opuscula philosophica
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Boecio
DE LAS DIVISIO NES
(De divisionibus)
Edición bilingüe de
Juan José García Norro y Rogelio Rovira
© 2008
Ediciones Encuentro, S.A.
Título original: De divisionibus. En: Anicii Manlii Severini
Boethii O pera, Venetiis, Johannes et Gregorius de Gregoriis,
1491-92.
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Demasiados siglos han transcurrido para que podamos
conocer las verdaderas causas que acabaron con Boecio en el
cadalso. L os acontecimientos principales de esa historia son de
sobra conocidos y se dejan contar en pocas líneas. C on la esperanza de alejar de C onstantinopla a un revoltoso vasallo que
hacía poco se había atrevido a llevar sus ejércitos ante sus propias murallas para cercar la ciudad, Zenón, el romano emperador de O riente, envía a Teodorico a la península itálica,
donde gobernaba, como rey de los hérulos, O doacro, tras abolir el cargo de emperador de O ccidente y enviar las enseñas
imperiales a Bizancio para vergüenza de Roma. Al frente de
su pueblo ostrogodo, Teodorico se dirige a I talia, se enfrenta
varias veces a O doacro, quien vencido se refugia en la inexpugnable Rávena, donde resiste dos años un espantoso asedio.
Finalmente, agotado y hambriento, se rinde el ejército hérulo.
L as fiestas que siguen al armisticio concluyen con un gran
banquete de conciliación entre ambos reyes bárbaros, que el
vencedor, más estratega que hombre de palabra, aprovecha
para asesinar a O doacro, su familia y sus más fieles lugartenientes, según cuenta Procopio, que nunca mostró sincera simpatía por Teodorico. Esto ocurría en el año 493. Boecio había
nacido en un momento impreciso a comienzos de la década de
los ochenta.
5
Es más sencillo vencer en el campo de batalla que gobernar
al pueblo derrotado. Teodorico, gracias a su formación en la
corte de Bizancio, lo sabe bien y se apresura a buscar la alianza de la aristocracia romana, como antes también había hecho
el propio O doacro. El Senado mantiene el poco poder que
conservó bajo casi todos los emperadores latinos, y entre los
consejeros del rey son comunes los quirites. De ellos destaca el
rico e influyente Símaco, nieto de último defensor del paganismo con el que se enfrentó la elocuencia de san Ambrosio. Al
morir sus padres, miembros de la también influyente familia
de los Anicios, Boecio emparienta con Símaco, que lo adopta
como hijo y posteriormente, tras su matrimonio con Rusticiana, imagen de su padre, que sólo vive para su marido 1, se
convierte en su yerno.
Protegido por su suegro, el joven Boecio tiene despejado el
camino hacia una brillante carrera política. Se suceden los
nombramientos: cónsul, patricio y magister officiorum, una
especie de primer ministro en la corte ostrogoda. I ncluso consigue el gran honor de que sus dos jóvenes hijos sean nombrados cónsules el mismo año. C omo el nombramiento de dos
cónsules era el resultado de un acuerdo entre Roma y
Bizancio, un gesto así solo admite una explicación: En el inestable juego político del momento, Boecio ha tenido la habilidad de conseguir el aprecio de los dos grandes protagonistas
políticos de la época: el emperador de Bizancio y Teodorico,
que, tras gob ernar la península itálica apoyado en su fuerza
militar, ha logrado, por fin, después de q uince años de anhelarlo, ob tener el respaldo imperial, representado en los
ornamenta palatii, q ue el emperador Anastasio ordena q ue
1
De consolatione philosophiae, liber II, prosa IV.
6
marchen de nuevo a Roma. De este modo se da apariencia
legal a una usurpación que no se puede evitar con la fuerza de
las armas.
L os gestos amistosos cubren las desconfianzas y los resentimientos, pero rara vez los curan. L a restauración de la legalidad imperial no elimina las tensiones. Teodorico es arriano.
Aunque respeta a los católicos, y a los que profesan otras religiones, su credo, aprendido de Ulfilas, fomenta una barrera
social infranqueable entre ostrogodos e italorromanos, que no
deja de complacer al rey. Por esta razón, verá con recelo la
conversión de sus primos godos al catolicismo, especialmente
la de C lodoveo, pues sospecha, con toda razón, que este bautismo constituye el primer paso para la fusión del pueblo franco con la población plenamente romanizada que habita la
G alia. Teodorico, que siempre ha gobernado contando con
apoyos muy endebles, ha suplido con astucia la falta de fuerza real. H a sabido utilizar a su favor la disensión religiosa
entre O riente y O ccidente en torno a la interpretación ortodoxa de la cristología del C oncilio de C alcedonia. L a llegada
al trono de C onstantinopla de Justino I y a la cátedra de
Pedro de Juan I aproxima la reconciliación de ambas I glesias,
que necesariamente debilitará a Teodorico. Además, la prematura muerte de Eutarico, el visigodo que llegó desde
España para casarse con su hija Amalasunta, es un golpe del
que no se recuperará, porque el hijo de este matrimonio, el
heredero, es aún de corta edad. Envejecido, siente su trono
amenazado, más amenazado que nunca.
En esta complicada situación política estalla la tormenta
sobre Boecio. Se inicia con la acusación de traición que un tal
C ipriano lanza contra el senador Albino. L e acusa de haber
intercambiado cartas comprometedoras con C onstantinopla.
Boecio sale en defensa del acusado. Mide mal sus fuerzas y sus
7
palabras traspasan la imprudencia: «Es falsa la acusación de
C ipriano, pero si Albino lo hizo, yo y conmigo todo el Senado
al unísono lo hicimos; es falso, mi Rey»2. No logra convencer
al atemorizado Teodorico. Tanto Boecio como Albino son
encarcelados por orden real. De la suerte de Albino nada más
se sabe. Boecio es llevado a Pavía y un tiempo después, imposible de concretar, torturado cruelmente apretando cuerdas en
torno a su cabeza y finalmente muerto a latigazos3.
Para nuestro consuelo, la Providencia nos impide conocer
hasta dónde llegarán las consecuencias de nuestras acciones.
C uando Teodorico encarcela a Boecio, pone las condiciones
para que el preso, lejos de la vida política y de su querida
biblioteca, encuentre el ánimo —mejor habría que decir: el
desánimo—, para componer la Consolación de la Filosofía,
sin duda, el libro latino más influyente en toda la Edad
Media, de lectura conmovedora, imposib le de olvidar después de leerlo. C uando el rey ostrogodo ordena su ejecución,
2 Estas atrevidas palabras se pueden leer en la crónica de la época conocida
como Anonymus Valesianus, donde se cuenta la acusación de esta forma: «Post
haec coepit adversus Romanos rex subinde fremere inventa occasione. C yprianus,
qui tunc referendarius erat, postea comes sacrarum et magister, actus cupiditate
insinuans de Albino patricio, eo quod literas adversus regnum eius imperatorio
Justino misisset: quod factum dum evocatus negaret, tunc Boethius patricius, qui
magister officiorum erat, in conspectu regis dixit: «falsa est insinuatio C ypriani, sed
si Albinus fecit, et ego et cunctus senatus uno consilio fecimus; falsum est, domine
rex». (Excerpta valeriana, recensuit Jacques Moreau, editionem correctiorem
curavit Velizar Velkov, Lipsiae in aedibus B. G. Teubneri, 1968, II, 85). El relato
de Boecio en De consolatione (liber I, prosa IV) coincide en lo esencial con el
Anonymus Valesianus.
3 La misma crónica antes citada describe el suplicio de Boecio: «qui acepta
chorda in fronte diutissime tortus, ita ut oculi eius creparent, sic sub tormenta ad
ultimum cum fuste occiditur». (loc. cit. 87). En cambio, el L iber pontificalis narra
la muerte de Boecio de otro modo, más acorde con la dignidad senatorial del ajusticiado, al decir que murió por la espada: «occidit interficiens gladio» (ed. L.
Duschesne, Paris, 1886, I, 276).
8
determina sin quererlo los límites de la filosofía de la Alta
Edad Media occidental, que van a depender en gran medida
del conocimiento muy incompleto de Platón y Aristóteles a
través de las traducciones de Boecio, cuyo proyecto de naturalizar la dialéctica griega, y después toda la filosofía, a la lengua del L acio se quebró inesperadamente en el tormento.
***
El mayor elogio de Boecio lo dictó el propio Teodorico.
C uando su aliado el rey de los Burgundios le pide un experto
para construir una clepsidra, el rey ostrogodo le ordena a
Boecio que se encargue del asunto. L a carta rezuma entusiasmo del guerrero por el erudito: «G racias a tus traducciones, el
músico Pitágoras y el astrónomo Ptolomeo son leídos como
itálicos; el aritmético Nicómaco y el geómetra Euclides suenan
como Ausonio; el teólogo Platón, el lógico Aristóteles, discurren en la lengua del Q uirinal; al mecánico Arquímedes lo
volviste un siciliano latino; y, gracias a tu obra, Roma puede
tratar en su propia lengua cualquier otra disciplina o arte que
la fértil G recia descubrió mediante sus hijos»4.
Difícil enumerar mejor la contribución de Boecio a la cultura occidental que como lo hizo su rey. Por otra parte, la
meta de su labor intelectual casab a plenamente con el ob jetivo q ue se hab ía propuesto en su vida política: q ue la irrupción de gob ernantes b árb aros no eclipsara definitivamente la
cultura grecolatina. Aristóteles hab ía enseñado a Boecio q ue,
4 «Translationibus enim tuis Pythagoras musicus, Ptolemaeus astronomus
leguntur I tali: Nicomachus arithmeticus, geometricus Euclides audiuntur Ausonii:
Plato theologus, Aristoteles logicus Q uirinali voce disceptant: mechanicum etiam
Archimedem L atialem Siculis reddidisti. et quascumque disciplinas vel artes facunda G raecia per singulos viros edidit, te uno auctore patrio sermone Roma suscepit».
C assiodorus, Variae I, 45 (CCSL, X CVI).
9
en todo momento, nos acecha el peligro del declive intelectual,
que el saber se puede olvidar y que no basta la mera existencia
de las bibliotecas para garantizar su continuidad. G eneración
tras generación, es preciso formar personas q ue entiendan los
textos y q ue puedan a su vez transmitir, a los q ue les sigan,
sus profundos significados. El joven Boecio comprendió muy
pronto que este era su deber.
L a labor intelectual desarrollada por Boecio es asombrosa.
Si dejamos a un lado su obra esencial, la ya citada Consolación de la Filosofía, y los O puscula Sacra, cinco tratados teológicos a él atribuidos, Boecio traduce cuatro tratados que, en
conjunto, forman el quadrivium, expresión nunca utilizada
antes de Boecio 5. Es de lamentar q ue dos de ellos se hayan
perdido para siempre: su traducción, posib lemente parcial, de
los Elementos de Euclides y un tratado de astronomía
de Ptolomeo; los otros dos, que constituyeron, por sí solos o, a
veces, en unión con otros textos, el canon del quadrivium
medieval, han pervivido hasta nuestra época y son: un tratado musical, De institutione musica, que es sobre todo un estudio matemático de las proporciones, y un tratado de aritmética, De institutione arithmetica, versión latina de una obra
griega del pitagórico Nicómaco de G erasa.
Desde el punto de vista latino, los primeros saberes del trivium estaban bien representados, puesto que existían notables
gramáticas latinas, de gran influencia en la Edad Media, en
especial la de Donato y la de Prisciano; por su parte, en la retórica se podían con facilidad remitir los estudiosos a los inmarcesibles modelos proporcionados por C icerón y, en menor
medida, por Q uintiliano. L a tercera arte de esta triple vía estaba, sin embargo, mucho menos desarrollada. Por eso, Boecio
5
De institutione arithmetica, I, 7, 25.
10
vuelca su esfuerzo en la dialéctica. En el ámbito lógico escribe
tres tipos de escritos: traducciones, comentarios y tratados.
Traduce todo el O rganon de Aristóteles: Categoriae, De
Interpretatione, Analytica Priora, Analytica Secunda (perdido), Topica y Sophistici Elenchi, a los que antepone una versión de la Isagoge de Porfirio.
Boecio planea asimismo comentar todos los libros del
O rganon, más la Isagoge y los Topica ciceronianos. No nos
han llegado comentarios de los Analytica, ni de los Topica de
Aristóteles, incluso es dudoso que los llegara a escribir. A cambio comentó dos veces tanto la Isagoge como el tratado de
Aristóteles Sobre la Interpretación.
C onocemos, por último, cinco breves tratados de Boecio:
De divisione; De syllogismis categoricis e Introductio in
syllogismos categoricos, que corresponde a partes del tratado
Sobre la interpretación y los Analíticos Primeros; De syllogismo hipothetico, que no tiene correspondencia directa con
el O rganon; y, por último, De differentiis topicis, que versa
sobre los Tópicos aristotélicos.
C omo casi todas las obras lógicas de Boecio, el breviarium
que aquí se traduce no es original del filósofo romano.
Tampoco Boecio pretende serlo. C omo al inicio de la obra
reconoce su propio autor, el tema de la división fue considerado de gran importancia en la escuela peripatética, aunque
Aristóteles no le dedicase un tratado especial en el O rganon.
Sin embargo, el peripatético Andrónico de Rodas, en el siglo
primero antes de C risto, escribió un libro sobre el tema, hoy
perdido y solo conocido a través de esta parca referencia boeciana, y Porfirio recogió sus ideas principales en su comentario
al diálogo platónico el Sofista, donde se hallan profundas
reflexiones en torno a la división como elemento esencial de la
clasificación y la definición. Tampoco podemos hoy leer el
11
comentario de Porfirio. Por esta razón no estamos en condiciones de juzgar hasta dónde llega, en este tema, la aportación
original de Boecio. En cualquier caso, se trata de una obra que
roza, como corresponde a un introductor y a un lógico, un profundo problema metafísico como es el de si las clasificaciones
q ue hacemos para comprender el mundo se corresponden con
una partición real de los ob jetos mundanos o si, por el contrario, son totalmente arb itrarias. Dicho de otra manera, si
son clasificaciones en algunos casos según la cosa misma
(secundum se) o si todas ellas son meramente convencionales
(per accidens).
***
H asta hace muy poco no se disponía de otra edición fácilmente accesible del De divisionibus distinta de la recogida en
la benemérita patrología latina de Migne 6, que naturalmente
no obedece los modernos criterios filológicos. L a situación
mejoró notablemente, hace unos años, con la aparición de este
opúsculo dentro de los fragmentos conservados de Porfirio 7 y,
posteriormente, con la excelente edición elaborada por John
Magee 8. Migne toma como base de su edición la que se compuso en 1579 en la imprenta de Martianus Rota 9. Sin embargo,
esta no fue la primera edición impresa de esta obra. L a editio
princeps apareció en Venecia en 1491. L a Biblioteca H istórica
de la Universidad C omplutense conserva un ejemplar de esta
Manlii Severini Boetii opera omnia, PL. LX IV, Paris 1891, 875 d – 92 a.
Porphyrii Philosophi Fragmenta. Edidit Andrew Smith. Stutgardiae et
Lipsiae, in aedibus B. G. Teubneri, 1993, 169 F, pp. 164-195.
