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martes, 26 de septiembre de 2017

Fritanga turolense

Fritanga, fritada, fritura, pisto, firigolla,… son los nombres que recibe un plato elaborado con verduras y hortalizas fritas como principales ingredientes.
En 1787, Esteban Terreros nos explica, en su Diccionario, que “si bien se dice frito de cualquier pedazo que se frió, fritada se entiende por lo que se ha frito junto”. Cabe decir que esta definición es la que más se aproxima al concepto del plato al que nos referimos.
Por primera vez, en 1803, la Academia de Autoridades define el pisto como plato que en algunas partes es una fritada de tomates y pimientos revueltos.
En 1917, José Alemany, en su “Diccionario de la Lengua Española”, cita fritanga como nombre argentino que denomina a la fritada, y especialmente a la compuesta de tomate, pimiento y calabaza.
En las Comarcas del Jiloca y Albarracín la fritanga es un plato típico, muy popular, que se realiza en los momentos en que el huerto nos provee de verduras y hortalizas. En casa se realiza con los alimentos recolectados en el momento, pudiendo añadírsele al mismo otras viandas disponibles en las dispensas (que si huevos, que si jamón o tocino a tacos,…) e, incluso, caracoles si se han recogido caminando por los huertos.
En casa la seguimos elaborando al método tradicional, por lo que los ingredientes son los mismos que utilizaban nuestros mayores antaño.

Ingredientes:

Cebolla
Pimiento verde
Pimiento rojo
Calabacín
Patatas
Aceite de oliva del Bajo Aragón
Sal

Modo de hacerlo:
Cortar la cebolla en cuadraditos.
Cortar los pimientos en tiras y luego en cuadrados.
Cortar le calabacín en trozos pequeños (primero a lo largo y luego a lo ancho).
Colocar una olla al fuego y añadir la cebolla, los pimientos y el calabacín. Echar aceite por encima y aliñar con sal.
Dejar freír hasta que los alimentos se hayan cocinado.
Pelar, lavar y cortar las patatas en cuadraditos.
Colocar una sartén al fuego con aceite de oliva del Bajo Aragón. Cuando el aceite esté caliente ir añadiendo los trozos de patata.
Freír las patatas hasta que estén caso hechas.
Retirar el aceite que haya sobrado y echar, sobre la sartén donde están las patatas, la fritada de la olla.
Mezclar con cuidado, revisar de sal, y servir.

viernes, 12 de mayo de 2017

Patatas a lo pobre

Aunque son conocidas y consumidas en todo el territorio peninsular, alcanzan su fama en Andalucía, y, sobre todo, en Granada, donde se sirven a modo de tapa española que es saboreada y alabada por la mayoría de los turistas que recaban por esa encantadora ciudad.

Ingredientes:

Patatas
Cebollas
Pimientos verdes
Pimientos rojos
Ajos
Vinagre
Aceite de oliva
Laurel
Sal

Modo de hacerlo:
Lavamos, pelamos y cortamos las patatas en rodajas de medio centímetro.
Lavamos y cortamos los pimientos en tiras.
Pelamos y cortamos las cebollas en juliana.
Limpiamos los dientes de ajo y los cortamos en trozos menudos.
Colocamos una sartén al fuego con abundante aceite de oliva.
Cuando el aceite está caliente añadimos las patatas, las cebollas, los pimientos, los ajos y dos hojas de laurel.
No vamos a utilizar ningún instrumento para remover los ingredientes, sino que menearemos la sartén por el rabo para que los componentes no se deshagan. El fuego ha de estar durante la cocción medio-bajo.
Dejar freír unos 20 minutos, meneando la sartén de vez en cuando.
Retirar, con cuidado, los ingredientes de la sartén y colocarlos sobre una fuente cubierta de papel absorbente, con el fin de retirar el exceso de aceite.
Preparamos, en un almirez, una mezcla de perejil picado con vinagre. También podemos añadir una pizca de pimienta negra.
Colocamos los ingredientes en una cazuela y añadimos la mezcla del almirez.
Listas para servir.
Pueden añadirse huevos cocidos, fritos (si los hacemos fritos en el mismo aceite en el que hemos frito los componentes), estrellados, jamón, chorizo,… Pero ya no serían las patatas a lo pobre de las gentes humildes, sino patatas preparadas para familias pudientes.

