Malvinas Giordano
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Universidad y soberana
Estudios sobre la guerra y la posguerra
de Malvinas y Atlntico Sur
Universidad y soberana
Estudios sobre la guerra y la posguerra de Malvinas y Atlntico Sur
CARLOS J. GIORDANO (compilador)
ndice
Proemio
Carlos J. Giordano
11
19
35
53
63
97
127
175
205
281
301
321
335
353
365
403
433
475
513
Postfacio
Malvinas Desde qu nosotros pensar Latinoamrica?
Jernimo Guerrero Iraola y Manuel Giordano
563
Los autores
577
Proemio
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Universidad y soberana
gular del rector doctor Luis Irigoyen y del vicerrector doctor Pedro
Guillermo Paternosto.
Este libro, aquellos cursos, al decir y citar de muchos autores posteriores, pasados y contemporneos, fue el pilar acadmico y cientfico de las ms variadas intervenciones en foros pertinentes del reclamo nacional sobre esos derechos soberanos conculcados.
El Estudio se plante sobre los siguientes temas:
1. aspectos geolgico, geogrfico y econmico;
2. aspecto histrico;
3. los actos y elementos de posesin legtima;
4. el problema frente a los principios del derecho;
5. el problema en las negociaciones internacionales;
6. la justificacin de la soberana argentina.
Y dio como resultado los siguientes artculos:
Geologa y geografa de las Islas Malvinas, del Dr. Agustn
E. Riggi;
Geologa y riquezas minerales de la Antrtida Argentina,
del Dr. Pascual Sgrosso;
Biologa continental y ocenica de la Antrtida, del Dr.
Emiliano P. Mac Donagh;
La soberana de Castilla en las Islas Malvinas, del Dr. Roberto H. Marfany;
La continuidad histrica de la soberana argentina en las
Malvinas, del Dr. Enrique M. Barba;
El problema de las Islas Malvinas en su significacin jurdica, histrica y diplomtica, del Dr. Camilo Barcia Trelles;
Estudios y trabajos oceanogrficos en la Antrtida, del capitn de fragata (R) Guillermo O. Wallbrecher;
Negociaciones diplomticas sobre las Malvinas, del Dr.
Jorge Cabral Texo;
La soberana de la Repblica Argentina en las Malvinas
ante el Derecho Internacional, del Dr. Csar Daz Cisneros;
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El libro que hoy presentamos parti de la idea de replicar aquella iniciativa, atendiendo a la necesaria actualizacin histrica, pero
tambin al quiebre estructural sucedido por la accin de 1982 y el
nuevo paradigma en desarrollo que no ha sido suficientemente analizado en todo este tiempo de la posguerra.
La Universidad Nacional de La Plata tiene en desarrollo activo
ms de 150 Unidades de Investigacin y Desarrollo distribuidas en 17
Facultades, donde se desempean ms de 4.000 investigadores que,
en su vastedad analtica y en los alcances temticos, aportan actualidad, novedad, profundidad, claridad, calidad y pertinencia a muchos
debates disciplinarios, epistemolgicos, culturales, experimentales.
Asimismo, se vincula con sectores sociales, culturales, tnicos, gremiales, polticos, religiosos, msticos, reivindicatorios, a travs de Ctedras de enseanza Libre, Proyectos de Extensin y Voluntariado u
rganos colegiados que, desde sus respectivas especificidades, producen conocimiento, prcticas y saberes que ameritan su recuperacin
valorndolos con precisin y estima.
Para operativizar la propuesta, el 16 de septiembre de 2011, produjimos una convocatoria abierta a investigadores, extensionistas,
docentes, funcionarios, estudiantes (de grado y posgrado) y expertos
de organizaciones especficas de lo temtico. Casi tres aos despus,
hemos podido concluir un proceso institucional laborioso, comprometido desde los autores, vital en el dilogo histrico y epistemolgico, eficaz e injustamente insuficiente desde las representaciones de lo
que el tema sugiere, demanda y desafa.
Este es el resultado. Un rompecabezas metodolgicamente un
rompecabezas.
As como en la famosa novela, Julio Cortzar nos propona hacer su Rayuela con tres recorridos posibles, la lectura de estos Estudios puede hacerse a distincin de la lectura lineal tradicional,
tambin, como el armado de un rompecabezas. Integrando piezas,
desde un inicio azaroso, buscndole las complementariedades a cada
unidad, pero con la advertencia que el sentido final, total, solo se
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17
del continente Antrtico, mediante el producto de nuestras voluntades cientficas y acadmicas ms genuinas, ms comprometidas con
nuestra Nacin, nuestro pas, nuestro Estado, nuestra Universidad
Nacional Pblica.
Carlos J. Giordano
La Plata, 2 de abril de 2014
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Advertencia preliminar
El estudio de la situacin sanitaria en las Islas Malvinas presenta
numerosas dificultades. La principal de ellas radica en que las fuentes
de informacin son britnicas y las referencias epidemiolgicas originadas en las mismas islas son de difcil acceso. Por otra parte, en los
estudios generales la referencia a Malvinas es muy escueta, incluso en
la Suma de Geografa (cfr. Aparicio-Difrieri). El aporte de la Universidad Nacional de La Plata en el libro publicado en 1952 es una fuente
sustancial, a la vez que un alegato definitivo de la soberana argentina
sobre el archipilago.
Si bien se obtuvo informacin sobre la situacin sanitaria durante
la guerra de 1982, no resulta suficiente para incorporar el tema en
esta presentacin.
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Introduccin
Las Islas Malvinas, a una distancia aproximada de 12.000 km del
Reino Unido que las ocupa y a solo 500 km del territorio continental argentino, se asientan sobre la plataforma submarina del mar epicontinental de nuestro pas dentro de la isobata de los 200 m (talud
continental) y tienen la composicin geolgica del extremo sudeste
de la masa continental sudamericana (Riggi, 1951: 42 y ss).
Conforman un archipilago de alrededor de 200 islas de las cuales
hay dos mayores, la Gran Malvina u Occidental y la Soledad u Oriental, separadas por el estrecho de San Carlos. La superficie total es de
alrededor de 16.000 km21.
Determinantes geogrficos
El clima de las islas es de carcter martimo, de gran uniformidad,
con temperaturas mximas atenuadas. Los veranos son fros pero los
inviernos no lo son en extremo. Riggi indicaba para el mes de junio
un promedio de 2,5C y, para enero, 10C con una media anual de
6C (Ibd.). El tiempo es variable con vientos fuertes frecuentes, del
Oeste y del Sur, y tempestades violentas. La humedad relativa es alta
y el cielo tiende a ser nublado con cortos perodos de sol. Las precipitaciones anuales promedian los 500 mm y son frecuentes las nevadas.
Por su parte, el suelo es llano con ondulaciones bajas y mesetas escalonadas. Su altura mayor es el cerro Adam de 708 msnm en la Gran
Malvina. No hay ros sino solo pequeos arroyos y ros de piedras
(cauces secos rellenos con material slido de acarreo). Tampoco hay
glaciares. Las costas son sinuosas dando lugar a numerosas bahas
profundas.
1 Calvianota 12.000 Km2 (Calvi, 1981: 237). Riggi anota 16.384 Km2 (Ibid: 45). 12532
Km2 (Falklands, Espasa Calpe, 1993).
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Las bases cristalinas y sedimentarias estn cubiertas, en grandes extensiones, por capas de turba, material marrn y blando originado en
restos vegetales descompuestos en suelo anegado y pobre en oxgeno
que, en otras condiciones, se transformara en materiales carbonferos
como el lignito, carbn bituminoso y antracita. La turba es el nico
recurso combustible natural de las islas y presenta bajo poder calorfico
respecto de otros materiales carbonferos. (Aparicio, 1963: 200).
La vegetacin est formada por arbustos leosos, mientras que
en los sitios ms secos crecen matorrales y gramneas que sirven de
alimentacin al ganado lanar. En las islas no hay rboles. La fauna es
similar a la de la Patagonia, con colonias de pinginos y focas, donde
tambin abundan los gansos silvestres. Hay muy pocos insectos.
Determinantes demogrficos
El censo de 2006 registr 2.955 habitantes, incluyendo 477 ligados
a la base militar. La tasa de masculinidad es de 113% (1.569 hombres
y 1.386 mujeres). Alrededor del 72% de la poblacin se concentra
en Puerto Argentino, al NE de la isla Soledad, con 2.115 habitantes.
En la base militar de Mount Pleasant hay 477 personas, sin contar
el personal militar y sus familias. Diggle hace referencia a un total
de 5.000 habitantes entre civiles y militares con el agregado de otros
5.000 tripulantes de barcos de pesca de altura (2003: 1).
En 1971 se registraba alrededor de 200 habitantes en Puerto
Darwin y el resto se distribua en estancias en grupos de alrededor
de 25 personas (Calvi, Ibd.). A su vez, en la parte restante de la Isla
Soledad se censaron 196 habitantes y 127 en la Gran Malvina.
La estructura etaria est representada en el siguiente grfico:
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Estado civil
Casados
Unidos de hecho
Solteros
Separados
Divorciados
Viudos
Total
N personas
1151
124
816
67
193
101
2452
%
46,9
5,1
33,3
2,7
7,9
4,2
100
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Determinantes econmicos
En casi 800.000 ejemplares de ganado lanar, en 1896 se detect
sobrecarga en las pasturas y comenz progresivamente a reducirse
2 La isla de Santa Helena, a 1900 km al O de la costa africana y a aproximadamente
6600 km al NE de Malvinas, tiene 122 Km2 de superficie y alrededor de 5000 habitantes
(1981). Posee jurisdiccin, bajo dominio britnico, sobre las islas de Tristn da Cunha
y Asuncin. La principal referencia histrica es que all fue confinado Napolen
Bonaparte despus de Waterloo, entre 1815 hasta su muerte en 1821.
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Determinantes de infraestructura
As como no hay ros ni rboles, tampoco existen, con excepcin
de los que unen Puerto Argentino con la base militar y, al parecer,
con Puerto Darwin. Los isleos se mueven sobre huellas, con vehculos marca Land Rover, lanchas, por aire en pequeos aviones y a caballo. En la dcada del 70 se registraron 520 vehculos y 90 camiones
y mnibus (Falkland). Los sitios pantanosos con turba acumulada
son peligrosos para el trnsito. Las comunicaciones son por telfono, radiotelfono o correo electrnico y correo por lanchas o aviones
(Falkland, 2006).
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Hbitos poblacionales
La poblacin basa su alimentacin en la carne de cordero, hortalizas y papas que cultivan en casi todas las casas. Solo hay fresas y
frambuesas, las frutas frescas llegan desde el continente y los alimentos envasados provienen del Reino Unido (Calvi, 1981: 238).
El consumo de alcohol y de tabaco es alto. Son muchos los fumadores y pocos los espacios libres de humo. Esto se relaciona con
la soledad y la angustia (Calvi, 1981: 238). Las actividades fsicas no
relacionadas con el trabajo son reducidas. La prctica de natacin
solo es posible en una pileta climatizada ubicada en Puerto Argentino (Calvi, 1981: 238), donde tambin hay dos cines.
Los encuentros al aire libre se dan en oportunidad de competencias de esquila (Ibdem).
Perfil epidemiolgico
El estndar de vida y el nivel de salud poblacional eran buenos
para la dcada del 80. No obstante, el estatus colonial y la distancia
limitan los proyectos de vida de los habitantes.
Ha habido brotes de enfermedades virales, atribuidas a contactos
con el continente. Un brote de disentera en 1975, por ejemplo, oblig
a cerrar un internado escolar en Puerto Darwin con 45 pupilos.
En los 70 aument la incidencia de equinococosis hidatdica4 que
motiv una eficaz campaa preventiva, tanto en el aspecto educativo,
desparasitacin de perros e instalacin de un frigorfico.
4 La enfermedad es producida por un parsito (cstodo), Echinococcusgranulosus,
que forma quistes en los rganos de los ovinos y otros animales. El perro y otros
cnidos son huspedes definitivos que llevan el parsito en el intestino por comer
rganos infectados de ovinos o vacunos y los eliminan en las heces. El hombre se
contagia por agua o alimentos contaminados o por transferencia directa mano-boca
por contacto con perros infectados. La enfermedad tiene perodos asintomticos pero
a medida que los quistes (en hgado, pulmn u otros rganos) se agrandan (a veces
hasta 6 y 10 cm de dimetro) se produce un efecto de masa que requiere tratamiento
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Causa de muerte
T a s a
c/100.000 h
Enfermedades cardiovasculares
4,2
Neoplasias
1,8
Senilidad s/ mencin de psicosis y causas desco- 1,4
nocidas
Bronquitis
0,5
Fuente: Falkland. The encyclopedia, t X
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Ubicacin
N de
casos en
Malvinas
152
Intestino delgado
13,34 (3,34-53,34)***
153-4
Colon y recto
15
1,51 (0,91-2,51)
161
Laringe
3,65 (1,18-11,33)*
162
Pulmn
14
1,07 (0,63-1,80)
174
Mama (fem)
11
1,09 (0,60-1,96)
174
1,04 (0,33-3,21)
175
Mama (masc.)
18,64 (4,66-74,54)***
180
Cervix
0 (0-3,02)
200, 202
Linfoma No Hodgkin
1,90 (0,79-4,55)
201
Linfoma Hodgkin
3,60 (0,90-14,41)
27
Recursos sanitarios
La administracin local, a cargo de un Gobernador y una Junta
Ejecutiva, tiene un Departamento de Salud y Servicios Sociales con
98 agentes y un Comit de Salud.
El hospital civil de Puerto Argentino, King Edward Memorial
Hospital (KEMH), fue fundado en 1913. Cuenta, en 1984, con un
sector ambulatorio y un rea de internacin de alrededor de treinta
camas; entre ellas dos de cuidados intensivos, una de maternidad y
una de aislamiento (Tremayne, 2007: 149). La mitad del resto esta
destinadas a pacientes crnicos (Calvi, 1981:237). El promedio das
de estada es alto (hasta 18) en funcin de las distancias y el porcentaje
ocupacional bajo (42%). Recibe pacientes de las islas Georgias del
Sur, Tristn da Cunha y bases antrticas (Tremayn, 2007: 149).
Est muy bien mantenido (Calvi, 1981:238) y fue reconstruido en
1987 despus de un incendio que destruy construcciones de madera. Antes de la guerra de 1982, los recursos econmicos y sanitarios
eran muy limitados (Diggle, 2003: 1).
El hospital cuenta con dos plantas: la baja, para servicios auxiliares, y la alta, que concentra en un ala los consultorios, las reas
de direccin y administrativa, quirfano (disponen de equipos para
colecistectoma laparoscpica y cribaje de colonoscopa), farmacia,
laboratorios bioqumico y de anatoma patolgica, sala de rayos y el
otro ala para internacin. Luego de la guerra de 1982, se moderniz
el equipamiento, con un nuevo aparato radiogrfico digitalizado y un
sistema de telemedicina con el UK para segundas consultas, placas
radiogrficas y fotos de lesiones dermatolgicas (Diggle, 2003: 2).
El personal, en 2007, estaba compuesto por cinco mdicos (un
cirujano, un anestesista, dos odontlogos y una obstetra), 15 enfer28
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meras (algunas de ellas Hermanas de la Caridad), un tcnico radilogo, otro de laboratorio, un mecnico e higienista dental, un administrativo y cuatro mucamas (Calvi, 2003: 238). Los profesionales
se acreditan anualmente y realizan cursos de perfeccionamiento en
el Reino Unido, pero permanecen en las islas solo entre 2 y 4 aos.
Los mdicos son actualmente generalistas con capacitacin agregada en obstetricia, pediatra, psiquiatra y emergencias. Entre ellos se
distribuyen entrenamientos en colosigmoideoscopas, oftalmologa,
ecografa y medicina laboral. Hay rotaciones peridicas de traumatlogo, gineclogo y cirujano de cataratas.
Tienen un sistema de auditora interna y externa a cargo de los
colegios profesionales de IK (Diggle, 2003: 2) as como controles de
bioseguridad, seguridad del paciente y encuestas de satisfaccin.
El hospital coordina los programas especiales, incluido el de planificacin familiar. Se lleva un eficaz programa de inmunizaciones y
una ficha de control sanitario para menores de 12 aos. Hay atencin
de fisioterapia y fonoaudiologa.
Para los grupos alejados existe un mecanismo de consulta diaria
por radio con un profesional de guardia que evala los problemas
que se le plantean e indica medicacin que se obtiene de los botiquines de las estancias, con stock regularmente actualizado.
En caso de necesidad, se dispone de hidroaviones para trasladar
al paciente al nico hospital. Las emergencias, que se presentan en
promedio de 8 por ao, se informan a un nmero telefnico central
(999) y por va area se traslada una enfermera entrenada (a partir de
los 30 minutos). A tal efecto, se adapta de inmediato como ambulancia uno de los seis aviones disponibles con equipo de asistencia
(aspiracin, oxgeno, infusin endovenosa). El personal de enfermera se entrena desde 1984 en Advanced Trauma Life Support (ATLS)
cada cuatro aos aproximadamente fuera de las islas. Desde 2005, en
el KEMH existe un programa de entrenamiento para trauma y emergencias destinado al personal as como tambin a bomberos, polica y voluntarios de defensa civil. El curso es breve, obliga a estudiar
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Conclusiones
El informe Shackleton (1977) sostena que las islas podan parecer desoladas aunque haba a quienes les resultaban maravillosas, la
vida en ellas era buena y el estndar, alto. No obstante, la lejana, lo
reducido y disperso de la poblacin (excepto en Puerto Argentino),
la carencia de amenidades y la limitacin en los proyectos de vida
impulsaba la migracin de los jvenes. El aislamiento, la dureza del
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clima y la limitacin en la interrelacin social favorecen el hbito etlico y el tabaquismo, as como la depresin y la angustia, los divorcios
y las separaciones. A ello se suma la falta de niveles superiores de
educacin y el acceso solo a un segundo nivel de complejidad en la
atencin mdica y la discontinuidad en la retencin de profesionales
de la salud. En el mismo informe, Storey (Shackleton, 1977: 6) seala
que no se perciben signos de identidad cultural y que una gran parte
de la poblacin no siente sus races en las islas. Critica una fuerte
dependencia de la Falkland Islands Company y reconoce la importancia de los servicios y productos provenientes de la Argentina que
no pueden brindarse desde el UK. Incluso sostiene (Ibd.: 9) que en
el caso de exploracin y explotacin de yacimientos de petrleo en el
mar, la base debe ser el territorio argentino.
La referencia de pacientes complejos, en el aspecto mdico, era
bien atendida en Comodoro Rivadavia, Buenos Aires o Montevideo,
lo que resultaba muy conveniente como sostienen Ratcliffe et al (Ratcliffe, 1984: 16).
La enfermera Vince Tremayne, que ha sido citada, dijo en una entrevista: Mi padre fue a luchar a un lugar (las Malvinas) del cual la mayora de los britnicos nunca haban odo hablar (Nursing Standard).
El mismo informe Shackleton, conclua en 1977 que el antiguo
estilo colonial de gobierno (aunque admirable, sic.) no es ya el apropiado.
Despus de la guerra, la poblacin aument, especialmente gracias a guarnicin militar y el gobierno britnico, junto con el local,
impulsaron algunas lneas de desarrollo. El hospital mejor notablemente despus del conflicto.
La soberana argentina es inalienable y es objetivo decir que para
una poblacin reducida, tan alejada de su actual metrpoli, ese reconocimiento sera una bendicin.
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Bibliografa
Aparicio, F. y Difrieri, H.A. (1963). La Argentina. Suma de Geografa.
Buenos Aires: Peuser.VII.
Calvi, M.J. (1981). La Atencin Mdica en las Islas Malvinas. 4 (5) (pp.
236-239).
Diggle, R. (2003). Medicine in the Falkland Islands. Postgrad Med.
J. (pp79, 3-4).
Falkland, I. (1984). Britannica Book of the year. Encyclopedia
Britannica. Chicago.
Falkland (2010/14). Islands Government. Health and Social Services.
Departamental Business Plan: King Edward VII Memorial Hospital.
Falkland (2012). Islands Government.Health Services. En lnea.
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Ferraina, P. y Ora, P. (2000). Ciruga de Michans. (5 ed). Buenos
Aires: Ateneo.
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NHS. En lnea. Disponible en: <www.guardian.co.uk/healthcarenetwork/2011/oct/19/falklands-healthservice-t...(10/07/2012)>.
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del Prof. Jos Arce). Buenos Aires: Ministerio Educacin y Justicia
de la Nacin, 2 tomos.
Malvinas (1993). Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana. Madrid: Espasa Calpe, XXIII.
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says life in Falklands is a wonderful challenge. V.21 (40).
Ratcliffe, G.E.et al (1984). Medicine in the Falklands. A review of the
Medical Services in the Falkland Islands before and after the war
in 1982. J.R Annual Med Corps (pp. 130:16-19).
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33
El Archipilago de Malvinas comprende dos islas mayores: Isla Soledad ubicada al este, e Isla Gran Malvina situada al oeste, y un conjunto de ms de 230 pequeas islas e islotes. Ocupa un rea total de
cerca de 12.000 km y est ubicado entre los paralelos 51 00 y 52
30 S y los meridianos 57 40 y 61 30 O, en el Ocano Atlntico Sur,
al este de la Patagonia argentina (a 550 km de Tierra del Fuego y 785
km de Ro Gallegos, capital de la provincia de Santa Cruz). (Figuras 1,
2). La formacin de las Malvinas se remonta a 200 millones de aos
atrs, cuando se fragment la Gondwana con la consiguiente apertura
del Atlntico Sur y la placa sudamericana comenz a desplazarse hacia
el oeste, sufriendo desprendimientos que habran dado origen al actual archipilago. El rasgo ms destacado del paisaje malvinense est
constituido por sus planicies onduladas y cerros redondeados por la
erosin, cuyas alturas no superan los 700 metros (el pico ms alto es el
Monte Alberdi, de 705 metros sobre el nivel del mar). Desde el punto
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4. Pantanos herbceos: dentro de este tipo de vegetacin se encuentran varias comunidades que se presentan en suelos donde la capa
fretica est apenas por debajo, a nivel o por encima de la superficie
del suelo. El agua tiende a permanecer gran parte del ao.
a. Asociacin de Rostkovia: aparece en depresiones saturadas,
donde el drenaje est impedido y el agua se estanca por largos perodos. La caracteriza la especie Rostkovia magellanica, tpica por su color castao oscuro.
b. Asociacin de Astelia: se la puede localizar en suelos compuestos por una profunda capa de turba. Consiste en una especie de gruesa alfombra capaz de retener agua en sus hojas
y ramas viejas. Dominan las duras matas de Astelia pumila,
la que puede encontrarse acompaada de Gaimardia australis y Abrotanella emarginata.
c. Asociacin de Juncus scheuchzerioides: prefiere los terrenos hmedos de las mrgenes de los cursos de agua que llegan al mar.
La especie dominante es acompaada por Carex fuscula, frutilla del diablo (Gunnera magellanica) y Lobelia oligophylla.
5. Matorrales: son solo dos las especies que tienen la capacidad de formar un matorral bajo, de uno o a lo sumo dos metros de altura:
Chiliotrichum diffusum y Hebe elliptica.
a. Consociacin de mata negra (Chiliotrichum diffusum):
esta comunidad se caracteriza por el color grisceo de las
hojas de la especie dominante Chiliotrichum diffusum. Prefiere suelos hmedos pero bien drenados, ubicndose preferentemente a lo largo de ros y arroyos, aunque tambin es
dable encontrarla alejada de los valles de los cursos hdricos
sobre suelos arenosos cercanos a la costa.
b. Consociacin de Hebe elliptica: se la encuentra solamente en
ambientes costeros de la Isla Gran Malvina, donde sus matas
de 0,5-1,5 m de altura, aparecen esparcidas. Se trata de un
componente secundario en donde las especies dominantes
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b. Asociacin de Myriophylum: en lagunas de poca profundidad, ya sea con sustrato de arena o de arena y barro, pueden
observarse comunidades puras de Myriophullum quitense.
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El primer autor en sealar la estrecha afinidad entre la flora de las Malvinas y los bosques del extremo austral de Amrica del Sur fue el ingls Joseph Dalton Hooker (1847). Ms tarde lo hizo el sueco Carl J. F. Skottsberg
(1909, 1913), luego David Moore (1968) y ngel L. Cabrera (1971, 1976).
De acuerdo con Moore (1968), la ntima vinculacin con los bosques subantrticos se da especialmente con el sur de Tierra del Fuego
con la que comparte ms de 120 especies (sobre el total de 172), representando cerca del 80% de las mismas (Figura 2). Si se tiene en cuenta
el rea andina patagnica al sur del paralelo 40 S (incluido el territorio
fueguino), el nmero de especies compartidas se eleva a ms de 140, lo
que representa casi el 90% de especies compartidas.
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Bibliografa
Broughton, D. A. y McAdam, J. H. (2002). The non-native vascular flora of the Falkland Islands. Bot. J. Scot, Volumen (54) (pp.
153-190).
(2005). A checklist of the native vascular flora of the Falkland Islands
(Islas Malvinas): new information on the species present, their ecology, status and distribution. J. Torrey Bot. Soc., 132 (pp. 115-148).
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Apndice 1
Lista de plantas vasculares nativas de las Islas Malvinas (segn
Broughton y McAdam, 2005). Nombres vlidos (de acuerdo con Zuloaga et al. 2009) en cursiva; (*) = Endemismos.
Pteridfitas (= helechos)
Adiantum chilense
Asplenium dareoides
Blechnum cordatum (= B. chilense)
Blechnum magellanicum
Blechnum penna-marina, Fig. 4A
Botrychium dusenii
Cystopteris fragilis
Grammitis poeppigiana
Hymenophyllum falklandicum
Hymenophyllum tortuosum
Huperzia magellanica
Lycopodium confertum
Lycopodium magellanicum
Ophioglossum crotalophoroides subsp. robustum
Polystichum mohrioides
Rumohra adiantiformis
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Carex fuscula
Carex macloviana
Carex magellanica
Carex sagei (= C. barrosii)
Carex trifida
Carex vallis-pulchrae var. barrosiana
Cerastium arvense, Fig. 4B
Chenopodium macrospermum
Chevreulia lycopodioides (*)
Chiliotrichum diffusum
Chloraea gaudichaudii
Codonorchis lessonii, Fig. 5D
Colobanthus quitensis
Colobanthus subulatus
Coronopus didymus (= Lepidium didymium)
Cortaderia egmontiana (= C. pilosa)
Crassula moschata
Deschampsia antactica
Deschampsia parvula
Draba funiculosa
Draba magellanica
Drapetes muscosus
Drosera uniflora
Elatine sp.
Eleocharis melanostachys
Elymus magellanicus (= E. glaucescens)
Empetrum rubrum
Epilobium ciliatum
Erigeron incertus (*)
Euphrasia antartica
Festuca contracta
Festuca magellanica
Gaimardia australis
Galium antarcticum
Gamochaeta americana
Gamochaeta antarctica (*)
Gamochaeta malvinensis (*)
Gamochaeta spiciformis
Gaultheria antarctica
Gaultheria antarctica Gaultheria pumila
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Gaultheria pumila
Gavilea australis
Gavilea littoralis
Gentianella magellanica
Gunnera magellanica
Hamadryas argentea(*)
Hebe elliptica
Hieracium antarcticum
Hieracium patagonicum
Hydrocotyle chmaemorus
Hypochaeris arenaria
Isolepis cernua
Juncus scheuchzerioides
Koeleria permollis
Lagenophora nudicaulis
Leptinella scariosa
Leucheria suaveolens (*)
Lilaeopsis macloviana
Limosella australis
Littorella australis
Lobelia oligophylla (= Pratia repens)
Luzula alopecurus
Luzuriaga marginata
Marsippospermum grandiflorum
Montia fontana
Myriophyllum quitense
Myrteola nummularia
Nanodea muscosa
Nassauvia gaudichaudii (*)
Nassauvia serpens (*)
Nastanthus falklandicus (*)
Nertera granadensis
Nicoraepoa robusta (= Poa robusta)
Olsynium filifolium
Oreobolus obtusangulus
Oreomyrrhis hookeri
Oxalis enneaphylla
Perezia recurvata
Phlebolobium maclovianum (*)
Plantago barbata subsp. monanthos
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Cristina Damborenea
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Fauna de helmintos
En el ao 1980, Carola Sutton y La Lunaschi, investigadores de la
Divisin Zoologa Invertebrados, realizaron un estudio sobre la helmintofauna del cauqun, Chloephagapictaleucoptera (Gmelin, 1789)
(Anatidae), de las Islas Malvinas. En este estudio se describe una nueva especie de trematode, Echinostomachloephagae (Sutton y Lunaschi,
1980) parsita del intestino del cauqun. Los conocimientos sobre los
endoparsitos de animales silvestres en las Islas Malvinas son
La Coleccin Helmitolgica, adems de albergar el holotipo y paratipos de la especie mencionada, incluye ejemplares de endoparsitos (Acanthocephala, Nematoda y Cestoda) del pingino barbijo,
Pygoscelisantartica, proveniente de Isla Decepcin, estudiados por
investigadores de la UNLP (Vidal et al., 2012); endoparsitos (Cestoda y Nematoda) de la foca leopardo, Hydrurgaleptonix, de Bahia
Hughes; as como numerosos ejemplares de Tricladida (Platyhelminthes, Turbellaria) no identificados provenientes de diferentes regiones de la Pennsula Antrtica.
Fauna de moluscos
Dos investigadores de la Divisin han contribuido en forma notoria
al conocimiento de la diversidad de moluscos de la regin Subtantrtica
y Antrtida. Uno de ellos desde mediados de la dcada de 1950, la Dra.
Zulma Ageitos de Castellanos, reconocida malacloga de nuestro pas,
realiz estudios pioneros en diferentes taxones de poliplacoforos, gasterpodos y bivalvos de la mencionada regin (e.g. Ageitos de Castellanos, 1956, 1960, 1988, 1982a, 1982b; Ageitos de Castellanos y Fernndez,
1976). Estos trabajos brindan informacin base para el conocimiento de
la diversidad de moluscos del rea y para estudios zoogeogrficos.
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Fauna de hidrozoos
Una destacada contribucin al conocimiento de la diversidad de
invertebrados marinos de las Islas Malvinas y de la regin Antrtica
fue realizada por la Dra. Olga Blanco, investigadora de la Divisin
Zoologa Invertebrados, quien fue la primera en realizar trabajos vinculados a la fauna de hidrozoos de nuestro pas y una de las pioneras
especialistas mundiales en el tema. Sus producciones constituyen un
aporte de gran trascendencia para el conocimiento del taxn a nivel
mundial. La Dra. Blanco public, entre los aos 1963 y 1994, alrededor de 56 trabajos cientficos sobre el tema (ver Blanco, 1967, 1994a,
1994b y 1994c a modo de sntesis), gran parte de los cuales fueron
realizados a partir de materiales de las Islas Malvinas y la regin Antrtica. El material se encuentra depositado en la coleccin de Zoologa Invertebrados del Museo de La Plata (nueve lotes corresponden a
las Islas Malvinas y ms de 540 a la regin Antrtica y Subantrtica).
Estos materiales son de referencia y consultados por especialistas
nacionales y extranjeros. En el anexo se listan los materiales tipo depositados en la coleccin del Museo de La Plata.
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Bibliografa1
Ageitos de Castellanos, Z. J. (1956). Catlogo de los poliplacforos
argentinos y de aguas vecinas al Estrecho de Magallanes. Revista del
Museo de La Plata. Seccin Zoologa, 6 (pp. 465-486).
(1960). Una microcomunidad antrtica. Contribucin del Instituto
Antrtico Argentino, 50 (pp.5-11).
(1988). Novedades sobre micromoluscos subantrticos (Mollusca,
Gastropoda). Em Neotropica, 36 (92) (pp. 89-92).
1 Las referencias incluyen solo ejemplos relevantes de la produccin cientfica de
la Dra. Z. Ageitos de Castellanos y de la Dra. O. Blanco. Su produccin cientfica de
aspectos vinculados a la diversidad y distribucin de invertebrados no insectos en el
rea considerada es muy extensa.
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Anexo
Materiales tipo de especies de Islas Malvinas y regin Antrtica en las
colecciones de Zoologa Invertebrados.
Moluscos
Antimargaritabentarti (Aldea, Zelaya y Troncoso).
Antimargaritapowelli (Ibd.).
Axinulusantarcticus (Zelaya, 2010).
Benthobrookula argentina (Zelaya, Pimenta y Absalao, 2006).
Benthobrookula argentina (Ibd., 2006).
Mendicula sudamericana (Zelaya, 2010).
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Gonzalo de Amzola
Un tema controversial
La escuela ha ejercido una gran influencia en las representaciones
que conforman el imaginario colectivo de la sociedad, y en ellas, el papel que jug la enseanza de la historia fue determinante. En esas perspectivas escolares del pasado, mediante las cuales no solo se buscaba
desarrollar intelectualmente a nios y jvenes, sino tambin inculcarles
los valores que la sociedad consideraba necesarios para transformarlos en buenos ciudadanos, pueden reconocerse en el caso argentino
dos fases diferentes. A grandes rasgos, se puede distinguir un primer
perodo al que podramos definir como de larga duracin, en el que
predomin la intencin que el estudio de la historia sirviera para crear
pequeos patriotas con el ejemplo de los prceres. Esta etapa se inici
a fines del siglo XIX, impulsada principalmente por la necesidad de
que las visiones del pasado nacional sirvieran como cemento ideolgiUniversidad y soberana
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Historia menos rida y ms humana. La memoria invade el espacio pblico de las sociedades occidentales: el
pasado acompaa al presente y se instala en el imaginario
colectivo como una memoria poderosamente amplificada por los medios de comunicacin, a veces gestionada
por los poderes pblicos. []. Es decir, la memoria tiende
a convertirse en el vector de una religin civil del mundo
occidental, con su sistema de valores, creencias, smbolos
y liturgias. (2007: 14-15)
Sin embargo, para la mayora de los estudiosos la historia es autnoma de la memoria. Siguiendo a Paul Ricoeur (2004), podemos
establecer entre ambos conceptos tres diferencias fundamentales. La
primera, es que la memoria se fundamenta en el testimonio y en la
credibilidad del testigo, mientras que la Historia se basa en documentos que pueden y deben someterse a la crtica. En segundo lugar, la
memoria apela al testimonio que cuenta la inmediatez de la experiencia mientras que la Historia debe ir ms all del conocimiento directo
de los propios protagonistas y establecer regularidades y causas que
ellos mismos no pudieron percibir por estar inmersos en esos sucesos. Finalmente, la memoria demanda fidelidad al testimonio del
testigo, mientras que la Historia aspira a la verdad histrica fundada
en el procesamiento de los documentos y su interpretacin. Si bien
para Ricoeur se halla fuera de discusin que la memoria es la matriz
de la historia, esta ltima no tiene como nico cometido preservar a
aquella. Una funcin capital de la Historia, afirma, es la de problematizar la memoria.
