Comunidad y Sociedad - Ferdinand Tonnies
Comunidad y Sociedad - Ferdinand Tonnies
Comunidad y Sociedad - Ferdinand Tonnies
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- BIBLIOTECA SOCIOLÓGICA FO FERDINAND TONNIES …
DIRICIDA POR
FRANCISCO AYALA "
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R. M. Maclver
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™ EL PROBLEMA DE LAS GENERACIONES -
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i EDITORIAL LOSADA, $. A.
BUENOS AIRES
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S Título de la obra original E
GEMEINSCHAFT UND GESELLSCHAFT -
Traducción directa del alemán por:
- José Rovira Armengol . b
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Queda hecho el depósito que
previene la ley núm. 11.723 4
Adquiridos los derechos exclusivos para
. todos los países do lengua castellana
Copyright by Editorial Losada, S. A.
Buenos Aires, 1947 4 la juventud alemana (nueva y antigua) del
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E PRINTED IN ARGENTINA
ndo amigos. Hóffding, a quien dediqué la segunda famosa, asoma a los labios de un sin fin de personas que
n, calificó de “pesimismo social” la primera en un apenas se habrían atrevido a soñar en consideraciones y
artículo que le consagró en 1890 (reproducido en Mindre reflexiones de este tipo. +
Arbejder, vol. I, págs. 246-258, cfs. Forord, págs. VI- No debería ser necesario decir a hombres y mu;erzs ma-
VIII.! Entonces rechacé yo esta calificación, y sigo recha- duros que para examinar tanto las grandes relaciones
zándola en la actualidad, porque exponía (quizá mediando históricas como las más elevadas cuestiones metafísicas (has-
alguna culpa de mi parte) a una interpretación errónea: ta donde sean dignas de examen), se necesita una vocación
la de que en la vida social actual sólo quiero ver una especial seria, que no tiene por qué interferir en las obliga-
cosa pasajera y perecedera. Desde entonces, durante toda ciones de la vida cotidiana, como también éstas no pueden
una generación, he expuesto repetidas veces (perjudicán- entorpecerla; que, sin embargo, cuando, de tales considera-
dome externamente con ello) que no rechazo ni ridicu- ciones, y aclarado por ellas, surge un espíritu de resignación
lizo las reformas serias y radicales que se hagan en lo y de conmoción trágica, éste es también el espíritu de una
ético y social en nuestra situación de la sociedad, antes bien, conciencia ética ahondada y ennoblecida, es decir, apro-
mi intención fué siempre muy al contrarm, propugnatlas
piada magníficamente para el hombre que piensa y tiene
Tampoco repudio en lo más mínimo los hechos posm— sed de justicia; y que, en todo caso, esta modalidad intelec-
vos del progreso, de la 1Iustrac10n, del desarrollo y civi tual y sentimental encierra el peligro de paralizar la energía
zación libres, como si carecieran de valor: mi, opinión
y debilitar los colores de una decidida confianza en sí mis-
nunca fué la de los románticos deslumbrados por el pasado mo; que, no obstante, este peligro se vence con tanta mayor
a la luz de la poesía; entiendo y aprecio estas fantasías facilidad cuanto más el conocimiento resulta íntimamente
tanto como entiendo y aprecio el orgullo que nos ha llevado asimilado y pasa a la carne y a la sangre; finalmente, que
tan magníficamente lejos: la idea de que la * “cultura” prin- en última instancia, nuestra conducta y nuestra capacidad
cipalmente nórdica, nutrida del cristianismo y de la anti- de obrar no se determinan por teoremas e ideas, sino por el
guedad se agotará en su brillante forma más reciente (de temperamento y el carácter, cuando no por la necesidad
“civilización”) de un modo tanto más rápido y completo y las circunstancias. Todo esto lo tuve en cuenta, y lo
cuanto menos.pueda retrotraerse a sus fundamentos so- proclamo para quienes quieran considerarlo conmigo, sin
ciales, a los de la comunidad; cuanto más se resuelva en sacar de ello otras consecuencias que la certidumbre de que
una mera sociedad que no pueda prescindir de la regulación los tiempos venideros llegarán, a base de estos y otros cono-
central del Estado sin que ésta sea capaz de alterar posi- cimientos semejantes, a consecuencias que luego parecerán
tivamente su esencia —cuando como resultado de mi estu- igualmente evidentes en sí, así como en la actualidad
dio redacté la presente obra, esta idea se había aduefizdo de parece considerarse igualmente evidente lo contrario—. El
mi alma con fuerza intuitiva, y todas las investigaciones hecho de que hoy dedique este libro a la juventud alemana
y especulaciones que logré hacer en los 35 años siguientes creadora, quiere decir que no desespero. del porvenir de
sirvieron sólo para corroborarla y ahondarla, Ya Deca- Alemania y que confío en la inteligente colaboración de
dencia de Occidente, título de una obra que se ha hecho trabajo e ideas de una nueva generación, para que llegue
1 Hóffding ha seguido ocupándose varias veces de esta obra; así,
en su saga- estudio “Der Totalititsbegriff” (Leipzig, 1919), págs. 98 1 Gótz Brief (“Untergang des Abendlandes, Christentum und So-
y 106, y en 1a obra danesa “Ledende Tanker i det nittende Aarhundrede’’, zialismus”, 22 edición, Friburgo de Brisgovia, 1921) ha insistido en
pág. 56 5. que mi idea tiene cierta prioridad con respecto a esa obra.
10 11
F ER DI N A N D T 6 N N I E S
a
la comunidad nacienal. A ello se orienta también el apén-
dice añadido al texto (pág. 260) en la edición de 1922.
¿
concepto libremente formado. Además, he eliminado las pala-
————
bras extranjeras desusadas que no tenían un sentido peculiar.
Esta obra, publicada por vez primera en 1887, tuvo una
gran acogida desde su segunda edición, a pesar de los obs-
táculos de cinco años de guerra. Mencionaré a Barth, Philo-
sophie der Geschichte als Soziologie, vol. I, 2* edic., págs.
406-412; 3* edic., págs. 439-446. Sombart, Der moderne
Kapitalismus, TII, 2, 2* y 3* edic., .págs. 1076, 1081.
Troeltsch, Christliche Welt, 1917, Historische Zeitschrift,
vol. 24, cuad. 3, pág. 441 s. M. Buber, Worte an die
Zeit, cuad. 2, “Gemeinschaft” 1919, Dreilinder Verlag
Múnchen, Wien, Zúrich. Brinkmann, Versuch einer Gesell- 258. C. Brinkmann, recensión en el Jahrbuch de Schmo-
schaftswissenschaft, pág. 50 s. Litt, Individuum und Ge- Iler, XLV, 4, pág: 265. L. v. Wiese, Wegweiser fiir das
meinschaft, págs. 56, 70, 117. Margulies, Kritik des Studium der Soziologie (Halle, 1921), pág. 14. W. Jeru-
Zionismus, págs. 12 ss. (con importantes errores de in- salem, Kólner Vierteljahrshefte, II, 1, págs. 52 y 53. Por
5e;€remción). W. Schliiter, Deutsches Tatdenken, pág. último, debo referirme, con especial importancia a la so-
231, etc. ciología dejada por Max Weber (Wirtschaft und Gesell-
Merece la gratitud especial de los lectores, al igual que schaft, vol.'I, págs. 1 y 22).! Por la amable reseña de
la del autor de esta obra, el Dr. H. L. Stoltenberg por su L: v. Wiese en los Kólner Vierteljahrshefte me entero tam-
breve “Wegweiser” (Berlín, Curtius 1919). bién de que René Worms (La Sociologie. Sa nature, son
APÉNDICE (1922). En aquella ocasión fueron olvidados contenu, ses attaches, París, 1921) acepta entre las leyes
(aunque no pasaron inadvertidos) varios testimonios esti- de la evolución de la estructura (de la ley de la evolución)
mables que habían hecho justicia a esta obra, entre ellos: la doctrina expuesta en esta obra, bien que, al decir de
B. Harms, Volkswirtschaft und Weltwirtschaft, págs. 37- Wiese, la presente con inexactitud. Tuve una gran sorpresa
40, 95. E. Rosenbaum, en el Jahrbuch de Schmoller, vol. al encontrar reproducidos en forma magnífica mis conceptos
XXXVIII, 4. Además, Wilhelm Metzger, Gesellschaft, y terminología, sin indicación de su procedencia, por Cole
Recht und Staat in der Ethik des deutschen Idealismus (Social theory, Londres, 1920), el principal teorizador del
(Heidelberg, 1917, recensionada por mí en D. L.Z., 1919, socialismo sindicalista inglés.
núm. 43, págs. 12 ss.). F. Klein, Das Organisationswesen, También un escritor modesto puede aplicarse lo que otro
págs. 74 ss. - Fritz Kern, Humana Civilitas (Staat, Kirche muy grande escribía a los setenta años acerca de sus es-
und Kultur), pág. 71. También habría podido añadir la fuerzos científicos: “Al igual, pues, que nosotros trabaja-
reseña de la obra en la “Revue de metaphysique et de mo- mos en esto con seriedad, no por nosotros, sino por una
rale” (mayo 1914), y la tesis de Isaak Altaraz, “Reine causa digna, exigimos que se nos reconozca como nosotros
Soziologie” (Berlín, 1918). reconocemos los esfuerzos de otros; deseamos encontrar
De la bibliografía reciente: Walter Ostwald, Der Er- ayuda, simpatía y aliento” (Goethe, “Zwei giinstige Re-
fullungsdiener, estudio especial de los arts. 278, 831 del zensionen” en “Bildung und Umbildung organischer Na-
Cód. civil alemán, con proyecciones hacia la legislación social turen” 1819), y lo que decía luego en “Rickblick”: “En
del trabajo (págs. 32, 35 y 71). Hans Richert, Die deut- tan buenos tiempos como los que estoy gozando agrade-
sche Bildungseinheit und die hóhere Schule, págs. 121 ss. cido, apenas si hay quien se acuerde de aquella época limi-
E. Rothacker, Einleitung in die Geiteswissenschaften (Tu- tada en que nadie acudía en auxilio de un esfuerzo leal y
binga, 1920), pág. 107. E. Salin, Platon und die grie- serio”, puede también apropiárselo con razón este epígono.
chische Utopie (Munich y Leipzig, 1921), pág. 228. Ferdinand Tónnies
W. Mitschelich, Der Nationalismus Westeuropas, págs. 112, recordar en este punto a mi querido amigo Franz Stau-
1 Deseo
344. Joh. Plenge, 1789-1914, pág. 107, Drei Vorlesun- dinger, fallecido en noviembre de 1921, cuyas opiniones se basaban en
gen, pág. 26. M. Scheler, Vom Umsturz der Werte, vol. 1, parte en tesis diferentes a las de esta obra, y al conocerla ya no pudo
págs. 224 ss.; vol. I, págs. 258 ss. Vierkandt, Kólner modificarlas en sectores esenciales. Sin embargo, las tomó con cariño y
Vierteljahrshefte, R. A. I. 1, pág. 57. R. Wilbrandt, Oeko- entusiasmo, aceptando muchas de ellas, por último, en una reseña deta-
llada que hizo en la “Konsumgenossenschaftliche Rundschau” de 25 de
nomie, págs. 107 y 117. H. Cunow, Die Marxsche Ge- de 1920. Cfs. mi recordatorio “Zum Gedáchtnis Franz
septiembre
schichts-, Gessellschafts und Staatstheorie, vol. I, pág. Staudingers”, en Kólner Vierteljahrshefte, serie A, II, 1, págs. 66-70.
14 15
LIBRO PRIMERO
§1
Las voluntades humanas se hallan
entre sí en múltiples
relaciones; cada una de ellas es una
acción recíproca, que,
en cuanto hecha o dada por un lado, es
sufrida o recibida
por las demás. Pero estas acciones son de tal
índole que
O bien tienden a la conservación o bien
a la destrucción de
otra voluntad o cuerpo: afirmativas o negat
ría se dirige a las relaciones de afir
ivas. Esta teo-
mación Trecíproca como
objetos exclusivos de su investigac
ién. Cada una de estas
relaciones cons tituye una unidad en la pluralidad
pluralidad o una
en la unidad. Consta de asistencias,
Y prestaciones, que van y vienen, facilidades
Y son consideradas como
expresiones de la voluntad y de sus
fuerzas. El grupo for-
mado por esta relación positiva,
concebido como cosa o en-
te que actúa de un modo unitario
hacia adentro y hacia
afuera, se llama una unión. La relac
ión misma, y también
la unión, se concibe, bien como vida real y orgá
entonces es la esencia de la com nica —y
unidad—, bien como for-
mación ideal y mecánica —y
entonces es el concepto de
sociedad.A medida que vayamos aplicando estos
se pondrá de relieve que nuestra elecc términos
ión se funda en el
uso de sinónimos propio de la
lengua alemana, mientras
que la terminología científica anter
ior solía mezclarlos a
capricho sin distinguirlos. De ahj
la necesidad de hacer
algunas observaciones previas Para
destacar las contradic-
I clones existentes. Toda vida de conjunto, íntima, inter
ior
19
F ER DI N A ND T 6 N N 1 E §
COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
como
hombre y su socio femenino, pero en este caso se basa prin- una acción más intensa del otro lado. Así cabe poner
el de que a mayor goce obteni do de la rela-
cipalmente en la diferencia de sexo y sólo en segundo término caso ideal
en la de edad. Y en virtud de esa acción recíproca se impone ción corresponda la clase más pesada de trabajo para la mis-
ma, y, por consiguiente, a menor goce el trabajo más fácil,
tanto más la diferencia de las energías naturales en la divi-
sx.ón del trabajo; referida a objetos comunes, al trabajo en pues aunque el esfuerzo y la lucha en sí puedan constituir
vistas a la protección, de suerte que la custodia de lo valioso un placer y de hecho lo sean, toda tensión de energías hace
corresponde a la mujer, y al marido el rechazo de lo hostil; necesario que venga luego una distensión, todo desgaste una
con respecto a la alimentación: al varón corresponde la cazay recuperación y todo movimiento un reposo. La diferencia de
a la 'mujer la conservación y preparación de lo cazado; y goce para el más fuerte se compensa en parte con el mismo
también donde se requiere otro trabajo, y es necesario insu:uir sentimiento de superioridad, de poder y de mando, mientras
a los más jóvenes o más débiles: siempre cabe esperar, como que, por el contrario, el ser dirigido y el tener que obedecer,
de hecho se encuentra, que la fuerza del varón se reserve es decir, la sensación de inferioridad, produce siempre cierta
para el exterior, para la lucha y para la direccién de los hijos insatisfacción íntima, una sensación de estar oprimido y co-
mientras la'de la mujer es para la vida interior del hoga; accionado, por mucho que esta sensación pueda ser aliviada
y para las hijas. Entre los hermanos es donde puede ofrecerse por el amor, el hábito y la gratitud. La proporción de los
pesos con que estas voluntades actúan reciprocamente, se hace
con la mayor pureza la verdadera prestación de ayuda, la
defensa y amparo recíprocos, dado que las más veces trabajan” más patente aún a base de la consideración siguiente: toda
todos ellos en las mismas actividades comunes. Pero en este superioridad implica el peligro de arrogancia y crueldad y
caso, además de las diferencias de sexo, aparece (como ya por ende de un trato hostil y opresivo, si no va acompañada
qxpmos) la de la capacidad mental, y en virtud de la misma, — no se desarrolla con el tiempo en ella— de la tendencia
si a unos les corresponde más la reflexión o actividad inte- y propensión a hacer tanto mayor bien al ser que se tiene en
dependencia. Y por naturaleza sucede así realmente: un
lectuall o cerebral, a los otros se les encarga la ejecución y el
trabajo muscular. Pero de esta suerte resulta que los primeros mayor poder general es también una mayor capacidad de
tienen una especie de precedencia y dirección y los otros ac- prestar auxilio; cuando a ello va unida propiamente una
túan como siguiendo y obedeciendo. Y de todas esas dife- voluntad, ésta resulta tanto mayor y decidida al darse cuenta
rencias se advierte que se realizan bajo la guía de la natura- de su poder (porque éste es, a su vez, voluntad): y así,
leza, por frecuente que sea el caso de que estas tendencias sobre todo en el seno de estas relaciones orgánico-corporales,
legales, como Fodas las demás, sean objeto de interrupciones, existe una ternura instintiva y espontánea del fuerte hacia el
supresiones o inversiones. - débil, un placer de ayudar y proteger, intimamente enlazado
con el placer de poseer y con la satisfacción que causa el
poder propio.
- § +
30 31
SOCIEDAD
FERDINAND oN N I COMUN¡DADY
comu-
) Todas las tres clases de
duíxdgse en tres clases: la dignidad de la edad, la de la fuerza dos o a divinidades veneradas sí, tant o en el
zadas entre
Za a de la sabld‘urla o del espiritu. Las tres pueden presen- nidad están íntimamente enla ente, en todos y
y por consigui
Otsed co;no asociadas, a su vez, en la dignidad que corres tiempo como en el espacio,
y su desarrollo lo mismo que
fon e al padre, en su posición tutelar, protectora y directiva cada uno de esos fenómenos
ral y en su historia. Donde
IO:dréebsi;l:e;t; Í los suyos. Lo peligroso de ese poder crea en en la cultura humana en gene
humanos enlazados entre sí de
b e: emor,1 y éste por sí solo significaría úni
gnificaría únicamente quiera que se encuentren seres a-
untad y afirmándose recíproc
ción
negación | y desvío (salvoen y 1 o que pueda iri mezclad o un modo orgánico por su vol tipo s, ya que
uno u otro de esos
admiración), , pero
2dmiracién), pe cción benéfica
la acció éfi y el 1f favor inducen
i
inducen aa mente, existe comunidad de
el ulte rior, o bien éste llegó a alcan-
onrar, y cuando el últi: mo matizi es el el tipo anterior encierra a
tiva habiéndose desarrollado
zar una independencia rela
e - .
pDrepec;x::eta, surge de esta unión el sentimiento de veneraci%nue ea-
ía considerar simultán
i s}xex;;g;e contraponen ternura y veneración (o ex; partir de aquél. De esta suerte cabr prensible de esas
grad e;nisas:dfle?: bene;olencia y respeto) como constitu- mente como designaciones totalmente com ,
1° el parentesco, ?* la vecindad
a , 0 d e franca diferenciación
ifer d poder,
6n de de las sus tres especies originarias:
e la casa como $0 morada y
ngá¡;¡áa%¡es limite del sentimiento en que se funda la con%¡?s N 3° Ta amistad. El parentesco tieri
este tipo hay convivencia bajo
yprol;ablz f::eart:s (gu'e (cion Ísos motivos es posible también <oms si fuese su cuerpo; en
y gocé comunes de las cosas
] pecie de relación de co: id: un solo techo protector; posesión
ión a base de las mismas pro-
criado, »Ssobre ttodo cua: ndo —como ocuri rePde ordin;inario
yo ei buenas, especialmente alimentac
juntos alrededor de una misma
mente a los vínculos dí el parentesco más inti o gli6 visiones, y el hecho de sentarse
en calidad de espíritus invisi-
es J sustentada y fomentad a por una convi: vencia ia directa
di Cr6 mesa; se venera a los muertos
poderosos y extendieran su
xima, duradera y perfecta. vencia disects pré- bles, como si todavía fueran
de los suyos, de suefte que
acción tutelar sobre las cabezas
garantizan con tanta mayor
la veneración y honor comunes
ción pacífica. La volun-
§6 seguridad la convivencia y colaboran limitados, desde luego,
está
tad y espíritu de parentesco no
En i
esendgeígc;z,gá%c_l?mmdaq lími tes de la casa y de la proximidad en el espacio,
de la sangre como unidad de por los
que o d_y especializa en Ta comunidad antes bien, cuando son fuertes y vivos, y por lo tanto en las
mas, pueden nutrirse por si
de Tugar,
e tenesu T ;a;ata e}s(prfls;;m en la convivencia Tocal, y relaciones más próximas e ínti
r de todo alejamiento, con
e , a la de espiritu; res mismos, del mero recuerdo; a pesa
estar próximos y de actuar
g%;:;írae :cet;x;::on y administración recíproca en la :¡fímz el sentimiento y la imaginación de tant o
Pero por esta misma razón buscan
conjuntamente.
separan de ella con-tanta
cconcebitseS como vs:xrllcouslznanedol;;tviad;omqnldlad
animal, y dela de ea
espiri más esa proximidad corpórea y se
así puede encontrar sosiego
r:)]r;xí)ózux:lc;ade _la mental; de ahí que layúltima,esfr¡¡ng mayor dificultad cuanto que sólo
. De ahi queel hombre
p human;;nmera, deba. ser c?nsiderada como la pro- y equilibrio toda aspiración de amor
o el pro medio de gran número
piamente hum Príny;eíomo el tipo más elevado de comunidad. corriente —a la larga: tomand
oo gust o y más alegre cuando se
2 la prime a Zadumda una relación y participación de casos— se sienta más a
y de sus allegados. Está
o oc’ulxj piedad, sobre el ser humano mismo, una encuéntra rodeado de su familia
es el carácter general de la
oty y oo re con la otra con respecto a la tierra po- en sí (chez soi, en casa). Vecindad de lasvi-
última en cuanto a lugares considerados sagra- ivencia en el poblado, donde la proximidad
32 33
FERDINAND TOÓNNIES COMUNI
Y DA
SOCIE
D DAD
viendas, los bienes comunales o la mera contigiiidad de los tienen carácter orgánico e intrínsecamente necesario: son las
campos, determina numerosos contactos entre los hombres menos instintivas, y están menos determinadas por Ta cos-
y hace que éstos se acostumbren a tratarse y conocerse mutua- tumbre que las de vecindad;- son de indole mental y, por
mente; el trabajo en común, impone el orden y el gobierno; consiguiente, comparadas con las anteriores, parecen basarse
los dioses y espíritus de la tierra y del agua, que traen ben- en la casualidad o en. la libre elección. Pero ya dentro del
diciones y amenazan con maldiciones, son implorados en puro parentesco se puso de relieve una gradación parecida,
demanda de favor y gracia. Determinada esencialmente por que nos lleva a formular las tesis que a continuación se
el hecho de 1a convivencia, puede esta comunidad mantenerse exponen.
igualmente a pesar de la ausencia, bien que con más dificul-
tad que la primera clase, y, en consecuencia, tanto más necesi-
ta apoyatse en ciertas costumbres de reunión y de usos conser-
vados como algo sagrado. Láa amistad se hace independiente
87
del parentesco y de la vecindad, como condición y efectode
actuaciones y concepciones coincidentes; de ahí que suela
La vecindad es al parentesco lo que la relación entre esposos
—de ahí la afinidad en. general— a las relaciones entre
producirse más fácilmente a base de pertenecer a un oficio
madre e hijo. Lo que en el último caso se debe al mutuo
o arte iguales o semejantes. Pero este vínculo debe contraerse
agrado, tiene que apoyarse en la mutua habituación en el
y conservarse por medio de fáciles y frecuentes reuniones,
primero. Y de igual modo que la relación entre hermanos
por el estilo de las que con la mayor probabilidad pueden
—y de ahí la de todos los primos y las relaciones de grados
tener lugat en el recinto de una ciudad; y la divinidad así
relativamente iguales— con las demás orgánicamente deter-
fundada y celebrada a base de un espíritu común, tiene en
minadas, así se presenta la amistad con respecto a la vecindad
este caso una importancia muy directa para la conservación y al parentesco. El recuerdo actúa como gratitud yfideli-
del vínculo, pues sólo ella, o ella de preferencia, le imprime
dad y en la fe y confianza recíprocas tiene que manifestarse
una forma viva y permanente. Ese buen espiritu no perma-
la verdad especial de esas relaciones. Pero como su funda-
nece, en consecuencia, en su lugar, sino que mora en la con-
mento no es ya tan natural y espontáneo y los individuos
ciencia de sus devotos y los acompaña en sus correrías por
sa_ben y sostienen entre sí de modo más determinado su pro-
tierras extrañas. De esta suerte, a modo de compañeros de
pio querer y saber, son estas relaciones las más difíciles de
arte y condición social, que se conocen mutuamente y que conservar y las que menos resisten a los transtornos: trans-
en realidad son también correligionarios, se sienten unidos por tornos que en forma de roces y disputas se presentan forzo-
doquiera por un vínculo espiritual y partícipes en una mis- samente en toda convivencia, pues la proximidad constante
ma labor común. De ahí: aun cuando la convivencia urbana y la frecuencia de los contactos significan, tanto como fo-
pueda abarcarse bajo el concepto de vecindad —y lo propio mento firmación mutuos, también estorbo y negación
cabe decir de la doméstica siempre que formen parte de ellas recíprocos, a título de posibilidades reales, de probabilidades
miembros no vinculados por parentesco o sirvientes—, la de cierto grado; y sólo cuando prevalecen los primeros fenó-
amistad espiritual forma, por el contrario, una especie de menos, cabe calificar una relación de verdadera relación de
localidad invisible, una ciudad y asamblea mística que, como comunidad. De ahí se explica que, sobre todas las herman-
si estuviera animada de una intuición artística, es una volun- dades de tipo puramente espiritual, sólo puedan tolerar,
tad creadora viva. Las relaciones entre los hombres a título como muchas experiencias enseñan, hasta determinado grado
de amigos y compañeros, son las que en este caso menos de frecuencia e intimidad la proximidad material de la con-
34 35
IDADXDULAJLUAD
re todas las demás la dignidad de la sabj.
F ERDINAND T ONNIES eva S0P nidad sacerdotal, en la que se cree u
suerte S* fralo dlg¡ºs se hace presente entre los vivos, pare
vivencia en sentido estricto, antes bien deben encontrar su se revele y manifieste a los todeadoz
contrapartida en una proporción mucho más elevada de la miema “ órral-ererno ngustia. Estas distintas actividades
libertad individual. Pero, al igual que en el seno del paren- . rectoras se ayudan y complementan
tesco se concentra en la paterna toda la dignidad, ésta sigue de peligro cerante da posición dominante, siempre y cuan_
significando dignidad del príncipe 'atin en los casos en que virtudes eºlz unidad de una comunidad, las dign;.
el fundamento esencial de la cohesión está constituído por la uen ontes ueden considerarse unidas en virtud
vecindad. En este último caso está más condicionada por do ésta " n dien T o de suerte que la dignidad judicial
el poder y la fortaleza que por la edad y la crianza, y se dades co í Cº¡;atu¡al de la condición de.jefe de fam;.
representa del modo más directo en el influjo de un dueño ! e a la condición de patriarca y,
sobre su gente, del señor territorial sobre sus siervos, del es la Ng coffºsgº;;gerdºtºl parece la más apropiadz A ?;
patrono sobre sus clientes. Finalmente: en el seno de la amis- lía, la ¡gnida! tro. Sin embargo, la dignidad
tad, en cuanto ésta se presenta como dedicación en común “duca]-
último», aes de un modo natural al jefe de la fam;
al mismo oficio, al mismo arte, semejante dignidad se im- condició! mb jefe de un linaje (a título de jefe de 1,
pone como la del maestro frente a los discípulos o aprendices. c o casas ¿mparzntadgs) dado que para tener
Pero la dignidad de la edad encuentra la mejor correspon- lia, PEna de 195 contra el enemigo se requiere subord;.
dencia en la actividad judicial y en el carácter de la justicia,
a d 4s elemental corresponde asimismo al
pues del ardor, impulsividad y pasiones de toda clase propios la neces?™ g ibu todavia invertebrada (quien ocupa
de la juventud, se originan la violencia, la venganza y la nación una * o mítico). Y esta dignidad se eleva
discordia. El anciano está por encima de estas cosas como cabecilla tep: asacºfdººal' y se cree a los dioses an'p:
observador sereno, y es el menos propicio a dejarse llevar por el lugaf & diviT aternales; de esta suezte…
preferencias o resentimientos a ayudar a uno contra otro,
antes bien procurará conocer de qué lado comenzó el mal,
y si el motivo de hacerlo era lo suficientemente fuerte para pasados 1y jineje
un hombre debidamente ponderado, o por qué acto o pena-
lidad podrá repararse la transgresión cometida por arrogan-
EWE/ consec ¿gan cuando se los olvida y desprecia,
cia. La dignidad de la fuerza tiene que manifestarse en la
¡ueces, de dueños y caudillos, de educa_
lucha y confirmarse con el valor y la intrepidez. De ahí que
son también titulares originarios
llegue a su perfección en la dignidad ducal: a ella corresponde
reunir las fuerzas de combate, ponerse a la cabeza de la expe-
dición contra el enemigo y ordenar todo lo provechoso y
prohibir todo lo perjudicial para la acción de conjunto. Pero
cuando en la mayor parte de las decisiones y medidas lo
acertado y benéfico más parece haya de ser adivinado y des-
dose a lo:
cubierto por el experto que visto de un modo seguro por
cualquiera, y cuando el futuro se muestra cerrado, y a me- entencias judiciales.
nudo amenazador y terrible ante nosotros, parece que entre
todas las artes debe darse preferencia a la capaz de descubrir, 37
interpretar o decidir la voluntad del invisible. Y de esta
36
COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
expresién comunicada y recibida, en gestos y sonidos, de en el espacio, y, por último —para los hombres— también
-
dolor y placer, temor y deseo, y todos los demás sentimientos la proximidad espiritual. Por consiguiente hay que buscar
y estímulos emocionales. Como es sabido, el lenguaje no se en esta gradación las raíces de todos los consensos. Y de
inventó ni estipuló a título de medio e instrumento para esta suerte formulamos ‘las grandes principales
leyes de la
entenderse, sino que él mismo es consenso vivo, y a la vez comunidad:(1Y Parientes y cónyuges se aman o se acos-
su contenido y su forma. Como todos los demás movimientos tumbran fácilmente entre sí: hablan y piensan entre sí
expresivos conscientes, su manifestación es consecuencia in- a menudo y con gusto. Del mismo modo, comparativamen-
voluntaria de profundos sentimientos, ideas dominantes, y te, los vecinos y otros amigos{ 2)) Entre los que se aman,
no se supedita a la intención de hacerse entender, como si efc. hay consenso. Los que se aman y seentienden,
fuera un medio artificial que tuviera como base un no-en- conviven y permanecen juntos y ordenan su vida común.
tender natural, a pesar de que entre los que se entienden —Califico de concordi espíritu de familia (unión y
pueda empleatse el lenguaje como mero sistema de signos, coincidencia cordial) una forma total de voluntad deter-
al igual que otros signos convenientes. Y, sin embargo, to- minante de comunidad, que haya pasado a ser tan na-
das esas manifestaciones pueden presentarse lo mismo como tural como el lenguaje mismo, y que, por consiguiente,
fenómenos de sentimientos hostiles que como fenómenos de abarca una plurali e ensos, cuya medida da por
sentimientos amistosos. Esto es tan cierto que provoca la medio de sus normas. Consenso y concordía es también
tentación de formular el siguiente principio general: las una misma cosa: voluntad comunal en sus formas elemen-
inclinaciones y sentimientos amistosos y hostiles están so- fales; como consenso en cada una de sus relaciones y efectos,
metidos a iguales o muy análogas condiciones. Pero en este como concordia en su fuerza y naturaleza total.
caso, la hostilidad procedente de la ruptura o relajación de
vínculos naturales y existentes, debe distinguirse totalmente
de aquel otro tipo que se basa en el desconocimiento, l: $ 10
falta de entendimiento y al desco: fianZay Los dos son 1
tintivos, pero la primera es esencialmente enojo, odio, in- Consenso es, de esta suerte, la expresión más simple de
dignación, y la segunda, esencialmente, temor, horror y re- la esencia interna y la verdad de toda convivencia, coha-
pugnancia; aquélla es aguda, ésta crónica. Con toda seguri- bitación y acción conjunta genuinas, y de ahí, en su sig-
dad el lenguaje, lo mismo que otras comunicaciones de las nificado primero y más general: de la vida doméstica, y
almas, no procede de uno ni otro de esos dos tipos de hosti- como el núcleo de ésta está formado por la uñión y unidad
lidad —¢omo tal, en aquel caso es sólo un estado extra- de varón y hembra para la procreación y educación de
ordinario y patológico—, sino de confianza, intimidad y descendientes, el matrimonio especialmente tiene este sen-
amor; y sobre todo, del profundo entendimiento entre madre tido natural a título de relación duradera. El acuerdo tá-
e hijo tiene que nacer del modo más fácil y vivo el len- cito, o como quiera que se llame, acerca de deberes y
guaje materno. En cambio, en aquella franca y declarada facultades, acerca de lo bueno y lo malo, puede compararse
hostilidad, puede concebirse que detrás hay siempre alguna a una estipulación, a un contrato; pero sólo para hacer
amistad y coincidencia. —De hecho es sólo en la afinidad resaltar en seguida y con tanta mayor energía su contraste.
y mezcla de sangre donde se representa del modo más directo En efecto, de esta suerte cabe decir también que el sentido
la unidad y, en consecuencia, la posibilidad de comunidad, de las palabras es igual al signo convenido y convencional;
de voluntades humanas: por consiguiente, en la proximidad y que es igualmente lo contrario. Estipulación y contrato
40 41
FERDINAND TONNIES COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
es coincidencia que se hace, que se concierta; promesa encima de ello, se elevan, a modo de modificaciones suyas
cambiada, que presupone también el lenguaje, y mutua determinadas por el suelo y la tierra, complejos que en
comprensión y aceptación de actos futuros ofrecidos, sus- gradación general distinguiremos como A) la tierra, B)
ceptibles de expresarse en conceptos claros. Esta estipula- el cantón o la comarca, y —la formación más estrecha de
ción puede dejar de hacerse cuando se da por entendida este tipo— C) la aldea. Pero, en parte procedente de la
como si efectivamente se hubiese llevado a cabo ya, si aldea y en parte extendiéndose a su lado, se desarrolla la
su efecto ha de ser de ese tipo; per accidens puede ser ciudad, cuya unión perfecta se mantiene no tanto por los
también tácita. Pero por esencia es silencioso el consenso: objetos naturales comunes como por el espíritu común;
orque su contenido es indecible, infinito, incomprensi- por su existencia externa, no es más que una gran aldea,
ble. Al igual que el lenguaje no puede ser estipulado, una pluralidad de aldeas vecinas o una aldea rodeada de
aun cuando por medio del lenguaje se adopten para los murallas; pero luego, en cuanto conjunto que impera so-
conceptos numerosos sistemas de signos, tampoco puede bre el territorio circundante, constituyendo en unión
concertarse la concordia aunque sí muchos tipos de acuer- con éste una nueva organización del cantón y, en propor-
rdos. Consenso y concordia crecen y florecen, cuando se dan 3_……)33¡5: transformación o re-formación
las condiciones favorables, a base de gérmenes preexistentes. e una tribu, de un pueblo. Pero dentro de la ciudad, a su
Como la planta de la planta, así procede una casa (en vez aparecen como productos o frutos peculiares suyos: la
cuanto familia). de otra casa, y asi surge el matrimonio hermandad
de trabajo, guilda o gremio; y la hermandad
de la concordia y de la costumbre. Siempre los precede, de culto,la cofradía, la- comunidad religiosa: ésta es a la
condicionándolos y provocándolos, no sólo una cosa más vez la última y más alta expresión de que es capaz la idea
general afín a ellos, sino también una cosa más general en de la comunidad. Pero de esta suerte, también la ciudad
ellos contenida, y la forma de su manifestación. También toda, también una aldea, pueblo, tribu o linaje, y final-
existe luego en grupos mayores esta unidad de la voluntad, mente una familia, puede representarseo comprenderse, de
como expresión psicológica del vínculo del parentescóo de igual modo, como clase especial de guilda o de comunidad
sangre, aunque sólo sea de un modo oscuro y aunque sólo religiosa. Y vice versa: en la idea de la familia, como ex-
en la ordenacién orgánica se comunique a los individuos. presión la más general de la realidad de la comunidad
Al igual que, como posibilidad real de entender lo hablado, están contenidas todas estas múltiples formaciones y de
la generalidad del lenguaje común aproxima y enlaza a los ella salen.
espíritus humanos, hay también un sentido común, y más
aún sus formas de ía%mmm_c%í
y creencia común, que penetran hasta todos los miembros de $ 11
un pueblo, significando, aunque en modo alguno garan-
tizando, la unidad y la paz de su vida; que en ese sentido Vida comunal es posesión y goce mutuos, y es posesión
y partiendo de él, Ilenan con intensidad creciente las ramas y goce de bienes comunes. La voluntad de poseer y gozar
y proliferaciones de un tronco; del modo más perfecto, es voluntad de proteger y defender. Bienes comunes, y
por último, las casas emparentadas en aquella temprana males comunes; amigos comunes, y enemigos comunes. Ma-
e importante formación de vida orgánicamente unida, el les y enemigos no son objeto de posesión y goce; no son
clan o linaje, que es la familia anterior a la familia, donde objeto de Ta voluntad positiva sino de la negativa, de Ta
tiene una realidad igual a ella, Pero de estos grupos, y por indignación y del odio, es decir de la voluntad común de
42 43
* Sflm(iub de ÍLYZÍHÍÍLL¿
vede la uslay '
P¿)LE…—-, )nú¡¿)%n'o)
FE RDINAND T 6 N NI E §. COMUNIDAD
YSOCIEDAD
mo en sus miembros; a seguir ejerciendo efectos, a presen- ipsistas, y sólo éstos pueden todavía derivar para si,
tarse en miembros representativos. De ahí, que si conce- como
Gltimas unidades, libertad Y propiedad procedentes de
bimos un esquema de la evolución como emitiendo líneas aquélla. Todo conjunto mayor es como una casa que se
desde un centro en direcciones :distintas, el centro mismo hubiese disuelto; y aunque ésta hubiese
significa venido a ser algo
la unidad del conjunto, y. hasta donde el conjunto menos perfecto, hay que pensar que en ella
existen los
se refiera a sí mismo como voluntad, tiene que existir de inicios de todos los órganos y funciones que
modo eminente en esa voluntad: semejante. Pero en los contiene la
perfecta. El estudio de la casa es el estudio de
radios se desarrollan puntos hasta convertirse en nuevos
la comunidad,
como el estudio de la célula orgánica es el estudio
centros y cuanta más energía necesiten para ensancharse en de Ta vida.
su periferia y conservarse al propio tiempo, tanto más se
sustraen al centro anterior, que ahora, no pudiendo refe-
rirse ya de'igual modo a un centro originario, forzosamen- § 13
mente resultará más débil e incapaz de ejercer efectos en Ya indicamos algunos rasgos esenciales de la vida
otros lados. Sin embargo, imaginemos que la unidad y domés-
tica, que volvemos a encontrar ahora reuni
unión se conservan y se mantiene la fuerza y tendencia, dos con otros
nuevos. La casa consta de tres estratos o esferas,
como un ser y conjunto que se mue-
se expresan en las relaciones del ven como alrededor del mismo centro. El estrato interior
centro principal con los centros secundarios derivac_los de es al propio tiempo el más antiguo: el dueño y la muier,
él directamente. Todo centro es representado por un ipsum, —0 mujeres, cuando conviven en el mismo nivel
calificado de principal con respecto a sus miembros. Pero de dignidad.
Siguen los descendientes: y éstos, aun habiendo
como principal no es el todo, y se va pareciendo más a éste contraído
matrimonio, pueden seguir permaneciendo
cuando reune a su alrededor los centros a él subordinados en esta esfera.
El estrato exterior está formado por los miembros servi-
en las figuras de sus principales. Idealmente, están siempre dores: criados y criadas, que se comportan a modo de es-
en el centro del que se derivan; de ahí que realicen su mi- trato el más reciente, siendo excrecencias
sión matural cuando se aproximan materialmente a él, de materia más
o
menos. afín, que sólo cuando son asimilados
reuniéndose con él en un sitio. Y esto es necesario cuando por el espíritu
Y voluntad comunes y se adaptan por su propia
las circunstancias requieren una voluntad
acción común y de mutuo 2 él y se sienten en él satisfechos, pertenecen
auxilio, sea hacia adentro, sea hacia afuera. Y también a la comunidad
se con otro carácter que el de objetos y obligadame
nte, Aná-
apoya en esto una fuerza y autoridad que, como quiera loga es la situación de las mujeres conquistad
que se comunique, se extiende al cuerpo y a la vida dg as, raptadas,
en el exterior, con respecto a sus maridos; y al
todos. Y asimismo, la posesión de todos los bienes está igual que
entre ellos surgen los hijos como procreados,
principalmente en el todo y en su centro, en cuanto se le los hijos, en
cuanto descendientes y dependientes, forma
comprende como tal todo. De él derivan la suya los cen- n una categoría
y clase intermedia entre el dominio y la servi
tros inferiores, y la sostienen de modo más positivo por el dumbre. De
estos elementos integrantes el último es, desde
uso y el goce; a su
luego, el
vez, otros con tespecto a otros por menos imprescindible; pero es al propio
debajo de ellos. Y así este examen tiempo la forma
desciende hasta la úl- necesaría que han de adoptar enemigos o
extraños para
tima unidad de la familia de la casa, y hasta su posesión, poder participar en la vida de una €asa;
uso y goce comunes; en ella, la autoridad ejercida Igzg‘o en a no ser que como
huéspedes se admita a extraños a participar en
último lugar es la que afecta directamente a los individuos un goce que
por su naturaleza no es duradero, pero que de momento
46 . 47
FERDINAND T 6 N N I E 8§ CONUNIDAD
Y SOCI
que, te- menos clara, como aldea antes de la aldea, pues en todo caso
de que en una unión de la ciudad y el campo,
por parentesco y encierra en sí la posibilidad de esas dos formas capitales.
niéndolo por bueno y justo, sostiene
aque- De ahí que se combinen en él el carácter patriarcal (para
amistad múltiples relaciones índepen_d¡entementg/de reunir en esta expresión toda la dignidad procedente de la
ón y san-
llos actos de trueque, actúa en lugares de reuni procreación) con el fraternal; el señorial con el asociati-
a vivo con
tuarios de puntos centrales comunes, se conserv vo. Y así como en la comunidad doméstica prevalece el
u fratern o de comu-
mayor o menor intensidad un espírit primero, encomunidad
la de aldea suele destacar el último:
natural
nicación y donación hecha gustosamente, contra el sin embargo, falta en aquélla tan poco el espiritu de her-
de obtener la mayor cantida d
deseo de conservar lo suyo o
Una situaci ón semej? nte se pro-
posible de bienes ajenos. última, con el vigor que conserva en un sistema de organi-
duce sin duda también en el cambio, más animado, entre
zaciones de aldeas, es importante para la comprensión in-
ciudad y ciudad, aunque menos favorecido en el sentido felectiva de la historia, a saber como base del feudalismo,
el
comunal, siempre que el parentesco .y la proximidad y puesto que en ella se conserva la creencia en la dignidad
contrib u-
carácter no comercial de los moradores del campo, natural de una casa eminente como noble, aristocrática,
yan a ello. Pero, además, las más elevadals funciones de
a pesar de que pericliten las raíces de esa creencia: la vene-
semejante cuerpo social, las de dirección, animal y mental, ración por la edad, la ilustre prosapia que del modo
cuando coexisten por separado, en modo alguno pue:]en más directo (en línea recta e ininterrumpida) asocia al
ser consideradas como exposición y venta de mercancías, jefe de clan de masas reales o imaginarias con el antepa-
antes bien son orgánicamente mantenidas, nutridas y cui- sgd¿común de todo el clan y parece atribuirle también un
a base de la voluntad comunal, y, por lo tanto, por
dadas origen divino y asimismo, por consiguiente, una leve dig-
las fuerzas de que ésta dispone, en forma de dádivas honorí. nidad divina. Pero también con respecto al ejercicio del cau-
ficas, tributos y prestaciones personalesSu . trueque contra
aquella s funciones se dillaje recibeel egregio honra y gratitud. Así resulta na-
prestaciones de servicios, cuando tural que se le ofrezcan las primicias del campo y de los
presentan como tales, no es más que una forma en que esta animales domésticos, y que al proceder a la ocupación y
relación puede hacerse patente con el carácter de' reciproca;
reparto de la marca, operación que se lleva a cabo bajo su
pero en todo caso puede desarrollarse en el sentido de que dirección, se le atribuyan también, al principio en posesión
esa expresión valga como adecuada, si bien con la salvedad
alternativa, luego con carácter de permanente, las más pró-
de que en ella se consideran propiame{xte iguales la aptitud
ximas y mejores porciones de la tierra arable antes de la
para llevar a cabo determinadas operaciones en una mercan-
adjudicación de suertes, para su incorporación a su hacienda,
cía llevada al mercado y el deseo de que se lleven a cabo. atribución basada en la voluntad. general. Es posible tam-
bién. que tenga varias participaciones, o bien, cuando el clan’
$ 16 se ha dividido en varios poblados, que tenga una partici-
pación igual en cada uno de ellos (que fué lo más corriente
ahora la aldea en el sistema agrario germánico).
Así, su casa, cortijo y
Por analogía con la casa, examinaremos hacienda señorial permanecen en el centro de la aldea (o de
delimitadas de
con mi
Lotestó y. goce nactan.
1a ciudad
nto es
como las formaciones mejor
lesA del duslism de casa y las aldeas) o (en las regiones montañosas) se yergue sobre la
aldea a modo de burgo fortificado. Y, no obstante, el verda-
con
Aldea, €sceb et e y ya ha sido caracterizado como
ibl dero poder del señor feudal comienza a desarrollarse cuando
familia antes de la familia, pero también, con expresión algo
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52
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F E RDINAND TONNTIES COMUNIDAD Y SOCIEDAD i:
resul-
en nombre de la comunidad desempeña funciones cuyo si fuese de su exclusiva incumbencia, sobre todo tratándose
tado se produce principalmente en beneficio suyo; de donde de estas partes de menor valor, para terminar rebajando
Ta consecuencia obligada de que IgsTur¡¡c¡(ones mismas se C%n- a los libres, junto con sus dependientes, a una condición
e¡i nor; re
sideren en lo sucesivo como ejercidas únicamente análoga a la de sus propios vasallos, convirtiendo su pro-
suyo propio. Esto tiene su felac¡on especial con la a mdx- piedad en un mero dominio útil concedido por su gracia,
nistración de la tierra indivisa, que, cuanto menfgsdp}xeda y es muy probable que ellos mismos (los libres) se presten
y apurarse,,tanto más le queda c(?n iada; Ie a ello por necesidad de protección contra la federación su-
explotarse
ahí que más se le confíe el Íbosque que el pastizal, Yd más perior y pensando que así pesen sobre ellos cargas menos
el erial que el bosqug. E_s más, las zonas mte'm‘xedlas esér- onerosas. De suerte que en definitiva puede resultar que la
ticas (Unland) ni siquiera se cqnslderz:n quizá como p;r- propiedad del señor sobre la marca ya no sea meramente
tenecientes a la marca común, sino más bien a una fede- relativa, comunal y dividida, sino absoluta, individual
ración superior (cantón o país), y su administración corres- y exclusiva del señor, y que luego, frente a ésta, ya sea
ponde al señor de la última, que a su vez la da en feudo
porque se exijan servicios y prestaciones desmesurados que
a barones de menos categoría. Uno de el!o?-ocupa entonces impliquen una servidumbre personal completa, ya sea por-
que se estipulen otros no desmesurados bien que tal vez
con su gente lo que tal vez ofrezca posibilidades de com-
excesivos, se llegué a una relación contractual libre de arren-
pensar el cultivo, pues al ir aumentando la masa del pueblgl,
damiento que en su contenido positivo encierre la posi-
en su calidad de señor de la caza y de la guerra reunió
a un séquito bilidad, a base de capital y capacitación del arrendatario,
alrededor de su residencia, o en ella misma, de desarrollarse en oposición total
de vasallos cada vez mayor, que acaban por consumir más cios; en
contra aquellos servi-
cambio, en otras circunstancias, tenemos sólo
de To que importan el botín de caza y guerra junto con otro nombre y forma
los tributos y las cosechas de la hacienda del .seno:; enton- legal del mismo estado de cosas.
Pero, por otra parte, ya sea por la propia voluntad
ces se establecen ellos mismos como campesinos y gana- señor, ya por la acción superior
del
ganado de una legislación que a
deros, para Jo cual e Tes provee de encerraderos de ello le obligue, es posible también
Fe-od, feudo) ¿ aperos y se- que el señor se decida
(Vieh-Stapel de donde viene a suprimir toda dependencia de la propiedad inferior
ha‘men te queda n vm_a.¡ lados co-¡-f o
millas. Tanto más estrec agraria, y que ésta sea declarada en el mismo sentido
os de corte y milita res. Tie- tan
y
el señor oblig ados a servici absoluta e individual como había llegado a serlo el do-
“nen su propxedad; pero ésta, a diferencia de la del libre minio eminente.
común, no deriva principalmente de su propia asociación -
En todos estos casos se produce una división, al prin-
de iguales, la. una, sino de la comunidad con su_sefior, cipio sólo en derecho; en realidad, las' relaciones comunales
y sigue en poder de éste con el carácter de dominio emi- pueden conservarse en los lugares en que existieron, Pero
nente —punto en que están unidas todavia las ideas de subsisten y se reiteran la presión y la resistencia, aquélla
dominio - directo y dominio útil que luego se separaron. ejercida por el señor, ésta ofrecida por la parte contraria,
Ahora bien, si, según
la concepcíórf recta, la fun.dada en mientras no acabe por imponerse el señor en virtud de
la naturaleza de la cosa y en la tradición (concordia y cos- la superioridad de la gran propiedad sobre la pequeña.
tumbre), esta propiedad d¡re_cta peltenefe a la comumc.i?d
y a la unidad de comuna y señor, puede éste tener la ocasión
y la tentación de ejercer íntegramente este derecho como
54 55
F ER DI N A N D T 6 N N I Es COMUNIDAD Y SOCIEDA b
los plazos tradicionales de siembra y cosecha, puesto que
§ 17 para él es ya una imposibilidad material y económica
emancipar de la economía coriunal la suya particular, que
Pero no podemos describir ni siquiera con ligeras indi- no sería viable sin el derecho comunal complementario y
caciones la gran diversidad de relaciones, modificadas en no hasta creador. Los detalles, y muy especialmente también
pequeña escala, cuando en lugar del señler feudal tenemos el tiempo cerrado y abierto: de los campos y prados, son
una corporación (eclesiástica), monasterio o de otro tipo. cosas determinadas de un modo fijo por usos antiquísimos.
