1 y 2 Timoteo, y Tito - Armin W. Schuetze

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La

BIBLIA
Popular

1 Corintios

2 Corintios

Gálatas

Efesios

Filipenses

Colosenses

1 Tesalonicenses

2 Tesalonicenses

1, 2 Timoteo
Tito
Filemón

Hebreos

Armin W. Schuetze
La Biblia Popular
ROLAND CAP EHLKE
Editor General

ARMIN J. PANNING
Editor del Nuevo Testamento

GARY P. BAUMLER
Editor del Manuscrito

1 Timoteo
2 Timoteo
Tito
Armin W. Schuetze

EDITORIAL NORTHWESTERN
Milwaukee, Wisconsin, EE.UU.
Ilustraciones internas por Glenn Myers.

Los mapas de los viajes de San Pablo fueron dibujados por el Dr. John
Lawrenz de Milwaukee, Wisconsin.

Todos los pasajes bíblicos son tomados de la Santa Biblia, versión Reina
Valera Estándar 1995 [América Latina], derechos reservados.

Derechos Reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser


reproducida o archivada, ni transmitida por ningún medio—ya sea electrónico,
mecánico, fotocopia, grabado o de cualquier otra forma—sin permiso de la
editorial, excepto si se trata de breves citas para revisión.

Tarjeta de la Biblioteca del Congreso: 00-132227


Northwestern Publishing House
1250 N. 113th St.
Milwaukee, WI 53226 3284
© 1999 por Northwestern Publishing House
Publicado en 1999
Impreso en los Estados Unidos de América
ISBN 0-8100-1227-8
CONTENIDO
Prefacio del Editor .............................................................................v
Prefacio a la edición en español .......................................................vi

Introducción general a las cartas pastorales de Pablo ........................1


Introducción a 1 Timoteo .................................................................6
Saludo inicial....................................................................................10
Oponte a los que enseñan falsamente...............................................12
Instruye y guía al pueblo de Dios en el culto de adoración,
en la fe y en la vida...........................................................................32
Sé pastor para todo tipo de gente......................................................72
Conclusión: Guarda lo que se te ha encomendado.........................103

Introducción a 2 Timoteo .............................................................105


Saludo inicial..................................................................................107
No te avergüences del evangelio ....................................................109
Revístete del poder que es en Cristo ..............................................121
Los últimos días..............................................................................137
Comentarios personales..................................................................160
Saludos finales................................................................................168

Introducción a Tito ........................................................................171


Saludo inicial..................................................................................174
La Misión de Tito en Creta.............................................................178
Tito debe enseñar la sana doctrina..................................................188
Recomendaciones para hacer lo que es bueno ...............................201
Instrucciones finales y saludos .......................................................213
ILUSTRACIONES
El Buen Pastor .........................................................................cubierta
San Pablo.........................................................................................viii
La unión en la oración ......................................................................31
Cristo envía a los setenta discípulos.................................................49
El que es de Dios oye las palabras de Dios ......................................69
Alimenta mis ovejas .......................................................................115
Dejen a los niños venir a mí ...........................................................145
El ciego guiando a otros ciegos......................................................153
Jesús enseña a la gente a la orilla del mar ......................................187
Jesús en la sinagoga........................................................................200
Viajes misioneros de Pablo.............................................................216
PREFACIO DEL EDITOR

La Biblia Popular es precisamente lo que su nombre implica: una


Biblia para el pueblo. Ella incluye el texto completo de la versión
Reina-Valera, revisión de 1995. (El comentario original en inglés se
basó en la New International Version). Los comentarios que siguen a
las secciones de las Escrituras contienen aplicaciones personales así
como antecedentes históricos y explicaciones.
Los autores de la Biblia Popular son hombres eruditos y con una
perspectiva práctica adquirida a través de años de experiencia en la
enseñanza y la predicación ministerial; han tratado de evitar el lenguaje
técnico que caracteriza a muchas series de comentarios y que dificulta
su lectura para todos aquellos que no sean eruditos en el estudio de la
Biblia.
El rasgo más importante de estos libros es que están centrados en
Cristo. Hablando de las Escrituras del Antiguo Testamento, Jesús
mismo declaró: “Ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:239).
Cada volumen de la Biblia Popular enfoca nuestra atención en
Jesucristo; él es el centro de toda la Biblia. Él es nuestro único
Salvador.
Los comentarios vienen acompañados de mapas, ilustraciones e
información arqueológica cuando así se considera conveniente. En la
parte superior de cada página aparece un encabezamiento que remite
al lector al pasaje específico que desee encontrar.
Esta serie de comentarios fue iniciada por la Comisión de Literatura
Cristiana del Sínodo Evangélico Luterano de Wisconsin.
Oramos para que esta labor pueda continuar como comenzó.
Dedicamos estos volúmenes a la gloria de Dios y al beneficio de su
pueblo.
Roland Cap Ehlke

v
PREFACIO A LA EDICIÓN EN ESPAÑOL
Los comentarios de esta edición en español han sido ligeramente
modificados del original para su mejor adaptación a la versión Reina-
Valera, revisión de 1995.
Cuando el comentario, originalmente referido al texto de la New
International Versión, no concuerda plenamente con el de la versión
Reina-Valera de 1995, se cita la Nueva Versión Internacional (en
español) o alguna otra versión española de la Biblia. En caso de que
algún fragmento del texto bíblico de la versión inglesa no aparezca en
ninguna de las versiones antes mencionadas, damos nuestra propia
traducción del mismo, haciendo la correspondiente aclaración.
Este volumen fue traducido por la Sra. Albina Teigen, natural de Lima,
Perú, y esposa de un pastor que trabaja en Mankato, Minnesota. La
revisión fue hecha por la Sra. Cristina Zimdars, natural de México y
esposa de un pastor que trabaja en Los Ángeles, California.
Agradecemos la valiosa labor de estos siervos de Dios.

El sexto domingo de Pentecostés de 1999


Paul Hartman, director
Publicaciones Multilingües
Sínodo Evangélico Luterano de Wisconsin
El Paso, TX

vi
vii
San Pablo
INTRODUCCIÓN GENERAL A
LAS CARTAS PASTORALES DE PABLO

Las dos cartas que el Apóstol Pablo le escribió a Timoteo y la


que le escribió a Tito han sido agrupadas bajo el título de “Cartas
Pastorales”. Un padre espiritual preocupado les escribe a sus
amadísimos “hijos en la fe”, a los hombres que están vinculados a
él de manera especial, a quienes él ha escogido como
colaboradores y a los que él mismo ha preparado para llevar a cabo
la misión del Señor.
Al escribirles a Timoteo y a Tito, Pablo muestra su profunda
preocupación por el futuro de la iglesia. Ellos les deben proveer a
las congregaciones pastores capacitados y líderes laicos. Pero,
¿quiénes están capacitados? Pablo enumera los requisitos que
deben cumplir los obispos y los diáconos. Les da instrucciones
sobre la manera en que deben hacer el culto religioso y les dice
cómo deben servir a los miembros de su rebaño; a los jóvenes y a
los mayores, a las viudas y a los ancianos, a los ricos y a los
siervos. Pablo les advierte repetidamente contra la doctrina falsa,
los anima a ser fieles en la enseñanza y a la santidad en la
conducta. Es sorprendente que a estas tres cartas se les siga
llamando “Cartas Pastorales”, ya que ese título les fue puesto hace
más de dos siglos.
Cualquiera que desee ser pastor tendrá que estudiar estas cartas
como parte importante de su preparación. Cualquiera que sirva en
el ministerio público de la iglesia ya sea como pastor, como
profesor o como líder laico, debe leer las cartas pastorales con
frecuencia. Al mismo tiempo los miembros de la iglesia, al oír el
título de estas cartas, no las deben dejar pasar pensando que son
inapropiadas para ellos. Estas cartas, con las enseñanzas y con el
ánimo que contienen, le hablan a toda la iglesia. ¡Que todo el
pueblo de Dios escuche y aprenda!
INTRODUCCIÓNGENERAL

1
Introducción general

Marco histórico

A diferencia de las otras diez cartas de Pablo, estas tres no


encajan históricamente en el relato de su actividad misionera tal
como está registrada en el libro de Hechos. Al final del relato del
libro de Hechos encontramos que Pablo permanece encarcelado
en Roma por dos años. Lo que le sucedió a Pablo en el tiempo que
transcurrió entre este encarcelamiento y su ejecución, sólo lo
podemos deducir por los comentarios que hace en sus cartas y por
fuentes antiguas que no son bíblicas.
Parece que es seguro que Pablo fue dejado en libertad después
de dos años de su encarcelamiento. No se le acusó de ningún
crimen pero se tuvo que quedar en Roma porque se vio obligado
a apelar a César cuando Festo, que estaba en Cesárea, falló en su
intento de dejarlo libre (Hechos 25:25; 26:32). En Roma hasta se
le permitió vivir en una casa que él había alquilado (Hechos
28:30), de modo que lo encontramos escribiéndoles a los
Filipenses, y expresando la esperanza de poder enviar pronto a
Timoteo con noticias, confiando en que pronto él también se iba a
reunir con ellos (Filipenses 2:19,23,24). De modo parecido, en una
carta a Filemón que estaba en Colosas, Pablo le pide que le prepare
alojamiento (Filemón 22).
Suponemos que una vez que quedó libre, Pablo llevó a cabo
sus planes de visitar las iglesias de Macedonia y de Asia Menor.
Probablemente viajó pasando por Creta, donde se habría reunido
con Tito y lo habría dejado allí (Tito 1:5). Tal vez siguió hacia
Éfeso para reunirse con Timoteo (1 Timoteo 1:3), que habría
llegado allí procedente de Filipos, adonde había sido enviado
desde Roma. ¿Visitó también Colosas en esta oportunidad, donde
Filemón ya le tenía preparado un alojamiento? Tal vez, pero Pablo
no lo menciona. Cuando Pablo salió de Éfeso iba a Macedonia (1
Timoteo 1:3), cumpliendo con la promesa que había hecho de ir a
Filipos.

2
Introducción general

Parece probable que la primera carta a Timoteo y la de Tito


hayan sido escritas en Macedonia, posiblemente en Filipos en el
otoño del año 63 d.C.
Pablo esperaba pasar el siguiente invierno en Nicópolis, ciudad
que se cree que era la capital de Épiros y que estaba en la costa
del mar Jónico; le pidió a Tito que hiciera todo lo posible para
reunirse con él allí (Tito 3:12) ¿Fue tal vez desde ahí que él salió
para España, en donde tenía la esperanza de llevar a cabo un
trabajo misionero (Romanos 15:23,24)? Aunque las Escrituras no
ofrecen ninguna evidencia directa de que él haya cumplido con su
intención, una fuente tan antigua como la del año 96 d.C. (la carta
de Clemente de Roma a los Corintios) da fe de un viaje de Pablo
al “límite mayor del oeste”, que es muy probable que sea una
descripción de España. Si Pablo realmente visitó España, debe
haber sido entre el año 64-65 d.C, al mismo tiempo del incendio
de Roma, con las persecuciones subsiguientes cuando Nerón les
echó la culpa del incendio a los cristianos. Como resultado de esto,
el cristianismo se convirtió en una religión prohibida.
La segunda carta de Pablo a Timoteo fue la última que
escribió. La escribió en Roma, nuevamente desde la cárcel (2
Timoteo 1:8,16,17). Pablo no nos dice cuál fue la causa de ese
encarcelamiento ni dónde ocurrió. Él menciona haber estado en
Troas (2 Timoteo 4:13), en Corinto y en Mileto (2 Timoteo 4:20).
Si la suposición de que Pablo fue a España es correcta, entonces
parece que visitó el levante por segunda vez, poco tiempo antes
de ser encarcelado por última vez.
Las condiciones de su segundo encarcelamiento fueron
diferentes a las del primero. Cuando Pablo le escribió su segunda
carta a Timoteo, estaba en “prisiones a modo de malhechor” (2
Timoteo 2:9) y esperaba el martirio, “porque yo ya estoy próximo
a ser sacrificado. El tiempo de mi partida está cercano” (2 Timoteo
4:6). La tradición nos dice que Pablo sufrió el martirio en Roma
ya sea en el año 67 o en el 68 d.C. De acuerdo con esto, su segunda
carta a Timoteo fue escrita en Roma, posiblemente alrededor del
año 67 d.C.
3
Introducción general

No todos los eruditos bíblicos están de acuerdo con esta


secuencia de acontecimientos; algunos creen que Pablo salió para
España inmediatamente después de haber quedado en libertad y
que visitó el oriente sólo una vez después de su regreso de España.
Eso parece improbable ya que Pablo tenía la intención de visitar
Filipos tan “pronto” como quedara libre (Filipenses 2:24). Otros
piensan que Pablo se detuvo en Creta después de su regreso de
España y no durante su primer regreso del oriente. En este caso la
carta a Tito puede haber sido escrita alrededor del año 66 d.C.
Cualquiera que haya sido la verdadera secuencia de los
acontecimientos que ocurrieron en los últimos años de Pablo,
parece que las tres cartas pastorales fueron escritas durante ese
tiempo bajo las circunstancias aproximadas que ya hemos descrito.

Autenticidad

Los eruditos que no aceptan las Escrituras como inspiradas e


infalibles han buscado la manera de probar que estas tres cartas
son falsificaciones de fechas posteriores. Ellos afirman que el
vocabulario, el estilo del lenguaje y hasta el énfasis teológico no
son los mismos que los de las otras cartas de Pablo. Dicen que los
errores contra los que Pablo escribe son de una fecha posterior y
que estas cartas hacen suponer la existencia de una iglesia mucho
más organizada que lo que era en realidad en el tiempo del apóstol.
Y también asumen que Pablo fue martirizado después de su primer
encarcelamiento y que el libro de los Hechos no tiene lugar para
estas cartas durante la vida de Pablo.
Como nosotros creemos la verdad de que las Escrituras son
inspiradas por Dios y completamente infalibles, aceptamos el
nombre de Pablo en el título de estas tres cartas y también en las
otras diez, como evidencia suficiente de que él las escribió. Y
como escribió bajo diferentes circunstancias, es de esperar el
hecho de que Pablo haya usado palabras y expresiones diferentes
y que haya escrito acerca de otros temas que no había tratado en

4
Introducción general

otras cartas. Nada en el libro de Hechos, ni en ninguna otra parte


de las Escrituras, respalda la afirmación de que la vida y las obras
de Pablo hayan terminado con su primer encarcelamiento. El caso
es lo opuesto tal como ya lo hemos demostrado antes.
A uno le da pena ver que la divina autenticidad de las
Escrituras es puesta en tela de juicio y que su contenido es
explicado con una mente crítica que rechaza lo que se afirma
claramente en el texto, y que sigue preguntando: “¿Es verdad que
Dios lo dijo?” Creemos que estas cartas son una parte de la
revelación divina y las estudiamos con un corazón que busca saber
lo que Dios nos dice por medio del autor inspirado.

5
1 TIMOTEO
INTRODUCCIÓN

El nombre Timoteo, que significa “el que venera a Dios”, fue


un nombre apropiado para el destinatario de esta carta. Hijo de un
matrimonio mixto (su madre era judía y su padre era griego),
Timoteo no había sido circuncidado (Hechos 16:1 y siguientes),
pero desde los primeros años de su infancia su abuela Loida y su
madre Eunice le enseñaron las Escrituras del Antiguo Testamento
(2 Timoteo 1:5). Pablo escogió a este joven en su segundo viaje
misionero, un discípulo que “tenía una fe sincera”, para que se
convirtiera en uno de sus compañeros de viaje y en uno de sus
colaboradores. Pablo mismo circuncidó a Timoteo, no porque
fuera necesario para la salvación sino en libertad cristiana “por
causa de los judíos que había en aquellos lugares” (Hechos 16:3).
Timoteo fue una buena elección. Los “hermanos” de su Listra
natal y de Iconio, la ciudad vecina, hablaban bien de él (Hechos
16:2). Aunque era joven e inclinado a ser tímido, fue un buen
ejemplo para otros en lo que hablaba, con su vida, con su amor,
con su fe y su pureza (1 Timoteo 4:12). Él era una combinación
de dones especiales (2 Timoteo 1:6) y era de una fidelidad
dedicada (1 Corintios 4:17). Pablo lo amaba mucho, como hijo en
la fe (2 Timoteo 1:2) de modo que lo quería tener a su lado por
sobre todos los demás, para que estuviera con él cuando tuviera
que enfrentar el martirio (2 Timoteo 4:9,21).
Timoteo fue un colaborador cercano de Pablo, sirvió con él en
la obra del evangelio “como un hijo junto a su padre” (Filipenses
2:22, NVI). Él estuvo con Pablo durante la mayor parte del
segundo y del tercer viaje misionero. Estuvo entre los que lo
acompañaron a entregar (Hechos 20:4,5) la colecta que habían
reunido para los santos de Jerusalén (Hechos 20:4,5). Por un
tiempo Timoteo estuvo con Pablo mientras el apóstol estuvo en
Roma durante su primer encarcelamiento (Filemón 1).
INTRODUCCIÓNGENERAL

6
Introducción a 1 Timoteo

Con frecuencia Pablo envió a Timoteo como representante


suyo en misiones importantes a las congregaciones: de Tesalónica
(1 Tesalonicenses 3:2), de Macedonia (Hechos 19:22), de Corinto
(1 Corintios 4:17). Lo puso a cargo de la congregación de Éfeso
(1 Timoteo 1:3).
Con certeza no se puede decir nada sobre la vida posterior de
Timoteo. Según Hebreos 13:23, parece que sufrió un
encarcelamiento del que fue liberado. La tradición nos dice que
Timoteo fue el primer obispo de Éfeso hasta la fecha de su martirio
bajo el gobierno de Nerva, el emperador romano, en el año 97 d.C.

Propósito

¿Cuál fue el motivo por el que Pablo le escribió esta carta a


Timoteo? Encontramos la respuesta en la carta misma. Al principio
Pablo escribe: “Como te rogué que te quedaras en Éfeso cuando
fui a Macedonia, para que mandaras a algunos que no enseñen
diferente doctrina” (1 Timoteo 1:3). Pablo quiere imprimir en
Timoteo también por escrito lo que ya en persona le había
recomendado que hiciera cuando lo dejó en Éfeso, especialmente
con respecto a oponerse a los que estaban enseñando doctrinas
falsas. Siguiendo la misma línea, un poco después, en el primer
capítulo escribe: “Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo,
para que, conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto
a ti, milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe y buena
conciencia” (1 Timoteo 1:18,19). Más adelante en la carta él dice:
“Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte,
para que, si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios,
que es la iglesia del Dios viviente, columna y defensa de la verdad”
(1 Timoteo 3:14,15). Otra vez más, hacia el final de la carta, Pablo
le hace esta exhortación a Timoteo: “Pelea la buena batalla de la
fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado,
habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos” (1
Timoteo 6:12).

7
Introducción a 1 Timoteo

De esta manera Pablo le escribe a su joven colaborador que en


su trabajo en la iglesia militante él debe PELEAR LA BUENA
BATALLA DE LA FE. Timoteo hará esto al oponerse a las
doctrinas falsas que son la causa de que la fe del pueblo naufrague.
Él hará esto al instruir a la gente en la manera en que ellos se deben
conducir en la casa de Dios, en cómo los cristianos deben vivir,
trabajar y rendir culto juntos en la iglesia. El propósito primordial
es: “Te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen” (1 Timoteo
4:16).
“Pelea la buena batalla de la fe.” ¿Quién puede decir que cada
pastor y profesor no necesita este llamado a la batalla? ¿Quién dirá
que cada miembro de la iglesia no necesita unirse a la buena
batalla de la fe que le incumbe a la iglesia que vive sitiada en este
mundo? Que el ánimo que Pablo le da a Timoteo sirva al mismo
propósito en la iglesia de hoy.

Bosquejo de 1 Timoteo

Tema: PELEA LA BUENA BATALLA DE LA FE


Saludo inicial: 1:1,2
I. Oponte a los que enseñan falsamente 1:3-20
A. Los falsos maestros 1:3-7
B. El propósito de la Ley 1:8-11
C. Las riquezas de la misericordia de Dios 1:12-17
D. Evitar el naufragio 1:18-20

II. Instruye y guía al pueblo de Dios en el culto de adoración, en


la fe y en la vida 2:1–4:16
A. Oraciones por todos 2:1-7
B. Palabras a los hombres 2:8
C. Palabras a las mujeres 2:9-15
D. Requisitos de los obispos 3:1-7
E. Requisitos de los diáconos 3:8-13
F. Razón para la instrucción 3:14-16

8
Introducción a 1 Timoteo

G. Enseñanzas demoníacas 4:1-5


H. Un buen ministro 4:6-10
I. Crecimiento personal 4:11-16
INTRODUCCIÓNGENERAL
III. Sé pastor para gente de todo tipo 5:1–6:19
A. Grupos de diferente edad 5:1,2
B. Viudas 5:3-16
C. Ancianos 5:17-20
D. Más instrucciones 5:21-25
E. Esclavos y amos 6:1,2
F. Descripción de los falsos maestros 6:3-5
G. Los que desean riquezas 6:6-10
H. Encargo a Timoteo 6:1-16
I. Los ricos 6:17-19

Conclusión: Guarda lo que se te ha encomendado 6:20,21

9
SALUDO INICIAL
1 TIMOTEO 1:1,2

1 Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios


nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra
esperanza, 2 a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia,
misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús,
nuestro Señor.

No necesitamos ir hasta el fin de esta carta para saber quién la


escribió. “Pablo”, la primera palabra como en todas sus cartas,
identifica al autor. ¿Quién es este Pablo? Es un “apóstol de
Jesucristo”, el que escribió con la autoridad de Jesús, el ungido de
Dios, como los otros doce a quienes Jesús había escogido y había
enviado (el significado de apóstol) con su evangelio.
No había ninguna duda del apostolado de Pablo; estaba
sirviendo “por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor
Jesucristo nuestra esperanza”. En Damasco el Señor lo había
llamado directamente y le había dicho: “Ve, porque yo te enviaré
lejos, a los gentiles” (Hechos 22:21). Él nos dice que fue Dios
quien le dio el mandato y lo llama “nuestro Salvador”, un nombre
que usualmente se le aplica a Jesús. El Padre también es nuestro
Salvador, él hizo los planes para nuestra salvación y envió a su
Hijo para que los cumpliera. A Jesucristo, no menos Dios que al
Padre, se le llama “nuestra esperanza”, aquél en quien se centra
nuestra esperanza de salvación. Como ocurre con mucha
frecuencia, la “esperanza” no se refiere aquí a algo que se pueda
o no se pueda llevar a cabo en el futuro. Ya que Cristo es nuestra
“esperanza”, no hay nada incierto acerca de ella; él ha llevado a
cabo la salvación como una realidad. “Consumado está.” Podemos
estar tan seguros de la esperanza de la vida eterna como si ya
estuviéramos en el cielo. ¡Qué glorioso apostolado tuvo Pablo,
servir por mandato del Dios de nuestra salvación!
Timoteo no necesitaba que se le diera ninguna seguridad el
apostolado de Pablo, nunca lo puso en duda. Sin embargo, no sólo
10
1 Timoteo 1:1,2

Timoteo iba a leer esta carta sino también otros, los miembros de
la congregación de Éfeso y los cristianos de todos los siglos,
incluidos nosotros. Todos tenemos la seguridad de que estamos
leyendo la carta de un apóstol que sirve bajo el mandato de Dios.
Tal como lo notamos en la introducción, Timoteo recibió esta
carta. Pablo le dice a Timoteo que es su “verdadero hijo en la fe”,
mostrando así la relación cercana y de afecto que había entre Pablo
y Timoteo. Para Pablo, Timoteo era su hijo verdadero, legítimo.
Pablo había engendrado a Timoteo, pero no físicamente. La suya
era una relación más cercana que cualquier relación de sangre.
Timoteo era su hijo “en la fe”. Pablo había compartido su fe, su
Salvador, su esperanza y su salvación con él. Cualquiera que haya
llevado a otra persona a Cristo sabe que ese compartir establece
un lazo de cariño, de afecto.
“Gracia, misericordia y paz”. ¡Qué tríada de bendiciones se
resumen en estas palabras! “Gracia” es ese amor inmerecido que
lo perdona todo, y con el que el Señor llega al pecador culpable,
por eso “ha dado a su Hijo unigénito”. “Misericordia” es la piedad
y la compasión que nunca fallan, que “nuevas son cada mañana”
(Lamentaciones 3:22,23), que el Señor nos demuestra cuando ve
la miseria, el dolor y las tribulaciones que nos afligen en un mundo
de pecado. “Paz” es la libertad de la ansiedad y del temor que llega
al corazón que por la fe ha experimentado la gracia y la compasión
de Cristo. Es la “paz” la que proclamó el ángel cuando nació Cristo
el Salvador; es la paz que llega al corazón por medio del
conocimiento de que Dios, en Cristo, nos ha reconciliado él mismo
(2 Corintios 5:19). Esta paz es muy diferente de toda otra paz que
el mundo nos pueda dar; llega a nosotros tal como el Señor Jesús,
que es nuestra esperanza, dice: “No se turbe vuestro corazón ni
tenga miedo” (Juan 14:27).
Pablo ora para que Timoteo pueda tener estas bendiciones en
gran medida. Esto es más que un deseo piadoso, porque estas
bendiciones vienen “de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús,
nuestro Salvador”.

11
PELEA LA BUENA BATALLA DE LA FE

La iglesia todavía es la iglesia militante, debe continuar


luchando contra Satanás, contra la maldad y contra el pecado. Los
cristianos todavía viven en un mundo malo con todas sus
tentaciones. Los pastores, los profesores, en verdad, todos los
cristianos necesitamos “luchar la buena batalla de la fe”. Pablo
dirige primero los esfuerzos de Timoteo contra los falsos maestros.

OPONTE A LOS
QUE ENSEÑAN FALSAMENTE
1 TIMOTEO 1:3-20
1Timoteo1:3-7
Los falsos maestros

3
Como te rogué que te quedaras en Éfeso cuando fui a
Macedonia, para que mandaras a algunos que no enseñen
diferente doctrina 4 ni presten atención a fábulas y
genealogías interminables (que acarrean discusiones más
bien que edificación de Dios, que es por fe), así te encargo
ahora.
5
El propósito de este mandamiento es el amor nacido de
corazón limpio, de buena conciencia y fe no fingida.
6
Algunos, desviándose de esto, se perdieron en vana
palabrería. 7 Pretenden ser doctores de la Ley, cuando no
entienden ni lo que hablan ni lo que afirman.

Cuando Pablo continuó su viaje a Macedonia, consideró


importante que Timoteo, su apreciado compañero de viaje, se
quedara en Éfeso. Lo que ya le había dicho a Timoteo para instarlo
a quedarse allí, lo pone ahora también por escrito.
La situación que había en Éfeso, donde Pablo había pasado
más de dos años en su tercer viaje misionero, necesitaba la
presencia y el liderazgo de una persona de confianza como era su

12
1 Timoteo 1:3-7

hijo en la fe. Pablo se sentía preocupado por los falsos maestros


que había en la congregación. “Mandaras a algunos que no
enseñen diferente doctrina”. Pablo menciona inmediatamente a los
falsos maestros y le subraya a Timoteo que se debe oponer a ellos
con autoridad, ordenándoles que desistan de lo que están haciendo.
Eso demuestra que Pablo consideraba este problema muy en serio.
Ya no se debía permitir que eso continuara (“que dejen de enseñar
doctrinas falsas”, versículo 3, NVI).
¿Cuáles eran los errores que enseñaban esos falsos maestros?
Muchos comentaristas sugieren que esos falsos maestros habían
sido influidos por el comienzo del gnosticismo, tal como también
se había encontrado entre los judíos. Esa herejía alcanzó su
máximo desarrollo en el siglo segundo. Los gnósticos pretendían
que eran poseedores de un conocimiento más elevado (gnosis,
palabra griega para conocimiento, y de ahí viene el nombre) que
era necesario para la salvación. Ellos torcían el significado de la
ley y del evangelio y no reconocían la revelación de Dios como la
única fuente de la verdad. Ya sea que estos errores fueran o no los
primeros comienzos de la herejía gnóstica, procedamos a
considerar lo que Pablo encuentra peligroso en estos falsos
maestros y apliquémoslo a nosotros mismos.
Los falsos maestros debían dejar de dedicarse a “fábulas y
genealogías interminables”. Pablo también las llama “fábulas
judaicas” (Tito 1:14). Al especular, los judíos habían hecho
añadiduras a lo que Dios había revelado en las Escrituras del
Antiguo Testamento, pero sus hallazgos eran pura especulación, y
por eso se debían llamar fábulas. Ellos no contribuyeron en nada
para conocer al verdadero Dios ni la salvación que él había
preparado para los pecadores. El Antiguo Testamento contiene
muchas genealogías que tienen un propósito útil. Mateo (1:1-16)
y Lucas (3:23-38) siguen la línea de los antepasados de Jesús para
asegurarnos de que él es aquel que Dios había prometido enviar
como el Mesías. Sin embargo, Pablo habla de “genealogías
interminables”, un estudio que nunca llega a una conclusión final
ni es útil. Cualquiera que comience a añadir sus propios
13
1 Timoteo 1:3-7

pensamientos y sueños a las Santas Escrituras, abre un campo de


especulación que es interminable e inútil.
Los falsos maestros de Éfeso, que se estaban dedicando a esas
“fábulas y genealogías” judías, no se estaban implicando
simplemente en una distracción personal; no buscaban demostrar
ni refutar lo inútiles que eran las fábulas judías. En vez de eso,
deben haber presentado sus hallazgos como una forma elevada de
cristianismo y con gran celo las deben haber enseñado a otros. El
resultado fue que sus enseñanzas sólo “acarrean discusiones” en
la congregación. No estaban llevando a cabo la “edificación de
Dios, que es por fe”. El plan de Dios para la salvación del hombre,
y para que éste le sirva de acuerdo a su plan, se centra en la fe. El
mensaje de la salvación en Cristo obra la fe y la fortalece; a
diferencia de las interminables fábulas y genealogías de los falsos
profetas que no producen este efecto. Ellos causaron disputas y
apartaron a la gente de la sencilla enseñanza de Cristo que ellos
habían oído de Pablo y de sus colaboradores. En el capítulo 6
Pablo nos dirá más sobre los que enseñan doctrinas falsas.
Siempre nos debemos mantener en guardia contra los que
claman que han recibido una revelación adicional. El Libro
Mormón y el libro que escribió Mary Baker Eddy, llamado Ciencia
y Salud como Clave para las Escrituras, son ejemplos de tales
revelaciones adicionales que debemos evitar. Mahoma, con su
libro llamado El Corán, es presentado como un profeta reciente
que tiene más autoridad que Jesús. Las religiones orientales
ofrecen llevarnos más cerca de Dios por medio de la meditación
mística. En verdad, toda doctrina falsa añade o cambia la
revelación de Dios y como tal es una “fábula”.
Aún más peligrosos para los cristianos de hoy en día son los
que se dedican a probar que mucho de lo que dicen las Escrituras
es una “fábula”. Si es que hay algo a lo que no le encuentran
ningún sentido para la razón ni para la ciencia moderna, entonces
no puede haber sucedido como un acontecimiento histórico. Por
ejemplo, se dice que son una fábula cada uno de los siguientes
hechos reales: el relato de la creación y el de la caída del hombre
14
1 Timoteo 1:3-7

en el pecado, los milagros de Cristo y su resurrección corporal; se


dice que nada esto sucedió como lo dicen las Escrituras.
Cualquiera que rechace como fábula cualquier cosa que en las
Escrituras vayan más allá del razonamiento humano, destruye el
evangelio mismo. “La palabra de la cruz es locura a los que se
pierden” (1 Corintios 1:18).
¡Cuidado con los traficantes de fábulas modernas! Pueden ser
graduados y tener títulos impresionantes. Hasta es probable que
tengan altos cargos en la iglesia. Enseñan doctrinas falsas y
destruyen la fe, fomentan controversias y crean divisiones; ellos
no tienen ningún lugar en la iglesia de Dios.
Pablo dice que “el proposito de este mandamiento es el amor”.
El hecho de enseñar errores fomenta las disputas. El enseñar una
“sana doctrina” (o enseñanza), algo de lo que Pablo habla un poco
después, produce amor, amor a Dios y amor a nuestro prójimo.
El tipo de amor del que habla Pablo proviene de un “corazón
limpio, de buena conciencia y fe no fingida”. Los falsos maestros
no pueden producir nada de esto con sus “fábulas”. Sólo el
evangelio con su mensaje del perdón completo y gratuito limpia
el corazón, calma la conciencia, y lleva a una fe que es sin
hipocresía.
“Algunos desviándose”, es decir, los falsos maestros, “se
perdieron en vana palabrería”. Aunque ellos pensaban que tenían
una gran sabiduría, se habían desviado de lo que produce amor (un
corazón puro, una buena conciencia, una fe no fingida). Se han
desviado del evangelio. En vez de esto, han perseguido sus propias
especulaciones que no eran nada más que “vana palabrería”,
palabras que no dicen nada de valor perdurable. ¡Qué cambio tan
triste!
La suya no solamente fue una vana palabrería, sino que
también hicieron despliegue en su ignorancia de fatuidad.
“Pretenden ser doctores de la Ley, cuando no entienden ni lo que
hablan ni lo que afirman”. Aquí Pablo identifica el error de los
falsos maestros de una manera más exacta porque eso tenía que
ver con la Ley del Antiguo Testamento. Los falsos maestros no
15
1 Timoteo 1:8-11

entendían el verdadero propósito de la Ley ni su uso, lo confundían


con el evangelio. La iglesia resulta seriamente perjudicada cuando
sus maestros no saben de lo que están hablando, y sin embargo,
hablan con una confianza y con una firmeza que encubre el hecho
de que su mensaje carece de sentido y es falso. No es de sorprender
que Pablo le recomiende a Timoteo que les ordene que dejen de
enseñar.

El propósito de la Ley
1Timoteo1:8-11
8
Pero sabemos que la Ley es buena, si uno la usa
legítimamente, 9 conociendo esto: que la Ley no fue dada
para el justo, sino para los transgresores y desobedientes,
para los impíos y pecadores, para los irreverentes y
profanos, para los parricidas y matricidas, para los
homicidas, 10 para los fornicarios, para los sodomitas, para
los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para
cuanto se oponga a la sana doctrina, 11 según el glorioso
evangelio del Dios bienaventurado, que a mí me ha sido
encomendado.

“La Ley es buena.” Lo que los falsos maestros estaban


haciendo con la Ley no cambió su bondad innata. Pablo les
escribió a los romanos sobre la Ley. “La Ley a la verdad es santa,
y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12). Dios la
dio, ¿cómo podría ser menos?
Pero uno la debe usar correctamente, es decir, “legítimamente”
según el griego. El uso correcto de la Ley tiene en cuenta la manera
en que Dios quiere que se use y no debemos cambiar ni su
contenido ni su propósito. De este modo Pablo procede a hablar
del uso apropiado de la Ley.
“La Ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores
y desobedientes...” Esto afirma un principio general que es verdad
en toda ley. Hasta los gobiernos emiten sus leyes no para la gente
“justa”, sino para los malvados. Desde la caída en el pecado, este
16
1 Timoteo 1:8-11

mundo se encuentra poblado por los descendientes del impío


Adán, que han heredado su naturaleza pecaminosa. La ley con sus
mandatos y sus advertencias es necesaria para obligarlos por lo
menos a cierto grado de orden social y de obediencia cívica. Uno
de los propósitos de la ley es el de servir como freno. Cuando la
maldad se vuelve intolerable, se dan las leyes para frenarla.
Así también es la ley de Dios. No se hizo para los “justos”. Si
la caída en el pecado no hubiera ocurrido, no habría habido
necesidad de la Ley en el monte Sinaí. “Fue añadida a causa de
las transgresiones” (Gálatas 3:19). El propósito de la Ley no es el
de reemplazar a la misericordiosa promesa del evangelio ni el de
añadirle nada. Siendo un freno contra la maldad, no puede llevar
a nadie a la salvación.
Sin embargo, la Ley tiene también un propósito más
importante. Pablo escribe: “Pero yo no conocí el pecado sino por
la Ley; y tampoco conocería la codicia, si la Ley no dijera: ‘No
codiciarás’” (Romanos 7:7). “Por medio de la Ley es el
conocimiento del pecado” (Romanos 3:20). La Ley se hizo para
que los malvados pongan al descubierto su iniquidad. Al mirarnos
en el espejo de la Ley, vemos el reflejo de los malos pensamientos
y de las acciones pecaminosas que han corrompido nuestro
corazón y nuestra vida. Nos revela nuestra verdadera naturaleza.
¿Qué es lo que esto tiene que ver con el cristiano?
Volvemos a las palabras de Pablo que nos dicen que la Ley no
fue hecha para los justos. ¿Hay algunos justos? Parecería que no.
Nadie queda excluido cuando Pablo les escribe a los romanos que
“todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. Gracias
a Dios que aquí no termina todo y que él continúa: “y son
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que
es en Cristo Jesús” (Romanos 3:23,24). “Concluimos, pues, que
el hombre es justificado por la fe sin las obras de la Ley”
(Romanos 3:28). “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo
pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él” (2
Corintios 5:21). Completamente aparte de la Ley hemos sido
declarados justos, porque por medio de la fe en el Señor Jesús, la
17
1 Timoteo 1:8-11

santa vida de Cristo ha sido contada como si fuera nuestra. En


Cristo hemos guardado la Ley a la perfección, y la muerte
expiatoria de Cristo ha sido aceptada como el precio del perdón
completo. Pablo se dirige a los creyentes como “santos”. Como
cristianos somos un pueblo santo.
Es verdad que como creyentes hemos sido considerados como
justos ante Dios, y Dios dice que es verdad, entonces la Ley no se
hizo para nosotros. Ya no estamos bajo la Ley, porque ella no tiene
nada que decirnos. Jesús les dijo a los que creían en él: “Si
vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan
8:31,32). Nuevamente dijo: “Si el Hijo os liberta, seréis
verdaderamente libres” (Juan 8:36). “Al justo no se le impone
ninguna ley, de ninguna manera, ni como doctrina, ni como lo que
él debe hacer, ni como castigo por lo que él pudo haber
quebrantado. Definitivamente: No hay Ley para el justo” (Pieper,
Wisconsin Lutheran Quarterly, 1960, p. 256). Esto es verdad
respecto del cristiano como creyente justificado que es. La Ley no
fue hecha para él.
Entonces, la iglesia, ¿se puede olvidar de la predicación de la
Ley? No puede. Pablo dice que la Ley se hizo “para los
transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para
los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para
los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los
secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se
oponga a la sana doctrina”. ¿Quiénes son esos transgresores?
Nótese la manera en que Pablo enumera primero a los que pecan
contra la primera tabla de la Ley revelada de Dios y luego también
se refiere a los transgresores de la segunda tabla. Parece que Pablo
habla sólo de pecados graves. ¿Es que la Ley se dirige sólo a los
criminales convictos que están tras las rejas de una cárcel?
El salmista nos da la respuesta: “Todos se desviaron, a una se
han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera
uno” (Salmo 14:3). Los “transgresores” e “irreverentes” incluyen
a todos los que no “temen, no aman, ni confían en Dios sobre todas
18
1 Timoteo 1:8-11

las cosas”. Muchos que todavía viven como impíos en la práctica


nunca confesarían que son ateos. Aunque quieren ser conocidos
como gente que venera a Dios, sin embargo, en su vida diaria,
cuando se trata de su seguridad y de su confianza en el futuro,
confían sólo en lo que puede proveer la humanidad con su limitada
sabiduría y capacidad. Pasando a la segunda tabla de la Ley,
notamos que no sólo caen bajo el juicio del cuarto mandamiento
“los parricidas y matricidas” sino también los que no honran a sus
padres. “Todo aquel que odia a su hermano es homicida” (1 Juan
3:15). La referencia de Pablo a pecados graves incluye cualquier
forma menor o sutil de pecado.
Puede ser de interés especial la mención que hace Pablo de los
“sodomitas” con respecto al sexto mandamiento. La palabra griega
para esto significa “uno que se acuesta con un hombre, como si
éste fuera una mujer”. Cualquiera que diga que Dios en las
Sagradas Escrituras no condena la homosexualidad (y algunos lo
hacen en las iglesias conocidas como “cristianas”) es culpable de
tergiversar la santa palabra de Dios.
¿Es que el “todos” del salmista incluye a los cristianos?
¿Acaso Pablo no había dicho que la Ley no tiene nada que ver con
los “justos “, y no reconocimos a los cristianos como justos? Sí,
pero los cristianos todavía tienen al “viejo Adán”. Necesitan
confesar que ellos “pecan mucho cada día y que con seguridad no
merecen nada sino castigo”. Es la Ley la que continúa revelando
la presencia del viejo Adán y de los pecados que todavía acosan a
los cristianos en su vida diaria.
Cuando aplicamos lo que dice Pablo acerca del uso apropiado
de la Ley para el cristiano, parece haber una contradicción. La Ley
no se hizo para el cristiano porque es “justo”, un nuevo hombre
en Cristo; la Ley se le aplica al cristiano porque él todavía es
“carne” y porque todavía tiene al viejo hombre. Pablo reconoce
esta contradicción en sí mismo. “Lo que hago, no lo entiendo, pues
no hago lo que quiero, sino lo que detesto, eso hago... Y yo sé que
en mí, esto es, en mi carne, no habita el bien, porque el querer el
bien está en mí, pero no el hacerlo... pues según el hombre interior,
19
1 Timoteo 1:8-11

me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros,


que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a
la ley del pecado que está en mis miembros” (Romanos
7:15,18,22,23).
De esta manera el cristiano es tanto un santo como un pecador.
Como santo ha sido justificado aparte de la Ley, por gracia, por
medio de la fe en el Señor Jesús. Es libre de la Ley con sus
amenazas y su condenación, pero se deleita en la ley de Dios y
quiere vivir de acuerdo a ella. Sin embargo, debido a que todavía
es pecador, necesita la Ley para no olvidarse de la manera en que
Dios quiere que él viva. También necesita la Ley como un
recordatorio constante de su pecado, para poder seguir acudiendo
al Señor con arrepentimiento y con fe. Pablo resuelve una aparente
contradicción que él ve en sí mismo y que lo lleva a gritar:
“¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?”
La respuesta es: “¡Gracias doy a Dios, por Señor nuestro!”
(Romanos 7:24,25).
Al citar 1 Timoteo 1:9, que “la Ley no fue dada para el justo”,
la Fórmula de Concordia habla del uso apropiado de la Ley en
relación al cristiano.
San Pablo quiere decir (Gl. 3:13-14; Ro. 6:15; 8:1-2) que la
Ley no puede aplastar con su maldición a los que se han
reconciliado con Dios por medio de Cristo; tampoco puede
molestar con su coerción a los regenerados, ya que éstos se
complacen en la ley de Dios en el hombre interior.
Lo cierto es que si los hijos creyentes y escogidos de Dios
fueron completamente renovados en esta vida mediante la
morada del Espíritu Santo de modo que en su naturaleza y todas
sus facultades fuesen enteramente libres de pecado, no
necesitarían ley alguna.
Los creyentes empero no reciben renovación completa o
perfecta en esta vida. Pues aunque no pecado queda cubierto
mediante la perfecta obediencia de Cristo, de modo que ese
pecado no se atribuye a los creyentes para condenación, y

20
1 Timoteo 1:8-11

también mediante el Espíritu se empieza la mortificación del


viejo Adán y la renovación en el Espíritu de su mente, sin
embargo, el viejo Adán aún se adhiere a ellos en la naturaleza de
éstos y todas sus facultades internas y externas. Sobre esto ha
escrito el apóstol (Ro. 7:18,19).
Por lo tanto, cuantas veces tropiecen los creyentes tantas
veces son reprobados por el Espíritu Santo por medio de la Ley,
por el mismo Espíritu son edificados y consolados otra vez
mediante la predicación del evangelio.” (Libro de Concordia, pp.
609-611)
Al hablar de aquellos para quienes se dio la Ley, el apóstol
concluye con la afirmación general: “y para cuanto se oponga a la
sana doctrina”. La expresión “sana doctrina” la usa Pablo sólo en
las epístolas pastorales, pero es una preocupación de Pablo en
todas ellas. La doctrina es sana o, según el griego, “saludable”
cuando es “según el glorioso evangelio del Dios bienaventurado,
que a mí me ha sido encomendado”, tal como lo expresa Pablo. El
Segundo Mandamiento, que prohíbe el mal uso “del nombre del
Señor tu Dios”, hace que cualquier tergiversación de la palabra de
Dios sea pecado. Cualquier alteración también de la Ley y de su
uso apropiado, tergiversa el evangelio, que es el glorioso mensaje
en el que Dios llega al pecador con su bendición y salvación. Este
mensaje le ha sido confiado a Pablo como apóstol escogido de
Dios. Él sabía de lo que estaba hablando.
Por otra parte, los falsos maestros de Éfeso no sabían de lo que
estaban hablando. Ellos confundían el propósito de la Ley y el del
evangelio; estaban usando la Ley “ilegítimamente”, como un
medio para ganar la salvación. Tenían que dejar de enseñar porque
con su doctrina errónea estaban destruyendo el evangelio de la
salvación gratuita por medio de la fe sola en Cristo.
“Doctrinas falsas”, “sana enseñanza”, éstas deben ser la
preocupación apremiante de todo pastor y profesor. Con frecuencia
el deterioro doctrinal comienza en los seminarios y en la casa del
pastor. Todo el pueblo de Dios necesita unirse a Pablo y a Timoteo

21
1 Timoteo 1:12-14

para mandarles a los llamados siervos a que eviten lo que es falso


y a que se aferren a lo que es sano. Lo que está en juego es la
salvación de almas inmortales.

Las riquezas de la misericordia de Dios


1Timoteo1:12-14
12
Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús,
nuestro Señor, porque, teniéndome por fiel, me puso en el
ministerio, 13 habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e
injuriador; pero fui recibido a misericordia porque lo hice
por ignorancia, en incredulidad. 14 Y la gracia de nuestro
Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo
Jesús

Al recordar Pablo el “glorioso evangelio” que se le


encomendó, debe expresar la gratitud continua que hay en su
corazón. “Doy gracias... a Cristo Jesús, nuestro Señor”. ´Él le
expresa su gratitud a aquel por medio de quien se le han revelado
las riquezas de la misericordia de Dios de una manera visible y
convincente. El Señor Jesús le había dado a Pablo toda la fuerza y
la habilidad que se hizo tan evidente en su ministerio. Junto con
Pablo, todo cristiano, ya sea pastor, profesor o laico, reconocerá
al Señor Jesús y dirá: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
(Filipenses 4:13). Nuestra capacidad para el ministerio viene de él
que es el verdadero Dios (2 Corintios 3:4-6).
Porque Jesucristo lo tuvo “por fiel”, y lo “puso en el
ministerio”, Pablo se siente agradecido con él. Al confiarle el
evangelio, Dios había considerado a Pablo como alguien que
fielmente iba a llevar a cabo lo que se le había confiado. Sin
embargo, eso no fue por la obra de Pablo; él reconocía que era
alguien “que ha alcanzado misericordia del Señor para ser digno
de confianza” (1 Corintios 7:25). En el siguiente versículo Pablo
nos dirá por qué le asombra esto.
Primero, él habla nuevamente de la confianza del Señor en él,
al decir: “me puso en el ministerio”. El servicio, el ministerio en
22
1 Timoteo 1:12-14

la iglesia de Cristo, viene por nombramiento, que es por medio de


un llamamiento que es obra del Señor mismo. Cuando iba de
camino a Damasco el Señor le dijo a Pablo, el perseguidor: “para
esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las
cosas que has visto y de aquellas en que me apareceré a ti”
(Hechos 26:16). También hoy en día, cualquiera que sirva en el
ministerio público es depositario de la confianza del Señor, y a
través de la iglesia ha sido llamado por él, para estar a su servicio.
Que los siervos de Dios no dejen en asombrarse de esta confianza
ni en sentirse inspirados a la gratitud y a la fidelidad.
“Habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador”,
con razón Pablo seguía estando totalmente sorprendido de haber
sido escogido por el Señor para trabajar a su servicio; él había
hablado mal del Señor Jesús, lo había difamado y se había rebelado
contra él. Al perseguir a los cristianos, había perseguido a Cristo.
“¿Por qué me persigues?” le preguntó el Señor. Debemos dejar
que Pablo mismo nos describa ese tiempo infamante de su vida:
“Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra
el nombre de Jesús de Nazaret; lo cual también hice en Jerusalén.
Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido
poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di
mi voto. Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas,
los forcé a blasfemar; y, enfurecido sobremanera contra ellos, los
perseguí hasta en las ciudades extranjeras” (Hechos 26:9-11).
Pablo había dirigido una guerra sin cuartel contra el cristianismo,
contra Cristo. Pablo era un hombre de convicciones y había
actuado con gran celo también como blasfemador.
“Fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en
incredulidad.” Pablo no había actuado a sabiendas de que estaba
haciendo algo malo; en ese momento estaba convencido de lo que
estaba haciendo. Había seguido el dictado de su conciencia,
aunque estaba equivocado debido a su ignorancia e incredulidad.
Eso no disculpaba lo que había hecho; eso no hacía que sus actos
fueran menos malvados ni sus palabras menos blasfemas, pero el
Señor se compadeció de su ignorancia y, mostrando su
23
1 Timoteo 1:15-17

misericordia, lo iluminó. El Señor se abrió paso a través de su


incredulidad y obró la fe en su corazón.
Pablo no puede dejar de maravillarse de la rebosante medida
de la misericordia de Dios: “La gracia de nuestro Señor fue más
abundante”. Las necesidades de Pablo eran grandes, pero la gracia
de Dios (es decir, el amor inmerecido que lo llevó a alcanzar a
Pablo) era aún mayor, más que suficiente. El pozo de la gracia de
Dios es inagotable, nunca se seca. El mundo entero de pecadores
no la podría agotar. Dios “quiere que todos los hombres sean
salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4).
¡Qué vergüenza sería si, con nuestra falta de celo misionero, le
pusiéramos un límite a esa gracia ilimitada!
La gracia de Dios vino “con la fe y el amor que es en Cristo
Jesús”. La fe y el amor acompañan a la misericordia (gracia) de
Dios. Por gracia Pablo fue llevado a la fe en el Señor Jesús, y esto
resultó en el amor a Dios y a su prójimo. Aun antes de su
experiencia de Damasco, Pablo tenía cierto tipo de “fe en Dios” y
pensaba que estaba actuando por amor a Dios. Así sucede que con
frecuencia las personas se engañan con lo que ellas piensan que
es fe y amor. Consideran que cierto tipo de creencia general en
Dios es fe, aun aparte de Cristo. El amor que los motiva no es un
amor a Dios sino un deseo de sentirse bien acerca de sí mismos.
Por la gracia de Dios, Pablo fue llevado a la verdadera fe que
se centra en Cristo. Esa fe produce el fruto del amor, un amor que
es inspirado por el amor de Dios en Cristo y que quiere seguir los
pasos de su amoroso Salvador.
1Timoteo1:15-17
15
Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que
Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de
los cuales yo soy el primero. 16 Pero por esto fui recibido a
misericordia, para que Jesucristo mostrara en mí el primero
toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer
en él para vida eterna. 17 Por tanto, al Rey de los siglos,
inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria
por los siglos de los siglos. Amén.

