Fallo
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El hecho que motivó este proceso sucedió el 14 de
octubre de 2016, cuando el actor circulaba al mando de su rodado Fiat
Palio Weekend por la Avenida Congreso de esta ciudad y al llegar a la
intersección con la calle Valdenegro, resultó embestido en su lateral
izquierdo por el Chevrolet Corsa de propiedad del codemandado
Olmos, conducido en la oportunidad por la coaccionada Capurro
Robles.
El juez de grado estableció que pese a la negativa del
hecho, el mismo se encontraba acreditado con sustento en la denuncia
de siniestro efectuada por el codemandado
Olmos ante su aseguradora, como así también que la demás prueba
producida, en particular la pericia mecánica, daba cuenta que ocurrió
del modo en que fue relatado en el escrito postulatorio.
Por ello, al no haber acreditado Olmos ninguna
eximente legal, le atribuyó responsabilidad objetiva en los términos
del art. 1757 del Código Civil y Comercial, en su carácter de guardián
del vehículo y a Capurro Robres, responsabilidad directa (art. 1749
del CCCN) de carácter subjetivo, por haber desplegado una conducta
culposa, de conformidad con lo previsto por los artículos 1721 y
1724 del mismo cuerpo normativo, en función de la violación de la
prioridad de paso que le asistía al accionante, de acuerdo a lo que
surge del art. 41 de la Ley Nacional de Tránsito.
Las partes no se agravian de este aspecto del fallo.
Sólo se cuenta con las quejas de la parte demandada y citada en
garantía que cuestionan la valoración de la prueba efectuada por el
magistrado, la relación causal de las lesiones indemnizadas con el
hecho debatido y los montos fijados en las distintas partidas, por
considerarlos elevados. Por otro lado, critican la tasa de interés
estipulada y la fijación de la multa decidida.
II. El juez de grado adjudicó por “daño físico” la suma
de Pesos Doscientos Ochenta Mil ($280.000). Para ello valoró las
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pedir cambio en sus tareas laborales y, en definitiva, que al ser el
accidente producto de un contacto leve entre rodados, es muy
probable que no haya existido trauma alguno. Finalizan, requiriendo
que se aplique el criterio jurisprudencial que relativiza los porcentajes
de incapacidad informados por los peritos.
Pues bien, la perita médica legista designada de oficio
en estas actuaciones informó que “el actor presenta dolor referido a
la occipucio. Se observa rectificación de la columna con disminución
de la lordosis fisiológica. Presenta rigidez con aumento del dolor a la
movilización, con disminución hasta 10° a la extensión y hasta 10° en
la flexión y limitación en la inclinación a ambos lados a 20°”.
En base a ello determinó que “se evidencia
semiológicamente contractura cervical con dolor, rectificación y
limitación funcional a nivel de la columna cervical. En los estudios
solicitados no se observa alteraciones óseas, pero con compromiso de
discos. Presenta claramente cervicalgia con contractura cervical y
rigidez de dicho segmento por latigazo cervical generando una
incapacidad de 10% por “cervicalgia con contractura cervical y
rigidez con cambios degenerativos discales” según Baremo General
para el Fuero Civil de Altube-Rinaldi. Si bien las secuelas son
permanentes, se sugiere para mejorar la sintomatología e impedir
que el cuadro empeore, realizar kinesiología y RPG (reeducación de
la postura general), entre 20-30 sesiones de acuerdo a evolución, con
un costo aproximado de 499 pesos la sesión. No se descarta que en
un futuro, el actor requiera cirugía de columna por la hernia de
disco. No se evidencian otras secuelas físicas actualmente
relacionadas con el accidente”.
Con anterioridad había descartado que estos hallazgos
se refirieran en modo alguno a signos degenerativos propios de la
edad y concluyó de modo categórico que al evaluar el resto de la
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Por ello, dado que los términos del dictamen lucen
como una adecuada conclusión de la experta a partir de los elementos
con los que contaba para evaluar el estado del damnificado, no cabe
más que estar a sus conclusiones, ya que no encuentro ningún
argumento que me permita apartar de la eficacia probatoria que cabe
otorgarle a su informe (art. 477 del Código Procesal).
Sólo podría objetarse la relación causal de las secuelas
con el accidente por carecerse de la prueba informativa que dé cuenta
de la atención recibida por el actor, ya que no dejo de advertir que la
historia clínica del accionante en el Sanatorio Anchorena obrante a fs.
175/189 se agregó con posterioridad a que se declarara la negligencia
de esa prueba informativa (cfr. fs. 169), tal como advierten los
apelantes.
