Derecho de La UE2
Derecho de La UE2
Derecho de La UE2
El TUE constituye el documento oficial de nacimiento de la Unión si bien le precedieron numerosos intentos
desde el Informe Tíndemans de 1975 hasta el AUE.
El presente Tratado constituye una nueva etapa en el proceso creador de una unión cada vez más estrecha
entre los pueblos de Europa, en la cual las decisiones serán tomadas de la forma más abierta y próxima a los
ciudadanos que sea posible.
El TUE introduce un importante cambio al declarar la existencia de una “Unión Europea” como una nueva
realidad frente al concepto de “Comunidad Europea”.
Artº 1-3 del TUE
Este complejo modelo obliga a reflexionar sobre cual es la naturaleza de la UE, lo que ha producido un fuerte
debate doctrinal y político que aún no ha sido resuelto. De hecho la UE actúa como elemento de cohesión
del proceso de construcción europea, cubriendo bajo su estructura las diferentes acciones emprendidas en
su día por los EEMM.
Se puede definir la UE según la Prfa. Escobar Hernández, como “una realidad jurídico-política
creada por los Estados miembros para ejecutar en su seno el proceso de integración Europea,
a través de una pluralidad de mecanismos y métodos de actuación (comunitarios e
intergubernamentales) que están sometidos a unos mismos principios y objetivos, y que
utilizan una misma estructura institucional básicamente unificada”.
Otro aspecto a destacar es el hecho de que la unificación no tuvo repercusión en la dimensión jurídico-
política de las Comunidades Europeas, de tal forma que éstas no desaparecieron como sujetos de Derecho
Internacional por el hecho de nacer la UE en 1992. A ello hay que añadir que el TUE en sus anteriores
versiones no le atribuyeron subjetividad a la UE dando lugar a un debate doctrinal sobre si la UE tenía una
personalidad jurídica diferente a la que gozaban los EEMM y a la de las Comunidades Europeas.
Actualmente, y tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa esto se ha superado y hoy se puede decir que
la Unión Europea tiene personalidad jurídica internacional tal como indica el artº 47 del TUE.
Artº47 TUE
“La Unión tiene personalidad jurídica”
La importancia de esta precisión jurídica se debe a que ha sido necesario que la UE tenga personalidad
jurídica para actuar per se ante la Comunidad internacional es decir, celebrar Tratados, tener
responsabilidad internacional, o ejercer un derecho de legación activo o pasivo.
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Para fundamentar su personalidad jurídica antes del Tratado de Lisboa, la jurisprudencia internacional
(Opinión consultiva del TIJ de 11 de abril de 1949 sobre Reparación de ciertos daños sufridos al servicio de
Naciones Unidas) ha considerado que la atribución de subjetividad internacional no está sujeta a su mención
en un texto legislativo, sino que tiene que ver con las competencias y los poderes que lo son asignados al
nuevo ente internacional. Teniendo en cuenta este último planteamiento, se puede afirmar que la UE tiene
personalidad jurídica por cuanto que el texto del TUE contiene:
Resumen
La UE, como realidad jurídica, está revestida de los siguientes elementos distintivos:
- La noción de “patrimonio común europeo” nacida en los años 1948 y 1949 referida a la
salvaguarda de los derechos y libertades fundamentales de la persona y del sistema democrático
de gobierno.
Estos presupuestos, que se han ido fraguando a lo largo de las distintas etapas que han formado la actual UE,
necesitan como punto de partida establecer una serie de parámetros de cohesión e identidad de carácter
europeo.
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Así a nivel de las Comunidades Europeas, los parámetros de cohesión están incorporados en los diferentes
Tratados constitutivos de las Comunidades Europeas, en las normas comunitarias y en la interpretación de
las sentencias dictadas por el TJCE. Estas realizaciones son según la Prfa. Abellán Honrrubia:
Con estos presupuestos y estas realidades se necesitan unos Principios de organización política para presidir
la creación y el funcionamiento de las instituciones comunitarias. Estos Principios son:
- El Principio de legitimidad democrática del poder.
- El Principio de atribución de competencias.
- El Principio de subsidiariedad.
- El Principio de proporcionalidad.
- El Principio de cooperación leal.
a) La legitimidad democrática
El sistema democrático es una constante incorporada al patrimonio común europeo que se ha manifestado a
lo largo de la evolución de la UE tanto a nivel comunitario como en las políticas de cada uno de los EEMM.
Sin embargo, la CE fue acusada de ejercer un fuerte déficit democrático que impidió que los nacionales de
los EEMM pudieran ejercer su derecho de participación o de control en las decisiones de los poderes
públicos.
El déficit democrático se manifestó en:
a.2.- El reparto de competencias entre la UE y los EEMM ya que éstos transferían a las Comunidades
Europeas la competencia normativa sobre determinadas materias que eran debatidas dentro de sus
sistemas legislativos internos.
a.3.- La distribución de poder entre las instituciones comunitarias y los EEMM, teniendo en cuenta que en la
CE no se aplica el modelo clásico de separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), sino que se
acumula en torno al Consejo el poder legislativo y ejecutivo, dejando en un segundo plano a la Comisión
(encargada de colaborar con el Consejo) y sin control democrático por parte del Parlamento Europeo.
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Toda esta situación exige un refuerzo en la legitimidad democrática que ha quedado reflejada en el Tratado
de Lisboa en su Título II (artº 9 a 12) bajo la denominación de “Disposiciones sobre Principios democráticos”.
