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Wednesday, October 17, 2012

SirDisculpas. Aire Acondicionado.

Me van a tener que disculpar pero jamás entenderé (ni estaré de acuerdo con) la costumbre burguesa de dormir recubierto con una frazada y/o/u acolchado en pleno verano u época de altas temperaturas por tener prendido a full el aire acondicionado.

No creo que hagan falta aclaraciones.

Saludos.
SirThomas.

Sunday, May 27, 2012

SirUrbano. Paradoja Colectivera.

Paradoja colectivera: cuando estamos arriba (del colectivo) nos quejamos si no nos deja justo en la parada y cuando estamos abajo, también.

Desarmamos la afirmación y la separamos por sus partes:

- Cuando esperamos el colectivo y estamos a cincuenta-cien metros de la parada, exigimos, demandamos, rogamos por favor que nos pare.

- Cuando estamos por bajar del colectivo y nos deja a cincuenta-cien metros de la parada, lo insultamos de todas las maneras posibles.
 
Bien nos acotaba la señorita Pat_Pat, cuando comentamos esto mismo en FB, lo siguiente: "Cuando parás el bondi fuera de la parada te dice "acá no es la parada", y cuando ellos te dejan en cualquier lado, se supone que sí?."

A lo que nuestro redactor en jefe respondió: "Bien, sí, la paradoja es tan compleja que es doble". Para luego agregar: "Y el tema colectivos da para largo, coincidimos. Próximamente estaremos publicando en el blog algunas cosas relacionadas con ese maravilloso mundo", y así lo estaremos haciendo de a poco y por partes en este mismo espacio tal y como lo estamos haciendo ahora con esta paradojal situación.
Dentro del escenario planteado queda fuera de discusión, si querés, cuando el horario o las condiciones climáticas no son las comunes y corrientes, porque según manda el imaginario colectivo (e incluso no se si está "legislado" tácitamente) cuando es de madrugada o bien cuando llueve torrencialmente, los bondis están cuasi obligados a parar fuera del corralito reservado para tal fin (siempre que sea dentro de la cuadra donde está la parada y por lo general cerca de las esquinas).

Al respecto, hace unas semanas escuché de boca de un colectivo, en un reportaje radial, que dentro de los miteriosos códigos que mandan en ese extraño universo, existe algo llamado "revolear la parada", que consiste en que el colectivo "a" no pare donde deba parar dejándole al colectivo "b" el trabajo sucio de tener que deternerse en todas y cada una de las paradas, sumando pasajeros en su unidad y haciéndole más lenta la "vuelta". Según comentaba el colectivero reporteado esto suele darse con asiduidad y así es como a veces vemos que el colectivo "a" viaja más vacío (o menos lleno) que el colectivo "b". 

Esto de "revolear la parada" se denomina así cuando lo hacen a propósito para, como decíamos, hacerle más complicado el trabajo al otro colectivo (sí, de la misma línea porque así como vos te podés llevar mal con algún compañero de oficina o alguien puede llevarse mal con vos y hacerte alguna macana [inserte usted el ejemplo que quiera], entre los colectiveros también puede suceder, por qué no?) no así cuando en ocasiones uno puede ver claramente cómo entre un colectivo y otro se van avisando mutuamente cuándo tomar cuál parada en orden de agilizar el trámite, imaginamos.

Para cerrar este primer capítulo dedicado al mundo de los colectivos cómo no recordar la Candonga de los Colectiveros, de los geniales Les Luthiers.
 

Saludos.
SirThomas.

Wednesday, April 11, 2012

SirUrba/No. Esperando a que llegue el bondi.

En este blog le decimos NO a aquellas personas que tienen por costumbre esperar la llegada del colectivo, micro o bondi, aproximadamente a unos 60-80 centímetros del “poste” o cartel que nos indica que ahí es la parada y que allí debemos iniciar la cola de espera y que ahí es donde teóricamente debería desacelerar su marcha el colectivo a fin de que nosotros, simples mortales que aguardamos pacientemente su llegada, podamos subirnos y comenzar así a transportarnos públicamente por las calles de la ciudad autónoma de Buenos Aires (el estudio que hicieron nuestros cronistas urbanos se circunscribe pura y exclusivamente a esta área, por eso la aclaración pertinente).

