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SL785 2023

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DONALD JOSÉ DIX PONNEFZ

Magistrado ponente

SL785-2023
Radicación n.°92082
Acta 12

Bogotá, D.C., diecinueve (19) de abril de dos mil


veintitrés (2023).

La Sala decide el recurso de casación interpuesto por


la ADMINISTRADORA COLOMBIANA DE PENSIONES-
COLPENSIONES, contra la sentencia proferida por la Sala
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá DC, el 10 de octubre de 2019, en el proceso
ordinario que en su contra instauró ÁLVARO HERNÁNDEZ
CASTRO.

I. ANTECEDENTES

Álvaro Hernández Castro demandó a Colpensiones, a


fin de obtener el reconocimiento y pago de la pensión de
vejez a partir del 15 de diciembre de 2010, debidamente
indexada, los intereses moratorios del art. 141 de la Ley
100 de 1993, lo ultra y extra petita y las costas del proceso.

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Narró como fundamento de sus pretensiones, que


nació el 15 de diciembre de 1950; que realizó cotizaciones
desde el 18 de febrero de 1986 como trabajador
dependiente del sector privado; que cumplió con los
requisitos para acceder a la pensión de vejez, conforme al
Acuerdo 049 de 1990, aprobado por el Decreto 758 de ese
mismo año; que la demandada le negó esa prestación en el
acto administrativo GNR050699 de abril de 2013, con el
argumento de que no tenía las semanas suficientes; que
interpuso recurso de reposición que se resolvió mediante
resolución GNR250470 de octubre de 2013, donde se indicó
que no era posible el reconocimiento solicitado, ya que
gozaba de una pensión de jubilación. Que, tras solicitar
corrección de su historia laboral, se le informó que no había
evidencia de pagos de cotizaciones por parte de su
empleador.

Adujo que no se tuvieron en cuenta los periodos


comprendidos entre julio de 1997 y septiembre de 1999,
equivalentes a 111 semanas; que interpuso acción de
tutela, que al ser fallada se ordenó a Colpensiones
actualizar el reporte de semanas, pero dicha accionada
mantuvo el número de cotizaciones; que la resolución VPB
31555 de agosto de 2018, confirmó las decisiones
administrativas y, se expuso que se encontraban en mora
las semanas de cotización; que agotó la reclamación
administrativa (fs.°4 a 10).

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Colpensiones al contestar, se opuso a la totalidad de


las pretensiones. Indicó que no era posible tener en cuenta
las 111 semanas comprendidas entre julio de 1997 y
septiembre de 1999, por cuanto los periodos «199707,
199708,199709 y 199710 se encuentran debidamente
reconocidas (sic)» y los ciclos «199711 a 199909» tenían la
observación «“pago aplicado a periodos anteriores”», debido a
que el empleador se encontraba en mora. Además, que de
conformidad con el Decreto 549 de 1999, al disfrutar el
actor de una pensión del Magisterio, resultaba
improcedente la prestación de vejez, «ya que aunque se
haga referencia que el régimen que administran (sic)
Colpensiones es un régimen privado, todos saben que al ser
una entidad pública y al ser un fondo común y solidario los
dineros allí establecidos tienen la naturaleza de públicos y
por tal razón no es posible reconocer la prestación
deprecada».

Por lo anterior, negó la inclusión de las semanas


pretendidas. Admitió los demás hechos.

Propuso las excepciones de inexistencia del derecho y


de la obligación, cobro de lo no debido, buena fe,
inexistencia de intereses moratorios, « IMPOSIBILIDAD
JURÍDICA PARA CUMPLIR CON LAS OBLIGACIONES
PRETENDIDAS», prescripción y la «INNOMINADA O GENÉRICA»
(fs.°64 a 75).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

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El Juzgado Diecinueve Laboral del Circuito de Bogotá


DC, mediante fallo de 17 de septiembre de 2018 (cd f.°203),
negó las pretensiones. Se abstuvo de condenar en costas.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito


Judicial Bogotá DC, al desatar el recurso de apelación que
interpuso el actor, en sentencia de 10 de octubre de 2019
(cd f.°217), dispuso:

PRIMERO: Revocar la sentencia apelada, de conformidad con lo


expuesto en la parte motiva de esta decisión.

SEGUNDO: Condenar a la demandada Administradora


Colombiana de Pensiones al reconocimiento y pago de la
pensión de vejez en favor del señor Álvaro Hernández Castro, a
partir del 1 de julio de 2018, en cuantía inicial por la suma de
$3.481.513.66, a la que le fue aplicada una tasa del 90%,
pensión que es compatible con la que se viene cancelando por
parte del Fondo de Prestaciones Sociales del Magisterio,
atendiendo las consideraciones de esta sentencia.

