ACTUALIDAD
“Nací en el pueblo de El Rosarito,
municipio de San José del Cabo, del distrito Sur de la Baja California.” De tal
manera empezó el profesor Jesús Castro Agúndez sus “Datos biográficos...
dictados por él mismo”, cuya copia tuve el privilegio de recibir de las propias
manos del ilustre sudcaliforniano, escritos el 8 de febrero de 1984. Falleció
47 días después, el 26 de marzo, hace ya 31 años.
Pasado algún tiempo, el gobernador Alberto
Alvarado Arámburo, fundador de la Rotonda de los sudcalifornianos ilustres,
promovió ante el consejo del mismo recinto cívico del pueblo de Baja California
Sur, que en éste fuesen reinhumados los restos mortales del maestro.
Y ello ocurrió en reconocimiento justo a los
merecimientos del distinguido josefino (ahora diremos cabeño) pues, a su paso
por este mundo, su existencia dejó ejemplo claro de perseverancia personal, de
honradez profesional, de persistente productividad intelectual e insobornable
amor a la tierra que lo dio a luz el 17 de enero de 1906.
Hagamos, entonces, una sucinta recordación
de los momentos que marcaron su vida, que en los primeros años transcurría
plácidamente como empleado de una tienda de abarrotes mientras cursaba los
estudios elementales. Pero ocurrió que fue de los beneficiarios de una de las
becas que en 1920 ofreció el gobernador Agustín Arriola Martínez para que un
grupo de jóvenes sobresalientes del territorio salieran a estudiar en la
capital del país; de 15 años de edad, Jesús se inscribió en la Escuela Normal
de México, y aún cursaba el último grado cuando obtuvo plaza de profesor de
primaria en el Distrito Federal, y se tituló en 1927.
En ese periodo –dice- “practiqué con
tenacidad las actividades deportivas, en las que [...] llegué a obtener primer
lugar en el encuentro interescolar en lanzamiento de bala” además de practicar
otros áreas del atletismo.
Pero al comenzar 1928 fue destinado al
servicio de la educación en su solar nativo, y aquí fue director de la escuela
primaria número 1 “Ignacio Allende” (hoy “Miguel Hidalgo”), que era también
anexa a la Escuela Normal Regional, que dirigía Domingo Carballo Félix, donde
fue profesor de Historia de la Educación.
Apenas dos años más tarde se le comisionó
como inspector escolar con sede en San José del Cabo. En 1931 participó
directamente en la organización de la primera Olimpiada Territorial con don
Manuel Gómez Jiménez, Domingo Carballo y Clemente Cigala. Las olimpiadas
territoriales, valga decirlo, fueron factor decisivo en el necesario proceso de
integración de las dispersas poblaciones sudcalifornianas. Luego, como
inspector de zona escolar con cabecera en San Ignacio, fundó las escuelas
rurales de El Patrocinio, San Bartolo y San José de Gracia.
Enseguida fue jefe de Misión Cultural, y en
1935 volvió a la ciudad de México como director del centro escolar
“Revolución”. Al año siguiente pasó a dirigir la Escuela Normal Regional de San
Ignacio, y de ahí a la institución similar que funcionaba en Tamatán,
Tamaulipas; siguió a la Regional Campesina de El Mexe, Hidalgo, y a la
subjefatura del departamento de Internados (hoy albergues escolares). Desde esta función estableció las jornadas
deportivas y culturales, en base a su experiencia en la creación de las
olimpiadas sudcalifornianas.
Después fue inspector general del noroeste
de la República, con asiento en Guadalajara; director federal de Educación en
Sinaloa, y director de Educación en BCS por invitación del gobernador Agustín
Olachea Avilés. Merced a su interés magisterial generó los internados rurales
en abril de 1946; ello fue antecedente para ser nombrado director de Internados
de Enseñanza Primaria en el gobierno del presidente Adolfo Ruiz Cortines, y la
responsabilidad le fue ratificada más tarde por el nuevo secretario de
Educación Jaime Torres Bodet.
En 1961 lo hicieron representante de la SEP
en la Comisión del Río Balsas, cuyo vocal ejecutivo era el ex presidente Lázaro
Cárdenas. En aquel cargo obtuvo su jubilación en junio de 1965, y al mes
siguiente lo invitó el gobernador Hugo Cervantes del Río para hacerse cargo de
la dirección de Acción Social del gobierno del territorio, creada a sugerencia
del mismo Castro Agúndez. La dependencia procedió a reglamentar las becas a
estudiantes, a crear la Casa del Estudiante Sudcaliforniano en México y a
establecer las casas de la cultura en toda la extensión territorial de la
entidad.
