Concurso Catedral SS 1953 ABC
Concurso Catedral SS 1953 ABC
Concurso Catedral SS 1953 ABC
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3 Luis Moya: Pirámide del Adivino en
Uxmal (Yucatán), 1930. Escuela
Técnica Superior de Arquitectura,
Madrid.
Entre estos últimos cabe destacar un estudio inédito sobre la conocieron, sin duda, la antigua catedral metropolitana, desapa
arquitectura religiosa salvadoreña, que se conserva en e\ Archi recida luego en un incendio y que se levantaba en el lugar para el
vo Vaquero en Segovia (AVS)15; incluye una colección de dibujos que años más tarde idearían el proyecto que nos atañe ahora.
propios y fotografías de iglesias que constituye un valioso regis
tro documental, ya que algunos de esos templos han desapare Del poso que en los dos arquitectos dejó esa experiencia tene
cido o se han visto arruinados a causa de los frecuentes terre mos noticia por la Memoria que presentaron al Ministerio de
motos. La atención de Vaquero a la cultura de El Salvador, en la Instrucción Pública y Bellas Artes, que les había concedido una
que se sitúa el proyecto que aquí nos ocupa, propició no pocos ayuda para el viaje20; también, por las “Notas” que Vaquero pu
reconocimientos al arquitecto por parte de ese país16. blicó más tarde21. Pero, sobre todo, sabemos de esa impronta por
la sorprendente colección de dibujos de ambos; en estos apun
Esta vocación americana había provocado también aquella tes rápidos dejaron reflejados los aspectos que más les iban in
prim era colaboración entre ambos arquitectos: Vaquero, que teresando: desde las ruinas precolombinas (figs. 3 y 4) hasta los
estaba en W ashington cuando la Unión Panamericana convo rascacielos neoyorquinos, deteniéndose -y esto hace a nuestro
có el concurso del Faro de Colón en la República Dominicana caso- en las grandes iglesias abovedadas del período virreinal22.
(1928), pensó entonces en su compañero Moya, a quien tele
grafió proponiéndole la colaboración. El brillante resultado, Vaquero se sintió muy atraído por los sitios arqueológicos de
al que ya nos hemos referido, ha sido objeto de distintos es las culturas maya y azteca; y a esos lugares volvería varias veces
tudios17; pero interesa insistir aquí en el hecho de que el equi a lo largo de su vida2’. La experiencia directa de aquellas ruinas
po Vaquero-Moya fuera seleccionado para la segunda fase del provocó en él una especial fruición: los imponentes edificios,
concurso. Ello posibilitó que en 1930 em prendieran un viaje a invadidos por el verde oscuro de la selva, llegarían a constituir
Estados Unidos, Méjico y América Central (fig. 1), que -com o un tema recurrente en su pintura. Poco antes del concurso de
vamos a com probar- tendría repercusión en su futuro ante El Salvador, en la I Bienal Hispanoamericana de Arte (Madrid,
proyecto para la catedral salvadoreña. 1951), había obtenido el premio de pintura de la República Do
minicana con su obra Volcán apagado.
Concluyendo aquel periplo y antes de trasladarse a Santo Domin
go para conocer el emplazamiento del Faro, tuvieron que per En lo que respecta a Moya, interesa considerar cómo lo vivido
manecer casi un mes, por razones imprevistas, en El Salvador18. en ese viaje resurgió con fuerza en el obligado paréntesis de la
Aprovecharon esa ocasión para estudiar, dibujar y pintar nume Guerra Civil. En tal momento practicó Moya una cierta mirada
rosos aspectos de su arquitectura, en particular la religiosa16; y introspectiva, que dejó recogida en singulares composiciones
gráficas. En ellas se materializa el horror de la guerra y tam la idea de la gran pirámide. Asentada ésta en un plano metafi-
bién, los inicios de un personal proceso de reflexión sobre los sico (aunque ideada para una parte precisa de la ciudad de Ma
códigos expresivos de la arquitectura. Destacan, en particular, drid), no era ajena a las formas piramidales y a esa “abstracción
dos series de dibujos en que se plasmaban aspectos de los vistos geométrica sin tiempo ni lugar” que le habían llamado tan po
y analizados en su viaje americano. derosamente la atención en su estancia mejicana.
