Tema 5.1 Ue

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TEMA 5.1.

- FUENTES DEL DUE (I)


Lección 7ª Manual
1. INTRODUCCIÓN
El DUE es un ordenamiento jurídico que tiene su propio sistema de fuentes y que, en tanto que
ordenamiento jurídico, comprende a los Tratados constitutivos, este Derecho derivado es producido
o elaborado por la Unión por sí sola («Derecho derivado institucional») o a través del acuerdo con
terceros Estados u Organizaciones Internacionales (acuerdos internacionales o «Derecho derivado
convencional»).
En efecto, como todo ordenamiento jurídico vigente, el DUE es un sistema dinámico que está en
constante evolución y, a lo largo de su vigencia, no sólo ha conocido diversas reformas en los
Tratados constitutivos, sino También toda una producción normativa de Derecho derivado. Esa
elaboración de Derecho por la Unión y la creación de derechos y obligaciones para los operadores
jurídicos son manifestación de dos de las principales características del proceso de integración
europea (traspaso de competencias).
• Derecho primario y derecho derivado.
o Derecho originario: comprende a los Tratados constitutivos.
o Derecho derivado: es el producido o elaborado por la Unión o a través del acuerdo
con terceros Estados u Organizaciones Internacionales.
• Evoluciones de los tratados y traspaso de competencias.
Al ser un sistema dinámico, a lo largo de su vigencia, ha conocido diversas reformas en los Tratados
constitutivos y de una producción normativa de Derecho derivado, elaborado por las instituciones
en ejercicio de las competencias que los EM les atribuyen con base en los Tratados constitutivos,
esto es, en desarrollo y aplicación de esos Tratados.
• Complejo “acervo comunitario” formado por las distintas normas de Derecho primario y
derivado que deben ser adoptadas por los nuevos EM.
En virtud del TUE, al Derecho originario y al Derecho derivado del «primer pilar» o «pilar
comunitario» en el que era plenamente aplicable el sistema tradicional de producción normativa de
Derecho derivado que se ha conocido tradicionalmente como «acervo comunitario», se sumó el
Derecho originario y Derecho derivado de las «otras formas de cooperación», que se adoptaba
conforme a unos procedimientos distintos de elaboración del Derecho.
Hay que destacar, la producción normativa que un grupo de EM, puede desarrollar en ejercicio de
las fórmulas de «cooperación reforzada» que establezcan entre sí (son actos adoptados por las
instituciones de la Unión y en desarrollo de los Tratados constitutivos), no vincularán a todos los
Estados miembros de la UE, sino sólo a aquellos miembros que participen.
Por tanto, existe todo un «acervo de la Unión» que está formado por el conjunto de producciones
normativas con fundamento en distintas bases jurídicas contempladas en los Tratados constitutivos
y que, con la salvedad de los actos adoptados en las cooperaciones reforzadas, forma el conjunto
del ordenamiento jurídico que deben aceptar los EM que se adhieran a la UE.
2. LAS FUENTES
El DUE es un ordenamiento jurídico «propio» que tiene su base en los Tratados constitutivos —
componente esencial, como hemos dicho, del Derecho originario— y que, como tal, tiene su propio
sistema de fuentes, a través del que la Unión elabora actos legislativos y no legislativos —el Derecho
derivado—.

