Abeliuk - Obligaciones
Abeliuk - Obligaciones
Abeliuk - Obligaciones
19. Deber moral, deber de conducta, deber jurídico y obligación. Para pre-
cisar el concepto de obligación es conveniente diferenciarla de otras
normas de conducta que también imponen a una persona la necesidad
de una determinada actuación o abstención.
36
1ª PARTE. CONCEPTO Y NOCIONES FUNDAMENTALES
9
En el idioma italiano hay dos términos muy semejantes que efectúan perfecta-
mente la distinción: “obbligo”, que es lo que nosotros hemos llamado deber jurídico, a
falta de otro término mejor, y “obligaziones” que es la que hemos definido. Messineo,
ob. cit. T. IV, nota a la pág. 9.
10
Enneccerus, Kipp y Wolff, Tratado de Derecho Civil. Derecho de las Obligaciones. Tra-
ducción de Pérez y Alguer. Barcelona, 1933, T. II, Vol. I, pág. 4, Nº 3.
37
LAS OBLIGACIONES
38
1ª PARTE. CONCEPTO Y NOCIONES FUNDAMENTALES
39
LAS OBLIGACIONES
11
María Montenegro Ortiz, El Concepto de Obligación y su Evolución. M. de P., Editorial
Universitaria S. A., 1953, pág. 11, Nº 12.
40
1ª PARTE. CONCEPTO Y NOCIONES FUNDAMENTALES
ción recae sobre un objeto, que puede ser una cosa, un hecho o una
abstención.
Por ello hay autores que distinguen en la obligación un objeto
“inmediato”, que es la prestación, y uno “mediato”, que sería el hecho,
abstención o cosa en que ésta consiste.12
Además de la ya señalada, las obligaciones según su objeto ad-
miten otras clasificaciones, que veremos en su oportunidad, y de
las cuales la más importante atiende al número de objetos debidos
(Nº 370).
El objeto debe reunir los requisitos comunes a todos los actos jurí-
dicos, y cuyo estudio corresponde a la teoría general de éstos.13
Si la obligación es dar una cosa, ésta:
1º. Debe existir, o por lo menos esperarse que exista (Art. 1461).
Si la cosa existía pero ha perecido antes de la obligación, ésta es
nula absolutamente, pues falta el objeto, y por ello el Art. 1814 en la
compraventa dispone: “La venta de una cosa que al tiempo de perfec-
cionarse el contrato se supone existente y no existe, no produce efecto
alguno”.
2º. Debe ser comerciable.
Así lo señala el mismo Art. 1461; sólo por excepción las cosas son
incomerciables, como las comunes, los bienes nacionales de uso público,
sin perjuicio de los actos que pueden realizarse a su respecto, como la con-
cesión a un particular, y aquellas que la ley coloca al margen del comercio
jurídico, como ocurre con los estupefacientes, etc.
3º. Debe estar determinada o ser determinable.
En este último caso el propio acto o contrato debe contener los
datos o fijar las reglas que sirven para determinarlo (Art. 1461). La de-
terminación puede ser en especie o cuerpo cierto, que es la máxima, y
también en género, lo que da lugar a una clasificación de las obligaciones
que veremos en el lugar correspondiente (Nº 350). En todo caso en la
12
María Montenegro, ob. cit., pág. 11, Nº 13. Luis Claro Solar, ob. cit., Tomo X,
Nº 10, pág. 15. Leslie Tomasello Hart, El daño moral en la responsabilidad contractual. M.
de P., Editorial Jurídica de Chile, 1969, Nº 20, pág. 99.
Hay algunos autores modernos que introducen una nueva expresión en la mate-
ria: el contenido de la obligación, que unos hacen coincidir con la prestación, pero en
otro sentido sería más amplio y se confundiría hasta cierto punto con los efectos de la
obligación. Hemos preferido omitir este término que se presta a equívocos y mantener
la calificación de objeto, aunque obligue a la distinción señalada en el texto. Véase
Messineo, ob. cit., T. IV, pág. 28, y Enneccerus, Kipp y Wolff, ob. cit., pág. 6.
13
Respecto del objeto, véase Vodanovic, ob. cit., Vol. I, págs. 455 y siguientes. Claro
Solar, ob. cit., T. II, págs. 248 y sigtes. Avelino León Hurtado, El objeto en los actos jurídicos,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1958, y Eugenio Letelier Velasco, El objeto ante la
jurisprudencia, M. de P., Santiago, 1941.
41
LAS OBLIGACIONES
14
Sobre esta materia, véase Claro Solar, ob. cit., T. 10, pág. 8, Nº 8; Tomasello, ob.
cit., pág. 102, Nº 21, y el Título III, págs. 315 y sigtes. en que analiza detalladamente el
Derecho Comparado; Sergio Gatica Pacheco, Aspectos de la indemnización de perjuicios por
incumplimiento del contrato, M. de P., Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1959, Nº 108,
pág. 147, y María Montenegro, ob. cit., Nº 25 y sigtes., págs. 15 a 20.
42
1ª PARTE. CONCEPTO Y NOCIONES FUNDAMENTALES
43
LAS OBLIGACIONES
15
Véase Claro Solar, ob. cit., T. 11, págs. 799 y siguientes; Vodanovic, ob. cit. Vol. 1,
págs. 470 y siguientes; Avelino León Hurtado, La causa, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1961; Henri Capitant, De la cause des obligations, París, 1924.
16
Por ello se ha fallado que la causa en el contrato de mutuo es la entrega que se
hace del dinero al mutuario: RDJ, T. 90, sec. 1ª, pág. 43.
44
1ª PARTE. CONCEPTO Y NOCIONES FUNDAMENTALES
45
LAS OBLIGACIONES
17
Véase al respecto, Fernando Fueyo, Derecho Civil. De las Obligaciones, Santiago,
1958, Universo, T. I, Nº 9, pág. 31; Messineo, ob. cit., T. IV, págs. 11 y 12; María Monte-
negro, ob. cit., Nº 34, pág. 22; Pacchioni, Derecho Civil Italiano. Derecho de las Obligaciones.
Padua, 1941, Vol. I, pág. 40.
46
1ª PARTE. CONCEPTO Y NOCIONES FUNDAMENTALES
18
Así, por ejemplo, en el aspecto del débito y responsabilidad, ciertos autores
sostienen que el deudor no estaría obligado a efectuar la prestación, sino que a un
comportamiento negativo: tolerar la agresión del acreedor a su patrimonio; en conse-
cuencia, la obligación se traduciría exclusivamente en la ejecución forzada del derecho
del acreedor, derecho o pretensión que no sería de orden material sino procesal. Otras
doctrinas suelen incurrir en el mismo error de realzar exageradamente algunos aspectos
o situaciones que suelen producirse en las obligaciones, para darles el carácter esencial
de la misma. En definitiva, todas ellas han servido para un análisis más preciso y exacto
de tales circunstancias.
47
S E G U N DA PA R T E
19
Para el tratamiento de la teoría de las fuentes se tropieza con la dificultad de
que por lógica le corresponde la ubicación que nosotros le damos, esto es, en la Parte
General, ya que estudia el nacimiento de la obligación. Sin embargo, la mayoría de los
autores se conforman con dar una noción general, y tratan la teoría de las fuentes en
la Parte Especial, como introducción al examen de los contratos y cuasicontratos en
particular. Sin dejar de reconocer los poderosos argumentos que justifican esta última
posición, hemos preferido seguir el orden lógico que manda seguir la obligación en
todas las etapas de su vida: nacimiento, efectos y modificaciones que pueden sufrir
antes de extinguirse.
CAPÍTULO I
20
Messineo, ob. cit., Vol. IV, pág. 21, la define como “el acto jurídico o situación
jurídica de la que trae su origen la relación obligatoria”.
51
LAS OBLIGACIONES
52
2ª PARTE. TEORÍA GENERAL DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
21
Sobre la sinonimia que establecen este precepto y el siguiente entre contrato y
convención, véase Nº 42.
22
La Ley de Filiación Nº 19.585, de 26 de octubre de 1999, reemplazó en el Art.
1437 la expresión “hijo de familia” por “hijo sujeto a patria potestad”, como consecuencia
del cambio de nomenclatura de los hijos por su igualación ante la ley.
23
Publicados en la G.T. de 1915, 2º semestre, sentencia Nº 551, pág. 1.424, y RDJ,
T. 17, sec. 1a, pág. 248 y T. 24, sec. 2a, pág. 7.
53
LAS OBLIGACIONES
24
No se trata en esta obra.
54
2ª PARTE. TEORÍA GENERAL DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
25
Los Códigos del siglo pasado con pequeñas salvedades enumeran las mismas
fuentes de obligaciones que el nuestro.
El Código alemán y los inspirados en él generalmente enumeran dos: el contrato
y la ley (Art. 305), o sea, recogen la tesis que reduce a la ley todas las obligaciones que
no nacen del acuerdo de las partes. El Código suizo enuncia los contratos, actos ilícitos
y enriquecimiento sin causa.
El Proyecto Franco-Italiano de las Obligaciones y Contratos optó por efectuar una
enumeración de las fuentes.
Finalmente, en este breve recorrido por las legislaciones contemporáneas, el Código
italiano en su Art. 1173 declara que las obligaciones derivan del contrato, del hecho
ilícito y “de cualquier otro acto o hecho idóneo para producirla en conformidad con el
ordenamiento jurídico”. Optó, pues, por señalar las dos principales fuentes, e incluir
todas las demás en una fórmula amplia y vaga.
55
LAS OBLIGACIONES
56
2ª PARTE. TEORÍA GENERAL DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
57
CAPÍTULO
LAS III
OBLIGACIONES
180
2ª PARTE. TEORÍA GENERAL DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
181
LAS OBLIGACIONES
191
Véanse el Nº 34 y la nota Nº 23.
182
2ª PARTE. TEORÍA GENERAL DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
192
Demolombe, Traité de Contrats, T. I, Nº 65, citado por H.L. y J. Mazeaud, Lecciones
de Derecho Civil, Parte II, T. I, pág. 404. Ejea, Buenos Aires, 1959. Traducción de Luis
Alcalá-Zamora y Castillo.
193
El Art. 1989 del Código italiano la reglamenta bajo el epígrafe “promesa al pú-
blico”, y dispone: “Aquel que, dirigiéndose al público, promete una prestación a favor de
quien se encuentre en una determinada situación o lleve a cabo una determinada acción,
queda vinculado por la promesa tan pronto como ésta se hace pública. Si no se pone
un término a la promesa o éste no resulta de la naturaleza o la finalidad de la misma,
el vínculo del promitente cesa cuando dentro de un año a contar de la promesa no se
haya comunicado la verificación de la situación o el cumplimiento de la acción prevista
en la promesa”. El Art. 1990 reglamenta su revocación que sólo acepta por justa causa,
siempre que la situación o acción previstas en la promesa no se hayan verificado.
183
LAS OBLIGACIONES
194
Véase, por ejemplo, Messineo, ob. cit., tomo VI, págs. 225 y sigtes.
195
El mismo Código contempla en su Art. 1988 la promesa de pago o reconoci-
miento de deuda como un caso de declaración unilateral de voluntad formal y abstracto,
independiente del acto que le da origen. En el fondo en el título de crédito ello es lo
que ocurre: se promete un pago.
184
CAPÍTULO IV
LOS CUASICONTRATOS
178. Concepto y características. Con los conceptos que dan los Arts. 1437
y 2284 del Código, que se refieren expresamente a los cuasicontratos
como fuentes de obligaciones, se les define habitualmente como el acto
lícito, voluntario y no convencional que genera obligaciones.
La verdad es que semejante definición nada dice y es meramente
excluyente, señalando las características que diferencian a los cuasicon-
tratos de las demás fuentes de las obligaciones.
Y así, al decir que es un acto voluntario se le distingue de las obliga-
ciones legales stricto sensu, pero el elemento no es siempre efectivo,
porque en los cuasicontratos o mejor dicho en los que de tales son
calificados, resulta obligada una persona sin que su voluntad haya in-
tervenido para nada, o se haya incluso manifestado en contrario. Y así
en la agencia oficiosa puede resultar obligado el dueño del negocio,
aun cuando haya prohibido la actuación del gestor, si la agencia le ha
sido efectivamente útil (Art. 2291). Tan poco papel juega en realidad
la voluntad, que la capacidad se toma mucho menos en cuenta en los
cuasicontratos que en otras situaciones.
Al decir que el acto es lícito se pretende diferenciar el cuasicontrato
de los delitos y cuasidelitos en que existe acto voluntario del deudor, pero
culpable o doloso. En tal sentido, evidentemente que el cuasicontrato es
lícito, pero esta expresión da la idea de legitimidad, en circunstancias
que no es muy plausible, por cierto, la actitud del que ha recibido un
pago no debido a sabiendas.
Finalmente, con la expresión “no convencional” termina esta definición
para separar los cuasicontratos de los contratos, a los cuales se les estimó
tan parecidos, que se les denominó así. Sólo les faltaría el acuerdo de las
voluntades para ser contrato; como no lo hubo, es casi un contrato, poco
menos que éste. La verdad es que no es así, porque el cuasicontrato más
se parece a las obligaciones legales que al contrato, según se verá.
185
LAS OBLIGACIONES
186
2ª PARTE. TEORÍA GENERAL DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
187
LAS OBLIGACIONES
188
2ª PARTE. TEORÍA GENERAL DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
185. IV. Desagüe de la mina vecina. Se refiere a esta materia el Art. 137
del Código de Minería, Ley Nº 18.248, de 14 de octubre de 1983; dicho
en términos muy generales, consiste en que si un minero efectúa obras
que llevan consigo el desagüe de una o más pertenencias ajenas, tiene
derecho a una remuneración de los dueños de las que resulten benefi-
ciadas. En tal caso, se habla de cuasicontrato, pues resulta obligado el
vecino que no concurrió a las obras,196 pero más propiamente parece
haber aplicación del enriquecimiento sin causa.
196
Por ejemplo, Armando Uribe Herrera, Manual de Derecho de Minería, Nascimento,
1948, Nº 273, pág. 300.
197
Véase nuestro Derecho Sucesorio, versión de las clases de Manuel Somarriva, ob.
cit., Nº 615, pág. 362.
189
LAS OBLIGACIONES
198
Véase Manuel Somarriva, Derecho de Familia. Nascimento, 1963, 2a edición, Nº 154,
pág. 171.
199
Publicado en la RDJ, T. 19, sec. 1a, pág. 256.
190
CAPÍTULO V
191
LAS OBLIGACIONES
192
2ª PARTE. TEORÍA GENERAL DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
193
LAS OBLIGACIONES
194
2ª PARTE. TEORÍA GENERAL DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
200
Por vía de ejemplo, se refieren al enriquecimiento sin causa las siguientes senten-
cias publicadas en la RDJ, Ts. 22, sec. 1a, pág. 98; 30, sec. 1a, pág. 37; 35, sec. 1a, pág. 296;
40, sec. 1a, pág. 140; 42, sec. 1a, pág. 181; 48, sec. 1a, pág. 252; 62, sec. 1a, pág. 87, etc.
201
Los plazos de prescripción del Código Civil y otras leyes han sido modificados
por la ley Nº 16.952, de 1º de octubre de 1968. Cada vez que nos refiramos a ellos véase
el Nº 1.234, en que se estudia dicha ley.
195
LAS OBLIGACIONES
196
2ª PARTE. TEORÍA GENERAL DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
196. V. La acción de in rem verso sólo puede intentarse a falta de otra. Para
evitar el uso abusivo de una acción tan amplia como puede resultar
la de in rem verso, la doctrina ha establecido el requisito de que no
es posible recurrir a ella sino a falta de toda otra acción que permita
obtener la reparación. Si la ley ha otorgado en el caso en cuestión
otra acción al empobrecido, debe éste sujetarse a ella que está prevista
expresamente para esa situación, y no a la de repetición que, por lo
menos en la legislación francesa y en la nuestra, deriva únicamente de
las reglas generales. Es, pues, una acción subsidiaria.
Y ello aunque le resultare más beneficiosa la acción de in rem verso,
por ejemplo, por haber prescrito la acción que le corresponde o faltar
algún requisito legal para intentarla. De otra manera el enriquecimiento
sin causa abriría el camino para eludir la prescripción o dichas exigen-
cias, barrenando numerosas disposiciones legales. Y así, por ejemplo,
si no procede la acción del pago indebido por cualquier motivo, no
podría obtenerse la recuperación de lo pagado sin causa, invocando el
enriquecimiento que ha experimentado el accipiens.
197. Prueba del enriquecimiento sin causa. Al actor que pretende que
su demandado está obligado a restituir o indemnizar, le corresponde
probar la existencia de la obligación (Art. 1698), para lo cual deberá
acreditar la concurrencia de los requisitos antes señalados. Su prueba
es libre, ya que se trata de establecer hechos: el enriquecimiento, el
empobrecimiento y la falta de causa.
202
Creemos que la acción de in rem verso no da acción contra terceros y es ésa la
opinión más generalizada. Cierto que la acción del pago indebido la otorga, pero a falta
de texto legal expreso no puede extendérsela a otros casos.
197
LAS OBLIGACIONES
198
CAPÍTULO I
422
Al igual que con las fuentes, hay autores que se limitan a enumerar en esta parte
las distintas clasificaciones, pero las principales las tratan justamente con los efectos de
la obligación. Ello permite, es cierto, ordenamientos más lógicos para ciertas materias,
y así, la condición resolutoria tácita se estudia a propósito del incumplimiento de los
contratos bilaterales. También en este punto hemos preferido mantenernos en lo tra-
dicional sólo en atención a que creemos que en este caso es mejor el estudio de cada
institución completa y no en forma parcelada.
343
LAS OBLIGACIONES
306. III. En cuanto a su objeto. Desde este punto de vista hay varias
clasificaciones:
3º. Obligaciones de dar, hacer y no hacer.
También requieren un comentario más extenso (Nos 342 y siguientes),
que se extiende a una categoría particular, la obligación de restitución
(Nº 347).
4º. Obligaciones positivas y negativas.
Esta clasificación carece de mayor importancia jurídica; consisten
las primeras en que el deudor ejecute una acción, y comprenden las
de dar, hacer y restituir.
La obligación de no hacer es negativa, pues consiste, a la inversa,
en una abstención del deudor, que éste deje de hacer algo.
5º. Obligaciones patrimoniales y extrapatrimoniales.
Esta distinción quedó ya señalada en la primera parte (Nº 5).
6º. Obligaciones principales, accesorias y dependientes.
Corresponde a la clasificación de los contratos ya estudiada en el
Nº 71, sólo que extendida a cualquier tipo de obligación, no solamente
a las contractuales. Nos remitimos a lo ya dicho.
7º. Obligaciones ordinarias y reales o propter rem.
Hay dos criterios para esta clasificación: para algunos equivalen las
obligaciones propter rem, o ambulatorias como se las llama, a los gra-
vámenes y obligaciones que derivan de un derecho real sobre la cosa;
son las cargas que lleva aparejado dicho derecho real.423
En otra concepción, la obligación es de este orden siempre que
el deudor limite su responsabilidad mientras sea poseedor o dueño
de la cosa que está afectada a la deuda; en la ordinaria, el deudor
responde con todos sus haberes. Se produce así la separación entre
la deuda y la coacción (Nº 29). En la obligación ordinaria, el deu-
dor está sujeto a ambas, mientras en la propter rem, únicamente
a la coacción y mientras mantenga el dominio o posesión. En esta
423
Véase Messineo, ob. cit., T. IV, pág. 43, Nos 8 y sigtes.
344
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
424
Véase Vodanovic, ob. cit., Vol. 2, págs. 5 y sigtes.
345
LAS OBLIGACIONES
425
RDJ, T. 58, sec. 1a, pág. 31.
426
RDJ, T. 25, sec. 2a, pág. 75.
346
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
347
LAS OBLIGACIONES
348
CAPÍTULO II
OBLIGACIONES NATURALES
Sección primera
CONCEPTO DE OBLIGACIÓN NATURAL
349
LAS OBLIGACIONES
350
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
351
LAS OBLIGACIONES
por causa ilícita si tienen por objeto continuar las relaciones amorosas,
pero si su fin es ponerles término e indemnizar a la conviviente el daño
a su reputación, las declara válidas, por constituir el cumplimiento de
una obligación natural.
Es la doctrina que inspira a los Códigos de este siglo: alemán (Art. 814),
suizo (Art. 72), italiano (Art. 2034), etc.
Nuestra Corte Suprema, prescindiendo de lo que hemos dicho
sobre nuestra legislación, aplicó la doctrina francesa en el siguiente
caso: un homicida fue indultado con la condición de pagar una renta
vitalicia a la viuda del difunto; tras pagarla un tiempo, el indultado
pretendió la restitución de lo que había dado en cumplimiento de
dicha condición, pero el más alto tribunal de la República negó lugar
a ella, fundado en que el pago importaba el cumplimiento de una
obligación natural.427
Sección segunda
LOS CASOS DE OBLIGACIÓN NATURAL
317. Enunciación. Después de definir las obligaciones naturales, el
Art. 1470 enumera, tras decir “tales son”, cuatro categorías de ellas.
La doctrina ha acostumbrado dividir en dos grupos estos cuatro
casos:
427
RDJ, T. 2, sec. 2a, pág. 143. Manuel Somarriva Undurraga en su obra Las Obli-
gaciones y los Contratos ante la Jurisprudencia, Santiago, 1939, pág. 9, Nº 1, considera que
no había obligación natural, según la concepción de nuestra legislación y que la Corte
estimó como tal el cumplimiento de un deber moral, ya que era muy dudosa la legalidad
de la renta vitalicia.
352
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 1º
Obligaciones nulas o rescindibles
428
Fueyo, ob. cit., T. 1º, Nº 39, pág. 66, estima preferible la expresión “anula-
bles”.
429
La Ley Nº 18.802, de 8 de junio de 1989, eliminó el otro ejemplo del precepto
que se refería a la “mujer casada en los casos en que le es necesaria la autorización del
marido”, en razón, de la supresión de su incapacidad relativa cuando está casada en
sociedad conyugal.
353
LAS OBLIGACIONES
430
Fueyo, ob. cit., T. 1º, Nº 44, pág. 70, quien cita al profesor Stitchkin; Alessandri,
De las Obligaciones, pág. 35.
431
Claro Solar, ob. cit., T. 10, Nº 32, pág. 48, y Somarriva en sus clases.
432
G.T. de 1872, Nº 423, pág. 200, y de 1879, Nº 1.768, pág. 1239.
354
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
323. A. El Nº 3º del Art. 1470, ¿se refiere únicamente a los actos uni-
laterales o comprende también a los bilaterales? Se ha discutido el alcance
de la expresión “actos”, pues ella puede entenderse en dos sentidos,
uno restringido, equivalente a acto jurídico unilateral, y otro amplio,
que comprende tanto a éste como al bilateral o convención. Opina en
este último sentido Luis Claro Solar,433 mientras sustentan la contraria
Alessandri, Somarriva y Fueyo.434 La jurisprudencia es vacilante.435
433
Ob. cit., T. 10, pág. 50, Nº 34.
434
Alessandri, ob. cit., pág. 37; Fueyo, ob. cit., T. I, Nº 46, pág. 70, y Somarriva en
sus clases.
435
Véase Repertorio, T. 5, págs. 138 y sgtes. El fallo más reciente es de la Corte
Pedro Aguirre Cerda, de 29 de enero de 1988, y se inclina por la aplicación restringida:
RDJ, T. 85, sec. 2ª, pág. 5. Otra sentencia consideró que la falta de firma impide que
haya obligación civil o natural: RDJ, T. 86, sec. 1ª, pág. 26.
355
LAS OBLIGACIONES
436
G.T. de 1868, Nº 1.879, pág. 815.
437
Véase Repertorio, T. IV, pág. 77, Nº 8.
356
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
Obligaciones civiles desvirtuadas
325. Enunciación. Los Nos 2º y 4º del Art. 1470 contemplan dos casos
de obligación natural, que teniendo inicialmente el carácter de civil,
lo han perdido, por haberse extinguido la acción por prescripción, o
no haberse podido acreditar en juicio.
438
Opinan así Claro Solar, ob. cit., T. 10, pág. 54, Nº 56, y una sentencia publicada
en RDJ, T. 32, sec. 1a, pág. 551.
439
Es la posición de Alessandri, ob. cit., pág. 37; Alfredo Barros Errázuriz, Curso de
Derecho Civil, Nascimento, Santiago, 1932, 2º año, pág. 44; Fueyo, ob. cit., T. 1º, Nº 48,
pág. 72, y el profesor Somarriva en sus clases.
357
LAS OBLIGACIONES
como civil, máxime si, como queda dicho, ella puede ser renunciada
expresa o tácitamente una vez cumplida (Nº 1.226). En consecuencia,
la prescripción cumplida se renuncia antes de ser declarada, y si una vez
ocurrido esto último se paga la obligación, entonces se ha solucionado
una obligación natural.
327. II. Obligaciones civiles no reconocidas en juicio por falta de prueba. Se-
gún el Nº 4º del Art. 1470, son obligaciones naturales: “las que no han
sido reconocidas en juicio por falta de prueba”; también en este caso
la obligación fue civil, perfecta, con acción para exigir el cumplimien-
to, pero al hacerlo así el acreedor fue vencido por no haber podido
acreditar suficientemente la existencia de ella; ésta degenera entonces
en una natural.
Para que la obligación natural exista, se requiere, en consecuencia,
la concurrencia de tres requisitos:
1º. Que haya habido un pleito;
2º. Que el deudor haya sido absuelto, y
3º. Que la absolución se haya fundado en que el acreedor no pudo
probar la existencia de la obligación. Si se ha basado en alguna excep-
ción de fondo, no hay obligación natural.
La Corte Suprema aplicó esta disposición en el siguiente caso:
un corredor de propiedades cobró judicialmente a unos comuneros
su comisión por su intervención en la enajenación de un fundo, que
en definitiva no se había efectuado por oposición de algunos de los
comuneros, pero perdió el pleito por no haber acreditado la orden de
venta emanada de todos ellos. Sin embargo, posteriormente éstos se la
pagaron, y pretendieron repetir lo pagado, rechazándose su demanda
por aplicación del Nº 4º del Art. 1470.440
Párrafo 3º
¿Existen en el Código otros casos de obligación natural?
440
G.T. 1938, 2º sem., Nº 26, pág. 404.
358
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
441
Como enseñaba en sus clases Manuel Somarriva, en realidad el precepto quiso
ser taxativo, pero se le escapó cuando menos un caso. En efecto: 1º. La expresión “tales
son” no es enunciativa, y equivale a “son ellas”; 2º. Si el efecto propio de la obligación
natural es la ausencia de derecho de repetición, el Art. 2296 lo limita expresamente
a las enumeradas en el Art. 1470. Si en el pago de lo no debido se dijo que éste no
existe cuando se cumple una obligación natural de las enumeradas en el Art. 1470, es
porque el legislador partía de la base que no había otras; y 3º. A través de los proyectos
se fueron concentrando en el precepto todos los casos de obligación natural. En los
primeros proyectos no existía para ellas un título especial y sólo se repetía la disposición
del Art. 1235 del Código francés, equivalente al actual Art. 2296, antes citado. En el
Proyecto llamado Inédito aparecen ya enumerados en un precepto especial algunos de
los casos, completando la enunciación la Comisión Revisora. Ello obliga a ser cuidadoso
en la calificación de los casos dudosos.
359
LAS OBLIGACIONES
442
Ob. cit., T. I, pág. 74.
443
Alessandri, ob. cit., pág. 40; Claro Solar, ob. cit., Nº 26, pág. 43; Somarriva en
sus clases.
444
En relación con los esponsales se ha discutido la posibilidad de indemnización a
la víctima de un delito civil de seducción. No hay problemas si éste constituye al mismo
tiempo un delito penal, como el estupro, pues en tal caso nace la acción civil para cobrar
la indemnización, según hemos visto, y evidentemente la existencia de los esponsales
es incluso un antecedente para calificar la actitud del seductor. La discusión se centra
en el caso de no existir delito penal, sino una relación sexual prematrimonial obteni-
da con engaño, y que a la víctima provoca un descrédito. Normalmente la existencia
del engaño habrá consistido en los esponsales previos, pero no es la única fuente de
seducción; también lo sería el abuso de autoridad. En todos ellos, ajenos al problema
de los esponsales, es evidente la procedencia de la reparación, pero si se invoca la mera
ruptura de la palabra matrimonial, como el Código ha declarado que no producen
obligación alguna, parece forzoso, aunque injustificado, concluir que no habría lugar
a indemnización.
Por cierto que todos estos conceptos han cambiado bastante con las nuevas cos-
tumbres en materia sexual, lo cual repercutió en materia penal, y también civil. Así es
como se dictó la Ley Nº 19.617, de 12 de junio de 1999, con profundas reformas en los
delitos del Título VII del Libro II del Código Penal, “Contra el orden de las familias y
contra la moralidad pública”, cambiando los conceptos de violación, estupro y otros.
Desde luego, el delito de estupro a que se refiere el Art. 363 del Código Penal no existe
en la forma genérica anterior, que tenía por elemento definitorio el acto sexual con
una “doncella mayor de 12 años y menor de 20 interviniendo engaño”. Hoy se pena
la relación sexual con un menor de edad, pero mayor de 12 años, en los casos en que
enumera el precepto y entre ellos en su Nº 4º “cuando se engaña a la víctima abusando
de su inexperiencia o ignorancia sexual”.
360
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
445
Es la opinión predominante en la doctrina: por ejemplo, Alessandri, ob. cit.,
pág. 46; Fueyo, ob. cit., T. 1º, pág. 76; Somarriva en sus clases, etc.
446
Comparten nuestra opinión, Fueyo, ob. cit., T. 1º, pág. 76; Alessandri, ob. cit.,
pág. 47; Somarriva en sus clases, etc.
447
Para Fueyo hay obligación natural, ob. cit., pág. 75.
361
LAS OBLIGACIONES
448
RDJ, T. 12, sec. 1a, pág. 376.
449
Opinan que es caso de obligación natural, Alessandri, ob. cit., pág. 35; Fueyo,
ob. cit., T. 1º, pág. 73, aunque sin hacer la distinción del texto, y Somarriva en sus clases.
En contra, Claro Solar, T. 10 de su ob. cit., Nº 25, pág. 39.
362
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Sección tercera
EFECTOS DE LA OBLIGACIÓN NATURAL
450
G.T. de 1938, 2º sem., Nº 86, pág. 404, y toda la doctrina.
363
LAS OBLIGACIONES
451
Otros autores agregan un tercer requisito que omitimos por obvio: el pago debe
ser hecho con arreglo a la ley, o sea, en la forma que el Código reglamenta al tratar del
cumplimiento.
452
El mismo fallo de la nota 450 de este primer tomo.
453
Un caso de error en la RDJ, T. 21, sec. 1a, pág. 257.
454
G.T. de 1874, Nº 2.272, pág. 1.906.
364
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
338. IV. La obligación natural puede ser caucionada. El Art. 1472 dispone
de la suerte de las cauciones contraídas para garantizar una obligación
natural, y dice: “las fianzas, hipotecas, prendas y cláusulas penales consti-
tuidas por terceros para seguridad de estas obligaciones, valdrán”.
De acuerdo al precepto transcrito debe efectuarse un distingo:
1º. Las cauciones constituidas por el propio deudor no quedan
incluidas en él pues se refiere expresamente a las contraídas por terce-
ros, y la razón es muy lógica: si el acreedor no puede exigir el cumpli-
miento de lo principal, menos podrá hacerlo con lo accesorio: prenda,
hipoteca, etc.
2º. Las constituidas por terceros son las que tienen plena eficacia,
y el acreedor, si no puede exigir el cumplimiento al deudor, podrá
hacerlo, por ejemplo, al fiador.455
455
Alessandri, erróneamente a nuestro juicio, sostiene que la caución vale única-
mente si se constituye una vez que la obligación ha adquirido el carácter de natural,
365
LAS OBLIGACIONES
requisito que la ley no ha exigido en parte alguna. Ob. cit., pág. 43. En contra, Claro
Solar, ob. cit., T. 10, Nº 55, pág. 65.
Un caso ante los tribunales en la G.T. de 1865, Nº 1.518, pág. 632: se validó una
hipoteca constituida por un tercero a favor de un menor.
366
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
456
Mazeaud, ob. cit., Parte 1a, T. 1º, Nº 367, pág. 536. Curiosamente, en cambio, el
Art. 2034 del Código italiano, que sigue la doctrina francesa, niega todo otro efecto que
el propio de ella, a la obligación natural, por lo que pareciere que no puede convertirse
en civil por la promesa del deudor.
457
G.T. de 1881, Nº 528, pág. 333.
367
LAS OBLIGACIONES
368
CAPÍTULO III
Sección primera
OBLIGACIONES DE DAR, HACER Y NO HACER
369
LAS OBLIGACIONES
458
Claro Solar, ob. cit., T. 10, Nº 614, pág. 547, María Montenegro, ob. cit., Nº 16,
pág. 13, con una nutrida argumentación.
459
La obligación de entregar es de hacer: RDJ, T. 3º, sec. 2a, pág. 105.
460
Alessandri, ob. cit., pág. 18; Fueyo, ob. cit., T. 1º, Nº 208, pág. 236; Meza Barros,
De las Obligaciones, Nº 33, págs. 35 y 36; Somarriva en sus clases, etc.; G. de 1933, 2º sem.,
Nº 81, pág. 263, con un interesante voto disidente de Urbano Marín, quien sostiene que
no es obligación de dar la que tiene por exclusivo objeto traspasar la mera tenencia,
como ocurre en el arrendamiento.
370
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
371
LAS OBLIGACIONES
372
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
461
RDJ, T. 16, sec. 1a, pág. 599.
462
RDJ, T. 23, sec. 1a, pág. 273.
463
G.T. de 1919, 1er sem., Nº 3.406, pág. 212.
464
RDJ, T. 63, sec. 2a, pág. 67.
465
G.T. de 1911, T. 2º, Nº 1.100, pág. 640, y Nº 766, pág. 13.
373
LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
OBLIGACIONES ESPECÍFICAS Y GENÉRICAS
Párrafo 1º
Obligaciones de especie o cuerpo cierto
374
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
466
Autores franceses distinguen entre la obligación de conservar y la de entregar
la cosa en la fecha convenida. Ésta sería una obligación de resultado, de modo que si
no entrega el deudor cuando debe en el estado que la especie se encuentre, queda
probado el incumplimiento, y a él corresponde acreditar el caso fortuito, etc. En cambio
la obligación de conservar la cosa en buen estado es de medios, pues obliga al deudor
únicamente a una cierta conducta: prestar a la cosa los cuidados de un buen padre
375
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
Las obligaciones de género
467
Véase RDJ, T. 51, sec. 1a, pág. 265.
468
Fueyo, ob. cit., T. 1º, Nos 133, pág. 160, y 136, pág. 162.
376
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
377
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 3º
Obligaciones monetarias
469
Por excepción no será genérica una obligación de dinero, cuando éste se in-
dividualice por su ubicación, como por ejemplo, el legado de las monedas de oro
depositadas en tal parte.
378
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
470
Por vía de ejemplo, RDJ, T. 60, sec. 1a, pág. 407.
379
LAS OBLIGACIONES
471
Un fallo publicado en la RDJ, T. 72, sec. 1a, pág. 49, no aplicó el principio no-
minalista en una promesa, por falta de texto expreso que manifiestamente dispusiera
que el pago debía hacerse en igual número de monedas.
Otro de la misma RDJ, T. 71, sec. 1a, pág. 157, ordenó reajustar la indemnización
de una expropiación, para que ella fuera íntegra y completa. Igual en F. del M., Nº 215,
1976, pág. 240.
Aplicó la reajustabilidad en un caso de fraude aduanero un fallo de la misma RDJ,
T. 70, sec. 4a, pág. 39.
Sin embargo, el derecho no es estático y tiene que reflejar los fenómenos que
ocurren en el lugar en que se aplica. Es así como en los últimos años al impulso de las
teorías económicas comúnmente denominadas como monetaristas, es un hecho mundial
que la inflación ya no tiene las características que alcanzó cuando entre nosotros se fue
aceptando el principio de la reajustabilidad de las obligaciones, con la consecuente
aparición de monedas de cuenta, como la UF.
Por ello es que el problema ha perdido trascendencia, y ya se escuchan voces para
la eliminación de esta última.
472
Sobre la jurisprudencia dictada en relación con las leyes que antes regían la
materia, véase Repertorio de Legislación y Jurisprudencia, tomo VI, págs. 27 y sgtes., 3ª
edición, 1997. Véanse también los Arts. 113 y 114 del Código de Comercio.
380
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
473
Véase al respecto la primera edición de esta obra. Véase también en la nota 471 de
este primer tomo, al final, la posibilidad de que venga una tercera etapa en que se dé por
superada la inflación, y se elimine la reajustabilidad de las obligaciones por inflación.
474
G.T. 1901, T. 2º, Nº 2.364, pág. 567, y RDJ, Ts. 46, sec. 1a, pág. 917; 60, sec. 1a,
pág. 288, y sec. 2a, pág. 169; 61, sec. 1a, pág. 288, y 63, sec. 1a, pág. 429.
475
Véase especialmente RDJ, T. 48, sec. 1a, pág. 142.
381
LAS OBLIGACIONES
476
Véanse Rep., T. V, pág. 17, y la bibliografía citada en la nota 2 del mismo Rep.,
T. IV, 2a edición, pág. 64.
382
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
477
RDJ, T. 65, sec. 1a, pág. 180. Véase en la nota 474 de este primer tomo, fallos
en relación con la vigencia in actum de la ley, aun en juicios entablados antes de su
dictación.
478
Véase en RDJ, Ts. 60, sec. 1a, pág. 288, con comentario de Alejandro Silva Bas-
cuñán, y 63, sec. 1a, pág. 429, fallos totalmente contradictorios sobre la forma en que
concurren estos créditos en el caso de una quiebra.
Un fallo publicado en la RDJ, T. 86, sec. 2ª, pág. 74, declaró que por la quiebra
queda fijada la cantidad a pagar en pesos, moneda nacional.
479
F. del M., Nº 189, agosto de 1974, pág. 138.
383
LAS OBLIGACIONES
384
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
480
RDJ, T. 60, sec. 1a, pág. 133.
481
El D.L. 455, hoy derogado, solucionó ambos problemas refiriéndose al Índice
de Precios al Consumidor último conocido, y al promedio diario. La unidad tributaria
a que se refiere el texto trabaja con un desfase de dos meses, con el mismo objeto.
385
LAS OBLIGACIONES
482
Véase la primera edición de esta obra, Nº 359, pág. 238.
386
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
483
Sobre operaciones de crédito, véase F.M., Nº 248, pág. 173.
387
LAS OBLIGACIONES
484
Se ha fallado, eso sí, que es improcedente una demanda en UF: RDJ, T. 88,
sec. 2ª, pág. 39. El fallo parece, dicho así, muy discutible, porque la UF es fácilmente
convertible en pesos, moneda nacional.
388
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
485
Se ha fallado, eso sí, que es improcedente una demanda en UF: RDJ, T. 88,
sec. 2ª, pág. 39. El fallo parece, dicho así, muy discutible, porque la UF es fácilmente
convertible en pesos, moneda nacional.
389
LAS OBLIGACIONES
390
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 4º
Los intereses
486
F.M. Nº 407, sent. 9ª, pág. 718.
487
F.M. Nº 380, sent. 4ª, pág. 385, y Nº 381, sent. 2ª, pág. 440.
391
LAS OBLIGACIONES
488
Fueyo, ob. cit., T. 1º, pág. 165, señala que suman alrededor de 100. Sobre la
evolución de los intereses en nuestro Código véase Somarriva, Evolución del Código Civil
chileno, ob. cit., Nos 390 y sigtes., págs. 522 y sigtes.
489
Manuel Somarriva Undurraga, Evolución del Código Civil chileno, Santiago, 1955.
Nascimento, Nº 392, pág. 523.
392
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
una vez que se cobran (Art. 647). Se devengan día por día, de acuerdo
al Art. 790.490
Lo mismo señala el inc. 2º del Art. 11 de la Ley 18.010, y agrega en
su inc. 3º: “para los efectos de esta ley, los plazos de meses son de 30
días y los de años, de 360 días”.
Los intereses constituyen siempre una obligación accesoria a la del
capital que los produce. De ahí que de acuerdo al principio de que lo
accesorio sigue la suerte de lo principal, los intereses se encuentran
unidos a la obligación que los genera, de manera que por regla general
nacen con ella, aunque tampoco hay inconveniente para que se estipulen
posteriormente, y se extinguen con el crédito principal, ya sea por pago,
compensación o cualquier otro modo de extinguir las obligaciones. El
pago o extinción del capital hace suponer el de los intereses y por ello
el Art. 1595, inc. 2º dispone: “si el acreedor otorga carta de pago del
capital sin mencionar los intereses, se presumen éstos pagados”. Lo
mismo dispone el Art. 17 de la Ley 18.010, cuyo Art. 18 agrega que “el
recibo por los intereses correspondientes a tres períodos consecutivos
de pago hace presumir que los anteriores han sido cubiertos”.
Igualmente, como el acreedor tiene el derecho a recibir el pago total, no
puede ser obligado a recibir el capital sin sus intereses (Art. 1591).491
Por la misma característica accesoria los intereses se traspasan con
el crédito a que acceden, en caso de sucesión por causa de muerte,
subrogación o cesión de créditos. Pero no en la novación, a menos
que se les reserve expresamente (Nº 1.114), porque ella extingue la
obligación primitiva.
Finalmente, por el mismo carácter señalado, las cauciones del cré-
dito principal también cubren sus respectivos intereses.
490
Véase Gatica, ob. cit., Nº 141, pág. 206.
491
Por su carácter accesorio, los intereses deben pagarse junto con el capital: G.T.
de 1869, Nº 1.620, pág. 715.
393
LAS OBLIGACIONES
dijo la Corte Suprema en uno de sus fallos, deben tener una fuente
jurídica que les dé origen.492 La denominación de estos distintos tipos
de intereses debe hacerse con cuidado para no confundirlos con los
que se enumeran a continuación.
Existen numerosos casos en que la ley es la fuente de intereses.
Ya citamos el Art. 12 de la Ley 18.010, que los presume para las
operaciones de crédito de dinero. El Art. 1559 los establece como
indemnización por la mora en las obligaciones de dinero (Nº 898).
El Art. 80 de la Ley 18.092 los establece desde el vencimiento de una
letra de cambio.493 En el Código Civil establecen casos de intereses los
Arts. 406, 410, 424, 797, 2156, 2158, 2287, 2300, 2370, etcétera.
Lo normal será, sin embargo, que los intereses sean estipulados por
las partes, en cuyo caso no tienen otra limitación, según veremos, que
el tope que la ley impone en cuanto a su tasa. En lo demás, las partes
pueden fijar fechas y formas de pago, etc.494
492
F.M. Nº 384, sent. 8ª, pág. 684.
493
Reemplazó al Art. 737 del Código de Comercio.
494
Véase Gatica, ob. cit., Nº 150, pág. 214.
394
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
legales”. De manera que siempre que la ley o las partes señalen intereses
sin fijar su tasa, se deben aplicar los legales.495
La norma es del mutuo, pero a falta de otras en el Código sobre los
intereses en general, hay acuerdo en aplicarlas en todos los casos.
Dada la asimilación del interés legal al corriente, la clasificación
entre los dos ha perdido bastante importancia. En todo caso, hay oca-
siones en que la ley especial fija otras tasas, como ocurre, por ejemplo,
respecto de las deudas tributarias, que están sujetas a un interés penal
del uno y medio por ciento por cada mes o fracción de mes, en el caso
de mora en el pago de todo o parte de impuestos o contribuciones
adeudadas, interés que además se calcula sobre los valores reajustados
(inc. 3º del Art. 53 del Código Tributario).
De ahí que la aplicación que ha estado experimentando el interés
corriente es que tiene lugar a falta de un interés fijado por ley en los
casos citados, y de los intereses convencionales. Por ello los tribunales
lo aplican constantemente, y, por ejemplo, se ha resuelto que en el
caso de mora en la obligación de rendir cuenta se devengan intereses
corrientes.496
El interés corriente, como su nombre lo dice, es el que se cobra
habitualmente en los negocios de una plaza determinada.497 El Código
y otras leyes se refieren a ellos en numerosas disposiciones, como el
Art. 434, para el saldo que resulte en contra del tutor; en el Art. 2156,
para el mandatario por los dineros del mandante que haya utilizado
en beneficio propio; en el Art. 80 de la Ley 18.092, de 14 de enero de
1982, respecto a la letra de cambio vencida (reemplazando al Art. 707
del C. Co., que lo establecía para la letra protestada), etcétera.
Pero el Código no definió los intereses corrientes, lo que daba
origen a grandes dificultades para establecerlo, obligando al que los
cobraba a una prueba de suyo difícil. La Ley 4.694, de 27 de noviembre
de 1929, comúnmente denominada de Represión de la Usura, en su
Art. 1º, inc. 2º, según la redacción que le dio la Ley 16.466, de 29 de
abril de 1966, dispuso que el interés corriente sería fijado por el Banco
Central de Chile, por publicación en el Diario Oficial.498
495
RDJ, Ts. 27, sec. 1a, pág. 724, y 32, sec. 1a, pág. 200; G.T., de 1909, T. 2, sent. 855,
pág. 261.
496
Sentencia del 31 de octubre de 2006: L. & S. Nº 4, pág. 113.
497
Manuel Somarriva Undurraga, Evolución del Código Civil Chileno, Santiago, 1955,
Nascimento, Nº 392, pág. 523.
498
La ley había dado esta facultad primitivamente a la Superintendencia de Bancos,
que debía publicar en las primeras quincenas de enero y julio de cada año el término
medio del interés corriente bancario. La modificación, fuera de traspasar la función al
Banco Central, eliminó esta referencia al interés corriente bancario, de modo que lo
que publicaba dicho organismo era para todos los efectos el interés corriente, como ya
se había entendido aun antes de la aclaración de la Ley 16.466.
395
LAS OBLIGACIONES
396
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
499
Gatica llama a los intereses convencionales, o sea, fijados por las partes por el
uso, voluntarios lucrativos, y penales a los moratorios, y a los establecidos por la ley,
retributivos y moratorios. Ob. cit., págs. 216 y sigtes.
397
LAS OBLIGACIONES
500
Alessandri, ob. cit., pág. 114.
501
Para un mayor detalle véase la primera edición de esta obra, y Somarriva, Evo-
lución, Nº 393, pág. 526.
502
Somarriva, Evolución, Nº 393, pág. 526, consideraba operación de crédito “toda
convención en virtud de la cual se da una prestación de presente contra una prestación
de futuro”. Con este significado, según se entenderá, quedaba comprendida toda esti-
pulación de intereses, como por ejemplo, por un saldo de precio de una compraventa,
y de ahí que el Código había quedado de hecho sin aplicación. No ocurre lo mismo
con el D.L. 455 y la Ley 18.010, que se refieren sólo a las operaciones de crédito de
dinero, y las definieron.
398
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
503
RDJ, T. 46, sec. 2a, pág. 97. En igual sentido, Gatica, ob. cit., Nº 177, pág. 238.
399
LAS OBLIGACIONES
504
RDJ, T. 44, sec. 1a, pág. 234.
505
RDJ, T. 44, sec. 1a, pág. 334.
506
El Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) mantiene una larga discusión
al respecto. En un juicio colectivo de la Ley del Consumidor contra tarjetas de crédito
400
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
507
Ob. cit., pág. 51.
401
LAS OBLIGACIONES
508
L.S. Nº 5, pág. 110.
509
Véase la primera edición de esta obra, y Somarriva, Evolución, Nº 394,
pág. 527.
402
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
510
Gatica, ob. cit., Nº 175, pág. 234, creía que seguía vigente el Art. 2206 para los
mutuos no pecuniarios, porque el Art. 1º de la Ley 4.694 sólo se refería a las obligacio-
nes de dinero, pero olvidaba que la modificación de la Ley 11.234 lo extendió a toda
operación de crédito, sin exigir que fuere de dinero.
511
Alessandri, ob. cit., pág. 111; Vodanovic, ob. cit., T. 3º, Nº 407. Se basan en que
es lógico dar un distinto tratamiento al interés penal, y en la opinión aislada que el
diputado señor Montecinos dio en tal sentido en el debate de la Ley Nº 4.694; G.T. de
1942, 2º sem., Nº 105, pág. 457, y RDJ, T. 52, sec. 2a, pág. 60.
512
Somarriva, ob. cit., Nº 394, pág. 527, y Cauciones, Nº 34, pág. 36; Gatica, ob. cit.,
Nº 178, pág. 241.
513
F.M. Nº 333, sent. 17, pág. 514.
403
LAS OBLIGACIONES
514
Barros Errázuriz, ob. cit., T. 2º, Nº 68. G.T. 1890, T. 2º, sent. 4.189, pág. 1.029.
515
Alessandri, ob. cit., pág. 97; Gatica, ob. cit., Nº 212, pág. 285; Fueyo, ob. cit.,
T. 1º, pág. 339.
516
Véase Repertorio, T. 4º, 2a ed., pág. 299, Nº 30 y RDJ, T. 46, sec. 1a, pág. 647.
404
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Sección tercera
OBLIGACIONES CON PLURALIDAD DE OBJETOS
370. Obligaciones de objeto simple y complejo. Lo normal es que la
obligación tenga un objeto y dos sujetos, acreedor y deudor.
517
Véase 1a edición de esta obra, Nº 369, pág. 244.
405
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 1º
Obligaciones acumulativas
406
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
Obligaciones alternativas o disyuntivas
407
LAS OBLIGACIONES
518
G.T. de 1878, Nº 351, pág. 159.
408
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
409
LAS OBLIGACIONES
A. Caso fortuito.
“Si una de las cosas alternativamente prometidas no podía ser objeto
de la obligación o llega a destruirse, subsiste la obligación alternativa de
las otras; y si una sola resta, el deudor es obligado a ella” (Art. 1503).
B. Culpa del deudor.
Nuevamente es preciso subdistinguir, según a quien corresponda
la elección.
Si ella es del deudor, sin duda escogerá alguna de las cosas que sub-
sistan para liberarse de la indemnización de perjuicios, pero si pertenece
al acreedor, éste puede a su arbitrio, según el inc. 2º del Art. 1502 (de
manera que no cabría oponerle el abuso del derecho, Nº 227), pedir
cualquiera de estas dos alternativas:
a) alguna de las cosas que subsisten, estando obligado el deudor
a dársela, o
b) el precio de la cosa destruida, más la correspondiente indem-
nización de perjuicios.
Párrafo 3º
Obligaciones facultativas
410
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 4º
Paralelo recíproco y con otras instituciones
379. Paralelo entre las obligaciones complejas según el objeto. Entre las
obligaciones acumulativas por un lado y las alternativas y facultativas
por el otro, no hay más semejanza que la pluralidad de objetos, pero
mientras en las primeras todos ellos deben cumplirse, en las segundas
uno solo se encuentra en tal situación.
Es posible, en cambio, la confusión entre la disyunción y la facultad,
especialmente si en la primera la elección corresponde al deudor, lo
que es la regla general. En ambos casos, éste determina con qué objeto
cumple, y para distinguirlas no queda sino atender a la estipulación
de las partes, teniendo presente la disposición del Art. 1507, que, en
caso de duda, dispone que la obligación se tendrá por alternativa. Ello
es más favorable para el acreedor, según veremos en seguida.
519
G.T. de 1936, 2º sem., Nº 106, pág. 408.
411
LAS OBLIGACIONES
520
Alessandri, ob. cit., pág. 211.
412
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
521
G.T. de 1936, 2º sem., Nº 106, pág. 408.
522
RDJ, T. 48, sec. 1a, pág. 62.
413
CAPÍTULO
LAS IV
OBLIGACIONES
Sección primera
OBLIGACIONES SIMPLEMENTE CONJUNTAS O MANCOMUNADAS
382. Concepto. La obligación simplemente conjunta o mancomunada
es aquella que tiene un objeto divisible y hay pluralidad de deudores,
de acreedores o de ambos, pero cada deudor está obligado al pago de
su parte en la deuda, y cada acreedor puede demandar únicamente su
cuota en ella.
414
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
415
LAS OBLIGACIONES
416
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
417
LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
LA SOLIDARIDAD EN GENERAL
386. Concepto. A diferencia de las obligaciones conjuntas en que se
aplican las reglas generales del derecho, la solidaridad como excepción
que les hace, fue reglamentada expresamente en el Título 9º del Libro
4º, Arts. 1511 a 1523.
El inc. 1º del Art. 1511 ya lo citamos porque consagra como
regla general la conjunción, si la obligación es de cosa divisible, y
agrega en el 2º: “en virtud de la convención, del testamento o de la
ley puede exigirse a cada uno de los deudores o por cada uno de los
acreedores el total de la deuda, y entonces la obligación es solidaria
o insólidum”.
Según esto, Arturo Alessandri la definía como “aquella en que hay
varios deudores o varios acreedores, y que tiene por objeto una presta-
ción que, a pesar de ser divisible, puede exigirse totalmente por cada
uno de los acreedores o a cada uno de los deudores, por disponerlo
así la ley o la voluntad de las partes, en términos que el pago efectuado
a alguno de aquéllos o por uno de éstos extingue toda la obligación
respecto de los demás”.523
Puede sintetizarse la definición diciendo que obligación solidaria
es aquella en que debiéndose una cosa divisible y existiendo pluralidad
de sujetos activos o pasivos, cada acreedor está facultado para exigir el
total de la obligación, y cada deudor puede ser obligado a cumplirla
íntegramente.
523
Ob. cit., pág. 216. Como veremos (Nº 395), ella contiene un pequeño error: la
solidaridad puede emanar de una sentencia judicial, pero siempre que la ley faculte al
juez para imponerla.
418
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
524
L.S. Nº 2, pág. 114.
419
LAS OBLIGACIONES
525
RDJ, T. 32, sec. 1a, pág. 188.
526
RDJ, T. 60, sec. 1a, pág. 29.
527
F.M. Nº 5, pág. 820.
420
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
528
G.T. de 1937, 2º sem., Nº 190, pág. 733.
421
LAS OBLIGACIONES
529
RDJ, Ts. 33, sec. 1a, pág. 193, y 59, sec. 2a, pág. 43, este último posterior a la
aparición del caso de solidaridad judicial del Nº 395.
530
RDJ, T. 12, sec. 1a, pág. 495; G.T. de 1887, Nº 663, pág. 379, y Nº 2.212, pág. 1.354;
de 1889, T. 2º, Nº 3.706, pág. 1.865; de 1906, T. 1º, Nº 611, pág. 987, y de 1928, 1er sem.,
Nº 173, pág. 753, G.J. Nº 25, pág. 54.
531
RDJ, T. 33, sec. 1a, pág. 193.
532
L.S. Nº 1, pág. 19.
422
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
533
Los efectos de la solidaridad cambiaria difieren eso sí de la común. Véase
nota 571 de este primer tomo.
534
RDJ, Ts. 25, sec. 1a, pág. 264; 29, sec. 1a, pág. 480, y 59, sec. 2a, pág. 43.
423
LAS OBLIGACIONES
535
Somarriva, Derecho de familia, 2a ed., 1963, Nº 574, pág. 550, quien cita a De la
Maza y Larraín, sosteniendo que era un caso de solidaridad pasiva legal, lo que no es
exacto en nuestro concepto por la razón apuntada en el texto.
424
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
536
Ob. cit., tomo 10, Nº 407, pág. 384.
537
Ob. cit., pág. 225.
425
LAS OBLIGACIONES
Sección tercera
SOLIDARIDAD ACTIVA
538
Somarriva en sus clases; Alessandri, ob. cit., pág. 221; Fueyo, ob. cit., tomo 1º,
Nº 171, pág. 191.
539
Somarriva, Cauciones, Nº 53, pág. 50.
540
RDJ, Ts. 17, sec. 1a, pág. 19; 19, sec. 1a, pág. 171; 27, sec. 1a, pág. 513; G.T. de
1930, 2º sem., Nº 118, pág. 444, sentencias que son criticadas precisamente por Claro
Solar y Alessandri.
426
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
400. I. Efectos entre los acreedores y el deudor. Son ellos los siguientes:
1º. Cada acreedor puede exigir el pago total de la deuda al deu-
dor, y en consecuencia el cumplimiento que a cualquiera de sus
coacreedores efectúe el deudor extingue la obligación respecto de
todos ellos.
Se exceptúa el caso de que el deudor haya sido demandado por
alguno de los acreedores, pues entonces deberá pagarle a éste. Así lo
señala el inc. 1º del Art. 1513: “El deudor puede hacer el pago a cual-
quiera de los acreedores solidarios que elija, a menos que haya sido
demandado por uno de ellos, pues entonces deberá hacer el pago al
demandante”.
2º. Lo que se dice del pago vale igualmente para los demás modos
de extinguir las obligaciones (Nº 1.169).
El inc. 2º del Art. 1513, que ya hemos comentado por ser la demos-
tración de la aplicación de la doctrina clásica en esta parte, se preocupa
de la novación, compensación y remisión, y dispone: “la condonación de
la deuda, la compensación, la novación que intervenga entre el deudor
y uno cualquiera de los acreedores solidarios, extingue la deuda con
respecto a los otros de la misma manera que el pago lo haría; con tal
que uno de éstos no haya demandado ya al deudor”.
El inc. 2º del Art. 1668 se preocupó de la confusión, como lo vere-
mos en el número siguiente.
3º. La interrupción que beneficia a uno de los acreedores, aprove-
cha a todos; así se desprende del Art. 2519 (Nº 1.251), y
4º. Constituido el deudor en mora por uno de los coacreedores,
queda en mora respecto de todos.
401. II. Efectos entre los coacreedores una vez extinguida la deuda. Nada
dijo el Código al respecto.
Con la teoría del mandato tácito y recíproco se producen los efectos
propios de este contrato, o sea, el acreedor que extinguió la deuda debe
rendir cuenta a sus mandantes: los demás acreedores.
427
LAS OBLIGACIONES
Sección cuarta
SOLIDARIDAD PASIVA
Párrafo 1º
Generalidades
428
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
541
Se ha fallado que no es contrario al Derecho Público que la mujer se constituya
en codeudora solidaria de su marido: RDJ, T. 90, sec. 1ª, pág. 108.
542
RDJ, T. 36, sec. 1a, pág. 330.
429
LAS OBLIGACIONES
543
Se ha fallado que si uno de los deudores se obligó expresamente en forma so-
lidaria, pero el otro no, el primero es en realidad fiador y no codeudor solidario; RDJ,
T. 27, sec. 1a, pág. 513.
544
Corte de Santiago, 25 de septiembre de 1996, G.J. Nº 182, sent. 3ª, pág. 76.
545
F. del M. Nº 350, Nº 13, pág. 974. En contra Corte de Apelaciones de Santiago
de 2 de junio de 2003: G.J. Nº 276, pág. 124.
430
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
dad perfecta que produce todos los efectos de ella, y que pasamos a
estudiar en los siguientes números, e imperfecta, que tan sólo genera
el efecto más peculiar de la solidaridad pasiva: que el acreedor pueda
demandar el total de la deuda a cualquiera de los deudores, pero no
a los restantes.
Hay disparidad de opiniones, además, entre ellos sobre los casos de
solidaridad imperfecta. Para algunos autores la hay siempre en la legal,
porque en tal caso no podrían operar los efectos secundarios, ya que
no cabría hablar de mandato (Nº 396), pero la tesis predominante es
que ella se presenta en los casos en que la doctrina y jurisprudencia han
creado la solidaridad sin texto legal, principalmente en la responsabilidad
extracontractual por la falta en el Código francés de un precepto equi-
valente a nuestro Art. 2317. Es como si retenidos por haber establecido
solidaridad sin texto expreso, le restringieran sus efectos.
Pero si en Francia ha podido sostenerse, entre nosotros con justa
razón es rechazada generalmente,546 primero, porque, como excepción
que es a las reglas generales, la solidaridad no puede establecerse a
falta de texto legal; en seguida, entre nosotros no existe el más grave
problema que ha originado la cuestión en Francia: la ausencia de una
disposición que la imponga a los coautores de un hecho ilícito y, final-
mente, porque la reglamentación de la solidaridad pasiva es una sola,
sin distinción para sus efectos entre algunos casos y otros.
Párrafo 2º
Efectos de la solidaridad pasiva entre acreedor y deudores
546
Por vía de ejemplo, Alessandri, ob. cit., pág. 237; Somarriva, Cauciones, pág. 67,
Nº 67.
431
LAS OBLIGACIONES
547
Se ha resuelto que en tal caso debe hacerlo en un solo juicio y que únicamente
puede demandar por cuerda separada si renuncia a la solidaridad y cobra a cada uno su
cuota: G.T. de 1930, 2º sem., Nº 118, pág. 444. En contra RDJ, T. 28, sec. 1a, pág. 762, y
nos parece la buena doctrina, porque el Art. 1515, según veremos, autoriza al acreedor
para demandar a otro de los codeudores si en la primera demanda no obtiene el pago, y
porque según el Art. 1516, inc. 2º, se renuncia tácitamente la solidaridad si se demanda
a un deudor, expresándolo así y sin hacer reserva de la solidaridad. En el caso de que
haya más de dos codeudores solidarios, puede el acreedor demandar solidariamente a
algunos de ellos y no a todos, o a uno.
548
RDJ, T. 19, sec. 1a, pág. 171.
549
RDJ, T. 50, sec. 1a, pág. 57.
432
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
550
En el Derecho Romano anterior a Justiniano, si el acreedor demandaba a uno
sólo de los deudores y no obtenía el pago total, no podía dirigirse contra los otros, porque
a unidad de obligación, unidad de acción, pero la solución se alteró con Justiniano.
Para algunos autores este efecto se explica por la unidad de la prestación, mientras
para otros por la razón antes señalada es la demostración de que no existe semejante
unidad, y todos los efectos se explican por la representación.
No cabe duda de que nuestro Código considera que hay una sola obligación,
y no obstante reconoce, como se ha visto, el derecho del acreedor a instaurar varias
demandas separadas.
No es lugar para disquisiciones doctrinarias, pero nos parece que al margen del
texto legal en realidad en la solidaridad existen varias obligaciones diversas, sólo que
ligadas por la prestación.
551
RDJ, T. 28, sec. 1a, pág. 762. Agregó la sentencia que bien puede también el
acreedor demandar a otros de los codeudores estando pendiente el juicio con el primer
demandado.
Nos parece más que discutible la conclusión de esta sentencia.
En efecto, puede suceder que haya más de dos deudores solidarios. Es obvio que
en tal caso el acreedor puede demandarlos a todos en conjunto o a sólo uno de ellos,
porque así lo dice el Art. 1514. Pero existen dos situaciones dudosas:
a. ¿Puede el acreedor demandar solidariamente a más de un deudor, pero no a
todos ellos? Por ejemplo, son codeudores solidarios A, B, C y D, y el acreedor demanda
en un mismo juicio a A y B, pero no a C y D.
Literalmente no estaría dentro del precepto que habla de “cualquiera de ellos”
en singular. Dicho de otra manera, en el Art. 1514 la opción es demandarlos a todos o
a uno de los codeudores solidarios.
Sin embargo, creemos que ello es posible, porque en nada se los perjudica.
b. El segundo caso es mucho más conflictivo y consiste en determinar si en el evento
señalado puede el acreedor demandar separadamente a los codeudores solidarios o a
algunos de ellos. En el mismo ejemplo anterior, el acreedor demanda separadamente
a A, B, C y D en cuatro juicios diferentes, o a A y B también en juicios separados, pero
no a C y D.
Creemos que ello no puede hacerse, porque cada demanda será por el total de la
obligación y el acreedor podría, en definitiva, obtener doble pago y además, como lo
veremos en el Nº 409, en términos generales hay cosa juzgada entre los codeudores solida-
rios y ¿qué va a pasar, en tal caso, si en los juicios se dictan sentencias contradictorias?
Reafirma esta solución el Art. 1515, que se comenta en el texto, y que faculta al
acreedor para perseguir a los otros codeudores solidarios si el que fue demandado no
extingue totalmente la obligación solidaria.
Quiere decir que si el acreedor demandó a uno de los codeudores solidarios y no
a todos en conjunto, sólo tiene acción contra los otros codeudores solidarios si la deuda
no fue extinguida en el primer juicio.
Por ello creemos que debe rechazarse la posibilidad de que el acreedor demande
separadamente a dos o más deudores solidarios y es criticable la sentencia citada, salvo
que el acreedor se desista del primer juicio para intentar el segundo.
433
LAS OBLIGACIONES
552
RDJ, Ts. 40, sec. 1a, pág. 249, y 65, sec. 1a, pág. 322. En este último caso se trataba
de deudas alimenticias, y se hacía efectiva la solidaridad legal del Art. 18 de la Ley 14.908
de octubre de 1962 respecto de los que vivan en concubinato con el padre, madre o
cónyuge alimentante y de los que, sin derecho para ello, dificultaren o imposibilitaren
el fiel y oportuno cumplimiento de la obligación alimenticia. Si bien jurídicamente
vale el argumento del texto, la verdad es que en la solidaridad legal choca un poco la
conclusión, porque, por ejemplo, en el caso fallado se ejecutaba al presunto concubino
sin siquiera haberlo escuchado en el juicio; la conclusión es que en todo caso debe
reconocerse a aquel contra quien se invoca la solidaridad un amplio derecho para
probar en la ejecución que ésta no existe, no obstante lo que se haya establecido en el
juicio declarativo.
553
Somarriva, ob. cit., Nº 55, pág. 55. Es la misma opinión de la doctrina y juris-
prudencia francesas.
554
Por vía de ejemplo, RDJ, T. 18, sec. 1a, pág. 482.
434
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
555
Somarriva, Cauciones, Nº 56, pág. 57, quien critica además la sentencia citada
en el texto porque la fianza solidaria sigue siendo fianza y como obligación accesoria
no goza del privilegio de la principal.
556
RDJ, T. 36, sec. 1a, pág. 330.
435
LAS OBLIGACIONES
436
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
557
De acuerdo al Art. 161 de la Ley de Quiebras este efecto sólo se extiende al
acreedor que votó favorablemente el convenio de remisión.
558
F.M. Nº 396, sent. 14, pág. 664, y G.J. Nº 137, sent. 2ª, pág. 37, y 170, sent. 3ª,
pág. 71.
559
F.M. Nº 462, sent. 12, pág. 592.
437
LAS OBLIGACIONES
560
F.M. Nº 357, sent. 6ª, pág. 490.
561
Somarriva, Cauciones, Nº 63, pág. 66. Alessandri, ob. cit., pág. 228.
562
G.J. Nº 124, sent. 3ª, pág. 25, Corte de Santiago, de 1 de mayo de 1990.
438
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
563
G.J. Nº 141, sent. 3ª, pág. 28.
564
F.M. Nº 385, sent. 7ª, pág. 737.
565
G.T. de 1921, 2º sem., Nº 288, pág. 1.167.
566
Sin embargo, el Art. 2354 enumera el dolo y la fuerza como excepciones reales.
Este precepto se aplica a la fianza, y no puede extenderse a la solidaridad por el principio
de la independencia de los vínculos. En nada afecta a A, en el ejemplo que nos hemos
propuesto, que el consentimiento de B haya sido obtenido con dolo o violencia. Su
propio consentimiento no adolece de vicios.
En la fianza, en cambio, existe una mayor dependencia de la obligación accesoria
a la principal, y de ahí la distinta solución que da el legislador.
Por ello es que la doctrina se inclina a considerar siempre como personales en la
solidaridad a los vicios de la voluntad, salvo que incidan en todos los deudores.
439
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 3º
Efectos entre los codeudores solidarios extinguida la deuda
567
G.J. Nº 141, sent. 3ª, pág. 28.
568
F.M. Nº 398, sent. 7ª, pág. 837, y RDJ, T. 89, sec. 1ª, pág. 2.
569
F.M. Nº 383, sent. 9ª, pág. 595.
440
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
570
L. & S. Nº 25, pág. 50.
441
LAS OBLIGACIONES
571
En la solidaridad cambiaria, en cambio, el que paga puede repetir por el total
contra los anteriores obligados, y así, si la letra de cambio la cancela un endosante, puede
cobrar el total de ella a los anteriores endosantes, aceptante y librador (Art. 82, inc. 2º
de la Ley 18.092, de 14 de enero de 1982). Es la particularidad de esta solidaridad en
que hay una verdadera graduación de obligados.
La cancelación por el librador pone término a la solidaridad cambiaria, porque es
el último obligado: G.T. 1911, T 2º, Nº 284, pág. 121.
En la solidaridad normal la otra solución posible sería que la subrogación operara
por el total de la deuda, deducida la cuota del que pagó, contra los restantes deudo-
res, y así sucesivamente hasta la extinción total, lo que Bello aplicaba en los primeros
proyectos.
442
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
572
RDJ, T. 35, sec. 1a, pág. 50.
573
G.J. Nº 120, sent. 2ª, pág. 18.
En fallo publicado en la RDJ, T. 89, sec. 2ª, pág. 155, se ha resuelto que el subrogante
no tiene por qué hacerlo valer en el mismo juicio, sino que puede iniciar uno nuevo.