En la serie de los “Grandes conjuntos urbanos” dibujó Moya, a Cuando concluyó la guerra, estas ideas quedaron en el papel y
igual escala, muy disímiles ámbitos monumentales. Nada tiene la carrera de Moya tomó un sesgo marcadamente constructivo.
de extraño que incluyera entre ellos dos conjuntos que había No obstante, quien se haya acercado a la complejidad de su fi
visitado en América: el Rockefeller Center -en construcción gura sabrá cómo esos códigos, conformados en la vía de expre
cuando él lo conoció- y el gran recinto de Teotihuacan; de éste, sión que encontraría en el lenguaje clásico, permanecieron en
remitiéndose a su directa percepción, escribía: su pensamiento arquitectónico.
Tal como está es un puro juego de superficies planas perfectas, sin En los años de la Autarquía, cuando fue necesario recurrir al uso
nada que distraiga ni por la forma ni por el color, y sin tener tampoco de sistemas constructivos tradicionales, tuvo Moya la oportuni
ninguna alusión histórica o literaria que pueda influir en el ánimo del dad de practicar con éxito el sistema de bóvedas tabicadas y cú
espectador, (...) Todo ello se levanta en medio de un paisaje grande y pulas con arcos de ladrillo y de proponer verdaderos prototipos
desolado. Cerca se ven otras pirámides y otras plataformas semejantes de edificación íntegramente en albañilería. Por qué abrazó Moya
y, a lo lejos, las montañas. Faltan por allí árboles y casas, que pudieran con tal entusiasmo ese sistema estructural es algo que no nos
quitar algo de la grandeza y de la fuerza de aquellas construcciones, resulta difícil conjeturar. La razón constructiva de las bóvedas
que tal como están son una abstracción geométrica sin tiempo ni tabicadas, y entre ellas las de arcos cruzados -esquema formal
lugar. Estas condiciones únicas y raras hacen que la obra se apodere que seguiría en San Salvador- es clara: en éstas, forma y proceso
inmediatamente del espectador y le haga sentir y padecer emociones constructivo (materiales y procedimientos, marcha de la obra,
que el desprevenido viajero quizá no esperaba ni deseaba24. medios auxiliares) constituyen un todo inseparable. Así, tales
bóvedas facilitan una máxima expresión de algo que ya intere
La otra serie de dibujos, la del “Sueño arquitectónico” (1938) saba vivamente a Moya: el orden de la construcción, el modo de
-su composición gráfica más destacada25-, estaba presidida por entender el edificio como un sistema constructivo-formal26; algo
que queda explícito en la presentación a su tratado Bóvedas tabi había estado dedicado a uso religioso desde que, en el siglo
cadas (1947), cuando se refiere directamente al “orden” y “digni XVI, los dominicos fundaran allí un prim er convento; y algo
dad” que otorga la construcción a la arquitectura27. conviene decir acerca de él.
Por lo que a nuestro caso toca, no deja de ser oportuno recordar En tal localización, tras sucesivas reconstrucciones de la pri
que la gran obra en que Moya pudo exhibir por primera vez el mitiva fundación - dañada una y otra vez por movimientos sís
sistema de bóvedas tabicadas, plenamente conformado, a gran micos29-, se levantaba desde 1721 el prim er tem plo que llegó
escala y con alto valor expresivo -e n la entonces tan simbólica a ostentar el rango de catedral (otorgado en 1842). Este con
Ciudad Universitaria de M adrid-, fue en un edificio dedicado, vento de Santo Domingo fue tam bién afectado por frecuentes
precisamente, a América. Con el Museo de América (1942-44)28 temblores de tierra; en particular, el terrem oto de 1854 produ
demostraba la extraordinaria versatilidad de las superficies ta jo grandes daños y derribó la torre del reloj sobre la iglesia. De
bicadas para adaptarse a múltiples condiciones formales y, en finitivamente, y tras haber sido en parte reconstruido, el seís
particular, planteaba las ventajas de las bóvedas de arcos cru mo de 1873 -el terrible “terrem oto de San José”- derrumbó el
zados. Y con él, a la vez, formuló Moya un intento de referencia edificio por entero (como hizo con el casi completo conjunto
formal a aquella arquitectura barroca hispanoamericana que de la ciudad).
