Primer Congreso Internacional: Hermenéutica, conocimiento y educación.
Reinterpretar para construir otro mundo posible.
(17 de octubre, 2013)
“La gestión: hacia una mirada alterna”
Área Temática: Conocimientos para educaciones alternativas
Por: Mtro. Miguel Angel Castillo. UPN-096
RESUMEN:
La presente ponencia parte de una aproximación retrospectiva y conceptual, a
partir de una investigación de tipo cualitativo, sobre la administración clásica. De
manera que nos permita conocer parte del origen del concepto gestión, así como
los distintos indicadores que su estudio derivan. Interesa compartir el supuesto
impacto que tiene este concepto y la racionalidad que lo origina, en las
organizaciones escolares y en los sujetos que las conforman. En particular se
revisará a la organización escolar como propuesta epistemológica que requiere
ser reinterpretada. Lo anterior con el fin de cuestionar los resultados obtenidos por
el paradigma de la administración escolar clásica, en busca de la eficacia y la
eficiencia, para beneficio del proceso educativo centrado en el sujeto. De manera
que sea posible plantear algunas hipótesis para la investigación construcción de
una gestión alterna con base en la visión de la escuela incompleta.
Palabras Clave: Administración escolar clásica; gestión; organización escolar;
escuela incompleta; gestión alterna.
I. Retrospectiva:
El proceso histórico nos indica que la Revolución Industrial fue el parteaguas en la
cultura laboral. Movimiento que vino a transformar de manera radical las formas de
organización, trabajo y producción. Se modificaron los códigos lingüísticos de la
1
relación humana; se fragmentaron los procesos sociales, laborales y humanos.
Dichas modificaciones se construyen a partir de un “entusiasmo por la
administración y el culto a la empresa”1. Tendencia que reforzaría la perspectiva
técnica instrumental que le dio origen a la par del interés y obsesión por lograr la
eficacia de la organización con base en el paradigma positivista2.
Este intento objetivista e instrumental sostiene la necesidad de alejarse de las
prácticas informales que las primeras sociedades humanas inauguraron, en la
distribución de tareas y funciones. Se inició un alejamiento del sujeto y sus
dimensiones que situaron en segundo o tercer término, sus aspectos psíquicoafectivos, lingüístico-simbólicos así como los históricos con sus atributos espaciotemporales3.
En consecuencia, el sufrimiento y el malestar individuo-sociedad se instalaron en
la conducta organizacional como elementos propios y naturales de los ambientes
laborales. Tal como lo proponían en su enfoque normativo las ideas de Taylor,
sobre el logro de producción y eficacia, a partir de la fragmentación intelectual del
empleado. De acuerdo a Chanlat (2006), las nociones de Weber, vendrían
después a otorgar, de manera parcial, una mirada no total, pero sí por lo menos de
1
Rousseaux, 1988. Citado en Chanlat, J.F. (1994). Gestión y Política Pública. Vol. III, núm.2, segundo
semestre de 1994. CIDE. p. 318.
2
Nieto, J.M. Perspectivas de la organización escolar. En González, M.T. (2003). Organización y Gestión de
Centros Escolares. Dimensiones y Procesos. Pearson Prentice. Madrid. p. 6
3
Rousseaux, 1988. Citado en Chanlat, J.F. (1994). Gestión y Política Pública. Vol. III, núm.2, segundo
semestre de 1994. CIDE. p. 320
2
atreverse a incorporar lo social a la empresa aunque con pocos resultados
favorables para el trabajador4.
La propuesta es voltear nuestra mirada conceptual hacia un paradigma de la
complejidad, donde es posible observar al sujeto integral, psicoafectivo, simbólico,
ambiguo, creador y socializado mediante su capacidad interactiva con una
realidad a veces caótica, en momentos desordenada y siempre cotidiana. Hacer lo
anterior no como una expresión de bondad, sino como una necesidad de re-definir
la administración desde la gestión en una visión antropológica en su más amplio
sentido.
