PIAGET 6 estudios
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PIAGET 6 estudios
constructivismo
estructuralismo
Pragmatismo→ se refiere a las acciones humanas concretas, las acciones manuales prácticas
que realiza un niño son el punto de partida de la inteligencia.
Construcción que se va a ir diferenciando tanto el objeto del conocimiento como el sujeto del
conocer, el objeto nunca va a ser objeto de contemplación, va a ser siempre objeto a construir.
Primera parte
La forma final de equilibrio que alcanza el crecimiento orgánico es más estática y más inestable
que aquella hacia la que tiende el desarrollo mental. En el crecimiento orgánico en cuanto ha
concluido la evolución ascendente comienza automáticamente una evolución regresiva que
conduce a la vejez.
Las funciones del interés, de la explicación, son invariantes, comunes a todos los estadios,
mientras que las estructuras variables, marcan las diferencias u oposiciones de un nivel a otro
de la conducta.
Las estructuras variables serán las formas de organización de la actividad mental, bajo su doble
aspecto: motor o intelectual por un lado, y afectivo por otro, así como según sus dos
dimensiones individual y social.
PERÍODO DEL LACTANTE (1 y medio, 2 años). Está constituido por los primeros 3 estadios.
Los mecanismos funcionales comunes a todos los estadios implica que toda acción
responde a una necesidad, una necesidad es la manifestación de un desequilibrio ya que
existe necesidad cuando algo fuera de nosotros o en nosotros ha cambiado, entonces se
impone un reajuste de la conducta en función de esa transformación. La acción termina en
cuanto las necesidades están satisfechas, desde el momento en que el equilibrio ha sido
restablecido entre el hecho nuevo que ha desencadenado la necesidad y nuestra
organización mental tal y como se presentaba antes de que aquel interviniera.
En cada momento la acción se encuentra en desequilibrio por las transformaciones que
surgen en el mundo (exterior o interior) y cada conducta nueva restablece el equilibrio y
tiende también hacia un equilibrio más estable que el que existía antes. En este
mecanismo continuo y perpetuo de reajuste o equilibración consiste la acción humana.
- A incorporar las cosa y las personas a la actividad propia del sujeto y por consiguiente
a asimilar el mundo exterior a las estructuras ya construidas, y
- A reajustar estas en función de las transformaciones sufridas, y por consiguiente a
acomodar a los objetos externos.
Toda la vida mental como la propia vida orgánica tiende a asimilar progresivamente el
medio ambiente y realiza esta incorporación gracias a unas estructuras u órganos
psíquicos: la percepción y los movimientos elementales que dan acceso a los objetos
próximos en su estado momentáneo, luego la memoria y la inteligencia práctica permiten
reconstruir su estado anterior y anticipar sus próximas transformaciones; es el
pensamiento intuitivo el que va a reforzar ambos poderes. La inteligencia lógica desde las
operaciones concretas y finalmente de deducción abstracta, termina esta evolución
haciendo al sujeto dueño de los acontecimientos más lejanos en el tiempo y espacio.
El período que va del nacimiento a la adquisición del lenguaje consiste en una conquista a
través de las percepciones y los movimientos de todo el universo práctico que rodea al niño
pequeño, esto implica una asimilación sensorio-motriz. Al comienzo de este desarrollo el
recién nacido lo refiere todo a sí mismo, a su cuerpo, mientras que cuando se inicia el lenguaje
y el pensamiento, se sitúa como un elemento o un cuerpo entre los demás, sintiendo el
universo como algo exterior a él.
Entre el nacimiento y el final del período del lactante, se incluye el estadio de los reflejos, el de
la organización de las percepciones y hábitos y el de la inteligencia sensorio-motriz
propiamente dicha.
El bebe asimila una parte de su universo a la succión hasta el punto de que su comportamiento
inicial podría expresarse diciendo que para él, el mundo es una realidad susceptible de ser
chupada. Rápidamente ese universo se convertirá en una realidad susceptible de ser mirada,
escuchada y sacudida.
Los EJERCICIOS REFLEJOS constituyen el punto de partida de nuevas conductas adquiridas con
ayuda de la experiencia, ya que los ejercicios reflejos son como el anuncio de la asimilación
mental se complican al integrarse en hábitos y percepciones organizadas.
