Bibliapopular12 Esdrasnehemiasester

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JOHN F.

BRUG
La
BIBLIA
Popular

Esdras
Rut

Nehemías
1 Samuel

Ester
2 Samuel

1 Reyes

2 Reyes

1 Crónicas

2 Crónicas

Esdras

Nehemías

Ester

Job

Salmos

John F. Brug
La Biblia Popular

ROLAND CAP EHLKE


Editor General y Editor del Manuscrito

JOHN C. JESKE
Editor del Antiguo Testamento

Esdras
Nehemías
Ester
John F. Brug

EDITORIAL NORTHWESTERN
Milwaukee, Wisconsin, EE.UU.
Ilustraciones internas por Glenn Myers.

La cubierta y la mayoría de las ilustraciones interiores, fueron realizadas por


Jacob Tissot (1836 a 1902). Los mapas y la tabla cronológica, fueron hechos
por la Editorial Northwestern en consulta con el Dr. John Brug.

Texto bíblico:
Versión Reina-Valera 95 ®
© Sociedades Bíblicas Unidas, 1995.
Usada con permiso. Todos los derechos reservados.

Derechos Reservados. Ninguna porción de este libro puede ser: reproducida,


ni almacenada en ningún sistema de memoria, ni transmitida por cualquier
medio, ya sea: electrónico, mecánico, fotocopia, grabado, o de cualquier otra
forma, sin permiso previo de la editorial, excepto si se trata de breves citas
para revisión.

Library of Congress Control Number 2002100801


Northwestern Publishing House
1250 N. 113th St., Milwaukee, WI 53226 3284
© 2001 por Northwestern Publishing House
Publicado en 2001
Impreso en los Estados Unidos de América
ISBN 0-8100-1473-4
CONTENIDO

Prefacio del Editor ...................................................................v

Prefacio a la edición en español .............................................vi

Introducción General................................................................1

Introducción a Esdras............................................................7
El primer retorno ....................................................................10
El segundo retorno .................................................................38

Introducción a Nehemías ....................................................67


Reconstrucción de los muros físicos de Jerusalén:
(Nehemías 1-7)...........................................................69
Reconstrucción de los muros espirituales de Jerusalén:
(Nehemías 8-13) .......................................................116

Introducción a Ester ..........................................................157


Conspiración contra los judíos (Ester 1-4)...........................162
Liberación de los judíos (Ester 5-10) ...................................183

Conclusión de: Esdras, Nehemías, y Ester...........................203


ILUSTRACIONES
Tabla cronológica de: Esdras, Nehemías, y Ester.....................6
Nehemías, el copero del rey ...................................................73
Nehemías inspecciona los muros de Jerusalén .......................82
Procesión en los muros de Jerusalén ....................................149
La presentación de Ester ante el rey .....................................171
Se leen las crónicas al rey.....................................................187
Se honra a Mardoqueo ..........................................................190

MAPAS
El regreso del exilio (mapa 1)...............................................204
Judá después del regreso (mapa 2) .......................................205
La Jerusalén de Nehemías (mapa 3) .....................................206
PREFACIO DEL EDITOR

La Biblia Popular es exactamente lo que el nombre implica, una Biblia


para el pueblo. Ella incluye el texto completo de las Sagradas Escrituras
en la versión Reina-Valera, revisión de 1995 (El comentario original
en inglés se basó en la New International Version). Los comentarios
que siguen a las secciones de las Escrituras contienen: el trasfondo
histórico, explicaciones del texto, y aplicaciones personales.
Los autores de La Biblia Popular son eruditos a quienes no falta la
sabiduría práctica adquirida en años de consagración a los ministerios
de la enseñanza y la predicación. Por esto han procurado evitar
términos técnicos, que han hecho de otras series de comentarios
material útil solo para especialistas en temas bíblicos.
El aspecto más importante de estos libros es que ellos están centrados
en Cristo. Jesús mismo dijo acerca de las escrituras del Antiguo
Testamento, “y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39).
Cada libro de La Biblia Popular dirige nuestra atención a Jesucristo.
Él es el centro de toda la Biblia. Él es nuestro único Salvador.
Los comentarios están provistos de: mapas, e ilustraciones, e incluso
de información arqueológica, cuando es apropiado. Todos los libros
incluyen títulos de página para llevar al lector al pasaje que él está
buscando.
Esta serie de comentarios fue iniciada por la Comisión de Literatura
cristiana del Sínodo Evangélico Luterano de Wisconsin. Este proyecto
también tiene una deuda de gratitud al Rev. Loren A. Schaller. Hasta
cuando él acepto un llamado para salir de Northwestern Publishing
House y de regreso al ministerio parroquial, el Pastor Schaller sirvió
como Editor General.
Es nuestra oración que este esfuerzo pueda continuar de la misma
manera como comenzó. Dedicamos estos volúmenes a la gloria de Dios
y al bienestar de su pueblo.
Roland Cap Ehlke

v
PREFACIO A LA EDICIÓN EN ESPAÑOL
Los comentarios de esta edición en español han sido ligeramente
modificados del original, para su mejor adaptación a la versión Reina-
Valera, revisión de 1995.
Cuando el comentario originalmente referido al texto de la New
International Version, no concuerde plenamente con el de la versión
Reina-Valera, Revisión de 1995, se cita la Nueva Versión Internacional
(en español) o alguna otra versión española de la Biblia. En caso de
que algún fragmento del texto bíblico de la versión inglesa no aparezca
en ninguna de las versiones antes mencionadas, damos nuestra propia
traducción del mismo, haciendo la correspondiente aclaración.
Este volumen fue traducido por la Sra. Albina Teigen, natural de Lima,
Perú, esposa del pastor Martin Teigen que trabaja en Mankato,
Minnesota. La revisión de este libro la hizo la Sra. Ruth Haeuser,
esposa del pastor David Haeuser, misionero en Lima, Perú. La revisión
teológica la realizó el misionero David Haeuser. Agradecemos la
valiosa labor de estos siervos de Dios.

Día de la Reforma del 2001


Paul Harman, coordinador
Ronald Baerbock, editor de teología
Publicaciones Multilingües
Sínodo Evangélico Luterano de Wisconsin
El Paso, Texas, EE.UU.

vi
DONATIVO ESPECIAL
La Comisión para Coordinar las Publicaciones del Sínodo Evangélico
Luterano de Wisconsin, WELS Kingdom Workers, la Sociedad
Misionera de Damas Luteranas (LWMS), y dos compañías de seguros
–Lutheran Brotherhood y Aid Association for Lutherans-,
contribuyeron con donativos especiales a Publicaciones Multilingües
para apoyar la publicación de este volumen. Agradecemos su generoso
aporte.

vii
INTRODUCCIÓN GENERAL A LOS LIBROS DE:
ESDRAS, NEHEMÍAS, Y ESTER
Importancia

Esdras, Nehemías, y Ester, no han sido tan populares ni han


sido objeto de tanto estudio como otros libros históricos del
Antiguo Testamento. Sin embargo, son muy importantes para
comprender el plan de Dios para la salvación del hombre. En esos
libros vemos que el Dios del cielo y de la tierra, controló la historia
de los grandes imperios del mundo antiguo para que sirviera a sus
propósitos.
En esta parte de la historia de Israel el Señor no gobernó por
medio de imponentes milagros, como cuando terminó con el poder
de Egipto por medio de las diez plagas; tampoco gobernó
interviniendo en forma sobrenatural como cuando libró a Daniel
del foso de los leones o a sus tres amigos del horno de fuego. En
estos tres libros vemos que el Señor gobernó a los reyes de la tierra
con un poder discreto que ellos casi no notaron. Los cuatro reyes
de Persia, el imperio más grande del mundo, sin darse cuenta, se
convirtieron en siervos de los siervos de Dios.
Por el gobierno de Dios, un remanente de su pueblo volvió a
la tierra de Israel después de haber vivido en esclavitud en
Babilonia. En el fondo de esa obra del Señor estaban las promesas
que Dios había hecho de enviar al Salvador. La tierra de Judá se
volvió a poblar para que el Mesías pudiera nacer en Belén,
precisamente como había sido predicho por el profeta Miqueas.
En Jerusalén se restablecieron los servicios de adoración y las
oraciones en el templo, y se reactivó el estudio de la palabra de
Dios, para que cuando llegara el Mesías lo recibiera un remanente
de creyentes como: Zacarías, Elisabet, Simeón, Ana, José, y María.

1
Introducción general

Los cristianos no leemos los libros de: Esdras, Nehemías, y


Ester, sólo para enterarnos de una historia antigua que es
interesante; al estudiar estos libros, nos maravillamos de la gracia
de Dios para con un pueblo que no la merecía, y nos regocijamos
por la fidelidad del SEÑOR a sus promesas. La misericordia y la
fidelidad de Dios para con Israel prepararon al mundo entero para
la venida de Cristo.
Por causa de las obras que hizo Dios en el pasado ahora
podemos recibir la gracia por medio de Jesucristo. Cuando vemos
el modo en que Dios cumplió las promesas que le hizo a Israel,
podemos tener la seguridad de que también cumplirá lo que nos
promete. Con el ejemplo de creyentes como Esdras y Nehemías,
aprendemos a confiar en Dios como ellos lo hicieron. Al igual que
ellos, nosotros también vivimos en un mundo que se opone al
pueblo de Dios y a sus planes. En los libros de: Esdras, Nehemías,
y Ester, nos daremos cuenta otra vez de la veracidad de la promesa:
“Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los
ayudan a bien” (Romanos 8:28).

Antecedentes

El cristianismo, más que cualquier otra religión, es histórico.


Otras religiones se basan principalmente: en leyendas, en mitos, y
leyes, que no dependen de un escenario real en la historia. Sin
embargo, nuestra fe se basa en las obras que Dios llevó a cabo en
la historia. Con el fin de entender el plan de salvación, debemos
comprender: cómo usó el Señor a personas de la vida real, que
vivieron en una época definida y en lugares reales, para llevar a
cabo sus planes. Para llegar a una mejor comprensión de los relatos
del Antiguo Testamento, debemos conocer algunos de los
acontecimientos históricos que atravesaron.
Las historias o libros del Antiguo Testamento, no tienen el
propósito de ser relatos cortos e independientes; en realidad, son
capítulos de una larga historia que se extiende desde el Edén hasta
Belén, la gran historia de cómo Dios cumplió su promesa y trajo

2
Introducción general

a su Hijo al mundo. Con el fin de comprender cómo encaja el


“capítulo” acerca de: Esdras, Nehemías, y Ester, en toda la historia
del cumplimiento del plan de Dios, debemos repasar brevemente
los acontecimientos que ocurrieron antes y después de su tiempo.
Esto nos ayudará a comprender la triste situación en la que los
israelitas se encontraban al comienzo del libro de Esdras.
En los años inmediatamente anteriores a los acontecimientos
que se relatan en los libros de: Esdras, Nehemías, y Ester, las
grandes potencias de: Asiria, Babilonia, y Persia, habían dominado
a la pequeña nación de Israel. Debemos retroceder más de 300
años en la historia de Israel para entender cómo y por qué sucedió
esto. Después de la muerte del rey Salomón en el año 931 a.C., la
nación de Israel quedó dividida en dos reinos rivales. El reino del
sur, llamado Judá, siguió a los descendientes de David; en
Jerusalén se siguió adorando al verdadero Dios, pero con
frecuencia la gente también veneraba a los ídolos. El reino del
norte, llamado Israel, fue gobernado por diferentes dinastías, y
todas ellas respaldaron la adoración idólatra. Dios envió muchos
profetas a los dos reinos para advertirles contra la idolatría, pero
no les hicieron caso, estas prácticas idólatras continuaron durante
casi dos siglos. Cuando a Dios se le agotó la paciencia, usó a los
imperios paganos para castigar a su pueblo rebelde.
En el año 722 a.C. Asiria atacó a Israel y llevó cautivas a las
diez tribus. En ese tiempo Judá, el reino del sur, también sufrió los
estragos de la guerra, pero Dios lo salvó de la destrucción total.
La liberación fue sólo por un tiempo; en el año 605 a.C.
Nabucodonosor, rey de Babilonia, atacó a Judá y comenzó una
serie de deportaciones en las que llevaron cautivos: a Daniel, a
Ezequiel, y a muchos otros judíos, a la tierra de Babilonia. Cuando
Sedequías, rey de Judá, se rebeló contra el gobierno de Babilonia,
Nabucodonosor destruyó el templo y la ciudad de Jerusalén en el
año 586 a.C. En esa ocasión se llevaron cautivos a más judíos.
Parecía que la historia de Israel como nación llegaba a su fin.
Sin embargo, las profecías de Isaías y de Jeremías, decían que

3
Introducción general

Israel iba a regresar del cautiverio. Los profetas Ezequiel y Daniel,


mantuvieron viva esa esperanza entre el pueblo durante los setenta
años de su cautiverio en Babilonia.

La relación entre: Esdras, Nehemías, y Ester

La historia que se registra en el libro de Esdras comienza en


el año 539 a.C., cuando los setenta años de cautiverio se acercaban
a su fin; Ciro el persa acababa de capturar a Babilonia. Entonces
Ciro permitió que Zorobabel, el príncipe de Judá, condujera a un
grupo de los judíos exiliados a Judá y los autorizó para que
reconstruyeran el templo de Jerusalén. Los seis primeros capítulos
de Esdras describen todos esos acontecimientos.
La historia de Ester relata cómo una mujer judía se convirtió
en reina de Persia y salvó al pueblo de Israel de la conspiración
destructora de Amán. Esos acontecimientos ocurrieron alrededor
del año 480 a.C., como cincuenta años después del retorno
conducido por Zorobabel.
La liberación de los judíos por parte de Ester dio como
resultado que se conservara el pequeño grupo de judíos que trataba
de sobrevivir en Jerusalén. Además, permitió que un grupo más
grande de exiliados regresara a Judá alrededor del año 450 a.C.,
bajo el liderazgo de Esdras y Nehemías.
Esdras y Nehemías, también llevaron a cabo las reformas
religiosas y políticas, necesarias para el bienestar del pueblo de
Dios. La reforma religiosa fue la obra principal del sacerdote
Esdras. Aunque Nehemías se dedicó principalmente a la
reconstrucción de los muros de Jerusalén, también se interesó en
el bienestar espiritual de Israel. Los acontecimientos de este
segundo retorno se describen en la última mitad del libro de Esdras
y en el libro de Nehemías.
La relación que existe entre los tres libros se ilustra en el
cuadro de la página siguiente. Puede resultar provechosa la
consulta de este cuadro de vez en cuando durante el estudio de los
libros para ver la conexión que existe entre los acontecimientos

4
Introducción general

que se describen en ellos y los varios reyes y profetas que


desempeñaron un papel importante en la historia del pueblo de
Dios.

5
TABLA CRONOLÓGICA DE ESDRAS – NEHEMÍAS - ESTER

Esquema cronológico de Esdras, Nehemías, y Ester


Fechas 605A.C 586A.C 539A.C 516A.C 445A.C
483 473 458A.C CONSTRUCIÓN 415
Importantes Cautividad Caídade Ascenso Listoel DELMURO
A.C A.C ESDRAS A.C
DeDaniel Jerusalén deCiro Templo
Ausenciade
Eventosde MUROS Nehemías
WALLS
Esdras–
NehemíasͲ 70–Años¿Cautividad? Construcción
Ester C i i ? deltemplo
NEHEMÍAS
70–Años¿Cautividad? (1Ͳ13)
ESTER
(1Ͳ10)
ESDRAS
(1Ͳ6)
HistoriaSuspendedida
PrimerRegreso Segundo TercerRegreso
Regresos Bajo Regreso Bajo
Zorobabel Bajo Nehemías
536A.C Esdras 445A.C
468
A.C
Jeremías
Profetas Malaquías
Hageo
Daniel
Zacarías
Ezequiel
C S
CIRO A
m
DARÍOI JERJES ARTAJERJES
M
550Ͳ530 B e 521Ͳ486 486Ͳ464 464Ͳ423A.C
Reyes A.C Y r A.C A.C
S
d
Persas E
i
S
s
605 586 539 516 483 473 458 445 415
A.C A.C A.C A.C A.C A.C A.C A.C A.C

6
ESDRAS
INTRODUCCIÓN
Antecedentes

El libro de Esdras está constituido por dos partes distintas que


registran dos fases diferentes de la restauración de la nación de
Judá. La primera es el retorno del cautiverio en Babilonia bajo el
liderazgo de Zorobabel, príncipe de Judá, alrededor del año 538
a.C. Aunque este grupo se volvió a establecer en Judá, no logró
concluir la restauración del templo hasta que los profetas Hageo y
Zacarías, lo animaron a hacerlo, casi veinte años después de haber
regresado. Los primeros seis capítulos de Esdras describen ese
período.
Existe un intervalo de más de cincuenta años entre Esdras 6 y
7. Durante ese período, Ester salvó a los judíos de la destrucción.
Los capítulos 7 a 10 de Esdras hablan de los acontecimientos que
ocurrieron más o menos veinte años después de la época de Ester.
Esos capítulos relatan cómo Esdras guió el segundo retorno de
Babilonia y llevó a cabo una reforma de la vida religiosa de Israel.
El mayor problema que afrontó Esdras consistió en que los
israelitas volvieron a la práctica del casamiento con sus vecinos
paganos.
Esdras, un excelente maestro de la palabra de Dios, dedicó su
vida a procurar que aumentara el conocimiento y el entendimiento
de la palabra de Dios. Según la tradición judía, Esdras desempeñó
un papel importante en la recopilación de los libros individuales
de la palabra de Dios para formar la colección que en la actualidad
conocemos como el Antiguo Testamento. Probablemente Esdras
escribió el libro que lleva su nombre; gran parte de la segunda
mitad del libro está escrita en primera persona. Y como Esdras no
participó en los acontecimientos que se describen en la primera

7
Introducción a Esdras

mitad del libro, es muy probable que usara fuentes orales y escritas
que estaban a su disposición para escribir esta parte del libro. Los
escritores inspirados de las Escrituras con frecuencia usaban
documentos escritos o entrevistas, para componer su libro, y el
Espíritu Santo guiaba el uso de estas fuentes para protegerlos
contra el error. Como el libro de Esdras comienza donde termina
el libro de 2 Crónicas, es posible que Esdras también haya escrito
los libros de Crónicas para repasar la historia de Israel hasta el
tiempo en que él vivió.
Hay cierta incertidumbre acerca de la relación exacta que
existe entre los libros de Esdras y el de Nehemías, así como
también acerca de la relación entre la obra de estos dos hombres.
Se hablará de este problema en el comentario sobre el libro de
Nehemías. Como el libro de Esdras no menciona específicamente
a Esdras como su autor, algunos comentaristas creen que un autor
desconocido escribió los libros de: Crónicas, Esdras, y Nehemías,
usando las memorias de Esdras y de Nehemías, como sus dos
fuentes principales. No obstante, es más probable que el mismo
Esdras sea el autor de Crónicas y de Esdras.
El tema principal del libro de Esdras es el contraste que existe
entre la gracia de Dios y el pecado humano. Dios en su
misericordia había devuelto a Israel a la tierra prometida, pero
¿cómo mostró su agradecimiento el pueblo de Israel?: Descuidó
la construcción del templo, se desanimó a causa de la oposición
de los enemigos, volvió al pecado antiguo de casarse con los
habitantes paganos de los países vecinos, el mismo pecado en el
que habían caído sus antepasados. Sin embargo, Dios envió a los
profetas Hageo y Zacarías, y al sacerdote Esdras para hacerlo
volver al buen camino, con el fin de que la nación estuviera
preparada para la venida del Mesías, a quien esperaba desde hacía
mucho tiempo.
El estudio del libro de Esdras será una gran bendición para
nosotros; este libro nos ofrece gran esperanza y ánimo al pueblo
de Dios en la actualidad. Nos anima a trabajar fielmente en la gran

8
Introducción a Esdras

tarea de edificar la iglesia del Señor. Esdras edificó al pueblo de


Dios, incluyendo más personas para que compartieran la tarea de
reconstruir la ciudad de Jerusalén e instruyendo a la gente con la
palabra de Dios. En la actualidad lo hacemos mediante: el
evangelismo, la obra misionera, y toda forma de predicación y
enseñanza cristianas, que fortalezcan a nuestros hermanos en la
lealtad a Dios y a su palabra. El libro de Esdras nos ayuda a vencer
el desánimo mientras llevamos a cabo esta obra para Dios, porque
nos muestra que ninguna oposición nos puede detener cuando
cumplimos con la comisión del Señor. Se nos advierte que
tengamos cuidado de no caer en las trampas del enemigo como les
sucedió a muchos en Israel. Se nos exhorta: a arrepentirnos como
lo hizo el pueblo de Israel, y a dejar los pecados, que nos abruman
y obstaculizan nuestro trabajo para el Señor.
¡Ojalá que el estudio de este libro aumente nuestra dedicación
a la edificación de la iglesia de Dios mediante la predicación
mundial del evangelio! Y que nos inspire a ser fieles a nuestro
llamado, así como Esdras y otros héroes de la fe, lo hicieron en el
pasado.

Bosquejo del libro de Esdras

El siguiente bosquejo lo ayudará a seguir la idea del libro de


Esdras mientras avanza en su estudio.
I. Primer retorno (capítulos 1–6)
A. Ciro autoriza que los exiliados regresen (1)
B. Lista de los exiliados que regresaron (2)
C. Reconstrucción del altar y del templo (3)
D. Oposición a la reconstrucción (4)
E. Reconstrucción exitosa del templo (5,6)
II. Segundo retorno (capítulos 7–10)
A. Retorno de Esdras (7,8)
B. Problemas del matrimonio mixto entre judíos y
paganos (9,10).

9
EL PRIMER RETORNO
ESDRAS 1–6

En Esdras 1-6 vamos a ver cómo regresó de su cautiverio el


primer grupo de israelitas bajo el mando de Zorobabel.
Reconstruyeron el templo a pesar de la oposición de sus enemigos,
gracias al ánimo que recibieron de los profetas Hageo y Zacarías.

Ciro autoriza que los exiliados regresen

1
El decreto de Ciro

En el primer año de Ciro, rey de Persia, para que se


cumpliera la palabra de Jehová anunciada por boca de
Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro, rey de Persia, el
cual hizo pregonar de palabra y también por escrito en todo
su reino, este decreto:
2
«Así ha dicho Ciro, rey de Persia: Jehová, el
Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la
tierra y me ha mandado que le edifique una casa en
Jerusalén, que está en Judá. 3 Quien de entre
vosotros pertenezca a su pueblo, sea Dios con él,
suba a Jerusalén, que está en Judá, y edifique la
casa a Jehová, Dios de Israel (él es el Dios), la cual
está en Jerusalén. 4 Y a todo el que haya quedado,
en cualquier lugar donde habite, que las gentes de
su lugar lo ayuden con plata, oro, bienes y ganados,
además de ofrendas voluntarias para la casa de
Dios, la cual está en Jerusalén.»

Ciro, el gran rey y fundador del imperio persa, conquistó


Babilonia en el año 539 a.C. La caída de Babilonia (que se
describe en Daniel 5) ocurrió aproximadamente setenta años

10
Esdras 1:1-4

después de que Nabucodonosor de Babilonia llevó al cautiverio a


Daniel y a los demás exiliados.
El profeta Jeremías había predicho que el cautiverio en
Babilonia iba a durar setenta años (Jeremías 25:11,12; 29:10). Tal
vez esos setenta años se refieran al tiempo que transcurrió entre la
primera deportación de Judá en el año 605 a.C. hasta que los que
regresaron bajo el liderazgo de Zorobabel se volvieron a establecer
en la tierra prometida en el año 536 a.C., o se puede referir al
tiempo que trascurrió desde la destrucción del templo en el año
586 a.C. hasta su restauración en el año 516 a.C. Casi 200 años
antes de que Ciro ordenara la restauración de Israel, Isaías había
profetizado que Ciro iba a ser el libertador de Israel (Isaías 44:28;
45:1). De este modo Esdras comienza su libro destacando la
fidelidad del Señor a la promesa que había dado por medio de sus
profetas.
Esdras muestra la realidad histórica del cumplimiento de esta
promesa citando del decreto mismo de Ciro. Es muy probable que
tuviera acceso a esos documentos por la conexión que tenía con
la corte persa. El lenguaje religioso de este decreto no significa
que Ciro creyera verdaderamente en el Dios de Israel; otros
documentos históricos, como el “Cilindro de Ciro” donde se
informa acerca de la restauración de los templos de Babilonia que
realizó, muestran que Ciro restauró muchos templos. El hecho de
que el lenguaje del decreto de Ciro suene muy “bíblico” puede ser
el resultado de la influencia que Daniel o de otros judíos ejercían
como funcionarios en su corte. Hasta es posible que ellos hayan
redactado el decreto para Ciro y hayan señalado las profecías de
Isaías, que lo nombran como restaurador de Judá.
La autenticidad histórica de este decreto está respaldada por
su similitud con otros decretos persas que han sobrevivido; esos
decretos también emplean un lenguaje respetuoso hacia la religión
del pueblo al que estaban dirigidos. El papel de Ciro en la
liberación de Israel no fue producto de su conversión a la fe en el
Dios de Israel; a Ciro se le podría comparar con una persona

11
Esdras 1:5-11

adinerada de la actualidad que dona dinero a todas las religiones


como parte de su caridad en general. Ciro creía que todas las
religiones eran útiles. Al brindarles su apoyo a todas las religiones
esperaba congraciarse con las muchas nacionalidades y religiones
de su imperio. Si hubiera tenido conciencia de las profecías de
Isaías, se hubiera sentido halagado porque su nombre se
mencionara en los escritos religiosos de una nación distante.
Aunque Ciro tenía sus motivos para liberar a Israel, su acción
es un ejemplo de la manera en que el Señor de las naciones, puede
usar hasta a un rey pagano para cumplir sus propósitos. Siglos
después, en la época del nacimiento de Jesús, Dios iba a usar a
César Augusto y a Herodes, para llevar a cabo sus planes divinos.

Responden muchos del pueblo

Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de


5

Judá y de Benjamín, los sacerdotes y levitas, todos aquellos a


quienes Dios puso en su corazón subir a edificar la casa de
Jehová, la cual está en Jerusalén. 6 Y todos los que habitaban
en los alrededores los ayudaron con plata y oro, con bienes y
ganado, y con cosas preciosas, además de toda clase de
ofrendas voluntarias. 7 El rey Ciro sacó los utensilios de la casa
de Jehová que Nabucodonosor se había llevado de Jerusalén
y había depositado en la casa de sus dioses. 8 Los sacó, pues,
Ciro, rey de Persia, por medio del tesorero Mitrídates, el cual
los contó y se los entregó a Sesbasar, príncipe de Judá.
9
La cuenta de ellos es ésta:
treinta tazones de oro,
mil tazones de plata,
veintinueve cuchillos,
10
treinta tazas de oro,
otras cuatrocientas diez tazas de plata,
y otros mil utensilios.

12
Esdras 1:5-11
11
En total, los utensilios de oro y de plata eran cinco mil
cuatrocientos. Todo esto lo hizo llevar Sesbasar con los que
subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusalén.

Fue una bendición especial de la gracia de Dios que los


utensilios del templo sagrado se hubieran conservado para que
pudieran ser restituidos al templo. Es claro que Ciro les entregó
una rica colección de artículos de metales preciosos a los que
regresaron, para que los usaran en el templo, ya que el total de
5,400 artículos excede grandemente el número de los artículos que
se enumeran en la lista. Es incierto el significado de algunas cosas
que aparecen en la lista; el término hebreo que se ha traducido
como “cuchillos” se puede referir también a algunos otros objetos
que se usaban en los sacrificios del templo.
La identidad de Sesbasar, príncipe de Judá, es un problema
histórico. En Esdras 2 el líder de los que regresaron es Zorobabel,
no Sesbasar; la explicación más probable es que Sesbasar y
Zorobabel sean dos nombres diferentes para la misma persona. En
tiempos antiguos esto era algo común; Daniel, Sadrac, Mesac,
Abed-negó, y Ester, todos ellos tenían dos nombres. Tanto
Sesbasar como Zorobabel ostentaban el título de gobernador de
Judá, y a ambos se les atribuye el haber puesto los cimientos del
templo (Esdras 5:14-16; Hageo 1:1); estas coincidencias respaldan
la teoría de que en realidad eran la misma persona. Y como al
gobernador se le llama Sesbasar en una carta al rey de Persia, éste
era probablemente el nombre por el que se le conocía entre los
persas, mientras que Zorobabel era el nombre que usaba entre los
judíos. Otros intérpretes han sugerido que Sesbasar era un pariente
anciano de Zorobabel que desapareció rápidamente de la escena.
Esto se basa en parte en el hecho de que Zorobabel tenía un tío
llamado Senazar a quien algunos han identificado con Sesbasar (1
Crónicas 3:17,18). Como el libro de Esdras no identifica
específicamente a Sesbasar ni a Zorobabel, esta segunda
interpretación es posible, pero la primera explicación parece más
probable.

13
Esdras 2:1-35

Uno de los pensamientos más importantes de esta sección se


expresa con estas palabras: “todos aquellos a quienes Dios puso
en su corazón subir”. Es necesario tener un corazón muy dispuesto
para que la obra de Dios prospere; el corazón que muestra buena
voluntad es regalo del Espíritu Santo que obra en los miembros
del pueblo de Dios y que los hace estar muy dispuestos a trabajar
para el Señor. Parece que muchos de los exiliados no estaban muy
dispuestos a abandonar la prosperidad de que gozaban en
Babilonia para asumir las dificultades del viaje a Sión y por la dura
labor de la reconstrucción de la casa de Dios. Algunos de los que
no participaron en el viaje apoyaron a los que se comprometían en
la misión en nombre de todo el pueblo de Israel.
El ejemplo de “todos aquellos a quienes Dios puso en su
corazón subir” nos anima a sacrificarnos de buena voluntad por
amor al evangelio. También debemos respaldar con gusto la obra
del reino de Dios que no podemos llevar a cabo en persona; este
capítulo nos reta a cada uno de nosotros a preguntarnos: “¿Estoy
dispuesto a enfrentar dificultades y a sacrificarme para ayudar al
pueblo de Dios en la edificación de su iglesia aquí en la tierra?”
Ojalá que el Espíritu Santo nos otorgue un corazón muy dispuesto
para que estemos listos a responder con un “sí” rotundo.

Lista de los exiliados que regresaron

2
Los líderes laicos
Éstos son los hijos de la provincia que regresaron del
cautiverio, aquellos que Nabucodonosor, rey de
Babilonia, había llevado cautivos a Babilonia, y que volvieron
a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad. 2 Los que llegaron
con Zorobabel fueron: Jesúa, Nehemías, Seraías, Reelaías,
Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvai, Rehum y Baana.
El número de los hombres del pueblo de Israel fue:
3
Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos.
4
Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos.
5
Los hijos de Ara, setecientos setenta y cinco.
14
Esdras 2:1-35
6
Los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de
Joab, dos mil ochocientos doce.
7
Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
8
Los hijos de Zatu, novecientos cuarenta y cinco.
9
Los hijos de Zacai, setecientos sesenta.
10
Los hijos de Bani, seiscientos cuarenta y dos.
11
Los hijos de Bebai, seiscientos veintitrés.
12
Los hijos de Azgad, mil doscientos veintidós.
13
Los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y seis.
14
Los hijos de Bigvai, dos mil cincuenta y seis.
15
Los hijos de Adín, cuatrocientos cincuenta y cuatro.
16
Los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho.
17
Los hijos de Bezai, trescientos treinta y tres.
18
Los hijos de Jora, ciento doce.
19
Los hijos de Hasum, doscientos veintitrés.
20
Los hijos de Gibar, noventa y cinco.
21
Los hijos de Belén, ciento veintitrés.
22
Los varones de Netofa, cincuenta y seis.
23
Los varones de Anatot, ciento veintiocho.
24
Los hijos de Azmavet, cuarenta y dos.
25
Los hijos de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot,
setecientos cuarenta y tres.
26
Los hijos de Ramá y Geba, seiscientos veintiuno.
27
Los varones de Micmas, ciento veintidós.
28
Los varones de Bet-el y Hai, doscientos veintitrés.
29
Los hijos de Nebo, cincuenta y dos.
30
Los hijos de Magbis, ciento cincuenta y seis.
31
Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y
cuatro.
32
Los hijos de Harim, trescientos veinte.
33
Los hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos
veinticinco.
34
Los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco.
35
Los hijos de Senaa, tres mil seiscientos treinta.

15
Esdras 2:36-62

Es fácil pasar por alto estas largas listas de nombres, porque


nos es difícil entenderlas o encontrar algún significado en ellas.
Sin duda esta lista tenía más significado para Esdras y sus
contemporáneos que para nosotros. No obstante, como todo en las
Escrituras, la lista se escribe para que nosotros también
aprendamos de ella.
Esta lista da testimonio de la bondad de Dios al conservar la
identidad de su pueblo escogido, a pesar del cautiverio de setenta
años en una tierra lejana. Con los líderes Zorobabel y Jesúa,
permanecieron bajo el liderazgo del linaje real de David y de los
sumos sacerdotes que descendían de Aarón. Zorobabel era nieto
de Joaquín, uno de los últimos reyes de Judá, a quien habían
llevado al cautiverio en Babilonia. El texto de Esdras 2 menciona
sólo once líderes de los que volvieron, pero el pasaje paralelo de
Nehemías 7 enumera doce líderes, quizás para indicar lo completo
de ese grupo como una verdadera restauración de Israel.
En la lista misma se presentan algunas dificultades. Desde
Paros hasta Gibar, parece que a los que regresaron los clasificaron
con el nombre de sus antepasados. Desde Belén hasta Senaa,
aparentemente se les califica por su pueblo natal. Algunos de los
términos, como Elam e Imer, parecen ser nombres tanto de pueblos
como de personas. La mayor parte de esos pueblos se encuentran
cerca de Jerusalén; aparecen en el mapa 2. También hay
diferencias entre los libros de Esdras y Nehemías en algunos de
los nombres y en algunos de los números. Hablaremos de este
problema en el comentario sobre Nehemías 7.

Los que trabajaron en el templo

36
Sacerdotes:
los hijos de Jedaías,
de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres.
37
Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos.
38
Los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete.

16
Esdras 2:36-62
39
Los hijos de Harim, mil diecisiete.
40
Levitas:
los hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de
Hodavías, setenta y cuatro.
41
Cantores: los hijos de Asaf, ciento veintiocho.
42
Porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos
de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los
hijos de Sobai; en total, ciento treinta y nueve.
43
Sirvientes del Templo:
los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de
Tabaot, 44 los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los
hijos de Padón, 45 los hijos de Lebana, los hijos de
Hagaba, los hijos de Acub, 46 los hijos de Hagab, los
hijos de Salmai, los hijos de Hanán, 47 los hijos de Gidel,
los hijos de Gahar, los hijos de Reaía, 48 los hijos de
Rezín, los hijos de Necoda, los hijos de Gazam, 49 los
hijos de Uza, los hijos de Paseah, los hijos de Besai, 50 los
hijos de Asena, los hijos de Meunim, los hijos de
Nefusim, 51 los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los
hijos de Harhur, 52 los hijos de Bazlut, los hijos de
Mehída, los hijos de Harsa, 53 los hijos de Barcos, los
hijos de Sísara, los hijos de Tema, 54 los hijos de Nezía,
los hijos de Hatifa.
55
Hijos de los siervos de Salomón:
los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de
Peruda, 56 los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los
hijos de Gidel, 57 los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil,
los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Ami.
58
Total de los sirvientes del Templo y de los hijos de los
siervos de Salomón, trescientos noventa y dos.
59
Éstos fueron los que volvieron de Tel-mela, Tel-harsa,
Querub, Addán e Imer, que no pudieron demostrar si
la casa de sus padres y su linaje eran de Israel:
60
los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, los hijos de

17
Esdras 2:36-62

Necoda, seiscientos cincuenta y dos.


61
Y entre los hijos de los sacerdotes: los hijos de
Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual
tomó por mujer a una de las hijas de Barzilai, el
galaadita, de quien adoptó el nombre.
62
Estos buscaron su registro genealógico, pero como no lo
hallaron, fueron excluidos del sacerdocio, 63 El gobernador les
dijo que no comieran de las cosas más santas, hasta que
hubiera sacerdote que consultara con Urim y Tumim.

Después de enumerar a los laicos, se hace mención de varias


clases de trabajadores en el templo. Según 1 Crónicas 24 David
dividió el sacerdocio en veinticuatro órdenes; parece que sólo los
representantes de cuatro órdenes sacerdotales volvieron con
Zorobabel. La representación de los levitas también fue muy
escasa. Esa mala representación y el llamado especial que emite
Esdras en 8:15-17, para solicitar trabajadores para el templo
sugieren que los sacerdotes y los levitas, no estaban muy
dispuestos a dejar su nuevo hogar en Babilonia.
Quizás los siervos del templo y los siervos de Salomón, eran
descendientes de los cananeos paganos, a quienes se les había
obligado a realizar las labores domésticas necesarias para el
servicio del templo (Josué 9:23; 2 Crónicas 2:17,18). Si es así, su
conservación como parte del pueblo de Dios y su buena voluntad
para regresar, son una demostración especial de la gracia de Dios.
A los que no pudieron probar su linaje, no se les permitió
desempeñar la función de sacerdotes, ya que sólo los descendientes
de Aarón eran elegibles para ese oficio (Éxodo 29:44). Si a las
personas de linaje dudoso se les hubiera permitido servir, se
hubiera puesto en duda la validez de los sacrificios que ofrecían
esos sacerdotes. Se hubiera socavado la confianza del pueblo en
su adoración y en el perdón de los pecados. A la gente de linaje
dudoso se le admitiría a los privilegios del sacerdocio, sólo si
confirmaba su linaje por un mensaje directo de Dios. Una manera

18
Esdras 2:64-70

en que se recibieron estos mensajes antes del exilio fue por medio
del Urim y del Tumim. Ésos eran objetos vinculados de alguna
manera con el pectoral del sumo sacerdote (Éxodo 28:30); no se
sabe con exactitud lo que eran ni cómo funcionaban. El libro de
Esdras no nos dice si su uso se restableció después del cautiverio,
o si sólo permaneció como una posibilidad hipotética. Tal vez
habían sido destruidos en la caída de Jerusalén; por eso no
sabemos si a algunos sacerdotes los restituyeron en sus funciones
mediante el Urim y el Tumim.

Los repatriados llegan a Jerusalén


Esdras 2:64-70
64
Toda la congregación, unida como un solo
hombre, era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta.
65
sin contar sus siervos y siervas, que eran siete mil
trescientos treinta y siete. Había también doscientos
cantores y cantoras. 66 Tenía setecientos treinta y seis
caballos; doscientas cuarenta y cinco mulas.
67
Asimismo, cuatrocientos treinta y cinco camellos y
seis mil setecientos veinte asnos.
68
Algunos de los jefes de casas paternas, cuando vinieron
a la casa de Jehová que estaba en Jerusalén, hicieron ofrendas
voluntarias para la casa de Dios, para reedificarla en su sitio.
69
Según sus posibilidades, dieron al tesorero de la obra sesenta
y un mil dracmas de oro, cinco mil libras de plata y cien
túnicas sacerdotales.
70
Habitaron los sacerdotes, los levitas, los del pueblo, los
cantores, los porteros y los sirvientes del Templo en sus
ciudades. Todo Israel habitó, pues, en sus ciudades.

El retorno de unas 50,000 personas fue sin duda mucho menor


en número que el total que pereció o que los asirios y babilonios
deportaron. Sin embargo, fue un buen comienzo para la
reconstrucción de Judá. La lista anterior de los que volvieron no

19
Esdras 3:1-6

es un registro completo de ellos, ya que el total es mucho menor


de 42,000. En comparación, el número pequeño de animales hace
pensar que los israelitas habían dejado de ser un pueblo
predominantemente agrícola durante el cautiverio. También puede
indicar la posición económica muy baja de los que estaban
dispuestos a regresar.
Los últimos versículos del capítulo destacan nuevamente la
gracia de Dios; por su gracia el pueblo se estableció en las ciudades
de su patria. El pueblo mostró su agradecimiento ofrendando
según sus posibilidades. En lugar de pensar que le hacían un favor
a Dios al dejar su hogar en Babilonia, los miembros del pueblo
reconocieron el gran privilegio que significaba poder participar en
la construcción del templo del Señor. Con corazón agradecido
ofrendaron generosamente. Nuestras ofrendas como creyentes del
Nuevo Testamento se deben basar en el mismo principio (1
Corintios 16:2; 2 Corintios 8:8-15). Las palabras de San Pablo se
aplican a los creyentes de todos los tiempos: “Cada uno dé como
propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación, porque
Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).

Reconstrucción del altar y del templo

3
Reconstrucción del altar
Esdras 3:1-6
Cuando llegó el séptimo mes, y ya establecidos los hijos
de Israel en las ciudades, se congregó el pueblo como
un solo hombre en Jerusalén. 2 Entonces se levantaron Jesúa
hijo de Josadac, con sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel
hijo de Salatiel, con sus hermanos, y edificaron el altar del Dios
de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito
en la ley de Moisés, varón de Dios. 3 Colocaron el altar firme
sobre su base, porque tenían miedo de la gente de la región, y
ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, los holocaustos de la
mañana y de la tarde. 4 Celebraron asimismo la fiesta solemne
de los Tabernáculos, como está escrito, y los holocaustos
cotidianos, según el rito de cada día; 5 además de esto, el

20
Esdras 3:1-6

holocausto continuo, las nuevas lunas, todas las fiestas


solemnes de Jehová, todo sacrificio espontáneo y toda ofrenda
voluntaria a Jehová. 6 Desde el primer día del séptimo mes
comenzaron a ofrecer holocaustos a Jehová, aunque los
cimientos del templo de Jehová no se habían echado todavía.

Los que regresaron del cautiverio le dieron prioridad a los


sacrificios en el templo. El séptimo mes del calendario religioso
fue el tiempo ideal para hacerlo, porque era el mes más festivo del
calendario judío. El primer día del séptimo mes, la fiesta de las
trompetas, era el día de año nuevo en el calendario civil; ocurre
en el solsticio de otoño y todavía hoy se celebra como el año nuevo
judío, Rosh Hashanah. El décimo día del mes era el gran día de la
expiación, el día en que se ofrecían los sacrificios especiales por
los pecados del pueblo y el único día del año en el que el sumo
sacerdote entraba al lugar santísimo. La omisión del día más
importante en este relato probablemente se deba al hecho de que
aún no se había reconstruido el lugar santísimo. El día quince del
mes comenzaba la fiesta de los tabernáculos, que duraba una
semana. Durante este tiempo la gente vivía en cabañas, para
conmemorar los cuarenta años que habían pasado en el desierto.
Este día de fiesta también era una festividad de la cosecha del
otoño; en esa fiesta se debían ofrecer los sacrificios más elaborados
del año. En Números 29, Moisés escribió los reglamentos para los
sacrificios que se debían hacer en esas fiestas. En Números 28, se
describen los sacrificios regulares de cada día, los de la luna nueva
que marcaban el comienzo de cada mes y los de las otras fiestas
del año. En Levítico 23, encontramos más información acerca de
estas fiestas.
Aunque éste era un día de gran alegría para el pueblo, el texto
nos habla de algo inquietante, manifiesta el primer indicio de la
oposición de los enemigos y de la negligencia del pueblo. Estos
factores iban a demorar la finalización de las obras del templo por
aproximadamente veinte años.

21
Esdras 3:7-13

Comienzo de la reconstrucción del templo


Esdras 3:7-13
7
Luego dieron dinero a los albañiles y carpinteros;
asimismo comida, bebida y aceite a los sidonios y tirios para
que trajeran por mar madera de cedro desde el Líbano hasta
Jope, conforme a la autorización de Ciro, rey de Persia, acerca
de esto.
8
En el segundo año de su venida a la casa de Dios en
Jerusalén, en el segundo mes, comenzaron la obra Zorobabel
hijo de Salatiel, Jesúa hijo de Josadac, con el resto de sus
hermanos, los sacerdotes y los levitas, y todos los que habían
regresado a Jerusalén de la cautividad; y pusieron a los levitas
mayores de veinte años a dirigir la obra de la casa de Jehová.
9
También Jesúa, sus hijos y sus hermanos, Cadmiel y sus hijos,
hijos de Judá, como un solo hombre, se pusieron a dirigir a los
que hacían la obra en la casa de Dios, junto con los hijos de
Henadad, sus hijos y sus hermanos levitas.
10
Cuando los albañiles del templo de Jehová echaron los
cimientos, se pusieron en pie los sacerdotes, vestidos de sus
ropas y con trompetas, y los levitas hijos de Asaf con címbalos,
para alabar a Jehová, según la ordenanza de David, rey de
Israel. 11 Cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y
decían:
«Porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia sobre Israel.»
Todo el pueblo aclamaba con gran júbilo y alababa a Jehová
porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová.
12
Muchos de los sacerdotes, levitas y jefes de familia, ancianos
que habían visto la primera casa, al ver como echaban los
cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras otros
muchos daban grandes gritos de alegría. 13 No se podía
distinguir el clamor de los gritos de alegría de las voces del
llanto, porque clamaba el pueblo con gran júbilo y el ruido se
oía hasta de lejos.

22
Esdras 3:7-13

Después de haberse tomado algún tiempo para establecer su


nuevo hogar, los líderes hicieron los preparativos necesarios para
la reconstrucción del templo. Los judíos negociaron los materiales
con los fenicios, que eran los vecinos del norte de Israel en el área
donde actualmente está el Líbano. Los fenicios también habían
suministrado los materiales para el templo de Salomón. Tal vez
algunos de los artesanos contratados para trabajar en el nuevo
templo eran fenicios, como los que habían trabajado en la
construcción del primer templo (1 Reyes 5). Y como el templo era
la casa del Señor, los levitas tenían bajo su responsabilidad el
mantenimiento y el cuidado de la casa de Dios.
El proyecto de construcción comenzó con una ceremonia
especial similar a la que se realiza cuando se pone la piedra angular
de un edificio. Esa ceremonia la llevaron a cabo los miembros de
la familia de Asaf, una de las familias levitas, a la que David
designó para que se encargara de la música del templo (1 Crónicas
25). Esdras registra la letra de su canción, que es similar al
estribillo del Salmo 136 y a otros salmos. Por lo visto es un pasaje
seleccionado de un salmo escrito o escogido para la ocasión.
Aunque la reconstrucción del templo fue una ocasión de gran
alegría, algunos de los ancianos lloraron al recordar la destrucción
del primer templo. Tal vez el dolor que sintieron fue motivado en
parte por el recuerdo de los pecados de la nación, que fueron la
causa de la destrucción del primer templo, y en parte porque
comprendieron que los pobres exiliados no podrían construir un
templo que igualara las riquezas ni la grandeza exterior del templo
de Salomón. Como dijo el Señor por medio del profeta Hageo,
contemporáneo de Zorobabel: “¿Quién queda entre vosotros que
haya visto esta Casa en su antiguo esplendor? ¿Cómo la veis
ahora? ¿No es ella como nada ante vuestros ojos?” (Hageo 2:3).