De ahí que la gestión vista desde esta perspectiva, exige la reconstrucción de un
espacio lingüístico propio para la escuela. Una relación dialógica que se aleje de
las posturas gerencialistas y del culto a la empresa5; que apele a la persona y al
sujeto; que eduque para la transformación social y cultural, y menos para la
producción organizacional clásica. Estos cuestionamientos nos inducen en parte a
indagar si la escuela al asumir su función de agente de transformación social, se
beneficia al ser reconocida como una organización y si desde ese concepto fuera
posible construir prácticas de gestión para el cambio, desde una perspectiva de
tipo cultural.
Se exige así una organización escolar que se reconstruya bajo los criterios que
definen su propia complejidad sin ser reducida de manera simplista a la aplicación
4
Chanlat, J.F. (2006). Ciencias Sociales y Administración. En defensa de una antropología general. Fondo
Editorial Universidad EAFIT, Medellín. (p. 22-23).
5
Idem. p. 13
3
instrumental de mejores manuales de operación y procedimientos, así como de
lineamientos cada vez más centrados en el control, orden y castigo. En esta
alternancia humanista es pertinente apropiarnos de la redefinición que se hace del
concepto organización y que responde a lo que una nueva escuela, con acciones
de gestión centradas en el sujeto, requiere para entrar en sintonía con el
pensamiento complejo:
“Es conveniente caracterizar la organización escolar como un constructo
social más o menos difuso, dinámico y estructurado, donde los actores se
desempeñan en diversos procesos con cierto grado de ambigüedad e
incertidumbre que se relacionan con diversos –y muchas veces ambiguos–
objetivos, los cuales –constructo social y actores– son influidos por
múltiples marcos y lógicas de acción institucionales y humanas, y a su vez
influyen sobre dichos marcos y lógicas de acción.”
6
II. La administración escolar científica.
La organización escolar, heredera de la administración científica, fue consolidando
este legado y facilitó la constitución de su propio sistema de creencias y valores.
Uno de ellos, supone que la escuela es un espacio de situaciones ordenadas y
estructuradas que operan al margen de los sujetos que la conforman7. Por medio
6
De la Rosa, A. y Contreras J.C. (2007). El partido político: entre la ciencia política y los estudios
organizacionales. Revista POLIS, vol. 3, núm. 2, pp. 17-67 (se sustituyó aquí el concepto de Partidos
Políticos, como aparece originalmente en texto, por el de organización escolar).
7
Nieto, J.M. (2003). Perspectivas de la organización escolar. En González, M.T. (2003). Organización y
Gestión de Centros Escolares. Dimensiones y Procesos. Pearson Prentice. Madrid. p. 9
4
de ese sistema se diseñó una sólida estructura del conocimiento. En ese proceso,
la administración escolar delimitó su objeto de estudio en la eficacia y la eficiencia.
Se dio un salto epistemológico conceptual al mutar al individuo en recurso. Una de
las críticas del estudio del comportamiento organizacional fue la ignorancia
planeada para dejar en último término la subjetividad y la afectividad humana.
El traslado de estas concepciones y prácticas de la administración científica al
campo educativo, hizo notorio cómo la escuela en México ha sido un escenario
para la reproducción de este modelo eficientista, racional e instrumental8. La
escuela mexicana se ha encargado de implantar estos mecanismos de
reforzamiento y castigo para formar nuevas generaciones de alumnos entrenados
para la vida. Durante mucho tiempo y quizás hasta en la actualidad, las prácticas
docentes se remiten a la medición y reprobación como forma de enseñar bajo un
criterio de mejora9. El concepto de evaluación se mutó por el de medición.
¿Cómo reacciona el sujeto ante este ambiente de eficacia y eficiencia? Al respecto
se habla de la salud mental del maestro y maestra mexicana10. Se comenta entre
pasillos de las constantes ausencias del docente, de su resistencia para
actualizarse y de incorporar a su práctica educativa las nuevas tecnologías de la
8
Badillo, L.F. (2006). La dimensión epistemológica de las políticas educativas. En Amapsi (2006).Ventanas
abiertas: presentes y por-vernires de la planeación educativa. Amapsi Editorial. México D.F.
