneinung
[Negacin], y que se llama en el conjunto esttico del sujeto, desconocimiento.
El planteo de Lacan enmarca ignorancia y verdad en el campo del orden simblico, al modo
de par de opuestos. En tanto busco la verdad su opuesto es la ignorancia.
El desconocimiento no es ignorancia.
() El desconocimiento representa cierta organizacin de afirmaciones y negaciones a las
que est apegado el sujeto. No podemos pues concebir el desconocimiento sin un
conocimiento correlativo. Si el sujeto puede desconocer algo, tiene que saber de algn
modo en torno a qu ha operado esta funcin. Tras su desconocimiento tiene que haber
cierto conocimiento de lo que tiene que desconocer.
Significa que el animal hace coincidir ciertas imgenes que estn en l con un objeto real
que pasa a encarnar esa imagen. Lo que instintivamente le importa al animal es su
perpetuacin y la de su especie. La organizacin de su mundo, su comportamiento, etc.,
2
buscan eso y lo logran cuando las imgenes instintuales son proyectadas sobre el
medio. As ese mundo se organiza.
Saben que la actitud del nio, entre los 6 y los 18 meses, frente a un espejo, nos informa
sobre la relacin fundamental del individuo humano con la imagen. Pude mostrarles, el ao
pasado, el jbilo del nio frente al espejo () Lo ms importante no es la aparicin de esta
conducta a los 6 meses sino su ocaso a los 18 meses. En efecto, sbitamente, la
conducta del nio cambia por completo ()
Lacan seala que esa imagen que el nio construye frente al espejo en algn momento (18
meses digamos), es asumida por l, introyectada, y que a partir de entonces, la conducta
del nio cambia.
3
Ustedes saben que, en el momento del ocaso del complejo de Edipo, se produce lo que
llamamos introyeccin.
Les ruego que no se precipiten a dar a este trmino una significacin demasiado definida.
Digamos que se emplea cuando se produce algo as como una inversin: lo que estaba
afuera se convierte en el adentro, lo que era el padre se convierte en el supery. Algo
ocurri a nivel de ese sujeto invisible, impensable, que nunca se nombra como tal. A nivel
del yo o del ello? Entre los dos. Por ello se lo llama supery. (p. 251)
Pide no apresurarse a significar el trmino introyeccin. Cul es la significacin que l le
otorga?
Mucho antes en este texto (p. 133) aclara: Estamos aqu en la relacin del espejo.
Llamamos a esto el plano de la proyeccin: cmo sealar el correlato de la proyeccin?
Habra que encontrar un trmino diferente al de introyeccin. Tal como lo utilizamos en
anlisis el trmino introyeccin no es lo contrario de proyeccin. Habrn observado
que () slo se lo emplea cuando se trata de introyeccin simblica. Siempre se
acompaa de una denominacin simblica. La introyeccin es siempre introyeccin de
la palabra del otro, lo que introduce una dimensin muy diferente a la de la proyeccin.
Mediante esta distincin podrn separar lo que pertenece a la funcin del ego, que es del
orden del registro dual; y lo que pertenece a la funcin del supery. () y no por nada se
admite que el supery, el supery autntico, es una introyeccin secundaria respecto a la
funcin del ego ideal.
4
Hay un momento en el cual se produce para el nio, a travs de la mediacin de la
imagen del otro, la asuncin jubilatoria de un dominio que an no ha alcanzado. Sin
embargo, el sujeto se muestra totalmente capaz de asumir este dominio en su interior.
Movimiento de bscula.
Dice Chemama que junto al reconocimiento de s mismo en el espejo, se observa en el
nio puesto en presencia de otro nio de su edad, un comportamiento particular: lo observa
curioso, lo imita, intenta seducirlo o agredirlo. El nio que ve caer a otro llora, el que pega
dice haber sido golpeado. Ms que una mentira infantil se reconoce aqu al yo, instancia
imaginaria en el sentido de la imagen.
Es el yo de la relacin dual, de la confusin entre s mismo y el otro, puesto que el sujeto se
vive y se registra ante todo en el otro. El sujeto se confunde con esta imagen que lo
forma y lo aliena primordialmente.
Por supuesto, no puede asumirlo sino como forma vaca. Esta forma, este envoltorio de
dominio, es algo tan verdadero que Freud () {en} El yo y el ello {cuando} habla del ego
() seala que debe tener una relacin muy estrecha con la superficie del cuerpo. No se
trata de la superficie sensible, sensorial, impresionada, sino de esa superficie en tanto est
reflejada en una forma. ()
No podra ser ms que forma vaca dada su inmadurez motriz. Por lo tanto, no surge de su
introspeccin, de un registro interno de su cuerpo, sino desde esa imagen externa.