TERCERO: Condenar a la demandada Administradora


Colombiana de Pensiones, al reconocimiento y pago del
retroactivo pensional causado a partir del 1 de julio de 2018 a
favor del señor Álvaro Hernández Castro, el que calculado al 31
de agosto de 2019 asciende a la suma de $53.108.401.98,
atendiendo las consideraciones expuestas.

CUARTO: Condenar a Colpensiones a indexar las sumas


adeudadas al momento de su pago, aplicando la actualización a
cada mesada desde que cada una de ellas se haya hecho
exigible.

QUINTO: Declarar no probadas las excepciones propuestas por


la pasiva.

SEXTO: Absolver a la demandada de las demás pretensiones


incoadas en su contra.

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SEPTIMO: Costas de primera instancia estarán a cargo de la


demandada y sin ellas en la alzada.

[…]

Centró el problema jurídico en resolver si conforme al


«Decreto 758 de 1990», el actor era beneficiario del régimen
de transición.

Recordó que el art. 36 de la Ley 100 de 1993,


estableció un beneficio para los afiliados del Régimen de
Prima Media, que al momento de su entrada en vigencia
estuvieran próximos a cumplir los requisitos para acceder a
la pensión de vejez, esto es, que pudieran pensionarse con
el régimen anterior al cual se encontraban afiliados, por
resultarles más favorable.

También se refirió al Acto Legislativo 01 de 2005, para


señalar que quien reclama pensión de vejez bajo el citado
régimen, debía demostrar que alcanzó ese derecho al 31 de
julio de 2010; que si no lo lograba, tenía la opción de
efectuar cotizaciones por 750 semanas o más para cuando
la mencionada reforma constitucional entró a regir, es
decir, hasta el 25 de julio de 2005, con el fin de que la
protección se extendiera hasta el año 2014 y, que si
finalmente no demostraba que lo alcanzó en esa última
data, debía estudiarse el caso con el régimen contenido en
la Ley 797 de 2003.

Manifestó que el actor a 1 de abril de 1994 tenía 43


años de edad y, que por la edad era beneficiario del régimen

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de transición, de modo que la contingencia de vejez estaba


gobernada por el «Decreto 758 de 1990», pero que al cumplir
60 años de edad con posterioridad al 31 de julio de 2010 -
15 de diciembre de 2010-, debía analizar el régimen
transicional con la limitante impuesta por el Acto
Legislativo 01 de 2005.

Si bien expresó que al 25 de julio de 2005, el actor no


tenía las 750 necesarias según la enmienda constitucional
para mantener el régimen de transición, pues registraba
676.92 semanas cotizadas, acotó que le asistía razón
cuando solicitó la inclusión de cotizaciones desde «julio de
1997 hasta septiembre de 1999», dado que para 1998,

[…] no se encontró cotización alguna por parte del empleador


Caja de Compensación Familiar de Fenalco, arrojando para
dicha anualidad un total de 51.48 semanas. Situación
semejante ocurre respecto del mes de enero de 1999 donde no
se vislumbra cotización por el mismo empleador, por lo que se
debería computar 4.29 semanas más, arrojando por las
cotizaciones dejadas de computar un total de 55.77 semanas.

Del resto del período reclamado indicó que, si bien


registraba el pago de unos aportes,

[…] y el reflejo de unas semanas cotizadas por los mismos,


también lo es, que no se materializa el período completo de
aportes, sino una parte del mismo, tal y como se pasa a
explicar: para las cotizaciones del 1 de abril al 31 de diciembre
de 1997, se encuentra una cotización equivalente a 26.43
semanas, cuando en realidad por dicho período debieron
computarse 38.71 semanas, existiendo una diferencia de 12.28
semanas cotizadas y respecto del período comprendido entre el
1 de febrero de 1999 y el 30 de junio de 2000 se observan
cotizaciones por 38.57 semanas, siendo correcto un reflejo de
cotizaciones por 72.53, obteniendo como diferencia un total de
34.28 semanas, las que también deben ser computadas por
cuanto se cotizaron con anterioridad al 25 de julio de 2005; así

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las cosas, se encuentra que el actor cotizó a la fecha antes


referida un total de 779.25 semanas, por lo que mantendría el
régimen de transición hasta el año 2014.

Recordó que en sentencia CSJ SL, 22 jul. 2008, rad.