9
Manuel Pérez Rocha. Magisterio, resultados inconmensurables. Periódico La Jornada. Lunes 10 de enero de
2011.
10
Lara, J.A. (2007). El mal-estar docente. Una escucha psicoanalítica a la salud mental de los maestros en
México. Acento Editores. Guadalajara, Jal. México.
5
información y de negarse a guiar su conducta bajo el procedimiento del nuevo
enfoque, programa o evaluación impuesta en el plantel11.
Algunas cuestiones que surgen ante esta experiencia cotidiana son ¿Cómo
integrar a las formas de producción y educación, ese modelo heurístico del ser
humano como entidad biopsicosocial y simbólica cultural? Una posible respuesta
está quizás en, como dice Francois Chanlat (1994), hacer del sujeto docente un
autoobservador de sí mismo. De sus prácticas, de su historia de vida para
reconocer los contenidos reales de su devenir y su acción, y detectar en ello la
expresión simbólica que distingue no al recurso, sino al ser humano12. La
reducción del hombre a un recurso más de la organización se trasladó a la
tendencia de empresariar lo que parecía inempresariable: la organización escolar.
Se omitió de forma voluntaria la incongruencia entre el individuo y la
organización13.
Habría que preguntar si la organización escolar ha iniciado una etapa irreversible
de alineación a la visión empresarial que se rige por una lógica técnicainstrumental. Ese sentido social y público que enmarca el nacimiento de la
institución de educación, está siendo sustituido cada vez más, de manera
11
Véase la recomendación que hace la OCDE (2010). Mejorar las escuelas. Estrategias para la acción en
México. Resumen ejecutivo. En la sugerencia número 4, p. 7 se lee: “Los candidatos que no aprueben el
examen en varias ocasiones no deberían optar por convertirse en docentes; los docentes en servicio (no
permanentes) que no aprueben el examen en varias ocasiones, no podrán optar por un puesto permanente.”
12
Chanlat, J.F. (1994). Hacia una antropología de la organización. Revista: Gestión y Política Pública, Vol.
III, No.2, Segundo semestre. CIDE. p. 334 y 339
13
Sabirón, F. (1999). Organizaciones escolares. Ed. Mira. p.124-125
6
creciente y paulatina por el flujo del interés privado14. En este tenor, no sólo la
escuela es destruida social y simbólicamente desde actores y contextos externos
ajenos a la colectividad; el docente es re-configurado como recurso y capital
aprovechable para invertir en beneficio de la organización. Derivan de esta
destrucción, alteraciones en las prácticas, autoconcepto e identidad docente y lo
que hoy en México está en la punta del debate: la disputa por la educación.15
Surge así la exigencia de una gestión que responda de manera más pertinente y
coherente con la vida e historicidad de la escuela pública. De otra manera
persistirá una organización escolar enferma y neurótica que adquiere y reproduce
patrones de relación que impactan el comportamiento organizacional, la relación
humana y nos lleva a planos de la salud mental donde la vulnerabilidad psíquica y
física de los trabajadores-docentes es evidente, y con frecuencia reprimida por la
misma neurosis institucional16.
Una aproximación como vía inicial para dar respuesta es encaminar la gestión por
la ruta cultural, considerando ciertos “elementos para una teoría antropológica de
las organizaciones” que recuperen primero el perfil ontológico de la organización
14
Rodolfo Stavenhagen. La educación en el marco de la globalización. Periódico La Crónica, martes 15 de
junio, 2010.
15
Luis Hernández Navarro. La fabricación del mito: educación y empresarios. Periódico La Jornada, martes
23 de noviembre, 2010. Al respecto léanse también las opiniones de especialistas en educación sobre el
documental ¡De Panzazo!: Emilio Zebadúa. (2012). Un documental de panzazo. En:
http://pulsociudadano.com/2012/02/de-panzazo-un-impactante-documental-para-privatizar-la-educacionpublica/ (obtenido el 17 de febrero, 2012); y Juan Carlos López. (2012). El debate sobre ¡De Panzazo! en la
UNAM.