En 1967 se encargó de la presidencia de su
partido; tres años después ocupó honoríficamente la presidencia del Patronato
del Asilo de San Vicente de Paul y fue designado primer cronista del Territorio
por el gobernador Félix Agramont Cota.
Al convertirse BCS en estado de la
federación mexicana, y requerir por primera vez dos senadores, uno de ellos fue
el maestro Castro Agúndez junto con el Dr. Raúl Carrillo Silva. Al término de
su responsabilidad en el Senado, el gobernador Ángel César Mendoza Arámburo lo
invitó a dirigir el departamento promotor de las Artesanías Regionales, que atendió
con logros evidentes hasta el final del sexenio.
Parte sustantiva de la producción del
maestro son las obras didácticas que publicó en su periodo como director de
Internados: La historia vista por los
niños, Monografía de danzas y bailes
regionales y cuatro tomos de Cuentos
para niños. Libros de género costumbrista, anecdotarios frutos de su
experiencia profesional, amenas expresiones de Sudcalifornidad y, en el fondo,
discretos homenajes a la tierra amada, defendida y respetada, son: Patria chica, Más allá del Bermejo, El
canto del Caudel, Un viaje
inolvidable, El estado de Baja
California Sur, y Ando en mis meras
nadadas, este último que tuve oportunidad de editar con el sello de la
dirección de Cultura del gobierno estatal.
Por todo ello, los restos mortales del
maestro Jesús Castro Agúndez se hallan en la Rotonda de los Sudcalifornianos
Ilustres; como está presente en la historia sudcaliforniana su lección de vida
fraguada en el afán personal y el empeño profesional, y sus textos permanecen
para nutrir la conciencia en nuestros valores y el conocimiento, la defensa y
el amor por esta tierra generosa, hogar originario, adoptivo, permanente o
temporal de todos quienes habitamos esta parte de México.
Por eso estamos recordándolo en este
aniversario luctuoso.
* En la Rotonda de los
Sudcalifornianos Ilustres. La Paz, BCS.
CRÓNICA HUÉSPED
INFORME DEL GOBERNADOR
DEL TERRITORIO SUR DE BAJA CALIFORNIA, FRANCISCO J. MÚGICA, 1943-1944
(Selección)
Cultos
Siendo católicos en su mayoría los habitantes de este
Distrito Sur, pero de un carácter singularmente liberal y de una cultura media
superior a la de cualquier parte de la República, permite que la práctica
religiosa se haga sin exageraciones, sin estridencias y con sujeción estricta a
la ley. Sólo se debe hacer notar en este capítulo la sanción impuesta a un
sacerdote que funcionaba en San José del Cabo con violación a la reglamentación
del artículo 130 constitucional.
Elecciones
Cumpliendo con
el mandato constitucional, el pueblo de la Baja California Sur concurrió a los
comicios verificados el 4 de julio del corriente año para designar a un
representante ante la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. La función
electoral fue correctísima, enteramente consciente, en lo absoluto libre de las
influencias del poder público y con un resultado altamente elocuente en favor
de las virtudes cívicas y de la cultura media de los habitantes de la Baja
California Sur, pues fueron en total
8,208 votos QUE representan casi la totalidad de los ciudadanos
capacitados para votar entre los 53,000 habitantes del Territorio; de estos
votos se adjudicaron a la fórmula triunfante, exactamente la mitad más 106 que
significan la mayoría absoluta entre los votos emitidos.
Se disputaron el
triunfo electoral cuatro fórmulas, entre las que tuvo su representación la
tendencia reaccionaria y la aventurera, que fueron derrotadas [...]
Diversas medidas administrativas
Deseoso el
gobierno de contrarrestar la notable propensión alcohólica que existe en el
ambiente californiano, y limitar la criminal voracidad de los traficantes en
bebidas embriagantes y en cervezas, cobra los más altos impuestos a las
cantinas y centros de vicio, y ha delimitado las horas al tráfico de tal
comercio [...]
Hemos logrado,
sin que se resistan las legítimas ganancias de las actividades comerciales,
mantener mejores precios que los que conocemos del continente, pero sujeto el
comité, para sus funciones, a los elementos que procedan de fuera, no ha podido
evitar el encarecimiento de muchos artículos de primerísima necesidad [...]