Creo que se ha entendido el concepto, de todas maneras vale aclarar, como siempre, que lo que se desprecia aquí no son a las personas que manifiestan esta actitud miserable sino a la actitud en sí; alguno podrá esgrimir que si una persona acumula una, dos, tres, x cantidad de acciones de este tipo, bien podríamos calificarla, siempre con el mejor de los humores y el mayor de los respetos, como un verdadero y auténtico ejemplo de lo que conocemos como el Porteño Pelotudo Promedio, o bien sencillamente personas miserables, despreciables, a las que poco les importan la vida en sociedad, o al menos respetar los cánones mínimos preestablecidos de convivencia urbana.

Por eso, oh estimado ser que incurres en este tipo de actitudes, la próxima vez que te toque en suerte ser “el primero de la fila” en una parada de colectivo, por favor ten valor y acércate (no, no te pido que provoques como pide a gritos Chayane en su canción) lo más que puedas al poste y/o cartel indicativo ya que sino la cola se desvirtúa y yo o cualquier otra persona, que puedo estar segundo o tercero en el orden de espera, me veo obligado a tener que aguardar el colectivo “fuera” de la parada o refugio pertinente lo cual luego provoca desórdenes en la formación de la cola y posibles discusiones acaloradas en torno a quién debe ascender primero, segundo o tercero, al colectivo que acaba de arribar.

(La imagen la tomamos de ESTE artículo del sitio La política online).

El fenómeno suele confundir aún más cuando la misma parada sirve para dos o más líneas de colectivos, lo cual es cuasi una regla en las avenidas o trayectos más concurridos por el transporte público.

A propósito de los “refugios”, hace unas semanas el gobierno de la ciudad anunció el reemplazo de todos y cada uno de ellos por nuevos mobiliarios que según comentan desde la alcaldía nos permitirán viajar hacia el futuro, tener mejor y mayor información en cada una de las paradas y pusieron especial énfasis en que los nuevos refugios contendrán “material antivandálico”, que parece ser el sueño de muchos ciudadanos. Cabe aclarar que no sólo serán renovados los "refugios" sino también todo lo que tiene que ver con la señalética en general de la ciudad, como ser nomenclatura de calles, carteles informativos y demás.

Además de la nota de Comuna 13 Diario, en donde encontrarán más información sobre los cambios que se vienene, en este OTRO artículo de La N*ción comentan las ocho principales novedades que comenzarán a verse en el transcurso del año.

Saludos.
SirThomas.

Friday, August 15, 2008

En este Blog le Decimos NO.

A aquellas personas que se paran en medio de la vereda interrumpiendo el paso de los demás transeúntes que, apurados o no, con prisa o no, no podemos continuar caminando por donde se debe y en ocasiones nos vemos obligados a "bajar a la calle" para poder proseguir, o bien debemos esperar a que estos señores o señoras se dignen en habilitarnos el paso y continuar la caminata.

Cualquiera que haga esto merece el castigo moral de todos (?) pero más aún aquellos que lo realizan en las angostísimas veredas del microcentro porteño, donde ya es complicado caminar "de a pares", estos señores o señoras, a quienes poco les importa el bienestar general del país, se quedan charlando sobre la nada misma interrumpiendo el paso, generando gigantescos congestionamientos peatonales que provocan broncas generalizas. Nosotros, los peatones andantes, tenemos que hacer verdaderos malabares para poder continuar con nuestra ruta y eso no está bien, señor Mac*i, como tampoco está bien el estado en el cual se encuentran las veredas, baldozas rotas, baldozas faltantes, baldozas que acumulan agua y salpican, las calles, con sus baches, pozos y malas señalizaciones, y tantas otras cosas de las cuales no le hablaré en este post :P.