443
LAS OBLIGACIONES
parte o cuota del deudor insolvente se reparte entre todos los otros a
prorrata de las suyas, comprendidos aun aquellos a quienes el acreedor
haya exonerado de la solidaridad”.
En el ejemplo que nos hemos propuesto, si A ha pagado los $ 30.000 de
la deuda, puede cobrar $ 10.000 a B y otro tanto a C, pero si este último es
insolvente, A y B deben cargar con su cuota, y, en consecuencia, el primero
podrá cobrar a B, $ 15.000, $ 10.000 que es su propia cuota, y $ 5.000 que
le corresponden por la parte del insolvente.
La solución es la inversa a la de las obligaciones conjuntas en que
la cuota del insolvente no grava a los demás deudores (Nº 384, 5º), y
como la obligación solidaria se vuelve conjunta en las relaciones entre
los deudores, efectuado que sea el pago, aquí se hace una excepción a
dicha regla, muy comprensible, pues en caso contrario, quien extinguió
la obligación, habría tenido que cargar con toda la cuota del insolvente,
lo que evidentemente es injusto.
De acuerdo al precepto transcrito, está obligado a contribuir a la
cuota del insolvente aun el deudor a quien el acreedor ha eximido de la
solidaridad, lo que es igualmente lógico porque semejante convención
entre ellos no puede perjudicar a los demás codeudores que no han
intervenido en su celebración.574
Naturalmente que el deudor que no tenía interés en la deuda,
según vimos en el número anterior, tampoco contribuye a la cuota del
insolvente.
Párrafo 4º
Extinción de la solidaridad
574
Respecto del deudor a quien se remitió su deuda, Alessandri estima que debe
contribuir a la cuota del insolvente. Ob. cit., pág. 234. En cambio, Somarriva sostiene
que con ella carga el acreedor. Ob. cit., Nº 80, pág. 81.
444
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
neral del Art. 12, no hay inconveniente alguno para que la renuncie,
máxime si está facultado para condonar la deuda misma.
El Art. 1516 reglamenta la renuncia, que puede ser parcial y total,
tácita o expresa.
Es total en la situación prevista en el inc. final del precepto: “Se re-
nuncia la solidaridad respecto de todos los deudores solidarios, cuando
el acreedor consiente en la división de la deuda”. La obligación pasa
a ser conjunta.
Es parcial cuando se refiere a uno o algunos de los codeudores
solidarios, y en tal caso no podrá cobrarles a los favorecidos el total
de la deuda, sino únicamente su cuota, sin perjuicio de su derecho a
cobrar el total a cualquiera de los otros codeudores no beneficiados
con la renuncia o el saldo de ella, si el favorecido con ésta pagó su
parte (inc. 3º).
Es expresa la renuncia que se hace en términos formales y explí-
citos, y tácita cuando se reúnen las tres circunstancias del inc. 2º del
precepto:
1º. Que el acreedor haya demandado la cuota de uno de los deu-
dores o le haya recibido el pago de ella; estas dos circunstancias no son
copulativas, sino disyuntivas;
2º. Que de ello haya quedado constancia en la demanda o en la
carta de pago (recibo), y
3º. Finalmente, que el acreedor no haya hecho reserva especial de
la solidaridad o general de sus derechos.
El Art. 1517 se refiere a la renuncia de la solidaridad en obligaciones
de pensiones periódicas: ella se limita a las devengadas, pero no a las
pensiones futuras, a menos que el acreedor así lo exprese.
445
LAS OBLIGACIONES
Sección quinta
LA INDIVISIBILIDAD
426. Pauta. Dividiremos el estudio de esta materia, de suyo oscura
y compleja, en cuatro párrafos relativos a la indivisibilidad en general,
a la activa, a la pasiva y la de pago.
Párrafo 1º
La indivisibilidad en general
446
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
575
Véase Alessandri, ob. cit., págs. 242 y sigtes.
447
LAS OBLIGACIONES
448
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
La indivisibilidad activa
576
RDJ, T. 42, sec. 1a, pág. 251.
577
RDJ, T. 50, sec. 1a, pág. 231, con voto disidente.
449
LAS OBLIGACIONES
450
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 3º
La indivisibilidad pasiva
433. I. Cada deudor está obligado al pago total de la deuda. Así lo seña-
la la parte primera del Art. 1527: “cada uno de los que han contraído
unidamente una obligación indivisible, es obligado a satisfacerla en el
todo, aunque no se haya estipulado solidaridad”.
Existe, eso sí, una diferencia con esta última: en la solidaridad,
la ley prohíbe al deudor demandado presentar cualquier excusa
para que el acreedor se dirija también contra los demás codeudores.
Tampoco en la indivisibilidad existe beneficio de división, pero sí
que el deudor puede, en ciertos casos que señala el Art. 1530, pedir
un plazo para entenderse con los demás deudores a fin de cumplirla
entre todos.
Para determinar cuándo tiene este derecho, el precepto formula
un distingo: “Si la obligación es de naturaleza tal que él pueda cumplir-
la, no está el demandado facultado para solicitar plazo alguno y debe
cumplir, quedándole a salvo su acción contra los demás deudores, para
la indemnización que le deban”.
No siendo así, esto es, si la obligación no tiene tal naturaleza, enton-
ces puede solicitar un plazo para entenderse con los demás deudores
para el cumplimiento.
451
LAS OBLIGACIONES
434. II. Pago efectuado por uno de los codeudores. Dice el Art. 1531:
“el cumplimiento de la obligación indivisible por cualquiera de los
obligados, la extingue respecto de todos”. En virtud de la obligación a
la deuda, en la indivisibilidad como en la solidaridad, según acabamos
de ver, cada deudor está obligado al cumplimiento total.
Como en ésta, extinguida la obligación, viene la contribución a la
deuda, esto es, el que pagó tiene derecho a cobrar a los demás su parte
o cuota en la obligación.
Por ello es que el Art. 1530, citado en el número anterior, dispuso
que si por su naturaleza la obligación sólo puede cumplirla el deudor
demandado, debe éste pagarla “quedándole a salvo su acción contra
los demás deudores, para la indemnización que le deban”.
452
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 4º
Excepciones a la divisibilidad
578
Los que gustan de los aspectos anecdóticos de los Códigos no dejan de destacar
que el precepto transcrito, sobre todo en su primera parte, puede cantarse con la música
de la Canción Nacional.
453
LAS OBLIGACIONES
579
RDJ, T. 4, sec. 1a, pág. 328. Por ello se ha rechazado la petición del deudor
ejecutado para que el predio se remate en lotes: RDJ, T. 26, sec. 1a, pág. 162, o del
segundo acreedor de uno de los inmuebles hipotecados para que el acreedor se pague
proporcionalmente en los predios hipotecados G.T. 1864, Nº 1.467, pág. 532.
580
RDJ, T. 14, sec. 1a, pág. 302.
454
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
581
RDJ, T. 7, sec. 1a, pág. 480.
582
RDJ, T. 4, sec., 1a, pág. 328. Agregó el mismo fallo que no puede el deudor exigir
al acreedor que persiga todos los inmuebles hipotecados.
455
LAS OBLIGACIONES
583
Véanse Derecho Sucesorio, págs. 633 y siguientes, y Escobar Riffo, ob. cit. Nº 62,
págs. 100 y siguientes.
Se discutió su aplicación en relación con la prescripción en sentencia de la C.A.
de Santiago de 20 de marzo de 2007: L.S. Nº 37, pág. 87.
456
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
457
LAS OBLIGACIONES
445. V. Cosa cuya división causa perjuicio. Dice el inc. 1º del Nº 5º,
del Art. 1526: “Si se debe un terreno, o cualquiera otra cosa indeter-
minada, cuya división ocasionare grave perjuicio al acreedor, cada uno
de los codeudores podrá ser obligado a entenderse con los otros para
el pago de la cosa entera, o a pagarla él mismo, salva su acción para ser
indemnizado por los otros”.
La diferencia entre este caso y el anterior es que las partes no han
pactado la indivisibilidad, pero el legislador la establece interpretando su
voluntad, porque si la división le produce grave perjuicio, es obvio que el
acreedor no ha querido que la cosa le sea entregada por parcialidades.
El precepto pone un ejemplo relativo a la deuda de un terreno; debe
tratarse de uno indeterminado y no de una especie o cuerpo cierto,
ya que en tal caso estaríamos en el Nº 3º del precepto; el Nº 5º lo deja
bien claro al decir: “un terreno o cualquiera otra cosa indeterminada”,
como si dos personas venden a otra dos hectáreas de terrenos ubicados
en un sector determinado para que esta última instale una fábrica.
No podría uno de los vendedores entregar una hectárea y el segundo
otra separada, porque para el fin que se propone el comprador ello le
ocasionaría un grave perjuicio.
Esta indivisibilidad es también sólo pasiva. Así lo dice el inc. 2º del
Nº 2º: “pero los herederos del acreedor no podrán exigir el pago de la
cosa entera, sino intentando conjuntamente su acción”.
584
Este precepto tiene importancia para resolver el problema de orden sucesorio de
determinar cómo se dividen los créditos hereditarios entre los asignatarios universales;
si de pleno derecho, al igual que las deudas hereditarias, o mediante la partición, como
ocurre con todos los demás bienes hereditarios.
Este Art. 1526, Nº 4, parece indicar lo primero, puesto que faculta a cada heredero
a cobrar su cuota en el crédito; sin embargo, la mayoría de los autores opinan que esto
rige únicamente en las relaciones de los herederos con el deudor, pero no entre ellos;
en consecuencia, entre los asignatarios universales se aplica la regla general de los bienes
hereditarios y permanecen en indivisión hasta que la partición los asigne a uno o más
de ellos, con el efecto retroactivo propio de ésta que hace al adjudicatario suceder en
el dominio directamente al causante (Art. 1344). Véase Derecho Sucesorio, T. II, Nº 859,
pág. 640, y Repertorio, T. IV, pág. 152, fallos 1 y 2.
458
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Sección sexta
PARALELO ENTRE LAS OBLIGACIONES CON PLURALIDAD
DE PARTES
459
LAS OBLIGACIONES
460
CAPÍTULO V
Sección primera
LAS MODALIDADES
461
LAS OBLIGACIONES
462
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
463
LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
OBLIGACIONES A PLAZO
Párrafo 1º
Concepto y Clasificación
464
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
585
Véase Derecho Sucesorio, Nº 332, págs. 238 y siguientes.
465
LAS OBLIGACIONES
586
RDJ, T. 55, sec. 1a, pág. 212.
466
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
460. III. Plazo expreso o tácito. El inc. 1º del Art. 1494 tras señalar la
definición ya comentada del plazo, agrega que éste puede ser expreso
o tácito.
El primero es el que se establece en términos formales y explícitos,
por la estipulación de las partes, y por ser el plazo una modalidad,
constituye la regla general.
“Es tácito el indispensable para cumplirlo”. En efecto, hay ciertas
obligaciones que, aun cuando no se estipule un plazo, lo requieren por
razones de distancia, de cosecha, fabricación, etc.; no se pueden pagar de
inmediato. Y así en una compra al extranjero si no se fija fecha de entrega,
cuando menos se demorará todo el tiempo necesario para que la merca-
dería llegue a nuestro país. Éste es el plazo tácito de la obligación.
467
LAS OBLIGACIONES
587
RDJ, T. 58, sec. 1a, pág. 179.
588
RDJ, T. 58, sec. 1a, pág. 170.
468
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
589
Por vía de ejemplo, RDJ, T. 58, sec. 1a, pág. 170. En el contrato de promesa
hubo una época en que se discutió mucho el punto ante los tribunales, por el uso en
los contratos de la expresión “dentro de” o “en”. Véase mi libro sobre Contrato de
Promesa, ob. cit. Nº 44, pág. 59, y un fallo reciente de la C.S. de 22 de abril de 2003,
en G.J. Nº 274, pág. 99, y otro en G.J. Nº 282, pág. 136.
590
RDJ, T. 55, sec. 1a, pág. 212.
469
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
Efectos del plazo
470
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
471
LAS OBLIGACIONES
468. III. Efectos del plazo extintivo. Mientras el plazo extintivo esté
pendiente, el acto o contrato cuya terminación está sujeta a él, produce
todos sus efectos normales, como si fueren puro y simple. Y así en un
arrendamiento a 3 años plazo, mientras ellos transcurren, el arrendatario
goza de la cosa arrendada y debe pagar las rentas, etcétera.
Vencido el plazo, se produce de pleno derecho la extinción del de-
recho y la obligación correlativa. Es un efecto semejante al que produce
el cumplimiento de la condición resolutoria, según lo veremos, pero
con la diferencia de que esta última tiene para ciertos efectos carácter
retroactivo, del que carece totalmente el plazo extintivo (Nº 496); ade-
más, algunas de ellas, como la condición resolutoria tácita, requieren
sentencia judicial, mientras que el plazo extintivo siempre opera de
pleno derecho.
Más semejante es entonces su efecto al de la terminación que tam-
poco tiene efecto retroactivo, pero, en cambio, requiere sentencia
judicial (Nº 528), y supone incumplimiento.
En ciertos contratos, como el de promesa, el plazo extintivo tiene
otros efectos; en dicho contrato el plazo extintivo suele colocarse para
que dentro de él se cumpla la obligación de extender el contrato defi-
nitivo. Pasado el término, la obligación está incumplida.591
Párrafo 3º
Extinción del plazo
591
Por ello en este caso puede haber culpabilidad del deudor si no se ha otorgado
la escritura dentro del plazo estipulado; por ejemplo, véase RDJ, T. 41, sec. 1a, pág. 354,
y nuestra obra El contrato de promesa.
472
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
592
Sin embargo, aun en el mutuo sin intereses o que los devenga, y el deudor se
allana a pagarlos por el plazo íntegro, no procedería el pago anticipado si existe para
473
LAS OBLIGACIONES
el acreedor otro beneficio ligado al transcurso del término, como el que derivaría de la
circunstancia de haberse estipulado reajustes o pago en moneda extranjera. Así lo ha
resuelto la Corte Suprema en sentencia publicada en RDJ, T. 37, sec. 1a, pág. 56.
474
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
475
LAS OBLIGACIONES
593
Por vía de ejemplo, RDJ, Ts. 13, sec. 2ª, pág. 30; 27, sec. 1ª, pág. 55. Reciente-
mente RDJ, T. 89, sec. 1ª, pág. 78; G.J. Nº 139, sent. 1ª, pág. 54; 144, sent. 6ª, pág. 48, y
183, sent. 1ª, pág. 13, y F.M. Nº 403, sent. 4ª, pág. 297.
Véase la nutrida jurisprudencia sobre el tema en el Repertorio Código Civil 1998,
T. 11, págs. 255 y sgtes.
594
F.M. Nos 383, sent. 4ª, pág. 577; 403, sent. 3ª, pág. 291; 432, sent. 10, pág. 825;
441, sent. 10, pág. 960, 449, sent. 13, pág. 606; 460, sent. 5ª, pág. 21; 468, sent. 17, pág.
2048; G.J. Nº 119, sent. 3ª, pág. 38. RDJ, T. 89, sec. 1ª, pág. 122.
595
F.M. Nos 403, sent. 4ª, pág. 297; 432, sent. 10, pág. 895; 452, sent. 12, pág. 1632;
466, sent. 11, pág. 1519.
596
F.M. Nos 383, sent. 4ª, pág. 577; 470, sent. 6ª, pág. 2470. Igualmente se ha fallado
que si el acreedor hace valer la cláusula de la aceleración, ello afecta a toda la obliga-
ción y, por ende, al plazo de prescripción de la acción de desposeimiento de la finca
hipotecada; F.M. Nos 461, sent. 21, pág. 362, y 466, sent. 12, pág. 530.
476
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
597
G.T. de 1864, Nº 874, pág. 326.
598
F.M. Nº 405, sent. 9ª, pág. 512.
477
LAS OBLIGACIONES
599
RDJ, T. 56, sec. 1a, pág. 386. Un caso de término anticipado de un contrato por
insolvencia o quiebra de la otra parte en G.J. Nº 301, pág. 133, C.S. 25 de julio de 2005.
600
RDJ, T. 26, sec. 1a, pág. 332.
478
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Sección tercera
OBLIGACIONES CONDICIONALES. CONCEPTO Y CLASES
476. Reglamentación. Tampoco el Código formuló una teoría general
de las condiciones, sino que las reglamentó en el Título 4º del Libro
4º, Arts. 1473 a 1493, “De las obligaciones condicionales y modales”,
y también en el Título 4º del Libro 3º, “De las asignaciones testamen-
tarias condicionales”. Por último, también se les aplican normas del
fideicomiso.
De acuerdo al Art. 1493, que cierra el Título de las obligaciones
condicionales, “las disposiciones del Título IV del Libro III sobre las
asignaciones testamentarias condicionales o modales, se aplican a las
convenciones en lo que no pugne con lo dispuesto en los artículos
precedentes”. Recíprocamente el Art. 1070, inc. final, dispone: “las
asignaciones testamentarias condicionales se sujetan a las reglas dadas
en el Título “De las obligaciones condicionales, con las excepciones y
modificaciones que van a expresarse”. Finalmente, el Art. 1079 estable-
ce que las disposiciones condicionales que establecen fideicomisos y
conceden una propiedad fiduciaria, se reglan por el Título 8º del Libro
2º, Arts. 732 y siguientes, “De la propiedad fiduciaria”.
601
RDJ, T. 27, sec. 2a, pág. 49.
479
LAS OBLIGACIONES
602
RDJ, T. 35, sec. 2a, pág. 65.
603
RDJ, T. 8, sec. 1a, pág. 426.
604
G.T. de 1920, 1er sem., Nº 93, pág. 453.
480
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
605
RDJ, T. 1º, 2a parte, pág. 556.
481
LAS OBLIGACIONES
ria para quien hizo la oferta, porque si la otra llega a ser abogado, se
extingue su derecho al automóvil que deberá entregar. Y en el otro
ejemplo, el arrendamiento está sujeto a resolución si yo regreso al
país, pero mi derecho al goce de la cosa arrendada está en suspenso
mientras yo esté ausente.
La diferencia fundamental entre ambas condiciones estriba en lo
señalado: en la suspensiva, el derecho no nace ni hay obligación co-
rrelativa. En la resolutoria, el derecho ha nacido sujeto a la posibilidad
de extinguirse por el cumplimiento de la condición; las obligaciones
del contrato deben cumplirse, como en el ejemplo propuesto entre-
gar la cosa arrendada, sólo que están amenazadas de extinción por la
resolución.
482
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
una estrella con la mano. Otro que figuró en muchos textos de estudio,
dejó de ser totalmente imposible: te doy $ 1.000 si vas a la Luna.
3º. Condición moralmente posible o lícita.
Es aquella que no contraviene las leyes, las buenas costumbres ni el
orden público. El mismo ejemplo de la físicamente posible.
4º. Condición moralmente imposible o ilícita.
Consiste en un hecho prohibido por las leyes, u opuesto a las buenas
costumbres o el orden público: te doy $ 1.000 si me nombras heredero,
ya que la ley prohíbe los pactos sobre sucesión futura.
En cuanto a su eficacia y validez, de más está decir que las física y
moralmente posibles lo son siempre, pero respecto de las imposibles
e ilícitas, debe distinguirse según si son positivas (Art. 1480) o nega-
tivas (Art. 1476). Así lo haremos para mayor claridad en los números
siguientes.
483
LAS OBLIGACIONES
606
RDJ, Ts. 3, sec. 1a, pág. 66, y 27, sec. 2a, pág. 49.
484
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
607
Por ejemplo, Alessandri, ob. cit., pág. 144; Fueyo, ob. cit., T. 1º, pág. 101 (quien
habla de caducidad de la condición); Somarriva en sus clases.
608
RDJ, Ts. 44, sec. 1a, 591, y 60, sec. 2a, pág. 87. En contra, T. 15, sec. 1a,
pág. 601.
485
LAS OBLIGACIONES
609
RDJ, T. 37, 1a parte, pág. 24. La doctrina de la aplicación extensiva del Art. 739
podría sostenerse, aunque bastante debilitada, aun después de la reforma, pero importaría
limitar toda condición a 5 años, lo que resulta francamente exagerado y desproporcio-
nado. Sin embargo, cabe destacar que la Comisión Informante del Senado pareció así
entenderlo, pues habló de “las condiciones en general”.
486
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
610
Por otra parte, la intención del legislador del año 1968 al acortar los plazos fue
evidentemente dar una mayor rapidez en la estabilización en las instituciones jurídicas,
pero al parecer no advirtió los problemas que creaba al rebajar en mayor extensión el
señalado en el Art. 739. Son los peligros justamente de las modificaciones de parche.
487
LAS OBLIGACIONES
611
Se ha fallado que la condición de pagar una deuda cuando haya fondos para
ello es positiva, suspensiva, casual y posible: RDJ, T. 9, sec. 1a, pág. 426.
612
Por vía de ejemplo, G.T. de 1901, T. 2º, Nº 2.883, pág. 1.041; RDJ, Ts. 19, sec. 1a,
pág. 5; 35, sec. 2a, pág. 19, y T. 43, sec. 1a, pág. 399.
488
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
613
G.T. de 1906, T. 2º, Nº 782, pág. 137.
614
RDJ, T. 48, sec. 2a, pág. 93.
489
LAS OBLIGACIONES
no hay intención de obligarse. La voluntad debe ser seria para que haya
contrato (Nº 47); el que cumple si quiere, no está obligado a nada, y
de ahí la nulidad que establece el Art. 1478, inc. 1º.615 El fundamento
es el mismo del Art. 1465, que prohíbe la condonación del dolo futuro,
porque igualmente el deudor cumple si quiere (Nº 866).
Una parte de la doctrina,616 seguida por cierta jurisprudencia,617
pretende que la sanción se limita a las condiciones suspensivas me-
ramente potestativas y no a las resolutorias, porque en éstas “la obli-
gación ha podido formarse y producir todos sus efectos, ya que la
condición resolutoria no afecta a la existencia de la obligación, sino
únicamente a su extinción (Alessandri). Y se agrega que el mismo
Código las acepta, como ocurre en las donaciones revocables, en que
el donante se reserva la facultad de recobrar la cosa donada cuando
quiera (Art. 1136).
No obstante tan autorizada opinión, discrepamos de ella,618 porque
nada autoriza a sostenerla. Desde luego, no sólo el precepto no efectúa
la distinción, sino que es anterior al que clasifica las condiciones en
suspensivas y resolutorias (Art. 1479).619 En seguida, es nula la obliga-
ción que depende de la mera voluntad de la persona que se obliga,
y tanto en la suspensiva como en la resolutoria ocurre así, porque si
por ejemplo digo: te presto mi casa y me la devuelves si quieres, no
hay obligación del comodatario. Éste a nada se obliga. Finalmente, la
donación revocable no depende de la voluntad del que se obliga bajo
condición, el donatario, sino del acreedor condicional, el donante. El
derecho es de éste: solicitar la devolución; la obligación del donatario:
restituir a la sola voluntad del acreedor.
615
Casos en que se ha declarado esta nulidad, véase Repertorio, T. 4º, 2a ed., juris-
prudencia del Art. 1478, págs. 107 y sigtes. En fallo publicado en la RDJ, T. 50, sec. 2a,
pág. 60, se anuló una promesa de compraventa en que la celebración del contrato defi-
nitivo debía hacerse cuando el promitente comprador lo pidiera. El punto se relaciona
con el requisito del Art. 1554, regla 3a, y lo veremos en el Vol. 2º, parte primera.
616
Alessandri, ob. cit., pág. 137. Lo sigue Fueyo, ob. cit., Nº 86, pág. 105.
617
Fallos citados en la nota 612 de este primer tomo.
618
No hace ninguna distinción Claro Solar, ob. cit., T. 10, Nº 80, pág. 89.
619
Y el argumento no es baladí, porque en la imposible positiva, no obstante que
la distinción la hace el Art. 1475, sólo estableció su eficacia en el Art. 1480, porque
justamente distingue entre la suspensiva y resolutoria (Nº 484), o sea, no quiso hacerlo
el legislador hasta no efectuar en el texto del Art. 1479 esta división de las condiciones.
Véase Nº 562 y nota 700 de este primer tomo.
490
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Sección cuarta
EFECTOS DE LA CONDICIÓN EN GENERAL
Párrafo 1º
Los estados de la condición
491
LAS OBLIGACIONES
620
RDJ, T. 53, sec. 1a, pág. 130.
492
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
(Nº 487). Valen los mismos ejemplos anteriores, pero con la variante
que no se ha señalado plazo.
495. Cómo deben cumplirse las condiciones. Los Arts. 1483 y 1484 con-
tienen al respecto dos reglas aparentemente contradictorias: primero,
que las condiciones deben cumplirse del modo que las partes lo han
entendido, y segundo, que el cumplimiento ha de ser literal.
Dispone el inc. 1º del Art. 1483: “la condición debe ser cumplida
del modo que las partes han probablemente entendido que lo fuese,
y se presumirá que el modo más racional de cumplirla es el que han
entendido las partes”.
Dicho de otra manera, el precepto no hace sino aplicar a las condi-
ciones la regla general de interpretación de los contratos del Art. 1560:
hay que estarse a la intención de las partes (Nº 90).
El inc. 2º señala un ejemplo: “cuando la condición consiste en pagar
una suma de dinero a una persona que está bajo tutela o curaduría, no
se tendrá por cumplida la condición, si se entrega a la misma persona
y ésta lo disipa”.
Por otra parte, “las condiciones deben cumplirse literalmente, en
la forma convenida” (Art. 1484).
Pareciere, como decíamos, haber una contradicción entre decir que
la condición ha de cumplirse literalmente e interpretarla conforme a la
voluntad de las partes, pero no hay tal, porque el objeto del Art. 1484 es
muy claro, y tiene una explicación histórica. En efecto, en el Derecho
Romano se admitía el cumplimiento de la condición por equivalencia,
y así, si una persona ofrece a otra una recompensa si se titula de inge-
niero civil, y en vez de esto se recibe de ingeniero agrónomo, en Roma
se consideraba cumplida la condición por analogía, y esto es lo que el
precepto, siguiendo el Código francés, rechaza.
Por último, la condición debe cumplirse íntegramente. Así lo se-
ñala el inc. 1º del Art. 1485: “no puede exigirse el cumplimiento de la
condición, sino verificada la condición totalmente”.
Párrafo 2º
La retroactividad de la condición cumplida
493
LAS OBLIGACIONES
494
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
495
LAS OBLIGACIONES
621
Alessandri, ob. cit., pág. 152; Claro Solar, ob. cit., T. 10, Nº 130, pág. 137.
496
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
501. III. Conclusión. Como se ve, nuestro Código adoptó una po-
sición ecléctica; no aceptó la retroactividad como regla general, como
lo revelan sus vacilaciones en los Proyectos y el hecho muy sugestivo de
que se haya apartado de las soluciones del Código francés.
En consecuencia, no puede aceptarse a priori en los casos de duda
la aplicación de la retroactividad que en sí misma es excepcional,
sino que debe reconocerse al intérprete la facultad de interpreta-
ción más próxima a las soluciones dadas por el Código a situaciones
similares.
Párrafo 3º
Forma de entregar la cosa debida cumplida la condición
497
LAS OBLIGACIONES
498
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
504. II. Los deterioros y disminuciones de la cosa los sufre el acreedor. Así
lo señala la parte siguiente a la transcrita del inc. 2º del Art. 1486: “y
sufriendo su deterioro o disminución, sin derecho alguno a que se le
rebaje el precio”.
Se trata de un caso de pérdida parcial (Nº 1.201), y la ley distingue
según si ella es fortuita o culpable.
Si lo primero, la sufre íntegramente el acreedor por aplicación de
la retroactividad y de la teoría del riesgo, según la disposición general
del Art. 1550: el riesgo del cuerpo cierto cuya entrega se debe, es por
regla general del acreedor. En consecuencia, éste debe cumplir íntegra-
mente su propia obligación, sin poder pedir rebaja de ella. También,
como decíamos, se señala que hay reciprocidad con el hecho de que
se adueña de los aumentos y mejoras, y así, si la misma vaca que tuvo
una cría ha perdido un ojo, el acreedor la recibe con la cría sin pagar
nada por ésta, pero también con el ojo menos, sin derecho a indem-
nización alguna.
Pero si el deterioro o disminución es culpable, se vuelve a las reglas
generales, ya que la teoría del riesgo supone la ausencia de culpa del
deudor. Así lo señala la parte final del inc. 2º del Art. 1486: “salvo que el
deterioro o disminución proceda de culpa del deudor; en cuyo caso el
acreedor podrá pedir o que se rescinda el contrato, o que se le entregue
la cosa, y además de lo uno o lo otro tendrá derecho a indemnización
de perjuicios”.
Lo que el precepto otorga al acreedor no es más que el derecho
alternativo del Art. 1489: o exigir el cumplimiento (que se le entregue
la cosa), o la resolución (rescisión dice equivocadamente el precepto)
del acto y contrato, y en ambos casos la indemnización de perjuicios
(Nº 521). La solución es muy semejante a la que da el Art. 1590, ubicado
en el pago, y que permite deducir la regla general de nuestra legislación
para la imposibilidad parcial en el cumplimiento (Nº 617).
499
LAS OBLIGACIONES
506. IV. Pérdida de la cosa debida bajo condición. Esta situación está
reglamentada en el Art. 1486, inc. 1º, y como veremos, distingue según
si la pérdida es fortuita o imputable al deudor condicional.
En todos los casos, debe tenerse presente lo dispuesto en el inc. final
del precepto: “todo lo que destruye la aptitud de la cosa para el objeto a
que según su naturaleza o según la convención se destina, se entiende
destruir la cosa”. Es un caso de pérdida parcial, pero que se asimila a
la total, por la razón que señala el precepto. El ejemplo es típico: si lo
debido es un caballo de carrera y antes de la entrega queda cojo, se ha
destruido el animal, puesto que ha perdido su aptitud para el objeto a
que se le destina: las carreras.622 No obstante su ubicación, el precepto es
considerado de aplicación general, y no únicamente a las condiciones,
ya que hay la misma razón en cualquier caso (Nº 1.192).
Ahora bien, si la pérdida es fortuita, se extingue la obligación. Así lo
señala el inc. 1º del Art. 1486 en su primera parte: “si antes del cumpli-
miento de la condición la cosa prometida perece sin culpa del deudor,
se extingue la obligación”. El deudor nada debe entregar, ni tampoco
está obligado a la indemnización de perjuicios, porque es ése el efecto
del caso fortuito: extinguir la obligación sin ulterior responsabilidad
para el deudor (Nº 845).623
Si la pérdida se debe a la culpa del deudor y, con mayor razón, al
dolo, aunque el precepto no lo diga, es obligado al precio y a la indem-
nización de perjuicios (Nº 815).624
622
RDJ, T. 36, sec. 1a, pág. 28.
623
En la opinión más común (Alessandri, ob. cit., pág. 147; Fueyo, ob. cit., T. 1º,
pág. 95, Nº 71, y Claro Solar, ob. cit., Nº 199, pág. 234), el precepto resuelve el problema
del riesgo y da la solución contraria al Art. 1550, pues el peligro es del deudor. Nada
debe entregar, pero tampoco nada recibe si el contrato es bilateral. El precepto no lo
dice así, pues extinguir la obligación del deudor no significa que por ello quede extin-
guida también la del acreedor. Se basan en una cita a Pothier en el Proyecto de 1853,
quien así lo enseñaba, y en que el Art. 1820 lo dice así para la condición suspensiva en
la compraventa. Véase Nº 1.212, pues el problema parece discutible.
624
El precepto da derecho al acreedor al precio y a la indemnización. ¿Querrá
ello decir que no podría pedir la resolución si se trata de un contrato bilateral? Es más
curioso aún, porque el inc. 2º para la pérdida parcial lo permite expresamente. Sin
500
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Sección quinta
LA CONDICIÓN SUSPENSIVA
508. Concepto. Recordemos que de acuerdo al Art. 1479 la condición
se llama suspensiva si mientras no se cumple suspende la adquisición de
un derecho, y que de acuerdo a la doctrina la hemos definido como el
hecho futuro e incierto, del cual depende el nacimiento de un derecho
y su obligación correlativa (Nº 481).
Lo que caracteriza a la condición suspensiva y la diferencia de la
resolutoria es que en ella el derecho no ha nacido aún. No hay obliga-
ción mientras la condición no se cumple, mientras que en la resolutoria
el acto o contrato produce sus efectos pero queda sujeto a extinción
por la resolución.
Los efectos de la condición suspensiva varían según el estado en
que ella se encuentre: si pendiente, cumplida o fallida.
625
RDJ, T. 1º, 2a parte, pág. 556.
501
LAS OBLIGACIONES
502
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
626
No se habla de expectativa, en el sentido que se utiliza en el tema del efecto
retroactivo, por oposición al derecho adquirido. En este sentido habría derecho adqui-
rido, según dijimos en el número anterior.
627
No creemos que en el estado actual del derecho sea necesaria esta ficción para
explicar la transmisión hereditaria, ya que ella es de por sí amplia y tiene la fuerza sufi-
ciente para incluir este derecho y obligación latentes.
503
LAS OBLIGACIONES
504
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Sección sexta
LA CONDICIÓN RESOLUTORIA
505
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 1º
La condición resolutoria ordinaria
506
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
628
Repertorio, T. IV, 2a ed., Nº 24, pág. 119.
507
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
La condición resolutoria tácita 629
629
La condición resolutoria tácita es una modalidad en el incumplimiento del
contrato bilateral más que del acto o contrato mismo. Su tratamiento lógico es, pues, en
los efectos de aquél, pero hemos preferido estudiarla como es tradicional entre nosotros
en la condición misma, de cuyos caracteres y efectos participa, con la salvedad de ser
tácita y requerir declaración judicial.
630
Un extenso estudio sobre la materia, en Arturo Alessandri Rodríguez, De la
compraventa y de la promesa de venta, M. de P., Santiago, 1918, T. 2º, Nos 1.604 y siguientes,
págs. 466 y siguientes.
508
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
631
RDJ, T. 28, sec. 1a, pág. 689.
632
RDJ, T. 30, sec. 2a, pág. 1. Véase Alessandri, ob. cit., T. 2º, Nº 1.632, pág. 491.
509
LAS OBLIGACIONES
510
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
633
RDJ, T. 53, sec. 1a, pág. 165.
634
Una sentencia publicada en la RDJ, T. 90, sec. 1ª, pág. 14, señaló el siguiente
presupuesto para que opere la acción resolutoria por incumplimiento: a. Que el contrato
sea bilateral; b. Que exista una obligación pendiente; c. Que una de las partes no cumpla
su obligación, y d. Que la contraparte haya cumplido la suya o esté llana a hacerlo.
635
Repertorio, T. 4º, 2a ed., pág. 128, Nº 64.
636
G.T. 1922, 2º sem., Nº 254, pág. 1084.
637
G.T. 1871, Nº 48, pág. 15.
638
RDJ, T. 37, sec. 1a, pág. 479.
639
Por vía de ejemplo, RDJ, T. 28, sec. 1a, pág. 689.
511
LAS OBLIGACIONES
640
Repertorio, T. 5º, 3a ed., pág. 156, Nº 4. Aisladamente al mutuo, G.T. 1825,
Nº 2.635, pág. 1.574.
641
G.J. Nº 246, pág. 79.
642
Ob. cit., T. 10º, Nº 157, págs. 169 y sgtes.
643
Véase nota 640 de este primer tomo.
512
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
644
Por vía de ejemplo, RDJ, Ts. 22, sec. 1a, pág. 547, y 29, sec. 1a, pág. 262.
645
Claro Solar, ob. cit., T. 10º. Nº 160, pág. 175. Manuel Somarriva, Indivisión y
Partición, 2a edición. Santiago, 1956. Editorial Jurídica, T. 2º, Nº 585, pág. 372. Marcos
Silva Bascuñán, La Partición de Bienes, 3a edición. Santiago, 1948, Nº 365, pág. 286.
646
RDJ. Ts. 3, sec. 1a, pág. 66, y 5, sec. 1a, pág. 400; GT de 1915, sent. 468, pág. 1.223
y de 1922, sent. Nº 290, pág. 1.189. Declaró la resolución de una partición, RDJ, T. 46,
sec. 1a, pág. 459, pero por falla en la interposición del recurso.
513
LAS OBLIGACIONES
647
Arturo Davis, Sociedades Civiles y Comerciales, pág. 274, Editorial del Pacífico S.A.,
Santiago de Chile, 1963; Álvaro Puelma Accorsi, Sociedades, T. I, pág. 366, Editorial
Jurídica de Chile, 1996.
648
G.T., 1920, 1er sem., Nº 134, pág. 600.
649
Véase La exclusión del socio, traducción y notas de derecho español por Juan
Magem Morgades, Editorial AHR, Barcelona, año 1958, y La exclusión de socios-causas
legales, Rafael García Villaverde, Editorial Montecorvo S.A., 1977.
En fallo publicado en la G.J. Nº 256, pág. 17, la C.S. declaró arbitrario e ilegal y
acogió una protección en un caso de exclusión de un socio de una cooperativa.
514
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
515
LAS OBLIGACIONES
650
Véase nota 629 de este primer tomo.
651
G.T. de 1875, Nº 2.037, pág. 921. En el mismo sentido si ha operado algún
modo de extinguir la obligación: RDJ, Ts. 4, sec. 1a, pág. 14; 26, sec. 2a, pág. 26, y 33,
sec. 2a, pág. 49.
516
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
652
Por vía de ejemplo, RDJ, Ts. 18, sec. 1a, pág. 355; 27, sec. 1a, pág. 177, y 37, sec. 1a,
pág. 479. En el segundo caso una persona había adquirido en una casa comercial un
automóvil de tal marca, año y modelo, y sólo le habían respetado la marca, pero el año y
modelo eran diferentes. Con toda justicia se acogió la demanda de resolución. Alessandri,
De la compraventa, etc., T. 2º, Nos 1.662 y siguientes, págs. 543 y siguientes.
653
En fallo publicado en L.S. Nº 29, pág. 81, no se acoge una resolución parcial
de contrato de ejecución de obra.
654
Dio lugar a resolución por tal concepto, RDJ, T. 35, sec. 1a, pág. 400, y T. 92,
sec. 2ª, pág. 7. En contra, G.T. de 1920, 2º sem., Nº 142, pág. 610.
517
LAS OBLIGACIONES
534. III. El acreedor debe haber cumplido su propia obligación o estar llano
a cumplirla. Tampoco lo dice expresamente el Art. 1489, pero deriva
de las disposiciones que rigen el incumplimiento. En efecto, veremos
en su oportunidad el Art. 1552, según el cual en los contratos bilate-
rales ninguno de los contratantes está en mora de cumplir lo pactado
mientras el otro no cumple o se allana a cumplir la suya en la forma y
tiempos debidos.
Pues bien, si el acreedor incumpliente demanda la resolución, el
deudor le opondrá a su requerimiento la excepción derivada de dicho
precepto y que toma el nombre de excepción del contrato no cumpli-
do. Cuando lo estudiemos, señalaremos sus características y requisitos
(Nos 941 y siguientes).
Pero desde ya queremos destacar que la jurisprudencia ha reconocido
ampliamente la procedencia de esta excepción a la resolución657 y que
existe una verdadera laguna en nuestra legislación, como en muchas
otras en este sentido.
En efecto, la excepción del contrato no cumplido tiene un efecto
meramente paralizador de la demanda contraria, pero no la fuerza
sino indirectamente a cumplir. Normalmente el acreedor se allanará a
hacerlo, para poder pedir la resolución o el cumplimiento, pero bien
puede ocurrir que ninguna de las partes quiera cumplir, en cuyo caso
si no lo hacen de común acuerdo no hay solución legal para poner tér-
mino al contrato, que quedará en el aire hasta que alguna de las partes
se decida a cumplir o se venzan los plazos de prescripción.
La dificultad para el acreedor es comprobar este requisito, por lo
que en muchos casos la excepción termina siendo una mera excusa
para justificar un incumplimiento.
Ante nuestros tribunales se han presentado dos casos en que el
promitente vendedor pedía la resolución de una promesa de venta
655
RDJ, T. 33, sec. 1a, pág. 486.
656
Repertorio, T. 4º, 2a ed., pág. 115, Nº 6.
657
Repertorio, T. 4º, 2a ed., pág. 115, Nº 7.
518
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
658
RDJ, Ts. 28, sec. 1a, pág. 689 y 57, sec. 1a, pág. 274.
En igual sentido, C.S. de 4 de diciembre de 2003: G.J. Nº 282, pág. 37.
659
Por vía ejemplar, RDJ, Ts. 48, sec. 1a, pág. 574; 60, sec. 1a, pág. 58; 61, sec. 1a,
pág. 58, y 65, sec. 1a, pág. 314. Fallos del Mes, Nº 119, pág. 217, sentencia Nº 5, y G.J.
Nº 175, sent. 3ª, pág. 30, y 87, sec. 2a, pág. 432. Se ha sostenido aisladamente –Ales-
sandri cita a Ruperto Bahamondes en tal sentido en ob. cit., pág. 161– que la resolución
se produce al solicitarse y la sentencia se limita a constatarla, lo que tendría como con-
secuencia que el pago posterior no la inhibe. Véase también al mismo Alessandri, De la
Compraventa, etc., T. 2º, Nº 1.682, págs. 590 y siguientes.
519
LAS OBLIGACIONES
Ello no quita que por las razones claras del texto apuntadas, la
condición resolutoria tácita requiera sentencia judicial, lo que se ha
pretendido justificar doctrinariamente argumentando que si no que-
daría al arbitrio del deudor negligente romper el vínculo contractual,
bastándole para ello con dejar de cumplir su obligación. Ya hemos visto
que el argumento es muy débil, porque el acreedor puede renunciar
a la resolución y pedir el cumplimiento, y porque, además, el deudor
queda sujeto a la indemnización de perjuicios.
La verdad es que la solución es altamente inconveniente, sobre
todo en los tiempos que corren, porque da al deudor la posibilidad de
postergar el pago durante toda la secuela del juicio ordinario, como
es el de resolución, y cumplir la obligación posteriormente, si es de
dinero, con moneda desvalorizada.
La única justificación real es el derecho optativo del acreedor, pues
es preciso que éste se pronuncie por cuál de los caminos va a tomar:
si el de la resolución o del cumplimiento, decisión que importa no
sólo al deudor, sino a terceros. Las legislaciones más modernas, como
la alemana, suiza, polaca, austriaca, italiana, etc., han solucionado el
punto, estableciendo un requerimiento al deudor para que cumpla o
quede constituido en mora, ocurrido lo cual el acreedor pronuncia su
opción, o queda resuelto ipso facto el contrato. Pero posteriormente ya
no se puede cumplir la obligación en el curso del juicio (Arts. 1453,
inc. final, y 1454 del Código italiano).
En nuestra legislación, en cambio, el acreedor tiene que demandar
la resolución por medio de la acción resolutoria (Nº 545), y como ella
no se produce mientras no es declarada, el deudor puede, según decía-
mos, pagar la obligación impidiendo la resolución hasta el momento
en que se dicte la sentencia respectiva. Así lo han estimado en forma
unánime la doctrina y jurisprudencia.660
De acuerdo al Art. 310 del C.P.C., la excepción perentoria de pago
de la deuda que se funde en antecedente escrito puede oponerse
hasta la citación para sentencia en primera instancia y hasta antes de
la vista de la causa en segunda. Hasta ese momento el deudor puede
pagar.661
660
Véase Repertorio, T. 5, 3ª ed., pág. 162, Nº 36. Por excepción, en contra G.T.
1915, 1er sem., Nº 349, pág. 868, y 1917, 2º sem., Nº 306, pág. 983.
661
Igual nota anterior, y RDJ, Ts. 48, sec. 1ª, pág. 547, y 65, sec. 1ª, pág. 314. Se ha
fallado que esto se aplica incluso ante jueces árbitros: F.M. Nº 417, sent. 4ª, pág. 553.
Otro fallo publicado en la RDJ, T. 60, sec. 2ª, pág. 106, sostiene que en el caso
propuesto el deudor no tiene que oponer excepción de pago, y no se aplica el precepto
citado, porque con ello cumple el objeto mismo del juicio, y por tanto puede pagar en
cualquier momento, lo que es un evidente error.
520
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 3º
El pacto comisorio
537. Concepto y reglamentación. El Código se refiere al pacto comi-
sorio en el párrafo 10 del Título 23 del Libro 4º, que es el título de
la compraventa. Quiso prevenir con ello algunos inconvenientes de
interpretación que se presentaban en Francia por no haberse regla-
mentado esta estipulación, pero desgraciadamente, lejos de conseguir
su objetivo, creó complicaciones mayores, que afortunadamente hoy
día deben considerarse superadas.
El Art. 1877 dispone: “por el pacto comisorio se estipula expresa-
mente que, no pagándose el precio al tiempo convenido, se resolverá
el contrato de venta.
662
RDJ, T. 46, sec. 2a, pág. 3. Considerada que no es pago por consignación, RDJ,
T. 61, sec. 1a, pág. 58.
663
RDJ, T. 60, sec. 2a, pág. 106. Véase Nº 619.
521
LAS OBLIGACIONES
664
Creemos que tampoco hay inconveniente para estipular la resolución por incum-
plimiento en los contratos unilaterales, con el efecto propio de anticipar el cumplimiento
(Nº 528). La mejor prueba la da el Art. 2271, que lo acepta en la renta vitalicia.
522
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
665
Por vía de ejemplo, RDJ, T. 11, sec. 1a, pág. 481, y fallos de la nota 671 de este
primer tomo.
523
LAS OBLIGACIONES
541. II. El pacto comisorio calificado. Dispone el Art. 1879: “si se esti-
pula que por no pagarse el precio al tiempo convenido, se resuelva ipso
facto el contrato de venta, el comprador podrá, sin embargo, hacerlo
subsistir, pagando el precio, lo más tarde, en las veinticuatro horas
siguientes a la notificación judicial de la demanda”.
Lo que caracteriza el pacto comisorio calificado es esta estipulación
de resolución ipso facto, en que ya las partes pretenden alterar los efectos
666
Alessandri, De la compraventa, etc., ob. cit., T. 2º, Nº 1.702, págs. 652 y sigtes.
524
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
667
Por vía de ejemplo, RDJ, T. 17, sec. 1a, pág. 117; T. 46, sec. 1a, pág. 599; T. 65,
sec. 2a, pág. 22.
668
Véase la jurisprudencia del Art. 1879 en Repertorio, T. 6º, págs. 255 y siguien-
tes.
525
LAS OBLIGACIONES
669
Barros Errázuriz, ob. cit., T. 3º, pág. 165, y Fueyo, ob. cit., T. 1º, Nº 111, pág. 135.
En contra, Alessandri, De la compraventa y la promesa de venta, T. 2º, pág. 663, Nos 1.784
y siguientes.
670
También en uno unilateral. Véase nota 664 de este primer tomo.
526
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
671
RDJ, Ts. 24, sec. 1a, pág. 716; 37, sec. 1a, pág. 404; 41, sec. 1a, pág. 481; 46, sec. 1a,
pág. 109, con un interesante comentario de Víctor Santa Cruz; 51, sec. 2a, pág. 81; 52,
sec. 1a, pág. 134; 54, sec. 1a, pág. 57 y 65, sec. 2a, pág. 22, con un acabado estudio doc-
trinario. En fallo publicado en la G.J. Nº 291, pág. 8 (C.A. de Santiago de 4 de abril de
2001) se aplicó en un arrrendamiento.
En contra, G.T. de 1889, T. 1º, Nº 1.415, pág. 964. F.M. Nº 180, sent. 6ª, pág. 214
(promesa).
672
G.J. Nº 252, pág. 66 (26 de junio de 2006). Un fallo de la C.A. de Santiago de
4 de abril de 2001, publicado en G.J. Nº 251, pág. 86, lo aplicó en un arrendamiento.
Otro fallo de la misma Corte de 26 de junio de 2001, se aplicó con una dación en pago:
G.J. Nº 252, pág. 66.
673
Por no aplicarse las reglas de la compraventa, este pacto comisorio prescribe
de acuerdo a las reglas generales y no al Art. 1880 (Nº 551).
Véase sobre esta opinión, Claro Solar, ob. cit., T. 10º, Nº 184, págs. 209 y sigtes.
En sentencia de 8 de marzo de 2004, publicada en G.J. Nº 285, pág. 97, la C.S.
aplicó la que, a nuestro juicio, es la doctrina correcta.
527
LAS OBLIGACIONES
674
F.M. Nº 464, pág. 1042, sent. 11; Nº 453, sent. 17, pág. 1.654.
Sin embargo, en un caso en que se había estipulado “caducidad automática de una
concesión en arrendamiento de un terreno municipal” (sic), un fallo publicado en la
RDJ, T. 86, sec. 5ª, pág. 92, declaró que se requería declaración judicial aplicando las
normas de la compraventa. Parecía más bien un caso de pacto comisorio calificado en
otros contratos, por lo cual el fallo resulta equivocado.
528
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 4º
La acción resolutoria
675
Que la resolución opere de pleno derecho tiene para el acreedor otras trascen-
dencias fuera de ésta que el deudor no puede pagar en el juicio. Así en el arrendamiento,
el arrendador puede demandar directamente de restitución de la cosa arrendada, sin
necesidad de pedir la terminación del contrato; en la promesa, disponer del objeto
prometido, etcétera.
676
Se ha resuelto que si el acreedor acepta la indemnización no puede pedir la
resolución: RDJ, T. 4, sec. 1a, pág. 344, sentencia criticada justamente por Somarriva,
Las obligaciones y los contratos ante la jurisprudencia, pág. 15, Nº 11.
677
RDJ, T. 24, sec. 2ª, pág. 60, y T. 90, sec. 2ª, pág. 11.
Se ha fallado que si el acreedor ejerce la acción en subsidio, no hay agravio en la
529
LAS OBLIGACIONES
678
RDJ, Ts. 24, sec. 1a, pág. 716, y 37, sec. 1a, pág. 404. En contra, G.T. de 1889,
T. 1º, Nº 1.415, pág. 964.
679
Claro Solar, ob. cit., T. 10, Nº 171, pág. 193; Alessandri, De la compraventa..., etc.,
T. 2º, Nº 1.848 y siguientes, págs. 938 y siguientes.
680
C.S. 13 de septiembre de 2006. L.S. Nº 26, pág. 11.
681
G.J. julio de 2005, Nº 301, pág. 157, Nº 8.
682
F.M. Nº 241, sent. 3ª, pág. 382.
530
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
531
LAS OBLIGACIONES
683
RDJ, Ts. 10, sec. 1a, pág. 507, y 21, sec. 1a, pág. 616; Alessandri, ob. cit., T. 2º,
Nos 1.738 y siguientes; págs. 746 y siguientes.
684
Sesión Nº 23: “El señor Urrutia observa que nacen directa e inmediatamente de
un mismo hecho la acción reivindicatoria que fluye de la nulidad, resolución o rescisión
de un acto o contrato. Personales, las acciones rescisoria, de nulidad y resolutoria, se
dirigen contra el contratante con el fin de terminar los efectos o anular los actos con-
tractuales: pero como de la infracción declarada hay derecho para deducir la acción real
contra terceros, como lo establecen especialmente los artículos 1490, 1491 y 1689 del
Código Civil, es útil en todos conceptos que ambas acciones puedan tramitarse en un
mismo juicio. De este modo la sentencia sobre la acción personal empecerá al poseedor
contra quien se reivindica”.
532
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
685
RDJ, T. 53, sec. 1a, pág. 165. G.J. Nº 278, pág. 146 (sentencia de la C.A. de San-
tiago de 8 de agosto de 2003).
686
Se ha resuelto que renuncia tácitamente el acreedor que se adjudica en remate
la propiedad en el juicio de cumplimiento. RDJ, T. 30, sec. 1a, pág. 277; y el que acepta
pagos parciales: RDJ, T. 16, sec. 1a, pág. 34.
687
Alessandri, De la compraventa..., etc., ob. cit., T. 2º, Nº 1.729, pág. 733, cree que
en la cesión de crédito no se traspasa la acción resolutoria sin estipulación expresa, lo
que nos parece erróneo.
533
LAS OBLIGACIONES
688
RDJ, T. 21, sec. 1a, pág. 616; T. 12, sec. 1a, pág. 143.
689
G.J. Nº 244, pág. 75.
690
G.T. de 1925, 2º sem., Nº 88, pág. 460. En igual sentido, Alessandri, De la com-
praventa..., ob. cit., T. 2º, Nº 1.869, pág. 961.
691
G.T. de 1884. Nº 1.705, pág. 1.063, RDJ, Ts. 12, sec. 1a, pág. 143, y 21 sec. 1a,
pág. 616. Aplica el Art. 1880 a la condición resolutoria tácita, G.T. de 1884, Nº 109,
534
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
pág. 83, y hace una combinación extraña, G.T. de 1869, Nº 645, pág. 320; a esta última
se aplica la prescripción de 4 años contados eso sí desde que se hizo exigible.
692
Un fallo publicado en la RDJ, T. 90, sec. 1ª, pág. 72, por razones evidentes de
justicia dijo que prescrita la acción del Art. 1880, al acreedor le queda la del 1489.
693
G.T. de 1907, T. 2º, Nº 1.025, pág. 633. RDJ, T. 57, sec. 1a, pág. 253.
535
LAS OBLIGACIONES
536
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
694
RDJ, T. 46, sec. 2a, pág. 79, pero puede demandarse la resolución en subsidio
de la rescisión: RDJ, T. 19, sec. 1a, pág. 241. Véase Alessandri, De la compraventa..., T. 2º,
Nº 1.635, pág. 498.
537
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 5º
Los efectos de la resolución
538
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
695
RDJ, Ts. 21, sec. 1a, pág. 172 y 65, sec. 2a, pág. 39.
539
LAS OBLIGACIONES
696
Alessandri, Obligaciones, pág. 179; Jorge González Von Marées, Los artículos 1490
y 1491 del Código Civil, RDJ, T. 17, Primera Parte, págs. 69 y siguientes; Alessandri, en
De la compraventa..., ob. cit., T. 2º, Nos 1.767 y siguientes, págs. 809 y siguientes, sostenía
otra posición.
540
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Art. 1490 los menciona expresamente, y el Art. 1491, con una redacción
un poco mejor, no se refirió expresamente a ellos, pero como habló
de condición en general podría entenderse que comprende también
a la suspensiva.
Como los preceptos abarcan únicamente a la condición resoluto-
ria, serían incorrectas las expresiones “de una cosa” que utilizan, por
cuanto el deudor resolutorio no adeuda una cosa, sino que es dueño
o poseedor de ella, únicamente que expuesto a perderla en el caso de
cumplirse la condición resolutoria. Por tanto, las disposiciones se re-
fieren al que tiene o posee una cosa sujeta al evento de restituirla por
el cumplimiento de la condición resolutoria.
Y si la ha enajenado mientras la condición estuvo pendiente, el
acreedor condicional tiene derecho a reivindicarla en contra del ad-
quirente, porque por la resolución, el dominio o posesión del deudor
condicional vuelven a él como si nunca hubiera dejado de tenerlo; es
por esta razón que el acreedor condicional puede reivindicar contra el
tercero, y no porque la resolución afecte a éste (Nº 547).
Por ejemplo, A vende a B un automóvil, quedando B adeudando
una parte del precio; A entrega el vehículo a B, por lo que éste pasa
a ser dueño, y B lo vende a C. Si B no paga el precio, y se resuelve su
venta, por la resolución A recupera su dominio, y por ello tiene derecho
a reivindicar contra C.
El fundamento de esta crítica a la redacción de los preceptos estriba
en que en nuestro derecho del mero contrato no nacen derechos reales
mientras no opere un modo de adquirir el dominio, que en este caso
es la tradición. En virtud del solo contrato el acreedor no tiene ningún
derecho real, sino únicamente uno personal para exigir la tradición en
el momento oportuno: el acreedor puro y simple, inmediatamente, el
acreedor sujeto a condición suspensiva cuando ésta se cumpla, y el a
plazo, al vencimiento de éste. La situación, como puede apreciarse, es
bien diferente a la del acreedor condicional resolutorio, quien por la
retroactividad de la condición cumplida recupera su derecho real, en cuya
virtud está habilitado para reivindicar contra el tercero adquirente.
Este derecho no pueden tenerlo el acreedor a plazo ni el condi-
cional suspensivo por la apuntada razón de que carecen de derecho
real alguno.
Para demostrarlo, veamos primero el caso del acreedor cuyo derecho
está sujeto a condición suspensiva; por ejemplo, A vende su automóvil a
B, y se compromete a entregárselo cuando B se venga a vivir a Santiago.
Éste no ha adquirido derecho real alguno, y en consecuencia si A vuelve
a enajenar el vehículo, y posteriormente B cumple la condición, éste no
podrá reivindicar contra el adquirente, porque no es dueño mientras la
condición no se cumpla y se efectúe la tradición.
541
LAS OBLIGACIONES
542
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
697
G.T. de 1912, T. 2º, Nº 1.007, pág. 507.
698
Ob. cit., T. 10º, Nº 136, pág. 148; Nº 130, pág. 139.
699
La idea de Claro Solar es que en virtud de la retroacción de la condición aun
la suspensiva produce este efecto tan enérgico de permitir al acreedor condicional algo
que no puede hacer el puro y simple. Reconoce (pág. 139) que el Art. 1817 da otra
solución, pero que sin él se produciría la resolución del derecho del tercero, por lo que
tal sería la solución en otros contratos que no fueren la compraventa. Finalmente, el
ejemplo que en la misma pág. pone del legado de especie condicional, enajenado por
el heredero, es justamente erróneo, porque no lo debe el heredero, ya que se adquiere
directamente del causante. El heredero vendió cosa ajena.
700
Por nuestra parte, creemos que si es justa la crítica al legislador por la expresión
“resolverse la enajenación o gravamen” del Art. 1491 y por la referencia en el Art. 1490
a la condición suspensiva y al plazo, unida a la falta de especificación en el Art. 1491
respecto a qué condición se refiere, en cambio, revela una mala comprensión de la
condición resolutoria la que se le formula por haber dicho “debe una cosa mueble” y
“debe un inmueble”, en los Arts. 1490 y 1491, respectivamente.
Para así demostrarlo hay que pensar quién es el deudor y quién el acreedor condi-
cional en la condición resolutoria. Vimos en el Nº 481 que para el Código ésta es la que
al verificarse extingue un derecho. Nada dijo el Art. 1479 respecto de la obligación, y
por ello advertíamos que el concepto de ella requiere un análisis más detenido. También
advertimos en el Nº 489 a propósito de las condiciones meramente potestativas resolutorias
que dependen de la sola voluntad del deudor que en nuestro concepto ellas son nulas,
y que el ejemplo para demostrar lo contrario que se daba –la donación revocable– era
erróneo, porque se confundía al acreedor con el deudor condicional resolutorio.
En nuestro concepto, el deudor resolutorio es aquel que al cumplirse la condición
resolutoria tendrá obligación, y en tal sentido es obvio que sólo existe, desde el punto
de vista de la deuda, condición suspensiva. Al cumplirse la condición resolutoria nace la
obligación del que recibió la prestación de restituirla; ésta es la obligación que depende
de una condición. Cumplida la condición resolutoria se extingue el derecho, como
lo dice el Art. 1479, y así, si el comprador no paga el precio y se declara la resolución,
pierde el derecho que tenía a la cosa, y entonces nace para él la obligación, que es la
de restituir. Así lo pone perfectamente en claro el Art. 1487 –aplicable a toda condición
resolutoria y no sólo a la tácita– que impone esta última obligación, cumplida que sea la
condición resolutoria, a menos, agrega, que “ésta haya sido puesta en favor del acreedor
exclusivamente”, etc.
543
LAS OBLIGACIONES
701
RDJ, T. 45, sec. 1a, pág. 324.
544
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
702
G.T. de 1865, Nº 1.720, pág. 706. Según Alessandri, ob. cit., pág. 182, sustentaba
esta opinión Ruperto Bahamóndez.
703
Alessandri, ob. cit., pág. 182, y De la Compraventa..., etc., ob. cit., T. 2º, Nº 1.773,
pág. 823; Claro Solar, ob. cit., T. 10, Nº 135, pág. 144; Fueyo, ob. cit., T. 1º, Nº 115,
pág. 142.
704
Repertorio, T. 4º, 2a ed., pág. 131, jurisprudencia del Art. 1491, Nº 2-II, citando
14 fallos en el mismo sentido.
545
LAS OBLIGACIONES
546
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Sección séptima
OBLIGACIONES MODALES
569. Concepto y reglamentación. El Código no reglamentó las obli-
gaciones modales, limitándose en el Art. 1493 a hacerles aplicables las
disposiciones sobre asignaciones modales, esto es, los Arts. 1089 a 1096
705
RDJ, T. 45, sec. 1a, pág. 325. En contra, Alessandri, “De la compraventa...”, ob.
cit., T. 2º, Nº 1.772, pág. 819.
547
LAS OBLIGACIONES
(Párrafo 4º del Título 4º del Libro 3º). Y es muy lógico que así lo haya
hecho, porque esta modalidad es más propia de las asignaciones por
causa de muerte y de las donaciones entre vivos, esto es, de los actos a
título gratuito.
El Art. 1089 no da una definición del modo, pero describe su forma
más frecuente: “si se asigna algo a una persona para que lo tenga por
suyo, con la obligación de aplicarlo a un fin especial, como el de hacer
ciertas obras o sujetarse a ciertas cargas, esta aplicación es un modo y
no una condición suspensiva. El modo, por consiguiente, no suspende
la adquisición de la cosa asignada”.
Más propiamente el modo es la carga que se impone a quien se
otorga una liberalidad, como si por ejemplo A dona a B un inmueble
con la obligación de que costee los estudios universitarios de C. La
aplicación especial puede ser en beneficio del mismo que recibe la
prestación o de un tercero.
Referido a las obligaciones que no provengan de la donación o
testamento es la aplicación especial que debe darse a la prestación
recibida, pero será realmente poco frecuente, porque en materia de
convenciones las partes recurrirán a otras figuras jurídicas, como la
misma condición o la estipulación a favor de otro si es para un tercero el
beneficio. Por ello nos referiremos muy brevemente a las disposiciones
que gobiernan esta modalidad.706
706
Véase nuestro Derecho sucesorio, T. I, págs. 265, Nº 342 y sigtes., Claro Solar, ob.
cit., T. 10º, págs. 253, Nº 218 y sigtes.; Vodanovic, ob. cit., De la sucesión por causa de muerte
y de las donaciones entre vivos, págs. 25 y sigtes.
548
3ª PARTE. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES
707
Alessandri, ob. cit., pág. 19, estima que si se trata de un contrato bilateral, aun
sin cláusula resolutoria, operaría la condición resolutoria tácita del Art. 1489.
549
LAS OBLIGACIONES
708
RDJ, T. 15, sec. 1a, pág. 601.
550
APÉNDICE Nº 1
1. ENUNCIACIÓN
El tema al que nos vamos a referir incide en uno más amplio, que
es el de la extinción del plazo.
Como se sabe, el plazo se extingue por su vencimiento, o sea, la
llegada o cumplimiento del término respectivo por el transcurso del
tiempo establecido, por la renuncia del plazo (donde hay otra institu-
ción que también ha dado algunos problemas, como es el derecho al
prepago por parte del deudor), y la caducidad del plazo.
551
LAS OBLIGACIONES
3. LA CADUCIDAD CONVENCIONAL O
ACELERACIÓN DEL PAGO
552
APÉNDICE Nº 1
553
LAS OBLIGACIONES
554
APÉNDICE Nº 1
Para fijar bien los conceptos conviene analizar estas dos instituciones
relacionadas con el plazo: su renuncia por el deudor, quien prepaga
su obligación, y la aceleración, que es un derecho del acreedor a tener
por extinguido el plazo.
5.1. REGLAMENTACIÓN
555
LAS OBLIGACIONES
5.2. EL PREPAGO
556
APÉNDICE Nº 1
Sin duda que las partes fueron las que empezaron a estipular las
aceleraciones en el pago, pero el legislador comenzó a recogerla y ya la
establecía el Art. 19 de la Ley Nº 4.702, sobre “Compraventa de cosas mue-
bles a plazo”, hoy un poco en desuso, pero que todavía suele pactarse.
Su Art. 19 dispone:
“No podrá estipularse un período de pago inferior a un mes, ni
que el acreedor adquiera el derecho de exigir todo el precio insoluto
por falta de pago de menos de dos parcialidades”.
El precepto confirma lo que venimos diciendo, porque no se jus-
tificaría la limitación que pone, sino porque es lícito estipular la ace-
leración sin ella.
557
LAS OBLIGACIONES
558
APÉNDICE Nº 1
559
LAS OBLIGACIONES
560
APÉNDICE Nº 1
561
LAS OBLIGACIONES
562
APÉNDICE Nº 1
563
LAS OBLIGACIONES
8. C. RENUNCIA A LA ACELERACIÓN
564
APÉNDICE Nº 1
565
LAS OBLIGACIONES
8. D. REVOCACIÓN DE LA ACELERACIÓN
566
APÉNDICE Nº 1
567
LAS OBLIGACIONES
1
Véase un análisis de jurisprudencia en la materia en la L.S. Nº 30, págs. 5 y
sgtes.
568
APÉNDICE Nº 1
569
LAS OBLIGACIONES
8. F. PRESCRIPCIÓN DE CUOTAS
570
APÉNDICE Nº 1
571
LAS OBLIGACIONES
572
APÉNDICE Nº 1
573
LAS OBLIGACIONES
2
Véase Óscar Olavarría Aqueveque, “La cláusula de aceleración y la prescripción
el pagaré”. Revista L. & S. Nº 4, pág. 168.
Véanse los fallos ya citados y G.J. Nos 225, pág. 70; 223, pág. 86; 226, pág. 206, y
L. & S. Nº 39, pág.19. Acción ejecutiva.
574
APÉNDICE Nº 1
575
LAS OBLIGACIONES
3
Véase también G.J. Nº 301, pág. 163, de julio de 2005; N° 283, pág. 138; Nº 282,
pág. 48; Nº 277, pág. 76; Nº 256, pág.78. Una sentencia de la C.S. de 8 de junio de 2006,
reitera que la acción del mutuo prescribe de acuerdo a la regla general de 5 años, agrega
el argumento del Art. 12 de la Ley Nº 18.092, que dispone que, salvo pacto expreso en
contrario, el giro, aceptación o traspaso de una letra de cambio (y por ende, un pagaré)
no constituye novación, salvo pacto expreso. En fallo de la C.A. de Santiago de 19 de
mayo de 2006, L.S. Nº 19, pág. 79, no pasa a ser ordinaria la acción cambiaria prescrita,
pues no se aplica el inciso 2º del Art. 2515, sino la ley que la rige, L.S. Nº 16, pág. 92;
L.S. Nº 11, pág. 21, C.A. de Santiago de 24 de enero de 2006; G.J. Nº 243, pág. 26.
No subsiste como ordinaria, porque es igual la acción cambiaria ordinaria o eje-
cutiva, ambas prescriben en un año (Art. 98 de la Ley Nº 18.092): G.J. Nº 242, pág. 99.
Otro caso: G.J. Nº 243, pág. 26.
576
APÉNDICE Nº 1
577
LAS OBLIGACIONES
578
APÉNDICE Nº 1
579
LAS OBLIGACIONES
580
APÉNDICE Nº 1
581
CAPÍTULO PRELIMINAR
CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN
574. Concepto habitual de los efectos de las obligaciones. Para los Códi-
gos y doctrina inspirados en el francés, la obligación es el efecto de la
fuente que la genera, y ya señaladas: contrato, cuasicontrato, delito,
cuasidelito, ley; la obligación a su vez produce los siguientes efectos:
desde el punto de vista activo, otorgar al acreedor el derecho principal
de exigir el cumplimiento, y derechos secundarios destinados a auxiliarlo
a obtenerlo, y desde el punto de vista pasivo, la necesidad jurídica, por
tratarse de un vínculo de esta naturaleza, de soportar el ejercicio de las
acciones del acreedor tendientes al cumplimiento.
En consecuencia, se consideraban los efectos de las obligaciones
en relación con el incumplimiento, y por ello el señor Alessandri los
definía como “los derechos que la ley confiere al acreedor para exigir
del deudor el cumplimiento exacto, íntegro y oportuno de la obliga-
ción, cuando éste no la cumpla en todo o en parte o está en mora de
cumplirla”.1
Quedaba al margen de dichos efectos el cumplimiento en sí mismo
y los efectos que él a su vez produce, esto es, principalmente el pago
que es el cumplimiento de la obligación en los términos que ella está
establecida, y las formas de cumplimiento equivalentes a él, como la
dación en pago y la compensación (Nº 585).
1
Ob. cit., pág. 49.
609
LAS OBLIGACIONES
610
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
611
S U B PA RT E P R I M E R A
EFECTOS DE LA OBLIGACIÓN
EN EL CUMPLIMIENTO
613
CAPÍTULO I
615
LAS OBLIGACIONES
2
Véase G.T. de 1911, T. 1º, Nº 89, pág. 153.
