Trastorno Negativista Desafiante

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Índice

I. Descripción Clínica...............................................................................................................3

Descripción Clínica DSM -5....................................................................................................3

Descripción clínica CIE-10......................................................................................................4

II. Diagnóstico y Evaluación Clínica......................................................................................4

Criterios DSM-V......................................................................................................................4

Criterios CIE-10.......................................................................................................................6

Aspectos Generales................................................................................................................10

III. Etiología...........................................................................................................................12

IV. Síntomas Asociados y Comorbilidad...............................................................................14

V. Teorías Explicativas.........................................................................................................15

VI. Tratamiento y Metodología de Intervención...................................................................17

VII. Epidemiologia..............................................................................................................18

VIII. Derivación....................................................................................................................19

IX. Bibliografía......................................................................................................................20
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En el siguiente trabajo se presentará una revisión de diferentes fuentes relacionadas al

Trastorno Oposicionista Desafiante, uno de los Trastornos de Expresión Conductual que afecta

Infantes y Adolescentes.
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El objetivo es dar a conocer a fondo las descripciones clínicas basadas en los principales libros

de diagnóstico en psicología, como lo son actualmente el Manual Diagnóstico y Estadístico de los

Trastornos Mentales (DSM-5) y la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) . Así

también los orígenes y causas de los trastornos, junto a la posibilidad de la existencia de síntomas

asociados.

También se hace un hincapié en posibles teorías científicas explicativas para los trastornos en

revisión. con una explicación sobre los tratamientos y metodologías de intervención utilizados

en la mejora de dichos trastornos, acompañados de datos epidemiológicos sobre la prevalencia

de los trastornos.

I. Descripción Clínica

Descripción Clínica DSM -5

De acuerdo a este manual se describe como un patrón de enfado/ irritabilidad,

discusiones/actitud desafiante o vengativa que dura por lo menos seis meses, que se manifiesta

por lo menos con cuatro síntomas de cualquiera de las categorías siguientes y que se exhibe

durante la interacción por lo menos con un individuo que no sea un hermano.

Este trastorno del comportamiento va asociado a un malestar en el individuo o en otras

personas de su entorno social inmediato (es decir, familia, grupo de amigos, compañeros de

trabajo) o tiene un impacto negativo en las áreas social, educativa, profesional u otras

importantes.

Los comportamientos no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno psicótico,

un trastorno por consumo de sustancias, un trastorno depresivo o uno bipolar. Además, no se


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cumplen los criterios de un trastorno de desregulación perturbador del estado de ánimo.

(American Psychiatric Assocciation, 2014)

Descripción clínica CIE-10.

Es un tipo de trastorno disocial que normalmente se da en niños jóvenes, y se caracteriza por

una conducta marcadamente desafiante y desobediente, y por un comportamiento disruptivo en el

que no se dan actos de delincuencia o las formas más agresivas del trastorno disocial. El trastorno

requiere que se cumplan todos los criterios del trastorno disocial. Un comportamiento malicioso o

travieso grave en sí mismo suficiente para el diagnóstico. (Clasificación Internacional de

Enfermedades.)

II. Diagnóstico y Evaluación Clínica

Criterios DSM-V

A. Un patrón de enfado/ irritabilidad, discusiones/actitud desafiante o vengativa que dura por

lo menos seis meses, que se manifiesta por lo menos con cuatro síntomas de cualquiera de

las categorías siguientes y que se exhibe durante la interacción por lo menos con un

individuo que no sea un hermano.

Enfado/irritabilidad.

- A menudo pierde la calma.

- A menudo está susceptible o se molesta con facilidad.

- A menudo está enfadado y resentido.

Discusiones/actitud desafiante.
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- Discute a menudo con la autoridad o con los adultos, en el caso de los niños y los

adolescentes.

- A menudo desafía activamente o rechaza satisfacer la petición por parte de figuras de

autoridad o normas.

- A menudo molesta a los demás deliberadamente.

- A menudo culpa a los demás por sus errores o su mal comportamiento.

Vengativo.

- Ha sido rencoroso o vengativo por lo menos dos veces en los últimos seis meses.