había conocido y que todavía estaba presente en su memoria;
intento que, salvo en el proyecto de San Salvador, no repetiría Sobre esas ruinas se levantó la segunda catedral, inaugurada en
en su carrera (figs. 5 y 6). 1888 (la que Vaquero y Moya llegaron a conocer en 1930)30. El
nuevo edificio, de lenguaje ecléctico, nada tenía ya que ver con
C O N ST R U C C IO N E S Y R E C O N S T R U C C IO N E S DE UNA CATEDRAL el estilo virreinal del anterior; su construcción, tampoco. La es
Retornemos -o avancemos más b ien - a esa fecha de 1952, tructura de madera, empleada para resistir acciones sísmicas,
cuando el concurso de anteproyectos fue convocado por el no llegó a resistir la prueba del fuego y el edificio sucumbió ín
Comité Técnico para la Reconstrucción de la Catedral Me tegramente en un incendio en 1951. En esas coordenadas sur
tropolitana de San Salvador. Hay que reparar, en prim er lu gía, un año después, el intento de levantar una tercera catedral:
gar, en el térm ino “reconstrucción” que aparece en el título el proyecto de “reconstrucción” que nos concierne ahora.
oficial del certam en (que, es obvio, se establecía para obras
de nueva planta). El concepto de “reconstrucción” se emplea El concurso estaba dirigido a los arquitectos salvadoreños y a los
aquí no atendiendo a la configuración m aterial sino en el sen extranjeros que residieran en el país o que, no residentes, fueran
tido -ya conocido en la historia de la arquitectura- de “res invitados21. La participación del tándem de Moya y Vaquero, que
titución” de un tem plo en un lugar ya consagrado. Efectiva se vio auspiciada por la cercanía de éste a la sociedad salvado
mente, el solar de emplazamiento, en el centro de la ciudad, reña, no fue la única presencia española; y de ésta dio cumplida
C O N C U R S O O F A N T E P R O Y E C T O S PARA LA R E C O N S T R U C C IO N D E L A S A N TA IG L E S IA C A T E D R A L M E T R O P O L IT A N A
cuenta la Revista Nacional de Arquitectura, que publicó en deta meses después le participaba que el proyecto estaba conclui
lle, junto al proyecto de Vaquero y Moya, las propuestas de los do y que el envío ya se había realizado. Le indicaba también el
otros arquitectos españoles”: la de Ramón Aníbal Álvarez, que lema que -p o r razones que luego verem os- había escogido36:
se presentó con Manuel Martínez Chumillas; la de Juan B. Es- Domus Dei et Porta Coeli; era el mismo que se había inciso en
quer, con Francisco Bellosillo; y, en fin, las de dos arquitectos el dintel de la puerta de la capilla de los marianistas que había
tan sobresalientes como Francisco Cabrero y Rafael Aburto, que construido Moya en Carabanchel (1944).
se presentaron sin formar equipo entre ellos, con la curiosa cir
cunstancia de que acababan de presentarse juntos a la I Bienal Esta última carta ofrece otros datos de interés. Por un lado, da
Hispanoamericana de Arte con su polémica propuesta para una cuenta de algunos aspectos -sobre todo gráficos- de lo que han
catedral en Madrid (bastante parecida en su planteamiento a la hecho: “La perspectiva interior -dice en ella Moya- la hice muy
que en nuestro concurso presentaba Aburto)33. deprisa. Toda lavada a tinta china, estilo cachos, sin nada de co
lor” (fig. 13)37. Por otro, declara Moya su satisfacción por el resul
De la colaboración de Moya con Vaquero, además del proyec tado conseguido: “(...) estoy muy contento de su aspecto, y más
to en sí (del que se conserva documentación en la biblioteca aún, del proyecto”. Y ello lo afirma tras haber conocido otros
de la Escuela de Arquitectura de M adrid)34, tenemos noticias tres proyectos de arquitectos españoles que había podido ver en
complementarias por la correspondencia entre ellos. Como ya la preparación del envío (de los que hacía unos breves comen
se ha indicado, Vaquero residía en Roma desde 1950; y Moya, tarios que acompañaba de rápidos esquemas gráficos) (fig. 11).
desde M adrid -pero trabajando ya en la obra magna de la Uni
versidad Laboral de Gijón-, llevaba el peso fundamental de la Cabe entender, entre otras consideraciones, la complacencia
redacción del proyecto. de Moya con el proyecto de San Salvador y lo que, posiblemen
te, en él veía. Era la extensión natural de la línea de acción que,
En una de esas cartas, Moya achacaba a sus trabajos en Gijón como arquitecto, más le interesaba: la construcción del templo.
lo poco que se había avanzado en el concurso de San Salvador; La oportunidad de idear un gran conjunto catedralicio suponía
y celebraba que se hubiera ampliado el plazo de entrega hasta un apreciable y quizá anhelado salto en la serie de iglesias que
marzo de 195335. Sea como fuere, en la carta que escribía dos había venido construyendo.
