Corrientes Filosóficas

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CORRIENTES FILOSÓFICAS

Escepticismo
(griego skeptikos: que examina, investiga, critica.) Concepción filosófica que pone
en tela de juicio la posibilidad de conocer la realidad objetiva. El escepticismo
consecuente se suma al agnosticismo y el nihilismo. El escepticismo se propaga más
en los períodos de desarrollo de la sociedad en los que los viejos ideales sociales se
han quebrantado ya, mientras que los nuevos no se han afianzado todavía. Como
doctrina filosófica, el escepticismo surgió en el período de la crisis de la sociedad
antigua (siglo 4 a.n.e.) como reacción a los sistemas filosóficos precedentes que se
valían de los razonamientos especulativos para tratar de explicar el mundo
sensorial, contradiciéndose a menudo los unos a los otros. El escepticismo alcanzó
su apogeo en las doctrinas de Pirrón, Arcesilao, Carnéades, Enestidemo, Sexto el
Empírico y otros. Imitando la tradición de los sofistas, los primeros escépticos
subrayaban el carácter relativo del conocimiento humano y su dependencia de las
distintas condiciones (circunstancias de vida, estado de los órganos de los
sentidos, influencia de las tradiciones y costumbres, &c.). La duda en la posibilidad
de un conocimiento demostrable y reconocido por todos sirvió de base a la
concepción ética del escepticismo antiguo. Los escépticos antiguos predicaban la
abstención de los juicios para lograr la quietud espiritual ( ataraxia) y, con ello, la
felicidad que es precisamente el fin que persigue la filosofía. Pero los escépticos
mismos no se abstenían, ni mucho menos, de emitir juicios y creaban obras en las
que criticaban los dogmas filosóficos especulativos y exponían argumentos a favor
del escepticismo. El escepticismo desempeñó un importante papel en la refutación
del dogmatismo de la ideología medieval. En los trabajos
de Montaigne, Charron, Bayle &c. se ponía en tela de juicio los argumentos de los
teólogos y se preparaba el terreno para la asimilación del materialismo. Por otra
parte, el escepticismo de Pascal, Hume, Kant y otros limitaba las posibilidades de la
razón en general y desbrozaba el camino a la fe religiosa. En la filosofía moderna,
los argumentos tradicionales del escepticismo los asimiló de manera original
el positivismo, que califica de insensatos cualesquiera juicios, generalizaciones e
hipótesis, inaccesibles a la verificación experimental directa. El materialismo
dialéctico reconoce el escepticismo como elemento del conocimiento (duda,
autocrítica, &c.) sin absolutizarlo hasta el rango de concepción filosófica que
deviene en agnosticismo.

Dogmatismo
Dogmatismo se refiere, de un modo general, a la tendencia de asumir ciertos
principios o doctrinas de un modo absoluto y tajante, sin admitir
cuestionamientos.
La palabra dogmatismo es un sustantivo masculino que proviene del latín
dogmatismus, y se compone de "dogma", 'principio', 'pensamiento', y el sufijo -
ismo, que indica que se trata de una doctrina, sistema, escuela o movimiento.
Dentro de otras áreas de conocimiento, como las ciencias, suele hablarse de
dogmatismo para referirse a una serie de postulados o principios que son
innegables.
También se dice que incurre en dogmatismo aquel que pretende que sus
aseveraciones sean tenidas como inobjetables cuando estas carecen de
comprobación práctica o demostración real, de lo cual se desprende el uso
despectivo de la palabra.
Para la religión, el dogmatismo apunta al conjunto de principios o dogmas que
conforma la doctrina cristiana, enseñada y predicada por la Iglesia a sus
seguidores y sustentada en el principio de la fe. Su fundamentación proviene de la
autoridad suprema de Dios y como tal es irrefutable.