Nota: Se debe considerar la persistencia y la frecuencia de estos comportamientos para

distinguir los que se consideren dentro de los límites normales, de los sintomáticos. En los

niños de menos de cinco años el comportamiento debe aparecer casi todos los días durante un

periodo de seis meses por lo menos, a menos que se observe otra cosa (Criterio A8). En los

niños de cinco años o más, el comportamiento debe aparecer por lo menos una vez por

semana durante al menos seis meses, a menos que se observe otra cosa (Criterio A8). Si bien

estos criterios de frecuencia se consideran el grado mínimo orientativo para definir los

síntomas, también se deben tener en cuenta otros factores, por ejemplo, si la frecuencia y la

intensidad de los comportamientos rebasan los límites de lo normal para el grado de

desarrollo del individuo, su sexo y su cultura.

B. Este trastorno del comportamiento va asociado a un malestar en el individuo o en otras

personas de su entorno social inmediato (es decir, familia, grupo de amigos,

compañeros de trabajo) o tiene un impacto negativo en las áreas social, educativa,

profesional u otras importantes.


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C. Los comportamientos no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno

psicótico, un trastorno por consumo de sustancias, un trastorno depresivo o uno

bipolar. Además, no se cumplen los criterios de un trastorno de desregulación

perturbador del estado de ánimo.

Especificar la gravedad actual:

Leve: Los síntomas se limitan a un entorno (p. ej., en casa, en la escuela, en el trabajo, con los

compañeros).

Moderado: Algunos síntomas aparecen en dos entornos por lo

menos. Grave: Algunos síntomas aparecen en tres o más entornos.

Criterios CIE-10

A. Deben cumplirse los criterios generales para el trastorno disocial (F91) que se

encuentran a continuación:

G 1. Patrón de conducta repetitivo y persistente que conlleva la violación de los

derechos básicos de los demás o de las normas sociales básicas apropiadas

a la edad del paciente. La duración debe ser de al menos seis meses, durante

los cuales algunos de los siguientes síntomas están presentes (véanse las

subcategorías particulares para los requerimientos en cuanto al número de

síntomas). Nota: los síntomas 11, 13, 15, 16, 20, 21, Y 23 necesitan que se

produzcan sólo una vez para que se cumpla el criterio.

El individuo presenta:

1. Rabietas excepcionalmente frecuentes y graves para la edad y el desarrollo

del niño.
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2. Frecuentes discusiones con los adultos.

3. Desafíos graves y frecuentes a los requerimientos y órdenes de los adultos.

4. A menudo hace cosas para molestar a otras personas de forma aparentemente

deliberada.

5. Con frecuencia culpa a otros de sus faltas o de su mala conducta.

6. Es quisquilloso y se molesta fácilmente con los demás.

7. A menudo está enfadado o resentido.

8. A menudo es rencoroso y vengativo.

9. Miente con frecuencia y rompe promesas para obtener beneficios y

favores o para eludir sus obligaciones.

10. Inicia con frecuencia peleas físicas (sin incluir peleas con sus hermanos).

11. Ha usado alguna vez un arma que puede causar serios daños físicos a

otros (p. ej., bates, ladrillos, botellas rotas, cuchillos, arma de fuego).

12. A menudo permanece fuera de casa por la noche a pesar de la

prohibición paterna (desde antes de los trece años de edad).

13. Crueldad física con otras personas (p. ej., ata, corta o quema a sus víctimas).

14. Crueldad física con los animales.

15. Destrucción deliberada de la propiedad ajena (diferente a la

provocación de incendios).

16. Incendios deliberados con la intención de provocar serios daños.

17. Robos de objetos de un valor significativo sin enfrentarse a la

víctima, bien en el hogar o fuera de él (p. ej., en tiendas, casas ajenas,

falsificaciones).
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18. Ausencias reiteradas al colegio, que comienzan antes de los trece años;

19. Abandono del hogar al menos en dos ocasiones o en una ocasión

durante más de una noche (a no ser que esté encaminado a evitar abusos

físicos o sexuales).

20. Cualquier episodio de delito violento o que implique

enfrentamiento con la víctima (p.ej "tirones", atracos, extorsión).

21. Forzar a otra persona a tener relaciones sexuales.

22. Intimidaciones frecuentes a otras personas (p. ej., infligir dolor o

daño deliberados, incluyendo intimidación persistente, abusos deshonestos

o torturas).