martes, 21 de marzo de 2017

Una tapa típica turolense: Patatas pimajopere

Durante las décadas de los 80 y 90 del pasado siglo era común, en los bares turolenses, ofrecer patatas pimajopere como tapa a los parroquianos y comensales. Hoy en día, aunque han dejado de ser comunes aún podemos observar bares que las ofrecen como tapa principal, en Teruel, de diversas maneras pero con los mismos ingredientes (tan solo hace falta hacer una búsqueda en Google con su nombre para encontrarnos algunos ejemplos).

Ingredientes:

Patatas
Ajos
Pimentón
Perejil
Aceite de oliva del Bajo Aragón.
Sal

Modo de hacerlo:
Lavamos bien las patatas y las partimos por la mitad (a lo largo).
Hacemos sobre la parte interior unos cortes superficiales.
Llevamos las patatas al microondas (al 100 %). El tiempo de asado dependerá de las patatas que hayamos introducido. Para saber cuándo están hechas las vamos pinchando con un palillo  y, cuando veamos que están tiernas, las sacamos del micro y las repartimos en una fuente.
Mientras tanto realizamos, en un bol, una mezcla de ajo, perejil y aceite.
Aliñamos las patatas con sal y sobre ellas echamos la mezcla que hemos preparado en el bol.

Finalmente, las espolvoreamos con pimentón dulce.

viernes, 10 de marzo de 2017

Patatas viudas

Como su nombre indica, patatas sin guarniciones de carne o pescado. Cocina mediterránea llevada al más alto nivel. Podría considerarse un potaje de vigilia, pero puede ser un plato apropiado para cualquier día de invierno.

Ingredientes:

Patatas
Pimiento verde
Ajos
Cebolla
Pimentón
Aceite de oliva del Bajo Aragón
Vino blanco
Agua o caldo de carne
Sal
Una hoja de laurel

Modo de hacerlo:
Limpiar y picar en trocitos el tomate verde.
Limpiar y cortar la cebolla en cuadraditos.
Limpiar y cortar los dientes de ajo (al gusto) finamente.
Añadir a todos los ingredientes en una cazuela.
Regar con aceite de oliva del Bajo Aragón.
Colocar la cazuela al fuego.
Dejar rehogar los ingredientes, añadir sal para que la cebolla sude.
Al cabo de unos diez minutos añadir un vaso de vino blanco. Seguir rehogando los ingredientes hasta que el alcohol se evapore.
Lavar, pelar y cortar las patatas a trozos pequeños y regulares.
Añadir las patatas a la cazuela y seguir sofriendo el conjunto.
Al cabo de otros diez minutos añadir el pimentón dulce, remover los ingredientes y, a continuación, añadir agua o caldo cubriendo los componentes.
Añadir una hoja de laurel.

Dejar cocer unos veinte minutos y el plato estará listo para ser consumido.

