AVitaller Arquitectura Salud Mental

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ISSN: 2462-7348

Boletín 13 – abril 2022


Espacios para el cuidado de la salud mental

Arquitectura para la salud mental


Albert Vitaller i Santiró, Arquitecto fundador de Vitaller Arquitectura.

El acceso a la atención de salud mental de alta calidad es más esencial que nunca. Se considera
que un 25% de la población tendrá un trastorno mental a lo largo de su vida, y en Cataluña
representan un 12,5% de los problemas de salud de la población, por encima del cáncer o
enfermedades cardiovasculares.

La enfermedad mental puede despojar a las personas de su independencia, bienestar y dignidad.


La enfermedad mental afecta la capacidad de una persona para vivir con comodidad y
propósito.

Con una pandemia mundial que ha acentuado la necesidad de atención a la salud mental de
millones de personas en todo el mundo, es fundamental la creación de entornos que aborden los
sesgos culturales y ayuden a transformar los estigmas que esta enfermedad aun conlleva.

Hablar de “Hospital psiquiátrico” trae a la mente imágenes sombrías, a menudo incómodas: desde
el paciente mental estereotipado, peligrosamente violento hasta los ambientes lúgubres en los
que se mantiene a los pacientes fomentado por clichés que forman parte del imaginario colectivo
y que se encuentran abundantemente en las películas y los medios de comunicación

El estigma asociado con la enfermedad mental es muy común. Los pacientes enfrentan prejuicios,
estereotipos, malentendidos, discriminación y autoestigma. Tienen miedo de ser etiquetados. Otro
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miedo es a los servicios de salud mental y la aprensión al tratamiento aumenta; cuando un


paciente tiene que ser tratado en un hospital psiquiátrico aparece el miedo al estigma asociado
a una instalación, que a menudo se asocian con una penitenciaría o un asilo.

Durante décadas, las instituciones de salud mental, diseñadas para pacientes en peligro de
autolesionarse, han priorizado la seguridad (de los enfermos y de los trabajadores) sobre la
creación de entornos favorables para los pacientes. Dichos edificios, con un carácter más propio
de instituciones penitenciarias, se enfocan en mantener a los pacientes lo más seguros y
distanciados posible. Los componentes arquitectónicos y de diseño limitantes, combinados con la
falta de naturaleza, solo hacen que los pacientes se sientan cada vez más aislados.

Los espacios de salud mental tienen un impacto significativo en el proceso de recuperación de los
trastornos de conducta. La estigmatización de la enfermedad mental se refuerza a través de
espacios de tratamiento todavía hoy con un carácter clínico e institucional, diseñados para ser
seguros y fáciles de limpiar, lo que a menudo resulta en espacios que perciben fríos y estériles,
llenos de materiales duros y sintéticos.

Después de un siglo de instituciones insalubres que han alentado el estigma asociado con el
manicomio, en los últimos años la tendencia es promover la importancia del entorno físico para la
rehabilitación psiquiátrica, incorporando la comunidad y las ideas de entornos favorables para el
paciente en el diseño de los recursos para la recuperación de los trastornos de salud mental.

¿Cómo puede la arquitectura mejorar los entornos terapéuticos?

El espacio físico debe ser un entorno favorable para el paciente que complemente la práctica
clínica y que fomente la reducción de la estadía.
Mediante un diseño consciente de los espacios se puede fomentar la actividad física de las
personas para una mejor gestión de la comorbilidad de los pacientes, lo que significa mejorar
también la presión arterial, diabetes, obesidad y enfermedades respiratorias.

Diversos estudios han comprobado que las habitaciones individuales para pacientes con baño
privado reducen el estrés y la agresividad de los usuarios, de manera que se mejora el proceso de
recuperación y las condiciones laborales de los cuidadores.

Se ha demostrado que la exposición a la naturaleza reduce los niveles de cortisol, un indicador de


estrés o que reemplazar habitaciones grandes, por espacios más privados e íntimos puede
disminuir el estrés de los pacientes consiguiendo una mayor adherencia al tratamiento y lograr un
progreso duradero en su recuperación.