Lo importante es observar por todas partes cómo, en toda Pero cuando éstos resultan insuficientes o es necesario
la cultura de aldea, y en el sistema feudal en ella E…ao modificarlos, se recurre a un acuerdo de la comuna. De ahí
laidea del reparto natural y la que la define y en ella des- que la comuna cierre y abra los prados y campos, determine
cansa de la tradición sagrada, dominan todas las realidades las tierras que hayan de destinarse a frutos de verano, a
de Ta vida y las ideas a ella correspondientes de su ordena- frutos de invierno y a barbecho, ordene la época de la siem-
ción justa y necesaria, y cuán poco influyen y pueden en bra y de la recolección, regule la vendimia y hasta, pos-
…trueque y compra, de contrato y re- teriormente, fije los salarios para la época de la recolección.
glamentación. Las relaciones entre la comuna y el señor, Le incumbe, además, el control de las tierras tradicional-
y completamente las de la comuna con sus socios, no están mente sometidas a un' determinado régimen de cultivos
fundadas en los contratos, sino, como las de la familia, en para que éste no sea modificado arbitrariamente en detri-
cOHSENSOS, La comuna-aldea, aun en los casos en que com- mento de la comunidad agraria... y no se basan menos
prende al señor, es idéntica a una sola administración en el derecho mancomunado todas las restricciones y gra-
doméstica indivisa en sus necesarias relaciones con la tierra. vémeries de la propiedad individual de la marca, inspiradas
T35 tierras comunales son objeto de su actividad y soli- en la situación de dispersión y entreveramiento de los
citud, y están destinadas en parte a los fines comunales de predios ... A ello se debe, por su origen, todo el derecho
launidad, y en parte a los fines asociados e iguales de sus vecinal, al principio emanación de la federación asociativa
miembros; lo primero se hace más patente en el bosque que abarca toda la marca, más bien que modificación in-
comunal, lo segundo en los pastos comunales. Pero tam- dividual de una propiedad (concebida como absoluta
bién los campos y prados divididos se entiende que lo son en sí), basada en el título especial de la finca colindante”.
sólo para el “tiempo cerrado” de cada familia cultivadora; (Según O. Gierke: Das deutsche Genossenschaftsrecht. Vol.
terminada la recolección, se derriban las cercas y el suelo II: Geschichte des deutschen Kérperschaftsbegriffs, págs.
pasa a ser de nuevo de común aprovechamiento como sien- 216-218). Y un conocedor del régimen agrario de los hin-
do parte de los pastizales. Y también dentro de aquel dúes lo describe como idéntico al que en sus orígenes imperó
aprovechamiento especial el socio de la aldea se halla “li- en Occidente, presentando la comuna como un ente organi-
mitado de*diversos modos por el derecho mancomún que zado, auténomo y con actividad propia. “Incluye de hecho
está por encima de él, en cuanto en la explotación de sus un aparato casi completo de.ocupaciones y talleres, po-
prados, campos y viñas está obligado a un tipo determi- niéndolos en condiciones de continuar su vida colectiva
nado de cultivo (Flurzwang) de acuerdo con las dispo- sin la asistencia de ninguna persona o corporación extraña.
siciones comunales. Pero apenas se necesita de disposición Además del capitoste o consejero, que hasta cierto punto
expresa en este orden de cosas, para que el campesino indi- ejercen funciones judiciales y legislativas, contienen una
vidual se atenga a la tradicional sucesión de cultivos y a policia de la aldea. . ., e incluyen familias diversas de arte-
56 57
£ ERDINAND T 6 N N1 E § COMUNIDADYSOCIEDAD
sanos hereditarios: el herrero, el alfarero, el zapatero. Se inherentes a su cargo y calificados y tratados como indem-
encuentra el brahmán para la celebración de las ceremonias, nización por su trabajo. De un modo análogo se conciben
y hasta la danzarina para el servicio de solemnidades. De también a menudo los derechos de aprovechamiento de
ordinario hay un maestro contador del poblado..., y la los clérigos y maestros de escuela. Y, por último, tenían
persona que se dedica a cualquiera de estas profesiones también las más veces un carácter afín los aprovechamientos
hereditarias, es, en realidad, tanto un siervo de la comuna de bienes comunales de los artesanos establecidos en la mar-
como uno de sus miembros integrantes. A veces se le paga ca por los señores territoriales o por las comunas para que
con una cantidad de trigo, y más a menudo asignando ejerciera su industria, puesto que los artesanos eran tenidos
a su familia, en posesión hereditaria, un lote de tierra por empleados de la comuna y, como tales, no sólo tenían el
cultivada. Lo que pueda exigir por las mercancías pro- derecho sino el deber de trabajar exclusiva y principalmente
ducidas está limitado mediante una tasa tradicional de precios para ella y sus miembros, o seguramente también la obliga-
de la que sólo raras veces puede apartarse. La adjudicación ción de entregar una cantidad determinada de trabajos, bien
a los distintos artesanos de un determinado lote de tierra a título de tributo, bien contra un precio fijo: en cambio,
en el territorio cultivado, es lo que permite suponer que los aprovechamientos que se les concedía en los bienes co-
los primitivos grupos teutónicos se bastaban a sí mismos munales,, gracias a los cuales resultaba posible el ejercicio
de un modo semejante”. (Sir H. S. Maine, Village Com- de la profesión y al propio tiempo servian de remuneración
munities in the East and West, pág. 125 s.) Y esto se de su trabajo; eran considerados como una especie de
confirma en la descripción de la marca alemana: “A los fi- sueldo. Sin embargo, en todos estos casos se pone de
nes de la comuna como tal, según las ideas actuales, los manifiesto lo que a nuestro modo de ver parece ser una
bienes de común aprovechamiento servían también para utilización de los bienes comunales para el pago de ser-
proveer a la retribución e indemnización de las autorida- vicios especiales prestados'a la comuna como tal, y que
des, funcionarios y servidores de la comuna. A veces se para la mentalidad comunalista se presentaba como una
segregaban de la marca verdaderos feudos beneficiarios que utilización del patrimonio común de todos para satis-
se daban en propiedad particular. Pero casi en todas partes facer las necesidades directas de todos, ya que los intenden-
se les concedía aprovechamientos especiales en el bosque y tes, funcionarios y servidores, lo mismo que los artesanos
en los pastizales, teniendo estas concesiones el carácter de patentados, son simplemente mandatarios de la colectividad,
sueldos. Hasta la transformación de los cargos en dere- Y la sitven tanto en su pluralidad como en su unidad”.
chos señoriales, que modificó su esencia, fueron de este tipo (Según Gierke, loc. cit., pág. 239 s.) Son comparables
los privilegios de aprovechamiento de los intendentes de a los órganos de su cuerpo. La organización de la vida
la marca (Obermárker) e intendentes y jueces forestales comunal es económica, es decir para la comunidad (co-
(Holzgrafen, Holzrichter), etcétera. Lo propio cabe decir munista
de los aprovechamientos o privilegios inherentes a los
cargos de jueces de aldea y de campo. Y lo son también
muy especialmente los diversos usufructos basados en una § 18
concesión de la colectividad a los escabinos, jurados, guar-
dias forestales, molineros, guardas de almácigos, alguaci- Y así también la ciudad, según la descripción arigtolé-
ciles, pastores y demás funcionarios comunales, aprovecha- lica y según la idea en que se apoyan sus manifestaciones
mientos designados a menudo de un modo expreso como naturales, €s una casa que se basta a sí misma, un organis-
58 59 ‘
F ER DI N A N D T 6 N N I E 8§ COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
mo que vive en comunidad. Cualquiera que sea su origen mente ponderado, susceptible de conservar y de provocar en
Empírico, por su existencia debe ser considerada como un lo sucesivo idéntico estado de espíritu. Para ello se pone
todo, en relación con el cual se encuentran en necesaria atención a lo placentero en las proporciones de los discur-
dependencia la> distintas hermandades y familias de que sos, de los actos y de las obras, y eso es lo que en sí mismo
Consta. Así ocurre con su lenguaje, sus usos y sus creen- tiene una medida —ritmo y armonía—, pero también al
CiasTo mismo que con su terreno, con sus edificios y con sentido tranquilo del que goza de ello como si él lo hubiese
sus tesoros; todo ello constituye un elemento perdurable creado por sí mismo; lo desagradable, desproporcionado,
que resiste al cambio de muchas generaciones, y en parte contrario a lo tradicional, disgusta y repugna. Luego es
espontáneamente, en parte por herencia y por educación posible evidentemente, que lo antiguo y acostumbrado lle-"
de sus casas ciudadanas, arroja siempre de nuevo esencial- gue a ser un obstáculo para la aspiración a la belleza en el
mente el mismo carácter y la misma mentalidad. Y como culto, y, sin embargo, sólo lo es porque para la costumbre
§1 estuviera segura de er
su alimento
obten y los materiales y el espíritu de piadosa veneración tiene en sí una belleza
necesarios para su trabajo, bien a base de sus propias pro- y santidad peculiares. Pero en la vida va cediendo la ad-
piedades y de las de sus ciudadanos, bien por sus relaciones hesión a lo tradicional; predomina el gusto por la forma-
regulares con el territorio circundante, dedica la totalidad ción. En las mismas proporciones, las artes retóricas ceden
de sus energías a la actividad más delicada del cerebro y de ante las plásticas, o bien, las retóricas se asocian y asimilan
las manos, que se presenta a modo de dotación de una for- a las plásticas. La religión, en sus inicios entregada de pre-
ma grata, es decir, en armonía con el sentido y espíritu ferencia a la contemplación de la muerte, se orientó más
comunes, representando así la esencia general del arte, pues- hacia la vida en la aldea al venerar a las fuerzas naturales
to que, por su tendencia, y en la forma determinada por con un espiritu más jocundo. En exaltadas fantasías se
algún estilo de la comuna o de sus estamentos, todo arte- manifiesta el jJúbilo por la eterna renovación de la vida.
sanado urbano es verdadero arte, aun cuando en algunas Los demonios, que como antepasados sólo son espectros
ramas pueda realizarse menos esta tendencia. Pero en cuanto calmados, cuya existencia se desarrolla bajo la tierra, resu-
arte, el artesanado existe principalmente por las necesidades citan como dioses y se elevan al cielo. La ciudad, a su vez,
colectivas: la arquitectura, para las murallas, torres y puer- se acerca más a los dioses, reproduciendo sus figuras y
tas, para los edificios comunales y templos de la ciudad; la contemplándolas todos los días, como de otra suerte sólo
escultura y la pintura, para decorar esas casas interna y ocurría con los lares de la casa, que en lo sucesivo sólo se
externamente, para conservar y cuidar por medio de imá- conservan de un modo cada vez más apagado. %e al
‘genes el recuerdo de las divinidades y personajes eminentes, propio tiempo, como si los hubiesen ido a buscar del ciel
pero propiamente también para aproximar a los sentidos los dioses pasan a tener un significado más ideológico: se,
lo digno y eterno. La íntima relación que hay especialmente convierten en prototipos de pureza moral, de aptitud, de
entre la religión y el arte (como dijo Goethe, el arte se basa bondad; 'sus sacerdotes pasan a ser maestros y predicadores
en una especie de sentido religioso) tiene ya sus fundamen- de Ta virtud. Con ello se consuma por vez primera la idea
tos en la vida de la casa. En sus orígenes, todo culto es fa- de la religién. Ese elemento se convertirá en tanto mas
miliar; de ahi que su modalidad más vigorosa sea el culto necesario cuanto más múltiple y abigarrada llegue a ser
doméstico, donde en sus inicios hogar y altar son una misma la vida de la ciudad, a medida que vayan perdiendo su fuer-
cosa. Lo que se hace para los difuntos y venerados, se lleva za o se limiten a círculos más reducidos el parentesco y la
a cabo con intención.solemne, seria, de un modo reflexiva- vecindad como motivos de sentimientos y actividades amis-
60 61
F ER DI N A N D T 6 N N I Es COMUNI
Y DAD
SOCIEDAD
tosas. Tanto más vivo es el estímulo para el arte como una funcionario que actúa en nombre suyo. El concejo cuidará .
de las prácticas religiosas, puesto que lo bueno y lo nobl- de que no salgan de la ciudad las cosas que ella necesita,
y sagrado en ese sentido, tiene que ser percibido por los y de que no se introduzcan en ella cosas perjudiciales; cada
sentidos para influir en las ideas y conciencias. También uno de los gremios, de que sean dignas y buenas las cosas
el artesanado y el arte adquieren el carácter de fe religiosa, vendidas por sus maestros; la iglesia o el clero se esforzará
y hasta son propagados a modo de misterios y dogmas por por alejar los efectos disolventes del comercio y de las
la enseñanza y el ejemplo; de ahí que donde mejor se costumbres. El historiador de la economía examina con
conserven sea en la familia, transmitiéndose a los hijos y razón bajo un punto de vista exclusivamente comercial y
haciéndose partícipes de ellos a los hermanos; y de esta politico\gse carácter comunal de la ciudad)que acabamos de
suerte la corporación se estima vinculada a un antepasado estudiar. En este sentido, algunas excelentes afirmaciones de
y
e inventor del arte se considera a si misma como un clan Schmoller (Jahrbuch fir Gesetzgebung, etc., VIII, 1),
que administra la herencia común, constituyendo un “car- confirman la opinión expuesta. De modo significativo pone
g07de Ta comuna urbana a título de miembro integrante de relieve que las instituciones económico-sociales esenciales
la
ciudadanía
de . Pero como la totalidad de las corporacio- de cada fase se apoyan en los cuerpos políticos más impor-
nes artesanas va formando cmfia tantes. Y de acuerdo con eso, dice: “La aldea es un sistema
ciudad, éstas Ilegan Tuego a tener sin duda una libertad económico y mercantil cerrado en sí” (esta afirmación re-
y soberanía completa con respecto a la ciudad; ésta se con- lativa a la aldea, podría hacerse extensiva igualmente, para
vierte en guardiana de su paz comunal y de las ordena- la cultura germánica, a la hacienda señorial y al monaste-
ciones en que se impone esa paz como organización del rio). “Al igual que la comuna de la aldea con sus órganos,
trabajo hacia adentro y hacia afuera. Son ordenaciones esarrolla, y más aún, la ciudad, hasta llegar a formar
sagradas de significado moral directo. El gremio es una un cuerpo económico dotado de vida peculiar, vigorosa, que
comuna religiosa; lo es la misma ciudad. Y en virtud de domina todo lo individual”... “Toda ciudad, especial-
todo esto, no podrá entenderse toda la existencia econó- mente toda gran ciudad, procura encerrarse en sí en forma
mica de una ciudad perfecta —tanto si pensamos en las de totalidad económica,y extender todo lo Iejos posible
del mundo helénico como en las del germánico— si no se hacia el exterior su economía y su esfera de poder”. Y así
parte de la premisa de que el arte como la religión es el sucesivamente,
asunto supremo y más importante de toda la ciudad y, en
consecuencia, de su gobierno, de sus estamentos y de sus
guildas; de que actúa y vale como contenido de su vida
cotidiana, como norma y medida de sus ensueños y afanes,
de su orden y de su derecho. La “polis”, dice Platón (en
las Leyes), es como un verdadero drama. La conservación
de su- ipsum en salud y energía es ya un arte; como lo es
la conducta razonable y virtuosa de las personas individua-
les. De ahí que también para ella, la compra y venta de
mercancías, con los tan esenciales derechos de estapla y
mercado, ,no sean incumbencia de individuos emprendedo-
res sino operaciones realizadas por ella misma o por un
62 63
CAPÍTULO II
TEORIA DE LA SOCIEDAD
$19
La teoría de la sociedad construye un círculo de hom-
bres que, como en la comunidad, conviven pacíficamente,
pero no están esencialmente unidos sino esencialmente se-
parados, y mientras en la comunidad permanecen | unidos a
pesar de todas las separaciones, en la sociedad permanecen
uniones. Por co: siguiente, no”
lás as
_
Sepatados a pesarde tod
tienen Iugar en ella actividades que puedan deducirse a
priori y de modo necesario de una unidad existente, y que,
en consecuencia, también en cuanto se operan por medio
del individuo, expresen en él la voluntad y espíritu de esta
unidad, o sea que tanto se llevan a cabo para él mismo
como para los que con él están unidos. Todo lo contrario:
en ella cada cual está para sí solo, y en estado de tensión
contra todos los demás. Las esferas de su actividad y de
su poder están rigurosamente delimitadas, de suerte que
cada cual rechaza contactos e intromisiones de'los demás,
considerándolos como actos de hostilidad. Esta actitud ne-
gativa es la relación normal y siempre fundamental entre
estos sujetos de poder, y caracteriza a la sociedad en estado
de equilibrio. Nadie hará o prestará algo para los demás,
nadie concederá o dará algo a los demás, a no ser a cambio
de una contrapresta
decontrapr
una estacionción |o contradonación que él considere
65
FE RDINAND T EóNNIES
COMUNIDA
D Y SOCIEDAD
por lo menos igual a lo por él dado. Y hasta es necesario jeto o en cuanto se le atribuye un sujeto, puesto que lo
que lo considere más ventajoso que si hubiese conservado mismo es pensar algo como ser o cosa que como unidad.
lo que ya tenía, pues sólo la obtención de algo que le Pero en este caso habrá que distinguir con cuidado si ese
parezca mejor podrá inducirle a desprenderse de un bien. ens fictivum sólo existe, y por cuánto tiempo, para la teo-
Pero si todos están animados de la-misma voluntad, resulta ría, o sea en el pensamiento científico; o bien, y cuándo,
evidente en sí mismo que, indudablemente, la cosa a puede también en el pensamiento de sus propios sujetos, puesto
ser mejor para el sujeto B que la cosa b, e igualmente, para por ellos para un fin determinado (lo cual presupone que,
el sujeto A la cosa b mejor que la cosa a. Se plantea enton- sin más, son capaces de querer y obrar en común); y lue-
ces la cuestión del sentido en que propiamente quepa hablar go, por otra parte, es distinto cuando se presentan sola-
de bondad o valor de cosas dependientes de esas relaciones. mente como partícipes de la creación de lo objetivo en sen-
Podría contestarse así: en la representación así ofrecida, tido científico (entendiendo por tal lo que en determinadas
todos los bienes se presuponen separados, como sus sujetos circunstancias “todos” tienen que pensar). Y en todo caso
—lo que uno tiene y goza, lo tiene y goza con exclusión debe entenderse que todo acto de dar y de recibir, en la
de todos los demás; no existe en realidad un bien común. forma indicada, implica implicite una voluntad social.
Puede haberlo a base de una ficción de los sujetos; pero Ahora bien, la susodicha acción no es concebible sin su
esto sólo sería posible fingiendo al propio tiempo un sujeto motivo o fin, es decir, la supuesta contraprestación, y, por
común y su voluntad, de donde pudiera sacarse ese valor consiguiente, como -esta acción es también condicionada,
común. Pero esas ficciones no se efectúan sin motivo sufi- ninguna de las dos puede preceder a la otra, tienen que
ciente. Motivo suficiente para ello, lo hay ya en el acto coincidir en el tiempo, o —para expresar de otro modo la
sencillo de la entrega y aceptación de un objeto, siempre y misma idea—: la aceptación es igual a la entrega de un
cuando con ella tenga lugar un contactó y formación de un equivalente aceptado, de suerte que el cambio mismo, como
sector común querido por los dos sujetos y conservado acto unido y único, es el contenido de la voluntad social
durante el tiempo de la “transacción”; esa duración puede fingida. Con respecto a esa misma voluntad, son iguales los
suponerse infinitamente pequeña o igual a cero e igual- valores o bienes cambiados. La igualdad es su juicio, y es
mente dársele toda la extensión que se quiera. En este válida para los dos sujetos, a condición de que la hayan
tiempo, la pieza que se ha separado del sector de A, por aceptado como tal en su acuerdo; por lo tanto, sólo mien-
ejemplo, deja de estar en absolnto bajo esa voluntad o esa tras dure el cambio, sólo con respecto al momento tempo-
soberanía; no ha comenzado a estar totalmente bajo la ral del cambio. Para que, también con esta limitación, pueda
voluntad y soberanía de B, por ejemplo; se halla aún bajo llegar a ser objetiva o de valor general, tiene que aparecer
una soberanía parcial de A y ya bajo una soberanía parcial como juicio formulado por “todos”. Por consiguiente,
de B. Depende de los dos sujetos, a condición de que la todos deben tener está úÚnica voluntad; la voluntad de
voluntad de los dos se dirija igualmente hacia ella, como cambio se generaliza; todos participan en cada uno de los
ocurre mientras dura la voluntad de dar y la de recibir; actos y lo confirman, se hace absoluto-público. Por el
es un bien común, un valor social. Ahora bien, la volun- contrario, la generalidad puede negar este acto aislado, de-
tad relativa a eso; unida y común, puede ser concebida clarando: a no es — b, sino > b o < b; es decir, las cosas
como homogénea, y hasta la ejecución de un acto doble no han sido cambiadas según su verdadero valor. El ver-
exige de cada uno que sea cumplida. Tiene que ser con- dadero valor es el valor referido a todos, concebido como
cebida como unidad, en cuanto comprendida como sú- bien social general. Se comprueba cuando nadie- estima
66 67
FERDINAND T 6 N N1 E 8§ C OMUNIDAD
Y SOCIEDAD
de todos, es decir legales y, por lo tanto, obligatorios. Pero Con eso, en semejante contrato especial, es tan activo el
se requiere ante todo la conformidad del receptor, pues sólo receptor, que “da el crédito”, como el que promete, que
con su voluntad puede permanecer en poder de la otra “toma” el crédito. Pero lo normal, como se ve ya en el
parte una cosa que le pertenece a él (a base del cambio, la trueque de mercancía por mercancía y a través de su evo-
única concebible). Su conformidad puede interpretarse co- lución. hacia la venta de mercancía por dinero, es la venta
mo una promesa suya de que hasta el plazo dejará la cosa de mercancía a crédito (concedido). Por la forma del crédito
en poder del otro y no pretenderá arrebatársela; pero si en coincide este negocio con el préstamo, que en su manifes-
general se considera que toda promesa se refiere a la entrega tación desarrollada es venta de dinero a crédito. Pero en
futura de un objeto de cambio, resulta más bien igual a una aquel caso es crédito el pago diferido, y a menudo —para
entrega presente por tiempo convenido, en una clase de mayor facilidad del tráfico circulatorio— suprimido a base
propiedad que, supeditada sólo a la voluntad del contrato, de un crédito contrario: la promesa presta los servicios del
constituye una propiedad negativa como “deuda” del po- dinero —temporal o definitivamente; es un sucedáneo del
seedor con respecto a su “acreedor”, o sea: la necesidad de dinero, tanto más perfecto cuanto más seguro sea, en virtud
devolver lo debido a un plazo de tiempo determinado, de la capacidad de pago o de los créditos que a su vez
mientras que propiedad positiva, en sentido societario, es tenga el deudor. Y tanto más puede servir como dinero
más bien la libertad absoluta (no supeditada) de disponer contante, incluso para quien haya de recibirlo, como medio
de su cosa hasta un tiempo indeterminado y con respecto de compra y como medio de pago. Tanto para el que da
a todos. También el débito es verdadera propiedad con como para el que toma el crédito, tiene éste valor de di-
respecto a todo tercero, aun después del plazo del venci- nero, y como tal se acepta; responde de modo suficiente
miento (en ello se basa la protección abstracta de la pose- al concepto de dinero en virtud de ese valor, ficticio e ima-
sión en los sistemas juridicos modernos), y aun con res- ginario, basado exclusivamente en semejante acuerdo de
pecto al acreedor hasta que llegue el plazo. De ahí que sólo voluntades. Pero mientras el papel-moneda absoluto sería
sea limitada, es decir negada, con respecto a éste y sólo por aquel que todos tomarían como una mercancía cualquiera,
esta necesidad del “pago”. Asimismo, la propiedad del con igual valor (por tener la seguridad de adquirir siempre
acreedor sobre la misma cosa, propiedad absoluta contra por medio de él un valor equivalente de cualquier mercan-
todos a partir del plazo, se halla negada hasta entonces, cía),-una “letra”, u otra especie análoga, sólo vale porque
con todas las consecuencias, en virtud de su cesión al deudor; el tomador está seguro —y en la medida en que lo esté—
con esta limitación suya, se llama “crédito” con respecto bien de que podrá también utilizarla como dinero, bien
al deudor, en el sentido de facultad o derecho de obligarlo devolverla al dador (expedidor) por el valor de determina-
74 75
F E R DI N A N D T 6 N N I E S ¢ OMUNIDAD Y SOCIEDAD
da mercancia, por ejemplo, oro. Es dinero particular, ga- son libres y dueños de sus actos frente al dinero. La obli-
rantizado por la sociedad en cuanto ésta ampara la eje- gación, por el contrario, es un poder legal total, pues tener
cución del deudor o de sus “fiadores”. El papel-moneda en su poder la. futura prestación de una persora, no es
empírico, emitido por una persona, que en un sector limi- posible en el mundo de las realidades. Sólo es posible en
tado representa la sociedad misma. (como lo es el Estado derecho. El trueque de dinero por mercancía es mero pro-
o su “banco”), ocupa una posición intermedia entre ese ceso real, sensible, aun cuando únicamente pueda enten-
papel-moneda y el dinero público imaginado como abso- derse a base de la sociedad. Pero recibir pagos en dinero
luto, del que nadie sería responsable porque todos lo a base de la propiedad sobre una mercancía (que lo es la
desearían y buscarían como ocurre realmente con el dinero obligación) y sin entregarla, es un estado social por encima
como medio adquisitivo general (de cualquier modo que de los sentidos, pues en este caso se crea un nexo que no
se quiera). Pero cuando se vende dinero a crédito, entonces une las cosas sino las personas, un nexo duradero en
se presenta en su claridad más diáfana la verdad del tráfico contradicción con el concepto de sociedad. La relación, que
societario ya que ambas partes sólo quieren dinero y no ya en el simple contrato de trueque es momentánea, se
tienen otra exigencia. Sin embargo, la “obligación” misma, concibe en este caso como ilimitada en el tiempo, y como
dada a cambio del préstamo recibido, pasa a ser una clase dependencia. unilateral, a diferencia de ese otro contrato
especial de mercancía, ‘que puede circular de mano en mano en el cual la dependencia es recíproca.
a precios diferentes. Pero también el que la adquiere para
retenerla y gozar de su dulzura, no quiere sacar de ella otra
cosa que cantidades de dinero de vencimiento periódico, $ 24
los “intereses”, a los que tiene un derecho legal, aun cuan-
do no se haya prometido la devolución del “capital” en Pero en todo trueque, el lugar de un objeto perceptible
un plazo determinado. Entonces, esta devolución no es . puede ser ocupado por una actividad. Es entonces la acti-
en modo alguno su finalidad, antes bien el acreedor quiere vidad misma lo entregado y aceptado. Debe ser útil o agra-
conservar sin liquidar su crédito como causa constante de - dable para el receptor como pueda serlo una cosa. Luego
prestaciones siempre renovadas por parte de su deudor. se concibe a modo de mercancía cuya producción y consumo
Nada más que la idea, representada, como el dinero abso- coinciden en el tiempo. Ahora bien, si la prestación no es
luto, por un trozo de papel, es mercancía absoluta, la mer- dada sino sólo prometida (a diferencia de la cosa no dada
cancía perfecta: que no se gasta ni envejece como un ins- sino sólo prometida), su efecto difiere en consecuencia. La
trumento muerto o aun como inútil obra de arte destinada prestación pertenece en derecho al que tiene que recibirla;
a la “eternidad”, sino en verdad causa eternamente joven llegado el plazo, puede imponer su ejecución por la vía
y casi viva de cantidades iguales, regularmente repetidas, jurídica al que la prometió, de igual modo que por la vía
de placer personificado. El filósofo antiguo había trans- jurídica puede obligar a un deudor a devolver la cosa ven-
mitido la frase, que durante tanto tiempo gozó de autori- cida y hasta tomarla a la fuerza. Una prestación debida,
dad, de que el dinero no da crías. La frase es justa. El sólo coactivamente puede tomarse. Pero la promesa de una
dinero es poder, pero nunca poder para reproducirse a sí prestación puede ser lo mismo recíproca que unilateral, con
mismo directamente. Sea lo que sea lo que con él se ad- el derecho de coerción de ahí dimanante. De ahí que en
quiera, tiene que desprenderse de manos de su propietario este sentido puedan obligarse varios a una misma actividad
para adquirir algo. No confiere un derecho a nadie. Todos para con otros, y entonces cada cual goza de la prestación
76 T7
T &6 N N1 £ § (IOMUNIUAD
\"SO(IIED.\D
" efectiva del otro a modo de ayuda para si. Por último, tumbre. Pero todo cuanto surge
pueden convenir .varích en conside'rar esta su un‘ién‘ como costumbre es sólo convencional de la tradición o de la
ente existente e independiente de igual caracter'mz_iwldual , en cuanto sólo es querido
que ellos mismos, atribuyendo a esta persona fmg¡d? una
voluntad especial y capacidad de obrar, y también de
estipular contratos y obligarse. Pero, como F(])dos 'los
demás
posibles contenidos de contratos, esta unión sólo
puede los. nombres de tradición o costumbre ya
concebirse como objetiva-real cuando parezca no resultan
que la so- piados. apro-
ciedad intervenga en ella y confirme su
existencia; sélo N
a esta condición será co-sujeto del orden jurídico social,
y toma el nombre de sociedad, compañía
o asociación con
otro nombre análogo. El contenido natural $ 25
de semejante
orden puede resumirse en una fórmula: pacta
esse observan- La
sociedad, pues, agregado coh
da, que los contratos deben observarse, esionado Ppor convención
con lo cual se for- Y por
na
mula el presupuesto de un estado de dertechoural se ,
concibe como una multitud de
esferas o sectores de m…m
voluntad separados cuyo alcance real se afirma ñales,
cuyas voluntades
o garantiza, fem?w y es-
de suerte que, con ello, sólo puede tener
lugar una modi-
3 pe
…
ficación afirmada, sa de rlo cual se mantie
IDMISCUIISe MUtiamente en nensu entre sí independientes y sin
y, en consecuencia, legal, de toda esfera:
bien a. favor o en detrimento de sectores situados fuera del interior..
sistema, bien —dentro descripc
ión general de Ta
del sistema— tnicamente por medio sociedad civil” o “sociedad
de contrato, es decir, por acuerdo de todos. cambio”, cuya naturaleza de
Esta coinciden- y movimientos se afana en
cia de voluntades es, por su naturaleza, nocer la economía política co-
momentánea, ins- : estado en que, según expresión
tantánea, de suerte que la modificación, de Adam 1th, “todos son comerciantes
TPR
del nuevo estado, no puede tener duraci devenir en cuanto c m%mo—,m 1
” - De ahi que
lo tanto, eso no determina modificación
n de tiempo. Por Y bolsas, se enfrentan Ppropi de mercados
alguna de la amente individuos, empres
© razones sociales y compañías as
regla formulada anteriormente de que comerciantes, la naturaleza
dentro de su esfera, de la sociedad se Presente com
pero no más allá de ella, cada cual puede o en un extracto o como
obrar a derecho un espejo cóncavo, puesto que en
lo que quiera. De ahí: cuando, no obstante, la generalidad de ese estado
surja un sector
común, como en la obligación duradera
y en la sociedad
contractual, la libertad misma (como
compendio de de mente probable, de la innova
rechos) a obrar ad libitum en esa esfera, ción *de la división del trab
debe dividirse y del intercambio de produc ajo
O bien establecer una nueva libertad tos; es, más bien, un fin
artificial y ficticia. lejano,
Doy el nombre de convención a la forma simple de la
voluntad social general siempre y cuando establezca este
=
pypoiiog
de cualquier modo, puesto que en este con‘ce.pto'hay y deliberado como en el
que del comercio, al que, Por consigui
hacer abstracción de todas las relaciones originarias o na- ente, se suele limitar e
conc enep
la to
práctica corriente, Y ha sido presenta
turales de los hombres entre sí. La posibilidad de una por muchos que lo lamentan como ilustrac
do ya
relación social no presupone nada más que una plur.a'hdad guerra de ión de aquella
Os contra todos que un gran pensador imaginó
de personas nudas capaces de efectuar algqna prestación y, como estado natural del género
por consiguiente, de prometer algo. ]T'a sociedad como tota- humano en general. Pero,
como todas las formas de esta guerra, tam 1én Ta compe-
lidad sobre la cual se extienda un sistema convencional de tencia encierra en sí la posibili
reglas, es, por lo tanto, en virtud de su ¡dea,[llxmxgada; a ca- dad de acabar con ella.
También estos enemigos —aunqu
da momento rebasa sus fronteras reales y sólo afirma a las e les cueste más que a
cualesquiera— reconocen que
demás hasta donde y tanto- éstas puedan facúltatla,nla en ciertas circunstancias les
es ventajos o soportarse, abstenerse
relacién de todos con todos, antes y fuera de la convencién, de deso
llarse mutuamen-
te, y hasta unirse para un fin
Y, a su vez, antes y fuera de todo contrato especial, puede común (aca so también, y
ciertamente con mayor probabil
concebirse como hostilidad potencial o como guerra la- idad: contra un adversario
común). Asi.se limita y
tente, fondo sobre el cual destacan luego todo; los acuerdos desvanece la competencia por
medio de la coalicién, Y or
de voluntades como otros tantos tratados y firmas de paz. analogía con este tráfico basado
en el intercambio de Valores
Y esta es la única concepción conciliable con los hechos materiales, puede entenderse
_tamBlen toda sociabilidad
del tráfico y del comercio, en la que todas_ las facultades , cuya regla suprema
tesía: intercambio de palabras es la cor-
y deberes pueden ser reducidos a puras disposiciones de y favores, en el que parece
que todos estén a Ta disposic
patrimonio y valores, y en la cual debe basarse, por lo ión de todos Yy que cada cual
considere como 1guales suyos
tanto, toda teoría de un derecho privado puro o natu,ral a Jos
s, cuando en rea-demá
lidad cada cual piensa en sí
(entendido societariamente), aunque sea de un modo in- mismo y procura imponer
su importancia y sus Ventajas
consciente. En sus múltiples modificaciones, compradores en oposición con todos los
demás, de suerte que a cambio de todo lo agradable
y vendedores se hallan siempre mutuamente situados de que
suerte que cada una de las partes pretende e intenta obtener
del patrimonio ajeno lo más que pueda a cambio de ceder
del propio la mínima parte posible. Y los verdaderos trafi-
cantes o comerciantes sostienen entre sí carreras de compe-
tencia en numerosas pistas, y en ellas cada cual procura.
adelantarse a otro y si es posible llegar antes que nadie
' 80 81
FERDINAND T ONNIEs
COMUNIDADYSOCIEDAD
en general descansan en la comparación de 13,5 prestaciones tendencia a imponerse en él y trastornarlo de modo decisi-
posibles y ofrecidas, se hace patente por qué en este caso vo. Todo este territorio es sólo mercado para ella, mercado
aparecen en primer lugar las relaciones basadas en objetos de adquisiciones y de colocación de productos;
v…ales, y sólo impropiamente pueden servirle tanto
cuando el comercio es interior —y entonces se producen
e base las meras actividades y palabras. En contraste con alternativamente una especie de absorción y contracción,
eso, la comunidad, en cuanto asociación
de Ta "sangre”, a modo de sístole, y una evacuación
e5 ante todo, una relación de cuerpos, que se expresa, por y expansión, a modo
lo tanto, en actos y palabras, de diástole— como también en vistas al comercio exterior,
siendo de naturaleza secun-
daría en este caso la referencia común .donde, gracias a esta mediación, puede operarse la cesión
a objetos, no tanto de mercancías superfluas contra otras necesarias. Todo país
intercambiados como poseidos y gozados en común. Tam-
bién en el sentido que podriamos Ilamar moral, la sociedad - puede convertirse, ciertamente, en un sector mercantil de
está en un todo condicionada por las vinculaciones con el esa índole, pero cuanto más amplio es el territorio tanto
más perfectamente llega a serlo como país de la
do, ajeno hasta ahora a nuestro examen, puesto que sociedad,
la sociedad económica pues tanto más general y libremente puede llevarse' a cabo
debe considerarse anterior a él en
el tiempo. el tráfico de intercambio, y tanto más probable es que
rijan las puras leyes del tráfico de intercambio y que se
descarten las cualidades que ponen, además, en relación
hombres y cosas. Y de esta suerte se concentra, por último,
$:26 el territorio del comercio en un solo mercado principal, en
De ahí que considerando último lugar el mercado mundial, del que pasan a depen-
esencialmente limitado a este
sector económico el progreso de
der todos los demás mercados. Pero cuanto más grande es
la sociedad, operando en
forma de punto culminante del desarrollo el territorio, con tanta mayor intensidad y pureza resalta
de la vida comu-
nal y nacional, la verdad de que cuanto hacen los autores y directores de
se presente como tránsito de la economía
doméstica general a la economía mercantil general, y, es- ese tráfico, lo hacen en atención a su propio beneficio; se
trechamente relacionado con ello, del predominio de la, sitúan en el punto central de ese territorio, y vistos con sus
agricultura al predominio de la industría. Cabe imaginar . ojos, la tierra y el trabajo de ese país, como de todos los
que se opera como respondiendo a un plan, ya que con éxito otros con que trafican, son objetos reales o posibles de la
siempre creciente dentro de cada pueblo, los comerciantes inversión y giro de sus capitales, y, con ello, del acrecenta-
—como capitalistas—, y los capitalistas —como comer- miento de su dinero. Por otra parte: cuanto más los direc-
ciantes—, logran colocarse a la cabeza y parecen unirse con tores del trabajo o producción verdaderos practican, a tí-
propósitos comunes. La mejor denominación que pueda tulo de propietarios de la tierra y de los demás factores
darse a estos .propósitos es la de “tráfico”, puesto que, materiales, a título también dé propietarios de los traba-
a diferencia del cabeza de familia, campesino o ciudadano, jadores de la mano de obra comprada, ese negocio en vistas
que vuelve sus miradas
al rendimiento líquido o al acrecentamiento de valor, tanto
al interior y al centro del lugar,
de la comunidad, a que pertenece, la clase mercantil las
más se convierten ellos mismos en un mero sector de co-
dirige hacía afuera: sólo le importan las líneas que unen merciantes, lo mismo si, pareciendo actuar éste por encima
los lugares, las carreteras y los medios de movimiento. Es o por debajo del verdadero comercio, o al mismo nivel
como si viviera en medio de cualquier territorio con la “que él, en muchos intereses coincide con el comercio, que si
en otros le es antagónico. Ambas clases son las acumula-
82
83
FERDINAND T 6 N NI E §
COMUNI
Y DA
SOCIEDAD
D
doras de una riqueza monetaria llíquída, móvil, quese
nes naturales y originarias, es comprensible como función
califica de riqueza capitalista creciente por su aphcac¿on
de esa comunidad, es decir, como si ésta, expresada por
constante a fines productivos o mercannles_. Pero el capital tal individuo (o grupo) llevara a cabo estas operaciones.
revela por vez primera su vezd‘ac'ie_ra esencia. en lgs desem- El comercio, en.cuanto habilidad para sacar provecho, es
bolsos y en los azarosos sacrificios _’del comerciante que lo contrario de todo ese arte. El provecho no es un valor,
compra mercancias en el mercado _más barato y procura
antes bien una mera alteración de las relaciones de los
deshacerse de ellas en el mercado más caro. Todo Yendedor patrimonios: el más de uno de ellos es el menos del otro (le
que ofrece en venta productos de su propio trabajo puede
proufict de Pun cest le dommage d'aultruy: Montaigne).
ser considerado comerciante cuando actúa en la misma for-
La apropiación es una actividad meramente ocupatoria y,
ma que éste calculando la proporción entre sus desemboltsos
por lo tanto, un robo cuando con ella se perjudica a otros;
y el precio obtenido; sin embargo, calculará que la dife-
no trabajo que transforme en bien (o en objeto de uso) lo
rencia es el equivalente de su actividad, gracias a la cual
que antes no existía salvo como materia en la naturaleza,
se ha producido en realidad un valor nuevo. Siempre y
O que, por lo menos, no tenía esa buena cualidad. Y la “acti-
cuando ese equivalente pueda considerarse real y positivo,
vidad” que el comercio lleva a cabo con respecto a los objetos
no toma del mismo mercado más de lo que puso en él. Y
1o es, por-su esencia, más que demanda, apropiación, oferta,
aunque el intercambio: recíproco sólo tuviera lugar entre
cesión (aun cuando por parte del mismo sujeto se le añada
vendedores de esa índole (en la forma que servía al régi-
cualquier trabajo), es decir: puros manejos que dejan in-
men comunal desarrollado), ese tráfico podría tener, sin
embargo, el carácter de societario si cada uno de ellos ten-
tacta la naturaleza de la cosa. Por el contrario, el comer-
diera a moverse en un territorio ilimitado con el propósito ciante, por cuanto, como fin real y racional de su actividad
ajena a la cosa, fija una utilidad tangible bien que abstrac-
de lograr el precio más alto posible; pero como resultado
fina] debe admitirse la supresión de esa tendencia por otras ta, es el primer hombre libre y de pensamiento (en este
iguales y antagónicas, aunque el fenómeno empírico revele sentido) que aparece en el desarrollo normal de una vida
la explotación de un comerciante por otro (cosa que puede social. Se halla aislado tanto com sea posible de todas las
————————]—'
ocurrir tanto menos cuanto más entendido sea cada cual relaciones mecesarias (necessitudines), deberes o prejuicios
como comerciante; y en este sentido se ha dicho que la » (A merchant, it has been said very properly, is not necessa-
sociedad civil presupone que cada cual tiene un conoci- rily the citizen of any' particular country — Un comer-
miento enciclopédico de las mercancías: K. Marx, Kapital I, ciante, se ha dicho muy atinadamente, no es necesariamente
cap. 1, nota). ciudadano de ningún país especial —Adam Smith, Wealth
of Nations, lib. III, cap. 4; pasaje que conviene comparar
con el antes mencionado del mismo autor: de que el inter-
cambio hace de todo hombre un comerciante). Es libre
§ 27
de los vínculos de la vida de comunidad, y cuanto más
“. Todo crear, formar y obrar de los hombres es algo como lo sea, tanto mejor para él. Anterior de él, simultáneo a él
un arte y a modo de actividad orgánica, en virtud de la
y análogo a él, es principalmente el acreedor. Su diferencia
cual la voluntad humana afluye a la materia extraña dán- es clara: el acreedor trata con una sola contraparte, a la
dole forma; y cuando sirve para la conservación, asistencia que da algo para que le sea devuelto con algo más. Él no
o regocijo de una comunidad, como ocurre en las situacio- adquiere más que un crédito, es decir, un derecho que le
otorga la promesa del deudor, y, con él, un derecho even-
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FERDINAND TONNIES COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
tual de coacción sobre éste, o (por lo menos) el derecho y riesgo propios, como poderes libres y autónomos, para
de conservar como suya o de tomar una cosa que el deudor quienes todos sus actos son medios calculados para sus
le entregó en prenda (realmente o sólo de un modo ideal) propios fines concebidos en su mente. Sin embargo, todas
para dar mayor fuerza a su promesa. Ya lo expusimos estas actividades, en cuanto susceptibles de ayudar directa
como caso puro del contrato eficaz en el tiempo, que da o indirectamente a uno y huelga decir que a dos (o más)
lugar a una obligación. No es esencial al concepto de obli- puntos diversos de necesidades existentes, pueden enten-
gación que lo prometido sea realmente más que lo dado; derse de hecho como funciones auxiliares de un organismo
pero sí lo es para el cambio subyacente en tal caso, pues que abarque a las dos, cuando quepa imaginar con funda-
tal cambio tiene un sujeto, cuyo interés se concentra en mento que tal organismo existe ya; con ello, también,
el resultado como. finalidad del cambio; deliberadamente, no ya el comerciante individual sino aun toda la profesión,
este sujeto ha entregado un bien actual para obtener un la clase mercantil, estaría formada como un solo órgano
bien futuro mayor. Y en ello se asemeja precisamente el - a base de la vida y voluntad comunales. Pero mientras no
acreedor al comerciante, pues mientras el préstamo sea una haya comunidad, tampoco habrá órgano de mediación,
especie de ayuda, y los intereses se estipulen sólo a título aunque, mirado desde un solo lado, pueda -considerarse
de indemnización (por el lucrum cessans o el damnum como órgano de colocación favorable de productos, o tam-
emergens), la ganancia no se considera motivo determinante; bién, mirado desde otro lado, ser utilizado como órgano
en cambio, el comerciante es exprofeso persona que actúa de adquisiciones y asimilado a tal órgano; —pero ninguna
con una finalidad, y el lucro es el motivo necesario y de las dos cosas es posible más que a condición de que el
único de sus actos. Pero procede sin ninguna clase de im- giro operado favorezca realmente a todo ese conjunto,
posición y sin la dureza con que a veces se presenta al acree- al transformar lo menos útil en valor más útil, y de que
dor como usurero. En él todo es estipulación amistosa; como su sostenimiento y dotación (aunque las obtenga en forma
comprador tiene que entenderse con una persona y como de provecho regular) sean apropiadas al valor que, según
vendedor con otra, tal vez muy lejana. Las obligaciones estimación justa, tenga su prestación para el conjunto (lo
no son necesarias, aunque posibles y probables, y según cual no excluye tampoco que obtenga beneficios más ele-
los casos será el comerciante deudor o acreedor, o las dos vados, siempre y cuando éstos sean a costa de extraños).
cosas a un tiempo. Pero el acreedor se convierte en una
clase de comerciante en cuanto practica su negocio siste-
máticamente y con vistas al lucro. De esta suerte, el crédito § 28
mismo, en forma de letra de cambio, pasa a ser una mer-
cancía transmisible que puede adquirirse para su reventa, Pero en realidad sigue siempre en pie la contradicción, y
y cuyo consumo tiene lugar cuando es finalmente vendida obliga a una inversión total de todas estas relaciones: la
para ser hecha efectiva. Y así, el sistema crediticio se trans- contradicción de que, mientras en general todo productor
forma en negocio auxiliar del comercio propiamente dicho. ofrecé el producto de su propio trabajo como mercancía
Como los eomerciantes son intermediarios del intercambio, real, buscando en última instancia otra mercancía real
los banqueros lo son de la mediación. Pero en ambos casos equivalente a cambio de ella, es característico del comer-
es, en realidad, nota esencial (cualesquiera que sean los ser- ciante, como del usurero, tener en mano mercancías no
vicios que se presten mutuamente y a los demás), que producidas por ellos, es decir, dinero, por lo tanto, según
no actúen a título de mandatarios, sino por poder, cuenta . su concepto, mera mercancía ideal, aun cuando —por lo
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FERDINAND T OÓNNIES COMUNI
Y DA
SOCIEDAD
D
regular— esté representada por la mercancía real de un de trabajo así como en la capacidad de trabajo y la destreza
metal acuñado, pues en sí es la mera euzhdad ab_st_ra.cta de del mismo trabajador, y todo rendimiento de esa índole
todas las mercancías de servir de medio de adquisición de puede ser considerado justo, aunque aparezca en forma de
otras mercancías, la fuerza de una palanca o peso, que no positivo dinero, a título de retribución y precio naturales
puede crearse sino sólo ser acumu_lada. Y acumularla es lo que el “pueblo” (o como quiera denominarse este con-.