23
Esdras 4:1-5

Oposición a la reconstrucción

4
Oposición durante el tiempo de Zorobabel
Cuando los enemigos de Judá y de Benjamín oyeron
que los que habían vuelto de la cautividad edificaban
un templo a Jehová, Dios de Israel, 2 fueron a ver a Zorobabel
y a los jefes de familia, y les dijeron:
—Edificaremos con vosotros, porque, como vosotros,
buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los
días de Esar-hadón, rey de Asiria, que nos hizo venir aquí.
3
Zorobabel, Jesúa y los demás jefes de casas paternas de
Israel dijeron:
—No nos conviene edificar con vosotros la casa de nuestro
Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová, Dios de
Israel, como nos mandó Ciro, rey de Persia.
4
Entonces la gente del país intimidó al pueblo de Judá y lo
atemorizó para que no siguiera edificando. 5 Sobornaron
además contra ellos a algunos consejeros para frustrar sus
propósitos, durante todo el tiempo que Ciro fue rey de Persia
y hasta el reinado de Darío, rey de Persia.
Los enemigos que se comenzaron a oponer a la edificación del
templo fueron los samaritanos, que eran descendientes de pueblos
que los reyes asirios habían llevado de Mesopotamia
aproximadamente doscientos años antes, para reemplazar a los
israelitas que habían sido deportados del reino del norte en el año
722 a.C. En ese tiempo habían adoptado una religión que
combinaba la adoración a los dioses paganos con la adoración al
verdadero Dios. La adoración al Señor era oficiada por los
sacerdotes herejes que el reino del norte había provisto, en lugar
de los verdaderos sacerdotes de Jerusalén (2 Reyes 17).
Los samaritanos habían llegado de muchas partes de
Mesopotamia en diferentes ocasiones durante el asentamiento. Sin
duda se mezclaron con los israelitas que habían permanecido en
la tierra a pesar de las deportaciones. Todos esos factores
contribuyeron a la naturaleza muy mixta de su religión.
24
Esdras 4:6-16

Indudablemente esa impropiedad de la adoración influyó en los


exiliados para que rechazaran la participación de los samaritanos
en la reconstrucción del templo y se negaran a tener compañerismo
con ellos. Y como los samaritanos se resintieron por el rechazo,
comenzaron a oponerse a la reconstrucción del templo de
Jerusalén, una hostilidad que duró hasta los tiempos del Nuevo
Testamento (Juan 4).
Los samaritanos contrataron hombres para que ejercieran
presión sobre el gobierno persa para que se opusiera al proyecto
de reconstrucción y les cortara los fondos. La presión continuó
durante más o menos veinte años, en todo el tiempo que restaba
del reinado de Ciro, durante los reinados de Cambices y de Seudo-
Esmerdis, que no se mencionan en la Biblia, y en el reinado de
Darío I que comenzó en el año 521 a.C.
Un ejemplo de la presión de los enemigos
6
En el reinado de Asuero, al principio de su reinado,
escribieron acusaciones contra los habitantes de Judá y de
Jerusalén. 7 También en días de Artajerjes escribieron Bislam,
Mitrídates, Tabeel y los demás compañeros suyos, a Artajerjes,
rey de Persia; y la carta estaba escrita en arameo, y traducida.
8
El canciller Rehum y el secretario Simsai escribieron una
carta contra Jerusalén al rey Artajerjes.
9
En esa fecha escribieron el canciller Rehum y el
secretario Simsai, y los demás compañeros suyos, los
jueces, gobernadores y oficiales, los de Persia, Erec,
Babilonia y Susa, es decir, los elamitas, 10 y los demás
pueblos que el grande y glorioso Asnapar deportó e hizo
habitar en las ciudades de Samaria y las demás provincias
del otro lado del río.
11
Ésta es la copia de la carta que enviaron:
«Al rey Artajerjes: Tus siervos del otro lado del río
te saludan.
12
»Ha de saber el rey que los judíos que de parte tuya
vinieron a nosotros, llegaron a Jerusalén y edifican esta
25
Esdras 4:6-16

ciudad rebelde y mala. Ya levantan los muros y reparan los


fundamentos. 13 Sepa, pues, el rey, que si aquella ciudad es
reedificada y los muros son levantados, no pagarán tributo,
impuesto y rentas, y el erario de los reyes será perjudicado.
14
Como nos mantienen desde el palacio, no podemos
permitir que el rey sea menospreciado, por lo cual hemos
enviado al rey esta denuncia, 15 a fin de que se investigue
en el libro de las memorias de tus padres. En el libro de las
memorias encontrarás y sabrás que esta ciudad es ciudad
rebelde, perjudicial a los reyes y a las provincias, y que de
tiempo antiguo en ella se han fomentado rebeliones. Por
ese motivo esta ciudad fue destruida. 16 Hacemos saber al
rey que si se reedifica esta ciudad y se levantan sus muros,
la región de más allá del río no será tuya.»

A los comentaristas les ha causado dificultad la identidad de


los dos reyes persas que se mencionan en esta sección. Esdras 4
describe claramente los acontecimientos que comenzaron en el
reinado de Ciro; Esdras 5 y 6, registran sucesos del tiempo de
Darío I, alrededor del año 520 a.C., cuando se terminó la
construcción del templo. No sabemos nada acerca de reyes persas
llamados Asuero (Jerjes) ni Artajerjes que reinaran entre Ciro y
Darío, durante el tiempo de Zorobabel.
Algunos comentaristas han tratado de explicar esta dificultad
sugiriendo que Asuero (Jerjes) y Artajerjes eran otros nombres
para Cambices y para Pseudo-Esmerdis, los reyes que gobernaron
entre Ciro y Darío. Es más probable que Esdras introduzca aquí
correspondencia de una época posterior que, sin embargo, es
importante porque pone en manifiesto la misma hostilidad que los
hombres mostraron ejerciendo presión en el tiempo de Zorobabel.
Asuero (Jerjes) I fue el esposo de Ester, y gobernó Persia desde el
año 486 al 465 a.C. Artajerjes I (464-423 a.C.) fue el rey que
autorizó los retornos que dirigieron Esdras y Nehemías. Aquí
Esdras usa una carta de su época, la cual obtuvo por medio de sus
conexiones con la corte persa, como un ejemplo del tipo de tácticas

26
Esdras 4:6-16

que habían empleado los enemigos de Judá desde los días de


Zorobabel hasta su propia época sesenta años después. Esta
interpretación encuentra respaldo en el hecho de que la carta se
refiere a la construcción de los muros de la ciudad, que era el tema
de actualidad en los días de Esdras, en lugar de referirse a la
construcción del templo, que era el tema en el tiempo de
Zorobabel.
En la carta, los enemigos confiaban en la verdad a medias y
en la adulación para sus propios fines. Era verdad que Judá había
sido una nación rebelde en la época de los imperios de Asiria y
Babilonia, pero esos días ya estaban en el pasado. Como el imperio
persa se había visto constantemente plagado de revueltas, los
enemigos sabían que tan solo con mencionar la palabra rebelión
se iba a producir gran alarma en Persia. Aunque los enemigos
daban la impresión de que estaban preocupados por los intereses
del rey, su verdadero motivo radicaba en la envidia que tenían por
el pueblo de Jerusalén.
El encabezamiento de la carta menciona los hogares de
algunos de los samaritanos antes de que hubieran sido deportados
a Israel por Asurbanipal, rey de Asiria (669-626 a.C.), que había
continuado las políticas de deportación de su padre Esar-hadón
(681-669 a.C.) (Esdras 4:2). Existe cierta incertidumbre acerca de
la traducción apropiada de algunos de los títulos y de los nombres
de lugares, que aparecen en este encabezamiento, como lo indica
una nota al pie de página en la NVI en inglés. La dificultad
principal consiste en si la palabra “oficiales” es el nombre de un
lugar como se traduce en The New International Version en inglés
o si es un título. “Los de Persia” también se puede referir a una
clase de funcionario de gobierno, en lugar de referirse a la
nacionalidad de los pobladores. Erec es una ciudad cerca de
Babilonia, y Susa está en Persia. La frase que se traduce como “el
otro lado del río” es el nombre persa para su satrapía o provincia
(véase RVA) situada al oeste del río Éufrates, que incluía Palestina
y Siria. Por lo visto, Judá era una subdivisión de esa provincia.

27
Esdras 4:17-24

Esdras 4:8–6:18, está escrito en arameo y no en hebreo, porque


cita correspondencia diplomática que se había escrito en arameo.
Ese fue el idioma diplomático internacional durante la época de
los imperios: asirio, babilónico, y persa, así como el inglés y el
francés, lo han sido en tiempos modernos.
La respuesta del rey a los enemigos
17
El rey envió esta respuesta:
«Al canciller Rehum, al secretario Simsai, a los
compañeros suyos que habitan en Samaria, y a los
demás del otro lado del río: Salud y paz.
18
»La carta que nos enviasteis fue leída claramente
delante de mí. 19 Ordené que se investigara, y se ha
encontrado que aquella ciudad se subleva desde
antiguo contra los reyes, y que en ella se han fomentado
revueltas e insurrecciones. 20 Que hubo en Jerusalén
reyes fuertes, cuyo dominio se extendía a todo lo que
hay más allá del río, y que se les pagaba tributo,
impuestos y rentas. 21 Ahora, pues, ordenad que se
detengan aquellos hombres, y no sea esa ciudad
reedificada hasta nueva orden enviada por mí.
22
Procurad no ser negligentes en esto; ¿por qué habrá
de crecer el daño en perjuicio de los reyes?»
23
Cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída
delante de Rehum, de Simsai, el secretario, y de sus
compañeros, salieron apresuradamente hacia Jerusalén,
donde estaban los judíos, y les hicieron cesar los trabajos
utilizando la fuerza y la violencia. 24 Así se detuvo la obra de la
casa de Dios que estaba en Jerusalén, la cual quedó suspendida
hasta el segundo año del reinado de Darío, rey de Persia.
La carta de Artajerjes que se cita en Esdras indica que los
enemigos de Judá lograron obstaculizar la obra de la
reconstrucción de Jerusalén en los primeros años de Artajerjes,
antes de que la influencia de Esdras y de Nehemías, se dejara sentir

28
Esdras 5:1,2

en la corte del rey. Esdras usa esa carta como una ilustración de
los métodos que usaron los enemigos de Israel para obstaculizar
la obra del templo sesenta años antes, en la época de Zorobabel.
En la última oración pone al lector sobre aviso de que ahora él
vuelve al segundo año de Darío I (520 a.C.) y reanuda su
narración, desde el punto en el que había hecho un paréntesis para
presentar la correspondencia de Artajerjes. Esdras 4:6-23 es una
inserción parentética; según el orden cronológico Esdras 4:24
sigue inmediatamente después de Esdras 4:5.
Reconstrucción exitosa del templo

5
La ayuda de los profetas
Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos
profetas, a los judíos que estaban en Judá y Jerusalén
en el nombre del Dios de Israel, quien estaba con ellos.
2
Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo
de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que
estaba en Jerusalén; junto a ellos estaban los profetas de Dios
que los ayudaban.
En el segundo año de Darío I, casi veinte años después de su
regreso, los judíos todavía no habían terminado la construcción
del templo. El Señor envió a dos profetas, Hageo y Zacarías, para
reprenderlos por su negligencia y también para animarlos a
terminar la obra. El mensaje de esos profetas se registra en los
libros del Antiguo Testamento que llevan sus nombres. El libro de
Hageo es muy corto; al llegar a este punto, es probable que usted
desee leerlo. En este libro Hageo acusó a los miembros del pueblo
de haber descuidado la reconstrucción del templo, porque estaban
demasiado preocupados con la construcción de sus propias casas.
Lo animó con la promesa de que la gloria de ese templo iba a ser
aún mayor que la del templo de Salomón, ya que el Mesías iba a
aparecer en ese templo e iba a congregar a gente de todas las
naciones para el Señor.
El mensaje de Zacarías es más largo y más difícil; la primera

29
Esdras 5:3-17

mitad de su libro contiene visiones simbólicas similares a las de


Apocalipsis. El mensaje general de esas visiones es que el Señor
gobierna las naciones y protege a su pueblo. Zacarías, en los
capítulos 3 y 6, le dedica palabras de consuelo y de ánimo al sumo
sacerdote Josué. En la segunda mitad de su libro, Zacarías escribe
varias profecías hermosas acerca de la venida del Mesías.
Cuando el pueblo escuchó las palabras del Señor, transmitidas
por los profetas, reanudó gustosamente la construcción de la casa
de Dios.
Carta a Darío
3
En ese mismo tiempo Tatnai, gobernador del otro lado del
río, y Setar-boznai, junto a sus compañeros, fueron a decirles:
«¿Quién os ha dado orden para edificar esta casa y levantar
estos muros?» 4 También preguntaron: «¿Cuáles son los
nombres de los hombres que hacen este edificio?» 5 Pero los
ojos de Dios velaban sobre los ancianos de los judíos, y no les
hicieron suspender la obra hasta que el asunto fuera llevado a
Darío y se recibiera una carta de respuesta sobre esto.
6
Ésta es copia de la carta que Tatnai, gobernador del otro
lado del río, Setar-boznai y sus compañeros, los gobernadores
del otro lado del río, enviaron al rey Darío. 7 Ellos le enviaron
una carta escrita de esta manera:
«Al rey Darío: Paz completa.
8
»Ha de saber el rey que fuimos a la provincia de
Judea, a la casa del gran Dios, la cual se edifica con
piedras grandes. Ya los maderos están puestos en las
paredes, la obra se hace de prisa y prospera en sus
manos. 9 Entonces interrogamos a los ancianos,
diciéndoles: “¿Quién os dio orden para edificar esta
casa y para levantar estos muros?” 10 También les
preguntamos sus nombres para hacértelo saber, a fin
de escribirte los nombres de los hombres que estaban
al frente de ellos. 11 Y ésta fue la respuesta que nos
dieron: “Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de
30
Esdras 5:3-17

la tierra, y reedificamos la casa que hace ya muchos


años fue edificada, y que un gran rey de Israel edificó
y terminó. 12 Pero después que nuestros padres
provocaron a ira al Dios de los cielos, él los entregó en
manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, caldeo, el
cual destruyó esta casa y llevó cautivo al pueblo a
Babilonia. 13 Pero en el primer año de Ciro, rey de
Babilonia, el mismo rey Ciro dio orden para que esta
casa de Dios fuera reedificada.
14
»”Los utensilios de oro y de plata de la casa de
Dios, que Nabucodonosor había sacado del templo que
estaba en Jerusalén para llevarlos al templo de
Babilonia, el rey Ciro los retiró del templo de
Babilonia, y fueron entregados a Sesbasar, a quien
había nombrado gobernador. 15 Él le dijo: ‘Toma estos
utensilios, ve y llévalos al templo que está en Jerusalén,
y sea reedificada la casa de Dios en su lugar.’ 16 Vino,
pues, este Sesbasar y puso los cimientos de la casa de
Dios, la cual está en Jerusalén, y desde entonces hasta
ahora se edifica, pero aún no está concluida.”
17
»Ahora, si al rey le parece bien, que se investigue
en la casa de los tesoros del rey que está allí en
Babilonia, si es verdad que el rey Ciro dio
efectivamente la orden para reedificar esta casa de Dios
en Jerusalén, y que se nos comunique la decisión del
rey sobre esto.»
Tan pronto como se reanudó el trabajo, la oposición renovada
amenazó con bajarle los ánimos al pueblo. Tatnai, el gobernador
persa de toda el área al oeste del Éufrates, puso objeciones al
proyecto; por lo visto, Judá era una subdivisión de la provincia
que estaba bajo su control. Probablemente los enemigos de Judá
llamaron a Tatnai para que investigara la situación, pero él era un
hombre honesto, un administrador consciente que llevaba a cabo
su deber con responsabilidad. Cuando el pueblo judío alegó que

31
Esdras 6:1-12

el gobierno persa había autorizado el proyecto, Tatnai permitió que


el trabajo continuara hasta que desde la capital llegara la
verificación del alegato. Parece que el decreto del rey Ciro que
autorizaba a los judíos a reconstruir el templo se había archivado
y había pasado al olvido. Ciro falleció ocho años después de que
lo promulgó y fue necesario empezar a buscarlo.
La obra pudo continuar gracias a la providencia divina, la
atención de Dios que cuidaba a su pueblo. El Señor había dirigido
los asuntos de estado de tal manera que bendijo a los judíos en ese
tiempo con un gobernador honesto e imparcial, para que siguiera
el nuevo entusiasmo por construir la casa de Dios, y la obra pudo
avanzar hasta que se recibió una respuesta favorable del rey. En la
actualidad también es una gran bendición que los cristianos tengan
gobernantes imparciales y conscientes, que sean fieles en el
cumplimiento de sus responsabilidades y que no constituyan un
obstáculo para que el pueblo de Dios cumpla sus
responsabilidades.

6
La respuesta del rey
Esdras 6:1-12
Entonces el rey Darío dio la orden de buscar en la casa
de los archivos, donde guardaban los tesoros allí en
Babilonia. 2 Y fue hallado en Acmeta, en el palacio que está en
la provincia de Media, un libro en el cual estaba escrito así:
«Memoria:
3
»En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro
dio orden acerca de la casa de Dios, la cual estaba en
Jerusalén, para que la Casa fuera reedificada como
lugar para ofrecer sacrificios, y que fueran puestos sus
cimientos; su altura, de sesenta codos, y de sesenta
codos su anchura; 4 con tres hileras de piedras grandes
y una de madera nueva. El gasto será pagado por el
tesoro del rey. 5 Además, los utensilios de oro y de plata
de la casa de Dios, que Nabucodonosor sacó del templo
que estaba en Jerusalén y se llevó a Babilonia, serán

32
Esdras 6:1-12

devueltos, para que vayan a su lugar, al templo que está


en Jerusalén, y sean puestos en la casa de Dios.»
6
«Ahora, pues, Tatnai, gobernador del otro lado del
río, Setar-boznai y vuestros compañeros, los
gobernadores que estáis al otro lado del río, alejaos de
allí. 7 Dejad que se haga la obra de esa casa de Dios; que
el gobernador de los judíos y sus ancianos reedifiquen
esa casa de Dios en su lugar. 8 Éstas son mis órdenes
sobre lo que habéis de hacer con esos ancianos de los
judíos, para reedificar esa casa de Dios: que de la
hacienda del rey, proveniente del tributo del otro lado
del río, sean pagados puntualmente a esos hombres los
gastos, para que no cese la obra. 9 Lo que sea necesario,
becerros, carneros y corderos para holocaustos al Dios
del cielo, trigo, sal, vino y aceite, conforme a lo que
digan los sacerdotes que están en Jerusalén, les sea
dado día por día sin obstáculo alguno, 10 a fin de que
ofrezcan sacrificios agradables al Dios del cielo, y oren
por la vida del rey y por sus hijos.
11
»También he dado orden de que a cualquiera que
altere este decreto se le arranque una viga de su casa,
y sea colgado en ella. Luego su casa sea convertida en
un montón de escombros. 12 Que el Dios que hizo
habitar allí su nombre destruya a todo rey y pueblo que
intente cambiar o destruir esa casa de Dios, la cual está
en Jerusalén. Yo, Darío, he dado este decreto; sea
cumplido puntualmente.»

Si los enemigos de Judá provocaron la investigación de Tatnai,


¡ciertamente les salió el tiro por la culata! El rey no sólo autorizó
la continuación del proyecto de construcción, sino que también
aumentó los fondos disponibles, y amenazó a cualquiera que
interfiriera. Esdras consideró ese veredicto como una señal de la
providencia de Dios, que dirige la historia del mundo para el bien
de su pueblo.

33
Esdras 6:1-12

La forma en que se encontró el rollo en los archivos es otro


ejemplo de la providencia de Dios. Por lo visto, en Babilonia no
se pudo encontrar ningún registro del decreto, pero apareció una
versión detallada del mismo entre los registros que se trasladaron
a Ecbatana (hoy Hamadán), la residencia de verano del rey de
Persia (hoy Irán). Según el Antiguo Testamento, el gobierno persa
ponía un fuerte énfasis en el precedente, de modo que el
descubrimiento del decreto previo prácticamente aseguraba un
veredicto favorable a los judíos. Este veredicto también estaba de
acuerdo con el carácter de Darío. En ese tiempo él estaba muy
ansioso por fomentar la paz en el imperio después de la reciente
guerra civil en la que había depuesto a Pseudo-Esmerdis.
El mundo antiguo no tenía el concepto de la separación entre
la iglesia y el estado. Todo el mundo esperaba que los templos y
los ritos religiosos de los dioses de cualquier religión, fueran
sostenidos con los ingresos provenientes de los impuestos de la
región, de la misma manera que debía ocurrir con cualquier otra
obra pública. Si Jehová era el Dios que Judá aceptaba, los reyes
persas no veían nada fuera de lo común en que su adoración se
sostuviera con los ingresos de los impuestos de esa área. Los
gobernantes también esperaban que los sacerdotes ofrecieran
oraciones y sacrificios por el bienestar del estado.
Nos podría sorprender la severidad del decreto de Darío.
Amenazaba con una muerte vergonzosa y con la destrucción o
confiscación de la propiedad de cualquier infractor. En eso era
similar a otros decretos reales que han sobrevivido de los imperios
del antiguo Cercano Oriente. El castigo era rápido y severo.
No solamente los gobernadores locales, sino hasta los grandes
gobernantes del mundo están bajo el control del Señor, el Rey de
reyes. Aunque su poder haya aumentado por las terribles armas de
destrucción masiva, los gobernantes del mundo todavía están bajo
el dominio del Rey de reyes. Él dirige los asuntos de este mundo
para el beneficio final de su pueblo.

34
Esdras 6:13-18

Finalización y dedicación del templo


Esdras 6:13-18
13
Entonces Tatnai, gobernador del otro lado del río, Setar-
boznai y sus compañeros, hicieron puntualmente según el rey
Darío había ordenado. 14 Así, los ancianos de los judíos
edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta
Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y
terminaron la obra, por orden del Dios de Israel, y por
mandato de Ciro, de Darío y de Artajerjes, rey de Persia.
15
Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que
era el sexto año del reinado del rey Darío.
16
Los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás
que habían regresado de la cautividad, hicieron la dedicación
de esta casa de Dios con gozo. 17 Ofrecieron para la dedicación
de esta casa de Dios cien becerros, doscientos carneros y
cuatrocientos corderos; y como expiación por todo Israel, doce
machos cabríos, conforme al número de las tribus de Israel.
18
Luego organizaron a los sacerdotes en sus turnos y a los
levitas en sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén,
conforme a lo escrito en el libro de Moisés.

El pueblo de Judá terminó exitosamente la construcción del


templo cuatro años después del comienzo de los ministerios de
Hageo y Zacarías. El relato de Esdras incluye tanto la verdad
espiritual de que el templo se reconstruyó por orden de Dios, como
los medios políticos que él usó, es decir, la benevolencia de los
reyes persas. El nombre de Artajerjes aparece, aunque el templo
ya se había terminado mucho tiempo antes del inicio de su
gobierno. Por lo visto, Esdras lo hizo con el objeto de halagar al
rey y para recordar a Artajerjes que seguía con una política
benevolente, que tenía un amplio precedente entre sus antecesores.
El pueblo dedicó el templo con regocijo; estaba contento por
el restablecimiento de la forma de adoración prescrita en la ley de
Moisés. Aunque la mayor parte de los que volvieron eran de la
tribu de Judá, ofrecían sacrificios por cada tribu para significar la

35
Esdras 6:19-22

unidad del pueblo de Israel en conformidad con pasajes como el


de Ezequiel 37:22: “Haré de ellos una sola nación en la tierra, en
los montes de Israel, y un mismo rey será el rey de todos ellos.
Nunca más estarán divididos en dos reinos”.
Los sacrificios de esta dedicación contrastan marcadamente
con la magnífica dedicación del templo de Salomón. En ese
entonces “Salomón ofreció a Jehová, como sacrificios de paz,
veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas” (1 Reyes 8:63).

La celebración de la Pascua
Esdras 6:19-22
19
Los que regresaron de la cautividad celebraron la Pascua
a los catorce días del primer mes. 20 Sacerdotes y levitas se
habían purificado como un solo hombre y todos estaban
limpios. Así que sacrificaron la Pascua por todos los hijos de
la cautividad, por sus hermanos los sacerdotes y por sí mismos.
21
Comieron los hijos de Israel que habían regresado del
cautiverio con todos aquellos que se habían apartado de las
inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová,
Dios de Israel. 22 Durante siete días celebraron con regocijo la
fiesta solemne de los Panes sin levadura, por cuanto Jehová
los había alegrado, y había dispuesto el corazón del rey de
Asiria favorablemente hacia ellos, a fin de fortalecer sus manos
en la obra de la casa de Dios, del Dios de Israel.

La mención de la Pascua es especialmente significativa como


símbolo de la restauración completa de la forma de adoración
mosaica. La Pascua era una fiesta especial que celebraba la
liberación de Israel para que pudiera servirle a Dios. Hubo una
mayor restauración de la unidad de la nación cuando a la
celebración se unieron personas de la tierra prometida que se
habían apartado de sus vecinos paganos. Es posible que esas
personas se hayan convertido a la fe judía, pero es más probable
que fueran judíos que permanecieron en la tierra y que se

36
Esdras 6:19-22

mezclaron con los samaritanos. Ahora ellos volvían a la fe de sus


antepasados.
Con frecuencia los críticos han afirmado que la referencia al
rey de Asiria es un error evidente y que debe ser el rey de Persia.
Al contrario, parece que ésta es una referencia intencionada de
parte de Esdras. Enfatiza que aunque la experiencia de Israel con
los imperios del mundo comenzó con la amargura de las
deportaciones a Asiria, y con la destrucción del templo por parte
de Babilonia, la gracia de Dios convirtió la amargura en alegría.
Se terminó la restauración del templo, ¡y con la ayuda de un rey
pagano! La tendencia que había en Esdras a considerar a todos los
imperios del mundo como fases sucesivas de la misma experiencia
también se refleja en Esdras 5:13 donde a Ciro se le llama “rey de
Babilonia” y en Nehemías 9:32, donde se trata como una unidad
a toda la experiencia de Israel con los tres imperios de: Asiria,
Babilonia, y Persia. La visión de los imperios del mundo en Daniel
2, también habla de todos los imperios como fases sucesivas de la
misma experiencia para el pueblo de Dios.
La primera mitad del libro de Esdras termina con una nota de:
gozo, triunfo, y agradecimiento. La amargura del exilio cede a la
alegría de estar nuevamente en casa, donde pueden rendirle
adoración a Dios en un templo restaurado.

37
EL SEGUNDO RETORNO
ESDRAS 7–10

Regreso de Esdras

7
Esdras llega a Jerusalén
Esdras 7:1-10
Pasadas estas cosas, en el reinado de Artajerjes, rey de
Persia, Esdras hijo de Seraía hijo de Azarías, hijo de
Hilcías, 2 hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob, 3 hijo de
Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meraiot, 4 hijo de Zeraías,
hijo de Uzi, hijo de Buqui, 5 hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo
de Eleazar, hijo de Aarón, primer sacerdote, 6 subió de
Babilonia. Esdras era un escriba diligente en la ley de Moisés,
que Jehová, Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo
lo que pidió, porque la mano de Jehová, su Dios, estaba sobre
Esdras. 7 En el séptimo año del rey Artajerjes, subieron
también con él a Jerusalén algunos de los hijos de Israel,
sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes del Templo,
8
Éste llegó a Jerusalén en el quinto mes del séptimo año del
rey. 9 El primer día del primer mes había dispuesto su partida
de Babilonia, y el primero del mes quinto llegaba a Jerusalén.
¡La buena mano de Dios estaba con él! 10 Porque Esdras había
preparado su corazón para estudiar la ley de Jehová y para
cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.

El libro de Esdras se reanuda en el año 457 a.C., el séptimo


año de Artajerjes, aproximadamente cincuenta y cinco años
después de haber terminado las obras del templo bajo el gobierno
de Zorobabel. Los acontecimientos que se registran en el libro de
Ester ocurrieron durante este intervalo.

38
Esdras 7:1-10

El propósito principal de esta sección es presentarnos a Esdras.


La genealogía demuestra que era miembro de la familia de la que
provenían los sumos sacerdotes de Israel. Al igual que muchas
genealogías bíblicas, la de Esdras se salta algunas generaciones.
Omite seis nombres que aparecen en la genealogía correspondiente
en 1 Crónicas 6, y también puede haber otras lagunas. En las
genealogías bíblicas “hijo” algunas veces significa: nieto, bisnieto,
o hasta un parentesco más distante.
Seraías era el nombre del último sacerdote de Jerusalén antes
del cautiverio en Babilonia (1 Crónicas 6:14). Jesúa, el sumo
sacerdote durante la reconstrucción del templo, era nieto de
Seraías. Entonces si el Seraías de nuestro texto es el mismo
Seraías, tenemos un lapso de más de 120 años entre Seraías y “su
hijo” Esdras. Es probable que Esdras haya sido su tataranieto.
Entonces, la genealogía no se menciona con el objeto de enumerar
a todos los antepasados de Esdras, sino para establecer las
referencias de Esdras como miembro de la familia que proporcionó
a los sumos sacerdotes de Israel a través de su historia.
La habilidad y el carácter de Esdras, proporcionaron
referencias aún más importantes para desempeñar su papel de
reformador. Era un maestro docto y bien preparado de la ley de
Dios; no sólo estudió la ley de Dios como erudito, sino que
también la guardó como hijo creyente de Dios. Esdras era un buen
maestro porque su vasto conocimiento y su devoción a la
enseñanza estaban unidos a su vida piadosa. Enseñaba a los demás
tanto con el buen ejemplo como con sus palabras.
Esdras nos da un buen ejemplo a todos nosotros: ya sea que
enseñemos la palabra de Dios como pastores, que seamos maestros
en una escuela cristiana o en la escuela dominical, que como
padres enseñemos a nuestros hijos, o como cristianos enseñemos
a nuestro prójimo poniendo el ejemplo. Con el fin de ser maestros
o ejemplos eficientes, debemos tener un vasto y correcto
conocimiento de la palabra de Dios; ese conocimiento lo
obtenemos sólo con la lectura y el estudio de la palabra de Dios

39
Esdras 7:11-26

durante toda la vida. Nunca nos podemos graduar para dar por
terminada la necesidad de estudiar la palabra de Dios en lecturas
bíblicas cotidianas y clases periódicas. Sin embargo, el
conocimiento de la Biblia en sí no es suficiente, necesitamos la fe
y el amor que obra el evangelio en nosotros. Un amor así nos
impulsa a tratar de guardar la ley de Dios y a compartir la palabra
de Dios con los demás. Entonces no solamente somos oyentes de
la palabra, sino que, como Esdras, también la ponemos en práctica
y la enseñamos. ¡Qué Dios bendiga así nuestro estudio de su
palabra!
Esto nos conduce a la cualidad más importante de Esdras como
ayudante del pueblo de Dios. Esa cualidad se encuentra en la
repetida frase: “La mano de Jehová su Dios estaba sobre él”.
Esdras contaba con la preparación y la habilidad, pero sólo podía
tener éxito si el Señor bendecía sus esfuerzos. Así es también con
cada uno de nosotros; nuestros esfuerzos, sin importar lo bien
planeados ni lo bien intencionados que sean, sólo pueden tener
éxito si Dios los bendice. Nos debemos esforzar en trabajar por el
evangelio; sin embargo, dependemos humildemente de que el
Señor bendiga nuestros esfuerzos con éxito por medio del poder
del Espíritu Santo.

Carta del rey Artajerjes a Esdras


Esdras 7:11-26
Ésta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes al
11

sacerdote Esdras, escriba versado en los mandamientos de


Jehová y en sus estatutos dados a Israel:
12
«Artajerjes, rey de reyes, a Esdras, sacerdote y
escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz.
13
»He dado la siguiente orden: Todo aquel que en
mi reino pertenezca al pueblo de Israel, a sus
sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a Jerusalén,
que vaya. 14 Porque de parte del rey y de sus siete
consejeros eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén,
conforme a la ley de tu Dios que está en tus manos; 15 y

40
Esdras 7:11-26

a llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros


voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada
está en Jerusalén, 16 así como toda la plata y el oro que
logres reunir en toda la provincia de Babilonia, con las
ofrendas voluntarias que el pueblo y los sacerdotes
entreguen voluntariamente para la casa de su Dios, la
cual está en Jerusalén. 17 Comprarás, pues,
diligentemente con este dinero becerros, carneros y
corderos, con sus ofrendas y sus libaciones, y los
ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios, la
cual está en Jerusalén. 18 Y lo que a ti y a tus hermanos
os parezca hacer con la otra plata y el oro, hacedlo
conforme a la voluntad de vuestro Dios. 19 Los utensilios
que te son entregados para el servicio de la casa de tu
Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalén.
20
»Todo lo que se requiere para la casa de tu Dios,
que te sea necesario dar, lo darás de la casa de los
tesoros del rey. 21 Yo mismo, el rey Artajerjes, doy esta
orden a todos los tesoreros que están al otro lado del
río, que todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba
de la ley del Dios del cielo, se le conceda puntualmente,
22
hasta cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien
batos de vino, cien batos de aceite, y sal sin medida.
23
»Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea
hecho puntualmente para la casa del Dios del cielo;
pues, ¿por qué habría de caer su ira contra el reino del
rey y de sus hijos? 24 A vosotros os hacemos saber que
a los sacerdotes y levitas, cantores, porteros, sirvientes
del Templo y ministros de la casa de Dios, ninguno
podrá imponerles tributo, contribución ni renta.
25
»Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes
de tu Dios, pon jueces y gobernadores que gobiernen a
todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los
que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conoce,

41
Esdras 7:11-26

enséñaselas. 26 Y todo aquel que no cumpla la ley de tu


Dios, y la ley del rey, será castigado rigurosamente, ya
sea a muerte, a destierro, a pena de multa, o prisión.»

Esta carta tiene mucha similitud con la carta de Darío que


aparece en el capítulo 6, de modo que no es necesario repetir aquí
los comentarios. Al igual que las cartas anteriores, ésta también
está escrita en arameo. El rey le dio a Esdras una donación
financiera y la autorización para recoger fondos adicionales
mediante contribuciones de los judíos que estaban en Babilonia y
en Judá. A la misión de Esdras se le otorgó el rango de un viaje de
inspección oficial de parte del gobierno persa.
La sección final de la carta autorizaba a Esdras para gobernar
a los judíos del otro lado del río Éufrates, no sólo según las leyes
del gobierno persa, sino también según la ley de Moisés. Esdras
no era el gobernador de toda la provincia al otro lado del río,
solamente tenía autoridad sobre los judíos como un grupo nacional
semiautónomo dentro de la provincia.
Artajerjes fue muy generoso con Esdras, pero su generosidad
tenía límites. La sección de la carta que estaba dirigida al tesorero
de la provincia al otro lado del río Éufrates, establece límites a la
cantidad de provisiones que Esdras podría retirar de los almacenes.
Estas instrucciones son muy similares a las estipulaciones de las
credenciales de viaje de otros funcionarios persas, como la
correspondencia Arsham que se encontró en Egipto.
Con frecuencia resulta difícil convertir medidas antiguas a
nuestros equivalentes modernos. Un coro es igual a doscientos
veinte litros, y un bato es igual a más o menos 23 litros. El talento
es especialmente difícil de convertir porque no siempre tenía el
mismo valor. Y para complicar aún más las cosas, existían el
talento ligero y el talento pesado; este último pesaba el doble. El
talento al que probablemente se refería Esdras pesaba cerca de
treinta kilos; por lo tanto, las cantidades asignadas por el rey eran:
más de tres toneladas de plata, unos 2,000 litros de granos, y 2,270

42
Esdras 7:27,28

litros de vino. Es necesario recordar que estas medidas son


aproximadas.

Respuesta de Esdras a la carta


Esdras 7:27,28
27
Bendito Jehová, Dios de nuestros padres, que puso tal
cosa en el corazón del rey, para honrar la casa de Jehová que
está en Jerusalén, 28 y me favoreció con su misericordia delante
del rey, de sus consejeros y de todos los poderosos príncipes
del rey. Así yo, fortalecido por la protección de mi Dios, reuní
a los principales de Israel para que subieran a Jerusalén
conmigo.

En este capítulo leemos por tercera vez que la mano del Señor
estaba sobre Esdras, bendiciendo sus esfuerzos con éxito. Por lo
visto, Esdras ya había comparecido ante la corte persa para
presentar su caso a favor de la misión a Jerusalén. Cuando recibió
el veredicto favorable del rey y de su gabinete, reconoció que era
una bendición de Dios. Esdras podía defender el caso, pero sólo
Dios podía hacer cambiar el corazón del rey. El libro de Proverbios
aclara esto: “Del hombre es hacer planes en el corazón; de Jehová
es poner la respuesta de la lengua… Encomienda a Jehová tus
obras, y tus pensamientos serán afirmados….Como aguas que se
reparten es el corazón del rey en la mano de Jehová: él lo inclina
hacia todo lo que quiere” (Proverbios 16:1,3; 21:1).

8
Lista de los que volvieron con Esdras
Esdras 8:1-14
Éstos son los cabezas de familia, y la genealogía de
aquellos que subieron conmigo a Jerusalén desde
Babilonia, cuando reinaba el rey Artajerjes:
2
De los hijos de Finees, Gersón;
de los hijos de Itamar, Daniel;
de los hijos de David, Hatús. 3 De los hijos de Secanías
y de los hijos de Paros, Zacarías, y con él fueron registrados
ciento cincuenta hombres.
43
Esdras 8:1-14
4
De los hijos de Pahat-moab, Elioenai hijo de Zeraías,
y con él doscientos hombres.
5
De los hijos de Secanías, el hijo de Jahaziel, y con él
trescientos hombres.
6
De los hijos de Adín, Ebed hijo de Jonatán, y con él
cincuenta hombres.
7
De los hijos de Elam, Jesaías hijo de Atalías, y con él
setenta hombres.
8
De los hijos de Sefatías, Zebadías hijo de Micael, y con
él ochenta hombres.
9
De los hijos de Joab, Obadías hijo de Jehiel, y con él
doscientos dieciocho hombres.
10
De los hijos de Selomit, el hijo de Josifías, y con él
ciento sesenta hombres.
11
De los hijos de Bebai, Zacarías hijo de Bebai, y con él
veintiocho hombres.
12
De los hijos de Azgad, Johanán hijo de Hacatán, y
con él ciento diez hombres.
13
De los hijos de Adonicam, los postreros, cuyos
nombres son estos: Elifelet, Jeiel y Semaías, y con ellos
sesenta hombres.
14
Y de los hijos de Bigvai, Utai y Zabud, y con ellos
setenta hombres.

Al igual que las listas de Esdras 2, esta enumeración de los que


volvieron pone el énfasis en la gracia de Dios. El Señor conservó
al pueblo de Israel durante su exilio para que pudiera regresar a la
tierra prometida.
Los dos primeros nombres que aparecen en la lista
corresponden a jefes de familias sacerdotales que descendían de
Aarón. Finees era uno de los nietos de Aarón; Itamar era el hijo
menor de Aarón. La tercera persona de la lista, Hatús, era de la
casa real de David. Estos tres hombres pusieron énfasis en la
restauración del liderazgo de David y de Aarón en Israel. A los tres
líderes les sigue una lista de doce grupos de los que volvieron con

44
Esdras 8:15-20

sus líderes. Los mismos nombres de familia aparecen en la lista


de los que volvieron bajo el gobierno de Zorobabel en Esdras 2.
El hecho de que se enumeren doce grupos, podría ser una
coincidencia, pero lo más probable es que fuera una representación
deliberada de las doce tribus de Israel. Además, simbolizaba la
reunificación de la nación bajo el liderazgo que había sido
señalado por Dios. Ezequiel 37:15-28, indica lo importante que
era esta reunificación bajo el liderazgo davídico para los que
estaban exiliados. “Haré de ellos una sola nación en la tierra”,
había prometido el Señor (Ezequiel 37:22).
La unidad del pueblo de Dios bajo los sacerdotes y los reyes,
llegó a su plenitud cuando Cristo, el hijo de David y nuestro gran
Sumo Sacerdote, vino y congregó a todos los creyentes, ya fueran
judíos o gentiles, en una sola iglesia. El fuerte énfasis en los
vínculos familiares y en la continuidad de las generaciones
precedentes, que Esdras enumera en las listas, nos recuerda que
debemos apreciar nuestra adopción en la familia de Dios. Tenemos
vínculos con las generaciones de cristianos que vivieron antes que
nosotros.

Se reúne la gente
Esdras 8:15-20
15
Los reuní junto al río que corre hacia Ahava, y
acampamos allí tres días. Observé que había gente del pueblo
y sacerdotes, pero no hallé ningún levita. 16 Entonces despaché
a Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán,
Zacarías y Mesulam, hombres principales, así como a Joiarib
y a Elnatán, hombres doctos. 17 Los envié a Iddo, jefe en un
lugar llamado Casifia, y puse en boca de ellos las palabras que
debían decirles a Iddo y a sus hermanos, los sirvientes del
Templo en el lugar llamado Casifia, para que nos enviaran
ministros para la casa de nuestro Dios. 18 Gracias a que la
mano bondadosa de nuestro Dios estaba sobre nosotros, nos
enviaron un hombre entendido llamado Serebías, de los hijos
de Mahli hijo de Leví hijo de Israel, junto con sus hijos y sus

45
Esdras 8:21-30

hermanos: dieciocho hombres en total. 19 También a Hasabías,


y con él a Jesaías, de los hijos de Merari, a sus hermanos y a
sus hijos, veinte hombres en total.
20
De los sirvientes del Templo, a quienes David y los jefes
destinaron para el ministerio de los levitas, doscientos veinte
hombres, todos los cuales fueron designados por sus nombres.
Esdras reunió a los que regresaban en un campamento cerca
de uno de los canales que salían del río Éufrates cerca de
Babilonia. Allí se prepararon para el viaje. Si los números de la
lista anterior son la cifra total de los que volvían a Jerusalén, el
grupo era de sólo unos dos mil, un retorno mucho menor que el
del tiempo de Zorobabel.
Esdras se sintió en especial desilusionado por la falta de
concurrencia de los levitas. Tenía planeado reformar los servicios
del templo y para tener éxito necesitaba trabajadores. Tal vez no
estaban dispuestos a abandonar el que hogar ya habían establecido
en Babilonia, para llevar a cabo lo que a ellos les parecían las
tareas domésticas del templo. De cualquier modo, Esdras
consideró necesario enviar una delegación de líderes para que
reclutaran trabajadores para el templo. Tuvieron éxito en conseguir
obreros de Casifia, que por lo visto era un pueblo o un lugar de
adoración donde había una concentración de levitas. Esdras
nuevamente atribuyó el mérito de su éxito a la ayuda de Dios.
Debemos notar que aquí la narración cambia a la primera
persona “yo”. Esto indica que la fuente de esta parte del libro son
las memorias o los recuerdos de Esdras.
Preparativos para el viaje
Esdras 8:21-30
Allí, junto al río Ahava, proclamé un ayuno para
21

humillarnos delante de nuestro Dios y solicitar de él un buen


viaje para nosotros, para nuestros niños y para todos nuestros
bienes. 22 Pues tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de
a caballo que nos defendieran del enemigo en el camino, ya
que le habíamos dicho al rey: «La mano de nuestro Dios está,

46
Esdras 8:21-30

para bien, sobre todos los que lo buscan; pero su poder y su


furor contra todos los que lo abandonan.» 23 Ayunamos, pues,
y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.
24
Aparté luego a doce de los principales entre los
sacerdotes, a Serebías y a Hasabías, y con ellos diez de sus
hermanos; 25 y les pesé la plata, el oro y los utensilios que para
la casa de nuestro Dios habían ofrecido el rey, sus consejeros
y sus jefes, y todos los israelitas que se encontraban allí. 26 Pesé,
pues, y puse en sus manos seiscientos cincuenta talentos de
plata, utensilios de plata por cien talentos, y cien talentos de
oro; 27 además, veinte tazones de oro de mil dracmas y dos
vasos de bronce bruñido muy bueno, tan preciosos como el oro.
28
Luego les dije: «Vosotros estáis consagrados a Jehová, y
son santos los utensilios, la plata y el oro, ofrenda voluntaria a
Jehová, Dios de nuestros padres. 29 Vigiladlos y guardadlos,
hasta que los peséis delante de los principales sacerdotes y
levitas, y de los cabezas de familia de Israel, en los aposentos
de la casa de Jehová en Jerusalén.» 30 Entonces los sacerdotes
y levitas recibieron el peso de la plata, del oro y de los
utensilios, para traerlo a Jerusalén a la casa de nuestro Dios.
Esdras hizo dos preparativos necesarios para el viaje. Primero
buscó la protección de Dios, ya que el carruaje cargado con los
tesoros habría sido un blanco fácil para los: bandidos, asaltantes,
y funcionarios inescrupulosos, que había por todo el camino. Al
considerar que un talento equivalía a más de sesenta libras, las
cantidades de oro y plata que se le habían confiado al grupo eran
enormes en comparación con la disponibilidad de estos metales
preciosos en la actualidad. Y como Esdras le habló al rey y le
expresó la confianza que tenía en el poder de Dios, no quiso pedir
una escolta militar. Esdras decidió depender por completo de la
protección del Señor; por lo tanto, el grupo ya reunido pidió esa
ayuda con una oración ferviente.
Con el fin de que los regalos que habían recibido del rey
estuvieran a buen recaudo y para que no hubiera sospecha de que

47
Esdras 8:31-36

alguna del dinero se usara indebidamente, Esdras entregó un


inventario completo de los regalos, y también para que los
depositarios administraran con responsabilidad las finanzas. En la
actualidad debemos tener el mismo cuidado con la administración
de los asuntos financieros de la iglesia; de la misma manera que
hizo Esdras estaremos dispuestos a evitar pérdidas o cualquier
sospecha de malversación de fondos, porque eso sería muy dañino
para la reputación de la iglesia y una ofensa para los que donaron
el dinero. San Pablo nos da un ejemplo del mismo cuidado y
preocupación en el Nuevo Testamento: al hablar de una donación
que se debía enviar a los pobres, Pablo dice: “Cuando llevemos la
ofrenda…queremos evitar cualquier crítica sobre la forma en que
administramos este generoso donativo; porque procuramos hacer
lo correcto, no sólo delante del Señor sino también delante de
todos los demás.”(2 Corintios 8:16-21, NVI).

Llegada a Jerusalén
31
El doce del primer mes partimos del río Ahava para ir a
Jerusalén; la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros y nos
libró de manos de enemigos y asaltantes en el camino.
32
Llegamos a Jerusalén y reposamos allí tres días. 33 Al cuarto
día fue pesada la plata, el oro y los utensilios, en la casa de
nuestro Dios, y se entregó todo al sacerdote Meremot hijo de
Urías, y a Eleazar hijo de Finees; con ellos estaban los levitas
Jozabad hijo de Jesúa y Noadías hijo de Binúi. 34 Todo se
entregó contado y pesado, y se anotó entonces el peso total.
35
Los hijos de la cautividad, los que habían regresado del
cautiverio, ofrecieron holocaustos al Dios de Israel: doce
becerros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete
corderos, y doce machos cabríos por expiación, todo en
holocausto a Jehová. 36 Y se entregaron los decretos del rey a
sus sátrapas y capitanes del otro lado del río, los cuales
ayudaron al pueblo y a la casa de Dios.

48
Esdras 9:1-4

El Señor llevó a Esdras y a los de su grupo sanos y salvos a


Jerusalén. Si incluimos los doce días de preparación por el canal
del río Ahava, el viaje de Babilonia a Jerusalén duró cuatro meses,
desde comienzos de la primavera hasta mediados del verano
(Esdras 7:9). Hay sólo 800 kilómetros desde Babilonia hasta
Jerusalén en línea recta, pero hay alrededor de 1,440 kilómetros
por la ruta que sigue la caravana y que rodea el desierto pasando
por el norte (vea el mapa 1). Si suponemos que el grupo de Esdras
no viajó en el día sábado, tuvieron que caminar un promedio de
diecinueve kilómetros por día. Una de las frases favoritas de
Esdras, “la mano de Jehová estaba sobre nosotros”, explica cómo
se mantuvo seguro el pueblo durante ese largo y fatigoso viaje.
Después de llegar a Jerusalén, Esdras y el pueblo se dedicaron
a cumplir con prontitud tres responsabilidades. Entregaron las
ofrendas a los funcionarios indicados del templo, y al rendir
cuentas todo estaba completo. Ofrecieron sacrificios por ellos
mismos y por todo el pueblo de Israel. Y entregaron a los
funcionarios persas las órdenes que traían del rey, quienes ahora
cooperaban plenamente con ellos.
Por fin los exiliados llegaron a su lugar en Jerusalén. Una vez
más tuvieron la alegría de adorar al Señor en el templo; parecía
que el viaje había tenido un gran éxito. Sin embargo, la alegría no
iba a durar, muy pronto Esdras se tuvo que enfrentar a un grave
problema que amenazaba el futuro mismo de Israel.