P L A N T A S U P E R IO R
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B PORTA C O £ U
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Junto a esto, Moya aduce el favorable comportamiento cons Los arcos, de este modo, en lugar de construirse por hiladas
tructivo de este esquema. Entre otras ventajas, cada arco que de ladrillo, se proyectaron con prefabricados de hormigón ar
da intersecado por todos los demás menos por su paralelo; ello mado compuestos por elementos articulados que, en caso de
aporta dos condiciones favorables: por un lado, se garantiza deformación, no produjeran la rotura; y la plementería, en vez
que en caso de fallo puntual de un arco los demás puedan admi de por bóvedas tabicadas, se propuso también con membranas
de La Pastora de Veracruz, de la gran cúpula de Loreto, de la casos: en sus estudios sobre la composición de El Escorial se
iglesia jesuita de Puebla (fig. 16). ocupa de la falsa fachada del frente principal, la fachada de una
iglesia que no está donde parece, ese “inmenso cartel de anun
Al efecto de silueta recortada contra el cielo que produce la cio sin relación funcional con lo que hay detrás”65; y, de hecho,
gran cúpula del proyecto se suman, articuladamente, las cu- en San Salvador el recurso evoca el estudiado por Moya en El
pulillas menores del conjunto catedralicio, la torre del ángu Escorial (si comparamos aquella sección con la de San Agustín
lo suroeste, la curiosa espadaña de la entrada principal...63 Se vemos cómo la espadaña se separa del templo, dejando un gran
forma, al pie de la letra, algo que Chueca Goitia describiría patio abierto entre medias) (figs. 14 y 15).
poco después entre sus Invariantes en ¡a arquitectura hispa
noamericana: “(...) curvas, contracurvas, pináculos, y todo A esa idea de fachada-retablo como anuncio del espacio inte
género de recortes que parecen realizados por una capricho rior acudiría Moya en sus proyectos de iglesias. La había de
sa tijera (...)”64; y que ilustra gráficamente con el accidentado sarrollado ya en la de San Agustín, muy enfáticamente, y, acto
perfil de la catedral de Méjico (fig. 6). seguido, la iba a repetir en la de Torrelavega (fig. 20). En am
bas, curiosamente, materializa en el aparejo del ladrillo visto
El cuerpo de la espadaña-retablo (figs. 17 y 18) requiere tam la presciencia de la estrella de veinte puntas que se descubrirá
bién atención, por cuanto supone uno de los códigos expresi después como estructura del templo; y en ambas se produce
vos estudiados por Moya en el barroco hispanoamericano; pero un nicho abierto, coronado por una espadaña, que se relacio
la semántica de ese elemento le interesaría también en otros na con la fachada-retablo de San Salvador (y, sin duda, con las
capillas de indios que había conocido Moya en su viaje de 1930 cidado: “No entendemos que la tradición sea una copia o repe
y que redibujaría también para el artículo sobre las bóvedas tición de cosas viejas, sino transmisión de un tesoro de expe
de Candela) (fig. 19). El tema de la fachada-retablo, compuesta riencias y sabiduría, que hemos de usar enriqueciéndolo y, en
por series de cuerpos con nichos para esculturas, reclamaría consecuencia, cambiándolo según las experiencias y la técnica
también el interés de Vaquero y sería incluido en su citado li de hoy”67. Tan precisa definición está extraida de los Comenta
bro inédito sobre las iglesias de El Salvador (como las de Sal- rios... que Moya entre tanto redactaba; y en éstos incluía otra
chuapay Panchimalco) (fig. 2). precisión (curiosamente -si atendemos a la personalidad de
Moya-, más tomista que agustiniana): “La imaginación es una
No obstante, junto a estas citas inequívocas, apuntemos una máquina que no funciona en el vacío. Necesita chocar con la
aparente contradicción. En la Memoria del proyecto se quiere realidad para hacer algo. Si en este choque se encuentra falto
dejar constancia del porqué de las referencias a formas de la del instrumento de la tradición de su oficio, copiará sin querer
tradición: “Si se han utilizado elementos de aspecto tradicio cualquier cosa (,..)”68.
nal, no ha sido para enmascarar una construcción, sino para
expresarla mejor, acentuándola, como nacidos de la propia En este sentido se explica la crítica que hace Moya a los pro
técnica arquitectónica, y por la misma razón que dio origen a yectos de los otros concursantes españoles que ha llegado a co
su nacimiento la primera vez que se emplearon en otros tiem nocer. Entiende que son en exceso formalistas y de ellos señala
pos”66. Resulta necesario precisar, en todo caso, el sentido de -no sin razón en varios casos- que “parece que han sacrificado
tradición que se está usando, y que es intencionadamente elu el contenido a la forma externa” (fig. 21)69.