34270, se fijó la tesis de que las administradoras de
pensiones públicas o privadas no solo deben propender por
su crecimiento financiero, sino también velar por la
efectividad de los derechos de sus afiliados, en razón a la
naturaleza pública del servicio prestado, concretamente en
aquellos casos en los que la mora del empleador en el pago
de los aportes a la seguridad social, afecte los derechos de
los trabajadores o sus beneficiarios, por cuanto el afiliado
no puede soportar los efectos negativos de la negligencia de
su patrono.

Citó el art. 24 de la Ley 100 de 1993 y advirtió que las


administradoras cuentan con herramientas como el cobro
coactivo; que si bien en el acto administrativo VPB 31555
de agosto 8 de 2016, la encartada manifestó que iniciaría
las acciones de cobro coactivo al empleador Comfenalco
Cartagena, también lo era «que dentro del plenario no se
demostró la diligencia requerida para acreditar el trámite de
cobro coactivo con ocasión de la falta de pago de las
cotizaciones, por lo que será la administradora de pensiones
quien corra con la omisión en la falta de pago».

Al hallar demostrado que el demandante contaba 60


años de edad al momento en que se radicó la demanda y
1336.86 semanas cotizadas durante toda su vida laboral,
estimó procedente el reconocimiento de la prestación, a

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partir del 1 de julio de 2018, día siguiente a su última


cotización,

[…] por cuanto al efectuarse el reconocimiento de la prestación


a partir del año 2010, no sólo bajaría la tasa de reemplazo de la
prestación que de conformidad con el Acuerdo 049 de 1990
arrojaría un 90%, sino que además, se produciría una
reducción en el monto del IBC, ya que los salarios devengados
con posterioridad a dicha data fueron superiores.

Tras efectuar las operaciones aritméticas y calcular la


prestación con los 10 últimos años y con toda la vida
laboral, reiteró que resultaba más beneficioso lo primero.
Dedujo para 2018 una mesada pensional de $3.481.513.66,
y un retroactivo a 31 de agosto de 2019 de $53.108.401.98.

Descartó prosperidad de la excepción de prescripción,


dado que, si bien el derecho se causó desde el 15 de
diciembre de 2010, su efectividad se postergó hasta el 1 de
julio de 2018, sin que trascurriera el término trienal de que
tratan los arts. 488 del CST y 151 del CPTSS. Negó los
intereses moratorios, en su lugar ordenó la indexación.

En lo que tiene que ver con la compatibilidad de la


pensión de vejez y la que viene pagando el Fondo de
Prestaciones Sociales del Magisterio, afirmó:

[…] que dicha figura jurídica es procedente para el caso bajo


estudio, por cuanto la prestación reconocida por dicho fondo
obedeció a los servicios prestados al mismo, mientras que la
que debe reconocer Colpensiones es con ocasión a los servicios
prestados a diferentes empleadores del orden privado, más aún,
cuando se advierte de la resolución No. 000016 del 25 de enero
de 2007, que la Secretaría de Educación del Municipio de
Soledad Atlántico, no tuvo en cuenta los períodos cotizados en
Colpensiones dentro de dicho acto administrativo, por lo que de

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conformidad con la reiterada jurisprudencia de la H. Corte


Suprema de Justicia Sala de Casación Laboral, cuando no se
tengan en cuenta las cotizaciones efectuadas en el sector
privado, es procedente tanto el reconocimiento de la pensión de
acreditarse los requisitos para tal fin, o incluso el
reconocimiento de la indemnización sustitutiva respectiva […] .

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por Colpensiones, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende que esta Corporación case la sentencia


impugnada, que en sede de instancia confirme la del a quo.

Con tal propósito formula dos cargos por la causal


primera, que fueron replicados.

VI. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia por la vía indirecta, por la


aplicación indebida de los arts. 24 y 36 de la Ley 100 de
1993, «Acto Legislativo 01 de 2005, 12 del Acuerdo 049 de
1990 aprobado por el Decreto 758 de ese mismo año, en
relación con el artículo 2 del decreto 2633 de 1994».

Como errores de hecho, enlista:

1. Dar por demostrado, sin estarlo, que el señor ALVARO


HERNANDEZ CASTRO cuenta con 779,25 semanas cotizadas al
25 de julio de 2005, con lo cual se hizo extensivo su beneficio
transicional hasta el año 2014.

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2. No dar por demostrado, estándolo que para el 25 de julio


de 2005 el actor tenía 674.64 semanas cotizadas, por lo cual y
de conformidad con lo dispuesto en el Acto Legislativo 01 de
2005, no contaba con las 750 requeridas para hacer extensivo
su beneficio transicional, y en consecuencia, tampoco le es
aplicable el Acuerdo 049 de 1990 para acceder a la pensión de
vejez que pretende.