Racionalismo
(lat. rationalis.) 1. Doctrina en la teoría del conocimiento que dice que la
universalidad y la necesidad –indicadores lógicos del saber verídico– no pueden ser
deducidas del experimento y sus generalizaciones, sino tan sólo del intelecto mismo
o de los conceptos inherentes a él desde su nacimiento, (teoría de las ideas innatas
de Descartes), o bien de los conceptos que sólo existen en forma de fuerzas
potenciales, predisposiciones del intelecto. La experiencia ejerce cierto influjo
estimulante sobre la aparición de estos conceptos, pero su carácter universal y
necesario incondicional se lo imprimen los criterios del intelecto o las formas
apriorísticas que preceden el experimento y, al parecer, no dependen del mismo. En
este sentido, el racionalismo es contrario al empirismo. El racionalismo surgió como
intento de explicar las particularidades lógicas de las verdades en las matemáticas
y las ciencias naturales matemáticas. Los adeptos del racionalismo
eran Descartes, Spinoza, Leibniz (siglo 17), Kant, Fichte, Schelling, Hegel (siglo
18). La estrechez del racionalismo consiste en la negación de la procedencia
experimental de la universalidad y la necesidad del saber verídico. El racionalismo
absolutiza el carácter incondicional de estos indicadores lógicos y no conoce la
dialéctica de la transición del saber de una universalidad y necesidad menores a la
universalidad y necesidad cada vez mayores e incondicionales. Dicha estrechez fue
superada por el marxismo, que estudia el conocimiento en unidad con la práctica
(Conocimiento, Teoría y práctica). El racionalismo tiene numerosas manifestaciones
en los diversos campos del saber. En estos casos, el racionalismo significa también
la fe en la razón, en la evidencia del criterio razonable, en la fuerza de la
demostrabilidad.
2. En teología, el racionalismo es una corriente, según la cual sólo son admisibles
los dogmas de la fe que el intelecto considera correspondientes a la lógica y a los
argumentos de la razón.

Empirismo
(del griego εμπειρία: experiencia). Teoría epistemológica que considera la
experiencia sensorial como única fuente del saber; afirma que todo conocimiento
se fundamenta en la experiencia y se adquiere a través de la experiencia. El
empirismo idealista (Berkeley, Hume, Mach, Avenarius, Bogdánov, el empirismo
lógico actual, &c.), limita la experiencia a un conjunto de sensaciones o de
representaciones y niega que en la base de aquélla figure el mundo objetivo. El
empirismo materialista (Francis Bacon, Hobbes, Locke y los materialistas
franceses del siglo XVIII) estima que la fuente de la experiencia sensorial radica
en el mundo exterior, que existe objetivamente. No obstante, la contradicción
fundamental entre empirismo y racionalismo no radica en la cuestión concerniente
al origen o fuente del saber: algunos racionalistas están de acuerdo en que nada
hay en la mente que no se haya dado antes en las sensaciones. El punto principal de
la divergencia está en que el empirismo infiere de la experiencia, y no de la mente
misma, el carácter universal y necesario de los conocimientos. Algunos empiristas
(por ejemplo, Hobbes y Hume), influidos por el racionalismo, llegaron a la conclusión
de que la experiencia no es capaz de proporcionar al saber un valor de
universalidad y necesidad. La limitación del empirismo consiste en sobrevalorar
metafísicamente el papel de la experiencia, a la vez que subestima el de las
abstracciones y teorías científicas en la cognición; consiste en negar el papel
activo y la independencia relativa del pensar. Tales insuficiencias han sido
superadas por la filosofía marxista, que examina todos los problemas de la teoría
de conocimiento desde las posiciones de la dialéctica de la práctica
(Conocimiento, Teoría y práctica, Contemplación).

Criticismo
Nombre que Kant dio a su filosofía idealista por entender que el objeto principal
de la misma estribaba en la crítica de la facultad cognoscitiva del hombre. Como
resultado de su crítica, Kant llegó a la negación de la posibilidad de que la razón
humana pudiera conocer la esencia de las cosas. También se da el nombre de
criticismo a otras teorías idealistas subjetivas que limitan la cognición humana y
reconocen como fuente de la misma la experiencia, entendida solamente con un
criterio idealista. Objetivamente considerado, el criticismo ha constituido un
intento de superar, desde posiciones idealistas, las limitaciones del empirismo y
del racionalismo.

