Sentencia Compensación en Laboral

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CECILIA MARGARITA DURÁN UJUETA

Magistrada ponente

SL3761-2021
Radicación n.° 87588
Acta 25

Bogotá, D. C., veintiséis (26) de julio de dos mil


veintiuno (2021).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


GUILLERMO RESTREPO MEJÍA contra la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Cali, el veinte (20) de noviembre de dos
mil diecinueve (2019), en el proceso que le instauró a la
ADMINISTRADORA COLOMBIANA DE PENSIONES -
COLPENSIONES.

Se reconoce personería al doctor Juan Camilo Cabrera


Valencia, con T.P. 231435 del Consejo Superior de la
Judicatura, como apoderado de Colpensiones, en los
términos y para los efectos del folio 32 del cuaderno digital
de la Corte.

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I. ANTECEDENTES

Guillermo Restrepo Mejía llamó a juicio a la


Administradora Colombiana de Pensiones -Colpensiones-,
con el fin de que se condenara al reconocimiento y pago de
los intereses moratorios de que trataba el artículo 141 de la
Ley 100 de 1993, sobre las mesadas pensionales causadas
del 3 de agosto de 2011 al 30 de marzo de 2015, que fueron
liquidadas y canceladas «entre el 4 de diciembre de 2004 y el
3 de marzo de 2015 y el 30 de septiembre de 2015», la
indexación de lo debido, los reajustes, lo que se encontrara
probado ultra y extra petita, así como las costas.

Fundamentó sus peticiones, en que nació el 8 de julio


de 1940; que la Sociedad Comercial Ltda. no canceló los
aportes a seguridad social del 1.° de diciembre de 1985 a 31
de diciembre de 1994, mientras que Proaves S. A. los de los
ciclos del 30 de septiembre de 1994 al 30 de junio de 1996,
razón por la cual «solicitó autorización al Seguro Social para el
pago de los periodos dejados de cancelar por sus
empleadores, petición que fue aceptada y ordenado el pago de
dichos aportes en mora, mediante Oficio DSF-CIFS-
23240.04.02.-346-09 del 14 de septiembre de 2009».

Informó, que el 3 de agosto de 2004 peticionó a la


demandada la pensión de vejez. No obstante, pese a que
canceló tales periodos, no se dio respuesta a su
requerimiento. Por lo anterior, el 26 de enero de 2011,
presentó acción de tutela, la que resolvió el Juzgado Décimo
Laboral del Circuito de Cali, a través de sentencia del 26 de

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mayo del mismo año, en la que reconoció la prestación «desde


el 3 de agosto de 2001». En consecuencia, la accionada acató
el fallo, por Resoluciones n.° VPB 13427 del 16 de febrero de
2015 y n.° GNR 253388 del 20 de agosto de aquella
anualidad, en las cuales ordenó el derecho, a partir de la data
concedida en sede constitucional.

Memoró, que el 24 de julio de 2015 radicó la


reclamación administrativa a fin de que se le otorgaran los
intereses moratorios de las mesadas causadas entre el 3 de
agosto de 2011 y el 30 de marzo de 2015, sin que obtuviera
contestación (f.° 1 a 8, cuaderno del Juzgado).

La accionada se opuso a las pretensiones. En cuanto a


los hechos, admitió todos, salvo la no atención a la solicitud
del 24 de julio de 2015, porque la resolvió a través de Acto
Administrativo n.° GNR 253388 del 20 de agosto de 2015.
Precisó, que por «Auto 001922 del 5 de marzo de 2010, [negó]
la solicitud de acogerse al Acuerdo 027 de 1993 para conceder
la pensión de vejez al señor Restrepo Mejía».

En su defensa, propuso como excepciones de mérito las


de inexistencia de la obligación y cobro de lo debido, buena
fe, imposibilidad jurídica para cumplir con las obligaciones
pretendidas, innominada, prescripción, compensación y la
genérica (f.° 49 a 52, ibidem).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

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El Juzgado Dieciséis Laboral del Circuito de Cali, por


fallo del 20 de agosto de 2019 (f.° 76 a 78 CD, ibidem),
dispuso:

PRIMERO: ORDENAR a la Administradora Colombiana de


Pensiones Colpensiones, en favor del señor Guillermo Restrepo
Mejía el reconocimiento y pago de los intereses moratorios
causados, a partir del 4 de septiembre de 2012, por mora en el
pago de mesadas pensionales a su cargo, a la tasa máxima de
interés vigente al momento en que se efectué el pago, conforme a
la parte considerativa, hasta el día 30 de septiembre de 2015,
fecha en que ingresó en nómina y se pagó el respectivo retroactivo
pensional.

SEGUNDO: Condenar en costas a la parte demandada


Colpensiones, tásense como agencias en derecho la suma de 2
salarios mínimos legales mensuales vigentes.

TERCERO: Envíese el expediente al superior para que se surta el


grado jurisdiccional por ser adverso a Colpensiones.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Cali, en el grado jurisdiccional de consulta, a
través de providencia del 20 de noviembre de 2019 (f.° 31 CD
y 37 acta, cuaderno del Tribunal), resolvió:

PRIMERO: REVOCAR la sentencia condenatoria consultada,


para en su lugar, declarar probada la excepción de compensación
entre lo debido a título de intereses moratorios por Colpensiones
al señor Guillermo Restrepo Mejía, en cuantía de $ 103.122.493
y lo debido por el demandante a la entidad demandada
Colpensiones en cuantía de $ 226.588.522, conforme a las
Resoluciones n.° 16098 del 12 de octubre de 2005, VPB 13427
del 16 de febrero de 2015 y GNR 253388 del 20 de agosto de
2015, por las razones expuestas en la parte considerativa de esta
providencia.

Infórmese de esta situación a la directora de prestaciones


económicas y a la directora de cartera de Colpensiones, a efecto
de que sea tenida en cuenta dentro del proceso de cobro coactivo
que contra el pensionado se adelante.

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SEGUNDO: COSTAS en primera instancia a cargo del


demandante y en favor de Colpensiones, las que serán tasadas
por la a quo. SIN COSTAS en esta instancia por el grado
jurisdiccional de consulta.