Único que tiene en vistas el comerclante.’Compra dinero con cepto de comunidad) concede a su trabajador para la con-
dinero, bien que a través dle mercancia, y -el usurero ni servación y fomento de su vida presente y futura, es decir,
siquiera a base de esta mediación. En opinión de la s0- que en realidad consiste en alimentación, vivienda, vestido
ciedad, los esfuerzos y afanes de ambos serian nulos si se y toda clase de cosas que sean para él útiles o satisfactorias.
limitaran a obtener una cantidad igual: tal es la indole Pero el pueblo comete una locura cuando entrega al primer
del préstamo no comercial consentido por favor y amistad servidor, por raro y valioso que éste sea, una cantidad de
y de la venta al precio de adquisición, si bien ésta puede dinero con el fin de que con ella compre de él mercancías
ser necesaria a veces para obtener un provecho negativo, que él (el pueblo) tendrá que volver a comprar al servidor
o sea para ponerse a cubierto de una pérdida, Sin embargo, por una cantidad de dinero mayor. De ahí que sea inade-
en cuanto poderosos de su profesión, ambos sueleri aspirar cuado todo este estudio de la realidad, a que damos el nom-
a la entrega de una cantidad menor para recibir en cambio bre de sociedad. Los comerciantes o capitalistas (tenedores
una cantidad mayor, Quieren un saldo favorable. En la de dinero susceptible de aumento a base de doble cambio),
medida en que lo logren gracias a las diferencias de lugares son los dueños y señores naturales de la sociedad. La so-
y tiempos, pueden aumentar en proporciones incalculables ciedad existe para ellos. Es su instrumento. Todos los no
su dinero o su patrimonio, sobre todo si saben explotar con capitalistas que hay dentro de la sociedad son: Bien como
acierto estas y otras circunstancias favorables; en contra- instrumentos muertos —es el concepto perfecto de esclavi-
posición con los productores, que llevan al mercado los tud—, ceros en derecho, es decir concebidos como incapaces
productos de su propio trabajo para transformarlo en una de verdadera voluntad propia y por lo tanto de concertar
cosa más duradera o agradable, o sea, que se preste mejor ningún contrato válido en ese sistema; con lo cual quedaría
a ser conservada o gozada, aun cuando se da también el caso expresado del modo más puro, como polo opuesto, el con-
de que se prefiera la forma de dinero cuando puede obte- cepto de soberanía, pero al propio tiempo se negaría el
nerse, ya que constituye la libertad personificada de selec- concepto de sociedad (general, humana), y entre señores
ción y distribución del consumo futuro. De hecho, cabe y esclavos no habría relaciones sociales, antes bien ninguna
siempre como uso posible aquella aplicación en virtud de clase de relaciones. O bien, por el contrario, los esclavos
la cual el dinero se aumenta por sí solo; y cuando se ha son personas, sujetos libres de su arbitrio, del cambio y de
concebido y propuesto ese aumento como fin absoluto, los contratos, y de ahí sujetos de la sociedad misma y de
la elección entre usura y comercio puede depender sola- sus convenciones. Y éste es el único sistema natural y
mente de cuáles sean los métodos más sencillos y fáciles. normal. En el concepto societario del derecho natural, son
Pero aun cuando no falten deseos ni tentaciones, la oca- iguales a priori todos los hombres, en cuanto seres raciona-
sión y el logro de tales actividades pueden estar supeditados les y con capacidad de obrar. Cada cual es y tiene cierto
a muchas condiciones especiales. Por el contrario, el acre- poder y libertad y esfera para su arbitrio. Cada cual puede
centamiento del dinero como rendimiento del trabajo tiene matar a otro si lo tiene a bien. Cada cual puede apropiarse
sus límites en la materia elaborada y en los instrumentos los bienes vacantes y gozar de ellos; defenderse contra ata-
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FERDINAND T 6 N N1 E § COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
ques a ese derecho. Cada cual, teniendo materiales e ins- Pero la necesidad ( y hasta dónde ésta llegue) de trans-
trumentos, puede hacer cosas nuevas como suyas propias por formar el dinero en medios de goce, restringe la verdadera
medio de su propio trabajo. Y de esta suerte cada cual puede importancia de este comercio al giro de la fuerza de trabajo
convertir en cosa y vender su propia actividad. Puede ha- misma en medios de goce —que se supone les faltan. Por
cerla objeto de una promesa, y, por-lo tanto, de un con- consiguiente, este comercio dista mucho de ser comercio
trato. El reconocimiento de estas facultades generales y propiamente dicho, aunque recorra las dos fases. Frente
necesarias como propias de todo hombre, por lo menos á él están los sujetos del comercio propiamente dicho, es
adulto, hace absurda la esclavitud legal, la suprime, decir, del que se practica con vistas al beneficio. Para ellos,
la fuerza de trabajo adquirida es una mercancía cuya re-
venta es el único objetivo determinante de la adquisición.
§ 29 La reventa puede tener lugar directamente a base de simple
transmisión: en ta] caso, este comercio es igual a cualquier
El natural dominio de los libres comerciantes o capita- otro, por específico que sea el género de la mercancía,
listas en la sociedad, o sea con respecto a los trabajadores puesto que la mercancía “fuerza de trabajo” se distingue
libres (como podríamos denominar a toda la masa) y por de todas las demás en que su Úúnico consumo posible estriba
encima de ellos, se realiza —se convierte en dominio efec- en su aplicación a medios de trabajos dados (materiales y
tivo a pesar de la libertad de los últimos— en la medida herramientas) y en su combinación con ellos, mediante lo
en que los trabajadores resulten desprovistos de propiedad cual se transforma en cosas agradables o útiles, en medios
—de la posesión de los medios de trabajo y de goce—, al de goce o de producción, o sea, en términos generales: en
diferenciarse y generalizarse en la condición de meros titu- objetos de uso. De ahí que el comercio específico con la
lares de la simple fuerza de trabajo (“brazos”) y, bajo el mercancía “fuerza de trabajo” esté condicionado por su
apremio de las circunstancias, es decir ante la imposibilidad consumo y requiera.su reventa en forma de medios de goce;
de vivir de otro modo, al verse obligados (y estar dispues- pero éstos, además de ella, contienen también partes de los
tos) a enajenar por dinero esa fuerza de trabajo. La ena- medios de trabajo o de sus fuerzas. La venta de medios de
jenación por dinero los convierte nominalmente en una goce ya terminados está, en sí y de por sí, en la misma
subespecie de comerciantes: ofrecen en venta su mercancía línea que la de fuerza de trabajo, y aun cuando en el pri-
específica y, como todos los vendedores de mercancías, mer caso el dinero invertido en el cambio pueda significar
adquieren en- el cambio, no igualmente otra mercancía es- otra cosa, no significa principalmente otra cosa —prescin-
pecial, sino la general que es libertad y poder de dividirla diendo de su propia significación de medio de goce— que
a placer, de hacer adquisiciones o reservas (ahorro)y, en la posibilidad de su reconversión en otros medios de goce;
consecuencia, hasta les ofrece la posibilidad lógica de acre- y la venta nunca .es concebida —como la compra— con
centarla con la usura o el comercio: la propiedad temporal el carácter de consumada para volver a vender con pro-
de (Elínero hace de los obreros capitalistas en potencia. vecho (el dinero). No podemos descender a estudiar en
Aqm.latar en qué medida-lleguen a serlo realmente, es una esta obra las causas del provecho' mercantil en general. Su
cuestión que se sale de los límites de muestro estudio. En condición es la conservación de la mercancía: ésta puede
todo caso es una cualidad secundaria, que no afecta a su ser parcelada o acumulada, o sufrir cualquier otra trans-
concepto. Por el contrario, la posibilidad de convertirse
formación en su esencia o apariencia; lo que no puede ser
en propieta'rios temporales de dinero es esencial para ellos.
es consumida. En cambio, la mercancía “fuerza de traba-
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COMUNIDAD Y SOC.ITEDA D
F ER DI N A N D T 6 N N I E §
¢ cosa que tiene lugar cuando se la considera como mero
jo”” debe ser consumida; tiene que perecer (valga la ex- | medio y la renta como fin absoluto; al igual que el capital
presión) para resucitar de nuevo en la forma de las cosas
es mero medio del arrendador de tierras y del comerciante,
que produce. -
y el interés o provecho su fin absoluto. Pero mientras en
este caso el dinero es tratado de acuerdo con su naturaleza
§ 30 —puesto que como dinero es un medio, aunque principal-
mente destinado sólo a la adquisición de objetos de uso,
en los que debe transformarse, y no a la adquisición de
Si la usura, cuyo primer actó es la entrega del dinero
para el uso que se quiera, se distingue de modo claro del otro dinero en mayor cantidad—, no ocurre lo mismo con
la tierra, pues ésta es de realidad sustancial, y más bien
comercio en que, en el primer caso, el contratante pasivo,
a pesar de toda su libertad formal, puede, en calidad de supedita al hombre, lo aguanta y se lo adscribe, como
obligado, colocarse en una dependencia material natural si el hombre estuviera en la mano o bosillo de cual-
en cuanto se ve en el caso de adquirir con “metal ajeno”, quier dueño para que éste lo tuviera a su disposición.
ya sean los objetos de su consumo, ya los medios para su De ahí que sea un gran progreso del pensamiento la
trabajo, de suerte que a su posesión de eso se opone una circunstancia de que el individuo y la sociedad comien-
propiedad negativa del capital debido e intereses; coincide, en cen a tratar la tierra como clase especial de patrimonio
cambio, por su efecto, con e] arrendamiento (a censo o alqui- y de capital - monetario. —Ahora bien, dejando de lado
ler) de tierras, casas y habitaciones con sus accesorios, si éste los dolorosos efectos del dominio del comercio en la for-
se efectúa y considera como puro negocio. También en este ma de presión personal y directa que en ocasiones puede
caso, el arrendatario (o inquilino) debe considerarse como ejercer el acreedor sobre el deudor, cabe la posibilidad,
propietario negativo de esas cosas en virtud de su obligación puesta de manifiesto en fenómenos históricos y reales bien
de devolver eventualmente la finca (al expirar el contrato) conocidos, de que el arrendador de tierras y su agente pro-
y de pagar una renta. Pero en este caso, el objeto principal cedan con no menor saña contra el arrendatario para hacer
(el capital) se conserva en su realidad, y no puede ser efectiva la renta sin contemplaciones y desahuciándolo de
sustituido; de.ahí que el arrendamiento de tierras, a este su casa y hogar sin la menor compasión. El comerciante
objeto, no ofrezca la afinidad que la usura corriente tiene puede engañar a sus clientes, lo mismo a los compradores
con el comercio de que ambas se desentienden de la cosa que a los vendedores, y hasta en su condición de profesional
invertida, si bien en la usura se adquiere en cambio una del lucro ta] vez lo haga cediendo a fuertes tentaciones,
promesa o, mejor dicho, un crédito (obligación, letra de a las numerosas ocasiones, o a su competencia, inclinación
cambio, y hasta tal vez un derecho de prenda, es decir, la o falta de escrúpulos, adquiridos con la práctica o como
inclinaciones heredadas; pero éstos son actos finicos, contra
propiedad eventual sobre un objeto que sustituya la pér-
dida del capital), y en el comercio otra mercancía a cam- cuya repetición puede precaverse el escarmentado, y que
bio de la cedida. El dinero desaparece en la circulación. La muchas veces (especialmente en los tratos entre comercian-
ciantes) dejarán de cometerse atendiendo a razones de cál-
tierra no desaparece, sino que permanece bajo las manos y
pies del campesino. Por lo tanto, en este aspecto, el atren- culo prudente. Pero, en realidad, la relación comercial no
damiento de tierra ofrece las mínimas afinidades da lugar a ninguna condición de dependencia, a ninguna
con el
comercio. Para que tenga algo de comercio se requiere acción, o ningún derecho de coacción del comerciante sobre
imaginarla, transformada en dinero o valores monetarios, las actividades de sus clientes. Sí los tienen, en cambio, el
93
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FERDINAND T 6 N N I E § COMUNIDADYSOCIED
AD
mento constante de la población, de un cambio de instru- son: inspección más fácil y eficaz, cooperación más rápida
mentos de trabajo o del acrecentamiento del tráfico, la y sistemática de los procesos separados o separables de la
industria provocada por el comercio suele ser rural en su misma masa de trabajo, y posibilidad de llevar toda la
primera fase, aun cuando.se halle en contradicción con sus producción más cerca de su mercado más importante. Pero
orígenes y su tendencia interna. Esta. industria principal- en este caso, lo que impone la creación de lu-
— N
lo decisivo
mente rural, es la industria doméstica. La dependencia en gares para concentrar en ellos las fuerzas de trabajo, es el
que el campesino o jornalero se halla con respecto a su desarrollo de la técnica: en parte, la disolución del trabajo
dueño, el deber de efectuar prestaciones personales y el de artífice en sus elementos, a base de simplificación y de
cuidado de sus propios campos, no le impiden que en la encargar a especialistas debidamente preparados las distin-
mitad invernal del año disponga de tiempo libre en abun- tas partes que aun relacionadas entre sí han sido sepa-
dancia, que, del modo tradicional, en unión con la mujer radas deliberadamente; en parte, y muy especialmente,
y los hijos, suele aprovechar diligentemente para la práctica a causa de:la invención de herramientas que rebasan en
de las antiguas artes domésticas, entre las cuales suelen proporciones inmensas las posibilidades corporales de cada
figurar el hilado y el tejido como más usuales, pero tam- familia obrera y hasta el espacio de las casas de éstas, es
bién goza de mucho favor la carpinteria y ebanistería, para decir, la maquinaria. El efecto es el mismo cuando el taller-.
lss necesidades propias y las próximas a ellas, y de vez en mansión del maestro independiente se convierte en taller-
cuando también para el mercado de la ciudad o para el fábrica, y el Intrumento hombre es sustituído por el ins-
comerciante ambulante. Este último, que conoce el mer- trumento masa. Por ello, a través de todo el desarrollo del
cado, y. hasta es capaz de llegar a mercados lejanos, en- dominio del comercio sobre el trabajo, o sea, en el des-
cuentra en estas circunstancias la fuente más copiosa de arrollo de la industria, hay que distinguir tres formas (de
formación de valor. Cuando el comerciante proporciona acuerdo con el magistral análisis de K. Marx, con una
al obrero que trabaja a domicilio los materiales, las herra- pequeña modificación de criterio), las dos últimas más
mientas y los modelos, para acabar aun adelantándole estrechamente relacionadas entre sí que con la primera, a
víveres, tal vez no le quede al último como propio más saber: 1) la simple cooperación, 2) la manufactura y 3)
que el taller doméstico como aportación suya a la pro- la industria (pequeña y grande) maquinista. El concepto
ducción, además de sus manos y quizá de su destreza; pero de fábrica —en el sentido de manufacture réunie— puede
en este caso, la unidad de vivienda y ceritro de trabajo ne abarcar las dos últimas, y oponerse debidamente a la in-
es más que casual, En el artesano de tipo independiente esta dustria doméstica independiente —en el sentido de manu-
unidad es natural, cuando no también necesaria; los mis- facture séparée—. El dominio del comercio o del capital
mos trabajadores luchan por ella y la conservan, siempre tiene, desde luego, su esfera peculiar y natural en la pro-
que la índole de la profesión lo permita considerándola ducción industrializada, a la que llevan simultáneamente
una independencia útil y agradable; pero, én el campo, varias causas, de las cuales las más importantes son bas-
por más que la desee el obrero, ya no depende de su vo- tante evidentes y no necesitan ser mencionadas aqui. Sin
luntad, sino cada vez más de la del comerciante, que la embargo, tiene cierto paralelismo en la agricultura, que
tolera, aun molestándole, hasta el momento en que las de su jerarquía de madre de todo trabajo regular quedó
ventajas de reunir en grandes establecimientos los distintos rebajada a rama de la industria nacional o mundial. Aun
obreros y grupos que trabajan para él parecen ser mayores cuando el ya referido dominio del arrendador de tierras
que los gastos que así se ocasionan. Las ventajas generales no se enfoque directamente a la producción- de mercancías,
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FERDINAND T OÓNNIES COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
la estimula por lo menos, ya que al obligar a los produc- senta con esta profesión, y, por lo tanto, puede ser consi-
tores a pagarle una renta en dinero, los lanza a las bús- derado igualmente como si a posteriori hubiese cubierto
queda del mercado más caro. Además del arrendador de esta desnudez con el ropaje de su aparente condición de
tierras, tiene el campesino al tratante en granos y al usurero, maestro.: Pero el fabricante o empresario puede realmente
dispuestos y capacitados para apropiifse_de la mayor parte incorporar al proceso de la producción cualquier clase de
posible de su sudor transformado en dinero. Pero con su trabajo propio: actividad o prestación de servicio, de
propia producción de mercancías se levanta la hacienda suerte que coopere al resultado y contribuya a la constitu-
terrateniente por encima de la campesina: al principio ción del valor real de las cosas producidas, y es sobre todo
reuniendo a los campesinos como servidores suyos, va- de esta índole lo que, a título de dirección e instrucción,
liéndose para ello de la servidumbre personal como forma disposición de las fuerzas existentes, inspección superior,
conveniente, para terminar en la explotación capitalista Ii- E en una palabra: gobierno o dirección de un complicado
bre de la tierra con sus propios aperos y máquinas, mane- sistema de movimientos y actividades, se distingue del
jados por obreros libres, variables y pagados a jornal, que trabajo propiamente dicho. Por fácilmente que se man-
saca deliberadamente todo el rendimiento de la tierra y del tenga esta unión en el concepto y en la realidad, sólo per
trabajo con el designio de obtener el máximo beneficio accidens existe y, en consecuencia, al igual que por todo
neto; el principio profit is the sole end of trade (= el lucro trabajo propiamente dicho, puede distinguirse de la fun-
es la única finalidad del comercio), aplicado también a ción empresaria; debe serlo para que ésta aparezca en su
esta “economía”, la más antigua y genuina. concepto puro. El comerciante no necesita esta evolución,
0, a lo sumo, en casos insólitos, puesto que por su misma
naturaleza nada tiene que ver con el trabajo productivo. En
§ 32 cambio, resulta tanto más necesaria para el maestro, o como
quiera que concibamos al trabajador productivo. Este, para
Así, en todas partes donde se consuman estas tendencias, enfrentarse con el trabajo como mero medio externo, tiene
el trabajo humano productivo se ha convertido en mero que apartarse, como si dijéramos, de su interior; aquél, en
medio para proceder a la reventa ventajosa de la más pro- cambio, sólo necesita ponerse con él en relación (causal), y
digiosa de todas las mercancías. En el curso de este pro- no es probable que ésta llegue a ser intima. Así, las dos figu-
ceso, el propio comerciante o capitalista se disfraza de ras se encuentran en la mitad de su camino. El concepto que
trabajador o de artífice de trabajo, de campesino o arte- abarca a los dos es el de capitalista empresario, apareciendo
sano, o de artista —se convierte en empresario de procesos a su lado el de capitalista prestamista, según la diferencia
de trabajo. Este proceso puede seguir históricamente el originaria entre usura y comercio. Pero al igual que estas
curso inverso: el dueño de una hacienda, el maestro de un ocupaciones, pueden reunirse en una misma persona esas
taller, puede convertirse en fabricante y también en co- cualidades. Una especie de juego, que sale de esas dos
merciante, No por ello varía el concepto. Se presupone especies y figura a su lado, es la del capitalista que juega,
existente la profesión del comercio; el problema es: ¿cómo que se arriesga, que hace apuestas, pues también por su
llega a ser dominante? El maestro convertido en fabricante naturaleza se halla el comercio emparentado con el juego
no es menos esencialmente capitalista o persona abstracta (le commerce est un jeu — el comercio es un juego), ya
opulenta (y este es al propio tiempo el concepto general que arriesga el precio de la adquisición, y la reventa fa-
del comerciante mismo) que el comerciante que se pre- vorable, por probable que pueda parecer, nunca es cierta.
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FERDINAND T 6 N NI Es COMUNIDADY
SOCIEDAD
Así es la usura un juego —puesto que no se tiene la
seguri- minadas, y en ese sentido puede adoptar
dad de volver a recuperar el capital entregado, y la forma de mer-
menos cancía todo cuanto entra en la esfera del
aún el plus, los intereses; el negocio se basa origi'nari'ame arbitrio de una
n— persona, por ejemplo: trozos limitados
te en la esperanza y luego en un cálculo
de tierra, libros
y combinación de y cuadros raros y otras cosas no fungi
probabilidades, y a la sola condición bles; adopta tam-
de que los casos bién forma de mercancía la actividad
buenos compensen los malos y lleguen
propia: trabajo o
a predominar, se prestación de servicios. Para el comerciant
logra el objetivo. Sin embargo, cuando en e como tal, el
el puro juego que se esfuerza en vender mercancías
se deja' libre el efecto de las incalculables (casual compradas, todas las
es) cir- mercancias son de esta índole siemp
cunstancias (coyuntura), soportando la posibilidad re y cuando no ejerza
de presión de ninguna clase sobre la prod
pérdida en cualquier nivel, es natural, por ucción de mercan-
otra parte, la cías; por lo tanto, todas son igual
aspiración a eliminar el elemento inseguridad es para él. Así, por
y convertir ejemplo, si es agente de colocaciones
el beneficio en más seguro y regular. o empresario lírico,
De los varios métodos puede negociar con fuerzas de traba
que a este objeto puede utilizar el capital jo o con voces que
el prestamista, haya comprado; lo mismo que con
más importante es la aceptación de prendas ropa usada. Igualmen-
. De los métodos te se comporta el negociante en grano
del comercio sólo nos importa aquel s, con quien en un
en virtud del cual se territorio limitado sé enfrenta la
apoder
a de la producción y hace inherente clase campesina. A cada
al proceso de cosecha queda disponible cierta canti
la producción misma su beneficio esencia dad de cereales, que
l. La colocación se convierte en objeto del comercio.
de mercaderías fabricadas puede ser tan Suponiendo que todos
insegura y cos- los sujetos de esa profesión estuv
tituir un fracaso tan grande como
ieran reunidos en una
com- la de mercancías sola persona, ésta podría hacer con
pradas. En todos los casos. Pero este su objeto toda clase de
no es más que un artimañas, por ejemplo: quemar una
estado provisional. Surge de la laboriosa parte del trigo para
disolución de aumentar el valor de cambio del resto por
un_sistema de comunidades, que fabrican encima del que
como para sí hasta entonces había tenido la masa
mismas las cosas y se las distribuyen
entre sí. En la so-
total, o también —su-
ciedad perfecta, toda mercancía sería, posición más amable— puede almacenar
a su vez, fabricada ofrecerla más adelante; en una palab esa parte para
y vendida por su valor por una sola ra, cualesquiera mani-
Persona capitalista pulaciones que le parezcan bien,
unida que tuviera un conocimiento perfe es decir, con perspectivas
cto de la necesidad de darle el mayor beneficio. —O
existente, normal, y decidiera, en consecuenc bien: puede tratarse de
ia, el volumen producir mercancías para la venta, cosa
de la producción. Este concepto puede teners posible únicamente
e por irreali- trabajando o haciendo trabajar, propo
zable. Y, no obstante, son aproximaciones sición que no necesita
a él lo que pone demostración porque ésta figura ya
de relieve la solidez del régimen capitalista en lo presupuesto. Se
con respecto piensa que la producción o incre
2a 1ala del
del comer cio ordin
comercio ordinario.
ario. minos generales: la “obtención”,
mento, o, dicho en tér-
es cosa que depende de
la voluntad humana. Ahora bien,
para un territorio_deter-
minado, puede el comerciante,
$ 33 sin trabajar ni
hacer tra-
bajar, procurarse las mercancías que quiera;
adquirirlas e ir 3 buscarlas a otro le basta
Seguiremos este examen del modo territorio. Pero piénsese
siguiente. Todos los que el territorio dado rebase todas
objetos de la venta y de la compra las fronteras posibles,
se llaman, en cuanto O —osa que tiene el mismo resul
tales, mercancías, Estas pueden suponerse: tado para un territorio
Bien como ter- más reducido— prescíndase de esa
posibilidad: a alterna-
100
101
—
FERDINAN
D TÓNNIES
COMUNIDADY
tiva resulta notoria, Desde luego —y
SOCIEDAD
observarlo—, menos tiene importancia
se adapta al concepto de que hace trabajar le corresponde,
ad libitum el trabajo propio y adquisición en semejante
ma, el siste
más el hacer trabajar. El que valor de una masa' de trabajo que pese
hace trabajar, realiza su objetivo tanto como el im-
cuando no sólo aparece porte del trabajo por él aportado y
transformado en mer-
como autor de toda cosa prod cancías.Pero como este trabajo, en cuanto
ucida, de la cual- natural- fuerza de traba jo,
mente es propietario, sino que lo ha comprado, se plantea la cues
también está limitada por su tión de cómo es posible
voluntad y por sus medios obtener un beneficio regular a
a cantidad de cosas elaborad base de la diferencia de
esto quiere decir: cuando as; valor entre las fuerzas de trabajo
a base de Proporcionarse en cuanto mercancías
medios de trabajo y de aplicar los compradas y el valor del trabajo
a ellos las fuerzas de trabajo en cuanto Principio de
compradas, está en condicio la producción de objetos (nuevos)
nes de dar a su fabricación contenido en las mer-
extensión que él desee. la cancías vendidas (suponiendo que
las mercancías sean ne-
gociadas según su valor).
8 34
Ahora $ 35
bien, si el beneficio de todo
s antinatural en el sentid el comercio restante
o de que en un sistema Trabajos y prestaciones de servicios
societario son ofrecidos y ven-
didos como mercancías, y su preci
o se determina como se
determina el de un Pan y el de una aguja
de coser; pero
se distinguen de esas mercancías
que se componen de
materias naturales y trabajo, porque
son meras materias
naturales, no productos de trabajo.
Prestaciones sociales de En este aspecto, se
servicios representadas hallan en un nivel igual al de la
misión (o custodia tem en la trans- tierra misma. En un
poral) de las mercancía territorio dado no es posible en
s (presu- absoluto aumentar de un
modo artificial o atbitrario la oferta de
de fuerzas de trabajo puede aume tierras. La oferta
ntarse, sí, importándo-
las, pero esto Presupone que son
ya objeto del comercio.
Mientras no lo sean, sino que
de valores que sólo var todo hombre “lleve su
ía por épocas); en cam propia piel al mercado”, la masa
comercio que fabrica, se bio, el de fuerzas de trabajo es
encuentra en una situac igualmente limitada que la de tierras.
asegurada. Por medio ión mejor mercancias no pueden hacerse, Las dos clases de
del trabajo añade valor no pueden fabricarse, Su
dado, como hace el ipse-t a un valor valor y precio, por lo tanto, está
rabajador, campesino o art determinado exclusiva-
que lleva sus productos esano, mente por su cantidad existente
al mercado o los fabric Yy actual, no por la posible
a y vende
Y futura; y por la Pproporción entre
y capacidad adquisitiva de la esa cantidad y el nivel
demanda. Pero en realidad,
lo que se demanda y .ofrece no
son exclusivamente los tra-
bajos generales e indeterminados,
sino también otros es-
peciales y definidos. Con tanta
mayor claridad se pone
de relieve lo limi tado de la oferta, Lo limitado
102 de la oferta
103
FERDI
NAND
TÓNNI
ES
€ Una ventaja par COMUN
a quienes la hacen, suponien !DADY
las demás clrcunsta do iguales SOC¡E
ncias; su inconveniente, es el DAD
apremio sea el societario, es, en consecuencia, un moderado
de cambio, Pero deseo
fundado
en el agrado o
objeto o de la fac necesidad del
ultad poseidos por
hecho, el cambio es la otra parte, De
entonces Únicamente
se manifiesta un Pri la
ncipio de distribución forma en que
comunales, según normas
parte, es limitado
en todo hombre
Tero o víveres si el deseo de obtene
no los tiene, y no r di-
comunidad (posibil se los Procura la
idad totalmente propia
descartada en este ca-
El beneficio o plusvalia
es la diferencia entre el
de adquisición de las fuerza Pprecio
s de trabajo y el precio
de venta
- 108
109
FERDINAND T ONNIES COMUNI
Y D
SOC
A IED
D AD
aplicación a la materia y a los medíos.de traba__io, por lo prestación misma, La ficción consiste en que el fabricante
tanto, no como propiedad de los trabajadores, sino de los (cualquier sujeto capitalista: la sociedad anónima) sea
capitalistas. Sin embargo, además de las mercancías-cosas, considerado verdadero creador y autor y el obrero como
y en intercambio con éstas, aparecen los mismos tr_abaJos mero auxiliar suyo. La ficción cobra mayores visos de
en forma de prestaciones de servicios, es decir, trabajos no realidad cuanto más el establecimiento, es decir, las condi-
incorporados a un producto, antes bien que conservan co- ciones de la cooperación, y, por consiguiente, los instru-
mo si dijéramos su forma liquida, para ser consumidos mentos mismos —puras cosas, propiedad del fabricante—,
y desaparecer inmediatamente una vez comunicados y re- adquieren la apariencia de cosas vivas y, una vez puestas
cibidos. A título de mercancías inmateriales, pueden con- en movimiento, pueden efectuar imitaciones automát
icas
tratar su valor, a pesar de que no tienen ningún valor de la mano y el arte humanos gracias a su construcción
medible a base del tiempo de trabajo en ellas contenido, adecuada. Si están para setvir a los fines del propietario,
antes bien (como asimismo muchas cosas) sólo valor que su iniciativa, su idea y su voluntad es lo que está
por
más propiamente se calificará de precio normal y será pro- encima de ellas y lo que en un momento dado puede
porcional a su cantidad en relación con la intensidad pro- po-
nerlas en movimiento y detenerlas en otro. Las
fuerzas de
media de la demanda, es decir, que su valor sólo puede trabajo utilizadas no tienen voluntad propia, sino que
expresarse en forma de precio, o sea, en cierta cantidad de se
les asigna. una misión, una especie de mandato,
determi-
otras mercancías, por lo cual es siempre una fracción, nado por el engranaje de conjunto, por un plan y métodt
nunca una constante. Por el contrario, las fuerzas de tra- fijos de elaboración de materias dadas: la división
bajo que producen mercancías, no deben irse a buscar en de,
trabajo dentro de la manufactura o de la agricultura
este mercado. No son mercancías en el sentido en que por ra-
cionalizada. Y hasta las herramientas, asociadas al sistema
su naturaleza lo son las cosas y en que pueden serlo las en forma de máquinas, son las que actúan servidas
prestaciones de servicios; por los
no son tratadas en pie de igualdad hombres que trabajan supeditados a ellas,
de suerte que
con éstas, ni como si el cambio consumado fuera el final éstos ya no dependen tan directamente de una
de una trayectoria por medio de la cual cada cosa cambiada voluntad
humana presente, ajena a ellos, que les de órdenes,
sino más
fuera llevada a su uso, si no para desaparecer directamente bien de la condición dada de un “monstruo muerto”
en él. En cuanto principio de la producción de cosas, sólo , fren-
te al cual reaccionan a modo de conjunto colectivo
y, por
son concebibles con respecto a ellas, tras ellas y por debajo lo tanto, más bien con el carácter de tal tienen
que enfren-
de ellas. Pero, asimismo, en cuanto su asociación a los tarse con el que las emplea. Sin embargo, para
una menta-
substratos de trabajo sólo es posible mediante su adqui- lidad real u objetiva, siempre y por necesidad,
será sólo
sición, ésta tiene que concebirse como anterior en el tiempo el trabajo humano únicamente, por poderosos
y previa a la venta que sean
de cosas terminadas. El mercado de los instrumentos de que se sirva, la causa
de las obras
trabajo está totalmente separado del de mercancías, y se humana presente, ajena a ellos, que les dé órdenes
, sino más
halla por debajo de éste. Puede calificarse también de mer- colectivo de las colectivas. No es la sociedad anónim
cado secreto, de cuya preexistencia no se advierte la menor a, sino
la sociedad de obreros, la que produce las cosas y
huella ni existe el menor recuerdo en el mercado público valores.
Y como sólo las obras tienen valor natural, también
de mercancías. En aquél se compran y pagan fuerzas de este punto de vista se impone la proposición: desde
que el trabajo
trabajo, como si en el futuro sólo tuvieran que ser meras es la fuente de todos los valores. En la manufa
prestaciones de servicios y, por ende, se agotaran en la
ctura está
unido solamente por un fin último común
y por el manejo
110 111
FERDIN,A
ND TÓNNIF_S
de métodos comunes, pero
que en todo caso (porqu
Meras cosas ideales) pue e son
den ser concebidas aún
productos y, por lo tant como
o, como genuina pro
piedad de la
— Porque lo niega la
experiencia sensible—
guiente, también Ppr , y, Ppor consi-
opietario de las obr Y teventa, o
ducidas por el trabaj as humanas pro- sea, la ver
dadera esfera de
o humano (ajeno a Y ésta puede ser con los comerciantes.
ella, para conservar ella), obras que cebida Juego, en el
el valor, lanza al mercado, de la producción soc sistema consumado
ial y capitalista, co
mo una Prestación
producción total
de la sociedad, ac
donde se les acredita uden a ese mercad
su valor, Y, a su o,
vez, todas las pres-
das y utilizadas de
un modo capitalista,
imponerse, dependen en cuanto, para
de instalaciones, mat
mientas, de suerte eriales y herra-
que entonces presup
sección del mercado onen de nuevo su
depender de la » Y otra parte de trabajo, en la que
actual y
futura, La» transf en su bruta y nula son adquiridas
dinero en medios de ormación del
Potencialidad,
goce nada tiene que
con el mercado de mer ver directamente
cancías ni con el de
nece a un tercer mer trabajo; perte-
cad
cado detallista Y que o, que podríamos calificar de mer-
se presenta como el Vehículo
de la distribución, Este, sin embargo, presupone normal
la pro-
112
113
COMUNIDAD Y SOCIEDAD
de la cabal posición de la sociedad y de la conformidad con
$ 40
su existencia y con la convención que le sirve de base. Pero
la cuestión de si esta construcción dualística de su concepto
Ahora bien, como el mercado detallista se considera sola- es la única posible, no nos interesa ahora porque no se nos
mente consecuencia necesaria implicada por el mercado de plantea con el carácter de perentoria. Es la construcción que
mercancías, la estructura esencial de la sociedad se describe resulta del postulado del comercio, cuando éste se circuns-
por medio de los tres actos cuyo sujeto es la clase capitalista,
cribe a aquel objeto, que es el único —prescindiendo de su
concebida como tal, dotada del patrimonio de medios
de carácter de actividad de prestación de servicios, pero luego
trabajo (por lo tanto, sin que previamente tenga que ir a también con respecto a ella— que elimina todas las condi-
buscarlos al mercado, sino que están ya en su lugar):
ciones casuales de su finalidad y de su principio vital, el
1) Adquisición de fuerzas de trabajo, 2) Empleo de fuer-
beneficio, y que lo garantiza por su propia esencia de éxito
zas de trabajo, y 3) Venta de fuerzas de trabajo (en
forma necesario y regular, a saber, aquella mercancía puramente
de partes de valor de los productos). En el primer
acto ficticia, puesta por la voluntad humana, anti-natural: la
interviene también de modo esencial la clase trabajado
ra, fuerza de trabajo. De ahí que todos estos conceptos encuen-
aunque sólo sea para desprenderse de su sobrante para
tren su solución y deslinde en la teoría de la voluntad
adquirir con él lo necesario. En el segundo acto,
en aparien- humana individual, a la cual lleva, por lo tanto, todo este
cia interviene ésta sólo como objeto (como empleada),
pero estudio, -
en realidad proporciona ella toda la causalidad material
del
acto, y la clase capitalista toda la formal. En el tercer
acto,
actúa la Última de un modo absolutamente exclusivo, y APÉNDICE (1911). Cuando se escribió esta obra (1880-
aquélla está presente solamente bajo la forma del valor
que, 1887) no se había dado a conocer todavía la conclusión del
por decirlo así, se le ha exprimido. En la medida
en que la sistema marxista que vino a corroborar lo que en ella se
clase trabajadora actúa, es libre, Y su trabajo es sólo
la reali- contiene. Entre tanto, el autor no encontró que la solució
zación de su contrato, es decir, cambio, que lleva n
a cabo por del “enigma de las cuotas promedias de beneficio” haya sido
reconocida necesidad. Pero todo cambio (y precisamente
la impugnado con buenos argumentos por la crítica académica
venta) es la forma misma del acto de albedrío, mientras que
el comercio es su consumación material. De ahí que alemana o austríaca. Sobre todo, considera infundado el
la clase alegato de que la ley del valor quede desprovista de conte-
obrera sea semi-libre —a saber, hasta la mitad de los tres nido al aplicarse el valor conjunto de todas las mercancías
actos— y en lo formal antónoma; a diferencia de
una hipo- considerando que este valor conjunto no es objeto de inter-
tética clase de esclavos, que en lo formal aparecerí
a en el cambio, y que en realidad es sólo un nombre para designa
proceso como instramento y substrato únicamente. r
Por el producto total, o, mejor dicho, sus elementos integrantes
el contrario, la clase capitalista es totalmente' libre
y en lo re-creados. Sin embargo, tiene su sentido argiiir que el pro-
material autónoma; de ahí que los que a ella.
pertenecen ducto anual del trabajo es, por su valor, igual al trabajo
deban considerarse como integrantes totalmente voluntari
os, societario necesario para su obtención, y que esta medida del
satisfechos y materiales de la sociedad, mientras
la masa valor, en virtud de la cual resulta análogo y comparable a
opuesta a ellos únicamente como sujetos semi-libres
y en lo todos los productos de los años anteriores y posteriores,
formal auténomos. En efecto; el interés Y participación en
aquellos tres actos y en
determina también originariamente el valor de cambio de
su cabal engranaje, es sinónimo las distintas mercancías en comparación con las demás (es
114
115
FERDINAND
T 6 N NI £ s
decir, de las partes cambiadas
del producto total), pero que
por el carácter de negocio capitalista de la producción,
relación se desplaza de suerte esta
que la plusvalía, transformada
en provecho, se distribuye segú
n la medida de los capitales,
Y también de los precios de
producción, entre aquéllos.
se concibe en todo Esto
caso. Desde luego, es una
forzada, y hasta muy construcción
artificiosa. Nunca
acepté como cierta
la teoría del valor de Ricardo-R
odbertus-Marx en la forma LIBRO SEGUNDO
116
CAPÍTULO I
LAS FORMAS DE LA VOLUNTAD HUMANA
si
$2
.
Voluntad esencial es el equivalente psicológico del cuerpo
humano, o el principio de la unidad de la vida concibiendo
ésta bajo aquella forma de realidad a que pertenece el pen-
samiento mismo (quatenus sub attributo cogitationis con-
cipitur). Abarca el pensamiento cual el organismo aquellas
119
FERDINAND T EONNIES COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
células del cerebro, cuyas excitaciones pueden presentarse despliegue especial también esté condicionado, y por lo tanto,
como actividades psicológicas correspondientes al pensar (en modificado, por los materiales de la sensación (los cuales,
las que sin duda interviene el centro del lenguaje). Voluntad por consiguiente, se denominan igualmente que en los demás
arbitraria es una formación del pensamiento mismo, a la que casos el mundo exterior; y, como dentro de él, el cuerpo se
no cabe atribuir realidad verdadera más que en relación con halla supeditado al alimento, y otros objetos que lo sostienen
su autor —el sujeto del pensamiento—, aun cuando esta y asimismo modifican). La voluntad arbitraria precede a la
realidad sea y pueda ser reconocida como tal por otros. Estos actividad a que se refiere, y permanece fuera de ella. Mien-
-dos conceptos, tan diferentes entre sí, tienen de común su tras que en sí no tiene sino una existencia formulada en
concepción a modo de causas o disposiciones para actividades, idea, aquella actividad se comporta con respecto a esta vo-
Y, por lo tanto, de su existencia y de su disposición con luntad como si fuera su realización. El sujeto de ambas
respecto a determinada conducta de su sujeto es lícito dedu-
pone en movimiento al cuerpo (de otra suerte representable
cir su existencia probable, y, en ciertas circunstancias conco-
como desprovisto de movimiento) por medio de un impulso
mitantes, necesaria. Pero la voluntad esencial se basa en lo exterior. Este sujeto es una abstracción. Es el “yo” humano,
pasado y por ello tiene que explicarse, al igual lo venidero,
concebido como desprendido de todas las demás cualidades
a base de ella; la voluntad electora sólo se entiende mediante y como esencialmente cognoscente, como representándose las
lo venidero mismo, pues a ello se refiere. Aquélla lo con- consecuencias (probables o seguras) de posibles efectos que
tiene en germen; ésta, en imagen. partan de él mismo y midiéndolas por un resultado final,
cuya idea se fija como norma para separar esos posibles
efectos, ordenarlos y disponerlos para que se conviertan en
§3 realidad en el futuro. Y, según este concepto, actúa el pen-
samiento, a modo de coacción mecánica, sobre mervios y
La voluntad esencial, por lo tanto, se conduce con respect músculos y a través de ellos sobre los miembros del cuerpo.
o
a la actividad a que se refiere, como una fuerza con Como esta idea sólo es realizable ateniéndose a una concep-
res-
pecto al trabajo que rinde. De ahí que de modo necesa ción física o fisiológica, es indispensable en este caso enten-
rio
se dé por presente algún modo de estructura der el pensamiento mismo como movimiento, es decir, como
de la voluntad
esencial en toda actividad para la que se entienda como función cerebral, y el cerebro como cosa objetiva-real que
sujeto
un organismo humano individual, precisamente aquel ocupa un espacio.
que en
sentido psíquico constituye tal individualidad.
Voluntad
esencial es el movimiento inmanente. Para compr
ender rec-
tamente su concepto, prescíndase de toda existen
cia inde- § 4
pendiente de los objetos externos y entiéndase
únicamente
en su realidad subjetiva la sensación o experiencia
de ellos. El problema de la voluntad como voluntad esencial es,
De esta suerte? entonces tendremos sólo realidad y
causalidad según esta concepción, tan múltiple como el problema de la
psíquicas, lo cual equivale a decir: sólo una
coexistencia -y vida orgánica misma. Para la humanidad, su voluntad esen-
sl_¡cesión de sensaciones de existencia, de impuls
o y de acti- cial especial es una cosa tan natural como para cualquier
v1daq que se conciban en un todo producidas
a base de la otra especie lo es la figura de su propio cuerpo y alma; y la
condición originaría de germen de este ser
individual y to- de cada individuo llega a su existencia perfecta y madura,
mándo las en su totalidad y articuladas, por más que su al igual que el organismo que representa, por medio de
' 120 121
FERDINAND T 6 N NI £ s
COMUNIDADYSOCI
EDAD
inadvertido crecimiento progresivo a base de un germen que
se desarrolla, que encierra en si la modificación (psíquica lo exteriores. Todos los precedentes —legando hasta la dispo-
mismo que física), en la forma creada por la unión de las sición inicial, hasta la protovoluntad, que los contiene a
células procedentes de los progenitores. Así, por su origen, todos, implicados de este modo condicionado, no a título
esta voluntad debe entenderse como innata y heredada, pero, de posibilidades lógicas, sino reales, y hasta de probabili.
dada la mezcla de inclinaciones patérnas y maternas y al dades muy grandes, que luego, dándose las demás
condi-
propio tiempo las circunstancias especiales que tiene a ciones, se transforman en necesidades y como tales
su llegan a
alrededor, y que influyen en ella, reúne los principi adquirir realidad. Disposiciones o tendencias se
os a base convierten
de los cuales puede desarrollarse como nueva en este proceso en facultades, pero en éstas siguen
y diferente, actuando
por lo menos en ciertas modificaciones. Su desarrollo aquéllas a modo de impulsos, en ininterrampido
corres- enlace con
ponde a cada una de las fases de la evolución el núcleo de la protovoluntad y, a través de ella, tambié
corporal: n
cuanta fuerza y unidad haya en el organismo, tanta con todos sus restantes desarrollos o ramificaciones.
fuerza O sea,
y unidad habrá en ella. Al igual que en su devenir como un total determinado, se encuentra concibiendo
debe ser este
entendido éste como un ente auto-activo, así desarrollo como consumado en un punto —frente
a las cosas
se opera la recibiendo efectos y ejerciéndolos, de suerte, precis
formación de la voluntad esencial. Pero ese devenir amente,
patente al conocimiento a modo de movimiento se hace que cada uno de ellos, en un sentido más cabal,
acelerado puede ser
en medida indescriptible por fuerzas que calificado de acto suyo (de esta voluntad) ya
progresivamente que aun en
aumentaron dando lugar a múltiples formaci su totalidad está sometido a una modificación
ones y por que depende
todas las consecuencias del nacimiento que de esta voluntad misma; sin embargo, todas aquella
unieran a este s fuer-
ser individual con las formas iniciales de la materia Zas que provocan el “milagro!’ del desarrollo,
orgánica. siguen ince-
Aquellas' fuerzas hacen el trabajo propio santemente activas en este caso, y hacen que,
de la voluntad a título de
del cuerpo, que, sin embargo, se 1leva siempre sujeto de tal querer, pueda concebirse tanto un orden
a cabo cuanto o es-
más cerca de su origen en proporciones tanto pecie más elevados, de donde procedan estas
más decrecien- fuerzas, como
tes (comparado consigo mismo), y por el individuo mismo (en cuanto este concepto
lo demás en con- pueda ser de
diciones determinadas por el ambiente. Pero utilidad para algún fin) ; por lo tanto, si querem
cada vez más os concebir
se presentan estas condiciones como distinta el desarrollo del individuo como su querer,
s de las tenden- aunque enten-
cias internas, y sólo luego pueden observarse modific diendo que hay un desconocido-infinito que actúe
aciones a modo
(con relativa independencia de las potencias de cooperante y auxilio, es necesario asimis
de los ante- mo que apren-
pasados) que, por decirlo asi, se resuelven damos a juzgar, según la índole del deveni
con medios pro- r y crecer, al
pios. Éstos, casi iguales a cero en el embrión, querer que se halla fuera de la evolución,
son ya impor- es decir, que tam-
tantes en el niño y siguen al paso (hablando bién en este caso reconozcamos al sujeto esenci
en términos almente repre-
generales) a la edad. sentativo, del que pudiera decirse asimismo
Por lo tanto, aun cuando
todo en que en él tienen
momento del tiempo la voluntad sea diferent lugar procesos, en vez de decir que él mismo
e, como lo es los lleva a
el cuerpo, según este criterio puede concebirse cabo; a no ser que, queriendo hacer una discri
su formación minación, se
individual como una sucesión de actos de voluntad, entresacara también aquellos que significan una modifica-
uno de los cuales presupone todos los precede cada ción de conjunto, y a no ser que precisamente
ntes —estando éstos fueran
integrada la energía orgánica llegada a ta] conocidos de la conciencia de nosotros mismos
desarrollo como por aquella
por el conjunto de todos ellos— y cierta sensación general de la actividad, que, tomada
índole de estímulos . estrictamente,
es idéntica a nuestro estado general subjetivamen
te entendido
122
123
F ERDINAND TENNIES COMUN:IDAD
Y SOCIEDAD
(y esto es lo que propiamente lo abarca todo, lo primero eso, en calidad de gasto de energía con respecto a otras cosas
y único). o seres: enervación y contracción de los tejidos musculares
para la modificación locomotora de todo el cuerpo o de sus
miembros. La vida mental se caracteriza por la comunica-
§5 - ción, esto es, el efecto sobre seres idénticos por medio de
signos, y de ahí, muy especialmente, el empleo de los órganos
La clasificacién más general de órganos y funciones ani- vocales para la emisión de palabras, de donde se desarrolla
males, distingue los de la vida vegetativa (interna) y los la comunicación en sí a base de la elocución hablada o tácita,
de la animal (externa). Un motivo igualmente suficiente es decir, el pensamiento. Pero, al igual que la comunicacién
hay, sin embargo, para poner una voluntad vegetativa y se halla propiamente preparada y en ciernes ya en la vida
otra animal, debiendo concebirse ambas (como las estruc- animal, todas las facultades y actividades que pertenecen a
turas físicas en el cuerpo) como asociadas en la voluntad ésta son multiplicadas, especificadas y realzadas por medio
del animal y como determinándose mutuamente. Pero esta de la elocución y del pensamiento. La tercera categoría debe
asociación resulta tan característica e importante en las cua- concebirse, en su totalidad, como modificación retroactiva
lidades y actividades especiales del hombre que —para de la segunda, y ésta de la primera. Pero en la voluntad
la
opinión psicológica— es necesario distinguir voluntad esencial humana hay que concebir juntas estas clases en
hu-
mana o mental (y esta modalidad de la vida) de cuanto constituyen una unidad. Es la voluntad orgánica,
la animal
Y vegetativa de igual modo que éstas se distingue definida por una voluntad animal-mental; es la voluntad
n entre
si, y considerar que las tres' naturalezas están unidas animal, expresada a la vez por la orgánica y mental, y la
en la
constitución humana al igual que aquellas dos lo están voluntad mental misma condicionada por la orgánico-ani-
en
la animal-general. Las actividades de la voluntad vegetativa mal. En última instancia, todos sus motivos descansan en
u orgánica están determinadas por estimulos recibidos la vida orgánica; en la mental, reciben la tendencia y direc-
o sen-
tidos (estímulos materiales), las de la voluntad animal ción que tienen, así como su forma más especificada; en la
por
percepciones o por sensaciones de imágenes (estímulos animal, lo que más se pone de relieve, son sus manifesta-
sen-
sitivos o de movimiérito), y las de la voluntad ciones más importantes y corrientes. Por ella defino varios
mental por
ideas o sensaciones de palabras (estímulos intelectivos grupos de conceptos psicológicos, considerándolos como figu-
o men-
tales, que ya no pueden' apreciarse por su valor ras de la voluntad esencial humana, en los que ella misma
material
o de movimiento). La vida vegetativa que constituy se afirma a base de afirmar o negar otras cosas. Sólo el
e la
base de todas las demás y se mantiene obstinadamente sentido positivo es indicado por los nombres; pero al propio
como
sustancial, pero con todas las actividades especiales tiempo aquél da a conocer su negación: la voluntad revela
a título
de modificaciones y expresiones suyas, consiste la no-voluntad o contra-voluntad. Pero en toda forma, los
total y abso-
lutamente en la conservación, acumulación y valores psiquicos de las verdaderas actividades (de las pro-
reproducción
d'e su energía y forma (adecuada a ella), a ductivas y motrices) están de tal modo unidas con los de
título de rela-
ciones entre las partes que varían; es existencia las receptivas, sensitivas o intelectuales que representan la
y efecto con
respecto a sí misma, en calidad de asimilación ordenación y engranaje entre ellas, al igual que en sentido
de materiales,
circulación de jugos nutritivos, conservación y fisiológico tienen esa significación los órganos centrales del
renovación
de los órganos. La vida animal es primordialmente sistema nervioso animal. Por lo tanto, una recepción deter-
el mo-
vimiento exterior, que llegó a ser natural minada será siempre el inicio o la tendencia (conatus) a una
y necesario para
124 125
—
FERDINAND T 6 N N1 E s COMUNI
Y DA
SOCIEDAD
D
emisión determinada, que quiere y debe seguirla en la direc- Ja nota fundamental en el acorde de los sentimientos huma-
ción de su mínima resistencia o de la atracción más intensa. nos. En el estado de fuerzas de sus órganos y en la medida
O sea, a las impresiones (o ideas) de ciertos objetos van de su satisfacción se basan todas las diferencias de inclina- .
unidas necesariamente las tendencias (o ideas) a ciertas re- ciones y aversiones que a título de opiniones y humores
acciones en cuanto expresiones del propio ser. Y la voluntad producen caracteres tanto permanentes como pasajeros de los
puede entenderse tanto como relación con esos objetos —pero, individuos. De ordinario se las considera como meros estados
propiamente, con su percepción y, en consecuencia, con esa corporales; en realidad, todo cuanto gusta al verdadero espí-
actividad— como con referencia a esta actividad dirigida de ritu, es decir, al pensamiento del hombre, resulta también,
adentro hacia afuera. En ambos respectos, siempre que sean como puede demostrarse, dependiente de-ellas y
. en ellas
positivos o afirmativos, está determinada legalmente por su
propia naturaleza y norma: asociada a los objetos mismos reacciona. Pero los intermediarios originarios y genuinos
, (comunes por lo menos a todos los seres animales llegados
dispuesta e inclinada a las actividades correspondientes,
a cierto grado de desarrollo) entre lo interno y lo externo,
son los órganos de los sentidos, o sea, el sistema nervioso.
