Ficha de Cátedra - El Cuerpo y La Feminidad Como Mercancía

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El cuerpo y la feminidad como mercancía: abordaje metodológico sobre las

mujeres prostitutas del Antiguo Régimen


Por Chiara Álvarez 1

Academia: ¿por o para las mujeres?


En más de una oportunidad, las Ciencias Sociales han hecho referencia a las mujeres
como objeto de estudio más que como sujeto de estudio. Por su parte, la historia desde
las mujeres las considera agentes de la historia: reconoce sus testimonios, experiencias,
habilita la escucha de sus voces no hegemónicas, las reconoce como participantes,
protagonistas de la historia; logra enfatizar sus pensamientos, críticas, renuncias,
rebeldías y revoluciones. La diferencia es que la historia desde las mujeres, valiéndose de
otras formas de abordaje y estudio, no resulta un complemento o un aditivo, sino que es
tan central como lo es la historia de la clase obrera, por ejemplo. La historia desde las
mujeres las considera transversales a los procesos que se dispone a estudiar. Los
feminismos del último cuarto del siglo XX han ampliado el abanico de preguntas con las
que la Historia aborda el pasado, aplicando experiencias propias al estudio de las mujeres
modernas, partiendo de la premisa de que la historia dice solamente aquello que se le
pregunta.

Para hacer la historia desde las mujeres se deben tener en cuenta las experiencias que
atraviesan e interpelan aquellas que pretendemos estudiar. Sobre la historia del trabajo,
por ejemplo, la mayoría de las fuentes hablan sobre obreros o reivindican campesinos. En
la obra El trabajo de servir: las tareas de la vida cotidiana, Inglaterra, 1760-1820 (2004),
Carolyn Steedman expone que el marco legislativo amparaba únicamente a lo masculino,
resultando las feminidades excluidas, vulneradas y subordinadas, al no ser puestas en
consideración como sujetos de la ley por los aparatos jurídicos. Aun así, en instancias en
las que sí se reconocía su presencia, ello conducía a definir el trabajo servil como un no-
trabajo. Ante esto, las historiadoras feministas han reprochado a los historiadores del
trabajo el no tener una mirada amplia para analizar fuentes y por decir que no es posible

1
Chiara Álvarez es estudiante del Profesorado Universitario en Historia para la Educación
Secundaria y Ayudante de Segunda en la cátedra Historia Moderna, perteneciente a la Facultad
de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco,
sede Trelew. Este trabajo forma parte de la producción para el Cuaderno de Trabajo N° (…) del
proyecto de Fuentes de Historia Medieval, Moderna y Contemporánea.
hacer la historia de las mujeres porque no se cuentan con suficientes documentos. Lo
cierto es que se debe leer entre líneas y recurrir a las fuentes no convencionales, tales
como poesías, canciones, cartas, autobiografías e historia oral.

El burdel
Nicolaas Berkolje, c. 1700
¿Qué enfoque metodológico debemos aplicar al analizar un texto?

⮚ Qué es lo que se insinúa sobre la división sexual del trabajo. Qué hacen los
hombres y qué hacen las mujeres, a qué función productiva y reproductiva quedan
reducidas las sujetas: tener en cuenta su experiencia resulta fundamental.
⮚ Qué proceso histórico llevó a que la mujer fuese protagonista de esas experiencias.
Hay un proceso histórico que subyace al accionar de esas mujeres y a la forma en
que los varones han accionado sobre ellas. El soporte sobre los contextos
históricos respectivos se puede componer con la bibliografía disponible, por
ejemplo, Di Simplicio (1989)2, Kamen (1977)3 y Anderson (1985) 4, para
reconstruir aquellos procesos que las mujeres experimentaron junto a los suyos,
como lo fueron la vida aldeana, los cercamientos, el proceso de conformación de
los estados centrales, etc.
⮚ Leer entre líneas, buscar lo implícito, la intencionalidad de quien emitió la fuente.
Los prejuicios, la cuestión de clase y los valores: cómo eran valoradas y cómo se
auto percibían ellas.

Ser mujer en el Antiguo Régimen

A lo largo de la temporalidad socioespacial que nos acontece5, mientras algunas fueron


obligadas a permanecer en aislamiento, otras fueron expulsadas de sus territorios. Las
nobles y burguesas fueron obligadas a permanecer confinadas dentro de sus hogares,
mientras que las campesinas, criadas y prostitutas fueron expulsadas de sus aldeas para ir
a trabajar a casa de algún rico, a la calle o la fábrica, ya hacia finales del Antiguo Régimen.
En este sentido, en un largo y sinuoso camino impulsado desde Europa durante el siglo
XV hasta el siglo XIX, existió un doble cautiverio físico como destino para las mujeres:
confinadas a las casas del amo o la industria, al manicomio o las workhouses.

