¿Y TÚ, QUÉ SABES
DE LOS
ALIMENTOS
FERMENTADOS?
Análisis cualitativo de los conocimientos, percepciones
y usos de los alimentos fermentados entre personas jóvenes
adultas residentes en la ciudad de Barcelona.
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Edición:
Observatorio de la alimentación (ODELA),
Campus de l’Alimentación y la Cátedra UB-Danone
por una Alimentación Saludable y Sostenible
Barcelona, Septiembre 2022
¿Y TÚ, QUÉ SABES
DE LOS
ALIMENTOS
FERMENTADOS?
Alimentos fermentados
La diversidad de alimentos fermentados que se consume en el mundo es amplia y lo es, también, en España.
El pan, el queso, el yogur, las bebidas alcohólicas como
el vino o la cerveza, verduras, pescados y legumbres,
así como algunos embutidos, son fermentados consumidos tradicionalmente en España. Si bien la diversidad de estos alimentos era ya grande, con la globalización del mercado alimentario, recientemente, se
han incorporado productos de países ajenos como el
kéfir, el tempeh, el chucrut, el miso, el kimchi o el té
kombucha. Estos últimos parecen haber convertido
los alimentos fermentados en tendencia, sobre todo
por sus beneficios para la salud, pero también como
sustitutos en dietas vegetarianas. Por otro lado, se ve
en ellos posibilidades de innovación que interesan a
la tecnología y la industria. El objetivo de este estudio
fue analizar, desde la antropología de la alimentación,
los conocimientos, percepciones y usos que personas
jóvenes y jóvenes adultas de Barcelona tienen y practican con alimentos fermentados.
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Material y métodos
DISEÑO DEL ESTUDIO:
Aproximación exploratoria, cualitativa y transversal.
BARCELONA
MÉTODO DE RECOLECTA DE DATOS:
Grupo de discusión, técnica que recoge informaciones por medio de discusiones grupales
sobre un tema propuesto por el/la investigador/a, para la comprensión de las prácticas y
representaciones sociales.
Características de la población del estudio: Personas jóvenes y jóvenes adultas, de 20 a 40
años, de zonas urbanas de Barcelona.
20-40 AÑOS
RECOGIDA DE DATOS:
3 GRUPOS DE
DISCUSIÓN
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Tres grupos de discusión con 19 personas, de 1
hora y 30 minutos, entre septiembre y octubre
de 2020. Para la dinamización de los grupos de
discusión se usó un guión elaborado para el estudio que contenía 24 cuestiones abiertas sobre
los conocimientos relacionados con los alimentos fermentados, los procesos de fermentación,
los tipos de productos, sus usos y percepciones
en términos organolépticos, culinarios, de salud, sociabilidad e identidad.
Resultados
CONOCIMIENTOS DEL CONCEPTO
“ALIMENTO FERMENTADO” Y DEL
PROCESO DE FERMENTACIÓN
La categoría “alimento fermentado” es diversa
y polisémica, resultado de la multitud de productos, procesos y formas de obtenerlos, ya sea
industrial o artesanal, comprado o elaborado
en casa. En general, el proceso de fermentación era desconocido o explicado con dificultad
por los/as participantes. La noción propia de
fermentación generaba ambigüedad y decían
ser inconscientes de la diversidad de productos
que contempla esta categoría.
Entre las definiciones de un alimento fermentado se hablaba de “proceso de transformación” que genera un “cambio de cualidades”
-entre las cuales el olor y el gusto-; “cambios
químicos”; “proceso a través del tiempo”; “alimento que se conserva”; “presencia de microorganismos”; “aumento de temperatura”;
“producto vivo que tiene un ciclo de vida”;
“conversión de azúcar en azúcares simples
que liberan ácidos”. Además, se observó una
confusión entre los términos “fermentación”,
“maduración”, “maceración”, “encurtido”,
“conserva”; e imprecisión alrededor de qué
alimentos son o aportan bífidus y probióticos
al organismo. También se constató confusión
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acerca de los microorganismos que intervienen en la fermentación: de qué tipo son, si están “vivos” -antes o en el momento de consumo-, cómo controlar su actividad y qué efectos
tiene sobre el organismo.