En lo que interesa al recurso extraordinario, manifestó


que en el expediente se encontraban acreditados los
siguientes supuestos fácticos:

1. El ISS inicialmente reconoció pensión de vejez al actor, a través


de Resolución n.° 16098 del 12 de octubre de 2005 (f.° 54,
cuaderno del Juzgado), al considerar que acreditaba los
requisitos del artículo 12 del Acuerdo 049 de 1990.

2. Dicho acto administrativo fue revocado por Resolución n.°


19595 del 30 de noviembre del 2007, al verificar […] que el
derecho pensional se había reconocido en forma errónea por
periodos de cotización que no correspondían al afiliado
demandante, sino a un homónimo (f.° 54, ibidem), siendo
suspendido su pago desde esa calenda, 30 de noviembre del
2007.

3. El ISS, a través de Resolución n.° 7889 de 30 de julio del 2010,


retiró definitivamente de nómina de pensionados al demandante
y le ordenó el reintegro de los dineros pagados y no debidos en la
suma de $221.190.071, compulsando copias del acto
administrativo a la dirección jurídica seccional y al departamento
financiero del Seguro Social para lo de su competencia. Contra
dicha decisión no se interpuso recurso alguno quedando en
firme, según constancia de ejecutoria del 22 de septiembre del
2010 (f.° 54, ibidem).

4. Posteriormente, Colpensiones, mediante Resolución n.° GNR


233219 del 13 de septiembre del 2013, (f.° 54, ibidem), [negó] la
pensión de vejez al actor al considerar que no acreditaba los
requisitos del artículo 12 del Acuerdo 049 de 1990, decisión
revocada en apelación por Resolución n.° VPN 13427 del 16 de
febrero del 2015 (f.° 23 a 27, ibidem), en el sentido de reconocer
la prestación de vejez, a partir del 3 de mayo del 2009 en cuantía
de $1.024.985 (f.°25, ibidem), considerando el término de
prescripción de tres años al haberse efectuado la reclamación el
3 de mayo del 2012 (f.° 23, ibidem), liquidándose un retroactivo
de $77.244.202 por mesadas ordinarias y $13.165.026 por
adicionales para un total de $90.409.228, menos los descuentos
por salud que serían ingresado en nómina de marzo que se
paga[ba] en abril del 2015 (f.° 27, ibidem).

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En este último acto administrativo se reiteró lo relativo a la


pensión de vejez reconocida al actor de forma errada desde
Resolución n.° 16098 del 12 de octubre de 2005 y en
consecuencia, se le solicit[ó] el reintegro de las mesadas cobradas
y no debidas entre el 3 de agosto de 2000 y 30 de agosto de 2007,
en $226.588.522, requiriéndolo para que consignara esa suma
dentro de los 15 días siguientes, so pena de iniciarse el respectivo
cobro coactivo (f.° 25 a 26, ibidem).

5. Por Resolución n.° GNR 253388 del 20 de agosto de 2015 (f.°


29 a 33, ibidem), reconoció el pago de un retroactivo de la pensión
en favor del demandante, a partir del 3 de agosto de 2001,
estableciendo como mesada inicial $635.432 y liquidando un
retroactivo de $76.090.550, por mesadas ordinarias y
$12.100.011 por adicionales, por un total de $88.191.561 al 2 de
mayo de 2009, menos los descuentos de salud que serían
ingresados en nómina de septiembre, que se paga[ban] en
octubre de 2005 (f.° 32 vuelta, ibidem), acto administrativo en el
que se reitera lo concerniente al cobro coactivo de los dineros
girados y no debidos al actor en la suma de $ 226.588.522 […].

6. […] Según información remitida por las directoras de cartera y


de prestaciones económicas de Colpensiones (f.° 14 y 18,
cuaderno del Tribunal), se pudo constatar que el demandante no
ha efectuado devolución o reintegro alguno de los dineros de las
mesadas pensionales recibidas erróneamente […] respecto de lo
cual sólo a través del Radicado 2019_13272943 del 1° de octubre
de 2019, la subdirección 5 de determinación de derechos trasladó
a la dirección de cartera, la Resolución n.° GNR 253388 del 20
de agosto de 2015, a efecto de que se adelantaran las acciones
tendientes a recuperar dicho dinero.

Precisado lo anterior, procedió al estudio de la decisión


consultada, para lo cual abordó las siguientes materias:

i) Intereses moratorios del artículo 141 de la Ley 100


de 1993.

Memoró, que tal concepto se causa por el pago tardío


del derecho pensional y por la inobservancia de las
obligaciones legales relacionadas con el reconocimiento. Por
tanto, consideró que la violación de los límites temporales en
la concesión del mismo se traducía en una situación de mora,

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sin consideración a circunstancias subjetivas de cualquier


género como la buena o mala fe.

En el caso de autos, encontró que la primera solicitud


se elevó el 3 de agosto del 2004 (f.° 54, cuaderno del
Juzgado), fecha para la cual el afiliado ya reunía los
requisitos mínimos de edad y semanas de cotización, como
se admitió en la Resolución n.° GNR 253388 del 20 de agosto
del 2015 (f.° 29, ibidem), que otorgó la pensión de vejez con
disfrute, a partir del 3 de agosto del 2001. En ese orden,
consideró el período de gracia de cuatro meses, previsto en el
artículo 9.° de la Ley 797 del 2003 y aseveró que procedía el
pago de los intereses aludidos, desde el 4 de diciembre del
2004.

Sin embargo, como el a quo dispuso como fecha de


causación de tal rubro, el 4 de septiembre del 2012, por una
reclamación del 3 de mayo de ese año (f.° 23, ibidem), no
modificó tal data, al ser más favorable y estudiarse el asunto
en virtud del grado jurisdiccional de consulta.