8 Anicii Manlii Severini Boethii, De divisione lib er. Critical Edition,
Translation, Prolegomena and Commentary by John Magee. Leiden, Brill, 1998.
9 Anitii Manlii Severini Boethi… O pera omnia. Ed. Henricus Loritus
Glareanus et al. Basilea 1579, pp. 638-48.
6
7
12
obra. Por razones que tienen que ver más con el sentimiento
que con la filología, pese a la innegable calidad de esta edición, en ocasiones superior a la de Migne, la hemos elegido
para ofrecer la presente versión, primera al español, del tratadito boeciano 10.
H ay vacilación entre los diversos manuscritos en torno al
título de este tratado. Predomina el singular, De divisione. Sin
embargo, el incunable que tomamos como base de nuestra
traducción elige el plural, más acorde quizá con el contenido
de la obra, que es un estudio de los diversos tipos posibles de
división. Por ello, hemos preferido poner el título en plural:
De las divisiones.
Sólo nos queda animar al lector actual al estudio de este
breve manual con palabras parecidas a las que, en otra ocasión, empleó el propio Boecio para un fin semejante: L a aridez
de este tratado no debe quitarte el ánimo de leerlo, como no
le quitó a Boecio el ánimo para escribirlo 11.
Juan José García Norro
Rogelio Rovira
(Universidad C omplutense)
10 El lector curioso puede consultar cómodamente, gracias al proyecto
Dioscórides de la Biblioteca de la Universidad Complutense, en la siguiente dirección URL de Internet, la bella tipografía del incunable y su texto:
http://alfama.sim.ucm.es/dioscorides/consulta_libro.asp?ref=B19087056&idi
oma=0.
11 «Nec homines a legendo longum opus labore deterreat, cum nos non
impedierit ad scribendum». I n I nterpretatione, 2, 422.
13
DE DIVISIO NIBUS
DE LAS DIVISIO NES
Q uam magnos studiosis afferat fructus scientia dividendi,
quamque apud peripateticam disciplinam semper haec fuerit
in honore notitia, docet et Andronici diligentissimi senis de
divisione liber editus, et hic idem a Plotino gravissimo
philosopho comprobatus, et in libri Platonis qui Sophistes
inscribitur commentariis a Porphirio repetitus, et ab eodem
per hanc introductionis laudata in Cathegorias utilitas. Dicit
enim fore necessariam generis speciei differentiae proprii
accidentisque peritiam, tum propter alia multa, tum propter
utilitatem quae est maxima partiendi.
Q uare quoniam maximus usus est facilimaque doctrina est
ego quoque id sicut pleraque omnia romanis auribus tradens
introductionis modo habita in eandem rem competenti
subtilique tractatione et moderata brevitate perscripsi, ut nec
anxietas decisae orationis et non perfectae sententiae,
legentium mentibus ingeratur; nec supervacuam loquacitatem harum rerum inexpertes, rudes insolertesque novi
audientium mentes habere est aequum. Nec ullus livor id
quod et arduum natura est et ignotum nostris, nobis autem
magno labore et legentium utilitate digestum, obliquis
morsibus obtrectationis obfuscet. Dentque potius viam
studiis nunc ignoscendo, nunc etiam comprobando quam
frena bonis artibus stringant, dum quicquid novum est
impudenti obstinatione repudiant. Q uis enim non videat
plurimum ad bonarum artium defectum valere, si apud
mentes hominum nunquam sit desperatio displicendi? Sed
haec hactenus.
16
[PRO EMIO ]
Cuán grandes frutos aporta a los estudiosos la ciencia de
dividir y cuán estimada fue siempre en la escuela peripatética,
lo enseña el libro Sobre la División publicado por Andrónico,
el más diligente de los antiguos, libro aprobado por Plotino,
profundísimo filósofo, y tenido en cuenta por Porfirio en su
comentario al libro de Platón que se titula El Sofista. El
propio Porfirio alaba la utilidad de la I ntroducción a las
C ategorías para esta ciencia. Pues dice que el conocimiento
del género, la especie, la diferencia, el propio y el accidente es
necesario, entre otras muchas razones, por la utilidad del
dividir, que es máxima.
Por lo cual, puesto que el provecho es muy grande y la
doctrina muy fácil, yo también he escrito lo que sigue, como
otras muchas cosas que he llevado a los oídos romanos. Lo he
hecho a modo y manera de introducción a este tema, con un
tratamiento sutil, como es apropiado, y de brevedad moderada, para no provocar en las mentes de los lectores el fastidio
de un discurso interrumpido y de una opinión no acabada; no
es conveniente que las mentes de los oyentes, inexpertas en
estas cosas, ignorantes y no acostumbradas a lo nuevo, obtengan una locuacidad vacía. Ni que envidia alguna empañe, con
sus críticas malintencionadas, aquello que es por naturaleza
difícil y desconocido entre nosotros, pero que yo he compilado con gran trabajo y utilidad para los lectores. Y que más
bien emprendan el estudio, sea perdonando, sea aprobando,
en vez de poner freno a las artes liberales, rechazando todo lo
nuevo con impúdica obstinación. Pues, ¿quién no ve que
contribuye en gran medida a la imperfección de las artes liberales el que nunca haya en las mentes de los hombres el temor
a desagradar? Pero de esto basta.
17
Nunc divisionis ipsius nomen dividendum est; et
secundum unumquodque divisionis vocabulum uniuscuiusque propositi proprietates partesque tradendae sunt.
Divisio namque multis modis dicitur. Est enim divisio generis in species. Est rursus divisio, nunc totum in proprias
dividitur partes. Est alia cum vox significans multa in significationes proprias recipit sectionem. Praeter has autem tres
est alia divisio quae secundum accidens fieri dicitur. Huius
autem est triplex modus: unus cum subiectum in accidentia
separamus. Alter cum accidens in substantia dividimus.
Tertius cum accidens in accidentia secamus, hoc ita fit: si
utraque eidem subiecto inesse videantur. Sed harum omnium
exempla subdenda sunt, quatenus huius totius ratio divisionis
elucescat.
Genus dividimus in species, cum dicimus animalium alia
sunt rationalia, alia irrationalia. Rationalium alia mortalia,
alia immortalia. Vel cum dicimus coloris alia quidem alba
sunt, alia nigra, alia media. O portet autem omnem divisionem generis in species, aut in duas partes fieri, aut in
plures. Sed neque infinitae species esse generis possunt,
nec minus duabus. Hoc autem cur eveniat posterius
demonstrandum est.
Totum vero in partes dividitur, quotiens in ea, ex quibus
est compositum, unumquodque resolvimus, ut cum dico
domus aliud est tectum, aliud paries, aliud fundamentum, et
18
[I . LO S TIPO S DE
DIVISIÓ N ]
Hay que dividir ahora el nombre mismo de división; y respecto de cada significado de división hay que tratar cada una
de las propiedades y partes que se proponen. Pues la división
se dice de muchos modos. Hay, en efecto, la división del
género en especies. Hay también división cuando el todo se
distribuye en las partes que posee. Hay otra cuando una voz
que significa varias cosas se separa en las significaciones que
posee. Pero, además de estas tres, hay otra división que se
dice que se hace según el accidente. Y de esta hay tres clases:
una, cuando separamos el sujeto en los accidentes. O tra,
cuando dividimos el accidente en los sujetos. La tercera,
cuando partimos el accidente en accidentes: esta se da si se ve
que ambos inhieren en el mismo sujeto. Pero de todas ellas
hay que proporcionar ejemplos, de modo que se ponga de
manifiesto la razón de toda esta división.
[1. La división del género en especies]
Dividimos el género en especies cuando decimos «de los
animales, unos son racionales, otros irracionales. De los racionales, unos son mortales, otros inmortales». O cuando decimos del color que unos son blancos, otros negros, otros intermedios. Así, pues, es menester que toda división del género en
especies se haga o en dos partes o en algunas más. Pero las
especies de un género no pueden ser ni infinitas ni menos de
dos. Más adelante hay que demostrar por qué sucede esto.
[2. La división del todo en partes]
El todo se divide en partes siempre que resolvemos cualquier todo en aquellas partes de que se compone, como cuando digo: «de la casa, una parte es el techo, otra, las paredes, y
19
hominem coniungi anima et corpore. Cumque hominis
dicimus partes esse Catonem Virgilium Ciceronem et
singulos, qui cum particulares sint, vim tamen totius
hominis iungunt atque componunt. Neque enim homo
genus nec singuli homines species, sed partes quibus totus
homo coniungitur.
Vocis autem in significationes proprias divisio fit,
quotiens una vox multa significans aperitur, et eius
pluralitas significationis ostenditur, ut cum dico canis quod
est nomen, et hunc quadrupedem latrabilemque designat, et
coelestem qui ad orionis pedem morbidum micat. Est
quoque alius marinus canis qui in immoderatam corporis
magnitudinem crescens caeruleus appellatur. Sed huius
divisionis duplex modus est: Aut enim unum nomen multa
significat, aut oratio iam nominibus verbisque composita; et
nomen quidem multa significat, ut id quod supra posui;
oratio vero multa designat, ut est aio te eacida romanos
vincere posse.
Et nominis quidem per significationes proprias divisio
aequivocationis partitio nuncupatur; orationis vero in
significationes proprias distributio ambiguitatis discretio est,
quam graeci amphiboliam vocant; ita ut nomem multa
significans aequivocum, oratio vero multa designans amphibola atque ambigua praedicetur.
20
otra, los cimientos» y que el hombre está constituido por el
alma y el cuerpo. Y cuando decimos que las partes de «hombre» son Catón, Virgilio, Cicerón y cada uno de los que, por
ser particulares, juntan y componen la suma total de «hombre». Pues «hombre» no es género, ni cada uno de los hombres es especie, sino una parte de las que se compone el todo
«hombre».
[3. La división de la voz en sus significaciones]
La división de la voz en las significaciones que posee se da
siempre que se encuentra una voz que significa varias cosas y
se muestra la pluralidad de sus significados, como cuando
digo «perro», que es nombre que designa tanto a este cuadrúpedo ladrador cuanto al astro celeste que brilla junto al
pie herido de O rión. Hay también otro, el perro marino,
cuyo cuerpo crece desmesuradamente, y que se llama perro
cerúleo. Pero de esta división hay dos clases, pues no sólo los
nombres significan varias cosas, sino también las oraciones,
que, por lo demás, están compuestas de nombres y verbos;
algunos nombres significan varias cosas, como el que propuse más arriba; y la oración designa varias cosas, como es el
caso de la oración latina: «Aio te eacida romanos vincere
posse», que puede significar o bien: «Digo que tú, hijo de
Eaco, puedes vencer a los romanos», o bien: «Digo que los
romanos pueden vencerte a ti, hijo de Eaco».
La división de un nombre en las significaciones que posee
se llama «resolución de la equivocidad»; mientras que la división de una oración en las significaciones que posee es «análisis de la ambigüedad», que los griegos llaman ajmfiboliva; así
como el nombre que significa varias cosas se llama equívoco,
la oración que designa varias cosas se llama anfibológica y
ambigua.
21
Eorum autem quae secundum accidens dividuntur, subiecti in accidentia divisio est, ut cum dicimus omnium
hominum alii sunt nigri, alii sunt candidi, alii medii coloris.
Haec enim accidentia sunt hominibus non horum species, et
homo his subiectum, non horum genus est.
Accidentis vero in substantia sectio evenit, ut est omnium
quae expetuntur, alia in anima, alia in corporibus sita sunt.
Animae namque atque corpori id quod expetitur, accidens
non genus est; ut boni quod est situm in anima et in corpore
non sunt haec species sed substantia.
Accidentium vero in accidentia divisio est, ut omnium
candidorum alia sunt dura ut margarita, alia liquentia, ut
lac. Liquor namque et albedo atque durities haec sunt
accidentia. Sed album in dura atque liquida separatum est.
Cum ergo sic dicimus accidens, in alia accidentia separamus, sed huiusmodi divisio vicissim semper in alterutra
permutatur. Possumus enim dicere eorum quae dura sunt
alia sunt nigra alia alba, et rursus eorum quae liquida sunt
alia sunt alba et alia sunt nigra. Sed haec rursus conversa
dividimus eorum quae sunt nigra, alia sunt liquentia, alia
dura, et eorum quae sunt alba, alia sunt liquentia, alia sunt
dura.
Differt autem huiusmodi divisio ab omnibus quae supra
dictae sunt. Nam neque significationem partiri possumus in
22
[4. La división del sujeto en accidentes]
Entre las cosas que se dividen según el accidente, está la
división del sujeto en accidentes, como cuando decimos «de
entre todos los hombres, unos son negros, otros son blancos,
otros de color intermedio». Pues estos son accidentes para los
hombres, no especies de ellos, y «hombre» es para ellos sujeto, no su género.
[5. La división del accidente en sus sujetos]
Se da también la partición del accidente en sustancias,
como es «de entre todas las cosas que se anhelan, unas están
situadas en el alma, otras en el cuerpo». Pues lo que se anhela es accidente del alma y del cuerpo, no género; de modo que
del bien, o sea, de lo que está situado en el alma y en el cuerpo, no son el alma y el cuerpo especies, sino sustancias.
[6. La división del accidente en accidentes]
Hay, en fin, la división de los accidentes en accidentes, como
«de entre todas las cosas blancas, unas son sólidas, por ejemplo, la perla, otras son líquidas, como la leche». Pues la fluidez,
la blancura y la solidez son accidentes. Y el blanco ha sido
separado en sólidos y líquidos. Por tanto, cuando así decimos,
separamos un accidente en otros accidentes, pero la división de
esta clase siempre se puede invertir en otra recíproca. Pues
podemos decir «de entre las cosas que son sólidas, unas son
negras y otras blancas», y asimismo «de entre las cosas que son
líquidas, unas son blancas y otras son negras». Pero también
estas cosas las dividimos conversamente: «de las cosas que son
negras, unas son líquidas, otras sólidas» y «de las cosas que son
blancas, unas son líquidas, otras son sólidas».
Ahora bien, esta clase de división difiere de todas las que
se han dicho antes. Pues no podemos partir la significación en
23
voces ubi vox in proprias significationes discernatur. Nec
partes in totum dividuntur, quamvis totum separetur in
partes; nec species secantur in genera, licet genus in species
dividatur.
Q uod vero superius dictum est hanc divisionem ita fieri: si
utraque contingerent eidem inesse subiecto, si attentius
perspicitur liquet. Nam cum dicimus eorum quae sunt dura
alia esse alba, alia nigra, ut est lapis atque ebenus, manifestum
est ebeno utraque inesse et duritiem et nigredinem. In
ceeteris quoque id diligens lector inveniet.
Q uibus autem summa operatio veritatis inquiritur his
prius intelligendum est quae sit omnium horum proprietas
simul, quibusque inter se sigillatim differentiis segregentur.
O mnis enim vocis et generis totiusque divisio secundum se
divisio nuncupatur. ReliquaeI vero tres in accidentis
distributione ponuntur. Secundum se autem divisionis
huiusmodi differentia est.