La imagen de la forma del otro es asumida por el sujeto. Est situada en su interior, es
gracias a esta superficie que, en la psicologa humana, se introduce esa relacin del
adentro con el afuera por la cual el sujeto se sabe, se conoce como cuerpo.
Por otra parte, sta es la nica diferencia verdaderamente fundamental entre la psicologa
humana y la psicologa animal. El hombre sabe que es un cuerpo, cuando en realidad no
hay ninguna razn para que lo sepa, puesto que est en su interior. Tambin el animal est
en su interior, pero no tenemos razn alguna para pensar que se lo representa as. (p. 253)
Aqu hallamos la respuesta a la pregunta que se formul en p. 250: esta imagen es la que
orienta al sujeto y lo diferencia del resto del mundo. En otros trminos, el yo-no yo
freudiano.
5
El deseo del otro. Rivalidad. La agresividad ms radical:
el deseo de desaparicin del otro.
El hombre se aprehende como cuerpo, como forma vaca del cuerpo, en un movimiento de
bscula, de intercambio con el otro. Asimismo, aprender a reconocer invertido en el otro
todo lo que en l est entonces en estado de puro deseo, deseo originario, inconstituido y
confuso, deseo que se expresa en el vagido del nio. Aprender, pues an no lo ha
aprendido, tan slo cuando pongamos en juego la comunicacin.
Esta anterioridad no es cronolgica sino lgica, no hacemos ms que deducirla. ()
Antes que el deseo aprenda a reconocerse -pronunciemos ahora la palabra- por el
smbolo, slo es visto en el otro.
Remarquemos entonces:
1) La diferencia entre conciencia y cuerpo: el ser humano tiene conciencia de tener un
cuerpo no porque sepa lo que ocurre en l sino por la imagen que de l posee. Por
ejemplo, puede saber, tener conciencia de s es alto o bajo (con la lectura subjetiva, de
alienacin a la imagen del otro que conlleva), no en cambio dnde tiene el pncreas.
2) La diferencia entre cuerpo y organismo: que sigue a la anterior. Cuando hablamos de
cuerpo hablamos de su imagen, no del organismo de una persona.
6
3) Al estar lo imaginario en un plano dual, la resultante ser dos para un lugar. El yo que
busca decir yo debe destruir la sede de la alienacin: la respuesta ser la agresividad
hacia el otro, la imposibilidad de convivir con el otro.
4) Lo mismo ocurrir con el deseo cuando aun se de en el plano imaginario y no del
lenguaje, dado que lo ve en el otro.
Es sta una funcin central. La relacin existente entre el sujeto y su Urbild {imagen}, su
Ideal-Ich {Yo ideal}, por la que accede a la funcin imaginaria y aprende a reconocerse
como forma, siempre puede bascular. Cada vez que el sujeto se aprehende como forma y
como yo, cada vez que se constituye en su estatuto, en su estatura, en su esttica, su
deseo se proyecta hacia afuera. Su consecuencia es la imposibilidad de toda coexistencia
humana.
Sin embargo, a Dios gracias, el sujeto est en el mundo del smbolo, () en un mundo de
otros que hablan. Su deseo puede pasar entonces por la mediacin del reconocimiento. De
no ser as, toda funcin humana se agotara en el anhelo indefinido de la destruccin del
otro como tal. (p. 254)
Inversamente cada vez que, en el fenmeno del otro, surge algo que permite de nuevo al
sujeto volver a proyectar, volver a completar, a nutrir- como dice Freud en algn sitio- la
imagen del Ideal-Ich, cada vez que de modo analgico vuelve a producirse la asuncin
jubilatoria del estadio del espejo, cada vez que el sujeto es cautivado por uno de sus
semejantes, el deseo retorna entonces al sujeto. Pero retorna verbalizado.
() cada vez que se producen las identificaciones objetales del Ideal-Ich, aparece ese
fenmeno sobre el que he llamado la atencin de ustedes desde el comienzo: la
Verliebtheit {el registro del amor}. La diferencia entre la Verliebtheit y la transferencia es
que la Verliebtheit no se produce automticamente: requiere ciertas condiciones
determinadas por la evolucin del sujeto. (pp. 254-255)
En el artculo sobre El yo y el ello () Freud escribe que el yo est formado por la sucesin
de las identificaciones con los objetos amados que le permitieron adquirir su forma. El yo es
un objeto que se asemeja a una cebolla: si pudiramos pelarlo encontraramos las
sucesivas identificaciones que lo construyeron. Esto est escrito tambin en los textos de
Freud de los que hablaba hace un momento.