3
C.S. 13 de septiembre de 2006, L. S. Nº 26, pág. 40. No es prisión por deudas: L.S.
Nº 2, pág. 116. Otra cosa es que en la práctica, la ineficacia y lentitud en el cobro de
otros documentos, aun caucionados, haya desvirtuado el cheque con su otorgamiento
a fecha.
Una práctica que los Jueces del Crimen no han desterrado con la suficiente energía
es, por igual motivo, convertir los juicios civiles de cobro por incumplimiento en que-
rellas por estafas, u otros delitos de tipificación vaga. Con ello no se busca en el fondo
sino presionar el cumplimiento de una obligación ni siquiera establecida legalmente,
con la amenaza de privación de libertad: prisión por deudas.
Últimamente, ello se ha reducido, pero la reacción de los juzgados del crimen se debe
más bien a saturación y exceso de causas, que a decisión jurídica; con la reforma procesal
penal, el problema pasará a las fiscalías que creó la nueva legislación.
616
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Ésta, por otro lado, ha atenuado bastante los delitos de la Ley de Cheques, a raíz
de la modificación a sus Arts. 22 y 24 por la Ley Nº 19.806, de 31 de mayo de 2002, que,
en su mayoría, los transformó en delitos de acción privada, lo que además es fruto de
una disminución de la importancia del cheque frente a otros instrumentos de pago,
como la tarjeta de crédito.
4
Dicen que no es prisión por deudas, fallos publicados en la Revista L. & S. Nº 28,
pág. 96 (C.A. de Rancagua de 11 de octubre de 2006), y Nº 11, pág. 44 (C.A. de Con-
cepción de 25 de enero de 2006), y que sí lo es: la misma Revista Nº 27, pág. 126, y G.J.
Nº 86, pág. 147.
5
Messineo, ob. cit., T. 4º, pág. 60, Nº 13 distingue los conceptos de responsabilidad
patrimonial y garantía.
617
LAS OBLIGACIONES
618
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
619
LAS OBLIGACIONES
6
Con mucha razón observa Messineo, ob. cit., T. 4º, pág. 52, Nº 3, que más propia-
mente que responsabilidad limitada existe en tales casos “deuda limitada”. Se responde
sólo hasta por un monto de ella, pero hasta esa cuantía se responde ilimitadamente,
esto es, con todo el patrimonio.
En estos casos siempre el mayor problema son las relaciones entre patrimonios,
que en el caso de las empresas individuales de responsabilidad limitada, las reglamentan
sus Arts. 8 a 11.
620
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
621
CAPÍTULO II
Sección primera
CONCEPTO DEL PAGO
622
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
7
Fueyo, ob. cit., T. 2º, Nº 431, pág. 29 señala cuatro acepciones de la voz pago,
dos jurídicas y dos vulgares; dos amplias y dos restringidas. Jurídicamente en su sentido
limitado que es el legal, es el cumplimiento mismo, y ampliamente envuelve a los modos
que le equivalen: dación en pago, etc. Vulgarmente, en la forma señalada en el texto:
obligación de dar en significación amplia, de dinero en la menos comprensiva.
Se ha discutido el uso del término cancelar por pagar, y la verdad es que no son
sinónimos, pues cancelar, según el Diccionario de la Real Academia Española, es “anu-
lar, hacer ineficaz un instrumento público, una inscripción en registro, una nota o una
obligación que tenía autoridad o fuerza” y el otro significado es “borrar de la memoria,
abolir, derogar”.
8
RDJ, T. 34, sec. 1ª, pág. 1.
9
RDJ, T. 5, sec. 2ª, pág. 140.
10
G.T. de 1925, 1er sem., Nº 95, pág. 632.
623
LAS OBLIGACIONES
589. Clasificación del pago. Ya hemos dicho que puede ser voluntario,
que será lo normal, o forzado a petición del acreedor, y que este último
lo estudiamos en el incumplimiento.
Desde otro punto de vista, podemos distinguir el pago que tiene
causa, una obligación civil o natural, y el que carece de ella, y en conse-
cuencia constituye un pago de lo no debido, que da derecho al solvens
a repetir lo dado o pagado (Nº 679).
Finalmente, tenemos el pago normal, hecho por el verdadero deu-
dor voluntariamente al verdadero acreedor, quien también lo recibe
en igual forma, y las llamadas modalidades del pago en que se alteran
algunos de estos elementos (Nº 677).
Sección segunda
LAS PARTES EN EL PAGO
590. Por quién y a quién debe hacerse el pago. Determinar las partes
en el pago es estudiar quién puede pagar y quién está facultado para
recibir el cumplimiento.
Como decíamos, el que paga recibe el nombre de “solvens” y nor-
malmente será el propio deudor, pero puede ocurrir también que
pague otra persona por él.
Y quien recibe el pago recibe el nombre de “accipiens”, y normal-
mente será el acreedor, aun cuando es posible también que sean otras
personas.
Ambas situaciones las examinaremos en párrafos separados.
Párrafo 1º
El “solvens”
624
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
592. I. Pago efectuado por el propio deudor. Nadie está más interesado
en el pago que el deudor mismo, y de ahí que será habitualmente quien
cumplirá la obligación.
Pero al decir el deudor se comprende no sólo la persona física de él,
sino cualquier persona que cumpla por cuenta suya. En consecuencia,
paga el deudor cuando lo hacen por él su representante legal o con-
vencional (mandatario), su heredero, y el legatario a quien el testador
ha impuesto la carga de pagar alguna deuda que sobre él pesaba. Y no
decimos el cesionario del deudor, porque preferimos remitirnos sobre
esta posibilidad al tratamiento de esta institución (Nº 1.149).
Cuando actúa un representante legal o mandatario, es lo mismo que
si el deudor lo hiciera, pues justamente el efecto de la representación
es ése, de acuerdo al Art. 1448.
Para nuestro legislador, el heredero es el continuador de la perso-
na del difunto, representa su persona (Art. 1097) y, en consecuencia,
cuando él paga por una ficción legal de supervivencia jurídica, es como
si hubiera pagado el propio causante.
Este puede gravar a un legatario con el pago de una obligación suya,
y en tal caso también el sucesor singular habrá actuado, al cumplir el
encargo, por cuenta del deudor.
El pago efectuado por las personas señaladas es el de efectos más sim-
ples: se extingue la obligación y normalmente no habrá relaciones jurídicas
posteriores; por excepción puede haberlas: si el mandatario o representante
legal ha pagado con dineros propios; o el heredero ha pagado más allá
de lo que estaba obligado, o ha pagado la obligación que correspondía al
legatario (ya que sabemos que al acreedor no le obliga una distribución
diversa a la legal de las deudas hereditarias: Nos 442 y siguientes) y entonces
las partes se deberán las compensaciones correspondientes.
625
LAS OBLIGACIONES
626
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
595. A. Pago con consentimiento expreso o tácito del deudor. A esta situa-
ción se refiere el Art. 1610, Nº 5º, al disponer que la subrogación legal
11
RDJ, T. 6, sec. 1ª, pág. 58.
12
G.T. de 1913, 1er sem., Nº 174, pág. 536.
13
RDJ, T. 39, sec. 1ª, pág. 129.
627
LAS OBLIGACIONES
opera en favor del “que paga una deuda ajena, consintiéndolo expresa
o tácitamente el deudor”.
Propiamente no estamos en este caso frente a un tercero extraño,
pues desde el momento en que media el consentimiento aun cuando
sea tácito del deudor, aquél es un mandatario suyo para efectuar el pago
por su cuenta: un diputado para el pago.
Tiene gran trascendencia determinar si hubo consentimiento del
deudor, pues en tal caso el “solvens” gozará de dos acciones para repetir
contra el deudor: la subrogatoria que le concede el citado precepto, y la
propia del mandato. Si falta el consentimiento del deudor nos encontra-
remos en la situación del número que sigue, que es diferente.
Se ha resuelto que, si puede ser incluso tácito el consentimiento
del deudor, no está sujeto a formalidades de ninguna especie, y es cues-
tión de hecho determinar si lo hubo; 14 y que corresponde probarlo al
“solvens” que cobra al deudor, para lo cual puede valerse incluso de
prueba testimonial.15
Si el deudor ratifica con posterioridad al pago lo obrado por el
“solvens”, se produce la subrogación legal, pues ya hay consentimiento
suyo.16
Para que nos encontremos frente a la subrogación legal, es preciso
que el “solvens” haya pagado con dineros propios; en caso contrario,
habría pago del deudor mismo, pero si éste alega que la solución se
efectuó con fondos proporcionados por él, debe probarlo, ya que según
el Art. 700, el poseedor se reputa dueño y quien cumplió la deuda tenía
la posesión del dinero con que realizó el pago. 17
Cumplidos estos dos requisitos, consentimiento del deudor y pago
con fondos propios del “solvens”, se produce la subrogación legal: la
deuda se extingue para el acreedor 18 y pasa a reemplazarlo aquél para
el cobro de ella. 19
14
RDJ, T. 6, sec. 1ª, pág. 58.
15
RDJ, T. 28, sec. 1ª, pág. 61.
16
RDJ, T. 38, sec. 2ª, pág. 68. Se ha reconocido la subrogación legal en el pago efec-
tuado por el albacea con fondos propios: G.T. de 1886, Nº 1.301, pág. 893 y consentido
por él: G.T. de 1864, Nº 1.617, pág. 584.
17
RDJ, T. 24, sec. 1ª, pág. 25.
18
Por lo cual no puede el acreedor cobrar al deudor para restituirle al tercero lo
cancelado por éste: G.T. 1878 Nº 3.555, pág. 1.478.
19
Por ello se ha resuelto que si un tercero pagó al ejecutante, y el deudor consigna
en el juicio, la consignación pertenece al solvens: RDJ, T. 36, sec. 1ª, pág. 251, y que éste
pasa a reemplazar en el juicio al ejecutante, lo que es más discutible: G.T. 1887, Nº 2.689,
pág. 1.726. Un caso en materia laboral en G.J. Nº 251, pág. 175.
628
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
20
Con intereses, según fallo de la G.T. de 1881, Nº 2039, pág. 1.155; sin ellos, según
otro de la misma G.T. de 1880, Nº 781, pág. 520.
629
LAS OBLIGACIONES
630
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
599. I. El pago debe hacerlo el dueño. Así lo señala el inc. 1º del Art. 1575:
“el pago en que se debe transferir la propiedad no es válido, sino en
cuanto el que paga es dueño de la cosa pagada, o la paga con el consen-
timiento del dueño”. Hay una impropiedad de lenguaje en el precepto
al decir que el pago no es válido, pues en realidad en nuestra legislación
si el tradente no es dueño no es nula la tradición, sino que inoponible
al verdadero dueño (Nº 154).
En efecto, en el Código chileno la enajenación o constitución de
derechos reales en bienes ajenos no es nula, solución perfectamente
lógica, porque al acto no le falta ningún requisito de validez. Pero
como nadie puede transferir derechos de los cuales carece, la tradi-
ción efectuada por quien no es dueño no es suficiente para transferir
el dominio, pero concurriendo los demás requisitos legales habilita al
adquirente para llegar a ser dueño por prescripción adquisitiva. Así lo
prueba el Art. 1815 para la compraventa que declara válida la de cosas
ajenas, pero inoponible al verdadero dueño, mientras sus derechos no
se extingan por el espacio de tiempo, solución que se extiende a todos
los títulos translaticios de dominio. 21
Si el acto fuere nulo, la nulidad sería la absoluta y la tradición no
podría validarse posteriormente, mientras que el Art. 682 da justamente
la solución contraria: “si el tradente no es el verdadero dueño de la cosa
que se entrega por él o a su nombre, no se adquieren por medio de la
tradición otros derechos que los transmisibles del mismo tradente sobre
la cosa entregada. Pero si el tradente adquiere después el dominio, se
entenderá haberse éste transferido desde el momento de la tradición”.
En conclusión, si paga quien no es el dueño, el pago es válido,
pero deja a salvo los derechos del verdadero propietario mientras no
se extingan por la prescripción.
Los preceptos citados señalan que el pago debe hacerse por el dueño
o con su consentimiento; quedan incluidos, en consecuencia, el propio
dueño, sus representantes legales o convencionales y sus herederos.
21
Así se ha fallado para el aporte de un socio: G.T. de 1914, 2º sem., Nº 688,
pág. 1.976.
631
LAS OBLIGACIONES
600. II. El solvens debe tener capacidad de enajenar. Lo dice así expre-
samente el inc. 2º del Art. 1575: “Tampoco es válido el pago en que se
debe transferir la propiedad, sino en cuanto el que paga tiene facultad
de enajenar”. El requisito se justifica por la razón señalada, pues para la
tradición es indispensable la capacidad de enajenar, esto es, la máxima
capacidad, ya que es un acto de disposición (Nº 84).
601. Pago de cosas consumibles. El inc. final del Art. 1575 señala un
caso de excepción en que no es preciso para la eficacia del pago que
concurran los dos requisitos antes señalados: es válido el pago hecho
por quien no era dueño o no tenía facultad de enajenar, “cuando la
cosa pagada es fungible y el acreedor la ha consumido de buena fe”.
Son dos las circunstancias que configuran la excepción:
1º. Que se trate de cosas consumibles.
El precepto habla de “fungibles”, pero, por lo que a continuación
dice y por la confusión en que en general incurre el legislador entre
ambos conceptos, parece más bien referirse a las consumibles.
2º. Que el acreedor las haya consumido de buena fe.
Esta buena fe consistirá en la ignorancia del acreedor de que el pago
lo recibió de quien no era dueño o carecía de facultad de enajenar, y
como ella por regla general se presume, de acuerdo a la regla general del
Art. 707, quien pretenda que no la hubo, deberá probarlo. Se ha soste-
nido, sin embargo, lo contrario por la excepcionalidad del inc. final del
Art. 1575, que otorga eficacia a un acto que normalmente no lo tendría.
Como el acreedor se está amparando en una situación de excepción,
de acuerdo a las reglas que gobiernan el onus probandi, a él le corres-
pondería probar que se encuentra encuadrado en ella, acreditando sus
requisitos y entre ellos la buena fe. No nos convence la argumentación.
Párrafo 2º
El accipiens
22
RDJ, Ts. 46, sec. 2ª, pág. 93, y 48, sec. 2ª, pág. 97.
632
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
23
El pago efectuado al acreedor que cedió el crédito no es liberatorio para el
deudor: RDJ, T. 50, sec. 2ª, pág. 41.
633
LAS OBLIGACIONES
24
RDJ, T. 6º, sec. 2ª, pág. 40.
25
RDJ, T. 21, sec. 1ª, pág. 583.
26
RDJ, T. 9º, sec. 1ª, pág. 305.
Se ha fallado que vale el pago si el juez lo autoriza: RDJ, T. 88, sec. 2ª, pág. 30.
634
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
27
RDJ, T. 16, sec. 1ª, pág. 138; se ha declarado que el deudor no queda obligado a
depositar la deuda: RDJ, T. 4, sec. 1ª, pág. 341, aunque fallos anteriores al C.P.C. habían
declarado lo contrario, so pena de pagar intereses: G.T. de 1873, Nº 2.790, pág. 1263;
de 1894, T. 2º, Nº 1.873, pág. 222, y de 1895, T. 1º, Nº 1.488, pág. 1090.
Respecto de los intereses, se ha fallado que el embargo o retención detienen
su curso: Repertorio, T. 6º, 3ª edición, 1997, pág. 59, Nº 11. En contra G.T. de 1896,
Nº 3.198, pág. 527. Depositada la deuda, no los hay: G.T. 1914, 2º sem. Nº 379,
pág. 1.054.
28
La jurisprudencia es netamente contradictoria: para algunos fallos el título eje-
cutivo no es exigible si se ha decretado retención del pago; en consecuencia, procedería
la excepción de falta de suficiencia del título: Repertorio, T. 6º, 3ª edición, 1997, pág.
59, Nº 12, letras a) y b). En contra, ídem, Nº 12, letras c) y d).
Si ha pedido el propio deudor la retención, no se pierde el mérito ejecutivo: RDJ,
T. 3, sec. 1ª, pág. 90; tampoco si se ha ordenado depositar la retención a la orden del
tribunal: RDJ, T. 27, sec. 1ª, pág. 331.
La verdad es que se comprenden las vacilaciones de los tribunales, pues si bien
el principio es que al deudor no puede exigirse el pago desde el momento que se le
prohíbe, podría esto prestarse para el fraude del deudor. Por ello debe exigirse siempre
el depósito de lo adeudado.
29
G.T. 1901, T. 1º, Nº 1.318, pág. 1.152.
Un caso interesante se presentó ante los tribunales: un arrendatario entregó unas
sumas a su arrendador para que oportunamente se pagare de las rentas, pero antes que
esto ocurriera el mismo arrendador pidió la retención en su poder de ellas. La Corte
Suprema declaró que no había pago y en consecuencia procedía el cobro de las rentas.
La sentencia se justifica porque la retención, aunque sea en poder del propio acreedor,
ya que el Art. 1578 no distingue, impide el pago (Somarriva, Las obligaciones..., ob. cit.,
Nº 82, pág. 62).
635
LAS OBLIGACIONES
30
La insolvencia del deudor no priva al título de mérito ejecutivo: RDJ, T. 25,
sec. 1ª, pág. 412.
31
El precepto fue modificado por la Ley Nº 5.521, de 19 de diciembre de 1934, y
por la Ley de Filiación Nº 19.585, de 2 de octubre de 1998, para adecuarlo a las modifi-
caciones de la patria potestad y suprimirse la categoría de padre “de familia”.
32
El fiador no está facultado ni obligado a recibir por el acreedor: RDJ, T. 2º,
pág. 127.
636
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
y son las personas que el juez nombra con el objeto de recibir el pago.
Ellas pueden ser un secuestro o un depositario judicial.
El secuestro es una medida precautoria reglamentada por los Arts. 290
y 291 del C.P.C., y consiste en la entrega a un tercero de la cosa objeto de
la demanda para su custodia; al secuestre se aplican las mismas normas
del depositario judicial.
A éste se refiere al mismo Código en el juicio ejecutivo: a él se
entregan las cosas embargadas.
En consecuencia, el juez podrá ordenar que el pago se deposite
en manos de una de estas personas, como lo veíamos precisamente al
hablar del embargo y la retención (Nº 605).
Un curador ad litem no tiene por sí solo facultad para recibir el
pago. 33
33
G.T. de 1858, Nº 1961, pág. 7.
637
LAS OBLIGACIONES
34
Casos de jurisprudencia en la RDJ, Ts. 9º, sec. 1ª, pág. 505, y 34, sec. 1ª,
pág. 307.
35
G.T. 1910, T. 1º, Nº 25, pág. 86.
36
Como el de un cajero, RDJ, T. 9º, sec. 1ª, pág. 487.
37
RJD, T. 43, sec. 1ª, pág. 225.
38
G.T. 1881, Nº 1255, pág. 729.
Se ha resuelto también que el pago debe recibirlo el diputado en su calidad de
tal, como mandatario y no a nombre propio: RDJ, Ts. 24, sec. 1ª, pág. 636, y 29, sec. 1ª,
pág. 611.
638
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
639
LAS OBLIGACIONES
39
G.T. de 1900, T. 1º, Nº 1.496, pág. 1474.
40
G.T. de 1879, Nº 2.012, pág. 1.398; de 1883, Nº 2.311, pág. 1.277; de 1900, T. 1º,
Nº 1.496, pág. 1.474 y de 1867, Nº 2.267, pág. 963.
41
G.T. de 1901, T. 2º, Nº 3.337, pág. 1493 y de 1916, T. 2º, Nº 366, pág. 1.194.
640
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
42
Ver fallos citados en la nota 40 de este segundo tomo; todos ellos incidieron en
letras de cambio hurtadas.
43
RDJ, T. 25, sec. 1ª, pág. 270.
44
G.T. 1900, T. 1º, Nº 1.496, pág. 1.474.
45
G.T. de 1922, 2º sem., Nº 213, pág. 917, y RDJ, T. 46, sec. 1ª, pág. 541. Anterior-
mente se había fallado en contra en G.T. de 1882 Nº 83, pág. 48.
641
LAS OBLIGACIONES
Sección tercera
EL OBJETO DEL PAGO
614. El deudor debe cumplir al tenor de la obligación. Para que haya pago
debe efectuarse la prestación en que la obligación consiste. Por ello el
inc. 1º del Art. 1569 dispone que “el pago se hará bajo todos respectos
en conformidad al tenor de la obligación; sin perjuicio de lo que en
casos especiales dispongan las leyes”. Si el pago es el cumplimiento de
la obligación tal como ella fue contraída o establecida, eso es lo que
debe pagarse; al pie de la letra, habría que decir, si toda obligación
debiera constar por escrito.
La doctrina acostumbra desglosar esta regla para la determinación
del elemento real u objeto del pago en tres principios:
1º. Debe pagarse lo establecido y no otra cosa o hecho, lo que se
llama identidad del pago;
2º. El deudor debe cumplir íntegramente la obligación, lo que se
designa como principio de la integridad del pago; y
3º. El pago debe hacerse de una sola vez, o principio de la indivi-
sibilidad del pago.
Pero tal clasificación no tiene más fin que uno didáctico, porque
la regla es una sola: el cumplimiento literal.
El legislador lo reglamenta en los Arts. 1569 a 1571 y especialmente
en el párrafo 5º del Título 14: “Cómo debe hacerse el pago”, Arts. 1590
a 1594, ambos inclusive.
642
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
643
LAS OBLIGACIONES
644
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
46
Al igual que en el Art. 1486, el 1590 habló equivocadamente de rescisión en vez
de resolución. No hay nulidad porque el contrato es válido y por haber incumplimiento
imputable del deudor, el acreedor solicita que se le deje sin efecto y se le indemnicen
los perjuicios.
645
LAS OBLIGACIONES
619. Los gastos del pago. Si ellos corrieran por cuenta del acreedor
ya no recibiría éste íntegra la prestación. Por ello el Art. 1571 declara
que “los gastos que ocasionare el pago serán de cuenta del deudor,
sin perjuicio de lo estipulado y de lo que el juez ordenare acerca de la
costas judiciales”.
La regla tiene, en consecuencia, las siguientes excepciones y limi-
taciones:
1º. La convención de las partes, pues el precepto transcrito es me-
ramente supletorio, como él mismo se encarga de advertirlo.
2º. La disposición de la ley que en ciertos casos hace recaer en el
acreedor o distribuye de otra manera los gastos del pago.
Así ocurre en el pago por consignación (Art. 1604). Como el deu-
dor recurre a este procedimiento por la negativa, indeterminación o
imposibilidad de ubicar al acreedor (Nº 629), los gastos en que aquél
incurra son de cargo de éste.
Igualmente de acuerdo al Art. 2232 los gastos de transporte para la
restitución del depósito son de cargo del acreedor (depositante), pues
en su beneficio se ha celebrado el contrato.
47
Véanse además fallos publicados en F.M. Nº 202, sent. 5ª, pág. 175, y G.J. Nº 99,
sent. 4ª, pág. 32.
Se ha resuelto que el pago se hace sin reajustes si la sentencia que se ejecuta no lo
ordenó: F.M. Nº 226, sent. 6ª, pág. 245.
646
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
48
Para el juicio de resolución véase la nota 696, del primer tomo, y para el de re-
convenciones de pago, por vía de ejemplo, RDJ, Ts. 57, sec. 2ª, págs. 13 y 113 y 63, sec. 1ª,
pág. 208. La solución no es legalmente exacta porque justo el Art. 1571 deja al margen
el problema de las costas, pero debe aplaudirse pues salva una gruesa omisión del C.P.C.
La misma solución debe darse en materia de preparación de la vía ejecutiva, en que el
deudor paga antes de la demanda ejecutiva misma; hay quienes sostienen que en tal caso
no hay juicio aún, por lo que no se aplican los Arts. 144, 446 y 471 del citado Código, y no
procede la condena de costas. En todo caso debe aplicarse el Art. 1571 del C.C.
647
LAS OBLIGACIONES
49
Todas las modificaciones llevan a una reglamentación minuciosa de la legislación en
una pugna constante, que ha ido a tribunales, entre los organismos fiscalizadores y algunos
proveedores, especialmente las grandes tiendas, sobre lo que se considera intereses.
50
En G.J. Nº 228, pág. 25, se acoge un recurso de protección a propósito de una
carta emitida por una oficina de cobranza, por amenazar con embargos no decretados
judicialmente, lo que vulneraría los derechos de los Nos 1 y 4 del art. 19 de la Constitu-
ción Política de la República.
648
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
649
LAS OBLIGACIONES
51
La ley que establece sanciones a las cobranzas ilegales ha dado origen a una
discusión ante los tribunales en relación con su aplicación. En efecto, mientras los orga-
nismos crediticios sostienen que de acuerdo al Art. 22 de la Ley sobre Efecto Retroactivo
de las Leyes, sus disposiciones sólo se aplican a los créditos otorgados después de su
vigencia, especialmente el Sernac y algunos parlamentarios promotores de la legislación,
y organismos de defensa de los consumidores, han sostenido lo contrario. La verdad
es que hay ciertas normas, como por ejemplo la información que debe proporcionarse
al momento de contratar el crédito, que simplemente no pueden operar con efecto
retroactivo, pero las sanciones, de acuerdo al propio Art. 22, serán impuestas con arreglo
a la ley bajo la cual se hubieren cometido. Pero ello deja vigente un tema de discusión
en cuanto a que si el acto era lícito al momento de pactarse, por qué razón pasaría a
ser ilícito aplicándole la nueva legislación.
52
RDJ, T. 38, sec. 1ª, pág. 239.
53
RDJ, T. 35, sec. 1ª, pág. 148.
650
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
651
LAS OBLIGACIONES
Sección cuarta
OTROS ASPECTOS DEL PAGO
621. Enunciación. Estudiados hasta aquí quién y a quién y cómo
se paga, quedan aún por analizar cuándo y dónde debe verificarse el
cumplimiento de la obligación.
Deberemos referirnos también a la prueba, imputación y efectos
del pago, materias que veremos en esta sección.
622. I. Cuándo debe efectuarse el pago. Según la regla general del
Art. 1569, la obligación debe cumplirse en conformidad a su tenor: en
consecuencia, en el momento que corresponda.
Si el deudor no lo hace así, aun cuando posteriormente pague sin
necesidad de que el acreedor lo demande, ha existido incumplimiento,
y concurriendo los demás requisitos legales, puede quedar expuesto a
la indemnización de perjuicios.
Dicho en términos generales, la obligación debe cumplirse cuando
ella se hace exigible, y por tanto:
54
RDJ, T. 56, sec. 2ª, pág. 27. Se la ha aplicado también en el caso de objeción a
una cuenta, el juez ordenó pagar lo no objetado: RDJ, T. 3º, sec. 1ª, pág. 85.
652
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
623. II. Dónde debe efectuarse el pago. El lugar en que debe efectuarse
el cumplimiento tiene especial importancia, porque, desde luego, si no
se fijara uno para hacerlo, acreedor, deudor y prestación jamás se en-
contrarían y en seguida, pues es uno de los elementos que determinan
la competencia de los tribunales de acuerdo al Art. 138 del C.O.T.
Reglamenta la materia el párrafo 4º del Título 14, Arts. 1587 a 1589
bajo el epígrafe precisamente de “Dónde debe hacerse el pago”. El legis-
lador se ha referido a las obligaciones contractuales únicamente y entre
ellas a las de dar, pero no hay inconveniente en aplicar estas normas a
las de hacer y no hacer, 55 y, en principio, a las extracontractuales, con
las limitaciones propias de éstas, y así, por ejemplo, no corresponde
referirlas a las tributarias, porque la ley señala el lugar del pago, que
es generalmente la tesorería comunal respectiva. 56
De acuerdo al principio de la autonomía de la voluntad, la primera
norma aplicable1eres la estipulación de las partes. Así lo señala el Art. 1587:
“el pago debe hacerse en el lugar designado por la convención”.
Por ello se ha fallado que si se estipuló que debía cobrarse al deudor
en la casa de éste y no se prueba haberlo hecho, éste no cae en mora,
aunque el plazo esté vencido. 57
A falta de estipulación de las partes, el legislador distingue en el
Art. 1588 entre las obligaciones de especie o cuerpo cierto (inc. 1º) y
todas las restantes (inc. 2º).
Para las primeras, el pago debe hacerse en el lugar en que el cuerpo
cierto “existía al tiempo de constituirse la obligación”.
El inc. 2º dispone que “si se trata de otra cosa se hará el pago en el
domicilio del deudor”. En la expresión “otra cosa” quedan incluidas
toda clase de obligaciones. 58
Sin embargo, se ha producido una pequeña discusión respecto
a qué debe entenderse por domicilio del deudor, si el que tenía al
tiempo de la convención o en el momento del pago. Con la mayoría
55
G.T. 1920, 2º sem., Nº 108, pág. 498.
56
RDJ, T. 38, sec. 2ª, pág. 46.
57
RDJ, T. 5º, sec. 1ª, pág. 194 y G.T. de 1922, 2º sem., Nº 244, pág. 1.055 para un
arrendamiento.
58
Promesa de contrato: RDJ, T. 5º, sec. 2ª, pág. 140; prestación de servicios: G.T.
1914, 1er sem., Nº 62, pág. 122 y RDJ, T. 4º, sec. 2ª, pág. 131; rendición de cuentas: G.T.
de 1913, 1er sem., Nº 33, pág. 125.
653
LAS OBLIGACIONES
59
Claro Solar, ob. cit., T. 12, Nº 1.382, pág. 90: G.T. de 1885, Nº 89, pág. 61 y 1898,
T. 1º, Nº 2013, pág. 1535 y RDJ, T. 11, sec. 1ª, pág. 99.
60
En contra, G.T. de 1882, Nº 1.269, pág. 737, que sostiene que el Art. 1589 sólo se aplica
si se ha convenido lugar para el pago, o la obligación es de especie o cuerpo cierto.
61
En relación con la confesión se ha fallado que si el acreedor reconoce el pago
recibido, pero alega que se refería a otra obligación, debe probar la existencia de ésta.
G.T. de 1927, 2º sem., Nº 195, pág. 788.
El Art. 1709 habla actualmente de unidades tributarias (Nº 359 bis) por la modi-
ficación que le introdujo el D.L. 1.123 publicado en el Diario Oficial de 4 de agosto de
1975. Antes decía $ 200, lo que era una cantidad ínfima.
654
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
625. IV. Imputación del pago. Puede ocurrir que entre dos personas
existan varias obligaciones de la misma naturaleza, o una obligación
principal y accesorios de la misma, como intereses, y el pago que realice
el deudor no sea bastante para extinguirlas todas con sus correspondien-
tes accesorios. Ello es muy frecuente entre comerciantes, industriales,
etc, y se presenta entonces el problema de determinar cuál de todas
las obligaciones debe considerarse extinguida, o sea, a cuál o cuáles
se imputa el pago efectuado. Lo soluciona el párrafo 6º del Título 14,
Arts. 1595 a 1597, ambos inclusive.
62
Para sitios vendidos a plazo: RDJ, T. 32, sec. 1ª, pág. 251: cancelación de una
hipoteca: G.T. de 1886, Nº 2.433, pág. 1.516, pero no a las contribuciones si en las teso-
rerías existen boletines impagos: G.T. de 1882, 2º sem., Nº 162, pág. 729.
63
G.T. de 1893, T. 1º, Nº 697, pág. 505 y de 1896, T. 3º, Nº 6.066, pág. 1.117.
655
LAS OBLIGACIONES
64
Véase Nº 372. Ambas disposiciones aplican en cierto sentido el principio pro
debitori.
65
La disposición se aplica aun cuando el acreedor haya cedido el capital: G.T. de
1868, Nº 1.020, pág. 443.
66
RDJ, T. 21, sec. 1ª, pág. 97.
656
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
67
RDJ, T. 46, sec. 1ª, pág. 84.
68
G.T. de 1915, 1er sem., Nº 288, pág. 701.
69
G.T. de 1879, Nº 1.405, pág. 971.
70
RDJ, T. 11, sec. 2ª, pág. 69.
657
LAS OBLIGACIONES
658
CAPÍTULO III
Sección primera
EL PAGO POR CONSIGNACIÓN
71
Véase Somarriva, Evolución..., ob. cit., Nº 364, págs. 496 y sigtes.
659
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 1º
Conceptos generales
660
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
nada sacará el deudor con todas las molestias que se tome para efectuarla,
si en definitiva no cumple a quién, qué, cómo y dónde corresponde; 72
2º. Por la no comparecencia del acreedor a recibir el pago en el
lugar y momento que corresponda, y
3º. Cuando existe incertidumbre respecto de la persona del acree-
dor, situación que el solo Código no contemplaba y fue agregada por
la citada Ley 7.825.
Y es un problema que puede plantearse con mayor frecuencia
de la que a primera vista es suponible, como si por ejemplo fallece el
acreedor sin que se sepa quiénes son sus herederos, ya sea porque no
los hay conocidos o no han solicitado aún la posesión efectiva, etc. El
deudor no tenía a quién hacer un pago válido hasta que la reforma al
Código solucionó el problema (Nº 636).
Con esto es posible definir el pago por consignación como el que se
efectúa con las formalidades legales, ante la negativa, no comparecencia
o incertidumbre del acreedor.
Se aplica a toda clase de obligaciones y no sólo a las de dinero, 73
aunque obviamente es más sencillo y posible en ellas. Prácticamente im-
posible será efectuarlo cuando se requiere la colaboración del acreedor,
como si por ejemplo éste debe posar para el cuadro que encargó y no
quiere hacerlo. Por ello es que el problema del pago por consignación
está en íntima relación con la llamada mora del acreedor, a que nos
referimos más adelante (Nº 882).
72
RDJ, T. 34, sec. 1ª, pág. 556.
73
G.T. de 1915, 1er sem., Nº 284, pág. 694.
74
Véanse Alessandri, ob. cit., pág. 295, y Somarriva, ob. cit., Nº 365, 1º, pág. 497.
661
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
La oferta
75
RDJ, T. 60, sec. 2ª, pág. 48.
76
RDJ, T. 12, sec. 2ª, pág. 25; en este caso tras una oferta privada se efectuó un
depósito a la orden judicial. Igual doctrina en RDJ, Ts. 17, sec. 1ª, pág. 117, y 21, sec. 1ª,
pág. 241.
662
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
77
RDJ, T. 2º, sec. 2ª, pág. 127.
78
RDJ, T. 55, sec. 1ª, pág. 142.
79
Por ejemplo, una persona vende a otra una propiedad, pero la venta se resolvería
si el comprador se va al extranjero. Si no hay plazo para la entrega, el vendedor puede
ofrecerla de inmediato; esta obligación es pura y simple. Pero naturalmente que el
comprador no puede ofrecer la restitución mientras no se haya cumplido la condición
resolutoria.
663
LAS OBLIGACIONES
80
La Ley 18.776 de 18 de enero de 1989 derogó la referencia a los jueces de dis-
trito y de subdelegación, que también eran competentes para estos efectos y que dicha
ley suprimió.
664
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
81
Véase Alessandri, ob. cit., pág. 295.
82
Si el deudor no está en mora no es obligación suya ofrecer intereses si la deuda
no los devenga: RDJ, T. 21, sec. 1ª, pág. 241.
83
La Ley 18.776 de 18 de enero de 1989 suprimió la referencia a los jueces de
distrito y subdelegación. Véase nota 80 de este segundo tomo.
665
LAS OBLIGACIONES
84
RDJ, Ts. 43, sec. 2ª, pág. 93; 49, sec. 2ª, págs. 8 y 41, y 50, sec. 1ª, pág. 368.
666
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
85
Véase la primera edición de esta obra, Nº 637, pág. 403.
86
En definitiva, por las modificaciones en las funciones de la Dirinco, hoy Ser-
vicio Nacional del Consumidor, la consignación también en este caso se efectúa en la
Tesorería.
667
LAS OBLIGACIONES
87
Se ha fallado que el retiro del depósito por el arrendador no lo priva de calificar
la suficiencia del pago en el juicio correspondiente: F.M. Nº 396, sent. 13, pág. 653.
88
RDJ, T. 46, sec. 1ª, pág. 416.
89
RDJ, T. 6º, sec. 1ª, pág. 58.
668
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
90
Por vía de ejemplo: RDJ, Ts. 44, sec. 1ª, pág. 288, y 45, sec. 1ª, pág. 597. Inexpli-
cablemente en contra Fueyo, ob. cit., T. 2º, Nº 490, pág. 95, ya que la frase “acción que
puede enervarse mediante el pago de la deuda” que usa el precepto, trae dedicatoria
para la resolución por lo que se dice en el texto.
91
Véanse Nº 542, y Alessandri, ob. cit., pág. 168.
669
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 3º
La consignación y su calificación
92
RDJ, T. 28, sec. 2ª, pág. 63.
93
El precepto fue modificado además de la Ley Nº 7.825 por el D.L. 2.416 de 10
de enero de 1979 que eliminó los Juzgados de Letras de Menor Cuantía.
670
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
94
El precepto menciona “un banco u oficina de la Caja Nacional de Ahorros, de la
Caja de Crédito Agrario...”. Estas dos últimas están refundidas en el Banco del Estado,
que por ser un banco queda incluido en la expresión general “Banco”. Tácitamente
están derogadas las otras expresiones.
95
RDJ, Ts. 17, sec. 1ª, pág. 462, y 21, sec. 1ª, pág. 241.
671
LAS OBLIGACIONES
645. B. La suficiencia del pago. Declara el inc. 2º del Art. 1603 que
“la suficiencia del pago por consignación será calificada en el juicio
que corresponda promovido por el deudor o por el acreedor ante el
tribunal que sea competente según las reglas generales”.
De acuerdo a esto, efectuada la intimación judicial al acreedor para
que reciba la cosa ofrecida y si el acreedor se niega a aceptarla o nada
dice, el deudor deberá entablar un juicio, pidiendo que se declare la
suficiencia del pago; ella puede discutirse también en juicio deducido
por el acreedor. Este juicio del acreedor o del deudor no tiene por
qué forzosamente ser uno destinado exclusivamente a este objeto; el
acreedor puede iniciar cualquier acción que se funde en el incumpli-
miento, como ser ejecución forzosa, resolución, etc. Ante tal demanda,
el deudor opondrá la excepción de pago y para aceptarla o rechazarla
el tribunal deberá calificar la consignación.
96
RDJ, Ts. 28, sec. 2ª, pág. 63, y 32, sec. 1ª, pág. 376.
97
RDJ, T. 37, sec. 1ª, pág. 549, y G.T. de 1913, 1er sem., Nº 493, pág. 1.609.
672
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
98
F.M. Nº 160, sent. 2ª, pág. 3. Un caso a iniciativa del acreedor en G.J. de 1987,
T. 80, sent. 2ª, pág. 25.
99
Se ha resuelto que si las partes habían sometido a arbitraje el asunto en que in-
cide la consignación, no es competente la justicia para calificar la suficiencia del pago:
RDJ, T. 33, sec. 1ª, pág. 173.
673
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 4º
Efectos de la consignación
100
RDJ, T. 28, sec. 2ª, pág. 63.
101
Como lo vimos en el Nº 637, la consignación de arriendos en la Tesorería deja
a salvo el derecho de las partes para discutir la suficiencia del pago en el juicio que
corresponda.
674
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
102
G.T. de 1913, 1er sem., Nº 199, pág. 599.
675
LAS OBLIGACIONES
676
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
EL PAGO CON SUBROGACIÓN
Párrafo 1º
La subrogación en general
677
LAS OBLIGACIONES
678
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
679
LAS OBLIGACIONES
103
RDJ, T. 17, sec. 1ª, pág. 542: Es una ficción legal en cuya virtud una obligación
que debía considerarse extinguida por el pago hecho por un tercero, queda, sin embar-
go, vigente en poder de éste, el cual obra como si fuere la misma persona del acreedor.
Agregó el fallo que el tercero tiene el crédito para cobrarlo a nombre y representación
del subrogante con quien jurídicamente forma un sola persona, lo que es sólo acepta-
ble a título metafórico. No hay representación en el pago con subrogación; el tercero
cobra a nombre propio.
104
RDJ, T. 33, sec. 1ª, pág. 177. Se ha fallado también por eso que si el acreedor
aseguró a su favor la finca hipotecada del deudor, y se le paga el siniestro, no hay
subrogación: RDJ, T. 28, sec. 2ª, pág. 52. La deuda era directa de la Compañía con el
acreedor hipotecario.
105
RDJ, T. 3º, sec. 2ª, pág. 22, y G.T. de 1878, Nº 2.902, pág. 1.209 y de 1881, Nº 189,
pág. 122.
106
RDJ, T. 22, sec. 1ª, pág. 25.
680
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
681
LAS OBLIGACIONES
682
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
La subrogación legal
107
RDJ, Ts. 17, sec. 1ª, pág. 542, y 64, sec. 1ª, pág. 306.
683
LAS OBLIGACIONES
108
RDJ, T. 2º, sec. 1ª, pág. 150.
109
RDJ, T. 28, sec. 1ª, pág. 61.
110
Si el heredero de un fiador paga la deuda por cuenta de la sucesión, hay su-
brogación legal a favor de ésta, y no puede el acreedor subrogar convencionalmente al
heredero que le paga: RDJ, T. 28, sec. 1ª, pág. 606.
684
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
111
G.T. de 1866, Nº 310, pág. 165.
112
Ob. cit., pág. 319.
685
LAS OBLIGACIONES
686
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
687
LAS OBLIGACIONES
113
Sobre quien es tercer poseedor de la finca hipotecada, véase Somarriva, Cauciones,
ob. cit., Nº 437, pág. 441. A nosotros nos interesa únicamente destacar en este momento
la situación del que no estaba obligado a la deuda garantizada con hipoteca, y se ve
obligado a pagarla; se subroga al acreedor para cobrarle al deudor personal.
114
No tiene nada de extraño esto de que puedan concurrir dos o más causales
de subrogación legal en un mismo caso, y así por ejemplo el acreedor que paga a otro
de mejor derecho, puede hacerlo con el consentimiento expreso o tácito del deudor,
concurriendo en su favor las subrogaciones legales de los Nos 1º y 5º del Art. 1610. Véase
nota 122 de este segundo tomo.
115
El mismo precepto se pone en el caso del fiador que garantiza su fianza con
hipoteca. Éste tendrá la acción subrogatoria propia de todo fiador.
688
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
116
RDJ, T. 43, sec. 1ª, pág. 491; la deuda hipotecaria pagada era a favor de la Caja
de Crédito Hipotecario, cuyo sucesor legal es el Banco del Estado, según ya lo dijimos
anteriormente. Véase nota 122 de este segundo tomo.
689
LAS OBLIGACIONES
117
RDJ, Ts. 26, sec. 1ª, pág. 616; 29, sec. 1ª, pág. 453; 42, sec. 1ª, pág. 616. En con-
tra, RDJ, T. 26, sec. 2ª, pág. 35, basado en que paga realmente el deudor con el precio
de la subasta.
118
RDJ, T. 29, sec. 1ª, pág. 453: revive el derecho a cobrar la hipoteca si el do-
minio pasa a otras manos, como si vuelve al del primitivo dueño por ineficacia de la
enajenación.
119
RDJ, T. 33, sec. 1ª, pág. 245.
120
RDJ, T. 3º, sec. 2ª, pág. 22. En contra específicamente, T. 17, sec. 1ª, pág. 542.
Cabe observar aun que el Art. 1251, Nº 2º del Código francés en que se inspira la dispo-
sición justamente la refiere al comprador que emplea el precio de la adquisición en el
pago a los acreedores hipotecarios. El precepto nuestro es más amplio, pues no limita
la subrogación en cuanto a los dineros con que se paguen las deudas.
690
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
663. VI. Heredero beneficiario que paga con dineros propios deudas de la
herencia. De acuerdo al Nº 4º del precepto en examen, la subrogación
legal opera también en favor “del heredero beneficiario que paga con
su propio dinero las deudas de la herencia”.
Como se ha dicho ya, el beneficio de inventario es el que goza el
heredero para no ser obligado al pago de las deudas hereditarias y
testamentarias sino hasta el monto de los bienes que recibe a título de
herencia. El heredero, considerado como continuador de la persona
del difunto, está obligado al pasivo hereditario sin límites, a menos que
haga uso de este beneficio que le concede la ley. En tal caso, responde
sólo hasta el valor recibido y no más allá.
Pero en virtud de la subrogación legal, no es obligación que el pago
lo efectúe materialmente con los bienes hereditarios o el producto
de la enajenación voluntaria o forzada de ellos. Puede hacerlo con su
propio dinero y quedarse con los bienes hereditarios, en virtud de la
subrogación legal que establece el Art. 1610, Nº 4º.
Por ejemplo, el único bien hereditario es una casa de valor de
$ 100.000 y hay un pasivo hereditario de $ 200.000. Si el heredero be-
neficiario paga con su propio dinero los $ 100.000 en vez de hacerlo
con la casa, o el producto de la venta de ésta, los acreedores impagos
no podrán hacer efectivos sus créditos en ella, porque, el heredero
beneficiario se subrogó al acreedor a quien pagó con fondos propios.
Agotó su responsabilidad y ya no tiene más obligación. 123
121
RDJ, Ts. 26, sec. 1ª, pág. 616; 33, sec. 1ª, pág. 245. Somarriva, Cauciones, ob. cit., Nº 487,
pág. 496 y autores citados por él en la nota 478 a la pág. 498. También Rafael Mery Berisso,
Derecho Hipotecario. M. de P., Editorial Jurídica de Chile. 1958, Nº 244, pág. 427, in fine.
122
Se sostiene que el tercer poseedor que es comprador y se ve obligado al pago
de la hipoteca queda incluido en el precepto, por lo que el Art. 2429 sería un mera
repetición suya. En todo caso éste es más amplio, pues comprende no sólo el caso de
la compraventa, sino también cualquier título de adquisición. A la inversa, el Art. 2429
no incluye el caso en que el comprador ha pagado alguna hipoteca y es privado del
dominio por quien acredita ser verdadero dueño u otro motivo que hace ineficaz su
adquisición, especialmente el citado en el texto de la adquisición en pública subasta,
habiéndose omitido citar a un acreedor. Ambos preceptos tienen entonces un campo
de aplicación común, y uno separado.
123
Véase Derecho Sucesorio, ob. cit., pág. 475 y sigtes. y Nº 671, pág. 484 y Francisco
Escobar Riffo, ob. cit., pág. 149 y siguientes. En relación al beneficio de inventario se discute
si produce la separación de los patrimonios del causante y del heredero beneficiario, en
691
LAS OBLIGACIONES
664. VII. Otros casos de subrogación legal. Decíamos que fuera del
Art. 161 existen otros casos de subrogación legal, de los cuales hemos
citado algunos: Arts. 2429 y 2430, en la hipoteca, etcétera.
Otro caso se presenta en el inc. 2º del Art. 2295 y lo veremos en el
capítulo siguiente: si se paga por error una deuda ajena, y el acreedor
ha suprimido o cancelado el título necesario para cobrarle al verdade-
ro deudor, el que pagó indebidamente no tiene acción de repetición
contra el accipiens, “pero podrá intentar contra el deudor las acciones
del acreedor”. Si ejerce las acciones del acreedor es porque se ha su-
brogado legalmente a él (Nº 690, 1º).
Fuera del Código, el Art. 87 de la Ley 18.092 de 14 de enero de
1982, sobre letras de Cambio y Pagarés, subroga en todos los derechos
del portador al tercero extraño a la letra (y, por ende, también del
pagaré) que le paga.
Párrafo 3º
La subrogación convencional
cuyo caso los acreedores del primero no podrían perseguir los bienes del heredero, o es
meramente una limitación de responsabilidad, de manera que los acreedores podrían
hacer efectivos sus créditos en los bienes de la herencia o del heredero, pero sólo hasta
concurrencia de lo que haya recibido por el primer capítulo. Hay buenos argumentos
para sostener esto último, pero el Art. 1610, Nº 4º, pareciera indicar que se produce la
separación de patrimonios.
124
RDJ, T. 28, sec. 1ª, pág. 606.
692
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
125
RDJ, T. 31, sec. 1ª, pág. 131.
126
RDJ, T. 33, sec. 1ª, pág. 177.
127
RDJ, T. 33, sec. 1ª, pág. 177, sentencia que como puede apreciarse ha hecho un
estudio acabado de la institución.
693
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 4º
Efectos de la subrogación
128
La misma sentencia de la nota anterior.
129
El mismo fallo de la nota 126 de este segundo tomo.
694
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
130
Por ello no se justifica una mala práctica de algunos tribunales de exigir en letras
de cambio, pagarés, cheques, etc., la devolución del endoso de quien recibe el pago del
documento. Si ha operado la subrogación legal, no procede semejante trámite, pues el
solvens adquiere el crédito por ministerio de la ley y no por cesión del acreedor: RDJ,
T. 33, sec. 1ª, pág. 402.
131
Alessandri, ob. cit., pág. 320.
132
RDJ, T. 38, sec. 1ª, pág. 295.
133
Sin embargo, cierta jurisprudencia se ha confundido con el problema de la
legitimación para ejecutar y ha rechazado la ejecución porque en el título no hay
constancia de la subrogación: RDJ, T. 43, sec. 1ª, pág. 75. Otra sentencia dijo que el
título ejecutivo era la escritura pública en que el deudor dejó constancia que el pago
lo había hecho el fiador: RDJ, T. 21, sec. 1ª, pág. 1.022. El subrogado para accionar
ejecutivamente debe acompañar el título y comprobación del pago, que constituye su
legitimación para demandar.
134
RDJ, T. 40, sec. 2ª, pág. 30.
695
LAS OBLIGACIONES
135
Salvo que a favor del subrogado opere alguna causal de suspensión
(Nº 1.252).
136
RDJ, T. 64, sec. 1ª, pág. 306.
137
Por vía ejemplar, RDJ, Ts. 14, sec. 2ª, pág. 21, y 33, sec. 1ª, pág. 115.
138
RDJ, T. 17, sec. 1ª, pág. 542.
696
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
673. IV. ¿Se traspasan los derechos concedidos en razón a la persona del
acreedor? El Art. 1612 está concebido en términos por demás amplios,
pues en la expresión derechos y acciones quedan comprendidos cuantos
accesorios tenga la deuda.
Pero hay algunas acciones y derechos que la ley otorga en conside-
ración exclusiva a la persona del acreedor, a su propia situación jurídica.
¿Se traspasan también ellos en virtud de la subrogación?
139
G.T. de 1917, 1er sem., Nº 290, pág. 933 y de 1927, Nº 85, pág. 375.
140
Alessandri, ob. cit., pág. 322, y “Del traspaso del derecho de hipoteca en el pago
con subrogación”, RDJ, T. 21, 1ª parte, pág. 1; Héctor Claro Salas, “Un caso de pago con
subrogación”, RDJ, T. 8º, 1ª parte, pág. 167: Luis Claro Solar, ob. cit., T. 12, Nº 1.579,
pág. 277: Somarriva, Cauciones, ob. cit., Nº 415, pág. 405, etc.
141
RDJ, T. 17, sec. 1ª, pág. 542.
142
RDJ, T. 21, sec. 1ª, pág. 146.
143
RDJ, T. 26, sec. 2ª, pág. 43.
697
LAS OBLIGACIONES
144
Claro Solar, ob. cit., T. 12, Nº 1.576, pág. 272.
145
Alessandri, ob. cit., pág. 340: Somarriva, Los contratos, etc., ob. cit., Nº 95,
pág. 69.
146
En caso de pago a la Caja de Crédito Hipotecario (hoy Banco del Estado): G.T.
de 1889, T. 1º, Nº 1.045, pág. 690; RDJ, T. 35, sec. 2ª, pág. 68. Intereses del Fisco: G.T.
de 1861, Nº 1.190, pág. 758 y de 1892, T. 2º, Nº 2.113, pág. 396.
147
RDJ, Ts. 16, sec. 1ª, pág. 62, y 22, sec. 1ª, pág. 25.
698
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
148
RDJ, T. 38, sec. 2ª, pág. 46.
149
RDJ, T. 43, sec. 1ª, pág. 75.
699
LAS OBLIGACIONES
700
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
tal caso, cada uno de los subrogados cobrará al deudor por subrogación
su parte en el crédito, pero desaparece el derecho de preferencia; éste
no se traspasa con la segunda subrogación del ejemplo.
El Código lo señala para un caso particular de subrogación legal en
el Art. 1613, pero debe aplicarse igual solución a todos ellos.
Dice el precepto: “Si varias personas han prestado dinero al deudor
para el pago de una deuda, no habrá preferencia entre ellas, cuales-
quiera que hayan sido las fechas de los diferentes préstamos o subro-
gaciones”.150
150
Un caso de subrogación parcial resolvió la C. S. en sentencia de 19 de enero de
2006, publicado en L. & S. Nº 10, pág. 33.
701
CAPÍTULO
LAS IV
OBLIGACIONES
EL PAGO DE LO NO DEBIDO
702
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
681. Requisitos para que el pago sea indebido. Enunciación. Para que nos
encontremos frente a un pago indebido, deben reunirse los siguientes
requisitos:
1º. Debe haber mediado un pago;
2º. Al efectuarlo, se debe haber cometido un error, y
3º. El pago debe carecer de causa, o, como dicen algunos, debe
haber inexistencia de deuda objetiva o subjetivamente.152
682. I. El pago. El requisito parece por demás obvio: para que haya
pago indebido es menester antes que nada que se haya cumplido una
obligación.
Lo que queremos destacar es que el Código, también al reglamen-
tar el pago indebido, se preocupa exclusivamente de las obligaciones
de dar sin efectuar alusión alguna a las de hacer. Sin embargo, resulta
evidente que puede igualmente haber pago de lo no debido en esta
clase de obligaciones. En tal caso, normalmente, no podrá demandarse
la restitución, y el que pagó por error deberá ser indemnizado; dicho
de otra manera, la restitución tendrá que hacerse por equivalencia.
151
RDJ, T. 62, sec. 1ª, pág. 86.
152
En una sentencia de la C. S. de 20 de septiembre de 2005, publicada en L. S.
Nº 1, pág. 69, se señalan los mismos requisitos.
703
LAS OBLIGACIONES
153
En fallo publicado en la RDJ, T. 59, sec. 2ª, pág. 57, se estudia el error en el
pago indebido.
En sentencia de la C.S. de 14 de agosto de 2003, publicada en L.S. Nº 25, pág. 115,
se falló que si un banco paga un cheque sin fondos, dándole un sobregiro al girador, no
hay pago indebido ni enriquecimiento sin causa para el beneficiario.
704
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
154
Un fallo de la RDJ, T. 42, sec. 1ª, pág. 20, por no haber error declaró nulo, por
falta de causa, un pago indebido efectuado al Fisco. La verdad es que hemos visto que
en el pago indebido objetivo el error consiste en pagar una deuda inexistente. Muchas
veces este error lo cometerá el solvens, apremiado por el supuesto acreedor; así ocurre
frecuentemente con los impuestos, pero ello no quita que exista pago de lo que no se
debía.
En sentencia de la C.S. de 30 de abril de 2001, publicada en G.J. Nº 251, pág. 67,
se acogió un reclamo de pago indebido en un caso de patentes municipales que no
procedían.
155
RDJ, Ts. 35, sec. 1ª, pág. 296, y 39, sec. 2ª, pág. 77.
705
LAS OBLIGACIONES
687. Obligaciones que son causa suficiente de pago. Para que no haya
pago indebido, es preciso, según veíamos, una obligación que sea causa
suficiente del pago y se refiera a los intervinientes en él.
Toda obligación civil pura y simple es causa suficiente del pago.
Lo es también la obligación natural; tal constituye el principal
efecto de ella (Nº 335).
156
RDJ, T. 13, sec. 1ª, pág. 332.
706
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
688. Prueba del pago indebido. Quien dice que el pago es indebido,
debe probarlo, de acuerdo a la regla general del Art. 1698, pues preten-
de que el accipiens le está obligado: obligación de restitución, y según
dicho precepto corresponde probar la obligación al que la alega. Lo
confirma el Art. 2295, inc. 1º “si el que por error ha hecho un pago,
prueba que no lo debía...”.
Y la existencia de la obligación de restituir se acreditará con los
tres requisitos señalados: que hubo pago, error y falta de causa para el
pago. 157 Hemos destacado sí la diferencia que se produce en el caso
de inexistencia total de la deuda; le basta al actor probar que no existe
ésta, y si el accipiens pretende la donación, a él pasa el onus probandi.
La prueba del pago indebido puede resultar difícil, y por ello el
legislador se preocupó de un aspecto de ella en el Art. 2298. El pre-
cepto distingue dos situaciones, según si el demandado reconoce o
niega el pago.
1º. Si el demandado confiesa el pago, el solvens deberá probar que
fue indebido. El accipiens ha reconocido uno de los elementos del pago
indebido: el cumplimiento; de acuerdo a las reglas generales, siempre
debe probar los restantes el demandante, y
2º. Pero si el demandado niega el pago y el demandante lo prueba,
se presume que es indebido. Se altera la regla normal del peso de la
prueba por la mala fe evidente de aquel que negó el pago que realmente
había recibido. El demandante deberá, siempre de acuerdo a las reglas
generales, probar el pago que el demandado desconoce, pero queda
exento de probar los demás requisitos, y será el accipiens quien deberá
acreditar que se le debía lo pagado.
157
RDJ, Ts. 24, sec. 1ª, pág. 58, y 25, sec. 1ª, pág. 245.
707
LAS OBLIGACIONES
708
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
709
LAS OBLIGACIONES
158
RDJ, Ts. 24, sec. 1ª, pág. 53, y 25, sec. 1ª, pág. 245.
710
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
711
LAS OBLIGACIONES
712
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
713
LAS OBLIGACIONES
714
CAPÍTULO V
LA DACIÓN EN PAGO
159
Una sentencia de la RDJ, T. 32, sec. 2ª, pág. 39, la define como “la entrega
que el deudor hace de una cosa diversa de la que debe o una prestación distinta de
la prometida, con ánimo solvendi, y que el acreedor tolera”. Otra más reciente, de la
RDJ, T. 64, sec. 2ª, pág. 7, como “un modo de extinguir la obligación por la entrega
consentida por el acreedor de una cosa distinta de la debida”. Claro Solar dice que
“es un acto en que el deudor da al acreedor en ejecución de la prestación a que está
obligado y con el consentimiento del acreedor, una prestación diversa”. Ob. cit., T. 12,
Nº 1.663, pág. 361. Hernán Barrios Caro y Gabriel Valls Saintis en su M.P., Teoría General
de la Dación en Pago, Editorial Jurídica de Chile, 1961, Nº 36, pág. 53, la definen: “un
modo de extinguir las obligaciones, que se perfecciona por la entrega voluntaria que
un deudor hace a título de pago a su acreedor, y con el consentimiento de éste, de una
prestación u objeto distinto del debido”.
En todas las definiciones queda en claro el cambio al momento del cumplimiento
en el elemento objetivo de la obligación, y varían en cuanto a la extensión de éste.
160
RDJ, Ts. 32, sec. 2ª, pág. 39, y 40, sec. 1ª, pág. 455.
715
LAS OBLIGACIONES
161
RDJ, Ts. 32, sec. 2ª, pág. 39; 64, sec. 2ª, pág. 7, etc.
716
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
162
RDJ, Ts. 32, sec. 2ª, pág. 39, y 40, sec. 1ª, pág. 455.
717
LAS OBLIGACIONES
4º. Otras doctrinas, del acto complejo mixto, del contrato de trans-
misión y de institución autónoma.
Las examinaremos en los números que vienen.
163
RDJ, T. 32, sec. 2ª, pág. 39.
718
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
con ellos. Los Arts. 242 a 245 de la ley citada, reglamentan la cesión
efectuada a un solo acreedor (Nº 965), y este último precepto señala
que si el deudor tuviere la libre administración de sus bienes, podrá
entregar desde luego al acreedor, en pago de su obligación, los que se
comprendan en la cesión, apreciados de común acuerdo. Hay, pues,
una dación en pago: los bienes se entregan para extinguir la deuda.
Pues bien, el inc. 2º del precepto declara que si entre los bienes ce-
didos hubiere alguno de los que se mencionan en el inc. 2º del Art. 1801
del C.C., esto es, de aquellos cuya venta debe hacerse por escritura
pública, también el acuerdo de la cesión debe reducirse a escritura
pública. La exigencia sería innecesaria si el legislador considerara la
dación en pago como compraventa; no habría tenido necesidad de
decirlo expresamente, máxime si se remite directamente al Art. 1801
en la misma compraventa, y
2º. El Art. 1773 en la liquidación de la sociedad conyugal.
De acuerdo a este precepto, si a la mujer se le adeuda algo en la
liquidación, como por ejemplo por aportes a la sociedad conyugal, etc.,
tiene derecho a deducirlos como cosa previa a la liquidación. El inc. 2º
agrega que no siendo suficientes los bienes sociales, podrá la mujer
hacer las deducciones que le correspondan sobre los bienes propios del
marido, elegidos de común acuerdo. No acordándose, elegirá el juez.
Cuando la mujer recibe bienes sociales, hay adjudicación, porque
tenía un derecho preexistente en ellos, pero si le dan los del marido,
sobre ellos no tenía derecho alguno, y por eso hay quienes sostienen
que habría una dación de pago legal. Esto último porque no se requiere
el acuerdo del deudor, y puede hacerse contra su voluntad. 164
Pues bien, el Art. 1796, por su parte, prohíbe la compraventa entre
cónyuges no separados judicialmente y en cambio el Art. 1773 aceptaría
la dación en pago a la mujer de los bienes del marido, sin distinguir la
causal por la cual se ha disuelto la sociedad conyugal, de manera que el
matrimonio puede subsistir y no haber divorcio perpetuo, y la dación en
pago vale donde la compraventa sería nula. Sin embargo, este argumento
nos parece muy relativo, porque en el Art. 1773 propiamente no hay
dación en pago y por la excepcionalidad misma de la disposición. 165
164
Somarriva, Derecho de Familia, ob. cit., Nº 324, pág. 325.
165
Creemos que no es dación en pago, justamente por su carácter legal. En ella
se supone el acuerdo entre deudor y acreedor; aquí es el acreedor quien tiene derecho
a exigir la entrega; se trata, pues, de una garantía para él, y el título es meramente la ley.
El precepto hoy habló de separados judicialmente en vez de divorciados perpetua-
mente, como decía primitivamente, como consecuencia de la dictación de la nueva Ley
de Matrimonio Civil Nº 19.947, de 17 de mayo de 2004, que estableció el divorcio con
disolución del vínculo en nuestra legislación, y en reemplazo del antiguo divorcio que
no ponía término al matrimonio, reglamentó la institución de la separación judicial.
719
LAS OBLIGACIONES
166
RDJ, Ts. 23, sec. 1ª, pág. 99, para un caso de cesión de bienes; 32, sec. 2ª, pág. 39;
40, sec. 1ª, pág. 455, para un caso de cesión de derechos hereditarios, y 43, sec. 1ª,
pág. 61. Destacan estos fallos la diferente causa entre compraventa y dación en pago,
crear obligaciones en la primera, extinguirlas en la segunda.
167
Ob. cit., pág. 382.
168
RDJ, T. 32, sec. 2ª, pág. 39.
169
Ob. cit., T. 12, Nº 1.672, págs. 366 y sigtes., quien cita a los autores franceses
señalados. En igual sentido Barrios y Valls, ob. cit., Nº 16 y sigtes., págs. 25 y sigtes.
720
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
706. III. La dación en pago como modalidad de éste. Esta doctrina sos-
tiene que la dación en pago es un pago con una ligera variante, por lo
721
LAS OBLIGACIONES
170
RDJ, T. 32, sec. 2ª, pág. 39.
171
Nuestra jurisprudencia ha destacado esta mezcla de caracteres de la dación en
pago: véanse el fallo de la nota anterior, y los de la RDJ, T. 40, sec. 1ª, pág. 351, y G.J.
Nº 252, pág. 66.
Un fallo publicado en F.M. Nº 277, diciembre 1981, pág. 551, señala las diferencias
entre dación en pago y cesión de bienes.
722
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
723
LAS OBLIGACIONES
en ella. Por ejemplo, dos personas son dueñas en común de una pro-
piedad y acuerdan adjudicársela a una de ellas, pagándole el alcance
el adjudicatario al otro copropietario. Aquél tenía un derecho previo
al predio que no existe en la dación en pago.
Por ello es altamente inconveniente la denominación que algunos
utilizan para la institución, como ocurre con el Código peruano, de
adjudicación en pago, y que no hace sino introducir más confusiones
aún en una institución de por sí compleja.
El problema se discutió ante los tribunales, en relación con el retiro
de un socio de una sociedad que continúa su giro entre los restantes
socios o con el ingreso de otros, recibiendo el primero en pago de sus
haberes bienes de la sociedad. La Ley de Timbres, Estampillas y Papel
Sellado de la época gravaba con un impuesto más alto la transferencia
que la adjudicación o retiro de haberes, y el Servicio de Impuestos
Internos pretendió que aquel acto era una dación en pago, ya que
la sociedad no se liquidaba íntegramente y se daba una cosa distinta
a la debida en pago. Los tribunales rechazaron con toda justicia esta
interpretación, pues no puede haber dación en pago por el derecho
preexistente del socio. 172 La actual Ley de Timbres y Estampillas –D.L.
3.475 de 29 de agosto de 1980, publicado en el Diario Oficial del 4 de
septiembre de 1980– no grava ninguno de estos actos.
172
En uno de los casos fallados se trataba de dos socios: uno de ellos se retiró,
recibiendo mercaderías por sus haberes, e ingresó un nuevo socio en su reemplazo.
La Corte Suprema estimó que se había disuelto la sociedad y constituido una nueva, y
que en consecuencia había adjudicación; RDJ, T. 61, sec. 1ª, pág. 444. En otro fallo de
la RDJ, T. 59, sec. 2ª, pág. 87, junto con rechazar la asimilación a la dación en pago, la
Corte de Santiago estimó que había pago liso y llano.
En todo caso es evidente que no hay dación en pago, que está excluida por el
derecho que el socio a través de la sociedad tenía en los bienes de ella: su participación
en los haberes, como capital aportado y utilidades que le corresponden.
173
RDJ, Ts. 32, sec. 2ª, pág. 39; 44, sec. 1ª, pág. 397, y 64, sec. 2ª, pág. 7. Por ello es
incorrecta la calificación que se hace en ciertos contratos de dación en pago del cum-
724
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
174
Véase Barrios y Valls, ob. cit., Nº 46, págs. 65 y sigtes.
725
LAS OBLIGACIONES
713. IV. Solemnidades legales del acto: la dación en pago como título
traslaticio de dominio. La dación en pago en sí misma no está sujeta a
solemnidad alguna, es consensual.
175
C.A. de Santiago, 14 de agosto de 2003.
176
F.M. Nº 384, sent. Nº 6, pág. 677.
726
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
177
RDJ, Ts. 35, sec. 1ª, pág. 12; 37, sec. 1ª, pág. 449, y 40, sec. 1ª, pág. 351, y L.S.
Nº 17, pág. 116 (C.A. de Rancagua de 25 de abril de 2006).
Esta última sentencia agregó que si no se efectuó la tradición, la dación en pago no
transfirió el dominio, por lo que rechazó una acción reivindicatoria de quien la había
recibido. Analizo por ello el punto señalado al final del Nº 710, por haber quedado
pendiente la tradición, y si ello constituía o no una novación, lo cual era indiferente
para los efectos del rechazo de la acción reivindicatoria.
178
Véanse Nos 1.068 y sigtes., donde se examina el complejo tema de las variaciones
en la obligación.
727
LAS OBLIGACIONES
728
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
180
El Código italiano en su Art. 1197 reconoce la existencia de la obligación de
garantía, y respecto de las cauciones distingue: las constituidas por terceros no renacen,
pero sí las del propio deudor.
181
Se ha solido sostener que para el acreedor también podría nacer una obligación
de la dación en pago: indemnizar al deudor si la prestación es de valor superior a la
deuda, acción que se fundaría en el enriquecimiento sin causa. Discrepamos de tal in-
terpretación, porque no se trata de enriquecimiento injustificado, sino de un problema
de lesión en el otorgamiento del acto, que el legislador acepta en contados y calificados
casos. Aunque fuere de bienes raíces la dación en pago, no podrían aplicarse las normas
de la compraventa, a menos que se resuelva que la dación lo es, cosa que no nos parece,
según dijimos en el Nº 704.
729
LAS OBLIGACIONES
182
Véase RDJ, Ts. 23, sec. 1ª, pág. 99, anterior a la modificación de las quiebras, y
35, sec. 1ª, pág. 12.
730
CAPÍTULO VI
LA COMPENSACIÓN
Sección primera
GENERALIDADES
718. Concepto. El Art. 1655 señala en qué caso tiene lugar la com-
pensación: “cuando dos personas son deudoras una de otra, se opera
entre ellas una compensación que extingue ambas deudas, del modo y
en los casos que van a explicarse”.
La expresión compensar implica la idea de comparar, balancear
dos cosas para equipararlas; legalmente podemos decir que consiste
en que si dos personas son recíprocamente acreedoras y deudoras y se
cumplen los demás requisitos legales, se extinguen ambas obligaciones
hasta concurrencia de la de menor valor.
