Victimas, Sobrevivientes, Resistentes
Victimas, Sobrevivientes, Resistentes
Victimas, Sobrevivientes, Resistentes
Capítulo 2
Víctimas, sobrevivientes,
resistentes
Se ent enderá por víct ima a t oda persona que haya suf rido daños, individual o
colect ivament e, incluidas lesiones f ísicas o ment ales, suf rimient o emocional, pér-
didas económicas o menoscabo sust ancial de sus derechos f undament ales, como
consecuencia de acciones u omisiones que const it uyan una violación manif iest a
de las normas int ernacionales de derechos humanos o una violación grave del
derecho int ernacional humanit ario 8.
8
Cuando corresponda, y en conformidad con el derecho interno, el término “víctima” también compren-
derá a la familia inmediata o las personas a cargo de la víctima directa y a las personas que hayan sufri-
do daños al intervenir para prestar asistencia a víctimas en peligro o para impedir la victimización.
Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones manifiestas de las normas
internacionales de derechos humanos y de violaciones graves del derecho internacional humanitario a
interponer recursos y obtener reparaciones. 60/147 Resolución aprobada por la Asamblea General el 16
de diciembre de 2005. Ver: www2.ohchr.org/spanish/law/reparaciones.htm
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Manual sobre perspectiva psicosocial en la investigación de derechos humanos
a) Las circunstancias en la que vive la persona afectada. La mayor parte de las veces
en un contexto de aislamiento y estigma social o falta de apoyo e impunidad.
b) La evolución del contexto social. Por ejemplo, las diferencias entre países en los
que se puede hablar más abiertamente de la militancia política porque se han
dado ciertos cambios sociales, de aquellos en los cuales sigue siendo un tabú o
en el que esto es peligroso o la gente es insensible.
La definición como víctima corre el riesgo de absorber la identidad, limitando los roles,
aspiraciones o experiencias vitales de la persona afectada, al hecho de haber sufrido
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Capítulo 2. Víctimas, sobrevivientes, resistentes
Como se señaló, muchas personas afectadas rechazan esta predominancia del len-
guaje jurídico de “víctima”. Otras en cambio se reivindican como víctimas desde una
perspectiva activa, especialmente en los países en que los Estados no han tenido con-
sideración ni reconocimiento a las víctimas, o han tratado de ocultar las violaciones de
derechos humanos y su responsabilidad.
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Entrevista personal con Liliana Rincón.
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Capítulo 2. Víctimas, sobrevivientes, resistentes
• Estigma político. Por otra parte, el estigma político aísla a los sobrevivientes o
familiares porque la reacción del contexto es de miedo o protección, tratando de
mantenerse alejados de las víctimas. Las estrategias de represión además fre-
cuentemente criminalizan también a quien pueda mostrar solidaridad o apoyo.
Por ejemplo, los sobrevivientes de tortura y familiares de desparecidos por la dic-
tadura de Stroessner en Paraguay sufrieron un enorme aislamiento social a su
alrededor, y la acusación de ser “comunista” supuso una marca en sus vidas
durante toda la dictadura como “apestados”. Dicho estigma denigra la identidad
social de la persona, asociándola con ciertos atributos negativos y considerándo-
la como un objeto contra el que puede ejercerse la violencia o se normaliza la
agresión, y tiende a la justificación de violaciones de derechos humanos.
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b) Por proteger al otro, como en el caso de las relaciones familiares o con los
niños y niñas, tratando de ocultar los sentimientos y no hacer visible el impac-
to o los hechos.
c) Porque piensa que no se entendería su experiencia, o no saber cómo hablar o
referirse a los hechos. Por el carácter difícil de narrar de los hechos y la dificul-
tad de entender lo sucedido o que la persona que escucha lo considere increí-
ble, cuestionando a la víctima en lugar de proporcionarle apoyo.
d) Por tener miedo de ser juzgado o a una reacción del otro que empeore si situa-
ción, como por ejemplo que impacte en su frágil equilibrio o cuestione sus
esfuerzos por obtener justicia.
e) Porque es muy doloroso recordar los hechos traumáticos y prefiere olvidarlos.
f ) Por pensar que no va servir para nada (eso no va a devolverme a mi familiar).
g) En su relación con instituciones y organizaciones de derechos humanos, por
falta de confianza en el sistema de ayuda o investigación, porque piensan que
va a ser muy difícil en términos económicos o prácticos.