Differt enim divisio generis a vocis divisione, quod vox
quidem in proprias significationes separatur. Genus vero non
in significationes, sed in quasdam a se quodammodo procreationes disiungitur, et genus semper speciei propriae
totum est, ut universalius in natura, aequivocatio vero
universalior quidem significata re dicitur tantum in voce, non
etiam totum in natura.
I
En el texto Reliquam.
24
voces allí donde la voz se ha dividido en las significaciones
que posee. Ni tampoco se dividen las partes en el todo, cuando el todo se separa en partes; ni, en fin, las especies se distribuyen en géneros, aunque el género se divide en especies.
Como se ha dicho antes, esta división se produce si acontece que ambos inhieren en el mismo sujeto, como queda
claro si se examina con más atención. Pues cuando decimos
que de entre las cosas que son sólidas unas son blancas, otras
negras, como es la piedra y el ébano, es manifiesto que ambas,
esto es, la solidez y la negrura, inhieren en el ébano. El lector
diligente encontrará esto también en los otros casos.
[II . LAS DIFERENCIAS ENTRE
LO S TIPO S DE DIVISIÓ N PO R SÍ ]
Q uienes con mucho esfuerzo buscan la índole de la verdad
han de entender primero cuál es la propiedad común de todas
estas divisiones y mediante qué diferencias se distinguen
entre sí cada una de ellas respecto de las otras. Pues toda división de la voz, del género y del todo se llama división por sí.
En cambio, las otras tres se dan en la distinción del accidente. Pero la diferencia de la división por sí es la siguiente.
[1. Las diferencias entre la división del género
y la división de la voz]
Pues la división del género difiere de la división de la voz
en que la voz se separa en las significaciones que posee, mientras que el género no se desmembra en significaciones, sino
en algo así como criaturas suyas; y el género es siempre un
todo respecto de una especie suya, al ser más universal por
naturaleza, mientras que del equívoco, que es más universal
que la cosa significada, se dice que es un todo sólo por la voz
y no también por naturaleza.
25
Illo quoque modo a vocis distributione dividitur quod
nihil habent commune praeter solum nomen quae sub voce
sunt. Q uae vero sub genere collocantur, et nomen generis etII
definitionem suscipiunt.
Amplius quoque non eadem apud omnes vocis distributio
est. Q uod enim apud nos dicitur canis cum eius multae
significationes in lingua romana sint, simpliciter fortasse
praedicatur in barbara, cum ea quae apud nos uno nomine
nuncupantur, illi pluribus fortasse significent. Generis vero
apud omnes eadem divisio distributioque permanet. Unde fit
ut vocis quidem divisio ad positionem consuetudinemque
pertineat, generis vero ad naturam. Nam quod apud omnes
idem est naturae est. Consuetudinis vero est, quod apud
aliquos permutatur.
Et quidem sunt differentiae generis distributionis et vocis.
Generis quoque sectio a totius distributione seiungitur,
quod totius divisio secundum quantitatem fit. Partes enim
totam substantiam coniungentes actu, aut ratione animi et
cogitatione separantur. Generis vero distributio qualitate
perficitur. Nam cum hominem sub animali locavero, tunc
qualitate divisio facta est. Q uale namque animal est homo,
idcirco quoniam quadamIII qualitate formatur. Unde quale
animal sit homo interrogatus respondebit aut rationale aut
certe mortale.
II
Falta en el texto.
III
En el texto quaedam
26
También se distingue la división del género respecto de la
división de la voz en que las cosas que están bajo la voz no
tienen nada en común salvo el nombre. En cambio, las cosas
que están puestas bajo un género toman tanto el nombre del
género cuanto su definición.
Además, la división de la voz no es la misma en todos.
Pues lo que nosotros llamamos «perro», aunque tiene muchos significados en nuestra lengua, quizá se predique unívocamente en una lengua extranjera, dado que las cosas que
nosotros llamamos con un solo nombre ellos, quizás, las
nombran con varios. En cambio, la división y distribución
del género permanece la misma en todos. De aquí se sigue
que la división de la voz pertenezca al uso y costumbre,
mientras que la del género, a la naturaleza. Pues lo que es lo
mismo para todos es por naturaleza, mientras que es por costumbre lo que cambia en algunos.
Y estas son, pues, las diferencias de la división del género
y de la voz.
[2. Las diferencias entre la división del género
y la división del todo]
Asimismo, la división del género se distingue de la partición de un todo en que la división del todo se hace según la
cantidad; pues las partes que constituyen toda la sustancia se
separan o bien en acto o bien en el razonamiento del espíritu
y en el pensamiento. La división del género, en cambio, se
realiza cualitativamente; pues cuando coloco «hombre» bajo
«animal», entonces la división se hace cualitativamente. En
efecto, el hombre no es un animal cualquiera, porque está
formado por cierta cualidad. De ahí que si se nos pregunta:
¿Cuál de los animales es el hombre?, responderemos o bien
«el racional» o bien «el mortal».
27
Amplius genus omne naturaliter prius est propriis speciebus, totum autem propriis partibus posterius est. Partes
autem quae totum coniungunt, sed compositi sui perfectionem alias natura tantum alias ratione quoque temporis
antecedunt. Unde fit ut genus in posteriora, totum vero in
priora solvamus. Hinc quoque illud vere dicitur, si genus
interimatur statim species deperire. Si species interempta sit,
non peremptum genus in natura consistere. Contra evenit in
toto. Nam si pars totius perit, totum non erit, cuius pars una
sit interempta. Sed si totum pereat partes permanent
distributae; ut si de integra domo quis abstulerit tectum
totum quod ante fuit interimit. Sed perempto toto parietes, et
fundamenta constabunt.
Amplius quoque genus speciebus materia est. Nam sicut
aes accepta forma transit in statuam, ita genus accepta
differentia transit in speciem. Totius vero partium multitudo
materia est, forma vero earundem partium compositio. Nam
sicut species constat ex genere et differentia, ita totum constat
ex partibus, unde fit ut totum ab unaquaque parte sua
partium ipsarum compositione differat, species vero a genere
differentiae coniunctione.
Amplius quoque species idem quodIV genus est ut homo
est idem quod animal, et virtus idem est quod habitus. Partes
vero non semper idem sunt quod totum. Neque enim manus
idem est quod homo, nec idem paries quod domus. Et his
quae dissimiles partes habent, hoc clarum est. Sed non eodem
modo in his quae similes habent partes, ut in aeris virgula,
cuius partes quae sunt continuae quoniam eiusdem sunt aeris,
videntur idem esse quod totum est, sed falso; fortasse enim
IV
En el texto per quod.
28
Además, todo género es por naturaleza anterior a sus especies, mientras que el todo es posterior a sus partes. Las partes
que constituyen el todo anteceden a la efectiva realización del
compuesto, unas veces sólo por naturaleza, otras veces también en razón del tiempo. De ahí que resolvamos el género en
lo que le sigue y el todo, en cambio, en lo que le precede. Por
lo cual se dice también con verdad que si se destruye el género, inmediatamente desaparecen las especies. Si se suprime la
especie, el género persiste en su naturaleza sin ser suprimido.
Lo contrario sucede en el todo. Pues si desaparece una parte
del todo, no será un todo aquello que ha perdido una de sus
partes. Pero si el todo perece, las partes permanecen, aunque
separadas; por ejemplo, si de una casa entera alguien quita el
techo, destruye el todo que había antes. Pero, una vez quitado el todo, las paredes y los cimientos se conservarán.
Además, el género es también materia para las especies.
Pues así como el bronce, al recibir la forma, se transforma en
estatua, así también el género, al recibir la diferencia, se transforma en especie. En cambio, la materia del todo es la multitud de las partes, mientras que la forma es la reunión de estas
mismas partes. Pues así como la especie consta de género y
diferencia, así también el todo consta de partes, de donde se
sigue que el todo difiere de cada una de sus partes por la reunión de estas mismas partes, mientras que la especie se distingue del género por el añadido de la diferencia.
Además, la especie es también lo mismo que es el género,
como el hombre es lo mismo que es el animal y la virtud es lo
mismo que es el hábito. En cambio, las partes nunca son lo
mismo que es el todo. Pues la mano no es lo mismo que es el
hombre, ni la pared, lo mismo que es la casa. Y esto es claro
en aquellos que tienen partes disímiles. Pero no es igual de
claro en los que tienen partes similares, por ejemplo, en una
29
idem sunt partes huiusmodi in substantia non etiam in
quantitate.
Restat autem vocis et totius distributionis differentias dare.
Differunt autem quod totum quidem constat ex partibus.
Vox vero non constat ex his quae significat; et fit totius
divisio quidem in partes, vocis autem non fit in partes, sed in
eas res quas ipsa vox significat. Unde fit ut sublata parte una
totum pereat, sublata una re quam vox significat multa
designans, vox illa permaneat.
Nunc ergo quoniam secundum se divisionis differentiae
dictae sunt, generis distributio pertractetur.
Primum quidem genus quidV sit diffiniendum est. Genus
est quod praedicatur de pluribus specie differentibus in eo
quod quid est. SpeciesVI vero est quam sub genere collocamus.
Differentia est: qua aliud ab alio distare proponimus. Et est
quidem genus quod interroganti quidVII quaeque res sit,
convenit responderi. Differentia est quae ad qualis
percunctationem rectissimeVIII respondetur. Nam cum quis
interrogat quid est homo, recte animal. Q ualis est homo,
convenienter rationalis respondetur.
V
VII
En el texto quod.
En el texto quod.
VI
VIII
30
En el texto est species.
En el texto rectissimae.
barra de bronce, cuyas partes, que son continuas, puesto que
son del mismo bronce, parecen ser lo mismo que es el todo,
pero esto es falso; pues tales partes pueden ser lo mismo en
sustancia, pero no también en cantidad.
[3. Las diferencias entre la división de la voz
y la división del todo]
Q ueda, en fin, por proponer las diferencias de la división
de la voz y la del todo. Pues difieren en que el todo se compone, sin duda, de partes. En cambio, la voz no se compone
de sus significados; ciertamente, el todo se divide en partes,
pero la voz no se divide en partes, sino en aquellas cosas que
significa esa voz. De ahí que, suprimida una parte, perezca el
todo, mas suprimida una cosa de las que la voz significa, permanezca esa voz que designa muchas cosas.
[III . LA DIVISIÓ N
DEL GÉNERO ]
Ahora, por tanto, puesto que se han dicho las diferencias de
la división por sí, será tratada en detalle la división del género.
[1. Género, especie y diferencia]
En primer lugar, sin duda, hay que definir qué es el género. Género es lo que se predica respecto de lo que es de
muchos que difieren en la especie. La especie, por su parte, es
lo que colocamos bajo el género. La diferencia es aquello por
lo cual consideramos que una cosa dista de otra. Y es sin duda
género lo que conviene responder al que pregunta qué es
alguna cosa. Es diferencia lo que se responde rectísimamente
al que interroga respecto de «cuál». Pues cuando alguien pregunta: «¿qué es el hombre?» se responde adecuadamente
«animal». «¿Cuál?», «el racional», se contesta con acierto.
31
Dividitur autem genus alias in species, alias in differentias,
si species quibus oportet genus dividi nominibus carent, ut
cum dico animalium alia rationalia sunt, alia irrationalia.
Rationale et irrationale sunt differentiae. Sed quoniam speciei
huius quae est animal rationale, nomen unum non est, idcirco
pro specie differentiam ponimus, eamque superiori generi
copulamus; omnis enim differentia in proprium genus
veniens speciem facit. Unde fit ut materia quaedam genus sit,
formaIX differentia.
Cum autem propriis nominibus species appellatur, non in
differentias sed in species fit recta generis divisio, unde est ut
ex pluribus terminis diffinitio colligatur. Si enim omnes
species suis nominibus appellarentur, ex duobus solis
terminis omnis fieret diffinitio, ut cum dico quid est homo
quid mihi necesse esset dicere animal rationale mortale, si
animal rationale esset proprio nomine nuncupatum, quod
cum reliqua quoque differentia idest mortali iunctum
diffinitionem hominis verissima ratione et integra conclusione perficeret?
Nunc autem ad diffinitiones specierum integras divisio
necessaria est, et fortesse in eodem divisionis el diffinitionis
ratio versatur. Nam divisionibus iunctis una componitur
diffinitio. Sed quoniam alia sunt aequivoca alia univoca, et
quae sunt univoca ipsa in generum suscipimus sectiones.
Q uae vero sunt aequivoca in his divisio sola significationis
est, videndum est prius quid sit aequivocum, quid univocum,
ne cum ista fefellerint aequivocum nomen quasi in species,
ita in significativas voces resolvamus; unde fit ut rursus ad
IX
En el texto sit forma.
32
[2. División y definición]
Ahora bien, el género se divide unas veces en especies,
otras, en diferencias, si las especies en que es necesario dividir el género carecen de nombre, como cuando digo «de los
animales, unos son racionales, otros irracionales».
«Racional» e «irracional» son diferencias. Pero, puesto que
no hay un nombre para la especie que es «animal racional»,
ponemos por ello, en vez de la especie, la diferencia y la unimos al género superior, pues toda diferencia que se añade a
su género hace una especie. De donde se sigue que el género es una cierta materia y la diferencia, forma.
En cambio, cuando llamamos a la especie con su propio
nombre, la división correcta del género se hace, no en diferencias, sino en especies, y de ahí que la definición esté compuesta de varios términos. Pero si cada especie se llamara por
su nombre, toda definición estaría hecha de dos únicos términos; por ejemplo, cuando digo: «¿Q ué es el hombre?»,
¿qué necesidad tendría de decir «animal racional mortal», si
llamásemos al «animal racional» con su propio nombre, el
cual, al unirse con la diferencia que falta, esto es, «mortal»,
llevaría a cabo la definición de «hombre» de manera adecuada y completa?
Ahora bien, la división es necesaria para las definiciones
íntegras de las especies, y acaso la naturaleza de la división y
de la definición consiste en lo mismo. Pues, al unir las divisiones, se obtiene una definición. Pero, dado que unas cosas
son equívocas y otras unívocas, siendo precisamente las unívocas las que utilizamos en las divisiones de los géneros, y
dado que en las cosas que son equívocas la única división es
la del significado, hay que ver antes qué es equívoco y qué es
unívoco, para que, aun cuando nos llevaran a engaño, no
resolvamos el nombre equívoco en voces significativas como
33
divisionem necessaria sit diffinitio. Q uid enim sit aequivocum quid univocum diffinitione colligimus.
Sunt autem differentiae aliae per se, aliae vero per accidens,
et harum aliae sunt consequentes statim, aliae relinquentes
statim. Relinquentes huiusmodi sunt, ut dormire vel sedere
vel stare vel vigilare; persequentesX vero ut capilli crispi, si
non sunt amissi, et glauci oculi, si non sint quadam
extrinsecus debilitate turbati. Sed haec ad divisionem generis
sumenda non sunt. Neque enim ad diffinitiones sunt
commoda. O mne enim quod ad divisionem generis aptum
est, idem ad diffinitionem rectissimeX I congregamus. Illa vero
quae per se sunt sola ad divisionem generis apta sunt. Haec
enim informant et perficiunt uniuscuiusque substantiam, ut
hominis rationalitas et mortalitas.
