El arrepentimiento
El arrepentimiento
El arrepentimiento
(Mr 1:14-15) "Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea
predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha
cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el
evangelio."
(Hch 17:30) "Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta
ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se
arrepientan."
Cuando el Señor se expresaba de esta manera, estaba dejando claro que
él es el Rey, y por lo tanto, tiene el derecho legítimo de exigir el
arrepentimiento. Esto es sencillo de entender. En el ámbito terrenal,
cuando un emperador romano era coronado como rey, no invitaba a los
súbditos de su reino a que aceptaran su autoridad si les apetecía, sino que
exigía de todos ellos su sumisión y lealtad. Y si las demandas de un
emperador romano eran absolutas, ¡cuánto más las del mismo Rey del
cielo!
Y desde ese momento, todos los hombres hemos caminado por la misma
senda que Adán y Eva nos abrieron. En todos nosotros está arraigada esa
misma rebeldía contra Dios. Cada vez que Dios nos manda hacer algo o
nos prohíbe alguna cosa, inmediatamente surge en nosotros el deseo de
hacer todo lo contrario.
(Is 5:20) "¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que
hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por
dulce, y lo dulce por amargo!"
Pero cuando comparamos el amor que Dios tiene por el hombre, con la
apatía y hostilidad que sus criaturas le demuestran a él, es entones cuando
apreciamos con total claridad la enemistad del hombre hacia Dios. Esto
queda de manifiesto en las palabras del evangelio de Juan:
(Jn 3:16-20) "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al
mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es
condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha
creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación:
que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la
luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo,
aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean
reprendidas."
(1 Jn 3:4) "Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el
pecado es infracción de la ley."
(Hab 1:13) "Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el
agravio"
(Sal 7:11) "Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los
días."
Por lo tanto, el pecado crea una barrera entre Dios y las personas.
(Is 59:2) "Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro
Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no
oír."
Por otro lado, el pecado rompe el orden moral que Dios ha establecido
desde la fundación del mundo, y conduce a la catástrofe moral y espiritual.
Por esa razón, el pecador será excluido del reino de Dios si antes no es
perdonado y limpiado. De otro modo, si el pecado entrara en el cielo,
automáticamente dejaría de ser un reino de justicia. El libro de Apocalipsis,
hablando de la nueva Jerusalén, confirma esto:
(Ap 21:27) "No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace
abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de
la vida del Cordero."
¿Qué es el arrepentimiento?
Preguntas