8 Mosco La Economía Política de La Comunicación
8 Mosco La Economía Política de La Comunicación
8 Mosco La Economía Política de La Comunicación
Vincent MOSCO*
INTRODUCCIÓN
* Canada Research Chair in Communication and Society. Queen’s University. Más información en:
http://www.chairs.gc.ca/web/program/index_e.asp
1 N. T.: Debido a las normas de estilo de la revista hemos transformado los términos subrayados del autor
en cursivas a lo largo de todo el texto.
Vincent Mosco La Economía Política de la Comunicación: una actualización diez años después
Hace hincapié en la amplia distribución del poder compartido entre los individuos,
más que, como la economía política, en la concentración del poder en una clase
social dominante.
El artículo comienza definiendo el planteamiento de la Economía Política, iden-
tifica sus características fundamentales, y traza un mapa de las principales escuelas
de pensamiento. A partir de ahí, procede a examinar cómo los investigadores en
comunicación se han servido de este marco teórico para llevar a cabo la investiga-
ción sobre los medios masivos y las tecnologías de la información. El epígrafe resal-
ta los diferentes énfasis que distinguen los planteamientos de investigación en
América del Norte, Europa y el Tercer Mundo. El artículo describe luego el proce-
so de repensar la economía política de la comunicación, proponiendo los medios
para dar cuenta de sus afirmaciones filosóficas. Específicamente, hace un llama-
miento a un acercamiento al saber que acepte la realidad tanto de conceptos como
de observaciones, y deseche la idea, preeminente en algunas teorías, de que todas las
explicaciones pueden reducirse a una causa esencial, tal como la economía o la cul-
tura. Repensar la economía política también enfatiza el cambio social, los procesos
sociales y las relaciones sociales, por encima de la tendencia tradicional en la eco-
nomía política a partir de las estructuras sociales y las instituciones.
Llevando esta agenda a la práctica, el artículo identifica tres procesos que cons-
tituyen los principales puntos de partida para la investigación en la Economía
Política. Mercantilización es el proceso de transformar cosas valoradas por su uso
en productos comercializables que son valorados por lo que de ellos se puede obte-
ner en un intercambio. Puede apreciarse, por ejemplo, en el proceso de convertir
una historia que los amigos disfrutan en una película o novela con el fin de que sea
vendida en el mercado. Espacialización es el proceso de trascender los límites del
espacio geográfico a través de, principalmente, los medios masivos y las tecnolo-
gías de la comunicación. Por ejemplo, la televisión acorta las distancias al proveer
imágenes de eventos internacionales a todas las partes del globo, mientras que las
compañías usan de manera creciente la comunicación computarizada para organi-
zar sus negocios sobre una base global, lo que les permite un mayor acceso a los
mercados y flexibilidad para moverse rápidamente cuando las condiciones les son
menos favorables. Estructuración es el proceso de crear relaciones sociales, prin-
cipalmente aquellas organizadas alrededor de la clase social, el género y la raza.
Por tanto, en lo que respecta a la clase social, la economía política describe cómo
el acceso a los medios masivos y las nuevas tecnologías de la comunicación está
influenciado por las desigualdades en el ingreso y la riqueza, que permiten que
algunos puedan acceder y otros queden fuera. El artículo concluye describiendo
cómo esta renovada Economía Política de la comunicación responde a los desafíos
en sus fronteras con las disciplinas de los Estudios Culturales y la ciencia política.
Este epígrafe comienza por definir Economía Política, considera sus principa-
les características, y concluye describiendo los acercamientos más importantes a la
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nes generales, si bien estáticas. De acuerdo con esta perspectiva, la economía sería
capaz de explicar con precisión cómo compradores y vendedores confluyen en el
mercado para establecer los precios, pero no daría cuenta de aquellos procesos de
cambio social y económico más amplios que crean las condiciones para el estable-
cimiento de precios. Los economistas políticos contemporáneos, ocupando varias
posiciones heterodoxas distintas de aquella que se ha convertido en la corriente
económica dominante, continúan la tradición de la economía política clásica de
considerar el cambio social y la transformación, centrándose ahora en áreas tales
como la transición de una economía industrial a una de servicios o informacional.
El estudio de los medios masivos y las tecnologías de la comunicación juega un rol
importante en esta investigación, porque las industrias que abarcan estos campos de
estudio son fuerzas muy importantes en la creación de la economía actual.