En:
http://educacionadebate.org/2012/03/11/el-debate-sobre-%C2%A1de-panzazo-en-la-unam/
(obtenido el lunes 12 de marzo, 2012).
16
Sabirón, F. (1999). Organizaciones Escolares. Mira Editores. p. 138 y 139; Lara, J.A. (2007). El mal-estar
docente. Una escucha psicoanalítica a la salud mental de los maestros en México. Acento Editores.
Guadalajara, Jal. México.
7
escolar17. La relación sujeto-sujeto y con los otros. En integrar la complejidad
humana biopsicosocial que se refleja en las organizaciones donde se interactúa.
Espacio en que el sujeto, así como es “aplastado por lo colectivo” y determinado
por lo social, también tiene la capacidad de participar en la “construcción y
desconstrucción de su realidad”18
Desde un enfoque diríamos simplista se supuso que si los principios de la
administración científica estaban sirviendo a la organización empresarial para
elevar su productividad y ganancia, con base en la eficacia y eficiencia, entonces
estos mismos principios eran trasladables a la organización escolar19.
III. Para pensar en una nueva escuela: una nueva organización.
Si se desea repensar la organización escolar es necesario redefinirla en términos
de una organización que aprende20. Para ello requerirá rebasar el esquema
17
Jean Francois Chanlat supone la existencia de diversos elementos para una teoría antropológica de las
organizaciones, a partir de cinco planos donde destaca en primer orden al sujeto. Luego una mirada
ontológica que asciende de forma sucesiva hacia la reciprocidad con los otros, la organización, la sociedad y
el mundo. En Chanlat, J.F. (1994). Gestión y Política Pública. Vol. III, núm.2, segundo semestre de 1994.
CIDE. p. 337-352.
18
Ibíd. p. 339
19
Morín, E. (1995). Introducción al pensamiento complejo. Ed. Gedisa. Barcelona.
20
Santos, M.A. Organizaciones que aprenden. En: Rivera, A. y Rivera, L. (compiladoras) (2006).
Organización, gestión y dirección de instituciones educativas. UPN, colección mástextos, núm. 13, p. 9-32
8
clásico de la administración escolar, un viejo eje sobre el cual giró el quehacer
educativo casi todo el siglo XX21
Santos Guerra (2006) señala que la escuela que aprende requiere ciertas
características que faciliten el proceso de asimilación que conduce a la
comprensión y de manera subsecuente a la mejora. Se trata de entender para
cambiar y no de almacenar datos22.
Agrega que todo habla en la organización: los espacios, la distribución de tiempos,
los ritos establecidos y las costumbres. Sólo cuando se contempla la organización
de manera superficial o como un mero instrumento para alcanzar los aprendizajes
que marca el currículum, dejamos al margen dimensiones importantes que
empobrecen y pervierten su comprensión23. Cuando se abandonan, la escuela se
ve como una empresa.
Desde esa visión gerencialista, la organización escolar enaltece criterios como la
eficacia y la eficiencia. Una organización así tiene por objetivo principal la
medición de los resultados académicos obtenidos por los alumnos. “Se ha optado
por la política de la simulación y de los números, de las reglas de juego de las
agencias internacionales, de “indicadores” y “porcentajes” que nos han ubicado en
21
UNESCO, Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE). (2000). Gestión educativa
estratégica. Diez módulos destinados a los responsables de los procesos de transformación educativa.
Buenos Aires. p. 7.
22
Op.Cit. Santos, M.A. p. 10.
23
Estas dimensiones son: poder, género, comunicación y ética. Las cuatro tienen un valor intrínseco para la
escuela. Ibíd. p. 13-14.