Pese a ello, aclaró que este concepto se causa sobre dos


retroactivos pensionales reconocidos en momentos disímiles,
los cuales detalló así:

Documento Retroactivo Total Inclusión en


retroactivo nómina
Resolución n.° GNR 3 de agosto de $88.190.561 Septiembre del
253388 del 2015 (f.° 2001 al 2 de mayo 2015 (f.° 35,
32, ibidem) de 2009 ibidem).
Resolución n.° VPB 3 de mayo de $90.409.228 Marzo de 2015
13427 de 2015 (f.° 2009 al 28 de (f.° 34, ibidem).
27, ibidem) febrero de 2015

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Lo previo, implicaba la existencia de dos fechas para la


liquidación de los intereses moratorios, una el 31 de marzo
de 2015 y otra el 30 de septiembre siguiente.

ii) Medio exceptivo de prescripción.

En cuanto a este medio exceptivo que propuso la


accionada (f.° 51 a 63, ibidem), argumentó que los
retroactivos respecto de los que se pretenden los intereses
moratorios, se reconocieron en actos administrativos
notificados el 12 de marzo del 2015 y 31 de agosto de dicho
año (f.° 22 a 28, ibidem), la reclamación de intereses
moratorios se presentó el 24 de julio de ese año (f.° 36 a 41,
ibidem), se atendió tal solicitud en decisión informada el 31
de agosto del 2015 (f.° 29 a 33, ibidem) y la demanda se
radicó el 18 de abril de 2017 (f.° 7, ibidem), esto es, dentro de
los tres años previstos por ley. En ese orden, conforme al
artículo 151 del CPTSS, no operó la figura aludida.

iii) Excepción de compensación.

Indicó, que dicho mecanismo de defensa se formuló


oportunamente por la convocada a juicio al contestar el libelo
gestor y lo reiteró en sus alegatos de conclusión, así como
también fue expuesto por el Ministerio Público, por lo que
extrañó que el Juez singular no lo hubiera estudiado. Por
tanto, procedió a su análisis, máxime que conocía del asunto
en virtud del grado de consulta a favor de Colpensiones (CSJ
STL4126-2013).

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Para ello, reprodujo los artículos 1714, 1715 y 1716 del


Código Civil, 306 del CPC y la providencia CSJ SL1982-2019,
con apoyo en lo cual aseveró que:

[…] la compensación es un modo de extinguir las obligaciones de


quienes son deudores y cuyas deudas sean en dinero o de cosas
fungibles o indeterminadas, de igual género, calidades líquidas y
actualmente exigible. Entonces […] es un medio de extinción de
las obligaciones recíprocas en donde se releva a los deudores el
cumplimiento efectivo de las mismas hasta la concurrencia de la
menor de ellas, de modo que sólo deba cumplirse con el
excedente de la deuda.

Por consiguiente, reiteró que para que operara dicha


institución, debían existir obligaciones recíprocas entre las
partes y que haya sido propuesta como excepción por quien
pretendía beneficiarse de ella, lo cual se acreditó en el
examine, pues: i) el señor Guillermo Restrepo Mejía no había
cancelado total, ni parcialmente a Colpensiones la suma de
$226.588.522 adeudada por concepto de mesadas cobradas
y no debidas entre el 3 de agosto del 2010 y el 30 de octubre
del 2007 y, ii) se presentó tal medio exceptivo por la
demandada como por la Procuraduría, razón por la cual lo
declaró probado.

iv) Liquidación de intereses moratorios.

Efectuó el cálculo sobre cada uno de los retroactivos, de


la siguiente manera:

1. Resolución n.° VPB 13427 del 16 de febrero del 2015.

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En tal documental se previó un monto de $90.409.228,


del 3 de mayo de 2009 al 28 de febrero del 2015 (f.° 27,
ibidem), con una tasa de interés del 19.21 % anual, para el
trimestre de enero a marzo de 2015, lo cual liquidó por el
período comprendido entre el 4 de septiembre de 2012 y el
31 de marzo de 2015 y arrojó la suma de $41.138.223.

2. Resolución n.° GNR 253388 del 20 de agosto del 2015

En este caso, era un valor de $88.190.561 del 3 de


agosto del 2011 al 2 de mayo del 2009, con una tasa de
interés del 19.26 % anual, para el trimestre de julio a
septiembre del 2015, que liquidó por el período comprendido
entre el 4 de septiembre de 2012 y el 30 de septiembre del
2015 y obtuvo la estimación de $61.984.270.

Todo lo anterior arrojó un total de $103.122.493, que


obtuvo así:

Valor parcial de Valor parcial del Total


retroactivo 1 retroactivo 2
$ 41.138.223 $61.984.270 $103.122.493

Por consiguiente, adicionó la providencia consultada en


tal sentido, conforme artículo 307 del CPC, modificado por el
283 del CGP y precisó que tales cifras las tendría en cuenta
cuando empleara la excepción de compensación.

En este punto enfatizó que, de conformidad con los


principios de solidaridad y sostenibilidad financiera previstos
en la Ley 100 de 1993 y en el AL 01 de 2005, así como la

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excepción de compensación, de la suma adeudada por


intereses moratorios, correspondía deducir lo debido por el
accionante a la demandada por $226.588.522 y tal situación
se informaría a las directoras de prestaciones económicas y
pensiones, a efectos del proceso coactivo que se adelantaban.

Finalmente, transcribió el artículo 2513 del CC,


adicionado por el 2.° de la Ley 791 de 2002, así como el 286
del CGP, con soporte en los que confirmó que la prescripción
que alegó el demandante en dicha audiencia era
extemporánea, ya que quien pretenda beneficiarse de ella,
bien sea «la prescripción adquisitiva o de la extintiva, debe
alegarla por ser una figura jurídica que no puede ser
reconocida de oficio, ello dentro de las oportunidades que tiene
para postular sus acusaciones y defensa [en] la demanda
inicial o [en] la reforma […]».

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por el convocante a juicio, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende que la Sala «case parcialmente» la sentencia


impugnada, para que, en sede instancia, confirme
íntegramente la providencia del a quo (f.° 10, cuaderno de la
Corte digital).

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Con tal propósito, formula dos cargos, por la causal


primera de casación, los cuales fueron replicados
conjuntamente y se estudian a continuación.