Los sentidos gozan, como el resto del cuerpo, en parte de
$6 si mismos, y entonces dependen directamerite de la condición
, Y estado de los órganos vitales y, además, de la propia con-
El gusto innato por ciertos objetos Y por ciertas activi-
dición y del propio estado; en parte, de su ambiente, del
dades, lo denomino, en el ser humano, su modalidad
de mundo exterior, en el que participan de múltiples y especia-
instinto animal general o su agrado. Por él explicamos todo
les modos, e igualmente lo peiciben, causándoles agrado o
cuanto no sea susceptible de otra explicación que la del des- repugnancia, y entonces el sentimiento afirmativo o agrado
arrollo y crecimiento de una constitución psíquica dada ya
y el negativo o desagrado, no provocan los movimientos
en la disposición en ciernes. Es, pues, el complejo de los
impulsos orgánicos en cuanto penetran correspondientes sino que lo son: pasando a verdaderas ma-
y dominan toda la nifestaciones de voluntad en forma de movimientos que con-
vida y tejer, fantasías y afanes asimismo ' del hombre, En traen los músculos a través de los nervios eferentes. Entonces
este caso, todas las ideas o sensaciones aisladas tienen que
o hay que investigar las causas de los movimientos como
derivarse de esa unidad originaria, que siguen enlazadas
entre movimientos, y esto presupone una explicación de la vida
sí de modo necesario. Y esta unidad se entenderá bajo un
triple atributo: A) en genera] y el derivar las distintas vidas y su desarrollo de
en cuanto voluntad de vivir, pura y sim- la vida general; pero también una teoría de las excitaciones
plemente, o sea, como afirmación de las actividades y
sensa- nerviosas así provocadas, tal como, en acción recíproca con
ciones. que la fomenten y como negación de las que la obsta-
culicen; B) como las fuerzas exteriores, surgen, se propagan y en parte, a su
voluntad de alimento y de las actividades vez, se comunican al exterior y en parte, a causa de nuevos
o sensaciones a él relativas, y C) como voluntad de pro- estados de equilibrio de las moléculas, pasan
pagación — nota en que llega a ser cabal el concepto, a un reposo
pues relativo o a estados de tensión. O bien hay que exponer la
reproducción es la vida propiamente, y se convierte en
con- historia y enlace de las sensaciones, bien que, en realidad,
tenido de una voluntad especial sólo en la medida en que
se necesitan sensaciones o actividades especiales para sólo sean éstas la realidad subjetiva de aquellos fenómenos
su logro. biológico-objetivos. Toda célula, todo tejido y órgano, es
Estas necesidades y apetencias, a las que son
comunes fun- cierto complejo de voluntad acorde en sí, tal como está con
ciones correspondientes a todos los organismios,
dan también respecto a sí mismo y a su exterior. Y lo propio ocurre
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127
F E RDINAND TÓNNIES COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
con la totalidad del organismo. Sus alteraciones, en cuanto práctica es primordialmente corolario del desarrollo y por él
movimientos que parten de adentro (de los centros nervio- tiene que explicarse cómo va diferenciándose de él y soste-
.sos) y gracias a los cuales se conserva la vida, están deter- niéndose como factor autónomo fuera de él y además de
minados también, siempre, por impresiones simultáneas reci- él, gracias a la cooperación más decidida de las circunstancias
bidas del exterior. En el hombre,. éstas se consideran sólo o condiciones de la existencia individual, a que se hace frente
como animales-mentales, concibiendo las expresiones como mediante un trabajo más diverso de coordinación de sus im-
si partieran de los centros que presiden la vida orgánica, y presiones. El desarrollo y el crecimiento es (en condiciones
eso son los movimientos o manifestaciones de voluntad ins- normales) fácil, seguro y general (de todo el organismo) ;
tintivos por medio de los cuales se afirma o niega una cosa la práctica, difícil al principio, se vuelve fácil a base de mucha
sentida. Es como si por medio de los sentidos la voluntad repetición, hace seguros y definidos movimientos inseguros
total procediera a interrogar las cosas, y probara y exami- e indefinidos, y desarrolla especiales órganos y reservas de
nara sus cualidades; pero es ella la que decide y juzga si energía. Innumerables efectos mínimos se acumulan para
están de acuerdo o no con su gusto, si son buenas o malas. producir este resultado. Al igual que lo contrario y hostil
Se considera que los centros y órganos animales y mentales produce dolores, lo extraño e insólito causa, en proporción
(de la médula y del cerebro) intervienen en este caso, en a su fuerza aparente, al principio temor (temor instintivo),
cuanto ellos mismos son expresiones de la vida vegetativa que decrece por su acción a menudo repetida, si el peligro
(dependen de los del sistema simpático). De ahí que, en este pasa sin provocar dolores. Así también lo temido y espan-
orden de cosas, los órganos mismos de los sentidos, en todos toso pasa a ser, primero, tolerable, y luego hasta agradable,
los detalles de su condición individual, hasta donde ésta se Y asimismo, se produce la transformación inversa mediante
base en el mero desarrollo de inclinaciones originarias, sean lo experimentado, como una especie de regresión y desha-
y signifiquen otras tantas clases de agrado en cuanto volun- bituación. Las resistencias que se oponen a una sensación
tad afirmativa (o negativa). Los sentidos esencialmente sub-
tranquila y fácil (apercepción) o apropiación (asimilación),
jetivos, como el tacto, el olfato y el gusto, se presentan del son vencidas por las propias fuerzas que aumentan con el
modo más claro en esta cualidad; son los órganos más direc- uso. Pero este aumento tiene límites precisos, legales. El uso
tos de goce. .
excesivo extenúa y se opera a costa (en detrimento) de otros
órganos, o tiene como consecuencia el cansancio directo de
los músculos afectados, o indirectamente de todo el organis-
g7 mo, es decir, un agotamiento de las energías acumuladas
sin acopio suficiente de energías de refresco. Esto explica
Hay que distinguir de ésta, calificándola de la otra, la también que actividades originariamente fáciles y naturales,
figura animal de la voluntad esencial: la costumbre. Es vo- lleguen a ser dificiles, y en definitiva imposibles, cuando
luntad o deseo originados por la experiencia: ideas origina- se prolongan mucho; que sensaciones y actividades gratas se
riamente indiferentes o desagradables llegan a ser más agra- conviertan en indiferentes y hasta dolorosas; al igual que el
dables por su asociación y mezcla con otras originaria- hambre y la sed ahitan cuando satisfechas con exceso, que
mente agradables, hasta pasar finalmente a la circulación de el celo sexual degenere en hastío — y la voluntad en general
la vida, a la sangre, como si dijéramos. Experiencia es prác- en desvío. Pero en primer lugar —y ello tiende también la
tica, y práctíca, en este caso, la actividad formativa, al igual inclinación originaria— eso se convierte en costumbre, y con
que en el otro aparecía como causa el mero desarrollo. La tanta mayor razón lo originariamente agradable, Así apare-
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FERDINAND T 6 N NI E §
COMUNIDADYSOCI
EDAD
cen tanto más pronto y tanto más genuinamente como ha-
fia, al igual que su actividad es condicién y realid
bituales ciertas clases de actividades basadas en el agrado: un ad para
su fomento. Ello explica hasta qué punto la
determinado modo de vivir (y, por ende, el. ambiente natu- costumbre,
genuino principio del poder, sea al propio tiempo
ral) se hace agmdable. por gostpmbre al ammal,vque ac;‘l?a voluntad
por no poder prescindir de él; 1gual_mente_ una alimentación activa. En efecto, lo que se puede Y sabe, hácese
con facili-
dad y, por lo tanto, a gusto, y se tiene propensión
determinada y los compañeros de su especie. En ello es tam- a hacerlo;
bién el hombre Completamez}re animal, aunque a su propio por el contrario, cuando más extraña es una cosa, tanto
más
modo; se dice que es un animal de costumbres, un esclav‘o duele, cuesta o disgusta emprenderla. Las expresiones de los
de sus costumbres, etc., expresándose con ello un conoci- lenguajes originales son significativas al respecto:
el griego
miento general y exacto. Ya que el hombre flgura,cf)mo philein (—amar) indica el gusto que se pone en hacer
tal
especie animal del otro gran sector’de los seres orgánicos, o cual cosa y la costumbre de hacerla1; además,
la expre-
la costumbre es lo esencial y sustancial de su espir}tu. Toda sión especial ethelein, que significa “querer” y precis
amente
práctica, y también costumbre, presupone percepciones sen- “propensión”, y al propio tiempo, cosa muy
sintomática,
sibles de una u otra clase, y, por lo tanto, la costumbre “soler”. Piénsese, además, en la palabra latina
consuetudo,
humana presupone también el entendimiento de signos ver- con la cual se indica lo que el espíritu se ha creado
bales. Pero así como un animal se acostumbra en primer
y unido
a su propiedad: si lo suum (raíz: sva-) designa el alient
o y
lugar a los objetos, y a su goce, relauopados del modo mis la sangre como cosas heredadas, esta otra expres
ión designa
directo con las actividades vitales, también así luego, y muy lo de nueva adquisición, pero que ha pasado a ser
especialmente, a ciertos mov¡mlento's o trabans (necesarios de la mis-
ma naturaleza que lo heredado. Por último, puede
conside-
para él y determinados por percepciones especiales), en los rarse también el sentido de Gewohnheit, ? como de la ex-
que tiene que ejercitarse;
por último, a transcursos y engra- presión helénica correspondiente (ethos): las
najes de percepciones (simultáneos a los anteriores, influ- dos parecen
aludir a asentamientos de ideas o impulsos,
yentes en ellos y provocados_ por ellos) » en que se basa la y se han acli-
matado perfectamente como en terreno Propio a que
acción, corrierite entre los animales superiores, de la conclu- se refiere
su actividad común, adaptándose y acomodándose
sión, como complemento de un d'ato a base. de asociaciones a él tanto
más cuanto que están estrechamente unidas entre si. Con
existentes, y también el ente'ndxmxento — si como facultad respecto a la costumbre se comporta el entendimiento
se quiere distinguir de aquélla. En la naturaleza humana de sensus communis de desarrollo especial simult
a modo
tenemos estas mismas clases s'ol_o que especlelcadas y modi- áneo, al
ficadas, de suerte que cabe distinguir: hábitos I_Jumanos de
vida,. trabajo e ideación, todos ellos enlazados, sin embargo, * Para evitar confusiones al lector de habla castellana, hemos alte-
rado ligeramente la frase original del texto,
por numerosos hilos entrecruzados. Perg ya se sabe que lo andlogo del verbo alemán “lieben”, coincid que con hacía alusión a) sentido
más notable de este caso es cómo coincide ló que se puede para indicar el gusto (amor) con que se ente hace una
el francés “aimer”,
cosa y también el
y sabe con lo lícito y con lo flleseado. En efecto, en todp hábito de hacerla, acepción que mo tiene la lengua castell
orden de cosas, se ha operado en ésta un fenómeno semánticoana:hastaen otro
caso, el poder mismo, la sensación de fu'erza, es un empuje
punto inverso, la pérdida de terreno cierto
y voluntad para obrar, a título de necesidad del organismo
de vivir de
por el verbo “querer”. — (N. del T.)del verbo “amar” y su sustitución
este modo para mantenerse por lo menos en la ? Esta palabra alemana pertenece a la
perfección que le ha sido dada, puesto que el órgano que wohnen = habitar, y significa “costumbremismao hábito”familia que el verbo
no se usa y la fuerza que no se ejercita, periclitan por atro- llana, la última, a la que son de perfecta aplicación las ,afirmac
forma caste.
iones del
texto. — (N. del T.)
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131
COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
F ERDINAND T OÓNNTES
que actos llamados voluntarios, es decir que se llevan a cabo
igual que los distintos órganos de los sentidos se comportan con la intervención del pensamiento o —en los animales—
con respecto al agrado. de actos de percepción y de representación, se conviertan en
involuntarios o inconscientes, es decir, que para producirse
necesitan un estímulo cada vez más insignificante y general,
§ 8 proceso cuyo contenido general propiamente significa el en-
treveramiento de actividades intelectuales con impulsos ciné-
Llamo memoria a la tercera forma de voluntad esencia ticos; pero esto induce a creer que tanto toda clase de recepción
humana. Es únicamente evolución especial de la segunda y como toda clase de emisión tal vez sólo puedan explicarse a
tiene, con respecto a los centros superiores, cerebrales, des- base de su común procedencia de la unidad del organismo,
arrollados de preferencia en el hombre, el mismo contenido y de ahí la posibilidad de que su unión se halle en cierne en
que corresponde al sentido más general con respecto a la ella. Si de acuerdo con la acepción corriente de la palabra,
totalidad de la columna vertebral. Así, pues, entenderemos memoria es la facultad de reproducir impresiones, y proce-
la memoria como principio de la vida mental, y, en conse- diendo a una generalización del concepto científico, la con-
cuencia, como nota específica de la voluntad esencial huma- sideramos también como facultad de repetir las oportunas
na. Ahora bien, partiendo del punto de vista de la igualdad actividades, esto no se entendería si no se supiera que las
original de ésta con toda la vida orgánica, cabe perfectamente impresiones mismas son actividades y que esta dualidad del
decir que la verdadera naturaleza de la voluntad se mani- concepto de vida orgánica, de la cual toda vida especial cons-
fiesta del modo más claro como memoria o como unión de tituye modificaciones, está contenida sin. desdoblar en la
ideas (pues de esta forma llegan a tener las sensaciones o unidad de nutrición y reproducción. Pero si la unidad se
experiencias una existencia relativamente separada) . En reali- conserva en parte en el desarrollo y en parte se desarrolla
dad, muchas veces (Hering, Haeckel, S. Butler, y, muy es- por ejercicio, existe al fin y al cabo una vinculación especial
pecialmente, en los últimos tiempos Semon) se ha hablado que necesita ser aprendida para poder conservarse. Y ésta
de la memoria como propiedad y facultad general de la se encuentra en todas las actividades que por su esencia depen-
materia orgánica, habiéndose declarado que los instintos ani den de las aptitudes genuinamente humanas. Aprender es
males son recuerdos heredados. Sin embargo, pueden expli- en parte experiencia propia, en parte imitación, pero muy
carse con la misma generalidad como hábitos, y no son otra especialmente recepción de instrucción y enseñanza para saber
cosa si se los considera en relación no con el individuo sino cómo hay que hacer una cosa para ser justo y bueno y qué
con la especie, puesto que los instintos primarios orgánicos cosas y animales son provechosos y valiosos. Este es, por
—los no susceptibles de más lejana ascendencia— recibieron consiguiente, el verdadero tesoro de la memoria: conocer lo
ya esas aptitudes e inclinaciones y tendieron a proseguirlos justo y bueno para quererlo y hacerlo, pues lo mismo da
más allá de la vida individual a modo de esbozos cada vez saber una cosa que 'afirmarla, lo mismo estar acostumbrado
más fuertes y más íntimamente unidos a ellos. Y de un a ella que afirmarla, y lo mismo sentir agrado por ella que
modo análogo se comportan entre sí hábito y recuerdo: el afirmarla, a pesar de que ninguna de estas afirmaciones por
segundo concepto se desprende del primero, pero a modo sí sola tenga también como consecuencia necesaria las corres-
de potencia cada vez más intensa, tiende al propio tiempo pondientes actividades, y también su unión únicamente cuan-
a reincidir en el primero. En este sentido formularon los do vence las resistencias siempre importantes. La expresión
psicólogos ingleses (Lewes, Romanes) el teorema de la lap- general de la vida mental es la elocución: la comunicación
sing intelligence, como fórmula del conocido fenómeno de
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FERDINAND
TONNI E §
COMUNIDADYSOC¡
EDAD
de las propias sensaciones, deseos y de todas las experie
ncias
intelectuales posibles a otros, o a sí mismo inferior (animal) y el agrado la memoria elemen
en silencioso tal (orgá-
pensar. Y aunque también el lenguaje mismo, nica general).
en cuanto
saber de los significados y valores de los signos (NOTA.) Spinoza reconoció la memoria en la
verbales, lo voluntad
mismo que en cuanto facultad de combinarlos y emplea humana. Véase en esc. a Eth. III, Prop. 2, el
rlos, pasaje que
tiene que ser aprendido —tarea comienza así: “Otra cosa es lo que yo desear
en la cual corresponde, desde ía suscitar de
luego, la mayor parte a la práctica y al hábito—, preferencia, a saber, que nada podemos hacer
al fin y al a base de libre
cabo (precisamente gracias a la posesión del arte) lo determinación del espíritu si no nos acordamos
hablado de ello. Por
depende poco del pensamiento y por lo regular ejemplo, no podemos pronunciar una palabra
sólo de agra- si no se nos
dos instantáneos, ocurrencias, cuyo sentido resulta ocurre. Ahora bien, no figura entre el patrimonio
del estado libre del
del que habla y de las circunstancias dadas, y, espíritu el poder pensar una cosa u olvidarla”;
sobre todo, de y, después
lo que se haya dicho al que habla o de de haber comentado una objeción, termina:
lo que se le haya “por lo tanto,
pedido o preguntado. El agrado puede, sin debe concederse necesariamente que esta deter
embargo, ser minación del
interpretado siempre a modo de juicio inconsc espíritu, que se toma por libre, no se distin
iente; de ahí gue de la imagi-
la expresión alemana “Gutdiinken” nación misma o de la memoria, Y no es otra cosa que
(= bien parecer) con afirmación que implica la idea como tal idea.
aquell a
que es designado. Y de esta suerte predomina, Y luego surgen
con su facultad estas determinaciones del espíritu con la misma
de elegir, en toda la vida, Y también, pues, necesidad en
en la vida de la el espíritu, como las ideas de las cosas existentes
fantasía, aquella forma de recuerdo que no depende aún en en la reali-
lo más mínimo de signos verbales, aunque dad. Por lo tanto, quienes crean que por libre
deter
éstos, lá reproducen constantemente,
una vez existentes - del espíritu hablan, callan o hacen cualquier cosa, minación
en diversos grupos, son per-
iguales a otras ideas. Pero de igual modo sonas que sueñan con los ojos abiertos”.
se imponen en la Desde luego, nosotros consideramos que esta
más elevada proporción las acostumbradas verdad puede
masas de ideas captarse de un modo más exacto aún cuand
a título de funciones de la fantasía o de o lleguemos a
la memoria. Y por tratar de las figuras de la voluntad arbitraria.
último, hay ideas, para cuya asociación
misma se necesita
la memoria; esto quiere decir que es necesar
io el recuerdo o
una ocurrencia o idea especial que les sirva
de módulo o ba-
lanza para distinguirlas, reconocer su $9
valor y sólo luego
tenerlas como propias. Pero igual a la elocuc
ión vienen a ser
todos los demás trabajos humanos codeterminad Pero antes quisiera resumir la opinión expuesta
os esencial- haciendo
mente por la fantasía, la memoria o la razón, unas consideraciones generales sobre ella y ensancharl
trabajos que a con
por su carácter creador y artístico destacan algunas notas de ulteriores conceptos. A) Todas
claramente de los las activi-
de la mayoría de animales y especialmente dades específicamente humanas, y, por lo tanto, las
de los más afines cons-
a ella. En consecuencia, así como el entendimient cientes y de ordinario calificadas de voluntarias,
o con res- pueden
pecto a la costumbre, y como la sensibilidad derivarse, si pertenecen a la voluntad esencial, de
con respecto al las- cuali-
agrado, así se comporta, en el mismo sentido dades de ésta y del estado de excitación en que cada
, la razón, en vez se
cuanto facultad del lenguaje, del pensamient encuentre. Es lo que podríamos llamar humor o
oy del obrar emoción, o
cognoscente, con respecto al recuerdo, Y también idea, opinión y capricho determinantes;
si la memoria es a pero en
un tiempo agrado y hábitos mentales, el hábito general podría denominarse sentimiento, palabra que
es memoria al pro-
pio tiempo parece indicar la dirección o la clase y modo;
se
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135
FERDINAND
T 6 N NI E s
COMUNIDAD
obra como a uno \'SOC]EDAD
se le antoja, como se tiene por costumbre,
como parece bien. En todos los especial el pensar o calcular comparat
—
casos existe en el cerebro ivo que opera por medio
cierto acopio de energía merviosa de conceptos. B) El desarrollo de determinadas
, que se encamina hacia los clases de
músculos, a no ser que pueda desc agrado, a título de direcciones fund
argarse en el propio cere- amentales de la voluntad,
bro; pero entonces está determin depende las más veces de condicio
ado en parte por los estímu- nes internas —propensio-
los externos dados y en parte por nes— y las menos de condiciones
el engranaje del organismo externas —circunstan-
(del sistema nervioso), en. el cual cias—, En el desarrollo de hábitos
requieren la mínima cantidad
se siguen las sendas que cabe atribuir una eficacia
de energía. A título de gasto igual a propensiones ¥ circunstancias,
e inversión de energía, toda pero es de suponer que
s estas actividades dependen predominan las últimas en las modi
, ficaciones. del recuerdo.
pues, de una previa o concomit Esto significa lo mismo que si
ante captacién especifica de pusiéramos en la estimación
energia, la cual, a su Vez, los resultados de la práctica y de aquel
no puede operarse de otro la práctica especial que
que por medio de trabajo, modo pusimos de lado con la denomina
aunque también tenga lugar ción de aprendizaje, pues,
un terreno como si dijéramo en en todo caso, la posibilidad de éste
s heredado. Este trabajo —omo es sabido— de-
desarrollo del cerebro, su crec es el pende de las propensiones, y su
imiento por medio de las resultado será muy distinto
ciones mentales mismas que fun- según sean éstas. Sin embargo,
se llevan a cabo alimentadas una propensión débil puede,
constantemente por el sist gracias a una práctica intensa,
ema vegetativo. La energía llegar a igualar por lo menos
ejercida y acrecentada, Dero por éstas 2 una propensión fuerte pero
al propio tiempo recibida mal practicada. Esto reza
exterior, es la experiencia del igualmente de las propensiones
intelectual. Ésta se da: en para artes y tareas especiales
gracias a las producciones —ais parte como de las propensiones a dete
ladas y combinadas— de rminadas clases de compor-
órganos .de los sentidos, que los tamiento, obrar o pensar en gener
cada vez se obtienen con al. Es costumbre —y en
cooperación de la energía cere la ello el teorema de Schopenhauer
bral Ya existente, y que com- coincide con la opinión tra-
prende partes de experiencias dicional— distinguir las cualidad
anteriores; en parte por es intelectuales y morales
trabajos de todos los demás Órga los como propensiones y cualidades
nos, dirigidos especialmente anímicas (es decir, aparte
por los sentidos y el cerebro,
entre los cuales el lenguaje
desvíos. Para la opinión que esta
mos exponiendo, sólo hay
clases de voluntad, las cuales,
por una parte, tienen su reali-
dad objetiva en el conjunto
de la constitución corporal,
mientras, por otra parte, se
considera que en todo estado
hay al propio tiempo facultad
es más o menos perfectas.
Pueden reconocerse del modo
ciación de ellas en imágenes más claro por las cosas y acti-
autónomas, que parecen tene vidades que más gustan al ser,
como si dijéramos, vida propia r, luego por las cosas y activida-
y moverse ante el “ojo inte- des a las que más fácilmente
rior”, configuración sumamente se acostumbra éste, y, por
“subjetiva”, es decir, trabajo último, por aquellas de que
condicionado por una energía se acuerda (fácilmente, bien
peculiar de la memoria, la C) Pero todo cuanto pertenece ),
de la fantasía, y 3) disoluci al agrado (es decir, al instinto
ón y composición de represen humano), a la costumbre
- y al recuerdo de un hombre,
puede entenderse apropiado
y elaborado en su peculiar
tenido por la naturaleza de éste, con-
de tal modo que constituya
con él un todo o unidad. O
. 136 bien: si se acepta que el agrado
) \
137
FERDINA
ND TÓNNIES
COMUN
€s tan totalmente idéntico ]DADY
a las cualidades orígllnanas SOC]E
naturaleza individual hasta della
—la imitación—
DAD
el punto de que en circunsta Para la cual tiene
ncias en Propiedad,
Parientes animales como sus
, Una propensión
e inclinación especiales
Aunque, en sí Y de
Tepresenta invariablemente por si, en su acción
en la aceptación y repudi 0O sea más que para él Necesaria,
y defensa, acercamiento o, ataqqe instinto e impuls esto
Y huída, o, expresado de fiestan, “sin embarg o ciegos, éstos se
quico y al propio tiempo modo psí- o, de distinto mo mani-
mental: en placer y dol tativa que en la do en la vida
Y asco, esperanza y tem or, apetencia animal y mental, Vege-
or; por último, en con significativos Y pr Cuando ostentan
ceptos neutra- of ras gos
caso, de pasión, co undos, los calificamos, en el Prim
mo afán de goce, er
neral, que manifies o “impulso vital”*
negación de lo demás, ta sy máxima ene ge-
según la relación en que Pprocreador o Iujuri rgía en forma de
coloque con respecto al lo demás se a; Pero también afán
ipsum (como unidad valor o ánimo, co podemos denomina
PO); en la forma en de alm a y cuer- mo “afán de acci rlos
que se sienta y presienta juego la fuerza an ón” o deseo de po
(es decir, imal, y definir, po ner en
“afán de crear”, de r último, como genio,
ordenar, configurar el
y comunicar lo qu
e
cuanto voluntad
de poner en prácti
tosa u hostil, se ca esta disposició
llama ánimo, y, n amis-
Pendio de las cual por lo tanto co
138 idades morales. Po mo com-
r último, el genio
propio
139
MEECETEECEEECEECIEEEEECEEEEEYEE
FERDINAND TONNIES
COMUNI
Y DA
SOCIE
D DAD
de un individuo, en cuanto memoria y voluntad de idea en
la consideración y juicio de modos de conducta y cualidades cante: si fuera de otro modo, el efecto o la parte, sería dis-
propios y ajenos, amistosos u hostiles, y, por lo tanto, como tinto; porque es así, así debe ser, pues, el efecto o la parte.
concepto que expresa las tendencias y opiniones morales, En la voluntad esencial total se distinguen, por lo tanto,
“veleidades”, se define por coincidencia unánime como con- cualidades duraderas que lo explican no tanto como fuerza
ciencia (moral). E) A estas configuraciones se asen las y sustancia, antes bien, en el sentido indicado, como volun-
cualidades de la voluntad que se admiran, alaban y honran tad y actividad; estas cualidades son, cuando grandes e im-
o se desprecian, reprochan o censuran. En el sector general, portantes, sus especiales preferencias, aptitudes y virtudes.
la buena voluntad, pero acentuándola más bien en el sentido Y con esta particularidad: la virtud general es energía —en
de voluntad buena, en antagonismo con el poder y con la el sentido de fuerza de voluntad—, pudiendo considerarse
creación consumada, es la tensión intensiva de las fuerzas como expresión especial suya en el terreno de los hechos la
existentes, que tiene su objetividad en cualquier actividad o valentía y en el de las obras la aplicación (o seriedad, celo,
también en una obra terminada. En este caso, pues, se sepa- cuidado). Tales son, pues, los conceptos correlativos de la
ran la fuerza, es decir, la cualidad en cuanto posibilidad de pasión, el valor y el genio. Y como éstos pueden ser circuns-
acciones, y la voluntad en cuanto realidad de éstas, conceptos critos a un significado en que designen la voluntad como
hasta ahora unidos: aquélla, con el carácter de voluntad sus- fuerza natural o don (aunque sea en muy distintas aplica-
tancial coagulada y fija, ésta como función Y, por lo ciones), aquéllos siguen valiendo todavía como voluntad
tanto,
como fuerza dispersa y líquida —relación análoga a la que racional, como los principios del esfuerzo, práctica y trabajo
existe entre la energía potencial y la cinética—. Y así humanos. Pero no se encuentra en estas virtudes y sus múl-
como
en general las fuerzas y facultades aparecen como dones tiples variaciones la bondad genuina y moral de la voluntad,
reci-
bidos —del destino o de un dios—, se considera como autor ni, por lo tanto, la bondad del hombre. De igual modo que
del trabajo hecho, tanto de sus resultados como de las una persona es por sus aptitudes y artes algo especial, raro
acti-
vidades en sí mismas y por sí mismas, al propio hombre, y útily puede ser calificada de buen artesano, buen soldado o
entendido en su tenaz unidad e individualidad; no en el buen escritor, pero no de hombre bueno —por aquellas otras
sentido especial, que luego examinaremos, de que las haya virtudes, por una buena voluntad enérgica con respecto a
querido o elegido, como también pudo haber querido de cualesquiera creaciones imaginadas, será tal vez un hombre
otro modo, sino que, aun tomando como idénticas voluntad capacitado, importante, pero nunca un hombre bueno. La
Yy actividad, así parece que la voluntad individual y bondad (para llamar así el concepto general) del hombre
especial
surja y mane de la total y general. A tenor de los atributos estriba únicamente en su comportamiento con respecto a los
en que nos fundamos, la diferencia es esencialmente de demás hombres, y, por lo tanto, se refiere únicamente a
mero
desarrollo y, por el contrario, de prictica propiamente aquella segunda serie de expresiones de la voluntad esencial.
dicha
(además de la adquirida por aprendizaje y su aplicación) de
Es la tendencia directamente amable-propicia de la voluntad,
esbozos dados. En esta práctica participa plenamente el respeto (“flor de nobilísimo espíritu”, como dice un
todo el
hombre, ya desarrollado, y en especial sus cualidades poeta), la pronta solidaridad en las penas y alegrías, el afecto
especí-
ficas: entendimiento, razón, y expresadas fisiológicamente: y recuerdo agradecido de amables compañeros de la vida. Así,
determinados centros de su cerebro. De ahí que el podríamos definir la pureza y belleza de la “ (pre) disposi-
juicio
sobre la actividad o sobre cada una de las voluntades, ción” como sinceridad y veracidad; lo profundo, como deci-
afecte
a todo el ser en cuanto causa suficiente o conjunto mos, y lo noble del “ánimo”, como bondad específica; pero
impli-
lo bueno y justiciero de la “conciencia” (moral) —esa
140
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FERDINAND T 6 N N 1 ES COMUNIDAD Y SOCIEDAD
-oT- pTOsON-—
convierte en dios que desde afuera imprime movimiento a grado. En su representación
una masa inerte. De ahí que él mismo tenga que ser conce- ideal, la primera es una razón
en favor de un querer, la
bido como emancipado y libre de la voluntad originaria segunda una razón contra éste
y en favor de otro qu';rºt.
(de la que, sin embargo, ha salido), conteniendo y presen- n l'a.lmagmaclón se toleran mut
uamente se prestan mutuos
tando en sí voluntades y deseos, en vez de estar contenido servicios. Como voluntad, el
propésito se dirige a lo dolo-
y presentado en ellos. Por lo tanto, la posibilidad de la vo- 1080, que, por naturaleza, no es
querido; pero sólo a causa
luntad electora se basa en que las obras del pensamiento ;ise lo placer.lter'o asi obtenido,
que de ahí resulta, lo cual
puedan sostenerse con respecto a una conducta futura, y P » POr consigui
¡í oe
ente, rí eal y posiiti
tivamente querido i o deseado
aunque nada sean fuera del pensamiento que las fija y con-
serva, representan una existencia en apariencia independiente; Para permanecer a modo de idea reservada
directa. De esta suerte se subordin sin manifestación
y dado, pues, que como estado de voluntad lo mismo que de an la idea de la aversión a
movimiento, este pensamiento precede a otros estados de vo- la voluntad Y la idea de voluntad a la aversión; se
luntad o de movimiento, siendo tenido por causante de ellos, acuerdo; queda ponen de
en libertad el común sentido
y finalidad, o
no se tiene en cuenta de los estados de voluntad más que su
aspecto psíquico, y, de los de movimiento, más que el físico,
lo cual lleva a la conclusión de que el alma (o la voluntad)* otro o cuando se acepi
influye en el cuerpo, cosa imposible -porque aquélla es idén- f?turos… Lo esencial es la opos
ición. En efecto, por la acti
tica a éste. Lo que hay de verdad en este caso es lo siguiente: vidad del pensamiento con Vist -
as a una obra 'que ha
hasta donde quepa atribuir una existencia a esos productos emprender, se opera la
ideales (cosa perfectamente lícita si se entiende como es de- que resulta perfecta y clara cua medio
ndo lo uno es negación de lo
bido), tenemos que una cosa idealmente real influye en otra otro, por eje'mplo: lo bueno o
grato, el fin y un mal o dolor
realmente real: la voluntad ideal en la voluntad real (pues el l_nedlo. Ninguno de los dos
se siente como tal, en cuanto
también la posibilidad de ser movido necesita ser interpre- ol_uetos del pensamiento; pero
son concebidos coí'no antagó-
tada aún psíquicamente) ; la materia ideal en la materia real; Ticos, como conceptos que nada
de común tienen entre sí
como expresión del complicadísimo proceso fisiológico de salvo la escala a que pueden
ser reducidos. Ya que uno se
pone como causa del otro, se pon
144 e a sí mismo como necesario
145
AA ARIJE
FERDINAND T 68 N N1 E S COMUNI
Y DA
SOCIEDA
D D
con vistas a ser querido, en cuanto el placer querido aparezca manera física), y puede, por lo tanto, y debe regirse por su
lo bastante grande para compensar semejante “sacrificio”. voluntad como si ésta fuera un modelo o borrador en que
Causa y efecto se comparan, pues, según su “valor”; tienen estuvieran contenidos los rasgos generales de la figura que
que ser conmensurables, o sea, susceptibles de ser disueltos gracias al acaecimiento singular recibirá sus contornos espe-
en sus elementos y reducidos a unidades de medida comunes ciales. Pero lo que decisión y determinación es con respecto
a ambas magnitudes. De ahí que entonces desaparezcan todas 2 los actos, lo es c) el concepto con respecto al pensamiento
mismo, a saber: un juicio categórico sobre el uso de palabras
V AARALARARR
tad arbitraria, y ésta la más elevada o espiritual de la volun- esfuerzo o forcejeo, como si se quisiera adueñar del azar mis-
tad esencial. mo. Y de hecho: la previsión acertada de los aconteci-
mientos viene a ser una especie de dominio sobre ellos,
puesto que aunque no sea posible modificarlos, cabe guir-
§ 13 se por ellos para gozar de los buenos y evitar los malos.
Por lo tanto, ahorra tentativas sanas y da ánimos para
otras de mayores perspectivas. Sin embargo, precisamen-
El fin supremo, dominante en el sistema de ideas de un
te esta previsión sólo en sectores limitados es posible: en
hombre, sólo es querido en cuanto la voluntad es un deseo
enérgico, en ideas. Se concibe como placer futuro, próximo. cuanto mero conocimiento de hecho, es sumamente inse-
gura, y en cuanto conocimiento de las causas, sumamente
No está en libertad como algo que pudiera hacer o permitir
—según deseo—, tomar y aplicar o dejar ocioso. Es más imperfecta: si fuera segura y perfecta al propio tiempo,
bien una cosa ajena; posiblemente contenido de voluntad suprimiría el concepto de azar, a pesar de que éste tiene el
ajena, de libertad ajena; necesariamente distinto del hacer más vasto campo de acción en todas las esferas del acaecer,
y obrar propios. Y así: lo que todos desean y anhelan, la en cuanto efecto de circunstancias insólitas o desconocidas:
felicidad. Ésta no es, primordialmente, otra cosa que circuns- cuanto mayor es la .distancia y cuanto menos el éxito
tancias favorables, agradables, que facilitan la vida y el obrar, depende de nuestra propia fuerza y de su determinación
permiten el éxito de las obras y conducen con seguridad a por la cualidad de una voluntad obstinada; sin embargo,
través de los peligros; circunstancias que tal vez puedan en cada momento, ésta es también un factor seguro de su
preverse y anunciarse aunque quizá no sea posible provo- suerte. Pero así como se aspira a la felicidad y se la per-
carlas en lo más mínimo: como el buen tiempo. Y poco de sigue, así ocurre también con el acontecimiento futuro,
lo que deseamos, podemos hacerlo también para un fin que convertido por el pensamiento’ en meta cuya realidad
queremos provocar o lograr. Y, sin embargo, también la depende de sus causas y cuyas causas parecen dejarse do-
felicidad, a la que innumerables hombres aspiran, persi- minar como si fueran actitudes propias posibles. Y, según
guiéndola y acechándola, como si estuviera en una meta que eso, definiendo su voluntad arbitraria como disposición de
hubiera que alcanzar; rápidamente, porque la apetencia es medlos, el hombre transforma un sector de su libertad
tan violenta, o porque se tema que se vaya de aquel sitio imaginaria en lo contrario —al principio mismo sólo una
o que otros lleguen antes y se la lleven, —o como sí pasara cosa imaginaria, pero que- por la ejecución se convierte en
por delante de nosotros y hubiera que perseguirla y adue- real. Dueño de sí mismo, si no fuera por esto, se convierte,
ñarse de ella, o acertarla desde lejos con una flecha o con una al obligarse, en su propio deudof y siervo, pues, en todo
bala. Representada de este modo, la felicidad es como un caso, todo este concepto sólo puede ser comprendido en
objeto -externo del que fuese posible apoderarse poniendo su pureza si toda esa actividad voluntaria se presenta como
en juego las fuerzas propias— teniendo suerte en la em- un sacrificio y, en consecuencia, como desagradable en sí
presa, es decir cuando las circunstancias casuales resultaran y de por sí, que se hace con disgusto, de suerte que sólo
propicias. Pero cabe también esperar, y hasta —según su pensando en el fin (lo único deseado), es decir, en el goce,
probabililad— calcular, que puede emprenderse y. arries- en la ventaja, en la felicidad, puede el hombre ser indu-
garse algo con el peligro de fracasar o perder, como hace cido a ello en forma de actividad voluntaria: y lo volun-
el jugador. Y en este caso los incesantes o a menudo re- tario es ptecxsamente falta de libertad con respecto a sí
petidos intentos, son también, a su vez, iguales a un mismo o auto-coacción, pues la coacción y el apremio
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FERDINAND
T 6 NN I E §
COMUNIDADY
ajenos lo destruyen. SOCIEI)AD
Toda voluntad arbitraria contiene
anti-natural y falso. A ello corr algo De ahí que tenga razón Hobbes
esponde aquella sensación al calificar de “inclinación
del espectador ingenuo que califica general de la humanidad el cons
a menudo esas activi- tante e incansable afán de
dades de “hechas”, “forzadas”, “tendenciosa poder y más poder, que no
s” o “inten- cesa sino con la muerte”. “Y
cionadas”; sensación de desaprob la causa de eso —dice— no es
ación “estético-moral, que siempre que uno espere un
de modo a menudo enérgico se form placer más intensivo que el ya
ula en la vida y en la por él obtenido, o que no
Poesí
a. Pueda estar contento con un
poder moderado; antes bien
porque del poder y medios Ppara
vivir bien, que tiene a su
disposición, no puede estar segu
ro si no adquiere más”,
, $ 14 (Leviath., cap. XI.) Precisam
ente por eso, ese afán es
del mismo contenido que la sed casi
de dinero; pues ése —en
un estado social determinado—
es Y significa el poder sobre
todos los bienes y goces que
pueda poner en juego para sí:
el bien general, el goce abstract
o. —Sin embargo, los ver-
daderos fines son quizás tan
diferentes que en lo sucesivo
pueden indicarse enumerando
las clases de aspiraciones, En
general, y en' primer lugar,
pongo simultáneamente
puesto que los fines tienen
diferentes aspectos según que
pensamiento mismo se reserve el a) el egoísmo,
también el goce y esencial- y 2a) la vanidad.
mente tenga en su activida
d Placer en ella, o que los
impulsos y apetitos en él cont El egoísmo pasa de los objetos
enidos, a él sometidos, pero generales groseros y “sen-
por ello tal vez no menos sibles” —que experimentan
violentos, sean en él lo que en sí múltiple desarrollo—
propiamente y en el fondo a expresiones especiales, refi
lo exijan. De esta suerte, nadas e intelectuales. Pero
último son los placeres de las lo motivo ideal que le sirve de el
“partes anímicas” inferiores, base, además de los estímulo
de la gran masa; lo primero, orgánico-animales, lo expresa s
los de las Partes superiores, admirablemente la. frase del
de los pocos, elegidos, dist autor que acabamos de cita
inguidos. Es posible ser un r: “que todo goce intelect
jeto voluntario muy destacad su- ual
o, aun en el aspecto ment
Y, sin embargo, Preocuparse al, con los cuales se tenga una opin
únicamente de la felicidad ión magnífica de sí mismo”.
ordinaria'y no saber nada
de los goces del Ppensamiento » 1 5.) En esto consiste la van
, de de agrado, es decir, el afán de idad o afán
figurar y brillar, de ser ad-
mirado, de hacerse valer, de
a otros objetivos para él producir impresión (de “impo-
más verdaderos. Por otra ner”). Si estos goces del prop
hay muchos que aprecian en parte, io poder y de sus efectos en
poco la felicidad ordinaria,
que consideran bien lícito pero
todo medio que conduzca
que ellos juzgan apetecib a lo
le, Y,. sin embargo, tod
coinciden en querer tene os ellos
r los' medios o un pod
a su juicio les da la er que renunciar a goces, como una
seguridad de que aplicándo persona razonable que piense
drán en todo momento la can lo obten- en el futuro y prefiera lo
tidad que de sus goces quiera ventajoso a lo agradable.
n, egoísmo como la vanidad El
es el motivo de la sociabilidad
152 ;
153
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Y SOCIEDAD
la vanidad necesita a los demás hombres como espejo, y el quiere ver y recibir los signos externos de que su poder es
egoísmo los necesita como instrumento—: Su figura especial reconocido, temido o amado. El ambicioso quiere dominar,
en que tiene presentes como fin especial suyo los medios aunque sólo sea para estar libre del dominio de otros y
para todos los goces posibles, la toma el egoismo —como para vencer a sus rivales.
ya anticipamos— en forma de b) ,sed de dinero. E igual-
mente la vanidad se transforma en la clase especial de la
búsqueda de auto-goce con respecto a bienes externos, en $ 15
forma de bb) afán de lucro, la forma refinada de la sed
de dinero: un afán más bien de acrecentamiento del dinero Todos esos móviles no son —según este estudio— más
y de los bienes que de tener una cantidad absoluta de ellos, que vacuos deseos imaginativos, o los involuntarios instin-
y, en consecuencia, sin que en modo alguno esta cantidad tos y clases del agrado mismo, convirtiéndose, a título de
sirva de límite, antes bien con el deseo de que aumenten en objetos y fines últimos del pensamiento; por ellos se rige
proporción a ella, o sea en la medida en que se sacia la ver- también la formación de los distintos actos de voluntad,
dadera sed de dinero y abandona idealmente el campo al sistemáticamente enlazados con ellos: no son, como lo serían
afán de lucro. Pero tienen de común lo que de un modo a título de cualidades de la voluntad esencial, deseo y afán
sencillo podría expresarse con el concepto de codicia. —Y directo y en cierta medida capacidad para cierto trabajo,
así como el egoísmo se sirve de los demás hombres como para hechos u obras, en cuyo valor y bondad cupiera medir
instrumento, en cuanto aspiración a aquellos medios in- su valor propio, y de ellos no se sigue que su sujeto haya
materiales captables únicamente por el pensamiento, a saber, de aplicar muchos de los medios ya existentes y que se
a la voluntad humana disponible y a sus opiniones sobre encuentrana su disposición, los cuales parecen susceptibles
la fuerza propia, debe calificarse de c) ambición. El más de provocar los efectos deseados. No resulta un hecho ori-
perfecto dominio de las cosas y sobre todo de los hombres, ginal que exprese y signifique la individualidad del sujeto,
en un sentido determinado, se obtiene por medio de la sino que el medio es tanto más apropiado cuanto más coin-
“ciencia”, en aquella reflexión en que surge como conoci- cide con el que querría y haría un sujeto abstracto que
miento de los enlaces, de las condiciones generales del conoce y tiene fuera de sí en cantidad ilimitada sus medios
acaecer y, por lo tanto, como previsión y profecía del fu- como apropiados a todos los fines, y sólo considera misión
turo. Así, cc) el afán de saber puede estar al servicio de suya el adaptar la cantidad de la inversión al efecto que
todos los demás fines, aunque también puede redimirse y haya de lograrse:.con ello se enlazan la obsesión suma-
apoyarse totalmente a sí mismo. También en su figura mente simple y fácil de “desprenderse” de ellos y “aplicar-
más pura sigue siendo un desarrollo y modalidad de la va- los” en el lugar debido. De ahí que en este caso, la voluntad
nidad, aun cuando el pensador e investigador pueda darse no pueda ser calificada de “buena” con respecto a su tarea,
por feliz y satisfecho con la opinión que de sí mismo tiene, obra pendiente de realización: que se presenta en tentativas
consciente de la elevación y enjundia de su intelección (co- y esfuerzos a los cuales deben acumularse siempre otros para
mo expresa el famoso verso: Felix qui potuit rerum cog- hacer también creadora la capacidad perfecta: la voluntad
noscere causas), de suerte que el noble afán de saber se arbitraria no se halla frente a la perfección, ni tampoco fren-
eleva muy por encima de la vanidad común. Por otra parte, te al poder, sino que frente a ella está solamente la realiza-
la ambición y el afán de dominio pasan imperceptible- ción; pero ésta la marca precisamente en un hecho, en una
mente de una a otro. El dominador quiere que se le honre: obra, susceptible de ser alabada o censurada, pero nunca
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An
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una afirmación y negación no reclamada ya por los inte- sea el sentido en que se entiendan. Y, además, los actos y
reses y planes propios, ni limitada a ellos, constituyendo,
afanes voluntario-egoístas
&
pues, una seducción a cometer actos irréflexivos. Ahora bien, pueden ser considerados como
puede en todo caso, procediendo hostilmente totalmente hostiles y ofensivos cuando cada vez más se
o en general convierten en deliberado teatralismo:
de suerte que trate a todos los demás hombres como cosas como en todos los
a que le sirvan de medios e instrumentos, ser Y aparecer casos en que así se hace con el fin de provocar en otro hom-
mal- bre un juicio cuya falsedad consta al que así obra. De
vado ante su propio ánimo y conciencia —lo cual presu-
materiales núlos hace cosas aparentes y las presenta como
pone, sin embargo, que tales potencias se hallan aún vivas
si fuesen realidades con el designio de que sean tomadas por
en él y que le exígen una conducta opuesta, como suelen
tales; pero quien así las acepte, creyendo recibir algo,
hacer realmente con respecto, por lo menos, a'los allegados
reaccionará de modo adecuado, es decir ——presentándolo
y amigos. Así, también, ante el ánimo y concienci
a de del modo más claro— dando algo en cambio, algo que
otros que se colocan en su lugar. Y los hombres, tal como
mediante semejante artificio le será quitado, robado. Y al
los conocemos, se resisten a rectificar esta opinión (fenó-
igual que esta clase de acto voluntario se comporta con
meno cuya causalidad no interesa para nuestro estudio)
respecto a su concepto general, así se comporta con respecto
de que los que obran perversamente siguen teniendo, a
al cambio el engaño, a la venta la estafa. La mercancía
pesar de todo, un ánimo que los amonesta (y, por lo tan- o moneda falsas, e igualmente la mentira y la impostura,
to, una bondad natura] propia de este ánimo) y de que
cuando rinden lo mismo (en cada uno de los casos o en
en ellos no se “oscureció” ni apagó totalmente la voz de el promedio de todos ellos) tienen valor igual a la palabra
la conciencia; de ahí que aun una “conciencia intranquila”
auténtica, verdadera, y a los ademanes naturales, superior
siga siendo considerada como garantía de un resto de senti- a ellos cuando rinden más e inferior cuando rinden menos.
mientos buenos y correctos, dado que tiene que condenar
Con respecto a la categoría general de la fuerza utilizable,
los hechos y planes perversos contra los amigos, aun cuan-
ser y no-ser (o real y fingido, remedado o imitado) son
do, por su naturaleza, también los buenos hechos
o la cualitativamente iguales.
falta de la debida perversidad para con los enemigos. En
efecto, se juzga desde el punto de vista de los amigos, y
se aprueba el ánimo y la conciencia mismos; en cuanto,
para ellos, son también deseables y honrosas las conductas
hostiles contra los enemigos, se juzga sencillamente bueno
el sentimiento a no ser que se extravíe y quiera mal a los
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dimiento, de la “cabeza”. El contraste de que se trata, se
advertirá en general distinguiendo del entendimiento el “prioridad de la voluntad” sólo es reconocible en el hecho
sentimiento en cuanto imprime impulso y dirección; pero de que también se ve que esa actividad de la memoria o
del modo más vivo y sensible distinguiendo entre corazón fantasía depende del complicado sistema de inclinaciones
y cabeza. Doctrinas anteriores calificaban a ese sentimiento y aversiones. En esto nos dejamos engañar fácilmente por-
de representación confusa y al acto Qel entendímíe'nto, en que todos los procesos intelectuales parecen provocar pri-
cambio, de representación clara y dlst_lnta. y tf)dav¡a hasta mero los sentimientos, apetitos; etc. Pero, en realidad, se
el presente no se ha cejado en la tentativa de derivar aquellos repiten siempre en este caso los procesos de diferenciación
fenómenos de éstos, aceptados al parecer como simples y, y conexión de tendencias dadas y el paso de un estado de
por lo tanto, como originarios. En realidad, es el pensa- equilibrio a otro de movimiento al incorporar el movimiento
miento —por más racional y evidente en sí que pueda a los objetos (o meros lugares) percibidos o representados,
parecer— la más complicada de todas !as acthflades psi- o al apartarlo de ellos. Por el contrario, la tensión y
quicas, y sobre todo para presentarse 1n§epend1entemex3te atención, y, por lo tanto, también la agudeza de los sen-
de los impulsos de la vida orgánica, requiere mucha prác- tidos, depende esencialmente de los impulsos existentes y
tica y habituación, aun para la aplicación de categorías de su estado de excitación en las actividades; y lo propio
tan sencillas como fin y medio en sus relaciones mutuas. ocurre con las representaciones e ideas: el “fantasear” es
La comprensión y separación de estos conceptos, y, por determinado por el anhelar; según sus vínculos con nuestros
consiguiente, la fijación de sus relaciones, sólo puede ope- deseos, con lo que nos agrada o desagrada, con nuestras
rarse por medio de representaciones verbales,_en forma de esperanzas y temores, en una palabra: con todos los estados
pensamiento verdadero y discursivo; lo propio ocurre con placenteros o dolorosos, pensamos y soñamos con frecuencia,
la formación de una forma de voluntad arbitraria, cuando con facilidad y a gusto lo uno, raras veces y a disgusto lo
se hace únicamente según razones meditadas, el decirse a sí otro. En cambio, no vale la objeción de que, a pesar de eso,
mismo: debo y quiero. Todos los animales, y en mayor las representaciones turbias y desagradables ocupen en nuestra
esfera también el hombre, siguen más bien, al moverse y conciencia un espacio por lo menos igualmente grande que
manifestarse, a su “sentimiento” y “corazón”, es decir, las alegres y agradables, puesto que esas representaciones
a una disposición y prope-nsíón que se hallaba ya en ciernes pueden ser tomadas también como sensaciones de dolor,
en el temperamento individual y con éste se desarrolló. En Y por serlo, el organismo o la voluntad- total se vuelve
todo caso, esto concebido como patrimonio intelectual, es contra ellas y lucha para eliminarlas, lo cual no impide
lo mismo en un estado originario referido a la organización que en las representaciones se contengan fragmentos que se
total de la existencia psíquica, que dependiendo luego reciban con agrado, y hasta en los cuales “el alma se
únicamente del órgano pensante, con lo cual es llevado deleita”. .
a un nuevo orden que entonces, naturalmente, es más
sencillo porque (en lo posible) se compone de puros ele-
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de conformidad con la representación o idea,
retenida en la
mente, del fin a que esta nueva cosa deba servir cuanto sentida o consciente; una tendencia general e indefi-
(según la
voluntad del autor) y tenga que servir (según nida (actividad, fuerza) que en aquellas formas se convierte
su opinión
Y esperanza), de suerte que como cosa perfecta resulte en especial y definida: la posibilidad de la probabilidad de-
apro- terminada. El sujeto de la voluntad esencial, hasta donde
pjada para hacer clases especiales de trabajos. Por
su condi- sea idéntico a esta su materia, se comporta con respecto a sus
ción: un órgano como unidad sólo. existe
en relación con
la unidad de un organismo y no puede separa formas como la masa de un organismo, concibiéndola con
rse de él sin abstracción de su figura, con respecto a esta figura misma y a
perder sus cualidades y energías que lo caract
ahí que su individualidad sea sólo deriva erizan; de cada uno de los órganos; es decir, no es nada fuera de ellos,
da o secundaria;
0o es otra cosa que el cuerpo total expresado o difere es su unidad y sustancia. Sus formas crecen y se diferencian
de modo especial; pero éste, y por medio nciado
de él también el por su propia acción y ejercicio. Pero sólo en parte muy in-
órgano, es lo único individual Por significante se opera este proceso gracias al trabajo peculiar
su materia y, por consi-
guiente, también lo único realmente del individuo. Las modificaciones en que éste se haya desarro-
individual, por lo
menos con tendencia progresiva a la llado, son transmitidas por é| a sus procreados en forma in-
individualidad, de lo
que aparece y puede presentarse en cipiente (y también a título de formas de voluntad por su
toda experiencia. Por
el contra'no, una herramienta es por su materi material), y éstos las desarrollarán —si las circunstancias
a igual a todas
las demás y constituye sólo una son propicias—, y con la misma determinación seguirán
cantidad determinada de
materia que puede ser reducida a unidad ejerciéndolas, fortaleciéndose con el ejercicio y el uso o espe-
es ficticias de átomos
y concebida como compuesta de ellos. cializándose, a su vez, por especial aplicación; —pero en su
Su unidad propia
consiste sólo en la forma, y ésta sólo devenir y crecer, el ser individual repite todo ese trabajo de
idealmente es recono-
cida, es decir, por la tendencia y sus antepasados; de un modo peculiar, acortado y hecho más
referencia a un fin o uso.
