Cantos seleccionados
()
Información de este libro electrónico
"Los Cantos representan, tanto en su tiempo como en el nuestro, una experiencia lírica irrepetible por la esencialidad y la autenticidad con la que se transmiten los más profundos sentimientos, las emociones más íntimas, mientras plantean las dudas existenciales básicas, interrogándose sobre el dolor cósmico, el amor, el recuerdo, el deseo y el defraudamiento, la felicidad y el tedio, la soledad y la muerte" (De la introducción).
"Giacomo Leopardi es universal porque ha dado voz y expresión poética a la humanidad que grita dentro de cada uno de nosotros" (Del epílogo).
Giacomo Leopardi
Giacomo Taldegardo Francesco di Sales Saverio Pietro Leopardi (June 29, 1798 – June 14, 1837) was an Italian poet, philosopher, essayist and philologist. He is widely acknowledged to be one of the most radical and challenging thinkers of the 19th century
Lee más de Giacomo Leopardi
Libros del Tiempo
Relacionado con Cantos seleccionados
Títulos en esta serie (44)
Cantos seleccionados Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa querencia de los búhos: Cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos saltimbanquis Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBrand: Poema dramático en cinco actos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDiario de oración Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPerder y ganar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El negro artificial y otros escritos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Anunciación a María Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Se llamaba Carolina Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPuerta principal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl declive y la cuesta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl pórtico del misterio de la segunda virtud Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La partitura interior Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMientras cae la ruina y otros poemas: Antología poética Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesProsa completa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl agua pura de mi pobreza: Antología poética Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La casa de las miradas Calificación: 3 de 5 estrellas3/5San Manuel Bueno, mártir Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCartas a mi madre por Navidad: (1900-1925) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Mina Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La noche de Navidad. Cuentos de Navidad II: Relatos de Galdós, G. de la Serna, Esquivias, Jiménez Lozano y otros autores españoles Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDiario de un cura rural Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Lo que todavía vive: Una conversación abierta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos de nubes y otros relatos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMamá grande y su tiempo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl rector de la isla de Sein Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa saga de Vigdis Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Chourmo: Trilogía Marsellesa II Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTotal Kheops: Trilogía Marsellesa I Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones… Y todo es misterio: Paul Celan - Ingeborg Bachmann Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Libros electrónicos relacionados
Los novios: Historia milanesa del siglo XVII Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVida de Rainer Maria Rilke: La belleza y el espanto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn montón de imágenes rotas: La tierra baldía cien años después Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl azul sobrante Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La vida nueva Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesElegías Romanas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Odas III Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas cerezas del cementerio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de la vida del Buscón Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Más allá de la filosofía: Escritos sobre cultura, arte y literatura Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPensamientos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cándido o El optimismo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuatrocientos años de Don Quijote Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRecuerdos de egotismo: Y otros escritos autobiográficos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCrítica Escogida Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl viaje interior Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa entrada en guerra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTrayectoria de Goethe Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesObras - Colección de Francisco de Quevedo: Biblioteca de Grandes Escritores Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La muerte de las catedrales Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poesía completa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEsplendor y gloria de la Internacional Papanatas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Sobre el concepto de barbarie: Seguido de cartas a un viejo garibaldino Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Caracteres Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesIntroducción a Schopenhauer Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Convivio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTractatus Logico-Philosophicus: Nueva edición aumentada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAntología de Ezra Pound: Homenaje desde Chile Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHermenéutica, analogía y signaturas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas aventuras de la mercancía Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Poesía para usted
Valentía Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Sabines a la mano: Poesía escogida Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El pequeño libro de la vida de Rumi. El jardín del alma, el corazón y el espíritu Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Kamasutra (texto completo, con índice activo) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Noche oscura del alma: Letra Grande Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Valentía II Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Las cosas que dije en silencio Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Aforismos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Hojas de hierba Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Emocionario Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La divina Comedia: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Antonio Machado: Poesías Completas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna ballena es un país Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Poemas humanos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las grandes mujeres Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Poemas de amor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Antología poética Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Antología poética para jóvenes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCorazón de miel. Poemas de amor. Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Tú me quieres blanca Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un disfraz equivocado Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Me tienes en tus manos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poemas náhuatl Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La doble voz: Poetas argentinas contemporáneas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ariel Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mero Cristianismo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Poesía imprescindible Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Antología poética de Gabriela Mistral Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLo que escribí en mis días oscuros: Lo que escribí..., #1 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPoemas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para Cantos seleccionados
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Cantos seleccionados - Giacomo Leopardi
Literaria
1
Serie dirigida por Guadalupe Arbona
Giacomo Leopardi
Cantos seleccionados
Introducción de Milagros Arizmendi
Epílogo de Ignacio Carbajosa
© Ediciones Encuentro, S. A., Madrid, 2016
© de la traducción: Antonio Colinas
© del estudio introductorio: Milagros Arizmendi y Ediciones Encuentro
© del epílogo: Ignacio Carbajosa y Ediciones Encuentro
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.