Los/as informantes declaraban no buscar información sobre los fermentados, sino que se
trata de información que circula en redes sociales (como Instagram), pero también prensa
(periódicos y revistas especializadas). También indicaban una escasa o nula transmisión
intergeneracional. Solo cuatro participantes
afirmaban haber recibido, directa o indirectamente a través de vivencias personales,
conocimientos de generaciones anteriores
a nivel intrafamiliar (madres-padres, abuelas-abuelos), en particular sobre las aceitunas
encurtidas, el vino, el yogur y la coalhada.
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PERCEPCIÓN SOCIAL DE LOS ALIMENTOS
FERMENTADOSY LOS VALORES ASOCIADOS
Los individuos percibían los productos fermentados desde múltiples
dimensiones expresadas a partir de valores dicotómicos que se entrecruzan: agradables y desagradables al gusto, tradicionales y novedosos, conveniente e inconveniente para la salud, industrial y artesanal o
casero, confianza/seguridad y desconfianza/riesgo.
Masa para
pizza
*
*
*
Yogur
*
Vino
*
*
*
Cerveza
*
*
*
Queso
*
*
*
*
Desagradable
al gusto
Agradable al
gusto
*
Conveniente
para la salud
*
Novedoso
o exótico
*
Tradición
Pan
Alimento
fermentado
Inconveniente
para la salud
Tabla 1. Valores asociados
*
Kéfir
*
*
Kombucha
*
*
*
Kimchi
*
*
*
Miso
*
*
*
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DICOTOMIA 1:
Agradable y desagradable al gusto
Se refiere al aspecto sensorial, distinguiendo reacciones agradables y
desagradables relacionadas con el
olor y el sabor. Esta valoración era
subjetiva según cada participante,
de acuerdo con sus experiencias
y trayectoria de vida y familiar, lo
que se refleja en sus preferencias y
prácticas alimentarias. Por un lado,
se observó una percepción positiva
en cuanto al sabor de algunos productos y, por otro, como un inconveniente el sabor agrio o ácido de productos como el kéfir o la kombucha.
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“Me gusta su sabor,
como tiene un sabor
así fuerte... me gusta el
vino, la cerveza, el queso fuerte también...”
Laura, 32 años.
“Estuve haciendo un
tiempo kéfir pero no me
gustaba nada el sabor y
tenía que echarle tanto
azúcar que no tenía
sentido (...).
A mí el sabor agrio no
me gusta, lo mismo me
pasa con la kombucha”
Bárbara, 37 años.
DICOTOMIA 2:
Tradicionales y novedosos
Relacionada con la clasificación entre alimentos tradicionales y novedosos o de reciente aparición. Por
un lado, el “efecto moda”, las nuevas
tendencias que se han abierto paso
en el mercado global, habrían dado
valor añadido a ciertos productos,
sobre todo aquellos de origen asiático, considerándolos como beneficiosos para la salud. A diferencia de
estos, los alimentos considerados
parte de la cultura mediterránea
-también referidos como “de toda la
vida”- como el queso, el pan, la cerveza y el vino, estaban asociados a
valores como la tradición, la sociabilidad y la ruralidad.
“No sabía que el pan y
el queso eran productos
fermentados, supongo
porque son del campo,
pobre, ¿no? en el sentido de que estamos en
una época en que buscamos la moda, aunque
yo creo que estamos
volviendo a lo tradicional”
Felipe, 30 años.
“El queso desde pequeñito; en casa siempre
había queso, diferentes
tipos de queso ya sea
de cabra, de oveja, de
vaca...a eso me refería”
Quim, 39 años.
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DICOTOMIA 3:
Conveniente e inconveniente para la salud
La dimensión salud ocupaba un lugar central en los discursos de los/
as participantes, que identificaban
en los fermentados tanto ventajas
como inconvenientes para la salud,
revelando otra dicotomía. Por un
lado, se identificaba un conjunto
de alimentos fermentados como
funcionales, con propiedades beneficiosas para la salud, principalmente por su contribución al sistema digestivo. De hecho, algunas
personas asociaban este efecto
con las propiedades probióticas.
Además, mencionaban otras ventajas como la mejora de la calidad.
El efecto positivo en la salud sería también más importante en el
caso de que el alimento contuviera
microorganismos vivos.
