Un estudio profundo de la interpretación del
sueño profético de Nabucodonosor, que muestra
que Dios controla los acontecimientos.
Federico Salvador Wadsworth
0.
Contenido
0.
Contenido .......................................................................................................................................... 2
1.
Introducción General ......................................................................................................................... 3
2.
Estructura del Tratado Teológico ...................................................................................................... 3
3.
Mapa General de Tratados ................................................................................................................ 5
4.
Mapa del Tratado .............................................................................................................................. 6
5.
Propósito del Tratado ........................................................................................................................ 7
6.
Desarrollo del tema ........................................................................................................................... 7
6.1.
Introducción............................................................................................................................ 7
6.2.
Fondo histórico del relato ....................................................................................................... 7
6.3.
El sueño y la revelación ....................................................................................................... 12
6.4.
Interpretación profética ........................................................................................................ 17
6.4.1. Oro, Babilonia ........................................................................................................... 17
6.4.2. Plata, Medo-Persia ................................................................................................... 20
6.4.3. Bronce, Grecia .......................................................................................................... 22
6.4.4. Hierro, Roma............................................................................................................. 23
6.4.5. Hierro y barro cocido, fuerza y debilidad ................................................................... 25
6.4.6. Hierro y barro cocido, intento de unidad por medio de un poder religioso ................ 29
6.4.7. Piedra, la segunda venida de Cristo y el reino eterno............................................... 33
7.
Material complementario ................................................................................................................. 34
7.1.
Un poco más de marco histórico para esta profecía ............................................................ 34
7.2.
La estatua de oro y la escatología ....................................................................................... 39
7.3.
La escritura en la pared y la historicidad de Daniel .............................................................. 44
La estatua de Nabucodonosor
Federico Salvador Wadsworth
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1.
Introducción General
La búsqueda del conocimiento de Dios y su propósito para el hombre constituye la más apasionante de las
aventuras que la mente humana pueda proponerse. El reto de encontrar en el libro sagrado aquel hilo de oro del
plan de salvación recompensará al estudioso, que podrá comprender la majestuosidad del esfuerzo de Aquél que
“no escatimó ni a su propio hijo” (Romanos 8: 32).
El conjunto de tratados sobre temas bíblicos, del que usted tiene en sus manos uno de los estudios, ha sido
preparado para proveer al miembro laico de la Iglesia Adventista del Séptimo Día del conocimiento requerido para
enseñar a otros acerca de cómo crecer “en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2
Pedro 3: 18) así como para “presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón
de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3: 15).
El autor es miembro regular de la Iglesia Adventista del Séptimo Día desde 1977, anciano de iglesia desde
1979, esposo, padre y abuelo, con el gozo de tener a toda su familia en “la fe que ha sido una vez dada a los
santos” (Judas 1: 3) y que además suscribe totalmente las 28 doctrinas oficiales de la misma.
Reitero que estos tratados han sido preparados para el
miembro de Iglesia, por lo que deberá graduar la dosis de
conocimiento que deba transmitir a aquellos que se encuentren
interesados en conocer a Jesús, a quien el profeta llama el “Deseado
de todas las gentes” (Hageo 2: 7).
Por eso, al mismo tiempo, hemos querido también incluir
material complementario al estudio bíblico que esperamos le permita
ampliar sus actuales conocimientos, así como estar preparado para
profundizar en “cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles” (1
Pedro 1: 12). Su habilidad para introducir estos subtemas en armonía
con los conceptos centrales es clave para favorecer la transferencia
del conocimiento que usted y yo nos proponemos.
Dado que el conocimiento de nuestro Dios y sus propósitos
estarán, por la obra y gracia del Espíritu Santo, siempre en pleno
desarrollo, podrá encontrarse regularmente con actualizaciones de
cada tratado (vea la fecha aa.mm.dd que acompaña al nombre del
archivo). Estas actualizaciones, por supuesto, también corregirán
algunas de las fallas humanas que puedan haber pasado inadvertidas
para el autor. Por otro lado, su bien intencionado propósito de
ayudarnos a mejorar estos temas será siempre bienvenido.
2.
Estructura del Tratado Teológico
Al inicio de cada tratado le presentaremos la estructura general del conjunto de estos utilizando un diagrama
de bloques numerado, llamado Mapa General de Tratados. Este gráfico (que aparece en la subsiguiente página)
le permitirá ver dónde encaja el tratado que tiene en sus manos en relación con los otros temas. Para facilitar su
ubicación además de la numeración, este estará marcado en color diferente de los demás. Coleccione los temas,
actualícelos y ordénelos en esta secuencia si le parece útil a su propio desarrollo del conocimiento.
Los números en cada bloque establecen simultáneamente el orden de creación de estos tratados y la
dependencia lógica también entre ellos. Los bloques del número 70 en adelante representan, a su vez, un conjunto
de tratados especiales. Los he agrupado en 6 grandes temas:
a.
b.
c.
d.
e.
f.
Religiones comparadas
Cronologías
Armonías de los Evangelios
Genealogías
Biografías bíblicas
Historia
Serie 70.nn
Serie 75.nn
Serie 80.nn
Serie 85.nn
Serie 90.nn
Serie 95.nn
La lectura de estos temas le dará el marco referencial para entender los tratados más temáticos. Estos otros
temas tienen su propia estructura que guardará relación con la aquí mencionada.
Luego del diagrama del conjunto, encontrará usted un diagrama de bloques del estudio propiamente dicho,
llamado Mapa del Tratado, donde podrá notar lo siguiente:
a.
Cada bloque del diagrama indica el versículo o versículos de referencia en la parte inferior y una
breve frase que corresponde con la lógica de su inclusión en el tema.
La estatua de Nabucodonosor
Federico Salvador Wadsworth
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b.
c.
d.
e.
Notará que hay algunos bloques, con versículos de color diferente, que hacen referencia a parábolas
que ayudan a entender el tema central.
Otros bloques, que no contienen versículos, exponen asuntos que podría usted tocar cuando
presente el estudio; asuntos que poseen un trasfondo histórico, geográfico, científico, técnico, entre
otros. Usted encontrará en este estudio alguna información que le ayudará a exponer sobre estos
conceptos.
Estos dos tipos de bloques no necesariamente están incluidos en todos los estudios.
Las flechas indican la secuencia lógica en la que el autor piensa que estos temas deben ser
presentados. La secuencia está establecida de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Sin embargo,
su propia iniciativa y conocimiento de las necesidades de sus oyentes le pueden marcar una ruta
diferente. Déjese guiar en oración por Aquél que no puede errar.
Al finalizar esta fase gráfica usted encontrará el estudio en detalle, que seguirá hasta donde sea posible, la
estructura del diagrama de bloques. Algunos materiales complementarios al estudio se incluirán al final. Le
recomiendo que los lea con anticipación para encontrar el momento exacto para incluirlos en su exposición.
Hasta donde me ha sido posible he presentado la fuente de algunos de estos temas para que pueda
extender su comprensión revisándolos. No pretendo conocer todo lo que estas fuentes tratan sobre el tema, por lo
que lo aliento a profundizar y comentarme cómo mejorar este contenido. He incluido algunas imágenes halladas
en Internet para hacer más amena su lectura, espero le agraden.
La fase escrita del estudio contendrá:
a.
b.
c.
d.
e.
f.
g.
Acápites por los subtemas principales.
Citas Bíblicas (en color rojo).
Citas del Espíritu de Profecía (en color verde).
Citas de libros o artículos de diversos autores, destinadas a ampliar su conocimiento sobre el tema
(en color azul).
Comentarios de las citas mencionadas; en algunos casos estos se presentarán antes de la cita,
como anticipando la declaración, mientras que en otras se ubicarán después como confirmación del
concepto que se sostiene (en color negro).
Mapas, cronogramas, genealogías y otros diagramas cuando corresponda a la exposición del tema.
Material complementario agrupado en un acápite que ayuda a comprender algunos de los aspectos
que podrían surgir al tratar el tema central con otras personas. No todos los temas contienen
necesariamente este material.
Cuando no se indique lo contrario las citas de la Santa Biblia corresponden a la versión Reina-Valera 1960,
mi favorita. Alguna vez incluiré otras versiones para comparar o ampliar la comprensión de un texto.
Cuando usted desarrolle un estudio bíblico sobre este tema con personas que no pertenecen a la Iglesia le
recomiendo que use la sección correspondiente al estudio (con los versos incluidos en el diagrama de bloques) sin
presentar las declaraciones del Espíritu de Profecía. Comente los materiales complementarios conforme surjan en
la exposición, así como en la fase de preguntas y respuestas.
He preparado también un archivo que incluye todos los diagramas de bloques de los tratados de manera
que le sirvan de ayuda memoria cuando presente el tema. También he creado un archivo con una copia de todos
los contenidos de los tratados de manera que pueda revisarlos sin abrir cada uno de los documentos, en caso esté
buscando un subtema específico.
Permítame, como hasta ahora, que durante el estudio me dirija a usted en forma personal. Creo que así es
como nuestro Salvador hablaba con aquellos a quienes amaba y deseaba salvar. Seguramente usted hará lo
propio con aquellos que le escuchen con este propósito.
Este es un material gratuito que seguramente ha llegado hasta usted por alguien que lo aprecia y desea
que conozca aún más a Jesús y su maravilloso plan de salvación. Difúndalo de la misma manera, ya que “de gracia
recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10: 8).
La estatua de Nabucodonosor
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3.
Mapa General de Tratados
05
El Espíritu
Santo
30
Los dones
espirituales
31
El don de
lenguas
32
El Don de
Profecía
47
La estatua de
Nabucodonosor
50
Las 7 iglesias
48
Las 4 Bestias
49
El carnero y el
macho cabrío
33
Profecías
mesiánicas
02
La Divinidad
04
El Hijo
15
La Encarnación
16
Muerte
Vicaria
17
La Resurrección
03
El Padre
01
La Santa Biblia
06
La Ley
de Dios
34
La Redención
54
Los 1260 años
57
El juicio
investigador
59
El sellamiento
60
La Apostasía
final
58
Los libros
del cielo
61
El Tiempo
de Angustia
62
El milenio
40
La Gran
Comisión
41
Historia
de la IASD
42
Organización
Eclesiástica
37
Santificación
38
El Bautismo
39
La Iglesia
43
Disciplina
Eclesiástica
44
Diezmo &
Ofrendas
10
La Muerte
26
Los Ángeles
07
El Sábado
55
El Anticristo
35
La Conversión
36
Justificación
por la fe
09
El Pecado
08
El origen
del pecado
53
El cuerno
pequeño
19
Señales de la
Segunda Venida
14
El Amor
29
Los libros
apócrifos
52
Las 7 trompetas
56
Las 70
semanas
18
La Segunda
Venida
13
El Ángel
de Jehová
51
Los 7 sellos
24
La Adoración
27
Espiritismo
28
Posesión
demoníaca
45
El matrimonio
25
La Cena
del Señor
46
Estilo Cristiano
de Vida
12
La Oración
11
La creación
20
El diluvio
21
El Santuario
Celestial
22
Nuestro Sumo
Sacerdote
63
La tierra
nueva
23
La ley
ceremonial
70
Religiones
Comparadas
La estatua de Nabucodonosor
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75
Cronología
80
Armonía de los
Evangelios
85
Genealogía
90
Biografías
Bíblicas
95
Historia
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4.
Mapa del Tratado
Caída de
Jerusalem
Tres años de
preparación
Cambio de
nombres
Evaluación
del grupo
El año
del sueño
Pedido a los
sabios
Incapacidad
y decreto
de muerte
Dan 1: 1, 2
Dan 1: 3-5
Dan 1: 6, 7
Dan 1: 18-20
Dan 2: 1
Dan 2: 2-7
Dan 2: 8-13
Marco
histórico
La escritura
en la pared
Un pedido de
tiempo
Dan 2: 14-16
Propósito del
sueño
Reconociendo
a Dios
Solicitud para
hablar al rey
Oración para
entender
Dan 2: 29, 30
Dan 2: 26-28
Dan 2: 24, 25
Dan 2: 17, 18
Descripción
del sueño
Orden de los
tiempos
prefijado
Babilonia,
copa de oro
Revelación
y gratitud
Dan 2: 31-36
Hch 17: 24-27
Jer 51: 7
Dan 2: 19-23
Babilonia
MedoPersia
Grecia
Roma
Dan 2: 37, 38
Dan 2: 39pp
Dan 2: 39up
Dan 2: 40
La casa
del alfarero
Israel
formado
Hierro con
barro cocido
de alfarero
Jer 18: 1-6
Isa 64: 8
Dan 2: 41, 42
Vasija
sin valor
La estatua
de oro y la
escatología
Lam 4: 2
Una vasija
quebrada
Tofet
Una vasija para
el valle del
hijo de Hinom
Barro para
formar al
hombre
Alianzas
humanas
Jer 19: 10, 11
Jer 7: 31
Jer 19: 1, 2
Gén 2: 7, 8
Dan 2: 43
El alfarero
es más que
el barro
Reconociendo
a Dios
Una piedra
celestial
Un reino
eterno
Isa 29: 16
Dan 2: 46-49
Dan 2: 45
Dan 2: 44
La estatua de Nabucodonosor
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5.
Propósito del Tratado
El propósito del tratado es el siguiente:
a.
b.
c.
d.
e.
6.
Presentar la profecía del sueño la estatua de Nabucodonosor.
Mostrar que Dios controla el futuro y el destino de las naciones.
Establecer una base para otras profecías que apuntan al tiempo del fin.
Comprender el vínculo entre la iglesia y el estado, que precederá a los acontecimientos finales.
Establecer la relación de esta profecía con el episodio de la estatua de oro de Nabucodonosor y los
acontecimientos finales.
Desarrollo del tema
6.1.
Introducción
Siempre ha sido un intento inútil del hombre, en todas las edades, develar lo que el futuro le
presentará. Aún conocer el futuro inmediato parece estar más allá de nuestras capacidades, pero cuando
se intenta penetrar en largos periodos en el futuro la posibilidad de acierto se desvanece y la historia parece
deleitarse en acabar con los más inteligentes pronósticos.
Para el estudioso de la Santa Biblia la posibilidad de abrir el arcano (misterio, cosa oculta y muy
difícil de conocer) del tiempo es algo que solamente corresponde a Dios, que tiene el poder de controlar los
acontecimientos y establecer el rumbo de los imperios y las naciones. Nada escapa a la presciencia divina,
y en el extraño devenir de las luchas del hombre por la supremacía, en los aparentemente confusos
episodios de la historia puede verse la mano de Dios llevando todo a su destino prefijado.
El libro del profeta Daniel es tal vez el libro profético más importante del Antiguo Testamento y su
contenido ha estimulado las mentes de los estudiosos durante siglos, aunque recién en los últimos tres se
ha comprendido con mayor amplitud que nunca su mensaje. La profecía vinculada al sueño de la estatua
de Nabucodonosor impresiona por la simpleza del sueño y sus detalles en contraste con lo abarcante de
su interpretación, tan abarcante como para predecir lo que ocurriría durante 26 siglos… y seguimos
contando. Un sueño que adelantaba la existencia de imperios que aún no estaban ni en el germen de su
existencia, poniendo límites a las acciones de los más grandes y poderosos gobernantes de la historia.
Visitemos con las alas de la imaginación la corte del más importante rey del imperio neobabilónico y
maravillémonos del mensaje profético dado al entonces joven Daniel.
6.2.
Fondo histórico del relato
Daniel salió de Jerusalén
en el primer exilio de Judá, el año
605 AC. Es posible que Daniel
tuviera entonces unos 16 años.
Nabucodonosor, en ese entonces
el príncipe heredero de su padre
Nabopolasar, tomó Jerusalén por
primera vez. Lo haría todavía
otras 2 veces, ya como rey, para
terminar definitivamente con el
reino de Judá en el año 586 AC
(unos 19 años después del primer
exilio). La segunda toma había
ocurrido el 597 AC.
Antes Israel, el reino del
norte (722 AC) había caído en
manos de los asirios, ahora
tocaba el turno a Judá… el turno
de enfrentar el juicio de Dios por
haberse alejado de los principios
que debían haber iluminado al
mundo. Aunque era una desgracia nacional, la nación debía cumplir aún con el propósito con el que Dios
la había honrado, ser una luz para las naciones y algunos de sus habitantes que eran aún fieles a Dios
cumplirían con iluminar con la luz de la verdad a la nación, entonces, más poderosa de la tierra.
En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a
Jerusalén, y la sitió. Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios
La estatua de Nabucodonosor
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de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa
del tesoro de su dios.
Daniel 1: 1, 2
Entre los hijos de Israel que fueron llevados a Babilonia al principio de los setenta años de
cautiverio, se contaban patriotas cristianos, hombres que eran tan fieles a los buenos principios como
el acero, que no serían corrompidos por el egoísmo, sino que honrarían a Dios aun cuando lo
perdiesen todo. En la tierra de su cautiverio, estos hombres habrían de ejecutar el propósito de Dios
dando a las naciones paganas las bendiciones provenientes del conocimiento de Jehová. Habían
de ser sus representantes. No debían en caso alguno transigir con los idólatras, sino considerar
como alto honor la fe que sostenían y el nombre de adoradores del Dios viviente. Y así lo hicieron.
Honraron a Dios en la prosperidad y en la adversidad; y Dios los honró a ellos.
El hecho de que esos adoradores de Jehová estuviesen cautivos en Babilonia y de que los
vasos de la casa de Dios se hallaran en el templo de los dioses babilónicos, era mencionado
jactanciosamente por los vencedores como evidencia de que su religión y sus costumbres eran
superiores a la religión y las costumbres de los hebreos. Sin embargo, mediante las mismas
humillaciones que había acarreado la forma en que Israel se había desviado de él, Dios dio a
Babilonia evidencia de su supremacía, de la santidad de sus requerimientos y de los seguros
resultados que produce la obediencia. Y dio este testimonio de la única manera que podía ser dado,
por medio de los que le eran leales.
Ellen G. White, Profetas y Reyes, 351
La fecha del primer exilio de Judá es coincidente con la fecha del triunfo babilonio de
Carchemish. El año de esta batalla es el 605 AC, pero no hay precisión en el registro caldeo de la
fecha durante el año. Sin embargo, teniendo en cuenta que las tropas babilónicas que perseguían a
los egipcios llegaron a Egipto durante el mes de agosto, indudablemente la batalla ocurrió entre los
meses de mayo y junio.
Merling Alomía, Daniel, el varón muy amado de Dios, 107
Daniel 1: 1 da como fecha del primer
sitio de Jerusalén por Nabucodonosor como
“el año tercero del reinado de Joacim rey de
Judá”. Los eruditos críticos argumentan que
la fecha correcta es, en realidad, el año cuarto
de Joacim, o el 605 AC, cuando se lo
correlaciona con los eventos descritos en las
propias crónicas de Nabucodonosor.