3. Dar por demostrado, sin ser cierto, que “…dentro del


plenario no se demostró la diligencia requerida para acreditar el
trámite de cobro coactivo con ocasión de la falta de pago de las
cotizaciones, por lo que será la administradora de pensiones
quien corra con la omisión en la falta de pago…”

4. No dar por demostrado, siendo evidente, que la


ADMINISTRADORA COLOMBIANA DE PENSIONES –
COLPENSIONES – ejecutó las acciones pertinentes para llevar a
cabo el cobro coactivo en contra del empleador COMFENALCO,
por haber incurrido en mora en sus aportes.

Dice que los anteriores yerros fueron producto de la


errónea valoración de la Historia Laboral (fs.°184 a 193) y la
Resolución VPB 31555 de 2016 (fs.°54 a 57), y de haber
pretermitido,

[…] la siguiente prueba documental, y que milita en el plenario


digitalizada al ser allegada en medio magnético:

1. Comunicación de fecha 25 de agosto de 2015 dirigida al


Representante Legal de Comfenalco Cartagena, mediante la cual
se hace (sic) notifica del proceso de cobro persuasivo.

2. Comunicación de fecha 8 de enero de 2016 dirigida al


Representante Legal de Comfenalco Cartagena, reiterando
proceso de cobro.

3. Constancia publicación de oficio de constitución en mora,


emanado en contra de Comfenalco, de fecha 18 de enero de
2016.

4. Comunicación de fecha 28 de junio de 2016 dirigida


Comfenalco, dando continuidad al proceso de cobro.

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5. Respuesta apoderado demandante al desacato de tutela,


de fecha 30 de junio de 2016, informándole sobre el proceso de
cobro persuasivo.

6. Constancia emitida por COMFENALCO, donde señala la


modalidad de contratación del actor, así como los pagos
efectuados a seguridad social, de fecha 16 de mayo de 2016.

Asevera que el Tribunal se equivocó al acotar que «“…


no se materializa el período completo de aportes, sino una
parte del mismo…”» para los periodos comprendidos del 1
de abril al 31 de diciembre de 1997, del 1 de febrero de
1999 y el 30 de junio de 2000, y computar 34.28 semanas,
puesto que la constancia emitida por Comfenalco, dejada de
analizar, indica la modalidad de contratación del actor, así
como los pagos efectuados a la seguridad social.

Estima que como la vinculación se dio por periodos


académicos del 1 de febrero al 30 de noviembre, «mediante
sendos contratos anuales, durante los meses no
contemplados no existían cotizaciones», no era dable
presumir los interregnos consignados en la historia laboral
sin solución de continuidad,

[…] cuando, tal como se observa de la certificación que precede,


los aportes solo se llevaron a cabo en vigencia de los contratos
por duración del año escolar. En consecuencia, se tiene que el
contenido de las cotizaciones reflejadas en la historia laboral se
encuentra acorde con las cotizaciones efectivamente realizadas
por el empleador del aquí demandante, sin que sea de recibo
sumar las 34.28 a que hace alusión el Ad Quem para de alguna
manera tratar de completar las 750 al 25 de julio de 2005,
requeridas por el actor para mantener su beneficio transicional .

Luego asevera que en la certificación referenciada,


aunque Comfenalco señaló que la contratación laboral con

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el demandante inició en 1997, «evade las explicaciones


correspondientes frente al pago de seguridad social para esa
anualidad, y señala: […]», de manera que era evidente que el
empleador omitió el pago de aportes a seguridad social,
ante lo cual, tal como se adujo en la Resolución VPB 31555
de 2016 (fs.°54 a 57),

[…] “al empleador 890480023 - Caja de Compensación Familiar


Fenalco, le han sido realizadas acciones de cobro: Visitas por
fiscalización ISS y requerimiento masivo cromasoft. Por tratarse
de un desacato procedemos a realizar gestión de cobro al
empleador 890480023 - Caja de Compensación Familiar
Fenalco, por los ciclos anteriormente nombrados. Caso asociado
No. 2016_7403204”, acción que contrario a lo expuesto en la
sentencia adiada al señalar que “…dentro del plenario no se
demostró la diligencia requerida para acreditar el trámite de
cobro coactivo con ocasión de la falta de pago de las
cotizaciones…”, fue ejecutada por la entidad que represento, tal
como se demuestra con cada una de las siguientes
documentales que militan en medio magnético dentro del
expediente: […].

