La Vergüenza
La Vergüenza
La Vergüenza
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verguenza-desde-la-terapia-de-aceptacion-y-compromiso/
06/01/2021
Nota: no tenemos que explorar las funciones pasadas de la vergüenza – son las
funciones presentes las que importan. Sin embargo, puede ser útil hacerlo, para
la normalización y la validación, lo que a su vez puede facilitar la aceptación, la
autoaceptación y la autocompasión.
Fusión/defusión
Recordemos aquí dos primeros pasos para la defusión que son el “darse
cuenta… …y nombrar”. Podemos pedirle al o la consultante que se fije en lo
que dice su “mente”, cómo su “mente” (que si, que es una metáfora) la está
juzgando y culpando, o notar como su mente es tan rápida en asumir lo que
otras personas están pensando de ella, o sea juzgarla, criticarla o rechazarla.
Evitación experiencial/aceptación
Para ello nos pueden ser de utilidad las siguientes técnicas: enraizar, centrar y
“echar el ancla”, habilidades esenciales para desarrollar tempranamente,
compromiso, conexión y conciencia expansiva, notar y experimentar con
cambios en la postura corporal y sus efectos; así como el reconocimiento inicial
de los pensamientos y sentimientos que allana el camino para la defusión o la
aceptación.
Generalmente estas personas tendrán poco contacto con lo que les importa, fruto
de las acciones que ponen en marcha para controlar esta emoción que suelen
ocasionarles daños en las relaciones con personas significativas y en otros
aspectos de la vida que valoran. Es por ello que este punto se vuelve crucial
entrenar en la derivación de reglas que funcionen como operaciones
motivacionales verbales que apoyen comportamientos más eficaces y
adaptativos, especificando las consecuencias de los mismos. Algunas preguntas
que nos pueden ayudar en esa línea de exploración son:
¿Cómo tratarías y/o qué consejo le darías a un ser querido que ha pasado
por acontecimientos similares y que se siente de la misma manera que tú?
¿Qué te dice esta vergüenza sobre lo que realmente le importa? ¿A qué
necesitas enfrentarte, tomar medidas o abordar?
¿Qué te recuerda la vergüenza sobre la forma en que idealmente quieres
tratarte a ti mismo/a, tratar a los/as demás?
¿Qué te dice la vergüenza sobre lo que has perdido / necesitas tener
cuidado / quieres defenderte / te preocupas profundamente / necesitas
tratar?
En esta parte quizá sea muy necesario trabajar las conductas impulsivas y nos
puede venir bien centrarnos en lo siguiente: defusión de los aspectos cognitivos
(por ejemplo, “Lo necesito”, “Lo quiero”, “Yo no puede evitarlo”), aceptación
de los sentimientos y sensaciones del impulso, echar el ancla, enraizar y
centrarse en medio del impulso, control conscientemente las acciones (por
ejemplo, la respiración, la postura corporal o estiramientos), autocompasión,
conciencia expansiva: ¿qué más hay aquí y ahora, así como este impulso?, o
Yo-contexto: usar “la parte que se da cuenta” para notar cómo aumentan los
impulsos y decrecen con el tiempo.
Exposición
Yo contenido/yo contexto
Las personas que nos consultan suelen tener un autoconcepto muy deteriorado y
además muy fusionado, relacionado con un yo inferior, inadecuado y
vulnerable. Es por ello que podemos ayudarles a darse cuenta que son solo
historias y que esas historias cambian, podemos usar estrategias del tipo “la
parte de ti que se da cuenta” para dar un paso atrás y observar los diversos
elementos de la vergüenza- pensamientos, sentimientos, sensaciones, recuerdos,
etc.; así como notar que la vergüenza no es la esencia de lo que son; que hay
mucho más en ellos/as. De esta manera, damos forma a un comportamiento
verbal más flexible y autodirigido en presencia de eventos privados que varían a
lo largo del tiempo (por ejemplo, recuerdos del pasado y preocupaciones por el
futuro), lugar (por ejemplo, situaciones diferentes, relaciones, roles) y persona
(por ejemplo, diferentes perspectivas sobre el mismo evento).
Y ahora sí, para finalizar, a aquellos y aquellas terapeutas que estéis interesados
en trabajar más a fondo estas problemáticas, os recomiendo enormemente que
visiteis la página ACT with Compassion, ya que en ella encontrareis multitud de
información, escalas, ejercicios para los consultantes, etc.; y aunque
mayormente están en inglés, hay bastante material en español.
Referencias bibliográficas
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depression: the role of the evaluation of social rank. Clinical Psychology
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Therapists. Disponible en: https://contextualconsulting.co.uk/wp-
content/uploads/2020/02/Working-with-Shame-Russ-Harris.pdf
Luoma, J., LeJeune, J., & Platt, M. (2020). Case Conceptualization
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de: https://www.actwithcompassion.com/case_conceptualization
Ruiz Sánchez, J. J. (2020). Terapia de Aceptación y Compromiso. Una
Definición Funcional desde ABA. Disponible en
http://fapcontexto.blogspot.com/2020/10/terapia-de-aceptacion-de-
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Tangney, J. P., Mashek, D., & Stuewig, J. (2005). Shame, Guilt, and
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Inquiry, 16(1), 44–48.