La Economía Política también se caracteriza por un interés en examinar el todo
social o la totalidad de las relaciones sociales que dan lugar a las áreas económica,
política, social y cultural de la vida. Desde la época de Adam Smith, cuyo interés por
entender la vida social no estaba limitado por las fronteras disciplinarias que marca
la vida académica actual, pasando por Marx y los teóricos contemporáneos institu-
cionales, conservadores y neo-marxianos, la economía política ha aspirado de forma
consistente a construir sobre la unidad de lo político y lo económico, al dar cuenta
de su influencia mutua y sus relaciones con esferas de actividad social más amplias
y simbólicas. El economista político pregunta: ¿cómo están relacionados el poder y
la riqueza? ¿Cómo influencian éstos nuestro sistema de medios masivos, informa-
ción y entretenimiento?
La Economía Política es también conocida por su compromiso con la filosofía
moral, entendida tanto como un interés en los valores que ayudan a crear el com-
portamiento social, como en aquellos principios morales que deberían guiar los
esfuerzos para cambiarlo. Para Adam Smith, tal como se evidencia en su Theory of
Moral Sentiments (1976 (1759)), un libro del que él era más partidario que del popu-
lar Wealth of Nations (1937 (1776)), ello significó entender valores como el interés
propio, el materialismo y la libertad individual, que estaban contribuyendo al ascen-
so del capitalismo comercial. Mientras que para Marx (1973, 1976), filosofía moral
significó la lucha permanente entre el objetivo de reconocer el valor individual y
social en el trabajo humano y la fuerza para reducir el trabajo a una mercancía
comercializable. La Economía Política contemporánea tiende a favorecer puntos de
partida filosófico-morales que promueven la extensión de la democracia a todos los
aspectos de la vida social. Ello va más allá del reino de la política, que garantiza los
derechos a participar en el Gobierno, a los dominios económico, social y cultural en
los que quienes apoyan la democracia solicitan igualdad en el ingreso, acceso a la
educación, y participación pública plena en la producción cultural y una garantía del
derecho a comunicarse libremente.
Siguiendo este punto de vista, la praxis social, o la unidad fundamental de pensar
y hacer, también ocupa un lugar central en la economía política. Específicamente, en
contra de posiciones académicas tradicionales que separan la esfera de la investigación
de aquella de la intervención social, los economistas políticos, en una tradición que
hunde sus raíces en prácticas antiguas de asesoramiento y consejo a líderes, han enten-
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sejero del gobierno de Chile antes de que fuera derrocado en 1973 por un golpe mili-
tar, utilizaron los medios masivos para oponerse al control occidental y crear noti-
cias y medios de entretenimiento autóctonos.
Dos académicos que aportaron buenos ejemplos de cómo poner en práctica estas
perspectivas, particularmente en sus análisis del trabajo en las industrias de medios,
son Bernard Miège y Peter Waterman. Desde una perspectiva del poder de clase,
Miège (1989, 2003) ofrece una valoración de los distintos procesos de trabajo que
tienden a vincularse con las distintas formas de producción en los medios, dentro de
la lógica global de las relaciones sociales capitalistas. Él sugiere que hay una cone-
xión entre el tipo de producto mediático, la estructura de control corporativo, y la
naturaleza del proceso de trabajo. El hardware de los medios, tal como los recepto-
res de televisión y las grabadoras, se caracteriza por un simple proceso de produc-
ción y escasa intervención de trabajadores creativos o artísticos. De acuerdo con esta
perspectiva, estos productos mediáticos se prestan a la concentración industrial y a
un detallado proceso de trabajo, que incluye una división del trabajo internacional
que saca ventaja de áreas de bajos salarios con trabajadores predominantemente no
sindicados sometidos a un régimen de control autoritario. En el extremo opuesto del
espectro, un segundo tipo de producto, los grabados y lo que él llama “realisations
audio-visuelles”, se produce casi únicamente con trabajo artesano, no es fácilmente
reproducible, y requiere inyecciones relativamente bajas de capital. Ello soporta un
sector artesanal dominado por pequeños negocios y posibilita el control generaliza-
do del productor o el trabajo. Miège identifica un tercer tipo de producto como el
principal lugar de batalla y conflicto, porque es fácilmente reproducible y requiere
al mismo tiempo algún grado de contribución artística, por ejemplo, la producción
de animación en vídeo y por ordenador. Este sector posee un creciente, aunque lejos
de ser total, control monopólico y una amplia combinación de trabajos que contri-
buye a las tensiones y conflictos dentro de, así como entre, capital y trabajo. La
investigación sobre el trabajo y la lucha de clases también ha sido prominente en el
trabajo de Waterman (2001), quien ha documentado el uso de los medios masivos y
las nuevas tecnologías de la comunicación por parte de trabajadores y sindicatos
para promover la democracia e internacionalismo.