Qué actitud tomar ante esto? Bueno, en mi caso, por lo general "bajo a la calle" y continúo caminando; pero si me agarran en un mal día, meto hombrazo, seas hombre o mujer, y lo lamento por vos, pero yo tengo que pasar querido, vos estás en infracción, date cuenta y correte. Siempre con respeto, por supuesto.

Por cierto, y hablando del microcentro, sus angostísimas veredas y el poco espacio para transitar de a pie, debo decir que al volver a caminar por sus calles luego de casi quince meses de no hacerlo diariamente, he notado lo peligrosas que son, dado que los colectivos y el tráfico en general pasan realmente muy cerca de quienes van caminado por las veredas. Muchas veces, de milagro no suceden atropellos o algún otro tipo de accidente. No sólo por el poco espacio sino también por cómo se maneja, por cómo se camina, por cómo no se respetan los semáforos, etcétera, claro.

Saludos.
SirThomas.

Monday, June 02, 2008

En este Blog le Decimos NO

A los que abren la puerta del ascensor para pararlo porque en vez de apretar el botón que los eleve al cuarto piso tocaron el del quinto (o similares). También se puede dar en el caso que alguien esté subiendo o bajando y en el camino observa a algún vecino que está esperando por tomar el ascensor, entonces para pararlo y brindarle la oportunidad a que el susodicho o susodicha se suba, abre unilateralmente la puerta para poder frenar la marcha del vehículo movilizador.

Esto se da, obviamente, en aquellos ascensores que lo permiten, que podemos identificar por sus famosas "puertas tijera", que además sirven para ir viendo el paisaje mientras subimos (?). Y seguramente, es un error en el que todos hemos caído alguna vez. Que está mal, y que hay que tratar de erradicarlo de las costumbres humanas, por los daños que pueden llegar a producir en seres humanos, y desde luego en el ascensor, que después no funciona y todos se quejan.

La foto la sacamos del sitio oficial de Ascensores Domingo, que siempre tienen un ascensor a mano (?). En el link van a ir directamente a la parte de historia, con datos más que interesantes respecto de este gran invento, que según dicen, también es argentino.

Saludos.
SirThomas.

Tuesday, May 20, 2008

En este Blog le Decimos NO

A aquellas personas que, en bares, cafés, confiterías, y/o similares, utilizan una silla externa a la mesa en la que están “sentados” (nótese el entrecomillado, no me vengan con que no se sientan en la mesa sino "a la mesa" o "en la silla", por favor) para poder dejar cómodamente sus pertenencias, léase ropa de abrigo, mochila, elementos de estudio o cualquier otra carga que lleven encima.

Sobre todo cuando son dos, las personas que están compartiendo una misma mesa y toman una tercera silla, que luego tendrá que ser pedida por otro asistente al Café para poder sentarse en la mesa que le tocó en suerte, porque si todos agarrásemos una silla externa para hacer esto muchos otros compañeros cafeísticos se verían imposibilitados de sentarse dado que su timidez* les impide pedir la silla que les corresponde por ley.

Una actitud en la cual, el porteño típico demuestra una vez más su falta de solidaridad para con el resto de los seres humanos que lo rodean. El abrigo va en el respaldo de la silla, y si tenés una mochila, ponela en el piso viejo, qué tanta comidad en perjuicio de un tercero.

*o por respeto, o por no querer “molestar”.

PD: (Aporte de Cinzcéu) Conste como agravante que la denominada silla externa suele estorbar el paso de los parroquianos al obstruir los generalmente escasos espacios de tránsito.


Saludos.
SirThomas.

Friday, March 14, 2008

Metete el diario ya sabes donde...

En algún post anterior comentamos acerca del rechazo que nos generaban aquellos pasajeros del Subte, Línea D, que corren desesperados tras el diario La Razón.