Problemas del matrimonio mixto entre judíos y paganos

9
Esdras se entera del problema
Esdras 9:1-4
Acabadas estas cosas, los gobernantes se acercaron a
mí y me dijeron: «El pueblo de Israel, los sacerdotes y
levitas no se han separado de las gentes del país, de los
cananeos, heteos, frezaos, jebuseos, amonitas, moabitas,
egipcios y amorreos, y han caído en sus abominaciones.
2
Porque han tomado mujeres para sí y para sus hijos de las
hijas de ellos, y el linaje santo ha sido mezclado con las gentes

49
Esdras 9:1-4

del país. Los jefes y los gobernadores han sido los primeros en
cometer este pecado.»
3
Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, me
arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté
angustiado en extremo. 4 Todos los que temían las palabras del
Dios de Israel se reunieron en torno a mí, a causa de la
infidelidad de quienes habían regresado de la cautividad; pero
estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde.

No está claro exactamente cuándo se enteró Esdras del


problema de los matrimonios mixtos. Esdras 10 indica que la
reunión para tratar el problema tuvo lugar unos cuatro meses
después de la llegada de Esdras a Jerusalén. Tal vez Esdras se
enteró del problema después de varios meses, porque se
encontraba fuera del pueblo, presentando los mandatos que había
recibido para los funcionarios persas. O tal vez estaba tan ocupado
con la organización del trabajo que no se dio cuenta de lo que
sucedía a su alrededor.
De todos modos, Esdras se indignó cuando supo que habían
vuelto a la práctica de los matrimonios mixtos. Demostró
abiertamente su dolor y su consternación con las señales del duelo
que se acostumbraban en su cultura; se desgarró la ropa y se rapó
el pelo de la cabeza y de la barba. A la gente de nuestra cultura, a
la que ya nada le sorprende, le podría parecer una exageración la
reacción de Esdras. ¿Por qué se indignaba y se acongojaba tanto
por el informe de los matrimonios mixtos con miembros de los
pueblos vecinos?
Por la razón de que el Señor todopoderoso había prohibido el
matrimonio mixto con miembros de los pueblos de Canaán. Éxodo
34:10-16 y Deuteronomio 7:1-11, son sólo dos de muchos pasajes
que prohíben esta práctica. El mandato de Dios era
inconfundiblemente claro: “Y no emparentarás con ellas; no darás
tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo” (Deuteronomio
7:3). El motivo de la prohibición del matrimonio con personas del

50
Esdras 9:1-4

pueblo de Canaán no era racial, sino religioso. Israel había sido


apartado como el pueblo escogido de Dios, no porque fuera
superior, sino para que se conservara la verdadera adoración a Dios
por lo menos en un rincón del mundo hasta que viniera el Salvador
prometido y diera a conocer el evangelio a todo el mundo. Dios
llamó a Israel “el linaje santo”, o literalmente “una semilla santa”,
porque el Salvador prometido iba a nacer como descendiente de
Abraham y de David.
Con el fin de mantener a Israel separado de las naciones
paganas, Dios les había dado la ley ceremonial, por la cual
regulaba su dieta y muchos otros aspectos de la vida diaria. Esos
reglamentos, hacían que la vida de Israel fuera muy diferente de
la de los pueblos que estaban a su alrededor, y servían de cerca o
barrera para mantener a los judíos separados de los pueblos
circundantes. El pueblo de Israel también se iba a diferenciar de
sus vecinos si guardaba los principios de la ley moral de Dios que
se sintetiza en los Diez Mandamientos. Sin embargo, si los
israelitas se mezclaban con los pueblos paganos que los rodeaban,
corrían el gran riesgo de perder lo que los diferenciaba de los
demás.
Mezclarse con los paganos era jugar con fuego, porque se
exponían a la tentación de seguir las prácticas abominables de la
religión cananea. A esa religión idólatra no sólo le faltaba el
conocimiento del verdadero Dios, sino que contenía inmoralidades
abominables como parte de su adoración. Los ritos en la religión
cananea incluían la inmoralidad sexual y los sacrificios humanos,
en particular el sacrificio de niños. Practicaban la inmoralidad
sexual en todas sus formas. Levítico 18 y 20, y Números 25,
mencionan las prácticas abominables de los cananeos que incluían
el incesto y la bestialidad. No hay mucha evidencia que indique
en qué medida se practicaban esos ritos en la época de Esdras, pero
hay considerable evidencia de que esas prácticas religiosas
siguieron en el norte de África y en Asia Menor, hasta los tiempos
del Nuevo Testamento.

51
Esdras 9:1-4

Aunque los judíos que se habían casado con miembros de los


pueblos vecinos no practicaban las formas de idolatría más
repugnantes, eran culpables de desobediencia directa a los
mandatos de Dios, y ponían en peligro la existencia de Israel como
un pueblo distinto del cual iba a venir el Salvador.
Lo que hizo que el asunto fuera aún más terrible, fue el hecho
de que los matrimonios mixtos de Israel habían sido la causa
principal de los desastrosos cautiverios en Asiria y en Babilonia.
El pueblo de Israel había sufrido el juicio de la destrucción y del
cautiverio; ahora experimentaba la alegría de volver a su tierra.
Sin embargo, todavía no habían aprendido la lección y para
empeorar las cosas, los líderes espirituales del pueblo que debían
haberlos guiado por el buen camino eran los primeros en desafiar
la ley de Dios. ¡Con razón Esdras estaba horrorizado!
Los que “temían” la palabra de Dios se unieron a Esdras. ¿Nos
incluiríamos en este grupo? Muchas personas en la actualidad no
sólo han perdido el temor al juicio, sino hasta el sentido de
responsabilidad por sus propios pecados. Incluso los cristianos han
sido expuestos tanto a la violencia y a la inmoralidad,
especialmente por medio de los espectáculos que se presentan en
los medios de comunicación, que lo que nos hubiera asombrado
hace veinte años casi no nos hace arquear las cejas hoy.
No importa qué tan común haya llegado a ser el pecado,
todavía nos debe indignar. No importa cuánto lo permita la
sociedad, toda infracción a la ley de Dios sigue siendo una ofensa
contra el Dios santo que juró castigar todo pecado. El Dios santo
no puede soportar el mal en su presencia; todavía odia cada uno
de los pecados y amenaza a los pecadores con la condenación
eterna. Aunque a nosotros se nos ofrece el perdón gratuito por
medio de Cristo, nunca nos debemos atrever a pensar en el pecado
a la ligera, ni a subestimar sus consecuencias. Disfrutamos del
perdón sólo porque Cristo sufrió el terrible castigo del pecado, y
en la cruz soportó por nosotros la ira de Dios. Aunque muchos ya
no tiemblen ante la ley de Dios, debemos tomar conciencia de la

52
Esdras 9:5-7

gravedad del pecado por las palabras fuertes de la ley de Dios.


Debemos esforzarnos en restaurar el temor a la ira santa de Dios
en una sociedad que se insensibiliza cada vez más al pecado.

Se confiesa la culpa de la nación


Esdras 9:5-7
5
A la hora del sacrificio de la tarde salí de mi aflicción y,
rasgados mi vestido y mi manto, me postré de rodillas, extendí
mis manos a Jehová, mi Dios, 6 y dije:
«Dios mío, confuso y avergonzado estoy para
levantar, oh Dios mío, mi rostro hacia ti, porque
nuestras iniquidades se han multiplicado sobre
nuestras cabezas y nuestros delitos han crecido hasta
el cielo. 7 Desde los días de nuestros padres hasta este
día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras
iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros
sacerdotes hemos sido entregados en manos de los
reyes de los países, a la espada, al cautiverio, al robo y
a la vergüenza que cubre nuestro rostro, como todavía
sucede.

Una de las cosas que sorprenden en la reacción de Esdras es


la intensidad de su vergüenza y de su dolor. Se siente “confuso y
avergonzado” por los pecados de su nación, aunque él mismo no
era culpable del pecado del matrimonio mixto. En nuestros días,
cuando muchos sienten poca responsabilidad hasta por sus propios
pecados, nos parece extraño que alguien se sienta culpable y dolido
por los pecados de otros. Una reacción más común podría ser
sentirse superior, como el fariseo que le agradecía a Dios por no
ser tan pecador como el publicano (Lucas 18:9-14). Los líderes
políticos de la actualidad rara vez se sienten obligados a renunciar
por causa de los delitos de sus subordinados, como antes se hacía.
Puede ser que se sientan más predispuestos a echarles la culpa a
sus subordinados por sus propios delitos y a sacrificarlos, y así,
poder salvarse.

53
Esdras 9:5-7

La responsabilidad que sentía Esdras por los pecados de otros


nos podría parecer extraña; sin embargo, era una reacción
apropiada. Eso se aclara cuando recordamos que el pueblo de Dios
es un organismo que funciona como el cuerpo humano. “El cuerpo
es uno, y tiene muchos miembros…” (1 Corintios 12:12-31).
Cuando se tiene dolor de cabeza o de estómago, todo el cuerpo
puede llegar a sentirse tan incapacitado que no se puede realizar
el trabajo diario normal. El veneno que entra al cuerpo por medio
de una herida en el pie puede matar todo el cuerpo. De la misma
manera, cuando una parte de la nación de Israel desafió la ley de
Dios, toda la nación sufrió las consecuencias devastadoras de ese
pecado, es decir, el cautiverio en naciones paganas. También hoy
cuando un miembro del cuerpo de Cristo, la iglesia, comete un
pecado grave, la obra de toda la iglesia puede sufrir. Cuando se
pasa por alto el pecado del que no ha habido arrepentimiento, el
veneno se puede extender a otras partes del cuerpo.
Al igual que Esdras, debemos sentir dolor, no una satisfacción
farisaica, cuando nuestros hermanos cristianos caen en el pecado.
Como Esdras, y como Moisés en el tiempo del becerro de oro
(Éxodo 32), debemos interceder por nuestros hermanos en Cristo
ante el trono de gracia, orando para que Dios les otorgue el
arrepentimiento. También debemos pedir por nuestra nación para
que las palabras claras de la ley de Dios detengan la tendencia a la
indiferencia moral y al egoísmo. Si la gente de una nación vive en
una irresponsable indiferencia por la ley de Dios, a la larga toda
la nación pagará el precio. No sólo será culpa de los otros que están
“allá afuera” en alguna parte. Nosotros también compartiremos la
culpa.
En verdad somos “los guardianes de nuestros hermanos”.
Estamos comprometidos y somos responsables. Interceder por
otros ante el Dios de misericordia es una de las maneras más
importantes de cumplir con nuestra responsabilidad. Debemos
sentir una sincera compasión y preocupación en cuanto a los
pecados de otros, para que nunca cerremos los ojos debido a un

54
Esdras 9:8,9

sentimiento de superioridad ni a la indiferencia. En vez de esto,


debemos orar por ellos y enfrentarlos con la palabra de Dios.

Reconocimiento de la gracia inmerecida de Dios


Esdras 9:8,9
8
Ahora, por un breve momento, nos ha mostrado su
misericordia Jehová, nuestro Dios, y ha hecho que nos
quedara un resto libre, y nos ha dado un lugar seguro en
su santuario. Así nuestro Dios ha iluminado nuestros
ojos y nos ha dado un poco de vida en medio de nuestra
servidumbre. 9 Porque siervos somos; pero en nuestra
servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino
que nos favoreció con su misericordia delante de los
reyes de Persia, para animarnos a levantar la casa de
nuestro Dios, restaurar sus ruinas y darnos protección
en Judá y en Jerusalén.

En el tiempo de Moisés, los israelitas prometieron: “Haremos


todas las palabras que Jehová ha dicho” (Éxodo 24:3). Bajo el
liderazgo de Josué, el sucesor de Moisés, la nación otra vez se
comprometió: “A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz
obedeceremos” (Josué 24:24). Sin embargo, Israel incumplió
muchas veces la promesa que hizo de permanecer fiel a Dios. A
pesar de semejante infidelidad por parte de su pueblo, el Señor
permaneció fiel a la promesa que hizo de traer al mundo al
Salvador por medio de la nación de Israel.
Dios permitió que un remanente de Israel regresara a Jerusalén.
Concedió la restauración de la adoración en el templo, bajo el
liderazgo de los sacerdotes que descendían de Aarón; también le
restableció el liderazgo político de la familia de David. Además,
protegió al pueblo de los enemigos que los rodeaban en la tierra.
La libertad política de los judíos no era completa; todavía tenían
que pagar impuestos y cumplir con los decretos de los reyes persas.
No obstante, por el favor de los reyes persas disfrutaban de libertad

55
Esdras 9:8,9

religiosa por medio del restablecimiento de la adoración en el


templo.
El haber sido arrancados de la adoración en el templo de
Jerusalén, fue el dolor más grande que experimentaron en el
cautiverio. El salmista expresa este amargo dolor:

Junto a los ríos de Babilonia,


allí nos sentábamos y llorábamos
acordándonos de Sión.
Sobre los sauces, en medio de ella,
colgamos nuestras arpas
Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían
cánticos,
los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
«Cantadnos algunos de los cánticos de Sión».
¿Cómo cantaremos un cántico de Jehová
en tierra de extraños?
Si me olvido de ti, Jerusalén,
pierda mi diestra su destreza.
Mi lengua se pegue a mi paladar,
si de ti no me acuerdo;
si no enaltezco a Jerusalén
como preferente asunto de mi alegría.
(Salmo 137:1-6).

Ningún otro lugar en la tierra podría sustituir a Jerusalén, el


lugar que Dios escogió para que se llevaran a cabo los sacrificios
del Antiguo Testamento. Ahora estaban de nuevo en casa en
Jerusalén, ofreciendo los sacrificios que la ley mandaba en el
templo, y esperando la venida del Salvador. El pueblo de Dios
verdaderamente podía decir que era libre, aunque su libertad
política no era completa. Los creyentes poseen la libertad
inapreciable que llega mediante la palabra de Dios y del Salvador.
Como dijo Jesús: “Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis

56
Esdras 9:10-15

verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad


os hará libres” (Juan 8:31,32). La libertad: del pecado, de la
muerte, y del poder de Satanás ¡es la mayor libertad de todas!
La nación en realidad había “vuelto a vivir” tal como lo había
profetizado Ezequiel (Ezequiel 37:1-14). Seguramente después de
todo esto, Israel iba a servir al Señor de buena gana y lo iba a
obedecer. ¿Qué excusa podría haber para despreciar los mandatos
de Dios?

Confesión del continuo pecado de la nación


Esdras 9:10-15
10
»Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de
esto? Porque nosotros hemos abandonado los mandamientos
11
que nos habías dado por medio de tus siervos, los profetas,
diciendo: “La tierra en cuya posesión vais a entrar, es tierra
corrompida a causa de la inmundicia de los pueblos de
aquellas regiones, por las abominaciones con que la han
llenado de uno a otro extremo con su impureza. 12 Ahora, pues,
no deis vuestras hijas a sus hijos, ni toméis sus hijas para
vuestros hijos, ni procuréis jamás su paz ni su prosperidad;
para que seáis fuertes, comáis los mejores frutos de la tierra y
la dejéis como herencia a vuestros hijos para siempre”.
13
»Después de todo lo que nos ha sobrevenido a causa de
nuestras malas obras y a causa de nuestro gran pecado, ya que
tú, Dios nuestro, no nos has castigado de acuerdo con nuestras
iniquidades, y nos diste un resto como éste, 14 ¿hemos de volver
a infringir tus mandamientos y a emparentar con pueblos que
cometen estas abominaciones? ¿No te indignarías contra
nosotros hasta consumirnos, sin que quedara resto ni quien
escape?
15
»Jehová, Dios de Israel, tú eres justo, pues hemos
quedado como un resto que ha escapado, tal cual ha sucedido
en este día. Henos aquí delante de ti con nuestros delitos; por
su causa no somos dignos de estar en tu presencia.»

57
Esdras 9:10-15

Los hechos estaban claros, Israel no tenía disculpa. No cabía


duda de que Israel había desafiado flagrantemente la ley de Dios.
Esdras lo demostró repitiendo la advertencia que Dios le había
hecho a su pueblo. Lo que dijo acerca de la advertencia de Dios
no es una cita exacta de un pasaje específico del Antiguo
Testamento, es más bien una síntesis de muchos pasajes.
La mayor parte del lenguaje que usa Esdras en la síntesis es
una adaptación del libro de Deuteronomio. El libro entero consiste
en los sermones de despedida que le dedicó Moisés a Israel; esos
sermones: advierten acerca de las terribles consecuencias de
desobedecer la ley de Dios, y también hablan de las bendiciones
prometidas para los que la obedecen. Muchos otros profetas
repitieron las advertencias que Moisés había dado antes. No
obstante, Israel no les prestó atención a las advertencias y se burló
de las promesas. El pueblo siguió por su propio camino.
Verdaderamente Esdras podía decir, “No nos has castigado de
acuerdo con nuestras iniquidades”. A causa de su misericordia y
de la promesa del evangelio, Dios perdonó sus pecados y
restableció a un remanente de la nación. Por increíble que parezca,
frente a toda la bondad y misericordia de Dios, ¡la nación de Israel
estaba cometiendo el mismo pecado que ocasionó su caída en el
pasado!
¿Quién puede entender la necedad y la ceguera del pecado?
Debemos estar de acuerdo con el lamento de Jeremías: “Engañoso
es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo
conocerá?” (Jeremías 17:9). Nos indigna la terquedad de Israel,
pero Esdras podría decir su oración también por nosotros. Nos
haría bien repetir sus palabras con nuestra propia boca: “no nos
has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades, y nos diste un
resto como éste, ¿hemos de volver a infringir tus mandamientos?”
Con cuánta frecuencia hemos cometido los mismos pecados una
y otra vez, aunque esos pecados nos hayan traído dolor a nosotros
y a los demás. ¡Con cuánta frecuencia hemos hecho cosas aunque
sabíamos que estaban equivocadas! ¡Con cuánta frecuencia hemos

58
Esdras 10:1-6

descuidado las cosas que sabíamos que debíamos haber hecho! Sin
embargo, por causa de Cristo, Dios nos ha perdonado
misericordiosamente, para que nos podamos regocijar como lo
hizo David:
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
No ha hecho con nosotros conforme a nuestras maldades,
Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
Cuanto está lejos el oriente del occidente,
Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
Bendice, alma mía, a Jehová (Salmo 103:2,10,12,22).

10
El pueblo arrepentido se une a Esdras
Esdras 10:1-6
Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando
y postrándose delante de la casa de Dios, se reunió
en torno a él una muy grande multitud de Israel, hombres,
mujeres y niños; y el pueblo lloraba amargamente. 2 Entonces
Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, tomó la palabra
y dijo a Esdras: «Nosotros hemos pecado contra nuestro Dios,
pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra;
pero a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel. 3 Ahora,
pues, hagamos pacto con nuestro Dios de despedir a todas las
mujeres y los nacidos de ellas, según el consejo de mi señor y
de los que temen el mandamiento de nuestro Dios. ¡Que se
haga conforme a la Ley! 4 Levántate, porque ésta es tu
obligación, y nosotros estaremos contigo. ¡Anímate y pon
manos a la obra!»
5
Entonces se levantó Esdras e hizo jurar a los principales
sacerdotes y de los levitas, y a todo Israel, que harían conforme
a esto; y ellos lo juraron. 6 Se retiró luego Esdras de delante de
la casa de Dios y se fue a la habitación de Johanán hijo de
Eliasib; pero no comió pan ni bebió agua, porque se entristeció
a causa del pecado de los que habían regresado del cautiverio.

59
Esdras 10:1-6

Esdras continuó su duelo por el pecado de los exiliados, pero


surgió un rayo de esperanza cuando algunas personas fieles de
entre los exiliados se unieron a su dolor. Compartieron la
consternación de Esdras por la reincidencia de Israel en el pecado
del matrimonio mixto con gente de la tierra, y lo animaron a tomar
medidas para corregir la situación. Secanías, que era su vocero,
resumió con habilidad la situación. El pueblo quebrantó
traicioneramente su pacto con el Señor contrayendo matrimonio
con los pobladores de las naciones vecinas.
Sin embargo, la situación tenía remedio. En los pasajes de
Deuteronomio 30:1-10, Dios prometió el perdón y la restauración
de Israel, si los que habían quebrantado el pacto se arrepentían y
se volvían a él. Salomón mantuvo la misma esperanza en la
oración que elevó para la dedicación del templo (1 Reyes 8:46-
53). Finalmente, la esperanza del perdón dependía del Mesías
prometido; el señor iba a conservar a su pueblo para que esa
promesa se cumpliera. Él podría perdonar a su pueblo debido a
que el Salvador venidero iba a pagar por los pecados de ellos. Esta
esperanza arrojó luz a una situación oscura, y le dio ánimo al
pueblo.
Debió haber sido un gran consuelo para Esdras saber que no
se encontraba solo. Incluso un hombre tan firme como el profeta
Elías se desanimó cuando pensó que era el único que permanecía
en la lucha contra la idolatría de Acab y de Jezabel (1 Reyes 19).
Los pastores, los profesores, y otros líderes, llamados por Dios,
necesitan el ánimo de sus compañeros cristianos cuando se
enfrentan a la difícil y con frecuencia impopular tarea de reprender
o de disciplinar a los que no se arrepienten. Esforcémonos bien en
darles nuestro apoyo a los líderes fieles, como lo hicieron en el
pasado Secanías y sus compañeros. Animado por el apoyo de la
gente, Esdras tomó medidas decisivas para enfrentar el problema.
Y con el apoyo de Esdras, los líderes juraron corregir la situación.
Esdras se retiró para: ayunar, llorar, y esperar el resultado. Su
dolor no iba a terminar hasta que la situación se corrigiera.

60
Esdras 10:7-17

Se toman medidas contra el pecado


Esdras 10:7-17
7
Después hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén que
todos los hijos del cautiverio se reunieran en Jerusalén; 8 y que
el que no se presentara en el plazo de tres días, conforme al
acuerdo de los jefes y de los ancianos, perdiera toda su
hacienda y fuera excluido de la congregación de los que habían
regresado del cautiverio. 9 Así todos los hombres de Judá y de
Benjamín se reunieron en Jerusalén dentro de los tres días, a
los veinte días del mes, que era el noveno mes; y se sentó todo
el pueblo en la plaza de la casa de Dios, temblando con motivo
de aquel asunto, y a causa de la lluvia. 10 Entonces se levantó
el sacerdote Esdras y les dijo:
—Vosotros habéis pecado, por cuanto tomasteis mujeres
extranjeras, aumentando así el pecado de Israel. 11 Ahora, pues,
dad gloria a Jehová, Dios de vuestros padres, haced su
voluntad y apartaos de los pueblos de las tierras y de las
mujeres extranjeras.
12
Toda la asamblea respondió en alta voz:
—Hágase conforme a lo que has dicho. 13 Pero el pueblo es
muy numeroso y estamos en tiempo de lluvias; además no
podemos permanecer en la calle, ni es cuestión de un día ni de
dos, pues somos muchos los que hemos pecado en esto. 14 Que
sean nuestros jefes los que se queden en lugar de toda la
congregación, y vengan en fechas determinadas todos aquellos
que en nuestras ciudades hayan tomado mujeres extranjeras,
acompañados de los ancianos y los jueces de cada ciudad, hasta
que apartemos de nosotros el ardor de la ira de nuestro Dios a
causa de esto.
15
Solamente Jonatán hijo de Asael, y Jahazías hijo de Ticva
se opusieron a esto, y los levitas Mesulam y Sabetai los
apoyaron. 16 Los que habían regresado del cautiverio actuaron
de acuerdo con lo convenido. Y fueron apartados el sacerdote
Esdras y algunos jefes de familia, según sus casas paternas. El
primer día del décimo mes todos ellos, personalmente, se

61
Esdras 10:7-17

sentaron para examinar el asunto. 17 Y el primer día del primer


mes terminaron el juicio de todos aquellos que habían tomado
mujeres extranjeras.
Se convocó a todo Israel para abordar el problema. El haber
sido comisionado por el rey Artajerjes le dio a Esdras la autoridad
para ocuparse del pecado de los matrimonios mixtos y para
imponer castigos severos (7:26), pero lo hizo por medio de
funcionarios locales de Jerusalén y de Judá. De esta manera sus
actos iban a tener más apoyo que si hubiera actuado solo. La
eliminación de la ofensa se iba a lograr de una manera equilibrada,
si se basaba en el acuerdo de toda la congregación, en vez de que
Esdras lo impusiera actuando solo. Esa manera de abordar el
problema tuvo éxito; una abrumadora mayoría del pueblo apoyó
la decisión de terminar la práctica de contraer matrimonio con los
paganos.
Según la traducción de la versión Reina-Valera, Jonatán y
Jahazías, con el apoyo de Mesulam y Sabetai, fueron los únicos
que se opusieron a cualquier acción para corregir la situación. En
hebreo este versículo es ambiguo, y por esto no es completamente
claro lo que cada uno de estos hombres hubiera apoyado o
rechazado. Algunos comentaristas han interpretado este versículo
como si Jonatán y Jahazías, fueran partidarios fervientes de Esdras,
que se oponían a cualquier demora en la acción. Sin embargo,
parece más probable que estos cuatro hombres fueran los únicos
que se opusieron a tomar acción contra los matrimonios ilegales.
Según esta interpretación, todos los demás estaban a favor de hacer
algo al respecto, pero coincidían en que iba a tomar algún tiempo
la solución del problema. En el texto no hay nada que sugiera que
Esdras haya tenido objeciones a la demora que proponían.
El motivo de la demora tenía dos aspectos. Estaban en pleno
invierno, cuando Israel recibe una lluvia helada casi todos los días;
por lo tanto, el tiempo no era el apropiado para tener reuniones
masivas al aire libre. Además, el problema simplemente era
demasiado grande para resolverlo en un día. Se podría tratar de

62
Esdras 10:7-17

una manera más efectiva con el gran número de personas


implicadas en esta ofensa, si un grupo de ancianos que representara
a toda la asamblea confrontara a cada persona. De cierta manera
esto era similar a los procedimientos que en la actualidad usamos
en la iglesia para aplicar la disciplina. Las congregaciones tienen
miembros del consejo (ancianos) que le ayudan al pastor a tratar
los casos de disciplina en nombre de toda la congregación. Si el
pueblo seguía este procedimiento, en tres meses terminaría con
todos los casos.
A primera vista podría parecer que esta manera de abordar el
asunto añadía un pecado a otro. Se podría preguntar: “¿Acaso la
solución propuesta no exigía despedir a las esposas y a las familias
paganas, y por consiguiente el pecado del divorcio se iba a añadir
al pecado anterior del matrimonio mixto?” En 1 Corintios 7, San
Pablo les dice a los creyentes del Nuevo Testamento que han
contraído matrimonio con incrédulos, que permanezcan casados
con su cónyuge siempre que el esposo o la esposa tengan la
voluntad de seguir así. En realidad los dos casos son bastante
diferentes. Para empezar, la gente de Corinto se había casado con
cónyuges paganos cuando ellos mismos todavía eran paganos;
como gentiles, no habían estado bajo ningún mandato de Dios que
prohibiera el matrimonio mixto, pero habían entrado en el estado
matrimonial en “buena fe”. En los días de Esdras la situación era
muy diferente, los israelitas culpables se involucraron en uniones
ilegales desde el principio, porque Dios se las prohibió a los judíos
del Antiguo Testamento (Deuteronomio 7:3). Malaquías 2, implica
que muchos, para entrar en los matrimonios mixtos, terminaron su
matrimonio con mujeres israelitas para poder casarse con mujeres
paganas. El profeta Malaquías habla en contra de “casarse con la
hija de un dios extraño” en el mismo contexto en que condena el
acto de divorciarse de “la esposa de tu juventud”. Malaquías 2,
también condena enérgicamente a los sacerdotes por el papel que
desempeñaron en la infidelidad de Israel.
La acción que emprendió Esdras de disolver estos matrimonios
mixtos se podía comparar más con el acto de decirle a alguien que
63
Esdras 10:18-44

dejara una relación adúltera que desde el principio era inaceptable,


que con el acto de obligar a alguien a disolver un matrimonio
válido. Esdras le exigió al pueblo que obedeciera el mandato que
Dios les había dado para la conservación de Israel, aunque esto
sin duda les iba a causar dolor y dificultades a algunas de las
esposas que habían sido despedidas. La culpa de los trágicos
efectos secundarios de esta acción la tenían los que habían creado
la situación en menoscabo de la ley de Dios.
También en el mundo actual las personas que hacen caso
omiso de las normas de Dios que ordenan la fidelidad en el
matrimonio con frecuencia les causan dolor a su cónyuge y a sus
hijos inocentes. Los que han creado los problemas despreciando
la ley de Dios son responsables de una situación tan desdichada.
El severo remedio de Esdras causó dolor, pero evitó el mal mayor
de que a los israelitas los consumieran los pueblos paganos que
los rodeaban. Se había evitado una gran amenaza a la restauración
de la nación.
Lista de los culpables
Esdras 10:18-44
18
Entre los hijos de los sacerdotes que habían tomado
mujeres extranjeras, fueron hallados estos:
De los hijos de Jesúa hijo de Josadac, y de sus hermanos:
Maasías, Eliezer, Jarib y Gedalías. 19 Estos levantaron su mano
prometiendo que despedirían a sus mujeres, y presentaron
como ofrenda de reparación por su pecado un carnero de los
rebaños.
20
Entre los hijos de Imer: Hanani y Zebadías.
21
Entre los hijos de Harim: Maasías, Elías, Semaías, Jehiel
y Uzías.
22
Entre los hijos de Pasur: Elioenai, Maasías, Ismael,
Natanael, Jozabad y Elasa.
23
Entre los hijos de los levitas: Jozabad, Simei, Kelaía (este
es kelita), Petaías, Judá y Eliezer.
24
Entre los cantores: Eliasib; y de los porteros: Salum,
Telem y Uri.
64
Esdras 10:18-44
25
Entre los hijos de Israel:
De los hijos de Paros: Ramía, Jezías, Malquías, Mijamín,
Eleazar, Malquías y Benaía.
26
De los hijos de Elam: Matanías, Zacarías, Jehiel, Abdi,
Jeremot y Elías.
27
De los hijos de Zatu: Elioenai, Eliasib, Matanías,
Jeremot, Zabad y Aziza.
28
De los hijos de Bebai: Johanán, Hananías, Zabai y Atlai.
29
De los hijos de Bani: Mesulam, Maluc, Adaía, Jasub, Seal
y Ramot.
30
De los hijos de Pahat-moab: Adna, Quelal, Benaía,
Maasías, Matanías, Bezaleel, Binúi y Manasés.
31
De los hijos de Harim: Eliezer, Isías, Malquías, Semaías,
Simeón, 32 Benjamín, Maluc y Semarías.
33
De los hijos de Hasum: Matenai, Matata, Zabad, Elifelet,
Jeremai, Manasés y Simei.
34
De los hijos de Bani: Madai, Amram, Uel, 35 Benaía,
Bedías, Quelúhi, 36 Vanías, Meremot, Eliasib, 37 Matanías,
Matenai, Jaasai, 38 Bani, Binúi, Simei, 39 Selemías, Natán,
Adaía, 40 Macnadebai, Sasai, Sarai, 41 Azareel, Selemías,
Semarías, 42 Salum, Amarías y José.
43
Y de los hijos de Nebo: Jeiel, Matatías, Zabad, Zebina,
Jadau, Joel y Benaía.
44
Todos estos habían tomado mujeres extranjeras; y
algunas de sus mujeres habían dado a luz hijos.
En el texto no se ve con claridad el propósito exacto de esta
lista. No parece muy probable que Esdras tratara de avergonzar a
los que estaban en ella; ellos se arrepintieron y corrigieron la
situación.
Es más probable que la intención de la lista haya sido la de
poner énfasis en la gravedad del pecado. Se enumeran más de 100
nombres y pueden ser solamente los líderes. Todas las familias
sacerdotales estaban involucradas en esto, hasta los descendientes
de Jesúa, hijo de Josadac, el sumo sacerdote que había dirigido la

65
Esdras 10:18-44

restauración del templo. La corrupción había llegado al centro


mismo de la nación y amenazaba su existencia. No obstante, se
evitó la amenaza, al menos por el momento.
Tal vez la lista nos parezca más bien como si el libro de Esdras
tuviera un final repentino, como si dejara la historia suspendida
en el aire. Esto es apropiado ya que la historia no termina aquí.
Los mismos problemas y amenazas para la existencia de Israel que
surgieron en el tiempo de Esdras aparecen nuevamente en el libro
de Nehemías. En realidad, nuestro estudio de Nehemías será otro
capítulo de la misma historia que comenzó en el libro de Esdras.
Sin embargo, el libro de Esdras nos ha llevado a través de unos
acontecimientos significativos de la historia de Israel: Un
remanente de la nación regresó para establecerse en Judá y en
Jerusalén. El templo se reconstruyó y allí se restauró la adoración.
La nación sobrevivió a las graves amenazas para su existencia.
Todos estos acontecimientos dan testimonio de la gracia de Dios
al conservar a Israel para que se cumpliera la promesa del
Salvador. En el libro de Nehemías veremos cómo continuó esta
gracia.

66
NEHEMÍAS
INTRODUCCIÓN

Antecedentes

El libro de Nehemías no necesita de una extensa introducción


porque es la continuación de la historia que comenzó en Esdras:
la mayoría de las circunstancias y de los temas que aparecen en
Esdras, vuelven a ocurrir en Nehemías. Los dos libros están tan
vinculados entre sí, que los rabinos judíos y algunas versiones de
la Biblia, los han tratado como un solo libro. Al libro de Nehemías
algunas veces se le ha llamado el Segundo Libro de Esdras.
Sin embargo, en lo que nos basamos para diferenciar un libro
de otro es de mucha validez. Una parte del libro de Esdras está
escrito en primera persona, lo cual indica que Esdras es el probable
autor de ese libro.
Gran parte del libro de Nehemías está escrito en primera
persona, lo cual indica que Nehemías es el probable autor de este
libro. Casi todo el libro se concentra en él, con excepción de los
capítulos 8 y 9, en los que Esdras aparece nuevamente para dirigir
la reforma de Israel. Es probable que en la recopilación de los
libros del Antiguo Testamento Esdras haya tomado las memorias
de Nehemías y las haya añadido a sus propios escritos.
El libro de Nehemías comienza en el año veinte del rey
Artajerjes de Persia (445 a.C.), unos veinte años después de la
reforma que Esdras condujo. El estado espiritual de Judá decayó
durante ese corto período. Es probable que Esdras haya regresado
a Persia para presentarse ante el rey o para reanudar sus deberes.
Es posible que haya estado fuera de Jerusalén por varios años.
Quizás la presión que se ejercía contra Jerusalén, como aparece

67
Introducción a Nehemías

en Esdras 4, ocurrió en ausencia de Esdras, aunque es más


probable que haya sucedido antes de las reformas que realizó. De
cualquier modo, Nehemías tuvo que comenzar la restauración de
Israel prácticamente desde el principio.
Bosquejo de Nehemías
El libro de Nehemías registra la reconstrucción en dos partes
principales. Los capítulos 1–7 informan acerca de la restauración
de la seguridad física de Jerusalén por medio de la reconstrucción
de los muros de la ciudad. Los capítulos 8–13 informan acerca de
la restauración de la seguridad espiritual de Israel mediante las
reformas que llevaron a cabo Esdras y Nehemías. El siguiente
bosquejo le ayudará a seguir la idea del libro de Nehemías
mientras avanza en su estudio.

I. Reconstrucción de los muros físicos de Jerusalén


(capítulos 1–7)
A. Oración de Nehemías por Jerusalén (1)
B. Nehemías es enviado a Jerusalén (2:1-10)
C. Nehemías se prepara a reconstruir los muros (2:11-20)
D. Los constructores y su obra (3)
E. Oposición a la obra (4–6:14)
F. Se termina el muro a pesar de la oposición (6:15–7:3)
G. Lista de los exiliados que volvieron (7:4-73)

II. Reconstrucción de los muros espirituales de Jerusalén


(capítulos 8–13)
A. Esdras lee la Ley (8:1-13)
B. El pueblo celebra (8:13-18)
C. Los israelitas hacen un pacto con el Señor (9,10)
D. Se vuelve a poblar la Ciudad Santa (11)
E. El papel que desempeñaron los levitas durante la
reconstrucción de Jerusalén (12)
F. Reformas finales de Nehemías (13)

68
RECONSTRUCCIÓN DE LOS MUROS
FÍSICOS DE JERUSALÉN
NEHEMÍAS 1–7

Oración de Nehemías por Jerusalén

1
Nehemías escucha acerca de la difícil situación de Jerusalén
Nehemías1:1-4
Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el
mes de Quisleu, en el año veinte, que estando yo en
Susa, capital del reino, 2 vino Hanani, uno de mis hermanos,
con algunos hombres de Judá. Entonces les pregunté por los
judíos que habían escapado, los que se habían salvado de la
cautividad, y por Jerusalén. 3 Ellos me dijeron: «El resto, los
que se salvaron de la cautividad, allí en la provincia, están en
una situación muy difícil y vergonzosa. El muro de Jerusalén
está en ruinas y sus puertas destruidas por el fuego.»
4
Cuando oí estas palabras me senté y lloré, hice duelo por
algunos días, ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

Nehemías era un funcionario de alto rango en el gobierno


persa: era el copero del rey (1:11). Con esa posición no era un
simple siervo del palacio, sino que tenía una categoría equivalente
a la de un miembro de nuestro gabinete de gobierno. El oficio de
presentarle la copa al rey y protegerlo del envenenamiento, era una
parte del trabajo ceremonial que desempeñaba Nehemías, pero
también tenía otras funciones importantes: era consejero de
confianza y tenía influencia sobre el rey. El libro comienza en
Susa, una de las principales ciudades de Persia, que ahora se
conoce como el sur de Irán. Vemos a Nehemías desempeñando sus
deberes, al recibir a unos visitantes de la distante ciudad de
Jerusalén. Es probable que esos hombres hayan sido una
delegación oficial de Jerusalén, o quizás se trató simplemente de

69
Nehemías 1:5-11

un asunto familiar o de negocios. Si las palabras “uno de mis


hermanos” quieren decir que Hanani era en realidad hermano de
Nehemías, y no simplemente un amigo judío, entonces es más
probable que no se tratara de una delegación oficial.
Da la impresión que Nehemías se enteró de las condiciones de
Jerusalén mediante unas sencillas preguntas superficiales, y se
horrorizó al enterarse de la espantosa situación que existía allá. Al
parecer, Nehemías suponía que todo marchaba bien en Jerusalén
desde la misión de Esdras, hacía como doce años. Subestimó: la
persistencia de los enemigos de Israel y la continua debilidad física
y espiritual de los que habían regresado. Habían transcurrido cerca
de cien años desde el retorno de Zorobabel, y Jerusalén todavía no
era una ciudad segura, ya fuera porque los muros todavía no habían
sido reconstruidos o porque cualquier obra que se hubiera
realizado fue destruida por los enemigos de Israel. Hasta el templo
restaurado, tan vital para la nación, estaba poco protegido y era
presa fácil de los enemigos. El pueblo estaba desmoralizado.
Nehemías se sintió consternado cuando escuchó esas noticias,
pero no se desesperó. En lugar de esto puso en evidencia su
carácter al acudir a su Señor Dios, la única fuente confiable de
ayuda.

Oración de Nehemías por Jerusalén


Nehemías 1:5-11
5
Y le dije:
«Te ruego, Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y
temible, que guardas el pacto y tienes misericordia de los
que te aman y observan tus mandamientos; 6 esté ahora
atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu
siervo, que hago ahora delante de ti, día y noche, por los
hijos de Israel, tus siervos. Confieso los pecados que los
hijos de Israel hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de
mi padre hemos pecado. 7 En extremo nos hemos
corrompido contra ti y no hemos guardado los
mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés,

70
Nehemías 1:5-11

tu siervo. 8 Acuérdate ahora de la palabra que diste a


Moisés, tu siervo, diciendo: “Si vosotros pecáis, yo os
dispersaré por los pueblos; 9 pero si os volvéis a mí y
guardáis mis mandamientos y los ponéis por obra, aunque
vuestra dispersión sea hasta el extremo de los cielos, de allí
os recogeré y os traeré al lugar que escogí para hacer
habitar allí mi nombre”.
10
»Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales
redimiste con tu gran poder y con tu mano poderosa. 11 Te
ruego, Jehová, que esté ahora atento tu oído a la oración
de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean
reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu
siervo y dale gracia delante de aquel hombre.»
En aquel entonces servía yo de copero al rey.

Esta oración revela mucho acerca de Nehemías. Sentía la


misma unidad que habían demostrado en el pasado: Moisés,
Esdras, y otros líderes de Israel, con el pueblo de Dios. Sintió que
tenía que interceder ante el Señor por ellos. Nehemías tenía la
misma conciencia del pecado que aparece en Esdras, reconocía
sus propios pecados y los pecados del pueblo, pero confiaba en el
Señor para obtener el perdón. Nehemías sentía dolor cuando
cualquier parte del cuerpo de Israel sufría; sentía el mismo amor
y la misma añoranza por Jerusalén que se expresa en tantos salmos,
especialmente en el Salmo 137. Esta devoción era especialmente
notable ya que Nehemías vivía a mil seiscientos kilómetros de
Jerusalén, “el lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre
[el de Dios]”, y probablemente nunca había estado allí.
Los profundos sentimientos de Nehemías, que para nosotros
pueden ser difíciles de comprender, se basaban en el hecho de que
Dios escogió a unos específicos: pueblo, tierra, ciudad, como el
escenario de las acciones que le iban a dar la salvación a todo el
mundo. Sólo existía un pueblo escogido del que iba a nacer el
Salvador, la simiente de Abraham y de David, es decir Israel. Jesús
mismo se refirió a esto cuando dijo: “La salvación viene de los

71
Nehemías 1:5-11

judíos” (Juan 4:22). Había una sola tierra prometida, el plan de


Dios se tenía que cumplir en Belén y en Jerusalén, como lo habían
predicho los profetas (Miqueas 5:2, Zacarías 9:9). Había
únicamente una ciudad, Jerusalén, donde se podían ofrecer los
sacrificios que señalaban al Salvador venidero. El amor de
Nehemías por el Señor y la esperanza de la salvación no se podían
separar de: su lealtad y amor hacia el pueblo, la tierra, y la ciudad,
que Dios había escogido.
Actualmente la verdadera adoración a Dios no se limita a un
pueblo ni a un lugar en especial. “La hora viene cuando”, predijo
Jesús, “ni en este monte ni en Jerusalén…los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad” (Juan
4:21,23). Todavía existe un pueblo especial de Dios: la iglesia
constituida por todos los creyentes; a esa iglesia algunas veces se
la llama el Israel de Dios, su nueva Jerusalén. Como hizo
Nehemías en su tiempo, nosotros también debemos sentir los
mismos lazos de amor por el pueblo de Dios de hoy. Igual que en
el caso de Nehemías, si amamos a Dios amaremos a su pueblo.
Después de todo, “si Dios así nos ha amado, también debemos
amarnos unos a otros” (1 Juan 4:11).
La oración de Nehemías también revela que estudiaba las
Escrituras. El lenguaje de su oración refleja la historia de Israel y
las promesas de Dios, tal como fueron reveladas en las Escrituras.
El éxodo, cuando Dios rescató a Israel de Egipto con su mano
poderosa y los convirtió en su pueblo escogido, era la base de la
esperanza que había en Nehemías para las dificultades presentes.
La parte que está a la mitad de su oración, repite las advertencias
y las promesas que están registradas en Deuteronomio. El libro de
Deuteronomio debe haber tenido un significado especial para los
creyentes de la época de Esdras y Nehemías, porque no sólo
amenazaba con el exilio, sino también prometía el retorno que
ellos estaban viviendo. Por ejemplo, Deuteronomio 30:4 afirma:
“Aunque tus desterrados estén en las partes más lejanas que hay
debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová, tu Dios, y de allá te
tomará”.
72
Nehemías, el copero el rey

73
Nehemías 1:5-11

En su oración, Nehemías mostró que aunque era siervo del rey


de Persia, antes que nada era siervo de Dios. El rey de Persia era
un gobernante poderoso, pero en este asunto era sólo “aquel
varón”. Porque con todo su poder, aun así era hombre y no dios.
Al igual que todo lo demás en este universo, él estaba sometido al
Dios del cielo y de la tierra. Nehemías no ponía su confianza en
los hombres, sino en el único y verdadero Dios, que siempre se
preocupa por su pueblo.
Si esta oración nos dice mucho acerca de Nehemías, también
nos revela mucho acerca de Dios; él es el Dios de poder, que
gobierna y controla todo. El Señor del cielo, que gobierna las
estrellas y los planetas, no tendría ninguna dificultad en controlar
a un rey insignificante, cuyo vasto imperio es como una gota en
un balde de agua en comparación a la inmensidad del universo. El
Señor es grande y maravilloso en su poder; también es maravilloso
en su santidad. Las amenazas de su ley no se deben tomar a la
ligera ni se deben despreciar. Israel no les prestó atención a las
advertencias que le hizo Moisés y sufrió la destrucción y el exilio.
Ahora la nación estaba jugando nuevamente con el desastre; el
pueblo debía aprender una lección de la manera en que Dios había
cumplido sus amenazas en el pasado, para no provocar al Dios
temible al continuar en el pecado y la impenitencia.
En los 2,500 años que han transcurrido desde la época de
Nehemías, Dios no ha cambiado. Nunca lo hará. Sigue siendo
santo y temible; todavía amenaza a los que desprecian su palabra.
“¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:26-
31), porque “nuestro Dios es un fuego consumidor” (Hebreos
12:29). Debemos tomar en serio la advertencia, para que no
repitamos la ingratitud ni la desobediencia de Israel. Sin embargo,
debemos sobre todo recordar que Dios es fiel a su pacto de amor.
Él ha hecho un pacto, es decir, una promesa, un compromiso, de
perdonar nuestros pecados. “Pero éste es el pacto que haré con la
casa de Israel…perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré
más de su pecado” (Jeremías 31:33-34). Dios nunca quebrantará

74
Nehemías 2:1-10

esta promesa; nos la garantiza en su fidelidad y en la obra que


Cristo llevó a cabo. Cuando en nuestra debilidad pecamos,
debemos confesar nuestros pecados como los confesó Nehemías.
Y al igual que él, podemos disfrutar de la misma confianza en el
perdón. Esto es posible porque nuestra confianza no depende de
nuestros propios logros, sino de las promesas de Dios.

2
Nehemías es enviado a Jerusalén
Nehemías 2:1-10
Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey
Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el
vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en
su presencia, 2 me dijo el rey:
—¿Por qué está triste tu rostro?, pues no estás enfermo.
No es esto sino quebranto de corazón.
Entonces tuve un gran temor. 3 Y dije al rey:
—¡Viva el rey para siempre! ¿Cómo no ha de estar triste
mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis
padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?
4
—¿Qué cosa pides? —preguntó el rey.
Entonces oré al Dios de los cielos, 5 y le respondí:
—Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante
de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis
padres, y la reedificaré.
6
Entonces el rey, que tenía a la reina sentada junto a él, me
preguntó:
—¿Cuánto durará tu viaje y cuándo volverás?
Y agradó al rey enviarme, después que yo le indiqué las
fechas. 7 Le dije además al rey:
—Si al rey le place, que se me den cartas para los
gobernadores al otro lado del río, para que me franqueen el
paso hasta que llegue a Judá; 8 y carta para Asaf, guarda del
bosque del rey, a fin de que me dé madera para enmaderar las
puertas de la ciudadela de la Casa, para el muro de la ciudad
y para la casa en que yo estaré.

75
Nehemías 2:1-10

Y me lo concedió el rey, porque la benéfica mano de mi


Dios estaba sobre mí.
9
Fui luego a los gobernadores del otro lado del río y les di
las cartas del rey. También el rey envió conmigo capitanes del
ejército y gente de a caballo. 10 Pero cuando lo oyeron Sanbalat
el horonita, y Tobías el siervo amonita, les disgustó mucho que
viniera alguien a procurar el bien de los hijos de Israel.

