El periodismo español se ha banalizado tanto que las que considerábamos buenas plumas en el oficio no son ya más que meros cotillas de dimes y diretes off de record de políticos de tercera o cuarta fila...
Y de los nuevos, qué decir más allá de que su soberbia y egolatría
supera con creces su bisoñez y su inconsistencia...
Y de los nuevos, qué decir más allá de que su soberbia y egolatría
supera con creces su bisoñez y su inconsistencia...
¡Qué pena de periódicos como EL PAÍS, otrora orgullo de todos sus lectores!
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