Ser Muchos o Un Sólo Profesor

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Ser muchos o un sólo profesor: re-construyendo la identidad docente.

Graciela Carolina Cuevas Rivera

“Entre el ser y el deber ser se encuentra el destino del hombre” -Immanuel Kant.

Pareciera tan simple la idea del profesor como mero actor de la sociedad que se ajusta

a las exigencias de profesionalización y que es capaz de ajustarse a cualquier contexto

educativo; por si fuera poco, es aquel que debe tener un espíritu humanista capaz de

derribar las brechas de desigualdad; en su sentido humanista más amplio, capaz de ser

un sujeto ejemplar en la sociedad como en su hogar y, en mi caso, ser una madre que

forme a un buen ciudadano y que prepare un desayuno balanceado a las 6.

Es que seamos sinceros: ¿se puede ser buen docente según lo requerido por la sociedad

y formar un buen núcleo familiar? ¿las expectativas que recaen sobre los docentes son

las reales o es que la sociedad ha impuesto un peso excesivo en el maestro al grado que

una responsabilidad compartida se volvió nuestra única responsabilidad? ¿cómo puedo

ser capaz de formar ciudadanos cuando estos mismos desvalorizan mi función, realizan

legislaciones punitivas y aunado a esto, los medios de comunicación nos ridiculizan?

¿Cómo puedo ser capaz de profesionalizar mi labor eficientemente al mismo tiempo de

cumplir con mi horario laboral y tener una vida personal? ¿Acaso sólo debo privarme de

mi persona y mi familia porque es un sacrificio que se supone debo hacer? ¿y entonces

la parte humanista de la educación no se aplica a su personal? ¿y si no tomo el tiempo

necesario para reflexionar porque debo cumplir con un tiempo estipulado en entrega

administrativa y mi profesionalización? ¿es realmente esto lo que quería y pensaba

acerca de mi profesión? ¿y si realmente esto no es lo que quería? ¿enserio me “pintaron”


muy bonito en mi escuela formadora la profesión? Si me siento de esta manera, ¿no soy

un buen docente? ¿tengo permitido sentirme así?

En el ámbito de la filosofía desde tiempos de Platón y Aristóteles, la dicotomía del “ser y

el deber ser” ha sido siempre un objeto de debate: el “ser” representa nuestra esencia,

quienes somos realmente y la historia que nos antecede; mientras que el “deber ser” se

refiere al estado ideal o normativo al que se aspira alcanzar producto de una construcción

social que nos marca las pautas que espera. Iniciemos por considerar qué es la identidad

según Jarauta (2017) quien menciona que “nace de la experiencia, vivencia y percepción

del individuo respecto a sí mismo y al entorno social”; es decir, esta concepción tanto

subjetiva como objetiva es primordialmente una formación personal y a su vez social con

relación a la experiencia de vida de cada persona que refleja la identidad

fundamentalmente del “yo” de una manera amplia y personal como un individuo parte de

una sociedad.

A diferencia de la identidad personal y social, la identidad profesional parte de un proceso

de socialización en ámbitos o espacios especializados que lo configuran como un

profesional, es decir, “la identidad profesional tiene que ver con un conjunto de atributos

que diferencian a un grupo de otros” (Jaurata, 2017), sin embargo, esta identidad

profesional se ve fuertemente influenciada por los aspectos familiares y escolares que

determinan de manera crítica la construcción de la identidad profesional. Entonces, ¿qué

determina la identidad docente? ¿cuál es la diferencia entre una identidad profesional si

esta misma determina a un gremio? ¿Cuál es el punto crítico de una identidad docente?

La identidad docente es entonces un constructo específico del área de la educación con

la característica de ser siempre continuo y en constante transformación por las diferentes


dimensiones que lo abarcan y los factores que influyen con él. En ambos casos su

integración tiene relación con el ejercicio profesional y la formación inicial pero la

identidad profesional abarca los intereses y aptitudes vocacionales mientras que la

identidad docente posee una relación con su acción teórica-práctica, es decir, hay un

vinculo estrecho entre el conocimiento que posee el docente y el cómo lo lleva a la

acción.

Para Vaillant (2008) la identidad docente “se refiere a cómo los docentes viven

subjetivamente su trabajo y a cuáles son los factores de satisfacción e insatisfacción”,

esta acepción guarda relación con la diversidad de identidades profesionales que existen

en la docencia, así como en la experiencia personal y en el papel en el que conciben

socialmente esta profesión. Es entonces que la identidad profesional docente es una

parte común para todos los docentes y a la vez específica en cuando a su relación con

los diferentes contextos de trabajo y su historia personal.

“Entonces, la identidad profesional docente, no solo se enmarca en una

identidad meramente personal, de vocación o social, o por interacción entre

culturas en determinado contexto; sino también, por la memoria y las

relaciones intersubjetivas que experimenta el individuo en su entorno y vida

cotidiana” (Olave, 2020)

La identidad profesional docente es inherentemente multidimensional compuesta

por varias facetas como lo son las creencias y valores personales, la autoimagen

profesional y las expectativas sociales. Además, es contextual por estar

profundamente influenciada por el entorno en el que se ejerce la docencia, su

cultura institucional, prácticas políticas y educativas, así como normas sociales que
juegan un papel importante en la construcción de esta identidad; y no sólo eso, los

docentes van configurándola a través de sus historias personales y profesionales

que reflejan sus expectativas y aspiraciones.

