Mujeres Dominicanas

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LA PARTICIPACION DE LA MUJER

EN LA HISTORIA DOMINIC ANA

Por Valentina Peguero

Introducción

Desde que en 1975, se celebró en Ciudad México, la Conferenc ia


Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer, se han hecho muchos
planteamie ntos y replanteam ientos sobre la identidad femenina, pero
anteriorme nte ya el tema había sido tratado incluso en forma radical,
como es el caso de la escritora francesa Simone de Beauvoir, que en
su libro El Segundo Sexo; afirma que No se nace mujer: llega una a
serlo, y su esposo Jean Paul Sarte, al hablar de la mujer nos responsa·
biliza al decir que somos, semi·víctimas y semicómplices de nuestra
actual si.tuación.

La realidad sociocultu ral, es de mujeres educadas por mujeres, en


un mundo estructura do por los hombres.

Mucho se ha logrado, aunque no suficiente, para desmitificar el


estereotipo ·de la imagen de la mujer como dependien te económica
del marido y de la familia. Datos sobre el tema señalan que entre ..l /4
y 1/3 de todos los hogares del mundo están encabezad os por una mu-
jer que es la única proveedora económica . En cuanto al trabajo del 60
a~ 80% de toda la labor agrícola en Asia y Africa es llevada a cabo por
mujeres, sin embargo en la mayor parte de los países del mundo las
· mujeres ganan de 60% a 40% menos que los hombres, incluso reali-
zando el mismo tipo de trabajo. La discriminación no sólo se da en el
sector laboral, sino también en otros ámbitos, por ejemplo en el nivel
de instrucción tenemos que de cada 3 personas analfabeta s 2 son m u-
Jeres.

Las tendencias ,políticas más radicalizadas en el mundo de hoy


son: el socialismo y el capitalismo. Dentro de su óptica los inspirados
y seguidores del socialismo, atribuyen las desigualdades a las condi-
ciones económicas característ icas del sistema capitalista y postulan y
/ auspician el reconocim iento a la capacidad laboral de la mujer. En
cambio los seguidores del liberalismo burgués, ven la marginación fe-

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menina en el machismo producto del capitalism o y también defien-
den la igualdad, a tal forma que en muchos de estos países existen el
reconocim iento legal diciendo que los deberes y los derech_os no tie-
nen sexo.
El derecho al voto y demás libertades. civiles que le correspond en
a la mujer, resultan abstractas cuando no van acompaña das de autono-
mía económica . La mujer mantenida, -dice Simone de Beauvoir- ,
no está liberada del macho aunque tenga en sus manos una papeleta
electoral. La mujer ha superado la distancia de desigualda des que la
separa del hombre por medio .del trabajo, que ..es una garantía para la
libertad y la igualdad concreta. A pesar de eso las mujeres que traba-
jan no se evaden del tradicional mundo femenino, pues en sus hoga-
res no reciben de la sociedad, ni de sus familias, la ayuda que les sería
necesaria para alcanzar la igualdad, derechos y deberes intrínsecos de
cada caso.

Muy pocas mujeres ocupan posiciones poi íticas relevantes y en


otros roles de autoridad. En nuestro continente , especialme nte en el
área latinoamer icana por razones históricas, por estar frecuentem ente
dominado s por otras potencias, hemos asimilado una cultura de so-
metimient o y dominació n y de prejuicios, pasando del mito del
Buen Salvaje al del Buen Revolucionario". De mujeres oprimidas a
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mujeres liberadas. Muchas veces se cometen grandes errores de pers-


pectiva histórica, relegando a hechos secundario s, el trabajo que la
mujer realiza como factor primario para el desarrollo de Jos pueblos,
por ejemplo la tarea de enseñar es en el nivel pre-escolar primario y
secundario es mayoritari amente desempeña do por mujeres, y bien se
conoce la importanc ia de esta labor básica para el progreso de los
pueblos.

La Historia de América se gestó bajo la égida de una mujer: la


Reina Isabel La Católica. Por casi una década, la Historia de América
fue una Historia de Hombres y escrita -durante muchos años- sólo
por hombres, quienes al narrarla no tomaron en cuenta que sin las
mujeres no se hubiesen arraigado las institucion es coloniales que
ellos dirigían y organizaba n. Algo parecido ha sucedido en la socie-
dad dominican a, sobre la que hablaré, pero establecien do un registro
de la participaci ón de la mujer en sus procesos históricos.

l. La Mujer Taína.
Cuando los españoles llegaron a esta isla encontraro n que los abo-
rígenes estaban socialmen te organizado s en tribus, clanes y familias y
tenían además su organizaci ón poi ítica y económica .

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La autoridad principal de la familia era el padre, pero la costum-
bre sucesora! era matril ineal. Nuestro pueblo aborigen desarrolló un
sistema de producción económica comunitaria, en el cual las labores
se realizaban de acuerdo al sexo y dividido en trabajo de hombres y
trabajo .de mujeres.

Los documentos de la época coindden al afirmar que la mujer


realizaba la mayor parte del trabajo. Tenía la responsabilida d de cul-
tivar los sembrados, elaborar la industrializaci ón de la yuca para obte-
ner el casabe, buscar agua, realizar el trabajo de cestería, tejidos y al-
farería y además debían pr~parar los alimentos y cuidar del hogar.

En sus creencias los taínos daban culto a un ser femenino llama-


do con cinco nombres diferentes: Athabeira, Mamona, Guacarpita,
Yella y Gumazva. Dentro de sus costumbres, una muy particular era
·la de enterrar viva a la esposa considerada como favorita cuando mo-
ría su señor, el cacique. Según algunos cronistas cuando murió el Ca-
cique de Jaragua, Bohech ío, dos de sus esposas fueron enterradas con
él. Según Pedro Mártir de Anglería, Guanahataben equena "la mujer
más hermosa de Haití", fue obligada a entrar a la sepultura. Parece
que en algunos casos, era necesario drogarlas un poco, pues se resis-
tían a pasar por tan espantosa muerte.

Los arqueólogos han encontrado pruebas de estas costumbres, y


actualmente en el Museo Nacional de Historia y .Geografía, se exhibe
un cadáver femenino con aspecto de que fue enterrada viva, de.donde
se desprende y fortalece lo ya expuesto.

Las crónicas también se refieren a pueblos o países habitados sólo -


por mujeres. Al respecto dice el Padre de las Casas ·al referirse a los
Ciguayos (una tribu que encontró el Almirante en lo que es hoy terri-
torio haitiano) que, "traían todos los cabellos muy luenjos, como en
Castilla nuestras mujeres; dÍjole de una isla que se llamaba Matinino
que tenía mucho oro y que estaba habitada)de solos mujeres a las
cuales venían los hombres cierto tiempo del año, y si parían hembra,
la tenían consigo y niño enviábanlo a la isla de los hombres"l . Pos-
teriormente esta información no fue confirmada, pero durante mu-
cho tiempo produjo exaltación entre los europeos, que llenos de cu-
riosidad querían visitar este lugar exclusivament e femenino.

2. La Conquista y la Colonización en el Siglo XVI


/

Durante la primera década después del descubrimient o no hay


constancia de que vinieran mujeres de Europa. Cuando Fran<;isco de
Bobadilla llegó a la isla en 1501, la población española era aproxima-

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damente de 360 hombres que vivían mancomunados con las mujeres
taínas. Nicolás de Ovando fue nombrado gobernador en 1502. Salió
de España con 2,500 personas, de las cuales 73 eran mujeres casadas
que acompañaban a sus esposos. Las familias venían con el fin de es-
tabilizar los establecimientos coloni.a les. Como se comprueba el nú-
mero de mujeres era muy reducido comparado con el dos hombres.
En el Catálogo de Pasajeros de lnd ias, aparecen ciertos datos signifi-
cativos y curiosos como es que las mujeres viajaban registradas entre
las propiedades de los hombres junto a las herramientas y las mercan-
cías. Luego que comenzaron a llegar mujeres venían muy pocas solte-
ras y sólo después que arribó al país Diego Colón, con su esposa Ma-
ría de Toledo, vinieron acompañados de varias damas solteras, algu-
nas de las cuales contrajeron matrimonio en la colonia. A ellas se de-
be el nombre de la calle más antigua de la República: La Calle de las
Damas.

Durante el gobierno de Ovando y su sistema violento de someti-


miento del pueblo taíno, tuvo lugar la masacre del cacicazgo dejara-
gua, cientos de ind (genas pagaron con la muerte su derecho de vivir en
libertad. Justamente, el precio de ser libre ha sido el más alto pagado
por este pueblo que cientos de veces ha demostrado que prefiere ser
libre o morí"". El primer ejemplo lo dio una mujer: Anacaona, consi-
derada como la primera mártir por la libertad de América.