Hay autores que hablan sobre mujeres muy convencionales (como Isabel I6) y buscan
delimitarlas dentro del carácter de víctimas, quitándoles la capacidad de agencia y de

2
Di Simplicio, Oscar: Las Revueltas campesinas en Europa. (1989) Editorial Crítica. pp. 29-37.
3
Kamen, Henry: El siglo de hierro. (1977) Alianza Editorial. pp. 159-238.
4
Anderson, Perry: El Estado Absolutista. (1985) Siglo XXI, Madrid. pp. 9-37; 55-141.
5
El Antiguo Régimen es el período que comprende desde la crisis feudal (siglo XV) a las
revoluciones burguesas (siglos XVIII y XIX) en Europa. Se caracteriza por la formación de los
estados absolutistas gobernados por monarcas que se legitimaban por el derecho divino; la
economía era agraria y población en su mayoría rural, con crisis periódicas de escasez y alta
mortandad. La sociedad se disponía en órdenes estamentales, signados por el nacimiento y por la
posesión o desposesión de privilegios. En Francia, estos órdenes tenían el nombre de estados: el
primer estado (el clero) y el segundo estado (la nobleza) tenían un régimen de justicia diferenciado
y no pagaban impuestos. El tercer estado (campesinado, artesanado, burguesía, jornalero/as, etc.)
pagaba impuestos y se reconoció a sí mismo en el relato de la Revolución como el pueblo, a veces
mencionado como “estado llano”. Ver Vovelle (1984) y Soboul (1987) entre otros.
6
Reina Isabel I de Inglaterra. (1533-1603)
respuesta. Es importante comprender que las resistencias no son todas explícitas, no sólo
las vemos en frente de las huelgas, marchas, rebeliones o revueltas: existen resistencias
cotidianas que significan mucho y en general resultan imperceptibles y duraderas: son
obra del trabajo cotidiano de convivir con el poder y la explotación, y es allí mismo donde
encontramos nuestras fuentes de información para historizarlas. Al momento de hacer
historia desde las mujeres, no las consideramos como heroínas ni como víctimas; son
sujetos históricos, actores sociales como cualquier otro que nos disponemos a analizar, y
traen consigo una serie de particularidades dignas de una mirada crítica.

Prostitutas repelen a los guardias de la noche


Sayer & Bennett, 1774

Análisis de selección de fuentes


Al interior de la cátedra de Historia Moderna contamos con un rico y amplio archivo de
fuentes, entre ellas fragmentos de cartas, poemas y canciones. En este escrito,
focalizaremos el análisis en las siguientes, prestando particular atención hacia las posturas
estigmatizantes sobre ejercer la prostitución, principalmente en el siglo XIX en Londres
y Ámsterdam. 7

⮚ Mujeres públicas

Jamás he podido ver una mujer pública sin ser conmovida por un sentimiento de
compasión por nuestras sociedades, sin sentir el desprecio por su organización y odio por
sus dominadores que extraños a todo pudor, a todo respeto por la humanidad, a todo amor
por sus semejantes, reducen la criatura de Dios al último grado de abyección. ¡La rebajan
por debajo de lo brutal!

Comprendo al salteador de caminos que saquea a los que pasan por los grandes caminos
y entrega su cabeza a la guillotina. Comprendo al soldado que juega constantemente su
vida y no reciba nada a cambio sino unos centavos por día. Comprendo al marinero que
expone la suya al furor de los mares. Los tres encuentran en su oficio, una poesía sombría
y terrible. Pero no podría comprender a la mujer pública abdicando de ella misma,
aniquilando su voluntad, sus sensaciones, entregando su cuerpo a la brutalidad y al
sufrimiento y su alma al desprecio. La mujer pública es para mí un misterio
impenetrable… Veo en la prostitución una locura horrenda, o bien es en tal forma sublime
que mi ser humano no puede tener conciencia de ello. Arrostrar la muerte no es nada;
pero ¡qué muerte afronta la mujer pública! Está comprometida con el dolor y consagrada
a la abyección. Sufre torturas físicas incesantemente repetidas, muerte moral en todos los
instantes, y desprecio de sí misma. Lo repito, hay en ella algo de sublime o de locura.

¡Por ello, que esta monstruosidad sea imputada a vuestro estado social y que la mujer sea
absuelta! Mientras que ella esté sometida al yugo del hombre o del prejuicio, a que no
reciba la más mínima educación profesional, que esté privada de sus derechos civiles, no
podrá existir ley moral para ella. En tanto que no pueda obtener el goce de los bienes sino
por la influencia que ella ejerce sobre las pasiones, que no haya título para ella y que sea
despojada por su marido de las propiedades que ella ha adquirido por su trabajo o que su
padre le ha dado, que no sepa asegurarse el uso de los bienes y de la libertad sino viviendo
en el celibato, no podrá existir ley moral para ella, y puede afirmarse que hasta que la
emancipación de la mujer tenga lugar, la prostitución irá creciendo todos los días.

