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jueves, 5 de mayo de 2011

Protagonista

Era un día más en el calendario, un día de los que se tachan sólo cuando pasan, de esos que nadie espera con ilusión ni recuerda más tarde. Eso fue lo que una vez me dijiste sobre el día de tu nacimiento y yo lo escuché sin responder.
Un año antes de esa conversación, una asistenta social me decía que en mi vida yo estaba en primer, en segundo y en tercer lugar. La escuché y sentía que había una gran verdad oculta en esas palabras, pero yo estaba muy lejos de mi realidad para poder o querer hacer algo.
Ha pasado el tiempo y hace poco me di cuenta de que era el ser más importante de mi vida. Nadie podía reclamármela, exigir su sacrificio por un bien mayor porque no lo había, ni siquiera la vida de un niño o el bienestar de toda una comunidad.

El otro día se casaron unos príncipes y la comentarista dijo "los protagonistas del día" y me sonreí. Allí, en la cola para hacerme del DNI, con frío por la corriente y las horas de espera, alguien tuvo el detalle de devolverme a mí misma.
Me dije "soy la protagonista de todos mis días, gracias por recordármelo" bajé la cabeza, entrecerré los ojos y junté mis manos tratando de concentrarme para que el frío no me devorara.

Ésta es mi forma de celebrar que un 29 de abril naciste tauro perdida; mi forma de decirte que tengo marcado el 29 en mi agenda; que días antes ya lo sabía y que aún recuerdo que el viernes fue tu cumpleaños.

Ahora vuelvo a mis cosas, al huerto, los cuentos y la manzana que llevo en la mochila.

Las Palmas, 5 de mayo 2011

miércoles, 2 de marzo de 2011

Memories*

Caminaba por la calle cuando me la encontré de frente.

Era una mujer entrada en los ochenta, aseada y perfectamente maquillada que caminaba insegura a pesar del bastón.

Me acerqué para saludarla y cuando lo hice, me di cuenta de que no me recordaba. En realidad, no recordaba nada.

Me sentí incómoda, como si me hubiera equivocado, parando a una desconocida. Le di explicaciones de cómo y cuándo nos conocimos, le hablé de mi infancia y su madurez, pero los datos resbalaban por sus ojos. Le di dos besos apurados y seguí calle arriba.

La tristeza llegó como un golpe de calor, sentí que nuestros recuerdos habían sido devorados por su enfermedad, como si no me hubiera quedado nada.

La necesitaba, necesitaba que ella recordara que cuando era niña me amaba y que sorprendida y agradecida, yo la amaba.

Ella me acompañó cuando necesitaba que alguien me cogiera de la mano y me insuflara la energía precisa para cualquier viaje. Así que se agachó, se acercó a mi oído y dijo “te amo” y después soltó mi mano, confiada de que encontrara mi propia senda.

A veces me ocurre que encuentro la respuesta correcta cuando nadie pregunta, cuando ya no importa.

Me veo otra vez en aquella calle, ella se acerca caminando despacio, con sus labios rojos y el pelo de un rubio deslumbrante. “Está igual que siempre” me digo “salvo por el bastón”.

La saludo y no sabe quién soy. La mujer que la acompaña me hace gestos silenciosos negando con la cabeza y enseguida entiendo que no me recuerda.

Me acerco con delicadeza a su oído y después de besar su mejilla le digo “te amo”. Suelto su mano y sigo calle arriba, sin mirar atrás, porque confío en que su alma encontrará el camino de vuelta a casa.

Las Palmas, 2 de marzo de 2011


* Título extractado de la banda sonora original de la película "Tal como éramos".

miércoles, 16 de febrero de 2011

El Espíritu De La Navidad

Con el transcurrir de los años he notado que muchas cosas se han repetido cíclicamente en mi vida: el paso de las estaciones; algunos errores; encontrarme con ciertas personas; incluso los días, con sus soles, nubes y atardeceres.

Sé que comentar esto es una obviedad pero lo digo porque durante las navidades ocurrieron dos cosas curiosas: estuve con una amiga que tiene tres hijos y me decía que a ella le gustaban las fiestas, que se emocionaba con ellas y otra amiga organizó un taller llamado “Espíritu de la Navidad”.

Picada en mi curiosidad miré la explicación del taller y vi lo siguiente “Desde el centro de nuestro Sistema Solar… conéctate con esa maravillosa energía.”

Sentada enfrente del ordenador me tronché de risa sorprendida de la ocurrencia.

