Se ha escrito tanto sobre nosotros… sobre nuestra apariencia, sobre nuestras costumbres, defectos, delitos, de dónde se cree que provenimos, nuestras generaciones… Me río ante el intento de entendernos, ante el intento de creer en nuestra existencia mientras otros la descartan categóricamente; me río ante el pavor que infundimos o la carcajada nerviosa que a veces intenta ocultar esa emoción tan típica en los humanos. Me río ante toda la literatura, que aunque original y a veces bien escrita, describe nuestra vida, muerte y existencia eterna….
¡Qué poco sabéis todavía! Existen tantas especies entre nosotros...
Contemplo la cortina de árboles que me protegen del sol, pero la carencia de follaje en sus gruesas y secas ramas no serán capaces de ocultarme a la muerte inminente, cuando ésta aparezca radiante, hermosa, justiciera…
Por fin dejaré de existir, pero sólo porque yo lo deseo…
¿Os habéis preguntado alguna vez qué es la Muerte?
Seguramente… Cada uno la mira bajo un prisma diferente: miedo, terror, respeto, paz, indiferencia… pero es curioso saber que al nacer, la muerte es lo único de lo que podéis estar absolutamente seguros.
¿Cómo sería un mundo en dónde nadie muriera? Un caos… una jaula en donde acabaríais apretados los unos contra los otros, de forma horrible y carente de intimidad, oliendo vuestro propio sudor y el del otro, sintiendo vuestra respiración ahogada, luchando por el oxígeno que otro cuerpo os roba. Sería inútil escapar de nadie, correr por los campos, buscar esa soledad que a veces deseáis y necesitáis. No podríais moveros, estirar los brazos, saltar… en fin todas esas simplezas que hace al ser humano…
La Muerte pues, disfrazada con una de sus múltiples caretas, os libra de esa jaula, os otorga espacio, os confiere ese respeto a la vida que os enseñan desde niños, y aprendéis a reverenciarla y jamás interrumpirla por vosotros mismos. Para eso ya está la Muerte y ésta, es tan poderosa, que a veces, al verse forzada a manifestarse por el deseo propio de alguien, ingeniosa, creó las muchas religiones que hoy existen y que exponen una serie de leyes obligatorias, aunque claro está, ocultas bajo esas máscaras llamadas deidades. Pues dictar leyes o normas con su propio rostro sería un gran error ya que… ¿quién obedecería a la Muerte?
Sí, me río… lo hago esperando a ese fin que la creación entera teme mientras que yo siento la impaciencia y expectación, llenándome los sentidos. Al fin veré su cara macabra, ese rostro que puede eludirnos durante tanto tiempo o aparecer nada más nacer, según sea su capricho.
Hace frío. La escarcha de la madrugada ha tapizado con sus dedos el suelo y la escasa hierba seca que me rodea, pero yo lo ignoro. Hace tiempo que me negué a sentir. Los sentimientos son caminos que sólo te guían hacia errores y debilidades, que pueden acabar con cualquiera de nosotros.
Pero... ¿dónde están mis modales? Aquí estoy yo filosofando sobre la vida y la muerte, y ni siquiera me he presentado…
Mi nombre es Elvira Lhamper y, soy lo que vosotros vulgarmente llamaríais, un vampiro, o para entrar en detalles: una vampira, ya que pertenezco al sexo femenino… Perdonaré vuestra escasa creatividad fruto de vuestra ignorancia, ya que nuestra existencia ha transcurrido bajo un velo tan sumamente tupido, que apartarlo os sería imposible y, si por algún capricho de la coincidencia pudierais despejarlo, lo único que haríais es crear una historia más de entre las muchas que ya se han escrito, bajo el nombre de vampiros, así robándonos del orgullo de pertenecer a una especie poderosa y eterna.
(Continua..)
¡Qué poco sabéis todavía! Existen tantas especies entre nosotros...
Contemplo la cortina de árboles que me protegen del sol, pero la carencia de follaje en sus gruesas y secas ramas no serán capaces de ocultarme a la muerte inminente, cuando ésta aparezca radiante, hermosa, justiciera…
Por fin dejaré de existir, pero sólo porque yo lo deseo…
¿Os habéis preguntado alguna vez qué es la Muerte?
Seguramente… Cada uno la mira bajo un prisma diferente: miedo, terror, respeto, paz, indiferencia… pero es curioso saber que al nacer, la muerte es lo único de lo que podéis estar absolutamente seguros.