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probablemente, en el caso de haber ganado el concurso, habría
corrido con la ejecución de los murales.
no abiertamente contradictorio- lo es en la de Vaquero. Éste De los diseños para la catedral salvadoreña no tenemos más da
venia discurriendo por una línea de depuración formal muy tos que los dibujos indicados en las secciones y alzados del pro
próxima a la ortodoxia racionalista -y “antimonumentalis- yecto; pero, en su expresión y protagonismo, es fácil ver cómo
ta”- del GATEPAC; y su posición nada favorable al recurso a avanzan caminos que luego recorrerían ambos arquitectos-
las formas locales y tradicionales nos es conocida. Conviene artistas, padre e hijo75. En la carta de Moya a Vaquero, una vez
anotar que, ya en 1932, Vaquero había manifestado su opinión realizado el envío de los planos, indicaba su satisfacción por el
contraria a la utilización de lenguajes históricos en la arquitec resultado de lo que habían dibujado los dos Vaquero en las fa
tura contemporánea; si bien dejaba un cierto resquicio: “salvo chadas y secciones del proyecto: “(...) lo que hicisteis en Roma
en el caso -apuntaba- de algún monumento que por su carác -señala- tuvo un éxito enorme entre nosotros (...)”76.
ter especial lo exija”71 (pero con esto, con toda probabilidad,
estaba aludiendo a circunstancias como las que se dieron en su En el exterior, el programa iconográfico se concentra en el
proyecto del Faro de Colón, fallado el año anterior, antes que retablo-espadaña de la fachada principal, cuyas arcadas alter
a casos como el que representaría la futura propuesta para la nan el uso como campanario con el de nichos para bultos es
catedral salvadoreña). cultóricos (figs. 18 y 22). Alcanza también a la pared convexa
del lado oeste del templo, con el conjunto de Cristo y sus após
En lo que toca al papel de Vaquero en el proyecto hay que des toles; y, en el otro extremo, a la entrada del salón de conferen
tacar la idea de la integración de las artes, que él esgrimió a lo cias (cuya bóveda se remata, además, por importante grupo
largo de toda su carrera y por la que ha sido ampliamente re escultórico). En el interior, junto a la decoración del templo
conocido72. Desde su voluntad de incorporar la pintura y la es -que esboza Moya en el dibujo de la perspectiva-, la incorpo
cultura en la conformación del conjunto catedralicio, se ocupó ración de murales queda indicada por los grandes grupos del
sobre todo de la decoración mural. Y contó para ello con la ayu salón de actos (con la colosal mano que nos remite a la Roma
da de su hijo Joaquín Vaquero Turcios (1933-2010) quien, muy clásica, a la que Vaquero recurriría en otras composiciones
F A C H A D A P /H N C JP A L (S U R )
POMi/S O í 7 £'7~
POUT A CO££/
pictóricas)77(fig. 23) y por las funerales composiciones de las con recurrencia y especialísima significación. El proyecto de
escalinatas que bajan a la cripta (fig. 15). que tratamos, de haberse llegado a realizar, habría sido un caso
muy representativo de esa voluntad (en coherencia, además,
Este principio de integración de las artes en la arquitectura, ya con el hecho de que una catedral sea el ámbito arquitectónico
había tenido protagonismo en su primera colaboración del Faro privilegiado para esa integración de las artes).