viernes, 20 de enero de 2017

Gaspachillo

El gaspachillo es una comida completa, potente y energética. Típico de Cella, un plato que le da una de las muchas señas de identidad, su elaboración es muy parecida en todas las casas, variando los acompañamientos. Es el plato que, por excelencia,  viene a demostrar lo bien que combinan el tocino, la col y la patata. Típico de los cortos días de invierno.
La col
La col es una verdura de invierno, adquiriendo sus mejores propiedades al final del mismo.
Es una planta que ha tenido una importancia fundamental en Europa desde la antigüedad. En documentos sumerios y egipcios ya se constata la monopolización del hombre en la agricultura, y de hecho, se cultivaba trigo, cebada, mijo, avena, luego plantaron árboles como la higuera, el cerezo o el ciruelo y verduras como la col, los guisantes o las habas.
Conocida por los celtas y muy apreciada por los griegos, que la servían en las comidas públicas, era utilizada, además, para curar enfermedades.
Hasta el siglo II a.C. la cocina romana se basaba en alimentos básicos: papilla de mijo, cebada o guisantes, el queso de leche de oveja, la carne de cordero hervida, la col, las habas, etc. Aparece citada por Catón en su obra “De re rústica” como remedio para trastornos intestinales o pulmonares y, sobre todo, para incrementar la producción de leche en las mujeres que daban pecho.
En la Germania medieval, el alimento más codiciado por la aristocracia era el cerdo, y probablemente por esa obsesión con el cerdo nacen las charcuterías como las entendemos hoy en día. Los salchicheros gozan de un rango artesano, y los jamones, que ya se conocían en la época de los romanos, son usados en épocas de duro invierno. Se dieron casos de antropofagia, recuérdese la leyenda de San Nicolás o el cuento de Pulgarcito (del término húngaro, viene la palabra ogro). Para paliar estos estragos, los germanos extendieron el consumo del cerdo en la cocina, y popularizaron la "sauerkraut", col blanca fermentada, también llamada "choucroute" por los franceses; macerada y hervida. La col blanca, encurtida con sal y pimienta blanca en grano, durante tres o cuatro semanas, luego hervida, unas cuatro horas, con zanahorias, cebollas cortadas en rodajas, manteca de cerdo o de oca y vino blanco, y condimentada con diversas especias, acompaña a un buen número de platos germanos, típicos desde el siglo XIII, como las salchichas de Frankfurt.
Nicolas Culpeper (1616-1654) es su libro “Complete Herbal” llega a valorar tanto la col que señala que el jugo de ésta mezclada con vino ayuda a mejorar la mordedura de la víbora. También afirma que si se hierve con pollo un par de veces ayuda a liberar las obstrucciones del hígado y del bazo. También confirma que el bueno de Catón, mencionado anteriormente, no tomaba otro remedio y apunta a valores probados posteriormente como, por poner un ejemplo, sus propiedades emolientes.
Como propiedades medicinales de la col se apuntan, en la actualidad, las siguientes: diurética, antidiarreica, antiácido natural, puede ayudar a prevenir las infecciones intestinales, propiedades antitiroidales, anti-bronquial, se puede utilizar para prevenir la ronquera (jugo de la col tierna), es emoliente (para las afecciones de la piel: granos, pústulas, ampollas, quemaduras, incluso puede eliminar las verrugas aplicando su jugo sobre las mismas), y antiinflamatoria. Pero siempre ha de tenerse en cuenta que la ingestión continua y abusiva de la col puede ser causante de irritaciones intestinales.
El trinxat
El plato de verdura más típico de Andorra la Vieja es el trinxat. Preparado con col verde, patatas y trozos de tocino, se suele acompañar con arenques salados y guindillas. También se consume del mismo modo en la Cerdeña.
El trixat amb rosta
El trinxat amb rosta es típico de Cataluña.
Una vez lavada la col se pone en una cazuela de agua hirviendo. A los 15 minutos de cocción añadiremos las patatas peladas. Se deja hervir hasta que las patatas empiecen a deshacerse. Se retiran de¡ fuego y se pone en una escurridera. Lo pasamos a una cazuela en la que, con ayuda de una espátula de madera, trincharemos las patatas y la col, todo junto.
Aparte, pelar los ajos y freírlos en una sartén con aceite. Cuando estén dorados, freír el tocino, retirándolo una vez frito. Poner el aceite en la cazuela que contiene las patatas y la col trinchada y removerlo todo junto. A la hora de servir se dora bien en una sartén en la que habremos puesto un poco de¡ aceite de freír los ajos y el tocino.
Patatas jutas
Plato típico de Mora de Rubielos. Se utilizan patatas, grasa de freír tocino, ajos y sal; también se puede añadir col. Una vez cocidas las patatas (si se desea con un poco de col), se escurren y se pican bien con la rasera. Los ajos se fríen en la grasa del tocino, añadiéndolos después a la patata (y la col), mezclándose bien; las patatas deberán quedar bien untadas (que tengan bastante grasa). Actualmente, la grasa se suele sustituir por aceite normal o de la conserva.

Ingredientes:

Patatas
Col
Agua
Aceite
Ajo
Sal
Ingredientes complementarios: col, berza, espinacas, tajadas, abadejo,....