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“Pienso en la kombucha
y esos fermentos que
han llegado ahora como
la col fermentada y,
desde mi punto de vista,
son muy “hipster” (...).
Pienso en los fermentados saludables y son los
importados, los de aquí
de siempre no pienso
en que sean saludables.
Tengo la idea de que los
productos importados
han llegado a mi vida
siendo adulta y a través
de una élite educada,
que insistía en que eran
muy saludables. Lo que
he tomado toda la vida,
los productos cotidianos
como el pan, el queso,
las aceitunas o el chocolate no los asocio con
productos saludables,
sino que pienso en la
kombucha y estos raros,
los nuevos”
Bárbara, 37 años
Por otro lado, se identificaban como
alimentos poco convenientes para
la salud: el queso, el pan, la cerveza y el vino. Se observó una
oposición entre estos alimentos
que deben tener un consumo controlado y aquellos “exóticos” percibidos como convenientes para
la salud y que podrían ser consumidos sin demasiada restricción.
Sin embargo, cabe resaltar que la
mayoría de las personas tenía dificultad para designar el grupo de
alimentos fermentados o incluso
uno u otro alimento como saludable, dado que la cantidad y frecuencia de consumo de cualquier
alimento también sería un factor
para categorizarlo como saludable.
“A día de hoy, los productos que aquí, tradicionales como los lácteos, el pan y las bebidas
alcohólicas fermentadas,
casi que ahora hasta se
asocian a cosas no tan
buenas, todo el mundo
quiere consumir menos
pan, los quesos tienen
demasiado no sé qué,
incluso con el alcohol.
Se demonizan muchísimo, en cambio, otros
tipos de fermentaciones
se ensalzan”
Ángela, 23 años
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Tabla 3. Percepciones respecto a los efectos sobre la salud asociados a diferentes
alimentos fermentados
Efectos positivos
sobre la salud
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Alimentos
fermentados
Mejora del sistema digestivo
Kéfir, miso, yogur, kombucha
Ayuda o suplemento durante
tratamientos antibióticos
Kéfir
Mejora del sistema inmunitario
(por ejemplo en relación al desarrollo
de intolerancias o alergias
Kéfir
Prevenir infecciones vaginales
Kéfir
Mejorar la tensión
Miso
Beneficios no relacionados con
producto fermentado
Aporte de calcio: yogur
Miso
Para el funcionamiento del sistema circulatorio y el corazón
DICOTOMIA
DICOTOMIA 4:
4:
Elaboración
Elaboración industrial
industrial // artesanal
artesanal oo casera
casera
La otra dicotomía se relacionaba con el proceso de elaboración
industrial, artesanal o casera y
estaba permeada por otra dicotomía formada por la sensación
de confianza/seguridad y desconfianza/riesgo. En general, en
términos de seguridad alimentaria se declaraba una mayor
confianza en aquellos industrializados, debido a los controles
de higiene, a la trazabilidad y a
una mayor durabilidad debido a
los aditivos químicos añadidos.
De forma contradictoria, señalaban que la elaboración industrial también implica una disminución de la calidad sensorial y
de la composición del producto,
tanto a causa de los ”químicos”
añadidos como por el empeoramiento de las propiedades
nutricionales. Además, el proceso industrial supondría una
disminución de los efectos positivos en la salud atribuidos a
la fermentación natural. En este
sentido, los alimentos fermentados artesanales y caseros se
consideraban más saludables y
de mayor calidad, pero menos
seguros cuanto al riesgo de contaminación derivado del desconocimiento y la percepción de
pérdida de control sobre la fermentación.
Una desconfianza que se manifestaba particularmente en el
caso de los fermentados en el
hogar. Aunque, por otro lado, se
ponían en valor los conocimientos de los antepasados y su garantía de seguridad.
“Culturalmente, en casa
se ha comido pan toda la
vida, cada día, y yogur,
evidentemente, pero
porque la tecnología y la
industria alimentaria va
como va, hemos comido
mucho fermento que
está pasteurizado o que
es industrial, con lo cual,
todo lo que pueda ser
microorganismo vivo ha
desaparecido
Mario, 40 años
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“Una de las ventajas que nos dan los alimentos industrializados
es la seguridad alimentaria. (...) la industria ha evolucionado en
ese sentido, de que te pone una fecha de caducidad, la trazabilidad, el lote, que te pone… (...) Sí [le da confianza]. Otra cosa es
el nivel de calidad que me aporta este producto de esta industria pero, a nivel de seguridad, sea un fuet o un yogur, al ser
industrializado me transmite esa seguridad”
Roberto, 39 años
Tabla 4. Percepción de los productos fermentados según los tipos de elaboración.
