Seleccion de Lecturas 520 PDF
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Universidad Nacional Abierta
Apartado Postal Nº 2096
Caracas 1.010 A, Carmelitas, Venezuela
Registro de Publicaciones de la
Universidad Nacional Abierta
Nº UNA-SL-09-044
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UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA
VICE-RECTORADO ACADÉMICO
SUBPROGRAMA DE ÁREAS Y CARRERAS
ÁREA DE EDUCACIÓN
MENCIÓN DIFICULTADES DE APRENDIZAJE
PENSAMIENTO Y LENGUAJE
(COD. 520)
UC. 4-SEMESTRE IV
SELECCIÓN DE LECTURAS
Compiladora:
Profa. Rebeca Estefáno
Diseño Académico:
Profa. Carmen Guada
Mayo, 2009
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ÍNDICE GENERAL
Módulo I
Objetivo 1
LECTURAS
Objetivo 2
LECTURAS
10. Acosta, V., Moreno, A., Quintana, A., Ramos, V. y Espino, O. (1996). La
evaluación del lenguaje. Granada: Ediciones Aljibe. pp. 36-38. 173
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Objetivo 3
LECTURAS
Obietivo 4
LECTURAS
Obietivo 5
LECTURAS
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Módulo I
UNIDAD 1
OBJETIVO 1
LECTURAS SELECCIONADAS
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Módulo I
Unidad 2
El lenguaje y la comunicación
Objetivo 2
LECTURAS SELECCIONADAS
10. Acosta, V., Moreno, A., Quintana, A., Ramos, V. y Espino, O. (1996). La
evaluación del lenguaje. Granada: Ediciones Aljibe. pp. 36-38.
10
Módulo I
Unidad 2
El lenguaje y la comunicación
Objetivo 3
LECTURAS SELECCIONADAS
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Módulo I
Unidad 3
Objetivo 4
Analizar la aplicabilidad de la psicolingüística en el desarrollo de las competencias
lingüísticas en niños, jóvenes y adultos.
LECTURAS
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Módulo I
Unidad 3
Objetivo 5
Analizar las teorías del desarrollo y adquisición del lenguaje y su relación con el
pensamiento como objeto de reflexión en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
LECTURAS SELECCIONADAS
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PRESENTACIÓN
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MÓDULO I
UNIDAD 1
OBJETIVO 1
LECTURAS SELECCIONADAS
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LECTURA 1
Banyard, P. (1995). Introducción a los
procesos cognitivos. Barcelona:
Editorial Ariel, S.A. pp. 203-207.
Ejercicio
repollo prisión
bolígrafo Copa mundial
cortina Benidorm
honradez próximo
Estación de Atocha empezar
Mire sus respuestas. Serán diferentes de las respuestas de cualquier otra persona
a las mismas palabras. Intente explicar por qué hizo usted esas asociaciones.
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FIG. 18.2 Soñar con comida
Ejercicio
El psicólogo del desarrollo Jean Piaget (1952) sostenía que el pensamiento surge
como parte del proceso de adaptación* biológica. Todos los organismos, afirmaba, se
adaptan a su ambiente y, en el caso de los lactantes humanos, lo hacen mediante la
elaboración en sus mentes de un modelo del mundo. El modelo se desarrolla a partir de
las experiencias del niño y adopta la forma de sistemas (conocidos como esquemas*) que
ayudan a guiar las acciones futuras, así como a dar sentido a sus experiencias. Estos
esquemas se desarrollan continuamente, porque a ellos se añaden las interacciones del
niño con el mundo; y, dado que proporcionan una guía para las acciones, ayudan al niño
a adaptarse con eficacia.
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FIG. 18.3 Ejercer el control
Hay aún otra teoría que considera el pensamiento como algo que surge cuando
nuestra experiencia no concuerda con nuestras expectativas. Esta teoría fue planteada
por Dewey y se suele conocer como la teoría “problema” del pensamiento. Dewey sugería
que la mayor parte del tiempo actuamos de forma bastante automática y no pensamos
mucho en lo que hacemos. Pero si intentamos hacer algo, y nuestra experiencia no
coincide con lo que esperamos, se nos plantea un enigma y empezamos a pensar en ello.
Así, por ejemplo, quizá se dé muy poca cuenta de lo que hace cuando se viste por la
mañana, pero cuando se va a abrochar un botón y no lo encuentra, lo nota porque es una
discrepancia entre lo que esperaba y lo que realmente sucede. Esta discrepancia le
induce a pensar en ello: “¿cómo he perdido el botón?”; o “ya me acuerdo, se me cayó
ayer”.
Como puede ver, se han sugerido una serie de diferentes explicaciones posibles
de cómo se desarrolla el pensamiento. En los dos capítulos siguientes seguiremos
considerando algunos de los diferentes aspectos del pensamiento que han estudiado los
psicólogos.
Ejercicio
Vuelva a leer las cinco explicaciones diferentes que han dado los psicólogos e
intente pensar entre sus pensamientos de hoy un ejemplo que encaje en cada categoría
Autoevaluación 47
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LECTURA 2
Piaget, J. (1971). Seis estudios de
Psicología Barcelona: Editorial Seix
Barral, S.A. pp.38-48; 66-84; 93-99; 111-
125.
Pero ocurre con el pensamiento lo que con toda la conducta en general: en lugar
de adaptarse inmediatamente a las realidades nuevas que descubre y que construye poco
a poco, el sujeto tiene que comenzar con una incorporación laboriosa de los datos a su yo
y a su actividad, y esta asimilación egocéntrica caracteriza los inicios del pensamiento del
niño, así como los de su socialización. Para ser más exactos, es preciso decir que, de los
dos a los siete años, se dan todas las transiciones entre dos formas extremas de
pensamiento, representadas en cada una de las etapas recorridas en ese período, la
segunda de las cuales va poco a poco imponiéndose a la primera. La primera de dichas
formas es la del pensamiento por mera incorporación o asimilación, cuyo egocentrismo
excluye por consiguiente toda objetividad. La segunda es la del pensamiento que se
adapta a los demás y a la realidad, preparando así el pensamiento lógico. Entre ambas se
hallan comprendidos casi todos los actos del pensamiento infantil, que oscila entre estas
direcciones contrarias.
Para saber cómo piensa espontáneamente el niño pequeño, no hay método tan
instructivo como el de inventariar y analizar las preguntas que hace, a veces
profusamente, casi siempre que habla. Las preguntas más primitivas tienden simplemente
a saber "dónde" se hallan los objetos deseados y cómo se llaman las cosas poco
conocidas: "¿Esto qué es?" Pero a partir de los tres años, y a veces antes, aparece una
forma esencial de preguntar que se multiplica hasta aproximadamente los siete años: los
famosos "por qué" de los pequeños, a los que tanto cuesta a veces al adulto responder.
¿Cuál es su sentido general? La palabra "por qué" puede tener para el adulto dos
significados netamente distintos: la finalidad ("¿por qué toma usted este camino?") o la
causa eficiente ("¿por qué caen los cuerpos?"). Todo parece indicar, en cambio, que los
"por qué" de la primera infancia presentan una significación indiferenciada, a mitad de
camino entre la finalidad y la causa, aunque siempre implican las dos cosas a la vez.
"¿Por qué rueda?", pregunta, por ejemplo, un chico de seis años a la persona que se
ocupa de él: y señala una bola que, en una terraza ligeramente inclinada, se dirige hacia
la persona que se halla al final de la pendiente; entonces se le responde: "Porque hay una
pendiente", lo cual es una respuesta únicamente causal, pero el niño, no satisfecho con
esta explicación, añade una segunda pregunta: "¿Y sabe que tú estás ahí abajo?" No
cabe duda de que no hay que tomar al pie de la letra esta reacción: el niño no presta
seguramente conciencia humana alguna a la bola, y aunque existe, como tendremos oca-
sión de ver, una especie de "animismo" infantil, no puede interpretarse esta frase con un
sentido tan burdamente antropomórfico. Sin embargo, la explicación mecánica no ha
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satisfecho al niño, porque él se imagina el movimiento como necesariamente orientado
hacia un fin y, por lo tanto, como confusamente intencional y dirigido: por consiguiente, lo
que quería conocer el niño era, a la vez, la causa y la finalidad del movimiento de la bola,
y por ello este ejemplo es tan representativo de los "por qué" iniciales.
Es más, una de las razones que hacen que a menudo los "por qué" infantiles sean
tan difíciles de interpretar para la conciencia adulta, y que explican nuestras dificultades
para responder satisfactoriamente a los pequeños que esperan de nosotros la luz, es que
una fracción importante de ese tipo de preguntas se refiere a fenómenos o
acontecimientos que no comportan precisamente ningún “por qué”, puestos que son
fortuitos. Así es como el mismo niño de seis años cuya reacción ante el movimiento
acabamos de ver, se sorprende de que haya encima de Ginebra dos Saleve, siendo así
que no hay dos Cervin encima de Zermatt: "¿Por qué hay dos Saleve?" Otro día,
pregunta: "¿Por qué el lago de Ginebra no llega hasta Berna?" No sabiendo cómo in-
terpretar estas extrañas cuestiones, hemos preguntado a otros niños de la misma edad
qué hubieran respondido ellos a su compañero. La respuesta, para los pequeños, fue
cosa sencillísima: Hay un Gran Saleve para las grandes excursiones y las personas
mayores y un Pequeño Saleve para los pequeños paseos y para los niños, y si el lago de
Ginebra no llega hasta Berna, es porque cada ciudad debe tener su lago. Dicho de otro
modo, no existe el azar en la naturaleza, ya que todo está "hecho para" los hombres y los
niños, según un plan establecido y sabio cuyo centro es el ser humano. El "por qué” se
propone averiguar, pues, la "razón de ser" de las cosas, es decir, una razón a la vez
causal y finalista, y precisamente porque hay que tener una razón para cada cosa, el niño
tropieza con los fenómenos fortuitos y hace preguntas a su respecto.
Una de las formas más simples de esos nexos racionales de causa a efecto es la
explicación por identificación. Recuérdense el animismo y el artificialismo entre mezclados
del período anterior. En el caso del origen de los astros (problema que es raro plantear a
los niños pero que ellos espontáneamente suscitan a menudo), estos tipos primitivos de
causalidad conducen a decir, por ejemplo, que "el sol ha nacido porque hemos nacido
nosotros" y que "ha crecido porque nosotros hemos crecido". Ahora bien, cuando este
egocentrismo elemental se halla en decadencia, el niño, sin dejar de alimentar la idea del
crecimiento de los astros, habrá de considerarlos como producidos, no ya por una
construcción humana o antropomórfica, sino por otros cuerpos naturales cuya formación
parece más clara a primera vista: así es como el sol y la luna han salido de las nubes, son
pequeños retazos de nubes encendidas que han crecido ¡y "las lunas" crecen todavía con
frecuencia ante nuestros ojos!). Las nubes a su vez han salido del humo o del aire. Las
piedras están formadas de tierra y la tierra de agua, etc., etc. Cuando finalmente los
cuerpos ya no son considerados como seres que crecen de la misma forma que los seres
vivos, estas filiaciones no se le antojan ya al niño como procesos de orden biológico, sino
como transmutaciones propiamente dichas. Se ve bastante bien el parentesco de estos
hechos con las explicaciones por reducción de las materias unas a otras que imperaban
en la escuela de Mileto (aunque la "naturaleza" o "physis" de las cosas fuera para estos
filósofos una especie de crecimiento y su "hylozoísmo" no estuviera muy alejado del
animismo infantil).
Pero, ¿en qué consisten estos primeros tipos de explicación? ¿Hay que admitir
que en los niños este animismo cede directamente el paso a una especie de causalidad
fundada en el principio de identidad, como si el célebre principio lógico rigiese desde el
primer momento la razón tal como ciertas filosofías nos han invitado a creer? Es cierto
que estos desarrollos constituyen la prueba de que la asimilación egocéntrica, principio
del animismo, del finalismo y del artificialismo, está en vías de transformarse en
asimilación racional, es decir, en estructuración de la realidad por la razón misma, pero
dicha asimilación racional es mucho más compleja que una pura y simple identificación.
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Si, en efecto, en lugar de seguir a los niños en sus preguntas acerca de esas realidades
lejanas o imposibles de manipular, como son los astros, las montañas y las aguas, en
relación a las cuales el pensamiento no puede pasar de ser verbal, les preguntamos
acerca de hechos tangibles y palpables, habremos de descubrir cosas aún más
sorprendentes. Descubrimos que, a partir de los siete años, el niño es capaz de construir
explicaciones propiamente atomísticas, y ello en la época en que comienza a saber
contar. Pero, para prolongar nuestra comparación, recordemos que los griegos inventaron
el atomismo poco después de haber especulado sobre la transmutación de las
substancias, y notemos sobre todo que el primer atomista fue sin duda Pitágoras, él que
creía en la composición de los cuerpos a base de números materiales, o puntos
discontinuos de substancia. Claro está que, salvo muy raras excepciones (que, sin
embargo, existen), el niño no generaliza y difiere de los filósofos griegos por el hecho de
que no construye ningún sistema. Pero cuando la experiencia se presta a ello, recurre
perfectamente a un atomismo explícito e incluso muy racional.
Éste es, pues, el atomismo infantil. Este ejemplo no es único. Se obtienen las
mismas explicaciones, aunque en sentido inverso, cuando se hace dilatar delante del niño
un grano de maíz americano puesto encima de una placa caliente: para los pequeños, la
sustancia aumenta; a los 7 años, se conserva sin aumento, pero se hincha y el peso
varía; a los 9-10 años, el peso se conserva pero no el volumen, todavía, y hacia los 12
años, dado que la harina se compone de granos invisibles de volumen constante, éstos se
separan, simplemente, ¡por aire caliente que llena los intersticios!.
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Las operaciones racionales
Conviene señalar ante todo que la noción de operación se aplica a realidades muy
diversas, aunque perfectamente definidas. Hay operaciones lógicas, como las que entran
en la composición de un sistema de conceptos o clases (reunión de individuos) o de
relaciones, operaciones aritméticas (suma, multiplicación, etc., y sus contrarias),
operaciones geométricas (secciones, desplazamientos, etc.), temporales (seriación de los
acontecimientos, y, por tanto, de su sucesión, y encajamiento de los intervalos),
mecánicas, físicas, etc. Una operación es, pues, en primer lugar, psicológicamente, una
acción cualquiera (reunir individuos o unidades numéricas, desplazar, etc.), cuya fuente
es siempre motriz, perceptiva o intuitiva. Dichas acciones que se hallan en el punto de
partida de las operaciones tienen, pues, a su vez como raíces esquemas sensorio-
motores, experiencias efectivas o mentales (intuitivas) y constituyen, antes de ser
operatorias, la propia materia de la inteligencia sensorio-motriz y, más tarde, de la intui-
ción. ¿Cómo explicar, por tanto, el paso de las intuiciones a las operaciones? Las
primeras se transforman en segundas, a partir del momento en que constituyen sistemas
de conjunto a la vez componibles y reversibles. En otras palabras, y de una manera
general, las acciones se hacen operatorias desde el momento en que dos acciones del
mismo tipo pueden componer una tercera acción que pertenezca todavía al mismo tipo, y
estas diversas acciones pueden invertirse o ser vueltas del revés: así es como la acción
de reunir (suma lógica o suma aritmética) es una operación, porque varias reuniones
sucesivas equivalen a una sola reunión (composición de sumas) y las reuniones pueden
ser invertidas y transformadas así en disociaciones (sustracciones).
Pero es curioso observar que, hacia los siete años, se constituyen precisamente
toda una serie de sistemas de conjuntos que transforman las intuiciones en operaciones
de todas clases, y esto es lo que explica las transformaciones del pensamiento más arriba
analizadas. Y, sobre todo, es curioso ver cómo estos sistemas se forman a través de una
especie de organización total y a menudo muy rápida, dado que no existe ninguna ope-
ración aislada, sino que siempre es constituida en función de la totalidad de las
operaciones del mismo tipo. Por ejemplo, un concepto o una clase lógica (reunión de
individuos) no se construye aisladamente, sino necesariamente dentro de una
clasificación de conjunto de la que representa una parte. Una relación lógica, de familia
(hermano, tío, etc.) no puede ser comprendida si no es en función de un conjunto de
relaciones análogas cuya totalidad constituye un sistema de parentescos. Los números no
aparecen independientemente unos de otros (3, 10, 2, 5, etc.), sino que son
comprendidos únicamente como elementos de una sucesión ordenada: 1, 2, 3..., etc. Los
valores no existen más que en función de un sistema total, o "escala de valores", una
relación asimétrica, como, por ejemplo, B < C no es inteligible más que si la relacionamos
con una seriación de conjunto posible: 0 < A < B < C < D..., etc. Ahora bien, y esto es más
curioso todavía, los sistemas de conjunto no se forman en el pensamiento del niño si no
es en conexión con una reversibilidad precisa de estas operaciones, y de esta forma
adquieren inmediatamente una estructura definida y acabada.
La adolescencia
Las reflexiones que anteceden podrían hacer creer que el desarrollo mental se
acaba hacia los once o doce años y que la adolescencia es simplemente una crisis
pasajera que separa la infancia de la edad adulta, y se debe a la pubertad.
Evidentemente, la maduración, del instinto sexual viene marcada por desequilibrios mo-
mentáneos, que confieren una coloración afectiva muy característica a todo ese último
período de la evolución psíquica. Pero estos hechos harto conocidos, que cierta literatura
psicológica ha convertido en triviales, están muy lejos de agotar el análisis de la
adolescencia y, sobre todo, no tendrían una importancia más que muy secundaria si el
pensamiento y la afectividad propias de los adolescentes no les permitiesen precisamente
exagerar su alcance. Son, pues, las estructuras generales de estas formas finales de
pensamiento y de vida afectiva las que debemos tratar aquí, y no ciertas perturbaciones
particulares. Por otra parte, si bien hay desequilibrio provisional, no hay que olvidar que
todos los pasos de un estadio a otro son capaces de provocar tales oscilaciones
temporales: en realidad, y a pesar de las apariencias, las conquistas propias de la adoles-
cencia aseguran al pensamiento y a la afectividad un equilibrio superior al que tenían
durante la segunda infancia. Decuplican, en efecto, los poderes de ambos, lo cual al
principio los perturba, pero luego los hace más firmes.
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El pensamiento y sus operaciones
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Pero, después de los once o doce años, el pensamiento formal se hace
justamente posible, es decir, que las operaciones lógicas comienzan a ser transpuestas
del plano de la manipulación concreta al plano de las meras ideas, expresadas en un
lenguaje cualquiera (el lenguaje de las palabras o el de los símbolos matemáticos, etc.),
pero sin el apoyo de la percepción, ni la experiencia, ni siquiera la creencia. Cuando
decimos, en el ejemplo que acabamos de citar: "Edith tiene los cabellos más oscuros que
Lili, etc.", presentamos, en abstracto, efectivamente, a tres personajes ficticios, que no
son más que simples hipótesis para el pensamiento, y sobre estas hipótesis pedimos al
niño que razone. El pensamiento formal es, por lo tanto, "hipotético-deductivo", es decir,
que es capaz de deducir las conclusiones que hay que sacar de puras hipótesis, y no sólo
de una observación real. Sus conclusiones son válidas aun independientemente de su
verdad de hecho, y es por ello por lo que esa forma de pensamiento representa una
dificultad y un trabajo mental mucho más grande que el pensamiento concreto.
Sólo después de comenzado este pensamiento formal, hacia los once y los doce
años, la construcción de los sistemas que caracterizan la adolescencia se hace posible:
las operaciones formales aportan al pensamiento un poder completamente nuevo, que
equivale a desligarlo y liberarlo de lo real para permitirle edificar a voluntad reflexiones y
teorías. La inteligencia formal marca, pues, el primer vuelo del pensamiento y no es
extraño que éste use y abuse, para empezar, del poder imprevisto que le ha sido
conferido. Ésta es una de las dos novedades esenciales que oponen la adolescencia a la
infancia: la libre actividad de la reflexión espontánea.
Pero, según una ley cuyas manifestaciones hemos visto ya en el lactante, y luego
en la primera infancia, todo nuevo poder de la vida mental empieza por incorporar el
mundo en una asimilación egocéntrica, sin encontrar hasta más tarde el equilibrio al
componerse con una acomodación a lo real. Existe, pues, un egocentrismo intelectual de
la adolescencia, comparable al egocentrismo del lactante que asimila el universo a su
actividad corporal y al egocentrismo de la primera infancia, que asimila las cosas al
pensamiento incipiente (juego simbólico, etc.). Esta última forma de egocentrismo se
manifiesta a través de la creencia en la reflexión todopoderosa, como si el mundo tuviera
que someterse a los sistemas y no los sistemas a la realidad. Es la edad metafísica por
excelencia: el yo es lo bastante fuerte como para reconstruir el universo y lo bastante
grande como para incorporarlo.
Mi amigo Elvin, a quien ante todo deseo dar las gracias por el honor que me ha
hecho al invitarme a hablar en el Instituto de ustedes, me ha asignado un tema muy
amplio, sin duda para ver cómo lograré yo dividirlo. En efecto, "el pensamiento del niño
pequeño" es un tema vastísimo, que vengo estudiando desde hace más de cuarenta años
sin haberlo podido aún recorrer, y que puede ser abordado bajo múltiples aspectos. Se-
ñalaré tres de ellos:
I. Este estudio muestra, ante todo, en qué se diferencia el niño del adulto, es decir,
lo que le falta al niño pequeño para razonar como un adulto normal de cultura media:
puede observarse, por ejemplo, que ciertas estructuras lógico-matemáticas no están
presentes en todas las edades y, por consiguiente, no son innatas.
II. Este estudio muestra luego cómo se construyen las estructuras cognoscitivas. A
este respecto, la psicología del niño puede servir como método explicativo general para la
psicología, ya que la formación progresiva de una estructura nos procura en ciertos
aspectos su explicación.
III. El estudio del modo de construcción de ciertas estructuras permite, por último,
dar una respuesta a algunas preguntas que se plantea la filosofía de las ciencias: a este
propósito, la psicología del niño puede prolongarse en "epistemología genética".
El niño y el adulto
1
Por ejemplo, en una obra muy interesante que aparecerá próximamente en inglés y en francés sobre el "Estudio genético
y experimental del pensamiento causal", dos psicólogos canadienses, M. Laurendeau y A. Pinard, han vuelto a realizar
sobre 500 niños de 4 a 12 años un estudio (minucioso desde el punto de vista estadístico) de la mayor parte de las pruebas
que yo había utilizado en otro tiempo para analizar la "precausalidad" infantil, y han obtenido esencialmente los mismos
resultados que yo. Por otro lado, han hecho una crítica durísima de los trabajos anteriores al suyo que tratan del mismo
tema, y gran parte de los cuales contradecían mis hipótesis, mientras que otros, por lo contrario, las ratificaban. Han podido
establecer que estas divergencias entre los autores se debían a dos motivos fundamentales. Uno es que ciertos autores
adoptan criterios muy diferentes de los míos (por ejemplo, Deutscher introduce en sus aplicaciones "materialistas", por
oposición a precausales, un número importante de explicaciones fenomenistas, que yo clasifico como precausales). El otro
(y esto es más significativo aún) es que los autores han empleado dos métodos opuestos de recuento y clasificación, uno
fundado en las diversas respuestas de un mismo niño, y el otro fundado en los objetos (independientemente de la
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ser más prudentes y a llevar más lejos el análisis.
Pero, sobre todo, volviendo a considerar en el plano de la acción los análisis que al
principio había hecho únicamente sobre el plano del lenguaje, he podido volver a obtener,
de una forma mucho más primitiva y más esencial, algunos de los resultados que había
obtenido con las palabras. Por ejemplo, yo había sostenido que el pensamiento del niño
pequeño es egocéntrico, no en el sentido de una hipertrofia del yo, sino en el de un cen-
tramiento en el propio punto de vista: se trataba, pues, de una diferenciación inicial de los
puntos de vista, que hacía necesaria una diferenciación por descentramiento para llegar a
la objetividad. Ahora bien, el estudio del desarrollo sensorio-motor del espacio, en los
niveles anteriores a la adquisición del lenguaje, conduce exactamente a los mismos
resultados: el desarrollo comienza con la construcción de una multiplicidad de espacios
heterogéneos (bucal, táctil, visual, etc.), cada uno de los cuales está centrado en el
cuerpo o la perspectiva propios; luego, al término de una especie de revolución
copernicana en pequeño, el espacio acaba por constituir un continente generaI, en el que
se hallan contenidos todos los objetos incluido el propio cuerpo, y que de esta forma se
convierte en descentrado.
Si tratamos por lo tanto de averiguar el carácter más general que hace que la
lógica inicial del niño sea distinta de la nuestra (pero con un desfase, según hemos visto,
entre sus manifestaciones en la acción y luego en el plano del lenguaje), este carácter es
sin duda la irreversibilidad debida a la ausencia inicial de descentramiento que conduce a
las no-conservaciones. En efecto las operaciones lógico-matemáticas son como ya hemos
dicho, acciones interiorizadas, reversibles (en el sentido de que cada operación comporta
una operación inversa, como la sustracción con respecto a la suma) y coordinadas en
estructuras de conjunto. Ahora bien, el niño procede al principio por acciones simples, de
sentido único, con centramiento en los estados (y sobre todo en los estados finales), sin
ese descentramiento que es el único que permite alcanzar las "transformaciones" como
tales. Resulta de ello la consecuencia fundamental de que no hay de forma inmediata
conservación de los objetos, conjuntos, cantidades, etc., antes del descentramiento
operatorio: por ejemplo, la permanencia de un objeto individual que sale del campo
coherencia propia de cada niño). Es evidente, por lo tanto, que los autores que han adoptado el segundo método están en
desacuerdo conmigo, mientras que los que adoptaron el primer método de análisis (que era el mío) llegan a los mismos
resultados.
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perceptivo (escondido debajo de una pantalla) se adquiere sólo progresivamente al nivel
sensorio-motor (8 a 12 meses) y la conservación de una colección de objetos cuya forma
se ha modificado no es reconocida hasta aproximadamente los 7-8 años, por término
medio.
Esto nos introduce en nuestra segunda parte: ¿cómo se construyen las estructuras
operatorias lógico-matemáticas? El estudio de esta construcción confiere, según nos
parece, a la psicología del niño un valor explicativo que afecta a la psicología general, en
el sentido de que la génesis (en tanto que se refiere a la sucesión de los estadios y no
sólo a los primeros, ya que nunca hay comienzo absoluto) se enlaza con la propia
causalidad de los mecanismos formadores. Y por ello es lamentable que, en ciertos
medios, los "Child psychologists" no tengan contacto con los experimentalistas y que los
psicólogos experimentales ignoren al niño, puesto que la dimensión genética es necesaria
para la explicación en general.
Pero las operaciones no son sólo acciones interiorizadas: para que haya
operaciones, es necesario además que estas acciones se hagan reversibles y se
coordinen formando estructuras de conjunto, estructuras que pueden entonces
expresarse con términos del álgebra general: "agrupamientos", grupos", "lattices" (retícu-
los), etc.
Sabido es que existen a este propósito, entre los propios matemáticos, dos
grandes tipos de hipótesis. Según unos, los llamados "intuicionistas" (Poincaré, Brouwer,
etc.), el número se construye independientemente de las estructuras lógicas, y resulta de
"intuiciones" operatorias bastante primitivas, como la intuición del "n + 1". Para los otros,
en cambio, las estructuras numéricas derivan de las estructuras lógicas: en los Principia
mathematica, Russell y Whitehead tratan, por ejemplo, de reducir el número cardinal a la
noción de clase y el ordinal, a la de relación asimétrica transitiva.
Ahora bien, los hechos psicológicos no concuerdan con ninguna de estas dos
hipótesis. Se demuestra, en primer lugar, que todos los elementos del número son de
naturaleza lógica: no existe la intuición de n + 1 antes de que se constituya una
conservación de los conjuntos, fundada en las inclusiones (clasificación) o las seriaciones
operatorias. Pero, en segundo lugar, estos componentes lógicos crean una nueva
síntesis, en el caso del número entero, y una síntesis que no corresponde ni a una sola
composición de clases ni a una simple composición serial, sino a ambas a la vez. No se
trata de una simple composición de clases, ya que, si se hace abstracción de las
cualidades (lo cual es necesario para obtener un número), es preciso hacer intervenir un
factor de orden (seriación) para distinguir las unidades, que, de lo contrario, serían todas
idénticas. Además, si se hace abstracción de las cualidades, la correspondencia uno a
uno (one-one) que introduce Russell (para construir las clases de clases equivalentes) ya
no es una correspondencia cualificada (un elemento cualificado corresponde a otro
elemento de la misma cualidad), sino una correspondencia unidad a unidad, que es ya
una correspondencia numérica (y, por lo tanto, hay petición de principio). En resumen, el
número entero no es ni un simple sistema de inclusión de clases, ni una simple seriación,
sino una síntesis indisociable de la inclusión y la seriación, ocasionada por el hecho de
que se han abstraído las cualidades y de que los dos sistemas (clasificación y seriación),
que son distintos cuando se conservan las cualidades, se fusionan en caso contrario en
uno solo.
Esta construcción del número parece un poco heterodoxa desde el punto de vista
lógico, y el matemático que ha traducido al inglés (con A. Szeminska) mi obra sobre La
Génesis del número en el niño me había pedido que suprimiera, en la edición inglesa, las
2
D. Berlyne y J. Piaget, Théorie du comportement et opérations, vol. XII de los "Etudes d' Epistémologie génétique", París,
P.U.F.
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fórmulas que figuraban al final del volumen en la edición francesa, porque le parecían
chocantes, para él y para los lógicos ingleses. Pero recientemente, un excelente lógico, J.
B. Grize, ha dado una formalización de esta construcción psicológica del número que yo
había formulado por simple observación del niño, y la ha presentado a nuestros Symposia
de Epistemología genética3, sin que lógicos como E. W. Beth o V. Quine, que asistían a
dichos Symposia, tuvieran nada que oponer, si no es en lo relativo a ciertas mejoras
posibles de detalle. Estamos, pues, en presencia de una nueva explicación para la
elaboración del número y es la psicología del niño la que nos la ha procurado: vemos, por
consiguiente, que la psicología genética no nos enseña sólo en qué se diferencia el niño
del adulto, sino también cómo se construyen algunas de las estructuras lógico-
matemáticas que en definitiva forman parte de todas las formas evolucionadas del
pensamiento adulto.
Esto nos conduce a las últimas observaciones que nos quedan por hacer: en
ciertos casos, el estudio genético de la construcción de las nociones y de las operaciones
permite responder a cuestiones planteadas por las ciencias en lo referente a sus
procedimientos de conocimiento, y, en estos casos, la psicología del niño se prolonga de
manera natural en "epistemología genética".
Voy a dar simplemente un ejemplo: el del tiempo y la velocidad. En 1928, Einstein,
con ocasión de un pequeño congreso de filosofía de las ciencias, me había preguntado si,
psicológicamente, la noción de velocidad se desarrolla en función de la del tiempo o si
puede construirse independientemente de toda duración e incluso eventualmente de
forma más primitiva que la noción de duración. Sabido es, en efecto, que en la mecánica
clásica, la noción de velocidad depende de la de tiempo, mientras que, desde el punto de
vista relativista, por el contrario, es el tiempo el que depende de la velocidad. Nos
pusimos, pues, al trabajo y, como veremos, los resultados obtenidos por lo que se refiere
a la formación de la noción de velocidad han podido ser utilizados, como contrapartida,
por dos relativistas franceses en un ensayo de nueva conceptualización de estas
nociones de base.
3
J. B. Grize, Du groupement au nombre y Problèmes de la construction du nombre, vol. XI de los "Etudes d’Epistémologie génétique",
París. P.U.F.
41
rápido), etc. En suma, el tiempo aparece41 como una coordinación de los movimientos
incluidas sus velocidades (t= e: v), de la misma manera que el espacio descansa en una
coordinación de los desplazamientos (= de los movimientos independientemente de las
velocidades).
Vemos, pues, hasta qué punto el pensamiento del niño pequeño, que denota
actividades considerables, a menudo originales e imprevistas, es rico en aspectos dignos
de ser notados, no sólo por sus diferencias con el pensamiento adulto, sino también y en
no menor medida por sus resultados positivos que nos informan sobre la forma de
construcción de las estructuras racionales y permiten a veces incluso aclarar ciertos
aspectos oscuros del pensamiento científico.
4
J. Piaget, Le développement de la notion de temps chez l'enfant, París, P.U.F., 1946.
5
J. Piaget, G. Feller y E. Macnear, Essai sur la perception desvistesses chez l’enfant et l’adulte, Archives de Phychologie,
1959.
6
J. Abele y Malvaux. Vitesse et Uni'llers relativiste, París, Ed. Sedes.
42
LECTURA 3
Piaget, J. y Inhelder, B. (1975).
Psicología del niño. Madrid:
Editorial Moronta. pp.131-150.
1 Se le presentan cinco tarros A-E que sólo contienen líquidos incoloros, pero en los que la reunión de A, C y E da un color
amarillo, B es un decolorante y D agua pura (B. INHELDER y J. PIAGET, De la logique de l'enfant a la logique de
l'adolescent, Presses Universitaires de France, 1955). El problema planteado al niño (con G. NOELTING) es, sencillamente,
que habiendo visto el color, pero no la manera de obtenerlo, lo encuentre mediante una combinación adecuada y precise los
papeles de B y p. Al nivel de 7-11 años, el niño procede en general por combinaciones de 2 a 2 y luego salta a un ensayo
de los 5 juntos. Desde los 12 años, por término medio, procede metódicamente, realizando todas las combinaciones
posibles: 1, 2, 3, 4 y 5 elementos, y resuelve así el problema.
44
trabajo real del pensamiento que la silogística de ARISTÓTELES2.
Claro es que el niño de doce-quince años no saca de ello las leyes, como tampoco
busca la fórmula de las combinaciones para disponer las fichas. Pero lo notable es que, al
nivel en que es capaz de combinar objetos, por un método exhaustivo y sistemático, se
revela apto para combinar ideas o hipótesis, en forma de afirmaciones y negaciones, y de
utilizar así operaciones proposicionales desconocidas por él hasta entonces: la im-
plicación (si... entonces), la disyunción (o... o... o los dos), la exclusión (o... o) o la
incompatibilidad (o... o... o ni uno ni otro), la implicación recíproca, etc.
2
Sea p una proposición, .p su negación, q otra proposición y ij su negación. Puede agrupárselas multiplicativamente, lo que
da p.q (p. ej.: este animal es un cisne y es blanco), p.q (no es un cisne, pero es blanco), no p.ij (es cisne, pero no es blanco)
y p.ij (no es un cisne ni es blanco). Eso no es una combinatoria, sino un simple "agrupamiento" multiplicativo accesible
desde los 7 u 8 años (cap. IV, S 1-4). En cambio, de esas cuatro asociaciones multiplicativas pueden obtenerse 16
combinaciones tomándolas 0,1 a 1, o 2 a 2., o 3 a 3, o las 4 a la vez. Si el signo (.) expresa la conjunción y (v) la disyunción,
se tiene, en efecto: 1) poq; 2) poq: 3) .p.q; 4) .p.ij; 5) p.qvpoii; 6) p.iiv.p.q; 7) p.qvp.ij; 8) p.qv.p.q oo., etc., es decir, 1
asociación a O; 4 al; 6 a 2; 4 a 3; Y 1 a 4 asociaciones. Ahora bien: comprobamos que esas 16 combinaciones (o 256 para
3 proposiciones, etc.) constituyen -operaciones nuevas, todas distintas, y que podemos denominar "proposicionales", ya
que consisten en combinar proposiciones desde el único punto de vista de su veracidad y de su falsedad. Por ejemplo, si
las cuatro asociaciones indicadas son todas verdaderas, ello significa que no hay relación necesaria entre los cisnes y la
blancura. Pero antes del descubrimiento de los cisnes negros de Australia se hubiera dicho que la asociación p. ij era falsa:
hubiese quedado entonces "p o q o poq o p.ij", es decir, una implicación [cisne implica blancura, porque si es un cisne, es
blanco; pero un objeto puede ser blanco sin ser un cisne (p.q) o no ser 10 uno ni lo otro (p.ij)].
Señalemos que esas operaciones proposicionales no se reducen, en modo alguno, a una nueva manera de apreciar
los hechos: constituyen, por el contrario, una verdadera lógica del sujeto y una lógica mucho más rica que la de las
operaciones concretas. Por una parte, en efecto, son las únicas que permiten un razonamiento formal sobre las hipótesis
enunciadas verbalmente, como ocurre en toda discusión empeñada o en toda exposición coherente. En segundo lugar, se
aplican a los datos experimentales y físicos, como veremos en los SS 111 y IV, y son las únicas que permiten una
disociación de los factores (combinatoria), y, en consecuencia, la exclusión de las hipótesis falsas (S IV) y !a construcción
de esquemas explicativos complejos (S nI). En tercer lugar, constituyen, en realidad, un prolongamiento y una
generalización de las operaciones concretas, incompletas por sí mismas, porque una combinatoria no es otra cosa que una
clasificación de clasificaciones y el grupo de las dos reversibilidades (S 11) no es sino la síntesis de todos los
agrupamientos: las operaciones proposionales representan, pues, realmente las operaciones de segunda potencia, pero
referentes a operaciones concretas (ya que cada proposición constituye, en su contenido, el resultado de una operación
concreta).
45
operaciones, con su reversibilidad estricta. A ese respecto, la inversión caracteriza los
"agrupamientos" de clases, sean aditivos (supresión de un objeto o de un conjunto de
objetos), sean multiplicativos (la inversa de la multiplicación de dos clases es la
"abstracción" o supresión de una intersección)3.
Pero lo hermoso del nuevo sistema que se impone entonces, y que demuestra su
carácter de síntesis o de conclusión (esperando, naturalmente, ser integrado en sistemas
más amplios) es que no hay ahí simple yuxtaposición de las inversiones y de las
reciprocidades, sino fusión operatoria en un todo único, en el sentido de que cada
operación será, en adelante, a la vez, la inversa de otra y la recíproca de una tercera, lo
que da cuatro transformaciones: directa, inversa, recíproca e inversa de la recíproca,
siendo esta última al mismo tiempo correlativa (o dual) de la primera.
3
Por ejemplo, los mirlos blancos, abstracción hecha de su blancura, sigue siendo mirlos.
46
entre fenómenos que no conoce, pero que analiza por medio de las operaciones
proposicionales nuevas de que dispone, y no por tanteos al azar. Supongamos también
que asiste a cierto número de movimientos de un cuerpo móvil y de detenciones,
acompañadas éstas, aparentemente, de la iluminación de una lámpara. La primera
hipótesis que formará es la de que la luz es causa (o indicio de la causa) de las
detenciones: si p ⊃ q (luz implica detención). Para controlar la hipótesis sólo hay un
medio: verificar si existen o no iluminaciones sin detención: si p. (operación inversa o
negación de p ⊃ q). Pero puede preguntarse también si la iluminación, en lugar de
provocar la parada, está provocada por ésta, si q ⊃ p, que es ahora la recíproca, y no ya
la inversión, de p ⊃ q. Para controlar q ⊃ P (detención implica luz), buscará el contra-
ejemplo, es decir, detenciones sin iluminaciones p ⊃ q (inversa de q ⊃ p, que excluirás
existen). Ahora bien: p.q, que es inversa de q ⊃ p, es al mismo tiempo correlativa de p ⊃ q,
porque si todas las veces que hay iluminación hay parada (p ⊃ q), puede haber en ese
caso paradas sin iluminación. De igual modo, p.q, que es la inversa de p ⊃ q, es también
la correlativa de q ⊃ p, porque si todas las veces que hay parada hay iluminación (q ⊃ p),
puede también haber en ese caso iluminaciones sin paradas. Y, asimismo, si q ⊃ P es la
recíproca de p ⊃ q, entonces p.q lo es también de p.q.
Se ve así que, sin conocer ninguna fórmula lógica, ni la fórmula de los "grupos" en
el sentido matemático (como no la conoce el bebé cuando descubre el grupo práctico de
los desplazamientos), el preadolescente de doce-quince años será capaz de manipular
transformaciones según las cuatro posibilidades I (transformación idéntica), N (inversa), R
(recíproca) y C (correlativa), o sea, en el caso de p ⊃ q
I =p ⊃ q; N=p.q;
⎯ R=q ⊃ p, y C=p.q.
⎯
Luego. N=RC; R=NC; C=NR, e I=NRC4 lo que constituye un grupo de cuatro
transformaciones o de cuaternalidad que reúne en un solo sistema las inversiones y las
reciprocidades, realizando así la síntesis de las estructuras parciales construidas hasta allí
al nivel de las operaciones concretas.
4
Eso significa que N=(p.q) es la recíproca de R de C=(p.q); que R =(q. p) es la inversa N de la correlativa (p. q), etc.
47
de las investigaciones acerca del desarrollo de la lógica en el niño es, de una parte, el
grupo de cuaternalidad como estructura interproposicional; y de otra, el hecho de que la
noción de proporción se inicia siempre de una forma cualitativa y lógica, antes de es-
tructurarse cuantitativamente.
P = 2P , etc.;
L 2L
pero únicamente las descubre a partir de la proporción cualitativa precedente, que puede
expresarse como sigue: disminuir el peso aumentando la longitud equivale a aumentar el
peso disminuyendo la longitud5.
2. Dobles sistemas de referencia. –Lo mismo ocurre con los dobles sistemas de
referencia. Si un caracol camina por una plancha en un sentido o en el otro y la plancha
avanza o retrocede con relación a un punto de referencia exterior, el niño al nivel de las
operaciones concretas comprende bien esos dos pares de operaciones directas e
inversas; pero no logra componerlas entre sí ni anticipar, p. ej., que el caracol, avanzando,
pueda permanecer inmóvil con relación al punto exterior, porque el movimiento de la
plancha compensa, sin anularlo, el del animal; tan pronto como alcanza la estructura de
cuatemalidad, la solución se le hace fácil, por la intervención de esa compensación sin
anulación que es la reciprocidad (R). Se tiene, pues, ahora I.R=N.C [donde (1) es, p. ej., la
5
Se comprueba así que el esquema de la proporcionalidad procede directamente del grupo de cuaternalidad. El sujeto
parte de dos transformaciones, cada una de las cuales implica una inversa: aumentar o disminuir el peso o la longitud (así,
+P y +L), luego descubre que la inversa de una (disminución del peso: - P) puede ser reemplazada por la inversa de la otra
(disminución de longitud: - L), que no es idéntica a la primera inversa, pero que llega al mismo resultado por compensación
y no por anulación: si + P se considera como operación de partida (l) y - P como la inversa (N), entonces – L es la recíproca
(R) de +P y +L su correlativa (C). Por el mero hecho de que se está en presencia de dos pares de transformaciones directas
e inversas y de una relación de equivalencia (pero no de identidad), el sistema de las proporciones depende de la
cuaternalidad, bajo la forma de l/R=C/N (de donde resultan los productos cruzados IN=RC).