Refiere la comunicación de 25 de agosto de 2015


dirigida al representante legal de Comfenalco Cartagena,
mediante la cual notifica el proceso de cobro persuasivo, el
escrito de 8 de enero de 2016 que reitera el proceso de
cobro al que adjuntó la liquidación de deuda por concepto
de aportes, el instructivo para realizar los aportes
pensionales y la autorización para notificación a través de
la cuenta de correo electrónico, la constancia de publicación
de oficio de constitución en mora de 18 de enero de 2016, la
comunicación de 28 de junio de ese mismo año y la
respuesta al apoderado del demandante sobre el desacato
de tutela, de 30 de junio de 2016.

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Insiste en que «la documental digital que reposa dentro


del plenario», evidencia el «despliegue» que efectuó en virtud
de lo señalado en el art. 2 del Decreto 2633 de 1994, en
concordancia con el art. 24 de la Ley 100 de 1993, por
tanto, era imposible imputar las semanas, ya que, de
acuerdo con la historia laboral, para el 25 de julio de 2005,
el actor tan solo tenía 674.64 semanas cotizadas.

Dice que tampoco podían sumarse las semanas que se


encontraban con la anotación de «deuda presunta», por
cuanto «como se extrae de la misma documental emitida por
el empleador, dichos aportes no se llevaron a cabo, por lo
cual mi representada procedió a iniciar las acciones de cobro,
y así se evidencia de las misivas anteriores, lo que desvirtúa
por completo la conclusión a que arriba el Juez Colegiado».
Se apoya en la sentencia CSJ SL2649-2019.

VII. RÉPLICA

El demandante advierte, en síntesis, que la


administradora de fondos de pensiones no fue diligente en
el cobro «porque lo inicio (sic) después de que un fallo de
tutela le recordara sus obligaciones y amparará (sic)
derechos fundamentales como el de habeas data», dado que
el proceso de recaudación lo efectuó después de 19 años.

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VIII. CONSIDERACIONES

La censura atribuye al Tribunal la comisión de errores


de hecho, con sustento en que valoró con equivocación
varias pruebas y dejó de analizar la información digital que
aparece registrada en un cd, según la cual acredita que el
demandante no satisfizo al 25 de julio de 2005, 779,25
semanas de cotización, pues laboró para Comfenalco desde
febrero a noviembre, esto es, año escolar, luego entonces,
no era dable tener en cuenta los meses de enero y
diciembre, ni los ciclos donde aparece la leyenda «deuda
presunta», en tanto que procedió con el cobro coactivo al
empleador.

Verificado el contenido del cd de folio 133, se


encuentra que en efecto, Comfenalco el 11 de mayo de
2016, hizo constar que vinculó al actor,

[…] con contrato por la duración del Año Escolar, es decir de


febrero 1 a noviembre 30 durante los años 1997-1999- 2000-
[…] y 2015 […].

Todos los conceptos referentes a los pagos de seguridad social


correspondientes a los años 01/01/1998 hasta 30/09/1999
fueron efectuados a través de su respectiva planilla y
soportados con sus archivos, tal y como lo enuncia la relación
anexa:

[…]

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De esa certificación se extrae las distintas relaciones


que ataron al actor con su empleador las cuales se
celebraron por el año escolar. Por tanto, los meses de enero
y diciembre de las anualidades por las que estuvo vinculado
no podían sumarse, puesto que el ciclo laboral iniciaba en
febrero y finalizaba en noviembre.

En ese orden, no era dable al Tribunal imputar para


1998, 51.48 semanas, dado que las que correspondían eran
42.85, y por ende resultaba una diferencia de 8.63
semanas. Tampoco podía tenerse en cuenta las 4.29
semanas de enero de 1999, de modo que, en esos periodos
la mora no era de 55.77 semanas, sino 42.85, como ya se
indicó.

Asimismo, al no poderse sumar las semanas de


diciembre de 1997, la diferencia frente al reporte
actualizado a 31 de julio de 2018, no correspondía a «12.28»
semanas, sino a 8.57; y, del lapso transcurrido entre el 1 de
febrero de 1999 y el 30 de junio de 2000, no emerge
diferencia de 34.28, sino de 29.99, pues no podían
atenderse las semanas de diciembre de 1999 y enero de
2000.

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Así las cosas, las semanas cotizadas por el


demandante a 29 de julio de 2005, corresponden a 757.75,
que no 779.25, como lo determinó el juez plural.

Pese a que la censura acredita que el Tribunal se


equivocó al sumar semanas de meses que no correspondían
al año escolar, tal dislate no tiene la suficiencia para casar
la sentencia, en la medida en que, aun descartando tales
semanas, el actor sigue manteniendo el régimen de
transición de la Ley 100 de 1993.

