Libro Malvinas PDF
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Proemio 11
Carlos J. Giordano
Postfacio
Malvinas Desde qu nosotros pensar Latinoamrica? 563
Jernimo Guerrero Iraola y Manuel Giordano
Universidad y soberana 11
rismo de Estado estuvo fundado, pergeado y sostenido por planes
sistemticos de desapariciones, exterminio, saqueos, violaciones, se-
cuestros y cientos de delitos conexos, con las intenciones reconocidas
de destruir las iniciativas productivas nacionales, desmembrar a las
organizaciones sociales y polticas, profundizar la concentracin de
la riqueza y extender la pobreza estructural de los sectores populares,
de trabajadores, de pequeos y medianos productores
Esta paradoja an hoy preocupa y problematiza gravemente el
anlisis. Las distinciones entre razones de Estado y Nacin con aque-
llas de las gubernamentales de entonces, todava enturbian las aguas
de la claridad histrica y las decisiones estructurales con que debe-
mos atender una cuestin que excede la transitoriedad episdica de
1982, y llega hasta el futuro, como pronto veremos, en las pginas
complejas, vivas, vitales, preciosas en su belleza y en su originalidad,
que componen este libro polifnico.
Muchas instituciones y sujetos histricos han aportado reflexio-
nes parciales, primarias, iniciticas, fundantes o exploratorias desde
sus ncleos de coincidencias, intereses, deseos o necesidades.
Cualquier intento de sntesis u ordenamiento desmerecera la he-
terogeneidad de dichos aportes, al mismo tiempo que solo confor-
mara una Babel con su inevitable final disociativo. Sin embargo, en
nuestra Universidad Nacional de La Plata (UNLP) existe una accin
liminar (como en tantos otros temas y circunstancias histricas) que
se ha constituido en una referencia ineludible de la inmensa mayo-
ra de las producciones analticas, propositivas u operativas sobre la
problemtica: el Estudio completo sobre la Soberana Argentina en
el archipilago de las Malvinas y en el continente Antrtico, formu-
lado por el interventor de la Facultad de Ciencias Jurdicas y Socia-
les, doctor Julio M. Laffitte, y presentado al interventor de la UNLP,
doctor Carlos I. Rivas, el 13 de marzo de 1948, que dio lugar a cursos
extraordinarios de investigacin y, posteriormente, a un libro que
contuvo las sntesis de los mejores aportes surgidos en el desarrollo.
Este fue publicado el 3 de septiembre de 1951 durante el perodo re-
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gular del rector doctor Luis Irigoyen y del vicerrector doctor Pedro
Guillermo Paternosto.
Este libro, aquellos cursos, al decir y citar de muchos autores pos-
teriores, pasados y contemporneos, fue el pilar acadmico y cientfi-
co de las ms variadas intervenciones en foros pertinentes del recla-
mo nacional sobre esos derechos soberanos conculcados.
El Estudio se plante sobre los siguientes temas:
1. aspectos geolgico, geogrfico y econmico;
2. aspecto histrico;
3. los actos y elementos de posesin legtima;
4. el problema frente a los principios del derecho;
5. el problema en las negociaciones internacionales;
6. la justificacin de la soberana argentina.
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La soberana argentina sobre la Antrtida, del Dr. Arturo
Enrique Sampay y
Justificacin de la soberana argentina (Malvinas y Antrti-
da), del Dr. Faustino J. Legn.
14 Universidad y soberana
ritarias frente a la inmensa mayora de una opinin pblica que no
se expresa en lo cotidiano pero que es evidente y contundente y,
por supuesto, es coincidentemente rechazada por el Reino Unido de
la Gran Bretaa; la segunda, la constituyen los saludos del enton-
ces Excmo. Seor Presidente de la Nacin, General Juan Pern, y su
dignsima seora esposa, doa Eva Pern (sic) y del entonces Gober-
nador de la provincia de Buenos Aires, Cnel. Domingo Mercante, que
precedan el texto del libro en cuestin y fueron sistemticamente
arrancados de la inmensa mayora de las copias de libros circulantes
a las que acced.
Quizs, solo digo quizs, estas dos incomodidades hayan conflui-
do para quitarle a aquel Estudio una centralidad que fue recupe-
rada por investigadores en el extranjero (por inters, tal vez, aquel li-
bro ha sido sostenidamente citado e incluido en todas las referencias
cientficas de acadmicos britnicos, por ejemplo) y sobre los cuales
la valenta arrancadora de pginas de saludo no ejerci ningn va-
lor de autenticacin.
La idea de esta referencia a lo liminar de aquel libro atiende, por
supuesto, a la oportunidad para volver a pasar por el corazn cientfico
y acadmico a la Soberana Argentina sobre el Atlntico Sur, sus islas
y el sector Antrtico, pero tambin rescata este elemento liminar de la
doble incomodidad descripta: que recordemos los fundamentos sin-
crnicos y diacrnicos en que sustentamos nacional y cientficamente
nuestros reclamos; y la razn poltica, moral, de enfocar las prcticas
y saberes del conocimiento sobre el ms acabado desafo que tenemos
como Nacin sudamericana, pas soberano, Estado federal, Universi-
dad pblica, ciudadanos investigadores, trabajadores cientficos, mili-
tantes de las razones y las pasiones transformadoras: un sentido in-
dependentista, una voluntad soberana y un destino socialmente justo.
***
deba preguntarse a los propios isleos sobre sus deseos y en base a estos, determinar
la propiedad nacional de las Islas y sus recursos. El derecho de autodeterminacin
de los isleos es el argumento para rechazar el reclamo argentino de soberana.
Universidad y soberana 15
El libro que hoy presentamos parti de la idea de replicar aque-
lla iniciativa, atendiendo a la necesaria actualizacin histrica, pero
tambin al quiebre estructural sucedido por la accin de 1982 y el
nuevo paradigma en desarrollo que no ha sido suficientemente anali-
zado en todo este tiempo de la posguerra.
La Universidad Nacional de La Plata tiene en desarrollo activo
ms de 150 Unidades de Investigacin y Desarrollo distribuidas en 17
Facultades, donde se desempean ms de 4.000 investigadores que,
en su vastedad analtica y en los alcances temticos, aportan actuali-
dad, novedad, profundidad, claridad, calidad y pertinencia a muchos
debates disciplinarios, epistemolgicos, culturales, experimentales.
Asimismo, se vincula con sectores sociales, culturales, tnicos, gre-
miales, polticos, religiosos, msticos, reivindicatorios, a travs de C-
tedras de enseanza Libre, Proyectos de Extensin y Voluntariado u
rganos colegiados que, desde sus respectivas especificidades, produ-
cen conocimiento, prcticas y saberes que ameritan su recuperacin
valorndolos con precisin y estima.
Para operativizar la propuesta, el 16 de septiembre de 2011, pro-
dujimos una convocatoria abierta a investigadores, extensionistas,
docentes, funcionarios, estudiantes (de grado y posgrado) y expertos
de organizaciones especficas de lo temtico. Casi tres aos despus,
hemos podido concluir un proceso institucional laborioso, compro-
metido desde los autores, vital en el dilogo histrico y epistemolgi-
co, eficaz e injustamente insuficiente desde las representaciones de lo
que el tema sugiere, demanda y desafa.
Este es el resultado. Un rompecabezas metodolgicamente un
rompecabezas.
As como en la famosa novela, Julio Cortzar nos propona ha-
cer su Rayuela con tres recorridos posibles, la lectura de estos Estu-
dios puede hacerse a distincin de la lectura lineal tradicional,
tambin, como el armado de un rompecabezas. Integrando piezas,
desde un inicio azaroso, buscndole las complementariedades a cada
unidad, pero con la advertencia que el sentido final, total, solo se
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alcanza leyendo hasta el ltimo punto, incluyendo las pginas que
alguien arranque en el futuro, aceptando la polifona y las discusio-
nes, admirando las incoherencias, asumiendo que siempre estaremos
frente a una obra inconclusa porque inconclusos estarn la historia,
la fauna, la memoria, las algas, el petrleo, las educaciones, la solida-
ridad, el hambre, los sedimentos, los biomas, las estimaciones pros-
pectivas, los derechos y todas las dems sustantividades mientras el
rompecabezas siga siendo aquel juego macabro en donde hasta una
guerra avalada social y masivamente fue posible.
***
Por fin, nos queda una tarea indispensable para que este esfuerzo
colectivo no corra el riesgo de algn pacto de olvido (es que el olvido
social, dicen los que saben, solo es posible si la sociedad lo pacta y
cumple): la UNLP debe construir un continuum institucional con los
Estudios de actualizacin acadmica y cientfica de las razones sobe-
ranas de la Repblica Argentina sobre las Islas Malvinas, la Antrtida
e Islas del Atlntico Sur, ms all de circunstancias nostlgicas o de
oportunidad efemride socio-histrica, integrando los saberes que se
generan en mltiples espacios acadmicos pero que no han logrado
dialogar, aun sin disputas evidentes.
En cada conmemoracin por cualquier episodio vinculado con
los hechos que hicieron y hacen a la conculcacin de los derechos so-
beranos argentinos por Malvinas, Islas del Atlntico Sur y la porcin
Antrtica, las voces se multiplican; editan y reeditan discursos sobre
textos e ideas marchitas (valga la polisemia que refiere a lo caduco y
a los tonos marciales de las canciones patrioteras). En esta ocasin
recordamos la pasin crtica, la voluntad transformadora, la creacin
intelectual, la capacidad indagatoria de aquellos que fuimos hace
ms de medio siglo, siendo estos que hoy nos enorgullecemos por
reafirmar la Soberana Argentina integral sobre los archipilagos de
las Islas Malvinas, Georgias, Sandwich, Orcadas, Shetland y el sector
Universidad y soberana 17
del continente Antrtico, mediante el producto de nuestras volunta-
des cientficas y acadmicas ms genuinas, ms comprometidas con
nuestra Nacin, nuestro pas, nuestro Estado, nuestra Universidad
Nacional Pblica.
Carlos J. Giordano
La Plata, 2 de abril de 2014
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La situacin sanitaria en las Islas Malvinas
Advertencia preliminar
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Introduccin
Determinantes geogrficos
1 Calvianota 12.000 Km2 (Calvi, 1981: 237). Riggi anota 16.384 Km2 (Ibid: 45). 12532
Km2 (Falklands, Espasa Calpe, 1993).
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Las bases cristalinas y sedimentarias estn cubiertas, en grandes ex-
tensiones, por capas de turba, material marrn y blando originado en
restos vegetales descompuestos en suelo anegado y pobre en oxgeno
que, en otras condiciones, se transformara en materiales carbonferos
como el lignito, carbn bituminoso y antracita. La turba es el nico
recurso combustible natural de las islas y presenta bajo poder calorfico
respecto de otros materiales carbonferos. (Aparicio, 1963: 200).
La vegetacin est formada por arbustos leosos, mientras que
en los sitios ms secos crecen matorrales y gramneas que sirven de
alimentacin al ganado lanar. En las islas no hay rboles. La fauna es
similar a la de la Patagonia, con colonias de pinginos y focas, donde
tambin abundan los gansos silvestres. Hay muy pocos insectos.
Determinantes demogrficos
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Grfico 1. Islas Malvinas. Poblacin por grupo etarios
22 Universidad y soberana
Si la suma por grupo etario indica 2.955 personas y, por estado
civil, 2.452 (siendo los de 0 a 15 un total de 471 individuos) podra
decirse que casi un tercio de la poblacin adulta es soltera, indicador
que se relaciona con una alta tasa de masculinidad.
Por otra parte, la separacin y el divorcio alcanzan el 10,6%.
El 61% de los habitantes lleva ms de 10 aos en las islas (1.598).
Respecto de un total de 3.000: 1.339 son nativos; 838 son del Reino
Unido, 344 de la Isla Santa Helena2, 161 de Chile, 36 de Australia, 29
de Argentina, 28 de Alemania, 26 de Nueva Zelanda y 149 de otras
nacionalidades.
En 1993, haba alrededor de tres escuelas, dos en Puerto Argen-
tino y la restante en Puerto Darwin, sumado a numerosos colegios
rurales. La lengua oficial es el ingls y hay aproximadamente 230 per-
sonas que hablan espaol. La educacin es gratuita y obligatoria des-
de los 5 hasta los 16 aos. El alfabetismo es del 98% (Falkland Island
Government. Statistic Year Book. 2014).
El 54,2% de la poblacin profesa la religin anglicana, el 11% la
catlica, el 27,9% otras confesiones cristianas y el 6,9% otros credos
(Falkland, The encyclopedia). No se registra explotacin minera, aun-
que se estima que el subsuelo posee mineral de plomo y hierro. En
el mar se explora petrleo y explota la pesca. Se estima que las flotas
pesqueras involucran una poblacin adicional y transitoria de 5.000
personas.
Determinantes econmicos
Universidad y soberana 23
el stock (Aparicio, 1963: 217). En 1972 se criaban 643.000 ovejas,
10.000 vacunos3 y tambin caballos.
Las islas exportan lana de buena calidad, aceite y otros productos
derivados de ballenas, ya que gozan de jurisdiccin sobre las Geor-
gias (uno de los centros balleneros ms importantes del mundo),
Sandwich y Orcadas del Sur.
Existe la industria textil en Puerto Argentino, hubo un frigorfico
en Puerto Darwin y se hallan roqueras dispersas.
Se estima que las islas son visitadas por 50.000 turistas al ao en
camino a la Antrtida (Hitchotch, s/f:1).
Despus de la guerra de 1982, el Reino Unido impuls un rea
pesquera y un rgimen de licencias para captura que propici un ma-
yor grado de desarrollo de las islas.
Determinantes de infraestructura
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Hbitos poblacionales
Perfil epidemiolgico
Universidad y soberana 25
Los traumatismos son frecuentes por el aumento del trnsito y la
escasez de caminos. Los siniestros no son muchos. Los accidentes en
barcos de pesca requieren, en casos graves, amputaciones de miem-
bro inferior. El conjunto de accidentes es la primera causa de muerte
en menores de 45 aos (Tremayne, 2007: 21-17).