24
1 Timoteo 1:15-17

Pablo está a punto de dar un resumen breve pero profundo del


“glorioso evangelio” que le ha sido confiado. Lo presenta con una
expresión que usa cuatro veces más en las cartas pastorales para
llamar nuestra atención hacia una afirmación importante. “Fiel”
en la versión griega es la primera palabra de la oración y por esto
recibe un énfasis especial. “Digna de ser recibida por todos.” Uno
puede confiar absolutamente en ella y, por lo tanto, es “digna de
toda aceptación”. Pablo escribe con un tipo de convicción que sólo
el Espíritu Santo puede producir y mira al Espíritu Santo para que
produzca la misma aceptación y convicción en sus lectores.
Quienquiera que sea llamado a predicar, que le aplique primero el
evangelio a su propio corazón, para poder hablarles a otros con la
convicción de que es obra del Espíritu.
Ésta es la afirmación que es digna de confianza: “Cristo Jesús
vino al mundo para salvar a los pecadores”. Cada palabra está
cargada de significado. Cada palabra contiene un sermón.
“Cristo”: el eterno Hijo de Dios que fue prometido como el
Mesías, el Ungido; “Jesús”: verdadero hombre, el hijo de María,
llamado así “porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo
1:21); “vino”: enviado por el Padre, dejando gustosamente la
gloria que era suya desde la eternidad; “al mundo”: poniéndose
humildemente él mismo bajo la Ley y siendo tentado tal como
nosotros (pero sin pecado), obediente aun hasta en la humillante
muerte en la cruz; “para salvar”: su gran meta y cumplimiento, “a
buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10);
“pecadores”: los que solamente merecían la condenación. “En que
siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
¡Qué “glorioso evangelio” que pide una aceptación completa!
Cuando Pablo menciona a los pecadores, tiene que pensar en
sí mismo. “De los cuales yo soy el peor” (NVI) es literalmente “de
los cuales yo soy el primero” (RV95). ¿Es que Pablo estaba
exagerando? Pensamos en Barrabás, un notorio criminal que había
cometido asesinatos y que era culpable del delito de rebelión. En
contraste, Pablo había sido un fariseo, que había modelado su vida
cuidadosamente en la ley de Dios. Sin embargo, Pablo nunca se
25
1 Timoteo 1:15-17

olvidó de que había sido un blasfemo y un perseguidor del


cristianismo. Barrabás se había rebelado contra la ley terrenal;
como asesino había destruido vidas humanas en esta tierra. Sin
embargo, como blasfemador, Pablo se había rebelado contra el
verdadero Dios, se había dedicado a destruir el nombre salvador
de Jesús, había socavado la fe y el evangelio, y había robado de
los pecadores todo su tesoro celestial. Es con razón que Pablo se
vio a sí mismo como “el primero” de todos los pecadores.
Sin embargo, Dios había cambiado lo “peor” de Pablo en un
propósito útil. “Pero por esto fui recibido a misericordia, para que
Jesucristo mostrara en mí el primero toda su clemencia, para
ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna.” Lo que
sucedió en el caso de este “peor de los pecadores” fue un ejemplo
para los futuros creyentes. No fue un ejemplo del juicio inmediato
y merecido de Dios sobre el pecador, sino un ejemplo para mostrar
la misericordia ilimitada de Dios, para revelar su paciencia que es
infinita. Por esta razón, Dios no aprueba lo malo que hay en
nosotros; él no anula su juicio sobre el pecado. Su misericordia y
su paciencia tienen como meta la fe y la vida eterna por medio de
Cristo. “Es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno
perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro
3:9). ¡Qué ejemplo de la gracia paciente y de la misericordia de
Dios era Pablo! Al contemplar nuestros propios pecados, ¡qué
paciencia ha mostrado tener Dios con nosotros! Y qué paciencia
debemos mostrar nosotros cuando le hablamos de Cristo aun al
peor de los pecadores.
Al contemplar Pablo la ilimitada misericordia de Jesús que él
experimentó, y el amor paciente que también los futuros creyentes
pueden esperar, él prorrumpió en una doxología: “Por tanto, al Rey
de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor
y gloria por los siglos de los siglos. Amén.” Al guiar a la gente
hacia las obras de ley como un medio de obtener la salvación, los
falsos maestros le robaban a Jesucristo la gloria que únicamente a
él le pertenecía. La fe que se apoya sólo en Cristo, la fe que confía

26
1 Timoteo 1:18-20

en él absoluta y completamente para la salvación, la fe que dice:


“Nada en mi mano tengo, cuando a la cruz de Cristo vengo”, tal
fe honra y glorifica al “Rey de los siglos, inmortal, invisible, al
único y sabio Dios”. Esperamos de antemano el gozo eterno de
alabar, honrar y glorificar a nuestro Rey eterno, el único Dios, por
los siglos de los siglos.

Evitar el naufragio
1Timoteo1:18-20
18
Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que,
conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti,
milites por ellas la buena milicia, 19 manteniendo la fe y
buena conciencia. Por desecharla, algunos naufragaron en
cuanto a la fe. 20 Entre ellos están Himeneo y Alejandro, a
quienes entregué a Satanás para que aprendan a no
blasfemar.

Una vez más Pablo se dirige a Timoteo, su hijo en la fe y su


discípulo en el ministerio público. Nuevamente imprime en él la
importancia del “mandamiento” que le está dando, el mandato de
combatir a los maestros falsos, que se asegure de que solamente
se esté enseñando el verdadero evangelio de la gracia en Cristo.
Este “mandamiento” es “conforme a las profecías que se hicieron
antes en cuanto a ti”. Por lo visto, Pablo se refiere al tiempo de la
comisión o de la ordenación de Timoteo como colaborador de
Pablo, de lo que se habla más adelante en el capítulo 4:14. Los que
ordenaron a Timoteo, probablemente pronunciaron “profecías”
sobre este joven siervo que prometía mucho, palabras que
expresaron el fiel ministerio del evangelio que ellos esperaban de
él, bajo la autoridad de Dios, palabras de ánimo que venían de
Dios, similares a las que se dicen hoy en día en la instalación de
un pastor.
Siguiendo estas “profecías”, Pablo le dijo a Timoteo: “para
que... milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe y buena

27
1 Timoteo 1:18-20

conciencia”. La tarea de Timoteo implicaba una lucha, pelear una


buena batalla. El mundo es enemigo del evangelio; Jesús les dijo
a sus discípulos que él los estaba enviando “como a ovejas en
medio de lobos” (Mateo 10:16). En Éfeso también había maestros
falsos a los que Timoteo se debía oponer. Su ministerio sería una
continua lucha contra Satanás y sus fuerzas. “Porque no tenemos
lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo,
contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”
(Efesios 6:12). Todo el ministerio de Timoteo consistiría en pelear
la buena batalla de la fe.
Al llevar a cabo esta lucha, Timoteo se debía aferrar a la fe y
a una buena conciencia. Sin eso la batalla estaba perdida.
Necesitaba continuar confiando y aferrándose firmemente a toda
la verdad del evangelio de la revelación de Dios. Ya desde su
infancia Timoteo había sido instruido en las Escrituras (2 Timoteo
3:15). Había aprendido bien las enseñanzas de Pablo que era su
inspirado padre en la fe. Ahora Timoteo debía proseguir su trabajo
con una buena conciencia y esto lo tendría, siempre que fuera fiel
a la verdad que él creía firmemente. La voz de la conciencia nos
debe guiar, pero es importante que la conciencia, a su vez, sea
“guiada” por la palabra de verdad de Dios.
La fe y la buena conciencia van juntas. “Algunos se niegan a
escuchar a su conciencia y naufragan en la fe” (God’s Word to the
Nations, Palabra de Dios a las Naciones, de ahora en adelante
GWN). Cualquiera que sepa lo que es recto y no lo haga,
cualquiera que sepa la verdad, y no la proclame ni luche a favor
de ella, cualquiera que de esta manera se niegue a escuchar a su
conciencia, naufragará en su fe. Pablo usa una ilustración muy
gráfica. Él había sufrido un naufragio cuando lo estaban llevando
prisionero a Roma (Hechos 27:27-44). Si no considero la voz de
mi conciencia, mi fe es como una nave sin timón que queda
expuesta al viento destructor y a las olas, y finalmente se hace
añicos al ser arrojada contra las rocas destructoras del error y de
la incredulidad.
28
1 Timoteo 1:18-20

Pablo menciona directamente a dos de los que habían


naufragado en su fe. Es posible que hayan sido líderes entre los
falsos maestros. El primero que nombra es Himeneo y también lo
menciona en su segunda carta a Timoteo. Él se había apartado de
la verdad al enseñar que la resurrección ya había tenido lugar. Sus
enseñanzas estaban avanzando como la gangrena en la
congregación y estaban destruyendo la fe de algunos (2 Timoteo
2:17,18). Alejandro era un nombre común. En Hechos 19:33,34
se habla de un Alejandro y en 2 Timoteo 4:14,15 se habla de otro.
El que se menciona aquí difícilmente puede ser identificado con
cualquiera de ellos. Los dos hombres que Pablo menciona eran
falsos maestros que eran peligrosos, tan peligrosos que Pablo
mismo ya los “[había entregado] a Satanás”. Habían sido
excomulgados. Pablo no nos dice cómo ni cuándo tuvo lugar esto.
Pablo establece el propósito que él tenía al haber actuado de
esta manera: “para que aprendan a no blasfemar”. Para proteger a
la congregación contra sus errores, ya antes Pablo les había
advertido que tales hombres “acarrean discusiones”. Sin embargo,
Pablo también estaba pensando en el bien de Himeneo y de
Alejandro. La excomunión no sólo saca de la congregación a los
que evidentemente son incrédulos, sino que también es un esfuerzo
final para llevarlos al arrepentimiento. El hombre que era culpable
de tener una conducta inmoral en Corinto fue entregado a Satanás
“para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en
el día del Señor Jesús” (1 Corintios 5:5). No debemos olvidar que
la disciplina cristiana es un acto de amor que busca el bienestar
espiritual y no la destrucción de aquel a quien se le aplica. El hecho
de no poner en práctica la disciplina cristiana es dañino tanto para
la congregación como para el individuo pecador.
“Pelea la buena batalla .” A la iglesia de este mundo se le llama
la iglesia militante y ella continúa la lucha contra el error, contra
el pecado y contra Satanás. No se escapará de esta batalla hasta
que se convierta en la iglesia triunfante en el cielo. Las
advertencias y el ánimo que Pablo le da a Timoteo les hablan a los
muchos Timoteos que han sido llamados para servir como
29
1 Timoteo 1:18-20

ministros del pueblo de Dios en las muchas congregaciones que


hay en el mundo. Ellos también, deben seguir “manteniendo la fe
y buena conciencia”.

30
La unión en la oración

31
INSTRUYE Y GUÍA AL PUEBLO DE DIOS EN
EL CULTO DE ADORACIÓN, EN LA FE Y EN LA VIDA
1 TIMOTEO 2:1–4:16

El hecho de “pelear la buena batalla de la fe” exige mucho más


que oponerse a los falsos maestros y excluirlos. La batalla de la fe
de Timoteo y la del pastor, la de la iglesia, no es sólo defensiva;
también es necesario que la gente sepa “cómo [debe conducirse]
en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente” (3:15). En
los capítulos 2 a 4 Pablo anima a Timoteo a que como fiel pastor
instruya y guíe a la congregación de Éfeso en el culto de adoración,
en la fe y en la vida. Le da instrucciones con respecto a la oración,
incluyendo en especial palabras a los hombres y a las mujeres de
la congregación. Él enfatiza la importancia de escoger a obispos y
a diáconos que sean capaces. Sin embargo, en su preocupación por
la iglesia, Timoteo también debe buscar su propio crecimiento
espiritual que se hará evidente y que será una bendición para la
congregación.

Oraciones por todos

2
Timoteo2:1-7
Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas,
oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos
los hombres, 2 por los reyes y por todos los que tienen
autoridad, para que vivamos quieta y reposadamente en
toda piedad y honestidad. 3 Esto es bueno y agradable
delante de Dios, nuestro Salvador, 4 el cual quiere que todos
los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la
verdad, 5 pues hay un solo Dios, y un solo mediador entre
Dios y los hombres: Jesucristo hombre, 6 el cual se dio a sí
mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su
debido tiempo. 7 Para esto yo fui constituido predicador,
apóstol y maestro de los gentiles en fe y verdad. Digo la
verdad en Cristo, no miento.

32
1 Timoteo 2:1-7

“Ante todo”, Pablo exhorta a Timoteo y a la congregación a


ser diligentes en la oración. Todo cristiano debe aplicar a sus
oraciones personales lo que dice Pablo, pero aquí enfatiza en
especial la vida de adoración de la congregación.
Se deben hacer “rogativas, oraciones, peticiones y acciones de
gracias”. Las cuatro palabras que usa Pablo para la oración no se
excluyen una a otra; cada una tiene su propio énfasis especial. La
primera palabra “rogativas” se refiere a acercarnos a Dios con
nuestras necesidades. En verdad Dios sabe cuáles son esas
necesidades, pero al acudir a él en la oración lo reconocemos como
aquél que es el único que las puede satisfacer.
La palabra que se traduce como “oraciones” es la más general
de las cuatro. En esta palabra son importantes los elementos de la
devoción y de la reverencia cuando los cristianos se acercan a su
Señor.
“Peticiones” incluye el pensamiento de la confianza que debe
ser como la de un niño y de la que Lutero habla al dirigirse a Dios
como “nuestro Padre”. De una manera abierta y confiada llevamos
nuestras peticiones ante su trono de gracia, “tal como los niños
pequeños le piden algo a su amado padre”.
La “acción de gracias” no necesita ninguna explicación. Sin
embargo, esto nos recuerda que siempre nos debemos acercar a
nuestro Padre celestial con un corazón agradecido que tiene
presente que “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de
lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra
de variación” (Santiago 1:17).
Nosotros preguntamos: “¿Qué es aquello por lo que debemos
orar?” Pablo nos dice por quiénes debemos orar. ¡Cuán
importante es orar por la gente y no sólo por las cosas! “Por todos”
incluye en la congregación a los enfermos y a los que sufren, a los
recién nacidos y a los moribundos. Su alcance va mucho más allá
de la congregación, a los misioneros que trabajan en nuestro país
y a los que trabajan en el extranjero, a los que se están muriendo
de hambre en Etiopía y en la India, a todos los cristianos que hay
en el mundo así como también a los millones que todavía viven
33
1 Timoteo 2:1-7

sin Cristo y sin Dios (y por lo tanto sin esperanza en el mundo) y


también por los amigos y por los enemigos. “Por todos”, nunca
nos faltará gente por quien debamos orar.
Orar “por todos” incluye el orar por ciertos individuos o por
grupos específicos. Es posible que nos sorprenda por quiénes ora
Pablo en especial, es decir, “por los reyes y por todos los que
tienen autoridad”. Tal vez lo hace así porque con frecuencia nos
olvidamos de orar por aquellos que son la autoridad sobre
nosotros, especialmente si son paganos y gobernantes opresores.
El emperador del vasto Imperio Romano del año 54 al 68 d.C. fue
Nerón. Durante su reinado, los cristianos fueron perseguidos y
Pablo mismo sufrió el martirio. Sin embargo, también los
gobernantes paganos están entre aquellos de quienes Pablo les
escribe a los romanos: “No hay autoridad que Dios no haya
dispuesto” (Romanos 13:1, NVI). Los cristianos deben recordar
que el que es la autoridad, ya sea el presidente de una nación o el
alcalde de la ciudad, “está al servicio de Dios para tu bien”
(Romanos 13:4). Por lo tanto, éstos necesitan de nuestras
oraciones, especialmente aquellos que buscan hacerle daño a la
iglesia.
La bendición que disfrutamos cuando los gobernantes llevan
a cabo los deberes que les han sido divinamente asignados es “para
que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”.
Qué bendición es vivir en un país cuyos gobernantes se preocupan
de que haya paz, ley y orden que hacen posible que los cristianos,
tanto los pastores como el pueblo, puedan llevar a cabo sus deberes
pacíficamente, que “sean piadosos y reverentes en todo” (GWN).
¡Qué bendición cuando la iglesia se puede reunir, tener el culto y
proclamar el evangelio salvador sin los estorbos de las odiosas
restricciones de la guerra y del terrorismo! Un estudio de la historia
y una mirada a los gobernantes de hoy en el mundo muestran que
esas bendiciones no se pueden dar por sentadas. Que la iglesia
cuando se reúna para el culto les preste atención a las
recomendaciones que hace Pablo de orar por las autoridades. Que

34
1 Timoteo 2:1-7

el pueblo cristiano recuerde a sus gobernantes en sus oraciones y


meditaciones privadas. Por medio de Jeremías Dios les dijo esto a
los israelitas que estaban en el exilio en Babilonia: “Procurad la
paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a
Jehová, porque en su paz tendréis vosotros paz” (Jeremías 29:7).
Al orar por “todos”, la iglesia sabe que está haciendo lo que
“es bueno y agradable delante de Dios, nuestro Salvador”. Porque
el Señor Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan
al conocimiento de la verdad”. Tenemos una razón poderosa para
orar por toda la gente. Sabemos que el Señor no quiere “que
ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2
Pedro 3:9).
Según la voluntad de Dios, los pueblos se salvan al llegar “al
conocimiento de la verdad”. Nadie nunca llegó a la fe salvadora
por medio de las enseñanzas que son contrarias a la verdad
revelada en las Sagradas Escrituras. La iglesia debe conocer el
evangelio salvador de Dios en toda su verdad y lo debe proclamar
fielmente por todo el mundo.
En las tres primeras peticiones del Padrenuestro, nuestro
Salvador nos enseña cuáles son las bendiciones que nosotros como
cristianos le debemos pedir a Dios por “todos”. “Santificado sea
tu nombre”: Señor, que tu palabra sea enseñada entre nosotros y
por nosotros en toda su verdad y pureza. “Venga a nosotros tu
reino”: Señor, otorga éxito a tu palabra de verdad para que tu reino
(es decir, tu reino de gracia) pueda llegar a nosotros y a toda la
gente en todo el mundo. “Hágase tu voluntad así en la tierra como
en el cielo”: Señor, frustra toda mala voluntad del diablo para que
tu misericordiosa voluntad pueda prevalecer en el corazón y en la
vida de muchos.
“Pues hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo hombre.” Con estas palabras Pablo nos
muestra por qué es tan importante llegar al conocimiento de la
verdad. No hay ningún dios que provea verdad y salvación. Hay
solamente uno, Dios. Entre este Dios y nosotros los seres humanos

35
1 Timoteo 2:1-7

hay sólo un mediador, el hombre Cristo Jesús, que al mismo


tiempo también es verdadero Dios. ¿Quién otro sino él podría
servir como mediador?
Por causa del pecado, necesitamos un mediador. El pecado ha
separado a toda la humanidad del único Dios que existe. ¿Qué es
lo que este mediador ha hecho? Él “se dio a sí mismo en rescate
por todos”.
El rescate es el pago que se hace para liberar, o redimir, a
alguien de la esclavitud. Nuestra esclavitud traía con ella el castigo
del pecado que es la muerte. Jesús dijo que él, el Hijo del Hombre,
vino “para dar su vida en rescate por todos” (Mateo 20:28). Unida
a este rescate está la idea de una compra, de dar algo a cambio.
“Dar su vida” es sacrificarla, es decir, morir como un sustituto.
Pedro describe esta redención, así: “Pues ya sabéis que fuisteis
rescatados de vuestra vana manera de vivir (la cual recibisteis de
vuestros padres) no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino
con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha
y sin contaminación” (1 Pedro 1:18,19).
“Jesucristo hombre” nos recuerda la importancia de nuestro
Redentor que es Dios y hombre. Solamente él, que es verdadero
hombre, nos podía sustituir y sufrir nuestra muerte. “Así que, por
cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también
participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que
tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los
que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos
a servidumbre” (Hebreos 2:14,15). Sin embargo, tenía que ser más
que un mero hombre, porque: “Ninguno de ellos podrá, en manera
alguna, redimir al hermano ni pagar a Dios su rescate” (Salmo
49:7). El precio fue la preciosa sangre de Cristo, el Hijo de Dios,
que era sin pecado “un cordero sin mancha y sin contaminación”.
Con ese sustituto, nosotros por medio de la fe recibimos la
limpieza perfecta del pecado, somos declarados justos y sin pecado
ante Dios, por medio de aquel que nos rescató.

36
1 Timoteo 2:1-7

No debemos dejar de ver el significado completo de las


palabras “por todos los hombres”. Cristo se dio a sí mismo como
rescate no solamente por unos pocos escogidos. Este “todos”
incluye todo hombre, mujer o niño que vive, que ha vivido o que
alguna vez vivirá en esta tierra. Este “todos” no indica sólo a la
multitud anónima, incluye a toda persona que usted conoce: su
esposa e hijos, sus parientes y amigos, cualquiera que usted
conozca o con quien tenga negocios, con quien trabaje, a quien
visite y disfrute de su compañía. Cristo es su Rescate.
Esto le da urgencia y significado a nuestras oraciones “por
todos”. Oramos para que todos puedan oír acerca del Salvador que
se dio a sí mismo por “todos” y puedan llegar a la fe en él; porque
“el que no crea, será condenado” (Marcos 16:16). Este es el
“testimonio a su debido tiempo”, dado por Dios en estos tiempos
del Nuevo Testamento para que los que él envía puedan dar
testimonio de él.
Pablo fue uno de aquellos a quién Dios había escogido
especialmente para que fuera testigo del evangelio salvador entre
los gentiles. “Para esto yo fui constituido predicador, apóstol y
maestro de los gentiles en fe y verdad. Digo la verdad en Cristo,
no miento.” Pablo estaba muy consciente de su misión especial
(véase Gálatas 1:16; 2:7,8; Romanos 11:13; 15:16). Comenzando
con el capítulo 13, el libro de Hechos registra la manera en que
Pablo llevó a cabo fielmente esta gran responsabilidad como el
misionero apóstol enviado especialmente para el mundo de los
gentiles.
Oramos para que Dios nos pueda usar también a nosotros para
“[ir] por todo el mundo y [predicar] el evangelio a toda criatura”
(Marcos 16:15). Pero la pregunta es: “¿Y cómo predicarán si no
son enviados?” (Romanos 10:15). La iglesia que ora “por todos”,
también preparará y enviará Pablos y Timoteos, según la voluntad
del Señor. Sus miembros responderán: “Aquí estoy, amado Señor,
envíame.”

37
1 Timoteo 2:8

Palabras a los hombres


1Timoteo2:8
8
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar,
levantando manos santas, sin ira ni contienda.

Después de haber hablado de Cristo, el Mediador de la


humanidad, Pablo regresa al tema de la oración. “Quiero, pues,
que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas.”
Cuando Pablo dice “quiero”, está hablando como el heraldo
escogido, apóstol y maestro de los gentiles. Pablo está siempre
consciente de que es el portavoz de Dios. Él no expresa sólo un
deseo personal, lo que él “quiere” ha sido cuidadosamente
considerado y él sabe cuál es la voluntad de Dios.
La palabra que ha sido traducida como “hombres” en este
versículo, no es la palabra genérica que se usa para la humanidad;
se refiere a los miembros masculinos de la iglesia, así como en el
versículo 9 Pablo sigue con palabras para las mujeres.
La palabra para “oración” ocupa un lugar prominente.
Podríamos traducir: “Cuando se trata de orar, los hombres lo deben
hacer en todo lugar”. Esto dice algo diferente de las palabras de
Pablo, “Orad sin cesar”, que fueron dirigidas a todos los cristianos
de Tesalónica, de manera personal e individual, hombres, mujeres
y niños (1 Tesalonicenses 5:17). Aquí parece que Pablo está
pensando en grupos de cristianos. Dondequiera que se reúnan para
orar y para tener culto, todos los presentes se unirán en oración.
Sin embargo, en un grupo de cristianos, los hombres deben ser los
que dirijan el culto.
Las manos extendidas a Dios en oración, o juntas, como es
nuestra costumbre, deben ser “manos santas”. El salmista hace la
pregunta: “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en
su lugar santo?” La respuesta es: “El limpio de manos y puro de
corazón” (Salmos 24:3,4). Las frases “limpio de manos y puro de
corazón” no se pueden separar, aunque una habla de acciones
(manos) y la otra de una actitud (corazón). Pero, ¿quién puede

38
1 Timoteo 2:9,10

decir que tiene las manos limpias y el corazón puro? Sólo los que
se acercan al Señor arrepentidos. Los que confiesan sus pecados y
confían en él para ser limpios. Luego también, buscan servirle con
sus manos en santidad y en justicia como un fruto de la fe. Los
cristianos penitentes y creyentes pueden levantar sus manos santas
en oración y lo harán “sin ira ni contienda”, con un corazón que
ama a su prójimo y que confía en la palabra de su Dios.
Lo que dice Pablo acerca de la actitud apropiada de los
hombres cuando se acercan a Dios en oración se aplica a todos los
cristianos, dondequiera y cuando quiera que oren. El cristiano sólo
puede “levantar manos santas” en oración por medio de Cristo, el
mediador que “se dio a sí mismo como rescate por todos los
hombres”. Sin embargo, lo que es verdad de todos los cristianos,
con mucha más razón debe ser verdad de los hombres que guían a
sus hermanos en oración.

Palabras a las mujeres


2:9-10
9
Asimismo, que las mujeres se atavíen de ropa decorosa,
con pudor y modestia: no con peinado ostentoso, ni oro ni
perlas ni vestidos costosos, 10 sino con buenas obras, como
corresponde a mujeres que practican la piedad.

Después de dirigirse a los hombres, ahora Pablo se dirige a las


mujeres de manera similar. Nuevamente habla como heraldo y
apóstol no sólo de lo que él “quiere”, sino de lo que Dios quiere.
Pablo quiere que las mujeres cristianas sepan qué es lo que
verdaderamente las hace hermosas a los ojos de Dios y de sus
amigos cristianos. La manera en que uno se viste puede revelar lo
que uno piensa, lo que es importante en la vida, lo que está en el
corazón. “Se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia” no
significa que usen ropa que no sea atractiva, gris y sin gracia, ni
una apariencia que sea descuidada ni desaseada. Más bien habla
de tener un buen sentido de lo que es apropiado y de buen gusto.

39
1 Timoteo 2:11-15

El hecho de reconocer lo que es decente y apropiado, según las


normas de Dios, demuestra que la persona tiene un buen juicio.
De esta manera es evidente que a causa de su fe, Cristo mora en
su corazón.
Por otro lado, el peinado “ostentoso” que atrae la atención de
manera indebida, joyas de oro y de perlas que son llamativas así
como ropa cara, hacen que el observador se dé cuenta de la
vanidad de la mujer y de su preocupación por su belleza física.
Puede revelar un corazón que se concentra en sí mismo y en las
riquezas.
Las mujeres cristianas se deben ataviar “con buenas obras,
como corresponde a mujeres que practican la piedad”. Su belleza
no es solamente externa, sino una belleza del corazón que se
expresa en hacer buenas obras que agradan a Dios.
Al dirigirse a las esposas cristianas, Pedro habla de manera
similar y describe su verdadera belleza: “Vuestro atavío no sea el
externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos
lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible adorno
de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante
de Dios, pues así también se ataviaban en otro tiempo aquellas
santas mujeres que esperaban en Dios” (1 Pedro 3:3-5). Pedro se
refirió al ejemplo de Sara. Pablo podía haber citado ejemplos como
Lidia (Hechos 16:14,15), Febe (Romanos 16:1,2), Priscila
(Romanos 16:3,4) y muchas otras. En Proverbios 31:10-31 se da
la descripción clara de una esposa de “ánimo alegre”. También hoy
en día las mujeres cristianas buscarán verse hermosas de una
manera que sobrepase la belleza externa al hacer una vida de fe,
amor y servicio que revelen su verdadero interior.
1Timoteo2:11-15
11
La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. 12 No
permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el
hombre, sino estar en silencio, 13 pues Adán fue formado
primero, después Eva; 14 y Adán no fue engañado, sino que la
mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. 15 Pero se

40
1 Timoteo 2:11-15

salvará engendrando hijos, si permanece en fe, amor y


santificación, con modestia.

Pablo habla de una situación de enseñanza y de aprendizaje.


Puesto que los cristianos han recibido instrucciones de enseñar
“todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:20), habrá muchas
situaciones parecidas en la iglesia y entre los cristianos. “La mujer
aprenda en silencio, con toda sujeción”. Al hablar de sujeción,
Pablo aplica el principio general respecto a la relación del hombre
y la mujer a la situación específica de enseñanza aprendizaje. Tanto
el principio como su origen divino los presenta en los versículos
que siguen.
“No permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el
hombre, sino estar en silencio”. Aquí Pablo establece el principio
y hace la aplicación. La aplicación es que una mujer no debe
enseñar; sino que debe estar en silencio. El principio es que una
mujer no debe “ejercer dominio sobre el hombre”. Pablo no
establece ninguna regla ni ley que les prohíba a las mujeres todo
tipo de enseñanza; lo importante es que ella no enseñe cuando su
enseñanza quebrante el principio de “autoridad”.
¿Cuál es la base o el origen de este principio? Pablo se refiere
al tiempo de la creación. “Pues Adán fue formado primero,
después Eva”. Dios mostró que él había establecido esta relación
del hombre y de la mujer por la secuencia cronológica en que él
había creado a Adán y a Eva. El acontecimiento histórico está
registrado en el capítulo 2 de Génesis: “Entonces Jehová Dios
formó al hombre del polvo de la tierra... Después dijo Jehová Dios:
‘No es bueno que el hombre esté solo: le haré ayuda idónea para
él’... De la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una
mujer, y la trajo al hombre” (2:7,18,22). De esta manera Dios creó
a todo hombre y mujer para un papel específico: el de ser cabeza
y el de ayudante. Se violaría esta relación si la mujer fuera a
enseñar y a tener autoridad sobre el hombre, lo que es contrario a
la voluntad de Dios, tal como él lo ha revelado en la creación. Esta
es la razón para las palabras “no permito” de Pablo.
41
1 Timoteo 2:11-15

Pablo añade un punto más, y da una mirada retrospectiva al


siguiente acontecimiento histórico que se registra en Génesis, la
caída en el pecado. “Y Adán no fue engañado, sino que la mujer,
siendo engañada, incurrió en transgresión.” Nuestra primera
impresión puede ser la de que la debilidad de Eva, al ser engañada,
es la razón por la que no se le permite enseñar ni tener autoridad
sobre el hombre. Pero para entender el razonamiento de Pablo,
debemos examinar el relato histórico del capítulo 3 de Génesis.
El relato comienza con la serpiente (Satanás) que se acerca a
Eva y la engaña. “Al ver la mujer que el árbol era bueno para
comer, agradable a los ojos y deseable para alcanzar la sabiduría,
tomó de su fruto y comió.” El relato continúa: “Y dio también a
su marido, el cual comió al igual que ella” (3:6). Adán no fue
engañado por las mentiras y promesas de Satanás. Sin embargo,
falló al no ejercer el liderazgo y más bien siguió la iniciativa de
Eva, tomó el fruto que ella le dio y comió. Aunque Eva había
iniciado el pecado, Dios hizo que Adán, que había sido creado
primero como la cabeza, fuera el responsable de la caída. Ellos
habían invertido los papeles que Dios le había dado a cada uno.
Eva tomó el liderazgo y Adán la siguió. Entonces Dios le dice a
Adán: “Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer y comiste del
árbol de que te mandé diciendo: ‘No comerás de él’, maldita será
la tierra por tu causa” (3:17). Así, al escribirles a los romanos,
Pablo identifica a Adán como el hombre por medio de quien “el
pecado entró en el mundo... y por el pecado la muerte” (Romanos
5:12). Cuando Eva se salió del papel que le había sido asignado,
y Adán no cumplió con el suyo, el resultado fue desastroso.
Aunque Dios hizo a Adán responsable porque él era la cabeza,
también tuvo palabras para Eva, mostrando que las consecuencias
de su acción eran para la mujer: “Multiplicaré en gran manera los
dolores en tus embarazos, con dolor darás a luz los hijos, tu deseo
será para tu marido y él se enseñoreará de ti” (Génesis 3:16). La
bendición que Dios les había dado cuando les dijo: “Fructificad y
multiplicaos”, ahora iba a implicar dolor y sufrimiento. Debido a
que ahora ellos eran pecadores, la relación de ser cabeza y
42
1 Timoteo 2:11-15

ayudante se iba a ver y a sentir como una relación en la que el


hombre gobernaba sobre ella. Esta relación estaba ahora sujeta al
abuso del hombre como la cabeza y al resentimiento de la mujer
como ayudante.
Sin embargo, la voluntad de Dios todavía es que el hombre y
la mujer reconozcan el orden que el Señor había establecido en la
creación y que actúen de acuerdo con eso. Por lo tanto, Pablo
escribe: “No permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre
el hombre”. Por la misma razón Pablo le aplica este principio a la
congregación de Corinto que se había reunido para el culto de
adoración (1 Corintios 14:34).
Habiendo señalado que la mujer “[había sido] engañada y
[había incurrido] en transgresión”, Pablo termina con las palabras:
“Pero se salvará engendrando hijos, si permanece en fe, amor y
santificación, con modestia”.
Se ha considerado que este versículo es el más difícil de las
cartas pastorales y ha recibido varias interpretaciones. No hay
necesidad de considerarlas todas; sin embargo, una que podemos
descartar es la que dice que, engendrando hijos, la mujer puede
obtener la salvación. Tanto para las mujeres como para los
hombres, la salvación se recibe al estar en la “fe, amor y
santificación, con modestia”. La fe abraza al Señor Jesús que se
dio a sí mismo como rescate por todos. Produce el fruto del amor
y de la santidad con modestia, lo que es evidencia de una fe viva.
Pero ¿de qué manera encaja en el cuadro el asunto de
“engendrar hijos”? Algunos comentaristas ven en el hecho de
“engendrar hijos” una referencia al nacimiento de un niño especial,
el Señor Jesús. Esto expresa una verdad fundamental e importante,
que produciría un significado válido. Sin embargo, todavía nos
podemos preguntar si éste es el significado que Pablo le quería
dar.
Pablo había estado hablando del papel específico de la mujer
que Dios le había asignado cuando la creó. Ella se había salido de
ese papel, había sido engañada por Satanás y se había convertido
en pecadora. Sin embargo, no debía sentir que se le había privado
43
1 Timoteo 2:11-15

de algo ni que era inferior como ayuda del hombre. La salvación


es suya, viviendo el papel que Dios le ha asignado. El papel de
engendrar hijos es único y especial y va unido al de ser madre. El
vivir de acuerdo a lo que Dios le ha asignado, de ninguna manera
la privará de la salvación que todos podemos tener solamente por
medio de la fe en el Señor Jesucristo. Una mujer cristiana
encontrará que cumple con su papel si se conduce según el plan
de Dios.
Agregamos algunos comentarios y aplicaciones. El mundo,
que está empapado de la filosofía humanista y evolucionista,
también tienta a la mujer cristiana para que ponga en duda la
relación de cabeza y ayuda que se remonta a la creación. Se le dice
que es algo que degrada a la mujer y que expresa prejuicios contra
ella. De una manera creciente, las iglesias cristianas, inclusive la
luterana, están “reinterpretando” lo que dice Dios para acomodarlo
a los puntos de vista prevalecientes acerca de la igualdad y los
derechos de la mujer.
Pablo les escribe a los Gálatas: “Porque todos sois hijos de
Dios por la fe en Cristo Jesús” (3:26). Para enfatizar el “todos” él
añade: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay
varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”
(3:28). Pablo alienta ahombres y mujeres y les dice que su estado
y su papel en este mundo presente no afecta de ninguna manera
su condición de ser hijos de Dios por medio de la fe en Cristo.
Entonces, ¿es que esto suprime las diferencias de papeles en esta
vida? Algunos dicen que sí. La palabra de Dios no lo hace. En el
capítulo que hemos estudiado en esta carta a Timoteo, Pablo habla
del mismo hecho: que el rescate redentor de Cristo fue por todos.
No obstante, él aplica el principio de ser la cabeza y la ayuda a la
manera en que los cristianos viven juntos en la iglesia cristiana
como existe en este mundo. La verdad acerca de nuestra redención
y relación con Dios no invalida la revelación de su voluntad para
nuestra vida durante este tiempo de gracia.

44
1 Timoteo 2:11-15

En su carta a los Efesios (5:22,23), Pablo les aplica el mismo


principio a los esposos. Al invocar a las mujeres a que se sometan
a sus esposos, Pablo compara la relación que existe entre esposo
y esposa a la de Cristo con la iglesia. De esta manera, su sumisión
no es nada que la rebaje, así como no degrada a la iglesia el hecho
de someterse a Cristo, su Cabeza. Sin embargo, los esposos por su
parte evitarán que sea degradante, al amar y cuidar a sus esposas
así como Cristo lo hace con su iglesia.
De manera similar, Pedro invita a las mujeres a estar “sujetas
a vuestros maridos” (1 Pedro 3:1). Ofrece la esperanza de que tal
vez el esposo pueda ser ganado para Cristo al ver en la vida de su
esposa la conducta casta y respetuosa (3:2). Ciertamente no hay
nada degradante en una vida que glorifica a Cristo de esta manera.
Al mismo tiempo, Pedro les advierte a los hombres que no deben
abusar de sus esposas por ser la “más frágil”. Deben ser
considerados con ellas y tratarlas con respeto. Esto excluye todo
tipo de conducta abusiva, y cualquier cosa que pueda hacer que la
esposa se sienta inferior. Los esposos cristianos deben recordar
que las esposas cristianas, junto con ellos, son herederas de este
misericordioso regalo de vida, de la vida eterna por medio de
Cristo. ¡Qué incentivo para hombres y mujeres, esposos y esposas,
es el poder servir al Señor Jesús de acuerdo a su voluntad!
El interés de Pablo al escribirle a Timoteo es que la relación
entre el varón y la mujer pueda encontrar aplicación en la iglesia,
cuando se reúne para el culto y para trabajar. Ya que no se basa en
una costumbre local, sino en el orden establecido por Dios en la
creación, su validez está vigente y se debe aplicar también hoy.
“Por lo tanto, las mujeres no buscarán el oficio pastoral porque
quieren apoyar el principio de jefatura del hombre... La mujer
cristiana sabe que si ella fuera a exigir el derecho de votar y de
dirigir a la congregación, estaría ejerciendo autoridad sobre el
hombre que debe ser la cabeza... Los líderes de nuestras
congregaciones constantemente deben buscar nuevas áreas en las

45
1 Timoteo 3:1

que ellos puedan encausar apropiadamente el celo y los talentos


de las mujeres dedicadas a la iglesia (Man and Women in God’s
World [El hombre y la mujer en el mundo de Dios], NPH, 1985,
páginas 19,20; véase también El Mensajero Luterano, Año X,
Números 4 y 5).

Requisitos de los obispos

3
Timoteo3:1
Palabra fiel: «Si alguno anhela obispado, buena obra
desea.»

Por segunda vez (véase 1:15) Pablo presenta su mensaje con


la expresión: Es “palabra fiel”. Lo que él está a punto de decir con
respecto al oficio de obispo es de considerable importancia para
la vida de una congregación cristiana. Si una iglesia va a PELEAR
LA BUENA BATALLA DE LA FE, necesita buenos “obispos”.
Servir a la iglesia como “obispo” es en verdad una “buena obra”.
¿Qué es un “obispo”? La palabra griega que Pablo usa aquí
también se ha traducido como “superintendente”, “supervisor”,
“ministro” y “pastor”. Estos hombres deben ser “obispos para
pastorear la iglesia de Dios” (Hechos 20:28, NVI). Después Pablo
usa una palabra griega diferente al hablar de “los ancianos que
dirigen bien los asuntos de la iglesia” (1 Timoteo 5:17, NVI) y se
refiere especialmente a los que “trabajan en predicar y enseñar”
(1 Timoteo 5:17). Así que, ambos términos “obispo” y “anciano”
se usaban para hablar del mismo oficio.
No debemos tratar de identificar este cargo con los de la iglesia
de hoy. Cuando una traducción usa la palabra “obispo”, no se le
debe identificar con el obispo de la Iglesia Católica Romana, ni
con la Episcopal, ni con ninguna de las iglesias luteranas. El
término “anciano” tampoco significa lo mismo que los que sirven
en el concejo de administración de la iglesia. Lo que se acerca más
al cargo de “obispo” que Pablo menciona es el de un pastor en una
congregación. El “obispo” era un hombre que había sido asignado
o llamado por un grupo de cristianos para predicar y enseñar el
46
1 Timoteo 3:2-7

mensaje de Dios, en nombre de ellos y para su beneficio.


Hablamos de esto como el ministerio público. Las circunstancias
determinarán la forma exacta de este ministerio.
El término “obispo” es más bien una traducción exacta del
griego; muestra que era un cargo de liderazgo. El término
“anciano” puede haber mostrado que era un cargo de honor y
dignidad. De una manera general, “anciano” se compara a nuestro
título común de “reverendo”, visto como “pastor”, una persona
que sirve a una congregación con interés y con amor.
¿Es que el cristiano debe aspirar al cargo de obispo? Pablo dice
que cualquiera que “anhela obispado, buena obra desea”. La
iglesia necesita jóvenes que tengan deseos de ser pastores y
profesores para que se puedan preparar en los estudios que los
capacitarán para esta noble tarea. Esta es una necesidad urgente.
Los padres, los pastores y profesores, los amigos, son las personas
que deben animar a los jóvenes que tienen talento para poder suplir
esta necesidad.
Sin embargo, es la congregación la que llama a una persona
para que le sirva como obispo, y lo debe hacer con mucha
responsabilidad. El que la persona que es llamada desee el cargo
no es el único requisito ni el mayor, ni siquiera es un requisito
necesario. En los siguientes versículos Pablo enumera las
cualidades que las congregaciones deben buscar en aquellos que
llaman como pastores.

2
Pero es necesario que el obispo sea irreprochable,
marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso,
hospedador, apto para enseñar; 3 que no sea dado al vino ni
amigo de peleas; que no sea codicioso de ganancias
deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; 4 que gobierne
bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda
honestidad 5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa,
¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); 6 que no sea un neófito,
no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del
diablo. 7 También es necesario que tenga buen testimonio de
47
1 Timoteo 3:2-7

los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del


diablo.

Al mirar estas cualidades, también debemos tener presente su


aplicación para aquellos que ya están en el ministerio público de
hoy.
“Irreprochable.” Ante Dios nadie es irreprochable. Si lo que
esto significa es ser sin pecado y perfectos, ¿quién reuniría los
requisitos? Pablo piensa en “un ser cristiano maduro, consistente
y que no da ningún motivo de reproche público” (Kent). Parece
que aquí Pablo se refiere al reproche de parte de los hermanos en
la fe, ya que en las cualidades finales que da en el versículo 7, se
refiere a “los de afuera”. El sentido en que el obispo debe ser
“irreprochable” se explica con más detalle en las cualidades que
menciona después.
“Marido de una sola mujer.” En los tiempos post apostólicos
esto se interpretaba como que a un obispo, después de la muerte
de su esposa, se le prohibía casarse por segunda vez. Este no es el
significado que Pablo le quiere dar. Puede ser dudoso que Pablo
haya estado pensando en la poligamia, ya que era prohibida en el
Imperio Romano y no representaba ningún problema. Sin
embargo, no hay ninguna duda de que se aplicaría en una sociedad
donde se practicara la poligamia.
Lo que Pablo dice es que el obispo debe tener sólo una mujer.
En la sociedad pagana de la que provenían los cristianos gentiles
de Éfeso, la inmoralidad sexual era tan común como lo es hoy en
día. Además de su esposa, un hombre podía tener una concubina.
Si usamos los términos actuales, un pastor no debe ser un
mujeriego, debe ser irreprochable en asuntos morales. El pastor
que es culpable de adulterio debe reconocer que ha quedado
descalificado. Cuando él se arrepienta, será perdonado también
por su congregación. Pero la congregación, a su vez, reconocerá
que ya no es irreprochable.
Siguen numerosas cualidades individuales. Un pastor debe ser
“sobrio, prudente, decoroso”. La primera de estas tres se refiere
48
Cristo envía a los setenta discípulos

49
1 Timoteo 3:2-7

más a ser sobrio en el uso del vino, de lo que posteriormente se


hablará más. Éste es un término muy amplio y se refiere a ser
tranquilo y sosegado de espíritu. El pastor no se debe embriagar
con lo que es nuevo y diferente, no se debe dejar influenciar por
toda corriente de cambio doctrinal que sople por su camino. No
se impresionará ante los cambios, simplemente por el hecho de ser
cambio. A esto Pablo le añade “prudente”. Esto también se puede
traducir como “tener dominio de sí mismo, ser considerado”. Esta
cualidad implica que no debe actuar impulsivamente, sino que
debe pensar antes de actuar. Además, el pastor debe ser “decoroso”
(“respetable” en la NVI), que se conduzca de una manera
disciplinada. “La interpretación más correcta, de acuerdo al uso
del lenguaje moderno, sería que debe ser un caballero. No debe
ser descuidado en su apariencia, ni áspero ni grosero en sus
modales” (Barnes). Un pastor debe ser un hombre que tenga buen
sentido, tacto y amabilidad.
“Hospedador”, literalmente “alguien que le muestra amor al
forastero”, también se ha traducido como “amable con los
invitados” (GWN). Esto hace que la gente que está en su presencia
se sienta como si estuviera en su casa. A los invitados no se les
deja parados en la puerta sino que se les invita a entrar. El espíritu
de hospitalidad del pastor debe ser contagioso para que los
forasteros e invitados se sientan bienvenidos en los servicios de
su congregación.
La mayor parte de las cualidades que Pablo menciona se deben
encontrar y se encontrarán en la vida de todos los cristianos ya sea
en mayor o menor grado. El hecho de que se mencionen aquí no
establece una norma única para obispos o pastores. Sin embargo,
su posición de liderazgo hace que la presencia de estas cualidades
sea aún más importante.
La siguiente cualidad, “apto para enseñar”, es una cualidad
que tiene una aplicación especial para los pastores y profesores.
Presupone la habilidad de aprender. Debemos aprender antes de
poder enseñar, pero no todo aquel que ha aprendido es capaz de
enseñar. Enseñar es la habilidad de comunicar. Puesto que un
50
1 Timoteo 3:2-7

pastor debe enseñar “todas las cosas que Dios ha mandado”, él


debe conocer la Biblia. Y también todos los cristianos, pero el
pastor también debe ser hábil en la comunicación de la verdad
salvadora a otros. En su segunda carta, Pablo le manda a Timoteo
a que les confíe lo que él ha aprendido de Pablo “a hombres fieles
que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2).
Cualquiera que no pueda “enseñar a otros” carece de un requisito
que es esencial para poder ejercer el ministerio público.
“Que no sea dado al vino.” Posteriormente en la carta Pablo
le aconseja a Timoteo que “usa de un poco de vino” por razones
de salud (5:23). Cristo mismo proveyó el vino para la boda de
Caná. No se prohíbe el uso moderado del vino, sino el abuso. La
habilidad de enseñar requiere que una persona esté en completa
posesión de sus facultades mentales, y la embriaguez las deteriora
no sólo por un tiempo sino que causa una destrucción permanente
en el cerebro humano. Los pastores deben recordar también que
los borrachos (beodos) no “heredarán el reino de Dios” (1
Corintios 6:10). La advertencia que les hace Pablo a los efesios se
aplica de una manera especial a los que sean obispos en la iglesia:
“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien
sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18).
“Ni amigo de peleas.” Una persona violenta es alguien que
reacciona rápidamente y sin pensar; siempre está pronto a los
golpes, ya sea con el puño o con la lengua. Le gusta demostrar que
es el más fuerte. No así el pastor, él debe ser “amable”, afable,
gentil, razonable, con la voluntad de ceder, siempre que la verdad
de las Escrituras no se vea comprometida. No es “pendenciero”,
no es contencioso, sino pacificador cuando surgen discordias en
una congregación. Él aplica la exhortación de Pablo: “Si es
posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los
hombres” (Romanos 12:18).
“Que no sea codicioso de ganancias deshonestas.” Jesús les
dijo a sus discípulos: “No podéis servir a Dios y a las riquezas”
(Lucas 16:13). En conformidad con lo que él había aprendido de
Jesús, Pedro escribió que los pastores del rebaño de Dios deben
51
1 Timoteo 3:2-7

trabajar “no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto” (1


Pedro 5:2). A la avaricia Pablo también la llama “idolatría”
(Colosenses 3:5). El corazón del pastor debe estar lleno de amor a
Dios y a la gente, y no de amor al dinero y a otras cosas. Pablo
hablará más sobre esto en un capítulo posterior (6:6-10)
El pastor que tiene esposa e hijos pude demostrar sus
cualidades para ser obispo por la manera en que él gobierna su
propia casa. “Que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en
sujeción con toda honestidad.” La clave para poder dirigir bien a
su familia, y para que los hijos sean obedientes, es que él lleve
esto a cabo “con toda dignidad [NVI]”. La Nueva Versión
Internacional habla acerca de los hijos, y dice que ellos le
obedecerán con el debido respeto. Este es un significado posible
y dice algo sobre la manera en que el padre gobierna su hogar y
obtiene obediencia. Los hijos obedecerán con respeto cuando en
el hogar existe una disciplina justa, firme y amorosa.
La frase también se puede traducir “con toda dignidad”, y
habla directamente acerca de la manera en que el padre dirige su
hogar y obtiene obediencia. El pastor padre, como todo padre,
exigirá obediencia de una manera que sea digna y no por el medio
simple de establecer la ley, ni por actuar de una manera abusiva
en el lenguaje y en la acción.
Las palabras que están en paréntesis “(pues, el que no sabe
gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)”
usan el argumento que va de lo que es menor a lo mayor. La
actitud, la habilidad y el espíritu que el padre muestra al gobernar
su hogar y sus hijos serán los mismos que necesita como pastor al
hacerse cargo del cuidado de la gran familia del pueblo de Dios.
Al aplicarlas en casa, se capacita para la responsabilidad mayor
de aplicarlas en la congregación.
Con frecuencia, parece que no hay suficiente tiempo para las
dos responsabilidades: la familia y la congregación. Que ningún
pastor sienta que el trabajo con la congregación no le deja tiempo
para gobernar su propia familia; él debe tomar tiempo para esta
última. Dios espera que lo haga, aun teniendo en cuenta su oficio
52
1 Timoteo 3:2-7

pastoral. Por otra parte, que ninguna congregación exija tanto de


su pastor que no le deje tiempo para dedicarle a su familia.
Recordemos todos: ser un buen esposo y un buen padre, si Dios le
ha dado al pastor una familia, es también parte de ser un buen
pastor.
La congregación debe evitar escoger como obispo a alguien
que “recién se ha convertido”, literalmente a “un neófito”, un
nuevo cristiano. El hecho de confiarle un cargo de tanta
responsabilidad, inmediatamente después de su conversión, podría
subírsele a la cabeza. “No sea que envaneciéndose caiga en la
condenación del diablo”. Cuando el diablo y sus huestes se
rebelaron, Dios “arrojándolos al infierno los entregó a prisiones
de oscuridad, para ser reservados hasta el juicio” (2 Pedro 2:4). El
orgullo de parte de un pastor también puede tener consecuencias
desastrosas. “Delante del quebrantamiento va la soberbia, Y
delante de la caída, la altivez del espíritu” (Proverbios 16:18).
Al exigir muchos años de preparación en estudios generales y
en el seminario, evitamos llamar a pastores y profesores neófitos;
pero todo el mundo debe tomar a pecho la advertencia contra el
orgullo.
Pablo menciona una cualidad final: “es necesario que tenga
buen testimonio de los de afuera” de la iglesia. Este requisito nos
recuerda el hecho de la irreprochabilidad con el que Pablo
comenzó. Mientras que hasta ahora se había hablado de la
reputación del pastor entre sus compañeros cristianos, ahora Pablo
habla específicamente “de los de afuera”. Una congregación y su
pastor viven y trabajan en una comunidad donde puede ser que la
mayoría no sean miembros de la congregación. La reputación del
pastor es importante también entre ellos.
Pablo explica el por qué: “Para que no caiga en descrédito y
en lazo del diablo”. El pastor que piensa que puede adaptar su
estilo de vida al de los incrédulos de la comunidad, que se vuelve
descuidado con respecto a sus hábitos en la bebida y en su
conducta moral, o hasta en su apariencia personal y en sus
modales, pronto perderá el respeto no sólo de su congregación,
53
1 Timoteo 3:8-10

sino también el de “los de afuera”. Trae la desgracia sobre sí


mismo y sobre su congregación, sobre el Señor y sobre el
evangelio salvador. No debe ser necesario que los miembros
elaboren disculpas por las acciones indecorosas de su pastor. Si el
pastor es descuidado con su conducta, se convierte en una presa
fácil para el diablo que “como león rugiente, anda alrededor
buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).
“Los de afuera” también respetan al hombre que vive con
principios cristianos que tal vez ellos ni siquiera comparten. Ellos
estiman a la persona cuya vida corresponde a la conducta cívica
que su razón les dice es digna de emularse.
¡Qué lista de cualidades! ¿Quién puede estar a su altura?
Ninguna persona las tendrá todas en igual medida. No todas las
cualidades pueden ser de igual importancia en cada situación. Sin
embargo, una congregación se preocupará de que aquellos, a
quienes ellos llaman y que los sirven en el ministerio público, sean
evaluados de acuerdo con esta norma divina. El pastor la usará
para evaluarse a sí mismo. La iglesia no puede ignorar la norma
de Dios, si no quiere enfrentarse a graves resultados.