Fotocomposición: Encuentro-Madrid
ISBN: 978-84-9055-795-2
Para cualquier información sobre las obras publicadas o en programa y para propuestas de nuevas publicaciones, dirigirse a:
Redacción de Ediciones Encuentro
Ramírez de Arellano, 17-10.a - 28043 Madrid - Tel. 915322607
www.ediciones-encuentro.es
A Gabriel, mi ventura
INTRODUCCIÓN
El dolorido sentir (y pensar) de Giacomo Leopardi
«M’illumino
d’immenso».
Giuseppe Ungaretti.
La poesía leopardiana pertenece a mi espacio interior, porque Leopardi forma parte esencial de mi educación sentimental, de mi formación intelectual: la mía y la de aquellos a quienes nos enseñaron a entablar un dialogo con la lírica del recanatense en el que aprendimos a interrogarnos sobre los porqués fundamentales: por lo efímero de las ilusiones y por la fragilidad del mundo. Nos enseñó a meditar sobre el infinito, aprendimos a que la negación de la esperanza no debilita sino intensifica el deseo, y quizás, sobre todo, a que volviendo la mirada hacia uno mismo se revela el más importante de los paisajes, el de la interioridad. Y nos predispuso a la melancolía. Claro que quiero creer que se trata de esa melancolía con la que Thomas Mann dota a su personaje Hans Castorp, el protagonista de La montaña mágica, capacitándole para comprometerse con la vida.
En los años de nuestra adolescencia, como a Ungaretti, («sino dai banchi della scuola avevo scoperto Leopardi»), nos fascinó la imagen del poeta que aparecía ante nuestra imaginación con los rasgos del retrato de Luigi Lotti o a través del relato de una biografía atormentada. Una vida que había empezado en Recanati [1], porque había nacido en casa de Monaldo Leopardi y Adelaida Antici, un 29 de junio de 1798, y le habían bautizado con los nombres de Giacomo, Taldegardo, Francesco, Salesio, Saverio y Pietro. De salud frágil, timido y demasiado impresionable, dotado, sin embargo, de una sutil inteligencia y de una férvida imaginación que despliega organizando juegos con sus hermanos, donde vuelca sus deseos de emular a los héroes de la antigüedad que está aprendiendo a conocer, con una voracidad y rapidez que sorprende a todos. Porque el jovencísimo Giacomo ama más que nada los libros de la biblioteca de su padre. Y aunque le apasiona jugar a «liderar» a sus hermanos disfrazándose de Pompeyo, no duda en abandonar la compañía de Carlo y de Paolina, sus muy queridos cómplices, atraído de forma irremediable por los volúmenes que su padre atesora, y en los que empezará a estudiar a la edad de diez años para no abandonarlos jamás. Su entrega al estudio es absoluta, loca y desesperada, le dirá, tiempo más tarde, a Pietro Giordani, y aprende, completamente sólo, «sin ningún auxilio de voz humana», como afirma sorprendido y orgulloso su padre, griego, hebreo, y francés, español, inglés. Además de gramática, retórica, teología, física... todo un inmenso bagaje que va a ir volcando en ensayos de sorprendente erudición. Escribe bien entrada la noche, de rodillas, apoyado en le mesilla de su habitación aprovechando los últimos restos de una vela, mientras su hermano, Carlo, le contempla admirado. Y, así, van surgiendo sus primeras obras: Saggio sopra gli errori popolari degli antichi, escrito en apenas dos meses, o la Orazione agl’Italiani, in occasione della liberazione del Piceno entre otras.