48
marcha del caracol a la derecha; (R), la marcha de la plancha a la izquierda; (N), la
marcha del caracol a la izquierda, y (C), la marcha de la plancha a la derecha].
Las operaciones proposicionales están naturalmente ligadas, mucho más que las
operaciones "concretas", a un empleo suficientemente preciso y móvil del lenguaje,
porque para manejar proposiciones e hipótesis importa poder combinarlas verbalmente.
Pero sería erróneo imaginar que los únicos progresos intelectuales del preadolescente y
del adolescente son los que se señalan por ese mejoramiento de discurso. Los ejemplos
elegidos en los parágrafos precedentes muestran ya que los efectos de la combinatoria y
de la doble reversibilidad se dejan sentir tanto en la conquista de lo real como en la de la
formulación.
Mas hay un aspecto notable del pensamiento en este período, acerca del cual se
ha insistido muy poco, porque la formación escolar usual descuida casi totalmente su
cultivo (con desprecio de las exigencias técnicas y científicas más evidentes de la
sociedad moderna): es la formación espontánea de un espíritu experimental, imposible de
constituir en el nivel de las operaciones concretas, pero que la combinatoria y las
estructuras proposicionales hacen en lo sucesivo accesible a los sujetos, ya que les
proporcionan ocasión para ello. He aquí tres ejemplos:
1. La elasticidad. –La técnica utilizada por uno de nosotros consistió en presentar a los
sujetos dispositivos físicos en los que se trata de descubrir las leyes de funcionamiento
49
que ponen en juego; pero las situaciones elegidas son tales que interfieren varios factores
posibles, entre los cuales hay que escoger los que desempeñan un papel efectivo. Una
vez lanzado el niño a esa inducción, más o menos compleja, se le pide que detalle la
prueba de sus afirmaciones, y especialmente la prueba del papel positivo o nulo de cada
uno de los factores enumerados de modo espontáneo. Podemos, en tal caso, observando
sucesivamente el comportamiento inductivo y la marcha de la verificación, juzgar si el
sujeto llega a un método experimental suficiente, por disociación de los factores y
variación respectiva de cada uno de ellos que neutralice a los otros.
Al nivel de la misma prueba, se ve aún a sujetos de nueve a diez años elegir una
varilla larga y delgada y una corta y gruesa, para demostrar así el papel de la longitud,
porque de este modo –nos dice un muchacho de nueve años y medio– "se ve mejor la
diferencia"... Desde los once-doce años, por el contrario (con el plano de equilibrio a los
catorce-quince años), el sujeto, después de algunos tanteos, hace su lista de factores, a
título hipotético; luego los estudia uno por uno, pero disociándolo de los otros, es decir,
que hace variar uno solo cada vez, dejando iguales los demás. Escogerá, p. ej., dos
varillas del mismo grosor, de igual forma de sección, rectangular o redonda, de la misma
sustancia; y sólo variará la longitud. Ese método, que se generaliza hacia los trece-
catorce años, es tanto más notable cuanto que no es aprendido, absolutamente, en los
sujetos examinados hasta aquí.
2. El péndulo. –Un segundo ejemplo hace comprender esa inevitable complejidad lógica,
ya que la experiencia requiere la intervención de una mezcla de factores reales y
aparentes (por eso la física experimental ha estado veinte años retrasada con respecto a
la formación de las matemáticas y de la lógica). Se trata de un péndulo cuyas oscilaciones
pueden variarse modificando la longitud del hilo, mientras que el peso suspendido al ex-
tremo de éste, la altura de caída y el impulso inicial no desempeñan ningún papel.
También aquí los sujetos del nivel de las operaciones concretas lo hacen variar todo a la
50
vez; y, persuadidos de que la variación de los pesos desempeña un papel (como, por lo
demás, casi todos los adultos no físicos), no consiguen –o consiguen muy difícilmente–
excluirla, porque modificando a la vez la longitud del hilo y el peso, hallan, en general,
buenas razones, a su modo de ver, para justificar la acción de éste. Por el contrario,
disociando los factores como hemos visto ( S I), el preadolescente comprueba que el peso
puede variar sin modificar la frecuencia de oscilación, y recíprocamente, lo que implica la
exclusión del factor peso; y que lo mismo ocurre con la altura de caída y con el impulso
que el sujeto puede dar al móvil a la salida de éste6.
Conviene, en efecto, señalar que cada estructura mental nueva, al integrar las
precedentes, llega, a la vez, a liberar en parte de su pasado al individuo y a inaugurar
actividades nuevas que, al presente nivel, se orientan esencialmente hacia el porvenir.
6
Conservación del movimiento. –Es inútil aportar otros hechos del mismo orden; pero puede ser interesante señalar que
los comienzos de la inducción experimental llevan –guardadas las debidas proporciones– a razonamientos análogos a los
principios de la física galileana. ARISTÓTELES concebía la inducción como una simple generalización amplificadora, lo que
no le permitió llevar su física tan lejos como su lógica (se queda, para la noción de velocidad, en las operaciones puramente
concretas). Los empiristas le siguieron, viendo en la inducción un sencillo registro de los datos de la experiencia, sin com-
prender el papel fundamental de estructuración de lo real que desempeñan las operaciones lógico-matemáticas y,
especialmente, las estructuras formales de los niveles de que nos ocupamos aquí. Pero esa estructuración va, en conjunto,
tan lejos, que permite a algunos sujetos (no decimos que a todos, pero los hemos encontrado con frecuencia) entrever esa
forma de conservación, imposible de comprobar en el estado puro en los hechos, que es el principio de inercia, modelo de
interpretación deductiva y teórica. Analizando los movimientos, en un plano horizontal, de diferentes bolas de peso y
volumen variables, los sujetos comprueban que sus detenciones están en función de la resistencia del aire, del frotamiento,
etc.; si p es la afirmación de la parada, q, r, s ... la de los factores en juego (y v es símbolo de la disyunción) se tiene: (p)
⊃ (q v r v s .. .). Concluyen, entonces, que suprimiendo esos factores no habría ya parada: (p.r.s...) ⊃ P. Hay ahí, pues,
un esbozo de intuición del movimiento inercial, debido a la simple reversibilidad de las operaciones proposicionales
nacientes.
51
Pero la psicología clínica y, sobre todo, el psicoanálisis –cuya moda domina actualmente–
no ven, a menudo, en la afectividad sino un juego de repeticiones o de analogías con el
pasado (reedición del Edipo o del narcisismo, etc.). A. FREUD7 y E. ERIKSON8 han
insistido mucho en las "identificaciones sucesivas" con los mayores que sirven de
modelos y liberan de las elecciones infantiles, con el peligro, además, de una "difusión de
identidad" (ERIKSON); pero lo que apenas han visto es el papel de la autonomía concreta
adquirida durante la segunda infancia (cap. IV, S V), ni, sobre todo, el de las
construcciones cognoscitivas que permiten la anticipación del futuro y esa apertura a los
valores nuevos de que ahora hablamos.
En cuanto a las posibilidades que abren esos valores nuevos, resultan claras en el
propio adolescente, que presenta la doble diferencia con respecto al niño de ser capaz de
construir teorías y de preocuparse de elegir una carrera que corresponde a una vocación
y le permite satisfacer sus necesidades de reforma social y de creación de nuevas ideas.
El preadolescente no está en ese nivel; pero numerosos indicios muestran, en esa fase de
transición, el comienzo de ese juego de construcción de ideas o de estructuración de los
valores ligados a proyectos de porvenir. Desgraciadamente, hay pocos estudios sobre ese
tema10.
7
FREUD, A.: Le moi et les mecanismes de défense, Presses Universitaires de France.
8
ERIKSON, E.: Enface et societé, Delachaux & Niestlé.
9
PIAGET, J., y A. M. WEIL: "Le développement chez l'enfant de l'idée de patrie et des relations avec l'étranger;" Bull. inter-
national des Sciences sociales Unesco, t. III, 1951, p. 605-621.
10
La razón es –entre otras– que hoy sabemos muy bien hasta qué punto los estudios conocidos sobre la adolescencia
(STANLEY HALL, MENDOUSSE, SPRANGER, CH. BOHLER, DEBESSE, etcétera) son relativos a nuestras sociedades e
incluso a ciertas clases sociales, hasta el punto de que puede preguntarse si las "crisis" frecuentemente descritas no son
sino especies de artilugios sociales. M. MEAD, en Samoa, y MALINOWSKI [La vida sexual de los salvajes, Morata, S. A.,
Madrid, 2.- ed., 1969] entre los trobrianos de Nueva Guinea, no han encontrado las mismas manifestaciones afectivas; y
SCHELSKY, en su encuesta sobre Die skeptisehe Generation, muestra sus .transformaciones en nuestras propias
sociedades. Por otra parte, es un factor sociológico esencial la valoración de que son objeto el adolescente y el
preadolescente por la propia sociedad adulta: cantidades inapreciables en las sociedades conservadoras. Es el hombre del
mañana en los países en plena evolución y es natural que esos factores, añadiéndose a las valoraciones familiares, des-
empeñen un papel esencial en esa evolución compleja.
52
LECTURA 4
Tejada de M. y Silva, A. (2004). El desarrollo
cognitivo según Jean Piaget, en: Tejada, Ríos y Silva
(Coord.) Teorías vigentes sobre el desarrollo
humano. Capítulo 1: pp. 27 - 68. FEDUPEL,
Caracas.
A. Biologicismo.
B. Estructuralismo.
C. Constructivismo.
D. Logicismo.
Biologicismo
Para Piaget la función intelectual constituye otro aspecto de la biología; esto quiere
decir que ni se origina ni es resultante de ella, sino que constituye una parte de la
totalidad biológica del individuo (López, 1997), (Piaget, 1975, 1980). Afirmaba que toda
explicación psicológica termina tarde o temprano apoyándose en la biología o en la lógica
e introdujo el concepto de invariantes funcionales, a las que denominó adaptación y
organización.
Estructuralismo
De esta corriente Piaget torna la idea de que el sujeto construye sus estructuras
cognitivas a medida que elabora el conocimiento sobre la realidad. Incorpora el concepto
de estructura para explicar el desarrollo intelectual, entendiendo dicho desarrollo corno
una progresión de estructuras cada vez más refinadas. Concibe el desarrollo mental como
una construcción continua, "comparable a la construcción de un gran edificio que, con
cada adjunción, sería más sólido, o más bien, al montaje de un sutil mecanismo cuyas
fases graduales de ajustamiento tendrían por resultado una mayor ligereza y una
movilidad mayor de las piezas, de tal modo que su equilibrio sería más estable" (Piaget,
1994 p. 12).
También afirmó que la conducta típicamente humana se organiza en esquemas de
acción o de representación adquiridos a través de la interacción con los objetos físicos y
elaborados a partir de la experiencia individual; tales esquemas pueden coordinarse
variablemente en función de una meta intencional y formar estructuras de conocimiento
de diferente nivel. La inteligencia entonces está conformada por la función que integra
esas estructuras y su cambio. (Luque y Palacios, 1998).
53
Constructivismo
Logicismo
Observa el dibujo siguiente y trata de esbozar una definición para cada término.
1. Adaptación
54
a. Asimilación
b. Acomodación
2. Equilibrio
Es un proceso de reajuste continuo que ocurre durante todo el ciclo vital humano.
Cada vez que se alcanza el equilibrio éste se "pierde" rápidamente para dar cabida a
nuevos procesos de asimilación y acomodación; sin embargo, se puede afirmar que
permite lograr la estabilidad entre las dos invariantes funcionales.
Cada vez que el ser humano enfrente un conflicto cognitivo necesitará acomodar
sus esquemas, ampliarlos, lo que le hará avanzar hacia una etapa más elevada de
organización. Cada vez que se activan los procesos de asimilación y acomodación, se
generan conflictos de tipo cognitivo. Estos conflictos son simplemente contradicciones
entre las expectativas o representaciones que el sujeto tiene acerca de un problema
determinado y los resultados que le ofrece el medio; sólo la toma de conciencia de un
nuevo dato que contradiga lo aceptado por el sujeto modificará su razonamiento.
3. Esquema
?
¿Cómo describirías dos esquemas que hayas tenido que
acomodar para asimilar la información recibida en este
capítulo?
Los esquemas también pueden ser entendidos como una familia de conductas
susceptibles de reproducirse y sobre todo de generalizarse, es decir, representan la
posibilidad de aplicar la misma acción a nuevos contenidos y objetivos.
56
Son una totalidad en el sentido gestáltico y funcionan por sí mismos de manera
organizada.
Cuando un estímulo sirve de alimento a cierto esquema, la asimilación de esta
experiencia cambia la estructura como una totalidad a través de un fenómeno de
Reacción Circular. (Revisa el dibujo de la página 29).
No todo estímulo puede ser incorporado dentro de cualquier esquema de asimilación.
Por ejemplo, un esquema de succión no puede ser incorporado en un esquema de
audición.
Un mismo estímulo puede servir de alimento a varios esquemas similares: por ejemplo
el biberón puede estimular el esquema de succión, de visión y de prehensión al mismo
tiempo.
No toda estimulación previa es igual a toda estimulación posterior. Por ejemplo,
cuando el bebé succiona el seno por segunda vez, agrega a esta experiencia la
anterior, haciendo de la segunda una experiencia diferente a la primera; por lo tanto
los esquemas, como entidades unitarias, totales y organizadas, cambian
paulatinamente a medida que nuevos estímulos son asimilados dentro de ellos
(López, 1997).
El esquema, en su forma más simple, es un reflejo, y en su forma más compleja, es un
patrón organizado de respuestas.
Los esquemas permiten complejizar la estructura cognitiva.
Cambian en lo cuantitativo y en lo cualitativo conforme el niño avanza en su desarrollo
cognitivo.
Al principio son sensoriales y matrices pero después se vuelven cognitivos.
Piaget considera que para la evolución intelectual del ser humano se requieren
cuatro factores fundamentales, a saber:
1. Maduración
Está constituida por la interacción del ser humano con el mundo físico. "Constituye
simplemente la fase práctica y casi motora de lo que será la deducción operatoria
posterior..." (p.154). (Piaget e Inhelder, 1984. p.154)
3. Transmisión social
4. Autorregulación
¿Qué es un período?
Su secuencia es invariable:
Las diferentes etapas del desarrollo cognitivo siguen la misma sucesión de manera
constante e igual en todos los individuos.
Cronología variable:
Aunque todos los individuos pasan por las mismas etapas o períodos de desarrollo,
cada uno lo puede hacer a diferentes edades, dependiendo de la calidad del ambiente
donde se desenvuelve y de la cantidad de experiencias sensoriales y cognitivas que el
mismo le ofrezca.
58
¿En cuántos períodos está dividido el desarrollo cognitivo?
También afirma que "El desarrollo mental del niño aparece como una sucesión de
tres grandes construcciones, cada una de las cuales prolonga la precedente,
reconstruyéndola...en un nuevo plano para sobrepasarla una vez más" (Piaget e Inhelder,
1984, p.151).
Período Cronología
Sensiomotriz 0 a 2 años
Preparación para el
2 – 6 años
pensamiento Pre-operacional
conceptual Operaciones concretas 7 – 10
Operaciones formales 11/12 años en adelante
Período sensoriomotriz
Es el período que transcurre entre el nacimiento y los dos años. Recibe el nombre
de sensorio motriz porque el infante debe recurrir a experiencias de tipo sensorial
(chupar, agarrar, oír, ver...) y motrices (agitar, golpear, sacudir...) para conocer,
relacionarse y comenzar la construcción del mundo que lo rodea. De hecho, la palabra
sensoriomotriz indica que el niño crea un mundo práctico totalmente vinculado con sus
deseos de satisfacción física en el ámbito de su experiencia sensorial inmediata (Maier,
1979, Luque y Palacios, 1998).
59
Este período está marcado por un extraordinario desarrollo mental. En sólo
dieciocho meses o en dos años el niño conquista, a través de la percepción y el
movimiento, todo el universo práctico que le rodea. Esto es toda una revolución, es decir,
"mientras que en el punto de partida de este desarrollo el recién nacido lo refiere todo a sí
mismo, o más concretamente, a su propio cuerpo, en la meta, esto es, cuando se inicia el
pensamiento y el lenguaje, el niño se sitúa ya prácticamente como elemento o cuerpo
entre los demás, en un universo que él ha construido paulatinamente y que siente ya
exterior a sí mismo" (Piaget, 1994, p. 18).
Además agrega
Luego de tomar conciencia del mundo exterior y hacer contacto con él, el niño
empezará a darse cuenta de que tales objetos existen aunque no los vea; conforme
busque objetos y personas de su mundo, empezará a formar la imagen mental de un
mundo que contiene algo más que su propio yo.
60
Intenta hacer una definición propia de:
Estadio
Reacciones circulares
¿Qué es un estadio?
Su sucesión sigue una secuencia lógica que se repite en todas las personas; es decir,
se debe pasar por estadio a, luego por b y posteriormente por c y d, respectivamente.
Su orden es universal.
61
Al nacer, existen dos tipos de reflejos: el reflejo neurológico común (patelar,
aquiliano, entre otros) y el sensorio motriz propiamente dicho. Los primeros están
constituidos por patrones de estímulo respuesta que no son alterados por la experiencia,
aunque la maduración neurológica puede modificarlos; los segundos están descritos
como patrones de estímulos respuestas relativamente automáticas que requieren
estímulos para su estabilización y son modificados por la experiencia, constituyendo
unidades de conducta básica de donde emergen las conductas complejas (López, 1997).
Los principales reflejos que el niño aplica son succión y prehensión, luego se
agregan los esquemas de visión y audición. A pesar de su fragilidad e indefensión, la
actividad refleja hace del recién nacido un ser activo, ya que los reflejos innatos le
proporcionan un repertorio conductual mínimo pero suficiente para sobrevivir. La conducta
refleja se pone en evidencia de manera automática cuando se producen determinados
estímulos.
Algunos reflejos del recién nacido están relacionados con estados internos del
organismo, corno hambre, sueño, presión en la vejiga, mientras que otros se vinculan a
continuos cambios en el entorno físico, corno un objeto en movimiento, una luz que
aparece, un ruido repentino.
Este estadio está constituido por las primeras reacciones del niño ante el medio
circundante y que no son producto de sus reflejos sino de su actividad. Aunque las
acciones se centran en el propio cuerpo, todavía no existe intencionalidad. El niño, por
ejemplo, agarra un objeto por agarrar y no con la intención de sujetarlo ni de lanzarlo.
62
Es en este momento cuando se constituyen los primeros hábitos que dependen
directamente de la actividad del niño... pero el hábito no es aún inteligencia...sólo está
basado en un esquema sensomotor de conjunto, en donde no existen...diferencias entre
medios y fines (Piaget e Inhelder, 1984, p. 20).
En este lapso el niño comienza a tener mayor interés por el ambiente; sus
acciones son alocéntricas, es decir, se dirigen hacia el medio externo de manera
repetitiva. Ahora es capaz de coordinar dos esquemas que ya haya adquirido. Sus
acciones sobre el medio pueden tener consecuencias interesantes para él en atención a
que ya está en la posibilidad de llevar a cabo actividades manuales guiadas visualmente.
Se considera que este es el intervalo en el cual el niño trata de usar procedimientos
destinados a hacer permanecer los espectáculos interesantes; no se detiene solamente a
tocar y sujetar objetos sino que también se motiva por las actividades que es capaz de
crear con ellos, logrando grandes avances en las habilidades manuales y en la
coordinación óculo-manual.
a) Se acentúa la atención del niño en lo que ocurre en su entorno; por ello se detiene a
observar los objetos nuevos por más tiempo.
b) Puede anticipar eventos, por ejemplo, se da cuenta de que saldrá a la calle cuando
se le coloca determinado calzado o ropa.
63
c) Aparece claramente la intencionalidad en la acción y las primeras coordinaciones
de tipo instrumental medios-fines. Por ejemplo, el niño se encuentra jugando en
su cuna y ve lejano a él un objeto que atrapa su atención pero al cual no puede
llegar; como en este estadio el niño observa con más detenimiento, se da cuenta
de que el objeto deseado está amarrado con una cuerda a la que él sí tiene acceso.
¿Qué hace el niño para obtener el objeto? Hala la cuerda, arrastra hacia sí el objeto
y toma el juguete deseado. En esta secuencia ha evidenciado actos de inteligencia
que en una etapa anterior de su desarrollo no hubiera podido demostrar.
Se les llama reacciones circulares terciarias porque las mismas aparecen como
una complicación de las reacciones circulares secundarias a través de la manipulación
progresiva de las propiedades de los objetos; es decir, el niño pareciera explorar los
objetos nuevos en sí y observar sus reacciones. La continua exploración lleva al niño a
descubrir gradualmente nuevos usos de los objetos y a concebirlos como una entidad
diferente a él.
En este estadio el niño "experimenta para ver". Por ejemplo, lanza al piso una y
otra vez un objeto para descubrir cómo cae, qué le ocurre al caer.
64
Analízalo en el lenguaje directo del autor:
1. Imitación diferida
Es un juego que el niño inventa, a veces copiando la realidad (como cuando juega
a tomar té usando las tacitas y plato que le compraron para ello) y a veces dando un
significado propio al objeto (un cepillo de barrer se convierte en un caballo, un pitillo es
una espada).
3. El dibujo
Es una imagen gráfica intermedia entre el juego y la imagen mental que suele
aparecer después de los dos años.
4. Imagen mental
5. Evocación verbal
65
Principales adquisiciones en el período sensorio motriz
Cuadro N° 3:
Estados Adquisiciones
1 Adaptaciones innatas, ejercicios reflejos Aplicación de la actividad refleja.
2 Reacción circular primaria (primeras Aparecen nuevas conductas que no dependen
adaptaciones adquiridas, esquemas de la actividad del sujeto.
simples) No hay intencionalidad en la acción. Aparece la
actividad ideomotriz.
Las acciones se centran en el propio cuerpo.
3 Reacción circular secundaria (coordinación El sujeto comienza a coordinar esquemas.
de esquemas simples) Las acciones son alocéntricas (se dirigen hacia
el ambiente).
Hay más interés por el ambiente.
4 Coordinación de esquemas secundarios e Aparece la conducta intencional.
inicios de la intencionalidad Es posible anticipar eventos.
Se puede superar un obstáculo para alcanzar
un objeto.
Se adquiere la noción de objeto permanente.
5 Reacción circular terciaria El niño experimenta para ver.
(experimentación activa de nuevas Crea secuencias de conductas para tratar con
coordinaciones) situaciones nuevas.
Descubre nuevos usos de los objetos y los
concibe como diferentes a él.
6 Invención de nuevas coordinaciones por Esbozo en la adquisición de imagen interior.
combinación mental de representaciones Inventa nuevos medios a través del trabajo
mental de una exploración interna.
Aparece la imitación diferida.
Realiza representaciones mentales que le
permiten liberarse de sus propias acciones.
Se cierra el estadio con la adquisición de la
capacidad semiótica.
Logros Limitaciones
• Establecimiento de conducta intencional.
• Prevalece una inteligencia del aquí y el
• Construcción de la noción de permanencia ahora.
del objeto y primeras representaciones.
• No hay memoria de pasado ni proyección
• Acceso a la función simbólica o capacidad de futuro.
semiótica.
66
Puedes ver que durante los primeros meses de vida extrauterina los bebés son
incapaces de distinguir entre su "yo" y su mundo exterior, de diferenciar los objetos de las
sensaciones que le producen mientras los ve, los oye, los succiona o los agarra. Durante
este primer período de la vida, el infante va construyendo, gracias a su propia actividad,
una inteligencia que se llama "práctica" o "sensoriomotora" por cuanto supone su
capacidad para realizar actos que pueden considerarse inteligentes en el sentido de
distinguir entre medios y fines o de adaptarse a situaciones nuevas; pero esto sólo lo
puede realizar cuando los objetos o las personas están presentes, ya que todavía no
puede re-presentárselos, mediante imágenes mentales, ni expresar su recuerdo con
símbolos o palabras. Transcurridos aproximadamente 18 o 20 meses de vida, ya él ha
construido un mundo en el que los objetos y el espacio que los contiene son estables,
puede evocarlos cuando no están presentes, referirse a ellos de forma simbólica y
comunicarse con los demás mediante los signos del lenguaje (Ochaíta, 1985).
Período pre-operacional
Este período es considerado como una etapa preparatoria para la aparición de las
operaciones concretas; se extiende entre los dos y los seis años, aproximadamente. Es
bueno recordar que las edades no son una chaqueta de fuerza; las diferencias
individuales implican la existencia de niños que pueden salir de este período antes de la
edad prevista por Piaget.
Egocentrismo
67
El concepto de egocentrismo desapareció casi por completo de las obras del autor
después de haberlo dado a conocer, debido a las múltiples críticas de que fue objeto por
ser un término con connotaciones múltiples y ambiguas. Sin embargo, sigue siendo en el
niño una conducta manifiesta, sea cual fuere el nombre que se le pretenda dar. Pese a
ello, si vamos más allá en la aplicación de este conocimiento, al apegamos a la definición
piagetiana de egocentrismo, caracterizado como "confusión del pensamiento propio con el
de los demás y por la tendencia a centrarse en el punto de vista propio" (Piaget e
Inhelder, 1984), vale la pena cuestionar la existencia de adultos egocéntricos, pues el
adulto no posee la incapacidad de colocarse en el lugar del otro. Cuando un adulto decide
no hacerla no se trata de egocentrismo sino de egoísmo.
Confusión del pensamiento propio con el que los demás y con las cosas
Centración
68
Un largo discurso referido a lo que se espera del niño en el aula o en la casa será
inútil, mientras que una instrucción u orden sencilla y específica logrará el objetivo
propuesto con menos esfuerzo y más efectividad.
Como adulto, tú debes haber superado esta incapacidad común a los 3 años
de edad. Por lo tanto, ante una situación problemática o una toma de decisiones,
pregúntate: ¿estoy considerando todos los factores de este problema o sólo estoy
pensando en uno de ellos? Si sólo estás pensando en uno (s) y no estás
considerando el todo, detente antes de actuar pues, de lo contrario, estás cercano a
tomar una decisión equivocada, teniendo la capacidad de decidir algo mejor.
69
Irreversibilidad
Como adulto, tú has superado esa característica. Debes recordarlo al realizar una
tarea con el fin de comenzar a poner en práctica un proceso llamado metacognición, que
será tratado en otro capítulo de este libro y que te será sumamente útil para tu
enriquecimiento cognitivo.
Atadura perceptual
El niño se deja llevar por las apariencias que ofrecen los elementos de un
problema o situación. Por ejemplo: Si le colocamos al frente una hilera de caramelos
alineados y le pedimos que coloque otra fila frente a esta hilera, de manera que exista una
correspondencia uno a uno, al preguntarle si hay la misma cantidad de caramelos
responderá que sí. Pero luego, si varías la agrupación de los caramelos ante su vista,
dejará de admitir la correspondencia entre los dos conjuntos y dirá: "ahora hay más en la
hilera de arriba porque es más larga".
Obsérvalo gráficamente:
Pensamiento simbólico preconceptual: Este pensamiento, propio del niño cuya edad
oscila entre 2 y 4 años de edad, se caracteriza por un afianzamiento de la función
simbólica en sus diferentes manifestaciones: lenguaje, juego simbólico, imitación diferida
e imagen mental. Comprende los siguientes elementos:
Lenguaje preconceptual: Como está lejos de alcanzar los conceptos propiamente dichos,
el niño se vale de sus primeras nociones y las utiliza en su proceso de adquisición del
lenguaje.
Pensamiento intuitivo (4-7 años): a partir de los 4 años una nueva estructuración
cognitiva se vuelve posible. Según Piaget, en esta etapa se puede sostener una
conversación continua con el niño y pueden proponérsele breves experiencias en las que
manipula objetos diversos.
71
Durante el período preoperacional, aunque el objeto ya está interiorizado a través del
simbolismo del lenguaje, no tiene lugar aún la flexibilidad del pensamiento operatorio
característico del niño en edad escolar. En esta fase properacional, el niño no logra
conservar / reconocer al objeto una vez que éste se disfraza o transforma porque la
variación externa del mismo arrastra el resto de su totalidad. Al niño no le es factible
establecer una operación mental interna que le haga comprender que el cambio de
apariencia del objeto no implica un cambio total
SENSORIOMOTRIZ PREOPERACIONAL
Gracias a la capacidad simbólica, es
Relaciona las diferentes acciones y capaz de abarcar simultáneamente
percepciones de una en una. diferentes acontecimientos y situaciones.
Tiende al conocimiento como tal de la
Tiende a la satisfacción práctica, al éxito acción.
de la acción.
Actúa de manera mediada sobre la
Trabaja sobre los objetos y situaciones realidad (a través de signos y símbolos) y
mismas, a través de las acciones y se libera espacialmente (puede evocar
percepciones. algo que no está presente) y
temporalmente (puede evocar el pasado o
anticipar el futuro inmediato).
Esta etapa se ubica cronológicamente entre los 7-11/12 años y marca un paso
más avanzado en el desarrollo de la captación del objeto, el cual ha sido internalizado al
final del período sensoriomotriz. Las nuevas adquisiciones alcanzadas en esta fase
proporcionan una mayor consistencia al conocimiento del objeto, lo cual permite realizar
operaciones mentales de seriación y clasificación, entre otras.
72
coherencia, estabilidad y movilidad. En este momento de la vida del ser humano es
cuando el pensamiento se vuelve verdaderamente lógico.
La intuición propia del período pre operacional es ya una acción interiorizada pero
la misma permanece aislada, cambiante y muy dependiente de los indicios perceptivos;
progresivamente, estas acciones aisladas se integran en sistemas de acciones en las que
unas pueden anular o compensar otras anteriormente ejecutadas. ¿Recuerdas el caso de
los dos envases A y B con igual cantidad de líquido? El niño ahora logra comprender,
después de vaciar el líquido en el envase C, que el ancho del primer envase es
compensado por la altura del segundo. El niño ahora realiza operaciones.
En este período pueden combinarse dos acciones en una nueva acción. Tal
integración de las acciones mentales constituye un verdadero sistema, de manera que
puede decirse que el individuo "opera" sobre el ambiente, sobre su realidad, la
transforma, la cambia. Al integrarse la operación a un sistema, le concede al pensamiento
operatorio un equilibrio que está ausente en el pensamiento intuitivo del período anterior
(Martí,. 1998).
Las operaciones en este período son llamadas concretas... en, el sentido de que
afectan directamente a los objeto y aún no a hipótesis enunciadas verbalmente, como en
el caso de las operaciones proposicionales... forman la transición entre la acción y las
estructuras lógicas más generales que implican una combinación y estructura de grupo
de las dos formas posibles de reversibilidad" (Piaget e Inhelder, 1984, p. 103). Esto
implica que tienen que estar ligadas al presente inmediato y no al mundo de lo posible.
De esta manera, permanecen dependientes de la acción y de la particularidad de las
situaciones.
Un docente que actúe coherentemente con esta teoría procurará, para el logro de
competencias en sus alumnos de 1° a 6° grado de Educación Básica, que sus clases
propicien la vivencia concreta de los contenidos planteados en los objetivos de los
programas. En vez de plantear situaciones hipotéticas, procurará ejemplificar su clase
utilizando como instrumentos de mediación los recursos que el alumno pueda percibir
concretamente y no ejemplos abstractos carentes de significación para aquel.
74
Período de las operaciones formales
Aunque en las operaciones concretas el niño tiene capacidad cognitiva para situar
el objeto dentro de un contexto temporo espacial que lo delimita y lo afina, adquiriendo la
capacidad de reconocerlo después de transformarlo, clasificarlo, organizarlo y ordenarlo,
sin embargo, todavía no es capaz de prever situaciones en un plano lejano a su
inmediatez, a lo real. Con el advenimiento de las operaciones formales ya el joven logra
superar esta limitación e ir mas allá de clasificar y organizar el objeto, pudiendo
desarraigarlo del presente y predecir en su imaginación una lógica de transformaciones
en un futuro no existente.
Para indagar acerca de los avances en esta etapa, Piaget realizó un trabajo
empírico haciendo uso del denominado Método Clínico, el cual consistía en presentar a
los sujetos una serie de tareas relacionadas con la física, la química y otras disciplinas
científicas; por ejemplo: flotación de cuerpos, oscilación de péndulos, vasos
comunicantes. En cualquier caso, el joven podía disponer de una serie de materiales que
serían manipulados en busca de la elaboración de una respuesta a los experimentos
planteados por el autor. Sus explicaciones eran rigurosamente registradas por el
observador a fin de identificar las estrategias o habilidades cognitivas aplicadas por el
sujeto.
Es una estrategia esencial que diferencia el pensamiento del joven respecto al del
niño de la etapa anterior. Al planteársele un problema, no sólo tiene en cuenta los datos
reales presentes, sino que además puede abrir un abanico de posibilidades y prever todas
las situaciones y relaciones causales posibles entre sus elementos para luego
contrastadarlas con la realidad a través de la experimentación. Con esto lo real se
convierte en un subconjunto de lo posible.
75
El carácter hipotético-deductivo
El carácter proposicional
Las proposiciones son afirmaciones sobre “lo que puede ser posible". Son de
naturaleza puramente abstracta e hipotética, independiente de la realidad concreta. El
joven se sirve de proposiciones verbales para formular sus hipótesis y los razonamientos
que aplica, así como los resultados alcanzados en su indagación empírica. Al razonar no
tanto con los objetos reales como sobre los posibles, el joven ahora tiene la posibilidad de
trabajar con representaciones proposicionales de los mismos.
76
En esta etapa, el adolescente es capaz de formularse juicios sobre conceptos
abstractos como amor, honor, verdad, justicia; de entender metáforas sin requerir vínculos
con objetos físicos o acontecimientos reales. Sin embargo, estos planteamientos han sido
objeto de críticas y de re comprobaciones empíricas por otros teóricos encontrándose que
“…las cosas no resultan tan sencillas, porque...las investigaciones realizadas en los
últimos veinte años señalan que el pensamiento formal no se adquiere tan fácilmente ni
de forma tan homogénea como predijeron Piaget e Inhelder" (Carretero y Cascón, 1998,
p.318). Se sugiere que el acceso a un nivel de pensamiento formal estaría relacionado
con el grado de instrucción del sujeto que ejecuta las operaciones de carácter formal y
con el grado de familiaridad que posea con la tarea implicada en la operación.
Construye con todas ellas un mapa mental que te permita resumir los postulados
básicos de la teoría de Piaget.
1. Todo desarrollo sigue una dirección unitaria. Las progresiones en desarrollo responden
a un orden integrado por cinco fases distintas.
5. Todo desarrollo se ajusta a una misma secuencia. Los fenómenos de desarrollo reflejan
una tendencia natural al cambio, desde una complejidad simple hacia otra cada vez más
acentuada.
77
6. Cada aspecto del desarrollo comienza con experiencias o problemas corrientes y
concretos. Sólo después de dominar totalmente una experiencia concreta, el desarrollo se
orienta hacia el conocimiento de su correspondiente abstracción.
Bajo este criterio ético de comprensión y respeto a los postulados del autor, nos
aventuramos a derivar las siguientes implicaciones y aplicaciones de la teoría de Piaget
para la educación:
Implicaciones
Aplicaciones
Respete las diferencias individuales de sus alumnos y les permita avanzar de manera
diferenciada de acuerdo con el nivel madurativo alcanzado.
Tome como punto de partida los contenidos escolares significativos en la vida del niño
y por los cuales él siente curiosidad.
79
80
LECTURA 5
Vigotsky, L. (1998). Pensamiento y Lenguaje. La
Habana: Editorial Pueblo y Educación. pp. 6-15 y 34-
73.
81
Piaget trata de escapar a esta dualidad imperiosa adhiriéndose a los hechos. Evita
deliberadamente la generalización aún en su propio campo y tiene especial cuidado en no
traspasar los dominios relacionados con la lógica, la teoría del conocimiento o la historia
de la filosofía. El empirismo puro le parece el único terreno seguro. Nos dice que su libro
es "primero y por sobre todo una colección de hechos y documentos, los nexos que unen
los distintos capítulos no son más que aquellos que un método único puede proporcionar
a diversos descubrimientos, de ningún modo los que corresponden a la exposición
sistemática". Realmente, su fuerte es el desentrañamiento de nuevos hechos, el análisis
cuidadoso de los mismos, su clasificación –la “'habilidad, como lo ha puntualizado muy
bien Claparede, de prestar atención a su mensaje. Desde las páginas de Piaget una
avalancha de hechos, grandes o pequeños, que descubren nuevas perspectivas o
agregan algo a conocimientos previos, revolucionan la psicología infantil. Su método
clínico prueba un instrumento realmente inapreciable para el estudio de los complejos
conjuntos estructurales del pensamiento del niño en sus transformaciones evolutivas;
Piaget unifica sus diversas investigaciones brindándonos imágenes coherentes y detalla-
das de la vida real.
Según Piaget, el nexo que unifica todas las características específicas de la lógica
en el niño es el egocentrismo de su pensamiento, y refiere a este rasgo central todos los
otros que encuentra, como el realismo intelectual, el sincretismo y la dificultad para
comprender las relaciones. Describe el egocentrismo como algo que ocupa, genética,
estructural y funcionalmente, una posición intermedia entre el pensamiento autista y el
dirigido.
82
El pensamiento dirigido es consciente, persigue propósitos presentes
en la mente del sujeto que piensa. Es inteligente, es decir, se adapta a la
realidad y se esfuerza por influir sobre ella. Es susceptible de verdad y error
(...) y puede ser comunicado a través del lenguaje. El pensamiento autista
es subconsciente, las metas que persigue y los problemas que se plantea
no están presentes en la conciencia. No se adapta a la realidad externa,
pero crea una realidad de imaginación y sueños. Tiende, no a establecer
verdades, sino a satisfacer deseos y a permanecer estrictamente individual
e incomunicable como tal por medio del lenguaje, puesto que opera
fundamentalmente con imágenes; para poder ser comunicado debe acudir a
métodos indirectos, evocando por medio de símbolos y de mitos los pensa-
mientos que lo guían3.
83
Para resumir, diremos que el autismo es la forma original y primera del
pensamiento; la lógica aparece relativamente tarde, y el pensamiento egocéntrico es el
vínculo genético entre ellos.
Aunque esta concepción nunca fue presentada por Piaget en forma coherente y
sistemática, constituye, sin embargo, la piedra fundamental de su edificio teórico. En
verdad, ha afirmado más de una vez, el supuesto de la naturaleza intermedia del
pensamiento del niño es hipotético, pero también ha dicho que esta hipótesis se aproxima
tanto al sentido común, que muy difícilmente podría debatirse el hecho mismo del
egocentrismo, el cual, según él, deriva de la naturaleza de la actividad práctica del niño y
del desarrollo tardio de las actividades sociales.
Antes de esta edad Piaget tiende a ver penetrar el egocentrismo en todos los
aspectos. Considera la totalidad de los fenómenos de la rica variedad de la lógica infantil
como directa o indirectamente egocéntricos. Dice, inequívocamente, que el sincretismo,
una expresión importante del egocentrismo, invade todo el pensamiento del niño tanto en
la esfera verbal como en la perceptiva. Aún después de los 7 u 8 años, cuando comienza
a configurarse el pensamiento socializado, las formas egocéntricas no se desvanecen
súbitamente, desaparecen de las operaciones perceptuales, pero permanecen
cristalizadas en el área más abstracta del simple pensamiento verbal.
84
II
Además de los pensamientos que el niño expresa posee muchos más que quedan
sin formular. Algunos de estos, según Piaget, permanecen inexpresados, precisamente
porque son egocéntricos, es decir, incomunicables. Para transmitirlos deben poseer la
capacidad de adoptar el punto de vista de otros. "Se podría decir que un adulto piensa
socialmente aun cuando esté solo, y un chico de menos de 7 años piensa y habla
egocéntricamente aun en sociedad”11.
Así, el coeficiente de pensamiento egocéntrico debe ser mucho más alto que el
coeficiente de lenguaje egocéntrico. Pero son los datos del lenguaje, que pueden ser
medidos, los que suministran las pruebas documentales sobre las que Piaget basa su
concepción del egocentrismo infantil. Sus explicaciones del habla egocéntrica y del
egocentrismo en general son idénticas. "En primer lugar no existe una verdadera vida
social sostenida entre niños menores de 7 u 8 años; en segundo término el lenguaje
social real, esto es, el usado en la actividad básica. del niño –el juego– es un lenguaje
tanto de gestos, movimientos y mímica como de palabras12.
85
Con el propósito de precisar qué causas lo determinan y qué circunstancias lo
provocan, organizamos las actividades de un modo semejante al de Piaget, pero
agregando una serie de frustraciones y dificultades, Por ejemplo, cuando un niño se
disponla a dibujar se encontraba súbitamente con que no habla papel o los lápices de
color que necesitaba. En resumen, obstruyamos su actividad espontánea enfrentándolo
con problemas. Comprobamos que en estas situaciones difíciles, el coeficiente de
lenguaje egocéntrico llegaba casi a duplicarse en comparación con el índice normal que
da Piaget para la misma edad, y también en comparación con nuestro propio Índice, para
niños que no se enfrentaban con esas dificultades. El niño intentaba entender y remediar
la situación hablando consigo mismo: "¿dónde está el lápiz? Necesito uno azul. Pero no
importa, pinto con el rojo y lo mojo con agua, se va a poner oscuro y va a parecer azul".