Requisitos de los diáconos


1Timoteo3:8-10
8
Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez,
no dados a mucho vino ni codiciosos de ganancias
deshonestas; 9 que guarden el misterio de la fe con limpia
conciencia. 10 Y estos también sean sometidos primero a
prueba, y luego, si son irreprochables, podrán ejercer el
diaconado.

Además de los obispos, o de los ancianos, la congregación


cristiana de la iglesia primitiva escogía a hombres para que
sirvieran como diáconos. ¿De qué manera se diferenciaba este
cargo del de obispo? ¿Cuáles eran las responsabilidades del
diácono?

54
1 Timoteo 3:8-10

La respuesta más probable la encontramos en el capítulo 6 del


libro de Hechos. Los siete hombres que fueron escogidos por la
congregación de Jerusalén para que administraran la distribución
de la caridad a las viudas, muy bien pueden haber sido los primeros
en desempeñar este oficio, aunque en ese entonces no se les
llamaba diáconos. Eran servidores o ayudantes que se hacían cargo
de recoger y de distribuir las finanzas de la congregación
ocupándose de las viudas y de los enfermos, y en general de
administrar los asuntos de la congregación. Dejaron a los “doce”
libres de estas responsabilidades para que pudieran dedicar toda
su energía al “ministerio de la Palabra” (Hechos 6:1-4). Ya que
Pablo no menciona la necesidad de diáconos que sean “[aptos]
para enseñar”, llegamos a la conclusión de que no se les asignaba
ningún papel específico en la enseñanza. Aun Esteban, que era uno
de los siete que habían sido escogidos en Jerusalén, también dio
un testimonio muy hábil de su fe. Si el pastor de nuestros tiempos
es similar al obispo de los tiempos de Pablo, puede ser que el cargo
de los hombres de la junta directiva de nuestra iglesia sea lo más
parecido al cargo de diácono.
Podemos ver la importancia de este cargo por las cualidades
que son un requisito necesario para los que lo van a desempeñar.
Ellos deben ser “honestos”, hombres que con toda propiedad se
han ganado la confianza de los otros miembros de la congregación.
Las cualidades que se mencionan posteriormente muestran cómo
se obtiene este respeto. Aquí la versión Reina-Valera hace muy
buen uso del griego y dice “sin doblez” de palabra, mientras que
la Nueva Versión Internacional dice “sinceros”. Deben hablar
claro, y no decir cosas diferentes a gente diferente. También son
una preocupación sus hábitos en la bebida: “no dados a mucho
vino”. Quienquiera que sea descuidado con la lengua y que sea
conocido como bebedor (que afloja la lengua) pierde pronto el
respeto de sus compañeros y de la gente en general.
“Ni codiciosos de ganancias deshonestas”. Como el que
administra los asuntos económicos de la congregación, un diácono

55
1 Timoteo 3:11

debe ser conocido por su honestidad. Los discípulos de Jesús,


también, pueden sucumbir a la tentación del dinero. ¡Recuerden a
Judas! “Como tenía a su cargo la bolsa del dinero” para Jesús y
sus discípulos, “acostumbraba robarse lo que echaban en ella”
(Juan 12:6, NVI). No pudo resistir la tentación de obtener
ganancias deshonestas a cambio de la despreciable traición a su
Señor por treinta piezas de plata.
Aun si el diácono no fuera llamado para enseñar, debe
“guardar el misterio de la fe con limpia conciencia”. Al escoger a
los diáconos o a los miembros de la junta directiva, la iglesia debe
buscar hombres que sean cristianos entendidos, cuya fe se aferre
a la verdad como un asunto de conciencia. Recordamos el
“corazón limpio”, la “buena conciencia”, y la “fe no fingida” de
las que Pablo habló en el capítulo 1 (versículo 5). En vista de este
requisito, deben ser “sometidos primero a prueba, y luego, si son
irreprochables, podrán ejercer el diaconado”. Pablo no dice nada
de la manera en que deben ser sometidos a prueba. No nos lleva a
pensar en un procedimiento formal especial. Así como los obispos
no debían ser recién convertidos, así también los diáconos debían
ser escogidos porque ya habían demostrado que eran personas
confiables y creyentes de buena conciencia. En Jerusalén escogían
a hombres que eran “llenos del Espíritu Santo y de sabiduría”
(Hechos 6:3). Entonces, las congregaciones no escogerán a los
miembros de su concejo o junta directiva para hacer de ellos
mejores cristianos, sino que escogerán a hombres que ya poseen
las cualidades antes enumeradas.
1Timoteo3:11
11
Las mujeres asimismo sean honestas, no
calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.

Una traducción literal de las primeras palabras de este


versículo sería: “Las mujeres asimismo sean dignas de respeto”.
Los comentaristas han debatido sobre a quién se refiere Pablo al
hablar de “mujeres”. Algunos, como los traductores de la Nueva
Versión Internacional, creen que se refiere a “las esposas” de los
56
1 Timoteo 3:12,13

diáconos. Otros creen que habla de mujeres que servían como


diaconisas. En una nota al pie de página la Nueva Versión
Internacional nos da esta traducción como una alternativa.
Si en verdad Pablo hablaba de las esposas de los diáconos, uno
se pregunta por qué no dijo nada de las cualidades de las esposas
de los obispos. Por otro lado, había diaconisas en las primeras
congregaciones cristianas. En la iglesia de Cencrea, Febe fue una
sierva o diaconisa de la que Pablo dice: “Ella ha ayudado a muchos
y a mí mismo” (Romanos 16:1,2). En este contexto donde Pablo
escribe sobre los diáconos, parece natural decir también algo
acerca de las diaconisas. Así mismo podemos ver la similitud de
las cualidades requeridas.
Las diaconisas deben ser “honestas”, lo mismo que los
diáconos. Ellas también deben tener cuidado con la lengua. Si los
diáconos no debían tener “doblez de palabra”, las diaconisas no
debían ser “calumniadoras”. Al ir de casa en casa se podrían sentir
tentadas a esparcir rumores y chismes. Además, ellas deben ser
“sobrias” o moderadas, una palabra que incluye también
moderación en el uso del vino. Finalmente, otras cualidades que
Pablo podría haber mencionado se resumen en “fieles en todo”.
Cuando Pablo escribió acerca de los obispos, no mencionó a
mujeres que sirvieran como tales. La razón es evidente, las mujeres
no podrían servir como obispos sin tener “dominio sobre el
hombre” (1 Timoteo 2:12). Por otro lado, como diaconisas, ellas
podrían rendir un servicio valioso a sus compañeros cristianos al
mantenerse en el orden de la creación tal como Pablo lo había
dicho en el capítulo 2. Las congregaciones reconocerán y
apreciarán las muchas maneras en que las mujeres pueden servir
con los dones especiales que Dios les ha dado.
1Timoteo3:12-13
12
Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que
gobiernen bien a sus hijos y sus casas, 13 porque los que
ejerzan bien el diaconado, ganarán para sí un grado honroso
y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús

57
1 Timoteo 3:12,13

Pablo vuelve a las cualidades del diácono. Él también, como


el obispo, debe ser marido “de una sola mujer”, un esposo fiel. Él
también debe gobernar bien a su familia, y ser un buen padre
aunque no haya sido llamado para dirigir la congregación de la
misma manera que el obispo.
El servicio fiel tiene sus recompensas: “un grado honroso, y
mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús”. Éstas no son
recompensas de la ambición. No son recompensas que uno se
proponga obtener; son recompensas que Dios otorga en su
misericordia. Aquellos que sirven bien en los varios oficios que
les confía la congregación, recibirán cada vez más el honor y el
respeto de sus hermanos en la fe. Lo que es más, encontrarán gran
gozo y seguridad al saber que le están sirviendo a su Señor y a su
pueblo. Encuentran este gozo y seguridad por medio de la fe en
Cristo Jesús, una fe que crecerá por el estrecho contacto que tienen
con el evangelio, y con el uso que hacen de él. Mientras sirven y
ayudan a otros, ellos mismos recogen una rica cosecha de
bendiciones.
Al mirar estas instrucciones acerca de los varios oficios, un
comentarista (Schlatter) hace una observación significativa. Pablo,
dice él, no se preocupa con preguntas como éstas: “¿Cuántos
obispos y cuántos diáconos había? ¿Cuál era el grado de
responsabilidad de cada uno? ¿De qué manera dividían sus
funciones? ¿De qué manera debían ser elegidos? ¿Debían servir
de por vida?” No existe ninguna indicación apostólica acerca de
estos asuntos. Una congregación, por su libertad cristiana, las
acomoda de acuerdo a lo que es mejor en sus circunstancias. Pablo
no establece una nueva ley ceremonial para la iglesia del Nuevo
Testamento para reemplazar la ley ceremonial del Antiguo
Testamento que ya había llegado a su fin. El requisito es que los
que sirven sean aptos tanto moral como espiritualmente. No
pueden ser el tipo de persona cuya fe y vida destruyan la voluntad
y la palabra de Dios.

58
1 Timoteo 3:14,15

Razón para la instrucción


1Timoteo3:14-15
14
Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto
a verte, 15 para que, si tardo, sepas cómo debes conducirte en
la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y
defensa de la verdad.

Al escribir en Macedonia, Pablo tiene la esperanza de reunirse


pronto con Timoteo en Éfeso (véase 1:3). Sin embargo, Pablo
considera la posibilidad de su tardanza. Por esta razón no quiere
confiar en una comunicación oral posterior de las instrucciones
contenidas en esta carta. Son tan importantes, que él quiere que
lleguen a Timoteo y a la congregación de Éfeso sin ninguna
demora.
Pablo está profundamente preocupado por el bienestar de la
iglesia. ¿Por qué? No es sólo una organización o reunión terrenal.
Él la llama la “iglesia del Dios viviente”. El único Dios que vive
y que da vida ha hecho que esta iglesia exista y la reclama como
suya. Es “la casa de Dios”. Los miembros de su familia son
aquellos que por medio de la fe han llegado a ser hermanos y
hermanas de Cristo. También se les llama “piedras vivas” que son
“edificados como casa espiritual” (1 Pedro 2:5). Pablo les pregunta
a los cristianos de Corinto: “¿No sabéis que sois templo de Dios y
que el Espíritu de Dios está en vosotros?” (1 Corintios 3:16). En
el Credo Apostólico lo llamamos “la santa iglesia cristiana, la
comunión de los santos”.
Pablo dice de la “iglesia del Dios viviente” que es “columna y
defensa de la verdad”. Dios le ha confiado su verdad a la iglesia y
quiere que ella la haga conocer. Dios conservará esta verdad en su
iglesia y para su iglesia. En la explicación del Tercer Artículo del
Credo Apostólico, Lutero da un comentario sencillo de este
versículo que es acerca de la iglesia: “Del mismo modo, como él
llama, congrega, ilumina y santifica a toda la cristiandad en la
tierra... la conserva unida a Jesucristo en la verdadera y única fe.”

59
1 Timoteo 3:16

De esta manera Dios hace que la iglesia sea “columna y defensa


de la verdad”. Él preserva la verdad en medio de ella, y la familia
de Dios se preocupará de conservar esta verdad contra el error
destructivo.
Pero, ¿acaso no es invisible la “iglesia del Dios viviente”? Los
creyentes la constituyen y sólo Dios sabe quiénes son suyos por
la fe. Sin embargo, cuando Pablo instruye a Timoteo sobre “cómo
hay que portarse en la casa de Dios” (NVI), lo hace pensando en
la congregación de los efesios. No obstante, él no piensa en ella
como una reunión de gente solamente en lo externo. La
congregación de Éfeso es en verdad la “iglesia del Dios viviente”;
porque dondequiera que se proclame la verdad de Dios, ésta obrará
fe y la conservará, y es allí donde está la familia de Dios. Así que
también podemos aplicar estas palabras a nuestras congregaciones.
Cuán importante es también para nosotros pensar en nuestras
congregaciones no simplemente como organizaciones o
corporaciones a las que se une la gente. Somos la familia de Dios
reunida para escuchar su palabra. La “iglesia del Dios viviente”
está presente y se aplica todo lo que Pablo escribe sobre la manera
en que nos debemos conducir.
1Timoteo3:16
16
Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
justificado en el Espíritu,
visto de los ángeles,
predicado a los gentiles,
creído en el mundo,
recibido arriba en gloria.

En este versículo, Pablo resume brevemente la verdad que


Dios le ha confiado a su iglesia. Él la llama “el misterio de la
piedad”, el misterio de nuestra fe o religión. Ciertamente es un
misterio, que sólo podemos conocer por la revelación de Dios. El
Señor lo ha revelado en Cristo; en verdad, Cristo Jesús mismo es

60
1 Timoteo 3:16

este misterio. De una manera poética, Pablo describe este misterio;


posiblemente es el verso de un himno que usaban los primeros
cristianos.
El contenido del verso describe al Hijo de Dios que vino como
el Salvador del mundo, aunque no se le nombra directamente. Es
el eterno Hijo de Dios el que “fue manifestado en carne”. “El
Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). Cuando
Jesús se hizo “carne”, se humilló a sí mismo y vivió entre nosotros
como un ser humano común y corriente. Cuando él dijo que era el
Hijo de Dios, sus enemigos lo acusaron de blasfemia, porque él,
que era sólo un hombre, se estaba haciendo Dios (Juan 10:33).
Ellos lo condenaron a muerte por esa “blasfemia” (Marcos 14:64).
Aquel que apareció en “carne” como uno de nosotros, fue
“vindicado por el Espíritu” (NVI), literalmente “justificado en el
Espíritu”. Cuando Dios resucitó a Jesús de entre los muertos, Jesús
fue justificado o vindicado. Su resurrección probó que no era un
blasfemo, sino en verdad el Hijo de Dios, tal como él decía que
era. Al usar “Espíritu” con mayúscula, la Nueva Versión
Internacional, igual que la Reina-Valera, interpreta esto para
significar que la reivindicación fue llevada a cabo por el Espíritu
Santo. Éste es un significado posible. Otro intérprete que reconoce
que “en el espíritu” parece ser una antítesis de “en carne”, escribe:
“Cristo se manifestó en la carne, es decir, se apareció en este
mundo como un ser humano humilde, despreciado y débil. Pero
fue justificado en espíritu, es decir, fue públicamente reivindicado
por Dios como Señor y Cristo (Hechos 2:36) en ese nuevo estado
glorificado, espiritual, en el que se les apareció a sus discípulos
después de su resurrección” (Becker).
Él fue “visto de los ángeles”. Los ángeles son mensajeros. Los
santos ángeles pueden ser los mensajeros especiales de Dios. En
el griego, la misma palabra también se refiere a seres humanos
enviados como mensajeros. Por ejemplo, Jesús envió a varios de
sus discípulos como mensajeros (ángeles) a una villa de Samaria
para que tuvieran todo preparado para cuando él llegara (Lucas

61
1 Timoteo 4:1-5

9:52). De igual manera los “ángeles” de las siete iglesias, de las


que Juan escribe en el libro de Apocalipsis, son los pastores de
aquellas iglesias.
Que el Jesús glorificado y resucitado se les apareció a los
santos ángeles es verdad. Por ejemplo, pensamos en su
resurrección y en su ascensión. Sin embargo, parece más probable
que “ángeles” aquí se refiera a los mensajeros terrenales a quienes
Jesús se les apareció después de su resurrección. Pablo hace una
mención especial de tales apariciones en 1 Corintios 15:5-8. Estos
mensajeros fueron designados como sus testigos y fueron enviados
a predicar el evangelio en todo el mundo.
Esto nos lleva a la siguiente afirmación: “Predicado a los
gentiles”. Jesús era el Salvador no sólo de su nación escogida, los
judíos; sino que los creyentes fueron enviados a todo el mundo
para predicar al Cristo crucificado y resucitado, con resultados
sorprendentes. Él fue “creído en el mundo”. Sí, la predicación del
evangelio será efectiva hasta el fin de los tiempos.
Este Señor Jesús fue “recibido arriba en gloria”. Él ascendió
para tomar su lugar a la diestra de Dios “en los lugares celestiales,
sobre todo principado y autoridad, poder y señorío... por cabeza
sobre todas las cosas a la iglesia” (Efesios 1:20-22).
Él, el Señor Jesús, y todo lo que se pueda decir sobre él, es “el
misterio de la piedad”. “La piedad”, nuestra fe cristiana y religión,
trata de él. Todo esto es “grande”, en verdad, es “indiscutible”. La
iglesia es el pilar y el fundamento de esta gloriosa verdad, la
verdad salvadora que le ha sido confiada a la iglesia para que se
encargue de conservarla y de proclamarla.

Enseñanzas demoníacas

4
1Timoteo4:1-5
Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos
tiempos, algunos apostatarán de la fe, escuchando a
espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, 2 de
hipócritas y mentirosos, cuya conciencia está cauterizada.
3
Estos prohibirán casarse y mandarán abstenerse de
62
1 Timoteo 4:1-5

alimentos que Dios creó para que con acción de gracias


participaran de ellos los creyentes y los que han conocido la
verdad, 4 porque todo lo que Dios creó es bueno y nada es de
desecharse, si se toma con acción de gracias, 5 ya que por la
palabra de Dios y por la oración es santificado

En nuestros tiempos el Espíritu Santo nos habla por medio de


las Sagradas Escrituras, pero antes que las escrituras del Nuevo
Testamento hubieran sido escritas y reunidas, él algunas veces le
habló directamente a su iglesia. No sabemos la manera en que le
habló a la iglesia de los primeros tiempos, pero el hecho de que sí
lo hizo es afirmado por Pablo y está registrado repetidamente en
el libro de Hechos (por ejemplo: 13:2; 20:22; 21:11). El Espíritu
habló “claramente”, de una manera explícita, para que el pueblo
pudiera saber con certeza lo que el Espíritu les estaba diciendo.
El Espíritu advierte contra los que “apostatarán de la fe,
escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”.
¡Qué intercambio y condenación tan terribles: dejar de creer la
verdad tal como ha sido revelada por el Espíritu Santo y seguir las
mentiras engañosas enseñadas por el diablo! Los que se encargan
de esparcir esos errores son “embusteros hipócritas” (NVI).
Quieren que sus mentiras aparezcan como la verdad de Dios y
hasta citan las Escrituras en su intento por convencer. Eso es una
hipocresía; se esperaría que su conciencia los recriminara, pero
ésta ha sido apagada, endurecida, “cauterizada”; ya no es
susceptible a la verdad revelada de Dios. Con habilidad desmedida
ellos tergiversan la verdad de Dios para acomodarla a sus mentiras.
Pablo se refiere a enseñanzas demoníacas específicas.
“Prohibirán casarse y mandarán abstenerse de alimentos que Dios
creó”. Ellos presentan el celibato y el ayuno como una forma
elevada de piedad. Las relaciones sexuales, aun en el matrimonio,
y servirle al cuerpo al disfrutar de la comida: todo esto lo
consideran degradante, si no maligno.
Tales enseñanzas surgirían “en los últimos tiempos”. Los
gnósticos del siglo siguiente consideraban el cuerpo humano físico
63
1 Timoteo 4:1-5

y todo el mundo material como maligno. Esto llevó a que


aparecieran enseñanzas como las que describe Pablo. No se puede
evitar pensar en las prácticas ascéticas del catolicismo romano, la
prohibición del matrimonio de los sacerdotes, sus prácticas de
ayuno, la vida monástica. Estas enseñanzas son demoníacas
porque desvían el corazón y el pensamiento de las personas a
supuestas obras de piedad y las apartan de la redención perfecta
llevada a cabo por Cristo.
Estas son demoníacas también porque fallan en darle gloria a
Dios por su buena creación, un juicio que Dios mismo expresó
después de haber completado su obra (Génesis 1:31) y que Pablo
repite aquí: “Porque todo lo que Dios creó es bueno.” “Los
creyentes y los que han conocido la verdad”, será mejor que
reciban y disfruten los dones de Dios con agradecimiento.
Los creyentes no rechazarán ninguna de las obras de la
creación de Dios como algo malo. Sin embargo, como somos
pecadores, estamos prontos a usar de una manera pecadora y mala
el cuerpo que Dios nos dio y los dones materiales que recibimos.
Dios nos creó como varón y mujer para un buen propósito en el
matrimonio. La promiscuidad sexual, la homosexualidad, el vivir
juntos fuera del matrimonio son abusos de estas bendiciones. La
glotonería y la borrachera son abusos del regalo de la comida y de
la bebida. La culpa no está en la creación de Dios, está en el abuso
pecaminoso del hombre.
Los creyentes reconocerán que la creación de Dios es buena y
reconocerán que él es el Dador. En oración le pedirán a su Padre
celestial que bendiga los alimentos que van a comer, su
matrimonio y todo lo que el Señor les da para su bienestar
corporal. Así lo que parece tan terrenal, tan material, lo no
espiritual es “por la palabra de Dios y por la oración es
santificado”. La vida entera del cristiano se convierte en una
adoración de Dios. Ya sea que coma o beba, o cualquier cosa que
haga en el trabajo o durante sus horas de descanso, lo hace todo
para la gloria de Dios. Por ejemplo, las oraciones que se dicen
antes y después de comer no son sólo una tradición “agradable”,
64
1 Timoteo 4:6-10

porque imploran las bendiciones del Señor y expresan la gratitud.


Los cristianos sentirán que necesitan estas oraciones.

Un buen ministro
1Timoteo4:6-10
6
Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de
Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena
doctrina que has seguido. 7 Desecha las fábulas profanas y de
viejas. Ejercítate para la piedad, 8 porque el ejercicio
corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo
aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente y de la
venidera. 9 Palabra fiel es ésta y digna de ser recibida por
todos: 10 que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios,
porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de
todos los hombres, mayormente de los que creen.

Pablo continúa animando a Timoteo, recordándole que si él les


enseña “esto…a los hermanos” él será un “buen ministro de
Jesucristo”. Estas son palabras que pueden servir como ánimo para
todo pastor, y para cualquiera que sirva al Señor Jesús.
¿Qué es lo que Timoteo les debe enseñar a sus hermanos
creyentes? Pablo les había estado advirtiendo contra las
enseñanzas demoníacas. Anteriormente ya había hablado del
“misterio de la piedad”, acerca de Jesús y de la obra que él había
llevado a cabo para nuestra salvación. Un pastor hará ambas cosas:
predicar el maravilloso evangelio del perdón en Jesús y advertir
contra los errores que destruyen el evangelio y la fe. Esto lo
convierte en un “buen ministro”, un ministro que verdaderamente
sirve al Señor Jesús.
Si Timoteo quiere hacer bien esto, él mismo también necesita
ser nutrido y capacitado, “con las palabras de la fe y de la buena
doctrina que has seguido”. Timoteo se debe alimentar
espiritualmente de la verdad, de las buenas enseñanzas que se
encuentran en la palabra revelada de Dios. Desde la infancia él
había conocido las Sagradas Escrituras (2 Timoteo 3:15). Además,
65
1 Timoteo 4:6-10

todo lo que él había aprendido y seguido, aunque fuera desde el


tiempo en que era un niño pequeño, lo debía seguir estudiando y
repasando para alimentar su alma y nutrir su fe.
Los pastores necesitan seguir cargando sus propias baterías.
Esto le da chispa, vida y vigor a su predicación y a su ministerio.
Solamente pueden dar lo que han recibido primero de Cristo y de
su Palabra de vida.
Pablo se refiere nuevamente a las “fábulas y genealogías
interminables” de las que ya había hablado antes (1:4). Ahora las
llama “profanas”, mundanas. Son propias “de viejas”, no se basan
en la verdad, son ficticias, tontas y no vale la pena mencionarlas.
Timoteo se debe mantener alejado de ellas; no nutrirán su fe sino
que lo apartarán de la verdad. Se puede decir lo mismo de mucho
de lo que aparece en las publicaciones religiosas de hoy en día.
Un pastor debe ser selectivo con lo que lee y estudia durante el
tiempo limitado de que dispone.
De la ilustración de la nutrición, Pablo ahora pasa a usar la
figura del ejercicio. “Ejercítate para la piedad”. La palabra griega
que se traduce como “ejercítate” se encuentra en la palabra
“gimnasia”. Cualquiera que espere participar en los juegos
olímpicos sabe que esto exige una buena preparación y ejercicios
físicos difíciles y fuertes.
“El ejercicio corporal para poco es provechoso.” La Nueva
Versión Internacional dice: El ejercicio físico trae algún
provecho”. También tiene algún valor para el “ministerio de
Jesucristo”. El pastor que es negligente en el cuidado de su cuerpo
puede acortar su tiempo de servicio. Sin embargo, el valor del
ejercicio físico y de la preparación es limitado.
Lo que es importante es la preparación para ser piadoso. La
“piedad” no es algo que nosotros hagamos por nuestra propia
cuenta, sino que consiste en la fe y en la vida que Dios obra en
nosotros: “para todo aprovecha”. El “todo” es global, incluye tanto
la vida presente como la vida venidera. ¡Qué maravillosas
promesas del amor y de la preocupación perdurable de Dios tiene
el cristiano para esta vida terrenal! Sencillamente no hay
66
1 Timoteo 4:11-14

comparación entre lo que es “poco provechoso” y lo que “para


todo aprovecha”. Sin embargo, ¡cuán fácilmente nos distraemos
de la espiritualidad y de la piedad para prestarle más atención a lo
que es de valor sólo para el cuerpo y para esta vida!
Es importante recordar el valor incomparable de la piedad.
“Palabra fiel es ésta y digna de ser recibida por todos.” Sin lugar
a duda, merece ser creída por todo cristiano. En verdad, esto es lo
que les da a Pablo y a Timoteo, y a todo pastor, profesor y cristiano
la voluntad de “trabajar y sufrir”. Como Pablo lo dice: “Esperamos
en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres,
mayormente de los que creen”. El Dios viviente es el Salvador de
todos los hombres, porque el Señor Jesús se dio a sí mismo como
rescate por todos (2:6). Sin embargo, no todos entran en la
salvación. Es el Salvador especialmente de los que creen, no
porque su fe los haga dignos, sino porque la incredulidad rechaza
la bendición de Dios.

Crecimiento personal
1Timoteo4:11-14
11
Esto manda y enseña. 12 Ninguno tenga en poco tu
juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra,
conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 13 Entre tanto que voy,
ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. 14 No
descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante
profecía con la imposición de las manos del presbiterio.

Todas las cosas que Pablo le ha estado escribiendo a Timoteo


son para que mande y enseñe. Él debe instruir a los ancianos, a los
diáconos y al pueblo en estos asuntos, no con un autoritarismo
legalista, sino con certeza y convicción. Esta era una
responsabilidad muy pesada, en especial para un hombre que
todavía era joven. Timoteo tenía tal vez treinta y tantos años, y sin
duda era más joven que aquellos a los que él iba a “mandar y
enseñar”.

67
1 Timoteo 4:11-14

Pablo le aconsejó: “Ninguno tenga en poco tu juventud”. El


pastor joven que se acaba de graduar en el seminario apreciará
estas palabras de ánimo que le da Pablo. Puede ser que se sienta
joven e inexperto; hasta los miembros se pueden referir a su
juventud. Una anciana una vez rechazó la corrección de su joven
pastor con estas palabras: “Tengo edad suficiente para ser tu
abuela”.
¿De qué manera iba a evitar Timoteo ese “menosprecio”?
“Nuestra tarea no es la de prohibirles que nos menosprecien, sino
la de no darles a otros la oportunidad de menospreciar” (Lutero).
Pero él, ¿de qué manera iba a evitar darles esa oportunidad? Tenía
que darles un buen ejemplo y tenía que crecer en su vida espiritual.
“Sé ejemplo de los creyentes en palabra”: ya sea en el púlpito,
en el salón de clase o en una conversación privada; “en conducta”:
al practicar lo que él predica; en “amor”: el amor abnegado
característico de Cristo Jesús; en “fe”: que confía en Dios y que
es el origen de la vida y del amor cristianos; en “pureza”: no dando
ni siquiera una sospecha de inmoralidad. Por medio de tan
ejemplar conducta, Timoteo, el joven pastor, ganará el respeto de
los creyentes a quienes sirve. Pero, ¿quién es capaz de todo esto?
El “buen ministro” ora: “Señor, guíame y fortaléceme”.
El fortalecimiento viene de la Palabra. Timoteo se debe dedicar
a ella. “Entre tanto que voy [Véase 3:14], ocúpate en la lectura, la
exhortación y la enseñanza.” Una de las bendiciones del ministerio
es que uno puede andar ocupado con la palabra de Dios tanto en
estudios personales como en las varias obligaciones pastorales.
Esto último no se refiere sólo a las actividades profesionales; el
sermón que el pastor prepara, primero se lo predica a sí mismo, la
lección que él prepara para enseñarles a otros, informa, inspira y
fortalece también la fe del pastor.
Pablo anima más al joven Timoteo al recordarle el don que
Dios le ha dado para su ministerio. Ya antes había hablado de esto
en el capítulo 1:18. Se refirió nuevamente a esto en su segunda
carta a Timoteo donde escribió: “Por eso te aconsejo que avives
el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis
68
El que es de Dios oye las palabras de Dios

69
1 Timoteo 4:15,16

manos” (1:6). ¿Es que Dios le había dado a Pablo una palabra
especial de inspiración para que le hablara a Timoteo al imponerle
las manos en el momento de su ordenación, y también a los otros
ancianos que impusieron sus manos sobre él? ¿Es que ellos dijeron
algo acerca de un don especial para el ministerio que Dios le había
dado a Timoteo? ¿En qué consistía este don? No sabemos los
detalles, pero ¡qué estímulo el recordar que Dios le había dado un
“don” para el trabajo que estaba realizando! A Timoteo se le dice
que no lo descuide. Al usar este don se aviva el fuego, crece y
beneficia a los que él sirve.
Todo pastor, profesor, y cristiano ha recibido un “don” de Dios.
No todos tienen dones en el mismo grado, pero cada uno ha
recibido un don que es útil para el reino del Señor. Que nadie diga:
“No hay nada que yo pueda hacer.”
1Timoteo4:15-16
15
Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu
aprovechamiento sea manifiesto a todos. 16 Ten cuidado de ti
mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto
te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen.

Timoteo crecerá espiritualmente al dedicarse con diligencia al


estudio y enseñanza de la Palabra y a su ministerio. Sin ningún
esfuerzo especial de parte de Timoteo para demostrar esto, su
crecimiento se hará evidente para todos. La gente olvidará que él
es joven y lo reconocerá y lo respetará por su creciente madurez
espiritual.
¡Cuán importante es para Timoteo el ser cuidadoso consigo
mismo, con su vida y con su enseñanza! ¡Qué importante es
perseverar en todos estos asuntos! “Te salvarás a ti mismo y a los
que te escuchen”. Ciertamente él podrá hacer esto no por sus
propios esfuerzos, sino mirando y guiando a la gente hacia el Señor
Jesús en fe. “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro
nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser
salvos” (Hechos 4:12).

70
1 Timoteo 4:15,16

Que el pastor joven de hoy en día también encuentre


instrucción y ánimo en estas palabras de Pablo a Timoteo. Esto es
un estímulo para pelear la buena batalla de la fe mientras él lleva
a cabo su ministerio. Que con diligencia se dedique a la Palabra
inspirada. Que cuide atentamente su vida y su enseñanza para ser
un buen ejemplo para los creyentes. Que no descuide los dones
que le han sido dados por el Espíritu Santo. Continuará creciendo
y madurando espiritualmente. Esto también se hará evidente para
su congregación y será una bendición eterna para él y para sus
oyentes.

71
SÉ PASTOR DE TODO TIPO DE GENTE
1 TIMOTEO 5:1–6:19

En su trabajo en Éfeso Timoteo no solamente le servirá a la


iglesia en su totalidad; enseñará y predicará no sólo a la
congregación reunida, o a grupos de creyentes, también les servirá
a las personas en lo individual o a grupos. Exhortará, reprenderá,
advertirá, consolará y aconsejará a cada cristiano de Éfeso de
acuerdo a su necesidad. Servirá a las personas en cualquier
situación de la vida en que se encuentren, ya sea hombre o mujer,
joven o anciano, casado o viudo, siervo o libre, rico o pobre. Al
pelear la buena batalla de la fe Timoteo servirá a la oveja del
rebaño como un pastor amoroso, preocupado, cuidadoso.

Grupos de diferente edad

5
1Timoteo5:1-2
No reprendas al anciano, sino exhórtalo como a
padre; a los más jóvenes, como a hermanos; 2 a las
ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas,
con toda pureza.

Habrá oportunidades en que Timoteo deba reprender a un


hombre o a una mujer mayor en edad. Al escribirle a Tito, Pablo
se refiere a algunas cosas específicas acerca de las cuales los
ancianos o las ancianas tal vez necesiten una corrección (véase
Tito 2:2,3). Al exhortar y corregir a los ancianos, Timoteo, como
joven, debe mostrar el honor y el respeto debidos según el Cuarto
Mandamiento. “Delante de las canas te levantarás y honrarás el
rostro del anciano” (Levítico 19:32).
A los hombres y a las mujeres jóvenes que sean más o menos
de la edad de Timoteo, los debe tratar como si fueran familia, como
si fueran hermanos y hermanas. Con respecto a estas últimas,
Pablo añade: “con toda pureza”. No es que Timoteo haya mostrado
ser imprudente con las mujeres jóvenes, pero que nadie considere

72
1 Timoteo 5:3-8

que queda fuera de esta advertencia, especialmente para evitar


siquiera un asomo de impureza.
Todo pastor joven debe aplicarse a sí mismo lo que Pablo le
escribe a su joven colaborador, puesto que en su congregación él
sirve a personas de diferentes edades. Si Timoteo hubiera sido de
más edad, Pablo le habría aconsejado tratar a los ancianos como a
hermanos y a hermanas, y a la gente joven como a hijos e hijas.

Las viudas

El primer grupo especial que Pablo menciona son las viudas.


También en la congregación de Jerusalén había un primer grupo
que necesitaba ser servido de una manera especial (Hechos 6). Si
una mujer perdía a su esposo, perdía su medio de sustento. No
existía el seguro social, ni pensión, ni seguro médico; tampoco el
gobierno proveía programas de asistencia que la pudieran ayudar.
En general había muy poca o casi ninguna oportunidad para que
ella pudiera obtener un empleo remunerativo. No es de sorprender
que Pablo tuviera palabras especiales de instrucciones con respecto
a las viudas.
1Timoteo5:3-8
3
Honra a las viudas que en verdad lo son. 4 Pero si alguna
viuda tiene hijos o nietos, aprendan estos primero a ser
piadosos para con su propia familia y a recompensar a sus
padres, porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios.
5
Pero la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en
Dios y es diligente en súplicas y oraciones noche y día. 6 Pero
la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta.
7
Manda también esto, para que sean irreprochables,
8
porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente
para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un
incrédulo.

En estos versículos, Pablo agrupa a las viudas en dos


categorías. Existen las “que en verdad lo son” y han quedado solas;

73
1 Timoteo 5:3-8

y, también existen las viudas que no están solas, sino que tienen
hijos y nietos, que tienen una familia y parientes que cuiden de
ellas.
La congregación debe “honrar” a la que “en verdad es viuda”,
que no tiene hijos, ni familia, ni parientes. Esta que “en verdad es
viuda” reconoce que depende de Dios. Ella “pone su esperanza en
Dios y persevera noche y día en sus oraciones y súplicas” (NVI).
Se nos recuerda a Ana que “no se apartaba del Templo, sirviendo
de noche y de día con ayunos y oraciones” (Lucas 2:37).
Dios desea contestar las oraciones de las que “en verdad son
viudas” por medio de sus hermanos y hermanas en Cristo. Ellos
son la única familia que le queda. La palabra que se ha traducido
en la Nueva Versión Internacional como “reconoce debidamente”,
literalmente significa “honra, muestra respeto, venera”. Y como
esto implica apoyo espiritual y emocional, seguramente también
se extiende a la ayuda económica de parte de la congregación.
Pablo hablará nuevamente de esto en el versículo 16.
En vez de volverse hacia Dios, puede ser que una viuda busque
satisfacer sus necesidades emocionales, sociales y quizás hasta las
económicas por medio de una vida de placer. Acerca de esto Pablo
dice que “viviendo está muerta”. Ella puede pensar que
verdaderamente está gozando de la vida, pero el pecado ha matado
la fe de su corazón. En casos como éste es claro que la
responsabilidad de la iglesia es hacerle un serio llamado al
arrepentimiento.
La situación es completamente diferente si una viuda tiene
hijos y nietos. Ella no “en verdad es viuda” como la que se ha
quedado sola. Pablo afirma lo que es “agradable delante Dios” en
situaciones como ésta: “Aprendan éstos primero a ser piadosos
para con su propia familia, y a recompensar a sus padres” y
abuelos. Hasta los incrédulos reconocen la unión de los lazos
familiares y las responsabilidades que les incumben mutuamente
a los padres y a los hijos, de modo que cualquiera que no provea
“para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la
fe y es peor que un incrédulo”.
74
1 Timoteo 5:9-15

Pablo no entra en detalles para indicar exactamente lo que los


hijos deben hacer por sus padres y lo que los padres deben hacer
por sus hijos. Esto variará de familia a familia según la necesidad.
En nuestra sociedad, puede ser completamente diferente de lo que
era en los tiempos de Pablo. Surgen muchas preguntas. ¿Hasta qué
punto los hijos deben proveer económicamente para sus padres?
¿Deben llevarlos a vivir con ellos a su hogar? ¿Es que los padres
deben descuidar a sus propios hijos para poder atender a sus
padres? ¿Es que los hijos deben permitir que sus padres reciban
ayuda del gobierno? ¿Es una falta de amor el poner a su padre o
madre en un hogar de ancianos? Las respuestas a éstas y a otras
preguntas similares no son tan sencillas. No siempre son las
mismas. Sin embargo, que las respuestas sean según el espíritu
que es evidente en la explicación que da Lutero del Cuarto
Mandamiento: “Debemos temer a y amar a Dios de modo que no
despreciemos ni irritemos a nuestros padres y superiores, sino que
los honremos, les sirvamos, obedezcamos, los amemos y tengamos
en alta estima.”
1Timoteo5:9-15
9
Sea puesta en la lista sólo la viuda no menor de sesenta
años, que haya sido esposa de un solo marido, 10 que tenga
testimonio de buenas obras: si ha criado hijos, si ha
practicado la hospitalidad, si ha lavado los pies de los santos,
si ha socorrido a los afligidos, si ha practicado toda buena
obra. 11 Pero viudas más jóvenes no admitas, porque cuando,
impulsadas por sus deseos, se rebelan contra Cristo, quieren
casarse, 12 incurriendo así en condenación por haber
quebrantado su primera fe. 13 Y también aprenden a ser
ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas,
sino también chismosas y entrometidas, hablando lo que no
debieran. 14 Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen,
críen hijos, gobiernen su casa; que no den al adversario
ninguna ocasión de maledicencia, 15 porque ya algunas se han
apartado en pos de Satanás.

75
1 Timoteo 5:9-15

En estos versículos Pablo divide nuevamente a las viudas en


dos grupos, y esta vez es de acuerdo a la edad. Las que son
mayores de sesenta años “sean puestas en la lista”, a las más
jóvenes se les aconseja que se casen. Es claro que puede haber
“verdaderamente viudas” o viudas con familia en cualquiera de
estos grupos. Parece que Pablo no ha dividido a las viudas en
grupos mutuamente exclusivos.
Desearíamos saber más acerca de lo que significa poner a una
viuda en la lista. ¿Qué tipo de lista era ésta? Los comentaristas
generalmente siguen una de dos explicaciones. Algunos
consideran que ésta era una lista de las viudas a las que la
congregación mantenía debido a su necesidad. Otros consideran
la lista para incluir a las viudas a quienes la congregación escogía
como diaconisas o por lo menos para algún tipo de servicio similar.
Sin escoger de antemano una u otra explicación, veamos lo que
dice Pablo acerca de poner a las viudas en la lista.
Existe el requisito de la edad. Las viudas que son menores de
sesenta años no serán incluidas en la lista. Más adelante Pablo
tendrá más que decir acerca de esto.
¿Con qué propósito eran incluidas en la lista las que eran
mayores de sesenta? Si eran “verdaderamente viudas” a esa edad,
es posible que haya sido para proveer para su sustento. De modo
que podemos preguntar: ¿Era ésta una lista de las viudas que eran
mayores de sesenta años, que no tenían a nadie que las sustentara
y por eso eran inscritas como la responsabilidad de la
congregación? Esta parece ser una posibilidad.
Sin embargo, estas viudas inscritas, también, debían tener
ciertas cualidades. Debían haber sido fieles a sus esposos, que
habían sido bien conocidos por sus buenas obras. Eran bien
conocidas por ser buenas madres. Eran las que habían demostrado
ser hospitalarias, y hasta les habían lavado los pies a sus hermanos
en la fe (“santos”) cuando los habían recibido como invitados o
huéspedes. Este era un servicio necesario después de haber viajado
a pie por los senderos, era un servicio que generalmente era la tarea
de los siervos. Estas eran viudas que habían demostrado ser hábiles
76
1 Timoteo 5:9-15

en ayudar a los que estaban en aflicción, a quienes los atribulados


sentían que podían acudir, y que voluntariamente siempre estaban
listas a ayudar. Pablo había establecido listas similares de
requisitos para los ancianos y para los diáconos. Entonces ahora
preguntamos si es que la lista de cualidades muestra que estas
viudas iban a servir a la congregación de una manera especial, tal
vez de una manera semejante a la de los diáconos. Ésta también
parece ser una posibilidad.
¿Y qué hay acerca de las viudas jóvenes? ¿Es que Pablo se
contradice a sí mismo en lo que dice de ellas? No deben ser
inscritas en la lista porque es posible que quieran casarse después,
y al hacerlo “incurriendo así en condenación”. Pero algunos
versículos más adelante Pablo aconseja “que las viudas jóvenes se
casen”.
Parece que podría ser una tentación para ellos el inscribir a las
viudas jóvenes, especialmente si esto significaba que ellas
recibirían todo el apoyo de la congregación. Al ser jóvenes todavía,
y tener mucho tiempo libre, podrían rendirse a sus “pasiones”
(NVI). Si ya no se dedicaban a Cristo, podrían caer en un estilo de
vida pecaminoso en el que el matrimonio no tenía otro propósito
que el de satisfacer su pasión sensual. Esto hasta podría resultar
en el quebrantamiento de “su primera fe”, trayendo así el juicio
sobre ellas. También podrían ser tentadas a “andar de casa en
casa”, y a volverse “ociosas... chismosas y entrometidas, hablando
de lo que no debieran”. En el versículo 15 Pablo muestra que
escribe basándose en la experiencia: “Porque ya algunas se han
apartado en pos de Satanás”.
Si el inscribirlas en la lista incluía el ejercicio de deberes
especiales, éstos no podían haber sido de tal naturaleza que las
viudas sintieran que el trabajo era sobrecargado, tampoco significa
que las viudas jóvenes iban a estar ocupadas por completo.
Algunos comentaristas también han propuesto el pensamiento de
que el inscribirse podría haber requerido de la “promesa” de
dedicarle el resto de su vida a las obligaciones requeridas y no
volver a casarse. Por esta razón no se debía inscribir a las más
77
1 Timoteo 5:16

jóvenes. Ya que no se indica ninguna promesa en el caso de los


ancianos y de los diáconos, uno se pregunta por qué era necesario
pedirla de las viudas. Parece poco probable que haya sido
necesaria la promesa de ser célibe, cuyo quebrantamiento podría
haber considerado digno de juicio. Posteriormente esto se
desarrolló en la iglesia católica romana.
¿Cuál es el consejo que les da Pablo a las viudas jóvenes? Él
les aconseja que se casen, no simplemente para satisfacer sus
“deseos”, sino para que “críen hijos [y] gobiernen su casa”. Nadie
podrá difamarlas con acusaciones falsas de tener una conducta
inmoral, ni de ser chismosas y entremetidas. Eso no excluye la
posibilidad de que las “verdaderamente viudas” que son más
jóvenes reciban una ayuda temporal de la congregación, aunque
no hayan sido inscritas en la lista de viudas. Casarse nuevamente
debe haber sido una perspectiva más probable para las viudas más
jóvenes. Pablo les aconseja que sigan este camino con todas las
responsabilidades que esto traiga. No se convertirían en una carga
permanente para la iglesia con las tentaciones que esto acarrearía
sobre ellas.
No se ha encontrado ninguna respuesta específica a lo que
significa inscribir a las viudas en la “lista”. Tal vez la respuesta
incluya algo de las dos explicaciones propuestas. A las que estaban
en la lista se les reconocía como la responsabilidad permanente de
la congregación. Es probable que se les haya asignado algún
servicio a la iglesia que solamente las viudas mayores podrían
rendir mejor debido a las cualidades que se requerían.
1Timoteo5:16
16
Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, que
las mantenga, y no sea gravada la iglesia, a fin de que haya lo
suficiente para las que en verdad son viudas.