de Colón: allí, la decoración se desarrollaba tanto en el exterior
-esta vez, con relieves policromados inspirados en las primiti FO R T U N A Y D E V E N IR DE DOS C O N CU RSO S
vas culturas precolombinas- como en el interior. Y en cada una Aunque ninguna de las dos colaboraciones entre Moya y Vaque
de las trayectorias de los dos arquitectos esa intención afloraría ro que hemos reseñado llegara a materializarse, representan -
aun dentro de su llamativa singularidad- ideas arquitectónicas quedando conformes con el fallo del jurado, argumentaron pú
notables de los dos momentos en que se concibieron, separados blicamente sus observaciones (que reflejaron al año siguiente
entre sí un cuarto de siglo. Por otro lado, ambas contribuciones en su extenso escrito “Resultado del Concurso para el Faro de
dan buena idea de las dificultades inherentes a los grandes con Colón”, en la revista Arquitectura.)*0.
cursos de proyectos (particularm ente a aquellos con visos de
cierta grandiosidad y poco realistas). Apenas iniciada la construcción del proyecto de Gleave (1932),
los trabajos tuvieron que detenerse sin pasar de los cimientos,
Ambos concursos, en fin, tuvieron un oscuro desenlace. El de y así permanecieron hasta la última década del siglo XX. Bajo
Santo Domingo, “que hubiera podido constituir un importante el auspicio del presidente Joaquín Balaguer, significado hispa
hito en la historia de la arquitectura moderna”78, se vio afecta nista, se retom aron las obras y fueron concluidas en 1992, con
do, entre otras causas, por las consecuencias de la Gran Depre motivo del quinto centenario del Descubrimiento. No obstante,
sión del 29. Nos es bien conocida la actuación de Frank Lloyd el proyecto -m uy alterado por el arquitecto dominicano Teófi
W right en el jurado de la fase final del concurso, su probable lo Carbonell- poco tenía que ver ya con el original81. Lo que en
desconocimiento de las bases y su inclinación -ante el nuevo 1928 había surgido con gran impulso internacional y se había
panorama de la economía m undial- por el proyecto cuyo “coste traducido en rotundas formas, expresivas de las contrastantes
total resultara el menor de todos los proyectos presentados”, ideas arquitectónicas del momento, queda hoy materializado
como sería el proyecto ganador de Gleave79. Moya y Vaquero, no como una triste parodia.
1 Titulados en 1927, aquella promoción 8 F. López Delgado, “Arquitectos con RA, 11, 2009, pp. 57-63; M. González 27 L. Moya, Bóvedas tabicadas. Dirección
se llegó a conocer como la “promoción temporáneos. Luis Moya”, Luna y' Sol, Presencio, “El concurso internacional General de Arquitectura, Madrid, 1947,
de Luis Moya” (J. Vaquero, “A la memo 17,1945, pp. 28-29, n. 29. dek Fafokie Colon . eíi M. A. Frías Sa- • p. 8.
ria de Luis Moya Blanco”, Academia, 9 Cit. en J. García-Gutiérrez Mosteiro, Di gardoy (ed.), op. cit., pp. 98-113. 23 El provecto fue realizado en colabora
70, 1990, p. 27). En cuanto a la relación bujo y proyecto en la obra de Luis Moya 18 Los sucesos políticos en Cuba, con la de ción cofí -LUÍS Martínez Feduchi.
de esta generación con el “famoso año Blanco, mecan (tesis doctoral, ETSAM), claración del estado de sitio, complica 29 La fundación del Convento dominico
27”, véase L. Moya, “Don José Moreno 1996, p. 107. ron la organización del viaje a Santo Do data de 1568 (Real Cédula de Felipe II,
Villa, director de la revista Arquitectura 10 Compartían el estudio con su compa mingo y, de ahí, el de regresó a España. donde indica que el nuevo monasterio
durante la época de la Generación del ñero de promoción Vidal Sáenz Heres 19 Con los dibujos realizados en El Salva de Santo Domingo lse haga' y edifique
27”, en José Moreno Villa (1887-1955), (J. A. Pérez Lastra, op. cit., p. 22). dor, añadiendo algunos de los llevados a nuestra costa”), y se situaba en la pla
Ministerio de Cultura, Madrid, 1987, pp. n Acerca de la admiración que Moya a cabo anteriormente en ese viaje, se za a que da frente la actual catedral. El
31-33, p. 31. despertó entonces en Vaquero, es sig organizó una exposición en la casa gran terremoto de 1575 derribó lo cons
2 Su proyecto es ampliamente tratado nificativo que éste recordara cómo su del escritor Alberto Guerra Trigueros, truido. Posteriormente fue reedificado,
en F. Egaña Casariego, “El Concurso compañero había comenzado la carre quien estaba casado con Margoth Tur con construcción más sólida, en el solar
Internacional para el Faro de Colón. El ra con la personalidad “ya definida” (J. cios, hermana de la mujer de Vaquero. de que tratamos; pero otros temblores
proyecto español premiado”, Goya, 331, Vaquero, op. cit., p. 25). Este viaje ha sido específicamente es le siguieron provocando nuevos daños,
2010, pp. 158-177. Para la regulación de 12 T. Anasagasti, “Los arquitectos pin tudiado por F. Egaña Casariego, “Pi lo que produjo continuas repárateiones
las condiciones de participación en esta tores”, Arquitectura, 84, 1926, pp. 165- rámides y rascacielos. El viaje de los y consolidaciones.