2° estadio: succión sistemática del pulgar, volver la cabeza en dirección a un ruido, seguir el
objeto en movimiento. Entre los 4 y 6 meses, el lactante coge lo que ve, esta capacidad de
prensión más tarde será la manipulación, multiplicando su poder de formar nuevos hábitos.
El punto de partida es siempre un ciclo reflejo que incorpora nuevos elementos y constituye
con ellos totalidades organizadas más amplias merced a diferenciaciones progresivas. Basta
que ciertos movimientos cualesquiera del lactante alcancen fortuitamente un resultado
interesante (por ser asimilable a un esquema anterior) para que el sujeto reproduzca
inmediatamente esos nuevos movimientos. Esta reacción circular tiene un papel esencial en el
desarrollo sensorio-motor y representa una forma más evolucionada de asimilación.
Por otra parte los esquemas de acción se hacen susceptibles de coordinarse entre sí por
asimilación recíproca a la manera de lo que habrán de ser más tarde las nociones o conceptos
del pensamiento. Una acción apta para ser repetida y generalizada a nuevas situaciones es
comparable a una especie de concepto sensorio-motor y así en presencia de un objeto nuevo
para él, se ve al bebe incorporarlo sucesivamente a cada uno de sus esquemas de acción como
si se tratase de comprenderlo por el uso.
Los diversos esquemas de acción se asimilen entre si, se coordinen de tal forma que asignen
un objetivo a la acción total, mientras que otros le sirven de medio y con esta coordinación se
inicia la etapa de la inteligencia práctica propiamente dicha.
Hay 4 procesos que caracterizan la revolución intelectual durante los 2 primeros años: las
categorías el objeto y del espacio, de la causalidad y del tiempo, todas ellas son en este
momento categorías prácticas y no como nociones de pensamiento.
Al 1° estadio corresponden los impulsos instintivos elementales ligados a la nutrición, como así
también las emociones primarias.
Con la construcción del universo exterior y con la construcción del esquema del objeto aparece
la “elección de objeto” por la objetivación de los sentimientos y su proyección en otras
actividades que no son solo del yo, recae primero sobre la madre, luego el padre y las demás
personas próximas, este es el principio de las simpatías y de las antipatías que tienen
importancia en el período siguiente.
El niño adquiere gracias al lenguaje la capacidad de reconstruir sus acciones pasadas en forma
de relato y de anticipar sus acciones futuras mediante la representación verbal. Lo cual tiene 3
consecuencias para el desarrollo mental:
- El inicio de la socialización: un intercambio posible entre los individuos.
- Interiorización de la palabra: aparición del pensamiento propiamente dicho teniendo
como soporte el lenguaje interior y el sistema de los signos.
- Interiorización de la acción: la acción puede ahora reconstruirse en el plano intuitivo
de las imágenes y de las experiencias mentales.
Desde el punto de vista afectivo trae desarrollo de los sentimientos interindividuales y una
interior que se organiza de forma estable.
A- La socialización de la acción
El lenguaje permite un intercambio y una comunicación continua entre los individuos. Estas
relaciones interindividuales existen desde la imitación ya que mientras el lenguaje no se ha
adquirido de forma definida las relaciones interindividuales se limitan a la imitación de gestos
corporales y exteriores, así como a una relación afectiva global sin comunicaciones
diferenciadas con el lenguaje, que se ponen de manifiesto 3 categorías de hechos:
El lenguaje es el vehículo de los conceptos y las nociones que pertenecen a todo el mundo y
que refuerzan el pensamiento individual con un sistema de pensamiento colectivo.
El niño tiene que comenzar con una incorporación de los datos a su yo y a su actividad, y esta
asimilación egocéntrica caracteriza los inicios del pensamiento del niño así como los de su
socialización.
De los 2 a los 7 años se dan todas las transiciones entre las dos formas extremas de
pensamiento, la primera de dichas formas es la del pensamiento por mera incorporación o
asimilación cuyo egocentrismo excluye toda objetividad, mientras que la segunda es la del
pensamiento que se adapta a los demás y a la realidad preparando así el pensamiento lógico.