Modo de hacerlo:
Poner las patatas peladas y cortadas en pocos trozos (para que no se deshagan) con la col o berza en una cazuela con agua fría. Cuando rompa a hervir añadimos sal a gusto. Una vez cocidas se escurre el agua.
Freír los ajos en el aceite y, cuando estén bien fritos (sin quemarse) echar la patata y la col (o berza o espinacas). Picar con la rasera o cuchara de palo. Tostar (dejar que el agua se vaya embebiendo).
Servir caliente.
En este caso le he añadido trocitos fritos de jamón de Teruel.

Puede acompañarse con tajadas de blanco fritas. También puede acompañarse con una ensalada de aros de cebolla, un poco de pimiento verde y un poco de tomate cortado a trozos.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Patatas a la importancia

Conocidas desde hace muchísimo tiempo en la gastronomía turolense y aragonesa, forman parte, en la actualidad, de la cultura culinaria de Castilla-León (sobre todo en la provincia de Palencia) y de Madrid capital.
Se trata de una elaboración sencilla que puede ser presentado para grandes ocasiones como primer plato, y no quedar, por ello, en mal lugar. Nada que envidiar a otras combinaciones más vistosas y empringadas.
Requiere dos tiempos: una fritura inicial y la elaboración del guiso.
Su resultado es impresionante. Y barato, adecuado para los tiempos que corren.
Ingredientes:

Patatas
Cebolla
Huevos
Ajos
Harina
Vino blanco
Aceite de oliva del Bajo Aragón
Caldo de carne
Perejil
Azafrán del Jiloca
Sal

Modo de hacerlo:
Lavar, pelar y cortar las patatas en rodajas de un centímetro de espesor. Salpimentar las rodajas.
Batir un par de huevos en un plato hondo.
Poner harina en otro plato hondo.
Colocar una sartén al fuego con aceite de oliva del Bajo Aragón.
Cuando el aceite esté caliente ir pasando las rodajas de patata por la harina y, a continuación, por los huevos batidos e ir echándolas, por tandas, a la sartén.
A medida que se vayan friendo las sacamos y las colocamos en una bandeja con cuidado, para no estropear el rebozado.
Preparamos, en un mortero, un majado con los dientes de ajo, el perejil, el azafrán y un pellizco de sal.
Pelamos la cebolla y la picamos finamente.
Colocar una cazuela de barro al fuego con aceite.
Agregar y sofreír la cebolla.
Cuando la cebolla comience a dorarse añadimos una cucharada de harina, mezclando los ingredientes y, a continuación, el majado contenido en el mortero, sin dejar de remover. Un momento después, añadimos el vino.
Dejamos cocer hasta que se evapore el alcohol (con un par de minutos basta).
Separamos la cazuela del fuego y añadimos, con cuidado, las patatas.
Colocamos de nuevo la cazuela en el fuego y cubrimos el contenido con caldo.
Dejamos cocer alrededor de 20 minutos.
No hay que utilizar cubiertos para mover el contenido de la cazuela, sino que, cogida de dos lados, la vamos removiendo para evitar que las patatas se rompan.
Se sirves calientes, pudiendo espolvorearlas de azafrán y perejil.
P.D.: En algunos lugares suelen agregarse al guiso tacos de jamón, chorizo, almejas, queso, almendras,… Para gustos y colores. Aunque, tal cual, están sabrosísimas.

sábado, 2 de julio de 2016

Ensalada de Teruel

El año pasado ya hice una entrada en el Blog con el título de Ensalada Aragonesa. Pues bien, son casi iguales salvo las guarniciones. La nuestra es más sencilla.

