Y la lluvia desnudando tu piel
desprendiendo aromas de primavera
mostrando tu delicias al mundo
al que las sabe degustar, al poeta.
La naturaleza es la senda,
la que hace baladas de sabores,
la que inquieta sentimientos,
la que se sumerge en delicias.
Y el ritmo de los latidos guía
los pasos hacia el éxtasis,
y las cuerdas timbran de sabor
las melodías que devuelven la vida.
Los vientos del árbol caído
toman sentido en las polifonías
de las líricas célticas casi olvidadas
en el alcohol de las noches palpables.
¡Levantad vuestras almas al mundo!
mientras sonreís con las faldas alzadas
y las arpas se entretejen en suaves notas
guiando nuestros sentidos hacia la felicidad.