Pero como tal cosa, puede pasar de fácil—, La materia de la voluntad electora es libertad,
hombre a los de otro, y puede ser
la mano y poder de un en
empleada por todo el cuanto ésta está en el pensamiento de su sujeto, como la
que conozca las reglas de su aplicación. masa de posibilidades o fuerzas del querer y del no-querer,
Su existencia indi-
vidual y aislada es perfecta hasta hacer y no-hacer. Posibilidades ideales — materia ideal. Los
ese límite; pero es muerta
porque no se nutre ni se reproduce, dedos del pensamiento toman una cantidad de esa materia,
sino que se gasta, y
sólo ?“ºde volverle a dar existe la sacan y le dan una forma y una unidad formal. Esta cosa,
ncia semejante el mismo
trabajo ajeno a ella, el mismo espírit la voluntad arbitraria formada, está pues, en poder de su
u, gracias al cual fué
producida; fabricándola a su image autor que la retiene y la aplica como su fuerza al obrar.
n o según la imagen
anterior a ella. Obrando disminuye la cantidad de sus posibilidades o gasta
su fuerza; hasta ese momento podía aún (de acuerdo con
su ideación) no-hacer eso (dejar de hacerlo) ; pero al hacerlo
§ 20 desaparece de su esfera esta posibilidad, a la par que la opues-
ta, del hacer, puesto que una posibilidad ideal puede anularse
La materia (psiquica) de que se convirtiéndose en -realidad o en imposibilidad. El haber que-
hacen las formas de la
voluntad esencial humana, es la volu rido anteriormente un acto posible puede considerarse como
ntad humana simple-
mente o la libertad, La libertad no las dos posibilidades y empequeñece la otra, y ello tanto más
es en este caso otra cosa
que la posibilidad real de vida Y cuanto más probable sea en la idea la ejecución y prosecución
acción independiente en
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del hecho, o cuanto más claramente se presente la idea, en acto a modo de causa y, por lo tanto, exigido, impuesto,
virtud de su mera existencia, como causa necesaria y abso- requerido, por el deseo y voluntad. (de un final, éxito o fi-
luta del hecho. Pero aun en cuanto tal causa, es sólo un nalidad) propios, es una negación pura y simple; un manda-
instrumento, y, en realidad, a través de él actúa el sujeto miento que uno se dirige a sí mismo, una coacción que uno
que al propio tiempo es pensador de la idea y realizador del se hace a sí mismo (principalmente en la idea). “Yo quie-
hecho. 10"’ significa en este caso tanto como “tu debes” o “te encar-
0". Se está en deuda con la finalidad, es decir en deuda con-
sigo mismo. De esta suerte, en las ideas y en la acción, los
§ 21 * elementos de placer o signo positivo y los de dolor o signo
negativo están entre sí como excluyéndose y anulándose.
Pero, por otra parte: lo que la acción en la realidad (con-
cebida a base de este punto de vista subjetivo), lo es comple-
tamente la voluntad de ella en la idea que la precede, a
§ 22
saber: uso de medios, los cuales, para ser concebidos como
tales, son totalmente dependientes del pensamiento, de suer- En el terreno de la realidad y de la voluntad esencial no
te que la misma voluntad arbitraria (pensada) no es sino
hay ninguña posibilidad doble, ninguna opción a querer o
la existencia de estos medios siempre y cuando en una unidad
no querer, antes bien posibilidad y probabilidad son idén-
y forma haya sido puesta determinada cantidad de ellos
ticas a fuerzas y significan la actividad misma —de un modo
según parezca apropiado al fin que a cada momento se per- imperfecto—, que es contenido y realización de ellas. Lo que
siga. Pero aquellas posibilidades ideales ya no son de igual
en forma de sector aislado puede separarse de ellas, es sólo
valor al concebírselas de esta suerte como medios para un
fenómeno y manifestación de una cosa persistente, perma-
placer que se quiere alcanzar, sino que ellas mismas son ele- nente, que mediante esa función no sólo se conserva sino que
mentos de placer, y se hacen mucho más claras cuando
la (en ciertas condiciones) incluso se robustece y aumenta, ya
idea les da cuerpo como cosas, dividiendo así, como si dijé- que es alimentada a base de una reserva de conjunto que,
ramos, la libertad en sectores separados; de suerte que el que a su vez, se alimenta y conserva por sus contactos y acciones
obra parece entregar, si no una cosa real, por lo menos un recíprocas con las cosas que la rodean y limitan: como tal
sector de su libertad. —Entendiéndolo de este modo, toda puede ser entendido tanto psíquica como físicamente. Es ser
acción es una compra, es decir, adquisición de lo ajeno por como pasado, como sido; por el contrario, la posibilidad
entrega de lo propio. Y este concepto puede resultar más o contenida en la voluntad electora es -ser como futuro, como
menos conciliable con la realidad. Lo que se recibe son goces irreal. Aquello puede ser experimentado, sabido, por todas
o bienes (es decir, cosas como posibilidades de goces) ; lo
las clases de sensación, porque conocido y cognoscente son
que se paga, elementos de placer, medios, sectores de liber-
lo mismo, tan real lo primero como lo segundo. Pero la
tad o bien otros bienes—, Pero aun cuando esta encarna- futuro, únicamente por el pensamiento conocido y sabido,
ción venga a ser como retirada restableciéndose el concepto está frente a él como un objeto distinto y separable de la
meramente sujetivo de libertad, es la posición absoluta actividad misma; objeto como algo producido, formado, fin-
(auto-afirmación) del pensamiento. Luego, por el contrari
o, gido, pero en un sentido aminorado y más general como la
la idea de la voluntad arbitraria, que, con respecto
al engra- creación susceptible de hacerse luego por el pensamiento a
naje de la naturaleza pone como necesario un determinado base de esta materia imaginaria; y, por otra parte, lo que
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FERDINAND T 6 N N I E § COMUNIDADYSOCIEDAD
en aquel caso se entiende por producción, es, aunque con la érgano especial — voluntad especial y (por ejercicio) una
co-actividad creadora del sujeto, movimiento de la materia aptitud especial, al igual que la vista se convirtió en una acti-
organizada misma, cuya perfección se halla concebida ya en vidad semejante (animal-general) con respecto a la luz ya
su inicio, de suerte que de lo mismo indeterminado se obtie- los objetos iluminados, y la vista en ojo, y al igual que
ne siempre lo mismo más determinado. En cambio, en el éste es sólo un órgano en perfecto enlace con el órgano cen-
último caso, es necesario que primeramente tenga lugar una tral del que es enervado, y con el hogar vital, el corazón,
disolución en elementos iguales (tan iguales como sea posi- de donde es nutrido —nutrición que, a su vez, depende de
ble) para que éstos puedan ser combinados en las formas su misma actividad peculiar—, podemos también, por lo
y cantidades que se quiera. Y .lo propio reza, entonces, del tanto, desarrollar, conservar y nutrir órganos especiales para
concepto de voluntad esencial del último: todo' poder implica nosotros, aunque de realidad únicamente psicológica, a base
un deber (no ideado, sino real) y un suceder (no distinto de amor y esmerados cuidados (amplecti) de seres y cosas;
del deber), que sea como su entelequia y resultado de un o, mejor dicho: desarrollar especializándola nuestra general
desarrollo, en condiciones dadas, al igual que el fruto resulta energía orgánica de amor. Y además: por medio de amor,
de la flor y el animal del hucvo. Es una misma cosa bajo por comunicación de nuestra energía esencial al exterior, en
circunstancias transformadas. Y así se conduce el principio | la medida de su intensidad y duración, y según la proximi-
1
y medio de todo trabajo con respecto a su consumación, la |
| dad en que lo exterior se halle de nosotros, por nosotros
obra. En este caso, lo entregado no es una cosa y lo recibido i sea sentido y reconocido, como si dijéramos retenido por el
'
otra, de suerte que de otro modo nada tengan que ver entre intelecto, y, por lo tanto, recibiendo constantemente de la
sí, más que la circunstancia de que lo uno sea el precio de corriente de la vida una participación metafísica — así es
lo otro —al igual que el mero imprimir forma a una ma- y deviene y permanece él mismo, a modo de vivo-activo,
teria extraña puede ser entendido de suerte que la cosa deter- activo desde mí y por mí, igual a un órgano, mi “propio”
minada se haya comprado mediante ese trabajo—; antes bien orgánico y genuino, emanación no singular sino duradera
la materia, que en realidad está siempre viva en una u de mi ser, de mi sustancia. De esta suerte todo cuanto res-
otra cantidad, es tomada, y mediante una asimilación recí- pira y actúa es como si fuera mi criatura: lo que yo procreé
proca afluyen a ella las fuerzas del ser propio, que se hacen o parí, lo que se ha tomado y derivado de mí por cría y
Y permanecen vivas en ella, como en el acto de la procrea- cuidado, alimentación y protección; por último, lo por mí
ción y de todo crear y pensar artisticos. Esta concepción se creado y elaborado, efectuado y formado, por mi espíritu
basa en la ley, de significado general, de que toda modifi- y por mi arte. Pero a todo eso, le pertenezco yo en alguna
cación orgánica, en cuanto incremento de la agendí potentia medida como ello me pertenece a mi. Como también el cuerpo
(de la fuerza del obrar), se desarrolla y crece gracias al agere pertenece al ojo tanto como el ojo al cuerpo — bien
que
(al actuar) mismo, gracias a la función (y toda aminora- en sentido más reducido, pues el cuerpo puede seguir viviendo
ción, estancamiento o muerte se' produce por el no uso, es sin el ojo, pero no el ojo sin el cuerpo.
decir, por el no vivir y no querer, por cesar la renovación
- de la sustancia celular y de los tejidos). En efecto, esta ley
se amplía a la proposición de que también por la actividad
con respecto a algo externo, es decir, orientando a eso la
propia voluntad, utilizando la- fuerza propia para la elabo-
ración y cultivo de ésta, debe formarse algo así como un
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FE RDINAND T 6 N N I E §
COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
correr tanto más el peligro de atrofiarse por desuso los com- embargo, no tenga de común con el natural o procedente
plejos sentimentales e ideológicos que constituyen lo especial de la voluntad esencial más que el nombre, nombre fundado
o individual de una voluntad esencial, sino que, además,
en que gracias a ambas los fenómenos variables son referidos
tiene lugar un antagonismo directo en cuanto estos comple- a un soporte permanente o sustancial. Éste, pues, o sea el
jos apartan la voluntad arbitraria y. se oponen a su libertad carácter como es entendido en general, se alimentará, por
y dominio, mientras que la voluntad arbitraria aspira lo regular, de ese doble manantial, o bien la conducta, obrar
a eman-
ciparse primero de la voluntad esencial y luego a disolverla, Yy juzgar (discursos) normales, resultará en parte de la (pre)
aniquilarla o dominarla. Estas relaciones se hacen visibles disposición, el ánimo y la conciencia (moral), y, en otra
con la mayor claridad cuando tomamos y recibimos concep- Pparte, ya sea mayor, ya menor, de la ambición (interés), el
tos empíricos neutrales para investigar en ellos esas tenden- cálculo y la conciencia (intelectual). En todo caso, conviene
cias: conceptos de la naturaleza humana y de condición tener presente cudn poco suele y puede seguir el hombre su
psíquica, concebidos como correspondientes y sirviendo propia voluntad y sus propias leyes, sobre todo de modo
de
fundamento a la conducta realmente seguida, que directo.
en ciertas
circunstancias se opera de un modo regular. Esa cualidad
general puede ser más favorable y apropiada a la voluntad
esencial o aa voluntad arbitraria. Los elementos $ 26
de una y
los de la otra clase pueden encontrarse y mezclarse
en ella
Y ocuparla y definirla en mayor o menor escala. Ahora Pero para una contemplación mental, nuestros sentimien-
bien,
cuando esta cualidad se distingue, a su Vez, según tos son provocados por la conducta de los hombres de un
que apa-
rezca principalmente en la vida orgánica, en la animal modo análogo a como lo son por objetos externos; es decir,
o en
la mental, del hombre, pueden obtenerse los siguientes con- no meramente en el sentido de que. despierten en nosotros
ceptos conocidos: la afirmación y la negación, sino que los mismos estados y
acaecimientos psíquicos son juzgados como si las sensaciones
1) Temperamento, fuesen análogas a las del sentido del tacto y de la tempera-
2) carácter, y tura, a los tipos más generales de la propia percepción di-
3) modo de pensar. ferencial. En efecto, la oposicién entre líquido y seco, blando
y duro, caliente y frío, suele ser aplicada en el habla po-
Pero estos conceptos tienen que ser desvestidos pular (aunque no en la misma medida) a las diferencias
de toda con-
notación en virtud de la cual signifiquen algo del ser y la conducta humanos. Lo líquido (desbordante) ,
idéntico a la
““esencia” o voluntad esencial del hombre, o reducidos blando y cálido es atribuído a los “sentimientos”; de esa
al sen-
tido, puramente lógico, de “disposiciones”, conce
bidas como indole es la materia cuando rica en movimiento interno:
correspondientes y precedentes a la realidad prome de ahí que la individual y organizada, y también la vida,
dia. Pero
esta situación puede presentarse también del sea a menudo comparada con una corriente y con la llama.
siguiente modo:
además de las propiedades dadas, apriorística Por el contrario, las últimas partículas de la materia, sopor-
s para la volun-
tad arbitraria, que puedan concebirse como tes de efectos mecánicos, se conciben pura y-simplemente
inherentes a la
esencial y también en oposición con ella, la como sólidas, duras y frías, desprovistas de movimiento in-
voluntad arbitra-
ria puede prepararse sus nuevas Yy especiales
propiedades y terno. De este modo se considera también el mero pensa-
hacerse algo así como un carácter artificial, etc., que, sin miento y el entendimiento: así también su matería y lo que
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FERDINAND T 6 N N 1 E §
COMUNIDADYSOCIED
AD
él saca de ella. Por lo tanto, es de comprender que un tem-
peramento etc., en que preponderen las figuras de la volun- bre, y se estampa en la verdadera obra al igual que la natu-
tad esencial, sea calificado con los predicados primeros, y raleza y fuerza de todo organismo se expresa de uno u otro
cuando preponderen las de la voluntad arbitraria, con los modo en todas sus partes, y, del más perfecto, sobre todo
opuestos, ya que lo contenido en la voluntad esencial y lo en sus productos de generación, transmitiéndose por heren-
que de ella sale, debe ser igual a ella misma, y las acciones cia a nuevos seres de su misma especie. Es la vida y modo de
pensadas son los elementos de que se compone la voluntad vivir en cuanto vocación. — O bien la vida es. concebida y
electora. En la primera hay lo concreto y original de los llevada como un negocio: con el fin decidido de alcarizar
individuos: lo que ha sido calificado ya con la denominación una felicidad imaginada como su meta. Pero luego pueden
general de natural. En la segunda hay lo abstracto y hecho, formarse, en todo caso, conceptos y reglas que constituyen,
lo rutinario y .hecho a molde, y esto es lo que quisiéramos demuestran y comunican el método mejor para lograr tal
calificar de aparato. Temperamento, carácter y modo de fin y éxito, de modo y manera que puedan ser comprendidos
pensar son naturales siempre que correspondan al natural, Y aplicados por todo hombre capaz de operaciones lógicas—
y artificiales cuando correspondan al aparato; son entonces las cuales, en realidad, son efectuadas por todos y en todas
una “esencia” adoptada (afectada) y llevada para exhibir, las actividades. La naturaleza de toda esa teoría se hace pa-
un “papel” desempeñado. tente con la mayor claridad por medio de la mecánica. La
mecánica misma no es otra cosa que matemática aplicada.
La matemática no es otra cosa que lógica aplicada. El prin-
827 cipio de la mecánica aplicada puede formularse con carácter
de general en los siguientes términos: obtener la más elevada
La vida o querer humanos (y, por lo tanto, la totalidad cantidad posible de efecto útil con la menor inversión posible
de las actividades humanas) se considera: Bien como un de fuerza o trabajo. Pero el contenido del mismo principio
proceso esencial-orgánico, y, como tal, prosiguiendo en la en relación con toda empresa orientada hacia un objetivo
diversidad de la vida intelectual, proceso que sólo es igual determinado, puede formularse así: el fin debe obtenerse
en todos los hombres en la medida en que lo sean sus cuali- del modo más perfecto posible por los medios más fáciles
dades orgánicas y las condiciones de su desarrollo y de su y simples posibles. O, aplicándolo a un negocio efectuado
existencia, pero diferentes en cuanto éstas se hayan diferen- a causa del dinero: el beneficio más elevado posible con los
ciado. Según eso, el querer no puede enseñarse, como la costos más bajos posibles, o: el más elevado rendimiento
antigua frase de las escuelas tomada de Séneca: Velle non puro posible. Y aplicándolo a la vida considerada como uno
discitur, o sólo puede serlo en el sentido en que lo sea una de esos negocios: la mayor cantidad de placer o felicidad
de las bellas artes, cuyas obras no pueden producirse a base con la menor cantidad de dolor, esfuerzo y molestia; con
el
de reglas, sino que deben surgir de propiedades corpóreo- mínimo sacrificio de bienes o energías vitales (trabajo) .
espirituales peculiares, especialmente de una fuerza e ins- — En efecto, en todos los casos en que haya de alcanzarse un
piración orientada en este sentido, de la fantasía creadora fin, será necesario tenerlo a la vista de un modo claro y de-
del artista. El aprender no es en este caso otra cosa que el terminado— como un blanco visible de tiro en el ojo cor-
crecimiento, el desarrollo de un talento innato, a base de poral y, por lo tanto, como finalidad en el punto de mira
ejercicio y de imitación. La actividad artística es un sector del pensamiento—, que con tranquilidad y sangre fría se
de este modo de vivir, de hablar, de crear, propio del hom- reflexione cuáles son los medios mejores, más seguros y más
fáciles para alcanzar el designio del modo más perfecto; por
. 178
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FERDINAND TONNTIES COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
último, que estos medios sean agarrados como si dijéramos lo que puede un hombre con la única condición de que lo
con mano firme y puestos.en práctica del modo y manera quiera. De este modo y manera no puede aprenderse, desde
reconocidos como eficaces. Es necesario, pues, 1) apuntar luego, ningún arte, ningún oficio, pero sí lograr hacer
bien, 2) juzgar bien, y 3) obrar bien. Lo tercero es decisivo arterías. Y una de esas arterías es el querer mismo, concebido
y está más cerca del final que todo lo-demás; a él, a su vez, como voluntad arbitraria y, por lo tanto, como separada del
están subordinados lo 1) y lo 2), en su calidad de medios obrar y como anterior a él; pero no como algo que siempre
con respecto a este su objetivo. Ahora bien, como el obrar pudiera hacerse con tal de querer, sino que se hará de un
bien es sólo un medio, a saber, para provocar u obtener el modo necesario y seguro (no meramente posible y probable)
éxito deseado, resultan de esas actividades intermedias reque- en cuanto se descubra y se sepa que verdaderamente es “lo
ridas por este fin tres especies equiparadas entre sí: 1) la mejor”. La capacidad necesaria para ello es la humana ge-
tensión del espíritu o la representación de lo deseado, o la neral del pensamiento (al igual que la de la percepción sen-
atención voluntaria, es decir, asociada a ideas; forma que sible es propia de los animales en general), en cuanto éste
sirve de base a todas las demás actividades voluntarias: opera a un tiempo conocer y querer. Ahora bien, como el
como si se enfocara el telescopio hacia la cosa; y, con respecto obrar hará siempre lo que sepa como más provechoso con
a lo que se quiere lograr, el auto-conocimiento, el entendi- respecto al fin que se haya propuesto. Y esto tiene que ser
miento del propio interés, es sinónimo de ella. Pero todos reconocido como cierto en la medida en que el hombre se
pueden ser ilustrados sobre este punto, encontrar un conse- aproxime al concepto de un sujeto puro (abstracto) de
jero que les enseñe la ventaja que ellos no saben ver, que voluntad arbitraria—. Por el contrario: cuanto más se aleje
“les abra los ojos”, que “les llame la atención”. 2) Para de él, tanto más afectará el juicio a todo su ser y a su estado
juzgar bien se necesita poseer conceptos justos de los valores total, en el que las ideas precisamente presentes sólo cons-
relativos de las cosas y de los efectos seguros o en cierta me- tituyen un factor destacado, y por él habrán de explicarse
dida probables de los modos de obrar humanos. También luego las actividades suyas observadas a cada momento.
estos conceptos pueden transmitirse ya hechos, como instru- Entre ellas se cuenta también el pensamiento mismo, que
mentos de medición, cuya aplicación se presenta en general puede formar múltiples y complicados engranajes de ideas
como evidente en sí. 3) Esta aplicación o el obrar debido, según las dotes, costumbre y humor de su autor y según los
consistente en la distribución adecuada de los medios y estímulos que precisamente actúen sobre él; pero en par-
fuerzas existentes, es lo menos susceptible de ser adquirido ticular, para sus actuaciones futuras le da a él mismo leyes
de modo directo, y; sin embargo, tiene también sus métodos con vistas a objetivos impuestos y determinantes; trabajo
especiales y comunicables, que luego, no tanto exige conocimiento de sus propios mé-
todos como conocimiento el más perfecto posible de los me-
dios disponibles, de las circunstancias favorables y contrarias,
§ 28 de las probabilidades propicias o' azares adversos, puros
Juicíos y ciencia clara y distinta, susceptible de ser recibida
Por lo tanto, la condición decisiva es el conocimiento ya hecha, desde afuera por lo menos en su generalidad apli-
adquirido, el saber cómo deba hacerse, y se presupone que cable al caso dado; y en la medida en que esto ocurra, el
todos pueden ejecutar fácilmente y por sí mismos las acciones trabajo propio sólo consistirá precisamente en la aplicación,
que son aplicación de ese saber —las aptitudes humanas es decir, en parte en sacar conclusiones, en parte en poner
generales son suficientes a este efecto, y no se exige más de en juego y tener en consideración los factores dados; lo
' 180 181
FERDINAN
D TÓNNIES
— primero, cuando son máximas eí COMUNIDADY
SOCIEDAD
£ o reglas, lo segundo, cuando
hechos o sucesos, que pueden
—
ser sabidos o bien tenidos por que realmente: es el discurso
Probables, supuestos o esperados, y el pensar
mismos donde
de suerte que se “cuenta” la esencia humana Y la condició
n del alma individual se
manifiestan más claramente en su
desarrollo más especial
y más peculiar, el arte común del
hombre, como lo es del
insecto el tejer su nido, y del pája
ro el construir su nido
Y el cantar. En este caso vuelve
a plantearse siempre la
cuestión: ¿cómo logra el ser
saber eso? y la contestación
es siempre la misma, triple:
por esbozos innatos y su
desarrollo; por repetición (de las
tentativas) y también
por ejercicio; por aprendizaje
e imitación, es decir, por
nombre haberlo recibido del que sabe ya,
de lógica: un Organon de un instructor enten-
de la ciencia, la doctrina dido y. cooperante, solidario con
él. Inclinación y ense-'
flanza nos conducen, cada una de distinto modo, a una
cadena ilimitada de causación. La inclinación es trans-
mitida absolutamente por los progenitores y mediante un
mitida; sólo su desarrollo es la activida
cialmente orgánica, del ser dota d, a su vez esen-
do (para lo cual deben ser
favorables otras circunstancias,
Y también ayuda la crian-
Za cuidadosa como prosecución
o complemento mentales
de la generación). El aprender
es cosa’ totalmente propia
del ser, y en el hombre acti
vidad esencialmente mental,
Pero es estimulada también
por los expertos, ancianos y
enterados (padres u otros),
con el propio esfuerzo, de
suerte que aprender y ense
ñar se ayudan y completa
mutuamente. En cambio, la n
Práctica, la actividad y tra-
niéndose en lo sucesivo éstas por aquéllas y apareciendo y método es que el hecho que se rija por ellos, que se sirva
bajo su dependencia. Y así son, en particular, los conceptos de ellos, tenga realmente el éxito deseado e imaginado,
hechos como si fueran herramientas o instrumentos y que, pues su verdad y bondad estriban en que aquéllos sean
como las cosas del mundo exterior, pasan de mano en mano. apropiados, convenientes y útiles. —Pero del mismo modo
En calidad de tomadores y aplicadores de esos conceptos, en que en este caso se comporta el conocimiento con respecto
todos los hombres son iguales entre sí, pues todos pueden al acto finalista que es adopción del acuerdo, así se com-
comprender y por consiguiente retener en la memoria cómo porta en todas las partes en que se refiere a la formación
hay que hacer una cosa, a condición de que se [es demuestre lo más útil o acertada posible de instrumentos de la vo-
lo correcto; la demostración se dirige a la fuerza humana luntad como tales—. El instructor y consejero se comporta
en general de la razón (es decir, del pensamiento lógico) de otro modo, cuando no se trata tanto de comunicar ver-
que por correcta debe “comprender” como realmente dades como de crear y desarrollar la capacidad para deter-
válida la proposición demostrada, el juicio, es decir la minadas tareas, precisamente en la medida en que esta
relación de conceptos en él sostenida. De esta suerte se hace capacidad puede ser una fuerza mental. Entonces, aquél
objetiva para la razón una “verdad” como para el sentido mismo debe ser un maestro o por lo menos un experto y
un objeto. Y no es otra cosa la asignación de un medio al prictico en este arte, o, cuando se necesite la forma de
fin retenido y la aceptación de ese “consejo”. Pero ninguna comunicación. de una doctrina y sabiduría, encontrar o
conclusión podría sacarse con mayor fundamento que la provocar por lo menos fe y confianza; dirigirse a la buena
siguiente: quien decididamente tiene presente un fin y des- voluntad en vez de a la razón: requerir ensayos y esfuerzo
cubrió -claramente los medios para lograrlo, acudirá tam- más que criterio y comprensión.
bién a estos medios y los aplicará cuando estén en su poder
o intentará obtenerlos cuando no lo estén. Por lo tanto,
en este caso el mentor y maestro puede hacerlo todo desde § 32
afuera, y, sin embargo, no hace más que indicar o señalar
un método bueno, o los medios y caminos para llegar a De modo más intenso o más débil, las formas de la
un fin, como si fueran una cosa real: comprenderlos, to- voluntad esencial actúan y operan siempre, porque pertene-
marlos y utilizarlos es cosa propia del adepto; se presupone cen a la vida; pero de modo más decisivo aparecen, en
que tiene para ello la aptitud general, pues al demostrante forma de motivos, en las ocasiones en que el contenido a
como tal no le importa que ésta sepa arreglarse para llegar que se refieren es objeto de algún modo de cuestión o
a su total desarrollo. El demostrante, en cuanto instructor eleccién. Este contenido constará especialmente de normas
o consejero, tiene en este caso una misión y asunto limi- o leyes susceptibles de desarrollarse de lo general e indefi-
tados, que puede cumplir, comunicando su realización al nido a lo especial y definido. —Las formas de la voluntad
otro para que éste utilice como propio el contenido de electora se aplican realizándose. Así ocurre cuando el sujeto
aquélla. Para el efecto del conocimiento y del ‘método las fija pensándolas y por medio de una acción medida-
adoptado conocido, del consejo aceptado (que es la resolu- definida hace como si consumara su imitación y trans-
ción y con ello el hecho) resulta indiferente que haya sido misión a la realidad. Pero la labor y finalidad de esas for-
creado y elaborado espontáneamente por el sujeto o que mas estriba en actuar de móvil bien una sola vez, per-
éste lo haya recibido y tomado ya hecho. Pero lo que dará diendo luego su valor o utilidad una vez la cosa hecha,
la confirmación de la verdad y bondad de ese conocimiento bien regularmente en determinadas circunstancias. El pro-
186 187
F E RDINAND T 6 N N I E § COMUNIDAD S OCIEDAD
greso de su contenido pasa de la norma aislada, por medio de libre en el sentido de que en virtud de la perfección
de adición y recopilación, a normas vastas y totales—. Sólo de sus condiciones internas y externas no esté en todo
en la medida en que la voluntad siga y se rija por esas sus instante supeditado y determinado de modo perfecto. La
normas y leyes propias, es-decir, su agrado sentido y gusto verdadera libertad de la voluntad estriba en su existencia,
naturales (en favor o en contra-de algo), sus costumbres, que es un modo de la sustancia incausada, inconceptual,
sus ideas (las asociaciones de éstas en la memoria) y, por infinita, entendida según el atributo psiquico; pero no en
lo tanto, a grandes rasgos: sus inclinaciones, sus sentimien- cuanto es modalidad, sino en cuanto es substancial ella
tos, su conciencia moral, estas leyes internas, —o bien misma. Además, hay una libertad imaginaria para el
obedezca las reglas externas que se haya propuesto por su pensamiento del hombre en cuanto piensa como objetos
ambición, cálculo o conciencia (intelectual): sólo en esta sus actos y omisiones, como pudiendo elegir cuál de ellos
medida es libre y dueña de sí misma la voluntad, puesto tome, o bien en cuanto él hace y compone su voluntad
que esas son determinaciones de la libertad en las que ella misma, y, por lo tanto, en verdad, como dueño y creador
misma se conserva como en sus formas mnecesarias (aun libre de esta su criatura ideal.
cuando las formas de la voluntad arbitraria son al propio
tiempo negaciones de esa libertad). Y de esta suerte se com-
porta con la ruda y material libertad de la posibilidad la
refinada y definida libertad de la realidad, pues voluntad
y libertad son la misma cosa. Pero todo querer, como todo
movimiento, es necesario en cuanto contenido en la natura-
leza de las cosas, y libre en cuanto, como cuerpo individual
o .como voluntad de organismo individual, es su objeto.
Así es libre y necesario al propio tiempo el movimiento de
la gota de agua que al caer sobre la piedra parece buscar su
camino de descenso y lo encuentra en la línea de la menor
resistencia o.de la máxima atracción: libre, en cuanto la
situación y dirección que a cada momento tenga, está
determinada por su fuerza y factor propios;' necesaría, en
cuanto lo está por otras fuerzas y factores extraños. Así
también hay que explicar en parte como procedentes de su
propia voluntad y en parte como debidos a la presión de
las circunstancias los más elevados movimientos espirituales
y racionales de los hombres, y hasta el punto en que la
voluntad esté sometida a esas circunstancias, carecerá de
libertad o estará coaccionada. Pero en este caso debe-
mos presuponer como verdad lógico-apriorística entendida
que nada —ni una cosa y su cualidad, y, por lo tanto,
tampoco ninguna forma de voluntad esencial o arbitraria,
ni un movimiento o acto de voluntad— puede ser calificado
188 189
CAPÍTULO II
SIGNIFICACIÓN EMPÍRICA
$ 33
activa la vida del macho, porque le corresponde atender a cuando los datos son acciones queribles y sus efectos —pro-
la alimentación, y sobre todo el trabajo de lucha, necesario bables o ciertos—, y se elige (toma) o forma la idea de
para el ataque y la captura y hasta debe esforzarse en dar determinado querer como pura consecuencia del pensar en
muerte a sus rivales para la misma adquisición de la hembra. un efecto deseado (completamente distinto de ella). Pe-
Pero como cazador y apresador se-siente incitado a escudri- ro cuanto más un resultado como ese se encuentra escon-
fiar las lejanías con la vista y el oído: ejercita estos órganos dido en el futuro, tanto más se necesita de penetración
sensoriales los más activos y autónomos, los agudiza para intelectual, que se adelante, no en el espacio, sino en el
la percepción de cosas lejanas y con ello supedita más a la tiempo, para medir y regir por ella lo pensado de otro
voluntad su uso, es decir, los hace más dependientes del modo. Y esta perspicacia necesita ser ejercitada por el hombre
estado total propio y menos dependientes de las impresiones varón por la sola circunstancia de corresponderle la je-
directamente recibidas (fenómeno que el lenguaje usual y fatura y dirección por lo menos en todos los actos comu-
fisiológico califica precisamente de “voluntario”). (Pero nes dirigidos al exterior: dirección que resulta natural
la vista se presta a ese perfeccionamiento y tensión en grado por ser él más fuerte y combativo, y también más move-
muy superior al oído.) Por esta razón tiene mayores pers- dizo y ágil, ya que la mujer, por el contrario, puede ca-
pectivas de capacitarse para la percepción y apercepción lificarse de sedentaria y pesada. Pero un nómada, y espe-
activas y propias de un hombre que como con órganos cialmente el que se adelanta a la cabeza, necesita perspicacia:
prensores toma y elabora el material de las impresiones, y cautela y previsión en todo sentido; tiene que acabar
estructura sintéticamente en su conjunto los fragmentos y por acostumbrarse a juzgar: a decidir qué es lo mejor que
signos dados. Y es por esto, por esta atención despierta, deba hacerse en determinadas circunstancias. Del presenti-
por ló que —como dijimos ya— crece y se desarrolla el miento de un mal que se avecina, desarróllase la suposición,
entendimiento y la retentiva animal: órgano al principio los indicios se convierten en argumentos, y el conocimiento
en cierne y que luego se perfecciona a cada generación y de iguales peligros determina los planes. El jefe debe pensar
tiende también a.transmitirse hereditariamente al género asimismo cómo deberá conservar el orden en el interior de
femenino. Aunque, desde luego, la actividad del entendi- su grupo, de su expedición. La decisión para la lucha fo-
miento no sea aún pensamiento, ni mucho menos, es, sin menta y educa las cualidades que distinguen al juez: la
embargo, una preparación para él, en cuanto actividad inte- balanza es el símbolo de la justicia, porque da las propor-
lectual - susceptible de consumarse con independencia de los ciones objetivas, verdaderas y reales, entre hacer y sufrir,
estímulos directos de la vida (sin concomitantes) e inde- tener y deber, derechos y obligaciones. En efecto, especial-
pendientemente de las impresiones directamente recibidas mente cuando se trata de atribuir a cada uno de lo suyo
(o sea, lo que de su propio acervo añade el entendiminto a para que lo goce o soporte, es necesario comparar el tamaño,
los estímulos recibidos y eficaces, con lo cual se pone de peso, utilidad o belleza de cosas aisladas o convertidas en
relieve la verdad de lo que expresaba el filósofo griego: de tales, de animales o personas capturados, de fincas o herra-
que es el entendimiento el que ve y oye, y que todo lo demás mientas. Y de la comparación general resultan las actividades
es sordo y ciego). En efecto, la comparación de datos efec- formales especiales: medir, pesar, cálculos de toda clase;
tuada con esa aterición despierta, perceptibles únicamente todos los cuales. tienen que ver con la definición de canti-
en virtud del recuerdo que opera con signos verbales, y su dades y de las proporciones existentes entre ellas. Pero a
disolución y recomposición, es lo que constituye el verda- ello se añade también el pensar causal, en cuanto se trata
dero pensar (el abstracto) ; y constituye voluntad arbitraria -de poner de lado un acontecimiento anterior con otro pos-
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CIEDA\D
FERDINAND T 6 N N 1 E S COMUNIDADYSO
ior de modo inopi-
terior ateniéndose a su contenido objetivo —digamos en a las impresiones que vienen del exter
del bien próximo, pre-
lo sucesivo: ateniéndose a la cantidad de su energía. Y en nado e inesperado: prefieren gozar
la felic idad lejana, futura
ello se basa todo proceder científico, como el que, por sus sente y corriente que ambicionar
apasi onada es la reacción de
rudimentos, ‘se encierra también en todas las empresas y y rara. Tanto más decidida y o desagra-
icaci ones agrad ables
artes prácticas, aunque también en 'este caso suele exigirse su voluntad ante las modif
bilidad, como
siempre más bien intuición y sentimiento directos de lo dables de su estado; de ahí, entonces, la sensi afirmativos y
os
acertado que conocimiento y conciencia de las proporciones facultad intermediaria de estos sentimient
lo tanto , de disti nguir entre lo bueno y lo
y de las reglas. Pero se suele suponer que esto último es i negativos y, por
siempre lo originariamente dado y que lo primero surge malo, entre lo bello y lo feo, que se desarrolla y refina de
|
paulatinamente de esto a base de asociaciones amalgamadas i un miodo muy superior al conocimiento de los objetos y pro-
entre sí. Sih embargo, como resulta ya del comentario
1
i cesos (al conocimiento objetivo) . El último (ya como per-
antex:ior, no aceptamos esta teoría más que con grandes cepción) se obtiene de preferencia por la actividad tensa del
con la ayuda del tacto; aquélla corres-
modificaciones, puesto que una cosa es ese conocimiento ojo y luego del oído,
a la sensación en
cuando bebido, por decirlo así, por un espíritu preparado ponde principalmente (aunque también
o y del gusto y
a priori y por un talento formado de sí mismo, y otra general) a los órganos especiales del olfat
a de la mujer, y
cuando, sin tal presupuesto, resulta externamente apropia- sólo necesita apercepción pasiva. Es propi
ión directa con las
do, captado y utilizado. De la primera clase, es igual a una lo es también, por lo tanto, toda la relac actividad
toda
lira tocada por el que sabe; de la otra, a una caja de música cosas, característica de la voluntad esencial. Y
modo directo, ya sea origi naria mente , ya mediante
que cualquiera puede poner en movimiento. Lo propio ocu- que de
como consecuencia y
rre con el saber de lo justo: o bien, ya por su naturaleza, es el hábito y el recuerdo, se manifieste
una conv.ivencia con ello por íntima convicción y fe viva, modalidad de la vida misma, y, por lo tanto, todas las
nes, de movimientos
o es y sigue siendo un concepto muerto, del que uno se expresiones y estallidos de inclinacio
radas por la conciencia (moral),
apropia para ponerlo en práctica. Lo primero es cosa del emotivos, de ideas inspi
directo y apa-
noble; lo segundo de cualquiera. todo esto es la veracidad y espontaneidad, lo
humano natural
sionado, característico de la mujer como ser
vidad del espí-
en todo aspecto. Y en ello se basa la producti
o elector, del
§ 34 ritu, de la fantasía, que a través del sentimient Aun cuan-
se convierte en productivida d artíst ica.