Pasaron tres meses desde que Nehemías se enteró de la difícil


situación de Jerusalén y el momento en que le pidió ayuda al rey.
No sabemos si el temor contuvo a Nehemías o si sencillamente no
tuvo una buena oportunidad para exponerle su súplica. Finalmente
presentó su caso cuando el rey le preguntó por la razón de su
aspecto triste. El temor se debía al hecho de que la expresión de
tristeza era consideraba inapropiada en presencia del gran rey.
Además, si el rey rechazaba su petición, podría perder: su posición,
su trabajo, y hasta la vida.
En ese momento, en el que su corazón latía con temor,
Nehemías le dirigió una oración silenciosa y breve al Señor. Eso
era típico de él, a quien se le conoce como un hombre de oración
a través de todo el libro. La oración de Nehemías demuestra el
significado de la exhortación bíblica: “Orad sin cesar” (1
Tesalonicenses 5:17). No tenía tiempo para una oración larga ni
formal, pero demostró que la oración continua es
fundamentalmente una actitud del corazón. Es confiar en Dios
todo el tiempo y enfrentar cada nueva situación sabiendo que
dependemos de la ayuda de Dios. Nehemías enfrentó los
momentos difíciles pidiendo ayuda con una súplica silenciosa.
Animado con la confianza de que el Señor iba a responder a su
oración, Nehemías expuso su caso.
Su petición indicaba que ya tenía un plan forjado, sabía cuáles
funcionarios necesitaba para poder conseguir la madera de los
bosques reales y también para que sus actividades recibieran la
protección adecuada. A diferencia de Esdras, Nehemías no dudó
en usar una escolta militar que el rey le pudiera proporcionar.

76
Nehemías 2:1-10

Parece que se dio cuenta de que no les podría hacer frente a los
funcionarios que se oponían a sus planes, a menos que recibiera
la categoría de un gobernador independiente. Nehemías presentó
sus planes, pero su triunfo se lo atribuyó a la mano de Dios que
estaba sobre él.
La buena disposición del rey Artajerjes para concederle a
Nehemías lo que pedía se basaba en algo más que poseer un buen
corazón. La fértil provincia de Egipto estaba agitada; a Persia le
interesaba tener la provincia palestina en manos amistosas y leales.
La ayuda que les diera a los judíos para la reconstrucción su capital
en ruinas iba a promover la lealtad de esa provincia.
Al comenzar su misión, Nehemías combinó la confianza en
Dios con la determinación de usar todos los recursos con los que
había sido bendecido. Desde el principio se dio cuenta de que se
enfrentaba a una verdadera lucha y de que iba a necesitar toda la
fuerza disponible para poder triunfar.
Parece que la oposición a sus planes se había consolidado
desde antes de que llegara a Jerusalén e incluso desde antes de que
estuviera clara la naturaleza exacta de sus planes. Sanbalat el
horonita era probablemente el gobernador de Samaria; es incierto
el significado del término “horonita”, puede indicar que Sanbalat
era del pueblo de Bet-horón, que estaba al noroeste de Jerusalén.
Si Judá había sido parte de la misma provincia con Samaria antes
de la llegada de Nehemías, la oposición de Sanbalat tal vez se
debió en parte al temor de que Nehemías hubiera recibido algo de
su territorio.
Amón era una región situada al este del río Jordán y por mucho
tiempo había sido rival de Israel. Los registros fuera de la Biblia
muestran que esta área fue gobernada por la familia de los
Tobíadas poco tiempo después de esto. El Tobías de nuestro texto
parece ser uno de los primeros de ese linaje. No se sabe cuál era
el cargo exacto que tenía; la palabra que se traduce como “siervo”
también podría ser funcionario u oficial (vea Biblia de las
Américas, v. 10). Puede haber sido una persona designada por el

77
Nehemías 2:11-20

gobierno persa que estaba bajo la supervisión de Sanbalat. De


cualquier modo, los funcionarios políticos más poderosos del área,
se opusieron desde el principio a los planes de Nehemías. Él tenía
un gran reto y mucho que hacer.

Nehemías se prepara para reconstruir los muros


Nehemías 2:11-20
11
Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí tres días,
12
me levanté de noche, yo y unos pocos hombres conmigo, y
no declaré a nadie lo que Dios había puesto en mi corazón que
hiciera en Jerusalén. No tenía cabalgadura conmigo, sino la
única en que yo cabalgaba. 13 Aquella misma noche salí por la
puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del
Muladar; y observé los muros de Jerusalén que estaban
derribados y sus puertas que habían sido consumidas por el
fuego. 14 Pasé luego a la puerta de la Fuente y al estanque del
Rey, pero no había lugar por donde pasara la cabalgadura en
que iba. 15 Subí de noche por el torrente y observé el muro, di
la vuelta y entré por la puerta del Valle, y regresé.
16
Los oficiales no sabían a dónde yo había ido ni qué había
hecho. Todavía no lo había declarado yo a los judíos y
sacerdotes, ni a los nobles y oficiales, ni a los demás que hacían
la obra. 17 Les dije, pues:
—Vosotros veis la difícil situación en que estamos:
Jerusalén está en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego.
Venid y reconstruyamos el muro de Jerusalén, para que ya no
seamos objeto de deshonra.
18
Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido
buena conmigo, y asimismo las palabras que el rey me había
dicho. Ellos respondieron:
—¡Levantémonos y edifiquemos!
Así esforzaron sus manos para bien.
19
Pero cuando lo oyeron Sanbalat el horonita, Tobías el
siervo amonita y Gesem, el árabe, se burlaron de nosotros y
nos despreciaron, diciendo:

78
Nehemías 2:11-20

—¿Qué es lo que estáis haciendo? ¿Os rebeláis contra el


rey?
20
Pero yo les respondí:
—El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros, sus
siervos, nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no
tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.

Nehemías trató de que su plan se mantuviera en secreto todo


el tiempo posible. Sin duda Sanbalat y Tobías tenían conexiones
en Jerusalén que les informarían de cada uno de sus pasos. La
inspección nocturna que hizo Nehemías de las ruinas tenía la
finalidad de organizar el trabajo para que se pudiera terminar tan
pronto como fuera posible después de haber comenzado. De esta
manera Sanbalat y Tobías, no iban a tener mucha oportunidad de
organizar su oposición.
Nehemías obtuvo pronto el apoyo de los líderes de Jerusalén,
cuando les presentó sus credenciales y su plan. No sólo los
convenció de que contaba con la autorización del rey persa, sino
que, aún más importante, tenía la bendición de Dios en su
proyecto. La restauración de los muros de Jerusalén iba a disipar
el recuerdo triste y desafortunado de su destrucción y les iba a dar
seguridad a los que volvían. El pueblo estaba ansioso por
comenzar la obra: “Levantémonos y edifiquemos”.
Sin embargo, tan pronto como comenzaron, Sanbalat y Tobías,
emprendieron su campaña para intimidar a los constructores. Se
les unió Gesem el árabe. Como a Sanbalat y a Tobías, a Gesem se
le menciona en otros textos históricos de ese período. Se refieren
a él como el gobernador de Quedar. Estos tres hombres son
ejemplos de personajes históricos de la Biblia cuya existencia se
ha confirmado recientemente por medio de otras fuentes. Aunque
esas fuentes externas no “prueban” que lo que dice la Biblia sea
verdad, dan testimonio de que la historia de las Escrituras es
confiable y exacta. Esto es exactamente lo que podemos esperar
de Dios, cuya “palabra es verdad” (Juan 17:17).

79
Nehemías 2:11-20

El modo de intimidar a los enemigos consistía en atacar por


los dos flancos. Primero, esperaban que ridiculizando la debilidad
de los judíos iban a lograr que perdieran la confianza en su
capacidad para terminar el proyecto y se dieran por vencidos sin
haber comenzado. Si eso fallaba, esperaban sembrar dudas
respecto de las intenciones que tenía Nehemías. Si estaba
reconstruyendo los muros como el primer paso de una revuelta
contra Persia, Nehemías muy bien podría traer la destrucción sobre
Israel, como lo habían hecho otros líderes de Israel al rebelarse
contra Asiria y Babilonia.
Nehemías tuvo una respuesta apropiada para las dos tácticas.
Los judíos iban a tener éxito a pesar de su debilidad porque Dios
iba a bendecir sus esfuerzos. No estaban reconstruyendo la ciudad
para rebelarse contra Persia, sino para honrar a Dios. Además,
Nehemías les recordó a Sanbalat y a sus aliados, que era mejor
que se ocuparan de sus propios asuntos, que no tenían ningún
derecho religioso en Jerusalén porque no seguían la verdadera
adoración al Señor, ni tenían tampoco ningún derecho político allí
porque el rey de Persia le había asignado esa autoridad a
Nehemías, y no a ellos. Después de rechazar el hostigamiento,
Nehemías y sus seguidores decidieron continuar con la obra de la
reconstrucción.
Es difícil comprender las descripciones que se hacen de la
reconstrucción de Jerusalén en este capítulo y en los siguientes sin
tener alguna descripción del terreno de la Jerusalén del Antiguo
Testamento. Se desconoce la ubicación de algunos de los lugares
que se mencionan, pero el mapa 3 muestra las ubicaciones más
probables y le ayudará a seguir las descripciones del texto.
La antigua Jerusalén estaba ubicada entre tres grandes colinas.
La más pequeña de ellas, Ofel, constituía la cuarta parte de la
ciudad en el sureste. Ésta era la ciudad original de David. El monte
Moria, donde Salomón construyó el templo, formaba la parte
noreste de la ciudad. Después de la época de Salomón, la ciudad
se desarrolló hacia el oeste, hacia la colina más grande, que ahora
se llama monte Sión.
80
Nehemías 2:11-20

Toda la ciudad estaba rodeada de valles profundos. El valle


del Tiropeón, que separa Ofel del monte Sión, dividía a Jerusalén
por la mitad.
No es probable que la Jerusalén de la época de Nehemías
comprendiera toda el área que ocupaba la ciudad antes de su
destrucción, más bien se limitaba a Ofel y a una parte del monte
del templo. Jerusalén se había convertido en una ciudad pequeña
que abarcaba sólo doce hectáreas y con lugar para
aproximadamente 5,000 habitantes.
Como se indica en el mapa, Nehemías comenzó la inspección
en la puerta del Valle, en el oeste de Ofel. Viajó por el valle
Tiropeón a la puerta del Muladar y a la fuente del Dragón, que
estaban en el extremo sur de la ciudad. La fuente del Dragón o de
la Serpiente, puede ser el manantial o fuente En-Rogel que se
menciona en otra parte del Antiguo Testamento. Por ejemplo,
siglos antes de la época de Nehemías, en los días de Josué, En-
Rogel era el límite entre el territorio de las tribus Benjamín y Judá
(Josué 15:7; 18:16). La puerta de la Fuente y el estanque del Rey,
parecen referirse al área que estaba alrededor del estanque que en
el Nuevo Testamento se llama el Estanque de Siloé. En ese lugar
Jesús sanó a un hombre ciego (Juan 9:1-11). La inmensa cantidad
de escombros que se había esparcido en las pendientes cuando la
ciudad fue destruida hizo que la inspección nocturna que practicó
Nehemías fuera muy difícil. Finalmente pudo regresar al punto en
el que había comenzado. Por lo que dice el texto, no hay seguridad
de que Nehemías haya inspeccionado todo alrededor de la ciudad,
o si se vio obligado a volver sobre sus pasos después de haber
pasado sólo por una parte de la ciudad. Esto último parece ser lo
más probable.
Esta sección pone énfasis en las dificultades que Nehemías
tuvo que enfrentar. Los enemigos poderosos presentaban una
amenaza peligrosa desde afuera, la gran destrucción hacía
formidable la tarea de la reconstrucción. No obstante, con la ayuda
de Dios, Nehemías terminó los preparativos de un proyecto
exitoso.
81
Nehemías inspecciona los muros de Jerusalén

82
Nehemías 2:11-20

Los constructores y su obra

El capítulo 3 contiene otra larga lista de nombres como las que


se encuentran con frecuencia en Esdras y Nehemías. Y como los
lugares y las personas que se nombran, son extraños para nosotros,
nos podría resultar difícil obtener mucho provecho de la lectura
de estas listas. Sin embargo, como todo en las Escrituras, estas
listas tienen un valor práctico.
La mención que se hace de cada persona que guió la
construcción de una parte del muro nos recuerda que ninguna obra
que haya sido hecha con amor para el Señor pasa inadvertida ni
cae en el olvido. Las historias: de la ofrenda de la viuda (Lucas
21:1-4), y del ungimiento de Jesús por María (Juan 12:1-8), y otros
pasajes de las Escrituras, las podríamos llamar “monumentos a la
mayordomía”. Esos pasajes nos proporcionan ejemplos de
mayordomía y nos aseguran que Dios guardará un registro y
recordará nuestras obras de amor, aunque los demás no las noten
ni las recuerden. El que dé siquiera “un vaso de agua fresca” en el
nombre de Cristo “no perderá su recompensa” (Mateo 10:42). La
lectura del capítulo 3 será de mayor significado si recordamos que
cada nombre es un monumento a alguna obra de amor. Le daremos
gracias a Dios por permitir que los creyentes de todas las
generaciones le sirvan de buen grado.
La lista también demuestra que Nehemías preparó y organizó
todo con mucho cuidado. Cada líder tiene su propia área y
responsabilidades claramente delineadas. El trabajo se organizó
de tal manera que todo el muro se podría construir
simultáneamente. Nehemías optó por este método para que el
trabajo se terminara lo más pronto posible y frustrar así los intentos
de intromisión de Sanbalat.
El capítulo 3 de Nehemías nos proporciona una de las
descripciones más completas de la Jerusalén del Antiguo
Testamento. Por consiguiente, es valioso para los que estudian la
historia y geografía bíblicas.

83
Nehemías 3:1-5

3
El muro norte
Nehemías 3:1-5
Entonces se levantaron el sumo sacerdote Eliasib y sus
hermanos los sacerdotes y edificaron la puerta de las
Ovejas. Ellos arreglaron. y levantaron sus puertas hasta la
torre de Humea, y edificaron hasta la torre de Amanee. 2 Junto
a ella trabajaron los hombres de Jericó, y luego Sacar hijo de
Inri. 3 Los hijos de Senaa edificaron la puerta del Pescado; la
enmaderaron y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y
sus cerrojos. 4 Junto a ellos trabajó en la restauración Meremot
hijo de Urías hijo de Cos y, al lado de ellos, Mesulam hijo de
Barquías hijo de Mesezabeel. Junto a ellos trabajó Sadoc hijo
de Baana. 5 Y a su lado colaboraron los tecoítas; pero sus
notables no se prestaron a ayudar a la obra de su Señor.
Nehemías comienza la descripción de la ciudad en la parte
norte, quizás con el propósito de que el sumo sacerdote y su grupo
pudieran estar en la posición de honor. El muro norte era el de
mayor importancia y necesitaba los refuerzos más fuertes, ya que
la ciudad tenía las defensas naturales más débiles en esta parte.
Las puertas de la ciudad no eran simplemente puertas instaladas
en los muros, sino torres fuertes y techadas que contenían varias
casetas adentro. Las puertas eran una de las partes más esenciales
de las fortificaciones.
Algunos trabajadores de las villas cercanas se unieron a los
sacerdotes en la reconstrucción del muro norte. La única nota
amarga fue la falta de cooperación de los nobles de Tecoa. El
profeta Amós vivió cerca de este pueblo, como a diez y nueve
kilómetros al sur de Jerusalén (Amós 1:1).
El muro oeste
Nehemías 3:6-12
La puerta Vieja fue restaurada por Joiada hijo de Paseah
6

y Mesulam hijo de Besodías, quienes la enmaderaron y


levantaron sus puertas, con sus cerraduras y cerrojos. 7 Junto
a ellos trabajaron Melatías, el gabaonita, y Jadón, el

84
Nehemías 3:6-12

meronotita, hombres de Gabaón y de Mizpa, que estaban bajo


el dominio del gobernador del otro lado del río. 8 Junto a ellos
trabajó Uziel hijo de Harhaía, de los plateros, con quien
colaboró también Hananías, hijo de un perfumero. Así
terminaron la reparación de Jerusalén hasta el muro ancho.
9
Junto a ellos también trabajó en la restauración Refaías hijo
de Hur, gobernador de la mitad de la región de Jerusalén;
10
asimismo, junto a ellos, y frente a su casa, Jedaías hijo de
Harumaf. Junto a éste trabajó Hatús hijo de Hasabnías.
11
Malquías hijo de Harim y Hasub hijo de Pahat-moab
restauraron otro tramo, y la torre de los Hornos. 12 Junto a
ellos trabajó en la restauración Salum hijo de Halohes,
gobernador de la mitad de la región de Jerusalén, él con sus
hijas.

La mención que se hace de los nombres de los restauradores


de una sección del muro oeste, probablemente da a entender que
donaron dinero para pagar la restauración de esa sección
específica, en lugar de implicar que ellos mismos realizaron el
trabajo. Es probable que esos hombres fueran ciudadanos líderes
cada uno en su área. Gabaón y Mizpa estaban al norte de Jerusalén
en un territorio que por lo visto no estaba bajo la jurisdicción de
Nehemías, sino bajo control de otro gobernador persa, quizá de
Sanbalat. Si esa era la situación, estas personas corrían un riesgo
muy alto al participar. Las referencias a: los plateros, los
perfumeros, y otros artesanos, que aparecen aquí y en otras
secciones del capítulo implican que los artesanos de Israel pueden
haber estado organizados en gremios o asociaciones de algún tipo.
Tenemos muy poca información acerca de las fortificaciones
específicas que se nombran en esta sección. El muro ancho puede
ser el que rodeaba al monte del oeste llamado monte Sión. El
programa de reforzamiento de Nehemías terminó en este muro. La
obra incluía sólo las paredes interiores alrededor del monte del
templo y Ofel.

85
Nehemías 3:13-15

El muro suroeste
Nehemías 3:13,14
La puerta del Valle la restauró Hanún con los habitantes
13

de Zanoa; ellos la reedificaron y levantaron sus puertas, con


sus cerraduras y sus cerrojos, y mil codos del muro, hasta la
puerta del Muladar. 14 Reedificó la puerta del Muladar
Malquías hijo de Recab, gobernador de la provincia de Bet-
haquerem; él la reedificó y levantó sus puertas, sus cerraduras
y sus cerrojos.
Estos versículos describen el muro que corre a lo largo del
borde oeste de Ofel. Nehemías usó la puerta del Valle en el viaje
de inspección; la puerta se abría hacia el valle Tiropeón, el valle
que separaba a Ofel del monte Sión. La puerta del Muladar estaba
al extremo sur de la ciudad; su nombre implica que a través de esa
puerta se sacaba la basura para depositarla en el basural que estaba
afuera de la ciudad.
El muro este
Nehemías 3:15-32
15
Salum hijo de Colhoze, gobernador de la región de
Mizpa, restauró la puerta de la Fuente; él la reedificó, la
enmaderó y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos;
también el muro del estanque de Siloé junto al huerto del rey,
hasta las gradas que descienden de la ciudad de David.
16
Después de él trabajó en la restauración Nehemías hijo de
Azbuc, gobernador de la mitad de la región de Bet-sur, hasta
delante de los sepulcros de David, el estanque labrado y casa
de los Valientes.
17
Tras él trabajaron los levitas; Rehum hijo de Bani y,
junto a él, Hasabías, gobernador de la mitad de la región de
Keila, a nombre de su región. 18 Después de él colaboraron en
la restauración sus hermanos, Bavai hijo de Henadad,
gobernador de la mitad de la región de Keila. 19 Junto a él, Ezer
hijo de Jesúa, gobernador de Mizpa, restauró otro tramo
frente a la subida de la armería de la esquina. 20 Después de él,

86
Nehemías 3:15-32

Baruc hijo de Zabai con todo fervor restauró otro tramo, desde
la esquina hasta la puerta de la casa de Eliasib, sumo
sacerdote. 21 Tras él Meremot hijo de Urías hijo de Cos
restauró otro tramo, desde la entrada hasta el extremo de la
casa de Eliasib.
22
Después de él ayudaron en la restauración los sacerdotes
que habitaban en la llanura. 23 Después de ellos, Benjamín y
Hasub, frente a su casa; y, después de estos, Azarías hijo de
Maasías hijo de Ananías cerca de su casa. 24 Después de él Binúi
hijo de Henadad restauró otro tramo, desde la casa de Azarías
hasta el ángulo entrante del muro, y hasta la esquina. 25 Palal
hijo de Uzai restauró el muro frente a la esquina y también la
torre alta que sale de la casa del rey, la cual está en el patio de
la cárcel. Después de él siguió Pedaías hijo de Faros. 26 Los
sirvientes del Templo que habitaban en Ofel trabajaron en la
restauración hasta frente a la puerta de las Aguas al oriente y
la torre que sobresalía. 27 Después de ellos los tecoítas
restauraron otro tramo, frente a la gran torre que sobresale,
hasta el muro de Ofel.
28
Desde la puerta de los Caballos trabajaron en la
restauración los sacerdotes, cada uno frente a su casa.
29
Después de ellos, Sadoc hijo de Imer restauró frente a su
casa; y después de él Semaías hijo de Secanías, guarda de la
puerta Oriental. 30 Tras él, Hananías hijo de Selemías y Hanún
hijo sexto de Salaf restauraron otro tramo; después de ellos,
Mesulam hijo de Berequías restauró, frente a su cámara, 31 y
después de él Malquías hijo del platero restauró hasta la casa
de los sirvientes del Templo y de los comerciantes, frente a la
puerta del Juicio, y hasta la sala de la esquina. 32 Entre la sala
de la esquina y la puerta de las Ovejas, trabajaron en la
restauración los plateros y los comerciantes.
Estos versículos describen el muro que corría a lo largo del
lado este de Ofel y del monte del templo con vista hacia el valle
del Cedrón. La naturaleza exacta y la ubicación de muchas partes

87
Nehemías 3:15-32

de esta sección del muro son inciertas, pero podemos describir


algunas de las características principales.
El estanque de Siloé era una gran cisterna que se alimentaba
de un manantial cercano, a través de un túnel y de un acueducto.
En la actualidad todavía es posible ver el contorno básico. El
“estanque labrado” que estaba cerca puede ser el mismo estanque
del Rey que se menciona en Nehemías 2. Es incierta la relación
exacta de los varios estanques que había en esta área con los que
todavía existen. Por lo visto, la puerta de la Fuente daba acceso a
uno de los dos manantiales principales de Jerusalén, la Fuente En-
Rogel que estaba en el sureste de los muros de la ciudad en el Valle
del Cedrón. La Puerta de las Aguas era la principal entrada en
medio del muro que estaba situada al este de la ciudad de David.
Llevaba al manantial de Guijón, la fuente más importante de la
Jerusalén del Antiguo Testamento y efluente del agua que se
guardaba en Siloé y en los otros estanques.
Todos estos detalles ponen el énfasis en la importancia que
tenían las fuentes de provisión de agua de las ciudades antiguas.
Esas fuentes eran especialmente importantes para una ciudad como
Jerusalén, donde no llueve durante cinco o seis meses cada verano.
En la estación lluviosa el agua se recogía en estanques y cisternas,
para que las mujeres pudieran ir a esos lugares a sacar el líquido
durante la estación seca.
Las tumbas reales de David y de su dinastía o de sus
descendientes, estaban ubicadas aparentemente en las pendientes
del sureste de Ofel. La Casa de los Valientes puede haber sido un
monumento erigido en honor a los valerosos seguidores de David.
Se desconoce la ubicación de las esquinas y de las torres en el
muro este. La sección noreste de Ofel es el único lugar donde los
arqueólogos de la actualidad han descubierto los cimientos del
muro de Nehemías. En esta área el muro de Nehemías se ubica
más arriba de la cuesta que el muro original de la ciudad de David.
Cuando el texto se refiere a la persona que trabaja “enfrente” a
alguna torre o monumento, se puede referir a un lugar que está

88
Nehemías 4:1-6

más arriba de la cuesta frente a las ruinas de la antigua


fortificación.
Estos interrogantes son difíciles de resolver, pero para nosotros
ninguno de ellos cambia el significado del texto. El estudio un
texto como éste nos da una idea de las dificultades que tienen que
enfrentar: los arqueólogos, los historiadores, y los cartógrafos,
cuando tratan de reconstruir la Jerusalén del Antiguo Testamento.
Y como ahora se están llevando a cabo grandes excavaciones en
Ofel, puede ser que algunos de estos interrogantes se aclaren en
un futuro próximo.
Los constructores de esta sección del muro eran una mezcla
interesante. Algunos vivían cerca de la sección del muro que
estaban construyendo; otros eran de los pueblos de Judá y habían
venido para ayudar a reconstruir la ciudad que iba a ser su capital
religiosa y espiritual. Esto nos hace pensar en la manera en que
comenzamos una nueva congregación hoy en día. Por lo general,
esas congregaciones se forman con la ayuda de los cristianos que
viven en la comunidad y de los que viven lejos de ella. Los que
viven en el área inmediata de la misión se beneficiarán
directamente de todos los servicios; los de lejos prestarán apoyo
con oraciones y donaciones. Ellos desean ayudar para que la nueva
congregación se levante, porque creen en su obra. La
reconstrucción de los muros de Jerusalén fue un buen ejemplo de
la cooperación de los creyentes de diferentes lugares. Trabajaron
juntos en un proyecto que iba a ser una bendición para todos ellos.
Oposición a la obra

4
El enemigo se burla; el pueblo de Dios ora
Nehemías 4:1-6
Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el
muro, se enojó y enfureció mucho, y burlándose de los
judíos, 2 dijo delante de sus hermanos y del ejército de
Samaria:
—¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver
a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán
de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?
89
Nehemías 4:1-6
3
Y estaba junto a él Tobías, el amonita, el cual dijo:
—Lo que ellos edifican del muro de piedra, si sube una
zorra lo derribará.
4
«¡Oye, Dios nuestro, cómo somos objeto de su desprecio!
Haz que su ofensa caiga sobre su cabeza y entrégalos por
despojo en la tierra de su cautiverio. 5 No cubras su iniquidad
ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se han airado
contra los que edificaban.»
6
Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue
terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo
ánimo para trabajar.
Como resultado de la organización de Nehemías y del
entusiasmo del pueblo, la obra de la reconstrucción del muro de
Jerusalén avanzó rápidamente. No obstante, donde quiera que se
lleve a cabo la obra de Dios, Satanás trabaja horas extras para crear
oposición.
Sanbalat, el líder de los enemigos de Jerusalén, se enfureció
al escuchar que el proyecto de reconstrucción progresaba con
rapidez a pesar de sus recientes intentos por desanimar la obra.
Furiosamente intensificó su campaña de intimidación. Despreció
en público a los “débiles judíos” y los esfuerzos que hacían para
la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén. Al desempeñar el papel
de títere, Tobías ridiculizó con sarcasmo el esfuerzo de los judíos.
Los muros de la ciudad tenían que ser resistentes para soportar los
golpes de la maquinaria pesada de sitio, ¡pero los lastimosos
esfuerzos de los judíos ni siquiera iban a soportar el peso de una
zorra! Mediante la burla y el sarcasmo, Sanbalat y Tobías
esperaban fortalecer la confianza de los enemigos de Dios y
desanimar al pueblo de Dios.
Esa burla no era nada nuevo, y todavía existe hoy. A través de
la historia los incrédulos siempre se han burlado de los medios
humildes que usa Dios para cumplir sus promesas. Lo mismo
sucedió en la familia de Abraham; Ismael se burlaba del pequeño
Isaac porque era el portador de la promesa (Génesis 21:8-14).

90
Nehemías 4:1-6

Goliat maldijo a David y al Dios en cuyo nombre había venido (1


Samuel: 17). Cristo mismo soportó la burla toda su vida porque
vino en humildad. En la actualidad el mundo incrédulo todavía se
burla de la palabra de Dios y de la manera silenciosa en que obra.
Muchos exigen que la iglesia dé la señal de una sociedad
reformada; desprecian el hecho de que la iglesia ni siquiera pueda
eliminar el pecado en la vida de sus propios miembros, mucho
menos en la sociedad como un todo. Sin embargo, los siervos
fieles de Dios no hacen caso a la burla y siguen fieles al trabajo
que Dios les ha encomendado. De esta manera se lleva a cabo la
obra de Dios, el evangelio sigue su marcha silenciosa y el reino
de Dios avanza con fuerza.
De cierto modo Sanbalat y Tobías tenían razón. Los
constructores de Jerusalén eran débiles si dependían de sus propias
fuerzas, no constituían un gran número, tampoco poseían grandes
riquezas. Todo lo que tenían era su fe, y la promesa de Dios que
sostenía esa fe. No obstante, era todo lo que necesitaban; con el
ánimo que Dios les infundió siguieron la obra y dejaron que el
Señor aplicara su juicio contra sus enemigos.
Algunos han criticado la oración que hizo aquí Nehemías,
dicen que fue implacable y poco cristiana porque pide el castigo
de sus enemigos. ¿Es acaso esta oración contraria al ejemplo que
nos dio Jesús en la cruz, cuando oró por sus enemigos? (Lucas
23:34). ¿Y acaso no es verdad que el resto de la Biblia nos enseña
a perdonar a nuestros enemigos? Por ejemplo, Jesús dice: “Amad
a vuestros enemigos” (Mateo 5:44), y San Pablo dice, “Bendecid
a los que os persiguen…No paguéis a nadie mal por mal… No os
venguéis vosotros mismos….Si tu enemigo tiene hambre, dale de
comer” (Romanos 12:14-20).
Sin embargo, la Biblia también contiene una oración de
Nehemías que parece vengativa. Ésta no es la única, en las
Escrituras se registran con frecuencia oraciones semejantes, que
piden castigo. Encontramos ejemplos de estas oraciones en los
Salmos: 7, 35, 58, 59, 69:19-28, 109, 137:7-9, 139:19-22. A estos

91
Nehemías 4:1-6

salmos se le da el nombre de “salmos imprecatorios” o “salmos


de maldición”.
Algunos comentaristas intentan explicar estos pasajes
imprecatorios diciendo que los creyentes de la época del Antiguo
Testamento estaban en un nivel más bajo de avance religioso que
el de nosotros hoy en día. Según ese punto de vista, la venida del
Nuevo Testamento ha ocasionado que esas oraciones sean
obsoletas. No obstante, esta explicación no es válida; el Salmo 69,
uno de los salmos que incluye una maldición, es un salmo
mesiánico que se refiere a Cristo, el Nuevo Testamento lo cita así.
Por ejemplo, Juan 15:25 toma las palabras del Salmo 69:4 y las
aplica a Cristo: “Me odian sin motivo” (NVI). En este salmo es
Cristo, el Mesías, quien le pide a Dios Padre que juzgue a sus
enemigos. Las maldiciones del Salmo 69:25 se citan en Hechos
1:20 como si ya hubieran sido cumplidas en el juicio contra Judas:
“Porque está escrito en el libro de los Salmos: ‘Quede desierta su
morada, y no haya quien habite en ella’”. Hasta los santos del cielo
oran para que el juicio vengador de Dios caiga sobre los que
persiguen a la iglesia: “¿Hasta cuándo Señor, santo y verdadero,
vas a tardar en juzgar y vengar nuestra sangre de los que habitan
sobre la tierra?” (Apocalipsis 6:10).
No obstante, ¿cómo se pueden conciliar estas oraciones con el
anuncio que hace el evangelio de que el Señor es Dios que
perdona? El Dios que promete el perdón en el evangelio, es el
mismo que amenaza en la ley que castiga a todos los que lo
desprecian. Los que desdeñan las promesas de Dios y se oponen a
sus planes, permanecen bajo su ira. El Señor dijo que iba a
bendecir a los que bendijeran a Abraham, el portador de la
promesa, y que iba a maldecir a los que lo maldijeran (Génesis
12:3). Ésta es sencillamente otra manera de decir que traerá su
juicio merecido sobre los trabajadores de Satanás que tratan de
destruir el linaje del Salvador y a los hijos de Dios. No podemos
desear que esas personas logren sus propósitos sin ponernos en
contra de la voluntad de Dios. David no podía orar para que los
planes malvados de Saúl y de Absalón se llevaran a cabo, ya que
92
Nehemías 4:7-14

si hubieran tenido éxito, la promesa de Dios habría fracasado.


Tampoco Nehemías podía orar para que se realizaran los planes
que tenía Sanbalat de obstaculizar la restauración de Israel, porque
en ese caso no se habrían podido cumplir las promesas de Dios.
En la actualidad debemos orar para que nuestros enemigos y
los de Dios se arrepientan. Sin embargo, también debemos orar
para que los ataques al reino de Dios no se concreten. Martín
Lutero escribió una vez: “No podemos orar el Padrenuestro sin
maldecir. Cada vez que oramos: Santificado sea tu nombre. Venga
a nos tu reino. Hágase tu voluntad, de cierta manera estamos
maldiciendo”. Como escribe Lutero en su explicación de la Tercera
Petición del Padre Nuestro: “La buena y misericordiosa voluntad
de Dios se hace…cuando Dios desbarata y estorba todo mal
propósito y voluntad que tratan de impedir que santifiquemos el
nombre de Dios y de obstaculizar la venida de su reino, tales como
la voluntad del diablo, del mundo y de nuestra carne”.
Al igual que David, Nehemías no atacó a sus enemigos ni
buscó la venganza personal; dejó que Dios fuera el que los juzgara.
Sin embargo, Nehemías tenía razón al orar para que Dios hiciera
fracasar los planes del enemigo. Entonces, con su fe puesta en el
poder y en las promesas de Dios, llevó a cabo su trabajo. La burla
de los enemigos de Dios no puede detener a los que confían en el
Señor.
El enemigo amenaza; el pueblo de Dios se mantiene firme
Nehemías 4:7-14
7
Pero aconteció que oyeron Sanbalat, Tobías, los árabes,
los amonitas y los de Asdod que los muros de Jerusalén eran
reparados, pues ya las brechas comenzaban a ser cerradas, y
se encolerizaron mucho. 8 Conspiraron luego todos a una para
venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño. 9 Entonces oramos
a nuestro Dios, y por culpa de ellos montamos guardia contra
ellos de día y de noche. 10 Y decía Judá: «Las fuerzas de los
acarreadores se han debilitado y el escombro es mucho; no
podremos reconstruir el muro.»

93
Nehemías 4:7-14

Nuestros enemigos dijeron: «Que no sepan ni vean hasta


11

que entremos en medio de ellos, los matemos y hagamos cesar


la obra.» 12 Pero sucedió que cuando venían los judíos que
vivían entre ellos, nos decían una y otra vez: «De todos los
lugares donde habitan, ellos caerán sobre vosotros.»
13
Entonces puse al pueblo por familias, con sus espadas, con
sus lanzas y con sus arcos, por las partes bajas del lugar, detrás
del muro y en los sitios abiertos. 14 Después miré, me levanté y
dije a los nobles, a los oficiales y al resto del pueblo:
—No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande
y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos
y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.
Al ver que las fanfarronadas y las palabras, no consiguieron
que se detuviera el trabajo en los muros, los enemigos tuvieron
que soportarlo y callarse. Tendrían que atacar a Jerusalén para
detener la construcción; ahora ya no podían quedarse sentados sin
hacer nada y sólo jactándose; iban a tener que arriesgar la vida en
la batalla.
Todo parecía estar a favor del enemigo, Judá estaba rodeada
de enemigos por todas partes: al norte, los samaritanos; al este, los
amonitas al otro lado del río Jordán; al sur, los árabes; y ahora
Asdod, una ciudad de los filisteos en el oeste, se unía a la
coalición. Con semejante coalición, debieron haber supuesto, que
les iba a resultar fácil el ataque a los muros que estaban sin
terminar. Aunque el ataque no tuviera éxito por completo, tal vez
el rey Artajerjes podría cambiar de idea acerca de apoyar cualquier
proyecto que fuera a ocasionar desorden en las provincias. Podría
ser que decidiera cancelar la reconstrucción de los muros.
Nehemías frustró los planes de los enemigos con una defensa
de dos flancos. En sus oraciones le confió la causa de Jerusalén al
Señor y estableció una poderosa defensa militar. Esas dos medidas
se complementaban, no se contradecían. No es falta de confianza
en Dios usar todos los medios que él ha puesto a nuestra
disposición. Por ejemplo, en tiempos de enfermedad debemos orar

94
Nehemías 4:15-23

por la persona enferma, pero también debemos usar la medicina y


los otros medios naturales que Dios nos ha dado. Oraremos por la
difusión del evangelio, pero también saldremos y compartiremos
gustosamente el evangelio con los demás. El lema de los monjes
medievales, “ora et labora”, es una buena política en cualquier
cosa que uno emprenda.
Nehemías ubicó a la gente en los puestos de combate, listos
para rechazar el esperado ataque. Les levantó el ánimo haciendo
que se fijaran en las dos razones que tenían para ser audaces en la
batalla. Lo primero y lo más importante es que tenían a su favor
al Dios grande y maravilloso, de modo que no había nada que
temer. Además, estaba en juego la vida de sus familiares, así que
debían pelear con toda su fuerza. Preparado así, el pueblo se
mantuvo firme y esperó el ataque. No obstante, había una gran
diferencia entre las palabras de los enemigos y el verdadero estado
de su corazón. Su táctica consistía en hablar mucho y atacar las
ciudades indefensas, sin arriesgarse ellos mismos contra las tropas
armadas que ocupaban posiciones fortificadas.
La oración de Nehemías recibió respuesta. El ataque nunca se
efectuó porque los enemigos no tuvieron valor. La obra se pudo
reanudar.
Las amenazas no pueden detener el trabajo
Cuando supieron nuestros enemigos que estábamos sobre
Nehemías 4:15-23
15

aviso, y que Dios había desbaratado sus planes, nos volvimos


todos al muro, cada uno a su tarea. 16 Desde aquel día la mitad
de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad se
mantenía armada con lanzas, escudos, arcos y corazas. Y
detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá. 17 Los
que edificaban en el muro, los que acarreaban y los que
cargaban, con una mano trabajaban en la obra y con la otra
sostenían la espada. 18 Porque los que edificaban, cada uno
tenía su espada ceñida a la cintura, y así edificaban; y el que
tocaba la trompeta estaba junto a mí, 19 pues yo había dicho a
los nobles, a los oficiales y al resto del pueblo:

95
Nehemías 4:15-23

—La obra es grande y extensa, y nosotros estamos


apartados en el muro, lejos los unos de los otros. 20 En el lugar
donde oigáis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros;
nuestro Dios peleará por nosotros.
21
Así pues, mientras trabajábamos en la obra desde la
subida del alba hasta que salían las estrellas, la mitad de ellos
montaba guardia con la lanza en la mano. 22 También dije
entonces al pueblo:
—Cada uno con su criado permanezca dentro de
Jerusalén; de noche sirvan de centinelas y de día trabajen en
la obra.
23
Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes ni la gente de
guardia que me seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno
se desnudaba solamente para bañarse.

Después de que los enemigos dieron muestras de su cobardía


y no llevaron a cabo el ataque, Nehemías y los integrantes de su
pueblo pudieron abandonar los puestos de combate y regresar al
trabajo. Sin embargo, por causa de la naturaleza traicionera del
enemigo, tuvieron que permanecer constantemente en alerta y
estar siempre vigilantes para evitar cualquier ataque furtivo.
Nehemías tomó varias precauciones de seguridad. La mitad de
los trabajadores tuvieron que ocupar puestos de vigilancia, otros
trabajadores portaban armas mientras trabajaban, un trompetero
debía hacer sonar la alarma en caso de que hubiera un ataque. Los
que habían ido a Jerusalén para trabajar ahora tenían que
permanecer en la ciudad para proporcionar una fuerza mayor
contra los ataques nocturnos. Eso también iba a disminuir el tráfico
dentro y fuera de la ciudad al amanecer y al atardecer para reducir
el riesgo de la infiltración. Con todas estas precauciones los judíos
parecían haber vencido a los enemigos que estaban fuera de
Jerusalén. Resulta triste decir que el enemigo que estaba dentro
era igualmente peligroso.

96
Nehemías 5:1-13

5
Oposición desde adentro
Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres
Nehemías 5:1-13

contra sus hermanos judíos. 2 Había quien decía:


«Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por
tanto, hemos pedido prestado grano para comer y vivir.» 3 Y
había quienes decían: «Hemos empeñado nuestras tierras,
nuestras viñas y nuestras casas, para comprar grano, a causa
del hambre.» 4 Otros decían: «Hemos tomado prestado dinero
sobre nuestras tierras y viñas para el tributo del rey. 5 Ahora
bien, nosotros y nuestros hermanos somos de una misma
carne, y nuestros hijos son como sus hijos; sin embargo,
nosotros tuvimos que entregar nuestros hijos y nuestras hijas
a servidumbre, y algunas de nuestras hijas son ya esclavas, y
no podemos rescatarlas porque nuestras tierras y nuestras
viñas son de otros.»
6
Cuando oí su clamor y estas palabras, me enojé mucho.
7
Después de meditarlo bien, reprendí a los nobles y a los
oficiales. Y les dije:
—¿Exigís interés a vuestros hermanos?
Además, convoqué contra ellos una gran asamblea, 8 y les
dije:
—Nosotros, según nuestras posibilidades, rescatamos a
nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las
naciones; ¿y ahora sois vosotros los que vendéis aun a vuestros
hermanos, para que nosotros tengamos que rescatarlos de
nuevo?
Y callaron, pues no tuvieron qué responder.
9
Y yo añadí:
—No es bueno lo que hacéis. ¿No deberíais andar en el
temor de nuestro Dios, para no ser objeto de burla de las
naciones enemigas nuestras? 10 También yo, mis hermanos y
mis criados les hemos prestado dinero y grano.
¡Perdonémosles esta deuda! 11 Os ruego que les devolváis hoy
sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la centésima

97
Nehemías 5:1-13

parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que
demandáis de ellos como interés.
12
Ellos respondieron:
—Lo devolveremos y nada les demandaremos; haremos así
como tú dices.
Entonces convoqué a los sacerdotes y les hice jurar que
harían conforme a esto. 13 Sacudí además mi vestido, y dije:
—Así sacuda Dios de su casa y de su trabajo a todo hombre
que no cumpla esto; así sea sacudido y quede sin nada.
Y respondió toda la congregación:
—¡Amén!
Entonces alabaron a Jehová, y el pueblo hizo conforme a
esto.
“Ellos mismos son sus peores enemigos”. Esta era una frase
que se aplicaba con mucha frecuencia a los judíos del tiempo de
Nehemías. Precisamente cuando parecía que ya habían vencido a
los enemigos de afuera, las discordias y las divisiones que surgían
de adentro, amenazaban el éxito del proyecto de reconstrucción.
También en nuestros días, cuando la iglesia descansa de sus
enemigos y disfruta de un tiempo de paz para llevar a cabo su
misión, Satanás hace surgir las divisiones y las luchas dentro de
la iglesia para desviarla de su obra.
En la época de Nehemías el método de Satanás consistía en
hacer que los ricos explotaran a los pobres. El hambre, las familias
grandes que alimentar, los altos impuestos del gobierno persa, y
la combinación de todos estos factores condujeron a la bancarrota
a los pobres agricultores judíos. La buena voluntad que tenían los
agricultores para ayudar a reconstruir los muros de Jerusalén puede
haber contribuido a la difícil situación. El tiempo que pasaron en
Jerusalén, lejos de las tierras que cultivaban, sólo podía haber
empeorado su situación. Es indudable que sus tierras indefensas
quedaron a merced de los ataques de los hombres de Sanbalat. El
ver que los ricos se aprovechaban de los pobres, hizo que éstos se
resintieran todavía más por su condición económica. Cuando lo

98
Nehemías 5:1-13

que obtenían al hipotecar sus tierras no era suficiente para pagar


las deudas, se veían obligados al recurso desesperado de vender a
sus hijos como esclavos; si no, se morirían de hambre ellos junto
con sus hijos.
A veces en épocas antiguas, se prefería la esclavitud con un
buen amo a la libertad. La casa y el alimento, que recibía un
esclavo le ofrecían una seguridad relativa en comparación con el
pobre libre que vivía al día y apenas ganaba lo suficiente para
sobrevivir. No obstante, la esclavitud, aunque ofrecía cierta
seguridad, seguía siendo una humillación para los israelitas. Dios
los había rescatado de la esclavitud en Egipto. La esclavitud podía
ser humillante especialmente para las hijas, ya que a las esclavas
algunas veces las trataban como esposas secundarias.
Por esas razones el Señor había restringido la existencia de la
esclavitud entre los israelitas (Éxodo 21:2-11; Levítico 25:23-55;
Deuteronomio 15:1-11). Ningún israelita podía estar sujeto a la
esclavitud por más de seis años como resultado de una deuda,
después de lo cual se le tenía que poner en libertad. Una esclava a
la que se le hubiera tratado como esposa no podía ser vendida, sino
que debía mantener sus derechos como esposa o quedar libre.
Ninguna tierra de la familia de Israel se podía vender
permanentemente, sino que se le debía devolver a los dueños
originales en el año del jubileo, es decir cada cincuenta años.
Cuando los compañeros israelitas se veían obligados a pedir dinero
prestado para obtener lo necesario para vivir, no se les debía cobrar
ningún interés. Los israelitas que tenían los medios para ayudarlos
debían prestarles lo que necesitaban para vivir, aunque los que
prestaban sabían que no podían esperar ninguna ganancia (Éxodo
22:25-27; Levítico 25:35-37; Deuteronomio 23:19,20). Ayudar a
un miembro del pueblo escogido de Dios debía ser un acto de
caridad, y no un asunto de negocios.
Los contemporáneos de Nehemías estaban pasando por alto
flagrantemente estas previsiones de la ley de Dios. Parece que no
sólo imponían intereses a su prójimo que pasaba por apuros

99
Nehemías 5:1-13

económicos, sino que incluso los vendían como esclavos a los


extranjeros. Podían obtener un precio mejor vendiéndolos a los
extranjeros, ya que los que no eran israelitas no guardaban el límite
de seis años de servidumbre. En ese caso, sin embargo, no había
manera en que los esclavos pudieran obtener su libertad, a menos
que otro israelita pagara el precio de su rescate.
En tiempos antiguos los intereses sobre los préstamos, con
frecuencia se calculaban como un porcentaje por mes, de modo
que la deuda del uno por ciento que les cobraban probablemente
se refiere al doce por ciento anual. Aunque que eso no parece
excesivo en comparación con la tasa de intereses de la actualidad,
era mucho más de lo que un pobre podía pagar bajo las
circunstancias del tiempo de Nehemías. Por si fuera poco, el
pecado de explotación económica fue uno de los pecados que
ocasionó el cautiverio que Israel había sufrido. Los profetas: Isaías
(5:8), Jeremías (34:8-22), y Amós (2:6-8; 4:1; 5:11), habían
censurado este pecado. Eran típicas las palabras de advertencia de
Amós: “Puesto que humilláis al pobre y recibís de él carga de
trigo, no habitaréis las casa de piedra labrada que edificasteis ni
beberéis del vino de las hermosas viñas que plantasteis” (5:11).
Sin embargo, habían pasado por alto estas advertencias. Ahora los
judíos se estaban desviando otra vez hacia los mismos pecados
que habían sido causa de la cautividad, como había sucedido en el
caso de los matrimonios mixtos. Además, este pecado estaba
despojando a los trabajadores de las tierras que Dios le había
devuelto a Israel, precisamente cuando más los necesitaban.
Nehemías se indignó cuando se enteró de ese pecado, y de
inmediato tomó medidas para ponerle fin. Censuró enérgicamente
esta práctica y exigió la promesa de que esta explotación iba a
terminar. Expresó de manera dramática su condena de estas
prácticas sacudiendo los pliegues de su manto. Como los pliegues
que estaban cerca de la cintura se usaban como bolsillos, ese gesto
equivalía a poner los bolsillos al revés para mostrar que no se tenía
ni un centavo en ellos. Ésta fue una manera dramática de

100
Nehemías 5:1-13

simbolizar el juicio de Dios que iba a caer sobre todos los que
oprimían a los pobres.
Algunos comentaristas han interpretado la expresión de
Nehemías, como si él también hubiera prestado dinero, como si
admitiera su culpa, y como una promesa de arrepentimiento de su
parte. No obstante, en vista de la siguiente defensa, es más
probable que se estuviera presentando como ejemplo de alguien
que obedecía la ley y que no cobraba intereses. Las palabras
enérgicas que pronunció Nehemías tuvieron el efecto deseado, los
líderes prometieron que iban a terminar con la explotación que
amenazaba la restauración de la nación.
Los pasajes del Antiguo Testamento que condenan el cobro de
intereses, o por lo menos los intereses excesivos, con frecuencia
han dado ocasión para que los cristianos se pregunten si en la
actualidad todavía es malo recibir intereses. Incluso en el Antiguo
Testamento el cobro de intereses no se prohibía por completo: “Del
extraño podrás exigir interés, pero de tu hermano no lo exigirás”
(Deuteronomio 23:20). Lo que Dios prohibió fue el cobro de
intereses sobre los préstamos que se hacían a los hermanos
israelitas para que tuvieran lo necesario para vivir.
Tampoco nos debemos aprovechar de la desgracia de la gente
para obtener ganancias económicas. Cuando las personas han
sufrido severas pérdidas y no pueden conseguir: alimento, ropa,
albergue, ni la atención médica, que su familia necesita, debemos
prestarles o darles de buena gana lo que necesitan sin pensar en
obtener ganancias para nosotros mismos. Jesús nos dice: “Y si
prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito
tenéis?…amad pues a vuestros enemigos, haced bien, y prestad,
no esperando nada” (Lucas 6:34-35). Sí, debemos dar ¡aun a
nuestros enemigos!
La mayoría de los préstamos actuales no se hacen para cubrir
las necesidades de la vida, sino que se usan como capital para que
el que pide el préstamo obtenga ganancias o mejore su estilo de
vida. La Biblia no habla específicamente de ese tipo de préstamos

101
Nehemías 5:14-19

ni del interés. Jesús habla de esta práctica en una de sus parábolas,


allí el amo le dice al siervo que malgastó el dinero: “Por tanto,
debías haber dado mi dinero a los banqueros y, al venir yo, hubiera
recibido lo que es mío con los intereses” (Mateo 25:27). En todo
caso, Jesús parece aprobar la práctica, en lugar de condenarla. No
obstante, debido a que usa este ejemplo sólo para ilustrar una
historia, no podemos suponer más de lo que dicen sus palabras.
Aunque la Biblia no habla directamente de este tema, nos
proporciona dos principios fundamentales que debemos seguir.
Por una parte, debemos hacer todo lo que podamos para ayudar a
los que están en verdadera necesidad. Por otra parte, no debemos
fomentar la flojera de los parásitos que quieren vivir del trabajo
de otros. San Pablo estableció esta regla contra la pereza: “El que
no quiera trabajar, que tampoco coma” (2 Tesalonicenses 3:6-13,
NVI; también 2 Corintios 8:13-15). Estos principios no servirán
de guía en el uso de las posesiones que Dios nos ha confiado.
Defensa personal de Nehemías
Nehemías 5:14-19
También desde el día que me mandó el rey que fuera
14

gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte


del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo
ni mis hermanos comimos del pan del gobernador. 15 En
cambio, los primeros gobernadores que me antecedieron
abrumaron al pueblo: les cobraban, por el pan y por el vino,
más de cuarenta siclos de plata, y aun sus criados se
enseñoreaban del pueblo. Pero yo no hice así, a causa del temor
de Dios. 16 También trabajé mi parte en la restauración de este
muro, y no he comprado heredad; también todos mis criados
estaban allí juntos en la obra. 17 Además, ciento cincuenta
judíos y oficiales, y los que venían de las naciones que había
alrededor de nosotros, se sentaban a mi mesa. 18 Cada día se
preparaba un buey y seis ovejas escogidas; también me
preparaban aves; y, cada diez días, se traía vino en
abundancia. Así y todo, nunca reclamé el pan del gobernador,

102
Nehemías 5:14-19

porque la carga que pesaba sobre este pueblo era excesiva.