El TUE basa el funcionamiento de la Unión en la democracia representativa (artº 10). Esto significa que:
- Los ciudadanos estarán directamente representados en la Unión a través del Parlamento
Europeo.
- Los EEMM estarán representados en el Consejo Europeo por los Jefes de Estado o de Gobierno.
- Los EEMM estarán representados en el Consejo por su respectivos Gobiernos (ministros).
Los Gobiernos se comprometen a ser democráticamente responsables tanto ante sus Parlamentos
nacionales como antes sus ciudadanos.
La legitimidad democrática también supone el derecho de los ciudadanos a participar en la vida democrática
de la Unión, comprometiéndose la UE a tomar sus decisiones de forma transparente frente a sus
ciudadanos.
También alcanza la legitimidad democrática a los partidos políticos estableciendo el TUE que éstos
contribuirán a escala europea a formar una conciencia política europea expresando así la voluntad de los
ciudadanos de la Unión.
El TUE da un papel fundamental a las asociaciones representativas y a la sociedad civil (artº 11).
Con ello pretende garantizar la coherencia y transparencia de las acciones de la Unión implicando a la
Comisión Europea en esta labor a través de la realización de consultas con las partes interesadas.
Así mismo el artº 11 en su párrafo 4 regula la iniciativa popular permitiendo que éstos intervengan en la
labor legislativa:
Hasta el TUE (2009) no estaba prevista la actuación de los Parlamentos nacionales en el funcionamiento de
la UE, sin embargo el Tratado de Lisboa establece en su artº 12 una serie de actuaciones que les da presencia
en las cuestiones europeas:
c.1. Serán informados por las instituciones de la Unión y recibirán información de los proyectos de actos
legislativos de la Unión.
c.3. Participarán en el marco del espacio de libertad, seguridad y justicia a través de la evaluación de las
políticas europeas de la Unión, y estarán asociados al control político de Europol y a la evaluación de las
actividades de Eurojust.
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c.4. Participarán en los procedimientos de revisión de los Tratados.
c.5. Serán informados de las solicitudes de adhesión de nuevos miembros a la Unión Europea.
En virtud de los tratados fundacionales y de sus sucesivos tratados de revisión, los Estados miembros han
transferido progresivamente a la UE el ejercicio de ciertas facultades normativas, ejecutivas o judiciales. Por
ello, las competencias que ejerce la Unión son competencias de atribución y esta idea ha sido
intencionadamente resaltada en el TUE tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa (2007)
La Unión no tiene competencias propias u originarias. Son competencias derivadas. Las competencias que
posee son fruto de un apoderamiento que hace voluntariamente cada Estado miembro en el momento de la
adhesión y con ocasión de las reformas de los Tratados, aunque también los Estados pueden crear
competencias y derechos nuevos a favor de la UE como es la competencia de armonización de legislación o
derechos como el relativo a participar en las elecciones al Parlamento Europeo.
La Unión no puede ejercer competencias que no le hayan sido atribuidas por los Estados en los Tratados
constitutivos, es decir, competencias de las que los Estados no se hayan desprendido en favor de las
Instituciones. Por tanto, una competencia solo corresponde a la Unión si se le ha atribuido expresa y
concretamente en los Tratados por los Estados miembros. La atribución de competencias no puede hacerse,
en modo alguno, a través de normas de derecho derivado por las propias Instituciones.
Por tanto y de acuerdo con este Principio, la UE y sus Instituciones no tienen competencias conferidas o
definidas o atribuidas por el Tratado, sino en el Tratado dejando bien claro que son los Estados miembros, y
no el Tratado mismo, quienes confieren las competencias.
Este Principio por tanto limita los poderes de los EEMM dado que éstos, han investido voluntariamente a las
instituciones de la UE de unas facultades y de unos poderes que proporcionalmente éstos han perdido.
Sin embargo, el TJCE en su jurisprudencia ha atenuado la aplicación rígida de este Principio aplicando la
máxima interpretativa internacional del “efecto útil” a través de cual considera que existen poderes
implícitos derivados de determinadas competencias expresas. Dicho de otro modo, el TJCE considera que no
es necesario que la competencia se manifieste de forma expresa, siendo suficiente su manifestación de
forma implícita. (p.ej.: Dictamen 2/94 de 28 de marzo de 1971, Comisión c. Consejo (AETR) en materia de
competencias exteriores). Esta interpretación da prioridad a los objetivos de la CE teniendo como resultado
la ampliación de las competencias de la CE, si bien siempre ha de respetarse los Principios sobre los que
navega el complejo reparto competencial entre la CE y los EEMM (Principio de subsidiariedad y
proporcionalidad).
