Ziel
Habemus gato. Otra vez. Este más tranquilo que su predecesora, que aunque a veces parecía una bestia parda, también se hacía querer. Dos meses tiene el animalico. Sí, me resistía por lo de las obligaciones, pero no siempre se puede negar todo a un pre-adolescente, buen chaval, buen estudiante, que hace días que sabe que no habrá Psp ni messenger y lo tiene asumido. Así que ha venido Ziel, que es como le hemos puesto de nombre porque tiene unos ojos azules preciosos y además lo es, un cielo.
Andamos todos de cabeza detrás de él riéndole las gracias. Mucho más majo que las maquinetas de marcianitos ésas y sin efectos nocivos para los críos, más bien lo contrario. Sí: cacas, piedras, piensos, vacunas, veterinario y dónde lo dejamos cuándo nos vayamos, pero le ves los ojicos y parece que se esfuman los inconvenientes. Y encima, cuando queremos -y se deja- acariciamos y tocamos el ziel...