Hay una forma de pensamiento simplemente verbal más seria que el juego, si bien más alejada
de lo real que la intuición misma, es el pensamiento corriente, en el niño de 2 a 7 años. Las
preguntas más primitivas tienden a saber ¿Dónde? Como así también ¿esto qué es?, pero a
partir de los 3 años aparecen los ¿por qué? Que se proponen averiguar la razón de ser de las
cosas, una razón a la vez causal y finalista, y porque hay que tener una razón para cada cosa, el
niño tropieza con los fenómenos fortuitos y hace preguntas a su respecto.
Las preguntas que el niño hace denotan el carácter todavía egocéntrico del pensamiento.
Además hay una creencia de que las cosas han sido construidas por el hombre o por una
actividad divina análoga a la forma de fabricación humana.
La realidad es animada y viva, las leyes naturales se equiparan a la obediencia, todo esta
calcado sobre el modelo del yo.
C- La intuición
El niño afirma constantemente y no demuestra jamás, el niño de 4 a 7 años no sabe definir los
conceptos que emplea y se limita a designar los objetos correspondientes o a definir por el
uso, el niño está a menudo más adelantado en actos que en palabras.
Hasta los 7 años, el niño sigue siendo pre-lógico y suple la lógica por la intuición, simple
interiorización de las percepciones y los movimientos en forma de imágenes representativas y
de experiencias mentales que prolongan los esquemas sensorio-motores sin coordinación
racional.
Entre los 5-7 años la intuición es articulada y no ya global pero sigue siendo intuición, está
sometida a la primacía de la percepción.
Las intuiciones primarias son rígidas e irreversibles: son comparables a esquemas más
perceptivos y a actos habituales que aparecen en bloque y no pueden alternarse, todo hábito
es irreversible. LA INTUICIÓN PRIMARIA ES UNICAMENTE UN ESQUEMA SENSORIO-MOTOR
TRASPUESTO A ACTO DE PENSAMIENTO Y HEREDA DE ÉL SUS CARACTERES, PERO ESTOS
CONSTITUYEN UNA ADQUISICIÓN POSITIVA Y BASTARÁ PROLONGAR ESA ACCIÓN
INTERIORIZADA EN EL SENTIDO DE LA MOVILIDAD REVERSIBLE PARA TRANSFORMARLA EN
OPERACIÓN.
La intuición articulada avanza en esa dirección, mientras que la intuición primaria no es más
que una acción global, la intuición articulada implica una anticipación de las consecuencias de
esa acción y de una reconstrucción de los estados anteriores, sigue siendo irreversible.
Comparada con la lógica, la intuición es un equilibrio menos estable por falta de reversibilidad,
pero comparada con los actos pre-verbales marca una conquista.
D- La vida afectiva
En toda conducta los móviles y el dinamismo energético se deben a la afectividad mientras que
las técnicas y el acoplamiento de los medios empleados constituyen el aspecto cognoscitivo
(sensorio motor). No hay actos puramente intelectuales ni puramente afectivos, sino que en
las conductas relativas al objeto y a las personas ambos elementos intervienen.
Con el desarrollo del pensamiento intuitivo los intereses se multiplican y se diferencian, por un
lado el interés es un regulador de la energía y por el otro, implica un sistema de valores “los
intereses” que se diferencian asignando objetivos cada vez más complejos a la acción, se ligan
a los intereses de sentimientos de autovaloración debido a que se inscriben los éxitos y los
fracasos.
Los sentimientos espontáneos de persona a persona nacen de un intercambio cada vez más
rico de valores, habrá simpatía hacia las personas que respondan a los intereses del sujeto y
que lo valoren, mientras que habrá antipatía debido a la ausencia de gustos comunes.
Los primeros SENTIMIENTOS MORALES del niño siguen siendo INTUITIVOS a la manera del
pensamiento propio de todo este período del desarrollo, la moral de la primera infancia no
deja de ser heterónoma, sigue dependiendo de la voluntad exterior que es la de los padres.
Es preciso que los sentimientos morales adquieren cierta autonomía y que el respeto deje de
ser unilateral para convertirse en mutuo, lo que hace que una mentira sea más “fea” a un niño
que a un adulto.