VI. CARGO PRIMERO

Acusa la providencia atacada de violar directamente, en


la modalidad de infracción directa el «aparte final del numeral
2.° del artículo 136 del Código Contencioso Administrativo
vigente para la época del litigio», que llevó a aplicar
indebidamente:

[…] los artículos 769 del CC, 83 de la CN y los preceptos 467,


468, 469, 470, 471 y 476 del CST, en relación con los artículos
1°, 17 y 36 de la Ley 6ª de 1945, 14, 27 y 36 del Decreto 3135 de
1968, 68, 80 y 92 del Decreto 1848 de 1969, 1° a 4° de la Ley 33
de 1973, 3° a 11 de la Ley 71 de 1988, 46, 47 y 288 de la Ley 100
de 1993, 1°, 2°, 13, 25, 29, 48, 53, 84 y 229 de la CN.

En el desarrollo de la denuncia, reproduce los


supuestos fácticos del caso y manifiesta que el Colegiado dejó
de aplicar el artículo 136 del «CCA», según el cual no hay
derecho a recobrar lo percibido de buena fe por los
particulares y de haberse acudido a ella, se hubiere advertido
que no se podía compensar o deducir suma alguna de las
mesadas otorgadas por Resolución n.° 16098 del 12 de
octubre de 2005, de cara a los intereses de mora. De dicha
disposición, transcribe la decisión CC C1049-2004, por la
cual se declaró su exequibilidad y en la que se exaltó la
facultad del Estado de demandar en cualquier tiempo el acto
administrativo que reconoce prestaciones.

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También, hace alusión al literal c), numeral 1.° del


artículo 164 «del CPACA», que en su concepto debe leerse en
armonía con el 83 Superior, sobre la buena fe como principio
general del derecho y que gobierna las relaciones entre la
administración pública y los ciudadanos, como se afirmó en
providencias CC C496-1997 y CC C131-2004, de las que
transcribe lo pertinente.

Exalta, que tal posición no ha sido ajena a esta


Corporación, pues ha defendido que no hay lugar a la
restitución de dineros percibidos de buena fe, cuando se
trata de prestaciones periódicas, como la pensión, que en
efecto se instruyó en sentencias CSJ SL, 25 oct. 2005, rad.
26279, CSJ SL, 9 sep. 2008, rad. 31989, CSJ SL, 10 abr.
2013, rad. 55500, CSJ SL703-2013, CSJ SL7107-2015, CSJ
SL4489-2018 y CSJ SL232-2019. Empero, expuso que se ha
hecho una salvedad respecto:

[…] a la devolución de saldos o de las cotizaciones, al ordenarse


el reconocimiento del derecho principal, procede su
compensación o restitución, pues estos recursos son el soporte
financiero de la prestación pensional. [...] Es decir, cuando la
suma pagada previo al reconocimiento de la prestación pensional
es una devolución de saldos o indemnización de la pensión, que
compren (sic) el monto de los aportes destinados a la financiación
de la pensión, estos si deben ser reintegrados o compensados.

En ese orden, considera que el Tribunal omitió aplicar


las normas referidas, con lo cual vulneró la buena fe, al
ordenar una deducción sin atender que tal presunción no
había sido derrotada. Por tanto, si el pago de la prestación en
los años 2005 y 2007 ocurrió por un error de la accionada,
lo que no es objeto de disputa y no se controvirtió su buena

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fe, no podría deducirse los rubros supuestamente debidos


respecto de los intereses de mora (f.° 11 a 15, ibidem).

VII. RÉPLICA

Aduce, que los cargos presentan las siguientes falencias


técnicas: i) carecen de soporte argumentativo, pues se limitó
a realizar acusaciones a la decisión, sin demostrar el yerro
protuberante en la interpretación de la ley; ii) imprime
argumentos por las dos vías y, iii) no se expone un error
protuberante que permita derruir la presunción de legalidad
y acierto de la que goza la sentencia, por lo que se asemeja a
un alegato de instancia.

En todo caso, manifiesta que con el AL 01 de 2005 se


introdujo el principio de sostenibilidad financiera de carácter
constitucional, que debía aplicarse en las providencias
judiciales. Por tanto, como el accionante tenía una deuda con
el sistema general de pensiones de $226.588.522, debido a
que tal suma se giró de manera irregular ante un
reconocimiento pensional, eran objeto de recuperación para
garantizar los recursos y la estabilidad económica.

Rememora los elementos típicos de la compensación,


previstos en el artículo 1715 del CC, así como su concepto y
precisa que para que opere dicho mecanismo debe existir un
documento con una obligación clara, expresa y exigible a su
favor y a cargo del pensionado, como ocurre en el sub lite (f.°

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27 a 31, ibidem).

VIII. CONSIDERACIONES

La Sala no le otorga razón al opositor en los errores de


técnica que menciona conjuntamente a las dos denuncias,
en cuanto a que se acude simultáneamente a argumentos
jurídicos y fácticos, pues de una lectura sencilla del cargo no
se avizora cuestionamiento alguno frente al eventual análisis
errado o falta de este de los elementos de convicción, ni
reprocha las conclusiones fácticas. Por el contrario, pese a
que consideró oportuno rememorar los hechos del caso, no
lo hizo para atacarlos, sino para contextualizar, pues aseveró
que «no es objeto de disección el marco fáctico de la presente
acción, empero dada la compleja realidad de este asunto
conviene sintetizar el mismo, acorde con la realidad del fallo
de segundo grado». Así las cosas, es claro que el fundamento
de la imputación es estrictamente de derecho.

En cuanto al alcance de la impugnación, observa la Sala


que el censor por un lapsus solicitó la casación parcial de la
providencia de segundo grado, como quiera que, de una
lectura integral de los argumentos, claramente se logra
percibir que pretende la casación total, pues el Colegiado
revocó íntegramente la decisión inicial y declaró próspera la
excepción de compensación; elemento atacado en el segundo
cargo.