Bien, existe otro grupo de personas que nos provoca lo mismo, es un poco más reducido por suerte, pero también tiene en común, con el anteriomente citado, la cuestión del diario.

Estamos hablando de aquellos que ingresan a tomar un café (mayormente se da con los que eligen esta opción) o un combo en un local de comidas rápidas y desesperadamente buscan "el diario gratis que te damos en este local para que te informes mientras consumís algo".

Pueden ser personas mayores (que en su caso quizás sea más entendible, digo, se toman un café y aprovechan y leen el diario, sabiendo que no cuentan con ingresos suficientes como para gastar en ambas cosas) pero también las hay jóvenes o de mediana edad, que buscan el diario pertinente. Primero lo hacen (lo de buscar) en el lugar donde suelen estar (una especie de biblioteca-gaveta-cajoncito situado cerca de la zona reservada para el McCafé) y si allí no lo encuentran le preguntan a algún empleado del local, y si aún no han dado con él y ven que algún cliente lo tiene entre sus manos, se acercan al sujeto en cuestión y se lo piden amablemente.

"Disculpame, lo estás leyendo?" "Terminaste"? "Me puedo llevar x sección?".

En fin...para colmo de males, cuando no tienen a su disposición un ejemplar, desde luego se quejan, exclaman, no muy deliberadamente, pero lo hacen.

Otra cosa que pasa en los locales de Comida Rápida es que a la gente le cuesta o bien no le gusta "compartir" la mesa con un desconocido. Lo pongo más claro.

En este tipo de lugares, por lo general, tenemos por un lado las mesas simples, con sus dos sillas, para que sean ocupadas por dos personas, y por otro, las mesas dobles, con cuatro sillas, para que, en teoría, sean ocupadas por cuatro personas, conocidas o no.

Las parejas ocupan la mesa simple. Bien. Les corresponde.
Los solos también se sientan allí, salvo algún que otro descocado que prefiera la doble.

No hay problema alguno allí.

Pero a veces, las simples están ocupadas, y otro ser humano (u otra pareja) ingresa en solitario (o en pareja) al lugar y no encuentra una libre (que es su primera elección), y le da "cosa" sentarse en una mesa doble que está ocupada sólo en una mitad (sea por una pareja o por otro que esté solo). Como primera medida, revisan bien el lugar, lo relojean, para chequear si efectivamente no hay una mesa completamente libre, incluso pueden esperar un poco a ver si alguna se desocupa .

Cuando ya no tienen más alternativa, se acercan a alguna de las mesas dobles ocupadas en una mitad, y preguntan:

"Te molesta si me siento al lado, en la mitad de la mesa doble que está sin ocupar".
"No, por favor, adelante".

Lo llamativo es eso... como última alternativa piensan en eso de ir y preguntar, cuando debería ser algo normal...* si en la mesa doble una parte está vacía, sin ocupar, qué permiso tendría que pedir (digo, más allá del gesto de buena educación o respeto, supónganse que le lleva a uno a preguntar o hacer un gesto para indicarle al otro que se va a sentar allí). Qué permiso o qué problema hay? Porque, insisto, dudan antes de hacerlo, esperan a ver si otro territorio queda liberado y sino tienen más remedio, proceden de esta manera. Prefieren una mesa en soledad para ellos y quedarse esperando un rato, antes de pensar la otra posibilidad. A mi me llama la atención eso. No sé.

Quizás nadie más lo haya notado y sea un sensación mía, pero como he visto que se repite casi a diario, lo hago público.

* llamativo es que les cueste o no les guste compartir esa mesa doble con un descnocido en realidad, no que pregunten.

Saludos.
SirThomas.

Tuesday, February 19, 2008

Todos quieren tener La Razón.

En algún post anterior mencionamos, a la pasada, de entre los pasajeros del Subte, Línea D, a aquellos que tienen la admirable capacidad de leer durante el transcurso de su viaje. Recordarán, o bien se están enterando en este preciso instante, que entre ellos había una raza en particular que no nos generaba admiración, ni respeto, es más, están más cercanos al sentimiento de desprecio que otra cosa.