Después de haber tratado el asunto de inscribir a las viudas en


la “lista”, Pablo habla nuevamente del tema de su manutención.
Los creyentes se deben hacer cargo de las viudas que existan en
su propia familia. Esto le dará a la iglesia la capacidad de usar sus
78
1 Timoteo 5:17,18

recursos para proveer a las “que en verdad son viudas”. La puesta


en práctica de estos principios puede variar de acuerdo al cambio
de las épocas, y a las diferentes condiciones económicas y sociales,
pero no cambia el grado de interés y de la preocupación tanto de
parte de la familia como de la iglesia. Que los creyentes de la
iglesia no se vuelvan indiferentes, ni cierren los ojos para no ver
a los que están necesitados.

Los ancianos
1Timoteo5:17-18
17
Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por
dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en
predicar y enseñar, 18 pues la Escritura dice: «No pondrás
bozal al buey que trilla» y «Digno es el obrero de su salario».

Timoteo debe instruir a la congregación de Éfeso no sólo


acerca de las cualidades de los ancianos tal como lo hizo en el
capítulo 3. También les debe enseñar a los miembros las
responsabilidades que tienen para con los ancianos. Él escribe
sobre los que hacen bien su trabajo, pero también reconoce que
algunas veces éstos pueden necesitar una reprensión.
No sabemos cuántos ancianos había en Éfeso; Pablo habla de
ellos en plural, como un grupo. Es probable que hayan servido
llevando a cabo su ministerio en equipo, con varios ancianos que
tenían diferentes tareas.
Algunos de ellos dirigían los asuntos de la congregación. A los
ancianos también se les llamaba obispos. Cuando los cristianos
forman una congregación, alguien debe supervisar o dirigir sus
asuntos. Dios quiere que su pueblo le rinda culto y que trabaje
unido de una manera apropiada y con orden (1 Corintios 14:40).
Es necesario tener una buena administración. Nosotros, también,
necesitamos de aquellos que “dirijan bien los asuntos de la iglesia”
(versículo 17, NVI).
Por último todo lo que hace la congregación es en interés del
evangelio, que es la santa palabra de Dios. Así Pablo menciona
79
1 Timoteo 5:17,18

especialmente a los ancianos “que trabajan en predicar y enseñar”.


Los apóstoles también consideraban que “el ministerio de la
palabra de Dios” era su tarea principal (Hechos 6:2, NVI). De las
muchas obligaciones que se espera que cumpla un pastor, nada
debe interferir con la enseñanza ni con la predicación. Muchas de
las actividades que tienen lugar en la iglesia pueden ser útiles y
beneficiosas, pero sólo de la palabra de Dios se puede decir que la
iglesia no puede existir sin ella.
Los ancianos que “gobiernan bien” su trabajo son “dignos de
doble honor”. Si el trabajo está “bien” hecho sólo puede ser
determinado según las normas de Dios y no por las de los hombres.
La gente se puede sentir complacida oyendo lo que desean (2
Timoteo 4:3), pero sólo lo que corresponde a la verdad eterna de
Dios es bien enseñado, y bien dicho. Las cartas pastorales proveen
una norma por la que se puede juzgar.
Los que sirven en el ministerio público no deben buscar honor,
fama, reconocimiento ni beneficios materiales. Levarán a cabo su
trabajo fiel y humildemente, sabiendo que todo éxito es la obra del
Señor. Sólo pueden tener éxito cuando él bendice. Sin embargo,
Dios no prohíbe que la iglesia reconozca el trabajo bien hecho.
Más bien, los que sirven a la iglesia deben recibir “doble” honor
y respeto, cuando hacen bien su trabajo. Difícilmente se puede
pensar en “doble honor” en términos matemáticos, como que se
recibe exactamente dos veces el honor de aquellos cuyo trabajo
no ha sido tan bien hecho. La palabra que se usa para honor tiene
implícita la idea de valor. A los ministros que son fieles se les debe
tener en alta estima.
Las dos citas que siguen muestran que Pablo quiere que la
congregación también muestre honor al proveer apropiadamente
para las necesidades materiales de aquellos que la sirven. “No
pondrás bozal al buey que trille” es una cita tomada de
Deuteronomio 25:4. A los bueyes que se usaban para pisotear el
grano en el lugar donde éste se trillaba, no se les debía poner bozal
para impedir que comieran algo del grano. El apóstol Pablo cita
este pasaje en 1 Corintios 9, aplicándolo a sí mismo y a los
80
1 Timoteo 5:19,20

misioneros que eran sus compañeros: “¿Se preocupa Dios por los
bueyes?... Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual,
¿será mucho pedir que cosechemos de vosotros lo material?” (9:9-
11).
La otra cita es de Jesús y se encuentra en Lucas 10:7: “El
obrero es digno de su salario”. El evangelio de Lucas fue escrito
antes de 1 Timoteo y podemos suponer que Pablo estaba
familiarizado con él. Jesús empleó estas palabras para referirse al
sustento que debían recibir los hombres que eran enviados por él
a predicar. Pablo lo sintetizó de esta manera: “Así también ordenó
el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio”
(1 Corintios 9:14).
Así podemos ver que el modo en que la iglesia provee para los
que le sirven bien, es una manera de honrarlos. Si ponemos esto
en términos actuales, por medio del salario que paga y por los
beneficios que provee, una congregación muestra honor y respeto
por los trabajadores que ha llamado para que la sirvan.
Difícilmente muestran “doble honor” si mantienen su sustento al
nivel de la pobreza o del salario mínimo. Sin embargo, tampoco
el pastor debe esperar que el “doble honor” requiere que aquellos
a quienes él sirve lo conviertan en un hombre rico.
1Timoteo5:19-20
19
Contra un anciano no admitas acusación si no está
apoyada por dos o tres testigos.
20
A los que persisten en pecar, repréndelos delante de
todos, para que los demás también teman.

Los ancianos también eran seres humanos que todavía eran


pecadores y se podían equivocar. Ellos también podrían ser
infieles. Sin embargo, ya que funcionaban en un oficio público,
podrían estar expuestos a las críticas de los miembros y sus gustos
particulares. Para llevar a cabo la disciplina cristiana, para tratar
apropiadamente con los ancianos que habían pecado, y para evitar
las críticas individuales por haber sido puestos ante la
congregación, Pablo le aconseja a Timoteo: “Contra un anciano
81
1 Timoteo 5:19,20

no admitas acusación si no está apoyada por dos o tres testigos.”


Al llevar a cabo la disciplina cristiana es importante que: “en boca
de dos o tres testigos conste toda palabra” (Mateo 18:16; véase
Deuteronomio 19:15).
Por su experiencia personal Pablo sabía que no era posible
complacer a todo el mundo. En lo personal, él había tenido que
sufrir acusaciones falsas, y sabía que los que servían en el
ministerio público estaban sujetos a un escrutinio cuidadoso.
Podrían ser acusados falsamente por individuos a los que no les
gusta lo que hace el pastor o el profesor. Sólo se podían tener en
cuenta las acusaciones que eran respaldadas por el testimonio de
testigos.
Cuando existía una acusación debidamente establecida contra
un anciano, éste debía ser reprendido. Eso se debía hacer “delante
de todos”. La presunción es que el pecado también era un asunto
público, puesto que había por lo menos dos o tres testigos.
El propósito de esta reprensión o censura pública es “para que
los demás también teman”. ¿Quiénes son “los demás”? Algunos
piensan que esto se refiere a los otros ancianos. Más bien parecería
que “los demás” es una referencia más amplia a los hermanos en
Cristo en general. Si un pastor peca y es corregido públicamente,
eso servirá como una advertencia para toda la congregación. Los
intentos de ocultar no les van a servir ni al trabajador llamado ni
al pueblo. Debido a que su trabajo es de una naturaleza pública,
se impone la censura pública. Sin embargo, si el pecado es tan
privado que es conocido sólo por el pastor pecador y por el que lo
reprende, el Octavo Mandamiento impedirá que se haga del
conocimiento público.
Los pastores deben servir como ejemplo al rebaño en su fe y
en su vida. Cuando su pecado requiera la reprensión pública, que
también sean un ejemplo en el arrepentimiento. Que no busquen
disculpar ni esconder su pecado. Que acepten humildemente la
reprensión y que confiesen. Que acudan al Señor en busca del
perdón. Que produzcan los frutos del arrepentimiento, y que

82
1 Timoteo 5:21

acepten humildemente cualesquiera que sean las consecuencias de


su pecado “para que [esto] sirva de escarmiento” (NVI).

Más instrucciones
1Timoteo5:21
21
Te encarezco delante de Dios, del Señor Jesucristo y de
sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios,
no haciendo nada con parcialidad.

En la iglesia no hay lugar para el favoritismo. Cuando los


ancianos pecan (véase el versículo 20), no deben recibir un
tratamiento más favorable que el que reciben los otros miembros
de la congregación. Dios trata a todos los pecadores por igual,
condenando a todos, y enviando a Jesucristo como un Salvador
para todos. “Delante de Dios”, que es justo con todos, Pablo le
encomienda solemnemente a Timoteo que sea igualmente
imparcial.
¿Quiénes son los “ángeles escogidos” frente a los que Pablo
habla esto? No lo sabemos con certeza. Una respuesta posible es
que él se esté refiriendo a los ángeles santos, los ángeles
“escogidos”, en contraste con aquellos que cayeron (Judas 6; 2
Pedro 2:4). Éstos ángeles santos están en la presencia de Dios y él
los usa como sus mensajeros para que les sirvan a los cristianos
(Hebreos 1:14).
Los pastores se pueden sentir tentados a tener amigos
“especiales” en la congregación. Es posible que ellos le presten
más atención pastoral a aquéllos por los que sienten más afinidad,
que por aquellos con quienes tienen poco contacto personal. Las
congregaciones le pueden dar un trato preferencial a un miembro
destacado, a un hombre de dinero o a un generoso contribuyente
a la iglesia. Pueden mostrar parcialidad al escoger a los ancianos
y a los diáconos. “[No hagas] nada con parcialidad” no es
solamente un buen consejo, sino una solemne recomendación del
apóstol.

83
1 Timoteo 5:22&23

No impongas con ligereza las manos a ninguno ni


22

participes en pecados ajenos. Consérvate puro.

La imposición de las manos se hacía para sanar a los enfermos


(Hechos 28:8), para otorgar bendiciones (Marcos 10:16), para dar
el Espíritu Santo (Hechos 8:17-19), para adjudicar un cargo
(Hechos 6:6; 13:3; 1 Timoteo 4:14). En este contexto, sin duda
Pablo se está refiriendo al último que acabamos de mencionar, para
delegar un cargo en la congregación como el de anciano o el de
diácono.
Timoteo no debe actuar con apresuramiento al asignar un
cargo. Si llegara a fallar en asegurarse de las cualidades y de la
conducta cristiana de una persona, Timoteo demostraría
indiferencia hacia el pecado y compartiría la responsabilidad de
los pecados cometidos por la persona que tiene el cargo, y por el
daño que su conducta le podría hacer a la iglesia. Esto nos recuerda
una prohibición anterior que hizo Pablo contra investir a un
“neófito” como obispo (3:6). Lo que Pablo dice aquí tiene una
aplicación más amplia y él estaba pensando no sólo en el recién
convertido. Si una congregación se vuelve descuidada en la
escogencia de sus líderes, la responsabilidad por la mala conducta
y por los pecados de los líderes que han sido mal escogidos será
compartida por la congregación. Somos responsables no sólo de
lo que hacemos nosotros, sino también de lo que permitimos que
otros hagan. “Consérvate puro” al no compartir los pecados de
otros.
1Timoteo5:23
23
Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por
causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.

Algunos creen que Timoteo tomó tan en serio la advertencia


de Pablo contra la borrachera y contra el exceso (3:3,8), que él
sólo bebía agua. No hay ninguna duda de que Timoteo sabía que
el primer milagro de Jesús fue cuando proveyó vino para la boda

84
1 Timoteo 5:24,25

de Caná. Debe haber conocido el salmo que habla de las plantas


que Dios hace crecer y que también proveen “el vino que alegra
el corazón del hombre” (Salmo 104:15). Por lo tanto, es dudoso
que bebiera sólo agua debido a que era un “prohibicionista”.
Probablemente quería establecer un buen ejemplo para los que se
sentían tentados al exceso. También puede ser que haya sido su
preferencia personal.
Cualquiera que sea la razón, Pablo le aconseja que use “un
poco de vino” por su salud. ¿Es que tal vez el estómago de
Timoteo era especialmente sensible a las impurezas del agua?
Cualesquiera que hayan sido las “frecuentes enfermedades” de
Timoteo, el vino podría ser de beneficio para él. La actitud de
Pablo hacia la ingestión de bebidas alcohólicas no rechaza el uso
moderado de ellas, pero, sin lugar a equivocación, rechaza su
abuso como un pecado.
1Timoteo5:24-25
24
Los pecados de algunos hombres se hacen patentes
antes que ellos vengan a juicio, pero a otros se les descubren
después. 25 Asimismo se hacen manifiestas las buenas obras;
y las que son de otra manera, no pueden permanecer ocultas.

Algunas personas pecan abiertamente, de manera que sus actos


deben ser condenados aun antes de que sean llevadas a juicio. Sus
pecados alcanzan el lugar del juicio “antes que ellos vengan a
juicio”. Es posible que esas personas se sientan orgullosas porque
no son hipócritas acerca de su pecado, porque no tratan de
esconderlo. Sin embargo, evitar la hipocresía no es ninguna
justificación para cometer el pecado.
Por otra parte, los que disimulan sus pecados bajo el manto de
la hipocresía, tarde o temprano quedarán al descubierto. Sus
pecados “se les descubren después”, pero, si no es antes, en el
juicio del Señor serán expuestos por él, que sabe todas las cosas.
Lo mismo se puede decir de las buenas obras; pueden ser
abiertas y evidentes y debido a su naturaleza misma pueden ser

85
1 Timoteo 6:1,2

vistas. Jesús mismo les dice a sus seguidores: “Así alumbre vuestra
luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras
y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16).
Sin embargo, eso no significa que el que las haga deba luchar
para que se le reconozcan. El Señor también advierte: “Guardaos
de hacer vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por
ellos” (Mateo 6:1). El que hace buenas obras no se preocupa de
ser visto por los hombres. No obstante, tarde o temprano, las obras
se harán evidentes; no pueden quedar ocultas. Si no es antes, en el
juicio final el Señor señalará a las buenas obras como una
evidencia de la fe (Mateo 25:34-40).
Al escribir estos versículos Pablo todavía puede haber estado
pensando en lo que dijo sobre no imponer las manos sobre alguien
de una manera apresurada. Timoteo no debe compartir los pecados
de los otros por su apresuramiento en juzgar sus requisitos. Debe
mirar cuidadosamente lo que es evidente, los pecados y las buenas
obras de ellos. El tiempo lo ayudará a reconocer con más claridad
lo uno o lo otro, es por esta razón que hace necesario el no actuar
precipitadamente. Sin embargo, esto no requiere de un
interrogatorio ni de una cuidadosa investigación de la vida ajena.
Algunas cosas permanecerán ocultas hasta el tiempo del juicio del
Señor. La iglesia no puede actuar basada en lo que el Señor
revelará a su debido tiempo.

Esclavos y amos

6
1Timoteo6:1-2
Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan
a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea
blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. 2 Y los que
tienen amos creyentes no los tengan en menos por ser
hermanos, sino sírvanlos mejor, por cuanto son creyentes y
amados los que se benefician de su buen servicio. Esto
enseña y exhorta.

86
1 Timoteo 6:1,2

La esclavitud era parte de la estructura social y económica del


Imperio Romano. Se ha estimado que dentro de la misma Roma,
cerca de la tercera parte de la población estaba constituida por
esclavos, algunos de ellos eran cultos e instruidos. Se ve que el
evangelio había encontrado aceptación entre los esclavos por las
frecuentes referencias que hace Pablo acerca de ellos en sus cartas.
Pablo le escribió una carta a Filemón, cuyo esclavo fugitivo se
había convertido al cristianismo. Le pidió a Filemón que recibiera
a Onésimo como un hermano en Cristo. Debe haber habido
suficientes esclavos en la congregación de Éfeso para que Pablo
le diera instrucciones especiales a Timoteo acerca de ellos.
Repetidamente, Pablo expresó el pensamiento de que “no hay
esclavo ni libre”, que nosotros “[somos] uno en Cristo Jesús”
(Gálatas 3:28). Los esclavos que reconocían la libertad espiritual
que tenían en Cristo llegarían a la conclusión de que eso se
aplicaba a todas sus relaciones terrenales. Por lo que Pablo escribe
podemos concluir que algunos esclavos se sentían tentados a
despreciar a sus amos que eran paganos y aun a tratar a sus amos
cristianos con menos respeto porque eran sus hermanos en Cristo.
Pablo no apoyaba la esclavitud. Anteriormente había
enumerado en su carta a “los traficantes de esclavos” con “los
adúlteros y los homosexuales y...todo lo que está en contra de la
sana doctrina” (1:10, NVI). Pablo tampoco inició una cruzada
simplemente para abolir la esclavitud en el Imperio Romano o en
el mundo, aunque eso pudo haber sido muy deseable. En vez de
eso, él muestra la manera en que el evangelio tendrá su efecto en
los cristianos que vivan en una relación de esclavo y amo.
Los esclavos que tengan amos paganos los deben considerar
“dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de
Dios y la doctrina”. Cuando un esclavo es cristiano, la conducta
para con su amo pagano le da honor o vergüenza a Cristo y al
evangelio. Si el esclavo no demuestra respeto, el resultado será
que Cristo será blasfemado entre los paganos. Si los esclavos
tienen amos que son creyentes, hay mayor razón para no faltarles

87
1 Timoteo 6:1,2

el respeto, y más bien para rendir aun un mejor servicio “por


cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen
servicio”.
En su carta a los efesios, Pablo les habla más extensamente a
los esclavos. Ellos deben obedecer a sus amos terrenales “como a
Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los
hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la
voluntad de Dios” (Efesios 6:5,6). Pedro añade el razonamiento
de que este servicio de buena voluntad y de respeto se debe rendir
“no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles
de soportar” (1 Pedro 2:18).
Pablo no le da instrucciones separadas a Timoteo con respecto
a los amos. Es evidente que lo que él les escribe en su carta a los
efesios con respecto a los amos, también se aplica aquí, es decir,
que los amos cristianos deben “[hacer] con ellos lo mismo”
(Efesios 6:9), es decir, con respeto, con amor, reflejando la fe en
Cristo. De esta manera el evangelio, al tiempo de convertir a los
pecadores, puede afectar profundamente y cambiar costumbres y
prácticas indeseables que puedan existir en un mundo pecador.
La relación de un obrero con su supervisor se diferencia de la
de un esclavo con su amo, ya que el obrero permanece como una
persona libre. Sin embargo, mucho de lo que se dice en esta
sección también puede encontrar aplicación en una sociedad que
prohíbe la esclavitud. El cristianismo no suprime las relaciones en
las que una persona está en un cargo de autoridad sobre otra, pero
afectará la manera en que los cristianos actúan en estas relaciones.
Pablo le recuerda nuevamente a Timoteo la responsabilidad de
su enseñanza en Éfeso: “Esto enseña y exhorta”. Lo que Pablo le
escribe a Timoteo es para ayudarlo de una manera que sea
provechosa y para que enseñe correctamente a otros. Esto se aplica
a lo que él acababa de escribir, a todo lo de esta carta, y también a
lo que sigue.

88
1 Timoteo 6:3-5

Descripción de los falsos maestros


1Timoteo6:3-5
3
Si alguno enseña otra cosa y no se conforma a las sanas
palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que es
conforme a la piedad, 4 está envanecido, nada sabe y delira
acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales
nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,
5
discusiones necias de hombres corruptos de entendimiento
y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de
ganancia. Apártate de los tales.

La preocupación de Pablo por “las sanas palabras” incluía


repetidas advertencias contra la falsa enseñanza. Este era un asunto
de profunda preocupación para Pablo. Por tercera vez habla de este
tema (véase 1:3-11; 4:1-16). La iglesia no puede asumir una
actitud indiferente “si alguno enseña otra cosa”.
La doctrina falsa se puede reconocer porque “no se conforma
a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que
es conforme a la piedad”. Lo que nuestro Salvador enseñó, todo
lo que está registrado para nosotros en las Santas Escrituras, es la
única base para juzgar la enseñanza de cualquiera. Algo que
contradiga o que no esté de acuerdo con lo que Jesús enseñó es
falso. Él enseñó que él es el único camino al Padre (Juan 14:6), y
que este camino es gracia pura. “Porque por gracia sois salvos”
(Efesios 2:8). Las enseñanzas falsas siempre promueven de alguna
manera la salvación por las obras, que el hombre puede y debe
hacer algo para ganar el favor de Dios. Tales doctrinas añaden una
condición que nosotros debemos cumplir: “si guardas los
mandamientos”; “si aceptas a Jesús en tu vida”; “si evitas ciertas
comidas”; “si haces lo mejor que puedas”; hasta “si tú crees”.
Hacen que la fe sea una obra en la que nosotros contribuimos. Esas
condiciones falsas no son “sanas”, no son una enseñanza saludable
que pueda sanar al corazón atribulado. No es “conforme a la
piedad” que puede llevarnos a la verdadera santidad de vida.

89
1 Timoteo 6:3-5

“Está envanecido, nada sabe y delira” es una descripción


adicional de Pablo acerca del maestro falso. Qué vanidad es decir:
“Señor Jesús, yo sé más que tú. Seguiré mis propias ideas y no lo
que tú enseñas.” Tal persona, aunque haya recibido muchos
honores como educadora, realmente “nada sabe y delira”. En su
vanidad, hace despliegue de su ignorancia al no escuchar a Jesús,
al colocarse a sí misma por encima de las Santas Escrituras.
El falso maestro “delira acerca de cuestiones y contiendas de
palabras”. Los falsos maestros no se sienten satisfechos sólo con
rechazar ellos mismos las enseñanzas de Cristo sino que quieren
convencer a otros para que se unan a ellos en sus errores. Ya no
permiten que las palabras signifiquen lo que dicen; las palabras se
convierten en un campo de batalla. Un ejemplo evidente son los
Testigos de Jehová; en su celo por conseguir prosélitos, ellos basan
sus argumentos en una tergiversación de las palabras y de la
gramática de las Escrituras, que se refleja en su propia traducción
de la Biblia, que con frecuencia es errónea. Por ejemplo, puesto
que niegan la divinidad de Cristo, ellos traducen el primer
versículo del evangelio de Juan así: “En el principio era el Verbo,
y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era un dios” (no usan Dios,
con D mayúscula).
El camino del falso maestro lleva a “envidias, pleitos,
blasfemias, malas sospechas, discusiones necias de hombres
corruptos de entendimiento”. Las falsas enseñanzas crean
discordias y divisiones en la iglesia y entre los cristianos. Cuán
diferente es todo esto de la paz, del amor, del gozo, del consuelo
y de la esperanza que viene por medio de la sana doctrina de Jesús.
“Privados de la verdad”: entre los falsos maestros hay también
algunos que una vez habían sabido la verdad. Ninguna iglesia ni
ninguna persona se pueden permitir el lujo de presumir que poseen
la doctrina verdadera. Cualquiera que no pelee la verdadera batalla
de la fe puede ser desviado, engañado y sin la verdad que una vez
atesoraba.
Las falsas doctrinas también están propensas a usar su falsa
“piedad” como “fuente de ganancia”. La avaricia del corazón
90
1 Timoteo 6:6-10

humano no se puede resistir a usar hasta la “piedad” para obtener


ganancias. En el tiempo de la Reforma, la iglesia romana se había
desviado a la falsa “piedad” de las indulgencias como una fuente
de riquezas fabulosas. Están bien documentadas en los medios de
prensa las riquezas que han amasado Oral Roberts y otros. En
verdad, todos tenemos un corazón que puede ser fácilmente
seducido por el deseo de tener riquezas. Es por esto que
encontramos que Pablo continúa con una advertencia acerca del
amor al dinero.

Los que desean riquezas


1Timoteo6:6-10
6
Pero gran ganancia es la piedad acompañada de
contentamiento, 7 porque nada hemos traído a este mundo y,
sin duda, nada podremos sacar. 8 Así que, teniendo sustento y
abrigo, estemos ya satisfechos; 9 pero los que quieren
enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias
necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y
perdición, 10 porque raíz de todos los males es el amor al
dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y
fueron atormentados con muchos dolores.

Pablo acababa de señalar que era equivocado hacer de la


“piedad” una fuente de riquezas. Ahora dice que la piedad es “gran
ganancia”. ¿Es que está contradiciendo lo que acaba de decir? De
ninguna manera, él habla aquí de la verdadera piedad. La
verdadera piedad es la fe en el Señor Jesús junto con el tipo de
vida que la fe produce. Eso trae contentamiento, que es lo opuesto
del descontento y de la avaricia. El mundo hace que surjan estos
dos últimos, mientras que el Señor obra lo primero.
Job, un hombre de riquezas, perdió todo lo que tenía, y sin
embargo pudo decir: “Desnudo salí del vientre de mi madre y
desnudo volveré allá. Jehová dio y Jehová quitó: ¡Bendito sea el
nombre de Jehová!” (Job 1:21). Pablo repite el mismo
pensamiento: “Porque nada hemos traído a este mundo y, sin duda,
91
1 Timoteo 6:6-10

nada podremos sacar”. El cristiano, sabiendo que las posesiones


terrenales son un don de Dios para esta vida, puede decir: Alabado
sea el nombre del Señor por lo mucho o poco que tengo. Este es
el verdadero contentamiento y esta es la ganancia.
Lo que escribe Pablo también puede llevar al reconocimiento
apropiado de las verdaderas necesidades de la vida. “Así que,
teniendo sustento y abrigo, estemos ya satisfechos.” La palabra
que se traduce como “abrigo” literalmente significa “cubrirse”, e
incluye no sólo lo que cubre directamente el cuerpo sino también
el albergue. El alimento y el abrigo satisfacen las necesidades
básicas; cuando Dios los da, puede haber contentamiento. Pablo
mostró este espíritu de contentamiento cuando escribió: “Sé vivir
humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy
enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para
tener abundancia como para padecer necesidad” (Filipenses 4:12).
Así habla la fe. De esta manera se asocia la piedad con el
contentamiento.
Quienquiera que base su esperanza y su sentido de seguridad
en las riquezas, nunca se sentirá contento. Esa persona siempre,
hasta el fin mismo de su vida, busca más y más ganancias. El
cristiano encuentra su seguridad en la promesa del Señor, que dice:
“Los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien”
(Salmos 34:10). El Señor Jesús dice: “No os angustiéis, pues,
diciendo: ‘¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?’,
porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro
Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas” (Mateo 6:31-33). ¿Qué mayor ganancia existe que
la de tener esta promesa del Señor?
Sin embargo, la gente se quiere enriquecer. Los cristianos
también son tentados a esto. No obstante, el deseo de riquezas está
lleno de peligros. “Pero los que quieren enriquecerse caen en
tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que
hunden a los hombres en destrucción y perdición.” ¿Cuántas vidas
que son controladas por el deseo de riquezas? ¿Acaso no han
92
1 Timoteo 6:11,12

seguido el mismo camino: se han rendido a la tentación, han sido


atrapados en el pecado, son llevados a acciones tontas y sin
sentido, y se han perdido en la ruina final? El curso de los
acontecimientos no siempre puede ser evidente de una manera
externa. Parecía que para el rico de la parábola, “que se vestía de
púrpura y de lino fino y hacía cada día banquete con esplendidez”,
todo marchaba bien. El hecho de que él había sucumbido a las
tentaciones de las riquezas, y que estaba atrapado en un estilo de
vida que lo iba a llevar a la ruina, no se hizo evidente hasta que
murió y se encontró en el infierno (Lucas 16:19-31).
El dinero en sí mismo no es lo malo. El Señor hizo de Abraham
un hombre rico, la mayor parte de los cristianos son bendecidos
con más dinero del que es necesario para suplir un mínimo de
alimento y de abrigo. A los cristianos hasta se les pueden otorgar
grandes riquezas y pueden servir a Dios con ellas. Pablo escribe
que es “el amor al dinero” el que es la “raíz de todos los males”.
La actitud que el corazón tiene hacia las riquezas se convierte en
la raíz del problema. El amor al dinero, “el cual codiciando
algunos”, lleva a toda clase de maldades. El joven rico, aunque
llevaba una vida virtuosa, amaba sus riquezas, le volvió la espalda
a Cristo y se alejó de él. Judas amaba el dinero y traicionó a su
Señor, y después en dolorosa desesperación se quitó la vida. “[El
dinero], el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron
atormentados con muchos dolores.” ¡Qué contraste: el
contentamiento con las promesas de Dios contra la avaricia que
lleva a la ruina final!

Encargo a Timoteo
1Timoteo6:11-12
11
Pero tú, hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la
justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la
mansedumbre. 12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano
de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado,
habiendo hecho la buena profesión delante de muchos
testigos.
93
1 Timoteo 6:11,12

Pablo llama a Timoteo “hombre de Dios”. Al hacerlo, no lo


está apartando de los otros cristianos, como si lo que Pablo le
escribe se aplicara sólo a él porque es pastor. La expresión
“hombre de Dios” se aplica a todos aquellos a los que se refiere
Pedro cuando llama a los cristianos “pueblo adquirido por Dios”
(1 Pedro 2:9). Pablo usa otra vez el término en 2 Timoteo 3:17 en
el mismo sentido que designa a todo el que le pertenece a Dios, a
aquel a quien Dios equipa por completo para toda buena obra por
medio de su Palabra. Naturalmente lo que se aplica a todo “hombre
de Dios” se debe tomar en serio especialmente también por
Timoteo como líder de la iglesia y por aquellos a quienes Dios
llama a su servicio especial.
“Huye de estas cosas”, es decir, del deseo de ser rico y de las
tentaciones a lo que esto conduce, el amor al dinero y todos los
males asociados con él. En el capítulo anterior (5:17,18) Pablo
había hablado de la responsabilidad económica que la iglesia tiene
hacia “los que trabajan en predicar y enseñar”. “Digno es el obrero
de su salario.” En este versículo Pablo advierte contra la avaricia,
también de parte de los que están en el ministerio público. “Huye”,
mantente alejado de todas “estas cosas”, en tu corazón y en tus
acciones. Ningún pastor, y ni ningún cristiano, puede “servir a
Dios y a las riquezas” (Lucas 16:13).
Más bien, “sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la
paciencia, la mansedumbre”. Tal como un “hombre de Dios” lucha
para llevar una vida justa y piadosa, que busca crecer en la fe y en
el amor, que soporta pacientemente la aflicción y muestra
mansedumbre hacia los que sufren igualmente, así él huirá de la
avaricia que solamente busca el bien para sí mismo.
Cuando un pecador es llevado a la fe, es reclutado para una
batalla, “la buena batalla de la fe”. Cuando Pablo habló de pelear
la buena batalla de la fe en el capítulo 1 (versículo 18), usó una
palabra griega que habla de ir a la guerra y de ponerse a pelear.
Aquí vuelve a usar una palabra que se refiere a los concursos
atléticos como las carreras y las luchas que formaban parte de los
juegos griegos. Sin embargo, no existe una diferencia esencial si
94
1 Timoteo 6:11,12

hablamos del concurso, la carrera o la batalla del cristiano. Las


Escrituras usan todas estas expresiones para referirse a la continua
lucha del cristiano en este mundo contra su carne y contra Satanás.
Timoteo debe pelear la buena batalla de la fe. La fe consiste
en que nosotros “tememos, amamos y confiamos en Dios sobre
todas las cosas”. La fe es creer lo que “es palabra fiel y digna de
ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar
a los pecadores” (1 Timoteo 1:15), que él “se dio a sí mismo en
rescate por todos” (1 Timoteo 2:6). La fe es poner nuestra
esperanza “en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los
hombres, mayormente de los que creen” (1 Timoteo 4:10). La fe
edifica sobre toda la verdad tal como está revelada por Dios en las
Santas Escrituras.
Cualquiera que crea en el Señor Jesús se involucra en una
batalla, porque el diablo “como león rugiente, anda alrededor
buscando a quien devorar”. Al cristiano se le llama a resistir firme
en la fe (1 Pedro 5:8,9). Satanás incita al pueblo a cometer pecados
de todo tipo y el pecado es el destructor de esta fe salvadora en
Cristo. Por medio de la doctrina falsa, el diablo busca guiar a la
gente a depositar su confianza en cualquier otro lugar, menos en
Cristo y en el evangelio salvador. A través de esta carta se ha
destacado el tema de pelear la buena batalla de la fe al instruir
Pablo a Timoteo en la manera en que él, y aquellos a quienes él
sirve, deben llevar una vida piadosa y deben rechazar a los falsos
maestros y sus errores destructivos.
Sin embargo, este llamado a pelear la buena batalla de la fe no
es una invitación a reunir nuestras propias fuerzas, ni a confiar en
nuestros propios poderes. Por confiar en sí mismo, Pedro pronto
cayó en la vergonzosa negación de su Señor. A los efesios Pablo
les escribió cómo debían “estar firmes contra las asechanzas del
diablo”. Ellos se debían “[tomar] toda la armadura de Dios”, de
todas las armas que Dios da para esta pelea. Pablo las enumera:
“ceñida... con la verdad... la coraza de la justicia... el evangelio de
la paz... el escudo de la fe... el yelmo de la salvación... la espada
del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:11-17). Así nos
95
1 Timoteo 6:13-16

prepara Dios. El llamado a la batalla es el llamado a usar las armas


que Dios pone en nuestras manos, en especial la espada del
Espíritu, la palabra de Dios. Cuando Satanás ataque, vénzanlo con
las palabras: “Escrito está”.
Con razón, Pablo se preocupa tanto de que la fe persevere en
esta lucha que dura toda la vida. Por la fe nosotros “[echamos]
mano de la vida eterna”. No solo están en juego algunos beneficios
temporales como las riquezas, el honor y la fama; el premio de
esta competencia es nada menos que la vida eterna, la salvación.
Nuestro Salvador nos recuerda: “El que crea y sea bautizado, será
salvo; pero el que no crea, será condenado” (Marcos 16:16).
“A la cual asimismo fuiste llamado”. Dios llevó a Timoteo a
la fe en el Señor Jesús al llamarlo, invitándolo a recibir la vida
eterna por medio del evangelio. Este don se recibe por medio de
la fe, la fe que el Espíritu obra en el corazón del pecador por medio
del llamado del evangelio.
Era evidente que Timoteo creía cuando “[hizo] buena
profesión delante de muchos testigos”. Esto parece que se refiere
al tiempo del bautismo de Timoteo, que se llevó a cabo ante
muchos testigos que, como era la costumbre, oyeron su confesión
de fe. Por su confesión que era “buena” según la sana doctrina, se
mostró la fe que Dios había obrado en el corazón de Timoteo. A la
larga, estas confesiones bautismales crecieron en lo que ahora
conocemos como el Credo Apostólico.
En el momento de su instalación, los que sirven como pastores
y profesores en la iglesia hacen una “buena profesión”. Profesan
y prometen enseñar solamente las Santas Escrituras inspiradas e
infalibles. Prometen conducir su ministerio de acuerdo con las
confesiones públicas de la iglesia y llevar una vida piadosa. De
esta manera su enseñanza y su vida son una continua “buena
profesión” hecha en presencia de muchos testigos, el pueblo a
quien ellos sirven.
1Timoteo6:13-16
13
Te mando delante de Dios, que da vida a todas las
cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena
96
1 Timoteo 6:13-16

profesión delante de Poncio Pilato, 14 que guardes el


mandamiento sin mancha ni reprensión, hasta la aparición
de nuestro Señor Jesucristo.
15
Aparición que a su tiempo mostrará el bienaventurado
y solo Soberano, Rey de reyes y Señor de señores, 16 el único
que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible y a
quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver. A él sea
la honra y el imperio sempiterno. Amén.

“Te mando.” En el texto griego Pablo comienza el versículo


13 con estas palabras. El apóstol deposita en Timoteo una
responsabilidad importante y solemne. Podemos ver lo importante
que es cuando le hace este encargo “delante de Dios... y de
Jesucristo”. Él los llama a ser testigos de lo que le dice.
No hay testigos mejores que éstos. Dios es el único “que da
vida a todas las cosas”. Es el creador del cielo y de la tierra, la
fuente y el dador de toda vida. Cristo Jesús es el único “que dio
testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato”. Él dio
testimonio de que era rey de un reino que no era de este mundo y
dijo que daba testimonio de la verdad (Juan 18:36,37). Ante Pilato
dio testimonio de que era el Hijo de Dios, de lo que lo acusaban
los judíos, y sobre quienes Pilato no tenía ningún poder, excepto
si le era otorgado desde arriba (Juan 19:11). Pablo hace su encargo
ante estos testigos divinos, porque ellos están directamente
implicados en lo que él dice.
Timoteo debe “[guardar este] mandamiento sin mancha ni
reprensión”. ¿Qué mandato? Pablo acababa de “mandarle” a
Timoteo: “Huye de estas cosas”, del amor al dinero y de todos los
males que trae consigo; en vez de esto él debe “[seguir] la justicia,
la piedad”, etc. Pero “este mandato” tiene un sentido más amplio.
También lo había llamado a pelear la buena batalla de la fe. ¿Es
que Pablo podía haber pensado en nada menos que todo lo que ya
le había “mandado” a Timoteo en toda su carta, no en el sentido
de ponerlo bajo algún tipo de ley, sino el mandato del Señor de
enseñar, predicar y vivir toda la verdad del evangelio, y preparar
97
1 Timoteo 6:13-16

a otros para este mismo ministerio? Nada de lo que haga Timoteo


debe traer “mancha ni reprensión” sobre la obra del evangelio en
la que Timoteo sirve por mandato de Dios. ¡Qué “mandato” tan
alentador para este joven líder de la iglesia de Éfeso, por medio
del cual el Espíritu Santo obraba la fidelidad misma que requería!
Esto debía continuar “hasta la aparición de nuestro Señor
Jesucristo. Aparición que a su tiempo mostrará el bienaventurado
[Dios]”. Timoteo debe llevar a cabo esta misión teniendo siempre
en cuenta el pensamiento de que quiere ser juzgado fiel cuando el
Señor regrese. Cuándo será esto, ni Pablo ni Timoteo lo sabían.
Tampoco nosotros. Dios efectuará el regreso de Jesús “a su
tiempo”.
No se afirma ni se implica que Timoteo estaría vivo al regreso
de Jesús. Todos los que han sido llamados al servicio del Señor,
en realidad todos los cristianos, deben llevar a cabo el mandato
del Señor, recordando que él va a regresar. Ya sea que todavía estén
vivos en el último día o que hayan muerto y hayan resucitado,
comparecerán ante el Señor que regresa. Este encargo de guardar
el mandato del Señor sin mancha ni reprensión es uno mandato
que deben tomar muy en serio todo pastor, todo profesor y todo
cristiano, hasta el día en que el Señor regrese. En el día de su
venida, todos querremos ser declarados fieles.
Por segunda vez en su carta Pablo proclama una gloriosa
doxología. La primera vez fue cuando escribió acerca de la primera
venida de Jesús a salvar a los pecadores, de los que él era el
primero (1:17). Ahora aquí él contempla la segunda venida de
Cristo y prorrumpe en una doxología que describe al glorioso Dios
que determina el tiempo debido para la “aparición de nuestro
Señor Jesucristo”.
Él es “el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y
Señor de señores”. Es como si Pablo no pudiera encontrar
suficientes expresiones para mostrar la “unicidad” (la calidad de
ser único), de nuestro Soberano, Señor y Rey. No existe otro como
él. Hay muchos dioses falsos, pero todos estos “dioses de los
pueblos son ídolos”. Solamente el único y verdadero Dios “hizo
98
1 Timoteo 6:13-16

los cielos” (1 Crónicas 16:26). Los musulmanes dicen que Alá es


el único y verdadero Dios: “No hay otro Dios sino Alá”. Pero
cualquier dios que no sea el Padre de Jesucristo, el único que fue
enviado como el único Redentor y Salvador y que regresará a su
debido tiempo, es un ídolo.
En el término Soberano está implicada la posesión de todo
poder. Él es soberano. Este “solo Soberano” es “bienaventurado”.
Toda felicidad y bienaventuranza están personificadas en él,
vienen de él, y se pueden encontrar solamente en su presencia.
Él es “el único que tiene inmortalidad”, no es sólo que no
morirá, sino que literalmente es “inmortal”. En él no existe nada
que sea como la muerte. Él “tiene vida en sí mismo” (Juan 5:26).
En su esencia y naturaleza mismas él es la vida. Como mortales
que debemos morir, tenemos dificultad en imaginar o en intentar
describir a aquél que es “inmortal”. Sin embargo, es aún más difícil
tratar de entender que Jesucristo, que como verdadero Dios era
“inmortal”, tomó nuestra naturaleza mortal, se hizo hombre “para
destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la
muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de
la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre”
(Hebreos 2:14,15).
Dios “habita en luz inaccesible”, o según el salmista, “se cubre
de luz como de vestidura” (Salmos 104:2). Juan simplemente
afirma que “Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en él” (1 Juan
1:5). Cuando Juan vio la Jerusalén celestial dijo: “La ciudad ni
tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la
gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera”
(Apocalipsis 21:23). Tan grande es la brillantez de la gloria del
Señor que cuando Moisés le pidió que le permitiera verla, el Señor
le dijo: “No podrás ver mi rostro; porque ningún hombre podrá
verme y seguir viviendo” (Éxodo 33:20). Es así que Pablo escribe
de esta “luz inaccesible y a quien ninguno de los hombres ha visto
ni puede ver”. Sin embargo, en su gracia este glorioso Dios se ha
revelado a nosotros en su Hijo que dice: “El que me ha visto a mí
ha visto al Padre” (Juan 14:9). Por medio de él un día nosotros
99
1 Timoteo 6:17-19

disfrutaremos de ese calor en esa gloria, cuando nos dé luz durante


el día eterno en la Jerusalén celestial.
Cuando reflexionamos en quién es nuestro Dios y en lo que él
ha hecho por nosotros, no podemos sino decir con Pablo: “A él sea
la honra y el imperio sempiterno. Amén”.

Los ricos
1Timoteo6:17-19
17
A los ricos de este mundo manda que no sean altivos ni
pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas,
sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en
abundancia para que las disfrutemos. 18 Que hagan bien, que
sean ricos en buenas obras, dadivosos y generosos. 19 De este
modo atesorarán para sí buen fundamento para el futuro, y
alcanzarán la vida eterna.

En los versículos 6-10 Pablo había hablado acerca de las


posesiones materiales. El apóstol animó el contentamiento y
advirtió contra las tentaciones en las que caen los que se quieren
hacer ricos y contra el amor al dinero como la raíz de todo tipo de
mal. Pero Dios les puede otorgar riquezas a los cristianos. En estos
versículos Pablo le da este consejo a Timoteo: “A los ricos de este
siglo manda”, no en el sentido de un precepto legal a obtener la
salvación, sino como una guía para su vida cristiana.
Las riquezas le plantean dos peligros al cristiano. Uno es el
orgullo. “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos”. En
el mundo, el tamaño de su cuenta bancaria puede determinar el
rango de la gente y la manera en que ellos se sienten acerca de sí
mismos. Que el cristiano se proteja contra este espíritu del mundo.
Además, que la iglesia tenga cuidado de no fomentar el orgullo al
mostrarles parcialidad a los ricos. Santiago advierte contra la
persona que viene “con anillo de oro y con ropa espléndida” y que
discrimina a los pobres (Santiago 2:1-4). Pablo le había inculcado
a Timoteo que “[no hiciera] nada con parcialidad” (5:21). Esto
incluye el favoritismo que se puede mostrar hacia los ricos. Para
100
1 Timoteo 6:17-19

Cristo no hay ni rico ni pobre, todos tienen la misma promesa y


son igualmente ricos.
El otro peligro de los ricos es que no “pongan la esperanza en
las riquezas, las cuales son inciertas”. El mundo considera que la
riqueza es la mayor base de seguridad, pero es una base “incierta”.
Una gran catástrofe, un accidente, una crisis en la bolsa de valores,
una enfermedad costosa, pueden borrar rápidamente todas las
riquezas terrenales. El rico necio puso su esperanza en la
acumulación de sus riquezas, pero se dio cuenta de la poca
seguridad que le dieron cuando Dios dijo: “Necio, esta noche
vienen a pedirte tu alma, y lo que has guardado, ¿de quién será?”
(Lucas 12:20).
¿Qué es lo que Timoteo les debe decir a los cristianos que son
“ricos de este mundo”? Como todos, ellos deben “[poner] la
esperanza... en el Dios vivo”. Los cristianos que son ricos también
deben recordar que es Dios quien “nos da todas las cosas en
abundancia para que las disfrutemos”. Como cristianos deben
saber que todas las cosas, ellos, sus vidas y sus posesiones vienen
de Dios.
Pablo habla del propósito de Dios: “Nos da todas las cosas...
para que las disfrutemos.” Dios ha creado y conserva al mundo y
a todo lo que hay en él para que nosotros lo usemos y lo
disfrutemos. Las Escrituras no enseñan la abnegación ascética
como muestra de una vida santa o que considera pecaminoso el
disfrutar los dones de Dios.
Pablo quiere que Timoteo guíe a los cristianos que son ricos a
obtener gozo de sus riquezas, un gozo que sea compartido, un gozo
que vaya más allá de esta vida. “Que hagan bien, que sean ricos
en buenas obras, dadivosos y generosos”. La riqueza le trae poco
gozo al cristiano si es que se convierte para él en una oportunidad
para pecar y para usarla de una manera egoísta. Ser rico en bienes
terrenales, pero pobre en buenas obras, no trae verdadero gozo.
Los cristianos deben aprender a tener el gozo de la generosidad,
el placer de compartir. “Más bienaventurado es dar que recibir”
(Hechos 20:35).
101
1 Timoteo 6:17-19

El gozo de haber compartido se extiende hasta la eternidad.


“De este modo atesorarán para sí buen fundamento para el futuro,
y alcanzarán la vida eterna”. Jesús dijo: “Ganad amigos por medio
de las riquezas injustas, para que cuando estas falten, os reciban
en las moradas eternas” (Lucas 16:9). ¿Quiere decir esto que
cuando se usa nuestro dinero para hacer buenas obras, éstas nos
ayudan a ganar el cielo? ¡Nunca! De manera inconfundible las
Escrituras enseñan la salvación por la gracia sola, sin ninguna obra
de nuestra parte. Pablo habla de los que ya tienen la salvación por
gracia por medio de la fe. Habla de los frutos que revelan la
presencia de la fe. En el día del juicio el Señor les dirá a los que
están a su derecha:
Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino
preparado para vosotros desde la fundación del mundo,
porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me
disteis de beber; fui forastero y me recogisteis; estuve
desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la
cárcel y fuisteis a verme (Mateo 25:34-36).
Sí, lo que hicimos con nuestro dinero, lo bueno que hicimos
con él por otros, los regalos a los pobres, el interés por los que
necesitan ayuda, el apoyo a los mensajeros del evangelio, serán
reconocidos por nuestro Señor cuando nos haga entrar a una
eternidad bienaventurada. Sean “ricos en buenas obras”, no para
ganar el cielo sino porque es la manera en que es la fe. La fe ama,
comparte y da abnegadamente. Ella demuestra lo que Dios ha
hecho de ti: un heredero del cielo.
Podemos ser susceptibles si alguien nos dice lo que debemos
hacer con el dinero. ¿Es que un pastor debe hablar alguna vez
acerca de esto? ¿Especialmente a los que son ricos? La respuesta
de Pablo es: “Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras,
dadivosos y generosos.” Sí, Pablo les habla también a los Timoteos
de hoy. A Dios le interesa lo que hacemos con los dones que él nos
da, y los siervos de Dios tienen el deber de decírnoslo. Que los
ricos y los que no son tan ricos, acepten estas instrucciones con
gratitud.
102
CONCLUSIÓN:
GUARDA LO QUE SE TE HA
ENCOMENDADO
1 TIMOTEO 6:20,21
1Timoteo6:20-21
20
Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando
las profanas pláticas sobre cosas vanas y los argumentos de
la falsamente llamada ciencia, 21 la cual profesando algunos,
se desviaron de la fe.
La gracia sea contigo. Amén

Pablo termina como comenzó, con un llamado a conservar la


verdad de Dios, con una advertencia contra los que cometen
errores. La verdad, el evangelio, debe ser conservada como una
responsabilidad sagrada y se debe pasar de una generación a otra.
Ya en la primera generación de cristianos la afición de muchos por
las conversaciones impías y por los conocimientos, falsamente
llamados así, demuestra cuán rápidamente Satanás puede engañar
y llevar a conclusiones erróneas. La advertencia que hace Pablo
no es: Ve a ver qué puedes encontrar de bueno, a ver en qué estás
de acuerdo, quizá puedas aprender algo de ellos. Su consejo es
simplemente: Apártate de ellos. Los que profesan esas enseñanzas
se han desviado de la fe. Esto significa la condenación. Al peligro
y a la amenaza del error es mejor prestarles mucha atención.
¿Está exagerando Pablo? No, no cuando recordamos que lo
que está en juego es dónde pasará la eternidad la gente. La historia
de la iglesia da testimonio de la necesidad de la advertencia. “Pelea
la buena batalla de la fe” es el llamado que se oye a través de toda
esta carta. Debido a que Satanás es engañoso y la naturaleza
humana es orgullosa y voluble, ¡que la iglesia escuche a Pablo!
Que sus pastores, profesores y los fieles sigan adelante bajo la guía
de Dios, con fortaleza y con valor. La batalla por la verdad no
terminará hasta que regrese el Señor. Pelea la buena batalla hasta
que él venga.