Mencía, nieta de Anacaona y esposa del Cacique Enriquillo, fue


un factor decisivo en el alzamiento de éste junto a los de su raza en
las Sierras del Bahoruco. Mencía defendió su honor pero también
apoyó y apremió a su espóso para rebelarse contra el sistema opresor
de los españoles. Este hecho dio 1ugar a que a comienzos del siglo
XVI, se iniciara en nuestro país, un sistema de lucha todavía vigente
en el mundo: la guerra de guerrillas, que con gran acierto empleó En-
riquillo por 13 años, logrando, que a pesar de las desigualdades los es-
pañoles no lo pudieran capturar, ob 1igándolos a pactar su· rend im ien-
to.

Cuando la raza negra fue transplantada e insertada violentamente


en el Nuevo Mundo, con respecto a las mujeres· sucedió lo mismo que
con las europeas, que fueron traídas luego que habían pasado varios
años de la llegada de los hombres. El objetivo inicial fue el de servir
para la estabilización de los hombres, pues en su calidad de esdavos y
negros, no tenían casi ninguna aceptación entre las mujeres taínas y
españolas, por lo que a consideración de las autoridades coloniales, la
falta de mujeres era una razón para la huida de los hombres, por lo
que además se utilizan para realizar el trabajo que se le asignaba den-
tro del sistema esclavista, para impedir la deserción. En una ordenan-

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'
za real de 15 45, se puede leer ciertas reglamentaciones sobre las {(oras
de recogerse y vender por plazas y calle las negras". Parte del texto
dice:

~~Que las negras se recojan, al tañer el Ave María a sus casas y no


salgan a vender hasta la campafJ,a del alba y estén por plazas y ca-
lles hasta la dicha oración del A ve María, y no más, so pena de
cincuenta azotes atada a la aldavilla de la picota"2 .
Señala Franklin Franco "que al parecer, el estupro, la violación
forzada de negras e indias fue un acto bastante generalizado, no sola-
mente de parte de los amos, sino de la población española en gene-
ral"3. Esto se explica porque la ordenanza 68 de 1544, se refiere al
tipo de castigo y sanciones que se impondrían a quienes seJes acusara
de tomar por la fuerza a las mujeres. Como La Española fue el yentro
de la colonización por más de un 1/4 de siglo, se explica que antes
que en cualquier otro país del Continente, surgieran aquí las primeras
· manifestaciones artísticas y literarias que entremezcladas con el que-
hacer colonial matizaban las asperezas del sistema.

En el grupo de los primeros prosistas y poetas del siglo XV 1 se


mencionan dos mujeres: Leonor de Ovando y Elvira de Mendoza. La
primera escribe poesía de carácter religioso. Parece que no se conser-
varon los versos de la segunda. De todos modos, es significativo el he-
cho de localizar a la mujer en cada uno de nuestros momentos histó-
ncos.

3. Los Siglos XVII- XVIII


El siglo XVII, definido como el Siglo de la miseria y de la violen-
cia en la isla, fue también un siglo en el que la mujer a pesar de las li-
mitaciones tuvo la oportunidad de manifestar su valentía y su talen-
to.

En el 1665, Oliverio Cromwell, envió desde Inglaterra una arma-


da para invadir a Santo Domingo, al mando del Almirante William
Penn y el General Robert Venable. El objetivo era utilizar a Santo
Domingo como lugar estratégico para desde ahí apoderarse de otras
posesiones coloniales de España. El Gobernador y Capitán General de
la Isla, Bernardino Meneses Bracamonte y Zapata, Conde de Peñalba,
solicitó ayuda a todas las regiones del país, para enfrentar a los ingle-
ses. "De Santiago de los Caballeros, llegó acompañado de un batallón
el Capitán Luis López Tirado, prometido de la doncella doña j uana
de Sotomayor"4. El Capitán Tirado murió en combate, este hecho en
vez de amilanar a su novia fue la eh ispa para demostrar su valentía.

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Cuando el cadáver del capitán fue llevado a Santiago, su prometida
ayudó a cavar la tumba del soldado y luego se incorporó a las tropas
bajo las órdenes del capitán Gutiérrez de Meneses, quien al principio
se negó admitirla. "Su tenacidad le valió que la designaran como vigi-
lante y la enviaran al destacamento que se encontraba en el Castillo
de San jerónimo"s. Su trabajo consistía en espiar los movimientos
de la flota enemiga, y tuvo la idea de poner en diferentes árboles
cuerdas encendidas para dar la sensación de que hab (a varios campa-
mentos. Comentando el valor y la astucia de Juana de Soto mayor, di-
ce Vergés Vidal, que los detalles en su forma de vestir daban la impre-
sión en aquella mujer dominicana, llde uno de los hombres de leyen- .
da".

Otra mujer que se distinguió en el siglo XVII, fue Tomasina de


Leiva y Mosquera, quien poseía una vasta educación clásica, era hija
del licenciado Fernando Diez de Leiva, médico español que contrajo
matrimonio en Santo Domingo, quien publicó en 1682 el libro anti-
axiomas morales, médicas, filosóficas y políticas, en el cual figuran
algunas de las poesías que escribió su híja.

Con excepción de una mujer' anónima que al efectuarse la cesión


de la isla a Francia en 1795 exclamó: "Pobre Patria Mía", del siglo
XVIII, no aparecen datos relevantes sobre alguna actuación del sexo
femenino. Sin embargo a fines de ese siglo M. L. Moreaux de Saint
Mery publicó su libro ~~Descripción de la Parte Española de la Isla de
Santo Domingo", y en él hace un retrato social de la mujer do mini-
cana en generaL En el mismo señala que "en los campos, son las mu-
jeres las que preparan la comida y las que sirven, muy a menudo ni si-
quiera se sientan a la mesa y comen sentadas en el suelo "6. Sin em-
bargo, esta condición humillante, se borra a medida que la comunica-
ción con los franceses se hace más estrecha y frecuente. Como se ve
Moreaux de Saint Mery, deja entrever que exist(an diferencias en el
trato que recibían las mujeres en ambas colonias.

En cuanto a las que vivían en los pueblos, la descripción dice lo si-


guiente: ((Las mujeres no viven recluidas como en España y no llevan
el velo o la mantilla sino cuando van a la Iglesia, en donde nadie se
sienta y todas se colocan en un lado y los hombres en el otro, según
una ley hecha expresamente para las Indias españolas, el 78 de octu-
bre de 7569,"7. Es posible constatar que la tradicional y arraigada
costumbre de sentarnos o reunirnos separadas de los hombres tiene
una permanencia de más de cuatro siglos.

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4. Los Registros del XIX hasta 7867
El siglo XIX, se caracteriza en la historia dominicana por una se-
rie de acontecí m ientos algunos de los cuales se han convertido en
constante de nuestra sociedad. El XIX, se ha definido como el siglo
de las Dominaciones, ya que en 1801, estuvimos dominados por los
haitianos cuando Toussaint Louverture en nombre de Francia ocupó
a- Santo Domingo, luego pasamos al período conocido como la Era de
Francia, después regresamos al sistema colonial español. Núñez de
Cáceres, nos proclamó libres de España el 31 de diciembre de ·1821
hasta el 2 de febrero de 1822, fecha en que se inició la Dominación
Haitiana.
Cuando comienza a gestarse el movimiento de la Independencia
de 1844 con la fundación de la Trinitaria, una mujer, Josefa Pérez de
la Paz, la madre de Juan Isidro Pérez, uno de los trinitarios, hizo el
primer aporte femenino a la causa revolucionaria de los independen-
tistas, al ceder su casa para que en ella se fundara la patriótica socie-
dad el 16 de julio de ·1838. Otra madre que cooperó con la gestación
y nacimiento de la República, fue Manuela Diez J iménez, la progeni-
tora de Juan Pablo Duarte, su hogar permanece en la historia como
una fragua donde se forjaron nobles ideales y que fue deshecho por
persecuciones poi íticas. Ramón Emilio J iménez le escribió un soneto
que publicó Vetilio Alfau, una de cuyas estrofas dice : I(Manuela Diez
}iménez, quien ayer te dijera que tu ser había· sido por Dios predes-
tinado para que de tí naciera el héroe inmaculado que dió a la demo-
cracia del mundo otra bandera".
La fe manifestada ·por Doña Manuela en los destinos de la nacio-
nalidad dominicana, le ocasionó el destierro a ella y sus hijos, pero
desde el exilio siguieron ofreciendo al país su colaboración para la
construcción de la República, y fue Rosa Duarte quien recopiló datos
sobre la vida de su hermano y legó unos "Apuntes para la Historia de
la Isla de Santo Domingo y para la biografía del General Dominicano
Juan Pablo Duarte Diez", cuyo contenido es imprescind ib leJ::onsultar
cuando se quiere investigar acerca de la vida, obra, pensamiento y
vicisitudes del Padre de ·la Patria. Junto a su novio Tomás de la Con-
cha, uno de los Trinitarios, Rosa Duarte aprendió a fundir el plomo
para fabricar balas con que defender la instalación de la República.
Los Duarte sacrificaron el patrimonie- familiar para el auspicio de la
Independencia, y fueron v'Íctimas de la orden de exilio, enviada a la
madre, cuyo texto es el siguiente:
DIOS, PATRIA Y LIBERTAD
REPUBLICA DOMINICANA

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Sección de Po/ic ía
No. 20
Santo Domingo, Marzo 3 de 7845 y 2 de la Patria.
Manuel Cabra/ Berna/
Secretario de Estado del Despacho
del Interior y Policía
A la señora Manuela Diez
Presente.