Ingredientes:

Patatas
Tomates
Huevos duros
Cebolla
Pepino
Aceite de oliva del Bajo Aragón
Perejil
Ajo
Olivas verdes
Olivas negras
Modo de hacerlo:
Pelar, lavar y cortar las patatas en cachos medianos.
Echar las patatas cortadas en un cazo, cubrirlas de agua y ponerlas a cocer. Cuando comiencen a hervir añadir un pelin de sal, bajar el fuego y dejarlas cocer unos 15 minutos.
Mientras tanto colocar un cazo al fuego con agua y, cuando llegue a ebullición, echar dos nuevos. Girarlos suavemente sobre la cazuela y dejarlos cocer unos 15 minutos. Pasado este tiempo, apagar el fuego.
Mientras las patatas y los huevos se cuecen, cortar la cebolla en cuadraditos, pelar el pepino y cortarlo en rodajas, cortar los tomates en gajos finos. Reservar.
Picar los dientes de ajo (según el gusto), picar el perejil, echar todo en un bol y añadir aceite de oliva del Bajo Aragón. Mezclar bien.
Una vez cocidos los huevos echarlos en un colador y bañarlos con agua fría un buen rato. Quitarles la cáscara, cortarlos en seis trozos y reservar.
Ya cocidas las patatas echarlas en un colador, bañarlas con agua fría, para que no se peguen, y echarlas en un bol. Añadir los trozos de cebolla, los de pepino, los de tomate y las olivas. Mezclar bien. Añadir los trozos de huevo duro y bañar con la mezcla de aceite, ajo y perejil.
Volver a mezcla re introducir el bol en el frigorífico hasta la hora de servir.
A este plato también se le puede añadir pimiento verde o rojo cortado en cuadraditos y atún o caballa de lata, desmenuzados.

jueves, 12 de mayo de 2016

Patatas nogadas al estilo de Teruel

La salsa cuyo componente principal son las nueces se ha utilizado a lo largo de la historia de la cocina. Hay muchísimas variedades en tanto en cuanto se dependiese de los ingredientes habidos en las dispensas. Por ello, la forma de hacerla en el Bajo Aragón es diferente a la que se ha realizado popularmente en Teruel. Hoy recuperamos una receta que nos ha llegado del sur de la provincia. Otro día daremos a conocer la nogada popular de las tierras del norte de Teruel.
Nogada es, para Covarrubias (autor del Tesoro de la Lengua Castellana, primera enciclopedia de la lengua española), la salsa que se hace con las nueces.
El Diccionario de Autoridades de 1734 nos define la nogada como salsa hecha de nueces y especias con que regularmente se suelen guisar algunos pescados.
Esta definición sirve para todas las ediciones del diccionario de la Real Academia desde entonces refiriéndose al latín nuceum moretum (Desde la edición de 1884 se propone su derivación del latín nux, nucis, nuez y, a posteriori, -ada).
Ingredientes:

Patatas
Nueces
Ajos
Pan frito
Pimentón
Aceite de oliva del Bajo Aragón
Agua
Sal

Modo de hacerlo:
Pelar, lavar y cortar las patatas en trozos regulares, más bien grandes.
Coklocar una sartén al fuego con aceite de oliva del Bajo Aragón y, añadir las patatas cuando el aceite esté caliente.
Sazonarlas y dejarlas freír hasta que tomen color.
Sacar de la sartén y reservar.
Colocar una olla al fuego con agua, añadirle sal y, a continuación las patatas fritas. Dejarlas cocer unos diez minutos.
Mientras tanto, majar en el almirez unos dientes de ajo, nueces, una rebanada de pan frito y pimentón. Añadir aceite de la sartén en la que se han sofrito las patatas.
Trabajar o majar todo junto. Cuando esté a punto, añadir el contenido del almirez a la cazuela en la que están las patatas.
Dejar cocer unos minutos y ya está.

lunes, 18 de abril de 2016

Patatas a la aragonesa

Receta de José Vaquero, Jefe de cocina del Gran Hotel, de Zaragoza, recogida por José Vicente Lasierra Rigal, en su imprescindible obra “La cocina aragonesa” (Librería General, Zaragoza, 1979).

Ingredientes:

Patatas
Cebollas
Ajos
Harina
Caldo de carne
Huevos
Perejil
Aceite de oliva del Bajo Aragón

Modo de hacerlo:
Coger un kilo de patatas más bien pequeñas, pelarlas y lavarlas. Cortarlas en rodajas de medio centímetro, aproximadamente. Ponerlas a pochar o freír en aceite no muy fuerte, para que salgan más bien blandas. Se sacan de la sartén y se escurren bien.