“gusto”,
crear grandes
Pero en relacién con todo eso, puede hacerse otra consi- do ésta necesite las más veces, para poder
propi as del varón , y a menudo
deración. El hecho de que atribuyamos al varón la ventaja obras, la fuerza y prudencia
stas) que estim ulan y elevan . la ener-
de la prudencia, en modo alguno significa que equiparemos también motivos (egoí
la mejor parte, el núcle o del genio , suele ser de
la prudencia a la fuerza intelectual en general. En cuanto gía varonil,
más gener al del
ésta es productiva, sintética, más bien se contiene en el herencia materna. Y el espíritu artístico la
o, el canto y
espíritu femenino, puesto que así como en la complexión pueblo, tal como se manifiesta en el adorn
nal, en el afán ma-
masc‘ulina prepondera el sistema muscular, prepondera el narración, se apoya en el sentido virgi
itu de presagio
nervioso en la femenina. En virtud de sus actividades más ternal, y en la memoria, superstición y espír
huma no genia l sigue siendo en
pasivas, constantes y desarrolladas en un círculo más redu- femeninos. Así, aun el ser
aleza afemi nada: ingen uo y sin-
cido, las mujeres son en general más accesibles y sensibles muchos fragmentos natur
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6 N N I E 8§ COMUNIDA
D Y SOCIEDAD
F E RDINAND T
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FERDINAND T 6 N N I E S Y
COMUNI DA D
SOCIE DAD
por su concepto, es más bien de carácter pasivo en la mujer porque prefiera una clase de males a otra, una clase menor
(en forma de paciencia, perseverancia). El genio, la volun- de bienes a la mejor; tal vez lo piense así él mismo, y lo
tad espiritual, tiene pareja participación en los dos caracte- lamente, cuando haya logrado su fin; pero cuando refle-
res; basado en la esencia femenina, llega a su consumación xionaba y se decidia, sólo con su propia fuerza mental
en la masculina: es vida y pensamiento interno, oscuro y (según lo presupuesto) podía disponer de los datos por él
pasivo tanto como externo, claro y activo.. sabidos y dependientes de él. El juicio intelectivo de estos
datos era su genuina actividad: podía juzgarlos de otro
modo, no si hubiese querido, sino si su conocimiento hubiese
§ 35 sido mayor y más amplio. La corrección y mejora de la
inteleccién sigue siendo, por lo tanto, lo único deseable:
Juventud y senectud se comportan en la mayoría de para determinar una acción más prudente y, en consecuen-
estas relaciones de un modo igual a la esencia masculina cia, mejor para el sujeto. Por el pensar calculador, impo-
con Ia‘ ferrfenina. La mujer juvenil es la verdadera mujer; luto, se hace libre el hombre, libre de los impulsos, senti-
la mujer vieja se hace más semejante al hombre. Y el hom- mientos, pasiones y prejuicios que de otra suerte parecen
bre joven tiene aún mucho de femenino en su modo de ser; dominarle. Así, a medida que aumenta la edad, disminuye
el hombre maduro, de más edad, es el verdadero hombre. la pasión del amor y de la amistad, y también el odio, el
Por esto se avienen las mujeres y los niños, ya que tienen rencor y la enemistad. Pero desde luego: en amplios sectores,
estas mismas sensaciones sólo adquirirán vida gracias a las
el' _mismo espíritu y se entienden fácilmente entre sí. Los
niños son ingenuos, inocentes, viven en el presente, defi- condiciones de los años más maduros: como el amor sexual
nidos en su modo de vivir y en su vocación sencilla por la y su correlato de celos. Finalmente, sólo gracias a la dura-
nam_raleza, la casa y por la voluntad de quienes los aman ción de las situaciones, la costumbre y el sentimiento per-
y cuidan. El crecimiento o el desarrollo de los gérmenes en sistente, creciente, del valor de ésta, se convertirá en potencia
ellos encerrados (inclinaciones'y capacidades) constituyen formidable que une al hombre con otros hombres. Lo mis-
el verdadero contenido de su existencia. Aparecen como mo puede decirse absolutamente cuando se tienen en cuenta
criaturas verdaderamente inocentes, es decir que aun en el el desarrollo y la madurez intelectuales. De ahí que el apa-
caso 'de que hagan algo malo, lo hacen bajo la acción de un sionado, en cuanto sus pasiones son apetencias y exigen
espíritu, ajeno a ellas pero que las tiene bajo su poder. necesariamente que se las calme y se les dé satisfacción, pueda
Sc")lo mediante el pensamiento y el saber o el haber apren- aplicar tanto más fácilmente la capacidad que tenga a un
d1do' Io‘ justo y el deber, o sea, por medio de memoria y pensamiento astuto, forjador de planes, y ello con menos
conciencia (moral), llega el hombre a ser él y se hace res- consideración hacia otros móviles que en él son aún débiles
ponsable, es decir, sabe lo que hace. Pero esto no llega a su y lo estorban poco: todo ello resultará más fácil, pues, para
perfecta consumación hasta que no ha obrado a sangre fría, el joven que para el anciano. Asimismo, para lograr sus
fines, arrostrará más fácilmente peligros para su cuerpo y
con pre-meditación, en su propia ventaja, totalmente como
ser razonable. Entonces, la ley y la regla ya no están sobre vida, pues viene en su auxilio el valor juvenil, a fuer de tal
él ni en él, sino bajo él y fuera de él, ya no las sigue, siempre irreflexivo. Sin embargo: la condición principal de un pro-
y cuando crea llegar mejor a su objetivo de otro modo, y ceder voluntario sigue siendo la independencia del cerebro
asume las consecuencias de su transgresión, ciertas o pro- que piensa, y su riqueza, con que puede disponer de un
acervo de experiencia acumulada, ya por él mismo, ya a
bables. Puede equivocarse, y puede ser censurado por necio
198 199
FERDINAND TONNIES Y
COMUNI D
SOCIED
DA AD
res-
base de una ciencia exterior que haya asimilado, se hace mitad descendente del curso normal de una vida con
por lo tanto, con mayor razón,
pruc}ente y descubre sus ventajas, es decir las de su cuerpo pecto a la mitad ascendente:
primer
y vida tal vez también, por último, la salvación de su del curso de la vida de un varón. O sea, que en el
alma. Y ésta es la marcha característica del anciano, sobre ia es entre inclina ción y ambició n, y en el
caso la antinom
se
todo cuando todos sus intereses e ideas se concentran en * segundo entre ánimo y cálculo. La tercera oposición que
a nuestro comentarió, se mueve de prefe-
objetivos definidos, sencillos, asequibles por medio de la presenta ahora
al
prud_enc¡a: como, muy especialmente, el aumento del patri- rencia en el terreno mental; afecta al modo de pensar,
monio o la elevación del valer, influjo, honra, que figura saber. Es la oposición entre el hombre del pueblo y el culti-
clases
entre esos fines naturales por su condición de cosas y ale- vado. Es rígida, como la primera, ya que distingue a
grías bienvenidas en todas las circunstancias y por todos los enteras, y, sin embargo, flúida, en cuanto éstas sólo artifi-
h.ombres, pero que sólo obtienen su valor y encanto exclu- cialmente pueden ser definidas, dándose constantemente el
sivos .cuando 1) ya han sido gozados y, por lo tanto, caso del paso de una a otra, y habiendo siempre numerosas
conocidos, V_Z) cuando ya se han calmado otras aficiones, etapas intermedias. Su realidad es patente incluso para el
menos reflexivas y razonables, que dominan al joven, cuan-’ observador superficial, y, sin embargo, resulta difícil de
do ya se ha}n desahogado (como se dice) todas aquellas entender en su sentido conceptual y verdadero, aunque debe-
formas manifestativas de la irritabilidad originaria y des- mos decir que la conciencia (moral) es realmente viva en
bordante, y el deseo de vivir, de luchar y de jugar. Así hay el pueblo. Es un bien y órgano común que, sin embargo,
que entender la frase significativa que, empleada también sólo de modo limitado posee el individuo. Dependiente de
Emchas veces en estos estudios, eligió Goethe como lema: la voluntad y espíritu general, del modo de pensar tradicio-
lo que se desea en la juventud, se tiene a manos llenas er; nal, lo hereda en cierne el que nace, y crece con todo el
la vejez”, es decir (así se explicará esta idea) : los medios y pensamiento y en forma de contenido esencial de la memo-
métodos de la felicidad; por el contrario, el verdadero goce ría en relación con los instintos y hábitos propios, y, por
de la felicidad, y su condición intrínseca, es la juventud mis- lo tanto, como confirmación y consagración del sentido y
ma y lo a ella anejo, que ningún arte puede devolver. creciente amor al próximo, como sentimiento de lo bueno
y malo ajenos: lo bueno es lo natural, usual y aprobado; lo
malo, lo antinatural, extravagante y reprobado; de ahí, en
$ 36 conjunto, en el sector de los hombres, que son los únicos a
quienes al principio se extienden sus efectos: amabilidad y
. Pero así como la oposición entre los sexos es tenaz y bondad es lo bueno, y oposición, iracunda y arrogancia, lo
rígida, y por lo tanto sólo en Pocos casos se encuentra ex- malo; y en especial, frente a los mayores, más fuertes, supe-
presada de un modo perfecto, la oposición de las edades, riores: obediencia y sumisión completa a su voluntad, y como
b‘?f‘ que más decidida, resulta al propio tiempo totalment¿ contrarios: desobediencia, obstinación y engaño. Todos esos
flulga y sólo puede observarse en movimiento. Y mientras sentimientos se acrecientan y estimulan luego con el ejemplo
aquélla tiene sus raíces en la vida vegetativa, cuya influencia y la enseñanza, despertando el temor y la esperanza, y edu-
tan poderosamente se mantiene en la mujer, la segunda se cando para la veneráción, la confianza y la fe, y también
reflerglpnncxpalmente a la vida animal, que llamó ya la se amplían y alambican aplicados a autoridades y poderes
atención de los estudiosos por ser más importante en el varón, más altos y más generales, los dignatarios y nobles de la
y muy especialmente porque distingue de preferencia la comuna, y los dueños de la tradición, por ellos representada,
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FERDINAND T 6 N N1 E § COMUNIDAD Y SOCIEDAD
y, sobre todo, consagrados a los invisibles y sagrados dio- iracundia, y siempre es una mezcolanza de ambos senti-
ses y demonios. Ahora bien, esta voluntad piadosa del mientos, lo mismo si se presenta antes que después. Ver-
ánimo ya en el niño puede lo mismo atrofiarse que des- gienza es principalmente cubrirse, esconderse, disimularse;
arrollarse, y asimismo ser enseñada y perfeccionada cuando horror a lo desnudo, manifiesto, conocido; por lo tanto, con
le faltan las múltiples condiciones favorables y sobre todo especial referencia a la vida sexual, matrimonial y doméstica,
tratándose de inclinaciones débiles o defectuosas. Y cuanto propio principalmente de las mujeres, sobre todo vírgenes, de
menor haya llegado a ser ese sentimiento, tanto más fácil los niños y también de los adolescentes, y considerada como
será que sucumba a las fuerzas que le son hostiles en la su ornato, precisamente porque y en la medida en que están
lucha de la vida, y el que obra obedeciendo a su propia acostumbrados y les corresponde vivir en un círculo estrecho
voluntad se lo quitará de delante como un estorbo aplicán- y en relaciones de dependencia, veneración y modestia con
dose a descubrir en él un complejo de prejuicios ya disol-
respecto al marido, a la madre, al padre o al maestro. El que
verlo en sus elementos. Pero sólo el culto, el sabio, el ilus- sea dueño, el que se presente en la vida pública y ante el mun-
tradg —en quien, por ser noble, educado y pensador, ese
do tiene que vencer en cierta medida este pudor o por lo
sentimiento llegó también a su más elevado despliegue, a
menos transformarlo en otro aspecto. Es constantemente una
su más delicada floración—, puede extirparlo total y ra'dí-
fuerza de la- voluntad esencial que impone reserva y freno,
calmente en sí, al renunciar a la fe de sus padres y de su
pue)blo porque, comprendiendo los fundamentos que en ellos contra otros estímulos a lanzarse, y precisamente se presenta
tenía,se proponga sustituirlo por opiniones mejor funda- como soberana reconocida, como autoridad de absoluta vali-
das, cientificas, sobre lo que para él, y tal vez también para dez que siempre tiene razón y siempre conserva su fuero.
todoel que sea igualmente razonable, es lícito y cierto o No debe mostrarse, decirse y hacerse a todos lo que sólo a
prohibido y falso; y lo hace así porque está decidido y. se algunos corresponde ser manifestado, ni tolerar de todos lo
cree con derecho a regir sus acciones, no por sentimientos que gustosamente debe aceptarse de unos pocos, ni siquiera
ciegos y torpes, sino únicamente por razones claramente
encontrándolo agradable como costumbre y exigiéndolo como
debido. La vergiienza va de lo naturalmente repugnante, a lo
comprendidas. Y esa concepción de la vida, concepción pro-
pia y ba'sad? en la voluntad arbitraria, es lo que calífíca%]os desagradable en general y a lo prohibido: lo que va más
de conciencia intelectual en muestra obra. Conciencia inte- allá de los límites de la libertad propia, del derecho propio,
lectual es la libertad de la voluntad arbitraria en su más se siente realmente como transgresión y entuerto, y se sabe
elevada expresión. y concibe que es así; de este modo se considera, por lo tanto,
todo decir o hacer inmodesto, desmesurado o sin sujeción
a limites. En este aspecto, no es, pues, la voluntad ajena
negativamente contra los ataques e intromi-
§ 37 que reaccione
siones en su esfera; ni tampoco solamente una voluntad
Ep cambio, la conciencia moral aparece del modo más comunal cualquiera que asigne a cada uno lo suyo y que
sgnclllo y profundo en forma de vergiienza: una repugnan- por la sola razón de no tenerlo ño puede dar o permitir
ca a d.eclr O hacer ciertas cosas, una desazón de sí mismo ya lo que no está en el arbitrio de nadie; pero que rechaza
Gy pos¡blex_nente también de otros cuya conducta: se siente todas las transgresiones porque van contra sus disposiciones;
como propia) una vez ocurrido el mal. En cuanto repug- antes bien, al propio tiempo es, por lo menos, una confi-
nancia o aversión es afín al temor; en cuanto desazón, a la guración de la voluntad esencial propia, que coincide con
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FERDINAND T 6 N N I E § COMUNIDAD Y SOCIEDAD
totalmente diversos
la voluntad comunal, contra una configuración de la misma esos efectos pueden proceder de motivos
), resultan indife-
voluntad esencial, o contra el albedrío que pretende tomar (de la voluntad esencial o de la arbitraria
ente se presuponen
otra dirección. La vergiienza es, en este caso, la desaproba- rentes las verdaderas causas, y principalm
las habit uales . En efecto,
ción propia, o la de los compañeros, sentida con dolor, o el sólo las que quiere la costumbre y
ado cada cual quiere
temor de incurrir en ella, al igual que todo temor es un como quiera que sea, si sólo en el merc
la hono rabi lida d es la mejor
d'olor presentido. Pero, en cuanto dolor, es una aminora- obrar según la máxima de que
ción de la fuerza propia, es impotencia, insignificancia, caso de que result e indife-
política, puede darse muy bien el
honor ables , y si sólo
sentidas: por lo tanto, el que participa de la vergienza, se rente que tenga realmente intenciones pru-
orta uno de modo
encuentra como humillado, lesionado, mancillado; la san- en presencia de los demás se comp
y únic amen te los
tidad y belleza de su cuerpo espiritual, de su honor, ya no dente, humilde y simpático, ello basta,
l-mo neda a pesar
es inmaculada; entonces, ésta es sentida y concebida como inexpertos se resistirán a aceptar ese pape
las convencio-
realidad, puesto que es la voluntad esencial misma, en cuan- de que haya sido dotado realmente, según
te.
to tiene participación en lo que se cree y aprueba como bueno nes, de igual valor que la moneda contante y sonan
en una comunidad, en cuanto, por lo tanto, es buena y tal
debe parecer también por su ser. Por consiguiente: quien
hace lo vergonzoso, lo hace contra sí mismo. Esta es la $ 38
idea originaria, y también la desarrollada, de la moralidad
hasta que el hombre se presenta como individuo y como me'—
el merca-
ro sujeto de su voluntad arbitraria. Este fundamento natural Y al igual que las leyes del comportamiento en
a una ambic ión por natu-
puede indicarse también del modo siguiente: nadie puede te- do sólo límites exteriores ponen
o sea, la sociab ilidad
ner mala fama, pues con ello resulta odioso ,y perverso para raleza ilimitada, también el salón,
guarda también
sí mismo; es más, la significación material de esta palabra re- convencional de un afán impúdico en sí, se
condi ción de las reglas dadas
vela el núcleo de aquellas circunstancias a que se refiere y sigue de rebasar cierta medida. Esa
societa-
r_efíríéndose originariamente el sentimiento de pudor. Invir- resultará tanto más notoria cuanto más los círculos
son inhe-
tiendo los términos, de suerte que los conceptos morales resul- rios se desarrollen en virtud de los motivos que les
és comun ales, como ocu-
ten convencionales y rígidos, tendríamos: en la vida social, rentes, alejándose así de sus origen
ico de las cortes princi pescas . El
útil para ti, y hasta necesaria para tus fines, tienes que mode-, rre con el fenómeno histór en-
tad arbitr aria, que en ellos aparec e
rar tu libertad en atención a las libertades de los demás, y muy sujeto de la volun
sino sólo una
especialmente, para conservar tu esfera y tal vez también para tonces, no tiene de hecho cualidad alguna,
fines y al
ensancharla, conservar su respeto y temor a título de expresi- ciencia más o menos grande con respecto a sus
los obje-
vos de su juicio de tu fuerza, y, para ello, parecer asimismo modo acertado de alcanzarlos. El conocimiento de to, y
respec
moralmente bueno y noble, honrado y justo, siempre y hasta tos es condición necesaria de las aspiraciones al
bles re-
tanto que tenga valor aparentar esas cualidades; pero es el conocimiento de los medios disponibles o asequi
servirse de ellos. De ahí que ampliación de
posible también que sólo se dé valor a la apariencia, cuando - quisito para
cada uno de los que conviven. sólo piensa en sí mismo y conocimientos signifique acrecentamiento y multiplicación
la convic-
aprecia únicamente esas cualidades por sus restantes efectos de las apetencias, y cuanto más clara y segura es
haya de condu cir a la meta,
en parte en general, en parte para sí; pero entonces, com¿ ción de que un medio dado
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F ERDINAND Y
COMUNI D A
SOC D
IED AD
T 6 N N I E §
la opo-
tanto más fácilmente se vencerá la resistencia, el escrúpulo, escépticos. Y volveremos a encontrarla igqalmente en
las edades. En efecto, la pxex?ad es infantil y
si acaso los hay todavía. La vergiienza es una tontería para sición entre
quien sabe qué hace, el cual, por lo tanto, estudia sus actua- sigue siendo totalmente inherente al sentido 'natural ílqg-
me 1da
ciones y mide su valor por su éxito, seguro o probable; en templativo, poético, del adolescente; en cambllo, a
años el hombre , se hace más capaci tado
consecuencia, cuando espera tropezar con la censura de los que va entrando en
duda indepe ndient e, al pensar c{entxf mo,
demás, estudiará qué importancia tenga este inconveniente e inclinado a la
bien que el ancian o de filosof ar contem plativ o rElI"lCl da tam-
para él y si acaso 1) el dolor y 2) el daño, es decir, el dolor de la
causado para el futuro, no resultarán más que compensados bién a veces en la alegría y en la confianza ciega
al
con las ventajas que así obtenga. Para semejante modo de infancia, encontrando renovado su corazón en su nieto. Y
níla
pensar, no hay ningún mal absoluto, como no sea el abs- igual que el anciano por la juvex‘ltud, asi en una convwe
_ics los hombre s por las
tracto: el dolor, y ningún bien absoluto, como no sea el orgánica son respetados y admxra(
y sabios por el Pueblo siempr e
mujeres, y también los cultos
abstracto: el placer. Pero la vergiienza es tenaz y opone una extraños. El anciano
que no se hallen divorciados de él como
prohibición absoluta, una desaprobación absoluta, a ciertas la
es la sabiduría para la juventud, y el varón lo es para
inclinaciones, y ello explica que resulte tan molesta para la los maestro s y sabios popular es pasan por entre
mujer, y
persona cultivada, consciente. Ahora bien, recordando el los campesinos sencillos y piadosos como anc.iano’s rodeados
hecho de que la vergiienza saca su fuerza más profunda de de veneracién. Asi, pues, todas estas antitesis sólo puedfn
la vergiienza que inspiran el pecado y lo pecaminoso y entenderse como posibles contrastes que la.vida neutraliza
que la conciencia (moral) encuentra propiamente su expre- desarrolla. Más tarde o más temprano se plantea
y la muerte
sión ideológica y su apoyo en la fe religiosa, tendremos la en los des-
con el carácter de necesario el trágico conflicto
primera explicación de que la oposición que estamos estu- arrollos de comunidad a sociedad.
diando se extienda principalmente al modo de pensar y
adquiera aparentemente una significación puramente teórica,
e igualmente, en todo caso, que el escepticismo religioso de $ 39
un individuo no tenga como consecuencia necesaria que éste
carezca de conciencia (moral). Sin embargo, la supresión En efecto, de todo esto se desprende que la volu_ntad
de la fe en su calidad de conciencia (moral) objetiva, hace esencial encierra en sí las condiciones para la comumda(.i.
a menudo muy débil la resistencia de la conciencia (moral) y la arbitraria las necesarias para la socied¡_ad. Y, por consi-
subjetiva. Una vez derribado el árbol podemos tropezar aún guiente, también la esfera del vivir y trabajar en comunidad
con las raíces, pero ya no frenará nuestra carrera el temor se adapta mejor al modo de ser de las mujeres, y hasta le es
de ir a dar contra el tronco. Abora bien, la fe es una cosa necesario. Para ellas, el lugar natural de acción es la casa,
tan popular como cientifico y culto es el escepticismo. De no el mercado; la mansión propia o ajena, no la calle. En la
ahí que si un poeta y vate ha presentado la lucha entre la fe aldea, la vida doméstica se desarrolla de un modo indepen-
y el escepticismo como el verdadero tema de la historia uni- , diente e intenso, y aun en la ciudad se conserva y desarrolla
versal, la verdad de esta idea es también un elemento de la en bellas formas la vida doméstica burguesa; pero en la gran
lucha entre el pueblo y los cultivados. Y esa significación ciudad se hace estéril, angosta, nula, periclitando en el con-
tiene también la oposición entre los sexos masculino y fe- cepto de mera vivienda como las que en todas partes pueden
menino, puesto que las mujeres son creyentes y los hombres obtenerse por dinero y por el plazo que se quiera, sin otro
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SOCIEDAD
carácter que el de parador de viaje, en el mundo. Y todo provistas de sentido y las maravillosas que lo tienen con
lo que signifique permanecer en el hogar es tan femenino creces! De ahí su retentiva para formas y ritos, para anti-
como para el sentimiento popular tradicional es poco feme- guas usanzas y adagios, para enigmas y encantos, para his-
nino el viajar. “Un oficial artesano que no haya viajado torias trágicas y cómicas; su apego a la imitación, su afición
vale tanto como una doncella que haya viajado”, decía a las ficciones agradables y a todo lo juguetón, encantador e
antaño el adagio de los artesanos. “Es ist kein usgen als ingenuo; pero también la inclinación y predisposición a la
guot, ein innebliben wer denn besser” (=No hay salir seriedad más profundamente sombría, al estremecimiento re-
que sea bueno; mejor sería el quedarse), sentencia de un ligioso y a la plegaria, a los gestos misteriosos, y, como ya
místico, que es una idea genuinamente femenina. Todas las
actividades de la mujer constituyen más bien una tarea hacia | dijimos antes, a los sueños, ensueños y fantasías. Canto y
poesía son una sola cosa en sus orígenes; pero también el
adentro que una acción hacia afuera. Su finalidad está en | canto y el discurso sólo paulatinamente se distinguen para
ellas mismas, no en su meta. De ahí que las mujeres parez- L luego desarrollarse por separado, y, sin embargo, lo propia-
can tan destinadas a los servicios personales, que en ellos se mente oratorio conserva siempre mucho de los intervalos y
completa su existencia y ni siquiera pueden tener como fruto cadencias del canto. (En cuanto al lenguaje propiamente
suyo una cosa. De ahí que muchos trabajos de la agri- dicho, al entendimiento natural del contenido de las pala-
cultura sean perfectamente indicados para la mujer, y en í bras ya nos atrevimos a suponer que fuera inventado por el
las situaciones más sanas de los pueblos les han sido atri- amor materno, y seguramente sería más exacto decir que
buídos, aunque a menudo en medida excesiva; en efecto, muy poderosamente estimulado, pues también tiene en él
|
la agricultura es trabajo pura y simplemente, esfuerzo su contribución el amor sexual, ya desde el mundo animal,
que se olvida de sí mismo, fuerza estimulada por el contribución mucho mayor en lo musical y realmente paté-
aliento del cielo; puede interpretarse como una prestación tico del canto y del discurso. Lo que tan profundamente
de servicios a la naturaleza; está muy cerca de la gestión mueve el alma, incita a la expresión de placer y pena, hace
doméstica y es fértil en frutos venturosos para ésta. Pero, elocuente y comunicativo, se convierte en arte cuando el
además, entre las artes, son más femeninas las elocutivas que sentimiento informe búsca y encuentra forma. El corazón
las formativas; diríase mejor: las tonales, puesto que la mú- femenino se mece directamente en el júbilo y en el lamento,
sica, el canto sobre todo, es dón de la mujer; su alta voz y el amor, su interés sagrado, rellena como pasión las ideas, y
. clara, suave y flexible, es órgano de defensa y de ataque. las mueve asimismo a astucias e intrigas, pues éstas son tam-
Gritos y chillidos, júbilos y lamentos, como todo sonoro bién los instrumentos del sexo débil, pero de esta suerte
reír y llorar, que acaba virtiéndose en palabras, le brota del pasa por doquiera la actividad directa (ingenua) a ser refle-
alma como de las rocas el agua de manantial. Y esto es la xiva, y ésta se desarrolla en estructuración más consciente de
música: expresión -sonora de los movimientos del alma, los medios y, por lo tanto, en distinción más rigurosa de los
como la mímica es su expresión muda. Todas las musas fines, para terminar, incluso, oponiendo aquéllos a éstos.
son mujeres, y la memoria es su madre, Entre la música y Entre las artes formativas —dando a esta expresión un sig-
la mímica se halla la danza, esos movimientos tan sin fina- nificado muy amplio—, son las textiles, como se sabe, las
lidad, tan apasionados y tan graciosos, en los cuales también más adecuadas al sentido femenino, ya por su mismo destino
la hija de una cultura muelle despliega fuerzas cuya tensión doméstico; una clase de trabajo en que brillan como puras
sistemática habría de causarle sin duda cansancio mortal. virtudes y alegrías del alma femenina la inspección de cerca,
¡Y con qué facilidad aprenden todas las cosas lindas des- el cuidado afanoso, la reproducción exacta de un modelo, el
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FERDINAND T 6 N NI E § COMU Y
DNI DA
SOCI EDAD
atenerse fiel y pacientemente a un estilo tradicional, pero categoría en su jerarquía social. Pero a causa de la remune-
también la libertad de inventiva y la presentación de formas ración en dinero, y asimismo de la oferta en venta de cosas
'_:iecotativas, arabescos desprovistos de significación, y toda la hechas, y además por el trabajo con vistas a la formación
e
intensidad de un gusto orientado a lo cálido, delicado, cómo- de reservas, este proceso tiende a degenerar progresivament
do. Así es también verdadera labor-favorita de la mujer la en lo contrario: a convertir al individuo en sujeto único
reproducción de lo real que gusta o causa admiración, sobre suyo, junto con la entelequia puesta simultáneamente con
y
todo de aquellas figuras corpóreas más queridas y bellas, y él: la sociedad, Por toda su condición y a plena ciencia
para conservar el recuerdo para la contemplación, como revela conciencia, ese sujeto es, como ya examinamos anteriormen-
la conocida y linda leyenda helénica relativa a la invención te, el traficante o comerciante. La oposición y negación mu-
de la pintura de retratos. En efecto, es evidente que en la tua de medios y fin resulta tanto más clara porque los me-
proyección de formas en silueta sobre un plano —de donde dios no son trabajo aunque sean actividad enojosa, árida,
p:oced'e también el arte de la escritura— encuentra el genio seca, antes bien cosa mucho peor, una mutilación voluntaria
femenino sus límites, puesto que la plástica como la tectónica (aun considerándola como meramente posible) del patrimo-
requiere una fantasía más robusta, miás consciente, y un do- nio del hombre, un riesgo que por más desagradable que sea
- minio más intenso de las resistencias de los materiales. por su naturaleza, a título de lucro es agradable por natura-
resultar el
leza. De ahí colegimos cuán desagradable ha de
comercio para el ánimo de la mujer. La mujer comerciante,
de
$ 40 fenómeno no poco frecuente ya en los primeros tiempos
la vida de las ciudades, se sale también de su esfera aun des-
Todo eso es de incumbencia del varón, que se enfrenta de el punto de vista del derecho; es la primera mujer con
con la materia extraña, cuando no hostil, y debe orillarla capacidad de obrar o emancipada. Sin embargo, el comercio,
-
cl'lando no forzarla. Y, sin embargo, todo trabajo está supe- como cualquier otra profesión, puede ser practicado honesta
ditado a la voluntad esencial, siempre que no se haga franca- mente y procedi endo con escrúpu lo; pero cuanto más sis-
mente a disgusto y a pesar de ello sea querido por el pensa- remáticamente se practique, o sea imponiéndose en gran estilo,
miento a causa de su finalidad. De ahí que por su naturaléza tanto más conduce, o seduce, a astucias y engaños, como
todo trabajo sea comunal, pero unos más y otros menos se medios de múltiple eficacia para la obtención de elevados
d
prestan a ser concebidos como meros medios; más, cuando beneficios o para ponerse a cubierto de daños. La volunta
el comerci ante proceda sin
requieren grandes esfuerzos y sufrimientos, por lo tanto, más absoluta de enriquecerse hace que
bien todos los varoniles y duros que los femeninos y suaves. contemplaciones y se convierta en prototipo del individuo
lo
Lo's factores que aquí entran en juego se hallan en parte en los arbitrario-egoista para quien todos sus semejantes —por
objetos y en parte en el espíritu humano. Pero por su natu- menos los que no figuran entre sus más próxima s amis-
es
raleza, todo arte, al igual que las faenas rurales y domésticas, tades— son sólo medios e instrumentos para sus fines;
manera de
va a parar al sector del trabajo cálido, blando y húmedo, es el hombre societario por antonomasia. En su
decir, orgánico-vivo y precisamente por ello femenino-natu- hablar se manifiesta del modo más directo la voluntad arbi-
ral, y, en conse_cuencía, es comunal. La comunidad, a su vez, traria. Las palabras que elige están calculadas con vistas a su
siempre que siga teniendo vigor suficiente para ello, sabe efecto; de ahí que aun las verdaderas, si han de ser menos
eficaces, se conviertan fácilmente en mentira como método
*
hager del trabajo penoso una especie de arte imprimiéndole
estilo, d%gnídad y gracia y, como vocación y honor, una más eficaz. Dentro del comercio no se considera ilícita —por-
210 211
FERDINAND TONNTIES COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
que no es estafa— la mentira que sólo tiene como objeto trabajo humana (puesto que, desde el punto de vista co-
fomentar los deseos de comprar y no la venta de mercancías mercial, la familia no es más que una sociedad cooperativa
a precio superior a su valor. Pero todo lo que en materia de con vistas al consumo de víveres y a la reproducción de
palabras calculadas se necesitá en el sistema de comercio, es, fuerza de trabajo). Y, por otra parte, resulta evidente que,
si no mentira propiamente dicha, por lo menos inexactitud primero el comercio y luego, si no precisamente el trabajo
esencial, puesto que la palabra perdió sus cualidades y (como industrial, sí la independencia y libertad con que la obrera,
cualquier otra cosa posible) quedó rebajada a mera cantidad en su calidad de contratante, dueña de dinero, etc., se ve
de medios aplicados. De ahí que la mentira, en un sentido situada en medio de la lucha desesperada por la conserva-
!
más lato, pase a ser elemento caractetístico de la sociedad. ción de la vida, fomente y estimule un desarrollo de su con-
Pero en la misma posición que con respecto al comercio, se ciencia (intelectual), desarrollo que ha de tener como con-
encuentra la mujer con respecto a todo trabajo y prestación secuencia obligada que adquieran en la mujer incremento
de servicios, libres o no libres, que no se adapten a sus gustos formidable las facultades de cálculo. La mujer se ilustra y
y hábitos o que, por lo menos, no provengan de su senti- su corazón se enfría, se hace consciente (intelectualmente) :
miento del deber; así deben considerarse, por lo tanto, el nada más extraño a su naturaleza originaria que pugna
trabajo mercantil y el comprado que no se beneficia de su siempre por.imponerse a través de todas las modificaciones
producto y no constituye prestación de servicios a seres hu- que le imponga la vida; hasta puede calificarse de mons-
manos o a la naturaleza, sino a herramientas muertas de truoso. Nada quizá sea más característico y significativo
poder monstruosamente formidable: el trabajo fabril. Y del proceso societario de formación y disolución de la vida
precisamente para este servicio de las máquinas, el trabajo de comunidad. A causa de este desarrollo se convierte por
femenino debe gozar de las preferencias de los sujetos de vez primera en realidad el “individualismo”, requisito de
la producción capitalista, porque es el que mejor responde al la sociedad. Pero también en ello radica la posibilidad de
concepto de trabajo humano sencillo y medio (promedio), superarlo y reconstruir las formas de la vida de comunidad.
entre la agilidad y flexibilidad del trabajo infantil y la Tiempo ha que se ha descubierto y sostenido la analogía
fuerza y seguridad del trabajo varonil. En efecto, este tra- de la suerte de las mujeres con la suerte del proletariado. A
bajo fabril común es fácil: en cuanto exige varias opera- medida que vaya creciendo la conciencia que de ella se ten-
ciones rutinarias, de tipo mecánico y repetido uniforme- ga, puede desarrollarse, al igual que la conciencia (intelec-
mente y con poca energía muscular, por lo que pueden eje- tual) del pensador aislado, y convertirse en conciencia (in-
cutarlo niños, y difícil, y entonces es necesario que lo hagan telectual) moral-humana.
hombres capaces de manejar herramientas ciclópeas con
atención, esfuerzo y serenidad. Todo cuanto no puede ser
hecho por niños sin que por ello haya de ser ejecutado por $ 41
hombres, se confía a mujeres. Pero en igualdad de circuns-
tancias se puede confiar en ellas más que en los niños, y Sería posible presentar también una serie correspondien-
(por las razones conocidas) tienen sobre los hombres la te de consecuencias sacadas de la oposición entre juventud
ventaja de que su retribución es más reducida; de ahí que y vejéz y de la oposición entre el pueblo y los cultivados.
ellas, y no menos la mano de obra infantil adaptable, se Se comprende que los niños tengan su elemento natural en
presenten en el mercado de trabajo en competencia con sus el hogar y en la familia y que su naturaleza encuentre am-
“sustentadores” los representantes iniciales de la fuerza de biente favorable en la aldea y en la ciudad, y que, en cam-
212 213
FERDINAND T 6 N N 1 E § COMUNIDADYSOCIED
A D
bio, en la gran ciudad y en el gran mundo de la sociedad sujetos de la sociedad capitalista tiene:
pensar sistemáticamente de un modo D que ser educados a
estén expuestos a toda corrupción. El trabajo en forma de e- xacto. En sí y de por
juego, ejercicio y aprendizaje es adecuado,.y hasta necesa- sí, esto no sólo sería conciliable con e;
1 fomento de un espí-
rio, para el hombre joven a medida que aumentan las fuer- ritu de 'Comunid?d Y» por lo tanto, con la implantació
mchnacxopes sociales, con el ennoblecimiento g ;’fl acién de
zas de su cuerpo y de su intelecto; negociar, hacer lucros, ser
capitalista, no es cosa que le corresponda; su falta de enten- la educación de la conciencia (moral), sino ¢ opinita y
dimiento lo equipara en este punto a la mujer. Tampoco es sidad tendría que desarrollarse naturalm:ante enquí Por nece-
fácil que llegue a comprender claramente que en sus manos si no se opusieran a ello aquellos poderes so .esla
dirección
su fuerza de trabajo es una mercancía y el trabajo única- biéndose interesados en alto grado en la coc¡a eS que, sa-
mente la forma en que ésta deba ser cedida. ¿Acaso el fe- ant.ag.onísmo entre las fuerzas morales
como lnservzclm:} del
nómeno de la voluntad juvenil de llegar a ser algo, de po- espirituales propias de una cultura comunalas cíncepaon?s
der hacer algo a medida que vayan creciendo las aptitudes Qecadente (por 1'0 cual van perdiendo progresi::
e ef
del cerebro y de la mano, no tenga para la producción capi- qa) y los conocimientos considerados verdade¡a;¡ºr;ze gfxca’_
talista otro interés que el de decidir que sean en cualquier ficos, reconocen y quieren que estos antagonismo: ente c¡en_t¡.
momento dado las fuerzas de trabajo, si son o no aplicables? tos tengan una solución satisfactoria a base de s Z ºº“fh?'
“En cuanto la maquinaria permite prescindir de la fuerza s¡st'emáflcameme fomentada, en parte individ“nal 1poctesia
muscular, se convierte en medio para emplear a trabajadores sgcleta_no-convencional. Pero en todos estos lual, en parte
sin fuerza muscular o de desarrollo corporal inmaturo pero sistencia que podrían ofrecer las voluntades aesp'eCtFS' 1.3 Te-
de mayor elasticidad de miembros. De ahí que el trabajo de los hombres maduros, desaparecen tanto m,mcffr'f““’ms
de mujeres y menores fuera la primera palabra de la apli- o resultan escasas cuanto más débiles eran ya orias' ac'\lmente
cación capitalista de la maquinaria. Este formidable sucedá- y cuanto más se quebrantó su energía en el Sinarlamente
neo de trabajo y trabajadores se transformó en seguida en El- hombre ducho - en la vid: a de sociedad curso dei la vida.
-
un medio de aumentar el número de trabajadores asalariados libre de
S su patrimonio o úni: camente de su» Tanto
fuer si es dueño.
por medio de la incorporación de todos los miembros de la o aptitud para otras prestaciones, resulta Síempz; díntrab?.o
familia obrera, sin distinción de sexo ni edad, bajo el domi- cioso, un Falculadot. que adopta
opiniones críticame; tam se
las apropia en beneficio suyo. De esta suerte, f nte o se
nio directo del capital. El trabajo obligado a favor de los
demás, es absolutamente un vendedor, y pamvs,ren'te a los
capitalistas no sólo usurpó el lugar propio de los juegos
gozadgr hasta el punto en que ello le sea Ositl’ll'msmo un
infantiles, sino también el del trabajo libre en la esfera
gusta ir por el mundo sin máscara, P * y no le
doméstica, encerrado dentro de límites morales, en favor de
la familia misma” (K. Marx, Das Kapital, vol. I, cap. 13,
3*). Harto ilustrativa es la actitud del espíritu infantil, y
propiamente del juvenil, ante la ciencia. Para entender los § 42
esquemas y fórmulas matemáticas se necesita cierta sequedad
de la fantasía, que, desde luego, puede facilitarse mediante En este aspecto, el pueblo tiene de común
y niños la circunstancia de que la con las mujeres
la tensión enérgica de las fuerzas existentes; pero la mate-
él pura y simplemente la vida, y vida de famili
mática es el prototipo de toda verdadera ciencia que por su Y además, lo que 3de % mopara
más íntima naturaleza sea arbitraria-artificial; precisamente directo está más estrechamente u: nido a ella: do
la vecindad y la
por esto es la escuela superior del pensamiento. Los futuros amistad. Entre los cultivados, en cuanto
ést os se han apar-
. 214 215 -
T 6 N N I E 8§ Y
COMUNI DA D
SOCIE DAD
F ER DI N A N D
— 216 217
FERDINAND T 6 N NI E §
DEFINICIONES Y TESIS
§ 1
222 223
E
EDAD
COMUNIDADYSOCI
sonas: los actos y créditos pasan, como mercancías o piezas en ellos se contiene la voluntad de un sujeto, o bien ésta se
de dinero, de una mano a otra, de suerte que, como en las refiere a ellos o se une con ellos. Y al igual que las formas
ecuaciones simples, la misma cantidad se resta de una parte de la voluntad son propiamente fuerzas y posibilidades de
y se suma de la otra. Pero las dos masas de estos derechos hacer determinadas, así la posesión y el patrimonio son
despliegan sólo su esencia en el sector intermedio, el del de- fuerzas y posibilidades determinadas del goce o del uso de
recho de propiedad, en el que por necesidad tienen que en- cosas.
contrarse. A él se dirigen, por lo tanto, las definiciones que Para el conocimiento de este contraste podemos servirnos
vamos a formular inmediatamente. nuevamente de la doble categoría de órgano e instrumento.
La posesión puede concebirse como propiedad orgánica e in-
$5 terna, y el patrimonio como externa y mecánica. Visto con
un criterio puramente psicológico, aquélla es una ampliación
Por esfera de una voluntad esencial humana entiendo yo del ser real propio, y, por lo tanto, necesariamente una
el compendio de todo cuanto en sí y sobre sí tiene un hom- realidad ella misma, y del modo más completo cuando es
bre, o complejo de hombres, a título de fuerzas que le una cosa viva individual o consta de tal. Por el contrario,
pertenecen, siempre y cuando estas fuerzas constituyan ‘una el valor psicológico del patrimonio es ampliación y aumento
unidad cuyo sujeto, por medio de la memoria y de la con- de objetos de su pensamiento, como de las posibilidades de
ciencia (moral), refiera a sí mismo y sienta unidos consigo actividad a su alcance: en sí y de por sí, de naturaleza total-
mismo todos los estados y modificaciones de estas fuerzas mente ideal, puede expresarse realmente de la mejor manera
hacia el interior y hacia el exterior. por medio de cosas que sólo representen y signifiquen la
Por esfera de una voluntad arbitraria humana entiendo posibilidad subjetiva de su aplicación adecuada, a título de
todo cuanto uno es y uno tiene, en cuanto los estados y realización. Este es el goce y uso característicos del patri-
modificaciones de eso son considerados por el sujeto como monio. Por lo tanto, la posesión —en virtud de su idea o
determinados por su pensamiento, como dependientes de él de su concepto normal— se identifica totalmente y crece
y como cosa de la que tiene conciencia (intelectual). con su sujeto y con su vida, pero tiene al propio tiempo su
La esfera de la voluntad esencial —o como podría decirse propia vida y sus cualidades que expresa de diversos modos;
pura y simplemente: la esfera de la voluntad— es igual a es, por consiguiente, una unidad natural e indivisible, es
la materia de la voluntad esencial en cuanto se conciba a ésta inalienable e inseparable de su sujeto con voluntad; lo con-
como extendida a seres y cosas externos. Si el concepto ge- trario sólo podría hacerse con coacción o por necesidad, con
neral puede ser definido con el término libertad, este especial repugnancia y dolor.
puede serlo con el de propiedad. Las mismas relaciones tie- Por el contrario, el patrimonio, por su concepto, se pre-
nen entre sí la esfera y la materia de la voluntad arbitraria. senta como una cantidad y suma de cosas individuales, cada
Doy a la verdadera propiedad, en cuanto corresponde a la una de las cuales constituye una determinada cantidad de
esfera de la voluntad, el nombre de posesión, y, en cuanto fuerza que-ha de transformarse y realizarse en goces aisla-
a la de la voluntad arbitraria, el de patrimonio. Por lo tanto, dos, de suerte que estas cantidades, según sean los deseos.y
las relaciones de posesión con respecto a las formas de vo- fines, pueden dividirse y agruparse del modo que se quiere,
luntad esencial, son las mismas que las del patrimonio con según sean los deseos y fines, pueden dividirse y agruparse
respecto a las formas de voluntad arbitraria. Los objetos del modo que se quiera, y no sólo son enajenables sino que
externos son considerados en este caso únicamente en cuanto deben destinarse a ser enajenadas.
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T 6 N N 1 ES COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
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FERDINAND T 6 N N I E §
COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
sujeto a varios a la vez, deben concebirse como asamblea
deliberante y, en consecuencia, igual a la persona natural. su calidad de poder el más seguro sobre la voluntad arbitraria
En cuanto objeto de enajenación o valor de cambio, la cosa ajena, libre por naturaleza pero supeditada en virtud de esa
es una mercancía. Para su propietario la mercancía no es más estipulación.
que un medio para adquirir otras mercancías. Gracias a esta
cualidad esencial todas las mercancías son, como tales, igua-
les entre sí, y sus diferencias quedan reducidas a lo mera- 87
mente cuantitativo. Esta igualdad se expresa en forma de
dinero. Todas las mercancías son dinero potencial —capa- De todo lo dicho resulta el siguiente cuadro de conceptos
cidad de adquirir dinero—. De ahí que el dinero sea la pro- homogéneos y opuestos:
pia esfera de la voluntad arbitraria concebida como cosa.
Hasta la acción aislada que puede segregarse de la libertad y ‘COMUNIDAD. SOCIEDAD.
convertirse en objeto de un contrato y, por consiguiente, en
obligación, tiene, como tal, valor de cambio y es equiparable Voluntad esencial Voluntad arbitraria
a una cantidad de dinero determinada. “Pero sólo son idó- Ipsum Persona
neas como obligaciones aquellas acciones que pueden asumir Posesión Patrimonio
semejante carácter externo y ser susceptibles por ello de Tierra y suelo Dinero
someterse, como las cosas, a una voluntad ajena. Pero para Derecho de familia Derecho de obligaciones
ello se requiere que estas acciones tengan un valor patrimo-
nial o sean susceptibles de una estimación en dinero” (Sa- Entre estas antinomias figura además, y se halla conte-
vigny, Obligationenr., I, pág. 9). De ahí que, a la inversa, nida en todos los conceptos dados, la que recientemente se
una promesa de cosas que tengan valor de cambio, y, por lo ha calificado a veces de oposición entre las formas jurídicas
tanto, las promesas de dinero especialmente, y, con ellas una del status con respecto a las del contract. Merece citarse el
obligación, puedan también servir y circular como dinero. * pasaje del culto e inteligente autor inglés que ha dado vasto
La promesa, en cuanto expresión de una forma de voluntad impulso a esta concepción: “El movimiento de las socieda-
arbitraria, de resolución, es ella misma poder para adquirir des progresivas” —dice en una recapitulación Sir Henry
mercancías o dinero, siempre y cuando sea aceptada; es pa- Maine (Ancient Law, pág. 168, 7* edic.)—, “fué unifor-
trimonio. La aceptación general tiene que concebirse para sí me en un aspecto. A través de toda su marcha se caracteriza
como objeto de una estipulación (tácita), de la convención por la gradual disolución del vínculo de familia y por el
social, cuyo fundamento a conceder semejante “crédito” a creciente desarrollo, en su lugar, de la obligación individual.
una persona, es el grado de probabilidad (cualquiera que Progresivamente el individuo se coloca en el lugar de la fa-
sea su fundamento) de que la obligación se cumpla, de que milia, con el carácter de unidad que sirve de base al derecho
la “Tetra” sea pagada o hecha efectiva. Por lo tanto, seme- civil. Este progreso se operó en distintas -proporciones de
jantes signos de crédito son iguales al dinero, y su eficacia rapidez, y hay culturas que no sólo son estacionarias, sino
es tanto más perfecta cuanto más esta probabilidad se apro- que, además, no puede descubrirse en ellas la decadencia de
xime a la certidumbre y seguridad. O sea, que el dinero la organización originaria más que a base de un cuidadoso
como obligación, y ésta como dinero, es la expresión per- estudio de los fenómenos que la presentan ... Pero no es
fecta y abstracta de la propiedad societaria o patrimonio, en difícil ver cuál es entre hombre y hombre el nexo que pau-
latinamente sustituye aquellas formas de reciprocidad de
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237
COMU Y
DNI DA
SOCI EDAD
facultades y deberes, que tienen su origen en la familia: no mente sean resultado de un convenio, podemos decir que
es otro que el contrato. Si, como punto final de la historia, hasta ahora el movimiento de las sociedades progresivas ha
partimos de un estado social en que todas las relaciones de sido: un movimiento desde el status al contract”. Esta con-
las personas se hallen unidas en las de la familia, nos pare- cepción clara, cuya validez será en parte ampliada por los
cerá movernos siempre en una fase del orden social en que teoremas en nuestra obra expuestos; y en parte necesitará
todas estas relaciones surjan de la libre coincidencia de indi- “ser aclarada, puede servir principalmente de tema para los
viduos. En el occidente europeo fué notable el avance hecho comentarios que vamos a hacer a continuación.
en esa dirección. Así, desapareció la clase de los esclavos,
suplantada por la relación contractual del servidor con su
dueño, del trabajador con el empresario. Ha dejado de exis- § 8
tir igualmente la sujeción de la mujer a tutela, salvo la
tutela matrimonial; desde que llega a la mayoría de edad Distinguiremos ahora el dominio de los hombres sobre
hasta qué se ¢asa, todas las relaciones en que pueda figurar -los hombres relacionándolo muy estrechamente con el con-
la mujer, son contractuales. Asimismo, la condición del hijo cepto de propiedad. El dominio del derecho de familia es,
sometido a la patria potestad ya no existe realmente en el por su esencia, dominio del todo sobre sus partes, y sólo
derecho de las sociedades europeas modernas. Si alguna obli- dominio de la parte sobre las otras partes, por ejemplo,
gación civil une al padre con el hijo mayor de edad, es de del padre o cabeza de familia sobre hijos y criados, en
tal índole que sólo por contrato puede tener validez legal. cuanto en su ipsum se representa de modo visible una parte
Las aparentes excepciones, son excepciones de aquella clase de la plenitud del todo invisible. Lo propio reza de -toda
que confirman la regla... La mayor parte de los juristas propiedad comunal, especialmente de la posesión de la
están de acuerdo en considerar que las clases de personas tierra y del suelo. Por el contrario, el dominio societario,
sometidas en derecho a contralor externo, permanecen en como propiedad, es a prioii perteneciente a la persona indi-
esta situación por la sola circunstancia de carecer de capa- vidual; sin embargo, en cuanto en la obligación presupone
cidad para formarse por sí mismos un juicio acerca de sus realmente otra persona, es ésta co-sujeto de su propia acción
propios intereses; dicho con otras palabras: porque les fal- cedida, mientras esta acción se encuentre aún en su libertad,
ta la primera de las condiciones esenciales para obligarse y tiene una co-propiedad del objeto o valor monetario a que
por contrato—. Entonces, la palabra status sólo puede apli- afecta la obligación, hasta que por su cumplimiento se
carse debidamente para construir una fórmula.de expresión extingue o hasta que la posesión continuada deja de ser
para la ya anunciada ley del progreso, ley que, indepen- legal —ya no es considerada como propiedad en derecho—
dientemente del valor mayor o menor que se le atribuya, por su caducidad, aun cuando a título de possessio o te-
queda establecida con bastante seguridad. Todas las formas nencia efectiva subsista en derecho y se someta a reglas
de status mencionadas en el derecho de las personas, se especiales. Con ello, la acción, actividad o trabajo, en cuanto
derivan de las potestades y prerrogativas en tiempos deposi- enajenados, son acción, actividad o trabajo del tomador
tadas en la familia, de la cual reciben aún en cierta medida a partir del momento en que se fije o estipule su comienzo.
su matiz en la actualidad. Si, de acuerdo, pues, con el uso Ahora bien, es cierto lo que enseña la teoría del derecho
de los mejores escritores, circunscribimos la palabra status natural de que una persona no puede venderse a sí misma
a la denominación de sus relaciones personales y evitamos dado que la recepción de un equivalente (supuesto) y, por
el aplicar:la expresión a relaciones que directa o remota- lo tanto, la subsistencia de una esfera de albedrío a que
.238 239
COMUNIDAD Y SOCIEDAD
T 6 N N I E S
F ERDINAND soberano tiene
y potestad patriarcales. El cargo de
nidad
es requisito indispen- ente el velar
haya de corresponder esa recepción, doble carácter: o bien le corresponde principalm
el contr ario, puede concebirse guía e instru cción —y en este
sable de todo cambio. Por por sus vasallos: protección,
na venda para toda su vida su él los inferi ores, y, a pesar de que el
perfectamente que una perso caso están frente a
demás y con mente deseado
fuerza de trabajo, continua ndo libre en lo bien de éstos con toda seguridad sea igual
hay incon- iada es el
capacidad para tener propi edad. Y, ademá s, no y querido por ellos que por él, la forma aprop
no se haya de para el bien
veniente lógico en que el hombre mismo mandato con que él mueve la voluntad de ellos
ni en que pueda ser única mente como
encontrar en propiedad como mercancía de él, puesto que ellos son considerados
la afirmación a que él se consa gra
consumido como objeto de uso, antes bien parte o miembros de él; o bien aquello
na son recí- propia : es el autor prin-
y la negación absoluta de la cualidad de perso es en todo caso y ante todo su cosa
alguno esté cuando es
procas. De ahi que la pura esclavitud en modo cipal de una obra y la preside—, y entonces,
tario , aunq ue sea una aunqu e coloc ándolos -
legalmente reñida con un sistema socie posible, toma consigo a iguales suyos,
institución totalmente artificial y positiva, ya que el pos- al propio tiempo bajo su ampar o y depen denci a, y entonc es
o verdaderos) encarg o del su-
tulado de que todos los hombres (adultos el ruego (en forma de invita ción, orden,
de albed río, está en la misma na- perior tanto como del igual y del subordinado) es
la forma
son iguales por capacidad
simpl e y cient ífico . Al igual que que mejor cotre spond e a semej ante depen denci a, mutua por
turaleza y es el primero
aleza despr ovist as de valor (por ejemplo, a. El autoc ratis mo de la prime ra clase tiene su pura
cosas por natur su esenci
los valores en la auto-
trozos de papel ), tamb ién los sujet os de todos expresión, sobre bases perfectamente comunales,
en por conve n- as; de otro carácter
y de todas las definiciones de valores pued ridad del padre sobre sus hijos: la potest
imon io y resul tar así gal. Todas las demás
ción convertirse en objetos de patr que la manus, la autoridad conyu
, los cuerp os huma nos origen menos pro-
propios para el mercado; y de hecho relaciones entre dignidad y servicio, de
jo hu- puede n
son mercancías más naturales que las fuerzas de traba corazo nes,
5Pn
fundo y que también unen menos a los
éstas y no aquél los pued an ser uno de estos esque mas o a una
manas, a pesar de que sólo reducirse, sin embargo, a
En cam- ante
ofrecidas en venta por sus propi etari os natur ales. mezcla de ambos. La dependencia puede ser de semej
bre perfe cta repu gna a la esenc ia de una a más que la sujecc ión de un hijo, de
bio, esa servidum cualidad que parezc
d tanto como la perfe cta liber tad de la perso na. o igual a la del auxili ar, vasall o, cliente
comunida una criatura,
una
Más bien la servidumbre de ese derecho es, ante todo, o amigo. En cualquiera de estas dos formas puede
aproxi-
aun
especie de pertenencia a su todo, por ejemplo, a la casa, marse más o menos a la servidumbre, al estado de
perfec ta
cuando sea más pasiva, como la de las partes de posesión, dependencia. Pero según la medida de aquell
os tipos, la
a se des-
que activa, como la de los sujetos autónomos de su propi
entre servidumbre misma es diferente, sobre todo cuando es
posic ión inter media de famili a; entonc
vida; realmente, está en una
participar arrolla en una verdadera. estructura
ambos, y por lo menos con una posibilidad de se parece más a la condición de los niños, y hasta al com-
con capac idad de adquirir vuel-
en la paz y derec ho comu nale s y
e y de solícita pañerismo y camaradería conyugal. Y los fenómenos
facultades especiales en virtud de la costumbr ven a deslindarse con la mayor clarid ad cuand o el maest ro
una cultu ra do-
fidelidad. Este concepto concreto es el de (del artesanado, del arte) aparec e enfre ntado a los apren-
jo, no por el comer cio al oficial
minada por la agricultura y el traba dices y discípulos, y luego con otro carácter frente
y la usura. En ella, todas las formas de dependencia y ser- “emancipado” a título de auxiliar de su trabaj
o, de ejecutor
vidumbre se conciben y calcan en el modelo de las relaciones de sus ideas.