De acuerdo a la bibliografa disponible, el agua no es enriquecida
con flor y las caries dentales tienen alta incidencia (Diggle, 2003: 2).
La estructura de mortalidad es la siguiente:
Causa de muerte T a s a
c/100.000 h
Enfermedades cardiovasculares 4,2
Neoplasias 1,8
Senilidad s/ mencin de psicosis y causas desco- 1,4
nocidas
Bronquitis 0,5
26 Universidad y soberana
Tabla 3. Islas Malvinas. Incidencia de tipos de cncer seleccionados en
personas residentes en los ltimos cinco aos comparados con Inglate-
rra y Gales 1993 (estandarizado por sexo y edad). 1989-2000
(total todas las ubicaciones: 173)
N de
Cdigo
Ubicacin casos en SIR (95% CI)
ICD9
Malvinas
Universidad y soberana 27
Por otra parte, la ausencia de cncer de crvix (cuello uterino) parece
indicar un adecuado control ginecolgico (Swerdlow, 2001: 1332).
Recursos sanitarios
28 Universidad y soberana
meras (algunas de ellas Hermanas de la Caridad), un tcnico radi-
logo, otro de laboratorio, un mecnico e higienista dental, un admi-
nistrativo y cuatro mucamas (Calvi, 2003: 238). Los profesionales
se acreditan anualmente y realizan cursos de perfeccionamiento en
el Reino Unido, pero permanecen en las islas solo entre 2 y 4 aos.
Los mdicos son actualmente generalistas con capacitacin agrega-
da en obstetricia, pediatra, psiquiatra y emergencias. Entre ellos se
distribuyen entrenamientos en colosigmoideoscopas, oftalmologa,
ecografa y medicina laboral. Hay rotaciones peridicas de traumat-
logo, gineclogo y cirujano de cataratas.
Tienen un sistema de auditora interna y externa a cargo de los
colegios profesionales de IK (Diggle, 2003: 2) as como controles de
bioseguridad, seguridad del paciente y encuestas de satisfaccin.
El hospital coordina los programas especiales, incluido el de pla-
nificacin familiar. Se lleva un eficaz programa de inmunizaciones y
una ficha de control sanitario para menores de 12 aos. Hay atencin
de fisioterapia y fonoaudiologa.
Para los grupos alejados existe un mecanismo de consulta diaria
por radio con un profesional de guardia que evala los problemas
que se le plantean e indica medicacin que se obtiene de los botiqui-
nes de las estancias, con stock regularmente actualizado.
En caso de necesidad, se dispone de hidroaviones para trasladar
al paciente al nico hospital. Las emergencias, que se presentan en
promedio de 8 por ao, se informan a un nmero telefnico central
(999) y por va area se traslada una enfermera entrenada (a partir de
los 30 minutos). A tal efecto, se adapta de inmediato como ambu-
lancia uno de los seis aviones disponibles con equipo de asistencia
(aspiracin, oxgeno, infusin endovenosa). El personal de enferme-
ra se entrena desde 1984 en Advanced Trauma Life Support (ATLS)
cada cuatro aos aproximadamente fuera de las islas. Desde 2005, en
el KEMH existe un programa de entrenamiento para trauma y emer-
gencias destinado al personal as como tambin a bomberos, poli-
ca y voluntarios de defensa civil. El curso es breve, obliga a estudiar
Universidad y soberana 29
previamente un manual y la prctica se hace con ovejas (Tremayne,
2007: 21 (17)). Los mismos habitantes de lugares apartados reciben
un entrenamiento en primeros auxilios y suelen ser los primeros en
actuar (Hitchcock, s/f: 2)
Asimismo, desde la dcada de los 70, se implement un sistema
de flying doctor por el cual un mdico se traslada en avin y hace con-
troles de salud cada dos a tres meses, permaneciendo un da en los
principales agrupamientos poblacionales (Diggle, 2003: 2).
Las especialidades y derivaciones cambiaron sustancialmente
despus de la guerra de 1982. Antes, los pacientes complejos se de-
rivaban al hospital de Comodoro Rivadavia, a los hospitales Alvear
o Britnico de Buenos Aires. Incluso un oftalmlogo de Comodoro
visit las islas para atender problemas de su especialidad. Una orga-
nizacin mdica de Buenos Aires ofreci la visita de especialistas en
1979, pero aunque fue aceptada, no se concret por dificultades con
la embajada (Calvi, 1981: 239). Luego de la guerra, las derivaciones se
realizan a Santiago de Chile, Montevideo o al Reino Unido.
La asistencia es gratuita, incluso para los turistas, y se financia
con retenciones a los asalariados y primas de los trabajadores inde-
pendientes sumado a un importante aporte de rentas generales del
UK que involucraba, en 1981, alrededor del 10% del presupuesto de
las islas (Calvi, 1981: 239). En la planificacin actual el gobierno local
exige un fuerte control presupuestario.
Conclusiones
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clima y la limitacin en la interrelacin social favorecen el hbito et-
lico y el tabaquismo, as como la depresin y la angustia, los divorcios
y las separaciones. A ello se suma la falta de niveles superiores de
educacin y el acceso solo a un segundo nivel de complejidad en la
atencin mdica y la discontinuidad en la retencin de profesionales
de la salud. En el mismo informe, Storey (Shackleton, 1977: 6) seala
que no se perciben signos de identidad cultural y que una gran parte
de la poblacin no siente sus races en las islas. Critica una fuerte
dependencia de la Falkland Islands Company y reconoce la impor-
tancia de los servicios y productos provenientes de la Argentina que
no pueden brindarse desde el UK. Incluso sostiene (Ibd.: 9) que en
el caso de exploracin y explotacin de yacimientos de petrleo en el
mar, la base debe ser el territorio argentino.
La referencia de pacientes complejos, en el aspecto mdico, era
bien atendida en Comodoro Rivadavia, Buenos Aires o Montevideo,
lo que resultaba muy conveniente como sostienen Ratcliffe et al (Rat-
cliffe, 1984: 16).
La enfermera Vince Tremayne, que ha sido citada, dijo en una en-
trevista: Mi padre fue a luchar a un lugar (las Malvinas) del cual la ma-
yora de los britnicos nunca haban odo hablar (Nursing Standard).
El mismo informe Shackleton, conclua en 1977 que el antiguo
estilo colonial de gobierno (aunque admirable, sic.) no es ya el apro-
piado.
Despus de la guerra, la poblacin aument, especialmente gra-
cias a guarnicin militar y el gobierno britnico, junto con el local,
impulsaron algunas lneas de desarrollo. El hospital mejor notable-
mente despus del conflicto.
La soberana argentina es inalienable y es objetivo decir que para
una poblacin reducida, tan alejada de su actual metrpoli, ese reco-
nocimiento sera una bendicin.
Universidad y soberana 31
Bibliografa
32 Universidad y soberana
Riggi, A.E. (1951). Geologa y geografa de las Islas Malvinas. En
UNLP. Soberana Argentina en el Archipilago de las Malvinas y en
la Antrtida. La Plata (p. 42).
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South Atlantic colonies. Health and Place. 1(4) (pp. 257-264).
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Mattox) Mc Graw-Hill. (16 edicin). Madrid.
Shackleton, L. (1977). Prospect of the Falkland Islands. The
Geographycal Journal. 143(I) (pp. 1-8).
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Falkland Islands. British Journal of Cancer, 85(9) (pp. 1332-1334).
Tremayne, V. (2007).Flying to rescue. Emergency nurse. 14(9).
Pre-hospital trauma training in the Falkland Islands, Nursing
standard. 21(17).
Universidad y soberana 33
Las Islas Malvinas:
Una extensin de los bosques subantrticos
Universidad y soberana 35
de vista geolgico, las Malvinas constituyen una porcin emergida de
la plataforma continental argentina, que solo llega a los 150 metros de
profundidad y une el territorio insular con la Patagonia. Esta ubicacin
dentro de la plataforma continental es la responsable de la evidente
continuidad geogrfica entre las islas y el continente sudamericano.
En 1839, Darwin escribe: Es una tierra ondulada, de aspecto de-
solado y triste, recubierta por todas partes de verdaderas turberas y
de vastas hierba [] siempre la misma llanura ondulada, por todas
partes recubierto el suelo de hierbas marchitas y de arbustillos.
36 Universidad y soberana
Flora de las Islas Malvinas
Universidad y soberana 37
palatable. Acompaan a la especie dominante Carex trifida,
y en aquellos lugares en donde las matas de tussock se in-
terrumpen Senecio littoralis, Poa alopecurus y Hebe elliptica.
38 Universidad y soberana
4. Pantanos herbceos: dentro de este tipo de vegetacin se encuen-
tran varias comunidades que se presentan en suelos donde la capa
fretica est apenas por debajo, a nivel o por encima de la superficie
del suelo. El agua tiende a permanecer gran parte del ao.
a. Asociacin de Rostkovia: aparece en depresiones saturadas,
donde el drenaje est impedido y el agua se estanca por lar-
gos perodos. La caracteriza la especie Rostkovia magellani-
ca, tpica por su color castao oscuro.
b. Asociacin de Astelia: se la puede localizar en suelos com-
puestos por una profunda capa de turba. Consiste en una es-
pecie de gruesa alfombra capaz de retener agua en sus hojas
y ramas viejas. Dominan las duras matas de Astelia pumila,
la que puede encontrarse acompaada de Gaimardia austra-
lis y Abrotanella emarginata.
c. Asociacin de Juncus scheuchzerioides: prefiere los terrenos h-
medos de las mrgenes de los cursos de agua que llegan al mar.
La especie dominante es acompaada por Carex fuscula, fruti-
lla del diablo (Gunnera magellanica) y Lobelia oligophylla.
5. Matorrales: son solo dos las especies que tienen la capacidad de for-
mar un matorral bajo, de uno o a lo sumo dos metros de altura:
Chiliotrichum diffusum y Hebe elliptica.
a. Consociacin de mata negra (Chiliotrichum diffusum):
esta comunidad se caracteriza por el color grisceo de las
hojas de la especie dominante Chiliotrichum diffusum. Pre-
fiere suelos hmedos pero bien drenados, ubicndose prefe-
rentemente a lo largo de ros y arroyos, aunque tambin es
dable encontrarla alejada de los valles de los cursos hdricos
sobre suelos arenosos cercanos a la costa.
b. Consociacin de Hebe elliptica: se la encuentra solamente en
ambientes costeros de la Isla Gran Malvina, donde sus matas
de 0,5-1,5 m de altura, aparecen esparcidas. Se trata de un
componente secundario en donde las especies dominantes
Universidad y soberana 39
son las murtillas (Empetrum rubrum y Gaultheria pumila),
y acompaan Senecio littoralis, el t malvinero (Myrteola
nummuaria), la frutilla del diablo (Gunnera magellanica)
y la frambuesa silvestre (Rubus geoides). En algunos casos
Hebe elliptica puede formar grupos bastante puros.
7. Vegetacin de agua dulce: en los cuerpos de agua dulce son dos las
comunidades que predominan:
a. Asociacin de Eleocharis melanostachys: se puede obser-
var tanto en cursos donde el movimiento del agua es lento
como en espejos de agua estancada. La emergente Eleocha-
ris melanostachys se destaca sobre Callitriche antarctica que
cubre la superficie del agua.
40 Universidad y soberana
b. Asociacin de Myriophylum: en lagunas de poca profundi-
dad, ya sea con sustrato de arena o de arena y barro, pueden
observarse comunidades puras de Myriophullum quitense.
Universidad y soberana 41
El primer autor en sealar la estrecha afinidad entre la flora de las Mal-
vinas y los bosques del extremo austral de Amrica del Sur fue el ingls Jo-
seph Dalton Hooker (1847). Ms tarde lo hizo el sueco Carl J. F. Skottsberg
(1909, 1913), luego David Moore (1968) y ngel L. Cabrera (1971, 1976).
De acuerdo con Moore (1968), la ntima vinculacin con los bos-
ques subantrticos se da especialmente con el sur de Tierra del Fuego
con la que comparte ms de 120 especies (sobre el total de 172), repre-
sentando cerca del 80% de las mismas (Figura 2). Si se tiene en cuenta
el rea andina patagnica al sur del paralelo 40 S (incluido el territorio
fueguino), el nmero de especies compartidas se eleva a ms de 140, lo
que representa casi el 90% de especies compartidas.
42 Universidad y soberana
Dentro de esas especies merecen citarse algunos helechos del
gnero Blechnum (Blechnum cordatum, B. magellanicum y B. pen-
na-marina; Figura 4A), Rumohra adiantifolia y Polystichum mo-
hrioides. A ellos se suman los llamados cadillos (Acaena magella-
nica, Figura 4C y A. ovalifolia), plantas molestas por la adherencia
de sus frutos a la lana y la ropa, o las plantas que forman placas o
cojines, pertenecientes a las especies Azorella lycopodioides, A. se-
lago y Bolax gummifera. Otras que se agregan a las recin citadas,
son algunas especies de la familia compuestas: unas de captulos de
color amarillo (Hieracium antarticum, H. patagonicum, Hypochae-
ris arenaria y Taraxacum gilliesii), otras celestes (Perezia recurvata)
y finalmente de color blanco (Chiliotrichum diffusum, Figura 3 y
Universidad y soberana 43
Leucheria suaveolens). No habra que dejar de lado en esta familia
botnica a Senecio candicans, llamativa por sus tallos y hojas blan-
co-lanosos. Otras especies destacables son la pequea estolonfera de
frutos color rojo escarlata conocida como frutilla del diablo (Gun-
nera magellanica) y la siempreviva, plumbagincea de flores color
rosado (Armeria martima, Figura 5A). Existen numerosas especies
de pastos menos llamativos que el tussock grass (Poa flabellata) y
la hierba blanca (Cortaderia egmontiana). Son varias especies que
pertenecen a los gneros Alopecurus, Anthoxanthum, Agrostis, Fes-
tuca, Poa y Trisetum. Aunque pueda parecer llamativo, no faltan re-
presentantes entre las orqudeas, de flores de color blanco y verde,
o solo blanco: una de ellas, con pequeas mculas de color verde,
Gavilea australis, otra con nervios verdes, Chloraea gaudichaudii, y
finalmente una tercera de flores enteramente blancas, conocida como
palomita (Codonorchis lessonii, Figura 5D). Es necesario desta-
car que en las Islas se encuentran las nicas dos especies de plantas
vasculares que son nativas del Sector Antrtico: el clavel antrtico
(Colobanthus quitensis) y la gramnea Deschampsia antarctica.
