©Mike Dempsey |
Allí de donde yo
vengo las mujeres nacen en los árboles. Primero son flores que abren sus
pétalos en primavera. Exhalan un perfume que atrae a los hombres aunque se
hallen muy lejos. Ellos riegan y cuidan los árboles en cuanto aparecen, a veces
hasta cubren las flores para protegerlas de las heladas. Por las noches las
flores se cierran y los hombres suspiran por ellas hasta el amanecer, momento
en que se quedan dormidos. Por la mañana ellas abren sus pétalos, se estiran, y
cada día van adquiriendo forma de hembra humana; primero salen las piernas
colgando de la corola, después van cayendo las caderas, el vientre liso y
suave, luego empiezan a asomar los senos redondos y los brazos que se alargan
hacia el suelo; por fin aparece la cabeza y cuando caen los pétalos, es su
larga cabellera la que las une a la rama. Se balancean bajo el sol, mueven los
brazos y las piernas acariciando el viento, y su risa cae sobre los hombres
como una lluvia picante que les hace cosquillas en los costados. Es entonces
cuando mujeres y hombres están preparados. Con un impulso más fuerte, se
sueltan del árbol y se lanzan sobre ellos, que las esperan con los brazos
abiertos.
* * *
Relato para un antiguo viernes creativo.