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“Comentarios reflexivos sobre los cinco saberes básicos (no oficiales) para que los docentes
sobrevivan a la escuela, de Fernando Sandoval Gutiérrez: hacia una docencia más significativa”
Resumen.
Este trabajo es un comentario reflexivo del artículo de Fernando Sandoval Gutiérrez, el cual propone
cinco "saberes básicos no oficiales" pero necesarios para que los docentes puedan enfrentar los desafíos
de la educación contemporánea. A través de una revisión profunda del texto, se explora la relevancia de
estas competencias en el contexto actual. El trabajo se centra en la importancia de la vocación docente y
en cómo esta se vincula con el desarrollo de habilidades como la adaptación a contextos cambiantes, la
inteligencia emocional, la capacidad para fomentar el aprendizaje autónomo y la construcción de
comunidades de aprendizaje. Asimismo, se analizan los desafíos que suponen, el papel de las políticas
educativas en el fortalecimiento de la identidad profesional docente, la promoción de una formación
inicial y continua de calidad. Se resalta la necesidad de repensar la formación docente y las políticas
educativas para que estas respondan a las demandas de una sociedad en constante evolución mediante el
fortalecimiento de los cinco saberes planteados como un marco conceptual valioso para fortalecer la
vocación docente y desarrollar más competencias pertinentes en los educadores.
Palabras clave: formación docente, desarrollo profesional, competencias docentes, educación
contemporánea, políticas educativas, vocación docente, contexto escolar, identidad profesional.
Introducción.
El presente trabajo tiene como objetivo realizar un comentario reflexivo del artículo de Fernando
Sandoval Gutiérrez, "Los cinco saberes básicos (no oficiales) para que los docentes sobrevivan a la
escuela". En este texto, Sandoval plantea una reflexión profunda sobre la compleja realidad que
enfrentan los docentes en la actualidad, y propone un conjunto de competencias esenciales para ejercer
la docencia de manera efectiva y significativa.
El artículo de Sandoval se inscribe en un contexto educativo marcado por profundos cambios y desafíos,
la creciente complejidad de la sociedad, el avance de las tecnologías de la información y la
comunicación, así como, las demandas de una educación de calidad y su urgencia de la transformación
radical del rol docente. En este sentido, el trabajo de Sandoval resulta particularmente relevante al
ofrecer una visión actualizada y crítica de la profesión docente y al proponer un conjunto de saberes que
pueden contribuir a fortalecer la identidad y la práctica profesional de los educadores.
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A lo largo de este comentario, se analizarán los principales argumentos presentados por Sandoval, así
como sus implicaciones para la formación inicial y continua de los docentes. Se prestará especial
atención a la noción de vocación docente, a la importancia de las competencias emocionales y sociales,
y al papel de las políticas educativas en el desarrollo profesional de los educadores.
Así pues, se pretende contribuir al debate mediante el análisis de los cinco saberes no oficiales
propuestos por Sandoval, tratando de evaluar su relevancia para enfrentar los desafíos actuales de la
educación y explorar las implicaciones para la formación inicial y continua, así como para el diseño de
políticas educativas pertinentes.
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El enfoque reflexivo permite pensar a las y los profesores desde aspectos que superen los
contenidos y los métodos pedagógicos, dando lugar a la consideración de los valores, actitudes y
emociones del profesor, el desarrollo de su identidad profesional, la toma de decisiones, el análisis
de los dilemas éticos y la examinación de los propios puntos de vista, así como su propio actuar
(Janssen, De Hullu & Tigelaar, 2008). Entendiendo la reflexión como conjunto interrelacional de
procesos cognitivos y afectivos que promueven el cambio en sus actores y contextos (Vanegas,
2019). Así, la identidad profesional docente implica tensiones entre el ámbito personal y el
profesional, las cuales se dan cuando se presentan situaciones interpelantes, e incluso, cuando el
sujeto se ve sometido a la elección entre posibles alternativas. (Vanegas, 2019). Olsen (2008)
propone que esto se da en el marco de acontecimientos y de las relaciones entre personas, por lo
cual, todo lo anterior se puede situar en el contexto de las prácticas pedagógicas y experiencias
cotidianas, ya que es allí donde el sujeto pone en juego el conjunto de creencias personales y
teóricas. Por esa razón, es necesario que durante los primeros años de formación se tensione la
identidad desde procesos reflexivos de identificación, y en los últimos años, desde procesos
reflexivos de identización (Vanegas, 2016).
Este proceso reflexivo no solo fortalece la identidad individual, sino que también contribuye a una
práctica pedagógica más significativa y comprometida. Así, la reflexión se convierte en un eje
central para la formación inicial y continua de los docentes, ya que les permite desarrollar una
identidad profesional sólida y adaptable a los constantes cambios del contexto educativo.