La investigación del Tercer Mundo sobre la Economía Política de la
Comunicación ha cubierto una extensa área de intereses, aunque una vertiente
importante ha crecido en respuesta a la teoría de la modernización o desarrollista que
se originó en los intentos Occidentales, particularmente estadounidenses, de incor-
porar la comunicación a una perspectiva explicativa del desarrollo que congeniara
con los intereses académicos y políticos dominantes. Las tesis desarrollistas soste-
nían que los medios eran recursos que, junto con la urbanización, la educación y
otras fuerzas sociales, estimularían mutuamente la modernización económica, social
y cultural en el Tercer Mundo. Como resultado, el crecimiento de los medios era
visto como un índice de desarrollo. Inspirados en varias vertientes de Economía
Política neo-marxiana internacional, incluida la teoría de la dependencia y los siste-
mas mundiales, los economistas políticos del Tercer Mundo desafiaron las premisas
fundamentales del modelo desarrollista, particularmente su determinismo tecnológi-
co y la omisión de prácticamente cualquier interés en las relaciones de poder que
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moldean los términos de las relaciones entre las naciones del Primer y el Tercer
Mundo, y las relaciones de clase a diferentes niveles entre y dentro de ellos (Melkote
y Steevens, 2001; Mody, 2003; Pendakur, 2003; Zhao, 1998).
El fracaso de los esquemas de desarrollo que incorporaban la inversión en
medios condujeron a los teóricos de la modernización a la búsqueda de modelos
revisados que han tendido a incluir en su combinación las telecomunicaciones y las
nuevas tecnologías informáticas (Jussawalla, 1993, Jussawalla y Taylor, 2003). Los
economistas políticos han respondido principalmente dando cuenta del poder de
estas nuevas tecnologías para integrar una división global del trabajo. Una primera
corriente de investigación identificó ampliamente esta división en términos territo-
riales: la mano de obra no cualificada concentrada en las naciones más pobres, la
semi-cualificada y más complejamente estructurada en las sociedades semi-perifé-
ricas, y la investigación, desarrollo y planificación estratégica limitada a las ofici-
nas centrales corporativas del Primer Mundo donde circularía la mayor parte de las
ganancias. Investigación más reciente reconoce que las divisiones de clase atravie-
san las líneas territoriales, y mantiene que lo que es central para la división inter-
nacional del trabajo en desarrollo es el crecimiento de la flexibilidad para las
empresas que controlan el conjunto de tecnologías que superan las limitaciones tra-
dicionales de tiempo y espacio (Sussman y Lent, 1998; Pellow y Park, 2002).
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determinados conceptos y teorías sobre otras, significa que yo les doy prioridad
sobre otros como medios útiles de explicación. No son afirmaciones acerca de la
mejor o única manera de entender las prácticas sociales. Aún más, la epistemología
es constitutiva en el sentido de que reconoce las limitaciones de la determinación
causal, incluida la suposición de que las unidades de análisis social interactúan como
totalidades completamente formadas y en un modo lineal. Más bien, enfoca la vida
social como un conjunto de procesos mutuamente constitutivos, que actúan los unos
sobre los otros en varios estadios de formación, y con una dirección e impacto que
sólo puede ser comprendida con investigación específica. Por último, el plantea-
miento es crítico porque entiende el conocimiento como producto de comparaciones
con otros cuerpos de conocimiento y con valores sociales. Por ejemplo, mi econo-
mía política es crítica al situar con regularidad el conocimiento adquirido en inves-
tigación en contraposición a cuerpos alternativos de conocimiento en, por ejemplo,
la economía neoclásica, la ciencia política pluralista, y los estudios culturales.
Además, mide el saber de la economía política frente a los valores que guían mi pra-
xis, incluidos los valores sociales democráticos de participación pública e igualdad.
Una ontología es un acercamiento al significado del ser que, en general, distin-
gue entre entender las cosas o bien como estructuras, o bien como procesos. Frente
al planteamiento tradicional de la economía política que se concentra en estructuras
tales como la empresa y el Gobierno, repensar la Economía Política conduce a enfa-
tizar el cambio social, el proceso social y las relaciones sociales. Esto significa que
la investigación parte de la perspectiva de que el cambio social es ubicuo, que las
estructuras e instituciones están cambiando permanentemente, y que por lo tanto es
más útil desarrollar puntos de partida que caractericen procesos que simplemente
identificar instituciones relevantes. Estudiar las instituciones de los medios es
importante pero se deriva de un análisis del proceso social. Guiado por este princi-
pio, yo desarrollo un mapa sustancial de la economía política con tres procesos de
entrada, empezando por la mercantilización, el proceso de transformar el uso para
intercambiar valor, siguiendo por la espacialización, la transformación del espacio
con el tiempo, o el proceso de extensión institucional, y finalmente la estructura-
ción, el proceso de constituir estructuras como resultado de la acción social. Colocar
estos procesos en primer plano no reemplaza estructuras e instituciones, algo que
sustituiría una forma de esencialismo por otra. Más bien, estos son puntos de entra-
da que constituyen una teoría sustancial de la Economía Política, una elección pre-
ferida entre un conjunto posible de significados para entender el campo social. El
próximo epígrafe trata sobre estos puntos de entrada sustanciales, utilizándolos para
sugerir las fronteras de un análisis político-económico.