Ahora, si bien es cierto se incurrió en la imprecisión de


aducir a la infracción directa del numeral 2.° del artículo 136

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del CCA, que llevó a la «aplicación indebida» del artículo 769


CC, también lo es que se percibe que lo pretendido era alegar
de ésta última disposición, el submotivo de vulneración
inicialmente aludido, como quiera que arguyó que «el
Tribunal en la sentencia objeto de examen omitió la aplicación
de la norma citada, lo que vulner[ó] la presunción de buena fe»,
lo cual es apropiado, pues el Colegiado no estudió dicho
precepto.

Pese a que tales falencias son superables y la Sala logra


comprender lo pretendido por el recurrente, en el sentido que
se determine si el Colegiado infringió directamente el
numeral 2.° del artículo 136 del CCA, pues desconoció que
los montos percibidos de buena fe no se pueden cobrar, hasta
que esta condición se hubiese controvertido, esta Corte
encuentra otro yerro de tal magnitud que, pese al esfuerzo de
flexibilización, hacen inviable el estudio de la denuncia, como
se pasa a analizar:

El Colegiado no pudo incurrir en la modalidad de


vulneración acusada, porque para ello la normativa atacada
debía ser la llamada a disciplinar la situación sustantiva que
se analiza (CSJ SL2835-2015), lo que no ocurre en el caso ya
que aquella reglamenta la caducidad de las acciones cuando
se trata de la acción de nulidad de un acto particular, lo cual
no compete al examine.

En concreto, dispone el numeral 2.° del artículo 136


denunciado, que:

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CADUCIDAD DE LAS ACCIONES.

[…]

2. La de restablecimiento del derecho caducará al cabo de cuatro


(4) meses, contados a partir del día siguiente al de la publicación,
notificación, comunicación o ejecución del acto, según el caso.
Sin embargo, los actos que reconozcan prestaciones periódicas
podrán demandarse en cualquier tiempo por la administración o
por los interesados, pero no habrá lugar a recuperar las
prestaciones pagadas a particulares de buena fe.

En esa medida, el último aparte de dicha disposición


efectivamente prevé que no habrá lugar a la devolución de los
montos pagados de buena fe, lo cual se da cuando se
demanda el acto que reconozcan prestaciones periódicas. No
obstante, como se dijo previamente, dicho escenario no
corresponde al sub lite, pues exclusivamente fue objeto de
disputa en sede judicial la procedencia de los intereses
moratorios y de la excepción de compensación, propuesta por
la convocada a juicio como un mecanismo de protección a la
pretensión principal referente a la mora aludida y
Colpensiones no presentó demanda de reconvención cuyo
pedimento fuera la nulidad de la decisión y el reintegro de
dicho monto, bajo lo cual sería viable acudir a tal disposición.

Además, tal precepto tiene un componente probatorio,


según el cual quien demanda el acto administrativo, tiene la
carga de desvirtuar la presunción de buena fe que cobija al
pensionado. No obstante, como en el examine no se planteó
el litigio en tales términos, los argumentos de defensa de la
accionada no se enfocaron a acreditar una conducta
desprovista de buena fe por parte del particular. Por tanto,
mal podría exigírsele al Colegiado aplicar dicha norma, pues

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Radicación n.° 87588

atentaría contra los principios de necesidad de la prueba, así


como los derechos de debido proceso, contradicción y
defensa

Con todo, como la censura afirma que el Juez de


apelaciones quebrantó la buena fe al ordenar la «deducción»
de las sumas canceladas erróneamente, sin que tal
presunción se derribara como lo exige la disposición, la Sala
considera importante precisar -además, que lo ordenado por
el ad quem no se trata de un descuento per se, sino de una
compensación- lo siguiente:

El artículo 136 mencionado tiene una regla general que


permite demandar los actos administrativos de carácter
particular bajo el medio de control de nulidad y
restablecimiento del derecho, dentro del término de cuatro
meses, a partir de la publicación, notificación, comunicación
o ejecución del acto, según el caso y prevé una excepción, en
cuanto a que «los actos que reconozcan prestaciones
periódicas podrán demandarse en cualquier tiempo por la
administración o por los interesados, pero no habrá lugar a
recuperar las prestaciones pagadas a particulares de buena
fe».

Tales potestades deben analizarse en armonía con el 19


de la Ley 797 de 2003, que faculta a quienes respondan por
el pago o reconozcan prestaciones económicas con cargo a
los recursos del erario, para que revoquen directamente los
actos administrativos sin necesidad de autorización del
particular, si se reconocieron de manera irregular.

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Radicación n.° 87588

Esta última norma fue estudiada por la Corte


Constitucional en sentencia CC SU182-2019, oportunidad
en la que el máximo órgano de cierre de la jurisdicción
constitucional analizó el principio de buena fe, todo dentro
del marco de la revocatoria directa de actos administrativos
que otorgaron prestaciones económicas periódicas de
irregularmente, como en el sub lite; claridades que resulta
pertinente extrapolar cuando se trata de analizar el inciso 2.°
del artículo 136 del CCA atacado, pues permite determinar
si, efectivamente, en el contexto pertinente el actuar del
particular se dio de buena fe.

En efecto, en tal providencia se aseveró lo siguiente:

4.1. La Sentencia C-835 de 2003 no supeditó la procedencia


de la revocatoria directa al proceso penal

Al revisar la constitucionalidad del mecanismo de revocatoria


directa para pensiones obtenidas irregularmente, la Sala Plena
sostuvo que no cualquier sospecha habilita este recurso
extraordinario de control; sino que debe tratarse de unos
“motivos reales, objetivos, trascendentes, y desde luego,
verificables”. Con ello, blindó al trabajador de decisiones
arbitrarias o desproporcionadas por parte de las administradoras
de pensión que -como ya se reseñó en algunos casos- pusieron
en riesgo derechos adquiridos por la simple sospecha de fraude,
o por meras divergencias en la interpretación de las normas.