Ejercicio práctico
1. Seleccione, de ent re las dif icult ades ant eriores, las que son más f recuent es en
su experiencia y analice las f ormas de enf rent arlas. A cont inuación t iene una
sínt esis de las más relevant es:
De la víct ima:
• Dolor por recordar y pensar que no servirá de nada.
• Pensar que no se ent iende su experiencia o va a ser juzgado por ello.
• M iedo a las consecuencias negat ivas de hablar o denunciar.
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Capítulo 2. Víctimas, sobrevivientes, resistentes
Apoyo mutuo
Las formas de apoyo mutuo se refieren a cómo las personas afectadas pueden cam-
biar su situación al compartir sus necesidades y problemas, aprender de las experien-
cias positivas de otros y sostenerse juntos en medio de situaciones difíciles.
En muchas situaciones de violencia, una buena parte de la ayuda viene del medio
local, de la familia, de miembros de la comunidad, especialmente en contextos cam-
pesinos o indígenas, donde la identidad colectiva y el trabajo en común son valores
centrales. Aunque en muchas situaciones estas redes informales se encuentran
destruidas por el impacto de las violaciones, el miedo o el control territorial de los
perpetradores.
Por otra parte, en muchos países, las víctimas de violaciones de derechos humanos
han creado sus propias formas de apoyo o incluso movimientos basándose en reivin-
dicaciones sociales. Los movimientos y organizaciones combinan distintos intereses y
fines sociales. Básicamente tres: 1) gestión de las ayudas y demandas. 2) apoyo
mutuo entre los sobrevivientes. 3) denuncia y lucha política.
En otros casos, los movimientos de las víctimas se orientan hacia las demandas de justi-
cia, el apoyo mutuo entre los sobrevivientes y la defensa de los derechos humanos, cons-
tituyendo formas de afrontamiento colectivas. A veces combinan su identidad como
grupo de apoyo mutuo, con su institucionalización como ONG. Y tampoco están exentas
de los problemas habituales de organizaciones sociales como las dificultades de lideraz-
go, el riesgo de estigma, el miedo a participar o los conflictos internos.
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Ejercicio práctico
• ¿Cuent a la víct ima con personas de apoyo con las que sient a conf ianza y se sien-
t a comprendida y escuchada?
• ¿Ha podido hablar con ot ras personas signif icat ivas o es la primera vez que habla
de los hechos?
• ¿Exist e una red de apoyo, un grupo de af ect ados o de ot ras personas signif ica-
t ivas que podría proporcionar apoyo? ¿Puede crearse o cómo f ort alecerla si ya
exist e?
• ¿Cuáles son las necesidades de apoyo más sent idas por la persona? ¿Cómo se rela-
cionan est as dificult ades con las posibilidades del t rabajo de su organización?
Niños y niñas
Los niños y niñas, además de sufrir sus propias experiencias traumáticas, son espe-
cialmente sensibles a desorganización familiar y a los efectos de la represión política
en sus padres. En los niños huérfanos a causa de la violencia es frecuente la apatía, la
regresión volviendo para atrás en su desarrollo psicomotor, el retiro y el miedo.
Además los más mayores tienen que asumir responsabilidades familiares y hacerse
cargo de otros hermanitos. Muchos de los hijos e hijas de personas que han sido tor-
turadas o desaparecidas han manifestado problemas afectivos, de apetito y sueño,
retraso escolar o evasión de la realidad.
Para muchas niñas y niños la guerra es la “normalidad”, porque han nacido y crecido
en situaciones de conflicto armado. En esos contextos los y las niñas son frecuente-
mente testigos de homicidios y masacres, han visto o sufrido abuso físico o tortura, o
separados forzosamente de sus familias. En otras ocasiones, son reclutados/as y
separados/as de sus familias, no tienen acceso a las escuelas y carecen de oportuni-
dades de formación, y son forzados a participar en atrocidades que tienen como resul-
tado la destrucción de su desarrollo moral y social.