86
La concepción revisada de la función del lenguaje egocéntrico debe también influir
en nuestra concepción del destino posterior de este y llevarnos a considerar el problema
de su desaparición en la edad escolar. Las experiencias pueden suministrar evidencia
indirecta, pero no una respuesta definitiva sobre las causas de este fenómeno. Sin
embargo, los datos obtenidos parecen confirmar, de modo dominante, la siguiente
hipótesis: la etapa egocéntrica es un período de transición en la evolución, que va del
lenguaje verbal al interiorizado. Observamos que cuando los más pequeños encontraban
obstáculos, su comportamiento era muy distinto al de los mayores. Frecuentemente el
niño examinaba la situación en silencio y encontraba luego la solución. Cuando se le
preguntaba qué estaba pensando daba respuestas en voz alta, las cuales se hallaban
muy cerca del pensamiento del preescolar. Esto indicaba que las mismas operaciones
mentales que los pequeños llevan a cabo a través del lenguaje egocéntrico se encuentran
también relegadas al lenguaje interiorizado, sin sonido, en el escolar.
El habla interiorizada del adulto representa su ''pensamiento para si" más que la
adaptación social; tiene la misma función que el lenguaje egocéntrico en el niño y las
mismas características estructurales: tijera del contexto sería incomprensible, porque
omite "nombrar" lo que es obvio para "el que habla". Estas similitudes nos conducen a
suponer que cuando desaparece el habla egocéntrica no es que se atrofie simplemente,
sino que ''permanece oculta", es decir, se convierte en lenguaje interiorizado. Nuestra
observación acerca de la edad en que este cambio tiene lugar y enfrenta al niño con
situaciones difíciles en que debe valerse tanto del lenguaje egocéntrico como de la
reflexión en silencio, indica que ambos pueden ser funcionalmente equivalentes. Nuestra,
hipótesis es que el proceso del lenguaje interiorizado se desarrolla y se toma estable
aproximada- mente al comienzo de la edad escolar y que este hecho causa la rápida
caída del lenguaje egocéntrico que se observa en esta etapa.
87
Nosotros consideramos que el desarrollo total se produce en esta forma: la función
primaria de las palabras, tanto en los niños como en los adultos, es la comunicación, el
contacto social. Por lo tanto, el primer lenguaje del niño es esencialmente social; primero
es global y multifuncional; más adelante sus funciones comienzan a diferenciarse. A cierta
edad, el lenguaje social del niño se encuentra dividido, de forma bastante aguda, en habla
egocéntrica y comunicativa. (Preferimos utilizar el término comunicativo en lugar de la
forma de lenguaje que Piaget llama socializado, pues con este término se presupone que
el lenguaje ha sido otra cosa antes de convertirse en social.) Desde nuestro punto de
vista, las dos formas, tanto la comunicativa como la egocéntrica son sociales, aunque sus
funciones difieran. El lenguaje social emerge cuando el niño transfiere las formas de
comportamientos sociales, participantes a la esfera personal interior de las funciones
psíquicas. La tendencia del niño a transferir a sus procesos interiores patrones de
comportamiento que fueron anteriormente sociales es bien conocida por Piaget. Él
describe en otro contexto cómo los argumentos entre niños dan lugar a los comienzos de
la reflexión lógica. Sucede algo similar, creemos, cuando el pequeño comienza a
conversar consigo como lo ha estado haciendo con otros, porque cuando las
circunstancias lo fuerzan a detenerse y pensar, él ya está listo para pensar en voz alta. El
lenguaje egocéntrico, extraído del lenguaje social general, conduce, a su debido tiempo,
al habla interiorizada; que sirve tanto al pensamiento autista como al simbólico.
88
III
Dentro de los limites del presente estudio no es posible evaluar todos los aspectos
de la teoría de Piaget sobre el' desarrollo intelectual; nuestro interés se centra en la
concepción de este, respeto al papel del egocentrismo en la relación desarrollo y lenguaje
del pensamiento. Sin embargo, puntualizaremos brevemente aquellos de sus supuestos
básicos teóricos y metodológicos que consideramos erróneos, así como los hechos que
deja de tener en cuenta al caracterizar el pensamiento en el niño.
89
camino para la satisfacción de necesidades y el de adaptación a la realidad no pueden ser
considerados como separados y opuestos uno al otro. Una necesidad sólo puede ser
realmente satisfecha a través de una determinada adaptación a la realidad. Más aún, no
existe nada que pueda considerarse como una adaptación por la adaptación misma,
siempre está dirigida por la necesidad. Este es un axioma inexplicablemente descuidado
por Piaget.
90
El segundo punto que consideramos limitado y por lo tanto revisable es, en
general, la aplicabilidad de los descubrimientos de Piaget con respecto a los niños. Sus
trabajos lo conducen a creer que el niño es impermeable a la experiencia. Él mismo traza
una analogía que consideramos esclarecedora: el hombre primitivo, dice, aprende por
experiencia sólo en unos pocos y limitados casos especiales de actividad práctica, y cita
como ejemplos de estos casos raros la agricultura, la caza y los objetos manufacturados.
"Pero este contacto parcial y efímero con la realidad no afecta en lo más mínimo, el curso
general de su pensamiento. Esto mismo es cierto también para los niños.”15 No podemos
decir que la agricultura y la caza sean contactos insignificantes con la realidad en el caso
del hombre primitivo, pues constituyan prácticamente toda su existencia. La opinión de
Piaget puede ser verdadera para el grupo particular de niños que él estudió, pero no tiene
significación universal. Él mismo dice la causa de la especial cualidad del pensamiento
que observó en sus niños: "El niño nunca se pone real y verdaderamente en contacto con
las cosas porque no trabaja. Juega con ellas, o las da por sentadas”16. Las uniformidades
en el desarrollo establecidas por Piaget, se aplican al medio dado bajo las condiciones de
su estudio. No son leyes de la naturaleza, pero están histórica y socialmente
determinadas. Piaget también ha sido criticado por Stem por no tomar suficientemente en
cuenta la importancia de la situación social y el medio ambiente que la conversación del
niño sea mas egocéntrica o más social depende no sólo de la edad, sino también de las
condiciones circúndantes. Piaget observó niños jugando juntos en un jardín de infantes
particular, y sus coeficientes son válidos sólo para este medio ambiente especial. Cuando
la actividad de los niños es solamente el juego este se acompaña de extensos soliloquios.
Stem pone de relieve que en un jardín de infantes alemán en el que se desarrollaban más
actividades de grupo, el coeficiente de egocentrismo era algo menor, y que en el hogar la
conversación de los niños tiende a ser predominantemente social desde edad muy
temprana. Si esto es verdad para los niños germanos, la diferencia entre los niños
soviéticos y
los del jardín de infantes de Ginebra será aún mayor, Piaget admite, en el prólogo a la
edición rusa de su libro, que es necesario comparar el comportamiento de niños de
diferentes medios sociales para poder distinguir lo social de lo individual en su
pensamiento. Por esta razón, da la bienvenida a la colaboración con los psicólogos
soviéticos. Nosotros también estamos convencidos de que el estudio del desarrollo del
pensamiento de niños procedentes de diferentes medios sociales, y especialmente de
niños que a diferencia de los de Piaget trabajen, nos conducirá a resultados que permitan
formular leyes con una esfera de aplicación mucho más amplia.
91
NOTAS
92
CAPÍTULO V
Un estudio experimental
de la formación del concepto
Hasta hace muy poco, el trabajo de quien quisiera ocuparse del estudio de la
formación de conceptos, se hallaba obstaculizado por la falta de un método experimental
que permitiera observar la dinámica interna del proceso.
Así, cada uno de estos métodos tradicionales separa la palabra del material
perceptivo y opera con uno u otro. Pero se ha dado un gran paso adelante con la creación
de un método que posibilita la combinación de ambas partes. El nuevo método introduce
en el marco experimental palabras sin sentido, que en un primer momento no significan
nada para el sujeto; incluye asimismo conceptos absurdos, y atribuye cada palabra sin
sentido a una combinación particular de atributos del objeto, para los cuales no existe ni
una palabra ni un concepto determinados con anterioridad. Por ejemplo, en los
experimentos de Ach1 la palabra gatsun comienza a significar gradualmente: "grande y
pesado" y la palabra fal, "pequeño y liviano". Este método puede ser utilizado tanto con
niños como con adultos, puesto que la solución del problema no presupone experiencia
previa o conocimiento por el sujeto. Tiene también en cuenta que el concepto no es una
93
formación aislada, osificada, que no sufre cambios, sino una parte activa del proceso
intelectual, comprometida constantemente en servir a la comunicación, a la comprensión y
a la solución de problemas. El nuevo método enfoca la investigación de las condiciones
funcionales de la formación del concepto.
Esta caracterización del proceso de formación del concepto, sin embargo, resulta
todavía insuficiente. Los niños pueden hacerse cargo y entender la tarea experimental,
bastante tiempo antes de los 12 años, pero hasta esa edad no son capaces de formar
nuevos conceptos. Los mismos estudios de Ach demostraron que los niños difieren de los
adolescentes y los adultos, no en la forma en que comprenden el objetivo, sino en la
94
forma en que su mente trabaja para alcanzarlo. El detallado estudio experimental de
Usnadze3 sobre la formación del concepto en los preescolares, también demostró que un
niño de esa edad enfoca los problemas tal como lo hace el adulto cuando opera con
conceptos, pero emprende su solución de un modo totalmente distinto. Sólo nos resta
sacar la siguiente conclusión: no son la finalidad o la tendencia determinante sino otros
factores que no han sido explorados por estos investigadores, los responsables de la
diferencia
esencial entre el pensamiento conceptual del adulto y las formas de pensamiento
características de los niños pequeños.
Todas las funciones psíquicas superiores son procesos mediatizados, y los signos,
los medios básicos utilizados para dominarlos y dirigirlos. El signo mediatizador está
incorporado a su estructura como una parte indispensable, verdaderamente central del
problema en su totalidad. En la formación del concepto ese signo es la palabra, que
desempeña primero el papel medio y más tarde se convierte en su símbolo. En las
experiencias de Ach no se ha prestado suficiente atención a este papel de la palabra; su
estudio, aunque posee el mérito de haber desacreditado de una vez y para siempre el
punto de vista mecanicista de la formación del concepto, no ha revelado la verdadera
naturaleza del proceso, genética, funcional o estructuralmente; ha tomado una dirección
errada con su interpretación puramente teleológica, que llega a afirmar que la finalidad
misma crea la actividad apropiada por vía de la tendencia determinante, es decir, que el
problema encierra en sí su propia solución.
II
95
En aspectos tan importantes, este procedimiento trastoca los experimentos de Ach
sobre la formación del concepto. Él comienza facilitando al sujeto un período de práctica o
aprendizaje; puede manipular los objetos y leer las palabras sin sentido, escritas en cada
uno de ellos, antes de que se le haya explicado la consigna de la tarea a realizar. En
nuestras experiencias el problema se presenta desde el comienzo de la prueba y
permanece así durante toda su ejecución, aunque los indicios para la solución se
introducen paso a paso, con cada nueva vuelta de una figura. Decidimos realizar así esta
secuencia, porque creemos que es necesario enfrentar al sujeto con la tarea para poner
en movimiento todo el proceso. La introducción gradual de los medios de solución nos
permite estudiar el desarrollo completo de la formación del concepto en todas sus fases
dinámicas.
III
96
No obstante, la tarea cultural por sí no explica el mecanismo de desarrollo que
acaba en la formación de conceptos. El investigador debe dirigir sus esfuerzos a
comprender los vínculos intrínsecos entre las tareas externas y la dinámica del desarrollo,
y considerar la formación del concepto como una función del crecimiento social y cultural
total del adolescente, que afecta no sólo los contenidos sino también el método del
pensamiento de este. El nuevo uso significativo de la palabra, su utilización como un
medio para la formación del concepto, es la causa psicológica inmediata del cambio
radical que se produce en el proceso intelectual al llegar al umbral de la adolescencia.
IV
Los niños pequeños dan su primer paso hacia la formación del concepto, cuando
colocan juntos un número de objetos en cúmulos inorganizados o en un "montón", para
poder resolver un problema que los adultos solucionarían normalmente formando un
nuevo concepto. El montón, que consta de objetos dispares, agrupados sin ningún
fundamento, revela una extensión difusa y no dirigida del significado del signo (palabra
artificial) hacia objetos no relacionados, unidos por casualidad en la percepción del niño.
En esta etapa el significado de la palabra denota para el niño nada más que una
conglomeración sincrética, vaga, de los objetos individuales, los cuales, por alguna razón,
se encuentran unidos en su mente en una imagen que, debido a su origen sincrético, es
altamente inestable.
98
En un complejo, los vínculos entre sus componentes son más concretos y
verdaderos que abstractos y lógicos, de modo que no clasificamos a una persona como
perteneciente a la familia Petrov, a causa de alguna relación lógica entre él y los otros
portadores del nombre, sino que esta se establece a partir de los hechos.
VI
Más que la asociación por similitud es la asociación por contraste la que guía al
niño para compilar una colección. Esta forma de pensamiento, sin embargo, se combina a
99
menudo con la asociativa propiamente dicha, descrita con anterioridad, y da como
resultado una colección basada en principios mixtos. A través del proceso el niño deja de
adherirse al principio que había aceptado originariamente como la base para el
agrupamiento; introduce la consideración de una característica distinta, de modo que el
grupo resultante se convierte en una colección mixta, tanto de formas como de colores.
VII
100
Por lo tanto, la cadena de complejos puede ser considerada la forma más pura de
este tipo de pensamiento. A diferencia del complejo asociativo, cuyos elementos están
ante todo interconectados a través de un elemento –el núcleo del complejo–, la cadena
compleja no tiene núcleos, existen solamente relaciones entre elementos aislados.
Un complejo no se eleva por sobre sus elementos como lo hace un concepto, sino
que se funde con los objetos concretos que lo componen. Esta fusión de lo general y lo
particular, del complejo y sus elementos, esta amalgama psíquica, como la llama Wemer,
es la característica distintiva del pensamiento complejo y de la cadena compleja en
particular.
VIII
El complejo difuso se caracteriza por la fluidez de cada atributo que une los
elementos aislados. Por medio de vínculos difusos e indeterminados se forman grupos de
objetos o imágenes perceptualmente concretos. En nuestras experiencias, por ejemplo,
para armonizar con un triángulo amarillo, un niño podría seleccionar tanto trapezoides
como triángulos, puesto que los primeros le hacían pensar en triángulos con la parte
superior cortada. Los trapezoides pueden conducir a los cuadrados, estos a los
hexágonos, los hexágonos a los semi- círculos y finalmente a los círculos. El color, como
fundamento de la selección, es del mismo modo fluctuante y variable. Los objetos
amarillos pueden ser seguidos muy bien por los verdes, del mismo modo que del verde se
puede pasar al azul y de este al negro.
Los complejos resultantes de este tipo de pensamiento son tan indefinidos que, de
hecho, no tienen límites. Así como las tribus bíblicas deseaban multiplicarse hasta que
sus miembros fueran incontables como las estrellas del cielo o las arenas del mar, el
complejo difuso de la psiquis infantil es una especie de familia, que posee la facultad
ilimitada de expandirse agregando más y más individuos al grupo original.
101
primer tipo comprende objetos fuera de la esfera de su conocimiento practico; estos
vínculos se basan, naturalmente, en atributos confusos, irreales, inestables.
IX
Debemos considerar este tipo de complejo con algún detalle, puesto que
desempeña un papel predominante en el pensamiento de la vida real del niño, y es un
importante eslabón transicional entre el pensamiento en complejos y la verdadera
formación del concepto.
XI
Hemos visto, con la claridad que sólo puede suministrar el análisis experimental,
las diversas etapas y formas del pensamiento en complejos. Este análisis permite
descubrir, de un modo esquemático, la verdadera esencia del proceso genético de la
formación del concepto, y por lo tanto suministra la clave para entenderlo tal cual se
desarrolla en la vida real. Pero un proceso, experimentalmente inducido, de la formación
del concepto no refleja nunca el desarrollo genético tal como ocurre en la vida. Las formas
básicas del pensamiento concreto que hemos enumerado no aparecen en la realidad
como estados puros, sino que se intercalan en las distintas fases. El análisis morfológico
desarrollado hasta aquí debe ser seguido por uno funcional y genético. Trataremos de
conectar las formas del pensamiento en complejos, descubiertas en las experiencias, con
las formas del pensamiento en complejos en el desarrollo real del niño, y enfrentar ambas
series de observaciones para constatarlas.
103
Fundándonos en nuestras experiencias obtuvimos las siguientes conclusiones: en
la etapa de los complejos, los significados de las palabras, tal como son percibidos por el
niño, se refieren a los mismos objetos que el adulto tiene en mente, lo cual asegura el
entendimiento mutuo, aunque debemos advertir que el niño piensa lo mismo de un modo
diferente, por medio de distintas operaciones mentales. Trataremos de verificar esta
proposición comparando nuestras observaciones con los datos sobre las peculiaridades
de la mente infantil y el pensamiento primitivo en general, recopilados con anterioridad por
la ciencia psicológica.
Evidentemente, el niño une estos objetos concretos de acuerdo con los principios
de un complejo, y tales formaciones espontáneas de complejos componen en su totalidad
el primer capítulo del desarrollo histórico de las palabras del niño.
Hay un ejemplo bien conocido que se cita con frecuencia: el uso, por el niño, del
cuá-cuá para designar, primero, un pato que nada en un estanque, después, cualquier
liquido, incluso leche dentro de una botella; y si llega a ocurrir que ve una moneda cuyo
símbolo sea un águila, también pronunciará el sonido cuá-cuá para designar la moneda y
luego cualquier objeto redondo semejante. Esta es una típica cadena de complejos; cada
nuevo objeto incluido tiene algún atributo en común con otro elemento, pero los atributos
sufren infinitos cambios.
Existe también una característica muy interesante del pensamiento primitivo que
nos muestra al pensamiento complejo en acción, y pone de manifiesto las diferencias
entre los conceptos y los pseudo-conceptos. Este rasgo –que Levy-Bruhl fue el primero en
notar en los pueblos primitivos, Storch en los insanos y Piaget en los niños– ha sido
designado comúnmente como participación. El término se aplica a la relación de identidad
parcial o íntima interdependencia establecida por el pensamiento primitivo entre dos
objetos o fenómenos, que realmente no tienen ni contigüidad ni otra conexión reconocible.
XIII
XIV
XV
XVI
Aun en los niños más pequeños, los objetos o situaciones que tienen algunos
rasgos en común evocan respuestas; en la más temprana etapa preverbal, los niños
están a la expectativa de situaciones similares que los conduzcan a resultados idénticos.
Una vez que el nido ha asociado una palabra con un objeto, la aplica prontamente a un
nuevo objeto que le impresiona como similar al primero en algunos aspectos. Los
conceptos potenciales, entonces, pueden ser formados tanto en la esfera perceptual
como en la del pensamiento práctico, en relación con las acciones –sobre a base de
impresiones similares en el primer caso y de significados funcionales, semejantes, en el
gundo. El último es una importante fuente de conceptos potenciales. Es bien conocido
que hasta la primera edad escolar los significados funcionales de las palabras tienen un
papel muy importante en el pensamiento infantil; cuando le pedimos al niño que aplique
una palabra nos dirá qué es lo que puede hacer el objeto designado por ella o más –
frecuentemente– qué puede hacerse con él. Aun los conceptos abstractos se interpretan
en el lenguaje de la acción concreta; "razonable quiere decir que no me ponga en la
corriente de aire cuando estoy acalorado".
109
Un concepto emerge solamente cuando los rasgos abstraídos son sintetizados
nuevamente y la síntesis abstracta resultante se convierte en el instrumento principal del
pensamiento. El papel decisivo en este proceso, como lo muestran nuestros
experimentos, lo desempeña la palabra, usada deliberadamente para dirigir todos los
procesos de la formación del concepto avanzado8.
XVII
110
La dificultad mayor es la aplicación de un concepto, finalmente aprendido y
formulado en un nivel abstracto, a nuevas situaciones concretas que puedan ser
consideradas en estos términos abstractos, un tipo de transferencia que, usualmente, se
denomina solo hacia el final del período adolescente. La transición de lo abstracto a lo
concreto resulta tan ardua para el joven, como la primera transición de lo concreto a lo
abstracto. A partir de nuestras experiencias, no cabe duda que en este punto, de todos
modos, la descripción de la formación del concepto suministrada por la psicología
tradicional, que reproduce simplemente el esquema de la lógica formal, se encuentra
totalmente desligada de la realidad.
111
NOTAS
5.
* La prueba en detalle es la siguiente: "El material utilizado en las pruebas para la
formación del concepto consta de veintidós trozos de madera de color, forma, peso y
tamaño variados. Hay cinco colores diferentes, cinco formas diferentes, dos alturas (altos
y chatos) y dos tomados de la superficie horizontal (grande y pequeño). En un costado de
cada figura que el sujeto no ve está escrita una de estas cuatro palabras sin sentido: lag,
bile, mur, cev. Sin tener en cuenta ni el color ni la forma, lag está escrito en las figuras
altas y grandes; bik, en todas las chatas y grandes; mur, en las altas y pequeñas, y cev,
en las chatas y pequeñas. Al comienzo de las experiencias todas las figuras de madera se
encuentran bien mezcladas sobre una mesa frente al sujeto (…), el examinador da vuelta
a una de ellas (la que sirve para explicar la consigna), la muestra, lee su nombre, le pide
al sujeto que elija una, entre ellas, que él considere puede pertenecer al mismo tipo. Una
vez que el sujeto ha realizado lo que se le pide (…).el examinador da vuelta a una, de las
figuras 'mal' elegidas, muestra que es de un tipo diferente y lo anima a continuar. Después
de cada nuevo intento se invierte cada una de las figuras mal seleccionadas. Como el
número de las maderas dadas vuelta aumenta, el sujeto va adquiriendo las bases para
descubrir cuáles son las características de las figuras a las cuales se refieren las palabras
sin sentido. Tan pronto como realiza este descubrimiento comienza a adjudicarse las
palabras a un determinado tipo de objetos (lag, para las figuras grandes y altas; bik para
las grandes y chatas), y van ganándose así los nuevos conceptos para los cuales el
idioma no posee denominaciones. El sujeto puede entonces completar la tarea agrupando
los cuatro tipos indicados bajo las palabras sin sentido. Así, el uso de los conceptos tiene
un definido valor funcional para la realización requerida por esta prueba. A partir de la
naturaleza de los grupos que construye y de los procedimientos que utiliza, puede
inferirse si realmente se ha trabajado con el pensamiento conceptual, para tratar de
resolver el problema, ya que cada paso de este razonamiento casi refleja esta
manipulación de las figuras. El primer abordaje del problema, el uso del ejemplo, la
respuesta a la corrección, el descubrimiento de la solución: todas estas etapas de la
experiencia suministran datos que pueden servir como indicadores del nivel de
pensamiento del sujeto."
112
* "En muchos casos el grupo o grupos creados por el sujeto tienen casi la misma
apariencia que la de una clasificación consistente, y la falta de una verdadera base
conceptual no se revela hasta que se requiere al sujeto que opere con las ideas que
sustentan este agrupamiento. Esto ocurre en el momento de la corrección, cuando el
examinador da vuelta a una de las figuras elegida erróneamente y mientras que la palabra
escrita es diferente de la que se encuentra en la figura muestra; por ejemplo, 'que no es
mur. Este es uno de los puntos críticos de la experiencia.
"Por otra parte, su comportamiento visible al comienzo del experimento puede haber sido
un intento de clasificación; puede haber colocado todas las figuras rojas con el modelo,
procedimiento bastante consistente (...), y haber declarado que piensa que esas figuras
rojas son los murs. Ahora el examinador da vuelta a uno de los objetos elegidos y muestra
que tiene un nombre diferente. El sujeto mira cómo se lo aparta, o lo aparta él mismo,
pero esto es todo lo que hace, no intenta apartar las otras figuras rojas del ejemplo mur.
Ante la pregunta del examinador de si todavía piensa que las figuras que quedan
pertenecen al grupo y son mur, contesta con seguridad: Sí, esas deben estar juntas
porque son rojas.' Esta respuesta sorprendente nos muestra una actitud totalmente
incompatible con una aproximación a una clasificación verdadera y demuestra que los
grupos que ha formado son realmente pseudo-clases."
9. K. GROSS: Das Seelenleben des Kindes, Reuther & Reichard, Berilo, 1913.
*En este capitulo debe quedar bien aclarado que las palabras también cumplen una
función importante, aunque distinta, en las diversas etapas del pensamiento en complejos.
Por lo tanto, consideramos el pensamiento complejo como una etapa en el desarrollo del
pensamiento verbal, a diferencia de otros autores que extienden el término complejo
hasta la inclusión del pensamiento preverbal y aún de la ideación primitiva de los
animales.
113
114
CAPÍTULO VI
¿Qué sucede en la mente infantil cuando recibe los conceptos científicos que se le
enseñan en la escuela? ¿Cuál es la relación entre la asimilación de la información y el
desarrollo interno del concepto científico en la conciencia del niño?
115
León Tolstoi, con su profundo conocimiento de la naturaleza de la palabra y su
significado, percibió mucho más claramente que otros educadores la imposibilidad de
retransmitir simplemente un concepto de maestro a alumno. Él cuenta sus intentos de
enseñar la lengua literaria a los niños campesinos "traduciendo" primero su propio
vocabulario al idioma de las leyendas populares y luego este al ruso literario. Describió
que no se puede enseñar a los niños la lengua literaria por medio de explicaciones
artificiales, memorizaciones compulsivas y repetición, como se enseña una lengua
extranjera. Tolstoi escribe:
Debemos admitir que varias veces hemos intentado (...) hacer esto y
hemos encontrado siempre un disgusto invencible en los niños, quienes
nos demostraron que estábamos en la huella equivocada. Estas
experiencias nos han dejado la certidumbre de que es casi imposible
explicar el significado de una palabra (...) Cuando se trata de aclarar, qué
quiere decir, por ejemplo, "impresión", se pone en su lugar otro vocablo
igualmente incomprensible, o una serie completa de palabras con una
conexión entre ellas tan incomprensible como la palabra misma. Lo que el
niño necesita [dice Tolstoi) es una oportunidad para adquirir nuevos
conceptos y palabras del contexto lingüístico general.
Cuando él ha escuchado o leído una palabra desconocida en una oración
igualmente incomprensible, y en otra oportunidad otra frase, comienza a
tener una idea vaga del nuevo concepto y tarde o temprano (...) sentirá la
necesidad de usarla; una vez que la ha utilizado, la palabra y el concepto
son suyos (...) Pero, suministrar los conceptos a los alumnos
deliberadamente, estoy convencido, es tan imposible y fútil como querer
enseñar a caminar a un niño por las leyes de equilibrio1.
116
Pero, al mismo tiempo, existen algunos errores en el razonamiento de Piaget que
disminuyen el valor de sus concepciones. Aunque sostiene que el niño al formar un
concepto estampa en él las características de su propia mentalidad, tiende a aplicar esta
tesis solamente a los conceptos espontáneos y afirma que sólo ellos pueden ilustramos
verdaderamente sobre las cualidades especiales del pensamiento del niño; deja de
considerar, pues, la interacción entre los dos tipos y los enlaces que los unen en un
sistema total de conceptos en el curso del desarrollo intelectual del niño. Estos errores
conducen a otro. Uno de los principios básicos de la teoría de Piaget es que la
socialización progresiva del pensamiento es la verdadera esencia del desarrollo mental
del niño. Pero si sus concepciones de la naturaleza de los conceptos no espontáneos
fuera correcta, se podría deducir que un factor tan importante en la socialización del
pensamiento infantil, como es el aprendizaje escolar, no está relacionado con el proceso
evolutivo interno. Esta inconsistencia es el punto débil de las concepciones de Piaget,
tanto teórica como prácticamente.
117
Cuando impartimos al niño el conocimiento sistemático le enseñamos muchas
cosas que no puede ver o experimentar directamente, ya que sus conceptos científicos y
espontáneos difieren con la experiencia que él tiene; en su actitud hacia los objetos se
puede esperar que estos conceptos sigan diferentes caminos de desarrollo, desde los
comienzos hasta la forma definitiva.
Estas fueron las consideraciones que nos guiaron al separar el concepto científico
de los conceptos formados en la vida diaria y a someterlos a un estudio comparativo. Para
ilustrar el tipo de pregunta que intentamos responder, permítasenos tomar el concepto
"hermano" –un concepto típicamente cotidiano que Piaget utiliza hábilmente para
determinar una serie de peculiaridades del pensamiento infantil– y compararlo con la
noción de "explotación" que se introduce al niño en sus clases de ciencias sociales. ¿Su
desarrollo es igual o diferente? ¿El término "explotación" repite simplemente el curso
evolutivo del vocablo "hermano", o es psicológicamente un concepto de un tipo diferente?
Nuestra opinión es que estas dos nociones deben diferir tanto en su desarrollo como en
su funcionamiento y que las dos variantes del proceso de formación del concepto se
influyen mutuamente durante su evolución.
II
118
Piaget demostró que los conceptos del escolar se caracterizan,
fundamentalmente, por la falta que este tiene del conocimiento consciente de las
relaciones, aunque las utiliza correctamente de un modo espontáneo, irreflexivo.
Investigó, asimismo, el significado de la palabra porque, entre niños de 7 a 8 años,
utilizando la oración: "mañana no quiero ir a la escuela porque estoy enfermo". La
mayoría de los niños respondieron: "significa que está enfermo", y otros dijeron: "significa
que no quiere ir a la escuela". El niño no puede darse cuenta que la pregunta no se refiere
a los hechos aislados de la enfermedad o de la ausencia escolar sino a la conexión;
aunque aprende, sin lugar a dudas, el significado de la oración. Espontáneamente, el uso
de la palabra porque es correcto, pero no sabe cómo utilizarla deliberadamente. Así, no
puede terminar esta oración sin caer en un error: "el hombre se cayó de la bicicleta
porque (...)", y frecuentemente utiliza la consecuencia en lugar de la causa ("porque se
rompió el brazo"). El pensamiento infantil no es deliberado y no tiene conciencia de sí
mismo. ¿Cómo puede entonces el niño alcanzar eventualmente el conocimiento y dominio
de sus propios pensamientos? Para explicar el proceso, Piaget cita dos leyes
psicológicas:
Una es la ley del conocimiento formulado por Claparède, quien demostró por
medio de interesantes experiencias que la aprehensión de las diferencias precede a la de
las semejanzas. El niño reacciona bastante naturalmente de modo similar ante objetos
semejantes, y no tiene necesidad de tomar conciencia de su forma de respuesta, en tanto
que las disimilitudes crean un estado de inadaptación que conduce al conocimiento. Las
leyes de Claparède establecen que cuando más
fácilmente usamos una relación en la actividad, menos conscientes somos de ella;
tomamos conciencia de lo que estamos haciendo en proporción con la dificultad que
experimentamos para adaptamos a una situación.
Piaget utiliza las leyes mencionadas para explicar el desarrollo del pensamiento
que tiene lugar entre el séptimo y el duodécimo años de vida. Durante este período las
operaciones mentales del niño entran repetidamente en conflicto con el pensamiento
adulto, sufren fracasos y derrotas a raíz de la deficiencia de su lógica; estas experiencias
dolorosas le crean la necesidad de cobrar conciencia de sus conceptos.
Para resolver esta aparente paradoja debemos volver a las leyes básicas que
gobiernan el desarrollo psicológico. Una de ellas es que la conciencia y el control
aparecen solamente en la última etapa del desarrollo de una función, después de haber
sido utilizada y puesta en práctica inconsciente y espontáneamente. Para poder someter
una función al control intelectual y volitivo primero debemos poseerla.
120
La etapa de las funciones indiferenciadas en la infancia es conducida por la
diferenciación y el desarrollo de la percepción en la primera infancia y el desarrollo de la
memoria en el preescolar, para mencionar sólo los aspectos sobresalientes del desarrollo
mental en cada edad. La atención, que es un correlato de la estructuración de lo que es
percibido y recordado, participa en su desarrollo. Consecuentemente, el niño que se
encuentra en edad de ingresar a la escuela posee, de una forma más o menos madura,
las funciones que deberá aprender a controlar conscientemente. Pero los conceptos, o
mejor dicho los preconceptos, que es como deben denominarse en esa edad, comienzan
a desarrollarse apenas a partir de los complejos, y sería realmente un milagro si el niño
pudiera tener conciencia de ellos y gobernarlos durante el mismo período. Para que esto
fuera posible, la conciencia no sólo tendría que tomar posesión de sus funciones aisladas
sino también crearlas.
121
La instrucción escolar induce el tipo generalizador de percepción y desempeña así
un papel decisivo al hacer que el niño tenga conciencia de su propio proceso mental. Los
conceptos científicos, con su jerarquía sistemática de interrelaciones, parecen ser el
medio dentro del cual se desarrollan en una primera etapa el conocimiento y las
destrezas; más tarde estos conceptos serán transferidos a otros conceptos y a otras
áreas del pensamiento. La conciencia reflexiva llega al niño a través de los "portales" de
los conceptos científicos.
122
III
Es verdad que esta última afirmación es obvia; existe realmente un nivel mínimo
necesario. Sin embargo, este punto de vista unilateral da como resultado una serie de
nociones erróneas. Si se supone que la memoria, la atención y el pensamiento se han
desarrollado hasta el punto en que pueden ser enseñadas la escritura y la aritmética,
¿puede el estudio de las mismas tener algún efecto sobre la memoria, la atención y el
pensamiento? La respuesta de la psicología clásica es afirmativa, en tanto considera que
ejercitan estas funciones, pero el proceso de desarrollo como tal no cambia, nada nuevo
acaece en el crecimiento mental del niño, ha aprendido a leer y esto es todo. Esta
concepción, característica de una vieja teoría educacional, tiñe los escritos de Piaget,
quien cree que el pensamiento del niño atraviesa determinadas fases y etapas sin tener
en cuenta la instrucción que pueda recibir, la cual sigue siendo un factor extraño. El
indicador del nivel de desarrollo del niño no es lo que ha aprendido a través de la
instrucción, sino la forma en que piensa sobre los temas acerca de los cuales no se le ha
enseñado nada. Aquí la separación y, asimismo, la oposición entre instrucción y
desarrollos se lleva a su posición extrema.
123
La segunda teoría concerniente al desarrollo y la instrucción identifica los dos
procesos. Originalmente expuesta por James, basa a ambos en la asociación y formación
de hábitos, de modo que la instrucción se convierte en sinónimo de desarrollo. Este
enfoque disfruta de cierto reavivamiento en el presente, con Thorndike como protagonista
principal. La reflexologia, que ha trasladado el asociacionismo al lenguaje de la fisiología,
ve el desarrollo intelectual del niño como una acumulación gradual de reflejos
condicionados y el aprendizaje es considerado exactamente en la misma forma. Puesto
que la instrucción y el desarrollo son idénticos, no puede surgir entre ellos ninguna
relación concreta.
Primero, Koffka admite alguna interdependencia entre los dos aspectos del
desarrollo. Sobre la base de un número de hechos demuestra que la maduración de un
órgano depende de su funcionamiento, el cual se perfecciona a través del aprendizaje y la
práctica. La maduración, a su vez, provee nuevas oportunidades para el aprendizaje. Pero
Koffka postula simplemente la influencia mutua, sin examinar en detalle la naturaleza.
Segundo, esta teoría introduce una nueva concepción del proceso educacional mismo,
como la formación de nuevas estructuras y el perfeccionamiento de las viejas. La
instrucción está entonces en armonía con el papel estructural significativo. Una
característica básica de cualquier estructura es su independencia de la sustancia original;
puede ser transferida a otros medios. Una vez que un niño haya formado una
determinada estructura o aprendido cierta operación, estará capacitado para aplicarla en
otras áreas. Le hemos dado una pequeña cantidad de instrucción y ha ganado una
pequeña fortuna en desarrollo. El tercer punto en el que esta teoría puede compararse
favorablemente con respecto a las otras es su concepción de la relación temporal entre
instrucción y desarrollo. Puesto que la instrucción dada en un área puede transformar y
reorganizar otras áreas del pensamiento del niño, no sólo puede seguir a la maduración o
marchar a su lado sino también precederla y adelantar su progreso. Una contribución
importante para la teoría eléctrica que no debería ser subestimada es admitir que las
diferentes secuencias temporales son igualmente posibles e importantes.
Esta teoría nos enfrenta con un viejo tema enfocado bajo una nueva apariencia, el
planteo casi olvidado de la disciplina formal, generalmente asociado a la posición de
Herbart, que sostiene que la instrucción de determinadas materias desarrolla las
facultades mentales en general, aparte de impartir conocimiento sobre el tema. y
desarrollar destrezas específicas. En la práctica esto conduce a las formas más
reaccionarias de instrucción, tales como los "clásicos gimnasios" rusos y alemanes, que
ponían un énfasis sin medida en la enseñanza del griego y el latín como fuentes de la
"disciplina formal". El sistema fue eventualmente descartado porque no estaba de acuerdo
con las finalidades prácticas de la moderna educación burguesa. Dentro de la psicología
misma, en una serie de investigaciones, Thorndike hizo todo lo posible para desacreditar
la disciplina formal, considerándola un mito, y para probar que la instrucción no tiene
efectos transcendentes sobre el desarrollo. Su crítica es convincente en cuanto se aplica
a las exageraciones absurdas de la teoría de la disciplina formal, pero no afecta al meollo
de la misma.
124
En su esfuerzo para refutar la concepción de Herbart, Thorndike experimentó con
las funciones más limitadas, más especializadas y más elementales. Desde el punto de
vista de una teoría que le reduce todo el aprendizaje a la formación de enlaces
asociativos, la elección de la actividad puede involucrar muy pocas diferencias. En
algunas experiencias trató de que los sujetos se ejercitaran para distinguir entre
longitudes relativas de varias líneas, y trató de establecer entonces si la práctica
aumentaba su habilidad para distinguir entre tamaños de ángulos. Naturalmente, se
encontró con que esto no sucedía. La influencia de la instrucción sobre el desarrollo ha
sido postulada por la teoría de la disciplina formal, solamente en relación con materias
tales como las matemáticas o idiomas, que Involucran vastos complejos de funciones
psíquicas. La habilidad para distinguir la longitud de Líneas no influye en la habilidad para
distinguir entre ángulos, pero el estudio del idioma nativo –con su concomitante
intensificación de los conceptos– puede tener todavía alguna relación con el estudio de la
aritmética. El trabajo de Thorndike las presenta como si fueran dos tipos de instrucción: la
ejercitación, estrechamente especializada, de alguna destreza, que incluye la formación y
el ejercicio de los hábitos y que se encuentra más a menudo en las escuelas de artes y
oficios para adultos, y el tipo de instrucción impartido a los niños, que pone en actividad
amplias áreas de la conciencia. La idea de la disciplina formal puede tener poca relación
en el primer tipo, pero muy bien puede resultar válida para el segundo. Mantiene el
razonamiento de que en los procesos superiores que emergen durante el desarrollo
cultural del niño, la disciplina formal puede desempeñar un papel que no cumple en los
procesos más elementales; todas las funciones superiores tienen en común la conciencia,
la abstracción y el control. De acuerdo con las concepciones teóricas de Thorndike, las
diferencias cualitativas entre las funciones superiores e inferiores son ignoradas en sus
estudios de la transferencia de la ejercitación.
La escritura también exige del niño una acción analítica. Cuando este habla es
muy difícil que tenga conciencia de los sonidos que pronuncia y casi no es consciente de
las operaciones mentales que realiza. Al escribir debe comprender la estructura del
sonido de cada palabra, analizarlo, y reproducirlo en símbolos alfabéticos que debe haber
estudiado y memorizado con anterioridad. Del mismo modo, deliberado, debe colocar las
palabras en una cierta secuencia para formar una oración. El lenguaje escrito requiere
trabajo consciente, pues su relación con el lenguaje interiorizado es distinta a la del
lenguaje oral; este último precede al lenguaje interiorizado en el curso del desarrollo,
mientras que el lenguaje escrito sigue al interiorizado y presupone su existencia (el acto
de escribir implica una interpretación del habla interiorizada). Pero la gramática del
pensamiento no es la misma en los dos casos. Hasta se podría decir que la sintaxis del
lenguaje interiorizado es exactamente lo opuesto a la sintaxis del lenguaje escrito, con el
habla oral entre los dos.
126
El lenguaje interiorizado es habla condensada, abreviada. El lenguaje escrito se
despliega hasta su grado más amplio. El lenguaje interiorizado es casi totalmente
''predictivo'', puesto que la situación, o el tema, es siempre conocido por el que piensa. El
lenguaje escrito, por el contrario, debe explicar la situación en su totalidad para que
resulte inteligible. El cambio desde el lenguaje interiorizado, compacto al máximo, al
lenguaje escrito sumamente detallado, requiere lo que se ha llamado una semántica
deliberada una estructuración intencional de la trama del significado. Todas estas
características del lenguaje escrito explican por qué su desarrollo, en la infancia, queda
rezagado con respecto al oral. La causa de esta discrepancia se encuentra en la habilidad
del niño para la actividad espontán-
ea y no consciente y su falta de destreza para la actividad abstracta y deliberada'. Nos lo
demostraron nuestros estudios: las funciones psicológicas en las cuales se basa el
lenguaje escrito aún no han comenzado a desarrollarse en su exacto sentido cuando se
comienza la enseñanza de la escritura, y esta debe erigirse sobre procesos rudimentarios
que recién comienzan a surgir.
La gramática es una materia que parece ser de escaso uso práctico. A diferencia
de otros temas escolares no facilita al niño nuevas destrezas, él ya conjuga y declina
antes de ingresar en la escuela. Se ha manifestado en alguna ocasión que la escuela
podría prescindir de la instrucción gramatical. Sólo podemos responder que nuestros
análisis muestran claramente que el estudio de la gramática es de una importancia
principalísima para el desarrollo mental del niño.
128
4. En la cuarta serie enfrentamos un problema que no había recibido atención
suficiente en el pasado, pero que consideramos de importancia fundamental para el
estudio del aprendizaje y el desarrollo.