Por ejemplo, A debe a B $ 100.000, pero a su turno B es deudor de
A por $ 30.000 y concurren los demás requisitos de que se trata en la
sección siguiente. No hay necesidad de que A pague a B los $ 100.000 y
a su vez éste le pague los $ 30.000 que le debe, sino, más simplemente,
A paga a B los $ 70.000, que constituyen la diferencia a favor de éste, y
así ambas obligaciones quedan extinguidas.
Se ha producido, pues, una economía en los pagos, uno de ellos
se ha eliminado, y por ello se dice que la compensación constituye un
doble pago abreviado. 183
183
RDJ, T. 32, sec. 1ª, pág. 155.
731
LAS OBLIGACIONES
732
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
733
LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
REQUISITOS DE LA COMPENSACIÓN
722. Enunciación. Como decíamos, nuestro legislador fue estric-
to con la compensación por el peligro que ve en ella para los demás
acreedores.
Podemos sintetizar en 5 los requisitos necesarios para que ella
opere:
1º. Desde el punto de vista de las partes: deben ser deudoras y
acreedoras recíprocas;
2º. Desde el punto de vista de la prestación: las obligaciones han
de ser de igual naturaleza;
3º. Las deudas deben ser líquidas;
4º. También, actualmente exigibles, y
184
RDJ, T. 45, sec. 2ª, pág. 45.
El Código italiano en el inc. 2º del Art. 1243 contempla un caso interesante de
compensación judicial cuando la deuda opuesta en compensación no es líquida pero
es de fácil y rápida liquidación: puede el juez declararla en la parte que reconoce de la
deuda o suspender el cobro del crédito líquido hasta la liquidación del otro.
734
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
185
El fiador y codeudor solidario demandado no puede oponer en compensación
los créditos del deudor principal afianzado: RDJ, T. 32, sec. 1ª, pág. 155.
735
LAS OBLIGACIONES
736
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
186
Para la segunda afirmación, esto es, crédito contra el mandatario: G.T. de 1882,
Nº 3.535, pág. 1.939.
187
RDJ, T. 42, sec. 1ª, pág. 425.
737
LAS OBLIGACIONES
727. III. Exigibilidad de las obligaciones. Es la regla tercera del Art. 1656
la que impone para la compensación que ambas obligaciones “sean actual-
mente exigibles”. Es decir, las dos obligaciones deben estar vencidas y puede
exigirse su cumplimiento. Si la compensación es un doble pago abreviado,
para que éste pueda pedirse es necesaria la exigibilidad (Nº 622).
Se oponen a ella:
1º. La obligación natural.
Ya que no puede pedirse su cumplimiento, la obligación natural no
es exigible, y tampoco puede ser cumplida por la compensación.
Por ello es que no pueden oponerse en compensación créditos,
prescritos, a menos que la contraparte no invoque la prescripción. 192
188
G.T. de 1861, Nº 909, pág. 509, RDJ, T. 42, sec. 1ª, pág. 417.
189
G.T. de 1886, Nº 2.120, pág. 1.352.
190
RDJ, T. 16, sec. 1ª, pág. 281.
191
Para las específicas: G.T. de 1918 julio-agosto Nº 351, pág. 1.071; rechaza la
compensación entre los regalos hechos a un médico y los honorarios de éste: G.T. de
1861, Nº 850, pág. 360.
192
RDJ, T. 32, sec. 1ª, pág. 88.
738
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
728. IV. Liquidez de ambas deudas. La regla 2ª del Art. 1656 exige,
además, que “ambas deudas sean líquidas”.
Esta exigencia se justifica en nuestro Derecho que como el francés
ve principalmente el aspecto de doble pago que la compensación tiene,
y para que la solución sea posible es indispensable saber lo que se va a
pagar, esto es, en qué consiste la obligación y a cuánto ella asciende.
En cambio, en las legislaciones que dan una mayor preponderancia
al aspecto de seguridad de la compensación, ni el requisito de la liqui-
dez ni el de la exigibilidad misma, visto en el número anterior, es tan
estricto como el nuestro. Incluso, los mismos tribunales franceses con
su habitual prescindencia de los textos legales, han solido eludirlo.
Debe tenerse presente que la deuda es líquida no sólo cuando ya
está liquidada, sino también la que pueda liquidarse mediante simples
operaciones aritméticas que el mismo título suministre (inc. 2º del Nº 3º
del Art. 438 del C.P.C.).
Por aplicación de este requisito se ha rechazado la compensación
invocada con un crédito proveniente de una indemnización de perjui-
193
RDJ, T. 20, sec. 1ª, pág. 19.
194
Véanse sobre este requisito los siguientes casos de jurisprudencia que lo han
aplicado: RDJ, T. 15, sec. 1ª, pág. 113; G.T. de 1880, Nº 1.274, pág. 881: la existencia de un
juicio pendiente de nulidad del crédito no hace perder a éste su exigibilidad. En contra:
G.T. de 1878, Nº 7.445, pág. 1.441; Nº 3.805, pág. 1.582). RDJ, T. 63, sec. 2ª, pág. 102;
no procede la compensación entre las litis expensas proporcionadas por el marido, y la
condena en costas en el juicio para el cual fueron proporcionadas.
Se ha fallado que no procede la compensación respecto de una indemnización
de perjuicios que no sea actualmente exigible y no esté liquidada: RDJ, T. 90, sec. 2ª,
pág. 11.
739
LAS OBLIGACIONES
195
RDJ, T. 21, sec. 1ª, pág. 68. Véase además sobre este requisito, RDJ, Ts. 18, sec. 1ª,
pág. 459; 29, sec. 1ª, pág. 115; 15, sec. 1ª, pág. 158 (no es líquida la deuda si hay varios
codeudores y no se determina la cuota de cada uno); RDJ, T. 19, sec. 1ª, pág. 337 (no es
líquida la deuda si hay abonos no comprobados) y G.T. de 1859, Nº 1.286, pág. 726.
740
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
741
LAS OBLIGACIONES
196
En fallo en la RDJ, T. 62, sec. 4ª, pág. 94, se aceptó una compensación entre
los emolumentos reclamados por el empleado, y lo que éste debía al empleador, lo que
así expresado es muy discutible. Lo que pasa es que normalmente tales préstamos son
meros anticipos de sueldos.
742
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Sección tercera
EFECTOS DE LA COMPENSACIÓN
197
En razón de esta disposición, se rechazó la compensación en el siguiente caso:
un deudor envió a un acreedor suyo un documento para que éste lo prorrateara con-
juntamente con otros acreedores; no lo hizo así sino que se apropió íntegramente de
los fondos para su propio crédito, y quiso oponer en compensación su crédito contra
el deudor a la demanda de éste. G.T. de 1887, Nº 3.007, pág. 2.015.
198
RDJ, T. 59, sec. 2ª, pág. 33. Para las demás personas jurídicas de derecho público
va descendiendo la limitación según sus respectivas leyes orgánicas, hasta las Empresas
Estatales, a que puede en principio libremente oponerse la compensación.
743
LAS OBLIGACIONES
199
G.T. de 1915, 1er trim., Nº 283, pág. 691: RDJ, T. 10, sec. 1ª, pág. 432.
744
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
200
RDJ, T. 27, sec. 1ª, pág. 38 (caso de confesión del demandante).
201
G.T. de 1914, 1er trim., Nº 224, pág. 618.
También se ha resuelto que debe oponerse en el juicio mismo y no en la ejecución
del fallo: G.T. de 1921, 2º sem., Nº 160, pág. 679, y que existe cosa juzgada entre el juicio
en que se opuso la excepción de compensación y la demanda para cobrar la misma
obligación: RDJ, T. 33, sec. 1ª, pág. 440.
745
LAS OBLIGACIONES
740. IV. Caso en que haya varias deudas compensables. La situación está
prevista por el Art. 1663: “cuando hay muchas deudas compensables,
deben seguirse para la compensación las mismas reglas que para la
imputación al pago”.
Es una nueva remisión a las normas de éste; nos remitimos a lo
dicho en el Nº 625. Pues bien, la elección, con ciertas limitaciones, co-
rresponde al deudor; pero ocurre que en la compensación ambas partes
202
Claro Solar, ob. cit., T. 12, Nº 1.856, pág. 533, y Alessandri, ob. cit., pág. 373.
746
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
747
CAPÍTULO
LAS VII
OBLIGACIONES
LA CONFUSIÓN
748
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
203
Ob. cit., T. 4º, Nº 1 bis, pág. 393.
749
LAS OBLIGACIONES
204
RDJ, T. 33, sec. 1ª, pág. 165: se trataba de la obligación de rendir cuentas de
un mandatario.
205
RDJ, T. 11, sec. 1ª, pág. 134: recayó la confusión en la deuda de un guardador
con su pupilo, que posteriormente pasó a ser heredero de aquél.
206
RDJ, T. 45, sec. 1ª, pág. 4: incidió en un problema tributario, si las reparticiones
fiscales estaban afectas a ciertos impuestos, y se falló que no, porque se confundían la
calidad de deudor y acreedor en el Fisco, punto muy discutible, y que importa resolver
problemas de derecho público con normas del derecho privado.
750
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
745. I. Confusión por acto entre vivos y por causa de muerte. Lo normal será
que la confusión ocurra por causa de muerte, y no por acto entre vivos.
Por causa de muerte la confusión puede presentarse de tres formas:
1º. El deudor es heredero del acreedor, o éste le lega el crédito. 210
2º. El acreedor es heredero del deudor, y
3º. Un tercero es a la vez heredero del acreedor y del deudor, o sea,
ambas calidades se reúnen en una persona ajena a la obligación.
La confusión por acto entre vivos puede, sin embargo, también pro-
ducirse, como si el deudor adquiere por cesión el crédito, o se produce
el retracto en la cesión de derechos litigiosos (Nº 1.095).211
207
En la nota Nº 123 de este segundo tomo advertimos el problema que se discute
entre nosotros acerca de si el beneficio de inventario produce separación de patrimonios.
Los preceptos citados son un argumento a favor de esta solución, puesto que el beneficio
impide la confusión.
208
En igual sentido, Fueyo, ob. cit., T. 2º, Nº 593, pág. 178.
209
G.T. de 1879, pág. 1.286, Nº 1.826.
210
Más propiamente en este último caso, hay remisión (Nº 1.180).
211
Un caso de jurisprudencia de la RDJ, T. 33, sec. 1ª, pág. 165: a la disolución
de una sociedad se estimó que había confusión en la deuda de los socios (rendición
de cuenta) con la sociedad, por haber adquirido los socios a la disolución el activo y
pasivo de la sociedad.
751
LAS OBLIGACIONES
212
G.T. 1894, T. 1º, Nº 383, pág. 254.
752
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
213
RDJ, T. 7, sec. 1ª, pág. 437. Lo dicho en el texto es sin perjuicio de que en el
caso señalado A deberá a C el producto de la confusión, por aplicación del Art. 1910,
en cuya virtud si el heredero ha percibido un crédito debe reembolsar su valor al ce-
sionario. Como la confusión produce iguales efectos al pago, se le aplica este precepto
(Nº 1.081), salvo naturalmente que en la cesión se estipule otra cosa.
753
CAPÍTULO I
CONCEPTO Y ENUMERACIÓN
757
LAS OBLIGACIONES
758
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
759
LAS OBLIGACIONES
CAPÍTULO II
MEDIDAS CONSERVATIVAS
214
Alessandri, ob. cit., pág. 113.
215
Claro Solar, ob. cit., T. 11, Nº 1.093, pág. 557.
760
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
752. Disposiciones legales que se refieren a ellas. Podemos citar las si-
guientes disposiciones que facultan al acreedor para impetrar medidas
de conservación:
1º. Art. 761, en el fideicomiso.
En el inc. 1º del precepto declara que el fideicomisario no tiene
derecho alguno pendiente la condición, y el 2º agrega: “podrá, sin em-
bargo, impetrar las providencias conservatorias que le convengan, si la
propiedad pareciere peligrar o deteriorarse en manos del fiduciario”.
2º. Art. 1078, en las asignaciones testamentarias bajo condición
suspensiva.
Este asignatario carece de todo derecho pendiente la condición
“sino el de implorar las providencias conservativas necesarias”.
3º. Art. 1492, inc. final, que da igual derecho al acreedor condi-
cional.
Todo lo anterior se traduce en decir que el Código se preocupó en
conceder el derecho a impetrar medidas conservativas al que tiene un
derecho sujeto en su nacimiento a condición, de donde se deduce que
con mayor razón pueden hacerlo otras clases de acreedores.
4º. Art. 156 para el juicio de separación de bienes.
La disposición anterior está inspirada indudablemente en este pre-
cepto del C.C.: “demandada la separación de bienes, podrá el juez, a
petición de la mujer, tomar las providencias que estime conducentes a
la seguridad de los intereses de ésta mientras dure el juicio”.216
Estas medidas se fundan en que la administración que conserva el
marido de la sociedad conyugal durante los juicios de nulidad, divor-
cio y separación, ponen en evidente peligro los derechos de ella a la
disolución del régimen matrimonial.
5º El inciso 2º del Art. 755 del C.P.C. disponía que en los juicios
de nulidad de matrimonio civil y de divorcio reglamentados en el Tí-
tulo 17 del Libro 3º de ese Código, hoy íntegramente derogado por la
Ley de Matrimonio Civil Nº 19.947, de 17 de mayo de 2004, el juez, a
petición de la mujer, podía tomar todas las providencias que estimara
convenientes a la seguridad de los intereses de ésta.
La mencionada nueva Ley de Matrimonio Civil, que sustituyó a
la anterior de 1884, reemplazó el divorcio sin disolución de vínculo,
que esta última establecía, por la separación judicial, y el Art. 30 de la
nueva ley dispone que “tratándose de cónyuges casados bajo el régimen
de sociedad conyugal, cualquiera de ellos podrá solicitar al tribunal la
216
Sobre la naturaleza de las providencias que puede ordenar el juez véase RDJ,
T. 36, sec. 2ª, pág. 3.
761
LAS OBLIGACIONES
762
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
763
CAPÍTULO
LAS III
OBLIGACIONES
ACCIÓN OBLICUA
Sección primera
LA ACCIÓN OBLICUA EN GENERAL
758. Concepto. Aunque de origen romano, la acción oblicua parece
haberse desarrollado en el antiguo Derecho francés, de donde la recogió
el Código de esta nacionalidad, en su Art. 1166, como una excepción
al principio del efecto relativo de las convenciones que establece el
precepto anterior: “No obstante, los acreedores pueden ejercitar todos
los derechos y acciones de su deudor, con excepción de los que estén
unidos exclusivamente a su persona”.
En el resto de las legislaciones, la situación es variable; algunas la
contemplan para ciertos y contados casos; otras, como el Código italiano
(Art. 2900), siguen a la francesa, consagrándola como institución de
carácter general.
Y estas vacilaciones se justifican por lo que a continuación deci-
mos.
La acción oblicua se explica y fundamenta en la garantía general
patrimonial con que el deudor responde a sus acreedores; es posible
que el deudor sea titular de derechos y acciones que de ejercerlos dili-
gente y oportunamente van a incrementar su patrimonio, robusteciendo
aquella seguridad general. Pero bien puede ocurrir que el deudor, por
desidia o mala fe, deje de ejercer dichos derechos y acciones, produ-
ciéndose entonces un perjuicio para los acreedores que se ven privados
de aquel incremento patrimonial que facilita o hace posible el cobro
de sus créditos.
764
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
765
LAS OBLIGACIONES
para los acreedores provocar la quiebra del deudor, y así obtener que
el síndico ejerza por cuenta de la masa las acciones en que aquél fue
negligente.
760. I. Requisitos del acreedor que ejerce la acción oblicua. Como toda
persona que ejerce una acción debe tener interés en ello.
El acreedor tendrá interés cuando con la negligencia del deudor
quede comprometida su solvencia. Hay quienes sostienen que es nece-
sario que el deudor sea insolvente; creemos que es un poco exagerada
tal afirmación, y veremos que en los casos que en nuestra legislación se
consideran de acción oblicua, el legislador no lo exige.
En todo caso, es evidente que si el deudor es solvente, no procede
el ejercicio de las acciones oblicuas, cualquiera que sea la magnitud
e importancia de los derechos que el deudor deja de hacer valer. Si
igual se va a pagar de su crédito, el acreedor carece de todo interés, y
su actuación sería una mera intrusión en las cosas ajenas.
761. II. Requisitos del crédito del acreedor que ejerce la acción oblicua. En
buena síntesis, podemos decir que el acreedor, en principio debe ser
puro y simple, ya que se exige que su crédito sea cierto y exigible.
La certidumbre y exigibilidad eliminan al acreedor condicional
suspensivo que no tiene derechos y sólo puede impetrar medidas con-
servativas, y el plazo obsta a la exigibilidad, a menos que se trate de un
caso de notoria insolvencia que, según sabemos, hace caducar el plazo
(Nº 474).
Se ha discutido en doctrina lo que ocurre si el crédito en que se
sustituye el acreedor al deudor es muy superior al suyo, pues hay quienes
sostienen que la acción oblicua sólo puede llegar al monto del crédito
del acreedor, quien no tendría ya interés en el excedente. Parece errónea
esta afirmación, por cuanto el acreedor no está cobrando su crédito,
sino incrementando la masa a la que deberá concurrir con todos los
demás acreedores sin preferencia alguna.
766
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
762. III. Requisitos del deudor. Uno es el fundamental: debe ser ne-
gligente en el ejercicio de sus derechos y acciones.
La negligencia deberá probarla el acreedor, pero no es necesario que
constituya previamente en mora al deudor, y en buena doctrina habría
que concluir que ni siquiera es necesario oír a éste. Nos parece, sin em-
bargo, de toda conveniencia emplazar al deudor para evitar discusiones
posteriores sobre el efecto de la acción a su respecto. Así lo exige, por
ejemplo, el Código italiano expresamente (inc. 2º del Art. 2900).
763. IV. Requisitos de los derechos y acciones que se ejercen por cuenta del
deudor. Desde luego estos derechos y acciones deben ser patrimoniales,
ya que el objeto que persigue el acreedor es incrementar el patrimonio
en que podrá ejecutar la obligación. Ningún interés puede tener en los
que no tengan significación pecuniaria.
En seguida, tales derechos y acciones deben existir; no podría el
acreedor establecerlos contratando por cuenta del deudor.
Deben referirse a bienes embargables, porque en caso contrario,
aun cuando ellos se hicieran ingresar al patrimonio del deudor, sus
acreedores no podrían después perseguirlos.
Finalmente, como lo señala el Art. 1166 del Código francés, tampoco
se permite en aquellas acciones propias de la persona del deudor, o sea,
las acciones personalísimas, aunque ellas se traduzcan finalmente en
bienes pecuniarios, como una reclamación del estado de hijo legítimo,
que permitiría cobrar la herencia.
764. Efectos de la acción oblicua. Ellos derivan del hecho de que los
acreedores no ejercen una acción propia, sino las del deudor y por
cuenta de éste. De ahí que:
1º. El deudor del deudor negligente, esto es, el demandado por
la acción oblicua, puede oponer las mismas excepciones que le corres-
ponderían si es demandado por su propio acreedor;
2º. Es muy discutible que la acción oblicua ejercitada por el acreedor
del deudor negligente, produzca cosa juzgada respecto de éste, por lo
que hemos considerado recomendable emplazarlo siempre;
3º. La acción oblicua no requiere una calificación judicial previa;
en el mismo juicio en que se ejerce se determinará su procedencia, si
217
Mazeaud, ob. cit., parte 2ª, T. 3º, Nº 969, págs. 247 y sigtes.
767
LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
LA ACCIÓN OBLICUA EN LA LEGISLACIÓN CHILENA
765. ¿Procede en el Código Civil chileno la acción oblicua? Nuestro Código,
como decíamos, no consideró una disposición análoga al Art. 1166 del
Código francés, lo que resulta llamativo, dado que el propio señor Bello
reconoció ser en esta parte de las obligaciones tributario de aquél.
Este silencio ha dividido a la doctrina en dos corrientes:
1º. Para algunos autores, el Código si bien no establece la acción
oblicua como regla general, contiene algunos casos particulares en que les
permite a los acreedores su ejercicio. Pero ella no podría pretenderse en
otros casos que los señalados por la ley, e incluso se producen profundas
discrepancias cuando se trata de determinar las situaciones específicas
en que se la acepta, según veremos al estudiar los principales. 218
Ello significaría, por ejemplo, que no podrían los acreedores cobrar
los créditos del deudor, interrumpir las prescripciones que perjudican
a éste, etc.
2º. Para otros autores, entre los que el más decidido es Claro So-
lar,219 en distintos términos que en el Código francés, pero igualmente
en forma general, la acción oblicua está contenida en los Arts. 2465 y
2466. Esta última disposición la veremos en el número siguiente, y la
primera ya la hemos analizado, pues otorga a los acreedores el derecho
a perseguir los bienes presentes y futuros del deudor que están en su
patrimonio, y en éste indudablemente se encuentran sus derechos, y
218
Por vía de ejemplo, Alessandri, ob. cit., pág. 116; Fueyo, ob. cit. T. 1º, pág. 375,
Nº 389.
219
Ob. cit., T. 11, Nº 1.113, pág. 582.
768
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
por ende, los créditos; el ejercicio de la acción oblicua no sería sino una
forma de hacer efectivo dicho derecho de prenda general.
Tras analizar las disposiciones que inciden en la cuestión, nos per-
mitiremos consignar nuestra opinión.
Los casos y disposiciones que constituirían aplicación o permitirían
el ejercicio de la acción oblicua, serían los siguientes:
1º. Derecho de prenda, usufructo y retención del deudor;
2º. Arrendamiento;
3º. Pérdida de la cosa debida por culpa de terceros;
4º. Repudio de donación, herencia o legado, y
5º. Enajenación de una nave.
Los examinaremos en los números siguientes.
769
LAS OBLIGACIONES
embargables por los acreedores, y así, por ejemplo, los acreedores po-
drían embargar y rematar el derecho de usufructo y hacerse pago con
el producto del remate; lo que no pueden hacer es embargar y rematar
el bien mismo, ya que debe respetarse la nuda propiedad ajena.
En cuanto a la prenda, querría decir que el acreedor ejecutante
embargaría el crédito garantizado con ella, y lo sacaría a remate, como
cualquier otro bien del deudor. Lo mismo haría con el crédito con
derecho de retención: embargar el crédito que tiene el deudor contra
el dueño de la cosa, y sacarlo a remate con el derecho incluido.
Todo ello no escapa hasta aquí a las reglas normales de la ejecución, y el
legislador tenía necesidad de decirlo expresamente, pues se había referido
en el Art. 2465 únicamente a los bienes de que el deudor es dueño.
En cambio, la acción oblicua produce otros efectos muy diversos: en
el usufructo querría decir que pasarían a gozar de éste los acreedores
por cuenta del deudor, que podrían cobrar los créditos garantizados
con prenda, o sobre los que se ejerce el derecho legal de retención
directamente.
El punto resulta bastante discutible por la redacción del precepto;
sin embargo, los incisos 2º y 3º parecen confirmar la idea de que se está
refiriendo al embargo de los derechos del deudor.220
El inc. 2º lo veremos en el número siguiente, y el 3º dispone a la le-
tra: “sin embargo, no será embargable el usufructo del marido sobre los
bienes de la mujer, ni el del padre o madre sobre los bienes del hijo, ni
los derechos reales de uso o de habitación”. Aquí el legislador fue bien
claro: se trata también de bienes como en el caso del inc. 1º en que el
deudor no es dueño pero que figuran en su patrimonio en virtud de los
usufructos legales, o los derechos reales personalísimos de uso y habita-
ción; tales bienes no pueden ser perseguidos por los acreedores por ser
ajenos, y el derecho del deudor tampoco es susceptible de persecución,
porque es inembargable. La expresión “sin embargo” con que comienza
el precepto revela que se trata de casos análogos a los anteriores.
En la disposición antes transcrita, la Ley Nº 19.585, sobre Filiación,
eliminó del precepto la expresión “de familia”, después de padre o
madre, como consecuencia de haberse suprimido esa calificación por
dicha ley.
Ello permite sostener, lo que por otra parte parece más lógico, que se
está reglamentando una modalidad de la acción ejecutiva de los bienes
de que el deudor no es dueño, y no estableciendo una acción oblicua.
767. II. Arrendamiento. El inc. 2º del Art. 2466 señala que los acree-
dores “podrán, asimismo, subrogarse en los derechos del deudor como
220
Opinión del profesor Somarriva en sus clases.
770
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
771
LAS OBLIGACIONES
768. III. Pérdida de la cosa debida por hecho o culpa de tercero. Ya nos
hemos referido al Art. 1677 (Nº 617), y volveremos sobre él en la indem-
nización de perjuicios (Nº 851), ya que si la cosa debida se destruye o
deteriora por hecho o culpa de alguien ajeno a la convención, el deu-
dor no responde, ya que para él la intervención del tercero constituye
un caso fortuito. Su obligación se extingue por el modo que el Código
llama pérdida de la cosa debida.
En tal caso, el precepto da al acreedor el derecho a exigir que se
le cedan las acciones y derechos que tenga el deudor contra aquellos
por cuyo hecho o culpa haya perecido la cosa.
Se ha solido sostener que habría ejercicio de la acción oblicua
porque el deudor sería sustituido en sus derechos contra el o los
terceros por el acreedor, pero la verdad es que en este caso se trata
de una manera de expresarse del legislador, porque el deudor carece
normalmente de toda acción o derecho contra el autor del daño. En
efecto, es requisito esencial de la indemnización de perjuicios la exis-
tencia de estos últimos, y el deudor normalmente no los ha sufrido.
Y así, por ejemplo, si debía un caballo a A, y éste perece atropellado
culpablemente por C, el deudor no ha tenido daño alguno, porque
su obligación se extinguió por caso fortuito, sin ulterior responsabili-
dad para él. El que ha sufrido el daño es el acreedor, y él cobrará los
perjuicios directamente al tercero.
En otros casos, el deudor tendrá acciones, como si por ejemplo ha
dejado la cosa en depósito, bajo una cláusula penal, que no requiere
probar perjuicios para cobrarla (Nº 913) y se destruye por culpa del
depositario. En tal caso, debe ceder sus acciones a la cláusula penal
al acreedor suyo, pero no hay acción oblicua, sino un caso de cesión
legal de derechos.
772
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
773
LAS OBLIGACIONES
Sección tercera
ACCIONES DIRECTAS DEL ACREEDOR
772. Concepto y casos de ellas. No debe confundirse la acción oblicua
con ciertas acciones directas que el legislador otorga a determinados
acreedores por la relación que ellos tienen con el contrato celebrado por
su deudor, para dirigirse directamente contra el otro contratante.
La situación es muy diferente a la acción oblicua, porque en tal caso
el acreedor no demanda por cuenta del deudor, sino que ejerce una
acción propia, que le ha sido concedida por el legislador, y no en bene-
ficio de todos los acreedores, sino únicamente en el suyo propio.
Así, por ejemplo, en algunas legislaciones se faculta a la víctima de
un accidente para cobrar directamente la indemnización de perjuicios
a la compañía de seguros en que el autor del daño ha cubierto su riesgo
por daños a terceros.
Lo que caracteriza a las acciones directas es que el acreedor se
cobra de su crédito, pero a través del contrato que con otras personas
ha celebrado el deudor; y que este contrato tiene una relación con el
suyo propio, que lo hace acreedor del contratante. Queda en claro la
excepcionalidad de la institución, y que ella requiere siempre dispo-
sición legal, por cuanto se aparta del principio de la relatividad de las
convenciones: se permite a un tercero en situación muy especial, es
774
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
221
Ob. cit., Nº 136, pág. 409.
775
CAPÍTULO
LAS IV
OBLIGACIONES
Sección primera
CONCEPTO Y NATURALEZA JURÍDICA
774. Concepto. El Art. 2467 dispone que “son nulos todos los actos
ejecutados por el deudor relativamente a los bienes de que ha hecho
cesión o de que se ha abierto concurso a los acreedores”. Donde el
Código habla aun de concurso, debe entenderse quiebra.
En consecuencia, el deudor queda inhibido de efectuar acto alguno
respecto de los bienes a que se extiende la quiebra o de que ha hecho
cesión; lo primero, porque la quiebra produce el desasimiento de los
bienes del fallido, cuya administración pasa al Síndico de Quiebras, y
en uno y otro caso, porque si el deudor pudiera disponer de sus bienes,
quedarían burlados sus acreedores.
El inc. 1º del Art. 2468 señala a continuación: “en cuanto a los ac-
tos ejecutados antes de la cesión de bienes o la apertura del concurso
(declaración de quiebra), se observarán las disposiciones siguientes”,
y señala tres reglas que estudiaremos en esta sección.
Con la declaración de quiebra, los acreedores atajan todos los actos
del deudor que los puedan perjudicar, pero es posible de que antes que
ella llegue, el deudor haya efectuado algunos actos de mala fe, con el
exclusivo afán de burlar a sus acreedores. En el capítulo anterior veíamos
776
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
222
Aun cuando en un mismo caso puedan darse conjuntamente las acciones de
simulación y la pauliana, no se confunden (RDJ, T. 31, sec. 2ª, pág. 65), pues cada una
tiene su propio campo de acción. Desde luego, porque la simulación puede ser lícita o
ilícita, mientras que en la acción pauliana siempre hay un fraude, y aún la simulación
ilícita puede tener por objeto perjudicar a otras personas que no sean los acreedores,
por ejemplo a los herederos del simulador. A la inversa, puede haber acción pauliana,
sin simulación, porque el acto fraudulento es real, sólo que destinado a perjudicar a los
acreedores. Todavía más, en el campo que les es común, ambas acciones siempre difieren
conceptualmente porque la acción pauliana persigue recuperar bienes del patrimonio
del deudor, y la de simulación demostrar que ellos realmente no han salido de él. En
seguida, la acción pauliana requiere probar el fraude y la insolvencia del deudor, nada
de lo cual ocurre en la simulación. La acción para establecer ésta pertenece también a las
partes, no así la pauliana, que sólo corresponde a los acreedores, quienes, además, deben
tener tal calidad al otorgarse el acto fraudulento, lo que no sucede en la simulación, etc.
Véase también Raúl Diez Duarte, ob. cit., Nos 173 y sigtes., págs. 148 y sigtes.
777
LAS OBLIGACIONES
778
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
REQUISITOS DE LA ACCIÓN PAULIANA
779
LAS OBLIGACIONES
778. I. Actos que pueden ser atacados por la acción pauliana. El Art. 2468,
en sus diferentes incisos, habla de actos y de contratos sin efectuar
distinciones, por lo cual se reconoce a la acción pauliana un campo
amplio de acción, pero siempre que se trate de actos voluntarios del
deudor; no podrían impugnarse por esta vía aquellos efectos jurídicos
que se producen sin intervención de la voluntad del deudor.
En cambio, todos los actos, sean uni o bilaterales, contratos uni
o bilaterales, convenciones, donaciones, renuncias de derecho, etc.,
pueden ser atacados por la acción pauliana; así lo vimos respecto de la
dación en pago (Nº 716). El pago mismo puede ser fraudulento, siempre
que no se trate de una deuda vencida.224 Las cauciones otorgadas por
el deudor también quedan incluidas si son fraudulentas, y por ello el
Nº 1º del Art. 2468 menciona la prenda, hipoteca, anticresis.
Sería el caso, por ejemplo, de una deuda pendiente que el deu-
dor garantiza con una hipoteca totalmente innecesaria, puesto que el
acreedor no puede aún presionarlo. 225
Otras legislaciones hablan de actos de disposición, como por ejem-
plo el Art. 2901 del Código italiano. Nuestro Código no lo exige, y en
consecuencia, basta que exista un principio de enajenación. Así, una
223
Se ha fallado que la acción pauliana supone un interés del acreedor y el fraude
pauliano: RDJ, T. 85, sec. 1ª, pág. 118.
224
Es el criterio del Art. 76 de la Ley de Quiebras que declara inoponibles los
actos ejecutados por el deudor, desde los 10 días antes de la cesación de pagos hasta la
declaración de quiebras, que enumera: pago anticipado de una deuda, dación en pago,
y prendas, hipotecas y anticresis constituidas sobre bienes del fallido para garantizar
obligaciones anteriormente contraídas. El Art. 2901 del Código italiano a contrario sensu
deja sujeto a revocación el cumplimiento de una deuda no vencida.
De acuerdo al Art. 77 de la Ley de Quiebras, los otros pagos y contratos del deudor
“comerciante”, son anulables si la otra parte sabía la cesación de pagos.
Respecto de la Ley de Quiebras, véase Nº 964.
225
Véase la nota anterior.
780
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
779. II. Oportunidad en que se han otorgado los actos impugnados. Para
ejercer la acción revocatoria no es necesaria la previa declaración de quiebra del
deudor. Al comenzar a hablar de la acción pauliana, señalamos que ella
se refiere únicamente a los actos ejecutados por el deudor antes de la
declaratoria de quiebra.
Los posteriores son lisa y llanamente nulos, de nulidad absoluta,
porque están prohibidos por la ley; no se necesita la concurrencia de
otro requisito alguno que la declaración de quiebra, y que se trate de
bienes a que ella se refiere.
Dentro de los actos anteriores a la quiebra, la ley respectiva ha
introducido una distinción en los Arts. 74 (véase Nº 964) y siguientes,
estableciendo un período sospechoso que se extiende desde la fecha que
fije el tribunal como de cesación de los pagos, y a veces se retrotrae aún
más allá, con lo que se facilita la impugnación de los acreedores.227
Hemos hablado de actos anteriores y posteriores a la quiebra. ¿Signi-
fica que es requisito para intentar la acción pauliana que el deudor esté
declarado en quiebra al tiempo de interponerla? Una mala redacción del
Art. 2468 permitió sostener en un comienzo que era necesario declarar
al deudor en quiebra o que éste hiciera cesión de sus bienes, para que
se pudieran revocar sus actos fraudulentos, otorgados antes.
En efecto, el precepto comienza diciendo: “en cuanto a los actos
ejecutados antes de la cesión de bienes o la apertura del concurso”
(declaración de quiebra, hoy en día), etc. Pareciere entonces que sólo
cabría una acción pauliana, previo alguno de estos actos, y así lo en-
tendió en un comienzo cierta jurisprudencia, pero esta tesis ha sido
totalmente abandonada:
226
RDJ, T. 67, sec. 1ª, pág. 463.
227
Véanse la nota 224 de este segundo tomo y el Nº 781.
781
LAS OBLIGACIONES
780. III. Requisitos del acreedor. El acreedor que entabla acción pau-
liana, como el que intenta una oblicua, debe tener interés, y lo tendrá
cuando el deudor sea insolvente, porque si tiene bienes más que sufi-
cientes para satisfacer a sus acreedores, no podrá prosperar la pretensión
de revocar sus actos.
Visto lo mismo desde otro ángulo, el Art. 2468 exige el perjuicio
de los acreedores: que el acto se haya otorgado en su perjuicio (Nº 1º),
probándose el perjuicio de los acreedores, dice el Nº 2º. Y les causará
perjuicio cuando en virtud de dicho acto el deudor quede imposibilitado
de pagarles, esto es, haya provocado o aumentado su insolvencia.
En consecuencia, la insolvencia debe presentarse en ambos momentos:
al otorgarse el acto impugnado y al ejercitarse la acción. Y así, si el deudor,
al celebrar aquél, tenía una sola deuda y bienes por diez veces su valor, no
puede haber fraude ni intención alguna de perjudicar a los acreedores;
a la inversa, si el acto fue fraudulento, provocó o agravó la insolvencia
del deudor, pero al intentarse la acción, por ejemplo, porque ganó en la
lotería, ha pasado a ser solvente, no habrá lugar a la revocación.
Además, es preciso que el acreedor tenga esta calidad en los mismos
dos momentos ya señalados, o sea, al otorgarse el acto impugnado y al
intentar la acción pauliana.
228
En el mismo sentido, por vía de ejemplo: RDJ, T. 35, sec. 1ª, pág. 2. Claro Solar,
ob. cit., T. 11, pág. 614, Nº 1.135, y Alessandri, ob. cit., pág. 121.
782
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
229
El Código italiano permite expresamente el ejercicio de la acción pauliana al
acreedor sujeto a condición o a término, lo que nos parece la buena doctrina. Claro
Solar, ob. cit., T. 11, Nº 1.138, cree que el acreedor a plazo, aunque no haya insolvencia
notoria, puede accionar paulianamente.
783
LAS OBLIGACIONES
784
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Sección tercera
CARACTERÍSTICAS Y EFECTOS DE LA ACCIÓN PAULIANA
230
Alessandri, ob. cit., pág. 127.
785
LAS OBLIGACIONES
231
¿Es reivindicatoria la acción que se intenta contra el tercero para privarlo de la
cosa adquirida fraudulentamente? Es evidente que en cuanto éste es privado de la cosa,
su efecto es muy semejante. Igualmente, la cosa vuelve al patrimonio del enajenante.
Pero en virtud de la acción de un tercero, el acreedor. No nos parece que lo sea en
definitiva, sino una acción de características muy especiales.
786
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
787
CAPÍTULO
LAS V
OBLIGACIONES
EL BENEFICIO DE SEPARACIÓN
232
Véase Derecho Sucesorio, ob. cit., T. II, Nos 863 a 874, págs. 681 y sgtes. Escobar
Riffo, ob. cit., págs. 241 y sgtes.
788
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
789
LAS OBLIGACIONES
790
SUBPARTE TERCERA
791
CAPÍTULO I
EL INCUMPLIMIENTO EN GENERAL
793
LAS OBLIGACIONES
233
RDJ, T. 31, sec. 1ª, pág. 394. En la G.J. Nº 301, julio de 2005, sent. Nº 5, pág. 126,
se publica otro interesante fallo, en un caso en que se había entregado otro producto
distinto del que se había comprado.
794
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
795
LAS OBLIGACIONES
796
CAPÍTULO II
EL CUMPLIMIENTO FORZADO
797
LAS OBLIGACIONES
798
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
799
LAS OBLIGACIONES
800
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
234
En la quiebra, el desasimiento del Art. 64 de la ley respectiva (véase Nº 964) es
el equivalente al embargo del juicio ejecutivo. Por ello Claro Solar critica con razón en
su ob. cit., T. 12, Nº 1.632, pág. 336, un fallo de la RDJ, T. 24, sec. 1ª, pág. 215, que no
aplicó a la quiebra las inembargabilidades del C.P.C.
Una sentencia de la RDJ, T. 34, sec. 1ª, pág. 4, declaró que este Código ha ampliado
los casos de exclusión del embargo del C.C.
235
G.J. Nº 98, sent. 6ª, pág. 20.
236
F.M. Nº 391, sent. 9ª, pág. 208.
801
LAS OBLIGACIONES
802
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
237
G.T. de 1919, 1er sem., Nº 3.406, pág. 212, y de 1943, 2º sem., Nº 90, pág. 447.
238
Véase La Filiación y sus Efectos, Nº 304. La Ley de Menores Nº 16.618, de 8 de
marzo de 1967, cuyo texto refundido se encuentra en el DFL Nº 1, publicado en el
Diario Oficial de 30 de mayo de 2000, en su Art. 27 establece otro caso de apremio para
la persona declarada viciosa.
239
RDJ, T. 82, sec. 2ª, pág. 83.
También la jurisprudencia ha declarado que no procede el amparo respecto de este
apremio: F.M. Nº 398, sent. 6ª, pág. 887. Véase jurisprudencia más reciente en el Nº 580.
803
LAS OBLIGACIONES
240
RDJ, T. 40, sec. 1ª, pág. 2.
804
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
241
Por vía ejemplar, RDJ, Ts. 17, sec. 1ª, pág. 293, y 63, sec. 2ª, pág. 67.
805
LAS OBLIGACIONES
242
RDJ, T. 50, sec. 1ª, pág. 162: una persona se comprometió a no comprar un
predio; por la infracción no procede disponer que el deudor venda al acreedor el predio
en el mismo precio que él pagó.
243
G.T. de 1932, 2º sem., Nº 107, pág. 395. En el fondo, en la obligación de no
hacer, si puede deshacerse lo hecho, se efectúa una reparación en especie; se elimina
el daño, y además se indemnizan los perjuicios. Ello hace muy relativa la determinación
de cuándo procede acceder a la demanda del acreedor de dejar sin efecto lo actuado,
porque la reparación en especie es excepcional.
806
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
807
CAPÍTULO
LAS III
OBLIGACIONES
INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS
O RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL
Sección primera
CONCEPTO, NATURALEZA JURÍDICA Y CLASES
812. Concepto. En el capítulo anterior, al tratar del cumplimiento
compulsivo o ejecución forzada, vimos que en numerosas oportunidades
no será posible obtener el pago de la obligación tal como ella está estable-
cida, y que en tal caso al acreedor no le queda otro camino que solicitar
la indemnización de perjuicios. Además, aun cuando pueda obtenerse
el cumplimiento forzado, siempre deberá indemnizarse al acreedor el
perjuicio experimentado por el atraso, ya que nunca será igual que la
obligación se cumpla en el momento oportuno o con posterioridad.244
244
Un interesante fallo de la C.A de Santiago, de 3 de agosto de 2004, declaró que
si procede la ejecución forzada, no se puede demandar la indemnización de perjuicios si
808
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
809
LAS OBLIGACIONES
810
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
246
RDJ, T. 50, sec. 1ª, pág. 21.
247
Véase Gatica, ob. cit., Nº 10, pág. 20, y los autores citados por él.
811
LAS OBLIGACIONES
812
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
248
Por vía de ejemplo, Alessandri, ob. cit., pág. 61; Fueyo, ob. cit., T. 1º, pág. 252;
Gatica, ob. cit., pág. 31.
813
LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
EXISTENCIA DE PERJUICIOS Y RELACIÓN DE CAUSALIDAD
822. Existencia de perjuicios. Toda acción de perjuicios supone la
existencia de éstos; no puede repararse lo que no existe.
Ya hemos dicho que en nuestra legislación daño y perjuicio son térmi-
nos sinónimos, y que se pueden definir como todo detrimento que sufre
una persona, ya sea en su patrimonio material o moral (Nº 247).
En materia contractual, más propiamente es el detrimento que sufre
una persona en su patrimonio, sea una disminución real y efectiva que
249
Véanse Nos 215 y sigtes. y nota 221 del primer tomo, y Nº 927 de este segundo
tomo.
814
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
815
LAS OBLIGACIONES
En cuanto a lo primero, el Art. 1556 señala que los daños deben haber
provenido de no haberse cumplido la obligación, de haberse cumplido
imperfectamente o de haberse retardado el cumplimiento, para que se
tenga derecho a que ellos indemnicen, pero más claramente lo establece
aún el Art. 1558, en cuya virtud, aunque exista dolo, los perjuicios se li-
mitan a los “fueron una consecuencia inmediata o directa de no haberse
cumplido la obligación o de haberse demorado su cumplimiento”.
Hay un ejemplo clásico en materia contractual para distinguir una
y otra clase de perjuicios: el del agricultor que compra unas vacas y
resultan enfermas, contagiando al resto del ganado. La pérdida de
éste va conduciendo en sucesivas calamidades al agricultor a no poder
explotar el fundo hasta llegar a la quiebra y el suicidio. En este dramá-
tico ejemplo, el perjuicio directo es de las vacas enfermas y el contagio;
todos los restantes no eran consecuencia necesaria del cumplimiento
imperfecto del deudor, y pudieron ser evitados.250
Nuestros tribunales han decidido reiteradamente la no indemni-
zación del daño indirecto en materia contractual.251
Al hablar de la responsabilidad extracontractual en los Nos 255 y
sgtes. dijimos que tampoco en ella se indemniza el daño indirecto, que
se discute el tema de la pluralidad de causas y analizamos las teorías para
resolver el problema, la intervención para provocar el perjuicio de una
causa posterior al hecho ilícito (en este caso el incumplimiento) y cómo
se determina la causalidad. Con las variantes propias de una y otra respon-
sabilidad, todo lo dicho es igualmente válido en materia contractual.
El Art. 991 del Código de Comercio, de acuerdo a la redacción que
le dio la Ley 18.880, de 11 de enero de 1988, soluciona en el contrato de
transporte marítimo el tema de la concausa de una manera peculiar.
Dispone el precepto que “el transportador en tal caso, sólo será
responsable de la parte de la pérdida, daño o retraso que pueden atri-
buirse a su culpa o negligencia, o a la de sus dependientes o agentes,
siempre que pruebe el monto de la pérdida, daño o retraso que son
imputables a la otra u otras causas” que los ocasionaron. Dicho de otra
manera, responde de todo los perjuicios, a menos que pueda establecer
y probar la separación de ellos.
Se ha resuelto que en un caso de incumplimiento de contrato de
cuenta corriente bancaria las causas del perjuicio pueden ser varias y a
veces sucesivas, pero lo que importa es que todas ellas hayan contribuido
250
Citado por Alessandri, ob. cit., pág. 92.
251
La sentencia más categórica en tal sentido se publica en la RDJ, T. 48, sec. 1ª,
pág. 252. Son directos los que derivan necesariamente de la obligación misma y tienen
íntima relación con ella: RDJ, T. 23, sec. 1ª, pág. 273. Véase también RDJ, T. 25, sec. 1ª,
pág. 472.
816
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Sección tercera
EL INCUMPLIMIENTO DEBE SER IMPUTABLE AL DEUDOR
825. Concepto. Como señalábamos al hablar del incumplimiento, no
siempre éste da lugar a responsabilidades para el deudor, porque hay casos
en que éste deja de cumplir sin que por ello deba indemnización.
Dentro de la concepción de la responsabilidad subjetiva es preciso
que el incumplimiento dañoso sea imputable al deudor, y lo es, cuando
de su parte hay dolo, o sea, intención de no pagar, o culpa, esto es, falta
de diligencia o cuidado.
No le será imputable en los casos liberatorios de responsabilidad,
de los cuales el más importante es el caso fortuito, y que estudiaremos
en la sección siguiente.
En párrafos separados trataremos del dolo y la culpa contractuales.
Párrafo 1º
El dolo contractual
826. Concepto: la teoría unitaria del dolo. Ya hemos hablado del dolo
en materia de responsabilidad extracontractual, donde carece de mayor
importancia, porque no altera los efectos del hecho ilícito (Nº 216): cons-
tituye el delito civil que no difiere del cuasidelito, en que hay culpa.
En cambio, la tiene en materia contractual, según lo veremos.
El dolo está definido en el Título Preliminar del Código como la
intención positiva de inferir injuria a la persona o propiedad de otro
(Art. 44); en consecuencia, el incumplimiento doloso es un incumpli-
miento intencional para dañar al acreedor. Y en tal caso se transforma en
un agravante de la responsabilidad del deudor, principalmente porque
lo obliga a responder aun de los perjuicios imprevistos.
252
F.M. Nº 431, sent. 1ª, pág. 658.
Véase respecto a la causalidad en G. J. Nº 286, pág. 25, un análisis de un fallo de la C.S.
de 26 de enero de 2004, en que se acogió un recurso de casación por infracción de las normas
sobre causalidad en responsabilidad contractual. Lo mismo en G.J. Nº 283, pág. 121.
817
LAS OBLIGACIONES
253
Ob. cit., T. 1º, pág. 291.
818
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
827. Prueba del dolo. En el dolo, vicio del consentimiento, dijo ex-
presamente el Art. 1459 que “el dolo no se presume sino en los casos
especialmente previstos por la ley. En los demás, debe probarse”.
Aunque no haya disposición tan categórica, la misma solución debe
darse en todos los casos en que aparece el dolo: debe probarlo quien lo
invoca. Los argumentos que así lo demuestran son varios; quien afirma
dolo, invoca la obligación de indemnización, y ya hemos dicho que
debe ésta probarla el acreedor (Art. 1698). En seguida, la buena fe se
presume, y el dolo equivale a la mala fe; si la buena fe se presume, su
ausencia, que es la mala fe, debe establecerla quien la alega. Finalmente,
es un principio inconcuso en las legislaciones y doctrina.
En materia contractual, ello es más claro aún, porque, según vere-
mos, la ley presume la culpa no habiendo dicho lo mismo respecto del
dolo, y como éste agrava la responsabilidad del deudor, corresponderá
al acreedor probarlo.
Y la prueba del dolo es difícil, porque hay que acreditar un elemento
psicológico como es la intención del hechor; por ello el acreedor sólo lo
invocará cuando quiera hacer efectivos algunos de los efectos especiales
de él, que veremos en el número siguiente; en caso contrario, se asilará
en la culpa que no tiene que probar, pues se presume.
En todo caso, la probanza del dolo es libre y puede efectuarse por
todos los medios que la ley franquea, testigos, presunciones, 254 etc., ya
que se trata de demostrar un hecho.
Excepcionalmente y por expresa disposición de la ley que no hace
sino confirmar que la regla general es la contraria, el dolo se presume
en algunos casos, como ser:
1º. Albacea.
El Art. 1301 prohíbe al ejecutor testamentario llevar a efecto nin-
guna disposición del causante contraria a las leyes, so pena de nulidad
y de considerársele responsable de dolo;
2º. Ocultación del testamento.
De acuerdo al Art. 968, regla 5ª, se presume el dolo por el mero
hecho de detener u ocultar un testamento;
3º. Apuesta.
Según el Art. 2261, hay dolo en el que hace una apuesta si sabe
de cierto que se ha de verificar o se ha verificado el hecho de que se
trata;
254
RDJ, T. 21, sec. 1ª, pág. 947
819
LAS OBLIGACIONES
820
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
La culpa contractual
255
Un fallo que así lo declaró en materia contractual, en la RDJ, T. 60, sec. 1ª,
pág. 59.
821
LAS OBLIGACIONES
3º. Su importancia.
832. B. Los grados de culpa en nuestro Código. Este se apartó del fran-
cés para irse directamente a Pothier y al antiguo derecho español, de
donde prácticamente tradujo la norma del Art. 44 que distingue la culpa
grave o lata, la leve y la levísima. Enunciándolo, el inc. 1º, dice que “la
ley distingue tres especies de culpa o descuido”:
822
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
823
LAS OBLIGACIONES
835. C.2. La culpa grave equivale al dolo. Así lo señala la parte final
del inc. 2 del Art. 44: en materias civiles la culpa, cuando es grave,
equivale al dolo. No lo es, pero como hay tanta negligencia es como si
el deudor intencionalmente hubiera causado el daño.
Esta equiparación trae como consecuencia que todos los efectos
civiles del dolo señalados en el Nº 828 también se producen cuando la
culpa es lata, y por tanto:
1º. Se agrava la responsabilidad del deudor, que responde de los
perjuicios imprevistos (Nº 894) y aun de la destrucción de la cosa du-
rante la mora del acreedor en recibirla (Nº 883);
256
Se aprecia la importancia que tiene en el caso citado en el Nº 82 y en la nota
73 calificar de innominado el arrendamiento de un estacionamiento para vehículos. Si
fuere depósito, se habría respondido sólo de la culpa grave. Como mezcla con arren-
damiento, se hizo responder de la leve.
824
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
257
Claro Solar, ob. cit., T. 11, Nº 1.070, pág. 525; Alessandri, ob. cit., pág. 75; Fueyo,
ob. cit., T. 1º, Nº 298, pág. 296, etc.
258
RDJ, T. 19, sec. 1ª, pág. 415, con nota de Claro Solar que critica la invocación
del Art. 1459.
825
LAS OBLIGACIONES
Sección cuarta
LAS CIRCUNSTANCIAS QUE ALTERAN O ELIMINAN
LA RESPONSABILIDAD DEL DEUDOR
259
RDJ, T. 91, sec. 2ª, pág. 97.
260
Principalmente, RDJ, T. 46, sec. 1ª, pág. 533. En la misma idea, RDJ, Ts. 17,
sec. 1ª, pág. 161; 21, sec. 1ª, pág. 283; 35, sec. 1ª, pág. 461, y 46, sec. 1ª, pág. 495.
826
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
827
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 1º
Caso fortuito o fuerza mayor
261
RDJ, T. 28, sec. 1ª, pág. 329.
262
Véase sobre este punto y el caso fortuito en general, Alberto Coustasse del C. y
Fernando Iturra, El caso fortuito ante el Derecho Civil. M. de P., Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1958, que es el estudio más completo entre nosotros y donde se expone vas-
tamente la doctrina extranjera, muy dividida en sus concepciones. Sobre el nombre,
págs. 67 y sigtes.
El Art. 2512 parece distinguir ambas expresiones, pues habla de “casos fortuitos
y fuerza mayor”.
828
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
829
LAS OBLIGACIONES
263
L.S. Nº 32, pág. 93.
264
RDJ, T. 60, sec. 1ª, pág. 59.
265
RDJ, T. 63, sec. 2ª, pág. 171. Se falló que no constituía caso fortuito la no concu-
rrencia a un tribunal por enfermedad, pues pudo pedirse prórroga de la audiencia.
830
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
266
RDJ, T. 60, sec. 1ª, pág. 59. También se ha resuelto que la mera escasez de un
producto y no su falta absoluta en el mercado no constituye caso fortuito que impida
efectuar una construcción: T. 39, sec. 2ª, pág. 1.
267
RDJ, T. 39, sec. 2ª, pág. 1.
268
En materia de contrato de trabajo se ha discutido si constituye caso fortuito el
incendio de una empresa, y se ha resuelto afirmativamente sólo si el mismo es total:
L.S. Nº 26, pág. 3.
269
RDJ, T. 39, sec. 1ª, pág. 203.
831
LAS OBLIGACIONES
270
El mismo fallo de la nota anterior.
271
No olvidemos que se discute si la retención del pago es obstáculo a la ejecución.
Esta discusión se ha trasladado al caso fortuito; se reconoce que hay fuerza mayor, pero
algunas sentencias consideran que el deudor no está obligado a consignar lo debido:
G.T. de 1874, Nº 591, pág. 277; de 1897, T. 1º, Nº 1.584, pág. 693; RDJ, T. 4º, sec. 1ª,
pág. 341, y otra que debe consignar: G.T. de 1873, Nº 2.790, pág. 1.263. En nuestro
concepto debe hacerlo.
272
RDJ, T. 26, sec. 1ª, pág. 214.
273
RDJ, T. 64, sec. 1ª, pág. 44.
274
G.T. de 1859, Nº 1.642, pág. 1.014. Otros casos de actos de autoridad en RDJ,
T. 42, sec. 1ª, pág. 204; G.T. de 1901, T. 2º, Nº 1.955, pág. 251, que consideró como caso
fortuito una ley de moratoria, o sea, un acto del Poder Legislativo; RDJ, T. 30, sec. 1ª,
pág. 533; T. 45, sec. 3ª, pág. 41.
275
RDJ, T. 31, sec. 1ª, pág. 143.
832
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
3º. Quiebra.
Se dice que la quiebra constituye un caso fortuito para el deudor,
que lo eximiría de la indemnización de perjuicios; nos parece que está
mal enfocado el problema. El legislador sienta los principios a que se
someten las distintas acciones contra el deudor en la ley respectiva, y
a la cual deben concurrir todos los acreedores en igualdad de condi-
ciones (Nº 967).
4º. Obligaciones de hacer o no hacer.
El legislador ha reglamentado el caso fortuito en relación a las
obligaciones de dar, y por ello habla de pérdida de la cosa debida por
fuerza mayor; pero puede darse en las de hacer, como la enfermedad
del que debe prestar un servicio personal (Nº 1.196), y en las de no
hacer (Nº 1.197).
5º. Fallas mecánicas.
Se ha fallado que para una empresa de transporte no es caso fortuito
la ruptura de un neumático que provoca un accidente; 276 en general
no lo es ninguna falla mecánica que pudo preverse haciendo la corres-
pondiente revisión en forma oportuna.
6º. Otros casos.
Se ha resuelto por nuestros tribunales que constituyen casos for-
tuitos: la braveza del mar que impide entregar una mercadería;277 el
incendio de carbón en la bodega de un buque;278 el derrumbe de un
puente que tenía un vigilante y era revisado continuamente;279 y la
falla de una máquina destinada a emitir los boletines para pago de
una patente.280
No lo es el robo de una mercadería en poder de un deposita-
rio.281
845. Efectos del caso fortuito. Reuniéndose los requisitos antes estu-
diados, el deudor queda totalmente liberado de responsabilidad por
su incumplimiento; no puede exigírsele el cumplimiento forzado ni
la indemnización de perjuicios. Así lo señala el ya citado inc. 2º del
Art. 1547: “el deudor no es responsable del caso fortuito”, y la reitera
el inc. también 2º del Art. 1558: “la mora producida por fuerza mayor
o caso fortuito no da lugar a indemnización de perjuicios”.
276
RDJ, T. 60, sec. 1ª, pág. 59.
277
G.T. de 1918, T. 1º, Nº 163, pág. 313.
278
RDJ, T. 29, sec. 1ª, pág. 137.
279
RDJ, T. 22, sec. 1ª, pág. 447.
280
RDJ, T. 55, sec. 2ª, pág. 17.
281
RDJ, T. 3º, sec. 1ª, pág. 376.
833
LAS OBLIGACIONES
846. Excepciones al efecto liberatorio del caso fortuito. Hay casos en que
no obstante haber mediado un caso fortuito, el deudor es responsable.
Son ellos:
1º. Cuando sobreviene por su culpa.
Así lo señala el ya citado inc. 2º. del Art. 1547, cuya impropiedad
ya hemos hecho notar, porque si hay culpa no hay caso fortuito, y lo
aplican los Arts. 1590, inc. 1º y 1672.
2º. Cuando ocurre durante la mora del deudor.
También lo señala el mencionado inc. 2º del Art. 1547 y lo repiten
los mismos preceptos señalados: Arts. 1672 y 1590, inc. 1º. También in-
fluye en el riesgo, pues, de acuerdo al Art. 1550 tratándose de un cuerpo
cierto, pertenece al acreedor, a menos que el deudor se constituya en
mora de entregarlo (Nº 1.212).
La regla tiene una contraexcepción: si el caso fortuito igualmente
hubiere sobrevenido teniendo en su poder el acreedor la cosa debida.
En tal caso, es lógico que el deudor no responda, pues, aunque hubie-
282
Pareciera lógico tratar el caso fortuito conjuntamente con el modo de extin-
guir la obligación a que da lugar, ya sea en esta parte, ya sea entre los modos extintivos
propiamente tales, pero no hemos querido innovar al respecto, porque el caso fortuito
se opone a la imputabilidad del incumplimiento, y es lógico por tanto examinarlo en
relación con la noción de culpa; por el otro lado no parece acertado traer un modo de
extinguir la obligación propiamente tal a los efectos del incumplimiento imputable.
834
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
835
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
Ausencia de culpa, estado de necesidad y hecho ajeno
283
RDJ, T. 46, sec. 1ª, pág. 533. En contra, RDJ, T. 3º, sec. 1ª, pág. 36.
284
A favor de la ausencia de culpa, Sergio Fuenzalida Puelma, Los terceros en la
responsabilidad contractual, RDJ, T. 57, 1ª parte, pág. 104, e Iturra y Coustasse, ob. cit.,
pág. 102, para quienes, sin embargo, constituiría un caso fortuito.
En contra, Claro Solar, ob. cit., T. 11, Nº 1.224, pág. 730, y Ramón Meza B., ob.
cit., Nº 355, pág. 258.
836
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Luego agrega el Art. 1672 que si ello ha ocurrido por culpa o durante
la mora del deudor, entonces se hace excepción y la obligación subsiste,
cambiando de objeto: la indemnización de perjuicios.
Obviamente si no ha habido culpa o mora, no hay excepción y se apli-
ca la regla general del Art. 1670, y la obligación queda extinguida.
Los contrarios a esta posición sostienen que la actuación no culpable
del deudor queda incluida en el Art. 1671: “siempre que la cosa perece
en poder del deudor, se presume que ha sido por hecho o culpa suya”,
y se agrega que, en consecuencia, siempre que hay hecho del deudor,
aunque sea involuntario, es responsable. Sin embargo, la expresión
“hecho” nada justifica interpretarla como un hecho no culpable; antes
por el contrario, obviamente se trata de una actuación imputable del
deudor, y la repetición de “hecho y culpa”, en que también incurren
numerosos preceptos del Código,285 parece referirse más bien a la dis-
tinción entre culpa por acción y por omisión, y
3º. Finalmente, el Art. 1678 dispone: “si la cosa debida se destruye
por un hecho voluntario del deudor, que inculpablemente ignoraba la
obligación, se deberá solamente el precio sin otra indemnización de
perjuicios”: es un caso de actuación voluntaria del deudor, pero la falta
de culpa suya lo hace limitar su responsabilidad al precio.
Con mayor razón si hay un hecho involuntario y no culpable del
deudor, queda éste exento de responsabilidad.
285
Iturra y Coustasse, ob. cit., pág. 102.
El Código francés usa igualmente esta expresión (Art. 1245); la opinión de los
tratadistas franceses es la misma que sostenemos; véase Mazeaud, ob. cit., Parte 2ª, T. 2º,
pág. 122; Planiol y Ripert, ob. cit., T. 6º, pág. 527; Démogue, ob. cit., T. 6º, pág. 662.
837
LAS OBLIGACIONES
286
Iturra y Coustasse, ob. cit., pág. 94.
287
Claro Solar, ob. cit., pág. 540, Nº 1.083, T. 11, y Sergio Fuenzalida, Los terceros en
la responsabilidad contractual, RDJ, T. 57, 1ª parte, pág. 104.
838
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
288
Igual cita anterior. Un caso de jurisprudencia en RDJ, T. 40, sec. 2ª, pág. 77.
En fallo publicado en F.M. Nº 431, sent. 1ª, pág. 658, se declaró que el deudor es
responsable si hubo culpa suya y hecho de un tercero.
289
Se ha discutido la naturaleza jurídica de esta responsabilidad por el hecho
ajeno, sosteniéndose por algunos que es un caso de aplicación de la doctrina del ries-
go, porque se respondería por el deudor aun sin culpa de él, a lo que se objeta que el
elemento culpa se da en el agente empleado por el deudor. Mazeaud sostiene que la
839
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 3º
La teoría de la imprevisión
290
RDJ, T. 51, sec. 1ª, págs. 40 y 61.
291
Stichkin, ob. cit., Nº 214, pág. 575, cree que responde el mandante tanto
si hay dolo o culpa del mandatario, pero que en el caso de aceptarse que el dolo es
siempre delito civil, ello no impediría la responsabilidad extracontractual del propio
mandatario.
840
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
292
Fernando Fueyo en su ob. cit., T. 2º, págs. 214 y siguientes, desarrolla en base
a los autores que cita la teoría del obstáculo extraordinario o prestación exorbitante,
que en nuestro concepto no son sino variantes dentro de la vaguedad reinante aún
en la imprevisión. El tema ha preocupado al mismo Fueyo, quien ha escrito algunos
artículos en la RDJ: La ejecución de buena fe en los contratos como un requisito del pago, T. 55,
parte 1ª, págs. 95 y siguientes; Algo sobre la teoría de la imprevisión y La teoría de la imprevisión
en el nuevo Código Civil italiano, ambos publicados en el T. 51, primera parte, págs. 88 y
siguientes y 121 y siguientes, respectivamente.
Lorenzo de la Maza publicó en la RDJ, T. 30, 1ª parte, págs. 73 y siguientes, Teoría
de la imprevisión.
Ramón Rivas Guzmán es autor de una M. de P. inédita intitulada Excesiva onerosidad
sobreviniente e imprevisible en la prestación, con un interesante estudio doctrinario, aunque
discrepamos de sus conclusiones.
Carlos López Díaz publicó en la G.J. Nº 272, pág. 87, un estudio sobre “La unidad
temporal del contrato, y su relación con la teoría de la imprevisión”.
Juan Carlos Dörr Zegers publicó en la Revista Chilena de Derecho, Volumen 12,
pág. 264, un estudio intitulado “Notas acerca de la teoría de la imprevisión”.
841
LAS OBLIGACIONES
842
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
843
LAS OBLIGACIONES
844
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
845
LAS OBLIGACIONES
846
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
293
Véase la nota 292 de este segundo tomo. En cuanto a fallos, se citan habitual-
mente los de los árbitros Claudio Illanes Ríos, y cuya sentencia aparece en una publi-
cación del Colegio de Abogados de noviembre de 1994, y se refiere al juicio caratulado
“Constructora La Aguada Ltda con Emos”; Ángel Cruchaga Gandarillas y Juan Carlos
Dörr Zegers, ambos inéditos.
294
G.T. 1925, 1er sem., pág. 23.
847
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 4º
Convenciones que alteran la responsabilidad normal del deudor
848
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
295
En todo caso, la cláusula sólo afecta a los contratantes, y no a terceros ajenos:
C.A. de San Miguel, 26 de octubre de 2006, publicado en la Revista L.S. Nº 29, pág. 86.
Se trataba de un leasing que liberaba de toda responsabilidad a la arrendadora por daños
a terceros. Obviamente éstos no están obligados por esta estipulación ajena a ellos.
849
LAS OBLIGACIONES
850
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
296
RDJ, T. 8º, sec. 1ª, pág. 62.
297
Por vía ejemplar, Somarriva, Obligaciones y Contratos, ob. cit., Nº 183, pág. 138,
Claro Velasco, ob. cit., pág. 38, Nº 65.
298
Mazeaud, ob. cit., Parte 2ª, pág. 439.
851
LAS OBLIGACIONES
299
RDJ, T. 27, sec. 1ª, pág. 274.
Se ha fallado también que en los seguros la suma deducible que hace responsable
al asegurado hasta cierto monto de daño, y que por ende no le es indemnizado por el
asegurador, constituye una cláusula limitativa de responsabilidad y no de exención de
ella: RDJ, T. 89, sec. 1ª, pág. 24.
300
RDJ, T. 87, sec. 2ª, pág. 23.
852
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Sección Quinta
LA MORA
867. Mora del deudor y del acreedor. Aunque son muy diferentes en
sus efectos, ya que la mora del deudor es un requisito para que proceda
la indemnización, y la del acreedor puede reducirla o eliminarla, nos
parece conveniente su tratamiento conjunto, destinando un párrafo
para cada una de ellas.
Párrafo 1º
La mora del deudor
868. Concepto y aplicación. Para que el deudor deba indemnizar los
perjuicios ocasionados por el incumplimiento, debe ser colocado en
301
Alessandri, ob. cit., Nº 563; pág. 643; Luis Claro Solar, ob. cit., T. 11, Nº 1254,
págs. 758 y 759; Fernando Fueyo, El cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones, págs.
421 y 422. En contra, Vodanovic, ob. cit., pág. 203.
853
LAS OBLIGACIONES
302
Claro Solar, ob. cit., T. 11, Nº 1.227, pág. 731; Alessandri, ob. cit., pág. 79; Fueyo,
ob. cit., T. 1º, Nº 305, pág. 300.
854
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
303
RDJ, T. 43, sec. 1ª, pág. 26.
304
RDJ, T. 28, sec. 1ª, pág. 689, con comentario de Arturo Alessandri Rodríguez,
T. 29, sec. 1ª, pág. 115.
305
G.T. de 1897, T. 1º, Nº 2.018, pág. 1.301; G.T. de 1898, T. 1º, Nº 454, pág. 293.
855
LAS OBLIGACIONES
306
G.T. de 1878, T. 2º, Nº 3.702, pág. 1.537; de 1881, Nº 933, pág. 571; de 1883,
pág. 1.911, Nº 3.393; de 1887, T. 2º, Nº 2.908, pág. 1.927, y Nº 3.070, pág. 2.074; de 1888,
T. 1º, Nº 1.019, pág. 836, y T. 2º, pág. 921, Nº 2.861; de 1890, T. 2º, Nº 363, pág. 693; de
1891, Nº 917, pág. 429; de 1898, T. 2º, Nº 58, pág. 77; Nº 101, pág. 115; Nº 674, pág. 475,
y T. 3º, Nº 2.487, pág. 1947; de 1896, T. 3º, Nº 4.294, pág. 18; de 1899, T. 1º, pág. 102,
Nº 128, y T. 2º, Nº 1.002, pág. 805; de 1902, T. 1º, Nº 862, pág. 865, y T. 2º, Nº 2.805,
pág. 1159; de 1903, T. 1º, Nº 1474, pág. 1.555; de 1909, T. 1º, Nº 136, pág. 202; de 1922,
2º sem., Nº 286; pág. 1.180; RDJ, Ts. 6, sec. 1ª, pág. 194; 9, sec. 1ª, págs. 285 y 358; 20,
sec. 1ª, pág. 68; 23, sec. 2ª, pág. 15; 29, sec. 1ª, pág. 267; 28, sec. 1ª, pág. 747; 37, sec. 1ª,
pág. 473; 52, sec. 1ª, pág. 444.
Véase al respecto Gatica, ob. cit., Nº 191, págs. 257 y siguientes.
307
RDJ, T. 9º, sec. 1ª, págs. 293 y 312.
308
RDJ, Ts. 7º, sec. 1ª, pág. 381; 23, sec. 1ª, pág. 273; 25, sec. 1ª, pág. 65, y 28,
sec. 1ª, pág. 655.
309
Véase Alessandri, ob. cit., pág. 81.