La secuencia de eventos sería así:
Josías, rey de Judá, murió cuando salió a
pelear contra el Faraón Necao, en Meguido,
en el verano del año 609 AC, cuando el
gobernante egipcio iba en ruta hacia el norte
a pelear contra los babilonios (véase 2 Reyes
23: 29 RVR 1995). Se puede obtener una
fecha exacta de esta campaña de Necao a
partir de la Crónica Babilónica, que es el registro oficial de los primeros once años del reinado de
Nabucodonosor. De regreso del norte de Siria en el otoño de ese mismo año, Necao depuso a
Joacaz rey de Judá y lo llevó a Egipto (véase 2 Reyes 23: 33-35). En su lugar, fue instalado Joacim
como rey (versículo 34).
El punto cronológico importante aquí es que esta transición final, la instalación de Joacim
como rey de Judá, tuvo lugar después del Rosh Hashaná, o sea el año nuevo judío que inicia en el
otoño. De manera que el primer año oficial del reinado de Joacim comenzó en el otoño del 608 AC.
El periodo de tiempo anterior a ese año nuevo otoñal era conocido como el “año ascensional” o año
0. Entonces, el tercer año de Joacim mencionado en Daniel 1: 1 comenzó en el otoño del 606 AC,
y se extendió hasta el otoño del 605 AC.
Dentro de ese año, Nabucodonosor peleó la batalla de Carquemis en Siria en la primavera
(Jeremías 46: 2). Llegó a Jerusalén en el verano de ese año antes que comenzara el cuarto año de
Joacim en el otoño. Así, si uno interpreta esta fecha según el principio de interpretación del año
ascensional y el calendario judío (de otoño a otoño), la fecha cae correctamente como el año judío
de otoño a otoño de 606/605 a.C., el cual es históricamente exacto.
William H. Shea, Daniel, una guía para el estudioso, 22, 23
Nabucodonosor supo entonces que su padre había muerto y se apresuró a retornar a Babilonia para
asegurar el trono, al que ascendió el mismo año. Los historiadores sostienen que Nabucodonosor fue por
La estatua de Nabucodonosor
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la ruta corta, atravesando una extensa zona desértica, en lugar del camino natural de los ejércitos utilizando
la media luna fértil, que le hubiera tomado unos dos meses. Evidentemente no quería otorgar ventajas a los
potenciales enemigos de su trono.
El ímpetu babilónico frenado por la muerte repentina de Nabopolasar no fue motivo para que
Nabucodonosor no pudiera disponer adecuadamente de los asuntos en esa parte de su territorio
recién conquistado. Sin pérdida de tiempo dejó las cosas al cuidado de sus generales y él partió
rumbo a Babilonia, quienes tomando el respectivo tributo, así como los rehenes y prisioneros
regresaron para Babilonia. Así después de sólo 23 días de la muerte de su padre, que murió el
octavo día del mes de Ab, el 16 de agosto, Nabucodonosor llegó a la capital caldea, “y en el primer
día del mes de Elul él se sentó en el trono real de Babilonia”, a saber, el 17 de setiembre del 605
AC.
Merling Alomía, Daniel, el varón muy amado de Dios, 108
Nabucodonosor ascendió al trono a la
edad de 25 años, ya que según los historiadores
habría nacido el 630 AC. Entre los cautivos del
primer exilio, Nabucodonosor trajo a los jóvenes
de la realeza judía para ser entrenados en la
corte, para ser presentados al rey al tercer año.
Es posible que estos jóvenes hebreos,
incluyendo a Daniel, hayan sido emasculados
para ser contados entre los eunucos del rey. Es
admirable el carácter desarrollado por Daniel y
sus compañeros, cautivos en tierra extraña,
alejados de sus padres, afectados en su
virilidad y con la imposibilidad de formar una
familia y sin embargo tenían una fe en Dios
digna de imitar. También son destacables y muy
respetables las opiniones contrarias sobre este
asunto.
1.
El oficial encargado de
seleccionar los candidatos
para
el
proyecto
académico caldeo fue
Aspenaz. Pero el cargo de
Aspenaz, nos conecta con
algo conflictivo. Él era jefe de los eunucos de Nabucodonosor. Mucha discusión se ha
hecho en torno al término eunuco, saris… Algunos sugieren que esto sería una
indicación de la dolorosa experiencia que tuvieron que afrontar los cautivos hebreos
selectos para convertirse en cortesanos de Babilonia.
2.
Para corroborar esta posibilidad terrible, se señala la advertencia profética dada por
Isaías al rey Ezequías, cuando actuó torpemente ante la embajada enviada por el
sedicioso Merodach-baladán, prediciéndole que sus príncipes se convertirían en
“eunucos”, sarisim… de la corte babilónica (Isaías 39: 7). Sin embargo, cabría señalar
al menos tres puntos en torno a este oscuro asunto:
a.
b.
c.
La estatua de Nabucodonosor
Primero, parte de la exigencia del rey era la entereza física buscada en los
jóvenes seleccionados… “muchachos en los cuales no se encuentre ninguna
tacha [física] en ellos”. A nuestro entender, no tiene sentido escoger a alguien
perfecto para poner luego una tacha física de semejante envergadura en él.
En segundo lugar, el término mismo hasta hoy es discutible en el uso hebreo
en el estricto sentido de inutilización sexual. En 2 Reyes 18: 17 es usado como
designación de un alto cargo oficial entre los asirios, lo cual evidentemente
muestra su significado como un oficial del rey. Aunque etimológicamente, saris
es vinculado con el acadio sa resi sarri, este más bien, es usado para describir
el servicio de “estar frente al rey” y no señala estrictamente la condición de
“eunuco”. Incluso en el ámbito asirio, que es de donde más se podría vincular
el significado esperado, no lo indica sólo de este modo. E. Reiner… señala que
saresi significa primariamente “asistente, soldado, funcionario, dignatario,
oficial” y solamente en un segundo plano significa “eunuco”. Su opinión
explícita es que el término saresi a veces puede significar un “eunuco”, pero la
palabra como tal, no sólo implica eso. De hecho sa resi no significa de por sí
eunuco.
En tercer lugar, resulta al menos difícil aceptar que quien les hizo pasar
indemnes por la ignición del horno de fuego y la fiereza del foso de los leones,
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no los haya guardado de la dolorosa y humillante experiencia a manos del
castrador.
Merling Alomía, Daniel, el profeta mesiánico, 23-25
Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real
de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en
toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen
entendimiento, e idóneos para estar en el palacio
del rey; y que les enseñase las letras y la lengua
de los caldeos. Y les señaló el rey ración para cada
día, de la provisión de la comida del rey, y del vino
que él bebía; y que los criase tres años, para que
al fin de ellos se presentasen delante del rey.
Daniel 1: 3-5
Ellen G. White señala que Daniel tenía 18 años
cuando fue presentado al rey. Esto debe haber ocurrido
hacia mediados del año 603 AC, antes del sueño del rey.
Veremos esto en detalle un poco más adelante.
Daniel era fiel, noble y generoso. A la vez
que ansiaba estar en paz con todos los hombres
no permitía que ninguna potencia lo desviara del
camino del deber. Estaba dispuesto a obedecer a
aquellos que eran sus gobernantes, en la medida
que ello no entrara en contradicción con la verdad
y la justicia. No había reyes ni decretos que lo
apartaran de su fidelidad al Rey de reyes. Daniel
sólo tenía dieciocho años cuando fue llevado a una
corte pagana para entrar al servicio del rey de
Babilonia. Su juventud hace que su noble
resistencia al error y su firme adhesión a la justicia
sean aún más admirables. Su noble ejemplo
debería dar fuerza a los que, aún hoy, sufren
pruebas y tentaciones.
Ellen G. White, Testimonios para la Iglesia, Tomo IV, 562, 563
Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. A éstos el jefe
de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a
Azarías, Abed-nego.
Daniel 1: 6, 7
Entre los que mantenían su fidelidad a Dios, se contaban Daniel y sus tres compañeros,
ilustres ejemplos de lo que pueden llegar a ser los hombres que se unen con el Dios de sabiduría y
poder. Desde la comparativa sencillez de su hogar judío, estos jóvenes del linaje real fueron llevados
a la más magnífica de las ciudades, y a la corte del mayor monarca del mundo.
Ellen G. White, Profetas y Reyes, 351, 352
Los jóvenes dieron una lección de dominio propio y confianza en Dios cuando rehusaron compartir
la comida del rey y prefirieron una dieta mucho más saludable. Recibieron como bendición de Dios una
mayor capacidad intelectual así como una mejor salud.
Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los
eunucos los trajo delante de Nabucodonosor. Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre
todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey. En
todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que
todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.
Daniel 1: 18-20
¿Podría un periodo de solo diez días verdaderamente marcar una diferencia? En la sociedad
moderna, hay muchos ejemplos que demuestran que diez días pueden ciertamente producir
cambios. Un plan dietético especial anunciado en la televisión norteamericana promete: “Denos una
semana, y le quitaremos el sobrepeso”. Más intenso aún era el régimen del Dr. Pritikin, un
nutricionista cuya severa dieta baja en grasas iba dirigida a la reducción rápida del colesterol y el
peso como parte de un programa de rehabilitación y acondicionamiento para pacientes con serios
problemas del corazón. Para participar en dicho programa, uno tenía que pasar una semana en el
centro médico de Pritikin. Debe hacerse notar también que un paciente bien puede recuperarse de
una cirugía seria y ser dado de alta del hospital en menos de diez días. De hecho, la duración de las
La estatua de Nabucodonosor
Federico Salvador Wadsworth
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estadías en los hospitales se está tornando cada vez más corta. Por lo tanto, la petición de Daniel
de diez días como periodo de prueba era razonable, aunque él probablemente hubiera preferido
tener más tiempo.
Nuevamente, no era solamente la fuerza ordinaria de las circunstancias humanas lo que abrió
esta posibilidad para Daniel y sus amigos. No es que eran mejores nutricionistas o quinestesiólogos
ni eran individuos intelectualmente superiores a los otros estudiantes matriculados. Pudieron obtener
el favor del funcionario y llevar a cabo su programa porque “puso Dios a Daniel en gracia y en buena
voluntad con el jefe de los eunucos” (1: 9). Tan inteligente como era, Daniel tenía otro factor que
operaba a su favor, y ese factor era el más importante: el favor divino. En esta situación, Dios fue
capaz de usar y bendecir a Daniel y sus amigos debido a su fe en él y sus promesas.
William H. Shea, Daniel, una guía para el estudioso, 41
El verso siguiente declara que Nabucodonosor tuvo el sueño en su segundo año de reinado. Esto
parece un error pues si debían estar 3 años en entrenamiento cómo podían ser presentados antes del
sueño que ocurre en el segundo año de Nabucodonosor.
En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, tuvo Nabucodonosor sueños, y se
perturbó su espíritu, y se le fue el sueño.
Daniel 2: 1
La respuesta es más sencilla de lo que parece. El cómputo de los años de un rey podía hacerse de
una de dos maneras: Considerando el año de ascensión o sin hacerlo. Si se computaba el año de ascensión
deberíamos contar así:
1.
2.
3.
Año de ascensión desde Septiembre 16, 605 AC hasta marzo (primavera) del 604 AC, fecha en la
que se iniciaba el año nuevo.
El primer año sería desde esa primavera hasta la siguiente, esto es: marzo del 603 AC.
El segundo año a partir de la última fecha indicada.
Por lo tanto, el segundo año de Nabucodonosor habrían cumplido los 3 años (cómputo inclusivo) de
entrenamiento de los jóvenes hebreos. Un poco más adelante, ese mismo año se habría producido el sueño
del rey y Daniel tendría aún unos 18 años.
Equinoccio de
Primavera
El sueño habría tenido lugar entre el equinoccio de primavera (entre el 20 y el 21 de marzo en el
hemisferio norte) del 603 AC y el del 602 AC, probablemente más hacia el final de este periodo dado que
ya se había cumplido la presentación de los jóvenes ante el rey. Ver diagrama adjunto.
Año gregoriano
605 AC
604 AC
603 AC
602 AC
601 AC
600 AC
Año babilónico
Rey de Babilonia
Nabopolasar
Nabucodonosor
Año
ascensional
Años de Daniel
en Babilonia
1
Año 1
Año 2
2
3
Año 3
Año 4
Año 5
Los equinoccios (del latín aequinoctium (aequus nocte), “noche igual”) son los momentos del
año en que el Sol está situado en el plano del ecuador terrestre. Ese día y para un observador en el
ecuador terrestre, el Sol alcanza el cenit (el punto más alto en el cielo con relación al observador,
que se encuentra justo sobre su cabeza (90°)). El paralelo de declinación del Sol y el ecuador celeste
entonces coinciden.
Ocurre dos veces por año: el 20 o 21 de marzo y el 22 o 23 de septiembre de cada año,
épocas en que los dos polos terrestres se encuentran a una misma distancia del Sol, así la luz se
proyecta por igual en ambos hemisferios. En las fechas en que se producen los equinoccios, el día
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tiene una duración igual a la de la noche en todos los lugares de la Tierra. En el equinoccio sucede
el cambio de estación anual contraria en cada hemisferio de la Tierra.
Wikipedia, Equinoccio
…una nota técnica acerca de… detalles cronológicos relacionados con este capítulo. El
primero tiene que ver con la fecha en el primer versículo del capítulo. Dice que Nabucodonosor vino
y sitió a Jerusalén en el tercer año de Joacim, rey de Judá. Algunos han criticado esta fecha como
inexacta, argumentando que el sitio realmente tuvo lugar en el cuarto año de Joacim. Esta objeción
ha sido tratada más completamente en el primer capítulo de este volumen… Basta decir aquí que si
uno interpreta esta fecha basado en el principio de contar el año ascensional y el calendario judío
(de otoño a otoño), la fecha queda establecida correctamente como históricamente exacta.
El segundo problema cronológico involucrado aquí se enfoca en la extensión de tiempo de
los estudios de Daniel y sus amigos -tres años, según Daniel 1: 15- y la fecha en la que ocurrieron
los eventos de Daniel 2, “en el segundo año del reinado de Nabucodonosor” (2: 1). Esta afirmación
puede armonizarse fácilmente cuando nos damos cuenta que Daniel 1: 5 no necesariamente
significa tres años completos de doce meses cada uno. El primero y el último año de este curso de
estudios probablemente fueron solo años parciales, tal como el año escolar actual en muchos países
nuestros es de nueve o diez meses y no de doce.
Esta explicación implica lo que se conoce como “contabilidad inclusiva”, la cual tiene que ver
con la forma en que los antiguos hebreos contaban las fracciones. Para los lectores modernos, 50
por ciento es la línea divisoria; cualquier cifra mayor se redondea al número siguiente, y cualquier
cifra inferior no es tomada en cuenta. Esa no era la forma en la que los hebreos contaban. Para
ellos, cualquier fracción se “incluía” en el número siguiente. Por lo tanto, Jesús pudo haber estado
en la tumba tres días incluyendo solo una porción del viernes de tarde, todo el sábado, y una porción
durante la mañana del domingo. Según la “contabilidad inclusiva”, esto equivale a tres días. Otro
ejemplo bíblico de esto lo podemos encontrar en 2 Reyes 18: 9-11, donde el sitio de Samaria
comenzó en el cuarto año de Ezequías y terminó en su año sexto, lo cual ocurrió “al cabo de tres
años” (2 Reyes 18: 10). Así, los tres años de estudio de Daniel puede que no sean tres años
completos de doce meses cada uno.
William H. Shea, Daniel, una guía para el estudioso, 43, 44
6.3.
El sueño y la revelación
El sueño había dejado al joven rey con una gran ansiedad. Tan pronto como pudo convocó a los
sabios de su reino para que le ayudaran a comprender el sueño y su mensaje. Solamente que algo más lo
hacía aún más difícil: el rey había olvidado el sueño. Por lo tanto se requería de alguien que fuera capaz de
saber qué había soñado el rey y fuera además tan sabio que pudiera dar al rey la correcta interpretación de
aquello que lo había dejado perplejo.
Hizo llamar el rey a magos, astrólogos, encantadores y caldeos, para que le explicasen sus
sueños. Vinieron, pues, y se presentaron delante del rey. Y el rey les dijo: he tenido un sueño, y mi
espíritu se ha turbado por saber el sueño. Entonces hablaron los caldeos al rey en lengua aramea:
Rey, para siempre vive; di el sueño a tus siervos, y te mostraremos la interpretación. Respondió el
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rey y dijo a los caldeos: el asunto lo olvidé; si no me
mostráis el sueño y su interpretación, seréis hechos
pedazos, y vuestras casas serán convertidas en
muladares. Y si me mostrareis el sueño y su
interpretación, recibiréis de mí dones y favores y gran
honra. Decidme, pues, el sueño y su interpretación.
Respondieron por segunda vez, y dijeron: diga el rey el
sueño a sus siervos, y le mostraremos la interpretación.
Daniel 2: 2-7
Los sueños se consideraban como algo
importante en el ámbito mesopotámico. Esos pueblos
por lo general percibían los sueños como augurios o
mensajes. Nabucodonosor no era ajeno al entorno
supersticioso que acarreaban los sueños en
Mesopotamia. El sueño que le acaeció sólo contribuyó a
aumentar su preocupación y para colmo se le olvidó. Las
cortes como la suya, tenían un gran número de expertos
en el arte de la interpretación onírica y a ellos recurrió
esperando respuesta.
Merling Alomía, Daniel, el profeta mesiánico, 44
La imposibilidad de magos de dar una interpretación a
un sueño que no conocían exasperó al monarca. Pensó que mediante amenazas podía lograr una
interpretación del sueño que tanto lo intrigaba. En una cosa tenían razón los caldeos, esta era una tarea
para Quien su “morada no es con la carne”. El decreto del rey no se hizo esperar y todos los sabios,
incluyendo a Daniel y sus compañeros, debían morir.
El rey respondió y dijo: yo conozco ciertamente que vosotros ponéis dilaciones, porque veis
que el asunto se me ha ido. Si no me mostráis el sueño, una sola sentencia hay para vosotros.
Ciertamente preparáis respuesta mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre tanto que pasa
el tiempo. Decidme, pues, el sueño, para que yo sepa que me podéis dar su interpretación. Los
caldeos respondieron delante del rey, y dijeron: no hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el
asunto del rey; además de esto, ningún rey, príncipe ni señor preguntó cosa semejante a ningún
mago ni astrólogo ni caldeo. Porque el asunto que el rey demanda es difícil, y no hay quien lo pueda
declarar al rey, salvo los dioses cuya morada no es con la carne. Por esto el rey con ira y con gran
enojo mandó que matasen a todos los sabios de Babilonia. Y se publicó el edicto de que los sabios
fueran llevados a la muerte; y buscaron a Daniel y a sus compañeros para matarlos.