19
«¡Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que
hice por este pueblo!»
Este pasaje ha preocupado a los comentaristas ya que abarca
un período de doce años, 445-433 a.C., pero parece que el muro
se terminó en menos de dos meses, poco tiempo después del
retorno de Nehemías (Nehemías 6:15). No hay problema ni
contradicción en esto; sin duda Nehemías recopiló sus memorias
al final de su carrera. Aquí solamente afirma que el mismo servicio
desinteresado que caracterizó sus actos durante el proyecto de
construcción en el primer año de su administración, se mantuvo
también hasta el término de sus funciones. No decía que la
construcción del muro había tomado doce años.
Cuando el rey Artajerjes autorizó a Nehemías para ir a Judá,
por lo visto le dio permiso por un tiempo relativamente corto.
La estadía de Nehemías en Jerusalén se debe haber extendido
mucho más de lo que originalmente se esperaba porque estuvo en
Judá por doce años. Cuando Nehemías escribió sus memorias al
final de su carrera, se defendió de sus enemigos de la misma
manera que lo hace Pablo en 2 Corintios. Lo hizo para que no se
desprestigiara su administración. Nehemías negó la acusación de
que había explotado al pueblo y que estaba en la obra para obtener
ganancias personales; hizo ver que ni siquiera había tomado el
pago que le correspondía por ser gobernador. Al contrario, usó su
propio dinero para pagar el entretenimiento y las recepciones que
su posición exigía. Debido a que se dio cuenta de que era siervo
de Dios, Nehemías no se enseñoreó sobre el pueblo del Señor, ni
exigió sus derechos ni prerrogativas como gobernador. En lugar
de eso, se comportó desinteresadamente y se preocupó primero
por los intereses del pueblo al que había sido enviado a servir.
En este aspecto, Nehemías es un ejemplo para los creyentes
de la actualidad. También tenemos el gran ejemplo de nuestro
Señor Jesucristo que no vino para ser servido, sino para servir y
para dar su vida como rescate por muchos. Los sacrificios que

103
Nehemías 6:1-9

hacemos no merecen recompensa, porque sólo estamos


cumpliendo con nuestro deber. Sin embargo, como Nehemías,
debemos confiar en que Dios recordará y recompensará nuestra
fidelidad. Esta confianza está muy bien fundada, porque tenemos
esta promesa de Cristo: “Y cualquiera que dé a uno de estos
pequeños un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo,
de cierto os digo que no perderá su recompensa” (Mateo 10:42).

6
Más oposición de afuera
Nehemías 6:1-9
Cuando oyeron Sanbalat, Tobías, Gesem el árabe y los
demás de nuestros enemigos que yo había edificado el
muro, y que no quedaba en él brecha alguna (aunque hasta
aquel tiempo no había puesto las hojas de las puertas),
2
Sanbalat y Gesem enviaron a decirme: «Ven y reunámonos
en alguna de las aldeas en el campo de Ono.» Pero ellos habían
pensado hacerme mal. 3 Entonces envié mensajeros para
decirles: «Estoy ocupado en una gran obra y no puedo ir;
porque cesaría la obra si yo la abandonara para ir a vosotros.»
4
Cuatro veces me enviaron mensajes sobre el mismo asunto, y
yo les respondí de la misma manera.
5
Entonces Sanbalat me envió a su criado para decir lo
mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano, 6 en
la cual estaba escrito: «Se ha oído entre las naciones, y Gasmu
lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros y que por eso
edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser
tú su rey; 7 y que has puesto profetas que, refiriéndose a ti,
proclamen en Jerusalén: “¡Hay rey en Judá!” Estas palabras
van a llegar a los oídos del rey; ven, por tanto, y consultemos
juntos.»
8
Entonces envié yo a decirle: «No hay nada de lo que dices,
sino que son invenciones de tu corazón.» 9 Porque todos ellos
nos amedrentaban, diciendo: «Se debilitarán las manos de
ellos en la obra, y no será terminada.»
«¡Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos!»

104
Nehemías 6:1-9

Volvió a surgir la misma cobarde oposición que notamos antes.


Sanbalat y su pandilla, trataron de convencer a Nehemías para que
fuera a Onó, con el fin de secuestrarlo o matarlo, y de esa manera
detener la obra. Onó era un pueblo situado a unos cuarenta
kilómetros al noroeste de Jerusalén, donde coincidían los límites
de: Judea, Samaria, y Filistea. Quizás era un lugar neutral para una
reunión. A pesar de la persistencia de sus enemigos, Nehemías se
negó a caer en la trampa.
Sanbalat hizo un último intento. Simuló que quería ayudar a
Nehemías a poner fin a los rumores de que éste preparaba una
sublevación contra Persia. Sanbalat insinuó que tal vez había una
base para esos rumores. Después de todo, ¿por qué otra razón
podría construir Nehemías un muro? Al contar con tan “buenos
vecinos” como Sanbalat y Gesem, seguramente Nehemías no
necesitaba un muro, excepto para rebelarse contra Persia.
Es muy posible que Nehemías se haya preocupado de que
estos rumores pudieran alarmar al rey. Las sublevaciones eran
comunes en el imperio persa, y la mayor parte de ellas eran
encabezadas por socios de confianza del rey. Sin embargo,
Nehemías sabía que podría haber sólo una fuente para esos
rumores: Sanbalat y sus amigos. Si Sanbalat estuviera preocupado
por ayudar a Nehemías a poner fin a los rumores, ¡seguramente
no hubiera enviado una carta en la que acusaba de traición a
Nehemías, sin sello, y abierta para que todo el mundo la leyera!
A la última sección de esta oración le falta claridad en el
hebreo: no indica quién dice las palabras. La versión Reina-Valera
la traduce apropiadamente como una oración breve de Nehemías,
ya que estas oraciones eran típicas de él. Su respuesta consistió
en: no hacer caso de las mentiras del enemigo, continuar con la
obra, y dejar la defensa al Señor.
Eso nos debería servir de lección; nosotros también podemos
ser objeto de calumnias y ataques, cuando adoptamos posiciones
que son impopulares porque son actos de la lealtad a la palabra de
Dios. A veces debemos rechazar esos ataques como lo hizo Pablo
en 2 Corintios 10-12, para que las personas no se engañen con
105
Nehemías 6:10-14

ellos. No obstante, no debemos permitir que los ataques


insignificantes nos desvíen de nuestro gran proyecto de difundir
el evangelio. Si pasamos tanto tiempo tratando de rechazar ataques
que nos quitan mucho tiempo y energía de la predicación del
evangelio, los enemigos de Dios han cumplido su propósito. Más
bien, dediquemos nuestros recursos y energía principalmente a la
tarea de edificar por medio del evangelio. No nos debemos afligir
por las calumnias del enemigo. El único veredicto que cuenta en
nuestro trabajo es el de Dios. Podemos seguir el ejemplo de
Nehemías y ocuparnos de la tarea que Dios nos ha dado, y dejarle
a él nuestra defensa.
Los enemigos de adentro se unen a los enemigos de afuera
Nehemías 6:10-14
Después fui a casa de Semaías hijo de Delaía hijo de
10

Mehetabel, porque estaba encerrado. Él me dijo:


—Reunámonos en la casa de Dios, dentro del Templo, y
cerremos las puertas, porque vienen a matarte; sí, esta noche
vendrán a matarte.
11
Pero yo le respondí:
—¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera
como yo, entraría al Templo para salvarse la vida? No entraré.
12
Reconocí que Dios no lo había enviado, sino que decía
aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían
sobornado. 13 Pues fue sobornado para intimidarme, para que
así yo pecara. Ellos aprovecharían esto para crearme mala
fama y desprestigiarme.
14
«¡Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat,
conforme a estas cosas que hicieron; también acuérdate de la
profetisa Noadías y de los otros profetas que procuraban
infundirme miedo!»
Cuando fracasó la presión de afuera, los enemigos trataron de
ejercer presión por medio de los aliados que tenían en Jerusalén.
La ayuda que Nehemías les dio a los oprimidos, descrita en el
capítulo 5, pudo haber sido una razón para que algunas personas

106
Nehemías 6:15-7:3

de la clase alta de Judá trabajaran para debilitar su autoridad como


líder. El matrimonio mixto y las alianzas comerciales, que se
hicieron con los pueblos vecinos fueron otras causas que se
sumaron a esta traición. El golpe más bajo que le dieron los
enemigos fue cuando buscaron falsos profetas para que trataran
de engañar a Nehemías. Esos falsos profetas no eran nada nuevo,
con frecuencia en el pasado se habían opuesto a los líderes
enviados por Dios. Esto fue verdad especialmente en el tiempo de
Jeremías, cuando le advertía a la gente de la caída de Jerusalén.
Jeremías 23 describe detalladamente a los profetas: “y no los envié
ni les mandé; y ningún provecho pueden hacer a este pueblo, dice
Jehová…”
Algunos comentaristas sostienen que la tentación tenía por
objeto hacer que Nehemías entrara en una parte del templo donde
sólo los sacerdotes podían entrar. Sin embargo, la respuesta de
Nehemías parece indicar que se le apremiaba a seguir con la
antigua costumbre de buscar asilo en el templo en tiempos de
peligro. Y como los profetas algunas veces dramatizaban sus
profecías, el hecho de que Semaías “se encontraba detenido” se
puede referir a algún acto simbólico que se representaba para
exhortar a Nehemías a buscar refugio en el templo. Esa huida
habría sido equivocada porque Nehemías estaría abandonando a
sus seguidores que a diario se exponían al peligro mientras
trabajaban en el muro. Si Nehemías hubiera tenido miedo de hacer
frente a sus enemigos, ¿por qué deberían enfrentarlos sus
seguidores? No obstante, Nehemías rechazó la tentación, y confió
su caso al Señor en oración, como lo hacía con frecuencia.
Se termina el muro a pesar de la oposición
Nehemías 6:15–7:3
15
Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de
Elul, en cincuenta y dos días. 16 Cuando lo oyeron todos
nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban
alrededor de nosotros; se sintieron humillados y reconocieron
que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.

107
Nehemías 6:15-7:3

En aquellos días los principales de Judá enviaban


17

muchas cartas a Tobías y recibían las de éste. 18 Porque muchos


en Judá se habían aliado con él, pues era yerno de Secanías
hijo de Ara; y Johanán su hijo había tomado por mujer a la
hija de Mesulam hijo de Berequías. 19 También contaban
delante de mí las buenas obras de Tobías, y a él le referían mis
palabras. Y Tobías enviaba cartas para atemorizarme.

7 Después que el muro fue edificado y se colocaron las


puertas, se nombraron porteros, cantores y levitas. 2 A
mi hermano Hanani y a Hananías, jefe de la fortaleza de
Jerusalén (pues era un hombre de verdad y temeroso de Dios,
más que muchos), les ordené, 3 y les dije:
—Las puertas de Jerusalén no se abrirán hasta que
caliente el sol, y se cerrarán y atrancarán antes de que se
ponga.
Y de entre los habitantes de Jerusalén nombré guardias e
indiqué que cada uno hiciera su turno frente a su propia casa.

A pesar de todas las intrigas del enemigo, la reconstrucción de


los muros tomó menos de dos meses. Elul es un mes de otoño, que
corresponde más o menos a nuestro mes de octubre. Parece que el
muro se terminó dentro de los seis meses después de que Nehemías
salió de Persia en la primavera del mes de Nisán.
Incluso cuando los muros estaban en proceso de terminarse,
siguió la oposición de adentro y de afuera de Jerusalén. Esta
sección es especialmente importante para el tema general de
Esdras y Nehemías, porque demuestra que los matrimonios con
paganos de los pueblos vecinos, en realidad estaban debilitando la
fuerza de la nación. Cuando Esdras y Nehemías, condenaron esos
matrimonios, no sólo discutieron acerca de diferencias religiosas
sin importancia, o de prejuicios personales; se enfrentaron con una
verdadera amenaza para Israel. Los ciudadanos que tenían
autoridad estaban tan comprometidos por sus vínculos comerciales
y matrimoniales con los vecinos paganos, que no pudieron ver por

108
Nehemías 6:15-7:3

qué a Tobías no se le podría aceptar como a uno de ellos. ¡Hasta


le habían dado un aposento en el templo! (Nehemías 13:4-9). El
fin de las obras del muro no detuvo los efectos malignos de los
matrimonios mixtos.
Nehemías le dedicó ahora su atención a la organización de una
administración disciplinada de la ciudad restaurada. Puso el
gobierno de la ciudad en manos de dos hombres confiables y
piadosos. Hanani, el hermano de Nehemías, parece haber tomado
un cargo similar al de nuestros alcaldes. Hananías estaba
encargado de las operaciones militares y de la policía en la ciudad.
Las fuertes medidas de seguridad y la vigilancia militar debían
continuar, ya que todavía existía la posibilidad de un ataque
furtivo. La asignación de: los guardianes, los cantores, y los
levitas, se podría referir a los preparativos para las ceremonias de
dedicación que se describen en Nehemías 12. También se podría
referir a la designación de más trabajadores para el templo, por
causa del aumento planeado de la población de Jerusalén, que iba
a resultar en la ampliación de los ritos del templo.
Ahora que el muro estaba terminado, Nehemías se enfrentó a
la tarea de repoblar la ciudad. Era necesario realizar un censo para
escoger a los nuevos habitantes de la ciudad. Se informa acerca
del cumplimiento de este proyecto en Nehemías 11. Mientras se
preparaba para la nueva distribución de la población, Nehemías
encontró una lista de las familias que habían regresado con
Zorobabel, hijo de Sealtiel, en el primer retorno de hacía
aproximadamente 100 años. Nehemías decidió seguir la
distribución de esta lista para el censo que se proponía hacer, y por
eso la incluyó en sus memorias, como se registra más adelante
(7:4-73). Ésta lista es casi igual a la de los que regresaron, que se
registra en Esdras 2. Sin embargo, hay algunas diferencias
desconcertantes en nombres y en números. Como ya hemos
hablado de la organización básica de la lista en el comentario a
Esdras 2, aquí no trataremos nuevamente de ella. En la
reproducción de la lista de Nehemías que sigue, las frases

109
Nehemías 7:4-73

principales en las que se diferencia Nehemías de Esdras se indican


en bastardilla. Los asteriscos indican los puntos en los que
Nehemías omitió material que aparece en Esdras. Estas señales le
permitirán a usted comparar con más facilidad las dos listas, si es
que decide hacerlo. Después de presentar la lista trataremos de
explicar las diferencias.
Lista de los exiliados que regresaron
La ciudad era espaciosa y grande, pero había poca gente
4

dentro de ella, porque las casas no habían sido reedificadas.


5
Entonces puso Dios en mi corazón que reuniera a los
nobles, a los oficiales y al pueblo, para que fueran
empadronados según sus familias. Y hallé el libro de la
genealogía de los que habían subido antes, y encontré que en
él se había escrito así:
6
«Éstos son los hijos de la provincia que subieron del
cautiverio, de los que llevó cautivos Nabucodonosor, rey de
Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno
a su ciudad. 7 Ellos vinieron con Zorobabel, Jesúa,
Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamani, Mardoqueo,
Bilsán, Misperet, Bigvai, Nehum y Baana.
»Lista de los hombres del pueblo de Israel:
8
Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos.
9
Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos.
10
Los hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos.
11
Los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de
Joab, dos mil ochocientos dieciocho.
12
Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
13
Los hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco.
14
Los hijos de Zacai, setecientos sesenta.
15
Los hijos de Binúi, seiscientos cuarenta y ocho.
16
Los hijos de Bebai, seiscientos veintiocho.
17
Los hijos de Azgad, dos mil seiscientos veintidós.
18
Los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y siete.
19
Los hijos de Bigvai, dos mil sesenta y siete.
110
Nehemías 7:4-73
20
Los hijos de Adín, seiscientos cincuenta y cinco.
21
Los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho.
22
Los hijos de Hasum, trescientos veintiocho.
23
Los hijos de Bezai, trescientos veinticuatro.
24
Los hijos de Harif, ciento doce.
25
Los hijos de Gabaón, noventa y cinco.
26
»Los hombres de Belén y de Netofa, ciento ochenta y
ocho.
27
Los hombres de Anatot, ciento veintiocho.
28
Los hombres de Bet-azmavet, cuarenta y dos.
29
Los hombres de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot,
setecientos cuarenta y tres.
30
Los hombres de Ramá y de Geba, seiscientos
veintiuno.
31
Los hombres de Micmas, ciento veintidós.
32
Los hombres de Bet-el y de Hai, ciento veintitrés.
33
Los hombres del otro Nebo, cincuenta y dos.
34
Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y
cuatro.
35
Los hijos de Harim, trescientos veinte.
36
Los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco.
37
Los hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos veintiuno.
38
Los hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta.
39
»Sacerdotes:
los hijos de Jedaía, de la casa de Jesúa, novecientos
setenta y tres.
40
Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos.
41
Los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete.
42
Los hijos de Harim, mil diecisiete.
43
»Levitas:
los hijos de Jesúa, de Cadmiel, de los hijos de
Hodavías, setenta y cuatro.
44
»Cantores:
los hijos de Asaf, ciento cuarenta y ocho.

111
Nehemías 7:4-73
45
»Porteros:
los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de
Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita y los hijos de
Sobai, ciento treinta y ocho.
46
»Sirvientes del Templo:
los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de
Tabaot, 47 los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos
de Padón, 48 los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los
hijos de Salmai, 49 los hijos de Hanán, los hijos de Gidel, los
hijos de Gahar, 50 los hijos de Reaía, los hijos de Rezín, los
hijos de Necoda, 51 los hijos de Gazam, los hijos de Uza, los
hijos de Paseah, 52 los hijos de Besai, los hijos de Mehunim,
los hijos de Nefisesim, 53 los hijos de Bacbuc, los hijos de
Hacufa, los hijos de Harhur, 54 los hijos de Bazlut, los hijos
de Mehída, los hijos de Harsa, 55 los hijos de Barcos, los
hijos de Sísara, los hijos de Tema, 56 los hijos de Nezía y los
hijos de Hatifa.
57
»Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de
Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Perida, 58 los hijos de
Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel, 59 los hijos de
Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim,
los hijos de Amón.
60
»Todos los sirvientes del Templo e hijos de los siervos
de Salomón, trescientos noventa y dos.
61
ȃstos son los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa,
Querub, Adón e Imer, los cuales no pudieron mostrar que la
casa de sus padres ni su genealogía eran de Israel:
62
los hijos de Delaía, los hijos de Tobías y los hijos de
Necoda, seiscientos cuarenta y dos.
63
Y entre los sacerdotes:
los hijos de Habaía, los hijos de Cos y los hijos de
Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai
galaadita, cuyo nombre adoptó. 64 Estos buscaron su
registro de genealogías, pero no se halló, por lo cual fueron
excluidos del sacerdocio, 65 y el gobernador les prohibió que
112
Nehemías 7:4-73

comieran de las cosas más santas, hasta que hubiera


sacerdote con Urim y Tumim.
66
»Toda la congregación reunida era de cuarenta y dos
mil trescientos sesenta, 67 sin contar sus siervos y siervas,
que eran siete mil trescientos treinta y siete. Entre ellos
había doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras.
68
Tenían setecientos treinta y seis caballos, doscientos
cuarenta y cinco mulos; 69 los camellos eran cuatrocientos
treinta y cinco y los asnos seis mil setecientos veinte.
70
»Algunos de los cabezas de familia dieron ofrendas
para la obra. El gobernador dio para el tesoro mil dracmas
de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta vestiduras
sacerdotales. 71 Los cabezas de familia dieron para el tesoro
de la obra veinte mil dracmas de oro y dos mil doscientas
libras de plata.
72
»El resto del pueblo dio veinte mil dracmas de oro, dos
mil libras de plata y sesenta y siete vestiduras sacerdotales.
73
Y los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los
del pueblo, los sirvientes del Templo y todo Israel
habitaron en sus ciudades.»
Se podría preguntar si vale la pena tomarse el tiempo y la
molestia de comparar las diferencias que existen entre esta lista y
la que aparece en Esdras. La comparación podría ser innecesaria
si no hubiera críticos listos para atacar los supuestos errores de la
Biblia. Los críticos señalan las discrepancias que existen entre las
dos listas, en sus intentos por desacreditar la doctrina de la
infalibilidad de la Biblia. Frente a estos ataques contra la Biblia,
debemos tomar el tiempo necesario para estudiar el asunto.
Y como este estudio se va a volver algo técnico, lea los
siguientes comentarios tratando de concentrarse en los principios
básicos sin que los detalles lo distraigan.
¿Cómo podremos explicar las diferencias que hay entre estas
dos listas? Muchos de los nombres son idénticos, y las palabras y
la disposición de las dos listas son muy similares. Parece seguro

113
Nehemías 7:4-73

que describen el mismo período de la historia de Israel y que las


dos listas provienen de la misma fuente escrita. No parece
recomendable alegar que éstas sean dos listas diferentes que
simplemente coincidan en tener algunos de los mismos nombres.
Es claro que son variantes de la misma lista original.
¿Cuáles son algunas de las diferencias entre las dos listas? En
primer lugar, muchos de los nombres que aparecen en Nehemías
no son los mismos que se presentan en Esdras. En algunos casos
esto sucede aunque los números que siguen a los nombres en cierta
posición en la lista son los mismos (Jorá/Harif y Gabaón/Gibar).
En la mayor parte de los casos los nombres son tan parecidos que
se pueden reconocer como variantes del mismo nombre
(Baní/Binuy, Mispar/Mispéret, Amón/Amí, Siá/Siahá, etc.) Esto
no difiere mucho de lo que hacemos en español (Daniel/Dani,
Alberto/Beto, Guadalupe/Lupe/Lupita). Algunas veces las
personas tienen un nombre entre sus familiares y otro diferente
entre sus amigos o socios. No nos debe incomodar la diferencia
que hay entre los nombres de las dos listas, no tiene nada que ver
con la infalibilidad de las Escrituras. Son dos versiones de la lista,
escritas en épocas distintas, que sencillamente usan una forma
diferente del mismo nombre.
Es posible que en algunos casos se hayan cometido errores al
copiar el texto ya sea en Esdras o en Nehemías (Nehum/Rehum).
La inspiración se aplica solamente a la escritura de los manuscritos
originales, no a la copia. De vez en cuando se encontrarán errores
de copia en nuestros textos de la Biblia, pero ninguno de ellos
afecta a las doctrinas ni a las enseñanzas de la Biblia.
Nehemías omite algunos de los puntos de Esdras y de vez en
cuando cambia el orden de los nombres. Ya que ambas listas son
resúmenes, no listas completas, éstas son simplemente variaciones
y no errores. El número total de los que regresaron es 42,360 en
las dos listas. No obstante, la lista de Esdras únicamente tiene
29,818 que volvieron y Nehemías sólo 31,818 en sus listas de
familias específicas. Ninguna lista trata de mencionar a cada uno

114
Nehemías 7:4-73

de los que volvieron, entonces no es de sorprender que haya alguna


diferencia en el número de nombres que se mencionan en cada
lista.
Es más difícil explicar las discrepancias que existen en los
números de la misma familia. Por ejemplo, Esdras dice que
regresaron 775 de la familia de Ará, pero Nehemías tan sólo
enumera 652. Muchas diferencias similares se señalan en el texto
antes mencionado. En general, los números que aparecen en
Nehemías tienden a ser mayores que los correspondientes en
Esdras, pero éste no siempre es el caso. Es posible que haya
algunos errores en los textos como los tenemos hoy, pero ésta no
es una explicación apropiada de las diferencias. Es más probable
que Esdras y Nehemías, sencillamente usaran listas de diferentes
etapas del censo original. En Esdras 2 nos enteramos de que
algunas personas tuvieron dificultad en probar quiénes eran sus
antepasados. Varias personas que no aparecen en la primera lista
tal vez se agregaron después de que lograron demostrar con éxito
su genealogía.
Sin importar las razones que haya para las variantes en las dos
listas, éstas se pueden explicar por la sugerencia de que las listas
de Esdras y de Nehemías, son simplemente dos etapas diferentes
del mismo censo básico. Cada uno se contentó con usar la lista
como la encontró, ya que su meta era proporcionar una reseña
básica de los que regresaron, y no mencionar a cada persona.
Aunque no tenemos información suficiente para demostrar con
certeza cómo se originaron las dos listas, sí nos damos cuenta de
que se pueden explicar apropiadamente sin acusar a Esdras ni a
Nehemías de haber cometido un error.

115
RECONSTRUCCIÓN DE LOS MUROS
ESPIRITUALES DE JERUSALÉN
NEHEMÍAS 8–13

Después de que Nehemías reconstruyó los muros de Jerusalén


para darle seguridad física al pueblo de Judá, tuvo que tomar
ciertas medidas para fortalecer la seguridad espiritual de la nación.
Eso lo llevó a cabo fomentando las reformas religiosas bajo la
dirección del sacerdote Esdras.
Esdras había vuelto a Jerusalén más de diez años antes que
Nehemías. Por ese tiempo también ya se había ocupado de ponerle
fin a la práctica del matrimonio mixto con los habitantes paganos
de los países vecinos (Esdras 9,10). No sabemos nada de sus
actividades durante los diez años que siguieron a su primera
reforma.
La primera aparición de Esdras en el libro de Nehemías ocurre
en el capítulo 8. Y como toda esta sección está escrita en el estilo
de Esdras, los críticos afirman que está fuera de lugar en las
memorias de Nehemías. Algunos han sugerido que Nehemías 8-
10 debe estar al final de Esdras o en algún otro lugar. Sin embargo,
no hay necesidad de cortar en trozos el libro de Nehemías ni de
reorganizarlo; es posible que Nehemías mismo insertara aquí el
relato que hace Esdras de estas reformas religiosas. Si Nehemías
mismo es el autor del libro que lleva su nombre, no hay razón
alguna por la que no pudiera usar como fuente las memorias de
Esdras, o si Esdras escribió el libro de Nehemías, usando las
memorias de Nehemías como fuente principal, muy bien podría
haber insertado un relato de su propio papel que desempeñaba en
la administración de Nehemías.

116
Nehemías 8:1-8

Parece que casi todos los acontecimientos que se describen en


el libro de Nehemías ocurrieron en el otoño de su primer año en
Jerusalén, pocas semanas después de haber terminado los muros
de la ciudad. Las únicas excepciones a esto son unos cuantos
comentarios breves que se escribieron después de la jubilación de
Nehemías, de las reformas y de las listas de Nehemías 13.

8
Esdras lee la ley
Nehemías 7:73–8:8
Entonces se juntó todo el pueblo como un solo hombre
en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas,
y dijeron al escriba Esdras que trajera el libro de la ley de
Moisés, la cual Jehová había dado a Israel. 2 El primer día del
mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo la Ley delante de la
congregación, así de hombres como de mujeres y de todos los
que podían entender. 3 Desde el alba hasta el mediodía, leyó en
el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las
Aguas, en presencia de hombres y mujeres y de todos los que
podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos
al libro de la Ley.
4
Y el escriba Esdras estaba sobre un estrado de madera
que habían levantado para esa ocasión, y junto a él estaban, a
su derecha, Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías y Maasías;
y a su mano izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Hasum,
Hasbadana, Zacarías y Mesulam. 5 Abrió, pues, Esdras el libro
ante los ojos de todo el pueblo —pues estaba más alto que todo
el pueblo—; y cuando lo abrió, el pueblo entero estuvo atento.
6
Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el
pueblo, alzando sus manos, respondió: «¡Amén! ¡Amén!»; y se
humillaron, adorando a Jehová rostro en tierra.
7
Los levitas Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai,
Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán y Pelaía,
hacían entender al pueblo la Ley, mientras el pueblo se
mantenía atento en su lugar. 8 Y leían claramente en el libro

117
Nehemías 8:1-8

de la ley de Dios, y explicaban su sentido, de modo que


entendieran la lectura.

La celebración del séptimo mes nos hace recordar otra


celebración muy similar: el retorno de Zorobabel hacía 100 años.
El primer día del séptimo mes era la fiesta civil del Año Nuevo, la
fiesta de las trompetas. Esa celebración se remontaba a los tiempos
de Moisés: “Habló Jehová a Moisés y le dijo: «Habla a los hijos
de Israel y diles: El primer día del séptimo mes tendréis día de
descanso, una conmemoración al son de trompetas y una santa
convocación” (Levítico 23:23,24; también Números 29:1-6).
El pueblo se reunió en la plaza pública que está cerca de la
Puerta de las Aguas, al lado este de la ciudad. Hombres, mujeres,
y niños con edad de entendimiento, escucharon con atención
cuando Esdras leyó del libro de la ley. “El libro de la ley” sin duda
se refiere a algunas partes de los cinco libros de Moisés (Génesis-
Deuteronomio). Lo más probable es que Esdras leyera los pasajes
de Éxodo y Deuteronomio que describen cómo Dios estableció su
pacto con Israel.
Dos grupos de personas le ayudaron a Esdras en su trabajo.
No se especifica el papel que hayan desempeñado los trece
hombres que estuvieron de pie junto a él en el estrado. Tal vez eran
sacerdotes importantes o laicos, que le demostraban su apoyo a
Esdras. En la actualidad los dignatarios también comparten el
estrado con un presidente o un gobernador. Los del segundo grupo,
el de los levitas, le ayudaron a Esdras en la enseñanza misma de
la palabra. No está claro si se turnaron con Esdras en la lectura, o
si sencillamente volvieron a leer y a explicar partes del texto a
grupos pequeños después de que Esdras lo hubiera leído para todo
el grupo. Una parte de la explicación de las Escrituras puede haber
sido la traducción de éstas al arameo para aquellos que ya no
entendían completamente el hebreo bíblico.
El pueblo respondió con alabanzas y arrepentimiento. Los
versículos siguientes nos dicen que el pueblo lloró durante la

118
Nehemías 8:9-12

lectura, así que debió haber incluido porciones de los escritos de


Moisés que reprendían a Israel por su pecado. Cuando los israelitas
hicieron un examen de conciencia, se dieron cuenta de que habían
sido infieles y derramaron lágrimas de arrepentimiento. La
predicación de la ley de Dios había logrado su propósito al
despertar en ellos la conciencia del pecado, pero la seguridad, del
perdón y de la misericordia, pronto les iba a traer alegría para
reemplazar las lágrimas.
En nuestros días, así como en los de Nehemías, el renacer de
la vida espiritual debe comenzar con la predicación de la ley y del
evangelio. Sólo esto puede producir la renovación mediante la
confesión y la absolución.

El pueblo se alegra
Nehemías 8:9-12
9
Entonces el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba
Esdras y los levitas que hacían entender al pueblo dijeron a
todo el pueblo: «Hoy es día consagrado a Jehová, nuestro Dios;
no os entristezcáis ni lloréis»; pues todo el pueblo lloraba
oyendo las palabras de la Ley. 10 Luego les dijo: «Id, comed
alimentos grasos, bebed vino dulce y enviad porciones a los
que no tienen nada preparado; porque éste es día consagrado
a nuestro Señor. No os entristezcáis, porque el gozo de Jehová
es vuestra fuerza.»
11
También los levitas calmaban a todo el pueblo, diciendo:
«Callad, porque es día santo; no os entristezcáis.»
12
Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, a obsequiar
porciones y a gozar de gran alegría, porque habían entendido
las palabras que les habían enseñado.

El libro de Eclesiastés nos dice que hay “tiempo de llorar y


tiempo de reír; tiempo de hacer duelo y tiempo de bailar”
(Eclesiastés 3:4). Hay momentos apropiados para llorar por
nuestros pecados. En nuestro calendario de adoración, esos días
son: el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Por otra parte, hay

119
Nehemías 8:9-12

ocasiones en las que el dolor y la tristeza son inapropiados. Ese es


el caso de la Navidad y el de la Pascua de Resurrección. En esas
fiestas lo apropiado es una celebración gozosa de la bondad de
Dios. Durante la época del Antiguo Testamento, Israel tenía un día
especial para estar de duelo y para el arrepentimiento, era el día
de la expiación, el décimo día del séptimo mes. Sin embargo, la
fiesta de las trompetas debía ser un día de gozo.
En este día los del pueblo de Dios tenían la oportunidad de oír
la palabra del Señor y se les volvía a asegurar que Dios tenía planes
de amor para ellos. Aunque lloraron cuando reconocieron sus
defectos pecaminosos, Nehemías les recordó que éste era un día
de regocijo. Exhortó al pueblo a expresar su alegría de una manera
apropiada, celebrando con comidas festivas y compartiendo su
abundancia con los menos afortunados.
Algunos cristianos no han aprobado los días festivos como la
Navidad y la Pascua de Resurrección con sus correspondientes
celebraciones. Sin embargo, las comidas festivas y las
celebraciones, son apropiadas siempre y cuando esas fiestas dirijan
la atención al Señor en lugar de apartarse de él. Con frecuencia las
Sagradas Escrituras describen la vida eterna como una fiesta.
Nuestras fiestas en la tierra nos deben recordar la fiesta
infinitamente más bienaventurada que vendrá. Dios ha derramado
muchas bendiciones materiales sobre nosotros, es apropiado que
las usemos con alegría y agradecimiento. “No hay cosa mejor para
el hombre que comer y beber, y gozar del fruto de su trabajo. He
visto que esto también procede de la mano de Dios. Porque, ¿quién
comerá y quién se gozará sino uno mismo?” (Eclesiastés 2:24,25).
Cristo, el novio celestial, ha venido. ¡Celebremos su venida con
alegría! Como Cristo mismo lo pregunta: “¿Acaso pueden los que
están de bodas tener luto entretanto que el esposo está con ellos?”
(Mateo 9:15).

120
Nehemías 8:13-18

El pueblo celebra
Nehemías 8:13-18
13
Al día siguiente, se reunieron los cabezas de familia de
todo el pueblo, sacerdotes y levitas, junto al escriba Esdras,
para estudiar las palabras de la Ley. 14 Y hallaron escrito en la
ley que Jehová había mandado por medio de Moisés, que
habitaran los hijos de Israel en tabernáculos en la fiesta
solemne del mes séptimo; 15 y que hicieran saber e hicieran
pregonar por todas sus ciudades y por Jerusalén, diciendo:
«Salid al monte y traed ramas de olivo, de olivo silvestre, de
arrayán, de palmeras y de todo árbol frondoso, para hacer
tabernáculos, como está escrito.» 16 Salió, pues, el pueblo, y
trajeron ramas e hicieron tabernáculos, cada uno sobre su
terrado, en sus patios, en los patios de la casa de Dios, en la
plaza de la puerta de las Aguas y en la plaza de la puerta de
Efraín. 17 Toda la congregación que volvió de la cautividad hizo
tabernáculos, y en tabernáculos habitó; porque desde los días
de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los
hijos de Israel. Y hubo gran alegría.
18
Leyó Esdras el libro de la ley de Dios cada día, desde el
primer día hasta el último; hicieron la fiesta solemne por siete
días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según el rito.

El segundo día del séptimo mes no era día festivo, pero los
líderes del pueblo siguieron con su estudio especial de la Biblia.
El estudio los llevó a descubrir de nuevo las reglas para celebrar
la fiesta de los tabernáculos o tiendas (Levítico 23:33-44). Según
parece, habían descuidado terriblemente la celebración de esta
fiesta, aunque sabemos que se celebró por lo menos una vez en los
días de Zorobabel (Esdras 3:4). En ese tiempo no se hacía mención
específica de los tabernáculos, así que tal vez era ese aspecto en
particular de la fiesta el que había caído en desuso.
Los tabernáculos tenían el propósito de recordarles a los
israelitas los años que vivieron en albergues temporales en el
desierto. Este día de fiesta también era la festividad gozosa de la

121
Nehemías 9:1-5

cosecha en el otoño. En Deuteronomio 31:10-11, la lectura de la


ley se especifica como una característica principal de esta fiesta:
“Al fin de cada siete años, en el año de la remisión, en la fiesta de
los tabernáculos,…leerás esta ley…” Durante esa fiesta Nehemías
puso énfasis en que la gente había vuelto a estudiar la palabra de
Dios.
De cierta manera es sorprendente que no se mencione el día
solemne de la expiación, que también se celebraba en el séptimo
mes. Tal vez esto se deba al deseo de hacer hincapié en las fiestas
gozosas.
La restauración que hizo Esdras de la fiesta de los tabernáculos
se describe como la celebración más destacada desde los días de
Josué. Este comentario probablemente se refiere al grado en que
toda la nación acudió a Jerusalén y construyó tabernáculos en cada
espacio disponible. Ahora ciertamente había razón para alegrarse,
puesto que los muros de Jerusalén ya se habían restaurado. La
lectura prolongada de la ley que continuó durante todos los siete
días de la fiesta fue un paso vital en la reconstrucción de la fuerza
espiritual de la nación. A este buen comienzo le iban a seguir otros
pasos para renovar la dedicación de la nación al Señor.

Los israelitas hacen un pacto con el Señor

9
Los levitas preparan al pueblo
Nehemías 9:1-5
El día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos
de Israel para ayunar, vestidos de ropas ásperas y
cubiertos de polvo. 2 Ya se había apartado la descendencia de
Israel de todos los extranjeros; y en pie, confesaron sus
pecados y las iniquidades de sus padres. 3 Puestos de pie en su
lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová, su Dios, la cuarta
parte del día, y durante otra cuarta parte del día confesaron
sus pecados y adoraron a Jehová, su Dios. 4 Jesúa, Bani,
Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani subieron
luego al estrado de los levitas y clamaron en voz alta a Jehová,
su Dios. 5 Y esto es lo que dijeron los levitas Jesúa, Cadmiel,

122
Nehemías 9:1-5

Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías:


—Levantaos y bendecid a Jehová, vuestro Dios:

Después de la gozosa celebración de la fiesta de las trompetas


y de la fiesta de los tabernáculos, el pueblo volvió a considerar sus
pecados. Guardaron un día de arrepentimiento para preparar la
renovación de su compromiso con el Señor. El día veinticuatro del
séptimo mes no era día festivo ordenado por la ley de Moisés; el
día de la expiación, el día principal de penitencia en el calendario
de adoración del Antiguo Testamento, se debía celebrar el décimo
día del séptimo mes. Y como no se menciona aquí, es probable
que no lo hubieran guardado apropiadamente y este día de
arrepentimiento lo reemplazaba.
El pueblo se preparó para reafirmar el pacto del Sinaí por
medio del ayuno y vestidos de ropas ásperas y cenizas, que
simbolizaban la humildad y el arrepentimiento. Un vestigio de
estos símbolos de arrepentimiento es la costumbre, observada por
algunos cristianos, de ponerse ceniza en la frente, los Miércoles
de Ceniza y de ayunar durante la Cuaresma. Otras preparaciones
para renovar el pacto fueron separarse de los extranjeros y oír la
ley de Dios. No está claro si la separación de los extranjeros se
refiere a nuevas reformas o a las antiguas reformas de Esdras.
Dos grupos de levitas dirigían el oficio de adoración que
preparaba al pueblo para renovar su pacto con el Señor. Un grupo
guiaba la oración; el otro cantaba o recitaba un salmo penitencial,
el cual repasaba la historia de la relación de Dios con Israel. Este
salmo, que ocupará el resto de Nehemías 9, hace un contraste entre
la bondad de Dios y la continua desobediencia e infidelidad de
Israel. Enfatiza el pacto de Dios con Abraham, un pacto de
evangelio basado en la gracia de Dios y en la promesa del Salvador
venidero. No era un pacto legal que dependiera de la obediencia
del pueblo, como el que se hizo por medio de Moisés. En el monte
Sinaí los israelitas habían prometido obedecer la ley (Éxodo 24).
Renovaron esa promesa cuando entraron a la tierra prometida
(Josué 24). Debido a que no cumplieron con estas promesas, el

123
Nehemías 9:5-21

pueblo no podía apelar al pacto del Sinaí para pedir la ayuda a


Dios. No habían cumplido su parte del trato, por lo cual su única
esperanza era la misericordia y la fidelidad del Señor a la promesa
de salvación que le había dado primero a Abraham.
Esta verdad es el tema del salmo que recitaron los levitas. Este
salmo es similar a otros salmos históricos con tema penitencial,
como los salmos: 78, 105, y 106. La Septuaginta, que es una muy
antigua traducción al griego del Antiguo Testamento, menciona a
Esdras como el autor del salmo de nuestro texto. Y como es similar
a la oración de Esdras que se encuentra en Esdras 9, ésta es una
sugerencia convincente. Puesto que este salmo recorre toda la
historia del Antiguo Testamento, aquí no será posible comentarlo
en detalle, más bien lo dejaremos que hable por él solo. Los
encabezamientos que se le añaden al salmo incluyen los
principales pasajes de las Escrituras que se sintetizan en cada
sección del salmo. Usted puede leer estos pasajes para mayor
información acerca de las circunstancias históricas que se
describen en cada sección del salmo. Se hablará con brevedad
acerca de las referencias poco claras en el comentario que sigue
al salmo. Sin embargo, nuestro principal interés es el tema central
del salmo: el contraste, entre la fidelidad de Dios a su promesa del
evangelio, y la infidelidad de los israelitas a su promesa de servirlo
y obedecerlo.

El pueblo recuerda la bondad de Dios


al principio de su historia

La bondad de Dios en la creación


(Génesis 1,2)
Nehem»Desde la eternidad y hasta la eternidad sea
bendecido tu nombre glorioso, que supera toda bendición
y alabanza.
6
»Sólo tú eres Jehová. Tú hiciste los cielos, y los cielos
de los cielos,//con todo su ejército, la tierra y todo lo que
está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos. Tú

124
Nehemías 9:5-21

vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te


adoran.

La bondad de Dios al llamar a Abraham


(Génesis 12,15)
7
»Tú eres, oh Jehová,//el Dios que escogió a Abram; tú
lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste por nombre
Abraham. 8 Hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste
pacto con él para darle la tierra del cananeo, del heteo, del
amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo, para darla
a su descendencia; y cumpliste tu palabra, porque eres
justo.

La bondad de Dios al sacar al pueblo de Egipto


(Éxodo 4–15)
9
»Miraste en Egipto//la aflicción de nuestros padres, y
oíste el clamor de ellos en el Mar Rojo. 10 Hiciste señales y
maravillas//contra el faraón, contra todos sus siervos, y
contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías que
habían procedido con soberbia contra ellos; y te hiciste
nombre grande//como hasta este día. 11 Dividiste el mar
delante de ellos, y pasaron por medio de él en seco; pero a
sus perseguidores//echaste en las profundidades, como una
piedra en profundas aguas. 12 Con columna de nube los
guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para
alumbrarles el camino//por donde habían de ir.

Dios los cuida en el desierto


(Éxodo 20,16,17)
13
»Sobre el monte Sinaí descendiste, y hablaste con
ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes
verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos. 14 Les
ordenaste guardar tu santo sábado, y por medio de Moisés,
tu siervo, les prescribiste la Ley,//y mandamientos y
estatutos.

125
Nehemías 9:5-21
15
»Les diste pan del cielo//para saciar su hambre, y
para su sed les sacaste//aguas de la peña; y les dijiste que
entraran//a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano//y
juraste que se la darías.

La rebelión de Israel y la misericordia de Dios


(Éxodo 32–34; Números 11–16; Deuteronomio 4–9)
16
Mas ellos y nuestros padres//fueron soberbios, y
endurecieron su cerviz//y no escucharon tus
mandamientos. 17 No quisieron oír, ni se acordaron de las
maravillas//que con ellos hiciste; antes endurecieron su
cerviz y, en su rebelión,//pensaron poner caudillo para
volverse a su servidumbre. Pero tú eres Dios perdonador,
clemente y piadoso, tardo para la ira//y grande en
misericordia, pues no los abandonaste.
18
»Aun cuando hicieron para sí//un becerro de
fundición y dijeron: “Éste es tu Dios//que te hizo subir de
Egipto”, y cometieron grandes ofensas, 19 tú,//con todo, por
tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto.
La columna de nube//no se apartó de ellos de día, para
guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego,
para alumbrarles el camino//por el cual habían de ir.
20
»Enviaste tu buen espíritu//para enseñarles; no retiraste
tu maná de su boca, y agua les diste para su sed. 21 Los
sustentaste cuarenta años//en el desierto; de ninguna cosa
tuvieron necesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se
hincharon sus pies.