De pequeña estatura, jorobado, pálido, sus facciones suaves y melancólicas dejan entrever la delicadeza de su espíritu, sin embargo impiden ver la fuerza de su carácter: su rebeldía, su constancia, la conciencia que tiene de sí mismo asoman a sus ojos que observan implacable a su interlocutor o, por el contrario, intentan escabullirse de los demás escondiendo sus emociones. Porque Giacomo tiene una fuerte y complejísima personalidad llena de contradicciones, tímido, reservado hasta el límite, dolorido por su imagen «inarmónica» que le aísla de los demás, anhela ser amado sin reservas. «Ámame, por Dios. Necesito amor, amor, amor, fuego, entusiasmo, vida...» le suplica a Carlo, su hermano, en una carta [2] escrita el 25 de noviembre de 1822. Este es el signo de su vida, una actitud frente al mundo de rechazo y, a la vez, de anhelo, que si, por un lado, le carga de dolor, por otro, le impide abandonar la lucha que supone vivir. Una experiencia vital, sin ninguna duda, agónica que, a la vez, le incita a evadirse o le sumerge en la aventura de la creación que para él representa la única forma de lograr su identidad. Puede ejemplificar esta doble tensión los complejos sentimientos que le provoca Recanati, su ciudad natal, una relación de amor-odio apasionada que recorre toda su biografía. Recanati es el «natio borgo selvaggio» que evoca en Le Ricordanze, eje y causa de toda su angustia porque en ella transcurrió una infancia marcada por la incomprensión de su padre o el frío distanciamiento de su madre, pero, al mismo tiempo, representa las raíces a las que aferrarse cuando otros espacios le defrauden. Buena parte de su vida está signada por el constante deseo de huir de Recanati, alejarse en búsqueda de otros espacios donde poder encontrar el sosiego que la realidad y él mismo se niega. Así desea fervientemente escapar e intenta una fuga pronto frustrada.
Será en 1822 cuando logre el deseo casi obsesivo de abandonar su ciudad y viaje a Roma. Confía en lograr un sueño largamente acariciado: conseguir el reconocimiento de sus compatriotas, alcanzar la fama de la que gozan los escritores de la antigüedad que tan bien conoce y tanto ama, o porque no algo mucho más concreto, aspira a encontrar un trabajo que le permita sobrevivir, lejos de la opresión paterna. Pero la realidad se empeña en volverle la espalda. El ambiente intelectual es mezquino, las romanas frívolas y superficiales, el clero está atrapado por el vicio y el pecado... en definitiva, Giacomo contempla y describe un panorama desolador que intensifica su aislamiento, sólo paliado por la visita a la tumba de Tasso. Se lo cuenta, como siempre, a su hermano Carlo: «la visita al sepulcro de Tasso es el único placer que he probado en Roma» —le escribe y añade: «no te imaginas la cantidad de emociones que suscita constatar el contraste entre la grandeza de Tasso y la humildad de su sepultura». No necesita añadir nada más, porque Carlo comprende que su hermano siente que un mismo destino le une a su poeta admirado, padecer la indiferencia del mundo.