Muchas veces me río, pero cuando me sale la carcajada me siento tan bien, que me vuelvo más consciente de mí misma. Y fue precisamente eso lo que ocurrió.

No recuerdo si fue un drama concreto o sencillamente el devenir del tiempo, pero me di cuenta de que las fiestas dejaban en mí una sensación sorda y vacía, como si la Navidad debiese aportarme algún tipo de alegría que nunca llegaba.

Conozco el camino porque lo he usado para sanar otros espacios de mi vida. Así, igual que una vez descubrí que había flores y que eran hermosas, usaré la creatividad para conectarme con mis ojos inocentes y curiosos; con mi andar ligero y tranquilo y con mi risa alegre que explota en lo absurdo y hunde sus raíces en la realidad.

Con esta promesa recojo hoy mi corazón: encontrar el Espíritu de la Navidad. Me quedan unos meses para practicar, ¿no es genial?

Las Palmas, 16 de febrero de 2011

martes, 2 de noviembre de 2010

Mi Hoja En Blanco

Enfrentarse a una hoja en blanco es uno de los miedos que encara el escritor. Pero para mí es mucho más.
Mi hoja en blanco me habla de la vida, de un guión vital aún por escribir, de la posibilidad de permitirme desear y de paso, crear lo deseado.
Llevo mucho tiempo hablando de sueños, de intuición, del propio camino frente a las autopistas que me mostraban otros. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que sólo eran palabras. Hermosas palabras capaces de mantenerse en una conversación tranquila.
- He escrito en revistas, un guión- aseguraba-, muchos cuentos y varios blog. Incluso una vez gané un premio- esto último redondeaba la explicación, como si alguien hubiera certificado mi talento.
Hace años me presenté en París ante un anciano en un café. Frente a los arcanos mayores del tarot, le expliqué que podía hacer varias cosas bien, pero cuando trataba de ganarme la vida con ello, me bloqueaba.
Lo curioso es que después olvidé esta parte de la conversación, realicé la receta psicomágica y seguí con la vida que había dejado para ir a París.
Antes lo que más me gustaba de escribir era la sensación de poder, la capacidad ilimitada de inventar. Después descubrí que sólo había asomado el morro en otras realidades, en mundos que coexisten con esta realidad y mi borrachera de poder acabó bruscamente.
Así que hoy, cuando he hablado con una amiga le he dicho:
- Voy a escribir un libro de cuentos pero no sé de qué va - casi me echo a reír por mi escasa planificación.
Pero tengo un plan: sé que todo lo que existe tiene voz propia, incluso aquellos objetos que han sido manipulados por el hombre. Los aborígenes australianos dicen que todo canta, que cada ser tiene su canción.
Así que me sentaré, igual que me siento ahora y observaré a los seres que me rodean esperando oír su voz, ése es mi plan.
Llevo casi una semana aterrada, tumbada en la cama, mirando la oscuridad sin verla y hoy ya no siento miedo. Uf, qué mentira, mi estómago acaba de retorcerse, ácido y pesado.
Respiro, sólo respiro.

Las Palmas, 2 de noviembre de 2010

jueves, 23 de septiembre de 2010

Hermanos De Corazón

Y tiene seis años, el pelo lleno de preguntas y la mirada triste. El otro día, cuando íbamos a la fuente a por agua, me dijo que quería que fuera su hermana.
- Tienes que ponerte los mismos apellidos que tengo yo- me explicaba.
- Ya, pero es que si me cambio los apellidos, mis cuatro hermanos se pondrán tristes- objeté mientras pensaba que sería bonito tener un nuevo hermano, engañando una vez más a la genética.
Cuando era niña, todos los veranos coincidía en la playa con un matrimonio de abuelos que además de querer a sus nietos, encontraron tiempo y cariño para dedicármelo.
Hablábamos, jugábamos, nos bañábamos juntos y con la llegada del otoño nos separábamos, porque vivían en otra ciudad.
El tiempo se llevó los veranos que duraban tres meses, la niña que fui y un día, paseando por Bilbao me encontré con una de sus nietas.
- El abuelo Abilio está enfermo- dijo- apenas puede moverse.
Movida por el recuerdo que tenía de él, le busqué y en aquellos meses que precedieron a su muerte, me enseñó que el amor es abundante y acogedor.
Cuando le confesé que escribía, soltó una exclamación de alegría y yo, aún avergonzada de mi confesión, le pregunté:
- Pero abuelo, si no sabes si escribo bien o no, ¿por qué te pones tan contento?- a lo que respondió.
- Ada, me gustan tus cosas porque son tuyas- aunque no lo entendí, años después encontraría la explicación en un libro "el amor no tiene nada que ver con los méritos"*.
El día que murió mi padre nació uno de sus nietos y cuando volvimos a encontrarnos, le cogí de la mano y consoló mis lágrimas con su silencio.
Y aceptó que conservara mis apellidos y como soy demasiado cobarde para arañarme la mano con un puñal al modo indio, me escupí en la mano y le dije que hiciera lo mismo.
Creía que el apretón de manos había sellado nuestra hermandad, pero entonces vi cómo Y se chupaba la mano aún húmeda de baba.
Un grito ahogado resonó en mi mente y con el aplomo de la viajera que soy ("donde fueres, haz lo que vieres"), lamí tranquilamente la palma de mi mano.
Cuando levanté la vista, cogí la mano de mi hermano y bajamos el sendero que conducía a la fuente.