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2.1. ORDENAMIENTO JURÍDICO PROPIO
Desde la creación en 1951 de la primera OIG de integración, la CECA, y después con las
Comunidades de 1957, CEE (luego CE) y CEEA, se originó un ordenamiento jurídico «propio»,
que podemos definir, siguiendo la concepción kelseniana, como un conjunto de normas jurídicas
que rigen una determinada sociedad de acuerdo con unos valores y principios, cuyas características
esenciales han permanecido casi inalteradas hasta la actualidad.
En efecto, el conjunto de principios y normas jurídicas de que se compone el DUE tiene vocación
de ser considerado un «ordenamiento jurídico» en sí, en el sentido de no ser sólo una agregación de
principios y normas, sino un conjunto ordenado para la obtención de determinados objetivos y
con sus propias reglas y procedimientos de elaboración y aplicación, todo conforme a unos
valores en los que se basa la Unión y dentro de los límites determinados por los EEMM en los
Tratados constitutivos. En este sentido, en sus primeras sentencias, el Tribunal se preocupó de dejar
claro este concepto, de modo que llegó a afirmar que el DUE «constituía un nuevo ordenamiento
jurídico de DI», para un año más tarde concretar que se trata de un «ordenamiento jurídico propio»,
rama independiente del DI. (Costa c. ENEL, 1964).
La norma fundamental o básica de referencia de la UE y su Derecho son los Tratados constitutivos
ratificados por los EEMM atribuyendo competencias. Partiendo del principio de atribución de
competencias, al ratificar esos Tratados los EEMM de la UE, que en tanto que Estados soberanos
son titulares de las competencias con carácter de plenitud, prestan su consentimiento para que
determinadas competencias sean ejercidas por la UE con base en las reglas y procedimientos
previstos en tales Tratados. De este modo, los Tratados constitutivos son la «Gründnorm» o norma
de base y referencia en la que se determinan los ámbitos materiales en los que la Organización tiene
competencias y los procedimientos por los que las instituciones establecidas en esos mismos
Tratados alcanzarán los objetivos previstos, incluida la elaboración de normas jurídicas.
Como todo ordenamiento jurídico, el DUE tiene vocación de plenitud, pero dicha plenitud sólo
podrá alcanzarse en los ámbitos de competencia material de la UE, ya que al tratarse de una OI
carece de la plenitud de competencias de la que gozan los Estados y sólo tiene las competencias en
los ámbitos atribuidos por los Estados miembros.
Los Tratados constitutivos son considerados, de este modo, el Derecho originario de la UE. Este
Derecho originario establece los límites de la actuación de las instituciones, incluida la actuación
normativa; puesto que el fundamento de las normas jurídicas adoptadas por las instituciones se
encuentra en los Tratados constitutivos, a los que se tiene que supeditar toda la actuación normativa
de las instituciones, el Derecho producido por la Unión es calificado como Derecho derivado de la
UE.
Por tanto, los límites de la actuación de la UE los establecen los propios tratados constitutivos, ya
que solo podrá actuar en las competencias que estos les atribuyan, como cualquier OI.
2.2. FUENTES
Aunque no existe en el DUE una disposición en la que se enumeren las fuentes de ese Derecho,
podemos fácilmente identificar un catálogo de fuentes del DUE que parte esencialmente de una
summa divisio entre el Derecho originario y el Derecho derivado y que combina la voluntad o
acuerdo de los EEMM y la voluntad de la Unión expresada a través de sus instituciones.
• Derecho originario
Está formado por los Tratados constitutivos y sus reformas que expresan la voluntad de los EEMM,
y esos Tratados y sus reformas más relevantes son en sí resultado de la voluntad de los Estados
miembros, ordinariamente expresada en el seno de una CIG y formalizada de conformidad con las
respectivas normas constitucionales de esos Estados. Esa aprobación o ratificación por los Estados
miembros es precisa también para:
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a. las adaptaciones que la admisión de un Estado supone en lo relativo a los Tratados
constitutivos y que son objeto de acuerdo entre los Estados miembros y el Estado candidato
(art. 49 TUE); y
b. la entrada en vigor de determinadas decisiones o disposiciones adoptadas por el Consejo
Europeo (por ejemplo, la revisión de los Tratados constitutivos a través del procedimiento
simplificado o las decisiones previstas en el art. 42.2 TUE) o por el Consejo.
Por el contrario, otros supuestos de revisión de los Tratados constitutivos, descansa simplemente en
la decisión del Consejo Europeo, en la falta de oposición de los Parlamentos nacionales y en la
aprobación previa del PE.
También forma el derecho originario los Principios generales del Derecho, que, identificados a
través de la jurisprudencia del Tribunal, han servido de fundamento, por ejemplo, para la protección
de los derechos humanos en el seno de la Unión.
Puede señalarse que las costumbres no están excluidas en el sistema de fuentes del DUE; no
obstante, dada la profusión normativa de las instituciones, las normas consuetudinarias, como
normas no escritas, encuentran escaso campo de aplicación.
• Derecho derivado
Está fundamentalmente compuesto por los actos normativos adoptados por las instituciones, que
establecen los límites y criterios de validez del Derecho derivado, y se incluyen:
- Tratados o acuerdos internacionales celebrados por la Unión o por la Unión y los Estados
miembros con terceros Estados y Organizaciones Internacionales.
- El “acervo de la Unión” o el “acervo de Schengen”, compuesto por reglamentos, directivas
y decisiones.
• Jurisprudencia del TJUE
La jurisprudencia del TJUE ha contribuido en el desarrollo progresivo del DUE y en la definición
de los principios que lo caracterizan. En efecto, el Tribunal tiene como misión «garantizar el respeto
del Derecho en la interpretación y aplicación de los Tratados» (art. 19 TUE) y, asumiendo esta
función desde el principio y dada la naturaleza incompleta de los primeros Tratados constitutivos,
el Tribunal no sólo ha garantizado el Derecho, sino que a través de su interpretación y aplicación lo
ha «desarrollado progresivamente».
Es especialmente significativa la labor del Tribunal como intérprete auténtico, deduciendo de la
letra de los Tratados constitutivos grandes principios constitucionales sin los que el fenómeno de
integración en Europa sería incomprensible (por ejemplo, los principios de autonomía, efecto directo
o primacía del DUE o los principios que sirven de fundamento al mercado interior, como el del
«reconocimiento mutuo»).