Idealismo
Corriente filosófica anticientífica que, contrariamente al materialismo, resuelve
el problema fundamental de la filosofía, el de la relación entre el pensamiento y el
ser, haciendo de la conciencia, del espíritu, el dato primario. El idealismo considera
el mundo como una encarnación de la “conciencia”, de la “idea absoluta”, del
“espíritu universal”. Sólo nuestra conciencia tendría una existencia real, y el mundo
material, el ser, la naturaleza, no sería más que el producto de la conciencia, de las
sensaciones, de las representaciones, de los conceptos.
Se distinguen dos variedades principales de la filosofía idealista: el idealismo
subjetivo y el idealismo “objetivo”. El idealismo subjetivo coloca en la base de todo
lo que existe la sensación, la representación, la conciencia del individuo, del sujeto .
Esta doctrina está vinculada sobre todo al nombre del arzobispo
inglés Berkeley (ver) y niega la existencia, más allá de nuestras sensaciones, de
objetos reales, independientes del hombre, que actúen sobre nuestros órganos de
los sentidos y provoquen sensaciones determinadas. El idealismo subjetivo
desemboca necesariamente en el solipsismo (Doctrina filosófica que defiende que el
sujeto pensante no puede afirmar ninguna existencia salvo la suya propia. ). La práctica
social que nos convence a cada paso de que las sensaciones, las representaciones
del hombre reflejan objetos reales, demuestra, mejor que nada, el carácter
anticientífico del idealismo subjetivo, una de las formas de la filosofía idealista.
Para el idealismo “objetivo”, la base de todo lo que existe está constituida no por
la conciencia individual, subjetiva, sino por una ignorada conciencia “objetiva” y
mística, la conciencia en general: el “espíritu universal”, la “voluntad universal”, &c.,
que según los idealistas “objetivos” existen independientemente del hombre. En
realidad, no existe ni puede existir ninguna conciencia “objetiva”, vale decir,
independientemente del hombre.
El idealismo se halla estrechamente ligado a la religión y conduce de uno u otro
modo a la idea de Dios. Es el auxiliar y aliado fiel de la religión. Lenin indica que el
idealismo es el obscurantismo, más precisamente, “el idealismo filosófico es (‘ más
bien’ y ‘además’) un camino que conduce al obscurantismo clerical a través de uno
de los matices del conocimiento (dialéctico) infinitamente complejo del hombre”
(Cuadernos filosóficos, Ed. rusa). El idealismo tiene sus raíces en la vida social, y
también, en el proceso mismo del conocimiento. El proceso del conocimiento, de la
generalización de los fenómenos, hace posible la ruptura entre la conciencia y la
realidad, la transformación de las nociones generales en un absoluto separado de la
materia y divinizado. Así, hablando de la relación entre las manzanas, peras, fresas,
almendras que existen realmente, y su noción general, el “fruto”, el idealista
“objetivo” coloca ese concepto, que no es más que una abstracción de la realidad,
en la base misma de la existencia de esas manzanas, peras, fresas, almendras. De
modo semejante, el idealismo subjetivo, bajo pretexto de que es imposible conocer
los objetos sin las sensaciones, hace de esta última la única realidad y niega la
existencia del mundo exterior.
La separación del trabajo intelectual y del trabajo manual, la aparición de las
clases y de la explotación, tales son las condiciones sociales que engendran el
idealismo filosófico. La interpretación idealista de los fenómenos de la naturaleza
constituye el hecho principal de los ideólogos de las clases reaccionarias. Así, por
regla general, el idealismo filosófico desempeñó en la historia de la sociedad un
papel reaccionario: combate a las fuerzas del progreso, de la democracia y de la
ciencia.

Realismo
(latín realis.) Método artístico que plasma con la mayor plenitud la naturaleza
objetivo-cognoscitiva y estético-transformadora del arte. El realismo se
caracteriza por el reflejo verídico de la personalidad humana en sus diversas
relaciones con la realidad y por la aclaración con ayuda de la imagen de lo lógico y
típico en la vida. El realismo presupone, además de la veracidad de detalles, una
reproducción verídica de los caracteres típicos en las circunstancias típicas. Los
elementos y tendencias del realismo se manifestaron ya en las primeras etapas de
la historia del arte. Pero como método artístico específico, el realismo se forma en
la época de Renacimiento (M. Cervantes, W. Shakespeare, F. Rabelais y otros),
sigue desarrollándose en la época de la Ilustración (J. Swift, Lessing, Voltaire, &c.)
y adquiere su expresión más acabada a mediados del siglo 19 en el arte del realismo
crítico. El principal énfasis de las obras del realismo crítico (Stendhal, H. Balzac,
Ch. Dickens, N. Gógol, M. Saltikov-Schedrín, N. Nekrásov, L. Tolstói, Schevchenko,
I. Repin y otros), orientado a desenmascarar los vicios de la sociedad burguesa y
feudal, desempeñó un gran papel en el desarrollo de las ideas de la emancipación
social y espiritual del individuo y en el afianzamiento de los ideales sociales
democráticos en la conciencia de la gente. La línea del realismo crítico continúa
también en nuestra época en la labor creativa de muchas figuras progresistas del
arte de los países capitalistas, que se oponen al arte formal y naturalista.
El realismo socialista utiliza fecundamente las realizaciones artísticas del realismo.

Fuente
http://www.filosofia.org/enc/ros/re5.htm

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