Recientemente ha sido su
cumpleaños, así para celebrarlo os contaré una historia sobre S:
Tenía una amiga muy linda que
se sentía fea y sufría mucho por ello. Sabedora de que a mí me gustaba jugar
con la verdad, de vez en cuando me preguntaba no sólo si era fea sino también
hasta qué punto. Era como si además de herirla tuviera la obligación de meter
el dedo y hurgar.
Yo respondía alabando su
sonrisa, sus ojos y la generosidad de sus caderas, pero mis palabras
chocaban con un dique mental y nunca llegaban a su corazón.
En su última consulta le prometí que la próxima vez que me
preguntara no le diría la verdad, sino que le daría la razón. La amenaza
surtió efecto porque tardó seis meses en volver a por más "dime la
verdad" dijo "soy fea" y una tristeza antigua la rodeó.
Entonces me recogí, inspiré y
con el aire que tenía en los pulmones di rienda suelta a una frase que nunca
llegó a pasar por mi mente "en verdad que no hay palabra que te describa,
pero atroz se le aproxima bastante" y me quedé mirándola gravemente (las
cosas hay que terminarlas).
Ella soltó una carcajada y yo
sonreí ocultando mi sorpresa al oírme. Nunca ha vuelto a preguntar.
Después de muchas equivocaciones he descubierto que cuando alguien me exige
sinceridad, lo que de verdad me está pidiendo es amor.
Las Palmas 17 de junio 2012