7
La selección propuesta para el presente análisis fue, en cada apartado, traducida y titulada por
la licenciada Paula Brain, como parte de un compilado de fuentes documentales del archivo de
Historia Moderna. (está bien referenciado esto?)
S. XIX, Flora Tristán, Paseos en Londres.

⮚ Alocución contra las Leyes de Enfermedades Contagiosas y la siniestra


violación instrumental de las mujeres

Las Leyes de Enfermedades Contagiosas someten a las mujeres, solo a ellas, a los
horrores del examen médico, que es una forma de tortura: les causa dolor físico, ofende
sus sentimientos y les causa la agonía de la vergüenza. No hay nada demasiado sucio,
demasiado bajo, para las manos de un caballero inglés. ¡Que los aristócratas se pudran de
enfermedades y de sensualidad y sean arrastrados de los puestos de poder y sustituidos
por nuestros honrados trabajadores que jamás sancionarían estas leyes!

S. XIX, Josephine Butler. En La ciudad de las pasiones terribles, J. Walkowitz

⮚ Carta de una prostituta a Josephine Butler (fragmento)

¡Son los hombres, solo los hombres, del primero al último, con quienes nos tenemos que
relacionar! Por complacer a un hombre cometí mi primera falta, y después pasé de un
hombre a otro. Los policías nos ponen las manos encima. Los hombres nos examinan,
nos manipulan, nos arreglan. En el hospital es de nuevo el hombre quien nos reza y nos
lee la biblia. Nos llevan ante magistrados que son hombres. ¡Y nunca escapamos de las
manos masculinas hasta el día de nuestra muerte!

Anónimo

⮚ Coloquio de Gys

Con las putas pasa como con los caballos:

Están las yeguas pecheronas,


y esas en la calle son las busconas;

los caballos que tiran de un coche,


son las que bailan en las casas de noche;

los caballos de carruajes y carrozas,


son las gallinitas de las casas discretas;

y los caballos de montar son las que, mantenidas,


fingen ser tan honestas como las mujeres casadas.
1750, Gys. Historia narrada por Gys, el campesino desplumado, al astuto Jaap, sobre
sus excesos en Amsterdam o bien el coloquio entre ambos sobre las casas de baile, las
mujeres de placer y demás gentuza, puesto en rima por un amante de la poesía.

⮚ Libro de confesiones

“Elegí venir a Londres para escapar de la pobreza. Hice de todo y después me prostituí
voluntariamente. Mi familia piensa que soy vendedora de paños. La calle es mejor que la
fábrica o la casa del amo. Tengo mi nido con otras golfas y compartimos lo que ganamos.”

S. XIX, Munby, prostituta londinense. En Charlot y Marx, Londres.

Las mujeres europeas de los sectores subalternos del siglo XIX, principalmente de
Londres y Ámsterdam, se encontraban despojadas del trabajo gracias a la división sexual
predominante, siendo obligadas a buscar en las calles una fuente de ingresos que les
provea de lo necesario para subsistir. Las prostitutas fueron inmigrantes del campo,
criadas, huérfanas, obreras de industria textil e hijas de obreros no especializados. El
número de prostitutas creció inmensamente después de la privatización de la tierra y de
la comercialización de la agricultura que expulsó a muchas campesinas de la tierra.
Combinada con la desposesión, ganaba terreno el supuesto de que las mujeres no debían
trabajar fuera del hogar y que sólo tenían que participar en la producción para ayudar a
sus maridos. En este marco, la pérdida de poder respecto del trabajo asalariado por la
devaluación del trabajo femenino condujo a la masificación de la prostitución. (Federici,
2004). Todas ellas fueron impulsadas al sistema prostituyente en algún punto de sus vidas,
incluso sin dejar sus trabajos principales y ejerciendo de noche en prostíbulos o casas de
baile, donde también se le proveía un techo y comida a cambio de una parte de sus
ganancias. Fue la alternativa que encontraron aquellas mujeres ante la desesperación:
elegir su independencia por sobre patrones abusadores y maltratadores.