ACTUALIDAD
MÁRQUEZ DE LEÓN: 193 AÑOS
Manuel Márquez de León es el héroe por
excelencia de Baja California Sur; su vida sin mancha al servicio de México lo
convierten en el paradigma del deber-ser sudcaliforniano, todo lo cual puede
ser comprobado en el libro Grito de
rebeldía, de Manuel G. Romero, contemporáneo del prócer, que tuve el agrado
de preparar y prologar para el Archivo Histórico de esta entidad, y cuya
presentación se hará el martes 24 del presente marzo de 2015 a las 6 de la
tarde en la sala principal de la propia institución.
Este hombre ilustre nació en el poblado
minero de San Antonio el 5 de marzo de 1822, y creció en el pueblo de Todos
Santos. A los 21 años de edad ingresó a la Marina de Guerra nacional; se encontraba
de servicio en Mazatlán cuando estalló la guerra contra los Estados Unidos de
Norteamérica, y recibió entonces dos ascensos por méritos en el campo de
batalla.
Terminada la guerra de 1846-1848 se retiró
de las actividades militares para establecerse de nuevo en Todos Santos donde
emprendió trabajos de agricultura, ganadería y comercio. En San Antonio explotó
la minería, y en pocos años logró reunir una fortuna que gastó luego en
servicios a la nación.
En 1853 combatió con éxito al filibustero
William Walker, a quien logró expulsar hacia el norte donde lo derrotó el
patriota bajacaliforniano Antonio Meléndrez.
Fue representante de su provincia ante el
Congreso Constituyente de 1856-1857, pero no firmó la nueva Constitución por
haber recibido antes comisiones militares en el noroeste del país.
Contra el ejército de los conservadores
organizó el batallón de infantería “Cazadores de California”.
En 1861 fue designado gobernador de Sinaloa.
Dos años más tarde, el presidente Juárez declaró el estado de sitio en Sinaloa
y nombró gobernador y comandante militar al coronel Márquez, quien se desempeñó
en ese cargo hasta el 30 de abril de ese 1863.
Luego se le concedió el grado de coronel de
Brigada “por los buenos servicios que tiene prestados en la causa de la
libertad.”
Al término de la Intervención Francesa fue
electo diputado por el V distrito de Sinaloa, hasta 1871. Se inconformó con la
reelección del presidente Juárez y secundó el plan de La Noria para deponerlo.
Luego apoyó el plan de tuxtepec (contra Sebastián Lerdo de Tejada, sucesor de
Juárez a la muerte de éste) y contribuyó al encumbramiento de Porfirio Díaz en
quien veía al hombre que la nación necesitaba para su consolidación. Pero
enseguida vio que su viejo amigo y compañero de armas pretendía tomar el poder
indefinidamente.
Ante esta situación, el Gral. Márquez de
León lanzó el plan Revolucionario de El Triunfo el 22 de noviembre de 1879,
cuyo movimiento no prosperó y obligó al patriota a emprender el destierro en
los EUA. Amnistiado regresó a su patria y murió en la ciudad de México el 27 de
julio de 1890. Sus restos mortales fueron reinhumados en la Rotonda de los
Sudcalifornianos Ilustres, de La Paz, Baja California Sur.
Con toda atención solicitamos a usted considerarse invitado al acto de presentación del libro, muy cordialmente.
CRÓNICA HUÉSPED
CONCLUSIÓN
Por Manuel G. Romero*
Al dar cima a mi trabajo me siento gratamente satisfecho,
porque creo que he cumplido con un deber, como ciudadano y como hijo del suelo
californiano, tierra adorada, para la que deseo mejor suerte que la que hasta
los actuales tiempos le ha corrido.
Pero a este
respecto hay que tener fe en la justicia. Parece que ha llegado la hora en que
se operará en la Baja California una verdadera evolución política y económica;
parece que el gobierno general de la República emprenderá, en breve,
importantes mejoras materiales en aquella región [...] Un hombre honrado y de
acción será el comisionado, según se dice, para llevar a cabo estas obras: el
general Ángel Flores.
Por otra parte
son gobernadores, en los actuales días, de los distritos Norte y Sur de la
península los señores Agustín Arriola Jr. y Epigmenio Ibarra Jr.,
respectivamente, hombres honrados y de ideas nuevas, que vieron la luz en el
territorio, y puede asegurarse lo mismo con respecto a los presidentes municipales.