Pero lo que no parecen tener éstos en debida
consideración en su planteo recursivo es que, al margen de ello, se
cuenta con otra documental acompañada con el escrito de inicio (cfr.
fs. 25) y que respecto a esa pieza, la aseguradora no cumplió con la
carga de su desconocimiento específico al que lo obligaba el art. 356
del ritual al momento de contestar la citación en garantía, ya que sólo
se limitó a negar en especial “la hoja de diagnóstico y tratamiento
supuestamente extendida por el Sanatorio Anchorena” por no
constarle su autenticidad (cfr. fs. 74 vta. in fine).
Como puede apreciarse, ese elemento probatorio se
trata del informe de la resonancia nuclear magnética de columna
cervical llevada a cabo en “IAMA Centro de Diagnóstico” el día 1° de
diciembre de 2016, de la que surge: “se ha efectuado una Resonancia
Magnética Nuclear para la exploración de la Columna Cervical en los
planos del espacio Sagital y Axial realizando cortes de espesor
variable ponderando tiempos de relajación tisulares en pulsos T1 y
T2. Rectificación parcial de la lordosis. Pinzamiento parcial
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procedimiento conducirá a un enriquecimiento ilegítimo en beneficio
de la víctima (Fallos 322:2589), esta Sala expte. 54613/99 del 14-6-
97, entre otros). Del mismo modo he desechado el temperamento de
computar un valor al punto de incapacidad pues ese método se
desatiende de las circunstancias de la víctima que sumadas al grado de
incapacidad, habrán de determinar la concreta existencia de secuelas y
su incidencia tanto en el ámbito de su capacidad productiva como el
que corresponde al desenvolvimiento familiar, social, etc. (ver por
ejemplo expte. 41090/2009 del 7 de mayo de 2015; 112748/2006 del
24 de abril de 2012; 60440).
En virtud de las directrices sentadas por el art. 1746
del Código Civil y Comercial, deben explicitarse las bases objetivas y
las variables en juego que se toman en cuenta al arribar a los montos
indemnizatorios en base a los cálculos que manda dicha norma.
En ese orden de ideas, estimo adecuado valorar: 1) que
el accidente acaeció cuando el actor tenía 47 años (de acuerdo a la
fecha de nacimiento que surge de la licencia de conducir que en copia
obra a fs. 12), 2) que en autos no se acreditaron ingresos concretos de
su parte, por lo que habré de considerar el Salario Mínimo, Vital y
Móvil correspondiente a la fecha de la sentencia (02/10/2019), que
ascendía para esa fecha a $16.875 (conf. Res. 6/2019 del Consejo
Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y
Móvil), 3) una tasa de descuento del 5 % anual que en la actual
coyuntura económica entiendo adecuada y que representaría el
adelanto por las sumas futuras, equivalente a la que se podría obtener
de una inversión a largo plazo, 4) el período a computar que estaría
dado hasta la edad productiva de la víctima que esta sala estima en 75
años, y 5) la incapacidad a la que hice referencia.
Pues bien, ponderando esas variables y ante la falta de
agravio de la parte actora, propongo al Acuerdo confirmar la suma
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fijada por el juez de grado para indemnizar este daño por no resultar
elevada.
III. El magistrado que intervino en la anterior instancia
descartó que el actor padeciera un daño psicológico definitivo a tenor
de lo informado por la perito médica. En consecuencia, en esa faz sólo
declaró procedente el reclamo por la suma necesaria para afrontar
el tratamiento de una duración de doce meses a razón de una
sesión semanal que recomendó la experta con sustento en el
psicodiagnóstico acompañado, con el objeto de atenuar y reelaborar
las consecuencias del hecho traumático. Fijó por esa partida en la
suma de Pesos Cincuenta y Dos Mil ($52.000).
Los apelantes se quejan de que la perito haya basado
su dictamen en un psicodiagnóstico realizado por una profesional
ajena a la litis y que no se hayan adjuntado los protocolos realizados
para llevar adelante el debido control.
Por otro lado, objetan la falta de valoración de la
personalidad de base para emitir el dictamen y la ausencia de
explicación del criterio para fijar un 10% de incapacidad.
Asimismo, reprocha la apelante al magistrado haber
omitido que la víctima cuenta con Obra Social, de manera que
cualquier gasto que amerite esta partida lo podrá canalizar a través de
la misma.
Lo relativo a esta crítica carece de sustento si se
advierte que al abrir el proceso a prueba el juez designó a una perita
médica legista a fin de que se expida tanto sobre los puntos de pericia
médica, como los psicológicos. En este sentido, es práctica habitual
que los expertos se valgan de psicodiagnósticos elaborados por
licenciados en psicología y que con base en esos estudios arriben a sus
conclusiones en materia psicológica. Ese proceder no mereció
ninguna objeción de su parte en aquel momento, por lo que no cabe
más que concluir en que fue consentido por las accionadas. Si bien
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con posterioridad éstas plantearon la nulidad de la introducción de esa
constancia por no habérsele informado el lugar donde se practicaría el
psicodiagnóstico, lo cierto es que ese planteo fue desestimado (ver fs.