Para completar la complejidad del asunto, tambin hay que considerar lo que se ha dado en llamar usos del pasado, concepto con el
que se denomina a la forma en la que el pasado es utilizado deliberadamente para justificar un orden poltico y social en el presente de
quienes lo interpretan que, usualmente, son los gobiernos de turno o
los sectores socialmente dominantes.
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En este complejo escenario se desenvuelve el problema de la enseanza escolar de la guerra de Malvinas. En las pginas siguientes,
nos ocuparemos de tres cuestiones para intentar describir las contradictorias caractersticas de su enseanza escolar: cules son las
principales preocupaciones de los investigadores que se ocuparon de
los aspectos sociales de la guerra que deberan conformar los conocimientos que transmite la transposicin didctica, cules son los
problemas que privilegiaron los programas de estudio a partir de los
aos 90 y de qu manera fueron tratados durante ese mismo lapso en
los manuales escolares.
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funcin de los derechos territoriales en los estados dinsticos y patrimoniales y en los modernos estados nacionales; la incongruencia entre el relato de los acontecimientos
anteriores a 1810 y los derechos incontrastables que Espaa tendra sobre las islas; y, finalmente, la potencialidad
autoritaria de los discursos de la reivindicacin territorial,
que un verdadero argentino no puede discutir. (2004: 70)
Otra interpretacin que le brinda a la escuela el papel protagnico en la naturalizacin de los derechos argentinos sobre las Islas
es la que brindan Cristina Mar, Jorge Saab y Carlos Surez. Estos
autores subrayan las caractersticas prescriptivas del sistema educativo argentino y su deliberada falta de espacios para visiones crticas
de la historia y la geografa, ya que estas asignaturas cumplan la
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A principios de 2012, coincidiendo con los treinta aos del conflicto, el gobierno emprendi una nueva ofensiva diplomtica para
discutir la soberana del territorio disputado, sosteniendo los argumentos clsicos de la reivindicacin argentina, entre ellos, que no deban tomarse en consideracin los deseos de los habitantes de las Islas
acerca de qu nacionalidad preferan. Esta iniciativa tuvo su punto
ms alto en los reclamos presentados personalmente por la Presidenta de la Nacin en el Comit de Descolonizacin de las Naciones
Unidas, sealando de alguna forma la continuidad del reclamo de
remalvinizacin.
El tema provoc algunas resistencias internas, entre ellas un manifiesto dado a publicidad en febrero de ese ao, firmado por un grupo de intelectuales y periodistas prestigiosos2. Entre otras cosas, en el
Manifiesto se afirmaba:
Como miembros de una sociedad plural y diversa que tiene en la inmigracin su fuente principal de integracin
poblacional no consideramos tener derechos preferenciales que nos permitan avasallar los de quienes viven y trabajan en Malvinas desde hace varias generaciones, mucho
antes de que llegaran al pas algunos de nuestros ancestros. La sangre de los cados en Malvinas exige, sobre todo,
que no se incurra nuevamente en el patrioterismo que los
llev a la muerte ni se la use como elemento de sacraliza-
2El Manifiesto Malvinas fue suscripto inicialmente por Emilio de pola, Pepe
Eliaschev, Rafael Filippelli, Roberto Gargarella, Fernando Iglesias, Santiago
Kovadloff, Jorge Lanata, Gustavo Noriega, Marcos Novaro, Jos Miguel Onaindia,
Vicente Palermo, Eduardo Antin (Quintn), Luis Alberto Romero, Hilda Sabato,
Daniel Sabsay, Beatriz Sarlo, Juan Jos Sebreli. Luego se adhirieron ms de mil firmas.
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como se percibe en lo ocurrido en 2012 no es solo historiogrfica sino tambin poltica. En consecuencia, resulta imposible de
considerar cul es el saber sabio que debe tomarse como punto
de partida para realizar las modificaciones necesarias que permitan
estudiar el tema en la escuela.
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La relevancia que adquiere as el tema y el proceso de remalvinizacin que impulsaba el gobierno fueron interpretados de una forma original por el entonces Ministro de Educacin, Daniel Filmus,
quien convoc a la sede ministerial a setenta ex combatientes para
acordar con ellos las polticas educativas a desarrollar durante el ciclo
lectivo 2007. Durante el encuentro se trabaj en definir iniciativas
para construir espacios de indagacin, pensamiento y produccin
en las escuelas de todo el pas, y acordar acciones conmemorativas
para el 2 de abril. Las declaraciones de Filmus muestran cmo haba
cambiado la valoracin de la guerra y su sentido histrico:
Cuando fue la Guerra de las Malvinas todos sabamos que
eran nuestras porque lo habamos aprendido en la escuela.
Ahora tenemos el desafo de cumplir con lo que dice la
Ley de Educacin Nacional e incorporar la memoria de
lo que ocurri en Malvinas en los contenidos educativos.
Una tarea que no es para un da sino que iniciamos hoy
para que est presente para siempre en sistema educativo
argentino. (educ.ar, 2007)
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La bsqueda de nuevos sentidos de la guerra y cualquier otra interpretacin posible se diluye totalmente en el diseo curricular de
5 ao para la Escuela Secundaria Superior de la Provincia de Buenos
Aires, que comenz a aplicarse en 2011. All, debera aparecer en la
unidad 4, Neoliberalismo, dictaduras militares y el retorno democrtico, especialmente en el punto c, dedicado a La ltima dictadura cvico militar en la Argentina pero, curiosamente, no se le proporciona ni en este subttulo ni en ningn otro del programa una sola
lnea que explicite que el tema deba ser estudiado, a pesar de lo que
disponen la Ley Nacional y la Provincial. Sin embargo, en el apartado
de orientaciones didcticas dedicadas a la unidad mencionada, las
Malvinas aparecen de esta forma:
En Argentina, el fin de la dictadura tambin se relacion
con un hecho muy doloroso, la guerra de Malvinas. Para
revisar esta temtica en particular, y discutir en general
las tensiones propias del neoliberalismo econmico y sus
consecuencias polticas y culturales, se propone el abordaje de la historia del rock en los aos 80. (DGCYE, 2011)
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importantes los libros de texto. Acerca de los manuales se ha afirmado en reiteradas ocasiones que es la tecnologa que empaqueta el
curriculum ya que su interpretacin de los nuevos temas es la que
en definitiva se traslada a las aulas, resultando as la nica bibliografa
con la que cuentan muchos docentes. Si consideramos los manuales
dedicados a la EGB, la Guerra de las Malvinas se plantea en todos
como la aventura irresponsable de los dictadores para lograr una
salida a los problemas que afectaban a su gobierno. Esto se percibe
con apenas leer los subttulos que se le dedican: Crisis del rgimen
militar y guerra de las Malvinas (Fradkin, 1998), De la guerra a la
democracia (Luchilo, 1997) y Malvinas y el fin de la dictadura (Tobio, 2000). En este ltimo caso se encuentra el tono ms extremo en
la descalificacin del conflicto:
Para acallar a la sociedad y unificar a los militares, el 2
de abril de 1982, tropas argentinas desembarcaron en las
Malvinas que desde 1833 estaban ocupadas por los ingleses []. El saldo de la aventura blica fue en distintos
planos lamentable. Signific un retroceso en relacin con
nuestros derechos sobre las islas, provoc un incremento
de los gastos del Estado y un dao social irreparable: muchos jvenes soldados, en su mayora del interior, murieron en combate o sufrieron lesiones fsicas y psicolgicas
irreparables (Tobio, 2000: 176).
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La noticia de la ocupacin fue anunciada por cadena nacional y provoc una sorpresa generalizada en la opinin pblica. La
mayora de los partidos polticos aprob la iniciativa del gobierno
y el movimiento obrero abri un parntesis en su plan de lucha
(Friedmann, 2001: 219). Miles de personas se concentraron en la
Plaza de Mayo para apoyar la operacin militar. La mayor parte de
la oposicin tambin apoy al gobierno, e incluso algunos partidos
provinciales de derecha organizaron viajes al exterior para explicar
los derechos argentinos sobre el archipilago (Pigna, 2004: 288).
La noticia fue anunciada al pas por cadena oficial y gener una primera reaccin de sorpresa generalizada [...]. En
la maana del 2 de abril, una gran parte de la poblacin
tena sensaciones contradictorias. Por un lado, dos das
antes del desembarco, Galtieri haba ordenado reprimir a
una de las manifestaciones de repudio en contra del gobierno. Por el otro, la ocupacin de las islas era una de las
reivindicaciones que la mayora de la sociedad argentina
consideraba justa. (Alonso, 1997: 275-276)
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profesional de Gran Bretaa, una justificacin de la derrota muy difundida por el gobierno militar en 1982. Un epgrafe en la pgina 220
del libro de la editorial Puerto de Palos resume esta visin: A pesar
de la determinacin de los soldados argentinos, poco a poco se hizo
evidente la superioridad tecnolgica del Ejrcito britnico, que adems contaba con el apoyo activo de los Estados Unidos. Por ltimo,
algunas obras destacan las acciones aeronuticas, como ocurre en los
libros de las editoriales Aique y Kapelusz. En Argentina. Una historia
para pensar se encuentra la reivindicacin ms llamativa:
La aviacin nacional, a cargo del brigadier Lami Dozo, llev a cabo proezas volando a ras de agua para no ser detectada por los radares enemigos. Dada su pericia y a pesar
de las limitaciones tcnicas, obtuvo significativos resultados contra las bien pertrechadas fuerzas rivales entrenadas por la OTAN [...]. (Rins, 1996: 480)
Esta exaltacin de las acciones de la Fuerza Area, que fue tambin un lugar comn de la posguerra, omite la condena que recibi
Basilio Lami Dozo por su desempeo como comandante durante el
conflicto.6
Los textos redactados para los nuevos diseos curriculares no varan prcticamente en nada de la persistente explicacin anterior. Por
ejemplo, un manual de 2011 contina con la caracterizacin de la
guerra absurda:
Haban muerto ms de 700 personas (la mayora jvenes
soldados) y casi un millar ms estaban mutilados y heridos. Ellos y los cientos de ex combatientes que se suicidaron se convirtieron en otras vctimas de la dictadura.
6 La Comisin de Anlisis y Evaluacin Poltico Militar de las Responsabilidades del
Conflicto del Atlntico Sur impuso ocho aos de reclusin al Brigadier Lami Dozo
por su desempeo en la guerra, lo que fue ratificado por la Cmara Federal.
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Reflexiones finales
En este recorrido hemos pretendido mostrar las dificultades y
contradicciones que se presentan en la enseanza del conflicto de
Malvinas. Por una parte, las nociones de historia y memoria aparecen muchas veces como sinnimo en el discurso oficial. Sin embargo, la relacin entre ambas es compleja en general y, sobre todo,
en este caso particular. La idea que expresaba en 2007 la entonces
Ministra de Defensa, Nilda Garr, acerca que los distintos recuerdos
de aquel pasado daran como resultado una nica memoria consensuada no parece probable, al menos en el corto plazo: mientras unos
enfatizan la reivindicacin territorial, otros reducen la disputa a una
trgica maniobra poltica de la dictadura. En el medio, se encuentra
la memoria de los ex combatientes, quienes reivindican su participaron consciente en el conflicto por tratarse de una causa antiimperialista. Tambin en esta posicin se hallan diferencias entre los que reivindican la actuacin de sus oficiales y quienes la critican agriamente.
Dos caractersticas de la memoria colectiva se manifiestan en esta
cuestin. La primera es que sobre un mismo acontecimiento del pasado las representaciones de los distintos sujetos son diversas. Como
dice Elizabeth Jelin:
El espacio de la memoria es, entonces, un espacio de lucha
poltica y no pocas veces esta lucha es concebida en trminos de la lucha contra el olvido: recordar para no repetir.
Las consignas pueden en este punto ser algo tramposas.
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Si seguimos esta lnea de pensamiento, tal vez podamos acercarnos a la naturaleza de aquello que se ensea sobre el conflicto de
Malvinas. Las prcticas escolares que se relacionan con la formacin de la imagen de la Argentina son variadas: clases, conmemoraciones, rituales cotidianos, etctera. En el caso de la guerra de 1982,
los discursos escolares no hacen ms que confirmar que el sentido
del pasado se construye como un deber de la memoria y no como
una discusin acerca de su sentido, donde el pasado debera situarse en relacin al presente y proyectarse hacia el futuro.
El conflicto blico aparece estrechamente ligado a la conmemoracin de una fecha patria el 2 de abril, asociada solo a la soberana nacional y a la representacin de la configuracin espacial del
territorio argentino. En esta narracin se amalgaman desordenadamente las distintas lneas que se debaten en la sociedad para integrarse en una explicacin tradicional, instalada secularmente en la
escuela y resistente a los cambios. Las Islas resultan as el smbolo
de la continuidad de la Nacin y la guerra se vincula fundamen90
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talmente con imgenes conmovedoras que no posibilitan la interpretacin y la reflexin necesarias para luego poder simpatizar o
adherir genuinamente con la causa de la recuperacin territorial.
El acto de recuperar las Malvinas es bueno slo porque tiene una
bondad intrnseca que se prolonga en quienes lo realizan.
Desde esa perspectiva, la historia enseada en la escuela y la
que se expresa en los manuales no es una traduccin simplificada
de los resultados de la produccin de los historiadores, sino que se
constituye en una creacin particular y original que responde a finalidades propias que no hacen ms que reforzar la idea de soberana nacional, sin referencias que resulten significativas al contexto
poltico de la guerra ni a las relaciones de esos acontecimientos con
el presente. As, el pasado reciente aparece cristalizado en una descripcin cerrada, no sujeta a interrogacin ni abordaje explicativo,
sino que se transmite una perspectiva atemporal en un relato sobre
la nocin de territorios violados, mientras que los protagonistas son
siempre ubicados en uno de los nicos polos considerados vlidos
en el anlisis: hroes o usurpadores.
Poco parece haber cambiado en los ltimos aos y este es un asunto en el que el peso de la tradicin escolar es inmenso y presenta una
resistencia persistente a las innovaciones. Una hiptesis a considerar
en relacin con este tpico es que la funcin social de la enseanza
de la historia trasciende los proyectos contemporneos y se liga a una
necesidad de perpetuacin del grupo (el Estado, la Nacin) sobre la
cual la capacidad de influencia del debate actual es restringida. En
este sentido, el patriotismo que secularmente transmiti la escuela y
que para algunos fue determinante en la aceptacin de las acciones
de la dictadura en 1982, mientras que para otros fue por lo menos
importante, persiste y resultara necesario redefinirlo para promover en la escuela una nocin que sea reflexiva y crtica, que reemplace
a la tradicional concepcin xenofbica y dogmtica.
Pero, puede el patriotismo ser tema de discusin? Hay ms de
una manera de entenderlo? Hace unos veinticinco aos se desarroll
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Bibliografa
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Desde otra perspectiva, el mantenimiento de la dependencia poltica asegura al Reino Unido la continuidad de su presencia mundial
en reas de inters estratgico para el gobierno de Su Majestad, las
empresas britnicas y la alianza que protagoniza con la actual potencia hegemnica. Este acuerdo ya bastante cimentado le ha asegurado a los Estados Unidos un camarada nico para sus campaas de
ultramar (Kosovo, Afganistn, Irak).
Ambas miradas, la argentina y la britnica, pueden ser confrontadas en forma crtica a partir de las tendencias geopolticas manifestadas en la actualidad. Los atisbos de desarrollo de una nueva transicin geopoltica, como continuidad de las tendencias pos Guerra
Fra (Taylor y Flint, 2002: 93-96), con su marcada direccionalidad
multipolar, nuevas centralidades (China, India, Brasil, Rusia, entre
otros) y economas emergentes, pone claramente en cuestin la intencionalidad estratgica de los aliados anglosajones o, ms bien,
ante el peligro, la potencia. Por otra parte, en base a la perspectiva
enunciada, realza las posibilidades de afirmacin soberana de pases
con economas emergentes.
Desde esta nueva perspectiva, cabe una tercera mirada regional,
la de un mbito geopoltico con identidad propia: el rea del Atlntico Sur. La salida del orden geopoltico de la Guerra Fra, la desaparicin de la URSS y las dificultades que aquejan a los Estados Unidos
como potencia hegemnica remanente (junto con la imposibilidad
de asignar tal papel a ningn otro actor preponderante), nos permite
recuperar y replantear el valor de las distintas regiones del mundo.
En el caso del Atlntico Sur cabe recordar algunas de sus peculiaridades (Coutau-Begarie, 1988: 29-37). Su caracterizacin geogrfica ubica a la regin al sur de la lnea del Ecuador y al norte de la
Convergencia Antrtica, lmite septentrional del Ocano Antrtico,
localizada alrededor del paralelo de los 60 sur. Al oeste, Suramrica
se extiende hasta el Cabo de Hornos y al este frica culmina en el
Cabo de las Agujas. Sin embargo, las tendencias geopolticas desarrolladas durante el siglo XX permiten extender hacia el norte su rea de
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7 Los tres pases citados ostentan pretensiones sobre sectores de la Antrtida que se
superponen parcial o totalmente, segn los casos.
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Si bien estas perspectivas parecen aceptables en trminos generales, debe recordarse que, en su sector septentrional, este Atlntico Sur
extendido presenta dos reas con identidades geopolticas diferenciadas: el denominado Mediterrneo Atlntico en la boca occidental del estrecho de Gibraltar limitado por el tringulo Azores-Canarias-Madeira, de fuerte presencia europea, y la regin del Caribe y el
golfo de Mxico, definida como Lago Americano o Mediterrneo
Americano por el geopoltico estadounidense Alfred Mahan (1935:
140)8, que actualmente es controlada casi en su totalidad por los Estados Unidos, a pesar de la presencia de numerosos Estados insulares
8 La segunda denominacin, Mediterrneo Americano ya haba sido propuesta
por Humboldt.
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independientes: uno de ellos Cuba claramente antagnico, y dependencias de potencias como Gran Bretaa, Francia y Pases Bajos9.
Por otra parte, los interrogantes futuros que presenta la vigencia
de la hegemona de la alianza Estados Unidos-Reino Unido permiten
revalorizar los cdigos geopolticos regionales de los Estados litorales: por una parte, las naciones suramericanas en proceso de afianzamiento de sus instituciones democrticas, redimensionamiento
econmico, renovacin poltica con tendencias progresistas e integracin en estructuras como el Mercado Comn del Sur MERCOSURo la Unin de Naciones SuramericanasUNASUR; por otra,
Estados africanos que resurgen de procesos complejos y traumticos
democratizacin de Sudfrica, fin de la guerra civil angolea, tarda independencia de Namibia, fluctuaciones de la guerra y las dictaduras en el Congo-Kinshasa, dictaduras o democracias aparentes
en Guinea Ecuatorial, Nigeria, Gabn. En ambas orillas se trata de
Estados que han transitado una catica dcada ultraliberal en los 90,
cuyas caractersticas y consecuencias siguen afectando en mayor o
menor medida a sus economas.
Desde una mirada estratgica, el Atlntico Sur presenta caractersticas bastante definidas: alejado de los centros de poder central,
suficientemente abierto hacia el norte, fcil de recorrer para una flota y menos favorable para su defensa costera10. Para matizar esta caracterstica, o apoyarla, se encuentra sembrado de islas convenientes
para la instalacin de bases areas o navales. Con excepcin de la plataforma del Mar Argentino, que se extiende hacia el este en la latitud
de las Malvinas, el resto est formado por grandes hoyas y planicies
abisales, separadas por una cresta meridiana, la Dorsal Mesoatlntica, esencial para explicar la teora de las placas tectnicas y la emer9 Sin duda, la presencia de la Cuba socialista ha venido a alterar, desde la dcada
del 60, tal hegemona y la actual alianza de dicha repblica con Venezuela y algunos
Estados insulares y sudamericanos en el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos
de Nuestra Amrica) ha profundizado tal enfrentamiento.
10 La menor distancia entre las costas sudamericana y africana es de unos 2.900 km
(costas de Brasil y Sierra Leona).
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14 El viajero y explorador portugus que le dio su nombre a las islas era conocido
como Tristo da Cunha o dAcunha, de all su deformacin a la toponimia espaola
clsica de Acua. En este texto seguiremos utilizando la primera denominacin, la
ms usual, tanto en ingls como en espaol.
15 Nombre oficial dado por los ingleses por extensin del topnimo Falkland Sound
o Estrecho Falkland, asignado al Estrecho de San Carlos, que separa las dos islas
mayores (Soledad y Gran Malvina) por el capitn John Strong en 1690, en homenaje
a Anthony Cary, 5 vizconde de Falkland, Primer Lord del Almirantazgo en ese
entonces y personaje poco recordado de la historia britnica.
16 El gegrafo francs Guillaume Delisle empez a utilizar, en una cartografa de
1722 (Terres Maguellaniques et dtroits de Magellan et de Le Maire), el nombre de
archipilago Malouin o les Malouines en homenaje a los marinos del puerto bretn de
Saint Malo (Francia) que exploraron y se asentaron en las islas. El primer documento
oficial que lo cambia al topnimo espaol Islas Malvinas data de 1806 (Carta del
Gobernador espaol de las Islas al virrey Sobremonte).
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cial con la base de la Royal Air Force Ascension, en la isla homnima, para posibles operaciones sobre el frica Occidental, Ecuatorial
y Austral. La comunicacin contina hasta Malvinas, donde la base
RAF Mount Pleasant tiene una accin potencial hacia la regin del
Cono Sur suramericano, la zona de los estrechos Magallanes-Beagle-Drake con acceso al Pacfico Sur y, eventualmente, a los ocanos
Antrtico e ndico.
La existencia de otras dependencias no equipadas Tristn de
Cunha y Santa Elena, desarmadas y con actividad principalmente
civil, representa una potencialidad futura de fcil reorganizacin23.
Otra lnea de bases de pases de la Unin Europea alcanza tangencialmente a la regin: la base espaola de Hoya Fra, en Tenerife
Canarias, hoy prcticamente cerrada, pero activable; bases francesas en Guadalupe, Martinica y la Base Aeroespacial de Kourou en la
Guayana, podran tener accin potencial sobre el Caribe y el norte de
Amrica del Sur (Amazonia, Venezuela, etc.).
Por otra parte, la estrecha y comprometida vinculacin del Reino
Unido en el seno de la OTAN y la alianza estratgica con Estados
Unidos, permitira el uso operativo de sus bases (Mount Pleasant,
por ejemplo) por parte de la coalicin atlntica y, an ms, ha habilitado para el ejrcito estadounidense una posicin especial, la Base
Cat Hill en Ascensin, fuera del rea de influencia de la OTAN y en
una regin donde se ubican importantes actores, hoy aliados, pero
con potencialidad emergente (Brasil o Sudfrica y otros ms dscolos,
como Venezuela).
23 Se debe recordar que, antes de la guerra, Las Malvinas revestan este carcter y, a
posteriori y en poco tiempo, se mont la base area ms moderna con que cuentan las
fuerzas armadas britnicas en ultramar.
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Brasil, por su parte, pionero de este tipo de encuentros internacionales y privilegiando las relaciones Sur-Sur, se encuentra intensificando su actuacin en dos mbitos que lo vinculan, entre otros pases, con Sudfrica: el Foro Trilateral IBSA India, Brasil, Sudfrica y
las reuniones del Grupo BRICS Brasil, Rusia, India, China y Sudfrica. Se trata de la estrategia denominada minilateralismo que, sin
nimo de excluir al resto de los interlocutores, apela a reuniones ms
reducidas para ampliar los consensos, facilitar los entendimientos y
llevar la voz de otros Estados de sus respectivas regiones a crculos
con mayor poder de decisin.
Frente a todos estos mecanismos las potencias tradicionales, sumergidas en sus propias crisis estructurales y aferradas a polticas
econmicas que ya ha demostrado su ineficiencia para resolver los
problemas de las mayoras, mantienen sus estrategias de control sobre territorios alejados de sus realidades nacionales y su presencia
blica, demostrando ser un escollo muy difcil de soslayar para las
relaciones multilaterales en las que se est encaminando el resto del
mundo.
En el Atlntico Sur, las negativas a reconocer las soberanas regionales y mantener bases militares amenazadoras y barreras geopolticas como la que representan los BOTs, significan esta misma estrategia que ya est cayendo en el anacronismo y la necedad. Los tiempos
venideros dejarn en claro cules son las polticas ms lgicas para el
entendimiento entre las naciones.
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Marina del Instituto Nacional de Tecnologa Industrial (CIBIMA-INTI); la Direccin Nacional del Antrtico/Instituto Antrtico Argentino
(DNA/IAA); el Centro Nacional Patagnico (CENPAT); el Instituto de
Ciencias del Mar y Limnologa de la Universidad Autnoma de Mxico
(UNAM); el Alfred Wegener Institut fr Polar und Meeresforschung
(AWI-Alemania); el Institut des Sciences de la Mer de Rimouski (Quebec), Canad y Scripps Institution of Oceanography, Universidad de
California, San Diego, La Jolla, California (USA).
Las principales lneas de investigacin desarrolladas responden
al estudio de la biodiversidad, taxonoma y ecologa de las microalgas. Otra temtica de inters, confinada principalmente a la regin de
Tierra del Fuego, se relaciona con la ocurrencia de fenmenos naturales de Floraciones Algales Nocivas (FANs), clsicamente conocidos
como mareas rojas, generados por especies de microalgas que tienen
la capacidad de producir compuestos txicos o nocivos que impactan negativamente sobre el medio ambiente y la salud humana. Otro
de los temas tratados se encuentra relacionado con el rol del ocano
como fuente o sumidero de CO2, segn la poca del ao y la zona que
se considere, as como tambin con el anlisis del impacto que los
tmpanos libres del pack de hielo pueden ejercer sobre el ecosistema
pelgico adyacente. Finalmente, se incluyen los resultados vinculados con el estudio de los efectos del aumento de la radiacin ultravioleta B (RUVB) sobre la comunidad planctnica.
Este apartado ha sido organizado en tres secciones. En la primera,
se presenta una breve resea de cada una de las regiones consideradas. Posteriormente, se ofrece una sntesis de los trabajos publicados
analizados por dcadas, incluyendo mapas e imgenes de las reas
de estudio y breves comentarios sobre el marco terico de referencia
para los principales proyectos y trabajos. Cabe destacar que de las
investigaciones realizadas en la Antrtida se considera la regin comprendida entre los meridianos 74 O y 25 O, al sur del paralelo 60 S,
incluyendo a las islas Orcadas y Shetland del Sur, sector reivindicado
por la Repblica Argentina.
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entre la costa Atlntica y las Islas Malvinas, y la Corriente de Malvinas, sobre el borde oriental de la plataforma (Guerrero y Piola,
1997; Bianchi et al., 2005). Diversos estudios han demostrado que la
distribucin de la biomasa fitoplanctnica presenta una importante
variabilidad espacio-temporal, en gran parte relacionada con el ciclo
estacional de formacin y ruptura de la estratificacin de la columna
de agua, as como tambin con la presencia de zonas frontales, tales
como el frente de marea de la Pennsula de Valds, la zona estuarina
fra de Baha Grande y el frente del talud continental (Acha et al.,
2004; Rivas et al., 2006; Romero et al., 2006).
Las Islas Malvinas, circundadas por aguas del Atlntico sudoccidental, han sido reconocidas por la importancia de su biodiversidad
y existe una copiosa bibliografa de sus especies y hbitats; especialmente sobre aves y plantas superiores (Diamond, 1974). Trabajos recientes (Flower, 2005), basados en muestreos realizados en numerosos ambientes dulceacucolas de este archipilago que dan a conocer
los primeros resultados sobre microalgas relacionadas con el grupo
de las diatomeas.
El territorio de la isla de Tierra del Fuego, limitado al norte por el
estrecho de Magallanes y al sur por el Canal Beagle, abarca hacia el
Este grandes extensiones de costa sobre el Ocano Atlntico. Previamente al perodo aqu analizado, el archipilago de Tierra del Fuego
fue objeto de numerosas expediciones cientficas durante el siglo XIX
y la primera mitad del XX, algunas de las cuales contribuyeron a un
primer conocimiento de la flora algal de esta regin, especialmente
del grupo de las diatomeas de ambientes marinos y agua dulce (Frenguelli, 1923, 1924). Sin embargo, en contraste con el conocimiento
disponible sobre la distribucin de biomasa fitoplanctnica en el Mar
Argentino, la informacin que existe para la zona de Tierra del Fuego
acerca de la diversidad, estructura y dinmica espacio-temporal del
fitoplancton es escasa. Ms limitada an es la informacin acerca de
los aspectos florsticos y ecolgicos de las comunidades microalgales
bentnicas.
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Regin Antrtica
El Ocano Antrtico rodea por completo al continente Antrtico,
formando un anillo en el que la circulacin de las masas de agua es
circumpolar y prcticamente ininterrumpida. La convergencia Antrtica o Frente Polar es el lmite oceanogrfico de este y determina
que el ecosistema marino se encuentre relativamente aislado, presentando una distribucin circumpolar de la mayora de las especies.
Se reconoce que dos motivos principales incidieron en el inicio
de las actividades en el Ocano Antrtico: econmico y cientfico
(Ferrario, 1990a). Por un lado, el establecimiento de la explotacin
comercial ballenera, pesquera y del krill (Euphausia superba) que
demand la necesidad de comprender el funcionamiento del ecosistema marino y, por otro, el advenimiento de procesos de cambio climtico global a causa del incremento de la emisin antrpica de CO2
a la atmsfera, as como tambin la postulacin que este fenmeno
podra ser amortiguado en parte por el ocano austral.
Las investigaciones biolgicas en la regin antrtica comienzan
en el siglo XIX (Hooker, 1847). En la actualidad, la mayora de los
trabajos se encuentra orientada hacia estudios ecolgicos y de distribucin del microfitoplancton (El-Sayed y Weber, 1982; Schloss, 1997;
Schloss et al., 1997; Garibotti, 2003; Almandoz, 2008), siendo poco
conocida la filiacin taxonmica de algunos grupos fitoplanctnicos;
principalmente los organismos cocales y flagelados de la fraccin del
picoplancton, as como los bentnicos (tanto de ambientes marinos
como continentales).
Debido a la elevada concentracin de nutrientes que caracteriza a
la regin antrtica, en los primeros estudios se especul con que sus
aguas eran muy productivas, con picos de abundancia y dominancia de diatomeas de gran tamao, adems de una cadena alimentaria
corta y eficiente, compuesta por microfitoplancton, krill y consumidores secundarios (entre otros, Priddle et al., 1992). Sin embargo,
actualmente se sabe que esta visin es simplista y que el fitoplancton
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antrtico es muy diverso en su estructura, con una cadena alimentaria ms compleja, interacciones entre bacterias, picofitoplancton y
nanofitoplancton, as como con los niveles trficos superiores incluyendo al micro, meso y macrozooplancton (Azam et al., 1983; Mitchell y Holm-Hansen,1991; Fenchel, 2008). Adems, se ha demostrado que la alta biomasa fitoplanctnica est asociada principalmente
con zonas frontales y el borde de hielo (entre otros, Thomas et al.,
2004; Garibotti et al., 2005a; Vernet et al., 2008).
Sntesis de las investigaciones ficolgicas ms relevantes en Islas
Malvinas, Tierra del Fuego y Antrtida.
Dcada del 50
Entre los trabajos ficolgicos efectuados en ambientes dulceacucolas de Tierra del Fuego a partir de 1950, se destacan las investigaciones realizadas por el Dr. Joaqun Frenguelli en la turbera del
Ro de la Misin, Ro Grande. Primeramente, se analizaron muestras
extradas a lo largo de un perfil vertical realizado en el espesor de
una cuenca ocupada en el presente por una turbera. Para cada una
de las muestras se describieron las caractersticas del sedimento, se
enumeraron los componentes microscpicos de origen silceo y se
elabor una lista de los taxa de diatomeas. Esta informacin permiti
realizar una descripcin detallada de las diferentes fases de evolucin de la cuenca en la que se form la turbera (Frenguelli, 1951).
En un segundo estudio realizado en la misma turbera, los anlisis de
caractersticas similares a los ya mencionados, permitieron llevar a
cabo una reconstruccin ms detallada del desarrollo de la cuenca y
describir taxa de diatomeas y otras algas silceas, incluyndose dentro de estas ltimas a cinco especies y cuatro variedades nuevas para
la ciencia: Caloneis aueri, C. fuegiana, Navicula pannosa, N. bellatii,
Achanthes acuta, Vanheurckia interposita var. linearis, V. interposita
var. lanceolata, C. aueri var. macra y Achnanthes exigua var. undulata
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Dcadas del 60 y 70
A mediados de los 60, el ficlogo Dr. Oscar Kuhnemann propici
el desarrollo del proyecto Flora Criptogmica de Tierra del Fuego,
que cont con el auspicio y la financiacin del CONICET, Repblica
Argentina, y en el que participaron numerosos ficlogos, miclogos
y brilogos, tanto argentinos como extranjeros (Gamund y Amos,
2007). A partir del ao 1975, en el que comienzan a publicarse los
primeros resultados, y hasta su finalizacin en el ao 1998, la direccin del proyecto estuvo a cargo de los doctores Sebastin A. Guarrera, Irma Gamund de Amos y Celina M. Matteri. El Dr. Guarrera, en
ese momento jefe de la Divisin Ficologa, impuls la participacin
de distintos investigadores para cubrir los aspectos de este proyecto
relacionados con las algas. En este contexto se realizaron numerosas
excursiones en el interior de la Isla Grande de Tierra del Fuego (Figura 2), las que tuvieron la colaboracin del CIBIMA-INTI y del CADIC-CONICET. La mayora de las muestras de microalgas de agua
dulce analizadas como parte de este proyecto fueron depositadas en
el Herbario (LPC) de la Divisin Ficologa Dr. Sebastin Guarrera del
Museo de La Plata.
Los primeros resultados de los estudios de la ficoflora de Tierra del
Fuego comenzaron a darse a conocer durante la dcada del 70 a travs
de diferentes publicaciones, la mayor parte de ellas dedicadas al relevamiento de las microalgas presentes en diferentes ambientes continentales de Argentina (Guarrera y Tell, 1970; Garca de Emiliani et al.,
1976; Guarrera y Ferrario, 1978; Tell, 1973a, b, 1975a, 1979a, b; Tell y
Guarrera, 1979). Los resultados ms relevantes de estos trabajos pueden resumirse en la descripcin de nuevos taxa para la ciencia: una especie de Xanthophyceae (Peroniella bourrellyi) y una variedad de Chlorophyceae (Vitreochlamys lefevrei var. minor), as como el hallazgo de
37 taxa especficos e infraespecficos citados por primera vez en el pas.