Sin embargo, las niñas y niños con adecuado soporte social y familiar, tienen menos
problemas y síntomas a corto plazo aun cuando se enfrentan a situaciones de alto
estrés. Punamaki (1989) ha subrayado que los niños no son sólo “víctimas inocentes”
y en algunos países como Palestina, han encontrado también formas activas de afron-
tamiento y resistencia. Sin embargo, incluso en esos casos, pueden producirse con-
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Capítulo 2. Víctimas, sobrevivientes, resistentes
A pesar de que frecuentemente a los niños y niñas se les trata de ocultar los proble-
mas como una forma de protección, sus necesidades de seguridad e información
deben ser tenidas en cuenta en las situaciones de peligro. El impacto puede evaluar-
se a través de entrevistas con personas significativas para ellos, sus formas de expre-
sión a través de dibujos o el juego, la observación de su desarrollo y entrevistas a per-
sonas significativas como familiares o personal de la escuela.
• La capacidad de las personas adult as con las que vive de escucharle y t omar-
le en cuent a, de ent ender lo que le pasa.
• La inf ormación que t enga sobre lo que ha sucedido. Los niños y niñas necesi-
t an conocer la verdad a su nivel, con sus palabras, lo más pront o posible.
Necesit a que se responda a sus pregunt as con un lenguaje comprensible, pero
diciéndole la verdad, aunque sea dolorosa pero con cuidado. Darle explicacio-
nes que t engan en cuent a la cult ura propia.
Adolescentes
Los y las adolescentes se encuentran en una edad de construcción de su identidad y
de integración en la vida adulta, aunque esto depende de las culturas. Por ejemplo, en
muchas culturas indígenas la adolescencia más que una etapa es un rito de paso entre
la infancia y la etapa adulta. En esta edad los estudios muestran un mayor impacto
traumático de la violencia, por lo que puede considerarse de mayor riesgo. Además,
en contextos de violencia y conflicto armado, frecuentemente adolescentes y jóvenes
son reclutados/as.
Según la gravedad de los hechos las y los adolescentes pueden manifestar distinta
frecuencia de problemas como agresión, abuso de alcohol y suicidio. Estos son tres de
los indicadores más frecuentes de malestar en esa edad. A veces hay jóvenes que
muestran también el impacto colectivo. Por ejemplo, en 2004, después de un cambio
en la estrategia de control paramilitar en la región de Chocó (Colombia), con un mayor
confinamiento de las comunidades indígenas, empezó a darse una epidemia de suici-
dios entre jóvenes. Los suicidios de jóvenes eran un indicador del sufrimiento comu-
nitario. El siguiente testimonio de una ex presa bajo la ley antiterrorista de Perú y des-
pués liberado, muestra los impactos familiares especialmente en hijos jóvenes.
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Impacto familiar
El aspecto psicológico es muy importante. A mis hijos los dejé chicos, han vivido con
su abuelita, con su papá… Uno de ellos ha vuelto conmigo. La familia tuvo muchos
problemas y fuertes. Uno de mis hijos estaban pequeños cuando entré en la cárcel
tenía 8 años, y tiene resentimiento porque yo no pude estar con él. He tenido muchos
problemas para reencontrarme con él. Mi hija de 12 años está en el extranjero, y se
ha dado un alejamiento, a pesar de que ella era un poquito más grande y el impac-
to no ha sido tan fuerte, pero en el caso del varón... Requeriría tratamiento psicoló-
gico para el hijo que está muy afectado y que ahora tiene 18 años, tiene un proble-
ma con los valores… es un desgaste para la vida familiar y también ha tenido un
coste para mi mamá. Mi mamá era anciana. Cuando llego tarde está todo el tiempo
en pánico pensando que me van a detener de nuevo, es una angustia para ella, que
va a volver a pasar. No está tranquila cuando yo no estoy a su lado. M.C. Perú.