Se trata, ahí viene, paciencia, de los que leen el diario. No un libro. No un apunte de la facultad, ni siquiera los que boludean con el celular. Los que leen el diario. Pero no cualquiera. Los que leen el diario La Razón son los que se llevan nuestras mayores muestras de desprecio. Por qué? Continúe leyendo y se enterará de los detalles.

Pero antes de meternos de lleno con ello, les propongo un juego muy divertido. Para el cual utilizaremos nada más ni nada menos que nuestra imaginación. Se animan? Aaay, que bueno.

Empecemos.

Imaginemos que estamos en los días previos al segundo domingo de Agosto. Correcto. En los días previos al Día del Niño. Vemos entrar a los shoppings, jugueterías, casa de ropa para niños, etc., a cientos de miles de padres que son impulsados por sus hijos para ir a comprar EL juguete para este año (bueno, aparte del correspondiente al del cumpleaños, o al que le regalaron la semana pasada, porque las costumbres han cambiado un poco).

Deténganse ustedes en esa imagen. En la imagen de los niños corriendo para ir en busca de su adorado juguete, aquel que tenían visto de alguna vidriera, aquel del cual sus amigos le contaron en el jardín o en la escuela, aquel que vieron en alguna publicidad en la Caja Boba.

Pónganse en la piel de esos niños, en la ansiedad que sienten por ir tras su objeto de adoración. Sea lo que fuere. No es importante eso, sino detenerse e imaginarnos en esa situación. Yo imaginaré que voy detrás de un autito de colección, porque me place. Ustedes imaginen el regalo que quieran.

Apelen a la memoria emotiva (?) para recordar esa ansiedad tan ansiosa previa a la conquista del deseo, de tener entre sus manos aquello que fueron a buscar, aquello en lo que estuvieron pensando durante los últimos meses.

La tienen? La imagen, digo. Cientos de niños ansiosos por ir por tras su juguete. Padres que son llevados a la rastra por sus hijos. Un mar de gente en las jugueterías, shoppings, casas de venta de artículos para niños, casas de ropa, etc. Ya está? Bien, bárbaro.

Mantengan esa imagen.

Ahora volvamos al inicio del post y los pasajeros que les mencioné en el primer párrafo.

Primero nos situamos en un lugar preciso: En la estación Catedral, una de las cabeceras del Subte, Línea D. Sucede también en otras estaciones, pero en ésta es donde realizamos el estudio y además, es donde se concentra una mayor cantidad de gente que producen las consecuencias que a continuación leerán.

Y en una franja horaria en particular: 17.30 – 18.30 hs.

Allí, cientos de personas ingresan diariamente para volver de sus trabajos hacia sus hogares. La gran mayoría. Sí habrá quienes lo toman ocasionalmente, simplemente por placer, o por cualquier otro motivo, no interesa, no arruinen la historia, gracias.

Otro mar de gente. Otro tipo de situación. En este caso, tenemos un grupo de personas de edades diversas, sí, pero la gran mayoría adulta, trabajadora, que termina agotada su jornada laboral y se dispone a volver a su hogar.

Resumiendo, digamos que son personas de entre 18 y 55 años, que trabajan y están por regresar a sus hogares.

Quizás a esta altura algún lector se pregunte:

¿Y esto qué tiene que ver con el día del niño? Con la imagen que nos hicimos al principio y tanto nos gustaba, más allá del mar de gente, de que no se puede caminar tranquilo, de los gritos de los niños, etc.?

Bueno. La Ansiedad. Las ganas. La desesperación por ir detrás del objeto de deseado.

¿Pero acaso regalan juguetes en la estación Catedral, una de las cabeceras del Subte, Línea D? Por eso la comparación? Preguntará el mismo lector.

No, no regalan juguetes. Pero sí regalan EL DIARIO LA RAZÓN.