A propósito: a
mi conocimiento ha llegado el noble, consolador y patriótico acuerdo llevado a
cabo por el ciudadano gobernador de distrito Sur, señor Agustín Arriola Jr.,
enviando a esta capital, pensionados por su gobierno, a doce estudiantes pobres
para que continúen sus estudios superiores y profesionales. Ojalá que ellos
sepan corresponder a los esfuerzos del gobierno y lleguen a dar lustre y prez a
la tierra que los vio nacer –rica tierra, maguer su desolación-, de la que dijo
el poeta, que “cual descarnado brazo separa dos mares, como si pidiese
misericordia y perdón...”
En manos, pues,
de nativos de la Baja California, los destinos de ella; el momento ha llegado
de justipreciar debidamente la meritoria vida del general Márquez de León [...]
México, D. F.,
octubre 30 de 1921.
* De Grito de
rebeldía, por Manuel G. Romero, 2a. edición ISC-AHPLM, México, 2014, págs.
102-103.
(Imagen: AStillerO.)
ACTUALIDAD
“Y ojalá estemos a
tiempo de evitar la mexicanización” constituye la frase
que expresó en un correo electrónico particular el argentino Jorge Mario
Bergoglio, jefe del Estado Vaticano: el papa Francisco, pues.
Es la declaración que indignó a buena parte
de los mexicanos y, por supuesto, constriñó a su gobierno a solicitar las
consecuentes explicaciones (diplomáticamente comedidas, desde luego).
“Mexicanización” es la acción y el efecto de
mexicanizar. ¿Y que sería, en esta circunstancia, “mexicanizar”? Una vez en modo
infinitivo será, sin duda, asignar un sentido “mexicano” u otorgar una significación
mexicanística (relativa a lo mexicano) a algo, a algún hecho. En el presente asunto
quedó clara la insinuación peyorativa, que es decir despectiva o insultante,
porque se refirió a los problemas narcodelincuenciales que enfrenta el mundo,
particularmente el latinoamericano.
Es como si cualquier personaje, por
importante que fuere, usara el término “vaticanización” para designar el abuso
sexual de menores, basado en la ocurrencia de algunos casos de pedofilia por
parte de sacerdotes de esa religión, en una connotación genérica que resultaría
obviamente injusta.
Resulta penoso que una figura de tanta
jerarquía se manifieste de tal manera, incluso en el ámbito privado, ya que es
inaceptable que diga una cosa “aquí entre nos” (como dijo quien lo dijo), y exponga
otra distinta en público.
Hasta el papa está obligado, por lo menos en
cuanto jefe de Estado, a ser políticamente correcto.
Por lo pronto el daño quedó hecho, y bien
sabe el pontífice que “palo dado ni Dios lo quita”, así que pronto veremos que el
sustantivo verbal “mexicanización” pasará a ser un aporte del señor Bergoglio
al lexicón de la Academia de la
Lengua con la intención denostativa en que fue originalmente enunciado.
El padre espiritual de los católicos ha
guardado prudente silencio sobre el hecho, fue su vocero Federico Lombardini
(igual que Rubén Aguilar como agente de Fox) quien ha intentado explicar lo que
el supremo jerarca eclesiástico realmente dijo y lo que no quiso decir.
Habrá que acogerse, entonces, a la llamada
infalibilidad papal, dogma de fe impuesto por el concilio Vaticano I en 1870,
para aceptar que, en adelante, “mexicanización” sea acción y efecto de todo lo
malo que cualquiera pueda imaginarse.
Así, nadie en el resto del mundo estará
obligado a pensar (por esa humana tendencia a generalizar, especialmente cuando
se hace referencia a lo negativo) que en nuestro país son más los buenos que
los malos, que la inmensa mayoría nada tiene que ver con la narcodelincuencia,
y que estamos lejos de merecer la calificación que nos ha endilgado el jefe de
la iglesia de Roma y con que involuntariamente ha contribuido al crecimiento de
la lengua española.
CRÓNICA
XXXIX
ANIVERSARIO
El 15
de marzo de 1976 dio principio a sus actividades académicas la Universidad
Autónoma de Baja California Sur, en culminación de un proceso iniciado el 27 de
diciembre de 1975 en que fue suscrita por la directiva del Congreso local la
ley orgánica universitaria, expedida el 29 siguiente por el gobernador Ángel
César Mendoza Arámburo y publicada el 31 de ese mismo diciembre en el Boletín Oficial del gobierno del estado.
Así, en aquel decreto número 35
quedaron definidos como objetivos esenciales de la UABCS, entre otros, “que todo
ser humano, preferentemente sudcaliforniano, con capacidad intelectual y
física, sin distinción…, reciba los beneficios de la educación superior.”