Las Palmas, 23 de septiembre de 2010



* Cita del libro "Mi Hermana del Alma" de C.B. Divakaruni.






jueves, 19 de agosto de 2010

Sobre Los Deseos

Hacía años que sabía que mi vida no tenía ninguna dirección. No es que no lo supiera antes, sino que no lo había enfrentado.
Hacía las cosas porque podía o porque se me daban bien y una fina línea separaba mi trabajo de lo que me gustaba hacer.
Cada vez que alguien me preguntaba a qué me dedicaba, la respuesta “lo que surja” iba perdiendo fuerza. Así que poco a poco fui haciendo mía la idea de disfrutar con mi trabajo, encontrando algo que alimentara mi alma y me hiciera sentir alegre.
Una vez leí la historia de un médico oriental* que vivía en Nueva York. Alguien fue a su consulta para tratarse unos sudores nocturnos. Después de oír los diferentes episodios, el galeno preguntó:
- ¿Cuál es su finalidad en la vida?
- No lo sé- respondió el paciente.
- No puedo curarle si no sabe cuál es su finalidad.
Esta historia quedó en mi memoria, absurda e imprecisa, hasta que oí la siguiente conclusión a una amiga:
- Cómo me van a salir bien las cosas, si no sé lo que quiero hacer con mi vida.
Un fogonazo iluminó mi interior: sin un objetivo vital mi energía se dispersaba, se entretenía y no se dirigía a ningún sitio en concreto.
Por eso empecé a preguntarme “¿cuál es mi destino?” y un silencio interior me invadía.
Un amigo trató de ayudarme “medita y te vendrá la respuesta”. Pero la respuesta, traspapelada en algún lugar entre mi alma y mi mente, no llegaba.
Fue en una conversación con su compañera de vida sobre cómo había sido el alumbramiento de su hija cuando me llegó. “¡Eso es lo que yo quiero, ser partera!”.
Así de fácil, extraño y mágico, porque se parecía mucho a la forma de hablar que usaba cuando era niña y llegaban las navidades: me paraba en los escaparates de las jugueterías y susurrando “me lo pido” señalaba posibles regalos de reyes.
Estoy aprendiendo a pedir con inocencia y bondad esas cosas que me alegran el corazón y ¿sabéis?, la vida me las va dando.
Las Palmas, 19 de agosto de 2010


* Historia extractada de la autobiografía de Alejandro Jodorowsky.

“Cuando sepas lo que quieres, la vida te lo va a dar” Belén increpando a Ada en una charla, febrero de 2009.

viernes, 2 de julio de 2010

Se Te Concede

FE DE ERRORES: El poema me llegó a través de un amigo por internet y aunque está atribuido a Pablo Neruda, es de un autor vivo, Alfredo Cuervo Barredo. 
Os dejo el enlace a su blog y además el acceso al poema completo para vuestro disfrute:
http://centroycontorno.blogia.com/2007/040314-queda-prohibido.php
(advertiros de que acaba de publicar libro y se puede comprar en varios formatos desde la misma página).