Tipos de
elaboración
Valores
asociados
• Confianza por control de la seguridad alimentaria
• Trazabilidad
De origen
industrial
• Mayor vida útil
• Disminución de efectos positivos sobre la salud:
· Composición nutricional inadecuada.
· “Menos microorganismos vivos”
· Mayor nivel de compuestos tóxicos y nocivos.
• Tradición
De origen
artesanal
(profesional
o casero)
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• Mayor/mejor sabor
• Mayor calidad
• Más saludable, menos compuestos tóxicos
• Mayor riesgo de contaminación por
microorganismos patógenos.
CONSUMO Y USOS DE LOS PRODUCTOS
FERMENTADOS
Se observó una baja presencia de alimentos fermentados en las dietas declaradas de los/as participantes en comparación con el número
de alimentos que indicaron conocer, y entre los cuales identificamos
diferentes grados de familiaridad. Solamente dos personas declaraban consumir una diversidad considerable de productos fermentados.
Cuando se preguntó sobre su consumo, de forma general se declaraba
un consumo habitual de yogur y queso, principalmente, pero también
de pan, pizza y bebidas alcohólicas, como la cerveza y el vino.
Sin embargo, también formaban parte del consumo habitual las aceitunas en salmuera, el vinagre y los embutidos, a pesar de que, de forma mayoritaria, no se identificaban inicialmente con su naturaleza fermentada. Productos como la kombucha, el kimchi, el chucrut o el miso,
conformaban un grupo de alimentos de consumo esporádico, temporal (asociado a cuestiones de salud) o consumidos a modo de prueba.
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Tabla 5. Alimentos fermentados mencionados espontáneamente y alimentos
fermentados de consumo habitual declarado.
Categoría
de alimentos
Origen
vegetal
Origen
animal
Alimentos
fermentados
mencionados
de manera
espontánea
Alimentos
fermentados
de consumo
habitual
declarado
Kombucha, kimchi, tofu, miso,
*natto, salsa de
soja, tempeh,
pan, cerveza,
vino, pepinillos,
*vinagre, *aceitunas, *attiéké
(acheke o yuca
fermentada),
*cava, chucrut
o sauerkraut,
*café, *cacao
Masa panadera
(consumida en
forma de pan y
base de pizza),
cerveza, vino
Yogur, kéfir,
queso, *coalhada, *amasi
(maas, inkomasi o buttermilk)
Yogur,
queso
Alimentos fermentados
de consumo declarado
de los cuales la mayoría
de participantes desconocía su condición de
fermentados
Café, cacao, aceitunas,
salsa de soja, vinagre.
Anchoas, embutidos
(jamón curado, fuet,
salchichón, chorizo)
*Estos alimentos fueron mencionados por una sola persona y, en algunos casos, se trata de
productos asociados a entornos culturales de los cuales estas personas eran originarias o han
formado parte en algún periodo de sus vidas: natto de Japón, attiéké de Senegal, coalhada de
Brasil, amasi de Sudáfrica; vinagre, aceitunas, cava, de Cataluña-España.
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Los alimentos fermentados de
consumo habitual eran incorporados en la alimentación de
manera cotidiana o extraordinaria, en los diferentes horarios y
comidas, asumiendo distintos
usos. Mientras el pan, el queso
y el yogur se consideraban de
“consumo básico”, la cerveza y
el vino eran de consumo ocasional, en contextos de sociabilidad,
como los días festivos o momentos de comensalidad. Según los/
las participantes, ha aumentado
el consumo de estos dos productos en el confinamiento provocado por la pandemia de COVID-19.
El yogur formaba parte tanto de
desayunos, como comidas -postre-, meriendas, cena -siendo
en ocasiones el único alimento
ingerido-. En cambio, la salsa de
soja, el kimchi, las aceitunas y el
queso, eran incorporados, entre
otros, en platos y preparaciones
culinarias.