Daniel 2: 8-13
Poco después que Daniel y sus compañeros entraron en el servicio del rey de Babilonia,
acontecieron sucesos que revelaron a una nación idólatra el poder y la fidelidad del Dios de Israel.
Nabucodonosor tuvo un sueño notable, “y perturbóse su espíritu, y su sueño se huyó de él”. Pero
aunque el ánimo del rey sufrió una impresión profunda, cuando despertó le resultó imposible recordar
los detalles.
En su perplejidad, Nabucodonosor congregó a sus sabios, “magos, astrólogos, y
encantadores”, y solicitó su ayuda. Dijo: “he soñado un sueño, y mi espíritu se ha perturbado por
saber el sueño”. Y habiendo declarado su preocupación, les pidió que le revelasen lo que habría de
aliviarla.
A esto los sabios respondieron: “Rey, para siempre vive: di el sueño a tus siervos, y
mostraremos la declaración”.
Desconforme con esta respuesta evasiva, y sospechando que, a pesar de sus aseveraciones
jactanciosas de poder revelar los secretos de los hombres, no parecían dispuestos a ayudarle, el rey
ordenó a sus sabios, con promesas de riquezas y honores por un lado y amenazas de muerte por el
otro, que le diesen no sólo la interpretación del sueño, sino el sueño mismo. Dijo: “el negocio se me
fué: si no me mostráis el sueño y su declaración, seréis hechos cuartos, y vuestras casas serán
puestas por muladares. Y si mostrareis el sueño y su declaración, recibiréis de mí dones y mercedes
y grande honra”.
Aun así, los sabios contestaron: “diga el rey el sueño a sus siervos, y mostraremos su
declaración”.
Airado ahora por la perfidia aparente de aquellos en quienes había confiado, Nabucodonosor
declaró: “yo conozco ciertamente que vosotros ponéis dilaciones, porque veis que el negocio se me
ha ido. Si no me mostráis el sueño, una sola sentencia será de vosotros. Ciertamente preparáis
La estatua de Nabucodonosor
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respuesta mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre tanto que se muda el tiempo: por
tanto, decidme el sueño, para que yo entienda que me podéis mostrar su declaración”.
Amedrentados por las consecuencias de su fracaso, los magos procuraron demostrar al rey
que su petición no era razonable y que la prueba exigida superaba a cualquiera que se hubiese
requerido de hombre alguno. Dijeron: “no hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el negocio
del rey: demás de esto, ningún rey, príncipe, ni señor, preguntó cosa semejante a ningún mago, ni
astrólogo, ni Caldeo. Finalmente, el negocio que el rey demanda, es singular, ni hay quien lo pueda
declarar delante del rey, salvo los dioses cuya morada no es con la carne”.
Entonces “el rey con ira y con grande enojo, mandó que matasen a todos los sabios de
Babilonia”.
Ellen G. White, Profetas y Reyes, 361, 362
Es interesante notar la forma “sabia y prudente” en que Daniel se dirige a “Arioc, capitán de la guardia
del rey” que tenía la penosa tarea de exterminar a toda la comunidad académica de Babilonia. Daniel pide
hablar con el rey, lo que le es concedido, y pide tiempo también al rey para buscar sabiduría de manera de
salvar su vida y la de todos los sabios.
Entonces Daniel habló sabia y prudentemente a Arioc, capitán de la guardia del rey, que
había salido para matar a los sabios de Babilonia. Habló y dijo a Arioc capitán del rey: ¿cuál es la
causa de que este edicto se publique de parte del rey tan apresuradamente? Entonces Arioc hizo
saber a Daniel lo que había. Y Daniel entró y pidió al rey que le diese tiempo, y que él mostraría la
interpretación al rey.
Daniel 2: 14-16
Daniel pide a sus fieles compañeros que se unan a él para rogar la misericordia de Dios para poder
conocer e interpretar el sueño. Sabía que lo que el rey demandaba era imposible para el hombre, que
resolver el asunto estaba más allá de las capacidades y humanas y dependieron de que Dios se manifestase
para encontrar una solución al arcano.
Luego se fue Daniel a su casa e
hizo saber lo que había a Ananías, Misael y
Azarías, sus compañeros, para que
pidiesen misericordias del Dios del cielo
sobre este misterio, a fin de que Daniel y
sus compañeros no pereciesen con los
otros sabios de Babilonia.
Daniel 2: 17, 18
Conscientes de que Dios los había
puesto donde estaban, y de que estaban
haciendo su obra y cumpliendo las
exigencias de su deber, manifestaron una
fe poderosa. En momentos de perplejidad y
peligro, siempre se habían dirigido al Señor
para obtener dirección y protección; y él
había sido su auxilio en toda ocasión. Ahora
con corazón contrito, se sometieron de
nuevo al Juez de la tierra, rogándole que los
librase en este su tiempo de necesidad
especial. Y no rogaron en vano. El Dios a
quien habían honrado los honró a ellos. El
Espíritu del Señor descansó sobre ellos, y
a Daniel, “en visión de noche”, fueron
revelados el sueño del rey y su significado.
Ellen G. White,
Profetas y Reyes, 363
En una visión de noche Dios revela a Daniel el sueño. La oración posterior de Daniel es realmente
emocionante. Reconoce el joven profeta que Dios es el único que puede revelar estos secretos, es quien
controla los tiempos, decide sobre el destino de las naciones de la tierra, gobierna por encima de los reyes
y puede dar sabiduría al que no la tiene. Reconoce además que la revelación ha llegado a él pero porque
todos la pidieron. No se encumbra por sobre sus compañeros sino reconoce que, como a un colectivo, “nos
has dado a conocer el asunto del rey”.
Entonces el secreto fue revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual bendijo Daniel al
Dios del cielo. Y Daniel habló y dijo: sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos
son el poder y la sabiduría. El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la
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sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo
que está en tinieblas, y con él mora la luz. A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo,
porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has
dado a conocer el asunto del rey.
Daniel 2: 19-23
El primer acto de Daniel fué agradecer a Dios la revelación que le había dado. Exclamó: “sea
bendito el nombre de Dios de siglo hasta siglo: porque suya es la sabiduría y la fortaleza: y él es el
que muda los tiempos y las oportunidades: quita reyes, y pone reyes: da la sabiduría a los sabios, y
la ciencia a los entendidos: él revela lo profundo y lo escondido: conoce lo que está en tinieblas, y la
luz mora con él. A ti, oh Dios de mis padres, confieso y te alabo, que me diste sabiduría y fortaleza,
y ahora me enseñaste lo que te pedimos; pues nos has enseñado el negocio del rey”.
Ellen G. White, Profetas y Reyes, 363
Con la seguridad de quien ha recibido el mensaje de Dios, Daniel pide a Arioc ser llevado ante el rey
para mostrar la interpretación. No trasluce, como se puede comprobar después, ninguna altanería frente a
un conocimiento negado a otros. Arioc aprovecha para subir algunos escalones en el aprecio del rey al
decir: “he hallado un varón de los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación”.
Después de esto fue Daniel a Arioc, al cual el rey había puesto para matar a los sabios de
Babilonia, y le dijo así: no mates a los sabios de Babilonia; llévame a la presencia del rey, y yo le
mostraré la interpretación. Entonces Arioc llevó prontamente a Daniel ante el rey, y le dijo así: he
hallado un varón de los deportados de Judá, el cual dará al rey la interpretación.
Daniel 2: 24, 25
Ante la ansiosa pero aparentemente desconfiada pregunta de Nabucodonosor, Daniel destaca que
la demanda del rey (conocer e interpretar el sueño) está fuera de su capacidad o la de cualquiera. Otorga,
como corresponde, todo el mérito a Dios señalando además que tenía un propósito: hacer “saber al rey
Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días”.
Es importante notar que se refiere a los “postreros días” y no solamente al futuro cercano del rey.
Esta es pues una profecía abarcante, pues señala el curso de la historia desde ese momento, siglo VII AC,
hasta el fin de los días; el devenir de las naciones, el ascenso y la caída de los imperios más importantes,
para mostrar que Dios tiene el control sobre las naciones y sus gobernantes. Este es un aspecto sumamente
importante, pues establece que la profecía abarca desde el tiempo de Daniel hasta el final de la historia de
esta tierra, por lo que su interpretación no puede circunscribir su cumplimiento a un periodo en el pasado
como algunos pretender al suponer, por ejemplo, que la piedra representa a la iglesia que Cristo fundó.
Respondió el rey y dijo a Daniel, al cual
llamaban Beltsasar: ¿podrás tú hacerme
conocer el sueño que vi, y su interpretación?
Daniel respondió delante del rey, diciendo: el
misterio que el rey demanda, ni sabios, ni
astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden
revelar al rey. Pero hay un Dios en los cielos,
el cual revela los misterios, y él ha hecho
saber al rey Nabucodonosor lo que ha de
acontecer en los postreros días. He aquí tu
sueño, y las visiones que has tenido en tu
cama:
Daniel 2: 26-28
En los anales de la historia humana, el
desarrollo de las naciones, el nacimiento y la
caída de los imperios, parecen depender de la
voluntad y las proezas de los hombres; y en cierta medida los acontecimientos se dirían
determinados por el poder, la ambición y los caprichos de ellos. Pero en la Palabra de Dios se
descorre el velo, y encima, detrás y a través de todo el juego y contrajuego de los humanos intereses,
poder y pasiones, contemplamos a los agentes del que es todo misericordioso, que cumplen
silenciosa y pacientemente los designios y la voluntad de él.
Ellen G. White, Profetas y Reyes, 366
Un aspecto de la Biblia que demuestra que hay un Dios y que se ha revelado a sí mismo es
la profecía predictiva. Bien puede ser que una persona muy bien informada pueda adivinar
acertadamente el curso de los eventos en el futuro inmediato o cercano. Pero, proponer que alguien,
valiéndose sólo de recursos humanos naturales, pueda predecir correctamente lo que va a suceder
en cinco, seis o siete siglos, como ocurre en el libro de Daniel, supera con creces el campo del
conocimiento humano. Tal percepción solo puede provenir de la esfera de lo sobrenatural. En
La estatua de Nabucodonosor
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consecuencia, el tema de la profecía predictiva ha jugado una parte significativa en las discusiones
entre los que aceptan la perspectiva bíblica y los que la rechazan.
Los que niegan la perspectiva bíblica de Dios y la historia tienen que hallar una explicación
humanística para el aspecto predictivo de las profecías dadas en la Biblia. Una forma de anular el
contenido predictivo de un libro profético tal como Daniel es afirmar que sus profecías no se
cumplieron, que los eventos predichos no ocurrieron…
William H. Shea, Daniel, una guía para el estudioso, 20, 21
Antes de pasar a describir el sueño del rey, Daniel refuerza en este a idea que Dios ha aprovechado
su preocupación por su futuro y el futuro de su nación para dar a conocer al rey Nabucodonosor lo que
ocurriría con la historia de este mundo. Le reitera que no debe dirigir sus ojos al instrumento que Dios ha
utilizado para revelar su voluntad, sino al Dios omnipotente y omnisciente que dirige el destino de todos.
Estando tú, oh rey, en tu cama, te vinieron pensamientos por saber lo que había de ser en lo
por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser. Y a mí me ha sido revelado este
misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a
conocer al rey la interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón.
Daniel 2: 29, 30
Imagino a Daniel describiendo al sueño ante el rey que con gran tensión y expectativa escuchaba lo
que aquel joven extranjero, seguidor de un dios extraño, le relataba. Pienso que en algún momento habrá
pasado por su mente el hecho que quien ahora estaba frente a él era un exiliado, un cautivo, con un mensaje
que él, el poderoso monarca deseaba ansiosamente escuchar.
He aquí al cautivo judío, sereno y dueño de sí mismo, en presencia del monarca del más
poderoso imperio del mundo. En sus primeras palabras, rehúsa aceptar los honores para sí, y
ensalza a Dios como la fuente de toda sabiduría.
Ellen G. White, Profetas y Reyes, 363
Nabucodonosor comprendía perfectamente que estaba relatando con detalle no solamente el sueño
sino los pensamientos que le asaltaban cuando se llegó al lecho. Habrá ido asintiendo con la cabeza al
breve relato y sus pensamientos habrán sido guiados
de vuelta a aquella noche especial. Recordaría su
preocupación sobre el futuro y se maravillaría de la
seguridad con la que el joven hebreo desnudaba la
profundidad de su alma y sus temores.
Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran
imagen. Esta imagen, que era muy grande, y
cuya gloria era muy sublime, estaba en pie
delante de ti, y su aspecto era terrible. La
cabeza de esta imagen era de oro fino; su
pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus
muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus
pies, en parte de hierro y en parte de barro
cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra
fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen
en sus pies de hierro y de barro cocido, y los
desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados
también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del
verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara
rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue
hecha un gran monte que llenó toda la tierra. Este es el
sueño; también la interpretación de él diremos en
presencia del rey.
Daniel 2: 31-36
Entiendo que la ansiedad del rey habrá ido
aumentando al llegar al clímax cuando el joven profeta
completaba la descripción del sueño con la caída de
aquella roca que pulverizaba la estatua. Sintió
seguramente un temblor cuando el joven hebreo le dijo que
ahora explicaría el significado de sueño. Nabucodonosor
tiene que haber entendido ya que el Dios de Daniel, el dios
desconocido para este gran monarca, se había dignado
contestar las dudas que asaltaban su corazón. Sin
embargo, el mensaje no era solamente para
La estatua de Nabucodonosor
Federico Salvador Wadsworth
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Nabucodonosor, era para todos nosotros, en especial para quienes nos han alcanzado los tiempos finales
de la historia de esta tierra.
6.4.
Interpretación profética
Aunque este sueño, y la profecía que
consecuentemente contiene, es complementada por la
visón de las 4 bestias de Daniel 7, así como con la lucha
del carnero y el macho cabrío de Daniel 8 así como
otras profecías de Daniel y Apocalipsis haremos un
análisis de solamente lo que esta profecía presenta,
que en nuestra opinión tiene una gran riqueza.
Completaremos el enfoque de
conforme vayamos tratando las restantes
otros estudios y veremos allí su
complementariedad. Volvamos pues al
interpretación.
este tema
profecías en
maravillosa
sueño y su
6.4.1. Oro, Babilonia
La interpretación de Daniel debe de
haber dejado estupefacto al rey, en especial
cuando oyó que él era “aquella cabeza de oro”.
Pero también habrá quedado impresionado
cuando el joven profeta le decía que todo lo
había logrado “porque el Dios del cielo” le había
“dado reino, poder, fuerza y majestad” y “te ha
dado el dominio sobre todo”. Estas palabras
habrán resonado en sus oídos vez tras vez
mientras escuchaba la interpretación del sueño,
y también mucho tiempo después. Como queda
evidente, esto se refería no solamente a Nabucodonosor, sino al imperio neobabilónico que él tan
bien representaba. Esto, decíamos, queda evidente cuando luego se refiere que se levantaría luego
“otro reino inferior al tuyo” y luego otros más como veremos.
Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y
majestad. Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha
entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro.
Daniel 2: 37, 38
Dios tiene el control sobre los grandes acontecimientos de la historia y le muestra a
Nabucodonosor que no importa lo que los hombres hagan, planeen o lo que se esfuercen en sus
planes de conquista, Dios ya ha determinado los tiempos para los imperios. No es pues la habilidad
de los generales, ni la fortaleza de los ejércitos, ni la riqueza de sus tierras, ni los factores de la
producción de los que se habla hoy, lo que les otorga el predominio. Detrás de todo esto está la
voluntad de Dios que permite a cada pueblo en una secuencia, que depende solamente de su
presciencia divina, diseñando todo para que se cumplan sus objetivos.
El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la
tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres,
como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una
sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les
ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en
alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de
nosotros.
Hechos 17: 24-27
Centenares de años antes que ciertas naciones subiesen al escenario, el Omnisciente miró
a través de los siglos y predijo el nacimiento y la caída de los reinos universales. Dios declaró a
Nabucodonosor que el reino de Babilonia caería, y que se levantaría un segundo reino, el cual
tendría también su período de prueba. Al no ensalzar al Dios verdadero, su gloria iba a marchitarse
y un tercer reino ocuparía su lugar. Este también pasaría; y un cuarto reino, fuerte como el hierro,
iba a subyugar las naciones del mundo.
Ellen G. White, Profetas y Reyes, 367
Esa “cabeza de oro” era un símbolo adecuado para Babilonia, por aquél entonces el imperio
considerado como indiscutido líder de mundo. La ciudad de Babilonia era considerada (y no
La estatua de Nabucodonosor
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solamente por sus jardines colgantes) una de las maravillas del mundo. Su esplendor, que provenía
también de las impresionantes riquezas que poseía, se han vuelto legendarias y las narraciones
históricas han corroborado estas casi fantásticas descripciones de las riquezas de la entonces dueña
de toda la tierra y del rey que condujo al encumbramiento de la nación caldea. Ver abajo el mapa
del Siglo VI AC del imperio babilónico.
Además, mucho de lo que llegó a
ser Babilonia en la cumbre máxima de su
gloria fue por ingenio y acción de
Nabucodonosor. Mucho del esplendor
conocido de la capital caldea fue
resultado de la inspiración de su ingenio
y liderazgo. Aún hoy se puede ver
estampada la rúbrica de este monarca en
los innumerables ladrillos que se han
recuperado de los edificios derruidos por
las
excavaciones
arqueológicas
realizadas hasta el momento. “La gran
Babilonia” del imperio neo-babilónico le
debió mucho a este rey que tuvo un
reinado excepcional de 44 años, durante
el cual ciertamente “disfrutó de su gloria”.
Todo un récord… donde las intrigas
palaciegas eran comunes, sangrientas y
la gran mayoría de ellas mortales.
Con Nabucodonosor Babilonia se
encumbró a la cúspide de su grandeza y
renombre. Su contribución fue tan
marcada que Rawlinson no escatimó en
señalar que, “difícilmente se podría
afirmar demasiado, al decir que sin
Nabucodonosor los babilonios no habrían
tenido lugar en la historia”. Gracias a su
genio militar, su concepción artística y su
habilidad constructora Nabucodonosor
reconstruyó la ciudad de Babilonia
totalmente colmándola de… “templos esplendentes y palacios magnificentes... avenidas
anchurosas, de plazas hermosas y edificios suntuosos, de pórticos monumentales bellamente
ornamentados e innumerables altares, de vías extravagantes y monumentos impresionantes, de
entradas fastuosas y un puente majestuoso...
Es decir todo el genio creativo arquitectónico
edilicio más exquisito de Caldea fue puesto en
juego buscando que Babilonia quedase
convertida en una de las maravillas del mundo
antiguo”.