Y hacia él se abalanzan, obnubilados, poseídos, cientos de personas todos los días. Desesperados. Bajan las escaleras, corriendo. Para llegar primeros al subte, dirán algunos. Para volver lo más rápido posible a casa, esgrimirán otros. Pero no. Esa no es la razón que motiva a la enorme mayoría (según nuestros cálculos, estamos hablando del 70 % de los pasajeros).

La razón justamente es La Razón. El diario que se entrega GRATUITAMENTE en la red de subterráneos. Resaltamos la gratuidad del producto porque, claro, de ser pago, seguramente no generaría el mismo efecto. Y nos evitaríamos este gran problema que sufrimos quienes no estamos interesados en agarrar el diario y menos aún leerlo en el viaje.

Porque es realmente molesto. Bajan a las corridas las escaleras. Desesperados por encontrarse con las últimas noticias del día, como si fueran a hallar la panacea (?), el perdón divino (?) o aquel autito de colección que maravillados miraban en la vidriera de alguna juguetería.

Llegan al lugar indicado, se adelantan a los demás para agarrar el diario. Lo abren, lo leen. En el andén, primero, mientras esperan por la llegada del tren. En el vagón, luego, mientras esperan a que termine el viaje.

No les importa que dentro del vagón no haya espacio más que para acomodarse como se pueda y viajar lo más dignamente que se pueda.

Ellos ingresan, abren La Razón de par en par, lo hojean rápidamente algunos. Lo leen más detenidamente otros. Sea como fuere, no se les pasa por la cabeza no leerlo.

Ellos deben cumplir con su tarea diaria de molestar al de al lado. Como si fueran esos recios marcadores centrales que a la hora de ir a rechazar una pelota aérea, abren sus brazos, les enseñan sus codos a los rivales, para sentirse Patrones del área y poder efectuar su trabajo. No. A ellos no les importa incomodar a su compañero de viaje. Simplemente lo hacen naturalmente.

Por todo esto es que se han ganado nuestro desprecio.

Obviamente hacemos hincapié en aquellos pasajeros que ingresan al vagón y no tienen la fortuna de sentarse. Aunque los que lo leen sentados tampoco son santos de nuestra devoción (?), porque la mayoría quiere el diario para ellos solos. Quizás el pasajero que está al lado suyo en la fila de asientos no tiene La Razón, pero en su aburrimiento pispea de costado al que lo tiene. Pero éstos (los que lo tienen) en un acto de egoísmo poco entendible, o bien cambian rápido de página o bien cierran un poco el diario, achicándole el campo de visión al pispeador para que sólo él y nadie más pueda leer el diario.

No tengo cabal conocimiento de que esto suceda en las demás líneas del subterráneo, aunque posiblemente ocurra, dado el convenio que tiene el diario en cuestión con la empresa que maneja las vías subterráneas y no recuerdo que ferrocarril. Si querés hacer tu denuncia, aquí te damos el espacio. No tengas miedo.

Ahora, si usted es uno de ellos, piénselo mejor la próxima vez. Si le toca ir de parado, no lea. Consígase un reproductor de música. Un libro pequeño de bolsillo, podría ser. Sino simplemente ensimismísese (lo qué?) con sus pensamientos. Sueñe. Imagine su futuro. Piense en lo que va a cocinar/comer en la cena, su actividad del fin de semana. Cualquier otra cosa que no sea leer La Razón en el viaje.

Por favor. Gracias.

Saludos.
SirThomas.

Sunday, December 09, 2007

PPP - Metete el paraguas ya sabes donde

Qué tal amigos (o simplemente conocidos, porque a quién llama uno amigos? y a quién conocidos?, no, no se molesten en contestarlo, cuando hablemos mas extenso de ello, estarán habilitados para hacerlo) ?

Nos hacemos presentes una vez más en este bonito blog para comenzar con nuestra serie que hemos dado por título el "Porteño Pelotudo Promedio". De qué trata esto? A continuación se los explicamos.