segunda fase del proyecto, ambos ar 166. Conviene recordar que Anasagasti arquitectos Luis Moya y Joaquín Va 30 Obra del arquitecto José Dolores Mela
quitectos constituyeron una asociación también acudió al Concurso del Faro quero a Estados Unidos y Centroamé- ra, el mismo arquitecto del Palacio Na
(Contrato para la legalización de la aso de Colón, siendo superado su proyecto rica (1930)”, Liño, 17, 2011, pp. 91-103. cional que se sitúa al lado de la catedral.
ciación “Joaquín Vaquero Palacios, Luis por el de sus dos alumnos (cf. C. Saguar También, por J. García-Gutiérrez Mos 31 Bases del concurso (ETSAM: L. Moya
Moya Blanco, Madrid, España”y regula Quer, “Teodoro Anasagasti: Poemas ar teiro, “Los distintos usos del dibujo de B. / D002/C01-02/02). En el caso de los
ción de las relaciones particulares..., Ar quitectónicos”, Goya, 274, 2000, pp. 49- arquitectura en Luis Moya Blanco”, arquitectos españoles, la invitación fue
chivo Vaquero en Segovia (AVS). 58, p. 57). Academia, 77,1993, pp. 245-294; y por C. genérica a través de la Dirección Gene
3 Las dos colaboraciones de Vaquero con 13 L. Moya, “Carta abierta a Carlos de Mi Montes Serrano, op. cit. Véase también ral de Arquitectura, entonces a cargo
Moya han sido interpretadas como re guel sobre la enseñanza de la Arquitec Luis Moya Blanco arquitecto. 1904-1990, de Francisco Prieto Moreno. En la co
flejo de su entrañable amistad, “puesto tura”, Arquitectura, 58,1963, p. 44. A. Capitel y J. García-Gutiérrez Mos municación a éste del marqués de Fon
que Vaquero siempre ha defendido la 14 Rosa Turcios era sobrina carnal de teiro (dirs.), Electa, Madrid, 2000. tana, embajador de España en El Salva
creación como resultado del trabajo Rubén Darío. Para más datos, véase F. 20 J. Vaquero y L. Moya, Memoria del via dor, se indica -junto a otros datos para
individual” (J. A. Pérez Lastra, Vaquero Egaña Casariego, Vaquero, Colegio Ofi je de estudio por América realizado por el envío- que no tienen que “recibir
Palacios. Arquitecto, Colegio Oficial de cial de Aparejadores de Asturias, Ovie los arquitectos Joaquín Vaquero y Luis particularmente cada uno invitación
Arquitectos de Asturias, Oviedo, 1992, do, 2008, p. 186. Moya, representantes por España en el oficial” (ETSAM: L. Moya B. / D002/
p. 24). 15 Es destacable también su estudio “El Concurso Mundial para el Faro de Colón C01-02/04).
4 En el período 1957-60 Vaquero llegó rancho centroamericano”, Revista de (8.2.1931), mecan (AVS). 32 La Revista Nacional de Arquitectura, 151-
a ser director de esta institución. La Indias, 26,1946, pp. 905-912. 2 1 J. Vaquero, “Notas sobre las culturas 152 (julio-agosto 1954) publicó exten
estancia italiana determinó una reco 16 Fue Cónsul Honorario de El Salvador primitivas de Méjico: su arquitectura y samente estas propuestas (el número
nocible etapa en su pintura -lo que él en Madrid (1945) y recibió la Gran escultura. Teotihuacan, Chichén Itzá, siguiente de la revista publicó la pers
denominó época romana (1950-60)-, Cruz de la Orden Nacional José Ma Uxmal”, Revista Española de Arte, 3, pectiva de conjunto del proyecto presen
caracterizada por temas provenientes tías Delgado (1982), otorgada por el 1932, pp. 128-138; y 4,1932, pp. 210-226. tada por Ramón Urmeneta Ajarnaute).