Merling Alomía,
Daniel, el profeta mesiánico, 58, 59
El oro además era un metal precioso
utilizado de manera impresionante en la
capital caldea. Los relatos de los antiguos
historiadores atestiguan de la riqueza
babilónica, riqueza que atrajo la depredación
por siglos que sufrió la ciudad incluso en
ruinas. Incluso el profeta Jeremías asocia a
Babilonia con el oro.
Copa de oro fue Babilonia en la mano
de Jehová, que embriagó a toda la tierra; de
su vino bebieron los pueblos; se aturdieron,
por tanto, las naciones.
Jeremías 51: 7
Herodoto, por su parte, nos informa
algo del esplendor áureo de la Babilonia de Nabucodonosor. Él no sólo refiere que los babilonios
usaron pródigamente oro al ornamentar su ciudad. Al mencionar el Esagila, el templo de Babilonia,
indica que había “un segundo altar más bajo, en el que una gran figura de Bel hecha de oro se sienta
La estatua de Nabucodonosor
Federico Salvador Wadsworth
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en un trono dorado, sobre una base de oro y con una mesa de oro a su lado. Se decía entre los
caldeos que para hacer todo esto se utilizaron más de 22 toneladas de oro”.
Merling Alomía, Daniel, el profeta mesiánico, 59
Quisiera que notara que al precio actual del oro (unos 1.200 US$ por onza troy) el valor en
metálico de este conjunto (no incluyo el valor artístico o histórico de poseer esta reliquia, que
resultaría inestimable) sería de casi 850 millones de US$. Casi nada… La cifra que se presenta más
adelante (30 millones de libras de oro) equivaldrían a la increíble cifra de 525 mil millones de US$.
Vea el mapa del Siglo VI AC, cercano al tiempo de la caída de Babilonia.
Los profetas Isaías, Jeremías y Ezequiel anunciaron la ruina total de Babilonia y entre lo dicho
no sólo señalaron su total desolación sino también la abundancia de sus riquezas saqueadas.
Jeremías en especial dice: “Y Caldea será para botín: todos los que la saquearen se saciarán, dice
Jehová” (Jeremías 50: 10). “Venid contra ella, desde el cabo de la tierra: abrid sus almacenes…y
destruidla” (Jeremías 50: 26). “Espada sobre sus tesoros, y serán saqueados” (Jeremías 50: 37).
“Rica en tesoros, venido ha tu fin” (Jeremías 51: 13). Al predecir Jeremías la ruina de Babilonia
enfatiza dos asuntos: primero, al hablar de Caldea con Babilonia y sus ciudades aledañas anuncia
que serían saqueadas a menudo, y luego, que las riquezas de Babilonia y la tierra circundante
despertaría la codicia de saqueadores sucesivos proporcionándoles a “todos” siempre un botín
abundante.
En efecto, no bien una soldadesca de conquistadores despojaba al país, otro ejército se
aprestaba para caerle otra vez encima y arrebatarle el botín y saquearla de nuevo. Ciro se apropió
de sus inmensos tesoros; Jerjes y su ejército se apoderaron de 30.000.000 [30 millones] de libras
solamente en oro, aparte de un incalculable botín. Luego llegó Alejandro, y él en vez de encontrar
agotadas las riquezas de Babilonia, logró echar mano de sus tesoros para dar a cada soldado de su
numeroso ejército10 libras (sin contar lo que cada uno de ellos tomó por su cuenta en el pillaje), y
guardó para sí mismo una inmensa riqueza. Luego, durante dos siglos después de la muerte de
Alejandro, los partos saquearon al país, ya ellos le siguieron desde lejos los romanos, con el mismo
propósito, según la profecía.
Si alguien creyera que tras siglos de repetidos despojos ya no quedaba mucha riqueza, se
equivoca. El historiador Gibbon menciona algunas de las numerosas expediciones en el transcurso
de varios siglos y que fueron hechas con el propósito exclusivo de saquear las ruinas de Babilonia y
las ciudades vecinas. Y él refiere que el despojo era tanto como podía esperarse de las riquezas y
lujo de un campamento oriental. Luego, cuando los romanos, bajo Heraclio, saquearon Babilonia,
Gibbon refiere que “aunque mucho del tesoro había sido sacado… la riqueza que quedaba parecía
La estatua de Nabucodonosor
Federico Salvador Wadsworth
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haber saciado su avaricia”. El mismo Gibbon describe la saciedad de otro saqueo de Babilonia en el
año 636: “los desnudos salteadores del desierto se enriquecieron repentinamente más allá de la
medida de su esperanza o conocimiento. Cada cámara revelaba un nuevo tesoro escondido con
arte, o exhibido con ostentación; el oro y la plata, los armarios y los muebles preciosos sobrepasaron
(dice Abulfeda) el cálculo de la imaginación o de los números; y otro historiador define la indecible y
casi infinita cantidad, con el fabuloso cómputo de 3.000.000.000 [3 mil millones] de piezas de oro”.
Y debe tenerse muy presente que toda esta riqueza es mencionada después que los poderosos
ejércitos de los conquistadores la saquearon.
Resulta notable que a ningún otro territorio del planeta hayan ido los conquistadores de los
imperios vez tras vez durante cientos de años buscando el preciado botín, y siempre volvieron
cargados más allá de los sueños de su avaricia, pese al inmenso botín alzado por los invasores
anteriores. Babilonia parece un filón inagotable de codiciable riqueza.
Merling Alomía, Daniel, el profeta mesiánico, 60, 61
6.4.2. Plata, Medo-Persia
El periodo de dominio del imperio neobabilónico duraría desde el 605 al 539 AC (66 años) de
los cuales 44 años (2/3 del tiempo total) correspondieron a Nabucodonosor. Pero el año 539 AC,
otro imperio pasaba a dominar el escenario. Este reino inferior en esplendor (como la plata es inferior
al oro) reemplazaría en la hegemonía mundial a Babilonia.
Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo…
Daniel 2: 39pp
Aquí empieza a ser patente algo que es bueno destacar. Los reinos son representados por
metales de cada vez inferior calidad, no solamente reflejando una característica distinta sino también
un deterioro del mundo en general, es decir no solamente relativo al esplendor del imperio sino
también al nivel moral de los mismos.
Los metales en la imagen del sueño de Nabucodonosor decrecían en valor pero aumentaban
en fuerza. Comenzando con la cabeza de oro, y siguiendo con la plata, el bronce y hasta el hierro
en la base, la escala ascendía en fuerza pero decrecía en valor. Los pies de la imagen eran la parte
más curiosa: El hierro continuaba, pero mezclado con barro (2: 33), obviamente un elección muy
pobre de material para intentar mantener las piezas de hierro en su lugar.
William H. Shea, Daniel, una guía para el estudioso, 99
En el año 539 AC los ejércitos de Media y Persia (dos pueblos de origen común) sitiaron
Babilonia, que parecía inexpugnable por sus altísimas y poderosas murallas sin dejar de considerar
La estatua de Nabucodonosor
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su poderío militar. Ciro hizo desviar el río Éufrates y penetró por el lecho del río (que había bajado
su nivel por debajo de las rejas que protegían el acceso) y tomó la ciudad prácticamente sin lucha,
mientras los babilonios confiados en sus murallas se dedicaban al festejo de una fiesta religiosa. La
referencia a un “reino inferior” también se refiere aquí al desarrollo de la cultura babilónica en
comparación a sus conquistadores. Vea el mapa de la página anterior de año 500 AC.
El reino subsiguiente es el de los medos y los persas. Pero la visión no solo hace alusión al
reino persa, como algunos comentadores han sugerido, porque el reino persa era contemporáneo
del reino babilónico y no su sucesor. De hecho, el reino de los medos cayó bajo dominio persa
después de una batalla entre Ciro de Persia y Astiages, rey de los medos, en 550 AC. Es más, Ciro
tenía ascendencia meda, ya que por el linaje de su madre era nieto del rey Astiages, a quien destronó
y derrotó. De acuerdo con Herodoto (Tomo 1, 206), Tomiris, reina de los masagetos, se refiere a
Ciro como “rey de los medos”. Con este trasfondo histórico, comprendemos mejor por qué la
Escritura se refiere al reino como de los “medos y los persas”. Daniel utiliza la misma expresión
varias veces para describir el reino posterior a Babilonia (Daniel 5: 28; 6: 8; 8: 20). Un siglo después,
el libro de Ester confirma esto (Ester 1: 3). A pesar de su campo geográfico más amplio, el reino de
los medos y de los persas era culturalmente inferior a Babilonia. De hecho, los conquistadores medos
y persas adoptaron la civilización babilónica, por lejos la más compleja y adelantada hasta entonces.
Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel, 31
De nuevo la historia se encargó de certificar lo que los profetas anunciaron anticipadamente
tocante a Babilonia, pues ellos no sólo predijeron la caída de ésta (Jeremías 51: 49, 53), sino que
afirmaron quién comandaría su conquista. A unos 175 años antes de la caída de Babilonia, Isaías
predijo que Ciro lideraría sus tropas para abatir a los caldeos (Isaías 45: 1-4). Daniel se encargó de
anunciar ante el mismo primer emperador del imperio, que Babilonia tenía los años contados; y el
mismo Daniel le certificó al último rey de Babilonia en la última noche de su existencia que ésta había
llegado a su fin, porque el dominio ahora pasaría a los “medos y persas” (Daniel 5: 28).
Al subir la nueva nación al estrado del poder lo hacía con dos poderes aliados representados
en los brazos de la estatua, los medos y los persas. Más pronto el cetro quedó sólo en manos de los
persas. La fastuosidad de los persas no igualó a la babilónica y en varios sentidos, aunque
conquistadores, fueron menores que sus conquistados.
Merling Alomía, Daniel, el profeta mesiánico, 62, 63
Por otro lado, relacionar al imperio medopersa con la plata tenía otros significados; además
del menor esplendor económico y cultural.
La referencia a la plata hace alusión a la característica más importante del reino siguiente.
Los persas usaban la plata en su sistema tributario. Según Herodoto (Tomo 3, 89-95), los sátrapas
tenían que pagar con plata el tributo impuesto sobre ellos. Solo los sátrapas hindúes más prósperos
tenían que pagar sus cuotas con oro. E incluso, entonces, las autoridades las medían en términos
de plata. Es evidente que el valor monetario habitual para los persas de aquel tiempo era la plata.
En un nivel más amplio, la plata servía corno una característica para este reino por el hecho de que
hacía alusión a su riqueza, riqueza que les garantizaba el poder a los reyes persas (Daniel 11: 2).
En efecto, la historia los recuerda corno los “ricos y poderosos” de la era, según testifica Herodoto
acerca de Darío, corno “alguien que sacaba ganancias de todo” (Herodoto, Tomo 3, 89). La
supremacía del reino medo-persa duró desde 539 AC, la caída de Babilonia, hasta 331 AC, la derrota
del último rey persa, Darío III, por parte de los ejércitos greco-macedónicos.
Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel, 32
Históricamente, ¿en qué sentido era inferior el reino persa al de Nabucodonosor? Después
de todo, los persas conquistaron a Babilonia, y Medo-Persia en realidad vino a incluir más territorio
que el que tenía el Imperio Babilónico. Pero la superioridad puede existir en otras áreas aparte de
los kilómetros cuadrados.
La cultura de Babilonia era reconocida en todo el mundo antiguo mientras que la de los medos
y persas era menospreciada por considerarse rústica y primitiva. Los persas no tuvieron lenguaje
escrito hasta el tiempo de su imperio. El persa antiguo fue creado como idioma escrito cuando los
reyes persas lo usaron para inscribir en los monumentos. Con mayor frecuencia utilizaron el lenguaje
elamita para conservar sus propios registros. Por otro lado, el idioma babilónico escrito ya existía
desde el tercer milenio AC, y esa rica herencia lingüística trajo consigo toda la ciencia, religión y
cultura del Imperio Babilónico. Así que Babilonia era superior a Persia de varias maneras, aunque
los babilonios no conquistaron tanto territorio como hicieron los persas.
William H. Shea, Daniel, una guía para el estudioso, 101
Otro aspecto interesante es que en la estatua el pecho de plata incluye los 2 brazos,
representando estos a dos reinos unidos (medos y persas) en la caída de Babilonia. Así como al
cruzar los brazos uno queda por encima del otro, uno de ellos, los persas, sería a la postre el
La estatua de Nabucodonosor
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dominador de esta alianza. Esto se reflejará aún más claramente en otras profecías bíblicas
paralelas a esta (Daniel 7 y 8), asunto que será objeto de tratados posteriores.
6.4.3. Bronce, Grecia
Pero llegaría también un tiempo final para Medo-Persia, pues Dios “les ha prefijado el orden
de los tiempos”. El año 331 DC el joven rey macedonio Alejandro Magno conquistaría en un breve
plazo todo el mundo conocido y el imperio medopersa sería historia. Tal como la profecía lo
señalaba. Vea el mapa de sus conquistas del periodo 334-323 AC.
En la historia de las naciones el que estudia la Palabra de Dios puede contemplar el
cumplimiento literal de la profecía divina. Babilonia, al fin quebrantada, desapareció porque, en
tiempos de prosperidad, sus gobernantes se habían considerado independientes de Dios y habían
atribuido la gloria de su reino a las hazañas humanas. El reino medo-persa fué objeto de la ira del
Cielo porque en él se pisoteaba la ley de Dios. El temor de Jehová no tenía cabida en los corazones
de la vasta mayoría del pueblo. Prevalecían la impiedad, la blasfemia y la corrupción. Los reinos que
siguieron fueron aún más viles y corruptos; y se fueron hundiendo cada vez más en su falta de valor
moral.
El poder ejercido por todo gobernante de la tierra es impartido del Cielo; y del uso que hace
de este poder el tal gobernante, depende su éxito.
Ellen G. White, Profetas y Reyes, 367, 368
…y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra.
Daniel 2: 39up
Este reino es el imperio griego. El bronce con todo su fulgor representa a las falanges griegas
que llevaron sus conquistas con Alejandro hasta la India, yendo en sus límites mucho más lejos de
lo que pensaba, dominando de este modo “toda la tierra”. Esta referencia metálica era ya conocida
en la tradición profética en conexión con los pueblos griegos. Así, Ezequiel menciona a Javán, la
antigua Grecia jónica o Jonia, trayendo sus artefactos de bronce a las ferias de intercambio comercial
internacional realizadas en el mercado de Tiro (Ezequiel 27: 13).
Por otro lado, conocido es el uso que los griegos hicieron del bronce en su atuendo guerrero.
Heródoto menciona que entre las huestes del ejército persa había soldados a la usanza griega, los
cuales se distinguían por su vestimenta guerrera de bronce.
Merling Alomía, Daniel, el profeta mesiánico, 63, 64
El bronce representa al siguiente reino. Simboliza el poder conquistador de Grecia. El metal
era una especialidad griega. El profeta Ezequiel se refiere al bronce corno el medio principal de
intercambio entre los griegos (Ezequiel 27: 13). El ejército griego especialmente empleaba el bronce
en su armadura, sus yelmos, sus escudos e incluso en sus armas. Se nos dice que cuando el faraón
egipcio Psammético I consultó el oráculo de Latan para preguntar por una forma de vengarse contra
sus enemigos persas, la respuesta decía que la “venganza vendría del mar, en manos de los
La estatua de Nabucodonosor
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hombres de bronce”. El monarca egipcio consideró la respuesta con cierto escepticismo, hasta que
una mañana aparecieron ejércitos griegos náufragos con su brillante armadura de bronce en las
costas egipcias. Al ver en ellos el cumplimiento del oráculo, el rey Psammético se alió con ellos en
contra de sus enemigos (Herodoto, Tomo 2, 153, 154).
Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel, 32
Además del significado, que ya hemos señalado, del deterioro de los materiales que
representan a los reinos que siguieron a Babilonia, es interesante destacar el significado de los
metales seleccionados por la Inspiración para representar a los reinos. Un reino que dominaba el
bronce sería el siguiente.
Además de la connotación de decadencia tras seguir al oro y la plata, el bronce también
insinuaba la idea de conquista. La armadura de bronce de los soldados griegos contrastaba
tremendamente con la sencilla vestimenta tejida que usaban los soldados medos y persas
(Herodoto, Tomo 7, 61, 62). Ahora comprendernos mejor las repercusiones detrás de este reino de
bronce, “el cual dominará sobre toda la tierra” (Daniel 2: 39). La historia confirma la profecía divina.
Después de arrasar contra Fenicia, Palestina y Egipto, los ejércitos de Alejandro Magno extendieron
los límites del reino de Grecia hasta la India y Persia. Alejandro no solo asumió el título de “rey de
Persia”, como el sucesor de los reyes medo-persas, sino también se afianzó como el amo del mundo.
Y no era solo en el sentido militar. La cultura griega ahora florecía en los rincones más remotos del
Imperio. Consciente de que un imperio tan vasto podría desintegrarse fácilmente, Alejandro procuró
ganarse la confianza de sus habitantes al hacer que sus soldados se asimilaran a la población
autóctona, e incluso alentaba los matrimonios mixtos. Él dio el ejemplo, al casarse con una princesa
persa. De allí en adelante, la cultura y el idioma griegos se extienden por todas partes y aún influyen
en la civilización hasta la actualidad. La hegemonía griega duraría desde 331 AC, fecha de la victoria
de Alejandro contra los persas, hasta 168 AC, cuando Roma asumió el control de Macedonia. El
imperio [en realidad la república] la anexó en 142 AC.
Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel, 32, 33
6.4.4. Hierro, Roma
Pero aún la fulgurante cultura griega a la que representaba o el brillo militar del gran
macedonio y su poderosa falange, sería subyugada por la férrea república romana. La república
romana se inicia el 509 AC y dura hasta el 27 AC cuando es reemplazada por el imperio romano.
Unos 180 años después de la muerte de Alejandro, el imperio que había creado, ya dividido,
sucumbía finalmente luego de la llamada Tercera Guerra Macedónica (batalla de Pidna, 168 AC)
frente al avance romano. Este cuarto reino representado por el hierro es la poderosa Roma del
mundo antiguo.
Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las
cosas, desmenuzará y quebrantará todo.
Daniel 2: 40
Después de la era de bronce, el sueño profético predice un período de hierro. El bronce era
para los griegos como el hierro para los romanos. Los poetas latinos testifican de esta transición.
Virgilio describe los ejércitos de antaño como equipados con bronce: “El bronce destella en sus
escudos, destella con bronce su espada”. Asimismo, Lucrecio contrasta el bronce con el hierro: “El
uso del bronce era conocido antes del hierro… Con el bronce los hombres labraban la tierra… con
el bronce provocaban las olas del mar”.
Estos pasajes en la literatura latina testifican que la transición del bronce al hierro es paralela
a la transición del Imperio Griego al Romano. Al considerar la realidad histórica, el ejército romano
verdaderamente es de hierro con su espada, escudo, armadura, yelmo de hierro y, particularmente,
su plum, una lanza de hierro que también podía servir como jabalina. Pero la explicación de Daniel
apunta a algo más que al metal en sí. El hierro también simboliza “fuerza” (versículo 41) y una
conducta que “desmenuza y rompe todas las cosas” (versículo 40).
Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel, 33
Un aspecto hacía aún más resaltante el poderío de Roma era su forma de gobierno,
totalmente adelantada a su época. Roma permitía la existencia de reyes vasallos así como retener
los aspectos culturales propios de cada pueblo, pero requería un sometimiento formal a Roma vía
impuestos. Quienes vivían en armonía con estos conceptos podían disfrutar de la Pax Romana (la
paz de los sometidos) pero las represalias en caso de hacer lo contrario eran terribles.
La fuerza del Imperio Romano también radicaba en su forma de gobernar. No satisfecha con
expandir sus conquistas incluso más que las de sus predecesores, Roma también creó una forma
de política muy avanzada. Además de ser la primera república de la historia, tenía un sistema
administrativo sofisticado que permitía controlar desde lejos incluso a los pueblos más diversos. Este
La estatua de Nabucodonosor
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gobierno mantenía la unidad del imperio y salvaguardaba la paz mundial, entonces conocida como
la Pax Romana. El poeta naturalista romano Plinio el Viejo (23-79 DC) lo describió, y con razón,
como “la infinita grandeza de la paz romana”. Durante el tiempo del emperador Vespasiano, agregó:
“El poder de Roma ha posibilitado la unidad de Roma; todos debieran reconocer su contribución
para facilitar las relaciones entre diferentes grupos étnicos, permitiéndoles beneficiarse comúnmente
de la Pax Romana”.
Con su ejército de hierro y su mano de hierro en cuestiones de liderazgo, podemos
comprender mejor la observación del texto de que Roma “rompe todas las cosas” (versículo 40).
Recordamos las victorias aplastantes del ejército romano; el dicho histórico de Julio César: “Veni,
vidi, vid (Llegué, vi y vencí)”. Pero, más allá de estos éxitos, recordamos especialmente la forma en
que el César trataba a los que osaban resistirse. La política de represalias infligida en la antigua
Galia, que ocasionó el incendio de aldeas enteras, la supresión de los druidas, la destrucción de
Cartago y el sitio de Jerusalén son todos ejemplos elocuentes del poder demoledor de Roma.
La longevidad también es una señal de fuerza. El gobierno romano duró quinientos años, [en
realidad más de 640 años, solamente el imperio duró 500 años] mucho más que cualquiera de sus
predecesores. Roma luego sucumbiría a las invasiones bárbaras. Odoacro, un jefe germánico,
destronó al último emperador en 476 DC.
Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel, 33, 34
La referencia siguiente presenta un par de citas interesantes sobre esta sucesión de metales,
una proveniente del paganismo y otra (el historiador británico Edward E. Gibbon vivió en el siglo
XVIII) evidentemente influenciada por los conceptos bíblicos de este capítulo. El mapa siguiente
muestra la extensión del imperio en el año 117 DC. Compare las dimensiones relativas de los 4
imperios al revisar nuevamente los mapas que hemos presentado.
La sucesión de metales, en el ámbito extrabíblico, mostrando oro, plata, bronce, hierro,
representa un deterioro progresivo y declinación de edades. Es conocida la referencia de Hesíodo
[contemporáneo de Daniel] quien, ajeno a lo mostrado a Daniel, menciona un simbolismo similar
pues afirma que las razas de hombres mortales de oro, plata y bronce, sería seguida por una cuarta
raza de semi-dioses, y luego la raza actual de hierro (refiriéndose a Roma). Daniel se le muestra
algo más explícito señalándoles que en forma sucesiva y descendente mostrarían su condición
efímera.
Por otro lado, Gibbon al comentar el surgimiento de la férrea Roma, con agudeza propia de
él, declara: “Las armas de la república, a veces vencidas en batalla, siempre victoriosas en guerra,
La estatua de Nabucodonosor
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avanzaron con pasos rápidos hasta el Éufrates, el Danubio, el Rin y el Océano; y las imágenes de
oro, o plata, o bronce, que podrían servir para representar las naciones y sus reyes, fueron
sucesivamente quebrantados por la férrea monarquía de Roma”.
En efecto, el férreo dominio romano tras aplastar a los griegos se prolongó más que ningún
otro en el poder mundial. Por más de medio milenio Roma impuso su dominio absolutista desde las
Islas Británicas hasta el Golfo de Arabia, desde el Mar del Norte hasta el Sahara y desde el Atlántico
hasta el Éufrates.
Merling Alomía, Daniel, el profeta mesiánico, 66
6.4.5. Hierro y barro cocido, fuerza y debilidad
Este reino de hierro tendría una condición singular en relación con los tres anteriores.
Empezaba en hierro y terminaba en barro mezclado con hierro, pero no cualquier tipo de barro. Pero
antes de entrar a describir este último (lo haré en el siguiente acápite) permítame tratar algo más
acerca del imperio romano. Mientras que en el caso de los medos y los persas (pecho y brazos de
plata) los brazos terminan por consolidarse en el pecho, el hierro termina por dividirse.
Primero en las dos piernas pues conocemos por la historia que el poderoso imperio se dividió
en dos partes: El imperio romano de occidente con sede en Roma y el imperio romano de oriente
con sede en Constantinopla. Ver mapa del 395 DC. Luego la división es un número mayor de partes
pero que ya presentan una unión con el barro que resulta importante notar.
Para asegurar el control del Imperio romano y hacer más eficiente su administración, el
emperador Diocleciano, a finales del siglo III, instituyó el régimen de gobierno conocido como
tetrarquía, consistente en la división del Imperio en dos partes, gobernadas por dos emperadores
augustos, cada uno de los cuales llevaba asociado un “vice-emperador” y futuro heredero césar.
Tras la abdicación de Diocleciano el sistema perdió su vigencia y se abrió un período de guerras
civiles que no concluyó hasta el año 324 DC, cuando Constantino I el Grande unificó ambas partes
del Imperio.
Constantino reconstruyó la ciudad de Bizancio como nueva capital en 330 DC. La llamó
“Nueva Roma”, pero se la conoció popularmente como Constantinopla (La Ciudad de Constantino).
La nueva administración tuvo su centro en la ciudad, que gozaba de una envidiable situación
estratégica y estaba situada en el nudo de las más importantes rutas comerciales del Mediterráneo
oriental. Constantino fue también el primer emperador en adoptar el cristianismo, religión que fue
La estatua de Nabucodonosor
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incrementando su influencia a lo largo del siglo IV y terminó por ser proclamada por el emperador
Teodosio I, a finales de dicha centuria, religión oficial del Imperio.
A la muerte del emperador Teodosio I, en 395 DC, el Imperio se dividió definitivamente: Flavio
Honorio, su hijo menor, heredó Occidente, con capital en Roma, mientras que a su hijo mayor,
Arcadio, le correspondió Oriente, con capital en Constantinopla. Para la mayoría de los autores, es
a partir de este momento cuando comienza propiamente la historia del Imperio bizantino. Mientras
que la historia del Imperio romano de Occidente concluyó en 476 DC, cuando fue depuesto el joven
Rómulo Augústulo por el germano (del grupo hérulo) Odoacro, en cambio la historia del Imperio
bizantino se prolongó aún durante casi un milenio.
Wikipedia, Imperio Romano de Oriente, Origen
Esta división debilitó al imperio haciendo que el de occidente fuera más débil frente al asedio
de las tribus bárbaras, en su mayoría de origen germánicas, que pusieran en jaque las fronteras del
imperio, que caería finalmente en el último cuarto del siglo V. Observe el mapa de las invasiones de
los Siglos IV y V DC que fueron minando la resistencia del imperio, provocando su aparatosa caída
del 476 DC.
Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de
hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro
La estatua de Nabucodonosor
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mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro
cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil.
Daniel 2: 41, 42
La división del reino férreo se realizó mediante la invasión de las tribus bárbaras que en
oleadas sucesivas liquidaron al imperio romano, sin embargo, aunque lograron conquistar Roma
jamás lograron el dominio mundial. Estas tribus, no obstante, se establecieron en el territorio europeo
de Roma quedando a la postre como las naciones de la Europa actual.
Merling Alomía, Daniel, el profeta mesiánico, 67
Algunos comentadores han querido encontrar una exacta equivalencia entre los 10 dedos de
los pies de la estatua y 10 pueblos que invadieron el imperio. En realidad es difícil asegurar cuáles
son estos 10 reinos o pueblos en los que se dividió el imperio romano de occidente. Lo más probable
es que diez indique un gran número o un número significativo más que una cantidad exacta. La lista
más comúnmente aceptada es la siguiente:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
Visigodos
Burgundios
Lombardos
Sajones
Francos
Alamanes
Suevos
Hérulos
Ostrogodos
Vándalos
Lo destacable es que ninguno de estos reinos llegó a consolidarse y dominar sobre los otros
por lo que quedó un reino dividido, para siempre, tal como lo afirmaba la profecía. Es más veremos
que los últimos 3 desparecieron de la historia… pero eso será tema de otro estudio. Prometo no
dejarlo con la duda sobre esto. Pero habría otros pueblos en estas invasiones tales como los alanos,
dacios, anglos, samartianos, galos, bretones, eslavos, y un largo etcétera. Otra característica
mencionada es que estos reinos no tendrían el mismo o semejante poder, algunos serían fuertes y
otros débiles… cosa que la historia de Europa se ha esforzado por recordarnos vez tras vez.
“Será un reino dividido” (versículo 41). La relación aquí es negativa. La asociación de barro
cocido y hierro implica división, un hecho particularmente significativo, puesto que se produce
después de un período caracterizado por su unidad. Una mirada retrospectiva a la historia confirma
esto. En efecto, desde la caída de Roma, la región de este último imperio aún no ha logrado la
unidad; y, si hemos de creerle al profeta, nunca lo hará.
“El reino será en parte fuerte, y en parte frágil” (versículo 42). El pasaje considera que el
hierro y el barro cocido son entidades diferentes. El hierro es la fuerza y el barro cocido la debilidad.
El reino, ahora dividido, se convierte en una composición heterogénea de elementos débiles y
fuertes. El territorio del ex Imperio Romano es una colección de naciones fuertes y débiles, ricas y
pobres.
Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel, 34, 35
Sin embargo, esta falta de unidad no se produciría por falta de intentos para lograrla.
Existirían tentativas de unidad por medio de guerras de conquista (en especial de los más fuertes
contra los débiles) que siempre serían fallidas, así como intentos para unir las casas reinantes (muy
emparentadas entre ellas, con unas pocas casas dominantes que aparecen todavía en el escenario
de la nobleza europea actual) por medio de casamientos para unificar territorios. Todas estas
intentonas fracasarían vez tras vez, pues estaba señalado que “no se unirán”. Es interesante notar
que otra traducción de las palabras del verso mencionado a continuación habla de intentos de unidad
por medio de “simiente humana”.
Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas;
pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro.
Daniel 2: 43
Pero, la característica principal de las naciones europeas es la predicha por Daniel: No más
unidas como imperio mundial, y distintas en fortaleza. Es decir, siempre dividido y nunca más unido,
y por otro lado, frágil-fuerte. La imposibilidad de unión y fortaleza total de estos reinos -representados
en “los pies y los dedos”- se debería a la mezcla insólita de su estructura, hierro y barro cocido.
A Daniel se le muestra que en la composición de este conglomerado final de reinos seguiría
estando presente el reino de hierro con sus ardides, designios y crueldad entre las naciones y que
La estatua de Nabucodonosor
Federico Salvador Wadsworth
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de algún modo éste prevalecería hasta el fin, cuando todo proyecto de gobierno termine con la acción
directa del reino de Dios.
Merling Alomía, Daniel, el profeta mesiánico, 67
Por otro lado, Gibbon certifica los fallidos intentos de establecimiento de un quinto imperio
mundial con asiento en Roma describiendo cómo las hordas fieras de los pueblos del norte cayeron
como “huaico” devastador sobre Roma tomándola, mas no uniéndose como nuevo imperio. Detalla
igualmente cómo las hordas árabes emergiendo del desierto atacaron el imperio de Oriente e incluso
se volcaron a Occidente. Por un momento parecía que iban a tomar el trono de los césares, pero no
lo lograron. De igual modo los tártaros y los turcos mostraron su poder y fiereza haciendo temblar a
Occidente, pero, tampoco lograron gobernar el mundo.
Los siglos que siguieron se tiñeron de sangre con las intrigas y guerras de los reyes y
emperadores que buscaron el dominio mundial en el suelo europeo. Los esfuerzos de Carlomagno
(742-814), Carlos V (1500-1558), Felipe II (1527-1598), Luis XIV (1638-1715) y Napoleón (17691821) fueron inútiles al tratar de unir lo que Dios lo anticipó desunido. Igualmente el sueño
imperialista del tercer “Reich” de Hitler-Mussolini-Hirohito sólo repitió estrepitosamente el fracaso de
sus antecesores y prevaleció el anuncio de Daniel, “no se unirán”.
Merling Alomía, Daniel, el profeta mesiánico, 68
Los intentos de unión con medios no bélicos han tenido igual suerte. Daniel aseguró que
incluso se “mezclarán por medio de simiente humana” (2: 43 VS), buscando la unión universal, es
decir, intentando lograrlo a través de “alianzas matrimoniales” sin conseguirlo. Los matrimonios entre
las casas reales europeas con ese propósito resultaron una ilusa y trágica unión, pues las guerras
europeas y mundiales reunieron en campos de batalla contrarios a primos, sobrinos, abuelos y
nietos. El anuncio anticipado a estos intentos era también el mismo, “no se pegarán”.
Merling Alomía, Daniel, el profeta mesiánico, 68, 69
Observe la pintura del rey Christian IX de Dinamarca y su familia real y lea la cita siguiente.
Cuán apropiadas son las palabras de Merritt [George H. Merritt, “The Royal Relatives of
Europe”], escritas en 1914 en plena guerra cuando la “mezcla de simiente humana europea” estaba
en todo su despliegue, y señalando con toda propiedad: “Europa en guerra puede ser casi
equiparada como una gran familia en pleito. Las casas reales, especialmente las de los países que
están más involucrados con la guerra, son prácticamente todas de la misma estirpe germánica y casi
de una misma sangre. Ha habido tantos casamientos entre estas casas, que la sangre germánica
domina cada trono europeo, con la excepción de los reinos de Serbia y Montenegro”. Luego
describiendo ese embrollo genético entre las casas reales europeas de entonces añade: “casi todos
La estatua de Nabucodonosor
Federico Salvador Wadsworth
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en una familia, consistente de varias ramas, están, mediante matrimonio, muy emparentados a cada
otro miembro de la familia y por lo tanto a menudo se toma simplemente difícil determinar quiénes
son los primos en primer grado y quiénes en segundo grado. Todos los príncipes reinantes del norte
de Europa están emparentados cercanamente de esta manera. El emperador Guillermo de
Alemania, al hacer guerra a Gran Bretaña y Rusia, es como si estuviera en guerra con sus primos.
El rey Jorge V de Gran Bretaña y el Zar de Nicolás II de Rusia son primos hermanos por la línea
materna, las que a su vez son hijas del rey Christian IX de Dinamarca”.
Merling Alomía, Daniel, el profeta mesiánico, 69
Un intento más moderno de unidad es a través de otro tipo de alianzas económicas o
militares, mercados comunes, comunidades de naciones… pero aún estos intentos no generan un
nuevo imperio ni una unidad total. El intento final será el nuevo orden mundial del que alguna vez
hablaremos… pero en otro tratado.
“Se mezclarán por medio de alianzas humanas” (Daniel 2: 43). La relación ahora es positiva
y hace alusión a una alianza vacilante entre los dos elementos. Entonces, “en los días de estos reyes
el Dios del cielo levantará un reino” (versículo 44).
Además. este período es el único en la visión en el que hay acción. Hasta ahora. las
explicaciones inspiradas se centraban en un estado del ser o en una cualidad: “dividido” (versículo
41), “fuerte” y “frágil” (versículo 42). En tanto que las dos características describen un estado que
dura hasta el fin, la acción ahora descripta ocurre en el fin de los tiempos.
Por primera vez la palabra está en plural y designa varios “reyes” (versículo 44). Antes, el
reino había sido uno a pesar de sus divisiones (versículo 41). y de sus partes fuertes y frágiles
(versículo 42). La visión describe una prisa de lo más frenética para cerrar alianzas que nunca
resultan. No podemos dejar de pensar en el episodio de Babel. Ya el versículo 41 hace referencia a
la torre de Babel en el uso de la raíz plg (dividido). La tradición bíblica generalmente vincula esta
raíz, de la que proviene el nombre Peleg, con el acontecimiento de la torre de Babel: “porque en sus
días fue repartida la tierra”, palag (Génesis 10: 25; 1 Crónicas 1: 19). La profecía de Daniel, por
consiguiente, predice un acontecimiento relacionado con el de la torre de Babel. En la historia del
Génesis, Dios desciende del cielo en el momento cuando, por temor a ser destruida, la gente de la
tierra se une para erigir una torre y hacerse un nombre (Génesis 11: 4). Asimismo, Dios interviene
al fin del tiempo cuando los poderes del mundo, también por temor a la destrucción, intentan unirse
por medio de “alianzas humanas”.
El hecho de que una renovada preocupación por la unidad ciertamente caracterice el tiempo
del fin, es extrañamente pertinente en la actualidad. Nunca en la historia humana ha habido tantos
intentos mundiales para la unidad. Es la característica distintiva de nuestros políticos modernos. Por
primera vez, los poderes de la tierra sienten la necesidad de fusionarse o de reunirse, para fomentar
alianzas en todos los niveles: políticos, como la OTAN, la OUA., la ONU, etc.; coaliciones
económicas, como el Mercado Común, la CEE, la OPEP, etc.; e incluso alianzas religiosas, como el
movimiento ecuménico; y político-religiosas, como las ideologías de derecha.
Pero, recientemente, la humanidad ha estado tramando una alianza más audaz. Al ir más allá
de las alianzas continentales o ideológicas desde la caída del comunismo, los poderes mundiales
ahora se atreven a soñar con la política global: el Nuevo Orden Mundial. ¿Podría ser que la profecía
se esté refiriendo a nuestro tiempo?
Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel, 36, 37
6.4.6. Hierro y barro cocido, intento de unidad por medio de un poder religioso
Un aspecto que aún no hemos tratado es el significado del barro. Además de los conceptos
ya expuestos de la debilidad del barro en contraposición al hierro, debemos concentrarnos en el
significado de este barro, llamado “barro cocido de alfarero”.
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de
vida, y fue el hombre un ser viviente. Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí
al hombre que había formado.
Génesis 2: 7, 8
Es interesante notar que cuando Dios crea al hombre de acuerdo al verso anterior se dice
que “formó al hombre del polvo de la tierra”.
