Dicen los científicos que las huellas que el ser humano dejó a su paso por la Luna, al carecer esta de atmósfera y, por tanto, no estar sometida a procesos erosivos, podrían permanecer inalterables sobre la superficie lunar hasta que, dentro de más de 5 mil millones de años, el Sol se transforme en una Gigante Roja engullendo a la Tierra y su satélite.
Soy de azogue, girando en torno a ti,
satélite sin aire; tú eres huella
profunda que, indeleble, me degüella,
cornada, espada, rayo, bisturí.
Despojo en el abismo, baladí,
no alumbra mi agonía ni una estrella
paliando el socavón que en mí hizo mella
cuando tras ser hollado, te perdí.
Y en medio de la asfixia de esta noche
que anega sin confín mi firmamento,
tenaz le das la espalda a mi lamento,
planeta azul, paraíso, yo, pedroche,
sangrando eterno y yermo en la carencia
de un mar que, tras marcarme, se hizo ausencia.
satélite sin aire; tú eres huella
profunda que, indeleble, me degüella,
cornada, espada, rayo, bisturí.
Despojo en el abismo, baladí,
no alumbra mi agonía ni una estrella
paliando el socavón que en mí hizo mella
cuando tras ser hollado, te perdí.
Y en medio de la asfixia de esta noche
que anega sin confín mi firmamento,
tenaz le das la espalda a mi lamento,
planeta azul, paraíso, yo, pedroche,
sangrando eterno y yermo en la carencia
de un mar que, tras marcarme, se hizo ausencia.