Seiiora:

Siéndo/e al Gobierno notorio por documentos fehacientes que es


a su familia de usted una de aquellas a quienes se le dirigen del
extranjero planes de contrarrevolución e instrucciones para mantener
el país intranquilo, ha determinado enviar a usted un pasaporte para
el ex~ranjero, el que le acompaño bajo cubierta a fin de que a la
mayor brevedad realice usted su salida·con todos los miembros de su
familia, evitándose al Gobierno de este modo de emplear medios
coercitivos para mantener la tranquilidad pública en el país.

Dios guarde a usted muchos años.

Cabra/ Berna!.
A mediados del Siglo XIX, la mujer vivía marginada de las activi-
dades poi íticas. La causa separatista y revolucionaria de los trinitarios
fue una ocasión propicia para que ésta se incorporara a participar
activamente en la poi ítica. Varias mujeres conocían y cooperaban
con las conspiraciones que en diferentes partes del país se tramaban
para derrocar al presidente Jean ~ierre Boyer y para separar a la parte
este de la isla del régimen haitiano.

Como contribución femenina a la causa patriótica se conoce en el


aspecto literario la aportación que hace Manuela Rodríguez Aybar
(La D~am) , dueña de una imprenta, quien imprimía un volante llama-
do "El Grillo Dominicano" el que circuló manuscrito inicialmente,
burlando la vigilancia haitiana . Manuela Rodríguez fue famosa versifi-
cadora popular, además se distingue por su fecunda labor literaria y
vida combatiente, controversia!, rebelde y apasionada. Fue gran de-
fensora y amiga del General Santana.

Las mujeres que se unieron a este proceso y cuyos nombres aún


perduran, entre nosotras, han sido históricament e conocidas como

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Las Febreristas. A este grupo pertenecen Manuela Diez de Duarte y su
hija Rosa, Josefa Pérez de la Paz y otras como María Trinidad y
Socorro Sánchez, Micaela Rivera de Santana y muchas más, que sólo
cuantitativamente no podemos enumerar, pero con cuya contribu-
ción se hizo posible la proclamación de la Independencia el 27 de
Febrero de 1844.
_ Maria Trinidad Sánchez era hermana del Padre de Francisco del
Rosario Sánchez, el hombre que presidió el nacimiento de la Repú-
blica. Mar(a Trinidad fue la primera mártir que prestó a la Patria un
valioso aporte el 27 de Febrero, al presentarse cerca de la Puerta del ·
Conde con cartuchos para los patriotas a quienes ayudaba a cargar
sus armas. Partid pó también en algunas tramas contra el despotismo
del gobierno de Pedro Santana. Acusada de conspiradora, fue juzgada
y condenada a muerte. Se le ofreció la supresión de la condena si
delataba a sus compañeros. Rechazó tan vil proposición, contestando
que sus compañeros eran más útiles que ella a la causa de la Repú-
blica. El 27 de Febrero de 1845, fue fusilada en la ciudad de Santo
Domingo. Con aquel crimen 'Se conmemoró el primer aniversario de ·
la Independencia.

Juana de la Merced Trinidad es el hombre de la patriota conoci-


da como Juana Sal ti topa, natural de Jamo, Sección de La Vega.
Quien ha estudiado nuestra historia ha conocido u oído, al menos
mencionar su nombre. El apodo de "Sal ti topa", proviene de_<;u carác-
·ter y de su pronunciada vocación para los lances en que se debatían
los hombres de la época. Este carácter varonil y guerrero, quedó
manifiesto también en su aficción por el juego de gallos. Cuando la
ciudad de Santiago se aprestaba para enfrentar a los haitianos, el 30
de Marzo de 1844, el 'ardor bélico caló en su naturaleza. Peleó junto a
los soldados, les repart(a cartuchos y cargaba sus armas. Rufino Martí-
nez, dice que "secos por un instante los cañones de la 1ínea de fuego
donde ella actuaba, fue al río más de una vez a buscar agua necesi-
tada, mostrando un gesto de atreví miento que por s (val (a para man-
tener en alto la moral de la tropa "9. Por sus valerosas hazañas la
llamaban la Coro"nela. Sus edecanes eran también dos mujeres quienes
siempre la acompañaban. Su comportamiento, la hizo catalogar como
"un caso extraordinario de su época" porque cuando las demás muje-
res vivían red uidas en sus hogares, ella empleaba su tiempo en los
cuarteles. La Saltitopa murió trágicamente apuñaleada en 1859 o
1860.

Refiriéndonos también a otras mujeres que con su aporte hicie-


ron Patria, hay que mencionar a María de las Angustias, María F ran-
cisca, Carmer- ..y Manuela Villa. En su honor hay en La Vega, su

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ciudad natal, una hermosa avenida que lleva el nombre Las Villas,
como históricamente son conocidas estas damas. Se distinguieron en
el arte del bordado y la costura. En su casa ocultaron a Juan Evange-
lista Jiménez, quien fue enviado a La Vega con la misión de llevara
todo el Cibao el Manifiesto Separatista del 16 de Enero de 1844.
Cuando se proclamó la Independencia, de ~ nuevo se enviaron delega-
dos a todas las regiones del país para informar del hecho. Pedro
Ramón de Mena fue el comisionado para el Cibao. Al llegar a La
Vega, se encontró con una bandera ya confeccionada. Esta bandera,
la primera que se enarboló en el Cibao, el 4 de marzo de 1844, fue
obra de "las manos patricias de las hermanas Villa".

Por mucho tiempo se ha discutido sobre quién confeccionó la


Bandera de Febrero. La idea más aceptada y la "única tradición que
existía entre los hombres que proclamaron la República"lO con rela-
ción a la bandera que se enarboió en la Puerta del Conde, es la que
afirma que la misma fue confeccionada con patriótico entusiasmo,
por Concepción Bona, asistida por su prima María de jesús Pina,
ambas adscritas al servicio de la causa 1ndependentista. Pedro Alejan-
drino Pina, uno de lo> nueve fundadores de los trinitarios era familiar
cercano de ampas.

Isabel Sosa, la esposa del General Juan Bautista Cambiaso, fue


quien hizo la bandera de La Leonor, la primera embarcación que
ondeó la enseña nacional en el Continente. Dicha goleta bajo el man-
do de Juan Alejandro Acosta, viajó a Curazao a buscar a Duarte
cuando se proclamó la República.

Muy valiosa fue la contribuciÓn de la Mujer Dominicana a la


Independencia Nacional. Con la espada, con la aguja, con sus manos
y con sus vidas participaron en este período. Muchas de ellas están
sepultadas en el anonimato, pero con el paso del tiempo la Historia
las irá reivindicando. Termino esta parte mencionando a las esposas
de dos destacados personajes, dos hombres de cuyo valor y de cuyas
espadas dependió mt4cha veces la suerte de la República, ellas son
Micaela Rivera, la. esposa de Pedro Santana, quien participó en la
tarea separatista fabricando cartuchos para los soldados y la esposa
del aguerrido General Antonio Duvergé, Rosa Montás, quien acompa-
ñaba a su esposo en el campo de batalla y se dedicaba a curar a los
heridos.

Petronila Gan fue una valiente puertoplateña que " rivalizó en


heroísmo con los hombres" durante las g_uerras dom(nico-haitianas.
Peleó con gran coraje en la Batalla de Sabana Larga la que_culminó
con el fin de la Guerra por la Independencia.