3. LOS TRATADOS CONSTITUTIVOS


Como antes se señaló́ , la norma fundamental en la Unión está formada por los Tratados
constitutivos. Estos Tratados contienen normas convencionales que responden a las características
propias de estas normas de origen internacional y, más concretamente, a las que acuerdan los
Estados con la finalidad de crear una Organización Internacional; de ahí́ que a los tratados
internacionales que tienen esa finalidad, como los vigentes TUE y TFUE, se les denomine Tratados
constitutivos o fundacionales (de una Organización Internacional).
3.1. DIMENSIÓN INTERNACIONAL Y CONSTITUCIONAL
• Dimensión internacional: fruto del acuerdo de los EEMM y la atribución de competencias.

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No son fruto de un proceso constituyente, sino de la puesta en común de las voluntades de los
EEMM que aceptan atribuir a la UE el ejercicio de sus competencias en determinadas materias,
para que la UE las ejerza bien de forma exclusiva, o bien de forma compartida o complementaria a
las competencias que continúan ejerciendo los Estados miembros. Es, por tanto, el acuerdo de los
Estados miembros el que permite fijar unos objetivos de la UE unas competencias propias de la UE
y una infraestructura institucional de la UE dotada de capacidades para alcanzar los objetivos
previstos a través de la adopción de actos mediante los procedimientos legislativos y no legislativos
regulados en los Tratados constitutivos.
• Dimensión constitucional: sistema complejo con regulaciones sustantivas, junto a un
completo sistema de recursos y de equilibrios entre instituciones.
Los Tratados constitutivos tienen una innegable dimensión «constitucional » por sus contenidos y
su preeminencia sobre cualquier otra norma del sistema. Incluso el Tribunal ha llegado a calificarlos
como la «carta constitucional de una [Unión] de Derecho».
En tanto que norma fundamental o esencial, los Tratados constitutivos establecen los principios, los
objetivos, la atribución de competencias, el sistema institucional y las funciones previstas para
alcanzar los objetivos, constituyendo parámetro de validez para el desarrollo normativo que puedan
realizar la Unión y sus instituciones (como pone de manifiesto el art. 2.6 TFUE) y sirviendo de
fundamento para la interposición ante el Tribunal de los recursos de anulación o de omisión o de la
excepción de ilegalidad.
Pero la adopción de estas normas sin un «proceso constituyente» y su contenido las distancia de lo
que tradicionalmente conocemos como elementos básicos de una Constitución, pues, a pesar de
concebirse en parte como «tratados-marco», junto a determinaciones puramente «constitucionales»
los Tratados constitutivos también recogen regulaciones materiales específicas que bien podrían
abordarse en normas de menor rango y, en cualquier caso, no en el Derecho originario.
Doble dimensión, constitucional e internacional o convencional, de los Tratados constitutivos:
persisten dos instrumentos distintos, aunque ambos con el mismo rango (art. 1 TUE), en los que,
ahora más evidentemente, las normas con mayor dimensión «constitucional» se contienen en el
TUE, por una parte, y, por otra, las que no gozan de tal dimensión o son más detalladas se contienen
en el TFUE.