Para el diseño de la ampliación y reforma del Hospital Sagrat Cor de Martorell hemos realizado
una amplia revisión de la literatura existente acerca del diseño para establecimientos de salud
mental, en la que se determina que hay elementos del entorno físico que afectan directamente
a la salud mental de las personas.
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Hemos desarrollado en este edifico cinco conceptos que forman parte de nuestra manera de
afrontar los proyectos, un diseño consciente para que el entorno físico participe del proceso de
recuperación de los pacientes, poniendo en el centro de nuestros diseños a las personas:

Debe considerarse el paisaje exterior como una parte fundamental del entorno terapéutico. La
visión del exterior es una regla de diseño fundamental, para facilitar la presencia de la luz, que
favorece la orientación espacio-temporal.

Es necesario crear conexiones con la naturaleza a varias escalas, desde áreas protegidas al aire
libre para leer, hablar o sentarse y pensar hasta las vistas restauradoras hacia la naturaleza, desde
el exterior o desde las ventanas del interior del edificio.

Los espacios exteriores (jardines, terrazas,…) favorecen la vida activa de los pacientes, su
independencia en ambientes seguros, controlados y que reducen la agresividad y la ansiedad.

Es importante estimular la interacción social, como parte fundamental de la normalización y


contra la estigmatización de los pacientes con trastornos mentales. Hay que diseñar lugares que
favorezcan los encuentros y la comunicación entre las personas, así como la sociabilización y la
permanencia en los grupos sociales de los pacientes.

Hay que crear diferentes espacios que fomenten la posibilidad de desarrollar actividades, grupales
o individuales, diversas y que faciliten la interacción entre las personas, creando espacios de
conversación y zonas de ocio, al igual que en un espacio domestico hay espacios para diversas
actividades, tanto interiores (comedores, estar, biblioteca) como exteriores (porches).

La implicación de las familias resulta muy importante. Se debe disponer de espacios donde los
residentes puedan compartir con sus familiares su vida diaria, dentro del espacio común o en
pequeñas salas privadas.

Deben crearse espacios que aseguren la protección de la dignidad y la privacidad de los


pacientes mientras mantienen la seguridad, así como la humanización adecuada del espacio
hospitalario con respeto por los determinantes locales y culturales. La habitación individual permite
a los residentes controlar el nivel de estímulos, así como la personalización del espacio, lo que
proporcionará familiaridad y un entorno propio.

En todos los espacios deben tener la máxima luz natural, ya que tiene un efecto beneficioso sobre
el bienestar de los pacientes. Existen numerosos estudios que verifican la mejora sobre el ritmo
circadiano de los residentes, el ciclo día-noche, el nivel de actividad o la reducción del consumo
de medicación. Debe promoverse el máximo la entrada de luz solar, mediante ventanas al
exterior, que a la vez permitan establecer contacto con el entorno y ensanchar la percepción del
entorno espacial.

Es fundamental la creación de ambientes afectivos y seguros, lugares donde los pacientes se


sienta cómodos, seguros y en un entorno doméstico, (en el sentido de la escala, el confort, los
materiales o el mobiliario) y, en última instancia, que infunda un sentido de esperanza. El objetivo
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es desinstitucionalizar las instalaciones y crear lugares que sean cómodos, tranquilos y


silenciosamente inspiradores.

Es importante el uso de materiales culturalmente relevantes y familiares para los usuarios, que a su
vez sean compatibles con la seguridad de los pacientes, la salubridad y el respeto al medio
ambiente.

La arquitectura se trata de espacio y lugar, comprender el contexto físico de la vida de las


personas. Cualquier obstáculo en nuestro entorno requiere energía extra de nuestra parte.
Cuando estamos bien y activos esto es manejable: cuando estamos enfermos es más difícil superar
esos obstáculos, ya que necesitamos recurrir a recursos que son escasos o no están disponibles.
Diseñar espacios de acuerdo con la percepción y la fisiología de las personas, y las mejores
prácticas terapéuticas, es la esencia de la arquitectura terapéutica, que el entorno sea
restaurador y apoye la salud y el bienestar.

Fomentar la escala humana, el confort y el bienestar de los usuarios, diseñando para la


estimulación de todos los sentidos humanos, conseguir espacios que promuevan la autonomía e
independencia de las personas, las relaciones sociales y la pertenencia a un colectivo, pero que
también protejan la intimidad e individualidad es el objetivo en nuestros diseños, una Arquitectura
centrada en la persona.

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