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5. La Mujer en la An~xión y la Restauración
Durante la anexión de la República, en 1861, una hija del ex-vice-
presidente Manuel de Regla Mota, se opuso a tan antipatriót ico acto .
Se produjo un enfrentam iento entre padre e hija, cuando éste .e narbo-
laba la bandera española en Ban í como principio de la reincorpor a-
ción a España. Encarnació n protestó públicame nte, salió a la calle a
pedir a los hombres y mujeres que con sus armas y si fuera necesario
con su vida impidieran que se consumara ese suicidio de la nación . Su
acción no tuvo el efecto deseado, porque este desafío y valor fue
interpretad o como una locura. Tomando en considerac ión que a me-
diado del siglo pasado la relación padre-hija era de _completa su mi-
sióri por parte de la hija frente al padre, la actitud de- Encarnació n
Mota es doblement e ,significativ a: defiende a la Patria a costo de
enfrentarse a su padre. La memoria de su acción perdura con el
reconocim iento de la "heroína banileja" con que las generacion es
posteriores la reconocen.

En los días de lucha contra la anexión de la Patria que tantas


vidas había cobrado por su libertad, se destaca también el valor de la
ni!Jjer dominican a al presentarse una joven santiaguera , pariente del
General Antonio Batista, sentenciad o a muerte. Frente al Brigadier
José Hungría arengó manifestan do que los patriotas vengarían aque-
lla sentencia, poniendo en huida a Hungría.

Otra valerosa mujer dominican a fue Rita Solano, quien logró


contener una turba que amenazaba entrar a la Iglesia Mayor de San- '
tiago, hospital de los españoles durante las guerras de Restauraci ón,
donde había más de 200 heridos, hasta que llegó una guardia protec-
tora enviada por el General Salcedo, salvando la vida a los heridos y
evitando el sonrojo de la revolución . Como una aportación más de la
participaci ón de la mujer en nuestras luchas hay que mencionar a
Doña Antonia Batista, quien cedió su casa en Santiago para la reu-
nión que había de organizar el gobierno provisional de la Restaura-
ción.

La participaci ón de la mujer dominican a durante el período de la


anexión a España en el aspecto literario se inicia con los versos de
protesta de Josefa Perdomo, primera dominican a que publicara sus
composicio nes. Fue discípula de su tío Manuel de js. Heredia, quien
la iniciara en el campo de las letras. Dice el Dr. Balaguer en su
"Historia de la Literatura Dominican a" que Josefa Perdomo no tuvo
expresione s eróticas en su poesía, quizás debido a las restriccion es de
la época. Sus poesías más conocidas son : "Al Mar", "A la Religión",
"A mi Patria'' "Bolívar" "Triunfo de la Patria" y "La Tempestad ''
' ' '
31
las cuales figuran en la antología de Poesías Hispanoamericanas.
Otras poetisas de esa época son Josefa del Monte, Francisca Valdez
de Mota, esposa del Poeta Félix Mota, fusilado por combatir la ane-
xión.

La Restauración de la República se ha definido como una acción


colectiva del pueblo dominicano, q;ue rechazó y se opuso a la anexión
de manera heroica. Una de sus características fue la lucha por el
poder y las contradice iones que se produjeron entre los 1íderes res-
tauradores. El primer presidente del gobierno y restaurador José An-
tonio Salcedo, fue víctima de estas intrigas y fue destituido del cargo
y acusado de ineficacia administrativa y de promover el retorno del
ex-presidente Buenaventura Báez, gran defensor del anexionismo. Se
decidió enviar a Salcedo para Haití y se responsabilizó al General
Gregorio Luperón de ir a Guayub ín a . buscar a Salcedo y conducirlo
. p.or Dajabón hasta la frontera haitiana. Cuando Luperón le comunicó
a Salcedo el objetivo de su misión, la señora de Salcedo "con un
temperamento enérgico, aconsejaba a su esposo que de ninguna ma-
nera se rindiera''11 . .Salcedo en cambio logró Gonvencerla de que se
fuera para Santiago, que él, en cambio, se iría con Luperón. Aunque
este relato no tiene ningún matiz relevante, demuestra el valor de la
mujer dominicana, lo cual nos demuestra que no todas eran "amas de
casas" o "muñecas de salas".

6. El Caso Peculiar de Casi/da Crespo


Casilda Crespo, hija del "ardoroso baecista" Gabino Crespo, a
quien según José Gabriel García, "le tocó la triste gloria de ser inicia-
11
dor de los nuevos trastornos" que dieron al traste COn el gobierno
más digno que ha tenido _fa República"12 como fue el de Ulises
Francisco Espaillat.

Gran número de las contiendas bélicas que tuvieron lugar a la


muerte de Ulises Heureaux en 189'9 hasta 1916, se po.l arizaron alre-
dedor de dos caudillos: Juan Isidro J imenes y Horacio Vásquez. Sim-
bólicamente se identificaban como los bolos o partidarios de J imenes
y los rabuses o seguidores de Vásquez. La señora Crespo combatió al
lado de los horacistas-y luego peleó a las órdenes de Alfredo Victoria en
1912. La inusitada vida de esta aguerrida mujer, ha motivado que la
periodista Angela Peña la defina como "Una Doña Bárbara criolla".
Un interesante relato narrado por la periodista en la Revista "Reno-
vación", explica el motivo de cóm<;> Casi Ida, nacida en Azua, desarro-
lló parte de sus actividades en Santiago. En la misma se inició -en el
manejo de las armas. Citamos el texto de la entrevista:

32
Fue un día, agrega, "en que e taba yo arrecotá de la paré de mi
casa y de pronto se me acercó un hombre y me preguntó: ¿Cómo
se llama usted? }1 Pum. Me acotejó una galleta en la pata de la
1

oreja que me dejó fría", exclama. l'luré vengarme, volverme ma-


cho, revolucionar lo que fuera ... contae de vengar esa ofensa.. . y
la vengué"... asegura13.
Desde entonces peleó con arrojo; figuraba en la 1ista de las tropas
con un suelo de $50.00 pesos, pero con nombre de hombre : Andrés
· Crespo. Al inicio de este Siglo en la sociedad dominican a no se podía
ni siquiera imaginar que una mujer pudiera participar en la vida pú-
blica en igualdad de condicione s con los hombres y por eso Casildón;
nombre con el que popularme nte se la conoce, fue una valiente mujer
que recibió nombre de hombre.

Saliendo de este marco bélico y legendario, pasamos a las activi-


dades de la mujer en la tarea educativa.

7. El Desarrollo Educativo y la Mujer en el XIX


La Historia de la Educación Dominican a, es sobre todo esencial-
mente una historia del trabajo femenino. Por muchos años, la escuela
fue obra de maestras, sólo algun9s hombres se dedicaban a este que-
hacer; contradict oriamente, la dirección escolar estuvo casi siempre en
poder de los hombres. Debemos señalar que en el Siglo XVI, la
enseñanza fue una labor realizada por órdenes religiosas, destacán-
dose los Franciscan os, los Dominicos y los Mercedario s. A mediado
del siglo pasado, dados los tabúes y limitacione s existentes, el pa(s era
un país de .analfabeto s, por una aberración de la época, los padres se
negaban a enviar las hijas a la escuela, pues según su concepción si no
sabían leer y escribir no podrían contestar cartas am_orosas. Ahora
bien, no todos los padres pensaban de manera tan rústica, ni todas las
mujeres eran analfabetas . Socorro del Rosario Sánchez, hermana de
Francisco del Rosario Sánchez, padeció la tristeza del destierro y de
las persecucio nes de que fue víctima el Padre de la Patria. Participó
de los ideales patrios de los febreristas. En varias ocasiones expresó,
que estaba dispuesta igual que su tía María Trinidad a dar su sangre
"por la santa libertad". Carmen Lora Fernández Ja define como: "la
primera feminista militante" que manejaba el revólver tan bien como
la pluma. Como escritora fue articulista y colaborado ra de los perió-
dicos "El Dominican o", de Santiago y "El Teléfono" y "El Telegra-
ma" de Santo Domingo. Su mayor contribuci ón con la sociedad
dominican a fue en el campo de la enseñanza. Fundó en Santiago, en
el año 1870, el Colegio Corazón de María, dedicado a la educación de
las jóvenes, y donde laboró por once años. En 1881 se trasladó a

33

Santo Domingo , su ciudad natal. En ese mismo año logró la reapertu ra


del Colegio La Altagrac ia, converti do posterio rmente en el Colegio
Superior de Señorita s. Ahí se graduaro n las primeras bachiller es en
estudios primario s que tuvo la Repúblic a. Leopold o M. Navarro y
Emilio Prud 'Hom·me , fueron parte del personal docente de ese cole-
gio. Su labor educativ a se extendió también en el área d e los estudios
mercanti les. Cuando tenía casi 70 años concibió el proyecto de crear
la cátedra de Derecho , para que la mujer dominic ana pudiera compar-
tir los estrados y ejercer la profesió n ·de abogada . Como homenaj e de
admiraci ón y respeto, se dice que el Presiden te Ulises Heureau x -Li-
1ís- acostum braba a visitarla todos los 27 de febrero. Murió el 26 de
mayo de 1899.