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culturales sobre la enseñanza, así como la participación de un sindicalismo dividido que busca más
mantener sus privilegios y cúpulas de poder que ver en el alumno el centro de toda política de
Estado. Adicionalmente, factores internos a la profesión, como la percepción que los docentes
tienen de sí mismos y en la forma en que son percibidos por la sociedad con base a su desempeño y
habilidades para la atención pertinente de los estudiantes.
3. Factores estructurales.
Castañón (2014), afirma que las políticas educativas en México han oscilado entre reformas
ambiciosas y cambios superficiales, lo que ha generado inestabilidad y dificultado la construcción
de una carrera docente atractiva y valorada. Las condiciones laborales precarias, la sobrecarga de
trabajo y la falta de recursos materiales afectan directamente la motivación y el desempeño de los
docentes. Además, la organización escolar caracterizada por una excesiva burocracia restringe la
capacidad de los maestros para innovar y adaptarse a las necesidades de sus estudiantes. Por
ejemplo, bajo el plan de estudio 2022 el docente debe: contextualizar contenidos del programa
sintético, elaborar un programa analítico el cual debe de estar reformulando cada mes, integrar
contenidos adicionales y saberes comunitarios, desarrollar una planeación didáctica diversificada
basada en proyectos con enfoque sociocrítico acompañado de instrumentos y estrategias de
evaluación formativa, adicionalmente, integrar campañas de prevención de adicciones, inclusión,
erradicación de la violencia y acoso escolar, equidad de género y vida saludable.
Por otro lado, el contexto socioeconómico en el que se desarrolla la práctica docente también
influye en el reconocimiento social. La desigualdad social, la falta de oportunidades y las altas
tasas de pobreza generan mayores demandas sobre el sistema educativo y, en consecuencia,
sobre los docentes.
Sandoval en lista cinco saberes no oficiales pero esenciales como una necesidad para sobrevivir en la
tarea llamada educación, esta expresión (sobrevivir) la enfatiza como una urgente mirada a la
necesidad de que estas competencias se promuevan desde las instancias agregadas del sistema educativo,
y de que se fortalezcan y promuevan desde diversos ámbitos y estrategias, …a fin de que los docentes
desarrollen un conjunto de habilidades y conocimientos más allá de los contenidos curriculares
tradicionales en la formación inicial y continua, para enfrentar los desafíos de la educación
contemporánea. Estos "saberes no oficiales" Sandoval los propone como fundamentales para que los
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docentes puedan responder a las demandas de un mundo en constante cambio y a las necesidades de los
estudiantes.
En el primer y tercer saber, Sandoval plantea la necesidad de saber enseñar en el contexto actual, al
adquirir un conocimiento profundo y multidimensional del contexto escolar. Más allá de dominar los
contenidos disciplinares y las metodologías pedagógicas, los docentes deben comprender las diversas
dimensiones que conforman la realidad escolar: desde las políticas educativas y la gestión administrativa
hasta las relaciones interpersonales y el entorno físico. Así, en palabras de Sandoval, la tarea docente
trasciende la mera transmisión de conocimientos, demandando de los docentes una competencia
pedagógica integral. Esta implica la capacidad de adaptar sus prácticas a las necesidades individuales y
colectivas de los estudiantes, lo cual requiere un profundo conocimiento de sus contextos
socioculturales, intereses y estilos de aprendizaje.
Gonzalvez (2016), introduce el concepto de “Ambiente Ampliado, partiendo de la consideración de
que:
“de manera concreta el aula de clases debe recrearse y debe empoderar a todos sus actores y adicionar
otros, que cumplan otras funciones y roles. Así como reorganizar y dinamizar tiempos y productos a
realizar para cada objetivo de aprendizaje. Por esto se concibe lo que se denomina un Ambiente
Ampliado al aula que responde al diseño e implementación de un escenario de enseñanza cuya entrada
al mismo son las debilidades que presentan los estudiantes para articular las concepciones teóricas que
dan cuenta de la modelación de realidades y los objetivos de aprendizaje. Lo que se pretende con el
ambiente ampliado es construir un espacio que permita de manera permanente la articulación de la
teoría con la práctica, a través de la participación de varios actores además del docente; su esencia
epistémica se centra en la asociación de la teoría con la realidad que es presentada por expertos que
son invitados al aula de clases y que muestran como el "saber" se vuelve "hacer". En ese ambiente el
estudiante debe desarrollar actividades en las que reconozca como los conceptos tienen un entronque
en la realidad sujeto de ser modelada” (Gonzalvez,2016).
Bajo estas miradas, enseñar en el contexto actual no solo implica una reorganización del espacio y del
tiempo, sino también una redefinición de los roles de todos los actores involucrados en el proceso
educativo, incluyendo docentes, estudiantes y expertos externos.
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vincular los contenidos académicos con las experiencias y el entorno de los estudiantes, se puede
fomentar un aprendizaje más relevante y motivador, que les permita a los estudiantes desarrollar las
competencias necesarias para enfrentar los desafíos de las realidades presentes y del futuro.