La violación del Principio de atribución puede actuar según la Prfa. Castro-Rial Garrone a dos niveles:
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Las competencias principales de la Unión Europea se pueden clasificar de la siguiente manera:
Las competencias exclusivas de la UE son aquellas que le permiten ejercer el poder legislativo principal en
determinados ámbitos sustantivos sin que los Estados miembros puedan realizar, en esa materia, una acción
normativa de primer nivel. El papel de los Estados se limita, pues, a la aplicación de lo adoptado por la UE,
salvo que ésta les autorice a legislar ad hoc. Así se colige del art.2.1 del TFUE según el cual:
“Cuando los Tratados atribuyan a la Unión una competencia exclusiva en un ámbito determinado, sólo la
Unión podrá legislar y adoptar actos jurídicamente vinculantes, mientras que los Estados miembros, en
cuanto tales, únicamente podrán hacerlo si son facultados por la Unión o para aplicar actos de la Unión”.
a) La unión aduanera;
b) El establecimiento de las normas sobre competencia necesarias para el funcionamiento del mercado
interior;
c) La política monetaria de los Estados miembros que han aceptado el euro (dicha política corresponde
en exclusiva al Banco Central Europeo o institución autorizada para la emisión de billetes
(art.128TFUE)
d) La conservación de los recursos biológicos marinos dentro de la política pesquera común;
e) La política comercial común.
f) La UE tendrá también competencia exclusiva para celebración ciertos acuerdos internacionales
cuando dicha celebración esté prevista en un acto legislativo de la Unión, cuando sea necesaria para
permitirle ejercer su competencia interna o en la medida en que pueda afectar a normas comunes o
alterar el alcance de las mismas. Por ejemplo, en el marco de la política pesquera común, la
negociación de acuerdos pesqueros internacionales es competencia exclusiva de la UE, como es la
competencia ejercida hacia dentro, por lo que las acciones desarrolladas por las Administraciones de
los Estados miembros han de entenderse en el ámbito de la participación en los órganos de decisión
de la UE.
Son competencias que parten de una serie de reglas mínimas permitiendo que los Estados miembros
apliquen reglas más amplias, siempre que se cumplan los Principios establecidos en los Tratados y en los
actos comunitarios. Estaríamos hablando de ámbitos sustantivos en los que tanto la Unión como los Estados
miembros pueden legislar y adoptar actos jurídicamente vinculantes. Así, según el art.2.2 TFUE:
“Cuando los Tratados atribuyan a la Unión una competencia compartida con los Estados miembros en un
ámbito determinado, la Unión y los Estados miembros podrán legislar y adoptar actos jurídicamente
vinculantes en dicho ámbito. Los Estados miembros ejercerán su competencia en la medida en que la Unión
no haya ejercido la suya. Los Estados miembros ejercerán de nuevo su competencia en la medida en que la
Unión haya decidido dejar de ejercer la suya”.
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Vemos como la capacidad legislativa de los Estados miembros en estas competencias se reduce, en este
marco, a dos supuestos: 1) que la UE no haya ejercido la suya, situación que precluye la competencia de los
estados; o 2) que la UE haya decidido dejar de ejercerla. Esta última situación se plantea, por ejemplo,
cuando las instituciones competentes de la UE deciden derogar un acto legislativo con el fin, de garantizar un
mayor y mejor respeto de los principios de subsidiariedad y proporcionalidad.
De acuerdo con el art.4.2 del TFUE, los ámbitos en los que la UE y los Estados miembros poseen
competencias compartidas son los siguientes:
a) El mercado interior;
b) La política social, en los aspectos definidos en el presente Tratado;
c) La cohesión económica, social y territorial;
d) La agricultura y la pesca, con exclusión de la conservación de los recursos biológicos marinos que,
como hemos visto, es una materia de competencia exclusiva de la UE.
e) El medio ambiente;
f) La protección de los consumidores;
g) Los transportes;
h) Las redes transeuropeas;
i) La energía;
j) El espacio de libertad, seguridad y justicia;
k) Los asuntos comunes de seguridad en materia de salud pública, en los aspectos definidos en el
presente Tratado;
Dentro de las competencias compartidas existe un grupo en el que las acciones de las instituciones
comunitarias se limitan a promocionar estas actividades. Es el caso de las enumeradas en el artº 5 del TFUE:
Tras esta larga enumeración, podemos ver que el Tratado de Lisboa incluye nuevas competencias en esta
categoría, en concreto, energía y salud pública y espacio. Debéis recordar que normalmente las
competencias compartidas se plasman en la adopción de directivas que, por definición, implican una acción
normativa estatal de despliegue.
Finalmente, existen unas determinadas clases de materias o campos de acción simultáneos y no excluyentes
en los que la UE puede coordinar, apoyar o complementar la acción de los Estados miembros o perseguir
fines propios. El TFUE trata este tipo de competencias de manera fragmentada y con distinto alcance en los
artículos 4.3, 4.4, 5 y 6 del TFUE.
Los párrafos 3 y 4 del art.4 recogen competencias complementarias (investigación, desarrollo tecnológico,
espacio, cooperación al desarrollo o ayuda humanitaria) en las que la UE puede desarrollar su competencia
con una orientación política propia y sin que esto suponga que los Estados miembros dejen de ejercer su
propia competencia.
En el artº 6 del TFUE se enumeran las competencias en las que la UE puede llevar a cabo acciones con el fin
de apoyar, coordinar o complementar la acción de los EEMM siempre que las acciones tengan una finalidad
europea. En estos supuestos, la UE puede actuar para apoyar las acciones de los Estados miembros, pero no
puede armonizar las legislaciones nacionales. Es decir, la UE adolece de autonomía política en el despliegue
de estas competencias. Los nuevos ámbitos de competencia de la UE son:
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a) La protección y mejora de la salud humana;
b) La industria;
c) La cultura;
d) El turismo;
e) La educación, la formación profesional, la juventud y el deporte,
f) La protección civil;
g) La cooperación administrativa.