¿Cómo sería un mundo en dónde nadie muriera? Un caos… una jaula en donde acabaríais apretados los unos contra los otros, de forma horrible y carente de intimidad, oliendo vuestro propio sudor y el del otro, sintiendo vuestra respiración ahogada, luchando por el oxígeno que otro cuerpo os roba. Sería inútil escapar de nadie, correr por los campos, buscar esa soledad que a veces deseáis y necesitáis. No podríais moveros, estirar los brazos, saltar… en fin todas esas simplezas que hace al ser humano…
La Muerte pues, disfrazada con una de sus múltiples caretas, os libra de esa jaula, os otorga espacio, os confiere ese respeto a la vida que os enseñan desde niños, y aprendéis a reverenciarla y jamás interrumpirla por vosotros mismos. Para eso ya está la Muerte y ésta, es tan poderosa, que a veces, al verse forzada a manifestarse por el deseo propio de alguien, ingeniosa, creó las muchas religiones que hoy existen y que exponen una serie de leyes obligatorias, aunque claro está, ocultas bajo esas máscaras llamadas deidades. Pues dictar leyes o normas con su propio rostro sería un gran error ya que… ¿quién obedecería a la Muerte?
Sí, me río… lo hago esperando a ese fin que la creación entera teme mientras que yo siento la impaciencia y expectación, llenándome los sentidos. Al fin veré su cara macabra, ese rostro que puede eludirnos durante tanto tiempo o aparecer nada más nacer, según sea su capricho.
Hace frío. La escarcha de la madrugada ha tapizado con sus dedos el suelo y la escasa hierba seca que me rodea, pero yo lo ignoro. Hace tiempo que me negué a sentir. Los sentimientos son caminos que sólo te guían hacia errores y debilidades, que pueden acabar con cualquiera de nosotros.
Pero... ¿dónde están mis modales? Aquí estoy yo filosofando sobre la vida y la muerte, y ni siquiera me he presentado…
Mi nombre es Elvira Lhamper y, soy lo que vosotros vulgarmente llamaríais, un vampiro, o para entrar en detalles: una vampira, ya que pertenezco al sexo femenino… Perdonaré vuestra escasa creatividad fruto de vuestra ignorancia, ya que nuestra existencia ha transcurrido bajo un velo tan sumamente tupido, que apartarlo os sería imposible y, si por algún capricho de la coincidencia pudierais despejarlo, lo único que haríais es crear una historia más de entre las muchas que ya se han escrito, bajo el nombre de vampiros, así robándonos del orgullo de pertenecer a una especie poderosa y eterna.
(Continua..)
12 Comentários:
xD Selva... menos mal que ries. Y esperas a la Muerte con esa mirada.
A tus PIES
El relato promete.
Está muy interesante.
A ver que ocurre.
Besos.
Bueno asi que ahora eres una vampira...
espero que no te hayas transformado por culpa del mal de amores
Menudo giro has dado ... me gusta
saludos de una voyeur
El concepto de la muerte como liberación es propio de una mente suicida e impropio de un ser que se le supone inmortal salvo que tome el sol
¿Por que querria suicidarse una vampira?
Interesante relato
Besos Selva
Muy interesante. Estaré a la expectativa vampiresa.
Un beso de vida,
:)
Nadíe mejor para hablar sobre la muerte que alguien no vivo. Mucho tiempo para pensar... incluso para recordar. La condena propia se torna terror en los demás y todo, porque la muerte como la vida se explica y se comparte, pero solo se respira de uno en uno.
Un abrazo.
Selva
Tienes un regalo en mi blog
Besos
No esta mal eso de ser "vampira", tal vez un poco cansino el no poder morir, el saber que hay toda una eternidad por delante.
Creo que me aburriria un poco haciendo maldades eternamente
Espero la continuación para decidir si solicito una mutación jaja
besos con mordisco
pd) gracias por tus correos.
TÚ
Mujer,
las alas se me encogen al verte.
Qué decías,
cuál tormenta apagaste
al invocar mi nombre?
Tus ojos brillan
y ese brillo es
el desgajamiento del amanecer,
la llave.
Yo tengo la suerte de verte venir.
Eres como oriunda del desierto,
inmune al frío.
Te veo venir en un estruendo
y lo que suena con tu llegada
es el canto de tu sonrisa.
Acudo al encuentro,
caigo en ti.
Tus manos han agarrado
mi corazón que flotaba.
anuar iván.
viajando por el mundo de los blog del cual yo participo llegue al tuyo el cual me parecio muy lindo y con lindas letras, sentimientos bellos, a leer que te llenan la mirada.. todo muy lindo..
Abrazos
linda semana
Saludos
te invito a visitarme a
http://poesia-del-cielo.blogspot.com/
desde ya bienvenida
Te extraño.
Muchos besos.
P.G
Interesante y no menos polémica temática.
Que pases una Feliz Navidad!!!
Un abrazo ;-)
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