En un recipiente aparte se fríe un poco de cebolla y ajo picado, cuando están casi dorados se añaden dos cucharadas soperas de harina, rehogándola hasta que tome un color ligeramente dorado. Hecho esto se añade un poco de jugo de carne, o caldo, haciendo cocer esta salsa durante un rato, pasándose luego por un chino o colador.
En cuatro cazuelas de barro pequeñas se ponen las patatas antes fritas, añadiendo la salsa y escalfando un huevo en el centro. Se ponen las cazuelas en la plancha, tapadas y a fuego lento. Al momento de servirlas se echa encima de las patatas una majada de ajo y perejil, con un poco de aceite.

jueves, 7 de abril de 2016

Recao de Binéfar

Teodoro Bardají nació en Binéfar, Huesca, en 1882.
Hoy en día es considerado por muchísimas personas como el mejor cocinero español del siglo XX.
Descendiente de una familia de cocineros, fue enviado a Madrid como aprendiz cuando era niño. Trabajó en muchísimos lugares, entre ellos el Casino de Madrid o el Palacio Real, en tiempos de Alfonso XIII. Su buen hacer lo llevó a trabajar en la casa de los Duques del Infantado, donde permaneció más de veinte años.
Hoy en día los cocineros son conocidos por el número de estrellas Michelín. En aquellos tiempos por su trabajo y buen hacer. Fue homenajeado, condecorado y agasajado por ello. Falleció en 1958.
Un cocinero para la historia.

He aquí el soneto que le dedicó Carlos Miranda en El Liberal (diario madrileño):

No le envidio al Marqués de Santillana,
Duque del Infantado su riqueza,
porque vivo feliz en mi pobreza,
sin pensar en el día de mañana.
Tampoco su salud aunque es muy sana,
ni sus títulos varios de nobleza,
ya que mi pequeñez -con su grandeza
de espíritu- se siente soberana.
Ni sanidad, ni aristocracia, ni oro,
le envidio al Marqués-Duque, y sólo quiero
de él que me ceda su mejor tesoro:
Su sin par cocinero y repostero,
pues hombre es Bardají (don Teodoro)
que no se paga con ningún dinero.

Escribió la receta del Recao de Binéfar, que sirvió para dar nombre a un plato ya para dar a conocer a un pueblo, en El Gorro Blanco, en la edición correspondiente a febrero de 1922. Y tal y cual la escribió (salvo los ingredientes), la trascribimos.

Ingredientes:

Judías blancas
Patatas
Arroz
Una cabeza de ajos pequeña
Una cebolla pequeña
Una hoja de laurel
Media guindilla seca
Una cucharada de pimentón dulce
Agua
Aceite de oliva del Bajo Aragón
Sal

“En el Alto Aragón se hace un guiso casero y familiar que se conoce con el nombre de “recao”, o recado, indica en castellano, en una de sus acepciones, “todo lo necesario”, por ejemplo, recado de escribir. Y este significado tiene en Aragón el nombre del guiso, que equivale a una comida completa.
En una olla mediana se ponen a cocer, según buena costumbre, o sea, con agua fría y sin sal, 250 gramos de judías blancas. Al primer hervor se retiran y se dejan cinco minutos, tapadas, fuera del fuego; pasados éstos, las judías se habrán precipitado al fondo de la cacerola; entonces se les cambia el agua que tienen por otra fría y se acercan de nuevo al fuego dejándolas cocer despacio hasta que estén tiernas, pero añadiéndoles en cuanto se cambia el agua una jícara de aceite crudo, una cabeza pequeña de ajos, media cebolla picada, una hoja de laurel y un poco de pimienta o pimentón picante, todo ello en crudo. Cuando las judías están casi cocidas, se añaden la sal necesaria y dos patatas grandes cortadas en cuadritos del tamaño aproximado al de las judías, procurando que el guisote se conserve caldoso. A los cinco minutos de haber comenzado a cocer las patatas se incorporan al conjunto unos cien gramos de arroz. Cuando todo ha cocido perfectamente, se prueba el gusto de sal y si está bien se sirve, teniendo en cuenta que no debe estar seco, sino caldoso, aunque no en demasía.
Hasta aquí el “recao” de Binéfar, que constituye el primer plato de la comida del mediodía cuando hay otro principio de más enjundia, aunque no está de más advertir que este guiso reemplaza en las montañas aragonesas al cocido, y que se le adiciona, cuando se puede, carne, tocino, jamón, algún embutido casero y las consabidas tortetas o patacas, en aquellas tierras. Todo se pone a cocer al mismo tiempo que las judías, si bien lo más corriente es emplear un trozo de alcorzadizo, o carne de pecho de carnero, y algo de tocino añejo, casi rancio, que da mucho sabor con poca cantidad. El tocino se reemplaza casi siempre por una pella de manteca de cerdo, que los montañeses llaman “ensundia” o enjundia.”