La mayoría de las investigaciones que tienen que ver con el aprendizaje escolar
miden el nivel de desarrollo mental del niño y le hacen solucionar determinados
problemas standardizados. Se supone que el problema que puede resolver por sí solo
indica el nivel de su desarrollo mental en ese momento. Pero de este modo sólo puede
ser medida la parte del desarrollo del niño que se ha completado, mas está muy lejos de
constituir su historia completa. Nosotros hemos intentado un enfoque diferente al
descubrir que la edad mental de dos niños era, por decirlo así, de 8 años; les dimos a
cada uno de ellos problemas más difíciles que aquellos con los que podían desenvolverse
solos y apenas les facilitamos una ayuda: el primer paso de una solución, un planteo
indicador o algún otro modo de apoyo. Descubrimos que un niño, en cooperación, podía
resolver problemas destinados para los de 12 años, mientras que el otro no podía pasar
de los asignados a los de 9. La discrepancia entre la edad mental real y el nivel de
desarrollo próximo, en nuestro ejemplo, era de cuatro para el primero y dos para el
segundo. ¿Podemos decir realmente que el desarrollo mental de ambos era el mismo? La
experiencia ha demostrado que el niño con una zona más amplia de desarrollo próximo
tendrá un mejor rendimiento escolar. Esta medida brinda una clave más útil que la de la
edad mental, para la dinámica del progreso intelectual.
IV
Bajo nuestra guía, Zh.I. Shif condujo una investigación sobre el desarrollo de los
conceptos científicos en la edad escolar9.
130
Terminación correcta de los fragmentos de oraciones
Segundo grado Cuarto grado*
Fragmentos que terminan
en porque
En el mismo nivel de edad (segundo grado), las oraciones con aunque presentan
un cuadro diferente, los conceptos científicos no marchan delante de los espontáneos.
Sabemos que las relaciones adversativas aparecen más tarde en el pensamiento
espontáneo del niño que las relaciones causales. Un niño de esa edad puede aprender a
usar conscientemente el porque, puesto que ya lo domina en el uso espontáneo, pero
como no sucede lo mismo con el aunque, naturalmente no puede usarlo de forma
deliberada en su pensamiento "científico"; en consecuencia, el porcentaje de éxito resulta
igualmente bajo en ambas series de pruebas.
131
Nuestros datos muestran rápidos progresos en la solución de problemas que
incluyen conceptos diarios: en cuarto grado los fragmentos que terminan en porque se
completan correctamente con igual frecuencia, tanto en el material científico como en el
cotidiano. Esto apoya, nuestra afirmación de que el dominio de un nivel superior en el
área de los conceptos científicos eleva también el nivel de los conceptos espontáneos.
Una vez que el niño ha adquirido conciencia y control en un tipo de conceptos, todos los
formados previamente se reconstruyen de acuerdo con él.
Creemos que nuestros datos aseveran la presunción de que desde el principio los
conceptos científicos y espontáneos del niño –por ejemplo "explotación" y "hermano"– se
desarrollan en dirección inversa, comienzan apartados y avanzan hasta encontrarse. Este
es el punto clave de nuestra hipótesis.
No es sorprendente que exista una analogía entre la interacción del idioma propio
y el foráneo y la de los conceptos científicos y espontáneos, puesto que ambos
pertenecen a la esfera del desarrollo del pensamiento verbal. Sin embargo, existen
diferencias esenciales entre ellos. En el estudio de una lengua extranjera la atención se
centra en los aspectos exteriores, fonéticos, físicos del pensamiento verbal; en el
desarrollo de los conceptos científicos, en su aspecto semántico. Los dos procesos de
desarrollo siguen caminos separados aunque similares.
133
No obstante, ambos sugieren una única respuesta a la pregunta de cómo se
forman los nuevos sistemas que son estructuralmente análogos a los primeros: lenguaje
escrito, idioma extranjero, pensamiento verbal en general. La evidencia experimental
suministrada por nuestros estudiantes refuta la teoría del cambio o del desplazamiento, la
cual establece que las etapas posteriores repiten el camino de la primera, incluyen la
recurrencia de dificultades ya superadas en el plano inferior. Todas las evidencias
obtenidas por nosotros sostienen la hipótesis de que
sistemas análogos se desarrollan en direcciones inversas, en los niveles superiores y en
los inferiores; cada sistema influye sobre el otro y se benefician recíprocamente sus
puntos fuertes.
Los conceptos no descansan en la mente infantil como los guisantes en una vaina,
sin ningún enlace entre ellos. Si este fuera el caso no sería posible ninguna operación
intelectual que requiera coordinación de pensamientos, ni siquiera cualquier concepción
general del mundo; no podrían existir los conceptos separados, como tales, puesto que su
verdadera naturaleza presupone un sistema.
El estudio de los conceptos infantiles en cada nivel de edad muestra que el grado
de generalidad (planta, flor, rosa) es la variable psicológica básica, de acuerdo con la cual
deben ser significativamente ordenados. Si cada concepto es una generalización,
entonces la relación entre conceptos es una relación de generalidad. El aspecto lógico de
esa relación ha sido estudiado más ampliamente que sus aspectos genéticos y
psicológicos. Nuestro estudio intenta llenar este vacío.
En nuestros experimentos un niño mudo aprendió sin mucha dificultad las palabras
mesa, escritorio, sofá. estante, y así sucesivamente. El término muebles, sin embargo, le
resultó muy difícil de entender. El mismo chico que aprendió con éxito camisa, sombrero,
chaqueta. pantalones, etc., no podía elevarse sobre el nivel de estas series y dominar la
134
expresión ropas. Descubrimos que en un determinado nivel del desarrollo el niño es
incapaz de trasladarse "verticalmente" del significado de una palabra al de otra; o sea, de
entender la relación de generalidad. Todos sus conceptos se encuentran en un nivel,
referidos directamente a objetos, y se delimitan unos a los otros del mismo modo en que
se delimitan a sí mismos: el pensamiento verbal es sólo un componente dependiente del
pensamiento perceptual determinado por los objetos. En consecuencia, esta debe ser
considerada una primera etapa presincrética en el desarrollo del significado de la palabra.
La aparición del primer concepto generalizado muebles" - o "ropas"s tan representativo
cual síntoma de progreso, como la primera palabra significativa.
Las mutuas relaciones múltiples de los conceptos, en las cuales se basa la ley de
equivalencia, están determinadas por sus respectivas medidas de generalidad. Tomemos
dos ejemplos extremos: las primeras palabras del niño (presincréticas) que carecen de
cualquier variación en grado de generalidad y los conceptos de número desarrollados a
través del estudio de la aritmética. En el primer caso, obviamente, cada concepto puede
ser expresado sólo a través de sí mismo, nunca a través de otros conceptos. En el
segundo caso, cualquier número puede ser expresado en innumerables formas debido a
la intimidad de los números, y porque el concepto de cada número contiene también todas
sus relaciones con todos los otros números. "Uno", por ejemplo, puede ser expresado
como "1000 menos 999", o en general como la diferencia entre dos números consecutivos
cualesquiera, o como cualquier número dividido por sí mismo, y de muchas otras formas.
En tanto que la equivalencia depende de las relaciones de generalidad entre conceptos, y
estas son especificas para toda estructura generalizadora, la última determina la
equivalencia de los conceptos dentro de su esfera.
Un objetivo de nuestro estudio sobre los conceptos reales del niño era encontrar
indicios confiables de su estructura de generalización. Solamente con su ayuda podría ser
aplicado provechosamente a la evolución de los conceptos reales del niño, el esquema
genético suministrado por nuestras investigaciones experimentales de los conceptos
artificiales. Ese indicio fue descubierto finalmente en la medida de generalidad del
concepto, que varía en los diferentes niveles de desarrollo, desde las formaciones
sincréticas hasta los verdaderos conceptos. El análisis de los conceptos reales del niño
nos ayudó a determinar también la forma en que difieren los conceptos en los distintos
niveles, en su relación con el objeto y con el significado de la palabra y en las operaciones
intelectuales que posibilitan.
136
La investigación de los conceptos reales cubrió estas lagunas. Se descubrió que
las ideas de los preescolares (las cuales tienen la estructura de los complejos) no
provenían del agrupamiento de imágenes de objetos individuales, sino de la elaboración
de generalizaciones predominantes durante una primera fase. En un nivel más alto
descubrimos una relación análoga entre las viejas y las nuevas formaciones en el
desarrollo de los conceptos aritméticos y algebraicos. La evolución, desde los
preconceptos (que son generalmente los conceptos aritméticos del escolar) hasta los
verdaderos conceptos, tales como los algebraicos de los adolescentes, se realiza
generalizando las generalizaciones del nivel anterior. En la etapa más temprana se han
abstraído y generalizado, en ideas de números, determinados aspectos de los objetos.
Los conceptos algebraicos representan abstracciones y generalizaciones de
determinados aspectos de los números, no de los objetos, y esto significa un nuevo punto
de partida, un plano nuevo y superior del pensamiento.
137
Ahora podemos reafirmar, sobre la base sólida de los datos, que la ausencia de un
sistema es la diferencia psicológica fundamental que distingue a los conceptos científicos
de los espontáneos. Se pudo demostrar que todas las peculiaridades del pensamiento
infantil descritas por Piaget (tales como el sincretismo, la yuxtaposición, la insensibilidad,
la contradicción) radican en la ausencia de un sistema en los conceptos espontáneos del
niño –una consecuencia de las relaciones rudimentarias de generalidad–. Por ejemplo,
cuando el niño se ve perturbado por una contradicción puede considerar las afirmaciones
contradictorias a la luz de algún principio general, dentro de un sistema. Pero cuando un
niño, en las experiencias de Piaget, dice que un objeto se ha disuelto en el agua porque
era pequeño y que otro se ha deshecho porque era grande, efectúa solamente
afirmaciones empíricas de los hechos, que siguen la lógica de las percepciones. En su
mente no se ha producido ninguna generalización de este tipo: "la pequeñez conduce a la
disolución", y por lo tanto las dos afirmaciones no se sienten como contradictorias. Es la
falta de distancia en relación con la experiencia inmediata –y no el sincretismo
considerado como un compromiso entre la lógica de los sueños y la de la realidad– lo que
explica las peculiaridades del pensamiento infantil. Por lo tanto, estas peculiaridades no
aparecen en los conceptos científicos del niño, los que desde su comienzo implican
relaciones de generalidad, es decir, algunos rudimentos de un sistema. La disciplina
formal de los conceptos científicos transforma gradualmente la estructura de los
conceptos espontáneos del niño y ayuda a organizarlos en un sistema, esto promueve el
ascenso del niño a niveles superiores de desarrollo.
138
Retrospectivamente, somos conscientes de algunas omisiones y de algunos
defectos metodológicos, quizá inevitables en un primer enfoque de un campo nuevo. No
estudiamos experimentalmente y en detalle la naturaleza de los conceptos cotidianos del
escolar. Esto nos deja sin los datos necesarios para la descripción del curso completo del
desarrollo psicológico durante la etapa escolar; por lo tanto, nuestra crítica de las tesis
básicas de Piaget no está suficientemente apoyada, como debiera, por hechos confiables,
obtenidos sistemáticamente.
El estudio de los conceptos científicos se enfocó a partir de una sola categoría –la
de las ciencias sociales–, y los conceptos particulares seleccionados para el estudio no
forman o sugieren un sistema inherente a la lógica de la materia. Si bien aprendimos
mucho sobre el desarrollo de los conceptos científicos, comparados con los espontáneos,
aprendimos poco sobre las regularidades específicas del desarrollo de los conceptos
sociológicos como tales. Estudios futuros incluirán conceptos tomados de varios campos
de la instrucción escolar y compararán cada grupo de ellos con un juego de conceptos
diarios, extraídos de un área similar de experiencia.
Estas mismas fallas, sin embargo, resultan útiles para proyectar el desarrollo de
futuras investigaciones. El presente estudio es, sólo el primer paso modesto hacia la
exploración de un área nueva y sumamente promisoria en la psicología del pensamiento
infantil.
139
NOTAS
4. ZH.I. SHIF: "Razvitie zhtejsk ikj i nauchnyki ponjatj". ("The Development of Scientific
and Everyday Concepts"), en Uchpedgiz, Moscú, 1935.
140
MÓDULO
UNIDAD 2
El lenguaje y la comunicación
Objetivo 2
LECTURAS SELECCIONADAS
10. Acosta, V., Moreno, A., Quintana, A., Ramos, V. y Espino, O. (1996). La
evaluación del lenguaje. Granada: Ediciones Aljibe. pp. 36-38.
141
142
LECTURA 6
Goodman, K. (1986). El lenguaje Integral. Argentina:
Aique. pp.15-33.
Mucha gente piensa que si los animales pudieran hablar dirían cosas inteligentes.
Sin embargo, no es así por dos razones: sólo los seres humanos podemos pensar
simbólicamente, esto es, que sistemas de símbolos arbitrarios representen nuestros
pensamientos y a través de ellos nuestras experiencias. sentimientos, emociones y
necesidades. Esto es lo que hace posible el lenguaje humano. Experimentamos también
una intensa necesidad de interactuar socialmente. Esto es lo que hace necesario el
lenguaje humano.
Algunos animales (como por ejemplo los pájaros mynah y los loros) poseen la
habilidad de producir una variedad tan amplia de sonidos como la que los humanos
empleamos al hablar. Pero esos sonidos carecen de la cualidad simbólica del lenguaje
humano: no representan pensamientos. Si nos fuera posible hablar con los animales,
descubriríamos que no tienen nada que decir, que no tienen la capacidad intelectual o la
necesidad de lenguaje que nosotros sí tenemos.
¿Qué es el lenguaje?
Compartir y crecer
Nos servimos del lenguaje para reflexionar sobre nuestras propias experiencias y
para expresárnolas simbólicamente a nosotros mismos, y a través del lenguaje
compartimos con los demás lo que aprendemos. De este modo, la humanidad logra
aprender mucho más de lo que una sola persona sería capaz de conocer. La sociedad
construye así un patrimonio de aprendizajes por medio del lenguaje. Los seres humanos
compartimos incluso las reacciones estéticas y emocionales que nos generan nuestras
experiencias. Las narraciones y la poesía pueden representar hasta tal punto la
experiencia del escritor que al leer u oír esos textos podemos sentir emociones
similares, como si la experiencia que se describiera en ellos fuera también la nuestra. Y
de hecho, en la literatura de ficción, el lenguaje puede crear experiencia.
143
El lenguaje escrito expande enormemente la memoria humana, permitiendo
almacenar muchísimo más conocimiento que el que un cerebro humano singular es capaz
de almacenar. Todavía más: el lenguaje escrito nos pone en relación con gente de
lugares distantes y de diversas épocas, incluso con autores ya desaparecidos. Cuando el
lenguaje escrito pudo ser reproducido a bajo costo y ampliamente difundido, la
información se convirtió en una fuente importante de poder. Consecuentemente, las
limitaciones en el dominio de la lectoescritura o en los usos del lenguaje marcan también
los límites del poder social y personal de los individuos.
Social y personal
El lenguaje no es un don que poseen sólo unos pocos. Todos estamos dotados
para desarrollar el lenguaje y muchos pueden aprender más de una lengua si surge la
necesidad de hacerla. Pero esta universalidad no debe enmascarar lo que significa para
cada individuo el logro de aprender el lenguaje. Incluso cuando somos bebés tenemos la
capacidad y la necesidad de comunicamos con otros, y creamos un lenguaje propio. En
este proceso. nos movemos en la dirección que nos conduce a la lengua de nuestro hogar
y de nuestra comunidad, pero, de todos modos, el lenguaje de cada uno de nosotros
conserva características personales. Cada voz se diferencia de las otras y el lenguaje de
cada persona tiene su estilo distintivo, así como no hay dos individuos que posean las
mismas huellas digitales.
Si el lenguaje fuera sólo algo de uso personal, no sería útil para nuestra necesidad
de comunicamos con los demás. Debemos compartirlo con nuestros padres, nuestros
familiares, nuestros vecinos, nuestros compatriotas. El poder personal para la creación del
lenguaje está limitado y regido por la necesidad social de comprender a otros y ser
comprendidos por ellos, y las características de la lengua individual se inscriben dentro de
las normas de la(s) lengua(s) de la comunidad.
Simbólico y sistemático
Los símbolos carecen de sentido por sí mismos. "Cuando utilizo una palabra" --
decía sardónicamente Humpty Dumpty– "significa exactamente lo que yo he decidido que
signifique, ni más ni menos".
Podemos combinar los símbolos (los sonidos en el lenguaje oral, las letras en el
lenguaje escrito) en palabras y dejar que ellas representen cosas, sentimientos, ideas.
Pero lo que las palabras significan es lo que nosotros, individual y socialmente, decidimos
que signifiquen. Los símbolos deben ser aceptados por los otros si queremos que el
lenguaje nos sea útil, pero, si lo necesitamos, también podemos modificarlos para que
signifiquen cosas nuevas. Las sociedades y los individuos se encuentran en una tarea de
constante incorporación, sustitución o modificación de símbolos, con el propósito de que
satisfagan nuevas necesidades y expresen nuevas ideas.
144
Sin embargo, necesitamos más que símbolos. Necesitamos sistemas de
organización de los símbolos para que no representen únicamente cosas, sentimientos e
ideas, sino también relaciones dinámicas: cómo ocurren los acontecimientos, por qué
ocurren, cómo nos afectan, etcétera. Así como necesita los símbolos, el lenguaje también
requiere un sistema: normas y reglas para su producción que también puedan ser
utilizadas para su comprensión.
Por supuesto, podemos pensar que el lenguaje está compuesto por sonidos,
letras, palabras y oraciones. Pero el lenguaje no puede utilizarse para comunicar a
menos que sea una totalidad sistemática dentro de un contexto. El lenguaje necesita
símbolos, sistematicidad y un contexto de uso.
Diferente y cambiante
Hasta que las sociedades no necesitaron extender su comunicación más allá del
tiempo y del espacio, más allá de la voz humana, no se desarrollaron formas completas
de lenguaje escrito. La gente comenzó a percibir la necesidad de comunicarse con
amigos, familiares o socios que se encontraban lejos. A su vez, la cultura se tornaba de-
masiado compleja para la mera preservación y transmisión oral. El lenguaje escrito se
creó para ampliar la memoria social de la comunidad y su alcance comunicativo.
• En realidad, todas las lenguas son familias de dialectos. Las personas, cuando están
separadas por la distancia, por barreras físicas como ríos, montañas u océanos, por
clases sociales, discriminación racial o segregación legal, desarrollan variaciones
respecto de la lengua que comparten, diferencias en el vocabulario, en la
pronunciación, en la gramática y en los giros o modismos. Los cambios dentro de
cada dialecto reflejan los cambios que han tenido lugar en las experiencias de vida de
cada grupo y son la razón por la que los dialectos se diferencian cada vez más, o al
menos mantienen su distancia distintiva, aun en la era de la comunicación electrónica.
Las escuelas deberían aceptar con placer la naturaleza dinámica y fluida del
lenguaje. Deberían admirarse de la variedad de lenguaje, dialectos y registros de los
alumnos. No hay nada más satisfactorio para los maestros que ayudar a mantener toda la
amplitud del desarrollo lingüístico, en lugar de constreñirlo a lo arbitrariamente consi-
derado "adecuado" o "estándar".
146
Para ser seres humanos plenamente funcionales, las personas debemos
comunicamos. Los niños tienen mucho que aprender a medida que se desarrollan y no se
trata simplemente de una cuestión de maduración (aunque la maduración es un factor
importante de nuestro aprendizaje); ellos deben estar en constante e íntima comunicación
con los otros seres humanos y el lenguaje es la clave de esa comunicación. Es el medio
por el cual llegan a compartir el sentido que los otros le han otorgado al mundo, en la
medida en que procuran encontrar ese sentido para sí mismos. Los niños aprenden el
lenguaje porque necesitan sobrevivir. Y les resulta sencillo aprenderlo porque el objetivo
de ese aprendizaje es evidente para ellos.
Los bebés se dan cuenta de qué hace el lenguaje antes de darse cuenta de cómo
lo hace. Incluso antes de darse cuenta de su potencial comunicativo, lo usan para
participar socialmente. La gente que los rodea interactúa por medio del lenguaje: pues
bien, ellos también lo harán. Niños muy pequeños comienzan ya a vocalizar cuando oyen
hablar a otras personas. Hacia los seis meses, un niño que comparta la mesa familiar,
sentado en su silla de comer, irrumpirá literalmente en la conversación general con su
propia producción de sonidos. convirtiéndose en una fuente indudable de placer para la
mayor parte de las familias. Frecuentemente, las primeras "palabras" identificables son
signos sociales, como "adiós". Esas palabras no implican estrictamente una
comunicación, pero establecen una función interpersonal del lenguaje.
Pronto los niños comienzan a hacer un uso más explícitamente comunicativo del
lenguaje, para referirse al mundo que los rodea o expresar alguna necesidad. En ese
momento el lenguaje se desarrolla rápidamente para expresar sus nuevas necesidades.
Los niños aprenden el lenguaje y, al mismo tiempo, lo usan para aprender y, en ese pro-
ceso, aprenden acerca del lenguaje. Desde el comienzo, estas tres clases de aprendizaje
del lenguaje se dan simultáneamente en el contexto de eventos de habla integrales.
Los niños bilingües aprenden más de un idioma por la misma razón que los niños
monolingües aprenden sólo uno: aprenden lo que necesitan. Esto explica por qué los
programas de aprendizaje de lenguas extranjeras han fracasado en las escuelas de los
Estados Unidos. La lengua se enseña aislada de los eventos reales de habla y de
lectoescritura, y la mayoría de los niños estadounidenses no tiene oportunidad de usar el
segundo idioma que está aprendiendo. Para que sea exitoso, el aprendizaje de una
segunda lengua debe incorporar oportunidades de uso auténticas y funcionales. Las
escuelas canadienses de "inmersión", donde el francés como segunda lengua se emplea
también como el idioma de la enseñanza general, lo demuestran claramente.
Todos los álbumes en donde los padres registran informaciones acerca del bebé
tienen un espacio para anotar la primera palabra que pronuncia. Pero la idea de que los
chicos comienzan con palabras y luego las reúnen para formar oraciones es sólo una
ilusión. Esta ilusión se produce porque el control físico sobre la articulación de las se-
cuencias en sonidos es inicialmente limitado. Pero en realidad cada pa-pa o ma-ma es un
enunciado completo que significa algo así como: "Escúchenme, quiero que me alcen
quiero que me presten atención". Los niños atraviesan lo que algunos expertos
denominan un estadio holofrástico. Cada "palabra" en realidad es una masa
indiferenciada de lenguaje, con un significado generalizado en determinados contextos
situacionales. A medida que se desarrolla el lenguaje, la masa comienza a diferenciarse
en palabras y partes de palabras. Adquiere una estructura gramatical y al mismo tiempo
149
alcanza significados más definidos y específicos que se acercan a los significados que les
otorgan los adultos, aunque no sean necesariamente idénticos. Cuando el niño dice "ál-
cenme" puede querer decir "álcenme" y también "bájenme".
Con frecuencia, las escuelas aíslan el lenguaje de este uso significativo funcional.
De este modo, lo convierten en un no lenguaje. Sólo en el contexto social de su uso el
lenguaje tiene un potencial significativo para el aprendiente y sólo en ese contexto el
lenguaje se aprende fácilmente. Desde el principio, el lenguaje se encuentra, en la mente
del niño, inseparablemente ligado a su sensibilidad. Si lo convertimos en un sinsentido, lo
haremos difícil de aprender.
150
Hechos de habla y de lectoescritura
La lengua escrita se produce en los hechos de lectura y escritura, que tienen las
mismas características que los de habla, con una excepción. En los hechos de habla,
hablante y oyente se encuentran presentes y, a menudo, intercambian sus roles. En la
mayor parte de los de lectura y escritura, sólo están presentes el escritor o el lector. El es-
critor debe tener un sentido de la audiencia; el lector, sentido del autor. Aunque siempre
hay algún tipo de contexto situacional, habitualmente los hechos de lectura y escritura no
se vinculan tanto con el contexto físico como los de habla, por lo tanto, los textos escritos
deben incluir también señales, indicadores, que faciliten el logro de esos "sentidos".
Más de una vez hemos descrito el modo en que los niños desarrollan su propio
lenguaje en el contexto de los hechos de habla. También comienzan a desarrollar su
competencia con la palabra impresa en respuesta a hechos de lectoescritura mucho antes
de ir a la escuela. Desde muy pequeños, los niños responden a los libros y al material
impreso que circula a su alrededor y a los adultos que se los leen. El desarrollo óptimo de
la lectoescritura se producirá en contextos ricos en lenguaje escrito (impreso).
Carol Edelsky dice que la escuela rompe el vínculo entre el lenguaje auténtico y
los hechos naturales de habla y lectoescritura. Convierte el lenguaje en una abstracción y
lo destruye. Esta descontextualización es la causa de que el aprendizaje del lenguaje se
torne difícil. Por lo tanto, no debería sorprendemos saber que un programa exitoso de
lenguaje integral consiste en trabajar, hasta el punto máximo que sea posible, con hechos
de habla y lectoescritura auténticos.
Los físicos hablan de la fuerza centrífuga, la que provoca que un objeto se mueva
hacia afuera del centro (como la que se produce cuando una pelota gira atada a una
cuerda y, el que la hace girar, suelta la cuerda) y la fuerza opuesta, la centrípeta (por
ejemplo, la gravedad) que hace que un objeto se dirija hacia un centro. Poner en órbita un
satélite implica que esas fuerzas estén en equilibrio.
Ésta es una buena metáfora para considerar las fuerzas que dan forma al
lenguaje infantil. La fuerza creativa que se encuentra dentro de los niños los hace inventar
el lenguaje y expandir constantemente sus límites y su uso. Desde afuera, la comunidad
empuja su lenguaje hacia el centro de la lengua compartida y el sentido compartido. Si las
fuerzas creativas no se encontraran reguladas por una instancia exterior. el lenguaje de
los individuos no serviría para la comunicación social. Pero la necesidad de los niños de
comprender y ser comprendidos los hace sensibles a la respuesta social y los conduce
hacia las normas lingüísticas del dialecto social. Sólo cuando los niños emplean el
lenguaje con un propósito determinado, en contextos sociales reales, esas fuerzas se
151
enfrentan la una a la otra y dan forma al lenguaje. La escuela puede apoyar este proceso,
pero no puede atentar contra él dando prioridad a la enseñanza de las normas sociales y
enseñándolas de manera descontextualizada.
El lenguaje escrito tiene todas las características básicas del lenguaje oral: los
símbolos y el sistema, usados en el contexto de hechos lingüísticos significativos (hechos
de lectura y escritura). Es tentador (y muchos lo han hecho) tratar al lenguaje escrito no
como un lenguaje en sí mismo sino como una suerte de representación codificada del
habla. Sin embargo, por numerosas razones, ceder a esta tentación es desafortunado. En
primer lugar, nos lleva a suponer, en el ámbito escolar, que se aprende a leer y a escribir
de una forma diferente de como se aprende a hablar y a escuchar. Además, nos hace
aceptar la creencia de que muchos niños tendrán dificultades para alfabetizarse.
152
El lenguaje escrito no es simplemente un medio de registrar el lenguaje oral.
Consideremos por ejemplo, un diagrama simple -digamos, la programación de televisión o
de radio en el diario-. Dado que la escritura utiliza un espacio bidimensional, puede
presentarse una gran cantidad de información en forma tabulada Y aun más: se puede
acceder fácilmente a una porción particular de información, por ejemplo, qué se puede ver
o escuchar a las siete de la tarde.
¿Por qué las personas crean y aprenden el lenguaje escrito? ¡Porque necesitan
hacerlo! ¿Cómo lo aprenden? Del mismo modo que aprenden el lenguaje oral, usándolo
en auténticos hechos de lectoescritura que expresan sus necesidades. Con frecuencia,
los niños tienen dificultades para aprender el lenguaje escrito en la escuela. No porque
sea más difícil que aprender la lengua oral, ni porque se aprenda de modo diferente. Es
porque lo hemos hecho difícil al tratar de hacerlo fácil. Frank Smith escribió un artículo
llamado "Doce sencillas maneras de dificultar el aprendizaje de la lectura". Cada una de
esas maneras surgió con el objetivo de hacer que esa tarea fuera fácil, descomponiéndola
en partes. Pero aislando el material impreso de su uso funcional, enseñando las
habilidades fuera de contexto y abordando el lenguaje escrito como un fin en sí mismo,
hemos hecho que aprender a leer fuera una tarea complicada, imposible, para algunos
niños. Ésta es la única y "difícil" estrategia que pregunta Smith: averiguar qué están ha-
ciendo los niños y ayudarlos a hacerlo. Lo que están haciendo es tratar de encontrarle un
sentido a la palabra impresa. La manera de ayudarlos a concretar su objetivo es hacer de
la escuela un ambiente letrado, pleno de hechos de lectoescritura, con un maestro
perspicaz, capaz de monitorear el desarrollo de los niños hacia la alfabetización y de
ayudar a que ésta ocurra.
153
154
LECTURA 7
La queja de Alicia sobre lo difícil que es comunicarse con los gatitos ilustra una
característica del lenguaje humano: eI hecho de que tenemos la capacidad de usar
palabras de formas muy diferentes para expresar significados. Usamos palabras a modo
de símbolos que pueden indicar no sólo objetos concretos, como “casas”, sino también
ideas más abstractas, como “justicia”.
¿Puede usted pensar en otras características del lenguaje humano? Brown (1973)
nos ofrece una definición tripartita del lenguaje.
155
Lenguaje humano
Esta capacidad para combinar los signos con objeto de producir nuevas palabras y
frases la demostró de una manera aún más impresionante Nim Chimpsky (evidente juego
de palabras con el nombre del famoso lingüista Noam Chomsky), un chimpancé macho
entrenado por Herbert Terrace. De 20.000 signos registrados, aproximadamente la mitad
eran combinaciones de dos, como MÁS CARICIA, ENORME NIM o MÁS BEBIDA. Sin
embargo, una vez más, al examinar con más detenimiento el orden de las palabras,
Terrace descubrió que Nim no era constante en la conjunción de los signos. A veces
hacia el signo MÁS antes del de CARICIA y a veces después.
Todos los animales estudiados podían hacer frente a los símbolos y exhibían
semanticicad, algún desplazamiento y un grado limitado de productividad; por
consiguiente, usando la definición de Brown, cabría afirmar que han adquirido el lenguaje.
Sin embargo, se sabe ahora que la definición de Brown es demasiado simple, ya que no
capta la compleja estructura gramatical que subyace en el lenguaje humano. Por ejemplo,
todos sabemos que “Lánzame el balón” es una frase correcta mientras que “balónme el
lanzo” no lo es. Siguiendo unas reglas gramaticales como éstas, podemos hablar sobre
nuestro mundo y, porque los demás también conocen las reglas, entienden lo que
estamos diciendo.
Podemos producir innumerables palabras y frases nuevas que nunca hemos oído
o utilizado antes y, como veremos. comprender y usar el lenguaje implica mucho más que
el simple conocimiento de lo que significan las palabras individuales o las combinaciones
de palabras.
Autoevaluación 18
a) De acuerdo con Brown, ¿qué tres características deben estar presentes para que un
sistema de comunicación se reconozca como lenguaje?
156
b) ¿Los sistemas de comunicación animal satisfacen cualquiera de los criterios de
Brown para el lenguaje?
En esta segunda parte nos interesan de manera particular los procesos cognitivos
involucrados en la producción y la comprensión del lenguaje hablado. No trataremos las
formas no verbales del lenguaje, como los gestos y las expresiones faciales. Tampoco
tiene que ver con cómo adquirimos en realidad nuestro idioma nativo. Esto es
competencia de otra parte, que trata de la adquisición del lenguaje. En lo que estamos
interesados en esta parte es en el conocimiento que necesitamos tener almacenado en la
memoria y en las maneras en que procesamos ese conocimiento para ser capaces de
charlar con los otros y para entenderlos.
Ejercicio
Lea el siguiente pasaje:
“Julia se despidió de sus amigos fuera del cine y bajó por la calle oscura. Oyó unos
silenciosos pasos por detrás. Giró la cabeza y vio la alta figura de un hombre.
Rápidamente, Julia cruzó al otro lado de la calle. El hombre la siguió.” Escriba una lista
de lo que es necesario saber para entender este párrafo.
Conocimiento grafémico*. Primero necesitamos saber que las letras escritas del
alfabeto representan palabras y oraciones con significado.
Conocimiento léxico*. También tenemos que saber lo que significan las palabras
individuales. Esto se denomina conocimiento léxico. Por ejemplo. para comprender el
pasaje tenemos que saber que un cine es un lugar adonde podemos ir para ver una
película.
Por ejemplo, una regla sintáctica en la mayoría de los idiomas occidentales es que
las frases a menudo empiezan con el agente o sujeto, que van seguidos de un verbo y
éste de un objeto o receptor de la acción.
157
Por ejemplo: (Ella, Julia) giró la cabeza.
Agente-verbo-objeto.
¿Por qué los lingüistas estructuran el lenguaje de esta forma en vez de hablar de
sonidos, palabras, gramática y significados? Porque suponen que todos nosotros
tenemos una gramática en la cabeza que consta de sonidos, palabras y modelos de
significado de nuestro idioma. Estos modelos varían en función del lenguaje que
hablemos. Los lingüistas usan el término “gramática” para describir el conocimiento que
necesitamos para usar y comprender el lenguaje y plantean hipótesis sobre cómo se
representa en el cerebro el conocimiento fonológico, sintáctico y semántico. Están
particularmente interesados en nuestra sintaxis internalizada pues creen que el co-
nocimiento de los significados se deriva de cómo combinamos los otros componentes de
nuestro lenguaje. Usan los términos “fonológico”, “sintaxis” y “semántica” para diferenciar
entre su descripción de nuestra gramática internalizada* y nuestro conocimiento cotidiano
de los sonidos. las palabras y la gramática.
Ejercicio
Autoevaluación 19
Ejercicio
Ahora tape el pasaje y vea cuánto pueda recordar: ¿Le resulta difícil sacar
sentido a lo que ha leído? Probablemente resulta difícil rememorarlo porque no sabe de
qué va el pasaje. Vaya a la página de respuestas a los ejercicios para averiguar el título
del pasaje y vuelva a leerlo.
Bransford y Johnson (1972) utilizaron este pasaje para demostrar que es más
probable que recordemos lo esencial de un párrafo cuando se nos da un título que
cuando no se nos da. Una vez que sabemos de qué trata. podemos usar ese
conocimiento para poner el pasaje en un contexto social que le da significado.
Un proyecto posible
Puede intentar este experimento por cuenta propia. Pida a un grupo de personas
que lean el pasaje sin título y que recuenten lo máximo posible de lo que han leído. Repita
el experimento con gente diferente, pero esta vez déles el título. Compare lo que recuerda
cada uno de los dos grupos.
Searle (1970) ha estudiado esas funciones del lenguaje que él llama “actos del
habla”. Ejemplos de actos del habla son frases como “¿Te importa cerrar la ventana?”,una
petición; “Estáte quieto”, una orden; y “Bonito día”, una afirmación.
159
160
LECTURA 8
Todos los seres humanos tienen lenguaje. Pero ¿para qué sirve? La primera
respuesta que se le ocurre a todo el mundo y que suele ocupar un lugar destacado en
todas las introducciones a la lingüística es que sirve para la comunicación. No todo el
mundo está de acuerdo, sin embargo. Ya sabemos que hay quien afirma que el lenguaje
simplemente está ahí y que lo usamos para comunicamos pero igual podíamos no
emplearlo para nada o utilizarlo para cualquier otra cosa; por ejemplo, puede estar ahí
simplemente para permitimos pensar (más exactamente: como tenemos lenguaje, somos
capaces de pensar).
Pero volvamos a la idea más común: el lenguaje sirve para comunicarse. Pero
¿qué es comunicación? Y ¿qué se comunica? Aquí puede haber más dudas, pero una
mayoría seguramente podría decir, utilizando una jerga moderadamente técnica, que
comunicación es “transmitir información de un hablante a un oyente”. A veces se
especifica más aún: esa información es fundamentalmente de cosas que el oyente
desconoce, es “información nueva” para nuestro interlocutor. Y aquí es donde empiezan
los problemas. Veamos algunos ejemplos de uso del lenguaje.
2) "Te quiero.” "Ya lo sé.” "¿Tú también me quieres?” "Claro que sí, tonto, lo sabes
perfectamente.” “Pero me gusta oírtelo decir.” "Te quiero, te quiero, te quiero, te
quiero. ¿Contento?” "':Ay, Maripili!”
3) “¿Sabes ese de por qué los semáforos de Lepe están tan altos?” "Dilo, dilo, que es
muy bueno.” “Para que nadie se los salte” "Ja, ja, ja!”
5) "iQué calor!” "i Y que lo digas! No se puede respirar. i Y esta humedad'” “Es verdad, si
no hiciera tanta humedad se soportaría mejor.”
161
Pero el lenguaje sí es comunicación, incluso transmisión de información. Pero esto
hay que entenderlo en un sencido social, no como la información que suele aparecer en
los “medios de comunicación”. El lenguaje sirve básicamente para establecer la cohesión
social e interpersonal. Un individuo o un grupo de ellos establece una relación con otro u
otros y el lenguaje es un medio para hacerlo; uno de los más importantes, desde luego,
aunque, no el único. El adulto habla con el bebé para hacer que se sienta, bien, que
juegue y así participe en la vida social con los demás. Los enamorados se hablan de amor
para reforzar sus sentimientos y su relación. Contamos chistes en una reunión como un
simple método de mantener la relación entre los asistentes y crear una atmósfera
agradable. Contamos cuentos a los niños (¡el mismo por enésima vez!) para facilitar el
trabajo de su imaginación. Hablamos del tiempo simplemente para evitar el silencio. Son
funciones que se podrían cumplir de otras maneras distintas, sin usar el lenguaje. Pero
éste posee una plasticidad que permite utilizarlo en las situaciones más variadas y con los
fines más diversos. Es en consecuencia un medio ideal para la relación social, para la
comunicación entre individuos.
En otras culturas, una conversación tiene que comenzar con cosas poco
importantes. Por ejemplo, nos sentamos con un jefe indio americano y tras un largísimo
rato de silencio empezamos a hablar del tiempo, de por dónde andan las manadas de
bisontes y de muchas otras cosas. Sólo entonces entramos en el tema. ¿Que le suena
exótico y a película del oeste? Veamos. Una de las dificultades para los comerciantes y
empresarios occidentales que van a Japón es el lenguaje; no tanto expresarse en japonés
como saber “cuándo hay que hablar de qué”. Mucho tiempo que a los occidentales parece
perdido, porque se mantiene un (para los occidentales) pesadísimo silencio, se dedica a
conocer al interlocutor y a prepararse para tratar con él (perdón: o ella).
162
Hubo un experimento muy famoso. Se pidió a estudiantes (de sociología, porque a
ellos se les estaba explicando la etnografía de la comunicación) que hablaran en sus
casas de la manera más informativa posible, explicando todos los detalles. Los estu-
diantes llegaban a sus casas y decían cosas como ésta:
(1) para mantener las relaciones interpersonales, la identidad y coherencia del grupo,
etcétera: la llamaremos función interpersonal;
(2) para comunicar a otras personas informaciones sobre la realidad, incluida la
puramente mental: función comunicativa;
(3) para representar la realidad o, en otros términos, para organizar coherentemente lo
que percibimos, conceptualizamos e imaginamos: función representativa.
La función representativa
Nuestros sentidos nos permiten acceder a la realidad externa. Ésta no nos llega
íntegra sino mediada por las características mismas de nuestros órganos de la
percepción. El ojo y el oído (del tacto, el gusto y el olfato sabemos menos) preparan el
camino analizando las ondas lumínicas y sonoras en entidades discretas: no vemos
solamente manchas variadas y en cambio continuo sino rectas, curvas y movimiento;
igualmente, oímos sonidos ya separados unos de otros, no nos limitamos a percibir un
continuo de ruidos sin solución de continuidad. Eso nos facilita mucho la vida, de manera
que podemos apañárnoslas para ir por el mundo sin chocar con las cosas
constantemente.
163
La habituación permite mayor precisión; por ejemplo, reconocer un depredador o
una presa, incluso varios tipos distintos de depredadores (como los monos vervet de
América), distinguir un terreno de otro, etcétera. Podemos tomar unos términos que desde
luego no usan los formalistas ni casi ningún lingüista: la percepción primaria nos permite
identificar los elementos salientes, los que por algún motivo destacan del resto, también
existe la percepción de los elementos pregnantes, aquellos que tienen una significación
biológica para el propio organismo.
Por ejemplo, una rana percibe un punto pequeño y más o menos esférico en
movimiento sobre un fondo relativamente inmóvil (ese punto es saliente); lo considera una
presa (es pregnante) y se lo come. Si el punto no está en movimiento, aunque se trate de
una mosca sabrosísima, no será pregnante para su limitado sistema perceptivo, y la
dejará tranquila. Un león reconoce también muchas cosas en su entorno (saliencia) pero
es capaz de lanzarse a la caza de una gacela aunque ésta no se mueva: la pregnancia es
mucho más amplia que en las ranas. Y un chimpancé hace aún más cosas: no sólo
distingue unas cosas de otras (saliencia) e identifica las que pueden resultarle útiles o
peligrosas (pregnancia), sino que el número de seres y objetos dotados de pregnancia es
muchísimo mayor: puede identificar un monito como una posible presa (pregnancia), esté
quieto o en movimiento, en una rama baja o en una alta, solo o acompañado; pero si el
mono está en una posición relativamente accesible y además solo, la pregnancia será
mayor aún y el chimpancé, por decirlo así, sentirá más ganas de cazarlo y comérselo.
Pero un chimpancé también puede considerar pregnante en un momento determinado un
palo que le puede servir de martillo para abrir nueces. De modo que según subimos por la
escala evolutiva los seres dotados de pregnancia se van haciendo más y más numerosos
y variados y la pregnancia puede hacerse indirecta: el palo no es pregnante por sí mismo
para el chimpancé, sino por su relación con el proceso de abrir nueces que conduce a la
pregnancia básica del alimento.