Por esta razón la Sentencia C-835 de 2003 (MP. Jaime Araujo


Rentería) declaró la exequibilidad condicionada del artículo 19 de
la ley 797 de 2003, “en el entendido que el incumplimiento de los
requisitos o que el reconocimiento se hizo con base en
documentación falsa, se refiere siempre a conductas que estén
tipificadas como delito por la ley penal”. Pero allí mismo precisó
que “basta con la tipificación de la conducta como delito, para
que la administración pueda revocar, aunque no se den los otros
elementos de la responsabilidad penal”

De ahí que los supuestos que trae el artículo 19 de la Ley 797 de


2003 deben entenderse como el resultado de conductas u

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Radicación n.° 87588

omisiones especialmente graves, al punto que pudieran


enmarcarse en algún tipo penal; y no simplemente tratarse de
discrepancias jurídicas, o inconsistencias menores en el
cumplimiento de los requisitos. Esto supone un estándar alto de
prueba a cargo de la administración, pero no implica una suerte
de prejudicialidad, que restrinja el mecanismo de revocatoria a la
espera que se produzca una sentencia penal condenatoria. Lo
que la Corte exigió a través de la sentencia C-835 de 2003 es un
comportamiento lo suficientemente grave como para ser
enmarcado en algún tipo delictivo, aunque la conducta no sea
finalmente sancionada en un juicio penal. La condena criminal
es la máxima prueba a la que puede aspirar la administración
para desvirtuar la buena fe de una persona; si bien es suficiente,
tan alto grado de convencimiento no es necesario para habilitar
el instrumento de la revocatoria directa.

[….]

4.2. El ordenamiento penal castiga a quien se aprovecha de


un error ajeno para obtener un beneficio personal

Contrario a lo que sostuvieron varios de los afiliados involucrados


en este expediente, el solo hecho de apropiarse conscientemente,
de dineros o bienes ajenos, que por error o negligencia hayan sido
entregados, es una conducta grave que puede entrar en la órbita
del derecho penal. Más específicamente, del delito de
aprovechamiento de error ajeno o caso fortuito, definido en los
siguientes términos:

“Artículo 252. Aprovechamiento de error ajeno o caso fortuito. El


que se apropie de bien que pertenezca a otro y en cuya posesión
hubiere entrado por error ajeno o caso fortuito, incurrirá en
prisión de uno (1) a tres (3) años // La pena será de prisión de
uno (1) a dos (2) años cuando la cuantía no exceda de diez (10)
salarios mínimos legales mensuales vigentes”.

Esta conducta integra el Título VII del Código Penal, que


consagra los delitos contra el patrimonio económico. Si bien no
hay mayores desarrollos doctrinarios sobre este tipo, es claro que
el Legislador busca castigar a quien se apropia de un bien, que
por error ajeno o por el azar entró en su posesión. La descripción
típica no se concentra en las conductas que pudieron haber
ocasionado el error, pues para eso existen otros tipos penales,
sino que castiga el mero hecho de aprovecharse del infortunio
ajeno.

Hay un precedente relevante de la Sala de Casación Penal de la


Corte Suprema de Justicia al respecto. Es el caso de una persona
que fue denunciada por la compañía de seguros Positiva. Según
la Empresa, por error consignó en favor de aquel la suma de
$45.779.213, como pago de retroactivo de pensión, pese a que
dicha suma no le era adeudada. Pese a aceptar que el dinero no

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le correspondía, el acusado se apropió del mismo, negándose a


devolverlo. Esta situación, en la que era claro que el acusado no
realizó ninguna maniobra ilegal para apropiarse del dinero, sino
que éste llegó a su cuenta por un error de la Compañía, la Corte
Suprema hizo las siguientes consideraciones sobre los elementos
definitorios del delito de aprovechamiento:

“Como claramente se aprecia, el verbo rector que delimita el


núcleo de la conducta, remite a la “apropiación” de algo “en cuya
posesión”, se hubiese entrado por error ajeno o caso fortuito //
Lo destacado en negrillas obedece a que la conducta punible no
existe o comienza a materializarse si, de un lado, no se ha dado
la efectiva posesión del bien; y, del otro, si esa posesión no deriva
en consecuente apropiación, entendida como la tenencia con
ánimo de señor y dueño // Huelga resaltar que si bien, el tipo
penal obliga acudir al error ajeno o caso fortuito, estas
circunstancias por sí mismas son ajenas al delito, o mejor, no
hacen parte del iter criminis, como quiera que sin la efectiva
posesión y subsecuente apropiación, apenas se estiman
irregularidades ajenas al derecho penal y sin ninguna
trascendencia dentro del mismo // El delito, por esencia doloso,
solo comienza a ejecutarse cuando la persona entra en posesión
del dinero, para el caso, y decide apropiarse del mismo”

Ahora bien, es menester aclarar que nadie puede ser acusado


penalmente por el simple hecho de recibir un dinero o un bien
que no le corresponde. Nadie está en la posibilidad de conocer,
ni mucho menos evitar, que una entidad cometa un error a su
favor, sobre todo cuando la falla es imperceptible al ciudadano
común. Lo que censura el ordenamiento penal es que, una vez
conocido o informado de la irregularidad, la persona pretenda
apropiárselo

[…]

124. Para terminar este acápite, es importante señalar que


cuando una persona, además de apropiarse de una prestación o
consignación equivocada, realiza acciones adicionales para
mantener en error a la administración, la conducta típica puede
escalar al campo de la estafa. Esto fue lo que ocurrió justamente
en la Sentencia SU-240 de 2015 (MP. Martha Victoria Sáchica).
En aquella ocasión, la Sala Plena conoció el proceso contra la
cónyuge superviviente que se aprovechó del error de la
administración que liquidó la pensión de su difunto esposo como
si fuese un Congresista, a pesar de que el mismo era un auxiliar
administrativo. Tal error significó un incremento de casi 10 veces
en la mesada pensional, frente a lo cual era difícil alegar la buena
fe o el desconocimiento:

“Pues bien, el Tribunal interpretó la citada disposición en el


sentido de que incluso en aquellos supuestos en los cuales la
administración motuo propio había incurrido en un error de

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Radicación n.° 87588

hecho, es decir, no se le había inducido al mismo, y terminaba


reconocido indebidamente un derecho, dicho acto era
considerado ilegal, si el beneficiado guardaba silencio; tanto más
y en cuanto el equívoco era manifiesto // Así las cosas, la
interpretación acordada por los falladores al segundo inciso del
artículo 73 del C.C.A. es perfectamente acorde con la
Constitución, por cuanto: (i) se encamina a proteger de manera
inmediata al erario público, en tanto que bien jurídico
constitucionalmente amparado; (ii) evita que la administración
tenga que acudir a la justicia en acción de lesividad, y en el
entretanto, pagar lo no debido; y (iii) sanciona al ciudadano que
de manera consciente se aprovecha de un error manifiesto de la
administración pública”.