Las Palmas 9 de agosto 2016

Me sucede muchas veces que l@s amig@s encuentran en las palabras de otr@s los ecos de sus pensamientos y emociones. Así que las recogen, las saborean y después las comparten conmigo.
Todo esto se traduce en correos electrónicos con presentaciones power point o transcripciones que se apelotonan en la bandeja de entrada. A veces ni siquiera los abro, desbordada por tanta información.
El otro día me llegó un poema de Pablo Neruda que transcribo aquí para vuestro disfrute y del modo en que lo he hecho mío.
Queda Prohibido
Queda prohibido llorar sin aprender…
Levantarte un día sin saber que hacer…
Tener miedo a tus recuerdos…
Queda prohibido no sonreír a los problemas…
No luchar por lo que quieres…
Abandonarlo todo por miedo…
No convertir en realidad tus sueños…
Queda prohibido no intentar comprender a las personas…
Pensar que sus vidas valen menos que la tuya…
No saber que cada uno tiene su camino y su dicha…
Queda prohibido no crear tu historia…
No tener un momento para la gente que te necesita…
No comprender que lo que la vida te da… también te lo quita...
Queda prohibido, no buscar la felicidad…
No vivir tu vida con una actitud positiva…
No pensar en que podemos ser mejores…
No sentir que sin ti, este mundo no sería igual…
Los dioses, satisfechos de su creación, dieron a los hombres sus mandamientos. Claro que todo esto sucedió mucho antes de que los hombres se apropiaran de la voz de los dioses:
Se te concede llorar para que expreses tu incomprensión
levantarte por la mañana sabiendo qué hacer con ella
amar tus recuerdos.
Se te concede sonreír a los problemas
atreverte a todo por amor
convertir en realidad tus sueños.
Se te concede comprender a las personas
saber que sus vidas valen lo mismo que la tuya
y que cada uno tiene su camino y su dicha.
Se te concede crear tu historia
tener un momento para la gente que te necesita
comprender que la vida da y también pide.
Se te concede encontrar tu felicidad
vivir tu vida con una actitud positiva
sabiendo que puedes ser tú mismo
y sentir que sin ti, tu mundo no sería igual.
Las Palmas, 2 de julio de 2010

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miércoles, 23 de junio de 2010

Ya No Busco Más

Trato de escribir desde el intento, quiero decir que no espero una respuesta o reacción: escribo porque necesito explicarme a mí misma ciertas cosas, dejando de usar a lo demás como pretexto para decirme lo que necesito oír.

Sin embargo, a veces ocurre que me dejáis un comentario o incluso un mensaje y la magia de la realidad se derrama en palabras.

L es una amiga de hace poco tiempo, alguien que apenas roza mi vida y con quien no suelo coincidir. Esta escasez no ha impedido que haya un vínculo profundo entre nosotras y que el otro día aún dolorida, me regalara parte de su autenticidad (ésa que guarda con tanto cuidado detrás de comentarios frívolos).

Por respeto a su privacidad, sólo añadiré que buscaba consuelo entre los mensajes del blog. Ésta es la respuesta que me he dado:

Un día descubrirás que no hay consuelo posible, sólo alivios pasajeros. Por eso los demás no pueden ayudarnos, por eso al final estamos sol@s con nosotr@s mism@s.

Primero intenté ser otra, cualquiera, no importaba quién y fue terrible descubrir que únicamente podía brillar siendo yo misma (a fuerza de negarme, tampoco esto sabía cómo hacerlo).

Después busqué las respuestas fuera de mí, lo que era, en realidad, otro desprecio, aunque más sutil.

Al fin un día empecé a darme las respuestas, lo que me dio la pista de que ya estaba.

Encontré en mi honestidad el amor hacia mí misma y como si un velo se levantara apareció el Otro. El Otro que era la vida expresándose en un espacio y tiempo distinto.

Pero había más.

Miré y descubrí a los seres que llaman inertes, tan antiguos como la tierra, y descuidadamente, levanté la vista y vi cómo las estrellas me hablaban y el tiempo desaparecía. Me vi moviéndome entre ellas pero el espacio ya no estaba.

Sobre mi respiración quedó mi cuerpo y sobre él, la sonrisa de quien ha comprendido.