Todo esto es básico, pero el lenguaje permite muchas más cosas. Por ejemplo,
saber que determinado animal no es simplemente un posible depredador, una fuente de
peligro, sino que es un leopardo que no conviene confundir con un león ni una hiena,
porque sólo el leopardo sabe subirse a las ramas altas de los árboles. O que tal cosa que
vemos y que nos impulsa a subimos encima es un árbol, y que árboles son otras muchas
cosas aunque no siempre nos animen a la ascensión. O que una cosa es un palo, distinto
de una vara y de una rama.
Más aún: el lenguaje nos permite ver un proceso de la siguiente manera: “el niño
se subió al árbol aunque su padre se lo tenía prohibido”. Aquí, el lenguaje distingue una
serie de elementos, objetos o individuos, que participan en determinadas relaciones unos
con otros: niño-árbol, padre-niño, etcétera; esas relaciones, además, no están
simplemente amontonadas sino que tienen un orden, por ejemplo temporal: la frase de
antes nos permite saber que la prohibición es anterior a la subida al árbol. Si decimos “la
séptima teja de abajo del lado derecho del tejado del cobertizo está a punto de caerse”,
estamos identificando espacialmente un objeto muy concreto y lo estamos poniendo en
relación con un suceso que consideramos más que posible en un tiempo inmediatamente
posterior al actual. ¡Nada menos!
164
del tejado y rompiéndonos la cabeza. René Thom, el matemático francés que tomó estos
términos de la biología para aplicados al lenguaje, propone una “ley de reducción de la
pregnancia” cuanto más alejados estemos del objeto pregnante en sí, menor será la
pregnancia trasmitida. Es obvio: al oír lo de la teja no nos taparemos la cabeza con las
manos ni daremos el salto que motivaría seguramente la visión de una teja cayendo justo
encima de nosotros. Pero si la frase está en presente, intentaremos evitar el accidente
aunque no lleguemos a ver la dichosa teja (es decir: transmite pregnancia).
Lo cierto es que el lenguaje nos permite representarnos la realidad y, por así decir,
manejarla indirectamente; o en otros términos: nos permite sustituir las pregnancias de la
realidad por otras que podemos llamar simbólicas. No es de extrañar que ante esta
prueba de la enorme capacidad y utilidad del lenguaje (¡nada menos que representamos
la realidad misma al detalle!) muchos lingüistas piensen que lo demás es accesorio.
También hay otros que afirman sin dudar que la comunicativa es la función
principal del lenguaje, si no la única: transmitir cosas de unos a otros. Ya hemos visto
cómo usamos el lenguaje muchas veces sin comunicarnos nada. Menos del 30 por ciento
del tiempo que dedicamos a hablar estamos comunicando en ese sentido, el 70 por ciento
restante lo dedicamos a la función interpersonal: Naturalmente esto cambia según las
circunstancias: un profesor dedica mucho más del 30 por ciento de las horas de clase a
comunicar cosas, un grupo de amigos íntimos puede dedicar una reunión casi en su
integridad a la pura relación interpersonal.
Pero ya vimos, al imaginar para qué servía el lenguaje en sus primeros tiempos, y
para qué sirve aún hoy para muchos pueblos, que la función comunicativa puede ser
secundaria. Para los indios norteamericanos, por ejemplo:
165
la expresión, más que la comunicación, suele ser de la máxima im-
portancia. En los Yeibichai de los navajos, por ejemplo, los cantantes
salmodian en el lenguaje extraño y urgente de los espíritus de las
montañas, un lenguaje ininteligible a los mortales. Aunque carece de
todo significado, en el sentido habitual de la palabra, esa salmodia es
profundamente conmovedora y, sin duda alguna, poderosa. En este
sentido, también el silencio es poderoso. Es la dimensión en la que
hallan su lugar adecuado los sucesos ordinarios y extraordinarios. (N.
Scon Momaday, “The Native Voice”, p. 7. En Elliot, Emory (ed.).
Columbia Literary History of the United States, Nueva York, Columbia
University Press, 1988.)
Pero el lenguaje sirve también para otras cosas; veamos algunas, sin pretensiones de
exhaustividad.
(1) El lenguaje sirve para conseguir que otras personas hagan cosas: ¡De frente,
ar! ¡Ep, o, ep, aro, i! ¡Media vuelta, ar! ¡Ep, o, ep, aro, i! Y un grupo de individuos camina
de manera extraña. Sirva la sopa, Ernestina, y los platos se llenan como por ensalmo.
Hace un calor horrible, con la ventana tan cerrada, y una buena persona se levanta de su
silla y abre la ventana. Dorar los ajos, añadir luego el sapo entero y freírlo hasta que
quede bien oscuro; añadir la harina, los rábanos picantes, dos o tres higaditos de merluza,
medio litro de caldo y un vaso de Cointreau; cocer a fuego lento tres horas y servir muy
caliente, y el cubo de la basura se llena de una masa repugnante.
(2) El lenguaje sirve para hacer cosas. Declaro inaugurado este congreso y el
congreso ha comenzado; Te prometo que te pagaré el mes que viene y he adquirido un
compromiso. Un caso especial es la magia, en la que el lenguaje sirve para hacer cosas
directamente (aunque creo que, por regla general, no funciona).
(3) El lenguaje sirve para hacer literatura. Para la mayoría de los lingüistas
actuales, lo literario queda demasiado alejado de lo lingüístico como para poder decir algo
con un mínimo de sentido, de modo que tendrá que bastar con lo siguiente:
Existe evidentemente una función que suele llamarse estética. No está nada clara,
prueba de ello es que no somos capaces de decidir de forma general qué es literatura y
qué no. Se han hecho experimentos: se toma un prospecto de alguna medicina, se rees-
cribe separándolo en “versos”, por ejemplo siguiendo los signos de puntuación; se
presenta a estudiantes de filología diciéndoles que tienen que identificar la época y la
escuela literaria a la que pertenece el poema y apuntar algún posible autor; si quieren,
pueden añadir un análisis y una interpretación. Y no tienen mayor problema en hacerla,
seguramente incluso coincidirán muchos alumnos en sus respuestas. Si presentamos
algo como literatura lo veremos como tal por muy extraño que sea, de modo que la
clasificación previa como literario es responsable en buena parte de la valoración como
producto estético. Es un experimento que simplemente muestra la relatividad de lo
literario, cosa que sabe todo el mundo más o menos, y la imposibilidad de establecer
límites precisos.
Hay otra cuestión en la que no voy a entrar: si estas tres funciones que acabamos
de ver pueden integrarse en alguna de las tres principales, o cómo se relacionan con
ellas. Quizá podrían formar parte de la interpersonal, pero prefiero dejar el tema para otra
ocasión.
167
168
LECTURA 9
Los lingüistas han venido señalando consistentemente tres funciones centrales del
LH:
169
g) la función poética (o capacidad para su uso en la creación de mensajes con
intención lúdica o estética -e.g: "El cielo está entelarañado, ¿quién lo
desentelarañará..." o "La luna despertó ebria de tanto soñar estrellas").
1. El lenguaje sirve para la expresión del "contenido": esto es, de la experiencia que el
hablante tiene del mundo real, incluyendo el mundo interior de su propia
consciencia. Podemos denominar a ésta la función ideativa, aunque puede
comprenderse con la misma facilidad en términos de conducta como en términos
conceptuales (...) (Firth, 1968: 91). Al cumplir esta función, el lenguaje también
estructura la experiencia, y contribuye a determinar nuestra visión del mundo, de
modo que requiere cierto esfuerzo intelectual verlo de manera distinta a como
nuestra lengua nos sugiere.
"El lenguaje –puntualiza Halliday– tiene que hacer todas estas cosas
simultáneamente, de modo que relacione lo que se dice con el contexto en que se dice, y
ambos con lo que se ha dicho antes y con lo que el 'contexto de la situación'; en otras
palabras, el lenguaje tiene que ser capaz de ser organizado como discurso relevante, no
solamente como palabras y oraciones en un diccionario o en un manual de gramática"
(Halliday 1978: 22). Visto así, el mecanismo del LH equivale a la codificación de un
"potencial de conducta" en un "potencial de significado", puesto que no se trata de otra
cosa que de un medio para expresar lo que un ser humano "puede hacer" –en
interacciones con otros individuos– mediante lo que él "puede significar" .
Tal como observa Halliday, estas funciones constituyen una mínima parte del
amplio y complejo repertorio de funciones que el individuo irá progresivamente
internalizando en su contacto con los otros individuos. Pero lo importante no es realmente
que el niño haya adquirido esta o aquella función sino que haya internalizado el hecho de
que el lenguaje sirve para esos propósitos, que sepa que es bueno hablar. Esta bondad o
ventaja del lenguaje no es otra cosa que la experiencia del lenguaje como dispositivo o
medio para aprender, para ser inteligente, propósito que sólo es posible si el niño es
capaz de codificar con el lenguaje –i.e., con sonidos y palabras y oraciones- sus
necesidades.
171
LA TAREA DEL LINGÜISTA
Como cualquiera otra ciencia social, la lingüística también ha sido objeto de una
ideologización externa a su tema de estudio. Esta limitación se ha conjugado
históricamente con la pretensión disciplinaria de ser también una ciencia natural, o regida
por principios similares a los que rigen a otras disciplinas exactas. De la incongruencia de
perspectivas de estudio resultan los llamados ismos lingüísticos y las escuelas que los
representan. Como veremos oportunamente, estos ismos y estas escuelas aportan
explicaciones de distinto alcance y dentro del contexto de la filosofía científica a que
obedecen. A pesar de las aparentes divergencias, la lingüística ha sido una disciplina con
una gran coherencia en su desarrollo, incluso en instancias en las que ha asumido un
verdadero carácter revolucionario. Otra cualidad digna de mención es la sostenida
vocación de la lingüística –o del conjunto de subdisciplinas que se agrupan bajo su
designación– por la interdisciplinariedad. No hay posiblemente ningún sector del
conocimiento en el que la lingüística no haya hecho ya un contacto. Hasta el
descubrimiento de un nuevo fósil homínido suscita su inmediata curiosidad.
172
LECTURA 10
Funciones comunicativas
Son muchos los autores que se han interesado por la adquisición y desarrollo de
las funciones comunicativas, por lo que se pueden hallar numerosas taxonomías que han
sido elaboradas a partir de la observación y análisis de muestras de lenguaje de
poblaciones infantiles con desarrollo normal o con necesidades educativas especiales.
Entre la variedad de clasificaciones existentes destacaríamos las de Dore (1975), Halliday
(1975), Dale (1980), Kent (1983), Tough (1987,1989) en el ámbito anglosajón y las de Del
Río (1988), Monfort y Juárez (1989), Siguán (1991) y Bueno (1991) en el contexto
español, entre otras muchas clasificaciones.
173
La propuesta de Halliday (1975) es de las más conocidas y utilizadas. Establece la
siguiente clasificación de funciones distribuidas en tres fases:
A. Fase I (10-18 meses). En este primer estadio se pueden distinguir hasta siete
funciones distintas:
o Instrumental: utilización del lenguaje como medio para que las cosas se realicen. Se
dirige a satisfacer las necesidades. Tiene como forma de representación más
características la expresión "yo quiero".
o Interactiva: utilización del lenguaje como medio para relacionarse con los demás. Se
tiene muy presente al otro en el tipo de comunicación que se establece. Una expresión
característica es "juguemos juntos".
Durante esta primera fase el niño tiene un sistema organizado, aunque no utilice
unidades léxicas con palabras, pero que no son el resultado de ninguna imitación del
habla adulta. Durante este período cada locución sólo sirve una única función, aspecto
éste que diferencia el sistema temprano del sistema adulto.
B. Fase II (18 meses-24 meses). Etapa de transición en la que hay dos funciones
principales:
174
Durante esta fase aparece otra función específica que depende de la experiencia
que tiene el niño con las anteriores funciones:
C. Fase III (a partir de los 24 meses). Se inicia el sistema adulto. Hay dos funciones
básicas:
o Ideacional: el lenguaje como medio para hablar sobre el mundo real. Procede
o de la función matética. .
o Interpersonal: el lenguaje como medio para participar en la situación de habla.
o Procede de la función pragmática. Asimismo puede aparecer una tercera función
o en esta fase:
o Textual: los significados se codifican en palabras y frases; esto es, "lo que los
hablantes dicen y los escritores escriben".
Bueno (1986) utiliza una versión modificada del modelo funcional de Halliday
para estudiar el funcionalismo lingüístico en niños de preescolar y ciclo inicial y, en un
trabajo posterior (1993), en niños gitanos.
Las habilidades comunicativas son conceptos mucho menos abstractos que las
funciones, pudiéndose considerar subcomponentes de éstas. Por ejemplo, la función
"obtener información" está relacionada con las siguientes habilidades comunicativas:
"preguntar direcciones", "pedir la opinión a alguien", "preguntar a alguien sobre
sentimientos", etc. Al contrario que en las funciones, no hay una categorización cerrada
de habilidades comunicativas.
175
Exponentes lingüísticos: son los aspectos formales del lenguaje. Por ejemplo, la habilidad
comunicativa de "disculparse" puede tener como exponentes lingüísticos los siguientes:
"perdóneme", "lo siento", "yo no quería...", etc.
176
MÓDULO I
UNIDAD 2
El lenguaje y la comunicación
Objetivo 3
LECTURAS SELECCIONADAS
177
178
LECTURA 11
179
bate la cola (i,e., el abdomen). Si en el transcurso de este movimiento la cabeza apunta
hacia arriba (en el sentido de la vertical), se indica que el néctar se encuentra en la
dirección del sol; si la cabeza apunta hacia abajo, se indica que el alimento se encuentra
en la dirección opuesta al sol. Si el alimento se encuentra a –digamos– 60º grados de
desviación de la línea recta hacia el sol, la cabeza apunta la dirección a tomar y su
orientación estará desviada en un ángulo relativo al valor de 60º en cuanto a la línea
central coincidente con la vertical de gravedad. En la ejecución de estos movimientos, la
abeja también hace un sonido siseante especial. El sentido de la danza indica la dirección
de búsqueda del néctar cuando éste se encuentra dentro de un perímetro de aproximada-
mente los metros. El sonido siseante indica, mediante su intensidad y duración, la calidad
del alimento, del que la abeja además puede proveer muestras.
180
Según Thorpe (1972), las llamadas son vocalizaciones consistentes de notas
aisladas o en secuencias, simples en estructura, repetitivas y de un amplio rango de
frecuencias de cobertura, generalmente asociadas con el aviso de peligro o consecución
de alimento, el control del movimiento de la bandada, la manifestación de placer o de
agresión, etc. Se cuenta con información relativa a las llamadas que se utilizan para
"alarmas especializadas" (es decir, aquellas que centran la acción comunicativa en la
presencia de una fuente de peligro en el perímetro de localización del grupo).
Dependiendo de la localización del elemento de peligro, la llamada puede ser de "ubi-
cación del predador" o de "agrupamiento". La primera, equivalente usualmente a una nota
de formación gradual y alta frecuencia, se utiliza para identificar la ubicación del predador
en el espacio aéreo que cubre el territorio donde se encuentra el animal predable. Desde
la altura, el predador tiene un mejor control del territorio, por lo que el peligro es mayor
para el animal predable. La segunda clase de llamada consiste usualmente de una nota
aguda abrupta y se utiliza cuando el posible predador ha sido detectado en el terreno, a
distancia cercana. La llamada inicial es secundada por llamadas similares de otros
pájaros (de la misma o distinta especie), que rodean estratégicamente al potencial
predador atrayendo la atención sobre él y sobre cada uno de sí mismos, y conviniendo así
el mensaje de que los amenazados no están desprevenidos. La orientación acústica de la
llamada es distinta en ambos casos: en la primera se ejecuta la vocalización sin revelarse
la ubicación del emisor que da la alerta (y conminando a los congéneres a mantenerse
inmóviles o a buscar escondite rápidamente); en la segunda se ejecuta la vocalización
facilitándose la revelación de la ubicación del emisor, lo que, al ser varios al mismo
tiempo, reduce el peligro individual. Algunas especies son capaces de imitar llamadas
ajenas de urgencia. Acaso más sorprendente es la similitud que estas llamadas presentan
a nivel de interespecies, como lo ilustra la figura 3.
Fig. 3: Espetrogramas de las llamadas de alerta (ante un predador aéreo) producidas por cincos especies de aves
norteamericanas (el eje vertical representa kilociclos por segundos) (Thorpe, 1961).
181
Las vocalizaciones denominadas "cantos" exhiben una estructura sonora más
compleja, acorde con funciones más especializadas como son el señalamiento de
dominios territoriales o la atracción de parejas, actividades éstas que corresponden
preferentemente a los machos y que suelen circunscribirse a la época del celo. En
algunas especies ambas funciones se realizan a través de un mismo canto; en otras se
mantienen separadas. En el primer caso, el canto del macho constituye un recurso más
económico de indicar posesión territorial y deseo de pareja que patrullarlo, pelear para
defenderlo o explorar en búsqueda de las hembras. En otras especies el canto sirve para
mantenerse en contacto con la pareja en una misma extensión territorial. Algunas aves
ejecutan canciones en duetos o antífonas para mantener este contacto.
En contraste con las llamadas, los cantos están sujetos a un alto grado de
modificación adquisicional como consecuencia de aprendizaje imitativo. Por lo mismo,
mientras que las llamadas parecen constituir parte del conocimiento innato de estos
animales, los cantos son generalmente aprendidos o parcialmente aprendidos. Thorpe
(1972) menciona casos de especies que desarrollaron sus cantos respectivos a pesar de
haber sido criadas en aislamiento, en contacto con otras variedades, o, incluso, luego de
haber sido quirúrgicamente ensordecidas; también menciona especies que modificaron
imitativamente sus cantos en un período determinado de su maduración pero no en otros,
y especies que lograron aprender el patrón general de la canción respectiva pero
desarrollaron igualmente la habilidad para variarlo performativamente. Se ha informado
sobre casos en los que una especie aprendió el canto de otra en situación experimental y
lo transmitió a su descendencia. Hay bastante evidencia que prueba que una misma
familia especializa idiolectalmente sus llamadas a objeto de facilitar el reconocimiento
entre sus miembros, especialmente si la familia está ordinariamente integrada a una
bandada. Finalmente, existen algunos estudios sobre la variación que geográficamente
presenta una misma especie en lo referente a la estructura y las funciones de sus cantos
y llamadas (Thielcke, 1976).
Comunicación entre los primates. El orden de los primates incluye las familias
correspondientes a los monos menores, los monos mayores (gorilas, chimpancés y
orangutanes) y el hombre. El interés humano por los monos es antiguo.
Contemporáneamente, los estudiosos de la comunicación han prestado mayor atención a
estos animales con la esperanza de encontrar indicios esclarecedores sobre el origen y la
evolución del lenguaje humano, obviamente en razón del parentesco zoológico que existe
entre el hombre y los monos, y porque, en cuanto a ciertas manifestaciones conductuales,
ambos exhiben rasgos similares. En efecto, si contrastamos con el hombre a las abejas,
los pájaros y los monos, encontraremos que son los últimos los que presentan mayor
similitud con aquél. Por un lado, al igual que el hombre, los monos se valen de una amplia
serie de recursos no verbales (postura, gestos manuales, expresión facial) que no son
anatómicamente posible en pájaros y abejas, si bien los primeros de estos dos tienen
algunas ventajas de este tipo con respecto a las segundas. Por otro lado, el análisis de la
conducta comunicativa de las abejas y los pájaros no revela la señalización de estados
emotivos, eventos y relaciones interpersonales que revela el análisis de la conducta de los
monos. Entre los pájaros estas funciones, se asumen cualitativa y cuantitativamente
reducidas.
La señales de despliegue visual son tanto o más interesantes que las señales
vocalizadas. Se han podido determinar los valores posibles que los despliegues visuales
presentan entre distintas especies. Los despliegues son esencialmente de dos tipos:
posturales (posición de la columna vertebral, ángulos de las extremidades, posición de la
cola) y gestuales (movimientos agonísticos –en el sentido etimológico original de intensa
actuación intencional– y despliegues ritualizados, en los que se incluye la expresión
facial). Las señales posturales indican, usualmente en combinación con la tensión o
arqueo de la cola, el estado de relajamiento o alerta del animal. Los movimientos
agonísticos, que comprenden los movimientos corporales, señalan los estados de
sumisión o agresividad. En cuanto a la expresión facial, se ha encontrado en varias
especies la tendencia a indicar amenaza con la boca abierta (sin mostrar la dentadura),
apaciguamiento mediante una mueca labial o mostrando la dentadura y manifestación de
neutralidad mediante el chasquido de los labios.
183
No se sabe mucho del mecanismo adquisicional de los métodos comunicacionales
de los primates. Se ha registrado sin embargo, que monos rhesus criados en laboratorios
presentan características expresivas similares a las de congéneres libres, aunque tales
características eran menos variadas en detalle y sutileza. También se ha observado que
en el seno de una variedad diferente, un mono puede llegar a comprender las señales del
grupo pero producir las que son propias de su variedad. Hay casos de familias de monos
que han especializado señales distintivas a consecuencia de circunstancias contextuales
modificadas. Al igual que en el caso de las aves, puede argumentarse que el sistema
comunicacional de los monos es una resultante de una disposición genética ad hoc,
circunstancias y aprendizaje.
184
Comportamiento comunicacional humano
185
hasta la de secreteo, también influyen en la percepción conceptual y emocional de los
mensajes.
Las señales locutivas son las consideradas propiamente como verbales en razón
de que se ejecutan sobre la base de un código lingüístico determinado o lengua. Son
señales producidas mediante la articulación secuenciada de sonidos lingüísticamente
organizados. Lyons distingue entre señales locutivas lingüisticas (o segmentales) y
señales locutivas no segmentales. Las primeras incluyen formaciones lingüísticas sonoras
en las que se puede reconocer distintos tipos de elementos y niveles de estructuración. A
estas formaciones llamamos palabras. Las segundas incluyen a su vez dos subtipos de
señales: las que Lyons denomina prosódicas (e.g., el acento y la entonación que se
superimponen a las formaciones léxicas, de donde la designación sinómina de señales
suprasegmentales) y las paralingüísticas.
Muchos son los lingüistas que coinciden en reconocer que son las señales
prosódicas las que confieren el valor emocional o actitudinal a las señales lingüísticas. En
efecto, el adverbio afirmativo "sí", puede significar varias cosas según sea pronunciado,
como en los casos de una situación como la siguiente:
o en las expresiones:
186
(1) 'Sí'
(2) 'Sí, siga diciendo'
(3) 'Sí, tiene razón'
(4) 'Comprendo'
(5) '¿De veras?'
(6) '¡No me diga!
El uso de estas señales está más condicionado que el de las señales reflejas y,
dependiendo del contexto sociocultural de la conversación, más o menos ritualizado. En
efecto, en lenguas como el castellano o el inglés, "ajá" y "uh-huh" son manifestaciones
requeridas estratégicamente en encuentros interpersonales informales, pues estas
partículas cumplen funciones que van desde el refuerzo comunicacional hasta la
aceptación proposicional de los mensajes de un hablante. Por lo mismo, una expresión
indirectamente formulada como "Hoy hace mucho calor" puede ser respondida con
distintos tipos de "ajá"; sin embargo, si el oyente responde con un "ajá” equivalente a '¡No
me diga!', cuando lo esperado por el hablante es 'Si’, la situación asume un cierto carácter
conflictivo.
187
(Hemos excluido de la clasificación de Argyle la "apariencia" –que consideramos una
paraseñal– y las formaciones denominadas "actos no verbales de habla" –que hemos
tratado como señales vocales reflejas y señales paralingüísticas-). Muchas de las señales
listadas son igualmente observadas entre los primates (vid. supra). Por otra parte, algunas
formaciones no verbales son equivalentes a señales verbales locutivas con las que
ordinariamente concurren. Así, por ejemplo, una afirmación con “si” puede articularse y
acompañarse o no con un movimiento vertical de la cabeza. Se puede articular “adiós” o
mover las manos para indicar ese mensaje, sin decirlo. La lengua se utiliza en algunas
culturas para hacer burlas y las manos para gestos ofensivos.
1) Apariencia personal (paraseñales convenidas por la pulcritud del cuerpo, el arreglo del
cabello o el maquillaje de la cara, etc.)
2) Vestuario (paraseñales convenidas por las prendas de vestir y la cobertura o no de la
cabeza, los hombros, los brazos y las piernas).
3) Perfume (paraseñales convenidas por el uso o no de sustancias químicasfragantes o
desodorizadoras).
4) Parafernalia (paraseñales convenidas por el uso de aditamentos o adornos del
vestuario –joyas, bolsos, lentes, símbolos sub culturales, etc.)
188
Las realizaciones de estas señales tienden a ser muy variadas y peculiares de
cultura a cultura. Cada individuo adopta el conjunto de paraseñales que, en su opinión,
reflejen la imagen que quiere dar ante el grupo al que pertenece. De allí que, por ejemplo,
la peluquería occidental no consista solamente en el oficio de cortar el pelo sino también
en el de acicalarlo en estilos distintivos para hombres, mujeres, o adultos y niños. Las
mujeres occidentales utilizan comésticos que los hombres no usan, mientras que en África
los hombres y las mujeres pueden pintarse la cara o el cuerpo, especialmente cuando se
trata de ceremonias festivas. Las mujeres árabes se velan la cara en sitios públicos,
mientras que las occidentales no. La moda en occidente establece pautas para uno y
otros sexos en cuanto a estilos, colores y tejidos. Ningún hombre se atrevería hoy en día
a vestirse corno los nobles franceses del siglo XVI, a menos de que se tratase de un baile
de disfraces. El blue jeans es visto por las juventudes del mundo como un símbolo
generacional, del mismo modo como los hombres de Escocia sienten un profundo orgullo
de sus faldas y los japoneses de sus kimonos. La perfumería occidental también ha
definido fragancias masculinas, femeninas e infantiles. En algunas culturas occidentales el
olor axilar es ofensivo y debe ser eliminado con desodorantes; en otras culturas el
perfume es valorado negativamente. Finalmente, en cuanto a la parafernalia, sabemos
bien que los hombres occidentales no llevarían muchas de las prendas que sus mujeres
suelen llevar. En algunas tribus armerindias y africanas, las mujeres, por el contrario, no
llevarían los vistosos tocados de plumas que llevarías los hombres. En los medios
urbanos occidentales, los sexos tienden a vestir objetos que simbolizan su filiación a un
grupo social o subcultura como en el caso de los punks londinenses.
189
Niveles de representación Realidad
¨paz¨
¨pace¨
¨paix¨
¨peace¨
¨Frieden¨ PAZ
¨heiwa¨*
190
La metodología comunicacional humana VB las otras metodologías
animales. En los métodos comunicacionales de las abejas, los pájaros y los primates se
detecta un número de diferencias y similitudes con los de los humanos. La coincidencia
principal reside en el papel central que la comunicación posee en la integración de la
especie, lo que asegura su supervivencia. La diferencia principal parece residir en la
presencia en los humanos de un elaborado sistema comunicativo, multimodal y abierto,
que opera con señales que no guardan una relación unívoca o exclusiva con objetos u
eventos, sino que, por el contrario, expresan una relación equívoca de significación con el
objeto o el evento que definen. Así, cuando un mono vervet emite la vocalización' "nyow"
para indicar el movimiento repentino de un predador pequeño, esta señal no analiza
supuestamente el acontecimiento-estímulo sino que lo evoca por síntesis asociativa, en
base de un rango de vocalizaciones en el cual esa señal significará siempre la misma
cosa. Como tal, las señales de este tipo tienden a ser breves e intensas. En el caso del
hombre, el acontecimiento-estímulo puede ser definido ("un predador pequeño se ha
movido"), es decir, analizado en términos de acción, estado o predicación, o traducido en
mensajes con intención idéntica ("cuidado", "shhh" para conminar al silencio,
señalamiento gestual, etc.). En ambos casos se incita a una respuesta en individuos
congéneres, pero la estrategia comunicativa es potencialmente más compleja en el
segundo.
Más que para diferenciar el lenguaje humano (LH) de los otros lenguajes animales
(entendiéndose aquí por "lenguajes animales” un amplio concepto de comunicación
organizada en el que se incluye el /LH), se pueden considerar algunos modelos
contrastivos que se han propuesto para precisar las características de uno y de otro. Uno
de esos modelos es el de C. Hockett (1960), consistente de una serie de 16 rasgos
salientes, en su opinión, de la comunicación animal, a saber:
191
4. lntercambiabilidad (los individuos pueden ser emisores y receptores de
mensajes).
RASGO AM LH
- +
1. Canal vocal. auditivo
2. Transmisión radical y recepción + +
direccional (?) +
3. Evanescencia rápida Limitada +
4. Intecambiabilidad (?) +
5. Retroalimentación total (?) +
6. Especialización + +
7. Semanticidad - +
8. Arbitrariedad - +
9. Discrecionalidad + +
10. Desplazamiento + +
11. Productividad -(?) +
12. Transmisión tradicional
- +
13. Dualidad estructural
10. Desplazamiento (el referente de la señal o signo no tiene que estar presente en el
tiempo o el espacio de su mención).
13. Dualidad estructural (el sistema comprende dos niveles: uno físico y otro
semántico; la combinación diferente de elementos físicos da lugar a diferentes
interpretaciones).
193
Restringido No restringido
194
Gradación
Combinación
Nominal Abejas
Expresiva Primates Pájaros (ciertas variedades
Pájaros (ciertas variedades)
Paralenguaje humano
Predicativa LH (habla gramatical)
Nótese que McNeill distingue el paralenguaje humano (que él parece asociar con
lenguaje no verbal del habla gramatical en sí (lenguaje verba. No creemos que haya una
relación exclusiva entre expresividad y gradación en lo que se refiere al paralenguaje
humano (así entendido), porque se puede asumir que el mismo también sirve para
comentar una situación (e.g., un gesto de reproche hacia lo hecho o dicho por otra
persona). Por lo demás, este modelo sugiere la posibilidad de que en una misma especie
animal coincidan dos tipos de sistema comunicacional (e.g., nominal-combinatorio y
expresivo-gradativo en las aves). En realidad, el modelo no está exento de dificultades,
pues la literatura sobre el terna no ofrece la apoyatura plena "le querida para la validación
de sus categorizaciones. El modelo pudiera ser parcialmente aprovechado si se
interpretara acumulativamente, por lo menos en sentido vertical. Por ejemplo, es un error
suponer que la función nominal está ausente en el sistema comunicacional de los
primates. Cosa parecida pudiera decirse del LH.
195
¿Pueden los animales aprender lenguaje humano?
196
una manifestación de cierto nivel de comprensión sintáctica y semántica. Por supuesto,
varios lingüistas se preguntaron si Sarah podía en efecto reaccionar de igual modo ante
comandos para los que no había recibido entrenamiento alguno, o si podía crear
agrupamientos diferentes para elementos asociados con un comando ya aprendido.
Fig. 5: Ejemplos de "oraciones" construidas por Sarah con ayuda de figuras simbólicas o arbitrarias. Las
producciones significan (a) "Sarah take jambread", (b) "No Sarah take honey-cracker" (según Premack, 1971).
197
Implicaciones disciplinarias
198
Cuando en el castellano utilizamos la palabra lenguaje* podemos estar
refiriéndonos indistintamente a dos nociones diferentes: (1) a una conducta adquirida, y
(2) a un código de comunicación. En el caso de (1) estamos hablando de lenguaje
propiamente, mientras que en el caso de (2) estamos hablando de lengua, de código
lingüístico. Las lenguas romances (id est, el castellano, el francés, el italiano, el
portugués, entre otras) cuentan con dos palabras cada una para referir cada noción
respectivamente. En lenguas como el inglés se cuenta con una palabra, language*, para
ambas nociones, lo que obliga a los lingüistas de lengua inglesa a establecer una
distinción entre language-behavior y language-system, bastante cercana a nuestra
distinción entre lenguaje y lengua, aunque de alcances conceptuales no enteramente
idénticos. En efecto, la aparente desventaja lexical del inglés sirve aquí para ilustrar un
principio metodológico fundamental: el análisis de la naturaleza del lenguaje implica a su
vez el análisis de la naturaleza de la lengua, y viceversa, o, en otras palabras, para
estudiar la conducta lingüística hay que estudiar el código, que sólo puede ser produc
tivamente estudiado en el contexto de su actuación. De allí que, aun cuando estamos en
condiciones de distinguir (lexical y) teóricamente entre lenguaje y llengua, en el fondo
siempre estaremos estudiando las dos realidades en un todo integrado y necesario. Por lo
mismo, cuando hablamos de lenguaje estamos hablando sintéticamente de la capacidad
comunicativa humana de índole lingüística, capacidad que es cualitativamente distinta de
las otras capacidades comunicativas con que cuenta la especie.
*
Palabra proveniente de la forma hipotética galo-romana linguaticun, a su vez emparentada con la forma latina lengua (=lengua –el
órgano bucal– y lengua –idioma).
*
Si bien el inglés cuenta con la palabra tongue (equivalente a lengua en el latín) se prefiere hablar de la lengua inglesa como “the
English language”.
199
RASGOS SUSTANTIVOS DEL LENGUAJE HUMANO
200
(5) (1) (12)
(i) (1)a + (4)b + (7)c + (2)d + (8)e + (6)f + (13)g
(2) (6) (3) (9) (14)
(3) (4) (10)
(11)
(ii) "La mujer estuvo sentada en el parque durante dos horas” o por una como
(iii) “la mujer [que vimos hoy y que vestía un traje azul] estuvo sentada [sin hablar ni
moverse] en el parque [que no estaba tan lleno de gente, porque, en realidad, no era
tan tarde] durante dos horas [y…]”.
*
“Prevaricar” significa mentir para engañar intencionalmente; es evidente que una señal lingüística puede utilizarse para transferir un
mensaje de contenido falso, sin que el receptor lo sepa.
202
Estos son casos de prevaricación (sin efectos interpersonales negativos): en (x) sabemos
que se habla de un vaso que contiene agua; en (xi), que la comida o decoración
dispuestas sobre la mesa era de gusto o apariencia exquisitos; y en (xii) que se está
atribuyendo a un objeto inanimado cualidades correspondientes a seres animados (aparte
de establecer relaciones paradigmáticas no convencionales entre 'ebriedad', 'sueño' y
'estrellas') para crear una imagen poética.
204
UNIFORMIDAD Y DIVERSIDAD DEL LENGUAJE HUMANO
1) Sus sistemas de sonidos (por ejemplo, encontramos lenguas que tienen vocales
denominadas "centrales" como [Ə] –que es el caso del inglés– y lenguas que no como
el español–, o lenguas que poseen ciertas secuencias de sonidos que otras lenguas no
permiten –como las secuencias ti y tu en español y francés, que no son posibles en
el japonés).
2) Sus sistemas morfológicos (por ejemplo, lenguas que marcan el singular, el dual (dos
objetos) y el plural (más de dos objetos) –como en el hebrero bíblico– y lenguas que no
–como el español o el inglés– o lenguas que poseen preposiciones–como el español o
el inglés, en los que se dice "de Marla" o "of Mary"– y lenguas que poseen
postposiciones –como el japonés, en el que se dice "Mari no").
4) Sus sistemas léxicos o vocabularios (por ejemplo, lenguas que presentan un elaborado
registro de palabras referidas al concepto de "nieve" –como en el esquimal– y lenguas
que presentan una sola palabra –como en el inglés o el español–o lenguas que
asignan denominaciones propias y sintéticas a las distintas formas del parentesco y
lenguas que asignan denominaciones compuestas o analíticas –como en el español,
donde "padre", "hermano", "suegro" y "cuñado" equivalen, en el inglés, a "father",
"brother", "father-in-la”' y "brother-in-law", respectivamente.
d) Tendencia a preferir oraciones cuya estructura sin táctica sea menos compleja.
205
e) Tendencia a la formulación directa de los mensajes (vs. la formulación indirecta
retóricamente más elaborada).
h) Similar tendencia adquisicional del código cuando se aprende como primera lengua o
lengua materna y
Los estudios tipológicos de las lenguas conocidas arrojan igualmente una gran
cantidad de similitudes sobre los rasgos fónicos, morfosintácticos y léxico-semánticos de
sus respectivos sistemas lingüísticos. Por ejemplo, todas las lenguas conocidas tienen por
lo menos los tres sonidos vocálicos representados como Ii a u/; del mismo modo, todas
las lenguas articulan el sistema de tiempo verbal por lo menos en dos opciones
[±presente], entendiéndose [-presente] como equivalente a [+pasado].
Por otra parte, valga aclarar que la simplicidad que una lengua exhiba en cuanto a
su organización fónica o gramatical no tiene necesariamente que ser tal para los
hablantes de otra lengua. En efecto, una expresión como "Yachachejninchejkunawan par-
lasunchej" ('Hablaremos con nuestros profesores', en quechua) parece mucho más
complicada que su equivalente castellano. La simplicidad de la expresión quechua es tal
en conformidad con la orientación estructural del quechua como código lingüístico, orien-
tación que no es idéntica a la del castellano. Del mismo modo, conviene aclarar la
observación contenida en (g) como también relativa a la orientación cultural de los
hablantes de una lengua. En el japonés existe un verbo
“hanami” ( )
206
EL ORIGEN DEL LENGUAJE HUMANO
Hay (y ha habido) diversos puntos de vista (es inadecuado llamarlos a todos ellos
“teorías”) sobre el origen del LH. Aquí nos referiremos brevemente a los más
argumentados.
a) El regalo de los dioses (origen divino del LH). La tradición bíblica afirma que Jehová
creó el mundo mediante la pronunciación de palabras, si bien dejó al primer hombre,
Adán, la tarea de denominar los animales y plantas del Paraíso. Adán y Jehová
hablaban en la misma lengua. Otras cosmogonías también atribuyen el origen del LH a
un dios creador: los egipcios lo atribuían a Thot, y los babilonios al dios Nabu. Entre los
hindúes la diosa Sarasvati (o Vac, consorte de Brahma, el Creador) inventó el lenguaje
articulado y lo dio al hombre. El argumento divino no es exclusivo de la antigüedad. En
1756 Johan Suessmilch razonaba ante la Academia Prusiana que puesto, que el
hombre no podía haber inventado el lenguaje si carecía de pensamiento, y dado que el
pensamiento dependía de la existencia previa del lenguaje, el hombre debía haber
recibido el lenguaje de Dios. Suessmilch también razonaba que todas las lenguas
aun las habladas en sociedades primitivas eran perfectas porque reflejaban la
perfección de Dios lo que no era difícil de probar si se aceptaba que incluso las
grandes ideas abstractas del cristianismo podían discutirse en las lenguas de los
pueblos menos civilizados. Suessmilch no era necesari- amente un cristiano fanático;
sus observaciones sobre el lenguaje en sí eran más plausibles que sus observaciones
sobre su origen.
b) La gran lengua inicial (Teoría monogenética del LH). Por largo tiempo losestudiosos y
legos supusieron que todas las lenguas se derivaban de una lengua inicial, qué; si no
era hablada todavía, lo había sido hasta hace uno o más milenios. Una gran mayoría
favoreció por supuesto al hebreo, que fue la lengua en que Jehová habló a Adán y a
Eva, y, mucho tiempo después, a Moisés y al rey David. Se cuenta que en el siglo XVI
207
el rey Jaime IV de Escocia ordenó la crianza de dos niños en completo aislamiento sin
que conocieran lengua humana alguna con el propósito de que en tales circunstancias
los niños desarrollaran una lengua propia que debería ser idéntica o reflejar la lengua
original. Cuando los niños crecieron el rey encontró que hablaban very guid Ebrew.
('muy buen hebreo'). Sin embargo, siempre hubo quien disintiera de este origen
semítico. En el mismo siglo XVI. un estudioso alemán sostenía que la lengua original
era el (alemán) gótico dada la "perfección" de esta lengua. En el siglo XVII, un
estudioso sueco afirmaba que Dios hablaba sueco. Adán hablaba en danés y la
serpiente en francés. En el siglo XVIII se postularon el griego el árabe, el celta y el
holandés como lenguas originales. En el siglo XIX se argumentó en favor del chino y el
lexicógrafo inglés Noah Webster defendió el caldeo o arameo, la lengua hablada en
Jerusalén en la época de Jesucristo. Todavía en 1934 una conferencia de intelectuales
turcos proclamaba el turco como la lengua inicial. Según observan John y Joan Levitt
(1959), "cualquiera podría adivinar y las adivinanzas tenían la virtud del patriotismo”.
La tesis del origen único de las lenguas es similar a la tesis que postula el origen único
del hombre en un determinado lugar" del planeta. La evidencia que se analiza cada día
sugiere que el hombre pudo haberse originado en distintas partes. Por lo mismo,
pudiera ser más razonable una tesis que proponga el origen múltiple (poligenético) de
las lenguas. Los lingüistas han tenido cierto éxito en la determinación de varias familias
lingüísticas, pero al mismo tiempo, han encontrado serios obstáculos para reducir la
genealogía común de estas familias a un número menor de protolenguas y luego de
proto-protolenguas. No es aventurada la idea de que en la actualidad existe entre las
lenguas un grado de similitud mayor al que podamos imaginar para el pasado. El
pensamiento sobre el que se fundamenta esta idea es que una gran heterogeneidad de
códigos lingüísticos ha ido siendo progresivamente sustituida por una relativa
homogeneidad.
c) Gritos, ruidos y sonidos (El origen acústico del LH). A finales del siglo XVIII, Jean
Jacques Rousseau había adelantado la tesis de que el LH se había originado en
aquellas expresiones emotivas del hombre causadas por el dolor, la sorpresa, el
miedo, el placer o la rabia. Estos gritos sirvieron para la composición de palabras, que
el hombre encontró como instrumentos de comunicación más efectivos que los gestos.
La habilidad para entender ideas abstractas surgió posteriormente, cuando la lengua
había superado el estado de primitivismo (que Rousseau mismo percibía -en
contradicción con su igualitarismo y su tesis del hombre como "noble salvaje"- en las
sociedades salvajes de su tiempo). Esta teoría –que podemos denominar
interjeccionalse relaciona con otras también fundamentadas en la especialización de
las vocalizaciones humanas: una sostiene que estas vocalizaciones se produjeron en
imitación de los ruidos producidos por los otros animales o por objetos inanimados en
la naturaleza teoría onomatopéyica o ecoica–-; otra sostiene una especialización
basada en ruidos in intencionales producidos en acompañamiento de tareas físicas;
estos ruidos pudieron ser intencional es en lasustitución de gestos faciales y
manuales –teoría pantomfmica. El lingüista danés Otto Jespersen ha propuesto un
origen basado en el efecto placentero que el sonido causa cuando se utiliza con
propósitos de sociabilidad. Originalmente, el hombre debió haber sentido placer en la
producción oronasal de sonidos rítmicos, tal como parece sentirlo un bebé cuando
gaguea en su cuna. Todas estas supuestas teorías, exhiben dos aparentes defectos:
(1) ellas conceden importancia secundaria al pensamiento humano, que, en estos
puntos de vista, se desarrolla luego de que el medio ha sido adquirido, y (2) coinciden
en que las lenguas son una sumatoria de señales o palabras.