Particularmente significativos son los sectores del turismo y el deporte, la protección civil y la cooperación
administrativa.
Con respecto al turismo, el art.195 TFUE regula los fines a los que la UE puede dirigir sus acciones: 1) la
creación de un entorno favorable para el desarrollo de las empresas del sector turístico; y 2) una mejor
cooperación entre los Estados miembros, basada en el intercambio de buenas prácticas.
En cuanto al ámbito del deporte, que no está recogido en un artículo específico sino en la sección referida a
la educación, la formación profesional y la juventud, el art.165 TFUE permite a la Unión a apoyar las acciones
de los Estados miembros dedicadas a proteger la integridad física y psíquica de los deportistas; a luchar
contra el dopaje; y a cooperar con organismos internacionales del ámbito del deporte.
Por lo que se refiere a la protección civil, en línea con la cláusula de solidaridad del artículo 222 TFUE, el
artículo 196 TFUE mejora la capacidad de la UE para abordar las catástrofes naturales o provocadas por el
hombre, permitiéndole adoptar medidas relativas a: la prevención de riesgos, la preparación de los
operadores de la protección civil, la cooperación operativa entre los servicios de protección nacionales o la
coherencia de las acciones iniciadas a escala internacional.
En último lugar, si bien en materia de cooperación administrativa el objetivo es alcanzar la aplicación eficaz
del derecho europeo a través de una mayor eficiencia de las administraciones de los Estados miembros, el
art.197 TFUE limita el ejercicio de esta competencia de la Unión al cumplimiento de dos requisitos: 1) los
Estados miembros no pueden ser obligados, en ningún caso, a recurrir al apoyo de la UE; y 2) la Unión no
puede tomar medidas destinadas a la armonización de las disposiciones legislativas y reglamentarias de los
Estados miembros.
El TFUE enuncia una serie de competencias de la UE que no encajan exactamente en las grandes categorías
que hemos visto anteriormente. La Unión Europea está también capacitada para tomar medidas que
aseguren la coordinación de las políticas de los Estados miembros. Nos referimos en concreto, a: 1) la
definición de las orientaciones generales de las políticas, económicas, sociales y de empleo nacionales
(competencias específicas de coordinación general de dichas políticas, artículo 5 TFUE); y 2) la coordinación
de la Política Exterior y Seguridad Común (PESC). No debemos preterir que, si bien la UE es competente en
todos los ámbitos asociados a esta Política, la UE no puede adoptar, en este ámbito ningún acto legislativo.
c) El Principio de subsidiariedad
Los principios que guían el funcionamiento de las competencias de la UE son el principio de subsidiariedad,
el principio de proporcionalidad y el principio de cooperación leal. Estos principios generales de la Unión son
fuentes normativas del ordenamiento jurídico de la UE, es decir, generan derechos y obligaciones y operan
como indicaciones generales de interpretación de los tratados y del resto del derecho de la Unión.
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El Principio de subsidiariedad es un Principio General propio de las OI intergubernamentales que supone que
éstas sólo intervendrán cuando los objetivos previstos en su Tratados constitutivos no puedan ser
adecuadamente alcanzados por los Estados miembros, y pueda obtenerse un mejor resultado con la
intervención de la OI.
Este principio además de estar relacionado con los objetivos de mayor control democrático y mayor
transparencia en la actividad de la UE, funciona como un principio corrector (o de limitación negativa) de las
competencias de la Unión de carácter compartido o complementario. Según el art.5.3 TUE:
“En virtud del principio de subsidiariedad, en los ámbitos que no sean de su competencia exclusiva, la unión
intervendrá sólo en caso de que, y en la medida en que, los objetivos de la acción pretendida no puedan ser
alcanzados de manera suficiente por los Estados miembros, ni a nivel central ni a nivel local, sino que puedan
alcanzarse mejor, debido a la dimensión o a los efectos de la acción pretendida, a escala de la Unión.
Las instituciones de la Unión aplicarán el principio de subsidiariedad de conformidad con el Protocolo sobre la
aplicación de los principios de subsidiariedad y proporcionalidad. Los Parlamentos nacionales velarán por el
respeto del principio de subsidiariedad con arreglo al procedimiento establecido en el mencionado
Protocolo”.
No obstante, hay que precisar que el control de la aplicación del Principio de subsidiariedad se realiza
paralelamente con el Principio de atribución de competencias, por lo que sólo se aplica a aquellas
competencias que comparten la UE y los Estados miembros, y no respecto de lo que son competencias
exclusivas transferidas por los Estados miembros a las instituciones comunitarias.
Este principio obliga a la Unión a motivar adecuadamente el ejercicio de las competencias que no tiene
atribuidas en exclusiva con el fin de no interferir ilícitamente en el ejercicio de las competencias que todavía
comparte con los Estados miembros. En particular, tiene que demostrar: a) que los objetivos de la acción
propuesta no pueden ser alcanzados adecuadamente mediante la acción individual de los estados; y b) que
puede lograrse mejor a nivel de la Unión.