9
el terreno de la abstracción evaluadora, alejándonos de la realidad cultural
mexicana”24
Por lo tanto, “uno de los aprendizajes que debe realizar la escuela es defenderse
de las visiones gerencialistas imperantes en la sociedad neoliberal. La escuela no
es una empresa privada” 25. Ni la naturaleza de su tarea, ni en los fines, ni en las
exigencias ideológicas, políticas y morales.
Implica el reto de transitar de la herencia gerencialista y científica para empezar a
imaginar nuevos escenarios para la organización y para la gestión o quizás mejor,
a través de ella. En el ascenso y cambio hacia nuevas opciones desde que el
taylorismo prescribió cómo debía ser una organización, se han ido edificando
propuestas donde cada vez se logra focalizar el papel del sujeto, sus emociones,
su historia y su cultura.
Una de estas propuestas surge por la desconfiguración de los sistemas
económicos y políticos que transformaron los sistemas educativos.26 La crisis se
expresó y el conflicto ante el ocaso de un Estado de Bienestar trajo consigo la
convulsión de los aparatos de producción y de poder, que exigían mayor control,
previsión y hasta la predicción del comportamiento humano, como una forma de
regresar al equilibrio perdido, a la estabilidad y al estatismo e inmovilización.
24
Porter, L. (2009). Citado en Reyes, C. La agenda educativa pasa por la gobernabilidad y la calidad.
Suplemento Universitario Campus No-321, jueves 21 de mayo, (2009). Periódico Milenio Diario.
25
Op.Cit. Santos, M.A. p. 19.
26
UNESCO, Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE). (2000). Gestión educativa
estratégica. Diez módulos destinados a los responsables de los procesos de transformación educativa.
Buenos Aires. p. 5-10
10
IV. Centrar la práctica de la gestión en lo humano: una construcción
alterna.
¿Cómo transitar del silencio y la exclusión, a la verbalización e inclusión para
construir lo alterno? Para responder de manera tentativa es pertinente dirigirnos
hacia lo axiológico y psicológico, pero ante todo, al reconocimiento de la
necesidad de abordar al sujeto y su relación con el mundo de las organizaciones,
desde un pensamiento complejo; donde la gestión accione con base en modelos
sociológicos y simbólicos, para arribar a explicaciones posibles y alternativas
sobre el tejido de redes sociales, inter e intrapersonales que siembran para la
interacción del Homus Simbolicus.27
Se puede prefigurar una forma alterna de gestión, pues la intención es girar el
caleidoscopio de la teoría organizacional para ver otros matices y construir otras
representaciones de la organización escolar. Se sabe entonces que el poder no
reside en la cúpula de la estructura organizativa, sino en las diversas coaliciones
que forman los individuos –en la estructura informal– que defienden intereses
personales y particulares. El sujeto tiene poder.28
El profesor cuenta con modelos antropológicos e interaccionistas, que actúan
como factores de protección de su práctica docente. Por medio de ellos, el
magisterio recupera para sí y para la integridad psicológica del sujeto, espacios de
27
Sievers (1986). En Chanlat, J.F. (1994). Gestión y Política Pública. Vol. III, núm.2, segundo semestre de
1994. CIDE. p.331
28
Sabirón, F. (1999). Organizaciones Escolares. Mira Editores. p. 352
11
confianza básica29. Desgastada por las relaciones enmarcadas por posturas
eficientistas de la organización, donde las coaliciones le aseguran al docente un
margen de autonomía más seguro y concreto.30
En la base de estas relaciones e interacciones humanas es donde se vincula el
modelo social con el simbólico. Es mediante lo simbólico, propio y exclusivo del
hombre, que nace el constructo del sujeto; antes y más allá del psicologismo que
pudiera explicar los diversos fenómenos del mismo. Cuando se denomina al “sí
mismo” se alude a esa capacidad de recurrir al lenguaje interno del individuo en
las construcciones que hace para sí, a su capacidad autoreflexiva, con base en su
cultura y todo lo que este concepto implica desde el símbolo-significante31. Ahí
donde se encuentra la base del lenguaje, del pensamiento, la ambigüedad y el
paradigma de la complejidad32.