La palabra hebrea usada para polvo es afár que además de polvo significa lodo, barro, tierra;
un material que puede ser formado dado a su implícito contenido de agua. En cuando a la acción de
formar la Santa Biblia usa la palabra yatsár que significa: moldear en una forma; específicamente
como el alfarero. Por lo tanto, este verso implica que Dios formó al hombre con sus manos, como lo
La estatua de Nabucodonosor
Federico Salvador Wadsworth
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hace un alfarero cuando prepara una vasija y están implícitos también los mismos materiales, agua
y arcilla. Seguramente por eso le puso Dios a Adán ese nombre, que significa rojo... pues ese era
su color.
La misma figura se da en la cita siguiente, donde Isaías habla corporativamente, como todo
Israel, el pueblo de Dios. Igualmente se habla de que Dios los formó, no solamente como individuos
sino como una nación, un pueblo que debía representarlo, su iglesia del Antiguo Testamento. Igual
se compara a Israel como el “barro” en las manos de su Hacedor. Note que en el primer caso el
barro es el hombre y luego la nación formada por Dios para dar el mensaje al mundo es comparada
con el mismo elemento.
Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que
obra de tus manos somos todos nosotros.
Isaías 64: 8
Dios nos da a través de Jeremías el mismo mensaje, pero al que debemos añadir un concepto
nuevo. Dios le pide al profeta que visite la casa del alfarero y vea cómo en el caso de una pieza que
sale defectuosa, el alfarero que la estaba formando y empieza otra vez hasta que la vasija queda
como él lo espera. Le mostraba a Jeremías que Dios podría eventualmente rechazar a Israel y hacer
otra vasija que realmente cumpliera su cometido.
Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí
te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda.
Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según
le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿no podré yo hacer de
vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano
del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.
Jeremías 18: 1-6
Poco después Dios le pide que
compre una vasija al alfarero y
convoque a los ancianos de Judá en
el “valle del hijo de Hinom que está a
la entrada de la puerta oriental”. El
lugar era muy significativo por dos
razones: era el basurero de Jerusalem
y porque allí se habían hecho los
israelitas sacrificios a Moloc, el terrible
Dios al que se ofrecían sobre las
manos de un ídolo ardiente a sus
pequeños hijos. Por otro lado, la
puerta oriental también era llamada la
puerta del alfarero y la gente arrojaba
allí también las vasijas rotas, y por lo
tanto, inservibles.
Así dijo Jehová: Ve y compra
una vasija de barro del alfarero, y lleva
contigo de los ancianos del pueblo, y
de los ancianos de los sacerdotes; y
saldrás al valle del hijo de Hinom, que está a la entrada de la puerta oriental, y proclamarás allí las
palabras que yo te hablaré.
Jeremías 19: 1, 2
Un lugar en el valle de Hinom, donde se sacrificaban niños en los ritos de Moloc (2 Reyes
23: 10) y en los cultos a Baal (Jeremías 19: 56). Se desconoce la etimología del término “Tofet”.
Algunos piensan que deriva del hebreo tuj, “escupir” o “vomitar”, y lo consideran como una expresión
de abominación o repudio. Tofet fue quizá un nombre satírico para expresar oprobio hacia este
centro de idolatría, como lo fue bósheth, “vergüenza”, para Baal… Pero otros creen que Tofet deriva
de tof, “tamborcito de mano”… y afirman que se le dio este nombre por la costumbre de emplear
tambores para ahogar los lamentos de los niños que eran sacrificados en los ritos de Moloc.
Comentario Bíblico Adventista, Tomo IV, 425
Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar
al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón.
Jeremías 7: 31
El lugar elegido por Dios era, por lo tanto, muy significativo. Un lugar donde se arrojaban los
desperdicios, donde se tira lo que ya no sirve al propósito para el que fue diseñado, era el lugar
La estatua de Nabucodonosor
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adecuado para una vasija desechada. Pero también era el lugar donde Israel había descendido
espiritualmente tanto que le llevó a ofrecer a sus bebes a las abominaciones de los pueblos a los
que Dios había echado de Canaán. Allí arrojaría Dios a Israel, desechado, por haber dejado la Ley
de Dios y seguido a los dioses de los paganos.
Entonces quebrarás la vasija ante los ojos de los varones que van contigo, y les dirás: Así ha
dicho Jehová de los ejércitos: Así quebrantaré a este pueblo y a esta ciudad, como quien quiebra
una vasija de barro, que no se puede restaurar más; y en Tofet se enterrarán, porque no habrá otro
lugar para enterrar.
Jeremías 19: 10, 11
Otro aspecto a considerar en el tema del barro del alfarero es que hay pasajes de la Escritura
que relacionan el mal con el barro de alfarero, que además es contrastadamente presentado como
algo sin valor. Note las citas siguientes. En las dos primeras (he colocado una versión extra, Biblia
de Jerusalem 1998) parece indicar que el barro pretende tener el derecho y las características que
posee el alfarero.
Por lo tanto, el barro de alfarero parece indicar (volviendo a la profecía de Daniel) a un poder
que se atribuye las características del Hacedor y crea que tiene la razón cuando está en desacuerdo
con el Alfarero. En la última cita, parece evidente que se contrasta la calidad del oro con el escaso
valor del barro.
Vuestra perversidad ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra
dirá de su hacedor: no me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: no entendió?
Isaías 29: 16
¡Qué error el vuestro! ¿Es el alfarero como la arcilla, para que diga la obra a su hacedor: “no
me ha hecho”, y la vasija diga de su alfarero: “no entiende el oficio?”
Isaías 29: 16 BJ 1998
Los hijos de Sion, preciados y estimados más que el oro puro, ¡Cómo son tenidos por vasijas
de barro, obra de manos de alfarero!
Lamentaciones 4: 2
Podemos ir concluyendo lo siguiente:
•
•
•
•
•
•
El barro representa, como los otros materiales (todos ellos metales) un poder, distinto de ellos
como el metal es distinto del barro.
Es diferente a los otros poderes pues tiene una connotación religiosa, una vasija que no
cumple lo que debería hacer y que será destruida con los otros poderes cuando caiga la roca
Este poder (que sería débil solo) se adhiere al hierro para utilizar su fortaleza.
El poder tiene que surgir como tal (un poder capaz de influir a otros) una vez que se produzca
la caída del imperio romano de occidente.
Este poder debe gobernar unido a las naciones que se formaron luego de la descomposición
del imperio.
Este poder continuará hasta la caída de la roca y será destruido por ella. No puede ser la
iglesia verdadera, pues no debía ser destruida en ese caso. Debe representar a un poder
religioso falso, espurio.
Solamente hay un poder que cumple estas características: la iglesia romana. Un poder que
gobernó a través de la fuerza de otros pueblos, sometió las conciencias a la oscuridad espiritual y
persiguió a quienes disentían con ella y tiñó la historia de sangre de cristianos por más de un milenio.
Esto será aún más evidente cuando estudiemos las profecías complementarias de Daniel, en otros
tratados.
Pero el barro cocido y el hierro significan más que “fortaleza y debilidad”. En los reinos
precedentes, cada uno de los elementos -oro, plata, bronce y hierro- tenían una función
representativa. En este contexto, es probable que el elemento del barro cocido también debiera tener
su propio papel simbólico en particular. Observemos también que del metal al barro cocido la
transición es más que abrupta. Hasta ahora los metales representaban poderes políticos. El barro
cocido representa, entonces, un poder de una naturaleza diferente. Es más, Daniel especifica que
este barro es “barro cocido de alfarero” (versículo 41). La Escritura utiliza la imagen del barro,
especialmente el barro de alfarero, en el contexto de la Creación. “Ahora pues, Jehová, tú eres
nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos
nosotros” (Isaías 64: 8).
Cuando la Biblia emplea la palabra “barro”, siempre está relacionada con la palabra “alfarero”,
y siempre evoca a la persona humana en una relación de dependencia con el Creador. La referencia
La estatua de Nabucodonosor
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al barro cocido, por lo tanto, tiene una fuerte connotación religiosa. Tenemos buenas razones para
creer que el barro cocido en la base de la estatua representa un poder diferente, de naturaleza
religiosa, aunque asociado con el poder político simbolizado por el hierro.
Desde el punto de vista histórico, esto significa que luego de la disolución del Imperio Romano
asumiría un nuevo poder, uno religioso, aunque más o menos relacionado con el poder político de
Roma. Este poder político-religioso aún debiera estar vivo en la actualidad, puesto que, según el
texto, sobrevivirá hasta el tiempo del fin.
Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel, 35
Es interesante notar
que todos los comentadores
protestantes, reconocen en
este poder al papado, que fue
sucesor de los césares, tras la
caída a manos de los bárbaros
en el 476 DC. Pero también los
mejores comentadores judíos
encuentran en el cristianismo,
en especial el romano, las
señales que permiten la misma
identificación
que
hemos
presentado líneas arriba: el
barro representa al papado y
su obra destructora de las
libertades religiosas y civiles,
en su impía alianza con los
poderosos de la tierra.
Los antiguos rabinos
han debatido acaloradamente
sobre la misteriosa identidad de este poder, aunque han llegado a un consenso sobre los cuatro
reinos. Casi todos concuerdan en que estos últimos se refieren específicamente a Babilonia, Grecia,
Medo-Persia y Roma. De acuerdo con los sabios tradicionales y la mayoría de los comentadores
judíos posteriores a ellos, el cuarto reino (hierro y hierro/barro cocido) indudablemente es Roma y
más precisamente su socio Edom. En la tradición judía, Edom representa al sanguinario enemigo de
Israel que aún es su hermano.
No es de extrañarse, entonces, que para la mayoría de los comentadores judíos este extraño
poder político-religioso no sea otro que el cristianismo, la religión hermana del judaísmo. Adoptada
por el Imperio Romano, la religión huérfana posteriormente se convertiría en la religión del Estado y
pronto oprimiría al pueblo judío. Desde una perspectiva judía, la iglesia se adecua perfectamente a
la descripción de la profecía. El comentario ArtScroll sobre Daniel sintetiza esta perspectiva:
“De acuerdo con los comentarios, Roma, en la visión celestial (7: 8) vista por Daniel y
explicada por el ángel, sufre una metamorfosis del poder secular del antiguo Imperio al poder
religioso, el cristianismo. El huérfano impotente adoptado por el poderoso Imperio, originalmente por
el emperador Constantino I y luego por sus sucesores, creció para utilizar su posición única como la
religión del Estado del gran Imperio y pasó a un período de crecimiento sin precedentes. Su poder,
ya sea temporal o espiritual, eclipsa el de los reinos y los imperios.”
Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel, 35, 36
La Sierva del Señor también identifica al mismo poder y sustenta el concepto que el barro no
solamente indica debilidad en comparación con el hierro, sino también la intervención de la iglesia
en los aspectos políticos.
Hemos llegado a un momento en que la obra sagrada de Dios está representada por los pies
de la imagen en la que el hierro estaba mezclado con el tiesto de barro. Dios tiene un pueblo, un
pueblo elegido, cuyo discernimiento debe ser santificado, que no debe convertirse en impío poniendo
sobre el fundamento madera, heno y hojarasca. Cada alma que es leal a los mandamientos de Dios,
verá que el rasgo distintivo de nuestra fe es el séptimo día de reposo. Si el gobierno honrara el
sábado como Dios ha mandado, permanecería en la fortaleza de Dios y en defensa de la fe una vez
dada a los santos…
Pero los hombres de estado defenderán el sábado espurio, y mezclarán su fe religiosa con
la observancia de este hijo del papado, colocándolo por encima del sábado que el Señor ha
santificado y bendecido, apartándolo como sagrado para el hombre, como una señal entre Él y su
pueblo para mil generaciones. La mezcla de los asuntos de la iglesia y el estado está representado
La estatua de Nabucodonosor
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por el hierro y el barro. Esta unión está debilitando todo el poder de las iglesias. Investir a la iglesia
con el poder del Estado traerá malos resultados. Los hombres casi han pasado el punto de la
paciencia de Dios. Han invertido su fuerza en la política, y se han unido con el papado. Pero vendrá
el tiempo cuando Dios castigará a aquellos que han hecho nulo su derecho, y su maldad recaerá
sobre ellos.
Ellen G. White, Manuscript Releases, Tomo I, 51 (traducción del autor)
6.4.7. Piedra, la segunda venida de Cristo y el reino eterno
El relato profético llega a su culminación con la destrucción de la estatua y la instalación de
un reino eterno. La inspiración nos señala que esto ocurriría “en los días de estos reyes”, es decir,
mientras existieran las naciones europeas que surgieron con la desintegración del imperio romano
de occidente. La Palabra de Dios señala que este será un reino que “permanecerá para siempre”
que no dejará, como ocurrió con los demás imperios, el paso a un nuevo imperio más fuerte que el
anterior; reino que además hará consumación de todos los reinos anteriores.
Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido,
ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él
permanecerá para siempre,
Daniel 2: 44
Mientras que todos los reinos anteriores están representados por un metal o material que
forma parte de la estatua, esta es destruida por una piedra cortada “no con mano” para indicar su
procedencia divina. Es Dios el que levanta un nuevo reino, estableciendo una roca fundamental que
destruye todo lo anterior y crea un “gran monte” como símbolo de este nuevo orden de cosas, un
reino celestial y eterno.
Con propiedad muchos comentaristas y estudiosos del tema han identificado la piedra como
la segunda venida de Cristo y la implantación del reino eterno y el inicio del proceso de desaparición
del mal de todo el universo. Sin embargo, algunos pensamos que la roca representa a Cristo y la
acción de la destrucción de los reinos de este mundo (la roca que hiere la imagen en los pies) se
realizará con su segunda venida hasta cuando, al final del milenio, se complete el desarraigo del mal
de la tierra y consecuentemente de todo el universo.
de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual
desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha
de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.
Daniel 2: 45
La intrusión de la piedra cortada “no con mano” (Daniel 2: 34, 45) contrasta con el carácter
estático de los metales. El reino de la piedra es diferente de los reinos de la estatua por el hecho de
que lo erige el Dios del cielo (versículo 44). Es de lo alto. En su explicación, Daniel ve la piedra como
una “montaña” (versículo 35). El pensamiento babilónico consideraba “la montaña” como el domicilio
de los grandes dioses, especialmente Enlil, la deidad suprema que vivía en los cielos. Según las
creencias babilónicas, esta montaña tocaba el cielo y sustentaba la residencia celestial del dios
supremo. Para Nabucodonosor, entonces, la alusión al “gran monte” (versículo 35) es muy clara: la
piedra, “que del monte fue cortada” (versículo 45) y arrojada desde los cielos, representa un reino
de origen divino. Para el profeta hebreo, la montaña simboliza a Sión, o Jerusalén (Daniel 9: 16, 20;
11: 45) y por extensión la residencia celestial. La Escritura a menudo retrata el monte de Sión, o
Jerusalén en realidad, como si fuesen los cielos. El lenguaje de Salmos 48: 2 hace alusión a que el
monte de Sión estaba situado “a los lados del norte” (literalmente: “los extremos de Zafon” [el autor
utiliza la New Intemational Version, en inglés], como expresión técnica que designa el lugar celestial
de Dios (Isaías 14: 13).
Además, la palabra aramea tur, o montaña, es equivalente a la palabra hebrea tsur, “roca”.
La Biblia a menudo la utiliza para simbolizar a Dios mismo. La piedra es tallada de la roca y, en
consecuencia, no solo es de origen divino, sino también de naturaleza divina. Los dos motivos ”roca” (tsur) y “piedra” (eben) son sinónimos y representan a Dios (Isaías 8: 14).
Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel, 38, 39
Me gusta el comentario siguiente pues establece una diferencia entre la roca y los metales,
relacionando la roca con lo divino y los metales, tan próximos a la idolatría, con lo humano.
Podemos contrastar la unidad de la piedra con la diversidad de los metales de la estatua. El
segundo orden (descrito en la segunda parte del sueño) comprende sólo un reino, en tanto que el
primero consiste en varios. La Escritura utiliza la imagen de la piedra en el contexto de una alianza
hecha con Dios: para construir el altar (Éxodo 20: 25), el monumento (Deuteronomio 27: 4) y el
templo (1 Reyes 6: 7), y como una tabla para grabar los mandamientos en la alianza entre Dios e
La estatua de Nabucodonosor
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Israel (Éxodo 24: 12). Esto explica el mandamiento que prohíbe el uso de herramientas sobre piedra
(Éxodo 20: 25), porque fácilmente podía degenerar en la fabricación de ídolos (Levítico 26: 1). La
piedra en su forma bruta, como material de construcción, venía a simbolizar la dimensión divina, y
por extensión a Dios mismo y al Mesías (Salmos 118: 22; Isaías 28: 16; Zacarías 3: 9; Hechos 4:
11).
Por otro lado, las imágenes bíblicas a menudo asocian los metales con la fabricación de
ídolos e implican una religión de inspiración humana. El libro de Daniel siempre relaciona los metales
con el acto idólatra, especialmente los que forman la estatua (Daniel 3: 5; 5: 4, 23). La piedra
simboliza el Reino de Dios, mientras que los metales representan los reinos humanos. En cuanto al
barro, supuestamente se refiere a la dimensión religiosa, pero en su asociación con el hierro pierde
sus prerrogativas bíblicas y asume la forma de actos idólatras.
Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel, 38
Contrariamente a lo que muchos comentadores modernos sugieren, incluyendo algunos
cristianos, el nuevo reino no reemplaza al anterior como un gobierno mejor puede suceder a otro. El
impacto de la roca significa la destrucción total del sistema antiguo y el inicio de un nuevo sistema,
un sistema divino, la teocracia universal restituida.
La visión contrapone la piedra a la estatua, al hacer que la primera sea arrojada contra la
última. El verbo “herir”, empleado en Daniel 2: 35, sugiere una lucha, un conflicto entre los dos
órdenes. El reino levantado por Dios no es un vástago de los reinos humanos. Todos los reinos
humanos han sido “desmenuzados” (versículo 35), destruidos y completamente consumidos
(versículo 44), “sin que de ellos quedara rastro alguno” (versículo 35). El nuevo reino no tiene nada
que ver con sus predecesores, incluso el barro es destruido junto con el hierro (versículo 35, 45).
La diferencia esencial se encuentra en el hecho de que viene de otro lugar: la piedra cortada
de la montaña se transforma, una vez cumplida su misión, en un “gran monte” (versículo 35). La
coincidencia entre el origen y el resultado testifica implícitamente de la naturaleza divina del reino.
No queda nada del antiguo orden.
Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel, 39
Finalmente, el nuevo reino “permanecerá para siempre” (versículo 44). Los reinos terrenales
eran temporales, y todos se derrumbaron con el tiempo. El reino final, por otro lado, durará para
siempre. Lo eterno derrota lo efímero. Podernos apreciar el contraste entre los dos órdenes hasta
en un nivel espacial. Por más gigantesca que fuera, la estatua es empequeñecida por la montaña
que “llenó toda la tierra” (versículo 35). Lo infinito aplasta lo finito.