En este mismo perodo, con las publicaciones de Tell (1975b) y
Tell y Mosto (1976) acerca del grupo de las Chlorophyta, se reali134
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zan las primeras contribuciones dedicadas especficamente al relevamiento florstico de este grupo de algas en Tierra del Fuego. En ellas
se describen e ilustran unos 30 taxa especficos e infraespecficos, de
los cuales veinte son nuevos registros para Argentina.
Estas contribuciones no solo son relevantes por el conocimiento
de la ficoflora de la regin sino porque, junto a unos pocos trabajos
desarrollados en otras regiones del pas, constituyeron los primeros
relevamientos florsticos de las microalgas no silceas de Argentina.
Dcada del 80
Durante esta etapa se continu con la publicacin de trabajos que
contribuyeron a ampliar el conocimiento de la ficoflora de agua dulce de Tierra del Fuego. Se trat de publicaciones basadas tanto en
muestras colectadas en su totalidad en Tierra del Fuego (Tell y Vlez,
1982), como otras basadas adems en colectas realizadas en diversas
regiones de Argentina (Tell, 1981; Ferrario et al., 1982). Consideradas en forma conjunta, en estas publicaciones se dieron a conocer
47 taxa pertenecientes a distintos grupos algales, de los cuales una
variedad de Chlorophyceae (Didimocystis inconspicua var. minor) y
una de diatomea (Cymbella cistula var. guarrerae) resultaron nuevas
para la ciencia, en tanto que 21 taxa constituyeron nuevos registros
para el pas.
Por otro lado, en el marco del proyecto Flora Criptogmica de
Tierra del Fuego, comenzaron a publicarse los primeros fascculos
organizados por grupos taxonmicos. Tell y Mosto (1982) estuvieron
a cargo del fascculo correspondiente al Orden Chlorococcales de las
Chlorophyceae, en el que se describen e ilustran 106 especies y taxa
infraespecficos, distribuidos en 35 gneros y 10 familias. De ellos,
gran parte se registraron por primera vez para Argentina.
Hacia mediados de esta dcada, Guarrera (1986) publica el fascculo dedicado al Orden Chroococcales de las Cyanophyta, en el que
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describen e ilustran 49 taxa, distribuidos en 16 gneros, de los cuales una variedad (Merismopedia tenuissima var. polyedricum) result
nueva para la ciencia.
Por otro lado, en ambientes principalmente marinos de Antrtida y como parte de los Proyectos realizados en colaboracin con la
DNA/IAA, durante los 80 y la actualidad, fue posible analizar una
extensa regin geogrfica e incrementar el conocimiento sobre aquellas especies de diatomeas que por su ecologa, caractersticas taxonmicas y distribucin geogrfica tienen un inters particular para
el rea.
En este contexto se llevaron a cabo diferentes tipos de investigaciones. Entre estas puede mencionarse el estudio de la sistemtica
y autoecologa de Coscinodiscus asteromphalus, a partir de un clon
aislado en la Baha Paraso, Base Argentina Almirante Brown (64
53S, 62 53O). Los resultados de las experiencias de cultivo permitieron establecer que esta especie tolera temperaturas mnimas de
hasta 1,5C, lo cual limita su crecimiento durante los perodos fros
invernales (Ferreyra y Ferrario, 1983a).
Para esta misma regin, y en base a un muestreo anual, se analizaron especies del gnero Rhizosolenia (actualmente incluidas en
Proboscia), que si bien tiene una amplia distribucin, presenta su mayor diversidad en aguas polares. El estudio realizado con microscopia
de luz y electrnica de transmisin y barrido permiti determinar
la presencia de una marcada variacin morfolgica estacional que,
segn los criterios tradicionales, eran consideradas poblaciones de
diferentes taxa tales como Rhizosolenia alata, R. inermis y sus respectivas subespecies (Ferreyra y Ferrario, 1983b; Ferrario, 1993).
Otras investigaciones basadas en muestreos, no solo de reas antrticas sino tambin de ambientes dulceacucolas y marinos de Tierra del Fuego, permitieron documentar siete gneros, ocho especies
y dos variedades de diatomeas de los Ordenes Centrales y Pennales,
caracterizados por presentar estructuras anmalas o un marcado polimorfismo (Ferrario y Ferreyra, 1983; Ferrario y Sar, 1988).
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En Baha Paraso se desarrollaron investigaciones en base a material removido del alga roja Plocamium coccineum, as como de colonias de hidrozoos, que comprendieron el anlisis con microscopia
ptica y electrnica de barrido de dos especies del gnero Trigonium
(T. arcticum y T. formosum). Las observaciones mostraron una serie
de caracteres estructurales que aclaran las diferencias entre estas dos
especies estrechamente relacionadas (Ferrario y Ferreyra, 1984).
Del anlisis del fitoplancton proveniente de las colectas realizadas
en reas de las Islas Orcadas del Sur fue posible identificar 56 taxa de
diatomeas, entre las cuales Fragilariopsis cylindrus, F. pseudonana, F.
curta, y Thalassiosira gracilis fueron las especies ms abundantes y
mejor distribuidas. Suplementariamente como parte de este muestreo y a fin de brindar una perspectiva general de la dinmica trfica
de pequeos herbvoros se analiz el contenido estomacal del krill.
Los resultados indicaron la presencia de F. cylindrus y F. curta, esta
ltima capturada en mayor nmero que F. cylindrus. Debido a que
estas dos especies son morfolgicamente similares, se sugiri que la
selectividad observada estara relacionada con diferencias en la eficiencia de captura vinculadas al tamao de ambas especies (Ferrario
y Ferreyra, 1987).
Por ltimo, cabe destacar que dada la necesidad de disponer de
una base de datos que compendie los taxa de diatomeas marinas, as
como de ambientes salobres y estuarinos, registrados entre los 36 y
60 S (con especial referencia para el Mar Argentino), se public un
catlogo que rene dicha informacin (Ferrario y Galvan, 1989).
Dcada del 90
Durante esta dcada continuaron las contribuciones al conocimiento de las Cyanophyta de Tierra del Fuego. Guarrera y Echenique
(1995) publicaron un trabajo sobre la Subclase Hormogonophycideae en el que se describen e ilustran 19 taxa (especies y variedades)
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De 2000-2010 a la actualidad
Las tareas de investigacin sobre la ficoflora de agua dulce llevadas a
cabo en esta dcada se desarrollaron a partir de los muestreos realizados
en el marco del proyecto Flora Criptogmica de Tierra del Fuego, los
cuales hicieron posible elaborar dos trabajos relacionados con las diatomeas: uno de ndole taxonmica y otro de tipo florstico. En el primero
de ellos, sobre la base de la variabilidad de los caracteres morfolgicos y
morfomtricos observada en el material tipo y en materiales colectados
posteriormente en Tierra del Fuego, Gorriti et al. (2000) realizaron un
estudio acerca de la validez taxonmica de Epithemia zebra var. elongata.
Posteriormente, en un segundo trabajo, Guerrero et al. (2001) dieron a
conocer los taxa pertenecientes a las familias Epithemiaceae y Surirellaceae. En esta contribucin se describieron e ilustraron 17 taxa, de los
cuales uno (Rhopalodia rupestris) result nuevo registro para Argentina
y cuatro (Epithemia argus var. argus, Surirella ovalis, S. linearis y S. roba)
constituyeron nuevas citas para Tierra del Fuego. Estas producciones
representan un salto cualitativo respecto de los exhaustivos estudios de
Frenguelli, ya que en ellos se analizan por primera vez las diatomeas dulceacucolas de la regin con microscopa electrnica.
La finalizacin del proyecto Flora Criptogmica de Tierra del
Fuego tuvo como consecuencia un decrecimiento en el nmero de
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trabajos relacionados con aspectos florsticos de las algas de agua dulce llevados a cabos en esa regin. Por el contrario, en este perodo se
increment la cifra de proyectos dedicados al estudio de la taxonoma y ecologa del fitoplancton marino, con nfasis en las diatomeas
del Mar Argentino y de la regin antrtica.
Por otra parte Sar et al. (2009), compilaron en un catlogo los taxa
de diatomeas erigidos por Frenguelli. En el mismo se incluyen las 5
especies y 23 variedades creadas a partir de materiales colectados en
Tierra el Fuego y publicados por este autor entre 1923 y 1924.
Los avances en el conocimiento de la flora de ambientes marinos
correspondientes a este perodo son el resultante de investigaciones
realizadas en el marco de diferentes proyectos nacionales y extranjeros,
desarrollados en reas de Tierra del Fuego, Islas Malvinas y Antrtida.
Es sabido que la regin del talud y plataforma continental adyacente de la Patagonia Argentina sostiene una rica pesquera y es considerada una de las de mayor productividad del ocano a nivel mundial aunque, paradjicamente, se halla entre las menos conocidas con
respecto al fitoplancton. El descubrimiento de nuevas especies, y la
extensin de la distribucin geogrfica para las ya conocidas, son un
claro indicador del conocimiento limitado que existe sobre el tema,
especialmente en lo referido a las fracciones ms pequeas del fitoplancton. En este contexto, se desarroll el proyecto Biodiversidad y
dinmica estacional del fitoplancton en la Patagonia: el rea del talud
y la plataforma adyacente, financiado por el Fondo para el Medio
Ambiente (del ingls GEF), bajo la direccin de investigadores de la
UNLP. El objetivo del mismo fue obtener informacin de campo en
relacin con diferentes aspectos del fitoplancton sobre una extensa
rea geogrfica (38-55S), que incluye aguas circundantes de Tierra
del Fuego y de las Islas Malvinas (Figura 3).
Los resultados de este proyecto obtenidos del anlisis de muestras de primavera, otoo e invierno tardo permitieron caracterizar
la diversidad y evaluar la abundancia estacional de los organismos
fotosintticos de las fracciones del pico, nano y micro fitoplancton
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tigacin (Zwally et al., 2002, 2005; Overpeck et al., 2006). La desaparicin de siete barreras de hielo a ambos lados de la Pennsula
Antrtica y los actuales procesos de desintegracin de estas masas
de hielo, se han atribuido al calentamiento atmosfrico (Vaughan y
Doake, 1996; De Angelis y Skvarca, 2003). En consecuencia, existe un claro incremento de grandes tmpanos de origen continental
en los mares de Ross, Bellingshausen y Weddell (Bindschadler y
Rignot, 2001; Ballantyne, 2002; Long et al., 2002). El conocimiento
sobre el impacto que los tmpanos libres del pack de hielo pueden ejercer sobre el ecosistema pelgico adyacente es an escaso.
Un efecto positivo de los tmpanos sobre el fitoplancton puede ser
atribuido a la mezcla y enriquecimiento local de micronutrientes.
Sobre esta problemtica se gener el proyecto interdisciplinario an
en desarrollo denominado Free-drifting icebergs as proliferating
dispersion sites of iron enrichment, organic carbon production and
export in the Southern Ocean, financiado por la National Science
Fundation. Su objetivo es estudiar el efecto de los tmpanos sobre
las caractersticas fsicas, qumicas y biolgicas de la columna de
agua en una zona considerada representativa del Ocano Austral
(Mar de Weddell) (Figura 5).
Para este complejo estudio se utiliz, entre otros, un vehculo
operado a control remoto ROV-Phantom DS 2 que permiti obtener
imgenes pticas de la estructura fsica del hielo y de comunidades algales adheridas a los flancos del hielo sumergido (Smith et al., 2007).
En aguas aledaas, en uno de los tmpanos estudiados, la comunidad
planctnica estuvo numricamente dominada por diatomeas, de las
cuales F.nana fue el taxn ms abundante, representando el 57 y 82%
de la densidad fitoplanctnica total y de diatomeas, respectivamente.
En comparacin con un rea establecida como control, la dilucin
por derretimiento de hielo, la disminucin de la temperatura del
agua y el pastoreo de zooplancton seran responsables de ciertas diferencias observadas en la composicin y abundancia del fitoplancton
(Cefarelli et al., 2011; Vernet et al., 2011).
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impactos negativos en la salud y el medio ambiente. Ante esta problemtica, distintas organizaciones internacionales como la Intergovernmental Oceanographic Comission-IOC-de la UNESCO y regionales
dentro de las cuales se incluye a Sudamrica (COI-FANSA, Floraciones Algales Nocivas Sudamrica) contemplaron programas para
coordinar actividades de la investigacin cientfica, tendientes a comprender las causas que las producen y promover una eficiente gestin
que mitigue sus efectos perjudiciales (Enevoldsen y Aguilera, 2002).
Las investigaciones vinculadas al tema FANs realizadas en el marco del proyecto ARGAU, brindaron la posibilidad de analizar en forma sinptica la presencia del gnero Pseudo-nitzschia en el Ocano
Atlntico Austral y Sudoccidental. Este gnero, cuyas especies son
de difcil identificacin y en muchos casos requieren de la observacin de rasgos ultraestructurales que solo pueden ser revelados con
el empleo de microscopa electrnica, reviste un particular inters
por ser el principal responsable de la produccin de toxinas entre las
diatomeas. En este sentido, unas 15 nuevas especies de Pseudo-nitzschia han sido descriptas desde el ao 2002 y, hasta el momento, 14
especies han sido confirmadas como productoras de cido domoico
(Lelong et al., 2012).
Los estudios de Pseudo-nitzschia vinculados al proyecto ARGAU
abarcaron aguas del Pasaje Drake (Ferrario et al., 2004b; Ferrario y
Licea, 2006) y el Mar de Weddell (Almandoz et al., 2008a) en la regin Antrtica, as como una extensa zona (~3855S) en aguas de
plataforma del Mar Argentino (Almandoz et al., 2007). En todos ellos
se analizaron, desde el punto de vista taxonmico, distintas especies
de Pseudo-nitzschia identificadas mediante tcnicas de microscopa
ptica y electrnica.
Asimismo, se abord el estudio de la distribucin y abundancia
de las distintas especies y su relacin con los factores ambientales
ms conspicuos de cada regin. Por ejemplo, la estacionalidad en la
composicin y abundancia del gnero en el Mar Argentino estuvo
vinculada con la variabilidad de las condiciones fsico-qumicas re148
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149
Para el rea de Tierra del Fuego, Benavides et al. (1995) describen una floracin del dinoflagelado Alexandrium catenella (mx. 8,2
x 105 cl/L) observada en Baha Lapataia (Canal de Beagle) en enero
de 1992, en la que se alcanzaron niveles de toxicidad en mejillones
de hasta 127.200 g de STX eq/100 g. Este episodio, en el que la
concentracin de toxinas represent un rcord a nivel mundial,
produjo un gran impacto social y econmico en la regin, adems
de causar varias muertes y numerosas intoxicaciones humanas y de
organismos marinos (Carreto et al., 2008).
Posteriormente, tambin vinculado al fenmeno de FANs, a finales de 2005, la Secretara de Desarrollo Sustentable y Ambiente de la
Provincia de Tierra del Fuego implement un programa de monitoreo en el Canal de Beagle que contempla la deteccin de ficotoxinas
en mejillones y la presencia de algas nocivas en las reas de cultivo,
a fin de garantizar las condiciones sanitarias en la produccin y/o
comercializacin de moluscos bivalvos. En este contexto surge el proyecto Monitoreo planctnico y ambiental para el desarrollo sustentable del cultivo comercial de mejilln (Mytilus edulis chilensis) en
la zona de Almanza, Canal de Beagle (Tierra del Fuego), financiado
por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. En consecuencia, en el marco de un acuerdo entre la mencionada Secretara y
la FCNyM, se analiz por primera vez para la regin la dinmica de la
biomasa y composicin del fitoplancton en relacin a la variabilidad
del ambiente durante un ciclo anual (Almandoz et al., 2011). El rasgo
ms sobresaliente de la dinmica del fitoplancton durante el perodo analizado fue el marcado contraste entre la baja concentracin
de biomasa y densidad durante el otoo-invierno y su incremento
durante la primavera-verano. Los picos mximos de biomasa y densidad celular se produjeron durante octubre y noviembre, los cualesestuvieron relacionados con dos intensas floraciones de diatomeas de
los gneros Chaetoceros y Thalassiosira, respectivamente.
Por otro lado, mediante distintas tcnicas de microscopa ptica
y electrnica, se examin la biodiversidad de microalgas fitoplanct150
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151
152
Universidad y soberana
Consideraciones Finales
Los resultados obtenidos por los investigadores de la Universidad
Nacional de La Plata presentados en este captulo permiten observar a travs del tiempo la evolucin de las investigaciones en cada
una de las regiones aqu tratadas. En los comienzos, el nfasis estuvo
puesto en la exploracin de nuevas reas y la recopilacin de informacin de base a travs de relevamientos florsticos, principalmente
en Tierra del Fuego y Antrtida. Esto no hubiera sido posible sin el
aporte de investigadores como el Dr. Joaqun Frenguelli, cuyos trabajos continan siendo referencia a nivel nacional e internacional
en el campo de la diatomologa y del Dr. Sebastin A. Guarrera que
dio impulso a los estudios Ficolgicos en Argentina. El Dr. Guarrera,
Profesor Emrito de esta Casa, fue quien form varias generaciones
de investigadores que hoy siguen desempendose en esta y en otras
Instituciones del pas.
Posteriormente, adems de continuarse con la lnea de investigacin taxonmica, surgieron los estudios de ndole ecolgica, intentando dar respuesta a problemas locales, regionales y globales.
Entre estos, los relacionados con las floraciones algales nocivas y sus
efectos sobre la pesquera y la salud humana; el cambio climtico,
evaluando el rol de la comunidad planctnica sobre los flujos de CO2,
as como la radiacin ultravioleta y su impacto sobre el fitoplancton.
Este avance fue posible por los acuerdos, convenios y trabajos multidisciplinarios establecidos entre investigadores de la UNLP y otras
instituciones nacionales e internacionales, que permitieron realizar
nuevas expediciones que requieren una importante infraestructura e
inversin econmica.
Actualmente, investigadores de la Divisin Ficologa Dr. Sebastin Guarrera, continan ejecutando proyectos multidisciplinarios que abordan estudios de las microalgas en las regiones
australes y contemplan la formacin de recursos humanos a diferentes niveles.
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Anexo
Anexo A
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Anexo B
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Anexo C
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Anexo D
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los Notothenidae y Zoarcidae; ms precisamente, en el Distrito Patagnico, los peces demersales de mayor importancia son Merlucciushubbsi, Genypterusblacodes, Micromesistiusaustralis, Nototheniaramsayi, Dissostichuseleginoides, Iluocoetesfimbriatus, Squalusacanthias,
Amblyrajadoellojuradoi, Dipturusflavirostris, mientras que entre los
peces superficiales costeros caractersticos se han citado Sprattusfueguensis, Odontesthessmittiy Odontethesnigricans, muchos de ellos de
importancia econmica.
Posteriormente, Lpez et al. (1989 y 1996) proveen una lista
completa de la fauna del Canal de Beagle, en la que citan 59 especies
distribuidas en 24 familias. Doce especies corresponden a condrictios
y las 47 restantes a peces seos; tres de ellas a peces de agua dulce, de
las cuales una es introducida; las dos restantes autctonas (Galaxias
maculatus y Aplochitontaeniatus) y 44 especies marinas. Las familias
mejor representadas fueron los Notothenidos (16 especies) y los
Zoarcidos con 8 (Austrolycusdepressiceps, Crossostomuschilensis,
C. sobrali, Haushiamarinae, Ilucoetesfacali, I. fimbriatus, Maynea
patagnica y Phucocoeteslatitans); si bien no pertenece a nuestra
institucin cabe destacar que Gosztonyi (1977) ha realizado una
revisin completa de este ltimo grupo.
La familia Notothenidae est presente en el rea con
Dissotichuseleginoides, Eleginopsmaclovinus, Harpagiferbispinis,
H. georgianusgeorgianus, H. g. paleolatus, Nototheniacoriiceps,
Paranotoheniaangustata, P. magellanica, Patagonotothenbrevicauda,
P. canina, P. cornucola, P. longipes, P. ramsayi, P. sima, P. tessellatay
P. wiltoni. Posteriormente, Garca y Menni (1996) adicionan a
Nototheniatrigramma a esta lista.
Entre la ictiofauna citada para el Canal de Beagle, aparecen especies con distribucin Antrtica como Champsocephalusesox (Familia
Chaennichthydae).
En cuanto a los condrictios, se han publicado la biologa de Schroederichthysbivium, una de las especies de tiburones caractersticas del
sector (Menniet al., 1979). Con respecto al mismo grupo, se ha seaUniversidad y soberana
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22/05/1971
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8057
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02/12/1967
7905
8141
Fecha Colecta
MLP
1-IX-71-6
1-IX-71-5
1-IX-71-4
1-IX-71-3
1-IX-71-2
1-IX-71-1
1-IX-71-10
4-V-67-22
Antigua
Numeracon
Austrolycusdepressiceps
Austrolycussp.
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Harpagifersp.
Galaxias platei
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
45
11
13
N Ejs.
Puerto Pte.
Roca, Isla de
Los Estados
Puerto Pte.
Roca, Isla de
Los Estados
Ronderos L. Bulla
Ronderos L. Bulla
Puerto Cook,
Isla de Los
Estados
Ronderos L. Bulla
Baha Colnett,
Isla de Los
Estados
Puerto Pte.
Roca, Isla de
Los Estados
Ronderos L. Bulla
Ronderos L. Bulla
Puerto Pte.
Roca, Isla de
Los Estados
Ronderos L. Bulla
Baha Hoppner,
Isla de Los
Estados
SI
Mariano
Castex
Ronderos L. Bulla
Presente
Localidad
exacta
Colector
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25/V/1971
21/V/1971
21/V/1971
20/V/1971
9/V/1971
25/VII/1971
5/V/1971
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8147
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8149
8253
8255
8270
2-VIII-73-18
2-VIII-73-5
2-VIII-73-3
1-IX-71-12
1-IX-71-11
1-IX-71-10
1-IX-71-9
1-IX-71-8
1-IX-71-7
Nototheniasp.
Galaxias maculatus
Harpagiferbispinis
Nototheniasp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
11
Austrolycuslaticinctus
10
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Harpagiferbispinis
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Harpagiferbispinis
Ronderos L. Bulla
L. Bulla
Ronderos
Baha Hoppner,
Isla de Los
Estados
Baha Colnett,
Isla de Los
Estados
Ronderos L. Bulla
Isla de Los
Estados
Ronderos L. Bulla
Ronderos
Baha Colnett,
Isla de Los
Estados
Ronderos L. Bulla
SI
SI
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9223
21/I/1988
9212
8/VIII/1988
12/V/1971
8276
9222
24/V/1971
8271
2-VIII-73-23
2-VIII-73-19
Nototheniaangustata
Paranototheniamagellanica
Paranototheniamagellanica
Patagonotothenlongipes
Patagonotothencornucola
Patagonotothenlongipes
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
11
10
CADIC
CADIC
CADIC
CADIC
Ronderos L. Bulla
Canal de
Beagle, Tierra
del Fuego
Baha Ushuaia,
Tierra del
Fuego
Baha Lapataia,
Tierra del
Fuego
Baha Lapataia,
Caleta Achicoria, Tierra del
Fuego
Baha Lapataia,
Caleta Rbalo
Loco, Tierra del
Fuego
Puerto Pte.
Roca, Isla de
Los Estados
Ronderos L. Bulla
Universidad y soberana
191
Patagonotothenlongipes
1/II/1988
31/VIII/1988
31/VIII/1988
V/1991
V/1991
1974
9230
9231
9232
9235
9236
9267
1
4
1
Harpagiferbispinis
Centroscylliumfabricii
Harpagiferbispinis
Patagonotothentessellata
9268
9270
Harpagiferpalliolatus
Patagonotothencornucola
Harpagifersp.
Paranototheniamagellanica
9229
7/III/1987
Patagonotothencornucola
9228
CADIC
CADIC
Campaa
Tierra del
Fuego
CADIC
CADIC
CADIC
CADIC
CADIC
CADIC
SI
Canal de
Beagle, Tierra
del Fuego
Islas Bridges
(Isla Reynolds)
Canal de
Beagle, Tierra
del Fuego
SI
Baha Lapataia,
Tierra del
SI
Fuego
Canal de
Beagle, Tierra
del Fuego
Islas Bridges, I.
SI
Leeloom
Pesca manual,
bajo piedras
con marea baja
Pesca manual,
bajo piedras
Pesca manual,
bajo piedras
Baha Ushuaia,
Tierra del
Fuego
Baha Golondrina, Tierra del
Fuego
545135S
68333W
Caleta Rbalo
Loco, Ushuaia,
Tierra del
Fuego
192
Universidad y soberana
Austrolycusdepressiceps
Austrolycusdepressiceps
Patagonotothensima
Patagonotothen canina
9273
9275
9276
9277
Austrolycusdepressiceps
Patagonotothentessellata
9278
9281
Crossostomuschilensis
9272
Patagonotothensima
9271
CADIC
CADIC
CADIC
CADIC
CADIC
CADIC
CADIC
CADIC
Canal de
Beagle, Tierra
del Fuego
Baha Lapataia,
Tierra del
Fuego
Baha Lapataia,
Tierra del
Fuego
Baha Lapataia,
Tierra del
Fuego
Islas Bridges
(Isla Reynolds)
Baha Lapataia,
Tierra del
Fuego
Canal de
Beagle, Tierra
del Fuego
Universidad y soberana
193
1
1
1
2
Patagonotothen canina
Patagonotothen canina
Champsocephalusesox
Patagonotothentessellata
Patagonotothentessellata
Patagonotothentessellata
Lepidonotothennudifrons
Lepidonotothenlarseni
9287
9291
9292
9293
9294
9295
9412
9413
Nototheniopslarseni
Callorhinchuscallorhynchus
9286
Lindbergichthysnudifrons
Callorhinchuscallorhynchus
9285
Paranototheniamagellanica
9282
Gustavo
Lourich
Canal de
Beagle
Antrtida
Antrtida
excolecc
Inst. Ant.
Arg.
excolecc
Inst. Ant.
Arg.
Canal de
Beagle
Canal de
Beagle
Canal de
Beagle
Canal de
Beagle
CADIC
CADIC
CADIC
CADIC
CADIC
Gustavo
Lourich
CADIC
Canal de
Beagle, Tierra
del Fuego
CADIC
194
Universidad y soberana
Antrtida
Antrtida
Antrtida
Ushuaia
excolecc
Inst. Ant.
Arg.
excolecc
Inst. Ant.
Arg.
excolecc
Inst. Ant.
Arg.
Donacin
Prof. Lynch
Gobionotothengibberifrons
Nototheniagibberifrons
9420
16-III-37-1
Antrtida
excolecc
Inst. Ant.
Arg.
Pseudotrematomuseulepidotus
Trematomuseulepidotus
9419
Antrtida
excolecc
Inst. Ant.
Arg.
Parachaenichthysgeorgianus
Parachaenichthyscharcoti
Trematomussp.
Rbalo
9421
9422
2165
9418
Antrtida
excolecc
Inst. Ant.
Arg.
Prionodracoevansii
9417
Antrtida
excolecc
Inst. Ant.
Arg.
Muraenolepismarmorata
Muraenolepismicrops
9416
Antrtida
excolecc
Inst. Ant.
Arg.
Pseudotrematomushansoni
Trematomushansoni
9415
Antrtida
excolecc
Inst. Ant.
Arg.
Pseudotrematomusscotti
Trematomusscotti
9414
Universidad y soberana
195
16-III-37-2
16-III-37-3
16-III-37-4
16-III-37-5
16-III-37-6
16-III-37-7
16-III-37-8
16-III-37-9
16-III-37-10
29-XI-37-1
29-XI-37-2
29-XI-37-3
29-XI-37-4
2166
2167
2168
2169
2170
2171
2172
2173
2174
2400
2401
2402
2403
Patagonotothentessellata
Cottoperca gobio
Rbalo
Pejerrey, cras
Rbalo
Rbalo
Rbalo
Rbalo
Rbalo
Rbalo
Rbalo
Rbalo
Rbalo
Cottopercatrigloides
4
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Donacin
Prof. Lynch
Donacin
Prof. Lynch
Donacin
Prof. Lynch
Donacin
Prof. Lynch
Donacin
Prof. Lynch
Donacin
Prof. Lynch
Donacin
Prof. Lynch
Donacin
Prof. Lynch
Donacin
Prof. Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
196
Universidad y soberana
16-III-38-1
16-III-38-2
9-IV-38-5
9-IV-38-6
9-IV-38-7
9-IV-38-8
9-IV-38-9
9-IV-38-10
9-IV-38-11
9-IV-38-12
2408
2455
2456
2461
2462
2463
2464
2465
2466
2467
2468
Harpagiferbispinis
Champsocephalusesox
Clupeasp.
Clupeasp.
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Congiopodusperuvianus
Congiopodusperuvianus
29-XI-37-5
Harpagiferbispinis
2405
2404
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
SI
SI
SI
Universidad y soberana
197
9-IV-38-15
9-IV-38-16
9-IV-38-17
9-IV-38-18
9-IV-38-19
9-IV-38-20
9-IV-38-21
9-IV-38-23
1-IV-41-1
1-IV-41-2
2471
2472
2473
2474
2475
2476
2477
2478
3032
3033
1-IV-41-3
9-IV-38-14
2470
3034
9-IV-38-13
2469
Iluocoeteselongatus
Zoarcidae
Patagonotothencornucola
Paranototheniamagellanica
Austrolycusdepressiceps
Iluocoetesfimbriatus
Austrolycusdepressiceps
Austrolycusdepressiceps
Nototheniasp.
Harpagiferbispinis
Harpagiferbispinis
Harpagiferbispinis
Harpagiferbispinis
Gobionotothensp.
88
51
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Leticia, Tierra
del Fuego
Leticia, Tierra
del Fuego
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Dr. F. G.
Lynch
Exp. Becerra
y Umana
Exp. Becerra
y Umana
Leticia, Tierra
del Fuego
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Dr. F. G.
Lynch
Exp. Becerra
y Umana
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Dr. F. G.
Lynch
SI
SI
198
Universidad y soberana
1-IV-41-5
1-IV-41-6
3-XI-41-11
3-XI-41-12
3-XI-41-13
3-XI-41-15
3-XI-41-16
3-XI-41-18
1-IV-42-2
23/X/1941
27/IX/1941
27/IX/1941
3036
3037
3069
3070
3071
3073
3074
3076
3100
3101
3102
1-IV-42-4
1-IV-42-3
1-IV-41-4
3035
40
Harpagiferbispinis
16
10
212
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Patagonotothencornucola
11
200
Austrolycusdepressiceps
Nototheniasp.
Seriolellapunctata
Nototheniasp.
Harpagiferbispinis
Zoarcidae
Zoarcidae
Helicolenusdactylopterus
Nototheniacornucula
Harpagiferbispinis
Zoarcidae
Thetis, Tierra
del Fuego
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Tierra del
Fuego
Baha Buen
Suceso, Tierra
del Fuego
Baha Crossley,
Isla de los
Estados
Baha Crossley,
Isla de los
SI
Estados
Exp. Becerra
y Umana
Exp. A.
Umana
Exp. A.
Umana
Exp. A.
Umana
Exp. A.
Umana
Exp. A.
Umana
Exp. A.
Umana
Exp. A.
Umana
Exp. A.
Umana
Exp. A.
Umana
SI
Thetis, Tierra
del Fuego
Exp. Becerra
y Umana
SI
Thetis, Tierra
del Fuego
Exp. Becerra
y Umana
Universidad y soberana
199
27/IX/1941
25/VI/1947
31/XII/1948
31/XII/1948
31/XII/1948
31/XII/1948
31/XII/1948
31/XII/1948
9/IX/1949
16/IV/1949
IX/1948
5/I/1950
3103
4914
5372
5373
5374
5375
5376
5377
5491
5498
5499
5735
1-IV-50-6
2-VI-49-28
2-VI-49-27
2-VI-49-21
10-III-49-13
10-III-49-12
10-III-49-11
10-III-49-10
10-III-49-9
10-III-49-8
I-VII-47-26
1-IV-42-5
Nototheniasp.
Nototheniidae
Harpagiferbispinis
Iluocoetesfimbriatus
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Champsocephalusesox
Nototheniasp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
29
Usuahia, Tierra
del Fuego
Isla Melchior,
Antrtida
Norberto
Cespedes
Usuahia, Tierra
del Fuego
Exp. M.
Galvn
Dr. Carrara
Usuahia, Tierra
del Fuego
Oeste Melchior,
Antrtida A.
Oeste Melchior,
Antrtida A.
Oeste Melchior,
Antrtida A.
Oeste Melchior,
Antrtida A.
Oeste Melchior,
Antrtida A.
Sr. Hack
Sr. Hack
Sr. Hack
Sr. Hack
Oeste Melchior,
Antrtida A.
Usuahia, Tierra
del Fuego
Interm. Dr.
Ringuelet
Sr. Hack
Baha Crossley,
Isla de los
Estados
Exp. A.
Umana
200
Universidad y soberana
22/I/1951
2/II/1951
3/III/1952
5986
5987
6042
1-V-52-3
1-V-52-4
1-V-52-5
6045
6046
1-V-52-2
1-V-52-1
6-VII-51-21
6-VII-51-20
1-IV-50-11
6044
6043
22/VI/1950
5739
Harpagiferpalliolatus
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Harpagiferpalliolatus
Harpagiferbispinis
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Almirante
Brown,
Antrtida
Dr. Hctor
Orlando
Dr. Hctor
Orlando
Almirante
Brown,
Antrtida
Archipilago
Melchior,
Antrtida
Sr. S.
Coscarn
Dr. Hctor
Orlando
Almirante
Brown,
Antrtida
R. del Ros
y Dr. A.
Martnez
Archipilago
Melchior,
Antrtida
Punta Proa,
Baha Paradise.
Tierra de
Crakan, cerca
SI
del nuevo
Destacamento
Naval Argentino
(Antrtida)
Dr. Hctor
Orlando
Isla Melchior,
Antrtida
A. Cicheroy
Dr. A.
Martnez
SI
Isla Decepcin,
Antrtida
Dr. Hctor
Orlando
Universidad y soberana
201
3-III-55-16
13-III-1955
22-II-1955
7-XII-1957
4-XII-1957
4-XII-1957
6338
6339
6414
6538
6539
Harpagiferbispinis
Pejerrey
Iluocoetesfimbriatus
9-XII-32-10
y 11
14-XII-32-26
14-XII-32-59
y 60
21-XII-32-4
21-XII-32-33
8-VIII-32-10
964
989
1003
1108
1137
493
Hocicudo
Cottoperca gobio
Atherinichthyssp.
Nototheniasp.
20-X-32-8
Nototheniasp.
Harpagiferbispinis
Nototheniasp.
Nototheniasp.
Galaxias maculatus
Pleuragrammasp.
851
7-VIII-59-23
7-VIII-59-22
7-V-58-47
3-III-55-17
1-V-52-6
6047
Cottopercatrigloides
Chirostomasp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Gobionotothensp.