El interaccionismo simbólico, como una extensión enriquecida de lo anterior,
sugiere el reconocimiento de las comunicaciones interpersonales en la
organización33. Mediante el establecimiento de una serie de pautas de
29
Bonals, J. (2008). El trabajo en equipo del profesorado. Editorial Grao. Biblioteca del aula/101. España. p.
19
30
Sabirón, F. (1999). Op.Cit. p. 273
31
Blumer (1982) y Mead, G. Espíritu, persona y sociedad. En Sabirón, F. Op.Cit. p. 276
32
Ibíd. p. 274
33
Ibíd. p. 281
12
comunicación, tanto verbales como paraverbales, y que logramos aprender en
nuestro desarrollo desde la infancia y quizás antes34.
Sara Delamont (citada en Sabirón, 1999) integra muy bien este entramado (que
además
adelanta
herramientas
metodológicas),
cuando
afirma:
“ser
un
interaccionista simbólico significa investigar por medio de la observación y la
participación y no mediante pruebas, medidas y experimentos”35 Y Sabirón (1999)
remata: “la problemática imposibilidad de predicción de las conductas reactivas y
la ambigüedad e indefinición de los sentidos conferidos nos obligarían a un
demencial y agotador proceso de ajuste/reajuste siempre que nos encontremos
frente a un semejante”36
Lo rico de la integración tanto de lo social, lo simbólico y el interaccionismo reside
en su traslado para mirar así a la gestión; para aproximarnos desde la etnografía
al mundo de las interacciones sociales, como base del poder e influencia de la
organización escolar, proveniente del sujeto docente y del sujeto alumno. “El
retorno al sujeto, del actor, a la escena de las ciencias sociales no dispensó
tampoco el campo de estudios de las organizaciones”
37
. Con esta frase Chanlat
(1994) sugiere que si logramos la doble exigencia de ver lo humano desde afuera
34
Chanlat, A. (2012). Nuevas perspectivas en las Ciencias Humanas. Conferencia Magistral impartida en la
Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa (UAM-I). 2 de febrero de 2012. Auditorio Sandoval
Vallarta.
35
Sabirón, F. (1999). Organizaciones Escolares. Mira Editores. p. 281
36
Ibíd. p. 273
37
Chanlat, J.F. (1994). Gestión y Política Pública. Vol. III, núm.2, segundo semestre de 1994. CIDE. p. 334
13
y desde adentro, entonces estamos en condiciones de explicar mejor los
fenómenos que se dan en la organización.
En cada escuela y en el complejo entramado de relaciones e interacciones, la
gestión posee la capacidad de favorecer, por la diferenciación conceptual y de
efectos prácticos que una cosa es ostentar el poder formal, conferido de manera
externa, a un director o supervisor y otra muy distinta y cuestionable (y es lo que
vemos en la cotidianidad de las escuelas), si esa autoridad ejerce un liderazgo y
gestión para generar cambios o encaminar procesos de toma de decisiones38.
La desorganización del gobierno-director y del gobierno-supervisor son factores de
los cuales se defiende el docente y busca protección mediante las coaliciones39.
En ellas puede magnificar y fortalecer sus relaciones para consolidar su base de
poder.
Con esas dos características es posible darse a la tarea de poder pensar e
imaginar la gestión y nuestras prácticas educativas regulares y especiales de otra
forma. Pero quizás se manifiesten desde la estructura informal y en un momento
dado, tendrían la posibilidad –un supuesto–, de llegar a integrarse como parte de
lo formal. No importa, es parte de un proceso. Quizás suene paradójico, pero de
alguna manera lo que plantea Rockwell es esa construcción de la escuela desde
38
Nieto, A. citado en Sabirón, F. (1999). Organizaciones Escolares. Mira Editores. p. 357
39
Ibíd. Sabirón, F. (1999). p. 356
14
lo cotidiano y lo informal, donde la acción gestora puede retomar para sí estos
elementos de transformación40.