La mercantilización ha sido entendida por mucho tiempo como el proceso de
tomar bienes y servicios que son valorados por su uso, por ejemplo, comida para
satisfacer el hambre, historias para comunicarse, y transformarlos en mercancías que
son valoradas por lo que pueden ganar en el mercado, por ejemplo, cultivar para ven-
der comida, producir una obra dramática para la televisión comercial. El proceso de
mercantilización soporta un doble significado para la investigación en comunicación.
En primer lugar, las prácticas y tecnologías de la comunicación contribuyen al pro-
ceso general de mercantilización en toda la sociedad. Por ejemplo, la introducción de
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la comunicación por ordenador otorga a todas las compañías, no sólo a las compañí-
as de comunicación, un mayor control sobre el proceso completo de producción, dis-
tribución e intercambio, permitiendo que los comerciantes monitoreen las ventas y
niveles de inventario con una precisión siempre en aumento. Ello permite a las firmas
producir y hacer envíos sólo de lo que es probable que se venda rápido, reduciendo
por tanto los requerimientos de inventario y la promoción innecesaria. En segundo
lugar, la mercantilización es un punto de entrada para entender instituciones y prácti-
cas específicas de comunicación. Por ejemplo, la expansión general y mundial de la
mercantilización en los 80, consecuencia en parte de una caída global del crecimien-
to económico, condujo a un aumento de la mercantilización de la programación, la
privatización de las instituciones públicas de medios y telecomunicaciones, y la libe-
ralización de los mercados de comunicación.
La Economía Política de la Comunicación se ha destacado por su énfasis en des-
cribir y examinar el significado de las instituciones, especialmente empresas y
gobiernos, responsables por la producción, distribución e intercambio de las mer-
cancías de comunicación y por la regulación del mercado de comunicación. Aunque
no ha rechazado la mercancía en sí misma y el proceso de mercantilización, la ten-
dencia ha sido a poner en primer plano las instituciones corporativas y guberna-
mentales. Cuando se ha ocupado de la mercancía, la economía política ha tendido a
concentrarse en el contenido de los medios más que en las audiencias y el trabajo
implicado en la producción mediática. El énfasis en las estructuras de los medios y
el contenido es comprensible en vista de la importancia de las compañías globales
de medios y el crecimiento del valor del contenido mediático. Compañías trasnacio-
nales fuertemente integradas, como Time Warner, News Corp. y Sony, crean pro-
ductos mediáticos con un efecto multiplicador plasmado en, por ejemplo, un lanza-
miento escalonado que podría empezar con la exhibición de un filme de Hollywood
en cines, seguido en aproximadamente seis meses de un DVD, y poco tiempo des-
pués, de una versión para pago por visión, cable de pago y, finalmente, tal vez de su
difusión en abierto por televisión terrestre.
La Economía Política ha prestado alguna atención a las audiencias, particular-
mente en el esfuerzo de entender la práctica común por la que los anunciantes pagan
por el tamaño y calidad (propensión a consumir) de la audiencia que un periódico,
revista, radio o programa de televisión puede conseguir. Ello generó un vigoroso
debate acerca de si las audiencias, en realidad, los trabajadores por ejemplo, venden
su fuerza de trabajo, de hecho, su atención, en compensación por cualquiera que sea
el contenido que se produzca (Smythe, 1977; Murdock, 1978; Lebowitz, 1986). El
debate fue útil porque expandió la discusión más allá del contenido, e incluyó todos
los negocios y no sólo las compañías de medios, en el núcleo de la investigación en
comunicación. Investigación reciente en economía política ha ampliado el análisis
de las audiencias para examinar su historia y su compleja relación con los produc-
tores de una cultura comercial (Butsch, 2000; Compton, 2004; Hagen y Wasko,
2000; Ross y Nightingale, 2003). También extendió el debate sobre el trabajo de las
audiencias a internet, donde el proceso de construir páginas web, modificar softwa-
re y participar de comunidades online, se asemeja y difiere al mismo tiempo del tra-
bajo de las audiencias que Smythe describió (Terranova, 2000).