23. Allanamiento de morada o del vehículo de otros.

G 2. El trastorno no cumple criterios para trastorno disocial de personalidad (F60.2),

esquizofrenia (F20.-), episodio 'maníaco (F30.-), episodio depresivo (F32.-), trastorno

generalizado del desarrollo (F84.-) o trastorno hipercinético (F90.-) [si se cumplen los criterios

para trastorno de las emociones (F93.-) el diagnóstico deberá ser de trastorno mixto disocial y de

las emociones F92.-].

Se recomienda especificar la edad de comienzo:

- De inicio en la infancia: Al menos un síntoma disocial comienza antes

de los diez años.

- De inicio en la adolescencia: No se presentan síntomas disociales antes

de los diez años.

Especificación para posibles subdivisiones

Existen discrepancias entre los autores sobre la mejor manera de subdividir


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los trastornos disociales, si bien la mayoría coinciden en su heterogeneidad. Para determinar el

pronóstico, la gravedad (cuantificada por el número de síntomas) es

un indicador mejor que el tipo de sintomatología. La distinción mejor validada es

la de trastornos socializados y no socializados, definidos por la presencia o ausencia

de amistades duraderas con los compañeros. Sin embargo, algunos trastornos

limitados al ámbito del hogar pudieran constituir una subvariedad significativa, y

para este propósito se ha creado una categoría. Resulta claro que es más necesaria

una investigación para comprobar la validez de las subdivisiones propuestas

para estos trastornos del comportamiento.

Además de estas categorizaciones, se recomienda describir los casos en términos

dimensionales según las puntuaciones que ofrezcan en tres dimensiones del

trastorno:

- Hiperactividad (falta de atención, comportamiento inquieto)

- Alteración de las emociones (ansiedad, depresión, síntomas obsesivos,

hipocondría).

- Gravedad del trastorno del comportamiento:

a) Leve: Pocos (o ninguno) síntomas disociales más de los exactamente requeridos para el

diagnóstico. Los síntomas disociales ocasionan un riesgo pequeño para las demás personas.

b) Moderado: El número de síntomas disociales y los efectos que producen en los demás

son intermedios entre "leves" y "graves".

c) Graves: Muchos más síntomas disociales de los requeridos para el diagnóstico, o bien los

síntomas disociales causan un daño serio a las personas, p. ej., daños físicos graves, vandalismo

o robo. (CIE-10, 2000, p.207)


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B. Deben estar presentes cuatro o más síntomas del criterio G 1 de F91, aunque

no pueden estar presentes más de dos síntomas de los ítems 9-23.

C. Los síntomas del criterio B deben ser maladaptativos o inadecuados para

el nivel de desarrollo del niño.

D. Al menos cuatro de los síntomas deben estar presentes durante seis

meses como mínimo.

Aspectos Generales

Según el DSM-V la característica principal del trastorno negativista desafiante es un patrón

frecuente y persistente de enfado/irritabilidad y discusiones/actitudes desafiantes o vengativas

(criterio A). No es inusual que estas personas con el mencionado trastorno muestren las

características conductuales del trastorno sin problemas de estado de ánimo negativo. Sin

embargo, los individuos con este trastorno que muestran síntomas de enfado/irritabilidad suelen

mostrar también las características conductuales.

Los síntomas del trastorno negativista desafiante pueden estar circunscritos a un único entorno

y es frecuente que éste sea en casa. Los individuos que muestran suficientes síntomas para llegar

al umbral del diagnóstico, aun produciéndose estos únicamente en casa, pueden presentar un

deterioro significativo del funcionamiento social. Sin embargo, en los casos más graves los

síntomas del trastorno están presentes en varios entornos. Dado que la generalización de los

síntomas es indicativa de la gravedad del trastorno, es fundamental que el comportamiento del

individuo se evalué en los diferentes entornos y relaciones. Debido a que estos comportamientos

son frecuentes entre hermanos, estos deberían ser observados en interacciones con otras personas
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que no sean hermanos. Además, como los síntomas del trastorno son típicamente más evidentes

en las interacciones con adultos o compañeros a los que el individuo conoce bien, pueden no

ser evidentes durante la evaluación clínica.