Para ello propone el concepto detonador de “la escuela incompleta”, que se
interpreta aquí en dos dimensiones. Una de tipo física donde hacen falta recursos
y otra de tipo simbólica, relacionada con la organización escolar desde una visión
psicológica, antropológica y cultural que sostienen a la escuela pública como un
agente de cambio y transformación social41.
40
Ibíd. p. 13 a 15
41
Ibíd. p.20
15
Bibliografía
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educativas. En Amapsi (2006).Ventanas abiertas: presentes y por-vernires
de la planeación educativa. Amapsi Editorial. México D.F.
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(1999). Organizaciones Escolares. Mira Editores.
3. Bonals, J. (2008). El trabajo en equipo del profesorado. Editorial Grao.
Biblioteca del aula/101. España. p. 19
4. Chanlat, A. (2012). Nuevas perspectivas en las Ciencias Humanas.
Conferencia Magistral impartida en la Universidad Autónoma Metropolitana
Iztapalapa (UAM-I). 2 de febrero de 2012. Auditorio Sandoval Vallarta.
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política y los estudios organizacionales. Revista POLIS, vol. 3, núm. 2, pp.
17-67 (se sustituyó aquí el concepto de Partidos Políticos, como aparece
originalmente en texto, por el de organización escolar).
8. Lara, J.A. (2007). El mal-estar docente. Una escucha psicoanalítica a la
salud mental de los maestros en México. Acento Editores. Guadalajara, Jal.
México.
9. Luis Hernández Navarro. La fabricación del mito: educación y empresarios.
Periódico La Jornada, martes 23 de noviembre, 2010. Al respecto léanse
también las opiniones de especialistas en educación sobre el documental
¡De Panzazo!: Emilio Zebadúa. (2012). Un documental de panzazo. En:
http://pulsociudadano.com/2012/02/de-panzazo-un-impactante-documentalpara-privatizar-la-educacion-publica/ (obtenido el 17 de febrero, 2012); y
Juan Carlos López. (2012). El debate sobre ¡De Panzazo! en la UNAM. En:
http://educacionadebate.org/2012/03/11/el-debate-sobre-%C2%A1depanzazo-en-la-unam/ (obtenido el lunes 12 de marzo, 2012).
10. Manuel Pérez Rocha. Magisterio, resultados inconmensurables. Periódico
La Jornada. Lunes 10 de enero de 2011.
11. Morín, E. (1995). Introducción al pensamiento complejo. Ed. Gedisa.
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16
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Editores. p. 357
13. Nieto, J.M. (2003). Perspectivas de la organización escolar. En González,
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Procesos. Pearson Prentice. Madrid.
14. OCDE (2010). Mejorar las escuelas. Estrategias para la acción en México.
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15. Porter, L. (2009). Citado en Reyes, C. La agenda educativa pasa por la
gobernabilidad y la calidad. Suplemento Universitario Campus No-321,
jueves 21 de mayo, (2009). Periódico Milenio Diario.
16. Rodolfo Stavenhagen. La educación en el marco de la globalización.
Periódico La Crónica, martes 15 de junio, 2010.
17. Rousseaux, 1988. Citado en Chanlat, J.F. (1994). Gestión y Política
Pública. Vol. III, núm.2, segundo semestre de 1994. CIDE.
18. Sabirón, F. (1999). Organizaciones Escolares. Mira Editores.
19. Lara, J.A. (2007). El mal-estar docente. Una escucha psicoanalítica a la
salud mental de los maestros en México. Acento Editores. Guadalajara, Jal.
México.
20. Santos, M.A. Organizaciones que aprenden. En: Rivera, A. y Rivera, L.
(compiladoras) (2006). Organización, gestión y dirección de instituciones
educativas. UPN, colección mástextos, núm. 13.
21. Sievers (1986). En Chanlat, J.F. (1994). Gestión y Política Pública. Vol. III,
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22. UNESCO, Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE).
(2000). Gestión educativa estratégica. Diez módulos destinados a los
responsables de los procesos de transformación educativa. Buenos Aires.
17