de las ruinas de Roma. En esos años ha gobierno de la República de El Salva 22 El óleo de Vaquero sobre la fachada de 33 Sobre el proyecto de la Bienal, véase
bía ejercido también como arquitecto, dor. Por otro lado, también en el ámbito la iglesia Panchimalco (fig. 2) ilustra, R. Aburto y F. A. Cabrero, “Catedral en
tanto en Roma como en España. Sobre centroamericano, fue nombrado Socio por otro lado, el libro La población de El Madrid. Proyecto presentado a la I Bie
los años romanos de Vaquero Palacios, Honorario del Círculo Metropolitano Salvador, de Rodolfo Barón (CSIC, Ma nal Hispanoamericana de Arte”, Revis
véase F. Egaña Casariego y C. Montes Rubén Darío de Managua (1947). drid, 1942); según se indica en el libro, ta Nacional de Arquitectura, 123, 1952,
Serrano, “Gli anni del soggiorno roma 17 El concurso tuvo gran resonancia. A el cuadro fue pintado expresamente pp. 1-8; y sobre su debate, en ese mismo
no dell’architetto spagnolo Joaquín Va él concurrieron casi quinientos arqui para esta obra. número, la Sesión Crítica de Arquitec
quero Palacios”, Disegnare idee immagi- tectos de todo el mundo. Entre ellos 23 F. Egaña Casariego, Vaquero..., p. 193. tura “Proyecto de catedral en Madrid”,
ni, 46,2013, pp. 12-21. se encontraban algunos tan afamados 24 L. Moya, “Grandes conjuntos urbanos”, con ponencia de Sáenz de Oíza (pp. 36-
5 En Vaquero se dio, así, la excepcional como Melnikov; y, entre los españoles, Revista Nacional de Arquitectura, 87, 52). Por otro lado, Aburto y Cabrero
circunstancia de haber sido premiado Fernández Shaw, Javier Ferrero y Ana 1949, pp. 97-115, p. 98. acababan de construir (1951) el edificio
con las primeras medallas de pintura sagasti. El jurado, reunido en Madrid 25 Luego sería parcialmente publicada, de Sindicatos frente al Museo del Pra
y de arquitectura (ésta la había conse (abril 1929) seleccionó diez proyectos añadiéndosele un texto y con el título do, una de las obras que más denotaron
guido antes, con Moya, por el Faro de para la segunda fase; el equipo de Moya “Sueño arquitectónico para una exalta el cambio de rumbo en la arquitectura
Colón en 1930). y Vaquero fue el único español que lo ción nacional”, en la revista Vértice, 36, española.
6 En 1936 había ganado la cátedra de lograba. Además del estudio monográ 1940, pp. 7-12 y 61. 34 Legado “Luis Moya Blanco”. No se
“Composición elemental” en la Escuela fico ya citado de F. Egaña Casariego, 26 Sobre el sentido constructivo de Moya, conserva el proyecto original, pero sí
de Arquitectura de Madrid. véase: A. Humanes Bustamante, “Entre véase A. Capitel, op. cit., pp. 39-43. Acer reproducciones; así como originales de
7 C. Montes, “La fortuna crítica de Luis la vanguardia y la metrópoli. El concur ca del interés de Moya por el sistema bocetos y correspondencia. Tras el final
Moya a través de la Revista Nacional so para el faro-monumento a Cristóbal abovedado en general, ver J. García- del concurso, los planos del proyecto de
de Arquitectura (1945-1958)”, en Luis Colón en Santo Domingo”, Arquitectu Gutiérrez Mosteiro, “Los edificios abo Moya y Vaquero, no fueron recogidos
Moya Blanco. 1904-1990, M. A. Frías Sa- ra, 266, 1987, pp. 75-83; C. Montes Se vedados de Luis Moya”, en Las grandes por sus autores; estuvieron en posesión
gardoy (ed.), T 6 Ediciones, Pamplona, rrano, “Nosotros somos latinos. Espa bóvedas hispanas, Ministerio de Fo del marqués de Fontana y se desconoce
2009, pp. 40-49, p. 45. ñoles dibujando en Nueva York, 1930”, mento, Madrid, 1998, pp. 33-40. hoy dónde se encuentran (ver n. 31). Cf.