Sed has quemadmodum probare possimus utrum ex eo
sint genere statim relinquentium, an persequentium, an in
substantia permanentium hoc modo est videndum. Neque
enim sufficit scire quas in divisione sumamus, nisi illud
quoque cognitum sit, quemadmodum easdem ipsas quae
sumendae, et quae reiiciendae sunt, rectissimeX II cognoscamus.
Videndum ergo primum est, utrum proposita differentia
omni possit, et semper inesse subiecto; quod si ipsa vel actuX III
vel ratione seiungitur, haec a divisione generis separanda est.
Si enim saepe et actu et ratione seiunguntur, ex eorum genere sunt, quae statim relinquunt, ut sedere, quod frequentius
X
X II
En el texto vigilare persequentes.
En el texto rectissimae.
34
XI
X III
En el texto rectissimae.
En el texto actum.
si fueran especies. De aquí se sigue que, a la inversa, la definición sea necesaria para la división. Pues por la definición
comprendemos qué es equívoco y qué unívoco.
[3. Tipos de diferencias]
Por lo demás, unas diferencias son por sí, otras, en cambio,
por accidente, y de estas últimas unas son, por lo regular,
estables, y otras, por lo regular, transitorias. Las transitorias
son, por ejemplo, dormir, estar sentado, estar de pie o estar
despierto; las estables, en cambio, son, por ejemplo, los cabellos rizados, si no se han perdido, y los ojos claros, si no han
sido afectados externamente por alguna enfermedad. Pero no
son estas las que hay que tomar para la división del género.
Ni tampoco son convenientes para las definiciones. Pues
todo lo que es apto para la división del género es lo mismo
que reunimos correctamente para la definición. Pero aquellas
diferencias que son por sí son las únicas aptas para la división
del género. Pues ellas conforman y completan la sustancia de
cada cosa, como en el caso del hombre la racionalidad y la
mortalidad.
Pero hay que ver cómo podemos comprobar si las diferencias son del género de las que, por lo regular, son transitorias o de las estables o de las permanentes en la sustancia.
Pues no basta saber qué diferencias tomamos en la división,
si no sabemos también cómo reconocer con precisión cuáles
hay que tomar y cuáles hay que rechazar.
Hay que ver, por tanto, primero, si la diferencia propuesta puede inherir en todo sujeto y siempre, porque, si se separa o en acto o en el pensamiento, hay que rechazarla para la
división del género. Pues si las diferencias se separan a menudo bien en acto bien en el pensamiento, entonces son del
género de las que, por lo regular, son transitorias, como estar
35
quidem separatur et actu ipso a subiecto dividitur. Q uae vero
ratione sola a subiecto dividuntur, ea sunt consequentium
differentiarum, ut glaucis oculis esse a subiecto ratione
seiungimus, ut cum dico animal est luminibus glaucis, ut
quilibet homo; quod si hic non esset huiusmodi, non eum res
aliqua esse hominem prohiberet. Aliud rursus est quod non
possit ratione separari; quod si separatum sit, species interimatur, ut cum dicimus inesse homini ut solus numerare
possit, vel geometriam discere; quod si haec possibilitas ab
homineX IV seiungitur, homo ipseX V non permanet. Sed hae
non statim earum differentiarum sunt quae substantia insunt.
Nam non idcirco homo est quoniam haec facere potest, sed
quoniam rationalis est atque mortalis. Hae igitur differentiae
per quas species consistit, ipsae et in diffinitione speciei, ut
hominis, et in generis eius divisione, quod continet speciem
ut ipsum hominem collocantur, et universaliter dicendum est,
quaecumque differentiae huiusmodi sunt, ut non modo
praeter eas species esse non possit, sed per eas solas sit, hae
vel in divisione generis, vel in speciei diffinitione sumendae
sunt.
Q uoniam vero quaedam sunt, quae differunt, quae contra
se in divisionibus poni non debent, ut in animali rationale et
bipes. Nullus enim dicit animalium alia sunt rationalia, alia
duos pedes habentia, idcirco quod rationale et bipes licet
differant, nulla tamen a se oppositione seiunguntur. Constat
quaecumque a se aliqua oppositione differunt eas solas differentias sub genere positas, genus ipsum posse disiungere.
X IV
En el texto homini.
XV
36
En el texto ipsae.
sentado, que muy frecuentemente, sin duda, se separa y se
divide, incluso en acto, de su sujeto. Pero las diferencias que
se separan del sujeto por el solo pensamiento son del género
de las diferencias estables, por ejemplo, el tener los ojos claros lo separamos con el pensamiento del sujeto, como cuando digo «hay un animal con los ojos claros», como es el caso
de cierto hombre; pues si no los tuviera así, nada le impediría
ser hombre. En cambio, otra cosa es lo que no puede ser
separado con el pensamiento, porque si es separado, la especie se destruye; por ejemplo, cuando decimos que inhiere en
el hombre el que solo él pueda contar o aprender geometría,
porque si esta posibilidad se separa del hombre, el hombre
mismo no permanece. Pero estas no son diferencias que
inhieren inmediatamente en la sustancia. Pues no se es hombre por poder hacer esto, sino por ser racional y mortal. Así,
pues, estas diferencias por las cuales existe la especie se ponen
tanto en la definición de la especie, por ejemplo, la de hombre, cuanto en la división del género que contiene la especie,
por ejemplo, la del mismo hombre, y hay que decir en general: tanto en la división del género cuanto en la definición de
la especie hay que tomar aquellas diferencias sin las cuales no
sólo no puede haber especie, sino que la especie sólo existe
gracias a ellas.
Pero hay ciertas cosas que son diferentes y que, sin embargo, no deben contraponerse en las divisiones, como, en el
caso del animal, racional y bípedo. Nadie dice, en efecto, «de
los animales, unos son racionales, otros tienen dos pies», porque «racional» y «bípedo», aunque difieren, no se distinguen,
sin embargo, entre sí por ninguna oposición. Es sabido que
todas las cosas que difieren entre sí por alguna oposición son
las únicas diferencias que, puestas bajo el género, pueden
dividir a este género.
37
Sunt autem quattuor oppositiones, aut ut contraria, ut
bonum malo, aut ut habitus et privatio, ut visus et caecitas.
Q uamquam sint et quaedamX VI res, in quibus discernere
difficultas sit, utrum in contrariis an in privatione et habitu eas
oporteat collocari, ut sunt motus, quies, sanitas, aegritudo,
vigilatio, somnus, lux, tenebrae. Sed haec alias, nuncX VII de
reliquis oppositionibus dicendum est. Tertia oppositio est
quae est secundum affirmationem et negationem, ut Socrates
vivit, Socrates non vivit. Q uarta quae secundum relationem
ut pater filius, dominus servus.
Secundum quas igitur harum oppositionum quattuor
divisio generis sit, rectissima ratione monstrandum est.
Manifestum est enim et oppositiones esse quattuor et genera
et species per opposita separari. Nunc ergo dicendum est,
secundum quam oppositionem harum quattuor vel quemadmodum species a genere disiungi conveniat.
Et prima quidem sit oppositio contradictionisX VIII . Voco
autem contradictionis oppositionem, quae affirmatione et
negatione proponitur. In hac igitur negatio per se nullam
speciem facit. Nam cum dico homo vel equus, vel aliquid
huiusmodi species sunt. Q uicquid autem negatione quis
protulerit, speciem non declarat. Non enim esse hominem
species non est; omnis enim species constituit esse. Negatio
vero quicquid proponit ab eo quod est esse disiungit, ut cum
dico homo quasi sit quiddam locutus sum. Cum vero non
homo substantiam hominis negatione destruxi. Sic igitur per
se caret divisio generis in species negatione.
X VI
X VIII
En el texto quedam.
En el texto contradictioni.
X VII
38
En el texto alias nunc.
[4. Excurso sobre la oposición de las diferencias]
[Las cuatro oposiciones]
Ahora bien, hay cuatro oposiciones: los contrarios, como
el bien respecto del mal. La posesión y la privación, como la
visión y la ceguera. (Aunque hay también algunas cosas en las
cuales es difícil discernir si es oportuno colocarlas en los contrarios o en la privación y la posesión, como son el movimiento, el reposo; la salud, la enfermedad; la vigilia, el sueño;
la luz, las tinieblas. Pero de esto, en otro momento; ahora hay
que tratar de las restantes oposiciones). La tercera oposición
es la que se refiere a la afirmación y la negación, como
«Sócrates vive», «Sócrates no vive». La cuarta, la que se refiere a la relación, como padre, hijo; señor, siervo.
Así, pues, hay que mostrar minuciosamente de acuerdo con
cuáles de estas cuatro oposiciones se hace la división del género.
Pues es manifiesto tanto que hay cuatro oposiciones cuanto que
el género y la especie se separan por los opuestos. Ahora, por
tanto, hay que decir de qué modo conviene separar una especie
de un género, es decir, mediante qué oposición de estas cuatro.
[Contradicción]
Y la primera es sin duda la oposición de contradicción. Pero
llamo oposición de contradicción a la que se expresa con la afirmación y la negación. En esta oposición, por tanto, la negación
no produce por sí ninguna especie. Pues cuando digo «hombre» o «caballo» o algo de esta clase, son especies. Pero quien
manifiesta algo con una negación, no declara una especie. «No
ser hombre» no es una especie. Pues toda especie constituye un
ser. Pero la negación separa lo que propone de la esencia; como
cuando digo «hombre», hablo como si fuera algo, pero cuando
digo «no hombre», destruyo con la negación la sustancia del
hombre. De este modo, por tanto, la división del género en
especies se abstiene por sí de la negación.
39
Necesse est autem saepe speciem negatione componere,
cum ea quam simplici nomine speciem volumus designare,
nullo vocabulo nuncupatur, ut cum dico imparium numerorum alii sunt primi ut tres quinque septem.Alii non primi
ut novem, et rursus figurarum aliae sunt rectissimae, aliae
non rectissimae, et colorum alii sunt albi alii nigri, alii nec albi
nec nigri. Ergo quoniam unum nomen speciebus positum
non est, eas negatione proferre necesse est. Hoc igitur cogit
interdum necessitas, non natura.
Ideoque quotiens negatione facimus sectionem, prius aut
affirmatio, aut simplex dicendum est nomen, ut est
numerorum alii sunt primi, alii non primi. Nam si prius
negatio dicta sit, tardior fit reiX IX quam proponimus
intellectus. Nam cum primum dicis esse aliquos primos
numeros, cum quales sint primi exemplo vel diffinitione
docueris, quales non sunt primi, mox auditor intellegit. Sin
vero e contrario feceris, aut neutrum subito, aut tardius
utrumque cognoscet. Divisio enim quae propter apertissimam generis naturam reperta est, debet potius ad intelligibiliora deducere. Amplius quoque prior est affirmatio,
posterior vero negatio. Q uod autem primum est, in divisione
quoque primitus oportet ordinari.
Necesse quoque est semper infinitis finita esse priora, ut
aequale inaequali, virtutem vitiis, certum incerto, stabileX X et
fixum instabili et mutabili. Sed omnia quae aut definita parte
orationis aut affirmatione proferuntur, plus finita sunt, quam
X IX
En el texto ei rei.
XX
40
En el texto stabilae.
Pero con frecuencia es necesario componer la especie
mediante una negación, cuando la cosa a la que queremos asignar una especie con un nombre simple, no se llama con ninguna palabra; por ejemplo, cuando digo «de los números impares
unos son primos, como tres, cinco, siete; otros, no primos,
como nueve»; y, asimismo, «de las figuras unas son rectilíneas,
otras no rectilíneas» y «de los colores unos son blancos y otros
negros, otros ni blancos ni negros». Por tanto, cuando las especies no tienen un nombre de una sola palabra, es necesario
designarlas mediante la negación. A esto obliga a veces, por
consiguiente, la necesidad, no la naturaleza.
Y, por ello, siempre que hacemos una división por medio
de una negación, hay que decir primero o bien la afirmación
o bien el nombre simple, como es el caso de «de los números,
unos son primos, otros no primos». Pues si se dice primero la
negación, el entendimiento de la cosa que proponemos será
más lento. Pues si dices primero que algunos números son primos, y enseñas cuáles son primos con un ejemplo o con una
definición, entonces enseguida entiende el discípulo cuáles son
no primos. Pero si haces lo contrario, o no entenderá de inmediato ninguno de los dos o entenderá ambos más lentamente.
Pues la división, que se busca en razón de la amplísima naturaleza del género, debe más bien conducir a las cosas más inteligibles. Además, la afirmación es también anterior, la negación,
posterior. Pero es conveniente que lo que es primero se ordene también en la división en primer lugar.
Es siempre necesario también que las cosas definidas sean
anteriores a las indefinidas, como lo igual a lo desigual, la virtud a los vicios, lo cierto a lo incierto, lo estable y fijo a lo
inestable y mutable. Pero todas las cosas que se expresan o
bien por una parte definida de la oración o bien por una afirmación son más definidas que un nombre con una partícula
41
aut nomen eum particula negativa, aut tota negatio. Q uare
finito potius quam infinito est facienda divisio.
Sed si cui per haec quaedam paretur anxietas aut obscuriora sunt fortasse quam ipseX X I desiderat, nihil ad me facilem
cognitionem pollicentem. Neque enim rudibus haec totius
artis, sed imbutis et ulteriore pene loco progressis legenda et
discenda proponimus. Q ui vero huius operis idest dialectici
ordo sit, cum de ordine peripateticae disciplinae mihi
dicendum esset, diligenter exposui. Haec quidem dicta sunt
de oppositione quam affirmatio et negatio constituit.
Illa vero quae secundum habitum privationemque fit,
ipsa quoque videtur superiori esse consimilis. Negat enim
quodam modo privatio habitus, sed differt quod semper
quidem potest esse negatio, privatio autem non semper, sed
tunc quando habere habitum possibile est; hoc vero nos iam
praedicamenta docuere. Q uare forma quaedam intelligitur
esse privatio. Non enim tantum privat, sed etiam circaX X II
seipsam privatum quemque disponit. Neque enim caecitas
oculum solum privat lumine, sed ipsa quoque secundum se
privatum luce disponit; caecus enim dicitur ad privationem
quodam modo dispositus et affectus; et hoc quoque Aristoteles testatur in physicisX X III .
Unde fit ut privationis differentia ad generis divisionem
frequenter utamur. Sed hic quoque eodem modo sicut in
contradictione faciendum est; prius enim ponendus est
habitus, qui est affirmationi consimilis; post vero privatio
XXI
X X III
En el texto ipsae.
En el texto phisicis.
X X II
42
En el texto certa.
negativa o que una negación completa. Por lo cual hay que hacer
la división con lo definido más bien que con lo indefinido.
Pero si por estas cosas a alguien le sobreviene la perplejidad o le resultan acaso más oscuras que lo que él desea, nada
me concierne, aun cuando he prometido un conocimiento
fácil. Pues estas cosas las proponemos para ser leídas y aprendidas no a los carentes de toda ciencia, sino a los iniciados y
a los que están situados en otro nivel. Pues ya expuse cuidadosamente cuál es el orden de esta obra, esto es, su lugar entre
los libros dialécticos, cuando tuve que tratar del orden de la
enseñanza peripatética. Pero hasta ahora se ha hablado de la
oposición que forman la afirmación y la negación.