Otra maestra que hizo innovaci ón en el sistema educativ o del país


fue María Nicolasa Billini. Ejerció su labor por 37 años. Para fortale-
cer el sentimie nto de la dominic anidad, fundó el colegio de niñas El
Dominic ano en 1867 . Aunque era de nivel primario , su fundado ra
impartía también asignatu ras del nivel secundar io, este hecho fue una
inñovaci ón, pues hasta entonces ambos grados se impartía n por sepa-
rado y los estud íos secundar ios eran sólo para varones.

Una de las más importan tes transform aciones educativ as se efec-


tuó a partir de 1870, cuando · llegó Eugenio María de Hostos, quien
tuvo el beneplác ito de los liberales cibaeños y del bando poi ítico de
los azules, en especial de Gregorio Luperón , quienes auspicia ban el
progreso del país sustenta do en la educació n del pueblo. La revolu-
ción pedagóg ica y la enseñanz a normalis ta de Hostos fue asimilad a y
propagad a por mujeres. La más destacad a de sus disc(pula s fue Salomé
Ureña, a quien el mismo Hostos definió como "el alma de una mujer
hecha instituci ón", quien fundó el reconoci do Instituto de Séñorita s
en 1881. Siguió el ejemplo de su maestro y posterga los arcaicos
métodos de .enseñan za por el del método laico, objetivo y racional y
le permitió colocar a la mujer en el mismo nivel que los hombres por
el tipo de estudio que realizaba . Maestra consagra da, Salomé Ureña
dotó al país de una generaci ón de mujeres que por su preparac ión y
formació n magister ial inc::idieron notablem ente en el progreso cultu-
ral de la sociedad dominic ana de fines del siglo pasado.

Hija de un intelectu al, Nicolás Ureña, Salomé fue esposa de Fran-


cisco Henríqu ez y Carvajal y madre de tres destacad os escritore s,
Pedro, Max y Camila Henríqu ez Ureña. Como poetisa, Salomé Ureña
fue (tquien tuvo en Santo Domingo el sentimie nto de la gran poesía,
de la única verdaderamente grande "14. Pedro Mir, el poeta nacional
dice que todavía no hemos colocado en el pedestal que le correspo n-
de, porque su poesía es la más grande que se ha creado en el país.

34
Interpretó el destino incierto y las vicisitudes fre1:tricida que vivía la
sociedad de su tiempo, por eso en Ruinas, una de sus poesías patrió-
ticas, plasmó un profundo sentimient o sobre el destino del país al
escribir: iPatria desventurada! ¿Qué anatema cayó sobre tu frente?
La dedicación al magisterio y la creación poética, las dos actividades
esenciales de esta ejemplar dominican a, han quedado claramente ex-
presadas en la poes(a por el ilustre poeta Ramón Emilio Jiménez,
quien nos dice en su poes(a:

Salomé Ureñd
Porque luchaste,
porque erigiste
templo a la Escuela,
culto al saber,
poniendo en fuga la sombra triste
de la ignorancia, santa mujer.
1

Porque tu lira,
_la más sonora,
templó las almas para el hogar,
con la dulzura de ave canora
cuando amorosa rompe a cantar15.

Con esas dos estrofas, el autor condensa la vocación y la creación


de la sin par Salomé Ureña de Henríquez , Maestra, patriota y escrito-
ra.

8. Maestras, Patriotas y Feministas del inicio del XX.


En el libro "Santo Domingo un país con futuro" escrito en 1918,
por Otto Schoenrich , aparece una pintoresca descripció n que dice
así: Las mujeres dominicanas son por lo general graciosas de cuerpo y
hermosas de cara, cpn grandes y bellos ojos. Son esposas devotas y
madres generosas. La mujer dominicana es muy doméstica, y sale
raramente excepto a la Iglesia, a un baile ocasional o a los conciertos
de banda en el parque. Antes de su matrimoni o es cuidadosamente
chaperoneada y vigilada. Todo galanteo ocurre en presencia de su
madre o de algún otro pariente cercano1 6.
No se puede negar que ese cuadro típicament e victoriano estuvo
presente en la sociédad dominican a de comienzo del presente siglo.
Lo que preocupa es que el señor Schoenrich no conociera otras
actividades de las mujeres dominican as como la llevada a cabo por

35
Luisa Ozema Pellerano, quien fue una de las primeras seis maestras
formadas por Salomé Ureña. Presidió la sociedad "Rosa Duarte",
cuyo objetivo era reunir fondos para adquirir una estatua del Funda-
dor de la República.

A la muerte de Lil ís en 1899, el país tenía una deuda externa de


casi 27.000.000 de dólares. Los acreedores en su mayoría europeos,
presionaron al gobierno dominicano, para que cumpliera con el pago
de la deuda o de lo contrario ellos se cobrarían mediante el uso de la
fuerza desembarcando tropas para ocupar las aduanas. El Presidente
Juan Isidro Jimenes · se vio fu~rtemente asediado por los tenedores de
bonos franceses. Ante la imposibilidad de reunir el dinero, explicó la
difícil situación al pueblo y este respondió con una colecta pública
para hacer frente a la situación. Luisa Ozema Pellerano y el grupo de
damas que integraban la sociedad "Rosa Duarte", no se conformaron
con entregar al gobierno el dinero que habían reunido para adquirir
la estatua de Duarte, sino que salieron por las calles con una bandera
sostenida por las puntas para recolec-tar fondos para preservar la sobe-
ranía nacional. En un emocionante recorrido, las mujeres patriótica-
mente echaban sus joyas en la bandera y los hombres dinero y todas
juntas completaron la suma con que pagar a los franceses.

Durante el gobierno de la lntevención de los Estados Unidos, se


formó una Junta Femenina _para combatir a los interventores.

Se denominó Junta Patriótica de Damas, y fue fundada el 15 de


marzo de 1920. A ella se incorporaron gran número de mujeres en
todo el país: entre ellas figura Ozema Pellerano. En New York, tam-
bién las damas de la región del Cibao constituyeron una asociación
para la Defensa Nacional. ·

Las denuncias que se hacían contra la Intervención y la resisten-


cia del pueblo de someterse a vivir sin libertad, encontró un fuerte
apoyo entre las mujeres, muchas de las cuales adoptaron una postura
militante y se convirtieron en fuertes activistas para salvaguardar la
nacionalidad. Las mujeres confeccionaron cientos de banderas domi-
nicanas para que cada hogar izara la suya cuando se celebró la semana
patriótica. La mujer constituyó un frente antiimperialista y luchó
muy activamente por el retorno y la devolución cabal de la sobera-
nía. Entre ese patriótico grupo sobresale Ercilia Pepín.
Ercilia Pepín, arquetipo de mujer superada, se distinguió como
educadora, patriota, escritora y civilista "alcanzó todos los honores y
todos los homenajes, porque hizo Patria desde las_aulas escolares y
sembró civismo con la palabra y con el ejemplo d igno"17 . Siendo

36
casi una adolescente, inició su prolífica labor magisterial cuando sólo
tenía 15 años. Obtuvo su título de maestra normal en Santiago, su
ciudad natal. Mujer instruida y agraciada, recibió una oferta que no
aceptó de "un buscador de talentos artísticos" para "que se trasla-
dara a New York" donde estaba casi seguro que tendría éxito en el
arte del entonces cine mudo. Como directora de escuela, adoptó el
método pedagógico de Hostos e introdujo reformas y ampliación en
los programas oficiales de las Escuelas Primarias. Dio formación de
magisterio normal a varios grupos de jóvenes, sin abandonar sus clases -
públicas. Formó una magnífica colección botánica, zoología y otra
de fauna dominican a, muestras de las cuales aún se conservan en la
escuela .que lleva su nombre en la ciudad de Santiago de los Caballe-
ros.
En mayo de 1929, tuvo la satisfacción de ver inaugurado el local
de la "Escuela México", el cual fue entregado con algunos detalles
incompletos. La profesora Pep ín empleó parte de su sueldo para
completar la obra. Su acción patriótica y su participación en la Cam-
paña Nacionalista con la intervención hicieron temer por su vida. Re-
dactó enérgicas y brillantes protestas que firmadas por las mujeres san-
tiagueras dirigieron a la comisión del Senado de los Estados Unidos. El
18 de noviembre de 1921, el gobierno militar la nombró como repre-
sentante de la República, en la confe rencia panamericana, auspiciada
por la Liga de Mujeres Sufragistas de los Estados Unidos. Rechazó el
nombrami ento, según sus propias palabras porque ((no puedo ir a
representar mi país al extranjero llevando credenciales suscritas por
los jefes de las fuerzas invasoras de mi patria"l B.