Esta primera sección del salmo repasa la bondad de Dios desde


la creación hasta la entrada de Israel a la tierra de Canaán. Aunque
el Señor había demostrado su bondad de muchas maneras, Israel
se pasó los cuarenta años en el desierto quejándose y rebelándose.
Incluso, rechazó a Moisés como su líder y escogió a Coré para que
los dirigiera en su regreso a Egipto. Como resultado, toda la

126
Nehemías 9:22-25

generación que salió de Egipto, excepto Caleb y Josué, pereció en


el desierto. El Señor guardó este pacto a pesar de la ingratitud de
Israel. A la siguiente generación la guió a la tierra prometida. Sin
embargo, una vez que el pueblo se estableció y se vio seguro en la
tierra, nuevamente se olvidó de la promesa que le había hecho a
Dios.
El pueblo recuerda la bondad continua de Dios en la tierra
La bondad de Dios durante la conquista
(Números 21; Josué 6–11)
22
»Les diste reinos y pueblos, y los repartiste por
distritos; poseyeron la tierra de Sehón, la tierra del rey de
Hesbón, y la tierra de Og, rey de Basán. 23 Multiplicaste sus
hijos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra de
la cual habías dicho a sus padres que habían de entrar a
poseerla. 24 Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y
humillaste delante de ellos a los habitantes del país, a los
cananeos, los cuales entregaste en sus manos, igual que a
sus reyes//y a los pueblos de la tierra, para que hicieran de
ellos//como quisieran. 25 Tomaron ciudades fortificadas y
tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien,
cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles
frutales; comieron, se saciaron y engordaron, y se
deleitaron en tu gran bondad.
Israel se olvida de la bondad de Dios
(Jueces 2,3)
26
»Pero te provocaron a ira y se rebelaron contra ti,
y echaron tu Ley tras sus espaldas, mataron a tus
profetas que los amonestaban a volver a ti, y te ofendieron
grandemente. 27 Entonces los entregaste//en manos de sus
enemigos, los cuales los afligieron; pero clamaron a ti//en
el tiempo de su tribulación, y tú desde los cielos los oíste; y
según tu gran misericordia les enviaste libertadores para

127
Nehemías 9:26-31

que los salvaran//de manos de sus enemigos.


28
Pero una vez que tenían paz, volvían a hacer lo malo
delante de ti, por lo cual los abandonaste//en manos de sus
enemigos que los dominaron; pero volvían y clamaban otra
vez a ti; tú desde los cielos los oías, y según tus
misericordias//muchas veces los libraste.
29
Les amonestaste//a que se volvieran a tu Ley; mas
ellos se llenaron de soberbia y no oyeron tus
mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los
cuales dan vida a quien los cumple; se rebelaron,
endurecieron su cerviz y no escucharon.
30
»Los soportaste por muchos años, y les testificaste con
tu espíritu por medio de tus profetas, pero no escucharon;
por lo cual los entregaste en manos de los pueblos de la
tierra. 31 Mas por tus muchas misericordias no los
consumiste ni los desamparaste; porque eres Dios
clemente//y misericordioso.
Esta sección del salmo sintetiza toda la historia que aparece
en los libros de: los Jueces, 1 y 2 Samuel, y 1 y 2 Reyes. Dios
había empezado a darles victorias a los israelitas aún antes de que
cruzaran el río Jordán, cuando les dio la tierra de Sehón y de Og,
al este del Jordán. Después, en las batallas de Jericó y de Ajalón,
cuando hizo que el sol se quedara inmóvil, les entregó su patria
prometida (Josué 6, 10). Sin embargo, el pueblo pronto se olvidó
de él y se volvió a Baal y a otros dioses. A pesar de eso, cuando se
arrepintieron, Dios les envió a jueces como: Gedeón, Débora, y
Sansón, para liberarlos. Hasta Saúl, que resultó ser un rey impío,
los llevó a muchas victorias sobre sus enemigos. Después el Señor
les dio al rey David, un hombre que agradaba al Señor. David
venció a los enemigos de Israel, y le dejó un reino rico y poderoso
a su hijo Salomón.
A pesar de toda esta bondad, durante todos los 700 años de
historia los israelitas abandonaron repetidamente al Señor y
adoraron a ídolos. Por último, el Señor los envió a la cautividad a

128
Nehemías 9:32-38

Asiria y a Babilonia. Sin embargo, aun así Dios permitió que un


remanente regresara a la tierra prometida. ¿Y qué sucedió
entonces? ¡Este grupo correspondió a la bondad de Dios casándose
con paganos!
Con la historia de su nación todavía fresca en la memoria y
con la conciencia adolorida por haber obrado mal, estas personas
ahora confesaron sus pecados.

El pueblo confiesa sus pecados presentes


32
»Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte,
temible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea
tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que ha
alcanzado a nuestros reyes,//a nuestros gobernantes, a
nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres
y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria
//hasta este día. 33 Pero tú eres justo en todo lo que ha
venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas
nosotros hemos hecho lo malo. 34 Nuestros reyes, nuestros
gobernantes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no
pusieron por obra tu Ley, ni atendieron a tus
mandamientos ni a los testimonios//con que los
amonestabas. 35 Pero ellos en su reino y en los muchos
bienes que les diste, y en la tierra espaciosa y fértil que
entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se
convirtieron de sus malas obras.
36
»Míranos hoy, convertidos en siervos; somos siervos
en la tierra//que diste a nuestros padres para que comieran
su fruto y su bien. 37 El fruto de ella se multiplica//para los
reyes que has puesto sobre nosotros//por nuestros pecados,
quienes se enseñorean//sobre nuestros cuerpos, y sobre
nuestros ganados, conforme a su voluntad. ¡En gran
angustia estamos!
38
»A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel
promesa, y la escribimos, firmada por nuestros

129
Nehemías 10:1-29

gobernantes, por nuestros levitas y por nuestros


sacerdotes.»
La solidaridad que el pueblo expresó con las generaciones
anteriores es típica del libro de Esdras. Admitió que su generación
merecía todas las dificultades que había sufrido, hasta la esclavitud
en Asiria y en Babilonia. Aunque los reyes persas les habían dado
más libertad, los judíos todavía creían que someterse a los
gobernantes extranjeros era una carga pesada. El hecho de que no
se nombre a los gobernantes de Persia en estos comentarios
negativos acerca del gobierno de extranjeros es un reflejo del tacto
que tuvo Esdras y del respeto por su rey. Aunque Israel merecía el
sufrimiento, el pueblo tenía la esperanza de que el Señor le iba a
otorgar un nuevo alivio.
Deseaban renovar la promesa que había hecho la nación de
guardar la ley de Dios. Ahora intentaban expresar su compromiso
públicamente, de una manera formal y por escrito.

10
Lista de los que hacen el pacto
Nehemías 10:1-29
Los que firmaron fueron:

Nehemías, el gobernador, hijo de Hacalías, y Sedequías,


2
Seraías, Azarías, Jeremías, 3 Pasur, Amarías, Malquías,
4
Hatús, Sebanías, Maluc, 5 Harim, Meremot, Obadías,
6
Daniel, Ginetón, Baruc, 7 Mesulam, Abías, Mijamín,
8
Maazías, Bilgai y Semaías; estos eran sacerdotes.
9
Luego los levitas: Jesúa hijo de Azanías, Binúi, de los
hijos de Henadad, Cadmiel, 10 y sus hermanos Sebanías,
Hodías, Kelita, Pelaías, Hanán, 11 Micaía, Rehob, Hasabías,
12
Zacur, Serebías, Sebanías, 13 Hodías, Bani y Beninu.
14
Los jefes del pueblo: Paros, Pahat-moab, Elam, Zatu,
Bani, 15 Buni, Azgad, Bebai, 16 Adonías, Bigvai, Adín, 17 Ater,
Ezequías, Azur, 18 Hodías, Hasum, Bezai, 19 Harif, Anatot,
Nebai, 20 Magpías, Mesulam, Hezir, 21 Mesezabeel, Sadoc,

130
Nehemías 10:1-29

Jadúa, 22 Pelatías, Hanán, Anaías, 23 Oseas, Hananías,


Hasub, 24 Halohes, Pilha, Sobec, 25 Rehum, Hasabna,
Maasías, 26 Ahías, Hanán, Anán, 27 Maluc, Harim y Baana.
28
El resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros y
cantores, los sirvientes del Templo, y todos los que se habían
apartado de los pueblos de las tierras para cumplir con la ley
de Dios, con sus mujeres, sus hijos e hijas, todos los que tenían
comprensión y discernimiento, 29 se reunieron con sus
hermanos y sus principales, para declarar y jurar que
andarían en la ley de Dios, que fue dada por Moisés, siervo de
Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos,
decretos y estatutos de Jehová, nuestro Señor.
En respuesta a la lectura de la ley y a la amonestación de los
levitas, el pueblo de Judá prometió que iba a obedecer todas las
leyes y los reglamentos de adoración que el Señor les había dado
por medio de Moisés. El nombre de Nehemías se mantiene en un
lugar de honor, a la cabeza de la lista. Es sorprendente que Esdras
no reciba un reconocimiento similar; si esta sección se basa en el
relato de Esdras acerca de la ceremonia del pacto, es posible que
por modestia haya omitido su propio nombre. No es claro, si el
nombre de Sedequías se debe unir con el de Nehemías, o si forma
parte de la siguiente lista de sacerdotes. En el hebreo original, los
nombres van unidos por “y”. Suponiendo que el nombre de
Sedequías debe estar unido al de Nehemías, como lo sugiere la
división de nuestros versículos, probablemente era su ayudante.
Algunos de los veintiún sacerdotes que se enumeran aquí
tienen el mismo nombre de personajes muy conocidos de la Biblia,
pero no son los mismos. No sabemos nada acerca de los hombres
de esta lista, excepto de Nehemías. Parece que varios de los levitas
que se mencionan aquí son los mismos hombres que le ayudaron
a Esdras en Nehemías 8. No sabemos nada acerca de ninguno de
ellos más allá del hecho de que se mencionan en estas listas. La
primera parte de la lista de líderes laicos es muy similar a las listas
de Esdras 2 y Nehemías 7. Por lo tanto, es probable que éstos

131
Nehemías 10:30-39

fueran nombres de familias, no de individuos. Los nombres


adicionales que no aparecen en las listas anteriores probablemente
eran familias o clanes, que habían alcanzado el estado
independiente desde el tiempo de Zorobabel. Sin duda, muchos
laicos que no firmaron el documento, como lo hicieron los líderes,
contrajeron el mismo compromiso que ellos y también se unieron
a la ceremonia del pacto.
Esta lista es un reconocimiento a los que juraron fidelidad al
Señor. Aunque se desconoce y se ha olvidado a la mayoría de ellos,
su nombre todavía permanece en las Escrituras como
reconocimiento a su fidelidad y a la gracia de Dios, que los llevó
a la posición que asumieron. Esta lista nos recuerda que aun
cuando otras personas olviden nuestros nombres y de nuestros
actos de fe, Dios todavía los recordará. Con el Señor no hay
nombres que se olviden.

Los términos del pacto


Nehemías 10:30-39
30
Y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la
tierra, ni tomaríamos sus hijas para nuestros hijos.
31
Asimismo, que si los pueblos de la tierra vinieran a
vender mercaderías y comestibles en sábado, nada
tomaríamos de ellos en ese día ni en otro día santificado; y
que el año séptimo dejaríamos descansar la tierra y
perdonaríamos toda deuda.
32
Nos impusimos además la obligación de contribuir
cada año con la tercera parte de un siclo para la obra de la
casa de nuestro Dios; 33 para el pan de la proposición y para
la ofrenda continua, para el holocausto continuo, los
sábados, las nuevas lunas, las festividades, y para las cosas
santificadas y los sacrificios de expiación por el pecado de
Israel, y para todo el servicio de la casa de nuestro Dios.
34
Echamos también suertes los sacerdotes, los levitas y
el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la
casa de nuestro Dios, según las familias de nuestros padres,

132
Nehemías 10:30-39

en los tiempos determinados cada año, para quemar sobre


el altar de Jehová, nuestro Dios, como está escrito en la
Ley. 35 Y que cada año llevaríamos a la casa de Jehová las
primicias de nuestra tierra y las primicias del fruto de todo
árbol. 36 Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de
nuestros ganados, como está escrito en la Ley; y que
traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de
nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes
que ministran en la casa de nuestro Dios. 37 También
acordamos llevar las primicias de nuestras masas, de
nuestras ofrendas, del fruto de todo árbol, del vino y del
aceite, para los sacerdotes, a los depósitos de la casa de
nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra para los levitas;
y que los levitas recibirían el décimo de nuestras labores
en todas las ciudades. 38 Un sacerdote, hijo de Aarón,
estaría con los levitas cuando estos recibieran el diezmo; y
que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de
nuestro Dios, a los depósitos de la casa del tesoro. 39 Porque
a los depósitos del tesoro han de llevar los hijos de Israel y
los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite;
y allí estarán los utensilios del santuario, los sacerdotes que
ministran, los porteros y los cantores. Y prometimos no
abandonar la casa de nuestro Dios.

El pueblo prometió cumplir los reglamentos que el Señor le


dio a Moisés, a los cuales les damos los nombres la ley civil y la
ley ceremonial. Un diccionario bíblico, una enciclopedia, o un
comentario sobre los pasajes de: Éxodo, Levítico, Números, y
Deuteronomio, que indicaremos, les ayudará a quienes estén
interesados en obtener más información acerca de los reglamentos.
Uno de los problemas más difíciles que Esdras y Nehemías
tuvieron que enfrentar fue el del matrimonio mixto con paganos
de los pueblos vecinos, problema que se mencionó en el
comentario de Esdras 10.

133
Nehemías 10:30-39

Éxodo 20:8-11, registra la obligación de guardar el sábado.


Además, los israelitas no debían cultivar sus tierras el séptimo año,
para dejarlas descansar. Las reglas para la observancia del año
sabático se encuentran en Levítico 25:2-7 y en Deuteronomio
15:1-3. Durante ese año los deudores tenían la oportunidad de que
se perdonaran sus deudas. La observancia de esas reglas era una
prueba de fe muy especial; los israelitas tenían que tener la
confianza de que el Señor les iba a suministrar lo que necesitaran
si no plantaban nada en el séptimo año. ¡Era necesario tener una
medida especial de generosidad para pagar las deudas que tenían,
al tiempo que se quedaban sin recibir su ingreso ordinario
proveniente de la agricultura!
El resto del pacto ponía énfasis en varias ofrendas que se
hacían para el mantenimiento de los servicios del templo. La ley
exigía que cada varón de más de veinte años pagara una ofrenda
de medio siclo como rescate por su vida (Éxodo 30:11-16). Si la
tercera parte de la ofrenda de un siclo era una continuación de esta
práctica, la reducción de la cantidad se pudo deber a la pobreza
del pueblo o a un sistema monetario diferente al estar bajo el
gobierno persa.
El “pan de la proposición” se refiere a los doce panes que se
debían poner sobre la mesa cada semana en el lugar santo del
templo (Levítico 24:5-9). Las ofrendas regulares para las diversas
festividades se resumen en Números 28 y 29, y en otros pasajes
en los libros de Moisés. Levítico 1–7, habla de las diferentes
categorías de las ofrendas personales.
Las primicias y los diezmos, se sintetizan en Deuteronomio
14:22-29; 26:1-15. La redención de los primogénitos y el sacrificio
de los primogénitos de los animales, se ordenaron en Éxodo 13:12-
13; 34:19-20. Esa redención conmemoraba la salvación de los
primogénitos de los israelitas en Egipto. Aunque el libro de
Levítico menciona con frecuencia la necesidad de utilizar madera
para los sacrificios, no contiene un mandato específico de que se
llevara. Esto pudo haber sido una nueva obligación que se llevara

134
Nehemías 11:1,2

a cabo por primera vez en el tiempo de Nehemías.


Aunque estos reglamentos y obligaciones especiales, ya no se
aplican a nosotros, permanece inalterable el principio de “no
abandonaremos la casa de nuestro Dios”. Los que hemos visto el
cumplimiento de las promesas de Dios en Cristo, tenemos todavía
más razón para apoyar el evangelio con nuestro tiempo y con
nuestras posesiones. El respaldo incondicional que le dieron estos
creyentes del Antiguo Testamento a la obra del Señor, nos anima
a prometer la misma dedicación que vemos en ellos.

Se vuelve a poblar la ciudad santa

La siguiente sección reanuda la historia que comenzó en


Nehemías 7:4,5. En ese pasaje Nehemías planeó la repoblación de
Jerusalén y realizó el censo necesario para este reasentamiento.
Ahora, después del relato intermedio acerca de la renovación del
pacto, volvemos al tema de la repoblación.

11
Nehemías 11:1,20000000000000000
Los jefes del pueblo habitaron en Jerusalén, pero el
resto del pueblo echó suertes para que uno de cada
diez fuera a vivir a Jerusalén, ciudad santa, y las otras nueve
partes en las otras ciudades. 2 Y bendijo el pueblo a todos los
hombres que voluntariamente se ofrecieron para habitar en
Jerusalén.

Por lo visto, los líderes ya se habían establecido en la ciudad


de Jerusalén. No obstante, la ciudad recién restaurada tenía escasa
población. Puesto que Jerusalén tenía la categoría de ser la ciudad
santa que Dios escogió para el lugar de su templo, era poco
apropiado que la descuidaran.
La elección de los nombres por medio de las suertes, indica
que pocas personas deseaban dejar sus tierras en los pueblos
vecinos para mantener y defender la capital recientemente
fortificada. Se eligió al diez por ciento del pueblo para que se
mudara a Jerusalén; éste era un tipo de diezmo para el Señor. Tal

135
Nehemías 11:3-9

vez los que “se ofrecieron para morar en Jerusalén” eran


voluntarios, es decir, no sólo escogidos por suerte como los demás.
Sin embargo, este versículo también podría significar que los
escogidos por suerte aceptaron gustosamente la decisión y
consideraron que el resultado de las suertes fue una decisión
tomada por Dios, en lugar de una imposición arbitraria de
Nehemías.
El resto de este capítulo contiene una colección de listas que
se refieren a la repoblación de Jerusalén. Pone énfasis en la
preocupación que demostraron Nehemías y de Esdras, acerca de
que a Jerusalén se le repoblara con personas que tuvieran un
evidente linaje judío y de que en el templo sirvieran sacerdotes y
levitas, que tuvieran la herencia familiar que el Señor había
ordenado.

Los líderes laicos que vivieron en Jerusalén


Nehemías 11:3-9
Éstos son los jefes de la provincia que habitaron en
3

Jerusalén; pero en las ciudades de Judá habitaron cada uno


en su posesión, en sus ciudades: los israelitas, los sacerdotes y
levitas, los sirvientes del Templo y los hijos de los siervos de
Salomón.
4
En Jerusalén, pues, habitaron algunos de los hijos de Judá
y de los hijos de Benjamín.
De los hijos de Judá:
Ataías hijo de Uzías hijo de Zacarías, hijo de Amarías,
hijo de Sefatías, hijo de Mahalaleel, de los hijos de Fares,
5
y Maasías hijo de Baruc hijo de Colhoze, hijo de Hazaías,
hijo de Adaías, hijo de Joiarib, hijo de Zacarías, hijo de
Siloni. 6 Todos los hijos de Fares que habitaron en Jerusalén
fueron cuatrocientos sesenta y ocho hombres de guerra.
7
Éstos son los hijos de Benjamín: Salú hijo de Mesulam
hijo de Joed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de
Maasías, hijo de Itiel, hijo de Jesaías. 8 Y después de él
Gabai y Salai; novecientos veintiocho en total. 9 Joel hijo

136
Nehemías 11:10-19

de Zicri era el jefe de ellos, y Judá hijo de Senúa, el


segundo en la ciudad.

Estas listas son resúmenes muy breves; su propósito no


consistía en enumerar a todos los pobladores, sino en establecer
las credenciales de los pobladores como gente que podía demostrar
una genealogía clara como descendientes de Israel. Se
mencionaron sólo dos líderes de la tribu de Judá: Ataías y Maasías;
sin embargo, su origen se remonta a Peres y a Siloní, hijos de Judá,
hijo de Jacob (Génesis 46:12). Igualmente, sólo se nombran tres
líderes de Benjamín: Salú, Gabai, y Salai. En este caso la
genealogía no se remonta a la primera generación de la tribu de
Benjamín, tal vez a causa de la destrucción casi total que había
sufrido esa tribu en la historia antigua (Jueces 20,21). El término
“después de él” (“y sus hermanos”, NVI) se aplica a Gabai y Salai
y probablemente se refiere al lugar que ocupan después de Salú
en la lista.
Joel y Judá, pueden haber sido los líderes de los benjamitas.
No obstante, es más probable que fueran los líderes laicos de la
ciudad y no de un grupo tribal especial. El nombre de ellos aparece
después del número total de los benjamitas.

Los trabajadores del templo que se establecieron en Jerusalén


Nehemías 11:10-19
10
De los sacerdotes:
Jedaías hijo de Joiarib, Jaquín, 11 Seraías hijo de Hilcías
hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de
Ahitob, jefe de la casa de Dios, 12 y sus hermanos, los que
hacían la obra de la Casa; ochocientos veintidós en total.
Adaías hijo de Jeroham hijo de Pelalías, hijo de Amsi, hijo
de Zacarías, hijo de Pasur, hijo de Malquías, 13 y sus
hermanos, jefes de familia; doscientos cuarenta y dos en
total. Amasai hijo de Azareel hijo de Azai, hijo de
Mesilemot, hijo de Imer, 14 y sus hermanos, hombres de
gran vigor; ciento veintiocho en total; el jefe de los cuales

137
Nehemías 11:10-19

era Zabdiel hijo de Gedolim.


15
De los levitas:
Semaías hijo de Hasub hijo de Azricam, hijo de
Hasabías, hijo de Buni; 16 Sabetai y Jozabad, de los
principales de los levitas, capataces de la obra exterior de
la casa de Dios. 17 Matanías hijo de Micaía hijo de Zabdi,
hijo de Asaf, el principal, el que empezaba las alabanzas y
acción de gracias al tiempo de la oración; Bacbuquías, el
segundo de entre sus hermanos; y Abda hijo de Samúa hijo
de Galal, hijo de Jedutún. 18 Todos los levitas en la santa
ciudad eran doscientos ochenta y cuatro en total.
19
Los porteros:
Acub, Talmón y sus hermanos, que hacían guardia en
las puertas; ciento veintidós en total.

En la lista de los sacerdotes se encuentra una serie de


dificultades que pueden ser el resultado de algunos errores de
copia. El nombre Gedolim no es un nombre personal, sino una
palabra hebrea que significa “los grandes”. Si éste fuera un nombre
de persona, sería algo salido de lo común, especialmente porque
en el idioma original está en plural. Amasai no es un nombre
hebreo, sino que parece ser una mezcla de dos nombres. El
comienzo de la lista presenta un problema muy desconcertante.
Tal vez aquí se han perdido algunas palabras del texto; si las
palabras “hijo de” estuvieran antes y después del nombre Jaquín,
la sección de la lista que va desde Jedaías hasta Ahitob formaría
una genealogía continua. Si éste fuera el caso, esta parte de la lista
seguiría el mismo modelo de las otras listas que se encuentran en
este capítulo. Si la lista que va desde Jedaías hasta Ahitob es una
genealogía vinculada, Jedaías sería el líder de los sacerdotes que
se mudaron a Jerusalén en el tiempo de Nehemías, y las otras
personas de la lista serían todos sus antepasados. Esto parece
convincente ya que Seraías era el nombre de un sacerdote que
regresó con Zorobabel (Nehemías 12:1) y, al ser el tercer nombre
antes de Jedaías, tendría la posición apropiada para ser el mismo

138
Nehemías 11:10-19

Seraías que volvió con Zorobabel. Sin embargo, en una lista


paralela en 1 Crónicas 9:10,11: Jedaías, Joiarib, Jaquín, y Azarías,
no parecen ser diferentes generaciones de una genealogía. Parecen
ser contemporáneos. Si es correcta esta interpretación de la lista,
tenemos enumerados aquí a cuatro miembros de la familia de
sumos sacerdotes de los días de Nehemías, en lugar de uno.
La repetición de los mismos nombres en diferentes
generaciones de las familias sacerdotales hace incierta cualquier
solución a este problema. El nombre Ahitob, que es el eslabón más
antiguo de esta genealogía, sin importar si comienza con Jedaías
o con Seraías, fue el nombre de por lo menos dos sumos sacerdotes
de la historia de Israel (1 Crónicas 6:7-11). El nombre Ahitob
identifica esta sección de la lista como la genealogía de la familia
de Coat, que era una familia de sacerdotes que le proporcionaba
los sumos sacerdotes de Israel. Los otros dos grupos de esta
sección, dirigidos por Adaías y Amasai, pueden haber representado
a las otras dos familias sacerdotales importantes, los gersonitas y
los meraritas. En Números 3 y 4, se dan los antecedentes de las
tres familias principales de sacerdotes.
Tal vez debemos explicar algo acerca de la posibilidad de que
haya errores de texto y errores de copia en nuestro texto presente
de la Biblia. Esta posibilidad no niega la inspiración de las
Escrituras, que se aplica solamente a los llamados autógrafos, los
documentos originales de las Escrituras. En los manuscritos de la
Biblia han entrado algunos errores de copia durante los siglos en
los que la Biblia se copiaba a mano. Ninguno de esos errores hace
surgir dudas acerca de cualquier enseñanza de las Escrituras; la
mayor parte de ellos se pueden corregir fácilmente por el contexto
o por los otros manuscritos de la Biblia. El que estos errores de
copia existan en nuestros textos actuales no es un descubrimiento
nuevo ni “liberal”. En el siglo XVI Martín Lutero reconoció varios
problemas de copia o de los escribas en el texto del Antiguo
Testamento, y habló de ellos. Estos errores de copia ocurren a
diario en las grandes listas de nombres y de números. Por ejemplo,

139
Nehemías 11:20-36

en el primer manuscrito de este comentario se omitieron varios


nombres de algunas de las listas. Incluso después de haber leído
con mucho cuidado todo el texto es posible que haya errores en el
producto final. Los errores de imprenta que encontramos hasta en
las mejores revistas y periódicos, nos ilustran las dificultades de
producir copias perfectas, pero rara vez el error afecta el
significado. Éste es el tipo de error al que nos referimos acerca de
la Biblia; estos errores no afectan a ninguna enseñanza de las
Escrituras.
La lista de los levitas es poco usual en el sentido de que a los
levitas y a los cantores se les combinó en una sola lista, lo que va
en contra de la práctica normal. La “obra exterior” de los levitas
se puede referir a trabajos como recoger los diezmos y las
ofrendas. Los porteros eran los guardianes del templo; realizaban
funciones similares a las de nuestros ujieres, guardias de seguridad
y guardianes de la propiedad.

Las poblaciones israelitas


Nehemías 11:20-36
El resto de Israel, de los sacerdotes y de los levitas, vivían
20

en todas las ciudades de Judá, cada uno en su heredad.


21
Los sirvientes del Templo habitaban en Ofel; y Ziha y
Gispa tenían autoridad sobre los sirvientes del Templo. 22 El
jefe de los levitas en Jerusalén era Uzi hijo de Bani hijo de
Hasabías, hijo de Matanías, hijo de Micaía, de los hijos de
Asaf, cantores según el servicio de la casa de Dios. 23 Porque
había un mandato del rey y un reglamento que fijaba los
deberes de los cantores para cada día.
24
Y Petaías hijo de Mesezabeel, de los hijos de Zera hijo de
Judá, estaba al servicio del rey para todos los asuntos del
pueblo.
25
En cuanto a las aldeas y sus tierras, algunos de los hijos
de Judá habitaron en Quiriat-arba y sus aldeas, en Dibón y
sus aldeas, en Jecabseel y sus aldeas, 26 en Jesúa, Molada y Bet-
pelet, 27 en Hazar-sual, en Beerseba y sus aldeas, 28 en Siclag,

140
Nehemías 11:20-36

en Mecona y sus aldeas, 29 en En-rimón, en Zora, en Jarmut,


30
en Zanoa, en Adulam y sus aldeas, en Laquis y sus tierras, y
en Azeca y sus aldeas. Y habitaron desde Beerseba hasta el
valle de Hinom.
31
Los hijos de Benjamín habitaron desde Geba, en Micmas,
en Aía, en Bet-el y sus aldeas, 32 en Anatot, Nob, Ananías,
33
Hazor, Ramá, Gitaim, 34 Hadid, Seboim, Nebalat, 35 Lod, y
Ono, valle de los artesanos.
36
Algunos de los levitas habitaron en Judá y Benjamín.

Esta última sección de la lista contiene varias observaciones


acerca de los diferentes asentamientos del pueblo. Es posible que
esperáramos que la información acerca de los funcionarios levitas
se hubiera incluido en la sección anterior. Petaías (versículo 24)
parece ser el funcionario representante del rey de Persia en los
tratos con los judíos. Tal vez el “mandato del rey” y el
“reglamento” que regían a los cantores, hayan sido entregados por
medio de él, a menos que esta frase se refiera a las órdenes
originales que dio David cuando instituyó el canto en el templo
siglos antes (1 Crónicas 25).
Ofel, el hogar de los sirvientes del templo, era la colina que
estaba precisamente al sur del monte del templo de Jerusalén. Las
ciudades que se nombran en el último párrafo estaban esparcidas
por toda Judá, desde Beerseba en el extremo sur, hasta el valle del
Hinom que está en el límite sur de Jerusalén. Esta lista muestra
que los judíos se habían vuelto a establecer en todas las áreas de
Judea. Vea la ubicación de algunas de estas ciudades en el mapa
2. Las ciudades de Benjamín estaban justo al norte de Jerusalén,
entre Jerusalén y Samaria. Algunos de los levitas que
anteriormente habían sido asignados a Judá, se mudaron a este
territorio, tal vez porque no tenía muchos levitas.

141
Nehemías 12:1-26

El papel que desempeñaron los levitas


en la reconstrucción de Jerusalén

12
Un repaso de las personas que regresaron
Nehemías 12:1-26
Éstos son los sacerdotes y levitas que subieron con
Zorobabel hijo de Salatiel, y con Jesúa: Seraías,
Jeremías, Esdras, 2 Amarías, Maluc, Hatús, 3 Secanías, Rehum,
Meremot, 4 Iddo, Gineto, Abías, 5 Mijamín, Maadías, Bilga,
6
Semaías, Joiarib, Jedaías, 7 Salú, Amoc, Hilcías y Jedaías.
Estos eran los principales sacerdotes y sus hermanos en los
días de Jesúa.
8
Los levitas: Jesúa, Binúi, Cadmiel, Serebías, Judá y
Matanías, que con sus hermanos oficiaba en los cantos de
alabanza. 9 Y Bacbuquías y Uni, sus hermanos, cada cual en
su ministerio.
10
Jesúa engendró a Joiacim, Joiacim engendró a Eliasib, y
Eliasib engendró a Joiada; 11 Joiada engendró a Jonatán y
Jonatán engendró a Jadúa.
12
En los días de Joiacim los sacerdotes jefes de familia
fueron:
de Seraías, Meraías;
de Jeremías, Hananías;
13
de Esdras, Mesulam;
de Amarías, Johanán;
14
de Melicú, Jonatán;
de Sebanías, José;
15
de Harim, Adna;
de Meraiot, Helcai;
16
de Iddo, Zacarías;
de Ginetón, Mesulam;
17
de Abías, Zicri;
de Miniamín, de Moadías, Piltai;
18
de Bilga, Samúa;
de Semaías, Jonatán;
19
de Joiarib, Matenai; de Jedaías, Uzi;

142
Nehemías 12:1-26
20
de Salai, Calai; de Amoc, Eber;
21
de Hilcías, Hasabías;
de Jedaías, Natanael.
22
Los levitas en días de Eliasib, de Joiada, de Johanán y de
Jadúa fueron inscritos como jefes de familia; también los
sacerdotes, hasta el reinado de Darío el persa. 23 Los hijos de
Leví, jefes de familia, fueron inscritos en el libro de las crónicas
hasta los días de Johanán hijo de Eliasib. 24 Los principales de
los levitas eran: Hasabías, Serebías, Jesúa hijo de Cadmiel, y
sus hermanos estaban frente a ellos, para alabar y dar gracias,
conforme al estatuto de David, varón de Dios, durante su turno
de servicio. 25 Matanías, Bacbuquías, Obadías, Mesulam,
Talmón y Acub, eran porteros y hacían guardia en las entradas
de las puertas. 26 Estos vivieron en los días de Joiacim hijo de
Jesúa hijo de Josadac, y en los días del gobernador Nehemías
y del sacerdote y escriba Esdras.

¡Otra lista! Es fácil que nos sintamos frustrados cuando leemos


estas listas del libro de Nehemías, porque para nosotros no tienen
tanto significado como tuvieron para él y para sus
contemporáneos. No conocemos a estas personas como seres
humanos de carne y hueso, y como nos separan siglos, no podemos
volver a descubrir el significado de cada uno de los nombres que
aparecen en estas listas. Sin embargo, nos podemos formar una
buena idea del propósito fundamental de cada una de ellas.
El propósito principal de la lista de Nehemías 12 parece ser el
de asegurarle al pueblo que los sacerdotes y los levitas, a los que
seguían, eran verdaderamente descendientes de la familia que Dios
había designado para que sirvieran en ese oficio. Eso era
importante para que el pueblo de Dios pudiera tener confianza en
la validez de los sacrificios que se ofrecían en representación de
ellos. Un segundo propósito de la lista puede ser el de honrar a los
que desempeñaron el papel de líderes en la restauración de la
nación.

143
Nehemías 12:1-26

En realidad, aquí no tenemos una sola lista sino cuatro. En el


texto que acabamos de leer hemos separado las cuatro listas por
párrafos.
La primera lista (versículos 1-7) menciona veintidós líderes
de las familias sacerdotales en la época del primer retorno bajo el
mando de Zorobabel y Jesúa, cien años antes. Esdras 2:36-39 tiene
sólo cuatro divisiones del sacerdocio en el tiempo de Zorobabel.
Esta lista de veintidós líderes puede reflejar una reorganización
del sacerdocio para alcanzar las veinticuatro órdenes que David
estableció en 1 Crónicas 24:7-19.
La segunda lista (versículos 8, 9), de los líderes levitas, es
también más extensa que la lista correspondiente en el libro de
Esdras 2.
La tercera lista (versículos 10,11) proporciona la línea de
sucesión de los sumos sacerdotes desde la época de Zorobabel
hasta cuando se escribió el libro de Nehemías. De este modo
extiende las listas de sumos sacerdotes en 1 Crónicas 6:3-15, que
comprende desde la época de Moisés y de Aarón hasta el exilio.
Jesúa fue el sacerdote en la época del primer retorno bajo el mando
de Zorobabel. Durante la administración de Nehemías el sacerdote
fue Eliasib, pero eso no significa que la lista venga de muchos años
antes de la época de Nehemías, como afirman los críticos. Jonatán,
que era nieto de Eliasib, ya se había casado en los últimos años de
la administración de Nehemías. La lista fácilmente se pudo haber
escrito durante los años de retiro de Nehemías, poco tiempo
después de los últimos acontecimientos que se registran en su
libro. No hubo necesidad de que Jadúa, el bisnieto de Eliasib, fuera
sumo sacerdote en ese tiempo. Es posible que sólo haya sido el
heredero de esa posición.
La cuarta lista (versículos 12-21) sintetiza el liderazgo de las
familias sacerdotales en el tiempo de Joaquim, precisamente antes
de las reformas de Esdras y Nehemías. Esta distribución tal vez
continuó sin muchos cambios durante su época. Sólo hay veinte
nombres en la lista, en comparación con los veintidós que hubo

144
Nehemías 12:27-47

durante la época de Zorobabel (versículos 1-7). Esto indica que el


número de familias sacerdotales varió un poco al pasar de una
generación a la siguiente.
Los párrafos finales (versículos 22-26) nos proporcionan una
fuente de información interesante acerca de las listas de Nehemías.
Se reunió importante información genealógica acerca de los
sacerdotes y de los levitas, en los libros de registro para uso futuro.
Aparentemente se llevó a cabo durante el reinado de Darío II (423-
404 a.C.), poco tiempo después de los últimos acontecimientos
que se describen en Nehemías. Tal vez Nehemías usó este libro de
registro para sus listas.
El catálogo de sacerdotes que aparece en el libro de Nehemías,
demuestra la conservación de la sucesión de los sacerdotes. Al
reunir las listas de la Biblia, podemos rastrear el sacerdocio que
comenzó con Aarón, por un período de más de mil años,
aproximadamente 1400-400 a.C. Esto demuestra que Dios
conservó a su nación escogida y a sus instituciones con gran
cuidado. El sacerdocio iba a alcanzar su mayor gloria en Cristo,
que iba a ofrecer el sacrificio supremo: su vida sin mancha por los
pecados del mundo.

El papel que desempeñaron los levitas


en la dedicación de los muros
Nehemías 12:27-47
27
Para la dedicación del muro de Jerusalén, buscaron a los
levitas de todos los lugares donde vivían y los llevaron a
Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y
con cánticos, con címbalos, salterios y cítaras. 28 Los hijos de
los cantores acudieron, tanto de la región alrededor de
Jerusalén, como de las aldeas de los netofatitas; 29 también de
la casa de Gilgal y de los campos de Geba y de Azmavet,
porque los cantores se habían edificado aldeas alrededor de
Jerusalén. 30 Los sacerdotes y los levitas se purificaron, y luego
purificaron al pueblo, las puertas y el muro.

145
Nehemías 12:27-47

Hice entonces subir a los gobernantes de Judá sobre el


31

muro, y organicé dos grandes coros que fueron en procesión;


el primero a la derecha, sobre el muro, marchaba hacia la
puerta del Muladar. 32 Detrás de ellos iban Osaías, con la mitad
de los gobernantes de Judá, 33 Azarías, Esdras, Mesulam,
34
Judá y Benjamín, Semaías y Jeremías. 35 De los hijos de los
sacerdotes iban con trompetas: Zacarías hijo de Jonatán hijo
de Semaías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur,
hijo de Asaf; 36 y sus hermanos Semaías, Azarael, Milalai,
Gilalai, Maai, Natanael, Judá y Hanani, quienes iban con los
instrumentos musicales de David, varón de Dios; y el escriba
Esdras marchaba delante de ellos. 37 A la altura de la puerta
de la Fuente, subieron derecho por las gradas de la Ciudad de
David, por la subida del muro, desde la casa de David hasta la
puerta de las Aguas, al oriente.
38
El segundo coro iba del lado opuesto; yo iba detrás, con
la mitad del pueblo, sobre el muro, desde la torre de los Hornos
hasta el muro ancho, 39 pasando por la puerta de Efraín, la
puerta Vieja, la puerta del Pescado, la torre de Hananeel y la
torre de Hamea, hasta la puerta de las Ovejas; y se detuvieron
en la puerta de la Cárcel.
40
Llegaron luego los dos coros a la casa de Dios. A mi lado
estaban la mitad de los oficiales, 41 y los sacerdotes Eliacim,
Maaseías, Miniamín, Micaías, Elioenai, Zacarías y Hananías,
con trompetas; 42 y Maasías, Semaías, Eleazar, Uzi, Johanán,
Malquías, Elam y Ezer. Y los cantores cantaban en alta voz,
dirigidos por Izrahías.
43
Aquel día se ofrecieron numerosos sacrificios, y se
regocijaron, porque Dios los había recreado con grande
contentamiento; también se alegraron las mujeres y los niños.
Y el alborozo de Jerusalén se oía desde lejos.
44
En aquel día fueron puestos hombres sobre los depósitos
de los tesoros, de las ofrendas, de las primicias y de los
diezmos, para almacenar en ellos las porciones que la Ley
otorga a sacerdotes y levitas, las cuales llegaban de las
146
Nehemías 12:27-47

ciudades; porque era grande el gozo de Judá con respecto a


los sacerdotes y levitas que servían. 45 Ellos cumplían en el
servicio de su Dios, y en el servicio de la expiación, junto con
los cantores y los porteros, conforme al estatuto de David y de
Salomón, su hijo. 46 Porque desde el tiempo de David y de Asaf,
ya de antiguo, había un director de cantores para los cánticos,
las alabanzas y la acción de gracias a Dios. 47 Y todo Israel, en
días de Zorobabel y en días de Nehemías, daba alimentos a los
cantores y a los porteros, cada cosa en su día. Entregaban
asimismo sus porciones a los levitas, y los levitas entregaban
su parte a los hijos de Aarón.

Evidentemente la dedicación de los muros se llevó a cabo poco


tiempo después de haberlos terminado y después de la repoblación
de Jerusalén que se describe en Nehemías 6 y 7, es decir, alrededor
del año 444 a.C. En el texto, la primera persona singular del verbo
indica que esta parte del libro se basa en las memorias que escribió
Nehemías acerca del acontecimiento.
La celebración comenzó en alguna parte del muro oeste de la
ciudad, probablemente en la puerta del Valle. Esdras dirigió un
coro y una procesión alrededor de la ciudad en el sentido contrario
a las manecillas del reloj, por los muros oeste, este y sur de la
ciudad. Nehemías acompañó al otro coro y a la procesión en el
sentido de las manecillas del reloj por los muros oeste y norte de
la ciudad. Los dos grupos se reunieron en el templo en la esquina
noreste de la ciudad para el servicio de la dedicación especial. (Vea
el mapa 3 para revisar la ubicación de algunos de los lugares
históricos de la ciudad). Los celebrantes se habían “purificado”;
esta limpieza ceremonial podría incluir: el ayuno, los lavamientos,
y la abstención de relaciones sexuales (Éxodo 19:10-15; 1 Samuel
7:6). Los sacrificios y la música, destacaban la importancia de esta
ocasión especial. La alegría de tener por fin restaurada la ciudad
de Jerusalén hizo de la ceremonia de dedicación un día que se iba
a recordar por mucho tiempo.

147
Nehemías 13:1-14

El entusiasmo que produjo la celebración se extendió. El


pueblo aumentó gustosamente la ayuda para el sostenimiento del
templo, y los sacerdotes y los levitas, llevaron a cabo sus deberes
con renovado cuidado. Tanto el pueblo como los sacerdotes tenían
conciencia de que debían seguir las tradiciones que se habían
establecido en los días gloriosos de Israel, durante el reinado de
David y Salomón. Asaf fue el director de música durante esa
misma temporada y se le atribuyeron una docena de salmos.
Ahora parecía que Israel entraba a una nueva época dorada,
por lo menos en cuanto a fortaleza espiritual. No obstante, el
siguiente capítulo nos muestra que pronto se iba a desvanecer la
radiante felicidad de este día.

Reformas finales de Nehemías

13
Nehemías purifica el templo
Nehemías 13:1-14
Aquel día se leyó a oídos del pueblo el libro de
Moisés, y fue hallado escrito en él que los amonitas
y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios,
2
por cuanto no salieron a recibir a los hijos de Israel con pan
y agua, sino que dieron dinero a Balaam para que los
maldijera; pero nuestro Dios volvió la maldición en bendición.
3
Cuando oyeron, pues, la Ley, separaron de Israel a todos los
mezclados con extranjeros.
4
Antes de esto, el sacerdote Eliasib, encargado de los
aposentos de la casa de nuestro Dios, había emparentado con
Tobías, 5 y le había hecho una gran habitación, en la cual
guardaban antes las ofrendas, el incienso, los utensilios, el
diezmo del grano, del vino y del aceite que se había mandado
dar a los levitas, a los cantores y a los porteros, y la ofrenda de
los sacerdotes. 6 Pero cuando ocurrió esto, yo no estaba en
Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes, rey de
Babilonia, había ido adonde el rey estaba; pero al cabo de
algunos días pedí permiso al rey 7 para volver a Jerusalén; y
entonces supe del mal que había hecho Eliasib por

148
Procesión en los muros de Jerusalén

149
Nehemías 13:1-14

consideración a Tobías, haciendo para él una habitación en los


atrios de la casa de Dios. 8 Esto me dolió mucho, y arrojé todos
los muebles de la casa de Tobías fuera de la habitación. 9 Luego
mandé que limpiaran las habitaciones e hice volver allí los
utensilios de la casa de Dios, las ofrendas y el incienso.
10
Encontré asimismo que las porciones para los levitas no
les habían sido dadas, y que los levitas y cantores que hacían
el servicio habían huido cada uno a su heredad. 11 Entonces
reprendí a los oficiales diciéndoles: «¿Por qué está la casa de
Dios abandonada?» Después los reuní y los puse en sus
puestos. 12 Y todo Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del
aceite, a los almacenes. 13 Luego puse por mayordomos de ellos
al sacerdote Selemías y al escriba Sadoc, y de los levitas a
Pedaías; y al servicio de ellos a Hanán hijo de Zacur hijo de
Matanías; pues eran tenidos por fieles. Ellos se encargarían de
repartir las porciones a sus hermanos.
14
«¡Acuérdate de mí por esto, Dios mío, y no borres las
misericordias que hice en la casa de mi Dios, y en su servicio!»
Parece que hubo un intervalo de quince años entre los capítulos
12 y 13 de Nehemías. La dedicación de los muros (capítulo 12) se
hizo probablemente alrededor del año 444 a.C., poco tiempo
después de haber sido terminado. Nehemías regresó a Persia en el
año treinta y dos del gobierno de Artajerjes, alrededor del año 433
a.C. La recaída espiritual de Israel (capítulo 13) ocurrió durante la
ausencia de Nehemías de Jerusalén. No se nos dice cuánto tiempo
estuvo lejos de Jerusalén, pero quizás transcurrieron algunos años
antes de que regresara para llevar a cabo las reformas que se
describen en el capítulo 13. Esas reformas tal vez se realizaron a
más tardar en el año 425 a.C. Las palabras “aquel día” con que
comienza esta sección al parecer no se refieren al día de la
dedicación que se describe en el capítulo 12. Con el fin de evitar
confusión se podrían traducir mejor como “en un día
determinado”.
Resulta vergonzoso que el pueblo quebrantara tan pronto el

150
Nehemías 13:1-14

pacto que había hecho con el Señor y volviera a las malas


prácticas, que las reformas de Esdras y de Nehemías habían
corregido. Fue doblemente vergonzoso que las importantes
familias sacerdotales estuvieran entre los cabecillas de esa
apostasía. Aunque parezca muy escandalosa, esa pronta apostasía
no era inaudita en la historia de Israel; recuerden la rapidez con
que los israelitas quebrantaron el pacto del monte Sinaí adorando
al becerro de oro (Éxodo 32).
Algunos comentaristas han sugerido que Eliasib, el sacerdote
que llevó a Tobías el amonita al templo, no podría ser el mismo
sumo sacerdote Eliasib que estuvo en funciones durante el
gobierno de Nehemías. Ellos alegan que el sumo sacerdote no se
preocuparía por las operaciones rutinarias de los almacenes. No
obstante, parece más natural suponer que éste en realidad es el
mismo Eliasib que era sumo sacerdote. Incluso si el sumo
sacerdote no participó directamente en la administración del
almacén, sin duda era el responsable de toda la administración de
las provisiones durante la ausencia de Nehemías.
Nehemías 13:28, deja en claro que la familia de Eliasib era
culpable de participar en los matrimonios mixtos ilegales.
Nehemías 6:18 dice que tanto Tobías como su hijo se habían
casado con mujeres judías. La red de matrimonios mixtos que
involucra a las familias nobles de Judá con Tobías y Sanbalat, los
enemigos de Israel, era la causa directa de esta profanación del
templo.
Se podría pensar que era relativamente inofensivo permitir que
Tobías viviera en uno de los cuartos del almacén. Sin embargo, al
hacerlo se establecía un fundamento para deshacer las reformas
que habían implantado Esdras y Nehemías en el centro mismo del
templo. Además, éstos no eran cuartos ordinarios de almacén; eran
“santos” porque se habían separado para reunir en ellos las
ofrendas sagradas destinadas a sostener a los que servían en el
templo. Mientras los enemigos de Israel usaban los cuartos, se
descuidaron las ofrendas, y los trabajadores del templo se vieron
obligados a abandonar su ministerio para trabajar la tierra y a duras
151
Nehemías 13:15-22

penas ganarse la vida en el campo. Nunca es inofensivo llegar a


un acuerdo con los enemigos de la palabra de Dios, porque al final
debilita y destruye la obra del pueblo de Dios.
El primer paso que se dio para corregir esta trágica situación
vino una vez más por medio del regreso a la palabra de Dios. A
través de las palabras de las Escrituras se le recordó al pueblo que
a los enemigos de Israel, los moabitas y los amonitas, no los debían
incluir en la vida religiosa de Israel (Deuteronomio 23:3-6).
Durante los años que Israel pasó en el desierto, estos enemigos
contrataron a Balaam, un profeta, para que maldijera a los
israelitas. Después del famoso incidente en que la burra de Balaam
le habló milagrosamente, Balaam bendijo a los israelitas en vez
de maldecirlos (Números 22:24).
Al regresar a Jerusalén, Nehemías recurrió a medidas severas
para restaurar las reformas que él y Esdras habían puesto en
marcha. A Tobías lo echaron del templo por la fuerza; se
restableció el sistema para el sostenimiento de los trabajadores del
templo. A los líderes se les reprendió severamente por su descuido.
Nehemías terminó esta sección con una oración breve para que
Dios recordara su fidelidad y para que no se desbarataran las
reformas que había establecido.