[Posesión y privación]
La oposición que se hace, en cambio, según la posesión y
la privación parece también que es semejante a la anterior.
Pues la privación niega de algún modo la posesión, pero
difiere en que, sin duda, la negación puede darse siempre,
mientras que la privación no siempre, sino sólo cuando es
posible tener posesión: pero esto nos lo enseñaron ya las
C ategorías. Por lo cual se entiende que la privación es cierta
forma. Pues no sólo priva, sino que también dispone a lo que
está privado respecto de sí misma. Pues la ceguera no sólo
priva de luz al ojo, sino que también dispone según ella al privado de luz, pues se dice ciego al que está en cierto modo dispuesto y afectado respecto de la privación. También esto lo
declara Aristóteles en los Físicos.
De aquí se sigue que utilicemos con mayor frecuencia la
diferencia de la privación para la división del género. Pero
esto hay que hacerlo también del mismo modo que en la contradicción; pues primero hay que poner la posesión, que es
semejante a la afirmación, y luego, en cambio, la privación,
43
quae negationi. Aliquotiens tamen privationes quaedam
habitus vocabulo proferuntur, ut orbus, caecus, viduus.
Aliquotiens tamen particula privationis, ut cum dicimus
finitum infinitum, et aequale, inaequale. Sed in his aequale, et
finitum in divisione ponenda sunt prima privationes vero
secundae. Ac de oppositione quidem privationis et habitus
haec dicta sufficiant.
Contrariorum vero oppositio dubitatur fortasse an
secundum privationem et habitum esse videatur ut album et
nigrum, an album quidem privatio nigri sit, nigrum vero albi.
Sed haec alias. Nunc autem ita tractandum est tamquam si sit
aliud oppositionis genus, sicut est praedicamentis ab ipso
quoque Aristotele dispositum. In contrariis autem generum
multa divisio est; fere enim cunctas differentias in contraria
ducimus. Sed quoniam contrariorum alia sunt medio
carentia, alia mediata, ita quoque divisio facienda est, ut
colorum, alia sunt nigra, alia sunt alba, alia neutra.
Fieret autem omnis diffinitio, omnisque divisio duobus
terminis nisi (ut supra dictum est) indigentia quae saepe
existit in nomine prohiberet. Q uo autem modo utraeque
duobus terminis fierent, erit manifestum hoc modo. Cum
enim dico animalium alia rationalia sunt, alia irrationalia,
animal rationale ad hominis diffinitionem contendit. Sed
quoniam animalis rationalis unum nomen non est positum
ponamus ei nomen «a» litteram. Rursus «a» litterae quod est
animal rationale, alia mortalia sunt, alia immortalia. Volentes
igitur difinitionem hominis reddere dicemus «homo est ‘a’
mortale». Nam si est hominis diffinitio animal rationale
mortale, animal vero rationale per «a» litteram significatur.
44
que es semejante a la negación. Sin embargo, algunas veces
ciertas privaciones se expresan con una palabra de posesión,
como «huérfano», «ciego», «viudo». O tras veces, en cambio,
con una partícula de privación, como cuando decimos «finito», «infinito», e «igual», «desigual». Pero en estos casos en la
división hay que poner primeramente «igual» y «finito», y las
privaciones en segundo lugar. Pero de la oposición de la privación y la posesión baste lo dicho.
[Contrarios]
Pero acaso se dude si la oposición de los contrarios es del
mismo tipo que la de la privación y la posesión; por ejemplo:
en el caso de lo blanco y lo negro, puede dudarse de si uno es
la privación del otro, sea lo blanco privación de lo negro o lo
negro, de lo blanco. Pero de esto, en otra ocasión. Ahora, en
cambio, hay que tratarla como si fuera otro género de oposición, tal como establece también el mismo Aristóteles en las
C ategorías. Por lo demás, es muy frecuente la división de los
géneros en los contrarios; pues casi todas las diferencias las
reducimos a los contrarios. Pero, puesto que de los contrarios
unos carecen de medio y otros tienen medio, así también hay
que hacer la división, como «de los colores unos son negros,
otros blancos, otros ni esto ni aquello».
Ahora bien, toda definición y toda división se hace con
dos términos, a no ser (como se dijo más arriba) que lo impida la carencia de nombre que a menudo se da. En lo que sigue
se pondrá de manifiesto de qué modo tanto una como otra se
hacen con dos términos. Pues cuando digo «de los animales
unos son racionales, otros irracionales», «animal racional»
apunta a la definición de «hombre». Pero, como no hay un
nombre de una sola palabra para «animal racional», denominémosle con la letra «a». De nuevo, de la letra «a», que es
45
Idem sentit «a» mortale tamquam si diceretur animal rationale mortale; «a» enim (ut dictum est) animal rationale significat. Sic ergo «a» littera et mortali duobus terminis facta est
hominis diffinitio; quod si reperirentur in omnibus quoque
nomina duobus terminis semper tota fieret diffinitio.
Divisio quoque nominibus positis quoniam semper in
duos terminos secaturX X IV, manifestum est, si quis generi et
differentiae cum deest nomen imponat, ut cum dicimus figurarum quae sunt trilateraeX X V, aliae sunt aequilaterae, aliae
duo latera habentes aequalia, aliae totae inaequales sunt.
Trina igitur divisio si sic proferetur fieret duplex: figurarum
quae sunt trilateraeX X VI , aliae sunt aequales, aliae inaequales.
Inaequalium aliae sunt duo latera tantum aequaX X VII habentes,
aliae tria inaequalia idest omnia; et cum dicimus rerum
omnium alia sunt mala, alia sunt bona, alia indifferentia, quae
scilicet neque bona, neque mala sunt, sed si ita diceretur
gemina fieret divisio. Rerum omnium alia sunt differentia,
alia indifferentia. Differentium alia sunt bona alia mala. Ita
ergo divisio omnis in gemina secaretur, si speciebus et
differentiis vocabula non deessent.
Q uartam vero oppositionem diximus quae est secundum
ad aliquid, ut pater filius, dominus servus, duplum dimidium,
sensibile sensus. Haec igitur nullam habent substantialem
differentiam, qua a se invicem discrepent; immo potius habent
X X IV
X X VI
En el texto seccatur.
En el texto trilatere.
XXV
X X VII
46
En el texto trilatere.
Falta en el texto.
«animal racional», unos son mortales, otros inmortales. Así,
pues, cuando queremos dar la definición de hombre, decimos
«hombre es ‘a’ mortal». Pues si la definición de hombre es
«animal racional mortal», y «animal racional» se expresa con
la letra «a», lo mismo significa «‘a’ mortal» que si se dice
«animal racional mortal»; pues «a» (como se ha dicho) significa «animal racional». Por tanto, la definición de «hombre»
se hace con dos términos: la letra «a» y «mortal»; por tanto,
si dispusiéramos de nombres para todas las cosas, toda definición se haría siempre con dos términos.
Es manifiesto que también la división, si han sido impuestos los nombres, se divide siempre en dos términos, en el caso
de que, cuando falte, alguien imponga el nombre del género y
de la diferencia, como cuando decimos «de las figuras que son
triláteras, unas son equiláteras, otras tienen dos lados iguales,
otras los tienen todos desiguales». Esta división tricotómica,
pues, si se prosigue así, se hace dicotómica: «de las figuras que
son triláteras, unas son iguales, otras desiguales. De las desiguales, unas sólo tienen dos lados iguales, otras, los tres, o sea,
todos, desiguales». Y cuando decimos «de todas las cosas, unas
son malas, otras son buenas, otras, indiferentes, a saber: que no
son buenas ni malas». Pero se hace una división bipartita si
decimos así: «De todas las cosas, unas son no indiferentes,
otras, indiferentes. De las no indiferentes unas son buenas,
otras malas». Así, pues, toda división es dicotómica, si no faltan palabras para las especies y las diferencias.
[Relativos]
Pero hablamos de una cuarta oposición, que es la de los
relativos, como padre, hijo; señor, siervo; doble, mitad; sensible, sentido. Estos, por tanto, no tienen una diferencia sustancial por la que discrepen mutuamente; antes por el contrario,
47
huiusmodi cognationem quae ad se invicem referuntur, ac
sine se esse non possunt. Non est ergo generis in relativas
partes facienda divisio, sed tota huiusmodi sectio a genere
separanda est. Neque enim hominis est species servus aut
dominus, nec numeri duplum aut dimidium.
Cum igitur quattuor sint differentiae oppositionum
affirmationis, et negationis, si non necesse est, semper tamen
relationis reiicienda est divisio privationis et habitus, et
contrariorum sumendae. MaximeX X VIII autem contrarietas in
differentiis ponenda est, nec non et privatio idcirco quoniam
quiddam contra habitum contrarium videtur opponere, ut est
finitum et infinitum. Q uamquam enim privatio sit infinitum,
tamen contrarii imaginatione formatur. Est quaedam namque
(ut dictum est) forma.
Dignum vero inquisitu est, utrum in species an in
differentias recteX X IX genera dividantur. Diffinitio namque
divisionis generis est in species proximas distributio. O portet
igitur secundum naturam divisionis, secundum diffinitionem
in proprias species semper fieri generis disgregationem. Sed
hoc interdum fieri nequit propter eam quam supra
reddidimus causam. Multis enim speciebus non sunt nomina.
Atque ideo quoniam quaedam sunt genera prima quaedam
ultima, quaedam media, primum quidem ut substantia,
ultimum ut animal, medium ut corpus: corpus namque
animalis genus est, substantia corporis. Sed quemadmodum
X X VIII
En el texto maximae.
X X IX
48
En el texto rectae.
tienen cierta similitud por la cual están en relación mutua y
sin la cual no pueden existir. Por tanto, la división del género
no debe hacerse en partes relativas, sino que toda división de
esta clase hay que excluirla del género. Pues ni «siervo» o
«señor» son especies de «hombre», ni «doble» o «mitad», de
«número».
[O posiciones adecuadas para dividir]
Así, pues, siendo cuatro las diferentes oposiciones, se debe
excluir la división de la afirmación y la negación, si no es
necesaria, y siempre la de la relación, y hay que tomar la de la
privación y la posesión y la de los contrarios. Pero sobre todo
ha de ponerse en las diferencias la contrariedad, aunque también la privación, porque algún contrario parece oponerse a
la posesión, como es «finito» e «infinito». Pues si bien «infinito» es la privación, con todo se forma con la imagen de lo
contrario. Pues es (como se ha dicho) cierta forma.
[5. División del género en especies o en diferencias]
Pero es digno de ser investigado si los géneros se dividen
correctamente en especies o en diferencias. Pues la definición
de la división es: distribución del género en las especies próximas. Así, pues, según la naturaleza de la división y según la
definición, es necesario hacer siempre el desmembramiento
del género en las especies que posee. Pero esto a veces no
puede hacerse por la causa que expusimos más arriba: que
muchas especies no tienen nombres. (Hay ciertos géneros
que son primeros, otros, últimos y otros, intermedios; primero es, por ejemplo, «sustancia»; último, «animal»; intermedio, «cuerpo»: pues «cuerpo» es género de «animal», «sustancia», de «cuerpo». Pero al igual que por encima de
«sustancia» nadie puede encontrar algo que quepa colocar en
49
neque super substantiam quicque inveniri potest quod
generis loco valeat collocari, sic neque sub animali, homo
species namque non genus est. Q uare antiquior videbitur
speciei divisio, si indigentia nominum non sit, quod si his non
abundamus, genera prima usque ad ultima convenit in
differentias separare.
Hoc autem fit hoc modo, ut primum genus in suas
differentias disgregemus non in posterioris, et rursus posterius
in suas, sed non in posterioris. Neque enim eaedem sunt
differentiae corporis quae animalis. Si quis enim dicat:
substantia aliud corporale, aliud incorporale, recteX X X divisionem fecerit, hae namque differentiae propiae substantiae
sunt. Si vero dicat: substantiarum alia sunt animata, alia
inanimata, hic non recteX X X I substantiae differentias segregavit.
CorporisX X X II namque differentiae hae sunt non substantiae
idest secundi generis non primi. Q uare manifestum est
secundum proprias differentias, non secundum posterioris
generis priorum generum divisionem faciendam esse.
Q uotiens autem genus aut in differentias, aut in species
disolvitur, post divisionem factam mox diffinitiones, aut
exempla subdenda sunt. Sed si qua diffinitionibus non abundet, satis est exempla subiicere, ut cum dicimus corporum alia
sunt animata subiiciamus ut homines vel feraeX X X III , alia
inanimata, ut lapides.
O portet autem divisionem quoque sicut terminum, neque
diminutam esse neque superfluamX X X IV. Nam neque plures
species quam sub genere sunt, oportet apponi nec pauciores,
ut in se ipsa divisio, sicut terminus convertatur; convertitur
XXX
X X X II
X X X IV
En el texto rectae.
En el texto C orpus.
En el texto superfluum.
XXXI
X X X III
50
En el texto rectae.
En el texto feram.
lugar del género, así tampoco bajo «animal», pues «hombre»
es especie, no género). Por lo cual, la división en las especies
parecerá preferible, si no hay carencia de nombres, porque si
no hay suficientes, conviene dividir en las diferencias los
géneros primeros hasta los últimos.
Pero esto se hace de tal modo que disgreguemos el primer
género en sus diferencias, no en las del género posterior y, a
su vez, el posterior en las suyas, pero no en las del posterior.
Pues no son las mismas las diferencias de «cuerpo» y las de
«animal». Pues si alguien dice: «la sustancia es o corpórea o
incorpórea», ha hecho correctamente la división, pues estas
son las diferencias que posee la sustancia. Pero si dice: «de las
sustancias, unas son animadas y otras, inanimadas», entonces
no separó correctamente las diferencias de «sustancia». Pues
estas son las diferencias de «cuerpo», no de «sustancia», esto
es, de un género segundo, no primero. Por lo cual es manifiesto que la división de los géneros primeros debe hacerse
según las diferencias que posee, no según las del género posterior.
Pero siempre que un género se disgrega o en diferencias o
en especies, tras estar hecha la división, hay que añadir enseguida definiciones o ejemplos. Pero a quien no disponga de
definiciones, le basta con aducir ejemplos, como cuando decimos «de los cuerpos, unos son animados», añadimos «como
hombres o fieras; otros, inanimados, como piedras».
[6. Convertibilidad de la división]
Pero es también necesario que la división, como la definición, no sea ni escasa ni superflua. Pues es necesario no
poner bajo el género más ni menos especies de las que hay,
para que la división, al igual que la definición, sea convertible consigo misma. Pues una definición se convierte así:
51
enim terminus sic virtus est mentis habitus optimus. Rursus
mentis habitus optimus virtus est; sic etiam divisio: omne
enim genus eorum aliquid quae sunt species erit. Rursus
quaelibet species proprium genus est.
Fit autem generis eiusdem divisio multipliciter ut omnium
corporum et quaecunque sunt alicuius magnitudinis. Sicut
enim circulum in semicirculos, et in eos quos graeci vocant
tomeas, nos divisiones possumus dicere, distribuimus; et
tetragonum alias ducta per angulum diametro in triangula,
alias in parallelogrammataX X X V, alias in tetragona separamus.