Por otro lado, cierto es que las comunicaciones que


remitió Colpensiones a Comfenalco de fechas 26 de agosto
de 2015 y 8 de enero de 2016 y la respuesta que dio al
apoderado del actor de 30 de junio de 2016, dan cuenta del
inicio del proceso de cobro coactivo por los lapsos
comprendidos entre 199503 a 199702 y 199908 a 199910.
Sin embargo, tales documentos no acreditan la debida
diligencia requerida en el trámite que la ley les concede a
las administradoras de fondos de pensiones ante
empleadores morosos, por ser evidente la tardanza para
recaudar los aportes en mora. Igual suerte corren los demás
escritos emitidos por la recurrente.

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De conformidad con lo preceptuado en el art. 4 del


Decreto 656 de 1994, por ser Colpensiones una entidad
prestadora de un servicio público esencial, tiene una
diligencia superior a cualquier otra actividad, de manera
que debía desarrollar sus funciones de manera eficiente,
eficaz y oportuna. Esta Corporación ha adoctrinado que,
ante su inobservancia, se hace responsable de los perjuicios
que se puedan causar a sus afiliados, sin que sea dable
trasladarse tales consecuencias al trabajador.

En sentencia CSJ SL5665-2021, se reiteró:

Entonces, se itera, no es dable trasladar al trabajador las


consecuencias del no pago del aporte por parte de su
empleador, así como que la administradora tiene el deber de
adelantar las acciones de cobro correspondientes a efectos de
persuadir al aportante incumplido de honrar su obligación. Sin
embargo, en aquellos eventos en que la administradora no
demuestre haber adelantado, o no adelante en debida forma u
oportunamente las acciones de cobro frente a los aportes
tardíos, será la directa obligada al reconocimiento de la
prestación por su inacción.

1. Esquema mínimo de la acción de cobro por parte del


Administrador

Cuando se habla de adelantar las acciones de cobro, es deber


del administrador mostrar la diligencia en su actuar, sin
desconocer que la obligación del pago de la cotización está en el
aportante; no obstante, se reitera que su actuación debe ser
eficiente, eficaz y oportuna, so pena, como quedó arriba
evidenciado, de que responda hasta por culpa leve del perjuicio
a su afiliado y, dado que su obligación, frente a la mora de los
aportes, es adelantar las diligencias para obtener el recaudo
correspondiente, su inacción genera una responsabilidad frente
a la prestación a la que haya lugar cuando no ha procedido de
acuerdo con lo dispuesto en la ley, claro está, sin perjuicio de
que pueda repetir por los efectos generados por el
incumplimiento del deber a cargo del responsable.

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En síntesis, las documentales referenciadas en


párrafos anteriores que aparecen en el cd de folio 133, y la
resolución VPB31555 de agosto 8 de 2016, acreditan un
actuar tardío por parte de Colpensiones, para nada
oportuno, en el recaudo de los aportes en mora.

En consecuencia, lejos estuvo la entidad recurrente de


demostrar el «despliegue» que alude, en procura de obtener
el debido cobro de las cotizaciones en mora a Comfenalco
pues, en definitiva, sus acciones fueron evidentemente
tardías, comportamiento que en manera alguna puede
admitirse, en tanto conlleva la trasgresión de intereses
superiores del afiliado. Es de agregar que tampoco se
observó la declaración formal de deuda incobrable, como se
explicó en la sentencia CSJ SL, 19 may. 2009, rad. 35777.

Así las cosas, pese a que el cargo es fundado, no


prospera.

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IX. CARGO SEGUNDO

Acusa la sentencia por la senda directa, por la


infracción directa de los arts. 17 de la Ley 549 de 1999, 19-
g de la Ley 4 de 1992, 2 del Decreto 2527 de 2000, 81 de la
Ley 812 de 2003, 128 de la CN, que condujo a la aplicación
indebida de los arts. 36 y 279 de la Ley 100 de 1993, 12 del
Decreto 758 de 1990, Acto legislativo 01 de 2005 que
adicionó el art. 48 superior.

En la demostración, reproduce apartes del art. 17 de


la Ley 549 de 1999 y de la sentencia CC C-262 de 2001,
para afirmar que los aportes efectuados a Colpensiones,
«deben ser enviados a la entidad jubilante, los que están
sujetos a su devolución, previa solicitud que haga el
empleador ante Colpensiones, para que financie el pago de
la prestación reconocida», pues así lo ordena la Ley 549 de
1999.

Asevera que se sometió al imperio de la ley al momento


en que negó la pensión al demandante, porque no cumplió
con lo dispuesto por el artículo 36 de la Ley 100 de 1993, ni
tampoco con la densidad de semanas dispuestas en la
normatividad que pretendía se le aplicara.