El poeta y patriota Fabio Fiallo envió sus obras literarias para


que fueran obsequiadas a la persona "que más se hubiese distinguido
en Santiago por su labor patriótica" . E1 honor le correspondió a
Ercilia Pepín, quien además promovió la celebración del 30 de Mar-
zo. Con gran esfuerzo hizo 500 banderas dominicanas, con el único
propósito a prestarlas a quien las necesitara para lucirla en la conme-
moración de las efemérides nacionales. A mediado de 1928", envió al
General César Augusto Sandino una bandera de Nicaragua, bordada
por sus alumnas del Colegio de Señoritas México; y con ella "en cada
uno de sus pliegues, una plegaria enderezada al Dios de las naciones
libres en interés de que le escude y favorezca".

Erci lia Pep ín escribió varias monografías entre e IJas: "Patria y


Escuela", "Mi homenaje a las Madres" y "Feminism o", de esta úl-
tima extractamo s las siguientes ideas que expresan su sentir y pensar
feminista, aboga por la igualdad de derechos y en especial el derecho
al voto. Señalando de manera muy apropiada que cuando se efectua-

37
ban eleccio~es se les permitía a todos los hombres mayores de edad,
aún a los más analfabetos y sin embargo se les negaba a todas las
mujeres aún las más instruidas. A pesar de toda su consagración, de
los homenajes y condecoraciones que recibió, entre.ellos la Orden del
Mérito "Juan Pablo Duarte" otorgada mediante el decreto 239, fir-
mado por Rafael Truj illo, en septiembre 1938, no se libró del zarpa-
zo de la dictadura. Por solidaridad y compañerismo, a la muerte del
profesor Andrés Pe rozo, enarboló la bandera a media asta; la intriga
pbl ítica se teje a su alrededor y fue destituida de su cargo, lo que la
obligó a recluirse en su hogar. Murió en junio 1939. El Listín Diario,
al referirse a su muerte, expresa, entre otras ideas que: "Baja a la fosa
rodeada por la admiración la abnegada maestra, la mujer superior,
cuya existencia fecunda y luminosa, .. deja ... una simiente que flore-
ce hoy y fructificará mañana".

Entre las mujeres que se destacaron por su talento y su contribu-


ción cultural a la sociedad dominicana de este siglo se encuentra:
Doña Trina de Moya de Vásquez, quien nació en La Vega en 1863 y
murió en Puerto Rico en ·1941. En 1888 casó con Horacio Vásque~ .
Comentaba que el corazón de su esposo tenía sólo una amante infiel,
casquivana e inconstante "la política". Como Primera Dama, mantuvo
siempre una ejemplar postura y escribió varias poesías dedicadas al
pueblo dominicano, su "Himno a las Madres", cuyo amoroso comien-
zo que nos dice:

Ven id los moradores


del campo y la ciudad,
entonemos un himno
de intenso amor filial...,

es su más reconocido aporte cultural.


Otra mujer sobresaliente es Celeste Woss y Gil, hija del presidente
Alejandro Woss y Gil. Estudió pintura en la Academia de Bellas Artes
de Santiago de Cuba, Estados Unidos y Europa. Su formación acadé-
mica le permitió realizar una encomiable labor como profesora en su
propia escuela de dibujo y pintura donde se forjaron notables pinto-
res de la época. Su importancia e incidencia en arte dominicano tiene
una gran fuerza tanto por su estilo, donde revela rasgos de trádicio-
nes y tipicismo. Sin embargo sus más reconocidos trabajos son "sus
retratos de firme factura"19 como afirma Danilo de los Santos, y
"especialmente sus desnudos los que atrevidamente rompen la óptica
de un puritanismo pictórico"20. De gran trascendencia, para los fines
de este estudio, es el hecho de que ella es la primera mujer domini-

38
cana que sobresale en el arte pictórico y su interés en resaltar el tipo
racial femenino. Participó en varias exposiciones a nivel internacio-
nal. En 1939 en la Exposición Mundial de Pintura, celebrada en
Nueva York. Obtuvo medalla de honor por su magnífico cuadro ''El
vendedor de andullo", obteniendo muy merecidos elogios y marcan-
do. un hito como precursora de vanguardia femenina en el arte- domi-
n1cano.

La participación de la mujer en las actividades ·públicas del perío-


do republicano, tiene un papel trascendental, sobre todo aquellas_que
por su valentía o capacidad artística e intelectual dieron su contribu-
ción con su esfuerzo y ejemplo a la formación de varias generaciones.
Ejemplo de este caso son Rosa Smester, Carmen Natalia Mart(nez Bo-
nilla y Flérida de Nolasco.

Rosa Smester, liberada de los prejuicios de sus contemporáneos,


fue una modeladora de varias generaciones de estudiantes de la "Es-
cuela Normal de Señoritas". También ejerció el magisterio en Monte-
cristi. Considerada como una mujer sui géneris, decidió educar a su
hijo Federico en París, para que en la ciudad Luz adquiriera una
formación profesional que fuera de utilidad al país, como era ser
médico y que también en parte contribuyera con sus afanes humani-
tarios expresados en la creación de la "Sociedad San Vicente de Paul",
dedicada a la asistencia de los enfermos y hoy es un hospicio para
ancianos desamparados. En París ejerció también el magisterio y d ic-
tó varias conferencias en Barcelona. A su regreso al país, se incorporó
a la Acción Feminista Dominicana.

Carmen Natalia Martínéz Bonilla, Aída Cartagena Portalatín y


otras más son las sobresalientes de la poesía femenina dominiCana
contemporánea.

Carmen Natalia es el nombre con que se la conoce en el campo


literario; fue parte de Los Nuevos, que fue primero un grupo de
poesía y luego un órgano literario. A él pertenec(an Rubén Suro,
Pedro Mir, Tomás Hernández Franco y otros.

"Alma Adentro", "Romances", "Canciones y Elej ías", "Canción


de la Vida 1nsól ita", "Cantos a la Patria", son parte de sus creaciones
poéticas, que han permitido que intelectuales como Pedro Henríquez
Ureña la consideren como la poetisa de la República. Cuando Truji-
llo manipuló y dio su apoyo al movimiento feminista, Carmen Nata-
lía no aceptó colaborar con el régimen y en sus versos expresó su
sentimiento de dolor por la opresión a que estaba sometido el país al
exclamar:

39
Hermanos, ¿qué ha pasado?
Toda la tierra sangra
por mil heridas en la entraña abierta.
Las miserias del hombre, y sus dolores
en tu fibra más honda,
cómo habrás de sufrirlos, Madre Tierra22 .
Por su postura Carmen Natalia tuvo que exilarse. Se radicó en
Puerto Rico, en donde contínuó su quehacer _literario. Danilo de los
Santos, ha dicho ({que su poesía testimonia a la mujer comprometida
y angustiada por el dolor íntimo y el de los demás".

Estas palabras se encuentran expresadas en el libro "Alma Aden-


tro", editado recientemente por la U.C.M.M., como una manera de
difundir el _conocimiento de los valores culturales de la sociedad
dominicana.

La República Dominicana cuenta, al decir de Balaguer, con "una de


las plumas femeninas más pulcras de la literatura hispanoameri-
cana"23 . Tal distinción corresponde a Flérida de Nolas.c o, autora de
"La Música en Santo Domingo" y 41 Grandes Momentos de la Historia
de la Música". El tema de sus libros hace pensar y la sensibilidad y
capacidad de esta mujer nacida en la ciudad de Santo Domingo en
' 1891. Sus aportes más conocidos son valiosos ensayos sobre .música,
historia y literatura. Como reconocimiento a su fecunda producción
intelectual, la UCMM le otorgó en 1970 de Doctorado Honoris Cau-
sa. Murió a la edad de 85 años.