En su segundo saber, Sandoval presenta un panorama revelador sobre la transformación del rol docente
en la era digital. La democratización del acceso al conocimiento, propiciada por las tecnologías de la
información y la comunicación, ha redefinido las dinámicas de enseñanza-aprendizaje, demandando del
docente una constante actualización y adaptación.
La idea de que el docente sea un knowmad, un nómada del conocimiento, resuena con la necesidad de
que la profesión docente sea vista como una vocación en constante evolución. Al igual que un
investigador, el docente debe estar dispuesto a explorar nuevos territorios del conocimiento, a cuestionar
sus propias creencias y a compartir sus hallazgos con otros. Esta actitud de aprendizaje continuo no solo
beneficia al docente en su desarrollo profesional, sino que también enriquece la experiencia de
aprendizaje de sus estudiantes.
Saber aprender por cuenta propia, plantea un desafío fundamental para la profesión docente: la
necesidad de asumir un rol activo en la construcción de su propio conocimiento. Esta capacidad, debe
ser considerada como un aspecto inherente a la vocación docente, pues es lo que permite a los
educadores adaptarse a los cambios constantes del entorno y ofrecer a sus estudiantes una educación de
calidad y relevancia.
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docentes pueden establecer relaciones más auténticas y significativas. Sin embargo, esta afirmación abre
por lo menos tres desafíos según Mortiboys (2016):
“la práctica docente se enfrenta a un triple desafío emocional: primero, el docente debe reconocer su
propia dimensión emocional y cómo esta influye en su desempeño en el aula. Segundo, debe
comprender y respetar las emociones de sus estudiantes, integrándolas en las interacciones
pedagógicas. Por último, el estudiante debe concebir al docente como un individuo con emociones,
desmitificando la figura del educador como un ser impasible”.
Adicionalmente, el ejercicio de las habilidades emocionales entre colegas, supone un desafío aún mayor.
Por último, el quinto saber subraya la importancia de que los docentes construyan un proyecto de vida
profesional que les permita encontrar un sentido profundo en su trabajo. Al tener una visión clara de sus
metas y valores, los docentes pueden mantener una actitud proactiva y motivada frente a los desafíos de
la profesión. Además, un proyecto de vida profesional sólido contribuye a fortalecer la identidad docente
y a fomentar un mayor compromiso con la tarea educativa. Lo que supone una vocación profesional
profunda en la tarea docente. En este sentido, el modelo de PLAN DE VIDA Y DESARROLLO DEL
PERSONAL ACADÉMICO formulado por la Universidad La Salle por Carballo ( 2018), sugiere que un
plan de vida docente es una hoja de ruta personal que, al articularse con políticas educativas sólidas y
claras, proporciona un marco de certidumbre y oportunidades para el desarrollo profesional. Estas
políticas deben ofrecer al docente herramientas, recursos y estímulos que les permitan construir
trayectorias profesionales coherentes y significativas.
Comentarios finales.
El análisis realizado ha puesto de manifiesto la relevancia de la vocación docente como eje central en la
mejora de los procesos educativos. Más allá de la mera transmisión de conocimientos, la vocación
implica un compromiso profundo con el desarrollo integral de los estudiantes, lo cual requiere de un
conjunto de competencias que van más allá de los saberes disciplinares.
En este sentido, resulta evidente la necesidad de que los docentes desarrollen habilidades como la
capacidad de adaptación a contextos cambiantes, la competencia para establecer relaciones
interpersonales significativas y la habilidad para fomentar el aprendizaje autónomo en sus estudiantes.
Estas competencias, junto con un profundo conocimiento de las teorías pedagógicas y los contenidos
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disciplinares, conforman un perfil docente integral que puede responder a las demandas de una sociedad
cada vez más compleja.
Para lograr y mantener este perfil docente, es fundamental que las políticas educativas se orienten a
fortalecer la vocación y el desarrollo profesional de los docentes. Esto implica diseñar programas de
formación inicial y continua que promuevan la reflexión crítica, la investigación y la innovación
pedagógica. Asimismo, es necesario establecer mecanismos de reconocimiento y valoración de la labor
docente, así como condiciones laborales dignas que permitan a los docentes dedicarse plenamente a su
tarea. Adicionalmente, es importante generar espacios que favorezcan la interacción con colegas, para la
reflexión sobre la práctica con la intención de que los docentes pueden enriquecer sus conocimientos,
compartir experiencias y fortalecer su identidad profesional.
En conclusión, la vocación docente es un elemento indispensable para garantizar una educación de
“excelencia”. Sin embargo, esta vocación debe ser nutrida y fortalecida a través de políticas educativas
adecuadas, desde la formación inicial, programas de formación continua pertinentes y la creación de
comunidades de aprendizaje entre colegas que fortalezcan la identidad profesional.
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https://repositorio.uc.cl/bitstream/handle/11534/21508/Vanegas%20C%20Procesos%20Reflexivos%20de
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