Antigua
numeracin
272
Figuraba en
coleccin
Licordi
Lahille ?
J. M. Ageitos
J. M. Ageitos
Sr. Ageitos
Dr. S. Olivier
Dr. S. Olivier
Dr. Hctor
Orlando
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Puerto
Golondrina,
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Baha Luna,
Antrtida
SI
SI
202
Universidad y soberana
8-VIII-32-37
511
8-VIII-32-33
507
8-VIII-32-36
8-VIII-32-32
506
510
8-VIII-32-31
505
8-VIII-32-35
8-VIII-32-30
504
509
8-VIII-32-24
502
8-VIII-32-34
8-VIII-32-19
499
508
8-VIII-32-17
498
Nototheniidae
Nototheniidae
Nototheniidae
Nototheniidae
Nototheniidae
Nototheniidae
Nototheniidae
Nototheniidae
Nototheniidae
Nototheniidae
Nototheniidae
Antigua
numeracin
271
Antigua
numeracin
756
Antigua
numeracin
741
Antigua
numeracin
265
Antigua
numeracin
743
Antigua
numeracin
738
Antigua
numeracin
749
Antigua
numeracin
745
Antigua
numeracin
266
Antigua
numeracin
272
Antigua
numeracin
252
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Universidad y soberana
203
8-VIII-32-39
8-VIII-32-42
8-VIII-32-50
8-VIII-32-55
8-VIII-32-62
8-VIII-32-63
8-VIII-32-65
513
514
519
520
522
523
525
Nototheniidae
Nototheniidae
Nototheniidae
Nototheniidae
Nototheniidae
Nototheniidae
Nototheniidae
Antigua
numeracin
755
Antigua
numeracin
747
Antigua
numeracin
750
Antigua
numeracin
269
Antigua
numeracin
263
Antigua
numeracin
753
Antigua
numeracin
262
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Ushuaia
Fernando Glenza
La aceptacin de participar en un Estudio sobre Polticas Soberanas supuso para la Ctedra Libre de Soberana Alimentaria de la
Universidad Nacional de La Plata (CLSA-UNLP)1 mltiples desafos.
En principio, reafirmar nuestro compromiso con el concepto soberana, que forma parte de la denominacin y praxis de nuestra Ctedra
Libre2. En segundo lugar, ratificar el concepto poltico que conlleva
la nocin de Soberana Alimentaria. Por ltimo, el recorte propuesto
de La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) sobre los 30 aos
pasados desde la guerra de Malvinas, nos llev a enmarcarnos en un
territorio muchas veces relegado de las Polticas Soberanas, el referido a nuestro mar, particularmente en lo relativo a nuestra Soberana
Alimentaria. El presente trabajo pretende aportar algunas reflexiones
1 <www.soberaniaalimentaria.net>.
2 Las Ctedras denominadas Libres son creadas para difundir reas de la cultura y
del saber que no encuentran lugar especfico en la currcula de alguna de las carreras
que esta Universidad dicta: <www.unlp.edu.ar/articulo/2008/5/12/catedras_libres>.
Universidad y soberana
205
acerca de un territorio singular, el Mar Argentino, visto desde el paradigma de la Soberana Alimentaria.
Para ello, concebimos el Mar Argentino como el territorio martimo que se despliega frente a nuestras costas continentales e insulares incluyendo el lecho y subsuelo, el espacio areo y los bienes
comunes naturales sobre el cual la Repblica Argentina ejerce soberana en distintos grados. Entendemos que la Soberana Alimentaria promueve Derechos Universales, como el Derecho Humano a
una alimentacin adecuada y a no padecer hambre3, que aseguren a
los pueblos el acceso a alimentos nutritivos y culturalmente apropiados, producidos de forma sustentable y ecolgica, as como a decidir
democrticamente su sistema alimentario y productivo4. Por lo que
nuestro involucramiento en la temtica nos lleva a concentrarnos en
un aspecto particular del Mar Argentino, el concerniente a nuestros
Bienes Comunes Pesqueros.
Nos embarcamos en un territorio conflictivo, sometido a mltiples entrecruzamientos geopolticos, histricos y econmicos complejizados por leyes nacionales y tratados internacionales, en el que
puede obviarse el hecho disruptivo de la guerra de Malvinas, que dificultan el ejercicio pleno de nuestras Polticas Soberanas.
As como la guerra de Malvinas marc un punto de inflexin que
desencaden mltiples transformaciones, la crisis econmica, poltica y social de los aos 2001-2002 sign otro cambio de poca. Por
alguna razn que intentaremos develar ambos hechos convergen en
el tratamiento de La Soberana Alimentaria en el Mar Argentino.
Este trabajo es una aproximacin general a la temtica, disparador de
futuras reflexiones que puedan contribuir al desarrollo de Polticas
Soberanas para hoy y las prximas generaciones de argentinos.
3 EIDE, Asbjrn. El derecho humano a una alimentacin adecuada y a no padecer
hambre. Depsitos de Documentos de la Organizacin de las Naciones Unidas para
la Agricultura y la Alimentacin (FAO). Roma, 2007.<www.fao.org/DOCREP/
W9990S/w9990s03.htm>.
4 <www.viacampesina.org>.
206
Universidad y soberana
Universidad y soberana
207
208
Universidad y soberana
dura cvico-militar de 1976-1983 y en la dcada del 90, correspondiente a la presidencia de Carlos Sal Menem, convergiendo en la
crisis de los aos 2001-2002.
Es en ese escenario que la CLSA-UNLP encuentra en las nociones
propuestas por La Va Campesina un marco referencial para contribuir a dar respuestas a la crisis alimentaria, introduciendo el concepto y las prcticas de Soberana Alimentaria en la UNLP con participacin de los Movimientos Sociales, siendo su objetivo principal
consolidar y profundizar las estrategias que apuntan a la construccin de Soberana Alimentaria en el territorio nacional.
De aquellos momentos a la actualidad, el desarrollo de ideas para
la construccin de polticas orientadas a esta perspectiva se convirti
en foco de inters no solo para organizaciones campesinas, pueblos
originarios y pescadores artesanales, sino tambin para organizaciones no gubernamentales, instituciones estatales y centros acadmicos. El trmino de Soberana Alimentaria se sum en los discursos
de polticos, intelectuales y militantes sociales, as como al lenguaje
de simples ciudadanos. Su propuesta tica, econmica, poltica, social, cultural y ecolgica, permite abrir la necesaria discusin sobre el
modelo de pas que queremos.
La actividad llevada a cabo por la CLSA-UNLP se focaliz principalmente en la introduccin de propuestas enmarcadas en las nociones y prcticas de Soberana Alimentaria frente al impacto social
de la intensificacin del agro-negocio, siendo los aspectos referidos
a nuestros Bienes Comunes Pesqueros una temtica poco explorada
que pretende ser desarrollada en esta presentacin.
El Mar Argentino
Mar Argentino es el nombre con que los argentinos reconocemos
y designamos al sector delocano Atlnticoadyacente a nuestras costas. As figura en la cartografa oficial, en las cartas nuticas y en los
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6 <www.marargentino.gob.ar>.
7 Se denomina mar epicontinental a la masa de agua salada de gran extensin y
escasa profundidad que se extiende sobre una plataforma continental, entendida esta
como el lecho y el subsuelo de las reas submarinas que se extienden ms all de
su mar territorial y a todo lo largo de la prolongacin natural de su territorio hasta
el borde exterior del margen continental, o bien hasta una distancia de 200 millas
nuticas contadas desde las lneas de base a partir de las cuales se mide la anchura
del mar territorial, en los casos en que el borde exterior del margen continental no
llegue a esa distancia.
8 Meseta submarina ubicada en su parte ms occidental a 150 kilmetros al este de
la isla de los Estados con una extensin de 370 kilmetros en direccin este-oeste y
un ancho norte-sur que vara entre 50 y 100 kilmetros.
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12 La Convencin de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar fue aprobada
el 30 de abril de 1982 y entr en vigor el 16 de noviembre de 1994. Es considerada
uno de los tratados multilaterales ms importantes de la historia, desde la aprobacin
de la Carta de las Naciones Unidas, siendo calificada como la Constitucin de los
Ocanos.
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Derechos de soberana para fines de exploracin y explotacin, conservacin y administracin de los recursos
naturales, tanto vivos como no vivos de las aguas suprayacentes al lecho y del lecho y el subsuelo del mar, y con
respecto a otras actividades con miras a la exploracin y
explotacin econmica de la zona, tal como la produccin
de energa derivada del agua de las corrientes y los vientos.
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presas marplatenses tradicionales. La promocin de las exportaciones patagnicas descentraliz las actividades con radicaciones en el
sur argentino. La merluza hubbsi (Merlucciushubbsi), el calamarillex
(Illexargentinus) y ellangostino (Pleoticusmuelleri) se convirtieron
definitivamente en las principales especies para la captura y la comercializacin. A fines de la dcada, las capturas totales se acercaron
a las 500 mil toneladas anuales y las exportaciones a los 300 millones
de dlares.
En los 90, los decretos 2236/91 y 1493/92 actualizaron el ordenamiento legal y permitieron el arrendamiento de buques extranjeros,
respectivamente. El convenio pesquero con la Unin Europea (UE)
en 1994 otorg un cupo anual de 250.000 toneladas de pescado a
cambio de contribuciones financieras y ventajas arancelarias. Se formaron empresas mixtas y jointventures, se expandi la flota congeladora y factora, ingresaron los poteros21 extranjeros para la captura
del calamar y comenz a superarse el lmite de captura mxima permisible de la merluza hubbsi. Japn, Espaa, Brasil y Estados Unidos
se convirtieron en los destinos ms importantes de las exportaciones,
mientras que el filete de merluza congelado, el calamar y el langostino en los principales productos que se comercializaron. Las capturas
totales superaron el milln de toneladas, las exportaciones los mil
millones de dlares y el consumo interno los 6 kilogramos anuales
per cpita.
Un prrafo aparte merece el convenio con la UE y el rgimen de
charteo22. El acuerdo pesquero realizado entre la Argentina y la UE
prevea la captura anual de 250.000 toneladas durante un perodo inicial de cinco aos y la formacin de sociedades mixtas o totalmente europeas. Dentro de los volmenes comprendidos se incluyeron
120.000 toneladas anuales de merluza hubbsi. El convenio surgi por
21 Buques dedicados a la pesca del calamar que utilizan una gran fuente de luz para
atraer a los especmenes.
22 Arrendamiento por viaje o por perodo de tiempo de un medio de transporte de
carga y/o pasajeros (usualmente areo o martimo).
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la necesidad europea para resolver la crisis del sector pesquero, especialmente la de los armadores espaoles que carecan de caladeros
donde realizar sus capturas.
Por otra parte, mediante el citado Decreto 1493/92 y distintas resoluciones de la entonces Secretara de Agricultura, Ganadera, Pesca
y Alimentacin (SAGPyA), se permiti a los armadores argentinos
arrendar a casco desnudo23 buques poteros extranjeros para la captura del calamar. El decreto prevea una vigencia de tres aos, que
fue prorrogada. De las casi 200 mil toneladas de calamar capturado
en 1995, el 50% fue atrapado por los 71 buques charteados ese ao.
Finalmente, la Ley Federal de Pesca (24.922) sancionada en 1998
incorpor el modelo de cuotas individuales transferibles para regular la actividad y cre el Consejo Federal Pesquero (CFP) que, entre
sus funciones, deba establecer la poltica de investigacin pesquera,
la captura mxima permisible por buque, especie y zona de pesca y
planificar el desarrollo pesquero nacional.
Este ente est integrado por representantes de distintos organismos del Estado Nacional y de las provincias con litoral martimo. La
autoridad de aplicacin es el Ministerio de Agricultura, Ganadera y
Pesca (MAGyP). A travs de la mencionada ley se establecieron una
serie de normas que tienen por objeto regular la actividad pesquera,
a fin de evitar excesos de explotacin y prevenir daos al ecosistema.
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La pesca artesanal
Cada vez se comprende y aprecia ms la importancia de la pesca
en pequea escala para la seguridad alimentaria y la reduccin y prevencin de la pobreza en el mundo en desarrollo. Sin embargo, la falta
de capacidad institucional y la no inclusin del sector en las polticas
nacionales y regionales de desarrollo continan obstaculizando las
posibles contribuciones de la pesca artesanal al crecimiento econmico, la reduccin de la pobreza y el desarrollo rural. Los medios de
vida de unos 357 millones de personas dependen directamente de la
pesca en pequea escala, que emplea a ms del 90% de los pescadores
del mundo.32
Los elementos fundamentales que definen a la pesca artesanal, se
vinculan con la racionalidad en el manejo de los bienes pesqueros,
que aseguren la sostenibilidad de los ecosistemas marinos. La pesca
artesanal es un tipo de actividad que utiliza tcnicas conservacionistas, practicada por pequeos barcos en zonas costeras a no ms de
12 millas nuticas de distancia. Se caracteriza por ser extensiva a
pequea escala, orientada a abastecer el consumo local, ejercida directamente por los pescadores y con artes de pesca, en su mayora,
selectivos.
A su dimensin econmica y ecolgica se agrega el aspecto social,
ya que sostiene el empleo y la calidad de vida de los habitantes de las
comunidades costeras. Esto ltimola constituye en un hecho cultural, que determina el modo de vida de sus participantes conformados
por pescadores, ostricultores, marisqueros, pulperos, buzos, algueros
y procesadores de captura artesanal.
Si eventualmente desparecieran las comunidades de pescadores,
no solo desaparecera la pesca responsable, sino tambin una relacin cultural entre mar y tierra, en la que pescadores artesanales han
sido, al igual que los campesinos, los custodios de esta riqueza.
32 El estado mundial de la Pesca y la Acuicultura. FAO. Roma, 2012. <www.fao.org/
docrep/016/i2727s/i2727s00.htm>.
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agricultura industrial, que pone nfasis en la produccin de commodities para exportacin. Al igual que en la produccin agraria argentina en donde la soja, el maz, el trigo y el girasol concentran la mayor
parte de la produccin en pocas manos, presenciamos una commoditizacin de la produccin pesquera basada en la exportacin
cuasi primaria de la merluza hubbsi, el calamar illex y el langostino,
que atiende la demanda de mercados europeos y asiticos.
Como acontece con los pequeos productores agrcolas y campesinos, en la pesca esto provoca una disminucin de los derechos
de acceso y administracin de los recursos destinados al mbito local, una expulsin de las comunidades de las zonas tradicionales de
pescadores artesanales comparable con la migracin del campo a la
ciudad y el abandono de la actividad.
Las estadsticas pesqueras sealan que las aguas del Mar Argentino albergan ms de seis especies comerciales, entre peces, moluscos
y crustceos, de las cuales las tres mencionadas abarcan casi el 80%
de las capturas totales.
De esta manera, la apertura a mercados globalizados ha contribuido a crear una gran demanda de algunas pocas especies hacia el
mercado internacional en detrimento del interno, volvindose altamente rentable para consorcios empresariales, pero no para pescadores de pequea escala. Esto ltimo contribuy a que el pescado y
otros productos del mar sean alimentos cada vez ms caros, alejando
su consumo de las mesas populares.
Un verdadero ejercicio de Soberana Alimentaria debera contemplar el potencial de la pesca artesanal en la alimentacin de poblacin
local y de aquella porcin socialmente ms vulnerable, mediante mecanismos de promocin y veda de las actividades de pesca industrial
en el mar territorial, zona tradicional de la pesca artesanal.
Un aspecto clave de gestin es que no son solo los Estados, sino
estos en combinacin con las organizaciones de pesca artesanal pueden llevar adelante un manejo coherente de los Bienes Comunes Pesqueros en el sensible ecosistema marino costero.
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37 Fermepn (1999).
38 Catuli (2004).
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Gerardo A. Leotta
La Antrtida
El Continente Antrtico se encuentra ubicado en el polo sur del
planeta. Para realizar una somera descripcin geogrfica, se lo puede dividir en 2 grandes regiones: una continental (14.000.000 km2) y
otra insular (39.000.000 km2), que incluye las islas y los mares congelados que lo rodean. La gran cobertura de hielo hace de la Antrtida
el Continente con mayor altura, 2.000 m sobre el nivel del mar. Las
condiciones climticas son desfavorables para la vida animal y vegetal. La temperatura mnima registrada ha sido de -88,5C, las rfagas
de viento superan los 200 km/h y la forma predominante de precipitacin es la nieve.
La situacin de aislamiento que presenta la Antrtida con respecto a los otros continentes es nica. Un cinturn de mares profundos
interpone distancias de 1.000 km con Amrica y hasta 3.600 km resUniversidad y soberana
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pecto de frica. Tal separacin es una barrera prcticamente infranqueable y explica la ausencia de vertebrados terrestres, a excepcin
de mamferos marinos y algunas especies de aves migratorias vinculadas con el mar.
En las costas antrticas, durante los meses de verano, habitan aves
y mamferos de adaptacin acutica. En el zooplancton marino de las
aguas antrticas predominan el krill y los coppodos, adems de otros
crustceos, larvas de peces, moluscos, salpas y diversos organismos
gelatinosos. El krill es el principal componente de la cadena trfica
y la especie ms abundante es Euphausia superba. La fauna presente
en el ambiente continental se reduce a algunos invertebrados (artrpodos, insectos y arcnidos), mientras que la flora est representada
por ms de 150 especies de lquenes, 75 de musgos, una de gramnea
(Deschampsiaantarctica) y el menos frecuente clavel antrtico (Colobanthusquietensis) (de la Vega, 2000).
La presencia humana en la Antrtida se remonta a la segunda
dcada del siglo XIX con la llegada de los primeros exploradores,
balleneros y foqueros. A partir de estas expediciones comenzaron a
desarrollarse investigaciones tendientes a conocer los componentes
de uno de los pocos ecosistemas a los que el hombre no haba tenido
acceso. A medida que los avances tecnolgicos posibilitaron mayores
facilidades, la investigacin y su logstica asociada aument, alcanzando en la actualidad casi medio centenar de pases que desarrollan actividades en la Antrtida. Si bien a lo largo del siglo pasado se
emprendieron numerosos trabajos cientficos en diversas disciplinas,
solo desde hace pocos aos el hombre comenz a plantearse el estudio y la preservacin del medio ambiente antrtico como un objetivo
prioritario. En las ltimas dcadas, la comunidad cientfica internacional reconoci la necesidad de reducir el nivel de deterioro global
ocasionado por el hombre. Uno de los puntos ms importantes que se
aconseja considerar es la manutencin de las reas poco alteradas con
la menor intervencin antrpica posible. Entre estas reas, la Antrtida ocupa un lugar de privilegio (Acero et al., 2001).
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CEP cuenta con la presencia de todas las partes del Tratado Antrtico,
los presidentes de los Comits Cientficos de Investigaciones Antrticas (SCAR) (en lnea: <www.scar.org>) y de la CCAMLR (en lnea:
<www.caamlr.org>), as como de representantes de organizaciones no
gubernamentales relacionadas con la actividad antrtica, como la Asociacin Internacional de Operadores Tursticos Antrticos (IAATO)
(en lnea: <www.iaato.org>), la Unin Internacional para la Conservacin de la Naturaleza (IUCN) (en lnea: <www.iucn.org>) y la Coalicin del Ocano Austral y el Antrtico (ASOC) (en lnea: <www.asoc.
org>), quienes participan en calidad de observadores.
Entre las principales pautas de proteccin ambiental contenidas
en el Protocolo de Madrid se encuentra la Conservacin de la Flora
y la Fauna (Artculos 3.1, 3.2, 3.3, 3.4, 3.5, 3.6, 4.1, 4.2, 4.3, 4.4 y 6.2,
Apndices A, B y C del Anexo II). El Protocolo establece una serie de
restricciones respecto de la toma e intromisin perjudicial de especies antrticas, as como tambin respecto a la introduccin de especies no autctonas, dado que estas acciones pueden representar una
amenaza para la flora y la fauna antrtica.
El Artculo 4 del Anexo II del Protocolo de Madrid se refiere a la
introduccin de especies, parsitos y enfermedades no autctonas
y prohbe la introduccin de especies animales no autctonas como,
por ejemplo, perros. Asimismo, est prohibido ingresar animales vivos con fines alimenticios. Inclusive, cada parte debe solicitar que se
tomen precauciones para impedir la introduccin de microorganismos como virus, bacterias, parsitos y hongos ausentes en la fauna y
la flora nativa.
En el ejemplo de animales domsticos como perros o animales
vivos enviados como alimento es sencillo identificar las especies no
autctonas. Sin embargo, se torna dificultoso implementar medidas
de intervencin para evitar la introduccin de microorganismos
como virus, bacterias, parsitos y hongos ausentes en el ecosistema
antrtico, ya que el conocimiento de estos microorganismos es muy
limitado.
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La IUCN (International Union for Conservation of Nature) define las especies exticas como
Una especie, subespecie o taxn inferior que se presenta
fuera de su rea de distribucin natural (pasado o presente) a expensas directa o indirecta del ser humano, incluyendo cualquier gen o gameto de dicha especie que pueda
sobrevivir y reproducirse.
Las especies exticas invasoras se definen como una especie extica que se establece en los ecosistemas naturales o semi-naturales,
que ocasiona un cambio y amenaza a la diversidad biolgica nativa.
En el contexto de la Antrtida, y segn la definicin de la IUCN,
an no se identificaron especies exticas invasoras. Sin embargo, se
establecen medidas de prevencin para evitar afectar la biodiversidad
nica y el carcter prstino del ecosistema antrtico. Se considera que
el umbral para tomar medidas de prevencin contra organismos exticos en la Antrtida es menor que en el resto del mundo.
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Aves Antrticas
La diversidad de aves que nidifican en la Antrtida es baja y est
representada por cuatro rdenes: Sphenisciformes, Procellariiformes,
Pelecaniformes y Charadriiformes.
El Orden Sphenisciformes representado por la Familia Spheniscidae, agrupa a 17 especies de pinginos, de las cuales 7 nidifican al sur
de los 60 S. Los pinginos solo arriban a las costas para reproducirse
y mudar su plumaje. Son especies sociales y gregarias, nidifican en
colonias densas, las cuales pueden comprender entre cientos y millones de individuos. La dieta de los pinginos antrticos est compuesta principalmente por krill (Euphausia spp.) y otras especies de
eufausidos como Thysanoessa macrura, y en menor proporcin por
cefalpodos y peces. Las especies de pinginos que ms abundan en
el extremo noreste de la Pennsula Antrtica, Islas Shetland del Sur e
Islas Orcadas del Sur son: pingino Adelia (Pygoscelis adeliae) (Figura 1), pingino barbijo (Pygoscelis antarctica) (Figura 2) y pingino
papua (Pygoscelis papua) (Figura 3) (Soave et al., 2003).
El Orden Procellariiformes presenta cuatro Familias: Procellariidae, Diomedeidae, Hydrobatidae y Pelecanoididae y una gran diversidad de especies. En la Antrtida e islas subantrticas se encuentran
17 especies, como el albatros de ceja negra (Diomedea melanophris),
albatros errante (Diomedea exulans), petrel gigante del sur (Macronectes giganteus) (Figura 4), petrel damero (Daption capense) (Figura
5), petrel de las nieves (Pagodroma nivea), petrel de las tormentas
(Fregetta tropica) y petrel de Wilson (Oceanites oceanicus).
El Orden Pelecaniformesse divide en seis Familias: Phaethontidae,
Pelecanidae, Sulidae, Phalacrocoracidae, Anhingidae y Fregatidae. Estas aves se encuentran vinculadas al agua y la distribucin es cosmo238
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luz a sus cras en las costas y tmpanos de hielo de la Antrtida e islas subantrticas.
En el ocano austral se encuentra el lobo fino antrtico perteneciente a la Familia otariidae (Arctocephalus gazella) (Figura 8). Esta
especie se reproduce en las islas ubicadas al sur de la convergencia
antrtica y al norte de los 65 S. En el verano, los machos juveniUniversidad y soberana
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La Campylobacteriosis es una enfermedad zoontica de gran importancia que causa enteritis o desrdenes reproductivos en mamferos. Las aves silvestres y domsticas constituyen a menudo el reservorio de la infeccin. Se investigaron muestras fecales de mamferos
marinos en las islas Georgias del Sur (Broman et al.,2000). El origen
y la patogenicidad de las bacterias del gnero Campylobacter aisladas
en la Antrtida son desconocidas, pero la transmisin podra realizarse a expensas del ser humano. Campylobacter spp fue asociado
a la mortalidad masiva de focas registrada en 1955 en la Pennsula
Antrtica (Kerry y Riddle,2009).
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pbell (de Lisle et al., 1990), petrel gigante del sur en las islas Shetland
del Sur (Leotta et al., 2003), y skuas, gaviotas cocineras y pinginos
Adelia en Baha Esperanza (Leotta et al., 2006). En este contexto, se
especul que el Clera Aviar pudo ocasionar la reduccin de la poblacin de albatros de pico amarillo (Diomedea chlororhynchos) en la
Isla de Amsterdam (Weimerskirch, 2004).
A continuacin se detallan las mortalidades registradas en aves
antrticas y subantrticas en orden cronolgico.
- 1965. Mortalidad de 37 palomas antrticas en Factory Cove, Isla
Signy, Islas Orcadas del Sur. No se determin la causa (Howie et
al., 1968).
- 1971. Mortalidad masiva de pinginos papua en la Isla Signy, Islas
Orcadas del Sur. Mortandad causada aparentemente por Pufinosis
(MacDonald y Conroy, 1971).
- 1972. Mortalidad masiva de pichones de pinginos Adelia en las
cercanas de la Estacin Mawson (Australia). No se determin la
causa (Kerry et al., 1999).
- 1978. Brote de Clera Aviar en skuas pardos en la Isla Litchfield, en
las cercanas de la Estacin Palmer (USA) causado por Pasteurella
multocida (Parmelee et al., 1979).
- 1981. Mortalidad del 90% de la poblacin de skuas pardos en Baha
del Almirantazgo, Isla 25 de Mayo, Islas Shetland del Sur. No se
determin la causa (Trivelpiece et al., 1981).
- 1981. Mortalidad de 12 skuas en Baha Esperanza, Pennsula Antrtica. No se determin la causa (Montalti et al., 1996).
- 1986. Mortalidad de pinginos rockhopper (Eudyptes chrysocome)
en la Isla Campbell asociada a P. multocida (de Lisle et al., 1990).
- 1990. Mortalidad de 38 skuas en Baha Esperanza, Pennsula Antrtica. No se determin la causa (Montalti et al., 1996).
- 1997. Mortalidad de 23 skuas en Baha Esperanza, Pennsula Antrtica. No se determin la causa (Leotta et al., 2002).
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estas cepas tuvieron un origen comn. Las cepas de P. multocida aisladas en la Antrtida afectaron a diferentes especies aviares (petrel gigante del sur, gaviota cocinera, skua y pingino Adelia), en distintos
sitios geogrficos (Baha Esperanza e Isla 25 de Mayo) y durante dos
aos consecutivos (2000 y 2001). Estas caractersticas indican una
remarcada estabilidad gentica de las cepas, que pudieron persistir
en un reservorio a travs del tiempo.
Se identificaron: a) los factores que incrementaron el riesgo de las
aves susceptibles a la infeccin, b) el reservorio de la enfermedad, c)
la forma en que la enfermedad fue introducida y transmitida en las
poblaciones susceptibles, d) los eventos que ocurrieron en las poblaciones afectadas durante la epizootia (dinmica de la enfermedad), y
e) el impacto final de la epizootia.
Estas son algunas de las pautas para el estudio de las enfermedades que afectan a la fauna antrtica propuestas en forma terica en
el IV Comit de Proteccin Ambiental (CEP), que present el Primer Informe sobre Revisin y Valoracin de Riesgo, realizado por el
Grupo de Contacto Intersesional Permanente sobre las Enfermedades de la Fauna Antrtica. El estudio epizootiolgico de Clera Aviar
realizado en Baha Esperanza entre los aos 1999 y 2003 es un valioso antecedente para establecer e implementar futuras medidas de
vigilancia, monitoreo, prevencin y control de las enfermedades que
afecten a la fauna antrtica y que podrn utilizarse como parmetro
biolgico para evaluar y preservar el estado sanitario del ecosistema
antrtico (Leotta 2005; Leotta et al., 2006).
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Situacin actual
En la actualidad, como se mencion a lo largo del presente trabajo, los conocimientos sobre microorganismos patgenos de la fauna
nativa son escasos, y es probable que varias enfermedades infecciosas
que podran afectar a la fauna antrtica y subantrtica aun no se hayan descrito.
Entre los agentes etiolgicos de origen bacteriano como P. multocida, S. Newport y S. Enteritidis se demostr que aquellos aislamientos obtenidos en diferentes aos, a partir de varias especies de
aves y mamferos en lugares geogrficos distantes, son conservados
genticamente, no presentan resistencia a antimicrobianos y se diferencian de los clones circulantes en Argentina (Leotta et al., 2006;
Vigo et al., 2011). Estos hallazgos evidencian que los microorganismos analizados estuvieron sujetos a una baja presin de seleccin de
variables ambientales y que la tasa de mutacin genmica fue baja.
Sin embargo, no es posible afirmar que se trate de clones antrticos,
ya que solo fueron comparados con cepas circulantes en Argentina.
Cabe mencionar que estos estudios son unos de los pocos realizados
sobre patgenos bacterianos que afectan a la fauna y que no existen
estudios epidemiolgicos ni programas de vigilancia epidemiolgica
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que contemplen todas las causas de enfermedad o muerte que pueden afectar a los animales antrticos y subantrticos. Por esta razn,
su conocimiento es tan escaso.
En este contexto, y a diferencia de lo enunciado en el Artculo 4
del Anexo II del Protocolo de Madrid, no es posible prevenir eventos
de los cuales no se tiene conocimiento. Resulta necesario entonces
enmendar el Apndice C del Anexo II, mediante la ampliacin de
la lista de agentes infecciosos que no deberan ingresar al rea del
Tratado Antrtico, incluyendo a los microorganismos que afectan a
las aves antrticas y a las aves silvestres en general como P. multocida.
Incluso, en el mismo Apndice, se menciona que las aves domsticas
destinadas al consumo humano deben estar libres de infecciones por
levaduras. Las infecciones por levaduras son infrecuentes en aves domsticas y nunca fueron descriptas en aves antrticas. Por lo tanto, el
Apndice C debera ser actualizado atento a las investigaciones realizadas durante los ltimos aos.
Los estudios epizootiolgicos sobre las poblaciones de aves antrticas es necesaria para poder estimar la incidencia de enfermedades
y mortalidades, como as tambin determinar su origen y los factores
de riesgo ms frecuentemente involucrados en la transmisin de las
mismas. Es importante identificar los agentes etiolgicos existentes
para facilitar el diagnstico de futuras mortandades, como as tambin para prevenir el ingreso de enfermedades exticas al ecosistema
antrtico.
En el IV Comit de Proteccin Ambiental (CEP) se present el
Primer Informe sobre Revisin y Valoracin de Riesgo, realizado por
el Grupo de Contacto Intersesional Permanente sobre las Enfermedades de la Fauna Antrtica. El grupo estuvo coordinado por Australia y conformado por representantes de la Antartic and Southern
Ocean Coalition, International Association of Antartica Tour Operators, Italia, Noruega y Suecia. Se proporcion una revisin sobre
los agentes etiolgicos que podran afectar a la fauna antrtica y se
realiz una valoracin del riesgo de las actividades humanas. Con
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introduccin y propagacin de organismos no autctonos y enfermedades. Dicho trabajo podra abarcar, entre otras acciones:
- Formular una meta de trabajo para una estrategia de cuarentena.
- Prevenir la introduccin accidental y la propagacin por medio de
la actividad humana de cualquier organismo no autctono o sustancia que pueda tener un impacto indeseado en especies o ecosistemas antrticos.
- Determinar la importancia de los trayectos de introduccin.
- Indicar instrumentos y mtodos de evaluacin y anlisis.
- Establecer procedimientos especficos en relacin con cada riesgo
que deban seguirse antes de la partida.
- Indicar medidas especficas y prcticas de manejo de la cuarentena
a fin de prevenir o controlar la propagacin de organismos entre
sitios de la Antrtida.
- Sealar las investigaciones prioritarias y los requisitos en materia
de vigilancia.
Durante el ao 2011, la reunin de CEP se realiz en Buenos Aires y, hasta entonces, las recomendaciones realizadas por Australia
no fueron consideradas.
En 2003, finalizaron los trabajos colaborativos entre la Facultad
de Ciencias Veterinarias de la UNLP y el Instituto Antrtico Argentino orientados a la investigacin de las enfermedades que afectan a la
fauna antrtica y subantrtica. Desde entonces, no se volvieron a realizar estudios similares. Sera interesante continuar con esta lnea de
investigacin para ampliar el conocimiento adquirido e implementar
medidas de intervencin tendientes a preservar la salud del ecosistema antrtico.
258
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Streptococcus spp.
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Campylobacter lari
2 Bonnedahl et al (2005)
Campylobacter lari
3 Leotta et al (2006)
Pasteurella multocida
3 Leotta et al (2006)
Edwardsiella tarda
3 Leotta et al (2009)
Salmonella Enteritidis
3 Vigo et al (2011)
Influenza
3 Baumeister et al (2004)
Stercorarius maccormicki Campylobacter lari
2 Bonnedahl et al (2005)
Edwardsiella tarda
2 Leotta et al (2009)
Influenza
4 Austin and Webster (1993)
Paramyxovirus
4 Austin and Webster (1993)
Influenza
2 Baumeister et al (2004)
Influenza
4 Miller et al (2008)
Enfermedad Infecciosa
Bursal
4 Miller et al (2008)
Enfermedad de New Castle 4 Miller et al (2008)
Flavivirus
4 Miller et al (2008)
Pygoscelis adeliae
Chlamydia spp.
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Campylobacter lari
3 Bonnedhal et al (2005)
Campylobacter lari
3 Leotta et al (2006)
Pasteurella multocida
3 Leotta et al (2006)
Escherichia coli
3 Nievas et al (2007)
Staphylococcus spp.
3 Nievas et al (2007)
Clostridium sporogenes
3 Nievas et al (2007)
Clostridium cadaveris
3 Nievas et al (2007)
Edwardsiella tarda
2 - 3 Leotta et al (2009)
Salmonella Enteritidis
3 Vigo et al (2011)
Influenza
4 Morgan and Westbury (1981)
Paramyxovirus
4 Morgan and Westbury (1981)
Enfermedad de New Castle 4 Morgan and Westbury (1981)
Paramyxovirus
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Influenza
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Alcaligenes faecalis
2 Jorge et al (2002)
Campylobacter lari
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Edwardsiella tarda
2 - 3 Leotta et al (2009)
Coronavirus (Puffinosis) 1 MacDonald and Conroy (1971)
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Influenza
Influenza
Pygoscelis antarctica
Staphylococcus saprophyticus
Alcaligenes faecalis
Streptococcus faecalis
Escherichia coli
Campylobacter jejuni
Edwardsiella tarda
Influenza
Influenza
Chionis albus
Campylobacter lari
Edwardsiella tarda
Larus dominicanus
Campylobacter lari
Pasteurella multocida
Salmonella Enteritidis
Edwardsiella tarda
Aptenodytes forsteri
Enfermedad Infecciosa Bursal
Chlamidya spp.