Básicamente, trataremos de no irnos por las ramas, en esta sección hablaremos sobre distintas actitudes que vemos por la calle y que verdaderamente lo llevan a uno a perder la paciencia, partiendo principalmente de lo incomprensible que suelen ser estas actitudes, sea por descorteses, irrespetuosas, o lo que fuere, y más allá del efecto que generen sobre las demás personas que deambulan por la ciudad.

Y decimos "Porteño" porque son actitudes, costumbres, que vemos aquí en la Ciudad de Buenos Aires, no porque quienes la lleven a cabo necesariamente hayan nacido en esta ciudad, claro. Pelotudas, bueno, ustedes ya se darán cuenta al leer los relatos y Promedio (?), porque lo hace mucha gente y aparte teníamos que aprovechar unos viejas remeras con la sigla PPP que nos quedaron del Partido Popular Porteño (?).

La primera edición fue extraoficial en realidad, por que es la que les contamos sobre aquellos pasajeros del subte que se suben un par de estaciones antes de Congreso de Tucumán, para luego iniciar sus viajes con el asiento asegurado. Para que no busquen como desesperados en el blog ACÁ, tiene el link sobre esa costumbre que desde aquí criticamos severamente.

Bueno, vamos a lo que nos compete en esta oportunidad entonces (quédense tranquilos que no siempre vamos a hacer introducciones tan largas :P)

La actitud que destacaremos en este post es bastante conocida, y tras la investigación que realizamos con el staff del blog, a todo conocido, amigo, colega bloggero, transeúnte porteño, al que le consultábamos sobre esto, coincidía en que debemos tratar de desterrarla, no sin antes apedrear (acotaron los más extremistas, aclaro que no comparto esta decisión :P) a quienes la llevan a cabo.

Esta íntimamente relacionada con los días de lluvia y con los paraguas (como bien habrá imaginado alguno de ustedes leyendo el título del post).

Ustedes saben que en los días de lluvia mucha gente (no es mi caso) utiliza paraguas para resguardecerse de las gotas que caen del cielo, a fin de poder caminar por la calle sin o evitar mojarse. Hasta ahí, todo normal, no vemos ningún acto como para ser repudiado. Correcto.

El problema es con aquellas personas que, paraguas en mano, caminan por la parte "techada" de las veredas porteñas, buscando aún más refugio del que ya tienen portando sus techos portátiles. Por qué? Acaso no llevan el paraguas, justamente, para que cumpla esa función? Y, para incrementar aún más el malhumor de los que no poseemos paraguas, son de esas personas que no se "corren" para hacerle lugar a uno y poder caminar libremente por la vereda, o bien por alguna peatonal (Florida, Lavalle [porque este tipo de actitudes, o las que rescataremos aquí, se dan con mucha mayor frecuencia en el ámbito del microcentro porteño]).

Se entiende la queja, verdad? Muchos de ustedes estarán de acuerdo con ésto:
Si lleva paraguas --> camine por el lado descubierto de la vereda, estimado peatón o peatona. Tenga un buen gesto y córrase para que los que no usamos paraguas (por la razón que sea) podamos cubrirnos con los techitos.

Quizás en defensa de los "paragüeros" alguno esgrima (qué deporte aburrido, por cierto) que lo hacen para no estar cerca de otro peligro que azota la ciudad cuando llueve: Recibir el charcazo de parte de los automovilistas que corren a mil por hora y lo mojan a uno sin ton ni son. Pero, no es argumento suficiente para justificar su actitud, ya que aún estando del lado más alejado de la calle, digamos, se mojarían lo mismo la zona baja de sus piernas.


PD: Obviamente, todo esto, tratado con humor y sin alejarnos del respeto y las buenas costumbres (?).

PD2: Si alguien nos quiere comentar otras actitudes a ser tenidas en cuenta, por favor, hagánlo a través del msn, así dejamos el suspenso para próximas ediciones. Gracias.