frente a todas ellas hay una especie de dig-
domésticas. Y
241
240
T ENNTES C OMUNIDA
D Y SOCIEDAD
distinto en la comunidad o en la sociedad, o, más bien, dis- y absurdo. En efecto: depositar un obsequio de dinero en el
tinto según proceda de la voluntad esencial individual o de lugar, sólo resulta admisible sin protesta del entendimiento
la voluntad arbitraria individual. En efecto, en un caso, se lógico o estético en el caso de que no quepa pensar en una
opera en virtud de una compasión especial o general, de un correspondencia que en todo o en parte desvirtuara el obse-
sentimiento del deber general o especial; de una predisposición quio —de ahí, tal vez, como donación amistosa del superior
a ayudar y hacer bien, e implica la idea de una necesidad que tenga el poder y también la voluntad de robustecer al
(impuesta de propio impulso) o deber (dimanante de las inferior en lo que se refiere a su patrimonio abstracto, sobre
relaciones de un parentesco o vecindad o de un compañeris- todo cuando el último, con toda su esfera de voluntad, se de-
mo de estamento o profesión, y, por último, hasta de una riva de él, como del padre el hijo. Por el contrario, un obse-
fraternidad religiosa y tal vez humana-general) ; es distinto quio monetario del más pobre al más rico resulta ridículo por
el caso cuando se da con perfecta frialdad, con vistas a un su interna contradicción. Precisamente por la misma razón,
fin externo —por ejemplo, para librarse de la molesta pre- no superficial, puede la retribución conservar su esencia al
sencia del pordiosero—, o para hacer ostentación de libera- transformarse en dinero; pero difícilmente cabría decir lo mis-
lidad, para mantener el prestigio de poder y riqueza (el mo del tributo. En efecto, el impuesto establecido en forma de
crédito), o, por último —y es lo más frecuente, muy estre- dinero se considera totalmente como ofrecido al Estado o
chamente vinculado con lo restante—, bajo la presión de a una sección inferior del Estado, a una caja común, puesta
la convención y etiqueta societarias que tiene sus buenas por las personas individuales independientemente de ellas.
razones para hacer e imponer semejantes preceptos. Y este Es un concepto societario y se explicará en conexión con
es a menudo el carácter de la beneficiencia de los ricos y los conceptos de Estado y de todas esas asociaciones.
distinguidos —carácter convencional, como tal frío ya y
desprovisto de sentimiento—. A base de estos criterios qui-
siera juzgar también el interesante problema de la propina, 8 12
ocasionalmente suscitado por autores modernos: peregrina
mezcla de precio, retribución y limosna, y en todo caso nada En el movimiento que va del estatuto al contrato adver-
apropiada para mantener ni para estimular la comunidad timos un paralelo de la vida y del derecho. En cualquier
entre los hombres. Es algo así como el último retoño y la sentido, derecho no es más que voluntad común; en este
más extrema degeneración de todas esas formaciones. Por sentido, como derecho natural, es la forma, o el espíritu
el contrario, su forma originaria, la más general, es el obse- simplemente, de aquellas relaciones que tienen por materia
quio entre personas que se quieren, entre parientes y amigos, la convivencia o, empleando la expresión más general, la
al igual que la perfecta hospitalidad y que toda genuina conexión de esferas de voluntad, de suerte, -sin embargo,
ayuda, tan interesante para e] mismo que la.da como para que esa misma forma se conciba, por una parte, como la
el otro: los cuales se consideran realmente como una unidad unidad necesaria de las voluntades y esferas de voluntad,
natural. También el regalo, como todo lo de la misma clase; o como emanación de esa unidad, y, por lo tanto, tan real
puede convertirse en arbitrario y convencional, pero la apa- como la materia, de la cual es manifestación subjetiva (psi-
riencia de las inclinaciones correspondientes se conservará quica o metapsíquica) —aun concibiendo a aquélla (la ma-
con tanta mayor meticulosidad, puesto que de otra suerte teria) como mero producto de la memoria unitaria o armó-
el intercambio que se hiciera de objetos naturales sin com- nica, de la fantasía social (en el sentido en que también
paración y valoración, habría de parecer demasiado híbrido científicamente se suele hablar del alma popular poética,
248 249
FERDINAND T 6 N N I E § COMUNIDAD Y SOCIEDAD
forma), y no estriba en ello su diferencia de la unión comu- rió casas o buques, máquinas y materias. Cuanto tiene como
nal, pues como ésa puede también presentar —por medio patrimonio, pertenece a sus copartícipes, pero no como in-
de su cabeza (de sus cabezas)— su voluntad como voluntad dividuos sino en cuanto constituyen una persona unitaria.
arbitraria, sino que aquella es la única clase de unión posible, Y en esta condición tienen, por consiguiente, interés en
ya que no se requiete más que personas individuales con conservar, elaborar y aumentar esos instrumentos. En este
esferas de voluntad arbitraria separadas, y ella se distingue caso; se separa de ese interés el de cada uno de los partici-
claramente en que toda su actividad debe circunscribirse a pantes en la renta que llegue simplemente a reparto, renta
un fin determinado, y a determinados medios para él, si que de hecho es el fin último, al que se subordina aún aquel
quiere conformarse con la voluntad de sus participantes, interés unitario y por el cual se hizo todo el acuerdo. Esta
es decir, si quiere ser legal. (Por el contrario, es esencial de separación sólo in abstracto puede operarse en una persona
la unión comunal que sea tan universal como la vida, y que real e individual. Por lo tanto, la forma de asociación revela
tenga sus fuerzas, no fuera de sí, sino en sí misma). Sin también del modo más claro la pura conexión de motivos
embargo, se encuentran muchas sociedades de fin de esa de la acción voluntaria individual. Pero sus acciones se diri-
indole, en las que ya no aparece claramente la base de un gen en parte hacia el exterior, en parte hacia el interior,
contrato con este contenido, porque de ellas no resultan referidas a sí misma y a sus copartícipes. En primer lugar,
obligaciones en el sentido jurídico, es decir, obligaciones ella, es decir, la persona que la representa, es también el
que fueran reconocidas como tales en el orden jurídico ge- único responsable, para aquellos que para controlarlo pue-
neral. Pertenecen asimismo a esta categoría otras uniones den darse una unidad y representación especiales —del modo
que tienen, sí, la forma exterior de un puro contrato, pero, más sencillo en su propia “asamblea general” deliberante—,
a su vez, les falta esta consecuencia ordinaria de una obli- representación que, a su vez, será responsable para con los
gación susceptible de ser recibida como si dijéramos con la copartícipes individuales; o sea, que estará como ella (la
mano y de valoración en dinero. “Así puede concebirse persona de la asociación) supeditada a proceder de acuerdo
entre varias personas, una estipulación de reunirse regular- con las reglas aceptadas de un contrato de mandato. Pero
mente para desarrollarse mutuamente en la ciencia o en el su acción dirigida hacia adentro, que es la división de su
arte. Esta estipulación acaso adopte la figura externa de un beneficio disponible (en términos determinados), como re-
contrato [y, podría añadirse, fundar una asociación], pero sultado de sus actividades, entre sí como unidad y como
no daría lugar a una obligación de efectuar la actividad así pluralidad, está supeditada igualmente a las mismas reglas
convenida” (Savigny, loc. cit.). En consecuencia, puede jurídicas especiales o a generales reconocidas, presentándose
surgir también una asociación que tenga plena realidad como entonces, por lo que a los individuos atañe, como una acción
persona para sus participantes, sin que exista en lo más mí- totalmente externa. Pero ésta, como tal, no es cumplimiento
nimo para el orden jurídico (persona artificial no-jurídica) . de una obligación que incumba a la asociación, sino sola-
Por el contrario, las asociaciones de patrimonio son las mente consecuencia eventual de su obligación general de
propiamente jurídicas y de la máxima importancia socie- administrar el patrimonio en parte de un modo generalmente
taria, también por su enfoque hacia la finalidad: reunir me- conveniente, en parte, y muy especialmente, para la máxima
dios con vistas a su propio incremento; de ahí, muy especial- ventaja posible de los coparticipes. Así, pues, cada partici-
mente, las uniones del capital para los fines de la usura, del pación es en realidad una parte del patrimonio del interesado
comercio Y de la producción. Esa unión quiere hacer lucro meramente proyectada, y colocada bajo administración es-
como la persona traficante individual. A este objeto, adqui- pecial por él mismo (si realmente ocurre así) y sólo co-
256 257
Y
COMUNI DA D
SOCIED AD
FERDINAND T 6 N N I E S
260 26i
F ERDINAND T 6 N NI E §
COMUNIDAD Y S O CIEDAD
$ 16
un protoplasma del derecho como producto originario y
necesario de la vida y pensamiento conjuntos de la humani-
dad, producto cuya evolución ulterior se operara como si
dijéramos por su propia actividad, o sea por el uso racional Entendido de este modo, el derecho natural superó el
de su autor. Así hay que entender, pues, lo que se dijo que derecho civil de los romanos y de todas las comunas políticas
hay un derecho en el cual la naturaleza sometió a todos los de la cultura antigua. Como es sabido, fué definido como el
seres terrenales, y que, como tal, es común también a toda derecho común a todos los hombres, como aquello que la
la humanidad. En efecto, aun cuando en este caso se conci- razón natural estableció entre todos los hombres, que, por
biera el derecho en un sentido indeterminado, precisamente lo tanto, en todos los pueblos sin excepción fué observado de
de eso indeterminado puede derivarse lo más determinado; igual modo, habiendo recibido también la denominación
y, en todo caso, el impulso natural que junta a hombre y de derecho común (ius gentium). Y partiendo del verdadero
mujer, es germen de la voluntad común a ambos, que los concepto de que el desarrollo progresa de lo general a lo
obliga, que funda la familia. Y partiendo de esta idea, por especial, se sacó la conclusión de que por el tiempo este
análisis de todo derecho consuetudinario positivo, puede derecho común era anterior al particular de las ciudades.
encontrarse la base de aquellas normas que en el interior Y, sin embargo, la realidad puso de relieve la contradicción
de que lo había lanzado (según las necesidadesde un tráfico
de la casa fijan ordenadamente relaciones entre los cónyuges,
entre padres e hijos, entre dueños y criados. Estas relaciones que no se tendía de ciudad a ciudad, ni, por lo tanto, entre
son en conjunto independientes de la idea de propiedad, que los ciudadanos de una y los de otra como tales, sino entre
sólo gracias al cultivo de los campos adquiere importancia todos y todos, entre los individuos puramente, tras haber
más profunda. Pero de ahí que, en cuanto esfera de voluntad hecho ellos abandono de sus diferentes indumentarias civi-
les) a modo de reactivo en la caldera de mezcla para que
hecha visible, la propiedad constituya el núcleo del derecho
propiamente dicho, que más se refiere a las relaciones entre todas las distintas- materias se disolvieran en unos mismos
las casas que a las relaciones entre los miembros individuales elementos. Y, por lo tanto, fué posterior al derecho particu-
lar, y no su fundamento y presupuesto, antes bien su con-
de las familias. De ahí que haya un sector intermedio que
secuencia y negación. En efecto, para él no es más que
afecta a las relaciones entre miembros representativos, o sea,
obstáculo, y el común es tan natural y sencillo como si
particularmente entre los jefes de familia, en cuanto con-
desde la eternidad hubiera debido existir, y no necesita de
juntamente pertenecen a una agrupación superior, cuya vo-
supuestos previos, antes bien los inventos y regulaciones po-
luntad tácita o expresa, cuya idea, los domina. Y en esa
sitivo-artificiales no hicieron más que oscurecerlo, y, en con-
agrupación que se va extendiendo, se pierden y aislan, y,
secuencia, si se eliminaran no se haría más que restablecer el
al final, se encuentran como individuos iguales padre e hijo,
estado original. Ahí tenemos la solución de la contradicción,
marido y mujer, dueño y criado, y, por el contrario, se
pues en este caso la confusión resulta casi inevitable. Efecti-
ponen en contacto los vendedores de mercancías más aleja-
vamente, esta originariedad no debe entenderse propiamente
dos, los más indiferentes y hasta por esencia más hostiles
como temporal, sino como eterna veritas, como entelequia
entre sí, con aceptada amistosidad, y proceden a intercam-
o ideal, susceptible de ser situada igualmente en las ilimita-
bios y cierran contratos. Y esta libertad de reunión, la faci-
das lejanías del futuro que del pasado. La suposición de que
lidad de hacer negocios y la igualdad de los hombres racio-
realmente haya existido en algún tiempo, no es una opinión
nales, les parece luego y es para ellos lo natural.
histórica sino una abstracción fingida de modo oportuno,
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262
F E R DI N A N D T 6 N N I E § COMUNIDAD Y SOCIEDAD
con el propésito de trasladar aquel concepto a la realidad tanto, fuera de todas las obligaciones asumidas, de todos
futura. Sea como sea, esta ficción resulta facilitada gracias los contratos estipulados, de todas las relaciones contraídas,
a la representación de que algo general-humano se encierra por acto de voluntad propio, cada cual tenía y conservaba
a modo de núcleo en todos los usos y formas singulares, y completa libertad. Pero a esta libertad no sólo se oponía una
de que la comprensión consciente de este núcleo coincide institución como la de la servidumbre, sino también la patria
con lo que la razón debe comprender y pensar por necesidad potestad (salvo la ejercida sobre menores e incapaces), y
independientemente de toda experiencia. “El ius gentium todas las leyes que en una ciudad dada, por ejemplo en
era positivamente la suma de los distintos elementos comu- Roma, concedían privilegios de clase contra el extranjero al
nes existentes en las costumbres de las antiguas tribus ita- ciudadano nativo y a su propiedad. En cuanto la consecuen-
lianas, ya que éstas eran “todas las naciones” que los roma- cia conceptual se transformó en temporal, pareció como si
nos estuvieron en condiciones de observar y que de vez en el capricho de los legisladores hubiese erigido contra la natu-
cuando enviaban olas de inmigrantes a territorio romano. raleza todas estas trabas. Y, sin embargo, contra el funda-
En cuanto'se veia que un uso especial se encontraba en la mento de esta opinión de que los hombres eran racionales
práctica común de gran número de pueblos separados, era por naturaleza y originariamente (consecuencia obligada de
registrado como parte del derecho común a todas las nacio- su concepto), podía alegarse la visión histórica mejor fun-
nes, del ius gentium: Por lo tanto, aunque la transmisión dada expuesta por Ulpiano y otros jurisconsultos. Ésta dis-
de la propiedad adoptara seguramente formas muy distintas tinguía entre derecho natural y derecho común, sosteniendo
en las numerosas repúblicas que rodeaban a Roma, en todas incluso la oposición capital entre estas dos clases, pues aun
ellas la entrega propiamente dicha del objeto (tradición) presentando la última como situación intermedia entre el
que había de ser transmitido, era una parte del ceremonial derecho natural y el civil, se consideraba al propio tiempo
y parecía, añado yo, constituir ella sola la esencia de la que el civil era solamente apéndice y desarrollo especial del
cosa ... y, por consiguiente, fué concebida como institucién primero. En esta opinión, el derecho natural es el compendio
del derecho común” (H. Maine, A. L., pág. 49). Pero en de las instituciones que, encontrándose también entre los
todo caso, aun cuando el panorama de la experiencia se animales, constituyen el derecho común de las propias de los
extendiera más allá y abarcara los sistemas jurídicos griegos hombres. Por lo tanto, éstas se basan en un fundamento no
de una fase de desarrollo más elevada, en todos ellos se establecido por la razón natural, antes bien creado por una
descubrían los hechos de los diversos contratos como com- necesidad, mucho más general, de la vida en común. Tenía
pra, locación, depósito, mandato, al igual que las institu- que sentirse la tentación de sacar la consecuencia de que algo
ciones del matrimonio, de la tutela, etc., aunque con muy semejante a esa necesidad se contenía también en las espe-
variados atavíos, con lo cual se reconoció como necesario y ciales instituciones humanas del derecho común o del civil;
general el armazón de las formas juridicas correspondientes. y contra la concesión y afirmación de que precisamente lo
general, y sólo lo general, es notoriamente lo necesario, lo
cual, por lo tanto, necesariamente había de ser considerado
$17 así, conservado o restablecido, podia suscitarse principal-
mente la duda acerca de qué fuera entonces eso general. Esta
En consecuencia, se llegó a la siguiente conclusión: esto duda podía contestarse diciendo que hay pueblos y derechos
era lo esencial, que todos los hombres trataran entre sí y separados, esclavitud, propiedad, negocios mercantiles y obli-
pudieran formar relaciones con sólo quererlo; que, por lo gaciones, puesto que al derecho civil se le atribuyen sola-
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RDINAND T ONNIES COMUNIDADYSOCIEDAD
F E
de que
mente algunas ampliaciones y modificaciones de esas insti- minado. En este caso no se descubre ninguna razón
y más raciona l. En la signifi cación
frente a una lo general sea más justo
tuciones. Es claro que en este caso nos hallamos one un orden jurídic o que rigiera
de ella resul- anterior, lo general presup
concepción totalmente distinta de lo general, y regía a los
tan también consecuencias totalmente distintas. Ciertas clases a los hombres como el orden juridico romano
s. Pero tambié n en su signifi cación pos-
ciudadanos romano
de unión y vida conjunta se contiénén ya en la idea animal un orden
del hombre, y no se estipulan por ninguna clase de volun- terior puede el derecho común entenderse como
y sabido como un objeto, sino que
por ninguna clase de voluntad humana; del que no sólo es querido
tad, y menos como sentimiento de lo nece-
de que existan ya entre los animales, no se deduce se aloja en el corazón humano
hecho como aversión por lo abominable, es decir,
un hombre pueda o deba contraerlas con un animal, sario y bueno,
que “Esta ley no está escrita, antes
y, por lo tanto, tampoco se deduce que todo hombre deba como ley de la conciencia.
bien es innata, no la hemos aprendido, aceptado, leido, sino
concertar semejantes uniones con todos los hombres con la la incul-
única condición de que así lo quiera. Tampoco puede lle- recibido de la misma naturaleza, que la creó y nos
ídos sino creados , no educad os
garse a esa deducción en lo que concierne a las instituciones có; para ella no fuímos instru
frase retóric a de Ciceró n (p. Mil.,
que son específicamente humanas. Antes bien, así como la sino dotados”, dice la
Así tienen el animal y el hombre el instinto mater-
idea de hombre se conduce con respecto a la de animal o de c. X).
llo
una especie animal más concreta, así se conduce, por ejem- nal, pero además del instinto, tiene el hombre su desarro
es derech o
plo, la idea de heleno con la idea de hombre, y aunque el en sentimiento del deber, y así el derecho materno
común. El hijo natural pertenece a la madre y sigue su con-
acoplamiento sea támbién costumbre de los animales, así ancia
como el ser humano sólo con otros seres humanos forma dición. Este orden tiene mayor solemnidad e import
s; tiene mayor import ancia
pareja, a pesar de que el matrimonio sea general entre los en mandamientos y prohibicione
moral. Así el incesto está prohib ido por el derech o común
hombres, el heleno sólo con la helena podrá vivir en vínculo la
válido, lo cual no impide que se acople con otra mujer cual- y considerado como abominación; en el derecho religioso,
unión no matrimonial es considerada como mal a causa prin-
quiera y hasta, como acto fisiológico, con animales (turpe En efecto,
cipalmente de sus consecuencias insuficientes.
dictu). sagrado y
todo derecho natural es al propio tiempo derecho
divino y se halla bajo la custodia de la clase sacerdotal. Muy
de
§ 18 distinto es cuando la analogía del derecho civil se extien
tirse en derech o univers al,
a una esfera ilimitada para conver
De esta suerte, la generalidad del matrimonio entre los una vez roto en su ser el cordón umbilical que lo unía con
hombres tiene un doble sentido: por una parte, de que esa el derecho común por naturaleza anterior a él y que puede
convivencia sexual entre hombres y mujeres puede tener considerarse como su madre (o en cuanto uno de estos dos
el
propiamente lugar; y, por otra, que todo pueblo, y hasta procesos es función del otro). En efecto, en lo sucesivo,
derecho civil es sólo una limitación casual puesta por la liber-
toda ciudad, puede expresar de modo peculiar aquella idea de esa
general y hacer depender de condiciones determinadas la tad empírico-real del hombre que subsiste por debajo
posibilidad de que el matrimonio sea válido según su vo- limitación, la cual puede ensancharse continuamente y tam-
bién suprimirse al igual que dos contratantes pueden disol-
luntad y derecho. O sea que al igual que todo hombre, como es
hombre, está predestinado a un derecho determinado, el ‘ver también el vínculo que los une. Todo, orden especial
necesario lo es sólo un orden en general, un orden
romano, como romano, lo está también a uno más deter- casual;
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F ER DI N A N D T 6 N N I E § C OMUNIDAD Y SOCIEDAD
universal, aun cuando éste no sea necesariamente una reali- rápida, segura y liberal administración de justicia, son fe-
dad sino sólo un medio para la vida racional, que el que nómenos, ambos, que han sido descritos muchas veces y de
piensa debe poner y afirmar. De ahí que cuanto más los modo suficientemente instructivo. Pero pocos parecen haber
hombres se reinan como ‘‘hombres simplemente”, o, lo que advertido el enlace necesario, la unidad y acción recíproca
es lo mismo, cuanto más se reúnan-hombres de distintas entre los dos movimientos. En todo caso, aun los escritores
clases, y se reconozcan mutuamente como hombres racio- documentados, casi nunca pueden sobreponerse a sus juicios
nales o como iguales, tanto más probable, y en definitiva de agrado y desagrado y llegar a una concepción totalmente
necesaria, resultará entre ellos la presentación y erección de imparcial, rigurosamente objetiva, de la fisiología y patolo-
una sociedad y orden universales. Esta amalgama se opera gía de la vida social. Admiran el imperio romano; deploran
en la realidad por obra del comercio y del tráfico; la domi- la ruina de la familia y de las costumbres. Su vista no está
nación de Roma sobre el Orbis Terrarum, materialmente preparada para ver el nexo causal existente entre ambos
basada también en el comercio y el tráfico, aproxima todas fenómenos. Y, evidentemente, en todo lo real y orgánico no
las ciudades a la ciudad única, congrega en el foro a todos los hay una desviación de causa y efecto, como entre la bola
individuos conscientes, traficantes y ricos, a toda la clase se- lanzada y la tocada por ella. Sin embargo, un derecho ra-
ñorial del vasto Imperio, atenúa sus diferencias y desigualda- cional, cientifico, libre, sólo era posible de hecho gracias a
des, da a todos ellos el mismo rostro, la misma lengua y la positiva emancipación de los individuos de todos los víncu-
pronunciación, el mismo dinero, la misma cultura, la misma los de la familia, de la tierra y de la ciudad, de la supersti-
avidez, la misma curiosidad, —el hombre abstracto, la más ción y de la fe, de las formas tradicionales heredadas, de la
artificial, regular y refinada de todas las máquinas es inven- costumbre y del deber. Y esta emancipación fué la ruina de
tada y construída, y debe contemplarse como un fantasma la vida doméstica comunal creadora y gozadora en la aldea
en la verdad más sobria y más clara del día. y en la ciudad, de las comunas agrícolas y del arte cultivado
en las ciudades en régimen de artesanado, cooperativamente
y con espíritu religioso-patriético. Fué el triunfo del egoís-
$ 19 mo, de la insolencia, de la mentira y artimaña, de la sed de
dinero, del afán de placeres, de 'la ambición, y, desde luego,
En este sentido nuevo, disolvente, transtornador y nive- también de la conciencia (intelectual) serena, clara, sobria,
lad'or, el derecho general y natural es cada vez más orden con que los cultos e instruídos se atrevieron a enfrentarse
societario, y su representación más pura debe buscarse en el a las cosas humanas y divinas. Y, sin embargo este proceso
derecho del tráfico o mercantil. En sus comienzos se pre- no puede contemplarse nunca como consumado. Hasta cierto
senta como totalmente inocente, no es más que progreso, punto, encuentra su última y definitiva expresión en la de-
refinamiento, ennoblecimiento y facilidad, es equidad, razón, claración imperial que eleva a ciudadanos romanos a todos
ilustración. - Y sigue siendo lo mismo, si nos atenemos a la los libres del imperio, confiriendo a todos el derecho de
forma, en el pleno marasmo del imperio. Los dos desarro- queja y llevindoseles a todos los impuestos. El hecho de
llos: el perfeccionamiento, movilización y universalización que no viniera una constitución que declarase también libres
(coronada finalmente en forma de sistematización y codi- a todos los siervos, puede interpretarse tal vez como una
ficación) del derecho, por una parte, y; por otra, la deca- última honradez o una última tontería de los emperadores
dencia de la yida y de las costumbres dentro de la brillante y juristas, pues habrían podido saber que con ello no se
cultura política y de la gran administracién pacífica, de la habría modificado en lo más mínimo el venturoso y pacífico
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FERDINAND T 6 N NI E S COMUNIDAD Y SOCIEDAD
estado social. La antigua servidumbre doméstica material sería falso considerar el derecho romano como causa o poten-
era una cosa bastante indiferente e intrascendente, como lo cia que provocara todo este desarrollo. Era solamente un
había sido igualmente la libertad formal, por lo menos en instrumento disponible y utilizable que en modo alguno,
el derecho privado. La libertad arbitraria (del individuo) ni siquiera por lo regular, se manejó a conciencia, pero sí
y el despotismo arbitrario (de un-César:o del Estado) no creyendo buenamente en su perfección y utilidad. En Ingla-
eran antagónicos. Son sólo la doble manifestación del mis- terra, se ha operado hasta nuestros días el mismo desarrollo
mo estado. Podían discutir por un más o menos, pero por sin el derecho romano (o por lo menos con muy escasas
naturaleza son aliados. influencias de éste), en el sentido de suplantar el derecho
común (es decir, comunal) por el estatutario (es decir, so-
cietario), o en el de triunfo de los principios de la propiedad
$ 20 personal sobre los de la real. El derecho privado contractual
genera] es solamente la otra expresión de tráfico-cambio
Dentro de la cultura cristiana se repite un proceso, análogo contractual general y crece con él hasta encontrar su más
al antiguo, de disolución de la vida y del derecho (pero adecuada presentación en un derecho mercantil, cambiario
gracias al cual adquiere el derecho su perfección científica) y marítimo codificado, presentación que de modo visible sólo
en forma de amalgama y generalización, de nivelación y mo- tiene limitaciones nacionales casuales y absolutamente tran-
vilización, en dimensiones agrandadas; de acuerdo con las sitorias. En esta presentación, es, a su vez, tan independiente
proporciones, ya que los territorios son más vastos, el co- del derecho romano como los hechos y relaciones que le sir-
mercio oceánico más diverso que el del mediterráneo, la ven de fundamento rebasaron a este derecho; más aún: en
técnica industrial más complicada y la ciencia más poderosa; buena parte, procede aquél de las prácticas convencionales
al igual que, en general, toda la cultura aparece como una (usos) de sus sujetos mismos. Pot el contrario, con decidida
prosecución de la antigua en la dominación de los medios tendencia ha contribuído el derecho romano a la disolución
externos, y con la herencia de ésta logran llevar sus edificios de todas las comunidades que se oponían a la construcción
más cerca de los astros aunque a costa del estilo armónico. del derecho privado a base de individuos con capacidad de
Así, pues, también la adopción del derecho universal roma- obrar. La propiedad comunal y vinculada es para la teoría
no totalmente terminado, sirvió, y sigue sirviendo para esti- racional un absurdo, una anomalía. La tesis de que nadie
mular el desarrollo de la sociedad en gran parte de este puede ser retenido en comunidad contra su voluntad (Nemo
mundo cristiano-germánico. Como sistema científicamente in communione potest invitus detineri), cercena las raíces del
investigado, de gran claridad, simplicidad y consecuencia derecho de comunidad. La familia y su derecho se conservan
lógica, pareció ser la misma “razón .escrita”. Esta razón era solamente en cuanto se los concibe como integrados por
favorable para todos los pudientes y poderosos para que personas jurídicamente sujetas a tutela, descendiendo la mu-
pudieran convertir en absolutos su patrimonio y su poder; jer a la misma condición que los hijos, y los hijos a la de
igualmente necesaria para los comerciantes y todos los mag- siervos; el concepto de siervo como esclavo en propiedad
nates que trataban de transformar sus rentas naturales y de libre (cosa que tampoco era en Roma mientras se distinguie-
servicios en crecientes ingresos monetarios, como pata los ron las res mancipi) es el concepto más elemental y socie-
príncipes que por medio de nuevas finanzas ifdtentaban tario. Pero como finalmente también la mujer logra la
cubrir los gastos de un ejército mayor y permanente y tam- autonomía societaria y, por consiguiente, la emancipación
bién las crecientes necesidades de la corte. De todos modos, civil, la esencia del matrimonio y de la comunidad conyugal
270 271
FERDINAND T 6 N N I E S
de bienes se diluyen en un contrato civil que, si nolestipulado
para un plazo limitado, por lo menos, que séa qxso!?ble en
por acuerdo mutuo, y su hnl¡tauon mo-
cualquier momento
nogámica se entrega al azar. Con ello se han señalado alg)p
nas de las líneas más importantes de esta desintegración
incontenible en su progresivo avance. Pero, paralelamente
al derecho romano, corre su verdadero hermano el derecho
natural filosófico, racionalista, de la Edad moderna.. Desde
sus inicios encontró ocupados en parte por la recepción del CAPÍTULO II
derecho romano, en parte por una leg¡slgclón casual, los
lugares más importantes en que habría podido :'ac‘tuar. No le
FORMAS DE LA VOLUNTAD ASOCIADA.
quedó otra esfera de actuación que la construcción del dere- ENTES COMUNALES Y ESTADO
cho público, y esa esfera le quedó como propla’(aunque
socavada) a pesar del golpe mortal que se creyó haberle
dado la concepción histórica de la jurispruder_xqa romana.
Como efecto del derecho público sobre el privado, o del
la sociedad, había sido aplica_do ya antes, en § 21
Estado sobre
todo caso, para la codificación y para la legx_slacmn s¡s'te¡.na-
tica, y tampoco en esta significación ha dxc'h'º su última Ahora bien, si la teoría actual quiere fijar en un doble
palabra. Después de haber servido a la evolución de la clase sentido el concepto del derecho natural, tendremos en ello
dominante misma, vuelve a ser desplegado como programa la afirmación de que el derecho puede entenderse lo mismo
de la clase oprimida en su reclamación del rendlmlen't? de su como voluntad común que como voluntad electora común.
propio trabajo; como abolición de la renta adquirida sin Pero ya en la vida vegetativa encontramos las raíces de la
voluntad esencial individual, y las de la voluntad arbitraria
trabajo, por habilidad o suerte, concepto que 1mprime nueva
vida a la condenación de la usura por la iglesia antigua. El individual son su posibilidad general de unir dos ideas de
modo más general y directo en que se orienta esta luch'a, es un mismo valor de placer pero de signo opuesto. Por lo
contra la propiedad privada libre y absoluta de’la tierra, tanto, las raíces de la voluntad comunal se hunden también
porque su abuso resulta el más patente —como ‘usura de en la vida vegetativa, puesto que la existencia de la especie
la tierra”— y porque el remoto recuerdo de un derecho co- y de la familia es vida vegetativa en el sentido sociológico:
munal, “innato en nosotros”, se ha conservadq ‘aletargado base sustancial de la propia convivencia humana. Las raíces
en el alma del pueblo como grano de trigo mom‘lficado pero de
la voluntad societaria son la conjunción de voluntades
capaz de germinar. En efecto, entendido como idea de jus- arbitrarias individuales que se encuentran en un punto del
ticia, el derecho natural es posesión eterna e inalienable del cambio, que para ambas es racional o justo. Pero como todo
espíritu humano. entendimiento procede de una cosa más general que nos-
otros hemos denominado concordia, así enseñamos que la
voluntad arbitraria social aislada requiere como complemento
el concepto de voluntad arbitraria social simplemente. En el
primer caso, un espíritu objetivo real surge de la sustancia
del espíritu objetivo como su expresión y su modificación;
273
C OMUNIDAD
Y SmCIEDAD
FERDINAND T ENNIE-S
ción o conservación de una comunidad, y, en consecuencia,
en el último de lo objetivo ideal, que necesita acomodarse
la voluntad de cuidar y tener como sagrados sentimientos
a un todo absoluto de esa clase para poder ser concebido
relativos a aquellas, como el amor, la veneración, la piedad
también en existencia objetiva independientemente de sus
del recuerdo, bien una tentativa de lograr lo bueno y re-
sujetos. Ahora seguiremos desarrollando las restantes for-
chazar lo malo, en una forma que responde a la creencia
mas de la voluntad comunaly societaria. Para ello hay que
dominante en la relación de causas y efectos, y, por lo tanto,
recordar que estas formas sólo pueden ser consideradas en
en los pueblos primitivos e imaginativos, las más veces de
cuanto actúan obligatoriamente hacia adentro o determinan
comunicación con los espíritus buenos y malos.
las votuntades individuales. En este sentido, entendimiento
¢s análogo a agrado y concordia a predisposición, concep-
tos que, por lo tanto, pueden explicarse unos por otros.
Y así defino yo como uso la analogía de la costumbre, y § 22
como consuetud! la del ánimo. Uso y consuetud son
por lo tanto, la voluntad animal de 1a comunidad humana. La verdadera sustancia de la voluntad comunal en un
Presuponen una actividad común repetida a menudo, cual- pueblo sedentario, en la que, por lo tanto, descansan nume-
quiera que sea su seritido originario, pero que por la prác- rosos usos' singulares, es su consuetud. Ya hicimos observar
tica, la herencia y la tradición, se ha convertido en fácil cómo a la comunidad de sangre se añade la de la tierra, la
Y, natúral —en evidente por sí misma—, y por ello se tiene patria; con nuevos efectos sobre los ánimos de los hombres,
y, en consecuencia, se presenta en parte como sustitutivo,
Á "madle-fierra *
or necesaria
en determinadas circunstancias. Los usos más
imporfantes de pueblo están enlazados con Tos aconteci- en parte como comElemento. La tierra tiene su propia vo-
mientos de la vida de familia: nacimiento, casamientoy luntad, con que se domina la voluntad de las familias
defunción, que se repiten con regularidad y en los que, inquietas. Al igual que la parturienta representa de modo
aunque del modo más próximo afecten a una sola casa, sensible el "enlace temporal de los cuerpos humanos, aña-
provocan la simpatía involuntaria de todos, incluso de los diendoun nuevo eslabón a la cadena de la vida, así la
que conviven en vecindad; cuando el clan y la comuna tierra significa la co-pertenencia de la multitud que vive
siguen coincidiendo, la comuna misma es una gran familia; en un mismo tiempo, la cual debe regirse por las reglas
pero luego sigue considerando como miembros suyos a las como si dijéramos personificadas en la tierra.
distintas familias, y cuanto más importante, noble y subli- Ya la tierra habitada rodea al pueblo, como alrededor
me es para ella un miembro, tanto más espontánea e intensa del niño la figura de la madre, y dulce alimento mana
es la simpatía general (cuando no interfieren motivos de como libre donación de su vasto seno; así parece también
hostilidad). Éste sigue siendo siempre el sentido interno del que, al igual que árboles, hierbas y animales, haya sacado
uso; por el contrario, es posible que se convierta en forma de sus entrañas, al principio de las cosas, a los hombres
vacua o (como todo lo perteneciente al recuerdo) caiga en mismos, que se sienten hijos de la tierra-y primeros habi-
olvido su contenido inicial, que, en parte, es una sencilla tantes de la región. Ésta sustenta sus tiendas y casas, y
acción natural, y, en parte, una expresión simbólica o signo cuanto más fijo y duradero es el edificio, tanto más unidos
sensible de una idea. La idea es, bien fundación, confirma- se sienten los hombres a este su limitado terruño. Pero una
relación más intensa y más profunda se forma por vez pri-
mera con respecto al suelo cultivado: cuando el hierro se
1 Cfs.: nota al final del préximo $ 22 sobre la acepción en que hunde en su carne y revuelve la gleba, la naturaleza agreste
empleamos el término “consuetud”. — (N. del T.).
275
274
COMUNID.ADYSOC!EDAD
FERDINAND T ONNIES
invertida, y como si dijéramos la sangre y sudor de los
pasados, exigiendo la gratitud piadosa de los que gozan de
es forzada y domesticada, como el animal de la selva que
ella. El ente metafísico de la estirpe, de la tribu, pero tam-
se transforma en doméstico. Pero una y otra cosa son tra-
siempre renovado, de innumerables gene- bién de los compañeros de aldea, marca o ciudad, está, por
bajo progresivo,
decirlo así, maridado a su suelo, vive con él en continuidad
raciones, y es transmitido de padres a-hijos como un órgano
legal, como unidos en matrimonio. Lo que en el matrimo-
terminado pero a la vez como embrión, que invita a las
nuevas generaciones a que lo adquieran y desarrollen por
nio del hábito, es en este caso la consuetud !,
sí mismas. De ahí que la tierra poseída, sostenida, sea he-
rencia común, tierra de los padres y antepasados, con res- 823
pecto a la cual todos se sienten y comportan como legitimos
descendientes y como hermanos corporales. Y así entendida, / Así se formó también, en la antigua fe y mito, la con-
puede presentarse como una sustancia viva, que permanece cepción de la comparación del trabajo del arador y sembra-
con este su valor espiritual o psicológico mientras los hom-
esfera dor con el esposo que cumple el deber de la recta alianza;
bres cambian cual accidentes y elementos suyos, como
de las los hijos legítimos que nacen de esta alianza, son de esta
de voluntad común que representa el enlace no sólo
tam- suerte análogos al fruto del campo cultivado, al igual que
generaciones que viven y actúan al mismo tiempo sino
los meros hijos.de madre lo son a la caña que parece crecer
bién entre las de distintas épocas. Como la costumbre cons-
tituye el vínculo más fuerte, prescindiendo del instinto de sin semilla en el lodazal. Y a eso: al orden, afianzamiento
al mismo tiempo, el recuerdo y santidad del matrimonio legítimo (sobre todo cuando re-
Wn
viste la forma de monogamia pura) tan decididos como la
une incluso a los vivientes con los difuntos, para conocerlos,
distribución, pacificación y aprovechamiento de los campos,
temerlos, venerarlos todavía. Y si la patria propiamente
y donde se unen ambas esferas, a la posesión y derechos de
como morada de gratos recuerdos encadena el corazón, hace
las distintas familias y miembros de familia, a la dote, a la
dura la separación y atrae con nostalgia y añoranza al ale-
sucesión, se refiere en sus más importantes efectos el conte-
jado de ella, tiene, además, un significado especial y subli-
nido de la consuetud y del derecho consuetudinario por ella
me para espíritus sencillos y creyentes como lugar en que
dado. Nuestra consuetud, la consuetud de los padres, la
vivieron y yacen enterrados los antepasados, donde pasean
y moran aún los espíritus de los difuntos, por encima de consuetud del país y del pueblo, es lo mismo. La consue-
tud consiste más en la práctica que en la sensación y opi-
los tejados y por debajo de los muros, protegiendo y ve-
nión; en la sensación se manifiesta más viva que el dolor
lando, pero también exigiendo poderosamente que se honre
y el disgusto cuando es infringida, quebrantada, y de modo
su recuerdo. Bien es verdad que esto existe ya directamente
correspondiente se produce la reacción en el hecho y en el
en la casa y familia, aun cuando la tienda se traslade de
campamento en campamento y el suelo sólo sea apreciado 1 El autor contrapone la expresión -alemana. “Gewobnheit”, que
como sustentador de frutos de árboles y plantas, como pro- tal vez podría traducirse por “habituación” en el sentido en que él la
tector de la caza y finalmente como pasto del ganado do- emplea, por lo menos en este pasaje, a “Sitte” (del antiguo alemán
mesticado, por esos dones libres y copiosos que no requieren “situ”, voz hermana de la griega “ethos”), que hemos traducido por
“consuetud”; la última indica más bien, en el propósito del autor, el
sedentariedad. Sin embargo, ese sentimiento tiene que hacerse uso (o conjunto de usos) que adquiere cierta permanencia, y puede
más intenso a medida que la casa y granja adquieren per- considerarse como sinónima de la latina “mos” (de la que deriva ““mo-
manenciay parecen como unidos a la tierra, la cual también, ralidad”, como de “Sitte” “Sittlichkeit”). — (N. de T.).
una vez roturada, encierra en sí la fuerza viva para ello
277
N 275
AD
COMUNXDADYSOCIED
FERDINAND TONNIES
entrar en acción el poder de las normas tradicionales, en el
ada,
juicio; y la opinión se manifiesta tanto más intensamente que se halla depositada en parte la antigua, confirm
acumula da de sentenci as
en favor suyo cuanto más notablemente se modifica, la de realidad, en parte la experiencia
con el objeto de subsana r las discor-
los ancianos más que la de los jóvenes. En la comunidad antaño pronunciadas,
o de la im-
de aldea sobre todo y en la región que rodea a la aldea dias surgidas a.causa de la lesión consumada
propiedad
imperan la consuetud y el derecho consuetudinario: por él, pugnación de las existentes esferas de libertad,
se ri- la concordia y la consuetud tienen también
considerado como eneral y común, válida, y honra. Pero
dirección pacífica positiva: afirman las
gen los hombres asi unidos en sectores más amplios o más conjuntamente una
re,
reducidos de sus acciones y afanes, los gobernantes en su distintas relaciones, naturales o fundadas en la costumb gra-
ayuda amigable s;
gobernar, los servidores en su servir, y creen que así deben y convierten en deber la prestación y
originarias
hacerlo porque todos lo hacen y los padres lo hicieron, cias a ellas, la unidad y armonía de los espíritus,
el espíritu de familia más di-
y que así es justo porque siempre fué así. Concordia y o ideales, reciben expresión,
pero imagina tiva, más simbólic a, ha-
consuetud se condicionan y fomentan recíprocamente, recta, y la consuetud más
que sean recorda dos y renovado s. Este
pueden ponerse también en conflicto y alterar de diversos ciendo de esta suerte
en que quiere
modos los límites que las separan. Tienen necesariamente es el sentido y valor de las fiestas y ceremonias
por alegrías y penas, dedicaci ón común
de común que significan y ordenan paz absolutamente, es manifestarse simpatía
y apro-
armónic as
decir, en primer lugar (negativamente), que contrarrestan a algo más elevado, divino, en formas
las numerosas causas de disputa y procuran'suavizar y alla- piadas.
nar las ya existentes; pero ya de estas dos misiones corres-
ponde la primera más bien a la concordia, en cuanto espíritu
de familia y de corporación, y la otra a la consuetud. En § 24
efecto, en los círculos más íntimos, los domésticos, es evi-
FA
nido y forma
dente que los constantes y próximos contactos hacen proba- Pero lo que por concordia resulta como conte
orden y armon ía natur ales y conte-
bles toda clase de choques, fricciones e impedimentos en la de la convivencia, es un
n de aquéll a, en virtud de los cuales
medida en que se encuentran edades, fuerzas y pretensiones nidos a priori en el germe
lo menos
iguales; pero también, en el cambio de los sentimientos y cada miembro hace lo suyo, debe hacerlo o por
lo haga; goza lo suyo o tiene derec ho o auto-
humores, pasan más rápidamente, se lamentan con mayor conviene que
es dado por
facilidad y son fácilmente perdonados, y ceden asimismo rización para gozar de ello. Esto quiere decir:
e, o sea, con ante-
más pronto a la mano superior, a la en este caso autoridad la naturaleza orgánico-animal del hombr
ta des-
simplemente natural, que reúne en sí en una clase sensible rioridad a la cultura o historia humanas, y sólo necesi
a o, que no requie re más que las
y pór sí misma comprensible distintas dignidades. Pero arrollarse por libre crecimient
cias para ello, y, desde luego, éstas
medida que esas dignidades se presentan como menos genui- condiciones externas propi el
en las circu nstan cias histór icas. Por
nas, como meramente tradicionales y comunicadas por el pueden darse también
por su misma
pensamiento, y, lo que es lo mismo, a medida que el círculo contrario, la consuetud no puede concebirse,
más que como proce dente de la capaci-
se ensancha y en vez de las relaciones de parentesco apare- disposición intern a,
tanto más raras resultan tal vez las dad y trabajo mentales del hombre ya desarrollados,y se
cen las de vecindad, como dijimos
querellas, pero también tanto más profundas y enconadas: desarrolla en y con este trabajo, en particular
ésta y otras se practican
por arrogancia, afán de dominio y ambición, lo mismo que ya: en la agricultura y cuanto más
por odio, envidia, sed de venganza, y entonces tiene que 279 -
278
FERDINAND T 6 N N1 E § COMUNIDADYSOCIEDAD
con habilidad e inteligencia. Así, pues, en la comunidad comunes, tiene para los más realidad psicológica objetiva—,
nacional, de una voluntad esencial igual general, de fuerza, la vinculación orgánica originaria entre los hombres, soporta-
deber y derecho iguales, debe derivarse todo lo especial de da por Ta concordia, se transforma al llegar 2 ciérta altura,
esta clase, como desarrollado por gérmenes y actividad pro- mediando ciertas circunstancias, en idea y esencia de un ente
pios; y en cuanto, pues, aquella misma, en su totalidad, ha comunal. Ésta no puede surgir de Ta consuetud, en cuanto la
sacado de sí ese trabajo y en su cualidad y organización consuetud la presupone. Ahora bien, en el estado u organiza-
ostenta la fuerza y voluntad de referir a su propia unidad ción de un ente comunal, aquellas notas o cualidades que le
derechos y deberes desiguales — esa voluntad es, entonces, son esenciales, y, por lo tanto, necesarias y naturales (en
consuetud y derecho (positivo). Por ello, la comuna tiene este sentido más preciso), deben distinguirse de las meramen-
con sus distintos individuos o grupos las mismas relaciones te accidentales, positivas y, en esa medida, variables. De ahí
que el organismo con sus tejidos y órganos, y esto produce puede resultar fácilmente la siguiente clasificación: 1) entes
los conceptos de cargos y estamentos, que, al hacerse perma- comunalespatriarcales, en los cuales existe ya el fundamento
nentes y hasta acaso hereditarios en las familias, aumentan esencial; piedad común del suelo, pero sin ser aún totalmente
y afianzan al propio tiempo su enlace con el conjunto y su esencial; 2) entes comunaleslagrícolas) en los cuales existe y
propia libertad, siempre que lo uno no se opere a costas de es totalmente esencial; 3) entes comunalesiurbanos,\en los
lo otro, pues existe constantemente la probabilidad y peligro cuales existe todavía pero ha dejado de ser simplemente esen-
de que se haga en beneficio de la cohesión en el caso
de
miembros propiamente servidores, subordinados, y a favor
sumamente diversa de
de la libertad en funciones esencialmente dominantes. En n cuanto cada
efecto, por su-misma naturaleza, también aquéllos tienen una de ellas puede ser ente comunal—, son al propio tiempo
que ejercer alguna clase de efectos decisivos sobre los tipos de complejos mayores en que pueden mantenerse
el con-
junto, mientras que las últimas deben definirse en el sentido vivas y desarrollarse. La casa aislada es la que más difícil-
de que pertenecen a miembros o partes que como tales tienen mente y la ciudad aislada la que más fácilmente tiene el ca-
que servir al conjunto y regirse por él. Pero todas rácter de ente comunal propio y autónomo. Según eso, cabe
estas
relacionesy sus instituciones, donde quiera y como imaginar que un círculo, el más general y amplio, se exprese
quiera
que se formen, son derecho positivo en cuanto derechos como ente comunal pátriarcal y genocrático, dentro del cual
con-
SUetudinarios, es decir, que pertenecen a la volunt se erijan muchos más reducidos en forma de regionales, ve-
ad general,
en _cuanto se presenta como uso y consuetud. Denomino cinales-hogareños y, por último, de cada uno de esos algunos,
ente comunal al pueblo de un país, en su calidad de sujeto los más estrechos, urbanos. Y así imaginamos un reino que
y titular de ese derecho positivo. Ente comunal es el pueblo se divida en regiones o territorios nacionales, una región o
organizado concebido como ipsum especial, territorio nacional que se divida en señoríos, aldeas yciuda-
individual, y,
por lo tanto, en posibles relaciones con sus miembros des; la ciudad ya no tiene en su seno más entes comunales
u órga-
nos. En virtud de esta su esencia, un ente comuna que ella misma —como-no sea en forma de aldeas—, antes
l se pre-
senta como institución de derecho natural, del bien se divide en corporaciones y casas y, por último, en in-
cual, precisa-
mente por este acto de su creación, cabe imagin dividuos. Pero de esta suerte puede haber también señoríos,
ar que invade
el terreno del derecho positivo. En efecto, aldeas y ciudades que pertenezcan directamente al reino y a
al igual que toda
u.nít'?n, en cuanto ente existente para sí,
se basa en un enten- su derecho, y asimismo corporaciones y casas que dependan
dimiento —en cuanto existe para una memoria y lenguaje directamente de la región y del derecho regional.