En la presentación de este trabajo, se ha seleccionado un grupo ·


de mujeres en base a sus cualidades y características, pero que no son
exclusivas, porque representan a otras más que por razones de tiempo
en que deb(an presentarse estas notas, no fueron incluidas. Sin embargo
antes de terminar este acápite quiero mencionar a: Petronila Gómez,
profesora y periodista, fundadora de la revista "Femenina", que diri-
gía en su residencia en San Pedro de Macorís, que se publicó por
varios años. Ha sido catalogada como una de las precursoras del
feminismo en la República Dominicana. También a Juana Dolores
Gómez, una vegana que creció en un ambiente de luchas por la Inde-
pendencia. Su dedicación al magisterio motivó que una calle de La
Vega ostente su nombre y cooperó con el renombre de esta culta
ciudad. Otra mujer sobresaliente es Virginia Elena Ortea, nacida en
Santo Domingo, pero se le considera hija de Puerto Plata. Adquirió
una sólida cultura lite raria en Puerto Rico. Se considera que su libro
"Risas y Lágrimas" es su mejor producción literaria. Otras de sus
obras son : "Mi hermana Carolina", "Crónica Puerto Plateña" .-Y

40
otras donde demuestra su capacidad para el ordenamiento de imá-
genes en la novela y la manera de engrandecer las pequeñeces de la
vida. Incursionó en el teatro, justamente con Las Feministas, que
es una zarzuela en tres actos. Dominó la prosa narrativa de ma-
nera admirable y en honor y reconocimiento a su creación, ha
es<;rito Balaguer que "ha sido la escritora dominicana del siglo
X 1X mejor dotada para la actividad 1iteraría "24 . Colaboró en varias
revistas literarias y muy fue destacada su labor en el "Club de Da-
mas" de Puerto Plata. ·

Dentro del mundo artístico del canto, del teatro, y del cine, hay
un considerable número de mujeres que han contribuido a promover
a la República. Entre ellas Catalina Jáquez, la Alondra del Yaque,
María Montez, que obtuvo gran reconocimiento y fama mundial en el
cine internacional, J ulieta Otero, cuya voz de contralto estremeció a
varias generaciones, recibiendo muy apreciados elogios, y Divina Gó-
mez, uno de los pi lares del teatro dominicano, radial y escénico.

Otra mujer del siglo XX de espíritu batallador y carácter innova-


dor fue Abiga11 Mej ía. Sembradora de los principios feministas. Es
como Carmen lara ha definido a Abiga11 Mej ía, quien nació en Santo
Domingo, pero se educó en España donde se puso en comunicación
con las orientaciones feministas que en ese país estaban en boga.
"1m pulsó el feminismo dominicano cuando ya la mujer nacional ha-
bía alcanzado una actuación decididamente civilista y de compro-
miso público"26 . Al asumir una definida postura, tuvo que enfrentar
y sufrir la acerba crítica de sus contemporáne os, que por no poder
entender su actuación le daban títulos peyorativos; en especial las
peores acusaciones venían de quienes creen que tratando de destruir a
los demás, les servirá para destacarse.
Por más de medio siglo, paulatinament e, la mujer dominicana fue
integrándose a la sociedad por sus acciones valerosas en el campo de
batalla. La señora Mej ía de Fernández, al igu(:ll que otras mujeres de
grandes inquietudes, se destacó en múltiples actividades. Fue maes-
tra, periodista, escritora y activista del movimiento femenino. Como
profesora, ejerció el magisterio por muchos años en la Escuela Nor-
mal. Solicitó al Congreso la fundación del Museo Nacional del cual
ella fue luego directora. Colaboró en ·el "Listín Diario", y publicó
varias obras notables, entre ellas, "Historia de la Literatura Domini-
cana", fue texto oficial de enseñanza por muchos años. Su "Biografía
del Padre Meriño'', ganó el Primer Premio en el Certamen de la Casa
de España". Escribió varios artículos y participó activamente contra
la Intervención Militar de los Estados Unidos. Fue una de las organi-

41
zadoras de la Semana Patriótica, con la cual se repudió en todo el
país la ocupación de las fuerzas extranjeras.
Como contribuci.ón con su lucha por la reivindicación , de los
derechos fe·meninos, Abigat1 Mej ía publicó dos interesantes trabajos:
"Evolución del. Feminismo", "Ideario Feminista". Este último dedi-
cado al Dr. Gregorio Marañón, a quien admiraba por su labor cientí-
fica y por ser un defensor de las reclamaciones feministas. En este
estudio dejó clarificada la sustentación de sus ideas, expresando entre
otras cosas:

La inteligencia carece de sexo.


La única coquetería que algunos hombres no nos perdonan es la
de tener talento.
La naturaleza, según los recalcitrantes, ha dado ya a las mujeres
su misión: la maternidad. Es decir lo mismo que a las gallinas.
Feminismo es Reivindicación, liberación de la mujer, una recla-
mación algo tardía. No pide concesión, porque esto implica .una
gracia, o un regalo, y una pide lo suyo... nada más.
No pretendemos ser ni superiores, ni inferiores a nuestros compa-
ñeros. Ni por encima de su cabeza, ni por debajo de sus pies,
cordial y razonablemente iguales ante la ley.
Todos cabemos en el mundo. Para que una mujer brille no se
necesita ensombrecer a otra; para que un hombre se destaque no
es preciso oscurecer a las mujeres.
No podemos ya más permanecer indiferentes a las señales de los
tiempos y a las voces del progreso que nos llaman.
Mientras las mujeres en otra parte vuelan no debemos seguir en
triste inercia, arrastrándonos entre frivolidades, las hijas espiri-
tuales de Salomé Ureña y Trinidad Sánchez27.
Como se aprecia la ideas feministas de esta mujer eran edificantes
y sus orientaciones motivaron la asociación de un grupo de mujeres
en el Club Nosotras, fundado en 1927, duró hasta 1935 , bajo su
presidencia. Este club fue definido como una Sociedad Femenina de
Cultura y sirvió para demostrar la capacidad de. las mujeres de_ese
mom.e nto ya que a través de él se ofrecieron conciertos, conferencias,
exposiciones. Su objetivo fue: enseñar lo que la mujer puede y sabe.

42
Abiga11 Mej ía murió en marzo de 1941, a los pocos meses, se consa-
gró el derecho al voto de la mujer dominicana.

9. Feminismo y Antitrujillismo a partir de 7939.


Desde el ascenso de Trujillo al poder, las 'reclamaciones feministas
se encauzan por otro rumbo. Con su apoyo se formó La Acción
Feminista, cuyo objetivo era favorecer a todas las muje~es por las
reivindicaciones de .los derechos femeninos. También pedir leyes nue-
vas que protegieran el trabajo de las obreras, de las maestras y de
todas las trabajadoras. Otra de sus metas era buscar la protección de
los niños y en lugar de combatir al hombre, ayudarlo en su mejora-
miento social e individual, decían: ((combatiremos el porte de armas,
le! alcoholismo y la prostitución, y en fin hemos de luchar por lo que
·lleva a nuestra Patria al mejoramiento de sus leyes".
Las dirigentes de Acción Feminista, fueron entre otras, Abiga11
Mej ía de Fernández, Gladys de los Santos, Celeste Woss y Gil, Merce-
des Laura Aguiar, Patria Mella, Amada de Pittaluga y Delia Weber.
Estas mujeres en su mayoría ya tenían un historial de destacada labor
profesional.

De acuerdo con Jesús Galindez "cuando se vio claro que Trujillo


pensaba en halagar a la mujer domini.cana, concediéndole igualdad de
derechos con el hombre, en el acto se desencadenó un hervidero de
celos"28 . Esas disputas tenían como centro la dirección del movi-
miento, a él se incorporaron luego otras mujeres con motivaciones
poi íticas y el movimiento sufrió otra transformación al convertirse en
un apéndice del Partido Dominicano, el partido de Trujillo.