Asimismo “organizar y realizar trabajos
de investigación científica sobre las condiciones y el desenvolvimiento
integral y racional de los problemas y recursos humanos y socioeconómicos del
estado y de la nación…”
También “desarrollar en el individuo
cualidades físicas, intelectuales, éticas, estéticas, sociales y de solidaridad
para que tomen parte activa y consciente de las corrientes del pensamiento y de
la problemática actual del estado, la nación y el ámbito internacional.”
Y “contribuir a mejorar el nivel
físico, moral y cultural, humanístico, científico y técnico de la población del
estado y de la nación…”
En su artículo 49, al referirse a los
derechos y obligaciones de los estudiantes que en ella se forman, estableció
los principios de procurar su desarrollo armónico, mantener en su beneficio un
alto nivel académico y proyectar sus actividades en el medio social.
El artículo 52 determinó que, en
igualdad de circunstancias, los graduados en la UABCS tendrían preferencia en
la designación de todo el personal universitario.
Es decir que en las partes sustanciales
del documento quedó subrayado el sentido de Sudcalifornidad (fortalecida por la
búsqueda de la eminencia en la investigación, la docencia y el extensionismo
cultural) de la institución universitaria
--como resulta congruente--, sin que ello deba significar desatención a
sus compromisos implícitos, como son los de todos los centros de enseñanza
superior, con el país a que pertenece y con el resto del mundo.
Ésa fue la naturaleza primigenia de
nuestra universidad.
39 años después, convendría reflexionar
cuánto de la carne y el espíritu sudcalifornianos prevalecen aún en la
universidad de los sudcalifornianos.
ACTUALIDAD
Desde hace poco tiempo, en vialidades de Baja California
Sur han venido apareciendo anuncios de grandes dimensiones con el nebuloso
mensaje de “Si voy bien, no cambio”.
Ello pudiere
parecer una inofensiva convocatoria a la conformidad, sin más propósito que ser
invitación ingenua al inmovilismo personal y colectivo, pero que resulta de una
advertible carga subliminal que es necesario develar y denunciar.
Sin duda se
trata de parte de la campaña de uno de los partidos políticos inmersos en el
presente proceso electoral que intenta hacer creer que el régimen actual del
estado se ha desempeñado tan bien que todos finalmente vamos bien, y si vamos
bien, ¿para qué cambiar?
La falsedad de
la premisa es notable porque está claro que esta entidad federativa arrastra
severos rezagos y enfrenta problemas graves que las administraciones locales, en
lo que va del siglo XXI, se han dedicado por entero a soslayar, carentes en
absoluto de proyecto trascendente y de planeación con perspectiva de estado para
el desarrollo de la población sudcaliforniana. Y es en verdad preocupante que
en la idea de inacción se conciba ahora el bienestar que todo gobierno, bajo
cualquier signo, está obligado a procurar para sus gobernados.
(Esto trae a la
memoria advertencias alusivas contenidas en, por ejemplo, “Fahrenheit 451” de Bradbury, y “Un
mundo feliz” de Huxley.)
Suponiendo sin
conceder eso de estar bien, la leyenda de la aparatosa propaganda, a más de
constituir un oficioso llamado al beneplácito comodino y al improductivo
apoltronamiento, se opone en todos sentidos al afán renovador del espíritu
humano, al empeño transformador del vigor ciudadano, a la imprescindible
promoción del cambio, porque la renovación, el cambio y la transformación son
consustanciales a la convivencia y el devenir del hombre.
Es más: aun en la
infundamentable consideración de que en las actuales circunstancias fuéramos o estuviéramos
bien, habría que buscar las formas de estar mejor y así hasta el infinito, que
de tal manera ha consistido en esencia la historia de la humanidad.
Los autores de tales carteles espectaculares ignoran seguramente que, según
el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, www.undp.org), BCS
tardará 121 años en alcanzar el índice de desarrollo humano que tiene el DF. De
acatar el mensaje, seguro que demoraremos muchos más.
Si pretende
permanecer en el poder estatal,el cuerpo propagandístico del partido que
avala al gobierno regional pudiera aguzar la inteligencia y concitar la
voluntad ciudadana hacia la gestión innovadora y la búsqueda de mejores
perspectivas para la vida sudcaliforniana, lo cual se vería con positividad.
Aunque ello le
resultara, pues, contraproducente.