Ita quoque genus ut cum dicimus numerorum alii sunt pares,
alii impares, et rursus alii primi, alii non primi. Triangulorum
alia sunt aequilatera, alia duo sola latera aequalia habentia,
alia totis inaequalibus lateribus, et rursus triangulorum
aliaX X X VI sunt rectiangula, alia acutos habentia tres angulos, alia
obtusi uniusX X X VII. Sic igitur generis unius fit multiplex divisio.
Illud autem scire perutile est, quoniam genus una quodam
modo multarum specierum similitudo est, quae earum
omnium convenientiam substantialem monstret, atque ideo
collectivum plurimarum specierum genus est. Disiunctivae
vero unius generis species, quae quoniam differentiis
informantur (ut dictum est) idcirco sub uno genere minus
duabus speciebus esse non possunt; omnis enim differentia in
differentium pluralitate consistit.
XXXV
X X X VII
En el texto paralellogramata.
En el texto obtusumus.
52
X X X VI
En el texto alias.
«la virtud es la mejor posesión del espíritu»; y a la inversa,
«la mejor posesión del espíritu es la virtud». Así también
la división: «todo género será algo de lo que las especies
son»; y a la inversa: «cualquier especie es el género que
posee».
[7. Los géneros se dividen de varias maneras]
La división de un mismo género se hace de muchas
maneras, como la de todos los cuerpos y la de todo lo que
tiene alguna magnitud. Pues así como dividimos un círculo en semicírculos y en lo que los griegos llaman tomeva"
(nosotros podemos decir sectores), y separamos a veces
un cuadrado en triángulos cuando trazamos la diagonal
por el ángulo, otras veces, en paralelogramos y, otras, en
cuadrados, así también dividimos el género, como cuando
decimos: «de los números, unos son pares, otros, impares» y también «unos son primos, otros, no primos»; «de
los triángulos, unos son equiláteros, otros tienen dos únicos lados iguales, otros, con todos los lados desiguales» y
también «de los triángulos, unos son rectángulos, otros
tienen tres ángulos agudos, otros, uno obtuso». Así, por
tanto, la división de un único género se hace de muchas
maneras.
Es, sin duda, muy útil saber esto, porque el género es
una cierta semejanza de muchas especies, que muestra la
concordancia sustancial de todas ellas, y por esto el género es el unificador de varias especies. Las especies son, en
cambio, disyuntivas de un único género. Como las especies están informadas por las diferencias (según se ha
dicho), bajo un género no puede haber menos de dos especies, pues toda diferencia consiste en una pluralidad de
cosas diferentes.
53
Sed de divisione generis et speciei perplura dicta sunt.
Hanc igitur insistentibus viam promptiorXXXVIII per divisionem
generis ad speciei diffinitionem facultas aperitur. O portet
autem non solum quas ad diffinitionem sumamus differentias
adiscere, sed ipsius diffinitionis artem diligentissima
cognitione complecti. Et illud quidem an ulla possit diffinitio
demonstrari, et quemadmodum per demonstrationem valeat
inveniri, et quaecumque de ea subtilius in postremis analyticisX X X IX ab Aristotele pertractata sunt praetermittam.
Solam tamen exequar diffiniendi regulam.
Rerum enim aliae sunt superiores, aliae inferiores, aliae
mediae. Superiores quidem diffinitio nulla complectitur,
idcirco quod earum superiora genera inveniri non possunt.
Porro autem inferiores quaeX L sunt individua, ipsae quoque
specificis differentiis carent. Q uocirca a diffinitione quoque
seclusa sunt. Mediae igitur quae et habent genera, et de aliis
vel generibus, vel de speciebus, vel de individuis praedicantur
sub diffinitionem cadere possunt.
Data igitur huiusmodi specie quae et genus habeat, et de
posterioribus praedicetur, primo eius sumo genus, et illius
generis differentias divido et adiungo differentiam generi, et
video utrum illa iuncta cum genere aequalis possit esse cum
specie ea, quam circumscribendam diffinitione suscepi; quod
X X X VIII
XL
En el texto peremptor.
En el texto ut.
X X X IX
54
En el texto analeticis.
[8. Excurso sobre la definición de la especie]
Pero de la división del género y de la especie se ha dicho lo
suficiente. Así, pues, a los que prosiguen este camino se les
abre con más facilidad una posibilidad para la definición de la
especie por la división del género. Ahora bien, es necesario
no sólo aprender qué diferencias tomamos para la definición,
sino también comprender el arte de la definición misma
mediante un estudio muy diligente. Y omitiré la cuestión de
si cabe demostrar alguna definición y la del modo en que
puede descubrirse por medio de una demostración, así como
todas aquellas cuestiones que Aristóteles trató minuciosamente y con sutileza en los Analíticos Posteriores. Con todo,
expondré con detalle la única regla para definir.
[De lo que no hay definición]
Pues de las cosas unas son superiores; otras, inferiores;
otras, intermedias. Ciertamente, ninguna definición engloba
las cosas superiores, porque no es posible encontrar sus géneros superiores. Pero, por otra parte, las cosas inferiores, que
son individuos, carecen asimismo de diferencias específicas.
Por lo que también están excluidas de la definición. En cambio, las cosas intermedias, que, por una parte, tienen géneros
y, por otra, se predican de otros géneros o de las especies o de
los individuos, pueden caer bajo la definición.
[Regla de la definición]
Dada, por consiguiente, una especie de la clase de las que
tienen género y se predican de las cosas posteriores, primero
tomo su género, luego divido las diferencias de ese género,
añado la diferencia al género, y veo si esa diferencia unida al
género puede ser igual que la especie que me he propuesto
circunscribir con una definición; porque si la especie fuera
55
si minor fuerit species, illam rursus differentiam quam
dudum cum genere posueramus quasi genus ponimus,
eamque in alias suas differentias separamus, et rursus has
duas differentias superiori generi coniungimus; et si aequavit
speciem diffinitio speciei esse dicetur. Si vero minus fuerit,
secundam differentiamX LI rursus in alias separamus. Q uas
omnes coniungimus cum genere, et rursus speculamur, si
omnes differentiae cum genere aequales sint specieiX LII quae
diffinitur; et postremo totiens differentias differentiis
distribuimus usque dum omnes iunctae generi speciem
aequali diffinitione describant.
Huius autem rei clariorem facient exempla notitiam hoc
modo. Sit enim nobis propositum quod diffinire velimus
nomen vocabulum nominis de pluribus nominibus praedicatur et quaedam species est continens sub se individua.
Diffinitio ergo nomen sic: sumo eius genus quod est vox, et
divido illud vocum aliae sunt significativae, aliae vero
minimeX LIII ; vox non significativa nihil ad nomen, et enim
nomen significat. Sumo ergo differentiam quae est significativa, et cum genere iungo, id est, cum voce, et dico
vox significativa, et tunc respicio utrum genus hoc et
differentia nomini sint aequalia. Sed nondum sunt aequalia,
potest enim vox significativa esse et non esse nomen. Sunt
enim quaedam voces, quae dolorem designant, aliae quae
animi passiones naturaliter quae nomina non sunt ut
interiectiones. Rursus ipsam vocem significativam in alias
X LI
X LIII
En el texto secundas differentias.
En el texto minimae.
56
X LII
En el texto species.
menor, la diferencia que hace un momento añadimos al género la ponemos a su vez como género, y la dividimos en sus
otras diferencias y de nuevo juntamos estas dos diferencias
con el género superior; y, si igualó la especie, diremos que es
la definición de la especie. Pero si fuera menor, dividimos de
nuevo la segunda diferencia en otras. Juntamos todas estas
con el género, y observamos nuevamente si todas las diferencias más el género son iguales a la especie que se define; y
finalmente dividimos las diferencias en diferencias las veces
que haga falta hasta que todas ellas unidas al género describan
la especie con una definición igual a ella.
[Un ejemplo: la definición de «nombre»]
Pero los ejemplos harán más claro el conocimiento de este
asunto de la siguiente manera. Pues si nuestro propósito es
que queremos definir «nombre», la palabra «nombre» se predica de muchos nombres y en cierto modo es una especie que
contiene bajo sí individuos. Defino, por tanto, «nombre» así:
tomo su género, que es «voz» y lo divido: «de las voces, unas
son significativas; otras no lo son»; la voz no significativa no
tiene nada que ver con el nombre, pues el nombre significa.
Tomo, por tanto, la diferencia que es «significativa» y la uno
al género, esto es, a voz, y digo: «voz significativa», y entonces compruebo si este género y la diferencia son iguales a
«nombre». Pero todavía no son iguales, pues una voz puede
ser significativa y no ser un nombre. Pues hay ciertas voces
que no son nombres, como las interjecciones, de las cuales
unas indican por naturaleza dolor, y otras, pasiones del
ánimo. De nuevo divido esta «voz significativa» en otras diferencias: «de las voces significativas, unas lo son por imposición de los hombres; otras, por naturaleza», pero la voz que
significa por naturaleza no tiene nada que ver con el nombre;
57
differentias divido vocum significativarum aliae sunt secundum positionem hominum aliae naturaliter, et vox
quidem significans naturaliter nihil ad nomen, vox vero
significans secundum positionem hominum nomini congruit.
Q uocirca has duas differentias significativam et secundum
positionem iungo cum voce, id est, cum genere, et dico
nomen est vox significativa secundum placitum. Sed rursus
mihi non aequatur ad nomen. Sunt namque et verba voces
significativae et secundum positionem. Non igitur solius
nominis diffinitio est. Distribuo iterum differentiam quae est
secundum positionem, et dico secundum positionem vocum
significativarum aliae cum tempore, aliae sine tempore, et
differentia quidem cum tempore nomini non coniungitur,
idcirco quod verborum est consignificareX LIV tempora, nominum vero minime. Restat ergo ut congruat illa differentia
quae est sine tempore. Iungo igitur has tres differentias
generi, et dico: nomen est vox significativa ad placitum sine
tempore. Sed rursus mihi non plena conclusio diffinitionis
occurrit, potest enim et vox significativaX LV et secundum
positionem et sine tempore esse, et nomen non esse unum,
sed nomina iuncta quae est oratio, ut Socrates cum Platone et
discipulis; sed quamquam imperfecta sit haec oratio, tamen
oratio est. Q uocirca ultima differentia quae est sine tempore
aliis item differentiis dividenda est, et dicemus: vocum
significativarum secundum positionemX LVI sine tempore, aliae
sunt quarum pars aliquid significat extra, hoc pertinet
ad orationem, aliae quarum pars nihil extra significat,
hoc pertinet ad nomen. Nominis enim pars nihil extra
significat. Fit ergo diffinitio sic. Nomen est vox significativa
X LIV
X LVI
En el texto significare.
En el texto positionum.
X LV
58
En el texto significativam.
en cambio, la voz que significa por la imposición de los hombres es congruente con el nombre. Por lo cual uno estas dos
diferencias «significativa» y «por imposición» a «voz», esto
es, al género, y digo: «nombre es voz significativa por convención». Pero de nuevo no me parece que equivalga a nombre. Pues también los verbos son voces significativas y por
imposición. Por tanto, no es una definición del nombre solo.
Divido nuevamente la diferencia que es «por imposición», y
digo: «de las voces significativas por imposición, unas son
con tiempo, otras sin tiempo»; y sin duda la diferencia «con
tiempo» no está unida al nombre, porque es propio de los
verbos cosignificar los tiempos, pero no es propio de los
nombres. Q ueda, por tanto, que le es congruente esa diferencia que es «sin tiempo». Así, pues, uno estas tres diferencias
al género y digo: «nombre es voz significativa por convención sin tiempo». Pero de nuevo no me parece que haya concluido plenamente la definición, pues se puede ser voz significativa y por imposición y sin tiempo y no ser un único
nombre, sino nombres juntos, lo cual es oración, como
«Sócrates con Platón y sus discípulos»; pues, por imperfecta
que sea esta oración, con todo es oración. Por lo cual la última diferencia, que es «sin tiempo», hay que dividirla asimismo en otras diferencias, y diremos: «de las voces significativas por imposición sin tiempo, unas tienen una parte que
significa algo por separado», esto pertenece a la oración,
«otras tienen una parte que nada significa por separado», esto
pertenece al nombre. Pues una parte del nombre no significa
nada por separado. Por tanto, hago la definición así:
«Nombre es voz significativa por convención sin tiempo, que
no tiene ninguna parte que signifique por separado e independientemente». ¿No se ve, pues, cuán correcta es la definición que se ha establecido? Pues al decir «voz», separé el
59
ad placitum sine tempore, cuius nulla pars extra significat
separata. Vides ne igitur quam recta diffinitio constituta sit?
Nam quod dixi vocem, a ceteris sonis nomen disiunxi; quod
significativam apposui, nomen ab non significativis vocibus
separavi; quod secundum placitum et sine tempore a
naturaliter significativis vocibus, et a verbis proprietas
nominis disiuncta est; quod eius partes nihil significare extra
proposui, ab oratione disiunxi, cuius partes aliquid separataeX LVII extra significant; unde fit, ut quodcumque nomen
fuerit, illa diffinitione claudatur, et ubicumque haec oratio
diffinitionis aptabitur, illud esse nomen non dubites.
Illud quoque dicendum est, quod genus in divisione totum
est, in diffinitione pars, et sic diffinitio est: quasi quaedam
partes totum coniungant, et sic est divisio quasi totum
solvatur in partes, et est similis divisio generis totius
divisioni, diffinitio totius compositioni. Namque in
divisione generis animal totum est hominis. Intra se enim
complectitur hominem. In diffinitione vero pars est, speciemX LVIII namque genus cum aliis differentiis iunctum
componit, ut cum dico animalium alia sunt rationalia, alia
irrationalia, et rursus rationalium alia sunt mortalia, alia
immortalia, animal rationalis totum est, et rursus rationale
mortalis et haec tria sunt hominis. Si vero in diffinitione
dicam animal rationale mortale, tria haec unum hominem
coniungunt. Q uocirca pars ipsius hominis et genus et
differentia reperitur. Sic ergo in divisione genus est totum
species pars. Eodem quoque modo differentiaeXLIX totum sunt,
species in quas illae dividuntur, partes sunt. In diffinitione
X LVII
X LIX
En el texto separate.
En el texto differentia.
X LVIII
60
En el texto species.
nombre de otros sonidos; al añadir «significativa», separé el
nombre de las voces no significativas; al añadir «por convención» y «sin tiempo», la propiedad del nombre se distingue
de las voces significativas por naturaleza y de los verbos; al
proponer «sus partes no significan nada por separado», la
distinguí de la oración, cuyas partes separadas significan algo
independientemente; de aquí se sigue que todo lo que sea un
nombre queda incluido en aquella definición, y dondequiera
que encaje el enunciado de la definición, no se dude de que se
trata de un nombre.