Aptenodytes patagonicus
Borrelia burdogferi
Enfermedad Infecciosa Bursal
Flavivirus
Eudyptes chrysolophus
Campylobacter jejuni
Eudyptes chrysocome
Chlamydia spp.
Eudyptes schlegeli
Chlamydia spp.
Flavivirus
Enfermedad de New Castle
Phalacrocorax
bransfieldensis
Campylobacter lari
2 Baumeister et al (2004)
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2 Bonnedahl et al (2005)
2 Leotta et al (2009)
2 Baumeister et al (2004)
3 Wallensten et al (2006)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 - 3 Leotta et al (2009)
3 Leotta et al (2006)
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Toxoplasma gondii
Thalassoica antarctica
Tetrabothrius spp.
Oceanites oceanicus
Stegophorus heardi
Sarcocystis spp.
Stercorarius antarctica
lonnbergi
Stegophorus arctowski
Tetrabothrius cylindraceus
Stercorarius maccormicki Corynosoma hamanni
Gymnophallus deliciosus
Sarcocystis spp.
Coccidia spp.
Renicola williamsi
Aptenodytes forsteri
Tetrabothrius wrighti
Parorchites zederi
Tetrabothrius spp.
Aptenodytes patagonicus Contracaecum spp.
Tetrabothrius pauliani
Tetrabothrius spp.
Plasmodium relictum
Pygoscelis adeliae
Parorchites zederi
Stegophorus macronectes
Sarcocystis spp.
Parorchites zederi
Tetrabothrius pauliani
Toxoplasma gondii
Eimeria pygosceli
Isospora spp.
Coccidia spp.
Cryptosporidium sp
Pygoscelis papua
Stegophorus macronectes
Contracaecum heardi
Stomachus spp.
Parorchites zederi
Sarcocystis spp.
Tetrabothrius pauliani
Corynosoma bollosum
Corynosoma shackletoni
Parorchites zederi
Plasmodium relictum
Parorchites zederi
Eimeria pygosceli
Isospora spp.
Streptocara spp.
Contracaecum spp.
Tetrabothrius spp.
Tetrabothrius spp.
Ascaridia spp.
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1 Graczyk et al (1995 )
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2 Fredes et al (2006)
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3 Fredes et al (2007)
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Cryptosporidium spp.
3 Fredes et al (2008)
Pygoscelis antarctica
Parorchites zederi
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Tetrabothrius joubini
2 Ippen et al (1981)
Sarcocystis spp.
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Tetrabothrius pauliani
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Parorchites zederi
2 Cielecka et al (1992)
Tetrabothrius pauliani
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Tetrabothrius joubini
2 Cielecka et al (1992)
Corynosoma pseudohamanni 2 Dimitrova et al (1996)
Tetrabothrius joubini
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Tetrabothrius pauliani
2 Georgiev (1996)
Tetrabothrius joubini
2 Georgiev et al(1996)
Eimeria pygosceli
2 Golemansky (2003)
Isospora spp.
2 Golemansky (2003)
Eudyptes chrysolophus
Stegophorus macronectes
1 Mawson (1953)
Contracaecum heardi
1 Mawson (1953)
Tetrabothrius spp.
3 Andersen and Lysfjord (1982)
Eudyptes cristatus
Stegophorus macronectes
1 Mawson (1953)
Contracaecum spp.
1 Mawson (1953)
Eudyptes schlegeli
Stomachus spp.
1 Mawson (1953)
Terranova piscium
1 Mawson (1953)
Chionis albus
Stegophorus macronectes
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Gymnophallus deliciosus
3 Hoberg (1984)
Profilicollis antarcticus
2 Zdzitowiecki (1985)
Corynosoma hamanni
3 Hoberg (1986)
Notocotylus chionis
2 Feiler (1986)
Gymnophallus deliciosus
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Paramonostomum
antarcticum
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Parorchis acanthum
2 Zdzitowieck et al (1989)
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Larus dominicanus
Corynosoma shackletoni
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Microsomacanthus
shetlandicus
2 Cielecka and Zdzitowiecki (1981)
Hymenolepis arctowskii
2 Jarecka and Ostas (1984)
Anomotaenia dominicana
2 Zdzitowiecki (1984)
Gymnophallus deliciosus
3 Hoberg (1984)
Diplostomum antarcticum 2 Freiler (1986)
Diplostomum dominicanum 2 Freiler (1986)
Paramonostomum
antarcticum
2 Freiler (1986)
Corynosoma hamanni
3 Hoberg (1986)
Eulimdana rauschorum
3 Hoberg (1986)
Gymnophallus deliciosus
2 Zdzitowiecki et al (1989)
Diplostomum minutum
2 Zdzitowiecki et al (1989)
Corynosoma shackletoni
2 Zdzitowiecki et al (1989)
Sarcocystis spp.
3 Ippen and Henne (1989)
Alcataenia dominicana
2 Georgiev et al (1996)
276
Universidad y soberana
Sterna vittata
Sarcocystis spp.
Phalacrocorax
bransfieldensis
Desmidocercella australis
Corynosoma hamanni
Corynosoma singularis
Corynosoma bollosum
Tetrabothrius shinni
Corynosoma
pseudohamanni
Universidad y soberana
277
Glaciopsyllus antarcticus 4 Whitehead et al (1991)
Oceanites oceanicus
Zachvatkinia stercorarii 4 Horne and Rounsevell (1982)
Glaciopsyllus antarcticus 4 Whitehead et al (1991)
Philoceanus robertsi
2 Quillfeldt et al (2004)
Puffinus griseus
Notiopsylla kerguelensis 1 Murray and Vestjens (1967)
Stercorarius antarctica
lonnbergi
Ixodes uriae
1 Murray and Vestjens (1967)
Stercorarius maccormicki
Alloptes stercorarii
4 Horne and Rounsevell (1982)
Zachvatkinia stercorarii 4 Horne and Rounsevell (1982)
Reighardia sternae
3 Hoberg (1987)
Glaciopsyllus antarcticus 4 Whitehead et al (1991)
Alloptes catharacti
4 Mironov (1991)
Pygoscelis adeliae
Glaciopsyllus antarcticus 4 Whitehead et al (1991)
Ixodes uriae
4 Murray et al (1991
Austrogonioides antarcticus 4 Murray et al (1991)
Pygoscelis papua
Parapsyllus longicornis
1 De Meillon (1952)
Austrogonioides gressiti 1 Murray et al (1991)
Pygoscelis antarctica
Austrogonioides gressiti 1 Murray et al (1991)
Larus dominicanus
Notiopsylla kerguelensis 1 Murray and Vestjens (1967)
Reighardia sternae
3 Hoberg (1987)
Aptenodytes forsteri
Austrogonioides mawsoni 4 Murray et al (1991)
Aptenodytes patagonicus
Austrogonioides brevipes 1 Murray et al (1991)
Ixodes uriae
1 Gauthier-Clerc et al (1998)
Ixodes uriae
1 Gauthier-Clerc et al (1999)
Ixodes uriae
1 Mangin et al (2003)
Eudyptes schlegeli
Ixodes uriae
1 Murray and Vestjens (1967)
Austrogonioides hamiltoni 1 Murray et al (1991)
Eudyptes chrysocome
Austrogonioides hamiltoni 1 Murray et al (1991)
278
Mycoplasma gallisepticum
Mycoplasma synoviae
Salmonella Gallinarum
Salmonella Pullorum
Campylobacter lari
Campylobacter jejuni
Salmonella spp.
Yersinia spp.
2 Leotta et al (2001)
2 Leotta et al (2001)
2 Leotta et al (2001)
2 Leotta et al (2001)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 Bonnedahl et al (2005)
Mycoplasma gallisepticum
2 Leotta et al (2001)
Universidad y soberana
Mycoplasma synoviae
Salmonella Gallinarum
Salmonella Pullorum
Salmonella spp.
Yersinia spp.
Campylobacter jejuni
Catharacta maccormicki
Mycoplasma gallisepticum
Mycoplasma synoviae
Salmonella Gallinarum
Salmonella Pullorum
2 Leotta et al (2001)
Salmonella spp.
2 Bonnedahl et al (2005)
Yersinia spp.
2 Bonnedahl et al (2005)
Campylobacter jejuni
2 Bonnedahl et al (2005)
Sndrome de Baja Postura 4 Miller et al (2008)
Pygoscelis adeliae
Mycoplasma gallisepticum
Mycoplasma synoviae
Salmonella Gallinarum
Salmonella Pullorum
Salmonella spp.
Yersinia spp.
Campylobacter jejuni
Influenza
Enfermedad de New Castle
Influenza
Pygoscelis papua
Salmonella spp.
Yersinia spp.
Campylobacter jejuni
Pygoscelis antarctica
Salmonella spp.
Yersinia spp.
Campylobacter lari
Chionis albus
Salmonella spp.
Yersinia spp.
Campylobacter jejuni
Phalacrocorax bransfieldensis Salmonella spp.
Yersinia spp.
Campylobacter jejuni
Universidad y soberana
2 Leotta et al (2001)
2 Leotta et al (2001)
2 Leotta et al (2001)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 Leotta et al (2001)
2 Leotta et al (2001)
2 Leotta et al (2001)
2 Leotta et al (2001)
2 Leotta et al (2001)
2 Leotta et al (2001)
2 Leotta et al (2001)
3 Bonnedahl et al (2005)
3 Bonnedahl et al (2005)
3 Bonnedahl et al (2005)
3 Wallensten et al (2006)
4 Morgan and Westbury (1981)
4 Morgan and Westbury (1981)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 Bonnedahl et al (2005)
2 Bonnedahl et al (2005)
3 Bonnedahl et al (2005)
3 Bonnedahl et al (2005)
3 Bonnedahl et al (2005)
279
Diego Montalti
Las aves marinas de Tierra del Fuego, Antrtida e Islas del Atlntico Sur estn compuestas por cuatro rdenes cuyas las familias ms
representativas son:
Spheniscidae (pinginos)
Diomedeidae (albatros)
Procellariidae (petreles)
Hydrobatidae (petreles de las tormentas)
Pelecanoididae (petreles zambullidores)
Phalacrocoracidae (cormoranes)
Laridae (gaviotas y gaviotines)
Stercorariidae (skuas).
Las aves marinas constituyen un importante taxn en la zona. Todas las especies dependen de la productividad marina para subsistir
y conforman, junto con los mamferos marinos, el eslabn de preda-
Universidad y soberana
281
dores tope en la cadena alimentaria del ecosistema. Poseen caractersticas peculiares relacionadas con el ambiente, los vientos y el clima.
Muchas nidifican en forma colonial y su alimentacin depende casi
exclusivamente del mar (peces, crustceos y moluscos), aunque algunas son carroeras.
Otra caracterstica importante de la avifauna antrtica es la baja
diversidad en contraste con su elevada densidad: el nmero de especies es reducido, pero esa cantidad de individuos de cada una es muy
grande en ciertos ambientes que se apartan de condiciones generalizadas o que son fluctuantes, y por ello, rigurosos.
La distribucin est fuertemente influenciada por factores oceanogrficos y ambientales como islas, frentes en los que las masas de agua
convergen o divergen, cobertura y tipos de hielo y disponibilidad de
superficies libres de hielo para la nidificacin, entre muchos otros.
El clima es otro de los factores determinantes para el proceso de
nidificacin, que coincide con el perodo de abundancia de alimento
en el mar. El rango pelgico que cada especie cubre para alimentarse
es muy variable. En los pinginos oscila entre los 30 y los 500 km;
en los petreles, de 300 a 900 km, los albatros cubren reas cercanas
a los 3.000 km. Aunque, proporcionalmente, el rango horizontal de
dispersin de los pinginos no es extenso, s lo es en profundidad:
varan entre 70 m y 300 m. A estas profundidades, se piensa que las
presas son capturadas gracias a una estrategia que combina ecolocalizacin simple y bioluminiscencia. Las aves marinas estn separadas
ecolgicamente por diferencias en las preferencias trficas, las adaptaciones morfolgicas y de comportamiento.
Nidifican en las costas, en general en grandes colonias pudiendo
formar grupos reproductivos mixtos, conformados por varias especies.
Luego de la reproduccin, migran y llevan una vida pelgica alimentndose en el mar. Las aves antrticas se ven obligadas a desplazarse hacia el norte, al congelarse el mar en las inmediaciones
de sus territorios reproductivos y salen a mar abierto para poder
alimentarse.
282
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283
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291
Anexo 1
Ejemplares (pieles de estudio) depositados en la coleccin Ornitolgica del Museo de La Plata, mencionndose el nombre cientfico y comn en espaol e ingls, el nmero de catlogo, el sexo (M=
macho, H= hembra, ?= indeterminado), la edad solo se indica en los
casos que los ejemplares son pichones (P), la fecha de recoleccin, la
localidad y el colector (col.).
- Orden Sphenisciformes
- Familia Spheniscidae
Aptenodytespatagonicus Pingino rey King penguin.
N 01426-?-?, Tierra del Fuego.
N 6361-M-1931, Islas Georgias del Sur, col. Dautert.
N 6362-H-1931, Islas Georgias del Sur, col. Dautert.
Pygoscelispapua - Pingino papua - Gentoo penguin
N 6363-H-1931, Islas Georgias del Sur, col. Dautert.
N 10401-?-1953, Antrtida, col. Instituto Antrtico Argentino.
N 10402-?-1953, Antrtida, col. Instituto Antrtico Argentino.
N 11648-?-Jun 1963, Baha Margarita, Pennsula Antrtica, Antrtida, col. Ejrcito Argentino.
N 11649-?-Jun 1963, Baha Margarita, Pennsula Antrtica, Antrtida, col. Ejrcito Argentino.
N 11651-?-Jun 1963, Baha Margarita, Pennsula Antrtica, Antrtida, col. Ejrcito Argentino.
N 11652-?-Jun 1963, Baha Margarita, Pennsula Antrtica, Antrtida, col. Ejrcito Argentino.
N 11658-?-Jun 1963, Baha Margarita, Pennsula Antrtica, Antrtida, col. Ejrcito Argentino.
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293
N 13976-M-15 Feb 2000, Baha Esperanza, Pennsula Antrtica, Antrtida, col. R. Montiel y D. Montalti.
N 14234-M-Feb 2010, Pennsula Potter, Isla 25 de Mayo, Islas Shetland
del Sur, Antrtida, col. M. Graa Grilli.
Spheniscusmagellanicus - Pingino de Magallanes - Magellanicpenguin
N 7730-M-?, Leticia, Tierra del Fuego.
N 7731-H-?, Thetis, Tierra del Fuego.
N 7732-M-?, Thetis, Tierra del Fuego.
N 7733-H-?, Thetis, Tierra del Fuego.
N 7734-H-?, Thetis, Tierra del Fuego.
N 7735-M-?, Thetis, Tierra del Fuego.
- Orden Procellariiformes
- Familia Procellariidae
Macronectesgiganteus- Petrel gigante -SouthernGiant-Petrel
N 7726-M-Thetis, Tierra del Fuego.
N 7727-M-Thetis, Tierra del Fuego.
N 7728-H-Thetis, Tierra del Fuego.
N 7729-H-Thetis, Tierra del Fuego.
N 7965-H-Baha Crossley, Isla de los Estados, Tierra del Fuego.
N 7966-M-Baha Buen Suceso, Tierra del Fuego.
N 9693-?-23 Ene 1951 Puerto Melchior, Antrtida, col. Tte. J. lvarez.
N 9694-?-23 Ene 1951- Puerto Melchior, Antrtida, col. Tte. J. lvarez.
N 10400-?-1958, Antrtida Argentina, col. Instituto Antrtico Argentino.
N 13584-M-3 Feb 1988- Punta Armona, Isla Nelson, Islas Shetland
del Sur, Antrtida, col. R. Montiel.
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- Orden Charadriiformes
- Familia Chionidae
Chionisalbus- Paloma-antrtica - SnowySheathbill
N 13468-M-15 Dic 1987- Punta Armona, Isla Nelson, Islas Shetland
del Sur, Antrtida, col. R. Montiel.
N 13716-M-4 Nov 1993- Pennsula Potter, Isla 25 de Mayo, Islas
Shetland del Sur, Antrtida, col. R. Montiel.
- Familia Stercorariidae
Stercorariusantarcticuslonnbergi- Skua pardo - Brown Skua
N 13715-M-9 Nov 1993- Pennsula Potter, Isla 25 de Mayo, Islas
Shetland del Sur, Antrtida, col. R. Montiel.
N 13466-M-11 Ene 1988- Punta Armona, Isla Nelson, Islas Shetland
del Sur, Antrtida, col. R. Montiel.
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N 13969-?-1 Feb 1960- Pennsula Ardley, Isla 25 de Mayo, Islas Shetland del Sur, Antrtida, col. R. Novatti.
N 14209-H-8 Ene 2005- Pennsula Potter, Isla 25 de Mayo, Islas
Shetland del Sur, Antrtida, col. D. Montalti.
N 14224-?-29 Feb 2008- Pennsula Potter, Isla 25 de Mayo, Islas
Shetland del Sur, Antrtida, col. D. Montalti.
N 14225-?-12 Feb 2010- Pennsula Potter, Isla 25 de Mayo, Islas
Shetland del Sur, Antrtida, col. D. Montalti.
N 14226-?-18 Ene 2005- Baha Esperanza, Pennsula Antrtica, Antrtida, col. R. Montiel y D. Montalti.
N 14230-?-02 Feb 2008- Pennsula Potter, Isla 25 de Mayo, Islas
Shetland del Sur, Antrtida, col. D. Montalti.
- Familia Laridae
Larusdominicanus- Gaviota Cocinera - KelpGull
N 13467-M-9 Ene 1989- Punta Armona, Isla Nelson, Islas Shetland
del Sur, col. R. Montiel.
N 13489-? pichn - 20 Ene 1989- Caleta Armona, Isla Nelson, Islas
Shetland del Sur, col. R. Montiel.
N 13585-H-18 Nov 1988- Caleta Armona, Isla Nelson, Islas Shetland del Sur, col. R. Montiel.
N 13964-?-1 Mar 2000- Baha Esperanza, Pennsula Antrtica, col.
R. Montiel y D. Montalti.
Sternavittata- Gaviotn Antrtico - AntarcticTern
N 13357-M-2 Feb 1978- Isla Media Luna, Islas Shetland del Sur, col.
R. Montiel.
N 13492-H-24 Oct 1988- Caleta Armona, Isla Nelson, Islas Shetland
del Sur, col. R. Montiel.
13698-H-6 Oct 1993- Pennsula Potter, Isla 25 de Mayo, Islas Shetland
del Sur, col. J. Ageitos y R. Montiel.
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Claudio Panella
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Admitindose simplemente el derecho a navegar con fines de pesca (Sierra,1969: 327). Pueden hacerse al respecto al menos tres consideraciones: a) que no objeta el establecimiento de Puerto Soledad
y, por lo tanto, el dominio espaol en el total del archipilago; b) no
intenta dejar sentada la soberana en Puerto Egmont, evacuado por
los ingleses y destruido posteriormente por los espaoles; y c) prohbe en lo venidero cualquier establecimiento en los litorales situados
al sur de las regiones entonces ocupadas por Espaa (Caillet-Bois,
1962: 239).
A todo esto, la preocupacin colonizadora de Espaa era evidente, intentando los sucesivos gobernadores consolidar el asentamiento
malvinense, que adems contaba con defensas militares y tambin
con un presidio, entendido como seal inequvoca de soberana.7 Es
que en estos aos se perciba claramente para Espaa y para Gran
Bretaa, por supuesto, el valor estratgico del archipilago, tal como
se verific en una nota enviada por el ministro Jos de Glvez al virrey Jos de Vrtiz en 1780, en contestacin a una misiva de este l-
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el derecho de los nuevos Estados a los puntos cuya ocupacin convenga al desenvolvimiento de miras ulteriores,
especialmente al territorio que ms o menos tiene cada repblica en sus costas o islas adyacentes. (Sierra, 1969: 338)
La respuesta de Bolivia a la nota del 14 de junio siguiente merece destacarse por su claridad conceptual al enmarcar la ofensa britnica en una cuestin regional:
En violacin tan manifiesta del derecho de gentes hay
que considerar no slo el ultraje hecho a la Repblica Argentina, sino tambin el desprecio que envuelve hacia las
dems naciones americanas. En trminos ms claros, la
conducta del gabinete britnico en las Malvinas, aunque
sea perjudicial esencialmente a gobierno que se siente despojado de su posesin, es ofensivo y demasiado injurioso
a todas las Repblicas Americanas y, a juicio del gobierno
de Bolivia, es un negocio altamente continental. (Muoz
Aspirini, 1966: 124)
313
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Universidad y soberana
Pero la causa Malvinas, entendida como un permanente reclamo a Gran Bretaa por haber lesionado los derechos soberanos de
21 Registro Oficial de la Provincia de Buenos Aires, ao 1837. En 1843 se produjo
una discutible iniciativa del gobernador Rosas, que instruy a Manuel Moreno para
procurar del gobierno ingls una posible venta de las islas lo cual implicaba la
aceptacin britnica de la soberana argentina de las mismas a cambio de cancelar
lo que nuestro pas le adeudaba del emprstito Baring otorgado en 1824. La negativa
inglesa frustr esta posibilidad (Cfr. Torre Revello, 1953: 203-204).
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315
Visto en perspectiva, el conflicto por la soberana de las islas Malvinas se encuadra en un claro acto de fuerza de una potencia colo22 El Progreso, 28/11/1842, citado en Sierra, V., op. cit., p. 341.
23 Cfr. Hernndez (1952).
316
Universidad y soberana
nialista frente a una joven y dbil nacin, que no cej en sus justos
y pacficos reclamos diplomticos a travs del tiempo. Ya en el siglo
XX, debe mencionarse que en 1965, durante el gobierno de Arturo
Illia, la XX Asamblea General de las Naciones Unidas, por Resolucin 2065 aprobada por 94 votos a favor, 14 abstenciones entre ellas
la de Gran Bretaa y ninguno en contra, reconoci la existencia
de una disputa territorial entre la Argentina y el Reino Unido, e invit a las partes a negociar. En 1982, hace tres dcadas, se declaraba
la guerra de Malvinas, llevada a cabo por una dictadura militar que
crey que montndose en un legtimo reclamo poda tal vez justificarse ante la historia. Pero no fue as no poda serlo teniendo en
cuenta este objetivo subalterno, pues no se borraba de la noche a la
maana el accionar de un gobierno que hizo del terrorismo de Estado una prctica permanente, amn de poner en prctica una poltica econmica antinacional y perjudicial para los sectores populares.
La humillante derrota, pese al valor demostrado por muchos de los
combatientes, especialmente conscriptos, hizo retroceder la posicin
argentina a partir de que Gran Bretaa reforz su negativa a negociar
la soberana de las islas.
A modo de cierre, y tambin en perspectiva de futuro, vale transcribir lo estipulado en nuestra Constitucin Nacional, cuya Disposicin Transitoria Primera expresa que la
Nacin Argentina ratifica la legtima e imprescriptible soberana del pas sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur
y Sandwich del Sur y los espacios martimos e insulares
correspondientes. La recuperacin de dichos territorios y
el ejercicio pleno de la soberana, respetando el modo de
vida de sus habitantes, y conforme a los principios de Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente
e irrenunciable del pueblo argentino.24
24 Constitucin de la Nacin Argentina, Santa Fe-Paran 1994, Buenos Aires,
Producciones Mawis(1996: 55).
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Sistemtica
Los curculinidos, vulgarmente denominados gorgojos, constituyen la segunda familia de mayor diversidad del reino Animal, con
unas 51000 especies conocidas (Oberprieleret al., 2007), siendo solo
superadas por las Staphylinidae (Grebennikov y Newton, 2009). Su
distribucin es cosmopolita, pudiendo encontrarse especies en todos
los hbitats continentales e insulares del planeta, excepto en la Antrtida. La curculiofauna de las Islas Malvinas est representada por 24
especies clasificadas en doce gneros (Tabla 1). Estos taxones pertenecen a las subfamilias Entiminae, Cyclominae y Cossoninae, y son
el grupo de insectos probablemente mejor estudiado del archipilago.
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Biogeografa
En cuanto a la ubicacin biogeogrfica de las Islas Malvinas, debe
destacarse que la biota del archipilago debe considerarse desde dos
elementos: aquellos que conforman la biota terrestre y dulceacucola,
y los que componen la biota marina de las islas.
Se ha considerado que la biota terrestre y dulceacucola constituye una unidad biogeogrfica independiente, cuyo rango ha variado
en los diferentes esquemas biogeogrficos propuestos para Amrica
del Sur. Investigadores de la Universidad Nacional de La Plata han
realizado distintas propuestas acerca de su ubicacin biogeogrfica
entre las que podemos mencionar las de Ringuelet (1955), Cabrera y
Willink (1973), Morrone (2000) y Lpez et al. (2008).
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Conclusiones
El conocimiento de la biodiversidad y patrones de distribucin de la entomofauna de las Islas Malvinas es todava
escaso. Si bien creemos que las especies de Curculionidae
son conocidas adecuadamente, es posible que existan an
especies por ser conocidas y descritas. Extrapolando a partir de lo que se conoce acerca de las especies de esta familia
para las Islas Malvinas, cabe suponer que existan numerosas
especies nuevas para la ciencia, tanto de insectos como de
otros taxones. Es preciso descubrir y describir estas especies
para luego analizar sus relaciones filogenticas y sus patrones de distribucin geogrfica.
Bibliografa
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Distribucin
Entiminae
Caneorhinus biangulatus
Cylydrorhinuscaudiculatus
C. lemniscatus
Malviniuscompressiventris
M. nordenskioeldi
Morroniabrevirostris*
Cyclominae
Antarctobiusabditus
A. bidentatus
A. falklandicus
A. malvinensis*
A. vulsus
Falklandiellussuffodens
Falklandiusantarcticus
F. goliath*
F. kuscheli*
F. turbificatus
Germainiellussalebrosus
Haversiellaalbolimbata
Lanteriellamicrophtalma*
Puraniuschampioni
P. exculpticollis
P. scaber
Cossoninae
Pentarthrumcarmichaeli
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Alberto C. Riccardi
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Clark Ross, con los buques Erebus y Terror, pas el invierno en las
islas, y varios ejemplares donados posteriormente por diferentes personas (Stone y Rushton, 2007, 2012; Rushton y Stone, 2011). Algunos
ejemplares recogidos por la Scottish National Antarctic Expedition
(1901-1903) se hallan en el Museo Nacional de Escocia en Edimburgo (Newton, 1906). El Museo Hunteriano de la Universidad de
Glasgow, en Escocia, posee una pequea coleccin recogida durante
trabajos de prospeccin mineral llevados a cabo por D. Ferguson por
encargo de la Compaa Ballenera Salvesen y donados por sta en
1915. Otros ejemplares coleccionados por H. A. Baker en 1921-1922,
en ocasin del primer intento de realizar un estudio geolgico sistemtico, se hallan en el Museo de Historia Natural y el Imperial College de Londres (Stone y Rushton, 2006). Colecciones obtenidas por
la Expedicin Polar Sueca (1901-1903) y la Expedicin Magallnica
Sueca (1907-1908) (cf. Andersson, 1907; Halle, 1912) se hallan en el
Natur Historiska Riksmuseet de Estocolmo, Suecia. Tambin hay colecciones en el New York State Museum de Albany, EE.UU., que fue
lograda a travs de la colaboracin del conocido paleontlogo John
Clarke y la Sra. Constance Allardyce, esposa de William Allardyce,
Gobernador de las islas entre 1904 y 1915 (Stone, 2010), y otra en el
Museo Nacional de Wales en Cardiff, donada en 1920por T. W. Proger, Director de la "Falkland Island Sheep Farming Company (Stone
et. al., 2013). En aos recientes se efectuaron nuevas colecciones, una
de ellas realizada por el British Geological Survey entre 1998 y 2008,
que se encuentra depositada en el National Geoscience Data Centre
de esa institucin, en Keyworth, Nottingham, mientras que otra efectuada en el ao 2000 por el American Museum of Natural History de
Nueva York se conserva en dicha institucin (Carvalho, 2006). Otras
colecciones recientes se hallan en la Universidad de San Pablo, Brasil
y en la Universidad de Western Australia (cf. Stone, 2012).
Aunque investigadores de diferentes pases, incluido Brasil, han
podido realizar estudios sobre material fsil de las islas Malvinas,
la ocupacin britnica ha dificultado o imposibilitado el acceso de
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Las asociaciones de radiolarios de aguas fras y de aguas relativamente templadas y la presencia de hiatos permitieron definir un total de ocho
cambios climticos desde el Mioceno superior bajo hasta el Pleistoceno.
Sobre esta base se estableci que:
1) durante el Mioceno tardo inicial, la temperatura de las aguas en la
regin del Banco Ewing fue relativamente ms templada que en la
actualidad;
2) el final del Mioceno tardo fue relativamente ms templado y se desarroll un evento erosivo importante que persisti hasta el Plioceno temprano y configur la fisiografa actual del banco;
3) durante el Plioceno temprano hubo un mejoramiento climtico,
decreci la velocidad de la Corriente Circumpolar Antrtica y se
reanud la sedimentacin sobre el banco;
4) durante el final del Plioceno temprano-inicio del Plioceno tardo
ocurri una nueva intensificacin de la Corriente Circumpolar antrtica y se produjo una fase erosiva y de no depositacin vinculada
con eventos glaciales;
5) durante gran parte del Plioceno tardo el clima fue ms templado y
uniforme que el actual, aunque se torn progresivamente ms fro
hacia el final, la velocidad de las corrientes de fondo disminuy
continuando la depositacin;
6) durante el final del Plioceno tardo y el Pleistoceno temprano se
intensific el flujo de la Corriente Circumpolar Antrtica, lo que
dio lugar a una discordancia regional;
7) durante el Pleistoceno tardo, el Banco M. Ewing fue cubierto por
una capa de detritos glaciales resistentes a la erosin, que protegi a
los sedimentos ms antiguos de las subsecuentes fases erosivas.
De esta manera las fluctuaciones a travs del tiempo de la posicin
del frente polar y de la intensidad de la Corriente Circumpolar Antrtica han sido, probablemente, los principales factores que modelaron
la historia erosiva y de sedimentacin en el sector estudiado del Banco Maurice Ewing.
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Regin Antrtica
Los estudios sobre invertebrados fsiles realizados en la Antrtida
desde la Facultad de Ciencias Naturales y Museo han estado dirigidos
a faunas del Jursico y Cretcico que comprenden radiolarios y amonites del Jursico y amonites del Cretcico, provenientes de las de la
Tierra de San Martn (Graham) y de las islas Livingstone, James Ross,
Marambio (o Seymour) y Cerro Nevado (o Snow Hill), en la regin
septentrional de la Pennsula Antrtica (Figura 3).
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Toda esta fauna muestra una estrecha afinidad con la que se conoce de la parte austral de la Argentina y ambas regiones estn caracterizadas por la presencia de varios gneros exclusivos. Adicionalmente, se observan afinidades con faunas de Sudfrica, Madagascar y
Australasia, todo lo cual apoya la existencia de una regin faunstica
Austral en el Aptiano tardo-Albiano. Similitudes y diferencias con
faunas de amonites de la misma edad del norte de Amrica del Sur
y del Tethys central sugieren la existencia de una ruta de migracin
entre esta ltima regin y Antrtida-Patagonia.
Material hallado en la superficie de las acumulaciones glaciarias
existentes en el sector occidental de la isla Marambio (Figura 3),
estudiado, descripto e ilustrado por Riccardi (1981) fue referido a
las especies Baculites delvallei, Riccardi y Jimboiceras (?) antarcticum,
Riccardi (Figura 7), a las que se les asign una probable edad Santoniano
tardo-Campaniano temprano.
Este material fue revisado por Olivero (2012) en el contexto de
nuevos hallazgos en la Cuenca James Ross. Sobre la base de estos estudios se considera muy probable que estas especies provengan del
Miembro Hamilton Point de la Formacin Snow Hill Island aflorante
en las Islas Ross y Cerro Nevado (o Snow Hill) y refieren al Campaniano tardo.
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Bibliografa
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Figura 5. Amonites del Aptiano superior y Albiano inferior de la isla James Ross,
Antrtida: a-f, Parasilesites jamesrossi Medina y Riccardi, Kotick Point, Albian
inferior; a-b, holotipo, MLP 31403; c-f, paratipos, MLP 31404-5. g-h, Parasilesites
densicostatus Medina y Riccardi, Kotick Point, Albiano inferior; holotipo, MLP
31406. i-j, Pseudosilesites russoi (Leanza), Kotick Point, Aptiano superior; MLP
31408. k-n, Umsinenoceras cardielense Medina & Riccardi, Kotick Point, Albiano
inferior; MLP 31411-2. o, Feruglioceras cf. piatnitzkyi Leanza, Sharp Valley,
Albiano inferior; MLP 31409. p-s, Umsinenoceras compressum Medina y Riccardi,
Kotick Point, Albiano inferior; p-q, paratipo, MLP 31429; r-s, holotipo, MLP
31428. t-u, Umsinenoceras sp. indet., Kotick Point, Albiano inferior; holotype,
MLP 31434. v-w, Umsinenoceras? sp. nov., Kotick Point, Albian inferior;
holotipo, MLP 31439. x-y, Neoastieria antarcticaensis Medina y Riccardi, Sharp
Valley, Albiano inferior, holotipo, MLP 31440. Lateral and ventral views, X1.
Figuras de Medina y Riccardi, 2006.
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Los investigadores de la DPV tuvieron una actuacin muy destacada en esos proyectos, siendo el mximo exponente el Dr. ngel
Lulio Cabrera (1908-1999; Director de la DPV desde la dcada del
treinta hasta la del setenta), que no solo particip como autor sino
que fue el editor de las Floras de Buenos Aires (realizada entre 1963
y 1970) y Jujuy (realizada entre 1977 y 1993). Tambin fue uno de los
pioneros de los tratamientos florsticos provinciales como lo demuestra su obra Revisin de las Compuestas Bonaerenses (1941). Al mismo
tiempo, comenzaban las exploraciones a Tierra del Fuego e islas Malvinas por parte del Dr. David Moresby Moore (1933) proveniente de
la Universidad de Reading de Inglaterra, quien con apoyo financiero
de su pas, realiz siete viajes de colecta con el objetivo de publicar las
floras de plantas vasculares de esas tierras. El proyecto del Dr. Moore
se realiz con el apoyo de gran cantidad de cientficos argentinos que
colaboraron a travs de su experiencia profesional y de campo con
el botnico ingls, aunque no como autores de tratamientos taxonmicos de la obra. Como parte de los resultados de las expediciones
del Dr. Moore al extremo austral del continente, un gran nmero de
especmenes fueron donados al herbario de la DPV junto con las colectas de una gran colaboradora de ese proyecto que fue la Sra. Natalie R. Goodall. Esta ltima ha colaborado y contina participando
de proyectos relacionados con la flora y la fauna de Tierra del Fuego
desde su lugar de residencia, la emblemtica Estancia Harberton, un
lugar estratgico en el extremo sur de nuestro pas.