208
d) Inteligencia humana (El LH como facultad innata). Las teorías mencionadas en (c)
coinciden principalmente en asumir que el hombre inventó el lenguaje, que es lo
contrario de lo que sostiene la teoría del origen divino. En 1769, el filósofo alemán
Johann Herder postuló que la habilidad humana del lenguaje era innata y que el
lenguaje y el pensamiento eran inseparables, si bien era la necesidad para razonar lo
que permitía en el hombre el desarrollo de este método comunicacional. En oposición
a Suessmilch, Herder postuló que el lenguaje era parte de la naturaleza del hombre,
como lo era su inteligencia. Si Adán hubiera carecido de la facultad de razonar, ni
Jehová hubiera podido enseñarle a hablar en su lengua. Por otra parte, en oposición a
la tesis también sustentada por Rousseau, Herder endorsó la posición cartesiana
según la cual el LH y los gritos animales eran tan distintos el uno del otro como el
pensamiento humano y el instinto animal. Como ese pensamiento es universal, la tesis
herderiana coherentemente insistió en una sola lengua original, una humanidad, una
cultura, etc. Insistió también en la noción del lenguaje como identidad cultural, lenguaje
como conocimiento, conducta y creatividad, pero se excluye su depen dencia de la
interacción y adaptación sociales (Hymes, 1974). W. von Humboldt posteriormente
enfatizaría las ideas herderianas con su tesis de la Innere Sprachform (existencia de
una forma interior de la lengua, anterior a toda articulación) y su postulado de que el
lenguaje no es un ergon (un producto),sino una energía (una fuerza activa –vid.
Mounin, 1971). La mayor parte de la lingüística contemporánea ha procedido sobre la
creencia de que la inusual inteligencia humana es el factor crucial en el desarrollo
lingüístico logrado por la especie. Varios lingüistas opinan que esta inteligencia facultó
al hombre para dividir su percepción del mundo en categorías semánticas y establecer
relaciones predicativas entre ellas. El lenguaje era así una construcción experiencial
motivada por una inteligencia animal exclusiva. Para otros lingüistas, esta inteligencia
era a la vez el lenguaje, por cuanto la estructura lingüística reflejaba consistentemente
propiedades que son específicas del intelecto humano. Para los primeros, la
inteligencia humana era una inteligencia animal más avanzada; para los segundos,
preferiblemente, una clase diferente de inteligencia (Mattingly, 1972).
e) El aprendizaje del lenguaje (teoría evolucionista del LH). Las teorías que sostenían que
el hombre y el lenguaje se habían originado a la vez concedían evidente importancia a
la inteligencia innata del ser humano. Este punto de vista resulta hoy un tanto
insostenible a la luz de las teorías que explican la evolución del hombre, puesto que,
como se sabe, éste no surgió en la alborada de los tiempos en la forma y con las
capacidades que le conocemos hoy. La pregunta es específicamente: ¿poseía ya el
Homo Erectus (que vivió hace 1.000.000-500.000 años) la capacidad del lenguaje, o
ésta fue exclusiva del Homo Sapiens, cuya historia arranca 300.000 a 150.000 años
antes de hoy? A pesar de su cercanía taxonómica, ambas especies presentan algunas
diferencias anatómicas de no trivial importancia para los paleoantropólogos.
Noobstante, la evidencia encontrada en torno al H. Erectus revela que manejaba una
rudimentaria tecnología paleolítica y que practicaba un cierto tipo de ritual. Estas
características se detectan más avanzadas en el H. Sapiens neanderthalensis (c. alto
Pleistoceno) y particularmente en el Hombre de Cro-magnon (a finales del Pleistoceno
–35.000 a 10.000 años atrás). Este último H. Sapiens ya hablaba, puesto que es difícil
imaginarse que no lo hiciera y pudiera sin embargo pintar las escenas que hoy se
atesoran en cuevas de Francia y España. En los homínidos, el lenguaje oral debe
haber resultado de la modificación de disposiciones vocalizadoras para ello y de un
desarrollado sentido auditivo. El control de la vocalización humana implica
principalmente el control del cambio de propiedades de resonancia en la cavidad bucal,
pero es obvio que –en oposición a los otros primates– el factor definitivo es la posición
de la laringe en relación con el tracto respiratorio y la cavidad oral. Esta posición de
relativa distancia creó una larga y tubular, cavidad resonante para la utilización del aire
209
exhalativo como material sonoro. Tal desarrollo seguramente fue paralelo con el
desarrollo de una aguda capacidad de discriminación auditiva y –fundamentalmente–
con una rápida especialización cerebral de facultades contextual y culturalmente
motivadas. La ventaja del H. Sapiens estuvo precisamente en haber estado dotado
para imitar una cierta cantidad de sonidos ajenos, al mismo tiempo de ser capaz de
producir los suyos propios y asignarles un valor deliberadamente distintivo.
210
LECTURA 12
211
Podemos comunicar que tenemos prisa empleando medios no lingüísticos como:
mirar el reloj, actuar de manera apresurada, hacer una señal de "rápido" al tronar los
dedos; o podemos decir o escribir mensajes lingüísticos como: "tengo prisa", "se me hace
tarde", "tengo que irme", "quisiera que avanzáramos más rápido". Podemos usar el
lenguaje para comunicarle a alguien cierta información o para convencerlo de alguna idea:
"llego a las seis", "me gustaría verte" ...; también usamos el lenguaje para controlar
nuestra conducta, como cuando nos proponemos algo ("ahora sí me pongo a dieta"), o
cuando nos organizamos ("tengo que ir primero a cobrar, luego al banco, luego al
mercado..."); permanentemente estamos empleando el lenguaje para representar el
mundo y codificar nuestras experiencias, ya que siempre es más fácil recordar algo por su
nombre o su expresión lingüística que por sus atributos.
Con frecuencia, la palabra comunicación se entiende en su sentido positivo: se
habla de que hay comunicación cuando queremos referirnos a la existencia de una
comunicación explícita o efectiva; por otra parte, decimos que no hay comunicación
cuando nuestros intentos de compartir con alguien algún aspecto de nuestro mundo
interno fracasan, o cuando no somos capaces de expresarnos explícita y claramente. Es
decir, hay comunicación cuando se logra el entendimiento y, al contrario, no hay
comunicación cuando éste no se logra; esto es, se identifica la comunicación con el hecho
de que un mensaje sea comprendido. Sin embargo, la comunicación es algo de lo que no
podemos escapar. Pensemos, por ejemplo, en un alumno que no dice nada ni participa en
la clase. Un maestro desprevenido diría que ese niño no se comunica, pero otro más
perspicaz pensaría que "algo anda mal en él" y que su silencio y quietud están
expresando algo muy importante, están comunicando.
Lenguaje
Las realizaciones del lenguaje cuentan con recursos tales como palabras, frases,
oraciones y textos mediante los cuales representamos las ideas que queremos comunicar
y que se caracterizan por tener distintos contenidos o referencias, como pueden ser: obje-
tos, acciones, atributos, tiempos, lugares, etc., que se relacionan de diferentes maneras:
en forma causal, temporal, secuencial, de pertenencia, de contradicción, entre muchas
otras. Los contenidos y las relaciones de nuestras ideas podemos expresarlos por medio
del lenguaje. Así, cuando empleamos el lenguaje para comunicar que alguien se fue, no
usamos a la persona para informarlo, ni realizamos la acción de "irse". Si escuchamos
decir a alguien que "Alberto se fue", quiere decir que una persona del sexo masculino,
llamada Alberto, realizó en un tiempo pasado, probablemente inmediato, la acción de
retirarse del sitio en el que se encontraba.
Además, el lenguaje representa nuestro mundo por medio de un sistema de signos
que son arbitrarios y convencionales. Estos elementos de los que hemos hablado –
palabras, frases, oraciones, textos– guardan una relación arbitraria con lo que quieren
decir. Decimos que la relación es arbitraria porque no existe un parecido entre la forma
del signo que empleamos y lo que significa. Así, sería absurdo concluir que "cama" es un
mueble de cuatro letras o que es más chico que "ropero" porque tiene menos letras. Esto
es, el nombre no se relaciona de manera natural con lo que designa, sino que lo hace por
convención. Es a partir de un conocimiento compartido por los hablantes de una misma
lengua, en este caso el español, que sabemos que "cama" es el nombre de un mueble
212
que sirve para dormir, se encuentra regularmente en un dormitorio y puede ser de
diferentes formas y tamaños. Este conocimiento compartido lo construimos a lo largo de la
vida por medio del contacto verbal y no verbal con otros (Edwards y Mercer, 1988).
Por otra parte, las realizaciones del lenguaje también son sistemáticas, pues se
rigen por reglas que los hablantes conocemos aunque no podamos explicarlas. La
mayoría de las personas cuya lengua es el español sabemos, por ejemplo, que ''Alberto
se fue" es una forma correcta de expresión, mientras que ''Alberto se fueron" no lo es.
Quienes somos capaces de hacer un juicio de este tipo contamos con una serie de reglas
que conforman nuestra competencia lingüística, que consiste en la posibilidad de
entender y producir un número ilimitado de oraciones, y de evaluar la estructura
gramatical de las oraciones que escuchamos y producimos (Chomsky, 1970). Esta
competencia la construimos a partir del contacto que tenemos con nuestra lengua, como
oyentes y como hablantes. Sin embargo, no todas las personas cuentan con el mismo tipo
de competencia lingüística; factores tales como el nivel de desarrollo (en el caso de los
niños menores de seis años, especialmente), la escolaridad de nuestros padres, nuestro
propio nivel de estudios y el tipo de ambiente sociocultural en el que nos desenvolvemos,
inciden en el grado de competencia lingüística que alcancemos y en sus particularidades.
Lengua
Una vez que hemos definido al lenguaje como la capacidad del hombre para
comunicarse, hablemos de la forma en que éste se realiza: la lengua, entendida también
como el código constituido por sistemas de signos, utilizados para producir mensajes, de
acuerdo con la intuición comunicativa de cada persona.
Hemos de comprender, primero, que todos los seres humanos tenemos aptitudes
para desarrollar, entender, aprender y producir lenguas; después, que la lengua con la
que estamos en contacto desde el nacimiento es la materna o primaria y que es a partir
de su conocimiento que podemos aprender y desarrollar segundas lenguas (orales o de
signos3) pero, por supuesto, mediante enseñanza directa o formal.
3
Las lenguas de signos, también llamadas lenguas manuales o de señas, son las lenguas utilizadas por las comunidades
de personas con sordera profunda; en cada país o región estas comunidades han desarrollado sistemas propios, es
decir, idiomas de signos particulares.
4
El término habla en este texto se refiere a la actividad de hablar y no al concepto saussureano que remite a la realización
individual de la lengua. La distinción entre lengua y habla de Saussure (1922/1982) atiende a la delimitación del campo de
estudio de la lingüística moderna que él funda. Esta diferenciación no es contradictoria con los planeamientos generales
que aquí hacemos, pero tampoco es totalmente equivalente.
213
expresión de mensajes, que se apoya en la existencia de un amplio bagaje interno para la
adecuada elaboración y estructuración de ideas. Los principales componentes externos o
visibles de la forma de hablar son: la articulación o pronunciación, la fluidez y la voz;
cuyas principales cualidades son: tono, timbre, intensidad, ritmo y melodía. Por su parte,
la lengua oral, al ser una versión de la capacidad lingüística, presenta todas las
características y procesos propios del lenguaje. "Así el suceso del habla estaría
estrechamente vinculado con la planificación verbal y ésta dependería de tres factores:
del código Lingüístico, con sus implicaciones sociológicas de roles y estructura social; de
orientaciones motivacionales y estrategias de solución de problemas en el plano
psicológico, y de condiciones neuropsicioógicas". (Infante, 1983, p. 101, cursivas
agregadas.)
Es común dar una gran importancia a la forma en la que las personas hablan; en
cierto sentido esta característica constituye una carta de presentación. Cuando una
persona habla de manera fluida, clara, con pronunciación e ilación adecuadas y voz
agradable, produce mejor impresión que una persona que habla atropellada o lentamente,
con pronunciación deficiente o alteraciones en la articulación, con una mala calidad de
voz o con ideas poco claras. Atender únicamente a la forma de hablar para valorar la
capacidad lingüística de una persona es tan natural y, a la vez, tan parcial, como juzgarla
por su manera de vestir.
214
MÓDULO I
UNIDAD 3
Objetivo 4
Analizar la aplicabilidad de la psicolingüística en el desarrollo de las competencias
lingüísticas en niños, jóvenes y adultos.
LECTURAS
215
216
LECTURA 13
Capitulo I
FUNDAMENTOS DE PSICOLINGUÍSTICA
1.1 Introducción
¿Qué es el lenguaje? Son varias las razones por las que parece ocioso plantearse
esta pregunta. En primer lugar, porque no se trata de una cuestión que pueda
responderse desde una perspectiva unívoca. En segundo lugar, porque todavía no
sabemos lo suficiente sobre él, aun cuando en la actualidad conozcamos bastantes cosas
acerca de esa extraordinaria capacidad que nos permite satisfacer nuestras intenciones y
los deseos de los demás a partir de la exhalación de unos pocos ruiditos bucofaríngeos
mediante los cuales transmitimos y recibimos con precisión ideas y sentimientos. Por
último, resulta vano el esfuerzo puesto que, aunque parezca una contradicción, todo el
mundo sabe lo que es. En una ocasión preguntamos a una niña de cinco años qué era el
lenguaje y, sin inmutarse, mientras continuaba con sus juegos, contestó: “hablar”.
Los dos organismos citados nos sitúan ante el marco científico en el que se integra
la psicolingüística. Como es fácilmente deducible, la biología y la computación son los dos
pilares de la disciplina. La biología en tanto en cuanto el lenguaje depende de un
intrincado sistema neurofisiológico. La computación en la medida en que la actividad
verbal es básicamente (aunque no sólo) un procedimiento de manipulación simbólica que
requiere conocimientos, representaciones, algoritmos y mecanismo de procesamiento
tales como dispositivos de cómputos, almacenes de memoria y cosas así. Biología y
computación son las lentes con las que la psicolingüística observa el lenguaje y a través
de él su verdadero objeto de estudio: la mente/cerebro, un sistema biológico único del que
emergen las propiedades fisiológicas y mentales que propician el habla.
217
El marco científico expuesto nos describe el escenario en el que actúa la
psicolingüistica y nos desvela una propiedad distintiva del estudio actual del lenguaje: el
carácter interdisciplinario de la investigación lingüística. Ciertamente, el estudio del
lenguaje implica a diversas disciplinas. Entre ellas, la lingüística, la psicología, las
neurociencias y la Inteligencia Artificial están involucradas en el examen de la capacidad
verbal humana bajo un enfoque global que se conoce como «ciencia cognitiva». Esta
perspectiva teórico-metodología da soporte a la investigación de los fenómenos
intelectivos apoyándose en el supuesto de que estos deben estudiarse desde un
planteamiento multidisciplinar unificado por la creencia de que los seres humanos son
sistemas de procesamiento de la información. Será esta orientación cognitivita la que
inspire las líneas fundamentalmente de la presente introducción a la psicolingüística.
Las principal disparidad entre una y otra ciencia se sitúa en el objeto de estudio.
La lingüística trata de responder fundamentalmente a la pregunta formulada en (1)
mientras que la psicolingüística se centra en (2).
218
Ambos enfoques pretenden caracterizar la “facultad del lenguaje” (el sistema
biológico que nos capacita para hablar, leer, etc.) pero, mientras que la lingüística estudia
esta facultad mediante el desarrollo de teorías generales que describen y explican los
principios de las lenguas naturales (a las que denominan “gramáticas”), la psicolingüística
estudia los proceso de actuación” que ponen en practica el instinto lingüístico. En otra
palabras, el enfoque psicolingüístico trata de determinar cómo conseguimos expresar un
mensaje mediante la emisión de unos pocos sonidos que llevan emparejados significados
específicos o cómo logramos que ciertos sonidos se traduzcan en pensamiento concretos.
Para lo que aquí nos importa, basta decir que los estados mentales a los que nos
referimos cuando analicemos la conducta lingüística aluden a las situaciones sucesivas
por las que atraviesa el sistema lingüístico entre dos instantes de reposo previo y
posterior a la actividad verbal.
Nos interesa también saber que los estados mentales tienen un carácter
“representacional”. Son representaciones o símbolos acerca de lo que conocemos. Estas
representaciones poseen una estructura (sintaxis) y un contenido proposicional
(significado) y son el objeto de los procesos cognitivos.
221
PERCEPCIÓN-COMPRENSIÓN PRODUCCIÓN
Emisión verbal
TEXTO/DISCURSO
223
izquierdo es el hemisferio dominante para el lenguaje, aunque el derecho también
participa, como podemos ver en el cuadro 1.2.
Lenguaje significativo
(semántico) Domina __
Significado verbal Participa Participa
Formación de conceptos __ Domina
Imágenes visuales
Lenguaje relacional
(sintáctico)
Secuenciación Domina __
Relaciones Domina __
Cuadro 1.2. Las funciones del lenguaje y su relación con los hemisferios cerebrales.
Tomado de Carrión (1995: 376) [Adaptado de Benson (1986)].
Resumen
224
Para finalizar esta introducción queremos recordar brevemente que la principal
tarea asumidad por la psicolingüística consiste en la descripción del sistema de
procesamiento del lenguaje. Dicho sistema, junto con la gramática, forma parte de la
facultad lingüística. Como hemos expuesto en las páginas precedentes, el marco en el
que se inscribe esta disciplina es el de la ciencia cognitiva y el enfoque que utilizaremos
para nuestras explicaciones coincide con el paradigma computacional.
1 E: Bicicleta. P: Bicicleta.
2 E: Hipopótamo. P: Hipopótamo.
3 E: Blate P: No le ha oído bien.
4 E: Bien, algunas de las cosas que diré no
son palabras, sólo sonidos. Blate. P: No estoy…
5 E: Blanquear. P: Blanquear.
6 E: Norte. P: Norte.
7 E: Rillo. P: No, no sé decirlo.
8 E: Arriba y abajo. P: Arriba y abajo
9 E: Mira, coche, casa. P: No lo he entendido.
10 E: Ahorre su dinero. P: Ahorre su dinero.
11 E: Amarillo, grande, sur P: Amaro… No lo entiendo.
12 E: Se marcharon lejos. P: Se marcharon lejos.
13 E: Mira, coge, vende. P: Como… [agita la cabeza, ríe]…
¡Esto es lo que pasa!
226
LECTURA 14
El lenguaje, por muy sencillo y natural que parezca debido a su fácil adquisición y
uso, conlleva un conjunto de complicados mecanismo y procesos internos, amén de la
extensa variedad de relaciones que presenta con el medio ambiente. Por experiencia, se
sabe que el lenguaje forma parte de la esencia misma del individuo y está presente en
todas las actuaciones relativas al homo sapiens. Esto ha llevado a la lingüística a
relacionarse con otras disciplinas, cuestión que lleva a la interdisciplinariedad.
¿Qué es la psicolingüística?
227
En el siguiente esquema se han resumido los aspectos más resaltantes de la
psicología del lenguaje y de la psicolingüística
Psicolingüística Lingüística
Psicología
cognoscitiva
228
lingüísticos, así como el procesamiento mental de los mismos por el hablante-oyente y la
realidad psicológica de algunas reglas y unidades lingüísticas.
229
GRAFICO 1
Lingüística Psicología
Antropolingüística Sociolingüística
Psicolingüística Aplicada
GRAFICO 2
231
En resumen, la psicolingüística es una disciplina científica cuyo propósito
fundamental consiste en el estudio de los procesos inherentes a la comprensión y
producción de mensajes articulados en situaciones reales. Dado su carácter
interdisciplinario, ésta se divide en varias ramas de las cuales interesa reasaltar la
psicolingüística evolutiva, pues se encarga de analizar los procesos y mecanismos
relativos a la adquisición y desarrollo de la lengua materna. En este sentido, la
psicolingüística evolutiva proporcionaría al docente conocimientos relativos a los distintos
estadios del desarrollo lingüístico del educando, hecho que redundaría en una
planificación efectiva de estrategias de la enseñanza idiomática en la escuela básica.
Antes de dar una respuesta, resulta necesario revisar muy rápidamente los
orígenes de la psicolingüística.
Volviendo a la interrogante de por qué 1957, se debe señalar que en esa fecha se
publican dos libros que marcaran un hito dentro de las investigaciones sobre el lenguaje.
232
Conducta verbal de B. F. Skinner (recientemente fallecido) que da un nuevo impulso a la
psicología de corte conductista al tratar de explicar el lenguaje como una forma más del
comportamiento, y Estructura Sintácticas de Chomsky, donde el autor no sólo establece
algunos planteamientos acerca de la naturaleza del lenguaje, sino que promulga una
nueva teoría para explicar los hechos de lenguaje basada en los principios de
competencia y actuación, la utilización de estructuras sintácticas mediante la generación y
transformación de reglas de la gramática, sentando allí, las bases de la teoría generativo-
transformacional.
Teoría de la Mediación
233
La teoría general de la mediación comprende dos corrientes en una de ellas se
considera la instancia intermedia como asociación verbal teniendo como defensores a
Bousfield, Underwood y Richardson entre otros. La segunda, considera que la unidad
mediadora tiene carácter emotivo, su máximo representante es Osgood. Ambas
tendencias tienen como objetivo explicar el desarrollo de una respuesta dotada de
consistencia a través de un determinado estímulo verbal. A continuación se aclara tal
propuesta con un ejemplo que presenta Bousfield (Hörman 1967:247-248) tomando como
base, la palabra travieso.
La serie empieza cuando el niño oye la palabra malo y recibe al mismo tiempo un
golpe en la mano. Este hecho se convierte en un proceso de condicionamiento: el dolor es
el estímulo incondicionado (EI), que tiene también como consecuencia una respuesta
representacional (R rep). El estímulo condicionado (EC) es la palabra ‘malo’ pronunciada
por el adulto. Al EC le sigue también una respuesta representacional (r rep) cuya
estimulación propioceptiva es (S rep). Como EC y EI son casi simultáneos, S rep será
condicionado, de manera que en el futuro, también S rep estará en condiciones de
provocar la respuesta representacional al dolor cuando se oiga la palabra ‘malo’.
EI R rep
H1 (hábito)
EC r rep Srep
Así, cuando tal secuencia se desarrolle muchas veces se hará hábito, que será
designado como H1.
234
Posteriormente el niño escucha la palabra “travieso”, que le resulta desconocida
hasta ese momento y simultáneamente la palabra “malo”.
Si el niño oye “travieso” es de esperar que diga para sí “malo” o que en todo caso,
piense en esa asociación. Así, aparece el H2 creado por el nuevo condicionamiento. El r
rep (travieso) provoca entonces, toda la secuencia representacional de “malo”, es decir
llega hasta R rep (dolor)
Veámoslo en un esquema:
H2 (hábito)
EC r rep S rep
el adulto (travieso) (travieso)
dice “travieso”
Actividad D.- Tomando en cuenta el gráfico anterior, con un ejemplo diferente que
invalide la teoría propuesta por Bousfield, trate de realizar mismo
esquema.
235
A diferencia de Bousfield, Osgood señala que un modelo del aprendizaje de los
signos debería valer también para el niño que aún no conoce el lenguaje y que no puede
repetir la palabra escuchada. En el fondo, la teoría de Bousfield es una versión de la
“antigua teoría” de la sustitución, según la cual un signo alcanza su significado cuando
mediante un proceso de condicionamiento logra provocar las respuestas que antes sólo
provenían de lo designado.
237
Gráfico 3
1957
Filosofía Filosofía
Empirismo (positivismo) Racionalismo
Teoría subyacente Teoría subyacente
Conductismo Innatismo
Movimiento Lingüístico Movimiento lingüístico
Estructuralismo Generativismo
Denominación Denominación
Psicología del lenguaje Psicolingüistico
(psiquis) (lenguaje)
Unidad de análisis Unidad de Análisis
La palabra La oración
Proceso generador del lenguaje Proceso generador del lenguaje
Asociación (contigüidad: E-R-R) Mecanismo reguladores (DAL)
Mecanismo filogenético Mecanismo filogenético
Condicionamiento Creatividad
Objeto de estudio Objeto de estudio
Lenguaje como producto Lenguaje como proceso
Resultado Resultado
Gramáticas parciales Una gramática universal
238
La psicolingüística posterior a 1957. La revolución Chomskiana
239
Los psicolingüistas de tendencia chomskiana, han llegado a la conclusión de que
las teorías clásicas del aprendizaje (conductismo-asociacionismo) son ina- decuadas para
dar cuenta de la adquisición del lenguaje. El sistema de reglas adquirido en el transcurso
de los dos o tres primeros años de vida es de tal complejidad que resulta necesario
suponer la existencia de una especie de predisposición del ser humano para adquirir
estructuras que tengan propiedades precisas y que corresponderían o los universales del
lenguaje.
240
Gráfico 4
Relaciones entre capacidad y ejecución.
Lingüística Capacidad
Psicología Ejecución
Lingüística
Capacidad
PSICOLINGÜÍSTICA
241
242
Módulo I
UNIDAD 3
Objetivo 5
Analizar las teorías del desarrollo y adquisición del lenguaje y su relación con el
pensamiento como objeto de reflexión en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
LECTURAS SELECCIONADAS
Toda producción lingüística, como ya se dijo en la unidad anterior, sería producto del
mismo mecanismo de estímulo–respuesta–refuerzo. En lo referente a la adquisición del
lenguaje, el modelo de aprendizaje “ideal” estaría representado por lo que Skinner
denomina condicionamiento operante (recompensa de una acción casual y repetición
de la misma por parte del sujeto –niño– hasta que logra incorporarla a su sistema general
de conducta). Igualmente, el tipo de respuesta que se produce ante cada acción casual,
estará determinada por la clase de estímulo que la ha provocado.
245
Entorno social del niño. Ambiente
[te]
(casual) Proporciona un biberón
(refuerzo)
ASOCIACION
[te] biberón
(casual) (refuerzo)
Tipos de respuestas
246
respuestas cuyo objetivo es básicamente la imitación (por parte del niño) de los sonidos
pronunciados por el adulto y que son reforzados por el mismo adulto. Otras respuestas
surgen motivadas por algún estímulo relativo a la satisfacción de alguna necesidad
(hambre, dolor, molestia) y se denominan mandos (mands). Estas respuestas pudieran
explicar el surgimiento temprano de palabras referidas a “leche”, “tetero”, “agua”, “dame”,
originadas “bajo el control funcional de las condiciones relevantes de deprivación o de
estimulación aversiva”. (Skinner 1981, Pág. 50). Este tipo de respuesta beneficia
básicamente al hablante, puesto que contribuye a satisfacer un estimulo de necesidad. En
otras ocasiones, un determinado estímulo genera de manera casual una respuesta
cualquiera y ésta es recompensada debido a que se constituye en un intento o
representación simbólica de un objeto o evento particular, o de alguna de sus
propiedades. El niño comienza de este modo a referirse a las cosas, personas y hechos;
es decir, inicia su contacto simbólico con el medio ambiente mediante el empleo y uso de
las respuestas tactos (tacts) y éstas constituyen un vínculo importante para las relaciones
entre el niño y su contexto social.
Sin embargo, a pesar de que estas respuestas son necesarias e importantes dentro
de la adquisición lingüística del niño, no resultan suficientes a la hora de explicar todas
las respuestas dadas por éste ante otros estímulos no tan claramente identificados.
Las respuestas que Skinner denomina intraverbales son generadas por estímulos
verbales y están determinadas por las exigencias del intercambio de estímulos verbales
entre el niño y el adulto. En este tipo de respuestas se manifiesta lo que Skinner llama el
reforzador condicionado, donde “un estímulo verbal puede evocar respuestas
intraverbales debido a su parecido con otros estímulos” (1981, Pág. 91). En el caso de
respuestas como las autoclíticas la conducta verbal es dependiente de otra, o está
basada en ella. Skinner plantea que estas respuestas suelen estar vinculadas a operantes
verbales que remiten una expresión cualquiera a otra instancia del lenguaje, en la que el
hablante o emisor manifiesta algún deseo, duda, opinión, etc., mediante el empleo de un
conector verbal especifico (creo, dudo, me parece que, afirmo). Una última clase de
respuestas es la textual referida a la lectura, y controlada por estímulos visuales, antes
que auditivos. Una vez que el hablante desarrolla y consolida todos estos tipos de
respuestas, con sus diferentes variantes, puede ser considerado un “comunicador
competente”, capaz de emitir y recibir todos aquellos mensajes cuyos estímulos ha
aprendido a controlar eficientemente. Skinner, además intenta abarcar dentro de su teoría
otros aspectos que van más allá de la simple consideración del patrón estímulo-
respuesta. Considera que los operantes verbales son controlados por la totalidad de la
historia anterior al sujeto. Toda situación está relacionada no con un solo estímulo, sino
con un conjunto de ellos. Diversos factores de carácter social y no social, la experiencia
de los demás y la del propio niño, constituyen una parte fundamental de los estímulos que
controlan la conducta.
247
Actividad B Observa el habla de un niño y clasifica sus emisiones lingüísticas de
acuerdo con la clasificación presentada por Skinner.
Gráfico 1
Resumen de las respuestas presentadas por B. F. Skinner
ESTÍMULOS RESPUESTAS
En este tema vamos a presentar las ideas y teorías de un lingüísta de obra original
y contemporánea: Michael A. K. Halliday.
248
primera publicación se inicia una extensa obra en la cual el objeto de interés es el
lenguaje.
¡Cuántas veces habrá oído Halliday esa pregunta! ¡Cuántas veces se la habrá
hecho a sí mismo en su trabajo lingüístico! Sin embargo su respuesta no es la respuesta
antipática de quien está cansado de que le pregunten siempre lo mismo, al contrario, es la
respuesta sincera de quien sabe que el lenguaje no es fácil de definir y que, justamente
por el hecho de que tiene que ver con casi todos los aspectos de la vida humana, la
respuesta variará de acuerdo con el interés del que formula la pregunta. El lenguaje es la
materia del arte del escritor, el objeto de estudio del lingüista, una conducta humana entre
otras cuando el que lo define es un psicólogo, un evidenciador de trastornos para el
psiquiatra… cada disciplina lo define a su manera y de acuerdo a sus propios puntos de
vista.
“El aspecto más notable del lenguaje humano quizá sea la gama de
propósitos a los que sirve, la variedad de cosas distintas que la gente
hace que el lenguaje logre para ella, la interacción fortuita en el hogar y
en la familia, la educación de los niños, las actividades de producción y de
distribución como el mercadeo y las funciones más especializadas como
las de la religión, la literatura, el derecho y el gobierno: todas ellas pueden
ser cubiertas fácilmente por una persona en una charla de un día”
(Halliday 1982: Pág. 253).
249
Así pues, según Halliday, lo que hay que tomar en cuenta en primer lugar es el
hecho de que el lenguaje aparece en todas las actividades del hombre y de su cultura y
que, de alguna manera, esta cultura existe gracias a la intervención del lenguaje, la
multiplicidad de usos del lenguaje es lo que le llama la atención. Su definición entonces se
fundamentará en este aspecto.
1-. En ella Halliday logra sintetizar los tres elementos fundamentales que están en
juego cada vez que usamos al lenguaje, estos son: el hablante, la sociedad de la cual
ésta forma parte (y que incluye, evidentemente, la cultura propia del grupo) y, por último,
el sistema lingüístico en sí).
2-. El autor insiste en el hecho de que estamos frente a una actividad y, desde su
punto de vista, esto quiere decir que el lenguaje es una forma de acción, una forma de
interactuar con los demás. El lenguaje tiene funciones específicas para el grupo que lo
crea y que actúa con él.
Veamos a dónde nos llevan, siempre siguiendo a Halliday, estos dos comentarios
que acabamos de hacer. Empecemos por el segundo de ellos.
¿Cómo puede el lenguaje ser una forma de acción? ¿Qué es lo que hacemos
con el lenguaje?
Veamos: “Caminar” No, el lenguaje no sirve para eso… aunque sí sirve para
ordenar, rogar o solicitar a otros que vengan a nosotros.
“Prometer”, sí, definitivamente no puedo prometer nada que no sea dicho la única
manera de prometerle algo a alguien es que LE DIGA que se lo estoy prometiendo.
En los tres ejemplos que pusimos antes el lenguaje aparece en diferente medida y
sirve para realizar diferentes objetivos, sin embargo, en cada uno de esos casos (y en
todos los que haya podido incorporar a la lista), hay un rasgo que es común a todos ellos:
alguien habla con alguien.
250
nuestro uso del lenguaje se dirige siempre a un interlocutor sin importar que este sea
invisible o aun ficticio)
Halliday, que empieza observando los usos múltiples que hacemos del lenguaje y
las funciones que éste cumple cada vez que aparece, cada vez que “actuamos” por
intermedio de él, se da cuenta de que:
1. Observar el lenguaje cada vez que éste es utilizado sería una tarea de nunca
acabar: cada vez que hablamos las situaciones son diferentes, las personas han variado,
tratamos temas diferentes. Hay que encontrar entonces un elemento que permita reunir
esos usos del lenguaje de tal manera que pueda sistematizarse la observación y la
explicación de la “actividad” lingüística.
2. Cada vez que utilizamos el lenguaje aparecen los tres elementos que
mencionábamos al principio: el individuo, la sociedad y la lengua que utilizan para
comunicarse. Es posible entonces que los usos del lenguaje se relacionen directamente
con ellos puesto que estos elementos se presentan siempre.
En relación con este punto, Halliday propone una tipología de los usos del lenguaje.
Pero como el uso es un hecho concreto que se da en una situación específica en la cual
aparece el lenguaje, llamará entonces a estos tipos generales: funciones.
Por otra parte, en relación con el segundo punto, Halliday relaciona estas
funciones con los tres elementos que intervienen en el diálogo. De esta manera aparecen
tres tipos de uso lingüístico, tres funciones:
Para resumir lo expuesto hasta aquí, y antes de pasar a definir cada una de las
funciones, hay que decir que el enfoque de Halliday es un enfoque funcional en tanto se
interesa en la investigación de cómo es utilizado el lenguaje y con qué fines. La
observación del uso lo lleva a distinguir tres tipos de usos generales: ideático,
interpersonal y textual a los cuales llamará funciones.
251
Hemos visto también que estas funciones están relacionadas con los “actores” que
intervienen cada vez que el lenguaje es actualizado en un uso concreto y estos son: el
individuo, la sociedad y la lengua.
Vamos a ver a continuación cómo se define cada una de ellas y cuál es el interés
que esta definición tiene para nosotros aquí.
Piense por ejemplo en cómo contaría una historia banal mientras está en una
fiesta. Piense ahora en las diferencias que habrá si esa historia se la cuenta a dos
personas diferentes: su jefe y su mejor amigo. Evidentemente la historia “cambiará”, no la
historia en sí, los hechos que allí se reportan, sino la manera de contarlo.
Así, dependiendo del interlocutor, de la situación, del tema, etc., nuestro uso del
lenguaje cambia, cambia la manera de organizar nuestro discurso, cambian incluso las
palabras que usamos.
Una vez más aparece la doble evidencia de que si bien cada uso del lenguaje es
diferente hay, sin embargo, elementos constantes que pueden aislarse y a partir de los
cuales podemos tipificar esos usos. De aquí parte Halliday para distinguir las tres
funciones generales del lenguaje que mencionábamos antes y que ahora definiremos:
1. la función ideativa.
2. la función interpersonal.
3. la función textual.
252
Halliday la llama la función observador del lenguaje pues este funciona aquí como
el relator de lo que el individuo piensa, siente y observa.
Halliday la llama a veces la función del intruso porque, justamente, gracias a esta
función podemos participar en la “actividad” lingüística que es la comunicación y puesto
que esta actividad se realiza siempre como un diálogo, la función interpersonal será una
de las más fáciles de distinguir.
Por esta función, del sistema lingüístico se garantiza la cohesión de los mensajes
que produce: cohesión que se establece entre el sistema lingüístico mismo y los rasgos
de la situación que determinan las variaciones del mensaje.
253
Para Halliday, esta función “permite al hablante-oyente distinguir un texto de un
conjunto de oraciones emitidas al azar”. El texto es el resultado de esta función y está,
gracias a ella, dotado, como decíamos, de cohesión interna y de cohesión con el entorno
del hablante que lo emite.
Estas son entonces las tres funciones en las que se fija Halliday para darnos su
definición funcional del lenguaje. La utilidad de esta distinción reside en el hecho de que,
al hacerla, Halliday puede diferenciar los elementos que concurren cada vez que lo
usamos y verlos así en su particularidad.
En el segundo módulo veremos cómo se relaciona lo que hemos dicho hasta aquí
sobre la teoría lingüística expuesta por M. A. K. Halliday con el asunto que nos interesa
específicamente en este curso: la adquisición y desarrollo de la lengua materna.
Actividad C:
Revise los conceptos funcionalistas ya expuestos en este curso (unidad 1) cuando
presentábamos la definición de las funciones del lenguaje según Roman Jakobson.
Por último, ante estos esquemas de funciones, ¿cree usted que un enfoque teórico
de este tipo es adecuado para explicar algunas características del lenguaje? Argumente
su respuesta y discútala con algún compañero de estudio.
254
fundamentales: por una parte, la disposición biológica que distingue al Homo sapiens de
otras especies y lo capacita para crear esos sistemas, y por la otra, el hecho de que los
grupos humanos depositan allí gran parte de su cultura y de su vida en sociedad. Nos
planteábamos entonces la “dependencia” recíproca que existía entre la sociedad y sus
lenguajes.
Por otro lado, en los temas anteriores, hemos visto cómo, para Halliday, el
lenguaje debe definirse funcionalmente, es decir, sobre la base de la observación de lo
que hacemos cuando usamos el lenguaje. Lo que Halliday nos propone es que no
perdamos de vista el hecho de que todo uso del lenguaje es una interacción de los
individuos entre sí (un diálogo) y que, si bien la sociedad es necesaria para que
aparezcan los sistemas de comunicación, a su vez, estos sistemas de comunicación y,
especialmente, las lenguas, son garantes de gran parte de la vida y continuidad de las
sociedades.
Insistamos una vez más en ello. Para Halliday, este énfasis en el carácter social
del lenguaje es fundamental de hecho, todas las funciones que distingue tendrán que ver
con este carácter del lenguaje.
La función interpersonal, en este caso es evidente pues ya hemos dicho que, por
esta función; el hablante se comunica con los demás, y ello de acuerdo con los diferentes
roles que tienen en el grupo al cual pertenece. Esta función coordinaría la situación actual
de discurso con el tipo de mensaje que produciremos en cada caso.
La función textual, en este caso nos encontraremos con una función propia del
sistema que “regula” la relación entre lo que el sistema mismo puede hacer y la situación
especifica de habla. Esta función es la que se encarga de “producir” los textos.
El énfasis, entonces, hay que ponerlo en el carácter social del lenguaje. Aunque
parezca evidente, hay que decirlo: el lenguaje existe porque funciona, porque sirve
para algo, esto es lo que Halliday nos hace ver en cada una de sus páginas.
Esta evidencia lo lleva a calificar el lenguaje de potencial de significado, pues
éste aparece en su teoría como un sistema “en potencia” que cada uno de nosotros
actualiza a través de su lengua materna, cada vez que nos comunicamos utilizándolo y
esta actualización, a su vez depende de las condiciones específicas de la situación de
comunicación en la cual nos encontramos. Llamarlo “potencial de significado” en una
manera más de insistir sobre el aspecto funcional que Halliday presenta en su obra.
255
Tal como decíamos en la unidad 2 de este curso, hoy en día no hay una sola
teoría lingüística que no se preocupe por darle un lugar a la explicación de la adquisición
del lenguaje. La lingüística se dio cuenta de que éste debía ser una de sus
preocupaciones principales (evidentemente, tampoco hay teoría psicológica que no se
preocupe por este proceso).
En Halliday esta es una preocupación legítima pues no sólo quiere darnos una
definición particular del lenguaje sino que, además, se interesa especialmente en las
relaciones entre el desempeño lingüístico infantil y el proceso educativo.
Por otra parte, Halliday tiene un hijo: Nigel y, al igual que la gran mayoría de los
psicólogos y psicolingüistas que se ocupan del desarrollo infantil, ese hijo le proporcionó,
a la vez, la curiosidad y los datos que Halliday necesitaba para empezar a tratar el tema.
Según Halliday, tendemos a subestimar el rol que juega el lenguaje en la vida del
niño. Desde que nace, el niño está en constante interacción con los demás y esta
interacción que, así lo esperamos, es una interacción afectiva, la recibe a través de todos
los sentidos, pero toma forma, sin embargo, a través del lenguaje. Así, desde muy
temprano, el niño entra a formar parte del juego de la interacción lingüística. Recordemos,
simplemente, lo sensible que son los niños a las palabras que pronunciamos frente a él
con un tono afectuoso y lo rápido que lloran ante un tono áspero.
En realidad, lo que hemos llamado aquí el “juego de la interacción lingüística” es
algo que el bebé aprende a compartir muy rápidamente. Piensen solamente en los
“diálogos” que se establecen entre madre e hijo cuando esta, entre caricias y sonrisas, le
habla al niño. Normalmente, el niño responde con sonrisas y, muy pronto serán
vocalizaciones que la madre o el padre, evidentemente, interpretarán orgullosamente,
como una “respuesta”, de tal manera que la “conversación” tendrá lugar. “A través de
experiencias como esta el niño se formará una muy positiva impresión que tal vez no
verbalice al principio pero no será por ello menos real de lo que el lenguaje es y para qué
es “(Halliday 1973 Pág. 11).