310
Para especies o cuerpos ciertos retenidos: G.T. de 1897, Nº 1.584, pág. 963, y
RDJ, T. 4º, sec. 1ª, pág. 341; para un precio retenido judicialmente: RDJ, T. 33, sec. 1ª,
pág. 486, véase Nº 605.
856
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
311
RDJ, T. 62, sec. 1ª, pág. 388.
312
RDJ, T. 40, sec. 2ª, pág. 8.
313
RDJ, T. 59, sec. 1ª, pág. 112. El Código Tributario en su Art. 53 cometió el error
de hablar de mora en vez de retardo, y no procede aplicar el Nº 1º del Art. 1551, porque
no hay plazo estipulado, sino fijado por ley.
Una sentencia publicada en F.M. Nº 384, sent. 9a, pág. 685, aplicando el Art. 1.551,
acogió un recurso de casación en el fondo en contra de una sentencia que había con-
denado al Fisco al pago de intereses sin que existiera una fuente jurídica que les diera
origen o de la cual emanaran, y sin que tampoco pudieran fundarse en la institución
de la indemnización de perjuicios.
857
LAS OBLIGACIONES
314
RDJ, T. 41, sec. 1ª, pág. 159.
315
RDJ, Ts. 5º, sec. 1ª, pág. 194; 7º, sec. 1ª, pág. 449; 6º, sec. 1ª, pág. 247; 10º, sec. 1ª,
pág. 183; 12, sec. 1ª, pág. 376; 21, sec. 1ª, pág. 651 (para las reconvenciones a que se
refiere el Art. 1977, en caso de no pago de las rentas de arrendamientos, ellas deben
ser judiciales), etc.
316
RDJ, T. 6º, sec. 1ª, pág. 86.
317
RDJ, T. 28, sec. 1ª, pág. 71; G.T. de 1926, 2º bimestre, Nº 41, pág. 151.
318
RDJ, T. 9, sec. 1ª, pág. 79.
858
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
319
La jurisprudencia no ha tenido un criterio liberal en la materia que atempere
los inconvenientes de la desmesurada exigencia legal, y así se ha resuelto:
Que si se rechaza la demanda ejecutiva, aunque sea por falta de mérito ejecutivo y la
obligación sea reconocida, no queda en mora el demandado (G.T. de 1926, 1er bimestre,
Nº 59, pág. 240).
Que tampoco lo constituye en mora la petición de notificación del comprador para
que le entregue la propiedad dentro de 3º día: RDJ. T. 2º; sec. 1ª, pág. 53.
Que tampoco consigue ese objetivo la petición de nombramiento de árbitro: RDJ,
T. 2º, sec. 1ª, pág. 150.
320
Véase Repertorio, Ts. 4º, 2ª edición, pág. 201; 44, I y II.
321
Así se ha resuelto: RDJ, T. 45, sec. 1ª, pág. 434. Véase Claro Solar, ob. cit., T. 11,
Nº 1.230, págs. 734 y siguientes, sobre el origen y desarrollo de esta noción.
322
RDJ, T. 2º, sec. 1ª, pág. 5.
323
G.T. de 1898, T. 1º, Nº 454; cometiendo un evidente error, consideró moroso
a un empleador que no reincorporó a un empleado, habiéndose ello convenido para
cuando éste mejorara de salud: RDJ, T. 26, sec. 1ª, pág. 209.
324
G.T. de 1897, T. 1º, Nº 2.018, pág. 1.301, y de 1898, T. 1º, Nº 454, pág. 293. Véase
la nota 313 de este segundo tomo.
859
LAS OBLIGACIONES
325
RDJ, T. 2º, sec. 1ª, pág. 5, y G.T. de 1921, 2º sem., Nº 232, pág. 949.
326
RDJ, Ts. 4º, sec. 1ª, pág. 344, y 13, sec. 2ª, pág. 30.
327
G.T. de 1907, T. 1º, Nº 32, pág. 49, declaró que aunque pague todo al final ha
habido mora en el incumplimiento de cada cuota, doctrina contraria a la de la nota
anterior. G.T. de 1921, 1er sem., Nº 212, pág. 895, y RDJ, T. 41, sec. 2ª, pág. 65.
328
RDJ, T. 27, sec. 1ª, pág. 55.
329
Véase en la nota 315 de este segundo tomo fallo que exige que estas reconven-
ciones sean judiciales.
860
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
330
Forzando un poco la disposición, pero con el ánimo muy plausible de evitar
al acreedor el requerimiento judicial, se ha aplicado para una obligación de entregar
trigo, porque es uso que se haga en el año agrícola: RDJ, T. 29, sec. 1ª, pág. 195, y en
una obligación de entregar unas películas para exhibición, en que por haberlas pro-
porcionado el deudor primero a otros, ya de nada servía su cumplimiento: RDJ, T. 36,
sec. 1ª, pág. 402.
331
RDJ, Ts. 12, sec. 1ª, pág. 483; 21, sec. 1ª, pág. 651, y 23, sec. 1ª, pág. 273.
332
Ob. cit., Nº 311, pág. 303.
861
LAS OBLIGACIONES
878. II. Responsabilidad del deudor por el caso fortuito. La mora agrava
la responsabilidad del deudor, porque le hace responder, con ciertas
limitaciones, del caso fortuito.
Las normas legales que así lo declaran pueden sintetizarse en la
siguiente forma:
1º. Por regla general, el deudor moroso responde del caso for-
tuito.
2º. Salvo que éste hubiese sobrevenido, no obstante haberse cum-
plido oportunamente la obligación.
Varios preceptos lo establecen así; desde luego el inc. 2º del
Art. 1547: “el deudor no es responsable del caso fortuito, a menos
que se haya constituido en mora (siendo el caso fortuito de aquellos
que no hubieran dañado a la cosa debida, si hubiese sido entregada
al acreedor)”.
El inc. 2º del Art. 1672 dispone: “si el deudor está en mora y el
cuerpo cierto que se debe perece por caso fortuito que habría sobreve-
nido igualmente a dicho cuerpo en poder del acreedor, sólo se deberá
la indemnización de los perjuicios de la mora. Pero si el caso fortuito
pudo no haber sucedido igualmente en poder del acreedor, se debe el
precio de la cosa y los perjuicios de la mora”.
Finalmente, sabemos que el Art. 1590 impone al acreedor la obli-
gación de recibir la especie debida en el estado en que se encuentre,
“a menos que los deterioros hayan sobrevenido después que el deudor
se ha constituido en mora, y no provengan de un caso fortuito a que
la cosa hubiese estado igualmente expuesta en poder del acreedor”
(Nº 617).
La doctrina de estos artículos es reiterativa, y puede extenderse a
otra clase de obligaciones, como las de hacer:
3º. El deudor de todos modos deberá los perjuicios por la mora,
como lo señala el Art. 1672, esto es, los moratorios.
862
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
879. III. El riesgo del cuerpo cierto cuya entrega se debe, pasa a ser del
deudor. Referencia. Por regla general, de acuerdo al Art. 1550, en nues-
tra legislación el riesgo del cuerpo cierto cuya entrega se debe es del
acreedor, salvo las excepciones, que examinaremos al analizar la teoría
del riesgo, entre las que figura que el deudor esté colocado en mora,
en cuyo caso “será a cargo del deudor el riesgo de la cosa, hasta su
entrega” (Nº 1.212, 1º).
Párrafo 2º
La mora del Acreedor
333
Si hubo negligencia del acreedor, se rebaja la indemnización: RDJ, T. 40, sec. 2ª,
pág. 77; Gatica, ob. cit., Nos 129 y sigtes., págs. 187 y sigtes.
863
LAS OBLIGACIONES
mora del acreedor o mora accipiendi, concepto que hoy en día tiende a
ampliarse, según lo diremos.
Podemos reconocer una triple graduación de la intervención del
acreedor en el incumplimiento:
1º. Que éste se deba en todo o parte a dolo o culpa del acreedor.
Es decir, el acreedor intencionalmente o por negligencia ha hecho
imposible el cumplimiento, o ha provocado que éste no sea íntegro.
En tal caso, desde luego debe considerarse al deudor exento de res-
ponsabilidad por los daños sufridos por él, y además podría cobrarle
al acreedor los perjuicios que haya sufrido por la acción culpable o
dolosa de éste.
Así ocurre, por ejemplo, en el contrato de transporte si hay vicios en
la carga; el acarreador no responde de la destrucción o deterioro de ella
(Art. 2015, inc. 2º), y además tiene derecho al flete y al resarcimiento
de daños ocasionados por el vicio de la carga (Art. 2018).
A la situación en que la actuación imputable del acreedor se une a la
del deudor para provocar el incumplimiento o cumplimiento imperfecto,
ya nos referimos al compararla con la situación extracontractual.
2º. Que el acreedor se niegue a recibir el cumplimiento, que según
hemos señalado es la única situación que habitualmente se considera
como mora del acreedor.
Como hemos dicho, el deudor tiene el derecho a cumplir y liberarse
de su prestación; así lo destacamos al hablar del pago por consignación
(Nos 627 y siguientes).
Pero no debe confundirse, aunque estén muy relacionados, el
pago por consignación y la mora del acreedor; cuando el deudor
recurre al primero, paga, o sea, extingue la obligación y se libera de
ella; la mora del acreedor no libera al deudor sino que disminuye su
responsabilidad, según lo veremos al examinar las disposiciones de
nuestro Código.
En la mora del acreedor no juega la culpa o dolo de éste; basta que
la negativa a recibir el pago haya sido injustificada. Y será así si el pago
que se le ha ofrecido cumple todos los requisitos legales, y no obstante
el acreedor lo rechaza.
Se ha solido también confundir la mora del acreedor con la ex-
cepción del contrato no cumplido (Nº 941); no cabe la equivocación,
porque ésta se aplica en los contratos bilaterales cuando el acreedor
que demanda su crédito, en cuanto deudor de la prestación recípro-
ca, no ha cumplido o estado llano a cumplir ésta. En la mora accipiendi
no hay incumplimiento del acreedor a una obligación suya, sino que
resistencia ilegítima al cumplimiento del deudor.
3º. Hay obligaciones que no pueden cumplirse sin la colaboración
del acreedor; es ésta una situación no prevista expresamente por las
864
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
334
El Código italiano trata en los Arts. 1206 y sigtes. la mora del acreedor confundida
con el pago por consignación. Según ese precepto, ella se produce cuando sin motivo
legítimo el acreedor no recibe el pago “o no cumple cuando es necesario, a fin de que
el deudor pueda dar cumplimiento a la obligación”.
335
RDJ, T. 5º, sec. 1ª, pág. 194. Véase Fueyo, ob. cit., T. 1º, Nº 326, pág. 317.
336
Véase además la nota 311 de este segundo tomo.
337
RDJ, T. 58, sec. 1ª, pág. 293.
865
LAS OBLIGACIONES
Son los Arts. 1548, 1680 y 1827 los que se refieren directamente a
la mora accipiendi, en la forma limitada antes señalada.
De acuerdo al primero, el deudor de una especie o cuerpo cierto
debe conservarla hasta la entrega (Nº 352), “so pena de pagar los per-
juicios al acreedor que no se ha constituido en mora de recibir”. Este
precepto habla de mora.
Según el Art. 1680, “la destrucción de la cosa en poder del deudor,
después que ha sido ofrecida al acreedor, y durante el retardo de éste en
recibirla, no hace responsable al deudor sino por culpa grave o dolo”.
Aquí, en cambio, se ha hablado de retardo.
El Art. 1827 es una aplicación de los anteriores a la compraventa:
“si el comprador se constituye en mora de recibir, abonará al vendedor
el alquiler de los almacenes, graneros o vasijas en que se contenga lo
vendido, y el vendedor quedará descargado del cuidado ordinario de
conservar la cosa, y sólo será ya responsable del dolo o culpa grave”.
La situación es la misma prevista en el Art. 1680 y el legislador volvió
a hablar de mora; la conclusión es obvia: para estos efectos mora y
retardo es lo mismo, porque ya ha habido actividad del deudor, que
pretende cumplir. Esto tiene importancia para el problema que se verá
a continuación.
338
G.T. de 1898, T. 1º, Nº 2.499, pág. 1.963.
866
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
339
Claro Solar, ob. cit., Nº 1.242, pág. 750, quien incluso niega que sea mora;
Alessandri, ob. cit., pág. 89; Fueyo, ob. cit., T. 1º, Nº 327, pág. 319.
340
G.T. de 1893, Nº 2.481, pág. 1.377, y de 1941, Nº 53, pág. 301 (la mora del
acreedor es el ofrecimiento que hace el deudor de una cosa, y el rechazo de aquél de
recibirla); RDJ, Ts. 35, sec. 1ª, pág. 400, y 41, sec. 1ª, pág. 461.
341
RDJ, T. 58, sec. 1ª, pág. 293.
867
LAS OBLIGACIONES
342
G.J. Nº 232, pág. 97 (C.A. de Santiago, 25 de octubre de 1999).
868
CAPÍTULO IV
Sección primera
LA ACCIÓN DE PERJUICIOS
884 bis. Referencia y enunciación. La pretensión del acreedor de co-
brar perjuicios se rige en general por las mismas reglas que en materia
extracontractual. Nos remitimos, pues, a los Nos 295 y siguientes, con
las salvedades que mencionamos:
1º. Prescripción;
2º. Competencia y procedimiento;
3º. Naturaleza jurídica de la obligación de indemnización, y
869
LAS OBLIGACIONES
343
RDJ, T. 30, sec. 1ª, pág. 495; la misma posición se adoptó en el caso del Art. 1861
respecto a los vicios redhibitorios: RDJ, T. 42, sec. 1ª, pág. 25.
344
Este precepto ha dado lugar a arduas discusiones sobre qué debe entenderse
por especie y bases de los perjuicios, para determinar cuándo es posible reservar su
liquidación. Véase un estudio en Gatica, ob. cit., Nos 115 y sigtes. y págs. 157 y sigtes.,
y Repertorio, C.P.C., T. 1º, jurisprudencia del Art. 173, págs. 227 y sigtes., y RDJ, T. 63,
sec. 1ª, pág. 443.
870
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
345
L. & S. Nº 26, pág.17.
346
Véase Repertorio, C.P.C., T. 1º, jurisprudencia del Art. 173, Nº IV, pág. 228;
Alessandri, Responsabilidad Extracontractual, ob. cit., Nº 483, pág. 577, y Gatica, ob. cit.,
pág. 57.
871
LAS OBLIGACIONES
347
Que sepamos, el problema no ha tenido un desarrollo general entre nosotros,
sino que cada disposición es analizada aisladamente en la parte correspondiente. El
profesor Manuel Somarriva hacía en sus clases una exposición orgánica en que se fundan
nuestras apreciaciones. Ahora se encuentra tratado con detalle, pero sin enfocarlo en
la forma del texto, en Gatica, ob. cit., Nos 43 y sigtes., págs. 47 y sigtes.
872
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
348
Responsabilidad Extracontractual, ob. cit., Nº 408, pág. 493.
873
LAS OBLIGACIONES
Y lo que se dice del dolo vale igualmente para la culpa grave, que
en materias civiles le equivale (Nº 835).
2º. Culpa leve o levísima de dos o más deudores.
En los demás casos de infracción, esto es, si no hay dolo ni culpa
grave, la obligación de indemnizar los perjuicios es simplemente con-
junta, ya sea que la obligación incumplida tenga este carácter, o bien
sea solidaria o indivisible.
Nos basamos para pensar así en lo dispuesto en el inc. 1º del Art. 1533
en las obligaciones indivisibles: “es divisible la acción de perjuicios que
resulta de no haberse cumplido o de haberse retardado la obligación
indivisible: ninguno de los acreedores puede intentarla y ninguno de
los deudores está sujeto a ella, sino en la parte que le quepa”.
Pues bien, si siendo indivisible la obligación infringida, la indem-
nización es conjunta entre los deudores infractores, con mayor razón
si la obligación es divisible responderá cada cual únicamente por su
cuota.
A mayor abundamiento, si el legislador lo dijo expresamente en el
caso del dolo (que incluye la culpa grave), es porque la solución es la
contraria en los demás casos.
Las excepciones a este principio son las ya señaladas, para el caso
del hecho o culpa de uno de los deudores: el precio en la solidaridad
(Art. 1526) y en la cláusula penal, si la obligación es indivisible o ha
sido puesta la pena con la intención de que no pueda cumplirse por
parcialidades.349
Sección segunda
AVALUACIÓN JUDICIAL DE LOS PERJUICIOS
890. Concepto. Como dejamos señalado, los perjuicios pueden deter-
minarse de tres maneras: por las partes de común acuerdo, producidos
ya los perjuicios, o previamente mediante una cláusula penal, por la
justicia o disposición legal que los fije.
La determinación de los perjuicios supone tres operaciones:
1º. Decidir si procede la indemnización.
Esta etapa existe en cualquiera de las avaluaciones señaladas, y siempre
es judicial. Debe establecerse que ha habido incumplimiento imputable
y mora del deudor, según lo estudiado en el capítulo anterior;
349
Cierto es que los Arts. 1521 y 1540 se ponen en el caso de la imputabilidad a
uno de los deudores; pero no se divisa razón alguna para aplicar otro criterio si los
infractores son dos o más.
874
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
891. Las distintas clases de perjuicios. Ya nos hemos referido a las distin-
tas categorías de perjuicios, tanto en la indemnización extracontractual
como en esta misma parte. Recapitulándolos podemos señalar:
1º. Perjuicios compensatorios y moratorios, que corresponden a
igual clasificación de la indemnización misma (Nos 816 y siguientes);
2º. Perjuicios ciertos y eventuales, siendo indemnizables únicamente
los primeros: lo cual no excluye a los daños futuros, siempre que sean
ciertos (Nº 249);
3º. Perjuicios directos e indirectos, de los cuales sólo se indemnizan
los primeros (Nos 256 y 824);
4º. Daños materiales y morales;
5º. Daño emergente y lucro cesante, y
6º. Perjuicios previstos e imprevistos.
Sólo a estas últimas tres categorías nos referiremos especialmente;
nada debemos insistir en las demás. Trataremos igualmente la modi-
ficación de las reglas legales por la voluntad de las partes, la doctrina
de la reparación integral y otros aspectos de interés de la avaluación
judicial.
350
RDJ, T. 33, sec. 1ª, pág. 331, y T. 47, sec. 1ª, pág. 127.
875
LAS OBLIGACIONES
351
Alessandri, Responsabilidad extracontractual, ob. cit.; Vodanovic, ob. cit., T. 3º, Nº 360,
pág. 217; Gatica, ob. cit., Nº 106, pág. 144; Somarriva, Las Obligaciones y los Contratos, etc.,
ob. cit., Nº 69, pág. 64. Como bien dice Tomasello en su ob. cit., Nº 12, pág. 50, el silencio
guardado por autores como Claro Solar, Barros Errázuriz y otros debe entenderse como
un rechazo a la indemnización del daño moral en materia contractual.
Tomasello, en cambio, en La Indemnización del daño moral en la responsabilidad con-
tractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago 1969, págs. 52 y sgtes., hace una ardiente
defensa de la procedencia de ella en nuestra legislación, y cita en su apoyo la opinión
de Fernando Fueyo.
Véanse también los autores citados en la nota 282 del primer tomo, y obras citadas
generales sobre el tema de la responsabilidad, y especialmente a Enrique Barros Bourie,
en su obra citada.
352
C.S., de 11 de abril de 2007, publicada en L. & S. Nº 38, pág. 29.
876
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
353
RDJ, Ts. 48, sec. 1ª, pág. 252 (daño moral con repercusión patrimonial), y 51,
sec. 1ª, pág. 74 (daño moral puro).
354
F.M. Nº 431, pág. 659, sent. 1ª, del 20 de octubre de 1994, y RDJ, T. 91, sec. 1ª,
pág. 100. Indicó el fallo como preceptos del Código que abonan la tesis de que el daño
moral no sólo procede en los delitos y cuasidelitos, los Arts. 544, en relación al 539 y
1544, siendo este último en verdad un caso de lesión más que de daño moral.
355
F.M. Nº 462, pág. 588, sent. 11.
877
LAS OBLIGACIONES
893. II. Daño emergente y lucro cesante.357 Dice el Art. 1556: “La indem-
nización de perjuicios comprende el daño emergente y lucro cesante, ya
provengan de no haberse cumplido la obligación, o de haberse cumplido
imperfectamente, o de haberse retardado el cumplimiento.
356
Sentencia de la C.A. de Concepción de 12 de septiembre de 2006, L. & S. Nº 26,
pág.117, que se analiza en el Apéndice Nº 2 citado en el texto.
357
La manera en que está concebido el Art. 1556 ha llevado a algunos autores y
fallos (G.T. de 1933, 1er sem., Nº 82, pág. 334) a decir que se trata de elementos de la
indemnización, pero en realidad son dos clases de perjuicios diversos, ambos compren-
didos por regla general en la indemnización.
En una ocasión la Corte Suprema rechazó la posibilidad de fundar un recurso de
casación en el fondo en la infracción del Art. 1556; RDJ, T. 59, sec. 1ª, pág. 470, que
anteriormente había aceptado: RDJ, T. 11, sec. 1ª, pág. 188. La verdad es que si se acoge
un perjuicio que no sea daño emergente ni lucro cesante, o no provenga de los hechos
señalados por el precepto o del daño moral, éste resulta infringido.
878
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
358
La palabra “comprende” que utiliza el Art. 1556 no implica que en toda indem-
nización de perjuicios deban concurrir ambos, o sea, que siempre deba haber daño
emergente y lucro cesante: RDJ, T. 70, sec. 1ª, pág. 26.
359
Daño emergente es la privación que sufre el acreedor al no incorporar a su
patrimonio el objeto de la obligación: G.T. 1933, 1er sem., Nº 82, pág. 334; un empo-
brecimiento efectivo de la persona a quien se indemniza: RDJ, T. 50, sec. 1ª, pág. 21; la
disminución real y efectiva del patrimonio del acreedor como consecuencia directa del
incumplimiento del deudor: F.M. Nº 251, sent. 2ª, pág. 289. Equivale, en consecuencia,
al enriquecimiento que habría reportado al acreedor por el cumplimiento mismo,
representado hasta entonces por el crédito.
Los siguientes casos de indemnización han sido calificados por la jurisprudencia
de daños emergentes:
1) La depreciación en el mercado de acciones en garantía en un Banco con respecto
a la fecha en que debieron ser restituidas: RDJ, T. 18, sec. 1ª, pág. 62.
2) El valor de los derechos de Aduana en una internación ilegal de mercaderías:
RDJ, T. 60, sec. 4ª, pág. 563.
360
Se ha fallado que el lucro cesante es la privación de las ganancias que podría
obtener el acreedor de la prestación una vez incorporada ésta a su patrimonio, mediante
el cumplimiento efectivo de la obligación: G.T. de 1933, 1er sem., Nº 82, pág. 334; la
ganancia legítima para el acreedor menos los gastos efectuados para producirla: F.M.
Nº 450, sent. 16, pág. 950. Destacan los mismos caracteres: fallos de la RDJ, Ts. 22, sec. 1ª,
pág. 452, y 50, sec. 1ª, pág. 21, y F.M. Nº 251, sent. 2ª, pág. 289.
Se han calificado de lucro cesante indemnizable:
1) Las remuneraciones de un empleado si no se le hubiere puesto término intem-
pestivamente a sus servicios: RDJ, T. 19, sec. 1ª, pág. 500;
2) Lo que un administrador de un fundo dejó de percibir por no haber sido rein-
corporado como se debía, según sus aptitudes y la remuneración que debía pagársele:
RDJ, T. 26, sec. 1ª, pág. 209;
3) Lo que un abogado dejó de percibir por la revocación de su patrocinio en un con-
trato de iguala (Fallo del Consejo General de Abogados: RDJ, T. 61, sec. 5ª, pág. 1);
4) La diferencia de precio de unas mercaderías entre lo estipulado y el precio
actual: RDJ, T. 15, sec. 1ª, pág. 63; G.T. 1880, Nº 1.557, pág. 1.099.
5) En caso de término anticipado de un arrendamiento, la renta de arriendo por
el tiempo que le faltaba al contrato para expirar: RDJ, T. 42, sec. 1ª, pág. 145.
6) La no entrega de una propiedad cuando correspondía, por la renta que pudo
obtenerse de ella: F.M. Nº 251, sent. 2ª, pág. 289.
7) En accidente del trabajo, el lucro cesante lo fijan dos sentencias en fechas cer-
canas al accidente por no ser posible determinar la probable duración de la relación
laboral. G.J. Nº 244, pág. 163, y Nº 241, pág. 201.
Finalmente, digamos que una sentencia publicada en la RDJ, T. 55, sec. 2ª, pág. 123,
ha equiparado la indemnización moratoria al lucro cesante; en general coinciden, pero
no son una misma cosa.
879
LAS OBLIGACIONES
361
Por ello se ha resuelto que deben proporcionarse al tribunal antecedentes más
o menos ciertos que permitan determinar la ganancia probable: RDJ, T. 41, sec. 2ª,
pág. 41, y que si no es posible establecerlos por medio de una regulación precisa, deben
determinarse equitativamente: RDJ, T. 23, sec. 1ª, pág. 273.
Por ello se ha rechazado la indemnización de lo que el demandante podría haber
ganado desarrollando otra actividad: RDJ, T. 22, sec. 1ª, pág. 452.
La verdad es que la determinación de los perjuicios es siempre un problema muy relati-
vo, y queda entregado un poco a la casuística (véase Gatica, ob. cit., Nº 82, pág. 110).
362
Una sentencia de la C.A. de Santiago de 4 de marzo de 2003, rechaza el lucro
cesante por el no pago oportuno de una indemnización en un contrato de seguro,
porque éste está reglado por ley. G.J. Nº 273, pág. 70.
363
RDJ, T. 42, sec. 1ª, pág. 145.
364
La mayoría de los autores señalan que ésta es una división de los perjuicios
directos, pues el Art. 1558, tras señalar que de no mediar dolo sólo se responde de los
perjuicios previstos, agrega que habiéndolo, se responde de todos los que sean una con-
secuencia inmediata o directa del incumplimiento, o sea, de todos los directos. Lo que
pasa es que los indirectos se indemnizan en un solo caso: si las partes lo han estipulado,
y si bien normalmente entonces serán imprevistos, porque precisamente no tienen por
causa el incumplimiento, las partes pueden haberlos previsto expresamente.
880
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
895. IV. Modificación de las reglas legales por las partes. El juez sólo
podrá aceptar la indemnización de los perjuicios que la ley ha señalado
como indemnizables, pero las disposiciones correspondientes deben
estimarse como meramente supletorias de la voluntad de las partes.
Como decíamos, el inc. final del Art. 1558, que contempla la divi-
sión de los perjuicios en directos e indirectos, previstos e imprevistos,
365
Se ha resuelto al respecto:
1º. Que es perjuicio previsto la diferencia entre la renta de arriendo estipulada
en el contrato que fue declarado terminado, y la que el arrendador cobró al nuevo
arrendatario: RDJ, T. 41, sec. 1ª, pág. 461.
2º. Que si el contrato estableció como no indemnizables determinados perjuicios, se
previó la no responsabilidad (se trataba de una concesión que dejó a salvo los derechos
de terceros): RDJ, T. 15, sec. 1ª, pág. 494.
3º. Que son perjuicios imprevistos los derivados del objeto a que pensaba destinar
el comprador el automóvil comprado, si el vendedor ignoraba esta circunstancia: RDJ,
T. 21, sec. 1ª, pág. 172.
4º. Que el mayor valor que adquiera la cosa vendida que no se entregó al comprador
es perjuicio previsto: RDJ, T. 42, sec. 1ª, pág. 79.
5º. A la inversa del anterior, que no lo es el mayor valor que haya adquirido un predio
entre el momento de la subasta indebidamente provocada y la demanda indemnizatoria,
si no se ha probado que la demandada estuvo en situación de prever ese mayor valor:
RDJ, T. 50, sec. 1ª, pág. 502.
6º. Que no son perjuicios previstos los que pueden causarse en los demás bienes
del acreedor: RDJ, T. 25, sec. 1ª, pág. 472.
366
RDJ, T. 25, sec. 1ª, pág. 472.
367
Si hay culpa, se responde de los perjuicios previstos, y si dolo, también de los
imprevistos: RDJ, Ts. 23, sec. 1ª, pág. 273; 25, sec. 1ª, pág. 472, y 31, sec. 1ª, pág. 157.
881
LAS OBLIGACIONES
368
RDJ, T. 42, sec. 1ª, pág. 179.
882
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Sección tercera
AVALUACIÓN LEGAL DE LOS PERJUICIOS
898. Concepto y aplicación. A la avaluación legal de perjuicios se
refiere el Art. 1559, cuyo inc. 1º comienza por decir: “si la obligación es
de pagar una cantidad de dinero, la indemnización de perjuicio por la
mora está sujeta a las reglas siguientes”, y procede a señalar las cuatro
que estudiaremos en esta sección.
La avaluación legal, conforme a esto, se limita a las obligaciones de
dinero, a ninguna otra clase de ellas, y la razón es doble:
1º. En estas obligaciones el perjuicio por el incumplimiento es
evidente, dados los múltiples usos que el dinero tiene; cuando menos
el dinero es generador de intereses, y por esto es que el legislador,
al reglamentar la indemnización, la ha traducido en el pago de ellos
al acreedor. En consecuencia, si el acreedor se conforma con cobrar
intereses, no tendrá ninguno de los inconvenientes de la avaluación
judicial, que destacamos en la sección anterior, y
2º. Porque, como ya lo habíamos advertido, en las obligaciones de
dinero no existe indemnización compensatoria, por la razón de que ésta
es justamente la suma de dinero que equivale al cumplimiento íntegro
de la obligación.372 Si una persona debe dinero y no lo paga, el acreedor
lo ejecutará, embargará bienes suyos suficientes, los sacará a remate y
se pagará con el producto de la subasta (Nº 801). Esto es, se pagará en
dinero, cumpliéndose la obligación misma forzadamente.
En lo demás, fuera de las reglas especiales que estudiaremos y que
fundamentalmente tienden a fijar el monto de la indemnización en una
determinada tasa de intereses, y a liberar al acreedor de la prueba de
369
RDJ, T. 47, sec. 1ª, pág. 22.
370
RDJ, T. 25, sec. 1ª, pág. 472.
371
Un caso muy famoso de indemnización de perjuicios se encuentra publicado
en la RDJ, T. 52, sec. 1ª, pág. 444, y se refiere a la demanda de indemnización por el
derecho de angaria que ejerció el Estado chileno durante la Segunda Guerra Mundial
sobre barcos daneses.
372
L.S. Nº 35, pág. 37. C.A. de Santiago, sent. de 26 de enero de 2007.
883
LAS OBLIGACIONES
373
También se ha fallado que si la obligación queda establecida en la sentencia,
no se deben intereses, porque no hubo mora: RDJ, Ts. 84, sec. 2ª, pág. 99, y 86, sec. 3ª,
pág. 289.
En fallo publicado en la RDJ, T. 86, sec. 3ª, pág. 260, se ordenó pagar con intereses
las jubilaciones atrasadas.
374
Véanse las notas 306 y 307 de este segundo tomo, y Repertorio, T. 5º, 3ª edición,
pág. 378, Nº 6.
Según sentencia publicada en F.M. Nº 384, sent. 9a, pág. 685, los intereses sólo
proceden si se demanda una suma líquida y determinada.
375
RDJ, T. 11, sec. 1ª, pág. 188; T. 29, sec. 2ª, pág. 267; T. 31, sec. 2ª, pág. 23; T. 35,
sec. 1ª, pág. 95; T. 50, sec. 1ª, pág. 421. En contra, señalando que se deben desde la
notificación de la demanda: G.T. de 1895, T. 1º, Nº 1.151, pág. 852.
Por igual razón se ha señalado que el Art. 1559 sólo se aplica a las obligaciones de
dinero convencionales, y no al pago de lo no debido: RDJ, T. 63, sec. 1ª, pág. 22.
376
RDJ, T. 45, sec. 1ª, pág. 597.
884
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
nos ocupamos de los intereses, por lo que ahora nos referiremos sólo
a dos puntos: desde cuándo se deben intereses moratorios y cuáles son
los que debe pagar el deudor.
Respecto de lo primero, los intereses se deberán desde que el deudor
quede colocado en mora, o sea, cuando se produzca la interpelación
en alguna de las formas señaladas en el Art. 1551. Ello es muy claro en
el precepto, pues el inc. 1º determina que la indemnización se debe
por la mora, y el Nº 1º señala que comienzan a deberse los intereses
legales si no hay otros estipulados.377
Ahora bien, en cuanto a lo segundo, las reglas que da el precepto
son tres:
1º. Si las partes han estipulado intereses para la obligación no
cumplida, y son superiores a los legales, se continúan devengando los
mismos intereses convenidos:
2º. Si no hay intereses convenidos,378 o los estipulados son inferiores
a los legales, que según sabemos son hoy en día los corrientes (Nº 364),
comienzan a deberse estos últimos,379 y
3º. Las dos reglas anteriores sufren excepciones en los casos
en que las partes hayan estipulado intereses por la mora (Nº 365),
y en los que la ley ordena el pago de otros intereses en lugar de los
legales.380
Respecto al pago de reajustes, nos remitimos a lo dicho respecto
de las obligaciones de dinero (Nos 356 bis y 823). También en general
los tribunales han hecho aplicación de ellos.381
377
En consecuencia, si hay plazo estipulado, desde el vencimiento de éste: RDJ,
T. 13, sec. 1ª, pág. 172. Desde la constitución en mora: RDJ, Ts. 3, sec. 1ª, pág. 115, y
5, sec. 2ª, pág. 81. La regla general será la interpelación judicial, y por ello se deben
desde la notificación de la demanda: RDJ, Ts. 3º, sec. 1ª, pág. 186; 9º, sec. 1ª, pág. 292;
16, sec. 1ª, pág. 281; 30, sec. 1ª, pág. 561; 7º, sec. 1ª, pág. 41; G.T. de 1879, Nº 1.871,
pág. 1.317; de 1882, Nº 2.052, pág. 1.150, y de 1887, Nº 1.151, pág. 679; desde la con-
testación de la demanda; G.T. de 1902, T. 2º, Nº 3.378, pág. 1.528.
378
En una sentencia publicada en la RDJ, T. 85, sec. 2ª, pág. 59, se exigió que los
intereses estuvieran estipulados.
379
Casos de aplicación de esta norma en RDJ, Ts. 9º, sec. 1ª, pág. 358; 22, sec. 1ª,
pág. 205, y 23, sec. 2ª, pág. 43, y G.J. Nº 134, sent. 6ª, pág. 46.
380
Se ha prestado a discusiones en los tribunales si éstos, dado que la ley es la que
fija desde cuándo y cuáles intereses se deben, están facultados para ordenarlos pagar
en forma diferente a la pedida en la demanda.
La jurisprudencia está dividida. Han dicho que pueden mandarse pagar otros y
desde distinta fecha a la pedida: RDJ, Ts. 32, sec. 1ª, pág. 43, y 38, sec. 1ª, pág. 522. En
contra, Ts. 38, sec. 1ª, pág. 236, y 45, sec. 2ª, pág. 10.
Si se han pedido intereses sin especificarlos, indiscutiblemente el tribunal los fija
de acuerdo al Art. 1559: RDJ, T. 32, sec. 1ª, pág. 200.
381
F.M. Nº 202, sent. 7ª, pág. 181; 121, sent. 8a., pág. 113, y 84, sent. 1ª, pág. 63;
G.J. de 1987, Nº 81, sec. 2ª, pág. 38; Nº 84, sent. 4ª, págs. 36 y 37.
885
LAS OBLIGACIONES
900. II. Si el acreedor cobra únicamente intereses, nada debe probar. Dice
la regla 2ª del Art. 1559: “el acreedor no tiene necesidad de justificar
perjuicios cuando sólo cobra intereses; basta el hecho del retardo”.
Esto es, el acreedor si se conforma con los intereses, nada debe pro-
bar, la ley presume que ése es el perjuicio sufrido, y no admite prueba
alguna en el contrario para desvirtuarlo.
Sin embargo, la redacción de la regla ha dado origen a un doble
problema de interpretación:
1º. Porque habló de retardo en vez de mora.
Ello ha permitido sostener que no es necesaria la interpelación
del acreedor, y basta el solo retardo en el cumplimiento; esta opinión
debe rechazarse, porque el inciso 1º dijo claramente que se trataba de
una indemnización por la mora, y ésta existe para el deudor en los tres
casos del Art. 1551.
Así se ha fallado.382
2º. Si el acreedor puede cobrar otros perjuicios.
El otro problema es más delicado, y divide las opiniones. Si el acree-
dor sólo cobra intereses, nada debe probar, pero ¿podrá cobrar otros
perjuicios sufridos por el incumplimiento, acreditándolos de acuerdo
a las reglas generales? Por ejemplo, el acreedor tenía una opción para
comprar una propiedad con el pago de la deuda, y la pierde por la falta
de cancelación, o no puede cumplir sus propios compromisos, viéndose
constreñido a sufrir ejecuciones, quiebras, etcétera.
Hay quienes sostienen que no es procedente el cobro de otros
perjuicios, porque el legislador pretendió fijar la indemnización de
las obligaciones de dinero con reglas determinadas, como lo revelaría
la redacción del inc. 1º, y porque tal era la solución de Pothier y del
Código francés (Art. 1153), en quienes se habría basado el Código
chileno.383
Estamos, en cambio, con la otra opinión, que considera que si el
acreedor los establece, puede cobrar otros perjuicios.384
La letra de la ley lo dice claramente; el inc. 1º declaró que la obli-
gación de indemnizar quedaba sujeta a las reglas siguientes, y la 2ª
expresa precisamente que el acreedor no tiene necesidad de justificar
perjuicios “cuando sólo cobra intereses”; toda esta última frase queda
382
RDJ, Ts. 9º, sec. 1ª, pág. 358; 17, sec. 1ª, pág. 134, y 30, sec. 2ª, pág. 33.
383
Claro Solar, ob. cit., T. 11, Nº 1.264, pág. 765; Gatica, ob. cit., Nº 202, pág. 272; Ba-
rros Errázuriz, ob. cit., T. 2º, Nº 63; RDJ, Ts. 9º, sec. 1ª, pág. 490, y 18, sec. 1ª, pág. 267.
384
Alessandri, ob. cit., pág. 98; Meza, ob. cit., Nº 413; Fueyo, ob. cit., T. 1º, Nº 355,
pág. 337; RDJ, Ts. 2º, sec. 3ª, pág. 9 (este fallo lo citamos en el Nº 231, pues consideró
que había abuso del derecho al pretender pagar en moneda desvalorizada una deuda
del trabajo); 67, sec. 2ª, pág. 50; 78, sec. 1ª, pág. 10, y 89, sec. 5ª, pág. 254.
886
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
385
En fallo de la G.J. Nº 235, pág. 70, se estableció que de acuerdo al Art. 19 de la
Ley Nº 18.010, los intereses, si no se han estipulado, son los corrientes y se deben desde
la primera demanda.
386
Sin embargo, se gravó al deudor con intereses en un caso de mora en las rentas
de arrendamiento: RDJ, T. 46, sec. 1ª, pág. 647, y en el pago de sueldos: RDJ, T. 40,
sec. 1ª, pág. 54.
Aplicando correctamente el precepto se rechazó el cobro de intereses por un
legado de pensiones periódicas: RDJ, T. 15, sec. 1ª, pág. 320.
Para el arriendo, véase el Art. 21, inc. 2º de la Ley 18.101 de 29-1-82.
887
LAS OBLIGACIONES
Sección cuarta
LA CLÁUSULA PENAL
904. Reglamentación y pauta. A la cláusula penal se refiere el
Código en el Título II del Libro 4º, Arts. 1535 a 1544, como una
categoría particular de obligaciones: “De las obligaciones con cláu-
sula penal”.
En señalar la convención que pasamos a estudiar como una clase
aparte de obligaciones acompañan a nuestro Código la mayoría de las
legislaciones; en cambio, en los autores es corriente, desde Zacharie
a nuestros días, tratar de ella a propósito de la avaluación de los per-
juicios.
La verdad es que ambas posiciones admiten defensa, porque si en
la cláusula penal hay una avaluación convencional y anticipada de los
perjuicios, como luego lo veremos, la institución excede en mucho a
tan estrecho marco.
En un primer párrafo estudiaremos el concepto y caracteres, en un
segundo, sus efectos, y en el último, la cláusula penal enorme.
387
RDJ, T. 46, sec. 1ª, pág. 162.
888
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 1º
Concepto y caracteres
889
LAS OBLIGACIONES
907. II. La cláusula penal como caución personal. Varias veces hemos
destacado el indiscutible carácter de caución personal de la cláusula
penal; la seguridad que otorga es meramente psicológica: el deudor,
ante el evento de verse obligado a pagar una pena, que puede ser con-
siderable, para el caso de no cumplir su deuda, se sentirá más forzado
a pagarla buenamente que en aquellas en las cuales podrá discutir
judicialmente cada uno de los posibles aspectos de los perjuicios.
En tal sentido la mayor eficacia de la cláusula penal depende de su
monto, y a fin de evitar los excesos a que puede llegarse por esta vía, se
contempla la reducción por lesión (cláusula penal enorme: Nº 921).
388
RDJ, T. 55, sec. 2ª, pág. 123.
890
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
389
Nunca podría ser penal, y por ello se ha rechazado una cláusula penal en que
el deudor en caso de incumplimiento se sujetaba a la pena de la estafa: G.T. de 1884,
Nº 2.122, pág. 1.311.
891
LAS OBLIGACIONES
3º. La astreinte.
Es una interesante institución, creación de la jurisprudencia fran-
cesa, que Mazeaud define como “una condena pecuniaria pronunciada
por el juez, que tiene por objeto vencer la resistencia de un deudor
recalcitrante, y llevarlo a cumplir una resolución judicial. El juez une
390
En un caso, publicado en la RDJ, T. 32, sec. 1ª, pág. 188, se discutió el carácter
de cláusula penal de la obligación de un tercero de pagar una cierta suma como fiador
y codeudor solidario, en caso de no entregar el deudor principal un cuerpo cierto
debido.
391
Un fallo de la RDJ, T. 17, sec. 1ª, pág. 134, resolvió que constituía cláusula penal
el depósito de una suma en manos del acreedor para garantizar el fiel cumplimiento
de un contrato. Parecía más bien arras.
892
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
3º. Accesoriedad.
Como caución que es, la cláusula penal accede a una obligación
principal que garantiza. No puede existir cláusula penal sin ella.
Esta obligación puede ser incluso natural, siempre que la pena se
la imponga un tercero (Nº 338).
392
Ob. cit., Parte 2ª, T. 3º, Nos 940 y sigtes., págs. 220 y sigtes.
393
A propósito de calificación de la cláusula penal, se ha considerado que es tal
la base de remate de que el subastador pierda la suma dada o boleta de garantía si no
paga el precio o suscribe la escritura en el plazo fijado: RDJ, Ts. 41, sec. 1ª, pág. 396, y
56, sec. 1ª, pág. 218.
394
Somarriva, Cauciones, ob. cit., Nº 20, pág. 22.
395
RDJ, T. 32, sec. 1ª, pág. 188. Véase Nº 452, 3º.
893
LAS OBLIGACIONES
396
Por ello se ha fallado que siendo nula una promesa de venta, igualmente lo es
la cláusula penal pactada para el caso de no cumplirse: RDJ, T. 46, sec. 2ª, pág. 79.
397
G.J. Nº 301, pág. 175. Véase nota 83 del primer tomo y el Nº 87 quinquies. El pro-
blema incide en lo fuerte que son algunas cláusulas en los contratos de “leasing”, porque
en verdad el argumento de la falta de causa no es el más adecuado, pues igualmente se
debe la renta de arrendamiento hasta la terminación del plazo estipulado en los contratos
a plazo, aunque se deje de ocupar la propiedad arrendada, y la causa es justamente el
contrato de arrendamiento. Sin embargo, el fallo es acertado desde el punto de vista del
principio de extinción de la cláusula penal por la extinción de la obligación principal.
894
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
Efectos de la cláusula penal
913. I. Para que el acreedor cobre la pena deben concurrir los requisitos
de la indemnización de perjuicios, menos éstos. Para que el acreedor quede
en situación de cobrar la pena estipulada, es necesario que se cumplan
todos los requisitos ya estudiados para la indemnización ordinaria, pero
no importa que no haya perjuicios.
En consecuencia:
1º. Debe haber incumplimiento imputable al deudor.
Así se ha fallado.398
Rige todo lo dicho para este requisito en el estudio de la indem-
nización normal de perjuicios, de donde derivan los casos en que el
deudor es responsable y cuando no lo es.
Se ha pretendido infundadamente, sin embargo, que el deudor
respondería de la pena aun en caso fortuito, porque el Art. 1542 declara
que “habrá lugar a exigir la pena en todos los casos en que se hubiere
estipulado...”.
Semejante interpretación es insostenible, porque, según veremos en
seguida, el precepto es tan rotundo para significar que la pena puede
cobrarse aunque no haya perjuicios; también veremos a continuación
398
F.M. Nº 469, sent. 7ª, pág. 2.206.
Una sentencia publicada en L.S. Nº 15, pág. 164, resolvió que si el deudor cum-
plió la obligación principal, no puede cobrársele la pena (se trataba de una promesa
de compraventa, cumplida tardíamente por una de las partes). Así dicho, el punto es
discutible, y se debe más bien a las circunstancias propias del caso fallado.
895
LAS OBLIGACIONES
que el legislador exige la mora del deudor para que haya lugar a la
pena, y ella supone la imputabilidad del incumplimiento (Nº 870);
finalmente, el caso fortuito extingue la obligación principal por “pér-
dida de la cosa debida”, como dice nuestro Código, y la extinción de
la obligación principal acarrea la de la pena.
2º. Mora del deudor.
Al respecto, hay que distinguir si la obligación principal es de dar o
hacer, o si es de no hacer, porque en este último caso el deudor queda
en mora por la sola infracción (Nº 868).
De ahí que el inc. 2º del Art. 1538 disponga: “si la obligación es
negativa, se incurre en la pena desde que se ejecuta el hecho de que el
deudor se ha obligado a abstenerse”.
En cambio en las obligaciones de dar y de hacer “el deudor no
incurre en la pena sino cuando se ha constituido en mora” (inc. 1º).
En consecuencia, se requerirá el retardo imputable, que el acree-
dor a su vez no esté en mora,399 y la previa interpelación al deudor, en
alguna de las formas establecidas en el Art. 1551 (Nº 871).
Sin embargo, se ha discutido si se aplica en la cláusula penal el
Nº 1º del precepto, esto es, la interpelación contractual expresa, y en
consecuencia, el deudor está obligado a la pena si no ha cumplido la
obligación principal por el solo vencimiento del plazo estipulado, sin
necesidad de requerimiento alguno.
Lo que ha dado origen a la deuda es que el Art. 1538, inc. 1º, co-
mienza diciendo: “háyase o no estipulado un término dentro del cual
deba cumplirse la obligación principal”, el deudor no incurre en la
pena sino cuando se ha constituido en mora.
La sola lectura del precepto da a entender que debe siempre
interpelarse judicialmente al deudor, pero la verdad es que se trata
de un error en la elaboración del Código. En efecto, el Proyecto de
1853 no aceptaba el principio de que el día interpela por el hom-
bre, sino la doctrina francesa de que el deudor queda en mora por
la llegada del plazo únicamente cuando así se ha estipulado. En el
Código definitivo se efectuó el cambio de doctrina en el Art. 1551,
en la forma estudiada en el Nº 873, y la sola llegada del plazo con-
venido coloca en mora al deudor, pero la Comisión Revisora omitió
corregir el Art. 1538.
Un fallo de nuestros tribunales reconoce la mora del deudor por
el solo cumplimiento del plazo convenido aun en la cláusula penal,400
pero Luis Claro Solar rechaza esta interpretación.401 Sin embargo de la
399
RDJ, Ts. 20, sec. 1ª, pág. 359, y 28, sec. 1ª, pág. 689. Véanse Nos 941 y sigtes.
400
RDJ, T. 41, sec. 1ª, pág. 396.
401
Ob. cit., T. 11, pág. 746, Nº 1.237.
896
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
402
RDJ, T. 50, sec. 1ª, pág. 21.
Respecto a la no necesidad en general del acreedor de probar perjuicios: RDJ, T. 55,
sec. 2ª, pág. 123, y F.M. Nº 450, sent. 5ª, pág. 902. Este último fallo aceptó la ejecución,
lo que en la cláusula penal no es aceptable, dado que el requisito de la imputabilidad
no puede constar jamás en el título ejecutivo. El problema fue que se había opuesto la
excepción de falta de liquidez cuando en la verdad lo que ocurre es que la existencia de
la obligación misma de pagar la pena no puede constar en el título ejecutivo.
En efecto, la exigibilidad de la cláusula penal está sujeta al incumplimiento de la
obligación principal. Establecido esto, pasa a ser ejecutiva la cláusula penal.
Sin embargo, el caso era muy peculiar, porque se trataba de un arrendamiento de
maquinaria, y la pena, en el caso de no pagar la renta, equivalía al pago del total de las
rentas de arrendamiento por el período total del contrato.
403
G.T. 1878, Nº 322: el tribunal determinará discrecionalmente la rebaja, lo que
parece efectivo únicamente si no cabe aplicar la proporcionalidad que señala el pre-
cepto.
897
LAS OBLIGACIONES
404
Somarriva, Cauciones, Nº 27, pág. 27.
405
RDJ, T. 7, sec. 2ª, pág. 39. Aceptó la resolución por incumplimiento parcial: RDJ,
T. 55, sec. 2ª, pág. 123, fijando la que es evidentemente la buena doctrina.
898
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
899
LAS OBLIGACIONES
406
RDJ, T. 61, sec. 1ª, pág. 122; la define además como una suma de dinero seme-
jante a lo que habría significado el cumplimiento de la obligación principal.
En una sentencia publicada en la misma Revista, T. 55, sec. 2ª, pág. 123, se interpretó
como moratoria una pena en un contrato de confección de obra material.
407
G.J. Nº 244, pág. 75.
408
G.T. de 1921, 1er sem., Nº 207, pág. 888.
409
RDJ, T. 10, sec. 1ª, pág. 104. Si se han pedido ambas, procede acoger sólo la
pena: G.T. de 1938, 2º sem., Nº 103, pág. 478. En un caso de arrendamiento: G.J. Nº 274,
pág. 129.
900
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
410
C.A. de Santiago, 12 de marzo de 2003. G.J. Nº 273, pág. 72.
411
Véase Somarriva, Cauciones, ob. cit., págs. 31 y 32; Gatica, ob. cit., págs. 448 y
siguientes: Claro Solar, ob. cit., T. 10, págs. 538 y siguientes.
901
LAS OBLIGACIONES
412
G.T. de 1886, Nº 3.791, pág. 2.425: se trataba de una iguala entre tres clientes,
uno de los cuales revocó el mandato al abogado.
413
El precepto no se puso en el caso de que los infractores fueren dos o más de
los deudores.
Si la obligación principal es divisible, no hay duda de que puede el acreedor cobrar
únicamente su cuota en la pena a cada uno de ellos.
Pero en los casos de excepción: obligación principal indivisible, o que no puede
pagarse por parcialidades, la doctrina más aceptada es que el acreedor puede cobrar el
total de la pena a cualquiera de los infractores. Podría sostenerse lo contrario, porque
ésa es la solución para las obligaciones indivisibles en el precepto citado en el texto,
y que, en consecuencia, el acreedor sólo podrá cobrar a cada infractor su cuota; pero
resultaría absurdo hacer esta diferencia entre el caso en que el infractor sea uno, o sean
varios. Véase Gatica, Nº 350, pág. 458, de su obra citada.
414
Somarriva, Cauciones, pág. 32.
415
Somarriva, Cauciones, Nº 63, pág. 66, y Gatica, ob. cit., Nº 351, pág. 460; Claro
Solar, ob. cit., T. 10, Nº 597, pág. 536. Aunque sea tradicionalmente aceptada, puede
discutirse, porque salvo en lo que respecta al precio que todos los deudores deben
solidariamente, la indemnización de perjuicios es conjunta aun entre los deudores
solidarios (Nº 888). Por el otro lado, pesa el argumento de que todos los codeudores
han consentido en someterse a la pena.
Para evitar toda posible discusión es preferible que la solidaridad se convenga
expresamente también para la cláusula penal.
902
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 3º
La cláusula penal enorme
921. Mutabilidad o inmutabilidad de la cláusula penal. Las legislaciones
y doctrina están divididas en dos tendencias.
Una es la de la inmutabilidad de la cláusula penal, en que ésta no
queda sujeta a reducción en caso alguno; en su favor se argumenta que
da la máxima eficacia a la cláusula penal, pues ya sabemos que su calidad
de caución se refuerza mientras mayor sea su cuantía. Es el sistema del
Código francés y sus seguidores.
El otro sistema permite una posterior revisión de la cláusula penal,
a fin de evitar justamente los abusos que puede cometer el acreedor,
exigiendo al deudor una pena exagerada. Es el del Código alemán y
los inspirados en él.
Nuestra legislación se apartó aquí del sistema francés y estable-
ció en el Art. 1544 la posibilidad de reducción de la cláusula penal
en los tres casos que señala, y en que se considera que ella ha sido
enorme.
El precepto es doblemente excepcional, porque constituye una
limitación a la libertad de las convenciones, y porque contiene casos de
lesión que el Código acepta únicamente en forma específica y limitada.
De ahí que su interpretación debe ser restrictiva.
Procederá una posible reducción de la pena:
1º. En los contratos conmutativos, para las obligaciones de una
cantidad determinada;
2º. En el mutuo;
3º. En las obligaciones de valor inapreciable e indeterminado.
El Código aplica distintos criterios para determinar cuándo la cláu-
sula penal ha sido enorme, que veremos en los números siguientes.
903
LAS OBLIGACIONES
416
Alessandri, ob. cit., pág. 111; Somarriva, Cauciones, ob. cit., Nº 33, pág. 35; Gatica,
ob. cit., Nº 379, pág. 486; Fueyo, ob. cit., T. 1º, pág. 360, Nº 374; Claro Solar, ob. cit.,
Nº 590, pág. 530, del T. 10.
904
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
417
Se aplicó la disposición en un caso en que un abogado había estipulado que
si se le revocaba el poder en un juicio, el cliente pagaría como pena la mitad de la
herencia por la cual se pleiteaba. La Corte de Talca la rebajó a $ 1.000 de la época, por
encontrarla enorme: G.T. de 1906, sent. Nº 759, pág. 97.
En otros casos se aplicó a la obligación del arrendador de entregar la cosa arrendada,
que es de valor inapreciable: RDJ, T. 5º, sec. 1ª, pág. 238, y F.M. Nº 385, sent. 11, pág. 757.
En contratos de leasing, se resolvió que no procedía una multa del 50% de las rentas
de arriendo pendientes de vencimiento a la época del incumplimiento, sino el pago de los
intereses estipulados, del máximo convencional: C.A. de Santiago, 26 de enero de 2007,
publicada en L.S. Nº 35, pág. 37, y de 15 de enero de 2007, L. S. Nº 33, págs. 72 y 79 (C.A.
de Santiago de 24 de diciembre de 2006) (véase la nota 397 de este segundo tomo).
En fallo de la G.J. Nº 279, pág. 142, se declaró enorme una multa en un contrato
de arriendo.
418
El fallo de la RDJ de la nota anterior.
419
RDJ, T. 61, sec. 1ª, pág. 122.
420
G.T. de 1887, Nº 1.241, pág. 743, y Nº 1.271, pág. 759; Somarriva, Cauciones, ob.
cit., Nº 37, pág. 38.
905
CAPÍTULO V
906
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
907
LAS OBLIGACIONES
5º. Mora.
En la responsabilidad extracontractual la obligación de indem-
nizar nace cuando se produce el hecho ilícito dañoso; en materia
contractual para que se deban perjuicios se requiere colocar al deu-
dor en mora. 421
6º. Pluralidad de deudores.
Tratándose de los contratos, la obligación de indemnizar es por
regla general conjunta,422 salvo casos de excepción, principalmente
por dolo o culpa grave.
Los autores del hecho ilícito responden solidariamente.
7º. Prescripción.
La de acción de indemnización por incumplimiento de una obli-
gación es de largo tiempo: 5 años desde que se hizo exigible; la extra-
contractual es de corto plazo: 4 años desde la perpetración del hecho
ilícito, sin perjuicio de las excepciones en uno y otro sentido.
Existen aún otras diferencias más de detalle, como las relativas a
competencia de tribunales y procedimiento, etc., en que ya no vale la
pena insistir.
421
RDJ, T. 68, sec. 4ª, pág. 270.
422
G.J. Nº 238, pág. 79.
908
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
423
Alessandri, Responsabilidad Extracontractual, ob. cit., Nº 28, pág. 54; Claro Solar,
ob. cit., T. 11, Nº 1.067, pág. 521; Tomasello, ob. cit., Nº 32, pág. 193. En contra, Carlos
Ducci Claro, ob. cit., Nº 11, pág. 8.
424
RDJ, T. 59, sec. 1ª, pág. 112. Se trataba de materias tributarias, y la Corte Su-
prema, por el poder soberano con que actúa el Estado, consideró inaplicables ciertas
normas del Título 12 del Libro 4º, punto que hemos destacado en varias partes de esta
obra (Nº 39). Véanse también la nota 313 en la misma materia y la nota 857, respecto
a un pago de lo no debido, ambas de este segundo tomo.
Véase también en RDJ, T. 52, sec. 1ª, pág. 444, una interesante sentencia sobre
indemnización en caso de angaria: se aplican las reglas del Derecho Internacional, y
no del Código Civil.
909
LAS OBLIGACIONES
425
Ob. cit., pág. 245.
426
G.J. Nº 246, pág. 73.
427
L. & S. Nº 27, pág. 27.
428
L. & S. Nº 13, pág. 71.
429
C.A. de Concepción, 11 de octubre de 2006, L & S Nº 28, pág. 124.
910
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
430
C.S. 28 de septiembre de 2005, L. & S. Nº 3, pág. 36.
431
Sin perjuicio de que, como dijimos, autores franceses consideran que en tal
caso habría una estipulación a favor de otros, punto muy discutible.
432
Alessandri, ob. cit., Nº 37, pág. 64, y autores por él citados.
911
LAS OBLIGACIONES
433
Véase Claro Solar, ob. cit., T. 11, Nos 1.072 y sigtes., págs. 529 y sigtes.
Véase en “Homenaje a los Profesores de Derecho Civil”, de la Universidad del
Desarrollo, Santiago, 2007, pág. 115, el estudio de Pedro Pablo Vergara sobre “La res-
ponsabilidad precontractual.
434
Lo mismo da si se les considera como casos de declaración unilateral de vo-
luntad: Nº 174. Igualmente ellos quedarían afectos a la regla general del Título 12 del
Libro 4º.
435
Ob. cit., Nº 29, pág. 57. Esta responsabilidad se presentará cuando en forma
dolosa o negligente se ha dado a la contraparte la seguridad de la celebración del con-
trato, lo que la ha hecho incurrir en gastos, desechar otras proposiciones, etc. Requiere
en todo caso un examen atento de la conducta de ambas partes, porque tampoco
puede buenamente defenderse al imprudente que da por hecho lo que no es sino una
proposición para estudiarse.
912
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
436
G.J. Nº 243, pág. 76.
437
Arturo Alessandri Rodríguez, Responsabilidad extracontractual, ob. cit., Nº 30,
pág. 57; Arturo Alessandri Besa, La nulidad y rescisión en el Derecho Civil Chileno. Imprenta
Universitaria, Santiago, 1949; Nos 1.304 y sigtes., págs. 1.124 y sigtes.; Tomasello, ob. cit.,
Nº 34, pág. 199; Gatica, ob. cit., Nº 52, pág. 73, etc.
Véase en “Homenaje a los Profesores de Derecho Civil”, de la Universidad del
Desarrollo, Santiago, 2007, pág. 59, el estudio de Jorge Barahona González intitulado
“Nulidad e indemnización de daños y perjuicios”.
438
Véase Tomasello, ob. cit., págs. 239 y sigtes., quien cita abundante bibliografía
sobre el tema, y Alessandri, Responsabilidad extracontractual, ob. cit., Nº 41, págs. 67 y
siguientes.
913
LAS OBLIGACIONES
439
Obligación que además sería de resultado (Nº 221).
440
Véase nota 438 de este segundo tomo; Somarriva, Obligaciones, Nº 433, pág. 291.
441
RDJ, T. 13, sec. 1ª, pág. 110. Véase Repertorio, Ts. 4º, 2ª edición, pág. 144, y 7º,
pág. 174.
442
L. & S. Nº 15, pág. 159. Véase además Apéndice Nº 2 en este tomo sobre el daño
moral, en que se citan otros fallos, y además los publicados en F.M. Nº 500, pág. 1.769;
Nº 503, pág. 3.659, sent. 6, y pág. 3.498, sent. 3; Nº 601, pág. 2.427, sent. 1ª, y G.J. Nº 257,
pág.170, y una interesante sentencia de la C.S. de 15 de mayo de 2007, con comentario
de la Revista en L. & S. Nº 40, pág. 16.
914
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
443
G.J. Nº 280, pág. 131.
444
G.J. Nº 245, pág. 39.
915
LAS OBLIGACIONES
916
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
445
Alessandri, ob. cit., Nº 42, pág. 75, quien sigue muy de cerca la opinión de los
autores y jurisprudencia franceses.
917
LAS OBLIGACIONES
446
Por vía de ejemplo, RDJ, Ts. 21, sec. 1ª, pág. 501; 30, sec. 1ª, pág. 366, y 32,
sec. 1ª, pág. 538.
447
Véase Eduardo Court Murazo, “Algunas consideraciones sobre responsabilidad
médica a la luz de la doctrina y jurisprudencia nacionales”, publicado en Cuadernos
Jurídicos Nº 7 de la Universidad Adolfo Ibáñez, Viña del Mar, abril de 1997. En su pág.
2, citando a Vicente Acosta Ramírez, señala para el caso de la responsabilidad médica
que hubo 10 demandas en 1987, 80 interpuestas en el año 1994, y “en los últimos años
se han tramitado unos 140 casos, con un aumento, además, en los montos reclamados
a título de indemnización de perjuicios”.
Véanse también las obras más modernas en la materia, especialmente a Enrique
Barros, ob. cit., Nos 462 y sgtes., págs. 656 y sgtes., con gran insistencia en la responsa-
bilidad médica.
448
Estudios efectuados señalan que gran parte del encarecimiento de la medicina
se debe a este exceso en las indemnizaciones, no sólo por los costos de los seguros, sino
porque tratando de buscar una certidumbre que no puede existir en esta materia, se recurre
a exámenes y aparatos cada vez más costosos, cuya utilización tiende mayormente a prote-
gerse de demandas que al interés por la salud del paciente. Los abogados naturalmente
han impulsado estos excesos, que les permiten obtener honorarios, de ahí que en el texto
somos profundamente contrarios a lo que hoy se quiere llegar en esta materia.
918
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
449
Alessandri, ob. cit., Nº 42, pág. 75.
450
Véase la discusión en Colombia, donde se ha pretendido que este precepto sólo
se aplica en los casos que el profesional tenga poder para representar a la contraparte.
Véase también David Stitchkin Branover, El Mandato Civil, 4ª edición, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago de Chile, 1989, pág. 63, y Javier Tamayo Trujillo, Sobre la Prueba de la
Culpa Médica, Biblioteca Jurídica Diké, Colombia, 1995, págs. 37 y sgtes.
G.J. Nº 277, pág. 38, C.S., 2 de abril de 2003, la ausencia de culpa penal del agente
del daño no impide la responsabilidad civil directa y no subsidiaria de la clínica.
919
LAS OBLIGACIONES
451
Javier Tamayo Trujillo, Sobre la Prueba de la Culpa Médica, Biblioteca Jurídica Diké,
Colombia, 1995, págs. 43 y sgtes.
452
Tamayo, ob. cit., pág. 63.
453
L. & S. Nº 27, pág. 65.
454
RDJ, T. 89, sec. 2ª, pág. 39. G.J. Nº 238, pág. 79. Se trataba de una transfusión
de sangre.
920
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
455
El primer fallo se publica en L. & S. Nº 18, pág. 158, y el de la C.S. en G.J.
Nº 277, pág. 38.
En sentencia publicada en la L.S. Nº 18, pág. 158 (C.A. Santiago, de 10 de mayo de
2006) se resolvió que en materia contractual no responde la clínica por el daño médico
(véase también la nota 447 de este segundo tomo).
456
G.J. Nº 151, enero 1993. En F.M. Nº 469, sent. 1ª, pág. 2270, se aplicó la responsabilidad
extracontractual en un caso en que se había demandado penalmente al médico y al Hospital
Clínico de la Universidad Católica. Otro fallo publicado en F.M. Nº 462, sent. 11, pág. 462:
hubo un cambio de una clínica, de dos menores, en que se demandó contractualmente a
aquella (fallo que ya hemos citado) y se resolvió que debía probarse el daño.
457
Eduardo Court Murazo, ob. cit., págs. 9 y sgtes.
921
LAS OBLIGACIONES
458
Un caso de aplicación de esto último en L. & S. Nº 27, pág. 72.
922
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
459
Véase Mariano Gagliardo, Responsabilidad de los Directores en la Sociedad Anóni-
ma.
923
LAS OBLIGACIONES
460
Estas observaciones se han basado en las opiniones de Edmundo Eluchans
Malherbe sobre “La naturaleza jurídica de la responsabilidad de los directores en las
sociedades anónimas”, de Claudio Illanes Ríos en “Seminario sobre responsabilidad de los
directores en las sociedades anónimas”, publicado por el Colegio de Abogados de Chile
en 1998, y de Raúl Varela Morgan en “Responsabilidad de los directores de S.A.”. Este
último, como se dice en el texto, tiene fuertes reservas respecto a la teoría organicista,
y piensa que algunas responsabilidades son contractuales y otras extracontractuales.
Distingue además entre la acción individual, esto es, para provecho particular del que
acciona, y la social, que va en beneficio de la sociedad anónima.
924
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
925
LAS OBLIGACIONES
461
C.A. de Santiago, sentencia de 26 de agosto de 2002. G.J. Nº 302, pág. 289, L.S.
Nº 2, pág. 115, C.A. de Santiago, sentencia de 5 de octubre de 2005.
462
G.J. Nº 292, pág. 220.
463
G.J. Nº 279, pág. 230. Véase también sentencias citadas en el Nº 929.
926
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
464
Véase un estudio muy completo del tema en Carlos López Díaz en “Compensación
económica en la nulidad y divorcio (Librotecnia, Santiago, 2006) y en “Manual de Derecho de
Familia”, Tomo 2° (Librotecnia, 4ª edición, Santiago, 2007).
Maricruz Gómez de la Torre Vargas, en charla efectuada en el Colegio de Abogados
el 20 de octubre de 2005, página 7, examina un posible carácter alimenticio, indemni-
zatorio o de enriquecimiento sin causa de la institución. Carmen Domínguez Hidalgo,
también en charla ante el mismo Colegio, de 13 de octubre de 2005, página 10, analiza el
carácter alimenticio, un posible carácter indemnizatorio o reparatorio, o una naturaleza
propia, y Hernán Corral Talciani, en un estudio intitulado “La compensación económica
en el divorcio y la nulidad matrimonial”, publicado en la Revista Chilena de Derecho,
vol. 34, Nº 1, pág. 23, señala que “Jurídicamente la compensación económica no es ni
927
LAS OBLIGACIONES
465
Los siguientes fallos se han pronunciado al respecto:
1. No es ni alimenticia ni reparatoria, y compensa una pérdida que es material y no
moral: L.S. Nº 31, pág. 58; C.A. de Concepción de 28 de noviembre de 2006;
2. No es alimenticia: C.A. de Santiago de 6 de noviembre de 2006. L.S. Nº 29,
pág. 126;
3. Es asistencial en el caso resuelto, según una sentencia de la C.A. de Antofagasta
de 29 de mayo de 2006;
4. No es alimenticia, sino que indemnizatoria: C.A. de Rancagua de 16 de mayo
de 2006; L.S. Nº 18, pág. 155;
5. Cercana a la alimenticia: L.S. Nº 17, pág. 128.
928
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
466
El Oficio del Servicio de Impuestos Internos está destinado a resolver una
duda que se presentó a raíz de la charla de Maricruz Gómez de la Torre Vargas, citada
en la nota 464 de este segundo tomo, quien consideró esta compensación como un
incremento de patrimonio gravado en el Nº 5º del Art. 20 de la Ley de Impuesto a la
Renta, y reclamó una modificación legal. Un abogado consultó la opinión del Servicio,
el que comenzó por descartar que exista un daño emergente ni tampoco un lucro
cesante, esto es, dejó de lado estos dos elementos de la responsabilidad contractual,
pero señaló que constituía un daño moral, y por ende, es un ingreso no constitutivo
de renta, siempre que, de conformidad con lo dispuesto en el inciso 1º del Nº 1º del
Art. 17 de la Ley sobre Impuesto a la Renta, se declare mediante sentencia judicial
ejecutoriada. Esta última afirmación induce a confusión, creando la duda de si nece-
sariamente deba haber sentencia controversial. En efecto, los Arts. 63 y 64 de la Ley
de Matrimonio Civil contemplan, respectivamente, la compensación económica fijada
por acuerdo de las partes en escritura pública o acta de avenimiento, y aprobadas por
el tribunal, y a falta de acuerdo, corresponderá al juez determinar la procedencia de
ella, fijando su monto.
