Era un día más en el calendario, un día de los que se tachan sólo cuando pasan, de esos que nadie espera con ilusión ni recuerda más tarde. Eso fue lo que una vez me dijiste sobre el día de tu nacimiento y yo lo escuché sin responder.
Un año antes de esa conversación, una asistenta social me decía que en mi vida yo estaba en primer, en segundo y en tercer lugar. La escuché y sentía que había una gran verdad oculta en esas palabras, pero yo estaba muy lejos de mi realidad para poder o querer hacer algo.
Ha pasado el tiempo y hace poco me di cuenta de que era el ser más importante de mi vida. Nadie podía reclamármela, exigir su sacrificio por un bien mayor porque no lo había, ni siquiera la vida de un niño o el bienestar de toda una comunidad.
El otro día se casaron unos príncipes y la comentarista dijo "los protagonistas del día" y me sonreí. Allí, en la cola para hacerme del DNI, con frío por la corriente y las horas de espera, alguien tuvo el detalle de devolverme a mí misma.
Me dije "soy la protagonista de todos mis días, gracias por recordármelo" bajé la cabeza, entrecerré los ojos y junté mis manos tratando de concentrarme para que el frío no me devorara.
Ésta es mi forma de celebrar que un 29 de abril naciste tauro perdida; mi forma de decirte que tengo marcado el 29 en mi agenda; que días antes ya lo sabía y que aún recuerdo que el viernes fue tu cumpleaños.
Ahora vuelvo a mis cosas, al huerto, los cuentos y la manzana que llevo en la mochila.