La estancia en Roma le sirve, por tanto, para ratificar que la infelicidad es la condición esencial del hombre que está ineludiblemente abocado al dolor. De esta manera va a ir consolidando su pesimismo. 1819 había sido el año de su «conversión filosófica» y de poeta se había convertido, según sus palabras, en «filósofo de profesión para sentir la infelicidad del mundo en vez de conocerla». Así convencido de esta ineludible vocación recoge en el Zibaldone una serie de notas en las que fundamenta una concepción de la vida que, poco a poco, va a ir radicalizándose según elabora la «teoría del placer» y medita sobre los conceptos de naturaleza y razón. El hombre es infeliz porque la fractura entre la realidad y el deseo es inmensa. Y desde un pesimismo histórico que nacía del conocimiento amargo de los males de su época, se aboca a una visión radicalmente negativa de la vida. Sólo le queda, entonces, no dejarse atrapar por los engaños que han seducido a los hombres de todos los tiempos y denunciar la verdad.
A mediados de 1825, invitado por el editor Stella para ocuparse de la edición de las obras de Cicerón, Giacomo parte hacia Milán, con una breve parada en Bolonia donde encuentra a Giordani y un poco de paz. Se trata de un breve respiro porque enseguida prosigue su viaje y advierte que Milán es una ciudad provinciana y sus habitantes son ruidosos e indiferentes. El ambiente le asfixia por lo que permanece apenas dos meses, volviendo a Bolonia donde tiene que realizar diversos trabajos para sobrevivir. A pesar de ello, de su precaria situación económica, consigue cumplir con los encargos editoriales de Stella, prepara la edición de las Rimas de Petrarca, elabora dos crestomatías italianas de prosa y poesía y vive una etapa de relativa calma. Instigado por sus amigos, que le quieren y admiran, rompe de alguna manera su feroz aislamiento y se enamora de una bella joven, la condesa Teresa Carniani Malvezzi, que se siente halagada pero que es incapaz de responder a ese anhelo ardiente de ser amado que siente Giacomo. Una vez más, sus ilusiones se revelan como vanas, y el fracaso de su aspiración de ser correspondido le provoca más que dolor un hondo resentimiento.
De nuevo se refugia en Recanati y de nuevo es en la biblioteca paterna donde se recluye para curar sus heridas. Permanece cinco meses, en abril vuelve a Bolonia de paso hacia Florencia, donde le espera Giordani. En la ciudad toscana entra en contacto con los intelectuales que publican la «Antología» y entre ellos conoce a Manzoni. En otoño se traslada a Pisa donde se encuentra a gusto e incluso recupera la salud y goza de cierta serenidad. Se deja atrapar de nuevo por un sueño, y la ilusión amorosa que le inspira Teresa Lucignani le impulsa a reanudar la escritura poética. Un impacto doloroso quiebra esta breve etapa de sosiego, muere uno de sus hermanos, Luigi, y el poeta abrumado por una «pena tan grande que no puede ni abarcarla» (carta al padre de 18 de mayo de 1828) intenta buscar consuelo en los antiguos sueños. Después de una breve estancia en Florencia, regresa a Recanati donde permanecerá hasta abril de 1830. Es una etapa terrible donde se ensimisma y cae en la más profunda de las melancolías tanto que no sólo acaricia la idea del suicidio sino que se siente «sepultado en vida», hasta el punto de que su tristeza roza la locura. Se sabe condenado al silencio y a la soledad y la única posibilidad de rescate que tiene es, como siempre, la escritura y se lanza, en esa constante antítesis en la que se debate entre la más absoluta apatía y una frenética actividad creadora, a reanudar viejos proyectos, a iniciar otros nuevos.
El 30 de abril abandona definitivamente Recanati. En Florencia vive en el entorno de Vieusseux, que ha sabido rodearse de un grupo de intelectuales cargado de proyectos e intereses que Leopardi, por un momento, hace suyos. Sólo por poco tiempo, porque enseguida mostrará su indiferencia hacia la clara politización de sus amigos, que no le perdonarán su actitud. Antes de que se produzca esta ruptura, Leopardi, de acuerdo con Colletta y el librero, Guglielmo Piatti, recoge todos sus textos líricos en un volumen que se edita con una famosa dedicatoria a sus amigos. Es decir mientras Italia bulle de inquietudes políticas, se editan los Cantos (1831) y Giacomo Leopardi conoce a Antonio Ranieri, un