En mucha menor medida, sus comunidades arbustivas mantie-
nen vnculos florsticos con la flora de la Patagonia extraandina o
Provincia Patagnica (Cabrera, 1971, 1976). Se puede citar como la
nica especie tpica de la estepa patagnica a la quenopodicea hal-
fita de ambientes inundados Suaeda argentiniensis.
Bibliografa
44 Universidad y soberana
Cabrera, A. L. (1971). Fitogeografa de la Repblica Argentina.
Bol. Soc. Argent. Bot., 14(1-2) (pp. 1-42).
(1976). Regiones Fitogeogrficas Argentinas. Enciclopedia Argen-
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Apndice 1
Pteridfitas (= helechos)
Adiantum chilense
Asplenium dareoides
Blechnum cordatum (= B. chilense)
Blechnum magellanicum
Blechnum penna-marina, Fig. 4A
Botrychium dusenii
Cystopteris fragilis
Grammitis poeppigiana
Hymenophyllum falklandicum
Hymenophyllum tortuosum
Huperzia magellanica
Lycopodium confertum
Lycopodium magellanicum
Ophioglossum crotalophoroides subsp. robustum
Polystichum mohrioides
Rumohra adiantiformis
46 Universidad y soberana
Serpyllopsis caespitosa var. caespitosa (= Hymenophyllum caespitosum)
Sticherus cryptocarpus (= Gleichenia cryptocarpa)
Universidad y soberana 47
Carex fuscula
Carex macloviana
Carex magellanica
Carex sagei (= C. barrosii)
Carex trifida
Carex vallis-pulchrae var. barrosiana
Cerastium arvense, Fig. 4B
Chenopodium macrospermum
Chevreulia lycopodioides (*)
Chiliotrichum diffusum
Chloraea gaudichaudii
Codonorchis lessonii, Fig. 5D
Colobanthus quitensis
Colobanthus subulatus
Coronopus didymus (= Lepidium didymium)
Cortaderia egmontiana (= C. pilosa)
Crassula moschata
Deschampsia antactica
Deschampsia parvula
Draba funiculosa
Draba magellanica
Drapetes muscosus
Drosera uniflora
Elatine sp.
Eleocharis melanostachys
Elymus magellanicus (= E. glaucescens)
Empetrum rubrum
Epilobium ciliatum
Erigeron incertus (*)
Euphrasia antartica
Festuca contracta
Festuca magellanica
Gaimardia australis
Galium antarcticum
Gamochaeta americana
Gamochaeta antarctica (*)
Gamochaeta malvinensis (*)
Gamochaeta spiciformis
Gaultheria antarctica
Gaultheria antarctica Gaultheria pumila
48 Universidad y soberana
Gaultheria pumila
Gavilea australis
Gavilea littoralis
Gentianella magellanica
Gunnera magellanica
Hamadryas argentea(*)
Hebe elliptica
Hieracium antarcticum
Hieracium patagonicum
Hydrocotyle chmaemorus
Hypochaeris arenaria
Isolepis cernua
Juncus scheuchzerioides
Koeleria permollis
Lagenophora nudicaulis
Leptinella scariosa
Leucheria suaveolens (*)
Lilaeopsis macloviana
Limosella australis
Littorella australis
Lobelia oligophylla (= Pratia repens)
Luzula alopecurus
Luzuriaga marginata
Marsippospermum grandiflorum
Montia fontana
Myriophyllum quitense
Myrteola nummularia
Nanodea muscosa
Nassauvia gaudichaudii (*)
Nassauvia serpens (*)
Nastanthus falklandicus (*)
Nertera granadensis
Nicoraepoa robusta (= Poa robusta)
Olsynium filifolium
Oreobolus obtusangulus
Oreomyrrhis hookeri
Oxalis enneaphylla
Perezia recurvata
Phlebolobium maclovianum (*)
Plantago barbata subsp. monanthos
Universidad y soberana 49
Plantago moorei (*)
Poa alopecurus
Poa flabellata
Polygonum maritimum (adventicia, Zuloaga et al. 2009)
Potamogeton linguatus
Primula magellanica
Puccinellia pusilla
Ranunculus acaulis
Ranunculus biternatus
Ranunculus hydrophilus
Ranunculus maclovianus
Ranunculus pseudotrullifolius
Ranunculus sericocephalus
Ranunculus trullifolius
Rostkovia magellanica
Rubus geoides
Rumex magellanicus
Ruppia filifolia
Saxifraga magellanica
Schizeilema ranunculus
Schoenoplectus californicus var. tereticulmis
Scutellaria nummulariifolia
Senecio candidans
Senecio littoralis (*)
Senecio vaginatus (*)
Sisyrinchium chilense
Spergularia marina (adventicia, Zuloaga et al. 2009)
Stellaria debilis
Suaeda argentiniensis
Symphyotrichum vahlii (= Aster vahlii)
Taraxacum gilliesii
Tetroncium magellanicum
Trisetum spicatum ssp. phleoides
Uncinia macloviana
Valeriana sedifolia
Viola maculata, Fig. 4D
Viola magellanica
Viola tridentata
50 Universidad y soberana
Figura 3. A. Blechnum penna-marina (Poir.) Kuhn;
B. Cerastium arvense L.; C. Acaena magellanica (Lam.) Vahl;
D. Viola maculata Cav. Fuente: N.D. Bayn .
Universidad y soberana 51
Figura 4. A. Armeria martima (Mill.) Willd.; B. Baccharis magellanica (Lam.)
Pers.; C. Arachnitis uniflora Phil.; Codonorchis lessonii (Brongn.) Lindl.
Fuente: N.D. Bayn .
52 Universidad y soberana
Invertebrados no insectos de las Islas Malvinas
Cristina Damborenea
Universidad y soberana 53
adaptan a condiciones ambientales especficas o extremas, lo que
conlleva a la rareza y endemismo de las especies que conforman. Los
cambios ambientales a nivel global impactan en forma significativa
en la fisiologa y distribucin de estas especies. Por esto, los conoci-
mientos sobre la diversidad y distribucin de las especies permitirn
evaluar las variaciones ocurridas por los factores ambientales extre-
mos (Kidawa y Janecki, 2011).
54 Universidad y soberana
Fauna de helmintos
Fauna de moluscos
Universidad y soberana 55
Por su parte, en 2003, Dr. Diego Zelaya, particip como personal
cientfico para el estudio de la malacofauna, en el crucero LAMPOS
(Latin American, Polarsternu Study). Este Proyecto fue planeado
para estudiar las relaciones biogeogrficas y evolutivas entre la Re-
gin Magallnica, las islas subantrticas y el Continente Antrtico.
El trabajo se focaliz en la fauna bentnica del Arco de Escocia, con-
centrando el muestreo entre los 200 y 600 metros de profundidad.
A partir de los muestreos realizados se estudi la biodiversidad, los
patrones biogeogrficos y ecolgicos, as como la historia evolutiva
de los moluscos, con especial referencia a las relaciones con la regin
de Magallanes y la Antrtida (contemplando el papel de las islas del
Arco de Escocia como una zona de transicin). Se recolectaron ms
de 2.500 ejemplares pertenecientes a diferentes grupos de moluscos,
tanto los filogenticamente basales (Caudofoveata, Solenogastres)
como as tambin de los restantes grandes grupos (Polyplacophora,
Gastropoda, Bivalvia, Scaphopoda y Cephalopoda). Se reconocieron
ms de 220 morfoespecies, siendo los gasterpodos el grupo ms
diverso. Parte de estos estudios formaron parte del trabajo de tesis
doctoral del Dr. Zelaya y han sido publicados varios trabajos cient-
ficos (entre ellos Aldea et al., 2009, 2011; Gller y Zelaya, 2011; Ze-
laya 2004, 2005a, 2005b, 2009, 2010; Zelaya y Geiger, 2007; Zelaya y
Gordillo 2011; Zelaya y Ituarte, 2003, 2004, 2006; Zelaya et al., 2006,
2011).
La coleccin de la Divisin Zoologa Invertebrados incluye nume-
rosos lotes de moluscos marinos provenientes de las Islas Malvinas
y alrededor de 470 lotes de la Antrtida (donados por Castellanos,
Dasciuk, Rumboll, Cazzanigas, campaa Shinkai Mar, el Instituto
Antrtico, Zelaya, entre otros). En el Anexo se listan los materiales
tipo depositados en la coleccin del Museo de La Plata.
56 Universidad y soberana
Fauna de hidrozoos
Universidad y soberana 57
Formacin de Recursos humanos
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Anexo
Moluscos
Antimargaritabentarti (Aldea, Zelaya y Troncoso).
Antimargaritapowelli (Ibd.).
Axinulusantarcticus (Zelaya, 2010).
Benthobrookula argentina (Zelaya, Pimenta y Absalao, 2006).
Benthobrookula argentina (Ibd., 2006).
Mendicula sudamericana (Zelaya, 2010).
Universidad y soberana 61
Neoleptonamatoi (Zelaya e Ituarte, 2004).
Neoleptongeorgianum (Ibd., 2003).
Neoleptonholmbergi (Ibd., 2003).
Pseudokellyafranki (Ibd., 2009).
Thyasirapatagonica (Zelaya, 2010).
Thyasirascotiana (Ibd., 2009).
Waldo trapezialis (Zelaya y Ituarte, 2002).
Helmintos
Echinostomachloephagae (Sutton y Lunaschi, 1980).
Hydrozoos
Lafoeaweddelli (Blanco, 1991).
Staurothecatubifera (Ibd., 1971).
Symplectoscyphusexochus (Ibd., 1882).
Symplectoscyphusgrandis (Ibd., 1977).
Symplectoscyphushero (Ibd., 1977).
Symplectoscyphusnesioticus (Ibd., 1977).
Briozoos
Meliceritablancoae (Lpez Gappa, 1981).
62 Universidad y soberana
Guerra en las aulas.
Cmo se ensea el conflicto de
Malvinas en la escuela media
Gonzalo de Amzola
Un tema controversial
Universidad y soberana 63
co para unir a una nacin compuesta por una poblacin heterognea,
fruto de la gran inmigracin que comenz en esos aos. Este objetivo
patritico aunque fue variando en matices y propsitos se mantuvo
bsicamente igual hasta fines del siglo XX, a pesar de los cambios que
protagoniz nuestro pas a lo largo del tiempo.
Un segundo ciclo se abre a partir de la reforma educativa iniciada
en 1993 con la aprobacin de la Ley Federal de Educacin. Desde
entonces, el curriculum escolar desplaz su centro de los aconteci-
mientos de la primera mitad del siglo XIX en el que se crea que
estaban los mejores ejemplos para desarrollar ese amor a la patria
que se intentaba inculcar, a la historia contempornea y an a la ms
reciente. Este cambio se debi a la hiptesis que sostena los reforma-
dores acerca de que profundizar el estudio de lo prximo en el tiem-
po servira a los alumnos para comprender mejor el momento que
les tocaba vivir. Paralelamente a esta idea, se fue abriendo paso otra
que, con el tiempo, se transform en un eje de la materia: el pasado
reciente especialmente la trgica experiencia de la ltima dictadura
militar sera fundamental para la nueva educacin ciudadana que
la escuela se propona: la formacin del ciudadano democrtico. A
pesar de las crticas que recibi la reforma de los 90, tildada luego de
neoliberal y reemplazada en sus bases por una nueva norma apro-
bada a fines de 2006, la Ley de Educacin Nacional, el pasado recien-
te contina ocupando hasta hoy un lugar de privilegio.
Con estas transiciones, el problema de la soberana argentina en
Malvinas adquiri caractersticas ambiguas y, a veces, contradicto-
rias. En la primera etapa se lo trat en relacin al atropello ingls a
la soberana argentina en las islas en 1833 y la educacin estuvo rela-
cionada con reivindicar los derechos nacionales sobre esos territorios
en sintona con el nacionalismo que se alentaba durante ese perodo.
Pero luego de 1982 y sobre todo a partir de la reforma de los 90 el
tema pas a centrarse en el conflicto armado de ese ao y se impuso
la percepcin de una guerra absurda que era consecuencia exclusi-
vamente de la ltima y desesperada intentona de los militares en el
64 Universidad y soberana
gobierno en bsqueda de una legitimidad poltica inalcanzable y que
los llevara rpidamente al desastre. Se busc que esta idea pasara
tambin a la escuela.
En consecuencia, varios sentidos entran hoy en juego cuando se
habla en las aulas del tema Malvinas y en su tratamiento se super-
ponen, contradicen y, a veces, imbrican interpretaciones diferentes.
Tambin chocan entre s conceptos y distintos problemas que hacen
a la enseanza como la transposicin didctica, los usos del pasado y
las relaciones entre historia y memoria colectiva.
La transposicin didctica fue una nocin elaborada por un ma-
temtico francs, Yves Chevallard, para aplicar exclusivamente a la
enseanza de esta disciplina pero debido a su xito fue extendida por
los pedagogos al conjunto de las asignaturas escolares. Segn este au-
tor, el saber especializado sufre una serie de modificaciones que lo
van simplificando para que luego de ese proceso resulte factible ser
enseado en las aulas, conformndose nicamente por esta va los
conocimientos que en ellas circulan. En trminos generales, este sera
un itinerario en el que se cumplen una serie de pasos que simplifican
al saber sabio de los investigadores en un saber a ensear para
que esos conocimientos puedan ser comprendidos por los alumnos.
