¿Y la tristeza?
Sobre blancas paredes
agrietadas por lágrimas ácidas
donde convergen vidas y deseos
de esperanzas olvidadas, gimen los girasoles en la
decadencia de su vejez,
en la fe de nuevas primaveras y en el florecer de
nuevas salvas.
La tierra no gira más, nos negó su razón.
La cobardía nos inunda de ríos secos,
desbordados de hipocresía y cenagal; música muda que aúlla silencios en tonos quebrados de negras
sobre blancas.