[El género como todo y como parte]
Hay que decir también que el género es un todo en la división, pero una parte en la definición; pues la definición es
como si ciertas partes reúnen un todo, y la división es como
si el todo se resuelve en partes; y la división del género es
semejante a la división del todo; la definición es semejante a
la composición del todo. Pues en la división del género, «animal» es el todo de «hombre». Abarca dentro de sí, en efecto,
a «hombre». Pero en la definición es parte, pues el género
unido a las otras diferencias compone la especie, como cuando digo: «de los animales, unos son racionales; otros, irracionales» y de nuevo: «de los racionales, unos son mortales;
otros, inmortales», «animal» es el todo de racional y a su vez
«racional», de «mortal» y estos tres lo son de «hombre».
Pero si en la definición digo «animal racional mortal», estos
tres reúnen uno: «hombre». Por esta razón, tanto el género
como la diferencia se descubre que son parte del mismo
«hombre». Por tanto, en la división el género es el todo, y la
especie, una parte. Del mismo modo también las diferencias
son el todo, mientras que las especies en las que aquellas se
dividen son partes. Pero en la definición tanto el género
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vero et genus et differentiae partes sunt. Diffinita vero species
totum. Sed haec hactenus.
Nunc de ea divisione dicimus quae est totius in partes.
Haec enim erat secunda divisio post generis divisionem.
Q uod enim dicimus totum multipliciter significamus.
Totum namque est quod continuum est, ut corpus vel linea
vel aliquid huiusmodi. Dicimus quoque totum quod non
continuum est, ut totum gregem, vel totum populum, vel
totum exercitum. Dicimus totum quod universale est, ut
hominem vel equum. Hi enim totiL sunt suarum partium,
idest hominum vel equorum, unde et particularem unumquemque hominem dicimus. Dicitur quoque totum quod ex
quibusdam virtutibus constat, ut animae alia est potentia
sapiendi, alia sentiendi, alia vegetandi.
Tot igitur modis cum totum dicatur, facienda est divisio
totius; primo quidem si continuum fuerit in eas partes ex
quibus ipsum totum constare perspicitur. Aliter enim non sit
divisio. Hominis enim corpus in partes suas ita dividimus in
caput, in manus, in toracem, et pedes, et si quo alio modo in
proprias partes fit recta divisio. Q uorum autem multiplex est
compositio, multiplex est divisio, ut animal quidem separetur
in partes eas quae sibi similes habent partes: in carnes et ossa.
L
En el texto totum.
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como las diferencias son partes. En cambio, la especie definida es el todo. Pero de esto es suficiente.
[IV. LA DIVISIÓ N
DEL TO DO ]
Tratemos ahora de esa división que es la de un todo en partes. Pues esta era la segunda división después de la división
del género.
[1. Tipos de todos]
En realidad, lo que llamamos todo tiene muchos significados. Pues un todo es lo que es continuo, como un cuerpo o
una línea o algo de esta clase. Llamamos también todo a lo
que no es continuo, como todo el rebaño o todo el pueblo o
todo el ejército. Llamamos todo a lo que es universal, como a
«hombre» o a «caballo». Estos son, en efecto, todos respecto
de sus partes, esto es, de los hombres o de los caballos, y de
ahí que digamos que cada hombre es un particular. Se llama
también todo a lo que consta de ciertas capacidades, como en
el caso del alma, una es la capacidad de saber, otra la de sentir y otra la de vegetar.
[2. Divisiones del todo continuo]
Así, pues, la división del todo ha de hacerse de tantos
modos cuantos se diga el todo; primero, sin duda, si fuera
continuo, en aquellas partes de las que se observe que consta
este todo. Pues de otro modo no es división. Pues el cuerpo
del hombre lo dividimos en sus partes así: en cabeza, en
manos, en tórax y pies; y, si se hace una división correcta de
otra manera, lo dividimos en las partes que le pertenecen.
Pues las cosas que se componen de muchas maneras, de
muchas maneras se dividen, como el animal se divide, en verdad,
63
Rursus in eas quae sibi non habent similes partes: in manus,
in pedes. Eodem quoque modo et navisLI et domus. Librum
quoque in versusLII atque hos in sermones, hos autem in
syllabas, syllabas in litterasLIII solvimus. Itaque fit ut syllabae
et litterae, et nomina, et versus partes quaedam totius libri
esse videantur, alio tamen modo acceptae non partes totius,
sed partes partium sunt.
O portet autem non omnia speculari quasi actu dividantur,
sed quasi animo et ratione, ut vinum aquaLIV mixtum
dividimus in vina aequae mixta, haec actu; dividimus etiam in
vinum et aquam, ex quibus mixtum est, haec ratione: haec
enim iam mixta actu separari non possunt. Fit autem divisio
totius et in materiam atque formam. Aliter enim constat
statua ex partibus suis, aliter ex materia et forma, idest ex aere
et specie.
Similiter autem etiam tota illa dividenda sunt, quae
continua non sunt; eodem quoque modo et ea quae sunt
universalia, ut hominum alii sunt in Europa, alii in Africa, alii
in Asia.
Eius quoque totius quod ex virtutibus constat, hoc modo
facieda est divisio: animae alia pars est in virgulis, alia in
animalibus, et rursus eius quae constat in animalibus alia est
rationalis, alia sensibilis est. Et rursus haec aliis subdivisionibus dissipantur. Sed non est anima horum genus,
sed totum, partes enim hae animae sunt, sed non ut in
LI
LIII
En el texto maius.
En el texto littera.
LII
LIV
64
En el texto versos.
En el texto aquae.
en partes que tienen partes semejantes entre sí: en carne y huesos, y además, en las que no tienen partes semejantes entre sí: en
manos, en pies. También del mismo modo se divide la nave y la
casa. Asimismo el libro lo dividimos en líneas y estas en palabras, estas, a su vez, en sílabas, y las sílabas en letras. Y así resulta que las sílabas, las letras, los nombres y las líneas parece que
son ciertas partes de todo el libro, aunque, tomadas de otro
modo, no son partes de un todo, sino partes de las partes.
Pero es menester que se considere que no todo se divide en
acto, sino en el alma y en la razón, como al vino mezclado con
agua lo dividimos en porciones de vino mezclado con agua, y
esta es una división en acto; lo dividimos también en el vino y
el agua de las que está mezclado, y esta es una división en la
razón: pues estas cosas, una vez mezcladas, no pueden separarse en acto. Pero la división del todo se hace también en
materia y forma. Pues la estatua consta tanto de sus partes
como de materia y forma, esto es, del bronce y la figura.
[3. Divisiones del todo discontinuo y del universal]
De forma similar hay que dividir aún los todos que no son
continuos. Del mismo modo también los que son universales,
como de los hombres unos están en Europa, otros en África,
otros en Asia.
[4. Divisiones del todo potestativo]
También del todo que consta de capacidades hay que
hacer la división de este modo: «del alma, una parte está en
las plantas, otra en los animales» y de nuevo «de la que
consta en los animales, una es racional, otra es sensible». Y
a su vez esto se reparte en otras subdivisiones. Pero de estas
partes el alma no es el género, sino el todo, ya que son partes del alma, pero no respecto de la cantidad, sino respecto
65
quantitate, sed ut in aliqua potestate et virtute. Ex his enim
potentiis substantia animae iungitur, unde fit, ut quiddam
simile habeant huiusmodi divisio, et generis, et totius
divisioni. Nam quod si quaelibet pars eius fuerit, animae
praedicatio eam sequetur, ad generis divisionem refertur,
cuius ubicunque species fuerit, ipsum mox consequitur
genus; quod autem non omnis anima omnibus partibus
iungitur, sed alia aliis, hoc ad totius naturam referri necesse est.
Restat ut de vocis in significationes divisione tractemus.
Fit autem vocis divisio tribus modis. Dividitur enim in
significationes plures, ut aequivoca vel ambigua. Plures enim
res unum nomen designatLV, ut canis. Plures rursus una
oratio, ut cum dico graecos vicisse troianos.
Alio autem modo secundum modum; haec enim non plura
significant, sed multis modis, ut cum dicimus infinitum unam
rem significat, cuius terminus inveniri non possit. Sed hoc
dicimus aut secundum mensuram, aut secundum multitudinem, aut secundum speciem; secundum mensuram, ut est
infinitum esse mundum; magnitudineLVI enim dicimus
infinitum secundum multitudinem ut est infinitam esse corporum divisionem; infinitam namque divisionum multitudinem significamus. Rursus secundum speciem, ut infinitas
dicimus figuras. Infinitae enim sunt species figurarum.
Dicimus etiam infinitum aliquid secundum tempus, ut
infinitum dicimus mundum, cuius terminus secundum
LV
En el texto designant.
LVI
66
En el texto magnitudinae.
de algún poder o capacidad. Pues estas potencias componen
la sustancia del alma, por lo que este tipo de división tiene
cierta semejanza con la división del todo y del género. Pues
tiene que ver con el género en que, si hay una parte suya cualquiera, entonces declaramos que hay alma, al igual que dondequiera que haya una especie, se sigue inmediatamente su
género; pero, dado que no toda alma se compone de cada una
de estas partes, sino unas, de unas, y otras, de otras, es necesario que esto tenga que ver con la naturaleza del todo.
[V. LA DIVISIÓ N
DE LA VO Z]
[1. La división de la voz se hace de tres maneras]
Q ueda que tratemos de la división de la voz en sus significaciones. Pero la división de la voz se hace de tres maneras.
Pues se divide en varias significaciones, como la equívoca y la
ambigua. Un solo nombre, en efecto, designa varias cosas,
como «perro». Por su parte, una oración designa varias cosas,
como cuando digo: «graecos vicisse troianos» (que puede significar: «Los griegos vencieron a los troyanos», o: «Los troyanos vencieron a los griegos»).
Y de otra manera según el modo; pues en este caso no significa varias cosas, sino que significa de muchos modos,
como cuando decimos «infinito», que significa una cosa cuyo
límite no se puede encontrar. Pero esto lo decimos o según la
medida o según la pluralidad o según la especie. Según la
medida, como, por ejemplo, «el mundo es infinito», pues
decimos infinito en tamaño. Según la pluralidad, como, por
ejemplo, «la división de los cuerpos es infinita», porque significamos que la pluralidad de las divisiones es infinita. A su
vez, según la especie, cuando decimos «figuras infinitas». Pues
son infinitas las especies de las figuras. Decimos también que
67
tempus inveniri non possit. Eodem quoque modo infinitum
dicimus deum, cuius supernae vitae terminus inveniri
secundum tempus non possit. Sic igitur haec vox non plura
significat secundum se, sed multimodeLVII de singulis
praedicatur, unum tamen ipsa significat.
Aliter vero modus secundum determinationem. Q uotiens
enim sine determinatione dicitur vox ulla, facit in intellectu
dubitationem, ut est homo: haec enim vox multa significat.
Nulla enim diffinitione conclusa audientis intelligentia multis
raptatur fluctibusLVIII , erroribusque traducitur. Q uod enim
quisque auditor intellegat, ubi id quod dicens loquitur, nulla
determinatione concludit? Nisi enim quis ita diffiniat dicens:
omnis homo ambulat, aut certeLIX quidam homo ambulat, et
nisi hunc nomine si ita contingit designet. Intellectus
audientis quod rationabiliter intellegit non habet. Sunt etiam
aliae determinationes, ut si quis dicat da mihi, quod dare
debeas, nullus intellegit nisi intellectus et certa ratio addatur
determinationis, vel si quis dicat ad me veni, quo veniat, vel
quando veniat nisi determinatione non cognosciturus.
Est autem quidem omne ambiguum dubitabile, non omne
tamen dubitabile est ambiguum. Haec enim quae dicta sunt
dubitabilia, quidem sunt non tamen ambigua. In ambiguis
enim utraque auditor rationabiliter seipsum intellexisse
arbitratur, ut si quis dicat: audio graecos vicisse troianos,
unus potest intelligere quod graeci troianos vicerint, alius
quod troiani graecos, et haec uterque dicentis ipsius
sermonibus rationabiliter intellegit. Cum autem dico: da
mihi, quod dare debeat, nullus ex ipsis sermonibus rationabiliter auditor intellegit. Quod enim ego non dixi, illeLX
LVII
LIX
En el texto multimodae.
En el texto certae.
LVIII
LX
68
En el texto captatur fructibus.
En el texto illae.
potius suspicabitur quam aliqua ratione id quod a me
prolatum non est, perspicaciter videat. Tot igitur modis cum
vocis divisio fiat, aut per significantias aut per modum significationum, aut per determinationes.
In his quae secundum significantiam dividuntur, non
solum dividendae sunt significationes, sed etiam diversas res
esse quae significantur, diffinitione demonstrandum est.
Aristoteles enim haec in topicis diligenter praecepitLX I , ut in
his quae dicuntur bona, alia sunt bona ut ea quae boni
retinent qualitatem, alia quae ipsa quidem a qualitate nulla
dicuntur, sed quod bonam rem faciunt, idcirco bona dicuntur.
Oportet autem maximeLX II exercere hanc artem (ut ipseLX III
Aristoteles ait) contra sophisticas importunitates. Si enim
nulla subiecta sit res quam significat vox, significativa esse
non dicitur; sin vero una res sit quam significat vox dicitur
simplex, quod si plures multiplex idest multa significans.
Dividenda ergo haec recteLX IV sunt, ne in aliquo syllogismo
capiamur.
Sin vero amphibola oratio idest ambigua est evenit, ut
aliquotiens utroque modo sint possibilia quae significantur,
ut id quod superius dixi, potuit enim fieri ut graeci vincerent
troianos, et troiani graecos superarent. Sunt vero alia quae
impossibilia sunt, ut cum dico hominem comedere panem,
significat quidem quod homo panem comedat, rursus
quod panis hominem comedat, sed hoc impossibile est, ergo
quotiens ad contentionem venitur possibilia et impossibilia
LX I
LX III
En el texto precepit.
En el texto ipsae.
LX II
LX IV
70
En el texto maximae.
En el texto rectae.
palabra qué deba dar. Pues más sospechará lo que yo no dije,
que verá claramente en virtud de algún concepto lo que yo no
mencioné. En conclusión, de tantas maneras se hace la división de la voz: o por las significaciones o por el modo de las
significaciones o por las determinaciones.
[2. Resolución de la equivocidad y la ambigüedad]
En las voces que se dividen según la significación, no sólo
hay que dividir las significaciones, sino que también hay que
demostrar con la definición que existen las diversas cosas que
significan. Pues Aristóteles enseñó diligentemente esto en los
Tópicos, por ejemplo, que en las cosas que se llaman buenas,
unas son buenas, como las que conservan la cualidad de bueno;
otras, que no se dicen por ninguna cualidad, sino que, porque
hacen a la cosa buena, buenas se llaman. Pero es menester practicar mucho este arte (como dice el mismo Aristóteles) contra
las impertinencias sofísticas. Pues si la cosa que significa la voz
no constituye ningún sujeto, no se dice que es significativa; en
cambio, si es una cosa la que significa la voz, se llama simple;
porque si muchas, múltiple, esto es, que significa muchas
cosas. Por tanto, estas cosas hay que dividirlas correctamente,
para no ser cogidos en algún silogismo.