Las mujeres
Las mujeres son víctimas directas y, en muchos casos, son ellas las que llevan ade-
lante las denuncias o demandas judiciales. Además de sufrir sus propias experien-
cias traumáticas, se enfrentan la mayor parte de las veces a sobrecargas de traba-
jo y afectivas, especialmente cuando tienen que hacerse cargo solas de la familia,
y tienen menos espacios sociales para participar. Las mujeres con niñas/os ade-
más están afectadas por cómo las violaciones impactan a sus familias. Además de
las otras formas de violencia (como las masacres, ejecuciones extrajudiciales, tor-
tura o desaparición forzada), las mujeres son también víctimas frecuentes de vio-
lación y agresión sexual.
Las mujeres tienen que hacer frente a los procesos de duelo e impacto por las pérdidas
familiares y sociales, y la mayor parte del trabajo de reconstrucción familiar y social
recae sobre sus espaldas. Frecuentemente muestran una mayor privación y falta de
control sobre su propia vida, así como mayores consecuencias en su salud. Ese impac-
to no sólo es grave en el momento de los hechos sino que su impacto negativo todavía
puede ser importante muchos años después.Pero en algunos contextos las mujeres
pueden incluso enfrentar mejor la situación centrándose en las tareas cotidianas, cues-
tionando el rol socialmente asignado y teniendo nuevas formas de pensar sobre sí mis-
mas y sus derechos. En muchos de los casos de denuncias por violaciones de derechos
humanos las mujeres han sido protagonistas de estos movimientos movidas por la
lógica del afecto10 y han luchado por abrir un espacio social cerrado por la violencia,
constituyendo una contribución para toda la sociedad.
10
Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo siempre dijeron: “Nosotras socializamos nuestra materni-
dad; a nosotras nos parieron nuestros hijos”. En un estudio realizado acerca de los movimientos de
mujeres en el Cono Sur durante la década del 70, Elizabeth Jelin plantea que, en la mayor parte de
los casos, la participación de las mujeres en los movimientos de derechos humanos no se basó en
puntos de vista ideológicos o en valoraciones políticas, sino en lo que ella define como una lógica
del afecto, de los vínculos afectivos y la responsabilidad de las mujeres por sus familiares desapa-
recidos. Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH), Estudios Básicos de Derechos
Humanos. Tomo IV; 1996.
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Capítulo 2. Víctimas, sobrevivientes, resistentes
Acoso familiar
Crisis familiar
Sobrecarga de roles
Momento de los hechos Actualidad
Los hombres
En la mayor parte de los casos son los hombres las víctimas directas de ejecuciones o
desapariciones forzadas (entre un 70-80% de los casos). También de los casos de
detención arbitraria y tortura. Las consecuencias directas de estas violaciones afectan
más a los hombres, aunque esos efectos afectan a sus relaciones y familias. Por ejem-
plo, durante el cerco de Sarajevo en la guerra de Bosnia aumentaron enormemente los
ingresos psiquiátricos de hombres, invirtiéndose la relación que existía antes de la
guerra en la proporción de mujeres y hombres hospitalizados.
También en muchos casos las mujeres tienen más dificultades para poder llevar ade-
lante las denuncias. A pesar de que una buena parte de las demandas o de las orga-
nizaciones de víctimas tengan como protagonistas precisamente a mujeres. La posi-
ción social de las mujeres dificulta también participar en procesos colectivos que
generalmente son liderados por hombres, conllevando mayores cargas familiares o
vulnerabilidad en las gestiones frente al Estado.
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En otros casos, las violaciones de los derechos de las mujeres, (relativos a esteriliza-
ciones forzadas, o violencia sexual, por ejemplo) se subsumen en otras violaciones o
no se les da la importancia debida al caso en sí. Frecuentemente se invisibilizan, como
en este caso de la masacre de Ituango (Colombia, 1997) donde el último testigo ante
la Corte Interamericana se refirió de forma indirecta a las violaciones ocurridas duran-
te la masacre señalando... y maltrataron a las mujeres, cuando ya no había posibilida-
des de investigación11.