Sedighimornani, N. (2018). Shame and its features: Understanding of
Shame. European Journal of Social Sciences Studies. Vol. 3, 75-107.
Antiguamente el "destierro" significaba la muerte, por lo que las personas sentían miedo a la
desaprobación o a la equivocación. Experiencias en la infancia como no sentirte atendido física o
emocionalmente, así como abusos, conllevan a que la persona se relacione consigo mismas desde
la vergüenza (desde el pensamiento/emoción de: "hay algo malo conmigo.") Aquí es cuando las
personas pierden incluso el interés de comer porque no le ven sentido a cuidar de su alimentación.
Cuando ya has tratado de controlar por todas las vías y te das cuenta que ninguna de ellas dio el
resultado que esperabas, entonces ocurre el milagro que sería "the dark night of the soul". El Dr.
David Hawkins aclara que no es la noche más oscura del alma, sino del ego. ¿Qué significa esto?
cuando la conversación interna se vuelve insostenible, llega un punto en el que uno se rinde. El
momento en el que te sueltas y te rindes, ocurre el milagro.
Por eso es la noche más oscura para el ego, porque te das cuenta que "el proceso" no está
en tu control.
La Fenomenología de la Vergüenza
¿Cómo es la experiencia de sentir vergüenza? Lo primero es diferenciarla de la culpa. En la
culpa aparece un crítico interno o “Pepe Grillo” pero enfocado a un comportamiento que es
juzgado como negativo o dañino. Y este juez interno nos castiga o nos reta por haber cometido
esa falta.
Tanto en la culpa como en la vergüenza aparece la auto observación. Uno se vuelve muy
consciente de sí mismo, mirándose desde fuera y analizando cualquier falla o error. Esto nos saca
del fluir de la situación y no nos permite disfrutar o actuar tranquilamente, ya que la atención
está puesta en observar y juzgar.
Esto hace que la experiencia principal de la vergüenza sea la de esconderse o taparse la cara.
Por eso decimos trágame tierra, y por eso los tímidos tienden a ser vergonzosos, porque se
esconden para protegerse y no exponerse a las críticas y al rechazo.
El macho que se avergüenza de sus aspectos sensibles y “femeninos”, entonces los oculta
y se presenta al mundo como Don Juan o como Rambo.
La mujer coqueta que se avergüenza de su apariencia y se muestra al mundo tapada de
maquillaje y con una sonrisa pegada a la cara.
El estudiante perfeccionista que se avergüenza de cualquier error o falta que pudiera
cometer, entonces pone toda su energía en que le salga todo bien y en que nadie nunca
vea alguna imperfección en él.
La Función de la Vergüenza
La vergüenza (a diferencia de la culpa) está asociada a muchos problemas psicológicos y
psiquiátricos, como la violencia, adicciones, depresión, trastornos de alimentación, etc. Sin
embargo, los únicos que nunca sienten vergüenza son los psicópatas y otras personas con
trastornos severos y que no han desarrollado la capacidad de empatizar con los demás.
Entonces, ¿la vergüenza es mala o buena? Evidentemente puede ser ambas. Su propósito
fundamental es hacernos cumplir las expectativas sociales y lograr ser aceptados por la
comunidad. La vergüenza se activa cuando creemos (casi siempre implícitamente) que hemos
faltado a una norma social (o estándar personal) y corremos riesgo de ser expulsados del grupo.
Sentimos que hay un aspecto nuestro que no es aceptable, y por lo tanto debemos ocultarlo (ya
sea ocultándonos nosotros, o mostrándonos de una forma socialmente aceptable). Por lo tanto,
cumple una poderosa función de regulación social.
Tal como hemos explicado anteriormente, para nuestra supervivencia como mamíferos estamos
programados para buscar la aprobación de la comunidad, ya que sin ésta nos quedamos solos y
moriríamos rápidamente. Por lo tanto, como especie necesitamos mecanismos de regulación
social internalizados, y la vergüenza es uno de los principales.
Ante esta compleja situación podemos diferenciar entre vergüenza adaptativa y destructiva.
Otro ejemplo simple es cuando vamos a otro país donde tienen costumbres distintas, notamos
que nos “miran feo” y corregimos nuestro comportamiento para no ofender a las personas de otra
cultura.
En cambio, la vergüenza destructiva nos hace sentir que no somos (ni seremos)
suficientemente buenos; se vive como auto-desprecio, generando parálisis y una evitación
de las situaciones avergonzantes. Se activa cuando tratamos de cumplir estándares que no son
adecuados para nosotros, o buscamos calzar en un grupo que no calza con nosotros.