Por su parte, el concepto memoria colectiva es ciertamente polis-
mico. Para Elizabeth Jelin (2002), la memoria puede considerarse, por
una parte, en una faz habitual (comportamientos regulares, hbitos
y formas de expresin compartidos socialmente) y, por otra, en su
dimensin narrativa, es decir, como capacidad de elaborar sentidos
sobre el pasado, proceso donde inevitablemente operan la seleccin
y el olvido. El tratamiento de la memoria colectiva y su relacin con
la Historia presenta diversos problemas. Como dice Enzo Traverso:
Universidad y soberana 65
Historia menos rida y ms humana. La memoria in-
vade el espacio pblico de las sociedades occidentales: el
pasado acompaa al presente y se instala en el imaginario
colectivo como una memoria poderosamente amplifica-
da por los medios de comunicacin, a veces gestionada
por los poderes pblicos. []. Es decir, la memoria tiende
a convertirse en el vector de una religin civil del mundo
occidental, con su sistema de valores, creencias, smbolos
y liturgias. (2007: 14-15)
66 Universidad y soberana
En este complejo escenario se desenvuelve el problema de la en-
seanza escolar de la guerra de Malvinas. En las pginas siguientes,
nos ocuparemos de tres cuestiones para intentar describir las con-
tradictorias caractersticas de su enseanza escolar: cules son las
principales preocupaciones de los investigadores que se ocuparon de
los aspectos sociales de la guerra que deberan conformar los cono-
cimientos que transmite la transposicin didctica, cules son los
problemas que privilegiaron los programas de estudio a partir de los
aos 90 y de qu manera fueron tratados durante ese mismo lapso en
los manuales escolares.
Universidad y soberana 67
causas de ese incmodo apoyo en las representaciones originadas en
la escuela.
En esta lnea, Carlos Escud marc el rumbo. En dos obras com-
plementarias, el autor intent demostrar que un nacionalismo au-
toritario promovido desde las aulas tuvo como resultado la confor-
macin de una mentalidad acrtica acerca de los territorios sobre los
que la Argentina alega derechos y que esta argumentacin se instal
como incuestionable. Se trata dice Escud de una tendencia secu-
lar, pero es un rasgo que se acenta en la dcada de 1940 por la accin
de Pern, quien contina una lnea ya existente y lleva esa cultura a
su punto ms alto (1990: 165-167). Esta exaltacin autoritaria, afir-
ma, se encuentra en el Decreto de 1946 que establece que el Instituto
Geogrfico Militar debe aprobar, previamente a su publicacin, los
mapas que incluyan lmites internacionales de nuestro pas. De esta
manera, la maquinaria del Estado est apuntada inequvocamente a
consolidar y agudizar el nacionalismo territorial (1987: 123). A tra-
vs de la escuela, entonces, este nacionalismo territorial patolgico
se naturaliza y se transmite de generacin en generacin como una
verdad que no puede criticarse, generando las condiciones para la
adhesin irreflexiva a la invasin de las Islas.
Una visin similar aunque mucho ms moderada en sus formas
y matizada en sus conclusiones es la que brinda Luis Alberto Rome-
ro (2004) al analizar cmo los manuales escolares asimilaron, difun-
dieron y arraigaron una concepcin integrista de Nacin.
Acerca del tratamiento del tema Malvinas en los libros de Histo-
ria, dice:
68 Universidad y soberana
funcin de los derechos territoriales en los estados dins-
ticos y patrimoniales y en los modernos estados naciona-
les; la incongruencia entre el relato de los acontecimientos
anteriores a 1810 y los derechos incontrastables que Espa-
a tendra sobre las islas; y, finalmente, la potencialidad
autoritaria de los discursos de la reivindicacin territorial,
que un verdadero argentino no puede discutir. (2004: 70)
Universidad y soberana 69
funcin de formar una conciencia nacional-patritica (2000: 38).
Sin embargo, los autores matizan su visin sobre el problema en
dos sentidos. El primero de ellos es relativizando la consideracin
de una escuela monolticamente nacionalista y militarista, teniendo
en cuenta que la mayora de los docentes provena de la tradicin
normalista en mayor medida laicista y liberal, mientras que un
importante contingente de maestros y profesores adheran al socia-
lismo. A pesar de estas diferencias, todos ellos compartan que el re-
clamo de soberana sobre las Malvinas estaba fuera de discusin. El
segundo reparo es que si bien la ocupacin de las islas fue aprobada
por una inmensa mayora en 1982, de las entrevistas realizadas para
su trabajo surge que ese consenso se debilitaba cuando se referan
a la entrada en guerra y a las modalidades de participacin en ese
conflicto.
Por su parte, Lucrecia Escudero busca la respuesta al problema en
el mbito de los medios de informacin. Refirindose al grupo de sus
amistades pero en una descripcin que pretende ser ms amplia, la
autora muestra la ambigedad del problema:
70 Universidad y soberana
Escudero extiende esa ambigedad al carcter mismo del conflicto:
Universidad y soberana 71
el antiimperialismo al nacionalismo, quitndole la exclusividad de
ese argumento a la izquierda; el Operativo Cndor de 1966, en el
que un grupo de jvenes ligados al peronismo sindical aterriz en
Malvinas, rebautiz Puerto Stanley y el aeropuerto con el nombre de
Gaucho Rivero y reclam la restitucin de la soberana sobre esos te-
rritorios en un acto que implicaba tambin un reclamo por la pros-
cripcin poltica del peronismo.
Segn Guber, la adhesin de la opinin pblica al desembarco de
las tropas argentinas es la consecuencia de esas mltiples y diversas
reivindicaciones seculares que dan por resultado un argumento am-
biguo al que todos se podan adherir porque lograban encontrar en la
invasin el sentido que quisieran darle. El anlisis de la autora no se
detiene en el estallido de la guerra sino que se ocupa tambin de los
cambios de significacin durante su transcurso y de la proyeccin de
ese acontecimiento en los primeros aos de la democracia:
72 Universidad y soberana
remalvinizacin de la sociedad argentina. Paralelamente, Federico
Lorenz se transform en esos aos en el autor ms prolfico sobre
el tema. En Las guerras de Malvinas (2006), estudia entre otros te-
mas la construccin de la causa de Malvinas especialmente desde
la capitulacin de las fuerzas argentinas. Retoma el clima militarista y
violento de los 70 que para l explica la salida de la guerra y su acep-
tacin inicial. Un aspecto especialmente interesante de este trabajo
es el estudio de la formacin de los centros de excombatientes, los
vnculos entre los miembros de distintos centros, la relacin entre los
cados en la guerra y los sobrevivientes y la de estos con los desapa-
recidos por el terrorismo de Estado.
El autor plantea que la guerra fue explicada anulando las posibili-
dades colectivas respecto del acuerdo y satisfaccin populares por la
recuperacin. Los jvenes soldados necesitaban redimir el conflicto,
ya que se consideraban a s mismos como una generacin hija de esa
guerra y necesitaban reivindicar su actuacin en ella, argumentando
que no haban sido vctimas pasivas sino actores que haban luchado
a conciencia en una guerra justa.
Coincidiendo con su 25 aniversario, se public un interesante y
provocativo ensayo de Vicente Palermo. El autor titula su obra Sal en
las heridas y a partir de esta metfora se propone que nos interrogue-
mos no solo acerca de la guerra de 1982 sino tambin y primordial-
mente sobre nuestro nacionalismo en un tema que, como ningn
otro, concentra los argumentos explcitos e implcitos de ese pensa-
miento. Un ejemplo de su revulsiva visin es el siguiente:
Universidad y soberana 73
pasado de oro sino a la pica de la voluntad y la acumulacin
de poder para refundar/regenerar la Argentina. (2007: 444)
2El Manifiesto Malvinas fue suscripto inicialmente por Emilio de pola, Pepe
Eliaschev, Rafael Filippelli, Roberto Gargarella, Fernando Iglesias, Santiago
Kovadloff, Jorge Lanata, Gustavo Noriega, Marcos Novaro, Jos Miguel Onaindia,
Vicente Palermo, Eduardo Antin (Quintn), Luis Alberto Romero, Hilda Sabato,
Daniel Sabsay, Beatriz Sarlo, Juan Jos Sebreli. Luego se adhirieron ms de mil firmas.
74 Universidad y soberana
cin de posiciones que en todo sistema democrtico son
opinables.3
Universidad y soberana 75
como se percibe en lo ocurrido en 2012 no es solo historiogr-
fica sino tambin poltica. En consecuencia, resulta imposible de
considerar cul es el saber sabio que debe tomarse como punto
de partida para realizar las modificaciones necesarias que permitan
estudiar el tema en la escuela.
76 Universidad y soberana
reinterpretacin del sentido de la guerra propuesta en los Contenidos
Bsicos Comunes, ya que se destaca al conflicto como un punto se-
parado del estudio de la dictadura: La causa de Malvinas a travs de
la historia (DGCYE, 1999a: 102). Una redaccin donde el sentido de
defensa del nacionalismo territorial parece imponerse.
Sin embargo, en Polimodal el programa provincial tambin
aprobado en 1999 recuperaba la orientacin de los CBC cuando
dice: La Guerra de Malvinas: fracaso en la construccin de legitimi-
dad poltica (DGCYE, 1999b: 52).
Este ltimo diseo fue reemplazado en 2003. En el nuevo diseo
la reformulacin se halla redactada de la siguiente forma: La disputa
con Chile por el Beagle. La guerra de Malvinas: de la causa nacional
a la guerra absurda. El derrumbe del poder militar (DGCYE, 2003:
183). De esta manera se reforzaba la perspectiva de la funcin del
conflicto en la crisis de la dictadura.
El descrdito de la transformacin educativa iniciada en los
aos 90 facilit la sancin de una norma para reemplazar a la con-
trovertida Ley Federal de Educacin. La nueva disposicin se aprob
a fines 2006 y dirigi sus instrucciones a modificar o eliminar buena
parte de las innovaciones de la dcada pasada. Sin embargo, algo de
la antigua reforma no solo se salv sino que sali fortalecido: la im-
portancia de la historia reciente, incluyendo al tema Malvinas. La Ley
Nacional de Educacin establece en su artculo 92 algunos conteni-
dos que obligatoriamente deben ser enseados en todas las jurisdic-
ciones educativas y, entre ellos, prescribe en el inciso b el estudio
de la causa de la recuperacin de nuestras Islas Malvinas, Georgias
y Sandwich del Sur, de acuerdo con lo prescripto en la Disposicin
Transitoria Primera de la Constitucin Nacional (MECT, 2007: 32).
En la ordenanza se privilegia, entonces, la reivindicacin territo-
rial por encima del rol de la guerra en la finalizacin de la dictadura.
La Ley de Educacin provincial N13.688, sancionada en 2007, se
adecua a los cambios impuestos por la norma nacional y enfatiza en
algo su redaccin:
Universidad y soberana 77
La causa de la soberana territorial, poltica, econmica y
social de nuestra Nacin, en particular de la recuperacin
de nuestras Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich
del Sur, de acuerdo con lo prescripto en la Disposicin
Transitoria Primera de la Constitucin Nacional (LEP,
2007).
78 Universidad y soberana
reca demasiado oportuna y exenta de conflictos, tal como se apreci
en esos das en otro acto oficial. En una exposicin conmemorativa
de la Guerra, realizada en la sede del Ministerio de Defensa, el Cen-
tro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) La Plata contribuy
con un mueco que representaba a un soldado estaqueado, hacien-
do referencia a que el verdadero conflicto haba sido entre oficiales y
conscriptos. En otras palabras, que se trataba de un episodio ms del
atropello militar a los derechos de los civiles. Unas cincuenta perso-
nas fueron invitadas por la Ministra Nilda Garr a la inauguracin
realizada el 14 de mayo de 2007. El maniqu produjo disgusto entre
los familiares de los muertos en combate invitados y un grupo de
unas diez personas manifestaron a la Ministra que se trataba de un
deshonor a los cados y se retiraron del lugar. No fue la nica rispi-
dez que produjo la muestra:
Universidad y soberana 79
La bsqueda de nuevos sentidos de la guerra y cualquier otra in-
terpretacin posible se diluye totalmente en el diseo curricular de
5 ao para la Escuela Secundaria Superior de la Provincia de Buenos
Aires, que comenz a aplicarse en 2011. All, debera aparecer en la
unidad 4, Neoliberalismo, dictaduras militares y el retorno demo-
crtico, especialmente en el punto c, dedicado a La ltima dicta-
dura cvico militar en la Argentina pero, curiosamente, no se le pro-
porciona ni en este subttulo ni en ningn otro del programa una sola
lnea que explicite que el tema deba ser estudiado, a pesar de lo que
disponen la Ley Nacional y la Provincial. Sin embargo, en el apartado
de orientaciones didcticas dedicadas a la unidad mencionada, las
Malvinas aparecen de esta forma:
80 Universidad y soberana
importantes los libros de texto. Acerca de los manuales se ha afirma-
do en reiteradas ocasiones que es la tecnologa que empaqueta el
curriculum ya que su interpretacin de los nuevos temas es la que
en definitiva se traslada a las aulas, resultando as la nica bibliografa
con la que cuentan muchos docentes. Si consideramos los manuales
dedicados a la EGB, la Guerra de las Malvinas se plantea en todos
como la aventura irresponsable de los dictadores para lograr una
salida a los problemas que afectaban a su gobierno. Esto se percibe
con apenas leer los subttulos que se le dedican: Crisis del rgimen
militar y guerra de las Malvinas (Fradkin, 1998), De la guerra a la
democracia (Luchilo, 1997) y Malvinas y el fin de la dictadura (To-
bio, 2000). En este ltimo caso se encuentra el tono ms extremo en
la descalificacin del conflicto:
Universidad y soberana 81
como superficial. Acerca de las causas de la ocupacin dice: La
decisin obedeca a problemas internos de las Fuerzas Armadas,
pero fue apoyada por una parte de la poblacin civil. En lo que se
refiere a las consecuencias de la derrota solo se plantea lo siguien-
te: La derrota militar trajo consigo la cada poltica. Muchas voces
comenzaron a denunciar a la dictadura por sus crmenes. Galtieri
renunci y Reynaldo Bignone ocup su lugar en julio de 1982 (De-
voto, 2008: 229).
