¿Quién teme al pueblo?
Estos días de citaciones por quema de fotos reales y por presuntas injurias a la corona, los he echado a faltar. Sí. No hago más que preguntarme dónde están. Dónde estan los cabezaspensantes de la izquierda española, que no hablan. Dónde están los políticos y los intelectuales herederos del pensamiento libre, laico y republicano. ¿Dónde están?. No los veo, ni los oigo, ni los leo.
Con su mutismo están dejando un debate democrático, profundo y extenso com es el de la forma de estado que los ciudadanos tienen derecho alegir (eso era la democracia, ¿no?) en manos exclusivamente de seguidores de la izquierda independentista de Catalunya, o de nacionalistas vascos como Anasagasti, a quien hemos podido oir con fruición recientemente. Así la cosa aparenta ser un simple capricho del nacionalismo periférico. Desentendiéndose y callando permiten que la cuestión se soterre bajo las zarpas de los ultranacionalistas españoles a los que sólo les basta apuntar a Catalunya y a los “radicales de siempre” para desactivar el debate.
¿Son acaso monárquicos?. Tras tres décadas de constitución “consensuada” bajo el ruido de sables, ¿no va siendo hora de que los que representan a los ciudadanos escuchen a los ciudadanos y de que se debata sobre si queremos o no una monarquía?. ¿Qué temen jueces y fiscales?, ¿y la izquierda española?. Lo que temen los otros ya lo sabemos. Pero ¿y ellos?.
¿Acaso se avergüenzan de los ideales por los que se exiliaron, murieron y fusilaron a sus padres y a sus abuelos: la libertad, la igualdad, la justica,
Veo bromear desde la capital del reino ( en las periferias, por suerte, la cosa es diferente) a los que se autoproclaman autores de humor inteligente. Y no veo que incluyan en sus parodias, en sus chistes, o en sus caricaturas a los individuos que, por herencia, ocupan la máxima representación del Estado, sin que haya mediado voto alguno. Algunos antes serían capaces de hacer una caricatura de Mahoma que del rey.
Ya va siendo hora de que los no monárquicos hablen, sean de donde sean, de izquierdas o derechas, del norte o del sur. Que el debate sobre esta cuestión no sea tabú y menos aún delito. Todos los debates son legítimos y todas las consultas al pueblo -incluídas las que convoca Ibarretxe- son respetables. Porque, ¿quién teme al pueblo?. ¿No habíamos quedado en que en una democracia el pueblo es soberano?. Pues ese, el pueblo, es el único soberano que yo reconozco.
Anasagasti sobre la monarquía