Junto a estos dos Tratados constitutivos es necesario añadir una norma de evidente relevancia
«constitucional», la CDFUE, pues, aunque no se reproduce en los Tratados constitutivos vigentes,
tiene idéntico valor jurídico que los Tratados constitutivos. Por eso a la CDFUE se la conoce como
«el tercer Tratado».
3.2. LOS TRATADOS CONSTITUTIVOS Y OTRAS NORMAS QUE LOS COMPLETAN O
MODIFICAN
Si la norma fundamental para la Unión son los Tratados constitutivos, es necesario apuntar que,
además de los PGD, el bloque de normatividad esencial o «constitucional» del Derecho originario
está compuesto también por otras normas.
Hoy día, los Tratados constitutivos de la UE son:
- El TFUE, nueva denominación del Tratado firmado en Roma en 1957 por el que se
estableció la entonces CEE.
- El TUE, firmado en Maastricht en 1992, que se presentó como «elemento generador de una
unión» (J. V. Louis),
- Sus sucesivas revisiones
- El Tratado Euratom, aún en vigor, sigue siendo el Tratado constitutivo de la CEEA, que no
ha sido sustituida por la UE.
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3.3. MODIFICACIONES
Retomando la evolución reseñada en la Lección 1ª, podríamos clasificar las modificaciones,
revisiones o adaptaciones de los iniciales TCEE y TUE en dos grandes grupos:
a) Las adaptaciones derivadas de los Tratados de Adhesión de nuevos EEMM. Cada vez que la
UE, y antes la C(E)E, ha vivido un proceso de ampliación de sus EEMM, dicha ampliación ha
sido el fruto de una negociación que concluye con un tratado y un acta de adhesión que son
acuerdos internacionales que deben ser firmados y ratificados por el Estado candidato y todos
los EEMM. En cada una de estas actas de adhesión se incorporan necesariamente adaptaciones
de los Tratados constitutivos, tanto en las disposiciones institucionales como en su ámbito de
aplicación. De este modo, las actas de adhesión, que son múltiples y han sido diversas en los
seis procesos de ampliación hasta ahora llevados a cabo, se incorporan al bloque de
normatividad «constitucional».
b) Las que suponen una reforma estructural, bien reformas puntuales o bien reformas más
generales (Tratado de fusión de ejecutivos, Tratados presupuestarios, AUE, Tratado de
Maastricht, Tratados de Ámsterdam, Niza y Lisboa, así como Protocolos, Anexos y
Declaraciones.)
En conclusión, junto a los PGD, el Derecho originario en vigor lo constituyen en la actualidad, tal
como han sido reformados o adaptados por los sucesivos instrumentos a los que nos hemos referido
anteriormente (Tratados y Actas de Adhesión, AUE, TUE y Tratados de Ámsterdam, Niza y Lisboa,
esencialmente):
- el TUE
- el TFUE (conforme a la denominación que el Tratado de Lisboa ha reservado para el hasta
entonces TCE)
- el Euratom.
Estos Tratados se acompañan por numerosos Protocolos y Anexos, que forman parte integrante de
los mismos; para la interpretación de los Tratados —pero sólo para su interpretación, porque las
Declaraciones son una expresión política y no tienen efecto jurídico vinculante alguno— son
relevantes las numerosas Declaraciones que se anexan al Acta Final de la CIG que adopta los
Tratados, la última la CIG que adoptó el Tratado de Lisboa.
Por último, la CDFUE es parte del Derecho originario, tal como quedó adaptada el 12 de diciembre
de 2007.