Los síntomas del trastorno negativista desafiante pueden darse de alguna manera en individuos

sin este trastorno. Hay varias consideraciones clave para determinar si los comportamientos son

sintomáticos de un trastorno negativista desafiante. La primera, debe cumplirse el umbral

diagnóstico de cuatro o más síntomas dentro de los 6 meses precedentes. La segunda, la

persistencia y frecuencia de los síntomas debe exceder aquello que es normativo para el individuo

según su edad, género y cultura. Por ejemplo, no es inusual que los niños preescolares tengan

berrinches semanalmente. Los arrebatos de un niño de preescolar deberían considerarse un

síntoma de trastorno negativista desafiante solo si suceden la mayoría de los días en los 6 meses

precedentes, si se producen al menos otros, tres síntomas del trastorno y si los arrebatos

contribuyen a un deterioro significativo asociado al trastorno (por ejemplo, provocan daños a la

propiedad durante los arrebatos que tienen como consecuencia que se pida al niño abandonar la

escuela).

Los síntomas del trastorno a menudo forman parte de un patrón de interacciones problemáticas

con otros. Además, los individuos con este trastorno no suelen considerarse ellos mismos como

enfadados, negativistas o desafiantes. Por el contrario, a menudo suelen justificar su

comportamiento como respuesta a circunstancias o exigencias poco razonables. Así, puede

resultar difícil separar la relativa contribución del individuo a trastornos de las interacciones

problemáticas que él o ella experimentan, por ejemplo, los niños con trastorno negativista

desafiante pueden haber tenido una historia parental hostil. A menudo es imposible determinar si

fue el comportamiento del niño el que llevó a los padres a comportarse de un modo más hostil
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hacia el hijo, si la hostilidad de los padres condujo a los problemas de comportamiento del hijo o

si hubo una combinación de ambas cosas. El hecho de que el clínico pueda o no separar las

relativas contribuciones de los potenciales factores causales no debería influir en si se realiza o no

el diagnóstico. En el caso de que el niño puedo estar viviendo en condiciones particularmente

precarias en las que pueda haber maltrato o negligencia (por ejemplo, en entornos

institucionales), puede ser útil la atención clínica para reducir la contribución del ambiente.

(DSM-5, 2013, p.463-464)

III. Etiología

La conducta oposicionista puede ser normal en ciertas etapas del desarrollo; es necesaria para

asumir una individualidad y poder establecer normas y controles internos.

Cuando no se puede expresar abiertamente la agresión ésta es bloqueada, entonces puede

expresarse como una resistencia pasiva, es decir: no coopera, no sigue instrucciones, así se

convierte en una forma de manejar el estrés para el niño o el adolescente. De esta manera, estas

conductas se convierten en parte de las manifestaciones que persisten aún después de que su

función “adaptativa” hubiera terminado.

En algunos niños y adolescentes, la sintomatología negativista puede aparecer como reacción

a un accidente, enfermedad, después de un evento traumático, o puede ser una defensa contra

sentimientos de incapacidad, incompetencia, ansiedad, pérdida de autoestima o tendencias de

sumisión.

Esto hace que los jóvenes tengan conductas agresivas, groseras y rebeldes; ya que de esta

forma logran la atención, el tiempo, la preocupación y la interacción que desean obtener de sus

padres o de las figuras de autoridad.


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En el TND no existen patrones de crianza familiares distintivos, pero se ha encontrado que

muchos de los padres de niños o adolescentes con este trastorno se interesan de manera exagerada

por el poder y el control sobre sus hijos. (Vásquez J, 2010, p.14)

Se han identificado al menos tres tipos de factores que pueden influir en la manifestación del

trastorno.

Factores Biológicos: Existen patrones familiares de psicopatología asociada como son el

TDAH, TUS (trastorno por uso de sustancias) y los trastornos afectivos. Además, se han

implicado factores de temperamento difícil en niños que posteriormente desarrollan TND.

Factores Psicológicos: Se ha asociado con el apego inseguro, así como con los cuidados

parentales deficientes. Además, los niños agresivos muestran fallas en el reconocimiento de las

claves sociales, tienen una atribución agresiva equivocada sobre las conductas de los pares, lo

que genera pocas soluciones a los problemas y tienen la expectativa de ser recompensados por

sus respuestas agresivas.