. 280 281
Y
COMUDNI DA
SOCIE DAD
—
se
ficarse con la sociedad. Y cuando la clase trabajadora suetúd consuetudes
y o usos, o los desaprueba como malos
hace sujeto de la voluntad del Estado para destruir la pro- y falsos. La opinión pública aprueba la política y legis-
ducción capitalista, éste deja' de existir. Y de esto se sigue
Jación calificándola de correcta e inteligente, o la condena
que, por su objetivo, la aspiración política de esta clase se como incorrecta y torpe. —La creencia pertenece esencial-
sale del marco de la sociedad que incluye el Estado y la po- mente a la masa y al puebld inferior: es más viva en las
litica como necesarias expresiones y formas de la voluntad mujeres y niños. El dogma es una cosa que sólo pocos
de la sociedad. Por el contrario,se da la más profunda opo- pueden entender y “menos inventar; sólo los varones y an-
sición histórica y social entre los dos conceptos de Estado cianos de ingenio sutil y fría distinción. Vienen a ser como
cuyos contorm?s h'emos trazado, conceptos que se enfrentan poesía (en'sus raíces, como propensión al canto, a la comu-
con las denominaciones de soberanía popular —en realidad, nicación narrativa, a la representación mímica) con res-
soberanía de la sociedad— y soberanía gubernamental —en pecto a la prosa perfecta de un razonamiento matemático
realidad, soberanía del Estado—, aunque entre ambas puede u otras combinaciones abstractas—. Ya nos hemos referido
haber numerosas mezclas y confusiones. a las relaciones de la religión con la vida de familia y con
la consuetud; es aquélla la vida de familia misma, en cuanto
hace participar de ella a seres imaginados, presentes en la
§ 30
fantasía, fieles al parentesco y amigos, y de esta suerte se
ofrecen, de un lado (del humano) veneración, con piado-
La tercera y última forma de voluntad común y obliga-
sos dones, sacrificios y obsequios, y, del otro (del divino),
toria debe concebirse como mental. En teoría, para mayor favor, protección y ayuda; el poder paterno o materno es
claridad, puede a-tríbuírsele _ta{nbién un sujeto, pudiendo ser
el fundamento y origen de fodo poder divino y de carácter
éste una federación o asociación espiritual e:
(eclesiástica), o divino, y permanece en ellos como su verdad. En conse-
bien, concebido como general {ente comunal espirituad (ecle-
siástico) ,6 stndoual DOX a las formas de voluntad
cuencia,
Ta religión misma es una parte de la consuetud,
dada por la tradición y los ancianos como real y necesaria
mismas las denominaciones siguientes: A) a las comunales:
y en la cual toda criatura humana ha nacido y se ha for-
individualmente, la de creencia; conjuntamente, la de re-
mado, como en el dialecto de su lengua, como en el modo
ligión: B) a las societarias: individualment e, la de dogma; de vivir, la clase de indumentaria, comida y bebida, usual
conjuntamente, la de opinión ºúºl¿'¡_;¿. Son poderes que no
en su tierra natal: fe de los padres, fe y uso, sentimientoy
dependen de fuerzas humanas (físicas), ni es propio de ellas
deber hereditarios. —Además, la religión tiene y conserva
que $e hagan valer e impongan por cosas externas a modo
en fodas partes, y en su desarrollo culminante, todos los
de instramentos (dinero), sino únicamente por medio de característicos efectos en el ánimo y conciencia de los hom-
representaciones_ e ideas, destinadas a estar y o%rar en la ac-
bres gracias a la bendición de los acontecimientos de la
En sus más
importantes
Tividad cer,e%zal de hombre. acciones vida de familia: de la comunidad conyugal, de la alegría
sociales se colocan en actitud de juzgar, de regir, es decir,
. 294 295
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FERDINAND T 6 N N I E S, COMUNIDAD Y SOCIEDAD
por los nuevos nacimientos, de la veneracién de los an- enfocar el pensamiento y el conocimiento, se orienta de
cianos, de la tristeza por los fallecidos. Y asimismo ganti- preferencia a la vida y al tráfico de la sociedad y del Estado.
fica el ente comunal, y eleva y afianza la validez del dere- Todos Tos que participan a conclencia en esa vida y tráfico
cho: ya digno e importante como voluntadde Tos ancianos tienen que interesarse por esos conceptos y opiniones, con-
yañtepasados, más fuerte y más cierto es aún como vo- tribuir a formarlos y combatir los falsos y nocivos. Lo
Tuntad de los dioses. Así, la concepción anterior crea y lícito y lo ilicito en la práctica del comercio, y lo que haya
fomenta la posterior, y ésta repercute sobre aquélla. El ente que pensar de la fuerza y valor de tal o cual empresa, de
comunal religioso es especialmente exposición de la unidad tal o cual mercancía, crédito, moneda o “papel”, y, de
e igualdad originarias de todo un pueblo, manteniendo modo análogo, de valores en circulación, personas y sus
unido el pueblo como una familia, y el recuerdo de su aptitudes en otros sectores, presentadas en términos seme-
parentesco por el culto y sagrarios comunes. Esto en su jantes al tráfico del mercado y de la bolsa, —todo esto,
significación extensiva; su fuerza más intensiva la tiene elevado a preceptos generales, constituye una especie de
en grado máximo como ente comunal urbano, porque en código de moral, desde luego muy variable en virtud de
él se pone decididamente de relieve la importancia de la fe un presunto conocimiento mejor, y susceptible de encontrar
y de la interpretación de la voluntad divina para completar mucha oposición, pero no por ello menos severo en sus
el contenido de la consuetud. Esto se opera principalmente prohibiciones, condenaciones y castigos, puesto que como
por el uso del juramento, con el que se provoca la presencia no se trata de poner en práctica alguna inclinación deter-
del ser divino, más como temido que como amado, para minada sino sólo de la corrección formal del modo de pro-
que imponga la lealtad y la veracidad, y haga expiar el ceder, la reacción no se produce propiamente más que
engaño y la mentira. Y de esta suerte no se andará muy contra las transgresiones, mientras que no es tan fácil que
lejos de lo cierto descubriendo en el matrimonio, como se haga una distinción en el otro aspecto, el positivo, ya
centro de gravedad del régimen familiar, de la concordia que no se exige ni espera más que regularidad; y la admi-
entre el espíritu masculino y el femenino, y luego en el ración no es precisamente cosa de la opinión pública, pues
juramento, las dos columnas con que la religión sostiene el ésta se esfuerza más bien en llevar todos los fenómenos
edificio del ente comunal y de elevada vida de comunidad: al nivel de su comprensión. Tiene que ver, por lo tanto,
ellas son los principales sectores de la moral, y ésta, por su no sólo con acciones correctas y buenas, sino muy preferen-
carácter especial, preducto de la religión en la misma medida temente con opiniones correctas y buenas, puesto que, le
corresponde fomentar la coincidencia de los opiniones p:
que el derecho lo es de la consuetud.
Vadas e individuales con ella, con la genera] y pública
tanto más cuanto que los sujetos racionales y de voluntad
§ 31 To supuestos tales) rigen sus actos por sus opimiones. Pero
entre las opiniones, hay muchas indiferentes, pero nin-
La opinión p a llega a tener la pretensión de sentar guna menos indiferente que las opiniones políticas, pues
normas generales y válidas, y no por cierto a base de una de ellas parece depender en última instancia qué leyes dará
fe ciega, sino de la clara visión de las doctrinas por ella co- o conservará el Estado, qué política seguirá en el interior
nocidas y aceptadas. En su tendencia y por su forma, es la o en el exterior. Ahora bien, si en este punto la sociedad se
opinión científica e ilustrada, Si bien puede formarse como muestra unáñime en parte, mientras en muchos aspectos
tal con respecto a fodos los problemas posibles que pueden existen las oposiciones más violentas, M
v .296 297
F ER DI N A ND T 6 N N 1 E § COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
de procurar que su opinión sea compartida, por lo menos una sola república universal de igual extensión que el mer-
en apariencia, por la opinión pública, que su voluntad cado mundial, que fuese dirigida por pensadores, sabios y
represente la voluntad general y racional que aspira al escritores y pudiera prescindir de todos los medios coerci-
bien común, con el objeto de llegar.a tener en sus manos tivos que no fuesen de carácter psicológico. Esas tendencias
el timón” del Estado o los “resortes de la legislación”. e intenciones tal vez no se lleguen a formular nunca de
Por otra parte, el Estado mismo o el Gobierno, es decir, el un modo claro y puro, y menos aún realizarse: pero su
m partido que precisamente representa la persona soberana concepción sirve para entender muchos fenómenos reales
o que ejerce en ella la más poderosa influencia, tiene interés y para comprender una cosa muy importante: que el de
ME
igualmente intenso en “hacer” la opinión pública, en arrollo de los Estados nacionales no es más que una limi
“trabajarla”, en inclinarla hacia una dirección o desviarla fación provisional de la sociedad sin límites. Asi, el Estado
de otra. Pero sea lo que sea lo que exista y valgd como más moderno y societario, la Unión norteamericana, es el
opinión pública, para los opinantes individuales viene a que menos puede y quiere aspirar a tener semejante carácter
El
ser un poder exterior y extraño. Es lo que ocurre de prefe- nacional. —Pero, ante todo, hay que retener la observación
rencia con aquel medio de comunicación, el literario, en de que lo artificial, y hasta lo forzado, de estas abstrac-
z
que se ha extinguido o puede extinguirse toda relación, ciones debe tenerse siempre presente, y no perder de vista
creencia y confianza humanas entre el que habla y predica la_ honda conexión que todas estas potencias societarias
y el que escucha y oye; en él, los juicios y opiniones apa- tienen con su base comunal: las formas originarias y na-
recen como los obietos que vende el tendero empaquetados furales, "históricas”, de la vida y querer en común, puesto
y en su realidad objetiva ofrecidos para el goce. Una cosa que aligual que toda la voluntad arbitratia indifidual sólo
OBEMOE;d
por el estilo- ocurre con el periodismo: la rápida fabricación, idealmente puede separarse de los impulsos de la vida y de
multiplicacióny difusión de ideas para los que vivimos en la voluntad esencial, así ocurre también con la voluntad
la actualidad, ofrecidas y preparadas del modo más perfecto arbitraria social. Todas sus ordenanzas y normas conservan
como todos los demás medios de goce del mundo: como cig@fle/janza con los mandamientos de la religión, ya
la cocina de un hotel presenta las materias de comer y beber que, como ésta, son hijas de Ta expresión intelectual o men-
en la forma y en las cantidades deseadas. Así, la “prensa”, tal del espíritu total, y tal vez nunca se encuentre en Ta
el medio característico (“órgano”) de la oEin…, realidad de un modo completo y general el aislamiento
arma e instrumento en manos de todos los que saben y y autonomía de este espíritu, que actualmente pasa como
deberi usarla, es de poder universal como crítica temida postulado. Así, el juramento es garantía originaria ‘del
de procesos y alteraciones de los estados de la sociedad; contrato, y no es fácil separar de la buena fe la “fuerza
perfectamente comparable, y en algunos aspectos superior, obligatoria” de los contratos en la conciencia de los hom-
al poder material que fienen los Estados gracias a sus ejér- bres, aunque en la realidad nada de eso se necesite, sino que
citos, finanzas y enjambres de funcionarios; no limitada, al sujeto racional le basta una simple reflexión sobre el
como éstos, a las fronteras nacionales, sifio totalmente in- interés propio para comprender la necesidad de cumplir esta
ternacional por su tendencia y posibilidades, y, por lo condición fundamental de la vida societaria—. No es fácil
tanto, comparable al poder que tendría el acuerdo o alianza, aclarar, ni hacer entender, este punto de vista. Pero en la
permanentes o transitorios, de los Estados. De ahí también intuición y penetración de su sentido se descubrirá la llave
-
EJ
la posibilidad de asignarle como objetivo suyo final la para la solución de los problemas más importantes de la
supresión de la pluralidad de Estados para sustituirla por formación y decadencia de la civilización humana, puesto
298 ! 299
Ea
FER DI N A N D T 06 N N I Es
A MODO DE APÉNDICE
CONCLUSIÓN Y PERSPECTIVA
81
W……—
vencia, que, basándose en la coincidencia de voluntades,
tiene como fundamento esencial la concordia, y se des-
arrolla y ennoblece gracias a la consuetud y a la religión
—y otra ordenación de la convivencia, que, fundándose
en voluntades arbitrarias confluyentes, unidas, en la con-
vención, obtiene mediante la legislación política su garantí;
y mediante la opinión pública su aclaración y justificación
ideal y -consciente. Además: el contraste de un derecho co-
mún y obligatorio, positivo, como: sistema de normas
coercitivas con respecto a las relaciones de las voluntades
entre sí, derecho que teniendo sus raíces en la vida de
familia y sacando de los hechos de la propiedad del suelo
su contenido más importante, recibe sus formas esencial-
mente determinadas por la consuetud, a la que la religión
imprime su bendición y glorificación cuando en su cali-
dad de voluntad divina, y, por lo tanto, como voluntad
de los hombres sabios y rectores que interpretan la voluntad
divina, no enseña y se decide ya a modificar, a mejorar,
formas—, y, frente a él, un derecho positivo homogéneo,
- que, aplicado a mantener deslindadas las voluntades arbitra-
rías a través de todas sus conexiones y entrelazamientos,
300
301
FERDINAND TONNIES COMUNIDAD Y S OCIEDAD
tiene sus postulados naturales en el orden convencional del esfera de ésta, y, por lo tanto, en sus inclinaciones, su
comercio y demás tráfico análogo, aunque sólo adquiere ánimo y su conciencia (moral), como asimismo en sus
validez y fuerza regular por la voluntad arbitraria soberana circunstancias dadas, en su posesión y en la actividades que
y por el poder del Estado, como instrumento, el más im- le son naturales y acostumbradas y de su incumbencia,
portante, de su política, gracias al cual conserva en parte obtuvo cierta participación de esa sustancia y puede deri-
y en parte obstaculiza y fomenta, los movimientos socie- varla del hogar y centro comunes. En ella tiene las raí-
tarios, y el cual por medio de doctrinas y opiniones es ces de su fuerza, y en definitiva su derecho se mutre del
públicamente defendido, atacado y, por lo tanto, también único, originario que, como divino-natural lo abarca y
modificado, agudizado o atenuado. Tenemos, por último conserva, al igual que lo hizo surgir y lo hará perecer.
en este orden de cosas, la antinomia entre moral, en c!.\:\ntov Pero en ciertas condiciones, en muchas relaciones notables
sistema, totalmente ideal o mental, de reglas de la vida para nosotros en este orden de ideas, aparece el hombre
con)ún, sistema que, por una parte, es esencial expresión como libre en actividades y relaciones voluntarias, de-
y órgano de las representaciones y fuerzas religiosas —en biendo concebírsele entonces como persona. La sustancia
este caso en necesaria unión con las condiciones y realidades del espiritu común es tan débil, o tan endeble el vinculo
del espíritu de familia y de la consuetud—, y, por otra que lo une a los demás, que queda fuera de nuestro es-
ab'sollutamente producto e instrumento de la opinién más tudio. Lo es en general, comparado con todo vínculo fa-
pul?llca, y en seguida enfocada a todas las relaciones de la miliar o fraternal, la relación entre hombres no hermana-
sociabilidad contractual general y de las aspiraciones polí- dos: cuando —en estas relaciones, o, por último, en ge-
ticas. neral— no impera un entendimiento común, no hay uso
Orden es derecho natural; derecho pura y simplemen- ni fe que una y reconcilie. Es el estado de guerra y de
te = derecho positivo; moral — derecho ideal. En efecto libertad ilimitada para aniquilarse mutuamente, para usar,
derecho como contenido de lo que conviene que sea y puedé pillar y subyugar a capricho, o bien, advirtiendo que re-
ser, de lo ordenado y permitido, es propiamente objeto sulta más ventajoso, de celebrar contratos y uniones. Has-
de una voluntad social. También el derecho natural debe ta dónde y hasta cuándo pueda existir ese estado entre
entenderse como establecido y efectivo si se quiere que ten- grupos o comunidades cerrados y entre hombres que de
ga efecto y realidad: pero establecido en un sentido más ésas dependan, o aun entre hermanados y no hermanados
genex:all y de modo menos expreso; es el derecho general en con respecto a la comunidad, es cosa que carece de interés
oposición con todo el especial, o el derecho simple en oposi- para nuestro estudio; lo que nos importa es una convi-
ción con todo el diverso y complicado. vencia y un estado social en que los individuos permanecen
entre sí en el mismo aislamiento y hostilidad encubierta,
de suerte que sólo por temor o prudencia se abstienen de
82 - atacarse mutuamente, pudiendo concebirse, por lo tanto,
las verdaderas relaciones pacifico-amistosas como apoyadas
De concordia, consuetud y religión consta la esencia del también en los cimientos del estado de guerra. Este es,
ente y voluntad social, de donde en el curso de su vida se como se determina en conceptos, el estado de la civilización
desarrollan, dándose condiciones propicias, los modos y societaria, en el cual la paz y el tráfico se conservan por la
formas más suavemente diversos, de suerte que todo grupo convención y por el temor mutuo expresado en ella, bajo
y todo hombre autónomo, en su voluntad propia y en la el amparo del Estado y desarrollado por la legislación y
- 302 303
FERDINAND T ÓNNIES
COMUNIDAD Y SOCIEDAD
' la política. La ciencia y la opinión pública tratan de con-
vencerse de que ese estado es necesario y eterno, y hasta tente como unidad, está supeditado igualmente a condi-
Iegan a sublimarlo como paso adelante hacia la perfección. ciones económicas. Y su dominio verdadero y esencial es
En cambio, es más bien en las clas “órdenes de vida el dominio económico, que antes de ellos y con ellos —y
comunales donde se conserva lo nacional y su cultura, y en «parte también por encima de ellos —obtuvieron los
a_ ello se opone, en consecuencia, lo estatal (concepto en magnates del mercado, sometiendo a su poderío las fuerzas
que podría compendiarse el estado de sociedad), con un de trabajo de la nación en múltiples formas, las más im-
sentido evidentemente fingido a menudo, y más frecuente- portante de ellas la producción capitalista sistemática o gran
mente despectivo y de odio disimulado: en la medida en industria. Preparar las condiciones de tráfico para el acuerdo
ue lo último se aparte y divorcie de lo primero. Por lo nacional de los libres de determinarse, y las condiciones y
tanto, fambién en la vida social e histórica de la huma- formas de la producción capitalista, es la obra de la clase mer-
nidad, voluntad esencial y voluntad arbitraria presentan, en cantil, que por su naturaleza y tendencia es igualmente na-
parte, las más profundas conexiones y, en parte, se hallan cional que internacional y adicta a la gran ciudad, o sea: so-
yuxtapuestas y enfrentadas. cietaria. Siguiéndola, pasan a serlo también, cada vez más,
L — todos los otros estamentos y dignatarios, y, por último
por lo menos como tendencia, toda la hasta entonces nación.
§3 Con el lugar y condiciones de su vida cotidiana, modifican
los hombres su temperamento, que se hace apresurado y
Así como una voluntad esencial individual emite de si variable a causa de sus inquietos afanes. A la par que esta
=
el pensar nudo y la voluntad arbitraria que tienden a disol- subversión del orden social, y corriendo parejas con ella,
verla y a subyugarla —así observamos en los pueblos de opérase una transformación progresiva del derecho en su
la historia, cómo desde formas de vida y formas de vo- contenido y en sus formas. El puro contrato pasa a ser la
luntad comunales comienza el proceso de desarrollo de base de todo el sistema, y la voluntad arbitraria de la so-
la sociedad y de las formaciones de voluntad arbitraria ciedad, determinada por su interés, se presenta cada vez
07 PEPOIOOS £ D
societaria, y desde la cultura de lo nacional se pasa a la más (en parte en sí y para sí misma, en parte como volun-
civilización de lo estatal—. Este proceso puede describirse tad del Estado que se ejecuta) como único autor, conser-
también, en sus rasgos generales, del modo siguiente: La vador y promotor del orden juridico, que por consiguiente,
sustancia del pueblo forma, como fuerza originaria y do- se considera que puede ella modificar, y que le es lícito
“ minante, las casas, aldeas y ciudades del país. Luego pro-- hacerlo, en la medida en que lo juzgue conveniente y
duce también los individuos dotados de mayor poder y posible, para acabar estimándose que este juicio es útil o
volunfa¿í., en muy distintas manifestaciones: en las figuras conveniente por sí mismo. La voluntad del Estado se
j
de’ principes, señores feudales, caballeros, pero también de emancipa cada vez más de la tradición, de lo acostum-
c_Ieng'o.s, artistas y sabios. Pero todos éstos siguen -siendo brado y de la fe en su importancia decisiva. De esta suerte,
condicionados y determinados en sentido social, por tanto el derecho, de creación de la consuetud, o de derecho con-
tiempo como lo estén en sentido económico, por la.tota- suetudinario, acaba por transformarse en derecho exclusi-
lx_dac! 'del pueblo, tal como se presenta en su propia estrati- vamente legislado, en producto de la política, quedando
ficación, y por la voluntad y fuerza de ese pueblo. Su como únicas potencias en actividad: el Estado y sus depar-
ii
acuerdo nacional, el único modo de que llegue a ser prepo- tamentos, y los individuos; en vez de hermandades, co-
munas y entes comunales de formación natural, numerosos
304
305
TERDINAND T 6 N N I Es COMUNIDAD
Y SOCIEDAD
y diversos. Y como éstos contribuyeron a determinar el en la sociedad desarrollada, la cohabitación de los hombres
carácter de los hombres, éste se transforma acomodándose sigue siendo de estas tres clases como en los tiempos primi-
2 las nuevas y arbitrarias formaciones del derecho, per- tivos y medios. La ciudad es la forma más elevada, es decir,
diendo el sostén que había tenido en la consuetud y en la la más complicada, de la convivencia humana en general.
convicción de su validez. Tiene de común con la aldea la estructura local, a diferencia
Bajo la acción de estas modificaciones y repercutiendo de la familiar de la casa; pero tanto una como otra con-
en ellas, se produce luego, por último, una completa sub- servan muchos caracteres de la familia, más numerosos la
versión de la vida espiritual. Ésta, antes apoyada totalmen- aldea, menos la ciudad. Sólo al convertirse ésta en gran
te en la fantasía, se hace ahora dependiente del pensamiento: ciudad los pierde casi totalmente, pues las distintas personas
en aquélla, ocupa el punto central la creencia en seres, espí- y hasta familias si se quiere, se enfrentan en ella y tienen
ritus y dioses invisibles; en ésta, el conocimiento .de la una localidad común con el carácter de morada meramente
naturaleza visible, La religión, nacida de la vida del pueblo casual y elegida. Pero así como la ciudad dentro de la
o por lo menos desarrollada a la par de ésta, tiene que ceder gran ciudad, como indica ya la misma determinación —así,
su lugar a la ciencia, nacida de la conciencia (intelectual) perduran propiamente los modos de vida comunal, como
instruida y encumbrada por encima del pueblo, y adaptada los únicos reales, dentro de la societaria, aunque atrofiados
a ella. Qire:tamente y por su esencia, la religión es moral, yhasta en vías de desaparición. Y, viceversa: cuanto más
ya que tiene su más profunda relación con el vínculo cor- se generaliza el estadode sociedad en una nación o grupo
—
póreo-espiritual que une las generaciones de los hombres. de naciones, tanto más el conjunto de ese “país” o la totali-
La ciencia sólo adquiere contenido moral al estudiar las dad de ese “mundo” tiende a parecerse a una sola gran
leyes de la convivencia humana, cuando de esta suerte trata ciudad. Pero en la gran ciudad, y, por lo tanto, en todo
de derivar las reglas para una ordenación voluntaria y -ra- estado de sociedad, sólo las clases altas, ricas, cultas, actúan
cional de esa convivencia.' Y la mentalidad de los hombres y viven realmente, dando la pauta por que las clases infe-
individuales es cada vez menos presuntuosa con la religión riores deben regirse, en parte con la voluntad de suprimirlas,
y má? presuntuosa con la ciencia. A base de las diversas en parte con la de igualarse a ellas, para adquirir a su vez
investigaciones que los laboriosos tiempos han ido acumu- poder societario y arbitrario. Lo mismo en aquellas masas
lando, trataremos de descubrir un día la conexión entre que en estas, la gran ciudad, y, en consecuencia, la “nación”
estos formidables contrastes y movimientos tal como his- y el “mundo” igualmente, están formadas por puras per-
tónca- y actualmente se presenta; pero, a los efectos de esta sonas libres, que en el tráfico se hallan constantemente en
exposición preparatoria, algunas observaciones esporádicas contacto, proceden a intercambios, y actúan conjuntamente,
pueden servir de aclaración a los principios dados. sin que surja entre ellas comunidad y voluntad comunal,
como no sea de modo esporádico o como residuo de estados
anteriores que les sirven aún de fundamento. Lo que se hace
Las . § 4 más bien con estas numerosas relaciones externas, contratos
y situaciones contractuales, es sólo encubrir otras tantas
H.ícímos_ uná distinción entre casa,.aldea y ciudad, como hostilidades e intereses antagónicos, sobre todo aquella fa-
configuraciones externas de la convivencia determinadas por mosa oposición entre los ricos o clase dominadora y los
Cs la voluntad esencial y por la comunidad: Estos son los tipos pobres o clase servil que procuran estorbarse y destruirse
permanentes de la vida histórica y real propiamente. Aun mutuamente; oposición que, al decir de Platón, convierte
306 307
FERDINAND T 6 N NI Es
COMUNIDADYSOCIEDA_D
a la ciudad en “doble””, precisamente a base de escindir su
cuerpo, y precisamente con ello se transforma (según mues- tráfico mundiales; industrias mundiales se concentran en
ella, sus periódicos son universales, y en ella se congregan
tro concepto) en gran ciudad; pero esta oposición se repro-
hombres de todos los lugares del planeta en busca de
duce en toda oposición de masas entre capital y trabajo.
lucro y placeres, pero también con curiosidad y con afán
Mientras, por lo tanto, la vida urbana común se mantiene
. de saber.
totalmente dentro de la comunidad de la vida de familia
y de la tierra, dedicándose también a la agricultura pero
muy especialmente al arte basado en estas naturales necesi-
dades y concepciones y al artesanado, al elevarse a gran §5
ciudad se aparta marcadamente de.eso para reconocer y utili-
zar aquella su base únicamente ya como medio e instru- En cambio, la.vida de familia es la base general del modo
mento para sus fines. La gran ciudad es típica pura y sim- de vivir de la comunidad. Se conserva en su desarrollo a
plemente de la sociedad. Es, por lo tanto, ciudad mercantil través de la vida de aldea de
y la ciudad. La comuna aldeana
y, en cuanto el comercio domina en ella al trabajo produc- Y la ciudad pueden considerarse atn como grandes familias,
tivo, ciudad fabril. Su riqueza lo es de capital, que, en y Tuego los Tinajes y casas individuales como organismos
forma de capital de comercio, usura o industria, es dinero elementales de su cuerpo; Ios gremios, guildas y magistra-
que aumenta gracias a:su aplicación; medio de apropiación turas como los tejidos y órganos de la ciudad. En ella, el
de productos del trabajo o de explotación de fuerzas de parentesco de sangre y la suerte heredada siguen siendo
trabajo. Es, por último, ciudad de la ciencia y de la cultura, condición esencial o por lo menos muy importante para la
como tal dándose la mano de todos modos con el comercio plena participación y goce de los derechos y propiedad co-
y la industria. Las artes andan en ella en busca de pan, y munes; cabe que con carácter transitorio o permanente se
son utilizadas también con criterio capitalista. El pensar y acepten extraños como miembros servidores o huéspedes y
opinar se operan y modifican con gran celeridad. Discursos se les dé amparo, y también pueden aceptarse a título de
y escritos sirven de resortes de formidables excitaciones gra- objetos, pero no es fácil que pasen a pertenecer a la comu-
cias a su difusión en masa. Pero de la gran ciudad propia- nidad como titulares o factores suyos; al igual que los ni-
mente dicha hay que distinguir la capital, que, sobre todo ños, que a lo primero viven en la familia a título solamente
como residencia de una corte principesca y como punto cen- de miembros incapaces, dependientes, por lo cual precisa-
tral del gobierno del Estado, presenta en muchos aspectos mente recibían en la lengua latina la denominación de
los rasgos de la gran ciudad aunque no haya Ilegado a serlo “libres” (liberí) previéndose en ellos a los posibles, y en
por su número de habitantes y demás condiciones. Y, por circunstancias normales, ciertos, futuros dueños, a título de
último, se desarrolla, con la mayor probabilidad como “sus propios herederos”. No son huéspedes ni siervos, ni
síntesis de estos dos tipos, la forma más alta de esta clase: en la casa ni en la comuna. Pero puede haber huéspedes que
la ciudad cosmopolita, que no sólo contiene la quintaesencia se reciban con honra y afectos, y su situación es entonces
de una sociedad nacional, sino de todo un círculo de pueblos, muy próxima a la de los hijos, cuya condición pasan a
del “mundo”. En ella, dinero y capital son infinitos y tener cuando se les nombre hijos adoptivos adquiriendo con
todopoderosos, y ella es capaz de fabricar mercancías y ello el derecho de ciudadanía y el de heredar, y los siervos
ciencia para todo el globo, y leyes y opiniones públicas pueden ser estimados y tratados como si fueran huéspedes
vélidas para todo el mundo. Representa el mercado y el Y hasta intervenir en las funciones de gobierno y dirección
como si pertenecieran a la comunidad. De ahí que se dé tam-
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309
C OMUNIDAD
Y SOCIEDA DN
F E RDINAND T 6 N N 1 E S
'; munales, por encima de las personas libres hay siempre
herederos naturales o ins- los poderes societarios. En nombre de la sociedad propia-
bién el caso de que figuren como
mente dicha, la convención pasa a ocupar el lugar dejado
tituidos. En este caso, la realidad ofrece numerosas grada-
vacio por la consuetud y la religión; prohibe como per-
ciones, más altas o más bajas, en pugna con las fórmulas de
los conceptos jurídicos, ya que, por otra parte, todas estas Judiciales al interés común muchas cosas que éstas habían
relaciones pueden transformarse en reciprocidades puramen- condenado como malas en sí y de por si. De igual modo
= reducidos, la voluntad del
— «e interesadas y rescindibles entre contratantes independientes actúa, dentro de límites más
entre sí. En la gran ciudad resulta natural esta transfor- Estado por medio de los tribunales y la policia. Esta vo-
mación, por lo menos con respecto a la servidumbre, y su luntad da sus leyes para todos como iguales; sólo los
desarrollo hace que este proceso se ronsume cada vez más. niños y los dementes carecen de responsabilidad ante ella.
La diferencia entre nativos y forasteros pasa a ser indife- La convención pretende guardar por lo menos las aparien-
Cías de Ja moralidad; está vinculada aún con el sentido de
rente. Cada cual es lo que es, por su libertad personal, por
su patrimonio y por sus contratos: es, por lo tanto, ser- la belleza moral y religiosa, pero éste ha pasado a ser arbi-
trario y formal. La moralidad apenas sí en lo más mínimo
vidor cuando ha cedido a otro determinadas prestaciones
de servicios y dueño cuando las ha recibido. En realidad, interesa de modo directo al Estado. Sólo tiene que repri-
mir o castigar éste los áctos hostiles, perjudiciales al in-
el patrimonio es en este caso la única nota eficaz y origi-
terés común o que parezcan peligrosos para él y para la
naria, a diferencia de todos los organismos comunales,
sociedad. Puede extender hasta el infinito su actividad en
en los cuales la propiedad, como participación en el goce
este sentido; puede intentar también mejorar los motivos
de los bienes comunales, y como especial esfera de derecho, e inclinaciones de los hombres, puesto que habiéndosele
es de un modo absoluto la consecuencia y resultado de la confiado la administración del bien público, debe poder
libertad o ingenuidad, originaria o creada (asimilada),
definirlo a su antojo, y al fin y al cabo es probable que
por lo cual, hasta donde ello sea posible, se rige por la
llegue a comprender que no basta cualquier conocimiento
medida de ésta. Por consiguiente, en la gran ciudad, en la y cultura ensanchados para hacer resucitar la consuetud
capital y sobre todo en la ciudad cosmopolita, el régimen y religión extintas acudiendo a alguna especie de coacción,
familiar se hunde. Cuanto más intensa y prolongadamente antes bien que para imponer o hacer que se desarrollen
pueda ejercer sus efectos, tanto más casuales habrán de poderes morales y hombres morales, tiene que crear las
parecer sus residuos. En efecto, pocos son los que con la condiciones y el terreno apropiados al efecto, o, por lo me-
fuerza de su voluntad se encierren en un círculo tan an- nos, suprimir las fuerzas contrarias. El Estado, en cuanto
gosto. Los grandes y poderosos que se sienten libres y razón de la sociedad, tendría que acabar por decidirse a
dueños de determinarse, tienen siempre fuertes deseos de suprimir la sociedad o, por lo menos, a transformarla ra-
romper las vallas de la consuetud. Saben que pueden hacer dicalmente.
lo que quieran. Tienen el poder de provocar modificaciones
a su favor, y sólo esto es la confirmación positiva de su
poder de decisión. En las circunstancias usuales, cuando
trabaja a presión suficientemente elevada, el mecanismo
del dinero parece llamado a- vencer todas las resistencias,
E lograr todo lo deseado, suprimir los peligros y curar los
males. Pero esto no es cierto de un modo absoluto. Aun
:’*‘r\Esuponiendo que hayan desaparecido todos los poderes co-
— 310
DAD
COMUN!DADYSOCIE'
F ER DI
ménte,
trabajo y - ocio, en que ambos se consumen mutua
tabern a como placer. De
§ 6 entre la fábrica como pena y la
y el estado de socied ad en
esta suerte, es la gran ciudad,
del pueblo, que en vano se esfuerza
eneral, ruina y muerte
ública, en cuanto da expre- antoja, sólo puede
No por esto la opinió por imponerse por su nUmero, y, si se le
pudiendo con acabar con sus
siones y fórmulas a la moral de la sociedad, emplear su poder para amotinarse si quiere
de tener decididas concie ncia en virtud
ello colocarse por encima del Estado, deja desdichas. La masa llega a adquirir
su poder irresistible le sumini stran las escuelas
tendencias a suplantar a éste, a utilizar de una múltiple instrucción que
a hacer To útil y a dejar de hacer lo destru ye la socied ad]y
para obligar a todos y los periódicos.f_!_._a lucha de clases cultura
penal y el acrecen- forma r.Y como toda la
“persudicial:la ampliación del código el Estado que pretende ~rans
medios _in- estatal, en esta for-
tamiento del poder policial le parecen ser los se ha vertido en civilización societaria y
sucumbir la cultura
ma en que se ha transformado acaba por
con vida y que
misma, salvo que sus gérmenes continúen
pasa de la exigencia de libertad (para los
on Tacilidad
de despotismo (contra los hu- comunidad sean de nuevo fo-
pudientes) a la exigencia la esencia y las ideas de la
el sucedáneo de la con- o una cultura
mildes), dado que en todo caso mentadas y vuelvan a desarrollar en secret
de
vención tiene escaso influjo sobre la masa. En el afán Tueva en el seno de la que se está hund iend o.
goces y placeres, tan general como natural en un mundo
en que el interés de los capitalistas y traficantes sabe pre-
venir todas las necesidades y aguijonea a competir en
otra
las
corta-
87
más diversas aplicac iones del dinero, no tiene
pisa que la escasez de medios (producida por el mismo Para cerrar todo este panorama, tenemos frente a frente,
interés de la clase trabajadora como precio de la fuerza de ues, dos edades en los grandes desarrollos
culturales: una
trabajo) En realidad, un sector especial y numeroso de edad de la sociedad sigue a una edad de la comun idad. La
proporciones muy superiores a las de los “delincuentes” última se caracteriza por la voluntad so al en forma de
profesionales, no es contenida, en su afán o necesidad de Toncordia, consuetud y religión; aquéll
a, por la volun tad
procurarse la llave para todos los goces dispensables e in- social en forma de convención, política
y opini ón públic a.
dispensables, más que por el temor de que sean descubiertas Y a esos conceptos corresponden las clases
de la conviv encia
y castigadas sus posibles transgresiones, es decir, por el que resumiéndolas voy a distinguir del siguiente
externa,
temor al Estado. El Estado es su enemigo. Está frente a modo:
ellos como un poder extraño y frío. Aunque aparentemente
investido de autoridad por ellos y dotado de su voluntad, - ( A. Comunidad. N
es, contra todas sus: necesidades y deseos, el protector de
la propiedad que ellos no poseen, el que les obliga3 pres-
|
familia — Concordia. En ella está el
1) Vida de
tar servicios de guerra en favor de una patria que %ara hombre con todas sus inclinaciones. Su verda-
habitacién de un
E
el}os sólo es altar y hogar en forma de
morada en el dero sujeto es el pueblo. el
piso alto necesitada de calefacción o dulce
Vida de aldea — Consuetud. En ella está
suelo del pavimento de las calles, desde donde, les es-con- Su verdadero su-
hombre con todo .su,ánimo.
cefiido contemplar la inalcanzable magnificéncia ajena,
jeto es el ente comunal.
mientras su propia existencia se divide en un- contrasté de
312
313 -
COMUNIDAD Y SOCIEDAD
¥ ERDINAND & N N I E S
cación productiva razonable de capital y en la
3) Vida urbana — Religión. En ella está el hom- venta de la fuerza de trabajo. Las reglamenta-
ver-
bre con toda su conciencia (moral). Su ciones dominan la fábrica.
dadero sujeto es la iglesia . en conceptos: como evidentes
3) Ciencia: basada
por sí mismos. En dogmas se da sus propias
1) Vida en la gran ciudad — Convención. Esta pre- leyes, y presenta sus verdades y concepciones
supone el hombre con toda su ambición. Su que pasan a la literatura y a la prensa y,
por
verdadero sujeto es la sociedad pura y simple. medio de ellas, a la opinión pública.
2) Vida nacional — Politica. .Esta supone el hombre
con todo su cálculo. Su verdadero sujeto es el
Estado. § 8
3) Vida cosmopolita Opinión pública. Esta su-
pone el hombr e con toda su conciencia (intelec-
vida de
tual). Su verda dero sujeto es la república de En la primera edad dan la nota fundamental la
el comer-
sabios. familia y la economía doméstica; en la posterior,
nando más de
cio y la vida de gran ciudad. Pero exami
en ella varias épocas.
A cada una de estas categorías se asocia, además, una cerca la edad de la comunidad, notamos
,
ocupación preferente y una tendencia dominante de orien- Todo su desarrollo se encamina hacia la sociedad, aunque
igualm ente, si bien con vigor
tación espiritual a ella unida, agrupadas, por consiguiente, por otra parte, se conserve
decreciente, dentro de la edad societaria, la virtud de la
de este modo: Pero
comunidad, y siga siendo la realidad de la vida social.
de la nueva
o la primera época está formada por la acción
Economía doméstica: basada en el agrado,
base de la convivencia, dada con el cultivo de la tierra, con
A. 1)
sea, en el placer y amor al producir, crear y paren-
están dadas en el enten- la vecindad junto a la base antigua y persistente del
conservar. Sus normas lado del linaje. La otra época.
tesco de sangre; de la aldea al
dimiento. aldeas en ciudad es. Común a aldeas
se da al desarrollarse las
Agricultura: basada en las costumbres, o sea, eñ
2) y ciudades es el principio espacial de la convivencia, en vez
los trabajos repetidos con regularidad. En los (de la tribu, de la nación), pues
y orientación al trabajo del temporal de la familia
usos se asigna la medida
«ésta tiene sus raices, como invisibles, metafísicas, como si
de conjunto.
O sea, en doctrinas dijéramos subterráneas, en cuanto se deriva de antepasados
en recuerdos, las
comunes. Los vivientes están unidos por la sucesión de
3) Arte: basado
recibidas, reglas inculcadas, ideas propias. Las y el futuro.
generaciones pasadas y futuras, por el pasado
voluntades artísticas se unen en la fe en la tarea En aldeas y ciudades, en cambio, lo que hace necesarias
las
y en la obra. - verdad era, el lugar
más intensas relaci ones es la tierra física
1) Comercio basado en designios, o sea, que la
B. permanente, la tierra visible. Sin embargo, durante la edad
atención, la comparación y el cálculo son con- comunal, este principio espacial, más reciente, permanece
dición fundamental de todo negocio: el comercio unido por el temporal, más antiguo; en la edad societaria,
es la acción pura (voluntaria). Y el contrato se rompe, y esto es la existencia de la gran ciudad. Como su
es el uso y fe del comercio.
nombre indica, es la expresión desbordante, desmesurada,
2) Industria: basada en acuerdos, o sea, en la apli-
315
314
Y D A
SOC D
IED AD
F ER DI N A N D T 06 NN { E S COMUNI
do en
urbana del principio espacial, forma que, a dio entre ellos y los de la vida vegetativa, pudien
de la forma s y en otros a éstos.
consecuencia de esta posibilidad y realidad, va a dar, en ciertos aspectos ser atribuído a aquéllo
curso normal una mitad
el más decidido contraste, a la colonización aldeana (forma Por lo tanto, distinguiendo en un
lo ani-
rural del mismo principio), que permanece unida por esen- ascendente en que lo vegetativo prepondere sobre
en que la relació n se inviert a, su
cia y casi por necesidad. Es de entender, pues, en qué sentido mal, de otra descendente
en sentido general y, por consig uiente ,
debe tomarse toda marcha del desarrollo como tendencia validez se confirma
en este caso puede tener
progresiva de la vida y entidad urbanas, “Puede decirse también para el hombre; pero
se
que toda la historia económica de la sociedad (es decir, de todavía el contenido especial de que lo animal en cuanto
las naciones modernas) se resume en el movimiento de opo- expresa en lo mental, recorre este proceso , y, por lo tanto,
e con
sición entre ciudad y campo” (K. Marx, Das Kapital, I, midiéndolo por éste, todo lo restante animal coincid
esta coinci dencia es conceb ido en cuanto
pág. 364). O sea, que a partir de un punto determinado lo vegetativo y en
De ahi, pues, que en la mitad ascend en-
ganan las ciudades (apreciándolo por el efecto e importan- expresión de esto.
(que significa: predominio de lo vegetativo-animal)
cia generales, dentro de la totalidad de un pueblo) el te
predominio sobre la organización rural-aldeana que les puedan distinguirse 3 categorías y fases: 1) como se pre-
y 3) en lo
sirve de fundamento, de suerte que en lo sucesivo ésta nece- ' senta en lo vegetativo mismo, 2) en lo animal,
sita consumir para el sustento y apoyo de aquéllas mayor mental, y que haya también análoga triplic idad en la
de lo animal -
cantidad de fuerzas propias de la que puede prescindir para mitad descendente que registra el predominio
Y, según esta idea, en la vida de un pueblo lo
atender a su propio sustento, por lo cual se encuentra abo- mental.
lo
cada a su propia disolución que tendrá como consecuencia vegetátivo animal correspondería al régimen rural y
lo primer o, como mantie ne aún
necesaria la disolución de aquélla, cuyos órganos y activi- animal-mental al urbano;
dades se basan en ella. Es la ley general de las relaciones sú acción en la ciudad, despliega el florecimiento y el
máximo desarrollo de todo el organismo; lo segundo,
entre la vida orgánica y vegetativa y la animal o sensitiva,
tal como invariablemente se presenta’ en el curso normal, y, cuando se desprende en el tipo de gran ciudad, y, en parte
por lo tanto, hasta en el más favorable posible, del des- dejando madurar los frutos, en parte gozándolos, parece
arrollo de un animal, y al igual que en el hombre (por existir por sí mismo; al propio tiempo, dominando cada
haber tomado la vida animal y su voluntad una forma es- vez más al todo, tiende en parte a atraerse hacia sí, en parte
pecial: la vida y voluntad mentales) puede llegar a tener a destruir (y también precisamente por ello) las fuerzas
una importancia especial además de la general, puesto que, existentes en ese todo.
por una parte, el hombre es capaz de destruirse a sí mismo
con la razón, tanto directamente, a base de razón, como
a causa de que persiguiendo objetivos y designios puestos §9
está en condiciones de determinar su destino mismo, y,
Pero ateniéndonos a su manifestación primaria que sub-
por lo tanto, de prolongar su vida, pero también de acor-
tarla, y, por otra, en cuanto su ruina, como su vida, puede siste en todas las subsiguientes, podemos considerar el mo-
representarse en la esfera mental misma, más allá de la vimiento total como tendencia )aeI comunismo originario
restante existencia animal y acaso sobreviviendo a ésta. De (sencillo, familiar) y del individualismo” que surge de él
suerte que, por lo que a estos fenómenos se refiere, lo ver- y en él basado (aldeano-urbano) hacia el individualismo
daderamente animal es como si estuviera en el punto me- independiente (de gran ciudad-universal) y al socialismo
316 317
F ERDINAND TÓNNIES
¢ OMUNIDAD Y SOCIEDAD
puesto por éste (estatal e internacional). Éste existe ya en
el concepto de sociedad, aunque al principio sólo en forma cerlos. —Pero mediante los conceptos y conocimientos ex-
de enlace positivo de todas las potencias capitalistas y del puestos pretendemos entender las corrientes y luchas que
Estado que, como por mandato suyo, mantiene y fomenta partiendo de los últimos siglos se extienden hasta la edad
el orden del tráfico; pero si poc oco se desvía a las actual y más allá de sus limites. Pensemos a este objeto en
todo el desarrollo de la cultura germánica, que se erigió
tentativas de dirigir unitariamente el tráfico y el trabajo
or medio del mecanismo del Estado, su éxito determinaría sobre los restos del Imperio romano y como heredera suya,
el aniquilamiento de toda la sociedad y de su civilización. com la conversión, que Ilegó a ser general, al cristianismo
Pero la misma tendencia significa necesariamente una diso- y bajo elpoder fecundante de la Iglesia—, cultura que se
lución, que se opera al propio tiempo, de todos los vínculos encuentra en constante progreso y al propio tiempo en deca-
en que se encuentra el hombre individual con su voluntad dencia, y precisamente presenta en su seno aquellos con-
esencial y sin su voluntad arbitraria, y gracias a los cuales está trastes que sirven de base a la concepción expuesta. Para ello
sujeta y condicionada la libertad de su persona en sus nos atendremos como punto de partida verdadero, y hasta
movimientos, de su propiedad en su enajenabilidad y de necesario, en contraste con toda la historia obtenible de las
sus opiniones en su cambio y en su adaptación científica, de profundidades del pasado, al momento en que el espectador
suerte que la voluntad arbitraria que se determina a sí misma, actual tiene la ventaja insustituíble de observar con los ojos
de su propia experiencia los movimientos que se producen,
habría de sentirlos como obstáculos, y así también la so-
ciedad, en cuanto como comercio y movimiento exige hom- y, aun encadenado a la rosa del tiempo, de captar los sones
bres inescrupulosos, irreligiosos e inclinados a la vida fácil, y fragancia de las hijas del Océano que se acercan (Esquilo,
y requiere que la propiedad, o, por lo menos, los derechos Prometeo, verso 115).
sobre ella, sean lo más móviles y divisibles posible, y asi-
mismo el Estado, en cuanto éste acelera este desarrollo y
encuentra que los sujetos ilustrados, ávidos de beneficios
y prácticos son los más útiles para sus fines. Esos poderes
y contrastes, su despliegue y su lucha, son comunes a ambas
masas de cultura y a ambas capas de población, de las que
podríamos creernos con derecho a tener un conocimiento
astronómico: a la anterior, de Europa meridional, clásica,
que en Atenas llegó a su vida álgida y en Roma a su muerte,
y a laposterior, que, conocida como moderna y de Europa
septentrional, se une por doquiera a aquélla, de la que recibió
muchos aspectos que fomentaron su desarrollo. Descubrimos
estos desarrollos paralelos bajo una enorme diversidad de
hechos y condiciones, y, dentro del desarrollo general parejo
a que contribuyen todos los elementos, cada uno de éstos
tiene su historia peculiar recóndita, causada en parte por
aquéllos y en parte operada a base de sus propias causas,
¡Wndg a su vez en ellos para obstaculizarlos o favore-
318
319
ÍNDICE
Lisro PRIMERO
Tema . . aa e 9
> Capitulo primero: Teoría de la comunidad . . . . . . 25
« Capítulo segundo: Teoría de la sociedad . . . . . . . 65
Lisro SEGUNDO
VOLUNTAD ESENCIAL Y VOLUNTAD ARBITRARIA