La existencia del proyecto del Dr. Moore fue tal vez en parte la
causa que no se concretara un estudio florstico especfico en Tierra
del Fuego en el marco de las floras provinciales.
El proyecto florstico de Tierra del Fuego e Islas Malvinas del Dr.
Moore se desarrollaba en paralelo con la Flora Patagnica, que estaba
bajo la coordinacin de la Dra. Maevia Noem Correa, profesional
del INTA Castelar. Si bien la Flora Patagnica no trataba especficamente solo los territorios de Tierra del Fuego e Islas Malvinas sino
que abarcaba los territorios al Sur del Ro Colorado (Ro Negro) su
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involucraron el estudio de plantas vasculares de Tierra del Fuego e islas del Atlntico Sur se redujeron a tratamientos parciales de gneros
especficos, que implicaron esfuerzos individuales ms que colectas
masivas llevadas a cabo en el marco de proyectos nacionales.
Por ejemplo, en noviembre de 1967, la Dra. Mara Amelia Torres
junto a otros investigadores argentinos, fue invitada por el Centro de
Investigacin de Biologa Marina y el Servicio de Hidrografa Naval
(SHN) a realizar un viaje de colecta a la Isla de los Estados. La Dra.
Torres, quien se dedicara al estudio de la familia de las Gramneas
(los pastos), recorri la transecta entre Puerto Cook y Puerto Vancouver, donde colect cerca de 100 ejemplares que deposit en el herbario de la DPV.
En los ltimos aos, en el marco de proyectos subvencionados por
el Agencia de Promocin Cientfica y Tecnolgia (APCyT), el Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas (CONICET),
la Universidad Nacional de La Plata, la DPV junto con el LASBE (Laboratorio de Sistemtica y Biologa Evolutiva) del Museo de La Plata
(actualmente ambos bajo la direccin del Dr. Jorge V. Crisci), han
estado desarrollando estudios para dilucidar patrones espacio-temporales de la biodiversidad de Amrica del sur austral y especficamente, en el caso de la DPV, la evolucin y biogeografa de la familia
Compuestas en Sudamrica. Estos proyectos requieren de estudios
especficos, que sumados a la necesidad del uso de materiales frescos
o especialmente conservados para desarrollar estudios moleculares,
promovieron nuevas colectas en el extremo sur del pas.
Tal es as que recientemente se realizaron tres campaas a Patagonia y Tierra del Fuego, siguiendo la ruta de colecta del Dr. Cabrera.
Una de ellas (2007), fue coordinada por el Dr. Mauricio Bonifacino
(quien desarroll su tesis de grado en la DPV) y cont con la colaboracin de la Lic. Laura Iharlegui y la Dra. Gisela Sancho, ambas
pertenecientes al personal de la DPV. Dicho viaje comenz en Buenos Aires, prosigui hasta San Juan, cruz a Chile y luego ya de
regreso en Argentina continu hacia el sur hasta Ushuaia despus
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Agradecimientos
Agradecemos al Dr. Jorge Crisci y a la Dra. Liliana Katinas por su
lectura crtica, sugerencias y valiosa informacin aportada durante la
redaccin de este apartado.
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Alejandro Simonoff
Desde el despojo producido por Gran Bretaa en 1833, la Argentina realiz reclamos bilaterales durante el Siglo XIX y la primera
mitad del Siglo XX, tratando de evitar la prescripcin del problema.
Tambin resulta pertinente sealar que esta cuestin fue poco prioritaria en nuestra agenda externa, ante la decisin de estar en la esfera
de influencia inglesa. No es casual que, cuando este aspecto dej de
ser central para las vinculaciones del pas con el mundo, el tema de
la reivindicacin de soberana por Malvinas fue ascendiendo en las
preocupaciones internacionales.
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ducto de esta nueva situacin, la Argentina present, desde su incorporacin a Naciones Unidas hasta 1963, casi
treinta reservas sobre el tema (Cisneros y Escud, 1998:
XII, 12).
En el mbito panamericano, desde la Primera Reunin de Consulta de Cancilleres de Amrica realizada en La Habana (1940), la
Argentina present su reserva por las Islas, lo que repiti en la Conferencia de Ro de 1947 y en la de Bogot de 1948.1
Adems, se concentr la atencin en lo que los ingleses denominan Territorio Antrtico Britnico, que comprende tanto a ese continente, como a las Islas Sndwich del Sur y Georgias del Sur.2
La sancin de la 2065
Nuestro pas aprovech el proceso de descolonizacin, y con la
aprobacin por la Asamblea General de las Naciones Unidas de la Resolucin 1514/60 que fij los fundamentos y procedimientos por los
cuales deba regirse, as como tambin la 1654/61, que cre el Comit
de seguimiento conocido como Comit de los 21, busc los instrumentos que le permitiesen la recuperacin de su soberana sobre las
Islas.
La primera de estas normas se sustenta bsicamente en dos principios del Derecho Internacional: 1) todos los pueblos tiene el derecho
a la libre determinacin y, 2) todo intento encaminado a quebrantar
total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de
un pas es incompatible con los propsitos y principios de la Carta de
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y el del Volkgestei. Obviamente en este relato Gran Bretaa representara al primer modelo, en el que los derechos de los ciudadanos
estn por sobre los del Estado-Nacin, y la Argentina el segundo, en
el que los ciudadanos estn subordinados a los intereses del Estado
(Escude, 1992: 177).8
Esta norma fue la piedra fundamental de una nueva estrategia
para la recuperacin, por medios pacficos, de las Islas Malvinas [...]
la 2065 fue un punto de no retorno muy costoso para la diplomacia
britnica (Garca del Solar, 1995: 159).
Existen dos puntos de la Resolucin para resaltar: en primer lugar,
si bien en ella no se menciona la autodeterminacin como principio
rector para las negociaciones, tampoco se la excluye y se refiera a los
intereses de los isleos; y en segundo lugar, no fija una posicin del
organismo frente al conflicto.
En enero de 1966 se realiz la primera reunin tras la sancin de
la resolucin 2065 entre Zavala Ortiz y el Secretario de Relaciones
Exteriores del Reino Unido, Michel Steward, quienes emitieron un
comunicado conjunto que expresaba la voluntad de proseguir sin
demoras las negociaciones reclamadas por la citada resolucin (Cisneros y Escude, 1999: XII, 52).
Adems de la recomendacin para iniciar conversaciones en torno a la soberana y de tener en cuenta los intereses de los isleos,
existe un logro ms que fue sealado por Juan Carlos Puig: la resolucin exige que se informe acerca del resultado de las negociaciones,
punto que estaba muy en consonancia con el espritu descolonizador que reinaba en las Naciones Unidas en la dcada de 1960 (Puig,
1983: 135).
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Mientras estas conversaciones seguan adelante, un grupo de militantes nacionalistas llev adelante, el 28 de septiembre de 1966, la
Operacin Cndor9, la cual tuvo como consecuencia la instalacin de
un batalln de la Royal Navy.
En noviembre de ese mismo ao, los britnicos propusieron congelar la disputa por treinta aos para que luego la poblacin decidiera, mocin que fue rechazada por la Argentina. En marzo de 1967,
aunque los britnicos suavizaron posiciones, la formacin del Lobby
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10 El lobby kelper era financiado por la Falkland Island Company (FIC), que tena
prcticamente el monopolio de todas las actividades econmicas de Malvinas hasta
la llegada en gran escala de la actividad pesquera y petrolera despus del conflicto.
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Para reforzar el posicionamiento argentino en el plano multilateral, nuestro pas ingres en el Movimiento No Alineados, por entender que para esta coalicin de pases era de suma importancia el
apoyo que el movimiento poda ofrecer en asuntos de inters nacional como el problema de Malvinas [] (Saavedra, 2004: 50).
Durante 1974, los britnicos presentaron una propuesta al Canciller Alberto Vignes para discutir las salvaguardas y garantas que se
le otorgaran a los isleos en la eventualidad de un condominio sobre
las Islas Malvinas. Segn el testimonio de Carlos Ortiz de Rozas, el
Presidente Juan Domingo Pern, consider que una vez instalados
como condminos, el objetivo de la soberana total no estara demasiado lejos. Pero dentro de los cambios que sobrevinieron a su
muerte estuvo la decisin de la nueva Presidenta de no llevar adelante
la cuestin (Ortiz de Rozas, 2011: 161-162).
Los efectos de la crisis de 1973 repercutieron en el escenario internacional en trminos generales y tambin de manera especfica
sobre la cuestin Malvinas. Las necesidades de provisin de recursos
energticos impulsaron a los britnicos (ya lo haban hecho en el Mar
del Norte) a enviar una misin de investigacin al Atlntico Sur que
explorase los recursos disponibles en el rea.
Esta decisin gener el rechazo del gobierno argentino que lo
consider una accin unilateral, y luego del rechazo ingls para llevar
a cabo una exploracin conjunta, se termin en una escalda diplomtica que concluy con la ruptura de relaciones (Lans, 1986: II, 203).
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El resultado de la travesa inglesa se tradujo en el Informe Shackleton, relevamiento en el que se describieron las principales actividades econmicas de las islas y se exploraron sus potencialidades en
varios rubros (turismo, pesca, minera, etctera).
La produccin lanar, principal actividad, era estable aunque tena
poca innovacin y se detect cierto estancamiento.
Las actividades relacionadas con el turismo se vieron como viables, con una primera etapa promocional de cinco a diez aos. Se sealaba que el sector pesquero poda poseer inmensos recursos, pero
sera necesaria la cooperacin con la Argentina para su desarrollo.
En el rubro minero se destacaban la turba y la explotacin petrolera. En cuanto a esta ltima, la determinacin geogrfica favoreca
la posicin la Argentina respecto de las Islas, pero se seala que sin
ella sera costosa y que la exploracin requerira de dos a tres aos,
y si los resultados fueran positivos, para la perforacin de tres a diez
aos ms.
Uno de los datos ms significativos del informe fue el planteo
sobre la eficacia de un plan de desarrollo estaba sujeto principalmente a la resolucin del conflicto de soberana, ya que las compaas
estaran interesadas si hubiera cooperacin argentina.14
Por eso no es casual que a partir de 1975
El Reino Unido decidi incluir un nuevo factor en las negociaciones: la exploracin y explotacin de los recursos
hidrocarburferos, mineros y pesqueros del archipilago
malvinense. (Bernal, 2011: 45)
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Sin embargo, muchos sectores tomaron esta propuesta como peligrosa, ya que se quera evitar, como sostiene Federico Bernal:
Que esta opcin fuera empleada como pretexto para dilatar indefinidamente las negociaciones, visto que hasta ese
momento el tema del arrendamiento nunca haba sido
15 Asamblea General de Naciones Unidas. Resolucin 31/49, Cuestin de las
Islas Malvinas (Falkland). En lnea. Disponible en: <www.dipublico.com.ar/
instrumentos/138.pdf>. Consultado el 28 de mayo de 2012.
16 Muchos autores toman esta fecha como inicial para la propuesta britnica de
conceder la autodeterminacin a los kelpers.
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Pero la indefinicin de las negociaciones se agrav ante la posicin del Canciller Nicols Costa Mndez y del dictador Leopoldo F.
Galtieri, quienes buscaron la manera de entorpecerlas al proponer un
plazo de imposible cumplimiento para los britnicos (Ortiz de Rozas,
2011: 259-265).
Esa posicin tena que ver con la decisin de impulsar el conflicto
armado, el cual no tuvo otro objetivo que garantizar la perdurabilidad en el poder de los militares y no la reivindicacin soberana.
Galtieri evalu que la tarea realizada por las Fuerzas Armadas (financiar y capacitar a la Contra nicaragense) era suficiente para que
Ronald Reagan abandonara a Margaret Thatchersu principal aliada
en Europa y apoyara a la Argentina en esa aventura militar.
La superioridad tecnolgica y militar britnica, el apoyo activo
de los miembros de la OTAN entre ellos Estados Unidos y las sanciones econmicas de la Comunidad Econmica Europea y de los
propios norteamericanos, permiti a los ingleses ganar en setenta
y cuatro das el nico episodio blico en que la Argentina se haba
involucrado en los ltimos cien aos.
Como dice Figari:
La guerra de Malvinas ha sido un ejemplo claro de la aventura irracional de intentar hacerse justicia por s mismo
[]. No se negoci como era indicado y se termin en
ciertas especulaciones que culminaron en una guerra irracional, que solo cont con el apoyo moral de los pases latinoamericanos primero y el Movimiento de No Alienado
despus. (Figari, 1993: 205-206)
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Bilateralismo y seduccin
A pesar del tono belicista de la campaa electoral, la gestin menemista decidi instrumentar la negociacin bilateral que se vena
esbozando por la mediacin norteamericana y abandonar la estrategia multilateral del radicalismo.
Ello se debi, segn Soukiassian, a la decisin del menemismo de
privilegiar la estrategia de reiniciar las relaciones bilaterales, que se
viabiliz a travs de la construccin de la estructura decisoria para
el tema de la siguiente manera: el Ministro de Relaciones Exteriores,
Domingo Cavallo, su asesor personal, Aldo Dadone y el Director de
Malvinas, Jos Mara Otegui. Tambin estuvieron los embajadores
Lucio Garca del Solar y Mario Cmpora (Soukassian, 1994: 115). De
este proceso se destac la aplicacin de la frmula del paraguas de
soberana en los acuerdos de Madrid I y II.19 La frmula de paraguas
19 En el primero de ellos, de octubre de 1989, se estableci la frmula del paraguas
que adems de sealar la voluntad de normalizar vnculos diplomticos anunci el
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consisti en proteger los derechos de cada parte respecto de los archipilagos y espacios martimos circundantes que representaban un
escollo para la normalizacin de las relaciones diplomticas, consulares y econmicas.
Estas primeras iniciativas se toparon con el anuncio presidencial
de febrero de 1992 que sostena la intencin de llevar a arbitraje internacional la cuestin, aspecto que no fue debidamente estudiado
por la Cancillera (Raimundi, 1993: 43).
Incluso, como rechazo a esta postura, se produjo la renuncia de
Carlos Escud como asesor del gobierno. Su posicin puede sintetizarse en cuatro puntos: 1) los derechos argentinos sobre las islas son
reales, pero mucho ms relativos de lo que el pblico argentino cree;
2) La cuestin jurdica es demasiado compleja y ambigua como para
que el caso vaya a resolverse jams en torno a estas consideraciones; 3)
La solucin al problema de la cuestin de soberana vendr eventualmente por va de consideraciones prcticas; 4) La nica posibilidad
argentina de ser incluida en esa solucin pasa por demostrarle al mundo, a Gran Bretaa y a los isleos que rene condiciones mnimas de
estabilidad y confiabilidad (Escud, 1995: 40-1).
El restablecimiento de las relaciones permiti el avance en temas
econmicos, prioritarios en la agenda inglesa.20 Estas negociaciones
con Gran Bretaa generaron crticas, sobre todo en torno a la pesca
y los hidrocarburos. En el Acuerdo de Pesca de Calamar, la Argentina se autolimitaba a pescar este crustceo, principal recurso de los
habitantes de las islas (Bernal, 2011: 67) y mediante la firma de una
cese de hostilidades; la formacin de rea de preservacin pesquera; y, la continuidad
de las negociaciones. En febrero del ao siguiente se firm el segundo, donde se
restablecen las relaciones diplomticas y consulares, adems la zona de exclusin fue
sustituida por un sistema de informacin y consulta para el movimiento de unidades
navales y areas (Cavallo, 1995: 362).
20 El Reino Unido busc desde la finalizacin del conflicto el restablecimiento de las
relaciones bilaterales: eso lo logr con los Acuerdos de Madrid en 1989 y 1990. A partir
de all consigui seguridad jurdica para las inversiones en el rea de disputa, hecho que
tambin reafirm con los acuerdos pesqueros y petroleros en los 90. Este punto fue
clave para lograr la sustentabilidad econmica de las islas, y su actual bonanza.
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por los recursos que se explotan, como lo seal Carlos Prez Llana:
nuestro pas sigue facilitando las cosas [] a los kelpers.24
Esta poltica fue fuertemente cuestionada desde la oposicin parlamentaria, que acus al gobierno de delegar la soberana de las Islas
(Becerra, 1996: 16). Y desde el mismo gobierno, el ex Ministro Camilin, si bien dijo que tiene el claro mrito de haber hecho fluido
el dilogo [] (aunque) Londres no ha mostrado signo alguno de
flexibilidad en la cuestin central (Camilin, 1997: 17).
Hacia 1996, la poltica de seduccin entr en un perodo de estancamiento. El gobierno tom la decisin de volver a los foros internacionales y empez a barajar otras estrategias como la indemnizacin
a los kelpers o la soberana compartida para impulsar nuevamente el
tema.
No fue la llegada del laborismo en 1997 que haba generado cierta
esperanza en torno al tema25, sino el encarcelamiento del dictador
Pinochet, lo que revitaliz la estrategia. El pedido de extradicin del
Juez espaol Baltasar Garzn motiv que Chile suspendiera los vuelos regulares hacia las Islas, dejndolas incomunicadas. Este ltimo
suceso coincidi con la visita de Menem a Gran Bretaa evento en
el cual el gobierno haba hecho una fuerte apuesta y reducindola a
una gira protocolar, aunque permiti el inicio de nuevas conversaciones para regularizar la situacin.
El reinicio del dilogo hizo creer en la aparicin de una poltica de
estado.26 Esto se observ en la intervencin del Parlamento argentino, donde oficialismo y oposicin acordaron sobre ella. A su vez, permiti avanzar en la negociacin sobre los vuelos desde el continente,
24 Hoy, La Plata, 21 de febrero de 1996, 5.
25 A pesar de las declaraciones de los aos 80, en julio de 1997, el Canciller Di
Tella se reuni con el nuevo par britnico, el laborista Robin Coock. Este concluy
que sobre el tema Malvinas no habr cambio sustancial sin el visto bueno de los
malvinenses (Iglesias, 1997: 7).
26 Esto ocurri a pesar de las expectativas puestas por el Canciller Di Tella, por el
cual el viaje a Londres en 1999 para firmar el acuerdo se estuvo estrenando la idea de
poltica de Estado. Enlnea. Disponible en: <www.lanacion.com.ar/99/04/01/p.01.htlm>.
Consultado el 11 de junio de 2012.
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En el plano bilateral existieron varios encuentros entre el Presidente argentino y el Primer Ministro ingls, Tony Blair. Uno de ellos
ocurri en noviembre de 1999, antes de la asuncin de De la Ra,
en la Conferencia de los partidos socialdemcratas realizada en Pars, donde solo se mencion el tema. Otro tuvo lugar en Iguaz en
julio de 2001, en donde laboristas ingleses sostuvieron que fue un
punto ms del proceso de normalizacin definitiva de las relaciones
bilaterales tras la guerra de 1982. Se trataron temas comerciales de
inters, tanto para los britnicos con respecto de las inversiones en el
pas (acompaaron a esa delegacin representantes de Jaguar, British
Petroleum, Shell y Rolls-Royce entre otras) como para los argentinos
por la crisis domstica y la depresin econmica que sirvieron, segn
los britnicos, para mantener al margen el espinoso problema del futuro de las Islas Malvinas.32 Pero para el gobierno aliancista era necesario generar un mbito de confianza con los ingleses que permitiese
avanzar en este asunto.
31 Estas declaraciones merecieron una rplica del Canciller Rodrguez Giavarini:
La etapa de los chistes en ingls, los regalos y los juegos de palabras con los isleos
lleg a su fin, se termin []. Reivindicar el reclamo de soberana no significa
ninguna hostilidad [] (En Clarn, 15 de julio de 2000, 7)
32 Daily Telegraph, 29 de julio de 2001.
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As fue que temas como los de las inversiones o las posiciones similares en la OMC, o el hecho de compartir operaciones de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas, e incluso las diversas reuniones
de la Internacional Socialista los partidos de la coalicin y el laborismo comparten ese foro, para que se permitiese un acercamiento que
a futuro abrira el dilogo sobre la cuestin de la soberana.33
Debemos rescatar como un logro de esta estrategia el fin del veto
britnico para que la sede de la Organizacin del Tratado Antrtico funcionase en Buenos Aires. Esto se logr bajando el perfil en la
agenda sobre el tema y con cierto reacomodamiento en las bases antrticas. Para el Canciller Adalberto Rodrguez Giavarini, el logro fue
producto de un dilogo firme y realista (que) ha permitido la cooperacin y el entendimiento en otros frentes (2003).
Mientras tanto los kelpers llamaron unilateralmente a licitacin
petrolera en febrero y en abril de 2000, accin que motiv el rechazo
argentino con la afirmacin de la soberana y un llamado a Gran Bretaa a negociar. Adems, ese ao se registraron varios incidentes con
buques pesqueros argentinos en la zona de exclusin.
En el plano multilateral, en 2000 y 2001 se realizaron las presentaciones ante el Comit de Descolonizacin de Naciones Unidas, que
reclamaban la soberana y la voluntad de saldar la controversia mediante una negociacin pacfica. Para Rodrguez Giavarini
Los avances de la relacin se miden tambin en el entendimiento logrado en el ao 2001, el vuelo de aeronaves y
el trnsito de embarcaciones civiles privadas entre el territorio continental y en las Islas Malvinas, la decisin de
un estudio de factibilidad para el desminado de las Islas
Malvinas, la reunin de la Comisin de Pesca que busca
33 El gobierno intent establecer parmetros de negociacin similares a los de China
en el caso de Hong Kong. En esa frmula, los britnicos se comprometieron, en 1984,
a la entrega del territorio a la Repblica Popular China, sobre la base de un acuerdo
donde se reconocen las particularidades de esa ciudad y sus habitantes por cincuenta
aos a partir de la transferencia, producida en 1997, cuando se restituy el territorio.
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evitar la pesca ilegal en nuestras aguas, as como la realizacin de cruceros binacionales de investigacin cientfica.
(Rodrguez Giavarini, 2003)
Adems de los pasos sealados en la Cancillera, se cre la Secretaria de Asuntos del Atlntico Sur a cargo de la embajadora Susana
Ruiz Cerruti, con la finalidad de recopilar y analizar la posibilidad de
llevar el diferendo a la Corte Internacional de Justicia como forma de
explorar una nueva alternativa para el asunto.
Esta lnea mereci crticas de varios analistas, como Carlos
Soukassian, quien en una lnea similar a la de Escud seal que
es imposible llegar a una respuesta definitiva y categrica acerca de
quin tiene el derecho de soberana sobre las Islas Malvinas. Cuando
la Argentina ocup las islas en 1820 obtuvo un rudimentario ttulo
sobre las Islas, basado en expectativas y que el Reino Unido puede
hacer un caso fuerte de haber perfeccionado su ttulo por la ocupacin continua y eficaz y la subsiguiente incorporacin formal de la
isla al Imperio Colonial Britnico.
Otra variable, para nada menor, indicada por el autor fue la composicin de la Corte y las nacionalidades de sus jueces. Y, finalmente,
las similitudes entre Malvinas y Gibraltar, ya que la resolucin del
primero complica al segundo, que ocupa un lugar de mayor relevancia estratgica (Soukkassian, 2000: 98).34 Por estos motivos, esta estrategia se abandon en junio de 2001.
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La construccin y posterior instalacin del monumento a los cados en Malvinas en el cementerio de Darwin si bien se finaliz en
abril del ao 2005 aun espera su inauguracin.
En 2007, el Gobierno argentino comunic al Reino Unido su decisin de dar por terminada la Declaracin referida a exploracin y
explotacin de hidrocarburos en el rea sujeta a la disputa de soberana, como seal el Canciller Taiana:
El Reino Unido ya no podr pretender justificar, desde la
letra y espritu del acuerdo, su ilegitimo accionar unilateral en nuestra plataforma continental que llevara a la parlisis, hace ya siete aos, a la comisin bilateral creada por
el entendimiento []. (Taiana, 2007: 35)
Esta resolucin se bas en las graves divergencias de interpretacin sobre la aplicacin de este instrumento, que enfrentaron a las
partes desde el momento mismo de su celebracin.35 Este es un signo
novedoso, ya que busca reemplazar los trminos en los cuales la relacin bilateral se mantuvo desde 1990 y tener efectos sobre la seguridad jurdica a las concesiones unilaterales britnicas. Como sostiene
Bruno Bologna:
La estrategia diseada por la Administracin Kirchner
nos parece adecuada y alejada de la poltica de seducir
a los kelpers, que no dio resultados satisfactorios pese a
las reiteradas oportunidades en las cuales se ha empleado. Por primera vez, los habitantes de las islas se muestran
descontentos con la Argentina, no por motivos jurdicos,
35 El gobierno fue aprobando una serie de medidas tendientes a limitar los efectos
de esta divergencia en la interpretacin, al sancionar normas que prohben a buques
pesqueros y empresas dedicadas a la explotacin en el Mar Argentino a quienes
posean licencias kelpers.
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Adems de los debates generados por la explotacin petrolera britnica en aguas soberanas argentinas, este tema estuvo surcado por la
decisin britnica de realizar ejercicios militares con misiles en aguas
de las islas, cuestin que gener la protesta argentina en octubre de
2010.
Durante su visita al pas en octubre de 2010, el presidente del Comit de Descolonizacin de la ONU, Donatus Keith Saint Aime, se
38 Un dato interesante fue que Black Rock como fondo de inversin posee tanto
Desire Petroleum (una de las operadoras en la plataforma en Malvinas) adems de
un pequeo porcentaje de Repsol, y por otro lado del Barclays Global Investors que
es uno de los bancos elegidos para el Canje de Deuda.
39 En el caso de Juan Gabriel Tokatlian, afirm que habra que avanzar hacia una
razonable estrategia de cooperacin consecuente (2010: 10), o incluso algunos
fueron ms all, como Vicente Palermo que, entre otras consideraciones, sugiri
reducir cualitativa y cuantitativamente el estatus del diferendo, y dejar de supeditar
objetivos relevantes y alcanzables al de recuperar el ejercicio de la soberana. En la
poltica diplomtica deberamos dar muestras de que nos importa que los isleos
sean libres de decidir lo que quieran, o contribuir a instalar en el rea un espritu
de cooperacin, en arreglo a intereses concretos en diferentes campos: explotacin
de recursos vivos y energticos, turismo, comunicaciones, desarrollo cientficotecnolgico, poltica ambiental, etc. (2010). Para un anlisis ms detallado de la
variedad de opiniones, vase (Gmez, 2010).
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y la proximidad del nuevo aniversario de la guerra. A su vez, se increment la presencia militar, la cual fue denunciada.44
Fue interesante la respuesta de los Estados Unidos que, a travs de
la Secretaria de Estado, sostuvo que la disputa era un tema bilateral
que necesita ser trabajado por los gobiernos y reconoci la gestin
de facto del Reino Unido pero no tomaremos posicin con respecto
de la soberana.45
En esta escalada verbal, el 7 de febrero de 2012 la Presidenta instruy al Canciller Timerman para que denunciase a Gran Bretaa
por la militarizacin llevada adelante en las islas ante las Naciones
Unidas y, por otro lado, cre una comisin con la finalidad de difundir el Informe Rattembach.46
El 25 de febrero, las Comisiones de Relaciones Exteriores de la
Cmara de Diputados y del Senado Nacional, reunidas en la provincia de Tierra del Fuego, reivindicaron la posicin argentina frente
a las islas, ratificando la legtima e imprescriptible soberana de la
Repblica Argentina sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur, Sndwich del Sur y de los espacios martimos circundantes y condenaron
la militarizacin llevada adelante por los ingleses, en la llamada Declaracin de Ushuaia.47
Conclusiones
Nuestro pas ha utilizado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial varias estrategias para logar la recuperacin de la soberana sobre
las Islas Malvinas y el resto de las islas antrticas.
En una primera fase busc abrir las negociaciones, primero, poniendo los recaudos necesarios ante los nuevos instrumentos que
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surgieron desde la creacin de las Naciones Unidas, para luego lograr, en 1965, la aprobacin de la Resolucin 2065. Esta fij los parmetros sobre los cuales deba discutirse la cuestin (el principio de
Integridad Territorial y tener en cuenta los intereses de los kelpers).
A partir de esos momentos los mecanismos multilaterales y bilaterales fueron apareciendo a veces de manera exclusiva, como en el
caso de los primeros cuando la administracin de Ral Alfonsn tuvo
que enfrentar la decisin britnica, tras el conflicto, de no tratar el
tema de la soberana.48
En el caso de la segunda forma, aparecen vinculadas a las dictaduras de la Revolucin Argentina y el Proceso de Reorganizacin
Nacional, como as tambin del menemismo en los 90, que tuvieron
como consecuencia un acercamiento a la tesis britnica de los deseos ms que los intereses.
Tanto los gobiernos peronistas de la dcada del 70, como los que
surgieron a partir de 1999, combinaron ambas, puesto que la multilateralidad ayuda a compensar las asimetras de una discusin cara
a cara.
Pero tampoco debemos engaarnos. Si bien en un principio los
britnicos aceptaban la irrelevancia de las Islas, desde mediados de
los 90 sus intereses fueron cambiando por la disposicin de recursos
naturales existentes en el rea.
No es menos cierto que el problema no es instrumental sino temporal. Los ingleses siempre especularon con esta cuestin y por eso
plantean soluciones en el mediano y largo plazo: saben que sern rechazadas por los gobernantes argentinos, ms apremiados por respuestas rpidas en el corto plazo.
La administracin del problema como una urgencia llev casi
cincuenta aos de dilogo, la resolucin 2065 de la ONU, una guerra
y treinta aos de posguerra, a un horizonte tan incierto como alen48 La Guerra fue un verdadero hito que dividi el proceso de negociacin en dos, ya
que los britnicos no han vuelto a desear discutir el tema de la soberana, obligando a
la Argentina a partir de cero en ese proceso.
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Jorge L. Bernetti
Cuando yo era un nio antiperonista, alrededor de 1955, me fascinaba en secreto la triple consigna que rezaba que el peronismo
construa una Argentina socialmente justa, econmicamente libre y
polticamente soberana. Con la potencia de la propaganda de la Argentina de Pern lo socialmente justo era fcil de entender (los
de abajo contra los de arriba), sobre todo para los nios como dira
Groucho Marx; lo econmicamente libre era enfrentar a los de
adentro con los de afuera, pero lo de polticamente soberana me
fascinaba porque no lo entenda (y quizs hoy sigue constituyendo
un enigma en desarrollo). Algunos sealaban, entonces y despus
que la retrica de lastres banderas haba sido importada del programa del republicano chino y primer lder del estado posterior al
Imperio, SunYat Sen, y adoptada luego por el movimiento nacionalista del Kuo Ming Tang, dirigido por el mariscal ChiangKai-shek
(MaoTseTung, 1968:304).
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idioma, nos ensearon gran parte de los deportes hoy nacionales y nos brindaron otras contribuciones culturales.
(Bernetti, Pgina 12, 27 de febrero de 2012).
En la disposicin constitucional transitoria comentada, la Argentina inclua por primera vez una mencin especfica a sus lmites territoriales en el texto de su ley suprema, una necesidad nacida de las
consecuencias de la derrota de la Guerra de 1982 y estableca, al mismo tiempo, la necesidad de afirmar sus derechos territoriales, cuanto
la urgencia de proclamar la renuncia expresa al derecho del uso de
las armas para afirmar estos y de respetar los derechos de los actuales
habitantes. La nocin de soberana deja de ser una imposicin militar
o mesinica: adquiere una perspectiva inclusiva.
La referida a Malvinas es la cuarta mencin al concepto soberana que se hace en la Carta Magna nacional. Las otras tres estn
presentes en los artculos 22, 33 y 37. El primero de ellos procura
delimitar con trazo drstico la posibilidad de la democracia directa al
prescribir que el pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de
sus representantes y autoridades creadas por esta Constitucin. Toda
fuerza armada o reunin de personas que se atribuya los derechos del
pueblo y peticiones a nombre de este comete delito de sedicin5. Es
decir, que son ilcitos, sediciosos, no soberanos, el 17 de octubre, el
Cordobazo, las movilizaciones del 2001, entre otros hechos fundantes de la historia nacional.
La cuestin mejora un poco en el artculo 33 (que proviene de la
redaccin del texto reescrito parcialmente en 1994): Las declaraciones, derechos y garantas que enumera la Constitucin, no sern entendidos como negacin de otros derechos y garantas no enumerados; pero que nacen del principio de soberana del pueblo (subrayado
de JLB) y de la forma republicana de gobierno.6
Y, por ltimo, el artculo 37, este s reformado en 1994 que reza:
5 p. cit. Artculo 22.
6 Ibdem, artculo 33.
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Esta Constitucin garantiza el pleno ejercicio de los derechos polticos, con arreglo al principio de la soberana
popular y de las leyes que se dicten en consecuencia. El
sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio. La igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres para el
acceso a cargos electivos y partidarios se garantizar por
acciones positivas en la regulacin de los partidos polticos y el rgimen electoral.7
Es decir que, la alusin al principio de soberana se encuentra presente en tres artculos y una disposicin. En tres de estos (de la nueva
redaccin de 1994) se aplica especficamente el concepto soberana
y la alusin a este en el 22 de la vieja redaccin repetido en la nueva
es elptica, implcita y negativa de una perspectiva de interpretacin
de la intervencin directa de los ciudadanos (o del pueblo, como reza
textualmente) en los asuntos del gobierno. El menoscabado concepto
pueblo aparece s la Constitucin de 1853 pero para ser enfrentado
categricamente con la exclusin por sedicin, como si los diputados
de aquel Constituyente hubieran conocido, atemorizados, a los narodniki rusos (Lenin, 1974)8 o ledo a los apologistas kirchneristas del
populismo radicalizado.
La Constitucin criolla vigente desde 1994 no explica la cosa del
principio de la soberana popular; cuando este aparece lo hace por
la ventana. La academia propone que
La soberana es el derecho de los estados para organizarse
y regirse con independencia de toda intromisin poltica
externa. A lo largo de la historia, la autoridad del gobierno
7 Ibdem, artculo 37.
8 Los narodniki, populistas rusos, eran una fuerza estudiantil revolucionaria socialista
y de accin directa que procuraba el derrocamiento de autocracia monrquica
mediante el ejercicio de la violencia que quera apoyarse en el campesinado ruso
y estuvo vigente durante la segunda parte del siglo XIX en el imperio zarista. Su
organizacin ms conocida fue NarodnaiaVolia (Tierra y Libertad).