Pensamos que en ambos casos se cumple el requisito señalado por el Servicio,
porque hay sentencia judicial ejecutoriada, pero planteada la duda, preferimos la
aclaración legal que finalmente se hizo, antes que una mera opinión del Servicio,
jurídicamente discutible. Confirmando esta duda, estando esta edición en prensa,
el Servicio, el 11 de octubre de 2007, emitió el Oficio N° 2890, en que sostuvo que
la compensación económica convencional por avenimiento o transacción, aunque
sea aprobada por el juez, “constituye para la parte que la reciba un ingreso afecto
a la tributación normal establecida en la Ley de Impuesto a la Renta”, lo que pro-
vocó, como es lógico, una fuerte polémica. Es obvio que el elemento que lleva al
legislador a fijar esta compensación no es de orden indemnizatorio, sino que es
una institución propia de la disolución del matrimonio, que así como atiende a
la situación de los hijos, y del régimen matrimonial y su término y liquidación, se
preocupa de la situación económica futura de los cónyuges, y ninguno de estos actos,
como lo destaca el propio consultante al Servicio, en el caso de la liquidación de
la sociedad conyugal y del crédito en el régimen de participación de gananciales,
puede resultar gravado, porque equivalen a reparto del patrimonio conyugal al
término del estado civil respectivo.
Estando en prensa esta obra, se dictó la Ley N° 20.239, de 8 de febrero de 2008,
que agregó un N° 31 en el art. 17 de la Ley de Impuesto a la Renta, Decreto Ley N° 824,
de 1974, para solucionar el conflicto creado por la mencionada circular.
El Art. 17 es el que enumera los ingresos que “no constituyen renta”, y el N° 31,
agregado por la Ley N° 20.239, aclara el problema señalando la exención de dicho
impuesto para “las compesaciones económicas convenidas por los cónyuges en escri-
tura pública, acta de avenimiento o transacción y aquellas decretadas por sentencia
judicial”, extendiéndose la exención a la entrada en vigencia de la nueva Ley de
Matrimonio Civil.
929
LAS OBLIGACIONES
467
Los tribunales se han pronunciado al respecto en varias oportunidades, resol-
viendo:
1. La C.A. de Santiago en sentencia de 24 de noviembre de 2006, publicada en
L.S. Nº 30, pág. 43, aceptó que en esta compensación rige sin restricción la libertad
individual de libre disposición de los bienes;
2. Otra sentencia de la C.A. de Antofagasta de 15 de noviembre de 2006, publicada
en L.S. Nº 30, pág. 45, señaló que para la procedencia de la compensación económica
deben concurrir los siguientes requisitos:
a. Dedicación de quien la reclama al cuidado de los hijos o a las labores del hogar
común;
b. Que además haya estado impedido de desarrollar una actividad económica o
haberlo hecho en menor medida que lo que quería o podía, y
c. Menoscabo económico, considerando, entre otros, los que enumera el inciso 1º
del Art. 62 de la Ley de Matrimonio Civil.
3. Rechazó la C.A. de Rancagua en fallo del 18 de octubre de 2006, publicado en
L.S. Nº 28, tomar en cuenta el cuidado de los hijos y las labores del hogar anteriores
al matrimonio, pero sí aceptó que se considere la edad al momento de la mayoría de
edad de los hijos, y la dificultad de acceder también por edad y falta de calificación al
mercado laboral.
4. La C.A. de Concepción en sentencia de 12 de septiembre de 2006, publicada en
L.S. Nº 26, pág. 117, analiza el concepto del menoscabo económico. Lo mismo hace en
sentencia de 27 de marzo de 2006, publicada en L.S. Nº 15, pág. 163, y otra publicada
en la misma Revista Nº 12, página 1.
5. La C.A. de Rancagua en sentencia de 24 de agosto de 2006, publicada en L.S.
Nº 25, pág. 115, rechazó la compensación económica porque el demandado contribuyó a
la mantención de la mujer y sus hijos durante 25 años, lo que implica que el detrimento
económico ha sido mínimo.
6. Se anuló una sentencia en que se omitió cumplir con el inciso 2º del Art. 64
de la Ley de Matrimonio Civil que si no se demanda la compensación, obliga al juez a
informar a las partes la existencia de este derecho en la audiencia de conciliación: L.S.
Nº 22, pág. 63.
7. En sentencia publicada en L & S Nº 21, pág. 107, se había negado la compensa-
ción porque la parte demandante había estudiado una carrera técnica y tenido ingresos
propios. La C.A. de Rancagua, en fallo de 20 de junio de 2006, consideró que esta cir-
cunstancia disminuye la compensación, pero no la elimina, porque no pudo dedicarse
la reclamante a tiempo completo a su profesión.
8. En sentencia de 3 de junio de 2006, de la misma Corte, publicada en L.S. Nº 20,
pág. 78, se aceptó la demanda, porque la cónyuge se dedicó al cuidado de los hijos y
mantención del hogar común, y el marido, por su nivel de remuneraciones, no podía
contratar servicio doméstico para estas tareas.
9. La C.A. de Santiago el 22 de mayo de 2006, en sentencia publicada la sentencia
en L.S. Nº 19, pág. 162, otorgó su aprobación a un acuerdo de las partes sobre compen-
sación económica, no obstante ser extemporáneo.
10. En sentencia publicada en la misma Revista Nº 17, pág. 128, se accedió a la
compensación económica de una mujer que se casó a los 14 años, por lo cual adolece de
falta de formación escolar, y tomando en cuenta su edad, salud, situación patrimonial y
previsional de ambos cónyuges, y que ya no podría insertarse en la actividad laboral.
11. La C.A. de Rancagua en sentencia publicada en la misma Revista Nº 16, pág.
76, ordenó, aplicando el Nº 2 del Art. 65 de la Ley de Matrimonio Civil, la constitución
de 2 usufructos sobre inmuebles.
930
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
931
LAS OBLIGACIONES
468
Como puede apreciarse, la jurisprudencia ha precisado un poco el marco de la
institución, que como todas las de Derecho de Familia, son muy circunstanciales, por lo
que no hay más remedio que darles a tribunales especializados normas muy generales
que se apliquen con mucho apoyo técnico, y según las particularidades del caso.
932
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
933
LAS OBLIGACIONES
469
Alessandri, ob. cit., Nº 46, pág. 84, y los autores citados por él: Tomasello sigue a
Alessandri, en ob. cit., págs. 259 y sigtes.; Fueyo, ob. cit., T. 1º, Nº 241, pág. 255. Enrique
Barros, ob. cit., págs.1055 y sgtes., bajo el nombre de concurso de responsabilidades.
En cuanto a la jurisprudencia, por vía de ejemplo, RDJ, Ts. 13, sec. 1ª, pág. 110;
27, sec. 1ª, pág. 323; 47, sec. 1ª, pág. 127, y 48, sec. 1ª, pág. 252.
470
Alessandri, ob. cit., Nº 46, pág. 84 y RDJ, Ts. 47, sec. 1ª, pág. 127, y 48, sec. 2ª,
pág. 252, fallos que prácticamente reproducen las opiniones del autor citado. No es el
lugar para examinarla, pues requiere un estudio más detenido, pero cuando menos
queremos destacar que esta opinión es muy dudosa, porque el Art. 10 del C.P.P. no dice
que siempre nazca acción civil, sino que puede nacer cuando está establecido en la ley,
o sea, se remite lisa y llanamente a las normas del Derecho Civil.
934
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
471
Respectivamente, estos fallos se publican en G.J. Nº 301, pág. 138; L.S. Nº 3,
pág. 115, y L.S. Nº 39, pág. 96.
472
Véanse al respecto Jorge Giorgi, Teoría de las Obligaciones en el Derecho Moderno;
Luis Josserand, Derecho Civil, T. 2º, volumen 1º; Marcel Planiol y Georges Ripert, Tratado
Práctico de Derecho Civil francés, Tomo 6º; Mazeaud, obs. cit.: Tratado Teórico-Práctico de la
Responsabilidad Civil Delictual y Contractual, Tomo 1º; y Derecho Civil, Parte 2ª, Tomo 2º.
En Chile, Alessandri, ob. cit., Nº 25, pág. 42; Tomasello, ob. cit., págs. 169 y siguientes:
Claro Solar, ob. cit., T. 11, Nº 1.065, pág. 519; Coustasse e Iturra, ob. cit., Nos 3 a 6,
págs. 15 y siguientes.
935
LAS OBLIGACIONES
936
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
473
Véase la nota anterior. Tampoco Claro Solar le da una aceptación plena.
474
RDJ, Ts. 26, sec. 1ª, pág. 234; 15, sec. 1ª, pág. 324; 47, sec. 1ª, pág. 127, y 48,
sec. 1ª, pág. 252.
475
Alessandri, ob. cit., pág. 44.
476
L.S. Nº 4, pág. 72.
937
LAS OBLIGACIONES
477
El argumento esgrimido contra la teoría unitaria en base a la indemnización
moratoria no es válido, porque justamente ella no existía antes: nace con el incum-
938
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
939
CAPÍTULO VI
INCUMPLIMIENTO RECÍPROCO478
(Excepción del contrato no cumplido y derecho legal de retención)
478
La denominación del capítulo está lejos de ser correcta, pero correspondería
dar a la institución un nuevo nombre que aún no está aceptado o usar un largo título:
derecho del deudor a negarse al cumplimiento si el acreedor no cumple o allana a
cumplir lo que le debe, que parece excesivo.
Hay quienes hablan de mora de ambas partes, para referirse especialmente a la
excepción del contrato no cumplido, pero legalmente es errónea, porque justamente
el Art. 1552 señala que no hay mora para ninguna de las partes (Nº 945).
940
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Sección primera
LA EXCEPCIÓN DEL CONTRATO NO CUMPLIDO
941. Concepto. La excepción del contrato no cumplido o exceptio
non adimpleti contractus es la que corresponde al deudor en un contrato
bilateral para negarse a cumplir su obligación mientras la otra parte no
cumpla o se allane a cumplir la suya.
Como en todas las instituciones propias de los contratos bilaterales,
se ha sostenido que su justificación es la causa: si no se cumple una
obligación, la de la otra parte deja de tener causa, y por ello ésta puede
negarse a cumplirla.479
La objeción también la conocemos ya: la causa existió al tiempo de
celebrarse el contrato, y es requisito de validez del acto, no de cumpli-
miento; y ello se subsana al igual que en la condición resolutaria tácita
(Nos 60 y 523) y en la teoría del riesgo (Nº 1.208), con la noción de la
interdependencia entre las obligaciones recíprocas de las partes.
Además, es indudable el fundamento de equidad de la institución,
pues no es justo que una de las partes se vea obligada a cumplir su
obligación, y a perseguir por otro juicio el cumplimiento de la suya.
En tal sentido ya decíamos que la excepción del contrato no cumplido
entronca en un principio de carácter más general en el Derecho: no
puede exigirse lo que no se está dispuesto a dar. La buena fe debe
presidir el Derecho, y evidentemente no la tiene el acreedor en esa
circunstancia.
Como decíamos, la excepción se puede hacer valer, cualquiera
que sea la forma en que se esté exigiendo el cumplimiento: judicial o
extrajudicialmente.
Si el acreedor en esta última forma exige al deudor el cumplimiento,
éste puede negarse a él aduciendo la deuda recíproca, y de esta negati-
va al cumplimiento no le deriva consecuencia alguna, mientras el que
pretende cobrar no pague o se allane al pago.
Judicialmente, el deudor podrá oponerla a una demanda de cum-
plimiento forzado, de indemnización de perjuicios, o de resolución. El
Código lo dijo únicamente a propósito de la segunda, en el Art. 1552,
pero evidentemente procede en los demás casos, como ya lo vimos al
tratar de la condición resolutoria tácita (Nº 534).
479
RDJ, T. 30, sec. 2ª, pág. 1.
941
LAS OBLIGACIONES
480
RDJ, Ts. 17, sec. 1ª, pág. 224; 30, sec. 2ª, pág. 1; 37, sec. 1ª, pág. 18; 45, sec. 1ª,
pág. 307; G.T. de 1861, Nº 1954, pág. 1.175; de 1924, 2º sem. Nº 103, pág. 499.
481
Véase un extenso estudio en Claro Solar, ob. cit., t. 11, Nos 1.270 y siguientes,
págs. 769 y siguientes.
482
Se ha reconocido que el Art. 1552 aplica la excepción en estudio: RDJ, T. 30,
sec. 2ª, pág. 1.
483
Véase Mazeaud, ob. cit., Parte 2ª, T. 3º, Nos 1.124 y siguientes; págs. 374 y si-
guientes.
942
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
484
Art. 1460 del C. italiano: “en los contratos con prestaciones recíprocas, cada uno
de los contratantes podrá rehusarse a cumplir su obligación si el otro no cumpliese u
ofreciese cumplir simultáneamente la suya, salvo que las partes hubiesen establecido o
que de la naturaleza del contrato resultasen términos diferentes para el cumplimiento.
Sin embargo, no podrá rehusarse la ejecución, si teniendo en cuenta las circunstancias,
la negativa fuese contraria a la buena fe”.
485
RDJ, T. 10, sec. 1ª, pág. 183.
486
RDJ, Ts. 48, sec. 1ª, pág. 479, y 49, sec. 1ª, pág. 237.
487
RDJ, T. 9, sec. 1ª, pág. 79.
488
RDJ, T. 28, sec. 1ª, pág. 239.
489
RDJ, T. 43, sec. 1ª, pág. 48; jurídicamente el fallo no se justifica, pero sí por
razones de equidad.
490
RDJ, T. 32, sec. 1ª, pág. 251; el promitente comprador puede negarse a seguir
pagando el precio de la compraventa prometida, si el promitente vendedor no le ex-
tiende el contrato definitivo en la época estipulada.
943
LAS OBLIGACIONES
491
RDJ, T. 5º, sec. 1ª, pág. 140.
492
RDJ, T. 50, sec. 1ª, pág. 406.
493
RDJ, T. 62, sec. 1ª, pág. 388.
494
Un fallo publicado en la RDJ, T. 45, sec. 1ª, pág. 307, la aceptó para una obligación
de deslindar la cosa vendida; la sentencia de la nota 490 de este segundo tomo, para la
de pagar el precio de la compraventa prometida que no es esencial de la promesa. En
contra: RDJ, T. 39, sec. 1ª, pág. 377, y T. 82, sec. 1ª, pág. 27. Lo esencial en la materia
es evitar el abuso de deudores inescrupulosos, interesados más en eludir su propio
cumplimiento que obtener el ajeno.
495
G.J. Nº 250, pág. 49. En contra, G.J. Nº 252, pág. 48, porque se estaría violando
la buena fe y el Art. 556 Nº 1 del C. de Comercio (C.S., 7 de junio de 2001).
944
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
496
RDJ, T. 65, sec. 1ª, pág. 188. En el mismo sentido, C.A. de La Serena, 8 de no-
viembre de 2006: L.S. Nº 29, pág. 128.
497
Así lo señala expresamente el Código italiano. Véase nota 484 de este segundo
tomo.
498
Véase Repertorio, T. 4º, 2ª edic., nota 1, en la pág. 209; RDJ, Ts. 49, sec. 1ª,
pág. 271, y 56, sec. 2ª, pág. 98; en contra: RDJ, T. 19, sec. 1ª, pág. 359.
945
LAS OBLIGACIONES
499
RDJ, T. 30, sec. 2ª, pág. 1. En contra: G.T. de 1914, enero a abril, Nº 100, pág. 225;
RDJ, Ts. 26, sec. 1ª, pág. 214, y 27, sec. 1ª, pág. 331.
500
RDJ, Ts. 21, sec. 1ª, pág. 859, y 37, sec. 1ª, pág. 18.
501
RDJ, T. 28, sec. 1ª, pág. 222.
502
Véase Repertorio, T. 4º, 2ª ed., nota 3 a la pág. 211, y RDJ, T. 33, sec. 1ª, pág. 486.
En otra oportunidad –T. 10, sec. 1ª, pág. 416–, se rechazó la excepción porque las par-
tes habían sometido a la decisión de un tercero si la mercadería estaba correcta, y no
obstante el pronunciamiento de éste, el deudor se negó a recibirla.
946
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
503
Ob. cit., T. 4º, pág. 532.
504
Se han hecho muy frecuentes, especialmente en materia de arriendos, cláu-
sulas que limitan la facultad del arrendatario para demandar o excepcionarse ante su
arrendador. El Código italiano contempla en su Art. 1462 la posibilidad, con ciertas
limitaciones, de que se convenga que una de las partes no pueda excepcionarse a fin
de evitar o retardar la prestación debida. Messineo habla de una verdadera cláusula de
solve y repete (ob. cit., T. 4º, pág. 533), por la semejanza con la misma en el Derecho
Tributario. El deudor primero paga, y en el juicio correspondiente podrá reclamar el
cumplimiento que a él se le debe.
947
LAS OBLIGACIONES
Entre nosotros, a falta de una disposición como el Art. 1462 del Código italiano,
nos parece que en principio deben rechazarse todas estas convenciones alteradoras de
los derechos de la partes para accionar y excepcionar en el proceso. No está envuelto
su mero interés particular, sino la organización del proceso mismo; están involucrados
factores de orden público y hasta de derecho público (Art. 1462 C.C.).
505
G.T. 1913, 2º sem., Nº 1.096, pág. 1.159 (imposibilidad de inscribir).
506
RDJ, Ts. 7º, sec. 1ª, pág. 240; 9º, sec. 2ª, pág. 63; 11, sec. 2ª, pág. 1, y 16, sec. 1ª,
pág. 330. En igual sentido, Alessandri, De la compraventa, etc., ob. cit., T. 2º, Nº 1.534,
pág. 398.
507
Así, se ha resuelto que si el deudor se había obligado a efectuar remesas perió-
dicas de mercaderías, y suspende los envíos por no habérsele pagado los anteriores, no
hay mora: G.T. de 1913, 1er sem., Nº 469, pág. 1.550. Si el acreedor se comprometió a
alzar la mitad de la hipoteca, pagada una parte de la deuda, y no lo hizo, no hay mora
por el no pago del saldo: G.T. 1918, julio-agosto, Nº 374, pág. 1.128.
948
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
EL DERECHO LEGAL DE RETENCIÓN
947. Concepto. Hemos ya advertido que el derecho legal de
retención, aún más marcadamente que la excepción del contrato
no cumplido que venimos de estudiar, es una institución en plena
evolución y de desarrollo reciente; tanto es así que son muchos los
508
Ob. cit., T. 10, Nº 1.107, pág. 575. El Código suizo, Art. 897, lo considera así y
sólo lo da si el deudor es insolvente.
949
LAS OBLIGACIONES
950
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
509
Véase Claro Solar, ob. cit., T. 11, Nº 1.097, pág. 560.
510
Creemos de interés reproducir las disposiciones de los Códigos alemán y suizo
en la materia. Código Civil alemán: Art. 273: “Si en virtud del mismo hecho jurídico de
donde resulte su obligación, el deudor tiene un derecho de crédito vencido contra su
acreedor, puede negarse a realizar su prestación, a menos que resulte lo contrario de la
obligación, mientras que la prestación que se le debe no se haya efectuado.
El que deba devolver un objeto goza del mismo derecho si tiene una pretensión
pendiente por razón de expensas hechas por él en ese objeto o por un daño que dicho
objeto haya causado, a menos que haya obtenido el objeto por medio de un acto ilegal
cometido de intento.
Además, el acreedor puede rechazar el derecho de retención ofreciendo una
garantía; pero esa garantía no puede consistir en una fianza”.
Art. 274: “Frente a la acción intentada por el acreedor, el derecho de retención
no surte otro efecto, a favor del deudor, que el de entrañar contra él una condena a
entregar contra entrega recíproca.
En virtud de esa condena, el acreedor puede proceder al cumplimiento forzoso, sin
efectuar su contraprestación, si su adversario ha sido constituido en mora de recibir”.
Puede advertirse que en la fórmula del inc. 1º del Art. 273 cabe perfectamente la
excepción del contrato no cumplido, no obstante que a ella se refiere específicamente
el Art. 320: “quienquiera que es obligado, en virtud de un contrato sinalagmático puede
rehusar la prestación que le incumbe hasta que la contraprestación sea efectuada, salvo
que se haya obligado a la ejecución el primero”.
Código suizo, Art. 895: “El acreedor que, con consentimiento de su deudor, se
encuentre en posesión de cosas mobiliarias o de títulos valores pertenecientes a este
último, tiene el derecho de retenerlos hasta el pago, con la condición de que su crédito
sea exigible y que tenga una relación natural de conexión con el objeto retenido. Esta
conexión existe para los comerciantes desde el instante que la posesión de la cosa y el
crédito resulten de sus relaciones de negocios.
951
LAS OBLIGACIONES
952
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
953
LAS OBLIGACIONES
950. Requisitos del derecho legal de retención. Advertimos que fijar los
requisitos del derecho legal de retención tiene un interés más bien
doctrinario en nuestro país, puesto que, de acuerdo a lo que se dirá
en el número siguiente, no concurre sino en los casos expresamente
511
Véase La Filiación y sus Efectos, Nº 233, pág. 320.
954
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
952. II. Tenencia legítima de la cosa por quien invoca el derecho. Para
invocar la retención es necesario que el acreedor tenga la cosa en que
se va a ejercer en su poder; si pierde dicha tenencia, ya no podrá ejercer
este derecho (Nº 959).
955
LAS OBLIGACIONES
953. III. Crédito cierto, líquido y exigible del retenedor. El crédito del
retenedor debe ser en contra de la persona a quien debe entregar o
restituir la cosa; el crédito debe ser cierto, y al retenedor le correspon-
derá acreditarlo.
La doctrina ha agregado el requisito de liquidez o de fácil liquida-
ción, pero cabe advertir que únicamente entre nosotros lo exige la ley
en la prenda: Art. 2401, Nº 1º.
Lo que es sí indiscutible es que el crédito debe ser exigible, porque
si no, por este medio el retenedor obligaría a su deudor a pagarle antici-
padamente. También el Art. 2401, en su Nº 3º, destaca esta exigencia.
954. IV. La conexión. Este requisito sólo tiene real importancia cuando
el derecho legal de retención está establecido en términos generales, a
fin de evitar una aplicación exagerada que permita al acreedor retener
cualquier cosa que tenga del deudor por cualquier motivo que sea, para
garantizar el pago de sus obligaciones.
Entre nosotros, si hemos sostenido la aplicación restringida de la
retención a los casos expresamente legislados, carece de toda otra tras-
cendencia que la investigación teórica, determinar cuál es la conexión
que exige el legislador.
El punto ha sido muy discutido en doctrina, distinguiéndose fun-
damentalmente tres posiciones:
1º. La conexión legal.
La ley es la que establece la procedencia de la retención única y
exclusivamente en consideración a la relación que une al retenedor y la
persona a quien la cosa debe entregarse, sin que exista necesariamente
relación alguna entre la cosa y el crédito, en cuya virtud se retiene. Es
512
Se ha fallado que el arrendador no requiere confeccionar inventario para gozar
del derecho legal de retención: RDJ, T. 38, sec. 1ª, pág. 551.
956
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
513
Tan relativo es el punto de la conexión, que en Francia, por ejemplo, se ha
aceptado aunque el crédito nazca de una relación jurídica diversa de aquella en
cuya virtud el retenedor tiene la cosa; es el caso del dueño de un garaje a quien se le
adeuda una reparación anterior, y nuevamente se le lleva el vehículo para un arreglo.
Puede retenerlo mientras no se le paguen ambos trabajos. La única exigencia es que
los vínculos jurídicos sean, como en esta situación, de la misma naturaleza. Mazeaud,
ob. cit., Parte 3ª, T. 1º, Nos 113 y siguientes, págs. 157 y siguientes, quien, como puede
apreciarse, lo trata entre las garantías.
957
LAS OBLIGACIONES
955. V. La cosa debe ser del deudor. El requisito resulta obvio, pues si
la cosa no perteneciera a éste, el verdadero dueño tendrá el derecho
de reclamarla.
Pero si se trata de indemnizaciones que se deban por expensas o
mejoras en la cosa misma, podrán también oponerse al dueño, aunque
la tenencia de la cosa para el retenedor no haya provenido de éste. El
verdadero dueño reivindicará la cosa, y se le exigirá el pago de dichas
expensas o mejoras.
514
F.M. Nº 448, sent. 11, pág. 401.
958
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
959
LAS OBLIGACIONES
960
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
961
CAPÍTULO SÉPTIMO
Sección primera
GENERALIDADES
515
RDJ, Ts. 14, sec. 1ª, pág. 147, y 23, sec. 1ª, pág. 306.
C.A. de Santiago, 26 de mayo de 2006, que además analiza las relaciones entre la
insolvencia y la quiebra (L. & S.).
962
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
963
LAS OBLIGACIONES
516
Para las relaciones entre insolvencia y quiebra véanse el interesante artículo
de Sergio Baeza Pinto: “La insolvencia como presupuesto de la quiebra en nuestra
legislación”, publicado en la RDJ, T. 65, 1ª parte, págs. 64 y sigtes., y el informe en De-
recho de don Raúl Varela Varela: “De la insolvencia del deudor y de la legitimación del
demandante para accionar como presupuestos de la declaración de quiebra”, también
en la RDJ, T. 66, 1ª parte, págs. 149 y sigtes.
La verdad es que conceptualmente no se concibe la quiebra sin la insolvencia
del deudor, pero a fin de facilitar su declaración, nuestra legislación prefirió omitir
su discusión, estableciendo causales muy claras para provocarla. Al acreedor le basta
acreditar que ellas concurren, sin necesidad de tener que probar la falta de solvencia
del deudor. Esto ha provocado el abuso de la institución, pero es obvio que la quiebra
seguirá adelante únicamente si el deudor es insolvente; en general todas las causales
presuponen una cesación general de los pagos, con la excepción de la falta de pago de
una obligación mercantil para el deudor comerciante.
En cambio, aunque el punto se discutió, y en virtud de lo dispuesto por los Arts. 130
a 132 del DFL 251 sobre sociedades anónimas, sobre todo después de la reforma de la
Ley Nº 17.308 de 1º de julio de 1970, para dichas sociedades la insolvencia era requisito
de su declaración en quiebra. Así se había resuelto en sentencia publicada en la RDJ,
T. 66, sec. 1ª, pág. 49. Ello ha dejado de ser así con la dictación de la Ley 18.046 de 22 de
octubre de 1981 que reemplazó a dicho DFL 251, y respecto a su declaración de quiebra
somete a las sociedades anónimas a la legislación común (Art. 101).
964
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
QUIEBRA Y CESIÓN DE BIENES
517
Véase nota 7. Las empresas constructoras de viviendas que habían alcanzado gran
difusión, por su carácter civil no se sujetaban a las condiciones del deudor comerciante,
lo que no se justificaba, pues son una empresa industrial como cualquiera otra. Ello fue
corregido por el Art. 14 del D.L. 1.953 de 15 de octubre de 1977, que agregó un Nº 20
al Art. 3º del C. Co., y en cuya virtud son actos de comercio: “Las empresas de construc-
ción de bienes inmuebles por adherencia, como edificios, caminos, puentes, canales,
desagües, instalaciones industriales y de otros similares de la misma naturaleza”.
Sin embargo, sigue teniendo importancia en el art. 43 Nº 1º la naturaleza mercantil
de la obligación que se demanda.
En fallo publicado en la G.J. Nº 258, pág. 84, se declaró que las obligaciones
emanadas de un pagaré constituyen acto de comercio para todos los que lo firman, de
acuerdo al Art. 3º Nº 10 del C. Co.
965
LAS OBLIGACIONES
966
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Entre los del C.C. podemos citar la incapacidad del fallido para ser
guardador (Art. 497, Nº 4º); la expiración del mandato por quiebra del
mandante o mandatario (Art. 2163, Nº 6º); en la sociedad (Art. 2106);
la caducidad del plazo (Nº 474); etc.
Finalmente, recordemos que el Título 12 reglamenta lo que hoy la ley
califica como un concurso de convenios (Art. 1º, inc. 1º). Anteriormente la
ley distinguía entre el convenio extrajudicial y el judicial. Hoy al primero
lo llama “acuerdos extrajudiciales”, con una evidente liberalización en
las exigencias y una disminución de sus efectos, y el judicial puede ser
judicial preventivo y simplemente judicial, según si se efectúa antes de
la declaración de la quiebra o una vez producida ella.
518
Si en un convenio el deudor transfiere sus bienes a los acreedores, hay dación
en pago y no cesión de bienes (F.M., Nº 277, pág. 551, diciembre de 1981).
También sobre cesión de bienes y dación en pago, véase sentencia publicada en
F.M. Nº 326, sent. 15, pág. 261.
Otro caso en que se analizó un convenio judicial que implica una cesión de bienes
se publicó en RDJ, T. 85, sec. 2ª, pág. 20.
967
LAS OBLIGACIONES
ploten para el pago de las deudas; pero semejante acuerdo se rige por
los convenios y no por las normas que pasamos a ver muy brevemente
por la razón señalada.
519
RDJ, T. 37, sec. 1ª, pág. 340.
520
G.T. de 1866, Nº 1.271, pág. 550.
968
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
521
Sobre este Nº, G.T. de 1861, Nº 835, pág. 518.
522
Sobre este Nº, G.T. de 1868, Nº 159, pág. 77.
523
El precepto habla de “venta”; se presentó un caso en que uno de los acreedo-
res, hecha la cesión y con la aceptación de todos los acreedores, se adjudicó la finca
hipotecada. La Corte de Santiago declaró que no cabía revocar la cesión: RDJ, T. 26,
sec. 2ª, pág. 1.
524
RDJ, T. 32, sec. 1ª, pág. 489.
525
En fallo publicado en la RDJ, T. 20, sec. 1ª, pág. 415, se declaró inaplicable el
Art. 1618, y la exclusión de los bienes inembargables a una cesión de un solo bien a los
acreedores por convenio privado. Véase también la nota Nº 740; el mismo fallo de la RDJ,
T. 24, sec. 1ª, pág. 215, que negó lugar a aplicar en la quiebra las inembargabilidades
ajenas al Art. 1618 del C.C., extendió esta solución a la cesión de bienes, lo que merece
igual crítica a Claro Solar, ob. cit., T. 12, Nº 1.643, pág. 345.
969
LAS OBLIGACIONES
526
G.T. de 1865, Nº 947, pág. 385.
527
RDJ, T. 12, sec. 1ª, pág. 432.
528
G.T. de 1876, Nº 2.683, pág. 1.381.
529
RDJ, T. 31, sec. 1ª, pág. 454.
530
RDJ, T. 28, sec. 1ª, pág. 252; sin embargo, el fallo se fundamentó en una limita-
ción al derecho de dominio por la cesión; como lo señala Óscar Dávila en comentario
a la sentencia, el deudor no puede reivindicar porque ya no es dueño. El dominio pasó
al adquirente.
531
G.T. de 1934, 1er sem., Nº 87, pág. 468.
970
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
(Nos 2º y 3º del Art. 1619). El Art. 254 de la Ley de Quiebras (ver Nº 964)
fija un límite a esta responsabilidad del cedente: prescribe en el plazo
de 5 años contados desde que se haya aceptado la cesión.532
Las deudas quedan extinguidas desde la fecha del pago, y no de la
aceptación de la cesión.533
A la inversa, si los bienes resultan excesivos para el pago de todas
las deudas, el remanente pertenece al deudor por la razón ya señalada
de que la cesión no le hace perder su dominio.
4º. Beneficio de competencia.
El cedente tendrá derecho a invocar el beneficio de competencia
que pasamos a estudiar en la siguiente sección (Art. 1626, Nº 6º).
5º. Apremio personal.
El Nº 1º del Art. 1619 declara al cedente libre de apremio personal,
en lo que estribaba la trascendencia de la institución antes de derogarse
la prisión por deudas (Nº 580).
Sección tercera
EL BENEFICIO DE COMPETENCIA
969. Concepto y reglamentación. Reglamenta esta institución el párrafo
10 del Título 14 del Libro 4º, “Del pago con beneficio de competencia”,
Arts. 1625 a 1627.
El primero da un concepto de la institución: “es el que se concede
a ciertos deudores para no ser obligados a pagar más de lo que bue-
namente puedan, dejándoseles en consecuencia lo indispensable para
una modesta subsistencia, según su clase y circunstancias, y con cargo
de devolución cuando mejoren de fortuna”.
El Código, al igual que en la cesión de bienes, destaca el carácter
de modalidad del pago del beneficio de competencia, pero la ver-
dad es que constituye una causal de incumplimiento, no un modo
de extinguir la obligación, o de suspensión del mismo; el deudor
se exceptúa legítimamente de cumplir, cancela únicamente lo que
pueda, y hasta esa cuantía se extingue la obligación por pago, pero
532
Resulta que actualmente la acción de los acreedores para el cobro del saldo
insoluto dura más que la que tenían para exigir su crédito. De acuerdo a la modificación
de la ley 16.952 al Art. 2515 ésta dura 5 años desde que la obligación se hizo exigible; en
cambio, en este caso prescribe a los 5 años contados desde la cesión. La intención de la
Ley de Quiebras fue señalar un plazo más breve, pero la reforma indicada (Nº 1.234)
lo dejó ahora de mayor extensión. Prácticamente se produce una interrupción en la
prescripción.
533
G.T. de 1934, 1er sem., Nº 87, pág. 468.
971
LAS OBLIGACIONES
534
En el juicio ejecutivo, puede oponerse el beneficio de competencia como excep-
ción, asilándose en el Nº 7º del Art. 464, esto es, falta de requisitos para que el título tenga
fuerza ejecutiva: RDJ, Ts. 8º, sec. 1ª, pág. 215, y 15 sec. 1ª, pág. 158. En igual sentido, Claro
Solar, ob. cit., T. 12, Nº 1.662, pág. 359. Así quedó constancia por lo demás en la historia
fidedigna del C.P.C. En la sesión 26 de la Comisión Mixta se discutió el punto: “El Sr. Ba-
llesteros estima que el beneficio de competencia es una excepción que está comprendida
en el Nº 7º de este artículo y que por esta razón no es necesario consignarla expresamente.
Así lo estimó también la Comisión”. También sobre el carácter de excepción del beneficio
de competencia: G.T. de 1862, Nº 328, pág. 143.
535
No se transmite: G.T. de 1870, Nº 1.400, pág. 625. En contra, G.T. de 1873,
Nº 1.949, pág. 881. A nuestro parecer el primero está en la buena doctrina.
536
G.T. de 1882, Nº 2.669, pág. 1.514.
972
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
2º. Consocios.
El Nº 4º concede el beneficio de competencia a los consocios del
acreedor, con dos limitaciones: que no hayan incurrido respecto a éste
en alguna de las causales de desheredamiento de los ascendientes y
descendientes, según el citado Art. 1208, y que se trate de las acciones
recíprocas que nacen del contrato de sociedad.
Estas circunstancias que obstaculizan la concesión del beneficio
equivalen en los alimentos a la injuria grave o atroz, que privan de éste
o lo disminuyen (Art. 324).
3º. Donante.
Corresponde el beneficio de competencia al donante, pero sólo en
cuanto se le trate de hacer cumplir la donación (Nº 5º).
537
G.T. de 1863, Nº 2.240, pág. 850.
538
G.T. de 1894, T. 2º, Nº 2.364, pág. 619; RDJ, T. 15, sec. 1ª, pág. 158.
973
LAS OBLIGACIONES
Sección cuarta
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS542
973. Reglamentación y pauta. El Código trata “De la prelación de
créditos” en el Título 41 del Libro 4º (penúltimo título de este libro), des-
pués de haber reglamentado en particular los diferentes contratos.
La ubicación es criticable, pues la prelación de créditos, ya que
tiene por objeto establecer cómo se pagan éstos cuando entran en
concurrencia, es un efecto de la obligación.
Por otra parte, del título en cuestión sólo los Arts. 2469 a 2491 co-
rresponden a la prelación de créditos; los Arts. 2465 y 2466 se refieren
a la garantía general patrimonial (Nº 581), y los Arts. 2467 y 2468 a la
revocación de los actos del deudor posteriores a la quiebra o anteriores
a ella, pero fraudulentos (Nº 773).
La ubicación lógica de la prelación de créditos estaría en los efec-
tos de la obligación, o quizás lisa y llanamente en la quiebra, donde
adquiere su mayor trascendencia; hemos ya dicho que las preferencias
para el pago pueden invocarse aunque no haya quiebra, pero común-
mente se harán efectivas en ésta o en una cesión de bienes; en gene-
ral, habiendo concurrencia de acreedores. También puede aplicarse
en caso de tercerías de pago o prelación. Por eso se ha fallado que la
prelación de créditos es de aplicación general, y por ende, tiene lugar
en los convenios judiciales del deudor.543
Trataremos esta importante materia en siete párrafos: el primero,
para la institución en general; el segundo, para los privilegios, y los
siguientes, para cada una de las cinco categorías de créditos que esta-
blece el Código.
539
G.T. de 1880, Nº 1.844, pág. 1.306.
540
G.T. de 1872, Nº 1.984, pág. 916.
541
G.T. de 1862, Nº 684, pág. 270, y de 1884, Nº 1.878, pág. 1.162.
542
Véase además de las obras sobre Obligaciones, el Tratado de la Prelación de Crédi-
tos, de Hernán Larraín Ríos, Distribuidora Forense, Santiago, 1998, con un detallado
análisis de la institución.
543
C.A. de Santiago, 23 de septiembre de 2004. G.J. Nº 291, pág. 235.
974
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 1º
La prelación de créditos en general
544
La tercería de pago tiene por objeto concurrir a la misma ejecución, a falta de
otros bienes embargables; la de prelación, hacer presente la causal de preferencia para
el pago del tercerista (Art. 518 del C.P.C.).
975
LAS OBLIGACIONES
976
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
Los privilegios
977
LAS OBLIGACIONES
545
Somarriva, Cauciones, Nº 7º, pág. 11, ob. cit.
Fallos publicados en la RDJ, T. 85, sec. 1ª, fallos 47 y 165, declararon que los privi-
legios no son derechos reales ni personales, sino accesorios del crédito.
978
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
546
El privilegio es legal y debe ser invocado por el acreedor, según lo señala un
fallo publicado en la RDJ, T. 85, sec. 1ª, pág. 147.
979
LAS OBLIGACIONES
ridos. Por otra parte, si ello fuera lícito, todos los acreedores contractuales
exigirían privilegio, so pena de no otorgar el crédito.
De este principio derivan variadas consecuencias, de las que des-
tacaremos tres:
1º. Pago por consignación.
Vimos en su oportunidad en el Nº 648 que a firme la consignación
puede ser aún retirada con consentimiento del acreedor, pero la obli-
gación siempre se considera extinguida, naciendo una nueva entre las
partes, sin que los accesorios de la primera pasen a la segunda, a menos
que las partes así lo acuerden; pero esta renovación no alcanza a los
privilegios por su carácter legal, distinción que destaca perfectamente
el Art. 1607.
2º. En la novación no hay reserva de privilegios.
En la parte que sigue veremos que la novación extingue la obligación
primitiva y sus accesorios, pero la convención de los interesados puede
mantener éstos para la nueva deuda (Art. 1642), pero los privilegios de
la primera obligación se extinguen irrevocablemente con la novación
(Art. 1641), esto es, no pueden las partes mantenerlos, porque sólo la
ley es la que otorga a un crédito la calidad de privilegiado (Nº 1.115).
3º. El privilegio es de derecho estricto.
De ahí que no puede ser extendido a otras situaciones que las pre-
vistas por la ley, aunque tengan una gran analogía. Su interpretación
es siempre restrictiva.
Así lo habíamos señalado al estudiar en la solidaridad el caso en
que el crédito fuere privilegiado respecto de alguno de los deudores
solidarios, y concluíamos con la opinión general de que a pesar de
las vacilaciones jurisprudenciales, es obvio que esta circunstancia no
otorga al crédito igual carácter privilegiado respecto de los restantes
codeudores, a menos que el vínculo sea el mismo (Nº 410).
No obstante este carácter legal, el privilegio es perfectamente re-
nunciable, puesto que está establecido en el mero interés del acreedor
titular del crédito que lo goza.547 Basta pensar que éste puede remitir
íntegramente la deuda, para concluir que con mayor razón está facultado
para correr el albur de los créditos comunes, si así lo desea.
Y por la misma razón no procede aplicarlos de oficio por el tribunal,
dado, además, que en materias civiles los jueces, si no por excepción,
están facultados para hacerlo. No obstante, en una ocasión se resolvió
lo contrario para un crédito de un hijo de familia. 548
547
G.T. de 1895, Nº 1.890, pág. 851, y de 1898, 1er sem., Nº 159, pág. 92.
548
RDJ, T. 30, sec. 1ª, pág. 368.
980
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
549
G.J. Nº 249, pág. 91.
981
LAS OBLIGACIONES
llegan por sucesión por causa de muerte es posible que sean de mayor
preferencia que ellos.
El legislador resuelve el problema en el Art. 2487, efectuando un
distingo:
Si los herederos aceptan sin beneficio de inventario o los acreedores
hereditarios y testamentarios no invocan el beneficio de separación, todos
los privilegios de 1ª ó 4ª clase, tanto los que existían contra el causante
como contra los herederos, concurren en el orden que naturalmente
les corresponde en todo el patrimonio de éstos. Y así, los impuestos
fiscales adeudados por el causante, y los que deba el heredero, serán
ambos créditos de la 1ª clase para pagarse con la preferencia del Nº 9º
del Art. 2472 en igualdad de condiciones.
En cambio, si hay beneficio de inventario o separación, las prefe-
rencias que existían contra el causante sólo pueden hacerse efectivas
en los bienes hereditarios; como dice el precepto “afectarán solamente
los bienes inventariados o separados”. En el ejemplo propuesto, los
impuestos adeudados por el causante se cobrarán únicamente en los
bienes hereditarios; y los del heredero en los suyos propios. Y en ellos
gozarán únicamente de sus respectivos privilegios.
Párrafo 3º
Los créditos de la primera clase
982
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
983
LAS OBLIGACIONES
987. II. Las expensas funerales necesarias del deudor difunto. Les otor-
ga privilegio de 1ª clase el Nº 2º del Art. 2472, y no ha experimentado
ninguna variación desde la dictación del Código.
550
RDJ, T. 32, sec. 1ª, pág. 489.
551
Respectivamente, los fallos son los siguientes:
1. Los gastos judiciales efectuados por un acreedor, no en interés general de todos,
sino en el suyo particular, no gozan de privilegio: RDJ, T. 36, sec. 2ª, págs. 18 y 77, sec.
2ª, pág. 177.
2. El de los abogados de la fallida que solicitó su quiebra se publicó en G.J. Nº 242,
pág. 102, y
3. El del síndico, se publicó en G.J. Nº 289, pág. 177 (C.A. de Santiago, 20 de julio de
2004, con voto disidente que acogía la impugnación, porque el privilegio sólo se extendería
a los honorarios aprobados por la Junta de Acreedores, o por el juez en subsidio).
984
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
988 bis. IV. Los gastos de la quiebra. Según el Nº 4º del Art. 2472 con
la redacción que le dio la Ley 18.175, constituyen crédito privilegiado
de la primera clase “los gastos en que se incurra para poner a disposi-
ción de la masa los bienes del fallido, los gastos de administración de
la quiebra, de realización del activo y los préstamos contratados por el
síndico para los efectos mencionados”.
En armonía con esta disposición, el inc. 2º del Art. 44 de la Ley de
Quiebras (véase Nº 964) dispone que junto con solicitar la quiebra el
peticionario deberá acompañar vale vista o boleta bancaria a la orden del
tribunal por una suma equivalente a 100 unidades de fomento. Agrega el
precepto: “dicha suma será considerada como un crédito del solicitante
en contra del fallido, que gozará de la preferencia establecida en el Nº 4º
del Art. 2472 del Código Civil” (véase también Art. 132, inciso 2º de la
Ley de Quiebras (véase Nº 964).
985
LAS OBLIGACIONES
552
El precepto del Código del Trabajo planteaba un problema, pues no dijo si se
aplicaba también a los empleados el límite de los 3 meses del C.C. La Corte Suprema lo
había resuelto a favor de la limitación: RDJ, Ts. 31, sec. 1ª, pág. 240, y 37, sec. 1ª, pág. 24.
La reforma de la Ley 13.923 eliminó el límite.
553
Respecto de las modificaciones de la Ley Nº 13.923 véase Alejandro Silva Bas-
cuñán, Preferencia, inembargabilidad y prescripción de los derechos de obreros y empleados, RDJ,
T. 57. Parte primera, pág. 1, y la primera edición de esta obra.
554
Sobre las modificaciones del D.L. Nº 1.773 véase Repertorio, T. 12, año 1981,
pág. 50.
986
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
987
LAS OBLIGACIONES
555
F.M. Nº 381, sent. 11, pág. 426.
988
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
556
Véase al respecto, Repertorio, T. 12, pág. 50, y la primera edición de este libro.
Se había fallado que el privilegio se extendía a los intereses y multas por imposiciones
atrasadas: RDJ, T. 60, sec. 3ª, pág. 1, y el Art. 3º del D.L. 1.773 así lo estableció, y antes
de la Ley Nº 17.322 de 19 de agosto de 1970 se había fallado que el privilegio no se
extendía a los organismos privados de compensación de la asignación familiar: RDJ,
T. 60, sec. 3ª, pág. 4. Esto fue aclarado por la misma ley en su Art. 31.
989
LAS OBLIGACIONES
557
G.J. Nº 277, pág. 266.
990
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
991
LAS OBLIGACIONES
559
RDJ, T. 90, sec. 2ª, pág. 191.
560
C.A. de Concepción de 2 de junio de 2006. L.S. N° 19, pág. 75.
992
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
993. I. Los créditos de 1ª clase se pagan desde que haya fondos para
ello. De acuerdo al Art. 148 de la Ley de Quiebras (véase Nº 964), no
hay que esperar las resultas de ésta para pagar los créditos privilegia-
dos de 1ª clase.
Al respecto hay que hacer un doble distingo. Primero, entre los que
no han sido objetados de los que han sufrido impugnación. Porque el
acreedor junto con verificar su crédito en el procedimiento de quiebra,
debe alegar la preferencia que pretende para éste, y tanto aquél como
ésta pueden ser impugnados, esto es, desconocidos.
A los que no han sido objetados en cuanto a su monto, preferencia
o procedencia se les va pagando en el orden en que se encuentran
enumerados en el Art. 2472, reservando únicamente lo necesario para
los gastos subsiguientes de la quiebra, y para los impugnados. Respecto
a éstos, en consecuencia, el síndico hará la reserva, y los pagará cuando
su monto o privilegio deje de estar sujeto a litigio.
La Ley de Quiebras, Nº 18.175 (véase Nº 964), hace distinciones
entre los distintos números del Art. 2472, para los efectos de su pago.
Se pueden distinguir las siguientes reglas diferentes:
a. Hay créditos que no necesitan verificación, y que son los de los
Nos 1 y 4 del Art. 2472 salvo los señalados en el inciso siguiente (inci-
so 2º del Art. 148). Esta contraexcepción fue introducida por la Ley
Nº 20.004, de 8 de marzo de 2005, estableciendo algunos límites en
el afán ya señalado de corregir el alto porcentaje de los créditos con
preferencia, que dejan muy poco para los valistas.
b. Los del Nº 5 de este artículo serán pagados aun antes de su ve-
rificación con cargo a los primeros fondos del fallido de que se pueda
disponer, administrativamente, siempre que existan antecedentes do-
cumentarios que los justifiquen, y
c. Los de los incisos 4º y 5º del Art. 148, según la redacción que le
dio la Ley Nº 19.550, de 30 de septiembre de 1993:
“Igualmente se pagarán sin necesidad de verificación previa y en
los mismos términos establecidos en el inciso anterior, los créditos por
las indemnizaciones convencionales de origen laboral hasta el límite
de un equivalente a un mes de remuneración por cada año de servicio
y fracción superior a seis meses, y por las indemnizaciones legales del
993
LAS OBLIGACIONES
561
RDJ, Ts. 41, sec. 1ª, pág. 190, y 42, sec. 1ª, pág. 10. En igual sentido, Rafael Mery,
ob. cit., Nº 209, pág. 390; Arturo Alessandri R., La Prelación de Créditos, Santiago, 1940,
Nº 42, págs. 33 y 34. En contra de esta opinión, Somarriva, Cauciones, ob. cit., Nº 456,
pág. 464.
994
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
995
LAS OBLIGACIONES
995. III. Los créditos de 1ª clase prefieren entre sí en el orden en que están
enumerados. Los créditos privilegiados de la 1ª clase concurren entre sí
en el orden en que los enumera el Art. 2472, o sea, se pagan primero
las costas judiciales, luego las expensas funerarias, y así sucesivamente
hasta rematar en último lugar con los impuestos fiscales de retención
y recargo. Así lo disponen los Arts. 2473 del Código y 148 de la Ley de
Quiebras (véase Nº 964) con las salvedades señaladas en el Nº 993.
En consecuencia, estos créditos se prefieren por su orden numérico
sin que tengan importancia alguna sus respectivas fechas, como ocurre,
en cambio, en los créditos de 4ª clase. Y si resultan insuficientes los bie-
nes para pagarlos a todos, aun recurriendo a los afectos a preferencias
especiales, se pagarán únicamente los que alcancen.
Recordemos que, según lo dicho en el Nº 982, si no ha mediado
beneficio de inventario o separación, concurren conjuntamente en los
bienes del heredero y de la herencia las preferencias contra el causante
y su sucesor (Art. 2487, inc. 1º).
Párrafo 4º
Los créditos privilegiados de 2ª clase
996
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
562
Véase la primera edición de esta obra, Nº 1.003, pág. 651.
997
LAS OBLIGACIONES
998
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Los Arts. 814 y siguientes del C. Co., reglamentan con ligeras va-
riantes el privilegio de la prenda mercantil.
Fácil es comprender que el legislador ha otorgado privilegio a la
prenda por su carácter de caución; el deudor obtiene créditos gracias
a la seguridad de la prenda, la que sería nula si ella careciere de pre-
ferencia para el pago.
Ya hemos señalado que la prenda como privilegio presenta algunas
particularidades, porque si bien es el legislador quien le otorga privile-
gio, son las partes al convenir esta caución las que confieren la calidad,
de privilegiado al crédito asegurado, que sin la prenda puede carecer
de él. Y así, por ejemplo, si A da en mutuo a B $ 100.000, éste crédito
es común, pero si, para seguridad del mismo, B da en prenda a A un
automóvil de su propiedad A adquiere el privilegio para pagarse de su
mutuo preferentemente con el producto del remate del automóvil dado
en prenda. De ahí la importancia de ésta como caución.
Y en seguida, porque la prenda es un derecho real, por lo cual,
a diferencia de lo que ocurre con los demás privilegios, el acreedor
goza del derecho de persecución. Por ello el Art. 2393 dispone: “si el
acreedor pierde la tenencia de la prenda, tendrá acción para recobrarla
contra toda persona en cuyo poder se halle, sin exceptuar al deudor
que la ha constituido”.
Pero el privilegio de la prenda se entiende con dos limitaciones.
La primera que el acreedor ejerza la acción prendaria; si demanda su
acción personal y embarga otros bienes del deudor, carece de prefe-
rencia para el pago. Y en seguida, como veremos luego, el privilegio se
extiende como todos los de 2ª clase hasta el producto de la subasta de
los bienes en que recae la preferencia. Por el saldo insoluto que reste
no hay privilegio (Nº 1.007).
Se extiende, también, de acuerdo al Art. 924 del C.P.C., al precio de
la cosa expropiada, y según el Art. 555 del C. Co., a la indemnización por
siniestro de la cosa empeñada. Dice este último precepto: “la cosa que es
materia del seguro es subrogada por la cantidad asegurada para el efecto de
ejercitar sobre ésta los privilegios e hipotecas constituidos sobre aquélla”.
563
Véase Somarriva, Cauciones, ob. cit., Nº 212, pág. 205, y Nº 302 y siguientes,
págs. 280 y siguientes. Fuera de los citados en el texto, son casos de interés las prendas
999
LAS OBLIGACIONES
1000
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
DISPOSICIÓN TRANSITORIA
564
Las otras prendas especiales derogadas se refieren: la del D.F.L. Nº 164, a la
concesión de obra pública; la de la Ley Nº 19.542, al sector portuario; la de la Ley
Nº 19.425, a la prenda especial de concesiones; el D.L. 1939, a la concesión; la de la Ley
Nº 19.865, al mejoramiento urbano, y la Ley Nº 19.712, Art. 60, a una prenda especial
sobre la concesión de los recintos e instalaciones deportivos.
1001
LAS OBLIGACIONES
1002
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
1.006. II. Preferencia de los créditos de 1ª clase sobre los de 2ª. Así lo vimos
en el Nº 994, para el caso de ser insuficientes los bienes afectos a los privi-
legios generales de la 1ª clase; también destacamos que a los acreedores
que gozan de éstos les corresponde probar la falta de otros bienes.
Dice el Art. 2476: “afectando a una misma especie, créditos de
la primera clase y créditos de la segunda, excluirán éstos a aquéllos;
pero si fueren insuficientes los demás bienes para cubrir los créditos
de la primera clase, tendrán éstos la preferencia en cuanto al déficit, y
concurrirán en dicha especie en el orden y forma que se expresan en
el inciso 1º del Art. 2472”.
Hemos señalado también el problema que se ha planteado por el
crecimiento exagerado en el volumen de los créditos de la primera clase,
lo cual ha llevado a un debilitamiento de las cauciones reales. El legisla-
dor interesado en protegerlas había exceptuado de esta norma algunos
privilegios de la segunda clase, aunque el punto se suele discutir.565
Al respecto se ha experimentado una larga evolución legislativa,
sin llegar a una solución definitiva.
La evolución comenzó con el C. Co., que en su Art. 814 otorga al
acreedor el derecho a pagarse con el valor de la cosa empeñada “con
preferencia a los demás acreedores del deudor” sin efectuar distinción
alguna, y en el Art. 190 hace lo propio con los créditos del cargador,
quien tiene preferencia “sobre todos los acreedores del porteador para
ser pagado en la forma que indica el precepto. Posteriormente comenza-
ron a aparecer las prendas especiales, como la Ley de Prenda Industrial
(Art. 25), hoy derogada; la Ley sobre Almacenes Generales de Depósito,
Nº 5069, de 19 de febrero de 1932, que da al acreedor prendario el
derecho a ser pagado con preferencia a cualquier otro acreedor, previas
ciertas deducciones, y sin necesidad de acción judicial alguna.
En cambio, la principal de las prendas especiales, la sin desplaza-
miento de la Ley Nº 18.112, de 16 de abril de 1982, hoy derogada, en
su Art. 12, se limitó a otorgar al acreedor prendario la preferencia del
Art. 2474 del C.C. (Nº 986).
565
Había quienes pensaban que algunas prendas especiales tenían una preferencia
absoluta, incluso superior a la de 1ª clase (vease la edición anterior de esta obra, T. 2º, Nº 1006,
pág. 898. Somarriva, Cauciones, ob. cit., Nº 301, pág. 278, Nº 303, pág. 283, y Nº 305, pág. 286,
no creía que se hiciera excepción a las normas del C.C. en el C. Co., ni en la prenda indus-
trial, pero sí en la de warrants. Se fundaba principalmente en que si el legislador hubiera
querido modificar las normas del C.C. o hacer excepción de ellas, se habría expresado en
forma más clara y categórica. Por nuestra parte, creemos que el problema no era claro en
el C. Co., pero sí en la ley de prenda industrial, hoy derogada. Así se había fallado respecto
a esta última: F.M. Nº 396, sent. 7a, pág. 637, y RDJ, Ts. 84, sec. 1ª, pág. 142, y 86, sec. 3a, pág.
105. En contra, RDJ, Ts. 79, sec. 2a, pág. 64, y 82, sec. 1ª, pág. 68.
Como se señala a continuación en el texto, esto fue definitivamente resuelto a favor
de los créditos de primera clase por el legislador.
1003
LAS OBLIGACIONES
1.007. III. Déficit de los créditos de 2ª clase. Hemos dicho que los crédi-
tos privilegiados especiales sólo mantienen tal calidad en cuanto se trate
de pagarlos con el producto de la subasta de la cosa a la cual afectan, de
manera que si éste resulta insuficiente con tal objeto, existe un déficit
impago, que no es privilegiado. Así lo señala el Art. 2490: “los créditos
preferentes que no puedan cubrirse en su totalidad por los medios in-
dicados en los artículos anteriores, pasarán por el déficit a la lista de los
créditos de quinta clase, con los cuales concurrirán a prorrata”.
Sin embargo, el precepto pareciere estar en contradicción con
el Art. 2486, que se refiere a los créditos privilegiados de 4ª clase, y
dispone que éstos tienen lugar después de cubiertos los créditos de las
tres primeras clases, de cualquier fecha que éstos sean (Nº 1.030). Pues
bien, como la disposición no hace el distingo mencionado, pareciere
que el déficit de los créditos privilegiados de la 2ª clase prefiriera para
su pago a los créditos de 4ª clase, puesto que éstos se pagan sólo después
de cubiertos los anteriores.
Pero ello no es así, y no pasa de ser una ligera incorrección del le-
gislador, que se subsana con la disposición del Art. 2490. Lo que quiso
decir evidentemente el Art. 2486 es que los créditos de 4ª clase sólo
pueden aspirar a pagarse en los bienes afectos a privilegios de 2ª clase
1004
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
1.008. IV. Por regla general no hay concurrencia entre los créditos privile-
giados de 2ª clase. Excepciones. Los créditos de 2ª clase en su concepción
original difícilmente podían entrar en conflicto entre ellos, pues su-
ponen generalmente la tenencia de la cosa por el propio acreedor, y
es imposible que existan dos tenencias. Y así, por ejemplo, el crédito
del posadero se ejercita sobre los bienes introducidos a la posada por
el deudor; no podría darlos éste en prenda, porque para este objeto
requiere entregar la cosa empeñada. Por la misma razón no hay dos
prendas sobre el mismo objeto.
Sin embargo, los privilegios de 2ª clase creados con posterioridad
al C. C., como ocurre con algunos del C. Co. y muy especialmente con
las prendas especiales, pueden dar origen a conflictos, algunos de los
cuales están resueltos en las leyes respectivas.
El Art. 23 de la Ley de Prenda Agraria, hoy derogada, se preocupó
de una posible colisión entre el privilegio de ésta y el derecho legal de
retención que pudiera hacer valer el arrendador del lugar en que estén
depositados los bienes gravados: en principio, prefería la prenda agraria,
quedando a salvo el derecho del arrendador para ejercer su preferencia
en los bienes que resten pagada aquélla. Pero si los bienes empeñados se
encontraban depositados en predios urbanos, prefería el derecho legal
de retención.
El Art. 9º de la Ley 4.702 sobre compraventa de cosas muebles a
plazo con prenda, hoy derogada, daba una solución muy semejante a la
anterior: prefería la prenda, siempre que sea anterior a la retención, y
el arrendador podía ejercer su derecho en el remanente de los bienes,
pagada la prenda.
El Art. 26 de la Ley de Prenda Industrial, hoy derogada, se preocu-
paba del mismo problema, y dio la preferencia al arrendador, siempre
que el contrato constara por escritura pública inscrita en el Registro del
Conservador de Bienes Raíces antes de la inscripción prendaria.
El Art. 22 de la actual Ley de Prenda sin Desplazamiento mantiene
más o menos la misma redacción de la que establecía la Ley Nº 18.112,
hoy derogada, en su Art. 17.
Dice la disposición actual:
1005
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 5º
Los créditos de tercera clase: la hipoteca
1006
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
566
RDJ, T. 62, sec. 1ª, pág. 159.
1007
LAS OBLIGACIONES
567
Para las rentas de arrendamiento del inmueble hipotecado: G.T. de 1879, Nº 188,
pág. 118.
1008
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
1.013. II. ¿Los créditos de 2ª clase prefieren a los de tercera? Hay posibi-
lidades de colisión desde dos ángulos: primero, porque el déficit de los
créditos privilegiados de 1ª clase afecta tanto a los bienes sujetos a la
2ª como a la 3ª categoría, y en seguida por la extensión de la hipoteca
a bienes que en sí mismos son muebles, y pueden, en consecuencia,
estar afectos a privilegios de 2ª clase.
Veremos estos dos problemas en los números siguientes.
568
Alessandri, La Prelación de Créditos, ob. cit., Nº 42, pág. 33; Somarriva, Cauciones,
ob. cit., pág. 465, y Mery, ob. cit., Nº 209, pág. 390.
1009
LAS OBLIGACIONES
1010
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
569
G.T. de 1868, Nº 1.839, pág. 796.
1011
LAS OBLIGACIONES
570
G.T. de 1908, 2º sem., Nº 175, pág. 312.
571
Sostiene que ella es necesaria, G.T. de 1910, 2º sem., sent. 785, pág. 207, y Mery,
ob. cit., Nº 210, pág. 391, quien la cita. Creemos que es un error, pues la citación es
obligatoria de acuerdo al Art. 492 del C.P.C., y ella puede ser tácita en conformidad
a la regla común a todo procedimiento del Art. 55 del mismo Código. El acreedor se
apersonará al juicio, y hará uso de la opción del Art. 492, dándose por notificado táci-
tamente de la citación, o reclamando la falta de ella.
572
G.T. de 1935, 1er sem., Nº 84, pág. 372.
573
Mery, ob. cit., Nº 210, pág. 391; Sergio Rodríguez Garcés, Tercería o Intervención
de Terceros en los diversos procedimientos, Santiago, 1953, Nº 161, pág. 389; Somarriva, Cau-
ciones, ob. cit., Nº 454, pág. 460.
Este autor cita un fallo de la G.T. de 1936, 1er sem. Nº 111, pág. 482, que de-
clara inaplicable a la tercería de prelación del acreedor hipotecario el Art. 513 del
1012
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
C.P.C., y en consecuencia éste no tiene que esperar que su preferencia sea declarada
por sentencia ejecutoriada. Da además un argumento histórico en apoyo de esta
ponencia.
574
RDJ, T. 25, sec. 1ª, pág. 276 (distintas hipotecas a un solo acreedor), y G.T.
de 1862, Nº 164, pág. 74, y Nº 502, pág. 215 (una sola hipoteca con un solo acreedor
hipotecario), citados en Somarriva, Cauciones, Nº 457, notas 420 y 421.
1013
LAS OBLIGACIONES
575
F.M. Nº 258, sent. 2a, pág. 96.
576
Somarriva, Cauciones, ob. cit., pág. 469.
577
Mery, ob. cit., pág. 394.
578
G.T. de 1932, 2º sem., Nº 100, pág. 361, y de 1937, 1er sem., Nº 104, pág. 431, y
RDJ, T. 62, sec. 1ª, pág. 159. En contra, RDJ, T. 36, sec. 1ª, pág. 431.
1014
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 6º
579
Somarriva, Cauciones, ob. cit., Nº 414, pág. 462; Mery, ob. cit., Nº 213, pág. 394,
y Raúl Varela Varela, Sobre la inaplicabilidad del convenio a los acreedores hipotecarios y privi-
legiados. RDJ, T. 37, 1a parte, pág. 199.
580
RDJ, T. 35, sec. 1ª, pág. 444.
581
Los acreedores hipotecarios pueden dirigir sus acciones contra el tercer po-
seedor de la finca hipotecada, en virtud del derecho de persecución que les otorga
la ley, ejerciendo la acción de desposeimiento; la quiebra del tercer poseedor no es
obstáculo para ello, y se pagan aquéllos en la forma señalada en el Art. 2479: RDJ,
T. 36, sec. 1ª, pág. 113.
1015
LAS OBLIGACIONES
582
El precepto contiene un Nº 6º tácitamente derogado por la Ley Nº 5.521, de
19 de diciembre de 1934. Antes de la dictación de la Ley Nº 18.802, de 9 de junio de
1989, la distinción era entre los Nos 1º y 2º, créditos de las personas jurídicas de Dere-
cho Público contra los administradores de sus bienes, y los Nos 3, 4 y 5 se referían a los
incapaces relativos. Véanse las anteriores ediciones de esta obra.
583
Véanse nota anterior y las ediciones anteriores de esta obra.
1016
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
584
El precepto aún se remite al Art. 119 del mismo C.C., que estaba reemplazado
por el Art. 15 de la Ley de Matrimonio Civil, que disponía: “el matrimonio celebrado
en país extranjero, en conformidad a las leyes del mismo país, producirá en Chile los
mismos efectos que si se hubiera celebrado en Chile”.
La actual Ley de Matrimonio Civil Nº 19.947, de 17 de mayo de 2004, se refiere
ahora en el Art. 80 a los requisitos de fondo y forma del matrimonio celebrado en el
extranjero, que serán los que establezca la ley del lugar de su celebración, y agrega lo
mismo que el Art. 15 con algunas variantes: precisa que se trata del matrimonio cele-
brado en “territorio chileno”, y agrega la frase absolutamente de más, dado lo dispuesto
en el Art. 102 del Código Civil: “siempre que se trate de la unión de un hombre y una
mujer”. Se quiso evitar cualquier duda al respecto, agregando además la posibilidad de
declararlo nulo en Chile por las causales que menciona.
1017
LAS OBLIGACIONES
1.024. II. Incapaces contra sus representantes legales. Los restantes casos
del Art. 2481 otorgan un privilegio de 4ª clase a los incapaces respecto
de sus representantes legales por las deudas e indemnizaciones prove-
nientes de la administración que han tenido de sus bienes, mientras
duró la incapacidad.
El fundamento de estos privilegios es la protección que al legislador
le merecen las personas que no pueden valerse por sí mismas jurídica-
mente hablando. Ello lo movió en el Art. 43 a otorgarles representantes
legales: el padre o la madre al hijo y el guardador al pupilo.
Pero si el representante legal es el encargado de defender al incapaz
respecto de terceros, el legislador también le otorga una protección en
contra de aquél para que haga efectivos los créditos que pueda tener
procedentes de su administración. Entre ellos, le concede privilegio
general de 4ª clase sobre los bienes del representante legal.
Los casos de privilegio general de esta naturaleza son:
1º. “Los de los hijos sujetos a patria potestad por los bienes de su
propiedad que fueren administrados por el padre o madre, sobre los
bienes de éstos”.
El privilegio supone que el padre, o la madre, tienen la patria
potestad sobre los bienes del hijo, y en virtud de ella administran sus
bienes.585
Ya hemos señalado que de acuerdo al Art. 37 de la Ley Nº 19.620,
que dicta las normas sobre adopción de menores, de 5 de agosto de
1999, la adopción produce los mismos efectos de toda filiación, de forma
que obviamente los créditos del adoptado gozan de privilegio en los
mismos términos que cualquier hijo sujeto a patria potestad.
Como hemos también señalado, los que fueren adoptados conforme
a la ley anterior, mantienen los efectos de ésta, a menos que otorguen
el pacto a que se refiere el Art. 45 de la Ley de Adopción, en cuyo caso
se sujetan en todo y por todo a la actual adopción. Pero si no lo hacen
así, hay que distinguir según el tipo de adopción, donde la única que
produce una situación diferente es la de la Ley Nº 7.613, de 21 de oc-
tubre de 1943, cuyo Art. 20 dispone:
“Los créditos que tenga el adoptado contra el adoptante, originados
por la administración de sus bienes, o en el caso que prescribe el Art.
28 de la presente ley, se considerarán incluidos en el número cuarto
del artículo 2481 del Código Civil”.
Respecto de los legitimados adoptivos de la Ley Nº 16.346, de 20 de
585
El precepto ha sido modificado primero por la Ley Nº 5.521, de 19 de diciembre
de 1934, para agregar a la madre, y por la Ley de Filiación Nº 19.585, de 26 de octubre
de 1998, para reemplazar la referencia al hijo de familia, esto es, el hijo legítimo no
emancipado, ya que estas distinciones de hijos hoy no rigen.
1018
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
586
RDJ, Ts. 17, sec. 2ª, pág. 11, y 23, sec. 1ª, pág. 53: Somarriva, Familia, ob. cit.,
Nº 326, pág. 327; Arturo Alessandri Rodríguez, Tratado Práctico de las Capitulaciones
Matrimoniales y la Sociedad Conyugal y de los Bienes Reservados de la Mujer Casada, Nº 920,
pág. 583; Fueyo, Derecho de Familia, T. 2º, Nº 521, pág. 181, etc.
587
RDJ, T. 25, sec. 1ª, pág. 555.
1019
LAS OBLIGACIONES
1020
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
588
Somarriva, Familia, ob. cit., Nº 325, pág. 326; Alessandri, Tratado Práctico de
las Capitulaciones Matrimoniales y la Sociedad Conyugal y de los bienes reservados de la mujer
casada, Nº 915, pág. 552.