A pesar de las diferencias que se pueden puntualizar entre ellos, el
conjunto de estos textos presenta un esquema interpretativo comn
en lo referido a la dictadura militar y el papel de la guerra:
82 Universidad y soberana
En el caso de los manuales de Polimodal5, existe un desarrollo con
ms detalles del tema Malvinas, cuyos contenidos pueden esquema-
tizarse as:
Universidad y soberana 83
La noticia de la ocupacin fue anunciada por cadena nacio-
nal y provoc una sorpresa generalizada en la opinin pblica. La
mayora de los partidos polticos aprob la iniciativa del gobierno
y el movimiento obrero abri un parntesis en su plan de lucha
(Friedmann, 2001: 219). Miles de personas se concentraron en la
Plaza de Mayo para apoyar la operacin militar. La mayor parte de
la oposicin tambin apoy al gobierno, e incluso algunos partidos
provinciales de derecha organizaron viajes al exterior para explicar
los derechos argentinos sobre el archipilago (Pigna, 2004: 288).
84 Universidad y soberana
peracin de las islas y no a la accin general de gobierno.
(Privitellio, 1998: 236-237)
Universidad y soberana 85
La noticia de la rendicin fue recibida con un enorme estupor e
indignacin popular. La dictadura militar entr a partir de ese mo-
mento en una rpida descomposicin (Friedmann, 2001: 220); La
derrota en Malvinas abri el captulo final de la dictadura (no hay
referencias a la reaccin popular) (Privitellio, 1998: 237).
En los relatos de estos libros, el papel de la sociedad civil es persis-
tentemente opacado y no se intenta problematizar la adhesin popu-
lar a la ocupacin de las Islas. El cndido apoyo a la invasin queda
explicado por la eficacia de un engao al que se somete a una masa
ingenua, que antepone en su valoracin la importancia de la causa
nacional al hecho que la decisin y conduccin del conflicto estuviera
en manos de una dictadura y que no sospecha que ha sido embaucada
hasta que se consuma la derrota. Debe subrayarse que los engaados
que se enumeran en los textos no son solamente personas del comn,
sino tambin dirigentes polticos y sindicales. Es cierto que algunos
libros matizan algo estos comportamientos, estableciendo diferencias
en los grados de adhesin dentro del movimiento obrero o dejando
a salvo la oposicin individual de un poltico Ral Alfonsn. Sin
embargo, lo que el conjunto de las narraciones deja como mensaje es
el candoroso y generalizado apoyo inicial y, luego, el sbito cambio
de opinin al producirse la derrota, sin una reflexin que procure
explicarlas.
El choque armado entre los dos Estados (Argentina y Gran Breta-
a) queda reducido en la mayora de las publicaciones a un enfrenta-
miento entre conscriptos y oficiales argentinos, transformndolo as
en un episodio ms de la pugna interna entre militares y civiles, a
pesar que en otras pginas tales explicaciones se superponen con el
argumento de la guerra justa y la adhesin a la causa nacional. En
los manuales de las editoriales A-Z (Dnde est el enemigo?) y Aique
(Los chicos de la guerra) se resean testimonios de soldados acerca de
malos tratos por parte de los cuadros superiores.
Otro tpico sobre las acciones blicas es oponer el coraje de los
conscriptos argentinos a la superioridad en equipamiento del ejrcito
86 Universidad y soberana
profesional de Gran Bretaa, una justificacin de la derrota muy di-
fundida por el gobierno militar en 1982. Un epgrafe en la pgina 220
del libro de la editorial Puerto de Palos resume esta visin: A pesar
de la determinacin de los soldados argentinos, poco a poco se hizo
evidente la superioridad tecnolgica del Ejrcito britnico, que ade-
ms contaba con el apoyo activo de los Estados Unidos. Por ltimo,
algunas obras destacan las acciones aeronuticas, como ocurre en los
libros de las editoriales Aique y Kapelusz. En Argentina. Una historia
para pensar se encuentra la reivindicacin ms llamativa:
Universidad y soberana 87
Con la rendicin quedaba al desnudo la irresponsabilidad
y la ineptitud de los altos militares, as como despus se
conocieron hechos de corrupcin y de violacin de los
derechos humanos hacia los jvenes combatientes. (Eg-
gers-Brass, 2011: 180)
Reflexiones finales
88 Universidad y soberana
La memoria contra el olvido o contra el silencio es una
oposicin entre distintas memorias rivales (cada una con
sus propios olvidos). Es en verdad memoria contra me-
moria. (2002: 6)
Universidad y soberana 89
tambin ha de hacerse) el grado de adaptacin [] entre el ritmo de
innovacin cientfica y su aplicacin didctica, habra que estudiar
la panoplia de agentes sociales intervinientes que filtran y dan nuevo
significado y recontextualizan las materias de enseanza (1997: 19).
La accin de estos agentes sociales es la que ha ido conformando lo
que Cuesta define como el cdigo disciplinar al que describe como
90 Universidad y soberana
talmente con imgenes conmovedoras que no posibilitan la inter-
pretacin y la reflexin necesarias para luego poder simpatizar o
adherir genuinamente con la causa de la recuperacin territorial.
El acto de recuperar las Malvinas es bueno slo porque tiene una
bondad intrnseca que se prolonga en quienes lo realizan.
Desde esa perspectiva, la historia enseada en la escuela y la
que se expresa en los manuales no es una traduccin simplificada
de los resultados de la produccin de los historiadores, sino que se
constituye en una creacin particular y original que responde a fi-
nalidades propias que no hacen ms que reforzar la idea de sobera-
na nacional, sin referencias que resulten significativas al contexto
poltico de la guerra ni a las relaciones de esos acontecimientos con
el presente. As, el pasado reciente aparece cristalizado en una des-
cripcin cerrada, no sujeta a interrogacin ni abordaje explicativo,
sino que se transmite una perspectiva atemporal en un relato sobre
la nocin de territorios violados, mientras que los protagonistas son
siempre ubicados en uno de los nicos polos considerados vlidos
en el anlisis: hroes o usurpadores.
Poco parece haber cambiado en los ltimos aos y este es un asun-
to en el que el peso de la tradicin escolar es inmenso y presenta una
resistencia persistente a las innovaciones. Una hiptesis a considerar
en relacin con este tpico es que la funcin social de la enseanza
de la historia trasciende los proyectos contemporneos y se liga a una
necesidad de perpetuacin del grupo (el Estado, la Nacin) sobre la
cual la capacidad de influencia del debate actual es restringida. En
este sentido, el patriotismo que secularmente transmiti la escuela y
que para algunos fue determinante en la aceptacin de las acciones
de la dictadura en 1982, mientras que para otros fue por lo menos
importante, persiste y resultara necesario redefinirlo para promo-
ver en la escuela una nocin que sea reflexiva y crtica, que reemplace
a la tradicional concepcin xenofbica y dogmtica.
Pero, puede el patriotismo ser tema de discusin? Hay ms de
una manera de entenderlo? Hace unos veinticinco aos se desarroll
Universidad y soberana 91
en Alemania un debate sobre este tema que puede resultarnos til
para reflexionar sobre la escuela argentina actual. Entre 1986 y 1989,
se produjo en aquel pas una apasionada e intensa polmica pblica
que se dio en llamar la Historikerstreit o controversia de los historia-
dores, en la que participaron, adems de los estudiosos del pasado,
otros intelectuales como el filsofo Jrgen Habermas. La querella se
produjo a partir de una revisin exculpatoria del pasado nazi iniciada
por un artculo periodstico escrito por un historiador, ErnestNolte.
Pero este problema de la valoracin de la poca de Hitler iba uni-
do a otra cuestin todava irresuelta por entonces para los alemanes:
la divisin de su territorio en dos Estados como consecuencia de la
guerra. Una pregunta que se deriv de las discusiones centrales fue
cmo se poda ser patriota en una nacin dividida. Un politlogo,
Dolf Sternberger, sostuvo que el sentimiento nacional germano con-
tinuaba herido ya que los alemanes no vivan en ese momento en
una Alemania completa. Pero, segn Sternberger, esa carencia poda
solucionarse, ya que su existencia se desarrollaba bajo una Constitu-
cin completa, en un Estado constitucional, y esto, en definitiva, daba
como resultado una patria.
Habermas retom este concepto para contestarse la pregunta aun
ms compleja de si poda un alemn de ese contexto, teniendo detrs
la responsabilidad del holocausto, sentirse orgulloso de su historia.
Para Habermas, las races del patriotismo constitucional no de-
ben hallarse en lo tnico o territorial:
92 Universidad y soberana
Este patriotismo se refiere, entonces, a los valores y principios
democrticos que la Constitucin contiene y que nos convierten a
todos en ciudadanos.
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Islas Malvinas, soberana sudamericana
y presencia britnica en el Atlntico Sur
Universidad y soberana 97
La geopoltica de la poca otorgaba una significacin especial al
dominio de los ocanos como reas de comunicacin entre las me-
trpolis europeas y sus colonias en el resto del mundo.
Durante las dcadas de los 60 y 70 el vnculo de las Islas con el
continente era muy fluido. Yacimientos Petrolferos Fiscales (YPF),
Lneas Areas del Estado (LADE), Gas del Estado, por citar algunas
empresas pblicas de nuestro pas, ofrecan servicios regulares de
aprovisionamiento a la poblacin local en cuanto a energa, infraes-
tructura, transporte y apoyo a las necesidades sanitarias y educativas
de los isleos en esos tiempos, teniendo en cuenta que la base de
la economa era la industria lanera, ya que muchos de los estableci-
mientos manejados por las compaas inglesas dependan, incluso
para la provisin de productos primarios, del continente.
Este vnculo cesa a partir de 1982, luego que la Junta Militar de
la Argentina ordenara intervenir la ocupacin por la va militar, in-
terrumpiendo las negociaciones en los foros internacionales, como
el Comit de Descolonizacin de las Naciones Unidas, en los que los
gobiernos civiles de nuestro pas reiteraban sus reclamos de sobera-
na, los cuales se haban iniciado a pocos das de la usurpacin.1
Contempornea a la intervencin militar argentina, en el contex-
to internacional prevaleca la Guerra Fra entre Estados Unidos y la
Unin Sovitica. Por lo tanto, las tensiones a ambos lados del hemis-
ferio estaban divididas desde el punto de vista ideolgico, geopoltico
y socioeconmico. Los Estados Unidos haban generado lo que se
denomin en esos aos el TIAR (Tratado Interamericano de Asisten-
cia Recproca), bajo cuyo paraguas se ponan las decisiones de Was-
hington sobre Amrica Latina. Tambin debemos recordar que en los
70 y 80 estaba vigente el Plan Cndor que consista en un acuerdo
represivo entre las dictaduras que actuaban en el Cono Sur, enmar-
cado en el mbito mundial de tensin entre ambas superpotencias y
98 Universidad y soberana
de lucha contra el fantasma del comunismo pro-sovitico esgrimido
contra las manifestaciones populares por la potencia del norte, en
especial para terminar con gobiernos de tipo socialista, como ocurri
con el del Dr. Salvador Allende en Chile, el 11 de septiembre de 1973.
A pesar de tales entendimientos, no haba entre las dictaduras
buena sintona en cuanto al problema de la soberana sobre el archi-
pilago y el Atlntico Sur. Cuatro aos antes hubo amenazas de un
conflicto blico entre Chile y Argentina: es bien sabido que, durante
la guerra de Malvinas, el gobierno dictatorial de Augusto Pinochet
colabor con el gobierno de Margaret Thatcher, brindndole infor-
macin logstica de movimientos de tropas sobre todo navales y a-
reas desde la base militar de Punta Arenas, en la Patagonia chilena.
En la dcada del 80, durante el gobierno democrtico argentino
del Dr. Ral Alfonsn, nuestro pas volvi a reclamar la soberana so-
bre Malvinas de manera legtima en Naciones Unidas. En el contexto
internacional, Argentina perteneca al Movimiento de Pases No Ali-
neados (NOAL): esto permita, en los debates en la ONU, alcanzar la
mayora de votos favorables a la apertura de negociaciones sobre la
soberana entre Argentina y Gran Bretaa.
En la dcada del 90 se produce un cambio en el escenario interna-
cional a partir de la cada del Muro de Berln, la desintegracin de la
URSS, la desaparicin del rgimen socialista y un reacomodamiento
en la Europa central y oriental. Poco tiempo atrs se haban iniciado
procesos democrticos en la Europa del Mediterrneo (Grecia, Es-
paa y Portugal), acelerando y ampliando el proceso de integracin
iniciado en la regin occidental, y Amrica Latina no estaba ajena a
dichas transformaciones poltico-territoriales globales.
Esta etapa confluye con el auge de la globalizacin neoliberal. En
el caso del conflicto de Malvinas y el Atlntico Sur, el gobierno de
Carlos Menem (elegido democrticamente en 1989) resuelve estable-
cer nuevos vnculos con Gran Bretaa y las Islas. Estos cambios se
produjeron de la siguiente manera: en primer lugar, se reanudaron
los vuelos comerciales Buenos Aires-Londres, interrumpidos duran-
Universidad y soberana 99
te la Guerra; en trminos geopolticos, el Canciller Guido Di Tella
y su asesor Carlos Escud inauguran, a travs del libro de este lti-
mo Realismo Perifrico (1992), una nueva doctrina de acercamiento
y alineamiento automtico con las potencias anglosajonas Estados
Unidos y el Reino Unido. En el caso de las Islas, se instala a partir
de lo que se denomin, en la teora de las relaciones internacionales,
la poltica de la seduccin como un paraguas protector, priorizando
en el conflicto el acercamiento del gobierno nacional con el de las
Islas a travs de numerosos viajes de los funcionarios argentinos para
seducir a los isleos mediante atenciones2, adems de mantener vn-
culos muy estrechos entre la Cancillera argentina y el Foreign Office
britnico. Sin embargo, esta poltica exterior no dio los resultados es-
perados y las negociaciones sobre la soberana continuaron en punto
muerto.
En ese contexto, Gran Bretaa resuelve, de manera unilateral, am-
pliar la Zona Econmica Exclusiva establecida en torno al archipila-
go. Es sabido que durante la dcada del 90 el gobierno nacional tam-
bin acuerda compartir con el Reino Unido y las Islas las licencias de
pesca y explotaciones de hidrocarburos en la cuenca marina austral
y de Malvinas. Estas medidas, con el correr del tiempo, tambin co-
lisionaron con las reivindicaciones de los ex combatientes argentinos
y sus familiares, los cuales se estaban movilizando a travs de la Cruz
Roja Internacional para poder visitar a sus deudos en el cementerio
instalado en la Isla Soledad despus de la guerra. De esto resultan dos
posiciones antagnicas en el seno de la poltica argentina: una que
priorizaba un enfoque ms mercantilista de uso irrestricto de los re-
cursos renovables y no renovables del Atlntico Sur (pesca, petrleo,
ndulos polimetlicos, de manganeso, krill, etctera), y otra repre-
sentada por la postura de los ex combatientes.