Nehemías hace respetar el día de reposo


En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban en
15

lagares en sábado, que acarreaban manojos de trigo y


cargaban los asnos con vino, y también de uvas, de higos y
toda suerte de carga, para traerlo a Jerusalén en sábado; y
los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones.
16
También había en la ciudad tirios que traían pescado y
toda mercadería, y vendían en sábado a los hijos de Judá en
Jerusalén. 17 Entonces reprendí a los señores de Judá y les
dije: «¿Qué mala cosa es ésta que vosotros hacéis,
profanando así el sábado? 18 ¿No hicieron así vuestros
padres, y trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y

152
Nehemías 13:15-22

sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel


profanando el sábado?»
19
Sucedió, pues, que al caer la tarde, antes del sábado,
ordené que se cerraran las puertas de Jerusalén y que no las
abrieran hasta después del sábado; y puse a las puertas
algunos de mis criados, para que no dejaran entrar carga
alguna en sábado. 20 Una o dos veces, se quedaron fuera de
Jerusalén los negociantes y los que vendían toda especie de
mercancía. 21 Pero yo les amonesté diciéndoles: «¿Por qué os
quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os
echaré mano.» Desde entonces no volvieron en sábado. 22 Y
dije a los levitas que se purificaran y fueran a guardar las
puertas, para santificar el sábado.
«¡También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y
perdóname según la grandeza de tu misericordia!»

La violación del día sábado era vergonzosa sobre todo


porque prescindía de uno de los mandamientos básicos que Dios
les había dado. ¡Con cuánta rapidez los judíos se volvían como
sus vecinos! Pronto se iban a mezclar invisiblemente con los
paganos que los rodeaban. Otra vez Nehemías tuvo que tomar
medidas severas para restaurar el cumplimiento apropiado del
día sábado. Le recordó al pueblo que la violación del sábado fue
una de las causas principales de la destrucción de Jerusalén,
cuando el pueblo no hizo caso de las advertencias que les había
hecho Dios, que el profeta Jeremías les había comunicado: “Si
no me escucháis en cuanto a santificar el día de sábado, y para
no traer carga ni meterla por las puertas de Jerusalén en día de
sábado, yo prenderé fuego a sus puertas, y consumirá los
palacios de Jerusalén, y no se apagará” Pero si no me obedecéis
para santificar el sábado, para no traer carga ni meterla por las
puertas de Jerusalén en sábado, yo haré descender fuego en sus
puertas, que consumirá los palacios de Jerusalén y no se
apagará” (Jeremías 17:19-27).

153
Nehemías 13:23-31

Y como las advertencias no fueron suficientes, Nehemías usó


sus poderes policiales de gobernante. Sobre todo puso fin a la
venta de mercancías en el día sábado, especialmente a la que
hacían los comerciantes fenicios de Tiro. Otra vez Nehemías oró
para que el Señor no olvidara sus esfuerzos leales de reformar la
nación.

Nehemías se opone a los matrimonios mixtos


Nehemías 13:23-31
23
Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado
mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas; 24 y la mitad de sus
hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar
judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada
pueblo. 25 Reñí con ellos y los maldije, hice azotar a algunos de
ellos y arrancarles los cabellos, y les hice jurar, diciendo: «No
daréis vuestras hijas a sus hijos, ni tomaréis de sus hijas para
vuestros hijos, ni para vosotros mismos. 26 ¿No pecó por esto
Salomón, rey de Israel? Aunque en muchas naciones no hubo
rey como él, que era amado de su Dios y Dios lo había puesto
por rey sobre todo Israel, aun a él lo hicieron pecar las mujeres
extranjeras. 27 ¿Os vamos a obedecer ahora cometiendo todo
este mal tan grande de prevaricar contra nuestro Dios,
tomando mujeres extranjeras?»
28
Uno de los hijos de Joiada, hijo del sumo sacerdote
Eliasib, era yerno de Sanbalat, el horonita; por tanto, lo eché
de mi lado.
29
«¡Acuérdate de ellos, Dios mío, de los que contaminan el
sacerdocio y el pacto del sacerdocio y de los levitas!»
30
Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse a los
sacerdotes y levitas por sus grupos, a cada uno en su servicio;
31
lo mismo hice para la ofrenda de la leña en los tiempos
señalados, y para las primicias.
«¡Acuérdate de mí, Dios mío, para bien!»

Una de las reformas más básicas que hizo Esdras fue la acción

154
Nehemías 13:23-31

que tomó en contra de los matrimonios mixtos ilegales con los


vecinos paganos (Esdras 10). El pueblo había renovado su
promesa de evitar estos matrimonios prohibidos durante el
gobierno de Nehemías: “No daríamos nuestras hijas a los pueblos
de la tierra, ni tomaríamos sus hijas para nuestros hijos” (Nehemías
10:30). Sin embargo, tan pronto como Nehemías salió de
Jerusalén, volvieron rápidamente a esta práctica. Puesto que a
Esdras no se le menciona en este capítulo, puede ser que él
tampoco hubiera estado allí. Tal vez la obra del profeta Malaquías,
que se oponía a estos matrimonios mixtos y al abandono de las
ofrendas del templo, tuvo lugar durante la ausencia de Nehemías
(Malaquías 2 y 3).
Otra vez es escandaloso notar que los líderes espirituales de
Israel, incluyendo a la familia del sumo sacerdote, estaban entre
los principales ofensores en este asunto. Uno de los resultados
negativos de estos matrimonios mixtos en la vida religiosa de
Israel fue el olvido del hebreo, el lenguaje de las Escrituras, porque
los judíos recurrieron cada vez más a los dialectos de sus vecinos.
Una vez más Nehemías tuvo que tomar medidas drásticas para
poner freno a los abusos. Le recordó al pueblo las devastadoras
consecuencias que habían producido esos matrimonios en la
historia pasada de Israel, especialmente durante la vida de
Salomón (1 Reyes 11:1-10). Nehemías destituyó de su puesto en
el templo al desleal sacerdote y tomó una acción severa contra los
culpables de estos matrimonios. Parece que arrancar el pelo o la
barba, era un castigo humillante (Isaías 50:6; 2 Samuel 10:4).
Nehemías oró nuevamente, esta vez para que el Señor no olvidara
la infidelidad de los que profanaron el santo oficio del sacerdocio,
sino que les diera el castigo que merecían.
Las últimas oraciones de este capítulo son como un
monumento a toda la obra de Nehemías. Es significativo que
Nehemías no mencionara su gran obra de restauración de los
muros de Jerusalén; deseaba que se le recordara principalmente
por la contribución que hizo a la reforma espiritual de Israel.

155
Nehemías 13:23-31

Aunque era laico, su obra espiritual significaba más para él que


sus logros como gobernador de la nación.
El libro de Nehemías permanece para recordar el papel
fundamental que desempeñó este dedicado laico en un punto
crucial de la historia de Israel. Juntos: Esdras el sacerdote, y
Nehemías el gobernador, trabajaron fielmente con el fin de dirigir
al pueblo de Israel, para que por lo menos un remanente
permaneciera fiel al Señor hasta que viniera el Mesías. El libro de
Nehemías también se destaca como testimonio de la fidelidad del
Señor. En toda la historia Dios provee a su pueblo con líderes
fuertes en tiempos críticos, para que el evangelio se pueda
conservar entre ellos hasta que él vuelva.

156
ESTER
INTRODUCCIÓN
Introducción a Ester
Antecedentes

Los acontecimientos que se describen en el libro de Ester


ocurrieron entre los capítulos seis y siete de Esdras, después del
retorno de Zorobabel, pero antes del retorno de Esdras. En este
libro nos enteramos de la manera en que Dios usó a Ester para
salvar al pueblo de Israel de la destrucción. Por medio de Ester
Dios conservó el pequeño remanente de Judá que reconstruyó el
templo bajo el liderazgo de Zorobabel y de Jesúa. A los judíos que
todavía estaban esparcidos en Babilonia y en otras partes del
imperio persa, se les protegió para que algunos de ellos
participaran en los retornos dirigidos por Esdras y Nehemías. Así
Dios mantuvo un remanente fiel de su pueblo y estableció a
algunos de ellos en la tierra prometida. Allí iban a esperar al
Mesías que se les había prometido desde hacía mucho tiempo.
No sabemos quién escribió el libro de Ester; se ha sugerido
que el autor sea Mardoqueo, uno de los personajes principales del
libro; sin embargo, Ester 10:2,3 parece indicar que alguien más lo
escribió. Y como el libro se refiere a registros que se guardaban
en la corte persa, lo pudo haber escrito: Esdras, Nehemías, o algún
otro judío empleado en la corte persa.
Algunos teólogos han sugerido que Ester no se debería incluir
en el canon del Antiguo Testamento, sino que se le debería ubicar
entre los libros apócrifos (el canon es la lista de libros que la iglesia
reconoce como la palabra inspirada de Dios. Los apócrifos son
libros religiosos escritos por los judíos de los años que

157
Introducción a Ester

transcurrieron entre el Antiguo y el Nuevo Testamentos. Su lectura


es interesante, pero no son inspirados por Dios). Por lo tanto, al
libro de Ester no le corresponde estar entre los libros de la Biblia
llamados homologoumena (los libros que todos siempre
aceptaron), sino entre los llamados antilegomena (aquellos que
algunos han objetado). Algunos teólogos, tanto judíos como
cristianos, se han preguntado sobre la canonicidad del libro de
Ester. Lutero estuvo entre los que hicieron comentarios
despectivos acerca de Ester, pero sus observaciones sobre el libro
las hizo a la ligera y no eran una evaluación completa. Es necesario
que recordemos que Lutero se dio cuenta de que el catolicismo
romano había aceptado algunos libros apócrifos en el Antiguo
Testamento, y había razones para preguntarse si Ester podría ser
uno de ellos.
La objeción más grave para no incluir a Ester entre los libros
del Antiguo Testamento es que en ningún lugar del libro se hace
mención del nombre de Dios, no menciona específicamente la
oración ni ninguna otra característica importante de la adoración
del Antiguo Testamento excepto el ayuno. La piedad que es tan
evidente en Esdras y en Nehemías, casi no existe en Ester. La
Septuaginta, la traducción al griego del Antiguo Testamento que
se usó ampliamente en la iglesia cristiana antigua, le añadió al libro
de Ester cierto número de pasajes para que fuera “más religioso”;
introdujo el nombre de Dios y la oración. Esas añadiduras se
pueden encontrar en una edición católica romana de la Biblia,
como la Biblia de Jerusalén, y en la mayor parte de las ediciones
que contienen los libros apócrifos.
En vez de ayudar, estas añadiduras sólo ocasionaron más
sospechas sobre el libro. El Nuevo Testamento no lo cita ni se
refiere a él, tampoco aparece entre los rollos del Mar Muerto, que
son el hallazgo más importante de los manuscritos del Antiguo
Testamento. Una razón más para que los judíos duden del libro de
Ester es la añadidura del Purim, una fiesta nueva, que se añadió a
las fiestas que el Señor le dio a Moisés en el monte Sinaí. Y como

158
Introducción a Ester

que el Purim con frecuencia es una celebración desordenada donde


se consume vino en demasía, algunos judíos han tenido dudas
acerca de Ester. También se ofenden por el espíritu vengativo que
los judíos muestran en la última parte del libro. Si el libro se
escribió en Persia, tal vez no fue muy conocido en Israel por algún
tiempo después de que fue escrito. Esta aceptación tardía sería
especialmente probable si el libro de Ester se escribió después de
que Esdras y Nehemías abandonaron Babilonia. Todos estos
factores contribuyeron a la incertidumbre que algunos judíos y
cristianos sintieron acerca del libro de Ester.
A pesar de todo esto, no hay ninguna razón convincente para
dudar de la autenticidad del libro. Su lugar en el canon del Antiguo
Testamento está bien establecido. El conocimiento de Ester es
evidente en los apócrifos y en Josefo, el famoso historiador judío
del primer siglo. Es claro que los antiguos judíos conocían el libro
de Ester y lo usaban. La mayor parte de las peculiaridades del libro
se pueden explicar por el hecho de que se escribió con el estilo de
una narración persa. Este libro se escribió deliberadamente en
estilo secular para reflejar el punto de vista de una persona que
vive fuera de la Tierra Santa en un reino pagano e impío. Su estilo
secular puede explicar que haya escasos elementos religiosos en
la obra. También puede ser que Mardoqueo y Ester no fueran
especialmente religiosos en su vida diaria; a diferencia de Daniel
y sus amigos, puede ser que Ester haya escondido su fe.
Ciertamente Dios no se limita a usar personas con piedad personal
ejemplar para llevar a cabo sus propósitos. Es posible que la falta
de piedad que se nota en el libro sea un reflejo exacto del estilo de
vida persa al que Ester se había adaptado. La ausencia del nombre
de Dios y la falta de piedad en el libro, son en realidad una
evidencia fuerte de su autenticidad. Si el libro hubiera sido escrito
por un judío piadoso de Palestina mucho tiempo después de Ester,
quizás habría incluido referencias a la piedad y al cumplimiento
de la ley, exactamente como lo hizo el traductor de la Septuaginta
cuando hizo sus añadiduras. El tono secular del libro refleja las

159
Introducción a Ester

condiciones y las actitudes de los judíos que vivían esparcidos en


Persia, y no las de los judíos piadosos de la Tierra Santa.
El conocimiento exacto de las costumbres persas y el uso de
muchas palabras persas son argumentos adicionales de la
autenticidad de Ester. Se notarán ejemplos de esto en varios puntos
del comentario.
La falta de piedad personal por parte de Ester y de Mardoqueo,
en realidad fortalece el valor del libro de Ester como una
demostración especial de la providencia de Dios. Esdras y
Nehemías estaban conscientes de que eran instrumentos del Señor
para el bienestar de su pueblo; puede ser que Ester no haya estado
tan consciente del papel que desempeñaba en el plan de Dios. La
voluntad de Dios se cumplió de la misma manera en ambos casos.
La mano de Dios se puede ver a través del libro de Ester,
moldeando y dirigiendo cada uno de los acontecimientos para que
su pueblo fuera protegido. La mano de Dios siempre estaba
presente aunque Ester no la viera. El libro de Ester tiene un gran
significado para el cristiano de hoy en día, porque más que
cualquier otro libro de las Escrituras demuestra la manera en que
Dios obra entre nosotros durante esta etapa de la historia. De la
misma manera que Ester, nosotros tampoco vemos la demostración
del poder de Dios en milagros como los que hizo Moisés en
Egipto. En la actualidad Dios normalmente obra con el mismo
poder silencioso que se muestra en el libro de Ester. No obstante,
el poder y el efecto son los mismos, ya sea que Dios destruya a
los enemigos de su pueblo con demostraciones poderosas como lo
hizo en Egipto, o que cambie el corazón de los reyes con un poder
silencioso y visible sólo para los ojos de la fe.
En todo tiempo y lugar, Dios obra para proteger a su pueblo,
sin importar los métodos que use. Mientras leemos el libro de Ester
y vemos cómo el Señor de la historia protegió a su pueblo,
recordemos que el mismo Dios todavía sigue obrando. Nos protege
y dirige la historia del mundo para que todas las cosas obren “para

160
Introducción a Ester

bien de los que aman a Dios” (Romanos 8:28). “a los que aman a
Dios, todas las cosas los ayudan a bien”

Bosquejo del libro de Ester

I. Conspiración contra los judíos (capítulos 1–4)


A. El escenario histórico (1,2)
B. La conspiración de Amán (3,4)

II. Liberación de los judíos (capítulos 5–10)


A. El plan de Ester (5)
B. El surgimiento de Mardoqueo y la caída de Amán
(6,7)
C. El triunfo de los judíos (8,9)
D. La grandeza de Mardoqueo (10)

161
CONSPIRACIÓN CONTRA LOS JUDÍOS
ESTER 1–4

El escenario Histórico

1
El banquete real
Ester 1:1-9
Aconteció en los días de Asuero, el Asuero que reinó
desde la India hasta Etiopía sobre ciento veintisiete
provincias, 2 que en aquellos días, fue afirmado el rey Asuero
sobre el trono de su reino, el cual estaba en Susa, capital del
reino. 3 En el tercer año de su reinado, ofreció un banquete a
todos sus príncipes y cortesanos; invitó también a los más
poderosos de Persia y de Media, gobernadores y príncipes de
provincias, 4 para mostrarles durante mucho tiempo, ciento
ochenta días, el esplendor de la gloria de su reino, y el brillo y
la magnificencia de su poder.
5
Cumplidos estos días, ofreció el rey otro banquete por
siete días en el patio del huerto del palacio real a todo el pueblo
que había en Susa, capital del reino, desde el mayor hasta el
menor. 6 El pabellón era blanco, verde y azul, sostenido por
cuerdas de lino y púrpura, en anillas de plata sujetas a
columnas de mármol; los reclinatorios eran de oro y de plata,
sobre losado de pórfido y de mármol, de alabastro y de jacinto.
7
Se bebía en vasos de oro, diferentes unos de otros, y el vino
real corría en abundancia, como corresponde a la generosidad
de un rey. 8 Pero el mandato era que a nadie se le obligara a
beber, porque así lo había mandado el rey a todos los
mayordomos de su casa: que se hiciera según la voluntad de
cada uno.
9
También la reina Vasti ofreció un banquete para las
mujeres en el palacio real del rey Asuero.

162
Ester 1:1-9

De una manera hábil esta sección establece la escena para la


historia de Ester. El escritor presenta una imagen pintoresca de la
fabulosa riqueza y del poder del futuro esposo de Ester, Asuero,
así como una vista rápida de su carácter imprevisible e iracundo.
Estas características resaltan en todo el libro de Ester y concuerdan
con el retrato de Asuero que tenemos en otras fuentes históricas.
El nombre hebreo del rey es Achashvayrosh (también escrito
como Asuero en español), pero una nota al pie de página de la NVI
menciona la forma griega de su nombre, Asuero (Jerjes), ya que
éste es su nombre en la historia secular. Aunque algunos
comentaristas lo identifican con un rey posterior de Persia que vino
después de la época de Esdras y Nehemías, es muy probable que
sea Asuero (Jerjes) I (485-465 a.C.), el cual gobernó Persia entre
Darío I, que era rey cuando Zorobabel reconstruyó el templo, y
Artajerjes I, el rey de Esdras y Nehemías. A este Asuero (Jerjes)
se le menciona en Esdras 4:6. En nuestro texto se describen
claramente su gran poder y riqueza; su imperio era el más grande
que el mundo había conocido hasta ese tiempo. Abarcaba desde el
noreste de la India en el este hasta la parte norte de Grecia en el
oeste. Se extendió a través de Egipto hasta Etiopía (Cus) en el sur.
Algunos críticos le han dado mucha importancia al hecho de que
los historiadores griegos dicen que el imperio persa estaba dividido
en unos treinta distritos llamados satrapías, pero los relatos
bíblicos registran aproximadamente 120 provincias. Sin embargo,
estos críticos han creado un problema donde no existe, ya que tal
vez las “provincias” aquí se refieran a pequeñas subdivisiones de
las grandes satrapías. Por ejemplo, parece que Judá era una
“provincia” de la gran satrapía del otro lado del río Éufrates.
Asuero (Jerjes) es muy conocido por los que estudian la
historia antigua por el papel importante que desempeñó en la
historia griega. Su padre Darío fracasó en el intento por conquistar
Grecia, cuando los griegos derrotaron a sus fuerzas invasoras
persas en la famosa batalla de Maratón en el año 490 a.C. Asuero
(Jerjes) estaba decidido a vengar esta derrota y a poner fin a la
intromisión griega en los asuntos de su imperio en Asia Menor
163
Ester 1:1-9

(Turquía). En el año 480 a.C. Asuero (Jerjes) llevó a cabo otra


invasión contra Grecia con el ejército y la flota más grandes que
jamás se habían reunido. Sin embargo, esta invasión fracasó
cuando se derrotó a la flota de Asuero (Jerjes) en Salamina y al
año siguiente se derrotó también a su ejército en Platea. Se le
considera una de las campañas más decisivas de la historia del
mundo, ya que la victoria griega preservó la independencia de
Grecia, la nación cuya cultura hizo grandes contribuciones a la
civilización occidental.
En el libro Guerras Persas del historiador griego Herodoto se
conserva un informe detallado de esta campaña y del carácter de
Asuero (Jerjes). La descripción que hace del rey Asuero (Jerjes)
concuerda muy bien con la que hace el libro de Ester. Herodoto lo
describe como un gobernador vanidoso y temperamental y da
muchos ejemplos de las acciones exaltadas e irracionales de
Asuero (Jerjes). Cuando una tormenta destruyó el gran puente
flotante que Asuero (Jerjes) había construido para que su ejército
cruzara a Europa, no sólo ordenó ejecutar a los constructores del
puente, sino ¡ordenó que se azotara y se encadenara al mar por la
ofensa de destruir su puente! Cuando uno de sus súbditos le pidió
que dejara que uno de sus cinco hijos se quedara en casa mientras
los otros cuatro iban a Grecia con Asuero (Jerjes), éste se
enfureció, cortó al hijo en dos partes y puso una mitad del cuerpo
a cada lado del camino, y le dijo al padre: “Ya está, ahora puedes
guardar a tu hijo en casa”. En el libro de Ester veremos actos
impulsivos similares de Asuero (Jerjes).
Herodoto informa que a Asuero (Jerjes) le tomó cuatro años
preparar la invasión de Grecia y que convocó a una asamblea a
todos los nobles para hablar sobre los planes de la invasión. Bien
puede ser que la gran asamblea que se describe en Ester 1 fuera la
misma en que se hicieron las reuniones para planear la invasión
de Grecia que menciona Herodoto. Las historias de Herodoto
acerca de Asuero (Jerjes) son muy interesantes; en ellas se
encuentran los paralelos más notables entre la historia de la Biblia
y la historia secular que se hayan descubierto hasta la fecha. La
164
Ester 1:10-22

descripción que hace Herodoto de Asuero (Jerjes) ofrece un


paralelo interesante con su conducta en las secciones siguientes
de Ester.
Destitución de la reina Vasti
El séptimo día, estando el corazón del rey alegre por el
Ester 1:10-22
10

vino, mandó a Mehumán, Bizta, Harbona, Bigta, Abagta,


Zetar y Carcas, siete eunucos que servían delante del rey
Asuero, 11 que llevaran a la presencia del rey a la reina Vasti,
con la corona regia, para mostrar a los pueblos y a los
príncipes su belleza; porque era hermosa. 12 Pero la reina Vasti
no quiso comparecer a la orden del rey enviada por medio de
los eunucos. Entonces el rey se enojó mucho. Lleno de ira,
13
consultó a los sabios que conocían los tiempos, ya que los
asuntos del rey eran tratados con todos los que sabían la ley y
el derecho. 14 Los más cercanos al rey eran Carsena, Setar,
Admata, Tarsis, Meres, Marsena y Memucán, siete príncipes
de Persia y de Media, los cuales formaban parte del consejo
real, y ocupaban los primeros puestos en el reino. 15 El rey les
preguntó:
—Según la ley, ¿qué se debe hacer con la reina Vasti, por
no haber cumplido la orden del rey Asuero, enviada por medio
de los eunucos?
16
Entonces dijo Memucán delante del rey y de los
príncipes:
—No solamente contra el rey ha pecado la reina Vasti, sino
contra todos los príncipes, y contra todos los pueblos que hay
en todas las provincias del rey Asuero. 17 Porque esta acción de
la reina llegará a oídos de todas las mujeres, y ellas tendrán en
poca estima a sus maridos, diciendo: “El rey Asuero mandó
que llevaran ante su presencia a la reina Vasti, y ella no fue.”
18
Entonces las señoras de Persia y de Media que sepan lo que
hizo la reina, se lo dirán a todos los príncipes del rey; y eso
traerá mucho menosprecio y enojo. 19 Si parece bien al rey,
salga un decreto real de vuestra majestad y se inscriba entre

165
Ester 1:10-22

las leyes de Persia y de Media, para que no sea quebrantado:


“Que Vasti no se presente más delante del rey Asuero”; y el
rey haga reina a otra que sea mejor que ella. 20 El decreto que
dicte el rey será conocido en todo su reino, aunque es grande,
y todas las mujeres darán honra a sus maridos, desde el mayor
hasta el menor.
21
Agradó esta palabra al rey y a los príncipes, e hizo el rey
conforme al consejo de Memucán, 22 pues envió cartas a todas
las provincias del rey, a cada provincia conforme a su
escritura, y a cada pueblo conforme a su lenguaje, diciendo
que todo hombre afirmara su autoridad en su casa; y que se
publicara esto en la lengua de su pueblo.
La importancia del relato de la destitución de la reina Vasti se
limita al hecho de que muestra el control de Dios en los
acontecimientos para que Ester se pudiera convertir en la esposa
de Asuero (Jerjes). Debemos tener cuidado de no sacar ejemplos
morales de esto. Algunos comentaristas han convertido a Vasti en
la heroína de la historia, han sugerido que se le había ordenado
aparecer con la corona real puesta, es decir, se debía presentar sólo
con la corona puesta, pero ella era una mujer noble y se negó
valientemente a obedecer el mandato indecente de su esposo
embriagado. Otros han hecho de Vasti una villana, una esposa
irrespetuosa y altanera que no tenía ninguna consideración con su
esposo. Los actos de Asuero (Jerjes) parecen estar motivados más
bien por el orgullo y el enojo, que por cualquier noción o interés
sinceros, de una relación apropiada entre esposo y esposa.
Es improbable que el escritor de Ester intentara usar a Asuero
(Jerjes) o a Vasti como un modelo de virtud moral. Simplemente
cuenta la manera en que Dios preparó el camino para que Ester se
convirtiera en reina. Este capítulo nos recuerda que debemos tener
cuidado para no llegar a la conclusión de que cada vez que la
Biblia describa los actos de las personas, recomiende que sigamos
su ejemplo. La verdadera lección que nos da este capítulo no se
encuentra en la conducta de Asuero (Jerjes) ni en la de Vasti, sino

166
Ester 2:1-18

en el poder de Dios que invisiblemente dirigió los asuntos


humanos para el bien final de su pueblo.
Algunas veces los críticos han alegado que la conducta absurda
de Asuero (Jerjes) al enviar un decreto por todo el imperio, sólo
por una desobediencia de su esposa, pone en evidencia el carácter
ficticio del libro de Ester. No obstante, los hombres con seguridad
han hecho cosas más ridículas que ésta como resultado de una
embriaguez. La imagen de Asuero (Jerjes) en este capítulo: ebrio,
absurdo, de mal genio, no es nada halagadora. Sin embargo, esta
descripción de un hombre con muy grande poder y riqueza, pero
con poco juicio y sentido común, corresponde muy bien a la
descripción que hace Herodoto. Ya sea que Asuero (Jerjes)
estuviera ebrio o sobrio, no es muy difícil imaginar que un hombre
que diera la orden de que se azotara al mar porque lo había
ofendido, enviara una carta a todo el imperio porque su esposa lo
había insultado en público.

2
Ester se convierte en reina
Ester 2:1-18
Después de estas cosas, sosegada ya la ira del rey
Asuero, se acordó éste de Vasti, de lo que ella había
hecho, y de la sentencia contra ella. 2 Entonces dijeron los
criados del rey, sus cortesanos: «Busquen para el rey jóvenes
vírgenes de buen parecer. 3 Nombre el rey personas en todas
las provincias de su reino que lleven a todas las jóvenes
vírgenes de buen parecer a Susa, residencia real, a la casa de
las mujeres, al cuidado de Hegai, eunuco del rey, guardián de
las mujeres, y que les den sus atavíos; 4 y la joven que agrade
al rey, reine en lugar de Vasti.» Esto agradó al rey, y así lo hizo.
5
En Susa, la residencia real, había un judío cuyo nombre
era Mardoqueo hijo de Jair hijo de Simei, hijo de Cis, del
linaje de Benjamín, 6 el cual había sido deportado de Jerusalén
con los cautivos que fueron llevados con Jeconías, rey de Judá,
en la deportación que hizo Nabucodonosor, rey de Babilonia.
7
Y había criado a Hadasa, es decir, a Ester, hija de su tío,
porque era huérfana. La joven era de hermosa figura y de
167
Ester 2:1-18

buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron,


Mardoqueo la adoptó como hija suya.
8
Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento y
el decreto del rey, y habían reunido a muchas jóvenes en Susa,
residencia real, a cargo de Hegai, Ester también fue llevada a
la casa del rey, al cuidado de Hegai, el guardián de las mujeres.
9
La joven le agradó y halló gracia delante de él, por lo que se
apresuró a proporcionarle atavíos y alimentos. También le dio
siete doncellas escogidas de la casa del rey, y la llevó con sus
doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres.
10
Ester no declaró cuál era su pueblo ni su parentela,
porque Mardoqueo le había mandado que no lo dijera. 11 Y
cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio de la casa de
las mujeres, para saber cómo le iba y cómo trataban a Ester.
12
El tiempo de los atavíos de las jóvenes era de doce meses:
seis meses se ungían con aceite de mirra y otros seis meses con
perfumes aromáticos y ungüento para mujeres. Después de
este tiempo, cada una de las jóvenes se presentaba por turno
ante el rey Asuero. 13 Cuando una joven se presentaba ante el
rey, se le daba todo cuanto pedía, para que fuera ataviada con
ello desde la casa de las mujeres hasta la casa del rey. 14 Iba
por la tarde, y a la mañana siguiente pasaba a la segunda casa
de las mujeres, a cargo de Saasgaz, eunuco del rey, guardián
de las concubinas. No se presentaba más ante el rey, a menos
que éste lo deseara y la llamara expresamente.
15
Cuando le llegó el turno de presentarse ante el rey, Ester,
hija de Abihail, tío de Mardoqueo, quien la había tomado por
hija, ninguna cosa pidió, sino lo que le indicó Hegai, eunuco
del rey y guardián de las mujeres. Ester se ganaba el favor de
todos los que la veían. 16 Fue, pues, Ester llevada ante el rey
Asuero, al palacio real, en el mes décimo, que es el mes de
Tebet, en el séptimo año de su reinado. 17 Y el rey amó a Ester
más que a todas las otras mujeres; halló ella más gracia y
benevolencia que todas las demás vírgenes delante del rey,
quien puso la corona real sobre su cabeza, y la hizo reina en
168
Ester 2:1-18

lugar de Vasti. 18 Ofreció luego el rey un gran banquete, en


honor de Ester, a todos sus príncipes y siervos. Rebajó los
tributos a las provincias, y repartió mercedes conforme a la
generosidad real.

Esta sección describe el largo proceso por el que Ester llegó a


ser reina de Persia. Habían pasado cuatro años entre el decreto que
destituyó a Vasti y el ascenso de Ester. La ausencia de Asuero
(Jerjes) durante la invasión de Grecia puede haber sido parte de la
razón para esta demora. El año en el que Ester se convirtió en
reina, el séptimo año del reinado de Asuero (Jerjes), fue el 479
a.C., el año después de que fue derrotado en Salamina, en Grecia.
Herodoto informa que Asuero (Jerjes) fue a Grecia acompañado
por una esposa llamada Amestris, quien tal vez sea Vasti. Provenía
de una familia poderosa y su hijo Artajerjes se convirtió en el
sucesor de Asuero (Jerjes). Es posible que Asuero (Jerjes) no se
haya podido deshacer de ella tan fácilmente como esperaba.
Durante el viaje a Grecia Asuero (Jerjes) intentó seducir a la esposa
de su hermano, y cuando su intento fracasó, entonces tuvo una
aventura con la hija de la mujer, que estaba casada con el hijo de
Asuero (Jerjes). Al enterarse Amestris de esto, se vengó de la
familia mutilando horriblemente a la madre de la joven. Esta
acción casi hace estallar una rebelión contra Asuero (Jerjes).
Si Vasti y Amestris, fueran en realidad la misma persona, la
última atrocidad de ella pudo haber sido la razón por la que Asuero
(Jerjes) se esforzó por conseguir con más interés una nueva reina
después de su regreso de Grecia. Otra razón para la demora fueron
los largos preparativos a los que se sometía cada mujer y la
probabilidad de que Asuero (Jerjes) pusiera a prueba a un gran
número de candidatas. Es imposible negar la naturaleza inmoral
de todo el proceso; a muchas jóvenes vírgenes las regresaban al
harén después de pasar una sola noche con Asuero (Jerjes). Por lo
visto muchas de ellas nunca lo volvieron a ver. El matrimonio y
las costumbres sexuales de la corte persa no tenían nada que ver
con las intenciones de Dios cuando estableció el matrimonio, ni

169
Ester 2:1-18

tampoco con las normas de un judío piadoso.


Esta sección también nos presenta a Ester y a Mardoqueo, los
dos personajes principales de esta historia. Por lo visto, en ese
tiempo Mardoqueo era un funcionario de rango medio en el
gobierno en la corte persa. A sus antepasados los habían llevado
al cautiverio hacía como 120 años. Cis y Simeí son nombres que
se usaban en la familia del rey Saúl más de 500 años antes de la
época de Mardoqueo (1 Samuel 9:1-2; 2 Samuel 16:5), pero parece
ser que esos hombres eran antepasados inmediatos de Mardoqueo,
que recibieron su nombre de los primeros Cis y Simeí. La frase
“había sido deportado de Jerusalén” describiría entonces a Cis,
que sería el bisabuelo de Mardoqueo. El nombre de Mardoqueo
parece ser una forma del nombre del dios pagano Merodac
(Marduk); tal vez el contador Marduka, que se menciona en un
documento persa, es nuestro Mardoqueo. La costumbre de tener
un nombre extranjero no era extraña; hasta Daniel y sus amigos
tenían un segundo nombre que incorporaba el nombre de dioses
paganos (Daniel 1:7). La prima de Mardoqueo, Hadasa, a quien
había adoptado, cambió su nombre hebreo al de Ester, que parece
derivarse de la palabra persa “estrella” o tal vez de la diosa pagana
Astarté.
Mardoqueo tenía interés y afecto sinceros por su hija adoptiva,
de modo que vigiló su progreso de cerca. El texto no proporciona
ninguna información directa acerca de los motivos de Ester ni de
Mardoqueo. No está claro si la participación de Ester fue
voluntaria, tampoco hay una idea clara del papel que
desempeñaron en el asunto las ambiciones de Ester y de
Mardoqueo. Tal vez no tenían otra alternativa, no se nos dice. Sin
embargo, la disposición que mostró Ester para esconder su
condición de judía ciertamente habría implicado algunos
compromisos en su estilo de vida y en su adoración. Con respecto
a esto, la conducta de ella está en un agudo contraste con la de
Daniel y la de sus tres amigos (Daniel 1,3).
Ester ascendió rápidamente por causa de su belleza y de su
encanto. Se ganó el favor de Hegai, el eunuco que estaba a cargo
170
La presentación de Ester ante el rey

171
Ester 2:19-23

del harén, y tomó en cuenta sus consejos con respecto a la forma


de vestir y a lo que debía llevar con ella para poder complacer
mejor al rey cuando compareciera ante él. No hay duda de que
Hegai conocía los gustos del rey en esos asuntos mejor que
cualquier otro. En el antiguo Cercano Oriente los supervisores de
los harenes de los reyes eran eunucos, es decir, hombres a los que
habían castrado para evitar cualquier posibilidad de que se
comprometieran en relaciones sexuales con una de las esposas del
rey y concebir así un hijo que se pudiera convertir en heredero al
trono. Con frecuencia esos hombres eran políticos astutos que
ejercían gran influencia por medio de las mujeres de la corte. El
favor de Hegai hacia Ester, se pudo deber en parte al hecho de que
él la había escogido como ganadora y quería establecer su
influencia con la futura reina. Si era así, su juicio fue acertado.
Ella ganó y ocupó una posición de gran importancia entre las
esposas de Asuero (Jerjes). Su ascenso se celebró con un banquete
especial. No está claro en qué sentido fue “reina” del imperio
persa. Aparentemente Ester no tuvo hijos a los que se les pudiera
considerar herederos al trono. En los capítulos siguientes se nota
con claridad que no mantuvo una estrecha relación de esposa con
Asuero (Jerjes), y tampoco desempeñó un verdadero papel ni tuvo
influencia en los asuntos de estado, excepto por capricho de
Asuero (Jerjes) (Ester 4:11).
Sin importar cuáles pudieran haber sido los motivos: de Asuero
(Jerjes), de Mardoqueo, y de Ester, Dios estaba obrando
silenciosamente y dirigiendo todos los asuntos. En el momento
más importante Ester iba a desempeñar un papel decisivo en la
liberación de Israel.
Mardoqueo descubre una conspiración
Cuando las vírgenes fueron reunidas por segunda vez,
Ester 2:19-23
19

Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey. 20 Ester, según


le había mandado Mardoqueo, no había revelado su nación ni
su pueblo, pues Ester hacía lo que decía Mardoqueo, como
cuando él la educaba.

172
Ester 3:1-15
21
En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta
del rey, Bigtán y Teres, dos eunucos del rey que vigilaban la
puerta, estaban descontentos y planeaban matar al rey Asuero.
22
Cuando Mardoqueo se enteró de esto, lo comunicó a la reina
Ester, y Ester lo dijo al rey en nombre de Mardoqueo. 23 Se hizo
investigación del asunto, y resultó verdadero; por tanto, los
dos eunucos fueron colgados en una horca. Y el caso se
consignó por escrito en el libro de las crónicas del rey.
El desarrollo siguiente del relato pone a Mardoqueo en la
situación de que el rey “le debía un favor” en el momento crucial
cuando el futuro de Israel estuviera en la balanza. Cualquier otro
detalle es sólo secundario en comparación con este punto. No es
claro lo que significa la frase “cuando las vírgenes fueron reunidas
la segunda vez” ni cuándo ocurrió eso. La presencia de Mardoqueo
a la puerta del palacio implica que era un funcionario que cumplía
un deber allí. Las puertas de las ciudades y de los palacios, eran
los lugares donde se llevaban a cabo muchos asuntos
gubernamentales y legales. No se nos dice nada acerca de lo que
motivó a los dos funcionarios del rey para conspirar contra su vida.
Puede haber sido algún insulto personal o una conspiración
política. Las conspiraciones y las luchas por el poder eran comunes
en la corte persa. En realidad, Asuero (Jerjes) fue finalmente
asesinado como resultado de una conspiración. Lo importante para
nosotros es notar cómo varios acontecimientos, que al parecer no
tienen ninguna conexión, se estaban entretejiendo para establecer
las circunstancias en las que Israel iba a ser liberado.

3
La conspiración de Amán
Ester 3:1-15
Después de estas cosas, el rey Asuero engrandeció a
Amán hijo de Hamedata, el agagueo. Lo honró y puso
su silla por encima de las de todos los príncipes que estaban
con él. 2 Todos los siervos del rey que estaban a la puerta real
se arrodillaban y se inclinaban ante Amán, porque así lo había

173
Ester 3:1-15

mandado el rey; pero Mardoqueo ni se arrodillaba ni se


humillaba.
3
Entonces los siervos del rey, que estaban a la puerta real,
preguntaron a Mardoqueo: «¿Por qué desobedeces el
mandamiento del rey?» 4 Así le hablaban cada día, pero él no
los escuchaba, debido a lo cual lo denunciaron a Amán, para
ver si Mardoqueo se mantendría firme en su dicho, pues él ya
les había manifestado que era judío.
5
Cuando Amán vio que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se
humillaba delante de él, se llenó de ira. 6 Pero no contentándose
con castigar solamente a Mardoqueo, y como ya le habían
informado cuál era el pueblo de Mardoqueo, procuró Amán
destruir a todos los judíos que había en el reino de Asuero, al
pueblo de Mardoqueo.
7
En el mes primero, que es el mes de Nisán, en el año
duodécimo del rey Asuero, fue echada Pur, esto es, la suerte,
delante de Amán, suerte para cada día y cada mes del año.
Salió el mes duodécimo, que es el mes de Adar. 8 Y dijo Amán
al rey Asuero:
—Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos
de todas las provincias de tu reino, sus leyes son diferentes de
las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey. Al rey nada
le beneficia el dejarlos vivir. 9 Si place al rey, decrete que sean
exterminados; y yo entregaré diez mil talentos de plata a los
que manejan la hacienda, para que sean ingresados a los
tesoros del rey.
10
Entonces el rey se quitó el anillo de su mano, y lo dio a
Amán hijo de Hamedata, el agagueo, enemigo de los judíos,
11
y le dijo:
—La plata que ofreces sea para ti, y asimismo el pueblo,
para que hagas de él lo que bien te parezca.
12
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes
primero, al día trece del mismo, para que escribieran,
conforme a todo lo que mandó Amán, a los sátrapas del rey, a

174
Ester 3:1-15

los capitanes que estaban sobre cada provincia y a los


príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su escritura,
y a cada pueblo según su lengua. En nombre del rey Asuero
fue escrito, y sellado con el anillo del rey. 13 Y se enviaron las
cartas por medio de correos a todas las provincias del rey, con
la orden de destruir, matar y aniquilar a todos los judíos,
jóvenes y ancianos, niños y mujeres, y de apoderarse de sus
bienes, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo,
que es el mes de Adar. 14 La copia del escrito que se dio por
mandamiento en cada provincia fue dada a conocer a todos los
pueblos, a fin de que estuvieran listos para aquel día. 15 Los
correos salieron con prontitud por mandato del rey, y el edicto
fue publicado también en Susa, capital del reino. Y mientras
el rey y Amán se sentaban a beber, la ciudad de Susa estaba
consternada.
Los acontecimientos que se narran en el libro de Ester
ocurrieron cinco años después de que ella se convirtiera en reina.
Amán, el gran enemigo del pueblo de Dios, aparece
repentinamente en la escena. No sabemos nada de su pasado;
según la tradición judía era descendiente de Agag, rey de los
amalecitas. Ellos estaban entre los enemigos más obstinados de
Israel durante los primeros tiempos de su historia (Deuteronomio
25:17-19; 1 Samuel 15:8). Sin embargo, parece más probable que
aquí Agag sea el nombre de la región de la que provenía Amán, y
que la similitud con el nombre de un antiguo rey amalecita, sea
sólo una coincidencia.
Y como era costumbre hasta para los más nobles inclinarse
ante el rey persa, no es de sorprender que a los funcionarios de
menor categoría se les obligara a rendir honor similar a su máximo
representante. Los motivos que tuvo Mardoqueo para negarse a
rendirle honor a Amán no son completamente claros. En el
Antiguo Testamento existen numerosos pasajes en los que los
israelitas se inclinaron ante reyes o superiores como señal de
respeto. Por ejemplo: Abraham se inclinó ante los gobernadores

175
Ester 3:1-15

hititas (Génesis 23:7); la familia de Jacob se inclinó ante Esaú


(Génesis 33:6); y David se inclinó ante Saúl (1 Samuel 24:8). Por
estos ejemplos nos damos cuenta que por lo menos en los tiempos
antiguos no se consideraba una idolatría inclinarse ante un
superior. Sin embargo, Mardoqueo pensó que era idolatría
inclinarse ante un gobernador pagano, ya que justificó su conducta
en el hecho de que era judío. Tal vez el que Mardoqueo se negara
a inclinarse ante cualquier gobernante terrenal era una reacción
contra las exigencias idólatras que los gobernantes de Babilonia y
Persia habían les impuesto a Daniel y a sus amigos (Daniel 3,6).
Otra vez, como sucede con frecuencia en el libro de Ester, sólo
se informa de las acciones de los participantes, sin ningún análisis
ni evaluación moral de sus motivos. No hay nada en el texto que
indique si los actos de Mardoqueo eran justificadas o si resultaban
de un fervor equivocado. Simplemente nos enteramos de la manera
en que surgió la crisis para el pueblo judío.
Además se nos proporciona muy poca información acerca del
motivo que tuvieron los funcionarios que acusaron a Mardoqueo.
Parece que trataron de darle suficiente tiempo a Mardoqueo para
que cumpliera las órdenes del rey, pero al fin se vieron obligados
a informar sobre su conducta.
Sin embargo, no hay duda acerca de la actitud ni del motivo
de Amán. Respondió con odio irracional, exagerando por completo
la ofensa aparente. Decidió acabar con toda una religión por lo que
consideraba una ofensa por parte uno de sus integrantes. Aunque
esto nos parezca muy espeluznante, no nos debe sorprender;
muchas persecuciones más recientes tanto de judíos como de
cristianos, tampoco han tenido un motivo racional. La tendencia
que hay en los seres humanos pecadores a odiar y a temer a quien
que sea diferente, especialmente a alguien cuya devoción religiosa
sea una reprimenda silenciosa a su propia indiferencia, es una
terrible realidad; ha causado gran dolor y derramamiento de sangre
en la triste historia de este mundo. Cuando la furia insensata de
Satanás contra el pueblo de Dios se une a estos ciegos prejuicios

176
Ester 3:1-15

humanos, se desechan la razón y la decencia, y el odio arrasa


desenfrenadamente con todo.
No obstante, bajo el sabio gobierno de la justicia de Dios, en
su ceguera los perseguidores y los tiranos de este mundo con
frecuencia siembran su propia destrucción. La superstición de
Amán fue el primer paso de su caída final. En lugar de tomar una
acción inmediata contra los judíos, Amán escogió el día echando
suertes. La suerte cayó en un día que distaba doce meses, y así les
proporcionó a Mardoqueo y a Ester, suficiente tiempo para que las
malas intenciones de Amán fracasaran.
En su acercamiento al rey, Amán demostró ser un maestro del
engaño. No mencionó nada acerca de su propio orgullo herido ni
de su odio ciego, sino que habló sólo del “beneficio” del rey. Amán
generalizó la desobediencia de un hombre a un solo decreto del
rey diciendo que los judíos no obedecían sus leyes. También apeló
al prejuicio del rey haciéndole ver el separatismo de los judíos y
suscitando la codicia del rey al prometerle grandes ganancias
económicas para el tesoro real si su programa se llevaba a cabo.
Parecía que Amán estuviera motivado sólo por el rencor personal;
tal parece que odiaba a los judíos como pueblo, porque le
molestaba su separatismo religioso. Astutamente se abstuvo de
nombrar al pueblo que quería destruir, para que el conocimiento
que el rey tenía de los judíos no lo llevara a cuestionar sus verdades
a medias ni sus mentiras descaradas. Resulta increíble que el rey
le hubiera concedido a Amán su petición sin ninguna investigación
completa. Sin embargo, esto iba de acuerdo con el carácter
impetuoso de Asuero (Jerjes).
Han surgido muchas preguntas acerca del dinero que Amán le
prometió al rey. Diez mil talentos era una suma considerable;
algunas fuentes alegan que era más de la mitad del ingreso anual
del imperio persa. Esa cantidad parecería que estaba más allá de
los medios de Amán; sin embargo, según el historiador griego
Herodoto esa suma era similar a las que algunos subgobernadores
del imperio de Asuero (Jerjes) recaudaron para la guerra contra

177
Ester 4:1-17

Grecia. Puede ser que Amán planeara recaudar o ganar esa suma
apropiándose de los bienes de los judíos cuando los masacrara.
Hay cierta duda sobre la traducción de la afirmación del rey “la
plata que ofreces sea para ti”. Literalmente dice: “la plata es tuya”.
Algunos comentaristas lo han interpretado como un comentario
irónico de Asuero (Jerjes) al aceptar el dinero de Amán. Se podría
parafrasear así: “Bien, es tu dinero. Si tú quieres gastarlo de esta
manera, lo recibiré con gusto”. Algunos comentarios que aparecen
después en el texto implican que el rey iba a recibir dinero de
Amán, de modo que esta interpretación del texto parece acertada.
Después de que se definió el trato por completo, se redactaron
los edictos y se enviaron por todo el imperio. Esto concuerda muy
bien con lo que sabemos de la administración y del famoso sistema
de mensajeros del imperio persa. Los críticos han alegado que los
planes de llevar a cabo una masacre a tan gran escala resultan
increíbles, pero la historia ha registrado otras masacres en esta
escala. En el año 88 a.C. Mitrídates, rey del Ponto, masacró a
80,000 romanos en un solo día. A esto le siguió otra masacre de
20,000 romanos en la isla de Delos. Es horrible que Amán y
Asuero (Jerjes) condenaran a muerte a miles de: hombres, mujeres,
y niños, y que después con indiferencia lo celebraran bebiendo en
una fiesta. No obstante, esa también ha sido la conducta de otros
tiranos en circunstancias similares. Tal vez también refleja un
elemento de verdad en la afirmación que hace Herodoto de que
después de que los persas habían tomado una decisión sensata, les
gustaba reconsiderarla bajo la influencia del alcohol y viceversa.
Sea lo que fuere, las acciones a sangre fría de estos dos tiranos
presentan el escenario para que comience la batalla decisiva.
Y mientras tanto el pueblo de Susa estaba “consternado”. Por
lo visto el decreto les pareció extraño y abusivo.