103
1 Timoteo 6:20,21

“La gracia sea contigo.” En el original está en plural (con


ustedes). Pablo extiende este deseo final no sólo a Timoteo, sino
también a aquellos con los que se espera que Timoteo comparta la
carta. También llega a nosotros a través de las épocas. ¡Qué
conclusión tan adecuada!

La voluntad se cumplirá De Dios omnipotente.


La gracia plena alcanzará Quien crea firmemente.
Es siempre Dios, al castigar, Benévolo, propicio;
Aquel que sepa en Él confiar No temerá su juicio.
(Culto Cristiano, 269)

104
2 TIMOTEO
INTRODUCCIÓN

El orden de nuestras Biblias tiene 2 Timoteo como la segunda


de las cartas pastorales. Sin embargo, cronológicamente es la
tercera. Realmente, esta es la última de todas las cartas escritas
por el apóstol Pablo.
Por segunda vez Pablo está preso en Roma. Esta vez no está
viviendo en una casa alquilada, que era de acceso fácil para sus
amigos. Está preso y encadenado, sufriendo por el evangelio
(1:8,16). Cuando Onesíforo fue a Roma, pasó buen tiempo
buscando a Pablo (1:17). La primera aparición de Pablo ante el
tribunal no había resultado bien, y por eso se enfrenta a la
perspectiva inminente de una muerte de mártir (4:6). Para tener
una descripción más completa del trasfondo histórico y de la fecha
de 2 Timoteo, vea la introducción a las cartas pastorales (páginas
1-5).
Pablo, el pastor de más edad y misionero, le escribe por última
vez a su querido “hijo en la fe”, un hombre que él había escogido
personalmente como su subalterno, un hombre que había trabajado
tan fielmente a su lado y que había sido enviado en varias
misiones. Esta carta es más personal que la primera. Hay menos
indicaciones acerca de la manera en que se deben conducir los
asuntos de la congregación.
¿Por qué escribió Pablo esta carta? Él tenía algunas
necesidades personales. Se sentía solo. Algunos de sus
colaboradores lo habían abandonado, a otros él los había enviado
a hacer trabajo misionero. Solamente Lucas estaba con él. Instó a
Timoteo a que fuera “pronto” y a que llevara a Marcos con él (4:9-
12). Cuando fuera Timoteo, debía llevar el manto y algunos libros
y pergaminos (4:13). ¿Es que tal vez Pablo necesitaba más ropa
por el frío y por la humedad que había en la prisión, especialmente
en el invierno? ¿Es que no tenía ninguna copia de las Escrituras y
ansiaba poder leerlas y releerlas?

105
Introducción a 2 Timoteo

La preocupación de Pablo por Timoteo y por la iglesia era aún


mayor que la preocupación por sus necesidades personales. Esta
es una carta de despedida. Pablo les quería dejar estas palabras de
ánimo en forma escrita a su amado amigo y a la iglesia del Señor.
¡Cuán necesarias iba a ser durante “los tiempos difíciles de los
últimos días”! Aquí hay palabras finales de estímulo también para
los muchos Timoteos que son llamados a servir mientras que
todavía hay un tiempo de gracia, y para el pueblo de Dios a quienes
ellos sirven en estos “últimos días de amarga tribulación”.

Bosquejo de 2 Timoteo
Tema: ÁNIMO EN LOS TIEMPOS DIFÍCILES
Saludo inicial: 1:1,2
I. No te avergüences del evangelio 1:3-18
A. La fe sincera de Timoteo 1:3-7
B. No te avergüences de dar testimonio 1:8-12
C. Guarda el buen depósito 1:13,14
D. Desertores 1:15
E. Fiel Onesíforo 1:16-18
II. Revístete del poder que es en Cristo 2:1-26
A. Buen soldado de Cristo 2:1-7
B. Acuérdate de Jesucristo 2:8-13
C. Obrero aprobado 2:14-26
III. Los últimos días 3:1–4:8
A. Tiempos difíciles 3:1-9
B. Persecuciones 3:10-13
C. Persiste en la Palabra 3:14-17
D. Predica la Palabra 4:1,2
E. Comezón de oír 4:3-5
F. Partida de Pablo 4:6-8
IV. Comentarios personales 4:9-18
Saludos finales 4:19-22

106
SALUDO INICIAL
2 TIMOTEO 1:1,2

1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios,


según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús, 2 a
Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de Dios
Padre y de Jesucristo nuestro Señor.

Como de costumbre, Pablo se identifica a sí mismo como el


autor y dice que es un apóstol de Cristo Jesús. El Señor Jesús lo
había enviado en su misión. Era “por mandato de Dios nuestro
Salvador, y del Señor Jesucristo” que Pablo estaba sirviendo como
apóstol, tal como también ya lo había expresado en su primera
carta a Timoteo (1:1).
Aquí él le atribuye su apostolado a “la voluntad de Dios”.
Pablo servía no simplemente en obediencia a un mandato divino
sino que reconocía que todo lo que le había sucedido como apóstol,
también su presente encarcelamiento y su martirio inminente, eran
“por la voluntad de Dios”. ¡Cuán importante es para nosotros
como cristianos, tanto en las buenas como en las malas, reconocer
la voluntad de Dios en nuestra vida! ¡Cuán importante es,
especialmente para los pastores y los profesores! Oremos con la
sumisión de la fe: “Señor, hágase tu voluntad”.
La misión de Pablo como apóstol del Señor Jesús era “según
la promesa de la vida que es en Cristo Jesús”. “La promesa de la
vida” no es otra cosa más que el evangelio. Piense en Juan 3:16.
Dios envió a su Hijo para que todo aquel que cree en él tenga vida
eterna. Jesús dijo de sí mismo: “He venido para que tengan vida,
y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). La resurrección
de Jesús proclama la vida; porque él vive, nosotros también
viviremos. Todo lo que hizo Pablo como apóstol estuvo en armonía
con el evangelio de vida de Cristo Jesús. Esto es el corazón y el
alma del trabajo del pastor. Esto es lo que el pueblo buscará en los

107
2 Timoteo 1:1,2

siervos que ha llamado para que ellos sirvan según la promesa de


vida en Cristo Jesús. Si es que esto falta, nada más tiene valor.
Pablo no tuvo ningún hijo; no se había casado. Sin embargo,
en Timoteo tenía un “amado hijo”, uno que estaba más vinculado
a él que un hijo de su propia carne. Por medio del evangelio Dios
había capacitado a Pablo para “engendrar” a Timoteo como su hijo
en la fe. Cuando los padres no solamente les dan a sus hijos la vida
física, sino que por medio del evangelio en la palabra y en el
sacramento (el bautismo) llevan a cabo su nacimiento espiritual y
los continúan nutriendo en el Pan de Vida, están presentes lazos
de amor aún más fuertes que la mera relación física. Los hijos les
pueden decir a sus padres: Ustedes no sólo nos dieron vida en esta
tierra, sino que nos guiaron a convertirnos en hijos de Dios y a
recibir la vida eterna. Bienaventurados son los padres e hijos que
tienen esta relación. Tal como Pablo, los padres invocarán a Dios
para que bendiga a sus hijos con la gracia, la misericordia y la paz
que provienen sólo de Dios y de nuestro Señor Jesucristo. Vea la
explicación de 1 Timoteo 1:2 para una descripción más completa
de esta tríada de bendiciones.

Ánimo en los tiempos difíciles

Eran difíciles los tiempos en los que Pablo le estaba


escribiendo a su “amado hijo”. Pablo los describirá más adelante
en su carta. Una vez más él debe animar a Timoteo, pero en su
soledad Pablo también desea recibir el ánimo que le puede traer
la presencia de Timoteo.
¡Cuán importante es que los cristianos se puedan dar ánimo
los unos a los otros en tiempos difíciles! Pero, ¿es que alguna vez
existieron tiempos en la tierra que no fueran difíciles? ¿Hay alguna
vez tiempos en que no necesitemos el consuelo que nuestros
hermanos cristianos nos puedan dar con el evangelio?

108
NO TE AVERGÜENCES DEL EVANGELIO
2 TIMOTEO 1:3-18

La fe sincera de Timoteo
2Timoteo1:3-6
3
Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con
limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis
oraciones noche y día. 4 Al acordarme de tus lágrimas, siento
deseo de verte, para llenarme de gozo, 5 trayendo a la
memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó
primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy
seguro que en ti también.

En la cárcel Pablo tuvo mucho tiempo para pensar. Cuán fácil


hubiera sido que él se compadeciera de sí mismo, cuán fácil
hubiera sido comenzar a culpar y a quejarse. En vez de eso, Pablo
le da gracias a Dios. De sus antepasados él había aprendido a servir
al único y verdadero Dios como está revelado en el Antiguo
Testamento. Cuando el Señor Jesús vino, él se reveló a sí mismo
como el cumplimiento de las promesas de Dios y llamó a Pablo
para que estuviera a su servicio. Después de ser un perseguidor,
Dios convirtió a Pablo en un testigo valeroso, y en un misionero
efectivo. Roma lo trató como a un criminal. Aun muchos de sus
compatriotas judíos querían acabar con su vida. Pero Pablo tenía
una “limpia conciencia”. Estaba sirviendo a su Señor según su
voluntad y con su guía.
En la cárcel, Pablo también tuvo mucho tiempo para orar.
“Noche y día” recordaba a Timoteo cuando oraba. Esto era un gran
estímulo para su “amado hijo”. ¿Estamos demasiado ocupados
para orar? ¿Y para orar unos por otros? ¿Están los pastores
demasiado ocupados para poder orar por los miembros de la
congregación? ¿Y los miembros oran por su pastor? Algunas veces
cuando estamos enfermos, encerrados o jubilados, el Señor nos da
tiempo para pensar y orar como nunca antes lo habíamos hecho.

109
2 Timoteo 1:6,7

Lo que parece un tiempo de inutilidad se puede convertir en una


bendición para nosotros y para aquellos que recordamos en
nuestras oraciones.
Pablo no puede evitar el recuerdo de las lágrimas que vio en
los ojos de Timoteo, muy probablemente la última vez que se
separaron. No sabemos cuándo fue esto ni cuáles fueron las
circunstancias. ¿Es que quizás Pablo había dicho algo con respecto
a que ya no se iban a ver más? La separación trae dolor. Pablo
espera poder tener una vez más el gozo completo de estar con
Timoteo, y habla otra vez de esto en el capítulo 4:9,21.
Al pensar en Timoteo, Pablo también recuerda a la familia del
joven. Eunice, la madre de Timoteo, estaba casada con un gentil.
Timoteo no había sido circuncidado cuando era niño. Sin embargo,
ella seguía el buen ejemplo de su madre Loida. Pablo puede hablar
de la fe sincera de ambas. Ellas creían en el Dios que se había
revelado a sí mismo en el Antiguo Testamento; ellas habían creído
cuando Pablo fue a Listra proclamando a Jesucristo como el
Mesías prometido. El Espíritu Santo había obrado una fe “sincera”
en su corazón, la que se demostraba también en la manera en que
habían instruido a Timoteo en las Escrituras del Antiguo
Testamento cuando todavía era un niño pequeño (3:15). Él también
creía que las Escrituras habían encontrado su cumplimiento en
Cristo. Así que Pablo no tenía ninguna duda sobre la sinceridad
de la fe de Timoteo. Aquí vemos la manera en que los ejemplos
piadosos de padres y abuelos fieles pueden traer bendiciones
eternas a los hijos y a los hijos de éstos.
2Timoteo1:6-7
6
Por eso te aconsejo que avives el fuego del don de Dios
que está en ti por la imposición de mis manos, 7 porque no
nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de
amor y de dominio propio

Debido a que Dios había bendecido a Timoteo en el pasado al


obrar en él una fe sincera, es “por eso” que Pablo le recalca: “que

110
2 Timoteo 1:6,7

avives el fuego del don de Dios”. Como cristianos, no podemos


descansar seguros en el conocimiento de las bendiciones recibidas
en el pasado, que tenemos una fe debido a la gracia activa de Dios
en nuestra vida en el pasado; tenemos siempre la necesidad de la
Palabra llena del Espíritu para que avive el fuego de nuestra fe.
Pablo le recuerda nuevamente a Timoteo del don especial que
recibió de Dios cuando, con la imposición de las manos, había sido
ordenado en el oficio pastoral. Él también se había referido a esto
en 1 Timoteo 4:14. No se nos dice con exactitud cuál era este don
en el caso de Timoteo. Podemos llegar a la conclusión de que,
cuando el Señor nos inviste con deberes especiales en su reino,
también nos da dones para poder llevarlos a cabo. Con mucha
frecuencia vemos que un pastor o un profesor cristiano crece con
las nuevas responsabilidades que se depositan en él, cuando se
dedica conscientemente a la enseñanza y a la predicación. De esta
manera él aviva el fuego del don que Dios le ha dado.
Pablo describe el tipo de espíritu que Dios “nos” dio, es decir,
a él y a Timoteo y al resto de sus colaboradores. No es un “espíritu
de cobardía”, ni de timidez ni de temor. Timoteo parece haber sido
algo temeroso por naturaleza, tímido debido a su juventud (vea 1
Corintios 16:10 y 1 Timoteo 4:12). Él necesitaba este ánimo contra
la timidez, y con frecuencia todos lo necesitamos al enfrentarnos
a un mundo que es hostil.
El espíritu dado por el Espíritu Santo es un espíritu “de poder,
de amor y de dominio propio”. La palabra de Dios es poderosa y
les da poder a los cristianos (Hebreos 4:12). Entonces el cristiano
ve en el amor de Jesucristo la inspiración perfecta y el modelo de
amor, y este poder y este amor los debe usar con cordura, con
moderación y con prudencia. ¡Qué maravilloso espíritu “nos” da
Dios cuando somos llamados a servirlo a él y a su pueblo santo!
¡Qué estímulo para Timoteo y para todo pastor, profesor y
cristiano! Aunque un pastor debe tener cuidado contra la falsa
confianza en sí mismo, no debe trabajar con timidez ni con temor
cuando presenta la verdad revelada por Dios.

111
2 Timoteo 1:8-10

No te avergüences de dar testimonio


2Timoteo1:8-10
8
Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de
nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las
aflicciones por el evangelio según el poder de Dios. 9 Él nos
salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras
obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue
dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, 10 pero
que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro
Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la
vida y la inmortalidad por el evangelio

Habiéndole recordado a Timoteo el tipo de espíritu que Dios


le ha dado, Pablo continúa animándolo. “No te avergüences de dar
testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo.” Una de estas
dos cosas puede evitar un testimonio valiente: (1) el temor a un
mundo que es hostil a Cristo, o (2) el fallar en ver a Cristo como
un “tesoro inapreciable”. El temor a los enemigos de Jesús hizo
que Pedro se avergonzara de dar testimonio e hizo que negara a
su Señor. Por otro lado, mientras que Pablo no reconoció a Jesús
como el Hijo de Dios y como el Salvador prometido, no solamente
no testificó sino que hasta persiguió a los discípulos de Jesús.
Timoteo no debía sentir temor de unirse a Pablo ni de sufrir
por el evangelio. Pablo se llama a sí mismo “suyo”, es decir, preso
del Señor. El emperador romano podía pensar que Pablo era su
prisionero, pero no era así, porque el Dios todopoderoso todavía
lo controlaba todo. Los judíos también pensaban que ellos podrían
tener presos a los apóstoles. “Pero en la noche un ángel del Señor
abrió las puertas de la cárcel y los sacó” (Hechos 5:19, NVI). El
rey Herodes no pudo mantener preso a Pedro cuando el Señor
decidió hacer lo contrario (Hechos 12). Timoteo se podría unir con
confianza a Pablo en su sufrimiento. Lo que ellos estaban haciendo
lo hacían “según el poder de Dios”. No hay por qué temer.
Este Dios que tiene todo el poder también es un Dios de una
gracia sorprendente. Entonces, ¿cómo es posible que alguien se
112
2 Timoteo 1:8-10

avergüence de él? Él “nos salvó y llamó a una vida santa, no por


nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia”
(versículo 9, NVI). Qué comentario tan claro y tan sencillo de estas
palabras tenemos en El Catecismo Menor de Martín Lutero. Jesús
me “salvó”: Él “me ha redimido a mí... me ha rescatado... con su
santa y preciosa sangre”. “Me llamó”: “El Espíritu Santo me ha
llamado mediante el evangelio, me ha iluminado con sus dones, y
me ha santificado y conservado en la verdadera fe”. “A una vida
santa” (versículo 9, NVI): Para que “viviese bajo él en su reino, y
le sirviese en justicia, inocencia y bienaventuranza eternas”. “No
por nuestras propias obras” (versículo 9, NVI), en verdad, ni
siquiera el hecho de llegar a la fe fue obra nuestra: “Ni por mi
propia razón, ni por mis propias fuerzas soy capaz de creer en
Jesucristo, mi Señor, o venir a él”. Esta es la manera en que Dios
hace las cosas. Todo esto sucedió “por su propia determinación y
gracia” (versículo 9, NVI).
Es gracia de principio a fin. Piensa en esto. “La gracia que nos
fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”. Pablo
les habla con más amplitud de la “gloria de su gracia” a los efesios:
“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para
que fuéramos santos y sin mancha delante de él. Por su amor, nos
predestinó para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo,
según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de
su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” (Efesios 1:4-
6). Los planes que Dios hizo para mí antes que yo naciera, sí, antes
de que el mundo fuera creado, tuvieron que ser por gracia y nada
más que por gracia.
El propósito de Dios y sus planes “antes de los tiempos de los
siglos” no los podemos saber, a menos que él mismo nos los
revele. Eso lo hizo “por la aparición de nuestro Salvador
Jesucristo”. Aun antes de que el hombre trajera la muerte sobre sí
mismo por medio del pecado, Dios ya había planeado enviar al
Señor Jesucristo para que destruyera a la muerte. En Hebreos
2:14,15 se nos dice la manera en que él llevó esto a cabo: “Por
cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también
113
2 Timoteo 1:8-10

participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que


tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los
que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos
a servidumbre”. Y todavía hay más.
El que destruyó la muerte, también “sacó a luz la vida y la
inmortalidad por elevangelio”. Es evidente que Jesús cumplió todo
esto por medio de su resurrección, y sin ella la muerte de Jesús
habría sido una derrota, algo inútil. Acerca de esto no hay mejor
comentario que el de Pablo mismo en el capítulo 15 de 1 Corintios.
Tal vez usted desee leer todo el capítulo. Aquí tenemos varios
versículos apropiados:
Primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí:
Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las
Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día,
conforme a las Escrituras; y que se apareció a Cefas, y
después a los doce... Pero si se predica que Cristo resucitó
de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que
no hay resurrección de muertos? ... y si Cristo no resucitó,
vuestra fe es vana: aún estáis en vuestros pecados... Pero
ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de
los que murieron es hecho (3,12,17,20).
Por medio de los profetas Dios había prometido vida e
inmortalidad. Cuando Dios el Hijo “en la plenitud del tiempo” vino
a la tierra como una persona histórica, este propósito se reveló en
toda su plenitud y por completo. El pueblo pudo ver visiblemente
a Jesús y también lo que hizo Dios para llevar a cabo su salvación
en él. Juan escribió: “Y vimos su gloria” (Juan 1:14). No hay
ninguna duda acerca de lo que Dios, aún antes de la creación, tenía
planeado para nosotros. Solamente miren a Jesús y lo sabrán.
Pero Timoteo no estuvo allí en persona para ser testigo de la
muerte ni de la resurrección de Jesús. Tampoco nosotros.
Entonces, ¿cómo podemos saber acerca de la vida y de la
inmortalidad en Cristo? ¿Acerca de la obra salvadora de Jesús? Lo
sabemos “por el evangelio”. De esta manera el Señor Jesús ha
sacado todo esto a la luz y lo continúa haciendo. Que ningún
114
Alimenta mis ovejas

115
2 Timoteo 1:11,12

pastor, que ningún miembro de la iglesia menosprecie nunca la


importancia del poder iluminador del evangelio.

De este evangelio yo fui constituido predicador, apóstol


11

y maestro de los gentiles,, 12 por lo cual asimismo padezco


esto. Pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído
y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito
para aquel día.

Ya que el evangelio es el medio por el que nuestro Salvador


“sacó a luz la vida y la inmortalidad”, él cuida de que sea oído.
Asigna predicadores, apóstoles, profesores. “¿Y cómo creerán en
aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les
predique? ¿Y cómo predicarán si no son enviados?” (Romanos
10:14,15). Aquí, como en 1 Timoteo 2:7, Pablo se refiere a este
llamado como un heraldo, apóstol y profesor. El Señor Dios y no
ningún otro lo ha comisionado para que predique. Pablo siguió
este privilegio y esta responsabilidad con una devoción firme.
Pablo dice, que esta es la razón misma, “por la cual... padezco
esto”. Él estaba en la cárcel porque predicaba a Cristo. En la Roma
del emperador Nerón eso era sancionado con la pena de muerte.
“Pero no me avergüenzo”. La amenaza del martirio no había hecho
callar a Pablo. Su encarcelamiento presente no era una ignominia,
no tenía ninguna razón para sentir vergüenza.
¿Por qué no? “Porque yo sé a quién he creído y estoy seguro
de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.” La
fe de Pablo no había sido sacudida, él sabía exactamente quién era
Jesús y lo que había hecho por él. Nada podría borrar la convicción
de que su confianza en Jesús no sería en vano.
Los comentaristas no están de acuerdo en la traducción ni en
el significado de la última parte del versículo 12. Las palabras
griegas que la Nueva Versión Internacional traduce como “lo que
le he confiado”, literalmente significan lo que dice la versión
Reina-Valera, 1995:“midepósito”. También se podrían traducir “lo
que él me ha confiado”. Este autor prefiere la traducción de la
116
2 Timoteo 1:13,14

Nueva Versión Internacional. Entonces, ¿qué es ese “depósito”?


¿Qué es lo que Pablo le ha confiado al Señor Jesús? El siguiente
parece ser un significado muy probable: Pablo se había
encomendado por completo, junto con su salvación, en las manos
de Jesús. Lo que él ahora ya poseía por medio de la fe, el Señor
Jesús se lo va a entregar como una realidad completa en “aquel
día”, en el día de su regreso. No habrá ninguna desilusión acerca
de esto, Jesús no le fallará en el día final de la redención. Su
confianza encontrará su realización. Saber que Jesús “sacó a luz
la vida y la inmortalidad” es tener esta convicción. Saber que la
salvación de uno está segura en las manos del Señor Jesús,
significa no tener que buscarla en ningún otro lugar. Nosotros
también podemos tener la convicción firme de que en el día final
el Señor entregará lo que ha prometido.

Guarda el buen depósito


2Timoteo1:13-14
13
Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en
la fe y amor que es en Cristo Jesús. 14 Guarda el buen
depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.

“Retén.” “Guarda.” ¿Qué es tan importante para que Pablo nos


dé estas recomendaciones? ¿Qué es lo que se debe guardar contra
la pérdida y contra el deterioro? Respuesta: las palabras que
Timoteo ha oído de Pablo. Ellas eran el “buen depósito” que Pablo
le había confiado a Timoteo, o más bien, lo que Dios por medio
de Pablo le había confiado a él. Esto no es otra cosa más que el
evangelio, la palabra de Dios. Esto es lo que debe ser
cuidadosamente retenido y guardado. ¿Por qué?
La razón no es simplemente guardarlo en un lugar seguro
como se guarda un diamante en una caja de seguridad. Lo que
Pablo le había confiado a Timoteo sirve como “la forma de las
sanas palabras”. Sólo si Timoteo y aquellos a quienes él capacitara
usaran las palabras de Pablo como “forma” en su enseñanza, ésta
sería “sana”.

117
2 Timoteo 1:15

En estas cartas pastorales Pablo usa repetidamente la palabra


“sana” cuando se refiere a la fe y a la enseñanza (1 Timoteo 1:10;
6:3; 2 Timoteo 4:3; Tito 1:9,13; 2:1,2). La palabra que se traduce
como “sana” literalmente significa “saludable”. Así como la
comida echada a perder, la enseñanza contaminada sólo hará daño.
Para poder beneficiar a cualquiera, la enseñanza de Timoteo debe
ser “sana”, saludable, correcta según el modelo específico.
El modelo de solidez era la enseñanza de Pablo. ¿Es que tal
vez Pablo era arrogante al establecer sus palabras como un modelo
o como “la forma”? De ninguna manera. Pablo sabía que él
enseñaba por inspiración especial de Dios. Son los escritos de
Pablo y de los apóstoles, de los profetas y de los evangelistas los
que son inspirados y sirven como una “forma” infalible. Por lo
tanto, deben ser cuidadosamente guardados. Perder el modelo
significaría perder los medios de tener una enseñanza saludable.
Afortunadamente el cuidado de este “buen depósito” no
depende de simples seres humanos. Si hubiera sido dejado
solamente a nuestro cuidado, pronto hubiéramos arruinado todo
con nuestra razón humana natural. Sólo “por el Espíritu Santo que
mora en nosotros”, es que se lleva a cabo este cuidado. En verdad,
la iglesia necesita orar: “Dios Todopoderoso, te suplicamos que le
otorgues tu Espíritu Santo a tu iglesia ... para que tu palabra pueda
... ser predicada para el gozo y la edificación del pueblo santo de
Cristo, para que te podamos servir con una fe firme y para que
perduremos hasta el fin en la confesión de tu nombre.”

Desertores
2Timoteo1:15
15
Ya sabes que me abandonaron todos los que están en
Asia, entre ellos Figelo y Hermógenes.

Al animar a Timoteo a “no avergonzarse”, Pablo llama la


atención sobre los muchos que no estaban dando un buen ejemplo
en esto. La provincia de Asia (lo que actualmente es el oeste de
Turquía) era el área donde Pablo había hecho mucha obra
118
2 Timoteo 1:16-18

misionera. Su capital era Éfeso, lugar donde Timoteo estaba


sirviendo como pastor. Podríamos esperar que los cristianos de esa
provincia salieran en defensa de Pablo. Sin embargo, eran tiempos
peligrosos y ellos no se querían involucrar. No sabemos ningún
detalle, pero Timoteo sí los sabía. Figelo y Hermógenes parecen
ser personas de quienes menos se hubiera esperado que
abandonaran a Pablo. Algunas veces hasta los mejores cristianos,
o un pastor en quien uno confía, pueden darnos una gran
desilusión.

El fiel Onesíforo
2Timoteo1:16-18
16
Tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo,
porque muchas veces me confortó y no se avergonzó de mis
cadenas, 17 sino que, cuando estuvo en Roma, me buscó
solícitamente y me halló. 18 Concédale el Señor que halle
misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto nos
ayudó en Éfeso, tú lo sabes mejor.

En contraste con los que habían abandonado a Pablo,


Onesíforo era un noble ejemplo de alguien que “no se avergonzó
de mis cadenas”. Él había ido a Roma. Y como Pablo estaba
encadenado en una prisión, Onesíforo no lo pudo encontrar
fácilmente. Sin embargo, Onesíforo era persistente, y buscó hasta
que lo encontró. Fue a ver a Pablo repetidamente y lo “confortó”.
Es muy probable que él haya provisto las escasas provisiones para
sus necesidades corporales en la cárcel, pero en especial, lo
confortó espiritualmente con su presencia y con sus palabras
tranquilizadoras. Timoteo mismo sabía muy bien “cuanto nos
ayudó [Onesíforo] en Éfeso”. Onesíforo había sido un muy
preciado hermano en Cristo.
¿Quién sabe con cuanta frecuencia un miembro fiel de la
iglesia ha sido un “Onesíforo” para su joven pastor y lo ha ayudado
con palabras de ánimo? Qué gran ayuda puede ser cuando un
pastor con experiencia confía en su joven colega y éste lo ayuda
119
2 Timoteo 1:16-18

en los tiempos difíciles. Sí, aun el entusiasmo de un joven pastor


puede animar a un pastor de experiencia cuando éste sufre
desilusiones.
Pablo ora para que “tenga el Señor misericordia de la casa de
Onesíforo”. Sí, las obras piadosas de un padre que es respetuoso
de Dios traen bendiciones sobre toda su familia. Además, él ora
por Onesíforo, “que halle misericordia cerca del Señor en aquel
día”. Qué gozo será oír en el último día al Señor que le dice:
“Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para
vosotros desde la fundación del mundo.” Entonces el Señor
señalará los frutos de la fe: “Estuve... en la cárcel y fuisteis a
verme.” ¿Cuándo? “Cuanto lo hicisteis a uno de estos mis
hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mateo 25:34-40).
¿Qué mayor bendición podía desear Pablo para el fiel Onesíforo?
¡Qué ejemplo tan alentador para Timoteo, y para nosotros!

120
REVÍSTETE DEL PODER QUE ES EN CRISTO
2 TIMOTEO 2:1-26

Buen soldado de Cristo

2
2Timoteo2:1-2
Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en
Cristo Jesús. 2 Lo que has oído de mí ante muchos
testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para
enseñar también a otros

Será necesario que Timoteo tenga fuerzas para no


avergonzarse del evangelio ni de Pablo, fuerza moral y espiritual.
¿Dónde la puede encontrar? La puede encontrar buscando no en
sí mismo, sino en Cristo. Encontrará fuerza en la gracia, en el
inmerecido amor de Dios que es en Cristo Jesús. Nuestro
misericordioso Dios da fuerzas cuando escuchamos todo lo que él
ha hecho por nosotros en Cristo.
Timoteo tiene que ser fuerte porque él es un eslabón
importante en la cadena que cuida de que “el buen depósito”
continúe. “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto
encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también
a otros.” Timoteo debe establecer un programa de capacitación de
obreros para la iglesia; se debe convertir en un profesor de
seminario. Debe enseñar a los futuros pastores y profesores.
Los hombres que él va a preparar para que sean futuros
pastores deben tener cualidades específicas. Pablo menciona dos:
fiel e idóneo para enseñar. Cualquiera a quien se le va a confiar
algo, debe ser una persona fiel, digna de confianza. La sana
enseñanza debe continuar de generación en generación. De modo
que estos hombres fieles no sólo deben estar capacitados para
aprender, sino que también deben estar capacitados para enseñar
a otros.
Pablo apela a Timoteo para que establezca un programa de
preparación para obreros, como el que Cristo ya había llevado a

121
2 Timoteo 2:3-7

cabo al preparar a los doce. Que ninguna congregación, ni ninguna


iglesia deje de reconocer la importancia de esta responsabilidad.
Sólo continuarán la predicación y la enseñanza sanas mientras
hagamos lo que Pablo le dice a Timoteo que haga.
La iglesia debe reclutar a sus cristianos jóvenes, talentosos y
capaces para que se preparen como pastores y profesores. Debe
proveer una preparación que sea conforme al modelo de la “sana
enseñanza”; debe animar a los que prepara para que hagan un uso
fiel de los dones que Dios les ha dado cuando se preparan para
“enseñar también a otros”. “Por lo tanto queremos proteger y
apoyar a nuestras instituciones teológicas de aprendizaje y cuidar
de que los profesores sean hombres fieles y profesores capaces,
en especial, los que enseñan la doctrina pura y sana de los
apóstoles” (Zahn).
Estas son las provisiones que el Señor tomó para el futuro. La
iglesia debe tener un ministerio bien adoctrinado que también
pueda comunicar bien el mensaje. Sólo cuando la iglesia tenga un
ministerio que es así, podrá cumplir su misión con efectividad.
Aquí Pablo, el misionero más grande de todos los tiempos, habla
bajo inspiración divina.
2Timoteo2:3-7
3
Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de
Jesucristo. 4 Ninguno que milita se enreda en los negocios de
la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. 5 Y
también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha
legítimamente. 6 El labrador, para participar de los frutos,
debe trabajar primero. 7 Considera lo que digo, y el Señor te
dé entendimiento en todo.

Cuando Pablo quedó encarcelado, hubo algunos que lo


abandonaron, y que no tuvieron el deseo de sufrir con él. No así
Onesíforo, y con seguridad tampoco Timoteo. Pablo anima a su
joven colaborador a que soporte las penalidades que son parte de
su ministerio. En este mundo la iglesia es una iglesia que está en

122
2 Timoteo 2:3-7

orden de batalla. Timoteo debe pensar en sí mismo como en un


buen soldado.
Un buen soldado le sirve a su comandante con resolución, debe
evitar enredarse en asuntos civiles, no puede dividir su lealtad.
Aquellos a quienes el Señor recluta como trabajadores de tiempo
completo en la iglesia, como soldados de su ejército, deben
intentar “agradar” al que es su jefe. Un pastor que tiene un trabajo
“civil” para poder enriquecerse es difícilmente un buen soldado
de Cristo. Es cierto que Pablo trabajó en la fabricación de carpas,
pero lo hizo en interés del evangelio. Igualmente, si una
congregación no puede proveer para la familia del pastor, tal vez
se pueda hacer otro arreglo como por ejemplo, un trabajo
adicional, o un ministerio compartido entre varias congregaciones.
El hecho de servir a Cristo resueltamente tampoco significa que
un pastor descuidará a su familia. Realmente, él será un buen
esposo y padre debido a que esto también es su responsabilidad
ante Dios y le agrada al Señor.
Al darle ánimo a Timoteo, Pablo usa una segunda ilustración,
la del atleta. Si él espera recibir la corona, debe “[luchar]
legítimamente”. Recientemente en las olimpíadas un corredor, que
había llegado en primer lugar, perdió la medalla porque, obrando
en contra de las reglas, había usado esteroides. El Señor Jesús
establece las reglas para los pastores y los profesores; ellos deben
“predicar el evangelio”. El pastor que es negligente en la
predicación de Cristo crucificado, y en vez de esto se vuelve
políticamente activo, o que simplemente se involucra en la reforma
social, está en peligro de perder “la corona de vencedor” (versículo
5, NVI). Luchar “según el reglamento” (NVI) es hacer la voluntad
del Padre celestial, seguir la doctrina “sana”, tal como el apóstol
lo dice.
Una tercera ilustración que Pablo usa para animar a Timoteo
es la del “labrador que se esfuerza”. Aquí Pablo no le dice a
Timoteo lo que debe hacer, sino que más bien le habla de las
bendiciones que puede esperar de un trabajo duro y difícil. “El

123
2 Timoteo 2:8,9

labrador que trabaja duro tiene derecho a recibir primero parte de


la cosecha” (NVI). A modo de aplicación nosotros podríamos
preguntar: ¿De qué manera recibe un pastor los primeros frutos de
su trabajo? No son beneficios económicos ni terrenales, aunque el
Señor también los promete. Los frutos de la labor del pastor son
espirituales, porque su trabajo es sembrar la semilla de la palabra
de Dios. Los miembros de su iglesia recibirán los frutos
espirituales de su predicación fiel. Sin embargo, cuando el pastor
estudia la Palabra y prepara un sermón o un estudio bíblico,
recogerá una rica cosecha de fruto para sí mismo, en crecimiento
espiritual, en una fe fortalecida, en consuelo y gozo por medio de
Jesucristo. El sermón que un pastor prepara para su congregación,
primero se lo predica a sí mismo.
Pablo termina las ilustraciones con este consejo: “Considera
lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.” El apóstol le
pide a Timoteo a que medite y también a nosotros. Este consejo
se aplica a toda la palabra de Dios y a todo el pueblo de Dios.
Cuando reflexionamos en la revelación de Dios, el Señor envía su
Espíritu Santo que nos ilumina para entenderla de una manera más
completa. Qué sorpresa tan agradable es cuando el Señor nos da
el entendimiento que antes no teníamos. Esta es la recompensa del
estudio y de la meditación.

Acuérdate de Jesucristo

Acuérdate de Jesucristo, descendiente de David,


8

resucitado de los muertos conforme a mi evangelio, 9 en el


cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de
malhechor; pero la palabra de Dios no está presa.

Todo pastor y profesor, así como Timoteo y todo cristiano,


debe recordar siempre a quién está sirviendo. Esto es
especialmente importante cuando el servicio incluye el sufrimiento
tal como Pablo lo estaba experimentando. “Acordarse de
Jesucristo” es recordar y servir a alguien que ya ha sido “resucitado
124
2 Timoteo 2:10-13

de los muertos”, que está vivo. Es recordar y servir a alguien que


es “descendiente de David”. Su ascendencia lo identifica como el
Mesías prometido, un rey de sangre real, que entró a este mundo
como un verdadero ser humano, en quien mora la plenitud de la
divinidad de manera corporal.
Pablo identifica a Jesucristo con el evangelio que él predicaba,
y dice que es este evangelio por “el cual sufro penalidades, hasta
prisiones a modo de malhechor”.
¿Fue este el fin del evangelio? De ninguna manera. Casi
podemos oír a Pablo gritando las siguientes palabras: “Mas la
palabra de Dios no está presa”. La predicación de la palabra de
Dios no depende de ninguna persona, Dios se ocupará de que
continúe, tal como él lo ha prometido. Mediante su iglesia él
continuará llamando a pastores y profesores para que proclamen
su nombre por todo el mundo conforme a su voluntad. Esto es
verdad también hoy en día cuando el mundo busca intimidar a los
predicadores “sanos” con el ridículo y con el desprecio.
2Timoteo2:10-13
10
Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos,
para que ellos también obtengan la salvación que es en
Cristo Jesús con gloria eterna.
11
Palabra fiel es ésta:
Si somos muertos con él, también viviremos con él;
12
si sufrimos, también reinaremos con él;
si lo negamos, él también nos negará;
13
si somos infieles, él permanece fiel,
porque no puede negarse a sí mismo.

“Por tanto”, porque la palabra de Dios no está presa, Pablo


dice, “todo lo soporto”. El sufrimiento de Pablo y su
encarcelamiento serían intolerables si esto significara el final del
evangelio, de que sea predicado libremente. Pero este no es el caso.
Entonces él lo puede soportar todo, porque el evangelio continúa
libre, todavía gana victoria tras victoria.

125
2 Timoteo 2:10-13

Pablo no piensa en sí mismo, ni se compadece de sí mismo.


Él piensa en los que todavía se están beneficiando con el
evangelio. Los “escogidos” son todos aquellos a quienes Dios
escogió en la eternidad, que han estado en la fe o que serán
llevados a la fe en el Señor Jesucristo. Ellos serán conservados en
esa fe por medio de la Palabra y finalmente obtendrán “la
salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna”. Es por ellos
que Pablo lo sufre todo. En él, ellos pueden ver que el camino a la
gloria nos guía a través del sufrimiento. Pablo era un ejemplo de
lo que él enseñaba, que “las aflicciones del tiempo presente no son
comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de
manifestarse” (Romanos 8:18). ¡Qué ánimo les da Pablo a los
cristianos con su paciencia y con su resistencia mientras sufre
aflicciones y persecuciones por causa del evangelio!
Pablo ahora recita una “palabra fiel”, que es traducida más
libremente del griego por la Nueva Versión Internacional como
“mensaje que es digno de crédito”. El mensaje muestra algo más
sobre la relación entre el sufrimiento y la gloria, y, por la manera
en que el apóstol presenta el mensaje, parece que se refiere a un
dicho con el que Timoteo estaba familiarizado. Su forma es
poética, cada verso contiene una condición y una conclusión. La
condición establece las circunstancias bajo las que sigue la
conclusión. No es necesariamente una condición que debamos
cumplir para poder ganar u obtener lo que sigue en la conclusión.
¿Cuándo morimos con Cristo? ¿Qué significa vivir con él?
Pablo da la respuesta a estas preguntas en Romanos 6:2-11. Nos
dice que estábamos “sepultados juntamente con él [Cristo] para
muerte por medio del bautismo”. Junto con él nuestro “viejo
hombre fue crucificado”. Unidos de esta manera a Cristo y a su
muerte por la fe, también viviremos con él ahora en una nueva
vida. Y compartimos su resurrección para tener vida eterna en el
cielo. Con el bautismo, con la fe que recibimos en él, somos
partícipes de la muerte de Cristo y de su resurrección.
La vida del cristiano en este mundo exige gran resistencia para
las pruebas. Jesús dijo: “Seréis odiados por todos por causa de mi
126
2 Timoteo 2:10-13

nombre; pero el que persevere hasta el fin, éste será salvo”


(Marcos 13:13). A los cristianos que se enfrentan a la persecución,
el Señor vivo y exaltado les dice: “¡Sé fiel hasta la muerte y yo te
daré la corona de la vida!” (Apocalipsis 2:10). Sólo los reyes
llevan corona y por esto el Señor dice de ellos que “reinarán por
los siglos de los siglos” (Apocalipsis 22:5). ¡Qué perspectiva tan
gloriosa! ¡Qué estímulo para tener paciencia en el sufrimiento!
Existe la correspondiente advertencia: “Si lo negamos, él
también nos negará”. Esto repite las palabras de Jesús mismo: “Y
a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también lo
negaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:33).
Aun los que le rinden culto de dientes para afuera durante el
servicio religioso del domingo, lo pueden negar con su vida impía
durante la semana. Jesús dijo: “No todo el que me dice: ‘¡Señor,
Señor!”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). Los
que sólo le han servido con los labios oirán las terribles palabras
de Jesús en el día del juicio: “Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí,
hacedores de maldad!” (Mateo 7:23). Como pastores, como
cristianos, debemos tener cuidado de que nuestra vida impía no
niegue a aquel que con nuestros labios reclamamos como nuestro.
La vida del pastor es un sermón que confiesa a Cristo o que lo
niega.
“Si somos infieles”, ¿qué entonces? ¿Es que el Señor también
nos será infiel? No. Nunca. El Señor siempre es fiel a sus
promesas. “No puede negarse a sí mismo”. Si fuera infiel no sería
Dios. Pablo les escribe a los romanos: “¿Pues qué, si algunos de
ellos han sido incrédulos? Su incredulidad, ¿habrá hecho nula la
fidelidad de Dios? ¡De ninguna manera! Antes bien, sea Dios veraz
y todo hombre mentiroso” (3:3,4). “Jesucristo es el mismo ayer,
hoy y por los siglos” (Hebreos 13:8).
¿Significa esto que realmente no importa mucho si es que
somos infieles? De ninguna manera: que el incrédulo, que
cualquiera que se vuelva de la fe a la incredulidad, que cualquiera
que niegue a Cristo con su vida impía sea advertido. Un Dios fiel
127
2 Timoteo 2:14

permanece verdadero a su palabra, también a su palabra de juicio:


“El que no crea, será condenado” (Marcos 16:16).
Sin embargo, es un consuelo y un aliento saber que Dios
permanece fiel. Negar a Dios y rechazar su gracia en la
incredulidad resultará verdaderamente en un rechazo. Pero Dios
invita al pecador a que se arrepienta y a que regrese a él. Cuando
el pecador lo hace, encontrará la misma misericordia y el mismo
perdón que había hecho a un lado. Permanece y está allí para el
hijo pródigo que regresa. Lutero aplica esto a nuestro bautismo:
“Y si alguien cayera [de él]... que regrese. Así como el trono de
gracia de Jesucristo no se aleja de nosotros, ni nos impide volver
ante él, aun cuando pecamos, así también permanecen todos estos
tesoros y dones suyos. Así como recibimos una vez en el bautismo
el perdón de los pecados, así también permanece todavía
diariamente mientras vivimos” (Catecismo Mayor). A aquellos que
se han vuelto infieles, el pastor buscará traerlos de regreso; él “va...
a buscar la que se ha descarriado” (Mateo 18:12).

Un obrero aprobado
2Timoteo2:14
14
Recuérdales esto, exhortándolos delante del Señor a
que no discutan sobre palabras, lo cual para nada
aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes.

Timoteo les debe continuar recordando a los “hombres fieles”


que los está preparando en “esto”. ¿En qué? En todo lo que Pablo
les está escribiendo, especialmente lo que acaba de decir acerca
del Señor Jesús. Timoteo debe continuar con lo que ha estado
haciendo. La buena enseñanza implica más que decir algo una sola
vez. Lo que las Escrituras enseñan acerca de Cristo y de nuestra
salvación debe ser enseñado y vuelto a enseñar. Aquí hay algo que
Timoteo, y que nosotros, no nos debemos cansar de enseñar ni de
oír cuando preparamos a pastores, que a su vez lo harán, cuando
sirvan a los miembros de su congregación.

128
2 Timoteo 2:15

Ya en su primera carta Pablo le había advertido a Timoteo


contra “contiendas de palabras” (6:4). Timoteo les debe pasar esta
advertencia a aquellos a quienes él enseña. Esta advertencia no
tiene el propósito de que el estudiante deje de hacer un estudio
detallado de las palabras de las Sagradas Escrituras, especialmente
si se hace en el idioma original. Sin embargo, existe la contienda
de palabras que no es provechosa, que no edifica sino que destruye
la fe, que sólo es “para perdición de los oyentes”. Con frecuencia
las falsas enseñanzas comienzan con contiendas acerca de
palabras, sacándolas de su contexto y atribuyéndoles un
significado nuevo. Este tipo de contienda es lo que parece haber
sucedido en Éfeso. Se debe rechazar este tipo de práctica, y se debe
permitir que la palabra de Dios hable por sí misma, según su
significado y sentido claros.
2Timoteo2:15
15
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,
como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien
la palabra de verdad.

Timoteo, como todo pastor y profesor, es uno de los obreros


de Dios. Hará lo mejor que esté de su parte para encontrar la
aprobación de Dios. Él querrá pasar bien la prueba.
¿Cuándo es que uno de los obreros de Dios no necesita sentirse
avergonzado? ¿Cuándo es que una congregación cristiana también
puede “aprobar” a su pastor? Ellos lo pueden hacer cuando él “usa
bien la palabra de verdad”. La palabra que se usa en el original
literalmente significa esto: “trazar rectamente”, mientras que la
Nueva Versión Internacional la traduce: “interpreta rectamente”.
Cuando se aplica a la palabra de verdad significa usarla
correctamente. Al estudiar y al aplicar la palabra de Dios debemos
“hacerlo de la manera correcta”. Nos debemos acercar a ella con
integridad, debemos ir directamente a lo que dice con claridad. La
palabra de verdad no debe ser cambiada a lo que le agrada a la
razón humana, por ejemplo: con respecto a la creación, al pecado,
a la gracia, a las normas morales.
129
2 Timoteo 2:16-19

También debemos aplicar la Palabra de manera correcta, tal


como Dios quiere que se aplique. Esto también es “hacerlo de la
manera correcta”. Debemos aplicar la Ley para poner el pecado al
descubierto y para obrar el arrepentimiento. “Por medio de la Ley
es el conocimiento del pecado” (Romanos 3:20). Debemos
anunciar el evangelio para consolar al pecador con un perdón
pleno y completo según las riquezas de la gracia de Dios en Cristo.
Hablarle del consuelo del evangelio al pecador que está endurecido
en el pecado es “[echar] perlas delante de los cerdos” (Mateo 7:6).
Predicarle la Ley al pecador deprimido es llevarlo a la
desesperación. En cualquiera de los casos no se “traza rectamente”
la palabra de verdad. El médico debe recetar la medicina correcta
según sea la condición del paciente. De modo similar, el pastor
debe aplicar correctamente la palabra de verdad según las
necesidades del pecador.
2Timoteo2:16-19
16
Pero evita profanas y vanas palabrerías, porque
conducirán más y más a la impiedad 17 y su palabra
carcomerá como gangrena. Así aconteció con Himeneo y
Fileto, 18 que se desviaron de la verdad diciendo que la
resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos.
19
Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello:
«Conoce el Señor a los que son suyos» y «Apártese de
maldad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.»