Agradecida, Ada




Las Palmas, 23 de junio de 2010

lunes, 7 de junio de 2010

Quién Dijo Miedo

Un@ de vosotr@s me escribe que tiene miedo, que duda de sí mism@. ¿Sabéis? Yo he vivido allí, en Miedo, un lugar que te devora y en el que eres incapaz de verte o sentirte y claro, si no te ves, ¿cómo vas a ver a los demás y poder acompañarles en sus vidas?
Además, vivir en Miedo implica sentir
tristeza, vacío y aislamiento, creo que es lo más cerca que he estado de la locura.
Intuitivamente la gente le da mucha importancia a reírse ya que cuandolo hacemos, podemos enfrentarnos a cualquier cosa. ¿Recordáis El Nombre de la Rosa, en donde se condenaba la risa porque alejaba al hombre del temor de Dios?
Hace unos meses estuve con una chica que se estaba muriendo. Ella lo sabía y me contaba que no quería morir, que nada le aseguraba que existiera algo más allá de la muerte. Yo pensaba “respétala, no puedes ayudarla, sólo escucha”, así que la escuché y después comenté lo curioso que sería su entierro. Empecé a describirlo con todo lujo de detalles y no me preguntéis cómo pero acabamos riéndonos a carcajadas compitiendo por tener el funeral más cuco.
Bueno, estos momentos explosivos son también pasajeros, pero hay una alegría tranquila que reconforta el corazón y se transmite con la misma facilidad que lo hace el polen en primavera.
Esta alegría viene a mi vida en momentos puntuales y convertirla en una constante requiere esfuerzo y honestidad. Hasta que eso ocurra, no me queda otra opción que aceptar mis miedos y afrontarlos, ampliando los límites que me dibujan.
Las Palmas, 11 junio del 2009

martes, 25 de mayo de 2010

Mensaje en una Botella

Últimamente me cuesta encontrar tiempo, lo que en realidad significa que no me estoy organizando bien. Hace veinte días que me trasladé a vivir a la finca Shejala, un lugar donde la calma y el trabajo son una rutina.
Esto hace que mi ritmo vital sea más pausado y pueda escuchar mis pensamientos. Antes eran pensamientos furtivos que dejaban un rastro programándome sin que me diera cuenta y ahora pasan, se quedan un poco y después se van. Así puedo observarlos y reconocer mi humanidad en ellos: pequeñas mezquindades, enfados o travesuras más o menos crueles. Además, por aquí pasa mucha gente y eso me permite practicar bajo la premisa de error-corrección, por lo que el reciclaje es diario.
También os diré que en ocasiones mi mundo se abre y la abundancia de la vegetación se extiende por mi realidad inundándola. Entonces todo es fácil y me siento parte de una melodía llena de árboles, tierra y aire.
Las Palmas, 25 de mayo de 2010

lunes, 26 de abril de 2010

!Cómo Está el Servicio!*

Se precisa empleada del hogar, interna, zona Tafira.

Persona seria, responsable y preferiblemente con referencias.

Se ofrece contrato y Seguridad Social, llevar C.V. a la calle X,

preguntar por XX, Gran Canaria, 928...............