237).
Por otro lado, no puede dejar de señalarse que,
contrariamente a lo que indican las apelantes, en el psicodiagnóstico
en cuestión se realizó un análisis de los resultados de los test
practicados (fs. 229/231) y que con sustento en ello concluyó la
experta médica legista que el Sr. Burruchaga presentaba un cuadro de
trastorno adaptativo mixto con ansiedad y estado de ánimo depresivo,
lo que motivó, a su vez, la recomendación del tratamiento al que ya
hice alusión.
Ahora bien, no puedo omitir que, en algunos pasajes de
su memorial, las recurrentes parecieran no advertir que el juez no
otorgó ninguna suma en concepto de daño psicológico por el 10% de
incapacidad informado por la perito en la esfera psicológica, sino que
se fijó la partida correspondiente para sufragar el tratamiento
recomendado.
En consecuencia, teniendo en consideración que
resultó adecuado que la perito médica legista se valiera del
psicodiagnóstico en cuestión para arribar a sus conclusiones y
considerando, además, que la crítica que ameritó por parte de las
apelantes se basa, primordialmente, en la premisa errónea de que se
adjudicó la suma en cuestión para atender a ese daño, cuando fue para
el tratamiento, no cabe más que confirmar lo decidido, no sin antes
señalar que el hecho de que el accionante cuente con Obra Social no
tienen como consecuencia la desestimación de la partida, por cuanto
ello importaría obligar al damnificado a elegir al profesional de que se
trata únicamente de los que aquélla ofrece en su cartilla de
prestadores, limitando así el derecho que tiene la víctima de elegir
libremente el psicólogo que lo atienda, en el marco de la
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proceder de ese modo, relativo a la falta de acompañamiento de
elementos que hubieran permitido establecer que el valor de los
daños a la fecha del hecho hubiera sido notoriamente distinto al del
tiempo de la valoración pericial.
En virtud de ello y teniendo en cuenta que cualquier
distorsión entre uno y otro valor quedará subsanado con la
modificación que más adelante se propondrá respecto al cómputo de
los intereses en el acápite pertinente, es que entiendo que
corresponde confirmar también lo decidido por el magistrado que
intervino en la instancia de grado.
VI. Por “desvalorización” otorgó el colega que
intervino en primera instancia la suma de Pesos Dos Mil ($2.000). Las
accionadas cuestionan la procedencia de la partida, ya que el juez
adjudicó el monto aludido aun cuando el perito ingeniero mecánico
concluyó que la unidad no se vio afectada en sus partes estructurales y
que además no hay pruebas que permitan verificar este daño.
Para decidir del modo en que lo hizo el juez ponderó
que la realidad de mercado marca que existe un valor medio cuando
se trata de venta de automotores usados que fluctúa entre dos
extremos, el del mayor, que se corresponde con los que tienen un
estado impecable, y el menor, de los vehículos en los que se observan
daños que afectaron partes estructurales. En ese marco de
consideración concluyó que el daño sufrido por el vehículo impide
considerar que el vehículo se encuentra en la primera categoría y por
eso fijó la suma que aquí se objeta.
Pues bien, el escueto argumento esgrimido por las
apelantes no logra rebatir esa argumentación, ya que parece no
atender que el juez fijó el monto aun valorando que no existió
afectación de las partes estructurales del rodado. Por ello no cabe más
que confirmar lo decidido, lo que así propongo al Acuerdo.
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efectivo pago, a la tasa activa cartera general (préstamos) nominal
anual vencida a treinta días del Banco de la Nación Argentina.
La parte demandada y citada en garantía se queja de la
aplicación de la tasa activa desde la fecha del hecho, ya que los
valores fueron fijados de manera actual, es decir, a la fecha de la
sentencia. Sostiene que ello genera un enriquecimiento ilícito y que el
plenario “Samudio” contiene una excepción expresa a la fijación de la
tasa de que se trata para este tipo de supuestos, a fin de evitar un
resultado injusto. Solicitan, entonces, que se aplique una tasa de
interés pura.
Ahora bien, es criterio de esta sala que cuando los
montos son fijados a la fecha de la sentencia, desde la producción del
perjuicio y hasta el pronunciamiento apelado se fije la tasa del 8%
anual, como tasa pura dado que resulta suficientemente compensatoria
pues se está ante una deuda de valor cuya entidad se fija a valores
actuales y a partir de allí la tasa activa (cfr. “Aguirre Lourdes Antonia
c/ Transporte Automotores Lanús Este S.A. s/ daños y perjuicios” del
17 de marzo de 2009 y sus citas; “Martínez, Eladio Felipe c/Díaz,
Hernán Reinaldo s/ daños y perjuicios” del 15 de marzo del año
2013, entre otros), por lo que habrá de hacerse lugar al recurso de las
apelantes con este alcance. Sin embargo, dado que algunas de esas
sumas se fijaron a valores históricos, en cuanto a esas partidas
indemnizatorias se refiere, esta sala adopta la misma tesitura que el
juez de grado.