Los 7 años coinciden con el principio de la escolaridad, lo que marca un mito en el desarrollo
mental.
El niño después de los 7 años adquiere una cierta capacidad de cooperación, no confunde su
punto de vista con el de los otros, sino que los disocia para coordinarlos, haciéndose posible
las discusiones y una búsqueda de justificaciones y explicaciones, en los discursos espontáneos
hay una necesidad de conexión entre las ideas y la justificación lógica. El lenguaje egocéntrico
desaparece casi por entero.
En cuanto a las actitudes sociales aparecen el juego con reglamento, tratando de mantener la
igualdad ante una ley única y el ganar adquiere un sentido colectivo debido a que trata de
alcanzar el éxito en una competición reglamentada.
En este periodo el niño llega a un principio de reflexión ya que piensa antes de actuar, y
comienza a conquistar así la tarea de la reflexión, la cual es una deliberación interior, es una
conducta social de discusión pero interiorizada.
La lógica constituye el sistema de relaciones que permite la coordinación de los puntos de vista
entre sí, de los puntos de vista correspondientes a individuos distintos, y también de los que
corresponden a percepciones o intuiciones sucesivas del mismo individuo.
El atomismo infantil implica que el todo es explicado por la composición de las partes y ello
supone una serie de operaciones reales de segmentación o partición por una parte, y de
reunión o adición por otra, así como desplazamientos por concentración o separación, supone
además verdaderos principios de conservación, lo que pone de manifiesto que las operaciones
en juego están agrupadas por sistemas cerrados y coherentes.
Las grandes conquistas del pensamiento así transforman las del tiempo (y con él, la de
velocidad) y la del espacio mismo concebidos por encima de la causalidad y las nociones de
conservación como esquemas generales del pensamiento y no como esquemas de acción o de
intuición.
El tiempo es una clasificación por orden de las sucesiones de acontecimientos por una parte y
encajamiento de las duraciones concebidas como intervalos entre dichos acontecimientos por
otra, de tal manera que ambos sistemas sean coherentes por estar ligados unos a otros.
La noción racional de velocidad concebida como una relación entre el tiempo y el espacio
recorrido se elabora en conexión con el tiempo hacia aproximados los 8 años.
Las ideas de orden, de continuidad, de distancia, de longitud, de medida, no dan lugar durante
la primera infancia más que a las intuiciones limitadas y deformadas. Es a partir de los 7 años
que empieza a construirse un espacio racional.
Una operación es psicológicamente una acción cualquiera cuya fuente es siempre motriz,
perceptiva e intuitiva. Dichas acciones tienen como raíces esquemas sensorio motores,
experiencias efectivas o mentales (intuitivas) y constituyen la propia materia de la inteligencia
sensorio – motriz y más tarde de la intuición. Las intuiciones se transforman en operaciones a
partir del momento en que constituyen sistemas de conjunto a la vez componibles y
reversibles. Las acciones se hacen operatorias desde el momento en que dos acciones del
mismo tipo pueden componer unas 3 acciones que pertenezcan todavía al mismo tipo y estas
diversas acciones pueden invertirse.
Los números no aparecen independientemente unos de otros sino que son comprendidos
como elementos de una sucesión ordenada. Hacia los 7 años son descubiertas las operaciones
de seriación (coordinación de las relaciones aritméticas) que se refieren a las longitudes o
dimensiones dependientes de la cantidad de materia, a los 9 años se obtiene una seriación
análoga de los pesos y a los 14 la de volumen.
La afectividad de los 7-12 años se caracteriza por la aparición de nuevos sentimientos morales
por la organización de la voluntad, que desembocan en una mayor integración del yo y en una
regulación más eficaz de la vida afectiva.
El sentimiento nuevo que interviene en función de la cooperación entre niños y de las formas
de vida social, consiste en un respeto mutuo, el cual conduce a nuevas formas de sentimientos
morales, la regla es respetada no ya en tanto que producto de una voluntad exterior sino como
resultado de un acuerdo explícito o táctico, le regla obliga en aceptar el acuerdo que le
compromete, lo cual lleva automáticamente una serie de sentimientos desconocidos hasta
ahora, como la honradez.