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Las nociones de Estado, autodeterminacin y nacionalismo se hallan presentes en el concepto, pero tienen interpretaciones muy diversas. Para las concepciones reaccionarias, basadas en
ideologas romnticas extremas, la soberana de la Nacin no queda ligada a la soberana popular sino que esta, verificada a travs
de la democracia parlamentaria burguesa nacida de la Revolucin
francesa, proceda a destruir ese vnculo, a menudo representado
mesinicamente como el lazo sangre-tierra, Las consecuencias demaggicas de aquella representacin concluan segn sus cuestionadores en el terror y la anarqua que los jacobinos de Robespierre representaran ejemplarmente. El nazismo alemn, el fascismo
italiano, el tradicionalismo corporativo salazarista en Portugal, las
dictaduras militares como la franquista espaola y las diversas de
Amrica Latina a lo largo del siglo XX, encarnaron instancias diversas de esta corriente.
En Amrica Latina, ha sido en la Constitucin mexicana de Quertaro redactada en 1917 como resultado de la victoria de la Revolucin democrtica y campesina de 1910, en la que se estableci con
precisin una interpretacin democrtica avanzada en esta materia:
La soberana nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder pblico dimana del pueblo y se instituye para beneUniversidad y soberana
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institucionales dominantes al cuartelazo que derroc a Hiplito Yrigoyen, haban participado de la fundacin de los basamentos de la
industrializacin entre la fundacin de Yacimientos Petrolferos Fiscales (YPF) (por iniciativa del general Enrique Mosconi durante la
primera presidencia de Yrigoyen) y la creacin de la Fbrica Militar
de Aviones (FMA), en 1927 durante el gobierno de Marcelo de Alvear, y se ensanchaba el rol de los Talleres Navales de Drsena Norte
(TANDANOR). Sin embargo, daban su apoyo a la amputacin de la
soberana poltica.
El advenimiento del peronismo, a propsito de la ruptura militar, en una de sus acciones pendulares en 1943, implic en 1945 la
recuperacin plena del concepto de soberana popular y el fuerte espaldarazo a la nocin en acto de la Nacin en trminos jurdicos,
econmicos, culturales y, definitivamente, sociales.
La recuperacin de la soberana poltica, limpiada del fraude patritico, quit el monopolio de su reivindicacin al radicalismo y aun
a las izquierdas, principalmente al socialismo que siempre reivindic
la reforma a la revolucin an en situaciones parlamentarias donde las fuerzas democrticas, como el radicalismo, eran excluidas por
el fraude electoral. Por su parte, el comunismo era desalojado del
progresivo dominio que su matriz reformista le iba brindando del
movimiento obrero, cuando declinaba de manera definitiva el otrora
poderoso anarquismo.
El derrocamiento del peronismo se produjo en el mundo de la
Guerra Fra, en el que se conformaba el espacio del Tercer Mundo. La
proscripcin del justicialismo se sum a la ilegalidad del comunismo
y la persecucin de las diversas fracciones de la izquierda. La desvalorizacin de la democracia parlamentaria como representacin de
la soberana poltica se vincul al desarrollo de la idea de revolucin
socialista ortodoxa en las diversas variantes leninistas, maostas y
trotskistas y en la opcin peronista revolucionaria que construy su
propio paradigma tambin auxiliado por la irrupcin en el horizonte
continental de la singularidad de la Revolucin Cubana en 1959.
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Esa concepcin racista anti-hispnica y anti-italiana de los sectores oligrquicos se transfiri en el presente a los grupos dominantes,
en prejuicio acerbo frente a los nuevos inmigrantes latinoamericanos
en Argentina. La discusin acerca de la soberana tambin se ampli
al rea inmigratoria y cultural.
El hegemonismo de las corrientes culturales francesas e inglesas
sobre el universo argentino y latinoamericano desde el siglo XIX hasta
mediados del siglo XX, fue luego reemplazado en su potencia por la
fuerza de los poderes de la industria cultural de matriz norteamericana
profundizada luego en la globalizacin. Un texto clave para entender
las dimensiones del fenmeno cultural, a travs del enorme desarrollo
de los procesos comunicacionales, sealaba a mediados de los setenta
que el desequilibrio de las corrientes de informacin ha pasado a ser
tema principal en los debates internacionales sobre la comunicacin,
pero hay un desequilibrio equivalente en el cine, la radio, la televisin,
la produccin de libros y todos los sectores en los cuales puede ejercerse una influencia cultural (Mac Bride, 1980: 259).
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La tentativa para establecer un Nuevo Orden Mundial de la informacin y de la Comunicacin (NOMIC), que fuera la bandera del
Informe Mac Bride, no detuvo el acelerado avance de la concentracin de los poderes informativos y comunicacionales, con su profunda repercusin en la identidad y soberana cultural de los pueblos y
naciones de Asia, frica y Amrica Latina. En el marco de la ofensiva
del neoliberalismo en
la dcada de los 80 fue el inicio de una serie de profundas
transformaciones en los sistemas de medios de comunicacin del planeta. Sin duda, entre ellas, una de las principales fue la concentracin de la propiedad, acompaada
por la transnacionalizacin y la creciente globalizacin
del mercado de bienes simblicos. Del mismo modo, la
convergencia tecnolgica fue impactando en industrias
y formatos, poniendo en potencial la fusin de audiovisual, telecomunicaciones e informtica. As, el sector info-comunicacional metamorfoseado fue adoptando un
peso creciente en las economas nacionales, en el marco
de una clara mercantilizacin de los bienes culturales y,
en general, seguido a destiempo por las estrategias regulatorias. En consecuencia, en pocos aos la mayor parte de
los bienes culturales y la informacin mundial qued en
manos de unos diez grupos globales entre los que se cuentan General Electric-NBC, AT&T-Liberty Media, Disney,
AOL-Time Warner, Sony, News Corp., Viacom, Segram
y Bertelsmann, seguidos por unos 50 grupos regionales.
(Charras, 2011: 80)
Es as que
Los pases perifricos fueron sometidos a una constante opresin de las corporaciones de la cultura global. La
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Duhalde. Por otra parte, una aceptacin pasiva a muchas de las medidas tomadas en esta poca debe computarse tanto a la conformidad
con las mismas, como a su escasa visibilidad. Esta ltima medida se
debe tanto al escaso inters de los grandes medios de comunicacin,
como a la poca relevancia que en la actualidad se plantea en una opinin pblica que, en importantes sectores de la clase media, ejercita
una mirada displicentemente anti-militarista hacia las polticas de
Defensa.
Es posible recorrer el ciclo iniciado en 1983 con momentos significativos. Sin duda, la decisin de Alfonsn de convocar a Tribunales
a los responsables de la Dictadura los juicios a los presidentes e integrantes de las Juntas del proceso en paralelo a las acciones contra
dirigentes de las organizaciones guerrilleras constituy un acto sin
precedentes en la historia del golpismo militar. La complejidad de
la medida, la fuerte resistencia castrense y el creciente conocimiento
por parte de la sociedad de las aberraciones cometidas, constituyeron
una accin de significacin aguda en la sociedad.
Como reaccin a esta medida judicial naci el movimiento carapintada. La consecuencia aceptada cansinamente por la mayora
del arco poltico y que desconcert a la opinin pblica fueron las
leyes de Obediencia Debida y Punto Final que cerraron por varios
aos aunque en su momento parecieron clausurar definitivamente
el proceso de juicio las acciones judiciales contra el plan sistemtico
de exterminio.
En qu condiciones se hallaba la sociedad para haber enfrentado
frontalmente la rebelin de Semana Santa y en qu medida pudo y
debi haberlo hecho el gobierno de Alfonsn constituyen una disputa histrica, cuyo saldo ser de imposible resolucin, aunque la
iniciativa poltica del primer gobierno del regreso a la Constitucin
democrtica qued drsticamente cercenada. Menem y la mayora
del peronismo que rechazaron las mencionadas leyes, produjeron los
indultos a militares y guerrilleros que, no calmaron a la totalidad de
la sociedad militar. En diciembre de 1990, el levantamiento carapin420
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en la sede de la Universidad Nacional de La Plata, en ocasin del Curso de Defensa Nacional, organizado por la casa de estudios. Pern
sostuvo que era la Nacin en su conjunto la que se deba ocupar de la
Defensa y no solamente los militares. El espacio de la Defensa no era
solamente militar. Su accin se encomendaba a toda la sociedad, la
que hoy llamaramos civil.
Por su lado, la DSN fue construida en su versin argentina como
una conjuncin simplificada de la doctrina represiva colonial francesa en Argelia desde 1954 en adelante y ampliada con las contribuciones norteamericanas generadas por su propia experiencia en la guerra de liberacin que perdieran en Vietnam del Sur. Y se enlaz con
la conviccin conservadora de proscribir al peronismo entre 1955 y
1973.
Ambas especies doctrinarias se entrecruzaron al perfil ms negativo de la propuesta del abrazo Pueblo-FFAA propiciado por diversas variantes nacionalistas, algunas peronistas de derecha y otras
conservadoras-liberales, con la clara exclusin del sistema de representacin poltica popular. Esta lnea, sin embrago, enfatizaba firmemente tambin la perspectiva industrialista militar.
Por su parte, el liberalismo conservador y el nacionalismo catlico durante la Dcada Infame de 1930-1943 (y luego a partir del
derrocamiento del peronismo en 1955) instrumentaron la pura perspectiva dictatorial junto con un distanciamiento terico y prctico de
las vinculaciones militares con sectores populares.
La nueva lnea implantada se construy a partir de la perspectiva constitucional de control civil sobre la fuerza castrense sostenida
tanto en el texto de 1853 como en todas sus reformas incluida la de
1949 y, por cierto, en la de 1994. A estas Fuerzas subordinadas al
poder civil se sum la perspectiva doctrinaria del ciudadano-soldado elaborada por la Repblica Federal Alemana para superar el
horror de Wehrmacht que subordin su propio componente aristocrtico y antidemocrtico al proyecto genocida del Tercer Reich. Si
se hace conjugar la Doctrina de la Defensa Nacional (DDN) con la
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de la venta fraudulenta de ese importante activo del Estado. En cuanto al Almirante Storni, fue reconstruido por la Armada a partir de
una convocatoria de Nstor Kirchner, ya que de la antigua fbrica de
submarinos solamente quedaban yuyales a partir de la decisin menemista de liquidarlo. En ese complejo naval se reparan hoy barcos
como el incendiado rompehielos Almirante Irzar y se desarroll la
tarea de media vida (duplicacin de su desempeo til) del submarino San Juan. El gobierno recuper, al mismo tiempo, la Fbrica
de Aviones de Crdoba, concesionada tambin durante el gobierno
de Menem al poderoso fabricante norteamericano Lockheed Martin. Ello permiti incrementar un curso de produccin aeronutica
nacional con la continuidad e incremento de la fabricacin de los
aviones Pampa de entrenamiento avanzado y de los Guaran, adems
de efectuar las reparaciones de la flota de aviones de la Fuerza Area
Argentina. Tambin se inici un decisivo curso de cooperacin con
la brasilea Embraer. A estos dos conglomerados debe sumarse la
decisiva regeneracin de la Direccin General de Fabricaciones Militares (FM) que produce municin de diverso tipo para las FFAA y
de Seguridad.
La poltica de desarrollo de la industria militar se realiza estrechamente vinculada a la recuperacin del conjunto de la industria
nacional y con una fuerte intervencin de PyMEs nacionales. Se relaciona por cierto con la reorganizacin de la investigacin cientfica
en el marco de las Fuerzas Armadas. Aqu tambin soberana para
la Defensa se enlaza con la recuperacin de la economa nacional en
trminos globales y tambin la investigacin en trminos de Defensa
se enlaza con la recuperacin del sistema cientfico nacional, notoriamente el ligado a las Universidades Pblicas.
En el Ministerio de Defensa, se cre la Subsecretara de Investigacin Cientfica y Desarrollo Tecnolgico. De este organismo comenzaron a depender las instituciones de investigacin cientfica
del Ejrcito, la Armada y la Fuerza Area. Al tiempo, el Centro de
Investigaciones Tecnolgicas de las Fuerzas Armadas (CITEFA) fue
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identificado como para la Defensa (CITEDEF) y se limit la determinante influencia sobre el mismo por una de las Fuerzas para conjugar las acciones de las tres por sobre la de una en particular. Otra
forma de la conjuntez.
La coordinacin de acciones en base a una poltica, el incremento de las acciones de investigacin y el fuerte incremento de la produccin militar se sumaron a la accin con una perspectiva regional
con acuerdos principalmente con Brasil y Chile. Esta lnea de accin
invierte el camino iniciado durante el menemismo que cancel la autonoma relativa en este campo con los acuerdos firmados con Washington a travs de la cancillera encabezada por Guido Di Tella para
cerrar el Centro de Investigacin y Produccin misilstica de Falda
del Carmen (Crdoba), y bloquear as la venta a Irn u otros pases
por afuera de la influencia de los Estados Unidos.
Una poltica de fuerte significacin la constituy la de Derechos
Humanos dirigida no solamente hacia el pasado (la slida contribucin al desarrollo de los juicios desarrollados por la Justicia Federal
respecto a personal acusado de acciones represivas durante la dictadura procesista en su inmensa mayora en situacin de retiro), sino
la generacin de acciones educativas y normatividad para modificar
conductas, prcticas y tradiciones de honda insercin en las instituciones castrenses. Fue creada la Direccin Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario. La poltica se plante
para extender plenamente a las FFAA las garantas sobre los Derechos Humanos vigentes explcitamente en la Constitucin Nacional
a partir de la reforma de 1994.
La poltica de reforma se inici en el plano educativo con la conformacin de un Consejo Consultivo para la Reforma de la Educacin en las FFAA. Las diversas actividades emprendidas condujeron a
la necesidad de crear una Escuela Superior de Guerra Conjunta, bajo
la dependencia del Estado Mayor (EMCO) de las FFAA, para perfeccionar los estudios desarrollados en las Escuelas Superiores de Guerra (Ejrcito), Escuela Superior de Guerra Naval y Escuela Superior
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Mario Volpe
Si me permiten, los invito a una recorrida por imgenes y planteos de lo que considero es una visin integradora sobre el presente y
el futuro de la problemtica Malvinas desde una perspectiva crtica y
comprometida. Al final, les planteo algunas ideas acerca de las tareas
pendientes en referencia a la Soberana nacional sobre Malvinas y el
Atlntico Sur.
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Imagen 2: http://www.cescem.org.ar/malvinas/geografia.html
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Sur o del Polo a Ushuaia las distancias son iguales. Esta es la provincia central. Y las Islas Malvinas, donde se ubica la base militar ms
importante del Reino Unido y de la OTAN, estn justo en este centro
geogrfico y estratgico porque, en realidad estn en el paso biocenico, estn en la salida hacia la Antrtida y por lo tanto, est en riesgo
toda esta regin, que es el nuevo centro del pas. Esto tambin forma
parte de ir trabajando sobre esta nueva conciencia territorial.
Asimismo, en la medida de que hablamos de esta nueva cantidad
de territorio, vamos a ver la importancia que tienen las costas. El Ro
de la Plata tiene 392 km. de costa; el litoral atlntico, que es lo que
nosotros siempre internalizamos como la parte de costa de la Argentina tiene 1725 km.; pero cuando sumamos la costa que tienen las
Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y la Antrtida Argentina,
llegamos a 11.235 km de costa. Es decir que el 60% de nuestras costas
estn en el Atlntico Sur, en las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich
del Sur y en la Antrtida. Esto es importante porque la explotacin
actual de un pas es hasta las 200 millas como actividad econmica,
pero plantear la posibilidad de ampliar a las 350 millas suma un porcentaje muy sustantivo.
El tema de Argentina y el nuevo mapa bicontinental tiene importancia no solo porque este pas ha sido el primer ocupante de la Antrtida y quien desde 1904 est en forma permanente en el continente
blanco, sino por otras razones que nos parece importante visualizar
con esta nueva tecnologa satelital, en relacin a este concepto de bicontinentalidad: vemos el territorio continental argentino unido al
territorio antrtico por, nada ms y nada menos, que la Cordillera de
Los Andes, que se sumerge en Ushuaia, emerge en las Islas Georgias,
emerge en las Sandwich del Sur, ingresa en la pennsula antrtica y
que conforman los Antartandes.
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Imagen 3: http://www.ign.gob.ar
Esta es otra de las razones en las cuales se funda el reclamo nacional: la proximidad del territorio, la continuidad de la Argentina en la
Antrtiday forma parte tambin de nuestro reclamo de soberana
de la Antrtida, que es el tringulo antrtico que nace de esta concepcin, cuyo punto que est ms al oeste, en el lmite con Chile y el
punto ms hacia el este est en las Islas Sandwich del Sur. De ah nace
el tringulo de la Antrtida.
3D
Imagen 4: http://www.ign.gob.ar
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Imagen 5: http://www.ign.gob.ar
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El problema del avance del Reino Unido en esto es que ya los han
inscripto como territorios de ultramar y en el Tratado de Lisboa tambin hacen mencin y reserva sobre el territorio antrtico britnico.
Esto nos muestra cul es la verdadera pretensin del Reino Unido.
La Guerra de Malvinas signific tambin un atraso importante
porque el territorio martimo ocupado por Inglaterra o el Reino Unido es 23 veces la superficie de las Islas Malvinas. Antes de la guerra
el Reino Unido ocupaba las Islas Malvinas y no ms all de las 12
millas martimas, porque nosotros controlbamos el mar alrededor
de las islas, y esto se perdi. Esta fue una de las cosas que cambiaron
despus de la guerra de Malvinas.
Los britnicos siguen avanzando y han desarrollado una nueva
provocacin, declarando hace muy poco tiempo, en el 2012, al Polo
Sur como parte de su territorio, el territorio antrtico Reina Elizabeth, o Queen Elizabeth Land, o Tierra de la Reina Elizabeth, que
nosotros llamamos Macizo Armada Argentina.
Imagen 6: https://www.gov.uk/government/news/queen-elizabeth-land
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Lo que vemos en esta imagen es la luminosidad de los barcos poteros, que tienen licencias otorgadas por la gobernacin de las Islas
Malvinas, por el Reino Unido; impacta la dimensin. Estos son enormes barcos que estn iluminados con enormes reflectores que de noche salen a pescar y producen esta imagen.
Esto ha cambiado el PBI isleo, por lo tanto desde el punto de
vista econmico es evidente que no quieren pertenecer a la Argentina. En el ao 1980 los isleos tenan un PBI de 5 millones de libras,
en el que la pesca representaba apenas 600 mil libras y la lana era
el principal sustento. La guerra cambia esta ecuacin. En 2012 la
pesca aporta 105 millones de libras, siempre para casi la misma cantidad de habitantes, lo que la hace una de las poblaciones ms ricas
del mundo en ingreso per cpita. A nuestro entender es la segunda
despus de Luxemburgo. Ahora la pesca ya representa el 50% de sus
ingresos.
Dentro de los recursos naturales en explotacin en el Atlntico
Sur est el petrleo, que es la estrella en este momento, y es uno
de los que ms nos preocupa. Han enviado plataformas a hacer
prospeccin y estudios en la zona de Malvinas. Este es un mundo
petrleodependiente y esta industria durante ms de treinta aos
o ms no puede decaer, no puede terminar ahora. Los plsticos,
la fibra sinttica de la ropa, son derivados del petrleo, el caucho
sinttico de los autos, los detergentes, los abonos nitrogenados.
Esto es importante saberlo porque cuando se habla de petrleo uno
piensa en la nafta y el gas oil y nada ms y piensa que esto fcilmente se puede reemplazar por hidrgeno o por biodiesel o por
biocombustibles. Pero los biocombustibles necesitan adems de la
discusin acerca de cules son los biocombustibles que podran ser
utilizados de los abonos nitrogenados, que son derivados del petrleo, para el abono de la tierra. Este es otro de nuestros planteos
acerca de por qu es importante el petrleo.
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Imagen 8: http://www.gdsinternational.com/events/ngoilgas/us/
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No solo est la base Mount Pleasant, sino que est la estacin naval Mare Harbour, que es donde llegan los destructores y los barcos y
submarinos nucleares. Estas bases militares son de la OTAN, donde
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Con esta escala vemos que Europa, por ejemplo, tiene la misma
dimensin que Amrica Latina, que este sur del mundo es ms pequeo que el norte, que Groenlandia es mucho ms importante que
fricay esto tambin tiene que ver con la visin eurocntrica, esta
cultura estratgica que nos han impuesto. Adems de pasar todo por
el Meridiano de Greenwich.
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Aqu ya vamos a vernos rpidamente dentro de la regin sudamericana. Amrica Latina tiene el 6% de la poblacin mundial, posee el
40% de la biodiversidad mundial, el 30% de las reservas forestales del
mundo y 106 millones de hectreas aptas para la agricultura.
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Si tenemos en cuenta que la produccin mundial de alimentos deber aumentar un 70% hasta el 2050, evidentemente Amrica Latina
tiene un enorme potencial.
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Tambin la produccin en pesca de Amrica Latina y en minerales es muy importante, sobre todo en estos minerales que aparecen
como el niobio y el litio, que parecen no tan clsicos, pero que resultan fundamentales para el desarrollo de las nuevas tecnologas. El
niobio es un mineral que se utiliza para las aleaciones de acero de las
tecnologas de ltima generacin, para dar dureza a distintas aleaciones y el 95% se encuentra en Amrica Latina. Con respecto al litio,
poseemos el 84% del litio mundial, y a su vez Bolivia tiene el 60% de
ese 84%. Esto tambin es estratgico y por eso Evo Morales decide,
adems de por la cuestin ideolgica, apoyar Malvinas. Evidentemente la estrategia es mantenernos unidos porque ningn pas sudamericano hoy, por s solo, est en condiciones de enfrentar un ataque
o la presin de los pases imperialistas o de mayor poder econmico.
Es estratgica esta unin latinoamericana. Evidentemente todo lo
sucedido en Paraguay, en Venezuela, tiene que ver con los recursos
naturales y con estos nuevos elementos que estamos descubriendo.
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Alta Vulnerabilidad
Vulnerabilidad Moderada
50-98%
Hasta 49%
Arsnico; Asbesto;
Bauxita;
Antimonio; Bismuto;
Germanio;
Barita;
Vermiculita; Diamante
Cesio;
Grafito,
Fluorita;
ndio; Manganeso;
Mica;
Niobio (o Columbio); Cristal
de Cuarzo; Tierras
preciosas;
Rubidio; Estroncio;
Tantalio;
Talio; Torio; Vanadio; Litio,
Galio; Piedras preciosas.
Platino;
Tungsteno;
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Cuando vemos dnde estn estas boyas y qu es lo que controlan, encontramos que las tres mil boyas (el Reino Unidos tiene mil de esas tres
mil) estn alrededor de todo el sector antrtico. Al sector del Pacfico lo
maneja EE.UU., al sector del Atlntico Sur lo maneja el Reino Unido. Esto
nos muestra el grado de avance de las potencias sobre el Atlntico Sur.
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Otro de los proyectos que est avanzando, que tambin est relacionado con esta nueva concepcin de la soberana, no solo la territorial, es que ellos estn en este momento desarrollando con el proyecto
Nautilus una cuestin que tambin era poco vista por nosotros: el
70% de los minerales del mundo est en el mar. Hay muchos ms minerales en el mar que en el continente. Cuando hicimos un breve anlisis de los minerales estratgicos que son importantes para EE.UU. y
el Reino Unido, vimos que el 96% del Cobalto, el 84% del Nquel, el
79% del Manganeso y el 35% del Cobre estn en el mar. Por lo tanto
han desarrollado el proyecto Nautilus que es lo que ellos denominan
extraccin de minerales del fondo del mar con una minera de supuesta baja contaminacin.
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enormes negocios. Por eso, entre otras cosas, no le devuelven a los argelinos el Sahara Occidental. Estos son algunos ejemplos como para
demostrar por qu suceden estas cosas.
Y esto dnde est? Est en los nudos polimetlicos, porque se producen
fricciones en las placas tectnicas, en las fallas y estos barquitos son de
primera y segunda generacin, y tercera generacin, y est la prospeccin
bajando por el Atlntico Sur. La idea que tienen desarrollada, segn hemos
visto en la pgina de la empresa, es llegar en el 2018 a Malvinas.
Papa, Nueva Guinea, es el primer experimento y esta es la nueva
idea de la minera extractiva de los fondos marinos, que tambin es muy
importante porque la minera extractiva en el medio del mar no provoca
ninguna cuestin de problema social, con los pueblos originarios, ni contaminacin del continente ni de aguas, en principio. Nos dejan ese tema de
la minera extractiva a los pases de Amrica Latina y ellos plantean esto.
Las experiencias biotecnolgicas que estn desarrollando en la Antrtida sobre todo, que tienen que ver con lo que llaman la bioprospeccin
antrtica. La bioprospeccin se refiere a organismos, microbios, pequeos
organismos que viven en la Antrtida, que se llaman extremfilos, porque
viven en condiciones extremas, y tienen genomas y guardan secretos muy
importantes que tienen que ver con esta enorme adaptacin al fro. Es ver
cmo han podido sobrevivir donde otros organismos moriran inmediatamente. Este anlisis tiene que ver con que hoy EE.UU. tiene noventa y dos
patentes en la Antrtida y ms de doscientas patentes referidas a la Antrtida, en relacin a medicamentos, laboratorios medicinales, farmacuticos,
que utilizan esto. La industria farmacutica en el mundo en el 2020 llegar
a 1200 billones de dlares. Sera interesante comparar nuestro PBI con la
industria farmacutica mundial, para comprender su dimensin.
Continuamos con el tema amenazasexplotacin de los fondos marinos, que ya vimos, y los bienes naturales estratgicos y hablamos de
bienes naturales, tambin como una cuestin filosfica en Amrica Latina, de considerar bienes naturales, como incluso lo hace Rafael Correa
desde su constitucin, donde considera por primera vez a la naturaleza
como sujeto de derecho. Los recursos desde una concepcin mucho ms
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capitalista, que tiene que ver con productivismo y no tanto con las necesidades que tiene nuestra Amrica Latina, y la Antrtida, por supuesto.
En esta imagen vamos a ver cules son algunas de las estrategias
que vamos desarrollando, desde nuestro punto de vista, en Argentina. Argentina, por suerte, con este gobierno ha dado un impulso
importante a lo que es el Instituto Antrtico Argentino.
Esta primera imagen que vemos ac es una bacteria denominadaBizioniaArgentinensis (68:35), descubierta por cientficos argentinos
en las bases antrticas. Esto forma parte tambin de esta batalla del
conocimiento que se est dando en el Atlntico Sur. Esta bacteria tiene la posibilidad de remediacin de suelos, por ejemplo en el caso
de derrame de petrleo se puede utilizar. Tambin se utiliza en los
jabones de la ropa, uno puede preguntarse qu importancia tienen
las enzimas que limpian, tienen una importancia fundamental que
es el ahorro de energa. Al ser antrticas trabajan en fro y producen
un ahorro enorme. Estas enzimas en Europa producen un negocio de
2.800 millones de euros. Con esto queremos mostrar por qu siempre
vemos una Argentina hacia adentro y la idea es que mostremos estos
nuevos desarrollos, tanto como Defensa como desarrollo del pas.
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A su vez tiene lipoprotenas; ya estn siendo utilizadas unas similares por Espaa, patentadas en la Antrtida, que sirven para el
proceso de conservacin de rganos para trasplante. En vez de ser
congelados, son colocados en estas lipoprotenas. Estas lipoprotenas
tambin se utilizan para la industria del pescado, conservan el pescado fresco, con muchsima menos energa y a su vez no lo congela.
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Finalmente, el concepto de todo esto es ir entendiendo a la soberana y a los cambios en la soberana, desde la espacio-poltica, que
va ms all de la geopoltica, si bien la incluye. Empezar a hablar de
trminos como la meta-tcnica. Ya no solo las tcnicas ni las regulaciones industriales, sino lo que va ms all de la tcnica, lo que no
podemos ver, los genomas, lo que tiene que ver con la biodiversidad,
con lo que vimos hoy de bioprospeccin, etctera. Nuevos conceptos
que tienen que ver con dnde realmente est la soberana.
Tambin debemos desarrollar la poltica nuclear, la biotecnologa,
la nanotecnologa; esto nos va a dar tambin soberana. Y adems
entender no solo lo que vimos del mar, sino que el espacio tambin
forma parte de la soberana. El espacio est dividido en un espacio
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Advertencia
Al pensar en la Guerra de Malvinas, viene pronta una analoga
que no es aplicable a los ex combatientes, sino por el contrario, a todos los que son no-combatientes, al pueblo, el tejido social que consinti y aval una decisin del gobierno dictatorial en su ltimo tramo, como lo demuestran las que posteriormente se denominaron las
dos Plazas, en alusin a la multitud presente en la Plaza de Mayo los
das 31 de marzo y 2 de abril de 1982. Esa analoga posible se establece entre la sordera de aquellos seres que tienen biolgicamente su posibilidad auditiva daada y la posibilidad comunicacional daada de
un pueblo que tenemos mayoritariamente indemnidad auditiva pero,
que luego de perder la guerra, hemos hechoodos sordos a la forma
en que esta guerra de Malvinasfue realmente iniciada, desarrollada,
perdida y por sobre todo, silenciada.
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La televisin, a travs de la emisora nacional, Canal 7, rebautizada por los militares como Argentina Televisora Color (ATC) en
1978, dirigida mediante intervencin por un miembro de las Fuerzas
Armadas, fue utilizada con fines concretos de orientar a la opinin
pblica.
As, durante la Guerra de Malvinas, se alent el triunfalismo y se
ocultaron las informaciones que hubieran permitido sospechar cmo
se desarrollaba la guerra. El noticiero ms tristemente emblemtico
de esta poca fue 60 minutos, conducido por Jos Gmez Fuentes,
Silvia Fernndez Barrio, Oscar Otranto, Mara Larreta y Enrique Alejandro Mancini. Dicho programa haba enviado como corresponsal
de guerra al periodista Nicols Kasansew, quien transmita en directo
desde las Islas, y que informaba en acuerdo a lo dispuesto para l por
los integrantes de las Fuerzas Armadas.
Ahora bien, haba una diferencia sustancial entre la manipulacin
de la informacin durante la Dictadura en general y la que circul
sobre la Guerra de Malvinas. En el perodo existieron fuentes de informacin de distinto origen y tipo, y los militares debieron aplicar
variadas medidas de censura y represin, como las expuestas ms
arriba, pero particularmente en el perodo correspondiente a la Guerra, la censura se evidenci de tal modo que la informacin solo tena
una fuente primaria disponible: la brindada por las Fuerzas Armadas
o, en contados casos, como el ya referido de Kasansew.
En este sentido, cabe mencionar una famosa y gastada pero no
menos vigente frase acuada durante la Primera Guerra Mundial:
cuando empieza la guerra, la primera vctima es la verdad. Durante
los conflictos blicos, y Malvinas no es la excepcin, junto con la censura, la autocensura y el patriotismo, en los medios de comunicacin
cobran un auge de grandes dimensiones la manipulacin de la informacin y la mentira. Los militares argentinos, escudados en la Seguridad
Nacionalmintieron, falsearon los datos con el objetivo de hacer pasar
por informacin objetiva lo que en realidad era propaganda para sostener el conflicto blico y un poder que se resquebrajaba a cada segundo.
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Los medios de comunicacin, hoy por hoy, yo sigo insistiendo, creo que ms que nunca, responden a veces a intereses. Si el director de noticias te dice trat el tema de
tal manera, el periodista lo va a hacer porque est preservando su fuente de laburo, creo que en su momento vino
Oriana Fallacci y le dijo a los periodistas: si ustedes hubiesen abierto la boca, el gobierno militar no hubiese subsistido; y yo creo que sigue tan vigente eso. Los medios
trabajan de acuerdo a los intereses del que les paga, muy
pocos tipos independientes pueden mantener una lnea.
Es as. Vos agarrs CNN y responde a un inters, entonces
no pods enfrentarte a esas megaempresas que manejan la
informacin de todos. (Testimonio de un ex soldado conscripto combatiente en las Islas Malvinas)
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enlos actuales momentos el Reino Unido se halla ejecutando una fuerte agresin de tipo psicolgico, destinada a minar la resistencia de todos los argentinos. Esto es realizado
mediante abundante informacin intencionada y deformada convenientemente para esos fines; en consecuencia
se exhorta a la ciudadana a mantenerse prevenida contra
este accionar de Inglaterra. A efectos de que la poblacin
se mantenga correctamente informada, las noticias sern
difundidas diariamente por un vocero autorizado, o por
medio de comunicados de la Junta Militar, cuando la circunstancia as lo requiera. La informacin, tanto en volumen como contenido, se ajustar a la real disponibilidad
de noticias, evaluadas, con toda la seriedad del caso, a fin
de evitar inexactitudes y la creacin de falsas expectativas.
Adems, debe existir la certeza de que en los casos que no
20 Comunicado N. 22, jueves 15 de abril de 1982.
21 Comunicado de la Junta Militar N. 34, martes 27 de abril.
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diplomticas con posturas a favor y en contra de la guerra, que debatan posibles soluciones al conflicto que no daban sus frutos; y
por la otra, a partir de las informaciones militares que detallaban los
movimientos de las tropas, y precisaban los rasgos de los armamentos y elementos tecnolgicos utilizados.
Qu pasaba, mientras tanto, con todos aquellos que protagonizaban
la guerra y cuyas voces no tenan lugar en los medios masivos ni en los
ecos de la opinin pblica?
El fuerte aparato represivo de la Dictadura controlaba los movimientos, los espacios, los cuerpos y, por sobre todo, la palabra. Sin
embargo, tambin se jugaban en este escenario mltiples intereses
polticos y fundamentalmente econmicos, logrando la cooptacin
de los medios masivos por parte de grandes grupos econmicos nacionales e internacionales, y de un proyecto neoliberal cuyo brazo
visible y armado eran los militares.
De esta manera, se construy una guerra sin sujetos, plagada
de tcnica, movimientos de tropas, buques, portaaviones, ataques
areos, algunas pocas muertes difusas, y numerosas negociaciones
diplomticas. No tenan presencia alguna los testimonios de los soldados, de sus familias, de instituciones y grupos sociales, incluso de
los kelpers... As, bamos ganando.
Malvinas era informada y difundida como un videojuego blico,
como si no hubiese hombres en las trincheras. Imgenes lejanas, difusas, con luces y estruendos en el horizonte, relatadas por periodistas
funcionales a la Dictadura, o acompaadas por citas de los voceros de
quienes, lejos del campo de batalla, tomaban las decisiones.