Esta definición al involucrar un sentido personal puede ser compleja y confusa, no

sólo intervienen la construcción social de su colectivo sino de una sociedad que

desdibuja al maestro y lo estereotipa dejando atrás su naturaleza humana pues “a

diferencia de otras profesiones en la sociedad, el maestro debe asumir una

identidad que no siempre le corresponde” (Olave, 2020). Estas tensiones y

conflictos surgen a partir de dilemas éticos y morales que emergen cuando nuestras

creencias personales chocan con las demandas institucionales que

paradójicamente son parte integral de la identidad docente, de su crecimiento y

transformación.

De esta manera me permito enunciar los factores que inciden en la formación

docente y que a su vez generan conflictos a la misma pues como dice el dicho “lo

que no te mata te hace más fuerte” esta ambivalencia debe de generar un punto de

mediación que genere el continuo de re- construcción en la identidad profesional

docente:

La formación inicial consolida o refuta las ideas de nuestra historia de vida y

percepciones sobre la imagen que se tiene de ser docente, genera una disonancia

al descubrir las diferencias desde la posición del alumno a la del maestro. Durante

este prácticum el alumno deja de tener una imagen idealizada a una real en relación

con la profesión; trazándose objetivos, metas y aspiraciones en la reconstrucción

del ser maestro.


El diseño de planes y programas, así como las políticas educativas juegan un

papel importante en el medio profesional docente, estas ayudan a configurar

percepciones más precisas ofreciendo oportunidades de reflexión y formación. Pero

también al permitir la diversificación de profesiones en la docencia ha generado un

desarraigo de identidad a la vez de generar mayores exigencias en las obligaciones y

responsabilidades del profesorado.

La integración de nuevos contextos dentro del ámbito socioeconómico, político e

ideológico han reorientado el papel del docente como agente educativo, generando la

evolución de las prácticas educativas e involucrando las redes de aprendizajes tanto para

alumnos como para docentes, convirtiéndose en experiencias mucho más

enriquecedoras poseyendo las herramientas necesarias para su aprovechamiento. Por

su parte el deterioro de estos mismos ámbitos indicen desfavorablemente “en la situación

personal, emocional, colectiva y económica del profesor, que, en menor o mayor medida,

repercuten en el afianzamiento de su identidad y en su eficacia pedagógica” (González,

2019).

La satisfacción y motivación tienen una fuerte carga emocional que refuerzan las

experiencias académicas/profesionales y las metas-expectativas-pretensiones al

determinar significativamente su imagen como docente al recibir un estímulo positivo en

su imagen. Dichas pueden ser desvalorizantes al no tener una comunidad que

reconozca, valore y apoye al trabajo pedagógico por lo que también crea conflicto en su

identidad.

La consolidación de espacios sociales para la reflexión colectiva es una

herramienta fundamental que nos permite consolidar una identidad colectiva, no sólo los
docentes en formación aprenden de los más experimentados, sino que ellos también

reconocen ideas nuevas de los primeros; también, el trabajo entre los colegiados forma

parte importante de una consolidación en las practicas pedagógicas. Sin embargo, en

trabajo colaborativo no es muy común entre compañeros y el pedir ayuda es visto como

símbolo de incapacidad aislando las prácticas a un salón de clases y difícilmente

comparten los problemas que puedan enfrentar.

En resumen, la identidad profesional docente es una construcción compleja y dinámica

que se desarrolla a lo largo de la carrera profesional del docente pero que tiene sus

orígenes desde el seno familiar y en las experiencias previas de vida. Sus características

multidimensionales y contextuales, el modelo de construcción, los factores influyentes,

las tensiones y conflictos, y su impacto en la práctica educativa son aspectos cruciales

para comprender cómo los docentes se ven a sí mismos y cómo son percibidos en su rol

profesional. No existe un parámetro para definir a un docente, sus características hacen

personal la forma en la que este recrea y construye su profesión; es decir, siempre debe

crear un punto medio y no de inflexión, entre lo que él cree que es y debe ser su identidad

profesional docente.
BIBLIOGRAFIA

-González, J. (2019). La identidad profesional del docente. Un acercamiento a su

desarrollo. Divulgación, análisis y perspectiva. Eduscientia. Divulgación de la ciencia

educativa ISSN: 2594-1828 • Año 2, Núm. 4 • agosto 2019 www.eduscientia.com /

[email protected]. Recuperado de:

https://eduscientia.com/index.php/journal/article/download/59/41

-Jarauta, B. (2017). La construcción de la identidad profesional del maestro de primaria

durante su formación inicial. El caso de la Universidad de Barcelona. Profesorado.

Revista de Currículum y Formación de Profesorado, 21(1), 103-122

-Olave, S. (2020). Revisión del concepto de identidad profesional docente. Revista

Innova Educación, 2(3), 378-393. Recuperado de:

https://doi.org/10.35622/j.rie.2020.03.001

-Vaillant, D. (2007). La identidad docente, la importancia del profesorado como persona.

Presentado en I Congreso Internacional Nuevas Tendencias en la Formación

Permanente del Profesorado. Recuperado de:

http://www.ub.edu/obipd/docs/la_identidad_docente_vaillant_d.pdf 7

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