Una de las novedades más importantes del Tratado de Lisboa es la introducción de un sistema de alerta
temprana para el control por parte de los Parlamentos nacionales de la correcta aplicación del principio de
subsidiariedad. El Protocolo sobre la aplicación de los principios de subsidiariedad y proporcionalidad, anejo
al Tratado, establece que la Comisión deberá remitir sus proyectos de actos legislativos a los Parlamentos
nacionales de los Estados miembros, motivándolos en relación con los mencionados principios. Asimismo, el
Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) será competente para pronunciarse sobre los recursos por
violación del principio de subsidiariedad (art.8 Protocolo).
d) El Principio de proporcionalidad
El Principio de proporcionalidad, vela para que la acción comunitaria no exceda del estrictamente necesario
para la realización de los objetivos de los Tratados, aplicándose para todas las competencias y evitando que
los actos de las instituciones sobrepasen los límites necesarios para alcanzar el objetivo establecido.
Según el art.5.5 TUE:
“En virtud del principio de proporcionalidad, el contenido y la forma de la acción de la Unión no excederá de
lo necesario para alcanzar los objetivos de los Tratados”.
Ello significa que, la Unión tiene que elegir siempre, entre las diferentes posibilidades a su alcance, por la
que resulte menos gravosa para los Estados miembros. Por ejemplo, a la hora de decantarse entre una
Directiva y un Reglamento, en igualdad de condiciones, las Directivas son preferibles a los Reglamentos, ya
que éstas dejan un mayor margen de acción propia a los Estados.
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De la misma manera, las Directivas Marco, circunscritas en la definición genérica de resultado, son
preferibles a las Directivas detalladas que no dejen margen de despliegue normativo a los Estados.
De acuerdo con este principio, los Estados miembros de la Unión tienen el deber y el derecho de cooperar
para la ejecución del ordenamiento de la UE, adoptando todas las medidas necesarias para asegurar el
cumplimiento de las obligaciones derivadas de ese derecho en su conjunto. Este principio implica la
obligación de no llevar a cabo actos que puedan poner en peligro la consecución de los objetivos de la UE.
De esta manera, los Estados miembros también son responsables de la garantía de aplicación de los tratados
y del resto de las normas de la UE dentro de sus territorios. Sin embargo, tal y como establece el actual 4.3
TUE, la Unión (y las instituciones entre sí, conforme al art.13.2 TUE) también tiene que actuar con lealtad
hacia los Estados miembros.
El Tratado de la Unión Europea (TUE) adoptado en 1992 en Maastricht y modificado por el Tratado de
Ámsterdam de 1997 y el Tratado de Niza de 2001, supusieron grandes cambios en la estructura convencional
de la CE, por lo que se ha llamado al TUE “El Tratado de Tratados” al incorporar en su texto a los Tratados
constitutivos.
Tras su entrada en vigor en diciembre de 2009 el Tratado de Lisboa ha supuesto la sustitución de todos los
anteriores Tratados estableciéndose una nueva estructura.
Los Tratados constitutivos de la UE, el TUE y el TFUE, tienen una estructura formal distinta. El TUE continúa
siendo un marco regulatorio general de la Unión. El TFUE concreta los objetivos y políticas de la UE así como
los detalles del funcionamiento de su estructura orgánica.
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Estructura del TFUE:
Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea
El artº 1-1 del TFUE establece que: “El presente Tratado organiza el funcionamiento de la Unión y determina
los ámbitos, la delimitación y las condiciones de ejercicio de sus competencias”.
En base al artº 1-1, podemos establecer que el TFUE cumple en general la función de detallar los contenidos
del TUE, y que está dividido en un Preámbulo, que especifica ciertos objetivos de la Unión, y siete partes:
Preámbulo
Primera Parte: Principios
Segunda Parte: No discriminación y ciudadanía de la Unión
Tercera Parte: Políticas y acciones internas de la Unión
Cuarta Parte: Asociación de los países y territorios de ultramar
Quinta Parte: Acción Exterior de la Unión
Sexta Parte: Disposiciones institucionales y financieras
Séptima Parte: Disposiciones generales y finales
Protocolos
Anexos
Declaraciones
Tabla de correspondencias
Según la Prfa. Escobar Hernández en los Tratados Constitutivos de las Comunidades Europeas no existía un
catálogo ni un reconocimiento expreso de los derechos y libertades fundamentales por lo que la
incorporación de los mismos se ha realizado de forma progresiva, teniendo especialmente en cuenta los
avances jurisprudenciales en la materia.
En este sentido hay que diferenciar los ámbitos en que se incluyen dichos Derechos:
La primera mención expresa a los Derechos Humanos se hizo en el AUE si bien fue en el TUE de Maastricht
donde se incorporaron por primera vez en su parte dispositiva (artº F-2):
2. La Unión respetará los derechos fundamentales tal y como se garantizan en el Convenio Europeo para la
Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales firmado en Roma el 4 de noviembre
de 1950, y tal y como resultan de las tradiciones constitucionales comunes a los Estados miembros como
principios generales del Derecho comunitario.
De esta inclusión de los Derechos Humanos entre los fines de la UE, se ha pasado a su definición como
Principios en el Tratado de Ámsterdam (artº 6)
Artículo 6
1. La Unión se basa en los principios de libertad, democracia, respeto de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales y el Estado de Derecho, principios que son comunes a los Estados miembros.
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En el Tratado de Lisboa quedan contenidos en el artº 6 del TUE:
“1. La Unión reconoce los derechos, libertades y principios enunciados en la Carta de los Derechos
Fundamentales de la Unión Europea de 7 de diciembre de 2000, tal como fue adaptada el 12 de diciembre
de 2007 en Estrasburgo, la cual tendrá el mismo valor jurídico de los Tratados.