Es claro entonces que el derecho penal castiga no solo a quien


realiza maniobras fraudulentas o aporta documentos falsos para
hacerse a una pensión, sino que también cuestiona a aquel que
se aprovecha del error o el infortunio ajeno. Tal comportamiento,
en determinadas condiciones y según su gravedad, entra en la
órbita del derecho penal y, por ende, también puede ser
enfrentado a través del mecanismo de la revocatoria directa.

4.3. Quien se aprovecha del error ajeno o incumple su deber


de buena fe, actúa en contravía de la Constitución, y no
merece protección sobre los derechos así adquiridos

[….]

[…] se tiene el principio general de la buena fe, que el artículo 83


Superior elevó a rango constitucional y consagró como un deber.
Según este, “las actuaciones de los particulares y de las
autoridades públicas deberán ceñirse a los postulados de la
buena fe, la cual se presumirá en todas las gestiones que aquellos
adelanten ante éstas”. En su acepción más simple, la buena fe
equivale a “obrar con lealtad, rectitud y honestidad, es la que se
exige normalmente a las personas en todas sus actuaciones”.

La buena fe no solo se reclama a las autoridades públicas,


imponiéndoles la obligación de abstenerse de modificar
abruptamente sus decisiones, sino que también se predica de los
particulares. Esta busca materializar la confianza mutua, lo cual
exige una disposición respetuosa y leal de ambas partes:

[….]
Es por lo anterior que frente a una circunstancia de ostensible
ilegalidad, la Corte ha defendido que “la aplicación del principio
de buena fe deberá operar es en beneficio de la administración
para proteger el interés público, pues en este caso la actuación
fraudulenta con la que se dio origen o desarrollo a la actuación
de la administración rompe la confianza legítima que sustenta la
presunción de legalidad del acto expedido bajo tales
circunstancias.

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[…]

En conclusión, la revocatoria unilateral de un acto de


reconocimiento pensional se habilita ante un comportamiento lo
suficientemente grave como para ser enmarcado en algún tipo
delictivo, sin que sea necesario demostrar la responsabilidad
penal a través de una sentencia condenatoria. Tampoco hace
falta que el afiliado sea el que haya concertado o inducido en
error a la administración, pues el ordenamiento jurídico también
sanciona a quien se aprovecha de estos escenarios. El
cumplimiento de las normas es un presupuesto básico del Estado
social y democrático de derecho. Actuar con rectitud y
honestidad es una exigencia que se deriva del principio general
de la buena fe y que permite crear un ambiente de confianza
mutuo, imprescindible para el buen funcionamiento de la
sociedad (subrayado añadido) (negrillas del original).

En ese orden, siguiendo la jurisprudencia en cita, es


claro que nadie está en la posibilidad de evitar que una
entidad, como sería el caso de Colpensiones, incurra en error
a su favor, máxime cuando éste no resulta sencillo identificar
para el afiliado. Sin embargo, lo que reprueba el
ordenamiento jurídico, es que una vez conocida la
irregularidad, el ciudadano pretenda ignorar el yerro y sacar
provecho propio de un infortunio ajeno, pues en este
escenario se está apropiando conscientemente de dineros
improcedentes y bajo ninguna perspectiva tal actuar, dentro
del cual se enmarca el del demandante atendiendo a los
hechos acreditados por el Tribunal, puede considerarse como
de buena fe.

Así las cosas, por lo expuesto, el cargo no sale avante.

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IX. CARGO SEGUNDO

Se denuncia el proveído de segundo grado de violar


directamente, en la modalidad de aplicación indebida de:

[…] los artículos 1625, 1746, 1714 y 1716 del Código Civil, con
relación a la aplicación del numeral 2° del artículo 136 del CPACA
(sic) y los artículos 769 del CC, 83 de la CN y los preceptos 467,
468, 469, 470, 471 y 476 del CST, en relación con los artículos
1°, 17 y 36 de la Ley 6 de 1945, 14, 27 y 36 del Decreto 3135 de
1968, 68, 80 y 92 del Decreto 1848 de 1969, 1.° a 4 de la Ley 33
de 1973, 3 a 11 de la Ley 71 de 1988, 46, 47 y 288 de la Ley 100
de 1993, 1.°, 2.°, 13, 25, 29, 48, 53, 84 y 229 de la CN Civil (sic),
14 y 19 del Código Sustantivo del Trabajo, 48 y 53 de la
Constitución Política.

En la fundamentación del cargo, sostiene que, de


conformidad con los artículos 1625, 1714 y 1716 del CC, la
compensación es un modo de extinguir las deudas y para su
configuración es necesaria la existencia simultánea de
compromisos recíprocos entre las partes. Por tanto, opera por
ministerio de la ley y sin conocimiento de los deudores,
incluso:

[…] ambas deudas se extinguen recíprocamente hasta la


concurrencia de sus valores, desde el momento que una y otra
reúnen las calidades siguientes:

1. Que sean ambas de dinero o de cosas fungibles o


indeterminadas de igual género y calidad.

2. Que ambas deudas sean líquidas y

3. Que ambas sean actualmente exigibles.

Recuerda, que dicho medio exceptivo se ha aplicado en


materia laboral cuando las sumas pagadas en exceso al
trabajador afectan al empleador, por ejemplo, en materia de

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despido injusto (CSJ SL7805-2016 y CSJ SL20195-2017),


compensar en la liquidación final los préstamos otorgados al
trabajador en vigencia del contrato (CSJ SL6794-2015), entre
otros escenarios. No obstante, el Juez de alzada erró al
emplearla en el examine, puesto que el «presupuesto […] de
ello es la condición de deudores recíprocos, lo que en este caso
no se aplica», pues no es viable considerarlo como deudor de
Colpensiones, ya que para ello tuvo que haber sido vencido
en juicio y demostrada la mala fe con la que obró (f.° 15 a 17,
ibidem).