Se debe evitar lo que decían los que estaban equivocados,


porque no es nada más que habladuría impía, profana y vacía.
Puede ser que hablen acerca de “dios”, pero lo que dicen es impío
porque no hablan del Dios verdadero. Sus especulaciones vanas
los alejan más de Dios, y se vuelven más impíos, tanto en lo que
dicen como en su vida y en su conducta. Esta habladuría impía se
debe evitar porque su enseñanza se extenderá “como gangrena”.
Es agradable al orgullo y a la vanidad de los humanos. Sin
embargo, se debe reconocer por lo que es, un tumor peligroso y
maligno, que si se descuida, se extiende y carcome la piel sana y
130
2 Timoteo 2:16-19

el hueso con resultados letales. Que ningún pastor y que ningún


cristiano deje de reconocer la naturaleza destructiva de la doctrina
falsa. Así como el cáncer destruye la salud física, de la misma
manera la habladuría impía de los que están en el error destruye la
salud espiritual.
Pablo no duda en citar nombres. A Himeneo ya lo había
mencionado en su primera carta junto con Alejandro (1:20). Aquí
él añade a Fileto. Lo que sabemos de él se limita a las referencias
de Pablo. Estos hombres se habían extraviado de la verdad y
habían destruido la fe de algunos. Ellos debían ser identificados,
para que su pretensión de ser cristianos no escondiera su verdadera
identidad. A veces puede ser necesario que un pastor no sólo
describa un error que es destructivo, sino que también tenga que
llamar por su nombre a personas o iglesias que se encargan de
esparcir esta gangrena espiritual.
Pablo se refiere a un error específico del que eran culpables
los hombres que él menciona. “[Dicen] que la resurrección ya se
efectuó”. Es verdad que para el cristiano existe una resurrección
que ya ha tenido lugar, cuando los que estaban muertos en los
pecados recibieron vida en Cristo (Colosenses 2:13). Pablo
escribe: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas
de arriba” (Colosenses 3:1). Sin embargo, lo que esos falsos
maestros decían no era para afirmar esta resurrección espiritual,
sino para negar que había una resurrección corporal. En 1
Corintios 15 Pablo muestra claramente que una negación de la
resurrección del cuerpo es una negación de la resurrección
corporal de Jesús, y negar esto es negar la obra salvadora de Cristo.
“Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación y
vana es también vuestra fe” (versículo 14). Lo que decían estos
falsos maestros estaba destruyendo el evangelio que Pablo estaba
anunciando.
También era algo muy engañoso. Los falsos maestros parecían
estar enseñando la resurrección, mientras que en realidad la
estaban negando. Ellos usaban las mismas expresiones que usaba
Pablo, y sin embargo el significado era diferente. Esto continúa
131
2 Timoteo 2:16-19

siendo una de las estratagemas engañosas de aquellos cuya


enseñanza destruye el evangelio. Los mormones se refieren a
Jesucristo como Salvador, y sin embargo niegan su muerte
expiatoria por la que él salva. Los Testigos de Jehová se refieren
a Jesús como “Hijo de Dios” y sin embargo niegan que él sea
realmente el verdadero Dios. También hoy existen los que hablan
de la resurrección de Jesús y aun así ponen en duda que su cuerpo
haya abandonado la tumba. Existen los que hablan de la Biblia
como la palabra de Dios que es verdadera y todavía así niegan su
infalibilidad. Este uso taimado del lenguaje debe ser puesto al
descubierto, y debe ser rotundamente rechazado.
Aunque estos falsos maestros “trastornan la fe de algunos”,
Pablo le asegura nuevamente a Timoteo: sin embargo, “el
fundamento de Dios está firme”. ¿A qué se refiere esto? Ha habido
muchas explicaciones. Sabemos que en 1 Timoteo 3:15 Pablo
habla de “la iglesia del Dios viviente, columna y defensa de la
verdad”. Esto nos lleva a la conclusión de que la santa iglesia
cristiana, que consiste de todos los creyentes, es el fundamento
sólido que permanece firme. Estos falsos maestros y sus errores
no la destruirán, aunque puedan lograr que algunos se desvíen.
La inscripción con la que “el fundamento” está sellado también
muestra que es la iglesia. “Conoce el Señor a los que son suyos”.
A esto Pablo lo llama el sello que da la certeza de lo que él dice.
Dios siempre continúa reuniendo a sus verdaderos creyentes, a
quienes él ha escogido en la eternidad. Ellos no serán engañados
(Mateo 24:24). De esa manera, confesamos con confianza que
“habrá de existir y permanecer para siempre una santa iglesia
cristiana” (Confesión de Augsburgo, Artículo VII).
Además, Pablo identifica otro sello: “Apártese de maldad todo
aquel que invoca el nombre de Cristo.” Cuando Pedro confesó el
nombre del Señor, Jesús le dijo que “sobre esta roca [la confesión
de Pedro] edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no la
dominarán” (Mateo 16:18). Los cristianos no permanecen
escondidos. Aunque no podemos ver la fe en el corazón, esa fe nos

132
2 Timoteo 2:20,21

lleva a confesar el nombre del Señor y a una vida que se aparta de


la impiedad. El poder del evangelio siempre dará evidencia de sí
mismo en la iglesia. El hecho de predicar y confesar el evangelio
revelará la presencia de la iglesia y mostrará dónde se está
edificando. Esto continuará hasta el fin de los tiempos, y Satanás
mismo y todas sus huestes no lo podrán evitar. Ten la seguridad:
“El fundamento de Dios es sólido y se mantiene firme” (versículo
19, NVI) a pesar de los que están en el error. Dios se encargará de
que esto sea así.
2Timoteo2:20-21
20
En una casa grande, no solamente hay utensilios de oro
y de plata, sino también de madera y de barro; unos son
para usos honrosos, y otros para usos comunes. 21 Así que, si
alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra,
santificado, útil al Señor y dispuesto para toda buena obra.

Al comparar la iglesia con “una casa grande”, Pablo describe


a la iglesia tal como la encontramos en este mundo. En ella hay
utensilios de oro y de plata, pero también hay utensilios de madera
y de barro. En la iglesia visible hay profesores y miembros que
son utensilios “para usos honrosos”, otros son “para usos
comunes” (“más bajos”, como lo dice la Nueva Versión
Internacional). Es claro que Himeneo y Fileto pertenecían a estos
últimos.
¿Qué es lo que debe hacer el que “invoca el nombre de Cristo”
y que es un utensilio de oro y plata? Debe limpiarse de lo que es
vil (“más bajos”, NVI). La limpieza tiene el propósito de quitar de
uno mismo la suciedad que se le quiere adherir. Los falsos
maestros deben ser puestos al descubierto, repudiados y excluidos.
Así uno prueba ser un “instrumento para honra, santificado”, es
decir, consagrado al Señor, que rinde un servicio útil a su Maestro
y está “dispuesto para toda buena obra”. Pablo continúa
describiendo algunas de estas “buenas obras” que son evidentes
en los artículos que son para uso honroso.
2Timoteo2:22-26
133
2 Timoteo 2:22-26

Huye también de las pasiones juveniles y sigue la


22

justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio


invocan al Señor. 23 Pero desecha las cuestiones necias e
insensatas, sabiendo que engendran contiendas, 24 porque el
siervo del Señor no debe ser amigo de contiendas, sino
amable para con todos, apto para enseñar, sufrido. 25 Debe
corregir con mansedumbre a los que se oponen, por si quizá
Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad
26
y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a
voluntad de él.

“Huye también de las pasiones juveniles.” David oró en el


salmo: “De los pecados de mi juventud... no te acuerdes” (Salmos
25:7). Las Escrituras ven el tiempo de la juventud, cuando surgen
varios deseos, como un tiempo especial de tentaciones hacia el
mal. Esto incluye más que los deseos sexuales, también incluye el
deseo de riquezas, de honor, de poder, de buena posición, de
placeres, cualquiera que sea la forma que estos tomen. Si Pablo
vio la necesidad de advertirle a su fiel colaborador e hijo amado
en la fe (se estima que podría haber andado alrededor de los
cuarenta años de edad) contra las “pasiones juveniles”, ciertamente
esta advertencia es igualmente necesaria para los pastores jóvenes
de hoy y para los que no son tan jóvenes. ¿Es que alguna vez
pasamos de la edad de las malas “pasiones juveniles”? Nunca
termina la tentación a pecar. La carrera de muchos pastores se ha
visto arruinada y destruida por haber cedido a las indiscreciones
sexuales, a la avaricia, al orgullo, al uso excesivo de la bebida o al
deseo de una vida de placer y de comodidad. Lo que Pablo les dice
de una manera especial a los pastores se aplica por igual a todos
los cristianos.
Después de esta advertencia Pablo anima a Timoteo a seguir
“la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio
invocan al Señor”. Le dio un ánimo similar a Timoteo en su

134
2 Timoteo 2:22-26

primera carta (6:11). Para ver una lista más completa de los frutos
del Espíritu, vea Gálatas 5:22,23.
En el versículo 23 Pablo le advierte nuevamente a Timoteo
contra los que están en el error con sus “cuestiones necias e
insensatas”. Tal como lo había escrito en su primera carta (1:4),
aquí también dice que lo que ellos hacen produce disputas. Ellos
causan estas discusiones, porque saben que van a encontrar
oposición. Timoteo no puede buscar la paz quedándose callado,
porque esto daría la impresión de que está de acuerdo con lo que
ellos dicen.
Pablo continúa dándole instrucciones sobre la manera en que
debe llevar a cabo las polémicas con los que se oponen a la verdad.
Que los pastores, profesores y todos los cristianos tomen muy en
serio estas instrucciones cuando se encuentran con la oposición.
“El siervo del Señor no debe ser amigo de contiendas”, es decir,
no te mezcles en discusiones acaloradas. “[Debe ser] amable para
con todos, apto para enseñar, sufrido”. Esto se explica más
ampliamente en el versículo 25: “Debe corregir con mansedumbre
a los que se oponen”. La oposición fácilmente hace surgir el
resentimiento. En vez de instruir con mansedumbre, con
amabilidad, comenzamos a discutir. Hay mucha diferencia entre
enseñar y discutir. La enseñanza busca dar luz y entendimiento.
La discusión lucha por vencer y ganar.
El pastor debe recordar que el propósito de hablar con los que
se le oponen es “por si quizá Dios les conceda que se arrepientan
para conocer la verdad y escapen del lazo del diablo, en que están
cautivos a voluntad de él”. Es Dios, y no nosotros con nuestros
hábiles argumentos, quien los debe guiar al arrepentimiento y al
conocimiento de la verdad. El que está en el error no es el
verdadero oponente, sino el diablo que lo tiene cautivo. Sin
embargo, la corrección “con mansedumbre” quiere decir una
enseñanza clara y sencilla de la verdad. Esto también es parte de
administrar de manera correcta la palabra de verdad.

135
2 Timoteo 2:22-26

Esta es la descripción que da Pablo de un obrero aprobado.


Que todo pastor y profesor escuche y aprenda. Que las
advertencias y ánimo de Pablo caigan en oídos y corazones que
sean receptivos. Que la iglesia ore por muchos obreros como éstos
que “no deben avergonzarse”.

136
LOS ÚLTIMOS DÍAS
2 TIMOTEO 3:1–4:8

Tiempos difíciles

3
2Timoteo3:1-5
También debes saber que en los últimos días vendrán
tiempos peligrosos. 2 Habrá hombres amadores de sí
mismos, avaros, vanidosos, soberbios, blasfemos,
desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3 sin afecto
natural, implacables, calumniadores, sin templanza, crueles,
enemigos de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, engreídos,
amadores de los deleites más que de Dios, 5 que tendrán
apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella. A esos,
evítalos.

Pablo quiere que Timoteo “sepa”, “tenga en cuenta”,


“perciba”, “esté seguro de” el tipo de mundo en el que él y la
iglesia llevan a cabo su trabajo. El apóstol describe cómo serán
“los hombres” (versículo 2), que entre ellos también habrá algunos
que “tendrán apariencia de piedad” (versículo 5), que
externamente quieren ser conocidos como cristianos y pertenecer
a una iglesia, llevan a cabo las mociones, y luego niegan su
“eficacia”. Rechazan la influencia de todo esto en sus actitudes y
en su conducta, que son como los de la gente que Pablo describe.
Pablo mira hacia el futuro, a lo que será “en los últimos días”.
Nosotros pensamos con bastante naturalidad en los días que
precederán al regreso de nuestro Señor; sin embargo, Pablo le dice
a Timoteo que evite a la gente que él ha descrito. Lo que sucederá
en los últimos días, ya era una realidad en los tiempos de Pablo;
esos días ya habían comenzado. No obstante, nosotros podemos
esperar que, lo que él describe como algo que sucederá en el
futuro, se manifieste aún más plena y completamente cuando ya
nos acerquemos a los días del regreso de Jesús. Los “tiempos

137
2 Timoteo 3:1-5

peligrosos” se convertirán en tiempos más “peligrosos”. Jesús


mismo dio una descripción similar (véase Mateo 24).
¡Qué descripción es la que Pablo nos da sobre “los últimos
días”! De qué manera tan acertada corresponde al pensamiento y
a las actitudes, a la filosofía de la vida que se promueve en el
mundo secular de hoy. Lo que Pablo describe aquí, también lo
leemos en los periódicos, lo oímos en la radio, lo vemos por
televisión y algunas veces lo experimentamos entre los amigos,
los asociados y hasta en nuestra familia. El lector puede añadir
detalles de su propia experiencia mientras le damos una mirada
breve a la descripción de los “tiempos peligrosos”.
Los “amadores de sí mismos”: el “yo primero” y la
mentalidad de “yo lo valgo”.
Los “avaros”: el materialismo, la acumulación dinero se
convierte en su mayor preocupación.
Los “vanidosos, soberbios”: no sólo como individuos,
sino también como una sociedad, confiados en que
pueden resolver todos sus problemas con el tiempo,
con dinero y con los avances de la ciencia.
Los “blasfemos”: literalmente, los que hablan mal de
Dios y que ridiculizan su palabra.
Los “desobedientes a los padres”: algunas veces hasta son
estimulados por la sociedad y por los educadores.
Los “ingratos”: quienquiera que desobedezca a sus padres
también será ingrato con ellos, e irá por la vida con
la idea de que el mundo le debe todo.
Los “impíos”: nada es sagrado, son irreligiosos.
Los “sin afecto natural”: ni siquiera por los miembros de
su familia.
Los “implacables”: que no tienen ninguna voluntad de
reconciliarse y que contribuyen al rompimiento de las
familias.
Los “calumniadores”: literalmente “diabólicos”, que
hacen falsas acusaciones como Satanás que es el
padre de las mentiras.
138
2 Timoteo 3:1-5

Los “sin templanza”: los disolutos, que no ejercen ningún


control ni freno, por ejemplo, en los placeres sexuales
y en la bebida.
Los “crueles”: literalmente “indomados” que actúan
como bestias salvajes, aun hacia sus propios
cónyuges, hacia sus hijas e hijos.
Los “enemigos de lo bueno”: lo que es bueno lo miran
como algo que es poco emocionante, de poco interés,
aburrido.
Los “traidores”: traicioneros, con la voluntad de
traicionar hasta a un amigo si eso significa su propia
ganancia.
Los “impetuosos”: que actúan sin siquiera pensar en
otros.
Los “engreídos”: cegados e inflados por su amor propio.
Los “amadores de los deleites más bien que de Dios”: el
placer se ha convertido en su dios, el hedonismo, el
erotismo.
Los “que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la
eficacia de ella”: los que todavía pretenden seguir en
“la religión”, haciendo las mociones correctas, pero
viven como si Dios no tuviera el control y no
necesitara ser tomado en cuenta. Aunque ellos puedan
profesar fe en Dios, en la práctica son ateos.
El consejo que le da Pablo a Timoteo es, “a ésos, evítalos”.
Este es un consejo sano no sólo para todo pastor y profesor, sino
para todo cristiano. Pablo no les pide a los cristianos que se retiren
a vivir en reclusión monástica; ellos todavía seguirán estando en
el mundo aunque no son del mundo. No se les unirán en su
filosofía impía de la vida, ni en sus actitudes, ni en su conducta.
Los cristianos deben andar en este mundo y deben ser “la sal de la
tierra” y “la luz del mundo” (véase Mateo 5:13,14) al vivir y
anunciar la buenas nuevas del perdón y una vida nueva en Cristo.

139
2 Timoteo 3:6-9

De ellos son los que se meten en las casas y llevan


6

cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas


por diversas pasiones. 7 Éstas siempre están aprendiendo,
pero nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. 8 Y
de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así
también estos resisten a la verdad; hombres corruptos de
entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. 9 Pero no irán más
adelante, porque su insensatez será manifiesta a todos, como
también lo fue la de aquellos.

Pablo describe la manera traicionera en que algunos de los que


están en el error ejercen sus asuntos entre la gente que ellos quieren
engañar. “Mujercillas cargadas de pecados” no es una descripción
de las mujeres en general, sino más bien del tipo de mujeres que
son fácilmente engañadas con argumentos zalameros y truculentos.
Literalmente, estas son “mujercillas”, con muy poca fuerza de
voluntad. Es evidente que ellas han sucumbido al pecado, y que
su conciencia está buscando alivio. Lo débil de su voluntad
también se muestra en que son fácilmente “arrastradas por diversas
pasiones”. Ellas son controladas por sus emociones, y sabemos
que las emociones humanas no son una buena guía. Siempre
buscando qué aprender, caen en toda nueva idea que se les
presenta, y nunca “pueden llegar al conocimiento de la verdad”.
Los equivocados que Pablo describe “se meten en las casas” de
estas mujeres y las dominan. Algunas veces uno se sorprende del
tipo de control inescrupuloso que los que están en el error pueden
ejercer sobre otros que encajan en la descripción de Pablo. Nos
hace pensar en el control que, en el nombre de la religión, algunos
cultos obtienen sobre sus partidarios.
Estas personas que Pablo describe se “resisten a la verdad”.
No sirven al verdadero Dios. Son “hombres corruptos de
entendimiento”, lo que se hace evidente en la manera perversa en
que agobian a sus víctimas. Aunque puedan protestar diciendo que
ellos tienen fe, ésta no podría pasar la prueba del examen bíblico.
Pablo los compara con Janes y Jambres, que se opusieron a
140
2 Timoteo 3:10-13

Moisés. Este es el único lugar de las Escrituras donde se


mencionan estos nombres. La tradición judía les da estos nombres
a dos de los hechiceros egipcios que se opusieron a Moisés ante el
faraón (véase Éxodo 7:11,22; 8:7). Con sus “encantamientos”
pudieron imitar por un tiempo las señales milagrosas que Moisés
había llevado a cabo con el poder de Dios.
Pablo le ofrece este consuelo a Timoteo con respecto a estos
engañadores. “Pero no irán más adelante; porque su insensatez se
hará manifiesta a todos”. Pronto se hizo evidente que Janes y
Jambres no se podrían mantener en pie contra la verdad y el poder
de Dios (véase Éxodo 8:18,19). De manera parecida, la locura de
esta gente al fin y al cabo quedará al descubierto ante “todos”, no
sólo ante los que son guiados por la verdad de Dios, sino hasta a
la razón humana.

Persecuciones
2Timoteo3:10-13
10
Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito,
fe, entereza, amor, paciencia, 11 persecuciones,
padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía,
en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, pero de
todas me ha librado el Señor. 12 Y también todos los que
quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán
persecución; 13 pero los malos hombres y los engañadores
irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.

“Pero tú.” ¡Qué contraste existía entre Timoteo y los


engañadores que Pablo ha descrito! ¡Qué contraste entre la manera
en que la gente pensará y vivirá, y las enseñanzas y la conducta
de Pablo! Timoteo sabía todo acerca de las enseñanzas y conducta
de Pablo. Él había sido su primer discípulo y había seguido el
modelo cristiano de Pablo.
La lista que sigue es impresionante y puede servir de modelo
para todo pastor, profesor y cristiano. Al presentarse a sí mismo
como modelo que uno debe conocer y seguir, Pablo no se siente
141
2 Timoteo 3:10-13

lleno de orgullo ni con pretensiones de superioridad moral, sino


que humildemente y con gratitud reconoce lo que Dios ha obrado
en él con su gracia sorprendente.
“Mi doctrina”: lo que Pablo enseñó fue la verdad
inspirada de Dios (véase 1 Tesalonicenses 2:13).
Mi “conducta”: la conducta de Pablo demostró la
poderosa influencia de la verdad de Dios e iba de
acuerdo con sus enseñanzas. Él practicaba lo que
predicaba.
Mi “propósito”: la vida de Pablo siguió el plan y la
dirección de Dios y por esto no fue un insensato
servicio para él mismo.
La “fe”: se describe en Hebreos como “la certeza de lo
que se espera, la convicción de lo que no se ve”
(11:1).
La “entereza” y el “amor”: van juntos. La entereza puede
ser traducida como “paciencia” (véase la NVI). “El
amor es paciente” (1 Corintios 13:4). El amor
paciente es vital para los pastores y profesores al
servir a la gente. Todos los cristianos lo necesitan en
sus muchas relaciones humanas.
La “paciencia”: La Nueva Versión Internacional traduce
esta palabra como “constancia”. El apóstol puede
soportar la adversidad y las circunstancias difíciles.
Las “persecuciones” y los “padecimientos”
(“sufrimientos” en la NVI): Pablo trata de esto en las
palabras que siguen. Se refiere a incidentes que
Timoteo podía recordar bien, puesto que habían
sucedido en su ciudad natal y en sus ciudades
vecinas: Antioquía, de la que fueron expulsados
Pablo y Bernabé (Hechos 13:50); Iconio, donde hubo
una conspiración para apedrearlos y de la que ellos
huyeron (Hechos 14:5); y Listra, el pueblo natal de
Timoteo, donde Pablo fue apedreado y dejado por

142
2 Timoteo 3:10-13

muerto (Hechos 14:19). A los corintios Pablo les da


una lista más completa de sus sufrimientos
(2 Corintios 11:23-29).
“Pero de todas me ha librado el Señor.” En su carta a los
romanos, Pablo hace esta pregunta: “¿Quién nos separará del amor
de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez,
peligro o espada?” (8:35). Su respuesta confiada, el resultado de
su experiencia en la vida fue: “En todas estas cosas somos más
que vencedores por medio de aquel que nos amó” (8:37). Sí, como
siervo del Señor aun la muerte es ganancia para él (Filipenses
1:21). Es la liberación final.
Pablo no fue un caso aislado de persecución. Timoteo siguió a
Pablo en su enseñanza y conducta, por lo tanto podía esperar el
mismo tipo de persecución. “Y también”, escribe Pablo, “todos
los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán
persecución”. Jesús había predicho esto: “El siervo no es mayor
que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os
perseguirán” (Juan 15:20). Eso no significa que debemos buscar
la persecución, ni que debamos conducirnos de una manera que
provoque el antagonismo. Pablo “[se hizo] todo para todos, a fin
de salvar a algunos por todos los medios posibles” (1 Corintios
9:22, NVI). Sin embargo, vinieron las persecuciones por causa de
Cristo. Y así será siempre cuando se predique a Cristo y se viva
por él. Que el cristiano no considere esto como una calamidad; los
antiguos cristianos se regocijaban en sus persecuciones “[al] haber
sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre”
(Hechos 5:41).
Sin embargo, la parte que les toca a los impíos y a los
impostores será una en la que irán “de mal en peor”. Ellos
continuarán engañando a los demás, y al hacerlo también serán
engañados. El diablo, que es el padre de la mentira y del engaño,
los tiene en su poder, aun hasta el punto de adorarlo. Que a
cualquiera que esté implicado en el error y en la impiedad se le
advierta que esto es progresivo, porque irán “de mal en peor”.

143
2 Timoteo 3:14-17

Persiste en la Palabra
2Timoteo3:14-17
14
Pero persiste tú en lo que has aprendido y te
persuadiste, sabiendo de quién has aprendido 15 y que desde
la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te
pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en
Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil
para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra.

En contraste con los “malos hombres y los engañadores”, que


engañan y que son engañados, Pablo nuevamente (como en el
versículo 10) se dirige de una manera enfática a Timoteo, “Pero
tú”. Otra vez, ¡qué contraste! Los engañadores van de mal en peor,
pero no así Timoteo. Es mejor que “[persistas] en lo que has
aprendido y te persuadiste”. Timoteo había aprendido bien, había
adquirido fuertes convicciones; debía permanecer en ellas y no
dejar que lo apartaran de ellas. Esta es también la única manera de
resistir y de vencer a los hombres malos.
Sin embargo, el aferrarse tenazmente a las convicciones
adquiridas, no es necesariamente una virtud. Algunas veces
debemos abandonar ideas que hemos tenido en gran estima por
mucho tiempo. Lutero tuvo que abandonar muchas “convicciones”
que había adquirido en su juventud. Y así Pablo da razones por las
que Timoteo debe “persistir”.
“Sabiendo de quién has aprendido”. Timoteo había tenido
maestros veraces. ¿Quiénes fueron? Uno de ellos era Pablo mismo.
Anteriormente Pablo se había referido a “lo que has oído de mí
ante muchos testigos” (2:2). También estaban Loida, la abuela de
Timoteo, y su madre Eunice. Pablo había elogiado su “fe no
fingida” (2 Timoteo 1:5). Sin duda era debido a la instrucción que
Timoteo había recibido de ellas, que Pablo le recordaba que “desde
la niñez has sabido las Sagradas Escrituras”.

144
Dejen a los niños venir a mí

145
2 Timoteo 3:14-17

Sí, debemos recordar a nuestros líderes que nos hablaron de


la palabra de Dios, y debemos imitar su fe (Hebreos 13:7).
Hacemos bien en continuar en lo que hemos aprendido de Lutero,
de Walther, de Hoenecke, de los Pieper, de Meyer, de un pastor
fiel que nos instruyó, de nuestros padres que son respetuosos de
Dios y que fueron los primeros que nos llevaron a Cristo. Debido
a que sabemos de quiénes hemos aprendido, debemos continuar
en lo que ellos nos enseñaron. ¡Que también se pueda decir de
nuestros hijos que desde la infancia aprendieron las Sagradas
Escrituras de nosotros!
Sin embargo, esto no es simplemente un asunto de tradición.
No es cuestión de decir: “Lo que era bueno para mis padres es
suficientemente bueno para mí.” No seguimos ciegamente a los
que nos enseñaron. Pablo tenía una razón para exhortar a Timoteo
para que siguiera en las enseñanzas de los que le habían enseñado;
por medio de ellas él había aprendido las Sagradas Escrituras. Esto
determina si es que tenemos maestros fieles. Los que enseñan la
palabra de Dios, y son conocidos por su fe sincera, son dignos de
ser imitados. Agradécele a Dios si este es el tipo de padres y
maestros que has tenido. Persiste en lo que ellos te enseñaron,
“pues sabes de quiénes lo aprendiste” (NVI). La iglesia necesita
pastores, profesores, padres y cristianos que puedan ser modelos
para las generaciones venideras.
En fin, todo depende de la fidelidad a la palabra de Dios.
Debemos conocer las Sagradas Escrituras. ¿Por qué? Porque ellas
“te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo
Jesús”.
Las Escrituras que Timoteo había conocido desde su infancia
eran los escritos del Antiguo Testamento. Por medio de ellos, ya
él había sido llevado a la fe en el Cristo, el Mesías prometido. Jesús
también había dicho de ellas que son las que “dan testimonio de
mí” (Juan 5:39). Cuando Pablo fue a Listra y mostró que Jesús
había cumplido todas las promesas concernientes al Mesías, Loida,
Eunice y Timoteo creyeron. Esta no era una fe nueva y diferente,
pero ahora ellas sabían la identidad de aquel en quien ellas ya
146
2 Timoteo 3:14-17

habían creído basándose en las promesas del Antiguo Testamento.


Lo que hace que las Sagradas Escrituras sean tan importantes
es que sólo ellas, y nada más que ellas, revelan el camino de la
salvación, que es por medio de la fe en Cristo Jesús. “Como está
escrito: ‘Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón
del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman.
Pero Dios nos las reveló a nosotros por medio del Espíritu’” (1
Corintios 2:9,10).
El Espíritu Santo hace su revelación en las Escrituras y por
medio de ellas. Existe una relación muy íntima entre las Sagradas
Escrituras y el Espíritu Santo. “Toda la Escritura es inspirada por
Dios”. Esto hace que ella sea única. Nosotros las identificamos
como divinamente inspiradas. Pedro también escribió sobre esto:
“Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que
los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el
Espíritu Santo” (2 Pedro 1:20, 21). El Espíritu de Dios inspiró
estos escritos. Ellos fueron redactados por la voluntad de Dios; él
determinó su contenido; el Espíritu llevó a los escritores a escribir
en la forma que lo hicieron. Las Escrituras verdaderamente son la
palabra misma de Dios.
Sin duda que aquí “toda la Escritura” se refiere al Antiguo
Testamento. ¿Y qué sobre el Nuevo Testamento? Pablo afirma que
los escritores apostólicos también escribieron bajo la misma
inspiración. Él les escribe a los corintios: “Y nosotros no hemos
recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de
Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido. De estas
cosas hablamos, no con palabras enseñadas por la sabiduría
humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo
espiritual a lo espiritual” (1 Corintios 2:12,13). Sí, Dios hasta les
enseñó las palabras mismas con las que debían expresar su verdad
revelada. Las Escrituras son verbalmente inspiradas. Esto es
verdad tanto de los escritos del Antiguo Testamento como del
Nuevo.

147
2 Timoteo 3:14-17

Estas Escrituras son “útiles”. Ellas capacitan completamente


al “hombre de Dios”, al pastor, al profesor y a todo cristiano “para
toda buena obra”. ¿Para qué son útiles? ¿Cuáles son las buenas
obras para las que ellas nos capacitan por completo?
Pablo menciona primero “enseñar”. Cuando Jesús les dio a sus
discípulos la gran comisión de “[hacer] discípulos a todas las
naciones”, les dijo que ellos debían hacer eso “bautizándolos” y
“enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”
(Mateo 28:19,20). Este “todas las cosas” es lo que Dios nos ha
dado en las Sagradas Escrituras. Ellas, y ellas solas, son “útiles”
para el tipo de enseñanza que debemos hacer.
Las Escrituras son útiles para “redargüir” (NVI: “reprender”),
es decir, para revelar, para reprobar, para declarar culpable del
pecado. ¿Qué es el pecado? ¿Es el aborto un pecado? ¿Son pecado
las relaciones sexuales fuera del matrimonio? ¿Es pecado la
borrachera? ¿Es pecado el divorcio? ¿No pagar los impuestos es
pecado? No todos dan la misma respuesta. ¿Quién tiene razón? La
confusión del mundo también puede confundir al cristiano. Dios
determina lo que es pecado. En las Escrituras, Dios nos da el único
criterio confiable sobre el que debemos determinar qué es correcto
y qué es equivocado. Las Escrituras son útiles para redargüir, para
convencer al pecador de su pecado.
Las Escrituras son útiles para “corregir”, es decir, para
restaurar o mejorar a los que caen. Ellos necesitan ser regresados
al camino recto y angosto. La Ley reprende, declara culpable al
pecador; pero el evangelio es esencial para restaurar al pecador.
El evangelio toca el corazón, fortalece la fe, edifica para que la
corrección se pueda llevar a cabo. Sólo las santas Escrituras
anuncian el evangelio salvador que nos lleva a Cristo, sin quien
no podemos hacer nada (Juan 15:15).
Finalmente, las Escrituras son útiles para “instruir en justicia”.
“Instruir” nos hace ver el cuadro de un niño que necesita ser
disciplinado y corregido, guiado y animado si es que va a crecer
como un ciudadano útil y de buenos modales. De manera

148
2 Timoteo 4:1,2

semejante el cristiano durante su vida en la tierra necesita una


continua preparación para alcanzar una vida santa (la santificación)
que es parte de ser un cristiano en este mundo de pecado. Uno debe
resistir las tentaciones de la carne. Satanás continúa con su obra
de tentación. El Señor Jesús resistió las tentaciones del diablo al
responderle con “está escrito”. Sí, las Escrituras son útiles para
“instruir en justicia”, porque nos revelan “su gracia [de Dios], la
cual trae la salvación” que “nos enseña a rechazar la impiedad y
las pasiones mundanas”, y a vivir en este mundo de una manera
moderada, justa y piadosa (Tito 2:11,12, NVI).
Dios nos ha dado su palabra santa, inspirada, infalible,
poderosa: las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento.
Teniendo esto, el pastor y el profesor; sí, todo cristiano, está
“enteramente preparado para toda buena obra” que el Señor pueda
pedirle que haga. “Enteramente preparado” (Reina-Valera),
“enteramente capacitado” (NVI), significa que él tiene todo lo que
necesita para llevar a cabo la tarea. Abraham le dijo al hombre
rico: “A Moisés y a los profetas tienen; ¡que los oigan!” (Lucas
16:29). Cuando el rico protestó y dijo que alguien que resucitara
de entre los muertos sería más efectivo en la obra de guiar a sus
hermanos al arrepentimiento, la respuesta fue: “Si no oyen a
Moisés y a los Profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se
levante de los muertos” (Lucas 16:31). ¡Qué desastre es si un
pastor, o cualquier cristiano, descuidan el uso de esta preparación
divinamente dada en favor de lo que es meramente humano e
inefectivo!

Predica la Palabra

4
2Timoteo4:1-2
Te suplico encarecidamente delante de Dios y del
Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los
muertos en su manifestación y en su Reino, 2 que prediques
la palabra y que instes a tiempo y fuera de tiempo.
Redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina,

149
2 Timoteo 4:1,2

Después de hablar de la utilidad de las Sagradas Escrituras


para preparar al “hombre de Dios” para toda buena obra, Pablo le
da a Timoteo la responsabilidad solemne de usar con diligencia
esta Palabra en su ministerio. Este es un asunto importante, y le
da a Timoteo esta suplica “delante de Dios y del Señor Jesucristo”.
Por eso los llama como testigos y pone a Timoteo bajo juramento
ante Dios de llevar a cabo este encargo importante que le está
entregando. Pablo habla muy en serio acerca de lo que le encarga
a Timoteo lo que ha de hacer.
Al referirse a Jesucristo, le recuerda a Timoteo que él es el que
“juzgará a los vivos y a los muertos”. El Padre “todo el juicio dio
al Hijo... por cuanto es el Hijo del hombre” (Juan 5:22,27).
Timoteo debe hacer su trabajo consciente de que el Señor Jesús
aparecerá nuevamente en el día del juicio como el glorioso rey que
es. Es en ese glorioso día que Timoteo querrá oír las palabras:
“Bien hecho, siervo bueno y fiel”. En verdad, Pablo le está
haciendo este encargo a todo “hombre de Dios”, en especial a todo
pastor y profesor a quien Dios le ha confiado su palabra sagrada y
efectiva.
¿Qué es lo que debe hacer Timoteo con la palabra? “Prediques
la palabra”. Un predicador es un heraldo, el cual está revestido de
autoridad para proclamar públicamente los mensajes oficiales de
un rey o de un alto funcionario. El oficio del heraldo le prohíbe
que invente su propio mensaje. Tal como un comentarista describe
lo que es predicar o proclamar: “Es la más formal proclamación
de noticias, iniciada por Dios. No es la especulación abstracta
sobre puntos de vista inventados por el hombre” (Hendriksen). La
escritura de sermones, así como la preparación de las lecciones
para la instrucción y las clases bíblicas, son tareas estimulantes
para el pastor; él debe comunicar solamente el mensaje que su
Señor le ha dado para que anuncie. Sin embargo, este no es un
mandato para que lo haga de una manera aburrida, poco
interesante, estereotipada. Una presentación clara y vívida muestra
el interés del heraldo de que el mensaje del Señor se oiga y se
entienda.
150
2 Timoteo 4:1,2

“A tiempo y fuera de tiempo”. Timoteo debe estar listo a servir


como heraldo de la Palabra en toda oportunidad que el Señor le
presente. Reconocemos que muchas oportunidades son “a
tiempo”, y esta es la verdad cuando el pastor se para en el púlpito
el domingo por la mañana. El Señor da otras oportunidades que a
nosotros nos pueden parecer “fuera de tiempo”. Es importante que
entonces estemos listos también, y que no tratemos de disculpar
nuestro silencio diciendo: “No era el tiempo apropiado” .Por otra
parte, esto no es un mandato para actuar con rudeza y con altivez
al cumplir esta orden, ni para forzar la palabra en los que
claramente la rechazan. Jesús dijo algo acerca de esto (Mateo 7:6;
10:14).
Que el pastor nunca encuentre que es inconveniente para él
hablar la Palabra. El incrédulo y los que necesitan ser reprendidos
pueden ver cualquier oportunidad que el pastor desee hablar de la
Palabra con ellos como “fuera de tiempo”. Sin embargo, no existe
ninguna oportunidad “fuera de tiempo” cuando el Señor le dice:
“Habla”. No obstante, lo que leemos en Proverbios también es
verdad: “El hombre se alegra con la respuesta de su boca; la
palabra a su tiempo, ¡cuán buena es! (Proverbios 15:23). “La
palabra a su tiempo” es una palabra hablada en el momento
oportuno. Algunas veces las circunstancias pueden invitar al
rechazo. Confiamos en que el Señor nos guíe. Él hasta promete
que en situaciones difíciles el “Espíritu Santo os enseñará en la
misma hora lo que se debéis decir” (Lucas 12:12). Entonces un
pastor debe predicar y enseñar, y seguir predicando y enseñando.
Cuando predique la Palabra, La Palabra tiene estas suplicas
para Timoteo: “redarguye, reprende y exhorta”. Sólo tres
versículos antes de éste, Pablo había dicho que la palabra de Dios
es útil para “reprender”. La misma palabra básica se usa aquí.
“Redargüir” es reprender en el sentido de poner el pecado al
descubierto, de acusar del pecado. La palabra que se traduce como
“redargüir” en este versículo, le añade también el pensamiento de
exponer o poner al descubierto el pecado, la idea de reprender y
de censurar severamente a alguien por su pecado. “Redargüir” y
151
2 Timoteo 4:3-5

“reprender” son palabras que desaprueban y por sí mismas no


provocarían ningún cambio piadoso. Timoteo debe “exhortar”, es
decir, con el evangelio, debe librar del pecado a la conciencia y
“de obras muertas para que sirváis al Dios vivo” (Hebreos 9:14).
Timoteo debe predicar tanto la Ley como el evangelio, la Ley para
mostrar el daño que el pecado ha ocasionado en nosotros, y el
evangelio para edificarnos con el amor y con la misericordia de
un Dios lleno de gracia en Cristo. El predicador debe poder decir
junto con Pablo: “Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo
de Dios” (Hechos 20:27).
“Con toda paciencia y doctrina” es que Timoteo debe predicar,
redargüir y exhortar. Con frecuencia nos sentimos tentados a
esperar resultados rápidos y a darnos por vencidos cuando éstos
no llegan. En vez de esto luchemos por instruir aún con mayor
cuidado, por explicar las cosas de una manera más clara, y oremos
para que el Espíritu Santo abra el corazón del oyente y bendiga la
palabra según la promesa de Dios. ¿Acaso la paciencia que Dios
ha tenido con nosotros, no nos motivará a “toda paciencia” en
nuestro servicio a otros?

Comezón de oír
2Timoteo4:3-5
3
pues vendrá tiempo cuando no soportarán la sana
doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán
maestros conforme a sus propias pasiones, 4 y apartarán de
la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5 Pero tú sé
sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de
evangelista, cumple tu ministerio.

“Pues vendrá tiempo”. Esto mira hacia el futuro, un futuro para


el que Pablo quiere preparar a Timoteo. Lo que describe Pablo
comenzará aun durante el tiempo del ministerio de Timoteo, pero
aumentará “en los tiempos peligrosos de los últimos días”.
Aquí Pablo hace una diferencia entre lo que la gente necesita
oír y lo que quiere oír. Lo que la gente necesita oír es una “doctrina
152
El ciego guiando a otros ciegos

153
2 Timoteo 4:3-5

sana”. Es sana o saludable porque dice lo que Dios quiere que se


diga. Proviene de él, y produce la salud espiritual.
Las personas “no soportarán la sana doctrina” porque no dice
lo que ellos quieren oír. Pone al descubierto su pecado y anuncia
la condenación. No las halaga con un recital de sus grandes obras
y de su capacidad. Cuando esta doctrina anuncia en el evangelio
la liberación del pecado, esto no tiene ningún sentido para la razón
humana. Una sociedad que se enorgullece en los grandes logros
científicos del hombre, no tiene por qué aguantar “la tontería” de
la “sana doctrina”.
Buscarán profesores que sean “conforme a sus propias
pasiones”. Al buscar por largo tiempo e ir de un maestro a otro,
“se amontonarán maestros”, también dentro de las iglesias que se
llaman cristianas y que dicen lo que ellos quieren oír. Sus oídos
sienten la “comezón” de oír lo que halaga a su ego, lo que le da
crédito al hombre, lo que satisface los deseos y lujurias naturales,
aquello en lo que la razón humana encuentra sentido o que no tiene
ningún sentido pero que deleita al hombre porque lo ha soñado, lo
que lo hace sentirse como un dios (humanismo).
En vez de escuchar la verdad de la “sana doctrina”, ellos se
vuelven a las “fábulas”, de las que se habla como “fábulas
profanas” en la versión Reina-Valera y como “leyendas profanas”
en la Nueva Versión Internacional (1 Timoteo 4:7). Es posible que
Pablo haya estado pensando en las especulaciones gnósticas que
ya estaban comenzando, y que en generaciones posteriores se
convirtieron en una amenaza. Finalmente, toda doctrina falsa es
una “fábula”. Uno se sorprende de las “fábulas” a las que la gente
recurre: las “fábulas” del catolicismo romano: el purgatorio, la
salvación por las obras, la invocación a los santos, la infalibilidad
del papa; las “fábulas” de los teólogos que reinterpretan las
Escrituras de acuerdo a la razón humana; las “fábulas” del
evolucionismo; las “fábulas” de la astrología y de otras
supersticiones; las “fábulas” de los mormones y de los Testigos de
Jehová; las “fábulas” del movimiento “Nueva Era Cristiana”. La
lista es interminable. Les entra comezón en los oídos de oír todo,
154
2 Timoteo 4:6-8

menos la verdad revelada de Dios. Todo culto y religión, aun toda


mala interpretación nueva y diferente de las Escrituras, encuentran
oídos receptivos en un mundo que está hastiado del evangelio, de
la “sana doctrina”.
Por tercera vez Pablo se dirige a Timoteo de una manera
enfática: “Pero tú...” Sí, Timoteo debe ser diferente, y esto incluye
a todos los pastores y profesores que sirven en los tiempos difíciles
que describe Pablo. “Se prudente en todas las circunstancias”
(NVI) o “Sé sobrio en todo” (R-V), no significa literalmente
abstenerse de tomar vino, sino que Timoteo debe seguir siendo
sensato, con una mente clara. No debe permitir que lo confundan
ni se debe dejar llevar por las circunstancias. Debe reconocer y
poner al descubierto las “fábulas” por lo que son. Eso le acarreará
momentos difíciles, pero él los podrá soportar. También en estos
tiempos malos él hará “obra de evangelista”. Continuará siguiendo
el mandato de Jesús de “[predicar] el evangelio a toda criatura”
(Marcos 16:15). La tarea de Timoteo es la de predicar y seguir
predicando el evangelio. Él debe continuar cumpliendo “con los
deberes de [su] ministerio” (versículo 5, NVI).
En un mundo que está confundido en cuanto a lo religioso y
que no tiene que soportar la sana doctrina, es de vital importancia
que la iglesia y sus pastores permanezcan sobrios, sensatos, y que
no sucumban a las tentaciones de adaptar su doctrina a lo que la
gente quiere oír. Nuestra enseñanza debe ser sana según la verdad
revelada de Dios. Debemos proclamar estas buenas nuevas y
seguir proclamándolas, no importan las dificultades que tengamos
que experimentar. Nunca dejamos de ser evangelistas. “Cumple
tu ministerio” se dirige a aquellos que el Señor llama a su servicio
hasta el fin de los tiempos.

Partida de Pablo
2Timoteo4:6-8
6
Yo ya estoy próximo a ser sacrificado. El tiempo de mi
partida está cercano. 7 He peleado la buena batalla, he
acabado la carrera, he guardado la fe. 8 Por lo demás, me
155
2 Timoteo 4:6-8

está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor,


juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos
los que aman su venida.

Pablo se había dirigido repetidamente a Timoteo de una


manera personal y directa: “Pero tú... Pero tú... Pero tú...”, y
solemnemente le encomendó responsabilidades apremiantes. La
razón es que ya había llegado el tiempo de la partida de Pablo.
Timoteo ya no iba a tener a Pablo para que lo animara y lo apoyara.
Timoteo se debía mantener firme y ser el apoyo de otros.
Qué pensamientos deben haber pasado por la mente de
Timoteo y qué sentimientos deben haber estrujado su corazón
cuando leyó las palabras de Pablo: ”Yo ya estoy próximo a ser
sacrificado. El tiempo de mi partida está cercano.” “Ser
sacrificado” (RV) “ofrecido como un sacrificio” (NVI): en el
Antiguo Testamento este sacrificio consistía en el derramamiento
del vino en conexión con ciertos sacrificios (Éxodo 29:38-42;
Números 15:1-12). Ser derramado como un sacrificio de libación
puede ser muy bien una referencia al derramamiento de la vida de
Pablo en una muerte de mártir. El proceso que iba a llevar a su
martirio ya había comenzado. Cuando Pablo les escribió a los
filipenses durante su primer encarcelamiento, también les habló
de ser “derramado en libación” (Filipenses 2:17). En esa
oportunidad él esperaba ser liberado (Filipenses 1:25). Sin
embargo, esta vez, él dice que “el tiempo de mi partida está
cercano”. Más adelante en este capítulo él habla de su juicio
(versículos 16-18).
Aunque la perspectiva de la muerte no aterroriza a Pablo, sí lo
lleva a considerar su vida pasada y su ministerio, que se extendió
por un período de alrededor de treinta años. Él había “peleado la
buena batalla”. Al aconsejar a Timoteo él lo llamó “la buena batalla
de la fe” (1 Timoteo 6:12). La batalla de la fe implica resistirse a
la tentación, y luchar contra los que destruirían la iglesia y el
evangelio. Pablo había “acabado la carrera”. En la carrera de la
vida Pablo no había corrido “a la ventura” (1 Corintios 9:26). Les
156
2 Timoteo 4:6-8

había escrito a los filipenses: “Prosigo a la meta, al premio del


supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:14).
Al despedirse de los ancianos de Éfeso, Pablo les había dicho: “Ni
estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi
carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para
dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:24).
Ahora que se acercaba la muerte, la carrera había terminado.
“He guardado la fe”. Las opiniones de los comentaristas están
divididas acerca de si Pablo quiso decir que él seguía creyendo o
si quería decir que él había conservado la verdadera fe o sana
doctrina. Sin embargo, ¿de qué vale creer si no es la verdad lo que
uno cree? Las dos cosas van juntas. Pablo había continuado
creyendo y conservando la verdad, la “sana doctrina”, tal como
Dios se la había revelado. ¡Que Dios le otorgue a su iglesia muchos
pastores y mucha, mucha gente que conserve la fe de esta manera!
Al enfrentarse a la muerte, ¿qué es lo que le espera después?
Él espera “la corona de la justicia, la cual me dará el Señor, juez
justo, en aquel día”. Esta figura era muy familiar para los griegos.
Al terminar con éxito una carrera, el ganador recibía una corona.
Pablo mira con anticipación la corona que el Señor le va a entregar,
después de haber terminado la carrera según la voluntad de Dios.
El evangelio da testimonio de que este premio es de gracia y no
de obras.
¿Cuál es esta “corona de justicia” que Pablo espera recibir de
Jesús, el Juez justo, en el día de su glorioso regreso? Es una corona
que consiste de justicia, una justicia que el día de la venida del
Señor será de Pablo.
En realidad, Pablo ya poseía la justicia perfecta de Cristo, que
había cumplido la Ley por completo. Era de Pablo por medio de
la fe. Él les escribió esto sobre ella a los romanos: “La justicia de
Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en
él” (3:22). Pablo había sido librado del pecado y se había
convertido en un esclavo de la justicia (Romanos 6:18). Como tal,
Pablo dijo, “El querer el bien está en mí” (Romanos 7:18).
Revestido de la justicia de Cristo, Pablo era santo. Sin embargo,
157
2 Timoteo 4:6-8

él vio “otra ley en [los] miembros [de su cuerpo]” (Romanos 7:23).


Todavía tenía al viejo Adán, su vieja naturaleza pecaminosa. Él
haría el mal que como cristiano no quería hacer. Sí, en su conducta
y en su vida, todavía era pecador.
Con la aparición de Cristo eso cambiará. Este mundo actual
de pecado será destruido, “pero nosotros esperamos, según sus
promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la
justicia” (2 Pedro 3:13). Allí le serviremos a nuestro Dios “en
justicia, inocencia y bienaventuranza eternas, así como él resucitó
de la muerte y vive y reina eternamente”, como Lutero lo dice en
la explicación del Segundo Artículo. Será un privilegio llevar la
gloriosa corona de la justicia, nosotros que ahora ya estamos
revestidos con la vestidura blanca de la justicia de Jesús. ¡Qué
maravillosa corona será la nuestra en las glorias del cielo!
Con anhelante anticipación, Pablo espera este glorioso premio.
No sólo él, también les será otorgado “a todos los que aman su
venida”. A los filipenses Pablo les escribe acerca de los que:
“Esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. Él transformará
nuestro cuerpo mortal en un cuerpo glorioso semejante al suyo”
(3:20,21). Juan espera el cambio glorioso que tendrá lugar: “Ahora
somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de
ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes
a él, porque lo veremos tal como él es” (1 Juan 3:2).
El Señor les promete tres coronas a los que permanecen fieles
hasta la muerte. Cuando él aparezca, les dará “la corona de la vida”
(Apocalipsis 2:10), “la corona incorruptible de gloria” (1 Pedro
5:4) y “la corona de justicia”, que Pablo espera ahora que se
enfrenta a la muerte. Será maravilloso vivir en la gloria por
siempre con Cristo y con todos los santos, que en todo lo que
piensan, dicen y hacen serán santos como Cristo. ¡Qué panorama
tan maravilloso se ve después de leer la descripción de los tiempos
difíciles de los últimos días en esta tierra pecadora! Esta es la razón
por la que los creyentes dicen, “¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!”
(Apocalipsis 22:20).

158
2 Timoteo 4:6-8

En esta carta Pablo le entrega el liderazgo de la iglesia a su


querido hijo, Timoteo. De esta manera Dios le continúa dando a
su iglesia en cada generación los pastores y los profesores
necesarios para proveer los líderes que conserven la sana doctrina
y prediquen su palabra a tiempo, y fuera de tiempo, con gran
paciencia y enseñanza cuidadosa. Órenle al Señor de la cosecha
para que envíe una gran hueste de obreros fieles a su cosecha de
todo el mundo.

159
COMENTARIOS PERSONALES 4:9-18
2Timoteo4:9-13
9
Procura venir pronto a verme, 10 porque Demas me ha
desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica.
Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia. 11 Sólo Lucas está
conmigo. Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil
para el ministerio. 12 A Tíquico lo envié a Éfeso. 13 Trae,
cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de
Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos.