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Economía Política da cuenta de los agentes como actores sociales más que indivi-
duales, reconoce la importancia del proceso hegemónico de individuación, que
hace referencia a la práctica de redefinir los actores sociales, tales como ejecutivos
y trabajadores, como sujetos individuales cuyo valor está conectado a derechos
individuales, expresiones individuales, el ejercicio individual de la responsabilidad
política a través del voto y la libertad individual del consumo. Los economistas
políticos de la comunicación documentan las formas a través de las cuales los
medios masivos más importantes promueven la individuación y demuestran cómo
estas acciones aíslan a los individuos de los demás, de sus identidades sociales y de
clase, y de aquellos con el poder de llevar a cabo la individuación. Los economis-
tas políticos también describen la forma en que algunos medios, aunque margina-
les, se resisten a participar en el proceso hegemónico de individuación y sugieren
formas de expresión colectiva y democrática (Downing, 2001). Concluyen que más
allá de las tensiones y conflictos dentro de los diversos procesos de estructuración,
los medios están organizados en formas dominantes, de oposición y alternativas.
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Vincent Mosco La Economía Política de la Comunicación: una actualización diez años después
Vincent Mosco La Economía Política de la Comunicación: una actualización diez años después
RESUMEN
El artículo comienza definiendo el planteamiento de la economía política, identifica sus características
fundamentales, y traza un mapa de las principales escuelas de pensamiento. A partir de ahí, procede a
examinar cómo los investigadores en comunicación se han servido de este marco teórico para llevar a
cabo la investigación sobre los medios masivos y las tecnologías de la información. El artículo resalta
los diferentes énfasis que distinguen los planteamientos de investigación en América del Norte, Europa
y el Tercer Mundo. El artículo describe luego el proceso de repensar la economía política de la comu-
nicación, proponiendo los medios para dar cuenta de sus afirmaciones filosóficas. Específicamente,
hace un llamamiento a un acercamiento al saber que acepte la realidad tanto de conceptos como de
observaciones, y deseche la idea, preeminente en algunas teorías, de que todas las explicaciones pue-
den reducirse a una causa esencial, tal como la economía o la cultura. Repensar la economía política
también enfatiza el cambio social, los procesos sociales y las relaciones sociales, por encima de la ten-
dencia tradicional en la economía política a partir de las estructuras sociales y las instituciones.
Palabras clave: economía política de la comunicación, escuelas economía política, mercantilización,
espacialización, estructuración.
ABSTRACT
The paper begins by defining the political economy approach, identifies its fundamental characteris-
tics, and maps major schools of thought. From here, it proceeds to examine how communication scho-
lars have drawn on the theoretical framework to carry out research on the mass media and information
technologies. The text highlights differing emphases that distinguish research approaches in North
America, Europe, and the Third World. The paper then describes the process of rethinking the politi-
cal economy of communication by proposing the means to address its philosophical assumptions.
Specifically, it calls for an approach to knowing that accepts the reality of both concepts and observa-
tions and rejects the view, prominent in some theories, that all explanations can be reduced to one
essential cause, such as the economy or culture. Rethinking political economy also emphasizes social
change, social processes and social relations over the traditional tendency in political economy to start
from social structures and institutions.
Key words: political economy of communications, political economy schools of thought, commodifi-
cation, spatialization, structuration.
RÉSUMÉE
Cet article commence en décrivant le point de vue de l’Économie Politique de la Communication, et
identifiant ses traits caractéristiques, en décrivant les principales écoles de pensée. Après il procède à
examiner comment les experts de la communication ont passé du cadre théorétique vers la recherche
dans les médias et les technologies de l’information. Ici l’article éclaire les différences entre les pers-
pectives de recherche dans USA, dans l’Europe et dans le Troisième Monde. Après l’article décrit le
besoin de repenser l’Économie Politique de la Communication en proposant des modes pour refléter
ses assomptions philosophiques. Spécifiquement il appelle vers un point de vue qu’accepte la réalité
des concepts comme des observations et que rejette l’idée assez répandue dans les milieux théorétiques
selon laquelle toutes les explications peuvent se réduire à une cause essentielle comme est l’économie
de la culture. Repenser l’économie politique c’est aussi mettre attention au changement sociaux, aux
procès sociaux et les structures sociales plus que traditionnellement la tendance de l’Économie
Politique n’a attendu au commencement que aux structures et aux institutions sociales.
Mots Clé: Économie Politique de la Communication, écoles de pensée à l’ Economie Politique, mar-
chandisation, spacialisation, structuration.