En la vida nada pasa por casualidad. Mientras programaba la semana en el ordenador se ha colado esta reflexión en el cristal líquido de mi retina. Sube a golpe de lentitud a mi cerebro, voy asimilando digestivamente la afirmación. Entonces el azar no tiene sitio, entonces las acciones involuntarias causan desgracias y beneficios de forma premeditada. Parece absurdo pero si esto es cierto estamos condenados a pensar mal de todos, o muy bien, pero sobre todo a estar inseguros. Finalmente, voy a continuar con lo que hacía, y con lo que pienso: En la vida muchas cosas son casuales, otras tantas causales, pero sobre todo pasan por el simple hecho de que estamos vivos. Eso es motivo suficiente para pensar que nada filtra los sucesos de la vida, que no existen las novelas particulares mas allá de aquellas que hablan del pretérito. Será absurdo, pero tecleo con un ojo vigilante, no quiero creer que sea cierto. En la vida pasan muchas cosas por casualidad, y sin ella todo sería mucho más aburrido. Quiero abrir la puerta y ver casualidades galopando por las aceras. No me gustan las etiquetas, ni los prólogos, ni los guiones inventados. Prefiero descubrirlo, o al menos creer que es así. Soñar es gratis y voluntario.
Siete años
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No recuerdo el día que nos conocimos, ha llovido mucho y en la Plaza Nueva
ya no se coge el 17 que me llevaba al Polígono. Eran años de vespino,
Tremendo...
Hace 5 años