En las fuentes se presenta una postura muy negativa hacia el sistema prostituyente, por
ejemplo, se comenta que la mujer se encontraba desprotegida y reducida al último grado
de abyección, siendo inferiorizada por debajo de lo brutal al tener que vender su
consentimiento. Se produjo una objetivación de sus cuerpos, una des-humanización, así
como sucedió con los pobres; esto se ve perfectamente en “Coloquio de Gys”, donde
comparan a prostitutas con caballos. Es que estas mujeres iban contra sus voluntades,
entregando su cuerpo al sufrimiento y castigo masculino. Recuperamos la palabra de la
autora Flora Tristán cuando afirma, en la fuente "Mujeres públicas", que mientras la mujer
continuara sometida al yugo del hombre o del prejuicio, sin la mínima educación
profesional y privada de sus derechos civiles, no podría existir ninguna ley moral que las
ampare; y hasta que llegara su emancipación, la prostitución seguiría creciendo todos los
días. Además, se creía que eran sólo las mujeres las que portaban y contagiaban las
enfermedades venéreas, y por esto eran confinadas en casas de peste, hospitales de
pestilencia o asilos para arrepentidos, donde eran obligadas a someterse a exámenes
médicos violentos que les producían infecciones y desgarros. En la carta anónima de una
prostituta, la misma dice que los hombres las examinan, manipulan, arreglan, y que nunca
escaparán de las manos masculinas hasta el día de su muerte.

Hay una postura interesante y es la que se ve en “Libro de confesiones”, donde Munby,


una prostituta londinense, dice que voluntariamente eligió prostituirse, dado que la calle
era mejor que la fábrica o la casa del amo. Este punto es fundamental para realizar
preguntas clave que nos permitan comprender su contexto: ¿Qué tan terribles eran las
condiciones dentro de las fábricas o en las casas para las mujeres como para que decidan
optar por prostituirse? ¿Realmente era una decisión voluntaria cuando la otra opción era
la miseria? Entonces, no por esto se deben desmerecer todas las demás fuentes que narran
las condiciones inhumanas de trabajo a las que se sometían, dado que jamás pudo ni podrá
haber una verdadera voluntad cuando la otra opción sea no tener absolutamente ningún
ingreso, ni comida o techo. Resulta sumamente importante porque aporta a enriquecer los
debates actuales respecto a la prostitución, sobre si se trataba de una opción más o era la
única alternativa para sobrevivir libremente. Ante esto, resulta atractiva la idea de
deshilachar todo este tipo de fuentes que da señal de las condiciones terribles a las que
las mujeres han tenido que someterse hasta ese punto para sobrevivir en el sistema que
las oprime, incluso hasta el día de hoy. Echando un vistazo crítico a las fuentes podemos
concluir en que la prostitución fue, concretamente, un problema del que las mujeres han
sido las principales víctimas, como consecuencia del proceso de desposesión y
desprotección bajo el que se encontraban, generalmente desarraigadas en las ciudades por
la disolución de la aldea.

Preguntar(nos) de y desde las mujeres

Finalmente, un buen ejercicio al momento de indagar en estos tópicos es pensar en qué


preguntas plantearíamos para poder hacer una apropiada historia de/desde las mujeres,
factor que desarrollamos al comienzo del escrito. A continuación, una breve selección a
modo de disparador:
⮚ ¿Cuántas mujeres de los sectores subalternos se dedicaban a la prostitución?
⮚ ¿Realmente obtenían mejores condiciones que trabajando en una fábrica o para
un amo?
⮚ ¿Cuántas mujeres de sectores dominantes se dedicaban a la prostitución? ¿En qué
condiciones trabajaban, en contraste con las de sectores subalternos? ¿Cuántas
eran prostitutas de las élites, con más comodidades y lujos?
⮚ ¿Es la prostitución el mayor grado de degradación al que puede someterse a una
mujer en pos de su subsistencia?
⮚ Como prostitutas, ¿cuáles eran sus reclamos para mejorar sus condiciones de
trabajo y de vida? ¿sus voces fueron contempladas por alguna institución
legislativa?
⮚ ¿Eran las mujeres la mercancía más deshumanizada dentro del creciente
capitalismo?

Bibliografía

⮚ Anderson, Perry: El Estado Absolutista. (1985) Siglo XXI, Madrid.


⮚ Bennasar, Bartolomé: Reinas y princesas del renacimiento a la ilustración, (2006)
Alicante.
⮚ Federici, Silvia: El Calibán y la Bruja. (2004) Traficantes de sueños.
⮚ Kamen, Henry: El siglo de hierro. (1977) Alianza.

⮚ Simplicio, Oscar di: Las Revueltas Campesinas en Europa. (1989) Crítica,


Barcelona.
⮚ Zemon Davies, N. y Fargue, A.: Historia de las Mujeres Tomo III (1992) Taurus.
⮚ Zemon Davis, Natalie: Mujeres de los márgenes, tres vidas del siglo XVII. (1999)
Cátedra.

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