Después de informarle a Timoteo que pronto esperaba tener


una muerte de mártir, Pablo lo apremia: “Procura venir pronto a
verme”. Pablo anhelaba poder ver una vez más a su amado hijo en
la fe. Él ya lo había expresado en el capítulo inicial (versículo 4);
ahora le hace una petición directa para que Timoteo vaya pronto.
Ya que viajar en el invierno sería muy difícil si no imposible
(versículo 21), Timoteo se debe apresurar. En tiempos de crisis,
¡qué consuelo puede ser tener a un amigo querido que comparta
nuestra fe!
La razón para apremiar a Timoteo a que vaya pronto es que
Pablo está casi solo; le informa lo que ha sucedido con la gente
que había estado con él. La primera persona que menciona es
Demas. Habiendo estado con Pablo durante su primer
encarcelamiento, se menciona a Demas como un colaborador en
las cartas de Pablo a los colosenses (4:14) y a Filemón (versículo
24).Ahora Demas ha “desamparado” a Pablo, lo ha abandonado
en este tiempo tan crítico y se ha ido a Tesalónica. “Por amor a
este mundo” (NVI) es la razón que da Pablo. ¿Era que Demas
amaba tanto esta vida que no se deseaba exponer a una posible
persecución? La vida era segura y más agradable en Tesalónica.
¿O es que él se sentía atraído por las seducciones del mundo, de
modo que sentía que el cristianismo tenía demasiadas
restricciones? Cualquiera que sea la razón, él había abandonado a
Pablo y, posiblemente también a la fe cristiana. Se puede sentir la
desilusión de Pablo cuando relata esto. Los pastores y los
160
2 Timoteo 4:9-13

miembros de la iglesia sienten profundas desilusiones cuando los


miembros recién confirmados pronto se apartan y abandonan la
iglesia, o cuando alguien que una vez fue un miembro fiel
abandona la fe, tentado por las atracciones sexuales, económicas
o sociales.
Dos de los compañeros de Pablo habían ido a trabajar a otros
campos de trabajo. Crescente, que se menciona sólo aquí en el
Nuevo Testamento, se había ido a Galacia. Lo que Pablo dijo
acerca de Demas que lo había abandonado, no lo dice de
Crescente. Podemos suponer que se había ido para hacer otro
trabajo misionero. Lo mismo es verdad de Tito, a quien Pablo lo
había llamado “verdadero hijo en la común fe” (Tito 1:4). Aunque
a Tito no se le menciona en el libro de Hechos, por las cartas de
Pablo sabemos que él había trabajado especialmente en Corinto y
en la isla de Creta. Dalmacia, adonde Tito había ido, estaba
ubicada cruzando el mar Adriático desde Italia, en lo que
actualmente es la actual república de Croacia.
Sólo Lucas, el médico que era para Pablo “el médico amado”
(Colosenses 4:14) y querido amigo, estaba con él. Lucas es el autor
del tercer evangelio y del libro de Hechos. En este último con
frecuencia escribe en la primera persona del plural “nosotros” o
“nos”, indicando así que él era un compañero frecuente de Pablo
(Hechos 16:10-17; 20:5–21:18; 27; 28). De tal manera era el
“médico amado”, que se quedó con Pablo durante su primer
encarcelamiento, y ahora que se debía enfrentar al martirio era su
único compañero! Él era uno de esos amigos de los que se habla
en Proverbios 18:24, “más unido que un hermano”.
Pablo le pide a Timoteo que lleve consigo a Marcos. Es
agradable leer lo que Pablo dice de Marcos, porque él había
abandonado a Pablo y a Bernabé en Perge en su primer viaje
misionero (Hechos 13:13, “Juan” es el nombre que se le da a Juan
Marcos, también llamado sólo Marcos). Cuando iban a comenzar
su segundo viaje, Bernabé quería llevar a su primo Juan Marcos
(Colosenses 4:10), otra vez con él. Pablo puso objeciones y “hubo
tal desacuerdo entre ambos, que se separaron el uno del otro”
161
2 Timoteo 4:9-13

(Hechos 15:39). Es así como Marcos fue la causa del rompimiento


del primer equipo misionero. Ahora Pablo quiere que Marcos vaya
a Roma “porque me es útil para el ministerio”. El antiguo
desaliento de Marcos no evitó el que se convirtiera en un siervo
del Señor, capaz y digno de confianza. Y Pablo no permitió que
su antigua desilusión ni su juicio adverso respecto de Marcos lo
predispusieran para no confiar en él una vez más. Un pastor joven
no debe permitir que las desilusiones en el comienzo de su
ministerio estropeen todo su futuro ministerio, y los pastores
mayores no se deben formar un juicio adverso permanente de un
joven pastor debido a algún antiguo error. Los pastores y los
profesores también necesitan crecer y madurar en su fe por medio
de la palabra de Dios; y necesitan el ánimo de colegas que sean
mayores que ellos, así como de los amigos cristianos.
Pablo “envió” a Tíquico a Éfeso, muy probablemente para
entregar la presente epístola. Similarmente había usado a este
“amado hermano y fiel ministro y consiervo en el Señor”
(Colosenses 4:7), para entregarles cartas a los efesios y colosenses,
y animarlos al entregarles noticias personales de Pablo durante su
primer encarcelamiento en Roma.
Parece más probable que Pablo haya enviado a Tíquico a
Éfeso, para reemplazar a Timoteo para que éste pudiera atender a
la invitación urgente de Pablo e ir a Roma. Todavía está
escribiendo acerca de la ida de Timoteo, porque inmediatamente
sigue con esta petición: “Trae, cuando vengas, el capote que dejé
en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los
pergaminos.” Esta es una petición personal que aparentemente
añade muy poco a la importancia del mensaje de la carta. Sin
embargo, muestra la autenticidad de la misma, porque un
falsificador no habría pensado en incluir lo que parece ser un
asunto personal de poca importancia.
Por esta petición podemos llegar a la conclusión de que Pablo
había estado en Troas poco tiempo antes de ahora y había dejado
el capote en casa de Carpo, un hombre que de otro modo sería
desconocido para nosotros. El capote era una pieza de vestir
162
2 Timoteo 4:14,15

pesada y abrigadora, para proteger contra el frío y la lluvia. Pablo


había hecho este pedido pensando en el invierno desde un calabozo
frío, húmedo, y malsano.
En su soledad, Pablo añoraba su biblioteca, sus “libros,
mayormente los pergaminos”. Los pergaminos eran hechos de piel
de animales, eran durables pero caros. Era más común el papel
hecho de la planta del papiro. Los libros eran en la forma de
manuscritos. Pablo no da ninguna indicación acerca de lo que
estaba escrito en esos libros. Sin duda él era un hombre bien
educado que había estudiado muchos escritos, pero las Escrituras
del Antiguo Testamento eran de primera importancia. Tal vez éstos
eran los pergaminos que él quería en especial. ¿Qué podría haber
sido de mayor consuelo para él en su soledad que las Escrituras,
que capacitan al hombre de Dios para toda buena obra? En nuestra
soledad, las Escrituras nos aseguran la presencia de Dios, porque
él nos habla allí. Debemos buscar un tiempo en que podamos estar
a solas con Dios mientras leemos las Sagradas Escrituras y
meditamos en su mensaje.
2Timoteo4:14-15
14
Alejandro el herrero me ha causado muchos males; el
Señor le pague conforme a sus hechos. 15 Guárdate tú
también de él, pues en gran manera se ha opuesto a nuestras
palabras.

¿Quién era este Alejandro? No parece ser el mismo Alejandro


que se menciona en Hechos 19:33 ni el que Pablo menciona en 1
Timoteo 1:20. A ninguno de ellos se le llama “el herrero”, “el
calderero” en la Nueva Versión Internacional. Alejandro era un
nombre común. Parecería que Pablo añade la denominación
“calderero” (o herrero) para diferenciarlo de los otros Alejandros.
Ya que Pablo había estado apremiando a Timoteo a que fuera a
Roma, es posible que haya sido allí que Alejandro le causara
“muchos males”, y cuando venga Timoteo debe cuidarse de él.
¿De qué manera es que Alejandro le había causado daño a
Pablo? ¿Y cuándo? ¿Por qué es que Timoteo debe estar en
163
2 Timoteo 4:16-18

guardia? “Pues en gran manera se ha opuesto a nuestras palabras”,


en la Nueva Versión Internacional dice “a nuestro mensaje”. Pablo
está a punto de hablar de su juicio. ¿Es que fue allí que Alejandro
le causó mal a Pablo, al atestiguar contra él y oponerse a lo que él
había dicho? No lo sabemos, pero es una interpretación posible.
Entonces, cuando Timoteo y Marcos fueran, debían estar en
guardia contra el testimonio dañino de Alejandro, que también es
dañino para toda la causa del evangelio.
¿De qué manera reacciona Pablo ante los males que Alejandro
le ha causado? Él tiene la confianza de que “el Señor le pague
conforme a sus hechos”. Esto no significa que Pablo no pudiera
hablar en defensa propia contra Alejandro y que no pudiera
advertir a los demás contra él, pero él no busca ninguna retribución
personal. Dios se encargará de hacer justicia. Pablo sabía las
palabras del salmo de David: “Tú pagas a cada uno conforme a su
obra” (Salmo 62:12). A los romanos Pablo les había escrito: “No
paguéis a nadie mal por mal ... No os venguéis vosotros mismos,
amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito está:
‘Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor’” (Romanos
12:17,19). Pablo practicaba lo que enseñaba. El pastor o cualquier
cristiano, que trata de hacer daño o de “desquitarse” con aquellos
que le hacen mal, está tomando el asunto en sus propias manos,
está actuando de manera contraria al evangelio y está usurpando
el lugar de Dios.
2Timoteo4:16-18
16
En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino
que todos me desampararon; no les sea tomado esto en
cuenta. 17 Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas,
para que por mí fuera cumplida la predicación, y que todos
los gentiles oyeran. Así fui librado de la boca del león. 18 Y el
Señor me librará de toda obra mala y me preservará para su
reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos.
Amén.

164
2 Timoteo 4:16-18

“En mi primera defensa.” Es muy difícil que se refiera al


primer encarcelamiento de Pablo y a su defensa en ese tiempo.
Timoteo sabía todo esto y la posterior exculpación de Pablo, y él
le informa a Timoteo de los sucesos recientes en su primera
audiencia, cuando fue llevado a juicio y se le dio una oportunidad
de defenderse.
“Ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon.”
¿De quién está hablando Pablo? ¿Es que esto se refiere
nuevamente al abandono de Demas? ¿Es que Crescente y Tito
todavía estaban en Roma y fallaron en hablar a favor de Pablo?
¿Es que Lucas, que estaba con Pablo, debía haber hablado? ¿O es
que él más bien está pensando en otros cristianos, o aún en
ciudadanos romanos, gente de influencia que conocía a Pablo y
que podía haber hecho algo en su defensa? No sabemos la
respuesta. Sólo sabemos que Pablo estaba por su cuenta,
“desamparado” por todos los demás. Sin embargo, en el espíritu
de Cristo (Lucas 23:34) y en el de Esteban (Hechos 7:60), él dice:
“No les sea tomado esto en cuenta”.
Aunque Pablo estaba por su cuenta, él no estaba solo. “Pero el
Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas”. En el momento de su
conversión el Señor le dijo a Pablo: “Ve, porque instrumento
escogido me es éste para llevar mi nombre en presencia de los
gentiles, de reyes y de los hijos de Israel, porque yo le mostraré
cuánto es necesario padecer por mi nombre” (Hechos 9:15,16).
Pablo sabía lo que le esperaba por estar al servicio del Señor, pero
también sabía que el Señor estaría con él. Jesús les prometió a sus
discípulos: “Cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o
qué hablaréis, porque en aquella hora os será dado lo que habéis
de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu
de vuestro Padre el que habla en vosotros” (Mateo 10:19,20). No,
Pablo no estaba solo. Un pastor nunca está solo, un cristiano nunca
está solo, ni siquiera en las pruebas más pesadas y difíciles. Dios
nos da fuerza y promete poner palabras en nuestras bocas, las
palabras que él quiere que digamos. Esta fue la experiencia de
Pablo.
165
2 Timoteo 4:16-18

“Para que por mí fuera cumplida la predicación, y que todos


los gentiles oyeran”. De esta manera también cuando llegó el
tiempo de su juicio y al hacer su propia defensa, Pablo recibió la
fuerza para dar testimonio de Cristo ante la asamblea de los
gentiles. Pablo siempre estuvo consciente de su responsabilidad
hacia los gentiles. Les escribió a los romanos: “A griegos y a no
griegos, a sabios y a no sabios soy deudor. Así que, en cuanto a
mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que
estáis en Roma” (1:14,15). De Roma él esperaba continuar el viaje
a España. La tradición dice que sí llegó a cumplir esta esperanza.
Ahora él se dio cuenta de que “el tiempo de mi partida es
inminente (NVI)”. Una vez más tuvo la oportunidad de llevarles
“el mensaje” a los gentiles durante el tiempo de su juicio. El Señor
le dio la fuerza para hacerlo. Así él cumplió con su cometido, hasta
cuando defendió su vida en el juicio que fue ante un tribunal
romano. El mundo de los gentiles lo oyó proclamar todo el
mensaje que les tenía que dar dondequiera que él fuera.
El resultado de esta primera audiencia fue que fue “librado de
la boca del león”. ¿Es que Pablo está pensando en Satanás, a quien
Pedro compara con un león rugiente (1 Pedro 5:8)? No parece
probable. ¿Es que dice que fue librado de ser arrojado a los leones,
tal como les sucedió a muchos cristianos en las persecuciones?
Esto también es improbable, ya que por ser ciudadano romano él
sería excluido de tal castigo. Aunque él esperaba el martirio como
el resultado de su encarcelamiento, en esta audiencia todavía se le
perdonó la vida. “La boca del león” era su martirio inminente.
Pablo reconocía que el Señor le otorgaba cada día como otro día
de gracia a su servicio.
Él mira el futuro con confianza. Cualquiera que sea el mal que
tuviera que sufrir a manos de Roma, no lo iba a destruir. El Señor
estaba con él, lo iba a rescatar y lo “[iba a preservar] para su reino
celestial”. El martirio lo iba a llevar a la gloria eterna. El Señor
nos ha enseñado a orar: “Mas líbranos del mal”. Las palabras de
Lutero en el Catecismo Menor son también una buena explicación

166
2 Timoteo 4:16-18

de las palabras de Pablo: “Con esta petición rogamos... que el


Padre celestial nos libre de todo lo que pueda perjudicar nuestro
cuerpo y alma, nuestros bienes y honra, y que al fin, cuando llegue
nuestra última hora, nos conceda un fin bienaventurado, y, por su
gracia, nos lleve de este valle de lágrimas al cielo para morar con
él.”
Cuando Pablo piensa en esta liberación gloriosa y en estar por
siempre con el Señor, su corazón exclama estas palabras de
alabanza: “A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén”, es
decir: “Sí, así será”. Que esta sea la gozosa respuesta de todo
cristiano cuando espera confiadamente la liberación eterna que
viene del Señor.

167
SALUDOS FINALES

El versículo 18 es un final apropiado a la carta misma. Sólo


siguen algunos saludos y comentarios.
2Timoteo4:19-21
19
Saluda a Prisca y a Aquila y a la casa de Onesíforo.
20
Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto,
enfermo. 21 Procura venir antes del invierno. Eubulo te
saluda, y Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos.

Prisca y Aquila eran amigos queridos de Pablo (nota: Priscila


y Aquila eran esposos, “Priscila” es el diminutivo de Prisca). Él
los conoció en Corinto en su segundo viaje misionero. Aquila era
natural de Ponto, la provincia romana. Había vivido en Roma, pero
salió de allí cuando el emperador Claudio ordenó que todos los
judíos salieran (Hechos 18:1-3). Pablo no sólo había trabajado con
ellos haciendo carpas, sino que también se había hospedado en su
casa. Los dos se habían convertido a la fe cristiana. Después
vivieron en Éfeso, donde “invitaron” a Apolos a su casa “y le
explicaron con mayor precisión el camino de Dios” (Hechos
18:19-26, NVI). Así, pues, éstos eran hombres laicos muy eruditos.
Cuando Pablo les escribió esta carta a los romanos, Priscila y
Aquila estaban nuevamente en Roma, y Pablo les mandó saludos
especiales, haciendo la observación de que ellos habían arriesgado
su vida por él (Romanos 16:3,4) ¿Habían salido de Roma cuando
comenzó la persecución de Nerón? Cualquiera que sea la
respuesta, estaban otra vez en Éfeso y Pablo les envió saludos.
Pablo también le envía saludos especiales “a la casa de
Onesíforo”. En el primer capítulo de esta carta Pablo ya había
hablado de él, de su amabilidad en Roma, y de su utilidad en Éfeso
(1:16-18). Por lo visto Onesíforo mismo no estaba en Éfeso ya que
los saludos no se le envían a él en lo personal. Si él todavía
estuviera en Roma, podríamos esperar que Pablo lo mencionara
junto con aquellos a quienes le enviaban saludos a Timoteo.

168
2 Timoteo 4:19-21

¿Dónde estaba Onesíforo? ¿Es que tal vez había muerto? ¿Había
sido martirizado? No lo sabemos. Tal vez Timoteo lo sabía y por
lo mismo Pablo no vio la necesidad de decírselo.
Sin embargo, Pablo sí le informó a Timoteo acerca de dónde
estaban Erasto y Trófimo. Parece que Timoteo se estaba
preguntando por qué ellos no estaban en Roma con Pablo. Pablo
explica: “Erasto se quedó en Corinto y a Trófimo lo dejé en Mileto
enfermo.” De todo esto podemos llegar a la conclusión de que
Pablo había estado en esos dos lugares antes de su encarcelamiento
actual. ¿Quién era Erasto? Se menciona a un Erasto junto con
Timoteo como dos ayudantes a quienes Pablo envió de Éfeso a
Macedonia (Hechos 19:22). El nombre de Erasto también aparece
entre los que envían saludos a los cristianos que estaban en Roma
(Romanos 16:23). Era el director de obras públicas de la ciudad
(¿Corinto?). Existe una interrogante sobre si estos dos son la
misma persona. Si no lo son, parece muy probable que Pablo se
refiera aquí al primero. Suponemos que Erasto se quedó en Corinto
porque sus servicios eran necesarios.
Es fácil identificar a Trófimo. Por las citas de Hechos 20:4 y
21:29 sabemos que era un efesio “de la provincia de Asia”, que
acompañó a Pablo a Jerusalén después de su tercer viaje misionero,
y a quien la enfermedad obligó a quedarse en Mileto.
Pablo deseaba urgentemente la presencia de Timoteo.
Nuevamente le recuerda que vaya antes de que el invierno cause
una demora en su viaje. Pero en vista de lo que Pablo había escrito,
¿es que también está implicando que su “partida” sería antes que
termine el invierno?
Cuando Pablo dijo que solamente Lucas estaba con él en
Roma, sólo se refería a sus colaboradores. Ahora les envía saludos
de Eubulo, Prudente, Lino, Claudia y de todos los hermanos. A
ninguno de los cuatro se les menciona en ninguna otra parte del
Nuevo Testamento. Claramente Timoteo los conocía a todos. El
Señor todavía tenía sus pocos fieles en Roma a pesar de las
persecuciones.

169
2 Timoteo 4:22

El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea


22

con vosotros. Amén.

Estas son las últimas palabras que tenemos de la pluma de


Pablo. ¿Qué más podría él desear para Timoteo que la presencia
perdurable de su Señor? ¿Qué más podría él desear para todos los
que leen su carta, y esto nos incluye a nosotros, que la gracia que
significa la salvación?

170
TITO
INTRODUCCIÓN

Según el orden de las cartas pastorales del Nuevo Testamento,


la carta a Tito es la tercera; sin embargo, fue escrita
aproximadamente al mismo tiempo que la primera carta de Pablo
a Timoteo, posiblemente en Filipos en el otoño del año 63 d.C.
Para tener una descripción más amplia del escenario histórico de
la carta a Tito y de las dos cartas a Timoteo, lea nuevamente la
introducción a las cartas pastorales en las páginas 1-5,
especialmente la sección titulada “Marco histórico”.
A Tito, que es el destinatario de esta carta, no se le menciona
en el libro de Hechos, sino solamente en las cartas de Pablo.
Además de dirigirle esta carta a Tito, Pablo se refiere a él en
Gálatas, en 2 Corintios y en 2 Timoteo.
Y como Pablo dice que Tito es su “verdadero hijo en la común
fe” (Tito 1:4), sin duda fue uno de los conversos de Pablo. Puede
haber provenido de Antioquía, lugar donde Pablo había trabajado
durante un año entero antes de sus viajes misioneros (Hechos
11:26). Encontramos a Tito allí cuando “se dispuso que Pablo,
Bernabé y algunos otros de ellos subieran a Jerusalén, a los
apóstoles y a los ancianos” para tratar acerca de la necesidad de la
circuncisión para la salvación (Hechos 15:2). Pablo menciona a
Tito como alguien a quien él había llevado consigo como un caso
de ensayo, e informa que “ni aun Tito, que estaba conmigo, con
todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse” (Gálatas 2:1,3).
Más adelante Pablo se dio cuenta de que Tito era un
compañero valioso y confiable, y lo envió a Corinto a resolver los
problemas que habían surgido en esa congregación. Pablo esperaba
que se reuniera con él en Troas (2 Corintios 2:12,13). Y como
Pablo no lo encontró allí, siguió hacia Macedonia, donde recibió
un informe favorable de Tito. Su misión en Corinto la llevó a cabo
con éxito (2 Corintios 7:6,7,13,14). Después del informe que le
dio a Pablo, Tito regresó a Corinto para seguir animando a que se

171
Introducción a Tito

continuara con la colecta para los pobres de Jerusalén (2 Corintios


8:6,16,17; 12:8). En todas sus tareas en Corinto, Tito probó que
era “un mediador de discordias” evangélico, digno de confianza y
respetado.
Después de que Pablo quedó libre de su primer
encarcelamiento, es probable que se haya encontrado con Tito
cuando fue a la isla de Creta. Pablo lo dejó allí para que terminara
la organización de la iglesia (Tito 1:5). Esa no fue una tarea fácil
por causa de los alborotadores que necesitaban corrección (Tito
1:10-16). Pablo prometió que iba a enviar un reemplazo a Creta
para que Tito se pudiera reunir nuevamente en Nicópolis, donde
el apóstol esperaba pasar el invierno (Tito 3:12).
Finalmente, Tito debe haber estado con Pablo en Roma durante
una parte de su segundo encarcelamiento, porque Pablo lo envió
de Roma a Dalmacia (2 Timoteo 4:10). No sabemos nada más de
esta misión.
Sin duda Tito era más joven que Pablo, pero muy
probablemente era mayor que Timoteo. Él no necesitaba el tipo de
estímulo que Pablo le dio a Timoteo, su “hijo” más joven. Los
consejos que Pablo le dio a Tito para su trabajo en la isla de Creta
continúan siendo una bendición para la iglesia y para sus pastores
cuando leen, estudian y aplican sus palabras inspiradas a ellos
mismos y a la iglesia de todos los tiempos.

Bosquejo de Tito

Saludo inicial 1:1-4

I. La misión de Tito en Creta 1:5-16


A. Completa lo que todavía se necesita hacer 1:5
B. Requisitos de los ancianos 1:6-9
C. Problemas en Creta 1:10-16

172
Introducción a Tito

II. Tito debe enseñar la sana doctrina 2:1-15


A. A los ancianos 2:1,2
B. A las ancianas 2:3-5
C. A los hombres jóvenes 2:6-8
D. A los esclavos 2:9,10
E. Motivación evangélica 2:11-15

III. Recomendaciones para hacer lo que es bueno 3:1-11


A. Haz lo que es bueno 3:1,2
B. La naturaleza pecadora del hombre 3:3
C. La benignidad y el amor de Dios 3:4-8
D. Evita controversias necias y personas que causan
divisiones 3:9-11

Instrucciones finales y saludos 3:12-15.

173
SALUDO INICIAL
TITO 1:1-4

1
Tito1:1-3
Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo,
conforme a la fe de los escogidos de Dios y el
conocimiento de la verdad que es según la piedad, 2 en la
esperanza de la vida eterna. Dios, que no miente, prometió
esta vida desde antes del principio de los siglos, 3 y a su
debido tiempo manifestó su palabra por medio de la
predicación que me fue encomendada por mandato de Dios,
nuestro Salvador.

Claramente Pablo no escribe esta carta solamente para Tito,


para que la lea y la archive. Si sólo fuera para Tito, la extensa
afirmación con respecto a sí mismo y a su ministerio no sería
necesaria. Sin embargo, para la gente a la que Tito estaba sirviendo
en Creta, donde Pablo había estado sólo por poco tiempo, era
importante que se le recordara que el escritor era un “siervo de
Dios y apóstol de Jesucristo”.
Pablo es un “siervo de Dios”, literalmente un esclavo, uno que
sólo recibe órdenes de Dios; la voluntad de Pablo está sujeta a la
voluntad de Dios. Él predicó y escribió lo que Dios quería que
predicara y escribiera. Es importante recordar esto al leer la carta
de Pablo.
Además, Pablo se llama a sí mismo “apóstol de Jesucristo”,
uno que había sido “enviado” por Jesús mismo. En el camino a
Damasco, Jesús se enfrentó con él y lo envió a la ciudad donde se
debía reunir con Ananías, a quien Dios le había dado esta
revelación: “Instrumento escogido me es éste para llevar mi
nombre en presencia de los gentiles, de reyes y de los hijos de
Israel” (Hechos 9:15). Jesús, que es la Cabeza de la iglesia, había
comisionado a Pablo, aunque ya había enviado a los “doce”.
La comisión de Pablo fue “conforme a la fe de los escogidos
de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad”.

174
Tito 1:1-3

Él fue “enviado para ayudar al pueblo escogido de Dios a creer y


a saber la verdad que promueve la santidad” (GWN). La fe, el
conocimiento de la verdad y la santidad están íntimamente
relacionados. “¿Cómo creerán en aquel de quien no han oído?”
(Romanos 10:14). “Así también la fe, si no tiene obras, está
completamente muerta” (Santiago 2:17) La piedad es la fe en
acción.
Sin embargo, toda la fe cristiana y la vida piadosa están
edificadas en la esperanza, la muy especial “esperanza de la vida
eterna”. Las esperanzas del incrédulo son sólo para esta vida; él
espera una vida de tranquilidad, de riquezas, de honor y un retiro
agradable; pero “si solamente para esta vida esperamos en Cristo,
somos los más dignos de lástima de todos los hombres” (1
Corintios 15:19). Cristo no nos redimió para que tengamos una
vida más larga y mejor en un mundo pecador; la vida es más que
lo que experimentamos aquí y ahora. Y lo es: la vida eterna, que
es la esperanza del cristiano.
Esta esperanza no es un sueño imposible, ha sido prometida
por “Dios, que no miente”. Satanás es el padre de la mentira y
promete mentiras; las promesas de Dios son verdaderas, seguras
y ciertas; con el paso del tiempo no se terminan sino que se
cumplen. Fueron hechas “desde antes del principio de los siglos”,
cuando Dios en su corazón ya había determinado llevar a sus
elegidos a una bienaventurada eternidad por medio de su amado
Hijo como Salvador.
Al cumplir sus promesas Dios usa su propia agenda. “Cuando
vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo” (Gálatas
4:4). Dios también determina quién va a predicar el mensaje de su
Hijo. “A su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la
predicación que me fue encomendada por mandato de Dios,
nuestro Salvador”. Pablo fue un siervo escogido por Dios y un
apóstol, a quien se le confió un mensaje y trabajó bajo un mandato
divino. Nunca hubo alguien que predicara la palabra de Dios de
manera tan extensa y tan clara como el apóstol Pablo. La gente de

175
Tito 1:4

Creta debía saber que el mensaje predicado por Pablo entre ellos
era lo que Tito, su verdadero hijo en la fe, les estaba predicando,
y era lo que leían en esta carta. Era en verdad la palabra de Dios,
una revelación de las promesas de Dios y de su cumplimiento en
Cristo, proclamada por el mensajero autorizado de Dios.
Todavía nosotros somos los destinatarios favorecidos de la
predicación que Dios le impuso a Pablo. Por medio de su
predicación Dios sigue iluminando su palabra, que es el evangelio
de Cristo. Dios lo planeó de esta manera: todas las Escrituras se
pueden ver con mayor claridad como resultado de la revelación
que Dios otorgó por medio de la predicación de este inspirado
apóstol. Es con razón que las cartas a los romanos, a los gálatas y
todas las cartas de Pablo eran las favoritas de Lutero. Cualquiera
que no estudie los escritos del apóstol Pablo, se privará de la
revelación más clara que tienen las Escrituras acerca de la
salvación por la gracia por medio de la fe en el Señor Jesucristo.
¡Pastores, profesores, cristianos, tomen y lean lo que Dios ha
sacado a la luz a su debido tiempo por medio de su siervo Pablo!

A Tito, verdadero hijo en la común fe: Gracia,


4

misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo,


nuestro Salvador.

Después de la larga sección en la que establece el mandato


divino que se le había dado, Pablo se dirige a Tito, el destinatario
de esta carta. La expresión “verdadero hijo en la común fe” nos
recuerda la manera en que él se dirigió a Timoteo (1 Timoteo 1:2).
De la misma manera que Timoteo, Tito fue uno de los conversos
de Pablo, pero a diferencia de Timoteo, que era de madre judía;
Tito era un gentil.
Pablo le desea a Tito la gracia y la paz que sólo Dios puede
dar. Mientras que usualmente se refiere a Cristo Jesús como
nuestro Señor, aquí lo llama “nuestro Salvador”. En el versículo
anterior se había referido a Dios como “nuestro Salvador”. Sí, toda

176
Tito 1:4

la Trinidad es “nuestro Salvador”. ¡Qué consuelo es saber que Dios


(el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo) es en verdad y puede ser
llamado “nuestro Salvador”!

177
LA MISIÓN DE TITO EN CRETA
TITO 1:5-16

Completa lo que todavía se necesita hacer


Tito1:5
5
Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieras lo
deficiente y establecieras ancianos en cada ciudad, así como
yo te mandé.

El barco que abordó Pablo con destino a Roma, cuando era


prisionero, había atracado brevemente en la isla de Creta, en el
mar Mediterráneo al sur de Grecia (Hechos 27:7,8). Después de
quedar libre, Pablo al parecer estuvo allí de camino a Éfeso e hizo
trabajo misionero junto con Tito. A los cretenses ya se les
menciona entre los que estaban presentes en Jerusalén en el primer
Pentecostés (Hechos 2:11). En el tiempo en que Pablo salió de
Creta para continuar hacia Éfeso y Filipos, ya se podían encontrar
grupos de cristianos en todos los pueblos de esa isla.
Sin embargo, había trabajo “lo que quedaba por hacer” (NVI),
en especial el de asignar ancianos en los varios pueblos. Antes que
Pablo saliera, le dijo a Tito que se encargara de esos asuntos. Ahora
le da instrucciones también por escrito. Espera poder enviar otro
hombre muy pronto, ya sea Artemas o Tíquico (3:12), para que
reemplazara a Tito, de modo que él se pudiera reunir con Pablo en
Nicópolis antes del invierno.
Pablo no da instrucciones detalladas sobre la manera como se
deben organizar las iglesias. Es muy importante que las iglesias
tengan ancianos o pastores capacitados; no se nos dice de qué
manera se asignaban. Sería equivocado suponer que Tito asignó
esos cargos sin consultar a las congregaciones; es probable que
haya procedido como lo hizo con la congregación de Jerusalén.
Cuando hubo necesidad de tener diáconos (Hechos 6:2-6),
realizaron alguna forma de elección. Dios no da en ninguna parte
mandatos específicos sobre la manera en que las congregaciones

178
Tito 1:6-9

deben llamar a sus pastores y profesores. Más que mostrar interés


por el procedimiento, Pablo enfatizó los requisitos o aptitudes de
los nombrados.

Requisitos de los ancianos


Tito1:6-9
6
El anciano debe ser irreprochable, marido de una sola
mujer, y que tenga hijos creyentes que no estén acusados de
disolución ni de rebeldía. 7 Es necesario que el obispo sea
irreprochable, como administrador de Dios; no soberbio, no
iracundo, no dado al vino, no amigo de contiendas, no
codicioso de ganancias deshonestas. 8 Debe ser hospedador,
amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo,
9
retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para
que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer
a los que contradicen.

Al asignar ancianos en cada pueblo, Tito y las congregaciones


debían buscar hombres que tuvieran las cualidades apropiadas.
¿Cuáles eran estas cualidades? Él también se las había mandado
por escrito a Timoteo, donde había incluido el diácono y su esposa
(1 Timoteo 3:2-12). Cuando le escribe a Tito, Pablo menciona sólo
a los ancianos u obispos. Las nuevas congregaciones no
necesitaban de todos los cargos que eran necesarios en la antigua
congregación de Éfeso. Sin embargo, las dos listas son muy
similares. Las cualidades de los ancianos o pastores no cambian
de lugar en lugar, ni de tiempo en tiempo. Todavía se aplican el
día de hoy. La oración del pastor siempre será: ¡Señor, ayúdame a
vivir en conformidad con ellas para tu gloria!
Pablo comienza con “irreprochable”, un requisito amplio y
general (véase 1 Timoteo 3:2,10). “El anciano debe ser la clase de
persona a la que no se le puede acusar abierta ni públicamente”
(Lutero). Su vida marital debe ser sin reproche, “marido de una
sola mujer” (véase 1 Timoteo 3:2,12). Debe tener “hijos creyentes

179
Tito 1:6-9

que no estén acusados de disolución ni de rebeldía” (véase 1


Timoteo 3:4,5). Aquí Pablo dice que también los hijos de los
ancianos deben ser “creyentes”, un punto que no tocó cuando le
escribió a Timoteo. Es posible que eso refleje las condiciones en
las que se estaban organizando las iglesias jóvenes de Creta. Los
hombres cuya familia todavía era pagana y que demostraban que
no podían llevar a cabo apropiadamente la disciplina cristiana en
su hogar, no debían ser escogidos como ancianos para guiar a una
congregación.
Al continuar Pablo en el versículo 7 la lista de los requisitos,
usa el término “administrador”, que también se traduce como
“obispo”. El término “anciano” hace énfasis en la madurez
cristiana; el término “administrador” hace énfasis en la función
predominante de liderazgo de alguien que trabaja “como
administrador de Dios”. La palabra se puede traducir también
como “mayordomo”. Un pastor nunca debe olvidar que a él se le
ha confiado la administración de la obra de Dios.
Después de referirse nuevamente a este requisito general,
Pablo va más allá y nombra cinco actitudes negativas. La primera
es la de ser “no soberbio”, es decir, no listo a complacerse a sí
mismo, no altivo ni presuntuoso. “Esto se refiere a esa actitud
severa, altanera del que se mira a sí mismo en el espejo y que
desprecia a los demás” (Lutero). El obispo debe ser “no iracundo”,
es decir, no propenso a la ira, que con frecuencia va unida con la
arrogancia; “no dado al vino” (véase 1 Timoteo 3:3); “no amigo
de contiendas” (véase 1 Timoteo 3:3), es decir, ni contencioso ni
peleador; “no codicioso de ganancias deshonestas” (véase 1
Timoteo 3:8), por lo tanto “no amigo del dinero” (véase 1 Timoteo
3:3, NVI).
Ahora siguen las cualidades positivas: “hospedador” (véase 1
Timoteo 3:2); “amante de lo bueno”. “Que esté preparado para
causas como la piedad, las escrituras sagradas, la paz, la armonía
y la amistad entre prójimos... que sea entusiasta para ayudar a las
buenas personas y a las buenas causas” (Lutero). Debe ser “sobrio”

180
Tito 1:6-9

(véase 1 Timoteo 3:2), es decir, no impulsivo sino de una mente


sobria; “justo” y honesto en su trato con los demás; “santo”, es
decir, piadoso en su conducta personal; “dueño de sí mismo”, que
mantiene bien controlados sus apetitos carnales.
Pablo finaliza con lo que se debe considerar como la cualidad
más importante. Todos los otros puntos que se han mencionado no
capacitan a un hombre para ser pastor (anciano, administrador) si
es que le falta esta aptitud final: “Retenedor de la palabra fiel tal
como ha sido enseñada”. Los supervisores, los pastores, deben
estar seguros de su doctrina, del mensaje que proclaman. Pueden
estar seguros cuando se aferran firmemente al mensaje o la palabra
“tal como ha sido enseñada”, es decir, por Pablo y por su asociado
Tito. Pablo no está dirigiendo a todos los futuros pastores
simplemente a que se aferren firmemente a todo lo que sus
antiguos profesores les puedan haber enseñado. No es suficiente
ser capaz de decir que esto es lo que Lutero enseñó, o nuestro
pastor, o un respetado profesor. Es “palabra fiel” todo lo que ellos
nos enseñaron que se basa en la palabra de Cristo y en la de sus
apóstoles escogidos e inspirados. Nosotros también nos debemos
aferrarnos siempre a esto.
La razón por la que esta aptitud es esencial para un anciano es
“para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer
a los que contradicen”. Hay un aspecto positivo y otro negativo
en el ministerio de un pastor. Sólo la doctrina sana, o saludable,
puede “exhortar”, es decir, producir o fortalecer la fe, es decir,
consolar, guiar, inspirar, apoyar. Cualquier substituto es como dar
la cáscara del grano en vez de dar el grano mismo.
El pastor también necesita defender al rebaño contra los que
se oponen a la sana enseñanza. Por causa de las muchas religiones
falsas y de las enseñanzas erróneas que amenazan al rebaño, el
pastor necesita un firme dominio de la “palabra fiel”. Debe estar
bien equipado para este aspecto negativo de su ministerio, el de
“refutar a los que se opongan” (versículo 9, NVI). En Creta no
faltaban esos opositores, como Pablo nos lo muestra; ninguna

181
Tito 1:10-16

época de la historia de la iglesia está libre de ellos. Que la iglesia


nunca falle en reconocer la importancia de esta cualidad final.

Problemas en Creta
Tito1:10-16
10
Hay aún muchos obstinados, habladores de vanidades y
engañadores, mayormente los de la circuncisión. 11 A esos es
preciso tapar la boca, porque trastornan casas enteras
enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene.
12
Uno de ellos, su propio profeta, dijo: «Los cretenses son
siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos.» 13 Este
testimonio es verdadero. Por eso, repréndelos duramente,
para que sean sanos en la fe 14 y no atiendan a fábulas
judaicas ni a mandamientos de hombres que se apartan de la
verdad.
15
Todas las cosas son puras para los puros, pero para los
corrompidos e incrédulos nada es puro, pues hasta su mente
y su conciencia están corrompidas. 16 Profesan conocer a
Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y
rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.

Los “obispos” (o administradores) que Tito debía asignar en


Creta debían refutar a los que se oponían a la sana doctrina. Eso
no era sólo una advertencia contra los falsos maestros en general;
Pablo se estaba refiriendo a personas específicas que había en
Creta y ahora las describe. Eso no significa que la descripción no
encaje con los que se oponen a la sana doctrina en toda época y en
todo lugar.
Pablo dice que son “rebeldes [NVI]”, que no desean someterse
a una autoridad superior como la de las Escrituras o la de Pablo,
el apóstol de Dios. Hoy en día, existe un número creciente de
profesores y líderes que dicen que son cristianos pero que no
reconocen las Escrituras como una autoridad infalible. Ellos ponen
su propia razón y sus propias ideas por encima de las Escrituras y
se niegan a seguir sus claras enseñanzas.
182
Tito 1:10-16

Son “habladores de vanidades y engañadores”. Hablan mucho


pero no dicen nada. La palabra de ellos es una “vana palabrería”
(1 Timoteo 1:6), engañan a la gente con palabras huecas, quieren
convencer a sus oyentes de que tienen un entendimiento superior
y más profundo del cristianismo y de las Escrituras, y en realidad
lo están destruyendo.
Había muchos oponentes como éstos en Creta, pero los peores
eran “los de la circuncisión”. Estos eran judíos que aparentemente
se habían convertido al cristianismo, pero que insistían en la
necesidad de la circuncisión y de ciertas leyes ceremoniales del
Antiguo Testamento. El concejo de Jerusalén (los ancianos de la
iglesia y los apóstoles) ya había resuelto el caso de ellos (Hechos
15). Pablo se les opuso en su carta a los gálatas: “Ciertamente, yo,
Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará
Cristo” (Gálatas 5:2). Este era un asunto serio. A los cuales “es
preciso tapar la boca”, es lo que Pablo le escribe a Tito. ¿Cómo?
Por medio de la sana enseñanza.
La palabrería, engañadora y vacía de los de la circuncisión, era
peligrosa y ya había tenido resultados perjudiciales. “Trastornan
casas enteras enseñando por ganancia deshonesta lo que no
conviene.” Familias completas estaban siendo engañadas y
llevadas a la ruina espiritual. La palabra “casas” abarca más que
sólo los miembros de la familia, incluye a los siervos y a otros que
de alguna manera estaban relacionados con la familia. Tal vez
hasta incluía a gente que se reunía en un hogar privado como una
pequeña “casa” que servía de iglesia.
Como los falsos maestros contra los que Pablo le advierte a
Timoteo, que “toman la piedad como fuente de ganancia” (1
Timoteo 6:5), estas personas erradas estaban buscando “ganancias
deshonestas”. Su motivación era el amor al dinero y no el amor a
las almas. Lo que ellos hacían era falso y deshonesto y destruía el
cristianismo.
Esto le recuerda a Pablo, que era un hombre que tenía bastante
educación, una cita de un poeta notable de Creta (Epiménides, que
escribió en el siglo sexto a.C.). Pablo dice que es “uno de ellos, su
183
Tito 1:10-16

propio profeta”. Es evidente que éste no era un profeta de Dios,


sino alguien a quien su pueblo consideraba como el portavoz de
los dioses. En su cita habló respecto a los vicios y los males de su
pueblo: “Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias,
glotones ociosos.”
Este no era un “forastero” (una persona ajena a este asunto)
que hacía una afirmación racista. Era un cretense que hablaba la
verdad acerca de su propio pueblo. Ellos tenían esta reputación y
se la merecían. “Este testimonio es verdadero”, era también el
juicio de Dios, hablado por medio del inspirado apóstol. Algunas
veces hay vicios y pecados especiales que resaltan en cierta
sociedad. La ciudad de Corinto tenía una reputación de
inmoralidad, así como por la inmoralidad de Sodoma se creó la
palabra sodomía, que significa la perversión sexual contra la
naturaleza: el homosexualismo. Tito y los “obispos” tenían que
entender los problemas especiales a los que se tenían que enfrentar
al hacer su trabajo entre los cretenses. Debemos conocer al
enemigo si es que queremos oponernos a él de una manera
efectiva.
El pueblo de Creta no estaba fuera del alcance del evangelio,
pero era necesario “reprenderlos duramente”. Era necesario usar
un lenguaje claro, sencillo, dicho con sinceridad y con seriedad
para oponerse a los maestros engañadores y a sus seguidores
engañados. Al pecado se le debe llamar pecado y el error se debe
mostrar por lo que es, y debe ser corregido con rigor.
Al corregir los pecados del pueblo la meta no es académica,
ni simplemente mejorar la moral. La reprensión severa tiene el
propósito de “que sean sanos en la fe”. Una fe sana exige una sana
doctrina. Esto significa que ellos no deben “[atender] a fábulas
judaicas ni a mandamientos de hombres que se apartan de la
verdad”.
Pablo también le dio una advertencia a Timoteo contra “las
fábulas judaicas” cuando lo instó a ordenar que ciertos hombres
no se dedicaran a “fábulas y genealogías interminables” (1
Timoteo 1:4). Las muchas especulaciones judías que se le añadían
184
Tito 1:10-16

al Antiguo Testamento destruían el evangelio salvador con su


salvación gratuita en Cristo. Cuanto más proclamaban ellos que
tenían un conocimiento superior que respaldaba sus
especulaciones, más nos recuerdan al reciente gnosticismo (de
“gnosis” que significa conocimiento) con su camino de salvación
por medio del conocimiento único que sus adherentes afirmaban
que tenían.
Esta gente que rechazaba la verdad buscaba esclavizar a otros
con los mandamientos que les imponían. Pablo le escribió a
Timoteo acerca de los “hipócritas y mentirosos” que “prohibirán
casarse y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó” (1
Timoteo 4:2,3). Por lo que sigue se puede llegar a la conclusión
de que Pablo se estaba refiriendo a mandamientos similares que
habían sido hechos por los cretenses engañadores.
“Todas las cosas son puras para los puros, pero para los
corrompidos e incrédulos nada es puro”. Jesús había dicho: “No
lo que entra por la boca contamina al hombre; pero lo que sale de
la boca, esto contamina al hombre” (Mateo 15:11). Los judíos se
preocupaban mucho de no contaminarse con nada impuro: ¡No lo
toques! ¡No lo pruebes! ¡No lo manejes! Pablo dijo de esos
“preceptos” que ellos “tienen sin duda una apariencia de sabiduría,
con su afectada piedad, falsa humildad y severo trato del cuerpo,
pero de nada sirven frente a los apetitos de la naturaleza
pecaminosa” (Colosenses 2:23, NVI). La verdad es que “todo lo
que Dios creó es bueno y nada es de desecharse, si se toma con
acción de gracias” (1 Timoteo 4:4). “Todas las cosas son puras
para los puros”
Por otro lado, cuando “hasta su mente y su conciencia están
corrompidas”, cuando no hay fe en el poder purificador de Cristo
Jesús, “nada es puro”. La persona que tiene una mente corrupta
hace que cualquier cosa que ella toque sea impura, y quienquiera
que tenga una conciencia corrupta no puede servir a Dios en
pureza moral. “Sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6).
Pablo tiene una seria acusación contra estos maestros
engañosos de Creta: “Profesan conocer a Dios, pero con los hechos
185
Tito 1:10-16

lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a


toda buena obra.” Ellos hablaban de Dios y lo hacían con mucha
autoridad, como si en verdad conocieran a Dios mejor que nadie.
Sin embargo, sus actos eran una negación de lo que confesaban
con la boca. Eran hipócritas y mentirosos. Nada de lo que hacían
era bueno a los ojos de Dios, quien es el Juez final de todas las
cosas. “Un árbol malo no puede dar fruto bueno” (Mateo 7:18,
NVI).
“Obstinados”, “habladores de vanidades y engañadores”,
“abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra”.
Esta es la descripción que da Pablo de los falsos maestros de Creta
a quienes Tito se debe oponer y a quienes debe refutar
severamente. Esta descripción encaja con todos los falsos
maestros; en verdad ellos pueden “profesar conocer a Dios”, pero,
a la larga, “con los hechos lo niegan”. “Por sus frutos los
conoceréis” (Mateo 7:16) fue el consejo que nos dio nuestro
Salvador.
Aquí se impone una advertencia, en vista de lo que Pablo había
dicho de los cretenses. Pastores, sí, todos nosotros debemos tener
cuidado de no estereotipar a cada miembro de cierta raza o
nacionalidad. Debemos tener cuidado de no desarrollar prejuicios
que entorpezcan nuestra obra evangélica. Puede ser útil reconocer
que ciertas características están presentes en ciertas culturas, razas
o nacionalidades. Pablo reconocía que “los judíos piden señales y
los griegos buscan sabiduría” (1 Corintios 1:22). De esa manera
él se dio cuenta de que predicar a Cristo crucificado era “para los
judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura”
(versículo 23). Eso no fue un obstáculo para su predicación del
Cristo crucificado a los unos y a los otros, y con éxito. Siempre
nos debemos dar cuenta de que somos pecadores, proclamándoles
a Cristo crucificado a todos los pecadores. Cristo mismo es el
único medio de salvación para todos nosotros. Este es el poder y
la sabiduría de Dios que ganan victorias para Dios entre todas las
razas, naciones y culturas en todo el mundo.

186
Jesús enseña a la gente a la orilla del mar

187
TITO DEBE ENSEÑAR LA SANA DOCTRINA
TITO 2:1-15

2
Tito2:1
Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana
doctrina.

Pablo había terminado de describir a los falsos maestros a


quienes Tito les tiene que hacer frente, dice que son “abominables
y rebeldes, descalificados en cuanto a toda buena obra”. Ahora se
dirige a Tito, “Pero tú...” El original establece de esta manera un
fuerte contraste entre Tito y los falsos maestros. Tito debe enseñar
según la “sana doctrina”, que es un estribillo que ese repite muchas
veces en todas las epístolas pastorales (1:9; 1 Timoteo 1:10). Este
primer versículo nos introduce al segundo capítulo.
En este capítulo Pablo instruye a Tito acerca de lo que él, en
contraste, les debe enseñar a los varios grupos que hay en las
congregaciones: a los ancianos, a las ancianas, a las mujeres
jóvenes, a los hombres jóvenes y a los esclavos. Todos ellos deben
aprender la manera en que deben vivir y en que se deben conducir
como hijos creyentes de Dios. Sin embargo, Pablo no se limita a
dar instrucciones, sino que también señala cuál es la fuente de
poder para esta vida: la influencia motivadora de la “gracia de Dios
[que] se ha manifestado para salvación a toda la humanidad”
(2:11).

A los ancianos
Tito2:2
2
Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos
en la fe, en el amor, en la paciencia.

Los “ancianos” a quienes Tito les debe enseñar no son los


mismos “ancianos” que fueron elegidos para tener un cargo de
responsabilidad en la congregación. Pablo ya había escrito acerca
de ellos en el capítulo 1. Aquí él tiene presentes a los hombres

188
Tito 2:3-5

ancianos de la congregación, a quienes por causa de su edad y su


madurez, se les buscaba como líderes y como modelos de una
conducta cristiana ejemplar. En gran medida, las actitudes y las
características que se les deben enseñar son las mismas que Pablo
ya mencionó en el primer capítulo así como en su primera carta a
Timoteo con respecto a los ancianos, diáconos y diaconisas.
Los “ancianos” deben aprender a ser “moderados ” (NVI),
literalmente, “ser sobrio[s], abstenerse del vino” (véase 1:7; 1
Timoteo 3:2), pero se refiere también a la sobriedad mental. Ellos
deben ser “serios” (“respetables”, NVI), mostrar la dignidad que
debe venir con la madurez. El anciano no se debe conducir “como
si quisiera ser un adolescente” (Lutero, véase 1 Timoteo 3:8). Los
ancianos deben ser “prudentes” o sea, razonables, en pleno uso de
sus facultades (véase 1:8; 1 Timoteo 3:2). “Los ancianos deben ser
en toda congregación como el mecanismo que produce el
equilibrio” (Lenski). Por último, deben aprender a ser “sanos”, es
decir saludables, “en la fe, en el amor, en la paciencia”. La salud
espiritual se encuentra donde existe una fe que confía en Dios y
en su verdad revelada, donde el amor tiende la mano con una
abnegación que responde y que es inspirada por el amor de Dios
hacia un mundo pecador, donde la paciencia se une al amor que lo
soporta todo, sabiendo que el amoroso Dios hace que todas las
cosas obren para nuestro bien.
Bienaventurada es la congregación que tiene “ancianos” que
se ajustan a esta descripción. Dichoso es el pastor que puede
confiar en la madurez de los ancianos, del sano liderazgo de parte
de “ancianos” que son maduros, sensatos y sobrios. Esa es una
bendición que Dios otorga cuando un pastor enseña fielmente la
“sana doctrina”.