Durante la gestin del gobierno de la Alianza (1999-2001), a tra-
vs de su Canciller Adalberto Rodrguez Giavarini, se intentaron
7 Los tres pases citados ostentan pretensiones sobre sectores de la Antrtida que se
superponen parcial o totalmente, segn los casos.
12 Los seis restantes son las Islas Vrgenes, Guam y Samoa Americana, en poder de
Estados Unidos; Nueva Caledonia, de Francia; Tokelau, administrado por Nueva
Zelanda; y el territorio del Sahara Occidental, ocupado por Marruecos tras la retirada
del colonialismo espaol en 1975.
13 Factora ballenera de Grytviken de la Compaa Argentina de Pesca. Posteriormente
hubo tambin asentamientos balleneros escoceses y noruegos.
14 El viajero y explorador portugus que le dio su nombre a las islas era conocido
como Tristo da Cunha o dAcunha, de all su deformacin a la toponimia espaola
clsica de Acua. En este texto seguiremos utilizando la primera denominacin, la
ms usual, tanto en ingls como en espaol.
15 Nombre oficial dado por los ingleses por extensin del topnimo Falkland Sound
o Estrecho Falkland, asignado al Estrecho de San Carlos, que separa las dos islas
mayores (Soledad y Gran Malvina) por el capitn John Strong en 1690, en homenaje
a Anthony Cary, 5 vizconde de Falkland, Primer Lord del Almirantazgo en ese
entonces y personaje poco recordado de la historia britnica.
16 El gegrafo francs Guillaume Delisle empez a utilizar, en una cartografa de
1722 (Terres Maguellaniques et dtroits de Magellan et de Le Maire), el nombre de
archipilago Malouin o les Malouines en homenaje a los marinos del puerto bretn de
Saint Malo (Francia) que exploraron y se asentaron en las islas. El primer documento
oficial que lo cambia al topnimo espaol Islas Malvinas data de 1806 (Carta del
Gobernador espaol de las Islas al virrey Sobremonte).
17 Este arco se contina con las islas Orcadas del Sur y Shetland del Sur o Decepcin
y la Pennsula Antrtica, territorios todos que se encuentran al sur de los 60 S, es
decir dentro de los alcances del Tratado Antrtico y de pretensiones superpuestas.
23 Se debe recordar que, antes de la guerra, Las Malvinas revestan este carcter y, a
posteriori y en poco tiempo, se mont la base area ms moderna con que cuentan las
fuerzas armadas britnicas en ultramar.
Dcada del 50
Dcada del 80
Dcada del 90
De 2000-2010 a la actualidad
Anexo A
Fotos J. M. Guerrero
Fotos A. O. Cefarelli
Fotos G. O. Almandoz
Abell, R., Thieme, M. L., Revenga, C., Bryer, M., Kottelat, M., Bogutska-
ya, N., Coad, B., Mandrak, N., Contreras Balderas, S., Bussing, W.,
Stiassny, M. L. J., Skelton, P., Allen, G. R., Unmack, P., Naseka, A.,
Ng, R. Sindorf, N., Robertson, J., Armijo, E.,Higgins, J. V., Heibel, T.
J., Wikramanayake, E., Olson, D., Lpez, H. L., Reis, R. E., Lundberg,
J. G., Sabaj Prez, M. H. y Petry, P. (2008). Freshwater Ecoregions of
the World: A New Map of Biogeographic Units for Freshwater Biodi-
versity Conservation. En BioScience, 58 (5) (pp. 403-414).
Arratia, G., Peafort, M. B. y Menu-Marque, S. (1983). Peces de la re-
gin sureste de los Andes y sus probables relaciones biogeogrficas
actuales. En Deserta, 7 (pp. 48-107).
Bello, M. T. y Ubeda, C. A. (1998). Estado de conservacin de los pe-
ces de agua dulce de la Patagonia Argentina. Aplicacin de una me-
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Bertoln, M. L. (2012). Anlisis de las relaciones trficas entre peces y
vertebrados ictifagos en las Islas Orcadas del Sur, Antrtida: hacia
el conocimiento del ecosistema y el manejo de los recursos. Tesis
MLP N1218.
Bonetto, A. A. (1994). Austral rivers of South America. En Margalef,
R. (ed.). Limnology Now: A Paradigm of Planetary Problems. Else-
vier Science B. V.
Calcagno, A., Fioriti, M. J., Lpez, H. L.,Razquin, M. E., Pedrozo, F.,
Vigliano, P., Rey, C. y Quirs, R. (1995). Catlogo de lagos y embal-
ses de la Argentina. Buenos Aires: Ministerio de Economa, Obras
y Servicios Pblicos, Secretara de Obras Pblicas, Subsecretara de
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Canevari, P., Blanco, D. E., Bucher, E., Casero, G. y Davison, I. (1998).
Los humedales de la Argentina. Clasificacin, situacin actual,
conservacin y legislacin. En Wetlands International, SRNYDS,
Argentina, Publ. 46: i-xiii (pp. 1-208).
188
de la Divisin Zoologa Vertebrados, Facultad de Ciencias Naturales
y Museo, UNLP.
Antigua Localidad
MLP Fecha Colecta Familia / Especie / N. vulgar Valido como N Ejs. Colector Presente Observaciones
Numeracon exacta
Lago Escondi-
Mariano
7905 02/12/1967 4-V-67-22 Galaxias platei 4 do, Tierra del SI
Castex
Fuego
Puerto Pte.
Ronderos -
8057 22/V/1971 1-IX-71-10 Harpagifersp. 6 Roca, Isla de
L. Bulla
Los Estados
Puerto Pte.
Ronderos -
8138 22/05/1971 1-IX-71-1 Nototheniasp. Gobionotothensp. 13 Roca, Isla de
L. Bulla
Los Estados
Puerto Cook,
Ronderos -
8139 17/V/1971 1-IX-71-2 Nototheniasp. Gobionotothensp. 2 Isla de Los
L. Bulla
Estados
Puerto Pte.
Ronderos -
8140 23/V/1971 1-IX-71-3 Nototheniasp. Gobionotothensp. 11 Roca, Isla de
L. Bulla
Los Estados
Baha Hoppner,
Ronderos -
8141 26/V/1971 1-IX-71-4 Nototheniasp. Gobionotothensp. 45 Isla de Los
L. Bulla
Estados
Baha Colnett,
Ronderos -
8142 25/V/1971 1-IX-71-5 Austrolycussp. 1 Isla de Los
L. Bulla
Estados
Puerto Pte.
Ronderos -
8143 22/V/1971 1-IX-71-6 Austrolycusdepressiceps 2 Roca, Isla de
L. Bulla
Los Estados
Universidad y soberana
Baha Colnett,
Ronderos -
8144 25/V/1971 1-IX-71-7 Harpagiferbispinis 6 Isla de Los
L. Bulla
Estados
Puerto Abriga-
Ronderos -
8145 21/V/1971 1-IX-71-8 Nototheniasp. Gobionotothensp. 8 do, Isla de Los
L. Bulla
Estados
Baha Colnett,
Universidad y soberana
Ronderos -
8146 25/V/1971 1-IX-71-9 Nototheniasp. Gobionotothensp. 10 Isla de Los
L. Bulla
Estados
Puerto Abriga-
Ronderos -
8147 21/V/1971 1-IX-71-10 Harpagiferbispinis 3 do, Isla de Los SI
L. Bulla
Estados
Puerto Abriga-
Ronderos -
8148 21/V/1971 1-IX-71-11 Austrolycuslaticinctus 1 do, Isla de Los
L. Bulla
Estados
Puerto Abriga-
Ronderos -
8149 20/V/1971 1-IX-71-12 Nototheniasp. Gobionotothensp. 5 do, Isla de Los
L. Bulla
Estados
Isla de Los
8253 9/V/1971 2-VIII-73-3 Harpagiferbispinis 1 Ronderos SI
Estados
Baha Hoppner,
L. Bulla
8255 25/VII/1971 2-VIII-73-5 Galaxias maculatus 1 Isla de Los
Ronderos
Estados
Ronderos - Baha York, Isla
8270 5/V/1971 2-VIII-73-18 Nototheniasp. Gobionotothensp. 11
L. Bulla de Los Estados
189
Puerto Pte.
190
Ronderos -
8271 24/V/1971 2-VIII-73-19 Nototheniasp. Gobionotothensp. 10 Roca, Isla de
L. Bulla
Los Estados
Baha San Juan
Ronderos - del Sacramen-
8276 12/V/1971 2-VIII-73-23 Nototheniasp. Gobionotothensp. 11
L. Bulla to, Isla de Los
Estados
Baha Lapataia,
Caleta Rbalo
9212 21/I/1988 Patagonotothenlongipes 2
Loco, Tierra del
Fuego
Baha Lapataia,
Caleta Achico-
9213 19/IV/1988 Patagonotothen cf. Wiltoni 1
ria, Tierra del
Fuego
Canal de Bea-
gle, Usuahia,
9214 26/III/1987 Patagonotothencornucola 6
Tierra del
Fuego
Baha Lapataia,
9221 2/VIII/1988 Patagonotothenlongipes 1 CADIC Tierra del
Fuego
Baha Ushuaia,
9222 8/VIII/1988 Paranototheniamagellanica 2 CADIC Tierra del
Fuego
Baha Golondri-
9223 1/II/1988 Paranototheniamagellanica 1 CADIC na, Tierra del
Fuego
Canal de
9224 1989 Nototheniaangustata 1 CADIC Beagle, Tierra
del Fuego
Universidad y soberana
Caleta Rbalo
Loco, Ushuaia, 545135S
9228 7/III/1987 Patagonotothencornucola 5 CADIC
Tierra del 68333W
Fuego
Baha Ushuaia,
Pesca con con
9229 Paranototheniamagellanica 3 CADIC Tierra del
trasmallo
Fuego
Baha Golondri-
9230 1/II/1988 Patagonotothenlongipes 6 CADIC na, Tierra del
Universidad y soberana
Fuego
Islas Bridges, I. Pesca manual,
9231 31/VIII/1988 Harpagifersp. 4 CADIC SI
Leeloom bajo piedras
Pesca manual,
9232 31/VIII/1988 Patagonotothencornucola 7 CADIC
bajo piedras
Canal de
9235 V/1991 Harpagiferpalliolatus 1 CADIC Beagle, Tierra SI
del Fuego
Baha Lapataia, Pesca manual,
9236 V/1991 Harpagiferbispinis 1 Tierra del SI bajo piedras
Fuego con marea baja
Campaa Canal de
9267 1974 Centroscylliumfabricii 1 Tierra del Beagle, Tierra
Fuego del Fuego
Islas Bridges
9268 Harpagiferbispinis 4 CADIC SI
(Isla Reynolds)
Canal de
9270 Patagonotothentessellata 1 CADIC Beagle, Tierra
del Fuego
191
Canal de
192
9271 Patagonotothensima 1 CADIC Beagle, Tierra
del Fuego
Baha Lapataia,
9272 Crossostomuschilensis 2 CADIC Tierra del
Fuego
Islas Bridges
9273 Austrolycusdepressiceps 1 CADIC
(Isla Reynolds)
Baha Lapataia,
9275 Austrolycusdepressiceps 1 CADIC Tierra del
Fuego
Baha Lapataia,
9276 Patagonotothensima 2 CADIC Tierra del
Fuego
Baha Lapataia,
9277 Patagonotothen canina 3 CADIC Tierra del
Fuego
Baha Golon-
drina, Canal de
9278 Austrolycusdepressiceps 1 CADIC
Beagle, Tierra
del Fuego
Canal de
9281 Patagonotothentessellata 2 CADIC Beagle, Tierra
del Fuego
Universidad y soberana
Canal de
9282 Paranototheniamagellanica 1 CADIC Beagle, Tierra
del Fuego
Puerto Espa-
Gustavo
9285 Callorhinchuscallorhynchus 1 ol, Canal de
Lourich
Beagle
Puerto Espa-
Gustavo
9286 Callorhinchuscallorhynchus 1 ol, Canal de
Lourich
Beagle
Universidad y soberana
Baha Golon-
drina, Canal de
9287 Patagonotothen canina 6 CADIC
Beagle, Tierra
del Fuego
Canal de
9291 Patagonotothen canina 1 CADIC
Beagle
Canal de
9292 Champsocephalusesox 1 CADIC
Beagle
Canal de
9293 Patagonotothentessellata 1 CADIC
Beagle
Canal de
9294 Patagonotothentessellata 1 CADIC
Beagle
Canal de
9295 Patagonotothentessellata 1 CADIC
Beagle
excolecc
9412 Lepidonotothennudifrons Lindbergichthysnudifrons 2 Inst. Ant. Antrtida
Arg.
excolecc
9413 Lepidonotothenlarseni Nototheniopslarseni Inst. Ant. Antrtida
Arg.
193
excolecc
194
9414 Trematomusscotti Pseudotrematomusscotti Inst. Ant. Antrtida
Arg.
excolecc
9415 Trematomushansoni Pseudotrematomushansoni Inst. Ant. Antrtida
Arg.
excolecc
9416 Muraenolepismicrops Muraenolepismarmorata Inst. Ant. Antrtida
Arg.
excolecc
9417 Prionodracoevansii Inst. Ant. Antrtida
Arg.
excolecc
9418 Parachaenichthysgeorgianus Inst. Ant. Antrtida
Arg.
excolecc
9419 Trematomuseulepidotus Pseudotrematomuseulepidotus Inst. Ant. Antrtida
Arg.
excolecc
9420 Nototheniagibberifrons Gobionotothengibberifrons Inst. Ant. Antrtida
Arg.
excolecc
9421 Parachaenichthyscharcoti Inst. Ant. Antrtida
Arg.
excolecc
9422 Trematomussp. 3 Inst. Ant. Antrtida
Arg.