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El tomar la palabra y dialogar implica un comienzo del empoderamiento que brinda el sentirse parte de y el hecho de ser todos
sujetos de la accin o sujetos sociales con un carcter de igualdad de
condiciones en un marco de respeto a la diversidad, donde emergen
subjetividades, identidades, ideologas, valores, sensibilidades. La
palabra hablada es un patrimonio simblico que identifica y aglutina, que genera procesos cognitivos, liberacin de creatividad, revitalizacin de afectos, gestin de valores:
es ms que interesante esto de que de boca de los que tuvimos
participacin efectiva en las Islas se conozca un poco la historia,
porque tambin como se dijo es un tema que an hoy sigue siendo
tab para todos no?.
En contraposicin a los bienes de Mercado, la palabra hablada
organizada como relato de los hechos sociales es el capital simblico intangible y conflictivo que empodera al sujeto social, posibilitando la gnesis de opinin pblica y la expresin del pensamiento, como as tambin la transformacin de las situaciones reales en
que est inmerso. Asu regreso de la Guerra los ex combatientes no
pudieron usar la palabra pblicamente, a partir del silenciamiento
impuesto por la Dictadura. Se instal as un proceso lesivo a los derechos humanos uno ms dentro de los que ya vena cometiendo
la Dictadura que posteriormente pudo ser nombrado como desmalvinizacin. Result significativo conocer y reconocer a partir de
las fuentes orales aqu presentadas las desigualdades existentes en el
acceso a la utilizacin de la palabra, a la escucha lograda y su estrecha
vinculacin con las estructuras de poder.
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Cuando termin la Guerra, rpidamente, el Poder Poltico de esta sociedad decidi que efectivamente sobre Malvinas se dejara de hablar, porque Malvinas significaba la
unidad latinoamericana, el antiimperialismo, jvenes opinando. Decan: si fueron a la guerra, cmo no van a poder
votar. Claro, el pas no poda votar, etc., etc., etc.Hubo
que desmalvinizar, es decir, sacar el tema Malvinas de la
sociedad, porque Malvinas no significaba 11.718 kilmetros cuadrados de roca y turba, sino una conciencia diferente, hubo que sacar el tema Malvinas de la sociedad []
Yo creo que fue una decisin poltica, fue una decisin
poltica que los ex combatientes no hablaran, aceptada
por todos como sociedad [] yo creo que en realidad la
sociedad argentina, el seno de la sociedad argentina tuvo
problemas ms importantes que recordar Malvinas, tuvo
problemas de poder calmar el hambre del estmago, el
hambre de libertad, el hambre de democracia, entonces el
tema Malvinas en el llano de la sociedad no fue lo cotidiano, sin embargo, cada vez que los ex combatientes salimos
a hablar, el seno de la sociedad, la gente, est. Yo no creo
que haya una culpa social generalizada. Me parece que sigue siendo la posibilidad de excusa de una direccin poltica, si consciente de la desmalvinizacin. No creo que
la sociedad lo viva as, yo creo la sociedad cada vez que
se habla sobre Malvinas le embarga la misma emocin, la
misma conciencia, pero no me parece esto en la direccin
poltica de esta sociedad.
Recuperamos en este punto otro conjunto de interrogantes planteados, que refieren la reflexin hacia el conjunto de la sociedad,
frente a ese silenciamiento impuesto por el poder poltico: quines
narran actualmente una guerra que dur 74 das, adems de los testimonios de sus ex combatientes?
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Quines dan cuenta de una posguerra que lleva casi 25 aos silenciada? Quines tienen la palabra en este tema?
Yo tengo, no s si llamarlo una teora, yo lo interpreto, despus de tantos aos, de esta forma: fueron tan traumticos
los hechos que nosotros vivimos, que los guardamos como
pudimos. A veces no coinciden los relatos de los protagonistas de un mismo hecho. Fue tan duro, que guardamos
muy poquito, porque el resto no nos entraba.
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el 30 de marzo no pude salir porque hubo acuartelamiento, no s si lo recuerdan, la famosa concentracin no?,
en la plaza; es decir que le tuve que regalar un da ms
de mi vida al... Ejrcito Argentino. Sal el 31 de marzo. Al
otro da termina mi servicio, fue de operacional ese da.
Me acuerdo que cuando salgo del Regimiento mir y digo
por un buen tiempo no voy a volver a pasar nunca ms
por ac a pesar de que viva bastante cerca de ah. Y el 1
de abril disfrut mi primer da como civil, fue hermoso,
hasta que el 2 de abril mi hermana, que me mima mucho
todava, me lleva el desayuno a la cama con el peridico y
ah me entero, de lo que haba hecho Leopoldo, como yo lo
llamaba28. Y bueno, lo primero que hice fue salir. Sal fui
hasta el centro y digo a ver qu, qu es lo que est pasando. A m no me invadi ningn sentimiento de euforia...
Yo ya presenta, seguramente por la cercana de que me
haba ido haca 24 horas del Ejrcito, yo presenta que
iba a volver, no s no saba a qu iba a volver pero estaba casi convencido de que s iba a volver. Es ms, yo me fui
de baja y no me haban dado la libreta, es decir que tena
que volver a buscarla, eso fue el 5 de abril. El 2 de abril me
acuerdo me encuentro con un compaero, con Marcelo
de Pino en el centro y los dos preocupados qu, qu va
a pasar, nos van a llamar? No s flaco le digo yo el
lunes tengo que volver, te cuento cualquier cosa Ese 5
de abril vuelvo al Regimiento, por supuesto con esa lgica
tan particular de los militares de la poca, para hacer un
trmite tan sencillo como era una libreta me tuvieron 4
horas y media, hasta que te la doy, no te la doy, te la doy,
no te la doy me la dieron pero me sugirieron que no
me vaya de la ciudad. [] Das despus, 0:30 de ese 9 de
28Alude a quien estaba al frente de la dictadura militar bajo cuyo dominio se
encontraba la Argentina, general Leopoldo Fortunato Galtieri.
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La llegada a Malvinas
llegamos a Malvinas entonces el 14, caminamos yo me
acuerdo la postal de Puerto Argentino, nosotros entrando de noche o de madrugada, pero era oscuro, y... pareca uno de esos pueblitos de la Segunda Guerra Mundial,
con casas muy, muy inglesas [] El aeropuerto del pueblo
creo que queda a unos 14 kilmetros, que los hicimos caminando. Nos instalamos en unas posiciones a la salida
del pueblo, ya sera como enfilando a lo que seran nuestras posiciones definitivas, que iban a ser en las cercanas
del Monte Longdon Dormimos esa primera noche en
Malvinas en un corral de ovejas. Y al da siguiente, emprendimos de nuevo la marcha hacia lo que seran lo
que nosotros pensamos que iban a ser nuestras posiciones.
Estuvimos unos diez das [], nosotros nos instalamos
en estas primeras posiciones con un desconocimiento...
total, ya estbamos aislados, no... nunca ms a partir de
ah supimos nada de, salvo por algunos compaeros que
escuchaban la radio, se escuchaba Radio Provincia desde
Malvinas, pero nunca recibimos informacin de nada.
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En plena guerra
hay un dato que no es menor se hizo una prueba de tiro...
todos cargamos nuestros fusiles. Una prueba de tiro
con proyectiles de verdad, no de fogueo quiero decir, y a
tirar para probar el fusil no? Para probar si funcionaba
el fusil o si tena un desperfecto, si se trababa. Bueno, yo
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tena como compaero de trinchera a Rolando Pacholsuk fue mi compaero de trinchera prcticamente durante todo el conflicto bueno, cargamos las armas era
ensordecedor toda una compaa tirando, me acuerdo un
detalle, que los pajaritos no se iban, estaban tan aturdidos,
que los pocos pajaritos que estaban en la trinchera no se
iban, no estaran acostumbrados al ruido pero se quedaron. Y... bueno dispara toda la compaa y mi compaero me dice: no anda el fusil... terminamos de tirar, y el fusil de l no funcionaba. Lo desarmamos todo a ver qu
era y resulta que yo no tengo idea haba una cosa que
es la aguja percutora. La aguja percutora tena un defecto
o estaba rota la punta, algo tena, la cuestin es que el fusil
no haba forma de que funcione si no se cambiaba esa aguja percutora. Estamos hablando... qu sera, el 20 de abril,
25 de abril? Damos el parte haciendo la escalera de
mando digamos, a nuestro jefe de grupo; el jefe de grupo
al jefe de seccin; el jefe de seccin al teniente primero,
que era el que estaba encargado de toda la compaa C
esto es una ancdota pero que pinta un poco... la visin
que a lo mejor yo tengo de Malvinas. Es una ancdota pero
que me toca muy de cerca y creo que refleja... Es un reflejo de lo que yo pienso, de lo que fue la conduccin
tctica, estratgica y la logstica de la Guerra de Malvinas.
Rolando Pacholsuk muere en la noche o mejor dicho, es
herido la noche del 13 al 14 de junio por un bombardeo.
No es que muere digamos porque su fusil no andaba
pero no anduvo en toda la guerra. Nunca lleg la aguja
percutora. Hicimos todos los reclamos que uno poda hacer, uno era soldado no?, pero la aguja percutora no lleg
nunca. O sea que Rolando durante toda la guerra estuvo
con un fusil que no poda disparar. Rolando era de
Mar del Plata. Es el nico es lindo, como detalle, porUniversidad y soberana
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El ataque final
Y bueno, lleg muy pronto no?... casi a los cinco das nos
atacan a nosotros. [] El 31 de mayo recuerdo muy especialmente, nos dicen a la noche que nos iban a atacar.
Mejor dicho, haba una posibilidad de que nos atacaran.
Ese da a la tarde habamos recibido las ltimas tres raciones de esas famosas bolsitas de raciones, que siempre
venan desarmadas, as, con muy pocas cosas, pero, habamos recibido tres. Claro, al darnos esta informacin, me
acuerdo, con mis compaeros nos quedamos despiertos,
obviamente, esperando. Claro, pasaban las horas... Entonces empezamos Che, vamos a comer algo, vamos a comer
una. Nos comimos una. Cuando terminamos de comer
esa primera racin dijimos che, y si vienen en serio y
nos matan? Vamos a comer todo Nos comimos las tres
raciones... los ingleses no vinieron... y los das subsiguientes no tenamos nada que comer... Pero, por suerte algo
despus conseguimos Me acuerdo habamos juntado
en un depsito abandonado un montn de garbanzos que
estaban tirados entre la mugre y lo juntamos y... eso fue lo
que nos salv despus un poco no?, para poder los ltimos das... comer algo.
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La posguerra
Y despus vino la posguerra Volvimos... En el sur nos recibieron
muy bien Puerto Madryn, Trelew, ah muy bien la gente. Despus ac
nos trataron de ocultar, nos escondieron, el recibimiento fue un poco
ms fro, en general pero nos trajeron escondidos [] y por 20 aos
prcticamente no tuve encuentros con ex combatientes, no habl de
la guerra, era como que lo negaba y recin hace, un ao ms o menos,
volv a... a encontrarme con mis compaeros y a hacerme socio activo del Centro de Ex Combatientes (CECIM).
Y despus la posguerra, dura como a todos no? Como la pasamos la mayora y lo nico que yo me acuerdo fue que trat de hacer
cosas diferentes.
Cul es la consecuencia, que son bsicamente los compaeros suicidados. Y hago hincapi en los ingleses, que ganaron la guerra, que
pasaron por esa euforia del triunfalismo, sufrieron despus, en mayor
o menor medida, una cantidad importante de soldados suicidados.
Entonces, creo que es un buen ejemplo decir: ven, los que ganaron,
les pas lo mismo que nos pas a nosotros. [] Las consecuencias
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hablar ms del hambre, el fro y el miedo, tantas veces lo hemos dicho; sin embargo, no fue suficiente. Porque otras voces funcionaron.
Y otras voces decan que no pasamos hambre, que no pasamos fro,
y que si tenamos miedo era porque ramos chicos, y no estbamos
preparados para la guerra. Y eso llevaba a que la guerra la habamos
perdido porque ramos chicos. La guerra no se perdi porque ramos chicos, la guerra se perdi porque haba un gobierno traidor y
genocida [...]. El tema de Derechos Humanos, el tema de la dictadura,
sirve para pensar la Argentina hacia atrs, hacia lo que pas, para que
nunca ms vuelva a pasar. El tema Malvinas sirve para pensar el futuro [...]. Porque si el tema Malvinas no se discute como posibilidad de
futuro, efectivamente nos estamos perdiendo una parte central de la
historia reciente, y estamos perdiendo una oportunidad extraordinaria, que es la de escuchar a los protagonistas de la historia.
Normar la educacin
La Constitucin Nacional, sancionada por el Congreso General
Constituyente el 1 de Mayo de 1853, reformada y concordada por la
Convencin Nacional Ad Hoc el 25 de septiembre de 1860 y con las
reformas de las Convenciones de 1866, 1898, 1957 y 1994, dice en su
Prembulo:
Nos los representantes del pueblo de la Nacin Argentina, reunidos
en Congreso General Constituyente por voluntad y eleccin de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con
el objeto de constituir la unin nacional, afianzar la justicia, consolidar
la paz interior, proveer a la defensa comn, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra
posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar
en el suelo argentino: invocando la proteccin de Dios, fuente de toda
razn y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitucin, para la Nacin Argentina.
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La Direccin de Educacin de Adultos tendra a su cargo la planificacin, programacin, coordinacin, funcionamiento y supervisin de las acciones educativas que se proyectaran. Ambas partes
coordinaran la ejecucin de acciones tendientes a: realizar el diagnstico inicial y el diseo del proyecto; efectuar el seguimiento y la
evaluacin de la accin educativa, quedando a cargo de la Direccin
mencionada todo lo inherente a cuestiones pedaggicas; promover
la coordinacin intersectorial para concretar las acciones educativas
que se proyectaran; contribuir financieramente al desarrollo de las
acciones convenidas; facilitar el intercambio fluido de informacin.
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sin integral sobre la necesidad de recuperacin de la integridad territorial del sistema insular en disputa.
El Programa, que estaba dirigido a padres, docentes, alumnos y
autoridades educacionales, planteaba la siguiente metodologa:
Clase expositiva a cargo de docentes o personal especializado en
la materia;
Charlas a cargo de veteranos de Guerra con alumnos, padres y
docentes;
Conferencias a cargo de diplomticos y expertos en el tema. Los
temas a tratar se refieren a las condiciones geogrficas de las Islas, su
economa, su historia, otros.
El da 27 de diciembre de 2006 fue promulgada la nueva Ley de
Educacin Nacional N. 26.206.
Esta Ley est pensada bajo la lgica de los derechos de las personas y no desde la lgica de la conformacin de las estructuras30.
Un primer anlisis de esta nueva Ley Nacional posibilita enmarcar, en muchos de sus artculos, el tema seleccionado como estudio
de caso en la investigacin: la Guerra y la Posguerra de Malvinas. As,
en el Ttulo I, Captulo I, el Artculo 3 establece que:
la educacin es una prioridad nacional y se constituye en poltica
de Estado para construir una sociedad justa, reafirmar la soberana e
identidad nacional, profundizar el ejercicio de la ciudadana democrtica, respetar los derechos humanos y libertades fundamentales y fortalecer el desarrollo econmico-social de la Nacin.
Entre los fines y objetivos de la poltica educativa nacional, en su
Ttulo I, Captulo II, Artculo 11 incisos c) e i) se propone entre otras
cuestiones,
- brindar una formacin ciudadana comprometida con los valores
ticos y democrticos de participacin, libertad, solidaridad, resolucin pacfica de conflictos, respeto a los derechos humanos, res30 Carlos Giordano en entrevista publicada en <www.abc.gov.ar> consultada el 26 de
junio de 2008.
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sin completar todos los contenidos, todo el tiempo. Porque si no, es probable que tengamos extraordinarias carreras soberanistas o malvinistas, o materias, o Jornadas, []
pero si no se la integra con todos estos otros contenidos,
ms los riqusimos que se plantean desde las disciplinas, si
no se la integra en su totalidad, vamos a tener un problema, una nueva descompensacin curricular educativa32.
Final
Anudar desinformacin, testimonios y normativas educativas, ha
sido una decisin ya no analgica sino propositiva: solo en los vnculos que los testimonios proponen hemos logrado la oportunidad de
hacer sntesis esa sntesis que nos da la posibilidad de comenzar a
entender la aparente sinrazn histrica que nos llev a hacer real una
guerra. No lo logrbamos solamente con la denuncia de las censuras,
de las batallas, de los autoritarismos ni las victimizaciones no lo
logrbamos con las propuestas educativas que reivindican la historicidad solo cuando las voces de los protagonistas llenaron los graves silencios impuestos, solo ah lleg la sntesis: escuchar Malvinas
permitir alguna vez narrarla entera, coherente, viva y lgicamente
integrada a la Patria.
Fuentes orales
Testimonios
Ernesto Alonso, Luis Aparicio, Guillermo Bianchi, Rodolfo Carrizo, Carlos Giordano, Sergio Isaa, Fernando Magno, Gastn Marano,
32 Carlos Giordano en entrevista publicada en <www.abc.gov.ar> consultada el 26
de junio de 2008.
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Bibliografa
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Malvinas
Desde qu nosotros pensar Latinoamrica?
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Parafraseando a Alcira Argumedo (2009), podramos preguntarnos desde qu nosotros pensar Latinoamrica. La propuesta de participar del presente libro nos llev, como colectivo, a repensar la nocin
de totalizacin frente a la multiplicidad de abordajes que se extienden
al horizonte cada vez que mencionamos el vocablo Malvinas.
La vocacin, entonces, de fijar unos hilos conductores, unas gramticas nuestroamericanas que inviten a amalgamar el mosaico, es el
desafo que tenemos por delante. En efecto, la cuestin Malvinas se
erige en un vector que cruza en modo transversal las aproximaciones
efectuadas desde los distintos campos cientficos y que, como tal, es
materia de disputa.
Para dar su objeto a la sociologa de la creacin intelectual
y para establecer, al mismo tiempo, sus lmites, es preciso
percibir y plantear que la relacin que un creador sostiene
con su obra y, por ello, la obra misma, se encuentran afectadas por el sistema de las relaciones sociales en las cuales
se realza la creacin como acto de comunicacin o, con ms
precisin, por la posicin del creador en la estructura del
campo intelectual (la cual, a su vez, es funcin, al menos
en parte, de la obra pasada y de la acogida que ha tenido).
Irreductible a un simple agregado de agentes aislados, a un
conjunto de adiciones de elementos simplemente yuxtapuestos, el campo intelectual, a la manera de un campo magntico, constituye un sistema de lneas de fuerza: esto es, los
agentes o sistemas de agentes que forman parte de l pueden
describirse como fuerzas que, al surgir, se oponen y agregan,
confirindoles su estructura especfica en un momento dado
en el tiempo. (Bourdieu, 2002: 9)
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preceptos forjados al calor del derecho internacional que lleva adelante el Estado britnico.
Sin embargo, la cuestin Malvinas tambin implica retomar frondosas discusiones vigentes al interior de lo social, que hallan nuevos
cauces en la actualidad, luego de la abominable experiencia desmalvinizadora que irrumpi con la declaracin de guerra en el 1982, y
subsisti hasta principios de milenio, en que el proyecto poltico encabezado por el Presidente Nstor Carlos Kirchner instituy la problemtica en una poltica de Estado.
Tal circunstancia supuso la proliferacin de distintas vertientes
de pensamiento, muchas de las cuales se han contrapuesto en cada
ocasin en que, a nivel social/cultural, se inauguraba una arena de
discusin. Entre ellas, reivindicamos la pedagoga del Centro de Ex
Combatientes Islas Malvinas La Plata (CECIM), por implicar sta un
abordaje holstico, inscripto en una matriz de pensamiento verncula, en que el territorio de produccin poltico/simblica se modela a
partir de una perspectiva latinoamericana.
De esta forma, desde su origen hace ms de treinta aos, el CECIM ha logrado, a instancias de la implementacin de acciones que
podramos caracterizar como oblicuas (Canclini, 1997), erigirse en
un actor poltico/cultural en lo que concierne a la reescritura de la
Historia3 argentina. Por citar un ejemplo, la decisin del Organismo
de Derechos Humanos de publicar el Informe Rattenbach4 en 19885,
entonces clasificado, demuestra esa frrea voluntad de incidir en la
emergencia del relato histrico.
Lo expuesto nos debe llevar, entonces, a retomar la pregunta
Por qu hablar desde un nosotros? Y la respuesta, o las respuestas,
3 Utilizamos la hache mayscula para dar cuenta de la conformacin de los macrorelatos.
4 El Informe Rattenbach ha sido desclasificado y publicado a instancias del Decreto
200/2012.
5 El sentido del informe Rattenbach y la soberana. Rodolfo Carrizo. Ex combatiente.
Miembro CECIM La Plata. Profesor de la Ctedra Libre Malvinas, Comunicacin y
Nacin de la FPyCS de la UNLP. Disponible en: <http://www.unlp.edu.ar/articulo
/27/03/2012/especial_malvinas_texto_carrizo>
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irn brotando de las napas subterrneas de nuestra memoria colectiva. Hablar desde un nosotros implica afirmar que en el camino haremos justicia, al reponer a las tramas de la historia aquellos fragmentos que an yacen en las herrumbrosas bateas del olvido.
Dichas acciones invitan a disipar la amnesia inducida, a partir de
plantear otros escenarios posibles, tangibles, que han sido suprimidos de la autoestima nuestroamericana a instancias de un compendio
de polticas, que llegaron hasta la implementacin, en diversas y sucesivas instancias, de planes sistemticos de exterminio.
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Asimismo, instala una matriz desde donde aproximarse a la temtica. Una ilacin dialgica que propende a clausurar de una vez y
para siempre la nocin de la guerra. Los exponentes de diversos campos cientficos que participan de la edicin, parecieran acordar en
torno a que la disputa por la soberana con las potencias imperiales
no requieren (nunca requiri) de armamento. Por el contrario, nos
hallamos en el umbral de una nueva perspectiva, de la consagracin
acadmica en el mbito de la Universidad Nacional de La Plata de la
cuestin Malvinas en tanto pedagoga de Paz.
Para ello, las disputas se librarn en nuevos escenarios. El conocimiento, la puja por la verdad, por las narrativas de lo real, requieren
a futuro, la unin indisoluble de la ciencia y la tcnica y su puesta al
servicio del desarrollo regional. Slo as haremos proliferar polticas
pblicas soberanas, que nos llevarn a detentar una efectiva titularidad sobre las fuentes de recursos naturales, y su ulterior procesamiento y destino.
Lo expuesto, invita tambin a librar las discusiones relativas al pasado. Hay an distintas representaciones ominosas, que hallaron en
el conflicto armado de 1982 su apoteosis e implicaron, por ejemplo,
el traslado de los mtodos propios de la ltima dictadura cvico/militar6 a las Islas, prcticas que fueron padecidas en carne propia por los
soldados conscriptos.
Como puede apreciarse, existen hiatos palpables en torno al sentido, a las interpretaciones de los hechos que nos han depositado aqu.
De qu hablamos cuando pronunciamos el vocablo Malvinas? A
qu hechos o circunstancias hacemos referencia? Michel Foucault
(1992) manifiesta en relacin al discurso en su realidad material de
cosa pronunciada o escrita- la inquietud de sospechar la existencia
de luchas, victorias, heridas, dominaciones, servidumbres, a travs de
6 Lo expuesto se encuentra, a la fecha de cierre de edicin del presente libro, en
trmite ante la Corte Suprema de Justicia de la Nacin, que debe resolver en torno
a la calidad de los delitos perpetrados por Oficiales y Sub Oficiales en perjuicio de
soldados conscriptos. Causa N 14.969, Taranto. http://www.csjn.gov.ar/expcon/
documentos/expedientes/datos_expe.jsp
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tantas palabras en las que el uso, desde hace tanto tiempo, ha reducido las asperezas. Debemos redoblar la apuesta y pensar que nuestra
historia se encuentra plagada de las mentadas injusticias, y es a partir de su reconocimiento y debida reposicin, que se podrn edificar
nuevas concepciones en torno a la soberana.
Hemos mencionado los modos en que el vocablo Malvinas impacta en nuestras subjetividades. Si bien en virtud de los procesos
de disputa ya expuestos, podra caracterizarse como un trmino polismico, no se puede negar la capacidad que ostenta de metaforizar
siglos de historia, representaciones de la Nacin, de regionalismos
inconclusos o en proceso de edificacin, de sueos truncos, de frustraciones y esperanzas.
Es precisamente la polisemia la que la instituye en un escenario
de disputa. Su sentido se encuentra en pugna constante, y son precisamente las demarcaciones que sobre su significado se realizan, las
que pesan al momento de delinear las sucesivas polticas soberanas.
En efecto, las concepciones (e incluso el sentido comn, mbito en
que se patentizan las representaciones hegemnicas), dan lugar a la
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Dicha matriz, deber incorporar la voz de los vencidos, y amasarla con una vocacin prospectiva que habilite a disear nuevas formas de desarrollo, ancladas asimismo en una perspectiva respetuosa
y promotora de los derechos humanos, incluyendo las dimensiones
propias de la promocin en el goce y ejercicio de los derechos econmicos, sociales y culturales (DESC), entre los que se encuentra el
derecho al medio ambiente9.
Slo as podremos redefinir la soberana, despojada de miradas
belicistas consecuentes con el diseo de los Estados liberales, y redefinida a la luz de ejes rectores que, alojados en la metfora Malvinas,
nos permitan concebirla de una manera integral, atendiendo a las
9 La Constitucin Nacional, en su artculo 41 dispone: Todos los habitantes gozan
del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano
y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El dao
ambiental generar prioritariamente la obligacin de recomponer, segn lo establezca la
ley. Las autoridades proveern a la proteccin de este derecho, a la utilizacin racional
de los recursos naturales, a la preservacin del patrimonio natural y cultural y de la
diversidad biolgica, y a la informacin y educacin ambientales.
Corresponde a la Nacin dictar las normas que contengan los presupuestos mnimos
de proteccin, y a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aqullas
alteren las jurisdicciones locales. Se prohbe el ingreso al territorio nacional de residuos
actual o potencialmente peligrosos, y de los radiactivos. (El resaltado es propio)
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De esta manera, Malvinas, en tanto eje transversal, pone cortapisas a la pretendida asepsia cientfica, e invita a contemplar en la
produccin que desde el ao 1833 la Repblica Argentina ha sido
despojada de su derecho soberano sobre el archipilago. Malvinas
nos interpela, prohbe olvidar que existieron quienes resistieron con
hidalgua los embates opresivos de las potencias coloniales. Nos exhorta a asumir que en pleno siglo XXI se contina perpetrando la
expoliacin a manos de los Imperios. Coloca delante de nuestros ojos
la trgica experiencia vivenciada tras una guerra declarada en modo
ilegtimo e ilegal por la ltima dictadura cvico/militar, as como el
flagelo vivenciado en carne propia por los soldados conscriptos a instancias del traslado de los mtodos criminales a las islas.
La edicin, entonces, es una apuesta a la Memoria, en la inteligencia de que las producciones cientficas no deberan prescindir de las
vivencias del pasado. Lo es tambin a la Verdad, al comprender que
es, desde aquella identificacin de determinados factores y del esclarecimiento de ciertos hechos, que se puede construir un presente
sin omisiones ni deudas socio-culturales. Asimismo, las dos apuestas
anteriores, permitirn la consagracin de la Justicia.
Este libro instala un desafo consistente en instituir tambin los
pilares de la Democracia y la Soberana como correas de transmisin del desarrollo nacional. Para ello resulta indispensable gestar
una matriz de pensamiento latinoamericana, que vertebre todas y
cada una de las producciones que en adelante se forjen en las Universidades Nacionales. En dicho sentido, la Universidad Nacional de
La Plata nos brinda la posibilidad de que esta matriz lleve por ttulo
Malvinas, definiendo as, el sentido axiolgico y hermenutico que
guiar nuestras futuras intervenciones.
Por ltimo, resulta imprescindible subrayar la necesidad de que
las juventudes se apropien de la iniciativa, que propendan a crear las
condiciones a partir de las que se gestar, sin lugar a dudas, la transformacin de la Patria.
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Bibliografa
Argumedo Alcira (2009). Los silencios y las voces de Amrica Latina:
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Los autores
Almandoz, Gastn O.
Divisin Ficologa Dr. Sebastin Guarrera. Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP). G.A. Ferreyra Institut des sciences de la mer
de Rimouski. Universit du Qubec Rimouski. Qubec, Canad.
Barragn, Horacio L.
Doctor en Medicina. Facultad de Ciencias Mdicas (UNLP).
Barragn, Santiago L.
Mdico Especialista en Medicina Interna. Facultad de Ciencias Mdicas (UNLP).
Bayn, Nstor D.
Ingeniero Agrnomo. Doctor en Ciencias Agrarias y Forestales.
rea de Botnica, Departamento de Ciencias Biolgicas. Facultad de
Ciencias Agrarias y Forestales (UNLP).
Bernetti, Jorge L.
Doctor en Comunicacin. Instituto de Investigaciones en Comunicacin (IICOM).
Castao, Mara M.
Profesora en la Letras. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin (UNLP). Instituto de Investigaciones en Comunicacin (IICOM).
Cefarelli, Adrin O.
Divisin Ficologa Dr. Sebastin Guarrera. Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP). G.A. Ferreyra Institut des sciences de la mer
de Rimouski. Universit du Qubec Rimouski. Qubec, Canad.
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Damborenea, Cristina
Licenciada en Biologa (Orientacin Zoologa). Doctora en Ciencias
Naturales. Facultad de Ciencias naturales y Museo (UNLP).
de Amzola, Gonzalo
Profesor Adjunto de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo
(UNLP). Investigador CONICET. Divisin Zoologa Invertebrados
del Museo de La Plata.
Dupuy, Hctor A.
Profesor de Geografa. Centro de Investigaciones Geogrficas. Instituto
de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP - CONICET). Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin (UNLP).
Ferrario, Martha E.
Divisin Ficologa Dr. Sebastin Guarrera. Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP). G.A. Ferreyra Institut des sciences de la mer
de Rimouski. Universit du Qubec Rimouski. Qubec, Canad.
Freire, Susana E.
Licenciada en Botnica Doctora en Ciencias Naturales (Orientacin Botnica). rea de Botnica, Departamento de Ciencias Biolgicas. Facultad de
Ciencias Agrarias y Forestales (UNLP). Instituto de Botnica Darwinion.
Garca, Mirta L.
Licenciada en Ecologa y Conservacin de Recursos Naturales Renovables. Doctora en Ciencias Naturales. Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP).
Giordano, Carlos
Licenciado en Comunicacin Social. Doctor en Comunicacin. Facultad de Periodismo y Comunicacin Social (UNLP). Instituto de
Investigaciones en Comunicacin (IICOM).
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Giordano, Manuel
Trabajador no docente de la Universidad Nacional de La Plata. Dependencia Facultad de Ingeniera.
Glenza, Fernando
Periodista. Redactor de la Agencia Periodstica de Amrica del Sur.
Coordinador de la Ctedra Libre de Soberana Alimentaria. Facultad
de Periodismo y Comunicacin Social (UNLP).
Gratti, Ana L.
Licenciada en Comunicacin Social. Facultad de Periodismo y Comunicacin Social (UNLP). Instituto de Investigaciones en Comunicacin (IICOM).
Guerrero, Jos M.
Divisin Ficologa Dr. Sebastin Guarrera. Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP). G.A. Ferreyra Institut des sciences de la mer
de Rimouski. Universit du Qubec Rimouski. Qubec, Canad.
Guerrero Iraola, Jernimo
Abogado. Asesor legal y tcnico en la Subsecretara de Promocin y
Proteccin de la Secretaria de Derechos Humanos de la Provincia de
Buenos Aires.
Guidone, Claudia
Licenciada en Comunicacin Social. Facultad de Periodismo y Comunicacin Social (UNLP). Instituto de Investigaciones en Comunicacin (IICOM).
Iharlegui, Laura
Licenciada en Ciencias Biolgicas (UNLP). Tcnico Profesional de
Apoyo CONICET. Divisin Plantas Vasculares, Museo de La Plata.
Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP).
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Leotta, Gerardo
Bacterilogo Clnico e Industrial. Doctor en Ciencias Veterinarias.
Instituto de Gentica Veterinaria Ing. Fernando Noel Dulout. Facultad de Ciencias Veterinarias (UNLP) / CCT (La Plata -CONICET).
Lino, Susana
Fonoaudiloga y Especialista en Prcticas, Medios y mbitos Educativo-comunicacionales. Facultad de Periodismo y Comunicacin Social
(UNLP). Instituto de Investigaciones en Comunicacin (IICOM).
Lpez, Hugo L.
Licenciado en Zoologa. Doctor en Ciencias Naturales. Divisin
Zoologa Vertebrados, Museo de La Plata. Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP).
Migoya, Mara A.
Profesora de Ciencias Naturales. Especialista en Docencia Universitaria. rea de Botnica, Departamento de Ciencias Biolgicas. Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales (UNLP).
Montalti, Diego
Licenciado en Biologa (Orientacin Zoologa). Doctor en Ciencias
Naturales. Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP). Seccin Ornitologa, Divisin Zoologa Vertebrados del Museo de La
Plata (FCNyM/UNLP). Investigador CONICET e Instituto Antrtico Argentino.
Morgante, Martn A.
Licenciado y Profesor en Geografa. Centro de Investigaciones Geogrficas. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP - CONICET). Facultad de Humanidades y Ciencias de
la Educacin (UNLP).
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Morrone, Juan J.
Licenciado en Biologa (orientacin Zoologa). Doctor en Ciencias
Naturales. Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP). Museo
de Zoologa, Departamento de Biologa Evolutiva. UniversidadNacional Autnoma de Mxico (UNAM).
Panella, Claudio
Doctor en Historia. Facultad de Periodismo y Comunicacin Social
(UNLP).
Posadas, Paula
Laboratorio de Sistemtica y Biologa Evolutiva (LASBE). Facultad
de Ciencias Naturales y Museo (UNLP-CONICET).
Riccardi, Alberto C.
Licenciado en Geologa. Doctor en Ciencias Naturales. Facultad de
Ciencias Naturales y Museo (UNLP). Museo de La Plata- CONICET.
Sala, Silvia E.
Divisin Ficologa Dr. Sebastin Guarrera. Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP). G.A. Ferreyra Institut des sciences de la mer
de Rimouski. Universit du Qubec Rimouski. Qubec, Canad.
Sancho, Gisela
Licenciada en Ciencias Biolgicas. Doctora en Ciencias Naturales.
Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP). Investigadora Independiente CONICET. Divisin Plantas Vasculares, Museo de La
Plata. Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP).
Simonoff, Alejandro
Profesor y Licenciado en Historia (UNLP). Especialista, Magister y
Doctor en Relaciones Internacionales (UNLP). Instituto de Investi-
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