Las disposiciones de la Carta no ampliarán en modo alguno las competencias de la Unión tal como se definen
en los Tratados.
Los derechos, libertades y principios enunciados en la Carta se interpretarán con arreglo a las disposiciones
generales del título VII de la Carta por las que se rige su interpretación y aplicación y teniendo debidamente
en cuenta las explicaciones a que se hace referencia en la Carta, que indican las fuentes de dichas
disposiciones. La Carta de Derechos Fundamentales determina un listado muy amplio de derechos
individuales, civiles, políticos, económicos y sociales de los que gozan las personas dentro de la UE. En sus 45
disposiciones congrega derechos clásicos como el derecho a una vida digna, el derecho a la libertad de
expresión, o el derecho a la salud, con otros derechos más novedosos como el derecho a una buena
administración o el derecho de acceso a los documentos del Parlamento Europeo, del Consejo y de la
Comisión.
2. La Unión se adherirá al Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales de 1950 (art.6.2 TUE). Esta adhesión no modificará las competencias de la Unión que se
definen en los Tratados. La adhesión al CEDH no se ha producido todavía por el Dictamen 2/13 del Pleno del
TJUE, de 18 de diciembre de 2014, que señalaba que el acuerdo para hacerla efectiva era contrario al art.6.2
TUE.
3. Los derechos fundamentales que garantiza el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos
Humanos y de las Libertades Fundamentales y los que son fruto de las tradiciones constitucionales comunes
a los Estados miembros formarán parte del Derecho de la Unión como principios generales”.
Así mismo el artº 21 TUE relativo a la “Acción Exterior de la Unión” se refiere en su párrafo 1:
1. “La acción de la escena internacional se basará en los principios que han inspirado su creación, desarrollo
y ampliación y que pretende fomentar en el resto del mundo: la democracia, el Estado de Derecho, la
universalidad e indivisibilidad de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, el respeto de la
dignidad humana, los principios de igualdad y solidaridad y el respeto de los principios de la Carta de
Naciones Unidas y del Derecho internacional”.
El TCE contiene desde sus orígenes disposiciones que han incidido en la garantía de los Derechos Humanos,
si bien, hasta el Tratado de Ámsterdam no ha existido una disposición general que pueda considerarse
garantista en relación con los Derechos Humanos (artº 13 TUE (1999).
Sin embargo, donde los Derechos Humanos se hacen más presentes en el TFUE es en relación a la ciudadanía
de la Unión que se incorpora en su texto con un abanico de derechos específicos ejercitables frente a la
Comunidad.
Esta norma se encuentra en la actualidad contenida en el artº 16 del TFUE en el que se proclama el Principio
de no discriminación con alcance general.
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Artículo 19
1. Sin perjuicio de las demás disposiciones de los Tratados y dentro de los límites de las competencias
atribuidas a la Unión por los mismos, el Consejo, por unanimidad, con arreglo a un procedimiento legislativo
especial y previa aprobación del Parlamento Europeo, podrá adoptar acciones adecuadas para luchar contra
la discriminación por motivos de sexo, de origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u
orientación sexual.
No obstante, hay que aclarar que la “ciudadanía” no supone el nacimiento de una nueva nacionalidad que
sustituye a las nacionalidades propias de los EEMM, sino que se convierte en un status acumulativo o una
especie de supranacionalidad por le cual la personas que son nacionales de un EEMM se benefician además
de un conjunto de Derechos suplementarios.
2. Los ciudadanos de la Unión son titulares de los derechos y están sujetos a los deberes establecidos en los
Tratados. Tienen, entre otras cosas el derecho:
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e) La iniciativa ciudadana. Nuevo derecho político incluido en el art. 11 TUE y 24 párrafo primero del
TFUE, que permite a un grupo de al menos un millón de ciudadanos de la Unión tomar la iniciativa
de “invitar” a la Comisión a que presente, en el marco de sus atribuciones, una propuesta de acto
jurídico para los fines de aplicación de los Tratados. El número mínimo de firmas obtenidas para
registrar una iniciativa es de un millón de ciudadanos europeos es de al menos 7 Estados miembros,
con un mínimo de firmas dentro de cada uno de esos Estados.
f) De petición ante el Parlamento Europeo (párrafo segundo, art. 24 TFUE). Implica el derecho de todo
ciudadano de la UE a presentar peticiones al PE con respecto a cuestiones propias de los ámbitos de
acción de la Comunidad que le afecten directamente. La cuestión es examinada por el PE, que puede
satisfacer las solicitudes presentadas o bien publicar su contenido. Según el art.227 TFUE, el derecho
de petición no se considera un derecho privativo de los ciudadanos de la unión, sino que se puede
extender a otras personas físicas no nacionales de los Estados miembros que residan en el territorio
comunitario o a personas jurídicas (empresas) no nacionales que tengan el domicilio social en él.
g) A presentar reclamaciones ante el Defensor del Pueblo (tercer párrafo, art. 24 TFUE). Es un medio no
jurisdiccional de protección de los intereses de los ciudadanos de la UE. Se concierta
específicamente sobre los casos de mal funcionamiento de las instituciones y los órganos
comunitarios.
h) A comunicarse con las instituciones en cualquiera de las lenguas auténticas del TUE (último párrafo
art.24 TFUE). Las lenguas auténticas son las recogidas en el art.55.1 TUE que, tras la adhesión de los
trece últimos nuevos Estados miembros, son veinticuatro: alemán, búlgaro, checo, croata, danés,
eslovaco, esloveno, español, estonio, finlandés, francés, griego, holandés, húngaro, italiano, inglés,
irlandés, letón, lituano, maltés, polaco, portugués, rumano y sueco.