Un producto afectivo notable del respeto mutuo es el sentimiento de justicia, el cual es muy
fuerte entre camaradas.
Entre los 11-12 años hay una transformación en el pensamiento del niño que marca su final
con respecto a las operaciones construidas durante la segunda infancia: EL PASO DEL
PENSAMIENTO CONCRETO AL PENSAMIENTO FORMAL (hipotético – deductivo), las
operaciones lógicas comienzan a ser transpuestas del plano de la manipulación concreta al
plano de las meras ideas, expresadas en un lenguaje cualquiera pero sin el apoyo de la
percepción, ni la experiencia, ni siquiera la creencia.
El adolescente se coloca como un igual ante sus mayores pero se siente otro, diferente de
estos por la vida nueva que se agita en él, quiere sobrepasarles y sorprenderlos transformando
el mundo, la personalidad incipiente se encuentra a menudo bajo la forma de una especie d
MESIANISMO: como salvador de la humanidad, el adolescente hace un pacto con SU DIOS,
comprometiéndose a servirle sin recompensa pero esperando desempeñar un papel decisivo
en la causa que se dispone a defender.
SEGUNDA PARTE
I. El niño y el adulto
El niño razona solo acerca de los estados estáticos y deprecia las transformaciones como tales:
para alcanzarlas hay que razonar mediante operaciones reversibles y éstas no se construyen
sino poco a poco por una regulación progresiva de las compensaciones que intervienen.
Las operaciones lógico-matemáticas derivan de las acciones mismas ya que son el producto de
una abstracción que procede a partir de la coordinación de las acciones y no a partir de los
objetos. Para que haya operaciones es necesario que estas acciones se hagan reversibles y se
coordinen formando estructuras de conjunto, estructuras que pueden expresarse en
“agrupamientos”.
III. Psicología y epistemología genética
La noción de tiempo se presenta bajo dos aspectos distintos: el orden de sucesión de los
acontecimientos y la duración o intervalo entre acontecimiento ordenados. En el niño
pequeño la valoración de las relaciones de orden (sucesión o simultaneidad) depende de las
velocidades que se consideren.
El tiempo aparece como una coordinación de los movimientos incluidas sus velocidades de la
misma manera que el espacio descansa en una coordinación de los desplazamientos.
El niño comienza por no considerar otra cosa que los puntos de llegada y comete durante
mucho tiempo errores en los que concierne a los simples alcances y sobre todo a los semi-
alcances, pero cuando se convierte en apto para anticipar la continuación de los movimientos
percibidos y para generalizar la noción de adelantamiento, alcanza una noción ordinal original
de la velocidad, la percepción de la velocidad parte de las mismas relaciones ordinales y no
precisa de ninguna referencia a la duración.
Otra forma de simbolismo individual es la IMITACIÓN DIFERIDA que se produce por primera
vez en ausencia del modelo correspondiente.
Las operaciones que permiten reunir o disociar clases o relaciones son acciones propiamente
dichas antes de ser operaciones del pensamiento. Antes de ser capaz de reunir o disociar
clases generales y abstractas, el niño solo sabrá clasificar colecciones de objetos en un mismo
campo perceptivo y reunidos o disociados por la manipulación antes de serlo por la lengua.
Las operaciones que permiten reunir o disociar son coordinaciones entre acciones antes de
poder ser transpuestas bajo forma verbal y no es el lenguaje la causa de su formación. El
lenguaje aumenta infinitamente su poder y le confiere movilidad y generalidad, pero el
lenguaje no es el origen de tales coordinaciones.
Las operaciones proposicionales constituyen un producto autentico del lenguaje mismo. Las
implicaciones, disyunciones, incompatibilidades que caracterizan a esta lógica no aparecen
hasta alrededor de los 11-12 años a un nivel en que el razonamiento se hace hipotético-
deductivo y se libera de sus lazos concretos para situarse en un plano general y abstracto del
que solo el pensamiento verbal parece ofrecer las condiciones generalizadoras
necesariamente.