4
La respuesta de Mardoqueo
Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho,
Ester 4:1-17

rasgó sus vestidos, se vistió de ropa áspera, se cubrió de


ceniza, y se fue por la ciudad lanzando grandes gemidos,

178
Ester 4:1-17
2
hasta llegar ante la puerta real, pues no era lícito atravesar
la puerta real con vestido de ropa áspera. 3 En toda provincia
y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba,
había entre los judíos gran luto, ayuno, lloro y lamentación.
Saco y ceniza era la cama de muchos.
4
Las doncellas de Ester y sus eunucos fueron a decírselo.
Entonces la reina sintió un gran dolor, y envió vestidos para
que Mardoqueo se vistiera y se quitara la ropa áspera; pero él
no los aceptó. 5 Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los
eunucos que el rey había puesto al servicio de ella, y lo mandó
a Mardoqueo para averiguar qué sucedía y por qué estaba así.
6
Salió, pues, Hatac a ver a Mardoqueo, a la plaza de la
ciudad que estaba delante de la puerta real. 7 Y Mardoqueo le
comunicó todo lo que le había acontecido, y le informó de la
plata que Amán había dicho que entregaría a los tesoros del
rey a cambio de la destrucción de los judíos. 8 Le dio también
la copia del decreto que había sido publicado en Susa para que
fueran exterminados, a fin de que la mostrara a Ester, se lo
informara, y le encargara que fuera ante el rey a suplicarle y
a interceder delante de él por su pueblo.
9
Regresó Hatac y contó a Ester las palabras de
Mardoqueo. 10 Entonces Ester ordenó a Hatac que dijera a
Mardoqueo: 11 «Todos los siervos del rey y el pueblo de las
provincias del rey saben que hay una ley que condena a muerte
a cualquier hombre o mujer que entre, sin haber sido llamado,
al patio interior para ver al rey, salvo aquel a quien el rey,
extendiendo el cetro de oro, le perdone la vida. Y yo no he sido
llamada para ver al rey estos treinta días.»
12
Llevó a Mardoqueo las palabras de Ester, 13 y Mardoqueo
dijo que le respondieran a Ester: «No pienses que escaparás
en la casa del rey más que cualquier otro judío. 14 Porque si
callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación
vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa
de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has
llegado al reino?»
179
Ester 4:1-17

Entonces Ester dijo que respondieran a Mardoqueo:


15
16
«Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, ayunad
por mí y no comáis ni bebáis durante tres días y tres noches.
También yo y mis doncellas ayunaremos, y entonces entraré a
ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que
perezca.»
17
Entonces Mardoqueo se fue e hizo conforme a todo lo que
le había mandado Ester.
Los judíos se horrorizaron cuando supieron del complot que
había urdido Amán para destruirlos. Mardoqueo se unió a ellos y
mostró las señales tradicionales de duelo: rasgó sus vestidos, se
vistió de ropa áspera, y se cubrió de cenizas. No sabemos si eso
indica que Mardoqueo tenía una profunda fe religiosa, o si eran
sólo costumbres tradicionales de duelo que ya no tenían
significado espiritual para muchos de los exiliados. En otras partes
del Antiguo Testamento esas costumbres eran señales externas de
arrepentimiento interno y de la determinación de acudir a Dios en
busca de liberación. Por ejemplo, Daniel describe cómo oró al
Señor: “Volví mi rostro a Dios, el Señor, buscándolo en oración y
ruego, en ayuno, ropas ásperas y ceniza” (Daniel 9:3). Sin
embargo, como es frecuente en el libro de Ester, el autor narra sólo
lo que hizo la persona, sin analizar sus motivos.
En el aislamiento del harén, Ester no tenía ninguna noticia del
complot contra los judíos, hasta que se enteró del duelo de su padre
adoptivo y preguntó por la causa. Mardoqueo le advirtió de la
gravedad del complot y le informó de la gran ganancia económica
que iba a obtener el rey Asuero (Jerjes), si el complot se llevaba a
cabo. No sólo se trataba del odio de Amán, sino también de vencer
la codicia de Asuero (Jerjes), para que los judíos se llegaran a
salvar.
Ester trató de eludir el compromiso de ayudar a los judíos
diciendo que sería peligroso presentarse ante el rey Asuero (Jerjes)
sin haber sido invitada. No tenemos ningún otro conocimiento
acerca de esa costumbre persa, excepto el que proviene del

180
Ester 4:1-17

historiador judío Josefo, que escribió mucho después de la época


de Ester. Parece que los reyes de la antigüedad vivían bajo la
amenaza constante de ser asesinados: nadie se atrevía a acercarse
al rey sin haber sido invitado.
El hecho de que Ester no hubiera estado ante Asuero (Jerjes)
por un mes indica que no tenían una relación íntima de esposos.
Dado el carácter inestable de Asuero (Jerjes), puede ser que Ester
hubiera creído que ya no contaba con el favor del rey.
Ester no estaba muy dispuesta a presentarse delante del rey,
pero Mardoqueo trató de vencer la renuencia de la reina usando
palabras amenazantes y a la vez alentadoras. Ester no debía
suponer que podría escapar a la suerte que se cernía sobre todos
los judíos sólo porque vivía en el palacio real; los términos del
decreto no la exceptuaban. Si era muy indiferente para con su
pueblo o tenía miedo de ayudarlo, por lo menos debía hacerlo por
ella misma. Mardoqueo también la animó haciéndole ver que Dios
siempre había liberado a su pueblo de manos de sus opresores. Si
Ester no aprovechaba la posición que Dios le había dado, el Señor
les daría otro libertador para compensar la negligencia de ella: “Si
callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá
de alguna otra parte para los judíos”.
Aquí, como en cualquiera otra parte del libro de Ester, el papel
de Dios está presente solamente por implicación, no por
afirmación directa. Mardoqueo simplemente dijo: “¿Y quién sabe
si para una ocasión como ésta has llegado a ser reina?” Éstas son
las palabras claves del libro de Ester. Quizás hasta ahora Ester y
Mardoqueo, no se habían dado cuenta de por qué Ester había
llegado a ser reina de Persia; tal vez hasta procuraron esa posición
para ella por motivos egoístas. Sin embargo, ahora Mardoqueo
veía con claridad que Dios obraba detrás de todo ello. El Señor
dirigía los asuntos de Persia para que un escogido de su pueblo
pudiera ayudar a Israel en tiempo de peligro. Incluso en este
momento el Señor no dependía de Ester; toda la creación estaba
bajo su control. Si Ester no usaba la posición que tenía para ayudar

181
Ester 4:1-17

a su pueblo, Dios les daría otro libertador. Su voluntad se haría


con o sin Ester.
Ester respondió a la amonestación de Mardoqueo. Los
versículos finales de esta sección son lo más cercano que hay a
una expresión de fe en el libro de Ester. La petición que hizo Ester
de que todo el pueblo se uniera a su ayuno implica que ellos
también debían orar por ella, ya que el ayuno era comúnmente una
preparación para la oración. Sobre esta base, ahora Ester se decidió
a presentarse delante del rey. Las palabras “y si perezco, que
perezca” pueden haber salido de un valor audaz o de una simple
resignación. En cualquier caso, ya estaba decidida. El
enfrentamiento era inevitable.
Los principios claves que se enseñan en esta sección también
se nos aplican a nosotros. Dios nos puede dar: posición, bienes, o
talentos, que nos permitan servir a la causa del evangelio. No
debemos dejar que pasen las oportunidades, tampoco debemos
desperdiciar las oportunidades que se nos presenten de servir
porque tengamos demasiado temor y no estemos dispuestos a
arriesgar nuestra posición o hasta nuestra vida por causa de Cristo
y de su evangelio. Si tenemos miedo y somos desleales, Dios nos
quitará las oportunidades y se las dará a otra persona para que las
use para su gloria. Si no nos aferramos a las verdades de la palabra
de Dios, el Señor pondrá a otra persona para que lo haga. Si
descuidamos la tarea de las misiones en el mundo, el Señor les
dará su palabra a otros pueblos que estén ansiosos de compartirla
con los demás.
El reino de Dios vendrá ya sea con o sin nosotros. Su voluntad
también se hará de la misma manera: con o sin nosotros. Sin
embargo, cada vez que oramos el Padrenuestro, pedimos que
podamos hacer su voluntad y que venga su reino, en parte, también
por medio de nuestros esfuerzos. Dios nos da las oportunidades
de ser sus colaboradores en la obra del evangelio. Oremos para
que nunca dejemos pasar oportunidades que valen oro, porque si
lo hacemos, nosotros seremos los perdedores.

182
LIBERACIÓN DE LOS JUDÍOS
ESTER 5–10

El plan de Ester

5
Ester prepara un banquete
Ester 5:1-8
Aconteció que al tercer día se puso Ester su vestido real,
y entró al patio interior de la casa del rey, frente al
aposento del rey; y estaba el rey sentado en su trono dentro
del aposento real, frente a la puerta del aposento. 2 Cuando el
rey vio a la reina Ester que estaba en el patio, la miró
complacido, y le extendió el cetro de oro que tenía en la mano.
Entonces se acercó Ester y tocó la punta del cetro. 3 Dijo el rey:
—¿Qué tienes, reina Ester, y cuál es tu petición? Hasta la
mitad del reino se te dará.
4
Ester respondió:
—Si place al rey, vengan hoy el rey y Amán al banquete
que le tengo preparado.
5
Dijo el rey:
—Daos prisa, llamad a Amán, para hacer lo que Ester ha
dicho.
Vino, pues, el rey con Amán al banquete que Ester dispuso.
6
Y dijo el rey a Ester en el banquete, mientras bebían vino:
—¿Cuál es tu petición, y te será otorgada? ¿Cuál es tu
deseo? Aunque sea la mitad del reino, te será concedido.
7
Entonces respondió Ester:
—Mi petición y mi deseo es éste: 8 Si he agradado al rey, y
si place al rey otorgar mi petición y conceder mi demanda, que
venga el rey con Amán a otro banquete que les prepararé; y
mañana haré conforme a lo que el rey ha mandado.

Después de la preparación espiritual con ayuno y oración,


Ester se preparó físicamente para presentarse ante el rey; se atavió
con sus hermosas vestiduras reales. No tenemos mucha

183
Ester 5:9-14

información acerca de la disposición de los aposentos privados del


rey ni de los destinados al recibimiento de monarcas, pero parece
que Ester se acercó al rey en algún lugar donde se recibía a altos
funcionarios, y al que por lo general no se le permitía entrar. Al
rey le agradó verla, muy probablemente por su belleza, y de
manera extravagante le ofreció casi todo lo que ella quisiera. La
promesa que le hizo Asuero (Jerjes) a Ester nos recuerda la que le
hizo Herodes Antipas a una joven bailarina. Herodes también
prometió: “Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi
reino” (Marcos 6:23). Y esto fue lo que la joven pidió, y obtuvo:
¡la cabeza de Juan al Bautista en una bandeja!
El historiador Herodoto nos informa de otra ocasión en la que
le Asuero (Jerjes) le hizo una promesa apresurada a una joven a
quien deseaba. Herodoto caracteriza a Asuero (Jerjes) como un
hombre: impetuoso, apresurado, y mujeriego, que siempre se
dejaba llevar por la belleza femenina. El Señor usó hasta los
defectos del carácter de Asuero (Jerjes) para establecer la situación
en la que le iba a dar la liberación de su pueblo.
La petición de Ester era sencilla: que el rey y Amán la
acompañaran a un banquete. Se le concedió la petición sin demora,
pero por alguna razón no procedió con decisión, y cuando el rey
le preguntó qué quería, Ester contestó con evasivas y le pidió al
rey que él y Amán volvieran para ofrecerles otro banquete. Es
posible que haya tenido una buena razón para pensar que otra
ocasión le podía ofrecer una mejor oportunidad de éxito o tal vez
sencillamente perdió el valor que tenía. Cuando miramos el
desarrollo de la historia, nos damos cuenta de que sin importar el
motivo que hubiera tenido Ester, la demora se debía a la
providencia de Dios; la intervención de Dios era necesaria para
que se pudieran realizar los acontecimientos que se registran en
las dos secciones siguientes de nuestro texto, y preparar así el
camino para la caída de Amán.
Amán sigue conspirando
Salió Amán aquel día contento y alegre de corazón; pero
Ester 5:9-14
9

184
Ester 5:9-14

cuando vio a Mardoqueo a la puerta del palacio del rey, que


no se levantaba ni se movía de su lugar, se llenó de ira contra
Mardoqueo. 10 Pero se refrenó Amán, y cuando llegó a su
casa, mandó a llamar a sus amigos y a Zeres, su mujer, 11 y
les refirió la gloria de sus riquezas, la multitud de sus hijos, y
todas las cosas con que el rey lo había engrandecido, y cómo
lo había honrado elevándolo por encima de los príncipes y
siervos del rey. 12 Y añadió Amán:
—También la reina Ester a ninguno hizo venir con el rey
al banquete que ella dispuso, sino a mí; y también para
mañana estoy convidado por ella con el rey. 13 Pero todo esto
de nada me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo
sentado a la puerta real.
14
Entonces Zeres, su mujer, y todos sus amigos le
dijeron:
—Hagan una horca de cincuenta codos de altura, y
mañana di al rey que cuelguen a Mardoqueo en ella; y entra
alegre con el rey al banquete.
Agradó esto a Amán, e hizo preparar la horca.

“Antes del quebranto está la soberbia, y antes de la caída, la


altivez del espíritu” (Proverbios 16:18). Estas sabias palabras nos
aconsejan que no imitemos la insensatez de Amán. Dios hace caer
a los orgullosos; el Señor les da una lección de humildad a los que
se enaltecen por lo que tienen y a los que no ven las bondades del
Creador que nos da todo lo que poseemos. En esta sección también
vemos que los pecados de los celos y del rencor pueden hacer que
desaparezca el gozo de vivir en una persona. Exteriormente a
Amán todo le salía bien, tenía: riquezas, prestigio, y poder; tuvo
el honor especial de que se le invitara a un banquete privado con
el rey y la reina. Sin embargo, por la furia que sentía dentro de él,
no podía disfrutar de lo que tenía. El resentimiento y un espíritu
que no perdona, eran como ácido dentro de él; corroían toda
felicidad que pudiera encontrar en su alto cargo; sólo la venganza
le podría dar la satisfacción que deseaba.

185
Ester 6:1-14

Amán no encontraba alegría en las muchas cosas buenas que


poseía, sino tramando la destrucción del odiado judío Mardoqueo.
No había ninguna razón sensata para construir una horca de
cincuenta codos de altura, de modo que la única explicación que
podemos ofrecer es la insensatez de Amán. La altura de la horca
no se menciona en la parte narrativa del texto, sino sólo en las
palabras de los que hablan. Como consecuencia, algunos
comentaristas han sugerido que los cincuenta codos no se deben
tomar literalmente, sino que es el lenguaje que usamos cuando
decimos: “esa caja pesa una tonelada”, o “te lo he dicho miles de
veces”. Sin embargo, el gran tamaño parece ir con el gran ego de
Amán.
Mientras Amán preparaba la horca, siguió adelante
ciegamente, sin darse cuenta de que preparaba el instrumento para
su propia destrucción.
Surgimiento de Mardoqueo y caída de Amán

6
Se honra a Mardoqueo
Ester 6:1-14
Aquella misma noche se le fue el sueño al rey, y pidió
que le trajeran el libro de las memorias y crónicas y que
las leyeran en su presencia. 2 Entonces hallaron escrito que
Mardoqueo había denunciado el complot de Bigtán y de Teres,
dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, que habían
planeado matar al rey Asuero. 3 Y el rey preguntó:
—¿Qué honra o qué distinción se concedió a Mardoqueo
por esto?
Los servidores del rey, sus oficiales, respondieron:
—Nada se ha hecho en su favor.
4
Entonces el rey preguntó:
—¿Quién está en el patio?
En aquel momento llegaba Amán al patio exterior de la
casa real, para pedirle al rey que ordenara colgar a
Mardoqueo en la horca que él le tenía preparada. 5 Y los
servidores del rey le respondieron:
—Amán está en el patio.
186
Se leen las crónicas al rey

187
Ester 6:1-14

—Que entre —dijo el rey.


6
Entró, pues, Amán, y el rey le preguntó:
—¿Qué debe hacerse al hombre a quien el rey quiere
honrar?
Amán dijo en su corazón: «¿A quién deseará el rey honrar
más que a mí?»
7
Respondió, pues, Amán al rey:
—Para el hombre cuya honra desea el rey, 8 traigan un
vestido real que el rey haya usado y un caballo en que el rey
haya cabalgado, y pongan en su cabeza una corona real; 9 den
luego el vestido y el caballo a alguno de los príncipes más
nobles del rey, vistan a aquel hombre que el rey desea honrar,
llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad y pregonen
delante de él: “Así se hará al hombre que el rey desea honrar.”
10
Entonces el rey dijo a Amán:
—Date prisa, toma el vestido y el caballo, como tú has
dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que se sienta a la
puerta real; no omitas nada de todo lo que has dicho.
11
Amán tomó el vestido y el caballo, vistió a Mardoqueo,
lo condujo a caballo por la plaza de la ciudad e hizo pregonar
delante de él: «Así se hará al hombre que el rey desea honrar.»
12
Después de esto, Mardoqueo volvió a la puerta real, y
Amán se dio prisa para irse a su casa, apesadumbrado y
cubierta su cabeza. 13 Contó luego Amán a Zeres, su mujer, y
a todos sus amigos, cuanto le había acontecido; sus consejeros
y su mujer Zeres le dijeron:
—Si ese Mardoqueo, ante quien has comenzado a declinar,
pertenece a la descendencia de los judíos, no lo vencerás, sino
que caerás por cierto delante de él.
14
Aún estaban ellos hablando con él, cuando los eunucos
del rey llegaron apresurados, a fin de llevar a Amán al
banquete que Ester había dispuesto.
Como es tan frecuente en este libro, aquí el autor de Ester no
nos abruma con comentarios ni explicaciones. La ironía y lo

188
Ester 7:1-10

apropiado de los acontecimientos que se narran en el texto hablan


por sí mismos. El impío podría llamar a estos acontecimientos
“suerte”, nosotros los vemos como una demostración magnífica
de la providencia de Dios.
Precisamente en la noche en que el futuro de Israel estaba en
la balanza, el rey no podía dormir y pidió algún material para leer.
“Acababa” de abrir el libro justo en el lugar que le recordaba que
le debía una recompensa a Mardoqueo, y Amán “acababa” de
entrar a la corte en ese mismo instante.
El rey ocultó la identidad del judío a quien deseaba
recompensar, exactamente como Amán había ocultado la identidad
de los judíos que deseaba destruir. Amán era tan vanidoso que no
se podía imaginar que el rey quisiera recompensar a alguien que
no fuera él, y por eso aumentó los honores, pensando que todos
serían para él.
Las palabras del rey, “hazlo así con el judío Mardoqueo”, están
registradas con toda naturalidad. No obstante, nos podemos
imaginar que Amán se sintió como si el mundo se le hubiera
venido encima. ¡Qué expresión habrá puesto! La ironía final fue
cuando Amán tuvo que honrar al judío que deseaba destruir.
Este cambio de la suerte fue tan sorprendente que la esposa de
Amán y sus consejeros, y sin duda Amán mismo, estaban
convencidos de que estaba condenado. De pronto, antes de que
pudiera poner en orden sus pensamientos, tuvo que asistir al
banquete al que los había invitado la reina. Ciertamente la
esperanza debe haber brillado en su mente: “Todavía puedo
salvarme ya que disfruto del favor especial de la reina”.

7
La caída de Amán
Fue, pues, el rey con Amán al banquete de la reina
Ester 7:1-10

Ester. 2 Y en el segundo día, mientras bebían vino, dijo


el rey a Ester:
—¿Cuál es tu petición, reina Ester, y te será concedida?
¿Cuál es tu deseo? Aunque sea la mitad del reino, te será
otorgado.

189
Se honra a Mardoqueo

190
Ester 7:1-10
3
Entonces la reina Ester respondió:
—Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos y si place al rey,
que se me conceda la vida: ésa es mi petición; y la vida de mi
pueblo: ése es mi deseo. 4 Pues yo y mi pueblo hemos sido
vendidos, para ser exterminados, para ser muertos y
aniquilados. Si hubiéramos sido vendidos como siervos y
siervas, me callaría; pero nuestra muerte sería para el rey un
daño irreparable.
5
El rey Asuero preguntó a la reina Ester:
—¿Quién es, y dónde está, el que ha ensoberbecido su
corazón para hacer semejante cosa?
6
Ester dijo:
—¡El enemigo y adversario es este malvado Amán!
Se turbó Amán entonces delante del rey y de la reina.
7
El rey se levantó del banquete, encendido en ira, y se fue
al huerto del palacio. Pero Amán se quedó para suplicarle a la
reina Ester por su vida, pues vio el mal que se le venía encima
de parte del rey. 8 Cuando el rey volvió del huerto del palacio
al aposento del banquete, Amán se había dejado caer sobre el
lecho en que estaba Ester. Entonces exclamó el rey:
—¿Querrás también violar a la reina en mi propia casa?
Al proferir el rey estas palabras, le cubrieron el rostro a
Amán. 9 Y Harbona, uno de los eunucos que servían al rey,
dijo:
—En la casa de Amán está la horca de cincuenta codos de
altura que hizo Amán para Mardoqueo, quien habló para bien
del rey.
Dijo el rey:
—Colgadlo en ella.
10
Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho
preparar para Mardoqueo. Y se apaciguó la ira del rey.
Es probable que al comenzar el banquete Ester todavía no
supiera nada del honor que se le había otorgado a Mardoqueo. Tal
vez todavía sentía temor del poder de Amán, pero cobró confianza

191
Ester 7:1-10

cuando el rey le repitió su espléndida promesa. Ester usó la misma


habilidad que Amán demostró y no dejó ver sus intenciones
nombrando a su pueblo. Ester basó su apelación en los
sentimientos que el rey había mostrado por ella. Por lo visto, hasta
este momento el rey no se había dado cuenta de que ella hablaba
acerca de los judíos cuya condenación Amán ya había conseguido.
Nos puede parecer extraño que Ester dijera que ni siquiera
habría valido la pena molestar al rey si los judíos simplemente
hubieran sido vendidos a la esclavitud. Es posible que Ester se
hubiera limitado a usar aquí un lenguaje de suma deferencia para
la realeza; pero también es posible una traducción diferente de este
versículo. De acuerdo con la traducción alterna que aparece en la
nota al pie de página de la NVI, Ester dijo que no se habría quejado
sólo por causa de los judíos, sino que su interés principal era el
rey; la pérdida del servicio que el rey iba a sufrir si se destruía a
los judíos sería mayor que la ganancia del dinero que Amán le
había prometido. Si seguimos este pensamiento, entonces Ester
presentó su caso como si su mayor preocupación fuera
salvaguardar los mejores intereses del rey. Sin considerar qué
interpretación del versículo se siga, la manera como Ester se
dirigió al rey fue una obra maestra de diplomacia.
Una vez más toda la situación es de lo más irónico; vimos a
Asuero (Jerjes), el gran gobernante del mundo, primero
condenando a los judíos y luego indultándolos ¡sin darse cuenta
de lo que estaba sucediendo en ninguno de los dos casos!
Cuando el rey se conmovió con la súplica de Ester, expuso de
manera espectacular al “malvado” Amán, que estaba asombrado
por el giro repentino que habían tomado los acontecimientos.
Amán conocía muy bien el mal temperamento del rey y se dio
cuenta de que su única esperanza radicaba en que Ester
intercediera por él. Si no supiéramos lo que en verdad ocurrió,
pensaríamos que se trató de un caso increíble de “mala suerte” el
hecho de que Amán se dejara caer en el diván de la reina en el
preciso momento en que el rey entraba al aposento del banquete.

192
Ester 8:1-17

Sin embargo, ahora ya reconocemos que la mano gobernante de


Dios dirige todas las cosas de modo que resulten para el bien de
su pueblo.
Esa caída fatal selló la condena de Amán. Por lo visto, el
cubrimiento del rostro era un símbolo de la condenación a muerte,
pero sabemos muy poco sobre las costumbres persas al respecto.
Cuando a Amán lo colgaron en su propia horca, se dio un ejemplo
de la verdad del proverbio que dice: “El que cava una fosa caerá
en ella; al que rueda una piedra, se le vendrá encima” (Proverbios
26:27).
Al perseguidor lo derribaron tan pronto como surgió, pero el
pueblo de Dios todavía no estaba libre del peligro.
El triunfo de los judíos

8
El edicto del rey a favor de los judíos
Aquel mismo día, el rey Asuero dio a la reina Ester la
Ester 8:1-17

casa de Amán, enemigo de los judíos, y Mardoqueo fue


presentado al rey, porque ya Ester le había hecho saber lo que
él había sido para ella. 2 Se quitó el rey el anillo que había
recobrado de Amán y lo dio a Mardoqueo. Y Ester encargó a
Mardoqueo la hacienda de Amán.
3
Volvió luego Ester a suplicar al rey, y se echó a sus pies,
llorando y rogándole que anulara la maldad de Amán, el
agagueo, y el designio que había tramado contra los judíos.
4
Entonces el rey extendió a Ester el cetro de oro, y Ester se
levantó, se puso en pie delante del rey 5 y dijo:
—Si place al rey, si he hallado gracia en su presencia, si le
parece acertado al rey y soy agradable a sus ojos, que se dé
orden escrita para revocar las cartas que autorizan la trama
de Amán hijo de Hamedata, el agagueo, dictadas para
exterminar a los judíos que están en todas las provincias del
rey. 6 Porque ¿cómo podré yo ver el mal cuando caiga sobre mi
pueblo? ¿Cómo podré yo ver la destrucción de mi nación?
7
Respondió el rey Asuero a la reina Ester y a Mardoqueo
el judío:

193
Ester 8:1-17

—Yo he dado a Ester la casa de Amán, y a él lo han colgado


en la horca, por cuanto extendió su mano contra los judíos.
8
Escribid, pues, vosotros a los judíos como bien os parezca, en
nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey; porque un
edicto que se escribe en nombre del rey y se sella con el anillo
del rey, no puede ser revocado.
9
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes
tercero, que es Siván, a los veintitrés días de ese mes; y se
escribió conforme a todo lo que mandó Mardoqueo, a los
judíos, a los sátrapas, a los capitanes y a los príncipes de las
provincias, desde la India hasta Etiopía, a las ciento veintisiete
provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada
pueblo conforme a su lengua, y también a los judíos según su
escritura y su lengua. 10 Y escribió en nombre del rey Asuero,
lo selló con el anillo del rey, y envió cartas por medio de correos
montados en caballos veloces procedentes de las caballerizas
reales. 11 En ellas el rey daba facultad a los judíos que estaban
en todas las ciudades para que se reunieran a defender sus
vidas, prontos a destruir, matar y aniquilar a toda fuerza
armada de pueblo o provincia que viniera contra ellos, sus
niños y mujeres, y a apoderarse de sus bienes; 12 y esto en un
mismo día en todas las provincias del rey Asuero, el día trece
del mes duodécimo, que es el mes de Adar.
13
La copia del edicto que había de darse por decreto en
cada provincia, para que fuera conocido por todos los pueblos,
decía que los judíos debían estar preparados aquel día para
vengarse de sus enemigos. 14 Los correos, pues, montados en
caballos veloces, salieron a toda prisa, según la orden del rey;
y el edicto también fue promulgado en Susa, capital del reino.
15
Salió Mardoqueo de delante del rey con vestido real de
azul y blanco, una gran corona de oro, y un manto de lino y
púrpura. La ciudad de Susa se alegró y regocijó entonces; 16 y
los judíos tuvieron luz y alegría, gozo y honra. 17 En cada
provincia y en cada ciudad adonde llegó el mandamiento del

194
Ester 8:1-17

rey, los judíos tuvieron alegría y gozo, banquete y día de placer.


Y muchos de entre los pueblos de la tierra se hacían judíos,
pues el temor de los judíos se había apoderado de ellos.
Aunque a Amán ya lo habían eliminado, persistía la amenaza
contra los judíos, porque ya se había publicado el decreto real que
autorizaba la matanza. Puesto que todavía faltaban diez meses para
el tiempo de la ejecución del decreto, podríamos pensar que la
solución más fácil sería que el rey revocara el decreto. Sin
embargo, según las reglas persas de las que ya se ha informado
antes en el libro de Ester (1:19), los decretos reales de los persas
no se podían revocar. La única manera de evitarlo era dictar un
segundo decreto que tuviera el efecto práctico de hacer que el
primero resultara inofensivo. Con la ayuda de Mardoqueo el rey
Asuero (Jerjes) dictó dicho decreto.
Ahora los judíos disponían de diez meses para fortalecerse y
preparar sus defensas. Nos parece espantoso que el decreto
autorizara la matanza de mujeres y niños; no obstante, este decreto
simplemente seguía el principio básico de justicia del Cercano
Oriente, que también se reconoce en la ley mosaica, “ojo por ojo”
(Deuteronomio 19:21). Este decreto autorizaba a los judíos para
que usaran la medida exacta que el decreto de Amán, que se
registra en el capítulo 4, les había otorgado a sus enemigos. Ahora
los dos lados del conflicto contaban con términos iguales.
Ester obtuvo ese decreto aprovechando otra vez del favor del
rey hacia ella. Después Mardoqueo puso en efecto el decreto
cuando asumió el influyente puesto de Amán y también se apoderó
de su riqueza. El decreto se publicó con rapidez por el vasto
imperio mediante el excelente sistema persa de mensajería. Los
judíos de todo el imperio celebraron el cambio notable de los
acontecimientos y Mardoqueo asumió un puesto de importancia.
Aunque para el resultado final del decreto todavía faltaban diez
meses, la victoria de los judíos parecía asegurada. Muchas
personas se aliaron con los judíos para compartir su triunfo.

195
Ester 9:1-17

9
El edicto se lleva a cabo
Ester 9:1-17
En el mes duodécimo, que es el mes de Adar, a los trece
días del mismo mes, cuando debía ser ejecutado el
mandamiento del rey y su decreto, el mismo día en que los
enemigos de los judíos esperaban enseñorearse de ellos,
sucedió lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de los
que los aborrecían. 2 Los judíos se reunieron en sus ciudades,
en todas las provincias del rey Asuero, para descargar su mano
sobre los que habían procurado su mal, sin que nadie les
opusiera resistencia, porque el temor de ellos se había
apoderado de todos los pueblos. 3 Y todos los príncipes de las
provincias, los sátrapas, capitanes y oficiales del rey, apoyaban
a los judíos, pues todos temían a Mardoqueo, 4 ya que
Mardoqueo era grande en la casa del rey y su fama se había
extendido por todas las provincias. Así, día a día se
engrandecía Mardoqueo.
5
Asolaron los judíos a todos sus enemigos a filo de espada,
con mortandad y destrucción, e hicieron con sus enemigos
como quisieron. 6 En Susa, capital del reino, mataron y
exterminaron los judíos a quinientos hombres. 7 Mataron
entonces a Parsandata, Dalfón, Aspata, 8 Porata, Adalía,
Aridata, 9 Parmasta, Arisai, Aridai y Vaizata, 10 los diez hijos
de Amán hijo de Hamedata, enemigo de los judíos; pero no
tocaron sus bienes.
11
El mismo día se le dio cuenta al rey acerca del número
de los muertos en Susa, residencia real. 12 Y dijo el rey a la reina
Ester:
—En Susa, capital del reino, los judíos han matado a
quinientos hombres y a diez hijos de Amán. ¿Qué habrán
hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál, pues, es tu
petición, y te será concedida? ¿qué otra cosa deseas y te será
hecha?
13
Ester respondió:
—Si place al rey, concédase también mañana a los judíos

196
Ester 9:1-17

en Susa que hagan conforme a la ley de hoy; en cuanto a los


diez hijos de Amán, que los cuelguen en la horca.
14
Mandó el rey que se hiciera así. Se dio la orden en Susa,
y colgaron a los diez hijos de Amán. 15 Los judíos que estaban
en Susa se reunieron también el catorce del mes de Adar y
mataron allí a trescientos hombres; pero no tocaron sus bienes.
16
En cuanto a los otros judíos que estaban en las provincias
del rey, también se reunieron para la defensa de sus vidas,
contra sus enemigos; mataron a setenta y cinco mil de sus
contrarios; pero no tocaron sus bienes. 17 Ocurrió esto el día
trece del mes de Adar, y reposaron el día catorce del mismo
mes, convirtiéndolo en día de banquete y de alegría.
Cuando llegó el día crucial, los judíos eliminaron a sus
enemigos. Sólo en la capital mataron en dos días a 800 hombres,
dentro de los cuales estuvieron incluidos los diez hijos de Amán a
quienes sentenciaron en un día y después fueron colgados en la
horca (la palabra también puede significar “postes”). El total de
75,000 parece excesivo, pero no es mayor que el número que se
produjo en otros levantamientos similares o en represalias que se
registran en la historia. Aunque parezca espantoso, no hay nada
sustancial que sea improbable en todo esto. También va de acuerdo
con la naturaleza humana que los funcionarios que no eran judíos
se apresuraran a ayudar a los judíos cuando pensaron que con
semejante acción iban a ganar el favor del poderoso Mardoqueo.
Muchos críticos, incluidos muchos escritores judíos, se sienten
consternados y dudan de la moralidad de esta matanza. Es
especialmente alarmante la petición que hizo Ester para que se les
concediera un día más para atacar a los enemigos. Como de
costumbre, el libro de Ester no ofrece ninguna evaluación de los
motivos de los participantes. No debemos suponer que todos los
que participaron en la destrucción de los enemigos actuaron sólo
en defensa personal; pudo haber existido un espíritu vengativo de
parte de algunos de los judíos. Por otro lado, el relato demuestra
que los judíos trataron de protegerse contra las acusaciones de

197
Ester 9:18-32

malicia y egoísmo; no se llevaron ningún botín de las víctimas,


para protegerse contra las acusaciones de haber matado a otros
nada más para enriquecerse. No hay ningún indicio de que se
hubieran aprovechado del permiso que les había dado el rey para
matar a mujeres y niños. El texto trata de poner énfasis en que el
ataque de los judíos contra el enemigo fue en defensa propia: “se
reunieron para la defensa de sus vidas, contra sus enemigos”. Si
no atacaban al enemigo en ese momento, los enemigos podrían
volver a obtener el favor del rey y recuperar el poder para atacar a
los judíos en otra ocasión. Los judíos se sentían obligados a luchar
en la batalla hasta que terminara, mientras llevaban la ventaja.
Por todo esto, es claro que el edicto de Amán aprovechó el
odio generalizado contra los judíos. Parece que Amán y muchos
otros buscaban la oportunidad para perseguir a los judíos. Desde
luego, los judíos vivían en temor de que se emitiera otro decreto
similar.
Sin embargo, el verdadero propósito del relato no es disculpar
ni defender la acción de los judíos; más bien, tiene el fin de mostrar
que Dios obró en la historia para conservar a su pueblo escogido,
para que se pudiera cumplir la promesa del Mesías. Dios usó las
acciones y los motivos de todos los que estaban implicados, ya sea
que fueran buenos o malos, con la finalidad de conservar a su
pueblo. Ya sea que los motivos de Ester y de Mardoqueo fueran:
puros, mezclados, o egoístas, el punto principal de la historia sigue
siendo el mismo: Dios controla la historia, conserva a su pueblo,
y cumple sus promesas.
La celebración del Purim
Ester 9:18-32
Pero los judíos que estaban en Susa se reunieron el día
18

trece y el catorce del mismo mes, y el quince reposaron,


convirtiéndolo en día de banquete y de regocijo. 19 Por tanto,
los judíos aldeanos que habitan en las villas sin muro
celebran el catorce del mes de Adar como día de alegría y de
banquete, un día de regocijo, y unos a otros se hacen regalos.
20
Escribió Mardoqueo estas cosas, y envió cartas a todos
198
Ester 9:18-32

los judíos que estaban en todas las provincias del rey Asuero,
cercanos y distantes, 21 ordenándoles que celebraran el día
decimocuarto del mes de Adar, y el decimoquinto del mismo
mes, de cada año, 22 como días en que los judíos estuvieron en
paz con sus enemigos, y como el mes en que la tristeza se
trocó en alegría, y el luto en festividad; que los convirtieran
en días de banquete y de gozo, en día de enviar regalos cada
uno a su vecino, y dádivas a los pobres. 23 Y los judíos
aceptaron esta costumbre, que ya habían comenzado a
observar, según les escribió Mardoqueo. 24 Porque Amán hijo
de Hamedata, el agagueo, enemigo de todos los judíos, había
ideado un plan para exterminarlos, y había echado Pur, que
quiere decir suerte, para arruinarlos y acabar con ellos.
25
Pero cuando Ester se presentó ante el rey, éste ordenó por
carta que el perverso designio que aquél trazó contra los
judíos recayera sobre su cabeza, y que los colgaran a él y a
sus hijos en la horca. 26 Por eso llamaron a estos días Purim,
por el nombre Pur.
Asimismo, debido a lo relatado en esta carta, y por lo que
ellos mismos vieron y lo que les llegó a su conocimiento, 27 los
judíos establecieron y prometieron que ellos, sus
descendientes y todos sus allegados, no dejarían de celebrar
estos dos días, según este escrito y esta fecha, de año en año;
28
que estos días serían recordados y celebrados por todas las
generaciones, familias, provincias y ciudades; que estos días
de Purim no dejarían de ser guardados por los judíos, y que
su descendencia jamás dejaría de recordarlos.
29
Y la reina Ester hija de Abihail, y Mardoqueo, el judío,
suscribieron con plena autoridad esta segunda carta
referente a Purim. 30 Y fueron enviadas cartas a todos los
judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con
palabras de paz y de verdad, 31 para confirmar estos días de
Purim en la fecha señalada, según les había ordenado
Mardoqueo, el judío, y la reina Ester, y según ellos lo habían
establecido para sí mismos y para su descendencia, para
199
Ester 9:18-32

conmemorar el fin de los ayunos y de su lamento. 32 El


mandamiento de Ester confirmó estas celebraciones acerca
de Purim, y ello fue registrado en un libro.
Esta sección muestra que el Purim se convirtió en un gran día
festivo en el almanaque judío y recibió reconocimiento junto con:
la Pascua, el Pentecostés (también llamado fiesta de las semanas
o de la cosecha), y la fiesta de los Tabernáculos, las tres grandes
fiestas que Dios ordenó por medio de Moisés (Levítico 23:5-8;
Números 28:26; Levítico 23:33-44). Ester y Mardoqueo
aprovecharon su posición influyente en el gobierno para enviar
instrucciones a los judíos de todo el imperio con el objeto de que
celebraran su liberación con un nuevo día de fiesta llamado Purim.
Ese nombre proviene de la palabra pur, que es la palabra para las
suertes que Amán había echado. Éste era un nombre apropiado
para ese día festivo, ya que Amán pospuso la destrucción de los
judíos por un año cuando echó suertes y eso dio tiempo para su
caída y para deshacer el decreto. Ya en la primera etapa de la
conspiración de Amán, Dios había intervenido para que sus planes
fracasaran. Los paganos seguramente llamaran destino al resultado
de haber echado suertes, en el mundo moderno se llamaría suerte,
pero nosotros lo reconocemos como la mano de Dios.
No sabemos cómo recibieron los judíos religiosos un día de
fiesta ordenado por líderes seculares que no eran sacerdotes ni
profetas de Dios. Sin embargo, el Purim se estableció como un día
festivo judío que se celebra hasta hoy. No se hace referencia a esa
festividad en el Nuevo Testamento, pero se menciona en los
apócrifos y también Josefo lo menciona. Poco después del tiempo
de Cristo, se dedicó toda una sección de los reglamentos de
adoración que se registran en la tradición judía, la Misná, a este
día de fiesta.
El Purim usualmente ocurre durante nuestro mes de febrero.
La celebración es una combinación de algo como la víspera del
día de Todos los Santos y la víspera del Año Nuevo. Los niños se
disfrazan y se pintan la cara; hay gran número de festejos. Un

200
Ester 10:1-3

aspecto muy importante del día del Purim es la lectura pública del
libro de Ester. A esa lectura la interrumpen las matracas que suenan
cada vez que se menciona el nombre de Amán y también las
canciones festivas. Otra parte de la fiesta consiste en regalar
comida a los amigos y a los pobres. Algo excepcional que se come
en la fiesta del Purim es una galleta llamada “orejas de Amán”.
Toda la tendencia de la fiesta es la de una celebración de victoria,
como el día de la Independencia.
Es más importante reconocer y recordar la intervención de
Dios en la historia para salvar a su pueblo que celebrar el triunfo
de un pueblo sobre sus enemigos. El verdadero propósito de esta
historia no es jactarse del orgullo nacional de Israel, sino proclamar
la gloria del Dios fiel que los sostuvo. El Señor le da alivio a su
pueblo perseguido y les causa dificultades a los que lo afligen. De
vez en cuando Dios interviene en la historia para liberar a su
pueblo. En el día del Juicio Final reivindicará por completo a su
remanente perseguido. El libro de Ester es un ejemplo notable de
esta intervención, que recuerda las palabras de David: “Porque el
que pide cuenta de la sangre se acordó de los afligidos; no se
olvidó del clamor de ellos”.

10
La grandeza de Mardoqueo
Ester 10:1-3
El rey Asuero impuso tributo sobre la tierra y a las
costas del mar. 2 Todas las obras de su poder y
autoridad, y el relato sobre la grandeza de Mardoqueo, a quien
el rey engrandeció, ¿no está escrito en el libro de las crónicas
de los reyes de Media y de Persia? 3 Pues Mardoqueo, el judío,
fue el segundo del rey Asuero, grande entre los judíos y
estimado por la multitud de sus hermanos, porque procuró el
bienestar de su pueblo y la paz para todo su linaje.
Este breve capítulo final es un epílogo al libro de Ester.
Describe la grandeza de Asuero (Jerjes) y de Mardoqueo, después
del derrocamiento de Amán. El propósito principal de esta
añadidura es asegurarles a los lectores la exactitud del relato; los

201
Ester 10:1-3

remite a los registros persas en los que se puede encontrar la


verificación de la historia y más información acerca de
Mardoqueo. Ya sea verificada por la historia secular o no, podemos
tener la confianza de que toda la historia de la Biblia es verdad.
Es parte de la palabra infalible de Dios.
A Asuero (Jerjes) se le menciona para mostrar que no sufrió
ninguna pérdida al hacerse amigo de los judíos y al rechazar el
dinero de Amán. Al contrario, siguió siendo tan importante como
siempre, recaudando tributos en todo su vasto imperio. Además,
el escritor de Ester, que probablemente tenía conexiones con la
corte persa, hubiera ofendido si elogiaba a Mardoqueo sin darle
una muestra de reconocimiento al monarca persa.
Este epílogo también le da a Mardoqueo el reconocimiento y
el honor que merecía por su fiel servicio al pueblo de Dios.
Nosotros también debemos recordar con amor y respeto a los que
sirvieron fielmente al pueblo de Dios, en particular a los que
trabajaron en los ministerios de la predicación y la enseñanza.
Cuando damos gracias por estos héroes de la fe, también estamos
agradecidos por el Señor que nos los dio.

202
CONCLUSIÓN DE
ESDRAS, NEHEMÍAS, Y ESTER
Conclusión
Los tres libros que acabamos de estudiar nos muestran algunos
de los mejores ejemplos del amoroso cuidado que Dios tiene por
su pueblo. La conservación de su pueblo que se registra en estos
tres libros no fue tan espectacular como la liberación que se relata
en el Éxodo, cuando los rescató de manos del faraón. Sin embargo,
fue igualmente importante y también un gran testimonio de su
poder. Por las señales poderosas que Moisés realizó, fue un líder
más espectacular que: Zorobabel, Jesúa, Esdras, Nehemías, Ester,
o Mardoqueo; no obstante, cada uno de estos líderes desempeñó
un papel importante en el plan de Dios para conservar a su pueblo
hasta que el Salvador viniera. Dios obró de una manera silenciosa
mediante estas personas, también obró poderosamente para que la
escena quedara lista para la aparición de Cristo.
Con estos tres libros termina la historia del Antiguo
Testamento. Iban a pasar cuatrocientos años antes del nacimiento
del Salvador, pero ya se había contado la historia de cómo Dios
conservó la promesa del Mesías desde el Edén hasta Belén. Las
fuerzas de Satanás no tuvieron éxito en sus incontables intentos
para destruir la simiente de la mujer e impedir la venida del
Salvador. Durante el lapso de los cuatrocientos años que
transcurrieron entre Nehemías y Juan el Bautista, Dios siguió
protegiendo a los judíos de enemigos peligrosos.
Cuando la historia del amor de Dios se reanudó con el
nacimiento de Cristo, se alcanzó la meta de toda la historia del
Antiguo Testamento. La simiente de la mujer (Génesis 3:15) llegó
para aplastarle la cabeza a la serpiente. La salvación que tanto
ansiaban los creyentes del Antiguo Testamento llegó finalmente
cuando el Hijo de Dios apareció en la tierra para eliminar el
pecado.
Con este acontecimiento glorioso se cumple el verdadero
propósito de las historias de: Edras, Nehemías, y Ester.

203
204
Río
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BABILONIA

Mapa 1
Damasco
Lugar del PERSIA

M A R M E D IT
exilio
DESIERTO
Erec Elam

JERUSALÉN

JUDEA EL REGRESO DEL EXILIO


Mapa 2

205
Mapa 3

206
207
La
BIBLIA
Popular

ANTIGUO TESTAMENTO La Biblia Popular es una serie de comentarios


GÉNESIS ECLESIASTÉS de la Biblia para todas las personas. Los
ÉXODO CANTARES
LEVÍTICO ISAÍAS autores de la serie han servido como pastores
NÚMEROS JEREMÍAS
DEUTERONOMIO LAMENTACIONES
de congregaciones, profesores universitarios, o
JOSUÉ EZEQUIEL profesores de seminario, muchos en más de
JUECES DANIEL
RUT OSEAS una de estas actividades. Cada autor comenzó
1o SAMUEL JOEL con el texto original en Hebreo o Griego y
2o SAMUEL AMÓS
1o REYES ABDÍAS después trabajó para presentar el mensaje de
2o REYES JONÁS la Palabra de Dios a los cristianos quienes
1o CRÓNICAS MIQUEAS
2o CRÓNICAS NAHUM enfrentamos presiones y tentaciones cada día
ESDRAS HABACUC
NEHEMÍAS SOFONÍAS
de la vida. Dos verdades importantes sirven de
ESTER HAGEO guían a todos los comentarios. Primero, la
JOB ZACARÍAS
SALMOS MALAQUÍAS Biblia es la Palabra inspirada de Dios y por lo
PROVERBIOS tanto es verdadera y confiable. Segundo, el
mensaje central de toda la Biblia es Jesucristo.
NUEVO TESTAMENTO
MATEO 1a TIMOTEO Después de 70 años de cautividad en
Babilonia, el pueblo de Dios regresó a
MARCOS 2a TIMOTEO
LUCAS TITO
JUAN
HECHOS
FILEMÓN
HEBREOS
Palestina. Esdras y Nehemías relatan las
ROMANOS SANTIAGO dificultades del pueblo de Dios durante su
1a CORINTIOS 1a PEDRO
2a CORINTIOS 2a PEDRO regreso y durante la restauración de su tierra
GÁLATAS 1a JUAN
EFESIOS 2a JUAN natal. El libro de Ester cuenta la historia de
FILIPENSES
COLOSENSES
3a JUAN
JUDAS
una bella mujer judía que llegó a ser reina y
1a TESALONICENSES APOCALIPSIS quien arriesgó su vida para salvar a su
2a TESALONICENSES
pueblo.

38-5029
ISBN 0-8100-1473-4

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