7
La perpetua reversin (1) del deseo a la forma y de la forma al deseo, en otras palabras de
la conciencia y del cuerpo, del deseo en tanto que parcial al objeto amado, en el que el
sujeto literalmente se pierde, y al que se identifica, es el mecanismo fundamental alrededor
del cual gira todo lo que se refiere al ego. (p. 255)
Conviene no tomar como definitivo el particular modo en que Lacan usa aqu el trmino
deseo. Posteriormente recibir una definicin ms acabada.
Marca en esta frase como queda afectada la forma del cuerpo a raz de la sucesin de
identificaciones con los objetos amados; los cuales le permitieron adquirir dicha forma. Se
pierde en ese deseo y retorna como forma.
El pre-desarrollo del nio muestra ya que el objeto humano difiere fundamentalmente del
objeto del animal. El objeto humano est originariamente mediatizado por la va de la
rivalidad, por la exacerbacin de la relacin con el rival, por la relacin del prestigio y
prestancia. Es ya una relacin del orden de la alienacin puesto que el sujeto se capta
primero como yo en el rival. La primera nocin de la totalidad del cuerpo como algo
inefable, vivido; el primer impulso del apetito y del deseo pasa, para el sujeto humano, por
la mediacin de una forma que primero ve proyectada, exterior a l, y esto, en primer lugar,
en su propio reflejo. (p. 262)
8
mutua y radical intolerancia a la coexistencia de las conciencias, como se expresa Hegel,
ninguna otra relacin interhumana posible: cualquier otro sera esencialmente aquel que
frustra al ser humano, no slo en su objeto, sino en la forma misma de su deseo. (p. 262)
Dice Chemama sobre este punto: Es interesante notar que el nico acceso que el hombre
tiene a su cuerpo pasa por el yo. () Esto podra explicar el poco acceso a la realidad de
su cuerpo que manifiesta el ser humano. Siempre es sorprendente or a alguien hablar de
la manera en que se ve.
Agresividad y agresin.
Es preciso profundizar la nocin de agresividad (). Se cree que la agresividad es la
agresin. Sin embargo, no tienen nada que ver la una con la otra. Slo en su lmite,
virtualmente, la agresividad se resuelve en agresin. Pero la agresin nada tiene que ver
con la realidad vital: es un acto existencial vinculado a una relacin imaginaria. () (p. 263)
Es esencial diferenciar los dos planos que Lacan marca aqu: el de la agresividad, plano
psquico, producto de la relacin dual, partcipe de la constitucin del yo por un lado, y por
el otro, la agresin en tanto acto que se puede suscitar en la vida, en la existencia de un
sujeto, ocasional y no estructural.
En el sujeto humano, el deseo es realizado en el otro, por el otro- en casa del otro (). Es
ste el segundo tiempo, el tiempo especular, el momento en que el sujeto ha integrado la
forma del yo. Pero slo pudo integrarla despus de un primer juego de bscula, por el cual,
precisamente, cambi su yo por ese deseo que ve en el otro. A partir de entonces, el deseo
del otro, que es el deseo del hombre, entra en la mediatizacin del lenguaje. Es en el
otro, por el otro, que el deseo es nombrado. Entra en la relacin simblica del yo (je) y el t,
en una relacin de reconocimiento recproco y de trascendencia, en el orden de una ley ya
preparada para incluir la historia de cada individuo. (p. 263)
Nos hallamos aqu, claramente, en el orden simblico.
9
hecho de su presencia y su ausencia. Se trata pues de un objeto transformado, un objeto
con funcin simblica, un objeto desvitalizado que es ya un signo. Cuando el objeto est
cerca el nio lo expulsa, cuando no est all lo llama. Mediante estos primeros juegos, el
objeto pasa, casi de modo natural, al plano del lenguaje. El smbolo emerge y se vuelve
ms importante que el objeto. () La palabra o el concepto no es, para el ser humano, ms
que la palabra en su materialidad. Es la cosa misma. No es simplemente una sombra, un
soplo, una ilusin virtual de la cosa; es la cosa misma. (pp. 263-264)
10