Pero si una oración es anfibológica, esto es, ambigua,
resulta algunas veces que lo que significa es posible de dos
modos, por ejemplo, según se dijo arriba, pudo ocurrir, en
efecto, que los griegos vencieran a los troyanos o que los troyanos superaran a los griegos. Hay, sin embargo, otras cosas
que son imposibles, como cuando digo: «hominem comedere panem»; significa, sin duda, que el hombre come pan y, a
la inversa, que el pan come al hombre; pero esto último es
imposible. Por tanto, siempre que se busque la discusión, hay
que dividir lo que es posible y lo que es imposible. Siempre
71
dividenda sunt. Q uotiens ad veritatem possibilia sola dicenda
impossibilia relinquenda sunt.
Quoniam vero plures species plura significantium vocum sunt
dicendum est, quod aliae in particula multiplicitatis significationem habent, aliae in tota oratione. Et earum quae in
particula habent, pars ipsa aequivoca dicitur. Tota vero ipsa oratio
secundum aequivocationem multiplex. Illa vero quae in oratione
tota significationis multiplicitatem retinet, ambigua nuncupatur.
Dividuntur autem significationes aequivocarum secundum aequivocationem unius particulae orationum diffinitione, ut cum dico homo vivit, intelligitur et verus et pictus.
Dividitur autem hoc modo: animal rationale mortale vivit,
quod verum est; animalis rationalis mortalis simulatiolxv vivit,
quod falsum est.
Dividitur etiam qualibet adiectioneLXVI quae determinet, vel
generis vel casus, vel alicuius articuli, ut cum dico: Canna
Romanorum sanguine sorduit, et calamum demonstrat et
fluvium, sed dividimus quidem sic: articulo, ut dicamus hic canna
Romanorum sanguine sorduit, vel genere ut canna Romanorum
plenus sanguine fuit, vel casu vel numero. In illo enim tantum
singularis, in illo pluralis, et de aliis quidem eodem modo.
Sunt autem alia secundum accentum, alia secundum ortographiam. Secundum accentum ut pone, pone. Secundum
ortographiam, ut quaeror et queror ab inquisitione, et querelaLX VII . Et rursus haec secundum ortographiam ipsam
dividuntur, vel secundum actionem et passionem quod
quaeror ab inquisitione passivum est, querorLX VIII autem a
querelaLX IX agentis est.
LX V
LX VII
LX IX
En el texto assimilatio.
En el texto quaerela.
En el texto quaerela.
LX VI
LX VIII
72
En el texto actione.
En el texto quaeror.
que se busque la verdad, sólo hay que decir lo que es posible,
y hay que dejar a un lado lo que es imposible.
Pero, puesto que hay varias especies de voces con distintas
significaciones, hay que decir que unas tienen una significación
múltiple en un trozo de la oración y otras en toda la oración.
Y de las que la tienen en un trozo, la parte misma se llama equívoca, mientras que toda esa misma oración se dice múltiple en
virtud de la equivocidad. Pero aquella que retiene la multiplicidad de la significación en toda la oración se llama ambigua.
Ahora bien, las significaciones de las oraciones equívocas en
virtud de la equivocidad de un trozo se dividen con la definición, como cuando digo «homo vivit» se entiende tanto el
hombre [homo] verdadero como el pintado. Pero se divide de
este modo: «el animal racional mortal vive», lo cual es verdadero; «la similitud de un animal racional vive», lo cual es falso.
Se divide también por medio de alguna adición que la determine, sea del género, sea del caso, sea de algún artículo, como
cuando digo «Canna Romanorum sanguine sorduit», señala
tanto el cálamo como el río Cannas, pero dividimos sin duda
así: con un artículo «hic Canna Romanorum sanguine sorduit»
(«El Cannas rebosaba de la sangre de los romanos»); con el
género, al decir «Canna Romanorum plenus sanguine fuit» («El
Cannas se llenó de la sangre de los romanos»); o con el caso o
el número. Pues en un significado hay sólo el singular, y en el
otro, el plural, y del mismo modo en otros ejemplos.
Hay también divisiones según el acento y divisiones según
la ortografía. Según el acento, como «ponê» (pon) y «pone»
(detrás). Según la ortografía, como «quaeror» (ser inquirido)
y «queror» (quejarse), por inquisición y queja. Y, a su vez,
esta se divide según la ortografía misma o según la acción y la
pasión, porque «quaeror», por inquisición, es pasivo y «queror», por queja, es propio del agente.
73
Ambiguarum vero orationum facienda est divisio: aut per
adiectionem, aut per diminutionem, aut per divisionem, aut
per aliquam transmutationem, ut cum dicitur: audio troianos
vicisse graecos, ita dicamus: Audio quod graeci vicere
troianos. Haec enim ambiguitas quolibet eorum modo
solvitur.
Non tamen ita dividenda est omnis vocum significatio
tamquam generisLX X . In genere enim omnes species
enumerantur. In ambiguitate vero tantae sufficiunt, quantae
ad eum sermonem possunt esse utiles quem alterutra nectit
oratio.
Ac de vocis quidem divisione sufficienter dictum est. Est
autem et de generis totiusque divisione propositum atque
expeditum. Q uare de omnibus secundum se partitionibus
diligentissimeLX X I pertractatum est. Nunc autem de eis
divisionibus dicemus, quae per accidens fiuntLX X II . Harum
autem commune praeceptum est: quicquid ipsorum dividitur
in opposita disgregari, ut cum subiectum in accidentia
dividimus non dicimus corporum alia sunt alba, alia sunt
dulcia, quae opposita non sunt, sed corporum alia sunt alba,
alia sunt nigra, alia neutra. Eodem quoque modo in aliis
secundum accidens divisionibus dividendum est atque illud
maxime perspiciendum est, ne quid ultra dicatur, aut minus,
sicut fit in generis divisione. Non enim oportet relinqui
aliquod accidens ex eadem oppositione, quod subiecto illi
inest quod non in divisione dicatur. Neque vero addi aliquid
quod subiecto inesse non possit.
LX X
LX X II
En el texto generis significatio.
En el texto fuerit.
74
LX X I
En el texto diligentissimae.
De las oraciones ambiguas, por su parte, hay que hacer la
división o por adición o por disminución o por división o por
alguna transmutación, como cuando se dice: «audio graecos
vicisse troianos», lo decimos así: «audio quod graeci vicere
troianos» («oigo que los griegos vencieron a los troyanos»).
Pues esta ambigüedad se resuelve de cualquiera de estos modos.
Sin embargo, no toda significación de las voces hay que
dividirla como se divide al género. Pues en el género se enumeran todas las especies. En la ambigüedad bastan, en cambio, tantas cuantas pueden ser útiles para el discurso que
entrelaza una y otra oración.
[VI . LA DIVISIÓ N
PO R ACCIDENTE ]
Pero respecto de la división de la voz se ha dicho suficiente. También se ha tratado y explicado la división del
género y del todo. Por lo cual se han considerado diligentemente todas las divisiones por sí. Ahora, en cambio,
hablaremos de las divisiones que se hacen por accidente.
Es, en verdad, un precepto común suyo: todo lo que de
ellas se divide se segrega en opuestos, por ejemplo, cuando
dividimos el sujeto en accidentes, no decimos «de entre los
cuerpos unos son blancos, otros son dulces», que no son
opuestos, sino «de entre los cuerpos unos son blancos,
otros son negros, otros ni lo uno ni lo otro». Y de la misma
manera hay que dividir en las otras divisiones por accidente y hay que tener gran cuidado en no decir de más o de
menos, al igual que se hace en la división del género. Pues
es menester no dejar algún accidente fuera de la oposición,
de tal modo que inhiera en el sujeto algo que no se dice en
la división. Ni tampoco añadirse algo que no pueda inherir
en el sujeto.
75
Posterior quidem peripateticae secta prudentiae differentias divisionum diligentissima ratione perspexit, et per se
divisionem ab ea quae est secundum accidens, ipsasque inter
se disiunxit ac distribuit. Antiquiores autem indifferenter, et
accidente pro genere, et accidentibus pro speciebus aut
differentiis utebantur. Unde nobis peropportuna utilitas
visa est et communiones harum divisionum prodere, et eas
proprias differentiis disgregare. Et de divisione quidem
omni quantum introductionis brevitas patiebatur, diligenter
expressimus.
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[CO NCLUSIÓ N ]
Sin duda, la escuela de estudios peripatéticos más tardía
examinó con diligentísima agudeza las diferencias de las divisiones y separó y distinguió la división por sí de la que es por
accidente y estas entre sí. En cambio, los más antiguos utilizaban indiferentemente el accidente por el género y los accidentes por las especies o las diferencias. Por lo cual vemos
que es de una utilidad muy oportuna tanto presentar lo que
estas divisiones tienen en común como separarlas por las
diferencias que poseen. De la división hemos expresado diligentemente cuanto permitía la brevedad de una introducción.
77
ÍNDICE
Introducción de los editores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[PRO EMIO ] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[I . LO S TIPO S DE DIVISIÓ N ] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[1. La división del género en especies] . . . . . . . . . . . .
[2. La división del todo en partes] . . . . . . . . . . . . . . . .
[3. La división de la voz en sus significaciones] . . . . .
[4. La división del sujeto en accidentes] . . . . . . . . . . .
[5. La división del accidente en sus sujetos] . . . . . . . .
[6. La división del accidente en accidentes] . . . . . . . .
[II. LAS DIFERENCIAS ENTRE LOS TIPOS DE DIVISIÓN POR SÍ]
[1. Las diferencias entre la división del género
y la división de la voz] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[2. Las diferencias entre la división del género
y la división del todo] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[3. Las diferencias entre la división de la voz
y la división del todo] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[III . LA DIVISIÓ N DEL GÉNERO ] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[1. Género, especie y diferencia] . . . . . . . . . . . . . . . . .
[2. División y definición] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[3. Tipos de diferencias] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[4. Excurso sobre la oposición de las diferencias] . . .
[Las cuatro oposiciones] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[Contradicción] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[Posesión y privación] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[Contrarios] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[Relativos] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[O posiciones adecuadas para dividir] . . . . . . . . . .
79
5
17
19
19
19
21
23
23
23
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39
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43
45
47
49
[5. División del género en especies o en diferencias]
[6. Convertibilidad de la división] . . . . . . . . . . . . . . . .
[7. Los géneros se dividen de varias maneras] . . . . . .
[8. Excurso sobre la definición de la especie] . . . . . . .
[De lo que no hay definición] . . . . . . . . . . . . . . . . .
[Regla de la definición] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[Un ejemplo: la definición de «nombre»] . . . . . . .
[El género como todo y como parte] . . . . . . . . . . .
[IV. LA DIVISIÓ N DEL TO DO ] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[1. Tipos de todos] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[2. Divisiones del todo continuo] . . . . . . . . . . . . . . . .
[3. Divisiones del todo discontinuo y del universal] .
[4. Divisiones del todo potestativo] . . . . . . . . . . . . . .
[V. LA DIVISIÓ N DE LA VO Z] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[1. La división de la voz se hace de tres maneras] . . .
[2. Resolución de la equivocidad y la ambigüedad] .
[VI . LA DIVISIÓ N PO R ACCIDENTE ] . . . . . . . . . . . . . . . . . .
[CO NCLUSIÓ N ] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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opuscula philosophica
Serie dirigida por Juan José García Norro, Juan Miguel Palacios y Rogelio Rovira
Todos estos títulos se pueden adquirir a través de nuestra página web
www.ediciones-encuentro.es
1. Franz Brentano, Breve esb ozo de una teoría general
del conocimiento.
Edición bilingüe de Miguel García-Baró
2. Manuel García Morente, Ensayo sobre la vida privada.
3. Max Scheler, Muerte y supervivencia.
Traducción de X avier Zubiri
4. G. W. Leibniz, C ompendio de la controversia de la teodicea.
Traducción de Rogelio Rovira
5. Moritz Schlick, Filosofía de la naturaleza.
Traducción y notas de José Luis González Recio
6. Edith Stein, ¿Q ué es filosofía? Un diálogo entre Edmund H usserl y
Tomás de Aquino.
Traducción de Alicia Valero Martín
7. G. E. Moore, L a naturaleza del juicio.
Traducción de Ángel d’O rs
8. Roman Ingarden, L o que no sabemos de los valores.
Traducción de Miguel García-Baró
9. Immanuel Kant, Anuncio de la próxima conclusión de un tratado
de paz perpetua en la filosofía.
Edición bilingüe de Rogelio Rovira
10. Harold A. Prichard, El deber y la ignorancia de los hechos.
Introducción de Leonardo Rodríguez Duplá
Traducción de Estefanía Herschel
11. José O rtega y Gasset, I ntroducción a una Estimativa.
¿Q ué son los valores?
Introducción de Ignacio Sánchez Cámara
12. Jorge J. E. Gracia, ¿Q ué son las categorías?
Traducción de Emma Ingala
13. Tomás de Aquino, Sobre la eternidad del mundo.
Edición bilingüe de José María Artola, O .P.
14. Jean Héring, Observaciones sobre la esencia, la esencialidad y la idea.
Traducción de Rogelio Rovira
15. William James, L a voluntad de creer.
Traducción de Carmen Izco
16. Balduin Schwarz, Del agradecimiento.
Traducción de Juan Miguel Palacios
17. Antonio Rosmini, Diálogos sobre el problema del conocimiento.
Traducción de Juan Francisco Franck
18. Immanuel Kant, Fundamentación de la metafísica de las
costumbres.
Traducción de Manuel García Morente
19. Maurice Blondel, El punto de partida de la investigación filosófica.
Traducción de Jorge Hourton
20. Edith Stein, Excurso sobre el idealismo trascendental.
Traducción de Walter Redmond
21. Thomas Reid, Del poder.
Traducción y notas de Francisco Rodríguez Valls
22. G. W. Leibniz, C onversación de Filareto y Aristo.
Traducción y notas de María de Paz
23. Leopoldo-Eulogio Palacios, El análisis y la síntesis.
Introducción de José Miguel Gambra
24. Nicolas Malebranche, Aclaración sobre el ocasionalismo.
Traducción y notas de Julia Molano
25. Maine de Biran, Sobre la causalidad.
Introducción de Juan José García Norro
Traducción de Sara Sánchez Ezquerra
26. Emmanuel Levinas, Trascendencia e inteligibilidad.
Traducción de Jesús María Ayuso
27. Joseph Ratzinger, El Dios de la fe y el Dios de los filósofos.
Traducción de Jesús Aguirre
28. Roman Ingarden, Sobre el peligro de una petitio principii
en la teoría del conocimiento.
Traducción de Mariano Crespo
29. Boecio, De las divisiones/De divisionibus.
Edición bilingüe de Juan José García Norro
y Rogelio Rovira
30. Adolf Reinach, Anotaciones sobre filosofía de la religión.
Prólogo y traducción de José Luis Caballero Bono
31. Miguel de Unamuno, Nicodemo el fariseo.
Introducción de Gilberto Gutiérrez
32. Jacques Maritain, Reflexiones sobre la persona humana.
Traducción de Juan Miguel Palacios
33. Max Scheler, Arrepentimiento y nuevo nacimiento.
Traducción de Sergio Sánchez-Migallón
Fotocomposición
Encuentro - Madrid
Impresión y encuadernación
CLM - Madrid
ISBN: 978-84-7490-926-5
Depósito Legal: M-7003-2008
Printed in Spain
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