• Formar o no parte de la cultura alimentaria heredada
• El sabor y olor (principalmente en el caso de las carnes maduradas, embutidos,
quesos, kéfir y kombucha)
• Tener o no una actitud curiosa hacia alimentos exóticos
• La conveniencia o inconveniencia asociada a la salud
• Prácticas de consumo en
contextos de sociabilidad
(principalmente en el caso
de la cerveza y del vino)
Los motivos de consumo variaban según el producto y la persona, aunque se constató que,
en general, su consumo no se
debía a su condición de fermentado.
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PRÁCTICAS CULINARIAS DE ELABORACIÓN
DE PRODUCTOS FERMENTADOS
Solamente tres personas declaraban preparar alimentos fermentados habitualmente: debido al ejercicio profesional en el
sector de la pizza; por influencia de la cultura de origen japonés, así como por la formación
en ciencias culinarias; y por último, en relación a un interés en
la autosuficiencia alimentaria y
por contar con un ambiente familiar favorable.
Diez personas declaraban preparar alimentos fermentados
sólo en alguna ocasión, o que lo
hacían de manera esporádica o
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temporal, en parte por motivos
de salud relacionados con el
sistema digestivo e inmunitario
(kombucha y kéfir).
Además, algunas personas indicaban haber preparado ocasionalmente algún fermentado al
disponer de tiempo en un momento determinado de sus vidas
(elaboración de pan o repostería
durante el confinamiento, por
ejemplo) o curiosidad por técnicas/recetas culinarias.
Por lo tanto, se observó una escasa práctica culinaria de fer-
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mentación. La cocina en casa, en
general, y en particular la elaboración del fermentado (kéfir, masa
madre, kombucha) se asociaba
a dedicación, disciplina y tiempo, lo que afirmaban no siempre
disponer.
Algunas características de la contemporaneidad, como el éxodo
rural, la vida urbana, así como la
industrialización y su inmersión
en la cotidianidad, serían factores
para entender la disminución de
las prácticas culinarias de fermentación.
“Si tuviera más tiempo,
seguramente probaría
de hacer más alimentos fermentados, me
informaría más, miraría
vídeos…”
Irene, 33 años
“Laura: mi familia en
Salamanca elabora vino
en casa, pero yo no me
voy a poner a hacer
vino en mi piso en Barcelona. ¡Claro! Pues el
cambio de vida... En un
piso en Barcelona no te
pones a elaborar fermentados, es algo que
requiere más espacio…
Dinamizadora: ¿Y
sabrías hacerlo? ¿El
conocimiento lo tienes?
Laura: No.”
Laura, 32 años
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Conclusiones
• Las personas jóvenes y jóvenes adultas presentaban escasos conocimientos y confusión
respecto al concepto “fermentado” y a los procesos de fermentación, independientemente
del género o de su edad.
• Se constató un desfase entre sus discursos
y las clasificaciones técnicas de los/as especialistas y de la industria agroalimentaria, confirmando que la la población reasigna
subjetivamente las clasificaciones alimentarias a partir de su historia personal, su contexto social, cultural, económico y político.
• La valoración de estos productos se efectúa
bajo la influencia de factores múltiples, de
formas diversas y ambivalentes. Sus percepciones y usos fueron diversos de acuerdo
con cada tipo de alimento.
• Los individuos usaban diferentes racionalidades para pensar los productos fermentados: según el proceso de fermentación (racionalidad tecnológica), según las prácticas
culinarias (racionalidad culinaria), según el
alimento y su composición (racionalidad nutricional) y según los usos, las maneras en la
mesa y el lugar que ocupa en cada cultura alimentaria (racionalidad sociocultural).
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Este estudio fue inicialmente publicado
en la Revista Española de Nutrición Humana
y Dietética:
Moraes Prata Gaspar, Maria Clara de, Ruiz, Marta, & Puiggròs,
Clàudia. (2021). “¿Cuánto le dura la vida?”: análisis cualitativo
de los conocimientos, percepciones y usos de los alimentos
fermentados entre personas jóvenes adultas residentes en la
ciudad de Barcelona.
Revista Española de Nutrición Humana y Dietética, 25(4),
365-375
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=
S2174-51452021000400365