Por ejemplo, cuando niño me gustaba una compañera de curso, y empecé a hacerme amigo de
ella. Todo iba bien hasta que mis compañeros se enteraron y cada vez que me acercaba a ella o le
hablaba me molestaban y nos hacían a ambos súper conscientes de nosotros y lo que estaba
pasando. En esas situaciones sentí vergüenza destructiva, porque traté de ocultar cualquier señal
de interés hacia mi compañera, lo que obviamente impidió que pasara algo más con ella. Me
sentí pésimo con las burlas e implícitamente traté de cumplir con la norma de nunca mostrar mi
interés por una niña. Es evidente que esta norma no era una que me conviniera cumplir.
Otro ejemplo es el del ñoño de clóset (ver artículo relacionado), que rechaza su identidad ñoña y
busca aprobación en el grupo de los “populares”. Como ese grupo claramente no calza con sus
estilo, sentirá vergüenza y constantemente estará ocultando partes importantes de su identidad,
gustos y conductas para conseguir la tan ansiada aceptación.
La terapeuta chilena María Guiomar Miranda explica que para sanar la vergüenza necesitamos
exponer lo que habitualmente ocultamos en un contexto protegido y que calce con
nosotros. Esto último significa que parte de nuestra tarea es buscar un grupo de pertenencia
donde no nos rechacen por ser como somos. Es similar a la fábula del patito feo, que finalmente
descubre que era un cisne (y por lo tanto nunca calzaría con los patos).
Esto suena simple pero es lo contrario a lo que hacemos habitualmente. Como el exponernos
nos hace sentir inadecuados y gatilla la vergüenza, ocupamos toda nuestra energía en ocultar
nuestro aspecto reprobable, o evitar las situaciones donde éste podría mostrar la cara. Caemos en
la trampa de pensar que necesitamos ser súper fuertes y eliminar el riesgo para mostrarnos. En
cambio, lo que debemos hacer para sanar es exponernos con nuestras imperfecciones y
vulnerabilidades.
Necesitamos tener una experiencia emocional correctiva: experimentar (no sólo saber
racionalmente) que nuestra falla es aceptable, que somos valorables incluso con la parte que
queremos ocultar. El mostrarnos sin la falla o perfectos nos hace sentir bien a corto plazo, pero
mantiene la creencia implícita de que no seremos aceptados si alguien conoce nuestro secreto, lo
que nos deja en una posición precaria y puede mantener una sensación de baja autoestima.
Si tenemos la experiencia de ser aceptados por un otro que conoce nuestra parte “mala”, con
nuestras vulnerabilidades, bajará el temor al rechazo y se apagará el crítico interno. Esto
aumentará nuestra sensación de confianza y nuestra capacidad de disfrutar el momento en vez de
estar observándonos críticamente. De esta forma, podremos aceptarnos a nosotros mismos
también.
Por ejemplo, un hombre constantemente recibía piropos pero se sentía interiormente muy poco
atractivo. Explorando de dónde surgía esta sensación, fue claro que él siempre se presentaba a
los demás muy arreglado, con sus mejores ropas, peinado y tirando pinta. Él no se atrevía a
mostrarse desarreglado, porque se avergonzaba de ese lado feo, poco atractivo de sí mismo. De
esta forma, cuando una niña le decía que era atractivo, él lo agradecía y superficialmente se
sentía bien, pero internamente sabía que ella estaba viendo sólo su fachada, y lo valoraba porque
no conocía su lado oculto. En este caso lo que le ayudó fue empezar a mostrarse (en contextos de
confianza) sin arreglarse, con sus peores ropas, y experimentar en carne propia que su lado B
también era aceptable por los demás.
Una vez que adquirimos confianza y sabemos que somos aceptables al menos por algunas
personas, ya no seremos tan frágiles ante cualquier posibilidad de rechazo. Esto nos dará
confianza y valentía para asumir riesgos.
Conclusión y recomendaciones
En este artículo hemos planteado que la vergüenza puede ser muy dañina, pero también es de
vital importancia para nuestra vida social.
Hablamos de que el camino para superar la vergüenza destructiva es el exponernos con nuestras
imperfecciones, vulnerabilidades y errores. Esto genera una profunda sensación de seguridad,
porque aprendemos experiencialmente que no es terrible que vean ese lado nuestro, que igual
somos queribles. Pero además, es parte esencial de cualquier esfuerzo de cambio, aprendizaje e
innovación.
La vergüenza nos lleva a ocultar y evitar el riesgo. Nos lleva a dar la respuesta segura y
conocida, a mostrar la parte linda de nosotros, la que sabemos que caerá bien o que no generará
críticas. Pero el aprendizaje y el cambio requieren asumir riesgos, ensayar y probar cosas nuevas
que no sabemos si funcionarán. Y esto implica el peligro de cometer errores, fracasar y recibir
críticas o reprobación. Por lo tanto, el camino del exponerse requiere mucha valentía, pero es la
única forma de validarnos como personas, de crear y de generar un cambio.
Si quieren saber más, recomiendo nuevamente estas charlas (en inglés, con subtítulos en español)
sobre vulnerabilidad y vergüenza, así como este artículo que explica la importancia de superar la
vergüenza para aprender.