Feliz Navidad y un gran Año Nuevo,
a pesar de todo
Hace tiempo publiqué en el blog un comentario acerca de mi nueva situación laboral. En ella, explicaba las razones que me habían llevado a trabajar como empleada doméstica, limpiando en una casa en horario de mañana. No repetiré las razones porque no es el motivo de esta entrada, aunque está relacionado con ella.
Con motivo de haber padecido el Covid , afortunadamente de forma leve o moderada y, en cualquier caso, aislada en casa, sin haber necesitado hospitalización ninguna, me vi obligada a interrumpir mi trabajo durante veinte días, hasta tener la certeza de que mis pruebas fueron negativas.
El primer día de regreso a la casa y en medio del trabajo que estaba realizando en ese momento, me llamó la señora. Pensé que quería que dejara lo que estaba haciendo y que me pusiera con otra faena, pero no era eso lo que pretendía. sobre la cama del dormitorio al que fui, había un montoncito de ropa, en concreto, dos camisetas, un jersey y unos vaqueros. Algo más que no recuerdo.
Me dijo que era ropa de su hija que ya no le servía, no sé si por cambio de talla o por otra causa, pero que estaba completamente nueva y me preguntó si la quería para mí. La miré un poco por encima y le dije que sí. Sobre todo, me fijé en los vaqueros que, verdaderamente, estaban como nuevos. Esa tarde, en casa y después de contarle a mi Ama el episodio, me probé la ropa y comprobé que las camisetas no estaban mal, pero los vaqueros me quedaban perfectos, así que decidí quedármelo todo y usarlo. En concreto, ese fin de semana ya "estrené" los pantalones vaqueros.
A partir de ese acontecimiento, se me ha quedado una pregunta o una duda que me gustaría compartir con todos: ¿Se puede considerar una humillación entregar ropa usada de otra persona que ya no quiere para que la use yo porque supuestamente soy de una categoría social inferior o tengo menos posibilidades económicas? No sé lo que pensará cada uno y me gustaría saberlo. Personalmente, pienso que no es una humillación, que tengo que ir vestida a la calle y que mis cambios laborales me han llevado a una situación bastante precaria en mis ingresos, más aún con la pandemia y el poder ahorrar un poco en ropa me viene muy bien.
Si tenéis alguna opinión, hacédmela saber.
Quiero pedir disculpas por el tiempo que ha pasado sin haber hecho ninguna mención a nada en este blog, pero he de manifestar que tanto mi Ama como yo hemos padecido el Covid 19, que nos ha mantenido apartadas de toda actividad y en aislamiento durante más de un mes en el caso de mi Ama y durante algo menos en el mío.
Mi Ama tuvo que ser hospitalizada y yo lo pasé sola aunque algunos amigos se ocupaban de traerme provisiones y lo que necesitaba. La verdad es que lo hemos pasado bastante mal y en mi caso aún tengo síntomas y molestias aunque ya estamos curadas, según nos han dicho.
Espero poder volver a escribir en el blog pronto, desde luego, lo antes posible y reanudar nuestra actividad como Ama y esclava en cuanto sea posible. Es verdad que nunca hemos dejado de ser Ama y esclava, pero sin ejercer.
Esperemos que esta pesadilla pase lo antes posible y el virus desaparezca para siempre. Hoy he retomado también mi trabajo como empleada doméstica, del que haré algún comentario en una próxima entrada.
Hoy voy a contar algo que me sucedió a principios del verano y que cambió, en gran manera, mi forma de vida.
Como he comentado en algunas ocasiones a lo largo del blog, mi profesión es la de médico y en ella he estado trabajando desde que terminé la especialidad. Desde hace ya algún tiempo, lo he hecho gracias a un contrato que me han ido renovando todos los años. Por desgracia, no hice la última oposición que se convocó, creo que hace dos años o así. Pero resulta, que en esta ocasión, no me han renovado el contrato, no sé por qué razón, y me he quedado sin trabajo. Al principio, pensé en buscar una interinidad o algo eventual y ponerme a preparar la próxima oposición, que se calcula que será dentro de dos años.
Pero mi Ama ha tenido otra idea. Le ha parecido bien que prepare la oposición, que en su día vaya a los cursos que haya y que me puedan ayudar, pero no acepta que busque un trabajo eventual, bien en la sanidad pública o bien en la privada. Y ello, por que quiere que tenga otras experiencias, tal vez, más acordes con mi condición de esclava y ha hecho las gestiones oportunas para que entre a trabajar en una casa como empleada doméstica. y ahí estoy desde principios del verano. He dejado de ser médico y me he convertido en una empleada del hogar o, si se quiere un término más claro, en una criada. De lunes a viernes voy a esa casa, desde las nueve de la mañana a las dos de la tarde cobrando la parte proporcional al salario mínimo. Por supuesto, tengo mi contrato y todos los asuntos legalizados.
Hay también una orden importante de mi Ama y es que nadie, ni en la casa a la que voy ni fuera, puede conocer mi profesión de médico. he de comportarme en todo momento y ante todo el mundo que no es de mi círculo íntimo, como una empleada doméstica.
Llevo aún poco tiempo, pero ya ha producido algunas consecuencias y una de ellas es que el ambiente en el que se desarrolla mi vida ha cambiado sustancialmente, en las nuevas amistades, en conocer a otras chicas que trabajan en lo mismo que yo y en algunas cosas más.
Para finalizar, diré algo que sorprenderá a muchos, pero que es totalmente cierto. Naturalmente, sé lo que he estudiado y la profesión que he ejercido siempre, pero si queréis que os diga la verdad, a veces tengo la sensación de que siempre he sido una sirvienta y la total seguridad de que aún lo voy a ser durante mucho tiempo.