Donacin
2165 16-III-37-1 Rbalo Ushuaia
Prof. Lynch
Universidad y soberana
Donacin
2166 16-III-37-2 Rbalo Ushuaia
Prof. Lynch
Donacin
2167 16-III-37-3 Rbalo Ushuaia
Prof. Lynch
Donacin
2168 16-III-37-4 Rbalo Ushuaia
Prof. Lynch
Donacin
2169 16-III-37-5 Rbalo Ushuaia
Universidad y soberana
Prof. Lynch
Donacin
2170 16-III-37-6 Rbalo Ushuaia
Prof. Lynch
Donacin
2171 16-III-37-7 Rbalo Ushuaia
Prof. Lynch
Donacin
2172 16-III-37-8 Rbalo Ushuaia
Prof. Lynch
Donacin
2173 16-III-37-9 Rbalo Ushuaia
Prof. Lynch
Donacin
2174 16-III-37-10 Rbalo Ushuaia
Prof. Lynch
Dr. F. G. Tierra del
2400 29-XI-37-1 Pejerrey, cras 7
Lynch Fuego
Dr. F. G. Tierra del
2401 29-XI-37-2 Rbalo 3
Lynch Fuego
Dr. F. G. Tierra del
2402 29-XI-37-3 Cottoperca gobio Cottopercatrigloides
Lynch Fuego
195
Dr. F. G. Tierra del
196
2404 29-XI-37-4 bis Patagonotothencornucola 2
Lynch Fuego
Dr. F. G. Tierra del
2405 29-XI-37-5 Harpagiferbispinis
Lynch Fuego
Dr. F. G. Tierra del
2408 29-XI-37-4 bis Nototheniasp. Gobionotothensp. 3 SI
Lynch Fuego
Universidad y soberana
Dr. F. G. Ushuaia, Tierra
2469 9-IV-38-13 Harpagiferbispinis SI
Lynch del Fuego
Universidad y soberana
Lynch del Fuego
197
3034 1-IV-41-3 Iluocoeteselongatus 4
y Umana del Fuego
Exp. Becerra Thetis, Tierra
198
3035 1-IV-41-4 Zoarcidae 200
y Umana del Fuego
Universidad y soberana
Baha Crossley,
Exp. A.
3103 27/IX/1941 1-IV-42-5 Nototheniasp. Gobionotothensp. 29 Isla de los
Umana
Estados
Interm. Dr. Usuahia, Tierra
4914 25/VI/1947 I-VII-47-26 Champsocephalusesox
Ringuelet del Fuego
Oeste Melchior,
5372 31/XII/1948 10-III-49-8 Nototheniasp. Gobionotothensp. 1 Sr. Hack
Antrtida A.
Oeste Melchior,
Universidad y soberana
5373 31/XII/1948 10-III-49-9 Nototheniasp. Gobionotothensp. Sr. Hack
Antrtida A.
Oeste Melchior,
5374 31/XII/1948 10-III-49-10 Nototheniasp. Gobionotothensp. Sr. Hack
Antrtida A.
Oeste Melchior,
5375 31/XII/1948 10-III-49-11 Nototheniasp. Gobionotothensp. Sr. Hack
Antrtida A.
Oeste Melchior,
5376 31/XII/1948 10-III-49-12 Nototheniasp. Gobionotothensp. Sr. Hack
Antrtida A.
Sr. Hack (ej
Oeste Melchior,
5377 31/XII/1948 10-III-49-13 Nototheniasp. Gobionotothensp. muerto en el
Antrtida A.
hielo)
Usuahia, Tierra
5491 9/IX/1949 2-VI-49-21 Iluocoetesfimbriatus 4 Dr. Carrara
del Fuego
Usuahia, Tierra
5499 IX/1948 2-VI-49-28 Nototheniidae Dr. Carrara
del Fuego
199
Dr. Hctor Isla Decepcin,
200
5739 22/VI/1950 1-IV-50-11 Nototheniasp. Gobionotothensp.
Orlando Antrtida
A. Cicheroy
Isla Melchior,
5986 22/I/1951 6-VII-51-20 Nototheniasp. Gobionotothensp. Dr. A.
Antrtida
Martnez
Punta Proa,
Baha Paradise.
Tierra de
R. del Ros
Crakan, cerca
5987 2/II/1951 6-VII-51-21 Harpagiferbispinis 3 y Dr. A. SI
del nuevo
Martnez
Destacamento
Naval Argentino
(Antrtida)
Almirante
Sr. S.
6042 3/III/1952 1-V-52-1 Harpagiferpalliolatus 1 Brown, SI
Coscarn
Antrtida
Archipilago
Dr. Hctor
6043 1-V-52-2 Nototheniasp. Gobionotothensp. Melchior,
Orlando
Antrtida
Archipilago
Dr. Hctor
6044 1-V-52-3 Nototheniasp. Gobionotothensp. Melchior,
Orlando
Antrtida
Almirante
Dr. Hctor
6045 1-V-52-4 Nototheniasp. Gobionotothensp. Brown,
Orlando
Antrtida
Almirante
Dr. Hctor
6046 1-V-52-5 Harpagiferpalliolatus Brown,
Orlando
Universidad y soberana
Antrtida
Dr. Hctor Baha Luna,
6047 1-V-52-6 Pleuragrammasp. 6
Orlando Antrtida
Lapatahia, Tie-
6338 13-III-1955 3-III-55-16 Galaxias maculatus 3 Dr. S. Olivier SI
rra del Fuego
Puerto
Golondrina,
6339 22-II-1955 3-III-55-17 Nototheniasp. Gobionotothensp. 3 Dr. S. Olivier
Ushuaia, Tierra
del Fuego
Universidad y soberana
Cabo Primave-
6414 7-XII-1957 7-V-58-47 Nototheniasp. Gobionotothensp. 2 Sr. Ageitos
ra, Antrtida
Cabo Primave-
6538 4-XII-1957 7-VIII-59-22 Harpagiferbispinis 8 J. M. Ageitos
ra, Antrtida
Cabo Primave-
6539 4-XII-1957 7-VIII-59-23 Nototheniasp. Gobionotothensp. 5 J. M. Ageitos
ra, Antrtida
851 20-X-32-8 Nototheniasp. Gobionotothensp. Ushuaia
9-XII-32-10
964 Harpagiferbispinis Lahille ? Ushuaia SI
y 11
989 14-XII-32-26 Pejerrey Ushuaia
Figuraba en
14-XII-32-59
1003 Iluocoetesfimbriatus coleccin Ushuaia
y 60
Licordi
1108 21-XII-32-4 Atherinichthyssp. Chirostomasp. Ushuaia
Antigua
493 8-VIII-32-10 Hocicudo 2 numeracin Ushuaia
201
272
202
Antigua
498 8-VIII-32-17 Nototheniidae numeracin Ushuaia
252
Antigua
499 8-VIII-32-19 Nototheniidae numeracin Ushuaia
271
Antigua
502 8-VIII-32-24 Nototheniidae numeracin Ushuaia
756
Antigua
504 8-VIII-32-30 Nototheniidae numeracin Ushuaia
741
Antigua
505 8-VIII-32-31 Nototheniidae numeracin Ushuaia
265
Antigua
506 8-VIII-32-32 Nototheniidae numeracin Ushuaia
743
Antigua
507 8-VIII-32-33 Nototheniidae numeracin Ushuaia
738
Antigua
508 8-VIII-32-34 Nototheniidae numeracin Ushuaia
749
Antigua
509 8-VIII-32-35 Nototheniidae numeracin Ushuaia
745
Antigua
510 8-VIII-32-36 Nototheniidae numeracin Ushuaia
266
Antigua
511 8-VIII-32-37 Nototheniidae numeracin Ushuaia
Universidad y soberana
272
Antigua
513 8-VIII-32-39 Nototheniidae numeracin Ushuaia
Universidad y soberana
755
Antigua
514 8-VIII-32-42 Nototheniidae numeracin Ushuaia
747
Antigua
519 8-VIII-32-50 Nototheniidae numeracin Ushuaia
750
Antigua
520 8-VIII-32-55 Nototheniidae numeracin Ushuaia
269
Antigua
522 8-VIII-32-62 Nototheniidae numeracin Ushuaia
263
Antigua
523 8-VIII-32-63 Nototheniidae numeracin Ushuaia
753
Antigua
525 8-VIII-32-65 Nototheniidae numeracin Ushuaia
262
203
La Soberana Alimentaria en el Mar Argentino
Fernando Glenza
1 <www.soberaniaalimentaria.net>.
2 Las Ctedras denominadas Libres son creadas para difundir reas de la cultura y
del saber que no encuentran lugar especfico en la currcula de alguna de las carreras
que esta Universidad dicta: <www.unlp.edu.ar/articulo/2008/5/12/catedras_libres>.
El Mar Argentino
6 <www.marargentino.gob.ar>.
7 Se denomina mar epicontinental a la masa de agua salada de gran extensin y
escasa profundidad que se extiende sobre una plataforma continental, entendida esta
como el lecho y el subsuelo de las reas submarinas que se extienden ms all de
su mar territorial y a todo lo largo de la prolongacin natural de su territorio hasta
el borde exterior del margen continental, o bien hasta una distancia de 200 millas
nuticas contadas desde las lneas de base a partir de las cuales se mide la anchura
del mar territorial, en los casos en que el borde exterior del margen continental no
llegue a esa distancia.
8 Meseta submarina ubicada en su parte ms occidental a 150 kilmetros al este de
la isla de los Estados con una extensin de 370 kilmetros en direccin este-oeste y
un ancho norte-sur que vara entre 50 y 100 kilmetros.
12 La Convencin de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar fue aprobada
el 30 de abril de 1982 y entr en vigor el 16 de noviembre de 1994. Es considerada
uno de los tratados multilaterales ms importantes de la historia, desde la aprobacin
de la Carta de las Naciones Unidas, siendo calificada como la Constitucin de los
Ocanos.
13 Cuando las costas de dos Estados son adyacentes o se hallan situadas frente a
frente, ninguno de dichos Estados tiene derecho, salvo acuerdo en contrario, a extender
su mar territorial ms all de una lnea media cuyos puntos sean equidistantes de los
puntos ms prximos de las lneas de base a partir de las cuales se mida la anchura
del mar territorial de cada uno de dichos Estados. Salvo que, por la existencia de
derechos histricos o por otras circunstancias especiales, sea necesario delimitar el
mar territorial de ambos Estados en otra forma (artculo 15 de la Convencin sobre
el Derecho del Mar).
14 Conforme a la Convencin del Mar, en este espacio el Estado puede tomar
las medidas necesarias para prevenir y sancionar las infracciones de sus leyes y
reglamentos aduaneros, fiscales, de inmigracin o sanitarios que se cometan en su
territorio o en su mar territorial (art. 33.1, 1 y b).
15 La Zona Econmica Exclusiva: Una perspectiva histrica. En El Derecho y el Mar.
Documentos de la FAO, Roma, 1987. En lnea. Disponible en <www.fao.org/docrep/
s5280T/s5280t0r.htm>.
19 rea adyacente a la zona econmica exclusiva que se extiende ms all del lmite
exterior asignado a la plataforma continental.
20 Tambin llamada merluza de tres aletas (Chile).
21 Buques dedicados a la pesca del calamar que utilizan una gran fuente de luz para
atraer a los especmenes.
22 Arrendamiento por viaje o por perodo de tiempo de un medio de transporte de
carga y/o pasajeros (usualmente areo o martimo).
27 Palos que se abren a cada lado del barco, perpendiculares a la borda, en los que se
extienden hacia atrs las redes, una por cada lado. Se utilizan para pescar langostinos.
28 Conservan el pescado fresco con hielo, que luego se desembarca para el
procesamiento en planta industrial.
29 Congelan el pescado a bordo, mantenindolo a temperaturas inferiores a los 20
C bajo cero, para luego desembarcarlo.
30 Buques que realizan todo el procesamiento a bordo.
31 Largo espinel del cual cuelgan, mediante cordeles de fibra sinttica, los anzuelos
con la correspondiente carnada.
33 Op. Cit.
34 Op. Cit.
35 Villemur (2006).
36 Op. Cit.
37 Fermepn (1999).
38 Catuli (2004).
Bibliografa
Gerardo A. Leotta
La Antrtida
El Tratado Antrtico
Aves Antrticas
Situacin actual
Diego Montalti
Las aves marinas de Tierra del Fuego, Antrtida e Islas del Atln-
tico Sur estn compuestas por cuatro rdenes cuyas las familias ms
representativas son:
Spheniscidae (pinginos)
Diomedeidae (albatros)
Procellariidae (petreles)
Hydrobatidae (petreles de las tormentas)
Pelecanoididae (petreles zambullidores)
Phalacrocoracidae (cormoranes)
Laridae (gaviotas y gaviotines)
Stercorariidae (skuas).
- Orden Sphenisciformes
- Familia Spheniscidae
- Orden Procellariiformes
- Familia Procellariidae
- Familia Hydrobatidae
- Orden Charadriiformes
- Familia Chionidae
- Familia Stercorariidae
- Familia Laridae
Claudio Panella
1Beatriz Sarlo, Luis A. Romero, Hilda Sbato, Juan J. Sebreli, Emilio de Ipola,
Santiago Kovadloff, Roberto Gargarella, Marcos Novaro, Vicente Palermo, Daniel
Sabsay, Jos M. Onaindia, Jos Eliashev, Gustavo Noriega, Jorge Lanata, Eduardo
Antin, Rafael Filipelli y Fernando Iglesias.
8 Debe recordarse tambin que durante las invasiones inglesas de 1806 y 1807, Gran
Bretaa no hizo ninguna referencia ni emprendi accin alguna respecto de las islas
Malvinas.
19 El Lucero, 21/01/1833. Otro peridico fue ms all, pues cuestion la validez del
Tratado de Amistad anglo-argentina firmado aos antes: La corbeta Clo ha venido
a inutilizar el Tratado existente con la Gran Bretaa. Para qu nos sirve, si hemos de
ser mirados como argelinos? (La Gaceta Mercantil, 18/01/1833).