También hay que considerar las violaciones de los derechos de las mujeres como
aquellas específicas que se tejen en las situaciones de la vida cotidiana, la relación
con servicios de salud, las políticas públicas que afectan a sus derechos, al acceso a
la investigación judicial o las condiciones de vida de las mujeres en su contexto local.
Ancianas y Ancianos
Las y los ancianos son físicamente menos hábiles, tienen en general menos capa-
cidad de adaptación a situaciones nuevas y que cambian rápidamente, y les puede
ser más difícil vivir lejos de su hogar. La pérdida de amistades o familia puede afec-
tarles más debido a su mayor dependencia respecto a la familia y comunidad para
tener apoyo (UHNCR, 1994). Por ejemplo, en varios de los casos de masacres que
tuvieron sentencias de la Corte Interamericana, los ancianos y ancianas en las eva-
luaciones realizadas en los peritajes, mostraban mucho tiempo después de los
hechos procesos de duelo alterados (por ejemplo, no dejando que se hiciera un
recordatorio familiar, o poniendo en la mesa un plato por si acaso su hijo volvía, o
con una alteración de la vida cotidiana centrada en el impacto emocional de la des-
aparición muchos años después). También es mayor su dificultad para seguir la
información del caso.
Personas discapacitadas
Las personas con graves problemas físicos o enfermedad mental son muy vulnerables
a las condiciones de desorganización social, que incluyen la pérdida de sistemas de
apoyo comunitarios o servicios de salud, y frecuentemente sufren los estigmas socia-
11
Entrevista con Susana Villarán, ex Comisionada de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos. Ver caso en: www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_148_esp.pdf
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Capítulo 2. Víctimas, sobrevivientes, resistentes
Sin embargo, en algunos países los grupos de personas discapacitadas como los lisia-
dos de guerra, además de formar asociaciones de apoyo mutuo, han tenido un papel
político relevante en algunos momentos. También las asociaciones de familiares, de
personas con problemas de salud mental, tienen en muchos países un importante
papel en el apoyo mutuo, la atención a las necesidades de estas personas y la denun-
cia de las malas condiciones de la atención psiquiátrica. Por ejemplo, en el caso de
Damião, la familia estaba muy interesada en crear un Instituto con el nombre de su
hermano para ayuda a otras familias que estén pasando por lo mismo, como parte de
la aplicación de la reparación.
Estas demandas están en relación con un rico movimiento de afirmación colectiva, pero
que tiene también diferentes visiones y contradicciones internas. El debate sobre los
derechos colectivos de los pueblos indígenas llega a las universidades y existen organi-
zaciones indígenas fuertes en varios países, pero también dinámicas diferentes entre los
sectores intelectuales y las comunidades indígenas, con nuevos desafíos en la represen-
tatividad, en la organización comunitaria y la movilización política por sus derechos.
La cultura tiene que ser tenida en cuenta en la evaluación de las medidas de reparación y
la caracterización de las violaciones de los derechos. Esta proporciona un conjunto de
conceptos y una cosmovisión que dota de significado a los hechos o caracteriza la forma
en cómo se manifiestan sus efectos. Incluso en el extremo, también condiciona la inves-
tigación de los casos, como en el caso de solución amistosa con la comunidad Yanomani
de Venezuela, según refiere Mariano Alvarado, abogado de Provea (Venezuela), un caso
con muchas dificultades para los propios representantes de las víctimas, dado que en la
cultura de dichas comunidades no se recuerdan las cosas malas que hayan sucedido (lo
cual limita las posibilidades de conocer mejor los hechos).
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También hay una estrecha relación entre la cultura y la vida cotidiana y material,
que lleva a alertar del riesgo de esencializar lo cultural como inmutable, porque
termina congelando la realidad de la gente y sus derechos. Por ejemplo, aunque
estemos hablando de culturas más colectivistas, en las que la identidad individual
está fuertemente ligada al grupo, esto no quiere decir que no exista la propiedad
individual o familiar.