Las operaciones combinatorias se constituyen hacia los 11-12 años en todos los terrenos a la
vez y no solo en el plano verbal. EL PERFECCIONAMIENTO DE LAS OPERACIONES
COMBINATORIAS ES LO QUE PERMITE AL SUJETO COMPLETAR SUS CLASIFICACIONES
VERBALES Y HACER CORRESPONDER A ELLAS EL SISTEMA DE RELACIÓNES GENERALES
CONSTITUIDOS POR LAS OPERACIONES PROPOSICIONALES.
El lenguaje no basta para explicar el pensamiento ya que las estructuras que caracterizan a
este último tienen sus raíces en la acción y en mecanismos sensorio-motores más profundos
que el hecho lingüístico. Pero cuanto más refinadas son las estructuras del pensamiento, más
necesario es el lenguaje para el perfeccionamiento de su elaboración.
Es necesario porque sin el sistema de expresión simbólica que constituye el lenguaje las
operaciones permanecerían en estados de acciones sucesivas sin integrarse en sistemas
simultáneos. SIN EL LENGUAJE LAS OPERACIONES NO PODRÍAN DEJAR DE SER INDIVIDUALES E
IGNORARÍAN LA REGULACIÓN QUE RESULTA DEL INTERCAMBIO INDIVIDUAL Y DE LA
COOPERACIÓN, EN ESTE DOBLE SENTIDO (de la condensación simbólica y de la regulación
social) el LENGUAJE ES INDISPENSABLE A LA ELABORACIÓN DEL PENSAMIENTO.
Casi todas las Escuelas Psicológicas recurren a la noción de equilibrio y le atribuyen un papel en
la explicación de las conductas. Así P. Jane invocaba esta noción en su teoría de las
regulaciones afectivas y así también Freud la utiliza en este mismo terreno. Claparéde
consideraba la necesidad como la expresión de un desequilibrio y la satisfacción como el índice
de un reequilibrio: la sucesión de las conductas le parecía, pues, una especie de
encadenamiento de desequilibrios momentáneos y restablecimiento del equilibrio. La teoría
de la Gestalt ha extendido esta forma de interpretación a las estructuras cognoscitivas
(percepción e inteligencia).
Pero estas últimas pueden presentarse de dos maneras distintas. En el caso de las formas
inferiores de equilibrio, sin estabilidad (formas sensorio motrices y perceptivas).
En el caso de las estructuras superiores u operatorias, en cambio, las perturbaciones a las que
responde el sujeto pueden consistir en modificaciones virtuales, es decir, que, en los casos
óptimos pueden ser imaginadas y anticipadas por el sujeto bajo forma de operaciones directas
de un sistema.
La Psicología del niño constituye un método explicativo para la psicología científica en general,
procura la dimensión genética indispensable a la solución de todos los problemas mentales en
el terreno de la inteligencia, es imposible dar una interpretación psicológica exacta de las
operaciones lógicas, de las nociones de número, de espacio, tiempo, etc., sin estudiar antes el
desarrollo de estas operaciones y de estas nociones.
El campo de las percepciones por otra parte, no podría construirse una teoría exacta de las
“constancias” perceptivas de las ilusiones geométricas, de las estructuraciones del espacio
perceptivo según las coordenadas horizontales y verticales, etc., sin estudiar antes el
desarrollo de estos fenómenos.
Los términos, definiré la estructura de la manera más amplia como un sistema que presenta
leyes o propiedades de totalidad, en tanto que sistema. La noción de estructura, en tanto que
sistema, presenta leyes de totalidad, distinta de las propiedades de los elementos. En ciertos
campos privilegiados es relativamente fácil hacerlo, por ejemplo en las estructuras
matemáticas. Las estructuras de orden, las propiedades y las leyes son aún relativamente
globales y que no son por consiguiente reductibles más que en esperanza a estructuraciones
matemáticas o físicas. Pienso en la noción de Gestalt de la que precisamos en Psicología y que
yo definiría como un sistema de composición no aditiva y un sistema irreversible, por
oposición a esas estructuras lógico – matemáticas que acabo de recordar y que son, por el
contrario, rigurosamente reversibles, pero la noción de Gestalt, por vaga que sea, descansa de
todos modos en la esperanza de una mate matización o de una fiscalización posibles.