La Acción Feminista Dominicana, se inició como un movimiento


cívico, destinado a la formación ciudadana de las mujeres, pero cuan-
do Trujillo le demostró su simpatía, desvió el movimiento de su
esencia y lo usó como uno de sus instrumentos al servicio del ré-
gimen. E_n diferentes ocasiones Trujillo favoreció, lo que él entendía
por "justicia social a favor de la mujer". Promulgó varias leyes en
beneficio del sexo femenino. En 1940 se concedió la igualdad de
derechos civiles a la mujer. A mediados de 1941 se anunció el dere-
cho al voto y en la Constitución de enero de 1942, se concedió la
igualdad de derechos poi íticos. La mujer dominicana votó por prime-
ra vez en las elecciones de mayo de 1942.
'
De 1930 a 1961, hubo un numeroso grupo de mujeres que traba-
jaron a favor del régimen y otras dedicaron su esfuerzo para comba-
tirlo. Muchas pagaron con su vida sus actitudes. Hubo un grupo muy

43
numeroso de mujeres que se destacaron, unas por ser serviles y servi-
doras del truj illismq, otras por su actitud de valiente enfrentamien to
al sistema y otras por sus capacidades intelectuales art(sticas y cultu-
rales. De las que se identificaron con el régimen entre otras Isabel Ma-
yer, una de las figuras femeninas más visibles y gran activista de la Ra-
ma Femenina dei 'Partido Dominicano. La Abogada Milady Félix de
L'Official, por su personal preparación, desempeñó varios cargos pú-
blicos de importancia. Otras ·mujeres que ocuparon posiciones públi-
cas fueron: Armida García de Contreras, Consuelo de Prats Ram (rez,
María Teresa Nanita de Espaillat, j osefa de González, Mélida Fró-
meta y otras más. Minerva Bernard in o realizó una importante labor
en el campo feminista interamerican o y desplegó un gran entusiasmo
en favor de los derechos de la mujer dominicana. Fue nombrada
delegada de la República Dominicana a la Comisión lnteramerican a
de Mujeres y a la VIl Conferencia Internacional Americana, celebrada
en Montevideo en 1933, a partir de esa fecha fue nombrada por
Truj illo, como representante de la mujer do m inica.na en múltiples
eventos internacionales. Desempeñó también varios cargos d iplomá-
ticos. Fue repudiada por las mujeres dominicanas en el exilio, por
considerarla una leal servidora de Trujillo.

Sería extremadame nte difícil y casi imposible escribir una lista de


todas las ·mujeres dominicanas que de una u otra forma fueron víc-
timas de la tiranía trujillista. Muchas de ellas conviven con nosotras
laceradas por la viudez o muerte de sus hijos, hermanos o de otros
familiares y amigos. Al inicio de su gobierno, Trujillo se ensañó con-
tra un matrimonio: los esposos Maynardi Reina, por tanto una de las
primeras vícti-mas fue una mujer. A partir de ese momento, como
antes expliqué, la lista es interminable, pero hay algunos casos que
por su notoriedad no se pueden obviar, como es el caso de las heroí-
nas de Salcedo: Patria, Minerva y Mar(a Teresa ·Miraba!. La segunda,
Minerva, fue la 1íder natural, de personalidad magnética y amplia
cultura. Fue militante antitrujillista desde 1949. Luego casó con Ma-
nolo Tavárez justo, con quien continuó realizando sus actividades de
enfrentamien to ·contra el voraz régimen que laceró la República por
31 años. Fue una del movimiento de resistencia, conocido como 14
de junio, que tuvo su baluarte en Montecristi, ciudad natal de Mano-
lo. Al 14 de junio pertenecía también Leandro Guzmán, el esposo
de 'Mar(a Teresa. La poeta A(da Cartagena describe en estos versos
la muerte de las Miraba! y del chofer Rufino de la Cruz:

Fieles a los tres esposos


en la cárcel apresad os
volvían de Puerto Plata.
Era noche de noviembre

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allá arriba en las montañas.
Por un camino al abismo
el Tirano de la Muerte,
seguía las tres hermanas.
El 25 de noviembre, agentes del Servicio de Inteligencia Militar,
SIM, detuvieron a las hermanas en su regreso a Salcedo y también a
Rufino de la Cruz, el chofer del vehículo en el cual viajaban. Los
mataron a palos y luego el automóvil fue arrojado junto a un barran-
co para aparenta r uno de los tantos accidentes que producía el truji-
llato. A ellas la muerte les dio la vida porque como muy bien escribió
de ellas otra mujer, la poetisa Carmen Natalia, ellas están:

~~Fuertemente vivas en el alma del pueblo.


Las Miraba/ cayeron para volverse eternas'-'.
Hoy se les recuerda por su valor y su sacrificio y son un símbolo
y un ejemplo de cómo dar la vida para preservar la libertad. Pero
como ellas, otras miles sin reconocimientos, como es el caso de una
joven campesina, que aún estando embarazada murió asesinada por
dar refugio a algunos de los héroes de la Invasión de · Maimón en
1959. .

A partir de 1961, surgieron en el país diferentes tipos de asocia-


ciones femeninas como la Federación de Mujeres Dominicanas; Muje-
res en Desarrollo, Movimiento Nacional de Mujeres, Comité Pro Uni-
ficación de la Mujer Dominicana, también se han organizado diferen-
tes Círculos de Estudios Feministas y Clubes de Madres y Amas de
Casa. Todas dentro de su heterogeneidad, tienen un denomin ador
común que es lograr la emancipación de la mujer y dotarla de medios
para luchar por igualdad de condiciones; adquirir conciencia social y
formación poi ítica, para poder enfrentarse con dignidad y claros co-
nocimientos para contribu ir con resolver la problem ática femenina y
cooperar con el desarrollo y progreso de la República.

Conclusión

Concluyo este trabajo señalando que la República Dominicana


está enmarcada dentro del grupo de los países en vías de desarrollo.
Dentro de esta clasificación la mujer está considerada como Un 11

subdesarrollo del subdesarrollo". Esta condición se debe a varios fac-


tores condicionantes, entre ellos y con carácter agravante, está el
factor económico, en especial porque el país carece de suficientes
fuentes de trabajo. De acuerdo con una muestra del 20% de las
cédulas censales de 1_970, tenemos la siguiente información estad ís-

45
tica referente a la Población Económicamente activa que estaba tra-
bajando. De los datos ofrecidos sólo tomé la siguiente muestra de
acuerdo a grupo de edad de 30 a 49 años.

Mujeres Total Ocupados

De 30 a 34 años 104,375 81,050


De 35 a 39 años 102,41 o 76,881
De 40 a 44 anos 91 ,360 65 '160
De 45 a 49 años 63 '170 4 7,881

Mujeres Total Ocupados

De' 30 a 34 años 105,870 23,31'9


De 35 a 39 años 103,970 22,434
De 40 a 44 años 81,680 18,435
De 45 a 49 años 57,980 12,149

Se desprende que el aporte metálico de la mujer a la familia es


menos que el del hombre, y . como es conocido para este aspecto no
se considera como aporte económico el trabajo del hogar y el cuida-
do de la familia . La dependencia psicológica se hace más patente
cuando la mujer depende del dinero que da el esposo.

Es necesario que nosotras que hemos tenido la oportunidad y


quién sabe si hasta el privilegio de tener acceso a la educación a un
nivel superior que nos permite analizar y superar los obstáculos y
prejuicios epocales, contribuyamos para que todas las mujeres domi-
nicanas sean cada vez más libres de las ataduras sociales y culturales,
con la seguridad que estas acciones repercutirían en esta tierra de
patriotas y para que las mujeres que en ella vivjmos no nos.dejemos
sorprender ni engañar con ciertos mitos como el que ~~aquí las muje-
res están de sobra". No es cierto, las estad (sticas censales, aportan
estos datos en relación a la población dominicana en general, que
contradicen el decir popular. Los datos indican que la distribución
por sexo es casi pareja en 50%, relativo para cada grupo.

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POBLACION DOMINICAN A DE ACUERDO
CON LOS CENSOS NACIONALE S DE POBLACION
CORRESPONDIENTE A LOS A!VOS

7920 7935 7950 7960 79 70 7980


Población
Estimada

Población 894.665 1,479.417 2,135 .872 3,047 .070 4,009.458 5 ,430.8 79


Hombres 446.384 750 .704 1 ,070 .704 1,535.800 2 ,000.824
% 49.9 50.7 50 .1 50.4 49.9
Mujeres 448.281 728.713 1 ,065 .030 1 ,511 .250 2,008.634
% 50.1 49....3 49 .9 49.6 50.1

Es oportuno recordar que la Historia Dominicana, como la Histo-


ria de cualquier otro país no se puede escri.bir al margen de la parti-
cipación de la mujer, ahora bien, cientos de limitaciones....impiden que
la Historia registre el nombre de cada una. Miles de eHas_permanecen
en el anonimato pero, sin su aporte la consolidación de la República
se hubiese retardado de alguna manera.

CITAS

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22. Balaguer, Joaquín. Op. cit. Pág. 283.

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