CRÓNICA
MUJERES DE CALIFORNIA
Como parte de la crónica del primero de sus viajes al
Nuevo Mundo, Colón refirió a los reyes Católicos haber tenido informes de la
existencia de una isla poblada únicamente por mujeres.
A principios del siglo XVI fue publicado el libro Las sergas de Esplandián, donde se
anunciaba que a la “diestra mano de las Indias” (derecha del continente
americano), o sea sobre el océano Pacífico, “hubo una isla llamada California…,
poblada de mujeres negras…, que casi como las amazonas era su modo de vivir...”
Las amazonas se originan en un mito clásico griego,
cuya definición esencial es el de guerreras que la leyenda y la literatura se
encargaron de ir ubicando en diversos lugares del mundo conocido en la
antigüedad y posteriormente. Hallarlas fue una obsesión de las empresas de
conquista, y buen testimonio de esa búsqueda fue que al río más largo del mundo,
en nuestra América, se le impuso ese nombre.
En
1524, en su cuarta carta de Relación, Hernán Cortés comunicó al emperador tener
noticia de una isla situada en el océano Pacífico, habitada por mujeres,
abundante en oro y perlas, y le ofrecía emprender su búsqueda en cuanto
pudiese.
En los documentos provenientes de la época colonial de
las Californias se hallan evidencias muy claras del papel que tenían las
mujeres en la vida y las costumbres indígenas.
Durante sus gestiones fundacionales de la misión de
Santiago, en el sur de la antigua California, el jesuita Ignacio María Nápoli y
sus acompañantes se encontraron ante la presencia de quien les fue anunciada
como reina; vestía pieles de venado y la seguía gran cantidad de nativos. Se
acercó dando bramidos, luego cantaba y hacía sentir de varios modos su
autoridad. El también sacerdote Jaime Bravo ya había tenido contacto con este personaje
trece años antes, durante un recorrido de reconocimiento por la zona.
Algún tiempo después, en una parte de su crónica sobre
la insurrección indígena de 1734-1736, el padre Sigismundo Taraval hizo referencia a una
mujer que “era la más célebre hechicera de esos contornos; aun siendo mujer,
era en su ranchería a quien no sólo las mujeres mas los hombres cedían,
obedecían y seguían. Cogiéronles todos los trastes de sus supersticiones y
embustes que son tablas, palos con puño en forma de cabeza y una nariz larga,
una vara larga con un gancho con que dicen hacen venir las
frutas
[pitahayas], un bastón agujereado para llenarle por todas partes de pluma, otro
con una figura al modo de palmeta, otro con visos de abanico y otros varios con
garfios, puntas y uñas...”
Función
exclusiva de las mujeres era la de ser intermediarias en los conflictos que
intermitentemente enfrentaban los europeos con los aborígenes y éstos entre sí.
Como ejemplo puede leerse que el comandante encargado de sofocar la insurgencia:
“Prosiguió
su rumbo para la tierra de los pericúes y se volvió a Santiago, no habiendo
logrado después cosa especial. Trajo presos a un hombre y a varias mujeres; a
otras había despachado a llamar y a ofrecer el perdón a los de Todos Santos...”El mismo Taraval preguntó a los
indios “por
qué habían hecho la sacrílega infamia de matar a los padres [Carranco y
Tamaral]. Respondieron que porque no los dejaba hacer lo que querían y prohibía
que tuviesen muchas mujeres.”
Dice
el padre Juan Jacobo Baegert, misionero entre los guaycuras de San Luis
Gonzaga, que “no son muchos entre ellos los que contraen matrimonio con la
finalidad para la que Dios lo ha consagrado. Lo que ellos buscan es algo seguro
y, además, el hombre quiere tener su criada para poder darle órdenes, aunque este
mando no es para tanto, ni la mujer lo toma muy a pecho.”
Sin embargo, el también jesuita Miguel del Barco, de
sus vivencias entre los cochimíes de la misión de San Francisco Javier, cuenta
que “el mantenimiento de la familia corre por cuenta de las pobres mujeres.
Ellas han de buscar la comida para sí mismas, para sus maridos y para sus
hijos.”
Del citado Taraval es la afirmación de que “las mujeres son en
Californias las que trabajan, solicitan y dan de comer a sus maridos.”
Desde luego hay mucho más que escribir y leer sobre
esto; lo dicho sólo nos sirve de pretexto para hacer llegar un cordial y respetuoso
saludo a las mujeres de nuestra entidad en ocasión del día del año dedicado a
reconocer su contribución, y con cuyo concurso crece Baja California Sur todos
los días.
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