El reino celestial se extiende por toda la tierra y permanece para siempre. A nuestra mente
racional se le hace difícil imaginarse algo así. Nos vemos tentados a seguir a cierta cantidad de
teólogos y filósofos que “desmitifican” la visión.
Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel, 39
Nabucodonosor no puede, luego de escuchar la interpretación, dejar de reconocer al Dios del
cielo y su capacidad para revelar los misterios y anticipar el futuro. Aunque Nabucodonosor no pudo
comprobar en su vida el cumplimiento real de este sueño, nosotros, quienes vivimos en las etapas
postreras de este mundo vemos cómo Dios ha dirigido los acontecimientos y se ha plasmado todo
lo fue anticipado en el sueño. Más de 2.600 años de historia están allí, para probarnos que Dios está
en control del mundo y también de tu vida y la mía, si se lo permitimos.
Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro y se humilló ante Daniel, y mandó
que le ofreciesen presentes e incienso. El rey habló a Daniel, y dijo: ciertamente el Dios vuestro es
Dios de dioses, y Señor de los reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este misterio.
Entonces el rey engrandeció a Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y le hizo
gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. Y
Daniel solicitó del rey, y obtuvo que pusiera sobre los negocios de la provincia de Babilonia a Sadrac,
Mesac y Abed-nego; y Daniel estaba en la corte del rey.
Daniel 2: 46-49
7.
Material complementario
7.1.
Un poco más de marco histórico para esta profecía
Para la mayoría de quienes vivimos en el Siglo XXI, en medio de tantos adelantos científicos, el
mundo antiguo resulta desconocido pero al mismo tiempo fascinante. Puede parecernos un mundo violento
donde la vida parecía valer muy poco. Tal vez en algún sentido era así, pero conociendo los acontecimientos
de nuestro mundo moderno (las guerras mundiales) podríamos considerar pacifistas hasta a los asirios.
La estatua de Nabucodonosor
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Baste recordar que en las guerras mundiales del siglo XX han muerto más personas en batallas que en los
menos de cinco milenios que tiene nuestra historia (tiempos históricos se entiende) en este sangriento
planeta. Es difícil suponer que hubiera una época donde 1/3 de la población mundial estuviera en la pobreza,
cosa que sí ocurre en nuestro siglo de las luces.
Veamos algo más de los antecedentes de la magnífica Babilonia, que sucedió a Egipto, Hatti y Asiria
en la hegemonía del mundo de aquel entonces.
El territorio que Nabucodonosor gobernaba había tenido una larga y variada historia y había
estado bajo el gobierno de diferentes pueblos y reinos. De acuerdo con el Génesis, la ciudad de
Babilonia fue parte del reino fundado por Nimrod, bisnieto de Noé (Génesis 10: 8-10). Varias
ciudades-estados existieron en los valles del Tigris y del Éufrates en una época muy antigua. Más
tarde algunos Estados se agruparon en varios reinos sumerios. Después del primer período de
dominación de Sumer, vino el reino de Akkad, con sus grandes reyes semitas, Sargón I y su hijo
Naram-Sin. Sin embargo, estos semitas fueron a su vez reemplazados por varias naciones, como
los guti, los elamitas y los sumerios. Ellos a su vez dieron lugar a los semitas que fundaron el antiguo
Imperio Babilónico, que floreció en época de los últimos patriarcas. El imperio amorreo del cual
Hammurabi fue el rey más importante, llegó a incluir toda Mesopotamia y se expandió hasta Siria,
como el imperio acadio de Sargón I. Más tarde Mesopotamia fue tomada por los horeos y casitas, y
Babilonia llegó a ser menos importante que los poderosos imperios de los hititas y de los egipcios.
Entonces, en el norte de Mesopotamia, se levantó otro poder mundial, el imperio asirio [ver
mapa del siglo VII AC, antes de la irrupción neobabilónica], que nuevamente unió Mesopotamia y el
Asia occidental con el Mediterráneo. Después de un período de dominación asiria, Babilonia logró
La estatua de Nabucodonosor
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otra vez su independencia bajo el gobierno de los caldeos, y tomó nuevamente la dirección del
mundo. Nabopolasar (626-605 AC) fue el fundador de lo que se llama el Imperio Caldeo o
Neobabilónico, el cual tuvo su edad de oro en los días del rey Nabucodonosor (605-562 AC) y duró
hasta que Babilonia cayó en manos de los medos y los persas en el año 539 AC…
Comentario Bíblico Adventista, Tomo IV, 799
Cuando se acercaba el final del imperio babilónico las dimensiones relativas de los reinos existentes
en aquel entonces (540 AC, un año antes de la toma de Babilonia por los medos y persas, que dominaban
ya Partia y Capadocia) muestra el ascenso de los medos y persas. Ver el mapa siguiente.
Este segundo reino de la profecía de Daniel es llamado a veces Imperio Medo-Persa, porque
empezó como una combinación de Media y Persia. Incluía el más antiguo Imperio Medo y las
adquisiciones más recientes del conquistador persa Ciro. El segundo reino no puede ser el Imperio
Medo solamente, como algunos sostienen, lo que convertiría a Persia en el tercer reino. El Imperio
Medo fue contemporáneo del Imperio Neobabilónico, no su sucesor. Media cayó ante Ciro el persa
antes de que cayera Babilonia. El hecho de que después de la muerte de Belsasar, Darío de Media
“vino a ser rey sobre el reino de los caldeos” (Daniel 9: 1) no significa que hubiese un imperio medo
independiente después del babilónico y antes de que los persas tomaran el mando… Darío de Media
reinó en Babilonia por permiso del verdadero conquistador, Ciro… cosa que Daniel seguramente
sabía. El libro de Daniel se refiere varias veces a la nación que conquistó a Babilonia, a la cual Darío
representaba, como la de “los medos y los persas” (Daniel 5: 28; 6: 8, 28), y en otras partes
representa a ese imperio dual como una sola bestia…
No es claro el origen de los medos y los persas, pero se cree que alrededor del año 2000 AC
varias tribus arias, encabezadas por los madai (medos), empezaron a emigrar de lo que ahora es el
sur de Rusia y se establecieron en lo que más tarde fue el norte de Persia, donde aparecen por
primera vez en la historia en el siglo IX… Entre esos arios estaban también los persas que se
establecieron en los montes Zagros en la frontera con Elam, hacia fines del siglo IX AC.
Probablemente ya en 675 AC su gobernante se estableció como rey de la ciudad de Ansán. Allí él y
sus descendientes reinaron en relativa oscuridad. Al comenzar el siglo VI AC eran vasallos del rey
medo y gobernaban un Estado fronterizo relativamente insignificante en el gran Imperio Medo, que
se extendía desde la parte oriental de Asia Menor, por el norte y este del Imperio Babilónico…
Ciro, que había llegado a ser rey de Persia siendo vasallo de Media, derrotó a Astiages de
Media en el año 553 o 550 AC. Así los persas que anteriormente estaban subordinados a los medos,
llegaron a tener el poder dominante en lo que había sido el Imperio Medo. Puesto que los persas
gobernaron desde el tiempo de Ciro en adelante, se los menciona corrientemente como Imperio
La estatua de Nabucodonosor
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Persa. Pero el prestigio más antiguo de Media se reflejaba en la frase “Medos y Persas” que se
aplicaba a los conquistadores de Babilonia en el tiempo de Daniel y aún más tarde (Ester 1: 19…).
La posición honrosa de Darío de Media después de la conquista de Babilonia demuestra el respeto
de Ciro para con los Medos, aun cuando el mismo tenía realmente el poder… Años antes, bajo la
inspiración profética, el profeta Isaías había descrito la obra de Ciro (Isaías 45: 1). Este conquistador
de Media pronto derrotó a las tribus vecinas y gobernó desde el Ararat al norte hasta el sureste de
Babilonia y el golfo Pérsico al sur. Para completar su imperio, derrotó al rico Creso de Lidia en el año
547 AC y tomó Babilonia mediante una estratagema en el año 539 AC… Ciro reconoció que el Señor
le había dado todos esos reinos (2 Crónicas 36: 23; Esdras 1: 2) [Vea el mapa del imperio
medopersa en la época de las guerras médicas, hacia la mitad del siglo V AC].
Comentario Bíblico Adventista, Tomo IV, 800, 801
El maravilloso y poderoso imperio medopersa caería frente a un aparentemente pequeño enemigo,
al que tenía dominado hasta la mitad del Siglo V AC, Macedonia, que como puede ver en el mapa recién
mostrado (vea el extremo noroeste) era parte de los dominios medopersas cuando ocurrían las famosas
guerras médicas. Debía antes surgir Alejandro Magno, para liderar a los griegos bajo Macedonia (tarea que
tuvo su padre Filipo hasta su violenta muerte) para enfrentar y vencer a este formidable enemigo.
Se menciona a Javán en la genealogía inmediatamente después de Madai, progenitor de los
medos (…Génesis 10: 2). Alrededor del tiempo cuando los israelitas estaban estableciéndose en
Canaán, esas tribus indoeuropeas más tarde llamadas griegos estaban emigrando en olas sucesivas
a la región egea (la Grecia continental, las islas y costas occidentales del Asia Menor), conquistando
o expulsando a los habitantes mediterráneos anteriores. Estos desplazamientos estuvieron
relacionados con la migración de los Pueblos del Mar (que incluían a los filisteos) a las costas
orientales del Mediterráneo… Los griegos jónicos se encontraban en Egipto en la época de
Psamético I (663-610 AC) y en Babilonia durante el reinado de Nabucodonosor (605-562 AC) como
lo afirman registros escritos.
Grecia estaba dividida en pequeñas ciudades-estados que tenían un idioma común pero poca
acción unificada. Al pensar en la Grecia antigua, pensamos principalmente en la edad de oro de la
civilización griega bajo el liderazgo de Atenas, en el siglo V AC. Este florecimiento de la cultura griega
siguió al período de mayor esfuerzo unido de las ciudades-estados autónomas, la exitosa defensa
de Grecia contra Persia, alrededor del tiempo de la reina Ester…
La “Grecia” de Daniel 8: 21 no se refiere a las ciudades-estados autónomas del período de
la Grecia clásica, sino al posterior reino macedónico que venció a Persia. Macedonia, una nación
consanguínea situada al norte de Grecia propiamente dicha [ahora un estado independiente,
desmembrado de la fenecida Yugoeslavia, surgida al final de la Segunda Guerra Mundial], conquistó
las ciudades griegas y las incorporó por primera vez a un Estado fuerte y unificado. Alejandro Magno,
La estatua de Nabucodonosor
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después de haber heredado de su padre el recién agrandado reino greco macedónico se puso en
marcha para extender la dominación macedónica y la cultura griega hacia el oriente y venció al
Imperio Persa. La profecía representa al reino de Grecia como un reino que vendría después de
Persia, porque Grecia nunca se unió para formar un reino hasta la formación del Imperio Macedónico
que reemplazó a Persia como principal poder del mundo de ese tiempo…
El último rey del Imperio Persa fue Darío III (Codomano), que fue derrotado por Alejandro en
las batallas de Gránico (334 AC), Iso (333 AC), y Arbela o Gaugamela (331 AC).
Comentario Bíblico Adventista, Tomo IV, 801
El gran conquistador macedonio sometería al imperio
medopersa y alcanzaría la máxima extensión lograda por imperio
alguno. El griego se convertiría en el idioma universal y la cultura
griega penetraría en todos los lugares donde los ejércitos de
Alejandro pisaron victoriosamente.
La historia registra que el dominio de Alejandro se extendió
sobre Macedonia, Grecia y el Imperio Persa. Incluyó a Egipto y se
expandió por el oriente hasta la India. Fue el imperio más extenso
del mundo antiguo hasta ese tiempo. Su dominio fue “sobre toda la
tierra” en el sentido de que ningún poder de la tierra era igual a él, y
no porque cubriese todo el mundo, ni aun toda la tierra conocida en
ese tiempo. Un “poder mundial” puede definirse como aquel que
está por encima de todos los demás, invencible; no necesariamente
porque gobierne a todo el mundo. Las afirmaciones superlativas
eran comúnmente usadas por los reyes de la antigüedad. Ciro se
denomina a sí mismo “rey del mundo... y de los cuatro bordes
[regiones de la tierra]”. Jerjes se autodenominó: “el gran rey, el rey
de reyes... el rey de este grande y vasto mundo”.
Comentario Bíblico Adventista, Tomo IV, 802
Un poco más allá de los límites del imperio de Alejandro, un
pequeño pueblo luchaba por su supervivencia. Este pueblo sería el origen del más vasto imperio que el
mundo antiguo conocería: Roma. Vea al final de la cita el mapa del imperio en el 117 DC.
Mucho antes de la tradicional fecha de 753 AC, Roma había sido establecida por tribus latinas
que habían venido a Italia en oleadas sucesivas alrededor del tiempo en que otras tribus
indoeuropeas se habían establecido en Grecia. Desde aproximadamente el siglo VIII AC hasta el V
AC la ciudad-estado latina fue gobernada por reyes etruscos vecinos. La civilización romana fue muy
influida por los etruscos, que vinieron a Italia en el siglo X AC, y especialmente por los griegos que
llegaron dos siglos más tarde.
Por el año 500 AC el Estado romano se convirtió en república, y siguió siéndolo por casi 500
años. En 265 AC toda Italia estaba bajo el domino romano. En 200 AC, Roma salió victoriosa de la
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lucha a muerte que había sostenido con su poderosa rival del norte de África, Cartago (originalmente
una colonia fenicia). Desde entonces Roma se hizo dueña del Mediterráneo occidental y era más
poderosa que cualquiera de los Estados del oriente, aunque aún no se había enfrentado con ellos.
Desde entonces Roma primero dominó y luego absorbió, uno tras otro, a los tres reinos que
quedaron de los sucesores de Alejandro… y así llegó a ser el siguiente gran poder mundial después
del de Alejandro. Este cuarto imperio fue el que más duró y el más extenso de los cuatro, pues en
el siglo II DC se extendía desde Inglaterra hasta el Éufrates.
Comentario Bíblico Adventista, Tomo IV, 802
Hasta aquí esta corta ampliación del marco histórico. Nos extenderemos un poco más sobre estos
temas cuando veamos las profecías paralelas de Daniel del capítulo 7 en adelante, donde aparecerán
nuevos detalles de estos imperios y sus encuentros bélicos.
7.2.
La estatua de oro y la escatología
La porción histórica del libro de Daniel contiene un episodio que tiene relación con el sueño de la
estatua, pero también con los eventos escatológicos (escatología, estudio de los tiempos finales)
mencionados en Apocalipsis 13.
Aunque trataremos este capítulo con amplitud en un estudio posterior debemos tomar en cuenta un
pasaje clave que habla de otra imagen a la que se obliga a rendir culto. Es una imagen de la bestia que
demanda una ilegítima adoración. Quienes honren a esta bestia y reciban la marca de ella habrán sellado
la apostasía contra Dios y estarán, por decisión personal, condenados a la muerte eterna.
Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en
presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que
tiene la herida de espada, y vivió. Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que
la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase. Y hacía que a todos, pequeños y
grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la
frente;
Apocalipsis 13: 14-16
No me extenderé más sobre este otro tema, sino lo necesario para vincularlo con el episodio del
libro de Daniel que ahora trataremos.
El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura
de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia. Y envió el rey
La estatua de Nabucodonosor
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Nabucodonosor a que se reuniesen los sátrapas, los magistrados y capitanes, oidores, tesoreros,
consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen a la dedicación
de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado. Fueron, pues, reunidos los sátrapas,
magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las
provincias, a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en
pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor. Y el pregonero anunciaba en
alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, que al oír el son de la bocina, de la
flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis
y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; y cualquiera que no se postre y
adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo. Por lo cual, al oír todos
los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de
todo instrumento de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la
estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado.
Daniel 3: 1-7
Las cifras que dan las medidas de la imagen atestiguan del uso del sistema sexagesimal
(sistema que depende del número 60) en Babilonia, uso del que también atestiguan los documentos
cuneiformes. El sistema sexagesimal fue inventado por los babilonios. Dicho sistema tiene ciertas
ventajas sobre el sistema decimal. Por ejemplo, 60 es divisible por 12 factores, mientras que 100 es
divisible sólo por 9 factores. El sistema se usa aún para ciertas medidas, tales como segundos,
minutos y horas. Por lo tanto, era natural que los babilonios construyesen esa imagen de acuerdo
con medidas del sistema sexagesimal. La mención de este detalle da verdadero colorido babilónico
[e histórico dicho sea de paso] al relato.
Los críticos han señalado las proporciones de la estatua, 60 x 6 codos, más o menos 26,7 m
x 2,7 m… como una evidencia del carácter legendario del relato porque las proporciones de la figura
humana son inferiores en la proporción de 5 a 1. Sin embargo, no conocemos la apariencia de la
imagen. Es muy posible que la parte humana en sí midiera menos que la mitad de la altura total y
hubiera estado sobre un pedestal de 30 codos, o más, de manera que toda la estructura, pedestal e
imagen, midiera 60 codos. La moderna estatua de la libertad tiene un total de 92 m de altura, pero
más de la mitad de ésta corresponde al pedestal; la figura humana sólo mide 33 m desde el talón
hasta la parte superior de la cabeza. J. A. Montgomery observa que la palabra aramea tsélem, que
aquí se traduce por estatua, se usa en una inscripción del siglo VII AC hallada en Nerab, cerca del
Alepo, para describir una estela que está esculpida sólo en parte. Sólo la parte superior está
adornada con el relieve del busto de un cuerpo humano. De ahí que tsélem, “estatua”, no se limite a
la descripción de una figura humana o de otra representación, sino que puede también incluir al
pedestal.
Comentario Bíblico Adventista, Tomo IV, 807, 808
Aunque históricamente no puede ser fijada la fecha de este relato podemos tener alguna idea de
cuando ocurrió. Parece ser seguro que ocurrió después del sueño del rey que fue interpretado por Daniel
(Daniel 2) y antes de sus siete años de locura (Daniel 4); por lo que esta porción histórica estaría
presentada secuencialmente.