20 Cfr. Canclini (2006-2007: 31). El representante ingls tildaba a El Lucero
de oficialista, y deca que publicaba artculos que eran totalmente absurdos y
contradictorios en s mismos de la manera ms insidiosa (Ibdem).
Sistemtica
Biogeografa
Conclusiones
Bibliografa
Alberto C. Riccardi
as
Agradecimientos
Alejandro Simonoff
La sancin de la 2065
5 El embajador King tuvo una expresin muy significativa que abon la posicin
argentina: hasta ese momento las Islas Malvinas eran denominadas como Falklands,
salvo en los documentos en espaol, en los cuales se haca la aclaracin. En el debate
expres que las islas tambin eran conocidas como Malvinas, lo que gener que
el delegado sirio propusiera que a partir de entonces, en toda la documentacin
oficial de Naciones Unidas, se utilizaran los dos nombres, aspecto que fue sometido a
votacin y fue apoyado ampliamente (Garca del Solar, 1995: 152-153).
10 El lobby kelper era financiado por la Falkland Island Company (FIC), que tena
prcticamente el monopolio de todas las actividades econmicas de Malvinas hasta
la llegada en gran escala de la actividad pesquera y petrolera despus del conflicto.
Bilateralismo y seduccin
21 Tmese en cuenta que fue una declaracin y no un tratado, lo que denota la evasin
del trmite parlamentario debido a la ambigedad de los contenidos de la misma.
22 Clarn, 29 de septiembre de 1995, 19.
27 Integrada adems por los miembros del Foreign Office por Consejeros de las Islas,
que llevaron a la oposicin a no suscribir el tratado por convertir el diferendo bilateral
posicin histrica de la Argentina en uno trilateral posicin histrica britnica.
28 Esto gener una polmica en la Argentina ya que ningn ciudadano argentino
necesita pasaporte para transitar dentro del pas y este hecho podra implicar la
aceptacin que las Islas forman parte de otro territorio.
29 En la Reforma de la Constitucin Nacional de 1994 se incorpor, como una
disposicin transitoria, el mandato de considerar legtima e imprescriptible nuestra
soberana sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sndwich del Sur y los espacios
martimos e insulares. Pero adems plantea que la recuperacin de dichos territorios
constituye un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.
30 El abandono de la estrategia de seduccin gener preocupacin en los isleos y
por ello, en su mensaje de Navidad de 1999, el premier Blair elogi la continuidad de
los acuerdos firmados por el menemismo a principios de ese ao sobre comunicacin,
visitas de argentinos a las islas y el control de la pesca furtiva, como una forma de
darles tranquilidad.
35 El gobierno fue aprobando una serie de medidas tendientes a limitar los efectos
de esta divergencia en la interpretacin, al sancionar normas que prohben a buques
pesqueros y empresas dedicadas a la explotacin en el Mar Argentino a quienes
posean licencias kelpers.
38 Un dato interesante fue que Black Rock como fondo de inversin posee tanto
Desire Petroleum (una de las operadoras en la plataforma en Malvinas) adems de
un pequeo porcentaje de Repsol, y por otro lado del Barclays Global Investors que
es uno de los bancos elegidos para el Canje de Deuda.
39 En el caso de Juan Gabriel Tokatlian, afirm que habra que avanzar hacia una
razonable estrategia de cooperacin consecuente (2010: 10), o incluso algunos
fueron ms all, como Vicente Palermo que, entre otras consideraciones, sugiri
reducir cualitativa y cuantitativamente el estatus del diferendo, y dejar de supeditar
objetivos relevantes y alcanzables al de recuperar el ejercicio de la soberana. En la
poltica diplomtica deberamos dar muestras de que nos importa que los isleos
sean libres de decidir lo que quieran, o contribuir a instalar en el rea un espritu
de cooperacin, en arreglo a intereses concretos en diferentes campos: explotacin
de recursos vivos y energticos, turismo, comunicaciones, desarrollo cientfico-
tecnolgico, poltica ambiental, etc. (2010). Para un anlisis ms detallado de la
variedad de opiniones, vase (Gmez, 2010).
Conclusiones
Bibliografa
Jorge L. Bernetti
12 Jorge Abelardo Ramos escribi en Amrica Latina: un pas (1949), la primera fase
de lo que desarrollara en Historia de la Nacin Latinoamericana (1968), la gran
primera elaboracin histrica y terica de la liberacin continental unitaria del sub
continente.
Es as que
base del informe Papel Prensa, la Verdad, elaborado por la Secretara de Comercio
Interior de la Presidencia de la Nacin, en agosto de 2010.
Bibliografa
(6)
( )
(8)
( )
( )
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( ) ( )
(10)
Razones e intereses de una soberana
en disputa internacional y cultural
Mario Volpe
3D
Imagen 4: http://www.ign.gob.ar
Imagen 5: http://www.ign.gob.ar
Imagen 6: https://www.gov.uk/government/news/queen-elizabeth-land
No solo est la base Mount Pleasant, sino que est la estacin na-
val Mare Harbour, que es donde llegan los destructores y los barcos y
submarinos nucleares. Estas bases militares son de la OTAN, donde
Con esta escala vemos que Europa, por ejemplo, tiene la misma
dimensin que Amrica Latina, que este sur del mundo es ms pe-
queo que el norte, que Groenlandia es mucho ms importante que
fricay esto tambin tiene que ver con la visin eurocntrica, esta
cultura estratgica que nos han impuesto. Adems de pasar todo por
el Meridiano de Greenwich.
Otro de los proyectos que est avanzando, que tambin est rela-
cionado con esta nueva concepcin de la soberana, no solo la territo-
rial, es que ellos estn en este momento desarrollando con el proyecto
Nautilus una cuestin que tambin era poco vista por nosotros: el
70% de los minerales del mundo est en el mar. Hay muchos ms mi-
nerales en el mar que en el continente. Cuando hicimos un breve an-
lisis de los minerales estratgicos que son importantes para EE.UU. y
el Reino Unido, vimos que el 96% del Cobalto, el 84% del Nquel, el
79% del Manganeso y el 35% del Cobre estn en el mar. Por lo tanto
han desarrollado el proyecto Nautilus que es lo que ellos denominan
extraccin de minerales del fondo del mar con una minera de su-
puesta baja contaminacin.
Advertencia
La llegada a Malvinas
En plena guerra
El ataque final
Y bueno, lleg muy pronto no?... casi a los cinco das nos
atacan a nosotros. [] El 31 de mayo recuerdo muy es-
pecialmente, nos dicen a la noche que nos iban a atacar.
Mejor dicho, haba una posibilidad de que nos atacaran.
Ese da a la tarde habamos recibido las ltimas tres ra-
ciones de esas famosas bolsitas de raciones, que siempre
venan desarmadas, as, con muy pocas cosas, pero, haba-
mos recibido tres. Claro, al darnos esta informacin, me
acuerdo, con mis compaeros nos quedamos despiertos,
obviamente, esperando. Claro, pasaban las horas... Enton-
ces empezamos Che, vamos a comer algo, vamos a comer
una. Nos comimos una. Cuando terminamos de comer
esa primera racin dijimos che, y si vienen en serio y
nos matan? Vamos a comer todo Nos comimos las tres
raciones... los ingleses no vinieron... y los das subsiguien-
tes no tenamos nada que comer... Pero, por suerte algo
despus conseguimos Me acuerdo habamos juntado
en un depsito abandonado un montn de garbanzos que
estaban tirados entre la mugre y lo juntamos y... eso fue lo
que nos salv despus un poco no?, para poder los lti-
mos das... comer algo.
La posguerra
Normar la educacin
Final
Fuentes orales
Testimonios
Bibliografa
Almandoz, Gastn O.
Divisin Ficologa Dr. Sebastin Guarrera. Facultad de Ciencias Na-
turales y Museo (UNLP). G.A. Ferreyra Institut des sciences de la mer
de Rimouski. Universit du Qubec Rimouski. Qubec, Canad.
Barragn, Horacio L.
Doctor en Medicina. Facultad de Ciencias Mdicas (UNLP).
Barragn, Santiago L.
Mdico Especialista en Medicina Interna. Facultad de Ciencias M-
dicas (UNLP).
Bayn, Nstor D.
Ingeniero Agrnomo. Doctor en Ciencias Agrarias y Forestales.
rea de Botnica, Departamento de Ciencias Biolgicas. Facultad de
Ciencias Agrarias y Forestales (UNLP).
Bernetti, Jorge L.
Doctor en Comunicacin. Instituto de Investigaciones en Comuni-
cacin (IICOM).
Castao, Mara M.
Profesora en la Letras. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educa-
cin (UNLP). Instituto de Investigaciones en Comunicacin (IICOM).
Cefarelli, Adrin O.
Divisin Ficologa Dr. Sebastin Guarrera. Facultad de Ciencias Na-
turales y Museo (UNLP). G.A. Ferreyra Institut des sciences de la mer
de Rimouski. Universit du Qubec Rimouski. Qubec, Canad.
de Amzola, Gonzalo
Profesor Adjunto de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo
(UNLP). Investigador CONICET. Divisin Zoologa Invertebrados
del Museo de La Plata.
Dupuy, Hctor A.
Profesor de Geografa. Centro de Investigaciones Geogrficas. Instituto
de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP - CONI-
CET). Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin (UNLP).
Ferrario, Martha E.
Divisin Ficologa Dr. Sebastin Guarrera. Facultad de Ciencias Na-
turales y Museo (UNLP). G.A. Ferreyra Institut des sciences de la mer
de Rimouski. Universit du Qubec Rimouski. Qubec, Canad.
Freire, Susana E.
Licenciada en Botnica Doctora en Ciencias Naturales (Orientacin Bot-
nica). rea de Botnica, Departamento de Ciencias Biolgicas. Facultad de
Ciencias Agrarias y Forestales (UNLP). Instituto de Botnica Darwinion.
Garca, Mirta L.
Licenciada en Ecologa y Conservacin de Recursos Naturales Reno-
vables. Doctora en Ciencias Naturales. Facultad de Ciencias Natura-
les y Museo (UNLP).
Giordano, Carlos
Licenciado en Comunicacin Social. Doctor en Comunicacin. Fa-
cultad de Periodismo y Comunicacin Social (UNLP). Instituto de
Investigaciones en Comunicacin (IICOM).
Glenza, Fernando
Periodista. Redactor de la Agencia Periodstica de Amrica del Sur.
Coordinador de la Ctedra Libre de Soberana Alimentaria. Facultad
de Periodismo y Comunicacin Social (UNLP).
Gratti, Ana L.
Licenciada en Comunicacin Social. Facultad de Periodismo y Co-
municacin Social (UNLP). Instituto de Investigaciones en Comu-
nicacin (IICOM).
Guerrero, Jos M.
Divisin Ficologa Dr. Sebastin Guarrera. Facultad de Ciencias Na-
turales y Museo (UNLP). G.A. Ferreyra Institut des sciences de la mer
de Rimouski. Universit du Qubec Rimouski. Qubec, Canad.
Guidone, Claudia
Licenciada en Comunicacin Social. Facultad de Periodismo y Co-
municacin Social (UNLP). Instituto de Investigaciones en Comu-
nicacin (IICOM).
Iharlegui, Laura
Licenciada en Ciencias Biolgicas (UNLP). Tcnico Profesional de
Apoyo CONICET. Divisin Plantas Vasculares, Museo de La Plata.
Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP).
Lino, Susana
Fonoaudiloga y Especialista en Prcticas, Medios y mbitos Educati-
vo-comunicacionales. Facultad de Periodismo y Comunicacin Social
(UNLP). Instituto de Investigaciones en Comunicacin (IICOM).
Lpez, Hugo L.
Licenciado en Zoologa. Doctor en Ciencias Naturales. Divisin
Zoologa Vertebrados, Museo de La Plata. Facultad de Ciencias Na-
turales y Museo (UNLP).
Migoya, Mara A.
Profesora de Ciencias Naturales. Especialista en Docencia Universi-
taria. rea de Botnica, Departamento de Ciencias Biolgicas. Facul-
tad de Ciencias Agrarias y Forestales (UNLP).
Montalti, Diego
Licenciado en Biologa (Orientacin Zoologa). Doctor en Ciencias
Naturales. Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP). Sec-
cin Ornitologa, Divisin Zoologa Vertebrados del Museo de La
Plata (FCNyM/UNLP). Investigador CONICET e Instituto Antr-
tico Argentino.
Morgante, Martn A.
Licenciado y Profesor en Geografa. Centro de Investigaciones Geo-
grficas. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias So-
ciales (UNLP - CONICET). Facultad de Humanidades y Ciencias de
la Educacin (UNLP).
Panella, Claudio
Doctor en Historia. Facultad de Periodismo y Comunicacin Social
(UNLP).
Posadas, Paula
Laboratorio de Sistemtica y Biologa Evolutiva (LASBE). Facultad
de Ciencias Naturales y Museo (UNLP-CONICET).
Riccardi, Alberto C.
Licenciado en Geologa. Doctor en Ciencias Naturales. Facultad de
Ciencias Naturales y Museo (UNLP). Museo de La Plata- CONICET.
Sala, Silvia E.
Divisin Ficologa Dr. Sebastin Guarrera. Facultad de Ciencias Na-
turales y Museo (UNLP). G.A. Ferreyra Institut des sciences de la mer
de Rimouski. Universit du Qubec Rimouski. Qubec, Canad.
Sancho, Gisela
Licenciada en Ciencias Biolgicas. Doctora en Ciencias Naturales.
Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP). Investigadora In-
dependiente CONICET. Divisin Plantas Vasculares, Museo de La
Plata. Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP).
Simonoff, Alejandro
Profesor y Licenciado en Historia (UNLP). Especialista, Magister y
Doctor en Relaciones Internacionales (UNLP). Instituto de Investi-
Tetaz, Martn
Licenciado en Economa. Facultad de Ciencias Econmicas (UNLP).
Volpe, Mario
Presidente el CECIM, Vicedirector del Museo Malvinas e Islas del At-
lntico Sur y del Instituto de Investigaciones, Desarrollos, Transferen-
cias e Innovaciones Productivas en Polticas Soberanas.