Estos derechos se ejercerán en las condiciones y dentro de los límites definidos por los Tratados y por las
medidas adoptadas en aplicación de éstos”.
Los preceptos sobre “ciudadanía de la Unión” establecidos en el artº 20 se desarrollan en los artículos 21 a
25 del TFUE :
- Participación electoral en el marco de las elecciones municipales y las del PE. (artº 22 TFUE)
- El derecho de petición ante el PE y el derecho de queja ante el Defensor del Pueblo, así como el
derecho de dirigirse a las instituciones (artº 24 TFUE).
- La protección diplomática (artº 23 TFUE)
- El derecho a la libertad de circulación y residencia (artº 21 TFUE).
El alcance de estos Derechos y su ejecución varían dependiendo del caso, siendo necesario el desarrollo de
un proceso normativo para hacerlo efectivo. ( ej. Regulación del derecho de petición, o del derecho de queja
ante el Defensor del Pueblo, modificaciones en los sistemas electorales de los Estados) entre otros.
Es una realidad que la CE tuvo un desarrollo desigual en su proceso de integración fruto de las diferencias
estructurales existentes entre sus Estados miembros. A esta situación se la ha denominado “Comunidad a la
carta” se escogen los mismos compromisos pero no se comparten los mismos objetivos, ni se comparten las
mismas obligaciones y derechos ( ej.: Euro para Reino Unido), “Europa de las dos velocidades” las
obligaciones son idénticas flexibilizándose los ritmos o tiempos para alcanzar los resultados, ( ej.:
aplazamientos temporales en la adhesión de nuevos Estados) “Comunidad de geometría variable” etc. como
resultado de la actitud de los diferentes Estados de profundizar en la integración y en la ejecución de los
objetivos comunitarios.
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Para la Prfa. Mangas Martín, la cooperación reforzada es un tipo de “opción a la carta” que incide sobre los
EEMM que quieren adquirir un mayor compromiso. Esta solución tiene una vertiente negativa en cuanto que
crea diversos escalones en la aplicación del acervo comunitario y haciendo diferentes los derechos y
obligaciones de los EEMM. Sin embargo, este sistema fue el único aceptado por los países más
integracionistas (Francia y Alemania) para aceptar la ampliación masiva de Estados dentro de la UE.
Este mecanismo se enunció por primera vez en el Tratado de Ámsterdam, no obstante, la rigidez de sus
requisitos hacía inviable su ampliación, de ahí que la reforma introducida en el Tratado de Niza era necesaria
para que ésta fuera efectiva.
El TUE en sus versiones anteriores estableció en su Título VII un marco jurídico general para la cooperación
reforzada (artº 43 a 45 TUE), mientras que actuó mediante disposiciones específicas en el resto de los pilares
(comunitario, PESC y JAI).
En el Tratado de Lisboa la cooperación reforzada está contenida en el Título IV en el artº 20 del TUE bajo el
nombre de “Disposiciones sobre las cooperaciones reforzadas”.
En el ámbito de la cooperación reforzada los EEMM podrán iniciar este procedimiento, de manera
permanente, en el marco de las competencias no exclusivas de la UE. No obstante, será el Consejo el que
mediante una decisión lo autorizará, como último recurso, cuando haya llega a la conclusión de que los
objetivos perseguidos por dicha cooperación no puedan ser alcanzados en un plazo razonable por la UE en
su conjunto, y con la condición de que al menos participen en ella nueve EEMM.
La finalidad de las cooperaciones reforzadas será la de impulsar los objetivos de la Unión, protegiendo sus
intereses y reforzando el proceso de integración.
Aunque todos los EEMM podrán participar en las deliberaciones del Consejo, sólo podrán participar en la
votación los que representen a los EEMM que participen en la cooperación reforzada, siendo los actos
adoptados únicamente vinculantes para los EEMM participantes. Dichos actos no se considerarán acervo
que los Estados candidatos a la adhesión a la UE deban aceptar.
El desarrollo de estas disposiciones se encuentra desarrolladas en los artículos 326 a 334 del TFUE.
La PESC prevista por primera vez en el TUE (1992) sustituyó al mecanismo de cooperación política europea
contemplada en el Título III del AUE, si bien en este instrumento se contemplaba sólo en el ámbito de
cooperación, mientras que en el TUE se contemplaba como uno de los fundamentos de la Unión ( artº 1
TUE).
En el Tratado de Lisboa “la Acción Exterior de la Unión y Política Exterior y de Seguridad Común (PESC)” se
encuentra regulada en el Título V en sus artículos 21 a 46).
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a) Acción Exterior de la Unión
La acción de la escena internacional se basará en los principios que han inspirado su creación, desarrollo y
ampliación, fomentando en el resto del mundo: la democracia, el Estado de Derecho, la universalidad e
indivisibilidad de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, el respeto de la dignidad humana,
los principios de igualdad y solidaridad y el respeto de los principios de la Carta de Naciones Unidas y del
Derecho internacional.