1021
LAS OBLIGACIONES
favor de los bienes raíces o derechos reales en ellos que la mujer hu-
biera aportado al matrimonio, o de los bienes raíces o derechos reales
en ellos que pertenezcan a los respectivos hijos bajo patria potestad
y personas bajo guarda y hayan entrado en poder del marido, padre,
madre o guardador.
El derecho a los bienes raíces o derechos reales constituidos en
ellos siempre constará en instrumentos públicos, y por ello lo único
que exige el precepto es probar que han entrado a poder del repre-
sentante legal.
La limitación es entonces para los bienes muebles, en que debe
acreditarse no sólo la circunstancia anterior, sino el derecho del repre-
sentado a ellos por los instrumentos públicos que señala la parte final
del mismo inc. 1º del Art. 2483: la preferencia se extiende “a favor de
todos los bienes en que se justifique el derecho de las mismas personas
por inventarios solemnes, testamentos, actos de partición, sentencias
de adjudicación, escrituras públicas de capitulaciones matrimoniales,
de donación, venta, permuta, u otros de igual autenticidad”.
2º. Administración de los bienes.
Probado el derecho del incapaz a los respectivos bienes, no hay,
en cambio, limitaciones para justificar las indemnizaciones que deba el
representante legal por su administración descuidada o dolosa.
Dice el inc. 2º del Art. 2483: “se extiende asimismo la preferencia
de cuarta clase a los derechos y acciones de la mujer contra el marido,
o de los hijos bajo patria potestad y personas en tutela o curaduría,
contra sus padres, tutores o curadores por culpa o dolo en la adminis-
tración de los respectivos bienes, probándose los cargos de cualquier
modo fehaciente”.
3º. Confesión del representante legal o marido.
Según el Art. 2485: “la confesión de alguno de los cónyuges, del
padre o madre que ejerza la patria potestad, o del tutor o curador fa-
llidos, no hará prueba por sí sola contra los acreedores”.
Todos estos preceptos han sido modificados por la Ley Nº 19.335,
de 23 de septiembre de 1994, para incluir a ambos cónyuges, y por la
Ley de Filiación para referirse a los hijos sujetos a patria potestad en
vez de hijo o padre o madre “de familia”.
El Art. 2483 había sido modificado antes también por la Ley Nº 5.521,
de 19 de diciembre de 1934. Respecto a la modificación de este mismo
precepto debe destacarse que limita su aplicación en lo que respecta
al Nº 3º a la mujer casada respecto de la sociedad conyugal, quedando
excluido el caso del marido respecto de los gananciales, lo que nos
confirma que el legislador de la Ley Nº 19.335 no tenía intención de
corregir el defecto de redacción a que nos referimos en el Nº 1.026.
1022
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
1.030. I. Los créditos de 4ª clase se pagan una vez cubiertos los demás
preferentes. Así lo señala el ya citado Art. 2486 en su parte pertinente:
“las preferencias de los créditos de la cuarta clase... sólo tienen lugar
después de cubiertos los créditos de las tres primeras clases, de cual-
quiera fecha que éstos sean”.
Ya hemos destacado también que el precepto pareciere dar a
entender que es preciso que estén íntegramente cubiertos los cré-
ditos de las tres primeras clases para que se entren a pagar los de
cuarta, lo que sí es efectivo respecto de los de 1a no lo es totalmente
en cuanto a los especiales de 2a (Nº 1.007) y 3a (Nº 1.016), porque
el déficit de éstos, impago con el producto del remate de los bienes
afectos a ellos, es común, y en consecuencia no prefiere a los de
4ª clase (Art. 2490).
Lo que sí es efectivo es que, a la inversa, el excedente que arroje
dicha subasta sobre el monto de las preferencias que pesaban sobre
los bienes rematados pasa a la masa común, y en él se pagan preferen-
temente los créditos privilegiados de cuarta clase a los comunes; por
ejemplo, hay una hipoteca sobre un inmueble por $ 100.000, y es rema-
tado en $ 150.000. Los $ 50.000 de exceso que restan una vez pagado
el acreedor hipotecario, incrementan los fondos de que se pagan los
privilegios de 4ª clase.
Éstos se pagan en igual forma que los de 1a clase, una vez que estén
cubiertos todos ellos (inc. penúltimo del Art. 148 de la Ley de Quie-
bras) (véase Nº 964), esto es, los no objetados se van cancelando en el
orden de sus preferencias, que es el indicado en el número que sigue,
tan pronto como haya fondos para ello; y se reserva lo necesario para
el pago de aquellos que han sido cuestionados en cuanto a su monto o
privilegio, que se cancelan una vez eliminado el inconveniente, y para
la atención de los gastos subsiguientes de la quiebra.
1.031. II. Los créditos de 4ª clase prefieren entre sí por el orden de sus
causas. Los privilegios de 4ª clase hacen excepción al principio gene-
ral imperante en la prelación de Créditos, en que no se atiende a la
antigüedad de los créditos para su preferencia. La otra excepción ya
señalada es la de las hipotecas, cuya precedencia depende de la fecha
de su inscripción.
1023
LAS OBLIGACIONES
589
El precepto se remite también al Nº 6º del Art. 2481, que quedó derogado,
según dijimos en la nota 544 de este segundo tomo, por la Ley Nº 5.521, de 19 de
diciembre de 1934.
1024
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
590
De acuerdo al Art. 48, de la Ley de Copropiedad Inmobiliaria, se derogó la
Ley Nº 6.071, y el Art. 49 señala que la Ley de Copropiedad Inmobiliaria se aplica a
“las comunidades de copropietarios acogidos a la ley de propiedad horizontal con
anterioridad a su vigencia”.
En consecuencia, no cabe duda que el privilegio de cuarta clase sigue aplicándose
no obstante la derogación de la Ley Nº 6.071.
1025
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 7º
Los créditos de quinta clase
1.033. Los créditos comunes. De acuerdo al inc. 1º del Art. 2489 “la
quinta y última clase comprende los créditos que no gozan de prefe-
rencia”.
Se les llama créditos comunes, ordinarios, quirografarios o valistas, y
no pueden definirse de otra manera que no sea diciendo que son aque-
llos a los cuales la ley no confiere preferencia alguna para su pago.
Sin embargo, jurídicamente constituyen la regla general, puesto que
sabemos que se requiere disposición legal expresa para otorgar a algún
crédito preferencia para su pago. Por ello es que el Art. 2488 declara
que la ley no reconoce otras causas de preferencia que las estudiadas
anteriormente.
Estos créditos pueden tener dos procedencias:
1º. Una originaria, y comprende aquellos que nunca han tenido
preferencia o privilegio, y
2º. Una derivada de los que tuvieron privilegio de 2a clase o prefe-
rencia de 3a clase, pero no alcanzaron a pagarse íntegramente con los
bienes respectivos, y cuyo déficit, según tantas veces lo hemos señalado,
no obstante cierta deficiencia en la redacción del Art. 2486, pasa a los
créditos de quinta clase. Así lo dispone el Art. 2490.
1026
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
1027
Q U I N TA PA R T E
MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
591
Véase la justificación de la inclusión de la novación en esta parte, en el
Nº 1.101, 2º.
1029
CAPÍTULO I
DE LA MODIFICACIÓN EN GENERAL
1031
LAS OBLIGACIONES
592
Véase sobre la evolución de la novación, Claro Solar, ob. cit., T. 12, Nº 1.680,
págs. 383 y siguientes.
1032
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
1033
LAS OBLIGACIONES
1034
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
593
Ob. cit., T. 12, Nos 1.758 y siguientes, págs. 456 y siguientes.
594
Ob. cit., T. 2º, Parte 5ª, Nos 415 y siguientes, págs. 9 y siguientes.
1035
CAPÍTULO II
595
RDJ, T. 45, sec. 1ª, pág. 510.
1036
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
596
Sobre el problema de determinar cómo se dividen los créditos entre los here-
deros, véase la nota Nº 421 del primer tomo.
1037
LAS OBLIGACIONES
1038
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
1039
CAPÍTULO III
LA CESIÓN DE DERECHOS
597
Hay una evidente redundancia en el epígrafe de este párrafo 1º, pues es lo
mismo decir créditos que derechos personales. Según parece por la historia fidedigna
de la ley, lo que el legislador quiso fue referirse a los créditos nominativos, únicos cuya
cesión reglamenta el Código. En tal sentido, Alejandro Silva Bascuñán, De la Cesión de
Derechos, Santiago, 1933, Nº 21, pág. 29.
1040
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
Sección primera
CESIÓN DE CRÉDITOS
1.046 bis. División. A su turno, la cesión de créditos la analizare-
mos dividida en 3 párrafos, destinados, respectivamente, al concepto y
caracteres, a los requisitos y a los efectos de ella.
Párrafo 1º
Conceptos y caracteres generales
1.047. Concepto. Podemos definir la cesión de créditos como la
convención por la cual el acreedor transfiere su crédito a otra persona,
llamada cesionario, que pasa a ocupar la situación jurídica del cedente
en el derecho cedido.
En la cesión de créditos intervienen tres personas: el acreedor, que
es el cedente; el adquirente del crédito, que es el cesionario, y el deudor,
aunque éste puede quedar al margen de la convención misma. En efecto,
según veremos, su consentimiento no es indispensable para que se per-
feccione la cesión, ya que ella, entre cedente y cesionario, se efectúa por
la entrega del título, pero es inoponible al deudor y a terceros, mientras
no sea notificada o aceptada por el primero.
Basta, por tanto, la notificación del deudor, y la explicación de que
su consentimiento no sea indispensable es que la cesión no lo perjudica
en nada, no altera su situación jurídica, pues igual tendrá que cumplir
su obligación quienquiera que sea su acreedor.
1041
LAS OBLIGACIONES
598
No se aplica en consecuencia al pagaré a la orden endosado: F.M. Nº 391, sent.
8a, pág. 391.
599
Nuestros tribunales han resuelto que las acciones no constituyen créditos, lo que
a nuestro juicio es un error. RDJ, Ts. 18, sec. 1ª, pág. 62, y 5º, sec. 1ª, pág. 316. Lo que sí
ocurre es que se sujetan a reglas particulares y su cesión se efectúa por inscripción en el
Registro de Accionistas de la Sociedad Anónima o por endoso sin garantía (Art. 12 de la
Ley 18.046 sobre Sociedades Anónimas, y 15 y siguientes del Reglamento de Sociedades
Anónimas publicado en el Diario Oficial de 13 de noviembre de 1982)
En el caso del nuevo tipo de sociedad creado por el Art. 17 de la Ley Nº 20.190 (Nº 741),
de 5 de junio de 2007, que la reglamentó en los Arts. 348 y siguientes, que estaban derogados
al haberse dictado la Ley de Sociedades Anónimas, es el Art. 431 del C. Co. el que se refiere
al traspaso de estas entidades que se denominan “Sociedades por Acciones”.
1042
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
se remiten a las reglas civiles) se rige por estas normas que estudiamos
en la presente sección.
En cambio, la cesión de créditos a la orden o al portador, aunque
fueren civiles, se rige por el C. Co.600
600
Por ello se ha fallado que los créditos a la orden, aun cuando sean civiles, se
transfieren por el endoso: RDJ, T. 17, sec. 1ª, pág. 337. G.T. de 1889 Nº 5.767, pág. 2.144,
y de 1918, 2º sem., Nº 481, pág. 1.493.
601
Véase la nota 597 de este segundo tomo.
1043
LAS OBLIGACIONES
602
RDJ, Ts. 32, sec. 1ª, pág. 337; 35, sec. 1ª, pág. 12, y 43, sec. 1ª, pág. 113.
603
Por vía de ejemplo, Silva Bascuñán, ob. cit., Nº 11, pág. 19; Meza Barros, ob.
cit., Nº 263, pág. 192 del T. 1º.
1044
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
Párrafo 2º
Requisitos
1045
LAS OBLIGACIONES
No hay duda alguna que los créditos a plazo son cesibles, ya que
tanto el derecho y la obligación correlativa existen; en cambio, es más
dudosa la situación de los sujetos a condición suspensiva que, según
sabemos, suspende el nacimiento del derecho mismo. El problema se ha
discutido a propósito de la cesión de seguros antes de ocurrir el siniestro
que lo hace exigible. En general, la jurisprudencia se ha inclinado por
la afirmativa,604 y participamos de esta opinión; naturalmente que lo
cedido es la expectativa del acreedor condicional que, si es transmisible,
no se ve por qué razón no puede ser cesible.
604
G.T. de 1888, T. 2º, Nº 2.697, pág. 766, y RDJ, T. 11, sec. 1ª, pág. 272; en igual
sentido, Silva Bascuñán, ob. cit., Nº 38, pág. 44. En contra, G.T. de 1900, T. 1º, Nº 884,
pág. 825.
605
Un caso interesante de cesión de créditos se presentó en relación a una permuta
de un establecimiento de comercio, incluyéndose en el traspaso de éste sus cuentas por
cobrar: RDJ, T. 24, sec. 1ª, pág. 150.
1046
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
606
RDJ, Ts. 6º, sec. 1ª, pág. 410; 16, sec. 1ª, pág. 158, y 43, sec. 1ª, pág. 113. En igual
sentido, Silva Bascuñán, ob. cit., Nº 134, pág. 127.
607
G.T. 1892, T. 2º, Nº 1.531, pág. 5.
608
RDJ, T. 31, sec. 1ª, pág. 449.
609
G.T. de 1918, septiembre-octubre, Nº 549, pág. 1718.
610
G.T. de 1888, Nº 2.697, pág. 766.
611
RDJ, T. 35, sec. 2ª, pág. 42.
612
RDJ, T. 43, sec. 1ª, pág. 113.
613
RDJ, T. 33, sec. 1ª, pág. 360.
614
RDJ, T. 24, sec. 1ª, pág. 538.
1047
LAS OBLIGACIONES
1.056. II. Requisitos respecto del deudor y terceros. De acuerdo al Art. 1902:
“la cesión no produce efecto contra el deudor ni contra terceros mientras
no ha sido notificada por el cesionario al deudor o aceptada por éste”.
De manera que la cesión, para que afecte al deudor y a los terceros,
requiere una de dos formalidades: notificación del deudor, o acepta-
ción de éste. Estas exigencias son disyuntivas y no copulativas; basta
cumplir con cualquiera de ellas, aunque también pueden concurrir
conjuntamente.615
Se discute el rol jurídico de estas formalidades; desde luego, son
medidas de oponibilidad, 616 pues como veremos, sin ellas la cesión
es inoponible al deudor y terceros, pero también se sostiene que son
medidas de publicidad,617 lo que sí es efectivo respecto al deudor pa-
rece discutible en cuanto a los terceros que no tienen cómo saber que
el deudor ha sido notificado o ha aceptado una cesión, ni tiene éste
tampoco obligación de hacérselos saber. En todo caso, como medida
de publicidad sería bastante imperfecta.
Pareciere que la primera razón que ha movido al legislador a esta-
blecer esta exigencia es que el deudor debe saber que ya no tiene que
pagar al cedente sino al cesionario.
No hay plazo para efectuar la notificación ni para que el deudor
acepte la cesión, pues mientras no se efectúen, no producirá efectos
en contra suya ni de terceros.618
En relación con este requisito de la cesión, nos referiremos sucesi-
vamente en los números siguientes a estos aspectos:
1º. Posibilidad del deudor de oponerse a la cesión;
2º. La notificación;
3º. La aceptación;
4º. Sanción por la falta de notificación o aceptación.
615
RDJ, T. 41, sec. 1ª, pág. 184, G.J. Nº 251, pág. 88.
616
RDJ, T. 43, sec. 1ª, pág. 113.
617
RDJ, T. 42, sec. 1ª, pág. 312, G.J. Nº 293, pág. 120.
618
G.T. de 1871, Nº 137, pág. 93. Aplicando esta norma, se resolvió por la C.S., en
fallo del 29 de enero de 2007, que era eficaz un embargo del crédito cedido antes de la
notificación o aceptación del deudor. L. & S. Nº 35, pág. 23.
1048
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
créditos. Sabemos que aquél tiene una especie de dominio sobre éste,
y es atributo de la propiedad el jus abutendi, derecho de disposición,
que resultaría trabado si se reconociera al deudor facultad de impedir
la cesión.
Sin embargo de lo dicho, cabe hacer notar que, según veremos
en seguida, la gestión de notificación al deudor es no contenciosa, y
en consecuencia se le aplica el Art. 823 del C.P.C., en cuya virtud si a
la solicitud del peticionario en un asunto de jurisdicción voluntaria se
efectúa oposición por legítimo contradictor, el negocio se hace conten-
cioso y se sujeta a los trámites del juicio que corresponda.
Por otra parte, ocurre que si bien al deudor no le afecta la cesión,
sí que le interesa pagar bien, y su cumplimiento podría llegarse a ver
afectado por algún vicio que dejara sin efecto la cesión.
Pero esto último se atenúa mucho si se considera que es válido el
pago efectuado de buena fe al poseedor del crédito (Nº 612).
En consecuencia, nos parece que el deudor no puede obstaculizar
el perfeccionamiento de la cesión mediante su notificación, sin perjui-
cio de su derecho para discutirla posteriormente cuando el cesionario
actúe en contra suya, o de propia iniciativa en juicio; pero su oposición
no impide que se cumpla la formalidad de la notificación.
Nuestra jurisprudencia es contradictoria. En ocasiones ha aceptado
la oposición del deudor por variadas razones: no ser deudor del crédito
cedido;619 haber llegado a ser dueño de éste.620 Y la ha rechazado, por
ejemplo, por incapacidad del cedente para efectuar la cesión,621 por
falta de personería del cesionario;622 por no haberse pagado el precio
de la cesión.623
619
G.T. de 1930, 1er sem., Nº 74, pág. 298.
620
RDJ, T. 3º, sec. 1ª, pág. 158.
621
G.T. de 1871, Nº 137, pág. 93.
622
G.T. de 1900, T. 1º, Nº 769, pág. 714.
623
G.T. de 1919, 2º sem., Nº 191, pág. 785.
1049
LAS OBLIGACIONES
624
G.T. de 1914, 2º sem., Nº 397, pág. 1110.
625
RDJ, T. 11, sec. 1ª, pág. 522.
626
RDJ, Ts. 27, sec. 1ª, pág. 524, y 35, sec. 2ª, pág. 42.
627
RDJ, T. 35, sec. 2ª, pág. 42.
En un caso de factoring (Nº 87 sexies), se resolvió que basta que el deudor tome
conocimiento de la cesión, hecho no discutido en el juicio: C.A. de Santiago, de 22 de
mayo de 2006: L&S Nº 19, pág. 81. Ya hemos dicho que este punto es el que dificulta
la difusión del factoring.
628
RDJ, T. 38, sec. 1ª, pág. 289.
1050
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
629
G.T. de 1864, Nº 1.623, pág. 587; de 1871, Nº 137, pág. 93; de 1879, Nº 983,
pág. 681, y Nº 1.922, pág. 1344; de 1881, Nº 1.676, pág. 97; de 1884, Nº 1.167, pág. 739;
de 1898, T. 2º, Nº 1.129, pág. 845; de 1910, T. 2º, Nº 668, pág. 14 y de 1919, 2º sem.,
Nº 191, pág. 785.
630
RDJ, T. 22, sec. 1ª, pág. 128; G.T. de 1869, Nº 882, pág. 415; de 1910, T. 2º,
Nº 951, pág. 525, y de 1920, 2º sem., Nº 124, pág. 546: esta última rechazó la posibilidad
de notificar al apoderado del deudor en el juicio.
631
Ob. cit., pág. 165.
632
RDJ, T. 21, sec. 1ª, pág. 583.
Se ha resuelto que en el juicio ordinario el deudor puede hacer valer la falta de
notificación como excepción dilatoria. RDJ, T. 41, 1a, pág. 184, y en el ejecutivo, como
falta de mérito ejecutivo en su contra, RDJ, T. 21, sec. 1ª, pág. 583.
1051
LAS OBLIGACIONES
633
RDJ, T. 16, sec. 1ª, pág. 158.
634
RDJ, T. 6º, sec. 1ª, pág. 410.
635
G.T. de 1910, T. 2º, Nº 668, pág. 14, y de 1919, 2º sem., Nº 191, pág. 785, y RDJ,
T. 43, sec. 1ª, pág. 113.
636
G.T. de 1887, Nº 1.326, pág. 822.
637
RDJ, T. 29, sec. 1ª, pág. 115.
638
G.T. de 1887, Nº 2.677, pág. 1701.
639
G.T. de 1919, 2º sem., Nº 191, pág. 785.
640
G.T. de 1886, Nº 2.759, pág. 1723.
1052
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
641
RDJ, T. 5º, sec. 1ª, pág. 238.
642
Silva Bascuñán, ob. cit., Nº 229, pág. 214.
643
RDJ, Ts. 21, sec. 1ª, pág. 929, y 33, sec. 1ª, pág. 219. En el primer caso se trataba
de una prohibición en un mutuo hipotecario que no se alcanzó a inscribir antes de la
aceptación.
644
G.T. de 1902, T. 1º, Nº 1.033, pág. 1051.
645
Silva Bascuñán, ob. cit., Nº 186, pág. 169.
646
G.T. de 1883, Nº 1.990, pág. 1.093; Mazeaud, ob. cit., 2ª parte, T. 3º, Nº 1.264,
pág. 503.
1053
LAS OBLIGACIONES
Pero el artículo 162 del C. Co., no obstante este envío, efectúa una
modificación que suele pasar inadvertida, y en la que hay que tener
cuidado.
En efecto, hemos dicho que la notificación de la cesión de créditos
por aplicación del Art. 47 del C.P.C. debe ser judicial (Nº 1.058, 1º). En
cambio, los incisos 2º y 3º del Art. 162 del C. Co. dicen a la letra:
“La notificación de la cesión se hará por ministro de fe, con ex-
hibición del respectivo título”.
“Para que se haga bastará el simple requerimiento del cesionario”.
En consecuencia, no se exige recurrir a la justicia para efectuar la
notificación, y la única restricción es que la notificación se debe hacer
por un ministro de fe, que puede ser un notario, sin necesidad de que
intervenga un receptor por orden del juez.
Debe tenerse presente que el ministro de fe debe exhibirle el título
al deudor, requisito para que la notificación sea válida y produzca sus
plenos efectos.
Fuera de lo señalado, el Art. 163 del C. Co. se refiere a un problema
que analizaremos en el párrafo siguiente, que es el de las excepciones
que puede oponer el deudor (Nº 1069). Dicho precepto regula el tema
en los siguientes términos, y que citamos aquí porque tiene que hacerse
una manifestación por parte del deudor.
Dice el inciso primero del Art. 163 del C. Co.:
“El deudor a quien se notifique la cesión y que tenga que oponer
excepciones que no resulten del título cedido, deberá hacerlas presentes
en el acto de la notificación, o dentro de tercero día a más tardar, so
pena de que más adelante no serán admitidas”.
En consecuencia, al recibir el deudor una notificación de un
crédito nominativo que tenga el carácter de mercantil, deberá po-
ner cuidado en hacer en ese momento presente la circunstancia
señalada.
El inciso 2º del precepto precisa el alcance de las restantes excep-
ciones que no sean las señaladas en el inciso 1º:
Las excepciones que aparezcan a la vista del documento o que
nazcan del contrato, podrán oponerse contra el cesionario en la misma
forma que habrían podido oponerse contra el cedente”.
1054
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
1055
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 3º
Efectos de la cesión
1056
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
647
RDJ, T. 23, sec. 2a, pág. 75.
648
RDJ, T. 20, sec. 1ª, pág. 172.
1057
LAS OBLIGACIONES
649
G.T. de 1861, Nº 691, pág. 424.
650
Ob. cit., Nº 170, pág. 341.
651
G.T. de 1867, Nº 82, pág. 43.
652
Somarriva, Cauciones, ob. cit., Nº 414, pág. 404; Fernando Alessandri, La Hipoteca,
Nº 304; Arturo Alessandri, Del traspaso del derecho de hipoteca en el pago con subrogación, RDJ,
T. 21, 1a parte, pág. 5: Silva Bascuñán, ob. cit., Nº 257, pág. 233, etc.
653
RDJ, T. 21, sec. 1ª, pág. 929; G.T. de 1869, Nº 1.253, pág. 547; de 1873, Nº 330,
pág. 129; de 1880, Nº 1.916, pág. 1.367; de 1905, Nº 242, pág. 358; de 1927, T. 2º, Nº 171,
pág. 721, etc.
1058
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
654
G.T. de 1921, 1er sem., Nº 167, pág. 736, y de 1924, 1er sem., Nº 84,
pág. 441.
655
RDJ, Ts. 3º, sec. 1ª, pág. 337; 18, sec. 1ª, pág. 237, y 28, sec. 1ª, pág. 133.
1059
LAS OBLIGACIONES
656
RDJ, T. 47, sec. 1ª, pág. 233.
657
G.T. de 1946, 2º sem., Nº 91, pág. 479; RDJ, T. 47, sec. 1ª, pág. 233.
658
RDJ, T. 28, sec. 1ª, pág. 133.
659
RDJ, Ts. 4º, sec. 1ª, pág. 14; 32, sec. 1ª, pág. 119, y 42, sec. 1ª, pág. 312.
660
G.T. de 1862, Nº 1.420, pág. 527, y de 1864, Nº 83, pág. 34. En igual sentido, Silva
Bascuñán, ob. cit., págs. 66 y 67. Una solución diferente en RDJ, T. 17, sec. 1ª, pág. 19,
1060
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
pero se trataba de una sociedad en que hay reglas especiales (Nº 1.165, 2º). L.S. Nº 21,
pág. 93 (C.A. de Concepción, de 19 de junio de 2006).
661
Volveremos sobre el punto en la cesión de contrato (Nº 1.161). Sobre la posi-
bilidad de que el deudor cedido oponga la excepción del contrato no cumplido, véase
en el Nº 945.
662
G.T. de 1860, Nº 2.201, pág. 1048; de 1873, Nº 528, pág. 236; de 1878, Nº 3.268,
pág. 1.365.
663
RDJ, T. 31, sec. 1ª, pág. 449.
664
Incluso se ha resuelto que la falta de una hipoteca que se entendió traspasada
en la cesión, permite solicitar la rescisión de la cesión por error; G.T. de 1880, Nº 1.728,
pág. 1.216; de 1881, Nº 1.667, pág. 971; de 1888, Nº 3.323, pág. 2.261. En contra, G.T.
de 1886, Nº 3.452, pág. 2.167.
665
Por ello se ha resuelto que en la cesión no se aplican los vicios redhibitorios:
RDJ, T. 24, sec. 1ª, pág. 150; G.T. de 1879, Nº 324, pág. 208.
1061
LAS OBLIGACIONES
666
En la cessio in solutum, el título que antecede a la cesión es evidentemente una
dación en pago: la datio in solutum. Sin embargo, se producen confusiones con la nova-
ción, y si se cuenta con el consentimiento del deudor cedido, C, en el ejemplo, puede
ser difícil la distinción. Si falta éste, no hay duda que hubo dación en pago, porque así
lo señala el Art. 1636 (Nº 1.143) y cesión de créditos perfeccionada por la notificación
del deudor (C).
1062
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
Sección segunda
CESIÓN DEL DERECHO DE HERENCIA669
667
La misma dificultad que en la nota anterior, más agudizada en este caso, se
presenta para determinar qué título antecede a la cesión, y de ahí los problemas para
distinguirla con la novación, si se ha perfeccionado con el consentimiento del nuevo
deudor, y no con su notificación. La verdad es que debe atenderse a la intención de las
partes; si el cedente queda liberado de su obligación y contrae una mera obligación de
garantía, hay dación en pago; en caso contrario, otra de las figuras que veremos en los
Nos 1.148 y siguientes.
668
Sobre la excepción del contrato no cumplido, véase Nº 946.
669
El estudio de la cesión de derechos hereditarios corresponde a la sucesión por
causa de muerte; la analizaremos en esta parte para completar lo relativo a la cesión
de derechos, y porque además al cederse el derecho real de herencia, se traspasan los
créditos y obligaciones del causante; es un modo de transferir éstos.
1063
LAS OBLIGACIONES
670
Y además pagado o asegurado el pago del impuesto de herencia, u obtenida
autorización del Servicio de Impuestos Internos para efectuar la enajenación.
1064
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
671
El Código francés en su Art. 1696 sólo se refiere a la venta de una herencia, sin
especificar con detalle sus objetos.
672
RDJ, Ts. 19, sec. 1ª, pág. 241, y 56, sec. 1ª, pág. 305.
673
RDJ, Ts. 27, sec. 2ª, pág. 25, y 56, sec. 1ª, pág. 180.
674
G.J. Nº 255, pág. 109
675
C.A. de Concepción 29 de diciembre de 2006: L.S. Nº 33, pág. 81.
676
RDJ, T. 11, sec. 1ª, pág. 140, y G.T. de 1906, T. 1º, Nº 595, pág. 953, y de 1912,
T. 2º, Nº 1.169, pág. 806.
1065
LAS OBLIGACIONES
677
Sentencia de 30 de mayo de 1919; G.T. de 1919, 1er sem., Nº 1.293, pág. 993.
678
G.T. de 1919, 1er sem., Nº 1.293, pág. 993.
679
G.T. de 1915, 2º sem., Nº 452, pág. 1165.
1066
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
680
RDJ, T. 5º, sec. 1ª, pág. 39.
681
Si un heredero enajena un bien determinado de la herencia, tal enajenación
queda sujeta a las resultas de la partición; si se adjudica al enajenante, aquélla queda
a firme, pero si corresponde a otro heredero, por el efecto retroactivo de la partición,
ha habido venta de cosa ajena.
682
Por vía de ejemplo, RDJ, Ts. 3º, sec. 1ª, pág. 130; 10, sec. 1ª, pág. 350; 19, sec. 1ª,
págs. 241 y 296; 21, sec. 1ª, pág. 1072; 29, sec. 1ª, pág. 393, y 37, sec. 1ª, pág. 527, etc.
Insisten en este carácter de la cesión fallos publicados en L.S. Nº 33, pág. 83 (C.A.
de Concepción de 29 de diciembre de 2006); Nº 34, pág. 17 (C.S. de 25 de enero de
2007); Nº 1, pág. 1, con un análisis del tema a propósito de las sentencias de la C.S. de
14 de septiembre de 1999, y 9 de abril de 2001.
Por no ser la cesión de derecho de herencia una compraventa de bienes raíces,
aunque la sucesión los comprenda, no procede la lesión enorme, según sentencia pu-
blicada en G.J. Nº 250, pág. 95.
1067
LAS OBLIGACIONES
683
T. 6º, 1a parte, pág. 222.
684
Por vía de ejemplo, RDJ, Ts. 41, sec. 1a, pág. 327, y 56, sec. 1ª, pág. 305.
685
RDJ, T. 56, sec. 1a, pág. 305.
1068
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
686
Por vía ejemplar, RDJ, Ts. 3º, sec. 1ª, pág. 130; 19, sec. 1ª, pág. 241; 37, sec. 1ª,
pág. 527; 56, sec. 1ª, pág. 305, y 58, sec. 1ª, pág. 308. En contra, G.T. de 1895, T. 1º
Nº 40, pág. 34.
687
RDJ, Ts. 3º, sec. 1ª, pág. 130, con comentario de don Luis Claro Solar; 37,
sec. 1ª, pág. 527, y 56, sec. 1ª, pág. 305, este último aclarando que en caso de dos o más
cesiones de una misma herencia, prefiere el que primero haya entrado en posesión de
la herencia.
688
En contra, RDJ, T. 46, sec. 1ª, pág. 94, en un caso muy especial, pues existía
un solo heredero; la sentencia no deja por ello de ser errónea, pues como lo señala
don David Stitchkin en comentario a ella, se había cedido el derecho de herencia sin
precisar bienes determinados.
En cambio, se ha aceptado que la cesión se efectúe sin haberse previamente otor-
gado la posesión efectiva: G.T. de 1938, 2º sem., Nº 84, pág. 378. Esto es obvio, porque
no es la posesión efectiva la que otorga la calidad de heredero.
Tampoco es necesario pagar o asegurar el pago del impuesto de herencia ni obtener
autorización del Servicio para efectuar la cesión.
1069
LAS OBLIGACIONES
689
G.J. Nº 234, pág. 59.
1070
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
690
Meza Barros dice que la universalidad jurídica es una idea metafísica: creemos
que ha exagerado la nota. La universalidad jurídica es más real muchas veces que los
elementos que la componen, y se impondría aun cuando el legislador no la reconociera
expresamente.
Se argumenta también con el Art. 580, de acuerdo al cual los derechos se reputan
muebles o inmuebles, según lo sea la cosa en que han de ejercerse o que se debe,
pero se olvida que ésta es una mera asimilación; que no tiene por qué incluir todos
los derechos, y que en todo caso corrige el Art. 1909 en la forma antes señalada.
691
Alessandri, Tratado práctico de las capitulaciones matrimoniales, de la sociedad conyugal
y de los bienes reservados de la mujer casada, Nº 649, pág. 420.
1071
LAS OBLIGACIONES
692
“¿Puede el marido enajenar los derechos hereditarios de su mujer sin autorización
judicial y aun sin el consentimiento de ésta?” RDJ, T. 59, sec. 1a, pág. 50. Compartían
esta tesis Ramón Meza Barros, ob. cit., Nº 280, pág. 203; José Ramón Gutiérrez, Cesión
de Derechos Hereditarios. En cambio la tesis contraria la defendía don Manuel Somarriva
Undurraga en sus clases y en su obra Derechos de Familia, 2a edición, Santiago, 1983,
Nº 271, pág. 287, y en el Derecho Sucesorio, primeras cuatro ediciones.
693
G.T. de 1909, T. 1º, Nº 216, pág. 313, y de 1926, 2º sem., Nº 129, pág. 574, y RDJ,
T. 7º, 1a parte, pág. 7. En contra, un fallo de la Corte Suprema publicado en la RDJ, T. 58,
sec. 1a, pág. 108, que había declarado que el marido no requería autorización judicial
ni consentimiento de la mujer para ceder sus derechos hereditarios.
1072
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
1073
LAS OBLIGACIONES
694
RDJ, T. 9º, sec. 1a, pág. 139.
695
RDJ, T. 32, sec. 2a, pág. 8; se declaró la nulidad absoluta. En el sentido correcto,
RDJ, T. 9º, sec. 1a, pág. 139; G.T. de 1982, Nº 1501, pág. 1058.
696
G.T. de 1873, Nº 1783, pág. 795.
1074
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
697
G.T. de 1938, 2º sem., Nº 84, pág. 378. En contra, G.T. de 1926, 2º sem., Nº 129,
pág. 574, y RDJ, T. 10, sec. 1ª, pág. 350.
Otras sentencias publicadas en la RDJ, T. 9º, sec. 1a, pág. 2, y T. 86, sec. 1a, pág. 119,
señalaron que por la cesión de derechos hereditarios el cesionario pasa a ocupar el lugar
del cedente en la sucesión del difunto.
698
Derecho Sucesorio, ob. cit., Nº 82.
699
Se ha resuelto que pueden hacerlo tanto el cedente como el cesionario: RDJ,
T. 63, sec. 1ª, pág. 258. Nos parece que si ha cedido toda su herencia, el cedente nada
tiene que hacer en la partición, como anteriormente se había resuelto: RDJ, T. 52,
sec. 1ª, pág. 235.
700
F.M. Nº 385, sent. 8a, pág. 741.
1075
LAS OBLIGACIONES
701
G.J. Nº 280, pág. 135
702
RDJ, Ts. 32, sec. 1ª, pág. 100, y 36, sec. 1ª, pág. 289.
703
Se ha resuelto también que como el heredero, el cesionario no adquiere derechos
en bienes determinados en la herencia, G.T. de 1934, 1er sem., Nº 74, pág. 392.
Sin embargo de la amplitud de los efectos de la cesión no pasan al cesionario las
acciones personales del cedente, aunque tengan efecto en sus derechos de herencia;
por ello se ha resuelto que no es legítimo contradictor en el juicio de la nulidad de la
legitimación del cedente: RDJ, T. 63, sec. 1ª, pág. 140, sin perjuicio de que en nuestro
concepto pueda actuar como coadyuvante.
704
RDJ, T. 11, sec. 1ª, pág. 140.
1076
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
705
En el Derecho Sucesorio, ob. cit., Nº 83. En igual sentido, Meza Barros, ob. cit.,
T. 1º, Nº 277, pág. 201.
706
RDJ, T. 19, sec. 1ª, pág. 296.
1077
LAS OBLIGACIONES
1.082. IV. Responsabilidad del cedente. Dispone el Art. 1909: “el que
ceda a título oneroso un derecho de herencia o legado sin especificar
los efectos de que se compone, no se hace responsable sino de su calidad
de heredero o legatario”.
En consecuencia, es necesario efectuar la misma distinción que
en la cesión de créditos (Nº 1.067), esto es, si el título traslaticio que
precede a la cesión es gratuito u oneroso.
En el primer caso ninguna responsabilidad adquiere el cedente, en
razón de que en los contratos gratuitos no hay obligación de garantía; en
consecuencia, si ocurre posteriormente que el cedente no es heredero,
ninguna responsabilidad tiene con el cesionario.
En cambio, si la cesión ha sido a título oneroso, la única responsa-
bilidad del cedente se refiere a que realmente es heredero; en conse-
cuencia, no responde de que existan determinados bienes en la heren-
cia, ni tampoco de que ésta en definitiva signifique un ingreso para el
cesionario;709 por esta razón es que se sostiene el carácter aleatorio de
la cesión, pues, por ejemplo, si ha sido compraventa el título, puede
haber pagado el cesionario un precio superior a lo que en definitiva
reciba por herencia.
Aunque el Art. 1909 no lo diga, como lo hace el Art. 1907 en la
cesión de créditos, las partes pueden alterar la disposición legal, asig-
nándole una mayor responsabilidad al cedente.
Pueden también eliminar ésta, y en tal caso lo que se cede, según
decíamos en el Nº 1.064, Nº 2º, no es la herencia, sino la pretensión
que a ella tiene el cedente.
1.083. Cesión del legado. De acuerdo a la ley, todas las normas estu-
diadas anteriormente se aplican a los legados. En efecto, el Art. 1909
habla del “derecho de herencia o legado”, y el inc. final del Art. 1910
estatuye que “se aplicarán las mismas reglas al legatario”.
707
G.T. de 1883, Nº 2.479, pág. 1.375.
708
G.T. de 1937, 2º sem., Nº 179, pág. 698.
709
G.T. de 1913, 2º sem., Nº 847, pág. 2488, y de 1919, 1er sem., Nº 1.293,
pág. 993.
1078
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
Sección Tercera
CESIÓN DE DERECHOS LITIGIOSOS
1.084. Concepto. Según el inc. 1º del Art. 1911: “se cede un derecho
litigioso cuando el objeto directo de la cesión es el evento incierto de
la litis, del que no se hace responsable el cedente”. Podemos, pues,
definir la cesión de derechos litigiosos como la convención por la cual
el demandante transfiere a cualquier título sus derechos litigiosos a
un tercero.
Decimos que es una convención, pues la cesión de derechos liti-
giosos, como todas las cesiones que hemos analizado, es la tradición de
esos derechos, que, como tal, debe ir precedida de un título traslaticio
de dominio; el Art. 1912 menciona expresamente la compraventa y la
permuta, y el precepto siguiente se refiere a las cesiones enteramente
gratuitas, lo que comprende la donación; el Nº 2º de este mismo Art. 1913
nombra a la dación en pago de créditos litigiosos, etc.
El objeto de la cesión es la transferencia de los derechos invocados
por el demandante en el juicio a un tercero; así lo demostraremos
710
RDJ, T. 33, sec. 1ª, pág. 219.
1079
LAS OBLIGACIONES
711
Comentario a la sentencia citada en la nota siguiente, y publicado conjunta-
mente con ella.
712
RDJ, T. 29, sec. 1ª, pág. 273.
713
RDJ, T. 41, sec. 1ª, pág. 387.
1080
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
714
Véase Nº 1.095. El tema ha adquirido importancia por los traspasos de carteras
entre instituciones financieras.
1081
LAS OBLIGACIONES
715
G.T. de 1889, T. 2º, Nº 6.098, pág. 2.340.
716
Avelino León, ob. cit., págs. 157 y 159, cree que en tal caso el cesionario “sucede”
al demandado en el juicio, aplicando por analogía la solución del caso del demandante.
Nos parece muy discutible esta afirmación, pues ya hemos salido de la libre contratación
para entrar al Derecho Procesal, en que la sustitución de las partes está reglamentada
por el legislador, y no creemos pueda efectuarse fuera de las situaciones por él previstas.
No habría inconveniente sí para que actuara como coadyuvante.
Un caso de estas convenciones en G.T. de 1901, T. 2º, Nº 3.368, pág. 1519.
1082
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
717
RDJ, T. 2º, sec. 2ª, pág. 180. Por ello no procede la cesión si se ha dictado sen-
tencia ejecutoriada, aunque esté pendiente su ejecución.
No es litigioso el derecho si el demandante se ha desistido de la demanda: RDJ,
T. 30, sec. 1ª, pág. 390, porque ya no hay juicio.
Por no ser juicio, no procede en la partición: RDJ, T. 23, sec. 1ª, pág. 599.
1083
LAS OBLIGACIONES
718
G.T. de 1918, 2º sem., Nº 360, pág. 1098.
719
RDJ, Ts. 33, sec. 1ª, pág. 321; 38, sec. 1ª, pág. 223; 41, sec. 2ª, pág. 24; G.T., de
1937, 2º sem., Nº 155, pág. 609, y de 1946, 2º sem., Nº 91, pág. 479.
En igual sentido, Alejandro Silva Bascuñán, Cómo se efectúa la cesión de derechos litigiosos,
RDJ, T. 40, 1a parte, pág. 141; Meza Barros, ob. cit., T. 1º, Nº 284, pág. 206.
720
RDJ, T. 41, sec. 2ª, pág. 24.
1084
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
1.093. III. Efectos entre cesionario y demandado. Son, sin duda, los de
mayor trascendencia, y pueden resumirse, a su vez, en dos:
1º. El cesionario sustituye al cedente en el proceso y en la preten-
sión que éste hacía valer en juicio, y
2º. El demandado tiene derecho al retracto litigioso.
Los veremos en los números siguientes.
721
RDJ, T. 41, sec. 1ª, pág. 387.
722
Por la razón tantas veces señalada de que entre nosotros se reserva el término para la
herencia, preferimos no hablar de “sucesión procesal”, como lo hacen muchos autores.
723
G.T. de 1868, Nº 1.989, pág. 887.
724
RDJ, T. 41, sec. 2ª, pág. 24. Lo que tenía de especial este caso es que el cesionario
inició un juicio ejecutivo para obtener el cumplimiento de la sentencia (Nº 801), esto
es, otro juicio.
Una antigua sentencia de la I. Corte de Santiago fue más allá aún, pues en el juicio
cuyos derechos había cedido el demandante se rechazó la demanda, pero se dejó a
salvo la discusión de ellos en otro juicio para iniciar, el cual se consideró legitimado al
cesionario: G.T. de 1868, Nº 1.989, pág. 887.
1085
LAS OBLIGACIONES
725
Tratándose del juicio ejecutivo se ha resuelto que este beneficio puede opo-
nerse como la excepción del Nº 7º del Art. 484 del C.P.C.: G.T. de 1908, T. 2º, Nº 190,
pág. 335.
1086
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
requisitos del retracto son que se ejercite en el plazo legal y que no esté
prohibido en la cesión de que se trate.
1º. Debe oponerse en el plazo legal.
El demandado podrá oponer el retracto desde que se le haya no-
tificado la cesión.
El Art. 1914 fija hasta cuándo puede hacerlo: “el deudor no puede
oponer al cesionario el beneficio que por el artículo precedente se le
concede, después de transcurridos nueve días desde la notificación del
decreto en que se manda ejecutar la sentencia”.
2º. Casos en que se prohíbe el retracto.
Son varias las situaciones en que el Art. 1913, en consideración a la
situación o interés especial del cesionario, priva al deudor del beneficio
de rescatar la cesión:
A. Si la cesión es enteramente gratuita.
Ello es lógico, porque en tal caso no habría que pagar por el re-
tracto;
B. Si se efectuó por el ministerio de la justicia.
O sea, los derechos litigiosos se han rematado judicialmente o en
pública subasta; a este cesionario no se le puede oponer retracto, porque
el legislador pretende proteger estas ventas;
C. Las cesiones que van comprendidas en la enajenación de una
cosa de que el derecho litigioso forma una parte o accesión; Meza Barros
pone el ejemplo de la enajenación de un fundo en que se comprenden
derechos de agua a la sazón en litigio;726
D. Al que goza de un inmueble.
De acuerdo al Nº 3º del Art. 1913 se exceptúan del retracto las ce-
siones hechas “al que goza de un inmueble como poseedor de buena
fe, usufructuario o arrendatario, cuando el derecho cedido es necesario
para el goce tranquilo y seguro del inmueble”.
La justificación es la misma del caso anterior; hay un interés del
cesionario por estar relacionado el derecho cedido con otros que le
pertenecen, y el ejercicio del retracto lo privaría de él;
E. Al coheredero o copropietario.
De acuerdo al Nº 1º del precepto, se exceptúa también del rescate
la cesión efectuada “a un coheredero o copropietario, de un derecho
que es común a los dos”. Es la misma justificación anterior, ya que por
la cesión, y si obtiene en el juicio el coheredero o comunero, adquirirá
para sí íntegro el derecho que era común, y
F. A un acreedor del cedente en pago.
726
Ob. cit., T. 1º, Nº 290, pág. 208. En Mazeaud, ob. cit., Parte 3a, T. 3º, pág. 133,
se cita y comenta un interesante caso de jurisprudencia en Francia.
1087
LAS OBLIGACIONES
1088
CAPÍTULO IV
DE LA NOVACIÓN EN GENERAL
Sección primera
CONCEPTO, REQUISITOS Y CLASES
1089
LAS OBLIGACIONES
1090
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
727
RDJ, T. 37, sec. 1ª, pág. 520.
1091
LAS OBLIGACIONES
1092
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
1093
LAS OBLIGACIONES
728
G.J. Nº 233, pág. 66.
1094
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
Así lo señala el Art. 1634: “para que haya novación, es necesario que
lo declaren las partes, o que aparezca indudablemente que su intención
ha sido novar, porque la nueva obligación envuelve la extinción de la
antigua”.
De ahí que se haya fallado reiteradamente que no hay novación si
no aparece el ánimo de las partes de novar.729
Pero como lo señala el precepto, no es indispensable que se declare
expresamente que se está celebrando una novación; basta que la intención
de hacerlo haya sido indudable; por ello se ha resuelto que la voluntad
de novar puede ser expresa o tácita, pero no presunta.730
Y con esa típica afición de los Códigos clásicos a explicarse y justifi-
carse, el legislador señaló el porqué de la exigencia: “Porque la nueva
obligación envuelve la extinción de la antigua”.
Hay un caso sí de excepción en que la voluntad debe ser expresa:
en la novación por cambio de deudor, la del acreedor de dar por libre
al primitivo deudor debe expresarse (Art. 1635, Nº 1.135).
La Corte Suprema ha declarado que es cuestión de hecho deter-
minar si ha habido o no ánimo de novar.731
Según el inc. 2º del Art. 1634, si no aparece intención de novar, se
mirarán ambas obligaciones como coexistentes, y subsiste la obligación
primitiva con sus accesorios en todo aquello en que la posterior no se
opusiere a ella.
729
G.T. de 1915, 2º sem., Nº 554, pág. 1433, y de 1938, 2º sem., Nº 82, pág. 362, y
RDJ, T. 27, sec. 2ª, pág. 31.
730
RDJ, T. 27, sec. 2ª, pág. 31.
731
RDJ, T. 2º, sec. 1ª, pág. 217.
1095
LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
EFECTOS DE LA NOVACIÓN
732
Aplicando este principio se ha resuelto que no hay cosa juzgada si en un juicio
se acepta la excepción de novación para la obligación primitiva, y en otro se cobra la
nueva obligación: RDJ, T. 11, sec. 1ª, pág. 279.
1096
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
1097
LAS OBLIGACIONES
1098
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
733
Veremos más adelante que la novación por cambio de deudor puede tener
lugar sin el consentimiento de éste, en cuyo caso toma el nombre de expromisión
(Nº 1.137). En tal evento, como dice don Manuel Somarriva, Cauciones, ob. cit., Nº 352,
pág. 322, si el deudor ha constituido una caución real no puede reservarse sin su
consentimiento.
1099
LAS OBLIGACIONES
1100
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
734
Una sentencia publicada en la G.J. Nº 123, sent. 5ª, pág. 31, señaló que esta
exigencia no se aplica tratándose del mismo bien hipotecado por la deuda novada.
1101
CAPÍTULO V
1102
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
735
Casos de jurisprudencia en G.T. de 1910, T. 1º, Nº 82, pág. 362, y de 1938,
2º sem., Nº 82, pág. 362.
1103
LAS OBLIGACIONES
736
En la práctica se está usando actualmente con tal objeto la aceptación por el
comprador de letras de cambio o pagarés por el saldo de precio adeudado, con decla-
ración de que ella constituye novación de la obligación de pagar éste. En consecuencia,
el precio de la venta queda pagado, no hay necesidad posterior de otorgar escritura de
cancelación del mismo, ni queda condición resolutoria tácita pendiente.
Sin embargo, una sentencia publicada en F.M. Nº 237, sent. 3a, pág. 199, no lo
estimó así, porque la novación había quedado condicionada al descuento de una letra
en un banco.
737
Ante nuestros tribunales se presentó un caso de cesión de derechos hereditarios
en que posteriormente se convino que el cesionario no pagara el precio de la cesión en
la fecha convenida, sino que lo retuviera a título de mutuo: G.T. de 1897, T. 1º, Nº 1751,
pág. 1105. En un caso muy semejante se resolvió que no había novación por falta del
animus novandi: G.T. de 1914, 2º sem., Nº 399, pág. 115.
738
RDJ, T. 2º, sec. 1ª, pág. 217.
739
RDJ, T. 21, sec. 1ª, pág. 461.
740
G.T. de 1915, 1er sem., Nº 84, pág. 174: se había rebajado un 20% de la obliga-
ción primitiva. En tal caso hay remisión (Nº 1.182), a menos que por la parte rebajada
se contraiga una nueva obligación en que habría novación parcial.
1104
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
741
Pero siempre el tercero ajeno a la convención no puede ser perjudicado por
ella, y por eso en el caso propuesto podría extinguirse la fianza si concurren los requisitos
del Art. 2355. Nueva manifestación de que las modificaciones de la obligación producen
respecto de terceros efectos muy semejantes a la novación.
1105
LAS OBLIGACIONES
742
En sentencia publicada en F.M. Nº 381, sent. 1a, pág. 405.
743
Casos de aplicación de este principio en RDJ, T. 17, sec. 2ª, pág. 25, y G.T. de
1883, Nº 3.641, pág. 2072, y de 1914, 1er sem., Nº 168, pág. 385, citados en Repertorio,
T. 5º, pág. 86.
744
G.T. de 1859, Nº 1.454, pág. 870, y de 1861, Nº 419, pág. 257.
745
G.T. de 1882, Nº 2.652, pág. 1490.
1106
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
746
El precepto en su edición auténtica utilizaba erróneamente la palabra “acree-
dores”, pero las ediciones posteriores corrigieron el error. La única que tiene sentido
es la señalada actualmente en el Código y en el texto.
747
L.S. Nº 29, pág. 22, sentencia de 7 de noviembre de 2006.
1107
LAS OBLIGACIONES
748
En la G.T. de 1913, 1er sem., Nº 95, se estudia en relación con este punto un
caso de escrituras aclaratorias o modificatorias.
749
RDJ, T. 27, sec. 2ª, pág. 31. Lo mismo se resolvió para el pago de un arriendo
con un pagaré en G.T. de 1893, T. 1º, Nº 993, pág. 686. En contra de esta tesis: RDJ,
Ts. 8º, sec. 1ª, pág. 288, y 37, sec. 1ª, pág. 520.
750
La vacilación jurisprudencial explica la precaución al estipularse el pago de
un saldo de precio de una compraventa con letras de cambio o pagarés, de agregar
la frase: “la aceptación de estos documentos no constituye novación”. A la inversa, las
partes pueden convenir que dicha aceptación importe novación en la forma señalada
en la nota 736 de este segundo tomo.
1108
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
751
RDJ, T. 41, sec. 1ª, pág. 150.
1109
LAS OBLIGACIONES
752
RDJ, T. 22, sec. 1ª, pág. 388.
753
Esta diputación no se extiende al cobro judicial del crédito, y por ello el acree-
dor prendario no está facultado para solicitar la declaración de quiebra del deudor del
crédito dado en garantía: RDJ, T. 65, sec. 1ª, pág. 106.
754
Resumiendo doctrinariamente el problema de las modificaciones objetivas
de la obligación, la novación objetiva y la dación en pago, caben dos órdenes de dis-
tinciones:
1º. Variaciones que se limitan a alterar el objeto o contenido de la prestación, y las
que implican un cambio de los mismos. Sólo en estas últimas entran a jugar la novación
y dación en pago, y
2º. Modificaciones que se producen en el momento mismo del cumplimiento, y
aquellas que se convienen entre el nacimiento de la obligación y su extinción.
Combinando estas clasificaciones, se dan cuatro posibilidades:
1º. Variaciones accidentales del cumplimiento mismo, como la señalada en el texto
del lugar del pago. Desde luego no hay novación ni dación en pago por no ser esencial
la modificación;
2º. Alteración del objeto debido en el cumplimiento mismo, la clásica dación en
pago;
3º. Modificaciones convenidas sobre la forma de cumplir la prestación, sin alterar
esencialmente ésta y sin que tampoco se efectúe de inmediato el cumplimiento. No
hay novación, ni dación en pago, ni tampoco mayor gravamen para terceros ajenos al
convenio, y
4º. Convención que varía el objeto debido, sin que se realice de inmediato el cum-
plimiento. Ésta puede hacerse de dos formas:
A) Si las partes dan por extinguida la obligación anterior, hay novación lisa y
llana, y
B) En caso contrario, se produce la situación explicada en el Nº 1.127.
Se aprecia cómo la novación no es más que una probabilidad dentro de las modifica-
ciones del objeto debido, y no la institución capital en torno a la cual gira toda la institución,
según ocurre en nuestro Código. Invirtiendo el punto de vista, tendríamos a la dación
en pago como figura rectora, que puede ser la clásica si la modificación se produce en el
cumplimiento mismo, novatoria si se conviene la extinción y reemplazo de la obligación
anterior, y acumulativa si quedan pendientes ambas prestaciones, la una en subsidio de la
otra. Es así como se va generando el desplazamiento de las modificaciones esenciales hacia
la dación en pago, quedando el efecto novatorio como uno de los posibles de ella.
En el estado actual de nuestra legislación, no hay duda que la dación en pago sólo
juega en el pago mismo; antes del cumplimiento, o hay novación o subsistencia de las
obligaciones en la forma señalada en el Nº 1.127.
1110
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
755
F.M. Nº 383, sent. 9a, pág. 595.
756
G.J. Nº 129, sent. 2a, pág. 105. En el caso fallado la deuda había cambiado de
dólares a UF.
757
RDJ, T. 82, sec. 2a, pág. 38.
1111
CAPÍTULO VI
Sección primera
LA NOVACIÓN POR CAMBIO DE ACREEDOR Y LAS
MODIFICACIONES SUBJETIVAS ACTIVAS DE LA OBLIGACIÓN
1112
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
1113
LAS OBLIGACIONES
1.132. II. Novación por cambio de acreedor, cesión de créditos y pago con
subrogación. Hemos señalado que tres son los principales actos por los
cuales se reemplaza entre vivos en un crédito la persona del acreedor:
la novación por cambio de acreedor, la cesión de créditos y el pago
con subrogación.
Pero entre estos dos últimos, por un lado, y la novación, por el otro,
hay una diferencia fundamental, de la cual derivan todas las restantes.
Aquéllas traspasan de una persona a otra el crédito; es el mismo crédito
el que cambia de acreedor, pasa de una mano a la otra. En la novación,
en cambio, no hay traspaso del crédito. Antes por el contrario, el pri-
mer crédito se extingue, con todos sus accesorios, y nace uno nuevo.
En la novación hay extinción de una obligación y nacimiento de otra,
y propiamente por eso decíamos que no es una modificación de ella,
aunque con tal objeto se la use.
La novación, por su efecto de extinguir la obligación, igualmente
pone término a sus accesorios y cauciones, privilegios, etc., mientras que
tanto la cesión de créditos como el pago con subrogación los mantienen
y traspasan al nuevo acreedor. No obstante, por la reserva, pueden en
la novación mantenerse los accesorios, cauciones, etc., de la obligación
primera, pero con el consentimiento de los terceros que han garantizado
su pago, el cual no se exige en las otras instituciones.
En cuanto a su perfeccionamiento, la novación por cambio del acree-
dor requiere el consentimiento del deudor y de ambos acreedores, el
nuevo y el anterior. El pago con subrogación, si es legal, opera de pleno
derecho, por el solo hecho del pago, o sea, con la mera voluntad del
nuevo acreedor; si es convencional requiere también el consentimiento
del primer acreedor, y ésta y la cesión de créditos se conforman con la
759
RDJ, T. 4º, sec. 1ª, pág. 14.
1114
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
760
De ahí que el Art. 1636, según veremos al tratar la delegación (Nº 1.143, 2º), declare
que si el delegado (nuevo deudor) es sustituido contra su voluntad al delegante (antiguo
deudor) no hay novación, sino cesión de crédito del delegante a su acreedor.
También por ello es que el inc. 2º del Art. 1632 dispone que no hay novación
cuando un tercero es subrogado en los derechos del acreedor.
1115
LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
LA NOVACIÓN POR CAMBIO DE DEUDOR Y LAS
MODIFICACIONES SUBJETIVAS PASIVAS DE LA OBLIGACIÓN
761
Pueden producirse además otras modificaciones activas de la obligación, como
lo veremos al tratar de las pasivas. En éstas, si el deudor que reemplaza o se agrega al
primitivo es a su vez deudor de éste, para él existirá un nuevo acreedor, tal como lo vimos
en el Nº 1.131 en el caso de la doble novación, por cambio de deudor y acreedor, pero
con la variante de que no existe novación, y el nuevo toma para sí la misma obligación
del primitivo deudor (Nos 1.152 y siguientes).
1116
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
Párrafo 1º
Novación por cambio de deudor
1117
LAS OBLIGACIONES
762
RDJ, Ts. 32, sec. 1ª, pág. 405; 59, sec. 2ª, pág. 43, y 82, sec. 2a, pág. 38.
763
RDJ, T. 40, sec. 1ª, pág. 346.
764
RDJ, T. 9º, sec. 1ª, pág. 209.
1118
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
1119
LAS OBLIGACIONES
766
El Art. 1268 del Código italiano habla justamente de delegación acumulativa.
En sentencia publicada en RDJ, T. 31, sec. 1ª, pág. 251, se estudian con detenimiento
ambas formas de delegación.
1120
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
Párrafo 2º
Delegación de deuda
1121
LAS OBLIGACIONES
que ella puede ser novatoria, si el acreedor consiente en dar por libre
al deudor primitivo (Nº 1.137), y la otra, histórica, pues tal ubicación
dio Pothier a la materia, y siguiéndole a éste, el Código francés.
Tampoco el Código dio una definición de la delegación, sino que
se limitó a decir que si la novación por cambio de deudor se efectúa
con el consentimiento de éste, el nuevo deudor se llama delegado del
primero.
Hasta el nombre resulta inapropiado, porque la delegación es una
figura del mandato, en cuya virtud el mandatario encarga la ejecución
del poder que ha recibido a otra persona (Arts. 2135 y siguientes), y si
bien hay parecido entre la delegación de deuda y el mandato, también
hay graves diferencias (Nº 1.147, 1º).
Dentro de la concepción de nuestro Código podemos decir que la
delegación de deudas es una operación jurídica, en virtud de la cual
una persona que toma el nombre de delegado, a petición de otra,
llamada delegante o con acuerdo suyo, se obliga para con un tercero,
llamado delegatario.
Y se habla de operación jurídica, porque aun cuando el punto
mucho se discute, hay algo esencial en la delegación, el acuerdo entre
delegante y delegado, y coetáneamente o con posterioridad la inter-
vención del delegatario.
La delegación supone, en todo caso, la intervención de tres perso-
nas: el primitivo deudor que se llama delegante, quien acuerda con el
delegado que éste se obligue con el delegatorio. El delegado, que es
quien se obliga frente al delegatario, y éste, que es el acreedor y recibe
de parte del delegado la promesa de pago, o el pago acordado entre
delegante y delegado.
1122
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
1.142. II. Delegación con vínculo anterior entre las partes. La delegación
vista en el número anterior es más bien rara; ella supone normalmente
un vínculo jurídico previo entre dos de las partes: delegante y delega-
tario. Pero también puede haber, además, otro vínculo jurídico previo
entre delegante y delegado.
767
Mazeaud, ob. cit., Parte 2a, T. 3º, Nº 1.234, pág. 479, señala otro ejemplo: el
de las cartas de crédito que dan las agencias de viaje (delegante), a sus corresponsales
(delegados), en los lugares del viaje contratado para que otorguen crédito al viajero
(delegatario).
La verdad es que toda la figura de la delegación es cuando menos muy semejante
al giro de una letra de cambio e instituciones afines.
1123
LAS OBLIGACIONES
1124
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
768
RDJ, T. 31, sec. 1ª, pág. 251.
769
En el caso previsto en el precepto hay, como él mismo lo declara, una cesión de
créditos, sujeta a las reglas de ésta, bastando en consecuencia la notificación del deudor
(delegado), y el título de esta cesión es la dación en pago del crédito que el cedente
(delegante) tiene contra el deudor (delegado). Véase Nº 1.068.
1125
LAS OBLIGACIONES
770
Una sentencia de la RDJ, T. 42, sec. 1ª, pág. 153, reconoció el carácter de
delegación imperfecta de esta situación, y negó que al pagar el delegado al acreedor
se produjera pago por subrogación. El delegado cumplió la obligación contraída con
el delegante.
En otra situación igual en que el acreedor no había concurrido a la compraventa,
aceptando la delegación, se resolvió que se estaba ante una diputación para el pago
hecha por el vendedor, deudor de dicho tercero, y que ella no confería ningún derecho
a éste como acreedor respecto del comprador: RDJ, T. 40, sec. 1ª, pág. 346.
Creemos que así planteada la situación, si bien es efectivo que el Art. 1635 precisa-
mente señala la diputación para el pago cuando el acreedor no da por libre al primitivo
deudor como una de las posibles interpretaciones de la convención, no lo es menos que
el acreedor no está obligado a concurrir a ella, ni tampoco dar su aceptación en forma
expresa. La sola demanda al delegado es suficiente aceptación de éste como deudor: RDJ,
T. 11, sec. 1ª, pág. 140, sin que ella importe por sí sola dar por libre al primer deudor.
1126
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
771
RDJ, T. 42, sec. 1ª, pág. 153.
772
RDJ, T. 33, sec. 2ª, pág. 49, con nota de Arturo Alessandri Rodríguez. Lo im-
portante es que se cobra una deuda de la compraventa.
773
Nos hemos puesto en el caso de una deuda hipotecaria, por ser el más fre-
cuente.
La situación varía ligeramente si no tiene la obligación dicha garantía, porque en
tal caso el acreedor no podría dirigirse contra el delegado sino aceptando la delegación,
aunque no dé por libre al deudor primitivo. De otra manera no tendría acción en contra
suya, como en el caso de la hipoteca por ser tercer poseedor de la finca hipotecada y
mientras lo sea.
1127
LAS OBLIGACIONES
1.146. Casos en que el delegante no era deudor del delegado o éste del
delegatario: Éstas son las situaciones que contemplan los preceptos men-
cionados; el Art. 1638 se refiere al caso en que el delegado se obligue
con el delegatario creyendo ser deudor del delegante, sin serlo real-
mente, y el Art. 1639, a la inversa, de que el delegante no era deudor
del delegatario.
Antes de examinarlos, queremos hacer hincapié en que, como lo
habíamos advertido, estos preceptos se aplican tanto a la delegación
perfecta como a la imperfecta, pues nada en ellos autoriza a sostener
lo contrario.774
1º. Caso en que el delegado no era deudor del delegante.
Dice el Art. 1638: “el que delegado por alguien de quien creía ser
deudor y no lo era, promete al acreedor de éste pagarle para libertarse
de la deuda, es obligado al cumplimiento de su promesa; pero le que-
774
Claro Solar, ob. cit., T. 12, Nos 1.747 y siguientes, págs. 444 y siguientes.
1128
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
dará a salvo su derecho contra el delegante para que pague por él, o
le reembolse lo pagado”.
En el ejemplo que hemos venido utilizando (Nº 1.142) resulta que
el delegado B aceptó la delegación que le hacía el delegante A para que
pagara al delegatario C, creyendo B ser deudor de A.
Si posteriormente B descubre que no era deudor de A, no por ello
deja de estar obligado a pagarle a C, porque éste es extraño a los mo-
tivos que tuvo B para aceptar la delegación que se le hacía. Igual cosa
ocurre en la fianza, en que el error en la persona que comete el fiador
no lo exime de pagar al acreedor.
Pero naturalmente que el delegado, B, tiene derecho a exigir al
delegante que pague por él, y si ya pagó al acreedor, tiene derecho a
pedir que le reembolse lo pagado; de no ser así, habría para el delegante
un evidente enriquecimiento sin causa.
2º. Caso en que el delegante no era deudor del delegatario.
En el ejemplo propuesto, A, delegante, no era deudor de C, delega-
tario, y ha comprometido a B, delegado, para que pague al delegatario
por él.
En tal caso, el Art. 1639 dispone: “el que fue delegado por alguien
que se creía deudor y no era, no es obligado al acreedor, y si paga en
el concepto de ser verdadera la deuda, se halla para con el delegante
en el mismo caso que si la deuda hubiera sido verdadera, quedando a
salvo su derecho al delegante para la restitución de lo indebidamente
pagado”.
La diferencia entre este caso y el anterior es que, en realidad, el
delegatario no era acreedor; faltó la relación entre delegante y delega-
tario, y por ello la ley faculta al delegado (B) para que no le pague, ya
que este pago carecería de causa.
Pero si el delegado ha llegado a pagar, no tiene por qué perjudicarse
con el error del delegante, y extingue su propia obligación con éste, si
la había; esto es, la deuda de B, delegado con A, delegante, se extingue.
Pero éste podrá repetir contra el delegatario lo indebidamente pagado.
Se produce un verdadero pago de lo no debido, con la particularidad
que lo efectuó un tercero: el delegado.
1129
LAS OBLIGACIONES
1º. Mandato.
Delegación y mandato se parecen en que hay una orden inicial para
pagar al acreedor de parte del deudor, delegante o mandante, según
el caso, y tanto es así que conforme al Art. 1635 si el acreedor no da
expresamente por libre al primitivo deudor, se entenderá que el tercero
es diputado para el pago, entre otras posibilidades (Nº 1.136).
La diferencia fundamental estriba en que en el mandato no se
contrae por el mandatario (que equivaldría al delegado) ninguna obli-
gación propia, sino por cuenta del mandante, en representación de éste,
mientras que el delegado se obliga personalmente frente al acreedor, y
si no acepta éste la delegación, tiene en todo caso ante el delegante la
obligación de pagar con fondos propios la obligación de éste.
2º. Fianza y codeudoría solidaria.
El parecido se da entre la delegación imperfecta y estas cauciones,
tanto que el Art. 1635 considera que si el acreedor no da por libre al
delegante, el delegado, si no es mandatario suyo, accede a la obligación
como codeudor solidario o subsidiario.
En cambio, no hay semejanza cuando la delegación es perfecta
o novatoria, porque el delegado asume la calidad de deudor único y
principal frente al acreedor, quedando libre el delegante.
En todo caso, aun en la imperfecta hay diferencias, por la relación
obligacional que normalmente supone entre delegante y delegado
(Nº 1.142).
3º. Estipulación a favor de otro.
Cuando no hay vínculo jurídico previo entre las partes (Nº 1.141),
la delegación es en todo similar a la estipulación a favor de otro, pero
aun cuando el delegado es deudor del delegante también se asemejan
estas instituciones, por cuanto entre éstos se produce un acuerdo que
confiere un derecho nuevo a favor de un tercero, el delegatario, cual es
el de poder cobrar al delegado que no era deudor suyo y pasa a serlo,
derecho que el tercero acreedor (delegatario) hace suyo por la acepta-
ción que otorga. Igualmente, mientras esta aceptación no se presta, las
partes pueden modificar y dejar sin efecto la convención entre ellas.