Se sirve caliente, recién hecho, en un punto medio entre caldoso y seco. Este plato constituye el primer plato del mediodía.

lunes, 1 de febrero de 2016

All i Pebre con anguilas (de verdad)

All i pebre con anguilas de Anque
Hace un tiempo introduje una entrada en este Blog para dar a conocer el All i Pebre. Podéis verla en este enlace.
All i pebre con verdeles
Para ello, a falta de anguilas utilicé verdeles, porque aquí, en Teruel, aparte de que no las vemos habitualmente, cuando las vemos son carísimas. Hace poco tiempo nos aprovisionamos de anguilas de la Albufera en uno de nuestras salidas a Torrent. Ayer conseguí hacer el All i pebre como dios manda, vuelvo a insistir, tal y como lo hice por primera vez ayudándome de verdeles.. La primera vez que conocimos el All i pebre fue en El Palmar, en la Albufera, de manos de nuestros amigos del restaurante Pasqualet (a los que les deseo un montón de suerte en su trabajo).
All i pebre del restaurante Pasqualet
Lo repito, un plato ancestral de los pueblos de la Albufera con un sabor especial.

domingo, 31 de enero de 2016

Recao masovero

Recao es la expresión navarro-aragonesa para definir el recado. En 1737 la Academia de Autoridades se refiere al recado, en una de sus acepciones, como la prevención o provisión de todo lo necesario para algún fin, incluyendo también la diaria provisión, que se hace de la Plaza o tiendas, para comer. Después de analizar los distintos diccionarios  podremos establecer que el recao se refiere, en general, al conjunto de objetos necesarios para hacer ciertas cosas y, entre ellas, a nivel particular, el conjunto de alimentos con los que se cubrirán los gastos de energía del trabajador o trabajadores, en nuestro caso, agricultores.
Existen, en la actualidad, dos elaboraciones culinarias cuyo nombre señala al recao: el recao de Binéfar y las tortas de recao. El primero es un plato contundente, de origen oscense, que reemplaza, como bien señaló Teodoro Bardají, erudito y escritor culinario nacido en Binéfar, que acabó como cocinero en el Ducado del Infantado, en las montañas aragonesas, al cocido. Sus ingredientes principales son judías blancas, arroz y patatas, aunque se adiciona también, siempre que se puede, con carnes, jamón o tocino. Las tortas de recao, presentes en la región murciana, son tradicionales en la época navideña.
José Luis Acín Fando y Matilde Fernández Montes, en su obra “Etnología de las Comunidades Autónomas” (obra homenaje a Julio Caro Baroja), analizan las características de nuestra cultura popular dentro de una diversidad de factores. Citan a los del “recao” como las personas encargadas de llevarle al pastor, que cuidaba todos los rebaños del pueblo en época estival y hasta bien entrado el otoño, una vez por semana todo lo que necesitaba, basándose en un orden jerárquico, pues primero iba el que más cabezas de ganado poseía y después los demás por orden decreciente.
Edgardo Garrido Merino, en su obra “El hombre de la montaña”, describe una comida de los protagonistas en Jaca, parada del viaje que les lleva a Ansó, que transcribimos por el interés culinario que suscita: “Comieron en mesa redonda, a la que sentábanse labriegos y trajinantes (…) Se servían platos populares de la cocina aragonesa: unos daban cuenta del recao, guiso humeante de patatas, judías y arroz; otros hartábanse de boliches con chorizos y morro de cerdo; aquellos de borrajas hervidas y aliñadas con el buen aceite de Alcañiz. Gustaron de un caldo, dorado por ojos de enjundia; de los espárragos montañeses y de unas costillas asadas al uso de la tierra. Agustina explicó a Basilia cómo se hacían los espárragos. Eran colar de cordera, de las que marcan para la cría, dejándolas rabonas, muy rehogadas y fritas a la sartén”.
En nuestra tierra, cuando llegaban los tiempos de la siembra, la siega o la trilla, los agricultores se desplazaban a las masadas, llevando los animales, los aperos necesarios y el recao, que era la comida para los días que durasen las labores.
Como es normal los alimentos no eran perecederos.
La receta que hemos recogido proviene del Bajo Aragón. El recao masovero que presentamos comparte con el de Binéfar las patatas. Las judías y el arroz son reemplazados por los fideos.
Ingredientes:

Patatas
Fideos
Conejo adobado en trozos
Ajos
Aceite de oliva del Bajo Aragón
Agua
Sal

Modo de hacerlo:
Escurrir los trozos de conejo adobado.
Pelar, lavar y cortar las patatas en trozos regulares.
Colocar una olla al fuego con agua. Cuando comience a hervir añadir las patatas y los trozos de conejo.
Pelar los dientes de ajo y cortarlos en cuadraditos.
Colocar una sartén al fuego con aceite de oliva del Bajo Aragón y freír en ella los ajos.
Cuando las patatas estén casi cocidas (alrededor de quince minutos), se añaden a la olla el contenido de la sartén y los fideos. Se deja cocer unos diez minutos más, se saca del fuego y se sirve.
Ha de quedar un plato caldoso (sin pasarse).
Como es normal, cada recao, y en cada masada, puede llevar diferentes ingredientes, pues se basan de lo que se disponga en las diferentes dispensas. Pueden cambiarse los fideos por arroz, puede cambiarse el conejo por conservas (costillas, lomos, longanizas), pero siempre se realizarán con alimentos no perecederos (conservas, escabeches, adobos,…).

martes, 10 de noviembre de 2015

Patatas con chorizo

Plato elaborado como lo realizan tradicionalmente en La Rioja.
Ingredientes:

2 chorizos
1 cebolla
1 pimiento verde
2 pimientos choriceros
Ajos
Agua
Aceite de oliva del Bajo Aragón
Sal
2 hojas de laurel
1 guindilla

Modo de hacerlo:
Colocar los pimientos choriceros en agua templada para que se ablanden.
Lavar, pelar y cortar las patatas chascándolas (se trata de que la patata suelte la fécula en la cocción y así engorde la salsa).
Pelar y picar la cebolla
Limpiar el pimiento verde y picarlo.
Colocar una olla al fuego con aceite de oliva. Echar en la olla la cebolla y el pimiento picados.
Pelar tres o cuatro dientes de ajo.
Cortar la guindilla por la mitad y quitarle las semillas. Picarla.
Cuando la cebolla y el pimiento estén medio hechos añadir los dientes de ajo, dos hojas de laurel y la guindilla troceada.
Quitarle la piel a los chorizos y cortarlos en rodajas.
Añadir las patatas troceadas y los chorizos a la olla.
Hay que tener en cuenta que, a partir de ahora, no hemos de utilizar ningún utensilio para remover el contenido del puchero. Se coge por las asas y se menea para remover los ingredientes.
Cuando las patatas estén a medio freír, echar pimentón por encima de los componentes, meneando la olla para que se mezcle con el conjunto. Inmediatamente después se añade agua hasta cubrir los ingredientes. Dejar cocer unos veinte minutos.
Mientras se refríe el contenido de la olla abrir los pimientos choriceros y, ayudándonos de un cuchillo, quitarles la carne.
Diez minutos antes de que termine la cocción añadir a la olla la carne de los pimientos choriceros. Dar un nuevo remeneo y terminar la cocción.