A las ancianas
Tito2:3-5
3
Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte. Que
no sean calumniadoras ni esclavas del vino, sino maestras del
bien. 4 Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus

189
Tito 2:3-5

maridos y a sus hijos, 5 a ser prudentes, castas, cuidadosas de


su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra
de Dios no sea blasfemada.

Así como a los ancianos, a las ancianas se les debe enseñar a


que ocupen un lugar importante en la congregación. Primero, “en
su porte”, es decir, en su conducta deben ser “reverentes”; que se
deben conducir de una manera que sea adecuada para personas
santas o creyentes. Eso puede corresponder a la dignidad que se
espera de los ancianos; las ancianas no deben ser “calumniadoras”
(véase 1 Timoteo 3:11), ni que cedan a la tentación de difundir
“chismes”, una tentación tanto para las “ancianas” como para “las
viudas jóvenes” (1 Timoteo 5:13).
Como a los ancianos, a las ancianas se les debe advertir que
no se conviertan en “esclavas del vino”. Es probable que las
ancianas quieran superar el aburrimiento de la falta de ocupación
y de la soledad con chismes calumniadores y con mucho vino. Esa
no es una conducta digna de las personas piadosas. Las ancianas
deben servir de una manera que en verdad sea útil y benéfica para
sus hermanos en la fe; ellas deben ser “maestras del bien”. En los
versículos que siguen Pablo le da instrucciones a Tito con respecto
a la labor específica de enseñanza que deben tener y que es de gran
importancia para el futuro de las familias de la iglesia.
Es necesario que las mujeres jóvenes se preparen para ser
esposas y madres. ¿Quién podría hacer esto mejor que las
ancianas? Tito las debe reclutar y Pablo le da aquí los detalles de
su preparación. Las ancianas deben preparar a las mujeres jóvenes,
con la Palabra y con el ejemplo, a amar a su esposo y a sus hijos.
Sí, el amor requiere preparación. No es sólo un sentimiento
emocional que sucede y que está fuera del control de la persona,
que es algo en que caen en especial las personas jóvenes. No busca
la realización personal de una manera egoísta. El amor da,
sacrifica, actúa: es algo que las ancianas deben haber aprendido
con la experiencia. El amor de Cristo es la fuente y el ejemplo

190
Tito 2:3-5

perfecto. El capítulo 13 de la primera carta a los corintios nos da


la descripción perfecta del amor. Cuando la persona está preparada
para este amor, no surge el pensamiento del divorcio, y los hijos
que Dios les da serán los deseados. Ese es un ingrediente básico e
importante en la preparación para la vida familiar.
“Prudentes” se menciona aquí como en cada grupo de edad.
En las relaciones humanas, cuando las personas viven juntas en
una familia, todos necesitan practicar esta virtud.
Deben ser “puras” (NVI), o “castas”. El Sexto Mandamiento
protege a la familia con la prohibición del adulterio. Mientras que
las mujeres jóvenes deben ser puras, lo mismo se aplica a sus
esposos. La traición, por parte de alguno de los miembros de la
pareja, destruye la unidad de ésta. Los cristianos deben huir de las
tentaciones con las que los atrae una sociedad que tiene mucha
libertad sexual. Que nadie se olvide de los efectos mortales de la
impureza. Destruye los matrimonios y mata la fe.
Las mujeres jóvenes deben estar preparadas para ser
“cuidadosas de su casa”. Ser “ama de casa” es una noble tarea. En
el hogar la esposa y madre puede hacer la mayor contribución a
una saludable vida familiar. Una sociedad que le da más valor al
cheque que la esposa aporta a la familia que a lo que ella hace en
la casa, experimentará el quebrantamiento de la vida familiar. El
lugar de la mujer en la familia no es determinado por la sociedad
sino por el Señor que creó al hombre y a la mujer y estableció la
familia. Proverbios 31:10-31 es la descripción inspirada de una
“mujer virtuosa”. No excluye que ella pueda ser “la mantenedora
de la familia”, pero hace énfasis en su lugar como “ama de casa”.
Las mujeres jóvenes deben ser capacitadas para ser “buenas,
[y] sujetas a sus maridos”. Una mujer que es “buena”, que quiere
hacer lo que es “bueno”, no encontrará dificultad en seguir la
voluntad de Dios de estar “sujeta a su marido”. Se ha tenido que
escribir mucho para mostrar que esa no es una sumisión que la
rebaja, ni que sea una hija menos amada por Dios que su esposo.
Ella reconocerá su lugar en el matrimonio como el papel que le ha

191
Tito 2:6-8

dado su amoroso Salvador (Efesios 5:22; Colosenses 3:18; 1 Pedro


3:1), ese es un papel que contribuye de una manera especial a la
unidad y al bienestar de la familia.
Las mujeres jóvenes, así preparadas, en verdad pueden hacer
una contribución significativa, “para que la palabra de Dios no sea
blasfemada”. El mundo impío y pagano busca cualquier
oportunidad para hablar mal de la palabra de Dios. No les debemos
dar a los mal intencionados la oportunidad de blasfemar por causa
de nuestro fracaso en vivir de acuerdo a su Palabra. Ningún
cristiano querrá hacer nada que perjudique al evangelio ni que
obstaculice su obra en el corazón de los pecadores. La conducta
amorosa, sobria, buena y sumisa de las esposas puede ayudar a
ganar a los esposos incrédulos al rebaño de Dios (1 Pedro 3:1).
Pablo no le encomienda directamente la preparación de las
mujeres jóvenes a Tito, sino a las ancianas. Las ancianas con su
experiencia y con sus cualidades apropiadas les podrán enseñar a
las mujeres jóvenes acerca de la vida familiar mejor que Tito, un
hombre que probablemente se acercaba a los cuarenta años. La
iglesia puede llamar a los hombres y a las mujeres capaces que
puedan enseñar y aconsejar en situaciones especiales donde ellos
tengan experiencia y dones específicos. También es probable que
Pablo no haya querido exponer a Tito a las tentaciones que se
presentan al aconsejar y capacitar a mujeres jóvenes. Pablo hace
que Tito sea directamente responsable de la enseñanza de todos
los otros grupos de adultos.

A los hombres jóvenes


Tito2:6-8
6
Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes.
7
Preséntate tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la
enseñanza, mostrando integridad, seriedad, 8 palabra sana e
irreprochable, de modo que el adversario se avergüence y no
tenga nada malo que decir de vosotros.

192
Tito 2:6-8

“Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes.” Ya


notamos que a todos los grupos se les aconseja ser prudentes. Esta
es la única virtud específica que Pablo menciona con respecto a
los hombres jóvenes. En una edad en la que las pasiones juveniles
ejercen presión para buscar satisfacción y cumplimiento, la
prudencia es muy necesaria. A los hombres jóvenes, en especial,
se les debe recomendar que se conduzcan de una manera prudente,
a usar un juicio razonable más que a seguir sus impulsos juveniles.
Con este grupo Pablo le indica a Tito que se presente “en todo
como ejemplo de buenas obras”. Y es claro, que como tal, él debe
ser un ejemplo para todos los miembros de la congregación, sin
tener en cuenta sexo ni edad. Especialmente los hombres jóvenes,
en una época en que están formando sus hábitos y su carácter y
buscan héroes a quienes imitar, pueden ver “en todo” a Tito como
su “ejemplo de buenas obras”.
Esto deposita una gran responsabilidad sobre Tito. En la
enseñanza a los jóvenes y a otros, debe mostrar “integridad,
seriedad, palabra sana e irreprochable”. Debe ser claro que él es
un hombre de palabra y que siempre es digno de confianza. La
manera en que habla no debe ser a la ligera, ni siquiera debe hacer
bromas sobre cosas sagradas, sino que debe hablar de una manera
digna, sin ser rígido ni formal. Debe ser serio en lo que dice. En
todo, sus palabras deben reflejar solidez de enseñanza y de
entendimiento. Tito debe ser un buen representante de su Salvador
para que nadie pueda levantar acusaciones contra él ni contra su
enseñanza. Habrá oponentes, pero la solidez de la enseñanza de
Tito y de su conducta debe detener cualquier intento de hablar mal
acerca de los cristianos.
Que Dios le otorgue a su iglesia muchos pastores jóvenes
como éste, y profesores que sirvan como ejemplo a la juventud de
nuestra iglesia, en realidad, para todos sus miembros. No solo
inspirará buenos hábitos cristianos en los que lo siguen, sino que
se hablará bien de la palabra de Dios, el evangelio. Otros hombres
jóvenes serán motivados a seguir el ejemplo de su pastor, a querer

193
Tito 2:9,10

ellos también ser pastores. El entusiasmo ejemplar de servir y amar


la palabra de Dios de parte de los pastores y profesores inspirará
a otros jóvenes, hombres y mujeres, a prepararse para la enseñanza
y la predicación ministeriales.

A los esclavos
Tito2:9-10
9
Exhorta a los esclavos a que se sujeten a sus amos, que
agraden en todo, que no sean respondones. 10 Que no roben,
sino que se muestren fieles en todo, para que en todo
adornen la doctrina de Dios, nuestro Salvador.

La esclavitud era parte de la estructura social del Imperio


Romano; por eso vemos que Pablo les da instrucciones repetidas
a esclavos y a los amos (1 Timoteo 6:1,2; 1 Corintios 7:20-22;
Efesios 6:5-9; Colosenses 3:22–4:1; Filemón 16). Tito debe
imprimir en los esclavos de Creta que se han convertido al
cristianismo que su vida ahora debe ser diferente de la de los
esclavos paganos.
Los esclavos trabajan bajo una obediencia que es obligatoria.
Tito les debe enseñar “a que se sujeten a sus amos” en todo, y así
a rendir una obediencia voluntaria todo el tiempo, no sólo cuando
ellos no tienen alternativa. Deben estar interesados en tratar de
complacer a sus amos y no sólo cuando ellos son buenos y amables
(1 Pedro 2:18). No deben ser respondones con sus amos, porque
así demuestran un espíritu de insubordinación. Por la descripción
que Pablo da de los cretenses, podemos inferir que probablemente
hubo muchos casos de robo por parte de los esclavos. Los siervos
cristianos serán diferentes, no les robarán nada a sus amos. En vez
de eso, ellos deben mostrar que “son dignos de toda confianza”
(versículo 10, NVI).
Los amos paganos, al notar esta diferencia en sus siervos
cristianos, verán el efecto saludable que las enseñanzas cristianas
tuvieron en la actitud y en la conducta de sus esclavos que “en
todo [hacían] honor a la enseñanza de Dios nuestro Salvador”
194
Tito 2:11-14

(NVI). La posición de los esclavos en la escala de la sociedad


romana seguramente era muy baja, pero qué posición tan
gloriosamente honrosa era la de hacer que el evangelio fuera
atractivo a sus amos paganos, y posiblemente ser el instrumento
que los guíe al único Dios Salvador.
Estas palabras de Pablo seguramente ofrecen una aplicación
muy amplia no solamente para los que literalmente son esclavos.
También en una sociedad que rechaza la esclavitud existen los que
sirven en cargos que requieren que se sigan las órdenes de un
superior. En el lugar de trabajo el cristiano se debe caracterizar por
su servicio de buena voluntad, por su honestidad plena y por su
confiabilidad.
Al invocar a los varios grupos de diferentes edades a vivir su
cristianismo, Pablo muestra repetidamente el efecto que sus vidas
como cristianos tienen en la palabra de Dios. Como tales queremos
traer honor y no desgracia sobre el evangelio salvador. No
queremos ser la causa de ningún mal que se hable ni contra Cristo
ni contra su palabra. ¡Que Cristo sea glorificado en nuestra vida,
ya sea que seamos hombres o mujeres, jóvenes o ancianos!

Motivación evangélica
Tito2:11-14
11
La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a
toda la humanidad, 12 y nos enseña que, renunciando a la
impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo
sobria, justa y piadosamente, 13 mientras aguardamos la
esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de
nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. 14 Él se dio a sí
mismo por nosotros para redimirnos de toda maldad y
purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.

Después de animar a los creyentes de toda edad y condición a


llevar vidas piadosas, Pablo continúa con un párrafo que comienza,
en el texto original con “porque”. La razón que sigue es porque
los cristianos querrán vivir de una manera que le dé gloria a Dios.
195
Tito 2:11-14

Pablo ahora nos da el motivo para querer llevar una vida cristiana.
Más aún, nos muestra lo que les da a los cristianos tanto la
voluntad como la fuerza para resistirse al pecado y para servir a
su Salvador. Lo que sigue, es una hermosa y alentadora
presentación del evangelio.
“[Porque] la gracia de Dios se ha manifestado para salvación
a toda la humanidad” La gracia de Dios, su amor abundante e
inmerecido, se vio en esta tierra en la persona de Jesucristo, el Hijo
de Dios encarnado. No hay duda de que Pablo habla aquí de la
primera aparición de Jesús en su encarnación. Mira a Jesús cuando
nació, vivió, murió, resucitó y verás la gracia de Dios actuando
para nuestra salvación.
Es posible que sea aceptable la traducción que nos ofrece la
Reina Valera, edición de 1995: “La gracia de Dios se ha
manifestado para salvación a toda la humanidad”. También es
aceptable, y nosotros creemos que es preferible con base en el
texto original, unir “la gracia de Dios” con “toda humanidad” y
eliminar la palabra “ofrecer”, que no aparece en el griego.
Entonces la oración sería: “Se ha manifestado la gracia salvadora
de Dios a todos los hombres” (véase la Reina-Valera, edición de
1960). Esta es la manera en que se ha hecho esta traducción en
muchas versiones de la Biblia. Cristo, la salvación, ha llegado para
el mundo, para todos los pueblos. “De tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que
en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).
En realidad, sólo los que creen se benefician con esa salvación,
pero en Cristo ha llegado para todos. ¡Qué consuelo para todo
pecador saber que él o ella está incluido (a) en la gracia salvadora
de Dios que se ha revelado en Jesucristo! En el versículo 14 se
habla de lo que la gracia de Dios ha llevado a cabo por los
pecadores.
Esta gracia de Dios en Cristo “nos enseña a rechazar la
impiedad y las pasiones mundanas” (versículo 12, NVI). Pero, ¿es
que acaso la Ley no nos enseña a decir “No”? ¿Es que el Quinto
Mandamiento no nos enseña a decir “No” cuando sentimos la
196
Tito 2:11-14

tentación de golpear a nuestro prójimo? ¿Y a decir “No” a las


drogas y a cualquiera otra cosa que destruya la vida? ¿Es que el
Sexto Mandamiento no nos dice que digamos “No” a la
fornicación y al adulterio? ¿No es verdad que el Séptimo
Mandamiento dice “No” a todas formas de robo y de
deshonestidad? Ciertamente la Ley nos ordena decir que “No” y
nos advierte de las consecuencias mortales si es que no lo
hacemos. Sí, la Ley nos dice que debemos decir “No” a la
impiedad y a las pasiones mundanas. Sin embargo, eso es todo lo
que la Ley puede hacer. No puede producir obediencia, excepto
un cumplimiento que se hace de mala gana y por razones egoístas.
La gracia de Dios en Cristo, el evangelio, nos “enseña” a decir
“No”, efectuando un cambio dentro de nosotros, al llevarnos a
decir “No” desde lo profundo de nuestro corazón. No sólo nos
enseña a decir “No”, sino que también nos enseña a “[vivir] en
este siglo sobria, justa y piadosamente”. La enseñanza de la gracia
de Dios en Cristo es bastante diferente de la enseñanza de la Ley,
que sólo nos dice lo que es correcto y lo que está equivocado. La
gracia de Dios provee la razón, la fuerza y la voluntad de hacer lo
que le agrada a Dios. Es una enseñanza efectiva.
“Este siglo” durante el cual debemos llevar una vida piadosa
es un tiempo de espera. Cuando tenemos presente lo que estamos
esperando como receptores de la gracia de Dios, somos motivados
a servir a Dios de acuerdo a su voluntad. Este es un tiempo durante
el que “aguardamos la esperanza bienaventurada y la
manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador
Jesucristo”. Nos alegramos de antemano por la segunda venida de
nuestro Salvador que será en gloria. Entonces todas las esperanzas
puestas en él se verán plenamente realizadas. Nuestra esperanza
es de una herencia que Pedro describe como “incorruptible,
incontaminada e inmarchitable, reservada en los cielos para
[nosotros]” (1 Pedro 1:4). ¡Qué gozo cuando el Señor Jesús
aparezca nuevamente en gloria a cumplir todas nuestras esperanzas
que son seguras y ciertas en él! En él son seguras porque él es
“nuestro gran Dios y Salvador”.
197
Tito 2:15

Ahora Pablo nos recuerda lo que “nuestro gran Dios y


Salvador” hizo para nuestra salvación. ¡Lean! ¡Crean! ¡Y
regocíjense! Él “se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos
de toda maldad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de
buenas obras”. La redención exige un precio y Jesús se dio a sí
mismo “con su santa y preciosa sangre y con su inocente pasión y
muerte”. Como nuestro substituto él pagó el precio tomando
nuestro lugar. La redención resulta en una liberación. Hemos sido
liberados de “toda maldad” de la que fuimos culpables y que nos
condenaba. La redención resulta en pertenecerle a aquel que ha
pagado el precio, en ser “un pueblo propio”, o como Pedro lo dijo:
“Linaje escogido ... pueblo adquirido por Dios” (1 Pedro 2:9).
“Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un
precio” (1 Corintios 6:19,20, NVI). Le pertenecemos, sí, le
pertenecemos, no a ningún otro sino a nuestro gran Dios y
Salvador, Jesucristo. Somos suyos porque hemos sido redimidos
por él. Esto hace que seamos algo especial. ¡Piensen en esto!
Al pertenecerle a él, ahora somos un pueblo “dedicado a hacer
el bien” (versículo 14, NVI). Y como hemos sido limpiados con
la sangre purificadora de Jesús, lucharemos gustosamente para
hacernos más y más puros en todo lo que hagamos. En verdad, el
evangelio nos lleva a hacer voluntaria y gozosamente lo que Dios
exige en su Ley. El evangelio que Pablo nos ha descrito de una
manera tan hermosa es esencial si es que vamos a seguir las
instrucciones para una vida cristiana. El evangelio es la fuente de
donde emana todo el poder para todo lo bueno que podamos hacer
como cristianos.
Tito2:15
15
Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad.
Nadie te menosprecie.

Tito debe exhortar y reprender “con toda autoridad”. El


ministro de la palabra tiene un cargo de autoridad; eso no significa
que un pastor se deba presentar en todo de una manera arrogante,

198
Tito 2:15

exigiendo obediencia a cualquier cosa que él diga. La autoridad


que él tiene viene de la palabra de Dios; él no va a dominar
despóticamente al rebaño, pero tiene la autoridad de dirigirlo a la
palabra infalible de Dios. Él es el responsable de que se respete la
autoridad de Dios.
Pablo le dice a Tito: “Nadie te menosprecie”, no porque él
deba buscar honor para sí mismo, sino porque ha sido enviado por
Dios para enseñar su palabra. “Sean tenidos por dignos de doble
honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar” (1
Timoteo 5:17).

199
Jesús en la sinagoga

200
RECOMENDACIONES PARA HACER LO QUE ES
BUENO
TITO 3:1-11

Haz lo que es bueno

3
Tito3:1-2
Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y
autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a
toda buena obra. 2 Que a nadie difamen, que no sean amigos
de contiendas, sino amables, mostrando toda mansedumbre
para con toda la humanidad.

Después de haberle dicho a Tito lo que les debe enseñar a los


hombres y a las mujeres, a los jóvenes y a los ancianos, acerca de
su conducta en la congregación, Pablo le dice que les recuerde a
los cristianos la manera en que se deben conducir en el mundo.
“Recuérdales”. Sí, los cristianos necesitan que se les recuerde con
frecuencia que deben vivir de una manera cristiana. ¡Con qué
rapidez podemos olvidar!
Pablo comienza a hablar acerca de la actitud y la conducta de
los cristianos respecto de las autoridades del gobierno. Todos
vivimos bajo alguna forma de gobierno. “Que se sujeten a los
gobernantes y autoridades.” Los cristianos de Creta podrían pensar
que su libertad en Cristo los liberaba de la obediencia a los
gobernantes seculares, en especial si eran paganos, como sucedía
en el Imperio Romano. En cuanto a los judíos, ellos siempre
estaban poco dispuestos a obedecer a los paganos, porque los
judíos eran el pueblo de Dios que había vivido en una teocracia.
En el Antiguo Testamento, Dios les había dado sus leyes civiles;
el gobierno y la religión estaban íntimamente unidos. Los estrictos
judíos nunca pensaron que se tendrían que someter a la Roma
pagana. Las personas de descendencia judía, cuando se convertían
al cristianismo, podrían traer una actitud negativa hacia los
gobernantes paganos. “Que se sujeten”, “que obedezcan”, Tito se

201
Tito 3:1,2

lo debe recordar a ellos. Al usar los términos “gobernantes” y


“autoridades”, Pablo demuestra que esto se aplica a todos los
niveles y tipos de gobierno. Los cristianos deben ser ciudadanos
leales en la comunidad local, en el estado, en su país (véase 1
Timoteo 2:1-3; Romanos 13:1-7; 1 Pedro 2:13-16). La única
restricción a la obediencia es cuando el gobierno nos manda actuar
contra la voluntad de Dios. Entonces nuestra respuesta debe ser:
“Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos
5:29).
El solo hecho de que yo considere que una ley en especial es
tonta o injusta no me da el derecho a desobedecer. El solo hecho
de que yo considere que un impuesto sea excesivo o injusto, eso
no me da ninguna razón para negarme a pagar o para hacer trampas
en mi declaración de impuestos. Por otro lado, si una ley exigiera
que después que una familia tenga dos hijos, cualquier otro
embarazo deba ser terminado en aborto, un cristiano tendría que
desobedecer. El gobierno puede dar leyes que permitan acciones
pecadoras, como las leyes del divorcio, pero el cristiano no está
obligado a hacer uso de ellas y ni siquiera considerará la comisión
de una acción pecadora porque es legal. Sin embargo, en la mayor
parte de las naciones, son pocas las leyes que realmente empujan
al ciudadano a hacer lo que es pecado. Si es que existen, el
cristiano, que permanece obediente a todo lo demás, no las
obedecerá.
Los cristianos deben estar “dispuestos a toda buena obra”, y
así deben de ser conocidos. Que “a nadie difamen”, que no
encuentren placer en hablar mal de otros, aun si eso fuera verdad.
Tampoco deben ser “amigos de contiendas”, sino pacíficos,
ayudando a desvanecer las disputas en vez de causarlas;
“amables”, con la voluntad de pasar por alto las debilidades de
otros, atentos, amables, pacientes; “mostrando toda mansedumbre
para con toda la humanidad”. La palabra que se traduce aquí como
“mansedumbre” también se traduce como amabilidad, humildad,
cortesía. Todo esto demuestra sensibilidad e interés por otras
personas. Jesús se llama a sí mismo “manso” y “humilde” cuando
202
Tito 3:3

invita a los que están “cargados y cansados” a ir a él en busca de


descanso. Los que aceptan su invitación encuentran a un Salvador
amoroso. Encuentran el ejemplo perfecto de la amabilidad,
cortesía y humildad con lo que ellos, a su vez, se acercarán a otros
y a los que están atribulados en el mundo.

Naturaleza pecadora del hombre


Tito3:3
3
Nosotros también éramos en otro tiempo insensatos,
rebeldes, extraviados, esclavos de placeres y deleites
diversos, viviendo en malicia y envidia, odiados y odiándonos
unos a otros.

Como en el capítulo 2, el ánimo que Pablo da hacia una vida


cristiana (santificación) es seguido por la presentación del
evangelio que da la motivación (versículos 4-7). Sin embargo,
antes de hacerlo, se recuerda a sí mismo, a Tito, a los cristianos de
Creta y a todos nosotros de nuestro “otro tiempo” corrupto, de
condición perdida. Esa recordación nos ayuda a apreciar el
evangelio.
“En otro tiempo”, el tiempo antes de que llegáramos a conocer
y a creer en el Señor Jesús, “nosotros también éramos...
insensatos”. Por supuesto que nosotros no lo pensábamos así; los
incrédulos con frecuencia piensan que son muy sabios. Antes de
ser cristiano, Pablo pensaba que obraba con sabiduría al seguir los
caminos de los fariseos que se creían justos y, por lo tanto, al
perseguir a los cristianos. El incrédulo piensa que es sabio al seguir
la razón natural que lo lleva a pensar que se puede salvar a sí
mismo. En su sabiduría algunos incrédulos hasta llegan a la
conclusión de que no hay nada sobrenatural, de que no existe Dios.
Pero Dios llama “necios” (Salmos 14:1) a los ateos. Y “¿no ha
enloquecido Dios la sabiduría del mundo?” (1 Corintios 1:20). Él
lo ha hecho por medio de Cristo que “es poder y sabiduría de Dios”
(1 Corintios 1:24). Estar sin Cristo es realmente ser “necio”.

203
Tito 3:4-7

Cuando nosotros estábamos sin Cristo, Pablo, Tito y todos


nosotros éramos “insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de
placeres y deleites diversos”; no hay necesidad de una descripción
detallada. Todos los días la prensa y los medios de difusión
describen la desdicha y la necedad del mundo que vive sin Cristo.
Además de todo esto, también existe el engañarse a sí mismo. La
gente se engaña al pensar que la desobediencia es un derecho, que
la inmoralidad es libertad, que la necedad es sabiduría.
Como el mundo de los incrédulos, del que nosotros éramos
parte “en otro tiempo”, persigue todo tipo de pasiones y placeres,
esto conduce a una vida llena de “malicia y envidia”, a ser
“odiados y odiándonos unos a otros”. El fruto amargo de la envidia
y del odio es el abuso, el crimen y el asesinato. Lo vemos
diariamente. ¡Qué mundo tan desdichado sería éste si Dios lo
dejara por su cuenta! ¡Qué desgraciados seríamos si Dios nos
hubiera dejado por nuestra propia cuenta! ¡Pero Dios no lo hizo!

La benignidad y el amor de Dios


Tito3:4-7
4
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro
Salvador, y su amor para con la humanidad, 5 nos salvó, no
por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino
por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y
por la renovación en el Espíritu Santo, 6 el cual derramó en
nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro Salvador,
7
para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser
herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

Este es uno de los pasajes más selectos de las Sagradas


Escrituras. En una oración del griego original, Pablo sintetiza todo
el evangelio. ¡Qué cambio anuncia esto después de que nos ha
recordado lo que éramos en “otro tiempo”!
El evangelio que nos presenta Pablo nos dice que “Dios,
nuestro Salvador… nos salvó”. Es un mensaje de salvación. Pablo
también dice que hemos sido “justificados”. El evangelio nos dice
204
Tito 3:4-7

que hemos sido justificados, es decir: declarados justos. Dios no


“[les tomó] en cuenta a los hombres sus pecados”. “Al que no
conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
seamos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:19-21).
Es significativo que, al referirse a Dios el Padre, se le llame
“nuestro Salvador”. Y al Espíritu Santo se le menciona como
siendo “[derramado] en nosotros abundantemente por Jesucristo,
nuestro Salvador”. El Dios del evangelio, el Dios que salva, es
aquel que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, el único y verdadero
Dios.
¿Por qué nos salvó Dios? ¿Qué lo motivó a hacerlo? Como
siempre, Pablo descarta todo lo que pueda venir de parte nuestra:
“No por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho”. ¡Qué
afortunados! Al mirar nuevamente el versículo 3 nos damos cuenta
de que nunca podríamos haber hecho ningunas “obras de justicia”.
Si Dios esperara ver algo justo en nosotros para poder otorgarnos
la salvación, nunca la podríamos obtener.
¿Qué fue lo que motivó a Dios? Hay cuatro características que
se le atribuyen a Dios. Las primeras son “la bondad y de Dios
nuestro Salvador, y su amor”. La “bondad” habla de la buena
voluntad que Dios tiene para con nosotros, que está dispuesto a
bendecirnos. La palabra que se usa aquí para “amor” es la misma
que usa el idioma español para filantropía, amor a la humanidad.
“Dios... amó al mundo”, es decir, el mundo de los seres humanos,
la humanidad. En Jesús “se manifestó la bondad de Dios, nuestro
Salvador”. Mira a Jesús y verás el amor y la bondad del Padre que
están presentes de manera activa entre nosotros. “En esto se mostró
el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo
unigénito al mundo para que vivamos por él” (1 Juan 4:9).
Hay dos palabras más que nos dicen por qué Dios nos salvó.
Lo hizo debido “por su misericordia”. Dios miró con piedad
nuestra desdichada condición, con una compasión que no conocía
límites. Nuestro Dios es “rico en misericordia” (Efesios 2:4). Dios
nos salvó también “por su gracia”, que es el amor inmerecido de
Dios. “Porque por gracia sois salvos” (Efesios 2:8). Nada en
205
Tito 3:4-7

nosotros podría haber conmovido a Dios para que nos salvara, sólo
su bondad, su amor, su misericordia y su gracia. Este es el Dios
que se revela en el evangelio. ¡Míralo y sorpréndete!
¿Cómo puedo yo, un miserable pecador (recuerda el versículo
3), esperar recibir este sorprendente regalo de Dios? Jesús le dijo
a Nicodemo: “El que no nace de nuevo no puede ver el reino de
Dios” (Juan 3:3). A Nicodemo, que estaba desconcertado acerca
de cómo podría uno nacer de nuevo, Jesús le explicó: “El que no
nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios”
(Juan 3:5). A Tito Pablo le escribe: “Nos salvó... por el lavamiento
de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”. Este
es el “lavamiento” que tiene lugar en el Santo Bautismo, un
“lavamiento” por medio del cual nuestros pecados son borrados
(Hechos 22:16), un “lavamiento” que nos salva (1 Pedro 3:21).
Pablo les escribe a los Gálatas esta enseñanza: “Pues todos los que
habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos”
(Gálatas 3:27). Por fe nosotros ahora “llevamos”, estamos
cubiertos con la justicia y la santidad perfectas que nuestro
Salvador preparó para nosotros con su vida, muerte y resurrección.
El Santo Bautismo nos lleva a una relación de fe con Cristo, lleva
a cabo la “regeneración” de la vida espiritual. Celebramos nuestro
cumpleaños para recordar cuando llegamos a este mundo con una
vida física. Aún más importante para nosotros es el día de nuestro
bautismo, el día de nuestra “regeneración”.
Pablo lo llama también un lavamiento de “renovación”. La
regeneración que Dios obró en nosotros por medio de le fe nos
hizo una “nueva criatura”. ¡Ha pasado lo viejo, ha llegado lo
nuevo! (2 Corintios 5:17). En su carta a los romanos Pablo
describe lo que sucede en el bautismo: “Porque somos sepultados
juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como
Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:4). Basándose en
este pasaje, Lutero describe el significado del bautismo con estas
palabras: “Significa que el viejo Adán en nosotros debe ser
ahogado por pesar y arrepentimiento diarios, y que debe morir con
206
Tito 3:4-7

todos sus pecados y malos deseos; asimismo, también cada día


debe surgir y resucitar el hombre nuevo, que ha de vivir
eternamente delante de Dios en justicia y pureza ahora y para
siempre” (Libro de Concordia, pp. 363,364). Verdaderamente el
bautismo es un lavamiento de regeneración y de renovación.
Todo esto es la obra del Espíritu Santo, a quien Dios “derramó
en nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro Salvador”.
Cuando Jesús regresó al Padre, prometió que iba a enviar el
Espíritu Santo, el Consolador (Juan 15:26; 16:7; Hechos 1:5). Eso
lo hizo en el día de Pentecostés y lo sigue haciendo en el Santo
Bautismo, en la Santa Cena; en verdad, dondequiera que el
evangelio se predique.
Algunas personas niegan el poder salvador del bautismo. Por
ejemplo, los bautistas y los pentecostales le dicen a usted que
“debe nacer de nuevo”, que debe tener un renacimiento que el
Espíritu Santo lleva a cabo aparte del bautismo, de alguna manera
directa que usted puede sentir y experimentar en su corazón. Ellos
separan la obra del Espíritu Santo del bautismo y de los otros
medios de gracia. Sin embargo, permanece el hecho de que Pablo
aquí habla de un lavamiento por medio del cual el Espíritu Santo
obra una regeneración y una renovación. No entendemos cómo
puede ser esto, pero sabemos que así sucede cuando bautizamos
con agua en el nombre del Dios trino y lo creemos porque Dios lo
dice.
Es sobre la base de estas palabras que se encuentran en esta
carta a Tito que Lutero da la siguiente respuesta a la pregunta:
“¿Cómo puede el agua hacer cosas tan grandes?”
“El agua en verdad no las hace, sino la palabra de Dios que
está con el agua y unida a ella, y la fe que confía en dicha palabra
de Dios ligada con el agua, porque sin la palabra de Dios el agua
es simple agua y no es bautismo; pero con la palabra de Dios sí es
bautismo, es decir, es un agua de vida, llena de gracia, y ‘un
lavamiento de la regeneración en el Espíritu Santo’” (Libro de
Concordia, p. 363).

207
Tito 3:8

El propósito de todo esto es “para que justificados por su


gracia, llegáramos a ser herederos conforme a la esperanza de la
vida eterna”. Dios ha escrito nuestro nombre en su testamento
como herederos; la herencia es la vida eterna. Esa es nuestra
“esperanza” como herederos de Dios. Es una esperanza segura,
porque Dios nunca cambiará su testamento. Es tan segura esta
herencia que Jesús habla de la vida eterna como que es ya nuestra:
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36). Tenemos
vida ahora y la tendremos por siempre. ¡Qué bendiciones tenemos
en esta vida! ¡Qué futuro glorioso nos espera en la eternidad!
Tito3:8
8
Palabra fiel es ésta, y en estas cosas quiero que insistas
con firmeza, para que los que creen en Dios procuren
ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a
los hombres.

“Palabra fiel es ésta”. En el texto original Pablo hace énfasis


en la palabra “fiel” al colocarla al comienzo. El evangelio, como
Pablo lo ha sintetizado una vez más, es en verdad digno de nuestra
confianza y de nuestra fe. Podemos confiar en las buenas nuevas
totalmente. Pablo quiere que Tito recalque el mensaje fiel en su
totalidad con “estas cosas”. El propósito es que “los que creen en
Dios procuren ocuparse en buenas obras”. Verdaderamente el
evangelio puede cambiar el corazón para que los cristianos se
sientan motivados a servir a Dios en todo lo que hagan. Pablo le
muestra a Tito y le muestra a todo pastor que, cuando animamos
a los cristianos en su vida de santificación, debemos motivarlos al
“insistir” en lo que Dios ha hecho por ellos. Realmente “estas
cosas son buenas y útiles a los hombres”. ¡Que todo pastor y todo
profesor, que todos los cristianos recuerden esto!

208
Tito 3:9-11

Evita controversias necias y personas que causan divisiones


Tito3:9-11
9
Pero evita las cuestiones necias, como genealogías,
contiendas y discusiones acerca de la Ley, porque son vanas
y sin provecho.
10
Al que cause divisiones, después de una y otra
amonestación deséchalo, 11 sabiendo que el tal se ha
pervertido, y que peca y está condenado por su propio juicio.

Pablo acababa de darle instrucciones a Tito para que les


recuerde a los cristianos y los anime a seguir las cosas que son
“buenas y útiles a los hombres”. Ahora que termina su carta, una
vez más le recuerda a Tito que evite las cosas que son “vanas y sin
provecho”. No sólo debe enseñar la verdad fielmente, sino que los
pastores también deben advertir contra lo que es necio y falso.
Pablo se refiere a ejemplos específicos de enseñanza inútil:
“cuestiones necias, como genealogías, contiendas y discusiones
acerca de la Ley”. El apóstol mencionó todo esto en su carta a
Timoteo que fue escrita aproximadamente al mismo tiempo (1
Timoteo 1:3-7). En asuntos religiosos es inútil y sin provecho
especular acerca de cosas que no están reveladas en las Escrituras.
Algunas de estas son de una naturaleza menos importante. Por
ejemplo, las Escrituras no nos dicen cuántos años tenía María
cuando dio a luz a Jesús. Quienquiera que insista en que ella tenía
16 años de edad, y que insista en tratar de convencer a otros de
eso, se está ocupando en una especulación sin provecho. Debemos
evitar dejarnos llevar por esa clase de controversias. La gente se
puede enfrascar en ese tipo de necedades y controversias inútiles
que les hacen olvidar lo que es más importante: que el Hijo de
María es el santo Hijo de Dios, su Salvador.
Otras especulaciones y enseñanzas falsas son de una naturaleza
más seria, como por ejemplo negar el nacimiento virginal, que es
negar una verdad de las Escrituras que ha sido claramente revelada
y también es negar la divinidad de Jesús. Con respecto a esos

209
Tito 3:9-11

“engañadores” Pablo le da estas instrucciones a Tito: “Repréndelos


duramente, para que sean sanos en la fe” (Tito 1:13).
Nuestra curiosidad le quiere añadir algo a la revelación de
Dios; nuestra razón quiere especular sobre asuntos que no
podemos comprender, y quiere cambiar lo que Dios ha hecho
saber. Se debe evitar la falsa enseñanza de todo tipo.
¿Cómo se debe conducir Tito con cada uno de los falsos
maestros? “Amonéstalo dos veces” (versículo 10, NVI). No sólo
se deben evitar las enseñanzas, sino que a las personas que enseñan
falsamente, primero se les debe amonestar. Pablo dice que ese tipo
de individuo es “el que causa divisiones” o divisiva. La palabra
griega que se usa aquí es la raíz de la palabra “hereje”, y
literalmente significa “capaz de tomar o escoger”. La versión
God’s Word to the Nations (La Palabra de Dios a las Naciones)
incluye este pensamiento en la traducción: “una persona que
escoge ser diferente en su enseñanza”. Un falso maestro, o hereje,
ha escogido enseñar lo que es diferente de la verdad revelada de
Dios. Eso lo convierte en una persona que causa divisiones. Al
enseñarles a otros lo que es contrario a las Escrituras, él crea una
división entre los creyentes.
Pablo le dice a Tito que amoneste a la persona que obre así.
Se le debe hacer ver su error. Si no se convence la primera vez,
Tito la debe amonestar por segunda vez. Esa no es una regla
mecánica, no quiere decir que Tito nunca deba amonestar a alguien
con más frecuencia que dos veces. Sin embargo, no nos debemos
quedar sólo en la advertencia; las amonestaciones que son
rechazadas deben conducir a más medidas. Si el hereje continúa
escogiendo sus propias falsas doctrinas aun después de la
“segunda” amonestación, “deséchalo”. Tito ya no lo debe
considerar como un hermano en la fe. El falso maestro causa
división con su enseñanza falsa. Al no tener nada que ver con él
(al no continuar en hermandad religiosa) reconocemos la división
que ha causado.
El estar unidos en una fe común en el Señor Jesús establece
una relación maravillosa entre los cristianos. Es una bendición
210
Tito 3:9-11

muy grande el hecho de poder ir juntos en oración al Señor, el


hecho unirnos para cantarle alabanzas, el consolarnos los unos a
los otros con las promesas que todos amamos, el compartir la
entrega del evangelio salvador a un mundo pagano. No fallemos
en apreciar la bendición y el gozo de la unidad en la fe, sobre la
base de todo lo que nos enseñan las Escrituras. Esta es la razón
por la que regularmente queremos practicar y disfrutar de la
hermandad cristiana en el culto de nuestra congregación. Esa es
la razón por la que participamos con gratitud en hacer la obra del
Señor junto con los muchos cristianos con quienes compartimos
una fe común en nuestra congregación o nuestro sínodo.
Sin embargo, la falsa doctrina rompe esta unidad. El Señor
Jesús nos advierte que debemos estar en guardia contra los falsos
profetas (Mateo 7:15). Las Escrituras clara y repetidamente nos
enseñan a evitar a los que rompen la hermandad con la persistencia
en sus falsas enseñanzas y en su vida pecadora (Romanos 16:17;
Gálatas 1:8,9; 2 Juan 9-11). Aunque eso implique la excomunión,
el propósito es siempre recobrar al pecador cuyo curso de acción
lo está llevando a la eterna condenación (Mateo 18:15 ss; 1
Corintios 5:1-5). Además, esta separación puede evitar que el error
infecte a toda la congregación con su veneno destructivo
(Romanos 16:18; 1 Corintios 5:6; Gálatas 5:9; 2 Timoteo 2:16,17).
Pablo termina este tema con la descripción de la persona que
causa divisiones: “Sabiendo que el tal se ha pervertido, y que peca
y está condenado por su propio juicio”. Al no permitir que se le
corrija con las claras enseñanzas de las Escrituras, él que causa
divisiones demuestra que no piensa de una manera clara. Tal vez
no se dé cuenta de esto de manera consciente, y haya cegado su
razón y adormecido su conciencia. Sin embargo, peca al continuar
en sus falsas enseñanzas. Se ha condenado a sí mismo con su
rechazo persistente de la verdad. “El hereje se ha condenado a sí
mismo por el hecho mismo de que por su propia y deliberada
elección, él rechaza la verdad que le ha sido mostrada. Esto no
significa necesariamente que él sabe o reconoce que está en un
error. Puede ser muy bien que él se haya engañado a sí mismo...
211
Tito 3:9-11

Pero lo condena el hecho de que él rechaza la verdad a pesar de


que le ha sido señalada cierto número de veces” (Gawrisch).
En sus cartas pastorales Pablo repetidamente muestra su
preocupación por las falsas enseñanzas y por los falsos maestros.
Una iglesia que no es seria en el respeto a la verdad del evangelio,
no la conservará por mucho tiempo y por lo tanto no la podrá
anunciar. Pablo, cuyo celo por las misiones no tiene igual, tampoco
tiene igual en su celo por la verdad.

212
INSTRUCCIONES FINALES Y SALUDOS
TITO 3:12-15
Tito3:12-14
12
Cuando te envíe a Artemas o a Tíquico, apresúrate a
venir a mí a Nicópolis, porque allí he determinado pasar el
invierno. 13 A Zenas, intérprete de la Ley, y a Apolos,
encamínalos con solicitud, de modo que nada les falte. 14 Y
aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras
para los casos de necesidad, para que no se queden sin dar
fruto.

La carta termina con varios comentarios finales. Pablo había


dejado a Tito en Creta “para que [corrigiera] lo deficiente” (1:5).
Esa era una tarea temporal; el apóstol quería que Tito se reuniera
con él en Nicópolis, lugar donde él esperaba pasar el invierno. Las
congregaciones de Creta no se debían quedar sin el liderazgo que
necesitaban; por eso Pablo promete que va a enviar a uno de sus
colaboradores confiables para que reemplace a Tito. Esta es la
única referencia que se hace a Artemas en el Nuevo Testamento.
Hay referencias a Tíquico en Hechos 20:4, en Efesios 6:21,22, en
Colosenses 4:7 y en 2 Timoteo 4:12. Eso demuestra que con
frecuencia Pablo usaba como emisario a Tíquico.
No sabemos a dónde pensaba ir Pablo después de salir
Nicópolis (probablemente esa ciudad era la que estaba en la costa
occidental de Grecia). El invierno no iba a ser muy buen tiempo
para más viajes, especialmente si eran por mar. Podemos suponer
que Pablo había trabajado en la región donde él quería que Tito lo
ayudara. Además sería una oportunidad para que estos líderes y
amigos de la iglesia consultaran el uno con el otro, hicieran planes
juntos y se animaran el uno al otro para hacer más trabajo
misionero. Las congregaciones deben recordar que el tiempo que
le dedican sus pastores y profesores a participar en conferencias y
en reuniones con sus compañeros puede servir para animar,
inspirar y fortalecer a los líderes de la iglesia en sus tareas difíciles.

213
Tito 3:15

Zenas y Apolos son dos colaboradores más de Pablo. Se cree


que fueron enviados por el apóstol para que le entregaran esta carta
a Tito. De Zenas se dice que es abogado; no sabemos si en la ley
judía o en la romana. A Apolos también se le menciona en Hechos
18:24-28; 19:1; 1 Corintios 1:12; 16:12. Pablo no dice a dónde
iban estos dos hombres después de Creta, pero le pide a Tito que
los ayude. Podemos llegar a la conclusión de que ellos estaban en
un viaje misionero, y que por eso había que proveer para sus
necesidades.
Tito no era el único que iba a proveer para estos hombres. “Y
aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los
casos de necesidad, para que no se queden sin dar fruto.” En este
contexto, las “buenas obras” seguramente incluían el trabajo fiel
en el lugar de empleo. “Para los casos de necesidad” incluía las
necesidades de Zenas y Apolos al continuar ellos en su camino.
De esta manera su vida iba a ser fructífera. Lo que damos para
ayudar en la preparación y el envío de nuestros misioneros, y lo
que es el trabajo básico de una iglesia, hace que nuestras vidas
sean fructíferas como siervos de Dios y como miembros de la
comunidad de creyentes. Los pastores deben animar a los
miembros de su congregación para que sean fructíferos también
de esta manera.
Tito3:15
15
Todos los que están conmigo te saludan. Saluda a los
que nos aman en la fe. La gracia sea con todos vosotros.
Amén.

La carta termina con saludos. Tito sabía de dónde estaba


escribiendo Pablo y quién estaba con él. Así que él sabía quiénes
estaban incluidos en “todos”, aunque no se nos da esta
información.
Los saludos de Pablo se extienden a “los que nos aman en la
fe”. Verdaderamente la fe en el Señor Jesús establece un vínculo
especial de amor entre los cristianos. Pablo expresa esto por medio

214
Tito 3:15

de su saludo, aunque no menciona a ninguno de ellos por nombre.


“La gracia sea con todos vosotros.” Este deseo final es para todos
aquellos a quienes Pablo les envía sus saludos, para todos los que
lean esta carta. Tanto en el saludo inicial como en el final, como
en todas sus cartas, Pablo habla de la gracia. Su misión era
anunciar las riquezas de la gracia de Dios en Cristo. No tenía nada
mejor que desearle a alguien al saludarlo. Tampoco nosotros. ¡La
gracia sea con todos ustedes!

*********

Cartas Pastorales. ¡Qué inspiración deben haber sido Timoteo


y Tito para los pastores! ¡De qué manera tan efectiva debe haber
trabajado el Espíritu Santo en el corazón de los primeros lectores
de estas inspiradas palabras del misionero escogido de Dios! Que
el Espíritu Santo use estas cartas de manera similar para instruir,
animar e inspirar a los que son llamados a servir al pueblo de Dios
en cada generación. Que ellos le ayuden al pueblo de Dios a
apreciar a los que envía el Señor, a regocijarse en su evangelio
salvador, y a vivir el evangelio por medio del poder del Espíritu
Santo.

215
216
217
La
BIBLIA
Popular

ANTIGUO TESTAMENTO La Biblia Popular es una serie de comentarios


GÉNESIS ECLESIASTÉS de la Biblia para todas las personas. Los
ÉXODO CANTARES
LEVÍTICO ISAÍAS autores de la serie han servido como pastores
NÚMEROS JEREMÍAS
DEUTERONOMIO LAMENTACIONES
de congregaciones, profesores universitarios, o
JOSUÉ EZEQUIEL profesores de seminario, muchos en más de
JUECES DANIEL
RUT OSEAS una de estas actividades. Cada autor comenzó
1o SAMUEL JOEL con el texto original en Hebreo o Griego y
2o SAMUEL AMÓS
1o REYES ABDÍAS después trabajó para presentar el mensaje de
2o REYES JONÁS la Palabra de Dios a los cristianos quienes
1o CRÓNICAS MIQUEAS
2o CRÓNICAS NAHUM enfrentamos presiones y tentaciones cada día
ESDRAS HABACUC
NEHEMÍAS SOFONÍAS
de la vida. Dos verdades importantes sirven de
ESTER HAGEO guían a todos los comentarios. Primero, la
JOB ZACARÍAS
SALMOS MALAQUÍAS Biblia es la Palabra inspirada de Dios y por lo
PROVERBIOS tanto es verdadera y confiable. Segundo, el
mensaje central de toda la Biblia es Jesucristo.
NUEVO TESTAMENTO
MATEO 1a TIMOTEO Timoteo y Tito fueron miembros importantes
MARCOS 2a TIMOTEO
LUCAS TITO del equipo misionero de Pablo. Las cartas
JUAN FILEMÓN
HECHOS HEBREOS de Pablo a estos dos jóvenes muestran su
ROMANOS SANTIAGO
1a CORINTIOS 1a PEDRO preocupación por el futuro de la iglesia.
2a CORINTIOS 2a PEDRO
GÁLATAS 1a JUAN Pablo en estas cartas: instruye, advierte
EFESIOS 2a JUAN
FILIPENSES 3a JUAN contra la falsa doctrina, y anima la fidelidad.
COLOSENSES JUDAS
1a TESALONICENSES APOCALIPSIS Las cartas le hablan a todos los creyentes
2a TESALONICENSES
que se preocupan por el futuro de la iglesia.

38-5013
ISBN 0-8100-1227-8

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