En consecuencia, respecto al “daño extrapatrimonial”
y a “la privación de uso”, dado que esas cifras se fijaron teniendo en
cuenta lo reclamado en el escrito postulatorio, no cabe más que
confirmar la tasa activa desde el hecho, tal como fue decidido en el
pronunciamiento cuestionado. Por otro lado, en relación a los “daños
materiales”, corresponde establecer que la tasa del 8% anual se
devengará desde la fecha del accidente y hasta la fecha de la pericia
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técnico, sino que en este particular supuesto, la postura asumida
trasluce una conducta meramente obstruccionista y carente de
sentido. Es que no puede omitirse, en este particular caso, que la
negativa del hecho por parte de la aseguradora al responder la citación
en garantía se realizó de modo conjunto con la adjunción del informe
de inspección del rodado del accionante donde esa misma
parte estipuló el costo de la reparación de ese vehículo (ver
documental obrante a fs. 73 a la que ya se hizo referencia, pieza
probatoria que incluso es traída a colación en el planteo recursivo bajo
estudio).
Ello, conjugado con la posterior agregación de la
constancia de la denuncia de siniestro por parte de su
asegurado (fs. 120/122) me lleva a concluir, tal como hizo el juez de
grado, que la citada en garantía adoptó una conducta maliciosa.
Debe quedar claro que no se trata aquí de limitar los
recursos defensivos de las partes, ya que contaba “Paraná S.A. de
Seguros” con la posibilidad de discutir una gama tan variada de
cuestiones como la responsabilidad que se le adjudicó, la mecánica
del accidente o los daños padecidos, pero la confrontación de la
postura asumida con los elementos que contaba la
aseguradora, máxime teniendo en consideración que su función
específica es precisamente mantener indemne a su asegurado ante la
producción de los siniestros como el que aquí se debate, no puede
llevar más que confirmar la multa aplicada, lo que así propongo al
Acuerdo.
Por los argumentos expuestos voto porque: 1) se
modifique la tasa de interés fijada en la sentencia, de acuerdo a lo que
surge del considerando respectivo, 2) se la confirme en todo lo demás
que fue motivo de no atendibles quejas y 3) se impongan las costas de
alzada a las accionadas por haber resultado vencidas (art. 68 del
Código Procesal), por cuanto la falta de uniformidad de criterios en la
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De manera tal que se procederá de acuerdo con las
disposiciones de la ley 27.423.
Dicho ello, se debe ponderar la labor profesional
desarrollada conforme su calidad, eficacia y extensión, la naturaleza
del asunto, el monto comprometido, las etapas cumplidas, el resultado
obtenido y las demás pautas establecidas en los arts. 1, 16, 20, 21, 29
y concordantes de la ley de arancel 27.423.
Bajo tales premisas, se regulan los honorarios de los
letrados de la parte actora, Dres. Chirstian Yesilcimen y Hosep
Yesilcimen, respectivamente, en las cantidades de 60 UMA y 9 UMA,
que al día de la fecha representan las sumas de $191.520 y $28.728.
Igualmente, se regulan los emolumentos de los letrados
de la demanda y citada en garantía, Dres. Analía V. Terlizzi y Mauro
Gualco, respectivamente, en las cantidades de 38 UMA y 26 UMA,
que al día de la fecha representan las sumas de $121.296 y $82.992.
En cuanto a los expertos, al considerar los trabajos
efectuados y las pautas de la ley de arancel precedentemente citada
junto con el art. 478 del Código Procesal -que permite establecer un
estipendio por debajo del mínimo-, se regulan los honorarios de la
perito médica, Dra. María Lorena Carrasco; y los del perito
mecánico, Ing. Héctor Gustavo Saravia; para cada uno de ellos, en la
cantidad de 13 UMA, que al día de la fecha representa la suma de
$41.496.
Teniendo en cuenta lo establecido en el Decreto
2536/15 y lo dispuesto en el art. 2°) del anexo III) del Decreto
1467/11, se fijan los honorarios del mediador, Dr. Carlos Guillermo
Renis, en la cantidad de 22,94 UHOM, que sal día de la fecha
representa la suma de $14.911.-
Por la actuación en segunda instancia, atento el interés
debatido en ella y las pautas del art. 30 de la ley 27.423, regúlense los
honorarios del Dr. Christian Yesilcimen en la cantidad de 12 UMA,
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