Y en la práctica puede ser difícil distinguir una y otra institución,
y de ahí que la estipulación en favor de otro pueda utilizarse para mo-
dificar pasivamente una obligación.775 Sin embargo, tiene importancia
hacerlo, por cuanto en la estipulación se considera que el derecho existe
no desde que el tercero acepta, sino cuando se la otorga por el acuerdo
775
Por ejemplo, es posible un acuerdo entre el acreedor y el que asume la deuda
de un tercero ante él. Nacería para el deudor el derecho a quedar liberado por esta
deuda, situación que se asemeja mucho a una de las formas de la asunción de deudas,
que veremos en el párrafo siguiente (Nº 1.153).
1130
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
Párrafo 3º
Cesión de deudas
776
Véanse Nos 1.068, 1.143, Nº 2º, y la nota 769 de este segundo tomo.
1131
LAS OBLIGACIONES
1132
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
777
Un estudio bastante completo y de primera mano de las disposiciones de dicho
Código, en Aída Figueroa de Insunza, De la Asunción de Deudas, M. de P., Imprenta Re-
lámpago, Santiago de Chile, 1948, aunque no compartimos sus conclusiones.
Las disposiciones del Código alemán en Mazeaud, ob. cit. Parte 2a, T. 3º, págs. 528
y siguientes.
Véase Gonzalo Figueroa Yáñez, La asunción de deudas y la cesión de contrato, Editorial
Jurídica de Chile, 1984, aunque no comparto sus conclusiones.
1133
LAS OBLIGACIONES
1134
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
778
El Art. 414 del Código alemán contempla esta situación en los siguientes términos;
“mediante contrato celebrado con el acreedor, una deuda puede ser tomada a su cargo
por un tercero, de modo que este tercero ocupe el lugar y puesto del deudor anterior”.
A este pacto se aplican los Arts. 417 en cuanto a las excepciones del nuevo deudor, y el
418 de la garantía. En virtud del primero, el cesionario puede oponer las excepciones
de la obligación asumida (el Código suizo elimina las personales del primitivo deudor),
pero no la compensación de un crédito del deudor primitivo, ni las que deriven de las
relaciones entre éste y el nuevo (acto abstracto). En virtud del Art. 418, según hemos
dicho, se extinguen las cauciones si quienes las han constituido no aceptan la cesión, y
el privilegio no puede ser invocado en la quiebra del cesionario.
El Art. 1272 del Código italiano trata de esta situación bajo el nombre de expromisión;
si el acreedor no libera al anterior deudor, el asunto queda obligado solidariamente con
éste. Puede oponerle las mismas excepciones del deudor primitivo, salvo las personales
de éste, ni la compensación ni las derivadas de hechos posteriores a la expromisión;
tampoco puede invocar las que provengan de sus relaciones con el deudor anterior.
1135
LAS OBLIGACIONES
779
De esta situación se preocupa el Art. 415 del Código alemán, que deja sujeta
su eficacia a la aprobación del acreedor, que no puede tener lugar sino una vez que el
deudor o el tercero le hayan hecho saber su cesión al acreedor. Hasta ese momento
las partes pueden anular o modificar el contrato; puede además fijársele un plazo al
acreedor para que dé su aprobación, pasado el cual se entiende que la niega. Denegada
la aprobación, la cesión es nula. A esta figura se aplican las normas vistas en la nota
anterior en cuanto a excepciones y garantías.
El Art. 329 del Código alemán contempla la asunción de cumplimiento, que es un
pacto en que no interviene el acreedor; el nuevo deudor se obliga únicamente con el
antiguo a cumplir por él. Si en las otras figuras el acreedor no da por libre al antiguo
deudor, se produce también la asunción de cumplimiento.
Por su parte el Código italiano contempla en el Art. 1273 la “responsabilidad de
un tercero”, que es una convención entre el deudor y un tercero para que éste asuma la
deuda del primero; el acreedor puede adherir a ella, haciendo irrevocable la estipulación
a su favor, lo que implica la liberación del deudor si el acreedor lo declara expresamente
o ésta era condición expresa de la estipulación. Si no hay liberación, el nuevo deudor
queda obligado solidariamente. El tercero queda obligado frente al acreedor que se ha
adherido a la asunción, y puede oponerle las excepciones fundadas en el contrato en
cuya virtud se ha verificado la asunción.
El Art. 1269 por su parte contempla la delegación de pago: si el deudor ha delegado
a un tercero para realizar el pago, dicho tercero puede obligarse frente al acreedor, salvo
que el deudor lo haya prohibido. El delegado no está obligado a aceptar el encargo,
aun cuando sea deudor del delegante, salvo los usos contrarios.
1136
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
780
Así ocurre en el Código alemán y en lo que el Art. 1268 del Código italiano
llama “delegación acumulativa”: “si el deudor asigna al acreedor un nuevo deudor, el cual
se obliga frente al acreedor, el deudor originario no queda liberado de su obligación,
salvo que el acreedor declare expresamente liberarlo. Sin embargo, el acreedor que ha
aceptado la obligación del tercero no puede dirigirse contra el delegante, si antes no
ha pedido el cumplimiento al delegado”.
En cambio, en los casos de expromisión (Art. 1272), y responsabilidad del tercero
(Art. 1273), si el acreedor no da por libre al deudor, el nuevo deudor queda obligado
solidariamente, según hemos dicho en notas anteriores.
1137
LAS OBLIGACIONES
781
“La hacienda es el conjunto de los bienes organizados por el empresario para
el ejercicio de la empresa” (Art. 2555). Según el epígrafe del Título 8º del Libro 5º,
hacienda equivale a establecimiento.
782
Para situaciones particulares, hay esbozos de esto en nuestra legislación. Así,
el Art. 19 de la Ley Nº 17.322, de 19 de agosto de 1970, hace responsable al adquirente
de las imposiciones previsionales adeudadas por el enajenante y el Art. 4º inc. 2º del
Código del Trabajo deja a salvo en las enajenaciones, cambios en la mera posesión o
tenencia, de empresas los derechos de los trabajadores; en el mismo orden de ideas los
Arts. 69 y 71 del Código Tributario le imponen responsabilidad por impuestos, etc. Sin
embargo, no hay preocupación alguna por los acreedores privados.
1138
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
783
Opinión de Arturo Alessandri, ob. cit., pág. 263, y Fueyo, ob. cit., T. 2º,
pág. 19.
784
Claro Solar, ob. cit., T. 12, Nº 1.769, pág. 467; Aída Figueroa, ob. cit., pág. 55.
Gonzalo Figueroa, ob. cit., Nº 10, pág. 33.
1139
LAS OBLIGACIONES
785
RDJ, T. 35, sec. 1ª, pág. 50.
786
RDJ, T. 59, sec. 2ª, pág. 43.
1140
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
Sección tercera
CESIÓN DE CONTRATO788
1.160. Concepto. La cesión de contrato pertenece a la teoría general
de éste, pero su estudio lo hemos trasladado a esta parte, pues está en
íntima relación con las modificaciones subjetivas de las obligaciones
y créditos.
La institución, cuya existencia autónoma se discute, ha comenzado
sólo recientemente a preocupar a la doctrina y a las legislaciones. El
Código italiano la recoge ampliamente en el Capítulo 8º del Título 2º
del Libro 4º, Arts. 1406 a 1410.
Se habla de cesión de contrato cuando uno de los contratantes,
con el consentimiento del otro, traspasa los derechos y obligaciones
emanados de un contrato bilateral a un tercero que pasa a ocupar en
787
Podría argumentarse en contra de lo expuesto que si el acreedor puede remitir
íntegramente la deuda, no se ve la razón por la cual no podría hacer lo menos, que es
liberar al antiguo deudor, a cambio de que alguien asuma la deuda. Pero lo que nos
mueve a rechazar la asunción liberatoria es que para el Código, la obligación asumida
es siempre otra obligación, no la misma anterior. La remisión extingue también total-
mente la deuda.
788
Véanse M. Andreoli, La cesión de contrato, traducción de Francisco Javier Osset,
Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1956; Luis Vals Taberner, La cesión de con-
tratos en el Derecho español, Editorial Urgel, Barcelona; Messineo, ob. cit., T. 4º, págs. 511
y siguientes; Rosa Galán Solano, La cesión del contrato, Editorial Universitaria, Santiago,
1963, M. de P.; Gonzalo Figueroa Yáñez, La asunción de deudas y la cesión de contratos, ob.
cit., parte II.
1141
LAS OBLIGACIONES
1.161. Requisitos. Tres son los supuestos para que nos encontremos
ante una cesión de contrato:
1º. Debe tratarse de un contrato bilateral.
La razón es obvia. La cesión que haga el acreedor en un contrato
unilateral es una cesión de crédito, y si se traspasa la deuda, estaremos
ante una novación por cambio de deudor, una delegación o una asun-
ción de deuda, en las legislaciones en que ella es factible.
La posibilidad de ceder el contrato se presenta en los bilaterales,
por la razón antes indicada de que en ellos las partes son recíproca-
mente deudoras y acreedoras. Entonces, en vez de dejar sin efecto el
contrato celebrado y proceder a otorgar uno nuevo, con el cesionario
como contraparte, se conviene modificarlo mediante la cesión que una
de las partes hace a un tercero de los derechos y obligaciones derivados
del contrato.
Por ejemplo, A arrienda a B un inmueble, y con el consentimiento
de este arrendador cede el contrato a C. Éste pasa a ocupar la misma
calidad de arrendatario de A, y como él, está obligado al pago de las
rentas de arrendamiento, a las reparaciones locativas, etc., y tiene en
cambio el derecho a exigir que el arrendador B lo mantenga en el goce
tranquilo y pacífico de la cosa arrendada.
Otro caso: en un contrato de suministro un proveedor, con el con-
sentimiento del otro contratante, cede el contrato a un tercero, quien
deberá seguir suministrando los objetos o servicios de que se trate, y
tendrá derecho a cobrar su precio.
Finalmente, otro caso de gran frecuencia práctica entre nosotros:
A promete a B venderle un inmueble dentro de tres meses, y B pro-
mete comprarle el inmueble en el plazo señalado. En esta promesa de
compraventa ambas partes han contraído una obligación y un derecho
correlativo: otorgar el contrato prometido en la oportunidad señala-
da, fuera de las otras obligaciones que pueden ir anexas al contrato
789
Dice el Art. 1406 del Código italiano: “cada una de las partes podrá sustituir a
sí misma un tercero en las relaciones derivadas de un contrato con prestaciones recí-
procas, si éstas no hubiesen sido todavía ejecutadas, con tal que la otra parte consienta
en ello”.
1142
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
790
Véase Contrato de promesa, ob. cit.
791
El inc. 2º del precepto se pone en otra situación: “si todos los elementos del
contrato resultaren de un documento en que figure inserta la cláusula “a la orden” u
otra equivalente, el endoso del documento producirá la sustitución del endosatario en
la posición del endosante”.
1143
LAS OBLIGACIONES
1.163. Efectos de la cesión. Hay que distinguir los que pueden ge-
nerarse entre:
1º. El cesionario y el contratante cedido.
El cesionario pasa a ocupar la misma situación jurídica del ceden-
te, lo reemplaza en el contrato, y, en consecuencia, puede exigir el
cumplimiento de los créditos que a su favor emanen de éste y queda
obligado a cumplir las obligaciones derivadas de él. El cesionario no
podría oponer las excepciones personales del cedente, y a su vez el
contratante cedido no podría oponerle excepciones derivadas de otra
relación jurídica suya con el cedente no comprendida en la cesión
(Art. 1409 del Código italiano).
2º. El cedente y el contratante cedido.
Al respecto, es necesario hacer un distingo, por cuanto al igual que
en la delegación, y en la asunción de deudas, el contratante cedido
puede o no dar por libre al cedente. En el primer caso, éste desapa-
rece del contrato; en el segundo, quedará como deudor solidario o
subsidiario.
3º. El cedente y el cesionario.
Éstos pueden estipular lo que estimen conveniente al respecto, pero
a falta de convención, se discute en doctrina si el cedente responde de
la validez del contrato, y por el cumplimiento del contratante cedido
de las obligaciones propias de éste.793
792
Para un mayor desarrollo, una exposición de las principales doctrinas en Rosa
Galán, ob. cit., págs. 16 y siguientes.
793
Art. 1410 del Código italiano: “el cedente queda obligado a garantizar la va-
lidez del contrato. Si el cedente asumiese la garantía del cumplimiento del contrato,
responderá como fiador por las obligaciones del contratante cedido”.
1144
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
1º. Arrendamiento.
Dice el Art. 1946: “el arrendatario no tiene la facultad de ceder
el arriendo ni de subarrendar, a menos que se le haya expresamente
concedido; pero en este caso no podrá el cesionario o subarrendatario
usar o gozar de la cosa en otros términos que los estipulados con el
arrendatario directo”.
El precepto se pone en dos situaciones diversas: la cesión del arriendo
y el subarriendo. Este último es el arriendo efectuado por el arrendatario a
un tercero del todo o parte de lo arrendado; es un nuevo contrato, que no
modifica las relaciones del arrendatario con el arrendador ni crea relación
jurídica alguna entre éste y el subarrendatario.
En cambio, la cesión es justamente el traspaso del mismo con-
trato, como el ejemplo que poníamos en el Nº 1.161, 1º, quedando
liberado el anterior arrendatario; nuestra jurisprudencia ha reco-
nocido esto último, pero lo ha atribuido a un efecto novatorio, ya
que no ha aceptado que se pueda haber producido un traspaso de
obligaciones.794
En todo caso, es típicamente una cesión de contrato.
2º. Sociedades.
La naturaleza jurídica de la sociedad es controvertida, como ya lo
hemos insinuado en todo caso, en ella hay obligaciones y derechos para
los socios entre sí, y respecto de terceros.
Tratándose de sociedades de personas, el Art. 404 del Código de
Comercio prohíbe a los socios “ceder a cualquier título su interés en
la sociedad” sin previa autorización de todos los socios, bajo pena de
nulidad. A contrario sensu, la cesión es posible con el consentimiento
794
G.T. de 1914, enero a abril, Nº 94, pág. 207; y de 1928, 2º sem., Nº 178,
pág. 783.
1145
LAS OBLIGACIONES
1.166. II. Traspaso legal del contrato. Hay casos en que por disposi-
ción de la ley, en el contrato cambia alguna de las partes, pero sin el
consentimiento del otro contratante. No hay, pues, cesión del contrato,
sino traspaso legal del mismo.
Éstos son los casos que se suelen citar como de asunción de deudas
en nuestra legislación (Nº 1.159), principalmente en los artículos 1962,
2º, y 1968.
Esta última situación ya la hemos estudiado al hablar de la acción
oblicua (Nº 767), y permite a los acreedores del arrendatario insolvente
sustituirse al arrendatario, prestando fianza a satisfacción del arrendador.
Igual cosa ocurre en el Art. 1965 cuando los acreedores del arrendador
embargan la cosa arrendada y se sustituyen a éste en sus derechos y obliga-
ciones (Nº 767). En ambas situaciones, los acreedores del arrendatario o
arrendador asumen su misma calidad de contratante, y, en consecuencia,
les corresponden los derechos y obligaciones que les son propios.
El Nº 2º del Art. 1962 señala que está obligado a respetar el arrien-
do todo aquel a quien se transfiere el derecho del arrendador, a título
oneroso, si el arrendamiento ha sido otorgado por escritura pública.
Por ejemplo, A arrienda a B una propiedad por tres años; cuando ha
transcurrido un año, transfiere la propiedad a C. Éste está obligado
a respetar los dos años que faltan del arriendo, y, en consecuencia, a
asumir la calidad de arrendador en el mismo, con los derechos y obli-
gaciones inherentes.
La misma situación se plantea con la legislación que limitaba los
derechos de los arrendadores a poner término a los contratos de arrien-
do; así, de acuerdo al inc. 4º del Art. 14 de la Ley 11.622 sobre arrenda-
mientos urbanos y al D. L. 964 de 1975, hoy derogados, el arrendatario
podía oponer al adquirente de la propiedad arrendada la excepción de
falta de motivos plausibles para pedir la restitución, y si el adquirente
carecía de ellos, debía aceptar al arrendatario como tal.
795
Como los terceros no han dado su consentimiento, creemos que el socio ce-
dente no deja de ser responsable ante ellos en los casos en que la ley establece esta
responsabilidad personal de un socio.
1146
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
796
Si se llega a aceptar la cesión de contrato en nuestra legislación, las partes a falta
de reglamentación legal deberán ser cuidadosas en establecer sus efectos; creemos que,
en todo caso, el cesionario no podría oponer las excepciones personales del cedente,
ni éste responderá de la solvencia del cesionario ni del contratante cedido, pues tales
son los principios de nuestra legislación.
La cree posible como regla general, Gonzalo Figueroa, ob. cit., Nº 23, pág. 73.
1147
LAS OBLIGACIONES
1148
5ª PARTE. MODIFICACIÓN DE LA OBLIGACIÓN
797
Un tema que escapa a esta obra es discutir si el acreedor tiene algún medio de
evitar que esto ocurra. Creemos desde luego que le cabe la acción pauliana si se hace
en fraude, pero ésta es una herramienta de difícil uso, como lo son la simulación y
otras semejantes.
798
Por ejemplo, el Servicio de Impuestos Internos exige que en la división, todos
los socios deben quedar en las nuevas sociedades, lo que es exigencia de la anónima
porque la división puede imponerse a accionistas sin su participación, lo que no ocurre
en las que no son por acciones.
1149
S E X TA PA R T E
1151
CAPÍTULO I
1153
LAS OBLIGACIONES
799
En materia de nulidad el tema que ha adquirido un gran desarrollo en los últimos
años es el de la nulidad de derecho público, que corresponde al ya anotado fenómeno
de distinción de las instituciones de derecho público de las de derecho privado. Siempre
se ha señalado esta pretensión de diferenciarse, pero ella se ha acentuado últimamente
con respecto a esta separación.
Véase al respecto Repertorio, Tomo VI, 3a edición, pág. 165, fallos 7 al 10; Jorge
Reyes Riveros, La Nulidad de Derecho Público, Editorial Jurídica de Chile; Enrique Silva
Cimma, Derecho Administrativo Chileno y Comparado, Editorial Jurídica de Chile, Santiago
de Chile, 1995, pág. 145; Mario Bernaschina G., Bases Jurisprudenciales para una teoría
de las nulidades administrativas, año 1950, T. III, págs. 401 y sgtes.; Eduardo Soto Kloss,
Derecho Administrativo, Bases Fundamentales, T. II, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,
1996; Pedro Pierry Arrau, “Nulidad en el Derecho Administrativo”, en Revista de Derecho
de la Universidad Católica de Valparaíso XV (1993-1994).
1154
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
En buena síntesis, para esta parte nos han quedado únicamente los
modos extintivos de carácter general no satisfactivos de la obligación,
mutuo consentimiento, remisión, imposibilidad en el cumplimiento y
prescripción extintiva.
1155
LAS OBLIGACIONES
800
Para algunos la imposibilidad imputable también es extintiva, porque la obli-
gación perece y nace una nueva en su reemplazo, la de indemnizar perjuicios (Nº 815).
En nuestro Código no es así; la obligación no muere, cambia de objeto.
1156
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
1157
CAPÍTULO II
EL MUTUO CONSENTIMIENTO
1158
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
801
RDJ, T. 29, sec. 1ª, pág. 390.
1159
LAS OBLIGACIONES
1.176. Efectos del mutuo disenso. Sus efectos son los propios de todos
los modos de extinguir la obligación: poner término a ésta, sus acce-
sorios, garantías, etc.
La expresión que usó el legislador, “consientan en darla por nula”,
no es del todo feliz, porque el acto fue perfectamente válido, lo fue
también la obligación y los efectos que haya alcanzado a producir antes
del disenso; éstos quedan a firme, mientras la nulidad opera retroacti-
vamente. El mutuo disenso opera hacia el futuro, y ya hemos señalado
que en cuanto pretenda hacer desaparecer efectos ya producidos, hay
una nueva convención entre las partes.
Producida la extinción, las partes quedan desligadas de la obliga-
ción; ella deja de producir efectos posteriores, y no podría, en con-
secuencia, exigirse indemnización de perjuicios por la obligación así
extinguida.802
Un fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago, de 1 de septiembre
de 1970, analiza los efectos del término del contrato por resciliación en
las estipulaciones anexas a él. Se había dejado sin efecto una promesa de
compraventa y para tal evento la sentencia declaró que debía restituirse
el precio y que quedaba sin efecto la cláusula penal pactada, pero no
el arbitraje que se había convenido.803
802
G.T. de 1884, Nº 166, pág. 129.
803
RDJ, T. 67, sec. 2a, pág. 80.
1160
CAPÍTULO III
LA REMISIÓN
1161
LAS OBLIGACIONES
1162
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
1163
LAS OBLIGACIONES
una mayoría de los dos tercios de los acreedores concurrentes que repre-
senten las tres cuartas partes del pasivo con derecho a voto. De manera
que si el convenio importa una remisión parcial, los acreedores que no
han concurrido con su voto quedan de todos modos obligados a ella.
1164
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
2º. Consentimiento.
Si la remisión constituye una donación, se altera la regla general
para la formación del consentimiento del Código de Comercio (Nº 45),
y se requiere la notificación de la aceptación de la oferta al donante. Así
lo estatuye el Art. 1412: “Mientras la donación entre vivos no ha sido
aceptada, y notificada la aceptación al donante, podrá éste revocarla a
su arbitrio”. Por ello se ha resuelto que si no medió la notificación de
la aceptación, el deudor no puede oponer como excepción la remisión
a la demanda del acreedor cobrando el crédito remitido.805
En el caso excepcional del Art. 1654, examinado en el número
anterior, la voluntad puede manifestarse tácitamente.
3º. Formas de la remisión.
No hay una regla única al respecto, puesto que la remisión puede
adoptar distintas maneras, y deberá, en consecuencia, cumplir las so-
lemnidades del acto de que se trate.
Y así, si emana de un testamento, éste deberá llenar los requisitos
que le son propios; si va involucrada en un convenio de acreedores,
los que la Ley de Quiebras establece para ellos; si en una transacción,
los de ésta.
Y si constituye donación, debe atenerse a las formalidades de este
contrato, como lo señala expresamente el Art. 1653, el cual destaca,
además, que deberá cumplir con la insinuación cuando la donación la
requiere, esto es, autorización judicial a petición del acreedor o deudor,
si la donación (remisión) excede a los dos centavos.
805
G.T. de 1915, septiembre-octubre, Nº 554, pág. 1.433.
1165
CAPÍTULO IV
IMPOSIBILIDAD EN EL CUMPLIMIENTO
1166
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Sección primera
LA IMPOSIBILIDAD COMO MODO DE EXTINGUIR LA
OBLIGACIÓN
1.187. Concepto. Podemos definir la imposibilidad en el cumpli-
miento como un modo de extinguir las obligaciones que se presenta
cuando por un hecho no imputable al deudor se hace imposible para
éste cumplir la prestación debida.
Legalmente no hay duda que es un modo de extinguir las obliga-
ciones, porque como tal enumera el Código el caso más importante
de imposibilidad: la pérdida de la cosa que se debe. Y jurídicamente,
porque su efecto es precisamente ése: no se cumple la obligación,
sin ulteriores consecuencias para el deudor, sin responsabilidad para
él. Y junto con la obligación se extinguen sus accesorios, garantías,
privilegios, etc. Entre los modos de extinguir es de aquellos en que el
acreedor nada recibe a cambio de su crédito; éste parece sin solución
efectiva equivalente.
Pero no toda imposibilidad es extintiva de la obligación, sino que
debe cumplirse algunos requisitos.
En primer lugar, debe provenir de un hecho no imputable al deu-
dor porque si ha habido dolo o culpa suyos, la obligación no podrá
cumplirse en la forma establecida, pero en su lugar queda la obligación
del deudor de indemnizar los perjuicios ocasionados. En consecuencia,
la imposibilidad extingue la obligación cuando se debe a fuerza mayor
o caso fortuito.
Y porque se trata de una fuerza mayor o caso fortuito, la imposibi-
lidad debe ser absoluta y sobreviniente.
La imposibilidad debe ser absoluta, como lo señala el Art. 534
del C. P. C., a que luego nos referiremos, porque la imposibilidad
relativa no constituye caso fortuito y puede dar lugar a la aplicación
de la teoría de la imprevisión que supone precisamente una im-
posibilidad relativa, pero cuya procedencia entre nosotros hemos
rechazado (Nº 860).
Y en seguida, debe ser posterior al nacimiento de la obligación, por-
que si es coetánea, ya no hay imposibilidad extintiva, sino nulidad de la
obligación, por defecto del objeto (Nº 46). Por ello es que se suele hablar
de imposibilidad sobrevenida para referirse a la extintiva.
1167
LAS OBLIGACIONES
1168
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
IMPOSIBILIDAD TOTAL
1169
LAS OBLIGACIONES
1170
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
806
RDJ, Ts. 11, sec. 1ª, pág. 565; 26, sec. 1ª, pág. 549, y 37, sec. 1ª, pág. 549.
807
En un fallo de la RDJ, T. 64, sec. 1ª, pág. 44, se aplicaron correctamente estos
principios en un caso en que no se pudieron pagar oportunamente impuestos en moneda
extranjera; la Corte eximió al deudor de los intereses moratorios por la imposibilidad
provocada por el caso fortuito.
1171
LAS OBLIGACIONES
1172
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
acreedor, sólo se debe indemnización por la mora (Art. 1672, inc. 2º)
(Nº 878);
2º. Que si la imposibilidad proviene del hecho o culpa de personas por
las cuales el deudor no es civilmente responsable, el acreedor puede exigir
que el deudor le ceda los derechos y acciones que tenga contra aquellos
por cuyo hecho o culpa ha perecido la cosa (Art. 1677) (Nº 851), y
3º. Que “si la cosa debida se destruye por un hecho voluntario del
deudor, que inculpablemente ignoraba la obligación, se deberá sola-
mente el precio sin otra indemnización de perjuicios” (Art. 1678).
Sección tercera
IMPOSIBILIDAD PARCIAL Y TEMPORAL
1.200. Enunciación. El Código no se ha preocupado específica-
mente de dos situaciones que hacen que la imposibilidad no sea total
y definitiva. Son ellas la imposibilidad parcial, esto es, la obligación
puede cumplirse, pero no íntegra y perfectamente, y la temporal, esto
es, una imposibilidad que posteriormente desaparecerá: la obligación
no puede cumplirse cuando es exigible, pero sí más adelante.
Sin embargo, por las soluciones que el legislador da a situaciones
particulares que inciden en los casos señalados, podemos deducir las
reglas generales que los gobiernan.
808
RDJ, T. 7º, sec. 1ª, pág. 165.
809
El Art. 1258 del Código italiano se refiere a la “imposibilidad parcial; si la pres-
tación se ha hecho imposible sólo en parte, el deudor se libera de la obligación cum-
pliendo la prestación en la parte que sigue siendo posible. La misma disposición se
aplica cuando debiéndose una cosa determinada, ésta ha sufrido deterioros o cuando
queda algo después del perecimiento total de la cosa”.
1173
LAS OBLIGACIONES
810
También el Código italiano se preocupa en general de ella en el Art. 1256,
inc. 2º: “si la imposibilidad es sólo temporal, el deudor, mientras la misma perdura, no
es responsable del retardo en el cumplimiento. Sin embargo, la obligación se extingue si
la imposibilidad perdura hasta el momento en que, en relación al título de la obligación
o a la naturaleza del objeto, el deudor no puede ya ser considerado obligado a ejecutar
la prestación o bien el acreedor no tiene ya interés en conseguirla”.
Por su parte, el Art. 1257 se preocupa del “extravío de la cosa determinada”: “La
prestación que tiene por objeto una cosa determinada se considera que se ha hecho im-
posible también cuando la cosa se ha extraviado sin que pueda probarse su perecimiento.
En caso de que posteriormente sea encontrada la cosa, se aplican las disposiciones del
segundo apartado del artículo anterior”.
1174
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Sección cuarta
LA TEORÍA DEL RIESGO811
1.203. Enunciación. Hemos optado por hablar en un primer párrafo
del riesgo en general, y en un segundo estudiar la reglamentación de
nuestra legislación a este problema.
Párrafo 1º
Del riesgo en general
811
Tal como la imposibilidad misma, es ésta una materia de difícil ubicación para su
tratamiento, pues puede corresponder a un capítulo especial de los efectos del contrato
bilateral, en unión de la condición resolutoria tácita y la excepción del contrato no cumplido;
o como el profesor Alessandri (ob. cit., pág. 198) lo hacía en las obligaciones de especie o
cuerpo cierto, únicas en que opera esta teoría, o estudiarlas donde lo hacemos nosotros
(y también Fueyo, ob. cit., T. 2º, pág. 216, Nº 627), que nos parece lógica, primero, por
su íntima relación con la imposibilidad como modo de extinguir obligaciones, y segundo,
por el efecto extintivo que a su vez puede tener la aplicación de ella.
1175
LAS OBLIGACIONES
812
Sobre la situación, si el contrato ha derivado en sinalagmático imperfecto,
véase Nº 1.209, 1º.
1176
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
1177
LAS OBLIGACIONES
1178
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
814
Entre nosotros, Alessandri, ob. cit., pág. 202; Fueyo, ob. cit., T. 2º, Nº 636,
pág. 227, etc.
1179
LAS OBLIGACIONES
815
Por vía de ejemplo, Fueyo, ob. cit., T. 2º, Nº 632, pág. 221.
816
Hernán Matus Valencia, El problema del riesgo en los contratos, M. de P., Imprenta
Universitaria S.A., Santiago, 1955, pág. 24.
1180
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
El riesgo en la legislación chilena
1181
LAS OBLIGACIONES
817
Cuando el deudor está en mora de entregar pasa a responder aun del caso
fortuito (Nº 878), a menos que éste hubiere destruido la cosa estando en poder del
acreedor, esto es, cumplida la obligación de entregar. El Art. 1550 no establece esta
contraexcepción en que para mantener la armonía de las soluciones legislativas debería
volverse a la regla general del riesgo por cuenta del acreedor. En efecto, en el caso se-
ñalado la obligación de entregar queda extinguida por imposibilidad, y no hay ulterior
responsabilidad para el deudor.
Sin embargo, no hay interés alguno en extender la errónea aplicación de la regla
general del Art. 1550, por lo que parece preferible mantener la desarmonía legislativa
y concluir que estando en mora el deudor, el riesgo es siempre de su cargo.
1182
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
818
Claro Solar, ob. cit., T. 10, Nº 202, pág. 237; Alessandri, ob. cit., pág. 204, y Fueyo,
ob. cit., T. 2º, Nº 634, pág. 223.
1183
LAS OBLIGACIONES
819
La solución se la justifica habitualmente diciendo que al acreedor también
pertenecen los aumentos. Nos parece más justa la solución del Art. 1464 del Código
italiano, que autoriza la disminución de la contraprestación, y aun la rescisión del
contrato, si el acreedor no tuviere un interés apreciable en el cumplimiento parcial.
En nuestro Código en caso de destrucción parcial de la cosa arrendada, se faculta al
juez para decidir si da lugar a la terminación del arriendo o a la rebaja de la renta de
arrendamiento (Art. 1932, inc. 2º).
820
Alessandri, ob. cit., pág. 203; Fuego, ob. cit., T. 2º, Nº 633, pág. 634.
1184
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
821
G.T. de 1911, 2º sem., sent. 1.084, pág. 109, y de 1908, 1er sem., pág. 1102.
822
G.T. de 1918, 1er sem., pág. 408.
1185
LAS OBLIGACIONES
823
La misma opinión en Fueyo, ob. cit., T. 2º, Nº 634, pág. 223, aunque no com-
partimos su argumento fundado en el Art. 1567, Nº 7º.
1186
CAPÍTULO V
824
Además de las obras generales sobre obligaciones, véase a Ramón Domínguez
Águila, La prescripción extintiva, Editorial Jurídica de Chile, Santiago de Chile.
1187
LAS OBLIGACIONES
que Andrés Bello quiso cerrar su obra con un broche de oro con esta
institución que viene a fijar con el tiempo todos los derechos reglamen-
tados y establecidos antes de ella en el Código.
La discusión resulta, en todo caso, un tanto bizantina.
Dividiremos este capítulo en tres secciones, siguiendo el plan del
Código, omitiendo naturalmente la prescripción adquisitiva, que no
corresponde a la materia en estudio, a saber: la prescripción en general,
la extintiva de largo tiempo y la extintiva de corto tiempo.
Sección primera
LA PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA EN GENERAL
1.218. Pauta. En esta primera sección trataremos del concepto,
fundamentos y relaciones de la prescripción extintiva con la adquisitiva
y la caducidad (párrafo 1º); luego estudiaremos las reglas comunes a
toda prescripción, que se aplican por tanto a la extintiva (párrafo 2º)
y finalmente los requisitos de esta última (párrafo 3º).
Párrafo 1º
Concepto
1188
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
825
RDJ, Ts. 35, sec. 1a, pág. 348; 75, sec. 1a, pág. 238, y 83, sec. 1a, pág. 34.
826
Un análisis de las distintas argumentaciones a favor de la prescripción en Silvia
Muñoz López, Estudio crítico de la jurisprudencia. Título 42, Párrafo 1º del Libro 4º del Código
Civil., M. de P., Santiago, 1957, págs. 2 a 12, y con citas de sentencias fundadas en una
u otra teoría, y José Noriega Pérez, La prescripción extintiva de largo tiempo., M. de P., Edi-
torial Universitaria, Santiago, 1956, págs. 11 y siguientes, Nos 14 y siguiente. Se señala
una doble importancia a esta discusión: determinar si la prescripción es sanción o si es
de orden público, lo que lleva a una interpretación restrictiva.
1189
LAS OBLIGACIONES
827
F.M. Nº 357, sent. 10, pág. 498.
828
Sobre el punto véase Antonio Vodanovic, ob. cit., T. 2º, De los Bienes, Santiago,
Nascimento, 1957, Nº 730, pág. 514, quien cita en el mismo tema a Héctor Méndez,
Reglas comunes a toda prescripción, Concepción, 1944.
829
Prescripción de corto tiempo, pág. 28.
1190
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
830
RDJ, T. 18, sec. 1ª, pág. 304.
831
Véase Arturo Prado Puga, “Algunos aspectos sobre la caducidad y su distinción
con figuras afines”, en G.J. Nº 274, pág. 7.
832
Si bien la caducidad siempre se ha considerado con relación a la ley, no hay
inconveniente para que sea establecida convencionalmente; en tal sentido la resolución
ipso facto sería una verdadera caducidad convencional. El Código italiano reglamenta la
decadencia –nombre que da a la caducidad– contractual, en términos muy semejantes
a la condición resolutoria. Véase Noguera, ob. cit., págs. 39 y siguientes.
833
RDJ, T. 61, sec. 1ª, pág. 418: la caducidad deriva del Art. 49 del C.C.
834
Por vía de ejemplo, además de los fallos ya citados: G.T. de 1916, T. 1º, pág. 100,
Nº 34 a propósito de la caducidad de pertenencias salitreras según la ley de 7 de febrero
de 1906; RDJ, T. 50, sec. 1ª, pág. 498 respecto a la ley de expropiación de 18 de junio
de 1857, T. 65, sec. 3ª, pág. 215, etc.
En fallo del 29 de octubre de 2002 se hace una comparación entre caducidad y
nulidad, y en la G.J. Nº 288, página 85, entre caducidad y prescripción.
1191
LAS OBLIGACIONES
835
Véase nota anterior. Incluso se ha declarado su procedencia en el Derecho del
Trabajo: RDJ, T. 63, sec. 1ª, pág. 97, respecto al Art. 13 de la Ley Nº 13.211 en materia
de accidentes del trabajo.
En fallo publicado en F.M. Nº 470, sent. 5ª, pág. 2619, se ha resuelto que el plazo de
dos años que establece el Art. 30 del D.F.L. Nº 94, del año 1960, para solicitar revisión o
rectificaciones de liquidaciones previsionales es de caducidad y no de prescripción.
Es plazo de prescripción, y no de caducidad el del Art. 480 del Código del Trabajo:
G.J. Nº 255, pág. 193.
836
RDJ, T. 77, sec. 2a, pág. 45.
837
RDJ, Ts. 40, sec. 1ª, pág. 498, y 50, sec. 1ª, pág. 498; G.T. de 1947, T. 1º,
pág. 152.
838
RDJ, T. 80, sec. 1a, pág. 34.
1192
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
Reglas comunes a toda prescripción
839
Diccionario Jurídico, de Rodrigo Quijada S., Editorial Jurídica Conosur, 1994,
Véase sobre preclusión, RDJ, T. 75, sec. 1a, pág. 128.
1193
LAS OBLIGACIONES
840
Véase RDJ, T. 62, sec. 4ª, pág. 498.
841
En fallo de la C.S. de 28 de noviembre de 2006, se declaró que no se puede
preparar la vía ejecutiva citando a confesar deuda a un deudor que alega la prescripción.
L. & S. Nº 31, pág. 49.
842
G.T. de 1924, T. 1º, Nº 72, pág. 397.
843
RDJ, T. 27, sec. 1ª, pág. 549.
844
RDJ, T. 17, sec. 1ª, pág. 462.
845
A favor, RDJ, Ts. 33, sec. 1ª, pág. 373, y 45, sec. 2ª, pág. 49. En contra: Ts. 32,
sec. 1ª, pág. 138, y 37, sec. 1ª, pág. 348.
Otro fallo publicado en F.M. Nº 464, sent. 7ª, pág. 1026, señala que no se puede
invocar la prescripción si no se comprueba un interés actual y económico para deman-
darla.
1194
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
846
RDJ, Ts. 16, sec. 1ª, pág. 216, y 42, sec. 1ª, pág. 449.
847
G.J. Nº 256, pág. 78.
848
RDJ, T. 41, sec. 1ª, pág. 289.
849
Véase en L.S. Nº 4, pág. 9, un caso de renuncia tácita a la prescripción.
1195
LAS OBLIGACIONES
850
G.T. de 1855, Nº 695, pág. 404.
851
G.T. de 1865, Nº 1.339, pág. 558. Otro caso en que no se aceptó para el Fisco:
L.S. Nº 15, pág. 164.
852
L.S. Nº 3, pág. 55 (C. A. de Santiago, 12 de octubre de 2005).
853
RDJ, T. 77, sec. 2a, pág. 28.
854
RDJ, T. 41, sec. 1ª, pág. 368.
1196
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
855
RDJ, T. 40, sec. 1ª, pág. 88.
856
Noguera, ob. cit., Nº 89, pág. 38.
857
Véase la nota 799 en este segundo tomo, y los autores que allí se citan, y el
Apéndice Nº 3, al final de este tomo.
1197
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 3º
Requisitos de la prescripción extintiva
858
La obligación de rendir cuenta en el mandato es prescriptible, conforme a las
reglas generales, y comienza al hacerse exigible, en general, al expirar el mandato: C.S.
11 de abril de 2007. L.S. Nº 38, pág. 21.
1198
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
859
G.J. Nº 121, sent. 3a, pág. 89, y sent. 4a, pág. 110; 123, sent. 2a, pág. 102; RDJ,
T. 86, sec. 3a, pág. 150.
860
Por su prescripción, G.J. Nº 127, sent. 3a, pág. 102; en contra F.M. Nº 403, sent.
5ª, pág. 303.
861
Mazeaud, ob. cit., Parte 2a, T. 1º, Nº 326, pág. 363.
862
RDJ, Ts. 6º, sec. 1ª, pág. 423; 17, sec. 2ª, pág. 25, y 33, sec. 1ª, pág. 373.
1199
LAS OBLIGACIONES
863
F.M. Nº 396, sent. 13, pág. 654. Otra sentencia relacionada con el momento en
que comienza a correr el plazo de prescripción: RDJ, T. 89, sec. 1ª, pág. 78.
864
G.J. Nº 122, sent. 1ª, pág. 92.
865
G.J. Nº 294, pág. 151 (C.S. 1 de julio de 2003).
1200
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
1.233. C. ¿Pueden las partes alterar los plazos de prescripción fijados por
la ley? Es un punto que divide a los autores este de determinar si es
lícito a las partes estipular un lapso diferente para la prescripción que
el señalado por la ley para el derecho u acción de que se trata.
En contra de esta posibilidad milita el carácter de orden público que
se señala a la prescripción, dados sus fundamentos, y la irrenunciabilidad
que establece el legislador antes de haberse ella cumplido. Fundado en
estas consideraciones, el Código italiano declara la inderogabilidad por
las partes del estatuto legal de la prescripción (Art. 2936).
866
Véase mi obra La filiación y sus efectos, Tomo I, Nº 290, pág. 407.
867
RDJ, T. 82, sec. 2ª, pág. 49.
868
Véase Nº 473-A, Repertorio de Legislación y Jurisprudencia, Código Civil, 1998, T. 11,
págs. 255 y sgtes., y el Acápite Nº 1 de este libro, en el Tomo I, Nº 8.
1201
LAS OBLIGACIONES
1.234. D. Leyes que han acortado los plazos de prescripción: Nos 6.162 y
16.952. Nuestros tiempos se caracterizan por la celeridad en las tran-
sacciones, en las comunicaciones y en todas las actividades en general;
nuestro Código, proviniendo del siglo pasado, recogía la pausa de
aquella época más tranquila y de ahí que fijara plazos relativamente
largos para las distintas prescripciones; por excepción en algunos casos
señaló otros más breves.
Un principio de economía obligó al legislador a dictar la Ley Nº 6.162,
de 28 de enero de 1938, que prácticamente redujo a la mitad los plazos
de prescripción establecidos por el Código. Y así el más largo que es-
tablecía, este de 30 años, por ejemplo, para la prescripción adquisitiva
extraordinaria, fue rebajado a 15.
La evolución no se detuvo ahí y con la misma inspiración de
dicha ley se dictó posteriormente la Nº 16.952, de 1º de octubre de
1968, que acortó muchos de los plazos de prescripción, aun de los
ya rebajados por la Ley Nº 6.162, del Código Civil, del de Comercio
869
Ximena Barrera Sanhueza, Estudio crítico de la jurisprudencia recaída en las prescrip-
ciones de corto tiempo del Código Civil, M. de P., Editorial Universitaria, 1962, pág. 135.
870
RDJ, T. 2º, sec. 1a, pág. 259.
1202
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
871
Véase Hernán Larraín Ríos, “Ley Nº 16.952, de 1º de octubre de 1968”, art.
citado, publicado en la RDJ, T. 65, Parte 1a, pág. 143.
872
RDJ, T. 27, sec. 1ª, pág. 240.
873
RDJ, T. 60, sec. 2ª, pág. 130.
1203
LAS OBLIGACIONES
Sección segunda
LA PRESCRIPCIÓN DE LARGO TIEMPO
1.237. Enunciación. El párrafo 3º del Título relativo a la prescripción,
Arts. 2514 a 2520, reglamenta “la prescripción como medio de extinguir
las acciones judiciales”. La doctrina las ha llamado prescripciones de
largo tiempo, para diferenciarlas de las tratadas en el párrafo 4º y que
el propio legislador llama de corto tiempo.876 Podrían llamarse también
prescripciones generales, pues su aplicación constituye la regla general
para toda clase de derechos.
Dividiremos el estudio de ellas en dos párrafos, uno destinado a
las distintas categorías de prescripciones de largo tiempo, según las
diferentes clases de acciones de que se trate, y el otro destinado a la
interrupción y suspensión de la prescripción.
874
RDJ, Ts. 18, sec. 1ª, pág. 304, y 29, sec. 1ª, pág. 615.
875
RDJ, Ts. 2º, sec. 1ª, pág. 157, con nota marginal de Luis Claro Solar, quien critica
la amplitud exagerada de la declaración jurisprudencial, y 44, sec. 1ª, pág. 315.
En otro caso, la Corte aceptó la casación para determinar si había transcurrido
el lapso de prescripción, considerando que la sentencia impugnada no había dejado
constancia de la fecha de notificación de la demanda: RDJ, T. 35, sec. 1ª, pág. 258.
Critica esta resolución Noguera, ob. cit., pág. 29, pero la verdad es que la Corte no
modificó los hechos establecidos por los jueces del fondo y se trataba de un hecho
procesal constante en autos.
876
Las sucesivas modificaciones de los plazos han convertido en bastante relativa
esta distinción entre largo y corto tiempo, y así, por ejemplo, es de largo tiempo la
prescripción de la acción ejecutiva, que deja de ser tal a los 3 años, y entre las de corto
tiempo también existe una de igual plazo: la del Art. 2521 (Nº 1.256). La distinción
entre unas y otras tiene importancia, según lo veremos (Nº 1.260), y no queda sino
acogerse al criterio primitivo del Código y mantener la denominación ya consagrada
secularmente.
1204
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 1º
Las distintas prescripciones
de largo tiempo
1205
LAS OBLIGACIONES
877
F.M. Nº 432, sent. 1a, pág. 777.
878
G.J. Nº 169, sent. 6ª, pág. 8. También rige para la acción de desposeimiento:
RDJ, T. 89, sec. 1a, pág. 178.
879
En el Código primitivo, la acción ejecutiva duraba 10 años como tal y otros 10
como ordinaria, plazos rebajados a 5 y 5, respectivamente, por la Ley Nº 6.162, y ahora
a 3 y 2 por la Ley Nº 16.952.
En fallo de F.M. Nº 191, sept. 1974, pág. 194, se resolvió que no había ultra petita
en aplicar los nuevos plazos de 3 años.
1206
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
880
F.M. Nº 380, sent. 14, pág. 376.
881
F.M. Nº 416, sent. 4a, pág. 441. Ya hemos dicho que la suscripción de un pagaré
u otro documento, por regla general, no constituye novación, y en consecuencia, sólo
va a quedar extinguida la obligación una vez pagada o extinguida por los modos que a
1207
LAS OBLIGACIONES
ella le corresponda, pero jamás esta extinción se producirá a la inversa, esto es, que la
extinción de la acción cambiaria ponga fin a la obligación que originó el pagaré, letra
de cambio o cheque.
882
Véase al respecto el Apéndice Nº 1 de esta obra, Nº 8 E. En contra de la identi-
ficación de la acción ejecutiva y la ordinaria en pagarés sujetos a la Ley Nº 18.092, una
sentencia de la C.A. de Santiago de 11 de enero de 2000, publicada en la G.J. Nº 235,
pág. 83, destaca que puede estar extinguida la acción cambiaria ejecutiva, pero subsistir
la ordinaria declarativa “emanada del acto jurídico en virtud del cual se acepta una letra
de cambio o pagaré”, circunstancia que igualmente destacamos en dicho Apéndice
N° 1, en el N° 9 A.
883
F.M. Nº 394, sent. 8a, pág. 449.
884
F.M. Nº 468, sent. 25, pág. 2080.
885
C.A. de Concepción, 27 de septiembre de 2005, publicada en L.S. Nº 2,
pág. 74.
886
C.A. de Santiago, 7 de marzo de 2007. L.S. Nº 36, pág. 51.
1208
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
887
L.S. Nº 29, pág. 89, y Nº 32, pág. 22, son las más recientes al redactarse esta
quinta edición.
1209
LAS OBLIGACIONES
1210
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
888
Ob. cit., T. 8º, Nº 1.239, pág. 407.
889
Citado por Vodanovic, ob. cit., vol. 2º, Nº 978, pág. 682.
1211
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
Interrupción y suspensión de la prescripción extintiva
de largo tiempo
890
El Código fijaba un plazo de 20 años, rebajado por la Ley Nº 6.162 a 10 años,
y por la Ley Nº 16.952, al actual de 3 años.
1212
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
891
F.M. Nº 453, sent. 7ª, pág. 1603.
892
RDJ, T. 42, sec. 1ª, pág. 384.
1213
LAS OBLIGACIONES
893
Fueyo, ob. cit., T. 2º, Nº 667, pág. 256, y Héctor Escríbar Mandiola, La prescripción
extintiva civil, M. de P., Imprenta Chile, 1926, Santiago, pág. 65.
894
L.S. Nº 3, pág. 111.
895
Sentencia de 1 de julio de 2005: G.J. Nº 287, pág. 130.
896
C.A. de Santiago, 14 de enero de 2003: G.J. Nº 271, pág. 76.
897
G.J. Nº 248, pág. 224.
898
G.J. Nº 287, pág. 190.
1214
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
899
RDJ, Ts. 60, sec. 2ª, pág. 130, y 65, sec. 1ª, pág. 323.
900
Fueyo, ob. cit., T. 2º, Nº 668, pág. 257, por vía de ejemplo.
901
RDJ, T. 37, sec. 1ª, pág. 179.
902
RDJ, T. 36, sec. 1ª, pág. 225.
903
Por vía de ejemplo, Escríbar, ob. cit., pág. 57.
1215
LAS OBLIGACIONES
bien que el legislador haya exigido que esta actividad del acreedor se
produzca ante los tribunales y que ella implique la intención de éste
de cobrar su crédito, pero ello se produce tanto si el acreedor está en
situación de hacerlo inmediata y directamente como cuando con tal
finalidad pide privilegio de pobreza, prepara la vía ejecutiva, presenta
una medida prejudicial y, en general, cuando realiza cualquier gestión
judicial que manifiesta su intención de cobrar su crédito.
No habría, por otra parte, ninguna razón para hacer diferencias
entre la prescripción extintiva y la adquisitiva, lo que es un nuevo an-
tecedente para confirmar que basta cualquier recurso judicial.
Estos convincentes argumentos han hecho variar de posición a
la jurisprudencia, que ha resuelto que demanda judicial es cualquier
gestión del acreedor efectuada ante la justicia con el objeto de exigir
directamente el pago, o preparar o asegurar el cobro.904 Como ha di-
cho una sentencia, no es sólo la demanda a que se refiere el Art. 254
del C. P. C., sino que todo recurso judicial interpuesto por el acreedor
en resguardo del derecho que le pertenece y al que la prescripción
amenaza con extinguir.905
La última jurisprudencia es casi invariable en este sentido, en la
tendencia general de impedir, dentro de lo posible, que la prescripción
se utilice como un medio de no cumplir las obligaciones.906
904
El primer caso fallado en este sentido recayó en una preparación de la vía eje-
cutiva mediante la citación de la contraparte para el otorgamiento de una nueva copia
de escritura pública: RDJ, T. 46, sec. 1ª, pág. 647. Otros fallos en el mismo sentido en la
RDJ, Ts. 50, sec. 1ª, pág. 320, y 60, sec. 2ª, pág. 130.
905
RDJ, T. 60, sec. 2ª, pág. 130. En igual sentido, F. M. Nº 264, pág. 394.
906
Es así como se ha resuelto que interrumpe la prescripción: una preparación
de la vía ejecutiva, RDJ, T. 85, sec. 1a, pág. 206; una medida prejudicial, RDJ, T. 86, sec.
2a, pág. 82; una acción de desposeimiento: L.S. Nº 247, pág. 84 (C.A. de Santiago, 4
de julio de 2006); una notificación judicial de protesto de cheque: L. & S. Nº 21, pág.
103 (C.A. de La Serena, 22 de junio de 2006); que la demanda de cumplimiento en el
caso de la acción resolutoria tácita interrumpe la prescripción de la acción resolutoria,
T. 86, sec. 2a, pág. 88; un reclamo de ilegalidad en contra de una Municipalidad, RDJ,
T. 89, sec. 1a, pág. 90; una solicitud de quiebra, F.M. Nº 394, sent. 8a, pág. 449, y RDJ,
T. 90, sec. 2a, pág. 182. En cambio, en el pagaré se estimó que se requiere demanda,
al tenor de lo dispuesto por el Art. 100, de la Ley Nº 18.092, de 14 de enero de 1982,
que vimos en el texto en el Nº 1.240, que en efecto menciona específicamente los actos
que interrumpen civilmente la prescripción de la acción cambiaria, que es de un año
contado desde el día del vencimiento del documento (Art. 98).
El Art. 100 menciona la demanda judicial de cobro, la gestión necesaria para conducir
dicha demanda o preparar la ejecución, y finalmente cuando ha sido notificado el obligado
en el caso de extravío del documento. Sin embargo, la enumeración parece indicar que
justamente la idea es que cualquier gestión judicial interrumpe la prescripción.
En materia de responsabilidad extracontractual se ha discutido si la querella crimi-
nal por el delito penal interrumpe la prescripción de la acción civil. La jurisprudencia
no es totalmente clara y ha declarado que sí lo hace, F.M. Nº 264, sent. 7ª, pág. 394;
RDJ, T. 83, sec. 1a, pág. 42, pero no ocurre así si en la querella criminal ha habido
sobreseimiento.
1216
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
907
RDJ, T. 85, sec. 1a, pág. 168, y T. 86, sec. 1a, pág. 135.
908
RDJ, Ts. 36, sec. 1ª, pág. 118, y 48, sec. 2ª, pág. 13.
909
“RDJ. T. 60, sec. 2ª, pág. 130.
“En anteriores ediciones de esta obra se señalaba que el punto admitía discusión,
pero nos inclinábamos por esta sentencia por la evidente convivencia de ella en los
más de los casos.
“Un nuevo estudio muy de fondo del tema me ha demostrado que en esta parte
el C.C. chileno, se apartó de su modelo habitual en materia de obligaciones, el Código
francés, que en su Art. 2244 exige expresamente la notificación para que se produzca
la interrupción, mientras que el nuestro (desde los primeros proyectos) requiere en los
actuales Arts. 2503, 2518 y 2523 N° 2°, sólo que se intente el recurso judicial.
“La necesidad de la notificación legal sólo aparece en el Proyecto Inédito, pero no
como un requisito para que se produzca la interrupción. Se le incluye entre las causales
por las cuales, de acuerdo al inciso final del que hoy es el Art. 2503, “se entenderá no
haber sido interrumpida la ‘prescripción’ por la demanda”.
“Incluso el legislador cometió un error en la Ley N° 6.162, de 29 de enero de 1938,
al reemplazar la causal por la cual ella se producía en el solo C.C. En éste se perdía la
interrupción “por haber cesado el recurrente en la prosecución de la demanda por más
de tres años”. La Ley N° 6.162, reemplazó esta frase por el “abandono de la instancia”
(hoy abandono del procedimiento) pensando que es la institución que establece el
C.P.C. Pero olvidó el legislador que el abandono de la instancia sólo puede producirse
cuando ya ha habido notificación. Así se ha fallado, por ejemplo, en sentencia publicada
en F.M. N° 456, sent. 9ª, pág. 2388. En cambio, en el C.C., si presentada la demanda
no se proseguía por tres años, se perdía la interrupción. Por cierto que la Ley N° 6.162
debería haber rebajado el plazo de tres años a seis meses.
“Por lo demás, la tendencia más moderna es que incluso el requerimiento extrajudicial
interrumpa la prescripción, lo que es lo lógico y deberíamos, por lo menos, acercarnos
1217
LAS OBLIGACIONES
por la vía de interpretación a esta tendencia, por evidentes razones de honestidad y ética.
La prescripción no se creó para que no se cumplieran las obligaciones.
“El error del legislador de 1938 restó aplicación a la tesis de la C.A. de Valparaíso en
su fallo citado, aunque una sentencia publicada en la G.J. N° 256, pág. 71, sostuvo que
notificada la demanda, ella se retrotrae necesariamente a la fecha de su presentación.
“Los fallos recientes citados al respecto parecen más bien orientados en la tendencia
de ampliar el campo de la expresión “demanda”, pero manteniendo la exigencia de la
notificación válida del demandado, como se dijo en la G.J. N° 250, pág. 213.
“Así exigen notificación para que opere la interrupción civil: F.M. N° 464, sent. 9,
pág. 1196; respecto al art. 480 del C. del T.; RDJ, T. 88, sec. 1ª, pág. 24; G.J. N° 137, sent.
1ª, págs. 35 y 89, sec. 2ª, pág. 21, y L.S. N° 33, pág. 7: C.S., 27 de diciembre de 2006.
“Una conclusión lógica de estos fallos, y se acepta frecuentemente, es que si se
declara nula la notificación de la demanda, no hay interrupción de la prescripción:
RDJ, T. 89, sec. 2ª, pág. 21.
“Considera eso sí que la interrupción se produce al distribuirse en la C.A. una
demanda, una sentencia publicada en RDJ, T. 88, sec. 3ª, pág. 21.
“También aceptó que hubo requerimiento en un caso en que se había anulado
todo lo obrado. L.S. N° 2, pág. 22 (C.S. 27 de septiembre de 2005).
“La C.A. de Santiago el 29 de noviembre de 2001, respecto al art. 480 del C. del T.
que se remite a los arts. 2523 y 2325 del C.C., resolvió que la sola presentación de la de-
manda interrumpía la prescripción. G.J. N° 257, pág. 174. En el mismo sentido: C.A. de
Santiago, 21 de diciembre de 2005, pág. 96, la que agregó que producida la presentación
de la demanda, se abre un nuevo plazo de la misma prescripción para notificarla.
“El fallo se publica en L.S. N° 8, pág. 96. Veremos en el número siguiente que ello
contradice el inciso final del art. 2523, según el cual sucede a la prescripción de corto
tiempo la del art. 2515, esto es, la de 5 años. Exige notificación de la demanda: G.J.
N° 279, pág. 269: C.A. de Santiago, 17 de septiembre de 2003”.
910
Véase el N° 1262 y la jurisprudencia citada en él.
911
Véanse las notas 909 y 913 de este mismo Tomo.
912
RDJ, T. 89, sec. 2a, pág. 21.
1218
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
913
Como dijimos en la nota 909 de este mismo Tomo, el precepto fue notificado
por el Art. 1° de la Ley N° 6.162, de 28 de febrero de 1938: el Código en vez de referirse
al abandono de la instancia hablaba de cesar la prosecución del juicio por más de 3 años.
La reforma tuvo por objeto armonizar la disposición con el C.P.C
1219
LAS OBLIGACIONES
914
RDJ, T. 46, sec. 1ª, pág. 186.
915
RDJ, T. 27, sec. 1ª, pág. 240.
916
RDJ, T. 1º, Parte 2a, pág. 283, fallo recaído en un caso de prescripción adquisitiva,
pero que vale igualmente para la extintiva, por la remisión de los Arts. 2518 al 2503, y
Ts. 62, sec. 3ª, pág. 69, y 66, sec. 3ª, pág. 78, fallos recaídos en juicios del trabajo. F.M.
Nº 258, mayo de 1980, pág. 102; G.J. Nº 126, sent. 1a, pág. 113, y Nº 247, pág. 214.
917
C.S., 14 de septiembre de 2004, publicado en G.J. Nº 291, pág. 105 (se trataba
de un caso de aceleración del plazo).
1220
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
918
G.T. de 1939, 1er sem., Nº 116, pág. 588. G.J. Nº 275, pág. 108; L.S. Nº 36, pág. 51
(C.A. de Santiago de 7 de marzo de 2007. En este caso se habría ejercido contra el deudor
principal la acción emanada de un pagaré), L.S. Nº 33, pág. 38 (C.S., 26 de diciembre
de 2006), y L.S. Nº 16, pág. 38. En un caso de quiebra se estimó que la verificación de
los pagarés de un crédito garantizado con hipoteca interrumpe la prescripción de ésta.
G.J. Nº 242, pág. 101.
En cambio, se estimó que el Art. 100 de la ley sobre Letras y Pagarés, según el
cual sólo se interrumpe la prescripción respecto del obligado a quien se notifique la
demanda judicial, por ser especial, prima respecto de la norma contenida en el Art.
2519 del C.C: G.J. Nº 271, pág. 75.
La doctrina está dividida. Sostiene la primacía del Art. 2516 Manuel Somarriva,
Cauciones, ob. cit., quien estudia detalladamente el problema para la fianza en el Nº 161,
pág. 165, para la prenda, Nº 338, pág. 305, y para la hipoteca, Nº 469, pág. 476. En contra
de su opinión, Ramón Meza Barros, De la interrupción de la prescripción extintiva civil, M.
de P., Santiago, 1936, Nº 184, pág. 83, y Rafael Mery, ob. cit., Nº 225, pág. 401.
Cabe agregar que el Código francés en el caso de la fianza solucionó el problema
en el Art. 2250 en el mismo sentido que entre nosotros propugna Somarriva, pero en
la hipoteca sus disposiciones son diferentes a las nuestras por la distinta concepción
de la institución.
1221
LAS OBLIGACIONES
919
Este inciso fue modificado por la Ley de Matrimonio Civil Nº 19.947, de 17 de
mayo de 2004, que reemplazó la referencia a la mujer divorciada que hacía el precepto
anterior, y que no correspondía al divorcio actual, sino justamente a la separación judi-
cial a la cual ahora se refiere la disposición. En todo caso, esto no produce suspensión
ni adquisitiva, ni tampoco extintiva hoy en día.
1222
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
1223
LAS OBLIGACIONES
920
G.J. Nº 235, pág. 92.
1224
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Sección tercera
LAS PRESCRIPCIONES DE CORTO TIEMPO 921
921
Véase Ximena Barrera Sanhueza, Estudio crítico de la jurisprudencia recaída en
las prescripciones de corto tiempo del Código Civil, ob. cit.; Héctor Escríbar, De la prescripción
extintiva civil, ob. cit.; Pedro Lira Urquieta, De la prescripción extintiva en el Derecho Civil
chileno, M. de P., Santiago, Ed. Universitaria, 1945, y Luis E. Contreras Aburto, De la
prescripción extintiva civil, M. de P., Concepción, 1945.
922
Ximena Barrera, ob. cit., Nº 4, pág. 10.
1225
LAS OBLIGACIONES
Párrafo 1º
Las prescripciones de 1, 2 y 3 años
1226
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Entre éstas, las más importantes y que han restado gran importancia
práctica al Art. 2521, inc. 1º, son las contenidas en el Código Tributario,
D.L. Nº 830, publicado en el Diario Oficial de 31 de diciembre de 1974.923
Quedan sujetas a sus disposiciones todas las acciones que se refieran a im-
puestos colocados bajo la competencia del Servicio de Impuestos Internos
(Art. 1º del C. Tributario), de manera que todo impuesto sujeto al control
y fiscalización de este Servicio no se regirá en cuanto a su prescripción
por las reglas del C.C., sino por las del Tributario, ya sea del contribuyente
para solicitar la devolución de impuestos pagados por error, o del Fisco
para exigir el pago de los no enterados oportunamente.
La regla general es que prescriben en 3 años las acciones del Fisco
para la revisión y cobro de impuestos, contados desde la expiración del
plazo legal en que debió efectuarse el pago de ellos, pero se extiende a
6 años si se trata de impuestos sujetos a declaración del contribuyente,
y ésta no se hubiere presentado o la presentada fue maliciosamente
falsa (Arts. 200 y 201 del C. Tributario).
Esta prescripción no se suspende, y se interrumpe en los casos del
Art. 201 del mismo Código.
Se refieren a la restitución de impuestos indebidamente pagados
los Arts. 126 a 128 del mismo Código en forma muy poco clara. 924
923
Véase Emilio Charad Dahud, El Código Tributario, Imprenta Horizonte, Santia-
go, 1965, págs. 327 y siguientes, con la salvedad, eso sí, de que debe tenerse cuidado
con las modificaciones, pues, como todas las leyes tributarias, el Código está sujeto
frecuentemente a ellas.
924
Véase RDJ, T. 62, sec. 1ª, pág. 180.
1227
LAS OBLIGACIONES
925
RDJ, T. 38, sec. 1ª, pág. 103, aplicando el antiguo Código del Trabajo.
926
Ob. cit., pág. 173.
En igual sentido se pronuncia un voto disidente de un fallo recaído en recurso de
queja en que la mayoría lo rechazó porque estimó que se trataba de un problema de
interpretación legal, que escapa a un recurso de queja: G.J. Nº 239, pág. 73.
927
RDJ, T. 31, sec. 2ª, pág. 11; G.T. de 1902, T. 2º, Nº 968, pág. 421.
928
RDJ, T. 60, sec. 1ª, pág. 35.
1228
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
929
RDJ, Ts. 5º, sec. 1ª, pág. 106; 44, sec. 1ª, pág. 315; 50, sec. 1ª, pág. 419, y sec. 2ª,
pág. 34; 52, sec. 1ª, pág. 390, y 63, sec. 1ª, pág. 284. En cambio, tratándose de peritos
judiciales, cada peritaje es un servicio aislado: RDJ, Ts. 46, sec. 1ª, pág. 759; 49, sec. 1ª,
pág. 393, y 60, sec. 1ª, pág. 35.
930
La citada Ley Nº 6.162 modificó el precepto rebajando el plazo de 2 años a 1
año, eliminando la inclusión en él de los dependientes y criados por sus salarios, pues
la prescripción de sus acciones se rige actualmente por el D.L. 2.200.
931
Alessandri, ob. cit., pág. 393; Fueyo, ob. cit., T. 2º, Nº 264, pág. 265; RDJ, Ts. 6º,
sec. 1ª, pág. 507, y 47, sec. 1ª, pág. 418.
932
RDJ, Ts. 2º, sec. 1ª, pág. 302; 7º, sec. 1ª, pág. 287, y 14, sec. 1ª, pág. 583.
1229
LAS OBLIGACIONES
933
Véase un interesante fallo de la C.S. que aplicó la prescripción de dos años:
G.J. Nº 294, pág. 116.
934
Algunos han querido ver en esta frase una referencia a los incs. 2º y 3º del
Art. 2508, hoy derogados, que para la prescripción adquisitiva ordinaria distinguían
entre ausentes y presentes; otros, una referencia al Art. 2497 que dice que la prescripción
corre contra y a favor de cualquier persona (Barrera, ob. cit., pág. 15). Ello no quita la
redundancia del precepto, que confirma el Art. 2524 al usar precisamente la expresión
“corren contra toda persona” para referirse a la no suspensión.
1230
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
1.262. II. Interrupción civil. El Nº 2º del Art. 2523 declara que las
prescripciones de corto tiempo se interrumpen: “desde que interviene
requerimiento”.
Al igual que en el caso de las prescripciones de largo tiempo se ha
prestado a discusión la expresión “requerimiento” en orden a si éste
debe ser judicial o si basta uno que no tenga tal calidad. Hasta hace
poco la opinión predominante era que se necesitaba requerimiento
judicial, aunque bastando para estos efectos uno cualquiera, esto es,
no se exigía que el acreedor demandara directamente el crédito, y
en consecuencia interrumpiría la prescripción de corto tiempo una
demanda ante tribunal incompetente, una preparación de la vía eje-
cutiva, etc.
La doctrina apoyaba esta solución en la definición de requerimiento
del Diccionario de la Lengua como el acto judicial por el que se intima
que se haga o se deje de ejecutar una cosa.937 Tal era la opinión igual-
mente de la jurisprudencia.938
935
RDJ, T. 38, sec. 1ª, pág. 103.
936
Pedro Lira, ob. cit., pág. 212, y Fueyo, ob. cit., T. 2º, Nº 678, pág. 266.
937
Alessandri, ob. cit., pág. 394; Lira, ob. cit., pág. 213; Escríbar, ob. cit., pág. 98;
Fueyo, ob. cit., T. 2º, Nº 679, pág. 268, quien agrega además que el requerimiento judicial
es la regla general en el Código como lo prueba la conclusión en mora.
938
RDJ, Ts. 1º, Parte 2a, pág. 283, y 13, sec. 1ª, pág. 449.
1231
LAS OBLIGACIONES
939
RDJ, T. 64, sec. 1ª, pág. 236.
940
F.M. N° 444, sent. 2a de la Sección Trabajo, pág. 1740 y RDJ, T. 88, sec. 3ª,
pág. 21.
941
L.S. N° 2, pág. 22 (C.S. 27 de septiembre de 2005).
942
G.J. N° 257, pág. 174 y L.S. N° 8, pág. 96. Esta última sentencia agregó que
producida la presentación de la demanda, se abre un nuevo plazo de la misma pres-
cripción para notificarla. Veremos en el número siguiente que ello contradice el inciso
final del Art. 2523, según el cual sucede a la prescripción de corto tiempo la del Art.
2515, esto es, la de 5 años.
943
RDJ, T. 88, sec. 1ª, pág. 24, y 89, sec. 2ª, pág. 21. G.J. N° 137, sent. 1a, pág. 35,
y N° 279, pág. 269 (C.A. de Santiago, 17 de septiembre de 2003) y L.S. N° 33, pág. 7
(C.S. 27 de diciembre de 2006).
1232
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
Párrafo 2º
Las prescripciones especiales de corto tiempo
944
Tratándose de las prescripciones tributarias sometidas al Código del ramo,
el Art. 201 reglamenta la interrupción, distinguiendo tres situaciones: si interviene
reconocimiento u obligación escrita, se produce la intervención en los términos del
Art. 2523: empieza a correr la prescripción extintiva ordinaria del Art. 2515; si inter-
viene notificación administrativa de un giro o liquidación, empieza a correr un nuevo
plazo de 3 años, y finalmente, si se produce requerimiento judicial, tiene lugar el efecto
general de la interrupción.
945
Barrera, ob. cit., pág. 20.
946
Véase nota 1.285.
1233
LAS OBLIGACIONES
947
En igual sentido, Alessandri, ob. cit., pág. 395; Fueyo, ob. cit., T. 2º, Nº 685,
pág. 271.
1234
6ª PARTE. EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES
948
Véase las obras citadas en la nota 1.268.
949
RDJ, T. 86, sec. 3a, pág. 182.
Véase la controversia sobre el Art. 480 del C. del T. en las notas 1285a y 1285b.
1235