Ponencia Blanca Vilchis
Ponencia Blanca Vilchis
Ponencia Blanca Vilchis
A Daniel Vilchis
He hecho mención del pensamiento complejo y a su favor Edgar Morin nos dice
que si bien todavía se encuentra en proceso de elaboración, “permite la emergencia, en
su propio campo, de aquello que había sido hasta ahora rechazado fuera de la ciencia:
el mundo y el sujeto”. Hoy podemos ver como, en las mismas ciencias que antes lo
ignoraron, el sujeto emerge al mismo tiempo que el mundo, sobre todo a partir de que la
autonomía, la individualidad, la complejidad, la incertidumbre y la ambigüedad se
vuelven caracteres propios del objeto (Morin, 2001: 63).
Así, con respecto al tema que nos compete podemos identificar dos grandes
tendencias, una que otorga mayor importancia a los bienes culturales, de donde deriva
el hecho de que la colección y conservación de los mismos sean los fines últimos y la
razón de ser de la investigación; y otra que parte de la crítica a las posiciones
esteticistas y asume el principio de que, para que los bienes culturales puedan decir
algo de sí mismos y de los hombres que los hicieron, deben acompañarse de sus
contextos históricos, políticos y culturales (Pérez-Ruiz, 1998: 96-97). Por lo tanto, los
bienes culturales y su problemática conceptual, se van a vincular con las
predeterminaciones y limitaciones que actúan sobre el público en lo que interpreta
respecto al patrimonio cultural que se le presenta.
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Por lo anterior, tenemos necesidad de pensar al patrimonio cultural como un
metaconcepto operativo y mucho más abarcativo que el que se tiene actualmente, pues
coincidiendo con Mónica Mercuri lo que está construido son diferentes alternativas de
patrimonio que han sido valoradas por distintas disciplinas científicas (de acuerdo a una
tipología del objeto) pero que no tienen una convalidación colectiva (Mercuri, 2002).
Es dentro de este marco que Guillermo Bonfil nos dice, con respecto al
patrimonio cultural, que “no ha sido otra cosa que la selección de ciertos bienes de
diversas culturas en función de criterios esencialmente occidentales” (1991: 131). Así
mismo nos dice que en México, no existió un principio de comprensión y aceptación que
hiciera posible la valoración positiva de la cultura del otro, es decir, al dotar de
significados negativos al patrimonio cultural ajeno, se impidió la constitución de un
patrimonio que se percibiera común. Por lo tanto, Bonfil hace énfasis en la necesidad
de abolir la desigualdad y legitimar la diferencia como vía para superar la visión
negativa que nos lleva a menospreciar otras formas de apropiación del patrimonio
cultural, “al que se le conferirá o no la calidad de bien preservable, en función de la
importancia que se les asigna a los bienes del patrimonio en la memoria colectiva, así
como en la integración y continuidad de la cultura presente” (Rosas Mantecón, 1998:
177-178).
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propuesta hoy es hacer de la cultura y del patrimonio cultural un campo de diálogo y
negociación, de intercambio de experiencias, de conocimiento y reconocimiento mutuo
entre grupos sociales y culturales diferentes (Pérez-Ruiz, 1998; Mercuri, 2002). Donde
diálogo implique el reconocer que vivimos en un mundo plural donde resulta imposible
encontrar una interpretación que supere y sintetice a todas las otras.
Los significados adscritos, implícitos del patrimonio cultural no sólo los señala el
discurso del grupo en el poder ni el discurso de un grupo académico, pues el patrimonio
es una suma de visiones en donde se incluye la visión de un grupo social en su
conjunto. El patrimonio no es unívoco por lo que también debemos reconocer que
existen grupos que le otorgan un significado distinto al patrimonio (llamado de “de
todos” por el discurso hegemónico) y grupos para quienes ese patrimonio no significa
nada. Así se hace necesario ir ubicando diferentes niveles de integración y apropiación
del patrimonio cultural.
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local” (Cruces, 1998: 81) por ello es tan importante ubicar al objeto patrimonio cultural
dentro de un contexto socio-espacio-temporal.
Así, se hace necesario integrar a “los otros patrimonios posibles” a favor de una
nueva construcción de este concepto y dejar de lado la idea de un patrimonio cultural
que nació de la nada como si fuera algo prefijado e indiscutible. Además, “dada la
universalización del concepto de patrimonio cultural en la figura de patrimonio de la
humanidad, el proceso de globalización obliga a cuestionar – desde dentro y desde
fuera – el concepto nacionalista estatal de patrimonio. Así mismo, “obliga al
reconocimiento de la pluralidad cultural existente en el interior de cada país, como un
patrimonio de diversos grupos culturales y comunitarios” (Machuca, 1998: 28).
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hegemónicas como todos aquellos elaborados por los sectores subalternos son
patrimonio cultural.
El futuro del concepto de patrimonio cultural, desde esta perspectiva es, creo yo,
su revaloración cómo un metaconcepto influyente y abarcativo, con la conciencia de
que dicho metaconcepto tampoco ha de llegar a ser definitivo sino operativo, a partir de
la reconcepción e integración del sujeto y del objeto como antagónicos e indisociables a
la vez, constitutivos el uno del otro. Así también, será importante el reconocimiento del
patrimonio cultural como construcción social y como el conjunto de bienes culturales de
una sociedad en tanto sean necesarios para la reproducción social y cultural del pueblo
que los sustenta como propios, fuera del discurso del Estado-Nación y dentro de una
visión integradora donde tengan cabida lo uno y lo múltiple, es decir, tanto el patrimonio
cultural de una etnia o de un grupo hasta ahora marginado, como también lo que
entendemos por patrimonio cultural de un país o de la humanidad entera; lo cual
significa erradicar visiones parciales y modelos excluyentes de la sociedad.
Resultará también necesario conocer mejor cómo perciben sus creadores y, por
lo tanto, usuarios del patrimonio cultural, los objetos y conocimientos del mismo, para lo
cual se podría recurrir, como bien propone Francisco Cruces, a ámbitos y canales de
comunicación más próximos a las realidades que se tratan de abordar en cada
momento de la negociación del patrimonio cultural con el fin de promover la
participación de los diversos sectores que inciden en la formación y transformación, así
como en la protección y manejo, del patrimonio cultural.
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BIBLIOGRAFÍA
CRUCES, Francisco.
1998 “Problemas en torno a la restitución del patrimonio.
Una visión desde la antropología” en Alteridades,
año 8, número 16, Julio-Diciembre.
UAM – Iztapalapa, México.
MERCURI, Mónica B.
2002 “Revisión epistemológica sobre el patrimonio
cultural desde una perspectiva transdisciplinaria”.
Conferencia presentada en la ENAH, División de
Posgrado, México.
MORIN, Edgar.
2001 Introducción al pensamiento complejo
Editorial Gedisa, S.A., Barcelona, España.
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RIBEIRO Durham, Eunice.
1998 “Cultura, patrimonio, preservación” en Alteridades,
año 8, número 16, Julio-Diciembre.
UAM – Iztapalapa, México.