Monday, December 03, 2007

Inaudito

Hola sí, qué tal?

Me permito este pequeño recreo dentro de mis labores diarias, para comentarles un hecho que se viene repitiendo constantemente y que ha logrado romperme soberanamente la paciencia (y miren que tengo paciencia eh).

Para ubicarlos, volvemos nuevamente al ámbito de los Subterráneos de la Ciudad de Buenos Aires y más precisamente a la línea D que, como ya sabrán, es la que suelo utilizar para volver del trabajao y, a partir del día de hoy, para ir (ya que mi señor padre, quien me llevaba a la mañana, cambió su horario de trabajo y al ingresar media hora antes, a mi persona no le convenía subirse al RockyMóvil).

Bien, ya estamos ubicados. Línea D del Subte (la que lleva el color verde, para agregar datos al divino botón), la que va y viene de Catedral hacia Congreso de Tucumán y viceversa (o vicerveza, como ustedes quieran).

Sin mas preámbulos, me dispongo a contarles lo que sucede.
Resulta que en la estación Congreso de Tucumán (una de las cabeceras de la ínea) se viene repitiendo un suceso verdaderamente indignante e inaudito. En qué consiste?

Repasemos los hechos.

SirThomas, al igual que otros usuarios del subte, se encuentra serenamente parado en uno de los andenes de la estación, aguardando por la aparición de la "formación" que lo llevará a su trabajo, como cada mañana, de lunes a viernes.

Y uno qué espera? Uno espera que al tratarse de la primera/última estación, la formación en cuestión esté vacía (o bien se vacíe) para que uno pueda ingresar y tomar asiento (si decide hacerlo) o bien viajar parado por exceso de pasajeros que se suben al mismo tiempo en dicha estación.
Eso es lo que normalmente debería pasar, no es cierto? Estamos de acuerdo en eso? Ok.

Pero (no, no voy a escribir que "siempre hay un pero") resulta ser que hay un grupo de pasajeros que merece la hoguera por creerse más vivos que los demás.

Por qué decimos esto?
Porque son esos pasajeros (un grupito nomás, dirán algunos, pero que seguramente tienen estrecha relación con los dirigentes de Metrov*as) que realiza la siguiente operativa a fin de viajar sentados en su viaje mañanero.
Ellos se suben en José Hernández o bien Juramento (no creo que esta actitud la tomen pasajeros que vienen de "más atrás", porque así estarían perdiendo mucho más tiempo) y al llegar a Congreso de Tucumán (la última/primera estación del recorrido) se quedan cómodamente sentados en el subte. Para ser aún más claros: se suben dos o una estación antes, llegan a Congreso, se quedan sentados y vuelven a partir.

Se entiende, no? No es Curioso? No merece algún tipo de sanción? (bueno, tal vez no, pero qué molesto es)

Ya lo he visto en un par de oportunidades y es realmente indignante, le genera a uno una impotencia tal que dan ganas de acercarsele a alguno de estos pasajeros y exclamarle algun improperio en sus mismísimas caras, pero que por cuestiones de caballerosidad, respeto y buenas costumbres, nos evitamos de hacerlo.

Algunas veces, son pocos los que toman esta actitud, entonces uno lograr sentarse de todas maneras, pero muchas veces todo el vagón entero se queda sentado, en vez de hacerle caso al señor motorman que anuncia "se solicita a los señores pasajeros descender del tren".

Esta situación la he consultado con pasajeros, usuarios colegas, que toman el subte un rato más tarde y no me lo han podido confirmar, pero en el horario de 8.00 a 8.15 (aprox, horario en el que Sir se sube al subte) sí sucede y habría que erradicarla de cuajo.
Tampoco tengo conocimiento de si sucede en alguna otra línea de la red de subterráneos, espero comentarios a ver si alguno vivió esto o sólo le pasa a Sir.
Saludos y espero que hayan disfrutado de la lectura.
SirThomas.