X. CONSIDERACIONES

En cuanto a las falencias técnicas que la entidad


opositora exaltó de manera armónica frente a los dos cargos,
así como de la imprecisión del alcance de la impugnación, la
Corte se remitirá a lo dicho al iniciar la acusación primera,
para aseverar que son superables.

En ese orden, esta Corporación entiende que el


recurrente se duele de que el Juez de alzada aplicara
equivocadamente los artículos 1625, 1714, 1715 (citado su
contenido en el cargo, pese a que no hizo alusión expresa a
su identificación) y 1716 del CC, porque declaró próspera la
excepción de compensación, aunque las partes en litigio no
son deudores recíprocos.

Para atender lo anterior, es de memorar que la figura


jurídica analizada está regulada en los artículos 1625 y 1714
del Código Civil como un modo de extinguir las obligaciones

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y para su configuración el precepto 1716 de la misma


codificación exige que las dos personas sean deudoras una
de la otra o, en palabras de esta Corporación, «la existencia
simultánea de obligaciones recíprocas entre las partes en
conflicto» (CSJ SL4522-2020) y que dichos deberes, siguiendo
el mandato 1715 de tal disposición, reúnan las siguientes
calidades:

1.) Que sean ambas de dinero o de cosas fungibles o


indeterminadas de igual género y calidad.

2.) Que ambas deudas sean líquidas; y

3.) Que ambas sean actualmente exigibles.

Ahora, aunque tal institución es propia del derecho


civil, se ha permitido su aplicación en materia laboral con el
objeto de «mantener un equilibrio en el patrimonio de los
contendientes, cuando quiera que éstos resultan deudores y
acreedores entre sí», como se aseveró en sentencia CSJ
SL1982-2019 y CSJ SL4522-2020.

Al descender dichas nociones al caso de autos, la Sala


no encuentra error en la aplicación de las disposiciones a los
supuestos fácticos, habida cuenta que, además de que la
convocada a juicio formuló oportunamente dicha excepción
al contestar el libelo inicial (f.° 49 a 53, cuaderno del
Juzgado), entre el señor Guillermo Restrepo Mejía y
Colpensiones concurren conceptos económicos adeudados
mutuamente, como lo tuvo por probado el Tribunal, al
considerar que el demandante debe a la administradora
demandada la suma de $226.588.522 por retroactivo girado
pero no debido, pues correspondía a la liquidación de un

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homónimo y no a su realidad pensional y, por su parte,


Colpensiones grava un total de $103.122.493 por de
intereses moratorios, reconocidos en sede judicial.

Es de exaltar que tales aspectos y en especial el monto


que el accionante adeuda, no fueron controvertidos por el
recurrente, pues presentó las denuncias por la vía directa, lo
que implica total consentimiento con las conclusiones
fácticas a las que arribó el ad quem.

De esta manera, la existencia de deudas en dinero,


líquidas, exigibles y reciprocas entre el demandante y el
demandado, legitimó al Juez de alzada para declarar probado
el medio exceptivo analizado, sin que incurriera en yerro
alguno al emplear tales preceptos, pues les hizo generar los
efectos que correspondían.

No está de más indicar, que los intereses moratorios, de


manera independiente a la conducta de la entidad de
seguridad social, «tratan simplemente del resarcimiento
económico encaminado a aminorar los efectos adversos que
produce al acreedor la mora del deudor en el cumplimiento de
las obligaciones. Es decir, tiene carácter resarcitorio y no
sancionatorio» (CSJ SL10728-2016).

Por tanto, teniendo en cuenta que el accionante gozó de


un retroactivo y mesadas pensionales que no le
correspondían hasta el 30 de noviembre de 2007 (cuando se
expidió la Resolución n.° 19595 que revocó la prestación
inicial), esto es, con posterioridad al 3 de agosto de 2001,

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fecha a partir de la cual se otorgó el retroactivo del derecho


que en realidad le incumbía (Acto Administrativo n.° GNR
253388 del 20 de agosto de 2015), no sería acertado afirmar
que existió un perjuicio económico que resarcir a través de
esta institución.

Ahora, como quiera que no fueron atacados en esta sede


la decisión del Tribunal sobre la procedencia de la condena
por intereses moratorios, así como tampoco el valor del
retroactivo que el accionante adeudaba, deben mantenerse
incólumes.

Por consiguiente, para la Corporación la prosperidad de


la excepción de compensación, además de ser factible
jurídicamente en el sub lite por los motivos expuestos
previamente, resulta ser una solución válida y armónica para
definir las deudas mutuas que presentan las partes, ante la
declaratoria de los intereses moratorios en favor del actor, así
como para proteger el erario, pues podría generarse un
perjuicio irremediable a las finanzas del Estado que se
requieren para garantizar los derechos de seguridad social de
los colombianos; máxime que el Colegiado conoció del asunto
en el grado jurisdiccional del consulta a favor de
Colpensiones.

En consecuencia, el cargo no es próspero.

Costas en el recurso extraordinario a cargo de la parte


recurrente. Como agencias en derecho, se fija la suma de
$4.400.000, que se incluirán en la liquidación que el Juez de

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primera instancia haga, con arreglo a lo dispuesto en el


artículo 366 del Código General del Proceso.

XI. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la
sentencia proferida por Sala Laboral del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Cali, el veinte (20) de noviembre de
dos mil diecinueve (2019), dentro del proceso ordinario
laboral seguido por GUILLERMO RESTREPO MEJÍA contra
la ADMINISTRADORA COLOMBIANA DE PENSIONES -
COLPENSIONES.

Costas, como se dijo en la parte motiva.

Cópiese, notifíquese, publíquese, cúmplase y


devuélvase el expediente al Tribunal de origen.

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