Para llevar a cabo esta labor la UE desarrollará relaciones y creará asociaciones con terceros países y OI
regionales y mundiales, propiciando las soluciones multilaterales en el marco de Naciones Unidas.
En el artº 21 del TUE se enumeran todas las acciones que la UE llevará a cabo, manteniendo la coherencia
entre los distintos ámbitos de su acción común en relación con el resto de sus políticas. Serán el Consejo y la
Comisión, asistidos por el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad los
encargados por velar por el cumplimiento de estos objetivos.
La PESC se rige por reglas y procedimientos específicos que definirán el Consejo Europeo y el Consejo, siendo
ejecutada por el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y por los
EEMM de conformidad por lo establecido en los Tratados.
La política común de seguridad y defensa forma parte integrante de la PESC, ofreciéndole apoyo en medios
civiles y militares. La UE recurrirá a dichos medios en misiones fuera de la UE que tengan por objetivo
garantizar el mantenimiento de la paz, la prevención de conflictos y el fortalecimiento de la seguridad
internacional, conforme a los principios de la Carta de las Naciones Unidas.
Para llevar a cabo estas tareas la UE se apoyará en las capacidades proporcionadas por los EEMM, poniendo
a su servicio sus capacidades civiles y miliares, si bien no sustituirán la política de seguridad y defensa de los
EEMM que forman parte de la OTAN.
Está asimismo prevista la creación de la “Agencia Europea de Defensa” (artº 45 del TFUE) que controlará el
desarrollo de las capacidades de defensa, la investigación, la adquisición y el armamento, determinando las
necesidades operativas y reforzando la base industrial y tecnológica del sector de la defensa entre otras
actuaciones.
La cooperación de los EEMM en estos ámbitos fue contemplada en el Título VI del TUE (1992) en relación a
la supresión de las fronteras entre los EEMM respecto a la circulación de personas. Esta actuación implicó en
su día el establecimiento de una frontera exterior común frente a la inmigración procedente de Estados
terceros, así como a una mayor cooperación entre los EEMM en todos aquellos asuntos de política interna
que puedan verse afectados por esta supresión de fronteras.
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La regulación de este espacio ha sufrido cambios desde Maastricht ya que en esta versión del TUE este pilar
era más amplio, quedando regulados en el Tratado de Ámsterdam dentro del pilar comunitario los aspectos
referentes a cooperación en Asuntos de Justicia e Interior en materia civil (JAI)
El Tratado de Lisboa ha unificado la materia que actualmente estaba en el pilar comunitario (ámbito civil),
con el tercer pilar JAI (ámbito penal y policial), creando el Título V denominado “Espacio de Libertad,
Seguridad y Justicia) que se divide en los siguientes capítulos:
a) Disposiciones Generales
Este primer capítulo recoge los Principios propios de la UE como espacio de libertad, seguridad y justicia
dentro del respeto de los derechos fundamentales y de los sistemas y tradiciones jurídicas de los EEMM.
La UE garantiza a través de este capítulo la ausencia de controles de las personas en las fronteras interiores,
desarrollando una política común de asilo, inmigración y control de las fronteras exteriores basada en la
solidaridad entre los EEMM y equitativa en el respeto de los nacionales de terceros países.
Así mismo la UE se esforzará por garantizar un nivel elevado de seguridad mediante medidas de prevención
de la delincuencia, el racismo y la xenofobia y de la lucha en contra de ellos.
Establecerá medidas de coordinación y cooperación entre autoridades policiales, judiciales así como e otras
autoridades competentes, así como estableciendo sistemas de reconocimiento mutuo de resoluciones civiles
y penales.
Se regula en los artº 77 a artº 80 del TFUE estableciendo los objetivos que la UE desarrollará:
- Garantizando la ausencia total de controles de las personas cuando crucen las fronteras
interiores;
- Garantizando los controles de las personas y la vigilancia eficaz en el cruce de fronteras
exteriores instaurando un sistema integrado de gestión en éstas;
- Estableciendo una política común de visados y otros permisos de residencia de corta duración;
- Desarrollando una política común en materia de asilo, protección subsidiaria y protección
temporal destinada a ofrecer un estatuto apropiado a todo nacional de un tercer país que
necesite protección internacional. (artº 78 TFUE);
- Desarrollando una política común de inmigración destinada a garantizar una gestión eficaz de los
flujos migratorios.
La UE desarrollará una cooperación judicial en asuntos civiles con repercusión transfronteriza basada en
el reconocimiento mutuo de las resoluciones judiciales y extrajudiciales, incluyendo la adopción de
medidas de aproximación de las disposiciones legales de los EEMM. Así mismo las medidas irán
encaminadas a la eliminación de obstáculos al buen funcionamiento de los procedimientos civiles.
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c) Cooperación judicial en materia penal
d) Cooperación policial
La UE desarrollará la cooperación policial junto con las autoridades competentes de los EEMM, incluidos los
servicios de policía, los servicios de aduanas y otros servicios con funciones coercitivas especializados en la
prevención y en la detección e investigación de infracciones penales.
Para llevar a cabo esta función la UE contará con el apoyo y el refuerzo de Europol junto con la actuación de
las autoridades policiales de los EEMM especialmente en la prevención de la delincuencia grave que afecte a
dos o más EEMM, del terrorismo y de las formas de delincuencia que lesionen un interés común que sea
objeto de una política de la UE.
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