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Trae a colación el fallo CC T-433-2002 y el art. 19-g de


la Ley 4 de 1992, para afirmar que solo existe
compatibilidad entre las pensiones reconocidas por el
Magisterio y las del Sistema General de Pensiones, cuando
se trate de «docentes oficiales que hubieren adquirido el
estatus de pensionado con anterioridad al 18 de mayo/92
(fecha de entrada en vigencia de la ley 4/92)». Dice que las
necesidades del mínimo vital y la seguridad social, propias
de las contingencias derivadas del riesgo de vejez, se
encuentran debidamente cubiertas y amparadas por la
administración pública, por lo que resulta improcedente el
reconocimiento de la pensión de vejez.

Advierte que se desconoció la Ley 812 de 2003 y el art.


128 de la CN e insiste en que corresponde a la entidad que
reconoció la pensión, solicitar

[…] a las Administradoras o entidades, los tiempos cotizados


que no se tuvieron en cuenta para el reconocimiento, el traslado
del valor de las cotizaciones y la información que posean sobre
el afiliado incluyendo su historia laboral, que en el caso bajo
estudio deberá realizar el Fondo Nacional de Prestaciones
Sociales del Magisterio, y no el asegurado y esa la razón por la
que a Colpensiones no le correspondía otorgarle la pensión de
vejez al actor aquí solicitada, ni las pretensiones que se derivan
de esa pretensión.

X. RÉPLICA

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El demandante asevera que «los argumentos expuestos


en el presente cargo no tienen el peso, el ímpetu, la
renovación jurídica o dinámica que sea acorde con un Estado
Social de Derecho y con su ordenamiento para cambiar o
modificar una línea pacifica de decisión y que está ajustada
a la justicia», por manera que no tiene vocación de
prosperidad.

XI. CONSIDERACIONES

Corresponde a la Sala resolver si se equivocó el


Tribunal, al determinar la compatibilidad entre la pensión
vitalicia de jubilación otorgada por el Fondo de Prestaciones
Sociales del Magisterio, con la pensión de vejez del Régimen
de Prima Media con Prestación Definida.

Dada la vía seleccionada, se encuentra fuera de debate


que al actor se le reconoció una pensión vitalicia de
jubilación por el Fondo Nacional de Prestaciones Sociales
del Magisterio a partir del 16 de diciembre de 2005 (fs.°58 y
59); que prestó servicios como docente a diversas entidades
privadas y que estuvo afiliado al ISS, hoy Colpensiones,
cotizando el equivalente a 1336.86 semanas, como lo
determinó el ad quem.

Lo expuesto por la censura carece de asidero, pues lo


resuelto por el sentenciador plural coincide con la
enseñanza que ha sostenido esta Corporación, consistente
en que el demandante podía prestar sus servicios a
establecimientos educativos de naturaleza pública y obtener

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una pensión de jubilación oficial, y, simultáneamente,


laborar para instituciones educativas particulares para
adquirir una pensión de vejez en el ISS, hoy Colpensiones.

En sentencia CSJ SL451-2013 que reiteró la CSJ SL, 6


dic. 2011, rad. 40848, se indicó que «no existen razones
jurídicamente válidas para concluir que la pensión de
jubilación oficial que se reconoce a un docente, resulta
incompatible con la pensión de vejez que puede obtener el
Instituto de Seguros Sociales, por servicios prestados a
instituciones de naturaleza privada».

Así las cosas, es claro que las dos prestaciones son


compatibles en favor del trabajador, pues tal prerrogativa
continúa vigente para quienes, siendo beneficiarios del
régimen de transición de la Ley 100 de 1993, prestaron sus
servicios a empleadores públicos con anterioridad a su
vigencia, e igualmente lo hicieron a particulares siendo por
ellos afiliados a la entidad demandada desde aquella época,
pero que por razón del requisito de edad, apenas vienen a
acceder al derecho pensional, en uno o los dos casos, en
vigencia de esta nueva normatividad.

Ahora bien, el art. 279 de la Ley 100 de 1993, prevé:

ARTÍCULO 279. EXCEPCIONES. El Sistema Integral de


Seguridad Social contenido en la presente Ley no se aplica a los
miembros de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, ni al
personal regido por el Decreto ley 1214 de 1990, con excepción
de aquel que se vincule a partir de la vigencia de la presente
Ley, ni a los miembros no remunerados de las Corporaciones
Públicas.