Factores Sociales: La pobreza, la falta de estructura social y la violencia en la comunidad

contribuyen al diagnóstico del TND. Debe tenerse en mente que existe una alta comorbilidad

entre el TOD, el TDA-H y el TD, por lo que estos niños y adolescentes experimentan múltiples

factores de riesgo intraindividuales y contextuales, que se inician en la infancia y pueden llevar a

una formación adversa en la personalidad como la última manifestación del riesgo global de

psicopatología externalizada. (Peña y Palacios, 2011)

IV. Síntomas Asociados y Comorbilidad

Síntomas conductuales:
Rabietas constantes
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Ser con los adultos o figuras de autoridad


- Desobediencia crónica
- Falta de destrezas sociales adecuadas
- Negarse a cumplir con las reglas o peticiones
- Molestar deliberadamente a otros
- Culpar a los demás de los errores propios o del mal comportamiento
- Ser rencoroso o vengativo
- Actuar de forma agresiva hacia los compañeros
- Arranques de ira frecuentes
- Decir malas palabras o usar lenguaje obsceno
- Decir consistentemente dice cosas hirientes o llenas de odio cuando está alterado
- Alejarse o aislarse de los demás
- Abuso de alcohol y otras drogas
- Tener dificultad para conseguir y conservar amigos
- Destruir intencionalmente las relaciones
- No cooperativo consistentemente
Síntomas físicos:
- Dolores de cabeza crónicos
- Tensión muscular
- Ritmo cardíaco acelerado
- Presión arterial elevada
- Lesiones físicas derivadas de las conductas violentas o
autodestructivas Síntomas cognitivos:
- Problemas de concentración
- Destrezas deficientes o ausentes para la toma de decisiones
- Falta de control de impulsos
Síntomas psicosociales:
- Fácil frustración
- Tendencia al mal humor
- Baja autoestima
- Agitación extrema
- Irritabilidad
- Sentimientos de hostilidad
- Sentimientos de resentimiento
- Actitud persistentemente negativa
- Sentimientos dominantes de contrariedad
- Ideas suicidas
El Trastorno Oposicionista Desafiante puede ser comórbido con:
- TDA-H
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- Trastornos del humor


- Trastornos del estado de ánimo
- Problemas de aprendizaje
- Problemas del lenguaje

V. Teorías Explicativas

Teoría del Desarrollo: defiende que los problemas comienzan a surgir en el niño o niña entre

el año y los dos años. En el desarrollo posterior encuentran dificultades para aprender a ser

autónomos y separarse de la persona que ha ejercido en ellos la función materna, a la que se

encuentran excesivamente unidos. En este caso, las actitudes negativas responderían a aspectos

del desarrollo que no se resolvieron en el momento adecuado.

Teoría del aprendizaje: Plantea que los comportamientos negativistas del trastorno son

producto de conductas negativas empleadas por personas del entorno cercano al niño como por

ejemplo castigos o gritos. Esto da lugar la aparición de conductas agresivas desafiantes y

rebeldes, ya que así pueden llamar la atención de sus padres y obtener preocupaciones de estos

por si mismos. No hay un patrón familiar distintivo para estos niños, aunque se ha visto que los

padres de niños con este trastorno están interesados de manera exagerada en el control y la

autonomía.

Enfoque conductista: La conceptualización conductista parte de la idea de que la mala

conducta es la consecuencia de prácticas parentales inadecuadas (inconsistentes, no

contingentes). Por este motivo, el niño ha aprendido que la conducta oposicionista es eficaz para

manipular a los adultos con el fin de que capitulen ante sus deseos.
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Enfoque cognitivo: Este modelo cree que el resultado de la conducta depende del grado de

compatibilidad entre las características del niño y las del adulto. Desde esta perspectiva, el

comportamiento oposicionista debe considerarse influenciado por una incompatibilidad entre

padres e hijos, dentro de la cual las características de la interacción de una de las partes (por

ejemplo, el hijo) son valoradas negativamente por el segundo componente de la interacción (el

padre), lo que contribuye a comportamientos desadaptativos. La compatibilidad entre las

características propias de cada uno de los componentes de la relación tiene implicaciones

importantes en el objetivo de reducir las conductas oposicionistas. (E. Rigau-Ratera, 2006)

VI. Tratamiento y Metodología de Intervención

El tratamiento fundamental del TND es la psicoterapia individual, familiar y grupal e implica

trabajar con el niño o adolescente y los padres.

Psicoterapia individual: La psicoterapia individual suele emplear un enfoque cognitivo

conductual para aumentar la capacidad del paciente para resolver los problemas y sus habilidades

de comunicación y de control de la ira y el impulso.