4. PROCEDIMIENTOS DE REVISIÓN DE LOS TRATADOS


Al igual que su creación, las revisiones requieren del consentimiento de los EEMM; de ahí la
dificultad del procedimiento de revisión.
En efecto, en sus dimensiones internacional y constitucional, los Tratados constitutivos regulan un
procedimiento de revisión complejo que trata de buscar un equilibrio entre los intereses estatales y
el proceso de integración europea:
- por una parte, no puede dejar de atenderse a la voluntad de los Estados miembros, pues
siendo esos Estados los titulares de las competencias, su voluntad debe generalmente estar
presente al final del procedimiento de reforma; y,
- por otra, debe tratar de evitar bloqueos que impidan avanzar en el proceso de integración
europea. Además, en los distintos procedimientos de revisión de los Tratados constitutivos
participan —con una participación desigual— distintas instituciones de la Unión, e incluso
los Parlamentos nacionales, adicionalmente a lo dispuesto en las normas constitucionales de
los Estados.
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En este sentido, el artículo 48 TUE regula esa revisión contemplando en verdad dos variantes
distintas: el procedimiento de revisión ordinario y los procedimientos de revisión simplificados de
los Tratados constitutivos.
Pero, además, los Tratados constitutivos prevén otra gradación de la intensidad de la voluntad de
los Estados miembros necesaria para determinadas reformas puntuales: en particular, algunas partes
de los Estatutos del BCE, del TJUE y del BEI, pueden ser reformadas por el PE y el Consejo con
arreglo al procedimiento legislativo ordinario.
De este modo, a través de la complementariedad o el «juego» normativo de reenvíos entre los
Tratados constitutivos y esos Estatutos, los Estados miembros facilitan el «ajuste» en unas
determinadas circunstancias del Derecho originario, sin necesidad de revisar dichos Tratados
conforme a lo previsto en el art. 48 TUE.
Al margen de estos supuestos, el procedimiento de revisión ordinario es de aplicación cuando se
pretende reformar el TUE (incluidas las referencias a la CDFUE contenidas en el art. 6.1) y buena
parte del TFUE, mientras que los procedimientos simplificados sólo serán de aplicación para revisar
las disposiciones de la parte tercera del TFUE (políticas y acciones internas de la UE).
4.1. PROCEDIMIENTO DE REVISIÓN ORDINARIO
Lo puede iniciar el gobierno de cualquier EEMM, la Comisión o el PE, y se desarrolla en diversas
fases en las que se pretende atender todos los intereses en presencia.
Los proyectos de revisión se presentarán al Consejo, que los remite al Consejo Europeo y a los
Parlamentos nacionales.
Es el Consejo Europeo, por mayoría simple y tras consultar a la Comisión y al PE, el que puede
decidir la apertura o no del procedimiento, convocando una «Convención».
De acuerdo con el artículo 48.3 TUE, esta «Convención» estará compuesta por representantes de
los Parlamentos nacionales, de los Jefes de Estado o Gobierno de los Estados miembros, del PE y
de la CE.
Este conjunto de representantes trabajará sobre los proyectos de revisión presentados y adoptará una
recomendación por consenso. El TUE no fija un plazo en el que tenga que pronunciarse la
«Convención», pero todo hace pensar que dicho plazo lo establecerá el Consejo Europeo en cada
convocatoria. Una vez adoptado un proyecto por la «Convención», es al presidente del Consejo a
quien corresponde convocar conferencia de EEMM para adoptar por común acuerdo (CIG), y los
representantes de los Gobiernos de los EEMM deben aprobar la reforma de común acuerdo en tal
CIG. Tal como dispone el DI, la reforma entrará en vigor tras su ratificación por todos los Estados
miembros de conformidad con sus respectivas normas constitucionales.
La historia nos ha enseñado que, tras ser decidida de común acuerdo, una reforma puede quedar en
vía muerta cuando llega a la fase de ratificaciones nacionales; por eso, el artículo 48.5 TUE establece
que si, transcurridos dos años desde la firma de un tratado de reforma de los Tratados constitutivos,
las 4/5 partes de los Estados miembros lo hubieran ratificado y uno o algunos siguen encontrando
dificultades, el Consejo Europeo volverá a examinar la cuestión
Aunque los representantes de los gobiernos representan los intereses de los Estados, el acuerdo
común no siempre coincide con el interés nacional de cada Estado y a veces, en función de las
circunstancias, puede ser necesario un reajuste de tales intereses.
4.2. PROCEDIMIENTOS SIMPLIFICADOS
Los procedimientos de revisión simplificados se prevén para reformas puntuales o parciales y que,
en cualquier caso, no supongan un aumento de competencias de la UE. Son 2 los diferentes
procedimientos de revisión simplificados previstos en el TUE:

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• Para reformar la parte III del TFUE (políticas y acciones internas de la Unión)
El art. 48.6 TUE regula un procedimiento simplificado muy similar al procedimiento ordinario, pues
la iniciativa la tienen también los EEMM, el PE o la Comisión, y concluye con la aprobación de la
reforma por todos los Estados de acuerdo con sus respectivas normas constitucionales (aunque no
se aumentan competencias, sigue estando muy presente que los Estados son los titulares originarios
de las competencias atribuidas a la Unión).
Pero, entre una fase y otra, se alivia la tramitación, exigiéndose sólo unanimidad en el Consejo
Europeo en lugar de conferencia de representantes. Ya se ha puesto en funcionamiento por primera
vez este procedimiento de reforma simplificado para la modificación del art. 136 TFUE.
• Para una revisión puramente institucional (procedimientos de decisión en el Consejo y
procedimientos legislativos).
El art. 48.7 TUE, y en el art. 31.3 TUE establecen que basta la decisión del Consejo Europeo por
unanimidad, si bien tal decisión debe ser previamente aprobada por el PE, por mayoría, y debe
transmitirse a los Parlamentos nacionales, que pueden oponerse (mayoría PE + unanimidad Consejo
Europeo + no oposición PN).
El ámbito de aplicación de este procedimiento es muy reducido:
- Paso de unanimidad a mayoría cualificada en el Consejo.
- Paso de procedimiento legislativo especial a ordinario.
Sobre la iniciativa para poner en marcha este procedimiento simplificado, se dice que el Consejo
Europeo puede adoptar la decisión de oficio; aunque nada se dice, interpretando extensivamente los
apartados precedentes, podría pensarse en una decisión a instancia del gobierno de cualquier Estado
miembro, la Comisión o el PE.

5. ÁMBITO DE APLICACIÓN DE LOS TRATADOS


5.1. ÁMBITO DE APLICACIÓN MATERIAL
Al no ser un Estado sino una OI, la UE carece de competencias plenas. Sus competencias se rigen
por el principio de atribución y, por eso, sólo podrá ejercer aquellas competencias que los EEMM
le ha atribuido a través de los Tratados constitutivos (art. 5 TUE). Por tanto, el único medio de
determinar el ámbito de aplicación de una norma del DUE es contrastar la competencia material de
la Unión, esto es, si los Estados miembros han atribuido a la Unión el ejercicio de competencias en
tal ámbito material en los Tratados constitutivos.
No obstante, en la historia del proceso de integración europea, de un lado, el Tribunal ha recurrido
en ocasiones a la teoría de las «competencias implícitas», y, de otro, ha sido muy frecuente y útil el
uso de la denominada «cláusula de imprevisión», que permite a la UE realizar acciones en el ámbito
de las políticas definidas en los Tratados constitutivos, sin que se haya previsto en ellos los poderes
de actuación necesarios, si bien con importantes controles para su realización. La Unión debe ejercer
sus competencias no exclusivas, esto es, las compartidas y las complementarias, conforme al
principio de subsidiariedad, y todas sus competencias conforme al principio de proporcionalidad.
5.3. ÁMBITO DE APLICACIÓN TEMPORAL
El TUE y TFUE se concluyen por un período de tiempo ilimitado. Tras la entrada en vigor del
tratado de Lisboa, se contempla y regula por primera vez la posibilidad de retirada de un EM en los
tratados y conforme a los art 50 TUE, y será esta salida el motivo de fin de la aplicación.

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5.3. ÁMBITO DE APLICACIÓN TERRITORIAL
De acuerdo con el principio de DI, un tratado será obligatorio para cada una de las partes para
la totalidad de su territorio, salvo que manifieste una intención diferente. Plenamente respetuoso
con este principio, el artículo 52 TUE establece el ámbito de aplicación territorial del TUE y el
TFUE recogiendo el listado de los EEMM. Pero dicha relación se completa y matiza de tres modos
distintos.
- En primer lugar, en virtud del artículo 355 TFUE: los territorios que, estando bajo la soberanía
de algún EEMM, son consideradas «regiones ultraperiféricas», donde se pueden aplicar
excepciones totales o parciales en la aplicación DUE. Entran aquí, por ejemplo, las Islas
Canarias; los países y territorios de ultramar sometidos a un régimen especial de asociación;
los territorios europeos cuyas relaciones exteriores asume un Estado miembro…
- En segundo lugar, por disposiciones derivadas de las actas de adhesión (por ejemplo, la
exclusión de Gibraltar del territorio aduanero)
- Y, en tercer lugar, por último, es necesario observar también una posible extensión a terceros
Estados del ámbito de aplicación territorial del DUE en virtud de acuerdos internacionales
celebrados por la UE, generalmente a través de los acuerdos de asociación.
El caso más singular ha sido quizás el establecimiento del Espacio Económico Europeo (EEE),
mediante el Acuerdo de Oporto de 1992, entre la UE y los países de la AELC/EFTA, que prevé
la aplicación de una buena parte de las normas relativas al mercado interior a los territorios de
este EEE; dado que casi todos los Estados que en 1992 eran miembros de la AELC/EFTA
pasaron después a ser Estados miembros de la UE, el EEE tiene hoy poca relevancia práctica.

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