¡Por supuesto! Tiene que ser así ¿No hemos dicho ya que el lenguaje “existe”
funcionando? ¿No hemos dicho que no podemos encontrarlo sino en el uso real, en el
diálogo? Entonces, evidentemente, tampoco el niño podrá encontrarlo en otro lugar. En
este intercambio el niño descubrirá no sólo el lenguaje sino al grupo, las relaciones
sociales y los roles de los cuales hablábamos antes. Aprenderá, además, a interactuar
con todos ellos cada vez que usa su lengua materna.
256
Halliday hablará entonces de un “desarrollo funcional del lenguaje” y, en su obra
más reciente de una “psicosociología del lenguaje” que se ocuparía de estudiar este
desarrollo funcional o, lo que es lo mismo, el desarrollo psicosocial del lenguaje.
Hemos dicho que el niño descubre lo que es el lenguaje a través de lo que puede
hacer con él. Al mismo tiempo en la perspectiva de Halliday, la adquisición del lenguaje
comienza a evidenciarse tan pronto empiezan las emisiones funcionalmente adecuadas a
la situación. Esto quiere decir que tan pronto el niño empiece a interactuar
lingüísticamente con sus interlocutores podemos empezar a hablar de adquisición.
Ahora bien, estas primeras “conversaciones” son, como hemos dicho, anteriores a
las palabras. Sin embargo observaremos que, en ellas, muy temprano empiezan a
aparecer algunas formas verbales constantes.
2. El signo lingüístico tal como lo definimos en la primera unidad de este curso y, más
todavía, toda la capacidad simbólica que tiene el hombre, ya está pre-figurada aquí pues
el niño ha empezado a relacionar un significante constante con determinado “significado”.
Aquí hay algo importantísimo que notar: lo que acabamos de llamar “significado”
no es todavía un concepto interiorizado sino una relación que el niño establece entre una
cierta situación, su interlocutor en cada caso y la necesidad que él quiere satisfacer, por
un lado y, por el otro, el niño relaciona todo esto con un significante (vocalizado) que
comenzará a aparecer sistemáticamente. El concepto tal y como lo definíamos al inicio de
este curso, aparece posteriormente pero podemos decir que, de alguna manera, ya está
allí. Hay una pre-figuración del significado y, como señalábamos, de la capacidad de
crear signos que nos distingue de las demás especies animales.
257
español, este punto, importantísimo, del inicio de la actividad propiamente lingüística del
niño).
Por ejemplo, es en esta primera fase que aparecen emisiones como guau guau
para nombrar al perro y por extensión, si no hay otra palabra que pueda hacerlo, a todos
los demás animales también, esa emisión de una “palabra” tendrá un significado diferente
de acuerdo con la situación en la cual ésta se produce, por ejemplo, en presencia del
perro por otra parte guau guau puede querer decir “ahí está el perro”, “mira al perro”; por
otra parte, si el animal no está presente en la situación inmediata de comunicación,
entonces puede querer decir “quiero al perro”, “me acuerdo del perro”, “se parece a un
perro”, etc.
El niño, entonces, sabrá lo que es el lenguaje porque descubre que este le sirve
para algo, descubre sus funciones y, desde sus primeras emisiones habrá adecuación
funcional. Esta adecuación es, por otra parte el criterio que fundamentará la distinción de
funciones en cada fase y de fases entre sí.
1. Instrumental
2. reguladora
3. interactiva
4. personal
5. imaginativa
6. heurística
7. informativa
258
Veamos cómo caracteriza Halliday a cada una de esas funciones:
1.- La función instrumental: es una función apelativa, sirve al niño para solicitar
elementos de su entorno. Estas emisiones equivalen al gesto que señala algo para
que el interlocutor sepa que debe acercarlo o traerlo, con la aparición del lenguaje el
gesto es sustituido. En términos adultos, las emisiones que cumplen esta función
significarían: “yo quiero…”
2.- La función reguladora: muy relacionada con la función instrumental; por esta función
el niño utiliza el lenguaje para “regular” la conducta de las personas de su entorno.
Halliday la “traduce” en términos adultos, tal como hace con todas las demás, como
una función que significa: haz lo que yo te digo.
3.- La función interactiva: por esta función, muy emparentada con la función
interpersonal en los adultos y también con la función reguladora que acabamos de
exponer, interactúa lingüísticamente con las personas de su entorno inmediato, su
ejercicio se parece entonces a la “conversación” (caracterizada como la hacíamos
arriba). Halliday la llama la función yo y tú.
5. La función imaginativa: por esta función, a través del lenguaje, el niño se relaciona
igualmente con su medio y con los demás, sólo que lo hace de una manera diferente,
el lenguaje empieza a ser utilizado para crear su propio ambiente y no para aprender
sobre él. Esta es la función finjamos.
259
En relación con estas dos funciones, aparece, al final de la primera fase, la última de
las funciones que se presenta en esta etapa y marca la entrada en la segunda fase,
esta función se llama:
En el caso de Nigel, esta primera fase transcurre entre los 9 y los 15–16 meses.
Ahora bien, tenemos que insistir en el hecho de que las edades que señala Halliday se
basan en la observación de un solo niño, Nigel, y que éstas no pueden tomarse de
ninguna manera como representativas del desarrollo infantil en general. De cualquier
manera, cada niño “toma su tiempo” y pasa por las etapas o fases de acuerdo con sus
propio proceso de desarrollo. Por otra parte, el paso de una Fase a otra no es algo que
produzca de un día para otro, de tal manera que, normalmente, el final de una Fase y el
principio de la otra siempre coexisten. Así pues, toda indicación de edades
correspondiendo con las etapas será siempre aproximada.
Halliday deriva estas dos funciones de las “micro funciones” que se desarrollan en
la Fase I. Así pues, esta segunda fase se caracteriza fundamentalmente por el hecho de
que las funciones empiezan a generalizarse y a presentarse simultáneamente, como
hemos dicho que se presentan en el sistema adulto.
Puesto que se trata de una fase de transición, ésta dura pocos meses y en Nigel
se extendió desde el final de la fase I hasta los 21–22 meses.
260
Fase I Fase II Fase III
Orígenes transición sistema adulto
Funciones funciones
de desarrollo generalizadas
instrumental
reguladora pragmática
interpersonal
interactiva (hacer)
textual
personal
heurística matética ideativa
imaginativa (aprender)
informativa
Ya vimos en el esquema que nos presenta el propio Halliday que la fase III se
corresponde con el sistema adulto (tal como lo definimos en el tema anterior). Esta fase
se inicia hacia los 21–22 meses, cuando empiezan a notarse los cambios que indican
que el niño ya está dejando la fase II y, evidentemente, dura el resto de la vida. Hay que
señalar, sin embargo, que el sistema “adulto” de la fase III es todavía el de un niño de dos
años y que hay un proceso de desarrollo que todavía tiene que darse.
Para concluir, recordaremos que desde el punto de vista de M. A. K. Halliday, el niño crea
un lenguaje propio y elabora un sistema de funciones de desarrollo que le permiten acercarse a la
actividad lingüística de su entorno. En el curso de la maduración y la socialización, el niño
aprenderá no sólo su lengua materna sino, además, el sistema de las restricciones y variaciones
que se dan cada vez que se produce esa actividad.
Por ejemplo, el niño aprenderá que hay dos formas de tratamiento (tú y usted en español) y
que esas formas se utilizan según el interlocutor. Ahora bien, el rol social del interlocutor lo
establece el grupo y no el lenguaje. De esta manera, el niño aprenderá, al mismo tiempo, sobre
ambas realidades.
Así pues, para Halliday, el lenguaje aparece como un mediador entre el niño y la sociedad
a la cual pertenece. Al mismo tiempo, será el vehículo privilegiado de la cultura.
Fundamentalmente, será el medio por el cual podrá ponerse en contacto con el mundo de los otros
seres humanos que lo acompañaran a lo largo de su vida.
261
II – TEORÍAS NO AMBIENTALISTAS
Para una mejor comprensión de las ideas de Chomsky acerca del lenguaje, resulta
necesario hablar un poco sobre su vida, su formación profesional y sus ideas sobre lo que
debe ser una teoría del lenguaje.
Pero esta tesis doctoral no es más que una versión del capítulo 8 de su obra
máxima, The Logical Structure of Linguistic Theory, obra originalísima, rigurosa y
verdaderamente monumental. Elaborada en sus años de becario en la Universidad de
Harvard (1951–1955), en ella se advierte en plena floración lo esencial del pensamiento
de Chomsky. Y en Syntactic Structures preparada en 1956, en el Massachussets Institute
of Thecnology se puede decir que está en forma bastante nítida y clara, lo esencial de su
magna obra. A partir de la publicación de esta obra se puede decir que comienza una
nueva etapa dentro de los estudios sobre el lenguaje. Empieza, entonces lo que se ha
llamado la “revolución Chomskiana”.
Es necesario señalar que las investigaciones de Chomsky están profundamente
enraizadas en la remota tradición de la lingüística por ser en consecuencia, el intento más
reciente de reelaborar las nociones fundamentales de los gramáticos y lógicos de Port
Royal (1660–1662 y de Humbolt (1836).
262
de la mente o espíritu humano. La diferencia esencial entre el animal y el hombre se
manifiesta en el lenguaje humano, y concretamente, en la capacidad típicamente de
expresar pensamientos nuevos apropiados a situaciones nuevas por medio de las frases
nuevas y nunca oídas (principio de la creatividad).
Poco tiene de novedoso partir de que una de las cualidades comunes a todas las
lenguas humanas es su aspecto creativo. Lo novedoso está en contar con la contribución
de saberes matemáticos desconocidos hasta poco antes para formular y tratar de manera
clara y general, los procesos recursivos del lenguaje. Sin embargo, el aspecto creativo
del lenguaje hace suponer que el conocimiento que el hablante nativo tiene de su lengua
no puede menos que incluir procesos recursivos.
263
Skinner. En esta reseña Chomsky afirma que el despliegue de terminología científica y
estadística hecho por las conductistas, no podía ser considerado como un recurso más o
menos útil para dar cuenta de que el lenguaje no es, por una parte, un simple conjunto de
“hábitos” y es, por otra, radicalmente distinto de cualquier otro tipo de comunicación
animal. Para Chomsky, los seres humanos son diferentes de los animales y de las
máquinas y esta diferencia debería respetarse tanto en la ciencia como en otras áreas. En
definitiva, la argumentación de Chomsky parte de la idea de que la estructura del lenguaje
viene dada por la estructura de la mente humana, con lo que la universalidad de ciertas
propiedades características del lenguaje viene a probar que al menos esta parte de la
naturaleza humana es común a todos los miembros de la especie, independientemente
de su raza, clase social y diferencias intelectuales, de personalidad o de atributos físicos.
La novedad radica en cómo Chomsky defiende su causa y el tipo de pruebas que alega a
su favor.
Para explicar la adquisición del lenguaje los teóricos mentalistas se basan en los
principios racionalistas donde la mente humana es concebida como la fuente del
conocimiento (mentalismo). Así la estructura general de las lenguas estaría supeditada a
la estructura de la mente y el proceso de adquisición del lenguaje tendría su origen en un
conjunto de estructuras mentales innatas. En este sentido, todo niño vendría “equipado”
genéticamente para procesar todos aquellos sistemas lingüísticos que contengan todas
las propiedades universales. Al respecto Lyons (1974, Pág. 12) citando a Chomsky,
señala que los principios subyacentes a la estructura del lenguaje son tan específicos y de
264
articulación tan profunda que hay que considerarlos como biológicamente determinados,
es decir, como parte constitutiva de lo que llamamos “naturaleza humana” y, en
consecuencia, transmitidos por vía genética de padres a hijos” Es decir, que si el individuo
posee una base biológica para el lenguaje (unidad 1), también debe venir biológicamente
equipado para adquirir tal facultad… Lo difícil, y esto es lo que ha permitido el desarrollo
de las diferentes teorías, es explicar ¿Cómo se adquiere y cuáles son los procesos
mentales implícitos en tal aprendizaje?
1.- La noción de los datos lingüísticos primarios (realización o uso del lenguaje por
parte de los adultos.
En segundo ligar, sirve para “deducir” los universales lingüísticos existentes en los
datos lingüísticos primarios. En este sentido, el DAL será un “Hipótesis” acerca de
aquellos rasgos de la estructura de la lengua que son progresivamente usados por el niño
mientras madura.
3.- El habla del niño, luego de seleccionar mediante el DAL o su habilidad innata,
los datos proporcionados por el adulto.
265
Dentro de la concepción Chomskiana competencia lingüística o gramatical es
entendida como el conocimiento intuitivo que todo hablante posee de su lengua. La
competencia gramatical podría manifestarse en la producción de oraciones que
corresponden al habla adulta, aunque sólo después de un proceso de ensayo y error que
patentiza una revisión constante de las hipótesis infantiles acerca de cómo es la lengua
que está adquiriendo.
Para algunos psicolingüístas los rasgos innatos del DAL son interpretados como
“físicamente” innatos, localizables en la estructura del cerebro. Sin embargo, a pesar de
que los mentalistas y conductistas admiten cierta “disposición natural” del ser humano
hacía el lenguaje, existe dificultad en conocer o explicar cuál sería la estructura interna del
DAL, o como dirían los conductistas, la “caja negra”. Al respecto, se han presentado
varias propuestas de las cuales interesa reseñar la posición Chomskiana quien plantea
que lo que es innato no es el proceso sino el contexto, pero que sin embargo, el niño tiene
o viene equipado con unos universales innatos desde el nacimiento. El niño, no sólo tiene
unas habilidad para aprender los universales, sino que, además nace con una conciencia
de universales. Al principio se pensó que estos universales eran sintáticos, es decir, el
primer o el universal lingüístico básico sería el esquema de partes de la oración y así
sucesivamente. Sin embargo, no hay pruebas científicamente convincentes que
demuestren que eso es así. En consecuencia, las primeras producciones infantiles
estarían concebidas teóricamente como, oraciones. Así “awa” sería “yo quiero agua”. La
intencionalidad lingüística a nivel profundo (subyacente) presentaría la forma de una
oración, aunque por razones de maduración, tanto lingüística como biológica, no le
permitan el niño pronunciar toda la oración completa. En este sentido, “awa” sería una
holofrase donde una palabra “equivale” a una oración.
266
Críticas a la posición mentalista
A pesar del gran vuelco que los postulados chomskianos dieron dentro de las
investigaciones lingüísticas y más específicamente de la psicolingüística, la teoría
innatista presenta ciertos puntos vulnerables y discutibles que se intentarán presentar a
continuación:
2.- A pesar de que Chomsky afirma que el lenguaje es diferente de los otros sistemas
abstractos de comunicación, el aprendizaje de éste no se puede separar o divorciar
de otras áreas de aprendizaje. La teoría del aprendizaje del lenguaje, y en esto los
conductistas se acercan más a la verdad, sí deberían concebirse como una teoría
general del aprendizaje y no como una teoría diferente. El enfoque generativo
subestima algunos factores relacionados con otros aprendizajes, pues no hace
ninguna mención a la memoria como aspecto fundamental dentro del uso del
lenguaje, por ejemplo.
4.- La existencia de una competencia infantil constituye otro punto débil dentro de la
teoría mentalista. Al respecto, Hernández Pina (1983) señala que si se postula
competencia para el adulto, es preciso postularla también para cuando no se es tan
adulto, y así cuando se es niño y cuando se nace incluso, a menos que se arguya
que la competencia se adquiere a una edad determinada, cosa que no es aceptada ni
por el mismo Chomsky. Nada se opone a que se interpreten las emisiones infantiles
en términos adultos, pero afirmar que un niño de dieciocho meses posee un DAL y
que además tiene competencia, es postular demasiado. Además, si por definición
competencia se concibe como el conocimiento que todo hablante posee de su
lengua, el niño –que está aprendiendo su lengua– evidentemente no la posee.
267
A manera de sumario, y muy a pesar de las fuertes criticas a las que se ha
expuesto la teoría mentalista, ésta intenta explicar la adquisición del lenguaje sobre la
base de los siguientes conceptos: creatividad del lenguaje, los universales lingüísticos, la
habilidad que el niño posee para pronunciar y comprender mensajes nunca oídos antes,
y la sorprendente regularidad y sistematicidad del lenguaje infantil. Además, no debe
dejarse de lado el hecho de que, si existe una base biológica para el uso del lenguaje,
resulta muy probable que también existan bases que comprueben o expliquen los
procesos y mecanismos que dan cuenta de su adquisición.
EJERCICIO N° 3
1.- Diga la razón por la cual se puede afirmar que Chomsky parte del estructuralismo
para postular su teoría
4.- ¿Qué entiende Chomsky por teoría general y teoría particular de las lenguas?
7.- ¿Por qué se dice que el niño viene “equipado” biológicamente para adquirir el
lenguaje?
9.- ¿Cuál es la razón por la cual Chomsky señala que los universales lingüísticos
son innatos?
268
humano en sus primeros años. Así pues, los primeros “trabajos” que conocemos sobre el
desarrollo infantil consisten, en su mayoría, en diarios en los cuales los padres o tutores
anotaban la “historia” de los niños que observaban.
De esta manera, por ejemplo, en 1601, Jean Heroard, médico de la corte francesa
anotaba el desarrollo del futuro rey de Francia, Luis XIII. En 1770, el famoso pedagogo
Jean Pestalozzi, llevaba también un diario en el cual recogía las observaciones que
realizaba sobre su propio hijo. Ambos diarios, sin embargo, sólo serían publicados en el
siglo XIX.
Esto no quiere decir que el “método biográfico” haya sido abandonado del todo, al
contrario, éste se mantuvo y, aún hoy, la observación directa del desarrollo infantil, así
como las notas del diario del investigador, siguen siendo fuente de datos de gran interés
para el análisis: los diarios continúan, pero algo ha cambiado sustancialmente su
naturaleza.
Veremos un ejemplo de esto en el autor que nos ocupa aquí, por el momento
insistiremos una vez más en el desarrollo de la Psicología General como disciplina y,
dentro de ésta, de un campo especifico, diferenciado entre sus intereses, que se
desarrolla simultáneamente: la psicología infantil.
Esa nueva disciplina contará muy pronto con un teórico de gran envergadura que
será considerado, en muchos casos, como un precursor, Jean Piaget. Dedicaremos las
próximas páginas a una breve revisión de su obra y sus aportes a la comprensión del
proceso de adquisición y desarrollo de la lengua materna.
269
Algunos datos biográficos
270
Además de Barbel Inhelder, hay otros muchos investigadores que continúan su
investigación según las teorías de Jean Piaget, sólo mencionaremos aquí a tres de ellos:
Herminia Sinclair de Zwart, Pierre Oléron y J-P Bonckart, cuyos trabajos se han dedicado
a la aplicación de los puntos de vista piagetianos en la explicación del proceso de
adquisición y desarrollo de la lengua en niños de diferentes edades, países y medios
socioeconómicos.
La teoría piagetiana
Hasta ahora hemos presentado tres elementos que podemos empezar a relacionar
ya directamente con la teoría piagetiana.
271
Un concepto clave: la adaptación
Imaginemos una situación insólita: un habitante de otra galaxia llega a la tierra (o,
si lo prefieren, que nosotros vamos a otra galaxia). Ese ser que de repente se encuentra
fuera de su mundo estará aislado, no sabrá qué hacer, por dónde empezar, qué decir.
Nuestro extraterrestre tendrá que enfrentarse a un ambiente nuevo, aprender a vivir en él
pero ¿cómo? Tendrá que dejar de lado sus viejos hábitos y crear nuevos, desarrollar
conductas acordes con las nuevas situaciones que debe enfrentar.
Cada día, cada uno de nosotros vive una situación nueva, diferente a las que
conoce, ¿puede mencionar algunas de ellas? ¿cómo describiría sus propias reacciones
ante cada una de esas situaciones?
A veces no sabemos cómo reaccionar ante un medio que hasta ese momento nos
era extraño, entonces vamos a pedir consejo y en ese caso, lo más seguro es que
oigamos un: “tienes que adaptarte”.
¿Qué es adaptarse?
Podemos deducir una respuesta con base en los ejemplos que presentamos y en
los que usted haya podido encontrar:
En la teoría piagetiana este es, como decíamos antes, un concepto clave pues,
para Piaget, todo el desarrollo cognoscitivo y afectivo de un individuo depende de
su capacidad para adaptarse.
272
Ahora bien dos situaciones, dos experiencias, aunque parezcan idénticas, siempre
presentan alguna variación, de tal manera que el sujeto, al contrastar los datos de la
situación actual con el esquema de lo que él ya conoce, deberá siempre adecuar sus
conductas y, por lo tanto, sus esquemas, a los datos diferentes que percibe en la situación
actual. Este mecanismo se conoce, en la teoría piagetiana, como acomodación. La
esencia de la acomodación es justamente, este proceso de adecuación a las variadas
demandas o requerimientos que la realidad impone al sujeto.
Los esquemas
Supongamos ahora que nuestro ciclista ha circulado siempre por las aceras y que
un día decide emprender un camino empedrado. En ese caso usará lo que sabe sobre
montar bicicleta, la estrategia que ha desarrollado, para enfrentar ese nuevo camino. Una
vez más, es evidente que esa estrategia deberá modificarse tomando en cuenta las
nuevas dificultades que ofrece el camino, en otras palabras, adaptándose a él.
Este ejemplo cotidiano nos sirve para mostrar las características esenciales de lo
que Jean Piaget llama los esquemas cognoscitivos.
273
Un esquema es una pauta de comportamiento que se presenta una y otra vez. Esta
“pauta de comportamiento” depende, a su vez, de un modelo interiorizado por el individuo
que le permite reconocer el tipo de situación en el cual se encuentra y las acciones
(concretas o intelectuales) que deberá producir en cada caso.
Así pues, el ejercicio de los esquemas puede darse con fines adoptivos “puros” y,
en todo caso, del ejercicio depende que los esquemas sean cada vez más adecuados
para la solución de problemas o de la interpretación de los datos proporcionados por el
entorno.
Por último, hay que notar una característica más: los esquemas se ayudan entre
sí. No podemos decir que cada uno de ellos funciona aisladamente, al contrario, la
adquisición y desarrollo de ciertos esquemas sirven de base para la construcción de
nuevos esquemas (como en el caso del ciclista que facilita su aprendizaje aprovechando
lo que sabe sobre montarse en una patineta). De hecho, esta relación de los esquemas
entre sí y la que se da entre estos y los datos percibidos, así como la utilización que el
individuo hace de ellas, es lo que Piaget llamará razonamiento.
Por otra parte, en cada comportamiento no es uno solo de ellos el que se ejercita
sino una nueva relación entre ellos, una coordinación de esquemas que es la que
resultará en una actuación más adaptada y, en cierto sentido, más compleja.
274
Los esquemas son, entonces, construcciones lógicas con las cuales cuenta el
individuo para enfrentarse al ambiente y, puesto que permanecen en re-estructuración
constante, pueden concebirse como construcciones en constante evolución.
Hay que notar que esto hace de los esquemas un “medio camino” entre el
individuo, por una parte y el medio, por otra parte. Surgen de la interacción constante
entre ambos y del equilibrio entre la asimilación y la acomodación que se producen en
cada situación. Adaptándose ellos mismos en cada situación, los esquemas son, a su vez,
los instrumentos de la adaptación de los organismos.
En este punto Piaget está haciendo uso de su formación como biólogo recordarán
ustedes que, cuando hablábamos de la vida de Piaget, habíamos dicho que su primera
formación académica tendría una gran influencia en su teoría sobre el desarrollo infantil,
pues bien, en este aspecto donde tal influencia queda evidenciada: Piaget aplica al
desarrollo psicológico las leyes biológicas de la adaptación aplicables en otros niveles de
organización de la vida.
Decíamos también que la experiencia que tuvo Piaget en sus primeros trabajos en
psicología influiría particularmente su obra posterior.
Una vez más el concepto de adaptación es el concepto clave pues, para Piaget, la
inteligencia se definirá como una forma superior de adaptación que permite al organismo
reaccionar de manera apropiada ante elementos y condiciones cada vez más variadas,
complejas y abstractas. Pongámoslo en palabras del mismo Piaget: “Desde Stern y
Claparede comprendemos como inteligencia la adaptación psíquica a situaciones
nuevas.” (Piaget e Inhelder, “La Psicología de la primera infancia”, en Delval 1978. Pág.
37).
275
Así pues para Jean Piaget, el organismo se adapta, tanto biológica como
psicológicamente. Esta adaptación es progresiva y no puede determinarse un punto final
para este proceso.
Piaget no niega esta interacción, así como tampoco la importancia del rol del
ambiente. Si estamos hablando de la adaptación constante entonces difícilmente puede
negarse su importancia, pero Piaget hará énfasis en el rol del individuo, en los procesos
psicológicos y cognoscitivos que se dan en él, en los esquemas que éste desarrolla para
adaptarse.
Actividad H:
Siguiendo el modelo del ejemplo que hemos utilizado en esta primera parte de la
exposición: el ejemplo del ciclista, encuentre un “caso” que pueda relacionarse con los
conceptos presentados por Piaget y desarrolle su ejemplo utilizándolo para ilustrar esos
conceptos. Su “caso” debe ser lo suficientemente complejo pues los conceptos también lo
son.
Por ejemplo, retomemos el caso del ciclista. Un ciclista debe desarrollar esquemas
motores que se formularían más o menos así: “pasar la pierna por encima de la bicicleta
para subirse a ella, instalarse en el asiento, colocar los pies en los pedales y sujetar el
manubrio, entonces comienza un movimiento coordinado para hacer girar las ruedas
impulsándolas mediante la presión ejercida sobre los pedales”.
276
tanto la adaptación como la construcción de esquemas son procesos que están dándose
continuamente.
Para Jean Piaget, el niño que llega al mundo debe construir sus esquemas
cognoscitivos para adaptarse al medio y estos esquemas irán madurando con él,
creciendo con él. Así como en el ejemplo del ciclista que presentábamos antes, el niño irá
desarrollando estrategias cada vez más complejas y más adecuadas para conocer el
mundo. Al igual que el ciclista, el niño irá “poco a poco” asimilando lo que le rodea,
relacionando lo conocido y lo nuevo. Los esquemas cognoscitivos que posee se apoyarán
entre sí para ayudarse y ayudarlo en la adaptación a un mundo que le ofrecerá tantas
más situaciones nuevas cuanto que es un mundo que está aún por descubrir.
277
“Si existen estructuras propias del sujeto y éstas se construyen,
incluso de manera progresiva, deben existir, por tanto, estadios del
desarrollo. Esto lo admite la mayoría de los autores, pero con unos
criterios y unas interpretaciones tan diferentes que es necesario
discutir ese problema. Los estadios de Freud, por ejemplo, no se
distinguen los unos de los otros más que por una carácter
dominante (oral, etc.), pero que existe, en consecuencia, también en
los estadios procedentes o siguientes, de tal manera que la
‘dominancia’ corre siempre el peligro de permanecer arbitraría. Los
estadios de Gesell están fundados en una hipótesis del papel casi
exclusivo de la maduración, de tal modo que garantizan un orden
constante de sucesión, pero corren el peligro de descuidar el factor
de construcción progresiva. Por tanto, para caracterizar los estadios
del desarrollo cognoscitivo, se trata de conciliar las dos condiciones
necesarias, pero hay que conciliarlas sin contradicción, la de un
orden de sucesión constante y la de una construcción continua sin
preformación íntegra, puesto que el conocimiento supone
ciertamente las aportaciones exteriores de la experiencia, además
de las estructuras internas del sujeto que parecen construirse sin
estar completamente predeterminadas. (Tomado de El punto de
vista de Jean Piaget escrito por el mismo Piaget en 1968 y
publicado en Delval 1978 Págs. 166–185. El subrayado es nuestro.)
En esta cita directa que hicimos de Piaget parece reunirse toda su posición con
respecto a la diferenciación de etapas en el desarrollo infantil, debemos, sin embargo,
diferenciar los diferentes elementos que están presentes en ella.
En primer lugar, para Piaget es importante que la división en etapas o períodos del
desarrollo sea rigurosamente justificada y, para ello, es necesario que los cambios de
comportamiento en el niño se presten a esa división (evidentemente, esos cambios de
comportamiento responderían a su vez a las modificaciones y ajustes que se han
producido en los esquemas cognoscitivos). Así pues, si la conducta simplemente mejora
de un modo continuo y sin que sea posible discernir con facilidad cambios cualitativos en
el proceso, entonces toda abstracción en etapas resulta arbitraria. Cuando Piaget critica la
distinción de etapas que presenta Freud (en la cita precedente), nuestro autor basa su
comentario en el hecho de que, en la distinción freudiana, no parecen tomarse en cuenta
los cambios cualitativos que pudieran presentarse y, al contrario, los elementos que son
considerados para definir las etapas (caracteres dominantes) existen también en estadios
precedentes y siguientes, por lo que Piaget no se explica por qué esas distinciones han
sido realizadas.
278
no se puede desarrollarse. La posición de Gesell no incluye la idea de “construcción de
los esquemas” que es, como ya vimos, tan importante para Piaget y que implica,
necesariamente, la interacción con el medio. Como ya hemos visto antes, Piaget otorga
un papel importante a la maduración del individuo pero solicita que esa maduración
pueda evidenciarse en la construcción de esquemas y en procesos adoptivos en
desarrollo. Para ello, evidentemente, es necesaria la interacción del individuo con el
ambiente.
La maduración del individuo por una parte y el ambiente, por el otro, son los dos
polos entre los cuales se sitúan los esquemas de comportamiento que, como ya sabemos,
son el objeto de interés para Piaget, tanto para observar el desarrollo infantil como para
delimitar las etapas que se dan en éste. De esta manera, la posición piagetiana trata de
“conciliar las dos condiciones necesarias” para el desarrollo y trata de hacerlo “sin
contradicción”.
Con este punto de vista, Piaget se separa de las teorías innatistas sobre el
desarrollo infantil, las cuales centran todo su trabajo en la inferencia de los procesos
internos –biológicos o psicológicos– que se dan en los individuos, los cuales estarían ya
prefigurados en el niño al nacer.
Volvamos a la cita, al final de la cual Piaget presenta lo que, para él, son las dos
características de base para esa “conciliación” sucesión constante y construcción
continua.
En relación con esto mismo, es bueno volver a recordar aquí lo que decíamos en la
segunda unidad de este curso con respecto a la ayuda que puede prestar al maestro, en
su tarea cotidiana, el mejor conocimiento de las etapas del desarrollo general del niño y,
en el caso que nos interesa aquí particularmente, las del desarrollo lingüístico.
279
En segundo lugar, ya sabemos que los esquemas cognoscitivos no aparecen de
golpe ni se establecen “de una vez por todas” sino que, al contrario, estos permanecen en
construcción continua. Esta construcción depende de la interacción que tantas veces
hemos mencionado hasta aquí y, puesto que la relación del individuo con el medio no
termina en ningún momento, podemos entender que la construcción de los esquemas se
conciba como un proceso continuo en el cual la percepción se nuevos datos significarán
siempre nuevos ajustes en el esquema, aunque estos ajustes sólo sirvan para confirmar
la validez del esquema.
Por otra parte, “construcción continua” significa también para Piaget que, una vez
establecido un esquema en una de las etapas, este esquema servirá de base para la
aparición de nuevos esquemas más complejos. “Continuidad” implica, en este caso, que
no hay disociación ni ruptura en el paso de una etapa a otra y esto quiere decir, en otras
palabras, que hay desarrollo
280
Actividad I:
Veamos ahora cuáles son las tres etapas principales del desarrollo infantil
propuestas por Jean Piaget para la descripción del desarrollo infantil.
Antes, sin embargo, hay que hacer una breve aclaratoria terminológica: en la obra
piagetiana se llamarán etapas o períodos a las principales épocas del desarrollo y, en
cada una de ellas podrán distinguirse diferentes estadios, lapsos menores dentro de cada
etapa que podrían caracterizarse, al igual que éstas, con base a la consideración de los
cambios cualitativos en el comportamiento del niño.
a. El período sensorio-motor;
b. El período de las operaciones concretas; y
c. El período de las operaciones formales.
281
período, constituyen una prefiguración del pensamiento representativo que se presentará
en el próximo período.
282
el niño adquiere en este período es un elemento clave para su adaptación completa al
mundo de los hombres.
c. El período de las operaciones formales: este tercer período abarca los años de
la adolescencia (aproximadamente desde los 11 años hasta los 15). Durante el período de
las operaciones formales se produce una reorganización nueva y definitiva de los
esquemas cognoscitivos que permitirán al adolescente enfrentarse no sólo con la realidad
que se presenta ante él sino también con el mundo de la posibilidad pura, de los
enunciados abstractos. En este período el niño podrá enfrentarse a las operaciones
hipotéticas deductivas más abstractas. Las nociones de tiempo, espacio y causa-
consecuencia, que venían desarrollándose desde el período sensorio-motor, alcanzarán
aquí su mayor adelanto.
283
La adquisición del lenguaje
De los tres períodos presentados, hay uno de ellos que nos llamó particularmente
la atención pues nos permitirá relacionar la teoría de Jean Piaget con el tema de este
curso, el período de las operaciones concretas. Sin embargo, no es sólo este aspecto de
la teoría piagetiana presentada hasta aquí el que nos resultará interesante para
comprender el proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje según Jean Piaget.
Como ya hemos visto, la teoría piagetiana es una teoría del desarrollo intelectual,
este desarrollo comienza en el período sensorio-motor en el cual el niño comenzará a
establecer relaciones entre los elementos del mundo que lo rodea y él mismo. En este
primer período el niño será capaz de imitar acciones o gestos que se realizan frente a él y
es posible también que imite los sonidos que el adulto repite para él con la intención,
justamente de proporcionar a él esta imitación.
La imitación, nos dice Piaget, “no reposa sobre ninguna técnica instintiva o
hereditaria: el niño aprende a imitar y esta adquisición plantea, los mismos que cualquier
otra, todos los problemas relativos a la construcción sensorio-motora y mental.” (tomado
de Piaget 1961, Pág. 17).
Los textos de Piaget están llenos de notas sobre observaciones en las cuales los
niños evidencian este aprendizaje muy temprano de la imitación que, en opinión de Piaget
funciona como un asimilador de los datos que el entorno le proporciona. La imitación en
este primer período será esporádica, es decir no se producirá con seguridad en todos los
casos de interacción con el modelo que se imita (persona, situación u objeto) y, en todo
caso, se producirá siempre en presencia de ese modelo.
Al final del primer período, el niño empieza a independizarse de la acción actual y
entonces es capaz de imitar el modelo aunque no esté en presencia de éste. Esta
capacidad, llamada imitación diferida en la teoría piagetiana, marca por una parte, el
inicio de la función simbólica o semiótica y, por la otra, establece un cambio hacia
comportamientos cualitativamente diferentes por lo cual, por las razones que exponíamos
al caracterizar las etapas, podemos considerar que el niño ha culminado ya este primer
período de su desarrollo y entra en el período de las operaciones concretas.
284
La imitación diferida marca el comienzo de la representación: “La
representación comienza cuando los datos sensorio-motores son asimilados a elementos
evocados y no perceptibles en el momento dado” (tomado de Piaget 1961, Pág. 177). Hay
un ejemplo que Piaget menciona casi siempre que se refiere a la imitación diferida y que,
por ello, se ha hecho bastante famoso: uno de sus hijos encuentra un día sobre la mesa
de la cocina, un pato muerto listo para convertirse en el almuerzo. Esta imagen,
seguramente, impactó bastante al niño. Esa tarde, el niño se acostó en un sofá y durante
un momento no se movió para nada, su cabeza colgaba extrañamente. Cuando sus
padres le preguntaron qué le pasaba el niño respondió: “Soy el pato muerto”. Este
ejemplo es bastante ilustrativo de lo que Piaget llama la imitación diferida que, como ya
vimos, es estrictamente eso: imitación que se produce en ausencia de un modelo que ha
sido percibido en un tiempo y en un espacio diferentes (anteriores) a aquellos en los
cuales se produce la imitación.
Mientras acaricia los cabellos de su mamá, el niño que Piaget está observando,
asimila la situación actual a una situación anterior, semejante, de la cual puede suponerse
que guarda una imagen interiorizada. Asimismo, la concha se convierte en taza, vaso y
barco, gracias a la imagen mental que el niño tiene de estos objetos y esto le permite
asimilarlos al objeto que tiene entre las manos: una concha (marina).
285
Esta capacidad de poner en relación los datos presentes con lo ya conocido es,
como decíamos antes, la base del proceso del razonamiento y éste, a su vez, es el
fundamento de un proceso adaptativo que se verá enormemente potenciado por la
capacidad de anticipación a los hechos concretos.
El juego funciona siempre como ejercicio, actividad asimiladora. Ahora bien, con el
surgimiento de la representación, el juego toma otro rumbo y adquiere otra importancia:
“el juego simbólico es en sí mismo y en conjunto un juego de ejercicio, pero que ejercitaría
(y sobre todo “preejercitaría”) esta forma particular del pensamiento que es la imaginación
como tal” (tomado de Piaget 1961: Pág. 165).
Los primeros juegos simbólicos son los juegos del “como sí”, en el ejemplo de
imitación diferida tenemos también un ejemplo de este tipo de juegos, ahora bien, los más
conocidos son los juegos “teatrales”, en los cuales los niños asumen roles de “mamá”,
“maestra”, “indio” o “vaquero” (aunque estos últimos se han convertido ahora en guerreros
galácticos). Por estos juegos el niño asimila y se adapta al mundo jerarquizado de los
adultos.
Una evidencia de esta asimilación de los roles adultos a través de los juegos del
“como sí” la notaremos si observamos juegos de este tipo, en los cuales, entre otras
cosas, aparece la repetición casi exacta de frases complejas que el adulto normalmente
286
produce en las situaciones que el niño está imitando, frase como: “Ahora niños vamos a
hacer un dibujito…” o bien “Ya lo verás canalla…”
Por su parte, el dibujo que aparece en un primer momento como garabato, irá
evolucionando también hacia representaciones cada vez más adecuadas en las cuales el
niño se esmera dibujando pequeños detalles que son determinantes para él de la
semejanza con el modelo.
Recordemos al niño que juega con una concha marina y la convierte en taza o
vaso mientras imita la acción de beber (en el ejemplo que ya hemos citado dos veces
aquí). En este caso estamos ante un niño que se encuentra en el límite ente los dos
primeros períodos, empieza entonces a aparecer el lenguaje como instrumento de
comunicación de las relaciones que este niño establece interiormente entre una situación
pasada y su actuación presente. Si podemos saber qué tipo de proceso se está dando en
el niño en este caso es, justamente, porque él nos lo dice.
287
cognoscitivo y el lenguaje mantienen una relación de causalidad recíproca. Esto quiere
decir que, por una parte, la adquisición y el desarrollo del lenguaje dependerá del
desarrollo cognoscitivo general el cual permite la evolución de los esquemas de
adaptación desde los primeros días de vida; por la otra con la aparición del lenguaje estos
esquemas tenderán, cada vez más a enriquecerse y equilibrarse a través de las
operaciones abstractas de razonamiento e imaginación que la capacidad simbólica
general, y el lenguaje en particular, hacen posibles.
Esta relación, que se prefigura desde el primer período del desarrollo infantil, se
hace muy evidente en el tercero de ellos: el de las operaciones formales pues, en esta
época aparece lo que llamábamos antes “el mundo de la posibilidad pura”, las
operaciones hipotético-deductivas, que necesitarán del lenguaje para poder desarrollarse
completamente. Una vez mas, pensar en el proceso enseñanza-aprendizaje nos ayuda a
entender hasta qué punto el lenguaje es determinante del desarrollo infantil.
Es por esto que decimos que el lenguaje no tiene un lugar privilegiado en la teoría
piagetiana, pues éste se encuentra al lado de las demás conductas que evidencian “La
formación del símbolo en el niño” (y este es justamente el título de una de sus obras).
El lenguaje, entonces, depende del desarrollo cognoscitivo general del niño entre
cuyas adquisiciones se encuentra (junto a los afectos, los esquemas motores y los
esquemas de percepción) el desarrollo de esa capacidad específica de representar y de
ésta, a su vez, depende el lenguaje.
Ahora bien, lo que Piaget no puede negar (aunque no insista mucho en ello) es
que, de todas las posibilidades adaptativas que aparecen contemporáneamente con la
288
imagen mental (y como consecuencia de esta adquisición), el lenguaje es de fundamental
importancia puesto que, entre otras cosas, garantizará gran parte del desarrollo posterior
de los esquemas cognoscitivos (en los períodos siguientes a su aparición).
Así el mismo Piaget reconoce que “el instrumento esencial de la adaptación social
es el lenguaje”. (Piaget e Inhelder 1978: Pág. 65). Piaget hace intervenir aquí a ese
elemento fundamental para la existencia del lenguaje: la sociedad. Ya en la unidad 1
insistimos en la importancia que esta tiene en la constitución de los sistemas de
comunicación del hombre y vimos que, aun cuando estos sistemas tengan su fundamento
en una capacidad humana para crearlos, esta capacidad sólo funciona en contacto con un
grupo social. Piaget está consciente de esto y, por eso, aun cuando centre toda su
atención en el desarrollo de los esquemas cognoscitivos, no puede dejar de destacar el
rol del grupo y su influencia en este desarrollo.
Piaget plantea aquí un problema que debemos tomar en cuenta al tratar del
lenguaje. En efecto hasta ahora hemos estado tratando indiferenciadamente las nociones
de signo y símbolo como, de hecho, hace Piaget en gran parte de su obra. Sin embargo,
nosotros ya hemos visto en la primera unidad de este curso que, en realidad, se trata de
dos modos de representación diferentes y que sí bien el símbolo, motivado, puede ser el
producto de una creación individual y mantenerse como tal, el signo, por su parte, puesto
que es arbitrario, debe ser convencional. Como dice Piaget, el signo “ha de ser
necesariamente colectivo”.
Las lenguas naturales, en efecto, son sistemas de signos, y por ello, aunque el
niño lo acomode a su manera, esta acomodación debe permanecer en los límites del
sistema que, de otra forma, pierde su eficacia comunicativa. Esto es lo que de la otra
adquisición del lenguaje un proceso particular entre los muchos que están dándose en los
primeros años de la vida infantil.