Estamos seguros de que los acontecimientos narrados en este capítulo ocurrieron más tarde
que los del capítulo 2, porque el pasaje del capítulo 3: 12, 30 se refiere al capítulo 2: 49. Además,
una comparación de los discursos de alabanza de Nabucodonosor en el capítulo 3: 28, 29 y capítulo
4: 34-37 indica que la locura del rey fue un acontecimiento posterior. La historia secular no nos ayuda
para encontrar la fecha del acontecimiento ya que los registros ajenos a la Biblia no mencionan en
absoluto este suceso…
La influencia del sueño del capítulo 2 sobre los acontecimientos del capítulo 3… demuestra
que los acontecimientos del capítulo 3 no pueden ubicarse en la última parte del reinado de
Nabucodonosor. Algunos han sugerido la posibilidad de que hubiese ocurrido en el año 594/593
[once años después de la ascensión al trono de Nabucodonosor y por lo tanto unos 9 años después
del sueño] por las siguientes razones: esta fecha coincide con el 4° año de Sedequías, quien en ese
año hizo un viaje a Babilonia (Jeremías 51: 59). Es posible que ese viaje hubiera sido emprendido
en respuesta a la convocatoria de Nabucodonosor para que todos los magistrados y vasallos
“gobernadores de las provincias” (Daniel 3: 2) se presentasen en Babilonia para rendir homenaje a
la imagen que el rey había erigido. No se podría esperar que Sedequías, persona de carácter débil
y vacilante, tuviese los mismos escrúpulos religiosos que impidieron que Sadrac, Mesac y Abednego obedeciesen el mandato del rey. Sin embargo, es tan sólo una posibilidad el suponer que la
fecha de este acontecimiento hubiera coincidido con la visita de Sedequías.
Comentario Bíblico Adventista, Tomo IV, 807
Lo que es evidente es que el rey, que había sido calificado en el sueño interpretado por Daniel como
aquella “cabeza de oro” no aceptaba de buena gana el designio divino que otro reino desplazaría al suyo.
Quería una Babilonia eterna representada por una estatua de oro de la cabeza a los pies. Deseaba además
La estatua de Nabucodonosor
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que todos sus súbditos, incluidas la naciones que había sojuzgado, rindieran homenaje al ídolo que había
levantado, símbolo de una Babilonia ilimitada en poder y en el tiempo.
Las palabras: “Tú eres aquella cabeza de oro” (Versículo 38), habían hecho una profunda
impresión en la mente del gobernante. Los sabios de su reino, valiéndose de esto y de su regreso a
la idolatría, le propusieron que hiciera una imagen similar a la que había visto en su sueño, y que la
levantase donde todos pudiesen contemplar la cabeza de oro, que había sido interpretada como
símbolo que representaba su reino.
Agradándole la halagadora sugestión,
resolvió llevarla a ejecución, e ir aún más lejos.
En vez de reproducir la imagen tal como la había
visto, iba a superar el original. En su imagen no
habría descenso de valores desde la cabeza
hasta los pies, sino que se la haría por completo
de oro, para que toda ella simbolizara a Babilonia
como reino eterno, indestructible y todopoderoso
que quebrantaría y desmenuzaría todos los
demás reinos, y perduraría para siempre.
El pensamiento de afirmar el imperio y
establecer una dinastía que perdurase para
siempre, tenía mucha atracción para el poderoso
gobernante ante cuyas armas no habían podido
resistir las naciones de la tierra. Con entusiasmo nacido de la ambición ilimitada y del orgullo egoísta,
consultó a sus sabios acerca de cómo ejecutar lo pensado. Olvidando las providencias notables
relacionadas con el sueño de la gran imagen, y olvidando también que por medio de su siervo Daniel
el Dios de Israel había aclarado el significado de la imagen, y que en relación con esta interpretación
los grandes del reino habían sido salvados de una muerte ignominiosa; olvidándolo todo, menos su
deseo de establecer su propio poder y supremacía, el rey y sus consejeros de estado resolvieron
que por todos los medios disponibles se esforzarían por exaltar a Babilonia como suprema y digna
de obediencia universal.
Ellen G. White, Patriarcas y Profetas, 369, 370
Volvamos al relato. A pesar que el
libro es escrito por Daniel, el profeta no
aparece en este relato. Es posible que
estuviera fuera de Babilonia cumpliendo
alguna labor. Pronto los enemigos de los
jóvenes hebreos vieron que estos no se
postraban ante la imagen y decidieron
denunciarlos. Es interesante que la
traducción de las palabras caldeas que
indica que los “acusaron maliciosamente”
son: akál que significa “acusar, comer,
devorar” y queráts que significa “comer los
bocados de alguien”. Esto quiere decir que
era como si se los devoraran con gran
deleite y con un propósito evidente de
dejarlos mal ante el rey. Es muy posible
que estos sabios hubieran sido algunos de
los salvados por la intervención de Daniel
y sus amigos cuando el rey quería
matarlos por no adivinar y luego interpretar
el sueño. Al señalar que eran “unos
varones judíos, los cuales pusiste sobre
los negocios de la provincia de Babilonia”
cosa que había ocurrido luego de la
interpretación del sueño confirma el hecho
que este era un acontecimiento anterior.
Por esto en aquel tiempo
algunos varones caldeos vinieron y
acusaron maliciosamente a los
judíos. Hablaron y dijeron al rey
Nabucodonosor: Rey, para siempre
vive. Tú, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del
tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y adore la
La estatua de Nabucodonosor
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estatua de oro; y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo.
Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac,
Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la
estatua de oro que has levantado.
Daniel 3: 8-12
El mal temperamento del rey afloró e hizo que trajesen delante de él a quienes osaban desobedecer
sus mandatos. El intento de convencer a los jóvenes con aparentes buenas maneras, pues apreciaba
sinceramente sus cualidades, terminaba con una amenaza nada velada que les esperaba el horno de fuego
si ellos no cumplían con la orden real.
Mientras los tres hebreos estaban delante del rey, él se convenció de que poseían algo que
no tenían los otros sabios de su reino. Habían sido fieles en el cumplimiento de todos sus deberes.
Les daría otra oportunidad. Si tan sólo indicaban buena disposición a unirse con la multitud para
adorar la imagen, les iría bien; pero “si no la adorareis—añadió—en la misma hora seréis echados
en medio de un horno de fuego ardiendo”. Y con la mano extendida hacia arriba en son de desafío,
preguntó: “¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?”
Ellen G. White, Profetas y Reyes, 372
Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abednego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey. Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es
verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro
que he levantado? Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta,
del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y
adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en
medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?
Daniel 3: 13-15
Me encanta la respuesta de estos jóvenes. Demuestra
que no solamente estaban dispuestos a ser fieles sino que la
vida poco valía en comparación con mantener dicha fidelidad.
Si Dios los libraba, y ellos sabían que Él podía hacerlo, bien,
y si no también. Dios les había cuidado en tierra extraña y les
había prosperado. No había otra cosa en sus corazones que
gratitud para con Dios.
Vanas fueron las amenazas del rey. No podía
desviar a esos hombres de su fidelidad al Príncipe del
universo. De la historia de sus padres habían
aprendido que la desobediencia a Dios resulta en
deshonor, desastre y muerte; y que el temor de
Jehová es el principio de la sabiduría, el fundamento
de toda prosperidad verdadera. Mirando con calma el
horno, dijeron: “no cuidamos de responderte sobre
este negocio. He aquí nuestro Dios a quien honramos,
puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu
mano, oh rey, nos librará”. Su fe quedó fortalecida
cuando declararon que Dios sería glorificado
libertándolos, y con una seguridad triunfante basada
en una fe implícita en Dios, añadieron: “y si no, sepas,
oh rey, que tu dios no adoraremos, ni tampoco
honraremos la estatua que has levantado”.
Ellen G. White, Profetas y Reyes, 372, 373
Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: no es necesario
que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del
horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos
a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.
Daniel 3: 16-18
La ira del rey no tuvo límites. Se sintió compelido a cumplir con la sentencia y ordenó que la
temperatura del horno se elevase al máximo. Recordemos que el número siete significa plenitud y no que
la temperatura se elevara siete veces. Los jóvenes fueron arrojados al horno con presteza, sin los cuidados
requeridos, de manera que los que cumplieron la orden del rey murieron abrasados por el calor que rodeaba
ya el horno.
Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac,
Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. Y
La estatua de Nabucodonosor
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mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su
ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego,
para echarlos en el horno de fuego ardiendo.
Entonces estos varones fueron atados con sus
mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y
fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo.
Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían
calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos
que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Y
estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego,
cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo.
Daniel 3: 19-23
“Entonces estos varones fueron atados con
sus mantos, y sus calzas, y sus turbantes, y sus
vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego
ardiendo. Y porque la palabra del rey daba priesa, y
había procurado que se encendiese mucho, la llama
del fuego mató a aquellos que habían alzado a
Sadrach, Mesach, y Abed-nego”.
Pero el Señor no olvidó a los suyos. Cuando
sus testigos fueron arrojados al horno, el Salvador se
les reveló en persona, y juntos anduvieron en medio
del fuego. En la presencia del Señor del calor y del
frío, las llamas perdieron su poder de consumirlos.
Desde su solio real, el rey miraba esperando ver completamente destruidos a los hombres
que le habían desafiado. Pero sus sentimientos de triunfo cambiaron repentinamente. Los nobles
que estaban cerca vieron que su rostro palidecía mientras se levantaba del trono y miraba
intensamente hacia las llamas resplandecientes. Con alarma, el rey, volviéndose hacia sus señores,
preguntó: “¿no echaron tres varones atados dentro del fuego?... he aquí que yo veo cuatro varones
sueltos, que se pasean en medio del fuego, y ningún daño hay en ellos: y el parecer del cuarto es
semejante a hijo de los dioses”.
¿Cómo sabía el rey qué aspecto tendría el Hijo de Dios? En su vida y carácter, los cautivos
hebreos que ocupaban puestos de confianza en Babilonia habían representado la verdad delante
de él. Cuando se les pidió una razón de su fe, la habían dado sin vacilación. Con claridad y sencillez
habían presentado los principios de la justicia, enseñando así a aquellos que los rodeaban acerca
del Dios al cual adoraban. Les habían hablado de Cristo, el Redentor que iba a venir; y en la cuarta
persona que andaba en medio del fuego, el rey reconoció al Hijo de Dios.
Ellen G. White, Profetas y Reyes, 373, 374
Esta es una historia con final feliz. Donde Dios premia la fidelidad de sus hijos y los eleva aún por
encima de reinos y potestades. La sorpresa de Nabucodonosor de ver a Jesús cuidando a sus fieles dentro
del horno, la preservación milagrosa, todo esto forma parte de este relato maravilloso. No quedó al rey otra
cosa que olvidar el tema de la estatua para terminar reconociendo al Rey del cielo y su dominio por sobre
el más grande monarca de aquel entonces, pero también la fidelidad de estos jóvenes que “entregaron sus
cuerpos antes que sirviesen ni adorasen otro dios que su Dios”.
Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su
consejo: ¿no echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: es verdad,
oh rey. Y él dijo: he aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir
ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses. Entonces Nabucodonosor se
acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios
Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. Y se
juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos
varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus
cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían.
Daniel 3: 24-27
Y ahora, olvidándose de su propia grandeza y dignidad, Nabucodonosor descendió de su
trono, y yendo a la boca del horno clamó: “Sadrach, Mesach, y Abed-nego, siervos del alto Dios,
salid y venid”.
Entonces Sadrach, Mesach y Abed-nego salieron delante de la vasta muchedumbre, y se los
vio ilesos. La presencia de su Salvador los había guardado de todo daño, y sólo se habían quemado
sus ligaduras. “Y juntáronse los grandes, los gobernadores, los capitanes, y los del consejo del rey,
La estatua de Nabucodonosor
Federico Salvador Wadsworth
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para mirar estos varones, como el fuego no se enseñoreó de sus cuerpos, ni cabello de sus cabezas
fué quemado, ni sus ropas se mudaron, ni olor de fuego había pasado por ellos”.
Olvidada quedó la gran imagen de oro, levantada con tanta pompa. En la presencia del Dios
viviente, los hombres temieron y temblaron. El rey humillado se vio obligado a reconocer: “Bendito
el Dios de ellos, de Sadrach, Mesach, y Abed-nego, que envió su ángel, y libró sus siervos que
esperaron en él, y el mandamiento del rey mudaron, y entregaron sus cuerpos antes que sirviesen
ni adorasen otro dios que su Dios”.
Ellen G. White, Profetas y Reyes, 374
En el final de los tiempos, como ya adelantamos al citar Apocalipsis, el pueblo de Dios tendrá que
enfrentar la amenaza de muerte si no se sujeta a un falso sistema de adoración y si resiste a la tentación
de desobedecer a Dios para salvar la vida. No podemos asegurar que cada prueba tendrá un final feliz, es
más es posible que ocurra exactamente lo contrario. La fortaleza en la fe de estos jóvenes debe quedar
como un recuerdo y una lección aprendida para ese periodo cuando el final de los tiempos nos alcance. No
tenga temor… el Señor le librará de la muerte eterna, aunque para ello algunos tengan (o tengamos) que
sufrir el martirio. El valor de la recompensa justificará plenamente los sacrificios que hay que enfrentar. No
tema a quienes solamente pueden arrebatarnos la vida temporal… pero no la eterna.
7.3.
La escritura en la pared y la historicidad de Daniel
El relato de Daniel 5 presenta los acontecimientos del último día de Babilonia y su caída en manos
de los medopersas. En esta ocasión no intentaremos tratar el significado de la misteriosa escritura en la
pared sino de unas palabras claves que demuestran la historicidad del libro de Daniel. Le aconsejo que lea
este capítulo antes de proseguir con el análisis.
Es importante notar que hasta hace relativamente poco tiempo, el personaje mencionado en este
capítulo como rey de Babilonia, Belsasar, era totalmente desconocido por la historia. Los escritores clásicos
y sus obras conocidas hasta finales del siglo XIX no incluían a este misterioso rey. Los enemigos de la
Biblia sostenían que al mencionar Daniel a este personaje demostraba que no había vivido en aquel tiempo,
y se aseguraba que Nabonido era el rey que había perdido su reino frente a los medopersas. Como en
muchos otros casos, la pala del arqueólogo y la colaboración de otras ciencias literalmente desenterraron
el enigma y probaron, una vez más, que la Palabra de Dios estaba en lo cierto.
Otra crítica de los episodios históricos en el libro de Daniel se centra en torno a la figura de
Belsasar en el capítulo 5. Está claro a partir de varias fuentes históricas que el último rey del Imperio
Neobabilónico fue Nabonido, no Belsasar. Sin embargo, Daniel 5 presenta a Belsasar como el rey
que estaba en el palacio de Babilonia la noche cuando la ciudad cayó en manos de los persas.
El conocimiento acerca de la existencia de Belsasar estuvo perdido desde el tiempo del
mundo antiguo hasta el año 1861 DC. Durante esos años, era desconocido según las fuentes
históricas primarias, y se presentaron varias teorías acerca de su identidad, especialmente durante
los siglos XVIII y XIX DC. En 1861, se publicó la primera tabla cuneiforme que menciona a Belsasar
por nombre. Veinte años después, se publicó la Crónica de Nabonido; ésta contaba de una serie de
años durante los cuales Belsasar administraba asuntos gubernamentales en Babilonia mientras su
padre Nabonido estaba en Arabia. Finalmente, en 1924, otro texto cuneiforme fue publicado, ahora
llamado “Relato en verso sobre Nabonido”. Este relato cuenta, entre otras cosas, que cuando
Nabonido se fue de Babilonia, “le confió el reino” a su hijo Belsasar. De la misma manera, se ha
descubierto en años recientes una serie de tablillas interconectadas que revelan el rol que Belsasar
jugó en los eventos políticos y militares de Babilonia en el siglo sexto AC.
William H. Shea, Daniel, una guía para el estudioso, 23, 24
La realidad es que ahora sabemos que Belsasar fue corregente de su padre Nabonido (conocimiento
que hubiera estado históricamente oculto para un escritor posterior, como algunos que suponían que Daniel
había sido escrito varios siglos después) y que era evidente que Daniel lo supo ¡pues estaba allí! La
corregencia era un método muy utilizado en el mundo antiguo y aseguraba la transición al poder del príncipe
cuando su padre ya no estuviera.
Cualquier hebreo que haya salido del ambiente político donde Daniel se hallaba habría estado
bien consciente de la práctica de la corregencia. David puso a Salomón sobre el trono junto con él
de modo que hubo dos reyes gobernando a Israel por un tiempo. Esto también ocurrió de nuevo en
varias ocasiones en la historia de Israel. Daniel, por lo tanto, sencillamente hizo referencia a Belsasar
como “rey” porque él ocupaba esa posición y fungía como rey. Daniel estaba históricamente en lo
correcto porque sabía quién estaba gobernando en Babilonia mientras Nabonido se hallaba fuera
de la capital por diez años.
Hay un detalle pequeño pero importante en Daniel 5 que da evidencias de cuán exacto era
el conocimiento de Daniel respecto de Belsasar y su destino. Daniel nos dice quién se encontraba
La estatua de Nabucodonosor
Federico Salvador Wadsworth
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en el palacio en la ciudad esa noche y quién no. Belsasar estaba ahí, pero Nabonido, el rey principal,
no estaba. Este detalle es algo que habría conocido solo un testigo de aquellos eventos en el siglo
sexto AC. Un escritor en el siglo segundo AC [a quienes algunos enemigos de la Biblia atribuían el
haber escrito el libro de Daniel] bien podría haber cometido el error de poner a Nabonido, el último
rey principal, en el palacio aquella noche. Pero Daniel no cometió ese error, y la Crónica de Nabonido
nos dice dónde estaba Nabonido. Él había llevado consigo una división del ejército babilónico al río
Tigris para pelear contra Ciro y sus tropas, quienes se aproximaban por el oriente. Belsasar quedó
en la ciudad con la otra división para protegerla. El escritor del libro de Daniel sabía que Belsasar
estaba en la ciudad la noche que fue conquistada, y no hace mención de Nabonido por la obvia
razón de que éste se encontraba en otra parte. Este pequeño y aparentemente insignificante detalle
revela cuán preciso fue el registro de Daniel en el caso de Belsasar.
William H. Shea, Daniel, una guía para el estudioso, 24, 25
Pero una cosa más resulta sorprendente.
Entonces Daniel fue traído delante del rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los
hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea? Yo he oído de ti que el espíritu de los
dioses santos está en ti, y que en ti se halló luz, entendimiento y mayor sabiduría. Y ahora fueron
traídos delante de mí sabios y astrólogos para que leyesen esta escritura y me diesen su
interpretación; pero no han podido mostrarme la interpretación del asunto. Yo, pues, he oído de ti
que puedes dar interpretaciones y resolver dificultades. Si ahora puedes leer esta escritura y darme
su interpretación, serás vestido de púrpura, y un collar de oro llevarás en tu cuello, y serás el tercer
señor en el reino.
Daniel 5: 13-16
Belsasar le promete a Daniel que tendrá un lugar en el reino si interpreta la escritura en la pared. Le
ofrece el tercer lugar. Claro… no podía ofrecer el segundo, ya que él era el segundo después de Nabonido.
Solamente alguien que estuviera allí podía conocer esto de primera mano.
Dios le bendiga.
La estatua de Nabucodonosor
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