Terapia familiar: La terapia familiar tiene a menudo como objetivo la introducción de

cambios en la familia, como, por ejemplo, mejorar la capacidad de comunicación y fomentar la

interacción entre los miembros de la familia. La crianza de estos niños puede ser una tarea

muy
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difícil para los padres, quienes necesitan apoyo, comprensión y habilidades que les permitan

desarrollar enfoques más eficaces para la crianza de los hijos.

Terapia grupal: La terapia de grupo con niños o adolescentes de su misma edad y

problema, a menudo, se centra en el desarrollo y utilización de las habilidades sociales e

interpersonales.

Psicofármacos: Si bien los psicofármacos no se consideran eficaces para el tratamiento

del TND, pueden utilizarse sólo si otros síntomas o trastornos están presentes (que es más la regla

que la excepción) y responden al medicamento. Junto con la terapia, se puede recomendar alguna

intervención farmacológica para tratar de controlar las conductas negativistas desafiantes y su

comorbilidad (Depresión y/o Ansiedad). También se puede considerar una interconsulta a un

especialista del área o una referencia a otro nivel de atención. (Vasquez, Feria, Palacios y Peña,

2010, p. 16- 17)

• Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina: sertralina, fluoxetina y


paroxetina están indicados cuando existe un componente importante de ansiedad o
conducta obsesiva.
• Estimulantes, inhibidores selectivos de la recaptación de dopamina: se indica
el metilfenidato cuando existe comorbilidad con el TDAH y el problema
conductual está relacionado con la impulsividad, el autocontrol o la dificultad para
procesar la información del entorno.
• Inhibidores selectivos de la recaptación de noradrenalina: la atomoxetina
está indicada para el TDAH, cuando existe un componente de déficit de atención,
impulsividad y agresión que no ha tenido buen control con metilfenidato o como
alternativa a otros fármacos que tienen efectos adversos irremediables.
• Antipsicóticos atípicos: se puede emplear la risperidona cuando existen
problemas de conducta en niños con trastorno de espectro autista. Se pueden usar
también en casos de conducta agresiva de carácter grave. (Giraldo. B, Giraldo.
C, Palacios, 2008, p. 61)
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VII. Epidemiologia

Distintas estadísticas muestran en el mundo una frecuencia entre un 2 a un 16% en población

general, con una relación entre varones y mujeres de 3 es a 1.

En Chile se ha descrito una frecuencia de 7,6% y se estima que afecta al 3% de los niños en

edad escolar. Entre 30 a 50% de los niños diagnosticados con TDA-H pueden presentar el patrón

del TOD o rasgos relacionados con el mismo, esto obliga a investigar la posibilidad de este

diagnóstico en todo niño y adolescente que es diagnosticado con TDA-H. Esta prevalencia se

incrementa gradualmente con la edad desde pre-escolares a escolares, en el caso de España se ha

estimado una prevalencia de TND que oscila entre 9.7 y 16.5 % de los escolares (Granero R,

2008). Es más prevalente en niños que en niñas, aunque algunos investigadores recomiendan

que en las niñas se utilicen otros criterios dado que sus conductas irregulares pueden ser más

sutiles, utilizan más la agresión verbal que la física, recurren a rumores o conductas de exclusión

de otras compañeras, etc.

En adolescentes un 69 a 80% de los diagnósticos de TND cumplen además criterios para el

diagnóstico de síndrome de déficit atencional.


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VIII. Bibliografía

American Psychiatric Asocciation. (2014). Manual Diagnostico y Estadistico de los trastornos

mentales. Estados Unidos: Paramericana.

CIE 10, Clasificacionde los trastornos mentales y del comportamiento. (2004). Madrid:

Paramericana.

Giraldo, B., Giraldo, C., Palacios, J., (2008), Trastorno oposicional desafiante: enfoques

diagnóstico y terapéutico y trastornos asociados. Recuperado de

http://www.redalyc.org/html/1805/180513861007/

Peña, F., Palacios, L., (2011), Trastornos de la conducta disruptiva en la infancia y la

adolescencia: diagnóstico y tratamiento, México. Recuperado de

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0185-

33252011000500005&script=sci_arttext&tlng=pt

Vásquez, J., Feria, M., Palacios, L., & De la Peña, F. (2010). Guía clínica para el trastorno
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negativista desafiante. México, Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente

Muñiz. Recuperado de http://www.asdahna.org/web/recursos/guias/Trastorno

%20Negativista.pdf

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