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Capítulo 2. Víctimas, sobrevivientes, resistentes
Los ámbitos en los que la consideración de estos aspectos culturales puede ser
importante son: 1) la determinación de las violaciones y su carácter individual o
colectivo. 2) el análisis del impacto de las mismas, incorporando una visión antro-
pológica. 3) la definición de las medidas de reparación más adecuadas en el con-
texto y forma de toma de decisiones. 4) el uso del idioma y garantías de no discri-
minación en la relación con el Estado. 5) los mecanismos de cumplimiento con par-
ticipación de la comunidad.
Ejercicio práctico
Análisis del impact o en dif erent es grupos.
Comunidades de Población en Resist encia?12
El siguient e t est imonio corresponde a un líder de comunidades indígenas en
Guat emala, durant e la época del conf lict o armado int erno. En él se habla de dif e-
rent es grupos af ect ados, en f unción de su experiencia y sit uación.
1. Ident if ique los impact os más import ant es que se señalan en el t est imonio.
2. Valore las f ormas de af ront amient o más import ant es de los dif erent es gru-
pos o la comunidad.
3. Compart e esos result ados con las referencias en est e capít ulo, la part e de afron-
t amient o del Capít ulo 1 y sobre el apoyo mut uo en el Capít ulo 2. En la página
224 se encuent ra una guía de cont rast e E para comparar sus apreciaciones.
El ef ect o de la represión y masacres que se han vivido, varía según los grupos .
Suf ren más las viudas, las f amilias que han perdido sus hijos y se quedan solo
ellos, o los huérf anos que han perdido a sus padres. Ent re las mujeres he encon-
t rado problemas como que no quieren comer, se olvidan o pierden el int erés por
mant ener a sus hijos. Se enojan con los hijos, se sient en con cansancio y debili-
dad. Se empieza a enojar f ácil porque no t iene capacidad.
12
Las Comunidades de Población en Resistencia eran comunidades de desplazados, con fuerte iden-
tidad y cohesión comunitaria que vivieron en varios lugares de las montañas y selvas de Guatemala en
condiciones de precariedad y hostigamiento permanente por parte del ejército de Guatemala, bajo
la acusación de colaborar con la guerrilla.
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El grado de penet ración del t emor, del ef ect o del t error es mucho mayor en los
que vieron las masacres y no sólo se lo cont aron. No les permit e ver una perspec-
t iva de cómo enf rent ar la vida. Se encuent ran t raumat izados por los ef ect os de
la represión. Cuando la represión ha golpeado a f amilias en las que la dependen-
cia de los papás no era t an grande, no hay t ant os ef ect os. En ot ra gent e exist e el
miedo, el t emor, los recuerdos de aquellos t iempos, pero t ambién se ve más pers-
pect iva, un camino, alt ernat ivas. Est e grupo creo que es la mayoría.
Sobre t odo los ancianos dicen: “yo ya no quiero escuchar” y empiezan a llorar. Si le
explicamos los movimient os del ejércit o, ya piensa que viene el ejércit o. Los ancia-
nos y est án así porque no es sólo que hayan vivido est o los últ imos 12 años, sino
que ya mucho ant es. Los ancianos f ueron los que guiaron mucho a las comunida-
des. Ahora dan muchos crit erios a los jóvenes (“est o es lo que hemos pasado...”),
ellos han t enido más conocimient o.
Los jóvenes t ambién ven cosas de f uera que no les parece. Cuando salen a t raba-
jar o a alguna aldea les dicen ideas de que por qué est ás en la mont aña, allá
suf riendo, acá puedes ganar dinero. Ese es el polít ico del ejércit o. Los ancianos
t ambién han dicho que así uno se met e en el dinero y no mira ya nada más. Y los
jóvenes piensan que aquí son libres, nadie les hace levant arse a las 3h de la
mañana, cuando se cansan vuelven del t rabajo, no necesit an dinero para vivir.
Los jóvenes además, son los encargados de la vigilancia, y t ienen más o preocu-
pación por los problemas de coordinación, pensar por dónde nos vamos a ir... y a
veces algunos jóvenes t ienen que ir a cocinar a un lugar lejano, donde no se vea
el humo...
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