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Así mismo, se exceptúa a los afiliados al Fondo Nacional de


Prestaciones Sociales del Magisterio, creado por la Ley 91 de
1989, cuyas prestaciones a cargo serán compatibles con
pensiones o cualquier clase de remuneración. Este Fondo será
responsable de la expedición y pago de bonos pensionales en
favor de educadores que se retiren del servicio, de conformidad
con la reglamentación que para el efecto se expida. […]

El art. 31 del Decreto 692 de 1994, dispuso:

POSIBILIDAD DE ACUMULAR COTIZACIONES EN EL CASO DE


PROFESORES. Las personas actualmente afiliadas o que se
deban afiliar en el futuro, al Fondo Nacional de Prestaciones
Sociales del Magisterio creado por la Ley 91 de 1989, que
adicionalmente reciban remuneraciones del sector privado,
tendrán derecho a que la totalidad de los aportes y sus
descuentos para pensiones se administren en el mencionado
fondo, o en cualquiera de las administradoras de los regímenes
de prima media o de ahorro individual con solidaridad,
mediante el diligenciamiento del formulario de vinculación. En
este caso, le son aplicables al afiliado la totalidad de
condiciones vigentes en el régimen seleccionado.

Es así, que los docentes oficiales afiliados al Fondo de


Prestaciones Sociales del Magisterio, que cumplan la
condición de recibir remuneraciones del sector privado,
pueden seleccionar la opción que consideren pertinente en
relación con las alternativas que allí se plantean: i) que esos
aportes adicionales se administren por el magisterio y, ii)
que sean gestionados en cualquiera de las administradoras
del Régimen de Prima Media o de Ahorro Individual con
Solidaridad.

Por ser los recursos del Sistema Pensional en el caso


de la administradora pública del Régimen de Prima Media
de naturaleza parafiscal, no tiene ningún sentido sostener
que uno de los elementos que conforman esos recursos y
con los cuales finalmente se va a financiar una prestación

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económica, goza de naturaleza distinta que los hace


incompatibles con la prestación a la cual está afectado,
pues ese instrumento no es otra cosa que la conversión en
dinero de las semanas servidas o cotizadas y tienen por eje
central el trabajo humano, y se refleja en un dispositivo
financiero. Sobre el particular en la sentencia CSJ SL451-
2013 ya citada, se precisó:

A su vez, el artículo 31 del Decreto 692 de 1994, consagra la


posibilidad de que los profesores afiliados al Fondo Nacional de
Prestaciones Sociales del Magisterio, “(…) que adicionalmente
reciban remuneraciones del sector privado, tendrán derecho a
que la totalidad de los aportes y sus descuentos para pensiones
se administren en el mencionado fondo, o en cualquiera de las
administradoras de los regímenes de prima media o ahorro
individual con solidaridad, mediante el diligenciamiento del
formulario de vinculación. En este caso, le son aplicables al
afiliado la totalidad de condiciones vigentes”; precepto
reglamentario que solo puede ser interpretado en su sentido
natural y obvio, es decir, que los docentes oficiales vinculados a
la entidad que maneja las pensiones de ese sector, si
paralelamente laboran para una persona jurídica o natural de
carácter privado, pueden afiliarse a una administradora de
pensiones, cotizar a la misma, con el subsecuente efecto de que
al cumplimiento de las exigencias previstas en su régimen,
accederán a las prestaciones propias del mismo.

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De otro lado, tampoco le asiste razón a Colpensiones


cuando asevera que solo existe compatibilidad entre las
pensiones reconocidas por el Magisterio y las del Sistema
General de Pensiones, cuando se trate de «docentes oficiales
que hubieren adquirido el estatus de pensionado con
anterioridad al 18 de mayo/92 (fecha de entrada en vigencia
de la ley 4/92)», como quiera que el demandante obtuvo la
pensión de jubilación por parte del Magisterio a partir del
16 de diciembre de 2005.

En sentencia CSJ SL2599-2021, la Corte enseñó en


cuanto a la excepción contemplada en el literal g) del art. 19
de la Ley 4ª de 1992, «solo es aplicable a quienes hubieran
adquirido el derecho a la fecha de su vigencia (18 de mayo
de 1992), por lo que no beneficia al acá demandado», como
en efecto lo aduce la entidad recurrente.

Necesario colofón de lo expuesto, el cargo no prospera.

Sin costas, dado que el primer cargo es fundado, mas


no prospero.

XII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia proferida el 10 de octubre de 2019 por la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá DC, en el proceso ordinario que instauró ÁLVARO

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HERNÁNDEZ CASTRO contra la ADMINISTRADORA


COLOMBIANA DE PENSIONES COLPENSIONES.

Sin costas conforme se indicó.

Cópiese, notifíquese, publíquese, cúmplase y


devuélvase el expediente al Tribunal de origen.

DONALD JOSÉ DIX PONNEFZ

JIMENA ISABEL GODOY FAJARDO

JORGE PRADA SÁNCHEZ

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