Llegué a una oficina sobria, con cierto toque de diseño y me encontré con el matrimonio: él, director general y ella, sus labores.
El primero en hablar fue el director general quien me expuso las condiciones del trabajo. Lo primero que saltó de la oferta fue el término contrato, porque la jornada laboral comenzaba a las siete de la mañana y acababa a las nueve de la noche (después descubrí que se extendía habitualmente hasta las diez). Además, como los sábados también trabajaba, salían un total de setenta y cinco horas semanales.
El tiempo lo dedicaría a limpiar la casa, atender a los niños después del colegio ayudándoles con los deberes, darles de cenar y meterlos en la cama.
Mi futura jefa me explicó que su actual interna les había destrozado prendas de armani en la secadora y estaban buscando a alguien con un poco de sentido común.
Por suerte para ellos, yo me lo había dejado en casa: necesitaba el trabajo y aunque la hora trabajada salía por tres euros, de tanto trabajar, al final de mes era una cantidad digna.
Cuando llegué a casa me di cuenta de que nunca había estado todo el día trabajando y tardaría muy poco en reventar (caer enferma o por las escaleras del dúplex desmayada), así que escribí una carta en la que gentilmente declinaba la oferta y se la llevé a la oficina.
Él no estaba y su secretaria me dijo que buscaban a alguien de confianza, que fuera lista y negociara. Dejé que la buena mujer me vendiera el mismo coche con diferente matrícula y al día siguiente llamé y negocié las condiciones: tres horas de descanso al mediodía y los sábados libres (el director general me regateó el desayuno de los niños del sábado y se lo di).
Empecé a trabajar y los niños, viciados por las numerosas mujeres que habían pasado por el empleo, se dedican a desobedecerme, sabiendo que sus padres no los castigarían.
Así que decidí civilizarlos usando recursos que nunca había necesitado en mis anteriores trabajos: mordiscos (culo y pecho principalmente), chuparles la nariz y pedorretas en la tripa, además de abundantes cosquillas (por todo el cuerpo, claro).
Al tercer día el pequeño dejó de repetir la frase “éste es el peor día de mi vida” y el mayor se acostumbró a despertar con una sonrisa en la boca (su juego favorito era el arrastre, que consistía en cogerle por los pies y arrastrarle por el suelo hasta la cocina para que hiciera los deberes o cenara).
El miércoles (llevaba trabajando apenas tres días) , mi jefa se presentó en casa diciendo que su antigua empleada filipina deseaba volver y que cómo lo hacíamos.
Tranquilamente le contesté que me diera un margen para encontrar un lugar en el que vivir y que me iría el viernes de la semana siguiente. Ella se mostró impaciente porque me marchase antes y le confirmé que el viernes de la semana siguiente.
Aquella semana y media no sólo me sirvió para encontrar un sitio donde dormir, sino que también me permitió aprender varios trucos de cocina (la señora era una excelente cocinera); estrechar lazos con los niños; descubrir que no sé planchar (soy experta en fabricar arrugas, es un don que tengo) y tener una curiosa conversación con mi futura exjefa:
Había comido y estaba ya en mis horas de descanso cuando me llamó desde la cocina y me preguntó quién iba a cocinar las lentejas. Le respondí que era mi rato libre y ella me preguntó si no me parecía “un poco mucho tres horas para descansar”. Con un sencillo “no” di la conversación por concluida y me subí al cuarto que compartía con la plancha.
Cuando bajé la señora de la casa estaba cocinando las lentejas y al parecer seguía rumiando nuestra escasa conversación porque sacó otra vez el tema.
Le aclaré que once horas de trabajo ya me parecían suficientes y ella contestó que no le parecía trabajo, trabajo, que para ella trabajar era estar estresada, corriendo de un lado a otro. La conversación siguió cordialmente hasta que tuve que ir a buscar a los niños al autobús.
Llegó el sábado por la mañana y después de darles el desayuno a los niños, recogí mis cosas para meterlas en el coche de la amiga que me había venido a buscar.
Entre risas mi ya exjefa me dio dos besos y me confesó “eres la chica más rara que he conocido” y mientras le contestaba “sí, ya lo sé” me metí en el coche con la seguridad de cerrar un ciclo.
Gracias a ella viví la experiencia de saber que si no me valoraba apropiadamente, me colocaba en una situación muy precaria a expensas del criterio de otros y que hay veces, que la miseria se viste de armani.

Las Palmas, 26 de Abril de 2010


* Título extractado de una película de dirigida por Antonio Ozores del año 1968.


jueves, 21 de enero de 2010

Un Niño, Un Cuento

Al principio eran reflexiones en postales de cumpleaños, después vinieron las cartas y con naturalidad, aparecieron los cuentos. Llegó un momento en que esas sensaciones y pensamientos entrelazados trascendieron a sus destinatari@s y se convirtieron en un regalo para cualquiera que lo supiera desear.
Descubrí que cada persona leía un cuento distinto y aunque a veces me preguntaban por su significado, aprendí a callarme al ver que los relatos dejaban de pertenecerme y adquirían vida propia.
Así que cuando me preguntan, sólo explico que los protagonistas son amigos, seres que salen de sus personajes y tratan de ser reales. También mi actitud ha cambiado y ya no tengo miedo de que no gusten o de que se malinterpreten, escribo desde el corazón y eso basta.
Sin embargo, en ocasiones me ha llegado una reacción de escasez “a mí nadie me ha escrito un cuento” dicen y de repente veo ante mí adultos que son huérfanos de cuento, una curiosa especie de niño que puede aparecer en cualquier ecosistema familiar.
Sé que no puedo cambiar el mundo, que no puedo dar a tod@s es@s niñ@s sin cuento el amor de sus padres en forma de relato infantil y que cada uno habrá de encontrar el camino de vuelta a su tribu, pero también sé que puedo comenzar a hacerlo.
Del mismo modo que hice conmigo misma con “En Busca de la Felicidad”, me marco un objetivo: Un niño, un cuento. No obstante, cuando escribo sobre alguien me sumerjo en la intimidad de sus universos y para hacerlo libremente, antes, debo ser invitada.
Por eso, tú, sí tú, niñ@ sin cuento que estás leyendo esto, háblame de ti, cuéntame quiénes te criaron y con esas referencias te devolveré tu cuento, ése en el que encontrarás el más precioso de los tesoros.



Las Palmas, 21 de enero de 2010

(Quedan invitad@s a visitar la sección Los Cuentos de Ada)