Monsieur Doenitz
Duodi, 12 de Brumario de 221*
Llevo varios días dándole vueltas a un personaje del que conozco ciertamente poco, el Comandante en Jefe de la Unterseeboote (cuerpo de submarinos del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial) y posterior Gran Almirante de la Marina: Karl Doenitz.
No pongo la mano en el fuego por éste ni por ningún personaje histórico, pero lo que quiero traer a reflexión es el papel que en ciertos momentos les toca a algunos, con mayor desfachatez que sus predecesores de recoger los platos rotos que éstos dejaron.
El Almirante Doenitz siempre me fue simpático, a pesar de haber sido un alto cargo de uno de los ejércitos que más atrocidades han cometido en la historia reciente, y miembro de un gobierno caracterizado por su sectarismo y odio al prójimo. La primera vez que oí su nombre fue en séptimo de EGB, cuando en una lectura libre elegí un viejo libro de mi abuelo acerca de la "Kamp und Untergang der Kriegsmarine" de Cajus Dekker, traducido desafortunadamente al castellano como "Lucha y Muerte de la Marina de Guerra Alemana".Hace un par de años lo volví a leer junto a Skorzeny y otros 4 ó 5 escritos desde el bando perdedor.
Enconces conocí el "Drama del Laconia" y los golpes de mano y zancadillas que de ahí derivaron. A partir del cual Doenitz ordenó el abandono de los naúfragos de hundimientos desde submarinos. Que fue lo único por lo que pudo ser acusado y condenado en Nuremberg a 10 años de prisión, a pesar de una declaración del almirante americano Nimitz que confirmaba que los aliados hicieron repetidamente lo mismo.
Pero el papel de bailar con la más fea en que me quiero centrar, es en la herencia envenenada que recibió del mismo Adolfito de ser nombrado Presidente del Tercer Reich, después del suicidio o intentos de fuga de todos los hijos de puta que habían manejado el cotarro los años anteriores, los individuos "H" (Hitler y Himmler) y los individuos "G" (Goering y Goebbles).
Doenitz levantó la cara y autorizó la firma de la capitulación incondicional alemana, la única salida posible al mando que le regalaron. Aún así los aliados le permitieron seguir ejerciendo su mando sobre el ejército rendido 15 días más. Aunque Nuremberg no, la Historia acabó indultándolo. Debido a que mantuvo la dignidad y la honorabilidad en el momento más delicado. Posiblemente Hitler lo designó a él, porque el resto Furher incluido, más bufones que caballeros, no hubieran sido capaces.
Hace unos años conocí a un "Doenitz" a escala local. Se llamó Enrique Martín, y fue el último alcalde "franquista" de mi pueblo/ciudad: Écija. Después de 20 años de reinado absoluto de su predecesor, llegando a poner el nombre de pila de su esposa a uno de los paseos de la ciudad, Enrique Martín se tragó con la cabeza bien alta los últimos años de dictadura, la transición y la entrega del bastón de mando con todos los honores al primer alcalde democrático. Descanse en paz.
Tras él, ningún alcalde ha entregado con caballerosidad tales poderes a su sucesor después de una derrota electoral, y a mí que soy muy bruto me afectan esas cosas.
Vale, mucha democracia de papelitos en las cajitas cada cuatro años, pero qué hay de la dignidad, la lealtad, el honor, la humildad, y alguno que otro de los valores básicos del ser humano, como humano. La imagen que tenemos de nosotros mismos sin darnos miedo a mostrarla a los demás.
SALUD
* Después de comprobar otras fuentes constato que el Calendario Revolucionario no empieza a contar en su creación (1793), sino como es lógico en el año de la Revolución Francesa: 1789. Bueno llevo 4 años metiendo la pata, y todavía dicen que es de sabios...