El esfuerzo adaptativo que está haciendo el niño desde que nace se evidencia
aquí de manera más clara que en el caso de otros comportamientos infantiles: en el caso
de la adquisición y desarrollo del lenguaje, una vez más la palabra clave será: adaptación
y, en este caso la adaptación será más que necesaria pues, de otra manera, no nos
entenderíamos.
289
Por otra parte, hemos visto ya que esta adaptación no se realizará sin que el niño
haya desarrollado los esquemas cognoscitivos necesarios para sustentar las diferentes
adquisiciones y aprendizajes. Justamente son estos esquemas cognoscitivos los que
Piaget privilegia en la explicación que ofrece para el desarrollo de la función simbólica.
Por otra parte, cuando está definiendo las características del comportamiento
infantil en cada uno de los períodos de su desarrollo, Piaget señala que, en el período
sensorio-motor, el niño está centrado en sí mismo y que uno de los cambios significativos
para que pueda empezar a hablarse de que el niño ya entró en el período de las
operaciones concretas es la evidencia de una cierta descentración de éste con respecto a
sí mismo esta conducta “descentradota”, deberá evolucionar todavía en el transcurso del
segundo período.
290
Para concluir vamos a recordar tres cosas:
291
Ejercicio Nº 4
2. Adaptarse implica:
a. asimilar los datos y producir comportamientos adaptados
b. percibir los datos de la realidad, asimilarlos y acomodarlos a la
situación y producir comportamientos adaptados.
c. producir comportamientos adecuados
3. Un esquema es:
a. una pauta de comportamiento que se presenta sistemáticamente
b. una acción que se manifiesta organizadamente
292
7. En cada etapa de los esquemas se hacen más:
a. explícitos
b. complejos
c. adecuados
293
CLAVE DE CORRECIÓN
Ejercicio N° 1
1.- Las teorías ambientalistas centran su atención en la influencia que el medio ambiente
ejerce sobre el desarrollo de la lengua materna. Las teorías no ambientalistas
preconizan que el medio ambiente no constituye a pesar de que es importante no es
definitorio para el desarrollo del lenguaje.
2.- El habla es una conducta motora porque es considerada como una forma más del
comportamiento humano.
3.- El alumno deberá responder afirmativa o negativamente y será válida su respuesta
siempre y cuando razone su planteamiento con información a favor o en contra de lo
desarrollado en este tema.
Ejercicio N° 2
1, c; 2.b; 3 b, 4. a; 5, c; 6, b; 7, a; 8, b, b; 9, b; 10. c
294
CLAVE DE CORRECCIÓN
Ejercicio N° 3
1.- Chomsky parte del estructuralismo para establecer su teoría, pues éste se opone
radicalmente a las propuestas estructuralistas acerca del lenguaje. Además Chomsky
se ha opuesto radicalmente a la psicología conductista.
4.- Teoría General: intenta ser una postulación teórica acerca de la competencia
lingüística.
Teoría Particular: consiste en la elaboración de descripciones y explicaciones de los
fenómenos lingüísticos en lenguas particulares.
6.- Para la teoría innatista sobre la adquisición del lenguaje, el niño viene equipado con
un dispositivo denominado “Diseño para la adquisición del lenguaje” (DAL) que se
“activa” al entrar el niño en contacto con el medio lingüístico. Supuestamente, este
dispositivo le permite al niño aprender creativamente su lengua materna, mediante la
implementación de procesos reguladores del lenguaje (reglas).
7.- Se dice que el niño viene equipado biológicamente para adquirir el lenguaje porque si
el individuo posee una base biológica para el lenguaje, también debe venir
biológicamente equipado para adquirir tal facultad.
8.- El DAL se define como un dispositivo de adquisición del lenguaje que le permite al
niño procesar el material lingüístico percibido y producir o comprender a la vez
lenguaje. Se define también como una “hipótesis” acerca de aquellos rasgos de la
estructura de la lengua que son progresivamente empleados por el niño mientras
madura.
9.- Para Chomsky los universales lingüísticos son innatos porque el niño no sólo tiene
una habilidad para aprender los universales, sino que además, nace con una
conciencia de universales.
10 y 11.- En estas preguntas el estudiante deberá caracterizar cada una de las teorías y
asumir una posición razonada a favor o en contra. El razonamiento deberá estar
295
basado no sólo en la validez de los planteamientos de las teorías, sino en su posible
comprobación con ejemplos de habla infantil.
Ejercicio N° 4
1, a; 2, b; 3, a; 4, c; 5, b
6, a, 7, c; 8, b; 9, c; 10, C
296
AUTOEVALUCION
1.- De acuerdo con la teoría conductista, el tipo de respuesta estaría determinado por
a) el condicionamiento operante.
b) un estimulo determinado
c) un sistema regulador
d) un mecanismo creativo
A B
297
c) ambientalista e innatista.
d) una técnica para medir estados lingüísticos.
9.- De acuerdo con el énfasis cartesiano, el aspecto creativo del lenguaje constituye
a) una característica esencial del lenguaje
b) una conducta verbal
c) un sistema regulador
d) un mecanismo de aprendizaje
a) la asimilación y la acomodación
b) el niño y el ambiente
c) la percepción y la producción de conductas
298
16.- Para Halliday, el niño descubre el lenguaje porque:
a) los adultos hablan constantemente a su alrededor
b) comprende precozmente las funciones para las que sirve
c) está determinado biológicamente para ello
18.- Para Halliday, el rasgo fundamental que caracteriza el lenguaje es el hecho de que:
a) todo uso del lenguaje es una interacción funcional de los individuos entre sí
b) el sistema lingüístico es convencional y arbitrario
c) todos los hablantes de una lengua poseen una competencia en esa lengua
1.- b
2.- 1.- j; 2.- e; 3.- g; 4.- h: 5.- f; 6.- c
3 intraverbales; 4 operante; 5 lenguaje-conducta verbal; 6 Skinner -condicionamiento
operante; 7 b; 8 a; 9 a; 10 b; 11 b; 12 a; 13 c; 14 a; 15 b; 16 b; 17 b; 18 a.
299
300
LECTURA 16
Como señalamos, el desarrollo del habla interior condensa una serie de complejos
problemas teóricos, algunos de los cuales hemos estado desarrollando o mencionando
hasta aquí. El más inmediato es el de la naturaleza y características de los procesos de
interiorización. Estos procesos están ligados inherentemente a la ley genética de
desarrollo cultural. La internalización se trata de un proceso mediante el cual se concreta
esta reorganización de una función psicológica desde el plano inter-psicológico al plano
intra-psicológico.
301
psicológico nuevo. El hecho de tratarlo como un mismo proceso obedece a enfatizar la
vinculación genética existente entre el proceso precursor, exterior e interpsicológicamente
constituido (en nuestro caso el habla social o comunicativa) y el proceso interiormente
constituido (el habla interior).
"Su meta era comprender cómo un concepto –una idea intelectual– se relaciona con
su significado; y cómo se relaciona éste con sus distintas encarnaciones verbales.
302
ontogenéticos de las relaciones entre procesos intelectuales y verbales; la organización
jerárquica de la formación de conceptos, desde los aglomerados sincréticos de imágenes
hasta la estructura lógica de los conceptos científicos; las diferentes formas de la
producción verbal, como el habla comunicativa, el habla egocéntrica, el habla interna o el
discurso escrito; y, por último, el problema de las actividades de lectura y escritura como
procesos psicológicos soberanos" (cf. Kozulin, 1994:149-150).
Por tal motivo el análisis del habla egocéntrica poseerá una importancia decisiva
ya que, además de suministrar claves acerca de las características de los procesos de
interiorización, con sus transiciones, y de la relación entre habla y pensamiento, otorga
fuertes pistas acerca de la constitución del lenguaje interior.
El lenguaje, entonces, comienza por ser social tanto en su función como, por
supuesto, en las condiciones de su constitución:
"La función inicial del lenguaje es la comunicativa. El lenguaje es ante todo un medio
de comunicación social, un medio de expresión y de comprensión. Generalmente, en el
análisis por descomposición de elementos, esta función del lenguaje también se separaba
de la intelectual y ambas eran atribuidas al lenguaje, como si dijéramos, paralela e
independientemente una de la otra. Se sabe que el lenguaje combina la función
comunicativa con la de pensar, pero no se ha investigado, ni se investiga qué relación
existe entre ambas funciones, qué condiciona su coincidencia en el lenguaje, cómo se
desarrollan, ni cómo están unidas estructuralmente entre sí" (cf. Vigotsky, 1934:21).
303
Sitúa aquí Vigotsky su perspectiva sobre cómo ha de considerarse la diversidad de
funciones que son susceptibles de ser analizadas y recorridas en su progresión genética.
Una premisa la constituye, como hemos señalado reiteradamente, la necesidad de
contemplar las variaciones entre las relaciones recíprocas de las diversas funciones
psicológicas4.
De esta manera, más que observar las características de las diversas funciones en
sí mismas, importa su configuración de acuerdo con el sistema de relaciones establecido.
Es en tal perspectiva genética, en verdad, donde se hallarán las claves para comprender
las características particulares que parecen guardar las diferentes funciones, con lo que el
distanciamiento del abordaje en sí mismo de una función (es decir, con independencia de
su modo de formación), no se propone por desprecio a la caracterización de la función,
sino porque las claves adecuadas para su comprensión sólo surgen como resultado de un
cuidadoso análisis genético.
Wertsch (Cf. Wertsch, 1988; 1993) ha descrito una serie de funciones del
lenguaje analizadas por Vigotsky y que, en ocasiones, él mismo ha presentado
polarizadas. Según Wertsch entonces:
304
Con respecto a la función social ya hemos desarrollado algunas ideas básicas. El
pensamiento vigotskiano va en dirección de considerar el origen social de los signos,
tanto por su constitución histórica en la vida socio-cultural, como por el hecho de que un
signo es un instrumento siempre utilizado para fines sociales. La utilización de signos en
actividades dirigidas al niño derivaría luego en el uso de tales signos sobre sí mismo.
Las transiciones no hacen más que confirmar el vector del proceso de desarrollo
del lenguaje interior. Del lenguaje externo, es decir, del uso del lenguaje en situaciones
inicialmente comunicativas, comienza a derivarse un uso intelectual del mismo; en parte
sostenido, pero también confundido, con el uso comunicativo y, por lo mismo, no
completamente interiorizado. El proceso culminará, de la manera en que lo bosquejamos
para otras funciones, como la memoria, por el dominio completamente interiorizado de la
nueva función psicoIógica, mediada por signos. También sabemos, como dijimos, que tal
interiorización progresiva es contingente, por lo que su carácter completo o interrumpido
305
es dependiente de las características de las actividades sociales en las que se encuentre
implicado el sujeto.
Los resultados arrojaron que "en las situaciones con dificultad añadida, el
coeficiente del lenguaje egocéntrico infantil casi se duplica en comparación tanto con e!
coeficiente normal de Piaget, como con el coeficiente de los mismos niños en situaciones
sin obstáculos añadidos" (cf. Vigotsky, 1934:51).
306
Desde el punto de vista funcional Vigotsky encuentra una primera similitud entre
el lenguaje interior adulto y el lenguaje egocéntrico infantil: "la comunidad de funciones:
ambos constituyen un lenguaje para uno mismo, separado del lenguaje social, cuya
función es comunicativa y de relación interpersonal (op.cit.:53).
Desde el punto de vista estructural, y con esto quedan abarcadas las dos series
de transformaciones que requiere la concepción de "reconstrucción" interna de un
proceso psicológico en su interiorización, Vigotsky afirma hallar una segunda
coincidencia entre lenguaje egocéntrico del preescolar y lenguaje interior del adulto. Se
trata de la tendencia a la abreviación, implicando aspectos sintácticos y semánticos:
Hemos encontrado esta unidad, que refleja la unión entre pensamiento y lenguaje,
en la forma más simple, en el significado de la palabra. El significado de la palabra... es la
unidad de ambos procesos, que no admite más descomposición y acerca de la cual no se
puede decir qué representa: un fenómeno del lenguaje o del pensamiento (Vigotsky,
1934:288-289)
307
La expuesta hasta aquí constituye una de las tesis centrales del planteo de
Vigotsky, no obstante, a su juicio, la que otorgó un aporte aun más relevante al análisis
psicológico de la adquisición y desarrollo del lenguaje, fue producto del abordaje
genético dado al análisis del desarrollo del significado y por haber demostrado su
evolución. Es decir, el aporte juzgado más relevante se refiere a haber dado con un
perspectiva que permite mostrar y explicar la evolución de los significados, más allá de
las posturas asociacionistas que se imponían como explicación habitual.
Lo central en el desarrollo de los significados de las palabras no será una mera
acumulación de asociaciones entre las palabras y los objetos, sino una transformación
estructural del significado "que partiendo de las formas inferiores y más primitivas de
generalización del pensamiento verbal, llega a formas superiores y de máxima
complejidad que encuentran su expresión en los conceptos abstractos (…) a lo largo del
desarrollo histórico de la lengua varía no sólo el contenido de la palabra en cuanto al
objeto referido, sino también el propio carácter del reflejo y de la generalización de la
realidad en la palabra" (op.cit. :290).
Las variaciones del significado de las palabras poseen un eje evolutivo y otro
funcional. El evolutivo es el referido en la cita y expresa las transformaciones sufridas por
el contenido y la estructura de los significados de las palabras a lo largo del desarrollo
subjetivo. El aspecto funcional se refiere a las variaciones que puede sufrir el significado
cuando cambian las "formas de funcionamiento del pensamiento", cuestión que amerita
un abordaje complementario al genético.
"No hay que confundir estos tipos con 'estadios' naturales del desarrollo del niño; se
trata, más bien, de dispositivos metodológicos para distinguir cuál parece ser la forma
más pronunciada de formación de conceptos a cada edad. Asimismo, es importante
308
recordar que los tipos preconceptuales de representación permanecen en los niños
mayores y en los adultos, que a menudo recurren a estas formas más 'primitivas'
dependiendo de cuál sea su interpretación de la tarea y la estrategia que elijan para
resolverla" (Kozulin, 1990:157).
Dejando al margen, por lo pronto, esta cuestión, recordemos que la tesis básica de
Vigotsky aludía entonces al hecho de que el significado de las palabras evoluciona,
constituye un auténtico proceso de desarrollo. Es decir, el desarrollo de un concepto, de
un significado ligado a una palabra, no culmina con el aprendizaje de la palabra, en
verdad, sólo comienza allí. Pueden describirse formas rudimentarias de construcción de
significados o de conceptualización, como el pensamiento sincrético, y, en el otro
extremo, formas de categorización y generalización avanzadas. En este último extremo si-
tuaba Vigotsky a los conceptos científicos.
309
compilaciones priman criterios "subjetivos", aun cuando puedan utilizarse en ciertos casos
criterios atentos a propiedades de tipo "objetivo". Los criterios fundamentalmente son
cambiantes y, desde ya, no relacionados con las palabras que podrían orientar la
clasificación.
A tal punto esto resulta crucial en el marco de la explicación de Vigotsky que éste
afirma:
310
como sucede en nuestras investigaciones experimentales, en las cuales el niño no está
constreñido al significado dado de la palabra. La comprensión mutua con ayuda de las
palabras entre el niño y los adultos resultaría imposible" (Vigotsky, 1934:150).
“...dentro de ese camino prescrito, el niño piensa tal y como corresponde a su nivel
de desarrollo intelectual. Los adultos, al servirse del lenguaje para comunicarse con él,
pueden determinar la dirección del desarrollo de la generalización y su destino, es decir,
la generalización resultante. Pero no pueden transmitirle su forma de pensar. El niño
asimila de ellos sólo los significados ya elaborados de las palabras; no los objetos y
complejos concretos que tiene que elegir por sí mismo" (op.cit.: 148).
Por otra parte, los pseudoconceptos ponen en evidencia una dificultad teórica y
metodológica, mostrando la posibilidad de equívocos que se prestan en su interpretación
si se ponderan las apariencias ("fenotípicas") externas entre el uso de iguales palabras,
por ejemplo, por parte de un niño de tres años y de un aduIto, en detrimento de las
diferencias de constitución interna entre un pensamiento en complejos y otro conceptual;
es decir, su aspecto interno o su abordaje "genotípico”.
311
dadas" (op.cit.:165). El pensamiento en complejos, como se recordará, se caracterizaría,
por el contrario, por la "superabundancia de conexiones y la ausencia de abstracción"
(op.cit. 165).
El pensamiento verbal
312
La vía genética de abordaje, en la ontogenia, trata con los problemas vistos de
evolución del significado de las palabras y los procesos de construcción conceptual, como
con aquellos otros ligados al origen y destino del habla egocéntrica.
Ahora bien, "el plano semántico del lenguaje es sólo el inicial y primero de todos
sus planos internos. Tras él, se abre al investigador el plano del lenguaje interno" (cf.
Vigotsky, 1934:304). Vigotsky señala aquí el papel central jugado por el método genético
en la comprensión de los fenómenos del habla interior. Como se recordará, la doble
fuente de referencia para la inferencia acerca de las características que guarda el
lenguaje interior lo ofrecen el análisis del habla egocéntrica en el niño y el análisis de
ciertas características de los procesos de habla.
313
Tal estructura semántica particular implica poseer propiedades como el predominio
del "sentido" sobre el "significado", la aglutinación, el influjo de sentido y e! carácter
"idiomático" del lenguaje interior. Veamos brevemente sus características.
En palabras de Vigotsky:
314
excIuyentemente las palabras según sus significados convenidos. El lenguaje "exterior",
para obtener eficacia en su función comunicativa, requiere atenerse a aquellos
significados estables en el marco de las comunidades de hablantes. Por el contrario, el
lenguaje interior puede operar con los sentidos subjetivos y con su configuración
específica de acuerdo con los contextos particulares.
"La palabra está inserta en el contexto del cual toma el contenido intelectual y
afectivo, se impregna de ese contenido y pasa a significar más o menos de lo que
significa aisladamente y fuera del contexto: más porque se amplía su repertorio de
significados, adquiriendo nuevas áreas de contenido; menos porque el contexto en
cuestión limita y concreta su significado abstracto (...) En el lenguaje interno el predominio
del sentido sobre el significado, de la frase sobre la palabra y del contexto sobre la frase
no es una excepción sino la norma general" (op.cit.:333-4).
A partir de esta descripción del lenguaje interior y sus propiedades, que hemos
sintetizado apretadamente, Vigotsky reivindica la especificidad de este nivel del
pensamiento verbal irreductible a los demás por lo que el lenguaje interior aparece como
"una función del lenguaje absolutamente diferenciada, independiente y única". Lenguaje
interior que reconoce vinculaciones genéticas tanto con el lenguaje egocéntrico como con
el lenguaje externo.
315
Puede describirse un plano más interior aún del pensamiento verbal, avanzando
en el análisis "un paso más allá del lenguaje interior". Este plano siguiente es el del
"pensamiento" mismo. Importará aquí discriminar la unidad diferenciadas del
pensamiento y del lenguaje como procesos relacionados pero discriminables: "ambos
procesos descubren su unidad pero no su identidad" (Vigotsky, 1934:339).
316
Algunas de las limitaciones para una perspectiva lineal o "completa" son en cierto modo
estructural: ya hemos visto cómo la saturación de sentidos en el uso de las palabras en
los procesos de lenguaje interno los hace difícilmente traducibles en forma completa; por
otra parte, siempre parece haber un resto de pensamiento sin formulación en palabras o
un subtexto oculto en los enunciados formulados:
De tal manera que la transición entre los planos diversos del pensamiento verbal
debe imaginarse como procesos de doble dirección, que pueden o no resultar completos
ya que "caben los más variados, casi incalculables, movimientos, transiciones en ambos
sentidos de un plano a otro...sabemos que es posible que un movimiento se interrumpa
en cualquier punto de su complicado curso en uno u otro sentido..." (op.cit.:344).
317
318
LECTURA 17
Banyard, P. y Otros (1.995). Introducción a los
procesos cognitivos. Barcelona: Editorial Ariel, S.A.
pp. 99-126.
Tres teorías
Se han explorado tres posibles puntos de vista sobre la relación entre el lenguaje y
el pensamiento en una tentativa de explicar la compleja relación que existe entre estos
dos procesos. Dichas teorías son:
Jean Piaget
En su teoría del desarrollo cognitivo, Jean Piaget sostenía que el lenguaje es una
consecuencia del desarrollo de la inteligencia. En esencia, Piaget creía que el desarrollo
de los esquemas es sinónimo de desarrollo de la inteligencia, la cual es necesaria para
que los seres humanos se adapten a su ambiente y sobrevivan.
Los lactantes y los niños pequeños construyen y acumulan esquemas desde que
nacen como consecuencia de la exploración activa que llevan a cabo del ambiente en el
que viven. A medida que interaccionan con el ambiente, intentan adaptar los esquemas
existentes para afrontar las nuevas experiencias y, si esto no es posible, han de crear
nuevos esquemas que les permitan enfrentarse al mundo. Por ejemplo, los lactantes
tienen un “esquema de succión” a través del cual exploran el mundo. Al principio en-
cuentran el pezón que les causa placer y les alienta a chupar más. Cuando alguien coloca
un dedo en su boca, que no sabe tan bien, hace que se ponga en duda este esquema,
que se modifica, de modo que el lactante discrimina entre objetos que son buenos para
chupar y los que no lo son. Más tarde, el esquema debe modificarse de nuevo cuando el
lactante tiene que aprender a beber en una taza. Cuando se introduce el alimento sólido,
319
el lactante tiene que crear un nuevo esquema para hacer frente a la masticación. Éste
volverá a modificarse cuando se introduzcan nuevos alimentos de texturas diferentes en
su alimentación.
Piaget sostenía que los primeros pensamientos inteligentes del niño no pueden
expresarse en lenguaje puesto que sólo existen como imágenes y acciones físicas. Llamó
a esto pensamiento autista.
Piaget afirmaba que el primer habla era egocéntrica. Esto significa que el habla se
usa para expresar los pensamientos del niño más que para comunicarse socialmente con
otras personas, aun cuando los niños se dirijan aparentemente a una audiencia. Por
ejemplo, un constructor de tres años que coloca ladrillos en una torre podría decir: “ahora
pongo este ladrillo. Ooh. se ha roto”. Aun cuando la madre del niño esté presente y
respondiendo al habla del niño, Piaget sostiene que las verbalizaciones del niño no van
dirigidas hacia la madre, sino que son meras reflexiones de sus propios pensamientos e
intenciones. Gradualmente el habla del niño se va socializando para tener en cuenta las
reacciones y respuestas de otras personas. Una vez conseguido esto, el habla
egocéntrica de la infancia desaparece.
Crítica a Piaget. Piaget no tuvo en cuenta que el lenguaje nos ayuda a adaptamos
a nuestro mundo. Infravaloró cómo los niños usan el lenguaje para hacer preguntas y
aprender sobre el mundo de otras personas. Piense cuán restringido sería nuestro
aprendizaje si no pudiéramos hacer preguntas o comentar cosas. ¿Qué haríamos sin
charlar y comentar por qué la gente se comporta como lo hace? Esto debe influir en
nuestro pensamiento sobre las relaciones y nuestra cultura.
Autoevaluación 28
L. S. Vigotsky
320
de los niños en cuanto usan símbolos para “representar” otras cosas; por ejemplo, un
trozo de cuerda “es” un gusano. También empieza a emerger el habla. Vigotsky creía que,
hasta este punto, el pensamiento consiste en acciones, percepciones e imágenes.
Denominó a esto pensamiento prelingüístico*. Mientras tanto, el desarrollo del lenguaje ha
transcurrido por separado mediante la práctica y la producción de los sonidos necesarios
para emitir el habla en forma de balbuceo. Éste es el lenguaje preintelectual*, que tiene
sus raíces en las interacciones sociales.
Sostenía que, cuando los niños empiezan a hablar por primera vez, su lenguaje es
egocéntrico, en el sentido de que no pueden distinguir entre su pensamiento y el habla
con fines sociales. Simplemente dicen lo que piensan en voz alta. Entre los dos y los siete
años, el habla relativa a acciones y planes se va volviendo gradualmente habla interna*,
mientras que el lenguaje hablado se hace habla social*.
Vigotsky creía que el habla egocéntrica no desaparece con el comienzo del habla
utilizado para la comunicación con los demás, sino que continúa en la mente del niño.
Encontró que cuando los niños de seis o de siete años intentaban tareas difíciles, a
menudo recurrían a pensar en voz alta: “Ahora, ¿qué voy a hacer?”, que les ayuda a
organizar sus pensamientos.
Incluso cuando somos adultos recurrimos a esto. Por ejemplo, si ha extraviado la llave
de su casa, quizá mantenga con usted mismo un monólogo del tipo “recuerdo que la tenía
cuando venía de la tienda. Fui a la cocina para dejar la compra, así que a lo mejor la dejé
allí”. Como consecuencia de esta conversación interna, ha organizado sus pensamientos
y ha formulado un plan, de acción que le dice que busque la llave en la cocina.
321
La teoría de Vigotsky puede representarse en un diagrama como el mostrado en la
figura 11.2.
Piaget
Pensamiento
no lingüístico
Pensamiento lingüístico/
habla interna
Lenguaje Lenguaje
preintelectual social
Vigotsky
Ejercicio
Observe cómo juegan un niño o una niña de dos años y otro u otra de siete años.
Escuche lo que dicen y vea si usan el lenguaje como sugiere Vigotsky. Cuente el número
de veces que dicen lo que van a hacer. Por ejemplo, ¿dicen “voy a montar en la bici” o
“estoy dibujando a mamá”? ¿Esperan una respuesta o continúan con lo que están
haciendo?
¿Cuántas veces dicen “yo” o “mi” al principio de una frase? ¿Hay una diferencia
entre los niños de dos años y los de siete en lo que dicen?
322
3. El pensamiento depende del lenguaje
Hipótesis de Sapir-Whorf
Autoevaluación 29
Vuelva al principio de esta segunda parte y lea el pasaje sobre los colores que se
observan en una carretera secundaria. ¿Cómo explicaría los efectos del lenguaje sobre el
pensamiento en este pasaje, según a) la versión fuerte de la hipótesis de Sapir- Whorf y
b) la versión débil?
323
flexibles y largos, como las cuerdas, hay una palabra, mientras que utilizan otra para los
objetos largos y rígidos, como los palos. Para los objetos flexibles y planos, como la tela,
tienen aún otra palabra.
Autoevaluación 30
Otra investigación sobre la codificación del color cuestiona los hallazgos de Carroll
y Casagrande.
No todos los idiomas tienen designaciones verbales para tantos colores como
nosotros. Algunos idiomas contienen sólo dos o cuatro términos de colores básicos. Esto
plantea la cuestión de si los hablantes de tales lenguas cifran los colores de la misma
forma que nosotros, o sí su lenguaje restringe su categorización de los diferentes tonos.
Berlín y Kay (1969) investigaron cómo se cifran los colores en las diferentes
lenguas al presentar a los hablantes nativos de esas lenguas más de 300 cuadrados
coloreados y pidiéndoles que indicaran qué palabras usarían en su idioma para describir
cada uno. Se sorprendieron por la constancia entre los idiomas; todas las lenguas tenían
al menos dos, y a lo sumo once, términos de colores principales (lo que Berlín y Kay
llamaron “colores focales”). Lo que es más, el mejor ejemplo de cada color focal era el
mismo con independencia del idioma que el hablante empleara. Por ejemplo, el color
elegido como el mejor “red” (rojo en inglés) para un participante de habla inglesa es
también probablemente el mejor “rouge” (rojo en francés) para uno de habla francesa.
Heider (1972) investigó si los términos de color utilizados en los diferentes idiomas
determinan la facilidad de discriminación Y recuerdo de los colores. Estudió el idioma dani
324
de Nueva Guinea, que tiene sólo dos términos principales para el color: “Mili” que significa
oscuro Y “M ola” que significa claro. Pese al hecho de que el dani no tenía nombres para
los colores focales, como el rojo o el verde, seguían encontrando más fácil de percibir y
de reconocer esos colores que los no focales. Ésta es una prueba sólida a favor de que el
tipo de lenguaje utilizado no influye en la percepción del color.
Esto no significa que el idioma que usamos carezca de influencia sobre nuestra
manera de segmentar el mundo en categorías, dependiendo de la importancia que ciertas
características del medio tienen para nuestra cultura. Es posible que los efectos del
idioma sean significativos en otras áreas distintas de la percepción del color.
Pregunta abierta
Slobin (1979) llamó nuestra atención sobre cómo algunas lenguas hacen hincapié
en ciertas características del ambiente, que otras lenguas no hacen. Por ejemplo, tanto
los hablantes franceses como los españoles distinguimos entre las formas familiar y
educada del pronombre de la segunda persona, “tú” y “usted”, mientras que en inglés
siempre se usa el neutro “you”. La misma distinción se encuentra en alemán, donde “du”
es la forma familiar y “sie” la forma educada. Por consiguiente, los franceses, los
españoles y los alemanes estamos obligados a pensar constantemente en nuestra
posición social respecto de las personas con las que hablamos, mientras que los ingleses
no.
Esto no significa que los ingleses sean incapaces de considerar cuál es la relación
social entre ellos y la persona con la que están hablando; es simplemente que su lengua
no destaca la necesidad de hacerlo. Slobin propone que el idioma debe influir en nuestro
pensamiento, pero no lo determina.
Argumentos similares se han expresado sobre el uso del lenguaje sexista que se
comentará en el capítulo 12.
Pregunta abierta
325
mientras que en torno a lo que se denominan "bidones sin gasolina" tenderá a ser
diferente (descuidado), no mostrando contención por fumar o tirar colillas alrededor. Sin
embargo, los bidones "vacíos" son quizá más peligrosos, ya que contienen vapor
explosivo [Whorf, en Carroll, 1964].»
Resumen y conclusión
Las pruebas proporcionadas por Berlín y Kay, y por Heider demuestran que la
versión fuerte de la hipótesis de Sapir-Whorf es probablemente exagerada. Sin embargo,
la versión débil (esto es, que el lenguaje influye en el pensamiento, pero no lo determina)
sigue siendo una idea sostenible.
326
CAPÍTULO 12
Objetivos específicos
Implicaciones educacionales
Fig. 12.1. Manipulando objetos reales. Los niños desarrollan habilidades de razonamiento.
327
La educación preescolar y la infantil funcionan sobre la base de que el
pensamiento de los niños va avanzando conforme encuentran nuevas experiencias en su
ambiente. Para fomentar el progreso, se estimula el aprendizaje por descubrimiento: los
niños manipulan agua, arcilla y arena. Siguiendo este método se van adquiriendo de
forma gradual las habilidades de conservación a medida que los niños experimentan por
sí mismos las propiedades de esas sustancias.
Autoevaluación 31
Teoría de Bruner
328
Representación icónica*. El niño pasa luego a la etapa icónica del desarrollo. Icono
significa “imagen” en griego. Bruner sugiere que en esta etapa los niños empiezan a
pensar en imágenes. Pueden almacenar el conocimiento en forma de representaciones,
como fotografías, en la mente. Su pensamiento icónico empieza en tomo a los dos años
de edad. Ahora el niño puede “imaginar” la cara de su madre o a qué se parece una taza.
Representación simbólica*. A los seis o siete años, dice Bruner, el pensamiento infantil
experimenta cambios cognitivos importantes conforme empieza a pensar simbólicamente.
Este autor sostiene que el pensamiento con símbolos depende del dominio del lenguaje.
Sin palabras, el pensamiento estaría restringido a lo que podría aprenderse a través de
las acciones y las imágenes. Esto implica que el entrenamiento de los niños en el uso del
lenguaje acelerará el desarrollo de su pensamiento.
Autoevaluación 32
Los niños vivieron en un hogar nada estimulante y rara vez jugaban con alguien
que no fuera ellos mismos. Habían recibido poca estimulación para hablar y su nivel de
desarrollo lingüístico era primitivo. En términos de Bruner, su desarrollo no había llegado
a la etapa en la que las palabras se utilizan simbólicamente. No usaban palabras para
describir objetos ni acontecimientos, ni para planificar sus acciones. No entendían lo que
los demás les decían. El habla que usaban era un sistema privado de comunicación que
sólo ellos dos podían entender. No parecían tener retraso mental, pero su juego era muy
básico, en el sentido de que nunca intentaban construir cosas ni jugar usando la
imaginación. Luria y Yudovich llegaron a la conclusión de que su deficiencia en el uso del
lenguaje estaba impidiendo cualquier actividad más avanzada o compleja.
Quizás el jardín de infancia dio a los gemelos la oportunidad de jugar con juguetes
estimulantes que, a su vez, permitieron el desarrollo de esquemas más avanzados como
resultado de sus experiencias. O quizás el factor que influyó fue el hecho de que los dos
habían aprendido a hablar. Obsérvese, sin embargo, que el gemelo que había recibido
aprendizaje especial en el lenguaje hizo progresos más rápidos que su hermano.
329
Autoevaluación 33
Vuelva a leer el estudio que realizaron Carroll y Casagrande entre los niños que
hablaban navajo e inglés. Encontraron que los niños que hablaban inglés y habían
asistido a la guardería tenían más conocimiento sobre la forma de los objetos que los
niños que hablaban navajo e inglés. ¿Apoya esto la teoría de Bruner? Explique su
respuesta.
Códigos restringidos y elaborados. Bernstein afirma que los niños de clase baja
tienden a usar un código restringido*, mientas que los niños de clase media tienden a usar
un código elaborado*. Es más probable que los padres de clase baja usen palabras de
dirección y control de sus hijos antes que de explicación de por qué deberían o no hacer
las cosas. Las frases tienden a ser cortas, repetitivas,
limitadas en el uso de palabras descriptivas y, a menudo, incompletas desde el punto de
vista gramatical. Éste es el código restringido.
330
necesariamente de qué se les está hablando. Usan más la explicación y describen con
toda claridad los acontecimientos del pasado y del futuro, así como el presente.
Ésta es una explicación más detallada de por qué el niño debería agarrarse bien.
Bernstein cree que, utilizando este código más completo y explícito, el niño de clase
media aprende a usar palabras para configurar significados de una forma que los oyentes
pueden entender. Se dice que el código elaborado expresa significados universales*. Esto
significa que las palabras se usan para expresar acontecimientos o ideas, y la relación
entre ellos, de una forma tal que todos los entiendan. El hablante que utiliza un código
elaborado no supone que el oyente comparte ya lo que él conoce del acontecimiento que
se está describiendo. Bernstein cree que el lenguaje usado de esta forma fomenta niveles
superiores de pensamiento.
Los niños de clase media van a la escuela sabiendo ya cómo expresar significados
universales a través del uso de un código elaborado, que es necesario para el éxito
escolar. Bernstein mantiene que los niños de clase baja están lingüísticamente
marginados, puesto que no pueden expresarse de la forma que exige el sistema
educativo, por lo que no suelen tener triunfos escolares.
La teoría de Bernstein implica que el uso del código restringido significa que los
niños de clase baja son incapaces de pensar con la misma lógica que los niños que usan
un código elaborado, debido a un déficit del lenguaje que restringe su pensamiento. El
uso de los términos “restringido” y “elaborado” supone que el código elaborado es en
cierto modo superior al restringido. Según esto, si usted habla una forma refinada de su
idioma, es capaz de pensar de una manera más lógica.
331
Autoevaluación 34
En 1970, Labov puso seriamente en duda las ideas de Bernstein. Estudió la cultura
afroamericana a la que pertenece una gran cantidad de familias de condición social muy
baja. Cuestionó la noción sostenida por Bernstein de que esas familias estarían de alguna
forma en desventaja lingüística y que esto influiría en su capacidad para el pensamiento
abstracto. Por el contrario, encontró que muchos niños vivían en ambientes verbalmente
estimulantes donde hablaban el inglés negro, un dialecto.
Labov critica la teoría de códigos que propuso Bernstein por no tener en cuenta esos
factores. Si un niño está acostumbrado a hablar lo que Bernstein llama un código
restringido en un ambiente muy informal, el mismo niño experimentará cierta dificultad
para adaptarse al ambiente formal y al código elaborado exigido en la escuela. Esto no
significa que no sea capaz de pensamiento abstracto o de expresar ideas abstractas en
circunstancias diferentes.
Williams (1972) ideó el test BITCH (siglas en inglés de test de inteligencia negra de
homogeneidad cultural). Fue diseñado para comprobar la verdadera capacidad de los
niños negros que hablan inglés negro. Era un test escrito en el dialecto, no en el inglés
332
general. Al comparar el rendimiento de estos niños con el de niños blancos de clase social
similar que completaron el mismo test, pero escrito en el inglés general, encontraron que
el de los niños negros era igual de bueno que el de los niños blancos de la misma edad.
Conclusión
Pregunta abierta
Sexismo en el lenguaje
Ejercicio
Eakins y Eakins (1978) usaron el párrafo anterior para demostrar cómo influyen en
nuestro pensamiento las formas tradicionales del lenguaje. Muy pocos de quienes leyeron
este párrafo se dieron cuenta de que el alcalde tenía que ser la madre del chico. También
llamaron la atención sobre con qué frecuencia se hace referencia a las mujeres como si
pertenecieran a otros; por ejemplo, “la mujer de Jim”, “la hija de Ken”.
333
marido y mujer, de lo que se implica de nuevo que la mujer pertenece al hombre. Se
tiende a pensar que los ingenieros son hombres, y las secretarias, mujeres. Tales
ejemplos llaman la atención hacia el hecho de que el idioma nos induce a esperar que los
hombres y las mujeres tengan diferentes papeles profesionales, basados en los
estereotipos occidentales tradicionales. A las mujeres suele retratárselas como
cuidadoras, mientras que a los hombres se les retrata como “sus poseedores”.
Schultz (1978) ha demostrado que los escritores que utilizaban este término sólo
estaban pensando realmente en hombres y que las mujeres quedaban excluidas. Cita un
ejemplo escrito en el que se describe cuáles son las necesidades del ser humano para
vivir: “Las necesidades básicas del hombre son alimento, cobijo y acceso a las mujeres.”
Spender (1982) sostiene que este uso del lenguaje vuelve “invisibles” a las mujeres y no
tiene en cuenta su papel protector como madres para garantizar la supervivencia humana.
Lakoff (1975) ha demostrado que a las mujeres se les alienta a usar un lenguaje
menos agresivo que a los hombres. Los niños rara vez usan frases vacilantes, como las
compuestas por las partículas “quizás” o “creo”. Se les enseña a ser directos y decisivos
334
en el uso del lenguaje, mientras que las niñas tienden a ser menos directas. Ervin-Tripp
(1977) cita el siguiente ejemplo de una niña pequeña que ya ha aprendido que debe
hablar “dando rodeos” cuando se trate de un hombre (porque es lo que se espera de
ella), pero que puede ser más directa cuando hable a una mujer. Esto refleja la idea
tradicional de que no se cuenta con que las mujeres sean directas en su relación con los
hombres.
[Erving-Tripp, 1977]
Ejemplos como éste ilustran en qué medida el pensamiento infantil acerca del
comportamiento apropiado para cada sexo se ve influido por el lenguaje que oyen. Como
consecuencia, se comportan de las formas socialmente aceptables, una de las cuales es
usar diferentes clases de lenguaje, dependiendo de sí son niños o niñas. El preciso
hecho de que hagan esto afectará a su vez a su pensamiento.
¡Te has cortado el pelo, Maureen!, pareces una señorita. Una niña tan servicial
siempre se ofrece a recoger los juguetes. Un poco revoltosa para ser una niña, pero se
está tranquilizando... Emma, las niñas no pelean así... Alex, tú que ya eres todo un
hombre, ¿podrías llevar esto a la escuela primaria a Mr Jons?. es un verdadero niño
pequeño. ¿sabes? tan alborotador a veces [maestros de primaria citados en Eileen Byrne,
1978, Mujeres y Educación, Tavistock].
335
Ejercicio
Si tiene acceso a niños pequeños, escuche lo que dicen mientras juegan. ¿Hablan
más a menudo los niños de aventuras y bravas hazañas que las niñas? ¿De qué hablan
las niñas? ¿Lo que usted oye le sugiere que el lenguaje influye en el pensamiento y el
comportamiento de estos niños?
Lista de comprobación
336
Conclusiones
Sin embargo, pensar implica algo más que ideas almacenadas en palabras o
simples mapas cognitivos. El planteamiento de Johnson-Laird de que construimos
modelos mentales de nuestro mundo basándonos en nuestras experiencias ilustra la
complejidad de los procesos implicados en el pensamiento.
Para pensar necesitamos poder categorizar nuestro mundo con el fin de simplificar
la enorme cantidad de información que el cerebro recibe a través de nuestros sentidos.
Una forma de conseguir esto es organizando dicha información en conceptos. En el
capítulo 10 se comenta cómo los conceptos comprenden prototipos, ejemplares típicos y
atípicos, y cómo algunos conceptos pueden tener límites difusos. La investigación sugiere
que los conceptos están organizados a modo de jerarquías, cuya complejidad viene
determinada por el grado de conocimiento experto que poseemos.
337
En el pensamiento están implicados los procesos referentes a la memoria y a la
percepción. Tenemos que percibir objetos, acontecimientos y gente para organizar la
información relativa a nuestro mundo que almacenamos en la memoria. Luego usamos
lo que hemos aprendido sobre el mundo para ayudarnos a resolver nuevos problemas.
Por tanto, tenemos que ser capaces de recordar lo que hemos aprendido en el pasado.
Por último, se ha llamado la atención sobre cómo el lenguaje sexista influye en las
actitudes y los pensamientos.
Trabajos
Se le pide que escriba uno de los siguientes ensayos, que debe entregar a su tutor
para que éste lo califique. Se le aconseja que emplee 45 minutos en escribir el ensayo,
excluyendo el tiempo de lectura y de preparación.
1. ¿En qué medida influye el lenguaje en el pensamiento?
2. Compare y contraste las teorías psicológicas sobre el lenguaje.
3. Haga una crítica de dos teorías que pretendan explicar la comprensión y la producción
del lenguaje.
4. Use pruebas experimentales para considerar las implicaciones de la hipótesis de Sapir-
Whorf.
5. Comente las implicaciones educacionales de dos teorías que pretendan explicar la
relación entre lenguaje y pensamiento.
338